Opinión

La Corona y la Iglesia Anglicana

En 1534, Enrique VIII se proclamó cabeza de la Iglesia en Inglaterra porque Paulo III le negó el divorcio con Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena, y esta ruptura llevó a la muerte a su canciller, Santo Tomás Moro en 1535 y al cardenal Juan Fisher.

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Inglaterra era católica. El Arzobispo de Canterbury, en Inglaterra, es el más antiguo los obispos anglicanos al haber sido nombrado como primer obispo de los ingleses en el 600 d. C, por el Papa Gregorio “El Grande (590-604)”, quien desde el año 595 envió misioneros a los anglosajones para conversar la conversión de Inglaterra.

En 1867, todos los obispos anglicanos se reunieron en el Palacio de Lambeth, convocados por el Arzobispo de Canterbury, y se constituyó un consejo consultivo que intenta llegar a acuerdos comunes.

En 1908, Paul Wattson, un anglicano converso al catolicismo, invitó a cristianos de distintas confesiones a dedicar desde cada 18 de enero hasta la festividad de la conversión de San Pablo, el 25 de enero, una semana para orar por la unidad de todos los cristianos.

En 1966, expertos en Biblia y en liturgia del Consejo Mundial de Iglesias y del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, prepararon un texto común para orar por esta unidad, y desde entonces, cada año se prepara un texto diferente en el que participan distintas iglesias.

Por su parte, en Reino Unido, la Conferencia de Lambeth se realizada cada 10 años, y es la reunión cumbre de la Iglesia Anglicana. En el mundo hay 70 millones de anglicanos, organizados como fraternidad de iglesias descentralizadas y divididas en 38 Provincias autónomas que abarcan 160 países, y no tienen una sola autoridad, como es el caso del cristianismo que ven en el Papa la cabeza temporal de la Iglesia católica.

El Arzobispo de Canterbury preside la Conferencia de Lambeth, y las resoluciones que se toman las turna a la Corona, para que, en su calidad de Jefe de la Iglesia de Inglaterra, las da a conocer, pero no a manera de imposición, sino respetando a la Conferencia como un órgano consultivo.

El anglicanismo se define como una religión “diversa y rica, arraigada más en la tolerancia y en la diversidad, y apelando más a la conciencia de cada uno, para descubrir la fe y formarse cada quien como cristiano… Se busca la unidad en lo esencial no la uniformidad, un cristianismo dinámico para cada cultura; el Reino de Dios en medio de los conflictos y desafíos de los tiempos”.

Algunas controversias han causado la separación de los anglicanos, por ejemplo, en la Conferencia de Lambeth de agosto de 1998, en la que participaron 700 obispos, el 80 por ciento de ellos reafirmaron su creencia en las enseñanzas bíblicas sobre la homosexualidad, enfatizando lo sagrado de la expresión sexual, “diseñada para ser disfrutada por esposo y esposa dentro del matrimonio”.

Ya es una tradición el que las esposas de los obispos también participan en la Conferencia y a esta reunión encabezada se le conoce como “The Lambeth Spouses Conference”, y tiene lugar de manera independiente pero simultánea.

El Arzobispo de Canterbury invita personalmente a los obispos y a sus esposas para participar en estas cesiones de trabajo, y en ambos casos, los grupos son organizados de acuerdo con el idioma y con la necesidad de representar la variedad cultural dentro de la Comunión Anglicana.