“Te odio Fany y que Dios te perdone, porque yo no te perdonaré nunca… mataste una inocente, mataste a mi niña”, eran las frases desgarradoras con las que despidió doña Luz Marina Márquez a su nieta, la pequeña Nataly Jireh Montoya Márquez, supuestamente muerta tras ser envenenada por una enemiga de la familia.
Entre llanto, desconsuelo y dolor de la consternada familia, la pequeña de ocho años fue velada desde el jueves anterior en una casa de la colonia San Diego, en Talanga, Francisco Morazán.
En una mezcla de sentimientos encontrados, el afecto e indignación motivaron que los lugareños del municipio se unieran en dolor e impotencia por la muerte presuntamente a manos de una mano adulta, en supuesta venganza hacia la familia de la pequeña.
Por tal razón al velorio asistieron decenas de pobladores para darle el último adiós a la infante y solidarizarse con la madre y abuela de Nataly Jireh, alumna del tercer grado en el centro básico “Rafael Pineda Ponce”, de la colonia “3 de Mayo” de Comayagüela, donde supuestamente fue abordada por una adulta que le regaló unos chocolates envenenados.
EN PROCESIÓN
En medio de la dramática situación, al velatorio llegaron diferentes personas, entre ellas evangélicos y católicos para encomendar el alma de la menor.
Ayer a las 10:00 de la mañana, el cuerpecito de la niña fue trasladado en automóvil hacia el cementerio municipal de Talanga, siempre acompañada de decenas de personas, entre ellas familiares, conocidos y amigos de su madre y abuela.
“Ella no tenía nada que pagar, me quitaron a mi Nataly, era una niña indefensa, por qué Diosito me mataron a mi niña”, eran unas de las desgarradoras exclamaciones de Luz Marina Márquez, abuela materna y madre de crianza de la pequeña muerta, mientras observaba cómo subían los restos de la pequeña al automóvil con rumbo al cementerio municipal.
Por la calle principal de la ciudad de Talanga fue trasladado el féretro, observado por decenas de pobladores, comerciantes y visitantes del pintoresco pueblo. En procesión fue llevado el cuerpo por la “Calle del Comercio”, ante la mirada impotente de los “talangueños”.
FRUSTRACIÓN
En ese trayecto, las muestras de indignación y exigencia de justicia afloraron por parte de los pobladores, cuyos comentarios detonaban frustración ante la denuncia de la familia de la pequeña, que indica que la niña murió una hora después de haber ingerido unos chocolates “envenenados” por una mujer enemiga de la familia.
Entre los comentarios, varias personas cuestionaban cómo era posible que existiese una persona “sin corazón” para darle veneno a una niña.
Además, los indignados “talangueños” señalaban cómo era posible que las autoridades policiales y fiscales no hubiesen actuado a tiempo contra Fany Carolina Torres Morales, pese a haber sido denunciada constantemente de agresiones contra la madre y abuela de la niña.
Minutos después la caravana mortuoria llegó al Cementerio Municipal de Talanga. A unos 500 metros del camposanto el féretro con el cuerpo fue bajado del automóvil y llevado en hombros por varios jóvenes originarios de ese sector del país.
Seguidamente los funebreros antes de ingresar al campo santo se hincaron, con el ataúd en hombros, y por ocho minutos estuvieron rezando por el alma de la pequeñita.
GRITOS DESGARRADORES
El pequeño ataúd fue puesto sobre un taburete de cemento, para que fuera visto el rostro de la niña por última vez, por sus parientes, además de otras personas que asistieron acongojadamente al sepelio.
En esos momentos la abuela de Nataly Jireh, doña Luz Marina Márquez, abrió el cristal del ataúd, se aferró a él y gritaba. “Mi niña, cómo me le hicieron esto. Pedimos justicia”, vociferaba con evidente quebranto y, enseguida sufrió varios desmayos.
Media hora después el ataúd con la pequeña dentro fue llevado hasta la tumba donde sería enterrada. Fue allí cuando doña Luz Marina nuevamente reaccionó a gritos y las manos alzadas al cielo exclamó: “Señor por qué mi muchachita no la entierren, maldita hoy sí me destrozaste el corazón, por qué con Nataly si ella no te había hecho nada, ella era mi angelito”.
A esos gritos de desesperación se unió Ana Fabiola Montoya Márquez, madre biológica de la pequeña. Con tremendo llanto repetía constantemente: “no quiero ver a mi hija en ese cajón, saquen a mi Nataly de ese cajón”, y era confortada por varios presentes.
Unos minutos después el ataúd de la pequeña fue metido a la tumba y luego soterrado por varios pobladores de Talanga, quienes no paraban de comentar que se había cometido un crimen contra una menor inocente.
REACCIONES |
SIN CORAZÓN |
Elsa Marina Velásquez (pobladora): “La persona que hizo esto no tiene corazón, porque una ya puede ser muy malo, pero para que le haga esto a una criatura es que no tiene corazón y pobre con su conciencia por lo que ha hecho”. |
INDEFENSA |
Maryorie Estrada (pariente de la niña): “Las autoridades deben investigar a fondo esta muerte, porque es indignante lo que han hecho con la pobre niña, quien era una persona indefensa y si tenía problemas con los papás, con ellos debía arreglarse y no meterse con la niña”. |
“ES ESTAR LOCO” |
Iris Patricia Pineda (pobladora): “Yo tengo mis hijos y yo como madre no sé cómo reaccionaría a esto que le está pasando a esta familia, porque meterse con una niña es estar loco, porque los niños no tienen la culpa de los errores que cometen los padres”. |
“CUENTAS AL CREADOR” |
Miguel Ángel Alvarado: “Solo el de arriba hará pagar por esta injusticia y con el Creador se saldarán cuentas, porque las autoridades terrenales y la Policía ya vimos que nunca actuaron para que no fracasara la niña”. |