Pilar Miró (Madrid, 20 de abril de 1940 – Madrid, 17 de octubre de 1997). Directora de cine y teatro, y realizadora de televisión.

Estudió Periodismo y Derecho, aunque se licenció en la Escuela Oficial de Cinematografía. Ejerció buena parte de su trayectoria profesional en Televisión Española, comenzando su carrera profesional en 1962. Allí trabajó en diferentes áreas, destacando su labor como realizadora de programas dramáticos aunque también ejerció como ayudante de dirección hasta mediados de la década de los setenta.

Su protagonismo fue decisivo en la transformación de la televisión pública española y es considerada como una de las creadoras audiovisuales de la Transición. En 1968 recoge su primer reconocimiento en el festival de Montecarlo por el dramático Una fecha señalada y en 1970, la Antena de Oro, reconociendo sus trabajos como realizadora de televisión.

A principios de los 70 su salto a la dirección en el cine español tiene lugar con la dirección de su primer largometraje en 1976 con La petición, filme protagonizado, entre otros, por Ana Belén y Emilio Gutiérrez Caba.

Más tarde, en 1979, dirige El crimen de Cuenca, una historia que narra con crudeza torturas de la Guardia Civil y que, basada en hechos reales, la llevaron a la censura durante dos años e incluso fue llamada a pasar por un proceso militar. A pesar de ello fue un éxito de taquilla. Con Gary Cooper que estás en los cielos (1980) lleva al cine la que sería su obra más autobiográfica, con una protagonista que al igual que la directora padecía problemas del corazón y con la que también obtuvo reconocimiento cinematográfico, pues le valió varias nominaciones y premios, entre ellos, el premio Fotogramas de ese año. 

En teatro su labor destacó por dirigir Hijos de un dios menor y en 1982 una versión de la ópera Carmen de Bizet. También dirigió óperas para la televisión como Werther y Aida con los tenores Alfredo Kraus y Plácido Domingo.

En 1982, tras dirigir Hablamos esta noche, fue nombrada Directora General del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales del Ministerio de Cultura. En este cargo que ocuparía hasta 1985 realizó una labor muy destacable al sacar adelante la conocida como “Ley Miró”. Con este decreto impulsó un sistema de subvenciones adelantadas al inicio del rodaje, potenciando por otro lado un cine español que premiaba la calidad, dejando atrás el rumbo del cine español de los ochenta. Favoreció la promoción del cine español en festivales internacionales como Cannes, Nueva York o Buenos Aires e impulsó la reorganización del patrimonio filmográfico en la Filmoteca Nacional.

A mediados de los ochenta deja su cargo para volver a rodar en 1986 Werther, obra que ya había dirigido en 1977 como ópera. 

Sin embargo, pronto vuelve a ser convocada por el Gobierno para ocupar el cargo de directora general de Radio Televisión Española (RTVE). Bajo este nombramiento intentó llevar a cabo una reestructuración de la programación de entonces y se propuso mejorar la calidad de la televisión pública así como aumentar la producción e impulsar mejoras sistemáticas de la organización. En 1988 se convirtió en la primera representante española que formó parte del Consejo Internacional de la Academia de Televisión, Artes y Ciencias (NATAS).

Con Beltenebros vuelve de nuevo a los rodajes y a tener reconocimiento internacional, en este caso recibiendo el Oso de Plata en el Festival de Berlín. A este filme le siguió El pájaro de la felicidad (1993) pero será con El perro del hortelano (1995) con la que consiga más aplausos de los académicos. Esta comedia adaptaba en prosa la obra de Lope de Vega. Fue premiada con siete premios Goya, entre ellos, el de mejor dirección.

Continuó desarrollando proyectos de teatro clásico y moderno en televisión y en 1996 rueda sin mucha repercusión Tu nombre envenena mis sueños. Al año siguiente se le encargó el que sería su último trabajo en televisión, la retransmisión de la boda de la infanta Cristina al igual que lo había hecho con la de Elena en 1995.

Pilar Miró falleció repentinamente en 1997 en Madrid a los 57 años por un paro cardíaco.