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El canto mozárabe y su entorno Estudios sobre la música de la liturgia viejo hispánica Edita: Sociedad Española de Musicología c/ Torres Miranda 18. • 28045 Madrid sedem@sedem.es/ • Tel.: 915 231 712 www.sedem.es Sección C: Estudios, n.º 24 ISBN: 978-84-86878-29-0 Depósito legal: M-33549-2013 Edición a cargo de: Ismael Fernández de la Cuesta, Rosario Álvarez Martínez y Ana Llorens Martín © de la edición: Sociedad Española de Musicología © de los artículos: los autores Imagen de cubierta: Miniatura del folio 103 del Antifonario de León Impreso en España / Printed in Spain Maqueta e imprime: Imprenta Taravilla, S.L.- Mesón de Paños, 6-28013 Madrid Cualquier forma de reproducción, distribución comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. COLABORA: «Proyecto de Investigación El canto llano en la época de la polifonía Ministerio de Economía y Competitividad HAR2010-17398» Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología Luis CABALLERO ZOREDA Centro de Ciencias Huamanas y Sociales, CSIC, Madrid Isaac SASTRE DE DIEGO FECYT - University of Oxford * Resumen: Entre las basílicas urbanas destaca la funeraria de Santa Eulalia de Mérida construida sobre los restos del mausoleo de la mártir, y los conjuntos de Tarragona, también funerario, y de Egara, el único episcopal de nuestra Península que permite distinguir los itinerarios eclesiásticos. Las iglesias rurales hispánica tardoantiguas tienen como característica el foco oriental del santuario y otro occidental, cuyas posiciones contrapuestas determinan la liturgia. En la alta Edad Media colocamos las iglesias que hasta ahora se consideraban «de época visigoda» y cronología en el s. VII. Sus formas y estructuras rompen con las basilicales tardoantiguas, multiplicando, al menos aparentemente, sus variantes. Entre los grupos más característicos están las iglesias con transepto, bien posean aulas de tres naves o de una sola nave y habitaciones laterales. Además se repasa la evolución tipológica de los altares. Palabras clave: Iglesias visigodas, iglesias mozárabes. Mausoleos. Monasterios. Santuario, sacristías, transepto, coros, baptisterios. Mobiliario litúrgico, altares, canceles. Reliquias. Abstract: Among the Late Roman Hispanic urban basilicas, the funerary one of Saint Eulalia at Merida, which was built over the remains of the martyr mausoleum, stands out. Also both the funerary complex of Tarragona and the Episcopal complex of Egara, which allow us to distinguish the ecclesiastical itineraries, are important. Some Late Antique rural churches are characterizes by the presence of two liturgical spaces: the sanctuary in the East apse, and another western apse. Both apses determine the Liturgy of these buildings. Some of the churches hitherto dated to the 7th century AD, thus as Visigoths, have been reviewed and dated to the Early Middle Ages. Their typologies and structures break with the Late Antique basilica model, increasing the variants. Among the most characteristics groups are the churches with a transept, including buildings with three or one nave and lateral rooms. Moreover, this paper reviews the typological evolution of the Christian altars. Keywords: Visigoth churches, Mozarab churches. Mausoleum. Monasteries. Sanctuaries, vestries, transepts, baptisteries. Liturgical elements, altars, chancels. Relics. * luis.caballero@cchs.csic.es; isaac.sastre-dediego@history.ox.ac.uk 259 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO Introducción Nuestra participación en un congreso dedicado al Antifonario de León y, por extensión, a los textos litúrgicos prerrománicos busca ofrecer a los lectores, desde la experiencia arqueológica, el marco arquitectónico, los espacios de la liturgia donde resonó su música. Agradecemos a los organizadores la oportunidad de dar una distinta perspectiva que enriquezca y ayude a completar su complejo mundo. El notable número de restos arqueológicos pertenecientes a edificios religiosos conocidos en España no ofrece, sin embargo, una información suficiente para reconocer arquitectónicamente la liturgia hispana. Por otra parte, la información ofrecida por las fuentes escritas no siempre es fácil de relacionar con estos restos materiales, lo que ha dado lugar a la comisión de anacronismos y ha obligado a menudo a forzar los datos para hacerlos corresponder entre sí. No faltan trabajos que han intentado conjugar los textos litúrgicos con la arqueología, entre ellos destacan los de R. Puertas Tricas, J. A. Íñiguez Herrero, o los más recientes de E. Quevedo-Chigas y C. Godoy1. En este breve texto nos centramos solo en los restos arqueológicos, eligiendo algunos ejemplos que parecen más expresivos. El límite cronológico se coloca en el s. X, cuando el influjo europeo inició la sustitución de la liturgia hispana por la romana y, a la vez, un cambio notable en la arquitectura eclesiástica. Nosotros proponemos que existió antes otro cambio constructivo que afectó a la organización espacial de los edificios como consecuencia de los sucesos histórico/políticos ocurridos a inicios del s. VIII, con la llegada islámica. Consecuentes con 1 PUERTAS TRICAS, Rafael. Iglesias hispánicas (siglos IV al VIII). Testimonios literarios. Madrid, Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural Ministerio de Educación y Ciencia, 1975; ÍÑIGUEZ HERRERO, José Antonio. El altar cristiano. De los orígenes a Carlomagno. Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra, 1978; QUEVEDO-CHIGAS, Elena. «Early Medieval Iberian architecture and the Hispanic liturgy: A study of the development of church planning from the fifth to the tenth centuries». Ph. D. Diss. Institute of Fine Arts, New York University, 1995; GODOY, Cristina. «Arqueología y liturgia. Iglesias Hispánicas (siglos IV al VIII)». Universitat de Barcelona, 1995; ARBEITER, Achim. «Los edificios de culto cristiano: escenario de la liturgia». En Repertorio de arquitectura cristiana en Extremadura: Época tardoantigua y altomedieval. Pedro Mateos Cruz y Luis Caballero Zoreda (eds.). Col. Anejos de AEspA, 29. Mérida, Instituto de Arqueología de Mérida, 2003, pp. 177-231. 260 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología esta idea defendemos una hipótesis innovadora: que la arquitectura que tradicionalmente se considera más representativa de la época visigoda pertenece en realidad a manifestaciones de influencia o transmisión islámica, «mozárabes». Por lo tanto, que se debe adelantar su fecha a una etapa que corre entre el emirato y la eclosión de la reconquista producida hacia el año 900 en el valle del Duero (ss. VIII-X)2. Así se explican mejor las diferencias estructurales de su arquitectura3 y otras formales de la escultura decorativa y de la organización litúrgica4. Los edificios eclesiásticos hispanos, tanto tardoantiguos como altomedievales, ofrecen un denominador común: la fuerte jerarquización de sus espacios. El santuario se encuentra siempre separado y destacado en el 2 3 4 En defensa de esta hipótesis véanse CABALLERO ZOREDA, Luis. «Un canal de transmisión de lo clásico a la Alta Edad Media española. Arquitectura y escultura de influjo omeya en la Península Ibérica». Al-Qantara, 25-26 (1994/95), pp. 107-124; REAL, Manuel Luis. «Innovaçao e resistência: dados recentes sobre a antiguidade crista no ocidente peninsular». En IV Reunió d’Arqueologia Cristiana Hispànica. Josep M. Gurt y Nuìria Tena (eds.). Serie Monografies de la Seccioì HistoÌrico-ArqueoloÌgica, 4. Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1995, pp. 17-68; VILLALÓN, Mª Cruz. «El paso de la Antigüedad a la Edad Media. La incierta identidad del arte visigodo». En Arte de épocas inciertas: De la Edad Media a la Edad Contemporánea. Mariìa del Carmen Lacarra Ducay (coord.). Zaragoza, Institución Fernando el Católico CSIC, 2009, pp. 7-45; UTRERO AGUDO, Mª Ángeles. «Late-Antique and Early Medieval Hispanic Churches and Archeology of Architecture: Revisions and Reinterpretations of constructions, chronologies and contexts». Medieval Archaeology, 54 (2010), pp. 1-33; CABALLERO ZOREDA, Luis, MORENO MARTÍN, Francisco José. «Sobre la dimensión epistemológica e histórica de una propuesta historiográfica. El modelo explicativo mozarabista». En Im Schnittpunkt der Kulturen - Cruce de Culturas. Arquitectura y su ornamentación y decoración en la Península Ibérica (siglos VI-X/XI) - (Heidelberg, 2009). En prensa. Otros autores mantienen la hipótesis tradicional, ARBEITER, Achim. «Alegato por el inventario monumental hispano-visigodo». En Visigodos y Omeyas. Luis Caballero y Pedro Mateos (eds.). Col. Anejos de AEspA, XXIII. Madrid, CSIC, 2000, pp. 249-263; BANGO, Isidro. «Arte hispanovisigodo. El templo en la España de los siglos VI y VII». En Arte prerrománico hispánico. El arte en la España cristiana de los siglos VI al XI. Col. Summa Artis, vol. VIII-II. Madrid, Espasa-Calpe, 2001, pp. 25-165. Referencias críticas a todos los edificios citados y su análisis constructivo en UTRERO AGUDO, Mª Á. Iglesias tardoantiguas y altomedievales en la Península Ibérica. Análisis arqueológico y sistemas de abovedamientos. Col. Anejos de AEspA, 40. Madrid, CSIC, 2006. Un análisis tipológico del altar, en Sastre de Diego, Isaac. «El altar en la arquitectura cristiana hispánica (siglos V-X). Estudio arqueológico». Tesis doctoral. Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 2009 (en prensa). 261 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO ábside, que culmina y preside todo el edificio. En su interior se encontraba el altar, a diferencia de lo que sucede en otras regiones del Mediterráneo (norte de África, las basílicas romanas), donde el altar estaba en un recinto segregado del aula. Con la diferenciación del santuario se establece una clara separación entre el celebrante en el santuario, el clero celebrante en los coros y el pueblo asistente, laico, en el aula. A estos espacios principales debemos añadir la existencia de otros, no siempre presentes, con función auxiliar (sacristías), bautismal, martirial o funeraria y habitacional. La Antigüedad tardía La primera arquitectura cristiana de Hispania está representada por mausoleos construidos en los siglos IV y V por la clase dominical. Aunque raramente se pueden diferenciar los que fueron cristianos de los paganos, se ha pretendido ver en algunos de ellos martyria en los que no solo se recordaría la memoria de los familiares enterrados en su cripta, sino se veneraría la de aquellos que fueron mártires o considerados santos. Así ocurre con el mausoleo de La Alberca (Murcia; s. IV)5 por su comparación con modelos mediterráneos (Marusinac, Croacia); pero en él no se constata una segunda etapa de transformación cultual, ni apareció mobiliario litúrgico, epigrafía u otros elementos que permitan dar una interpretación martirial más allá de su tipología funeraria. Algo similar puede decirse del excepcional edificio de Centcelles (Constantí, Tarragona; s. III, mediados del IV)6, que reutiliza dos salas de una villa tardorromana 5 6 MERGELINA, Cayetano de. «El sepulcro de La Alberca». En Crónica del III Congreso Arqueológico del Sudeste Español (Murcia 1947). Cartagena, Papelería Mayor Junta Municipal de Arqueologiìa y del Museo de Cartagena, 1947, pp. 283-293; SCHLUNK, Helmut. «El arte de época paleocristiana en el Sudeste español. La sinagoga de Elche y el «martyrium» de La Alberca». En ibid., pp. 335-379. ARBEITER, Achim, KOROL, Dieter. «El mosaico de la cúpula de Centcelles y el derrocamiento de Constante por Magnencio». Butlletí Arqueològic, 10-11 (1988-1989), pp. 193-244. Véase Centcelles. El monumento romano: iconografía y arquitectura. Javier Arce (ed.). Roma, Erma di Bretschneider, 2002; especialmente ARCE, Javier. «Nuevas reflexiones sobre la iconografía de la cúpula de Centcelles». En ibid., pp. 11-20 y WARLAND, Rainer. «Die Kuppelmosaiken von Centcelles als Bildprogramm 262 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología FIG. 1.—Planta de La Cocosa, con el mausoleo privilegiado, el baptisterio y otras estancias de posible uso religioso (Serra i Rafols, 1952). inacabada. Las escenas figuradas con pintura y mosaico en la cúpula conservada han dado lugar a una larga controversia sobre sus patrocinadores y su finalidad, funeraria o de representación, privada o de un obispo. En cualquier caso, el edificio es de carácter cristiano, aunque las escenas son sincréticas, con temas paganos (caza y las Estaciones) y cristianos (Antiguo Testamento). En estos edificios no se distingue aún un espacio litúrgico. Solo en algunos casos excepcionales se ha logrado reconocer la relación entre un mausoleo primitivo y su conversión en una iglesia rural o su sustitución por una basílica urbana. Ejemplos de lo primero son el de Las Vegas de Pueblanueva (Toledo; época teodosiana)7, un mausoleo 7 spätantiker Privatrepräsentation». En ibid., pp. 21-35. Además, DUVAl, Noël. «Le problème d’identification et de datation du monument de Centcelles, près de Tarragone». Antiquité Tardive, 10 (2002), pp. 443-459. HAUSCHILD, Theodor. «Das Mausoleum von Las Vegas de Pueblanueva (prov. Toledo)». Madrider Mitteilungen, 19 (1978), pp. 130-131. Reutilizado como cubierta de una tumba cercana al ábside apareció un fragmento del tablero de altar que puede ser datado entre los siglos VI-VII (SASTRE DE DIEGO, I. El altar en la arquitectura..., catálogo CM10; cf. supra nota 4). 263 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO poligonal que viene transformado en iglesia con la adición de un ábside, y el de La Cocosa (Badajoz; fig. 1), donde se construirá (ss. VI-VII)8, alrededor del mausoleo tetralobulado originario, un conjunto cultual, posiblemente una parroquia, formado por una pequeña iglesia, la capilla funeraria-martyrium y un baptisterio. La tipología panonia del tablero de altar9 hallado en el recinto, pero en posición secundaria, apoya la existencia de un culto martirial, y la disposición de los espacios establece la organización del circuito litúrgico. En cuanto al mundo urbano, una observación de conjunto de las primeras basílicas urbanas conocidas en Hispania ofrece elementos agrupadores. Todas presentan plantas basilicales, con una división simple en aula (quadratum populi), normalmente de tres naves; un recinto delimitado entre el aula y el santuario, considerado coro, en ocasiones relacionado con un transepto; y un ábside exento, único y destacado en planta, en el que culmina el marcado eje axial y que es expresión de la liturgia de la época, que solo permite un santuario y, por lo tanto, un único altar eucarístico para la celebración de la sinaxis. Podemos decir que la arquitectura cristiana hispana de carácter urbano durante los siglos VI-VII es sencilla, heredera directa de la arquitectura romana e integrada en la tipología de las primeras basílicas conocidas en el Mediterráneo. Los fragmentos de altares hallados en estos edificios y la comparación con los datos de las basílicas urbanas mediterráneas de este tiempo permiten proponer el altar de cuatro soportes y ara central como su tipo habitual. Las basílicas urbanas mejor documentadas pertenecen a los complejos que integran las de Francolí y Parc Central en Tarragona y la de Santa Eulalia en Mérida, directamente relacionadas con el desarrollo de un culto martirial local y la consecuente práctica funeraria10. Ambos conjuntos 18 SERRA I RAFOLS, José de. La villa romana de la dehesa de «La Cocosa». Serie Revista de Estudios Extremeños, Anejo 2. Badajoz, Institución de Servicios Culturales, 1952. 19 SASTRE DE DIEGO, Isaac. «Los altares de Extremadura y su problemática (siglos VIX)». Hortus Artium Medievalium, 11 (2005), pp. 97-110. 10 Otras basílicas urbanas son mal conocidas y discutidas: las suburbanas de Santa Leocadia y los Santos Pedro y Pablo en Toledo; la trilobulada de Cercadilla en Córdoba, que reutilizaría un espacio anterior; la supuesta aula episcopal, el baptisterio y la problemática iglesia cruciforme del conjunto episcopal de Barcelona; la dudosa episcopal de Valencia-La Almoina, de la que apenas se conoce parte del que sería su ábside, una capilla martirial («Cárcel de Vicente») y una estructura cruciforme inter264 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología comparten características: su situación suburbana respecto a la topografía de la ciudad romana dado su carácter funerario; su papel como polo de atracción para nuevos enterramientos alrededor y en el interior del edificio con mausoleos privilegiados; y la presencia de otros edificios para atender las necesidades derivadas de la afluencia de fieles y peregrinos al lugar, tales como monasterios, albergues y hospitales. La topografía de la ciudad cristiana se completaba con la existencia de otro complejo situado en su interior, formado básicamente por la basílica y el palacio episcopales. La excavación de la basílica de Santa Eulalia de Mérida11 (fig. 2) ha permitido conocer la evolución de este espacio sagrado desde su origen, un antiguo mausoleo construido después de las persecuciones de Diocleciano (hacia 305) y que podría corresponder al cantado como tumulus de la mártir por Prudencio (hacia 400). Su ruina se respetó al construirse sobre él la primera basílica (segunda mitad del s. V, restaurada hacia 550 por el obispo Fidel), de forma que se rodeó por su amplio ábside y su gran santuario. Similar a las grandes basílicas mediterráneas, está preparada para la recepción de numerosos grupos de peregrinos que ocuparían el aula separados del santuario por una arquería a modo de iconostasio. La construcción de la basílica respetó las criptas de los mausoleos previos que quedaron como enterramientos privilegiados y aún se construyó en el espacio del coro, una cripta para mausoleo de los obispos. En la restauración promovida por el obispo Fidel se debió cambiar parte o todo el mobiliario litúrgico, incluyendo los canceles, cuyos restos confirman la existencia de cierres entre los distintos espacios litúrgicos. Esta reforma posiblemente también afectó al altar (como componente del mismo fue identificado un tablero)12. El conjunto se completaba con un pretada como baptisterio; la de fecha controvertida de Segóbriga (Saelices, Cuenca); y el edificio, quizás un palacio, denominado Sé de Idanha-a-Velha (Portugal). 11 MATEOS, Pedro. La basílica de Santa Eulalia de Mérida. Arqueología y Urbanismo. Col. Anejos de AEspA, 19. Madrid, CSIC, 1999. 12 Solo uno de los tres fragmentos considerados tableros de altar parece serlo. Otro de ellos, con una inscripción en el canto –oratio mea– no reúne ninguna de las características tipologizadas en los altares tardoantiguos. SASTRE DE DIEGO, Isaac. Los primeros edificios cristianos de Extremadura. Sus elementos y espacios litúrgicos. Caelum in Terra. Colección Estudios Históricos de la Lusitania, Serie Ataecina, 5. Mérida, Instituto de Arqueología de Mérida, 2010. 265 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO monasterio y con un xenodoquium u hospital, situado a 200 m al este de la basílica, dedicados a atender a los peregrinos. Sabemos que se desarrollaban solemnes procesiones en las fiestas litúrgicas más importantes de la ciudad, como la del aniversario de la mártir Eulalia, que recorría un itinerario establecido entre su basílica y la episcopal. Pero del complejo episcopal de Mérida, con su catedral dedicada a Santa María, baptisterio y atrio episcopal, solo conocemos su descripción en las Vidas de los Santos Padres Emeritenses (s. VII)13. FIG. 2.—Basílica de Santa Eulalia de Mérida, planta de la zona de la cabecera, con el mausoleo de los obispos a los pies del santuario (Mateos, 1999) 13 Vitas Sanctorum Patrum Emeretensium. VELÁZQUEZ, Isabel. Hagiografía y culto a los santos en Hispania Visigoda: Aproximación a sus manifestaciones literarias. Col. Cuadernos Emeritenses, 32. Meìrida, Museo Nacional de Arte Romano, 2005; IDEM. Vidas de los Santos Padres de Mérida. Madrid, Editorial Trotta, 2008. 266 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología El complejo suburbano de Tarragona, iniciada su excavación en los años 20 del siglo pasado14, se conoce mejor (fig. 3). Aunque no se ha podido identificar el lugar de enterramiento originario de los mártires locales Fructuoso, Augurio y Eulogio, la gran basílica martirial de El Francolí se construye, como en Mérida, sobre una necrópolis previa que tuvo una gran expansión en los siglos posteriores, hasta fines del s. VI15. Algunos mausoleos se incorporaron a la fábrica de la basílica. En su interior, en posición secundaria, aparecieron fragmentos vinculables al altar: uno de los stipites y el tablero. Una inscripción grabada en el canto del tablero mencionaba a los tres mártires16. Estos restos corresponden al tipo de altar habitual en el Mediterráneo tardoantiguo: una gran mesa rectangular cuyo tablero es sostenido por cuatro columnitas y el ara, que se coloca en el centro. Al asumir varias funciones, martirial, funeraria, de peregrinación, este tipo de complejos suburbanos fueron creciendo con la adición de nuevos edificios. En el de Tarragona, a la basílica primitiva y ¿principal?, la de El Francolí, se le adosó un amplio monasterio con dos atrios, entre cuyos servicios pastorales contaba con un baptisterio17. Y también otra segunda basílica funeraria: la del Parc Central18 (o basílica Norte; fig. 3), con aula dividida en tres naves, transepto no acusado en planta que cerraría 14 SERRA VILARÓ, Juan. Excavaciones en la necrópolis romano-cristiana de Tarragona. Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, 1927; PUIG I CADAFALCH, Josep. El cementiri paleocristà i la catedral primitiva de Tarragona. Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1927. 15 AMO, Mª Dolores del. Estudio crítico de la necrópolis paleocristiana de Tarragona. 3 vols. Tarragona, Excma Diputacioì provincial de Tarragona, 1979-1981-1989; LÓPEZ VILAR, Jordi. Les basiliques paleocristianes del suburbi occidental de Tarraco. El temple septentrional i el complex martirial de Sant Fructuós. Tarragona, Universitat Rovira i Virgili Institut CatalaÌ d’Arqueologia ClaÌssica, 2006. 16 VIVES, José. «Una inscripció històrica del màrtirs de Tarragona». Analecta Sacra Tarraconensia, 9 (1933), pp. 247-251; IDEM. «La necrópolis romano-cristiana de Tarragona». Analecta Sacra Tarraconensia, 13 (1937-1940), pp. 47ss. 17 Su presencia motivó que PUIG I CADAFALCH (El cementeri paleocristà...; cf. supra nota 14) interpretara esta basílica como la catedral paleocristiana, propuesta rechazada por Vives (VIVES, J. «La necrópolis romano-cristiana...», p. 47) y por Palol (PALOL I SALELLAS, Pedro de. Arqueología Cristiana de la España romana. Madrid, CSIC Instituto Enrique Floìrez, 1967, p. 55) por considerarlo argumento insuficiente. 18 LÓPEZ VILAR, J. Les basiliques paleocristianes... (cf. supra nota 15). 267 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO FIG. 3—Complejo religioso del suburbio de Tarragona (López Vilar, 2006) 268 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología el paso de las naves laterales, y ábside destacado con una estancia anexa en su lado norte. A los pies posee un patio delantero o nartex. El santuario, en el ábside, fue el único espacio respetado sin enterramientos. Ambas basílicas tenían un mausoleo especialmente «privilegiado» situado a eje del edificio, en su testero occidental. En la basílica primitiva de El Francolí, aprovechando un mausoleo posiblemente anterior a ella y en la de Parc Central, formando parte de su composición arquitectónica, quizás dedicado a sus fundadores. Dada su situación occidental se ha propuesto que ambos tenían la función de coros occidentales, como los de las iglesias rurales que veremos más adelante19. De ser como se propone, estos importantes focos litúrgicos verían reforzada su explicación funeraria. Nosotros, en cambio suponemos que se trata de mausoleos privilegiados dada la falta de espacio para su servicio de coro y porque en los demás conocidos no se documenta la inhumación privilegiada. También en esta basílica de Parc Central apareció un fragmento de stipite que se identifica con uno de los pies del altar, de idéntica tipología que el de su basílica principal. Los restos fragmentarios de ambos altares coinciden tipológicamente con el altar, mejor conservado, de una tercera basílica conocida en Tarragona, la del anfiteatro. Construida entre mediados del siglo V y mediados del VI20, de ella quedan los cimientos del aula, rectangular de tres naves, posible coro o transepto, y el ábside exento en planta de herradura. Se encontró la plataforma del altar, con las improntas para los encastres de los cuatro soportes en las esquinas, así como del ara en el centro, más ancho que los stipites. Además de la plataforma, también se hallaron fragmentos de las cuatro columnitas y del ara. Se ha especulado sobre si esta iglesia fue desde el origen memoria de los mártires tarraconenses, o si se produjo una traslación de sus reliquias desde el área funeraria de Francolí. Incluso se ha supuesto la existencia de un corredor que permitía pasar a la iglesia desde la zona de la arena del anfiteatro donde ocurrió el martirio21. 19 Ibid. 20 Cronología de los primeros enterramientos practicados alrededor. TED’A. L’amfiteatre Romà de Tarragona, la Basílica Visigòtica i l’Esclésia Romànica. Col. Memòries d’Excavació, 3. Tarragona, Ajuntament de Tarragona Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1990. 21 GODOY, C. «Arqueología y liturgia...», pp. 191-202 (cf. supra nota 1). 269 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO FIG. 4.—Conjunto Episcopal de Egara (García, Moro y Tuset, 2009) Gracias a su reciente estudio, el conjunto episcopal de la sede de Egara (Terrasa; fig. 4) se ha convertido en un prototipo22. Frente a los modelos 22 Las intervenciones anteriores se deben a Puig i Cadafalch en 1907 y a Serra Ráfols. Ninguna de las dos fue publicada de forma exhaustiva. Sobre este problema, véase PALOL I SALELLAS, P. de. Arqueología Cristiana..., p. 45 (cf. supra nota 18). 270 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología a que ya hemos hecho referencia, se inició como un centro funerario, pero a partir de 450/460 d.C. se convirtió en episcopal. Avanzando del sur al norte, se encontraba la zona residencial, con una capilla privada; la catedral de Santa María, con el baptisterio situado a sus pies; un patio con cementerio cerrado por la iglesia martirial o funeraria de San Miguel; y la iglesia parroquial de San Pedro; todo el conjunto comunicado por un corredor que cerraba su lado occidental. A partir de su disposición topográfica, sus excavadores proponen el siguiente recorrido litúrgico23: ... el obispo podía acceder desde su residencia a la catedral por el acceso... situado al pie de la nave lateral sur, (para) desde allí ir al baptisterio... Una vez dentro de la catedral... podría acceder a la iglesia funeraria sin necesidad de pasar por el patio central, por la puerta de comunicación localizada en... la nave lateral norte, justo enfrentada a la puerta sur de esta iglesia... La feligresía tendría acceso al conjunto religioso gracias a los corredores que cerraban el recinto por el costado oeste. Desde aquí podían dirigirse tanto a la iglesia parroquial (su iglesia) como a la catedral (la iglesia del obispo) siguiendo los pasadizos, o accedían al patio central interior y desde allí a cualquiera de los tres edificios religiosos. Recorridos que evocan las características de las diversas procesiones y actos litúrgicos. Conocemos también las basílicas de otras dos ciudades construidas de nueva planta por la administración visigoda en el último cuarto del s. VI y a inicios del VII: Recópolis y El Tolmo de Minateda. Ambas se sitúan en las acrópolis junto a las residencias palaciegas. Recópolis (Guadalajara)24 es una ciudad regia fundada por Leovigildo en el año 578. En su gran basílica (fig. 5), además del ábside resaltado, destaca un amplio transepto formado por una nave atravesada que debió acoger el coro25, el aula de una única nave y tres habitaciones situadas a los pies y a los lados del 23 GARCÍA, Gemma, MORO, Antonio, TUSET, Francesc. La seu episcopal d’Ègara. Arqueología d’un conjunt cristià del segle IV al IX. Col. Documenta, 8. Tarragona, Institut Català d’Arqueologia Clàssica, 2009, p. 172. 24 CABRÉ AGUILÓ, Juan. El tesorillo visigodo de trientes en las excavaciones del plan nacional de 1944-45 en Zorita de los Canos (Guadalajara). Col. Informes y Memorias, 10. Madrid, Ministerio de Educación Nacional, 1946; OLMO, Lauro. «Arquitectura religiosa y organización litúrgica en época visigoda. La basílica de Recópolis». Archivo Español de Arqueología, 61 (1988), pp. 157-178. 25 CABALLERO, Luis, BUENO, José. «De nuevo a propósito de la basílica de Recópolis». Archivo Español de Arqueología, 62 (1989), pp. 283-291. 271 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO FIG. 5.—Planta de la basílica de Recópolis (Olmo, 1988) FIG. 6.—Planta de la basílica de Eio, El Tolmo de Minateda (Gutiérrez Lloret y Gamo, 2000) aula rodeándola y que debían tener una función áulica. En el nártex se encontraba el baptisterio. Todo el mobiliario litúrgico apareció en contextos secundarios, por lo que da información indirecta. Los restos de canceles nos permiten saber que existieron compartimentaciones espaciales en el interior del templo. Por comparación con otras iglesias del siglo VI con restos in situ de canceles, suponemos que aquí también cerrarían el ábside; aunque el transepto diferenciado del aula es otro espacio que debió delimitarse de alguna forma. La ciudad de Eio, en el Tolmo de Minateda (Albacete; hacia 600)26, fue fundada para reforzar la frontera con los bizantinos y era sede 26 ABAD CASAL, Lorenzo, GUTIÉRREZ LLORET, Sonia, GAMO PARRAS, Blanca. «La basílica y el baptisterio del Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete)». Archivo Español de Arqueología, 73 (2000), pp. 193-221; GUTIÉRREZ L LORET, Sonia, C ÁNOVAS 272 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología episcopal. Los caracteres de su basílica (fig. 6) la asimilan a las basílicas rurales que veremos a continuación: ábside con coro avanzado separado por canceles, aula de tres naves, contracoro occidental y baptisterio cerrando el testero occidental. El baptisterio se organiza en un cuerpo reservado al fondo de la basílica, de tres estancias equivalentes a sus tres naves, siendo la central donde se encuentra la piscina bautismal y que corresponden a las tres partes en que se dividía la ceremonia bautismal. Otra habitación situada entre el acceso meridional a la basílica y el baptisterio, que disponía de un banco corrido junto a sus muros, serviría de agnile para los catecúmenos. Dos agujeros cuadrangulares en el suelo, paralelos al banco, sugieren la existencia de algún tipo de mueble o mesa que auxiliara a la liturgia del bautismo. Al fondo de la nave central de la basílica, esto es adosado al cierre que separaba el baptisterio, se colocó un coro occidental o contracoro. En el palacio episcopal anejo destaca el salón ceremonial que se sitúa en clara referencia a la basílica. Pasamos a continuación a tratar de las iglesias rurales. El prototipo litúrgico hispano de estas iglesias se define por una característica propia, la existencia de un foco secundario occidental, contrapuesto al principal del santuario, situado al este. Este foco occidental se suele poner en relación con la liturgia martirial y funeraria, aunque, sobre todo la segunda, no se puede asegurar. El prototipo ofrece dos variantes. La primera se denomina iglesia de ábside contrapuesto, formado por un aula de tres naves rematada en cada extremo por un ábside. Dada la forma característica de su arquitectura, en ella los baptisterios ocupan habitaciones anejas laterales. La segunda variante es la iglesia con contracoro (ya visto en la basílica urbana de El Tolmo de Minateda) en la que la nave central remata el espacio occidental, no exento sino segregado en ella mediante muretes o canceles. En este caso, tanto la cabecera como el baptisterio son tripartitos, al este dos sacristías flanquean el santuario y al oeste el baptisterio, dividido en tres habitaciones, se adosa al testero de los pies. En ambas variantes se forman dos ejes perpendiculares, uno transversal por las obliGUILLÉN, Pablo. «Construyendo el siglo VII: arquitecturas y sistemas constructivos en El Tolmo de Minateda». En El siglo VII frente al siglo VII: arquitectura. Luis Caballero Zoreda, Pedro Mateos Cruz y Mariìa Aìngeles Utrero Agudo (eds.). Col. Anejos de AEspA, 51. Madrid, CSIC, 2009, pp. 91-132. 273 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO gadas entradas laterales y otro longitudinal o principal del edificio de clara función litúrgica. La mayoría de estas iglesias tuvieron un uso funerario de modo que todo su suelo libre interior, excepto el de los focos litúrgicos, se cubría de sepulturas. Ofrecemos algún ejemplo de cada variante. Existen varios ejemplos de basílicas de ábsides contrapuestos como Torre de Palma (Portugal; hacia 400), San Pedro de Alcántara (Málaga; a partir de 550), El Germo (Córdoba; hacia 600) y la urbana de Mértola (Portugal; hacia 450). Su mejor exponente es la de Casa Herrera (Mérida; hacia 500; fig. 7)27 donde se hallaron restos in situ del mobiliario litúrgico, que en los demás edificios se conservaban en posición secundaria28. Unos canceles delimitaban el coro del santuario y unos muretes un corredor o pasillo en la nave central que comunicaba ese coro con el del ábside contrapuesto y que separaba a los asistentes al culto en las naves norte y sur (¿hombres y mujeres?). Se encontraron restos del altar del santuario, de cuatro pies y ara central, y de la mensa o altar del contraábside, cuyo tablero de forma «sigmática» conserva, en la parte inferior de su campo litúrgico, parte de una inscripción que, si la comparamos con las existentes en otros tableros (Francolí; Zahara de la Sierra), podría aludir al mártir o mártires a los que se dedicó ese espacio. Se colocó en el centro del ábside occidental29, que fue respetado por las tumbas, todas ellas infantiles, dato interesante si recordamos las recomendaciones litúrgicas al respecto30. En una segunda fase datada a finales del siglo VI, se aña27 CABALLERO, Luis, ULBERT, Thilo. La basílica paleocristiana de Casa Herrera en las cercanías de Mérida (Badajoz) Col. Excavaciones Arqueológicas en España, 89. Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1976. 28 Un ara prismática decorada con cruces patadas fue fotografiada por T. Ulbert empotrada en un muro de un lugar cercano a El Germo. ULBERT, Thilo. «El Germo. Kirche und Profanbau aus dem frühen 7. Jahrhundert». Madrider Mitteilungen, 9 (1968), pp. 329-398. 29 SASTRE DE DIEGO, I. Los primeros edificios cristianos... (cf. supra nota 13). Caballero y Ulbert (CABALLERO, L., ULBERT, T. La basílica paleocristiana...; cf. supra nota 26) propusieron como ubicación originaria el espacio que antecede al ábside, que también quedó libre de tumbas. 30 Estas tumbas infantiles son una excepción a lo observado de no encontrar enterramientos en los focos litúrgicos. En uno de sus sermones, san Agustín expresa su indignación por la presencia de un catecúmeno enterrado dentro de la iglesia. Por otro lado, en época visigoda ya se rendía culto a los inocentes (infantes) como una fiesta más del calendario litúrgico, con el nombre de allisio infantum. 274 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología FIG. 7.—Planta de la basílica de Casa Herrera (Caballero y Ulbert, 1976) FIG. 8.—Planta de la iglesia de El Bovalar (Palol, 1994) dieron nuevas estructuras al edificio originario. La más importante es la construcción de un baptisterio en un edificio anejo y comunicado con la basílica por su esquina NE. El interior se organiza en tres estancias en fila, siendo la central donde se halla la piscina bautismal (con un ciborio cubriéndola; igual que en la iglesia de El Bovalar) y la última, un «ábside» oriental que alberga otro altar del mismo tipo que el del santuario. Por tanto, Casa Herrera tenía, con el baptisterio, tres espacios cultuales dedicados a la sinaxis, al bautismo y a la conmemoración funerariomartirial, diferenciados topográficamente, que ocupaban los tres vértices del edificio en la culminación de los ejes axiales y se comunicaban entre sí a través de los pasillos y vanos que marcan los recorridos por los que discurrieron las principales ceremonias litúrgicas de la iglesia. Respecto al grupo de iglesias con contracoro, forman parte de él las iglesias de Gerena (Córdoba; hacia 400), Son Peretó (Mallorca; a partir del s. V)31 y Son Fradinet (Mallorca; hacia 600). Presentamos como re275 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO presentativa de este grupo la de El Bovalar de Serós (Lérida; desde 450; fig. 8)32. En ella, como en Casa Herrera, un pasillo central divide la iglesia en dos zonas norte y sur y comunica el contracoro occidental con el delantero, pero con la diferencia de que este forma un espacio a modo de transepto ante la cabecera tripartita, que tiene el santuario en el centro, todo ello separado por muretes y canceles. De esta manera la procesión litúrgica incluye los espacios de las sacristías. Es posible que este esquema arquitectónico-litúrgico pertenezca a una reforma bastante adelantada en el tiempo. El baptisterio, como es norma en este grupo, se sitúa a los pies, aprovechando el testero recto occidental, y presenta la típica configuración tripartita, como hemos visto en el urbano de El Tolmo de Minateda. La basílica también tuvo un uso funerario de modo que todo el interior del edificio, menos el santuario y el coro, fue ocupado por tumbas. Se conoce el vicus o aldea al que servía como parroquia, que estuvo en uso hasta la llegada islámica a mediados del s. VIII y cuyas casas se organizaban alrededor de un espacio abierto o plaza central. Son Peretó (fig. 9)33, que repite la organización longitudinal de los cuatro espacios litúrgicos: santuario (en el ábside), coro y contracoro segregados del aula, y baptisterio, conserva delante del contracoro las roturas de soportes de lo que parece sería una mensa o altar. Una instalación similar —altar o mensa occidental— veremos en Es Cap des Port (Menorca). Tratamos a continuación alguna excepción al prototipo considerado. La iglesia originaria de El Gatillo (Cáceres; hacia 500; fig. 10)34 era muy sen31 Que Palol compara con Fornells de Torelló, no tratada aquí por la parcialidad de lo conocido, perteneciente a la zona del santuario. PALOL, Pedro. «L’arqueologia cristiana hispànica després del 1982» En III Reunió d’Arqueologia Cristiana Hispánica: Maó, 12-17 setembre 1988. Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1994, pp. 1-40. 32 PITA, Rodrigo, PALOL, Pedro. «La basílica de Bobalá y su mobiliario litúrgico». En Actas VIII Congreso Internacional de Arqueología Cristiana: 5-11 octubre 1969. Barcelona, CSIC, 1972, pp. 383-404; PALOL, Pedro. El Bovalar. Conjunt d’època paleocristiana i visigòtica. Lérida - Barcelona, Diputacioì de Lleida Generalitat de Catalunya, 1989. Estuvo en uso hasta inicios del siglo VIII. Actualmente se encuentra en revisión. 33 Donde se conservaba la plataforma del altar, de soportes múltiples y lipsanoteca en el centro para colocar las reliquias bajo el ara; SASTRE DE DIEGO, I. El altar en la arquitectura... (cf. supra nota 4). Las dos estancias rectangulares que adosan y flanquean el ábside son de una segunda etapa, por lo que la triple cabecera no es originaria. 34 CABALLERO ZOREDA, Luis, SÁEZ LARA, Fernando. «La iglesia de El Gatillo de Arriba (Cáceres). Apuntes sobre una iglesia rural en los siglos VI al VIII». En El siglo VII frente 276 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología FIG. 9.—Planta de la basílica de Son Peretó (Palol, 1994) FIG. 10.—Planta de la iglesia de El Gatillo, etapa III (Caballero y Sáez, 2009) cilla, con un ábside resaltado, sin sacristías, un altar cuyo tablero se soportaba solo por el ara, y el aula de una nave. Enseguida se le añadieron sendos mausoleos, uno a modo de pórtico (que obligó a abrir contradictoriamente puertas laterales en el aula para no utilizarlo y así no hollar su sepultura privilegiada) y otro en una habitación meridional quizás con un santuario propio, funerario, en su resalte. La reforma que sufrió El Gatillo en fecha tardía (hacia 700) convirtió su habitación meridional en un complejo baptisterio, de varias estancias bien delimitadas y presididas por un altar en la oriental. La tipología de este segundo altar responde a la ya vista de ara central y cuatro soportes en las esquinas. El de El Gatillo es uno de los últimos baptisterios tardoantiguos construidos en la Península Ibérica. Mientras que los baptisterios considerados hasta ahora son tripartitos, acomodánal siglo VII: Arquitectura. Luis Caballero Zoreda, Pedro Mateos Cruz y Mariìa Aìngeles Utrero Agudo (eds.). Col. Anejos de AEspA, 51. Madrid, CSIC, 2009, pp. 155-184. 277 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO dose a las tres partes de la liturgia bautismal, este se complica más, con cuatro o cinco pequeños espacios: el santuario, con su altar de reliquias, y un coro, ambos separados por canceles; una estancia intermedia (¿aula?); y el baptisterio propiamente dicho con una zona de entrada diferenciada por canceles. Los baptisterios laterales, como el de El Gatillo y el citado de Casa Herrera, tienen un reflejo documental en la basilicula de San Juan, el baptisterio de la catedral de Santa María de Mérida, de la que conocemos su situación adosada bajo una misma cubierta gracias a las Vidas de los Santos Padres de Mérida. En los baptisterios hispanos tardoantiguos la pila suele tener escaleras contrapuestas, orientadas de Oeste a Este. En todos los casos, iglesia y baptisterio estaban intercomunicados de modo que era factible la procesión entre ambos de sacerdote, catecúmenos y pueblo, separados o juntos. Otro edificio excepcional es el de Es Cap des Port (Menorca; hacia 500; fig. 11)35, del que nos ha llegado el resultado final de sus múltiples reformas y adecuaciones. Es posible que el edificio originario fuera de tres naves, de las que solo se respetó la central. Tuvo varias funciones, parroquial, monástica, martirial y funeraria, que se ordenaban en varios escenarios litúrgicos. Como siempre, preside el santuario, en el ábside. Enfrentado a él, a los pies de la nave, se situaba el contracoro, donde se colocó una mesa adosada de la que se han conservado dos soportes. Al igual que la que habría en Son Peretó delante del crontracoro, son dispositivos litúrgicos que subrayan el eje longitudinal del templo, y que funcionalmente deben ser entendidos por su «enfrentamiento» al altar; ambos están abiertos a la nave central. Que Es Cap des Port adquiriera una función parroquial a partir de cierto momento lo avala su baptisterio ordenado en tres dependencias situadas al NE de la basílica. Pero se ha propuesto que el conjunto fuera un monasterio basándose en la existencia de una tribuna elevada (situada también a occidente, a la que se accedía desde la nave por una escalera) y de un amplio almacén ubicado a los pies de la iglesia. No es contradictoria la existencia de baptisterio en un monasterio. Finalmente, una cripta, de planta en forma de cruz 35 PALOL, Pedro de. «La Basílica des Cap des Port, de Fornells, Menorca». En II Reunió d’Arqueologia Paleocristiana Hispánica: Montserrat, 2-5 novembre 1978. Barcelona, Inst. d’Arqueologia i PrehistoÌria, 1982, pp. 353-404. 278 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología FIG. 11.—Planta de la iglesia de Es Cap des Port (Palol, 1982) griega, situada bajo el suelo del ábside, se supone un polo de liturgia martirial, con su escalera para facilitar el acceso de los peregrinos que acudían a venerar las reliquias al monasterio. Debemos considerar cripta y tribuna como las más antiguas de Hispania, a pesar de las evidentes transformaciones de la iglesia que hacen suponer su final en una cronología muy avanzada. 279 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO La alta Edad Media Son muchas las iglesias que ocupan en Hispania los siglos VIII al X, en que hay una verdadera eclosión constructiva como nos demuestra la documentación existente36. Nosotros, como anunciamos al comienzo de este texto, aún aumentamos su número, ligeramente, trasladando a este momento las consideradas hasta ahora de época tardovisigoda. Las iglesias construidas en este momento son tantas, que solo nos vamos a referir a algunos ejemplos muy significativos. En el panorama de esta época ocurren cambios muy significativos. En la arquitectura aparecen los sistemas abovedados, lo que estructuralmente obliga a compartimentar y a reducir el espacio útil (son iglesias pequeñas, con ábsides también pequeños), redundando en la multiplicación de espacios y ejes litúrgicos y en la importancia de una nave de crucero. La decoración cubre de frisos las paredes y de escenas decoradas capiteles y basas. En el campo litúrgico, por una parte se mantienen la equivalencia entre santuario y ábside y la situación del coro adelantado y aparece, como cambio más fundamental, la cabecera tripartita unida a la multiplicación de santuarios y altares. A la vez, desaparece por completo el foco occidental contrapuesto al santuario, salvo algunas excepciones como Peñalba y Mazote37, aunque desconocemos si su función seguía siendo la misma que la antigua. También desaparece el baptisterio tardoantiguo tripartito (para el rito de inmersión) que se sustituye por una sencilla pila abierta en el suelo (para el rito de aspersión) de una zona discreta de la iglesia o de sus dependencias, dado que ya no era necesario atender al pudor por el desnudo. Dos iglesias monásticas consideramos que ocupan el vacío de la segunda mitad del siglo VIII, las de Melque y El Trampal. Razones formales arquitectónicas y escultóricas y los resultados de la excavación arqueológica (estratigrafía y cerámicas) lo avalarían. Ambos monasterios poseyeron instalaciones hidráulicas y explotaciones agrarias. 36 PEÑA BOCOS, Esther. La atribución social del espacio en la Castilla altomedieval. [Santander], Universidad de Cantabria, 1995, pp. 102-124. 37 GÓMEZ-MORENO, Manuel. Iglesias Mozárabes. Arte español de los siglos IX a XI. Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1919, pp. 176-178. 280 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología En Melque (Toledo)38, el monasterio se ordena en tres recintos en los que la iglesia ocupa un puesto cardinal. El recinto exterior es el de acceso público; el central, el representativo, con la residencia abacial y los dormitorios; y el tercero, el de servicios. La iglesia de Santa María, cruciforme, se sitúa sobre la cerca interior que separa los recintos público y monástico, actuando de filtro en el paso de uno a otro. Hay que atravesar su pórtico, la nave de pies y los pasos que se abren en el transepto para llegar al recinto verdaderamente monástico. Observemos que el núcleo monástico es un patio con, al menos, una galería o claustro y que la iglesia no ocupa su centro, sino que está descentrada para situarse sobre su acceso39. La iglesia remata en el santuario que ocupa el ábside, con el coro situado en el tramo delante de él, cerrado cada uno de ellos con canceles altos y accesibles por puertas laterales del coro. El arcosolio abierto en el testero meridional del crucero, probablemente destinado al sarcófago del fundador, debe suponerse un foco de atracción de peregrinación. Fuera de la iglesia, junto a su fachada pero en el primer recinto público, quedaba el cementerio monástico para que pudiera ser visitado sin tener que entrar en los recintos monásticos. Al poco, Melque sufrió un asalto, quizás provocado por las revueltas beréberes, que provocó daños y la profanación de las instalaciones litúrgicas y el cementerio, lo que obligó a una actuación de autodefensa (sustitución de la cerca interna por una muralla) y a una importante reforma litúrgica del edificio (fig. 12). Se construyó una habitación trasera con función de relicario a la que se accedía desde el crucero. Pero el cambio más significativo fue el de clausurar la iglesia como lugar de paso, redefiniéndose a la vez su espacio litúrgico. Se genera ahora un triple santuario sin necesidad de construir una nueva cabecera, sino adaptando el espacio arquitectónico, modificando el interior de la zona oriental del edificio. Para ello se cerraron los pasos del transepto, creando dos pequeños santuarios con sus altares y canceles, lo que nos data a inicios del s. IX el caso hispano más 38 CABALLERO ZOREDA, Luis, MORENO MARTÍN, Francisco José. «Balatalmelc, Santa María de Melque. Un monasterio del siglo VIII en territorio toledano». En Teoría y práctica fiscal en el occidente latino y en Dar al-Islam (ss. VII-IX). Barcelona, Universitat de Barcelona, 2010 (en prensa). 39 ¿Se puede parangonar con el pórtico, cruciforme y abovedado y con paralelos formales, de la ciudad de la ciudadela de Ammán? 281 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO antiguo conocido de tres altares eucarísticos, con el del santuario. En el yacimiento y la iglesia se han encontrado tres aras descontextualizadas. El ara que debió pertenecer al altar originario es grande, de tipo prismático y ricamente decorada, cuya tipología pertenece a un grupo evolucionado del de cruces patadas tardoantiguas lusitanas y toledanas. Otra ara, de tipo similar pero sencilla, se desconoce a dónde pertenecería (¿una segunda iglesia?). Finalmente, un ara que reutiliza un fuste pudo servir en uno de los nuevos santuarios laterales. Las roturas circulares que hay en el suelo de estos santuarios apoya el uso de esta ara de fuste en sus altares, que pertenecen al grupo con aras que ejercían de único soporte. Esta es la tipología dominante en las iglesias altomedievales hispanas, sobre todo en la arquitectura septentrional; por su parte, el altar de ara central y soportes múltiples, que hemos visto tan extendido en la tardoantigüedad, será paulatinamente modificado (El Trampal, La Nave) y finalmente sustituido por otras formas: el altar apenas señalado, cuya ara (prismática o cilíndrica) ejerce de único soporte, y el altar de mesa maciza, precursor de los grandes altares románicos. La iglesia de Santa Lucía de El Trampal (Cáceres; fig. 13)40 posee una organización compleja, con tres ábsides exentos, diferenciados constructivamente, pero de los que solo el central fue santuario, mientras que los laterales debieron de ser aún sacristías, aunque en el norte hay constancia de la presencia de un dispositivo litúrgico, una mesa auxiliar. Los tres ábsides abren a un transepto común. En el eje del edificio queda un pequeñísimo coro y el aula. Este núcleo central quedaba encerrado lateralmente con habitaciones y dos pórticos abiertos, sin puertas. El transepto actuaba de pasillo distribuidor de todos los espacios litúrgicos, que se diferenciaban entre sí por canceles (incluso el coro y el aula), cerrándose con puertas únicamente los vanos que le comunicaban con las habitaciones laterales. Esta organización da lugar a una multiplicación y complicación de ejes litúrgicos: el situado a eje del edificio quizás se interrumpía a la entrada del coro, aislando el aula, lo que puede explicar la importancia de la comunicación por las habitaciones laterales. A estos ejes 40 CABALLERO ZOREDA, Luis, SÁEZ LARA, Fernando. La iglesia mozárabe de Santa Lucía del Trampal, Alcuéscar (Cáceres). Col. Memorias de Arqueología Extremeña, 2. Mérida, Junta de Extremadura, 1999. 282 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología FIG. 12.—Planta de la iglesia de Santa María de Melque, tras la reforma litúrgica (Caballero, 2006) FIG. 13.—Planta de la iglesia de Santa Lucía del Trampal (Caballero y Sáez, 1999) longitudinales hay que sumar los dos transversales, el de entrada por los pórticos y el del transepto, sin duda el más importante. Los espacios litúrgicos de la iglesia de San Pedro de La Nave (Zamora; hacia 900)41 son una variación de los de El Trampal, con los ábsides secundarios convertidos en habitaciones laterales (quizás sacristías), el transepto centrado, un iconostasio constructivo para separar el aula del transepto y la presencia de un pórtico a los pies. Aunque se vuelve a definir una organización tripartirta en la zona oriental (pero con el ábside destacado), llama la atención la ausencia de santuarios laterales; en consecuencia, el mobiliario litúrgico conocido se reduce al altar del santuario. En el centro del ábside, se encontraron in situ las patas delanteras del altar, además de fragmentos sueltos de las dos traseras y del ara cen41 La iglesia de San Pedro de La Nave. Luis Caballero (coord.). Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Floriaìn de Ocampo”, 2004. 283 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO tral. Se trata, igual que en Melque, de un tipo evolucionado del altar tardoantiguo, con un diseño totalmente diferente, de formas esquematizadas y sin iconografía. En el mundo urbano, las primeras iglesias de nueva fábrica conocidas corresponden al siglo IX. El ya de por sí pequeño número de iglesias urbanas tardorromanas documentadas no se acrecienta en los siglos VIIIX. Algunas de las ya existentes, ahora en territorio andalusí, son renovadas o reformadas, como Santa Eulalia de Mérida, donde nuevos canceles, similares a los de El Trampal, demuestran que seguía vigente la compartimentación litúrgica, y Recópolis, pero son abandonadas a mediados del siglo IX42, mientras que, por ejemplo, la basílica de El Tolmo de Minateda fue amortizada en el siglo VIII. En territorio cristiano, las construcciones urbanas se concentran en los nuevos núcleos de poder, en especial la capital del reino de Asturias, Oviedo, a donde pertenece el siguiente grupo de iglesias del s. IX. Hemos visto la importancia que tiene la nave de crucero, a modo de transepto, en la arquitectura de las dos primeras iglesias del siglo VIII citadas, Melque y El Trampal. Efectivamente, en nuestra arquitectura altomedieval un tipo de iglesia desarrolla el transepto más allá de la mera delimitación espacial del aula que vimos en algunas basílicas tardoantiguas. Ahora el transepto tiene entidad constructiva propia, completamente diferenciado del aula. Y para subrayar este contraste se añade entre ambos elementos un iconostasio de fábrica o incluso constructivo, como ocurre en La Nave, mientras que los santuarios siguen delimitados por canceles. Litúrgicamente, como veíamos en El Trampal, este tipo de planta provoca que la circulación Este-Oeste, entre el aula y el santuario, quede interrumpida por el transepto y su iconostasio y los canceles que los separan entre sí. Mientras que el transepto obliga a una circulación transversal NorteSur que relaciona entre sí los espacios de la cabecera tripartita, normalmente con una entrada reservada que define estas iglesias como monásticas43. 42 Sobre la ruina de ambas se construirán las iglesias románicas. 43 MORENO MARTÍN, Francisco José. «Las iglesias monásticas en la historiografía española. Luces y sombras de algunos planteamientos teóricos». En La arquitectura monástica hispana entre la Tardoantigüedad y la alta Edad Media. Col. BAR International Series, BAR S2287. Oxford, Archaeopress. Publishers of British Archaeological Reports, 2011, pp. 395-399. 284 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología FIG. 14.—Sección axonométrica de San Julián de los Prados (Arias, 1993) Llama la atención la similitud entre los ejemplos de iglesias de este tipo con transepto que se extienden entre Asturias y el valle del Duero y llegan incluso a territorio andalusí. En la iglesia de San Julián de los Prados o Santullano (Oviedo; primera mitad del s. IX; fig. 14)44, excepcionalmente grande debido a su estructura para cubierta de madera, el transepto destaca en altura y en planta, mediante la adición de sendos pórticos a los lados, a la vez que interiormente se cierra hacia las naves por un iconostasio constructivo que se quiere comparar con un arco de triunfo. El triple santuario, con sus respectivos altares, está confirmado por las 44 Sobre la arquitectura asturiana, véanse ARIAS, Lorenzo. Prerrománico Asturiano. El Arte de la Monarquía Asturiana. [Gijón], Ediciones Trea, 1993; GARCÍA DE CASTRO, César. Arqueología cristiana de la Alta Edad Media en Asturias. Oviedo, Real Instituto de Estudios Asturianos, 1995. 285 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO fuentes y su nueva tipología, de bloque o mesa maciza, aunque producto de restauración, la atestiguan indicios ciertos45. En Bobastro (Ardales, Málaga; hacia 900; fig. 15)46, sede de la insurrección del mozárabe Umar Ibn Hafsun, se han encontrado dos iglesias de la misma planimetría, una de ellas rupestre, incompleta y monástica, como demuestra el recinto al que se adosa y cierra. Sus iconostasios dejan vanos de paso muy estrechos, sin apenas comunicación entre el aula y el coro, situado en el transepto tripartito, y entre este y la cabecera, también triple. Pero solo FIG. 15.—Planta de la iglesia de Bobastro (Martínez Enamorado, 2004) FIG. 16.—Planta de la iglesia de San Miguel de Escalada (Gómez-Moreno, 1919) 45 Alfonso III (GARCÍA DE CASTRO, C. Arqueología cristiana..., p. 465; cf. supra nota 44). Restauración en 1972. F. de Selgas comenta el hallazgo de «losas» y restos del emplazamiento originario en los altares central y norte (SELGAS, Fortunato de. La basílica de San Julián de los Prados (Santullano) en Oviedo. Madrid, Fototipia de Hauser y Menet, 1916). 46 MARTÍNEZ ENAMORADO, Virgilio. «Sobre las «cuidadas iglesias» de Ibn Hafsun. Estudio de la basílica hallada en la ciudad de Bobastro (Ardales, Málaga)». Madrider Mitteilungen, 45 (2004), pp. 507-531. 286 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología en el ábside central de ambas existe impronta de altar, que pertenece a una tipología de ara prismática ejerciendo como único soporte del tablero. En la segunda de ellas, considerada episcopal o parroquial, la pila bautismal, tallada en el suelo de roca, se encontraba en el extremo septentrional del crucero o coro. Los presupuestos constructivos y la distribución espacial interior de las iglesias rurales son los mismos que los de las iglesias urbanas. En la iglesia monástica de San Miguel de Escalada (León; inicios del s. X; fig. 16), los tres ábsides de la cabecera quedan totalmente separados del aula por el espacio del transepto, este se limita del aula por medio de un iconostasio construido de tres arcos y, además, se utilizaron placas de cancel para terminar de separar los espacios. Se conservan los tableros de los tres altares, todos con inscripciones que conmemoran la deposición de reliquias. Solo en el ábside central se conserva la huella del ara, de forma prismática47. Sabemos que en un segundo momento se añadió una tribuna de madera, de función monástica, al que se accedía por el lado norte y que ocupaba parte del espacio de las naves lateral y central. Otras dos iglesias podemos considerarlas una variante de las de transepto por presentar además como características comunes una nave flanqueada por habitaciones laterales y una tribuna alta. Quintanilla de las Viñas (Burgos; primera mitad del s. X; fig. 17)48 y São Gião de Nazaré (Portugal; primera mitad del s. X)49. En ambas iglesias, los tres espacios principales y en orden son el único ábside, el transepto inmediato y, separado por un arco o un iconostasio, el aula de una nave. A los lados del aula hay varias habitaciones con distintas comunicaciones entre sí y con los espacios principales. La combinación de transepto y habitaciones laterales recuerda el esquema y por tanto el funcionamiento de la iglesia 47 En el ábside central, ligeramente desplazado hacia el fondo, apareció la huella, cuadrangular, del ara del primer altar, al que en una segunda fase, también prerrománica, se le añadieron cuatro soportes. LARRÉN, Hortensia. «San Miguel de Escalada: trabajos arqueológicos 1983-1987». Numantia, 2 (1990), pp. 217-239: p. 222. 48 ARBEITER, Achim. «Die westgotenzeitliche Kirche von Quintanilla de las Viñas. Kommentar zur architektonischen Gestalt». Madrider Mitteilungen, 31 (1990), pp. 393-427. 49 CABALLERO, Luis, ARCE, Fernando, UTRERO, Mª de los Ángeles. «São Gião de Nazaré. Un tipo de iglesia original». Arqueología de la Arquitectura, 2 (2003), pp. 75-80. 287 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO de El Trampal aunque, en esta, el aula mantenía la ficción de tres naves. Al fondo de la nave hay indicios suficientes para asegurar la presencia en ambas iglesias de una tribuna alta que, en el caso de Nazaré, tenía imposibilitada la visión del santuario por el iconostasio interpuesto. Quintanilla, más importante por la construcción de sillería, el abovedamiento y la decoración figurada, presenta a los lados del transepto sendas habitaciones con posible función de sacristías, y un pórtico bajo la tribuna. Nazaré divide su transepto en tres partes mediante arquerías (a modo de iconostasios laterales). FIG. 17.—Reconstrucción del alzado de Quintanilla de las Viñas (Caballero, 2004) Tanto las iglesias de Bobastro y Escalada como las de Nazaré y Quintanilla tienen una puerta de acceso directo al transepto desde el exterior. Quizás todas sus particularidades aluden a la condición monástica. La iglesia de San Salvador de Valdediós (Asturias; hacia 900; fig. 18) presenta, como es norma en las iglesias asturianas, los tres ábsides, que en este caso es seguro que funcionaron como santuarios50; su estructura 50 En cada ábside, un epígrafe sobre el dintel menciona la dedicación de su altar. GARCÍA DE CASTRO, C. Arqueología cristiana..., p. 431 (cf. supra nota 42). 288 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología arquitectónica no ofrece transepto, aunque las huellas de sus canceles perdidos delimitan un coro delantero tripartito relacionado con las dos habitaciones laterales que debemos suponer sacristías. Se completa con una tribuna alta a los pies y un pórtico lateral. Está muy discutida su verdadera finalidad, si parroquial, monástica o regia. La presencia de cierres entre santuario, coro y aula remite a la liturgia ‘vieja hispánica’, pues se mantiene la separación de los diversos ámbitos litúrgicos. Pero las formas no son las mismas. Al margen de la existencia de la tribuna que abonaría por el uso monástico, sus espacios son más sencillos que todo lo altomedieval repasado, lo que parece preludiar tipos más sencillos del inmediato futuro. FIG. 18.—Planta de la iglesia de San Salvador de Valdedios (Arias, 1994) 289 LUIS CABALLERO ZOREDA e ISAAC SASTRE DE DIEGO FIG. 19.—Planta hipotética de la iglesia de Santiago de Compostela en tiempos de Alfonso III (Guerra, 1982) FIG. 20.—Planta de la iglesia de Santa Marta de Astorga (Sevillano y Vidal, 2001) A la misma actividad promotora de la monarquía asturiana obedece la basílica de Santiago de Compostela (fig. 19)51, de la que, a pesar de la riqueza documental conservada y las excavaciones efectuadas52, no hay suficientes datos arqueológicos para proponer una planta segura. Sin embargo, es un edificio importante por su triple función: martirial y de peregrinación, dominical y bautismal. Hubo una primera basílica asturiana, bajo Alfonso II, cuya organización litúrgica apenas conocemos. 51 H AUSCHILD , Theodor. «The Archaeology and the Tombs of St. James, en J. Williams». En The Codex Calixtinus and the Shrine of St. James. John Williams y Alison Stones (eds.). Col. Jakobus-Studien, 3. Tubingen, G. Narr, 1992, pp. 89-103. 52 Excavaciones realizadas por M. Chamoso Lamas. GUERRA CAMPOS, José. Exploraciones arqueológicas en torno al sepulcro del Apóstol Santiago. Santiago de Compostela, Cabildo de la S.A.M. Iglesia Catedral de Santiago, 1982. 290 Espacios de la liturgia hispana de los siglos V-X. Según la Arqueología El edificio fue reconstruido por Alfonso III (hacia 900). La documentación escrita nos permite saber que, como otras iglesias asturianas, tenía tres ábsides con sus distintos altares. La pila bautismal se encontraba en una capilla aneja, un espacio cuadrangular abierto a la nave lateral norte, que debía funcionar como sacristía y a la vez baptisterio y que contrasta con las instalaciones tripartitas más complejas de los baptisterios tardoantiguos. Según los informes de la excavación, el baptisterio contaba con su propio altar, de mesa maciza, muy cercano en forma y dimensión a los altares medievales. Había un quinto altar, el dedicado a Santiago, sobre su supuesta tumba y que es el que da sentido martirial de peregrinaje al conjunto. La acción destructora de Almanzor y la gran obra románica transformó por completo el edificio; su arquitectura renovó una topografía litúrgica ya muy alejada de la que tenían las primeras iglesias hispanas. Debemos referirnos, finalmente, al tipo más corriente de iglesias altomedievales. Son iglesias muy sencillas de aula de una nave y un único ábside cuadrangular. Se extienden a partir del s. X por toda la geografía del norte peninsular, con variantes regionales tanto formales como constructivas53. A título de ejemplo citamos la de Santa Marta de Astorga (León; fig. 20)54 que, además de la huella de su altar de un solo pie en el santuario del ábside, posee otra huella perteneciente a una mesa auxiliar junto a un cancel que delimita un pequeño espacio de coro en el aula, delante del ábside. 53 U TRERO, Mª de los Ángeles. «Los sistemas de abovedamiento en las iglesias tardoantiguas y altomedievales. Cataluña como ejemplo». En Esglésies rurals a Catalunya entre l’Antiguitat i l’Edat Mitjana (segles V-X). Bologna, BraDypUS, 2011, pp. 5-19. 54 SEVILLANO FUERTES, M.ª Ángeles, VIDAL ENCINAS, Julio M. «Arqueología del entorno de la catedral de Astorga: la primitiva iglesia de Santa Marta como testimonio de la configuración de un área sacra». En Actas del Simposio sobre la catedral de Astorga: Astorga, 9-11 agosto 2000. Astorga, Centro de Estudios Astorganos «Marcelo Maciìas», 2011, pp. 25-47. 291 http://www.sedem.es