La alfarería es también conocida como modelado en torno. Las herramientas de los alfareros son sus manos, llenas de magia, que convierten el barro en piezas hermosas: vasijas, cántaros, barriles, platos, botijos, piezas de nuestra vajilla de fiesta o cotidiana. La alfarería es pues la técnica de utilizar las manos para dar forma a una bola de arcilla blanda sobre una rueda giratoria, guiando y controlando la pieza a medida que el efecto de giro de la rueda empuja la arcilla hacia arriba y hacia afuera.
El alfarero fabrica objetos de cerámica diferentes, para lo que puede seguir técnicas tradicionales o procesos mecanizados, de ahí que las herramientas que utilizará puedan ser manuales (más eficaces) o automáticas (que ayudan a acelerar el proceso).
Cuando hablamos de un alfarero inmediatamente pensamos en tornear una vasija. Tenemos en nuestra mente múltiples imágenes del torno manual de un alfarero que con gráciles y ligeros movimientos, da vida a una vasija en lo que a nosotros nos parece un “santiamen”.
Pero ¿cuál es el proceso para su fabricación?
- Comenzaremos trabajando un terrón de arcilla con ambas manos, y cuando tenemos una bola consistente y suave, la lanzamos con fuerza sobre el centro de la rueda del torno; La base de la bola se aplanará y quedará adherida.
- Entonces es cuando comenzamos a girar el torno. Apoyamos los brazos sobre la mesa y comprimiendo la arcilla hacia el centro, le vamos dando forma rodeándola con ambas manos húmedas.
- Es importante que la arcilla esté bien centrada y a partir de ahí se le va dando forma introduciendo lentamente el pulgar.
- Creamos la base y las paredes que posteriormente se irán levantando desde el interior hasta que nuestra vasija tiene la altura y el diámetro que deseamos.
- Finalizamos nuestra pieza dandole forma al cuello y al borde y perfeccionamos la base manteniéndola ligeramente apretada contra un perfil de acero.
- Cuando hemos terminado, detenemos la rueda y se corta con un alambre por debajo de la base.
- El agua ocupa un lugar protagonista para facilitar todo este proceso.
- Cuando la vasija se seca, se le aplica un acabado y se cuece en un horno para hacerla más fuerte. Completamos nuestra pieza, añadiéndole color y otros efectos decorativos que la convertirán en un artículo de nuestra vajilla.
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..«Para ser alfarero tiene que gustarte la profesión, porque es un trabajo sacrificado», dice el alfarero José Fernando Bermejo, en una entrevista de Isabel Sánchez.
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Pero, ¿qué requiere este trabajo?:
Tener paciencia, resistencia física (ya que se pasan muchas horas amasando la arcilla), buena coordinación visual, seguridad para manejar cosas delicadas, creatividad y ser detallista.
Terminamos nuestro artículo con unas palabras de Sílvia, estudiante de una escuela de arte en Bulgaria:
“No me limito en la técnica ni en los materiales que uso. Lo importante es expresarse a sí mismo”, dice Silvia y añade: “La cerámica abarca muchas cosas. El esmalte, los colorantes empleados también tienen su expresión pictórica. Supone también plasticidad, como la escultura. Por eso los objetos que fabricamos son tan mágicos e impresionan a todos. ¿Y qué decir de la rueda de alfarero? ¡Un hechizo! Los observadores opinan que es muy difícil, casi imposible manejarla. Para mí, la oportunidad de estudiarla es una afición, una profesión y una pasión.” FUENTE: Extraído de un artículo de Elena Karkalanova .Versión en español: Radostina Trencheva
¿Has sentido alguna vez la llamada de la alfarería?
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