Ge-conservación
Conservação | Conservation
Nuevas herramientas para control ambiental en depósitos
documentales: el uso de Sistemas de Información Geográica en
la Colección Patrimonial A. Wormald Cruz y el Archivo Histórico
Vicente Dagnino
Mónica Moreno Falcón
Resumen: Inmerso en un plan de gestión de riesgos integral para acervos documentales se plantea el estudio vinculado al control
ambiental efectuado en la Colección Patrimonial Alfredo Wormald Cruz [CPWC] y el Archivo Histórico Vicente Dagnino [AHVD]. Se discute
acerca de las directrices ambientales aconsejadas para depósitos documentales y gracias al empleo de Sistemas de Información Geográica
[SIG] se perila una metodología de trabajo capaz de cuantiicar integralmente diferentes agentes de deterioro implicados en el proceso
de alteración de colecciones y fondos. Los resultados así obtenidos, expresados mediante un índice de alterabilidad, permiten identiicar
puntos -espaciales y de uso- de mayor riesgo para la conservación de materiales documentales resguardados en depósito.
Palabras clave: sistemas de Información Geográica (SIG), depósitos documentales, control ambiental, alterabilidad, análisis multicriterio,
gestión de riesgos
New tools for environmental control in documentary repositories: the use of Geographic Information
Systems in the Heritage Collection A. Wormald Cruz and the Vicente Dagnino Historical Archive
Abstract: Immersed in a comprehensive risk management plan for documentary collections, the study related to the environmental control
in the Alfredo Wormald Cruz Patrimonial Collection [CPWC] and the Vicente Dagnino Historical Archive [AHVD] is presented. It is discussed
the possibilities ofered by multivariate analysis in the diagnosis and the use of Geographic Information Systems [SIG] as a work methodology
capable of quantifying integrally diferent agents of deterioration involved in the process of degradation of collections. The results obtained,
expressed through an alterability index, allow identifying points - spatial and temporal - of greater risk for the conservation of documentary
materials kept in deposits.
Keyword: geographic Information Systems (GIS), documentary deposits, environmental control, alterability, multicriteria analysis, risk
management
Novas ferramentas de controlo ambiental em repositórios documentais: o uso de Sistemas de
Informação Geográica na coleção patrimonial A. Wormald Cruz e o Arquivo Histórico Vicente
Dagnino
Resumo: Imerso num plano de gestão de riscos integral para acervos documentais, apresenta-se o estudo relacionado com o controlo
ambiental de um clima desértico na Coleção Patrimonial Alfredo Wormald Cruz [CPWC] e no Arquivo Histórico Vicente Dagnino [AHVD].
Discute-se sobre as possibilidades oferecidas pela análise multivariada no diagnóstico de bens. Graças ao emprego de Sistemas de Informação
Geográica (SIG) é delineada uma metodologia de trabalho capaz de quantiicar integralmente os diferentes agentes de deterioração
envolvidos no processo de degradação de coleções e fundos. Os resultados assim obtidos, expressos através de um índice de alterabilidade,
permitem identiicar pontos - espaciais e temporais - de maior risco para a conservação de materiais documentais protegidos em depósito.
Palavras-chave: sistemas de Informação Geográica (SIG), depósitos documentais, controlo ambiental, análises multivariadas,
alterabilidade
Mónica Moreno Falcón
Nuevas herramientas para control ambiental en depósitos documentales: el uso de Sistemas...
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Introducción
Directrices ambientales en conservación preventiva
La Colección Patrimonial Alfredo Wormald Cruz [CPWC]
y el Archivo Histórico Vicente Dagnino [AHVD] son las
instituciones dependientes de la Universidad de Tarapacá
[UTA] encargadas de reunir, conservar, valorizar, investigar
y difundir el patrimonio documental producido y/o
custodiado en la región de Arica y Parinacota (Chile). A
pesar de ser dos instituciones independientes, ambas
comparten una característica en común, su ubicación
en un mismo ediicio de hormigón armado de nueva
construcción en una zona de clima desértico costero.
Temperatura (Ta) y Humedad Relativa (HR) han sido
considerados agentes de deterioro por excelencia desde
el nacimiento de la conservación preventiva. Plenderleith
en “Conservation of Antiquity Works” (1956) ya planteaba
las problemáticas derivadas de colecciones sometidas a Ta y
HR incorrectas. Paralelamente, alcanzar ambientes ideales y
estables de 21°C y 50% HR (Thompson, 1978: 66-67) era uno
de los objetivos primordiales de las instituciones culturales,
y de los planes de conservación preventiva aplicados desde
mediados del siglo XX (García, 2013: 85-95).
Sus fondos y colecciones cuentan con más de 16000
ejemplares de libros, prensa, revistas, folletos, fotografías
y material de archivo. Respecto a las materialidades de
los documentos albergados en depósito se trata de
un acervo documental muy variado pero que –en su
mayoría- comparte la característica común de haber sido
manufacturado en momentos relativamente recientes (s.
XIX y XX). Por desgracia, los materiales pertenecientes a
la era industrial (así como los tecnológicos) son mucho
menos estables que los materiales más antiguos. La
fragilidad de los mismos (causa directa del empleo de
pasta mecánica con ibras muy cortas, de la alta presencia
de lignina y el encolado en tina con aprestos ácidos como
el alumbre) (Muñoz Viñas, 2010:58-65) obliga a diseñar un
plan de conservación preventiva que permita asegurar su
conservación.
En el año 1981, Lafontaine, investigador perteneciente al
Instituto Canadiense de Conservación (ICC) planteaba por
primera vez rangos más amplios, con oscilaciones de 2025° C de Ta y 38-55% HR y optaba por alcanzar “condiciones
mínimas aceptables” en lugar de “rangos ideales” en
depósitos patrimoniales (García. 2013: 91). Posteriormente,
en 1994, el Laboratorio de Conservación Analítica del
Smithsonian con la publicación de “Work of Smithsonian
Scientists Revises Guidelines for Climate Control in
Museums and Archives” reforzaba estas airmaciones,
planteando que según los estudios realizados, la mayoría
de los objetos resguardados habitualmente en museos
toleraba luctuaciones de entre un 10°C y un 15% de HR
(Smithsonian, 1994). Para el caso de bibliotecas y archivos
la Library of Congress y más concretamente los estudios
realizados por Chandru J. Shahani (1995) cuestionaban la
validez de los ensayos de envejecimiento acelerado sobre
materiales celulósicos y planteaban la resistencia que la
gran mayoría de los documentos en papel presentaban a
las luctuaciones ambientales.
En este contexto, el empleo de Sistemas de Información
Geográica (SIG) se plantea como una herramienta muy
útil en la obtención, gestión, análisis, representación y
salida de datos ambientales espacialmente referenciados.
Debemos entender la aplicación de los SIG no solo
como visores de cartografía, o como bases de datos
espaciales, sino como herramientas de análisis de datos
que, trabajando de manera conjunta con varias capas,
permiten resolver problemas complejos (Olaya, 2014:1523).
Con el cambio de década, el Handbook of the American
Society of Heating, Refrigeration and Air Conditioning
Engineers (ASHRAE), comenzó a ser el texto considerado
de referencia por muchas instituciones patrimoniales. En el
capítulo destinado a colecciones custodiadas en bibliotecas
y museos podemos ver que las recomendaciones son
rangos mensuales que oscilen entre 15-25°C de Ta y 4555% de HR, poniendo un especial énfasis en la importancia
de minimizar las luctuaciones ambientales en periodos
cortos de tiempo. Respecto a bibliotecas y archivos el
texto de Willaim K. Wilson Environmental Guidelines for the
Storage of Paper Records (1995) con rangos de 18-21°C y
45-50% de HR y luctuaciones diarias de 3%HR y 2°C como
rangos aceptables, ha marcado las directrices seguidas por
muchas instituciones (Morris, 2007).
Si bien y en parte debido a la reducción de los costos
asociados a estas infraestructuras su uso se ha
generalizado en otras disciplinas desde los años 60
(Bernabé y López, 2012: 31) su incorporación al campo
de la conservación no ha sido posible hasta fechas más
tardías, siendo uno de los ejemplos más tempranos la
Carta de Riesgo elaborada por el Instituto Centrale per il
restauro en 1992 (Baldi, 1992). Actualmente son muchos
los proyectos que, planteados desde el enfoque de la
gestión de riesgos, incluyen el uso de SIG (Indirli & Sotero,
2010; Fernández, 2011; Paolini et al., 2012; Ortíz et al,
2013).
Debido al carácter general de estas directrices, no
presentan especiicaciones acerca de las condiciones
especiales para climas cálidos, como el de la ciudad
donde se ubican las colecciones objeto de estudio. En este
aspecto, las recomendaciones elaboradas por el Heritage
Collections Council de Australia (2002:16-17) suponen
un aporte muy interesante. Para climas cálidos y secos
plantean rangos ambientales que oscilen entre los 22-28°C
de Ta y el 40-60% de HR en registros diarios.
Este artículo parte de una breve revisión de las directrices
ambientales existentes para colecciones documentales y
presenta los resultados obtenidos de la aplicación de SIG
como herramienta de registro y control ambiental en los
depósitos documentales de la CPWC y el AHVD.
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Ge-conservación nº 13/ 2018. ISSN: 1989-8568
Este breve recorrido bibliográico permite revisar
los cambios introducidos en las últimas décadas en
las propuestas de control ambiental en depósitos.
Al menos a nivel teórico, podemos observar que se
presentan parámetros cada vez más lexibles mientras
que la búsqueda de “rangos ideales” es substituida
paulatinamente por la de “rangos aceptables”. De esta
forma las directrices ambientales en conservación dejan
de ser normas para convertirse en recomendaciones que,
emitidas por instituciones vinculadas con la conservación,
permiten enfrentar de manera global las necesidades de
una colección o museo. Su inalidad no es tanto marcar
rangos ideales sino deinir prioridades y tratar de mejorar
la situación especíica de un contexto (García, 2014).
introduce de lleno en las transformaciones asociadas a los
procesos de degradación.
El objetivo principal es efectuar un estudio ambiental que,
partiendo del concepto de alterabilidad, valore algunas de
las condiciones ambientales, la fragilidad de las distintas
materialidades custodiadas en depósito y los usos a los
que están sometidas.
De manera especíica este objetivo principal puede
desglosarse en 4 objetivos secundarios:
1. Registrar y graicar las condiciones ambientales de
los depósitos de colecciones
2. Identiicar y espacializar la vulnerabilidad de las
materialidades custodiadas en depósito
3. Identiicar las condiciones de uso y acceso a los
materiales.
4. Determinar aquellos factores que favorecen
la alterabilidad de colecciones y localizar focos
especialmente sensibles a la alteración.
A nivel práctico, los objetivos de las propuestas de
conservación ambiental también han cambiado
adaptándose a las necesidades de las distintas colecciones,
las características climáticas locales, las condiciones de uso
y las posibilidades reales de cada institución. Un ejemplo
de ello puede ser el desarrollado por el Plan Nacional de
Conservación Preventiva del Instituto del Patrimonio
Cultural Español (IPCE) que parte de 3 objetivos esenciales:
conocer la materialidad de los bienes, el medio ambiente
en que se ubican y las condiciones de uso-organizativas
que pueden inluir en la modiicación de las condiciones
ambientales (Pastor Arenas, 2013:130-131).
Metodología
Para la toma sistemática de datos ambientales se partió de
un registro anual de T y HR en distintos puntos del interior
del depósito mediante el empleo de termohigrómetros
datalogger del tipo KG100 USB (con una exactitud +/- 1°C y
+/-4%). Se registraron rangos cada 30 min y se obtuvieron
medias, máximas y mínimas diarias, mensuales y anuales,
así como luctuaciones diarias, mensuales y anuales en
diferentes puntos del depósito. Los puntos de ubicación
de los termohigrómetros incluyeron una distribución
homogénea en ambos depósitos así como zonas
consideradas problemáticas tales como las cristaleras
de las salas. Se deinieron siete puntos de registro, cinco
de ellos ubicados en el depósito de la CPWC y dos en el
depósito del AHVD. Para la evaluación de la idoneidad
de los datos ambientales registrados se emplearon los
estándares generados para climas cálidos por el Heritage
Collections Council de Australia (2002).
Ya no se trata sólo de evaluar solo la peligrosidad del
ambiente, sino de interrelacionar esta con la vulnerabilidad
del bien objeto de estudio y deinir el factor de riesgo al
que está sometido. En este aspecto, la recogida de datos
y el proceso de análisis previo a la toma de decisiones por
parte del conservador, ha adquirido una importancia cada
vez mayor, justiicando la introducción de herramientas
de análisis como la estadística o los SIG a las tradicionales
gráicas termohigrométricas.
Línea de trabajo y objetivos iniciales:
La experiencia de control ambiental planteada en la CPWC
y AHVD se enmarca dentro de los objetivos más amplios
de un plan de preservación fundamentado en la gestión
integral de riesgos y en el concepto de alterabilidad de
colecciones documentales ubicadas en climas desérticos
costeros. El grado de alterabilidad deinido como la
susceptibilidad o cualidad de un material de degradarse
(Real Academia Española, 2014) es sumamente distinto
al concepto de deterioro. La alterabilidad no solo
hace referencia al estado de conservación en que se
encuentra el material en el momento en que se realiza la
diagnosis, también implica el estudio de las características
compositivas del mismo, la identiicación de los agentes
de deterioro que inluyen en el proceso de alteración y
la formulación de hipótesis respecto al comportamiento
futuro. Pensar en el grado de alterabilidad de las
colecciones obliga a valorar los distintos agentes de
deterioro como un entretejido imposible de separar e
Los datos obtenidos fueron volcados a un software de tipo
SIG (ArcGIS®) mediante la creación de un evento en relación
a las coordenadas de la toma de datos. Posteriormente,
se procedió a la interpolación de los datos discretos
(puntos) y a la creación de un ráster, es decir, una imagen
compuesta por una matriz de celdas o píxeles cargadas de
información y organizadas en cuadrículas (Olaya, 2014:8691) que registrase la termodinámica de los espacios.
Para la identiicación de la vulnerabilidad de los
documentos, la materialidad de los mismos fue
considerada una variable más a la hora de establecer el
grado de alterabilidad. Las diferentes materialidades fueron
clasiicadas según el grado de alteración que se esperaba
sufrirían ante los parámetros de Ta y HR registrados.
Se usaron rangos aceptados a nivel internacional para
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Mónica Moreno Falcón
Nuevas herramientas para control ambiental en depósitos documentales: el uso de Sistemas...
clasiicar las colecciones en muy sensibles, sensibles y poco
sensibles a luctuaciones ambientales (Michalski, 2009 b).
Tras la identiicación de las distintas zonas de sensibilidad,
estas fueron digitalizadas mediante la creación de un
archivo vectorial poligonal SIG (*shape). En la tabla
asociada a dicho archivo se incluyó la información relativa
a la materialidad y sensibilidad de cada uno de los
polígonos generados. Por último el archivo fue rasterizado
convirtiéndose así los polígonos en una matriz de píxeles
con información (Olaya, 2014:311-314).
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Al mapa de Ta se le asignó un porcentaje de inluencia del
50% y fue reclasiicado con valores de:
(1) Rangos de Ta óptimos (inferiores a 25°C)
(2) Rangos de Ta elevados (25°C-28°C)
(3)Rangos de Ta inadmisibles (superiores 28°C)
Los límites de rango de temperatura deinidos como
óptimos (hasta 25°C) fueron establecidos según las
directrices pautadas por la ASHRAE, los límites de rango
de temperatura deinidos como elevados (25-28°C) fueron
establecidos según las directrices pautadas por el Heritage
Collections Council de Australia y los límites de rango de
temperatura deinidos como inadmisibles (superiores
a 28°C) son aquellos que según el Heritage Collections
Council de Australia superan los rangos aceptables para
climas cálidos.
El registro de los diferentes usos y del grado de
interacción entre usuarios, trabajadores y documentos
fue considerado una variable inluyente en el control
ambiental de colecciones. La diferenciación de espacios
determina el riesgo de sufrir modiicaciones incontroladas
no solo de los rangos lumínicos, sino también la estabilidad
ambiental esperable a largo plazo, constituyendo un
factor de riesgo.
En este caso de estudio todos los rangos de Ta registrados,
si bien presentaban luctuaciones de hasta 1,5°C, se
encontraban en la franja de 25-28°C y recibían un puntaje
en el índice de agresividad de 2. Con la inalidad de registrar
pequeñas variaciones locales se realizó un segundo mapa
de Ta en el que estos puntajes fueron modiicados. Se asignó
un puntaje de 1 a rangos de 25°C; de 2 a las zonas que
registraban 25,5°C; y de 3 a las zonas con medias de 26°C.
Se procedió a la zoniicación de la biblioteca y archivo
identiicándose tres usos distintos: zona de consulta, zona
de trabajo y depósito de colecciones. Posteriormente
se les asignó el correspondiente índice de agresividad.
Mediante la creación de un archivo vectorial (*shape)
fueron digitalizados para su posterior gestión en SIG. En
la tabla asociada a dicho archivo se incluyó la información
relativa al uso de cada uno de los polígonos generados.
Por último el archivo fue también rasterizado.
Al mapa de materialidades se le asignó un porcentaje de
inluencia del 30% y fue reclasiicado con valores de:
Para obtener el índice de alterabilidad de las colecciones,
se procedió a la interrelación matemática de todas las
variables señaladas mediante la asignación de porcentajes
de inluencia y la ejecución de álgebra de mapas en SIG.
El álgebra de mapas se entiende como “el conjunto de
técnicas y procedimientos que, operando sobre una o varias
capas en formato raster, nos permite obtener información
derivada, generalmente en forma de nuevas capas de datos”
(Olaya 2014: 337-360). Para ello, se reclasiicaron los
mapas generados sustituyendo los valores iniciales del
ráster por otros estandarizados (Olaya, 2014: 341-349).
La reclasiicación de valores es una operación habitual
en modelización espacial y se emplea siempre que se
quiere asignar valores en análisis multicriterio. Debemos
entender que estos análisis parten del estudio de los
distintos parámetros que inluyen en el desarrollo de un
fenómeno para poder estudiarlo y tomar decisiones por
medio de la observación de los resultados obtenidos
(Olaya, 2014: 556-557).
(1) Poco sensibles
(2) Sensibles
(3) Muy sensibles
Siguiendo las pautas marcadas por Michalski (2009) los
acervos documentales de ambos depósitos fueron divididos
en tres grandes apartados según el grado de sensibilidad a
altas Ta. El papel de trapo, otros textiles y tintas de impresión
fueron clasiicadas como poco sensibles; el papel acidiicado
o de baja calidad técnica fue clasiicado como sensible; y el
papel prensa fue clasiicado como muy sensible.
Al mapa de usos de espacio se le asignó un porcentaje de
inluencia del 20% y fue reclasiicado con valores de:
(1) Depósito
(2) Zona de trabajo
(3) Zona de consulta.
Los usos más agresivos se hicieron corresponder con
los espacios destinados a zona de consulta ya que no
solo requerían de parámetros lumínicos más altos, sino
que también diicultaban mantener pautas ambientales
estables a largo plazo. A las zonas internas de trabajo se
les dio un índice de agresividad medio, ya que se supone
que la manipulación de las colecciones era efectuada por
profesionales cualiicados que conocían las pautas de
conservación preventiva a seguir. Por último a las zonas de
depósito se les consignó un índice de riesgo bajo.
Se trabajó en relación a un índice de agresividad, asignando
un puntaje más elevado a los rangos más riesgosos y un
puntaje más bajo a los rangos más adecuados para la
preservación de colecciones. Por último la asignación
a cada variable de un porcentaje de inluencia o peso,
permitió interrelacionarlos matemáticamente mediante
una herramienta de cálculo de mapas, obteniendo como
resultado mapas de riesgo que identiican zonas propensas
a la alterabilidad de colecciones.
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La expresión de álgebra de mapas empleada fue:
[Reclasiicación del tipo de material]*0,30+ [Reclasiicación
del uso del espacio]*0,20+ [Reclasiicación del tipo de
temperatura]*0,50 [ecuación 1].
anuales son del 24%, registrándose máximas del 63%
y mínimas del 39%, así como luctuaciones mensuales
inferiores al 15% .
Generando un gráico de dispersión con los datos
termohigrométricos recogidos, podemos observar más
fácilmente la dinámica de la Ta y la HR a lo largo del año. Los
picos de más altas Ta se localizan entre diciembre y marzo,
registrando máximas de 32,7°C. Estas fechas coinciden
además con las luctuaciones máximas mensuales de HR
registradas [igura 1] problematizando la conservación de
los materiales custodiados en depósito en estas fechas.
Puesto que se realizaron dos mapas de Ta con puntajes
diferentes se obtuvieron también dos mapas de índice
de riesgos también diferentes, uno normalizado según
estándares internacionales y otro que si bien no estaba
normalizado presentaba un mayor grado de detalle en las
variaciones ambientales registradas en depósito.
Si revisamos los datos registrados en relación a los
estándares propuestos para climas cálidos y secos por
el Heritage Collections Council de Australia (2002: 1617) observaremos que los rangos de HR se encuentran
dentro de aquellos deinidos como óptimos, mientras
que los meses de diciembre, enero, febrero, marzo y abril
registran rangos de Ta superiores a los establecidos como
aceptables. Respecto a las luctuaciones de HR y T también
Resultados
Si observamos los datos registrados podemos ver que
la media ambiental de los depósitos es de 26°C de Ta y
un 49% de HR. Respecto a la Ta, las luctuaciones anuales
son inferiores a 12°C, presentando máximas de 32,8°C
y mínimas de 21°C, así como luctuaciones mensuales
inferiores a los 4°C. Respecto a la HR, las luctuaciones
Figura 1.- Gráfico de dispersión de Ta y HR según máximas, mínimas, medias y fluctuaciones registradas en depósito. Obsérvese
que las fluctuaciones mensuales en ningún mes superan los 5°C de T ni el 15% de HR (Elaborado por Moreno, M. 2018).
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resultaba muy útil para mostrar las zonas más afectadas
por el principal problema ambiental registrado en el
depósito, las altas Ta.
son consideradas aceptables dentro de las directrices
ambientales seguidas [tabla 1 y 2, igura 1].Según los datos
registrados, podemos observar que, las altas temperaturas
alcanzadas en depósito suponen un riesgo para la
conservación a largo plazo de los materiales custodiados,
mientras que la HR y las luctuaciones registradas estarían
dentro de los límites aceptados como admisibles por
las directrices internacionales seguidas y, en primera
instancia, no supondrían un riesgo para la conservación
de los ejemplares. Este es el motivo por el cual se optó
por trabajar en SIG con capas de Ta y no con luctuaciones
de Ta ni HR. El ámbito de este estudio no es plantear unas
variables y pesos adaptables a las circunstancias de otros
depósitos si no interrelacionar entre si aquellos factores de
alteración identiicados como riesgosos en los depósitos
objeto de estudio y generar mapas de alterabilidad.
Georreferenciar y espacializar los datos recogidos en un
SIG permite observar mucho más fácilmente la existencia
de variaciones de hasta casi 3°C en las medias mensuales
según la zona del depósito en que nos ubiquemos, así
como la identiicación de los meses que presentan
temperaturas más altas [igura 2]. Revisar los mapas
ambientales generados, permite observar que los espacios
más cálidos se corresponden con las zonas cercanas a los
ventanales, mientras que en el depósito de la derecha
perteneciente al AHVD se observan rangos un poco más
bajos. Esta disminución de Ta está estrechamente ligada a
la instalación de un sistema de control ambiental pasivo
que incluía el uso de ventiladores y el mantenimiento de
espacios oscuros. El depósito más amplio, ubicado a la
izquierda de la imagen y perteneciente a la CPWC carecía
de este sistema de control pasivo y presenta medias
anuales un poco más elevadas. En todo caso, a pesar de
reducir temperaturas, el sistema de control ambiental
pasivo habilitado en el depósito del AHVD, no resultaba
suiciente para minimizar el aumento de Ta en las zonas
próximas a los ventanales. Si comparamos estos datos
Para la cuantiicación de la Ta como agente de alteración
y su uso en la ecuación de álgebra de mapas se optó
por graicar medias anuales que permitían observar
mejor zonas especialmente problemáticas. Los cambios
registrados en las luctuaciones eran bastante similares
en todos los puntos del depósito, así como los picos
de temperaturas máximas y mínimas, pero la cantidad
de horas de altas temperaturas, relejada en la media,
Figura 2.- Interpolación en ArcGis® de las medias de temperatura registradas en ambos depósitos durante el año 2017. (Elaborado
por Moreno, M. 2017).
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Figura 3.- Geolocalización de las distintas materialidades existentes en depósito y clasificación según grado de sensibilidad a
altas temperaturas presentado por Michalski (2009) (Elaborado por Moreno, M. 2017).
con las directrices tomadas como referencia (Heritage
Collections Council, 2002) observaremos que continúan
presentando T demasiado altas en los meses de verano y
no aconsejadas en depósitos patrimoniales.
Siguiendo esta línea argumental, y partiendo de las pautas
deinidas en la metodología se detectaron en ambas
colecciones distintos tipos de materialidades según su
grado de sensibilidad a las altas Ta. La gran mayoría de libros
que componen el fondo antiguo y el papel permanente de
archivo (aprox. 30% del acervo) fueron identiicados como
materiales poco sensibles. El papel de pasta madera de
baja calidad técnica y muy propenso al deterioro químico,
era el material que componía la gran mayoría de los
papeles fabricados después de 1850 así como los soportes
fotograicos en blanco y negro (aprox. 50% del acervo) y
fue identiicado como material sensible. La sección de
prensa de la hemeroteca, compuesta por papel de pasta
de madera de muy baja calidad y alta proporción de
lignina (20% del acervo)fue clasiicado como muy sensible.
Respecto a la materialidad de los acervos documentales,
el papel puede deinirse “como el material resultante
del proceso de separación de ibras en una suspensión
acuosa, así como de la posterior formación de una hoja”
(Daniels, 2007:32). La ibra es por tanto el componente
principal, tratándose muchas veces de un material
vegetal con alta proporción de celulósica (Muñoz Viñas,
2010:70). Oxidación e hidrólisis ácida son los fenómenos
responsables de gran parte de los procesos de alteración
que afectan a colecciones documentales en soporte papel
y tienen lugar de manera “lenta pero inexorable en todas
las bibliotecas del mundo”, esta es la causa por la que los
anglosajones llaman al proceso de alteración del papel
“slow ire” (Muñoz Viñas, 2010:98-99).
En las condiciones actuales del depósito y según las tablas
aportadas por el Instituto Canadiense de Conservación
(ICC) la esperanza de vida —antes de comenzar su
deterioro— para los materiales de sensibilidad baja serían
de 500 a 250 años pero disminuiría de 150 a 75 para los
materiales de sensibilidad media y de 25 a 50 para los de
sensibilidad alta [igura 3] (Michalski, 2009).
Las altas temperaturas registradas en depósito, aumentan
la velocidad de cualquier reacción química ya que las
moléculas que alcanzan y superan la energía de activación
correspondiente a la reacción aumenta. Este hecho
viene determinado por la ecuación de Arrhenius (San
Andrés Moya & De la Viña Ferrer, 2004:111) e implica la
aceleración de los procesos de oxidación e hidrólisis ácida,
suponiendo un mayor grado de alterabilidad para aquellos
bienes sometidos a altas temperaturas, como es el caso
de los documentos custodiados en estos depósitos. Pero
no todos los papeles son igual de sensibles al deterioro,
la proporción de lignina, la presencia de encolados
ácidos o de elementos sustentados tales como las tintas
metaloácidas determinan en gran medida el desarrollo de
estos fenómenos y condicionan el grado de alterabilidad
del papel (Muñoz Viñas, 2010:87).
Si bien los informes emitidos por los conservadores
suelen contener información relativa a la materialidad
de las distintas colecciones en papel, reconvertir esta
información en datos geolocalizados permite responder
a la pregunta “dónde” y recuperar el componente espacial
de esta información. A su vez, el mapa obtenido al
relacionar la sensibilidad de las distintas materialidades
y su distribución dentro de depósito permite visualizar y
analizar fácilmente la realidad de colecciones y fondos ,
así como interrelacionar a posteriori esta variable con los
registros ambientales, deiniendo zonas del depósito más
vulnerables a la alteración.
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de los documentos [igura 4]. Si revisamos los mapas
generados con anterioridad, veremos que se trata del
depósito que, presentando rangos de Ta más elevados
albergaba las materialidades más sensibles a procesos de
deterioro por alta Ta.
En este caso en concreto, el depósito más amplio
perteneciente a la CPWC, en el que se ubican la hemeroteca
y la colección de libros del s. XIX y principios del XX (ubicado
en la imagen a la izquierda), en similares condiciones de
Ta y HR presentaría un grado de alterabilidad mayor que el
del AHVD, debido en parte a la mayor sensibilidad de los
materiales que custodia [igura 3]. Si a esto le sumamos
las más altas temperaturas registradas en este depósito
podemos ir perilando dos grados de alterabilidad bien
diferenciados entre los acervos de ambas instituciones.
Una vez analizada cada una de las variables por separado,
todas fueron interrelacionadas matemáticamente
mediante la ejecución de una expresión de álgebra en
la calculadora de mapas del SIG [ecuación 1]. Tal y como
se describe en la metodología, con la inalidad de poder
visualizar diferentes problemáticas, se asignaron diferentes
puntajes al índice de agresividad de la Ta registradas. De
esta forma, uno de los mapas de riesgos obtenidos [igura
5] muestra las zonas más propensas a sufrir alteración en
relación no solo a las altas Ta registradas, sino también a
la materialidad y los usos dados a los espacios según los
parámetros ambientales aconsejados por las directrices
ambientales; mientras que el otro es capaz de hacer una
distinción más detallada e identiicar los puntos más
problemáticos dentro de los depósitos [igura 6].
Otra variable a considerar dentro del proyecto de
control ambiental planteado fue el uso que se estaba
asignando a los espacios. Si bien somos conscientes
de que un acceso abierto a los depósitos no tiene que
convertirse necesariamente en un agente de alteración
en sí mismo, sí que debe ser considerado un factor
de riesgo que diiculta la estabilidad de parámetros
ambientales a largo plazo. Este es el motivo, por el cual
este factor ha comenzado a ser valorado en los planes de
control ambiental (Pastor Arenas, 2013:131) Según este
criterio los espacios fueron clasiicados como zonas de
consulta y/o investigación, zonas internas y/o de trabajo
y depósitos de colecciones. La presencia de personas en
las zonas clasiicadas como zonas de consulta aumentaba
la posibilidad de que ocurran situaciones de riesgo tales
como vertido de líquidos, aperturas de ventanas…,
disminuyendo la resiliencia de las zonas de custodia. Si
observamos el mapa generado, veremos que a pesar
de su denominación como zona de depósito, uno de
los espacios destinados a albergar colecciones estaba
siendo usado como zona de consulta, aumentando
considerablemente el índice de riesgo en la conservación
Los resultados obtenidos permiten deinir el grado
de riesgo al que están sometidas las colecciones,
identiicar microzonas de mayor y menor riesgo dentro
de los depósitos y deinir en relación a estas el plan de
conservación preventiva aplicado por la institución.
Puesto que las tres variables tenidas en cuenta han sido
reclasiicadas asignándoles un puntaje del 1 al 3, el índice
de alterabilidad obtenido oscilará entre 1 para las zonas
seguras y por lo tanto menos propensas al deterioro y 3
para las zonas más riesgosas [igura 5 y 6].
Figura 4.- Zonificación del uso asignado a los distintos espacios de ambas Instituciones y determinación del índice de riesgo de
los depósitos según el uso (Elaborado por Moreno, M. 2017).
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Ge-conservación nº 13/ 2018. ISSN: 1989-8568
Figura 5.- Índice de alterabilidad de colecciones en relación a los condicionantes ambientales considerados (altas temperaturas,
materialidad de colecciones y uso de espacios) y los puntajes de ponderación descritos en la metodología. (Elaborado por
Moreno, M. 2017).
Figura 6.- Índice de alterabilidad de colecciones en relación a los condicionantes ambientales considerados (altas temperaturas,
materialidad de colecciones y uso de espacios) con modificaciones en la ponderación asignada a los rangos de Ta (En este caso las
zonas que registran 25°C fueron reclasificadas con un valor 1, las zonas que registran 25.5°C con un valor 2 y las zonas con 26°C un
valor 3. Nótese como al modificar los puntajes asignados a cada rango de temperatura pueden identificarse puntos más cálidos
y propensos a la alteración en los depósitos (Elaborado por Moreno, M. 2017).
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Mónica Moreno Falcón
Nuevas herramientas para control ambiental en depósitos documentales: el uso de Sistemas...
pp. 00-00
visibilizar y cuantiicar la importancia de incluir estudios
vinculados a la caracterización de materialidades así como
políticas de uso de los espacios dentro de las propuestas de
control ambiental.
Conclusiones
El planteamiento de directrices ambientales que
propongan “rangos aceptables” mucho más lexibles y
alcanzables que los tradicionales “rangos ideales” facilita el
desarrollo de políticas de actuación y mejoras en depósitos
de instituciones culturales.
En este caso en concreto las zonas con un índice de
agresividad mayor se corresponden con los espacios
destinados a la CPWC que presentan Ta más elevadas,
usos más agresivos y materialidades más sensibles a estas
problemáticas. Identiicar estos puntos permite priorizar la
intervención en determinadas zonas. Según los modelos
obtenidos, especial atención requiere el depósito de la
CPWC debido no solo al calor emitido por las cristaleras de
los grandes ventanales sino también al uso de los espacios
y la fragilidad del material prensa ubicado junto a las
cristaleras [iguras 5 y 6]. Un plan de conservación adaptado,
debería incluir la reubicación de estas materialidades en
otras zonas menos calurosas del depósito, además de sellar
los ventanales, tratando de reducir la cantidad de horas de
altas Ta y revisar las condiciones de acceso y manipulación
de los originales.
En el contexto actual, la conservación preventiva abarca
campos de actuación cada vez más amplios, resigniicando
el concepto de control ambiental, e incluyendo en
este variables vinculadas al contexto político, social
e institucional, así como a la materialidad de un bien
patrimonial. De esta forma, el funcionamiento ambiental
al interior de un depósito es entendido como un proceso
muy complejo que requiere ser esquematizado para ser
entendido. Entender mejor el fenómeno de alterabilidad
de colecciones, permite pronosticar situaciones futuras y
facilitar la toma de decisiones por parte del conservador
para minimizar los procesos de deterioro.
En este aspecto, los Sistemas de Información Geográica
(SIG) se convierten en herramientas útiles en la compilación,
análisis y divulgación de datos ambientales en interiores así
como en la creación de mapas temáticos de análisis. Su uso
ofrece además una solución muy didáctica para el posterior
análisis de los datos almacenados. Metodológicamente,
el uso de SIG permite recuperar el componente
geoespacial de las distintas variables implicadas en los
procesos de alterabilidad de colecciones y trabajar con
las tres características esenciales de este tipo de datos:
posición, atributos y relaciones espaciales (Aranof, 1989)
conformando un modelo más completo de los procesos
alteración llevados a cabo en depósitos patrimoniales.
Es importante recordar que la metodología propuesta ha
sido diseñada especialmente para depósitos que si bien
presentan problemas de altas Ta, muestran rangos estables
de HR y escasas luctuaciones de Ta y HR. Para poder
aplicar el modelo propuesto a depósitos con factores de
alteración distintos, sería necesario partir de la diagnosis
de esos espacios y redistribuir el peso asignado a cada
variable involucrada en el proceso de alteración. Una de las
principales ventajas del uso de SIG en toma de datos y análisis
es la posibilidad de combinar tantas variables como sea
necesario. De esta forma, podría trabajarse con mapas que
relejasen luctuaciones ambientales, humedades relativas
altas… Un ejemplo de variable especialmente interesante
a considerar sería la identiicación del grado de ventilación
y la renovación del aire en depósitos culturales (Camufo
et al, 2001; Valentín. 2006: 2). Registrar y cuantiicar su
inluencia en el desarrollo de hongos en colecciones en las
que es difícil mantener HR inferiores al 65% puede resultar
una herramienta muy interesante de control ambiental
para muchas instituciones. Respecto a la normalización
de los pesos asignados a cada variable ponderada en el
SIG, interesante resulta también la propuesta de Pilar Ortiz
(2014) para deinir unos pesos estandarizados asociados a
cada una de las variables involucradas en los procesos de
alteración de bienes patrimoniales ediicados, abriendo la
posibilidad de interrelacionar los mapas de alterabilidad
generados por distintas instituciones.
La posibilidad que ofrecen los SIG para graicar durante
la diagnosis condiciones óptimas y puntos –bien sea
espaciales o temporales- de mayor riesgo resulta de gran
utilidad para la toma de decisiones y el diseño de un plan de
conservación acorde a las distintas situaciones existentes
dentro de una institución.
Si además de georreferenciar la información podemos
reclasiicar los rangos de peligrosidad o alterabilidad según
parámetros estandarizados, las ventajas del uso de SIG
aumentan exponencialmente. La capacidad de análisis
integral de todas las capas generadas, mediante ecuaciones
de algebra de mapas, abre la posibilidad de plantear un
control ambiental que valore la inluencia de distintos
agentes de deterioro, los cambios estacionales y las
interrelaciones entre usuarios, trabajadores y colecciones.
Por último, cabe señalar que, si bien normar y reclasiicar
la información recogida según estándares internacionales
es útil para cuantiicar el grado de riesgo al que están
sometidas las colecciones, trae como consecuencia la
invisibilización de pequeños cambios y modiicaciones
dentro de un mismo depósito que pueden ser muy
interesantes para el análisis de un caso especíico. En este
aspecto, consideramos esencial trabajar con distintos
puntajes y generar diversos mapas que partiendo de unos
Mostrar el índice de agresividad de los diferentes
microambientes localizados dentro de los depósitos de la
CPWC y el AHVD en relación a las tres variables consideradas
agentes de alteración (altas temperaturas, materialidad de
los documentos y usos de los espacios) reduce de manera
sustancial el peso otorgado tradicionalmente en estudios
de control ambiental a las variables de Ta y HR permitiendo
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Ge-conservación nº 13/ 2018. ISSN: 1989-8568
mismos datos permitan dar respuesta a las diferentes
preguntas que plantea cada caso de estudio.
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Mónica Moreno Falcón
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Artículo enviado el 29/06/2017
Artículo aceptado el 01/06/2018
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