Nuevos trabajos, ascensos, un anuncio de matrimonio, un bebé en camino o un colega que se va del país. ¿Deberíamos abrazar en el trabajo, incluso cuando la situación lo amerita?

Bien, es complicado.

“No quiero vivir en un mundo donde penalizamos el abrazar en el lugar de trabajo”, asegura Denise Dudley, una especialista en psicología del comportamiento. “Pero también necesitamos un mundo donde todos nos sintamos cómodos”.

En la era del #MeToo, los empleados están prestando más atención a sus acciones en sus lugares de trabajo.

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“En 2019, hay ciertas cosas -incluyendo actos físicos como abrazar- que ya no deberían ser un tema”, afirma Mike Schimdt, un abogado laboral en la firma Cozen O’Connor en Nueva York. “Simplemente no vale la pena el riesgo”. 

Pero las personas tienen diferentes niveles de comodidad a la hora del contacto físico. Algunos dan abrazos naturalmente, mientras otros solamente abrazan a sus seres queridos y no quieren ser tocados por nadie en la oficina. 

Leer el entorno

Diferentes industrias y lugares de trabajos tienen diferentes culturas cuando se habla de abrazar.

“Las personas necesitan ser socialmente comprensivas y culturalmente atentas”, explica Jodi Smith, presidente de etiqueta de la firma Mannersmith.

Ella dice que, en general, son más las industrias conservadoras como finanzas o la banca las que no abrazan en la oficina, mientras que otras industrias como servicios u hospedaje tienen a ser más abiertas a tocar.

Donde trabajas también juega un rol. 

“En Nueva York y Boston no hay muchos abrazos como los verías en el sur de California”, ejemplifica Smith.

Tener las dinámicas de poder en mente

Una persona en posición de poder debe evitar dar abrazos. 

“Una persona de alto rango casi nunca debe tener la iniciativa de abrazar a una persona de menor rango”, propone Smith.

Preguntar si está bien dar un abrazo tampoco alivia en nada la presión.

“Es muy probable que no se sientan cómodos diciendo ‘no, no me puedes abrazar'”, sostiene.

Los abrazos entre dos colegas del mismo nivel jerárquico tienen a ser más aceptables si están presentas las señales apropiadas.

“Si una persona no tiene ninguna influencia sobre el desempeño del otro, no firma un cheque ni un bono, y no estás involucrado en la vida del otro, puedes darle abrazos”, señala Smith.

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Ver las señales

Si estás tratando de definir cuándo dar un abrazo y cuándo no, mira las pistas que indican si los receptores están abiertos a eso.

Evitar el contacto visual o mirar de manera amenazante -como advirtiendo que no hay que acercarse- puede ser una señal de que la persona no quiere ser abrazado, dice Dudley.

También puede ser una señal el mirar hacia abajo o poner los hombros rígidos. 

“Si el cuerpo de la persona está muy cerrado en sí mismo, los brazos están a los lados y los hombros un poco levantados, un abrazo podría no ser bienvenido”, dice Smith.

Fijar tus propias expectativas

Si no eres un abrazador y estás preocupado de que alguien no está seguro de cómo felicitarte, derechamente levanta tu mano para dejar en claro que prefieres un apretón, dice Karen Elliott, una abogada laboral de Eckert Seamans.

“Fui hacia alguien que conocía bastante bien y podría decir que estaba preguntándose si debería o no ir por un abrazo. Pude ver la confusión, así que inmediatamente extendí mi mano… pude ver el alivio”, explicó.

Otras formas de mostrar calidez

Hay otras maneras de mostrar camaradería o aprecio en el lugar de trabajo.

Puedes intentar una variación de una brazo o un apretón de manos ofreciendo un apretón de manos regular y, luego, poner la otra mano encima de la del receptor para cubrirla, sugiere Smith.

“Puedes también intentar pararte al lado de la persona y poner un brazo en su hombro, dando un pequeño apretón, así no tienes esa cosa cuerpo-a-cuerpo”.

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