La curiosidad productiva: combustible para el aprendizaje

Uno de los “combustibles” más importantes del aprendizaje eficaz es la curiosidad. Es una energía muy potente para profundizar o ampliar el conocimiento.

Aprovechar su potencial implica comprender las diferencias con lo que podemos llamar “curiosidad común”.

Ambas distraen, pero la curiosidad común es la que nos lleva, por ejemplo, a curiosear sin rumbo específico en las redes sociales.

En cambio, la curiosidad productiva funciona como un gran estimulo para estudiar en función de conocer más y aprender de verdad.

Parece oportuno este comentario de Pedro Almodóvar, director de cine español con prestigio mundial:

La naturaleza me ha dotado de una curiosidad irracional hasta para las cosas más nimias. Eso me salva. La curiosidad es lo único que me mantiene a flote. Todo lo demás me hunde”.

Todos nacemos curiosos

Debes haberlo visto la energía de los niños para “curiosear” todo lo que los rodea, o en la cantidad de preguntas que hacen para conocer el porqué de cualquier cosa.

Parece inagotable su interés por explorar y probar sobre la marcha, en el momento, lo que van descubriendo., sin afectarles el riesgo y el miedo a equivocarse. Aún no conocen esos conceptos.

¿Qué le ocurre a nuestra curiosidad cuando nos hacemos adultos?

En algún momento de nuestras vidas, con la enorme cantidad de prejuicios sociales y los límites impuestos por la «educación formal», nuestra curiosidad se aplaca y pierde vitalidad.

¿Por qué dejamos de arriesgarnos para aprender, como lo hicimos de niños?…

El miedo a fallar, o parecer ridículos y el exceso de cautela para que no nos juzguen tienden a adormecer nuestro espíritu de búsqueda y crecimiento.

La curiosidad orientada hacia la productividad

Si la curiosidad es un objetivo o un fin en sí mismo, se puede convertir en una distracción que nos desvía del camino hacia nuestra meta.

Pero la curiosidad productiva, dirigida hacia el aprendizaje, la que se deriva de no sentirte conforme con lo que ya sabes, puede aumentar tus habilidades con más eficiencia.

Con este criterio, te ofrezco diez ventajas de cultivar la curiosidad productiva:

1) Aclara los pensamientos

Te ayuda a descubrir qué hay en el trasfondo de las ideas que estudias y el conocimiento que buscas.

Te ayuda a averiguar hacia dónde debes dirigir tu visión de futuro.

Te permite formular objetivos con más claridad, lo que a su vez foca tu esfuerzo en lo que realmente importa.

2) Facilita entender cómo funcionan las cosas

La curiosidad nos libera de emitir juicios a la ligera.

Al entender cómo son los procesos de lo que quieres mejorar o cambiar, desarrollas la capacidad de optimizarlos y hacerlos más productivos.

3) Fortalece la inteligencia

Cuando somos curiosos entrenamos nuestro cerebro y fortalecemos nuestra salud mental.

Por esta razón, las personas curiosas tienden a desarrollar más su inteligencia.

La curiosidad amplía la capacidad de hacer mejores análisis para enfrentar exitosamente las dificultades.

4) Ayuda a reducir el estrés

Una persona que cultiva la curiosidad deja de preocuparse por las habilidades que no domina, porque sabe que siempre puede adquirirlas.

La curiosidad permite mejorar el estado de ánimo al sentir la satisfacción que se desprende del descubrimiento y el aprendizaje.

5) Reduce riesgos de enfermedades cardiovasculares

Un estudio publicado en 1996 en la revista “Psychology and Aging”, de la Asociación Norteamericana de Psicología, analizó durante cinco años a más de mil adultos mayores.

Aquellos considerados como «más curiosos» vivieron más y con menos riesgos de contraer enfermedades neurológicas y desarrollar degeneración cerebral.

6) Brinda una actitud proactiva

En sí misma, la curiosidad funciona como un estímulo, una motivación, un impulso a la proactividad. Nos facilita ver los retos y obstáculos desde diferentes ángulos.

En consecuencia, podemos encontrar soluciones alternativas para desarrollar nuestras tareas de una manera más eficiente.

7) Nos hace más sociables

El interés por aprender más sobre el mundo que te rodea te lleva a vincularte positivamente con más personas.

Esos vínculos estimulan el desarrollo de tus habilidades para conversar, interactuar y ser más extrovertido.

8) Hace que las ideas vengan a ti

La curiosidad hace que tu mente siempre esté activa, explorando y cultivando la capacidad de reconocer cambios y nuevos patrones en cuanto aparecen.

La curiosidad funciona como un imán, que atrae nuevas ideas, nuevos caminos, nuevas alternativas y un montón de nuevas posibilidades.

9) Hace que no te aburras nunca

Siempre hay nuevos fenómenos para explorar y aprender. Todo depende de las ganas de estar pendientes de ellos y buscarlos.

La curiosidad nos permite sentir que la vida siempre es variada y excitante. Nos brinda la oportunidad de disfrutar de la diversidad.

10) Nos hace más felices

El disfrutar de aprender algo todos los días o aprender un poco más sobre algo que ya sabes, dependen de tu curiosidad.

Estudios como los del Dr. Martin Seligman (padre de la «Psicología Positiva»), o del Dr. Daniel Gilbert (autor de Tropezar con la felicidad) demuestran que el disfrute de aprender es uno de los pilares fundamentales del entusiasmo y la satisfacción con la vida.

4 ideas simples para estimular tu curiosidad productiva

• Desarrolla el hábito de no dar nada por hecho o por obvio. Verifica las informaciones sobre las que tengas cualquier duda.

• Cada vez que tengas la oportunidad, viaja y conoce personas y culturas diferentes. Atrévete a conocer modos diferentes de entender la vida, de abordarla y de solucionar sus retos.

• Lee sobre temas que están fuera de tu mundo habitual: abrirán tu apetito de aprender. Regálate la oportunidad de salir de los dominios de tus conocimientos.

• Permítete la oportunidad de conectarte con personas que piensan diferente a ti y busca aprender algo de ellas. Busca comprender por qué piensan como lo hacen, sin que sientas la presión de estar o no de acuerdo.

¿Te resulta interesante esta idea de la “curiosidad productiva”?

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