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CAPITULO VIII Cosmos, corpus y praxis. El abigarramiento de estrategias campesinas y agroindustriales de una organización rural en Cuquío, Jalisco Manuel Antonio Espinosa Sánchez1 Introducción Durante el otoño e invierno de 2011-2012 se realizó la presente investigación enfocada en la organización rural Unión de Campesinos de San Pedro (UCSP) de la localidad de Ocotic — población del municipio de Cuquío, Jalisco—, como parte de mis estudios de la maestría en Gestión y desarrollo social, en la Universidad de Guadalajara. La relevancia de esta organización campesina y de esa localidad rural es, justamente, que se asemeja a otras organizaciones locales y que Ocotic es una de las 149 localidades que conforman el municipio de Cuquío y que comparten características con respecto de la estructura agraria, producción de maíz blanco, densidad poblacional, clima, entre otros aspectos, por lo que se consideró que cualquier otra organización en cualquier otra localidad de ese municipio sin duda habría de exhibir el mismo fenómeno de interés,2 a saber: que esta organización rural para el trabajo ha seguido al pie de la letra la receta propia de la modernización, varias veces y en distintos sectores productivos. Y en las mismas ocasiones ha fracasado. Pero sin embargo los integrantes de la UCSP han logrado sobrevivir de forma más o menos decorosa, a pesar de la creciente adversidad ecológica, de mercado y social. Entonces, estando delineado el camino para el acceso al bienestar y al desarrollo rural —por la vía empresarial y de la modernización del espacio rural—, surgieron las preguntas: ¿qué estrategias han seguido los miembros de esta organización para prevalecer y qué factor ha 1 Profesor-investigador. Universidad Autónoma de Querétaro. Correo: ‹manuelantonioespinosa@gmail.com›. Además de que, de alrededor de 15 organizaciones campesinas de base que se contactaron en ese momento en igual número de localidades, sólo ellos aceptaron de forma unánime participar en la investigación propuesta. 2 sido determinante en la definición de sus prácticas? ¿Cuáles son los saberes y los contextos de aprendizaje de estas familias campesinas que les han permitido existir en un escenario complejo, cambiante y que no les es del todo favorable? Para responder estas preguntas, se echó mano de varias herramientas metodológicas que se articularon para construir respuestas parciales con la ayuda y participación de los propios integrantes de la organización. De esta forma, se realizó un ejercicio de observación de la localidad cuyos resultados se fueron registrando en un diario de campo, se sostuvieron siete sesiones formales de análisis con los miembros de la UCSP y otras tantas más de manera informal, se realizó una encuesta en 35 viviendas de un total de 58 hogares en Ocotic, se discutieron con informantes clave y líderes municipales los resultados y apreciaciones preliminares para valorar sus propias experiencias y observaciones, se obtuvo información agroproductiva muy precisa en el Centro de Apoyo al Desarrollo Rural (CADER) de Palos Altos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y, finalmente, se recurrió a la información poblacional recabada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi, 2012). Los datos obtenidos se sistematizaron conforme el al enfoque metodológico de la agroecología porque como socioecología se aproxima a su objeto de estudio de manera sistémica buscando comprender las interrelaciones sociales y ecológicas presentes en la configuración de los agroecosistemas, también porque ofrece una mirada crítica, desde la ecología política y la economía ecológica, de los procesos de reproducción social dominados por el capitalismo y, finalmente, porque como etnoecología visibiliza las estrategias campesinas orientadas a la diversificación y multifuncionalidad, no sólo agronómica y de manejo de recursos naturales, sino cultural, económica, social, espiritual, etc., como paradigma civilizatorio y de sostenibilidad de la especie humana, es decir, como cosmos, corpus y praxis de matriz campesina en resiliencia y abigarrada con la racionalidad modernizadora hegemónica. En síntesis, encontré que los miembros de la UCSP —a partir de las limitaciones en la escala de su finca y de las posibilidades agroclimáticas— implementan estrategias tradicionales de diversificación agroproductiva y recolección y, al mismo tiempo, según sus posibilidades y oportunidades, establecen sistemas monoproductivos de maíz y se emplean como jornaleros en Cuquío o en los Estados Unidos, como emigrantes ilegales, entre otras fuentes de ingreso monetario. Aquí, por un lado, el complejo conceptual de cosmos, corpus y praxis (Toledo et al., 2001) permitió considerar al agroecosistema como mundo de vida y resaltar los saberes vinculados con las prácticas de los integrantes de la organización. Por otro lado, las categorías de campesinidad y agroindustrialidad (Toledo et al., 2002) resultaron particularmente de gran ayuda para realizar comparaciones con otros análisis socioecológicos y examinar a profundidad los procesos de reproducción social de esta organización campesina y de sus estrategias. En este documento se presentan al lector algunas características de la organización y de su entorno local. Seguidas de un primer conjunto de nociones conceptuales que permitan pensar a la organización campesina como un sistema social anidado en un conjunto de sistemas bióticos y abióticos, materiales e intangibles, que se denominará agroecosistema (Gliessman, 1978), pero que, por un lado, y para los fines de esta sistematización, se presentará como un complejo cosmos-corpus-praxis campesino orientado a la reproducción social, 3 y, por otro lado, debido a limitaciones de extensión, se analizará qué tan entremezclado está ese conjunto conceptual en términos de campesinidad y agroindustrialidad, finalmente, se concluye con algunas provocaciones y sugerencias derivadas de estas pesquisas. La Unión de Campesinos de San Pedro en Ocotic, Cuquío, Jalisco En el municipio de Cuquío, Jalisco el número de localidades con población de hasta 499 habitantes alcanza el 95%, 4 Ocotic es una localidad más y tiene una población de 366 habitantes, de los cuales el 46% son hombres y el resto, mujeres; distribuidos en 58 hogares. El 67% de los hombres entre 15 y 40 años de edad se encuentran en los Estados Unidos y 3 La reproducción social, como aquí se entiende, es un proceso social cuyo resultado deviene en formas de apropiación ecológica que implican un arreglo entre las capacidades, conocimientos y costumbres socioculturales de los grupos humanos y las restricciones y oportunidades que ofrece el entorno natural y societal. El acuerdo socioecológico, que ha resultado de estas interacciones humanidad-humanidad y naturaleza-humanidad, ha devenido en el tiempo, permitiendo descubrimientos y el desarrollo tecnológico, a través del aprovechamiento de materiales, energía, fibras, agua y suelo en beneficio de los grupos humanos, para obtener alimentos, utensilios, productos, etc., que constituyen formas de vida, redes de intercambios, estructuras de ordenamiento social, dinámicas societales, marcos civilizatorios diferenciados y paradigmas colectivos de identidad intersubjetiva que, de manera más sintética, se han categorizado como cosmos, corpus y praxis (Toledo et al., 2001). 4 Para revisar aspectos sociopolíticos e institucionales del municipio, conviene revisar a Bey (2007). envían remesas a sus familias. Las familias campesinas en Ocotic se dedican al cultivo de maíz en pequeñas parcelas propias y en tierras rentadas, además de que los hijos mayores de edad trabajan como jornaleros y en el mejor de los casos se emplean como ayudantes en algún comercio ubicado en la cabecera municipal. Así, con ingresos familiares de hasta 5500 pesos mensuales, ha de sobrevivir una familia de hasta siete miembros (Conapo, 2012), incluyendo a los abuelos en algunos casos, tal como comentan los miembros de la UCSP. Ubicación geográfica de Ocotic, municipio de Cuquío, Jalisco, México, con base en fotografías satelitales de 2006 Por las fechas en que se realizó el trabajo de campo (noviembre de 2011 a febrero de 2012), existía una especie de preocupación generalizada por los bajos rendimientos alcanzados durante las cosechas de maíz blanco y los vencimientos de los créditos que habían contratado algunos productores, o por la imposibilidad de recuperar los recursos, producto del ahorro, que se habían invertido. Pero al mismo tiempo había un cierto grado de desempacho y hasta el optimismo de quien tiene resuelto lo básico: la alimentación familiar, una vivienda con lo indispensable para existir y un conjunto de relaciones sociales estables. Con un clima semiseco y una vegetación primaria boscosa de robles y encinos, actualmente, predominan en las cañadas y laderas los huizaches y nopales (Sagarpa-FAO, 2012). Las planicies muestran un paisaje dominado por el verde del cultivo de maíz, en época de lluvias, y el café arcilloso o arenoso de los suelos en época de secas, a la vez que se levantan frecuentes tolvaneras en los meses de febrero a abril. La escasez de manantiales y de arroyos se ha compensado con la proliferación de pozos y bordos, para el consumo humano y pecuario, existiendo menos de mil hectáreas con posibilidad de riego suministrado por las presas Los Gigantes, en Cuquío, y Cuacuala, en la localidad del mismo nombre. En ese escenario, la UCSP es una sociedad de producción rural de responsabilidad limitada que fue constituida el 12 de septiembre de 1993 con 32 miembros, aunque actualmente quedan sólo 11 (Cuadro 1). Los integrantes actuales de esta organización explican que la mayoría dejó de participar porque algunos socios se pelearon entre sí, otros prefirieron constituir otras organizaciones para allegarse recursos y otros más fallecieron durante estos años. Cuadro 1. Integrantes de la Unión de Campesinos de San Pedro Número de socio Edad (años) Socio 1 48 Escolaridad/Extensión del predio (ha) Primaria 3 Primaria Socio 2 57 2 --- Socio 3 59 4 Secundaria Socio 4 56 8 --- Socio 5 64 0.5 --- Socio 6 56 2 Socio 7 59 Socia 8 47 --Primaria 0 Secundaria Socia 9 51 0 --- Socia 10 71 1.7 --Socio 11 69 2.5 Fuente: Elaboración propia con información de la UCSP. Desde la perspectiva de la revolución verde y de los procesos nacionales de modernización rural empresarial, esta organización es un claro ejemplo del rotundo fracaso del desarrollismo económico. Han intentado funcionar como empresa en más de seis ocasiones, mediante diversos proyectos productivos con enfoque empresarial microindustrial. Desde acopio y comercialización de maíz blanco hasta engorda de ganado, pasando por construcción de bordos, cultivo de rosas en invernadero y producción de hortalizas, huevo de mesa, huaraches y tostadas (Cuadro 2). Cuadro 2. Proyectos y gestiones de recursos gubernamentales emprendidos por la UCSP5 Proyecto Fecha Fuente de recursos Producción de huaraches. Agosto de 1995 Recursos propios. Producción de tostadas de maíz. Junio de 1996 Establecimiento de bordos abrevaderos para la ganadería. Marzo de 1998 Asistencia técnica integral para la comercialización de maíz blanco. De enero de 2000 a diciembre de 2004 Producción de hortalizas y huevo de mesa. 5 2001 Secretaría de Desarrollo Rural del estado de Jalisco (Seder) Secretaría de Desarrollo Rural del estado de Jalisco (Seder) Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) Secretaría de Desarrollo Rural del estado de Jalisco (Seder) Haciendo un recuento, la UCSP calcula que durante sus 20 años de vida organizativa han recibido subsidios y beneficios por más de 1.5 millones de pesos; de los cuales sólo han quedado fierros oxidados, esfuerzos inútiles, hastío de unos hacia otros y potreros abandonados. Compra de insumos agrícolas y venta de maíz blanco. Producción de rosas en invernadero. Marzo de 2001/septiembre de 2006 Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol)/Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad (Fonaes) Agosto de 2004 Secretaría de Desarrollo Rural del estado de Jalisco (Seder) Fuente: Elaboración propia con información de la UCSP. Ante la falta de capital propio, explican los socios de la organización rural, se especializaron en la gestión de recursos gubernamentales y subsidios, además se han vuelto capaces de apropiarse de los discursos institucionales y de lograr cierto parafraseo para acceder a los beneficios económicos ofrecidos. La carencia de un mercado consumidor de sus productos, con frecuencia, los obligaba al autoconsumo. La inexistente lógica e insuficiente capacidad empresarial los llevaba a discusiones interminables, al grado de dejarlos en la inmovilidad y orillarlos a abandonar los esfuerzos por organizarse para trabajar juntos en negocios de agregación de valor. La cotidianidad rural en Ocotic o su cosmos campesino Las madres de familia y las adolescentes en Ocotic se suelen concentrar en las labores domésticas, que incluyen las del lavado y planchado de ropa, limpieza de la casa y la preparación de la comida, entre otras. También se incluyen actividades agropecuarias de traspatio como la crianza de gallinas, guajolotes y cerdos, alguna vaca para ordeña y cultivo de hortalizas, etc. En otros casos, se combina algo de lo anterior con la venta de productos cosméticos o de abarrotes en una tiendita que se improvisa en la propia sala de la vivienda, o con la manufactura de alguna prenda (guantes de estambre, mantas, bufandas, etc.) para su venta ocasional. Las mujeres más afortunadas, dicen los socios de la UCSP, van a Cuquío a trabajar en alguna tienda o como empleadas domésticas. Las menos venturosas trabajan en el campo vendiendo su mano de obra por 200 pesos diarios como jornaleras haciendo ladrillos o cosechando maíz, chile de árbol o tomate de cáscara. Los hombres, desde niños, realizan labores en el campo: ordeñan, traen leña, acarrean el agua, etc. Incluso ahora barren y trapean la casa como parte de sus obligaciones domésticas. Aquí pareciera que el feminismo o el machismo quedaron atrás, en el pasado, pues hombres y mujeres realizan labores en la parcela y en la casa. Los estereotipos, aún presentes, se van desdibujando, mientras que las necesidades van creciendo y apremiando. Así la necesidad empuja a los varones mayores de 15 años a irse ilegalmente a los Estados Unidos a trabajar en lo que sea, por un sueldo no mayor de 3.50 dólares la hora, en jornadas de cuando menos 10 horas diarias y de hasta siete días por semana. Los que se van al Norte quizás regresen cada tres o cuatro años. Quizás regresen definitivamente hasta que tengan unos 45 o 50 años, si es que regresan. Mientras que si tienen tierras las dejan en renta a manos de los que se quedan o a veces las dejan abandonadas para finalmente venderlas. Los jefes de familia que se quedan en Ocotic saben que hay necesidad de alimentar a sus dependientes, y para ello siempre cultivan un cuamil al que no aplican ni agroquímicos ni fertilizantes químicos, y usan semilla de maíz criollo. 6 De estas mazorcas se han de alimentar los integrantes de la familia, quienes consumen el grano como elote hervido, elote asado, envueltos, tamales, esquites, tacazotas, pan de elote, atole de elote, atole de maíz y, por supuesto, tortillas todo el año, así como alimento para los animales del traspatio a los cuales se les suministran desechos alimenticios y grano echado a perder. Por otro lado, esos cuamiles se siembran con frijol o con calabaza o con garbanzo o lentejas, mismos que se cosechan y almacenan para el autoconsumo. Las gallinas de traspatio ofrecen huevos diariamente, los cuales son consumidos principalmente por los niños, mientras que las gallinas viejas son preparadas en caldos de gallina durante algunas ocasiones especiales. Al 6 Véanse los artículos que presentan Álvarez-Buylla et al. (2011) acerca de cómo diversas organizaciones campesinas y experiencias comunitarias agroecológicas dan cuenta de la enorme diversidad de maíces criollos mexicanos domesticados desde hace más de 6200 años y de su aprovechamiento en cultivos asociados llamados milpas (acá nos referimos a estos tipos de cultivos como cuamiles o coamiles) que son una combinación de maíz criollo, frijol o calabaza y chayote. mismo tiempo se siembran calabazas, chayotes y chilacayotes, cuyos frutos son aprovechados por temporadas. La tierra siempre da de comer, dicen los hombres de la organización rural de Ocotic. Sin embargo, se emplean como jornaleros para contar con dinero y comprar otros bienes de consumo, como gasolina, medicamentos, abarrotes, tarjetas para el celular, etcétera. Los más arriesgados invierten sus ahorros o piden un crédito para sembrar alguna parcela propia o rentada con maíz, tomate de cáscara o chile de árbol. La idea es obtener alguna ganancia monetaria en líquido para adquirir aquello que no es posible producir por ellos mismos.7 Según explicaron los socios de la organización rural, a lo largo de siete sesiones de trabajo grupal, han implementado una estrategia familiar diversificada en el espacio y en el tiempo. Por un lado, practican la recolección en el bosque o en el cerro y cultivan para su autoconsumo la mayor cantidad de productos alimenticios posibles dentro de sus parcelas y traspatios; 8 por otro lado, aprovechan las pocas oportunidades económicas, propias de la modernización, que han llegado a su alcance. En este sentido se encuentra la emigración a los Estados Unidos, la venta de su fuerza de trabajo como jornaleros o empleados y la monoproducción agropecuaria convencional en algunas tierras propias o rentadas mediante un paquete tecnológico consistente en agroquímicos y fertilizantes exógenos. Teniendo claro lo anterior es notorio que la problemática cotidiana a la que se enfrentan los integrantes de la UCSP tiene su centro neurálgico en la escala de su finca y las condiciones del ecosistema en que se localiza, en las alternativas reales y viables para la implementación de una explotación agropecuaria de tipo convencional, que son prácticamente nulas, y en las capacidades empresariales inexistentes, así como en su disponibilidad de capital; asimismo, todo lo anterior se entremezcla con su cosmovisión y cultura de la diversidad y de la autosuficiencia (Sevilla, 2006). Así se asiste a un escenario municipal, en Cuquío, y local, en Ocotic, que ha permanecido ajeno al establecimiento de parques industriales empresariales que pudieran 7 Véase Orozco (2011), que refiere cómo las comunidades huicholes se trasladan a las tierras bajas de Nayarit para trabajar como jornaleros en la cosecha del tabaco y así obtienen recursos monetarios líquidos para la compra de alimentos, mercancías y bienes diversos; a semejanza de lo que ocurre en Ocotic. 8 Un modelo agroproductivo de autoconsumo semejante es descrito por Orozco (2011) en el caso de la comunidad huichol de Tuapurie en Mezquitic, Jalisco, en donde la producción multifuncional (maíz, frijol y calabaza; gallinas y vacas) y la recolección silvestre aporta un alto volumen de alimentos al año. Este conjunto de sistemas es denominado agroecosistema por Gliessman (1978). ofrecer empleos y mejores fuentes de ingresos (CONAPO, 2012). Por otro lado, las características del ecosistema y la pérdida de suelo y bosques resultan en condiciones adversas de precipitación pluvial, clima y fertilidad, lo que ha complicado la posibilidad de reconvertir cultivos a cielo abierto en otros más rentables, siguiendo la receta del desarrollo rural. Desde la perspectiva del desarrollismo modernizador, como modelo de crecimiento económico acumulativo para el acceso al bienestar, pareciera que los programas gubernamentales de fomento al desarrollo rural, en realidad, simplemente están destinados a jugar un papel asistencialista, paliativo y temporal, ante un escenario de mercado cada vez más agresivo y volátil, asimétrico y desterritorializado, y de un medio ambiente cada vez más hostil y cambiante (Sagarpa-FAO, 2012; Pretty et al., 2010). Pero la pregunta rectora de esta investigación continúa sin respuesta: ¿cómo sobreviven los integrantes de la UCSP y cómo han logrado mantener sus condiciones de vida en ese escenario local? Cosmos, corpus y praxis campesinos en la localidad de Ocotic El marco del enfoque denominado conocimiento tradicional ecológico (traditional ecological knowledge [TEK, por sus siglas en inglés]) ofrece una amplia variedad de aproximaciones al conocimiento endógeno de las localidades rurales, particularmente, de aquellas con alto perfil étnico originario (Haenn y Wilk, 2006). En un contexto más amplio, el de la etnoecología, es particularmente sugerente la tríada conceptual y metodológica que ofrecen las categorías de cosmos, corpus y praxis para analizar de forma integrada un grupo social y sus interrelaciones ecológicas. En México, Víctor M. Toledo y otros investigadores han retomado tales categorías para visibilizar las estrategias campesinas estrechamente vinculadas con el manejo de los recursos naturales (Toledo et al., 2001), a saber: A esto se le ha llamado el proceso del complejo cosmos-corpus-praxis, en el que el primer término es el conjunto de cosmovisiones espirituales sobre ese universo natural-social, el segundo es el cuerpo de conocimientos almacenado en sus memorias y el tercero —la praxis— el conjunto de prácticas o técnicas agrícolas, recolectivas, de caza y pesca, con las que las familias se apropian de los recursos y procesos de ese universo ecosistémico (Alfaro, 2006: 4). No obstante, nuestra aproximación heurística, que hace uso de esa tríada conceptual, prescinde de la explicación espiritual o metafísica y se sitúa en un plano de intersubjetividad, de alteridad y de estructuración del yo relacional. Esto es, en el conjunto de afirmaciones que pueda hacer el sujeto social respecto de su entorno natural y social queda implicada su propia subjetividad que está física, material e históricamente referida a su grupo social y entorno natural. Tales afirmaciones expresadas mediante algún sistema de lenguaje (frecuentemente oral), denominadas cosmovisión, son manifiestas en la estructura biosocial, o sea, en la forma de apropiación de la naturaleza y en las formas de las relaciones sociales y su estructuración, que, a su vez, institucionalizan la cosmovisión o la cuestionan. Ese proceso dialéctico de intersubjetividad y de materialización biosocial es en sí un tránsito conflictivo. En efecto, en la arena de la cosmovisión y su expresión material subyace la disputa por la coexistencia y dominación social y ecosistémica a través de la técnica, es decir, del conjunto de saberes y conocimientos que permiten la transformación del grupo social y de la naturaleza, o praxis. El término corpus comprende los saberes activos estrechamente vinculados de forma dialéctica a la praxis o acción transformadora de los sujetos sociales sobre sí mismos y sus ecosistemas, lo que posibilita la reproducción socioecológica de ciertos grupos sociales, con preponderancia sobre otros, y de la especie humana, que también prevalece sobre otras especies, en mayor o menor grado. El Cuadro 3 muestra el mapa de interacciones que configuran el cosmos o mundo de vida en el que se desarrollan los integrantes de la organización rural de Ocotic. En este cosmos ——en el que concurren complejos procesos intersubjetivos, de reproducción social, tróficos, energéticos y materiales— se concretan los esquemas de pensamiento sociocultural que, al modificar el paisaje ecosistémico y de interacciones sociales, a su vez, retroalimentan dicho bagaje de convicciones y certidumbres a partir de las que se ha estructurado y aprehendido el entorno. Cuadro 3. Tipos de conocimiento etnoecológico campesino originario Conocimientos estructurales. Son conocimientos mediante los cuales el productor percibe su universo y lo clasifica y describe. Conocimientos relacionales. Son los que relacionan objetos y fenómenos en el espacio y en el tiempo. Conocimientos dinámicos. Son aquéllos sobre procesos geológicos, terremotos, deslizamientos, huracanes, ciclos de inundaciones, etcétera. Conocimientos utilitarios. Son conocimientos campesinos sobre su universo natural, que, por ejemplo, permiten comprender la utilidad de algunas especies. Fuente: Alfaro, 2006: 5. Destaca, entonces, que la modernización rural en Ocotic —apropiada por las familias campesinas— se ha traducido en la importación de casi todos los satisfactores domésticos y de la totalidad de insumos agrícolas y pecuarios, que se encuentra articulada sistémicamente a agentes comerciales y lógicas de mercado por encima de las capacidades de toma de decisión de los socios de la organización campesina de Ocotic. Y al mismo tiempo se procuran acciones de autosuficiencia con la finalidad de reducir su dependencia de ciertos satisfactores y mercancías. Dicho de otra forma, en el cosmos campesino de la organización en Ocotic se verifica un primer abigarramiento, esto es, el de la modernización rural que se implanta en una matriz campesina tradicional como forma de reproducción social. Por un lado, se advierte la presencia de una cosmovisión propia de una economía de producción industrial, dependiente de insumos externos y con producción agrícola de excedentes orientada al mercado. Así como una tendencia a la compra de diversos satisfactores cuyo común denominador es que implican procesos de transformación o industrialización. Por otro lado, una cosmovisión en la que el autoempleo familiar, la diversificación de actividades económicas, la asociación de cultivos y la recolección se sintetizan en la expresión llena de certidumbre: “la tierra siempre da de comer”. En contraste, en esta investigación, se sistematizan los conocimientos campesinos en términos de la díada conceptual corpus y praxis, que intervienen en tres momentos complementarios, a saber: corpus-praxis-corpus ampliado. Esto es, conocimiento inicial orientado a la acción, acción transformadora y conocimiento final como resultado de la transformación emprendida y que a la vez resulta en un nuevo conocimiento o saber, a lo que también se le llama aprendizaje. En efecto, las categorías de corpus y praxis que usamos en esta sistematización se aluden a las que, en términos de la filosofía de la praxis, establece Antonio Gramsci, es decir, a un enfoque de pensamiento referido a una manera de conocer para transformar y que deriva en aprendizaje a partir de lo transformado: Una filosofía de la praxis no puede dejar de presentarse inicialmente con una actitud polémica y crítica, como superación del modo de pensar precedente y del pensamiento concreto existente (o del mundo cultural existente) (Gramsci, 1970: 11). Entonces, corpus y praxis no están sólo referidos al conocimiento y acción transformadora relacionada con los sistemas de la naturaleza y su aplicación en forma de dispositivos tecnológicos, como sugieren algunos etnoecólogos, sino también al sujeto cognoscente y a la acción dirigida a sí mismo y a su grupo social: Como toda actividad propiamente humana, la actividad práctica que se manifiesta en el trabajo humano, en la creación artística o en la praxis revolucionaria, es una actividad adecuada a fines, cuyo cumplimiento exige — como hemos señalado— cierta actividad cognoscitiva. Pero lo distintivo de la actividad práctica radica en el carácter real, objetivo, de la materia prima sobre la cual se actúa, de los medios o instrumentos con que se ejerce la acción, y de su resultado o producto. En la actividad práctica, el sujeto actúa sobre una materia que existe independientemente de su conciencia, y de las diferentes operaciones o manipulaciones exigidas por su transformación. La transformación de esa materia –sobre todo, en el trabajo humano- exige una serie de actos físicos, corpóreos, sin los cuales no podría llevarse a cabo la alteración o destrucción de ciertas propiedades que hace posible la aparición de un nuevo objeto, con nuevas propiedades (Sánchez Vázquez, 2003: 270). Es así que existe una asociación indisoluble entre corpus y praxis, particularmente cuando se califica de praxis a la acción transformadora que emprenden algunos grupos sociales, entonces: La dependencia de la teoría respecto de la práctica, y la existencia de ésta como fundamento y fin último de la teoría, ponen de manifiesto que la práctica — concebida como una praxis humana total— tiene la primacía sobre la teoría, pero este primado suyo, lejos de entrañar una contraposición absoluta a la teoría, presupone una íntima vinculación con ella (Sánchez Vázquez, 2003: 309). Y continuando en el mismo sentido: Si antes vimos la dependencia de la teoría respecto de la práctica, ahora nos percatamos de que la transformación práctica del mundo es tributaria, a su vez, de ciertos elementos teóricos. La unidad de teoría y práctica supone, por tanto, su mutua dependencia (Sánchez Vázquez, 2003: 314). Por esto, los tipos de conocimientos que señalamos en el Cuadro 3 se encuentran íntimamente correlacionados con las prácticas campesinas en Ocotic, dicha interrelación se muestra en el Cuadro 4. Cuadro 4. Sistema de conocimientos y prácticas campesinas de la UCSP Tipos de conocimiento Conocimientos/condiciones /situaciones Tipos de suelos (arenosos o arcillosos) y geografía de la parcela. Geografía de la parcela o del potrero y tipo de suelo impermeable (con tepetate). Textura del suelo (compactación, porosidad) y fertilidad (tipo de flora arvense en los callejones). Estructurales Enfermedades diarreicas (tiempo lluvias) y de las vías respiratorias (invierno). Compra de alimentos cuando no hay ingresos ni posibilidad de recolección. Prácticas Formas de siembra (curvas) de maíz y canales de desagüe. Construcción de bordos para el almacenamiento de agua. Adecuación para la siembra de milpa u otro cultivo, y aplicación de estiércol para incrementar la fertilidad. Uso (como agua de consumo, que quiere decir beber agua hervida) de bebidas medicinales como té de limón y manzanilla. Cosecha y consumo de guayabas y cítricos (naranja agria, limas y limones de huerto). Ahorro en especie: animales domésticos Baja calificación individual como sujeto de crédito o agente comercializador. Alta temperatura y humedad ambiental. Temporada del año (lluvias o secas). Temporada de lluvias tardías: granizo y heladas. Relacionales Alta demanda de forrajes en temporada de secas. Migración de aves cinegéticas (palomas y patos). Ayuda mutua y solidaridad entre los vecinos de la localidad como estrategia de sobrevivencia. Medio ciclo de temporada de lluvias: aparición de moscas en el ganado bovino. Dinámicos Temporada de secas: aparición de rebrotes y frutos. Fases lunares. (aves, cerdos, becerros). Conformación de agrupaciones sociales para facilitar el acceso al crédito y a esquemas consolidados de comercialización. Aparición en la milpa de gusanos, escarabajos y chapulines. Conveniencia en el precio del ganado bovino en pie. Establecimiento de cubiertas vegetales multiestrato. Venta de esquilmos de maíz almacenados con anterioridad. Excursiones de cacería. Participación en asambleas comunitarias e intercambios de favores. Aplicación de remedios o de repelentes de insectos para evitar enfermedades. Recolección de nopales, tunas, miel silvestre, guajes. Determinación de los tiempos adecuados Escasez de trabajo remunerado o de autoempleo en temporada de secas. Entrega bimestral de subsidios de Sedesol y anual de Procampo. Maduración del maíz: de elote a mazorca. Tipos de plantas, hongos, arbustos, frutos, etcétera. Programas gubernamentales de subsidios y apoyos. Utilitarios Alta valoración en la cabecera municipal del “huevo de traspatio” y de la “leche bronca”. para preparar la tierra (nunca en luna tierna), aplicación de fertilizantes (en luna llena), productos fitosanitarios, etcétera. Producción de ladrillos para el autoconsumo o venta local. Compra de herramientas, refacciones o bienes domésticos. Utilización del maíz en diversas preparaciones alimenticias conforme a las características de las mazorcas. Recolección de alimentos, plantas medicinales y materiales diversos. Gestión de recursos financieros adecuados a sus potencialidades productivas. Cría de gallinas mediante el sistema intensivo o el de pastoreo en traspatio, así como ordeña de vacas para autoconsumo y venta de leche. Necesidad de obtener Migración a los ingresos monetarios para la Estados Unidos y adquisición de diversos empleo como artículos de consumo. jornaleros. Necesidad de Participación en complementar los ingresos programas como familiares con subsidios Oportunidades y gubernamentales y otras Procampo. fuentes de empleo. Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de la investigación. Este conjunto de datos —que hemos presentado como concreción de la tríada cosmos, corpus y praxis— lo analizaremos, en los siguientes apartados, bajo la mirada de la agroecología como socioecología, es decir, como interdisciplina ecológico-social que aprehende de forma integradora y no, como otros enfoques, de manera “departamentalizada”. La agroecología como socioecología para analizar la reproducción social La sociología nació tardíamente en el siglo XIX con Emile Durkheim, como una disciplina que estudia los hechos sociales, en complemento a los hechos naturales, dentro de la tradición cartesiana positivista, que para entonces llevaba ya cuatro siglos de tradición. Sin embargo, dicha especialización en el conocimiento de los grupos sociales, por un lado, y del entorno natural, por otro, condujo paradójicamente a un creciente desaprendizaje de saberes y soluciones que ya habían sido validados durante los doscientos mil años de civilización humana. Los conocimientos empíricos que fueron transmitiéndose generacionalmente con respecto al funcionamiento de la naturaleza, y a cómo obtener mejor provecho de ella, han estado almacenados en la memoria biocultural de diversos pueblos originarios, cuyos vestigios se encuentran en diversas prácticas campesinas y, principalmente, en los pueblos indígenas (Toledo y Barrera, 2008). Estos aprendizajes bioculturales, luego de haber sido “descubiertos”, han dado sustento a los conocimientos especializados derivados de distintas disciplinas científicas. Particularmente, en Latinoamérica se ha construido una reflexión que tiene como fundamento ético el compromiso social con los empobrecidos y un compromiso ecológico con el planeta, y que ha recibido el nombre de agroecología. Así la agroecología latinoamericana ha logrado sistematizar y medir con mucha precisión las interacciones entre los diversos componentes de los agroecosistemas (Gliessman, 1978), así como fomentar mejor las sinergias entre cultivos, especies forestales y pecuarias para el mayor aprovechamiento y rendimiento agroproductivo según las potencialidades y restricciones de la matriz ecosistémica en la que se localizan los recursos productivos, pero incorporando esquemas equilibrados de intercambios de alimentos, materiales y bienes. Aunque es posible encontrar miles de experiencias agroecológicas en todos los países latinoamericanos, como se verá más adelante mediante algunos ejemplos, la experiencia cubana con relación al manejo agroecológico de los sistemas agroproductivos es sobresaliente y particularmente ilustrativa de la integralidad de la agroecología, como disciplina social y ecológica. En Pinar del Río, investigadores cubanos sistematizaron los resultados del Programa de Innovación Agrícola Local (PIAL), con lo que dan cuenta de que es posible inducir mediante técnicas agroecológicas la biodiversificación e integración trófica agropecuaria en fincas de cualquier tamaño, los autores señalan entre sus hallazgos que Una de las razones más importantes para mantener y estimular la biodiversidad natural, es que esta realiza una gran variedad de servicios ecológicos. En los sistemas agrícolas, la biodiversidad realiza servicios al ecosistema más allá de la producción de alimentos, fibra, combustible e ingresos (Márquez et al., 2009: 18). En efecto, en la República de Cuba, a partir de la caída del bloque socialista en los años noventa y del bloqueo económico que hasta la fecha mantiene el gobierno de los Estados Unidos, los suministros de combustibles fósiles se redujeron hasta en un 95% quedando toda la maquinaria agrícola detenida, asimismo, de forma paralela, ocurrió un desabasto de fertilizantes sintéticos y plaguicidas químicos (Ríos et al., 2009). Esto implicó la reconversión de las vastas superficies cañeras, y de otros monocultivos agroindustriales, en fincas de diversos tamaños que actualmente son trabajadas por la población cubana mediante principios agroecológicos, principalmente. Es en este proceso histórico-político en el que se inserta el PIAL, cuyas estrategias implican un proceso de mejoramiento de variedades realizado por los propios agricultores (fitomejoramiento participativo [FP]) y la diversificación e integración de cultivos en parcelas mediante la asociación tanto espacial (siembra adjunta) como temporal (rotación) de distintos cultivos. La investigación de los profesores Márquez, Valdés, Pérez, Ferro y Ortiz sobre los resultados del PIAL, iniciado en el año 2000 y actualmente en vigor, recoge los resultados de la biodiversificación e integración de cultivos en un número determinado de fincas cubanas representativas de un universo de 130 que se benefician del programa en el municipio de Pinar del Río. Los resultados del programa cubano de diversificación agroproductiva son alentadores en el sentido de que Se ha producido un aumento sostenido en el número de especies de cultivo con que cuentan los productores a través de todo el proceso, comenzando desde la ejecución del proyecto de fitomejoramiento participativo hasta el comienzo del PIAL (Márquez et al., 2009: 23). No obstante, la diversificación e integración de cultivos y especies forestales y pecuarias dentro de una finca es una práctica común y bastante generalizada en las familias campesinas empobrecidas de Latinoamérica y de otras regiones del Sur del planeta (Cuadro 5). Estas experiencias de manejo biodiversificado e integrado de recursos agroproductivos no sólo responden a una lógica agroecosistémica, es decir, a las condiciones de su matriz ecosistémica y a las sinergias agronómicas de las especies en finca, sino a una lógica societal, o sea, social, económica y cultural, en el sentido de un proceso de reproducción social, conformándose así un arreglo biosocial particular. Cuadro 5. Experiencias agroecológicas en Latinoamérica Región Matagalpa, Nicaragua Experiencia Manejo y gestión de agua potable extraída de la subcuenca del río Jucuapa. Minas Gerais, Brasil Gestión social del agua del río San Francisco para uso agropecuario. Sabanagrande, Honduras Chiapas, México Captación, conservación y aprovechamiento del agua pluvial para uso agrícola/Ecotecnias para la captación de agua destinada al uso doméstico y hortoagrícola de traspatio. Conservación del agua en microcuencas de la Sierra Madre de Chiapas. Fuente Prins y Castellón, 2010 Magalhães et al., 2010 López y Ardón, 2010/Bunch y López, 2003 Arellano y López, 2009 Madriz, Nicaragua Fitomejoramiento participativo de variedades de sorgo tolerantes a la sequía. Captación de agua para los sistemas de producción agropecuaria. Conservación del agua para sistemas Lara, Venezuela hortícolas de ladera. Experimentación social y política pública Paraíba, Brasil en materia del manejo hídrico para la agricultura familiar. Captación de lluvias en estanques para Cochabamba, Bolivia poblaciones rurales. Cullpe, Perú Puno, Perú Reintroducción de los waru waru como agroecosistemas. Trouche et al., 2009 López y Hirbour, 2003 Brito et al., 2003 Petersen y Rocha, 2003 Verweij, 2003 Murillo y Ho, 2003 Las condiciones sociales, culturales y económicas llegan a ser tan importantes, o incluso más en algunos casos, que aquellas de orden tecnológico, sean ecológicas o agronómicas, en el sentido de que condicionan las formas específicas de apropiación social de los ecosistemas y su lógica de transformación. De tal suerte que cosmos, corpus y praxis campesinos se encuentran igualmente alineados con dicho arreglo socioecológico y éste, entonces, depende de los saberes y acciones transformadoras de los grupos sociales — animados por su cosmovisión— y deviene materialmente conforme a nuevos hallazgos y aprendizajes que se convierten en nuevas prácticas transformadoras del grupo social, de sus miembros y de su entorno. El caso cubano es por demás ilustrativo, además de ser ícono de la agroecología latinoamericana. Sin el bloqueo económico de los Estados Unidos y la desaparición del subsidio socialista a la economía de Cuba (Ríos et al., 2009: 9-10), hoy veríamos —quizás— soja transgénica en las tierras cultivables cubanas, como es posible apreciar en Argentina y Brasil (Altieri y Pengue, 2005). Por lo anterior, una reconciliación entre las ciencias sociales y las naturales se hace prioritaria para comprender nuestra especie y las relaciones con el resto del planeta. Aquí es donde la agroecología latinoamericana tiene un aporte fundamental de orden socioecológico y que va más allá de la tecnología propia del manejo integrado de cultivos, de la biodiversificación e integración biótica y del fomento de ciclos abióticos en beneficio del agricultor y de los sistemas agroecoalimentarios. En efecto, la comprensión y análisis de los sistemas agroecoalimentarios y de los procesos antropogénicos concomitantes requiere una aproximación multiescalar y pluridimensional que demanda un saber sistemático interdisciplinario, como el que proponen algunos agroecólogos (Méndez y Gliessman, 2002: 12). Entonces, desde la agroecología como disciplina socioecológica, es posible explicar que la biodiversificación de cultivos y especies agropecuarias no sólo tiene beneficios en términos de las redes tróficas y de los ciclos bióticos y abióticos de los ecosistemas, sino que son la expresión de una estrategia de vida que tiende a la diversificación de sus fuentes de sustento (alimento, salud, vivienda, conocimientos, relaciones e intersubjetividad), lo que permite mayor simetría social, equilibrio económico, resiliencia ante riesgos societales y climáticos, eficiencia en el uso de recursos naturales y fuerza de trabajo propia, etc. (Pretty, 2003). 9 Desde ese enfoque nos proponemos ahora analizar el cosmos, corpus y praxis campesinos de la UCSP que, como hemos venido anticipando, exhibe una estrategia de reproducción social de tipo campesino-tradicional y, al mismo tiempo, en abigarramiento, de tipo agroindustrial-moderno. La multifuncionalidad campesina y el abigarramiento estratégico campesino y agroindustrial En síntesis, pues, el caso de la UCSP se encuentra lejos de ser la crónica de una campesinidad en agonía y se ubica dentro de las miles de experiencias propias de la sociología de las emergencias y de las ausencias (Santos, 2006). Bajo la mirada de la modernización rural impulsada desde el desarrollismo cepalino a la fecha, sin duda, el caso de esta organización rural representa un rotundo fracaso de las 9 Por lo anterior, la agroecología no sólo representa las bases para lograr la diversificación e integración de cultivos (Altieri, 1994), sino un referente socioecológico (Altieri y Toledo, 2010) que permite analizar los agroecosistemas y crear arreglos eficaces de apropiación de los sistemas ecológicos y manejos agroproductivos eficientes en cualquier escala productiva (Altieri et al., 2011); asimismo, dando un paso más, la agroecología constituye una forma renovada de comprender la humanidad en su contexto ecológico de manera interactiva y dinámica, es decir, como especie-en-civilización u organismo culturale, y que no es otra cosa que hacer un recuperación sistemática de los aprendizajes ancestrales durante el establecimiento de arreglos sociales, económicos y políticos que repercuten en la naturaleza circundante y en cómo ésta modifica nuestros sistemas creados (Pretty y Smith, 2004). políticas bienestaristas y hoy empresarializantes bajo el nuevo influjo económico liberal (Shiva, 2006). Visto por la agroecología, este grupo de campesinos representa la permanencia de un proyecto de vida buena, arropado por saberes y prácticas tradicionales, que se articula simbióticamente con el medioambiente y se adapta a las restricciones y oportunidades que el contemporáneo desarrollo rural modernizador ofrece en Cuquío. No obstante, es evidente que actualmente la lógica campesina de autosuficiencia productiva y alimentaria de carácter endógeno va siendo abandonada como mecanismo principal de reproducción social, y coexiste con dinámicas centradas en el consumo de alimentos procesados o exógenos (abarrotes, agua y refrescos embotellados, leche pasteurizada, comida chatarra, tortillerías, etc.) que se distribuyen en tienditas. Esto ha sido posible por una razón fundamental: las familias reciben transferencias monetarias líquidas provenientes de 1) los esposos o hermanos emigrantes en los Estados Unidos, 2) los programas sociales como Oportunidades, 3) la venta de su fuerza de trabajo, y 4) la producción agropecuaria moderna que, en apariencia, les permite convertirse en consumidores, por lo que en realidad son sólo de subsistencia, aunque son quienes dinamizan la industria de agroinsumos químicos. Quienes trabajan como jornaleros agrícolas eventuales10 reciben hasta 200 pesos por un día (ocho horas de trabajo), ingresos que han de distribuirse para comprar lo elemental para el sustento familiar. De esta forma se verifica cómo esta organización rural —a semejanza de lo que sucede en Ocotic— implementa una estrategia que combina la producción diversificada para el autoconsumo (agroecología) con ingresos monetarios que permiten la compra de bienes y productos (agroindustrialidad) (Gráfico 1). Es decir, existen arreglos entre el ecosistema y el mundo de vida o cotidianidad campesina, que a su vez se adecua a las capacidades y construye la cosmovisión del agricultor y de su familia, y que se concretiza en el manejo específico de su finca o parcela. Todo esto conforma el sistema socioecológico campesino, o matriz agroecológica, que ha incorporado a la agroindustrialidad como una estrategia adicional abigarrada, aunque, en algunos casos, se ha verificado un tránsito total hacia tal paradigma de la modernización agraria como estrategia de reproducción social principal, sin borrar del todo las trazas de campesinidad. Gráfico 1. Estrategia agroecológica y modernización en un sistema socioecológico endógeno. Ecosistema Mundo de vida tradicional y campesino Capacidades y cosmovisión del agricultor y de su familia Tamaño de la finca Mundo de vida moderno y agroindustrial 10 En la zona, el trabajo agrícola siempre es eventual, pues consiste en la aplicación de fertilizantes o agroquímicos durante ciertas etapas productivas de las plantas de maíz. Quienes sí contratan jornaleros permanentes son las empresas de servicios como Agave Azul, que es una externalización de la empresa que comercializa el tequila Sauza. Fuente: Elaboración propia con información de la UCSP. El Gráfico 1 apunta a mostrar cómo, en una matriz campesina de tipo agroecológica en la cual ya existen adecuaciones y arreglos endógenos, se superponen procesos de modernización que prometen el mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos de Cuquío, pero que carecen de sentido de correspondencia con las limitantes y potencialidades sociales (familiares), económicas (capital y tierra) y ecológicas (suelo y clima) del sistema agrario concreto de Ocotic. Aunque los campesinos de la UCSP intentan transitar hacia un modelo agrario moderno, es imposible que abandonen sus prácticas campesinas tradicionales como estrategia para sobrevivir, dado que su matriz socioecológica campesina responde a las interacciones agroecológicas locales: el conocimiento de su tierra, redes comerciales, expectativa de vida buena, etcétera. En la medida en que los procesos de modernización van siendo implementados en las parcelas, tratando de desplazar las prácticas campesinas tradicionales de autoconsumo y multiproducción con insumos endógenos naturales, los campesinos empiezan a notar que existen una serie de carencias materiales y incapacidades que no les permiten realmente convertirse en agroempresarios y que, más bien, los convierte en deudores de un sistema financiero, en consumidores inermes de insumos agrícolas —dependientes de un mercado que fija precios de compra de forma inexorable— y en miembros de una población cada vez más empobrecidos que requieren —cada vez más— transferencias monetarias y satisfactores exógenos. En ese escenario, la tabla de salvación ha sido la permanencia de la agricultura tradicional (cuamilera y de traspatio) de autoempleo, de autoconsumo y de autosuficiencia, como estrategia para la soberanía alimentaria familiar y como lazo de identidad comunitaria, y, al mismo tiempo, la búsqueda de transferencias monetarias orientada a la adquisición de productos o servicios que los campesinos no pueden producir o prestar (combustibles, transporte, medicinas, educación, etcétera). Finalmente, la dimensión política que implica esta práctica campesina de reproducción social en Ocotic —a diferencia de lo que ha sucedido con otros grupos campesinos como los que se agrupan en La Vía Campesina— no tiene expresiones contestatarias explícitas (Rosset, 2007). Es decir, la UCSP no se concibe como un grupo alternativo o “militante” crítico de un modelo dominante de desarrollo. Más bien sus miembros están inmersos en la lucha por sobrevivir sin darse cuenta de que, mediante esa lucha local, socavan la funcionalidad de una red global de intereses y racionalidades que se oculta tras distintos matices y jaculatorias de desarrollo, pero que tiene aspiraciones de colonización con la única finalidad de convertirlos en consumidores dependientes de las industrias (alimentaria, médica, educativa, etc.) e inermes empleados asalariados de las empresas de tercerización y biopiratería (Shiva, 2006). El caso de la UCSP en el contexto nacional El libro de Toledo et al. (2002) ofrece una mirada estadística sistemática del panorama nacional mexicano en términos de campesinidad y agroindustrialidad a escala nacional, que permite ubicar a la UCSP en el contexto nacional. En el mismo sentido que el análisis de Toledo et al. (2002: 101-106), y a partir de los resultados de una encuesta levantada en 35 viviendas (de un total de 58) de Ocotic, se procedió a construir indicadores en los que el 0 representa el caso absoluto de campesinidad y el 1, el caso absoluto de agroindustrialidad. Finalmente, se realizó una estandarización cuantitativa de categorías. Y se obtuvo un promedio aritmético a partir del valor obtenido en cada parámetro, dividido entre el número de indicadores. Esto con la finalidad de obtener un valor matemático estándar que permitiera realizar un ejercicio comparativo. Los resultados se muestran en el Cuadro 6. Cuadro 6. Estandarización de frecuencias por parámetros de campesinidad. Parámetro Categoría Indicador Uso de combustible para la preparación de alimentos. 0.46 0 1 Uso de energía para calentar agua. 0.09 0.91 Uso de energía para el cultivo de maíz. 0.31 0.69 Uso de energía para la molienda de pastura. 0.74 0.26 Uso de energía para la molienda de maíz destinado a la elaboración de tortillas. 0.57 0.43 Intensificación productiva. Diversificación productiva. 0.86 0.14 Tamaño Tamaño del hato. 0.83 0.17 Tamaño del predio y disponibilidad de riego. Financiera Tipo de predio. 1 0 Tamaño del predio. 0.80 0.2 Uso de crédito. Uso de ganado mejorado genéticamente. 0.94 0.06 1 0 Uso de semilla mejorada genéticamente. 0.86 0.14 Productiva Venta de ganado. Venta de maíz. 0 0.66 1 0.34 Agropecuaria y forestal Compra de alimentos para el ganado. 1 0 Compra de insumos para el cultivo de frijol 0.91 0.09 Compra de insumos para el cultivo de maíz. 0.63 0.37 0 1 Productiva Transformadora Escala Genética Autosuficiencia Proporción de agroindustrialidad 0.54 Doméstica Energía Proporción de campesinidad Alimentaria Uso de energía para la iluminación doméstica. Compra de abarrotes. Autoconsumo de frijol y maíz. Fuerza de trabajo Conocimientos Cosmovisión 1 0 0.66 0.34 Empleo remunerado. Empleo de fuerza de trabajo adicional a la familiar. Autoempleo. Empleo familiar. 1 0 Asistencia técnica pagada. Contratación de asistencia técnica (pagada). 1 0 0.49 0.51 0.91 .09 Comprensión agropecuaria El maíz es un cultivo moderno cuyo éxito consiste en el empleo de paquetes tecnológicos adecuados. Las mazorcas son el fruto de la bendición de la lluvia, el sol y la tierra. La tierra agradece al hombre su esfuerzo y dedicación con abundancia de frutos. El ser humano y sus familias son seres vivos que se deben adecuar a la naturaleza que los cobija. El agricultor que maneja su producción como empresario tiene más éxito que el campesino que confía en la tierra y en el buen temporal. 1 0 0.66 0.34 0.37 0.63 Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados obtenidos. A partir de los resultados obtenidos es posible construir un gráfico radial que permita realizar un ejercicio comparativo con los resultados de Toledo et al. (2002), excepto para el caso del parámetro de diversidad, que se considera en su totalidad como de tipo campesino; mientras que en los 35 casos analizados se encuentra más de un tipo de producción agropecuaria. Incluso en los casos en que se recurre a una monoproducción intensiva basada en el crédito, para el autoconsumo, se recurre a más de un tipo de producción adicional en casa mediante el uso de la fuerza de trabajo familiar. En el Gráfico 2 se presentan los resultados obtenidos por Toledo et al. (2002) — correspondientes a Oaxaca y al resto del país— y por el autor de estas líneas con respecto de Ocotic. Se han eliminado los criterios o indicadores de productividad energética y de trabajo, dado que para esta investigación representaban complicaciones de tiempo y empleo de recursos para realizar la medición correspondiente. Gráfico 2. Comparación del grado de campesinidad-agroindustrialidad en México, Oaxaca y Ocotic. Energía Escala Autosuficiencia Fuerza de trabajo Diversidad Conocimientos Cosmovisión Indicadores para México Indicadores para Oaxaca Indicadores para Ocotic Energía 1 Indicadores México 0.8 Cosmovisión 0.6 Escala 0.4 Indicadores Oaxaca Indicadores Ocotic 0.2 0 Conocimientos Autosuficiencia Diversidad Fuerza de trabajo Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados obtenidos y de los datos de Toledo et al. (2002: 102). Es notorio que —en promedio— los índices de campesinidad-agroindustrialidad de Ocotic se asemejen a los del estado de Oaxaca con respecto de la década pasada. A este tenor, el índice total de campesinidad-agroindustrialidad de Ocotic es de 0.23 para 2012 y el del estado de Oaxaca es de 0.33 para 2002. Lo anterior sugiere que, en general, en la localidad de Ocotic los alcances de los procesos de modernización rural son significativamente magros; al grado de estar por debajo del índice general para el estado de Oaxaca, que para el 2012 es uno de los territorios con población en mayor situación de pobreza extrema y marginación, según la SEDESOL. A partir del ejercicio anterior resalta el consumo energético de tipo moderno — particularmente, el doméstico y el productivo—, acompañado de prácticas generalizadas de tipo campesino en todos los otros aspectos analizados. Esto tiene total sentido en tanto la matriz cultural o cosmovisional (estructuras mentales colectivas) es de tipo campesino o tradicional y la matriz material (arreglo agrario y ecológico) es de tipo minifundista con un entorno climático semiseco que implica limitaciones en cuanto a calidad de suelos, tipo de vegetación, cantidad de lluvia, rangos de temperatura, rangos de humedad, etc., lo que repercute en los niveles de energía y biomasa que es posible producir de manera natural y sin recurrir a la artificialización de los procesos agroproductivos modernos e industriales que para los campesinos supone la inversión de altas sumas de capital propio (del cual carecen) o la obtención de créditos (de los cuales no son sujetos). Es así como las matrices material (lo tangible) y cultural (lo intangible) se articulan para implementar una estrategia principalmente agroecológica o campesina tradicional en Ocotic, tal y como muestra el caso de la UCSP. Al mismo tiempo, los patrones modernos de producción y consumo de energía y materias (insumos, productos, alimentos, bienes, servicios) se ofertan y demandan sin que esto se traduzca en mayores niveles de modernidad rural y bienestar de las familias campesinas de Ocotic, en tanto la configuración (o matriz) material e inmaterial del territorio y sus habitantes, ante el alto grado de dependencia externa al que están sujetos, buscan reorientar sus esfuerzos hacia la adquisición de certidumbre mediante la autosatisfacción de sus necesidades básicas, principalmente (Rosset, 2007). Dicho de otra forma, los resultados obtenidos sugieren que si las fincas fuesen de mayor tamaño (más de 10 hectáreas) y las condiciones geoecológicas del territorio pudieran procesar mayores niveles de energía y biomasa, quizás la acumulación de capital o el acceso al crédito agropecuario podrían hacer viable una agroindustrialización generalizada y una cuasieliminación de la estrategia agroecológica o campesina. En tanto no cambien la dependencia que configura el arreglo socioeconómico del territorio de Ocotic y sus habitantes, como la UCSP, los procesos de modernización rural continuarán siendo un complemento o una estrategia adicional a la agroecológica como opción viable para los procesos de reproducción social rural. Así el saldo del desarrollismo rural, abigarrado con la matriz rural tradicional, es la emergencia de estrategias multifuncionales campesinas y modernas que permiten la reproducción social de la UCSP, cuyos ingresos monetarios son utilizados para la adquisición de productos y servicios básicos, especialmente, abarrotes (alimentos procesados) y combustibles, a la vez que procura ser autosuficiente en alrededor de un tercio de sus necesidades mediante la diversificación autoproductiva a pequeña escala y la recolección. Es preocupante que, al revisar cada uno de los conceptos del gasto de las familias rurales, todos y cada uno de los mismos consideran el uso de combustibles fósiles; lo que implica que al incrementarse el precio del petróleo, se elevará el precio final para los consumidores rurales, incremento que no va aparejado de un aumento en los ingresos familiares, dado que existe un sesgo en la definición de los precios agropecuarios —“regulados” por el Estado so pretexto de contener la inflación—, los cuales, como ya sabemos, en realidad son determinados por muy pocas industrias agroalimentarias. Conclusiones Los resultados de la aproximación sistemática a (y de la reflexión con) la Unión de Campesinos de San Pedro sugieren que el arreglo socioecológico del cual forma parte esta organización rural implica: 1. Una dependencia del abastecimiento de productos, mercancías e insumos, provenientes, principalmente, de la zona metropolitana de Guadalajara. Y, de forma más amplia, una dependencia de los imperativos del mercado. 2. Uso extendido de combustibles fósiles necesarios para producir maíz y otras monoproducciones, y para allegarse diversos satisfactores. 3. Un cosmos o mundo de vida en el que algunos rasgos agroindustriales se han integrado a las condiciones de campesinidad, y a partir del cual se retroalimentan el corpus y la praxis agrarios actuales. 4. El proceso de reproducción social de esta organización aún muestra cierto grado de autodependencia gracias a su praxis de recolección y de producción para el autoconsumo, asimismo, al subsistir como corpus, se convierte en alternativa que garantiza a las familias campesinas cierto grado de éxito y de control sobre sus medios y formas de vida. 5. Las contabilidades monetarias convencionales de la economía neoclásica (como el PIB) entrañan el sesgo de la simplificación de las complejas realidades socioecológicas que pretenden comprender y terminan comprendiendo muy poco: una localidad de Jalisco, como Ocotic, resulta equiparable a Oaxaca, mientras que el sentido común economicista establecería la existencia de brechas de desarrollo económico que, en realidad, son poco significativas y representativas del existir rural. No obstante, aún resisten algunas organizaciones y familias campesinas de Ocotic haciendo uso de sistemas de reproducción social con un cosmos, corpus y praxis campesinotradicionales. Y, porque han seguido tal paradigma, han logrado sobrevivir en un entorno cambiante, riesgoso y adverso: “Siempre acosados por un orden fiero que se las tiene sentenciada, los campesinos se organizan para resistir” (Bartra, 2011: 126). 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