Independencia y federación de Chiapas a México
Palacio de Gobierno y estatua de Miguel Hidalgo. Cortesía

(Primera de tres partes)

AntecedentesLa provincia de Chiapas pasó a depender del Gobierno y Capitanía General de Guatemala en 1532 por acuerdo de la segunda Real Audiencia de México. Después de algunos vaivenes, Chiapas decide, en 1821, proclamar su independencia tanto de la Corona Española como de la propia Capitanía General de Guatemala. La provincia chiapaneca había estado adscrita durante casi tres siglos a la Capitanía General de Guatemala junto a las hoy repúblicas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.

La gesta histórica del 19 de abril de 1813, librada en las cercanías del entonces pueblo de Tonalá, Chiapas, perteneciente a la antigua Intendencia de Ciudad Real de Chiapas, de la Capitanía General de Guatemala, ha sido abordada por diversos investigadores y cronistas municipales, sin que hasta ahora se haya podido agotar el tema ni clarificar documentalmente el triunfo de las fuerzas insurgentes mexicanas sobre las fuerzas realistas guatemaltecas.

Sobre esta memorable batalla, la única por cierto que se libró en plena época independentista mexicana en terrenos chiapanecos, algunos investigadores la bautizaron como la “Batalla de la Chincúa”, por lo escarpado del lugar en que se libró la batalla, sin que se le haya podido precisar histórica y geográficamente.

La batalla del 19 de abril de 1813 fue una lucha feroz entre los ejércitos realistas guatemaltecos y los insurgentes mexicanos; el primero encabezado por el teniente coronel Manuel Dambrini y el segundo por el mariscal de campo Mariano Matamoros. Cabe destacar que el pueblo de Tonalá participó directamente en esta batalla con 100 milicianos que se sumaron a las fuerzas realistas de Dambrini. El primer ejército estaba mal armado, poco organizado y muchos de sus integrantes fueron voluntarios a la fuerza; mientras el segundo estaba integrado por milicianos disciplinados, armados, equipados y uniformados.

El capitán general de Guatemala, don José de Bustamante y Guerra, fiel a la Corona española, había enviado al italiano teniente coronel Manuel Dambrini para combatir a las fuerzas insurgentes comandadas por don José María Morelos y Pavón, que habían tomado la ciudad de Oaxaca el 25 de noviembre de 1813, como parte de la guerra de independencia de la Nueva España. Los objetivos de Bustamante fueron dos: el primero defender los intereses de la Corona Española en la Nueva España; y el segundo, evitar la contaminación insurgente entre los centroamericanos. Por tal motivo, había enviado al teniente coronel Dambrini a finales de diciembre de 1812 como comandante de la Séptima División Auxiliar de Guatemala en Tehuantepec, con 250 hombres a su mando, más 100 que se le sumaron en su retiro de Tonalá.

Ya estando en territorio mexicano, Dambrini tiene su primer triunfo sobre las fuerzas insurgentes en la Batalla de Niltepec, el 25 de febrero de 1813; después gana la Batalla del Callejón de Niserindami; y el 30 de marzo, en las cercanías de la Villa de Tehuantepec vence a 500 insurgentes voluntarios. Sin embargo, el 13 de abril del mismo año, Dambrini abandona la Villa de Tehuantepec al tener noticias de que se acercaban para atacarlo las fuerzas insurgentes de don Mariano Matamoros, quien venía al frente de 1,500 soldados. Al día siguiente llega Matamoros y ya no encuentra a las fuerzas realistas guatemaltecas. Deciden descansar ese día, y el jueves 15, Matamoros va en busca de Dambrini, mismo que es alcanzado en la tarde del domingo 18 cerca de la frontera de los reinos de la Nueva España y Guatemala (Dambrini había recorrido los pueblos de Tehuantepec, Juchitán, Jiltepec, Zanatepec y Tapanatepec, e iba con rumbo a las haciendas de Dolores y Calera, para llegar al pueblo de Tonalá). Las fuerzas realistas comandadas por Dambrini, gran estratega militar, rechazan el ataque de las fuerzas insurgentes, y continúan su camino hacia Guatemala. El día lunes, Matamoros nuevamente les da alcance a los realistas, mismos que ya no pudieron rehuir el combate.

La Batalla de Tonalá del 19 de abril de 1813

La batalla se da el 19 de abril de 1813, a las tres de la tarde, en el “Portillo de las Huertas”, el antiguo camino montañoso que iba a la serranía “La Gineta”. Ya para entonces se le había unido el teniente de lanceros Esteban Figueroa con un grupo de voluntarios. Asimismo, ese día, a las 9 de la mañana, había llegado el cura de Tonalá, don Luciano Figueroa, al frente de 100 tonaltecos mulatos voluntarios para auxiliar en su retirada al teniente coronel Manuel Dambrini. Durante tres horas se da un intenso tiroteo entre las fuerzas realistas guatemaltecas y las fuerzas insurgentes mexicanas. Dos columnas de valientes guerreros se enfrentaron entre sí. La lucha fue rápida, anárquica y desorganizada en terrenos rocosos. La táctica de guerra de guerrillas utilizada por los insurgentes les resultó positiva.

Los realistas, al verse perdidos, huyeron entre la zona boscosa para tratar de reagruparse en territorio guatemalteco y continuar la lucha, mismos que fueron perseguidos por la caballería de Matamoros, pero por lo difícil del terreno no les pudieron dar alcance. En la batalla, don Mariano Matamoros, discípulo de Morelos, fue herido en una pierna. Siete tonaltecos fueron hechos prisioneros. No hubo muertos, solo dos heridos. El 25 de abril de 1813, al frente de su ejército, el mariscal de campo Mariano Matamoros hizo su entrada triunfal al pueblo de Tonalá, Chiapas. Las armas del Ejército mexicano se vistieron de gloria. Por el triunfo de la Batalla de Tonalá, el general José María Morelos y Pavón ascendió a don Mariano Matamoros al grado de teniente general del Ejército Insurgente. En síntesis, esta fue la única batalla independentista que se libró en territorio chiapaneco entre insurgentes mexicanos y realistas guatemaltecos, sin que Chiapas tuviera una participación directa en el movimiento de independencia de la Nueva España.

Los primeros pasos para la Independencia

El 23 de agosto de 1821, fray Ignacio Barnoya, cura coadjunto de la feligresía de Comitán y capellán de las tropas, visita en su domicilio particular a don Matías Ruiz, capitán de la Suprema Compañía y Comandante Accidental del Escuadrón de Húsares de la ciudad de Santa María Comitán, con el objeto de solicitar el auxilio de sus soldados en la proclamación de la independencia de la citada ciudad de Comitán. Matías Ruiz acepta dar el apoyo solicitado, ofreciendo a la causa, además, su persona y sus bienes. Para entonces, fray Ignacio Barnoya ya contaba con la solidaridad de más de cien comitecos. El movimiento independentista estaba bajo la acertada dirección del doctor y maestro fray Matías de Córdoba, cura párroco de la ciudad de Comitán.

El 28 de agosto, los síndicos del Ayuntamiento de la ciudad de Comitán, Miguel José Ortiz y Victoriano Cancino, solicitan se trate en sesión de cabildo lo relativo al movimiento independentista de México que amenazaba con llegar hasta Centroamérica. La sesión sería para encontrar la manera de “impedir la venida del ejército, evitando así tanto los gastos, cuanto la aflicción que causaría a estas pacíficas gentes la vista de las armas”.

En la solicitud de los síndicos mencionan: “Que es cosa pública el hallarse un poderoso ejército en la provincia de Oaxaca, cuyo objeto es la Independencia del Septentrión de América, bajo los principios cristianos y pacíficos que publicó el Sr. (Agustín de) Iturbide en Iguala, y los que constantemente se han sostenido en todos aquellos lugares que se han rendido de las tres garantías”. Para ello proponían que este asunto se tratara “con la mayor madurez y detención, consultando a los jefes y a los ayuntamientos”.

En este mismo día, a solicitud de los síndicos se realiza, en la Sala Capitular, la primera sesión extraordinaria de cabildo en la que estuvieron presentes Pedro Celis, alcalde primero del Ayuntamiento Constitucional de la ciudad de Santa María Comitán; Ignacio Ruiz, alcalde segundo; Domingo Antonio Solórzano, Manuel Gordillo, Juan García, Ricardo Armendáriz, Manuel Ulloa, José Castañeda y Mariano Solórzano, regidores; Victoriano Cancino y Miguel José Ortiz, síndicos. Se dio lectura a la solicitud de los síndicos, que consistían en analizar la expansión del movimiento independentista de la Nueva España que amenazaba con llegar hasta esta ciudad, a lo que los integrantes del Ayuntamiento manifestaron que este asunto no sólo debería ser tratado por los habitantes de Comitán sino también por toda la provincia de las Chiapas y por la propia Guatemala. Por ello, propusieron escuchar la opinión de don Matías Ruiz, comandante accidental del Escuadrón de Húsares de la ciudad de Comitán, al M.R.P. cura párroco fray Matías de Córdoba y religiosos fray Juan Perrote y fray Ignacio Barnoya, a los empleados públicos y a la gente distinguida del lugar. Se acordó celebrar una nueva reunión en la tarde con la presencia de las personas mencionadas. Una vez escuchada la opinión general de la concurrencia ya se podría tomar una decisión sobre la problemática planteada por los síndicos.

Fue así como el día 28 de agosto por la tarde se efectúa, en la Sala Capitular, la segunda reunión extraordinaria de Cabildo con el objeto de analizar la problemática planteada por los síndicos Victoriano Cancino y Miguel José Ortiz. Además del Ayuntamiento en pleno, se encontraba en la Sala Capitular fray Matías de Córdoba, fray Juan Perrote, fray Ignacio Barnoya, capitán Matías Ruiz, Gabriel José Ortiz, José Castellanos, Mariano Culebro, Francisco de Villatoro, Gervasio Tovar, Juan Crisóstomo Hernández, José Albores, Domingo García, Cándido de Solórzano, Manuel Domínguez, José Benito Ortiz y Marcial Camposeco, secretario del Ayuntamiento. Después de analizar y discutir, durante dos horas, el tema de la Independencia de la Nueva España y sus posibles repercusiones tanto en la provincia de las Chiapas como en la misma Guatemala, se acordó unánimemente poner bajo la protección del gobierno mexicano a la ciudad de Comitán y sus contornos, y de ser posible declararla independiente. Asimismo, se acordó celebrar después de un breve receso, una nueva sesión de cabildo para analizar las propuestas recibidas en esta reunión de consulta que se tuvo con los empleados públicos, representantes del clero y de la milicia, ya que había consenso para declarar la independencia de la ciudad y su comprensión.

Continuará.