La convivencia es un arte
- Por Hilda Pupo Salazar
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Para una buena convivencia es fundamental, entre otros valores: respeto, afabilidad, benignidad, comunicación, educación y saber tolerar, con inteligencia, costumbres de otras personas.
Hoy se aprovecha el llamado trabajo colaborativo importante para lograr objetivos comunes en diferentes desempeños, tantos individuales como colectivos, para la mejor armonía en la sociedad.
Su consumación es desarrollar roles que se relacionan, complementan y diferencian en persistencia de una meta colectiva, que es imposible lograrlo solo, sin oponerse a lo individual, sino desde una estrategia complementaria, para fortalecer el perfeccionamiento integral.
Es recomendable tener presente, además, el amor a la naturaleza, la coherencia, coraje, paciencia, esenciales para establecer entendimientos, desde la primera premisa en aceptar la dignidad de cada quien, sin prejuicios ni discriminaciones y comprender que puedan tener pensamientos, creencias y opiniones distintos a los nuestros.
En las conversaciones jamás puede existir la falta de respeto, hay que discutir, defender criterio hasta combatir opiniones, pero siempre venerando y que los demás sean capaces de entenderlo así, sin nadie aprovecharse de nada, solo con total respeto.
Constituye una actitud positiva en nuestra relación para con los demás, hasta lograr un ambiente de cordialidad, para facilitar consolidar la concordia, porque si la actitud es recelosa, indiferente, jactanciosa, fatua, difícilmente nos permitirá una convivencia satisfactoria.
En las relaciones sociales, no siempre las buenas intenciones son suficientes para convencer que la razón es nuestra. Hay que demostrar: solidaridad en todos los momentos, como una actitud buena hacia los demás, responsabilidad al cumplir lo que prometes, sin dejar dudas y la importante disciplina en todos los momentos, de lo contrario no se alcanzarán las metas previstas.
Para tratar con inteligencia a los demás, es importante saber escuchar cualquier tema y en diferentes circunstancias e intentar conocer a las otras personas, hasta ponerse en su lugar, sin juzgar a la ligera, que rompe cualquier encanto.
Hay que saber tratar a impertinentes, jactanciosos, prepotentes, falsos, incumplidores de la palabra empeñada, sin predisposición ni prejuicios hasta conseguir puntos de acuerdos. Para poder lograrlo, todas las partes deben ceder a menudo en sus posturas hasta hacer posible la auténtica convivencia.
Muy importante es fortalecer los lazos de unión, respeto y confianza, hacer crecer el amor entre todos, reverenciar a las personas mayores, colaborar con las labores conjuntas, ser bondadosos y honestos.
Tengamos en cuenta a Confucio, gran pensador y educador al inicio del período de los Reinos, quien afirma: “No hagas lo que no te gustaría que te hicieran”. El sabio Buda: “Estamos en este mundo para convivir en armonía, quienes no la saben no luchan entre si”. El profesor croata, Eraldo Banovac: “La esencia de la convivencia es realmente sencilla, vive y respeta como otros viven”. Papa Francisco. “La convivencia es un arte. Es un arte paciente, un arte hermoso, es fascinante”.
