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      Los matrimonios homosexuales tendrán derechos de residencia en toda la Unión Europea

      Los países que no lo permiten, deberán aceptar como residentes a parejas del mismo sexo que se hayan casado en otros países si uno de ellos es ciudadano de un miembro del bloque.

      Los matrimonios homosexuales tendrán derechos de residencia en toda la Unión EuropeaBesos. Una pareja homosexual, durante una marcha del orgullo gay en Madrid, en julio. /AFP

      Salto adelante en el reconocimiento de los derechos de los homosexuales en Europa. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictaminó este martes que “cónyuge” se refiere no sólo a los matrimonios de un hombre y una mujer, sino también a los del mismo sexo, al menos en cuanto a derechos de residencia en todos los países del bloque.

      El TJUE es la más alta instancia judicial europea y sus sentencias son de obligado cumplimiento en los 28 países de la UE. En la práctica, la sentencia significa que los países europeos que no permiten el matrimonio homosexual estarán obligados a reconocer casamientos homosexuales celebrados en otros países si uno de los contrayentes es nacional de algún país europeo.

      La decisión judicial llegó tras una larga batalla jurídica por parte de Adrian Coman, ciudadano rumano, y Robert Claibourn Hamilton, ciudadano estadounidense. Se conocieron por Internet y se vieron por primera vez en 2002 en Nueva York cuando los dos tenían 30 años. Como Estados Unidos no permitía entonces los matrimonios homosexuales, se casaron en Bélgica en 2010 porque Coman trabajaba en la sede de Bruselas del Parlamento Europeo.

      En 2012 quisieron mudarse a la Rumania natal de Coman y ahí empezaron los problemas. Rumania no reconoce aún el matrimonio homosexual y sus autoridades se negaron a dar un permiso de residencia a Claibourn, por lo que sólo podría haber residido en ese país durante tres meses antes de ser deportado. Si en lugar de ser hombre hubiera sido mujer no hubiera tenido ningún problema para obtenerlo al estar casado con un ciudadano de un país miembro de la UE, en este caso además rumano.

      Felices juntos. El estadounidense Clay Hamilton (izq.) y el rumano Adrian Coman, la pareja gay que fue a la justicia europea luego de que el Estado rumano le negó la residencia al estadounidense, al no reconocerlo como cónyuge. /APFelices juntos. El estadounidense Clay Hamilton (izq.) y el rumano Adrian Coman, la pareja gay que fue a la justicia europea luego de que el Estado rumano le negó la residencia al estadounidense, al no reconocerlo como cónyuge. /AP

      La pareja recurrió a la Justicia y mantuvo su lucha a pesar de volver a trasladarse a Estados Unidos. Querían sentar un precedente. La batalla legal llegó, tras pasar por las instancias judiciales rumanas, al TJUE, que ahora dio la razón a la pareja y obligó al Estado rumano a dar permiso de residencia a Claibourn si lo solicita. La sentencia sienta precedente jurídico en toda la UE y tiene el potencial de afectar a decenas de miles de parejas en situaciones similares.

      Según el dictamen judicial, aunque un país de la UE no acepte los matrimonios homosexuales, “no puede obstaculizar la libertad de residencia” de un nacional de cualquier país del mundo que tiene derecho a ella por estar casado con un nacional de un Estado miembro del bloque.

      Los jueces admiten que su decisión “no impone a un Estado miembro (en este caso Rumania) el deber de contemplar la institución del matrimonio homosexual en su derecho nacional”, pero en la práctica le impone aceptar los derechos de los matrimonios homosexuales si uno de los cónyuges es nacional de un país europeo.


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      El TJUE reconoce que las competencias de estado civil, en las que se incluyen la regulación de los matrimonios, son de carácter nacional y no de la UE. Pero se agarran a la directiva de libre circulación para imponer su criterio al asegurar que negarse a reconocer el matrimonio de un ciudadano europeo con otro de un país tercero, si son del mismo sexo, “puede obstaculizar el ejercicio del derecho de ese ciudadano a circular y residir libremente”.

      Los jueces vienen a decir a Rumania que si no quiere aprobar los matrimonios homosexuales está en su derecho de hacerlo, pero tendrán que aceptar, a efectos prácticos, los celebrados en cualquier otro país si uno de los contrayentes es europeo.


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      Para defender su argumento, los jueces usan el principio de supremacía del derecho europeo sobre el nacional y recuerdan que la Directiva europea sobre ejercicio de la libertad de circulación permite al cónyuge de un ciudadano europeo residir con él en el Estado miembro de la UE de su elección. Que sea heterosexual u homosexual no puede suponer discriminación alguna.

      La sentencia, al generar un fuerte debate, sobre todo en varios países de Europa del este que aún no permiten el matrimonio homosexual, da un respaldo a esta figura jurídica que ya rige en 22 de los 28 países europeos, que siguieron los pasos de los pioneros: Países Bajos (2001), Bélgica (2003) y España (2005).

      Además de Rumania, los gobiernos de Hungría, Letonia y Polonia enviaron abogados al proceso para defender las tesis del Estado rumano. Organizaciones conservadoras rumanas llegaron a sumar más de tres millones de firmas en 2016 para que la Constitución de su país prohíba expresamente cualquier matrimonio que no sea el de un hombre y una mujer.


      Sobre la firma

      Idafe Martín

      Colaborador de Clarín en Bruselas elmundo@clarin.com

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