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El cantar del Mío Cid (20 min)


Ruy Díaz de Vivar ha sido desterrado de Castilla por el rey; pero ha jurado volver y recuperar su honor. Esta obra introduce al mundo de la literatura a una de las figuras históricas más fabulosas de España: el famoso Cid Campeador.

El cantar del Mío Cid

Anónimo (ca. 1200)

Cantar primero
Destierro del Cid

Alfonso VI, rey de Castilla y León, envía a Ruy Díaz de Vivar, el Cid, a cobrar los tributos anuales de los reyes moros: Almutamiz de Sevilla y Almudafar de Granada.

Al llegar, Ruy Díaz se encuentra con que los reyes están enemistados. Almudafar lanza una ofensiva contra el rey de Sevilla. Díaz ruega a los granadinos que se detengan, pero no lo hacen; así que decide apoyar al rey de Sevilla.

Después de una feroz batalla, el Cid logra expulsar de Sevilla a Almudafar y sus aliados, entre los que se encuentra el conde García Ordóñez.

Por sus hazañas en combate, moros y cristianos le otorgan el título de Cid Campeador (mi señor batallador) a Díaz.

Pero algunos comienzan a sentir envidia del Cid; el conde García Ordóñez dice al rey que Ruy Díaz robó dinero de sus tributos. Por lo que, al regresar a Castilla, el rey destierra a Ruy Díaz.

1. El Cid llama a sus parientes y vasallos para anunciarles que tiene nueve días para salir del reino: los deja en libertad para seguirlo o para quedarse. Todos deciden seguir a su señor en dirección a Burgos.

2. El Cid asegura a Álvar Fáñez, su primo, que un día regresará a Castilla con gran honra.

3. Díaz y sus acompañantes llegan a Burgos. Los burgaleses reconocen la injusticia cometida al Campeador: saben que el rey ha perdido un gran sirviente.

4. Alfonso VI envía una carta a los burgaleses: ordena que nadie dé posada a Ruy Díaz y los amenaza. El Cid y los suyos tienen que pasar la noche en las afueras de la ciudad.

5. Martín Antolínez, un burgalés, lleva pan y vino al Cid y a sus acompañantes: decide unirse a los desterrados. 
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6. El Cid dice a Antolínez que no tiene nada y desarrolla un plan: pide que llenen con arena unos baúles.

7. Indica que los cueros de los baúles deben ser rojos, y los clavos, dorados. Pide a Antolínez que vaya a Burgos a buscar a Raquel y a Vidas, unos judíos prestamistas, para empeñar sus pertenencias.

8. Antolinez llega a Burgos y busca a los judíos.

9. Al encontrarlos, Antolínez les dice que el Cid tiene dos pesadas arcas llenas de oro puro, que no puede llevar en su destierro. Les pide dinero a cambio de los baúles, pero con la condición de no tocarlas en todo un año.

Los tres negocian y acuerdan pagar seiscientos marcos al Cid. El negocio se cierra. Los judíos toman las pesadas arcas, pero no las abren; piensan que serán ricos toda su vida.

10. Vidas, Raquel y Antolinez regresan a Burgos con las arcas llenas de arena. Antolinez cobra el dinero.

11. Los judíos, felices por el buen negocio, regalan treinta marcos a Antolinez. El vasallo del Cid regresa al campamento.

12. El Cid se despide de la Catedral de Burgos y promete ofrendas ricas al altar de Santa María a cambio de su favor.

13. Antolinez regresa a Burgos para despedirse de su mujer.

14. El Cid sale hacia San Pedro de Cardeña, a reunirse con su familia.

15. Son recibidos en el monasterio. El Cid pide al abad cuidar a su esposa, Doña Jimena, y sus hijas, Doña Elvira y Doña Sol, en su ausencia. Deja dinero para cubrir sus gastos.

16. Doña Jimena lamenta la separación de su familia. El Cid abraza a sus dos hijas, aún niñas, y expresa sus esperanzas de poder casarlas algún día. 


17. Por Castilla se extiende la noticia de la partida de Ruy Díaz. Antolinez reúne ciento quince caballeros y juntos parten hacia San Pedro de Cardeña.

18. El Cid recibe a sus nuevos partidarios. Ordena salir al día siguiente, pues el plazo otorgado por el Rey se termina.

Por la mañana, el Cid se despide de doña Jimena y de sus hijas.

Unos días después, el Cid y los suyos cruzan el Río Duero y acampan en Higuereda. Muchos se unen a su causa.

19. El Cid sueña con el arcángel Gabriel, quien le dice que todo saldrá bien.

20. El Cid despierta contento por su sueño. Su partida cabalga con la esperanza de llegar a la Sierra de Miedes.

21. El Cid cuenta a sus acompañantes.

22. Por la noche, la partida del Campeador cruza la sierra. En Castejón, tierra de moros, el Cid planea una emboscada.

23. Tan pronto amanece, el Cid cerca Castejón y lo captura. Gana un botín de prisioneros, oro y plata. Minaya vence también en Guadalajara y Alcalá.

24. Minaya humildemente rechaza su parte del botín, a pesar de la insistencia del Cid.

25. El Cid reparte el botín de guerra entre sus caballeros y peones. Los moros capitulan.

26. El Campeador libera a los moros cautivos. Después deja Castejón y, tras unos días de viaje, los desterrados llegan a Alcocer, lugar que el Cid planea conquistar.

27. Díaz y los suyos acampan en Alcocer.

28. Al escuchar los rumores de la llegada del Cid, los moros sienten temor.

29. El Cid pone en marcha un plan para tomar Alcocer. Levanta todo su campamento, a excepción de una tienda, y se retira.

Los alcocereños, al ver la partida, piensan que se han marchado en busca de comida; deciden aprovechar para robar las riquezas del Cid y salen a prisa de la muralla dejando abiertas las puertas.

Entonces el Cid ordena a sus tropas que den la vuelta. Inicia una batalla. Los cristianos matan a cientos de moros, regresan al castillo de Alcocer y concluyen la lucha. El Cid conquista la ciudad. 

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30. Pedro Bermúdez clava la insignia del Cid en el castillo.

31. El Cid decide recibir a los moros en su castillo para que le sirvan.

32. Las poblaciones cercanas a Alcocer envían mensajes a Tamín, rey de Valencia, sobre lo ocurrido. El monarca envía a tres mil moros a Alcocer para que peleen contra las fuerzas del Campeador.

En Calatayud se reúnen las tropas bajo el mando de los reyes moros Fáriz y Galve.

33. Fáriz, Galve con su ejército cercan Alcocer por tres semanas.

34. El cerco provoca la escasez de alimentos. Los castellanos salen a defenderse.

Pedro Bermúdez decide cabalgar solo hacia los moros, contra las órdenes del Cid. Los enemigos lo capturan.

35. El Cid lidera el avance de sus hombres y consigue rescatar a Bermúdez.

36. Durante la sangrienta batalla, los castellanos dejan más de mil trescientos moros muertos en el campo.

37. El Cid y sus caballeros pelean con valentía.

38. En medio de la batalla, el Cid hiere al rey Fáriz, quien consigue huir.

39. Martín Antolinez hiere a su vez, al rey Galve. Los moros, derrotados, se retiran.

40. Ganada la batalla, los castellanos saquean el campamento de los moros. Consiguen oro, plata, armas, escudos y más de quinientos caballos. El Cid paga a todos sus vasallos con gran generosidad e informa a Minaya que lo enviará a Castilla con treinta caballos como regalo para el rey Alfonso.

41. Con el oro y la plata, el Cid paga mil misas en la Catedral de Burgos, como había prometido a la Virgen.

42. El Cid se reúne con sus vasallos.

43. Pide a Minaya que anuncie su victoria en Castilla y anuncia que dejarán Alcocer.

44. Minaya parte hacia Castilla. Los moros de Ateca, Terrer y Calatayud, compran la ciudad de Alcocer al Cid por tres mil marcos de plata.

45. Ruy Díaz paga a sus vasallos con el dinero de la venta de Alcocer.

46. Los moros de Alcocer se lamentan por la partida del Cid y agradecen sus favores. Los de Terrer y Calatayud se alegran con la partida del Campeador. Los castellanos se asientan en la cima de Monreal. 

47. Minaya se presenta ante Alfonso VI: le entrega el regalo y narra la victoria del Cid. El rey se alegra por el triunfo pero no lo perdona.

Minaya, en cambio, sí recibe el perdón real y un permiso para ir y volver de Castilla cuando lo desee.

48. El Rey anuncia que todos los castellanos que deseen ir a ayudar al Cid cuentan con su permiso.

49. Desde el Monreal, el Cid somete a vasallaje al Valle del Río Martín. Permanece ahí durante quince semanas.

Al ver que Minaya no regresa, el Campeador marcha a depredar las tierras más allá de Teruel, después hace pagar tributo a Zaragoza. Tres semanas después, Minaya y otros doscientos hombres se reúnen con el Cid.

50. Los soldados del ejército del Cid se alegran al recibir noticias de sus familiares y amigos.

51. El Cid recibe también noticias de doña Jimena y sus hijas.

52. El Cid hace una correría nocturna con doscientos caballeros en Alcañiz, roban lo que pueden y dejan las tierras estériles.

53. Las acciones del Cid provocan terror entre los habitantes de Monzón y Huesca.

54. El Cid y sus acompañantes regresan al campamento con sus ganancias. Después se establecen en Olocau, desde donde hacen ataques en Huesa y Montalbán.

55. Al enterarse de estos actos, el conde Ramón Berenguer, señor de esas tierras, enfurece.

56. Berenguer reúne una fuerza de moros y cristianos para perseguir al Cid y demandar reparación.

57. El Campeador anima a sus tropas a pelear contra sus perseguidores.

58. Cuando las fuerzas catalanas bajan por una cuesta, el Campeador ordena a los castellanos el ataque. Las tropas diestras en el manejo de las lanzas le dan la victoria al Cid.

Toman preso a Ramón Berenguer. El Cid gana una espada de gran valor, llamada “La Colada”.

  
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59. Los castellanos celebran la victoria con un gran festín y le ofrecen manjares al Conde, quien responde que prefiere la muerte tras la humillante derrota.

60. El Cid le promete a Ramón Berenguer su libertad, si acepta comer.

61. El Conde de Barcelona no come. Los victoriosos se reparten el botín de guerra.

62. El Campeador vuelve a ofrecer al Conde dejarlo en libertad si come. Esta vez, Berenguer acepta el trato. El Cid y el Conde se despiden.

63. El Conde parte temiendo que el Cid rompa su promesa, pero no ocurre.

Cantar segundo
Bodas de las hijas del Cid

64. El Cid abandona Zaragoza, Huesca y Montalbán. Conquista Jérica, Onda, Almenar y las tierras cercanas a Burriana.

65. El Campeador toma Murviedro. Su avance causa preocupación en Valencia.

66. Los valencianos deciden sitiar a los castellanos. El desterrado decide combatir. Envía mensajeros a Jérica, Olocau, Onda y Almenar para que acudan en su ayuda con nuevos soldados.

67. El Cid arenga a sus tropas.

68. Minaya presenta un plan de ataque que agrada mucho al Cid. Al amanecer atacan.

A pesar del número superior de combatientes valencianos, gracias a la habilidad militar de Minaya logran derrotarlos. Mueren dos reyes moros. El Cid obtiene grandes ganancias, y las tropas del Campeador conquistan más tierras.

69. La fama del Cid se extiende. Los castellanos asolan más tierras de moros; llegan hasta el mar y ganan Benicadell.

70. Los pobladores de Játiva y Cullera se lamentan por la conquista de Benicadell.

71. Transcurren tres años de victorias y ganancias para el Cid.

72. En Valencia, ya nadie quiere dar batalla al Cid. Los valencianos, desesperados, piden ayuda al rey de Marruecos, pero este no acude en su auxilio.

El Cid envía pregoneros a Aragón y Navarra diciendo que planea cercar toda Valencia y entregarla a los cristianos.

73. El Cid anuncia que esperará tres días en Canal de Celfa a todo aquel que quiera unirse a él en la empresa de cercar Valencia.

74. Voluntarios acuden al llamado del Cid.

Tras un feroz ataque, los moros entregan la ciudad. Las tropas del Campeador obtienen riquezas abundantes.

75. El rey de Sevilla, al escuchar sobre la caída de Valencia, ataca a las tropas del Cid. Tras una batalla, los del Campeador obligan a los sevillanos a huir hasta Játiva. El rey de Sevilla es herido durante el escape.

76. El Cid se deja crecer la barba como símbolo de su amor y lealtad al rey Alfonso de Castilla.

77. Llegan nuevos seguidores: Ruy Díaz cuenta ya con 3 600 hombres.

El Campeador decide enviar a Minaya hacia Castilla con el encargo de entrevistarse con el Rey para regalarle cien caballos y para que le permita sacar a doña Jimena y a sus hijas de ese reino.

78-79. Llega a Valencia un clérigo llamado Jerónimo, gran admirador de las proezas del Cid.

Al conocerlo, el Cid decide establecer un obispado en Valencia, y nombrar obispo a Don Jerónimo.

80-82. Minaya Álvar Fáñez se reúne con el rey en el poblado de Carrión; le narra las hazañas del Cid, que el rey escucha con alegría, para disgusto del conde García Ordóñez.

El Rey permite la salida de la familia del Cid.

Dos nobles del reino, Fernando y Diego González, conocidos como los infantes de Carrión, deciden que sería buena idea contraer matrimonio con las hijas del Cid.

Minaya se despide del rey y parte.

83. En Burgos, Minaya encuentra a Raquel y a Vidas, quienes han descubierto el engaño: le imploran que el Cid les devuelva el dinero. Minaya les promete un buen pago.

La familia del Campeador, escoltada por los caballeros de Minaya sale del convento.

En Valencia, el Cid se alegra al conocer la noticia de la liberación de su familia. Envía a Muño Gustioz, Pedro Bermúdez, Martín Antolinez y al obispo Jerónimo a Molina, a pedir a su amigo, el rey Abengalbón, que les facilite cien caballos. Con los cuales deben encontrarse con su familia para escoltarla a Valencia con grandes honores.

Abengalbón decide acompañar a la escolta: se reúnen con Minaya y la familia del Cid.

84. Todos pasan la noche en Medina. Al día siguiente, el Cid recibe aviso de la inminente llegada de su familia a Valencia.

85. El Cid envía a doscientos caballeros más para recibir a su familia.

86. La familia del Cid y Minaya, acompañados por los doscientos caballeros, llegan a las puertas de Valencia. El Campeador sale de la ciudad montado sobre su caballo, Babieca, que desde ese día se convierte en el caballo más famoso de toda España.

El Cid entra con su familia a Valencia en medio de una gran celebración. 

87. El Cid, su mujer y sus hijas se dirigen al alcázar y contemplan toda la hermosa ciudad de Valencia. 
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88-90. Ruy Díaz se entera de que Yusuf, rey de Marruecos, molesto por la pérdida de Valencia, llega con sus tropas con intención de recuperarla. Se alegra por tener la oportunidad de combatir de nuevo.

91. Doña Jimena y sus hijas se inquietan al escuchar los tambores de los moros. El Campeador las tranquiliza.

92. Las tropas de Ruy Díaz se arman y salen de la ciudad. En el combate, matan a quinientos moros.

93. El Cid, satisfecho por los buenos resultados del día, anuncia el plan para el día siguiente. Minaya pide ciento treinta caballeros para poder formar otro frente, y el Cid accede.

94. Don Jerónimo celebra la misa. Pide al Cid que le otorgue el privilegio de ir en la primera línea de combate. El Cid lo permite.

95. De Valencia salen 3,970 hombres a pelear contra 50 mil moros. El Cid monta a Babieca, con lanza y espada. Derrotados los moros: el rey Yusuf huye del campo de batalla.

De regreso en Valencia, el Cid reparte las riquezas obtenidas.

96-99. Hay fiesta en todo Valencia. Minaya y Pedro Bermúdez parten hacia Castilla con el encargo de entregar doscientos caballos de regalo al rey Alfonso. La envidia de García Ordóñez crece.

100-102. El Rey, a cambio, regala ropas elegantes y caballos a los caballeros del Cid.

Los infantes de Carrión aprovechan para pedir al rey permiso para casarse con las hijas del Campeador. Alfonso VI comunica a Minaya y Bermúdez su intención de perdonar definitivamente al Cid y el deseo de Diego y Fernando González de casarse con sus hijas.

Cuando el Cid escucha estas noticias, decide reunirse con el rey a orillas del río Tajo.

103. El día de la reunión, el rey recibe al Cid y a sus caballeros con grandes honores.

Ruy Díaz cae a los pies del Rey y comienza a llorar de alegría; implora el favor de Alfonso: el rey lo perdona.

Alfonso VI pide su vasallo que otorgue a los infantes de Carrión la mano de sus hijas, doña Elvira y doña Sol. El Campeador contesta que aún son muy jóvenes para casarse, pero deja la decisión en manos de su rey, quien de inmediato las entrega como esposas a los infantes.

105. Alfonso VI designa a Minaya Álvar Fáñez como su representante para la boda.

106. El Campeador regala sesenta caballos al rey y se despide de él.

107. Los mejores hombres del Cid escoltan a los infantes de Carrión en el viaje.

108-110. Ruy Díaz da las noticias a su familia; aunque que no es por su voluntad sino por la del rey, sus hijas y su esposa están contentas.

111. En el palacio, el Cid entrega a sus hijas a Minaya, quien, a su vez, las entrega a los infantes de Carrión. Don Jerónimo celebra la misa en la iglesia.

Después de la ceremonia religiosa, el Cid y sus vasallos juegan a las armas en el arenal de Valencia. Los festejos duran quince días. Los infantes de Carrión se quedan en Valencia por dos años.

  
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Canto tercero
La afrenta de Corpes

112. El Cid vive feliz con su familia en Valencia. Un día, un león de su propiedad, se escapa de su jaula. Aterrados los infantes de Carrión no saben dónde esconderse.

El Cid, que estaba dormido, despierta por el escándalo. El animal, al ver a su amo, se asusta y baja la cabeza; el Campeador lo toma por el cuello y lo mete a la jaula. Todos se maravillan por la proeza del señor de Valencia.

Los miembros de la corte se burlan de los infantes de Carrión hasta que el Cid los escucha y lo prohíbe. .

113. Fuerzas marroquíes, bajo las órdenes de rey Búcar, se preparan para atacar Valencia.

114. Todos los caballeros del Cid se alegran por la oportunidad de pelear, excepto los infantes de Carrión.

115. Comienza la batalla. Los infantes piden al Cid el honor de liderar el primer ataque. Don Fernando trata de matar al moro Aladraf. Pero el enemigo ataca, y el infante, lleno de miedo, huye.

Pedro Bermúdez ve lo ocurrido y mata al moro, pero le asegura a Don Fernando que dirá a todos que fue Fernando quien venció a Aladraf.

El Cid se alegra al escuchar de la proeza de su yerno.

116. Minaya y el Cid planean la ofensiva.

117. Don Jerónimo dirige la ofensiva y mata a varios moros. El Cid, montando a Babieca, se lanza a la batalla. Los cristianos logran expulsar a las tropas de Búcar.

118. Brazos y cabezas cercenadas cubren el campo de batalla.

El Cid persigue a Búcar y pelean. Con un solo golpe, Ruy Díaz lo parte desde la cabeza hasta la cintura. El Campeador gana la espada llamada “Tizona”.

119. Las tropas victoriosas recogen los despojos del campo.

Cuando el Cid escucha que sus yernos se distinguieron en el campo de batalla, se alegra y presume que pronto serán incluso mejores. Pero los infantes de Carrión lo toman como una burla.

120. Ruy Díaz de Vivar da las gracias a Cristo por la presencia de sus yernos en el campo de batalla.

121. El botín de guerra se reparte. 


122. El Cid planea invadir a Marruecos.

123. Fernando González presume sus “hazañas” de combate, otros caballeros que no lo vieron pelear se ríen entre sí. Hartos de ser objeto de burla, los hermanos conciben un plan perverso.

124. Con el pretexto de llevar a sus esposas a conocer Carrión, los infantes piden permiso al Cid para sacarlas de Valencia.

El Cid concede el permiso y además dota a sus hijas de un costoso ajuar y regala a sus yernos las espadas Tizona y Colada.

125. Las hijas se despiden de su madre, doña Jimena, y el Cid las besa.

126. Como Don Ruy Díaz tiene un mal presentimiento sobre el viaje, ordena a Félez Muñoz, su sobrino, que acompañe a sus hijas hasta Carrión.

Los infantes de Carrión y sus esposas siguen su camino hacia Molina, donde, más tarde, son recibidos por el moro Abengalbón.

Al día siguiente, la comitiva, acompañada por el moro, llega a Ansarera. Abengalbón regala riquezas a los parientes del Cid.

Los infantes, al ver la fortuna del moro, discuten la posibilidad de asesinarlo para quedarse con todas sus posesiones. Un moro escucha la conversación y previene a Abengalbón.

127. Abengalbón confronta a los infantes y les dice que si no fuera porque son yernos del Cid, ellos nunca regresarían a Carrión.

128. El moro se despide de los infantes y de las hijas del Cid. La partida deja Ansarera.

La comitiva llega al robledo de Corpes, donde pasan la noche. Por la mañana, los infantes piden a los sirvientes que se adelanten.

Cuando los González se encuentran a solas con sus esposas, les anuncian que piensan abandonarlas ahí para que se las coman los animales, como venganza por lo ocurrido con el león.

Doña Sol suplica que les corten la cabeza para no hacerlas sufrir, pero los infantes se niegan y optan por golpearlas con las cinchas de los caballos y herirlas con las espuelas hasta hacerlas sangrar y dejarlas sin sentido. Los infantes las dan por muertas y se van.
 
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129-130. Los infantes roban las joyas y las pieles de armiño que llevan sus esposas. Se dicen satisfechos por su venganza, pues las hijas del Cid no estaban a la altura de su nobleza.

131. En el camino hacia Carrión, Félez Muñoz, por una corazonada, se separa del resto de la partida y decide esperar a sus primas.

Oculto, escucha la conversación de los infantes. Regresa a Corpes y encuentra a sus primas. Muñoz logra que vuelvan en sí y las rescata.

Muñoz, Doña Elvira y Doña Sol se refugian con Diego Téllez, siervo de Minaya, en San Esteban de Gormaz.

Las noticias de lo ocurrido en Corpes pronto llegan a oídos del rey Alfonso y del Cid.

El Campeador da órdenes a Minaya y sus caballeros ara que escolten a sus hijas de regreso a Valencia.

132. Minaya, las hijas del Cid y el resto del séquito regresan a Valencia. El Cid y doña Jimena reciben a sus hijas con alivio.

133. El Cid envía a Muño Gustioz a Castilla para demandar ante rey la presencia de los infantes de Carrión.

Muño Gustioz sale de Valencia y encuentra a Alfonso de Castilla en Sahagún.

El rey acepta su responsabilidad en el casamiento y envía mensajeros por todo su reino para reunir las Cortes de Toledo para que los infantes de Carrión respondan al Cid.

134. El rey cita al Cid en Toledo en siete semanas.

135. Los infantes de Carrión ruegan al rey que los exima de la obligación de asistir a las Cortes. Alfonso VI se niega.

Los infantes llegan a Toledo, acompañados por un bando numeroso que los proteja del Cid.

Alfonso VI sale a recibir al Cid y a su séquito.

136. Ruy Díaz pasa la noche en el monasterio de San Servando.

137. Al día siguiente, el Cid, ataviado ricamente y acompañado por cien caballeros, llega al juicio. Los infantes de Carrión no se atreven a mirarlo.

El rey abre la sesión y pide al Cid que haga sus demandas. La primera es que los infantes le devuelvan a Colada y Tizona, las espadas; los jueces sentencian que la petición es justa.

Los de Carrión devuelven las armas, y el Cid las regala a don Pedro, su sobrino, y a Martín Antolínez.

En segundo lugar, el Cid pide que los infantes de devuelvan los tres mil marcos del ajuar de sus hijas. Los infantes tienen problemas para devolver el dinero, pero los jueces determinan que paguen en especie. 

138. Terminado el asunto económico, el Cid reta a los infantes de Carrión a un combate.

139. El Cid reclama a sus yernos que él nunca dio motivo para provocar actos tan viles de su parte.

140. El conde García Ordóñez defiende a los infantes, diciendo que la hijas del Cid no merecían casarse con personas de clase alta y que hicieron bien en abandonarlas.

El Campeador le echa en cara sus derrotas en batalla.

141. Fernando González declara que ya devolvieron lo que era del Cid y que estaban en su derecho de abandonar a Elvira y a Sol.

142. El Cid incita a Pedro Bermúdez a hablar.

143. Pedro Bermúdez revela la cobardía que mostró Fernando en su lucha contra Aladraf y cómo mintió para proteger su honor.

144. Después relata el episodio del león y reta a Fernando González a un duelo.

145. Diego González declara que no se arrepiente de haber abandonado a las hijas del Cid.

146. Martín Antolínez reta a Diego González a un duelo.

147. Asur González, hermano de los infantes de Carrión, llega a la corte; se burla del origen humilde del Cid diciéndole que regrese a picar las piedras de sus molinos y a cobrar maquilas; ironiza sobre la “nobleza” que recibieron los infantes de Carrión al haber desposado a sus hijas.

149. Muño Gustioz insulta a Asur González. El rey decide que los infantes deben encarar el reto.

Aparecen dos caballeros para informar que los príncipes de Navarra y Aragón piden en matrimonio a Elvira y a Sol, lo que las convertiría en reinas de sus dominios. El rey y el Cid consienten la petición.

Minaya se pone de pie y reta a los infantes. El rey establece la fecha y el lugar para los duelos.

Antes de que se vaya, el rey desea ver al Cid montando a Babieca.

150. El rey se maravilla ante Babieca. El Cid deja Toledo y parte hacia Valencia.

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Tres semanas después, en Carrión, los infantes y los vasallos del Cid se disponen a pelear.

Los González se muestran arrepentidos por sus acciones. El rey está presente en el lugar del reto para garantizar la justicia. Cada uno de los tres representantes del Cid tiene frente a sí a su enemigo.

Pedro Bermúdez se enfrenta con Fernando González. Durante el ataque con lanza y caballo, ambos combatientes golpean los escudos; González logra traspasar el escudo de Bermúdez, pero no lo hiere. En otro ataque, Bermúdez logra perforar parte de la armadura del infante. Fernando González cae del caballo. El infante de Carrión se rinde ante el inminente golpe de Tizona. Los jueces otorgan el triunfo a Bermúdez.

151. Martín Antolínez y Diego González se embisten con las lanzas y ambas se quiebran. Después, Antolínez arremete con la espada y golpea al noble leonés en la cabeza. Los jueces otorgan el triunfo a Antolínez.

152. Muño Gustioz se enfrenta con Asur González. Gustioz logra derribar de la silla a González y lo hiere. El padre de Asur González suplica clemencia. Los jueces declaran el triunfo de Gustioz.

Los del Cid regresan a Valencia contentos por la victoria.

Elvira y Sol se casan con los infantes de Aragón y de Navarra.

El Cid vive feliz el resto de su vida. Muere en tiempo de Pascua.

 

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Fin de El Cantar del Mío Cid

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