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      El ingeniero agrónomo que dejó todo para irse a Estados Unidos y no piensa en volver a la Argentina

      Joaquín Oliverio y su mujer (también agrónoma) recién habían terminado de construirse su casa, pero decidieron irse. Siete años después, recuerda aquella migración, cuenta qué hace y compara allá y acá.

      El ingeniero agrónomo que dejó todo para irse a Estados Unidos y no piensa en volver a la ArgentinaJoaquín Oliverio hace 7 años que se fue hacia Estados Unidos. Aquí, posando en un lote que se siembra sobre camellones y se riega entremedio

      En un país como Argentina (inestable, con historias de padres y abuelos que han quebrado o tenido que dejar la actividad), muchos agrónomos, a pesar de la riqueza ambiental, sueñan de purretes con un futuro fronteras afuera que les de no sólo la posibilidad de trabajar, sino de hacerlos in sobresaltos. Este no es el caso de Joaquín “Chala” Oliverio, un agrónomo de familia de productores que abrazó la actividad desde chico, cuando acompañaba a su padre o pasaba el verano en un campo familiar en Trenque Lauquen. Sin embargo, hace siete años está viviendo con su familia en Arkansas. ¿Qué lo motivó a irse? ¿Qué hace allá? ¿Qué cultivos producen? ¿Volvería?

      “Desde la primaria que supe que quería ser agrónomo, nunca lo dudé, así como también jamás pensé que me iba a ir porque siempre confié en el potencial de Argentina, que es un país hermoso para trabajar en el rubro agropecuario y, por mi padre, que tuvo un paso por la función pública, siempre me identifiqué con la idea de hacer cosas por mi país”, contó Oliverio a Clarín Rural, que en 2013, cuando tenía 31 años, recibió una propuesta para irse a Arkansas, lo meditó con su mujer, María Olmos, que también es agrónoma, y decidieron irse.

      La historia de Oliverio vinculada al campo no es sólo de trabajo y vocación. También significa alegría y vínculo familiar. “Mi viejo (Gustavo) es agrónomo, fue asesor CREA muchos años (N de la R: Gustavo Oliverio, el coordinador de la Fundación Producir Conservando) y me acuerdo cuando éramos chicos y lo acompañábamos al campo con toda la familia, pero además, mi abuelo materno también tenía un campo en Trenque Lauquen al que íbamos todos los veranos”, relató Oliverio.

      Roturado del suelo.Roturado del suelo.

      El tío de Oliverio “un segundo padre para mí”, se hizo cargo de ese campo en el que se hacía agricultura y ganadería. “En los 90 mis hermanos y yo le dimos una mano en arrancar con un tambo”, recordó.

      Oliverio es el tercero de seis hermanos. El mayor, que le antecede, también agrónomo (Francisco). “Mi mamá falleció cuando éramos chicos, somos tres hermanos de ese matrimonio, luego mi padre se volvió a casar y tengo tres medio-hermanos”, explicó Oliverio.

      Derrotero laboral hasta Arkansas

      Cuando se recibió de ingeniero agrónomo en la Universidad de Buenos Aires, Oliverio trabajó en Adecco un año, “una escuela espectacular”. “En 2005, empezamos con mi hermano a trabajar independiente, administrando campos de terceros, trabajé con 6-7 empresas haciendo base en Pehuajó y de ahí iba a sur de Córdoba, La Pampa y Buenos Aires”, relató.

      En 2013 estaba manejando unas 10.000 hectáreas que tenían la particularidad de ser en campos alquilados que había que negociar. “Se vencía el contrato de alquiler del 80% de los establecimientos ese año y los números no daban, iba a ser difícil renegociar, esa situación se vinculó con que un año antes, un amigo se había venido a Arkansas a manejar unos campos y yo le había dicho, en chiste, ´si necesitas a alguien chiflá´… en junio de 2013, me llamó y me dijo que quería llevar ingenieros argentinos para para manejar campos de Arkansas”, contó Oliverio. Y prosiguió: “En octubre me junté con el dueño argentino de esa empresa norteamericana, cerramos y en enero de 2014 estaba en Little Rock”.

      riego de arroz.riego de arroz.

      El matrimonio tenía una nena de dos años y medio y un pequeño de seis meses, y hacía tres meses que habían terminado de hacerse la casa propia en Pehuajó después de más de dos años. La decisión parecía alocada, pero se animaron. “Ya vinimos con la idea de quedarnos un tiempo largo, porque sabíamos que la adaptación, cuando uno hace estos cambios, es de por lo menos dos años”, recordó Oliverio.

      ¿Qué representa Arkansas en agro?

      Comparado con otros estados como Iowa o Illinois, el corazón del cinturón maicero, Arkansas no es un estado importante en términos agrícolas. Oliverio calcula que debe ser el 10º estado en producción de soja y el 12º o 15º en maíz. Sin embargo, para el Estado de Arkansas en sí mismo, lo que genera la producción agropecuaria es importante.

      “La parte de producción costea el río Misisipi, al este del Estado (N de la R: uno de los principales efluentes es el río Arkansas, que va de este a oeste y pasa por Little Rock, la ciudad donde está Oliverio), que son tierras que se le ganaron al río en los años 20, cuando hubo una gran inundación e hicieron un terraplén que luego canalizaron para los lotes que empezaron a sembrar”, contó Oliverio.

      Se siembran todos los cultivos, principalmente algodón, soja, maíz y es el Estado número 1 en producción de arroz largo de Estados Unidos. El arroz es muy importante para Arkansas. Otra producción importante es la de pollos, sea para consumo de carne como para huevos.

      Little Rock, donde vive Oliverio, es la capital del Estado, tiene una población cercana a los 200.000 habitantes, y está identificada con los parques nacionales. “Cada Estado tiene su apodo acá y Arkansas es el ´Estado Natural´, porque está lleno de parques nacionales”, comentó Oliverio. También se lo conoce como el “Estado de los osos” y el apodo oficial es “Tierra de oportunidades”

      ¿Cómo es el trabajo en EE.UU.?

      Oliverio trabajó un año y medio para la empresa que lo había llevado inicialmente. Hoy trabaja para un fondo de inversión americano (Fall Line Capital) que se dedica a comprar campos y desarrollarlos gestionando lo necesario para ponerlos en marcha. Luego se lo alquilan a productores locales. El objetivo es descubrir una productividad aún sin explotar en tierras agrícolas.

      “Es una empresa relativamente chica, yo me encargo de todo lo que tiene que ver con la selección y análisis de los campos, así como de la negociación para adquirirlos y la búsqueda de productores para que los alquilen”, relató Oliverio. Actualmente tienen en marcha unas 16.000 hectáreas distribuidas entre los estados de Arkansas, Louisiana (al sur de Arkansas) y Misisipi (al este).

      Acá valoran nuestra capacidad, la de los latinoamericanos, no sólo los argentinos, para hacer todo tipo de cosas, porque el americano promedio está estructurado para hacer sólo lo que le corresponde, en cambio nosotros somos multifacéticos, hacemos un poco de todo y nos adaptamos”, relató Oliverio.

      Y ejemplificó: “En Argentina era agrónomo siguiendo los cultivos, psicólogo con el contratista, gerente de logística, etc. cuando venís a un país ordenado y todo es simple tu foco se te achica, pero nosotros tenemos una ventaja respecto del americano porque tenemos una capacidad de trabajo mucho mayor que el promedio acá”.

      En este sentido, al poner bajo la lupa a Estados Unidos como país y en lo productivo, Oliverio contó: “Llegás a un país que todo funciona y es ordenado y te obliga a ser más metódico”. Y agregó: “Los últimos años aprendí a ver un campo no sólo con producción sino cómo se le puede agregar valor a la tierra con inversiones teniendo en cuenta las tecnologías que hay disponibles para hacer esos análisis, gestionando toda esa información”.

      Oliverio advirtió que al principio hay un choque cultural inevitable y si, como en su caso, tiene gente a cargo, “cuesta que te tomen confianza siendo extranjero”. En su caso, parte de eso se facilitó porque el dueño de la empresa a la que se incorporó era argentino.

      De Pehuajó a Little Rock

      El paisaje productivo y la gestión de la producción en Arkansas es totalmente lo opuesto a lo que Oliverio hacía en Pehuajó, donde, claro, la siembra directa es la estrella del equipo, con cultivos de cobertura, contratistas formando parte de la ecuación, además de un contexto económico muy diferente para el sector en general.

      En Arkansas la labranza es infernal, tenés campos muy planos y están todos nivelados a precisión porque casi todos usan riego por inundación por surcos, por eso, se siembra sobre camellones y se riega entremedio”, contó Oliverio. Y agregó: “Otra diferencia es que los farmers tienen casi todo el parque de maquinaria por lo que la figura del contratista casi no existe, salvo alguno muy sobredimensionado que preste servicios afuera una vez que termina lo suyo”.

      Claro está, el farmer no vive con la inquietud y los problemas del productor argentino. “El 95% de los productores acá siembra con plata prestada de los bancos, el banquero es una figura muy importante para el farmer, el que toma la decisión económica al final es el banquero que cuantifica el margen bruto del farmer y le pone los números en una planilla”, contó Oliverio.

      Quien advirtió: “La media de los farmers no sabe bien cuánto gasta y en qué, me ha pasado de ver productores muy buenos con producciones de maíz de 12.000–15.000 kilos/ha promedio que cuando les preguntás por los números sacan un papel y empiezan a hacer cuentas, algo que un par argentino tiene en la cabeza”.

      Sin embargo, a diferencia de los argentinos, los americanos viven con reglas más claras y saben que si les toca un mal año hay un seguro agrícola que los respalda, además de los subsidios o ayudas, que se desembolsan en los años malos o los años como 2020 de Covid, o por la guerra comercial con China.

      “Tener la posibilidad de contar con un seguro multirriesgo en Argentina sería hermoso, ¿Quién no lo querría? Pero no podés tener un seguro en un contexto en el que algunos venden en negro o mienten los rindes”, lamentó Oliverio. Y expuso: “Ojo, acá quizás lo hace alguno también, pero si te agarran acá vas preso”.

      El otro tema muy diferente entre Pehuajó y Little Rock es la logística. “Yo hoy me subo a una autopista desde Little Rock y de las 7 horas de viaje que tengo para ver un campo, 6 horas y media son de autopista, además, a un 98% de los campos se llega por asfalto, y eso es fundamental no sólo si tenés un tambo, para la logística de insumos y la salida de los granos, en Argentina estamos años luz”, apuntó.

      Mejor relación commodity-insumos en 2021

      Mientras las cosechadoras ya están “ronroneando” en distintos sitios de Argentina, para cosechar maíz y soja, en Estados Unidos, los dos cultivos de verano están recién empezando a sembrarse.

      “Se está empezando a sembrar en Luisiana y en breve arrancamos en Arkansas, en abril se siembra la soja y la campaña, a priori, se presenta bien, los precios de los commodities están mejor que el año pasado, el aumento se dio a fin de 2020 y principios de 2021 por lo que aquellos que hayan comprado insumos antes no sufrieron el incremento que siempre tienen cuando aumentan los commodities, la relación commodity-insumo es mucho mejor que el año pasado”, relató Oliverio.

      Oliverio en los campos de Arkansas.Oliverio en los campos de Arkansas.

      Hay algunos insumos como gasoil y fertilizante que han aumentado, pero semillas y herbicidas se han mantenido bastante.

      Adaptación de la familia

      “La verdad que nos adaptamos muy bien, al principio se nos hizo fácil porque cuando llegamos ya había 3-4 argentinos en la misma empresa y podíamos compartir tiempo los fines de semana en familia”, recordó Oliverio.

      Siete años después, ya con sus hijos en el colegio, también se han hecho amigos de los padres de los amigos de sus hijos. “Costó, no te voy a negar, pero el lugar donde vivimos es un lugar soñado, es una especie de Bariloche con monte, lago, y a 25 minutos de casa ya tengo el primer campo”, se entusiasmó Oliverio.

      En este tiempo han hecho viajes en familia varias veces al sur en Alabama o a las playas de Florida. “También visitamos un lugar muy emblemático que es el centro de Aventura de Fair Oaks Farm, (N de la R: una especie de Disney de la producción agropecuaria), propiedad de Mike McCloskey (quien visitó argentina en 2018 traído por la Fundación Producir Conservando para su encuentro anual)”, relató Oliverio.

      Lo que más les cuesta, aún en tiempos de comunicaciones virtuales, es la distancia con la familia, que sus hijos puedan jugar con sus primos y sus abuelos (ya tiene 4, a los dos nacidos en Argentina le sumaron dos nacidos en Estados Unidos). “Es muy lindo para vivir acá, pero al no ser un lugar turístico es difícil que alguien venga a visitarte de casualidad, hace tres años que no vamos para Argentina y muero de ganas de ir”, reconoció Oliverio.

      Tomas de agua en los campos de Arkansas.Tomas de agua en los campos de Arkansas.

      Los desafíos

      “La verdad que quiero seguir creciendo donde estoy, es una empresa muy pujante, tenemos banca de inversores y hay mucho potencial para seguir creciendo donde estamos o abriendo zonas nuevas, y me seduce el desafío de ser la persona dentro del equipo que puede abrir esos caminos”, contó Oliverio, quien reconoce que, por sus inicios en la producción, no descarta en algún momento tener una unidad de producción propia”.

      ¿Piensan en volver? “Después de siete años acá, no pensamos en volver, de hecho, lo contrario, mi hija mayor ya tiene 9 años y a medida que van creciendo es cada vez más difícil moverse, además Argentina está en una situación en la que no es fácil desembarcar con 4 chicos y trabajar y tener la misma calidad de vida que acá”, resumió Oliverio.

      También hay un tema de visa y legalidad que Oliverio quiere legar a sus hijos. “Cuando me vine, la empresa me dio una visa de inversor con la que podía trabajar sólo para quienes me habían contratado, pero desde que cambié a la empresa norteamericana en la que estoy hoy, me tramitaron la residencia permanente, la green card, que me habilita a trabajar en todo el país para cualquier empresa”, contó Oliverio.

      Esa Green card dura 10 años, pero a partir del quinto año se puede tramitar la ciudadanía norteamericana. Y en eso está Oliverio.

      “A cualquiera que tenga la oportunidad que tuve yo le diría que no se aten a lo que tienen en Argentina, que piensen en lo mejor para su familia y su carrera”, cerró Oliverio.


      Sobre la firma

      Juan I. Martínez Dodda

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