Iruñea - Tan certeras que casi dan miedo, las viñetas de Forges son extractos de la cruda realidad que, tamizadas por punzadas de humor, se convierten en alunizajes al escaparate de la vida. Sus dibujos son la prolongación de un cerebro coherente que ha hecho del sentido común su mejor arma. Si sus viñetas fueran la Biblia de nuestros políticos, algo mejor nos iría...

Con más de 80.000 viñetas a sus espaldas, es uno de los más fieles notarios de la peculiar sociedad española en los últimos 50 años. Un periplo histórico al que ha puesto su especial toque de humor, que quizá el pueblo necesita para darse cuenta de la realidad...

-Exactamente. El humor es una forma del recuerdo y la memoria... Dicen que el sentido del humor es muy importante para tener una forma de conocimiento de uno mismo, aunque yo no sé mucho de estas cosas... Lo que sí creo cierto es que en momentos determinados, la solución es el humor; es decir, en las situaciones complicadas, la dificultad produce una actividad cerebral mayor y es cuando surge el humor, que no es más que una actividad benéfica y benefactora.

¿Qué diferencias encuentra entre aquella sociedad que retrataba hace treinta o cuarenta años y la actual?

-A la hora de hacer el libro recopilatorio de los 50 años de profesión, me di cuenta de que los dibujos de hace 40 años prácticamente se podían publicar ahora. Simplemente cambiamos los pantalones, de la pata de elefante al pitillo pasando por las bermudas, pero las piernas son las mismas. Hay cosas en las que innegablemente se ha avanzado, como la salud universal o el papel de la mujer en la sociedad; ambas cuestiones han sufrido un vuelco espectacular, aunque quedan muchas cosas por hacer. Por otra parte, hay una frase definitoria en este sentido que no existe en ninguna otra lengua que no sean las ibéricas: No, si ya veras tú cómo... ¿Esto qué quiere decir? Que a ti se te estropea el coche, lo llevas al taller y te dicen que vuelvas el jueves para recogerlo. Y ese jueves, cuando vas andando al taller, vas diciendo: No, si ya verás tú cómo... el coche no está arreglado (risas). Bien, pues esta frase no se puede decir en inglés, pero tampoco en italiano, que es lo sorprendente, ya que los italianos son como los españoles, pero con marketing (risas). ¿Y por qué no se puede decir en italiano? Porque a los italianos les dicen que vuelvan el jueves y directamente no van el jueves (risas).

Las viñetas de los periódicos se han convertido en muchos casos en los mejores editoriales de los periódicos, con una capacidad de llegar al lector muy superior a los propios editoriales. Sin embargo, al cómic aún se le considera un arte menor...

-Lo que sucede es que estamos y vamos hacia una época de titulares. Y, en realidad, la viñeta es un titular. A esto hay que sumarle las redes sociales como Twitter, que te da 140 caracteres con los que puedes hacer cosas increíbles, ¡yo llegué a resumir El Quijote en un tuit! Ahí es donde se está demostrando la potencia que tiene el sentido del humor para crear conocimiento en la gente a través de la redes sociales. A mí me gustaría que la gente las utilizara de verdad para ofrecer al resto todo lo que lleva dentro, es decir, que no solo sean quejas... Está muy bien quejarse, pero hay que hacerlo con un cierto empleo de neuronas que generen un sentido del humor o un asombro en el espectador, que le identifique con lo que se está diciendo.

Quizá lo que sucede es que las nuevas generaciones, aferradas a las redes sociales, han dejado a un lado la lectura, incluidas las viñetas.

-Depende. Mis hijos, que son bastante más jóvenes que yo (risas), aunque parezca extraño son lectores contumaces y empedernidos, y mis nietos, que es más complicado aún, son lectores contumacérrimos. Lo que sucede es sencillo, cuando nacemos, empezamos a vivir y a respirar una familia, y eso es lo que vas a ser. Yo esto lo veo muy claro cuando voy a los restaurantes y me encuentro con niños gritando y corriendo, de hecho llegué a hacer un chiste de ello, y es que necesitaríamos crear un nuevo empleo: el de abofeteador de padres con niños gritones. Los pobres niños no tienen nada que ver, ¡qué van a hacer si no les dicen nada!

Una época de crisis como la que estamos viviendo, para un humorista gráfico será un auténtico filón...

-Nosotros, los que somos mayores, hemos vivido momentos muy complicados. Cuando tenía 8 años, podía ir por la calle, en Madrid, y veía gente que se estaba muriendo de hambre, tumbada en el suelo. Y gente que venía a traerle un mendrugo de pan, él se lo comía, poco a poco se restablecía, volvía a andar y de nuevo se caía... Tampoco había Samur ni servicios de asistencia social, tampoco había supermercados que generaran sobras diarias, ¡las papeleras estaban vacías! No había nada para comer. Esto es una forma de entender las crisis. En la actual, hay gente que lo está pasando fatal, pero ese nivel es sensiblemente más alto porque la sociedad es más sólida. Sé que esto a alguien que está sin trabajo y que no llega a fin de mes le parecerá una chorrada, pero, por ahora, y si votamos adecuadamente, conseguiremos que si nos da un parrús podamos ir tranquilamente a la sanidad pública y nos curen.

¿El hecho de no haber alcanzado ese límite ‘fatal’ es lo que provoca que la sociedad no se movilice?

-Por supuesto. Creo que hemos dejado en manos de los políticos la labor colectiva de seguir adelante... Mucha gente dice: “Es que los políticos...”. No, los políticos no, ¡estos políticos! Esta clase de política es la que no es buena, necesitamos otra política y otros políticos; pero no todos los políticos actuales son descalificables, algunos no entran en el juego de lo establecido y automáticamente, no cuentan, no tienen cancha y ni se les oye. A mí lo que me da pena es algo evidente: que juntos podemos hacer muchas más cosas que separados. Y aquí seguimos con el viejo truco del centrifuguismo, es de cachondeo... Todos los pueblos son centrípetas, es decir, se reúnen y se juntan, menos aquí, que todos los pueblos nos reunimos y nos separamos.

Elegir una viñeta de 80.000 casi resultaría ofensivo, pero seguro que guarda especial recuerdo de alguna que provocó un gran impacto social.

-Si te refieres a éxitos, entre comillas, recuerdo una, en la guerra del Golfo, en la que aparecían, por un lado, Sadam Husein, Kim Jong-il, Fidel Castro y Gadafi con el subtítulo de Eje del mal. Por otro lado, aparecían Tony Blair, Jacques Chirac y George Bush con el subtítulo de Eje del bien. Y en tercer lugar, se veía al señor Aznar con un subtítulo que ponía Aserejé. Fue un chiste muy celebrado que llegó a utilizarse hasta en el Parlamento.

Tenemos una actualidad muy candente, desde Catalunya hasta el Toro de la Vega, o el propio Bárcenas, que ya casi es noticia porque no se sabe nada de él...

-Es que hay un nuevo sistema de información que se llama Barcenismo, se trata de una técnica periodística que consiste en hablar de la inmortalidad del cangrejo, si es necesario, antes de saber qué es lo que pasa con Bárcenas. Y por cierto, ¡menuda la que se ha montado con el chiste que hice del Toro de la Vega!