La velocidad a la que caminas es un signo de salud y longevidad: cómo saber si la tuya es la correcta

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  • Ya sean 10.000 pasos o 6.000, el ritmo al que los das puede marcar la diferencia en lo que respecta a tu salud.
  • Las investigaciones apuntan a que una velocidad de marcha inferior a 8 metros por segundo conlleva mayor fragilidad, riesgo de problemas cardiovasculares o muerte prematura.

Los signos vitales indican cómo de sano está el cuerpo. Tu frecuencia respiratoria, frecuencia cardíaca o temperatura corporal son un ejemplo. En total son 7 y no es raro que una cita médica o en urgencias realicen una evaluación de algunos o todos ellos para hacerse una idea de lo que puede ir mal.

Desde hace tiempo hay quienes ven en la velocidad de marcha un candidato más a constante vital, por los aspectos ligados al estado de salud y la longevidad que puede revelar de una persona.

Fragilidad y problemas de salud

Puede parecer un dato sin importancia. Caminar despacio o hacerlo más deprisa afecta al tiempo que te tomará alcanzar a tu destino. Sin embargo puede ser mucho más que cuestión de salir antes o después para llegar.

Medir la velocidad a la que se camina es una herramienta útil para detectar un elevado riesgo de muerte o deterioro funcional en personas aparentemente sanas, según una revisión liderada por el Parc Sanitari Pere Virgili (Barcelona).

En personas mayores de 65 años una velocidad de la marcha inferior a 0,8 m/s (2,9 km/h) conllevó fragilidad y por tanto, un mayor riesgo de sufrir problemas de salud. En cambio, velocidades de 1m/s o superiores se asocian a una supervivencia mayor a la estimada en el grupo estudiado.

La investigación también recalca un posible rol de la función cognitiva en la marcha a medida que se envejece. Apunta a que una función motora pobre en miembros superiores e inferiores es más prevalente en ancianos con demencia.

Una marcha lenta puede ser un signo de mortalidad prematura, enfermedad cardiovascular o cáncer, según un metanálisis de 2018 publicado en el Journal of the American Medical Directors Association.

Ese mismo año otro estudio de la Universidad de Sídney encontró que caminar rápido se asoció a una reducción del 24% del riesgo de mortalidad por todas las causas en comparación con hacerlo un ritmo lento. Un resultado similar (21%) se determinó para el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares. 

Cómo evaluar tu velocidad de marcha

Medir la velocidad de marcha es una prueba sencilla y no invasiva que básicamente conlleva dos marcas y un cronómetro.

Para mayor certeza puede ser evaluada por un profesional sanitario como un fisioterapeuta, pero tú mismo puedes hacerte una idea de si alcanzas la adecuada. 

Para ponerte a prueba puedes intentar recorrer un kilómetro y medir el ritmo que eres capaz de seguir. O proponerte un tiempo. Por ejemplo caminatas de 10 a 30 minutos. Un ritmo rápido suele ser de 5 a 6 kilómetros por hora, pero para mayores de 65 la velocidad óptima según la revisión de estudios supuso no bajar de 2,9 km la hora.

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