CAPITULO VIII
Cosmos, corpus y praxis. El abigarramiento de estrategias campesinas y
agroindustriales de una organización rural en Cuquío, Jalisco
Manuel Antonio Espinosa Sánchez1
Introducción
Durante el otoño e invierno de 2011-2012 se realizó la presente investigación enfocada en la
organización rural Unión de Campesinos de San Pedro (UCSP) de la localidad de Ocotic —
población del municipio de Cuquío, Jalisco—, como parte de mis estudios de la maestría en
Gestión y desarrollo social, en la Universidad de Guadalajara.
La relevancia de esta organización campesina y de esa localidad rural es, justamente,
que se asemeja a otras organizaciones locales y que Ocotic es una de las 149 localidades que
conforman el municipio de Cuquío y que comparten características con respecto de la
estructura agraria, producción de maíz blanco, densidad poblacional, clima, entre otros
aspectos, por lo que se consideró que cualquier otra organización en cualquier otra localidad
de ese municipio sin duda habría de exhibir el mismo fenómeno de interés,2 a saber: que esta
organización rural para el trabajo ha seguido al pie de la letra la receta propia de la
modernización, varias veces y en distintos sectores productivos. Y en las mismas ocasiones
ha fracasado. Pero sin embargo los integrantes de la UCSP han logrado sobrevivir de forma
más o menos decorosa, a pesar de la creciente adversidad ecológica, de mercado y social.
Entonces, estando delineado el camino para el acceso al bienestar y al desarrollo rural —por
la vía empresarial y de la modernización del espacio rural—, surgieron las preguntas: ¿qué
estrategias han seguido los miembros de esta organización para prevalecer y qué factor ha
1
Profesor-investigador. Universidad Autónoma de Querétaro. Correo: ‹manuelantonioespinosa@gmail.com›.
Además de que, de alrededor de 15 organizaciones campesinas de base que se contactaron en ese momento
en igual número de localidades, sólo ellos aceptaron de forma unánime participar en la investigación propuesta.
2
sido determinante en la definición de sus prácticas? ¿Cuáles son los saberes y los contextos
de aprendizaje de estas familias campesinas que les han permitido existir en un escenario
complejo, cambiante y que no les es del todo favorable?
Para responder estas preguntas, se echó mano de varias herramientas metodológicas
que se articularon para construir respuestas parciales con la ayuda y participación de los
propios integrantes de la organización. De esta forma, se realizó un ejercicio de observación
de la localidad cuyos resultados se fueron registrando en un diario de campo, se sostuvieron
siete sesiones formales de análisis con los miembros de la UCSP y otras tantas más de manera
informal, se realizó una encuesta en 35 viviendas de un total de 58 hogares en Ocotic, se
discutieron con informantes clave y líderes municipales los resultados y apreciaciones
preliminares para valorar sus propias experiencias y observaciones, se obtuvo información
agroproductiva muy precisa en el Centro de Apoyo al Desarrollo Rural (CADER) de Palos
Altos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación
(Sagarpa) y, finalmente, se recurrió a la información poblacional recabada por el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (Inegi, 2012).
Los datos obtenidos se sistematizaron conforme el al enfoque metodológico de la
agroecología porque como socioecología se aproxima a su objeto de estudio de manera
sistémica buscando comprender las interrelaciones sociales y ecológicas presentes en la
configuración de los agroecosistemas, también porque ofrece una mirada crítica, desde la
ecología política y la economía ecológica, de los procesos de reproducción social dominados
por el capitalismo y, finalmente, porque como etnoecología visibiliza las estrategias
campesinas orientadas a la diversificación y multifuncionalidad, no sólo agronómica y de
manejo de recursos naturales, sino cultural, económica, social, espiritual, etc., como
paradigma civilizatorio y de sostenibilidad de la especie humana, es decir, como cosmos,
corpus y praxis de matriz campesina en resiliencia y abigarrada con la racionalidad
modernizadora hegemónica.
En síntesis, encontré que los miembros de la UCSP —a partir de las limitaciones en
la escala de su finca y de las posibilidades agroclimáticas— implementan estrategias
tradicionales de diversificación agroproductiva y recolección y, al mismo tiempo, según sus
posibilidades y oportunidades, establecen sistemas monoproductivos de maíz y se emplean
como jornaleros en Cuquío o en los Estados Unidos, como emigrantes ilegales, entre otras
fuentes de ingreso monetario. Aquí, por un lado, el complejo conceptual de cosmos, corpus
y praxis (Toledo et al., 2001) permitió considerar al agroecosistema como mundo de vida y
resaltar los saberes vinculados con las prácticas de los integrantes de la organización. Por
otro lado, las categorías de campesinidad y agroindustrialidad (Toledo et al., 2002)
resultaron particularmente de gran ayuda para realizar comparaciones con otros análisis
socioecológicos y examinar a profundidad los procesos de reproducción social de esta
organización campesina y de sus estrategias.
En este documento se presentan al lector algunas características de la organización y
de su entorno local. Seguidas de un primer conjunto de nociones conceptuales que permitan
pensar a la organización campesina como un sistema social anidado en un conjunto de
sistemas bióticos y abióticos, materiales e intangibles, que se denominará agroecosistema
(Gliessman, 1978), pero que, por un lado, y para los fines de esta sistematización, se
presentará como un complejo cosmos-corpus-praxis campesino orientado a la reproducción
social, 3 y, por otro lado, debido a limitaciones de extensión, se analizará qué tan
entremezclado
está ese conjunto
conceptual
en
términos de campesinidad y
agroindustrialidad, finalmente, se concluye con algunas provocaciones y sugerencias
derivadas de estas pesquisas.
La Unión de Campesinos de San Pedro en Ocotic, Cuquío, Jalisco
En el municipio de Cuquío, Jalisco el número de localidades con población de hasta 499
habitantes alcanza el 95%, 4 Ocotic es una localidad más y tiene una población de 366
habitantes, de los cuales el 46% son hombres y el resto, mujeres; distribuidos en 58 hogares.
El 67% de los hombres entre 15 y 40 años de edad se encuentran en los Estados Unidos y
3
La reproducción social, como aquí se entiende, es un proceso social cuyo resultado deviene en formas de
apropiación ecológica que implican un arreglo entre las capacidades, conocimientos y costumbres
socioculturales de los grupos humanos y las restricciones y oportunidades que ofrece el entorno natural y
societal. El acuerdo socioecológico, que ha resultado de estas interacciones humanidad-humanidad y
naturaleza-humanidad, ha devenido en el tiempo, permitiendo descubrimientos y el desarrollo tecnológico, a
través del aprovechamiento de materiales, energía, fibras, agua y suelo en beneficio de los grupos humanos,
para obtener alimentos, utensilios, productos, etc., que constituyen formas de vida, redes de intercambios,
estructuras de ordenamiento social, dinámicas societales, marcos civilizatorios diferenciados y paradigmas
colectivos de identidad intersubjetiva que, de manera más sintética, se han categorizado como cosmos, corpus
y praxis (Toledo et al., 2001).
4 Para revisar aspectos sociopolíticos e institucionales del municipio, conviene revisar a Bey (2007).
envían remesas a sus familias. Las familias campesinas en Ocotic se dedican al cultivo de
maíz en pequeñas parcelas propias y en tierras rentadas, además de que los hijos mayores de
edad trabajan como jornaleros y en el mejor de los casos se emplean como ayudantes en
algún comercio ubicado en la cabecera municipal. Así, con ingresos familiares de hasta 5500
pesos mensuales, ha de sobrevivir una familia de hasta siete miembros (Conapo, 2012),
incluyendo a los abuelos en algunos casos, tal como comentan los miembros de la UCSP.
Ubicación geográfica de Ocotic, municipio de Cuquío, Jalisco, México, con base en
fotografías satelitales de 2006
Por las fechas en que se realizó el trabajo de campo (noviembre de 2011 a febrero de 2012),
existía una especie de preocupación generalizada por los bajos rendimientos alcanzados
durante las cosechas de maíz blanco y los vencimientos de los créditos que habían contratado
algunos productores, o por la imposibilidad de recuperar los recursos, producto del ahorro,
que se habían invertido. Pero al mismo tiempo había un cierto grado de desempacho y hasta
el optimismo de quien tiene resuelto lo básico: la alimentación familiar, una vivienda con lo
indispensable para existir y un conjunto de relaciones sociales estables. Con un clima
semiseco y una vegetación primaria boscosa de robles y encinos, actualmente, predominan
en las cañadas y laderas los huizaches y nopales (Sagarpa-FAO, 2012). Las planicies
muestran un paisaje dominado por el verde del cultivo de maíz, en época de lluvias, y el café
arcilloso o arenoso de los suelos en época de secas, a la vez que se levantan frecuentes
tolvaneras en los meses de febrero a abril. La escasez de manantiales y de arroyos se ha
compensado con la proliferación de pozos y bordos, para el consumo humano y pecuario,
existiendo menos de mil hectáreas con posibilidad de riego suministrado por las presas Los
Gigantes, en Cuquío, y Cuacuala, en la localidad del mismo nombre.
En ese escenario, la UCSP es una sociedad de producción rural de responsabilidad
limitada que fue constituida el 12 de septiembre de 1993 con 32 miembros, aunque
actualmente quedan sólo 11 (Cuadro 1). Los integrantes actuales de esta organización
explican que la mayoría dejó de participar porque algunos socios se pelearon entre sí, otros
prefirieron constituir otras organizaciones para allegarse recursos y otros más fallecieron
durante estos años.
Cuadro 1. Integrantes de la Unión de Campesinos de San Pedro
Número de socio
Edad (años)
Socio 1
48
Escolaridad/Extensión del predio (ha)
Primaria
3
Primaria
Socio 2
57
2
---
Socio 3
59
4
Secundaria
Socio 4
56
8
---
Socio 5
64
0.5
---
Socio 6
56
2
Socio 7
59
Socia 8
47
--Primaria
0
Secundaria
Socia 9
51
0
---
Socia 10
71
1.7
--Socio 11
69
2.5
Fuente: Elaboración propia con información de la UCSP.
Desde la perspectiva de la revolución verde y de los procesos nacionales de modernización
rural empresarial, esta organización es un claro ejemplo del rotundo fracaso del desarrollismo
económico. Han intentado funcionar como empresa en más de seis ocasiones, mediante
diversos proyectos productivos con enfoque empresarial microindustrial. Desde acopio y
comercialización de maíz blanco hasta engorda de ganado, pasando por construcción de
bordos, cultivo de rosas en invernadero y producción de hortalizas, huevo de mesa, huaraches
y tostadas (Cuadro 2).
Cuadro 2. Proyectos y gestiones de recursos gubernamentales emprendidos por la UCSP5
Proyecto
Fecha
Fuente de recursos
Producción de huaraches.
Agosto de 1995
Recursos propios.
Producción de tostadas de
maíz.
Junio de 1996
Establecimiento de bordos
abrevaderos para la
ganadería.
Marzo de 1998
Asistencia técnica integral
para la comercialización
de maíz blanco.
De enero de 2000
a diciembre de
2004
Producción de hortalizas y
huevo de mesa.
5
2001
Secretaría de Desarrollo
Rural del estado de Jalisco
(Seder)
Secretaría de Desarrollo
Rural del estado de Jalisco
(Seder)
Fideicomisos Instituidos
en Relación con la
Agricultura (FIRA)
Secretaría de Desarrollo
Rural del estado de Jalisco
(Seder)
Haciendo un recuento, la UCSP calcula que durante sus 20 años de vida organizativa han recibido subsidios
y beneficios por más de 1.5 millones de pesos; de los cuales sólo han quedado fierros oxidados, esfuerzos
inútiles, hastío de unos hacia otros y potreros abandonados.
Compra de insumos
agrícolas y venta de maíz
blanco.
Producción de rosas en
invernadero.
Marzo de
2001/septiembre
de 2006
Secretaría de Desarrollo
Social (Sedesol)/Fondo
Nacional de Apoyo para
las Empresas de
Solidaridad (Fonaes)
Agosto de 2004
Secretaría de Desarrollo
Rural del estado de Jalisco
(Seder)
Fuente: Elaboración propia con información de la UCSP.
Ante la falta de capital propio, explican los socios de la organización rural, se especializaron
en la gestión de recursos gubernamentales y subsidios, además se han vuelto capaces de
apropiarse de los discursos institucionales y de lograr cierto parafraseo para acceder a los
beneficios económicos ofrecidos. La carencia de un mercado consumidor de sus productos,
con frecuencia, los obligaba al autoconsumo. La inexistente lógica e insuficiente capacidad
empresarial los llevaba a discusiones interminables, al grado de dejarlos en la inmovilidad y
orillarlos a abandonar los esfuerzos por organizarse para trabajar juntos en negocios de
agregación de valor.
La cotidianidad rural en Ocotic o su cosmos campesino
Las madres de familia y las adolescentes en Ocotic se suelen concentrar en las labores
domésticas, que incluyen las del lavado y planchado de ropa, limpieza de la casa y la
preparación de la comida, entre otras. También se incluyen actividades agropecuarias de
traspatio como la crianza de gallinas, guajolotes y cerdos, alguna vaca para ordeña y cultivo
de hortalizas, etc. En otros casos, se combina algo de lo anterior con la venta de productos
cosméticos o de abarrotes en una tiendita que se improvisa en la propia sala de la vivienda,
o con la manufactura de alguna prenda (guantes de estambre, mantas, bufandas, etc.) para su
venta ocasional. Las mujeres más afortunadas, dicen los socios de la UCSP, van a Cuquío a
trabajar en alguna tienda o como empleadas domésticas. Las menos venturosas trabajan en
el campo vendiendo su mano de obra por 200 pesos diarios como jornaleras haciendo
ladrillos o cosechando maíz, chile de árbol o tomate de cáscara.
Los hombres, desde niños, realizan labores en el campo: ordeñan, traen leña, acarrean
el agua, etc. Incluso ahora barren y trapean la casa como parte de sus obligaciones
domésticas. Aquí pareciera que el feminismo o el machismo quedaron atrás, en el pasado,
pues hombres y mujeres realizan labores en la parcela y en la casa. Los estereotipos, aún
presentes, se van desdibujando, mientras que las necesidades van creciendo y apremiando.
Así la necesidad empuja a los varones mayores de 15 años a irse ilegalmente a los Estados
Unidos a trabajar en lo que sea, por un sueldo no mayor de 3.50 dólares la hora, en jornadas
de cuando menos 10 horas diarias y de hasta siete días por semana. Los que se van al Norte
quizás regresen cada tres o cuatro años. Quizás regresen definitivamente hasta que tengan
unos 45 o 50 años, si es que regresan. Mientras que si tienen tierras las dejan en renta a manos
de los que se quedan o a veces las dejan abandonadas para finalmente venderlas.
Los jefes de familia que se quedan en Ocotic saben que hay necesidad de alimentar a
sus dependientes, y para ello siempre cultivan un cuamil al que no aplican ni agroquímicos
ni fertilizantes químicos, y usan semilla de maíz criollo. 6 De estas mazorcas se han de
alimentar los integrantes de la familia, quienes consumen el grano como elote hervido, elote
asado, envueltos, tamales, esquites, tacazotas, pan de elote, atole de elote, atole de maíz y,
por supuesto, tortillas todo el año, así como alimento para los animales del traspatio a los
cuales se les suministran desechos alimenticios y grano echado a perder. Por otro lado, esos
cuamiles se siembran con frijol o con calabaza o con garbanzo o lentejas, mismos que se
cosechan y almacenan para el autoconsumo. Las gallinas de traspatio ofrecen huevos
diariamente, los cuales son consumidos principalmente por los niños, mientras que las
gallinas viejas son preparadas en caldos de gallina durante algunas ocasiones especiales. Al
6
Véanse los artículos que presentan Álvarez-Buylla et al. (2011) acerca de cómo diversas
organizaciones campesinas y experiencias comunitarias agroecológicas dan cuenta de la enorme
diversidad de maíces criollos mexicanos domesticados desde hace más de 6200 años y de su
aprovechamiento en cultivos asociados llamados milpas (acá nos referimos a estos tipos de cultivos
como cuamiles o coamiles) que son una combinación de maíz criollo, frijol o calabaza y chayote.
mismo tiempo se siembran calabazas, chayotes y chilacayotes, cuyos frutos son
aprovechados por temporadas.
La tierra siempre da de comer, dicen los hombres de la organización rural de Ocotic.
Sin embargo, se emplean como jornaleros para contar con dinero y comprar otros bienes de
consumo, como gasolina, medicamentos, abarrotes, tarjetas para el celular, etcétera. Los más
arriesgados invierten sus ahorros o piden un crédito para sembrar alguna parcela propia o
rentada con maíz, tomate de cáscara o chile de árbol.
La idea es obtener alguna ganancia monetaria en líquido para adquirir aquello que no es
posible producir por ellos mismos.7 Según explicaron los socios de la organización rural, a lo largo
de siete sesiones de trabajo grupal, han implementado una estrategia familiar diversificada en el
espacio y en el tiempo. Por un lado, practican la recolección en el bosque o en el cerro y cultivan para
su autoconsumo la mayor cantidad de productos alimenticios posibles dentro de sus parcelas y
traspatios; 8 por otro lado, aprovechan las pocas oportunidades económicas, propias de la
modernización, que han llegado a su alcance. En este sentido se encuentra la emigración a los Estados
Unidos, la venta de su fuerza de trabajo como jornaleros o empleados y la monoproducción
agropecuaria convencional en algunas tierras propias o rentadas mediante un paquete tecnológico
consistente en agroquímicos y fertilizantes exógenos.
Teniendo claro lo anterior es notorio que la problemática cotidiana a la que se
enfrentan los integrantes de la UCSP tiene su centro neurálgico en la escala de su finca y las
condiciones del ecosistema en que se localiza, en las alternativas reales y viables para la
implementación de una explotación agropecuaria de tipo convencional, que son
prácticamente nulas, y en las capacidades empresariales inexistentes, así como en su
disponibilidad de capital; asimismo, todo lo anterior se entremezcla con su cosmovisión y
cultura de la diversidad y de la autosuficiencia (Sevilla, 2006).
Así se asiste a un escenario municipal, en Cuquío, y local, en Ocotic, que ha
permanecido ajeno al establecimiento de parques industriales empresariales que pudieran
7 Véase Orozco (2011), que refiere cómo las comunidades huicholes se trasladan a las tierras bajas
de Nayarit para trabajar como jornaleros en la cosecha del tabaco y así obtienen recursos monetarios
líquidos para la compra de alimentos, mercancías y bienes diversos; a semejanza de lo que ocurre
en Ocotic.
8 Un modelo agroproductivo de autoconsumo semejante es descrito por Orozco (2011) en el caso de
la comunidad huichol de Tuapurie en Mezquitic, Jalisco, en donde la producción multifuncional (maíz,
frijol y calabaza; gallinas y vacas) y la recolección silvestre aporta un alto volumen de alimentos al
año. Este conjunto de sistemas es denominado agroecosistema por Gliessman (1978).
ofrecer empleos y mejores fuentes de ingresos (CONAPO, 2012). Por otro lado, las
características del ecosistema y la pérdida de suelo y bosques resultan en condiciones
adversas de precipitación pluvial, clima y fertilidad, lo que ha complicado la posibilidad de
reconvertir cultivos a cielo abierto en otros más rentables, siguiendo la receta del desarrollo
rural.
Desde la perspectiva del desarrollismo modernizador, como modelo de crecimiento
económico acumulativo para el acceso al bienestar, pareciera que los programas
gubernamentales de fomento al desarrollo rural, en realidad, simplemente están destinados a
jugar un papel asistencialista, paliativo y temporal, ante un escenario de mercado cada vez
más agresivo y volátil, asimétrico y desterritorializado, y de un medio ambiente cada vez más
hostil y cambiante (Sagarpa-FAO, 2012; Pretty et al., 2010).
Pero la pregunta rectora de esta investigación continúa sin respuesta: ¿cómo
sobreviven los integrantes de la UCSP y cómo han logrado mantener sus condiciones de vida
en ese escenario local?
Cosmos, corpus y praxis campesinos en la localidad de Ocotic
El marco del enfoque denominado conocimiento tradicional ecológico (traditional
ecological knowledge [TEK, por sus siglas en inglés]) ofrece una amplia variedad de
aproximaciones al conocimiento endógeno de las localidades rurales, particularmente, de
aquellas con alto perfil étnico originario (Haenn y Wilk, 2006).
En un contexto más amplio, el de la etnoecología, es particularmente sugerente la
tríada conceptual y metodológica que ofrecen las categorías de cosmos, corpus y praxis para
analizar de forma integrada un grupo social y sus interrelaciones ecológicas.
En México, Víctor M. Toledo y otros investigadores han retomado tales categorías
para visibilizar las estrategias campesinas estrechamente vinculadas con el manejo de los
recursos naturales (Toledo et al., 2001), a saber:
A esto se le ha llamado el proceso del complejo cosmos-corpus-praxis, en el que
el primer término es el conjunto de cosmovisiones espirituales sobre ese universo
natural-social, el segundo es el cuerpo de conocimientos almacenado en sus
memorias y el tercero —la praxis— el conjunto de prácticas o técnicas agrícolas,
recolectivas, de caza y pesca, con las que las familias se apropian de los recursos
y procesos de ese universo ecosistémico (Alfaro, 2006: 4).
No obstante, nuestra aproximación heurística, que hace uso de esa tríada conceptual,
prescinde de la explicación espiritual o metafísica y se sitúa en un plano de intersubjetividad,
de alteridad y de estructuración del yo relacional. Esto es, en el conjunto de afirmaciones que
pueda hacer el sujeto social respecto de su entorno natural y social queda implicada su propia
subjetividad que está física, material e históricamente referida a su grupo social y entorno
natural. Tales afirmaciones expresadas mediante algún sistema de lenguaje (frecuentemente
oral), denominadas cosmovisión, son manifiestas en la estructura biosocial, o sea, en la forma
de apropiación de la naturaleza y en las formas de las relaciones sociales y su estructuración,
que, a su vez, institucionalizan la cosmovisión o la cuestionan. Ese proceso dialéctico de
intersubjetividad y de materialización biosocial es en sí un tránsito conflictivo. En efecto, en
la arena de la cosmovisión y su expresión material subyace la disputa por la coexistencia y
dominación social y ecosistémica a través de la técnica, es decir, del conjunto de saberes y
conocimientos que permiten la transformación del grupo social y de la naturaleza, o praxis.
El término corpus comprende los saberes activos estrechamente vinculados de forma
dialéctica a la praxis o acción transformadora de los sujetos sociales sobre sí mismos y sus
ecosistemas, lo que posibilita la reproducción socioecológica de ciertos grupos sociales, con
preponderancia sobre otros, y de la especie humana, que también prevalece sobre otras
especies, en mayor o menor grado.
El Cuadro 3 muestra el mapa de interacciones que configuran el cosmos o mundo de
vida en el que se desarrollan los integrantes de la organización rural de Ocotic. En este
cosmos ——en el que concurren complejos procesos intersubjetivos, de reproducción social,
tróficos, energéticos y materiales— se concretan los esquemas de pensamiento sociocultural
que, al modificar el paisaje ecosistémico y de interacciones sociales, a su vez, retroalimentan
dicho bagaje de convicciones y certidumbres a partir de las que se ha estructurado y
aprehendido el entorno.
Cuadro 3. Tipos de conocimiento etnoecológico campesino originario
Conocimientos
estructurales.
Son conocimientos mediante los cuales el productor
percibe su universo y lo clasifica y describe.
Conocimientos
relacionales.
Son los que relacionan objetos y fenómenos en el
espacio y en el tiempo.
Conocimientos
dinámicos.
Son aquéllos sobre procesos geológicos, terremotos,
deslizamientos, huracanes, ciclos de inundaciones,
etcétera.
Conocimientos
utilitarios.
Son conocimientos campesinos sobre su universo
natural, que, por ejemplo, permiten comprender la
utilidad de algunas especies.
Fuente: Alfaro, 2006: 5.
Destaca, entonces, que la modernización rural en Ocotic —apropiada por las familias
campesinas— se ha traducido en la importación de casi todos los satisfactores domésticos y
de la totalidad de insumos agrícolas y pecuarios, que se encuentra articulada sistémicamente
a agentes comerciales y lógicas de mercado por encima de las capacidades de toma de
decisión de los socios de la organización campesina de Ocotic.
Y al mismo tiempo se procuran acciones de autosuficiencia con la finalidad de reducir
su dependencia de ciertos satisfactores y mercancías. Dicho de otra forma, en el cosmos
campesino de la organización en Ocotic se verifica un primer abigarramiento, esto es, el de
la modernización rural que se implanta en una matriz campesina tradicional como forma de
reproducción social. Por un lado, se advierte la presencia de una cosmovisión propia de una
economía de producción industrial, dependiente de insumos externos y con producción
agrícola de excedentes orientada al mercado. Así como una tendencia a la compra de diversos
satisfactores cuyo común denominador es que implican procesos de transformación o
industrialización. Por otro lado, una cosmovisión en la que el autoempleo familiar, la
diversificación de actividades económicas, la asociación de cultivos y la recolección se
sintetizan en la expresión llena de certidumbre: “la tierra siempre da de comer”.
En contraste, en esta investigación, se sistematizan los conocimientos campesinos en
términos de la díada conceptual corpus y praxis, que intervienen en tres momentos
complementarios, a saber: corpus-praxis-corpus ampliado. Esto es, conocimiento inicial
orientado a la acción, acción transformadora y conocimiento final como resultado de la
transformación emprendida y que a la vez resulta en un nuevo conocimiento o saber, a lo que
también se le llama aprendizaje.
En efecto, las categorías de corpus y praxis que usamos en esta sistematización se aluden a
las que, en términos de la filosofía de la praxis, establece Antonio Gramsci, es decir, a un
enfoque de pensamiento referido a una manera de conocer para transformar y que deriva en
aprendizaje a partir de lo transformado:
Una filosofía de la praxis no puede dejar de presentarse inicialmente con una
actitud polémica y crítica, como superación del modo de pensar precedente y del
pensamiento concreto existente (o del mundo cultural existente) (Gramsci, 1970:
11).
Entonces, corpus y praxis no están sólo referidos al conocimiento y acción
transformadora relacionada con los sistemas de la naturaleza y su aplicación en forma de
dispositivos tecnológicos, como sugieren algunos etnoecólogos, sino también al sujeto
cognoscente y a la acción dirigida a sí mismo y a su grupo social:
Como toda actividad propiamente humana, la actividad práctica que se
manifiesta en el trabajo humano, en la creación artística o en la praxis
revolucionaria, es una actividad adecuada a fines, cuyo cumplimiento exige —
como hemos señalado— cierta actividad cognoscitiva. Pero lo distintivo de la
actividad práctica radica en el carácter real, objetivo, de la materia prima sobre
la cual se actúa, de los medios o instrumentos con que se ejerce la acción, y de
su resultado o producto. En la actividad práctica, el sujeto actúa sobre una materia
que existe independientemente de su conciencia, y de las diferentes operaciones
o manipulaciones exigidas por su transformación. La transformación de esa
materia –sobre todo, en el trabajo humano- exige una serie de actos físicos,
corpóreos, sin los cuales no podría llevarse a cabo la alteración o destrucción de
ciertas propiedades que hace posible la aparición de un nuevo objeto, con nuevas
propiedades (Sánchez Vázquez, 2003: 270).
Es así que existe una asociación indisoluble entre corpus y praxis, particularmente cuando se
califica de praxis a la acción transformadora que emprenden algunos grupos sociales,
entonces:
La dependencia de la teoría respecto de la práctica, y la existencia de ésta como
fundamento y fin último de la teoría, ponen de manifiesto que la práctica —
concebida como una praxis humana total— tiene la primacía sobre la teoría, pero
este primado suyo, lejos de entrañar una contraposición absoluta a la teoría,
presupone una íntima vinculación con ella (Sánchez Vázquez, 2003: 309).
Y continuando en el mismo sentido:
Si antes vimos la dependencia de la teoría respecto de la práctica, ahora nos
percatamos de que la transformación práctica del mundo es tributaria, a su vez,
de ciertos elementos teóricos. La unidad de teoría y práctica supone, por tanto,
su mutua dependencia (Sánchez Vázquez, 2003: 314).
Por esto, los tipos de conocimientos que señalamos en el Cuadro 3 se encuentran íntimamente
correlacionados con las prácticas campesinas en Ocotic, dicha interrelación se muestra en el
Cuadro 4.
Cuadro 4. Sistema de conocimientos y prácticas campesinas de la UCSP
Tipos de
conocimiento
Conocimientos/condiciones
/situaciones
Tipos de suelos (arenosos o
arcillosos) y geografía de la
parcela.
Geografía de la parcela o
del potrero y tipo de suelo
impermeable (con tepetate).
Textura del suelo
(compactación, porosidad)
y fertilidad (tipo de flora
arvense en los callejones).
Estructurales
Enfermedades diarreicas
(tiempo lluvias) y de las
vías respiratorias (invierno).
Compra de alimentos
cuando no hay ingresos ni
posibilidad de recolección.
Prácticas
Formas de siembra
(curvas) de maíz y
canales de desagüe.
Construcción de
bordos para el
almacenamiento de
agua.
Adecuación para la
siembra de milpa u
otro cultivo, y
aplicación de
estiércol para
incrementar la
fertilidad.
Uso (como agua de
consumo, que quiere
decir beber agua
hervida) de bebidas
medicinales como té
de limón y
manzanilla. Cosecha
y consumo de
guayabas y cítricos
(naranja agria, limas
y limones de huerto).
Ahorro en especie:
animales domésticos
Baja calificación individual
como sujeto de crédito o
agente comercializador.
Alta temperatura y
humedad ambiental.
Temporada del año (lluvias
o secas).
Temporada de lluvias
tardías: granizo y heladas.
Relacionales
Alta demanda de forrajes en
temporada de secas.
Migración de aves
cinegéticas (palomas y
patos).
Ayuda mutua y solidaridad
entre los vecinos de la
localidad como estrategia
de sobrevivencia.
Medio ciclo de temporada
de lluvias: aparición de
moscas en el ganado
bovino.
Dinámicos
Temporada de secas:
aparición de rebrotes y
frutos.
Fases lunares.
(aves, cerdos,
becerros).
Conformación de
agrupaciones
sociales para facilitar
el acceso al crédito y
a esquemas
consolidados de
comercialización.
Aparición en la
milpa de gusanos,
escarabajos y
chapulines.
Conveniencia en el
precio del ganado
bovino en pie.
Establecimiento de
cubiertas vegetales
multiestrato.
Venta de esquilmos
de maíz almacenados
con anterioridad.
Excursiones de
cacería.
Participación en
asambleas
comunitarias e
intercambios de
favores.
Aplicación de
remedios o de
repelentes de
insectos para evitar
enfermedades.
Recolección de
nopales, tunas, miel
silvestre, guajes.
Determinación de los
tiempos adecuados
Escasez de trabajo
remunerado o de
autoempleo en temporada
de secas.
Entrega bimestral de
subsidios de Sedesol y
anual de Procampo.
Maduración del maíz: de
elote a mazorca.
Tipos de plantas, hongos,
arbustos, frutos, etcétera.
Programas gubernamentales
de subsidios y apoyos.
Utilitarios
Alta valoración en la
cabecera municipal del
“huevo de traspatio” y de la
“leche bronca”.
para preparar la
tierra (nunca en luna
tierna), aplicación de
fertilizantes (en luna
llena), productos
fitosanitarios,
etcétera.
Producción de
ladrillos para el
autoconsumo o venta
local.
Compra de
herramientas,
refacciones o bienes
domésticos.
Utilización del maíz
en diversas
preparaciones
alimenticias
conforme a las
características de las
mazorcas.
Recolección de
alimentos, plantas
medicinales y
materiales diversos.
Gestión de recursos
financieros
adecuados a sus
potencialidades
productivas.
Cría de gallinas
mediante el sistema
intensivo o el de
pastoreo en traspatio,
así como ordeña de
vacas para
autoconsumo y venta
de leche.
Necesidad de obtener
Migración a los
ingresos monetarios para la
Estados Unidos y
adquisición de diversos
empleo como
artículos de consumo.
jornaleros.
Necesidad de
Participación en
complementar los ingresos
programas como
familiares con subsidios
Oportunidades y
gubernamentales y otras
Procampo.
fuentes de empleo.
Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de la investigación.
Este conjunto de datos —que hemos presentado como concreción de la tríada cosmos, corpus
y praxis— lo analizaremos, en los siguientes apartados, bajo la mirada de la agroecología
como socioecología, es decir, como interdisciplina ecológico-social que aprehende de forma
integradora y no, como otros enfoques, de manera “departamentalizada”.
La agroecología como socioecología para analizar la reproducción social
La sociología nació tardíamente en el siglo XIX con Emile Durkheim, como una disciplina
que estudia los hechos sociales, en complemento a los hechos naturales, dentro de la
tradición cartesiana positivista, que para entonces llevaba ya cuatro siglos de tradición. Sin
embargo, dicha especialización en el conocimiento de los grupos sociales, por un lado, y del
entorno natural, por otro, condujo paradójicamente a un creciente desaprendizaje de saberes
y soluciones que ya habían sido validados durante los doscientos mil años de civilización
humana.
Los conocimientos empíricos que fueron transmitiéndose generacionalmente con
respecto al funcionamiento de la naturaleza, y a cómo obtener mejor provecho de ella, han
estado almacenados en la memoria biocultural de diversos pueblos originarios, cuyos
vestigios se encuentran en diversas prácticas campesinas y, principalmente, en los pueblos
indígenas (Toledo y Barrera, 2008). Estos aprendizajes bioculturales, luego de haber sido
“descubiertos”, han dado sustento a los conocimientos especializados derivados de distintas
disciplinas científicas. Particularmente, en Latinoamérica se ha construido una reflexión que
tiene como fundamento ético el compromiso social con los empobrecidos y un compromiso
ecológico con el planeta, y que ha recibido el nombre de agroecología.
Así la agroecología latinoamericana ha logrado sistematizar y medir con mucha
precisión las interacciones entre los diversos componentes de los agroecosistemas
(Gliessman, 1978), así como fomentar mejor las sinergias entre cultivos, especies forestales
y pecuarias para el mayor aprovechamiento y rendimiento agroproductivo según las
potencialidades y restricciones de la matriz ecosistémica en la que se localizan los recursos
productivos, pero incorporando esquemas equilibrados de intercambios de alimentos,
materiales y bienes. Aunque es posible encontrar miles de experiencias agroecológicas en
todos los países latinoamericanos, como se verá más adelante mediante algunos ejemplos, la
experiencia cubana con relación al manejo agroecológico de los sistemas agroproductivos es
sobresaliente y particularmente ilustrativa de la integralidad de la agroecología, como
disciplina social y ecológica.
En Pinar del Río, investigadores cubanos sistematizaron los resultados del Programa
de Innovación Agrícola Local (PIAL), con lo que dan cuenta de que es posible inducir
mediante técnicas agroecológicas la biodiversificación e integración trófica agropecuaria en
fincas de cualquier tamaño, los autores señalan entre sus hallazgos que
Una de las razones más importantes para mantener y estimular la biodiversidad
natural, es que esta realiza una gran variedad de servicios ecológicos. En los
sistemas agrícolas, la biodiversidad realiza servicios al ecosistema más allá de la
producción de alimentos, fibra, combustible e ingresos (Márquez et al., 2009:
18).
En efecto, en la República de Cuba, a partir de la caída del bloque socialista en los
años noventa y del bloqueo económico que hasta la fecha mantiene el gobierno de los Estados
Unidos, los suministros de combustibles fósiles se redujeron hasta en un 95% quedando toda
la maquinaria agrícola detenida, asimismo, de forma paralela, ocurrió un desabasto de
fertilizantes sintéticos y plaguicidas químicos (Ríos et al., 2009). Esto implicó la
reconversión de las vastas superficies cañeras, y de otros monocultivos agroindustriales, en
fincas de diversos tamaños que actualmente son trabajadas por la población cubana mediante
principios agroecológicos, principalmente.
Es en este proceso histórico-político en el que se inserta el PIAL, cuyas estrategias
implican un proceso de mejoramiento de variedades realizado por los propios agricultores
(fitomejoramiento participativo [FP]) y la diversificación e integración de cultivos en
parcelas mediante la asociación tanto espacial (siembra adjunta) como temporal (rotación)
de distintos cultivos.
La investigación de los profesores Márquez, Valdés, Pérez, Ferro y Ortiz sobre los
resultados del PIAL, iniciado en el año 2000 y actualmente en vigor, recoge los resultados
de la biodiversificación e integración de cultivos en un número determinado de fincas
cubanas representativas de un universo de 130 que se benefician del programa en el
municipio de Pinar del Río. Los resultados del programa cubano de diversificación
agroproductiva son alentadores en el sentido de que
Se ha producido un aumento sostenido en el número de especies de cultivo con
que cuentan los productores a través de todo el proceso, comenzando desde la
ejecución del proyecto de fitomejoramiento participativo hasta el comienzo del
PIAL (Márquez et al., 2009: 23).
No obstante, la diversificación e integración de cultivos y especies forestales y
pecuarias dentro de una finca es una práctica común y bastante generalizada en las familias
campesinas empobrecidas de Latinoamérica y de otras regiones del Sur del planeta (Cuadro
5). Estas experiencias de manejo biodiversificado e integrado de recursos agroproductivos
no sólo responden a una lógica agroecosistémica, es decir, a las condiciones de su matriz
ecosistémica y a las sinergias agronómicas de las especies en finca, sino a una lógica societal,
o sea, social, económica y cultural, en el sentido de un proceso de reproducción social,
conformándose así un arreglo biosocial particular.
Cuadro 5. Experiencias agroecológicas en Latinoamérica
Región
Matagalpa,
Nicaragua
Experiencia
Manejo y gestión de agua potable
extraída de la subcuenca del río Jucuapa.
Minas Gerais, Brasil
Gestión social del agua del río San
Francisco para uso agropecuario.
Sabanagrande,
Honduras
Chiapas, México
Captación, conservación y
aprovechamiento del agua pluvial para
uso agrícola/Ecotecnias para la captación
de agua destinada al uso doméstico y
hortoagrícola de traspatio.
Conservación del agua en microcuencas
de la Sierra Madre de Chiapas.
Fuente
Prins y Castellón, 2010
Magalhães et al., 2010
López y Ardón, 2010/Bunch y
López, 2003
Arellano y López, 2009
Madriz, Nicaragua
Fitomejoramiento participativo de
variedades de sorgo tolerantes a la sequía.
Captación de agua para los sistemas de
producción agropecuaria.
Conservación del agua para sistemas
Lara, Venezuela
hortícolas de ladera.
Experimentación social y política pública
Paraíba, Brasil
en materia del manejo hídrico para la
agricultura familiar.
Captación de lluvias en estanques para
Cochabamba, Bolivia
poblaciones rurales.
Cullpe, Perú
Puno, Perú
Reintroducción de los waru waru como
agroecosistemas.
Trouche et al., 2009
López y Hirbour, 2003
Brito et al., 2003
Petersen y Rocha, 2003
Verweij, 2003
Murillo y Ho, 2003
Las condiciones sociales, culturales y económicas llegan a ser tan importantes, o
incluso más en algunos casos, que aquellas de orden tecnológico, sean ecológicas o
agronómicas, en el sentido de que condicionan las formas específicas de apropiación social
de los ecosistemas y su lógica de transformación. De tal suerte que cosmos, corpus y praxis
campesinos se encuentran igualmente alineados con dicho arreglo socioecológico y éste,
entonces, depende de los saberes y acciones transformadoras de los grupos sociales —
animados por su cosmovisión— y deviene materialmente conforme a nuevos hallazgos y
aprendizajes que se convierten en nuevas prácticas transformadoras del grupo social, de sus
miembros y de su entorno.
El caso cubano es por demás ilustrativo, además de ser ícono de la agroecología
latinoamericana. Sin el bloqueo económico de los Estados Unidos y la desaparición del
subsidio socialista a la economía de Cuba (Ríos et al., 2009: 9-10), hoy veríamos —quizás—
soja transgénica en las tierras cultivables cubanas, como es posible apreciar en Argentina y
Brasil (Altieri y Pengue, 2005).
Por lo anterior, una reconciliación entre las ciencias sociales y las naturales se hace
prioritaria para comprender nuestra especie y las relaciones con el resto del planeta. Aquí es
donde la agroecología latinoamericana tiene un aporte fundamental de orden socioecológico
y que va más allá de la tecnología propia del manejo integrado de cultivos, de la
biodiversificación e integración biótica y del fomento de ciclos abióticos en beneficio del
agricultor y de los sistemas agroecoalimentarios.
En efecto, la comprensión y análisis de los sistemas agroecoalimentarios y de los
procesos antropogénicos concomitantes requiere una aproximación multiescalar y
pluridimensional que demanda un saber sistemático interdisciplinario, como el que proponen
algunos agroecólogos (Méndez y Gliessman, 2002: 12).
Entonces, desde la agroecología como disciplina socioecológica, es posible explicar
que la biodiversificación de cultivos y especies agropecuarias no sólo tiene beneficios en
términos de las redes tróficas y de los ciclos bióticos y abióticos de los ecosistemas, sino que
son la expresión de una estrategia de vida que tiende a la diversificación de sus fuentes de
sustento (alimento, salud, vivienda, conocimientos, relaciones e intersubjetividad), lo que
permite mayor simetría social, equilibrio económico, resiliencia ante riesgos societales y
climáticos, eficiencia en el uso de recursos naturales y fuerza de trabajo propia, etc. (Pretty,
2003). 9 Desde ese enfoque nos proponemos ahora analizar el cosmos, corpus y praxis
campesinos de la UCSP que, como hemos venido anticipando, exhibe una estrategia de
reproducción social de tipo campesino-tradicional y, al mismo tiempo, en abigarramiento,
de tipo agroindustrial-moderno.
La multifuncionalidad campesina y el abigarramiento estratégico campesino y
agroindustrial
En síntesis, pues, el caso de la UCSP se encuentra lejos de ser la crónica de una campesinidad
en agonía y se ubica dentro de las miles de experiencias propias de la sociología de las
emergencias y de las ausencias (Santos, 2006).
Bajo la mirada de la modernización rural impulsada desde el desarrollismo cepalino a la
fecha, sin duda, el caso de esta organización rural representa un rotundo fracaso de las
9
Por lo anterior, la agroecología no sólo representa las bases para lograr la diversificación e integración de
cultivos (Altieri, 1994), sino un referente socioecológico (Altieri y Toledo, 2010) que permite analizar los
agroecosistemas y crear arreglos eficaces de apropiación de los sistemas ecológicos y manejos agroproductivos
eficientes en cualquier escala productiva (Altieri et al., 2011); asimismo, dando un paso más, la agroecología
constituye una forma renovada de comprender la humanidad en su contexto ecológico de manera interactiva y
dinámica, es decir, como especie-en-civilización u organismo culturale, y que no es otra cosa que hacer un
recuperación sistemática de los aprendizajes ancestrales durante el establecimiento de arreglos sociales,
económicos y políticos que repercuten en la naturaleza circundante y en cómo ésta modifica nuestros sistemas
creados (Pretty y Smith, 2004).
políticas bienestaristas y hoy empresarializantes bajo el nuevo influjo económico liberal
(Shiva, 2006). Visto por la agroecología, este grupo de campesinos representa la permanencia
de un proyecto de vida buena, arropado por saberes y prácticas tradicionales, que se articula
simbióticamente con el medioambiente y se adapta a las restricciones y oportunidades que el
contemporáneo desarrollo rural modernizador ofrece en Cuquío.
No obstante, es evidente que actualmente la lógica campesina de autosuficiencia
productiva y alimentaria de carácter endógeno va siendo abandonada como mecanismo
principal de reproducción social, y coexiste con dinámicas centradas en el consumo de
alimentos procesados o exógenos (abarrotes, agua y refrescos embotellados, leche
pasteurizada, comida chatarra, tortillerías, etc.) que se distribuyen en tienditas. Esto ha sido
posible por una razón fundamental: las familias reciben transferencias monetarias líquidas
provenientes de 1) los esposos o hermanos emigrantes en los Estados Unidos, 2) los
programas sociales como Oportunidades, 3) la venta de su fuerza de trabajo, y 4) la
producción agropecuaria moderna que, en apariencia, les permite convertirse en
consumidores, por lo que en realidad son sólo de subsistencia, aunque son quienes dinamizan
la industria de agroinsumos químicos.
Quienes trabajan como jornaleros agrícolas eventuales10 reciben hasta 200 pesos por un día
(ocho horas de trabajo), ingresos que han de distribuirse para comprar lo elemental para el
sustento familiar. De esta forma se verifica cómo esta organización rural —a semejanza de
lo que sucede en Ocotic— implementa una estrategia que combina la producción
diversificada para el autoconsumo (agroecología) con ingresos monetarios que permiten la
compra de bienes y productos (agroindustrialidad) (Gráfico 1). Es decir, existen arreglos
entre el ecosistema y el mundo de vida o cotidianidad campesina, que a su vez se adecua a
las capacidades y construye la cosmovisión del agricultor y de su familia, y que se
concretiza en el manejo específico de su finca o parcela. Todo esto conforma el sistema
socioecológico campesino, o matriz agroecológica, que ha incorporado a la
agroindustrialidad como una estrategia adicional abigarrada, aunque, en algunos casos, se
ha verificado un tránsito total hacia tal paradigma de la modernización agraria como
estrategia de reproducción social principal, sin borrar del todo las trazas de campesinidad.
Gráfico 1. Estrategia agroecológica y modernización en un sistema socioecológico
endógeno. Ecosistema Mundo de vida tradicional y campesino Capacidades y cosmovisión
del agricultor y de su familia Tamaño de la finca Mundo de vida moderno y agroindustrial
10
En la zona, el trabajo agrícola siempre es eventual, pues consiste en la aplicación de fertilizantes
o agroquímicos durante ciertas etapas productivas de las plantas de maíz. Quienes sí contratan
jornaleros permanentes son las empresas de servicios como Agave Azul, que es una externalización
de la empresa que comercializa el tequila Sauza.
Fuente: Elaboración propia con información de la UCSP.
El Gráfico 1 apunta a mostrar cómo, en una matriz campesina de tipo agroecológica en la
cual ya existen adecuaciones y arreglos endógenos, se superponen procesos de
modernización que prometen el mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos
de Cuquío, pero que carecen de sentido de correspondencia con las limitantes y
potencialidades sociales (familiares), económicas (capital y tierra) y ecológicas (suelo y
clima) del sistema agrario concreto de Ocotic.
Aunque los campesinos de la UCSP intentan transitar hacia un modelo agrario moderno, es
imposible que abandonen sus prácticas campesinas tradicionales como estrategia para
sobrevivir, dado que su matriz socioecológica campesina responde a las interacciones
agroecológicas locales: el conocimiento de su tierra, redes comerciales, expectativa de vida
buena, etcétera.
En la medida en que los procesos de modernización van siendo implementados en las
parcelas, tratando de desplazar las prácticas campesinas tradicionales de autoconsumo y
multiproducción con insumos endógenos naturales, los campesinos empiezan a notar que
existen una serie de carencias materiales y incapacidades que no les permiten realmente
convertirse en agroempresarios y que, más bien, los convierte en deudores de un sistema
financiero, en consumidores inermes de insumos agrícolas —dependientes de un mercado
que fija precios de compra de forma inexorable— y en miembros de una población cada vez
más empobrecidos que requieren —cada vez más— transferencias monetarias y satisfactores
exógenos.
En ese escenario, la tabla de salvación ha sido la permanencia de la agricultura
tradicional (cuamilera y de traspatio) de autoempleo, de autoconsumo y de autosuficiencia,
como estrategia para la soberanía alimentaria familiar y como lazo de identidad comunitaria,
y, al mismo tiempo, la búsqueda de transferencias monetarias orientada a la adquisición de
productos o servicios que los campesinos no pueden producir o prestar (combustibles,
transporte, medicinas, educación, etcétera).
Finalmente, la dimensión política que implica esta práctica campesina de
reproducción social en Ocotic —a diferencia de lo que ha sucedido con otros grupos
campesinos como los que se agrupan en La Vía Campesina— no tiene expresiones
contestatarias explícitas (Rosset, 2007). Es decir, la UCSP no se concibe como un grupo
alternativo o “militante” crítico de un modelo dominante de desarrollo. Más bien sus
miembros están inmersos en la lucha por sobrevivir sin darse cuenta de que, mediante esa
lucha local, socavan la funcionalidad de una red global de intereses y racionalidades que se
oculta tras distintos matices y jaculatorias de desarrollo, pero que tiene aspiraciones de
colonización con la única finalidad de convertirlos en consumidores dependientes de las
industrias (alimentaria, médica, educativa, etc.) e inermes empleados asalariados de las
empresas de tercerización y biopiratería (Shiva, 2006).
El caso de la UCSP en el contexto nacional
El libro de Toledo et al. (2002) ofrece una mirada estadística sistemática del panorama
nacional mexicano en términos de campesinidad y agroindustrialidad a escala nacional, que
permite ubicar a la UCSP en el contexto nacional.
En el mismo sentido que el análisis de Toledo et al. (2002: 101-106), y a partir de los
resultados de una encuesta levantada en 35 viviendas (de un total de 58) de Ocotic, se
procedió a construir indicadores en los que el 0 representa el caso absoluto de campesinidad
y el 1, el caso absoluto de agroindustrialidad. Finalmente, se realizó una estandarización
cuantitativa de categorías. Y se obtuvo un promedio aritmético a partir del valor obtenido en
cada parámetro, dividido entre el número de indicadores. Esto con la finalidad de obtener un
valor matemático estándar que permitiera realizar un ejercicio comparativo. Los resultados
se muestran en el Cuadro 6.
Cuadro 6. Estandarización de frecuencias por parámetros de campesinidad.
Parámetro
Categoría
Indicador
Uso de combustible para la
preparación de alimentos.
0.46
0
1
Uso de energía para
calentar agua.
0.09
0.91
Uso de energía para el
cultivo de maíz.
0.31
0.69
Uso de energía para la
molienda de pastura.
0.74
0.26
Uso de energía para la
molienda de maíz
destinado a la elaboración
de tortillas.
0.57
0.43
Intensificación
productiva.
Diversificación productiva.
0.86
0.14
Tamaño
Tamaño del hato.
0.83
0.17
Tamaño del
predio y
disponibilidad de
riego.
Financiera
Tipo de predio.
1
0
Tamaño del predio.
0.80
0.2
Uso de crédito.
Uso de ganado mejorado
genéticamente.
0.94
0.06
1
0
Uso de semilla mejorada
genéticamente.
0.86
0.14
Productiva
Venta de ganado.
Venta de maíz.
0
0.66
1
0.34
Agropecuaria y
forestal
Compra de alimentos para
el ganado.
1
0
Compra de insumos para el
cultivo de frijol
0.91
0.09
Compra de insumos para el
cultivo de maíz.
0.63
0.37
0
1
Productiva
Transformadora
Escala
Genética
Autosuficiencia
Proporción de
agroindustrialidad
0.54
Doméstica
Energía
Proporción de
campesinidad
Alimentaria
Uso de energía para la
iluminación doméstica.
Compra de abarrotes.
Autoconsumo de frijol y
maíz.
Fuerza de trabajo
Conocimientos
Cosmovisión
1
0
0.66
0.34
Empleo
remunerado.
Empleo de fuerza de
trabajo adicional a la
familiar.
Autoempleo.
Empleo familiar.
1
0
Asistencia técnica
pagada.
Contratación de asistencia
técnica (pagada).
1
0
0.49
0.51
0.91
.09
Comprensión
agropecuaria
El maíz es un cultivo
moderno cuyo éxito
consiste en el empleo de
paquetes tecnológicos
adecuados.
Las mazorcas son el fruto
de la bendición de la
lluvia, el sol y la tierra.
La tierra agradece al
hombre su esfuerzo y
dedicación con abundancia
de frutos.
El ser humano y sus
familias son seres vivos
que se deben adecuar a la
naturaleza que los cobija.
El agricultor que maneja
su producción como
empresario tiene más éxito
que el campesino que
confía en la tierra y en el
buen temporal.
1
0
0.66
0.34
0.37
0.63
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados obtenidos.
A partir de los resultados obtenidos es posible construir un gráfico radial que permita realizar
un ejercicio comparativo con los resultados de Toledo et al. (2002), excepto para el caso del
parámetro de diversidad, que se considera en su totalidad como de tipo campesino; mientras
que en los 35 casos analizados se encuentra más de un tipo de producción agropecuaria.
Incluso en los casos en que se recurre a una monoproducción intensiva basada en el crédito,
para el autoconsumo, se recurre a más de un tipo de producción adicional en casa mediante
el uso de la fuerza de trabajo familiar.
En el Gráfico 2 se presentan los resultados obtenidos por Toledo et al. (2002) —
correspondientes a Oaxaca y al resto del país— y por el autor de estas líneas con respecto de
Ocotic. Se han eliminado los criterios o indicadores de productividad energética y de trabajo,
dado que para esta investigación representaban complicaciones de tiempo y empleo de
recursos para realizar la medición correspondiente.
Gráfico 2. Comparación del grado de campesinidad-agroindustrialidad en México, Oaxaca y
Ocotic. Energía Escala Autosuficiencia Fuerza de trabajo Diversidad Conocimientos
Cosmovisión Indicadores para México Indicadores para Oaxaca Indicadores para Ocotic
Energía
1
Indicadores México
0.8
Cosmovisión
0.6
Escala
0.4
Indicadores Oaxaca
Indicadores Ocotic
0.2
0
Conocimientos
Autosuficiencia
Diversidad
Fuerza de
trabajo
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados obtenidos y de los datos de Toledo et
al. (2002: 102).
Es notorio que —en promedio— los índices de campesinidad-agroindustrialidad de Ocotic
se asemejen a los del estado de Oaxaca con respecto de la década pasada. A este tenor, el
índice total de campesinidad-agroindustrialidad de Ocotic es de 0.23 para 2012 y el del estado
de Oaxaca es de 0.33 para 2002. Lo anterior sugiere que, en general, en la localidad de Ocotic
los alcances de los procesos de modernización rural son significativamente magros; al grado
de estar por debajo del índice general para el estado de Oaxaca, que para el 2012 es uno de
los territorios con población en mayor situación de pobreza extrema y marginación, según la
SEDESOL.
A partir del ejercicio anterior resalta el consumo energético de tipo moderno —
particularmente, el doméstico y el productivo—, acompañado de prácticas generalizadas de
tipo campesino en todos los otros aspectos analizados. Esto tiene total sentido en tanto la
matriz cultural o cosmovisional (estructuras mentales colectivas) es de tipo campesino o
tradicional y la matriz material (arreglo agrario y ecológico) es de tipo minifundista con un
entorno climático semiseco que implica limitaciones en cuanto a calidad de suelos, tipo de
vegetación, cantidad de lluvia, rangos de temperatura, rangos de humedad, etc., lo que
repercute en los niveles de energía y biomasa que es posible producir de manera natural y sin
recurrir a la artificialización de los procesos agroproductivos modernos e industriales que
para los campesinos supone la inversión de altas sumas de capital propio (del cual carecen)
o la obtención de créditos (de los cuales no son sujetos).
Es así como las matrices material (lo tangible) y cultural (lo intangible) se articulan para
implementar una estrategia principalmente agroecológica o campesina tradicional en Ocotic,
tal y como muestra el caso de la UCSP.
Al mismo tiempo, los patrones modernos de producción y consumo de energía y
materias (insumos, productos, alimentos, bienes, servicios) se ofertan y demandan sin que
esto se traduzca en mayores niveles de modernidad rural y bienestar de las familias
campesinas de Ocotic, en tanto la configuración (o matriz) material e inmaterial del territorio
y sus habitantes, ante el alto grado de dependencia externa al que están sujetos, buscan
reorientar sus esfuerzos hacia la adquisición de certidumbre mediante la autosatisfacción de
sus necesidades básicas, principalmente (Rosset, 2007).
Dicho de otra forma, los resultados obtenidos sugieren que si las fincas fuesen de
mayor tamaño (más de 10 hectáreas) y las condiciones geoecológicas del territorio pudieran
procesar mayores niveles de energía y biomasa, quizás la acumulación de capital o el acceso
al crédito agropecuario podrían hacer viable una agroindustrialización generalizada y una
cuasieliminación de la estrategia agroecológica o campesina. En tanto no cambien la
dependencia que configura el arreglo socioeconómico del territorio de Ocotic y sus
habitantes, como la UCSP, los procesos de modernización rural continuarán siendo un
complemento o una estrategia adicional a la agroecológica como opción viable para los
procesos de reproducción social rural.
Así el saldo del desarrollismo rural, abigarrado con la matriz rural tradicional, es la
emergencia de estrategias multifuncionales campesinas y modernas que permiten la
reproducción social de la UCSP, cuyos ingresos monetarios son utilizados para la adquisición
de productos y servicios básicos, especialmente, abarrotes (alimentos procesados) y
combustibles, a la vez que procura ser autosuficiente en alrededor de un tercio de sus
necesidades mediante la diversificación autoproductiva a pequeña escala y la recolección. Es
preocupante que, al revisar cada uno de los conceptos del gasto de las familias rurales, todos
y cada uno de los mismos consideran el uso de combustibles fósiles; lo que implica que al
incrementarse el precio del petróleo, se elevará el precio final para los consumidores rurales,
incremento que no va aparejado de un aumento en los ingresos familiares, dado que existe
un sesgo en la definición de los precios agropecuarios —“regulados” por el Estado so
pretexto de contener la inflación—, los cuales, como ya sabemos, en realidad son
determinados por muy pocas industrias agroalimentarias.
Conclusiones
Los resultados de la aproximación sistemática a (y de la reflexión con) la Unión de
Campesinos de San Pedro sugieren que el arreglo socioecológico del cual forma parte esta
organización rural implica:
1. Una dependencia del abastecimiento de productos, mercancías e insumos, provenientes,
principalmente, de la zona metropolitana de Guadalajara. Y, de forma más amplia, una
dependencia de los imperativos del mercado.
2. Uso extendido de combustibles fósiles necesarios para producir maíz y otras
monoproducciones, y para allegarse diversos satisfactores.
3. Un cosmos o mundo de vida en el que algunos rasgos agroindustriales se han integrado
a las condiciones de campesinidad, y a partir del cual se retroalimentan el corpus y la
praxis agrarios actuales.
4. El proceso de reproducción social de esta organización aún muestra cierto grado de
autodependencia gracias a su praxis de recolección y de producción para el autoconsumo,
asimismo, al subsistir como corpus, se convierte en alternativa que garantiza a las familias
campesinas cierto grado de éxito y de control sobre sus medios y formas de vida.
5. Las contabilidades monetarias convencionales de la economía neoclásica (como el PIB)
entrañan el sesgo de la simplificación de las complejas realidades socioecológicas que
pretenden comprender y terminan comprendiendo muy poco: una localidad de Jalisco,
como Ocotic, resulta equiparable a Oaxaca, mientras que el sentido común economicista
establecería la existencia de brechas de desarrollo económico que, en realidad, son poco
significativas y representativas del existir rural.
No obstante, aún resisten algunas organizaciones y familias campesinas de Ocotic
haciendo uso de sistemas de reproducción social con un cosmos, corpus y praxis campesinotradicionales. Y, porque han seguido tal paradigma, han logrado sobrevivir en un entorno
cambiante, riesgoso y adverso: “Siempre acosados por un orden fiero que se las tiene
sentenciada, los campesinos se organizan para resistir” (Bartra, 2011: 126).
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