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Image credit: Troy Taormina-USA TODAY Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

Los conceptos de “disciplina en el plato” y “paciencia” se han entremezclado durante mucho tiempo, del mismo modo que lo han hecho comando y control. Incluso ahora, la gente tiende a pensar en un buen ojo de bateo en términos de no abanicar a los lanzamientos malos, pero eso es sólo la mitad de la ecuación. Justin Choi publicó recientemente un iluminante desglose de la grandeza de Corey Seager esta temporada, y en él habló de una de las claves del éxito de Seager: su oportunismo dentro de la zona. Justin vinculó la increíble producción de Seager a su voluntad de abalanzarse sobre los lanzadores al principio de la cuenta. Aún mejor, Seager lo hace sin regalar strikes expandiendo la zona, una habilidad poco común para combinar con un enfoque de gatillo fácil. Esto me hizo pensar: si Seager está teniendo tanto éxito de esta manera, ¿cuántos otros bateadores están dejando pasar lanzamientos bateables, y cuántas ganancias han conseguido los bateadores con este método?

Choi señala que, hasta el 19 de junio, Seager había bateado el 80.3% de los lanzamientos en la zona de strike en comparación con una media de la Liga del 54.0%. Su tasa de fuera de la zona del 20.6% es similar a la media de la Liga del 20.3%. Dejaré que leas el excelente artículo por tu cuenta, pero lo esencial es que en los primeros conteos—definidos como lanzamientos 0-0, 1-0 o 0-1—Seager es notablemente agresivo e increíblemente preciso a la hora de identificar qué lanzamientos estarían en la zona. Esa habilidad es auto-selectiva—los mejores bateadores serán capaces de identificar más lanzamientos con éxito sin importar el conteo—pero tiene sentido matemáticamente que los bateadores confíen en sus ojos y abaniquen temprano si sienten que hay una posibilidad de que el lanzamiento esté en su zona.

Fíjate en los gráficos de arriba, que muestran el valor medio de carrera de cada lanzamiento que termina un turno al bate en 2023, desglosado por dentro de la zona (el gráfico titulado “TRUE” a la derecha) y fuera de la zona (el gráfico de la izquierda que dice “FALSE”). La tendencia general es la siguiente: Para los bateadores, los lanzamientos en la zona se vuelven más arriesgados a medida que avanzan las apariciones. Cada lanzamiento en la zona después de dos strikes podría terminar un turno al bate en un instante. A la inversa, cada lanzamiento fuera de la zona después de los primeros empieza a favorecerles. Si combinamos esto con el hecho de que los lanzamientos se sitúan en la zona de strike más a menudo en los dos primeros lanzamientos de un turno que hasta que la cuenta se llena, un bateador puede reducir su zona objetivo desde el principio y se ve incentivado a poner la bola en juego antes de que la cuenta llegue a dos strikes. Eso no quiere decir que deban batear a cualquier cosa en la zona temprano, pero un bateador como Seager está jugando los porcentajes al ser selectivamente agresivo, y otros probablemente deberían seguir su ejemplo.

Ahora, echemos un vistazo a algunos nombres notables que han experimentado cambios significativos en sus decisiones tempranas de swing, medido por el porcentaje Z-Swing menos O-Swing en los dos primeros lanzamientos de un at-bat, junto con cualquier cambio posterior en su calidad de contacto (medido por slugging en contacto):

Vemos a Seager allí como uno de los grandes ascensos, junto con Paul DeJong—que experimenta una especie de renacimiento con un aumento de más de 200 puntos en su OPS—Geraldo Perdomo, y un par de jóvenes que buscan establecerse.

CJ Abrams

El parador en corto de Washington del presente y (esperemos) del futuro, Abrams ha dado unos pequeños pasos adelante esta temporada al estar mejor preparado para hacer daño desde el principio. Mientras que en 2022 bateaba el 61% de los lanzamientos dentro de la zona, este año se abalanza sobre el 67% de ellos, y lo hace mientras persigue menos lanzamientos fuera de la zona. Este tándem de cambios ha dado lugar a un aumento de su producción de potencia, con una mejora de siete puntos porcentuales en su índice de bateo duro y un aumento de más del doble en su índice de barriles (del 2.1% al 5.9%). El precoz campocorto todavía tiene mucho camino por recorrer para alcanzar incluso el estatus de promedio de la Liga con el bate, pero sus métricas bajo el cofre se ven mucho mejor ahora de lo que lo hicieron después de que llegó en el intercambio por Juan Soto la temporada pasada.

Jesús Sánchez

Sánchez ha mostrado durante mucho tiempo una potencia superior a la media—su velocidad máxima de salida de 114.7 mph (184.6 kph) en 2022 lo situó en el 4% superior de los bateadores—pero hasta hace poco no había sido capaz de aprovechar esa enorme potencia bruta en los partidos, debido sobre todo a una preocupante incapacidad para poner la bola en juego. Su tasa de ponches fue de casi el 27% la temporada pasada, lo que combinado con un SLG apenas por encima de .400 le convirtió en un bateador por debajo de la media. Empero este año, Sánchez ha reducido su tasa de ponches y aumentado su slugging, convirtiéndolo en una parte útil de una sorprendente alineación de Miami. Esto lo ha conseguido, al menos en parte, mejorando sus decisiones al principio, reduciendo en más de siete puntos porcentuales su tasa de persecución temprana y, en cambio, abanicando más a menudo los strikes (cuatro puntos porcentuales más). Ahora, cuando Sánchez hace un swing al principio de la cuenta, es mucho menos probable que se vea así:

Y mucho más factible que acabe así:

Por último, quería destacar un par de veteranos muy notables que han visto descensos en su slugging con contacto, uno mientras declinaba en sus decisiones y otro mientras aparentemente mejoraba las suyas.

Manny Machado

Manny ha visto caer en picada su calidad de contacto en casi 180 puntos, una señal preocupante en un jugador que acaba de firmar una extensión de 11 años. La buena noticia es que al menos parte de este desgaste puede atribuirse a un marcado cambio de enfoque, algo que debería ser más fácil de solucionar que un declive físico. El cambio clave para Machado ha sido un retroceso significativo en la agresividad temprana; su porcentaje de swing de zona temprano en sus apariciones en 2022 fue del 68.3%, una de las marcas más altas en el béisbol. Acumuló la tercera mayor cantidad de bases totales en los primeros dos lanzamientos de una aparición, consolidándolo como uno de los jugadores más valiosos de la Liga Nacional. Esta temporada, está ofreciendo en sólo el 57.8% de esos mismos lanzamientos. Este ha sido un fenómeno de todo el equipo para los decepcionantes Padres, ya que colectivamente abanican para el séptimo porcentaje más bajo de strikes tempraneros. Si quieren hacer un esfuerzo, San Diego tendrá que limpiar esta área, comenzando con su talismán en la tercera base.

Mike Trout

El mejor bateador del juego está sufriendo una temporada extrañamente mortal, “sólo” bateando para un 31% mejor que el promedio de la liga hasta este punto. Ese número sería su más bajo para una temporada completa desde su taza de café en 2012. Curiosamente, parece que el área en la que ha dado el mayor paso atrás ha sido en su calidad de contacto, justo un año después de batear 40 cuadrangulares en 119 partidos. Para hacer las cosas aún más desconcertantes, Trout está haciendo el tipo de decisiones de swing que deberían mejorar sus resultados, en todo caso. ¿Por qué?

Está bien establecido que la debilidad de Trout—tal vez la única, aparte de la durabilidad—ha sido la bola rápida alta y dura. Como tal, ve rutinariamente una tonelada de estas. A partir de 2015, eso ya no fue realmente un problema, pero este año está mostrando más grietas en la armadura. Dos de cada tres lanzamientos que ve al principio de los bateos son bolas rápidas, la tasa más alta del béisbol, y su mayor tasa de swing zonal—teóricamente algo bueno, según el resto de este artículo—está jugando en su contra, ya que no puede hacer tanto daño a esos lanzamientos zonales. En el pasado, la respuesta de Trout consistía en evitar la confrontación: se limitaba a rechazar las bolas rápidas altas. Por alguna razón, este año no ha sido capaz de hacerlo, y eso ha llevado a un contacto mucho más débil de lo que estamos acostumbrados a verle:

La mayoría de los bateadores matarían por saber que están viendo bolas rápidas en la zona dos tercios de las oportunidades, pero este es un buen ejemplo de lo variados que son los jugadores de béisbol. Lo que funciona para la mayoría no funciona para todos; Corey Seager está teniendo una temporada de calibre MVP debido a su enfoque, mientras que Manny Machado ha perdido su forma de MVP al alejarse del suyo. Y, como siempre, lo que funciona para Mike Trout no funciona para nadie más.

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