Noticias hoy
    En vivo

      El caballero inexistente

      El "peronismo fisiológico" se pregunta: ¿cómo procesamos internamente esta crisis para que no se transforme en un suicidio político?

      El caballero inexistenteIlustración: Daniel Roldán

      El caballero inexistente fue interrogado por Carlomagno: “Pero, si no existe, ¿cómo es que presta servicio?”. El caballero respondió: “¡Con fuerza de voluntad y fe en nuestra Santa Madre Iglesia!”.

      Que nadie lo tome a mal, pero el Gobierno – no apenas el Presidente – me recuerda al caballero inexistente de Ítalo Calvino. Claro, ¡cómo me gustaría que el Frente de Todos llegara, maltrecho, a la miseria, pero entero, a los comicios de 2023. ¡Ojalá! No obstante, ¿con qué recursos políticos cuenta para eso? Inexistentes.

      Hay que aquilatar el peso de los recursos, con la magnitud de los problemas. En esa balanza los recursos dan cero: fuerza de voluntad y fe en la santa madre iglesia peronista. De ahí la entrada de Sergio Massa al gabinete. Es agregar penuria a la penuria, basándose en un hipotético activo de Massa – su enraizamiento en los círculos empresariales, su tránsito en las redes internacionales. Una última esperanza. Capacidad de coordinar expectativas.

      Pero, ¿dónde están los recursos políticos indispensables? Con los actores políticos ni se cuenta. Una muestra: para calmar el hambre de los gobernadores, se inventa una reforma judicial delirante. Otra: algunas organizaciones que no tienen la menor condición de aportar a una gestión de gobierno, como no saben qué hacer, juegan con fuego, imaginando intimidaciones en la Rural.

      El peronismo ha deteriorado enormemente sus liderazgos, si juzgamos por sus niveles de aprobación, lo que incluye conspicuamente a Massa. Cristina es un tigre de papel, sobrevive como tal porque no hay dirigentes que se le animen. El presidente inexistente es el epónimo de la inexistencia del Gobierno.

      Es cierto, hay una difusa pero extendida tolerancia social (mezclada con mucha indignación contra toda la “clase política”), insólita, porque depende poco del peronismo popular. Pero este no es un recurso proactivo, y ese ánimo podría virar rápidamente.

      Uno de los requisitos críticos es la cooperación. Por eso el problema es político y no que Massa no sea economista. ¿Qué capacidades tendrá de organizar la cooperación? Esta, para efectivizarse, exige no solamente actores dispuestos sino una figura central que sea capaz de coordinarlos. La buena voluntad no alcanza.

      ¿Qué antecedentes cooperativos tiene el FdeT? Gobernando, muy malos. Y esto en el marco de una tendencia histórica muy negativa del peronismo, salvo excepciones. El peronismo, y el FdeT, están atravesando un campo minado. Pero que por fin lo sepan no garantiza nada en términos de capacidad de gobierno. Y no hay, como sí hubo antaño, una demanda (social) de gobierno en la que el Ejecutivo (¡o un sector del mismo!) se pueda apalancar (ni siquiera el tremendo borramiento de Fernández saca a la gente de su indiferencia). Más bien la desconfianza es dueña y señora.

      Está a la vista entonces un desfasaje insalvable, entre lo descomunal de la crisis y lo reducido del margen de acción del gobierno. La crisis que la actual gestión se ha esmerado en agudizar, no parece ser, tampoco, un contexto en el que surjan oportunidades.

      A veces las crisis ensanchan el margen de acción de gobernantes. No es el caso. Estos caballeros inexistentes están mal posicionados. En el medio de la hoguera que han alimentado, ya no pueden desentenderse de la responsabilidad por ella y en ese fuego se consumen.

      El peronismo fisiológico, que nunca se toma el trabajo de intentar ver más allá del corto plazo, se pregunta: ¿cómo procesamos internamente esta crisis para que no se transforme en un suicidio político? Y ¿cómo se hace con los gravísimos problemas que se aceleran mientras el fin de ciclo gubernamental está tan remoto?

      La respuesta es simple: vamos tirando. Si es que se confirma, el “plan soja” marca la pauta: espectacularidad (“superministro”), sobreactuación (Massa se presenta como deus ex machina), y medidas que están orientadas, no a estabilizar la economía – imposible sin margen político de acción – sino a mantener la inflación estable – más lejos del abismo de una hiper. Probablemente, las medidas serían convergentes en un punto: el intento de evitar que se desplome del todo la demanda de dinero.

      No sería poco. Al contrario, dadas la gravedad económica y la penuria de recursos políticos, sería muchísimo. Y permitiría llegar a los tumbos al final del mandato, descartando otras alternativas malas o malísimas (sufrir una hiper sería peor que tener que soportar a un salvador).

      Pero, asumamos – ya sabremos –, que lo que se llamará “un plan” será consistente técnicamente y creíble para los agentes económicos. Consistente y creíble, ¿podrá ser procesado políticamente? El superministro ha de internarse con él en las procelosas aguas del mundo social y político argentino y peronista dónde, como hemos dicho, los recursos a favor con los que cuenta son escasísimos.

      ¿Podemos ser optimistas creyendo que unos pequeños resultados inmediatos generarían un efecto de retroalimentación (mayor aprobación pública y consiguientemente un campo menos propicio para reacciones negativas)? ¿Que eso ensanchará el margen de acción del superministro para morigerar las infaltables tensiones y pujas internas del FdeT y lograr – en una economía en régimen de alta inflación – que peronistas de toda la laya se suban al tren de una candidatura presidencial?

      Habrá que ver para creer. Pero es difícil, considerando los efectos de la devaluación que tenemos por delante, sumados a los ajustes tarifarios y fiscales: arrojan una secuencia que no es muy prometedora, no exactamente un comienzo que aporte algún alivio, y sí riesgos inevitables (v.g. que se salga de madre la “devaluación discreta”). Se parece mucho a un ajuste sin compensaciones.

      Pero bueno, con fuerza de voluntad y fe en nuestra Santa Iglesia Peronista todo se puede.

      Vicente Palermo es politólogo y escritor.


      Sobre la firma

      Vicente Palermo
      Vicente Palermo

      Politólogo e investigador del Conicet. Presidente del Club Político Argentino

      Bio completa