Este trabajo no hubiera sido posible sin la amabilidad tanto del director del Alcázar D. José María Cabeza, como del equipo de restauración encabezado por D Juan Carlos Pérez Ferrer, que me han facilitado el acceso continuo a la cúpula durante los recientes trabajos de restauración. Así, he podido inspeccionar y medir numerosos elementos estructurales de la armadura, generalmente inaccesibles y ocultos por las piezas de plementería.

El análisis constructivo de esta gran obra de carpintería fue consecuencia del estudio en profundidad de los textos de López de Arenas (1633) y Fray Andrés de San Miguel (h. 1640) relativos a la construcción de armaduras de pares curvos. (crf Candelas, 2000)

a fecha de construcción de esta cúpula (1427), de ser cierta la noticia de Félix González de León 1, es muy anterior a la redacción de los textos citados, pero se debe tener en cuenta que aquellos autores han dejado por escrito conocimientos que, por lo general, les han llegado mediante transmisión oral, conservadas por sucesivas generaciones, dentro del gremio de los carpinteros. Se podía suponer, por tanto, cierta relación entre lo escrito y lo construido, máxime cuando al menos López de Arenas, con seguridad, conoció y observó la cúpula objeto de este trabajo.

Sin embargo, como veremos, esta cúpula se ha construido con unos criterios sensiblemente diferentes a los descritos. Tanto la geometría, las operaciones -correcciones- efectuadas para coordinar el lazo, el sistema estructural y el proceso de construcción siguen criterios absolutamente originales y altamente efectivos. De hecho, hoy día con nuestros modernos medios tanto de proyectar como de construir, tenemos que descubrimos ante la perfección alcanzada.

Debo señalar que el proceso seguido en esta investigación ha sido muy diferente a la continuidad de discurso de esta exposición. De hecho, durante mucho tiempo manejé un gran cúmulo de datos, fotografías y observaciones que no conseguía cuadrar. Tan sólo, al dibujar rigurosamente toda la información fue cuando llegué a las conclusiones que a continuación apunto.

 - Foto 1 -  



Somera descripción de la cúpula

La cúpula se describe adecuadamente en el nº 1 de esta revista, por lo que sólo incluiré aquellos datos necesarios para seguir el desarrollo del presente artículo.

La forma de la cúpula es ultrasemicircular –su sección es un arco de herradura– con un diámetro máximo de 928 cm, que se reduce casi imperceptiblemente en la base –925cm–. El bolsor –zona entre el ecuador y la base– tiene una longitud de 36 cm.

Constructivamente está dividida en 12 husos, independientes entre sí, con la particularidad de que cada huso se divide en tres sectores, en forma de trapecio esférico. Por otra parte, los husos no llegan hasta la clave, sino que terminan a una distancia de 122 cm. de ésta, conectándose todos los husos a una estructura de casquete esférico concéntrico con la estrella de 12 puntas de la clave.

La cúpula se puede clasificar dentro de las armaduras de pares, siendo en este caso los pares de forma curva, tomando la denominación de camones.

El lazo, de tipo apeinazado, se materializa entre las direcciones que marcan los camones. El esquema de partida es lazo de diez lefe, o sea con azafates redondos, este lazo es el que determina la separación y disposición de los camones.

Camones y peinazos tienen un grueso cercano a los 10 cm. con ligeras variaciones derivadas tanto del proceso original de fabricación como de deformaciones sufridas, oscilando entre 9.7 y 10.2 cm., el alto de los maderos es de aproximadamente 14 cm.

El lazo está trazado a calle y cuerda, siendo por tanto de dos gruesos la distancia entre camones en la calle del sino. La calle entre sinos, cuya longitud canónica –condicionada por el desarrollo de los azafates de la rueda de diez– sería de 37 cm, presenta sin embargo notables variaciones, así en el sector inferior, el ancho oscila entre 37 y 43 cm.

En la figura 1 se representa la sección media y la planta de un huso (doceava parte), en la que sólo se han dibujado los camones.

Figura 1. Geometría  de la sección media de la cúpula y planta de un huso donde se representan exclusivamente los camones.
 - Figura 1 -  


El control geométrico del lazo

Quizá el principal problema al que tuvo que enfrentarse el carpintero fue la distribución del lazo en la superficie esférica y fundamentalmente cómo transferir a ella unos dibujos cuyo trazado dominaría en superficies planas, teniendo que resolver simultáneamente la estructura de la cúpula pues, no lo olvidemos, en el lazo apeinazado, la estructura y el ornamento forman una unidad indisoluble.

Todos conocemos la imposibilidad de la representación plana de superficies esféricas, debiéndose utilizar procedimientos de aproximación. Uno de ellos –quizá el más utilizado en todas las disciplinas– es la asimilación como plana de los husos en que puede dividirse una esfera, evidentemente a mayor número de usos se consigue más alta precisión. Este criterio es el que se ha seguido en los dibujos hasta ahora existentes de esta cúpula, y es con el que comencé a trabajar, el huso constructivo de esta cúpula –la doceava parte– parecía una aproximación suficientemente válida.

Esta aproximación, con la que trabajé durante cierto tiempo, se reveló no sólo como altamente insuficiente sino también como un impedimento para comprender el proceso constructivo seguido por el carpinteros

La figura 2 es una hipótesis de representación plana de un huso esférico de esta cúpula, representación generalmente admitida como válida y similar a la establecida por otros autores. En esta representación se supone una distribución regular de la trama de lazo de diez, tal como aparecería en una superficie realmente plana. Sin embargo, para conseguirla tuve que "falsificar u olvidar" algunos de los datos –distancias entre elementos– que había obtenido in situ, que de ninguna manera cuadraban con el dibujo y con la estricta geometría del lazo. Como muestra, baste decir que la distancia entre la clave y el estribo –AC– medida en el centro del huso es de 762 cm, mientras que la misma distancia medida sobre la línea de contorno –AB– es de 775 cms. cuando evidentemente ambas son iguales. Estos 13 cm. de diferencia llevan a extraordinarias dificultades en la representación del lazo. Cuando no existe lazo, estas pequeñas discrepancias poco deben suponer, pero en este, caso se convirtió en un constante delator de mis errores.

Figura 2. Desarrollo aprovimado de un huso de la cúpula. Los límites del huso coinciden con los bordes constructivos de los sectores. Figura 3. Desarrollo también de un huso. En este caso los límites corresponden a los ejes de simetría de los sectores constructivos.
- Figura 2 - - Figura 3 -

En la figura 3 desarrollo el huso esférico dividiéndolo en tres sectores, que se corresponden con los sectores constructivos que después veremos, aunque –por dar una más completa visión de conjunto del trazado de lazo– he optado por situar el eje del huso en la línea de separación de zonas constructivas. Como vernos, en esta también aproximada representación todos los camones aparecen inclinados, sin embargo, el resultado se acerca más a la realidad, pues provocar el corte horizontal en cada sector permite un mayor desarrollo.

López de Arenas era consciente de este hecho –la deformación de las distancias en la aproximación plana– pues su dibujo de un huso esférico contiene una deformación de la base tal, que se igualan las distancias en el contorno y en la línea central del huso (ver figura 4). Sin embargo, Arenas no expresa, y es difícil deducir, qué procedimiento utiliza, no ya para conseguir la deformación de la base –para ello basta, como nueva aproximación, con un trazo de círculo– sino para la totalidad del trazado de lazo.

Figura 4. Huso de cúpula representada por López de Arenas en el libro impreso de 1633 (h.34v.). Figura 5. Limas de bóveda de rincón de claustro con la modificación de sección conocida como "campaneo".
- Figura 4 - - Figura 5 -

A esta dificultad, que tuvo que encontrar el solucionar esta circunstancia encontramos dos opciones, una que cita Arenas y la llevada a cabo en esta cúpula.

La solución de Arenas –deducible de su tratado– consistiría en darle a los maderos adyacentes a los camones centrales de cada huso una curvatura tridimensional –giro más torsión– a la vez que la sección del camón debe transformarse de trapezoidal en la base a rectangular en la clave. El proceso es sumamente complejo, y aunque Arenas lo escribe con cierto detalle en el texto impreso de 1633, dudo que alguna vez se haya llevado a cabo2. De hecho, no se conoce cúpula o bóveda alguna construida de tal forma. Por otra parte, cabe decir que con tal procedimiento se puede conseguir una perfecta conjunción del lazo y la estructura. En la figura 5 represento el aspecto de camones curvos, pertenecientes a una hipotética bóveda de rincón de claustro, construidos con el procedimiento descrito por López de Arenas.

La solución utilizada en esta cúpula no alcanza los refinamientos geométricos que nos transmite Arenas, pero resuelve eficazmente el problema. De hecho, creo que hasta este momento han pasado desapercibidas las correcciones efectuadas por el carpintero. Como veremos, el carpintero ha ido alterando –con respecto al meridiano– la posición del camón lateral.

En el primer tramo el carpintero ha colocado los maderos de forma radial, conservando el paralelismo solamente en los camones adyacentes al sino de la estrella central. Eso le lleva a una convergencia entre maderos de relativa importancia –hay 6 cm. de diferencia en el ancho de la calle entre la base y la parte superior del primer tramo–. Esta diferencia coincide con las "discrepancias" que encontré en las mediciones efectuadas in situ y que me impidieron durante cierto tiempo conseguir dibujar el lazo de este sector.

Tras un detenido análisis se puede precisar que el carpintero ha utilizado la línea de separación constructiva entre el primer y segundo sector como origen de replanteo del lazo. En esta línea, efectivamente, se conservan –para ambos sectores– las distancias de calles que canónicamente corresponden al lazo de diez lefe. Pero debido a la obligada3 disposición radial de los camones, la calle se ensancha hacia abajo y el lazo deja de ser canónico.

En la figura 6, que representa la planta y alzado de este tramo se observa la inclinación relativa entre los camones centrales y los laterales. La consecuencia más tangible es la irregularidad de almendrillas, azafates y candilejos –más perceptible en estos últimos–. Una vez que el lazo pierde sus estrictas leyes de formación es francamente difícil adivinar el criterio de corrección seguido por el carpintero, pues todas las piezas –salvo los camones– presentan en sus intersecciones mínimos cambios de alineación. En la zona derecha de esta figura he transcrito con la máxima fidelidad las correcciones que ha introducido el carpintero, mientras que en la zona izquierda de la misma imagen he respetado el trazado canónico del lazo, superponiendo –regruesado– la posición real de los camones. Indudablemente, se precisa mucha atención para encontrar las diferencias entre ambas zonas, pero puedo asegurar que fue mucho mayor el esfuerzo del carpintero –y el de mi dibujo actual– para conseguir que no se perdieran los candilejos y almendrillas con tal inclinación relativa entre camones.

Figura 6. Geometría del lazo en el sector inferior de la cúpula. En la mitad derecha del sector he reproducido las correcciones que introdujo el carpintero debidas al no paralelismo de los camones. Figura 7. Formación de estrella en la zona de unión entre el primer y segundo sector de un huso. Obsérvese el cambio de dirección que se produce entre los camones de ambos sectores.
- Figura 6 - - Figura 7 -

En el segundo tramo el problema se le complica, si prosigue con la continuidad radial de los camones, se provocaría su encuentro rápidamente, alterando por completo el trazado del lazo. En este punto introduce una nueva corrección, simple y eficaz: mantiene la direccionalidad de los camones centrales del huso, y conserva el paralelismo en los laterales, manteniendo la distancia original –canónica– entre camones. Con esta disposición provoca un quiebro en la alineación de los camones laterales. Este giro queda claramente visualizado en la fotografía adjunta (figura 7), tomada en el punto de unión del sector inferior con el intermedio.

El carpintero lleva a cabo una nueva corrección con objeto de que la cara inferior de los camones sigan perteneciendo a la superficie esférica predefinida, en la línea de lo expresado por Arenas, pero mucho más simple: se limita a dar forma trapezoidal a la sección reduciendo el alto, aunque sin corregir las caras laterales, que no quedan perpendiculares a la superficie esférica (ver figura 8).

En el siguiente y último tramo del huso, el carpintero ha conservado la alineación de los camones definida en el anterior sector, pero en este caso no corrige la sección –al menos yo no le detectado–, lo que resulta lógico puesto que al estar cerca de la clave la corrección sería inferior a 1 cm. cantidad a todas luces despreciable. Por otra parte, la corta distancia del camón lateral, que rápidamente se encuentra con el límite del huso, contribuye a impedir que se produzcan alteraciones superficiales visibles.

El lazo en el sector central no plantea problema alguno; al llegar sólo los camones centrales de cada huso constructivo, que siguen la dirección radial, se forma la estrella de 12 puntas que vernos en las figuras 1 y 2. En ella el carpintero ha acomodado perfectamente el lazo a la superficie esférica, de hecho, una representación correcta, coincidente con las medidas tomadas in situ obliga a abrir la rueda central, dividiéndola también en husos, sólo así se cumplen las distancias y el correcto tramado del lazo.

Figura 8. Correcciones efectuadas a la sección del camón en el segundo sector de cada huso. Figura 9. Configuración estructural del segundo sector de la cúpula. Tanto los sinos como los candilejos quedan en su mayoría interrumpidos por camones y peinazos, haciéndose necesarias piezas de plementería sobrepuestas -como los candilejos- y primas triangulares en los sinos.
- Figura 8 - - Figura 9 -


La estructura portante

La dificultad y laboriosidad que implica el apeinazado del lazo aporta una considerable ventaja constructiva: cada sector de la cúpula puede construirse y terminarse prácticamente en su totalidad en el suelo 4, pues los peinazos unidos a romo y agudo con espiga confieren la suficiente estabilidad como para la manipulación en el proceso de izado y acoplamiento que a continuación describiré.

La configuración estructural de un sector queda representada en la figura 9. Se puede observar el gran número de peinazos, de hecho tan sólo se utilizan taujeles –tablas de unos 25 mm de espesor– en algunas zonas de unión entre sectores. Esta configuración plenamente apeinazada es similar a la que dibujó Fray Andrés de San Miguel para una taravea con lazo del mismo tipo.

En las figuras 10, 11 y 14 –fotografías tomadas desde la parte superior de la bóveda– vemos la configuración estructural de algunas zonas.

Figura 10. Configuración estructural de la unión de camones laterales en el sector inmediato a la rueda central. Figura 11. Unión entre camones laterales en sector intermedio. Obsérvese que los camones no toman contacto entre sí.
- Figura 10 - - Figura 11 - - Figura 14 -

Para la construcción de cada sector el carpintero sólo ha necesitado construir una plataforma de apoyo, de superficie esférica, de reducidas dimensiones. La mayor dimensión viene determinada por la rueda central y bastaría con una plataforma de unos 350 cm. de lado.

La estructura portante es evidente: Los camones centrales de cada huso son los destinados a transmitir con continuidad las acciones de peso propio y plementería, las únicas que actúan sobre la cúpula. Los camones laterales pueden colaborar en la transmisión, pero de una forma totalmente accesoria, pues se comprueba que en varios husos los camones laterales no llegan a tocarse (figura 11).


Proceso de montaje

El proceso de montaje se comprende y queda unívocamente definido gracias al estudio de las uniones entre los camones de diferentes sectores. Todas las uniones son del mismo tipo, el madero superior presenta una espiga central, destinada a alojarse en una mortaja abierta a todo el ancho de la cabeza del madero inferior. Esta unión, que trabaja perfectamente a compresión, es incapaz de transmitir cualquier tracción o solicitación transversal. La necesaria continuidad se consigue suplementando en la zona de unión un camón auxiliar.

En un principio me pareció evidente el proceso habitual: se colocarían los sectores inferiores de cada huso y se irían colocando sucesivamente los superiores, ensamblándolos fácilmente gracias al sistema de unión descrito. Suponía que la rueda central se incorporaría mediante otro sistema de unión. Esta teoría sucumbió cuando conseguí ver la unión entre la rueda central y el último sector: Sorprendentemente era del mismo tipo (figura 13).

Figura 13. Unión entre el último sector y la rueda central. Figura 16. Apoyo de los camones de la cúpula del Salón de Embajadores,	en el estribo se aprecia la ausencia de espiga y la utilización de calzos de diversa dimensión para ajustar la altura.
- Figura 13 - - Figura 16 -

Con un ligero esfuerzo de imaginación se ve que, una vez colocados los sectores inferiores, es imposible insertar la rueda central –simplemente no cabe– pues, debido a las espigas salientes, el diámetro del casquete esférico es mayor que el hueco que dejan los últimos sectores de cada huso.

La presencia de estas uniones permite definir cual fue el proceso seguido por el carpintero pues sólo hay una posibilidad: La estrella central tuvo que ser el primer elemento que se fijó y colocó en posición. Para ello solo necesita colgarse del camaranchón superior, cubierta ésta que con toda lógica se construyó con anterioridad, para proteger de las inclemencias ambientales a la cúpula, dado que cada sector se montaría completamente terminado.

Este "cuelgue" subsiste todavía hoy, aún cuando en las obras de restauración del pasado siglo se renovó el camaranchón superior, pero respetándose, con buena lógica, el sistema de cuelgue (ver figura 14).

Una vez fijada esta rueda es relativamente sencillo ir izando los sectores inferiores, colgándolos del propio camaranchón, e irlos empalmando hasta llegar a la zona del estribo (ver fig. 17). Aquí aparece un nuevo detalle que corrobora la certeza de esta hipótesis: La base de los camones está directamente apoyada en la superficie del estribo. Está disposición constructiva es ciertamente anómala, las construcciones en madera suelen presentar alguna configuración de enlace más eficaz que el simple contacto, como es la formación de patilla y barbilla en los pares de las armaduras o la espiga que dibuja López de Arenas precisamente en su representación de camones curvos de cúpulas (ver figura 15).

Figura 15. Camón de cúpula 	representado por López de Arenas (1633, h. 33v). En la zona inferior derecha 	se aprecia una formación de espiga en la base del camón.
 - Figura 15 -  

Ahora bien, si se ha ido construyendo desde arriba es imposible encajar posibles espigas en mortajas del estribo. La única posibilidad es la que aquí aparece, la base del camón está directamente apoyada y se ha regulado su posición con la ayuda de calzos de madera (ver figuar 16).

Este proceso de construcción es revelador tanto de una gran pericia técnica como de un alto grado de control geométrico. El carpintero tuvo que haber dibujado una sección de la cúpula para calcular con precisión la distancia sobre el estribo a la que debía fijar la rueda central.

La ventaja de este proceso se debe relacionar con las lógicas tolerancias de fabricación, pues consigue trasladar las pequeñas diferencias –pequeñas pero altamente perturbadoras de la trama de lazo– a la zona del estribo. Allí se pueden disimular bajo la cinta inferior sin alterar lo más mínimo el lazo. Si se trasladaran las mismas tolerancias al encuentro con la rueda central sería prácticamente imposible conseguir la continuidad y regularidad del lazo.

Figura 17. Hipótesis del proceso seguido en el montaje de la cúpula. Selecciona el número de cada fase para ver su descripción Figura 18. Cuadral principal, maderos secundarios y solera anular de apoyo en la formación del asiento de la armadura.
- Figura 17 - - Figura 18 -


El asiento de la armadura

Una completa definición constructiva de la armadura obliga a describir el sistema de apoyo de los maderos de la cúpula.

Todo el peso de la cúpula se transfiere a los muros en ocho puntos de apoyo que se corresponden con los cuatro cuadrales situados en las esquinas de la caja mural. La sección de estos cuadrales es de 35 cms. de base y unos 28 cms. de alto. En los cuadrales se encajan unos maderos secundarios de 17 cms. de base y unos 25 cms. de alto, paralelos a la cara interior del muro y separados unos 5 cms de éste. Con este conjunto de maderos se consigue una plataforma octogonal, todavía insuficiente para el apoyo de la circular que forman la base de los camones. Nuevos maderos de 21 cms. de base y unos 17 cms. de alto se fijan –mediante simple clavado– a las esquinas de anterior octógono consiguiendo ya una plataforma de dieciséis lados. Directamente sobre esta plataforma se apoya una solera anular de 13 cms. de base y 10 cms. de alto en el que ya asientan directamente las bases de los camones.

El anillo está replanteado con un ligero vuelo en el punto medio de las caras del polígono, lo que provoca que en las esquinas el anillo quede prácticamente sin apoyo, esto se ha solucionado con unas pequeñas ménsulas con doble misión: Dar mayor apoyo al anillo y servir de base para la tablazón existente sobre las pechinas de mocárabes.

También se observa la existencia de pequeñas ménsulas –zoquetes– situadas bajo el madero paralelo a los muros.

La configuración descrita, que debe responder al asiento original de la armadura, presenta hoy algunas alteraciones al haberse insertado, posiblemente en las restauraciones del pasado siglo, algunos maderos adicionales, que se sitúan bajo la estructura descrita.

Se observa incluso que uno de estos maderos está seccionado en la mitad de su longitud y permanece colgado, mediante herrajes, del cuadral principal.

NOTAS

1. Según una inscripción, referida por González de León, la armadura se ejecutó en 1427. Sin embargo, en la reciente restauración de la cúpula, en la que se han inspeccionado minuciosamente todos los elementos, el equipo de restauración no ha encontrado la inscripción referida por González de León.

2. A esta modificación de la sección del madero se le conoce como "campaneo". En armaduras planas se utiliza para la correcta configuración de las limas moamares. En armaduras curvas es descrita por Fray Andrés de San Miguel y fue interpretada por Nuere (1990). La descripción de López de Arenas aparece en las hojas 35Y y 36 del texto impreso (1633) y la interpreto en Candelas (2000).

3. La disposición radial en alguno de los tramos viene obligada por la propia geometría esférica.

4. Tan sólo se dejarían para una colocación posterior, una vez ensamblados todos los sectores de la cúpula, las piezas de plementería que rellenan los candilejos y azafates de la trama.

BIBLIOGRAFÍA

CANDELAS GUTIÉRREZ, A L. (2000): "Bóvedas de madera: ¿se pueden construir según describen los tratados?". En Actas del III Congreso Nacional de Historia de la Construcción.

FERNÁNDEZ AGUILERA, S., PÉREZ FERRER, J.C. (2000): "Restauración de la cúpula del salón de embajadores", en Apuntes del Alcázar de Sevilla. nº 1, Mayo.

GONZÁLEZ DE LEÓN, F. (1 844): Noticia artística, histórica y curiosa de todos los edificios públicos, sagrados y profanos de esta muy noble ciudad de Sevilla.

LÓPEZ DE ARENAS, D.: Primera y segunda parte de las reglas de carpintería, fecho por Diego López de Arenas en este año de MDCXVIII,. Edición facsímil del primer manuscrito, Madrid, 1966, Instituto de Valencia de Don Juan.

LÓPEZ DE ARENAS, Diego: Breve Compendio de la Carpintería de lo Blanco y Tratado de Alarifes,..., y otras cosas tocantes a la geometría y puntas del compas. Edición facsímil de la primera edición de Sevilla de 1633 de Luis Estupiñán. Valencia, 1982, Albatros.

NUERE MATAUCO, E.: La carpintería de lo blanco. Lectura dibujada del primer manuscrito de López de Arenas. Madrid, 1985, Ministerio de Cultura.

NUERE MATAUCO, E.: La carpintería de lazo: lectura dibujada del manuscrito de Fray Andrés de San Miguel. Málaga, 1990, Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Oriental.

SEGURA de la ALCUÑA, A. (Fray Andrés de San Miguel): Manuscrito sin título, (h. 1640), conservado en la Universidad de Texas, facsímil en Nuere (1990).

Arriba
4: Se coloca el sector inferior de cada huso, acoplandolo en el superior y acuñandolo en el estribo. Finalmente se trasdosan las uniones entre sectores con maderos de continuidad.3: Acoplamiento de nuevos sectores laterales, comienza la incorporación de arrocobas entre husos.2: Izado y acoplamiento de los sectores laterales, con puntos provisionales de fijación.1: Colocación de puntos de sujección e izado de la rueda central.