Código de las Familias: la polémica normativa que servirá para legalizar los matrimonios homosexuales en Cuba

  • Redacción
  • BBC News Mundo
Activistas LGBT en Cuba

Fuente de la imagen, Getty Images

Los cubanos no votan para elegir a su presidente pero sí lo hicieron este domingo para aprobar el marco legal que desde ahora regirá sus relaciones familiares.

"¿Está usted de acuerdo con el Código de las Familias?" fue la pregunta única que se formuló a los electores, con "sí" y "no" como opciones de respuesta en este inusual referendo, el tercero en la historia reciente del país tras los que ratificaron las constituciones de 1976 y 2019.

De los 6,25 millones de cubanos que participaron (el 74,01% del censo), 3,93 millones (el 66,87%) votaron a favor y 1,95 millones (el 33,13%) en contra.

Así, Cuba se convertirá en el país número 34 en el que, de manera parcial o total, se legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Además de esto, el nuevo Código de las Familias abre las puertas a la adopción de hijos por parte de parejas LGBT y la gestación subrogada sin fines de lucro.

La aprobación del nuevo marco legal, que sustituye al anterior de 1975, ha llegado en un momento en el que Cuba atraviesa una extrema crisis económica con escasez de todo tipo de productos, desde alimentos y medicinas hasta artículos de aseo o ropa, a lo que se suman los cada vez más frecuentes cortes eléctricos.

Hombre en Cuba junto a un cartel favorable al código de las familias.

Fuente de la imagen, Getty Images

Pie de foto, La cada vez más difícil lucha diaria por la supervivencia en Cuba ha hecho que, para gran parte de los 11 millones de habitantes de la isla, el referendo sobre las familias sea un asunto secundario.

Una campaña desigual

Antes del referendo el gobierno emprendió una amplia campaña en favor del "sí" en la televisión, la radio y los diarios (en Cuba los medios son propiedad del Estado), en las redes sociales con los hashtags #YoVotoSi y #CodigoSi, en la calle con abundantes carteles e incluso en los centros educativos mediante sesiones especiales sobre el nuevo Código.

Todas las instituciones cubanas, desde el Consejo Electoral Nacional hasta el Tribunal Supremo, secundaron la campaña del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), dirigido por la influyente Mariela Castro, hija del exgobernante Raúl Castro.

Mariela Castro

Fuente de la imagen, Getty Images

Pie de foto, Mariela Castro es desde hace años la adalid de la causa de la comunidad LGBT en el Estado cubano.

"El Código de las Familias aporta, amplía y contribuye a garantizar ampliamente los derechos de todas las personas y todas las familias. Contribuye a democratizar aún más las relaciones intergenéricas, intergeneracionales", declaró Mariela Castro antes del plebiscito a la agencia Efe.

Gran parte de la comunidad LGBT en Cuba también apoyó el "sí" en la votación del domingo.

"Que por fin en Cuba se reconozca legalmente la legitimidad del amor, las uniones y las vidas de miles de personas homosexuales es un motivo de celebración, y reivindica toda mi existencia y la de las personas de mi comunidad", explicó a BBC Mundo el actor y prominente activista cubano Daniel Triana, de 25 años.

El activista Daniel Triana (izquierda) con otros miembros de la comunidad LGBT.

Fuente de la imagen, Daniel Triana

Pie de foto, Daniel Triana (izquierda) con otros activistas y miembros de la comunidad LGBT.

Como en Cuba el Estado acapara la esfera pública, no existió una campaña articulada por el "no" en los medios de comunicación ni en la calle.

Quienes se oponían a la aprobación del nuevo Código de las Familias lo hicieron sobre todo con mensajes en las redes y esgrimieron diversos motivos, por lo general religiosos o políticos.

"No beneficia a la familia cubana la introducción en nuestra legislación de los contenidos de la llamada 'ideología de género', que sustenta muchas de las propuestas", expuso la Conferencia Episcopal de Cuba en un comunicado en su página web.

Los obispos criticaron especialmente el matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción por parte de estas y la gestación subrogada, que consideran contrarios a los valores y la fe católicos.

Comunicaron, sin embargo, su apoyo a otros puntos de la propuesta relacionados con la violencia doméstica y la protección de los derechos de ancianos y menores.

Mientras, en Twitter quienes se opusieron al Código de las Familias expresaron su rechazo con los hashtag #YoVotoNo y #CodigoNO.

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"Nuestras familias también necesitan alimentos, ropa, zapatos, medicamentos, viviendas, mejor calidad de vida, mejores hospitales y escuelas, y no veo por ningún lado una campaña para eso. Por eso #YoVotoNo", publicó otro internauta.

Muchos opositores también plantearon dudas sobre la limpieza del referendo, que según las autoridades estuvo garantizada, aunque no existió supervisión de organismos internacionales.

Confrontación política

Como casi todo tema de actualidad en Cuba, el plebiscito adquirió fuertes connotaciones políticas.

Las autoridades cubanas vincularon la campaña del "sí" con la defensa del modelo político vigente desde 1959 y cada vez más cuestionado dentro del país a medida que aumenta el descontento social por la nefasta situación económica.

Cartel favorable al Código de las Familias en el diario oficialista Invasor, de la provincia central de Ciego de Ávila

Fuente de la imagen, Invasor

Pie de foto, Cartel favorable al Código de las Familias en el diario oficialista Invasor, de la provincia central de Ciego de Ávila.

"Apoyar el Código de las Familias es apoyar el proyecto de país", titulaba un artículo con una entrevista a Mariela Castro el pasado mayo en el diario estatal Granma.

Para el activista Daniel Triana "esto es asqueante, ya que el gobierno podría haber aprobado el matrimonio igualitario de un plumazo en la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), donde todo se vota por unanimidad".

"Quienes disentimos del régimen y que apoyamos el código estamos en una posición ética y política bien delicada", asegura.

Manifestación LGBT Cuba 2019

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Pie de foto, En Cuba los gays, lesbianas y trans pueden manifestarse, pero solo bajo la tutela y organización del Estado: cuando en 2019 activistas LGBT celebraron una marcha por su cuenta en La Habana, agentes vestidos de civiles agredieron y arrestaron a varios manifestantes. Las autoridades les acusaron de ser "contrarrevolucionarios" al servicio de EE.UU., el señalamiento más frecuente para quienes se desmarcan del sistema establecido.

Fuera de la comunidad LGBT, la mayoría de disidentes en Cuba expresaron en las redes sociales su apoyo al "no" o a la abstención como forma de castigo al gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel.

Otros dentro y fuera del país aprovecharon la ocasión para denunciar la falta de libertades políticas en Cuba, gobernada por el Partido Comunista como órgano único y supremo de poder en el Estado.

"Si no puedes elegir tu presidente, ¿cómo exponer a tus hijos a un Código de Familia que eligió alguien por el cual tú no votaste? Si están llevando a votación el Código de las Familias, ¿por qué no llevar a votación elecciones libres pluripartidistas?", escribió el artista Yotuel Romero, excantante del grupo Orishas y coautor de la canción Patria y Vida, convertida en himno de la disidencia cubana.

Un pasado oscuro

El respaldo del gobierno a esta iniciativa contrasta con la persecución que sufrieron los homosexuales en las primeras décadas de la revolución de 1959.

El régimen de Fidel Castro consideraba la homosexualidad un vicio propio de la sociedad capitalista y burguesa.

Fidel Castro y el Che Guevara

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Pie de foto, Fidel Castro y el Che Guevara eran conocidos por su escasa tolerancia hacia la homosexualidad.

"No podemos llegar a creer que un homosexual pudiera reunir las condiciones y los requisitos de conducta que nos permitirían considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero militante comunista", declaró públicamente el gobernante en 1965.

En aquellos años los homosexuales -junto con sacerdotes y otras personas consideradas contrarrevolucionarias- eran detenidos con frecuencia, expulsados de sus empleos y encarcelados en campos de trabajos forzosos llamados UMAP (Unidades Militares de Apoyo a la Producción) para su "rehabilitación".

Recorte de periódico de Granma sobre las UMAP.

Fuente de la imagen, Granma

Pie de foto, Unos 25.000 cubanos, según estimaciones, fueron recluidos en las UMAP entre 1965 y 1968. Eran campos de trabajos forzosos inspirados en los de otros países comunistas de la esfera de la URSS en los que se buscaba "reeducar" a personas con tendencias consideradas contrarias a los valores del socialismo y la Revolución.

Tras dos décadas de dura represión, en 1979 se despenalizaron las relaciones entre personas del mismo sexo y comenzó una liberalización gradual que se aceleró ya en el siglo XXI.

"El Gobierno se vio obligado a reconciliarse con su pasado cercano de intolerancia y discriminación para encajar en el nuevo orden global postsocialista. El país necesitaba abrirse al mundo y ofrecer una imagen de apertura", explica el historiador cubano Abel Sierra Madero.

Mientras, algunos activistas LGBT en la isla lamentan que el reciente lavado de cara del Estado cubano, culminado en el Código de las Familias, tienda un velo sobre este oscuro pasado.

"Cuba fue hasta hace poco un estado homotransfóbico. Fidel Castro y el Ché Guevara eran homotránsfobos confesados. De pronto con este código pretenden obviar todo esto sin una sola mención a ese historial funesto. No han pedido disculpas y simplemente lo han tratado de empujar como una ley natural que se desprende de la coherencia histórica de la revolución cubana. Eso no solo es falso sino que es muy cínico y macabro", denuncia el activista Daniel Triana.

Los principales cambios

Antes de aprobarse en referendo, el nuevo Código de las Familias se sometió a una consulta popular entre febrero y abril de este año en la que participaron 6,5 millones de cubanos, según el gobierno.

Además del llamado "matrimonio igualitario", la posibilidad de que parejas del mismo sexo adopten niños o la "gestación solidaria" -subrogada sin fines de lucro-, el código contempla otros cambios en las interacciones familiares.

Por ejemplo, abre vías para penalizar a los agresores domésticos en aspectos como la custodia de sus niños, reparto de bienes o herencia; protege la comunicación entre los menores y sus abuelos en caso de divorcio, e incorpora legalmente a madrastras y padrastros como tutores.

También permite que los padres puedan elegir el orden de los apellidos de sus hijos y amplía la protección de adultos mayores o discapacitados, si bien está por ver la disponibilidad de recursos materiales para llevar esto último a la práctica.

El Código de las Familias también abre vías para que los abuelos adquieran responsabilidad parental sobre sus nietos.

Esto se considera importante ya que en los últimos meses decenas de miles de cubanos de mediana edad han emigrado, en muchos casos dejando a sus progenitores al cuidado de los menores de la casa.

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