Desde la aparición de los primeros pulgones verdes a mediados de abril, el sector remolachero francés y la CGB han estado muy atentos a la aparición de síntomas de amarillez de la remolacha en las parcelas. Esta enfermedad está causada por cuatro virus distintos que se propagan a través de los pulgones. Como recordatorio, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha prohibido el uso de neonicotinoides para el recubrimiento de las semillas de remolacha en enero de 2023, lo que deja a la industria francesa en un callejón sin salida en sus esfuerzos por combatir eficazmente estas plagas.
Aunque es prematuro hacer un balance definitivo del problema del amarilleo para 2023, las observaciones realizadas en las distintas regiones remolacheras indican que las superficies afectadas por el amarilleo, en esta fase, son de bajas a moderadas a nivel nacional, y la CGB se felicita por ello.
No obstante, los síntomas siguen apareciendo en varias regiones, por lo que será necesario esperar al inicio de la cosecha, a mediados de septiembre, para calibrar con precisión el alcance de la epidemia y sus repercusiones en los rendimientos.
Además, hay zonas en las que la presión del amarilleo es ya elevada (sobre todo en las regiones de Centro-Val de Loira e Île-de-France), con parcelas afectadas en más de un 50%. Los agricultores afectados podrían sufrir pérdidas de rendimiento muy importantes.
A principios de febrero de 2023, el Ministro de Agricultura francés se comprometió públicamente a que las pérdidas debidas al amarilleo se compensarían íntegramente, sin franquicia ni límite máximo. La interprofesión acaba de recibir una carta del delegado interministerial para la industria azucarera en la que afirma que «en ausencia de una crisis importante, lo más probable es que no sea posible justificar la activación del artículo 221 de la OCM», lo que supondría volver al régimen denominado «de minimis».
A este respecto, Franck Sander, Presidente de la CGB, declara: «El compromiso adquirido por el Ministro y el Gobierno ante el Parlamento de compensar íntegramente las pérdidas causadas por la ictericia debe respetarse para los agricultores afectados, sea cual sea la amplitud de la ictericia y el sistema de compensación elegido, con el fin de preservar las zonas remolacheras en los años venideros. También es urgente proporcionar a los agricultores soluciones técnicas suplementarias para luchar eficazmente contra el pulgón en los próximos años.
