EL OCULTISMO Y EL ÁRBOL QABALÍSTICO DE LA MUERTE
RAFAEL AGUSTÍ TORRES
ANTROPÓLOGO
MIEMBRO DE LA NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY
EL OCULTISMO Y EL ÁRBOL QABALÍSTICO DE LA MUERTE
Qliphoth (Qlippoth, Qlipot, Kelipot, se pueden utilizar diferentes grafías cabalísticas
alternativas según se trate de la Kabbalah judía, la Cábala cristiana o la Qabbalah
hermética respectivamente), esta palabra significa literalmente “conchas”, “cáscaras”
o “peladuras” (del sing. hebreo qlippah “cáscara” también llamada, a veces, “la
primera cáscara” o “emanación de impureza”), y también “materia” o “sustancia”,
siendo la representación de las fuerzas espirituales de carácter maligno o impuro
dentro de la mística judía y de la Qabbalah hermética, constituyendo los polos
opuestos de las santas sephiroth, el lado oscuro del Árbol de la Vida. El conjunto de las
qliphoth recibe el nombre de Árbol de la Muerte, Árbol Infernal o Árbol del
Conocimiento, representa el lado opuesto del Árbol de la Vida, un diagrama de las
fuerzas del mal asignadas a cada sephiráh, el Árbol de la Muerte es, esencialmente una
creación del ocultismo occidental del siglo XX y no especialmente de la Kabbalah judía,
aunque parte de enseñanzas fundamentales de la Kabbalah.
El Árbol de la Vida con las diez sephiroth
Esta dimensión o reino del mal recibe en los textos cabalísticos el nombre de Sitra Ahra
(arameo “el otro lado), opuesto a la santidad. En la tradición general de los textos,
Sitra Ahra sería el producto del aumento sobreabundante en el poder de la sephiráh
Geburáh (juicio) cuando se separa de la sephiráh Hesed (misericordia). Este “otro lado”
se genera, por tanto, como resultado de un desequilibrio entre las sephirot en el
mundo divino. Aunque producido por uno de los atributos de la divinidad y dentro de
él, este Sitra Ahra ya no es parte del mundo divino de las sephiroth, porqué está
excluido de él. En el Sepher ha-Zohar, se establece una jerarquía de “emanaciones
izquierdas”, en este mismo tratado, estas pueden verse como los últimos eslabones de
la cadena de emanaciones o intermediarios entre los mundos superior e inferior. Las
qliphoth también se describen como deshechos naturales (agua estancada, posos de
buen vino, rama amarga del Árbol de la Emanación). Algunos cabalistas denominan a
todas estas emanaciones de izquierda bajo el término de “Árbol Exterior” en la medida
en que se halla fuera del mundo divino de las sephiroth; otros simbolismos asocian el
mal con los primeros mundos creados que posteriormente fueron destruidos, según
algunos textos, estos mundos eran tres emanaciones malévolas.
El Árbol de la Muerte con las diez qliphoth relacionadas con las diez sephiroth
Por tanto las qliphoth serían las sombras, las fuerzas caóticas que se desatan cuando
una sephiráh (o todas) se halla desequilibrada. Posteriormente el ocultismo del siglo
XX asociaría y representaría a estas fuerzas caóticas y negativas con seres demoníacos.
Según la creencia judía, los demonios fueron creados en el sexto día de la Creación por
la tarde. El Creador había creado sus almas y les había dado su inteligencia y poder,
pero se le acabó el tiempo antes del sábado, por lo que los demonios no se
completaron, debido a su estado inacabado, se volvieron resentidos y celosos de la
humanidad. Los demonios pueden ser terrenales, otros son ángeles o, como en el caso
de Lilith, humanos primordiales que desobedecieron el plan divino; todos son casos de
energía vital que se ha dañado o ha sido objeto de apropiación indebida. El papel de
los demonios en nuestro mundo es el de asustar a la persona o dañarla,
particularmente a través del daño mental. Según el Zohar, hay tres tipos principales de
demonios: los que son similares a los ángeles, los que se parecen a los humanos y los
que no respetan el poder del Creador y son como animales, pero un demonio puede
ser simplemente un espíritu maligno (dybbuk) sin forma corporal. Los demonios se
parecen a los ángeles en que pueden volar y no tienen forma física permanente y se
parecen a los humanos en que comen, se reproducen y mueren. Los demonios pueden
tener relaciones sexuales con humanos que pueden dar a luz a nuevos demonios.
Como los demonios no tienen cuerpos reales que arrojen sombras, tal propagación en
los humanos ocurre en los sueños y el nacimiento ocurre a través de la imaginación.
Algunos demonios se forman cuando un hombre derrama indebidamente su semen.
Los humanos pueden dominar a los demonios y aquellos que saben cómo capturar su
poder pueden ponerlos a su servicio. Se dice que el rey Salomón poseía un anillo
mágico (que le dio el arcángel Miguel) que le daba poder sobre todos los demonios y
que utilizó para capturar a Asmodeo, el rey de los demonios. De la misma manera,
como cada sephiráh en el Árbol de la Vida está asociada con un ángel, las gemelas de
las sephiroth, en el Árbol de la Muerte, están asociadas con las qliphoth que pueden
representarse como demonios.
I. ORIGEN Y CONCEPTO DE LAS QLIPHOTH
De acuerdo con el pensamiento kabbalístico originario de Castilla (España), una versión
diferente del Zohar (siglo XIII, España, considerado la “Biblia” de la Kabbalah) describe
a las qliphoth como el resultado de una separación necesaria en el acto de la Creación,
de modo que del Ain Sof (“sin límite”, el Creador) habrían salido las qliphoth de la
“emanación izquierda”, esto es, el poder de lo sucio que se encuentra activo en la
Creación y que recibe poder de la sephirah Geburáh, es de este poder de maldad que
el Zohar compara con una cáscara (qlipha) que emana del árbol quemando lo bueno,
algunos cabalistas han llamado a este árbol “ha-ilan hahizon” (el Árbol de afuera) o “el
misterio del Árbol del Conocimiento” del cual salen los “palacios de las impurezas”, en
su comentario del Zohar sobre Éxodo 38-40 (2: 262-269) describiendo también en
forma paralela a los “palacios de santidad” (Scholem, G. 1974). Los hermanos Jacob e
Isaac ha-Kohen (siglo XIII), dos cabalistas españoles, fueron los autores del “Tratado de
la Emanación Izquierda”, la cual, de acuerdo con la tradición jasídica (los hermanos haKohen citaron como origen de esta interpretación un manuscrito hallado en Provenza
que se habría escrito originalmente en Damasco) las qliphoth representan la maldad o
las cáscaras residuales del poder de Dios. Esta doctrina revelaba que Ain Sof habría
creado otros mundos y realizado otras creaciones, siendo las qliphoth, junto a Samael
y Lilith, las sombras de las sephiroth de esta nueva creación, las cuales fueron
eliminadas por la corrupción moral de sus habitantes inclinados más hacia el mal, en el
Tratado de la Emanación Izquierda se dice que, de alguna manera, Samael y sus
seguidores junto con Lilith, encontraron acceso a esta nueva creación.
En la cosmología cabalística luriánica (originada en las enseñanzas de Rabbi Isaac Luria,
siglo XVI, en Safed, Israel) las kliphoth son “cáscaras” metafóricas que rodean la
santidad, son obstáculos espirituales que reciben su existencia del Creador solo de
manera externa, en lugar de interna. La divinidad en el judaísmo connota la revelación
de la verdadera unidad de Dios, mientras que las “cáscaras” ocultan la santidad, como
una cáscara que oculta el fruto interior. Por lo tanto, las qliphoth son sinónimo de
idolatría, la raíz de la impureza, al atribuirse un falso dualismo entre lo divino y Sitra
Ahra, el reino o dimensión opuesto a la santidad. Las qliphoth emergen en el seder (el
descenso en cadena de los mundos espirituales u “Olamot”, entre el Creador y la
creación) hishtalshelus (Cadena del Ser) a través de Tzimtzum (la contracción creadora
de Ain Sof Ohr) como parte del propósito de la creación. Las qliphoth pertenecen al
cuarto mundo u Olam ha-Assiah, el mundo de las acciones, este es el mundo de las
cortezas, las conchas o envolturas (emanaciones-desecho o basura) (Olam haQliphoth), el mal corresponde al mundo material o terrenal, este mundo nace de los
elementos impuros de los otros mundos: Atziluth, Beriah y Yetsirá, a estas qliphoth las
denomina “Huestes de Maldad”. Estas emanaciones negativas, están divididas en diez
clases con su morada correspondiente, poseen diez grados como las sephiroth pero a
la inversa, lo que significa que a medida que descienden en grado, aumenta su
oscuridad e impureza. Las dos primeras son la ausencia de organización y de forma
visible, la tercera es el borde o el precipicio de la oscuridad. Las siete siguientes están
ocupadas por aquellos demonios que representan la encarnación de los vicios
humanos y la tortura, su príncipe es Samael, el ángel de la intoxicación y de la muerte;
su esposa es la demonesa Lilith, AshTH Znunim (Ishet Zenunim), unida a estas dos
figuras está una bestia, lo que forma la falsa trinidad.
Sin embargo, en esto también hay propiedades positivas o beneficiosas, ya que la
“cáscara” protege al fruto impidiendo que el flujo divino se disipe. La Kabbalah
distingue entre dos reinos en qliphoth, el intermedio y el completamente impuro. Sus
cuatro términos “concéntricos” se derivan de la visión de Ezequiel (1:4): “Y miré y he
aquí, un torbellino que venía del norte, una gran nube, y un fuego se envolvía, y un
resplandor lo rodeaba…”. Las tres qliphoth impuras (Tamei “impuro”) se leen en los
primeros tres términos, el intermedio “Qlippah brillante” (Nogah “brillo) se lee en el
cuarto término, mediando como la primera cobertura que rodea directamente a la
santidad y es capaz de sublimación. En la Kabbalah medieval y luriánica, la divinidad
está exiliada en la qlippah de la anterior catástrofe en la Creación (según esta
interpretación hubo tres creaciones de sephiroth, de las cuales la primera “creación” o
emanación de diez qliphoth fue tan débil que no pudo contener la fuerza o el poder de
Ain Sof motivando que las siete emanaciones inferiores se rompiesen, estas
emanaciones fueron reemplazadas por otras nuevas que también se rompieron, las
cuales, animadas por los residuos del poder creativo de Dios, permanecieron
resquebrajadas como cáscaras, lo cual creó un conflicto a la última emanación de
sephiroth, especialmente a las siete inferiores), esto ocasionó que las “chispas de
santidad” quedaran exiliadas en las qliphoth, la observancia judía respecto a los
objetos para cambiar mundanas “nogah”, mientras que las tres impuras qliphoth se
elevan indirectamente a través de las prohibiciones negativas. El arrepentimiento por
amor convierte retrospectivamente el pecado en virtud, las tinieblas en luz. Cuando
todas las chispas se liberan de las qliphoth, privándolas de su vitalidad, comienza la era
mesiánica. En la filosofía jasídica, el esquema kabbalístico de las qliphoth se interioriza
en la experiencia psicológica como autoenfoque, opuesto a la auto-anulación del santo
devekut (la cercanía a Dios, que puede referirse a un estado meditativo profundo,
parecido a un trance, alcanzado durante la oración judía, el estudio de la Torah o al
realizar los 613 mitzvot o “mandamientos”), subyacente a su visión panenteísta (lo
divino impregna e interpenetra cada parte del universo y también se extiende más allá
del espacio y el tiempo) monista de las qliphoth como la autoconciencia ilusoria de la
creación.
Es posible que la enseñanza más aceptada de todas las interpretaciones de las teorías
rabínicas acerca del origen del mal y las qliphoth, sea la de “nitsotsot” que habla de las
cáscaras vacías de “las santas flamas” (eones) que fueron aventadas después de que
Adán y Eva desafiaran el mandamiento de Dios de no comer del Árbol del Bien y del
Mal del Jardín del Edén descrito en Génesis. El concepto jasídico respecto a la creación
cabalística es que las diez sephiroth fueron creadas cada una de ellas con una qliphah
encapsulada. Una interpretación moderna atribuye la creación de las qliphoth a un
desequilibrio inherente sobre la sephiráh Geburáh (los aspectos severos de la
Creación) por lo cual Adán y Eva comieron del Árbol del Conocimiento del Bien y del
Mal, pero no comieron del Árbol de la Vida, antes o después en la misma creación.
Para complementar la tradición kabbalística del exceso de severidad de Geburáh ésta
tiene que perder un poco de poder para armonizar o equilibrar la Creación, por lo que
el exceso de poder es lo que forma a las qliphoth; por otro lado, una versión menos
mística señala que las qliphoth existen o nacieron debido a un uso inadecuado o
excesivo (alejado del propósito creativo original) y manifestándose en nuestro mundo
en forma de catástrofes naturales o hechos violentos causados por la lucha de dominio
entre demonios u otros seres espirituales.
El árbol qliphótico como Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal
II. INTERPRETACIÓN DE LA QABBALAH HERMÉTICA.
En algunas interpretaciones de la Qabbalah hermética no judía se busca el contacto
con las qliphoth, a diferencia de la prohibición ético-mística judía, como parte del
proceso de autoconocimiento humano, sus practicantes entienden a la Kabbalah
práctica teúrgica judía como similar a la magia blanca, que busca acceder únicamente a
la santidad; por contraste, está la creencia judía del peligro que conlleva el mezclar
magia impura, lo cual hace que estas prácticas sean poco utilizadas, con un carácter
menor y restringido en la mística judía. La obra “Kabbalah denudata” de Christian
Knorr von Rosenroth (1684) (traducida como The Kabbalah Unveiled por MacGregor
Mathers) equipara estas fuerzas con los reyes de Edom y también ofrece la sugerencia
de que son el resultado de un desequilibrio hacia Gedulah, el Pilar de la Misericordia o
el aspecto misericordioso de Dios, y que desde entonces han sido destruidos. En las
enseñanzas herméticas posteriores, las qliphoth han tendido, al igual que las
sephiroth, al ser interpretadas como mundos o entidades místicas, a fusionarse con
ideas derivadas de la demonología. En muchas descripciones, se hallan siete divisiones
del infierno (Sheol o Tehom; Abbadon o Tzoah Rotachat; Be´er Shachat “Pozo de
Corrupción” o Mashchit; Bor Shaon “Cisterna de Sonido” o Tit ha-Yaven “Barro
Pegajoso”; Dumah o Sha´arei Mavet “Puertas de la Muerte”; Neshiyyah “Limbo” o
Tzalmavet, y Eretz Tachlith “Bajo Corazón”, Gehenna (Boustan & Yoshiko, 2004; Mew,
J. 1903; Lowy, A. 1888, p. 339; Pusey 1881, p. 102), doce órdenes qliphóticas de
demonios, tres poderes anteriores a Satán y veintidós demonios que corresponden a
las veintidós letras del alfabeto hebreo.
Ilustración de Gustave Doré para el Infierno de la Divina Comedia de Dante
Según Aleister Crowley (1875-1947), se dice que las tres formas malignas (antes de
Samael) son Qemetial, Belial y Othiel (Crowley, A. 1977). Según Israel Regardie (19071985), el árbol qliphótico consta de diez esferas en oposición a las sephiroth del Árbol
de la Vida, estas qliphoth son también conocidas como los “Gemelos Malvados”,
siendo también consideradas como “demonios malvados de la materia y los
caparazones de los muertos” (Regardie. I. 1937-1940, 4 vols.). Bill Heidrick da su propia
interpretación sobre el árbol adverso, diciendo que las grafías son “en su mayoría
reconstrucciones con alternativas”. No obstante, se cree que la mayoría de las
anteriores son al menos adecuadas, si no perfectas”, también continúa diciendo que
“Estos nombres a veces se llaman “Sephiroth adversas” en lugar de órdenes
demoníacas”; por su parte A. E. Waite (1857-1942) puntualiza este aspecto en su “Holy
Kabbalah” (p. 256).
III. LAS QLIPHOTH
Las diez qliphoth son:
1. Thumiel. Representa la naturaleza de las dos fuerzas en conflicto y la tensión o
dualidad eternamente agresiva entre dos polaridades opuestas. Está relacionada con la
sephiráh Kether.
2. Chaigidiel. Representa la muerte de la primera semilla de la Creación y la
destrucción del primer movimiento de las fuerzas creativas de la naturaleza. Está
relacionada con la sephiráh Khokhma.
3. Sathariel. Representa la muerte de la energía creativa en ayuda de la estructura
eterna y sin vida. Está relacionada con la sephiráh Binah.
4. Gamchicoth. Representa el amor descarriado y desequilibrado que agota y
finalmente sofoca su objeto. Está relacionada con la sephiráh Hesed.
5. Golachab. Representa la violencia despiadada que juzga de acuerdo con estándares
sesgados. Está relacionada con la sephiráh Geburáh.
6. Thagirion. Representa las fuerzas que impiden el estado de unión, comunión y
belleza, creando confusión en lugar de la unión del corazón y la mente. Está
relacionada con la sephiráh Tiphereth.
7. Harab Serapel. Representa las fuerzas opuestas de la naturaleza sin la influencia de
la sabiduría y la apacibilidad. Está relacionada con la sephiráh Netzach.
8. Samael. Representa la inconstancia, la vacilación y la falta de determinación. Está
relacionada con la sephiráh Hod.
9. Gamaliel. Representa un sentido de felicidad distorsionado o destructivo, como por
ejemplo, un impulso sexual que nunca se satisface pero que siempre demanda
estímulos nuevos y más fuertes. Está relacionada con la sephiráh Yod.
10. Nehemot. También relacionada con Lilith, representa la culminación de todas las
fuerzas demoníacas precedentes y los deseos extraños. Está relacionada con la
sephiráh Malkuth.
Las sephiroth son diez, pero en el Árbol de la Vida aparece una sephiráh oculta, Da´at,
esta sephiráh tendría su opuesto en Belial (sin valor) que crea la noción de
conocimiento como un fin en sí mismo.
A. THUMIEL: (DUALIDAD DE DIOS O GEMELOS DE DIOS).
Thumiel representa la dualidad mientras que Kether representa la unidad. Por lo tanto,
Thumiel es la división de lo que es perfecto solo en la unidad. Como nombre de una
orden demoníaca, los Thumiel, “Perfección de Dios”, estaban antes de su “rebelión”.
Estos ángeles buscaron volverse más poderosos agregando un aleph (primera letra del
alfabeto hebreo) a su nombre. Luego se convirtieron en la “Dualidad de Dios”, una
orden de los demonios menores; en el estado más bajo de su “caída” se convirtieron
en “los Contaminados de Dios”, la cáscara o forma externa de Thumiel se llama
Cathariel, “la Rota” o “Luz temerosa de Dios”. Thumiel representa las fuerzas duales en
lucha, compitiendo, y está representado por dos cabezas gigantes con alas de
murciélago. Por lo tanto, aunque Kether se preocupa por la unidad, está implícito en su
existencia el concepto de dualidad, es la primera emanación de Ain Sof, el punto de
conciencia que cristaliza del vasto vacío, sin la fuerza de las otras sephiroth para
equilibrarla (específicamente Malkuth en lo más abajo del Árbol de la Vida), existiría
como algo aparte de Ain Sof, Dios en su totalidad. Sin embargo, dado que todas las
fuerzas paradójicas y enfrentadas desatadas a través de Kether encuentran su eventual
descanso y resolución en Malkuth, el equilibrio y la unidad de Dios se mantienen. El
gobernante de Thumiel es Satán, - Satanás -, (“adversario”, para Thumiel hay dos
demonios atribuidos, Satán y Moloch, que enfatizan la opinión de que el opuesto
demoníaco de Kether, es la dualidad en vez de la unidad), Satán en la tradición, era el
jefe de los ángeles, ocupando una posición similar a la de Kether; según la tradición
islámica, después de que Dios creó al hombre, Satán (Iblis) y sus ángeles se negaron a
inclinarse ante Adán. Ralph Austin describe que en el pensamiento del místico islámico
Ibn Arabi (1165-1240), el principio diabólico es el “que resiste el impulso de la
autorrealización de crear el objeto propio-otro (creación) e insiste en el derecho
exclusivo del espíritu puro y la trascendencia, esta es la razón por la que Satán se niega
a obedecer el mandato de Dios de postrarse ante Adán, por celos de la integridad del
espíritu puro” (Austin, R. 1980), ver esto de una manera cabalística significa el rechazo
de Kether, el espíritu puro, a encontrar la plenitud y la autorrealización a través del
acto de la emanación y creación, que termina en Malkuth; por lo tanto Satán
representa el orgullo y la arrogancia espirituales. En segundo lugar, es también ese
principio que insiste en la realidad separada de la vida y de las sustancias cósmicas que
niega toda primacía al espíritu, en otras palabras, es ese principio el que buscaría
insistir en la realidad separada de cada polo, uno a expensas del otro y por lo tanto
deteriorar la totalidad original de la experiencia divina como la Realidad al tratar de
romper el importantísimo vínculo entre lo “propio” y lo “otro” y consignar a cada uno
a un aislamiento mutuamente excluyente en el absurdo, lo cual encaja perfectamente
con la descripción cabalística de Satán como maestro de las “Fuerzas Duales
Contendientes”.
Satán caído. Ilustración de Gustave Doré.
B. CHAIGIDIEL: (CONFUSIÓN DEL PODER DE DIOS).
Chaigidiel también es conocido como Ghagiel, Chaigidel y Goghiel (“Aquellos que van
al Lugar Vacío de Dios”), otras entidades demoníacas se asocian a Chaigidiel como,
Baalzebub (“Señor de las Moscas”) y Adam Belial (“El Hombre de Mimbre”), el nombre
de Belial a menudo es utilizado por separado como un nombre demoníaco. En la
doctrina kabbalística es el nombre de la qliphah correspondiente a la sephiráh
Khokhma en el Árbol de la Vida. Son demonios obstaculizadores descritos como
malvados gigantes negros con serpientes entrelazadas a su alrededor, apegados a las
apariencias mentirosas y materiales, en oposición a las de la realidad. Estos seres
representan la confusión de ese gran poder que, como Khokhma, sale al comienzo
para dar la energía vital de la Creación a los procesos de Binah. Como hemos referido
anteriormente, en la Kabbalah, la qliphah representa la fuerza desequilibrada de una
sephiráh o atributo divino particular; Khokhma o “Sabiduría” es la sephiráh relacionada
con la energía creativa y subjetiva, la fuerza fálica que actúa sobre Binah, la gran
madre, la receptora de esta energía y dadora de forma. Si Khokhma no se equilibra con
la fuerza de Binah sigue siendo una energía orgullosa y sin restricciones, demasiado
obstinada para estar atada por la matriz de la madre, reacia a “inclinarse ante el
hombre” y tomar forma material, como se describe en la tradición islámica con
respecto a Satán que hemos mencionado anteriormente, por lo tanto, Khokhma se
convierte en Ghaghiel (Chaigidiel), la fuerza que obstaculiza la evolución natural de la
energía divina que fluye hacia la Creación, a través del orgullo y del egoísmo, y se
mantiene en el mundo de la ilusión y la mentira.
Representación de sacrificios humanos de niños al dios cananeo Moloch
C. SATHARIEL: (OCULTAMIENTO DE DIOS).
Así como Binah es la gran reveladora que otorga la estructura del Absoluto a lo creado,
su opuesto, Sathariel, oculta la naturaleza de lo Perfecto. En la Qabbalah qliphótica
(hermética), Sathariel es la tercera qliphah después de Thaumiel y Chaigidiel y está
conectada directamente a Thaumiel, Chaigidiel, a la sephiráh oculta Da´at, a
Gamchicoth y a Golachab (conectadas a las sephiroth Khesed y Geburáh), estas
conexiones se describen como pasarelas o túneles, similares a los caminos existentes
entre la sephiroth. La qliphah o forma externa de Sathariel se llama el orden de
Sheireil, “Los Peludos de Dios”, este orden demoníaco ha sido descrito (Karlsson, Th.
2012) como un laberinto negro de acertijos caóticos, donde reina Lucifugo. El tercer
ojo del iniciado se abre y la oscuridad se vuelve luz si la ascensión progresa a través de
este orden, esto da como resultado que el iniciado aprenda a ver la luz de Lucifer y se
vuelva clarividente. Las formas de los demonios adjuntos a esta qliphah son cabezas
negras con velos con cuernos, de horribles ojos que se ven a través del velo, seguidos
de malvados centauros. A Sathariel se la relaciona con Lucifugo (“Uno que huye de la
luz”), los primeros textos que hablan de esta entidad demoníaca utilizan el nombre
“propio” de Lucifugo Rofocale (algunos textos judíos antiguos proporcionan datos
acerca de que Sathariel aparecerá antes de la venida del Mesías). Sathariel tiene su
correspondiente opuesto en la sephiráh Binah en el Árbol de la Vida, Binah es la
sephiráh que da luz a la forma, la gran madre del cosmos, el útero eterno. A través de
ella la energía espiritual de Kether y Khokhma se entrelaza en la matriz que
eventualmente se convierte en materia, pero cuando esta fuerza se halla
desequilibrada, entonces el principio espiritual queda oculto, la materia se considera
simplemente materia, y no se entiende que sea simplemente energía condensada, que
es espíritu, por lo tanto Binah, la dadora de forma, se convierte en Sathariel que, por lo
tanto, representa el ocultamiento de Dios, que esconde el rostro de la Misericordia.
Sathariel se describe en el Libro de Enoch como el vigésimo séptimo Vigilante de los
veinte líderes de los doscientos ángeles caídos. Se cree que su nombre es de origen
babilónico, una combinación de “shetar” y El (Dios), cuyo nombre significaría “Lado de
Dios”; Michael Knibb cree que el nombre Sathariel significa “Luna de Dios” o
“Amanecer de Dios”, basándose en las copias escritas en lengua semítica Ge´ez del
Libro de Enoch (Knibb, M. 1978).
D. GAMCHICOTH: (DEVORADORES).
Gamchicoth está asociado con la cuarte sephiráh, Khesed, en el Árbol de la Vida. La
sephiráh Khesed es la fuente de la abundancia tanto en idea como en sustancia para
las formas inferiores; Gamchicoth es el orden (Ga´ashekelah, también puede ser
escrito como Agshekelot o Gog Sheklah, “Rompedores en pedazos” o “Perturbadores”)
de los “Devoradores” que buscan desperdiciar la sustancia y el pensamiento de la
Creación y son representados como gigantes con cabezas de gato. Dion Fortune llama
a esta qliphah como la “Precursora de la Destrucción” y representa las fuerzas que se
detienen y no hacen nada a menos que exista maldad y corrupción. La forma exterior
de Gamchicoth es el orden de Azariel, “Los Vinculantes de Dios” (en otros textos
Azariel es nombrado como uno de los ángeles caídos que controla seis cohortes de
demonios). A Gamchicoth se le asigna Astaroth (“El Diluvio”), este es uno de los
nombres por la que se conocía a la diosa Astarté (diosa de la fertilidad), la Ishtar de los
babilonios y, quizás también, la Isis de los egipcios; sin embargo, en el siglo V a.C.
comenzaron a aparecer en los templos de Astarté inscripciones que sugerían la
percepción de ella como una emanación de Baal Samin, personificando su poder divino
(por tanto es representado como una entidad andrógina), también con este fin;
Astaroth es mencionado en la Llave Menor de Salomón (también conocida como
Salomonis Regis o Lemegeton, un grimorio sobre demonología compilado a mediados
del siglo XVII principalmente a partir de materiales unos dos siglos más antiguos) como
una entidad muy poderosa asistida por cuatro demonios.
Representación de la diosa de la fertilidad babilonia Ishtar
En el Dictionaire Infernal de Colin de Plancy se lo representa como un hombre desnudo
con manos y pies de dragón, un segundo par de alas detrás del primero, con una
corona, sosteniendo una serpiente en una mano y montado sobre un lobo o perro.
Astaroth, grabado del Dictionnaire Infernal de Collin de Plancy (1825)
E. GOLACHAB: (CUERPOS ARDIENTES O LOS QUE QUEMAN CON FUEGO).
Golachab es la qliphah correspondiente a la sephiráh Geburáh en el Árbol de la Vida.
Geburáh es una sephiráh con poder para gobernar con rectitud, de manera recta.
Geburáh es la sephiráh de la Restricción, del juicio, del rigor, de la severidad, que quita
lo que es innecesario en el cosmos, destruye a los malvados, lucha contra el mal y la
injusticia y mantiene un equilibrio con Khesed, la bondad amorosa. Sin embargo, es
obvio observar que cuando esta fuerza está desequilibrada, se vuelve demasiado
destructiva y quema lo que no debe quemarse. Mientras que la sephiráh de Geburáh
puede representar un conservadurismo desenfrenado, Golachab representa un
radicalismo desenfrenado y una tiranía que no admite oposición y ejecuta a todos sus
oponentes. La orden de Golachab está compuesta por aquellos que arden para hacer
destrucción, imponen su voluntad sobre los demás mediante la fuerza y no la justicia,
de una manera no recta, incluso en ellos mismos. La forma exterior es Usiel, “Las
Ruinas de Dios”, está relacionada con Asmodeo, el demonio destructor. El nombre de
Asmodeo es mitad hebreo y mitad latino y es mencionado con frecuencia en la
literatura sobre demonología; este nombre también se puede traducir como “El
adornado con fuego”, a quien también se llama Samael el Negro. Los demonios
asociados con Golachab son representados como enormes cabezas negras como si
fueran un volcán en erupción.
F. THAGIRION: (AQUELLOS QUE GRITAN DE DOLOR Y LÁGRIMAS).
Thagirion es la qliphah asociada con la sephiráh Tiphereth en el Árbol de la Vida, a esta
qliphah se le atribuyen los que disputan, los que mueven al dolor. La sephiráh
Tiphereth es el lugar de gran belleza y regocijo, sephiráh de la armonía y el equilibrio
de diferentes fuerzas que, en particular, equilibra los poderes generosos de Khesed, la
bondad amorosa, con el poder reteniente de Geburáh, la moderación. Implícita en la
idea de equilibrio y de síntesis está también la idea de presión y tensión, y la oscilación
hacia adelante y hacia atrás entre las diferentes fuerzas. Khesed y Geburáh a menudo
trabajan una contra la otra, y se debe permitir que el péndulo oscile entre ellas, si el
péndulo se ve obligado a permanecer quieto, en el medio, debido a un exceso de
Tiphereth, se siente un estrés y dolor indebidos, ya que estas fuerzas no tienen espacio
para respirar, por lo tanto, Tiphereth, la belleza, se convierte en Thagirion, los que
disputan. Thagirion construye la fealdad y se gime por ello. La envoltura de Thagirion
se llama Zomiel, “La Rebelión de Dios”, sus demonios son representados como grandes
gigantes negros que siempre se hallan enfrentados unos contra otros. Se la conecta
con Belfegor, señor de los muertos. Para Thagirion, el reemplazo de Tiphereth, la
esfera del Sol Vitalizante, con un lugar que contiene a Belfegor, es de lo más
sorprendente. Thagirion juega un papel similar, aunque inverso al de Tiphereth en el
Árbol de la Vida, al evitar que las diferentes fuerzas se desmoronen entre sí y poder
mantener la forma del Árbol, aunque en el caso de Thagirion se mantiene y sostiene lo
feo y las fuerzas malignas juntas. Otro papel importante de Tipheret es el de Salvador,
y en la cábala cristiana es a través de Tiphereth, el Hijo, que se conoce al Padre. Se
podría decir que Thagirion es el aspecto negativo de este dogma, las doctrinas más
duras que condenan a todos los que se atreven a desafiar su particular estilo de
belleza, al infierno y fuego eternos.
G. HARAB SERAPEL: (CUERVOS DE LA QUEMA DE DIOS).
Harab Serapel (A´arab Zaraq) es la qliphah que corresponde a la sephiráh Netzach en el
Árbol de la Vida, se traduce como “Los Cuervos de la Quema de Dios” o “Los Cuervos
de la Dispersión”. Netzach es la sephiráh de la victoria, la capacidad de la energía pura,
emocional y apasionada para superar los obstáculos, la apertura del amor natural.
Pero debe ser equilibrada por la sephiráh Hod, la capacidad de racionalizar y ejercer
cierto grado de autocontrol: si Netzach no está equilibrada se convierte en pasión
incontrolada, deseo y codicia, en el lado oscuro de Venus, que es la lujuria
desenfrenada. Los Harab Serapel son los “Cuervos de la Muerte” que rechazan incluso
a los suyos, su forma externa es Thumil, “La Sustancia Sucia de Dios”, esta qliphah está
conectada con Baal, señor de las tinieblas, y con Tubal Caín; los demonios asociados
con ella se representan como cuervos horribles con cabezas demoníacas que salen de
un volcán. Algunos autores piensan que el cuervo de la dispersión está relacionado con
el cuervo que Noé dejó volar de su arca mientras las aguas del Diluvio Universal se
dispersaban; por su parte, Thomas Karlsson (2012) señala que el simbolismo de los
Cuervos de la Dispersión se debe a que esta ave sobrevolaba los campos de batalla, en
busca de carroña, también menciona que está en oposición a la paloma de la paz (un
ave blanca y pura).
H. SAMAEL: (LA DESOLACIÓN DE DIOS O LA MANO IZQUIERDA).
Samael es la qliphah relacionada con la sephiráh Hod en el Árbol de la Vida. Hod es el
trabajo complejo de la voluntad del Absoluto, por su parte, Samael representa la
desolación estéril de una creación caída y fallida. Su forma externa es Theuniel, “Los
Inmundos Lamentos de Dios”. A Samael se le atribuye a Adramelech, “Rey Poderoso”.
En su obra Kabbalah (p. 255), A. E. White describe a Samael como la “Severidad de
Dios” y figura como el quinto de los arcángeles del mundo de Beriah.
Representación del ángel Samael en su lucha contra Jacob, grabado de Gustave Doré
Aunque tanto Samael como Lilith son demonios importantes en las tradiciones judías
anteriores, no aparecen emparejados hasta la segunda mitad del siglo XIII, cuando se
presentan juntos (Dan, J. 1980, pp. 17-40). Lilith es un demonio creado junto a Adán,
originalmente creado para el papel que luego desempeñaría Eva, posteriormente se
convertiría en la pareja de Samael quien, con ella, creó una gran cantidad de niños
demonios, incluido un hijo, “La Espada de Samael” (Guiley, R. E. 2009, p. 222 y ss.) (o
de Asmodeo). En la obra kabbalística Tratado de la Emanación Izquierda (siglo XIII) de
los hermanos ha-Kohen (citada anteriormente), se dice que tanto Samael como Lilith
son los paralelos de Adán y Eva, que emanan juntos del Trono de Gloria como
contraparte. También se menciona que Asmodeo está subordinado a Samael y está
casado con una Lilith menor y más joven (Kvam, K. E., Schearing, L. S. & Ziegler, V. H.
1999, pp. 221-222); según este tratado, Dios castró a Samael para no llenar el mundo
de su descendencia demoníaca, siendo esta la razón por la que Lilith busca fornicar con
los hombres (Patai, R. 2015, p. 463).
Representación del demonio Asmodeo según el Dictionnaire Infernal de Collin de
Plancy (1825)
En el Zohar, se describe a Samael como un líder de las fuerzas divinas de destrucción,
mencionándosele también como el “jinete de la serpiente” (Orlov, A. A. 2013, p. 151) y
se le describe como emparejado con Eisheth Zenumim, Na´amah y Agrat bat Mahlat,
todos ellos “ángeles” de la prostitución sagrada (también en un tratado kabbalístico de
1340 de Bahya ben Asher se afirma que Lilith junto con Naamah es una de las
compañeras de Samael y que Esaú tomó cuatro esposas para imitarlo) (Patai, R. 1990).
En particular, el mismo texto los llama posteriormente Azazel (Orlov, A. A. 2013, p.
151), pero podría tratarse de un caso de identidad equivocada, ya que Azazel puede
ser, en la tradición zoharística, una combinación de los ángeles Aza y Azrael.
Representación del demonio Azazel
I. GAMALIEL: (CONTAMINADO POR DIOS).
Gamaliel es la qliphah asociada con la sephiráh Yesod en el Árbol de la Vida, su nombre
también se traduce como “Los Obscenos”. Yesod es la sephiráh que recolecta toda la
energía de las sephiroth que se hallan sobre ella, almacena las ideas arquetípicas en el
inconsciente y las expresa en su momento correcto. Yesod está asociada con los
órganos sexuales y el deseo sexual inconsciente, se puede ver que sin la expresión
correcta de las imágenes almacenadas en Yesod, ya sea a través de la expresión física
de Malkuth, o trascendiéndolas en Tiphereth, existe una represión sexual malsana, con
lo que las imágenes inconscientes de Yesod se vuelven cada vez más perversas
convirtiéndose, eventualmente, en Gamaliel, el obsceno. Yesod es el lugar de las
formas finales que se convierten en materia en Malkuth, Gamaliel representa las
imágenes deformes y contaminadas que producen resultados viles. La forma externa
de Gamaliel es el orden de Ogiel, “Los que Huyen de Dios”. A Gamaliel también se le
relaciona con Lilith, espectro nocturno, la Gran Dama de todos los demonios (como
hemos referido más arriba, los demonios son a veces considerados los hijos de Lilith) y
se dice que es la mujer que se acerca a los hombres en sus sueños.
Portada del Sepher ha-Zohar, el máximo texto de la Kabbalah
J. NEHEMOT: (SUSURRADORES O ESPECTROS NOCTURNOS).
Nehemot (sing. Naamah) es la qliphah relacionada con la sephiráh Malkuth en el Árbol
de la Vida. Los Nehemot son los responsables de los sonidos aterradores en lugares
extraños, excitan la mente y provocan raros deseos. Esto también se corresponde con
Malkuth. Naamah es tradicionalmente un demonio y hermana de Lilith, es también
posible que Nehema sea la misma que Naamah, la hermana de Tubal Caín. En la
literatura talmúdica y midráshica, Naamah es indistinguible de la Naamah humana,
que obtuvo su nombre, “agradable”, seduciendo a los hombres a través de su arte de
tocar los címbalos; también atrajo al ángel Shamdon (o Shomrom) y dio a luz a
Asmodeo, el rey de los demonios. En el Zohar, se la describe como un espíritu
inhumano, según este texto, después de que Caín matase a Abel, Adán se separó de
Eva durante ciento treinta años, durante este tiempo, Lilith y Naamah, lo sedujeron y
dieron a luz a sus hijos demoníacos, que se convirtieron en las plagas de la humanidad.
Tanto Naamah como Lilith provocan epilepsia en los niños (Zohar 3: 76b-77a). En otra
historia, referida también en el Zohar, se dice que Naamah y Lilith corrompieron a los
ángeles Ouza y Azazel (Zohar: Génesis, cap. XXXII); este texto dice que ella también
atrae a demonios, ya que los demonios Afrira y Qastimon la persiguen continuamente
todas las noches, pero ella se aleja saltando cada vez y toma múltiples formas para
atraer a los hombres: “Se burla de los hijos del hombre, y concibe con ellos a través de
sus sueños, del deseo masculino, y se apega a ellos. Ella toma el deseo, y nada más, y
de ese deseo concibe y trae toda clase de demonios al mundo. Y esos hijos que da a luz
de los hombres visitan a las mujeres de la humanidad, que luego conciben de ellas y
dan a luz espíritus. Y todos van con la primera Lilith y ella los trae” (Patai, R. 1990).
Representación de Lilith, la reina de los demonios
CONCLUSIÓN
Vivimos en un universo de opuestos, nuestra vida está regida por los opuestos, uno se
necesita al otro para existir, el día y la noche, la alegría y la tristeza, la felicidad y la
desgracia, el frío y el calor, la luz y la oscuridad. No podríamos definir algo sino
existiera su opuesto, el universo fue creado así y forma un todo interconectado. El
mundo no es bueno ni malo, solo es, depende de nosotros emplear nuestra libertad de
elegir en tomar buenas decisiones. Si tomamos buenas decisiones las consecuencias
serán positivas, si tomamos malas decisiones las consecuencias serán negativas, no
podemos culpar al mundo, ni a Dios, de las decisiones que nosotros, de forma
personal, tomamos, he ahí nuestra libertad y nuestra responsabilidad. La naturaleza de
nuestras decisiones se mide por el tipo de consecuencias que producen, buenas o
malas. El Árbol de la Vida posee tres pilares o columnas, el de la derecha es el Pilar de
la Misericordia, el de la izquierda es el Pilar del Juicio; no se puede ser ni totalmente
bueno ni totalmente malo, esto causaría un desequilibrio, por ello, el pilar del centro
es el Pilar del Equilibrio que conecta directamente a Kether, la sephiráh más alta con
Malkuth, la sephiráh más baja, el mundo de Atzilut con el mundo de Assiah, lo más
elevado con lo más bajo. La Kabbalah nos enseña que debemos vivir vidas de
equilibrio, si permitimos que nuestros sentidos, pensamientos, deseos y emociones se
desequilibren iremos a los extremos, el desequilibrio causa dolor, tristeza, alienación,
pérdida de valores, de principios, de humanidad, fanatismo, radicalismo, ignorancia,
engaño, excesos. Si no respetamos el tamaño del vaso y seguimos echando agua, el
borde se rebosará y el agua se derramará. Los males de nuestra sociedad y, también,
de nuestras propias vidas, son producto del desequilibrio, es necesario saber cuándo
nuestras vidas están desequilibradas, cuando nuestras sociedades viven
desequilibradas, cuando algo va mal, debemos reflexionar profundamente acerca de
porqué van las cosas mal, observaremos que todo se debe a algún desequilibrio,
entonces debemos re-equilibrar la situación, debemos rectificar, que es lo que significa
Tikkun en la Kabbalah. Rectificar es volver al camino del equilibrio. El odio, la codicia, la
mentira, el egoísmo, los deseos malsanos, la lujuria, el afán desmesurado de poder, la
injusticia… todos estos males que arruinan vidas y sociedades son producto del
desequilibrio, cuando las personas y las sociedades actúan así, de forma individual y
colectiva, estamos ante un gran problema de desequilibrio. Hoy en día,
desgraciadamente, muchas personas y sociedades viven en un profundo desequilibrio,
hay que reflexionar y realizar Tikkun, volviendo al sendero medio, al Pilar del
Equilibrio, nuestras sociedades y nuestras vidas volverán a estar en armonía con la
intención original del Creador y eso empieza por renunciar al egoísmo, la más terrible
plaga de la humanidad, y aumentar nuestra generosidad. Moviéndonos a través del
Pilar del Equilibrio subiremos por la escalera que nos lleva hasta el más alto Palacio. De
nosotros depende alimentar el Árbol de la Vida o alimentar el Árbol de la Muerte, de
nosotros depende aumentar el equilibrio o aumentar el desequilibrio, por lo tanto,
pensemos bien nuestras decisiones pues habrá consecuencias para nuestras vidas y
para todo lo que nos rodea, sin ninguna duda.
Grabado de Gustave Doré para el Paraíso de la Divina Comedia de Dante
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