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ANIVERSARIO

La sombra del chapapote sigue viva 20 años después del naufragio del Prestige

El naufragio del barco marcó un antes y un después con una 'marea blanca' de voluntarios luchando contra el mayor desastre ecológico de la historia

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Imagen de archivo de voluntarios limpiando la costa de Muxía en 2002. / Europa Press

Este domingo se cumplen 20 años de la mayor catástrofe ecológica en la historia: el naufragio del Prestige, que, con un vertido de fuel de 77.000 toneladas, afectó a unos 3.000 kilómetros de la Costa da Morte, en el litoral español, pero también en el portugués y el francés. 

Seis días después del vertido, el buque, con bandera de Bahamas, tripulación filipina y un estado deplorable, se partió en dos y descansa todavía en el fondo del mar.  

En la actualidad, los que la vivieron en primera persona y los que analizaron los efectos de la misma coinciden en destacar que algo se ha aprendido, aunque, a su juicio, no tanto como se debería. 

Para regidores de la considerada zona cero, como el de Muxía, Iago Toba, que entonces tenía 15 años, supuso un "antes y un después" con promesas cumplidas, aunque tarde, como el Parador, y otras pendientes, como la mejora de la conexión viaria. Destaca, sin embargo, el impacto en el turismo. 

Imagen de archivo de dos cormoranes manchados de chapapote en la costa de la ría de Corcubión. / Europa Press

Todos, abogados que participaron en el posterior pleito judicial -aún sin concluir por la demanda de la Abogacía del Estado y la aseguradora británica por 855 millones del seguro del barco-, como expertos náuticos y organizaciones ecologistas, coinciden en que debe aprenderse de esta catástrofe y que aún quedan deberes pendientes por hacer. 

El vertido de crudo, más conocido como chapapote, originó una marea negra que anegó las costas gallegas. Pero también surgió otra marea, esta vez blanca, formada por miles de voluntarios que, ataviados con trajes blancos, limpiaron la arena, salvaron fauna y recuperaron vegetación, luchando por el medio natural.  

"Limpiábamos un trocito de playa o unas rocas y, al momento, venía otra ola y volvía a cubrir con la marea negra lo que habíamos estado limpiando toda la mañana", recuerda Paula Figols, voluntaria aragonesa que participó en las labores de limpieza.  

20 años de compensaciones pendientes

De aquel desastre también nació un movimiento, el Nunca Máis, que vela porque sucesos como aquel no se repitan, algo que comparten con numerosas organizaciones ecologistas, que siguen denunciando la aparición frecuente de manchas de alquitrán

"Nunca hubo una marea negra con esta complejidad. ¿Por qué? Porque las mareas negras, por lo general, están formadas por fuel y agua o fuel y arena, pero la combinación de fuel, tanto plástico y arena es la primera vez que hay", comentaba en aquel momento Ramón Blanco, jefe de explotación de la empresa gallega Sogarisa. 

La catástrofe acabó en 400 horas de juicio, aunque todavía quedan compensaciones pendientes.