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Historia de la ética lit Historia de la ética ! Paidós Básica Alasdair MacIntyre Últimos t ltulos publicados : 6 1. R. K{),·' o..II~'C k - Fmum 1"ISaJ" (>2 . A, Gchlc·ll · A,,/ropol,,~ia (i/o.• ójinl 63, R. ROI1 \"_ (Jh¡t'lidd'l d, rekuivísmo v "ud,,,l 64. R, ROl't;' _ E'l"'''Y''-' ." ,hr" Ifdd "¡:¡.;,,r y o/rus p"Jl s<ul(J re~ cmllf"'l xJI'Ih",o", Histor ia de la ética 65. D. GHIll" I'c - {flla ,se 1101111",,' 66. C. C....,"1 Z - O moá llli"" w /' k'a/ 67. A. S<;hü ll - l A construcción ~igni{tcati,'(/ del .m m do w,,-'i,, / (>8. G . E. u,n~ki • PoJ", .1'p'Í1'ile~iQ 69 ..\1. lI amlll,·,,, I,,.y ,. P. At kins un - E¡IIogru{ia. ,\ It'I,>JOS de ifll'<'sligllción 70. C. Solis - Ra :¡-mt"~" inr"'''.'''J 7 1. H. T. E~dho>rdt - Los Jimdrlllk7'la.' d" Id biot'liCfl 72. E. Ra bos., ¡ v '''1U'i . Filo!>D{ÍIl Jo> /tI nI""l" l ' C'i<'r~ill cogl/itiva 73. J . o...rrida --Dor Mi fi~mpo l . lA 1I/00"'IÚI/a ls4 74. R. ~()L id • ta neturaleza Je fa mcitmalidad 75. B. M'M'rl~ • lntroducciou uf t.~/II'¡io <lll/ro"oló,:,ic ú d~ 1" religión 76. D. Dt'" Ilu,'\l • lA conciencia t .\plinlda. l/l/a le"ria imerdiscip/irwf 77. J. L, N<l IIt,;I · l A fX/X-'riellciu de la /ih...,/dd 78. C. Gl'l'l"1l : TW5 lo.' hfChn.~ 79. R, R , An llll<w(J. J. Mu r¡:ucl'/ a v A, Valcic'·' lJll" ' · El ind ividua y I<l ltis/mia 1\0, ,\ \. Allgé . /il ." <" Itid" de 10-' [111';' ,\ . 81 C. T<I \'lo r . Ar¡.:lIl11<'nto.' · (il"",j/ie<>," 82 . T. L lI l ' k lll¡lI ln • Teo na de tu (",ción , tlc ial 83. H. Jnn<lS _ 1"kllim, m<,dicina ~'elka 84. K. J . G,·rg.·1l _ Rea/iJ<lt1<'s .\' ,..ladones 85. J. S. Searlc . l.n nmslrucci,;" dt la ",aliJad soc ial 86. M. Cru z {nlmp.l- 7itlllpo J" s"b¡<'1il'i/Úld 87. C. Tayl..,. - FUtl.fts dd .1 0 88 . T. Nagcl • Ig'f/lldad y p<lrt"illlidad 89. U. Ikck . l A ." "." i"dad del rjUJ:(I 90. o . :\IIJlc, (com p.) - La ruci,malidad , Slf poda .Y ~U5limiles ':11. K. R. ""PPCI" · El m ilO del marro colf lli" sa. M, u ',' nh" l'l1t · Oo kamo 93. M, God d in · El etligma d..l drm 94 , T. Eag1t' I<m · fJ{'olngia ':15 . M. Plaus . f(,'<i1idadn lH oml <'" 96. C. S" I(, · Alla le'l.lióll: liIo,,·o¡ra. .","ci%gio e hi,,/oria de la ci"""'a 97. J. Bestard - Pare'UI':>co .\' IIIn.l,·miJad 98. J. Ha bc r mas - t.a im:lmión ,¡,.¡otro 9':1. J. Ooody - Rrpre5elllal'iollt'., .1' contradíccíones 100. M. Pouca ult . Entre {tlow(in )·/ilerasura. Obms t"'ieJldaks. 101. 101. .\'- FOlk'au lt - Es/r(ue~ÍlJs dt 1'''.11''. Obra.. e"('I/da/t.•• 1'01. 1 10 2. ,,1. FOUC;lll lt · Estifica. é ljnl .V l",m rmiUljCfl. Obro~ t"el.rn/ts. "O/, J 103. K.. R. Poppcr. El l/w lldo J,: Pan...." lde5 104. R. Rorn- - \'en/lId .· prog"'S(/ 105. C. Geert;l ' Negar;' 106. H. Blume nberg - La l.:¡:ibilülad del IIlllllJu 107. J. D.:ni d.. · Dt1r la mu nlo' 108, P. Fe",·nlix'nd - ÚI coIl411i.\'1a l/e la 'Jlmn dl/!I<'i" 109, R, M'" ,,!'c • P/Un a moral y 1'<'r.WClJÓ ,JlI <'11 la his /nI'ja 110. H, Areudt ' [1> vida dd f'l'b'ilu 111. A. Mnclntvrc . AHima le.' "',",,,11,,1,,,, y J f¡Ji"1I1i<'Il/,',,' 112. A . Kilpl'l" : Cultura . 113. J. Rawls - lLcciou~s -,ubre la M'furia de la jil"""¡i,, ",,, ml 114. T. S. Kuhn - El CQmi"" J,,!>dt la oe." m C/IIra· 115. W. V. O. O" illt'" - De!>de mI plllllo d" lisIa It>,.:ico l i ó. 11, Blum'~ l l ,,-·I'l: • T' abaja . . lbre ti m ilO 117. J. I-:I,t.·, • Alquimia., ,¡"/U "","ft Tí ",lo ur if;:... ..l, .4 ~h ....., IJ Ul<or, ' "l l':,hi,·, _ l'u l ,lira.I "~ ,, ;"/ln I'0 ~ Th.. M "~ 'lill a n (:'''''I''''Y ' 1\,....... "I nr I<. T r aa ll....¡¡;" ,l.· 1t"I...rt o J ua n Wah.." C"hil'r lu..1.. M" d .. . :.kt-" " Ú ) I' a bl.. '1 ....lí.. lNDICE PREFACIO 9 La Impo rt an cia filosófica de la historia d e la ética 11 2 L a h istoria preíñ os óñca d e "b ueno" y la tr ans ición a la filoso fla 15 3 Los sofistas y Sócra tes 24 4 Plat ón : el Go rgias 35 5 Platón : la R tpública 42 6 Posdata a Plat 6n 58 7 La t ti,a de Arist6teles 64 8 Posdata a la ét ica griega 89 t)".~ •• , i. "" " ' _ " '" 1.-" I,il';.I, . . ..." l. " ""'¡"" >(,n 0..-.1' • .¡,. 1... ,¡"J.,.... d,1 ·"'P y,·I~h'_ . I ,~j .. 1, • 9 El cris tian ismo 112 .. ", I" n, . "Lalo~.-';I •• en l.. let.·• • l. " '1.-,"1,,, • •;,, "". 1~ 1 1.te oh,. 1"" ... ,al'I,"'" ", •.,"I~ " 1',.....,I ;m;,."t......'.. I.... ..-t... .. I.....1 ""0. t .l '~.t~"'le"t" •• ( ' 1· t• •I••'nl,,,,.. .-, ,l. ' ¡'-'I' Lu-.. ole . 11. ."'i.n', .1 ' 1'- ' ~" • 1 '._, 1.-,14,,, .. . 10 Lutero, Maqui avelo, Hobbes y Spinoza 122 G \ 9(,,->1,,' T Ma~ 'f i lla" f :O' '''I.au} JI Nu evos valores 145 () 19 7(, .l~ 1 1 l;¡. ... li~¡on ... ~ n u.lt-lIano. J::(l i~ i"" l' a;.I;;" II'¡'~;~;¡ , S.A.• 12 Las ideas brit ánicas en el siglo XVIII 155 "a ~¡" "" (:uhi. 9'l _ U8()21 1I.. ~~ ..I..n" y ..... lil.. rill l 1'..,. ló~, SAW ¡", 13 Las ideas francesas en el siglo XVIII 174 O.. f~n"" , a ')') - HI"'''''" ,\ in ... 14 Kant 185 hll l' :/I", ,," .... \,,, i , I <I" . ~"1l1 15 Hegel y Marx 194 1 ~ 1l i"i : 1~1- 7 a(l9·(I'12-3 1)" 1"•• ;10 1..¡:.. I: ll .n.03(1/2(HI:Z 16 De Kierkegaard a Nietzsch e 209 1"' 1.,,·. .. O'" :"i,.. ·.. ~ ..afik . S. 1... 17 Reformadores. u nt itari stas, idealistas 220 '¡.... Itl,. ~> _ nlU In \I "nl~..<1" i H..i u~ (Ban· ..I.." .. ) 18 La filosofia moral mod erna 240 111 ' 1'.·.·....·" E"I''' ¡;'' _ l ·~; n l.~ t ; n ~ I'a in Prefacio Esta obra se ha convertido inevitablemen te en la víctima de los muchos propósit os del autor. El más sencillo consiste simplemente en propor. cionar una perspectiva y antecedentes históricos para la lectura de esos textos escogidos que forman el núcleo central del estudio de la ética en la mayor parte de las universidades británicas y norteamericanas. En parti cular, deseaba dar' algu na información sobre el pe nsamien to gr iego a los estudiantes no graduados lim itados a la ru tina de H ume, Kant, Mill y Moore. Pero este propósi to aparen temente simp le se com- plica a causa de mis puntos de vista sobre la naturaleza de la ética. Un a exposición que se limite a un informe sobr e temas filosóficos y que om ita toda referencia a los concept os morales para cuya elucidación y reconst rucción se elaboraron las teorías sería absurda, y u na historia no sólo de las filosofías morales sino también de los conceptos morales y de las cond uctas morales que dan cuerpo a estos conceptos y se defin en a través de ell os ocuparía t rein ta volúmenes y treinta años. Por lo tant o, he tran sigido continuamente, y nadie estará satisfecho con el resultado . Yo, por cierto, no lo estoy. Nadie podría escribir en inglés acerca d e la his toria de la ética sin reverenciar el ejemplo de la obra de Henry Sidgwick, Outlines 01 thc H istory of Ethics, publicada en 1886 como rev isión de su artículo en la Enciclopedia Británica, y d estinada primariamente a los ordenados de la Ig lesia escocesa. La pers pectiva de mi lib ro necesariamente difi ere much o de la de Sidgw ick, pero mi experiencia como escri tor h a aumen. rado mi admiración por él. Sidgwiek escribió en su diario : "Fu i ayer a Londres para ver a Macmillan po r u na estúpida equivocación en mis reseñas. Había h echo figurar a un hombre sobre quien debería saberlo todo - sir J am es Mackintosh-, como si hubiera pub licad o un libro en 1836, ¡cua tro años después de su muerte! La causa de la equivocación es u n mero descuido, y de un tipo que ah ora parece increíble." En esta obra seguramen te ha brá más de un ejempl o de descuidos semejan- tes. No tendrán qu e ver, sin emb arg o, con sir James Mackintosh, a 9 quien no se menciona. Porq ue, al ig.ual q ue Sídgwíck , además de abreviar, h e debi do seleccionar. DesgracIada mente me doy cuen ta, tam- bié n, de qu e en muchos puntos de in terpretació n discuti da he tenido que tomar una posición sin poder justificarla. No podría estar más seguro de que estudiosos de autores y pe ríodos particulares podrá n encontr ar muchas fallas. Mis de udas son nu mero sas: en gene ral con colegas y al umnos de filosofía en Leeds, Oxíord, Princeton y otras pa rtes, y en especial con el señor P. F. Strawson, la señori ta Amélie Rorty y el profesor H. L. A. 1 Hart, quienes leyeron total o parcial~ente .el man uscrit o, e hiciero n de este libro algo mejor de lo qu e h ubi ese sido de otro modo. A ellos estoy profund ament e agradecido. Tengo especial concie ncia de lo mu ch o La importan cia filosófica de la historia de la ét ica que debo a la Universidad de Pr in ceton y .a los in tegr antes.d el Dep arta. mento de Fi losofía, d onde fui miembro tit ular del Consejo de .H~ma. La ética se escribe a men udo como si la histori a del tema sólo tuviera nidades en 1962-3 y profesor visitante en 1965-6. Esta obra es. indigna una im portancia secundaria e incidental. Esta actit ud parece resultar de en to do sent ido de cua lquiera de las deudas contraídas. Tamblé~ debo la creenci a de que los concep tos mora les pu eden ser exa minados y com- agr adecer a la señorita M. P. Thomas por su ayuda como secretana . pren did os con independencia de su hi storia. I ncluso algunos filósofos se ha n expresado como si constituyeran una clase d e conce p tos íntempo. A I, ASDAIR MAcINTYRE ral, limitada e inmu table, que posee necesariament e las mism as carac, terísti cas a través de la h istoria, y h ubiera, por consigu iente, una parte del leng uaje que aguar da una investigación filosófica y merece el cali. Iicativo de "el lengu aje de la moral" (con artícu lo determinado y sus- tantivo si ngula r). En un a forma me nos art ificiosa, los hi stori adores de la moral se incl inan con mucha facilidad a adm iti r que las costumbres mor ales y el contenido de los ju icios morales pu eden variar de sociedad a sociedad y de person a a persona; pero al mismo tiempo h an asimilado dife rente s concep tos mo rales, y así terminan insinuand o q ue, au nq u02 lo q ue se considera como correcto o buen o no es siempre lo mismo, de un modo general los mismos conce pt os de correcto y bueno son universales. Por supuesto, los conceptos morales en realidad cam bian a me- dida que cambia la vid a social. Deliberadamente no d igo "porque cam bia la vida social", ya que esto podrí a sugerir q ue la vid a socia l es una cosa y la mora lidad otra, y que existe meramente una relación causal ex terna y conti ngen te entre ellas. Evide ntemen te esto es falso. Los concep tos mora les están encarnados en (y son pa rcia lmente cons ti- t utivos d e) las fo rmas de la vida social. Una clave para d istingu ir u na [arma d e la vida social de otra consiste en descubrir di ferenci as en los conceptos morales. Así, es una triv ialidad elemental seña lar qu e no h ay u n equ iva lente preciso para la palabra griega ou(aUJuvln/, q ue se tra- duce generalmente como ju sticia. Y esto no constituye u n mero defecto lingüístico en el semi do de que se ne cesita una perífrasis p ara obtener lo q ue el grieg o indica mediante una sola palabra. Más bien sucede que 1I 10 la aparició n de cienos conceptos en el habla antigua de Orecta y de otros s~~ tareas inco~~>ati bles. Los conceptos morales que son objeto de a n é- en un idioma mod erno seña la una diferencia e ntre dos formas de vid a lISIS pa ra los Iü ósoíos de una época q uizá sean a veces lo que son e n socia l. Compre nder un concepto. captar el significado d e la s palabras parte gracias al exa men de los filósofos d e una época a nterior. que lo expresan, siem pre consiste, por lo menos, en aprender cu ales Una h istor ia que considere ser iamen te esta situación, y que se preo. son las reglas que gobiernan el uso de tales palabras, y cap tar así el cupe por el papel de la filosofía en relación con la conducta ef ect iva. no papel del con cepto en el lengu aj e y en la vid a social. Esto sugeri ría puede ser filo sóficamen te neu tral. Pu es no puede de j ar d e con tra. firme me nt e po r sí mism o que distintas formas de la vida socia l propor. ponerse al punto de vista de aq ue llos filósofos rec ient es que h an cionan difer entes papeles para q ue sean representados por los concep tos. q uerido d istingu ir ri gurosam ente la ética filosófica, como un comen- O al menos, ésta pa rece ser la situación probable d e algunos con cep- tar io de segu ndo orden, d e un d iscurs o de primer orden que es p ar te tos. H ay, por cien o, conceptos que no camb ia n durante grandes perí odo s. de la condu cta de la vid a donde tienen luga r las ex presiones mora. y que d eben ser ina lte rables por una de d os razones: o so n concep tos mu y les. Al tr azar un a d istinción semeja nt e, estos filósofos ha n tra tado especializados pe r te necientes a disciplinas estables y persistentes' como la de d efi nir el ám bi to de la Iilosolf a de tal modo q ue sea un a verdad geom etría, o son conceptos muy gener ales necesari os pa ra cu alquier len . concep t ual qu e la filosofía no pu ede te ner impacto sobre la actividad gu aje de cualquier compleji dad. Pienso aquí en la famil ia de concep tos prá ctica. A. J. Ayer, p or ejemplo. ha aludi do a una determinad a recría rep resentada por pa labras como y, o y si. Pero los concep tos morales no é tica d iciendo que .. . . .se enc uen tra emerm.ren te al ni vel del a ná lisis, está n in cluidos en ninguna d e estas dos clases. . es un intento de mostrar lo q ue las person as hacen cua ndo for m ula n Sería u n error fatal, por lo tanto. escribir como si en la h istoria de ju icios éticos: no es u n con j un to de sugcs ric nes sobre qué juicios mora. la é tica se h ub iese presen tado una única tarea de a na lizar el concepto, les de bería n hacer. Y esto es cierto en relad ón con tod a la éti ca tal como por ejemp lo, de justicia, a cu yo cu mp limiento se dedi caron Platón, lO la e nti endo. Todas las teo rías morales . . . e n la medi da en que son H obbes y Ben th am, quienes p ueden recibir calificaciones más altas o más teorías filosóficas. son neu tra les COIl respecto a la cond ucta eí ectivav.! ba jas según sus realizaciones. Por SUPue.'lto. no se infiere de aq uí . y Mi opo sición a este pu nto de vista surgirá de cua ndo e n cu an do en en realidad es incorrecto. qu e las afirmaciones de Platón sobre la l'¡¡'~ lO" esta obra. Pero lo qu e espero que sur girá con mayor claridad aún es la ulovtl y las d e H obbes o Bentham sobre la justicia se. encuentran total- fun ci ón de la h istor ia e n relación con el aná lisis conceptual. porque es men te desconectadas unas con respecto a otras. H a y conti nuida d lo aq uí donde viene al caso el epigra ma de Saruaya na d e q ue aq ue l qu c ig. mismo q ue discontinuidad en la h istoria d e los conceptos morales, y nora la hi stor ia de la Iilosofla está conden ado a repetirla. Es muy fá cil aquí reside precisamente la com plejidad de esta historia. que el an álisis filosófico, d ivorciad o de la in vest igación histó rica, escape La complejida d aumenta po rque la mi sma investigación filosófica a toda recti ficación . E n étic a p uede suceder de la sigu iente man er a : un desempeña un pape l en la tran sfor mación d e los con ceptos morales. cierto conjunto de conceptos y jui cios morales, elegi do en forma no No es cierto que te nga mos primer amente una simple hi storia de los sistemática, se convie rte en tem a de consideración . D e su estudio se d e. conceptos morales y después una historia separada y secunda.ria de co. duce q ue el disc urso específicame nte moral posee cier tas características. mentarios filo sóficos. p¡leSel análisis filosófico de un conc epto. al sugerir Los contraejemplos presentado s pa ra mostra r que no siem pre sucede que necesita una re visión, o que está desacreditado de algu na maner a, así se. considera n no per ti nentes y se descarta n }Xlr no ser ejem plos de o que posee un cier to t ipo de p restigio, puede contribuir a me nudo a un dí scurso moral . y se señ ala q ue son no morales ind icando que ca. su transformación. La filosofía deja todo como est á a ex cepción de los recen d e las característica s n ecesari as. Sólo podemos salvarnos de este conceptos. y como poseer un concep to implica compo rtarse o ser cap az tipo de cir cular ida d con una adec ua da visi ón históri ca de las va r iedades de compor tarse d e determinad as man eras en det erminad as circunstan. del discu rso moral y valora rivo. Ésta es la ra zón por la cual sería p eli- cías, alterar conceptos. sea modificando los existentes. creando nuevos g r~ o', y no s~ l o in út il. comenzar estos estudios con una defi nición q ue o dcstruye nco los viejos, es alterar la conducta. Por consiguiente. los delimitase CUidadosame nt e el cam po de la investig ación . No podemos. a tenienses .:¡ue condenaron a muerte a Sócrates, el parlamento inglés por su puesto. librarnos por comp leto d e considerar a los moral istas y que condenó el Leviatán de Hobbes en 1666, y los nazis q ue quemaron filósofos del pa sad o e n función de nuest ras actua les distinciones. De. libros de filosoHa ten ía n razón al menos en su est imación de que la d icars e a escr ibir la historia de la é tica ob lig a a selecc ionar del pasado filosoHa pu ede ser subversi va para los modos es tablecido s de condu cta. La com prensió n del mu ndo moral y su transformación están lejos de 1 "On the Ao.alysis e f Mor.al J ud gmeo u " . en Philo10phital EUd)'J, págl. 20.246. 12 13 lo que cae ba jo la d enominación de ética tal como aho ra la con cebí- mes. P ero es imp ort a nte que permitamos, en la medida en qu e sea pos ible, que la historia de la filosofía derribe nuestros precon ceptos actuales con el fi n de q ue nu estros p untos de vista d emasi ado estrechos acerca de lo q ue pu ede y no puede ser pensado, d icho y realizado sean descartados e n Vi Sl:> del testimonio de lo q ue ha sido p ensado. d icho y realizado. Tenemos qu e evita r el peligro de una afición estéril a las a ntigüedades, que sup one la ilus ión de poder acerca rse al pa sado sin pre- conceptos, y ese ot ro pe ligro, ta n visib le en historiadores filósofos como Ari stót eles y Hegel, de cree r q ue tod o el sen tido del pasa do comis te 2 en que debe cu lminar con nosotros. La historia no es una prisión ni u n mu seo, ni ta mpoco un conjunto de materiales para la a utoco ngra- tulaci én. La hi storia prefilosófica de " bue no" y la transición a la filosofía La idea de que la form ulación y co ntestacjó n de preguntas de caráct er moral es algo m uy dis ti nto de la formulación y contestación de pre- gu n tas filosófica s sobre la mora l, p ued e ocultarnos el h echo de q ue al formular cierto tipo de pregu n tas morales con su ficiente ins istencia quizá se descubra q ue no podemos contesta r las hasta que ha yamos foro mu lado y co ntestado ciertas preguntas filosófica s. U n descubrimien to de este tipo pro porcionó el impulso inicial a la ética filosófica en la sociedad griega. Porque en un d etermin ado momento, cuando se formu- la ron p regu ntas mora les, se h izo evide nte que el significado de algunas de las palab ras clavel impli cadas e n la form ulaci ón de esas pree'ltnta'l ya no era cla ro n i ca re nte de ambigüedad. Los cam bios sociales no sólo h ab ían provocado dudas e n tomo de cie rtos tipos de con ducta acepo rados alguna vez socialme nte, sino también en torno de los conceptos que h abían definido el encuadre moral de un mundo previo. Los cam- b ias sociales a los q ue al udimos no son los q ue se reflejan en la lite- ra tura griega en la tra nsición desde los au tor es homér icos, a través del corpus de 'Teognis, ha sta los sofistas. En la socieda d reflejada en los poe mas homéricos, los juicios más im po rtantes que pueden for mula rse sobre un hombre se refieren al modo en que cump le la función social que le h a sido asignada. H ay un uso para expresiones como asetivo, valien te y justo porque ciertas cua lidades son necesari as pa ra cu mplir la funci ón de u n rey o de un guerrero, de un juez o de un p astor. La palabra 4'Yo:8os, antecesora de nu estro bueno, fue ori ginariam ente un predicado vinc ulado específi- came n te con el papel d e un nob le homéri co. "Para ser agathos, dice W . H . Adkine, se debe ser valero so, háb il y afortunad o en la guerra y en la paz; se debe poseer la riqueza y (en la paz) el ocio que constituyen sim u lt á neamen te las condiciones n ecesarias para el desarrollo de esas 14 15 h abilidades y la reco mpensa n atu ral de su utilización afort unad a.":I . Además. se fracasa en ser Q-YaOós si y sólo si se fracasa en sa tis- 'A'YCi.86i 1:10 se asemeja a nuestra palabra queno en muchos de sus facer las acciones exigidas; y la fu nción de las ex presiones de ala banza contex tos h oméri cos, porque no se emplea para d ecir que es "bu eno" y cu lpa es in vocar y justificar las recompe nsas del éxito y las penalida, ser majestuoso. valie nte y hábil; es decir. no se e mp lea pa ra alabar estas d es d el fracaso. No es pos ible el udir la culpa y la pe na lid ad seña lando cualidades en un hombre. como un admirado r con temporá neo de l ideal q ue no se podía dejar de hacer lo que se hizo. y que el fracaso en homérico pod ría usa r n uestra pa labra bueno. Más bien sucede que la inevitable. Se pu ede, por cierto. h acer notar es to, pero si la actuación pa labra á'YaOó~ es un a pala bra de alab anza porque es in ter cambia ble con no llegó a sat isfacer los criteri os pe rt ine ntes. simpleme n te no se puede las p alab ras que caracter izan las cualid ades del ide al hom érico. Por lo evitar el retiro de la atribución de maj estuosidad, valentía, y h abilidad ta nto, "buen o, pero no majestu oso, valiente o astu to" ti ene un sen tido o astucia. Y esto quiere deci r que los predicados morales homéricos n o pe rfec ta men te claro en nu estro uso ordi na rio de bueno; pero e n Ho. se a plica n como se han aplicado los predicados morales en nuestra mero, .. 6.)'a9óJ. pero no majestuoso, valiente o há bil" ni siquiera sería sociedad: solamente e n los casos en q ue el agente te nía la posibilidad u na forma moralmente excéntr ica de ju icio, sino simplemente. ta l como de obrar de otra ma ner a. Las excusas, la alabanza y la culpa deben se p resenta, una cont rad icción i nint eligible. tod as d esempeñ ar pa peles diferen tes. Ni siq u iera podemos indagar si ¿Cómo funciona n en H omero ad jetivos de estim ació n tale s como (en el sentid o kantiano) deber impl ica poder para Homero . porque en 6.l'cdlbs y otros ? Ante todo, a tr ibu ir a una persona las cualidades qu e Homero no po dem os en con trar deber (en el sentido kantiano) . Así. design an es for mula r un enunciado fáctico en el sent ido de q ue la ver, cua nd o Od tseo regresa a I taca, culpa a los pre te nd ientes por h aber te. dad o la falsed ad de lo afirmad o se d ecide por la s accion es del hom. nido una fa lsa creencia : " [Perros! No cre ísteis que volverla d e Troya, breoy se decide simple y únicamente por sus acciones. La pregun ta : ,. ~ ~ porq ue habéis consumido mis posesiones. forra do a mis cri adas. y coro a)' o.8b~?" es la misma que la pregu nta : "¿Es valie nte. hábil y ma- tej ado a mi esposa mientras aún esta ba con vida , sin temer a 10lI d ioses jestuoso?" Y se respond e a est o contestando la pregunta: "¿Ha peleado. que habitan el vasto cielo ni alguna ven ganza futura de los h ombres; conspirado o rei nad o con éx ito ?" El ob j eto d e tales a tribu cio nes es en y ahora la sente nda d e m uerte se ciern e sobre todos vosotros.v e Se parte predicat ivo. Llamar a un ho mbre 6.ya8ós es informar a los cu lpa a los pretendi entes precisamente por h aber tenido un a falsa oyentes sobre q ué clase de con ducta se puede espe rar d e él. Atribuimos cr eencia ; pero hoy en día sentimos que esto es aj go por lo que no disposiciones al agente a la luz de su conducta e n episodios pasados. pod ría mo s culpar a la gen te. Porque creer no es efect ua r una acción De esto sólo se advierte m uy cla ram en te q ue el uso ho mé r ico de evita ble. Y no es que H omero piense q ue las creencias son volun ta rias; 6."(Ci.86. no concu erda en absoluto con 10 qu e muc hos Hlósofos re- él se compromete en un a estimació n con res pecto a la cual no viene al cien tes han consid era do como la s propieda des ca racterls ticas de los pre. caso lo que el age nte pudo h aber efectuado o no de otro modo. d irad os morales y. por cierto. d e los valorativos. Porque Irecuentem en te Será útil considera r aho ra un a pa labra relacionada con 6.ya8bl se ha sosten ido J que un rasgo esencial de tal es predicados reside en el en Hornero: el sustantivo 6.1)E'T1J. tr adud do genera lmente y quizás en hecho d e que cualqu ier ju icio en que u no de ellos se at r ibuya a u n su. form a e nga ñosa corno virtud. Un hombre que cu mple la función que je to no pu ede in feri rse l ó~ i ca mc nte a par tir de premisa.. mer am ente le ha sido socialmente as igna da t ie ne a.PE'Tf¡. La a.PET'IJ de una Iun- fácticas. L as rondirio nes fác ticas - y no importa cuá les sean sa tisfechas- dón o pa pel es m uy d iferente de la d e otra . L a 6.PETIJ d e u n r ey no pu eden por sí mismas pro porciona r condi ciones suficien tes para resid e en su habil id ad para mandar, la de un guerrero e n la valen tía, afi rma r qu e un predicado valorativo se refie re a u n suje to. Pero. en la de una esposa en la fide lida d. e tc. U n hombre es 6.,.a6ór si posee la los poemas homéricos. el hecho de que un hombre se <:ampo rt e de 4¡Hr lJ de su funci ón particular y especifica. Y esto ha ce resaltar el di- cierto modo basta para tener el d erecho a ser llamado 6.yo.OS,. Sin vorcio e ntre ~,.Q(Jós en los 'poe mas hom éricos y los usos posteriores duda, en el sen tid o ord inario, las afir macio nes sobre la form a e n q ue se de bueno (in cluso usos pos teri ores de a.)'a06r) . Cua ndo Agamenón h a comportad o un homb re son f¡\cticas y el uso hom ér ico de d.yo:Bó, intenta q u ita r le a Aquiles su esclava Brisefda, Nés tor le di ce: "N o le es valorat ivo. El pre tend ido a bismo lógico e nt re el hecho y la a pre. arrebates la m uchacha, a unq ue seas 6.-yMMi." s No es q ue se espere dacl én fue en rea lidad superado por H omero . x un ca ha sido a bierto, de Aga menó n, po r ser 6.yaOós. q ue no se lle ve a la much ach a. o que y ta mpoco es evidente q ue haya un terreno donde ahondar. :1 Mn it ",,,1 Ut Jpr" , ribilit )' in Grt d Ei hics. pi gs. 32·33, • Odiuo., libro XXII. ~ I'anl un ..xnmrn ult erior, vé ase cap . 12, pág. 155, Y ca p. l B, p ág. 240 . 11 lUlldo. , lIbro l. 16 17 Aq \1( &:yaOos y "ro¡ós parecen significar noble de naarmento y ple- dejará de ser o:yaOos si lo hace. Será á"(a(Jsó sea que se la lleve o beyo o algún equivalente sem ejante. Han perdido sus viejos significados no. La manera en que "á"(aOos" está unido al cumplimi ento de la función resalta a través de sus vínculos con otros conceptü&. Vergüenza, y se han convertido en una de las descripcio nes identificadoras claves al&¿,s , es lo que siente un hombre cuando fracasa en la reali zación en las cuales están comprendidos ahora aq uellos a quienes se apli- del papel asignado. Si alguien siente vergü enza, simp lemente se está caban los términos en su viejo sent ido. Pero ya no son valorativcs en dando cuen ta de que ha au torizado a los d emás a acusarlo de J' :> h ab er la misma forma. Mientras que en H ome ro se hubiera afirmado de un estado a la altu ra de lo que permit ía esperar la descripción social. jefe que era á"(a Oós si y sólo si ejercía ' su verdadera función, á"(aOos mente establecida q ue tanto él como los otros le habían aplicado. Es designa ahora a quien desciende del linaje de un j efe, cualquiera que advertir que se está expuesto al reproche. sea la función que desempeñe o deje de desempeñar y cualesquiera Toda esta familia de conceptos presupone, por lo tanto, un cierto que sean sus cualidades personales. Pero la transformación de la ti po d e orden social, cara cterizado por una jerarquía admitida de Iun. áp~'T~ en el mismo fragmento es muy d iferente: no de nota ahora cienes. Vale la pena no tar q ue los pre dicados d e valor sólo se pueden aq uellas cualidades gracias a las cuales se puede cumplir una determi. aplicar a aquellos hombres que están sujetos a las descri pciones que nada función, sino ciertas cualidades humanas q ue pueden sepa rarse tom ad as en conjunt o constituyen el vocabula rio social del sistema. Aque, por COffiyleto de la función. La &pE'T~ de un hombre ,constitu ye ahora llos que no están comprendidos en el sistema q u edan fuera del orden un elemento person al; se asemeja mucho más a lo que los escri tores social. Y éste es, por cierto, el destino de los esclavos; el esclavo llega modernos consideran como una cualidad moral. a ser un bien mueble, una cosa, antes que una persona. No se com o Por 10 tanto, los predicados va lorativos comienzan a referirse a dis, \1 prendería el verdadero sen tido de esto si se sostuviese que los poemas posiciones para comportarse de ciertas maneras relativamente índepen. hom éricos no constituyen un cuadro histórico exacto de la temprana dientes de la fu nció n socia l. Con este cambio se produce otro. En la sociedad griega o que nunca existió en realidad una sociedad tan rigu- sociedad h omérica la jerarquía prevaleciente de los roles funciona les rosame nt e funcional. H omero nos ofrece más bien la idealización de de termina cu áles son' las ' cualidad es dominantes: habilidad, astucia y una forma de la vida social; nos pr esenta un orden social y sus con . valentía de va rios tipos. Cuando esta jerarquía se derrumba, se puede cep tos en una forma bastante pura, antes q ue en la especie de mezcla plantear en forma mucho más general la pr egunta sobre las cualidades de var ias formas q ue la sociedad total pr esenta a menudo. Pero para qu e desearíamos encontrar en un hombre. "T oda la áp~'T~ - escribe nuestras finalidades conceptuales no perd emos nada con esto. Tenemos un autor de la colección de Teognis- se resume en la ol.lCcnouúl/7J'" otros documentos literarios en los qu e pod emos ver cómo el derrumbe "Todo hombre, Cirno., es «"(aOos si posee Ih "a tou{¡I/7J ," Aqu í cua l- de una jerarquía social y de un sistema de funciones admitidas priva quiera puede ser «-ya06s pract icando la OIKalOU"I/7J, la cualidad de a los términos y conceptos morales tradicion ales de su ancl aje social. la justicia. Pero, ¿en qué consiste ésta? Las presiones de l mome nto no En una colección de poemas atribu idos a Teognis de Megara,e y que sólo hacen ine stable el significado de &-yaOos, sino que también pro· fueron escritos en la Grecia poshomé rica y preclásica, encontramos vacan dudas sobre la naturaleza de la I5IKatou"I/7J : la idea de un or. sorprendentes cambios en l os usos d e &"(C'J.Oós y áp~'T~. Ya no se 'os den moral único se ha derrumbado. puede defi nir en términos del cumplimiento en una fonna acep tad a de una función admitida porque ya no hay una sociedad ú nica y u ni . Se ha derrumbado en parte a causa de la descomposición de formas ficada en que la valoración pueda depender d e semejantes criterios sociales anteriormente unificadas. Éstas fueron reforzadas por una mi . consagrados. Palab ras como &"(aOós y I(a"ó~ (malo) a veces describ en tolcgfa que tenía el carácter de escritura sagrada, y que incluía los meramente, y en forma neutral, la posición social. O bi en pu eden poemas homéricos qu e sugerían la existencia de un ú nico orden cós- adquirir una ampliación de significado aun más rad ical. Ambos pro. mico. E n Homero, el orden de la necesidad reina sobre los dioses lo cesas se advierten inmed iatamente en un fragm en to que dice: "Muchos mismo que sobre los hombres. " Tpp~s , el orgullo intencio na do, es el "C'J."O~ eran ricos y muchos &'YaOot eran pobres, pero no tomaremos pecado de transgredir el orden moral del universo. N~ptu~s aguarda la riqueza a cambio de nuestra áPff ñ; porque ésta no se apa rta a quienquiera que lo cometa. El orden moral y el orden natural no se nunca de u n hombre, mientras que las posesion es pasan de uno a otro ." distinguen rigurosamente. "El Sol no transgredirá -dice Heráclito- sus medidas; d e lo contrario las ' Eptvvn , servidoras de la justicia, lo 6 Véase H. Frisch, Mighl and Righl in Antiquity. descubrirán," Pero la función de esta afirmación mito16gica del orden 18 19 cambia también a medid a que se transforma la sociedad gr iega. Los rivales. Por un lad o, se present a al hombre bueno concebido como el an tropólogos afirman mu y común ment e que los mit os expresan la es. bu en ciudadan o. Los valores d el ateni ense conservador al que d escribe . tructu ra social. Y los mitos pueden hacer esto-de vari as manera s. En tre Aristófanes so n la lealtad a la ciudad y más especialmente a 1;U viejas Homero y los escr itores de cinco siglos después hay un gran cam bio form as del orden social. En esto está pr esente, por cierto, un elemen to en los mitos griegos sobre el ordena mien to cósmico. El mito homérico del ó.'Ya9ós hom érico. Pero igualmente los valores personales del jefe refleja, aunque de modo muy d istorsionad o, el fun cionam ien to de una homérico , los valores del rey valien te, astuto y agresivo se convierten sociedad real en la q ue las formas mora les y valora tivas de estim ación ah ora en ant isociales en caso de ser practicados por el in dividuo en la en u so pres uponen una Iorma cerr ada de organización fun cional. Las ciuda d-estado. La autoexaltación, la ut ilización del Estado como objeto afirmaciones posteri ores sob re un orden en el u ni verso n o reflejan una de pillaje, constit uyen los ú nicos caminos ab iertos al indi viduo que estructura exist ent e, sino un a estr uctura p asada o en lucha por su supe r_ en el siglo v quiere comportarse como un heme homérico. El orden vivencia. Son protestas conservadoras contra la desintegración de las social en que sus cualidades ccns rítuy eron una parte esencia l de una for mas más antiguas y la tra nsición hacia la ciudad-estado. Los mismos sociedad estable ha cedido p aso a otro en que las mismas cualidades mit os no pueden deja r d e plantear la cuestión de la diferencia en tre son necesariamente dest ructoras. Asl, la re lación del ó.'Y<xfJós con los el orden cósmico y el orden social. Pero, sobre todo, esta pregun ta se valores sociales, y especialmente con la justicia, se ha conver tido en agudiza an te una conciencia cada vez mayor d e órd enes sociales radi, una cu estión crucial. Pero la au"nouú,,1'/ (que si bien se traduce muy calm ente dif erentes. in adecu ad amen te como justicia, no puede expresarse mejor con n ín- El impacto de la') in vasiones persas, la colonización, el aume nto guna otra p alabra, porque tiene un matiz prop io y combina la noción del comercio y, por lo tanto, d e los viajes, constituyen, todos, elementos de equ id ad en 10 extern o con el concepto de integridad personal en q ue advierte n sobre la existenci a d e diferentes cult ur as. Por conslguíen. un a form a que escapa a cualq uier palab ra de nuestr a lengua) es, al te, la distinción en tre 10 q ue se considera bueno en Egipto pero no en pare cer, entre todas las nociones, la más cuestio nada por el descubr í- Pereía, o en Atenas pero no en Megara, por una parte, y lo q ue ocurre mient o de ór denes sociales ri vales. Difere ntes ciud ad es observan di le. universalm ente como pa rte d el orden de las cosas, llega a ten er una rentes costumbr es y d iferentes leyes. ¿Varia y debe var iar la justicia de importan cia abrumad ora. Sobre cualq ui er regla mo ral o prác tica social una ciu dad a otra ? ¿T iene vigencia la justicia solamente entre los ciu- se Iormula la pregunta: "¿Es parte del ám b ito esencia lmen te local del dadan os de u na comu nidad da das, o ¿debe tener vigencia también en tre "¡'pot (convención, costum bre) o d el ám bito esencia lmente un iversal las ciudades? Los atenienses conde na n el carácter de Alcibíades porq ue de la .¡.bgIS (na turaleza)? " Y con ella se rel aciona, po r supuesto, esta no observó las restricciones de la a ~OlI.O<TÍ>Y'I en su conducta dentro otra: "¿Me es dad o elegir cuá les será n mis normas o q ué prohibiciones del Estado aten iense. Pero sus propios envia dos se comportan exacta- observaré (como q u izá me sea posible elegir la ciudad en la que viva mente ' igual q ue Alciblades en su actitud hacia otros Estad os. Es decir, y, por lo tanto, el J'Ó~os al que esté suje to) ?, o ¿estab lece la naturaleza identif ican lo moralmente permis ible con lo que el agente tiene el poder de l universo l ímit es a lo que puedo legítimamente elegir?" A la tarea de hacer. Sus enviados pueden d ecir al represen tan te de Meke, u na de contesta r estas preguntas se dedicó en el siglo v a. C. un a nu eva isla q u e q uerla perma necer neu tra l en la guerra del Pelo poneso: "Por- clase de maestros y un a nueva clase de al umnos. Las ob ras de ética se q ue creemos con respecto a los d ioses y sabemos con respecto a los concentraron comú nmente en los maestro s, los sofistas. a q u ienes ve, hombres que por u na ley de la nat ur aleza ejerce n el poder siempre mos sobre todo a través de la visión ad versa de Platón. Pero las act i, q ue pueden h acerlo. Esta ley no fue establecid a por nosotros, y no 50- vldades de los sofistas como proveedores no se comprende n con inde, mas los primeros q ue h an actu ado según ella, no hici mos más que h e- pendencia de la de ma nd a que sat isfacían. T rataremos, por 10 tan to, de reda d a y la legaremos para todos los tiempos, y sabemos que vosotros determinar la demand a ron mayor pr ecisión aú n. y toda la human idad, si fuera is tan fuer tes como n osotros, obrarí ais He mos advertido cómo la palabra á'}'a6ós se h abl a vuelto inesta. de la misma man era." 1 ble en sus en laces, lo mismo qu e las palabras vin culad as, en especial Así, la red efini ción de los predicados valoratlvos crea un problema ápfd . La "v irt ud " es lo q ue el hombre bueno posee y practica: es su p ara aqu ellos que desean usarlos incl uso para expresar sus pr opias habilidad. Pero lo q ue es la virtud y lo que consti tuye a un hombre ' intenciones. Los término 4'YQf)Óf y ó.pu·~ h an llegado a ser genut- bueno se han convertido en tema d e o piniones di verge ntes en las que el concep to homérico de o.'YOl9ós se ha di vidid o ent re d os h eren cias 1 Tucfdldce, lA guerra del Pelopon eSf1. libro V, l OS. 20 21 n ame nte p roblemá ticos, al igual q ue su rel ación con ..aAós. predica. En el uso presentado por Ayer. el vocabu lario moral se considera do que caracter iza aquell o de lo que se tiene un bu en concepto. y al dado y det erminado. H ay. p or consigu iente. dos problemas: "¿Cómo igua l q ue su relación con oucawub,,, .. El conservador en lo moral y lo lo emp learé?" (moral). y "¿Có mo. lo comprenderé?~ .(Ulosoffa). .Se debe político todavía se siente ca pa z d e d ar a sus palabras una connotación adver t ir q ue la fil osofia se ronvrer te en u na actividad esenCIalme n te fij a. U tiliza tex tos y sentencias trilladas de H omero y Sim ónides pa ra poster ior a los acontecimientos. Pero en los casos en .q ue se ha puesto p roveerse de d efiniciones. Pero po r lo ge neral los desl izamientos en el e n d uda el sign ificado de l voca bula r io moral e.n sr mlll~? la ~spu'fsta signifi cado de las pal ab ras se producen con asom brosa fa cilidad y freo a la pregunta: " ¿Cómo utilizaré el vocabu.larlo ~oran conSIStirá. ~n cuencia. A men udo es imposible d istinguir dos fenómen os separados : for mu l ar regla s. sin du da ya parcialme nte implícitas e n el uso. preVIo la incert idum bre moral y la incert idu mbre con respecto al significado d e la s palab ras, pero quizá destinadas ta mbién en parte a evitar las de los predicados valora tivos. Estas dos incertidum bres se ídemífícau incoherencias y ambigüed ad es d e los usos previos. Las regl as est able. en los momen tos de mayor perplejid ad en la Grecia de l siglo v. cerá n los l ímites a los usos pos ibles de los pre dicados mo rales. y as( la T ud d ides h a indicad o la corrupción del lenguaje al describir la elabo ració n filosófica de l concepto determ in ará parcia lmente los usos re volució n en C orfú : "El significado de las pal abras ya n o tenJa la morale s de esos predicad os. Así, el problema de los criteri os que d eben misma relaci ón con las cosas. sin o que ellos 10 cambiaba n segú n su ser em pleados en la valo ración moral n o- pued~ ser .claramen te demar, conveniencia. La acció n temeraria se conside raba como valentJa lea l; cad o como moral pero no filosófic o. o como Hloséñco pero no moral. la de mora prudente era la excusa de un cobarde; la mod eración era la Por sup ues to. aclarar los problemas conceptuales no im pli o por si solo máscara d e una debilidad in digna de l hom bre; conocer lo todo era no determinar conceptualmente cómo de bemos act uar o Juzgar. pero de . h acer nada ." I termin a en parte los límites de la posibilidad moral. ~ .ta reas del ¿Cómo . se. aplica la con cepción de Ayer so bre la distinción e ntre moralista y del filósofo no son id éntkas, pero ta mpoco so n com ple ta. la ética y el juicio o la acción moral e n esta situación? ¿Podemos d is, mente distint as. tingu ir dos actividades separadas, " la actividad de un moralista, q ue se dedica a ela borar un código m o-ral o a incitar a su acat amiento, y la d e u n filósofo moral 'cu ya preocu pación prima ria no consiste e n formular juicios mo rales. sino en a nalizar su nat ural eza" ?' Se debe con, venir inmedi ata mente con Ayer en que ha y pregu n tas implicadas en la filosofía moral que son pura mente filosóficas y otras q ue son comp letam ente independientes de la filosofía. H ay m uchos casos en q ue lo importante es poner de relieve que compro me terse con un det er , mi nado análisis filosófi co d e los juicios morales no implica com prome. terse en la formula ción de un d et er minado conju n to pa rticular de juicios mor ales, En un contexto contemporáneo, dos filó sofos u tilitarios pueden conve nir e n el aná lisis de la expresión injusto. y sin sombra de contrad icción esta r en desacuerd o con respecto a si tod as las guerras son inj ustas o solame nte algunas . En fonna semejante. dos pa cifistas pueden estar de acuerdo sobre es te último problema. pero uno pued e ser intuicionista y el otro e mot ívísta. Evident emente. Ayer tiene en mente este ti po de situ ación cuando sostie ne que las teorí as filosófi cas sobre conceptos y juicios morales son neutrales e n relación con la con- du cta. Pero el momento e n que comienza la ética griega sug iere que tamb ién hay un tip o de situación mu y diferente. I T udd ides, LG P",""<ll del Ptlop<>n tso. li bro IlI. 82. • Introd ucción a EthuJ po r P. H . Nowdl-Smith. 22 famosa de Protágoras fue que "el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cua nto son, y d e l as que no son , en cuanto no son " , P latón interpre ta esto como si se refiriera a la percepción sensible y q u isiera decir que tal como las cosas se le aparecen al indi, viduo que las percibe, ast son (pa ra él). No hay un "ser calie n te" o un "ser Irro" como ta les, sino simp lement e un " parecer caliente a este hombre" o un "parecer Ir te a este otro". Por eso no t iene sentido pre. gunt ar con respecto a un vient o que resulta cálido a un h ombre y fresco a o tro: "¿Es en rea lidad Irío o caliente?" El vient o no es n ada rea l.. mente: es a cada uno lo que le parea: a cada uno. ¿Suced e lo mis mo con los valores morales? Protágoras se encuen tra aq uí en una di ficult ad con respect o a su propia situa ción como maes- Los sofistas y Sócrates tro. Si r eco noce que tod o es tal como se ma nifi esta al sujeto individ ual, estarí a admitiendo q ue nad ie puede Iorm ul ar u n juici o falso; y d e El peculiar relativismo cultural de los sofistas consti tuye un intento de hech o P latón le atrib uye esta admisión. Pero si nadie formula juicios hacer frente a las exigencias simultáneas de dos tareas: la de asignar falsos, tod os están en igua l sit uación con respecto a la verdad, y nadie un conjunto coherente de ligni ficados al vocabulario valorativo y la de puede estar en u na posición superior como maestro o en una posición explicar cómo vivir bien -es decir, con eficaeia- en una ciudad-estado, iníerior como alumn o. Se in fiere, al parecer, q ue si su doctrina es cierta, Los sofistaJ parten de una situación en la que el requisito prevío de Pro tágoras no ti ene ningún d erecho a enseñarle po rque ninguna doc. una carrera sedal afor tunada es el éxito en 105 foros públtccs de la tri na es o puede ser más verdadera que otra. Protágoras trata de evitar ciudad, en la asamblea y en los tribunal es. Para ten er éxito en ese me- esta di ficu ltad ad ucie ndo q ue. si b ien n ingú n juicio puede ser falso. dio era necesario convencer y agradar. Pero lo que podJa convencer y algunas perso nas alca nzan con sus ju icios mejores resu lta dos que otras. agradar en un lugar podía dejar de hacerlo en otras partes. Cada uno Esto implica, por su puesto , la misma paradoja d esde otro ángu lo. Aho ra de los $Ofistas, ho mbres como Protégoras, Gorg ias y sw discípulos, terna se considera a la afirmación de q ue los juicios de Protágoras logran sus doctr inas y teorfas particulares frente a este problema. Pero pode- mejores resultados que los de o tros como una verdad tal que quien la mos entresacar una amalgama genera l de teoría sofista, q ue coruti tuyó niega ex presa un juicio .Ialso. Pero segú n las p remisas origi nales nunca el tema de las objeciones de Platón como anteriormen te de las a lticas se Formulan ju icios falsos. Por lo tanto, la paradoja q uedaría sin re· y la ri validad de Sócrates. y que se pr esentaría de la aiguient e ma nera: solver. Platón dej a, sin embargo, que Protágoras ignore esto y sostenga La 4pt'1"~ de un hombre consiste en su buena actua ción en cuant o que "Jos orado res sab ios y buenos h acen que las cosas bue nas pa rezcan -hombre. Actu ar b ien como hombre en u na ciudad-estado es: tener éx ít c ju stas a sus ciuda des en lugar de las perniciosas. Cua lq uier cosa que como ciudad an o, T ener éxito como ciudadano es impresion ar en la se considere justa y ad mirable en un a ciud ad es j ust a y admirable en asam blea y los tribunales. Y p ara tener éxito ah í es: necesario adaptarse esa ciudad durante todo el tiemp o en q ue sea estimada así".10 Se con. a las convenci ones dominantes sobre lo justo, re cto y co nven iente. Cad a sídera, po r lo tan to, q ue los criterios de justicia verían d e Es tado a Es- estado tiene sus conve ncio nes sob re estos temas, y lo que se debe h acer, tado. P or supuesto, nc se in fiere que los criterios puedan o deban ser por lo tan to, es estudiar las práct icas prevalecientes y aprender a ada p. enterament e diferentes en difere ntes Estados, y en otro diálogo, el Pro- tarse a el las con el fin de influir con éxito sobre los oyentes. gsta es la tágoras, Platón atribuye, al parecer, a Protágo ras la opinión de que hay 'TiX"'" el arte, la h abilidad, cuya ense ñanza es a la vez el oficio y algunas cualidades necesarias para la pers istencia de la vida social en la virtud de un sofist a. Esta enseñanza presupone que no hay un crl- cua lquier ciudad . Pero esta afir mació n es comp atible con la de q ue no terio de virtud en cua n to t al, excepto el éxito, y que no hay un criteri o h ay criterios su ficien tes para de ter mi nar lo que es justo e injusto con In, d e justicia en cua nto tal, excep to las prácticas dominantes en cada ciu . depende ncia d e las convenciones pa r ticula res de cada ciudad particular. dad particular. En el T uteto, Platón esboza una teoría que po ne en Por 10 tant o, el sofista tie ne que enseñar lo que se considera justo boca del sofista Protágoras y que vin cula el re lativismo moral con un relativismo general en la teoría del conocimiento. La afirma ci ón más 10 T eeteto, 167 t. en cada uno de los diferentes Estados. No se puede plantear o contestar de contar este cuento de hadas intelectual admite una gran cantidad de la preg u ma : "¿Qué es la jus ticia?", sin o solamente las preguntas: " ¿Qué variaciones, pero la persistencia de sus temas centrales, como los de to- e.s la jus ticia-en-Atcnas?" y "¿Q ué es la justicia.en.Corinto)" De esto dos los buenos cuentos de hadas , es notable. Y, sobre todo, en el cent ro parece despr enderse una consecu encia importante, que refu erza y es de la explicación subsiste la idea de que la vid a social es quizá cro- reforzada por el nu evo matiz que se dio a la distinción ent re naturaleza nológica y sin duda lógicamente secundaria con respet:to a una fonna y convención. Si se pid e meramente a un individuo que advierta que de vida humana no social y carente de restricciones, donde lo que cada los criterios preval ecientes varía n de ciudad a ciudad no se le ofrece hombre hace es asunto de su natural psicología individual. ¿Tiene ningún criterio para gu iar sus propias acciones. De esto no puede ex , algún sentido esta noción de un hombre natural y presocial? t raer nada pa ra cont estar a las preguntas: "[Qu é de bo hacer?" y "¿Cómo Vale la pena poner en claro, en esta etapa temprana de la argu- he de vivir?" Tiene que elegir por sI mismo e ntre los diferentes cri. mentación, un aspecto fáctico y otro conceptual de .esta particular ver- terios d e dif erentes Estados ("¿Dónde y cómo elegiré vivir?") y tam bié n sión griega de la doctrina del h ombre natural. El aspecto fáctico se decidir si ha de considerar con algún respeto las no rmas que prevalecen refiere a que el persona je que se manifiesta bajo la apariencia del hom- en el lugar d onde se encuentra ocasionalmente. Pero como los sofistas bre desprovisto de convenciones sociales (por ejemplo, en el relato que de finen todo el vocabulario moral en térm inos de las prácticas pre. Platón pone en boca de T raslmaco) no es una criatura de la na tu ra- valeclen tes en los d iferen tes Estados y como ellas ex hypolhesi no pue- leza. De hecho tampoco está desprovisto de conve nciones sociales. No den proporcionar un a respuesta a estas preguntas cruciales, tanto las exp resa la naturaleza, sino las actitudes sociales de l héroe homérico. preguntas: "¿Q ue debo hacer ?" y " ¿Cómo he de vivir?" como sus p a- Es el hombre tras ladado de un orden social en el que sus act itudes sibles respuestas tienen q ue ser considerad as com o no mor ales y prc- y acciones son formas aceptadas de desplazamiento en el juego social, y morales. En este mome nt o se descubre un nuevo uso para la di stinción tienen formas aceptadas de respuesta, a un orden social muy diferente en tre naturaleza ( <f¡ (¡(1~s ) y convención (v6¡.los) . en el que sólo puede aparecer como marginal y agresivo. Pero esto no El hombre que vive en una ciudad da da y se adapta a las normas significa que sea una imposibilidad social. "Si se araña la superficie exig idas es un ser conven cion al; el que se encue ntra en su elemento de T raslmaco -escribe Adkins-, se encontrará a Agamenón." Y, po- por igu al en cualquier Estad o o en ninguno, de acuerdo co n sus pro- dríamos añadir, si se lo encubre algo más, se encont rará a Alcíbtades. pósitos pe rsona les y privados, es un ser natural. En cada hombre con . El aspecto fáctico consiste, por lo tanto, en q ue el llamado hom- ven cíonal se oculta un hombre na tural. Esta doctrina descansa lisa y bre natura l es meramente un hombre de otra cu lt ura anterior. Y el llanamen te sobr e la sepa ración en tre el punto de vista del agen te indio aspecto conceptual consiste en des taca r que esto no es u n accidente. vidual y el de las convenciones socialmente establecidas cuya acepo El carácter del hombre natural y presocíal se describe en términos de taci ón o rechazo cae bajo su responsabilida d . Si a esto se agrega una algunos de sus rasgos: egoísmo, agresividad y otros simila res. Pero estos identificación de 10 moral con :10 convencional la identificación del rasgos, o más bien las pa lab ras q ue los denominan y caracterizan y les agente pre moral y no mo ral con el hombre natural es completa. El permiten ser caracteres socialmente reconocidos, pertenecen a un vo- homb re natural no ti ene normas morales propias y, por lo tanto, está cabulario que presupone una red establecid a de relaciones sociales y libre de toda restricción por parte de los demás . Todos los hombres morales. Palabras como egoísta, desinteresado, agresivo, apacible, y otras son por n at ural eza lobos u ovejas: persigu en o son perseguidos. similares se definen en términos de las normas establecidas de conducta El hombre natura l, así concebido por los sofistas, tien e u na larga y de las expectativas establecidas sobre la cond ucta. Donde no hay nor- historia por delante en la ética europea. L os d etalles d e su psicología ma s regulares no existe la posibilidad de fracasa r en su cumplim iento, variarán de escritor en escritor, pero casi siempre - aunq ue no en todos o de hacer más o menos q ue 10 que se espera de uno, o de elaborar los casos- será agresivo y codicioso. L a moralidad se explica como un y usar nombres y descripciones de los ra sgos y disposiciones de los que compromiso necesario entre el deseo de l hombre n atural de agredi r a así se comportan. Por lo tanto, la descripción de l llamado hombre los demá s y su temor a ser atacado por los demás con fatales consecuen- natural se constituye a través de un vocabulario tomado de la vida cias. Un mutuo interés lleva a los hombres a unirse para establecer social, y resu lta que lo supuestam ente preeocia l presupon e la exi sten cia tan to reglas constr ictivas que prohíban la agresión y la codicia como de un orden social. Asf, el conce pto de un hombre natural padece de poderosos instru mentos para sancionar a quienes transgreden las reglas. una fa tal incoherencia in terna. A IK ll na.~ reglas constituye n la moralid ad y otras el derecho. La forma Lo que los sofista s, y la larga tr adición posterior q ue sigu ió sus 26 27 pa sos, no pudieron distinguir fue la di ferencia e ntre el concepto de un Y lo q ue denomina razonamientos inductivos, y declar a dos cosas sobre hombre que se encue ntr a fuera de las convenciones de un orden social las intenciones de Sócrates que of recen un interés peculiar a la luz del dado y es cap az de ponerlas en tel a de juicio, y el concepto de un hom. r etr ato de Pla tó n. Señ ala q ue "Sócrates se ocu pó de las cualidades ex- bre que se encuentra fuer a de la vida social e n cuanto tal. Y este error celsas del carácter, y en co nexión co n ellas fue el primero en plantear surgió (le su intento de introducir la distinción e ntre lo natural y 10 el problema de la definición universal", y algunas líneas m ás adelante convencional en casos en los que necesariamente no tenía aplicación. ob serva q ue era natural que Sócrates buscara la esencia porque él es- ¿Qué consecuencias trae este. error? El hombre natural re tra tado a la ta ba tratando de silogizar , y " 'lo q ue una cosa es' es el punto de partida ma nera de T rasfmaco tiene dos características fun damentales. Su com o de los silogismos". Deseo insistir aquí en la afirmación aristotélica de posición psicológica es sim p le: está empeñado e n conseguir lo q ue quiere que Sócrates se preocupaba por la b úsqueda de definiciones porque y sus deseos son lim itado s. Su interés se circunscribe al poder y al quería silogizar, ya que se podría h aber esperado la afirmación d e que placer. Pero este lobo, para lograr lo q ue quiere, tie ne que vest irse silog izaba con el fin de descubrir definiciones. Lo que indica Aristóteles corno una ove ja con los valores mo ra les co nvencionales. Su m ascarada puede verse claramente en los primeros diálogos platónicos. sólo puede. lleva rse a cabo poniendo el voca bulario mora l co nvencional Sócrates plantea r eiteradamente preguntas como "¿Qué es la pie. al servicio de sus finalidades pri vad as. Debe decir en los tribunales y dad?", "¿Qué es la va lentía?" y "¿Qué es la justicia?" Observamos que en la asamblea lo que la gente quiere oír con el fin de que el poder sea em plea l o q ue Aristóteles denomina razonamientos inductivos (r azona- depositado en sus manos. La apaf¡ de un ho mbr e semejante con- mientos que invocan ejemplos y generalizan a partir de ellos), y vemos siste, por lo tanto, en ap render el ar te, la TÉXPl1, de influ ir sobre q ue sílogíza (esto es, extrae conclus iones deductivamente a partir de la gente mediante la retórica. Debe dominarlos a través del oí do antes diversas premisas). Pero hace esto más bien con la aparente in tención de asirlos por la garganta. A este tipo de doctr ina trata Sócrates de de probar la incapacidad de sus in terlocutores para responder a la pre. ofrecer una alternativa. gunta que con e l propósito d e proporcionar una respuesta . Sócr ates Sócra tes se vio enfrentado por los conser vadores e n moral, que em- no co ntesta su pro pia pregunta original prácticamente en ningún diá- pleaban un vocabulario moral incoherente como si estuvieran seguros logo hasta el libr o 1 d e la República (en caso de que haya sido escrito de 'Su significado, y por Ios sofistas cuyas innovaciones consid eró igual- en forma separada, co mo señalan algunos estudiosos}, y siempre deja mente sospec hosas. Por cons iguiente, no sorprende mucho que m uestre al i nte r locutor en un esta do de irritación. ¿Cómo debe entenderse este un ros tro distinto desde d iferent es puntos de vista. Se h a dicho que en procedimiento? Cuando el o ráculo de Delfos lo descr ibió como el más los escritos de Jenofonte aparece como si fuera me ramente un doctor sabio de 105 atenienses , Sócrates llegó a la conclusión de q ue merecía Johnson del siglo v; en los de Aristófanes puede mostrarse como un este título ¿orque sólo él, en tre todos, sabía que no sabía nada. Asi, sofista particulannente penoso; en Platón es m uchas cosas y, sobre too no sería sorprendente q ue Sócrates se haya representado su obligación do, un vocero de Platón. Es evidente, por lo tanto, que la t are a de d e maestro como la tarea d e hacer más sabios a sus alumnos ob ligan, delinea r al Sócr ates h istór ico está ab ierta a una controversia in tr ín- dolos a descubrir su propia ignorancia. Se podr ía objetar que Pla tó n seca. Pero q uizá se pueda no resolver, sino evitar el problema medi ante represen t a muy a menudo a Sócrates llevand o a sus interlocutores a un el intento de pintar un retrato compuesto a partir de dos paletas. L a estado de irr it ación exasper ada, y que esto apenas constituye u n mé- primera es la exposición de Aristóteles en la Metafísic(I,H donde el a u. todo convincente de educación moral. Pero irritar a alguien puede ser, ter, a diferencia de Pla tón, ] enofonte o Ar istófanes, parece no tener por cierto, el único método de conmoverlo en fo rma suficiente como fine s interesados. La segu nda es el con junto de d iálogos platónicos q ue para obligarlo a una reflexión filosófica sob re te m as morales. Para la se aceptan como cronológicamente pr imeros y en los que las propias mayoría de los así abrumados no habrá, por supuesto, consecuencias do ctrinas me tafís icas de Pla tó n sobre el alma y las Formas no han sido de este tipo d ig nas de admira ción. Pero no hay pru ebas d e que Sócrates elabora das aú n. En este sen tido, Aristóteles nos enseña que Sócrates haya esperado que la actividad de un tábano intelectual beneficiase a "no otorgó una existencia separada a los universa les o a las deíini. algo más que una pequeña minoría. Además, el mé todo socrático es más cie nes" como lo hac e Pla tón en los diálogos del perí odo in termedio. compre n sible y justificable si se lo en tiende com o destinado más bien Aris tóteles at ri buye a Sócra tes lo que d enomina definiciones u nive rsales a asegurar u n tipo especia l de tr ansfor ma ció n en los oyentes que a ob - tener una .conclusl ón determinada. No es sólo el caso q ue no llega a 11 Metafl5ica, 1078 b. conclusiones, sino más b ien que su s r azonamientos son ad haminem 28 29 en ell a entran la de str eza, la insinuación y la evasi~a . El conocimi~nto en el seutidc de q ue deducen con clusion es contradictorias o absurdas que con st ituye la virtud implica no sólo la creencia de que las srtu a. a partir d e lo que el interlocutor se ha visto obligado a ad mitir, e cion es son ta les y cua les, sino tam b ién la ca pacida d de recon ocer las ind ucen a ést e a retractarse. Este d eseo de obte ner el convencimiento distinci ones pertine ntes y la habilidad pa ra actuar. Todos estos ele. d el inter locuto r se subraya en el Gorgias, donde Sócrat es - segUn Pla. mentes se encuen tran liga dos por los usos socrá ticos de f:~I (T T~IJ~ J. tón - le di ce a Polo que no ha brá logrado nada a menos que pueda Ti • Y c ualq uier in tento para separarlos conduce en form a m medl.ata convencerlo a él. Es u n error, por lo tan to, quejarse 12 del carácter pa r. e ~:vitable a una simp lificació n y falsificación del punto d e vist a ticular del. método socrático. Todo ti problema reside en este carácter socr ático. particular. Pero, ¿por q ué son éstas las melas de Sócra tes? Ar istóteles di ce que Sócrat es "creía que tod as las v ir tu ~es m o~a les Su insatisfacción con un pers ona je com o Eut ifró n, que equivocada - eran for m as d e conocimiento, de tal ma nera q ue serí a mos Justos SI ell. mente cree tener un con ccpto claro de la piedad, es compleja. Cree y nocíéram os lo que es la jus ticia". El propio comentario de A! istót eles demuestra que Eutifrón no conoce 10 que es la pied ad a pesar de que acl a ra el significado de es to : "Sin em bargo, en lo q ue se re~l ere a la invoca la s prácti cas esta blecidas. Pe ro no hace esto porque q uie ra foro vir tud moral -dice-, lo más im port ante no es saber q ué es, SIRO cómo m ular un juicio moral mi s radical que el de Eutifrón, síno para con . sur ge: no queremos saber lo q ue es la va:entla. qu ~re mos ser val.ien. ducirlo al escepticismo con respecto a su propio disentim iento fren te tes." 13 Resulta evidente q ue Sócr ates es ta n intel ectnalisra como lo p iRla a un orden de cosas más aruiguo y conservador. Eutifrón ha acusado a Ar istótel es si se t iene e n cue nt a u na nfirrn ac ión paralela a la de q ue su propio padre por el asesinato de u n esclavo de la familia. Tanto " la virtud es con ocimien to": " Nadie yerr a volnnta ria mcnte." Nadi e se los parientes d e Eutifrón como Sócrat es se ho rrorizan más an te la idea equivoca volu ntar ia mcnte porque n adi e elige por su propia voluntad de qu e un hombre e njuicie a su padre que an te la posi bil idad d e que algo q ue no seri a bu eno para él. I-la }' dos su pos i cio ~es d.ctrás de esta un esclavo sea asesinado. Igualmente, Sócra tes es mu y benévolo con Cé, doctrina. La pr ime ra con siste en q ue no se pu e d~ .d lvorclar lo. que es fa lo al com ienzo del libro I de la R epú blica. Alaba al conservadorismo bu eno para u n hombre y 10 que es bu eno si m plIClU f'. Los sofistas no moral y se burla de la innovación en este plano (éste es uno de los ven nad a bu eno que n o sea la simple obtenc i ón por pa rte de un hom. aspec tos en el que el retrat o a lo Boswell de J enofonte coincide con bre de lo q ue q uiere. En el Lisis, sin embargo, Sócra tes seña la que ¿ '1f lo que dice Plat ón). Y esto sucede en pa rr e porque los sofistas y los a un n iño lo que es bueno para el no es 10 mismo qu e darle l ~ ~t ;r innovadores no pueden aclarar el sentido de las ex presio nes morales quiete. Así, "lo qu e es bu eno para X " y "lo q ue X quiere" no tienen mejor que las costu mbres estab lecidas. Así, el descubr imi en to de la el mismo signiHcad o. Y a la vez, ¿cómo p od ría un h ombre qu erer lo propia ign oran cia subsiste como la bien fundada meta de la moral. que ser ia malo para él? Sentimos la te ntación de responder que lo ha. Quilá no sea fácil a primera vista conci liar con esto las doctrinas r ía simpl eme nte en la forma e n qu e un d rogadicto q ui ere drogas ; ~n poeitivaa de Sócrates. Su gra n punto de coi ncidencia con 106 solistas r e- al ccholíst a, alcohol . o un sá dico. víctim as. Pero la respuesta socrática side en la aceptación de la tesis de q ue la &PET~ es e nseñable. Pero segur amen te indicada q ue para estos ho mb ~s el obj~to d el deseo cae parad ój icam ente niega que haya maes tr os. La solud6n de la pa rad oja aparentemente b aj o el concepto de alg ún bien genUino: el ~lacer,. la 5610 se encue ntra más tarde, en Pla tón, en la tesis de q ue el ccnoci. atenuación de algún deseo vehemente, o lo que fuere. La eq u ivocació n miento ya se en cuentra presente en nosotros y que sólo tiene q ue ser de ellos es in tele ctu al y consiste en no identificar correctamente u n dado a duz con la ayud-t de un comadr ón filosófico. Su e nu nciaci ón ob jeto al su poner q ue es distinto de lo que realme nte es, o e n no ad . depende de la tesis socrática de que la virtud es conocim iento venir alg unas de sus pro pieda des. quiz á por no record a r l ~s. De a (l~e rd o ( hwT11J"') . Los eje mp los con los que Sócr at es elucida esta tesis con- con la v isión socrá tica. un alcoholista no dice: "El whisky arrumará tribuyen 11 oscu recerl a an tes que a acla rarla. Sócra tes se diferencia d e mi h ígado. y no me impor ta" , sino <l lle ,dice: "~I\ trago ~ás ,~e íor. los sofistas al no admit ir qu e la retóri ca pueda tener la dignidad de una ralccer a lo sufici ente para lla ma r a los alcohohstas an6n llllo s. An t e .,.lx"", . pero su lISO estr echamente relacionado d e h-'(T"'~I'''I y "" XI'''' esto sent imos un a gran incl inación a responder que alguuas veces el muestra (Iue la ad quisición de la vi rtud consiste en la adq uisició n de alcoholista dic e efectivamente: "El wh isky arrui nará mi h ígado. pero alll::una ri x.", aunque no sea la ret órica. La re tórica es no racional: quiero un tr ago y no me im porta," ¿Cómo h ace Sócra tes para ignora r 11 I' a •• 1I 11~ (ll'hl lólI dislinlil. véa'l: R. Rcbinscn, Pfaw's ElJrfkr Dillfedic, 13 l:f irn IJ EuM mQ, 1216 h. I" ltl U 17. 31 30 este ti po de réplit:a? La respuesta q uizá se p ued a compre nder si se exam ina la acusac ión de Arist6teles contra Sócrates. no se tiene en ab soluto la im presi6 n de que está conde nad a necesaria- men te al fra caso. Cua ndo Ar tsrételes afirma. al criticar a Sócrat es, que "e n lo que se No h ay d udas de q ue la posición socrá tica combinó la aserción de refiere a l a vir tud moral lo más importante no es saber qu é es. sino va rias tesis audaces y ap arenteme nte p ar ad ójicas con una buena dosis cómo s urge", esta blea un a distin ci ón que no se p uede esperar d e Só- d e am bigü edad e incer tid umb re en su presentación. En el GOf'giAS de era res en vir tud d e sus pro pias premi sas. No resu lta del todo cla ra. Pla tó n. por eje mp lo, no está cla ro si Sócr a tes presupone la idea de q ue precisame nte. la raaón por Ja que S ócrates está d ispuesto a igu ala r e n for- el place r es el bien con el fin de exa mi narl a y después abandonarla. o ma ta n taj ante la virtud con el con ocimiento. Pues es mu y ex plícito con para defende rla. por lo me nos, como un punto de vist a pos ible; y los respecto a las consecuencias: "Nadie yerra volunt ar ia mente" ; esto es. la est udiosos ha n d iferido no tab lemen te en sus inte rp retaciones al res- ca usa de que los homb res ob ren mal reside <:1_ un error intelectual y pecto. Pero más evid e nte qu e los argu me ntos de cad a ba ndo es el h e - no en u na debilidad moral. Y esto, come seña la Aris tóteles , contradice cho de que las In terpre tacion es riv ales en cierta medida no víenea al lo que el camón d e los hombres considera romo un he cho evi de nte caso: lo que se po ne e n bo ca de Sócra tes es a mb iguo. Y c:·..e Sócra- de la experi encia moral. Podemos ser muy indulgentes con el p un to tes se p reocupe más po r conf un d ir a sus interl ocutores q o.le por c fre- de vista socrático y acep tar la tesis de q ue las creencias morales de :" cerles u na clara posi ci ón perso nal, d e ningu na ma nera se con tradice hombres se pat en tizan en sus acciones. Si u n hom bre ma nifiesta la con su for ma de ser. convicción de que debe hacer algo, y cuando se presen ta la ocas ión no Esta a mbigüedad quizá sea algo más q ue u n . capricho persona l de reali za la acción e n cuestión y no muestra pesar ni remordimiento. Sócrates. Sócrat es ha bía p lan teado los problemas filosóficos capitales llegaremos sin d uda a la conclusión de que no creía realmente en lo en la é tic a. ¿Cómo e n tendemos los conce ptos q ue emp lea mos en la d e- q ue dijo. Sólo se manten ía en el plano de las p alab ras (o bi en. por cisió n r en la estim ación? ¿Cu ál es el cr ite rio par a su aplicación co- su pues to. puede haber cambiado de parecer) . Pero h ay todavía una rrecta ? ¿Es consistente el empleo corrie nte? Y e n caso contra r io, ¿cómo d ifere ncia notable entre '.:1 caso en que un hombre nunca h ace lo que escapamos a esta inco ngrue ncia? Pe ro Sócra tes sólo transita u na parte manifiesta considerar corno su deber (sit ua ción an te la que neces ita- del camino al fo rmu lar las preguntas filosóficas sobre la Iorma en que ríamos las razon es m:\\ pode rosas para no supo ner que su conducta d a debemos com prender los conce p tos. Si nu estr os con cep tos mo rales son un me nús a su d eclaraci ón) y el caso en q ue u n hombre no hace real me n te concep tos. y si nues tros té rminos moral es son términos. e vl- ocasionalme n te lo q ue m a nifiesta considera r como su deber ero que den teme n te d ebe ha ber un cri terio pa ra su uso. No podrfa n ser parte con sti tuye un traspié moral , acontecimiento comú n en m uchos d rcu - de nuestro lengua je si no hubiera reglas para su uso, reglas que pued e-.• los) . Y Sócrates no reconoce esta diferenci a: si un hombre rM1men te ser e nse ñad as y ap re nd idas, y que está n esta b lecid as y se compart en sabe lo q ue d ebe h acer. ¿q ué poder podrá superar al conoc imie nto e socialme nte. De esto se desprend e la eq uivocación de aquellos sofistas impedir le cump lir con su deber? As! se presen ta la argumentación de q ue creyeron q ue se pod ía simpleme n te atribui r, por voluntad del Sócrates e n el Protdgoras. filósofo o del gobernan te. un significado a los té rminos morales. Para Se podría tra ta r de soste ner nue vamen te q ue d esde el momento en q ue el sign isícado sea un significado tendr ía q ue ser e nseñable e n tér- que Sócrates casi n unca contesta su propia pregu llta " ¿qué es X?". min os d e los criter ios existen tes q ue gobierna n el uso de las expresiones do nd e X es el nombre de alg una cu alidad moral - la piedad. la jus- apropiadas. Sócrates t iene r az ón. por lo ta nt o, al presentar la investi - ticia o algu na otra similar-e, la única fin alida d de su indagación con- gación concep tu al como un a ta rea q ue p uede pr od ucir resultados co- siste en producir un conocimiento de sí m ismo e n la for ma de u n r rcctos o in correctos, es d ecir, como una activ idad e n la q ue hay conocimiento de la pro pia ign oran cia. L a virtud, por 10 ta nto, es una nor mas ob jeti vas d e éxito y fracaso. Pero no se desprende que la inves- me ta más que u na realización. Per o esto no se concilia con el espírit u tigación sobre el modo de empleo de un concep to proporcionará de qu e la A po{ og{a at ribuye a S ócra tes durante su juicio, a la lu z de su hecho una respu esta clara y consiste n te. L a interroga ció n de Sócrates aseveración de que esta ba inspirado por un dem onio. Además, la in. a sus discípulos se apoya en los ejem plos que ellos presentan y q ue vesogacíén sobre la na turaleza de la valentía. en el Laques, da una están tomados del uso moral gri ego de la época. Si tengo r azón, el respuesta pa rcia l en fu nción d e un conocimie nto d e cie r ta clase, y carácter mo ral problem át ico d e la vida gri ega en la época de Sócrates ai,'lque la ind agación ch oca con d ificu ltades que ll evan a suspe nderla se debe a q ue el empleo de los té rminos morales h abla de jado de ser cla ro y cons isten te y depe nde en pa rte de esta situación. Po r 10 t anto, 32 33 se tendr á que emprender otro tipo de indagación para descubrir con- ceptos moral es no ambiguos y útiles en la práctica. Esta es precisamente la tarea que em prenden los sucesores de oSó- erares, que se m ueven en dos direcciones princip ales. Platón entiend e que los concep tos morales sólo son comprensibles sobre el fondo d e un determinado tipo de orden social, e intenta esbozarlo proporcionan. do o tratando de proporcionar al mismo ti empo u na justificación en Iunci én del orden cósmico. Los clnicos y los cirenaicos, por lo con tr a- rio, trat an de proporcionar un código moral independien te de la so- ciedad, vincula ndo sola me nte a las elecciones y decisi ones d el indio 4 vid uo, y dar autonomía a la vida moral ind ividual. Sob re e llos volveré de nuevo mis adelante, pero la próxima etap a e n el desarrollo de nuestro lema pertenece a Pla tón. Vale la pena señ alar que no es difícil Pla tó n : e l Gorgias que la a u torida d vea con malos ojos a aq uellos fil6wfos como Sócrat es cuyo examen de los concep tos morales sugiere defectos en la moralidad Ya se ha señalado que un re la to sobre el Sócrates h istórico no puede de la é poca , a un cuando su falta d e prestigio ge nera lme nte hace que la supe ra r el ámb ito de lo proba ble. La razón más o bvia de esto se e n- condena a mu erte sea una pérd id a d e tiempo. E5 un signo de la gran- cuentra en la im posibilidad de saber en qu é momento de los diálogos deza de Sócrat es que no se haya sorp rendido an te su pro pio desti no. pla tó nicos el perso naje lla mado Sócra tes se convirtió en mero vocero del Platón maduro . Pero esto no tiene que preocuparnos e n cuanto a l alcance filosófico de lo que se dice en los diálogos ya que se puede discernir claramente un proceso de razonamiento. En el Gorgias, al n d uda un diálogo relativa me nte tem pra no, se advierte que Pla tó n plan . tea la m ayor parte de sus problemas éticos cen trales. En el M en6n y en el Feaon se construye un fon do met afísico, q ue en la R epública pro· porcíona el n úcleo esenci al de un a solució n propuesta a problemas q ue constit uyen una refirmación d e los del Gorgia.t. En los diálogos pos. te r ioree a la R epú blica h ay una sosten ida cr ítica a la me ta física, pere> hay también dos importantes reflexiones ta rdlas sobre problemas érlcos en el Filebo, en torn o del p lacer, y e n las L tryes. El Gargias se divide en tr es secciones, en cad a una de las cuales Sócra tes ti ene un interlocutor difer ente. Cada u na de ellas es tablece ciertas posiciones e n forma defini tiva antes d e aba ndonar la escena. La p rimera parte tiene la funci ón de aca ba r con las pretensiones de la retórica de ser la Ñx", por la cua l se enseña la vir tud , y también la de es tab lecer un a dis ti nción en tre d os sent idos de persUdSi6n. El mismo Gorgias defiende la opinión de que la re tórica, en cua nto arte d e la persuasión, es el medio para el su pre mo bien del hombre. BJ. supremo bien es la libertad U>'E uOEp[a) , y por liber tad se entien de la lib er tad de hace r lo q ue uno quiere en todos los planos. Con el fin de ha cer 10 que uno qu iere en la dudad-est ado se debe contar con la posibilidad de infl uir e n el ánimo de los conciudad anos . Sócrates introduce una dis- tinción entre el t ipo de pe rsua sión que enge nd ra conocimiento en el hombre persuadido y el tipo que no lo hace. En el primer caso, la l5 persuasión cons iste en ofr ecer razon es para sostene r una opinión; y, discípulo Polo. Polo reitera que el objeto moral del use de la retórica si la opinión queda acepta da, se puede ha cer una exposición para es la adq uisición de poder. El orador af ortunado pu ede hacer Jo que consolidarla en función de esas razo nes. En el segu ndo caso, la per- q ui ere. Sócrates replica que un hombre puede hacer lo que considera suasión consi ste en someter al audito rio a u na presión psicológica que bueno y. sin em bargo. no hacer lo que quiere. La tesis socrática ind ica prod uce una convicción infund ada. Ahora bien, Gorgias deja traslucir aquJ que cua ndo un hombre h ace u na cosa para obtener otra puede claramente q ue la retórica no cae de nt ro del primer t ipo de ,persuasión estar de hecho anulando sus p ro pios fines, si estJ. intelectu almen te equí- sin o den tr o del segundo. Una de las ala banzas al orador responde al vccado en cuanto a la na turaleza de la conexión entre lo q ue hace y hecho de que puede persuadir al auditorio en temas sobre los que el 10 que espera d e su acción. E l déspota q ue daña y m ata a Jos demá5 mismo es inexperto: Gorgias da como ejemplo el éxito que tuvieron puede creer que hace algo q ue con tri bu ye a su p ropio b ien, pero está Temís rocles y Peri cles al persuadir a los a ten ienses pa ra que constru- eq uivocado. Pu es, segú n Sócra tes, es peor causa r el mal que padece rlo. yera n mu elles, puertos y ob ras d e defensa necesarios para el im peria- El con traejemplo de Polo es el tir ano Arquelao de Macedoni a, q ue lismo a te niense, a un que ellos mismos no e ran in gen ieros navales o mi- h abla llegado al poder tras sucesivos casos de traición y asesina to. To- litares sino po lnicos. Sócra tes pregunta si el ora do r necesita u n cono- dos, dice Po lo, qu err ían asemejarse a Arquelao si pudier an . La tesis cimi ento del bien y del mal e n mayor medida q ue le resulta necesario socrá tica, sin e mba rgo, señala q ue no viene al caso si eso es lo que la un conocimien to de la in geniería. Gorgias no es de l todo cohere nte gen te quiere o no . Pu es, si eso es lo que quieren, sól o puede deberse a sobre este pun to: sugiere, al pa recer, que un orado r tendrá qu e ser un error en la apreciación de lo que conduce a su propio bien. SÓ· ocasionalmente un hombre ju sto, pero no es e xplíci to e n lo que se re- cra tes procede luego a imputar seme jante error a Polo, pero s610 pue. fiere al mo do de llegar a ser justo, Presenta la retórica corno una téc- de hacerlo en virtud del ya me ncionado es tado del voca bula ri o moral. nica moralmente neutr al q ue p uede ser utilizada pa ra b uen os o malos Polo no está dispuesto a admitir que es pe or ("a",ol') ca usar daño propósi tos: cul par a un ma estro de ret óri ca por el ma l uso de ésta e n sin una cau sa justifi cada que padecerlo, per o sI a aceptar qu e es más ma nos d e los al umnos seria tan tonto como cul par a un maestro d e vergo nzoso (a IO'x,ÓI'). Con el fin de con sider a r eeto se de be tener presente boxeo por los usos q ue los alu m nos pu eda n hace r después de su arte. el con traste entre dos pa res de adjetivos: bueno-malo ( o:ya6óN Wl.Ót ) y La idea de que las técnicas pers uasivas son moralm ente neutrales nonroso-oergom oso ("aXós-alO'XPÓs). Aquello de 10 q ue se tiene una se rep ite periódicam ente e n la sociedad humana. Pero pa ra pod er sos- buena opinión es .t:a),ÓS. Para sa risfacer el ideal a teniense del caballero tener que ta les técnicas son moralmente ne u tra les se debe soste ner (.t:a Ms ICtl'Y a60S) ' ade más ' de ser bueno se tenía que ser cons iderado ta mbién que no es moralmente apropiad o acceder a u na creencia dada como tal. La alusió n a "Mbs y a a!O'xpos se refiere a la apariencia de por med ios raciona les o no racion ales. Y con el fin d e juzga r que esto es una penona. Po lo est á d ispuesto a r edefinir 6.'Ya6bs porque el sentido moralmente inaprop iado se tendrí a que sostener también que el ejercicio habitual .h a de jado de ser claro. Pero precisamente a causa de .su em - que un hombre h ace de su racionalidad no guarda relaci ón con su peño en lograr el favor popular se ve atado a la estim ación popular repu tación como agen te moral, es decir, con respecto a si él merece ser con respecto a la reputación . No puede recomend ar sus propias valo- considerado com o "respon sable" y sus acciones romo "voluntarias". raciones a sus oyentes a no ser q ue e n algú n momento al me nos paTt'7ca Asf. difere n tes actitudes morales con respec to a las técn icas persuasivas acepta r las de ellos (ésta es la razón po r la qu e Pla t ón puede hacer más presuponen d ifere ntes elucidaciones de los conceptos de responsabili- adelante en el djá,Jogo la observació n de qu e quien in tenta domin ar a dad y acción volunta ria . Por lo tanto, la tarea íílo sóü ca d e la elucida- la gente med iante la per suasión se ve ob liga do p ara ello a aceptar sus ción no puede ser moralmente irrelevante. y uno de los ra sgos más nor mas, y así es dominado po r ell os). oscura ntistas de un sofista como Gorgias -y, po r cierto, de sus poste- Polo acepta, por lo tanto, la opinión d e q ue es más verg onzoso cau- ri ores sucesores entre los polí ticos electoralistas de la demacrada libe- sar daños injustificadamente qu e padecerlos. Pe ro Sócrates lo obliga ral, los ejec utivos de la propaganda y otros pe rsua sores descubiertos y a recon ocer que los predicados "a}..ó~ y a lr1x pór no d ejan de tener encubier tos- es su disposici ón para dar por sentada toda una psicología cri te ri os. T oma ejemp los de estos predicados aplicados a otros casos filosófica. Esto llev a a Sócrates a desarrollar un razon amiento para (nótese que un a ve z más aparecen dificultades de traducción: "aMs most rar que la retórica no es un a rte ge nuino sino una mera im itación significa "hermoso" y "honroso" ; a tlTXp!Js, "feo" y "vergonzoso"), po r espuria d el arte. eje mplo. a sonidos y colores, a forma s de vida y a las ciencias. De estos A es tas alturas, Oorgtas ha sido reemplazado en el debate por su ejemplos d edu ce q ue esta m?S autorizados a deci r qu e algo es .t:aXós 36 37 si es útil o agrada ble, o ambas cosa. a la vez. a los oj os de un especta- entre ellos. La prime ra de las indicaciones d e Sócrates el que el par dor d esinteresado . Por 10 tanto. si Polo esté de acuerdo en que padecer de conceptos " b ueno-malo" d ífier e de los conceptos " placer-dolor" , dafios en forma injustificada es más honroso, debe ser porque es más porque los p rimeros son contradictorios y los segundos no. Si afirmo agrada ble y be neficioso. Pero para Polo, estos predicados definen el que algo es bu eno en algún sentido, se infiere que sostengo la opinión contenido de "lo que un hombre quiere" de modo que ya no se puede de que la m isma cosa no es ma la en ese mismo sen t ido ; pero, según Sócra- dise ntir e n for ma consistente con el punto de vista socrá tico. tes. si af irmo q ue algo es agrada ble en algún sent ido, no se infiere que Está e n juego aq uí otra cues tió n conceptual m uy sim ple que Pla- no sea pe noso o de sagradable e n el mismo sent ido. Esta a rgu men tación t6n DO hace resaltar exp lrcítam ente. Cualquiera que trate de a plicar r tesa tort u nada d epen de de un ejemp lo extremad a men te engañoso. Si el significado de bue no como "l o que X cons idera bueno" cae en una sien te pla cer al comer por que no estoy aún satisfecho. mi malestar por viciosa -por vacía e in terminable-. r egresi ón al infinito. PUe& con el fin no esta r a ún satisfecho y mi pla ce r coex isten. Por 10 tanto, siento placer d e ente nder esta elucidación ya d ebemos tener un a comprensión de y d olor s imultá neame nte. Pero, p or sup uesto. el placer existe y se de- bueno en algun a otra forma; en caso contrario estamos obligados a r iva a partir de tina cosa mientras que el d olor existe y se deriva a expresar nuestra definición como "lo q ue X cons idera ser 'lo q ue X partir de otra , cons idera ser .10 que X con sidera v v.» " ", Ahora bien, el intento de La indicación op uesta form ula da por Sócrates es que bueno y malo definir los términos morales mediante u na al usión al modo en que no puede n ser sinónimos de agradable y penoso porque usamos bueno los d efine en ge neral la ge nte presupone ya, e n form a simila r. si no y malo al valora r place res y dolores. Ca tícles cree que el hombre bueno se h a caldo e n una regresión sem ej ante, la ca ptación d e los conce ptc • es inteligente y vali ente. Pe ro u n cobar de puede sentir m ás alivio que morales pos eJdos por el comú n de la gente. Y en esta trampa cae Polo. u n hombre valien te cua ndo se evita el peligro y. en consecuencia. más Calides••u sucesor e n el diál ogo, no está d ispu esto a cae r en u na placer. Se persuade. por lo tan to, a Cal icles a aceptar u na dis t inción tra mpa . Ad vierte .....ue Po lo y Gorgias. fue ron traicionados por u na ent re t ipos de pla cer, y esto es precisamente lo qu e necesita el Sócrates ins uficien te redefinici6n sistemá tica de los términos morales. Para Ca - pl at ónico. Sócrates desarrolla lu ego su propio punto de vista posi tivo lides, el bien supremo consis te en el poder para satisfacer todos los y. al ha cerlo, gan a cierto terreno permanente en la ét ica. El ideal de deseos. Su posición es, sin duda. compleja. Desprecia la vida te óri ca y. Calíc les se re fiere a u n bi en qu e consiste en la prosecución ilimitad a por lo ta nto. desprecia a Sócrat es. Inmedi a ta mente se producen dos de los p ropios pl acer es. Sócra tes ya había insinuado q ue el placer sin desacuerdos con Sócra tes, El prime ro se refi ere al con cepto de d eseo. limi tes es u n p lacer insaciabl e; ahora argumenta que el concepto de Sócrates sostiene que el hom bre de deseos ilimitados es como un recí- b ien está vinculado necesariamente con la idea de la observación de un pien te q ue d eja escapa r su contenido: nunca se ll en a y nunca esta lí mi te. y tod o lo que h a de considerarse como "mod o de vida" necesa- sat isfecho . Tene r. por lo tanto, deseos grandes y violen tos es d ejar riamente te ndrá alguna forma ti orden que permite d istinguirla de sentado en realidad que no se lograr á lo que uno quiere. A menos que otras forma s de vida, Por lo tanto, cualq u ier bien de seado sólo p uede nuestros d eseos sea n limitados. no pueden ser sat isfechos. Ca l ícles se especifica rse mediante la estipulación de las reglas que gobernarían niega a acep tar esto. En este momento sólo necesitamos insistir en el aq uella cond ucta en la q ue consi stir ía o de la q ue resultarta ese bie n hecho d o que los comeptos de deseo y sa tisfacción presen ta n problem as particu la r. que el análisis de Ca lides pasa por alt o. H acia el final del G01'gias ha y ot ro s dos momentos im por tan tes. En segundo lugar, cuando Calicles en u na etapa anterior d el d iá· El primero es el agrio a taque de Sócra tes contra la línea de estadistas logo proclamó el de rec ho del ho mbre fue r te a gobe rnar. su intención atenienses q ue "a desde Milcíades hasta Peri cles y cuya po llt iea expan- era claramente la de exalta r al déspo ta. Sócra tes seña la , sin embargo. sion ista e nseñ ó a los a te nienses a ten er deseos sin enseña rles la conexió n que el populacho es obviamente más fuerte qu e el tirano , y que, por lo tant o, de acuer do con la opinión de Cali cles, debería gobern ar. En entre los bie nes qu e pudieran desear y el or den gobe rn ado por leyes consecuencia, Ca licIcs tiene qu e rede finir el concepto de "más fuert e" den tro d el cual sólo es posible alca nzar esos bienes. El segu ndo e. el a tribuyéndole el signif icado de "m ás in teligente" . Y esto lo lleva in- exame n del mito relig ioso del juicio y del castigo en una vida futu ra: Pla tó n simbo liza a tr a vés de este m ito 10 q ue está en juego en la elec- mediatamente a pregunta rse en qu é consiste la in teli gen cia de un go- bern ante. Antes de que pueda compara r su respuesta a esta cuest ión ción entre las diferentes acti tudes mo ra les fu n dam en tales. Las actitudes con la de Calides, Sócra tes adara cimas diferenci as filosóficas claves morales y rcl igi mas ejemp lificadas aq u t son rasgos recurrentes d el pen- s.nuic nto de Pla tón , y se efectúa u na apreciación m uy err ónea si se los 38 39 concibe como ajenos a sus análisis morales. Pero con el fi n de comprender por que co mpartir con ceptos es siempre compa,l'tir has ta c.¡erto punto por que esto es as! ten dríamos que exa minar con mayor cu idado el na for ma de vid a. Y por ciert o, Sócra tes nñrma expllclt ament e en fondo politice y metaf ísico de los d iálogos, y antes de ha ce rlo quizá ~l Gorgias que lo q ue' falta a u n ~ombte !D:alo es la, hab ilid.ad ~ara va lga la pe na rei terar en forma sumaria u na seri e de conclus iones a . ~ es deci r pa ra com partir una vida COlTIlIn ( j(O~~W~HII). j( o , ~ W ~ t LP " • 1 las q ue tiende a cond ucirnos un estud io de las argu me ntaci ones del Así. la de terminación del ti po de vida camón necesar ~ o pa ra que ~ Go rgias. bien sea alcanzado constituye un paso adela nte nccesano ~n la especr- La primera se refiere a que el consejo "H az lo qu e q uier as" ee.ne- Iícací ón de lo q ue es bueno. tsta es la tarea de la R epúblICa. cesaríameme ¡nó til excepto en un contexto m uy restri ngi do. Cu ando Sócra tes afirma que un deseo inextinguible es u n deseo insaciable. esto no alu de meramente a la cons tan te presencia de u n ob jeto ult erior en el deseo . Mlls bien sucede qu e el deseo es saciable si se le asigna un oh. jeto determinado. Sólo tiene sentido decir: " Haz lo qu e quieras" . cuan do hay una serie de altemat jvas claramente definidas y no quere- mos que nuestras preferencias pesen sobre el agente. PeTO contestar a q uien pla ntea las preguntas mora les generales: "¿Cómo he de vivir ?" y "¿Qué he de ha cer?" con un: "Haz 10 qu e quieras", no determin a ningu na me ta a la que pueda enca minarse. El pr oble ma cons iste en saber cuáles d eseos serán sa tisfechos, cuáles desalentados, et c. La r é- pli ca cor recta a la ind icación: "Recoge los capullos mientras puede:' consiste en preguntar: "¿Qu é capullos?" Es un error pa ralelo supo ner en todo caso q ue los deseos está n da - dos, fijos y determinados, mientras que 105 actos de elección son libres. Los deseos no son simplemente determ in antes con respec to a la elec- ción: m uy a menudo consti tu yen el ma terial sobre el q ue tiene qne ejercerse la elección. Esto se to rn a confuso si se considera a los co n ce~ tos morales como parte de l rei no de la convención y a los deseos como parte de la natural eza. Sócrates, po r supues to, no insiste e n n inguna de estas cuestiones y no contes ta a su propia pregunta en mayor grado de l o q ue lo h abfa hecho Gorgias. Lo que ha ce es en un- ciar una condición nec esar ia para la respuesta a l a pregunta: " ¿En q ué consiste u n bien?" La res puesta señala qu e si algo ha de ser un bien, y u n po sible objeto del deseo, debe ser especlñcable en t érm inos de algún conjunto de reglas qu e puedan goberna r la conduct a. El manda to ele Calicles de transgredir toda s las regl as -esto es, si se qu ie- re h acerl o- no tie ne sen ti do, pue s un hombre cuya conduct a n o es gobernada en ni ngú n sentido por leyes habría dejado de participar como agente inteligi ble en la sociedad humana. Esto se reve la no sólo a par tir del contenido del Gorgios sino a par- tir de la forma . Has ta Calicles y Sócrates com parten cier tos conc eptos. y la forma del d iálogo man ifiesta el modo en que esta coi ncidencia permite que Sócrates mues tre a Caltcles la incoher en cia interna de su punto de vista. Esto sugiere qu e la maldad com iste en u na ruptura con una forma de vida en la q ue cier tos bienes pueden ser alcanzados, 40 41 in ter rogarse con rcspecto a un conce pto no es lo mi smo que interro- garse con respecto al significado de u na expresión en una lengua ex- tranjera . U n equivalente verbal de una expresión cuyo sign ificado tr at am os de reso lver no constituye un a ayud a. Si lo que se nas ofrece es una expresión genuiname n te sinó nima, todo lo qu e nos confundía originalmente nos confundirá en la traducción. Com pre nder u n con- cepto, cap tar el significado de una expresión, es, de un modo parcia l p ero decisivo, captar sus funciones, comprender lo que pu ede y no puede hacerse con él y a través d e él. Además, no podemos decidir a voluntad 5 qué ha n d e significa r las pala bras o q ué pape l han de desem pe ña r los conceptos. Q uizá te nga mos ocasionalmen te el deseo de introducir un nuevo concepto y legislar asl con respecto al significado de u na ex- Platón ; la R ep ública presión; pero lo que pod emos afirma r e n un a sit ua ción d ad a está limitado por el repertorio común de conceptos y 'la captación comú n La R e-pú blica se in icia con la exigencia de una defin ición de lJ¡ m lO l1- de sus fun ciones. Por lo tanto, ning una ob jeción a la R epública es (111''1 ' y el prim er lib ro ada ra la na tu raleza de esta exige ncia. Se recha - más errónea que la que hu biera formul ado H um p ty D um pty ("Cuan- za la d efini ción de la justicia como "decir la verdad y pagar las propias do 'Jo u so u na pal abra ... tiene exactame nte, y ni más n i me nos, el deudas", no sólo polq ue a veces q uizá 5Ca correcto oculta r la verdad significad o q ue yo determino") , H y q ue de h echo efectuó el profesor y ~o devo ~ver Jo q ue. se h a tomad o prestado. sino porque ninguna nó- Ka rl Popper cuando escri bió: "Pero, ¿pud o h aber ten ido razón Platón? rmna .de tlpo.s d e acci ón podría satisfacer el pedido de Pl atón. L o que ¿Significa quizá la 'just icia' lo qu e él dic e? No teng o la intención de él qUiere saber es lo que en u na acción o clase de acciones nos hace d iscu tir esta cuesti ón .. . Considero que nada depende de las pal abras, lla marlas justas. No quiere una nó mina de acciones justas. si no un y todo d e nuestras e xigencias y decis iones práct icas." u H e tratado de . criterio pa ra la in clusió n o la exclusión e n semejante nómina, Asimis- poner en claro que sólo esta mos expuestos a aq uellas exigencias y de- mo, se rechaza u na de finició n de la justicia como "hacer bien a Jos cisiones q ue pueden ser e xp resadas e n concep tos d ispon ibles. y qu ~. p~pi os am igos y da ño a los enemigos", no só lo a ca usa d e la ar gu me n- por lo ta nto, la in vest igación d e los con cep tos q ue debem os o podemos ració n d~ que ca usa ~ (:año a algu ien lo convert irl a en peor de lo que es usar tien e una importa ncia decisiva. -ces decir, en más mjusto-. con la cons ecuencia de q ue un ho mbre Trasfm aco elucid a el concepto de justicia de la siguiente man er a. j usto s~ verla i ~pl ica do e n la acción de hacer menos justos a los hom- No considera q ue "j usto" sig1¡j{ica " lo que sirve al in ter és del más bro, smo en virtud de qu e cualqu ier definición de la j ust icia en té r- fu erte", pero sí cree q ue, como hecho histórico, gob ernantes y clases min o~ de ."hacer el bien", o en otros simila res, segura me nte no será go bern a ntes inven taron el concep to y las nor mas de justicia pa ra serv ir mu y iluminadora. Cua ndo Trasímaco entra en escena, le dice a S écra- a sus pr opios prop ósito s. y que de h echo es más provechoso hacer lo ~es q~: n o debe o fr~ce r le un a definición que di g-a que la justicia "se injusto que lo j usto. El sondeo inicial de Sócrate s sobre la posición de Iden tif ica co.n lo obliga torio, o lo ú til, o lo ve ntajoso, o lo provechoso, T raslmaco recu erd a mucho al Go rgias. Cu estiona el concepto del "más o lo conven íenre". Sócra tes replica q ue esto equival e a pregu ntar qué Inerte" como lo hab ía hecho a mes. y sostiene qu e la r¿X'fI de gobernar, es 12 y rehusarse a acep tar cualq uier resp uesta que se prese nta seg ún segú n la a na logía con la ffX'fI de la med icina , deb e, si es un ve rd adero la for ma 2 veces 6, lJ veces 4, 6 veces 2, o 4 veces lJ. Pero Sócra tes sf ar te. ser practica da en benefic io de aq uellos sobre los que se ejerce. acepta la ta rea de ofrecer un tipo de elu cidación di fer ent e : seria un La med icina es para bene ficio de los pacientes, no de los méd icos, error sup oner qu e cua ndo Sócrat es nos o frece una fór mu la - po r y gobern a r, pOl" lo tanto, debe se r en beneficio del pueblo y no de los ejemplo, la justicia es ese estado d e cosas e n que cada uno se ocupa go bern antes. Pero esta an al ogía com ple ta mente ineficaz sólo per tenece de lo q uc le. conc~e rne-. ésta const ü uye por si misma la resp uest a bus- a las co n frontaciones prelimina res. La posición q ue Sócrates hab la cada . La afirmació n no se puede com pre nder con independencia del 14 T hn:ro&h Ole L00ll''',;.GldU dml Wlldl A li u Foun d T htTC, cap. V!. resto de la R epública, y Trastm aco t iene rez ón al supo ne r que la bús- 11 lA socied /ld db ierl tl y HU encmigOJ, "01. l . cap. 6. [Vcnión ca,tellana, Buen os queda de exp resiones siná nimas de 6,,,o,oI1ÚJI'I/ no vendría al caso. P ues, Air el, Pai dÓl , 1964. 2' ed.] 42 ,refirro,ado final1l1e~te en el Gorgias p uede ser atacada con vigor desafor tunadas tamo en este iuu ud o como en el siguie nte. Pero si éstas a p ar,ur de las premisas de T'ra stmaco, y lo es por Glaucón y Adimanto, son las ú nicas razones pa ra alaba r a la virtud, ¿cómo puede la j ust icia los discípulos de S~rates. Pero an tes de que Sócrates termine d e r eite- por si mi sma y con inde pendencia de las recompensas ser más b en e- rar su ataq ue an.tel:lOr contra la au toa fírmaci én ilimitada -'< 0 el sentido ficiosa que la injusticia ? de q~e las restrICClOn~ ,d entro de la personalidad y entre las personas La resp uesta de Platón com iste en tr a tar de mostrar lo que es la constituyen uD,a condición de su bienesta r_ . invoca el concep to d e j usticia , pri mero en el Esta do y lueg o en el alma . Esboza un Estado e n tl.'pu~ ' .Y la nO~I~n de que hay un a virtu d específicamente human a cuyo el que se satisface n tod as las necesidad es b ásicas. Se req,u ieren tres cla- ejercicio permí ura acceder a un estado de bienesta r o de feli cidad. La ses de ciudadanos: artesanos y tr ab aj ad or es para producir las cosas ma- ~,oen) no pen~nece ahora a la específica fun ción social d e un hombre. teriales ne cesari as para la sociedad ; sol dados pa ra defender el Estado, y s~no a su f~nCJÓ~ como hombre. La cooexi én en tre la virt ud y la Ielt- gobe rnantes para organizar su vida social. l.a tra nsición clave se pro-- cidad está mSCfJJ?ta ~n este concep to en una forma q ue inicialm ente duce aqu í entre el recon ocim iento de tres funciones que t ienen q ue debe p~recer arbItr~C1~. El resto de la a rgumentación d e la R epú blica ser cumplidas e n la vida social y la afi rmación de que se nece sitan clases es u n in tento de eliminar esta arbitrariedad. separad as y d istintas de ci uda danos para el cumplimiento de cada una .La re novación de la tesis de T rasfmacc en boca de G laucón y de las funciones. Pla tón se ba sa para efect uar esta transició n en dos creen- Adímanro ad opta la siguiente for ma. Los hombres en estado de nat u. cia s, de las q ue una no es verd ad era con certez a y fa otr a sin duda es falsa. ra leza se mu even enterame nte por su propio interés; y el"origen d e las La creencia q ue no es verdadera co n certeza alude a la conveniencia d e leyes .le encuentra en el momento en que les h om bres descubrieron y que cada hombre persista en un traba jo y de que esta forma de división estuviere n de acuerdo en que los choques de sus in tereses personales del trabajo es la mejor en todas las circunstancias pos ibles; la creencia eran tan dañosos que resu ltab a más ventajoso ren unciar a dañar a indudablemente fal sa indic a que 10$ hombres está n divid idos por n a- 105 ot ros q~e continuar ron una forma natural de vida en la que esta. turaleza de acu erd o con su mejor adecuación a cada una de estas Iun- ban someudo, al r iesgo de po sibles da ños po r par te de 105 dem ás. Y cíones . Con respecto a est a convicció n se p uede h acer notar que es, in - desde entonee5,. 105 ~ombr.es h an obedecido a la ley sólo por temor a vocada con mu cha frecue ncia por aquellos que consideran qu e la las .consecuenClas; s.. pudieran salvarse de padecer la s consecue ncia s gente d e su clase es tá bien capa citada para gobern ar. mientras que los n~lvas de sus acciones, un ilimi tado a mor p ropio se ma nifestaría d emás no lo está n ; y qu e ig nora q ue la ma yor pa rte de la gente tie ne a bier ta mente e n lu gar d e encubrirse e n el acatamie nto a la ley. Supon. difere n tes capacidades que no se e xcluyen u na s a ot ras, s in mencionar ~.m os q ue se en ~regue n a u n hombre aparentemente justo y a otro el hecho de q ue e n las sociedades ex iste ntes la mayor par te de l a ~ injusto sendos anil los romo el que te nía Giges para hacerse invi sibl e, capacidades no llegan a realizarse. Pero las convicciones de Plató n y de mod o que a mbos tengan u na completa liber tad de acción. Ambos sobre est e tema se vieron pod erosam en te reforzadas por su doctrina se co~portarla~ de la misma ma nera. Al igu al que Giges, q ue sed ujo a del alma t ripa rtita. su. re ma y asesin é a su re y, segu irí a n el cam ino del to tal engra ndec í- Lo s argum entos en favor del alm a tr ipa rt ita son in depen di entes de miento pe~o~al. O sea: todos prefieren la inj usticia a la j usticia si los argumentos e n favor d e! Estado tri partito, pero la verdad de esta pueden ser injustos con éx ito. doctrina del Estad o exige, p()r lo meno s, algo semejante a la mencio- Este ejemplo. depende de aquella descripción engañosa del hombre nada doctrina del al ma. L a ex istencia de partes en el alma queda ma- n~tural y presocl,~ 1 q ue ya he criticado. Pues Pla tón in sinúa qu e quizá nifestada, según Platón , por la presencia de conflictos. Si un hombre ~lges con su am lIo sea el hombre natural. La superioridad de este desea b ebe r (po rq ue tiene sed) y 110 desea beber (porque tie ne sospe- eJe~plo sobre el q ue se puso originalmente en boca de Trasrmacc chas so bre las condiciones del aglla ) a un mismo t iempo, ent onces, co- re~lde en q~e Platón se encamina decididame nte hada un reconocl-. mo no es p osibl e aplicar y no a plicar el mismo predicado al mismo miento del mter és propio como rasg o del hombre socia l y no •.A l~ ' le l suje to, en el mismo sentido , y a un mismo ti em po, tiene qu e h aber por ~ombre natu~al. H ace que Ad imanto ponga de reli eve que el eluda . lo menos do s sujetos dist intos con el fin d e predica r de lin o de ellos el .an o conve ncIOnalmen te virt~oso y j usto está d e parte de Traslma co deseo de beber y de l otro el deseo de no beber. La su posición que sub- ) no d~ . Sócrates, Pu es el equ ivalen te griego de l padre burgu és e nse ña yare en este argumento es q ue u n hombre no puede simultáne ame nte a sus hIJOS a segu ir la virtud y hu ir de l vicio ún ica y exclusivame nte a desea r hac er algo y d esear no hacerlo, en el mi smo sentido en que un causa de (lil e la, virtud tr ae l"ecompensas y e1 VI"CIO llene . consecue ncias hombre no pu ede sim u ltá nea me ntc moverse en un a direcc ión dad a y 44 45 no moverse .e n esa dirección. Pero, cuando se (Jat a de deseos di stinción en tre la razón y 105 a petitos en la que la razón siempre está dese~r un flO, .considerado desde el pun to de vista de una d~:rru~~ e n lo correc to. pankular, y no desearlo desde o tra descripci ón A J h b pe La fue nte original de est a d istinción no se e ncuen tr a, po r supuesto. querer beber el . . 5 . un c m re puede agua porque u enc sed , y no querer beber en caso de en los propios r azonamientos d e Pl at ón a partir de los pr etendidas hechos que se exponga a una enfermedad. Quizá par ezca qu e el cami no má eo nñ íctuales sino e n las cre encias heredadas de pitag óricos y 6rfic os oort~ pa ra escap~r a la argumen tación d e Pla t ón consiste en señalar q u; sobre la separació n de un alm a in mortal de un cuerpo q ue es su p risión ese o mbre no tiene d eseos incompa tibles. Desea saciar su sed d y' su tumba. Pero escritores po steri ores, a los que la doc tri na religiosa no esta r . enfermo • y " un Ilecho meram en te con tinge nte el que Y eses es! q ui zá no ha ya impresionado, se contentaro n tod avla con la dis t inción agua saciar _ á su . sed y 1 f ~ . o en ermar a. Pero se podria replicar que sus de- a fil osófi ca. El mismo Platón ofrece una descripción m ucho más intere- seos sigu en sl~ndo Incompa tibles: lo que un hombre desea es beber sante y positiva del deseo en el Simposio, pero au n en este caso el esta agua port ícu lar y lo que teme es beb er esta misma a Ud S' deseo nos aleja finalme nte de este mundo. ~argo, Platón ',,:.10 tien e razón en un sentido sobre la inco~p~ti~~i~: La s lealtad es doctrinales de Platón lo llevan en la R epública n o e estos d eseos. y la misma no tien e ninguna de las consecuencias ue sólo a ex traer co nclusiones falsas de lo s hechos con ñ íctua les, sino tam- ~u~uestam~nte se des prenderfa n. y esto se debe a que la inrompali~i1i. bién, <amo acabo de suge rir. a d escribirlos err ónea me nte. La esencia a se re ñer e a la posibilidad de sa tisfacer a mbos deseos y no a la de del conflicto en el plano del deseo es que proporciona una ocasión tener ambos. deseos. Est o es •Impo rtante porque Platón usa • su errónea para una elecció n persona l entre mi s deseos, aun en el caso de q ue no argumentación pa ra ex~o ne r una distinción entre esa parte del a lma elija. P ero la división pl atónica del alma en partes co nvierte al conílíc- comp~esta por los apetitos y aq uélla' formada por la razón. d istl nc í ón to en una lu cha critica que no podría dar luga r a una e lección. " Yo" q ue ejerce .u na enorme influencia sobre cierta ét ica posterio r. no me veo enfre ntado a Jos deseos. "Yo" me encuen tro escindido en- En rea lidad. la descripció n qu e hace Pla tó n de las partes del a lma tre dos partes au tó no mas: la r azón y los apetitos; o bi en " yo" soy u na razó n que lu cha co ntra los apetito s. T a mpoco es Platón coherente e n no es c~heren te. A ~eces se e xpresa co mo si la pa rt e ra ciona l tu viera esto ron sus restantes escri tos. La palabra gr iega p ara alma, WIIXIÍ. en u~ ~nJ uDlo deter min ado de d eseos y la par te ap etitiva u n cc ni untc ~lSUnto; ot ras v~ces alude a los apetitos como si fu er an los desec!s y a un principio significa sim ple mente lo que establece la diferencia entre , la vida y la muer te, en tre un hombre y un cadáv er. Algunos de los prime. br razón como SI fuera esencialmente un control y fr eno q ue actúa so. r os pensadores gr iegos iden tifican el alma con una su stancia materi al. y re ello s. I:Iabla como si el deseo de beber fu éra un anhelo no raci onal los pitagóricos con una armoní a y eq uili br io entre los elem en tos d el cuero ~ la cap ta ci ón del peligr o imp licado en el beber un a visión de la razón' po . P latón sost iene con tra ambas posic iones en el Fedón que el a lma eJ~ro. de he~ho no ten emos prime ro deseos pa ra lu ego ra zonar sobr~ es una sustancie simple in m aterial , que la destrucció n implica Ia di vl- d os. ap~ en e mes - y em ple a mos nu estra ra zón en e l aprend izaje- a st ón e n partes. y q ue si el alma no t iene pa rtes debe ser inmortal. En el desear .cler tas cosas (Platón no d ist ingue e l a pet ito bio lógica mente Fedón los apetitos per tene cen a l cu erpo de ma nera tal q ue la distinción e ter.mmado del d ese.o humano co nscien te) , y el de5CO de satisfa cer la entre la razón y los ap etitos sigue siendo un elemento constante que propia sed e.l tan racional como el de seo de no ser da ñado por el a a señala la continuidad del fun dam ento religi oso. Pero el Fedón no nos ~nv~nen~~a.. No es verdad qu e sólo nuestras a u torrestri ccíones deri~n ofr ece ningu na base para creer en la d ivisi ón del a lma en panes. e a r~ extón : a me nudo decidi mos reflex ivam ente que necesitamos La d ivisión del alma en la R epública no es simplemente entre la h eber. .El razonabl . . r I a pro pia e deseo d e sa cia . sed puede control ar un ra zón y los apetitos; hay ta mbién un a parte " pas io nal" que no se in- t.e~or Irracional a ser envene nado; lo mi smo q ue, vicevers a, un temor ter esa ni por las no rm as ra cion ales de conducta n i po r los deseos coro JaclO~al al veneno puede in hibir un deseo irracional de sa tisfacer la porales, sino po r las nor ma s d e la cond ucta hon or able y por el eno jo p.ro pla sed. L o que convier te a U1 1 deseo e n razonable o no es su r eía- y la indignación. Platón n arra la hi storia de Leo ncio, quien, dominad o ci ón con nuestros d emás propósito s y decisiones posibles o reales. Un por el deseo. clava la vista en los cadá veres de lo s crim inales eje cut ad os hOl:nbre pue de comport arse Irr ucionalmente a l no perm itir la manifes- y se maldice a sí mi smo al ha cer lo . La moral platónica señ ala qu e el tación de sus . .deseos' y u n d eseo puede ocasional . mente corregir re. en ojo y los a pe titos pueden entrar en con flict o. L a parte pasion al del s~ntas aprecracrones ra cionales. Pero Plat ón y la la rga tradició n u~ le alma a ctúa. cuando " no ha sid o cor ro m pida po r un a m ala educación" , sig ue, no lom an en cuenta estas hechos, co n el fin de ma ntener N a ~' ígida como age nt e de la ra zón y se indigna cua ndo ésta se ve sojuzgada. Por 46 47 10 tanto, un hom bre que ha pa decido inj usti cias se sien te indignado, bello y fco son op uestos, son dos cosas diferentes, y por eso cada una pe ro un . hombr e que siente q ue actúa mal no puede, de acuerdo con d e ellas cs . u na".U Pero mu chas cosas exhiben la belleza y muchas su naturaleza, sen tirse ind ign ado si se lo obliga a sufrir a su turno. cosas son feas. Por eso h ay una d iferencia en tre aquellos que se da n Así se expresa P latón . cuenta d e que algú n ob jeto d ado es bello y aq uellos que captan " lo En consecuencia, los hombres se agrupan en tres clases de acuerdo bello en sí". Emp leo la expresión "bello en si" (" aln·lJ 1"Ó "aM I''') p ara co n la pa rte dominante del alma, y esta división es la ex igida por el Es ta. traducir el lISO innovador pla tónico de en si destinad o a con vert ir do trip artito. La clase a la q ue pe rtenece un h ombre puede ser estable- u n adjetivo en una ex presió n que denomi na lo que se supone q ue el cida en pan e por su primera ed ucación, pe ro no puede ser de term inada adje tivo significa y designa. Y empleo la expresión "sig nifica y designa" fu ndamentalmente d e esta m an era. Pla tón cree que h ay zapatero s no porq ue qu iera confund ir al lector h aciéndole supone r qu e "aígn l- na tos y gobern ant es natos. La j usticia en un Estado consiste en q ue ficación" y "design ación" son idénticos, sino porque Pl atón comete tod os conozcan su posición. De las cuatro virt udes tradicionales, la va- precisam ente este error. La id entificación se produce de la sigu ient e Ien t ta pertenece a la clase de los gu ard ian es auxiliares cuya función manera. Pla tón cont ra pone al homb re que usa la palabra bella en una es la d efensa, y la sabiduría a los guard ian es del gob iern o. La templan . forma confu sa y ordinaria al h omb re que ha cap tado realmen te lo qu e za no es la virtud de una clase sino d e la sociedad como un todo sign ifica bello, e interpreta esta oposici ón como u n contraste entre po rq ue " los deseos de la mu lt itud in ferior serán controlados por los el que ti ene no ticia de un a serie de obje tos bell os y el que con oce aquello deseos y la sab id urla de los pocos seres superiores", La j ustici a no qu e es d esign ado por bcllo. El primero sólo posee una "creencia" y pertenece n i a esta n i a aqu ella clase, ni a una particular relación ent re sus ju icios no están reforzados por una compre nsión b ien fun dada del las clases, sino a la sociedad en cua nto fu nciona como un todo. significado de las expresiones q ue emple a. El segundo está en posesión En forma similar, la just icia en el alma reside en que cada parte del conoci miento po rque realment e compr ende lo que d ice. reali ce la fu nción propia que le :.... sido asignad a, Un individuo es El conocimiento (h-'ITT~P1J) y la creencia u opinió n (M!a) pueden sabio en virtud de q ue la razón gobiern a en él y valiente en virtud de de este m odo ser definidos en fun ción de clases contrapues tas de objetos. que el alma p asion al desem peña su pa pel. y u n indiv iduo tiene tem- La cree nci a se refiere al mundo de la perce pción sensible y el camb io. pla nza si su razón gobie rna a sus apetitos corporales inferiores. Pero De este ritmo fuga z y evanescente sólo pode mos tener en el mejo r de la jus ticia no pe rt enece a esta o aquella parte o relación d el alma, sino los rasos una o pinión verdad era . El con ocimiento se refiere a objetos a su or dena mien to total. Entonces surge n las dos pregu nt as: "¿Q ué inmutables, con respecto a los cuales podemos tener u na visión cierta clase d e homb re será justo?" y "'¿Cómo p uede surgir el Es tado justo?" y racio nalmente fu ndad a. La distinció n platón ica entre el conoc ímien- Estas preguntas se pla nt ean y se con testan j unta s. y esto no es acciden- to y la creencia es comple ja. En parte, es una simple d istinción entre tal. Cua ndo Platón , m as adelante. conside ra la corru pción del Estado aquellas con vicciones qu e, po r haber sido adq uiridas medi ant e el razo- y del al ma, los examina como si estuvieran m utuamente im pli cados. namien to y estar apoyadas en razone s, n o están a merced de ora dores Además, el hombre justo existirá difícilmente, excepto en el Estad o háb iles (es de cir, el conoci mien to), y aquellas convicciones que, por justo. don de al menos algunos hom br es -e-los futur os gobern an tcs- son respo nder en todo caso a un condicionamiento no raciona l, están ex- ed ucados sistem átirame-ue en la jus ti cia. Pero el Estado justo no puede puestas a cambia r cada vez que se las somete a las técn icas de la pers ua· ex istir en n ingu na parte. excepto donde haya hom bre s justos. Por lo sión no ra cional (es decir, la creencia) , Pero evide n teme n te esta di e- tanto, el problema de la posibilida d de la ap ari ción del Esta do y el tinción n o ti en e n ada q ue ver con el objeto de nuestras creencias . Más problema de la ed ucació n del homb re justo tienen q ue ser pl anteados bi en se refiere a las distintas man eras en q ue los indiv iduos puede n simultá neamen te. Y ase llegamos al momen to en q ue Platón pone en ad qu iri r y mantener sus cree ncias, Por 10 tanto. ¿por qué supondrla escena el ideal del rey·filósofo. Platón q ue su di stinción pertenece al pla no del ob jeto? Esto se d ebe Platón d efine al filósofo mediante una exposición acerca del cono- a que Pl a t ón consideró tene r ra zones ind epe nd ien tes para creer que se cimien to y la creen cia y el poster ior contraste del filósofo que conoce podían e fectua r juicios ciertos y racionalmen te fundad os sobre los ma- con el hombre no filósofo, quien en el mejor de los cases sólo t iene un a terialcs d ados por la percepci ón sensible. T anto H erá clito como Pro- creencia u op in ión verd ad era . El razona mient o pa rte de la coeslde- rñgoras h ab ían p uesto de relieve la relatividad de los juicios h asados ración de l significado de pares de predicados. y Jos ejemplos usados son bello y feo, j1l510 e ¡n jmto, ínieno y m nlo. Platón señala q ue "como 1'1 R r /,/¡bIiCll, libro V. ~ 75 e ' ~7G a . 48 49 e n la percepción sensible. Pe ro lo que Plat ón quiere po ne r de maní- lu z del sol. pe l'O quedam os deslumbrados si miramos el Sol mism o, con- fiesta puede separarse de los pormenores de estas doctrinas pa rticulares. templamos también .las demás Formas a través de la luz intelectual Si se puede decir de objetos mu y diversos que son bellos, y d e un ofr ecida por la f orma del bien, pero no podem os contempla r la Forma mismo obj eto e n .un momento dado o desde un cierto punto de vista misma del bien. q u e es bello, y e n otro momento y desde otro punto d e vista que es feo. Por lo tanto, para Pla tón -al menos en la R epú blica-. bue no sólo el significado de los pred icados bello y feo no puede ser explicado me- se usa adec uada me nte para denominar u na e ntidad trasce nd en te o para ramente median te un a refere nci a a las ob jetos a los q ue se ap lican. Esto expresa r la relación de otras cosas con esa entidad. Las di ficult ades en no se debe simplemente a q ue, como lo señ ala Pl a tón en el fragmento la concepción p la tónica d e las Formas fuer on form uladas p rimero por ya mencio nad o, los objetos son m últiples y el significado ú nico; res- el mismo Platón en diá logos post eriores. Por el momento sólo es neceo po nde ta m bién a que los juicios están expuestos a una vari ación, y a sa rio hacer notar q ue la suposición de que haya Formas no con tr ibuye la contr-ad icción por otros j uicios, mientras que 10 único q ue no varfa para nada, e n reali dad, a resol ver el problem a que Pla tón plantea en la es el sign ificado. Para ex presa rlo en un lengu aje pos terior. Platón esta R epública, es decir, el de cómo u n único sign ificado puede apli carse comprome tido en la elucidación de lo implicado en la descri pción de de muchos mod os di fe rentes a numerosos su jetos diferentes. A firma r dos o más usos de un a expresión como ejem plos del \150 de un único que el significado de un predicado se deri va de un caso primar io no y mi smo predicado . La di fer encia con respecto a Sócra tes reside e n que aclara en absoluto cóm o este pr edicad o puede ser aplicad o lu ego a éste sólo advirtió qu e el uso de 105 predicados éticos debe -resp ond er a otros cas os. Por eso es justo lo qu e qu eríamos saber. Además, nos ve- crit erios, mientras que Pla tón supuso que si esto h a de ser así y ha de mos envueltos e nseguida en un dcspropósho lóglco : si contestamos así haber normas objetiva s par a el uso de tales predicado s. ést os tienen nuestra pregunta, esta mos afir mando que la aplicación primaria de que usar se para aludir a ob jet os, y a objetos qu e no per te necen al mun- bello es a la Forma de la belleza, de alto a la Form a de la altura, etc é- do mú l tip le y camb iante de ,] O~ sentidos, sin o a ot ro mundo inmu- tera. Pero decir qu e "l a belleza es bella" o que "la altura es alta" evi- tab le ca ptado por el intel ecto preci samente a t ravés de la ascensi ón dentemente no es expresarse con cla r idad desde el IJUnto de vista d el di aléctica en la que capta el significado de los n ombres abstrae- sígntüc ad o. Plat ón mismo destacó este h echo en cr íticas ulter iores a tos y d e otros términos generales. Estos objetos son las Formas. y su propia posi ció n. 105 objetos de la percepción sensible tienen sus caracrer tstlcas por un a Lo im po rt a nte es qu e la teor ía del significado ha hecho su a paric ión imi tación de ellas o por una pa rticipació n en ellas . e n forma. decisiva. El lógico ha en trado e n la ética pa ra siempre. Per o El filósofo es el hombre q ue a través de u na pre pa ració n en la abs- si bien el an álisis lógico sistemático y conscie nte de si mi smo d e los tracción ha aprend ido a relacionarse con las Formas. As í. sólo él como conceptos morales se ub ica rá desde ahora en ade la nte en el corazón de pre nde realmen te el sign ifica do d e los predi cados y sólo él tiene la filosofía moral. no podrá agot ar la to talidad de la misma. Pues no posiciones mora les y políticas genui na me n te fund amental es. Su pre para- sólo ten emos q ue comprender la s interrelaciones lógicas d e los con- ción se efectúa primordialm ente en la geomet rí a y e n da dialéct ica. Platón ceptos, p recep tos y otros ele me ntos morales simila res. sino también la entiende por d ial éct ica un proceso de de mostración raciona l que caos- fi nalidad y el propósito a que obedecen tales preceptos. Esto nos in - timye un desarrollo del d iálogo de la interrogación socrá tica. A partir traduce en la teorla de las intenciones y motivos humanos y en la de un a pro posición q ue ha sido puesta en considera ción se asciende en teoría de la sociedad. pu esto que di ferentes ti pos de deseos y necesidades la bú squeda de justif icacion es por una escalera d edu ctiva ha sta alcan- dominan en diferentes órde nes sociales. Se advie r te que los tres inter e- zar la indudable cer teza de las For mas. Pla tó n presenta en la R ~ptl blica ses --epi stem ológico, psicológico y po lltico- se conjugan en la s partes u n progreso en la dem ostraci ón racional que culm ina en una visión centrales d e la R epú blka. Pues la primera t eoría de Plat ón según la de la Forma del bien (es decir, en una visión de 10 que designa el pre· cual podemos entender qué es la bondad. qué es la justicia, qué es la di cado bueno: aquello en virtud de lo cual tien e significado). Hay en valentía. e tcéte ra, al verla s manifestadas en cierto tipo de Estado y en la Rt!pública también un a marcad a actitud relig iosa h acia la Forma cierto tip o d e alma, tiene que reconciliarse "h ora con su segunda teoría suprema, la Forma del b ien. La Forma del bi en no es nna más entre según la cual sólo podemos compre nder lo que son la bondad, la jus- aquella s Formas que contemplamos: éstas pertene cen al re ino de la ticia y lo demás si nos rel acionamos con las fo rmas apro piada s. Sin exis tencia inmutable mientras que la Fonna del bi en se encuen tra más embargo, una recon ciliación no sól o no es diHcil sino que posibili ta allá de la ex iste nc ia. A5i como vemos tod o lo dem ás e n virtud de la q ue los argumentos a nte r iores de P la tón se vu elvan má s convlncenns 50 ~1 Los goberna ntes de un Estado justo. en quienes se adv ier te el p redomi- p udieran, a este hombre p roven iente del mundo ex terior, precisamente nio de la razón. son raciona les en virtud de u na ed ucación q ue les ha como los atenienses ma taron a Sócra tes. p ermitido captar las Formas. En el Estado justo el fil6sofo es rey: sólo ¿Qué hará, por lo tanto, el filósofo que se ha elevado hasta las él puede llevar a la existencia y conservar un Estado en el que la justi- Formas? Sólo en los mom entos más raros de la h ist ori a, y posiblemente cia está incorporada tanto a la organizaci ón política como al alma. Se n unca, tendrá la posibilidad de in terve nir en la creación de un Estado in fiere. como Platón lo hab ía insin uado an tes, que la d ivisi ón en clases j usto. Primero en su respuesta al n atamien to de que fue obj eto Só- d e la sociedad jus t a puede ser man ten ida educan do a algunos para qu e erares por parte de los at enien ses, y luego en su propia desilusión con sea n gobernantes , a otros pa ra q ue sean au xil iar es y a la mayoría pa ra los tiranos de Siracusa, Platón mu estra un profundo pesimismo con que sea gobe rnada. El uso de con troles eugenésicos y de métodos de respec to a la vid a política. Pero si el E stado ideal nunca se hará efectivo, selección sir ve para asegurar qu e reciban la educación de gob ern ant es ¿qu é sen tido ti ene describirlo? La respuesta de Platón indica q ue pro. q uienes está n capacitados par a ello. Para cont entar a las personas ord i- porcio na un modelo con respecto al cual podemos juzgar los Estados narias se les contad un cue nto sobre los metales en el alma: preciosos reales . Pl at ón se está ocupando parcial mente de esto cua ndo representa en las almas de los goberna nt es y comunes e n las de los gobernados. u na serie de esta dios en la declinación del Estado ideal y del alm a ju sta, Pla tón no cree, al modo de los racistas de Sud álrica y Ml sisip í, en una y al hacerlo pon e de man ifiesto nue vamente la co nex ión intrínseca q ue correlación entre la intel igencia}" una mera prop iedad accide nt al como considera extsrente en tre la pol ní ca y la psicologla. el color de la pie l. Sin embargo, cree en la presencia o ausenci a de una E l primer estad io en la d eclin ación es la t imocracia , en la que se inteligen cia innata al modo de los educadores conser vadores y cree qu e h an producido d esavenencias entre los militares y los guardianes, y una ingeniosa propaganda - a través de lo que denomi na "rncmíras el Estado se ba sa en los valores militares del honor con alguna infu - nobles"-, pued e asegurar el reconocim iento de S11 prop ia in lerioridnd sión de los valores de la propiedad pr ivada. En el próximo estadio, por parte de los seres inferiores. el oligárquico, la estructura de clases se manti ene solament e en bene- Los seres de inteligencia superior se dedican a la visión de las ficio de la ciase goberna nte y no en inte rés de rodo el Esta do: los Formas en los modos q ue Platón describe media nte dos parábolas: !:1. ricos emplean la estructu ra de clases para explotar a los pobres. En la de la línea y la de la cavern a. La línea se divide horizonta lmente, y en tercer a fase, 105 po bres se reb elan y crean una democracia, en la que el lado inferior de la di visión yacen los rein os de la imagin ación y la cada ciudadano tiene id ént ica libe r tad p ara perseguir los fin es de su voluntad y su engra nd ecirulcmo pc rsonnl, hast a qu e final mente el as- pe rcepción mientras que en el supe rior se encuen nnu los de los entes ma- pi rante a déspota es cap az de alistar en esa d emocracia un número su- temáticos -cestrechamente vincul ad os por Platón con las Formas- y las ficiente de desconte n tos pata crear u na ti ranía. Las finalidade s de Pla- Formas. Los fragmentos sob re la cavern a d escriben hombres enca de- Ión son, p or lo menos, dos: ha colocado las formas reales de co nsti tució~ nados de manera que no pu eda n ver la I U l del di a; de trás de ellos un de los estados-ciudades griegas en una escala moral de modo q ue. SI fuego y un espectáculo de t íter es está n orga nizados en forma tal «ue bien no conta mos con lo ideal, sabernos q tle la timocracia (la Esparta los prisio neros ven u na procesión de sombras sobre la pared. Creen q ue tradiciona l) es mejor, <¡ue la olig:lIqllía (Corinto) y la democra cia las palab ras en su leng ua je se refi eren a sombras, y q ue las sombras (Atenas) son peores. y q ue la rirnnl a [Siracusn] es lo peor de todo" constituyen la ún ica realida d. U n hombre que escapara de la cueva se Pero su argumentación tamb ién pon e de reli eve (lile una de las razo nes acostumbrarla lentamente a la luz del mundo exterior. Primero d is- por las que puede n ser valorada s mo ralmente es que un .ti po !le. pero tinguiría las somb ras y los reflejos. luego los objetos físicos, y fin al- sonal idad corresponde a cada tipo de constituci ón. En la nmocra cra los ment e los cue rpos celest es y el Sol. Esto constituye pa ra Platón un a a petitos se ven frenados y orden ados, pero no por la razón. El hon or parábola sobre la ascen ci ón a las Formas. El hombre que re torne a la desempeña este papel en su lugar. En la oli garq uía todavía se ven so- cueva no estará acost umbrado a la oscuridad, y no reconocerá por metidos a u na disciplina, pero sólo por amor a la riq ueza y por u na algún tiempo las sombras en la caverna tan bi en como sus antiguos preocu p ació n por la estab ilidad que surge de una preolUpación po r la compañe ros que nunca abandonaron la oscuridad . Y cau sará un gl'<lIl propiedad . En la democracia lodos los gmlos e íncllnndonc t t ienc n resentimiento por sus pretensiones d e que las sombras son pr oyectada s igua l influ en cia en la per sona lidad . Y e n la tir aní a -cn los hombres e irreales y que la verd adera realidad se encuentra fuera d e la caver na. de alm as despót icas- o los a pet ito s más ba jos, es decir , 105 corpo~ ~ es, Tan grande será el resen timi en to que las encade nados ma tarían , si ejercen un cont rol absol uto e ir racional. Pl ató n emplea esta clasi fica- 52 55 ció n de tipos de personalidad para volver a la pregunta sobre la justi- identifica ción po rque la razón. en el esq uema plató ni co, sól o puede ficación de la justicia de la ma ner a en que habla sido pl ante ada por domina r, y no dar forma o guia r a los apetitos, y ést~ por sí m ismos G la ucó n y Ad ima nto. Pa ra ello compara las posiciones externas y opues- so n esen cia lme nte irr-acio nales. El hombre q ue en r ea lid ad am enaza al tas del h om bre justo y el déspota, quien r esu lta ser el tipo de perso- prestigio d e la just icia no es el sensualista falto de ra zón o el tir ano na lidad extrema del hombre inj usto. incon tr o lado sino mucho más frecu entemente í'h om me moyen sensual, Platón ti ene tr es argumentos pa r a demo strar q ue la vida jus ta es es decir, el ho mb re que pra ctica todo, in cluso lo injusto y lo vicioso, más feliz q ue la inj usta . El primero es q ue el hombre inj usto no o po ne co n mode ració n, el hombre cuya razón r eprime e l vicio de ho y, no en ningún fre no a sus deseos, y así éstos care cen de limites. Al carece r de int erés de la virtud sino del vicio de mañana. tste es el hombre limites, sus .deseos nu nca podrán satisfacerse, y siempre estará descon- que a laba la vir tud en razón de 10 que puede obt ener de ella en for m a te nt o. El segund o a rgum ento señala que sólo el filówfo se encue nt ra de r iqueza y reputación, y es el q ue G laucón y Adimanto tenían en me n- en posición de contra pone r 1(>5 pl aceres de la razón a 105 del apetito y te. Por ('50 el caso propu esto po r Gla ucó n y Adimanto r onsritu fa una la sensu alidad ilim itada, porque sólo él conoce a mbos aspec tos. Final- amenaza m ucho ma yor para Plat ón q ue el caso presen tad o por Trasí- mente, se sostiene qu e lo s placeres del intelecto son au ténticos, m ie ntras maco. Pero Platón se ve impuls ado po r su esq uema conceptual a consi- que lo que el hom br e sometido a los apetitos co nside ra como p lacer, a derar a es te hombre, al que observa y describe con cie rt a precisión e n menudo no es más que u n cese del dolor o del malesta r (en el sentido los Estados oligárquico y democr ático, como u na simple versión menos en q ue co me r aliv ia e l hambre), y en el mejo r de los casos resul ta acent ua da de l d éspo ta. Pero e l déspo ta es pr esen tado en Iorma ta n m uch ó menos r eal (en funció n de la noción de lo real co mo in m uta ble extrema que lo descri pto ya no constltuje u n tipo moral posi ble. Se e inmater ia l) que aquello en q ue se deleita el intelecto. Estos argu- puede decir que voy tr as el pla cer sólo si m ~ enca m ino h.a da m et as iden- men tos son ma los. El tercero depen de, pa ra un a pa rte de lo q ue quiere tifica bles y to mo decisiones e ntre a lternativas en Iuncién de aq uéllas. demostrar, de las a rg um entaciones sobre las For mas , y en todo caso El hombre q ue ya no pu ede tom ar d ecisiones sino q ue pasa descuidada ign ora - con el típ ico y totalm ente deplor a ble pu ritani smo de Platón- e inevit ableme nte de una a cción a otra, no co nstit uye un tipo humano los numerosos p laceres cor po rales a uténticos. El segundo es sim pleme n- no rmal, sino un neuró t ico compulsivo. Y esto q uizás ha ya sido l~ que te falso : inclu so en el encu adre plat ónico el fil ósofo no es tá m ás infor- Pla tón queda descr ib ir. po rqu e en for ma muy sorprendente vin cula mado de los place res del deseo ili m itado q ue el sensu alista de las la conducta de este ho mbre con la persecuci ón de las fan tasías d e la s delicias del control racional. El primero, po r su parte, infi ere de modo que. la m ayoría de los hombres sólo tienen conciencia. en los. ~ue~os, falaz de la premisa. de que el sensualista siempre te ndrá apetitos que y asi se anticipa asom brosamente a Pr eud. Pero cualquier dasiñcací ón no hayan sido aún satisfechos la concl usión de que siem pre esta rá q ue co nvierta a la fo rm a de vida de rhomme m~~n sensue! e~ una y se sentirá insatisfecho y descon tento. Pero lo que es ta n im po r- me ra versión moder ad a d e la conducta co mpulsiva del neu róti co. y tante no es la invalidez de los r azona mientos particulares. Dada su ag ru pe ambos aspecto s e n form a co nju nta y en oposición a la r aciona- psicología, Pl a t ón sólo pod ía disponer de malo s razonamientos. Pu es lidad, está co ndenada por ello en cua n to clasificación. T ampoco c,l mito el d ivorcio tot al en tre la razón y el deseo en el a lma implica que el con el q ue termina la R epú blica ayu da a Pdar ón. P ues la suge st ión de co nflicto ti ene que ser e ntre la razó n, po r una pa rte , y e l a pe tito ir ra- q ue los justos será n recom pensados y I~ in justos cast i~ad~ en un rei.no donal y sin freno, por la otra. Son las ú nica s dos a lternativas disponi- posterior a la m uerte depende de la noc i ón d e que la JustiCia es su pen or bles de acuerdo con la psicología plató nica; pero en r ealidad no son , a la injusticia, es decir, que el homb re just~ m~7'~ce .su recom~ n~ .y p'.Jr supuesto, las ún icas y ni siq u iera las más Impor ta n tes. Co n el fin de el in justo su castigo. Ast, el problem a de la justificaci ón de la Justicia ~ei vi~di ca r a la justicia co ntra la injust icia, Pl ató n ace pta el criterio q ucda .tcdavta .sín una resp uesta clara•.. U na .reco nsideración muy breve imp licado en !a exalt ació n por parte de Traslmaco de la afortunada de las arg u me n tacio nes centrales de la X epública pone en cl aro. la ambición mundana, y especialmente la polít ica - el criteri o vu lgar razó n por la que esto tiene que ser así del1tr? del en cuadre pla tó nI.co. del pla cer-e, y sost iene q ue el tira no injusto pero afortunado tiene m e- La a rgume nta ció n comienza co n la necesid ad d e una comprensión nos placer y se e ncuent ra más desco ntento que el hombre justo, e in- del sig n ificado de los pre di cados ét icos co n in dependencia de sus a pfi- clu so q ue el hombre justo co nde nado inj ustamen te a m uerte . Pe ro ra ciones particulares. Este punto de pa rt ida volverá a repetirse en la para ello tiene que id entificar a l hombre injusto con el que persigue historia de la filoso ñ a en autores ta n di feren tes d e Pla tón como Sa n el pl acer sin límites y sin sen t ido. y Pla fón tiene que l leg ar a esta Agustín y W ittge nstein . Cua ndo indagam os acerca de 10 que quiere 54 55 decir ser j usto, rojo, o igual, el primer paso racional cons iste en ofrecer tificaeiones a la de aquellos que han ob tenido un conocimiento de . 1 ~s. tj ~mplos y tratar d~ hacer una lista de acciones justas o de objetos Formas. Cu ando po steriormente exa mina la justificación de la justicia rojos o de casos de igualdad. Pe ro da r u na lista semejante imp lica no en té rminos ind ependi entes de este conocimiento, es d ecir. e n los es- comprender el verdadero sen tido de la indagación . No queremos saber cr itos en q ue compara los t ipos de Esta do y de al ma, n:cae de hecho e n qué acciones s~ n j ustas, sino en virtud d e qué las accio nes son justas. comparaciones, mitad a priori, mi tad emp írl cas, d~stm adas según su ¿Qué nos permite separar los casos que pertenecen o no au ténticamente propia doctrina a fracasar - pues pe r tenece n presumiblemen te al mu~. a .n u ~t ra lista? Necesitamos u n cr iterio. Wittgenstein in dicará q ue el do de la opi nió n. al de la M~a , y no al de la tTJ.l1TÍ¡p'I, al del conoc í- cr neno se fonnula en u na regla , y q ue es u na práctica socialmente es. miento- excep to sobre el fondo de un conocimiento trascendental ta blecida. Agus tJn indicará que el cr iter io está dado po r una i lu min a. que ha sido indicad o, pero nu nca presentado en escena. ció n interio r que es un don de Dios. Platón encuentra su criterio e n U na de las fuen tes del er ror de Plató n reside en su confusió n entre el conocimien to de las Fo rm as. Pero el conoci miento Je las Formas el t ipo de justificación que tiene l uga r en la geomerrta y e! q ~ ~ se sólo es accesib le a uno s pocos, y sólo a aq uellos q ue o bien ha n d isfru- presenta e n asuntos relacionados con la conducta. T ra ta r a. la ltlS~lCIa y tad o de las discip linas ed uca tivas de l estad o ideal aún no existente o al bien como nombres de For mas implica desconoce r al m ismo tleI?po bien se encuentra n entre las muy ra ras na tu rale zas que tienen un a 'ca. un rasgo esencial d e la just icia y la bondad, a sa ber, q ue caractenaan pacidad y un a incli nación filosóficas y q ue asimismo 110 h an sido co- no lo que es sino lo q ue deb e se r. A veces, lo que debe ser es, pero con rrompidas por el med io social. Se infiere no sólo q ue estos pocos será n mayor fre cuencia éste no es el caso. y siempre tie ne sen tido preguntar los I1nicw capaces de justifi car la justicia, sino tam bién que la j ustifi. con re specto a cualq uier objeto u Estad o existente si ~ tal como debe- cación sólo les resultará inteligible y con víncenre a ell os. Así, el orden rla ser. Pero la justicia y la bondad no pod rí an ser objetos o estados de socia l imp ues to por el con cepto p latónico de j usticia sólo podrá ser cosas con respecto a los cu ales tendría sent ido pregu nt ar en esta fo~ a . aceptado por la mayoría de la humanidad como resultado de un cm. Ar istóteles va a presen ta r en gran parte esta cr h ica a la teoria platónica. plec d e la persuasión no ra ciona l (o por la fuerz a) . La prop ia ceguera de Plat ón a nte ella es un facto r q ue cont r ibuye a su T odo en cam ina, po r lo ta nto, a Pla tón h aci a la posib ilidad de es. cu riosa combinación ele u na certeza ap arentem en te total con respe cto tablecer, primero, que hay Fo rmas y q ue el conoc imien to de ellas tie ne a lo que son la bonda d y la j ust icia, y u na volu ntad de i:opo ner su la importa ncia q ue le asigna, y segundo, que sólo una mi nada es capaz propia certid umbre a los d em ás, con el em pleo d.e :azona mlentos pro- de este conocimiento. Esto último se afirma merJlmente y nunca se Iundamente jnsat isfnctor ios piVa a poyar t US convtccrcnes. demuestra. Lo primero depende de razonamientos sobre los que. como veremos, el mismo Pla tó n llegó a tener serias dudas. Pero po r detrás de todas las afir macio nes expl ícit as de Platón se encuentra una supo- sici6 n adi ciona l que ahora de be ser puesta de manifies to. Hab lamos de justificación al menos en dos ti pos de con tex to radio cal mente di stin tos. En una disciplin a como la geometrta, la justifica- ció n de un teorema consiste en most ra r de qué modo se deduce válida. mente de los axiomas. Aquí no h ay ningún problema en el sen tido de que lo que sirve como justificación para una persona no sirve para ot ra. Esto no es aaí, si n em bargo, en el pla no de la conducta. J ustificar u n cuno de acci ón contra otro no sólo implica demos tra r que est á de acue rdo con alguna norm a o cond uce a algún fin, sino dem ostr ar esto a alguien q ue acep ta la n orma pe rt inente o com par te el fin part icul ar. En ot ras pa lab ras, las justificacion es d e este tipo son siempre jusríñ- raciones para alguien. Ar istó teles trata má s adela n te de mostrar cómo hay ciertos fines espedficame nte huma nos a la luz de tos cuales ciertos cursos de acción pueden ser justificados ante los seres racionales en cua nto tales. Pero Platón restr in ge la clase a la que se dírfgen sus jU5- 56 .'7 cuenta' que ~pws oscila e nt re amor y deseo, y que los filósolos presocr á- ticos denom in ab an ad cualqu ier impulso q ue cond uce a todos los seres na turales ha cia sus fines '1 también los impu lsos espec tñca mente hu- man os de apre hensión y posesión. En el Sim posio , Ar istófa nes explica el I ("It a tr avés de un a exte nsa na rración de ton o jocoso : un mito sobre los ,orígenes h uma nos. Los hombres ren tan ongrna . . 1mente cuatro b ra- zos, cu atro piern as, et céte ra; se asemej aba n a d os seres human os actuales a 105 qu e se hub iera ata do jum os. Al ser de esta manera más fuertes y más h ábiles q ue a hora, a me na zaron la hegemon la de los dioses, que 6 salvaro n este obst áculo mediante un acto de sepa ración, Desde e n- ton ces, a l no ser más que mitad es, I~ hombres han vagado por el mundo e n búsqueda del ser que los complete. La difer encia entre el amor Posdata a Platón heterosexual y hom osexu al se explica por el tip o de ser que original- mente se d ividi ó e n dos y. en consecu e ncia , po r el tipo de ser que cada Las dificultades de la llepú blica se deben en p ar te al h echo de que individuo necesit a pa ra comple tar su natural eza. (Se puede adv ertir Platón trat a de alcanzar tanto en tan poco espaci o. La pregu nta "¿Q ué también que esto se usa para explicar lo qu e todo s los personajes dan por es la justicia?" se plantea originalmente como la simple exigencia de supuesto: la supe r ior ida d del amor homosexu al sobre el amor hetero- un a definición, pero se conv ierte e n el intento de caracte rizar tanto sexual.] un a virtud que puede manifestarse en las vidas in di vidual es como una Por lo tanto, el ~ pws es un d eseo po r lo que no posee mos. El amante forma d e vida pol ítica en la que los ho mbres virt uo sos pu edan sent irse es un hombre insa tisfecho. Pero ¿ti ene el amor de hecho caracteres t ales e n su casa, en la med id a en q ue pu eden hacerlo en el mundo del cam bio que sólo podem os a ma r lo que no posee mos? Sócra tes alu de en su dis- y de la irrealida d. Am bos aspectos han sido descriptos en el tr a nscu rso curso a la d oct r in a e n la qu e fue in iciado por la sacerdotisa Diótima . de n uestra caracter izaci ón de los a rgumentos de la R ep úb liciJ ; lo q ue Segú n Diótima, el Ipwt es un d eseo que no seré sa t isfecho por ningún resta es resaltar su co nex ión in lema. Pues. en efecto, la poltuca y la objeto particu la r del mundo . El am an te asciende desde el amor a moral de P lató n se encuent ran en u na relación de int erdependencia obje tos y perwnas parucu;.... res y bellas hasta el amor al a~ ,.o l(aM,. la estrecha. Cada un a req uiere lógicamente el com plem ento de la e rra . Pod e- belleza en sí, '1 en este pu nto la búsq ueda te rmi n a porq ue el alm a se mos comp re nder en for ma cabal q ue esto es así examinando la estruc- encuentra con el bien que anhe la. El objeto del d eseo es 10 q ue es bueno, tura de dos diálogos de Platón, uno dedicado íntegramente al proble ma pero bueno no sig nifica y no es defin ido como "l o que el alma desea" . de cómo debe vivir el ind ivid uo '1 el otro po r en tero a la política. En " Hay sin duda una doctrina según la cua l los amantes son homb res que cada caso adver ti remos q ue el argumento ter mina en el aire, y que buscan su otra mitad. pero en mi opinión el am or no es deseo de la mi tad esta mos obli gad os a busca r en otra part e u n argu me nto comp lementa- ni de] todo, a me nos q ue esa mi ta d o el todo sea n buenos." El bien, por rio. El prim ero de estos d iálogos es el Sim posio , una obra que per te- lo tanto . no es lo q ue deseamos ocasionelrn en te e n alg ún mo mento; nece al mismo pe río do medio de la vida de Pla tón q ue la R eptiblica; es lo que nos con te nt a r ía y seg uir la content ándonos una vez que h.ayam os el segu ndo es las Leyes, qu e escr ibió al fin al de su vid a. Sócra tes es el efectuado la ascenct ón po r la ab stracción desde las cosas particul ares persona je centr al del Simposio, y se trata ad em ás del Sócra tes prepta- ha sta la Forma de la belleza. Esta ascensión ti ene q ue ser aprend ida : au n tónico, el ma estro de Alcibí ades y el blan co de Ar istófanes. En el mo - Sócrates tu vo que recibir esta explicación de Di ótima. Platón no extrae mento de las L eyes, Sócrate s ya no a parece e n el d iálogo. Esto pon e d e una moraleja política de esta doctri na en el Simposio; pero ¿qué conclu- relieve por s1 mismo un ma rcad o contraste: el agnóstico Sócr ates nun- sión se podría sacar en ese sen tido si aceptáram os 10 que se dice en el ca se hubiera colocad o en el papel de Iegislador. d iálogo? El Simposio es el rel ato de u na fiesta destin ada a celebrar la victoria El bien sólo puede ser alcanzad o a travé s de u n tipo par ticular de de Aga tón en un cer tame n d ramático. Los huéspedes com pite n t ambién ed ucació n, '1 esta edu cació n tendrá q ue ser institucion al izad a si ha con d iscu rsos sobre la natural eza del Ipws, palabra qu e a veces se tr a- de esta r a di sposi ción de algo más que un conju nto casua l y reducido de du ce po r "amor' . Pero con re~pec to a esta t rad ucción debe tenerse e n hombres. Más a ún : las instit uciones del sistema ed ucacional tendrán q ue 58 59 ser dirigidas y controladas por aquellos que ya han cumplido con el el análisis lógico, m ientras q ue ot ra s anncrpan l as criticas escritas de requisito ?~evio de ascender desde la visión de las cosas particula res Aristó teles a las posicio nes plató nicas y quizá se deban a las críticas h asta la VISIón de las Formas. ASÍ, del Simposio con su argumento total. verb ales del joven Aristó teles. Es evide nte, sin embargo, que Platón mente apolítico -el diálogo termina con todos los demás ebrios y dormi- n unca aban donó la creencia en las For mas. Pero su p erplejidad e n torno dos I?ientras Sócra tes explica, al amanece r, a los ap enas despiertos Aga tón de ellas p uede explicar un a curiosa lagu na en las L eyes. y Arietétanes q u e el hombre con geni o para la tr age d ia d ebe ten er tam- Las Leyes co nsti tuye n u na o bra que no s recue rda que Pl a tón ti ene bién genio para la comedia y vicever sa- podemos in ferir el cua dro de interés indepe ndiente en la fil osofía polí tica. Se r efier e a la n a turaleza una socied ad con u n sistema educacional di rig ido desde arriba. de un a socieda d en la q ue la virtud se inculca universalmente. En las T odo depende, por supuesto, de la conexión entre el bien y las For- primeras pa rtes de esta obra muy larga se pone el én fasis sobre la natu- mas ' .La primer~ apreciación corr ecta de Plat ó n es que usamos el con cepto raleza de la inculcación; lu ego se examinan propuestas prácticas pa r a de ~)1e ~ con el fm, de va~orar y calificar los pos ibles objetas del deseo y la una legislación a promulg arse .e n la (imaginari a) ciudad de Magne sia , a.s pl~a.C1ón '.De ah¡ también la correcta con clusión de que bueno na: puede que estaría por funda rse en Cr eta . Al igual que en la sociedad de la significa r sImplemente " lo que los hombres desean". Su segunda idea vé. Repúb lica, habrá u n orden jerárquico de go bernantes y go be rnad os en lida .es que el bien debe ser, por 10 tanto, aquello que vale la pena per- la ciu dad , Y al ig ual que en la sociedad de la Rep óbl íca, la verdadera segun y desear; debe ser un objeto pos ible y descollante del deseo. Pero virtud sólo es posible para aquellos q ue per ten ecen a la lim itada clase su conclusión falsa es q ue el bien debe ser encon trado entre objetos de los gobernantes. Pe ro en la República se pon ía tod o e l énfasis en la trasce ndentes y exte riores a es te mundo, las Fo rm as, y que. por lo tan to, educación de los gobern an tes, y en las L eyes no hay nada de esto. La el bien no es algo que la gent e ordi naria pue da buscar por sí misma educación de los gob ernantes sólo se d iscute en el último libro y no con en los tratos diarios de esta vida. O bi en el conocimiento del bien es muc ha ex te nsió n. Y esto puede comprenderse a la luz de la mad ura pero comunicado p or una revelación r eligiosa especial (como lo fu e por la pl ejidad de Pl ató n en to rno de las Forma s. Los gobernantes tienen q ue sacerd o tisa Diótima a Sócrates), o bien se obtiene mediante una larga cap tar , por cierto, la na turaleza de la s Formas; pe ro Pla tón no no s d ice d isciplina intelect ua l en ma nos de m aestros a utorizados (como en la y quizá no pueda d ecirnos exactamente q ué es lo q ue tienen que cap tar. R epública) . Es in dud able que se representa a la ed ucación de los gobernantes como Las For mas tienen imp or ta ncia pa ra Plató n ta nto po r razo nes re ligio- más profunda y m ás ex igente q ue la de la ma sa de ciudadanos; pe ro la sas c~mo lógicas . N os propor cion an un mundo eterno no exp uesto al fascinación de las Leyes r eside en lo q ue Pla tón nos dice sobr e la masa cambio y a la decadencia y u na explicación del significado de las ex pre. de los ciudadanos y su ed ucac ión. sie nes pr ed ica tivas. Por lo tan to, cua ndo Pla tó n tropezó con dificultades En la República, el p apel de l a gente común en e l Estado correspond e radicales e n la teo r ía de las For mas, llegó a un pu nt o crítico de al de los apetitos en el alma. Pero la r elación entre l a raz ón y los apetitos su desarrollo filosófico . L a más central de estas d ificultades apare ce se de scribe como puramente n ega tiv a; la ra zón fre na y con tro la los im- en el diálogo Parm énides y se presenta en el llamado argumen- pulsos no racionales del apetito. En las Leyes, el d esarrollo posible de to del tercer hombre. Cuando contamos co n dos (o más) ob jetos a há bitos y rasgos deseables ocupa el lugar de esta sujeci ón . Se in cita los que se aplica el mismo predicado porque comparten una ca r acterfs- a la ge nte ordinaria a vivir de ac uerd o con la virt ud, y tanto la edu- tica común, aplicamos ese pred icado e n vir tud del hecho de que a mbos cación como las leyes han de guiarlos ha cia esta for ma de vida. Pero objetos se asemejan a una form a com ún . Pe ro a hor a tenemos una clase el h ech o de q ue vivan según los preceptos de la virtud se debe a que de tres objetos, los dos obj etos origin ale s más la Forma, que deben ase- han sid o habi tuados y condicionados a ta l forma de vida y no a que com- mejarse unos a otros y tener así una cara cterí stica cam ó n , y ser tal es que pre nde n el sen tido de ella. Esa com pr ensión todavía se limita a los el mismo predicado se aplica a los tres. Par a explicar esto debernos esta. goberna n tes. Esto se adv ierte con toda clar ida d en el e xamen del pro. blecer u na for ma ad icional, y así nos em bar cam os en una r egre sió n al blema de la exi stencia de los d ioses o de u n di os. (Las expresiones sin : infin ito en el que no se explica nada sobre la predicación co mún, porq ue g uiares y pl urales acerca de lo divino pa rec en ser in ter camb iables para por más lejos q ue vayamos siempre se exige una explicación ult erior. los g rieg os sofisticados del per íodo de Pl a t ón.) En la R epú bliCa, las r e- Estas y o tras di ficu ltades con ex as con dujeron a Pla tón a u na serie de fer enr-iaa exp lícita s a lo di vino so n esporádicas. L as narraciones sobre investigaciones lógicas q ue él m ismo nunca ll evó a término . Algunas de los d ioses tradicionales, purgadas de las accio nes inmorales e ind ign as, sus últimas lín eas de pe nsamiento pref igu r an mo dernos desarrollos en ten d rá n su lu gar en la educación. Pero la ún ica verdadera d ivinidad 60 61 es. at parec~r, la Forma del bien. En las L eyes, sin embargo, la exis- c r áticas nos impone de alguna man era la oblig ación de in corporar estas rene a de lo divino se h a convert id o en la piedra fund amental de la respuest as a formas sociales. Esta cree ncia es u na mezcla curiosa de mo rul y la po IJtica . " La cuestió n má s im po rtante ... es si pensamos o. realismo po lítico y Iantasta to talitaria. Q ue la posibilida d de neva r no corr ect ame nte en to rno de los- d ioses y si, e n con secuenci a. vivimos. una vida virtuosa d epende para la ma yorl a de la gente de la existencia bien." Lo d ivino tie ne importancia e n las L eyes porq ue se lo iden tifica de una estruc tura socia l adecua da na implica q ue d ebamos cre ar una con la ley: se r obedien te a nte la ley es ser ob edi ente ante Dios. Lo estru ctu ra social en la que la vi rt ud sea im pue sta. Sin duda, de acuerdo di vino par ece represent a r también la pri mada general del esp írit u 50- con la prop ia op inión de Plat ón, la virtud no es impuesta: o b ien al- bre la ma teri a, de l alma sob re el cue rpo; sobre esto se Iund a e l argu · g u nos pocos la ca p ta n racíoml menre, o bien res ult a imposible. y u na mento d e la existencia de Dios introd uci do e n el libro X. o bed iencia y conformidad ext er nas ocupa n su luga r para los más. Pero Se debe in ducir a la ge nte ordi na ri a a que crea e n los d ioses, por- de esta no se infiere q ue Pla tl n no ha ya creldo en la imposición d e la q ue es importante q ue tod os los hombres crean en d ioses que se ocupen virtud, s ino más bien que la co nfusi ón e ncerrada en sus convicciones de los asu ntos huma nos, y q ue na estén suje tos a las de bilida des hu- le im pidió adve r tir que ésta e -a su creencia. mana s e n esa preocupación. Pero los gobernan te¡ han de ser hom bres que se han " afa nado para ad quirir u na com pleta con fianza e n la exis- te ncia de los d ioses" media nte el esfuerz o intelect ual. Ellos ha n captado mediante el empleo de u na demostració n racional lo que los demás sostienen como resultado d el con dicionamiento y la tradición. Supón- gase, sin embargo, que un miembro del grupo gobernante llegue a pen- sar q ue h a e ncontra do un defecto en la demostraci ón requerida. ¿Q ué sucederá en ene caso? Platón ofr ece una clar a res puesta en el li bro XII . Si el que du da ma ntie ne sus dudas en reserva, no sucederá nad a. Pero si insiste en dise m inarlas, el Consejo Nocturno, la-suprema au to r idad en la jera rquía de Mag nesia, lo condenará a mu e rte. La ausencia de Sócra tes e n el d iálogo queda sub rayada po r este episodio. Sus acusa - dores h abrfa n teni do una ta rea a un más fá cil en Magnesia q ue la que tu vieron e n At enas. La d eter minación pl atón ica de soste ner un a po lítica pat ernalista V totalitaria se in dependi za cla ra me nte de cu alq uier versión pa rt icula r de la teorl a de las For mas. Mu cho tiempo después de a ba ndona r la versi ón q ue en la R epú blica ayudó a sostener esa po lít ica, está dispuesto a defe nd er las op in iones políticas que esa teoría sus ten ta ba. Pe ro tam- bién resu lta cla ro qu e la filosofía polí tica d e Pla tón no sól o se justifica meramente, sino q ue sólo se h ace com prensib le, si se puede d emostrar la posibilidad de una teoría de des valares q ue los pres er.te como ubicados en un reino trascendente al que sólo pu ede acceder un a mi- noría en tr enada intelectualmente para ello. Esta es la conexión entre la visión apolítica del Simposio -y la visión íntegramente polí tica de las Leyes. Pero, ¿cuá l es la transform ación en el pensa miento de Plat ón que convirtió a Sócra tes de héro e en víctima po tenci al? podem os d is- tinguir, por lo menos, dos pu ntos d ecisivos. El primero es el rechazo socrá t i-co del conocimien to de 51 mismo medi an te el descu br imie nto de la pro pia ign ora ncia; el segundo es la cree ncia de que proporciona r respuestas verd ader as a las preguntas so- 62 65 aspiración o de un esfuerzo. H a y mu chas activ idades y mel as y. por 10 ta nto, muchos bienes. Co n el fin de ver q~ Aristót eles ten ía razón al esta blecer esta relación entre ser bu eno y ser aq ue llo a lo que nos en - camina mos consider emos tres cuestiones vinculad as con el uso de l término bue-no. E n primer lu gar. si tie ndo hacia algo, si trato de acced er a un esta do de cosas, mi intención no basta para justif icar q ue de nomine bu eno a c ualq u ier objeto al que t ienda ; pero si lla mo bue no a aq uello a lo q ue tie ndo, esta ré indica ndo que lo que busco es lo q ue busca en gen eral la gente que quiere lo qu e yo q uiero . Si lla mo bueno a lo 7 q ue estoy tra tan do de obte ner - un hu en ba te d e críque t o un as buen as vacaciones, por ejemplo-e, al usar la palabra bu eno in voco los criteri os aceptados en forma ca racter tsdca como nor mas po r aq uellos q ue qu ie- La E t íca de Aristót eles re n bates de cr tqu et o vacaciones. Un segundo aspecto no s re vela q ue es to es ve rdadera mente así: llam ar b ueno a algo ace pta ndo que no se "Todas las a rt es y tod as las investigacio nes, e igualme nte tod as las ac- trat a de una cosa buscada por cua lq u ie ra que q uie re esa clase de co- ctone, y proyectos. pa recen tende r a u n bien ; po r eso se ha d efin ido sas ser ia expresarse e n for ma in com prensib le. En esto . bueno d ifier e correctamente el bien como aquello hacia lo q ue tienden tod as las ro- de TOj O. Es u n hecho contingen te que la gente quiera en gen era l o no sas." La obra qu e Ar istót eles inicia con esta h ase incis iva se cono ce quiera ob je tos rojos; pe ro que la gente quiera po r regla general lo q ue t rad icionalment e como la P.tiea a N icámac o (fue ded icada a, o com pi- es bueno es un asunto q ue depen de de la relación int ern a en tre el con- lada pur Nicómaco, el hijo de Ari stóteles); pero la "polít ica" consti- cepto de ser bueno y ser ob jeto de deseo. O b ien. para reite rar el m ismo tu ye su tema decla rado. \' la ob ra denominad a Po íitíca se presenta co mo tem a desde un tercer punto de vista: s i trata mos de a pre nder el len - una secuel a de la Ética, Amhas se ocu pan de la ciencia práct ica de la gua je de u na tri bu ex tra ña, y un lingü ista afirm a q ue un a de sus pa · Iehcidad hum ana en la qn e estudiamos lo qu e es la felicida d, las ac- labras tiene qu e ser tra du cid a por bueno, p ero esta pa labra no s~ t i.vida d(i; en qu e consist,c, y la ~ a n e ra de l~ega r a ser feJi.l" La Ética ,n o..~ ) aplica nunca a 10 qu e aspiran y persiguen los mi embros de la tribu. m uestra la forma y estilo de Vida necesanos para la felicidad : la Poü-s aun que su uso esté acompañado sie mpre, por eje m plo, por una son- tica ind ica la forma particula r de constit ución y el conjunto de institu! r isa, sabría mos a priori qu e el Hngülsta está equ ivocado. clo nes necesar io para h acer pos ib le y salvaguarda r esta forma de vida ." ~Si ha y. por lo ta nto, un objet o desead o po r si mism o entre aquellos Pero deci r esto sola mente puede cond uci r a eq u ivocas. Pues la pa· q ue perseg ui mos en nuestras acciones. y si deseamos otra s cosas e n v ir- labra ..-o). t n(6~ no sign ifica precisam ente lo q ue nosotross en te ndemos tud de él. y no elegi mos tod o en virtud de otra cosa ult erior -en este por político : la pa labra ari sto téli ca cubre tan to 10 que entendemos po r caso proceder íamos ad infi nitum de ta l mane ra que todo deseo seri a politiro como 10 q ue ent end emos po r social , y no d iscrimina entre amo vado e inútil-e, es evide nte que ese ob jeto seria el bien , y el mejor d~ bos aspec tos. La razón de esto es obv ia. En la peque ña ciudad-estado Jos bienes." 17 La definición aristot élica del supremo bien dej a abier to griega, las inst itucion es de la ró>Us son a la vez aque llas en las q ue po r el momento el probl ema de si hayo no un b ien semejante. Al- se det erminan tos planes de acció n y los medios para ejecu ta rlos, y gunos comen ta ristas escolásticos med ievales, sin dud a con la vista puesta aq uella s e n las que tienen luga r las relaciones persona les de la vida en las implica ciones teológicas, interpreta ro n a Ari stóte les como si hu - social. U n ciu dadano se encue ntra con sus am igos en la asamblea, y al biera escr ito que todo se elige en virtud de algún b ien, y que, por lo est ar con sus ami gos se encuentr a en tre colegas de la asamblea. Aqu l ta n to, hay (un) bien en virtud del cua l eligen todas las cosas. Pero esta reside una clave pa ra la comprensión de partes de la P lica con las q ue in ferencia fala z no se encuen tra en Ar istóteles. El procedimien to contin uaremos más adelante, Por el momento de bemos volver a esa a r istot élico cons iste en indagar si algo responde efect ivamen te a su des- primera fase. cri pción <le un posibl e hien supremo, y su m ét odo es el e xame n de El bien se define desde el principio en fu nción de la me ta, el p ro- var ias opin iones soste nidas sob re este tem a. A ntes de hacer esto, sin pósito o el fin al que se e nca mina una persona o cosa. Afirmar q ue algo es bu eno es decir qu e con cie rt as cond icion es es el objeto de u na n P:f ir a a Nicdma m , lihro l . 1Q9.I a. 64 em ba rgo, formu la dos advertencias. Por la primera recuerda que cada puritanos. sino también a los pla tó nicos. En el Gorgias y en la R epú. tip o de indagación tien e sus propias nor mas y posibili dades de preci- blica, reflexionando sob re Sócra tes, Platón afirmó que "es mejor ser sión. En ética nos guiamos por consideraciones gen erales para llegar a torturado en el potro que te ner el alma agobiada por la culpa de las conclusiones generales.yque no obstante admiten excepcíones.Zt.ava- malas acciones" . Aris tóteles no se op on e di rectamente a esta posición: lentfa y la ri queza son buenas, por ejem plo, pe ro la r iqueza' a veces sim plemen te po ne de relieve q ue es mejor aún verse a la vez libre de causa daño y los ho mbres han muerto a causa de su bravura. Se re- las malas acciones y de ser torturado en el potro. El h echo de que en quiere un tipo de juicio totalmente distinto al de la matem á tica. ri gor las afirmaciones de Platón y Aris tó teles no son inconsistentes po- Además, los jóvenes no servirán en la " política": no tienen exper iencia dría conducir a un error. Si comenzamos pid iendo una explicación de y por eso carecen de juicio. Menciono estas aseveraciones aristotélicas la bondad q ue sea compatib le con el padecimiento, por pa rte del hom- sólo porque se la s cita muy a menudo : el espíritu que mueve a Aris- bre bueno, de cua lq uier grado de tortura e inj usticia, toda nuestra pers- tóteles t iene, po r cierto, algo m uy prop io de la edad mad ur a. Pero te- pecríva diferirá de la de una ét ica que comienza con la pregunta sobre nemos que recordar que lo qu e no s qu eda ahor a es el texto de sus cla - la forma d e vida en la que el obrar bien y el vivi r b ien pueden en- ses, y no debemos considera r 10 que es una e vident e acotación del con rrarse juntos. La primera perspectiva culminará con una ética que disertante como si fuera un argumento d esarrollado. no es apropiada para la tarea de crear u na forma de vida sem ejante. . El próxi mo paso de Aristóteles consiste e n dar un nombre a su p o- N uestra elección entre estas dos pe rspe ctivas es la el ecció n ent re u na sible bien supremo: E ('8 cn~o ~ [a , denominación qu e se t raduce in evi- é tica que se dedica a mostrarnos cómo soportar una sociedad en la que ta bleme nte, aunque mal, por felicidad. Se traduce ma l porq ue incluye el hombre justo es cr ucificado y u na ética que se preocupa por crear tanto la noci ón de comportarse bien como la de vivir bien . El uso aris- una sociedad en que esto ya no suceda. Pero hablar así hace aparecer totélico de esta palabra reflej a el firme sen tim iento griego de que la a Aristóteles como u n revolucionari o al lado del conser vadorlsmo de vir tud y la felicidad, en el sentido d e pros peridad, no pu eden d ivor Platón. Y esto es u n error. Pues el recuer do q ue Platón tiene de Só- darse por entero. El mandat o kantiano que millones de p adres pu ri- crat es asegura que aun e n el peor de los casos siente una profunda tanos ha n hecho suyo: "No trates de ser feliz, sino de merecer la feli- ins atisfacci ón por tod as las socied ades realmente exis tentes, mientras cidad", no tiene sen tido si ~Ma¡~w~ y E M Cl:! I.IO~ ¡a se sust ituye n por q ue Ar istót eles si-empre se encuentra extremadamente satisfecho con el f elir. y felicidad. U na vez más el cambio de leng uaje es también un orden existente. Y, sin embargo , Ar istóteles es sobre este punto mucho cambio de ronceptos. ¿En que consiste la E Ma¡¡.IO~ ¡a? Algu nos la más positivo en su argumentación que Platón. "Nadie llamaría feliz iden tifican con el placer; otros, con la r ique za; otros, con el honor y a un hombre que padece infort unios y desgra cias a menos que estuviera la repu tación , y algunos han afir mado la existenci a de u n snpremo me ra men te defendiendo un a ca usa ." b ien que se encue ntra por enci ma de todos los bienes par ti cu lar es y El hecho de que Platón indepen dice la bondad de cualquier Ieli - \ es la ca usa de que éstos sean buenos. Aristóteles d escarta el placer en ciclad de este mundo responde, por supuesto, a su concepto d el bien al ) este pu nt u con alguna rudeza - "Al el egir u na vida ad ecua da al ga- igual q ue a sus recuerd os de Sócrates. Aristóteles se dedica luego a nado, la mayoría se muestra totalm en te abyecta" - ; pero más ade lante a tacar a este concep to del bien . Para Platón, el significado ejemplar de l se ocupar á de él con gra n de ten imiento. La riqueza no pu ede ser el término buen o ap arece po r el h echo de considerarlo como nombre de bien, porque sólo es un m edio para un fin, y los hombres no valor an la Forma del bien; en consecuencia, bueno es una noción singular y el honor y la re putación en cua nto tales, sino que valoran el hecho uni taria. En cu alq uie r uso aludimos a la misma re lación con la Fo rma de ser honrados a causa de su virtud, Así, el honor se con tcu.pia como del bien . Pero en real ida d usamos la pa labra e n juicios en todas la s un deseable subproducto de la vir tud. Por lo tanto, ¿consiste la feli- categorí as: de algunos sujetos, como Dios o la intelig encia, o de modo s cid ad en la virtud? No, porque lla ma r virtuoso a un -hombre es refe- de un suj eto, cómo es, sus cualidades sup eri ores, su posesión de algo rirse no al estado e n qu e se e ncue ntra, sino a su d isposición. U n h ombre en la can tida d correc ta, su e xistencia en el tiempo y en el lugar ade- es virtuoso si se com porta de t:1.1 y cual ma nera al producirse ta l y cu al cu ados, etcétera . Ad em ás, de sde el punto d e vista platónico, todo lo que situación. Por eso n o es men os virtuoso cuando está dormido o en la s cae baj o una Fo rma singu lar debe esta r su jeto a una cie ncia o inves- r ocasio nes en que no practica sus virtudes. Aun más: se p uede ser vir- tiga ción si ngulares; pe ro las cosas bu enas son estud iadas por u na serie ~ tuoso y desgraciado y en este caso no se es por cier to E l'8 a L~w~ . de ciencias como, por ejemplo, la medicina y la estra tegia. Así, Ar istó- Ar istóteles ataca en este punto no sólo a los fu tu ros kan tia no s y teles sostie ne que Pla tón no pu ede dar cu enta de la diversidad de usos 66 67 de bueno. Además, las [rases q ue emplea Platón pa ra ex plicar el conc~p­ siem pre da r una razón para act uar que pone fin a la di scusión. No se re de la Forma del bien, de hecho no son exp licat ivas. Hablar del bl e? pued e pl antear u n ¿por que? ulterior. La elucidació n de estas p ropi e- "en sí" o "en cu an to t al" no añade eviden temente nada a bueno. Co nsí- da des lógicas del concepto de felicidad no dice, por supuesto, nada derar eterna a la Forma conduce a eq Uí\"(ICOS: el pers istir por siempre acerca de aq uello en que consiste la feli cidad . A esto se dedi car a in- no convierte a una cosa en mej or. ni má s ni men os que la blancura mediatamente Aristótel es. duradera no es más bla nca q ue la blancu ra dímera. Asimi smo. el ¿En qué consiste la meta fina l del hombre? La de u n fla u tista es e je- conocimiento de la For ma platónica no t iene ni ngu na utilidad para cu tar bu ena m úsica, la de un zapalero es hace r buenos zap atos, etc. quien es se dedican efect ivamente a las cienci as ~ a~tes en las que s~ Cada una de estas clases de homb res tie ne una fun ción qu e desempeña ob tie nen cosas b uen as: al pa recer, pue den pre scindir de este conocr- a trav és d e un a actividad cspecrñca, y la desempeña b ien realizando miento sin ni ngún problema. Pero el cora zón de la critica aristo télica adecuada mente aquello de que se tra ta. Por 10 ta nto, ¿tie nen los hom- a Pl at ón se enc uentra en esta sent encia: "Pues aun si existe algún ser bres una actividad especifica q ue les pe rt enec e como homb res, como u rritario que es el bien, y es predicado de cosas diferen tes en virtud de miembros de una especie, Y no meram ent e como clases de h ombres? Los q ue ellas participan de algo o existe en si mismo en forma ~epa rada, hombres co mpa rt en ciertas ca pacida des, las de la n utrici ón y el creci- evidentemente no serí a algo que el hombre habrla de realizar o al- miento con las plant as, y otras , las de la conciencia y el se ndm íento can zar, sino pr ecisame nte aquello que esta mos buscan do en est~ mo- con los an imales. Pero la racional idad es exclusivame nte hu man a. Por mento." O sea: bueno en el sen tido en que aparece en el lengu aj e hu- consiguien te, la act ividad específicamente human a cons iste en el ejer- mano, bueno en el sent ido de lo que los h ombres b uscan -o dese an . no cicio de los poderes raciona les. Y en la competencia y corrección de este puede ser el nombre de un objeto. trascendent.e. L1ama~ bu eno a ~n ejercicio yace la especifica excelencia human a. est ado d e cosas no implica necesariamen te decir que ex iste o. relacio- Ar istóteles present a este arg um ento como si fuera evide nte , y lo es narlo con cualqu ier objeto existen te, sea trasce nde nt e o no, sino esta- sobre el fon do de la visión genera l aristotélica del universo. La natu- blecerlo como un ob jeto adecuado del deseo. y esto nos trae de vuelta ra leza se compone de tipos de seres bien demarca dos y dist intos, y cada a la iden tif icació n del bien con la felicidad en el sentido de "i08a1IAovla' uno se mueve y es movido desde su pote ncialidad a ese esta do de acti- Que Ja felicid ad es la meta o propósito final, el bien . (y. ha.r algo vidad en q ue alcanza su meta. En la cima de la escala se encuen tra más que un no mbre imp licado aquí), resulta d~ la consídcrací ón de el molar i n móvil, in mut able y pensanle. hacia el que se mu even todas dos pro piedades d ecisivas q~~ debe poseer cu~lqUler cosa q ue ha ~e ser las cosas. El ho mbre, como cualqu ier aira especie, se mu eve hada un a la meta final, y qu e la felicidad posee efectivamente . Po r la pr1~eTa, met a, y esta meta puede d eterminarse media nte la simple consideración debe ser algo elegido en virt ud de sí mismo y nunca como un Simple de lo q u ~ lo diferencia de las d em ás especies. Dad a la visión gene ral, la medio pa ra otra cosa. Hay much as cosas que tenemos la Fibilida.d conclusión parece inat acable; pero sin ella parece mu y improbabl e. de elegir en virtud de si misma s. per o a las que n os es permitido elegi r Pero eso afecta m uy poco a la demostración de Arist óteles, q ue al p ro· en virt ud d e algún fi n u lterior. La felicid ad n? se. enc~entra ent re ced er a la defin ición del bie n sólo de pende de su opinión de q ue la éstas. Podemos deci d irnos por la búsqueda d e la lIltehg~~cla, el hon or, cond ucta r acional es la actividad característ ica de los seres humanos y el placer, la ri queza. o lo que sea, en vir tud de la Felicidad : pero no de que tod o bien caractensncameme h umano tiene q ue d efinirse a la podrfamcs decidirnos por la bú squ eda de la felicidad c~.~ el fi~ ~e.obt~~er luz de ell a. El b ien del hombre se def in e como la act ivida d del alma inteligenci a, honor, placer o riqueza. ¿Q ué clase de lmposlbtlld~d. es acorde con- la vir tud, o . bien acorde con las mejores y más perfectas ésta? Es evide nte qu e Ar istóteles seña la que el eot.repto de felICidad excelencias o virtudes h uma nas en caso de que h aya varias de ell as. es tal que no podrlamos emplearlo para nada sa l~'~ nata una meta " y más aú n : se trata de esta actividad a lo largo de tod a un a vida . U na final. Igualmente, la felicidad es un b ien au tos~ ! I.(:le n , · , y por esta golondrina no hace verano, ni t;¡ mporo u n día excelen te. Por eso un aut omfiden cia Aristóteles quiere seña lar que la Felicid ad ':1. ~~ un com- día o un b reve período buenos no conv iert en a un hom bre en bien- po nente de algún otro estado de cosas, ni ta mp?co u n ble~ .lás .entte aventura do y feliz." otros. Si la felicidad se prese ntara, en una e teccíé n entre bie nes junto Feli z es l<:' predicado q ue h a de a pli carse a toda u na vida. Al Ila- con un b ien, pero no con los otros, esto incli narla s iem~re y .n ~ r es:. mar feliz o infeliz a alguie n nos referimos a su vida y no a estado s o r tamente los platillos d e da balanza. Asi, ju~ti.ficar una .acClón dlCI~: ' o acciones part lcu tar es. Las acciones y pro yectos ind ivid uales q ue inté- qu e " produce la felicidad" o que "la Iel iridad consiste en ella e. gran una vida se juzgan como virtuosos o no, y el todo C011\O feliz o 68 69 infeliz. Podemos adver tir. señala Aristóte les, la conex ión entre la feli- ho mbres justos mediante la rea liza ción de acciones justas, en vali entes cidad así e ntendida y todas aquellas cosas q ue se consideran vu lga r. a travé s de actos de valentía. et c. N o hay aq uí ninguna paradoja: u na mente constitu tivas de la felicid ad : ,Ja_vir!ud, au nque no es la me ta acción valiente no convie r te a un hombre en valiente. pero la reitera- final del ho m br e», es un a par.te esenci al de la forma de vida que si 0 .ó':l: de los ac tos de valo r inculca rá el h ábito e n relaci ón con el cu al lla- lo es; el ho mbre bu eno siente pl acer e n la act ividad virtuosa, y asl se maremos valient e no sólo a la acció n, s ino ta mbi én al hombre. int rod uce también co n ra zón el placer; un m íni mo de bien es exter lo. Los p laceres y los dolo res co nst ituyen en este sentido una guía ú ti l. res resulta necesario para el bienestar y las buenas accio nes tfpicos de Así como pueden corrom pernos a l d istrae rnos de los hábito s de la viro ho mbre. etcé tera. tu d, tam b ién podemos emplearl os pa ra inculca r las virtudes. Pa ra Aris- Tenemos dos g ra ndes preguntas en nu estra age nda como resultado tóteles, una seña l del ho mbre virtuoso es su sentimi ento d e placer ante de la definición a r isto tél ica del. bien ¡lara e l hombre. Est á la pregunta la acrividad vir tuosa y otra es SIl maner a de el egir e ntre los placeres que va a ser co ntestada a l fina l de la Etica sobre la actividad a que y los dolores. Esta co nsecuencia de la e lecdón e n la virt ud muestra $C dedicará princi pal ment e e l hombre bue no. Y está la preg un ta sobre cla r amente que ésta no es ni u na emoción ni una capacidad . N o se nos las excelenci as y vir tudes que tiene que manifestar e n todas sus acri- co nsidera bue nos o malos. n i se nos cul pa o al aba, en ra zón de nuestras vidades. Al oc u pa rse del exa me n de las virtudes, Aristót eles las sub- emocio nes o ca pa cid ades. 1\1 ás bien lo q ue decidimos hacer co n e ll as di vide de acuerdo con su división del alma. El uso ari stot élico d e la da d erecho a qu e se nos llam e vir tuosos o viciosos. La elección virtuosa expresión afma difier e del platónico, en el que alm a y cuerpo son d06 es una elecció n segú n e l justo medi o e ntre los ex tre mos. enti dades, unirlas en forma contingent e y quizd po r desgr acia . Para La n oci ón de justo medio es (Iuizá la noci ón singu lar má s d ifícil Arist óteles, el alma es la for ma de la materia cor poral. Cu ando se re- de la Et'-ca. La for m a más conveniente d e introducirla es a través d e fie re al alma. podrí am os co n mucha frecu en cia conservar su signi ficado u n ejemp lo . Se di ce que la vir tud de la valen tía es el justo medio entre si pensamos en t érminos d e pers o nalidad. Ast, ni ng ún eleme nto de la dos vicios : el vicio d el exceso, es decir, la tem eridad . y el vicio de la psicol og ía ar isto té lica se opone a su dis tinción entre partes ra cionales defici encia. es decir, la cc bardta . Asl, e l justo medio es un a regla o y no ra cio nales del a lma. Pu es se trata de u n simple contra ste entre principi o de el ección ent re dos extre mos. ~Ex tremos de ·q ué? De la emo- la razó n y otras facu lt ades humanas. La parte no racional del a lma ció n y de la acción. En el caso de la va lent ía , me e ntrego demasiado ind uye lo meramente psicológico al igual q ue el rei no de los sentí- a Jos impulsos que despierta el peligro cua ndo soy un cobarde, y de- m ientas y los im pu lsos. A éstos se los puede llam a r racionales o irra- ma siado p oco cuand o act úo co n imprudenci a. Inmediatam ente surgen ciona les en la medida e n que concuerda n con lo que prescri be la r a- tres cla ra s objeciones. En pr imer IUJ;ar, hay muchas emociones y ac· zón , y su exce lencia ca racte rística co nsiste e n co ncordar de esta for ma . r io nes e n las que no se puede habl a r de "demasiad o" o de "muy poco". No hay ning ún con flicto necesario . ta l como lo juzga Plató n, entre la. Ar istóteles ad m ite esto ex pres a me nte. Seña la q ue u n hombre "puede razó n y el deseo, a unq ue Aristóteles adv ierte plena me nte los hech os tener mi edo , osadía, desee. cóle ra, piedad. y sentir e n general plaoer y que respond en a tales con flictos. do lor, en .exceso o en fo rm a defici ente"; pero ta mb ié n se dice q ue la Por lo ta nto, nu estra raciona lidad aparece en dos clases de ac tivida- mal icia, la desvergü enza y la envid ia so n tales q ue sus no mbres im- des: en e l pensa nli ento, donde J:¡ r azó n constituye la actividad misma, plican que son ma tos. Asl su ced e también co n acci ones co mo el adulo y en aquella s actividades ajenas a l pensamiento e n las qu e podemos terí o. el robo y el asesin ato . Pero Ari st6 te les no establece ningún prin- ten er éxito o fracasar e n la tarea de obedecer los preceptos de la razón. cipio que nos per m ita r econo cer lo q ue ca e dentro de una clase o la Aristótel es denomina vir tudes intelectuales a las excele ncias de la prl- otra. Sin embargo , pod ernos tratar d e int er pretar a Aristóteles y for- mera clase. y virtudes m ora les a las de la segunda. Ejemplos de aquélla s m ular el pri ncipio implícito en sus eje mplos. son la sa bíd ur ta, la inteligencia y la prude ncia, y de éstas, la lib eralidad Si mer amen te at ribuyo enojo o com pasión a un hombre. no lo apl audo y la tem planza. La vir tud int electu al resulta ge ne ral me nte d e la ins - ni 10 condeno . Si le atrib uyo env idia, e n camb io, lo estoy censu ra ndo . tru cció n expucita, y la vir tud m ora l, del h ábit o. La virtud no es in- Las emociones e n las q ue se puede hab lar de un justo med io - y las na ta, sino un a co nsecuencia de la edu cación. El contrast e con nuestras accio nes q ue corresponden a ellas- son aq uel las 'l ile puedo ca racte- capacidades naturales es evid en te: primero tenernos una ca pacidad na - r izar sin tom a r una decisión moral. Se puede hablar de jus to me d io tural y lu ego la cje r ch -mos, mie ntras que en el caso d e las virtud es cuando es posi ble caracterizar una e moció n o acción como un caso de adq uirimos el hábito luego de ejecutar los ac to s. Nos convertimos en e nojo o lo que sea, con ante ri or idad e indepe ndencia Frente a la pre- 70 71 gunta acerca de si se presenta en form a defi ciente o en exceso. Pero .i pruden te , es decir, de aquel q ue sabe cómo tener en cuenta la s cir- esto es lo que q u iere decir Ar istóteles, entonces está obligado a m es- cunsta ncias. Po r cons igu iente, el co nocim iento de l justo med io no puede tr ar q ue todos los vicios y virtudes son med ios y extr emos con r especto ser sólo e l conocimient o de una fórm ula, sino que de be ser el cono- a alg una emoción o p reocupación por el placer y el do lor caracteriza- ci miento de có mo aplicar las regla s a las o pcio nes. y aquí no nos ay u· bl e e identificable en té rmi nos no morales. Esto es precisam ente lo qu e dará n las nociones de exceso y defecto. U na persona que sospecha de Aristóteles se dedica a mos tr a r en la ú ltima part e del libro 11 de la su propia tendencia a la indignació n, a precia cor rec tame nte el g ra do euca. Por ejemplo : la e nvid ia es un extremo - y la mali cia o rrc-, de d e envid ia y malici a presentes e n e lla; pero la co nexión de la envi dia un a cie rta ac titud co n respecto a las fortu nas de los demás . La virtud y la mali cia co n la in di gn ació n r eside en q ue e n u n caso se r evela un que constituye e l p unto med io es la in d ig nació n eq u ita tiva. Pero este deseo de poseer los bi enes de o tros. y e n el otro se ma n ifiesta un deseo mis mo ejemp lo po ne de r elieve u na n ueva dificul tad e n la doctrina. de q ue los otros su fra n daño. Lo q ue co nvierte a éstas e n m alas es m i El hombre que se indigna con equidad es aq uel q ue se siente pertur- d eseo de que lo que no es m ío sea mlc, sin tom ar en consideración los bado ante la inmereci da bue na fortuna d e los demás (este ej emplo méritos de los o tr os o de mí mismo. y mi des eo de perjudicar a los demás. quizá sea la pr imera indicació n de que Aris tó teles no e ra un a persona La naturaleza viciosa de estos deseos no se debe de ninguna ma nera a bu en a o agrad ab le : las palabras "pedante presum ido" nos vienen muy que sea n exceso o defecto de l m ismo des eo. Po r eso la doc tri na del justo a m enudo a la me nte a l leer la Ét ica) . El envidioso se excede en esta m edio n o constituye ninguna guía en esta cuest ión . Pero si esta cla- actitud y se siente perturbado a un a nte la merecida buena fortuna sificaci ón e n fu nción del justo med io no es una ayu da práctica. ¿cuál de los demás. Y se atribuye aq uí al malicioso el defecto de no llegar a es su finalid ad ) Ari stóteles no la relaciona con ninguna explicaci ón sentir desazón, sin o de experime ntar pla cer. Pero esto es absurdo. El teór ica, por ejemplo, de las emocio nes, y por eso aparece más y más ma licioso se regocij a a nte la d esgracia de los demás . La palabra gri ega como una co rn trucdón ar b itraria. Pero es posi ble ver cómo Ar istóteles correspondiente a malicia, irlxup ~W(la, t iene esta signi ficació n. Así, pudo haber llegado a ella : p udo haber exam inado todo lo q ue se co n- aque llo ante lo q ue se regocija no se identifica ron lo q ue apesa- side ra comúnmente como virtud, buscado un modelo recurren te, y consi- d umbra a l envidioso y al q ue se i nd ign a co n eq ui dad . Su actitud no derado que había enco ntra do uno en el justo medi o. La e numeración pu ede colocarse e n la mi sma esca la q ue la de éstos. y sólo e l empeño de virtudes en la Btica no d esca nsa e n las prefe rencias y valoradon..s de hacer fun cion a r a tod a costa el esquema de l justo med io, el exceso personales de Aristót eles. Refleja lo q ue éste co nsidera co mo "e l código y el defecto p udo lleva r a Aristó teles a com eter este desliz. Qu izá se de un caballero" en la sociedad gr iega contempo ránea. Y él mis mo pueda con un poco de ingenio co rregi r aquí a A ristó teles co n el fin d e respald a este cód igo. Asf co mo e n e l a nál isis de las constituciones po- salvar su ,doc trina. Pero, ¿q ué sucede con la virtud de la liberali dad ? líticas considera nor mat iva a la socieda d gr iega , a l ex plicar las vir tu des En este caso los vicios son la prodiga lidad y la mezq u indad. La pro- considera normativa a la vida gr iega de las cla ses altas. ¿Q ué o tra cosa digalidad es el exceso en el da r y la d eficie ncia en el recibir. mi en tr as se podía esperar? Hay dos respuestas a esta pregu n ta. La pr imera es q ue la m ezqu indad es el exceso en e l recib ir y la deficiencia en e l dar. q ue ser ta pu ramente antihist6rico bu scar en la l!tica u na vir tud moral AsJ, despu és de tod o, no se trata de u n exces o o defecto en la m isma co mo la humildad, q ue sólo apa re ce en los Evangeli os cristianos. o la emoción o acció n. y el mismo Ar istót el es admite en parte que no hay fr ugal id ad. q ue sólo aparece e n la ét ica puritana del trabajo, o una un defecto correspo ndiente a la virtud de la templanz a y al exceso del virtud i ntelectua l com o la curiosidad, q ue aparece co n conciencia de lib ertinaje. "Son escasos los hombres deficientes en el goce del placer." si misma en la cien cia exper ime nta l sistemá tica. (Ari stóteles mismo En consec ue ncia, la doctrina tiene, al parecer, y en el mej or de los m anifestó. en realidad, esta virtud, pero q u izá no se la haya podido casos, div ersos gr a dos de utilida d en la exposición, pero casi no revela re presen tar como un a vir tud.) Sin emba rgo, esto no basta com o res- nada lógicam ente necesario sobre la na turaleza de alg-una virtud. puesta, porque Aristóteles estaba e nt erado de formas alterna tivas de Además, la doctri na se mueve en una atmósfera falsamente abstrae- cód igos de cond ucta. Su ~!ica no manifiesta u n mero desprecio por la tao Pu es Ar istó te les no cree. como se pod rí a sospec har, que h ay una moralidad d e los artesanos y los bárbaros, sino tambi én un repudio sola y única opción correc ta en una emoción o acci ón co n indepen- sistemá tico de h. moralidad de Sócrates. N o se presenta simple mente de ncia d e las circu nsta ncias. Lo que es valentía en un a situación puede la actit u d de no preocuparse nunca por el inmerecido sufrimiento del convertirse e n temeridad en otra y en cobard ía en una tercera. La ho mbre bueno. Pero cuando Aristó teles se ocu pa de la [usticia, la de- acción vi r tu osa no puede determ ina rse sin alud ir a l juicio d el hombre fine en form a tal qne no es probable que las leyes promulgadas por 72 75 un Estado sean injustas siempre y cuando lo sean del modo adecuado se contrapone a "deliberado" o " hecho a pr op ósito", y no a "volun- sin una prisa excesiva y con la debida for mali dad. En t érm inos gene- ta rlov.) U na acción es no volun tari a cuando se efectúa en sit uaciones rales , po r lo tanto, la transgresión de la ley no es un acto justo, Ade- de com pu lsión o d e ignorancia. La compu lsió n cubre todos los casos más, en la consideración de las virtudes, el defecto de la virtud de la en los q ue el agente no es en realidad un agente: po r ejemp lo, e n el veracid ad es el vicio del que desaprueba de sí mismo, que se denomina caso en que el vien to a rras tr a a su bar co ha cia alg ún lugar. Las accio nes Elpw"ELa, es decir, ironía. Esta pa labra se relaciona estre chamente puede n tam bién ser no voluntari as cuando otras personas man tie nen co~ la prcrenston socrá tica a la igno rancia, y su uso apenas puede ser al agente ba jo su po der, pero las acciones efec tuadas an te u na ame n aza accidental. Por consiguiente, no encontramos en las refere ncias ar isro- de mue rte con tra los p rop ios pa dres o hijo s son casos límites. Sa tis- tálicas a Sócrates narra similar al respecto de Platón, au nque se adv ier te facen Jos criterios ordinar ios par a acciones voluntarias e n cua nto se un profundo respe to por éste. Es difícil resistirse a la con clusión de las elige en forma de liberada. Pero salvo e n tales circunstan cias espe· que lo que se ve aq uí es el conservadorísmo clas ista de Ar istóteles de. ciales, n adie se decid ir la deliberadamente a act uar como lo hace ante dicedo a ree laborar silenciosa y pa rtí dar iam cntc la tabla de las vir tu- esas amenazas . En algunos casos admitirnos que las cir cun stancias cons- des. Así cae desde otro pun to de vista un nuevo velo de sospecha sobre tit uyen un a excusa, pero en otr os no. Como ejemplo de esta últ ima la doctri na del justo medio. sit uació n, Ar istóteles me ncion a nuestra actit ud h acia el personaje Ale. Los pormenores de la descripción aris totélica de virtudes particu- meón e n la obra de Eurtpides, qu e asesin a a su madre a caus a de las lar es re velan un an ál isis br illan te y una gran penetración, especia lmente amenazas que recibe. en el caso de la valen tí a. Com o acab o de ins in u ar, las preguntas se Aris tóte les ti ene cuida do en señalar que el h echo de verme moti- p lan tea n mucho más en relación con la lista de virtudes. Las virtudes vado en algú n sentido nunca implica una compulsió n. Si admitiera exa~inadas son la valentía, la templanza , la libe ra lidad, la magnifi. que mi mot ivación por el place r o por algú n fin nob le basta pa ra in- c~~cla, la grandeza de al ma, el bu en carácter o bene volencia, la dispc- dicar que he sido obligado, no podr -ía conceb ir n inguna acción qu e no stcíón afabl-e en compañia, el ingenio y, final mente, la mo destia, que pueda ser considerada compulsiva p or éste o algún otro argumento no se considera como virtud, sino- como affn con ella. De éstas la gran. similar. Pero todo el sentido del concepto de ser compelido reside en dcza de alma t iene que ver e n parte con la forma de comp ortarse con distingu ir acciones q ue hemos eleg id o en virtud d e n ues tros pro pios los5ue se encuentran en u na situ ació n de 'inferior idad social, y la libe. criterios, tal es como el p lacer que obte ndremos o la nobleza del ob jeto, ra lidad .Y l~ magnifice ncia aluden a la actitud de uno con respecto a de aquellos actos en los que n uestr a propia elección no for mó parte d e su propia nqueza. Tres d e las restan tes virtudes tienen q ue ver con lo la acción efectiva . Por lo tanto, incluir dem asiadas cosas en la noción qu~ ~ veces. se denomina modales de la socieda d cort és. Así, la predís- de com pulsión implicada destruir el sent ido del conc ep to. posició n soc~a l de Ari~tó t~ les r~sulta inconfundibl e. Esta pred isp osición En el caso de la ignoran cia, Aris tóteles d istingue 10 no vol unta rio no. tendría impor ta nci a filosóf ica salvo por el hech o de q ue im p ide a de lo q ue es me ra mente ajeno a la voluntad. Para que u na acción sea ArJ.stó teles pl ant-ear las preguntas: "¿C ómo determ ino de hecho Jo q ue no volu ntaria a través de la ignorancia, el descubrimiento de lo que se in cluye e n la en umer ación de las virtudes?" "¿l~od ría inventar una ha hecho debe provocar e n el agente dolor y un deseo de no haber vir tud?" :'¿Me es posib le lógicame nte considerar como vicio lo q ue otros actuado de esa ma nera. La ra zón fu ndamental d e esto es evide nte. Si ~a~ cons.lderado como virtud?" Y evitar estas preguntas im plica la fuerte al descu bri r lo q ue h a realizado incon scientemen te un hombre afirma insinuaci ón de q ue sólo existe n tales 'v ir tudes, e n el mismo sentido en que conscien temente h ub iera actuado de la misma m ane ra, asu me de que .en un período determinado ex isten sól o t ales estados gr iegos. esta for ma una especie de responsabilidad por la acció n y no puede, El examen ar istotélico de las virtud es p articulares sigue a un exa- por lo ta nto, usar su ign orancia con el fin de ren uncia r a ta,l responsab i- men ~el concep~o de acción v.oluntaria, necesari o, según se dice, por. lidad. A ri stó teles disti ngue a continu aci ón las acciones realizadas en que solo las acciones voluntarias pueden ser alabadas o culpadas. Por ' esta do de ign orancia, ta l como la eb ri edad o la cólera, d e la s accio nes eso, ~' ~ acuerdo c.o~ las propias premisas de Aris tó teles, las virtudes y efec tua das a causa de la ignorancia, y señala q ue la ignoran cia moral los vrcros se mamÍlcs tan solam ente en las acciones voluntari as. El mé- - la ignorancia de lo que constituye la vir tud y el vicio- no es una tod~ aris totélico consiste aquí en d ar criterios para sosten er que una justificación, sino que es precisamente lo q ue constituye el vicio. La acci ón es no volu ntaria. (La trad ucción usu al de áKO~O"¿OS es invo- ignora ncia que justi fica es aquella por la qu e se reali za una acción luntario, pero esto const ituye un error. En el uso corriente, inv oluntario pa rtic ula r q ue de otra man e ra 110 se h ab rí a efec tu ado . y es la ígno- 74 75 rancia de las . circuns~ncias pa rticulares de la acción particular. Los remos m is adelan te que Hume adoptó este pu nto de vista. Pero se trata casos de ~ta Igno ra nCia son diversos. U na persona puede no saber lo de una po sición aj ena a la psico logía moral de Aristót eles, que se des-- que ha ce, como cuando algu ien informa acerca de un asunto cuyo se- e nvuel ve en un p lano concep tua l. Si rea lmente deli bero acerca de algc cretona conoce y de esa manera no sabe que está revelando algo ocul- debe ser en torno de alternativas. La deliber ación sólo puede produ- too U n h~mbre puede confund ir a una persona con otra (a su hijo con cirse con respecto a cosas que no son necesari as e in evit ab lem ent e que. un enemigo}, o a un a cosa con otr a (a un a rma in ofensi va con una lo son, y que entran dentro de mis posibili dades de transfor mación. mort al). Una persona p uede no darse cuenta de qu e un a medicina es De otra ma nera no habría lugar para la deliberación. Pero si elijo mortal en ciert~ Cas05', 0 de la. fuerza con que está golpea ndo. Tod05 entre dos alt ernativas d ebo representarme algo más allá de estas alter- ~t~s casos d e .lgnoranCJa consntuyen un j usri ñ cat ívo, po rque la con. nativas a Ja luz de lo cual p uedo efectuar mi el ección . Se trat a de aque- di ci én necesana para q ue una acción sea voluntaria es que el age nte llo q ue me proporciona un criterio en mi deliberación. es decir. conozca lo q ue está hacie ndo. aq uello e n virtud de lo cual elegiré una rosa en luga r de otra . Será Vale la pena poner de relieve en este momento sobre todo el m é- lo q ue estoy co nsidera ndo como fin en ese caso particu lar. Se infiere tod? de Aris tót~les. No co~ienza por la bú squeda de alguna ce racte- que si puedo deliberar o no acerca de la conven ie ncia de una acción, r lstica de la acci ón voluntaria qu e todas las acciones voluntarias deban siemp re esta ré reflexion ando acer ca de los medios a la luz d e un fin t~ner e n comú n. Más bien t rata de encon tra r una serie de caracterís- determinado. Si luego de libero acerca de lo que e n el caso a nterior era ticas tales que u ?a cualq u ier~ d e ellas bastaría, en caso de estar pre- un fin. lo esta ré cons idera ndo como u n med io, con alternativas, pa ra s~ n.~e en u na. acción. para re mar a ésta la denominación de "vclun ta- un llue vo fin. Así. la deliberación se refier e necesariamente a los me- na . Una acci ón se considera vol untaria a menos que h aya sido efectuada dias y no a los fines, sin q ue haya compromiso alguno con una psico- po~ compulsión ? ignorancia. Por eso Aris tó teles nunca cae en los logía moral al estilo de Hume. enigmas de los fJlósof05 po steri ores sobre el libre albedrío. Delimita Arist ót eles car acteriza la for ma de deli beración implicada como r los conceptos de lo ~oluntario lo involunta rio tal como nosotros los un sídog ismo práct ico. La premi sa Jllayor de un silogismo seme ja nte es un pose emos, y e n relaci ón con ellos seña la qu e nos permit en contraponer princip io de acción en el sentido de qu e cier ta clase de cosas es buena. los casos en que ad mit imos la validez de las excusas a aq uellos en que convien e o sa tisface a cierta cla se de personas. La pre misa mayor es I~ rechaza mos. A causa de esta situaci ón, Aristóteles sólo plantea. mar. la afirmación, gara ntizada por la percepció n, de que hay un ejemp lo de ginalmeme - al examinar la responsabilidad en la propia fonnación lo q ue sea. y la conclusión es la acci ón. Ar istóteles da un ejemplo del carácter- la cuestió n que ha obsesiona do toda! las d iscusiones mo- que, a u nq ue mist erios o en su conten ido , aclara la forma del silogismo der nas _en torno del libre albedrío. a saber. la posibilidad de que toda s práctico. La pre misa mayor indica que el al imento seco es bueno para las accron es sea n det ermin ada s por causas independientes de las d eli- el hombre. la pre m isa menor se ña la la presencia d e ese tipo de ali- beraci? nes y eleceio.nes de l agente, de modo que no haya acciones vo, me nto, y la conclusión es que e l agen te lo ingie re. Q ue la conclus ió n l u~ tanas. Según Arist óteles, aun si todas las acciones estuvieran de ter- es una acción, po ne de ma nifi esto que el silogismo pr áctico es u n mo- minadas de alguna forma en este sen tido, tod avía habría una distinción delo de razonamiento por parte del age nte y no un modelo de ra zo- en tre agentes que act úa n o no por compulsión o ignorancia. y Arís - namien to ajeno sobre lo q ue el agente deberia hacer (por eso un a se- t~te~es .segurame nte. te ndría razó n e n esto: no podríamos escapa r a su gu nda pre misa me nor que indi cara, po r eje mplo, la presencia de u n dl5tlOC1ón cu alesqUIera que fueran los motivos de una acción. h ombre, ser ia redundante e incluso conduciría a con clu aiones erróneas En relació n con la acción vol untari a surge en un sent ido positivo el e n cuan to nos alejaría de la cuest ión). Ni ta mpoco es un modelo d e hecho de qu e la elección y la deliberación tienen un papel d ecisivo razo nam iento por el agente e n torno d e lo que debería hacer. No debe en ella. L a deliberación q ue cond uce a la acció n siemp re se refi ere a con fundirse con aquellos silogismos muy comun es, cu ya con clusió n es l~s medios ~ no a los fin es. Esta afirmación aris totélica pue de condu- un a afirmación de este tipo. T od a su Iina.lidad reside e n indagar el cirnos también a error si la consideramos con un cri ter io anacrónico. sentido en que una acción puede ser la resultante de un razonamiento. Algun os filósofos mod ernos han contra puesto la razó n a la emoción U na probable primera reacción co nt ra la explicación ar isto télica se o al deseo en una forma ta l que los fines resultaban meramente d e cen trará p recisam ente sobre este pun to. ¿Cómo pu ede inje r irse una ac- las pa siones no racion al es, mientras que la ra zón podía calcu lar sola- ción como conclusión a partir de premisas? Con seguridad. eso es sólo mente en lo relacionado con los medios par.J. alcanzar ta les fin es. Ve- posi ble p ar a un enunciado . Par a elimin ar esta duda se pueden consi- 76 77 d erar algu nas posib les rel acion es entre acci ones y cree ncias. U na acción característica de accí ón huma na es la raciona l. y esto implica que el puede ser incons istente con las creencias en forma a n áloga al modo e n concepto de acción huma na es tal que a menos .q ue .u n aspecto de la q ue u na creencia es inconsistente con otra. Si afi r mo que todos los conducta sat tslaga algún cr iterio eleme nta l d e rac.lOnahdad, ~ta no vale hombres son mortales, y que Sócrates es un hombre. pero niego qu e como acción . O sea: .a menos que ha ya u n propósito de un ti po h umano Sócrates sea mortal, mi aseveración se h ace ininteligible. Si afirmo que reconocible implícito en la conduct a. a menos que el agente sepa lo el alimento seco es bueno pa ra el hombre. y ltOy un hom bre, y afi rmo que está h aciendo mediante alguna d escripción, y a menos que poda. q ue esto es alimento seco. y no lo ingiero, mi comporta miento ta mbién mos descu brir algú n principio de acción en su conducta. no ten~05 en es ininteligible. Pero e l ej emp lo q uizá sea malo. porque es posi ble absoluto una acció n, sino u n mero movim iento corporal, q~ll~S u n proporci onar una exp licación que elimine la aparen te in consistenci a. re flejo. que sólo puede ser expl icado en función de o~r?, .moVlmIe ntos Esto puede ocurrir a tra vés de o tra afirmación q ue señ ale que no tengo cor porales, como los de múscu los y nerv~os. La legtt~mldad de . esta h ambre. que aca bo de h artar me con ali mentos secos, o qu e sospecho aseveraci ón ar istot élica se advierte al considerar otro u po d e cr ltíca a que este alimento seco h a sido envenenado. Pero esto for talece en Iu- su íntel ectualismo, implicado en las admoniciones de todos aquellos mo- ga r de debilitar el paralelo con el razona miento deduct ivo ord inario. ralistas qu e con sideran la razón como una g.u í~ equívoca, por lo que Si ad mit o que la prox im idad de un Ir ente cálido provo ca llu via, y que debem os confiar en el instinto o en los senti mientos. Este ll amado al un frente cálido se está acercando, pero n iego que va a llove r. puedo sentimie n to como gu ia mo ra l ocupa un lu gar ce nt ra l en el periodo el im inar también en este caso la aparente inconsiste ncia mediante una romá nti co; emerge d e nuevo e n 105 tiempos modernos en el ll am ado nueva afirmación, como la de que el frente cálido será interceptado a la emoción oscura y viscer al propio de l período mexicano de D. H . antes de llegar a este luga r. Por lo ta nto, las accio nes pueden ser con- La wre n ce. y se expresa en su form a má s detestable a través de l c~a mo.r siste n tes e in con sistentes con las cree ncias en form a muy similar al modo n azi a pe nsar ron la sangre. Per o estas admoniciones sólo 90n in tel i- en que pueden ser lo otras cree ncias. y es to sucede en vinud de q ue gibles en virtud d e que se apoyan en razones, y estas razones ge~eral­ los p rin cipios se encarnan en acciones. Al adoptar esta posición, Aris· mente son aseveraciones e n el se ntido de que el exceso de razonamrentc t óteles se expo ne a la acu saci ón de " intelecrualismo". Pa ra comprender conduce a u na natu raleza calculadora e insuficienteme nte espontánea, esta acusación consider émosla primero en una forma cr uda y lu ego en y de que inhibe y frust ra. En otras pa labras, se sost iene que nuestras una forma más sofisticada. accion es, en caso de ser el re sultado de u n cálculo exces ivo, mostrará n La versión cruda <le este a ta que ap arece en Bertra nd Russell.r e Aris- rasgos indeseables o producirán efec tos in deseab les. Pero ar gu me n tar tó teles d efine al hombre como an ima l racional porq ue SIlS acciones ex- de esta forma es e n fre ntarse a Ari stóteles en su propio terreno. Implica p resa n pr incip ios, y se adapta n o dej an de adaptarse a los principios ins in uar qu e h ay algú n cr iterio o pri ncipio d e acción que no puede de la ra zón e n u na forma q ue no encon tra mos en ningu na otr a es pecie. ma n ifestarse e n una a cci ón deliberad a y que. por lo ta nto, ésta es en El coment ario perti nente de Russell consiste en in vocar la h istor ia de algu na medida irraciona l. y razonar de esta ma n.era ~ estar ~e ac~er­ la locura y la irracional idad humanas: los hombres no so n racio na les do. y no disentir ron la s tesis cen trale s 4el ra clonal.umo .ansto t.!:hco. en realidad . Pero asi se pierde completa mente el sentido de las afirma- En todo caso. ¿cr ee Aristót eles q ue un acto de deliberació n precede cíones a rísto tétícas. Aris tóteles no afirma de ninguna manera que los a cada acción humana? Es evidente que si piensa esto, cae en un a falo hombres siempre actúan racionalmente.. sino que las normas por las sedad. Pero no es asl. La deliberación sólo preced e a 105 actos que son que juzgan sus propias accio nes proceden de la razón. Llamar irracio- elegidos (en un sen tido especialmente defin ido de elegido que implica nales a los seres human os. co mo lo hace correctamente Russell, ím - deliberación). y Ar istó teles dice ex p lícita mente que :'~o tod ?S los .actos plica q ue tiene se ntido y resulta aprop iado juzgar a los hom bres en voluntarios son elegidos". De acuerdo con la exposición arlstotth ~ si cuanto tiene n éxito o fr acasa n a la lu z de las nor mas racio na les; y cuando se infiere q ue po demos valorar cada acción a la luz de lo que hu b.lera Ar istóteles llama a los hombres seres racion ales sim pleme n te está indio hecho un agente q ue d elibe rara an tes de actuar. Pero este agente 1.ma. cando que la ap licación de los predicados que se refi ere n a ta les no rm as ginari o tiene q ue ser, por supuesto, algo m ás que un agen te. T l:ne tie ne senti do y result a apropiada. Sin em bargo, Aris tóteles está cc rn- que ser (\ 4JPÓP~jAOt, el hom bre prudente. tfpóp'I)lm se traduce bien prometi do en algo más q ue esto. T iene que ma nte ner que la forma en el lattn med ieval por prudenCia. pero mal por nuestra pa labra pru. dencia. Posteriores generaciones de purita nos ha n vinc ulado la prud~n. 18 "An O utli ne or Intelleetual Rubblsh", en UnJXl11ular EJJtryJ. cía con el ahorro, y especialm ente co n el ahorro en asu ntos monet anos 78 79 (es la "virtud" manifestada en el seguro de vida), y así en el lenguaje de la articulación de los principios. Pero u na vez más se debe advertir actual prudente tiene un cierto labor a "cau to y calcu la do r en int erés q ue si b ien se puede seguir a Lawren ce o a T olstoi sin caer en una propio". Pero ~pÓ"T1rm no tie ne ninguna conex ió n pa rticular con la in consisten cia, no es posible en forma coheren te efectu ar una defensa c~ utel a o con el interés propio. Es la virtud de la inteligencia p r éc- raci ona l exp líci ta y artic ulada de sus doctrinas. Y el h echo de q ue t an to t~ca, de saber có mo apl.icar principios generales a las sit uacio nes par- Lawrence como Tolero¡ manifestaron todo el intelectualismo que con- ticu lares ",No es la capacidad de formular principios intelectualmente, ni den aron vigorosamente mediante el empleo de sus recursos intelectua- de deducir lo que debe hacerse. Es la capacidad de act uar d e modo les, sugie re que cie r to t ipo de posición ari stot élica es inev itable. Además, ta l qu e el princi p io pueda to mar una forma concreta . La pru de ncia sólo cuando so mos ex plici tas y ar ticu lados con respec to a los pri ncipios no es sólo una virtud en sí mism a : es la clave de todas las virtudes. podemos indicar cl aramente los casos en que hemos fracasado en la Sin ella no es posible ser virtuos o. Un hombre puede tener excelen tes realización de lo que deberíamos haber hecho. Y en vir tud de este aro principios. pero no act ua r de acuerdo ron ellos. O bien pu ede rea lizar gu me nto ta n fuerte en favor de la posición aristot élica podemos sen- acciones ju stas y valientes sin ser justo o valie nte, al actuar, por así timos p erplej os ante el hecho de que el fra caso consti tuya un problem a decirlo, ante el temor a un castig-o. En ambos casos carece de prude n- pa ra Aristót eles. Y, sin em bargo, así sucede. cia. La prudencia es la virtud que se manifiesta al actuar en forma Aristóteles parte d e la posición socrática exa min ada en un capit ulo tal q ue la ad hesión pe rso nal! a las demás virtudes qu eda ejem plificada a n ter ior segú n la cual nadi e nunca de ja de hacer aquello que considera en las propias acciones. como lo mej or. Si u n hom bre hace alg o, el solo hecho de h acerlo basta La prudencia no debe confu nd irse con la simple facultad de ad- para ind ica r que ha pensado q ue es lo mejor que puede hacerse. En con- vertir los medios que conducirán a un de terminado fin. Aristóteles secue ncia. el fracaso moral es lógicamente imposible. Según Ar b t óteles, llama destreza a esta facu ltad pa nicu lar y sosi iene que es moralm ente esto va contra los h echos. Sin em bargo, la no realizació n por pa r te de neutral desde el mom ento e n q ue se e ncue nt ra igu al men te a dis posi- los ho mbres de aq uello que creen que deben ha cer constituye tod avía ció n del qu e pe rsigue fines encomiab les y d el que pers igue fines cen- para Aristót eles un pr obl ema . Sus explicaciones son di ve rsas. Es po sible surables. La prudencia incluye a la destrez a: es la destreza de l hombre que una persona sepa, por ejemplo, lo que debe h acer, en el sentido qu e posee la virtud en el sentid o de que sus acciones siempre p rovienen d e esta r comprometida con un principio de acción. pero que ignore de un silog ismo práct ico cuya premisa mayor tiene la forma "Puest o su princi pio porq ue no ejercita sus poderes cognosci tivos, como puede qu e la final idad y la mejor cesa q ue se puede hacer es . . .... Es u na suceder cua ndo un hombre está. ebrio, o loco, o dormido. Asf, u n hora- conjunción de la captación de l verdadero Ú>.~ del hombre con la des- bre en estado d e arrebato puede h acer 10 que en cierto modo sabe treza. Para Ari stóteles, el pa pel de la inteligen cia consiste e n enunciar que no de be hacer. O un hombre puede ....0 reconocer una ocasión aquellos princi p ios que un hombre cuya s disposiciones nat urales so n como apropiada para la a plicació n de uno de sus principios. Pero lo buenas ya habrá seguido inconscientemente con el fin de que sea me- qu e nece sit amos poner de re lieve aqu í no es la su ficien cia de 1M ex- nos proba ble que comet amos er rores, m ien tras que el papel de la pru- plícacíon es aristotélicas. Podemos mos trar una am plia gama de diferen- de ncia consi ste en mostra r cómo u n principio dado (que siem pre tendrá tes clases de casos en los que ha y una b rech a entre lo que un agente un cierto grado de gene ralidad) se aplica"en u na situación dada. Des- pro fesa y 10 que h ace . Lo interesante, sin embargo, es el hecho de que pu és de todo, por 10 ta nto, ha y un momento de la argumentación e n Aris tó teles, que en esto se acerca mu cho a Sócrates, considera que hay el que Ari stóte les choca con irracionalistas como D. H . Lawre nce y algo especial que tie ne que ser explicado en los hechos de la debilidad con Tolstoi . Aris tóteles. sostiene q ue un a captación explicita y a r tlcu- o el fra caso moral. y qu e ta l de bilidad o fracaso constituye un pro- lada de los principios ayudará a asegura r 01 ti po ade cuado de con- blema. Nos e ncon tra mos con la firme sugestión de que la suposición ducta, mientras qu e la alaba nza de Lawr en ce a la espo nta nei d ad y la inicial de Aris tóteles es que los hombres son seres racionales en un adulaci ón de Tolstoi a las form as d e vida cam pesinas descansan sobre sent ido m ucho más fue rte que el que le hemos a tr ibuido h asta ahora. la pret ensión de qu e esa ar ticula ció n y ex plici tación de los pr in cipios Pues se insinúa que si los hombres siem pre h icieran 10 que consideran resu lta moralm ente d añina. Este choq ue tie ne más de una raíz. Aris- mejor, n o h abrfa nad a q ue ex plicar. Sin embargo . una explicación d~ tóteles y Lewrence o To lsto i están en desacuerdo basta ciert o p unto los hombres como age ntes que sólo introduzca los hechos de la debi- con respecte a lo que es el tipo correcto de conducta, y también est á n lidad y del fracaso medi an te u n a suer te de pensamiento secun dari~ ° en desacuerdo hasta cierto pu nto sobre las verdaderas cons ecue ncias posterior, seguramente será def ectu osa. Los deseos humanos no son un- 80 81 pulsos directos h acia metas carentes de am bigüedad al modo de los en el ·concepto de una socied ad . O tr as virtudes, aunqu e no lógicamente ins tintos e impulses biológicos. Los deseos ti ene n que recib ir meta, tos n ecesarias para la vida social , evidentemente son ne cesari as cau salmente h ombres t ienen que ser preparados 'para alca nzar las, y la fina lidad de para el mantenimient o de esta vida, en virtud de que cier tos hechos contar con príncíp íos consiste en parte en revel ar y d iagnosticar el muy difundidos y elementales acerca de la vida human a y su medio fracaso en el intento de alcanzarlas. Así, la fali bilidad es u n carácter son lo que son. Así, la ex istencia de la escasez material, de los pe ligros central y no periférico de la naturaleza h uma na. El re trato de Jesús físicos y de las aspiraciones com pe titivas po nen en juego ta n to la va- en los Evangelios necesita de las tentaciones en el desierto y de la ten- lentía como la ju sticia o equidad. An t e h echos semejantes, estas viro tación del Getsema ní con el fin de que se nos mues tre, al menos en la tud es parecen pertenecer a la for ma de vida hu mana como tal. Ade- intención de los autores, no merament e un ho mbre perfecto, sino u n más, el reconocimien to de otras virtudes result a inevitable en cualquier hombre per fecto. socied ad en la que se adv ierte una cierta difus ión de deseos huma nos. La renuente ad misión aristotélica de la fali bilidad se vincul a no P uede haber excepciones, pe ro en realid ad serán muy ra ras. En conse- sólo con una ceguera Iilcsófica hacia la im po rtancia de esta carac ter ística cue ncia, la afa bilidad es en general u na virtud human a, aunque oca- h uma na , sino también con una actitu d moral h acia la prosperidad de sionalme nte podemos enco nt ra rnos con gente como los do bua nos, cuyo un tipo q ue sólo puede considerarse como afectad o. Esto se adv ierte mal carácter puede h acer que no la consideren como t al. Per o h acia el cla ramente en el curso de su exposición sob re las virtudes. La enume- otro ex tremo de la escala hay virtudes más o me nos optativas, por así ración aris totélica de las virtudes se divide claramente en do s partes, dec irlo, que pertenecen a for mas sociales particulares y contingentes, separación qu e obviamente no ha sido percibi da por el m ismo Arietó- o q ue cae n dentro del ámbito de la elección puramente in dividual. Las relee. Por un a parte hay rasgos co mo la valen tía , el refr enamient o, y virtudes no aris totélicas y cristia nas del amor a los enemigos y de la fa afabilidad, a los que es difícil conce bir como no valora dos en cua l- h umil dad, con la práct ica de ofrecer la o tra me jilla, pe rte necen, al pa· quier comunidad human a. Aun éstos, por supuest o, se orde nan en una recer, a la última categoría, mient ras q ue la vir tud inglesa y mucho escala . En un extremo de la escala se en cuentran las no rmas y rasgos más ari stotélica de ser un "caballero" cae dentro de la pri mera. Ari s- que no podrían ser repudiados to talmente en cualqu ier sociedad hu- tóteles no adv ierte estas diferencias; y por eso encontramos lado a lado mana, porque ni ngú n grupo en el que est uvieran ausentes entraría en su enumeración vir tudes que difícilmente de jarían de ser recon o- dentro del concepto de una sociedad . Esto cae dentro de la lógica. cidas como tales y pretendidas virt udes que no son fácilmen te como Cuando via jaron al rededor del mundo, los ant ropólogos de la época prensibles fuera del propio con texto socia l de Ari stót eles y de las pre· victoriana informaron sobre la repetición de Ciertas no rm as en todas Ierencías de éste de ntro de ese contexto. las sociedades como u na generalización empírica, al igu al que un es- Las dos virtudes aristo tél icas que atraen nuestra atención al res- pecialista en anatomía comparada podría informar acerca de semejanzas p ecto so n las del "hombre de alma noble" (~t'YaM~vxos) y d e la en la estructura de los hu esos. Pero considérese el caso de la expresión justicia. El hombre de alma noble "pre tende mucho y merece mucho ". de la verdad. La posesión de un lenguaje es una con dición lógicamen te Para Aristóteles , p retender meno s de lo que se merece es un vicio , en necesaria para que un grupo de seres sea reconocido como socied ad la mism a forma en q ue lo es un exceso en las p retensiones. El hombre humana. Y es una condición necesaria para la ex istencia de l lengu aj e de alma noble pr ete nde y merece mucho particu larmente en relaci ón que h aya reg las compartidas, y reglas compartidas de ta l tipo que con el h on or. Y como el ho mbre de alma noble es el que más merece, siempre pueda suponerse una intención de decir que lo q ue es, es. Pues tie ne que ten er también todas las d emás virtud es. Este modelo es si no contáramos con esta suposición, cuando alg uien dice que está en extremo orgu lloso. Desprecia los ho nores ofrecidos por la gente co- lloviendo, lo afirmado no nos comunicarla nada en absoluto. Pero esta mú n, y es beni gno con los in ferio res. Devuelve los beneficios que recibe suposición, necesaria para que el lenguaje sea significativo, sólo es po- con el fin de no encontrarse ante una obligación, y "cuando devue lve sible donde la ex pres ión de la verdad sea una norma socia lmente acep- un servicio 10 hace con interés, porque así el be nef actor original se tada y reconocida. L a me nt ira misma sólo puede existir en los casos convier te a su vez en benefici ari o y deudor". Expresa sus op in iones sin en que se presume que los hombres esperan que se diga la verdad. temores ni parciali dades, p orque tiene una pobre opinión de los demás Donde no existe una expectativa semejante desaparece también la P'" y no se pr.cocupa p or dis imular su opi ni ón. Se axpone a pocos peligros, sibilidad de l engaño. Por lo tanto, el reconocimiento de una n orma porque hay pocas cosas que val ora y dese a alejarlas de todo daño. de expresar la verdad y de una virtud de la honestidad está inscripta Aristóteles n o atr ibuye al hombre de alma noble ningún sentimiento 82 83 de su propia falibilid ad en la medida en que lo con cibe como car ente de quizás interesan me nos que la pres encia misma de este exam en. Pero defectos. Las actitudes características del hombre de alma noble exi- la a utos uficiencia del hombre ideal a risto télico afec ta y defor ma pro- gen una sociedad de super iores e inferiores e n la qu e p ueda exh ib ir fun da mente su exposición de la amista d. Pues su cat álogo de las su pa rti cu lar condescendencia. Es esencial men te u n miembro de una so- clases de am igos presupone q ue siemp re podemos form ular las pregu n- cied ad d e desiguales, )' en este t ipo de sociedad se balita a sí mi smo tas: "¿Sobre qué se basa esta amistad?" y "[En virtud de qué existe?" )' es ind ependiente. Se e ntrega a un gasto con spicuo, po rq ue "l e gusta No qued a lugar, por lo tanto, pa ra ese tipo de relaci ón huma na con poseer cosas hermosas e inú tiles, en cua nto son los mejores indic ios de respe cto a la c ua l está Cuer a de cues tión la indagaci6 n de sus fu nda - su Inde pend er-cia". Carnina lenta men te, tiene u na voz grave, )' una mentos o fin alidades. T ales relaciones pu eden ser m uy d istintas: el amor form a de liberad a de expresión. No da importancia a n ada, )' sólo co- homosexual de Aq uiles por Patrod o, o de Alcíb tades por Sócrates; la mete u n agravio in tencionalmente. Se encuen tra m uy cerca del ca ba- devoción ro má ntica d e Pet ra rca po r La ura; la fid elidad matrimo nial Ilero inglés. de T omás Mo ro y su esposa . Ninguno de estos casos podría in clu irse Este cuad ro a terrador de la cima de la vida virtuosa tien e una con- e n el ca tálogo aristotélico: Aristóteles no da im po rtancia al amor pero trap a rt e igualme!,t e penosa e n un aspecto de la exposici ón a ristotélica sonal frente a la verda d, afabilidad o u tilida d de la persona . Y podemos sobre la justicia. Much as af irmaciones de Arist óteles sobre la justicia son comp re nder por q ué si recordamos al ho mbre de alma noble. :toste ilum inadoras y están lejos d e obj eciones . D istingue entre la justicia ad mira todo lo buen o, y lo admira rá ta mbién en los de más. Pero ca- distributiva - la equidad- y la justicia correctiva implicada en la te - rece de n ecesidades. y es reservad o en su virtud . Por eso la amistad será paración d e un d año causado, ). define a la j usticia distributiva en siempre pa ra él una especie de sociedad de admiración moral mutua, funci ón del justo medio: "Cometer una injusticia es tener mas de lo y ésta es precisamente la amis tad q ue describe Arist óteles. Y esto ilu: que se debe, y padecerla es tener menos de lo q ue se debe." La justicia mina nuevamente el conservadorismo socia l de Aristóteles. ¿Cómo po- es el justo medio en tre cometer la in jus ticia y padecerla. Cu ando Aris- drfa h abe r una sociedad ideal para un hombre cuyo ideal está tan tót eles se opo ne al uso de alcenos con el sign ificado de "justo" o centrado en el yo como en el caso de Ar istóteles? "recto", o bien de "acorde con las leyes", afirma sin Iunda me r aar su Para Aristót eles, por su puesto, el ejercicio de la vir tud no es u n fin aseveraci ón q ue au nque todo lo ilegal es inj usto, todo lo injusto es en sí mismo. Las virtudes so n disposiciones q ue salen a rel ucir en los ilegal. La d isposición de Aristóteles a creer q ue las leyes positivas t ipos de acción que manifiestan la excelencia humana. Pero las inci ta- en los estados exis tentes pu eden vari ar algo más que rnargin al mente en ciones a la vir tud, a la val e nt ía, a la nob leza de alma y a la libe ralid ad relaci ón oon lo qu e es j usto y recto, es me nos evidente en la ~tjca que no nos di cen lo que te ne mos que h ace r en el sentido de ind icarn os en la PollUca.u "Las leyes ti enden al interés común de todos, o al una me ta; más bien nos dicen cómo debemos compo rtarnos e n la per- interés de quienes ocupan el poder det ermi nado de acuerdo con la secución de nuestr a meta, c ua lq u iera q ue ella sea. Pero, ¿cuál de- virtud o de alguna man era similar; por lo ta nto, podemos llam ar justo bería 'S er esa met a? Tras tod as estas afir maciones, ¿en q ué consiste la en cierto sen tido a todo lo que gene ra o ma ntien e la felicidad o los EMeupol>La? ¿Cuá l es el n ).Of de la vida human a? U na exigencia que componen tes de la felicid ad de la comu n id ad po lnica." Aristó teles des- Ar istó teles considera con inmensa ser iedad, pero q ue final men te re- cri be luego la ley como si presc rib iera la virtud y prohibiera el vicio, cha za, es la del placer. En relación con este tema tiene q ue luchar excepto en 105 casos en qu e ha sido promu lgada e n form a neglige nte. Y contra dos t ipos de oponen tes. Espe usipo, que fue el inmed ia to sucesor esto d eb e reco rdarnos la com placencia de Ari stó teles con la situación de Platón en la d irección de la Acade mia, hab ía soste nido que el pl acer social existen te. Q u izá no sea accidental qu e cre a también qu e algunos no era de n inguna ma nera u n bien. Eudoxo, el astrónomo, q ue tamo hombres son esclavos por naturaleza. bié n habia sido dis cípulo de P lató n, afir mó, po r lo contrario, que el Por contras te, Ari stó teles parece mejorar en su Inclusi ón de la a mia- placer e ra el supremo bie n. Ar istóteles quiso negar la posición d e Es- tad entre hu necesida des de l h om bre que alcanza o está a punto de pe usipo sin quedar e xpu esto a los argume ntos d e Eudoxo. Su defensa alcanz ar el bi en. D istingue las var iedades de la am istad -eenrre iguales de la bondad del pl acer, o al meno s d e la bondad d e ciertos pla ceres, y desigu ales, ba sad a en un placer com par tido, en la utilidad mu tua o constit uye en parte una refu tación de la posició n de Esp eusipo. Sos- en u na virtud comú u-. y presenta un catá logo típico, cuyos pormenores te ner, por ejemplo, que los p lacer es son malos porque algu nos son perjudici al es para la salud es lo mismo qu e sostener que la salud es 111 Elic(I a N icámaCIl, I I!O b; PO/lticll, 1277 b. " n mal porque a veces el a nhelo de salud entra e n con flicto con el 84 85 snhelc d e riqueza. En forma más posItIva. Aristóteles seña la el hecho Por eso no podemos separar el placer como un rH..Of externo a la de que .tod cs buscan el placer como un a evide ncia de que es bueno, y . activid ad, con respecto al cual ésta es un medio. El pl acer -ccomo se- p resent a otro argu mento en el sent ido de que el placer se sien te en ñai.. Aristóteles en una fr ase memora ble pero poco provechosa - 50- lo que deno mina activid ad no obstru ida. T odos sien ten p lacer en la brev iene al T.!}.O~ " como la lozanía en las mejillas de la juventud". acti vidad no obstruida; todas desean q ue sus actividades no se vean Pero si hay dis ti ntas activid ad es y di stin tos p laceres, ¿a qué acti- obstr uidas; por lo tanto, todo-s deben considerar el pl acer como un bien. vidades he mos de dedica rnos? A las actividades d el hombre b ueno. Pero. de hecho, el placer aparece como común a tod as las formas de Pero, ¿cuáles son éstas? "Si la felicidad consiste en la actividad acorde activida d, y como el único factor comú n a tod as: Aristóteles se en- con la virt ud, es razo nable q ue sea la actividad aco rde con la m ás alta cue ntra po r momentos en u na posición cerca na a la de Eudoxo, y al. virt ud , y ésta será la virtud de lo que es mejor en nosot ros." Lo mejor gunos comentaris tas han sosten ido que ésta es la posición q ue adopta en nosotros es la razón , y la act ividad carac teristica de la razón es la en el libro VII de la Ética. Pero en tod o caso, en el libro X, presen ta 6fWpra , ese razonamient o especulativo que se ocu pa d e las verdades argument os contrarios a la posición d e Eudoxo, aunque incluso aq u í inmutables. Esa especulació n pued e ser u na forma de actividad con- se siente evident emente perplejo an te la relación existent e entre el tin ua y pl acentera , y en el lengu aje directo de Ar istó teles es " la más placer y el' T.!).O~ de la vida humana. La ra zó n d e su perplejid ad re- p lacen tera ". Es una ocupación qu e se b asta a sí misma y no ti ene con- sulta clara. El p lacer satisface evide ntemente algunos de los criterios secuencias prácticas. de mod o qu e no pu ede ser u n medio para otra q ue debe satisfacer cua lquier cosa q ue qu iera desempeñar el pape l de cosa. Es un a actividad para los mom entos de ocio y de pa z. y en los n}.Of . pero ha y otros q ue no llega a satisfacer. sent imos pl acer en mo mentos de ocio hacem os las cosas en virtud de si mismas, porque los lo que hacemos bien (nu evamente la actividad no obstr uida) , y as í negocios tienen po r fin alidad el ocio y la gu erra tiene por finalidad sentir p lacer en u na acti vidad es un criterio de que se la realiza ta l la p:lz. Como se refiere a lo inmutabl e e intemporal. se ocupa, an te como se desea, y de q ue se alcanza el Tf).O~ de esa acción . U n ~f}.o~ todo, d e lo divino. Aristóteles sigue a Pl atón y a gr an pa rte del pensa- de be ser u n motiv o pa ra act uar, y la ob ten ción de placer es siempre mien to griego en su identificación de la inmutabilida d con la di vin idad . un motivo para actuar, au nque no siemp re sea decisivo en ú ltima ins- Ast, sorp renden temente, el fin de la vida humana es la con tem pla. tancia. El placer no sólo es anhe lado también por casi tod os. y por ción met a ñsica de la verda d. El tr at ado q ue come nz ó con un ataque eso parece ser un T.!Mx- u niversal, sino que no puede ser u n med io a la co ncepción platónica de la Forma dI·' bien termi na en u na po- pa ra otr a cosa. No buscamos el placer en virtud de algo u lterior q ue alción n o muy lejana a esa misma actitud de desprecio por lo mera - pueda ob tenerse de él. Al mismo tiempo, el pla cer tien e característic as mente humano. Los bienes exte riores sólo son necesa rios h asta cien o qu e se opone n a la natura leza de un Tl }.Of . No completa o termina limite, y sólo se ex ige una ri q ueza mod erad a. Así, tod a la vida human a un a activida d ; es decir, el placer q ue sentimos al hacer algo no es u n alcanza su más alto nivel e n la actividad d e un filósofo especula tivo signo de q ue ha yamos alcanzado nuestra meta y que, po r 10 tanto, ten - que disp one de un a ent rad a razonable. La tr ivialidad de la conclus ión gamos que detenernos. Más bien, la ob tención de pl acer constituye un no pue de ser más clara. ¿Por qu é se llega a este resu ltado? U na clave mot ivo par a continuar con la actividad. Además, no hay acciones par- puede enco ntrarse en el concept o ar isto télico de au tosuficienci a. La s ticulares o conjun tos d e acciones que pu edan prescribirse como formas actividades de un hombre en sus relaciones con los demás está n subor- de llegar al p lacer. El placer surge d e mu chos tipos d ifere ntes de acti- di nadas fina lmente a esta noción . El hombre puede ser un ani mal vidades , y decir q ue el placer es el Tt).Of no nos darla nunca por sí social y polí tico, pero su activ idad socia l y pol ítica no es lo fu ndamen- mismo un mo tivo para elegir uno de esos tipos de activida d y desechar tal. PeTO. ¿q uiénes pueden vivir con este grado d e ocio y de ri q ueza, y a los de más. Pero ésta es precisamente la [un ci ón de un Tt}.O f . Y, desent ende rse h asta tal p unto de tos asu n tos ajenos al pro pio yo? Es: finalmen te, el placer q ue sentimos en una actividad no puede ser iden- evidente que mu y pocas personas. Sin embargo, Aristóteles considerar ía tificado con independencia de la actividad misma: disfru tar o sen tir que esto no constituye una ob jeción: "Pertenece a la naturaleza de un placer al hacer algo no es hacer algo y ten er a la pa r la experiencia la mayoría el moverse por temor y no por un sentimi ent o de hon or, el de otra cosa q ue es el p lacer. Disfrut ar d e u n ju ego no es ju garlo ). abstenerse de 10 malo no en virtud de su vileza, sino por temor a las además, experi menta r ciertas sensaciones q ue constituyen, por asl de- pe nalid ades; porque al vivir de acue rd o con sus emociones, persigue n cirl o, el placer. Disfrutar de u n ju ego ...., simp lemente juga r b ien y no los placeres adecuados y los med ios p ara llegar a estos placeres, y evi- dist rae rse. es decir. estar, como se dice, totalmen te sumido en el juego. l•• n los dolores opuestos, pe ro no tienen siquiera un conce pto del nob le 86 87 fin de l verda dero placer, ya que nunca lo han pr obado." Por 10 tanto, Aristóteles infiere q ue nun ca podrían ser atra íd os o tra nsformad os por la especulación ética. El tono es similar al d e las Leyes de Platón. El aud itorio de Aristóteles consiste en una pequeñ a minoría ociosa. Ya no nos enfrentamos con un TÉ).OS de la vida humana como tal, sino con el 1"É).os de una form a de vida que presup one un cierto ti po de ord en social jerárquico y tamb ién una visión del un iverso en la que el reino de la verdad intemporal es metafísicamente superi or al mundo humano de l cambio, la ex perie ncia sensible y la raci onalid ad ordinaria. Todo el esplendor conce ptual d e Aristóteles, manifestado en 8 el curso de la argumentación, cae finalmen te en una apología d e esta forma de vida humana extraordin ariamen te estrecha . I nmediatamen te surgirá la objeción de que así juzgamos a Aristóteles sobre el fondo Posdata a la ét ica gnega de nue stros pr op ios valores, y no en relación con los suyos. Se cometería el error de un anacronismo. Pero eso no es verdad. Sócr ates ya h abía La divi sión d el trabajo y la dif erenciación de las funci ones en "las so- presen tado otro conjunto posible de valores tanto en sus enseñanzas ciedades p rimitivas produce un vocabulario en el qu e se describ e a los como en su vida, y la tragedia griega ofrece otras posibilidades dife- hombres e n términos de los roles qu e d esempeñan. Esto conduce al uso ren tes. La posición aristotélica no se debe a la falt a de conocimiento de pal abras valorati vas, porque cua lquier papel puede ser desemp eñado d e pu ntos de vista alte rn ativos sobre la vid a human a. Por lo tanto, bien o mal, y cualquier forma habitual de conducta pu ede ser acatada ¿cómo h emos d e comprender esta u nión en la Atica. de la pe netr ación o desob edecida. Pero la valoración en un sentido más amplio sólo es filosófica con el oscuran tismo social? Para responder a esta pregunta posible cua nd o la conducta y los ro les tradicionales se comparan con debemos contemplar la obra de Aristóteles dentro de una perspectiva otras posibilid ades, y la necesidad de una elecc ión entre los viejos y más am plia. nuevos mod os se convierte en un hecho de la vida social. N o resulta sorprendente, po r lo tan to, que bueno y sus análogos adquirieran una variedad de usos durante la tr ansición de la sociedad que era porta. dora de los poemas homéricos a .la sociedad de la ciudad-estado d el siglo v, y que en las décadas siguientes los ho mbres reflexionaran sobre esos usos teniendo candencia del problema. La ética filosófica gr iega difiere de la filosofía moral posterior en formas que r eflejan la dife- i renda en tre la sociedad grie ga y la sociedad mod ern a. Los concep tos 1, de debe r y responsabilidad en el sentido mod ern o sólo aparecen en germen o marginalmente; los de la bondad , la virtud y la prud encia ocupan una posición central. Los pape les respectiv os de estos conceptos dependen de una diferenci a central. En general, la ética griega pregu n- ta : "~Qué h e de hacer para vivir bien?" Por su par te, la ética moderna pregunta : "¿Qu é debo ha cer p ara actuar correctamente?" Y for mula esta pregunta en una forma tal que actuar correctamente es algo muy distinto d e vivir bi en. H . A. Pri cha rd.w filósofo de Oxford y escritor muy com penetrad o con el espíritu ético mod erno, pudo acusar a Platón de cae r en el error simplemente p or su intento de ju stific ar la justicia . Pues justificar la justicia implica mostrar qu e es más pr ovechosa q ue 2(1 "D oes Moral Ph ilosophy Rest on a Mlstake?", en Mind (1912) ; reímp reeo en Moral Obligation. 88 89 1 . . .. de las palabras, pero q ui:ds d estinadas también en parte a evita r las a mjusu cra, y q ue nos conviene se r justos. Pero si h ace O ¡ Io Y lo co.r recto en con sidera ción con nu estra s conven iencias nmo~o h eJusto en fun ción de la persecución de 105 d eseos, si se conside ra que los de- seos ofrecen motivos para las acciones, ést as no resultan de un cumpli- 1_ y Pricha r d daa euo casi por supu esto- porq ue se trat e' d e lo jus esto casr ae to mosy o. correcto, La moralid ad no ed mien to del deber. Por lo tanto, cu and o cumplo con mi deber, lo que .6 . pu e ene r, por cierto nin guna j usti- t • ¡1rcacr. n ex tertcr a si m 'tsma :. SI' no h acemos lo correcto • en virt ud de hago no pu ede ser exh ibido como una acción humana com pre nsible s mis mo . sea q ue nos convenga o no, no esta mos obrando en la form a en que 10 son las accio nes h umanas erdínarías. Asl , la la me nte. corree- bú squeda del deseo se convierte e n una esfera a parte sin vinculación La suposición efe ctua da po r Pr ich ar d es que la noción de lo ue con otros aspectos d e la vida huma na. Un autor como Prichard res- nos d~onvlene. de lo que nos result a provechoso, es lógicamen te i~e­ ponderla qu e esto es cierto, y que su poner lo contrario seri a un e rror. Pe ro ahora pod emos ace rcarn os co n mayor provecho a la posidón de p.en sent e ~e l c~~cep~ o de lo q ue es j usto y correcto en nu estras ac- csones. La l~e n ll(¡ caClón de lo provechoso con lo justo constitu e en Pr ichard desd e otro ángulo, e indicar sus ra lees histó ricas. Si h acemos ~ que se ref iere a la é tica , una mera coinci dencia y un aceident1 r~lil esto, observare mos una at enuación gradua l del concepto de deber y de d a~ r lo ? ue quere mos y lograr lo que q ueremos es algo mu y distint~ los conce ptos afines, q ue present a un progreso a partir de la noción e ace r o que d ebemos. Per o Prichard n o com prende a I el de deber como exigencia de desem pc iíar un papel espe cifico, cuyo cu m- dadero sent ido de las af ir maciones platónicas y de las imqp~' . ver- plimiento sirve a un pro pósito ¡ntegr amente com prensible como ex- del. vocab ula rio mora L. griego erl que Pla tón usa. El vocabularircacro o moral nes presió n d e deseos humanos normales (por ejem plo, los deberes del pa- gnego n o est! ccnstru ído de tal manera q ue los oh]'etos de dre, del ma rino, o del medico). El próxi mo pa so q u ízé sea el concepto y n uesr deseos O b . r.as. m ~t a s mora 1es sean necesariamente inde pennu estros d ientes de deber como al go que el individ uo ti ene q ue h acer cu alesquiera que rar bien y VIVir bien se encuent ra n e nlazad os en un a palabra . sean sus deseos privad os; y finalmente, llegam os a u n conce pto de de- t Ma lp.wp , . De .consid . ' SI e racie nes puramente lin gü ísticas romo ésta no como ber divorci ado tot almente d el deseo. Si no pudiéramos explicar histó- ser p u~~e I~ fenr, po~ su pu esto , n ad a sustancial . T od avía qu eda por ric a mente el conce pto de deber de Prichar d, creo que nos encon tr arla- p egu 1 a r SI es I~ ética mod erna la q ue ada ra u na d ist inción vá lida mas m uy cerca d e la posición de los antropólogos q ue descu b re n una q~e e ~'ocabulana moral griego no llegó a adv ertir, o bi en si es I~ palabra n ueva incom prensi ble, como, por e jemplo, tabú, término en ig- éti ca griega la que se reh úsa a efectuar distin ciones falsas y d esor ien m ático po rque, al pa recer. no q u iere decir sim ple me nte " prohib ido" , tadoras. ~na for ma de con testa r esta pregunta ser ia la siguie nte: . sino q ue da un a razón d e la proh ib ición sin que qued e e n cla ro cu ál La éti ca se preocupa por las accio nes human as. Las acciones hu- es. Así, cu ando algu ien como Pr ichard dice que es nuestro "deber" ha- man ~s ~o son meros movimientos corporales. Actos ejecu tad os mediante cer algo, no nos d ice sola mente que lo hagamos, como si expresara el ;o;lm~ntos co~porales m uy diversos puede n identifica rse como casos ma nda to " Haz esto", sino que aparentemen te nos da una razón para e. a misma acci ón h uma na: los movimientos implicados en el acto de ello, En consecue ncia , ast como podemos preguntar a los polinesios pol' agitar la mano y los ~mpli cad05 e n el acto d e extender u na b an dera qué deb emos absten ernos de h acer algo a ca usa de que es ta b ú. podría - pu:uen ser a la vez eJe~ p los de la acción de da r la b ienvenid a a al. mas pregunta rle a Prichard la razón por l a que debemos ha cer algo g~H~ n .. : pocten~os considerar id ént icos movimientos corporales. ue si se tra ta de nu estr o deber. Yen am bos casos l a res puesta seri a similar, ejem plifican acciones mu y di íeren tes- el movimie nto de I . q e igu almen te incomprensib le : "Porq ue es tabú". "Porq ue es vu estro pued e se r pa rl~ dee Iaa acci acci ón de correr una ca rre ra o de la deas hpiern uir easn deber" . La {alta de conexión con nuestras met as, propósitos y deseos una dt d d batalla. SI esto es" así, ¿cómo se puede determina r que un a con- nos h ace caer fin almente en lo in inteligi ble. Sin embargo, el concepto uc a . a a es .u ~a acción o pa rte de un a secuencia de accio nes. no encont~an;e q ue Prich ard elucida es de uso comú n... '¿Por q ué debo hacer eso?' un m:TO. mo.vJmlen to corporal ? La respuesta sólo puede 'Simplemente debes hac erl o' .. no es una for ma desusad a de diálogo mo- en la md ~raclón de ~ue si~ve a un propós ito que constit uye una ar~e ~Ia ac~ión ra l en la socied ad mod ern a. Por eso la el ucid ació n filo sófica pla n tea to talid ad de la Intenc i ón que tiene el agente al rea liza r su interesa ntes proble mas sobre el papel d e los conceptos en nuestra vid a ! s a~n : el propósito del agenl e sólo puede h acerse in te ligib le com~ socia l. Pero en este momen to, en lugar de dedi carnos a ell os, debemos exp resión de sus deseos y finalidades. retorn a r a los gr iegos. El punto decisi\'o para lo que viene es que q uiú ni Considérese ahor~ ~ mo .101 éti.ca posk a m íana su braya el con tr aste res ult e ahora más claro por qué no pOO lamos emp lear los términos e re el deber y la in cli n aci ón. SI las acciones se vuelve n in teligi bles mora les que exp resan el concepto mo dern o de deber al traducir los 90 91 tér minos morales griegos: éstos mantienen la conex ión con el vocabu- 1 de q u e un enterr " " ó m á s funda mental o de ap licación más . 1 gene ral" la r io del deseo en fu nció n de l cual pueden ha« rse comprensibles. e I lsed d : o bien puede cons iderar incomprensib e. un en - La función de los térm inos valora tivos en griego consiste en califica r :~~;r;~ue:to, ; e: pu és ~ u n examen mas minucioso. Ccnsíderemos las cb.luent~ posi bilidades de conducta de acuerdo con n uestros de. dos ej emplos d e índo le dlVersa. . . . nas las seos, pero. lde acuerdo con qué de seos? T anto Plat ón como Aristó tel es La aritméti ca es una disciplina rarional p?rque. 51gu~ ere reg r- cri tica n el simple a nálisis sofista de "los deseos humanos. Tenemos que Las reatas que gob iern a n a las operaciones aritm éticas Simples n05. pe p regu nta rn os no sólo acerca d e lo que q ueremos ocasio nalmente ahora, - -o .. una su ma dada es correcta o m eo- mi ren determinar Sl la respuesla a l . T cado d e las pa labras uno, si no acerca de lo qu e quer em os querer a la larga y fu nd amenla lmen te. d rrecta. Cua lquiera que compren . e e Slg.~1 1 cuan to a admitir o no y esto implica una descripción del hombre, explicitada en formas di- dos más es Igual a, y t1'CS, no ti ene OpCl n en h un versas por Pla tón y Ari stót eles, y en la que ciertas satisfacciones son ' , " ás d igual a tres ". Pero p¡¡ra que aya obj etivamente más altas que otras. El uso de la pa labra objetivamente im plica la existencia de un cr iterio no elegido e impersonal. Y, lcuál ~:u::~~~o~;e.e~n~g:ficad~l~~iasd~a~~~~::, e;~~~~Ó?m:~~~a:~~:i~~: cost u mb re SOCialmente esta ecr a . hros no acos- es esta norm a? Se infiere q ue hay un cri teri o semeja nte del hecho de leos porque sus rnrem ro tr ibu que ca rece de conc~ptos nu~ r r • é to ue la numeración come que se consideran com prensib les pregun tas como: "le uá l es el bien par... tumbra n contar. No qUiero dec~r con es q _ I posesión de los el h ombre?", o simp le me nte: "l Q ue es bueno pa ra el hombre?" A men os pr áctica socia l e nseña ble sea IÓ~ lca me n te dan ten°ta"pr'.,upone a su vez que ha ya algú n cri terio que permita juzgar todas las respuestas pcsí- . el m u mo ac to e con r bies, éstas se encont rarán a un mismo niv el y la pregunta dejará de co nce ptos num é n eos, pu e s . reeta para resol ver u na "6 p sólo puedo invocar una · - 0 tener sentido. No se Inf iere, por su pues to, que tiene que exist ir un esta posesl n. ero , ... d e n l . que los con . . ' tida en u na comun....a criterio (o criterios) de este tipo, sino qu e la pregunta y el cr iteri o se cuestión a ri tm ética cont~ove~ . I sólo será n in teligibles cuando la oeptos numéri cos sea n ín telígíb es, y id sostienen o caen juntos. El tr ascendenta lismo de Plat ón proviene en pa rte de ha ber per cib ido esta situa ción . .tI cree que de be h aber un nu~~~:sese:h~~aa l~os:=~~:Jes:~lt:~~:' ~lre~;~:le:· estáe resr;~:: criteri o. No puede de riv arse de las estructuras e instit ucio nes socia les . I ar it mé ticos Esta mos m sacos existentes, porq ue usamos nu es tro s concep tos valo ra tivos para criticar. entre los términos valoratlv?s y •os o disci · lina racional, que a la las. No puede derivarse tampoco de nu estros deseos ta l como son, por. hra~os a cons ide rar a la antmé~l~elc~:drez y ~el bridge. (Esto se debe que usarnos nuestros con ceptos valcra tivos par a cr it icar los y califica r- cr ttica d el lútbol y del crtquet, J d í de la cu lt ura griega gene. los. Por eso es fácil llegar a la conclusión d e que de be d er ivarse de un en parte al hecho de q~e e~ n~~t~~a~~t~ ;osubestim amos a los Juegos orden q ue existe aparte de la vida humana . Si Platón considera t ra s- ra lmem e exager am os e va or . ( arnos por medi o de Luci ano. cende nte el criter io, Ari stót eles lo ve incorporado a un tipo particu lar O límpicos, de los q~~ .podri~~os II:so~: os como mer os med ios par a Pla tó n consid er a la gim nasIa . y. . J eg . objetivo se en. de p rác ticas y organizaci ón socia l. Ambos supone n q ue si el enca de- namiento de justificaciones cons tituido por respuesta a las preguntas un fin; como pa r tes de ~na dISClpl~~e :~ca~;~:r::~~ í.sta es también sobre el bien q ue conviene a los hombres h a de ser una cadena de argumentos racionales, sólo puede haber un único encadenamiento se- mejante y debe ha ber un pu nto esencial en el q ue llega a una con. cuenrra e n un p~odul:to fina l d~ ~p r la doctrina de clerta~ esc~el~ m~ ~~: Pero un estudio de los con . J.uegos es la Iormaci ón el car c r: ar: las q ue el objetivo d e los ¡ ísmos es Iilosófi- ceptos empleados en 1a crrltitea d e los Juegos,PIen6 s m ' __ pregon , tas que clusión li na l (la visión de la Forma del bien o la contemplación eude- . I n respecto a al n, carnente revela d ora, me uso ca 1..1<1» é ed ida 10 es se com- monista), Por supuesto, esto es u n error, y u n e rr or e n el que caen . b d es bu eno y en qu ro , Platón y Ar istó teles po rq ue no comp renden las cond iciones que deben se refiere n a SI un ate a or blecid " dad de golpe, capad- iter¡ s est a os: vane " prenden porq ue h ay en ene CCI sa tisfacerse pa ra disponer del t ipo de criterio cuya exis tencia ellos dan 1 " " Con t.mos con estos en- . . Iib or al en as cn slS. por supuesta, au n cuando a veces duden acer ca de su naturaleza precisa. dad pa ra Im prOVisar, l . ra .ffi -ne ral e n relación con el éxito ycon terios porque tene mos a lteno~, en ge " ó 1d esempeño de un Si considero racional una lo rma de investigación, presupongo que t parti cul ar en relaci n con e el fracaso en cr Ique y, e n " d no constituye por supuesto, existe algú n criterio p ara determinar si las respu estas a sus preguntas Ih ho de gan¡¡r u n p¡¡r u o ' . son correctas o incorrectas. Al hab lar de un cri terio me refi ero a una hatea d or, y e el: 1 bí én tiene Importancia. Per o " " el ún ico crner ro. " La fo r m. de ga na r os ta ro h n M ." establecíid os -orma que el individu o no puede aceptar o rechazar a su gus to y elec- " ed ' voced os porque ay ....."" estos criteri os sólo pu en ser In d _ r los aquellos q ue par. ción. Puede rechazar un criter io dado con fundamentos racionales, como con respecto a los juegos, y sólo pue en Invoca 92 95 ti?pall de la vida soci al en Ia que esos usos se e ncuentran esta blecidos. tos usos todas las valoraciones cons isti rí an en un a a plicació n de cr l- P i énsese en seres que no compa rt en el concep to de un juego y que teríos [rente a 10 5 cuales el individuo no tie ne una liber tad de opció n. po r eso no pueden adqui rir el cr iterio pe rti nente. Sólo podría n darse Las prácticas valorativas d e u na sociedad semej ante son sim ilares a cuenta de que la palabra bu eno· -e usa gener almente en con textos en las de aque llos que cr itican las actuaciones e n un pa rt ido. En amt>c;s los q ue se ind ica una aprobaci ón de cierto tipo. Sus filósofos elabo- casos hay normas acep tadas . y la adq uisición del vocabulario nece sario ra rí an nat ura lmente teorías sobre el sign ificado de bueno en el sentido pa ra d escr ib ir y com prend er e l juego es lógicamen te inseparable de de que su uso sirve para expresar e probacíó n. y estas teorías no corn. la ad q uisición de esas normas. En a mbos casos. el hecho de que las prenderi an necesariamen te gra n p-me d e la cuestión. normas so n ob jet ivas e impersonales se concilia con los desacuerdos En la ética griega ocurre algo similar a esta situación ima gin aria. valora tivos y aun con los de sacu erdos q ue son incapaces de resolverse. Co~nt'n/:1m()s con u na socieda d el la q ue el uso de las pal abras vale- Esto es así porq ue hay un a ser ie de cr iterios e n fun ción de los cuales rat~va s se encuentra . limi tado po r 'a noción de cum plimiento del papel juzgamos las actu aciones y las de mostraciones d e capacid ad. y no u n soc íal meme establecid o. Podemos maginar cierta ment e una socied ad en único crit erio pa ra cad a papel o habil id ad. As í, al valorar a un. b a- la que . esto. sea. una ver dad mue \0 más firme que en aq uellas socie- teador podemos diferir en la importa ncia q ue asign amos.a la capac idad dades .lmaglO:m as o reales, represen tadas o reflejad as en los poem as de improvisación fre nte a la posesión de un golpe parrícutar, ! al va- homér~co~. En este ca~o. los suu a ru ívos y verbos . a los que se une n lorar a un ge nera l podemos diferi r e n la importancia q ue a S lgna~~ los adj etiv os y adver bios valorar ives, serian in va ri ableme nte aq uellos a la capa cidad para organizar li neas de abas teci mien to [rente al brille que nombra n pap eles y activida dt's vinculadas con ,,' desem peño de los táct ico en el <ampo de batalla. pape les. E? ~nsecue ncia. todos los usos de bueno pert enecerán a esa As! com o e n el caso d e la s críticas a los jueg os pudimos ima ginar clase de adjet ívos, cuyo sign ilicadf} y fuerza depe nden de l significado d el un gr upo socia l en el q ue el uso de las pa labras valora tiv as se h ubiera sustan tivo o f~se nomina l a q ue se unen. Pod emos comp render esta perd ido, t a mb ién pod emos im agina r una sociedad e n la que l~s roles clase colltrapoméndola a la clase de ad jetivos cuyo significado y fuerza tradicionales ya no existen y los cons iguie ntes criter ios valo ra t lvos ya no están suje ws a .~ a d...pe nde ncia. T al es el caso, po r ejemp lo, de las no se emplean . au nq ue sobrevivan las pa labras valora tivas. En a mbos pa l~bras q ue se refieren a colores. Podemos qui tar les todo sentido al casos, todo 10 qu e q ueda de la valo ración es el sentim ie nto de a pro- apJ¡~arla~ a un st stantivo o frase nomina l qu e no les otorga n ingú n ba cíó n vincula do con las p alabras. Las palabras comi e nzan a usarse como s{ln~ldo SI se c~plea con su significado nor mal (por ejemplo: "n úmer o sign os de que el hab lante individ ual está indicando sus gustos, pre íe- raciona l rosado ); pero cua nd o se ap lican ; 1 un sustantivo de man er a rendas y eleccio nes. Si conceb imos el análisis filosófic o como un an á- tal q ue for~lan U Il:' frase sign ifica tiva. su significado es independ ie nte ueis de la forma en que se usan d e hecho los difere n tes conce ptos e n del susran uv o. Por eso puedo e n casos semejdn' -:s d ed ucir válidamente ..:1 lenguaje ordinario, como un estudio de los rasgos lógicos de l modo de "Esto es u n X Y", ts mo "Es to es un X' como "Esto es un Y". de wo, bien po drí am os caer e n este pu nto en u na t ra mpa in teresante. ~Asi. de ·· E.s~o es IIn libro rojo " se in fieT'.: q ue "Es to es rojo" y que Pues si insistiéramos e n considera r como significado de la pa labra Esto es un h h.ro".).Pero ha y también adj etivos con respecto a los cua les bue;~ sólo a aq uellos rasgos que están presentes en cada ocasión de no s~ da est a SHuac16n: su fuel l a depende de l significado del sustantivo s u uso . llegarí am os na turalmente a la conclusión de que el sign ificado parti cula r al q u": se apli can, po rq ue el significado d e éste altera y esencial d e la palab ra se obtiene estableciendo su fun ción de alabar, deter mina l os cri tt:rios de aplicr..ci6 n correcta d el ad jeti vo. T al es el o de ~x p resa r a probación. o de ind icar elecci ón o prefere ncia, e tc., y caso de b!J~o ~n los usos q ue se vincula n con el desempeño de un de q ue su asociación con cr iterios de tipo im perso nal y ob jetiv o es un papel. Los crner ros para la ap licación correcta de las expresiones " buen hecho secundario. contingente y accidental. O podría mos caer en la pa.sto~", "buen genc~al" ,Y " bue n Flautista" son determinados por los trampa opuesta de su poner que, como la pala bra bueno sólo se emp lea c~ lte t1 os para la ap licaci ón d e las exp resiones pastor, general y [lau- en forma inteligible en muchos casos típicos si se la a plica de acu er~o tuta. Al ap render a descr iuir la vida social ta mbién apre ndemos a va. ron cr ite rios im pe rso nale s y ob jetivos, todos los usos en q ue se aleja lorarl a. Adcm ñs, h: y ~ na .varie da d de usos de buen o en los que pu eden de ta les criter ios no tiene n la su ficie nte im portan cia como para ser to- e~con t ra rse eSQ~ cr u enos rm pcrsonato, y obje t ivos: " b ueno e n" e n rela- mados e n ser io. Sin e mbargo. a menos que vea mos estos dos usos como ~Ión ml~ las ba bilidal~"'" y " bueno para" en relaci ón con medicín», o dos fases sucesivas de una n a rr ación h istórica. no comprend eremos gra n Instrumentos, consti tuyen dos ejemplos. En un a sociedad limitada a es- pa r te d el sent ido de la pa lab ra bueno, C uando hablo de un a narración 94 95 histórica me refi ero a un a en que lo ul teri or no se com prende h asta t érica y la s relaciones lógicas. No puedo comprender la est ru ctura 16- que se cuen ta con lo a nterior, 'Y en que no se comp rende lo a nterior gtca de una teo r ía filosófica dada, a me nos que com prenda los p ro ble- hasta que se advier te a lo ulter ior como u na consecuencia pos ible de mas q ue ten ía la mi sión d e soluciona r. Pe ro en una gra n can tid ad de lo q ue habi a sucedido antes. El uso de la pa labra bueno, cua ndo se la casos no p uedo espera r un a com pr ensi ón de cuá les son esos problem as emplea sólo o primariamente como un a expresión de a pro b ación o a m enos qu e conozca los problemas pla ntea dos por los predecesores elección, no puede comprenderse exce pto como supervi vencia de un filosóficos de la t eor ía y la forma en que el contex to histórico impone per íod o en que su uso esta ba gobe rnado por cr iterios de ti po im per- lim ites a las sol uciones de sus prob lem as. Siem pre es pos ible y general. so na l y ajenos a tod a elección, porq ue no tiene ningún uso o función me nte útil abs traer tan to el probl ema como la solución, la pregunta y la qu e la d istinga de un sim ple im perativo o expresión de aproba ción . respuc;sta, de l contexto h istórico pa rt icular y examinar los prob lemas ló- La afirm ación de que algo es b ueno no difer irí a de lo expresado cua ndo gicos sin u na excesiva re ferencia a la historia rt!al. [Los Iilósoíos idea- alguien d ice: "Elija algo de esa clase", o "zsa es la clase q ue pre fiero". listas, y e n especial R . G. Collingwood, a veces no llega ron a ca pt ar Esta aparen te red unda ncia de bueno qu izá pued a expli carse ind icando esto, pe:f() lo que consiguieron captar y d ecir al respecto es más reve- sus pos ibilid ades propagandísti cas. El uso de la palabra bueno en reali- lador que gra n par te de lo que se escri bió posrer iormente.) Pero: ad e- dad no dice más qu e do expresado por el hombre q ue a nuncia sin rodeos más, como ya lo hemos hecho no tar, los conceptos qu e propo rciona n su elección o p refere ncia, pero u na persona puede buscar el medi o de los ma teriales para la investigación filosófica está n sujetos al cambio. dar la impresión de deci r más, y al hacerlo a tribu ir prestigio a su AsC, lo q u e puede aparecer al pri ncipio en form a enga ñosa como do s anuncio media nte el emp leo de bu en o. Bueno es signo de importancia elucidaciones ri vales de l mismo concepto, entre las qu e debemos elegir, para las expres iones de elección, de acue rdo con este pu nto d e vista. puede ser considerado d e modo más provech oso como dos aná lis is su- Pero esta teor ía descubre, de hech o, su propia debilidad . ¿Por qué d e- cesivos de u n concepto e n proceso de transform aci ón, e ntre los q ue no berla lleva r esta clase de prestigio? La respuesta sólo puede ser q ue h ay lugar para u na elección . Se necesita n am bos y ta mb ié n su inte rre- ar rastra consigo un a dist inción der ivada de su pasado, y que sug-iere lación con el fin de no perde r de vista la continu idad y el cam bio en un a con exión entre hu prefer encias y elecci ones individu ales del ha - el concept o. bla nte y lo q ue cualqu iera elegirl a. entr e mi elección y la elección q ue Además, el a ná lisis de los conceptos en fu nción de secue ncias hí s- d icta n los cri terios penlnentes. tó ricas id eales puede ser ú til por o tro motivo. Al abs traer ciertas ca- Sería igualmente erróneo, sin e mb argo, supo ner que la pala bra buena racterí sticas de la secuencia , y d arl e así u n carácter ideal, ad quirimos no podrla sepa rarse de les cri terios paniculares q ue ha n gobernado su un m étodo para advertir secuencias similares conten ida s en procesos uso, y seguir siendo todav ía in teligible. Lo que confiere a la palabra h istóricos mu y d istintos. Y al adve rt ir simili tud es tam bié n pod emos tru eno su generalida d es e n pa r- te el hecho de q ue una vinculación C'l O adver tir diferencias. Considé rense las seme janzas y di ferencias en tre lo la elección y la preferencia está presente desde el principio. L lamar q ue sucedió con á:yaOós en el uso d el gri ego y lo qu e sucedió ron bueno a algo im pli ca d ecir q ue cualqu iera qu e q uisiera algo de esa d u ty (debe r) en ingl és. Así como á..y aOó~ se limitó or iginalmen te al clase se sen tida satis fecho con este ejemp lo pa r ticu lar. Traemos a es- desempeño d e u n papel, lo mismo suced ió con du ty . TodavJa h ab la- cena algo más que nuestra pro pia elección y preferencia ind ivid uales y rnos de los deberes de un poli da o de un agen te de vigila ncia , y en apuntamos a algo más q ue n uestra propia elección y preferencia in- u na socied ad en la que la vida moral se concibe comp le tamen te en Iun- div iduales: ap untamos a una norma pa ra la elección. Y en u na sociedad d ón de la descri pción d e papeles, los debe res d e u n padre o de un rey en qu e los pa peles trad icio na les y la corres po nd ien te valo ración tradi- pueden estar ta n vigorosamente derermí nadcs po r la costumb re como cional de la conducta se ha n der rum bado o desa parecido, la come- los q ue ahora se determ in an por med io de reglamentos. El conce pto c uencia d e los intentos Iallldos de usar la p alabra bueno como simple de "deber" se transfor ma ne cesariamente cuando separamos a un horn- expresión de una elección o pre fere nci a bien puede ser el in tento de bre de sus pa peles, pe ro 10 dejamos todavía con ese concep to . Esta se- restabl ecer nor mas para la elección. Y no h ay ninguna razón por la q ue paración es una consecuencia d e un ca mbio su ficie ntemente radical en bueno no pued a adq uir ir nuevos cr iterios d e a plicación. la estru ct u ra social establecida , 'Y no t iene que ocurrirle a tod a la so- H asta ahora he tra tado de d elin ear e n la argu me ntació n u na se- ciedad en un a forma insta ntánea y de u na vez para siempre. Puede cuenda históri ca id eal. Una secuencia semejante es útil por d os razones ocu rrir en u na pa ne de la sociedad, y suceded de ta l modo qu e sea diferentes. Pon e de ma nifiesto la ccnexjé n e ntre la in teligi bilidad h is- mod ificada por otras creencias morales. De esa manera , para p arte d e 96 97 la sociedad inglesa del siglo XVIIl , e l co ncepto de deber se genera lizó normas independiente! de la es truct ura d e cualquier forma soci al par. en asociación con el co ncepto d e vocación. Origin a lmente encontramos n cuíar. Pero a costa de esto se insi núa la verdad del mismo tipo d e una socied ad co n una estr uctur a bien defin ida de roles y fun ciones, relativismo que trataban de superar. Si el tipo de pregu nta s val o ra tivas rel acio nada con las ocupa cion es, y organizad a jerá rqui came nte, y a esta que podemos plantear con r especto a nosotros m ismos y a n uestras ac- organización co rres ponde una creencia en d iferentes posicione! de la cio nes de pende d el tipo de es tructura social de la que for m am os parte vida hacia las q ue Dios se complace en co nvocar a los hom bres. Cu a ndo y del consiguiente campo d e posibilid ades para las descripciones de los role s ocu pacio nales se hacen má s im po rt antes, se m antiene la no- noso tros m ismos y de los dem ás, l no se infiere la inexistencia de ver- ción de un llam ado de Dios, pero no ha cia u na "posición" de term i- d ades valorati vas sobre los " ho mbres", es d ecir, sobre la vida huma na nada. Los deberes vincul arlos con una ocupación particular son ree m- en cua n to tal ? ¿No esta m os conden ados al relativismo histór ico y social? p lazados por e l deber qu e se t iene con Dio s en cu anto se es hombre. El La respuesta es compleja. La primera parte de ella ya ha sido su- conteni do d el de ber se desd ibu jará ante una situación semejante. Este gcr lda e n el curso de nu estro examen d e Aris tóteles, H ay ciertos ra sgos tipo de sit uació n proporciona part e de l fondo para el ti po de d ile ma tic la vida hu man a que son necesarios y casi in evitablemente los mi s- mora l exami nado e n a lgunas de las nov elas de Jane Austen. Sus per. mos e n todas las sociedades. y a causa de ello hay cie rtas verdades sonaíes no pu ed en concebir la moralida d simplem en te en fu nciÓn del valo ra tivas a las qu e no se puede escapar. Pero, ex presada e n forma tan d esem peñ o ad ecuado de un papel b ien establecido. Edmund Ber tram simp le, la cuestió n pu ede llevar a u n error. Como ya he sostenido , no en M ansfid d Park pued e est ar exp uesto a la crítica de Mary Crawfo rd podemos concebi r un grupo de seres que satisficieran las mínimas co n- por su intención de convert irse en sacerdot e: pu ede ver se obligado a di ciones conceptuales nec esarias para que los car acteri cemos correcta- preguntarse si así será en m ayor o me nor grado "un hombre ". Ser un mente como u n grupo hu man o sin una conducta gobernada por r eglas te rratenient e o estar "en el co mercio" ya no im pli ca cel sent im iento y sin que las normas orientadoras de la conducta im pli q uen una no rm a de tina pos ició n cla ra ment e definid a e n la jer arqu ía de los de beres. de expres ión de la verdad, u na norma de posesión y justicia, e tc. A l- Esta situació n se ve su brayada por u na no ta ble excepción. La persona gunas nociones d e ve rdad y justicia encue ntra n e n cua lq u ie r grupo del oficial naval proporcio na una pied r a de toque de la virt ud en humano un t erreno e n donde apoyarse. Además. como he sosten ido J ane Austcn precisamente a causa d e su sentido profesion al d el d eber. unu bié n, es casi inco ncebi ble que ciertas cualidades como la amistad, y ella pu ede hablar del d eber en este contex to con mucho m ayo r ele - la valen tía y la ....erac idad no sean valorad as e n cua lq u ier grupo h u- rida d q ue en cua lq ui er otra parte porque no se ha r o to tod avía e l ma no, por la sim ple r azón d e que el ca mpo de fines posible s para las vínculo entre el d eber y los deberes. »crívídades de aquellos que n o valoran tales cualidades se restringir la La h istori a de áya961 e n gr iego y la de duty en in glés (o en ale- f' ll dem asía . Pero este tipo de argumen tació n pod ría e mple arse muy mán) difieren , por ~u puesto, ta nto romo la histo ria del derrumbe de eq uivocad a mente pa ra proporciona rnos una espec ie de deducci ón tra s- la socieda d g riega trad icio nal de la h istoria de las transformaciones de la cendenta l de las no rm as para tod os to s t iempos y lugares, o sea para Inglate rra preindustrial. Pero en ambos casos se produce un pasaje ul recer una guia pa ra conducir a los hombres sin tener en cue nta la desde las bi en definidas simplicidades de la m oralidad del desempeño natu ralez a de la sociedad en la que se encuentran. No sólo se tra ta de de los papeles. en qu e juzgamos a un hombre como labrador. com o un a concl usión errónea, sino que proviene de una ma la inteligencia rey. como padre, hasta el pu nto en que la va loración .se ha separado, llel a lcance de las premisas de la que se deriva. Precisam e nte e n Tazón tanto en el vocabulario como en la prá ct ica. de los pa peles. y no pre- de '1ue la sociedad huma na co mo tal debe ten er o te nd rá ge ne ral mente guntamos en qué consiste ser bu en o en o para esta o aquella habilidad ciertas normas co mo parte del inel udible esquema lógico de sus ac- o pape l, sino solamente q ué es ser " un hombr e buena", es d ecir, no c iones y r a zon am ie nt os, tod as las e leccio nes de d iferentes posib ilidad es pregu ntamos lo q ue es el cu mplim ie nto del propio deber como sa- valorat ívas surgen dentro de este esquem a y dentro del co ntex to de las cerdote o terratenien te, sino como "hombre". La noción de normas normas en cu esti ón. Se infiere que estas normas no pue de n darnos un a par a el hombre e merge com o consec uencia natur al de este proceso, y raz ón para preferi r una pos ib ili dad a las restantes d entro de un co n- ab re nuevas posibi lidades y pe ligros. [un to dado. Ex presado en form a co ncreta: la soc iedad humana presu- En este punto, sin emba rgo. l no nos envuelve la argu men tación en !,oue el lenguaj e, el lenguaje p resupone la obedien cia a reglas. y tal un a manifiesta pa radoja? Podemos ente nder e l mo tivo por el que Pla- uh('diencia a reglas presu pone una norma para la expresión de la ver- tó n y Aristóteles (y e n un contexto posterior, Price y Kant) buscan ,LId. La m ent ira como forma de acción h uma na presupone lóg ica men te 98 99 -tal como se señ ala a menudc-. una norma para la expresi ón de la una de la s Iuen tes de La cree ncia de que ba y dos esfer as d isti ntas de verdad. Aunq ue el me n tiroso reivindica con su practica la existenci a La vida : una pa ra la " mora l" y otra para la " política" . Pero, de h echo , de la misma norma que tra nsgrede, mu estra de 1011 modo qu e la exis- cad a con j unto de valoraciones morales implica ya neutralidad. ya asen. te nda de la norma abre posibilidades ta n to para la me ntira como para rimiento o disentimiento con respecto a la estructura socia l y polftíca la verda d. La existencia de Ja norma no im plica nad a e n el sentido de dentro d e la q ue se efectú a. Y en la medid a e n q ue h ay u n d isen ti- una gu ía con respecto a si debemos men tir o decir la verda d en cu al- mien to. las valoracion es mo rales i mplica ran u n cier to grado de com- quier sit uación pa rticu lar confu sa. Y no sólo d iferentes elecciones ín- promiso con una alternat iva. El aspec to sorp rendente de Platón y dividuales, sino diferen tes cód igos de h onestidad se encuentra n de n tro Aristó te les es la unidad de la moral y la po l ítica en sus escritos. Pero del margen de posibilid ades a biert as a no sotros. Por eso cua lq uiera esta misma un idad descub re fin alm ente sus. ideal es. qu e sosten ga que la elucidación de las normas que gobiern an una ac- T anto Platón como Aris tótel es d an por supuesta, con toda n atura- tividad humana como tal proporciona una gu la para la forma de vi- lidad, la estru ctura socia l d e la 1!'Ó}..¡S, con la excl usió n de los es- vir, comete un error fundamental. clavas de la estru ctur a pol íti ca, los artesanos y los la brad ores en el De hecho forjamos las preguntas y respue'ltas prácticas al delinear extr emo inferior, una clase más adinerad a en u na pos ición supe r ior. las concr etas altern a tivas socia les y perso nal es en una si tuación pa nlcu- y el gob ierno d e algún tipo de minoría. Po rque las p reguntas que plan- lar y las posibilidades de bie n y mal inherentes a ellas. En esta ta rea lean, y a veces los concep tos q ue emplea n, presuponen la ró}..j.f y su ape na s surgen las pretendidas altern ativas del "relativismo histórico" unidad socia l, ni nguno se enfrenta al problema de la declinación rea l y de las " no r mas par a los hombres como tal es" . Sin duda, al ped ir cr i- de la TÓN r. Porque son 10$ voceros de su unidad, ignoran o sienten ter ios q ue gob ier ne n mi s elecciones no estoy pidiend o otr a cosa que a versión por la he terogeneidad d e la sociedad griega. Se da po r supues to crit erios; estoy pid iend o una gu ía de tipo impe rson al . no sólo par a mi el concep to de Inte rés común. El conser vadorísmo de Arist ótel es es por sino pa ra cua lq uiera, es deci r. cua lq uiera que se e ncue ntre en mi ai- cier to distinto del d e Platón . La ideali zación plat ónica de una lrÓNf tuaci ón, Cuan to más pa rticularizo mi situación, ta nto más bu sco un a completa men te di ferente 'de La realidad del siglo I V rignlfica que la guí a en ge nte q ue perten ece cspecfficameme a mi tiempo y luga r, o a política se conv ierte en un asunto d e azar del rey-Iilósofo q ue se pre. otros ti emp os y lu gares que sean de u n tipo suficie nte y pertinentemente sern a en el tiempo y lugar op ortunos. Aquellos críticos moder nos d e simil ar. Siempre tendré qu e e nfre n tar me con dos peligros. Si realizo P la t ón que lo han acusado d e fascista han comprendido m uy mal el un proceso suficiente de abstracción podré ca racterizar mi situ ación en sen tido de la cuestió n. La esencia del fascismo es la glorif icación 'f términos que se a parten de cua lquie r tiempo o luga r especificas, pero sustentación de una cl ase gobe rna nt e existente, mien tr as que la esencia al hacerlo no resolveré mi p roblema, sin o que lo reubicaré. Pu es el de la po lítica pl atónica fu e la excori ación de tod a pos ibili dad política tipo d e problem a y solución altame nte genera l tiene que ser trad ucido existente, El fracaso polftico de Pla tón en Siracusa, donde sus sucesivas de nu evo a térm inos concretos, y la for ma de rea lizar esto se convierte visitas ch ocaron contra el mu ro de la realidad política, no se debió en el problema real. Si no rea lizo u na abstracción suficiente, sie m pre mera me n te a las con diciona d e Siracusa en particular y de la ciudad- correré el pe ligro de con vert irme en la víctima de lo que se da por estado e n general, sino a la p ropia doctrina plat ón ica. Se puede tildar su puesto en una situación par ticu lar. Co rre ré el peligro de p resentar a Pla tó n de reacc iona r io o conservador; pero si todos los reaccionarios lo qu e es meramente la perspectiva d e un grupo social o parte del fueran p l atónicos, la s rosas ser ían m uy fáciles para los revoluciona r ios. esquema conceptual de los hombres com o tales. Con Aristóteles sucede algo distin to. Su Polltica, de inspiración em- Plat ón y Aristóteles supo nen q ue a pa r tir de la elucidación d el ne- píric a, .nos coloca mucho más cerca de los Es tados y constit uciones rea- cesario esq uema conceptu al de la vida humana se pu ede ex traer una les. Pero ha y dos aspectos en los que Aris tóteles se evade aun más guía práctica, y este error es ocu lt ado y reforzado por la adap taci ón que Pla tón de las real idades de la ", Ó}..¡i . El 8ij¡..¡os, la masa de la de forma s de d escr ipción ú tiles para caracteriz a r la vida social d e la gente comú n, ap arece en Platón gobe rn ada por d eseos cuya manifesta- -XO}..¡f gr iega con el fin d e que sirv an como form as de descripción de "ión está fuera de lugar en el E stado justo : en la R ~pú b lica los des eos la vida huma na como tal. Esto no es sólo una d ebilidad . Al u nos est u- de ben ser repri mid os, y en las Le'>' ~s ti enen q ue ser remodelados. A 10 diosos posteriores de la filo sofí a moral ha n supuesto q u -pro 1,~as largo d e la obra pla tó nica, el choq ue natural d e los de seos entre go- puede n ser p lanteados en u n vocabulari o que d e alg ' ~o es" f~ - be rnaiues y gobernados ocupa u n luga r pro minente en el cuadro po- pend iente de cualquier estructu ra social. Esta su ~ó cons tiluy lítico. Platón y Aristót eles consideran los d eseos de los gobernan tes como 100 101 característica del "hombre", y los deseos de los gob ernados como más gar entr e tipos de est ado que sólo ríeaen esta conexión negativa - la cercanos a lo m eramente an imal. Pero en la Ética a N icámaco, las pa · d e dar lugar a una mi noría- con los argume ntos de la ~tiCVJ. En efecto. sie nes más baj as, típi cas de los gobern ados, aparecen simp leme nte como por su propia act ivid ad como tutor de l joven Alejandro y por su de- fuente de e rror y distracción . No ha y nada parecido al cuadro pla tónico fensa de Ja vida contemplat iva. Aristóteles se colocó -como lo h a se- - a veces casi h istérico- de la supuesta anarquía del deseo. Esta de s- fi al ado Kelsen-, del lado de los poder es q ue es taban por destruir a la cr ipción del d eseo como anárq uico es in evitable en la med id a en q ue T6N.f co mo entidad polhica . Pu es la exaltación de la vida contem- toda s las normas caen d entro del Estado justo, en el que el deseo de plat iva es u na exaltació n de e lla como forma de vida para hombres un rey sin trab as está fuera de lugar. Pero al admitir que hay desees que han compuesto ha sta ent onces la selecta mi noría po l ítica. Propor- que no pueden ser legitimados y cuya expresión no pu ede ser .per,?it ida cio na una buena razén para el re tiro a la posición d e ciudadanos -c'bue- dentro de su forma de Estado ideal, Pla tó n reconoce también impll- nos ciudada nos" en el sent ido aris tot élico-e, pe ro no de gobe rn a nte. Y cítameme que aquellos que tienen esos deseos e ncontrarían en ellos esto es precisamente lo q ue el a bsolu tismo de Macedonia. el primero un criterio pa ra criticar su Estado y la vida en él como " menos pr~ de los nuevos estados e n gran escala, qu erta que hicieran los gober- vech osos" q ue la persecución de lo que su Estado caracteriaerfa como na n tes de las h asta e ntonces ciudades-estados. Como lo exp resa Kelsen, injusticia. Pl atón es a veces un cándido par t idario de la clase gober- "la glor ificación d e la vida contemp la tiva , que ha renu nciado a toda n an te, aun cu ando se trat e sola men te de una clase gobernante ima. activid ad , y muy especialmente a la act ividad política, ha constituido ginaria. en todas las épocas el elemento tlpico de la moralidad política esta. Aris tó teles n o es in gen uo en este sentido. El ideal aristotélico d e hlecida por "as ideologlas de la monarquía absOlut a. Pu es la tendencia una vida ociosa y perfeccionada de con templación abstracta sólo el esencial d e esta forma de Estado consis te en excl ui r a los súbditos d e accesible a una mlnorta, y presupone una estructura de clases que ex- tod a pa rt icipación e n los asuntos p úblícosv.o duya a la masa de hombres ordinarios del poder político y de la idea El hecho de la declinación de la róXlf y el su rgimiento d el Es- moral. Pero se permite J a expresi ón d e todos los de seos e n una forma tado e n gran escala tiene consecue ncias m ucho más importantes para q ue los satis faga ojos purifique. Esto explica la difere nci a en t r~ P) ~tón la h istoria de la filosoffa mor al que cualq u ier influ encia que pudo y Aristóteles con respec te a la tragedia. Los valores d e la tragedi a gnega hab er tenido sobre el a ná lisis de Aris tóteles. El medio de la vida moral expresan los conflictos de la sociedad griega tanto como los valores de se transforma; se convier te ah ora e n tema, no d e las valoraciones de Pl a tón y Aristóteles expresa n o intentan representar a la sociedad los hombres que viven en formas de comu nidad inmediata en que el griega como una estructura unificada. En la OrestiaM entra n en con- ca rácter interrela cionado de la valoración moral y política es asunto flict o los valores tribales y ur ba nos, en Anligona los d e la fam ilia y de exper iencia cotidia na, sino de las valoraciones de hombres gober- el Estado, e n las Bacantes los de la razón y las p asiones. Presen ta n al nados a menudo d esde lejos y que viven en co mu nid ades poUticamente audito rio de la róXu lealt ades rivales en relació n con las pa siones impoten tes. En la sociedad gr iega, el foco de la vida moral fue la ciu- en una fonna est ét ica calculada para despertar las pasiones. Platón dad-estado; e n los rei nos hele n ísti cos y e n el imperio romano, la aguda advierte claramen te que no presentan el tipo de id eal moral ú nico y a ntí tesis entre el individ uo y el Estado es in evitable. Ya no se pre. consistente en q ue él cree, y q ue se oponen a su intento de suprimir g un ta en q ué formas de la vida social pu ede expresarse la justicia, Ios deseos d e la masa. De ahí su coh eren te defensa d e la censura y la u qué virtudes deben ser prac ticad as para crea r una vida comunal represión . Pero Aristóteles considera que la evocaci ón estét ica de la en q ue ciertos fin es puedan ser aceptados y alcanzados . Ahora se In- pi edad y del terror puede librar nos de ell os. Le jos d e proporc~onar mo- ter roga sobre lo q ue cada tino debe hacer para ser feliz, o sobre qué tivos p ara la acción, el d rama pu ede eli minar deseos y emociones q ue bienes se pueden alcanzar como pe rsona privada. La situación human a de or- a forma ser ían peligrosos y, al hacer lo, estabilizará el orden social es tal que el individuo encuentra su med io moral en su ub icación existente. Po r eso Aris tóteles no com part e el entusiasmo d e P la tón por en el u n iverso más bien que en cua lq u ier sistema social o po lítico. la censura. I':s salu dab le observar que en muchos aspectos el un iverso es un En realidad, Aristóteles es mucho más q uie tista en rela ción con la med io moral mucho más estre cho y cerrado que Atenas. La razón es activid ad pclídca. Siempre y cuando h aya lugar para una minada con muy sencilla. E l in dividuo ubicado en una com un idad compleja y templaríva, la lWca a N ícámana no condena ni apoya ningún tipo de estruc tura social, y la PallUca usa criterios de esta bilida d p ara jua- 21 H. J. g.eísen, "The Phllosophy af Arhtotle and the Hellcnle ·MacedonJan Poller ", e n l nttm at ional ]oumal of ElhicJ, XLVIII, 1. 102 lO! bien organizada y qu e no puede considera rse a sí mismo sino en Iun- la virt ud se iden tifica con la búsqueda de la E ~aQ:¡,u.O~[Q: . Identifica ción de la vida de esa comunidad, dispondrá de una rica provisión la EMcu,u. o~[Q: con el placer, pero sostiene que el exceso de placer pro- de descripcion es para caracterizarse a si mismo, a sus deseos y a sus voca el dolor y q ue la limitación de los desees es una condición para privaciones. El indivi duo que se pregunta q ué puede desear como su satisfacción. Entre los discípulos de Aristlpo, llamados, cirenaicos, hombre y fuera de sus vínculos sociales dent ro del marco del univ erso, quizá la figura más significati va sea H egesías, que subrayó este úl- n.ecesariamente trabaja con una provisión más pobre de representa. timo punto hasta el grado de sostener q ue la meta de la vida es la clon es, y con una visión empobrecida de su propia natu raleza, porqu e ausencia del dolor y no el fomento del placer. Má3 aú n: consideró que ha tenid o que despojarse de todos los atribu tos q ue per tene«n a I U la abstención de todo placer efectivo era una condición de esa ausen- existencia social. Coneíd érese desde esta perspec tiva das doctrinas del cia. Se d ice q ue cuand o Hegestas dio clases en Alejandría, el efecto estoicismo y el epicureísmo. sobre sus oyentes fue tal q ue muchos se suicidaron, y al fina l no se El remoto ant ecesor de ambas es Sócrates qu e es esencialmente el le permitió contin uar con ellas. critic o, el indi viduo marginal, el enemigo privado de todas las confu- Aun en el pensam iento de cínicos y cirenaicos podemos discernir siones e hipocresías públicas. Platón advierte que si buscamos seria- una tendencia que quedará ejemplificada con mucho mayor Iuerza en mente respuestas a las preguntas s. crarícas. nos convertimos necesa- estoicos y epicúreos. Aunq ue la rela ción entre la virtud y la felicidad ri amen te en partidar ios de algún upo de orden social contr a los res- pueda constituir un problema. Platón y Ariu6teles comparten la pre- tan -es, y que al hacerlo tenemos que abandonar el papel de simp les suposición fundament al de que existe una conex ión entre ambas que crí ticos o personas privadas. Pero entre los discípulos de Sócrates h ubo aguarda u na elucidación. A menos qu e la virtud conduzca de alguna algunos qu e man tuvieron esta mod alidad, estilizaron el modo de vida manera a la felicidad, carece de rU,Of y se convierte en algo sin sen socrático, y extrajeron su código moral de este estilo de vida y no de tido ; y a menos qu e la felicidad se vincule de algu na manera con la un a reflexión sobre la naturaleza de la defin ición. La independencia practica de la virt ud, no puede esta r destin ada al tipo de seres q ue y la autosuficiencia se convirtieron para ellos en los valores supremos: son los hombres, es decir, no puede constituir una satisfacción para la única manera de evitar los perjuicios de las camb iantes circunstan- la naturaleza hu man a moralizada. La felicidad y la virtud no pueden cias es indep endizane radicalmente de las circu nstancias. Antlstenes, ser ni simplemente idénticas ni completamente independientes una el -lógico, rechaza en calidad de bienes no s610 la riqueza y los ha- con respecto a la otra. Pero en el caso de los cínicos y de los círenalcos rieres, sino cualq uier cosa que pueda proporcionar satisfacción a se advierte la tendencia a red ucir una a la otra , y a operar s610 con el los deseos. La virtud consiste en la ausencia del deseo y se basta concepto de virtud o sólo con el concep to de ~licidad. Esta separación a sí misma para la felicidad . El hombre que es. virtuoso en el sentido de Ia virtud y la felicidad se ve acompa ñada en forma llamativa por de carecer de deseos no tiene que temer la pérdida de nada: es capaz un gra n énfasis en la autosuficiencia , en el apartamiento de las desilu- de soportar incluso la esclavitud sin inmutarse. Antlstenes sólo consí- siones antes que en la búsqu eda de bienes y gra tificaciones positivas. dera a la polftica y a la religión convencionales como fuentes de ilu- y en la independencia frente a las contingencias de la mala suert e. Este sión. E l hombre virtuoso tiene por morada no al Estado, sino al uní- énfasis quizá pro porcione la clave que necesitamos para comprender verso; no reverencia a los dioses locales del Estado sino que su dios es esa separación. Al leer los testimonios de la filmofía posterior a Sócra- el único bien, y su única man era de servirlo es a través de la práctica tes qu e sobreviven en escr itores como Dlógenes Laercio y Cicerón, se de la vir tud. Lo qu e una independencia de este tipo podía significar percibe el sentimien to de un mundo social desintegrado en que los queda mostrado por la vida de Diógenes en m barril y su respuesta a gobernantes se encue ntra n más perplejos que n unca, y la situación de una pregunta de Alejandro que deseaba saber si podí a hacer algo por los esclavos y los no propietarios no ha cambiado casi nada , pero en el é~: . "Si, qu1ta~e d: .la luz de l sol.:' El deseo expreso de Dlógenes de que para muchos más miembros de la clase media, la inseguridad y la VIVir con la aimplfcidad de un animal, y la denominación q ue él mis. falta de esperanza son los rasgos centrales de la vida . mo se dio, "el perro" (o ICbw ~), confirieron a los moralistas de esta es- Esto ti ene el int erés de sugerir que las posibilidades de vincular la cuela el titu lo de "cínicos". (El vín culo con la palabra cinismo se virtud con la felicidad no dependen únicamente de los rasgos de dos encuentra en la pretensión cínica de estar más allá de todos los velo- conceptos que permanecen inmutables y por eso tienen una relació n res convenc íonales.) inmutable, sino de las formas de la vida social en función de la cua l Aristipo de Cirene parte de la suposició n de q ue la búsqueda de se compre nden estos conceptos. Perrnltaseme sugerir dos modelos ex- l~ 105 tremoso El primero es una for m a de id CO~lsíitu}'en y posibi lit an la vida soc~~~u~~sa~n:~ qq~: las r~las q ue dad se vi ncula con 10i fine s y la virtud domina a las reg las. Seda un error supo ner que al establecer esta di stinción entre reg las y fines del imitamos mi embros so n ta l 1 J • l ar los fines U es ue es re anv~mente fácil acata r las reglas y alean- . na orma de sociedad trad icio nal bien intf"O"r:J da p ersiguen sus también los dominios público y privado de la mor alidad. Si bien es cierto pond erá a esta descripe ió Al . -b "- Tf'5 · llue los fin es pu eden ad miti r diferencias privad as de elección en una (arma ~c~~:~co,( del c~bal1ero fe:dal ~a~:~rc~~te:~~~~~~v~r;os::tr ~~ ~: q ue no se presenta con las reg las, también es cierto que hay sociedades en qu ~ existen fin es públicame nte es ta blecidos, convenidos o Impues- que Invoca n ellas mismas un res :~~~i~:~;e::Z :el~~eesi(~l~Jicpodar riamos ",ingúnci~onflir;:~o f!::Ja~e~~~I~oE~ d~~ tos, lo m ismo que sociedades que dejan fines alt ernativos abiertos en gran medida a la pr eferenci a indi vidual. Además, puede h aber innova- . • tar como ej emplo el ti cion es p ri vad as en el reino de las regl as al igu al q ue en el de los fin es. so~~e~a:i~~~ todavía susten ta las reglas trad icion ales de la hone~da~ Sigu e sie ndo una verdad , sin emb argo. que la d ísccíac íón entre reglu y. q • pero en la q ue se han introducid I "<1 3 1 . y ;~~: adquisi~i\'os de l .cap ita lismo. de mo do I~l ~~: 1: :r~;:pye~i no se co njuga n fáCl hnente O b " d y iines in evitablemente tendrá repercusiones sobre la relación entre la vida pública y privada. Cuando la. observaci ón d e las reglas tien e de sociedad e di . len p ue e haber tipos jnte rmedios P....-a o n inguna conexión con la realización d e los fines, deja de ten er . n q ue s o para algunos grn ierta Ja ru sent ido o se convierte .e n un fin en sí mismo. Si se convierte en entre sus fines y l id 1 . pos es Cierta a d iscrepancia iada de cada as reg as. e a SOCiedad . Desde la p osición privile. u n fin en si mismo, la observación de las reg la! pu ede convertirse en un fa virt ud y la ~~~C~~'l~t::iJ~e~entes tipos de socieda d, la relación en tre idea l pr ivado del individuo lo mismo que en una exigencia de la mo encont raremos la 'vir n r un ~specto muy di stin to. En un extre. moralidad soc ial. Si la rea lización de los fines se encuentra en una tan ín j tud y la Iel icidad consid erad as en una relación sit u ación similar, como ha de suceder, con re lativa in dependencia t ma que una es al menos un medio parci al ara JI fren te a la observación de las reglas , los fines se disociarán de las o au n un elem en to constitutivo de ésta En el ot p e g ar a ila otra, exigencias del dominio público. AsJ proporcionarán ideales privados remo.s .un d ivorcio tot al, acom pa ñado po~ admon ic~:n:;~:7° encon tra- distint os y rivales, En esta aituaci ón será natural concebir la búsqueda moralistas a observar sello la drtud y no la felic·d d ) "') sup ues to.s del placer yJ a búsqueda d e la virtud como dos altern ativas mu tuamente t 05 real' t (· 1 . la , y ( e os su pues, I urn m adoramente llamados "d nicos" . IS as Por 1 Ii a o bservar la fe licidad y no la virtud. Aunq ue a b 7;bras mor a u ta.s) excluyen tes. Ademas, en cada caso. los proyectos a largo plazo. que rlende n a depender de la posib ilidad de confiar en una düundida len, una llegará a ser d efinida en términos de I~ ~:r:l2 subsís- armonía pública de reglas y ünes, ap arecer án como mucho men os ~:~~cai~:; i~:~!:~l~e:n::ltl;Oseele ~oponc~~~~ ~e virtudd como ~I c:~cee;ou~: viables q ue 10 J planes a corto plazo. Todo consejo moral será. con tod a na turalidad, d el tipo "Recoge los Erutos m ilm tra.t puedoS' o del tipo . cierto p r n y per erá n su sen tido hasta I i ó punto. ara comprender esta situació n debemos ex aminar 1 "H az lo conecto si n tener en cuenta las consecue ncias" . Fiat ;usti tia. re acr n entre las reglas y los fin es, y para h acerlo d ebemos . a ruat coetum, es una consigna que se reduce a una retór ica sin sentido poner en claro la d istinción entre amb primero excepto cuando aparece la posibilidad de que los cielos se desmoronen. H os. ay reg las sin las cuales no podrí .. . Estas alternativas pu eden verse encamadas por obra d e cínicos y cire- cib le como tal . a exrsu r u na VIda human a recon o- .• ' y ha y o tras reg las stn las cua jes no pod ría desenvo lve- e naicos en moralidad es privadas, que se elevan al ni vel de cójigos siq u iera en u na form . . . .. H universales en el estoicismo y el epicureísmo. . 1 a rmnrmameme civilizada. Estas se n las las vmcu adas con la exp.resión d e la verdad, con el ma n ten imiento de lar;;ro. Según los sucesivos fundadores del estoicismo -Zen6n, Cleaates y r ~ ~~s con .una equ idad e~e m en t 1L1. Sin ellas no hab ría un terreno sobre a pudi éramo s encamin arnos hacia fin es cspectñcame nt e h Crisipo-, la moral no puede comprende rse con independencia de la cosmolog ía. El universo es 1. la vez material y d ivino. La ma teria prima pero estas reglas i · ' umanos. del universo es el fuego, qu e se transmuta en di versos estados ñsícos por fines. Nos d icen p~~ s rmsmas de nmgu na manera nos proporcionan mo comportarnos en el sentido de inf la activid ad del Logoe, u n principio racional universal q u e es la deidad. acerca de lo q ue no debemos hacer r s . or~ arnos En la transmutación de l universo se produce el rec urso de un cicle meta positiva. Ofrecen normas a 'J; se °qu~O d:°beproPdorClonan nmguna regu lar q ue retorna una y otra vez a una conflagración cósmica en que accí d . n a ecuarse todas las ~ nes que po. amos reali zar, pe ro no nos dicen q ué acciones debemo el fuego original pone fih a '.ID período e in icia otro. Cada uno de re~~~zar: L as accl0n~s q ue temimo s q ue efectuar depe nden de 105 fines u; estos perlados cícli cos es idént ico, y todo acontecimiento de l universo, pe gu rmos, es decir, de cuá les son n uestros bi enes. En general, la fe~ci. por lo tanto. se rep ite indefin idamente, P uesto que el hombre es una 106 107 parte integral del universo, este et erno recu rso se produce también en mi cond uc ta Iía ca todavla se ajusta rá a él. Com o escrib i ó Séneca más la historia h iman a. Por tiem po ind efinido en el p asado y en el fut uro adela nte: "D ucunt volentem fata7 nolen lem trahunl : ' . . he escrito y escri biré estas pala bras, y usredll3l las han leido y las leerán ¿De q u é man era se presenta la ley d ivin a a la que se me mvua a exactamente como 10 hacen en este mome nto, ajustar me? Como la ley de la na tu raleza y la razón, Na lural eza. se con Como la naturaleza h u mana es part~ de la naturaleza cósmica, la vierte en u n término mu y d istinto de lo q ue era en Platón o Arist óteles. ley q ue gob iern a el cosmos - la del Logos divino -. propor ciona la ley Se refie re al carácter cósmico de la ley moral, y como tal se co n ~rapone a q ue de be ajust arse la acción h um ana. I nmediatamems surge una todav ía a la convenóón en el sentido de lo meramente esta blecido po.r pregunta obvia . Puesto q ue la vid a human a avanza eternamente a las costumbres locales. Pero de algun a man era la ley moral y el um- través de un cicIo e ternamente predeterminado, ¿cómo pueden d ejar yeTSO físico comparten ahora u na misma fuente, lo que es u?a ~ueva de ajustarse 105 seres humanos a la ley cósmica ? ¿Q ué alternativas refi ració n del cr istianismo. La naturaleza y la r~n nos mV l ~a n a ti enen ? La respuesta estoica señala que los hom bres como seres racio- ~bser~r l as cua tr o virtud es t rad icionales: la prudencia, la vale ntía, ~a na les pueden llegar a ser conscien tes de las leyes a las qu e se ajustan templanza y la justicia. Para los estoicos, no se ~ue~e. ~see r una e necesa r iamente, y qu e la virtud consis te en el asentimiento cons ciente . 1 demás La virtu d es única e indivisibl e. No se la éstas SlO poseer as ' . , ú ica lín ea y el vicio e n el dis entimiento con respecto al orden inevita ble de las puede tener parcialmente: o se es vi r tuoso? no . Hay una n " , cosas. El significado d e esta respuesta puede com prenderse mejor si se div isoria entre los hombres. Ante todo, la virtud ha d e ~ uscarD"'.ógutl"{I' con sidera la solución estoica al problema del mal. me nte en ra zÓn d e si mism "" a . "La virtud -co mo la cons idera 1 enes Si todo se forma por la ac- i ón de un principio divino, y ese prin- Laercío-. es una d isposición racional q ue ha de ser de~ada en . y ~~ cipio es to tal e incuesríonabf mente bueno. se infiere que no puede t mí Y no en razón de alguna espera nza, temo r o m ouvo ulterior. - s misma ~I t Clearues haber ningún mal e n el mUD too Pero el mal acontece. ¿Cómo? La té- El placer por lo contrario. no ha de buscarse en a u o. d p lica estoica indi ca, en efectc , que el mal no se p roduce realrru:nte. pensó que deb la ser rechazado en forma term inante, pero la ma yor la . e Div ersos argumentos, q ue r ea , -a recer én mas tarde en la teología cris- los esto icos cons ideraron que simpleme nte debla ha cerse caso ormsc tian a, en tra n po r primera v :z en escena con vestimentas esto¡..as. de él. El dese o. ~a esperanza y e ¡ tem or, e t polace ac r y. el dolor ' se . contribla- Crisipo sostuvo e n relació n C( n un ;-.lr de con tra rios q ue no puede c nen a la raz ón y a la na tural eza : se debe cultivar un ~ lropasl e concebirse la existencia de u no s;n la del ot ro. de modo lal que el bien ;usencia d e deseo y desp recia r el placer y el do lor. Los estoicos ll ama n y el mal exigen cada uno la e cistenc ia de l otro. Al ser una condición a esto apaUa. ? necesari a pa ra la presenci a del r-íen , el mal. en términos d e un esquema Pero entonces ¿qué se h ace? ¿Cóm o se comporta u no verdader amente más amplio, no es r ealm ente tal cosa. De aquí, Cr isipo infiere la im- Se des precian todas las a tracciones de los bienes exteriores, y por del po sib ilidad del placer sin el d llor y de la vir tud sin el vicio. La no se está expuesto al dolor de su pé rd ida . Asl se asegura la paz de va lent ía no podría prese ntarse sin la co bard ía, y la justicia sin la espíritu (De ah¡ el uso pos teri or d el adjetivo estoico.) En el. mun o injusticia. Las accion es se consideran, por cier to, cobardes e in justas no como t~talidad sim plem ente se ha ce caso omi so de las difere ncias ~n ~re en relación con el acto mismo, sino en relación con la intención del agen- los homb res, que son meras consecuencias de lo externo . , l ~ ay un umco te. La m isma acción, en el sent ido de la mi sma conducta Iúi ca, puede ser universo d ivino. una ún ica na turaleza ra~ional. y u ~a umca conducta coba rde si se efectüa con una intención (el agente sólo tiene por me ta apropiada para tod os los hombres. El estOICO es un CIudadano del "Ó<f. su propia salvación), o valiente si se realiza con otra (el agente quiere j.lO~ y no de la ró>'~s , evitar una lucha. aun a costa de su propia reputación de valiente) . Si n os volvemos al epicureísmo esperando u n agudo c~ntrast e. en Ahora pod emos comprender por q ué los es toicos consid eran q ue cont ra re mos qu e lo q ue sor pren d e ro n r esrcecto - - a esta doctnna .. no es a l· es po sible combinar el de terminismo con la cr eencia de que los homb res fina l el con tras te sino la semeja nza con el estoicismo. Sll perhClal ~en t.e , pueden asentir o disentir con respecto a la ley divina. El deter minismo las diferencias son • las que resaltan, L a mora lid 1 a d eXIste. exi en u n universo. ab ar ca todo el m undo Itsico, in cluso a los seres humanos e n la medida que es aj eno a ella, y no, como en el caso de los est?l cos. en un . U OJ - en que son pa r tes d e ese mundo; y lo que escapa , al p ar ecer, al d eter- verso del q ue const itu ye la más alta ex presió~. El at c rmsmo ,que Epi curo min ismo es el asentimien to o disentim ien to humano con respecto al hereda d e Demócrito y tra nsmite a Lucrecto, es una leona de un de- curso de las cosas, expresado bajo la forma de la intención. Aunque disient a y me rebele cont ra. el cuno predetenninado de la natura leza, 22 Di6genel Laercio, J'jd4s d~ lw ji/OsO/f», 7. 89. lOS 109 ternumsmo fl.sico ciego. Las consecuencias morales del at omismo son a tod o lo de más, hecho a nteh el que id muchos pun to en qu e exceden ... te negativas: Jos dioses no cont rolan ni se interesan por la vida humana . derán Mi propia op in ión al menos es que an segu r o es se sor pren I i!. . _ á habrfa Viven sepa rados e indiferen tes, y Jos fen ómen os naturales tienen un a camino en razó n de la gen te común. Es un cu rso q ue qu~ no d r explicación física y no teológica. La s plagas no son castigos. y los sido necesario . 51. h U biera sido r-cos - - ible form ar un estado mtegra d do po truenas no son adverten cias. La moralidad se interesa por la búsqueda ha b res sa bios Pero como toda' mult it ud es voluble, cargada e eseos del placer, y no, como en las estoi cos, por la búsqueda de la virtud con iIi;os, de pasi'ones irracionales y de ir as vi.olent~~~stiene q ue se r con- independ encia del p lacer. Para Epicuro, por cierto, la virtud es simple- ten ida p or terr ores in visibles y fastos se meJ a ~tes . i _ mente el arte del placer. Pe ro luego pasa a afirmar que mu chos p lace. Cuando la religió n se conv ierte as¡ en un lIl:>I~umen to de man pu res, si se los pe rsigue d escuidadamen te, tr aen como consecuencia grandes lad ón los miembros de las clases med ia y supen or n~ puede n c~m. dolores, mi~t1tras que algunos d olores son dignos de ser tolerados en artir ' las creencias que emplean con pr opósitos pol.fUcos. Ne<:esl~an vir tud de los pl acer es qu e sobrevienen o acompa ña n. y sostienen ~rccncias que sean racion al es de acuerdo con sus propias no~ma~ ! Jus- además, como lo h icieron los cínicos, qu e la a usencia de dolor es un tiñquen lo qu e la Romcn itas misma justificó un a vez, o q~ e Justifiqu en bie n superior a los placeres efectivos; q ue la moderación en los bienes 11 apartamiento de las obligaciones pú blicas. Estas .n ecesld ades son sao exteriores es la única gara ntía de no sent ir dolor ante su pérd ida, y, ; isfecha s ad mirab lemente por el estoicismo y el epleu~f~mo. se~eca y finalmente, que la libera ción del deseo int enso es un a condición del Marco A urelio ejemplifican el aspec to público d el estorce rno, y ucre- placer. Todas las vir tudes convenciona les se restablecen como medios cio las cu alidades liberadoras del epicu reísmo. . p ara el placer, y el a bismo ent re la ap atía estoica y la tranquilidad Sin embargo, las doctrinas de las clases supenores romanas son \'u.l- (4Tapa~ld. ) epic(lfea, amp lio en las palabras, se estrec ha en la pra ctica. nerables en un aJipe u o decisivo. Las doctrinas de la apatfa ~ la ata rax ia El at eísmo p ráct ico de Epi curo lo hace men os po mposo q ue los estoicos, son inútiles como consejo para los que ya caree:en de propiedades y s~ y su alta va loración de la amistad Jo ha ce atracti vo Como persona , peto encue ntran en posición de converti rse en hedon istas. Ex pu est~ a la po el in terés po r la vida tranq uila y la separa ción del ind ividuo de la hreza a la en fermedad, a la mu erte y a la voluntad de q UIenes son moralidad pJat6nieo-aristo télica de la vida socia l es tan fue rte como en los estoicos. sus g~bernantes y con frecuencial llS d ueñ os, toda v~a. se pregunt~~ có~~ han de vivir y qué podrían ser la virtud y la Icli cid ad pa~a e. os. - El eptcuretsm¿ -y el estoi cismo cons ti tuyen doctrinas conveni entes gunos cncu ent ran una "'puesta en las religiones de . los me ' or y el . mtstertos, y conso ladoras para los ciud ad an os parti cula res de los grandes reinos e ad venim iento del cris tia nismo ofrecerá otra soluc ión aun J. imperios impersonales de los mu nd os hel en ístico y romano. El estni . cisma proporciona un mejor fundame nto para la participa ción en la vida p ública , y el epícurelsmo para un reti ro .de ell a. Ambas doctri nas colocan al ind ivid uo en el contex to de u n cosmos, y no en el de u na comunidad local. Ambas tienen un a función en u n mundo en que im. porta más la evasión d el dolor q ue la búsqueda d el placer. En el mu ndo romano, especia lmente, cada una tiene una funci ón q ue la religión ro- mana no llegó a cum plir. bu es esenclalme nre un cu lto de integración en el que los dioses del hogar, los dioses d e las an tiguas na i ones independientes y los dioses del imperio expresan a tr avés d e su u rid ad )01 jerarqu ía lín ica de las d ivini dade s fami liares e imp eri ales. 1.GJ pri- meros go bernantes ro manos h abla n como padres y cóns ules desde los papeles q ue desempeñan; si emplea n a la religi(Jll para ma nipul ar a los plebeyos se tra ta al menos <le un a religión q ue comp arten. Pero muy pronto esto deja de ser así. Polibio pudo escribir que "la misma cosa q ue en ot ros pu eblos es ob jeto de censura, es decir, la su pers tición, mantiene la cohes ión d e' Estado roma no. E stos asuntos se rodean d e tal pompa, y se introd ucen en las vidas p (lblicas y privadas hasta un u Hisioria, VI, 36, 2. 110 11I miento q ue llegan a ser relativamente independien tes de for mas p ar- ticu lares y especificas de la vida social. Por esta misma razón esperamos encontrar en esas religiones un a enorme flex ibilidad y adap tab ilidad en relación con la conducta. Espera mos descubrir una gr an capacidad para llegar a u n arreglo con conjuntos mu y dís rín tos de normas morales en diferentes tiempos y lugares. Si éste el el tipo de expectativa que debemos tener con respecto a religiones qu e tien en una historia más larga que la d e las sociedades a las que han sob revivido. entonces es p rimo~d~a lm~te el ~i~ de ex- pecta tiva que debemos form am os sobre u adicí ón J~df(HJ'lsuana. No nos veremos desilusionados. La suces iva ma nifestaoón d e las formas de vida d el tribalismo hebraico, de la monarquía helenís tica, del pro- El cristia n ismo letariado imperia l romano, de la burocra cia de Constantinopla, '1 d e la larga lista d e sus sucesores, tiene por resultado una teología .q ue "D ios no puede hab lar más que de sí mismo." Esta afirmación de Léon puede dar lugar a una amplia gama d e opiniones éticas. Para una época Bloy sobre la Bibli a es una importan te verdad a medias. La Biblia es como la nu estra, que ha sido exhortada cont inuar.nente a. e~contrar . la una n a r:rnc~ón . sobre Dios e n la que los seres h umanos aparecen como solución de sus propios problemas en la moralidad cr~tlana, . q~.llZá pe~on3Je5 .inci dentales, Lo que el epigra ma de Bloy omite es el rico sea un alivio considerar que todo el problema de la moraltdad ~"lS ua~ pnr.ner pla~o de Ie~endas t ribales. reinos del Medio Orient e. proled a consiste e n descub ri r precisamente lo q ue es. Aq uello cuya ex.lSten~ y rHO, comida. bebida, sexo y muerte, qu e cons tituyen los incidentes. en alguna parte suponen obispos y periodistas - si n o en tab las de p ie- Pero q ue éstos consti tuyen sólo el primer plano se h ace evidente si dra al m en os en ma teriales de indudab le durab ilidad-, resulta ser tan retiramo s a Dios de la narr ación : lo que qu eda. en tonces, es un em- esq~ivo como una q uimera. Y, sin embargo, al habl ar de un a tradi~ón brollo d e personajes y aconrecím íem o, en el q~ se ha perd ido toda continua y d e una única religión pres uponemos, al parecer, algún u po conexión. Es fácil subestima r esta uni dad de la Biblia, y una manera de unidad. Esta un idad consiste en ciertos temas que. si bien pueden de . pone.r de. relieve su importa ncia es la reconsíderacíón de algunas ofrecer u n con tex to para norm as y conductas muy dis tin tas. const itu- tesis sociológicas sobre la religión. yen aun así un ámbito tot alm ente característico. Estos temas son esen- Según los an tropól ogos, los mit~ exhiben las normas y estructuras cialmente los sigu ientes. sociales. El mito y el rito proporciona n conj un tam en te un medi o por Dios es nuestro padre. Dios nos ordena que lo obed ezcamos. De- el que los hombres pu eden mostra rse a sí mismos las formas de su vida bemos obedecer a Dios porque t.I conoce lo q ue nos convie.ne, "! lo q ue colectiva . Si formul a ~os la preg un ta clave de una sociedad: "¿Qu~ es nos conv ien e es obedecerlo. No cum plimos con esta obedíen cía y nos Jo sagra do y para qu i én?", po ndrem os de manifiesto las diferentes nor- apartamos de t I. Por lo ta nto, d ebemos aprende r a reconc~1iarnos .~n mas que ~nforman la vida social. Este pensam iento in spiró a Durkheim Dios con el fin de que pod amos vivir una v ez más. en un a relaci ón Iamiliar y a s'~ .d lscípulos en sus trabaj os sob re la religión, y en especial sobre con t I. Estos temas son. por supuesto, susceptibles de un desarrollo la religi ón relativ.ar.nente prim itiva. Se co nside ra igu alment e aplicable doctrinario en varias direcciones d iferente . Pero cada uno de esos des- a la mod ern a rehglón norteam erican a si se tiene en cuent a la forma arrollos incluye necesariamente el problema d e reconciliar dos modelos en ~u e ésta logró su hegemonía a través de su pa pel clave en la tarea mu y dist in tos para la comprensión de los concep tos y.preceptos mora.les. de Imponer las norm as de la hegemonfa norteamericana a la divenidad El primero co ncibe los preceptos morales en Iuncí én d e mandamten- inm ig~ato ri a, y la forma en que tr ansform ó su pro pio contenido al tOS y la bond ad moral en fu nción de la obedien cia" ,lPor ~ué debo ha- cumplir este p apel. Pero tam bi én es evide nte que h ay un a fue nte d e cer esto?: "Porqu e Dios lo d ice así." Esto pla n tea Inmedi atamente la gr andes errores en la s~pos i ció n de q ue este tipo d e anilisis puede pregunta: "¿Por q ué deb o hacer lo que ~ios manda]" , y hay t.res m a- ofrecernos un a comprensión ex haustiva de la ~ligjó n en el caso de esas neras posible de responder a ella. La pnmera alude a la santidad d e relig iones que sobreviven a u n pu eblo o socieda d singu lar. En tales re- Dios; la segunda, a su bondad, y la tercera. a su pod er. Pod rJa rapon.der ligiones encon tra mos un conj unto de creencias y form as d e comporta. "Sólo porque es Dios" , y rehusarme a ampliar esto en algú n sentido. 112 115 Con esta negativa permanezco dent ro del círculo cerrado de los con- estaremos en situación más bien d e segu ir el consejo de Dios que d e cep tos religiosos. La suposición im plicada en el uso de ta les conceptos obedecerlo. Pero esto nor malmente es imposible en las reli giones reales es que la adoración es una acti vidad racional ("nuestro razonable ser- en virtud d e otras fund amentos especJftcamen te religiosos . En pri mer vid a ". como se lo de nomi na en el N uevo Testamento) y Dios se def ine lugar, Dios no sólo conoce mejor los resultados de tos distintos cu~ como un objeto ad ecuado de ad oración. Puesto que la adoració n im- alte rnativos de acción, sino q ue hace que estos resultados alternativos plica una total sumisión y un a total obedienci a a su objeto. al llam ar sean lo que son. Y cua ndo, como sucede a menudo, Dios nos impone a algo o a algu ien Dios me comprometo a obedecer sus mandamien tos. la obed iencia como condici ón de un resultado favorable para nosotros, Pero d e esto no se infiere, como pod ría pensarse, q ue una vez que he nos proporcio na una razón de otro tipo pata. obedecerlo. Si en virt ud aceptado las prácticas de la adoración estoy irremedia blem en te com- de la bondad de Dios es pr ude nte hacer lo que t I nos ordena , en p rometido con un dogma tismo religioso incorregible. P ued o pr egun tar virtud de su poder es pruden te h acer esto con un esp~ritu de obedien- con respecto a cua lquier objeto de adoración propuesto si se trata de cia. Pero e n este pu nto ya hemos pasado al tercer IIpo de respuesta un objeto ad ecuado. En tre los criterios de ad ecuación aparecerán el a la pregunta: "¿Por q ué debo hacer to que Dios manda?", a saber: poder y el conocimien to que pued en atrib uirse verosímilmen te al ob- "A causa d e su poder." jeto, y puesto que es posible concebir algún objeto más pod eroso y El poder de Dios es un conce pto a la vez útil y peligroso en la mo- más sabio que cua lquiera d e los objetos finitos iden tificables, és tos ra l. El pe ligro reside pa rcialm ente en esto : si estoy expuesto a ser será n siempre objetos menos d ignos de adoración que algún otro cu ya en viado al inf ierno por no h acer lo q ue Dios ordena, me en~entro existencia pueda concebirse. El ascenso de esta part icul ar escala con- con u n m otivo corr uptor - en cua nto respo nde totalmente al ~n terés tinúa indefin idamente h asta el punt o en q ue los fieles se d an cuent a propio- par a la persecución d el b ien. Cua ndo se co~ced.e al IIlte.rés de q ue sólo un obj eto no fini to, no identificable como un ser pa rticular, propio una posición tan fundamen tal, probable~ente d~s~muya la un. está libre de la re moció n del papel d e Dios y de la caracterización portancia de los demás motivos, y u na mora.h~ad reh glosa se anu1~ como mero íd olo, Pero, por supuesto . al perd er p articu laridad . al con- a sí misma. al menos en la medida en qu e ongmalmente estaba desti- vertirse en infinito en sentido re ligioso, Dios también se h ace cues- nad a a condenar el pu ro interés personal. Al mismo tiemp.o, s.in emb ar- tion abl e. P ues la existencia y la particularidad aparecen inex tr icab le- gc. el pode r de Dios es un concepto út H, y moralmente IOdupensa~le mente ligad as. El salto del te ísmo al monoteísmo prefigu ra el salto d el para ciertos períodos de la hist oria . Ya h e sugerido que la con?lón teísmo al ate ísmo: pero , felizme nte para la religión, generalme nte en entre la vir tud y la feli cida d puede llegar a ser más o menos adm ls~bIe algunos miles de afias. de acuerdo con las reglas y los fines sosten idos en un a form a particu- Hasta ahora he evitado int encionalmente la indicación de q ue en- lar de socied ad. Cuando la vida social está. organtaada en una forma tal tre los criterios de adecuación por los que se juzga un objeto de 'lue la virt ud y la felicid ad no tienen. al parecer , nin~na ~onexión. las adoració n normalm ente aparecen los criteri os morales. En este punto, el relaciones conce ptuales se altera n porque resulta Imposible . sostener primer tipo de respuesta a la pregunta : "¿Por qué de bo hace r lo q ue que la form a adecuada de justificación de las. ~eglas conve ncl?na le~ y Dios man da ?", cede el paso a un segu ndo tipo d e resp uesta : "Porque establecid as de virtud es la invocación a la fehcldad o a la satisfacción es bueno." Como la respueHa tien e que constituir un motivo para (Iue se obtienen al obedecerlas. An te es t~ situación•. 0 se en cue? tr.t obed ecer a Dios, se infie re q ue bueno tiene que ser definido en térmi nos algu na justifi cación par a las reglas conve nCionales de virtud (por ej em- ajenos a los de la obediencia si se quiere evitar un círcu lo vicioso. Se plo, q ue deben ser segu idas "en ra zón de sí mismas") .o se las a~an. infiere que debo ten er acceso a criterios de bon dad que sean Indepen- dona. El pe ligro reside en la posibilid ad de no adve rt ir la conex ión. dientes de mi captación de la divinidad. Pero si poseo tales cri terios de que la virtud se independice de la felicid ad y aun se contrapon~ seguramente estoy en un a posición de ju-gar acerca d el bien y del mal a ell a, y de que los d eseos se convierta n pri mar iamente en u~ material por mi propia cuenta, sin consultar los ma ndamientos divi nos. El creo pa ra la represión. La utilidad d el concep to del poder de DlOS es que yente replicará correcta mente a esto que si Dios no sólo es bueno, sino puede con tribu ir a man ten er vivas la creencia y una comp~ensión ~l~. también omnisciente , su conocim ien to d e los efectos y las consecu en- mental de l a cone xión en condiciones sociales en que cu alqui er rela ción cias lo convierte en una mejor gu la moral q ue cua lqu ier otra. Debe entre la vir tud }' la felicidad parece accidental. En una sociedad en observarse con respecto a esta réplica que si bien n08 proporcion a u n a qu e la enfermedad, la escasez, el h ambre y la rou.erte a una .ed~d tem- razón para hacer lo que Dios manda, si actua mos sólo por esta razón pra na se encuentran ent re los ro mpo nent es coment es de la Vid a hu 114 lI S mana, la creencia en el poder d ivino de hacer coincidir la felicidad pocos puedan disfrutar de algo má s que esto, la forma de cons umo con la virt ud. por lo menos en otro mundo, si no en éste, mantiene ti ene que encerrar una d esigu aldad de derechos en la vida social. En abierta la 'cuesn ón del sen tido d e las reglas morales. Aun esta utilidad tales condiciones, la igu aldad ser á, en el m ejor de los casos, una visión. de l concepto tiene. por supuesto, un peligro concomitante: la creencia y sólo se puede manten er esta visión dándole una sanción religiosa. en el poder de Dios deberla ge nerar una creenci a en que la cone xión Los valores de la fraternidad y ·la igualdad sólo pueden realizarse en ent re la virtud y la felicid ad se realiza sólo en el cielo y no en la pequ eñas comunidades separad as, y no pued en ofrecer u n programa tierra. En el mejor de los casos per tenece a la clase de remedios d es- para toda la sociedad. espera dos para la mo ralid ad en socieda des empobrecidas y desord en a- La paradoja de la ética cristiana consiste pre cisamente en que siem- das, pero esto no debe oscurecer el hecho de que ha pr opo rciona do pre ha tratado d e idear un código para toda la sociedad a partir de un remedio semejante. lla mamien tos dirigidos a individuos o pequeñas comunidades para que Esta opinión sobre e l papel del concepto d el poder de Di os puede se separara n de l resto de la sociedad. Esto es verdad tanto para la étíca sugerir que las concepc iones retigtosas de la moralidad son inteligibles de jesús como para la ética de San Pa blo. Ambos predicaron una sólo en la medida en q ue com plementan o desarrollan con cepciones ética ideada para el corto período intermedie antes de que Dios in- seculares existentes. Esta sugestión es sin duda correcta. Si la religión augurara fina lme nte el reino mesiá nico y la histori a llegara a u na con- ha de proponer con éxito un conju nto de reglas y un conjunto de clusión. N o se puede esperar, por 10 tanto, que encon tre mos en lo que metas, deb e ha cerlo mos trando que la vida a la luz de tales reg las y me- dic en u na base para la vida en una sociedad persiste nte. Ade más, Jesús tas producirá lo que los hombres pueden juzgar independientemen te no se preocup a, en todo caso , por expo ner un código que se b aste a como bueno. Sería absurdo n egar qu e las religiones mu ndiales, y mu y 51 mis mo, sino por ofrecer un corre ctivo a la moral Iarisea, un corree- especia lmen te el cristia nismo, h an sido las portadoras de nuevos val o- rívo q ue consíste en parte en pone r en claro el sen tido de las reglas res. Pe ro estos nuevos valores t ienen que recomendarse a sJ mismos en Iariseas, y en parte en mostrar cómo las reg las deben ser interpretadas razón de l papel que puedan tener en la vida hu mana. No hay motivo si el adven im iento del reino es inmine n te. Por eso la única for ma de alguno, por ej emp lo, para oponnse a la afirmación de q ue el cristia- prude ncia es dirigir la mirada al rei no. Pensar e n el mañana . atesorar nismo introdujo con más int en sidad aún que los estoicos el concepto riquezas en la tierra. no vend er todo lo q ue se tiene y no entregarlo de que tod os los hombres son de algu na manera igu ales ame Dios. a los pobres, son aspectos de un a pclüica esencialmente impru- Aun cua nd o, desde San Pa blo hasta Marún Lutero, esta convicción de nte. Seguir tal es cursos de acción impl ica perd er la propia alma, pareció com patible con las instituciones d e la esclavitud y la servidum- precisamente porque el mundo que se gan a no va a durar. La invo- bre, proporcionó un fundamento pa ra ataca rlas cua ndo quiera que su cació n d e los Eva ngelios al amor a sí mismo, y su presu posición de abo lición parecía remot amente posible. Pero en la medida en que la un bási co am or a si mismo en la n at uraleza h umana, son sinceros. El noción de la igualdad de los hombres ante Dios ti ene un conten ido mandato de amar al prójimo ro mo a sí mismo apenas podría tener vi- moral . Jo posee porque implica un tipo de comunidad human a en que gencia de otra manera . Igu almente, se comprende ma l a San Pablo si nadie tiene derechos superiores a los otros hombres en el plano moral se considera que for mula pre ceptos con un fundamento que no sea y polltico, y la necesidad es el criterio para las reclama ciones de cada int erino; la aversión d e San Pablo por el matrimonio como algo que uno frente a 10$ dem ás, y el tipo de comu n idad ha d e ser juzgado d ifiera de un mero ex ped iente (" Es mejor casarse que arder', no es favorabl emente o no en la med ida en qu e proporciona un esquema ta n inhumana como han su puesto algunos secula rislas de mentalidad mejor o peor dentro del q ue pueden rea lizarse los ideales de los hom- ant ihístór ica, si se la entiende en tér mi nos de la falt a de sentido que br es con respe cto a sí mismos o a los demás. envuelve a la satisfacción de deseos y a la creación de relaciones que im - En efecto, los val ores característicos de la igualdad y de los cri te- ped irí an ob tener las recompe nsas de la gloria eter na en un futuro _mu y rios de necesid ad q ue surgieron en gran pa rte con el cri stianismo, no cercan o. Pe ro esta clase de defensa d e San Pablo es, por supuesto, más podían de ninguna man era prese nta rse como valores generales de la funesta para la ética pa u lina qu e el ata que secularista convencional. vida human a has ta q ue se hizo patente la po sibilidad de la abolición Pues el h echo decisivo es que no se produjo el advenimie nto del re ino de las desigualdades materiales básicas de la vid a human a. Mientras mesiánico y que, po r lo tanto, la Iglesia crist iana ha estad o predicando 105 hombres produzcan un excedente económico tan peq ueño que la desde en tonces una ética q ue no podía a plicarse a u n mundo cuya his- m ayor ía tenga que vivir a u n nivel de mera subsiste ncia, y sólo unos toria no h ab ía ll egado a su fin. Los modernos y sofisticados cr istianos 116 117 ti end en a mira r con desprecio a 105 que establecen u na fecha para el El aristotelismo de Santo Tomás es mucho mis interesante, porque segundo adven imien to; peTO su propia concepción de l advenimiento, se preocupa no por escapar de laI acechamas ~l .mundo y .del ~o. no sólo sin fecha, sino Infech ahle , es mucho más extra ña al Nuevo sino por transformar el deseo en fine¡ morales. Dlfi~ del aru~t~li.Imo T estamento. de tr el m an er as fundamen tales. La Bewpla se -co nvierte en la vwón de Así. no es sorprenden te que. e n cua nto ha d efendido creencias mo- Dios que el meta y sa tisfacción del deseo humano ; la lista: de las vi~udes ralea y elaborado conceptos morales pa ra la vid a humana ordi naria, el se modifica y am plia y el con cepto de flMr y el de las ~lrtud es te l~tCI'­ cr istian ismo se ha conten tado con aceptar esquem as conceptuales aje. pretan dentro de un marro legal que ti ene orígenes estOICOS y bebrsocos. nos . Debemos tom ar en consid eració n tres ejemplos fundamentales de La ley n a tural es el cód igo ante el que nos indinamos por natural eza. y esto. El primero es la apropiación de dos conceptos de jerarquía y ro l la ley sobrenatural de la revelación la complement~ sin reem plaza rl a. d e la vid a social feuda l. San Anselmo 24 a plica la relación del hom- El primer precepto de la le y natural es la conservacló? de si. pero el si bre con Dios en términos de la relaci ón de los a rre ndatarios d esobe- mismo que tiene que ser preservado es el de u n alma Inmortal cuya. na- di entes con el señor feud al. Cuando explica los diferentes serv icios d e- tu raleza es viol ada po r la servidumbre irracional al impulso. Las vtrtu- bidos a D ios por á ngeles , monjes y laicos, los rom par a respectiva me nte des son a la vez una expres i6n de los mandamientos de la ley na tu-:al y con los ser vicios de aque llos que tie nen un feud o p erm anente en com- un medio para obedecerla, y a las virtudes natural es se a ñaden las Virtu - pensacíon por ello s, de aquellos qu e sirv en con la espe ra nza d e recibir des sobrena turales de la fe, la espe ranza y la carida d. La difere ncia clave un feudo semejante, y de aq ue llos que reciben pagos po r 105 servicios en tre A ri stó te les y Tomás d e Aquino res ide en la rel acíén que cada uno prestados, pero no tiene n espera nza alguna de permanencia. Es decisivo considera existente e ntre los elementos descriptivos y na rrativos de su obser var que un cr istianismo qu e tiene q ue expresarse en términos Ieu- análisis. Aristóteles describe las virtudes de la ró>'u . 'Y las considera dales con el fin d e proporcionar normas se priva asl de toda posibilidad. nor ma tiv as para la naturaleza humana como tal ; Santo T omás describe de cr ítica a las re laciones socia les feud ales. Pero el asunto no se agota las normas de la naturaleza humana corno ta l, y espera e ncon trarl as aqu í. Las teorías de la expia ció n y la redención, no 5610 en An selm o, ejemplificadas en la vida humana e n sociedade s particulares. Santo T .o- sino e n ot ros teólogos med ievales, depende n de sus concepciones sobre más no puede ocupars.e de la ta rea descriptiva con la confia nza de Ans- la obediencia y la desobediencia ante la voluntad de D ios. ¿Cómo han t ételes por I U creencia e n el peca do original; la norma es la naturaleza de entenderse 106 valores prescriptos por Dios? La respuesta no sor- hu ma na tal como deberla l a, y no la nat uraleza humana tal como es. prend e: el Dios med ieval es siempre un compromiso en tre Ia voz do- Co mo no tiene las -anter iores ni posteri ores creencias agustinianas y minadora de Jehová sobre el Sina! y el dios de los fil ósofos. ¿Qu é fil ó- pr otestantes sobre la total corrupción de los deseos y elecciones bu- SOf03? Pla tón o Ar istó teles. manas puede considerar la naturale za humana tal como es, como una La dicotomía pla tó nica de un mundo de la pe rcepc ión sensible y guía bastante confiable ha cia la n aturaleza human a t.u como debe ser. En un reino de las Formas es presentada po r Sa n Agus tfn con u na forma cuanto cri stiano, a diferencia de Aris tóteles, aunque lo mismo que los cristiana como la dicotomía del m undo de 106 deseos naturales y el est oicos conside ra la naturaleza humana como única e n todos los reino del orden d ivino, El mu ndo de los deseos naturales es el m undo ho mbres. No h ay esclavos por n aturaleza. Ad emás, la tabla de laa vi r- de su amor po r su am ante an tes de la conversión y el de la R ealpo- redes es diferente. L a humildad ocupa su lugar, y también la religión lit ik de la ciudad terrestre con tra p uesta a la ciudad celeste ("¿Qué son en el sentido de una d isposición a realizar las prácticas debidas de la los im per ios. sin o gra ndes robos?") . Med iante una disciplina ascética se adoración. Pero lo q ue Im porta en Tomis de Aquino no son ta n to las asciende e n la escala de la raz6n y se recibe una Iluminaci ón, no de la enmiendas particulares que hace al esquema aristotéli co, sin o la ro~a Forma del bie n, esa anticipación p lat ónica, sino de Dios . La mente en que exh ibe la Ilexibilidad d el aristotelismo. Los conceptos aneto- ilumin ad a se encuen tra a nte la posib ilid ad de elegir correctamen te e n- eélícos . pueden proporcionar el marro raciona l para moralidades muy tre los d iversos obj etos del deseo que se enfrent an a ella. La cupiditas , distintas a las de l propio Aristóteles. Santo T omás nos muestra, en efec- el deseo de las cosas sensibles. se ve gradua lme nte de rr ot ada po r la to, cómo los vínculos conceptuales e n tre la virtud y la felicidad for- caritas, el deseo de lo celest ial, en lo que es esencial men te una versión jados por Aristóteles constituyen una adquisición perman ente para los cristiana del men saje de Di6tima en el Simposio. qu e quieren exh ibir estos vincules sin admirar al h ombre de alma no- ble o aceptar el marco de la ró>"ll del siglo IV. . . . 2. Cur Dt!w H omo. La é tica teológica de Santo Tomás es tal que mantiene el ngmfi· 118 119 cado no teológico de l término bueno. "B uen o es aquello hacia lo que m.is el tipo de moralidad cnsuan a o DO ~suana que se nos .oErece tiende el deseo:' Uamar bueno a Dios es presentarlo como la me ta qu e el carácter cristiano o no de la m~~lid.ad . Y est~ perspectiva no del deseo. AIf, el criterio de bondad es esencialmente no teológico. El es e n s[ misma incompa tible con .un mStlan.dmo . tomista q ue muestra hombre n at ur al puede conocer, sin revelación, lo que es bu en o, y la una relación mayor con cier tos tipos de raclOnahsmo secula r que con finalida d de las reglas mora les ea alcanzar bienes, es decir, alcanzar ciertos ti pos de irracionalismo cristia no... lo que satisface al deseo. De esta manera, "Dios es bueno" es u na pr o- No obsta nte, este mismo h echo crea dificultades en la tarea d~ ofr~­ posición sin t ética, y menciona r la bondad de Dios es dar un a razó n cer una exposición adecuada d e la con tr¡bució~ .d el tels~o a la htstcna para obed ecer a sus mandamientos. Este p unt o de vista es reemplazable de la ética. Si se abstrae, por ejemplo, el an.!ltsu anterior de A~lardo a fines de la Edad Media por una doctrina diferente. La rápida trans- sobre la rectitud (1a acción conecta depende enteram~nte de la lDt~n­ formación del orden social siempre puede hacer aparecer inaplicables ción) o l a tra nsformación posterior realizada por Orccío de la doctrina las anteriores formulaciones de la doctrina de la ley natu ral. Los de Tom ás de Aq u ino sob re el derecho n at ural en un derecho para las hombres com ienzan a buscar Ja fina lidad de su vida no dentro de las naciones, se obtiene 10 que no es específicamen te te íst a. Si se desarrolla formas de la comunidad h um an a, sino en algún modo de salvación en de talle la moralidad de l agusti nismo se :xpo~e u~a teología q ue individual ex terior a ellas. Un llamado a la revelación divina y a la inte resa más bien a la revelación que a la ética ñ losoñca. De ahí .que expe riencia mtsn ca reemplaza a la religión natural y a la ley na tural. se deba caer con respecto a la Ed ad Med ia en los errores de l ~nclclo­ Se subraya la distancia e ntre Dios y el hombre. La fin itud y la peca- ped ismo o la marginalidad. Si se elige la segu nda -como en m i caso- minos ida d de l hombre implican que el ún ico conocimiento que pued e na es porqu e sea el menor, sino el más maneja ble de ambos males. tener de Dios es el que recibe por medio de Ia gracia. No se atrib uye al homb re por naturaleza ningún criterio por el que p ueda juzgar lo que Dios d ice o $US p retendidas afirmaciones. Bueno se define en función de los ma n damientos de Dios: "Dios es bueno" se convierte en un j uicio anal ítico, y 10 mismo sucede con: "Debemos hac er lo que Dios ordena." Las regl as q ue Dios nos impone no pued en tener u na justificación ulterior en fu nción de nuestros deseos. La. oposícíé n entre reglas y de- seos llega a ser por cier to enorme en la vida social y en el aquema conceptual. El ascetismo y el superascetamo (que Tomás de Aquino habl a caracterizado como " la en trega de dones robados a Dios") ad- quieren importancia en la religión. Las razones para obedecer a Dios se expresan más b ien en términos de su poder y su nu minosidad ea- grada que de su bondad. El filósofo más notable que conv ierte el mandamiento de Dios en la base de la bondad y no a la bonda d de Dios en u na razón para obedecerlo es Gu illermo de Occam. El intento de Occam de fund a· mentar Ja moral sobre la revelació n corre paralelo con su restricción de lo q ue puede ser conocido por naturaleza en la teología. El escepti- cismo filosófico con respecto a algu nos argumentos de la teología na. tural se combina con el Iidelsmc teológico para presen tar la grada y la revelación como fuentes d e n uestro conocimiento de la voluntad divina. La sing u laridad d el racio nalismo crítico de Occam reside en la tra nsformaci ón de los manda mient os divinos en edi ctos arbitrarios que exigen una obed iencia no racional. El cristianismo de Santo Tomás deja un Jugar para el racionalismo aristotél ico, pero el de Occam , no. La conclusión quid sea que en un problema de esta clase importa 120 la volu n tad huma nas no pueden h acer lo q ue D ios ordena porque se en cue ntr an esclavizados po r e l pecado ; por eso tenem os que actuar co ntra la razón y contra n uestra voluntad na tural. Pero eso sólo puede hacerse por medio de la gracia. No nos salva mos por las obras, porque ni ngu na de éstas es b uena e n ning ún sent ido. Todas re su ltan de u n deseo pe cam inoso. No pod rí am os estar má s lejos de Aristóteles, "aqu el bu fón q ue h a descarria do a la Iglesia" , segú n palabras de Lutero. La verdadera trans- fo rmació n del ind ivid uo es Integramente inter io r; lo que im po rt a es 10 esta r d ela nt e de Dios en temor y temblor como u n pecador abs uelto. De aq uí no se sigue que no haya acciones q ue Dios o rdene y o tra s q ue prohíba; pero lo q ue vie ne al caso no es l a acci ón realizada o sin Lu tero, Maquiaveln, Hobbes y Spinoza hacer, si no la fe que mo vió al agente. Sin em bargo, h ay muchas ac- cio nes q u e no pueden ser el fruto d e la fe, y entre ellas se encuentran Maquiave~o y Lutero son autores moralmente infl uyentes, que rara vez los inten tos d e cambiar .los pod eres ex istentes en la est ructu ra social. La son ~xammad os en los libros de filos ofía m or al. Esto constituye u na exige ncia luter ana de que nos oc upemos de la fe y no de las obras est á p~rdlda, porque es a ~enudo en libros de escritores como éstos, más acompa ñada por pro hi biciones di r igidas contra ciertos tipos de obres. bl~n que en los de escrito res más forma lmente filosóficos, d onde d escu- Lutero condenó la insurr ección campesin a y pr opugnó la m asacre en br ímos ro ncep tos q ue los filóso fos co nsidera n como los objetos dados de manos d e sus pr íncipes de los campesinos que se hablan rebelado con- su exame n en el cu rso de la ela bora ción. Maquiavelo y Lutero fuero n tra la a utoridad legal. La ú nica liber tad que exige es la libertad para a u to res mu.y en boga entre los victo ria nos. H egel y Carlísle, Marx y predicar el Evange lio; 'f tod o lo q ue im po r ta acaece en la transforma- Ed~ard Ca irel, ,todos reconocieron en ellos a los maes tros de su propia ción psicológica del creye nte. SOCIedad, y en esto ten ían razó n. Maquiavelo y Lutero señ ala n d e di. Aunque Lu tero t uvo precu rsor es católicos med ievales e n m uchos te- versas maner:s la ruptura con la sociedad j erá rquica y ainte tiza nte d e mas doctrinari os partícut a res. no fu e superado - y se vanaglorió de la Edad Media, y los movimientos caracterúncos hacia el mundo mo- eIlo- en su de fe nsa de los d ere chos absolutos de la autoridad secular. derno. En ambos escri tor es aparece u na figura que está a usente en las En esto re sid e su importancia para la h isto ria de la teor ía moral. L a t~orías mora.les .e~ los pe ríodos dominados por Platón y Aristóteles: la en trega d el mundo secular a sus propi os d ispos iti vos se hace más fácil ñgura del "mdlVJd u o". con su doctri na del pecado y d e la jusrífícací ón. Si en ca da acción a ~anto e n Maqu.iavelo como. e n Lutero, d esde muy dist in tos puntos la vez somos totalmente peca dores y nos encontramos completamente de Vista , la comuDldad y su vida ya no co nst it uye n e l terreno en el salvados y justificados por Cristo , la naturaleza de una acción como que tra nscurre la vida moral. Pa ra Lutero, la . co mu nidad es la mera opuest a a otra no tie ne im portancia. Supo ner que una acción pu ede puesta e n escena de un drama ete rn o d e sa lvació n ; los asuntos secu- ser m ejor q ue o tra es seguir todavía el modelo d e la ley. d e cuyas a ta- lares está n bajo e l gob ierno de príncipes y magistrados, a los que d e- d uras nos ha liberado Cristo. Lu tero preguntó u na vez a Catalina, su bemos obedecer. Pero nuestra sa lvación d epende de a lgo más distinto mujer. si e lla era una san ta , y cuando e lla replicó: "[Cómo, santa u n'! de lo que pertenece al César. La estructura de la ética d e Lutero se pecado ra t an grande co mo yo?", la re prochó ex plicand o q ue todos lis comprende mejor en la siguiente forma . L as únicas regl as. morales just ifica dos por la fe en Cr isto eran igu almen te sa ntos. En una pel ¡. verdader as son los m andamientos divinos, y lo s mandamientos d ivino' pec tiva semejante es natural que la palab r a mérito sea expurgada det se comprenden en una perspectiva occamís ra, es deci r no tienen o tro vocahula ri o teológic o, porque res ulta imposible plantear e l pr obl em a fundame~lto .0 justifi cación ulterior que e l Ü'" ser p~ceptos d e PiOL';. del mérito de una acción frente a otra. La ~bedlencla a tales regl as moral es no puede equivaler a una 'sa tis. La ley de Dio s llega a ser, po r lo tamo, sólo un modelo frente al facción de ~uestrm deseos. porque nuestros d eseos participan d e la to- cual nos j uzgamos cul pables y necesi tados de reden ció n, y los m anda- tal eorrupaón de nuestra n aturaleza. AsI, ha y un antagonismo n atural mie ntes de Di os se convierten en una serie de ó rdenes ar bi trarias Irente en tre lo que q u ere mos y lo q ue D ios nos ordena realizar . La r azón y a las cuales toda exigencia de justificación natural es a la vez in sen- 122 12' sala e impla. Bueno y justo se ddinen en función de 10 q ue D ios Dr. lu to se opone al Estado abso luto." 2S El Estado se di fere ncia de la so- deua, y el carácter tau tológico de " Es justo obedecer a Dios" "D" ciedad; en la Edad Media Jos lazos sociales y los lazos poUticos mano ~ bueno" no se considera corno un defecto, sino como una cJn;ri~~ tienen una unidad, tal como la tuv ieron para los griegos, aun cuando clón a la mayor glo ria de Dios . "Dios es todopoderoso" sigue slend la unidad del feudalismo y la unidad de la ró;\.u fue ron muy distin- por sup uesto, una proposició n Sintética; lo q ue Dios puede harer es tas, Un hombre sólo se relaciona con el Estado como súbdito, y no t~lo lo q ue puede hacer ~l hombre más poderoso y mucho más. Asf, a través de una trama de relaciones sociales qu e enlaza en formas mu y n los no s610 es una omOlpotencia. sino una om nipotencia arbit rari a diversas a los infer iores con los s upe r iores. U n hombre se relaciona Tomás d~ Aquí.no casi hab ía logrado civilizar a Jehová convirtiéndol~ con el orden económico sólo en cuanto tiene el pod er legal de esta- e~ un. anstot éhco; Lu tero lo transforma para siempre e n un p adre blecer con tr atos, y no a través de una pos ició n d efinida en u n con jun to deásp~tlCO' y en este punto las semeja nzas entre Lutero y Calvino son de asociacion es "'1 gremios vin culados. El proceso social de tra nsición In s Import ant es que las diferen cias. desde esta posición al con tra to es lento y accid entado , y nunca tiene E n pri mer lugar, Calvino tamb ién presenta u n Dios acerca de cuya lug ar de una vez para siem pre. Una y otra vez diferentes sectores de bondad no pode~os juzgar, y cuyos ma nda mientos no podemos Inter- la comu nid ad experimenta n el choque de la disoluci ón de los lazos preta r como desunado, a conducimos al " I pa tr ia rcales; u na y otra vez se agudiza ,la conciencia del mercad o libre Tt"OI a qu e ap unt a n nues- :ros deseos. Con CaJvi~o, al igual que con Lutero, debemos tener y el Estado absoluto. Pero en cad a caso surge u na nueva identid ad a espe ranza .d e la ~aa para que seam os justificados y perdonados para el agen te moral. por nuestra 1nca ~acld ad pa ra obedecer a los mandatos ar bitrarles de En las socieda des tradi cionales, e incluso en la ró>'¿s griega o baj o un déspota cósmIco. En segundo lugar, aun en los casos en ue al el feudalismo, un hombre se def in e en íunc íón de un conju nto de pa.recer, Calvino se contrapone m ás a Lutero en 511 tratamie::to 'del descripciones esta blecidas med iante las cuales se sitúa e identifica ;100 de lo secula r, hay una identidad interior. Lutero tomó la actitud e San Pablo fre nte a Jos burócra tas de l Imperio ro en rela ción con los d emás hombres. Un motivo por el q ue puede con- d ucir fácilme nte a e rror hablar de una brecha lógi ca e ntre el hecho y dI ' ma no como m o, . e.o para s.u propia actitud frente al elector de Sajonia, y Calvino el valor es que sug iere que en toda sociedad es igualmente cierto que Imitó la act itud de los profe tas fren te a los reyes de Israel y Judea en podemos esta blecer primero los hechos de orden social y lu ego, como s~s tratos con los magistrad os de Ginebra, Si bien la teocracia de Ca l. una tarea secun da ria y lógicam ente In dep endiente, in dagar cómo deb e vino establece la soberaní a de! clero sobre los príncipes sanciona la com portarse u no en esta sociedad, Pero esto sólo podría ser verd ad con au;onomia. de la .a ~tividad secula r en todos los n iveles en ~ue la moral respecto a todas las sociedades si necesar iam ente se d iera el caso de y. a práctica re hglosa no entran directamente e n confli cto con el l pode r describ ir un orden socia l sin recurrir a los ronceptos de deber Sl~mpr~ que el sexo se circunscriba a los Iímí tes del matrimonio Ia y ob ligación, mi en tras q ue, de hecho, en mu cha s sociedades no po- asrstencía ~ la Ig lesia sea obligatoria los domingos, la actividad pol¿ica demos esta blecer una mínima identificaci ón social de un individuo ~i eoonórruca . puede llevarse a cabo sin ser ·obsta culizada por ningún (como -h ijo de un jefe, romo villano, o como miembro de tal o cual po. de ~na?nes. Sólo la más obv iamen te afre ntosa es conden ada y clase o familia ), y mucho menos de la totalidad de su papel social . sin ~a ~Istona del calvín tsmo es la his toria de la progresiva realización especi ficar que tiene tales o cu ales obliga ciones O deberes. A esto se e a a~tonomla de lo económico. Como Calvino Lutero escindió responde rá que en una SOCIedad tal la asignación de ciertos deberes a un l a morahdad· por un h ' • ho mbre sólo pu ede ser un hecho vinculado con esa sociedad . No nos . bl . a pa r te, ay ma ndamJentos absolu tamente Incues- com promete a decir q ue el h ombre debe cu mplirlos. Pe ro esto puede n ona es, ~ue ~on, en lo que se refiere a los dese~ y a la razón hu. anos conducir otra vez fá cilmente a error. Implic a la posibilidad de decir, :u , ~r~~;~aTlos y ajenos a tod o contexto, y, por la ot ra, h ay reglas por eje mplo : "No es verdad que el hijo de un jefe tenga qu e ha cer ta l e"E se, J.usd ~ ¡.cdan a sí mismas en el orden político y econ6mico 10 IVI uo" 1 íbd¡ . y cua l cosa" ; pe ro en el lenguaje de la tribu esto es sim pleme nte un . es e su Ita de am bos reinos, y es un individuo enunciado val ora tivo falso, y en el le ngu aje que usam os para describi r precisamen rs p?r~Jue se lo define en con tra posición a Dios q ue lo crea la tribu es sim pleme nte un enunciado descr iptivo fa lso. Lo q ue es ver- ~ . en co~~raposlc~ón al orden pollt ico y econ6 mico al que está subor- dad , por supuesto, es 'lue podem os caracte riza r la vida de la tribu-sin mado. Por pnmera vez -segu'n escribe J N F' , 1 l ' loo - . . . Iggu a re erase al 2~ El examen de este tema en From Crrson 10' Grotíus, de J. N. Figgis. tod a vía no per o InmedJ atameme posteri or a la Re forma-; el individuo abso- ha sido superado, 124 125 ~cepta r sw ~a lores : pero esto implica no que podamos eaaminar, con pr;ictiCt' con stituye aquí u n mod elo. La . prem isa m a y~ r. ti~ ne siempre ía depend encla de su repertorio d e descripciones sociales. la forma en la forma: algui en desea algo (o lo necesita o se beneficiaria con dio). que uno debe comportarse en este tipo de sociedad. sino más bien la El razonamiento pr áctico comienza en este punto . Pero los hechos ro- posibilidad de plantear siempre una pregunta .adiciona;l con resp ecto Itcs pondientes a las necesidade s y deseos hum anos ya. no pueden prl> al carácter bueno o malo de la con tinuación de est e tipo de sociedad. porciona r en el siglo XVI un cri terio para l~ eleccio nes del .agen te Lo que a menudo no puede hacerse es caracteriza r !U vida social en mora l, o una premisa mayor para su razonamien to•. a~ men os 51 toma sus t érminos fáctic os y escapar a sus valoraciones. en serio la acu sación conju nta de lu te ranos y calvlDISlas de que sus Hay,. ~r supu~to, muchas sociedades en las cuales el lenguaje d e deseas son totalmente de pravados. Aun la teología popular de la Con- la desal~ón fáctIca es tal. !.J.ue evita esta forma de compromiso con tr arreforma adopta u na posició n mucho más negr a con respec to a la las valoracíc nes, y la transfcí ón de las formas tradi cion ales de la so- nat ural eza humana que la de T om ás d e Aquino. Como tod os los des~ ciedad precapi talina en Europa occiden ta l a la sociedad individualis ta est án corrompidos (a unq ue, ro mo siempre. e.1 sexo generalment~ recibe y mercan til de los primeros tiempos d el capita lismo es una tran sición la peor p arte, y la reb elión polí tica es su único cer~no competIdor),. la ~e este .ti~o. Por consiguiente, no es sólo el caso de que el erlstote- elección qued a abierta . El individuo tiene que elegir entre !a sal va ción lamo cnsnano de Tomás de Aquino y el Iide ísmo cri stiano de Lutero y la. conde nación, entre el beneficio y la privació n, es dec ir, entre. las se. basan en esquemas . JDetafisicos excl uyentes y competitivos, sino tam- mú ltiples lormas con flicti vas de conducta q ue reclama n su atenc ión . bién de que proporcionan un análisis y una captación d e diferentes Tres conceptos fund amentales de alcance mo ral emergen, por lo vccab u laríos morales: Partícularmeme en el caso de Lutero el análisis ta nto, d el period o d e la Refo rm a: reglas moral~ a .I ~ v~ incon.dicio:- implícito en su predicación es casualmente eficaz: Lutero da' un sentido nales en sus exigencias y despr ovistas de toda }USlif¡ca~lón ~oonal, a I~ exper iencia moral de S\lS oyentes y. al hacerlo, cond uce a la acep- la soberanía del agente moral en sus elecciones. y la ex~tencla d e un tací én de l marco en el. que esa experien~ia llega a ser interpretada reino de poder secu lar con normas y just i(icad on es propias. Tampoco en formas l.ute~an as tlpIC~. ~~ rasgo crucial de la nueva experi encia es sor prendente q ue los nuevos con cep tos sob re las reg las y el agente es la expenencra de u n individuo que está solo ante Dios . Cuando ado pte n un nuevo aspe cto al ser colocados en est~ con tex to se<:ula~. Lu tero quiere ex plica r lo que es un individuo indica qu e al mori r cada Ade más, el -pod er secu lar ya ha encontrado su pro~)10 L utero en la Ii- un o es el .q ue muer~ y nadie más puede ocu pa r su lugar. Despojado gu ra de Maquiavelo, quien. lo mismo q ue aqué l, uene sus precursores de sus atribu tos SOCIales, abs traído -como un moribu ndo-- de sus re- medievales. Dent ro del cont exto de l derecho natural, los teólogos me- laciones sociales. asf se encuen tra con tin ua mente el individuo dela nte dieva les hablan sosten ido a me nudo que ciertos fin es po lí ticos justifi- de Dios. caba n medios q ue normalment e no era n permitidos: la remoción de Asl. el individuo no encuentra form u lados ya. al men os en pa rt e. los tiranos por med io de l asesinato es u n ejemp lo con:aún. Powicke ha sus compro~is~s va l~rat i vos .medi an te la mera respuesta a la pregunta exp licado cómo , desde Federico 1I y Felipe el Magnánimo en adel~nte, por su propIa Identidad SOCIal. Su identidad sólo es ahora la del por- "el pr óx imo pas o con sistió en identificar l~ ley nat~~al de la necesidad tado~ d~ un nom~re ? ado que responde en forma contingente a ciertas con los im pu lsos na turales de una comu mdad pa ll uca, sus derec~os a d.escnpclon es {pelirrojo o. d e oj~ azules, trabajador o comercia nte). y las fro nteras naturales y a la afirmació n de si misma, y au n en iden- u en~ qu~ hacer. su propia elección entre posi bilidades en pugna. De tifi car la necesidad no con la ley natural, sino con los dietados de la su sttuaci én fáctica tal como puede describirla en su nuevo vocabulario h istor ia" . Esta tenden cia, en lo que se refiere a la R ea lpoliti1r. , ya es- social n.o se infiere absolutamente nad a acerca de lo que debe h acer. taba adecuadame nte expresada en e l estado medieval. y el estado mo- Todo viene a depender de su propia elección ind ividua l. Por otra par- der no simplemente ha empeorado esta R ea lpo liti1r. po r ser más pode- te, la preeminencia d e la elección individ ual no sólo es un a come- roso. Maquiavelo es su pr imer teóri co. cuencia d e su vocabulari o social, sino de las teorías derivadas d e la Se han hecho grandes esfuerzos para m ostr~r que,. en. contra de .los teología . dramaturgos isabe linos y a pesar de su notoria admiración por asar En la ~tica aristot~l~a. como en las moralidades menos ex pl ícitas Borg ia. M aquiavelo no era un h ombre malo: Esto se d~be en p.arte a de I~s socleda~es tradícícnaíes, las necesidades y deseos humanos, en. que la suya era evide ntemen te un a personalidad atractiva, y ex ete la tend Id~ de diversas maneras, proporcionan los criterios para juzgar cree ncia difundida. aunque in correct a, de que por .al guna r~ón no se hu acciones de los hombres. La exposición aristotélica del silogismo puede se r a la vez malo y atr activo. Pero con más rmportancra se debe 126 127 a que las preferencias privadas y p ersonales de Maquiavd o eran fa. moldearse d e acu erdo con sus propios fines . El individuo no está cons- vore btes por cierto a la d emocracia (en su acepción de la pal ab ra, esto tr eñido por ningún vinculo social. Sus propios fines - no sólo Jos del es: un poder dilatado y limitado, con la participación conj unta de p e- poder , sino también los de la glori a y la reputaeión- cons tit uyen pa ra queños seño res y grandes comerciantes y la natural exclusión de Jos él los únicos criterios, aparte de los criterios técnicos del arte de go- s ier vos y de q ui enes carecía n de propiedad), a la generosidad, a la ho- bern ar. Asi, encon tramos por primera vez en Maquiavelo lo que llegará nestidad y a la sinceridad. P ero no debemos confundirnos. Según Ma- a ser un problema fam iliar: la com binación de una defensa de la sobe- quíavelo, los fines de la vida p ol ítica y socia l es tá n dados. Consisten ra nía del individuo en sus elecciones y metas con la opinión de q ue la en la obtención y conservación del poder. y en el rnantenimentn del cond ucta humana está gobernada por leyes in m uta bles. Es verdad que orden pol ítico y la pros peridad general; estos últimos, en parte al me- Maquiavelo distingu e entre aquellos a quienes considera en calidad de nos . po rq ue q uien no los ma nte nga no subsis tirá en el poder. Las gobe rn antes o gobernantes potenciales y aquellos a qu ien es considera en reglas mo rales son reglas técn icas e n relació n con los medios para estos calidad de gob ernados. Per o no tiene conciencia de contradicción. fines . Ade más. han d e ser usadas dando p or sen ta do q ue lodos los bom- Au nque presta un acatamiento verbal a la dist in ci ón e ntre ética y brea son en alguna medida corru p tos. Pod emos vio lar nuestras p ro- política, po ne de man ifiesto la irrelevancia d e esta blecerla con de masiada mesas y acuerdos en cualq uier momento si eso conviene a nu estr os precisión. U na distinción semejante depend e de la existencia de una intereses, ya que se supone que, como tod os los hom bres son mal vados, sep aración d e tal tipo e ntre la vida púb lica y priv ada, que cada uno aq uellos con los que h emos esta blecido un contrato pue den e n cual. pueda decidir lo que le conviene hacer sin preguntarse en qué orden quier momento violarlo si sacan provecho de ello. Los h ombres no deben polttíco le es indisp ensable vivir. o porqu e cons idere a éste como un actuar eomo piensan que deben ha cerlo en una forma a bstracta, sino contexto dado e in alterable para la acción privada, o porque lo juzg ue como actúan los otros hombres. Como los otros h om bres son influidos irrelevante por alguna otra razón. Maquievelo se asemeja a Platón cuan - hasta cier to punto por la generosida d, la d emencia, y cosas sem ej an- do pone en cla ro las ocasio nes en que la étic a y la polí tica se unifican. tes, hab rá lugar para ellas. Pero a un así. ocupan u n lugar sólo como Desde su época en ad elante se abre cada vez más la po sibilidad de que medios bien calculados par a los fin es del poder. más y más gente participe en la alte ración o modificación de las institu- La ética de Maquia velo es la p rimera, por 10 menos desde alg unos cio nes pol íticas, ) por eso el orden pol ítico es cada vez con menor fre- solistas, en que las acciones se j uzgan no como acciones. sino sola mente cuencia un contexto da do e inalterable. e n virt ud de sus consecuencias. Por consiguiente. defiende la idea de Finalm ente, Maquia velo nos c trece una lección no sólo e n sus ense- que las consecuencias son calcu lables, y El princi~ y los Discursos sobre ñanzas explicitas sino por I U ejemplo. En los períodos en q ue el orden T ilo Livio es tán dedicados en su mayor parte a ello. El estudio de la social es rela tivamente estable. todas las cues tiones morales pueden pla n- hi storia produce generalizaciones empíri cas de las que podemos extraer tearse dentro del contexto de las norma! compartidas por la com unidad; máximas causales. Esta s máximas es emplean para influir e n otra gen- en lee períodos de inestabilidad. en cambio. las normas mismas so n te. Aqul, n uevamente. Maquiavelo es a la vez u n hered ero de los so- cuestionadas y sometidas a prueb a ante los cr iteri os re presentados por fistas y un precu rsor de escr itores modernos. Debemos comprender n ues- Iras valo racion es más bien co mo medios para i nfl ui r en otra gente q ue las necesidades human as. Aunq ue vivieron la d ecadencia de la 'I'6>"u. como respuesta a la pregunta: "¿Q ué h e de hacer?" Se infi ere ta mb ién Pla tón y A ristóte les dieron mis por senta das las formas e instituciones qu e Maq uiaveIo consid era que la cond ucta human a está gobernada por de aq uélla, que Maquiavelc las formas e instituciones de la ciudad- leyes, y por leyes de las qu e los agentes mi smos generalme nte n o son estado italiana. Maquiavelo tiene más conciencia de las am en azas exte- con scientes. Según Maquíavelo, es po sible tener una visión mu y sim ple ri ores a Fl orencia por parte de las grandes po tencias que la que tuvo de estas leyes, ya que se in dina a considerar la na turaleza humana, y algu na vez Arlstóreles de .la am enaza de Macedonia a Atenas. Al vivir sua móviles y aspir aciones, como intemporale s e inmuta bles. O eneralí- en una época de cambio, Maquiavelo comprendió el carácter transitorio zad ones obtenidas de los antiguos romanos pu eden aplicarse sin di ñcul- de los órde n es pol íticos, 'f esto es lo que en cierto sentido hace sorpren · tades a la Florencia de l siglo XVI . Sin embargo, "el individuo" ap arece dente su invocación a la permanencia de la n atural eza humana. Pues la en una for ma tan pura en Maquiavelo como en L utero. Aparece as! contrapa r tid a de una cree ncia en el carácter tr an sitorio de los órdenes porque la socied ad no es sólo el terr eno en q ue actúa sino también u n a po lüicos y sociales po dría fácilme nte no haber sido u na creencia en una materia prim a potencial , sometida a leyes pero ma leable. y d estinad a a naturaleza human a intem poral con necesidades pe rmanentes frente a la 128 129 • q ue estos órde nes puede n ser juzgados y e n función de la cua l pueden destruido los modelos econó micos tradicionales del terrat eniente ing lés. ser exp licados. Las fort unas se had an y deshac ían: la im portancia d e los individ uos Es evid ente ahora q ue, d espués de la épo ca de Lu tero y Ma qu iavelo, crecía con el em pl eo há bil del dine ro; las rel acion es en tre la pequeña de be mo s espe rar el surgimien to de alg ún t ipo de teoría moral y poll rica y alta clase media, y ent re los gra ndes no bles y sus dependientes meno- en la que el ind ividuo es la últi ma u nid ad socia l; el poder, la {llt, ,,,:¡ res, estaba n e n consta nt e camb io. I ngla terra se enco ntra ba a la vera de preocu pación; D ios, un ser cada ve z más irr eleva nt e pero tod avía In ex- una economía de merado e n q ue los lazos feud ales y aristocráticos co- pugnable, y un a nat uraleza hu man a prepoln ica, presocial e in tem poral , rrían el pel igr o de ser desplazados por los vínculos mon et arios. El po- el trasfondo de las formas sociales ca mbian tes. Hobbes satisface plena. del' estat al ex presado en la corona esta ba e n un a relación nueva e in - mente esta expecta tiva. cierta con sus sú bdi tos. El im puesto constituyó, dentro d e los vínculos "Se enco nt raba en la b ib lioteca de un caballero y los Elementos de monetar ios, el punto en que chocaron lo que la coro na co nsider aba Euclid es es taba n ab iertos en el libro I. Leyó u na proposició n y ex cla mó como de beres trad icionales y lo q ue los s úbd itos consideraba n como de- (dc vez en cua ndo profer ía alguna exclamación pa ra da r énfas is a sus rechos tradicio na les. (Siempre cam a sosiego el pensam iento de q ue el afirmacion es): '¡D iabl osl ¡Esto es imposi ble!' Entonces, leyó la dem os- contador dedicado a réditos y a la búsqueda de u na escapa to r ia legal traci ón , q ue lo remitió a otra proposición , la q ue fue leída por él. t.sta para sus dientes comercia les es u n descend iente espiritual de Pym y lo remit ió a ot ra , la que también leyó. Et sic deí nceps (y así sucesiva. Hampd en. ] H obbes prevé un peligro en la reclamación de derechos men te) ha sta q ue se convenció d e la demost ración de esa verd ad . E!fO contra la corona y traduce a Tuddides como una solem ne advertencia le hizo amar la geometr ía ....2' El escritor es John Aubrey, el per son aje contra la amenaza a la sobera nía representad a por facciones r ivales y es Thomas H obbes, y el año en que sucedi ó el episodi o alu d ido es 1629. en p ugna . Traduce al admirador de Pislstra ro y Per jcles con el esp íri tu H obb ea ya tenia 41 a ños. Su base intelectual hasta esa fecha esta ba sim- de un súbdito leal a los reyes Estuardo. bolizada por su recha zo de Ar istóteles y su traducción de Tucld idec. Sin embargo, H obbes se aparta comp letamente de los modos tradi - El Ar istóteles qu e se rec ha za es el de la escolástica tard la y d ecadent e. cio na les en la forma de su intervención en las dispu tas e nt re el soberano La q ueja con tra Ari stót eles es que confund e la investigación del signi- y sus sú bditos. En la sociedad j erá rqu ica de una Ingla te r ra anterior. las ficado de las pala bras con la inves tigac i ón de las rosas designadas por lealtades perso na les, sociales y políticas, se e nt remezclan y apoyan un as l a ~ palabras. Y j unt o con esta q ueja , H ob bes rechaza tod a la ep istemolo- a otras. Los derech os y debe res se defi nen d en tro de un sistema q ue, gía ar isto télica de la mat er ia y la form a, y la esencia y la ex iste ncia. Al au nq ue comp lejo, es único. La just ificación de cualquier movimieu u hace rlo, cree evit ar la oscur idad y limitarse a un u ni verso compuesto pa rtic ula r dentro del juego feud al consiste en alud ir a la posicíór ck sola me nte por indi vidu os concretos , pa labras y los cue rpos q ue ellas de- los actores o a las reg las del juego. Lo qu e las revo lucio nes econó micas, signa n. Sin emba rgo, la prop ia invest igación de Hobbes asume de he. y particularme nte. en I ngla terra, la revolución de los precios e n los siglos che -y necesa ria ment e- la forma de u na ind agación conce pt ua l, por. XV I y XVII ocas iona n, es la ru ptura de estos lazos. La m ayo r ía de los hitos que desea descubr ir las nocio nes de rect itud , justicia, sobe ra n ía y pod er. sociales tradicionales subsisten ; lo q ue se cuestio na es su interrelación. Encue ntra un modelo no ar istotél ico pa ra sus invest igaciones en los Todavía se cree en D ios, y el sacerdote tod avía se encuentra en su pa rro- Elem entos de Eucl ides. El im pulso para ellas fue el q ue lo co ndu jo a q uia. Pero se pu ede cuesti onar en for ma más radical el vínculo que Tuddi des. une al sacerdote con Dios. Todos los elementos de la socied ad feudal La l/utoria de la guerra del Petoponeso de T ucfd ldes fue escrit a están presen tes: los siervos y demás h ombres sin propiedad, la pequeña como las obras de Maq niavelo. con la convi cción d e que la histor ia pu e- clase media, la nobleza, el rey ; lo qu e se pon e en cuestión es su mod o de ser instr uctiva. Descr ibe .la caíd a de Atenas a causa de los errores de de in terr elacion a rse. L a época está ma dura para teor ías- sobre la auto- la demo cracia at en iense. La moraleja es la corrosivid ad polí tica de la ridad , y las dos fuen tes más popula res para las teorías son las Escrituras democracia: el villano Cleón es el corr osivo, el arqu et ipo de los homb res y la histori a. La doctrina d el d erecho divino de los re yes. con su mod elo envid iosos y ambiciosos. La I ngla terr a del 1620 estaba llen a de hom- d el rey D avid, rivaliza en la justificación bíblica con las do ctrinas pres· bres envidiosos y ambiciosos. Yeso no es sorprendente , po rqu e la gran re- biteri anas de la eclesiocracia disfrazada d e te ocra cia. La in vocación al volució n en les precios 'lil e h abla come nzado en el siglo ant erior h ab ía precedente hi stór ico se e mp lea para ap un tal ar ta n to la doc trina del derecho d ivin o como la doctri na de q ue el sobe ra no depen de de los 2G Y id a.s. pág. 150. lores y los comu nes. H obbes no invoca ninguna de las dos Iuentes. Rompe 130 131 con toda la discusión al a pelar a un nuevo método, tomado de Galileo dispuesto . si l os de más lo está n ta mbién, e n la medida en que lo crea que le pe r mitirá n o sólo comprender los elementos de la vida social sino necesari o para da p az y la defensa de sí mi smo, a abandonar sus dere- estimar el valor de las in vocaciones a la historia o a la Escritura. chos sobre todas las cosas y a con tentarse con t anta liber ta d frente a 10& El mé tod o consiste en la resolu ción de cua lq uier situación com plej a de más hombres como la q ue permitida a éstos frente a si mismo", y el en sus ele mentos simples y lóg icamente primitivos, y en la posterior tercero señ ala que " los hombres han d e cumplir los con tr atos con- utilización de esto! eleme ntos simples p ara mostrar cómo la situación traidos",2I compleja puede ser reconstruida. As' se habrá mostrado cómo la situació n Sin e mba rgo, es evid ente q~ esto no basta para mitigar el temor se constr uye de hecho . gste es el método empleado, según Hobbee, por a la muerte. Si bien podemos llegar a un acuerdo ron otros hombres con Galileo en el es tudio de ila na turaleza física. En el caso de la naturaleza el fin de asegurarnos cont ra las agresiones mutuas , ¿cóm o podemos estar física, por sup uesto, la recon strucció n teór ica de la complejid ad a pa r· seguros de que los dem ás respetarán estos acuerdos y. n? los udU zará? t ir de la sim plicida d" no tien e n ingu n a función moral; pe ro en el caso meramente para llevar nos con enga ños a un Ialsc sen Umten ~o d~ segun - de la sociedad h u mana, la rectif icación de nuestra com prensión puede dad co n el fin de que pueda n entonces at acarn os con más eficaCIa? En el acarrear una rectificación de la forma en que concebimos nuestro p uesto estado de na turaleza no hay sa nciones por las que se pueda hacer cum- en la socieda d y, por lo tanto, de las creencias sobre la forma en que plir los contratos. "Y los paclos, sin la espada, son meras pa labras, y no debemos vivir. ti enen ningún pod er para dar seguridad a un hombre." so Pa ra dar Cua ndo la socieda d se resuelve en sus elementos sim ples, ¿qué a los pactos el respald o de una espada t iene que establ ecerse un contrato encontram os? Una colección de ind ividuos, cada uno de los cuales cons- inici al por el q ue los hombres tra nsfie re n su poder a u n po~er común tituye un sistema cuyo fin es la conse rvación de si mismo. Los móviles que se conv ierte en soberano entre ellos . Este. contra to social lleva a hu ma nos fundam entales son el deseo de dominio y el deseo de e vita r la cabo la c reación de "ese gran L F.VIAT ÁN, o más bie n. para h ab lar con más mu erte. "Los hombres, d esde su mismo nacimiento, y por naturaleza. revere nci a, de ese dios mortal, al que debemos, baj o el D ios in mortal, lucha n d enodadamente por todo lo que ambicionan, y si pudieran. ha- n uestra p az y defensa" .81 rían que todo el mu ndo les temiera y obedecier a," 21' " La miseria ha de Los m andatos del poder soberano. cualquiera q ue sea la n aturaleza ser vencida continuamente. La felicidad h a d e ven cer cons tanteme n te a poUtica d e este poder -cdemocráricc, oligárquico o . momirqu~co-: deter- la antedicha . Y abando na r este curso es morir." 28 Las únicas limitad o- mi na n un segundo conjunto de preceptos que exigen obediencia. Las na al " per pe tuo e incansable movimiento del poder tras el poder" son únicas limitaciones a la obediencia exig ible po r el soberano ap arecen la mu erte y el temor a la muerte. Los individ uos impulsados por estos en el momento en que el mo tiv o para a-eeptar la transferencia del móvil es no conoc en otras reglas q ue los preceptos que les e nseña n cómo poder al soberano en el contrato original -ces decir, el temor: a la muer- conservarse. Ames d e la ex istencia de la sociedad no ha y otra cosa que te- se convierte en u n motivo para resist ir al soberano mismo, o sea. un a lu ch a por Id dominac ión, u na guerra de todos contra tod os. Con en cualq u ier momento en que el ~berano amenace c?n arreba tar la respecto a esta si t uaci ón es verdad decir que "dond e no ha y un pod er co- pro pia 'Vida personal. De lo rontrano, sólo se puede dejar de obe decer mún. no ha y derecho ; donde no ha y derecho, no ha y inj usticia. La fuerza al sobera no cu ando éste ya no es ca paz de cumplir la función para la y el fraud e son la s d os virtudes cardinales en la gu erra". N o obstante, cua l se le confirió el poder en u n primer momento : la protección de la razón ens eña al individuo q ue esta guerra implica más temores que las vidas de sus sú bditos. O sea: el sobera no impoten te ya no ha de ser esperanzas. y que la mu erte es un res ultad o más probable q ue la domi- ob edecido y po r cier to ya n o es u n sobe ra no . La~ rebel~ones s~empre nación . Para evita r la m uerte, debe reem plazar la guerra por la paz, la son erróneas mien tras no tengan éxito. La rebelión ex itosa , sm em- luc ha po r el acuerdo; y los artículos de l acuerdo al que la ra zón insta bargo. es la tom a de la sobe ra nía y ti ene toda la justificación de la sobe- como cosa prude n te, a un en un estado de natural eza, consti tuy en la s ra u ta detrás de ella. Po r su éxito no es u na rebelión. leyes de la naturaleza. El primero señala que "todo hombre debe es- Por con sig uiente. las reglas que obligan al individuo son de d.?s forzarse por la paz ha sta donde tenga la esperanza de encontrarla, y ti pos: pre y posoontractu ales, na turales y sociales. Usar la palabra SOCI a l cua ndo no pueda obtenerla, le es Ilcito buscar y usar todos l os recurs os es record a r una de las confusiones más singu la res de H ob bes por la ~ ventaj as de la guerra"; el segundo. que " tod o hombre ha de esta r n l bid.. nt. n o. :n T~ 1f E" ~ÍJIt Wt>tks 01 T horrI4J H obbn , comp. po r W. Molesworlh , VII, 73. so [bid., IU, 154. t 8 [b id ., IV'; !l5. al [bid ., 111, 158. 132 que no d istingue el Estado de la socieda d y presenta la autoridad po- de q ue tal referencia se comparte en forma tao cla ra y común que no l ítica co mo constitutiva 'de la vida social y no como dependiente de necesita ser explicitada. Pero es im por tante observar q ue Hobbes, al ella. Hay sin duda situ aciones en q ue la desaparici ón del pod er repre· otorgar al deseo una posición central en el cuadro moral, coincide con sivo del Estado puede conducir al surgimi ento de una violencia anér- sus predecesores; sólo gradualmente, y por obra del protestantismo y q ui ca. Pero hay y h a habido mu chas si tu aciones en qu e u na vid a social otras in fluencias, su rge un contraste tajan te entre la moralidad y el ordenada subsiste sin la presencia d e un poder semeja nte. Si se com- deseo. De ah í que este a taq!le a Hobbes q u izá sea algo anacrónico. pa ra la vida urban a de los s iglos XVIII , XIX Y xx, en que el poder te- Sin embargo, es cieno q ue Hobbes se re presentó y analizó errónea- presivo del Estado está al alca nce de la mano, con la vida moral de mente el uso que sus contemporáneos hadan de las reglas morales. otr os períodos e n que frecuentem ente está au sente o m uy lejos, se po- Aub rey narra cómo, fuera de la catedral de San Pablo. un cíérígc an ; dría llegar a la conclusión de qu e la p resencia del Es tado es un fac tor glica no, que hab la visto a Hobbes dar limosna a u n pobre. trató de desmoralizador. Esta sería e-en todo caso ha sta donde nos ha llevado sacar provecho de la ocasión pregunt ándole a Hobbes (que tenia la ya el a rgume n to- ta n infundada por su unilateralid ad como la conclu- re pu tació n de impío y a teo) si hubiera dado la limosna de no haberlo sión de Hobb es. Pero po ne de relieve el e rror de Hobbes. orde nado Cristo. Hobbes replicó que había dado la limosna no sólo Según H ob bes, las reglas sociales son reglas que obed ecem os por porq ue complacfa al pobre, sino porque le complada a él ver al pobre dos clases d e razo nes: pr imero, porque la s sa nciones del soberano las ho mbre contento. Asf, Hobbea trató de mostrar la coherencia de su ponen en vigencia, y segundo, porque nuestros d eseos son t ales q ue pre· propia conducta con su teoría de los móviles. es decir, la de que los fer imos obedecer al soberano con el fin de escap ar a la muerte en m anos deseos h umanos son tales que respon den todos al interés propio. La de 105 demás, excepto cuand o estamos expuestos a caer en ella en ma- clase de mentira con tada por Hobbea de acuerdo con esta anécdota nos del sobera no. O bedecemos a las reglas que constitu yen la ley na.. es una clase de mentira en la qu e caen con mayor frecuencia los mó- rural sim ple mente porque son preceptos que nos ind ican cómo obtener sofos que 105 demás homb res, una mentira contada con la finalidad .de lo q ue quere mos (la d omin ación ) y evitar lo que no q ueremos (la mu er- salvar las apariencias de una -tecrta. Es una mentira y una menura te). Ambos conj untos de reglas tienen la form a "Si quieres ob tene r X, culpa b le, si bien Hobbes tenía la necesidad de contarla. La nú de l error debes hacer Y" . Asi, so n e nunciados fácticos que pu eden ser verd ad eros se encuentra aq u t, ya que la naturaleza y los móviles humanos no tie- o falsos. Se los extrae d el con junto de tales enunciados para su inclu- Den y no pueden tener los caracteres que él les atribuye. sión en la lista d e los preceptos naturales y socia les porq ue los deseos &gún Hobbes, cualquier preocupación por el bienestar de los de- nom brados e n e l a ntece de nte son los deseos que tod os los hombres t ic- mis es secundaria, y por cierto 5610 un medio, en relación con mi propio nen efecti vamente como u na cuestión de hecho continge nte. bienestar. En 'realidad, tanto en nOJOITos como en los demás. enco no La posición de H obbes ha sido a tacada en este punto desde d os te- tramos l ado a lado u na solicitud por 10& otros y móviles egoisla&. tQu~ rrenos di stintos. El primero de estos at aques es er róneo. Sostie ne que justifica presentar a aquélla como un resu ltado secundario de btOl? las reglas morales no tienen el carácter d e enu nciados prud enci al es y La justificación de H obbes res id e e n su idea de la mediación de l ron· fácticos q ue le a tribuye H obbes. sino q ue tienen simp lemente la forma trato entre el estado de naturaleza y la vida soci al. Pero, ¿qu~ jwtifica "De bes h acer ta l y cual cosa" y no con tienen ninguna refe re ncia a deseos su idea de l contrato? No hay ninguna evidencia histórica o antrop<> o incli naciones. Es muy cierto que en algunas sociedades (especialme n te lógica d e que esto suceda o haya suce did o alguna vez con el hombre. en las modern as socie dades occidentales, t ales como la nues tr a) h a pre. H obbes alude, al pasar, a los indios americanos, pero toda su argumen- dominad o esta forma de reg la mora l, pero no se advi erte por qué el tación se basa en un método que lo independiza de la evidencia his· adjetivo m oral debe restringirse a reglas de esta forma . Lo s crí ticos t ór íca, No .rela ta .urt ',p rQCcso evolutivo, ,siw;a,o que resuelve la n atural eza de Hobbes podrán replicar que las reglas morales empleadas de hecho humana intem po ral en sus elementos intemporales. La narración del por los contem poráneos de éste tenían esta for ma, y q ue Hobbes sim- con tra to debe leerse como una metáfora, pero sólo puede funcionar, plemente las ha representado y a na lizado en for ma errónea. La difi- incl uso como metáfora, si es u na narración inteligible y si satisface cu ltad con esta versió n d e su argumento es que resulta difícil saber ciertos requisitos elementales de coherencia lógica. Y esto no sucede. cómo interp retar expresiones de la forma "Debes , , ,.., donde la au sen- El contrato de Hobbes es el fundamento de la vida social en el sen- cia de cua lq uier cláusula hipotética refe r ida a los deseos pu ede deb erse tido de que no hay reglas o normas compartidas con anterioridad al al hecho de que no se ti en e la intención d e aludir a ellos o al hecho contra to: la narración del contrato funciona por cierto como una es- 134 155 pe cíe de explicación de cómo los hom bres llegaron a compa rtir no r- esto fue u na pe netra nte visión de Hobbes, y por cierto todos los h abi- mas sociales. Pero cualq uier intercambio de palab ras, escrito o hab lad o, tant es de In gla terra lo vieron en la tr ansición del pod er de la cto del ent re hombres que se pudiera caracterizar como contrato o acuerdo o ejército d e Cromwell a la legitimidad de ju re del ·" Commonweallh". formulación de promesas sólo puede ser caracter izad o as¡ en virtud de Pero lo que Hobbes no vio fue que la aceptación de u na autoridad la preexistencia de alguna reg la reconocida y compart id a según la cual constituye d e hecho la aceptación de las reglas que otorg an ~ los de más ambas p artes comp renden el uso de la forma d e las p alabr as en cues- y a nosotros mismos el derecho o el deber de ~ctuar de cierta .ma ne. tión como una form a compu lswa. Fuera de una convención semejante, ra , y que la posesión d e un dere cho no es la posesi ón del pod er mientras ya reconocida y acep tada. no ha brí a nada que se pudiera de no minar que la posesión d e un debe r no es actu ar ~r te~or al poder de to,~ corre ctament e con trato, acuerd o o promesa. Q uizá pud iera ha ber ma- demá s Hobbes ide ntifica "tener el derecho a con ten er el pod er de n ífesrací cnes de ti po intencional, pero en el estado de naturaleza de al menos por dos moti vos. Advirtió corre ctamen te que la autoridad se Hobbes Ha lalt ar lan motivos p ara sospecha r que están d estinadas a en - impone generalmente por la Fuerza y ~?e depen~e . con frecuencia de gañ ar . Las únicas n orm as disponibles para interpretar las exp resiones la confirma ción de ésta. y tiene u na VISión tan limitad a de los deseos de los dem ás evitarían cualq uier concepción de u n acuerdo. Asf, Hcb- humanos qne no pued e proporcionar ningu na otra explicación para bes ex ige dos cosas incompatibles d el co ntrato origina l: q uiere que sea la acep taci ón de la autoridad que el temor a tales sanciones. Pero en el fun damento de tod as las normas y reglas compartidas y comu nes: realidad u na autoridad aceptad a sólo porque Ios h ombres teme? las pero tam bién quiere que sea un contra to, y para que sea un con tra to consecuenci as de no aceptarla , o solo porq ue temen las sanciones ya debe n ex istir no rm as compartidas y comunes de un tipo q ue, seg ún que despli ega, no podría fun cion ar con la eficaci a. co~ q~e lo hace él, no puede pr esent arse con an terioridad al contrato. Por eso el COIl- la mayor part e de las au torida des políticas. L as msutu cton cs poll - cepto de un con trato Qf'jginal se derrumba por una contradicción in- ricas ti enen estabilidad porque .la mayor la de los homb res pr~t3 :l terna y no p ued e ser usado ni siquiera p ara compo ner una me táfo ra la mayor parte del tiempo una obed~encia volunt~ria. a su. au tor idad, coherente. y los h ombres actúa n as! porque advierten u na coincidencia entr: sus Si esto es así, ~ no se d errumba toda la argumentación de Hobhes? pro pios deseos y aq uellos cuya satisfacción salvagua.r~a la au~or~dad. Sin dud a. Hobbes desea describir el tránsito de un estado d e cosas en y esto mismo sucede con H obbes. Pero tiene un a VISión tan Iími tada que la agresión y el temor son los únicos móvil es y la fuerza es el único de los deseos hum anos qu e necesariament e tiene un a concepción limi- instrumento efectivo, a un estado de cosas en que hay normas reco- tada de la au toridad polftiea. . . nocid as y un a au toridad legitima. Es evident e ' q ue estas transiciones Esta co ncepción lim itada d e los móviles, los deseos y la a~tlVld ad se producen a veces. Au nque haya sido imp uesta po r la fuerza, una hace que la parte más sustancial de la vida humana pase madver- autoridad llega a ser considerada legít ima y es obedecida, por lo menos tida para H ob bes. Con tamos con un poder soberano para que n uestras en este sen tido: la cuestión de quién es la au tor idad legit ima en un vidas pueda n persistir con segur ida d, pero, ¿qué h emo~. de ha cer con Estado y la cuestión de q uién deten ta el poder en él no tiene n nece- nu estras vidas dentro del mar co de un orden as! garant izados Hobbes sariamente la misma respuesta. Es indudable qu e el holandés Gu illermo dice que los hom bres se incl inan más b ien a la paz que a la conti n~:l­ y los alema nes " ton tos y opresores de no mb re 'J orge' " -segú n la des- ción de un estad o de natu raleza no sólo por el temor a la muerte, SlO O cr ipción de Byrou-, d etenta ron el pod er desp ués de 1689 cuando la también por el "deseo de l as cosas necesar ias a u na vida cómoda y. la autoridad legítima descansaba en el rey j acobo 11 y sus descend ient es. esperanza d e obtenerl as mediante el tr aba jo" . Pero•. ~~u é e~ una vida Pero eso pone de ma nifiesto también que el concep to de autorida d cómoda? Hobbes ya ha ind icado q ue "no hay tal [inis u!t1 mu s, m et~ legitima s ólo tiene aplicación legítima den tro de un contexto de re- extrema, o summum bonum, .elbien su premo, como se d ice en los li- glas, practicas e instituciones socialment e acep tadas : llamar legitima a bro s de los viejos filósofos de la moral" ; y la razón d e esta afin:naeió n una autorida d es invocar un criterio acep tado d e legitimidad. Ante la se encuentra en su op inión d e que la felicid ad humana consiste -en inexistencia de un cri terio semeja nte sólo puede h abe r un pod er o po- " u n con tin uo pr ogr eso del deseo de u n objeto a otro en que el logro deres rivales -como en el caso en qu e un ejército de ocupa ción impone del primero no es más q ue un ca mino hacia el segundo", y de qu e los su do minación a u n pa ú d errotado-, y la existencia de un criterio se- hombres son impulsados por "u n pe rpe tuo e incansabl e d eseo de poder mejant e depende de su aceptación como criterio por parte del pueblo. que cesa sólo oon la muerte" . "t.ste es u n cuad ro en que los homb res El pod er de tacto puede conver tirse en la legitimidad d t: [ure, Advertir son movid os por un deseo tr as ot ro sin qu e surja nunca la pregunta: 136 "¿Q ué clase de vid a q uiero?" La concepción de H obb es sob re los ob- ha ber especificado sus deseos y 106 ob jetos de su deseo e n el tipo de jetos pos ib les del deseo es tan limitada como sus concepciones de los orden social q ue esta ba surgiendo sin Invo car el concepto. ~e libertad ? mó....iles. ¿Por "q ué? Que H obbes pueda ignorar esta cuest ió n re fuerza la opini ón de que La ra íz de est a dificultad quizá sea doble. Su teo ría de l lenguaje es un filósofo retrógrado. Continúa preocup ándose por los vínculos .d e le c blíga a H obbes a considerar q ue todas las pa labras son nombres de un an tiguo mod elo de vida socia l q ue está po r derrumbarse..En la Vida objet os ind ivid uales o de conjuntos de objetos in dividuales. Po r eso privada. él m ismo se p reocupó. ~anto por esca~ar a l~ peligros co~~ todos los objetos del deseo de ben ser objetos ind ividuales. Al mi smo por la real ización de fin es pos:t1VQl;: cuan~o VIO vem r .~a gu:rra CIVil tiempo. el de ter minismo de H obbes, con su refue rzo teológico (H obbes se di r igió a Fran cia y Iue, segu n sus pro pias pal abra s. el 'prl~e~ de cree ea D i(... una deidad m at eri al au nque invisibl e, no el Di0 5 d e la los que huyeron" . Per o si tem ía a la mu er te, no m05 t~ó run gun signe ort od oxi a cristi ana, sino el creador de la naturale za, q ue manifiesta su de aspir ar a la dominación. Así, h ay una brech a cruc ial entre los va- voluntad en los preceptos qu e gobie rn a n d e h echo nues tras nat urale- lores exhibidos en su propia vida tranquila en Malm esburv y aquellos zas), lo lleva a considerar n uestros deseos como dados e inmu tabl es. que. según él, do mina n la vida huma na. . La cr ítica de nuestros deseos y de su tr a nsformación racion al queda H obbes se co nt ra pone en tod o sent id o a Spl noza, su único par _como fuera del sistema de H obbes. Se infiere que es inevitable q ue nuestros Hlósoío moral en su p ro pio siglo. Spin oza no sólo u ne en su v~da la deseos se dirijan sucesiva me nte a distintos ob jetos in dividuales. AsI. filosofía con la práct ica. sino q ue ma nifiesta ese mismo amor Im per· los deseos no puede n in cluir el deseo de un cierto estilo de vida o el sonal a la ve rd ad q ue procla ma en sus escr itos como el más alt o valor deseo d e que nuestros deseos sean de un cie rt o t ipo. humano . Además, enlaza un con jun to de conceptos q ue son avanzad os Sin embargo, debemos a H obbes la g' an lección de que un? teoría en el se ntido de q ue van a constit uir gran parte de la vid a huma na de la moral es inseparable de una teo ría d e la natura leza hu ma. posterior: liberta d, razó n. felici da d. El Esta do existe para pro mover los na. Justame nte porq ue adopta la conce pció n de u na na tu raleza h um a na bienes humanos positivos. y no meramente como un ba!ua rt e ~n tra intemporal, lIobbes se cc mptomete con una resp uesta a ntihist érica a los desastres h um an os. La religión es un asunto que conciern e pnmor- la pregunta po r la ca usa de la destru cció n del orden po lít ico en In. d ialm en te a la verdad y sólo seeunda r iame n te a los magistrados. gla ter ra después de 1640, reem plazá ndola con la pregunta po r la n a- Spin oza advier te dos errores en la forma ordinar ia d~ ~xpresar jui- turaleza del orden social y pollti co como tal. Pe ro aunque este tipo cios morales. El primero es que la s normas de nu estros JUICIO S son ar - de pregun ta se gene raliza peligrosamente, es el tipo d e pregunta que bitrarias y ca pricho sas. Al crhlcar a un ho mb re como defectu.05o en inva de y de be invadir cada vez más el dominio d e los filó sofos mo rales. algún sentid o, por ser o practica r lo q ue no debe ser o pr acticar, lo En p arti cu lar, no se pued e esperar que se pla ntee n y respondan pre- juzgamos, según Sp incza, en relación con el cuad ro que. nos_hemos (a r- gu ntas sobre la libertad !tin un a d eterminación de la nat uraleza del mado del hombre ideal o auté nt ico. Pero este cua d ro es inev ita ble men te to ndo social de la vida moral. Pero H obbes nu nca se pla ntea esta cla se de una constr ucción a rbitra ria . a rmada a partir de nues tras propias a - preguntas. Exam in a la liber tadde la volu ntad sólo con el fin de po ner períe nc ias l imitad as y casuales. Además. al juzgar a u ~ ho~bre. afi ~ ~­ de relieve que tod os 105 actos huma nos están determinados, y examina mos qu e no deberí a ser como es. e n una (a r ma q~e I~phca la pos~bl' la libertad po l üica sólo dentro de los Jtmí tes perm itidos po r el poder lid ad d e qut= fuera disti nto de lo q ue es. Esto im pl ica una n oció n ilimitad o del sobera no. Esto q uizá requiera una ex plicació n. Es sor- ilusoria de la libertad. Puesto que todo está determinado, nad a puede prend e nte q ue H ob bes se impresionara ta nto por el hecho de la guerra ser dist into de lo que es. Por lo ta nto. el esta do ordi na r io de nuestra civil y ta n poco por las metas declaradas y confesas de q uienes pa r tí- mente, en que ~'ormulamos los juicios morales diar ios. es un estado de clpaba n e n ella. Pero no se im presio nó y esto se debe a qu e su teorl a con fusión e ilusión . ¿Cómo ocurre esto? Spi noza respo nde q ue la ex- de los móvil es Jo llevó a su po ner qu e los elevados ideales n ecesari a. per ien cia sensib le común y los usos ord in ar ios del lenguaje en que ma- mente no era n más que un a máscara p ara el impu lso de do min ación. nif estamos esa exp er ien cia se m ueven inevitabl em ente e n el plano de l Por lo tan to, no da import ancia a la aparició n de la libertad como con dici onamie nto, la asociació n y el sign ificado con fuso. H ay u n con- ideal y como meta, y así no adv ier te el más importan te camb io socia l tra ste con la claridad de u n sistema ma tem á tico en que cada slmb olo en la h istori a de esta época. La invocación a la liber tad sin duda tiene un sign ificado clar o y distinto y por eso se advier te. sin a mb i- enmascaró Irecuentememe la intolera ncia religi osa y la am bición eco- güedad . qué proposiciones d ependen d e otras e imp 1ican a su ~ ~ nómica. Pero, l lu e siempre ésta la sit uaci ón? l Pod rlan los hombres te rceras. El pensamiento se ha ce raciona l a medida que se a proxtma 139 a las condi ciones de la del único posible acceso~ . deductivo sin embargo meUi a, y t: se CORa De como la expresión ngor y a a d ar.idad. El ideal <k un sistema l.luicnes creen en el dualismo de c uer po y alma tienen en sus manos, a'1pí n Sp inoza, un probl e ma insolu ble: el dc la posibilidad de tela- . ' • no es un mero Ideal d . . 1 ionar los, Pero este problema desa pa rece si conside ra mos el cuer po y id eal refl eJ'a la natural .... eaa del uni' verso. El unive e oonoCJmJeRlo: este . en la que el todo de termina a 'las ar ,rso es una trama ÚnIca r'] alma simple mente como d os modos o aspectos ante los cuales te - es compren der qu e, dada la situ ació! det~s. ~xphcar un estado ~e cosas liemos que comprendernos. Somos una unidad de cuerpo y espíritu. debe ser lo qu e es. Si tratam d as em ás cosas, necesanamente I·...s te es quizás un punto de la arg umentación e n que no podemos dejar d a del sistema, intentamos ;: r~:~~rese~tarnos algo con .¡nde pende n. tic p leg u n ta mos si lo que Spí noza d ice es verd ad . Pero cuando nos ~aoene inteligible, porque ser ~nteligi~l ea go cuya presencia no puede pregunta mos esto. advertimos que la di ficultad del sistema de Spinoea sistema. El nombre de este sistem a únieo e~ ..r;;,:ra~ 'N omo ~.rte ~eJ le e ncuentra ta nto en su forma como en el uso de algunos d e los t ér- o Natura leza). ,SlVe atuTa (DI OS minos claves. La form a es la de u n sistema ded uctivo en que tod as las No h ay. por lo ta nto un bie d¡ . verdades pueden ser conocidas medi an te un a reflexión suficie nteme n te Iidad de las e.....a' L- ' • ib n q ue se. Istlnga o sepa re d e la to ra- cu id adosa sobre el signific ado de los términ os empleados en las pro- "" . "" a n u tas de Dl . fi . posiciones que las expresan. Consi dérese la afirmación de Spinoza d e pertenecen a la única aus tan - I os - In m itud y eternidad_ S~inoza sim pleme nte un a t:: clau; : es a la vez Natural eza .y Dios. ¿Es qu e todos los h ombres persigu en sus propios intereses o su asevera ción m erva di rfa de él q ue esta b "ebr¡ qd n. el nombre de Dto!? NovaJis de que todos los acon teci mientos t ienen ca usas. A primera vista P''. ..... a Tia e lOS" ' PJ ' . maria como el predecesor de la in l¡ ' , eJa nov,. e~ ca mbIO. lo acla- recen ser afir maciones fácticas que pueden ser refutadas con ce ntra- p resenta dos aspectos La ' e ígió n matenahsta. La respues ta eje mplos, sea el d e un hombre que d escuida sus propios intereses la tradicion al teologi~ jUd~~:era ~a~te de el~a es q ue. com pa rado con para cuidar las de otros, sea el de un acontecimiento pa rt icular sin un orden é nlco de la nat 1 y cnsu a ua, Spl noaa es un a teo : cree e n ca usa. Pero Spinoza las conside ra verdader as simpleme nte po rq ue se descart ad a. El den tl/ic ura eza. y toda inte rvención mil agrosa qued a deducen de los ax iomas d e su siste ma deducti vo. Los axiomas son pro- o n o necesita tener en '. turbaciones sobrenaturales L . . cue nta rrrupcíones o pero posiciones que, en su opinión, no pu eden ser negadas por ningún ser . a Imp ortancIa de esta ree nci L s¡ g Io xvn no requiere una e l¡ 'ó . e ncra en e sr. racional, porque su negación implica. al parecer, una contradic ció n. xp rcac¡ n especia l Si b . y el sign ificado de los t érminos claves es tal que no nos queda ni ngún desecha simp leme nte el vocab I • ." n ero argo, Sp moza no Io memo . 11 a n o teológ'ro ' J ' leng uaje en el que p ueda n presenta rse cont raeje mplos. que el lengu aJ'e ordi ' S IO O que o considera. . m arr o, como un con¡ t d ' La dificu ltad reside en que Spi noza q uiere que sus pro po siciones que exigen u na reinterpreta '6 . Ju n o e cxprestcnes es; e: el predecesor de todos aqUel~ n p;ra. convertirse e n raciona les. Así, es tengan el contenido de verd ad es fácticas, y a la vez una justificación rel igión simpleme n te como ae:' que no han considerado a la en la forma e n que se j ustifican las proposicion es de la dógica y la dades en una forma e n añO'! go a so: ~mo como la expresión de ver- matemática. Estos d eseos son incompatibles. Los enunciados fácti cos descifrada. ¿Qué imporfandaa't ~ religi ón no ha de ser refutada, sino tienen el co nte nido que tienen porque su verda d excluye la realidad El . lene esto para la moral? de ciertos posibles estados de cosas. Si es verd ad que llueve, no puede . creyente Judío o criniano comú .d . aj eno al unive rso. y a Jos mandamie n co?,~ era a DIOS como un ser ser el ca so de que no llu eva. Pero las afirmaciones de la lógica y la tiores qu e de be obedecer S . ntos dlVIDos como pt«eptos ex ee- mat emática son compatibles con c ua lesquiera y tod as las posibilidades gen te común y carente d'e ~ID.O~: no In:aCOOl'lpreció la utilidad , pa ra la en el mundo de los hechos. No pueden ser re futadas por el hecho de supersticiosa moralidad de 1 p~~~ cr .u co, de lo q ue cons ide ra ba una q ue el mundo sea diferente de 10 q ue ellas afirman que es. D ecir que de la identificación de Di a o 1 rencra ex terna . Pero la contrapartida so n verdades es, sim pleme nte, decir que h an sido constru idas d e acuerdo la ética como un estudio'" ' do n l a Na tura leza es la caraeterüación de con las regla s pertinentes. (Omito aquí toda alusión al ra ngo de t ales . no e 0 5 preceptos di . • propia naturaleza y de 1 . IVIDOS, SIDO de nuestra regl as.) P or eso tien en la clase d e cer teza y claridad qu e Spinoza quiere natu~aleza de seres huma~o;~:n~~~;satlam~nt~ nos impulsa. Nuestra que tengan sus proposicion es. Pero también quiere que estas proposl- mantIenen y conserva n a oí ' 'r.~n exrstn- como SIstemas que se clones sean fácticas. Q uiere usarl as como verdades sobre el hombre y .. mism os. esto OCUtT I todos los se res finitos ue . e con a naturaleza de la n aturaleza con un contenido fáctico. Po r lo tanto, ¿es todo el sistema costu m bre de conside~~'" son subslstem~' d e la natural eza misma. La sólo el producto de la confusión? . .... como una uDJda d de . u pcs de SUstancia muy dis tintos b I ~erpo y espíri tu, dos La ú nica forma pro vechosa. de acceso a la ética de Spínoza consiste , encu re a UnIdad de nuestro ser. en igno rar el modo geo mét rico hasta donde sea posible. Tenemos q ue 140 Hl coll~idcrar las .a ~irmaciones d e Spinoza como un a mezcla de aseveración mismo como parte de la naturaleza. La au téntica virtud es sim pleme n te fáct Ica y ~nállSls con~eptual, y Irecuer uemem- tenemos que pasa r por la realización de este esta do en que se comb ina n el conoci mie nto. la alto o&cu~ldades . arraigadas en té rmi nos q ue nunca so n ex p licados en libertad y la feli cidad. fonna satis factoria. Así sucede con el tr a ta miento de la unidad de cuerpo La poses ión d e la liber tad e n el sentido spi nceia no es compati ble ! alma. Per? lo que pod emos extraer del esque ma de Sp inoza es un por cier to con la imposibilidad de re alizar una gran ca ntidad de ac- lI~pOnante inten to de comprende r la relación en tre las pasiones, la ra - ciones, ya q ue los obs táculos e im pedimentos no puede n ser alterados. zon y la libertad . Spinoza cons idera que no es posib le enfurecerse con lo q ue no p uede Según ~ob~cs: t:l '.lombre es impulsado si~pJemente por sus pas io- ser de otra ma nera. No se puede elaborar una conce pción de lo im po- nes. La ~ehbenlcIón tien e el mero pa p el de In tervenir ent re la pa sión sib le, y por eso no se lo p ued e d esear; y si es imposible que las cosas y. la aceren como el esla bón intermedio de una cadena. La razó n sólo sean de otra man era, no podemos d esear que lo sea n. Si d eseamos esto, ~Iene el papel de a.dvert ir los h echos, calcu la r y comprender, y no puede so mos irraci onales y nuestro d eseo no está mol deado por un a u tén tico Impu lsar a la acci ón. Para Spinoz~, és.ta es una descripci6n muy ad e, conocimiento e ideas adec ua das. Spinoza está evidentemente equ ivocad o cuada d el hombre en su estado ordinario y no esclare cido. Pues en este al respecto: el conocimiento no es una cond ición suficiente para ser estado los seres human os son sistemas q ue interactúan con otros siste- li bre. Pe ro con frecue ncia es un a co ndi ció n necesar ia. No soy libre por mas, pero ~esconocen la n aturaleza y las ca usas d e esta intera cción. Los el mero hecho de ob tener 10 que qu iero. si no di spongo a la vez de la hom bres sien ten p lacer y d olor ante estos encue ntros seg ún lo que los l ibe rtad para com prender las causas y la na tur aleza d e mis necesida- afec~a y el tiempo y lu gar en que se e ncue ntran . Los objetos que se des, y para eval uarlas. La primera gran impo rt ancia de Spi noza C3 asoc l~ n con el ~lacer son d~ s ea d.os; los que se asoci an con el dolor. e n que no conside ra a emocione s y deseas mera mente como dados, sino cambio. se con vier ten en ObJCIOS d e aversión. En la búsq ueda del p lacer como rra nsíorma bles. Ar istó teles nos había concebido como controlando y el. d ?lor nos vemos afectados. por lo Unto, por causas ajenas al co- y ordenando n uestras emociones y d eseos; pe ro pa ra Spinoza la natu- nocmne nro y control racional, y as! ta m bién en esas comp lejas evo- raleza h umana es a un más maleable y t rans for mable. La tr ans forma- CaCl?nes de plac~r .Y d~lor : las emociones de orgu llo, alegría. p iedad, ción más grande es la q ue se p rod uce entre el estado de p aciente y el enojo, etcé tera. Este reino no r acion al sólo no s domina en la medida est ado d e age nte, entre u na vida deter mi nad a por fact ores desconocidos e n q ue no tom~mos concie ncia de su na tural eza y poder. A medida que y u n se r mol de ado po r si mismo. El desarr ollo de los pode res hu manos f0n.namos nocl~nes ad ecuadas de n uestras emociones dejamos de ser se convierte e n la me ta de la vida moral y pol íti ca. La j,>o1ftica y ·l a pasrvos en rela ci én con ellas. Nos da rnos cuenta de lo que somos; com- rectogta tienen que ser reín ter pretadas desde esta perspectiva. ~rcn~cmos que no podemos ser d e ot ra ma nera, y esta comprensión Spin oza concuerda con Hobbes al ver q ue la necesidad del estado Imph ca. u na tra?sform~ción d el propi o ser. U no ya no se ca pta como surge del hecho de que todos los homb res persiguen sus propios inte- un s.er in dependí e me, smo como part e del sistema de la necesidad . Ad- reses y bus can ex tender su p ro pio poder. Pero la justificación de la vert ir esto es ser libre: la liberación se encuentra e n el conocim ient en tr ega de la propia persona y sus derechos al soberan o es, para Hob- de sí y sólo en el conocimiento de si. o bes, p u ram ente negativa e n cua nto establece que sólo as! se evitará la ~p~ q ué nos libera el conocim iento? A medida que a vanza el ca. dominación y la muerte en ma nas de los de más. Para Spinoza, la obe- noclII. uento nos d amos cuen ta de lo que deseamos, od iamos, a ma mos y dienci a al soberano se justifica po rq ue as! se ob tiene un orden civil y ta mbién aque~lo .que nos causa placer o dolor. ha sido el res ultado d el los hombres q ueda n en libertad pa ra buscar el conoc im iento y la auto- azar y d e asoCiaCiones y cond icionar.üc ntos accidentales. y con ocer esto libera ción . Spinoza con cuerda con H obbes en la id enti ficación de " tener es romper la asoc iaci ón, Nos damos cuen ta de q ue el placer y el dolor u n d erecho a" co n "tener el poder de" , pero tiene una visión muy dis- surge n de n uestro "poder y perfección " como sere s q ue se impulsan tinta d e 105 poderes y deseo s de los homb res esclarecidos . No sólo de- y conservan a si mi smos, No culpa mos a los demás ni n os cu lpa mos a sean pon ~r fin alodio. la envid ia y la frustración de ntro de 51 mismos, nosot.ros mismos. L a envidia. el od io y la culpa se d~vanecen. La s ca usas sino qu e encontrarán grav es im pedimentos a menos que los disminuyan exte riores no son obstécutos: po rq ue si son reales, el hombre sabio co- en los d em ás. El hombre escla recido de Sp inoza coopera con Jos demás nao: que son necesanas y no las considera como obstácul os. Por eso no en la b úsq u eda d el conocim iento, y esta coo peración se basa no en el s~ siente rrus~do. La r~Jicidad es la alegrfa d el h ombre que se h a temor -como sucede con tod a cooperación en Hobbes-, sino en un hberado a sí mrsmn medi ante el conoci miento de la n atu raleza y de sí interés común por los bienes de l conocimiento y el conocim ien to de 142 si. Así, aunq ue Sp inoza confu nde " tener el derecho a" con "tener (" 1 poder de" ta nto com~ lo h ace Hobbes, su cu adro de la sociedad .10 es perturbado d~ 1,3 misma manera, j ustament e porque reconoce metas humanas de dfstinta clase. Para Sp inoza el Estado d" ' • es a Io sumo un me- 10, 'y la palitaca ,es una actividad. desti nada a procu rar los requísitós previos para I~ búsq ueda de la racionalidad y la libertad. Así, Spi noza es el primer filósofo que otorga u na posició n funda men tal en Ja ética a dos concep tos qu e se definen par a expresar Jos valores dpieament e nuevos de la sociedad mod erna : los de la libertad y la razó n. 11 Nuevos valores JIobbes YSpinoza d iero n a sus contemporáneos la impresión de inmo- derados in novador es. Ambos recib ieron el mote de :'3tOO5", que se em- pleó en la Europa del siglo XVIII casi con tanta precisión como se emplea el mote "comun ista" en la Amé rica del siglo xx . Spinoza fue expulsado d e la sinagoga, y Hob bes fue atacado po r el clero anglicano. y justamente porq ue se encontraba n tan lejos d e sus contemporáneos, sólo d an exp resión en una forma relativamen te in dir ecta a los d ilemas comu nes y compart idos de su sociedad . Pero las pregu ntas que plan. tcan y los valores q ue manifiesta n -por difere n tes que sean- pronto se convierten en preguntas y val ores q ue moldean toda u na forma de la vida social. Y de diversas maneras, las cuestiones filosóficas y las cuestiones p ráct icas comienzan a relacionarse má s estrecha men te. Esa divers idad se debe a los d iferentes con tex tos que las d isti nta! circuns- ta ncias sociales proporcionan a la relación. En Fra ncia, por ejemplo. al analizar los conceptos de l orden polltico y social existentes. los de so- beranía. d ere cho. propiedad y otr os semejan tes. la filosofía se convierte en una crítica de ellos. y así en un instru mento para la critica d el or- den establecido. En I nglaterra, en cambio. al analizar los conceptos del orden existen te. la rilosofía frecuent emente les proporciona una justi- ficación. La s diferencias en tre Francia e I nglaterra se explican en parte por el h ech o de q ue el orden social inglés ofrece a muchos escri tores franceses de l siglo XVIII un m od elo en funci ón del cual pu eden criticar su propia socied ad ; mientras que en I nglaterra n o existe todavía u n mode lo semeja nte, aunque la Revolu ción Fr ancesa permitirla a Fra ncia devolver la atenci6n a fines d el siglo. Sin emb argo, se pued en señ ala r en I nglaterra las etap as por las q ue u n esq uema mo ral se tra nsformó en u no mu y distinto. Podemos emp lear esta h istoria pa ra exp licar pa rcialmente cómo la critica filosófica puede tener relacion es muy d istint as con el cam bio social en diferente s pedo- 144 145 dos. Puede ha ber sociedades en q ue se em plea n diversos cri terios para Para la segu nda, las r eglas mo rales pa rt icipa n de un co njun to d e ma nd a- justifica r y explicar las norma s mora les, sociales y po l íticas. ¿Obedece- mientos divin os en relaci ón con los cuales la obediencia es r ecompensad a mes a la s, reglas ad mitidas y tendemos a los ideal es admitidos po rque y la desobediencia es castigada (cri stia nismo). Y la tercera res puesta Di os 105 au tor iza? O bi en, ¿po rq ue 105 prescrib e un soberano co n a uto- indica que las reglas mora les están destinadas a seña la r q ué acciones ridad legítima? O bien, ¿po rq ue obedecerlos es de hecho un medio sa tisfará n e n m ayo r gra do n uestros deseos act uales (los sofistas y H ob- p ara formas de vida más sa tisfaCtorias? O bien, ¿porqu e en caso con tra- hes) . Cada un a de estas respuesta s dete rmina una moralid ad distinta . y r io seremos castigados o da ñad os por los q ue detentan el poder? A un cada u na d e ellas determ ina u na forma y un a categor ía lógica di stinta nivel pr áct ico quizá sea in necesario e irrelevante decidir entre estas par a los juicios mo ral es. Pa ra la primer a, el concep to clave es "bueno", alt ernativas. Si las nor ma s que se consider an finalmen te justificadas usado fu ncio nalmente, y los ju icios cla ves son que ci ertas cosas, sectores parecen estar igualmente j ustificadas con independe ncia de los criterios o perso nas son bu enos, es decir, bien adecuado s para ciertos pa pe les o e mpleados a l juzgar las, los a rg ume ntos re lacionados con la forma ad e- fu ncio nes e n el cu adro subyacente de la vid a socia l, q ue esta visión cuada de j ustificar n uestra s normas tendrán, al parece r, un alcance pu- siem pre tie ne q ue supo ne r. Para la segu nda, el co ncepto da.ve se ra me nt e teó r ico, y será n importantes pa ra agu dizar los ingenios e n las ex presa poe " tú debes" )' los juicios clav es ex presa n consecue ncias de escuelas, pero irrel evantes pa ra la acci ón e n el cam po o en el mercado. recompensa '1 castigo. Para la ter cer a, los concep tos clave s so n los de me- El cam bio socia l, sin e mbargo, p uede saca r a la teorí a de las escue- dios en relación con u n fin dad o y los d e nuestros deseos tal como son, las y llevarla no só lo al mercado sino ta m bié n al ca mpo de bat all a. y los j uicios cla ves tien en un a fo rm a co rrespond ien te. Es sin duda obvio, Considérese lo q ue puede suce der en u n orden soc ial en q ue se separan y ya se h a pu esto de relieve, "q ue es pos ibl e variar y co mb inar en todo lo sagrado y lo secular, la Iglesia y el Estado, el r ey y el pa rlame nto, sen tido estas tres soluciones. La sín tesis tom ista de lo gri ego y lo cris- o los ricos y los pobres. Los criterios q ue da ba n la s m ismas resp uestas tia no es la m ás impor ta nte. Pe ro ¿cómo nos decidimos por u na de cUas? a la s p reguntas: "¿Q ué norm as d ebo aceptar ?" y "¿Q ué d ebo ha cer", Es evidente q ue el esta b lecim ien to de u na for ma lógi ca como la for ma proporcionan aho ra d iversas respu estas deri vad as de un a n ueva lu cha del juicio mo ral , y la elim ina ción d e las r esta ntes co mo ilegitimas, seria entr e cri teri os riva les. Ya no se identifica n más lo que Dios ord en a o un procedim iento a rbitr ar io e ilegítimo en si mi smo. Pe ro podem os se supone que ordena , lo q ue tiene tras 51 la sanció n del poder, la q ue ocuparnos de la teorta d e la na tura leza humana y el u niverso pre1u- recibe el respaldo de la au to ridad legítim a, y lo que par ece llevar a pu esta en cad a una de esas perspec tivas . Asi, la superioridad de la visión la sa tisfacció n de los deseos y necesidades con tempo rá neos. Q ue el arg u- gri ega - por lo m enos, en su form a aristo té lica - frente a cualq uiera de me nto ya no es el mismo q ue antes pu ede quedar d isimu la do po r el sus r ivales resulta evide nte, al menos en dos aspecto s en relación con el hecho de q ue los partid arios de los difer entes cri terios inte ntarán co n cristianism o, y a l m enos en uno co n respecto a .la visi6n de "l as acciones tod a na tura lidad elimi na r a sus ri vales del terreno del deb at e medi an te cuyas co nsecue ncia s será n las m ás desea bles". Co me ncr:mos po r la segun- una rede fin ící én que trat e de mostrar, con H o bbes, q ue la autoridad da. Es indudable que m uchos d eseos. tal como se m an ifiestan, necesh an legitima no es más q ue el poder victor ioso; o, co n los puritanos, que el de cr itica y correcció n. Decir q ue la s reg las morales es tá n d est in ada s a ma nda to de Dio s es lo qu e reconocería mos como sa tisfacció n de nuestros aumen tar el placer y a disminuir el dolo r impl ica ol vidar que el placer deseos o necesid ades si no est uvi ér am os tan comple tam ent e corro mpidos que proporcionó a 105 cr isti anos m edi evales y a los alem anes moder nos por obra del pecado: o, co n los re alistas, q ue la o bediencia a la au to- la persecu ción d e los j ud íos q u izás haya superado el dolor causado a los ridad legi tim a del rey equ iva le a un ma ndat o de Dios. No obstan te, jud los y just ifiq ue, po r lo ta nto, la persecución. El no haber examinado podemos ad vertir que los criterios se h an separado , y al reconocer los méritos de este argumento quizá sea moralme nte favorable para los esto, nos da mos cuenta de la im po rta ncia de las preguntas q ue son a q ue defend ieron esta po sició n. pero intelecw almente significa qu e h an la vez morales y filosóficas. ignorado a la vez la posibilidad de tra nsformar la natura leza humana y ¿Qué clase de fund ament o es lógicament e adecuad o para las r eg-Ias los medios d ispo nibles par a cr iticarla en los ideales que están im pHeitos ¡I , mor ales? ¿Q ué clase de garant la requiere n? H asta ahora, he mos e n- no sólo en los sueños he roi cos p riv ados de los in di viduos. sino en la contrado, po r lo me nos, tre s respuestas fundamenta les e n la h istor ia rl,. forma mism a en que pueden represen tarse las acciones en una soc ie dad la éti ca. La primera indica que form an parte de un estilo de vid » .¡.. . dada. Pues 00 te nemos q ue conside ra r a la vida ideal de Aristó tel es, al id ea l de u n sa nto cris tiano o a los id ea les de la cabalIerla romo in ten- mana en q ue nuestros deseos y dispos iciones se moldea n y cd ur..•• pa ra el reconocimi ento y búsq ueda de cier tos bie nes ( Pla tó n y Arlst étclcq . d o nes pri vad as: son los id eales impl ícitos en la forma de vida de los 116 147 caba lleros griegos, en la d e la I glesia cristiana en su medio pagano, o 1" moralidad eclesiástica. Desde el punto de vista social, lo q ue era en la de las instituciones de la caba ller ía y la guerra. Separar a estos una moralidad religiosa se convier te cada vez más en una forma y marco id eales del medio social es quitarles su contenido significa tivo; fue religioso q ue oculta o decora meramente i~ eal~s y ob jetivos puramen te Carlos Marx el que observó que no todo orden económico es igualmente sec u lares, Como cuestión h istóri ca, la culmi nación de este ~roc~so . en .el compatible con la caballería errante. Pero dentro de su med io social siglo XVIll constit uye una victo ria para la moralidad cuyo linaje 1Il. natural, estos ideal es pueden ser usados para criticar no sólo las acciones , d uye a Hobbee y a los sofistas. sino las me tas y deseos rea les. En los siglos XVIl Y XVI1l , e n Inglat erra y e n Nueva . I ngla terra, el El cr isti anismo com parte con el pu nto de vista ar istotélico la ventaja puritanismo se convierte, de una critica del orden estableCido ~n nombre de no consid era r a nuestros deseos existentes como dados, y encama del rey J esús, en un apoyo a las nuevas activ idades econ ómic as de ~as un ideal moral qu e es aje no a los dos puntos de vista restantes: el clases medias. Al fin al de este proceso em erge un hombre económiCO id eal que se manifiesta al deci r que de una manera u otra todos los plenamente realizado, y en el tr an scurso, la natura le:za human a "'.parece h ombres son igua les a nte Dios . La l ínea divisori a entre todas las mora - romo algo dado y la necesidad humana ~ lo que s~r:e para sat isfacer- lidades que son moralidades pa ra un grupo y tod as las moralidades q ue la, como una sim ple y única norma de acció n: La utilidad y el. provec~o son moralidades para los hombres como tales, h a sid o trazada históri- son conside rados como no ciones clar as y lúcid as que no requieren m n- camente por el cristian ismo . Esta doctrina en su Iorm a secular, como guna justificación ulterior. Este proceso puede verse muy .claz:ame nte una exigencia de mínimos derechos igu ales para todos los ho mbres y, ejemplificado en los escritos d e D efoe, q ue te ni a una conclen.cla poco por lo ta nto. de un mínimo de liber tad, es la principa l reali zación del usual de 51 mi smo y ta mbién de la naturaleza de la é poca . Advier te ~u e cri stianismo en el sig lo XVII. y se expresa Iu ndamentalmente en el ma- el cristianismo del período del "Commonwealth" se. ~a de~va.necldo: nifiesto de los cavadores y en ciertas reclamaciones de algunos nivela- " . . . no se encon tr ar á u n fervor semeja nte por la rel igión cnsnana en dores. Los mo vim ientos de izquierda en el ejé rcito parlame ntario en la nues tros días y quizá ta mpoco e n n ingu na otra Te?ión del. m undo, guerra civil ingl esa exp resan por primera vez conceptos secula res de li- hasta qu e en el cielo suene n las tromp etas. y la s glO~lOsas deglones des. bertad e igualdad que rom pen con todas las Iorm as tradicionales de ciend an con el propósito d e propagar la obra y reducir a todo el mu~do jerarq u ía social. Antes de examinar estos n uevos conceptos debemos con- a la obed iencia al rey Jesús; u n tiempo que según algunos no t'$tá leJo~, siderar lo que sucedió con el cri stianismo. pero acerca del cual no he oldo nada. ni u na sola pa labra. en ~IS Las más grandes debilidades morales del cristianismo son dos: en viajes e iluminaciones" .32 Ad emás, todos los h éroes de Defoe son Im- pri mer lugar. la no desle ída ampl itu d de sus compromisos metal ís' cos: pulsados po r los valores de la conta bilidad a doble en~rada, .y, a los y en segu ndo lu gar. el hecho de q ue tiene que afirmar que el sentido y sentim ien tos humanos sólo se les permite e ntra r po r los m tersncos de- el »ropós íto d e esta vida y este m undo han de encontrars e Finalme nte jado s por el esp íritu de ganancia. Como lo expres~ Mo ll !landers, en otr o 11.<<': !1do. Mie n tras los hombres cons id ere n que una insatisfacció n "con dinero en el bolsillo se está e n casa en cu alquie r lado. c:m soe es inheren te a es ta vida, es probable que se in teresen po r las afirmaciones vende como esclavo por sesen ta pi ezas al peq ueño m.o~o ~~n el del cristianismo; pero en la medida en que e ncuentre n proyectos y cual no hubiera escapa do de l a esclavitud y al que había decidido amar propósitos ade cuados, es probable que ese interés di smin u ya. Y con la por siem pre" (con un a promesa, s~n admite,. por parte del compra- expansión vital que se h ace pos ib le mediante el crecimiento económico, dor de liberar al esclavo después de di ez años, siem pre y cu ando. d esde las religiones ult ra mundan as sufren, en efecto, u n desgaste uni versal. luego, se haya convertido al cri stianismo) . Las esposas de los colonos en Pero lo que es más importante es que la creencia en u n Dios de T he FOTtheT Adventu Tes of R obinson Cru.~oe son evaluadas compl~ta­ cualqu ier especie se con vier te cada vez más en un form ali smo, si es men te en términos económicos. Co n frecuencia es verdad e n relación que no se la ab andona realmen te. Se produce pa ralela men te un proce- con los personares de DeCae que "el gozo está subordinado al capital, .y ~l so de crí tica intele ctu al de las cree ncias religiosas y un pro ceso de aban- indi vid uo q ue ' goza al in d ividuo q ue capita liza". Marx, que escn b.ló dono socia l. esta! -rala bras sobre la n a tur al eza humana capita lista, hubiera aprecia. Desde el punto ..:: ~ vista in tel ectu al , primero los deístas y luego los do la ' con clusión de Defoe de que la utilidad es "el placer más ¡p-ande, escépticos cuestionan la po sibilidad de los milagros. la ver dad de las est imado con justicia por todos los hombres buenos como el fin más narraciones h istóri cas sobre las que pretende descansa r el cri stia nismo. las pruebas tradicionales de !:II existencia de Dios, y la intolera ncia de S2 Senous Reflecticms of R&bitlltm CruJO\\', pig. 525. 148 149 noble y verdadero de la vida en el carácter de nu estro a mad l' d q ue los hombres se acerca n m.ü al ,l.. de conducta podría deriv arse de ella, y la d isolución total de la so- La afirmaci ón de 1 o valo r or, q uien se dio a la p ráctica d el bie n", •¡1'(lad seria el resu ltado inmed ia to. Los fa ná ticos p ueden supo ner q ue os va ores económicos y' b ·ó r- l domi nio se fund a en la gracia y que sólo los san tos heredan la tierra; ( e los val ores religiosos 5Ó] ' a a sorcr n por e ll o~ ' . mencionad o la crecien te' o constit uye . un asp ecto (e a cues n·6 n. Ya 11« lc I I'l'ro el magistrado civil coloca con justicia a estos sublimes teóricos al indi vid uo entra ahora Import an cia del concep to de "ind ividuo", El mismo nivel q ue los ladrones comu nes, y les enseña con la discip lin a e n escena con una ve n R bi 111;\5 severa q ue una regla que especu la tiva mente quizá pa rezca ser m.is se con vier te en Ia bihl¡ d gansa . o mson Cr usor .. la e lIna gener '6 . a ¡\ da m Smith La novel ar¡ n que melure a Ro usseau y venta josa para la sociedad, puede sin em ba rgo ser com pletame nte pero . a, con su énfasis en la .. .. . y su valor está a pu nto d ' expe nencra ind ividual uiciosa y d estructiva en la práctica. La historia nos enseña q ue h ubo , _ •• e sUrgIr como la forma I"t • d . Lit vida soc ia l se conviert e f d I erana o nunanre. r.lll:h icos f'el igiosos de este ti po en In gl ate rra duran te la guerra civi l , .. l uchas y [Onllielos en tre J un ,a mentalmente en un terr eno para las Los niveladores qu e reclamaban una distribución equ ita tiva d e la pro- as va untades individua l El . oe cesor de lod os esto' In d ¡ ·u . urcs. " primer pre· pieda d fue ron una especie d e fa ná ticos políticos, que surgiero n de la ' I VI 1105 q uizá se l S ;\ d . conv inió a Blal.e al pa nid d J li a e a t. n e Milton, q ue especie reli gi osa y respond ieron más abiertame n te a sus pretensio- . o e ( lab io y h a sid o co id d nes... " 33 primer wlll g. El Jema de Satán N on se ' ' . nSI era o como el lión personal COnt r a D,·o, . ' rmam, indica no sólo una r eb e. ¿Q uié nes fueron. entonces, los niveladores y los cavadores? Y ¿por _ , smo un a re beli ó I Jera rq uía es ta t uida e inm uta bl 1 n_~o nl ra e ~oncep lo de un a qué señalan u n punto decisivo en la h istoria d e la mora.lidad y aca- resid en en el hecho de a rie. • comp lej idad y el m ler és de Satán rrea n conse cue ncia s pa ra la ét ica filosófica? ¿Cuál es la d octrina de la q ue ren e qu e rechazar esta' . libertad q u e a comi enzos del siglo XV III se per dió por alg ún tie mp o o vez no p uede hacerlo La ú i '1 ' . jerarq u ía y a la bre es la monaw uía' o, ca a ternanva en rela Ción con la servidum. M' rrans fur mój Es la doctr in a de q ue todo hombre tiene derecho natu- -r , pe ro a mcna rc u ta Imp tí , . rebe lión rechaza T om J o J d "1 . rca a jera rq u ía q ue la sal a cier tas lib er tad es por el simp le hecho de ser hombre, Los "cava- . nes e esce ndte t -. ve at rapado igu almente l' . . n e espr mual de Satá n. se dores" [Dig~t"f'Sl y los " niveladores" (Lt"Vt"l lef'S] d ieron d ifere ntes In- en e mismo dIlema Ca . I¡ I terpretaeíones a esta doc tr ina en el ni vel económico: los cavadores su Sana po rq ue una combi nación de . ' nquuta m a mente a mene le per mile abri rse ca ' p cualidad perso nal y p ura bu ena era n parti dla rlos de una com unid ad de b ienes y especia lme nte de la rea lmente a ~II ,';o;ía tic • m tno. er o al li n y al ca bo. si ha de tener pro pieda d común de la tierra, mien tras q ue los niveladores cre ían en - ', ne que mostra r q ue prov¡ d milia, es de cir, q ue él tam bién >e ovrcn e e una buena Ia. 1;1 propieda d privada . Los mi smos n iveladores dieron en distintos clase d e los propietarios de tier: rt~ ece en verd ad P? r d er echo a la mome n tos una expresi ón diferen te e inconsistente a esta creencia en lradicion al sólo se objetan a me d ias, os valores de la Jera rq u ía social un niv el pol ítico. A veces pid ier on el su fragi o u niversa l pa ra los hom - bres , pero otras veces estuvier on dispuestos a excl uir a los siervos y a d~s~, e ncontramos una for ma de la vida socia l rra rcronat es a ta cado f ' en que un orden Jos mendigos (q ue en el siglo XV II probablemente cons ti tufa n más de la la p ropi edad so n las ca~~r Iorill as I ~novadoras e n q ue la liber tad y mitad de la población masculi na de I nglaterra) . Detrás de sus recl ama - b . • ( e un a misma moneda Ab ' . ciones esp ecíficas esta ba siem pre la doctrina expresad a por el coronel a n f!je ca mino económicame n t "" r!rse ca ~ m o es el sím bol o de l éxito sigue s¡ . ~' ,a l mellas en prrme ra mstancm, Pero T ho mas R ainhorough en los deb ates de Putn ey: "R ealmente creo q ue .. srenuo a acep ta ción d 1 el más pob re q ue se e ncuen tra e n I nglaterra tiene u na vida para vivir la se encuen tra n e n la cima d I d d por pa rte e os q ue ya esta misma movilidad en la es;;e:a~ ~ ~ o~s ~stablecido. Sin em bargo, como el más gra nde; y. por lo tan to. creo e n verda d que es evidente q ue érde nee da lugar a preguntas d lcal este I11ISmo encuentro entre dos todo hombre q ue ha de vivir bajo un gobierno debe pr imero coloca rse d ones de libertad er,-,u" orJos es. Quizá {as utópicas recla ma. po r su propio conse ntimiento ba jo ese gob ierno." u Rainborough h izo L ar as por os cavad . 1 caldo en la libert ad del p ur ita no del ores .Y m ve adores ha ya n esta s afirma ciones en un deba te entre representa ntes de los niveladores siguen siendo un Fa nrasm y , m~lloS p un tan¿ mercader. P ero qu e integ ra ban el ejército cromwelli ano, y Cromwell, Ireto n y otros "., • q ue re ne a al sigl H jefes en Pu tnev H ea th en octubre d e 1647. Se trataba de un debate a nte la sugestión de un derecho ( ue e o X VIII. u.me se horroriza capaces de hace r uso de ella, o a I~ ha n~egu e la propiedad a los más sobre la posi ció n polt n ca que el ej ército d ebía to mar pa ra la soluci ón grande es la incert id umbre d 1 ér ¡ m res en cuanto homb res. 'T a n de los problem as después de la d errota del rey. 1reten y Cro mwel1 q ue· ~;~:~r~n~;e:~;~~i~~O¿i: ~: :~:1~ ~~~it:i:;;. ~~lea:~UI:i~audm~~ti~:ad ':'::l fflt~JtigtUi6 .. JobTe las prinripioJ de la morlll, !Il'cción 111, 2" parle. u Los deba tes d I! P uln ty, en Pu, jtllnu m dnd L ib", t y: B"in/!t 'he A'M )" D"b tltu na cy se mejante, n mgu na regla dete. mina- (1647·48) 100m t he Cld, lfl /trllnusmpIs, ed ici én al cuidado dI! A. S. P. Wooclho ust'. 150 15J rt a n concesiones limitadas de propiedad; Rainhorough y otros reptí- universo. Sin em bargo, la pret ensión de q ue hay derechos naturales no ca r~m que en tal caso Jos pobres q ue pelearon en el ejérci to pa rfamen. descan sa en una invocación a la ley divina, y tampoco descansa -ex tarro no obten~rfan nada a c.amb io de sus sufri mientos. En lugar d e kypolh esi no pu ede hacerlo-. en una invocación al derecho positivo. ree~plazar .Ia tlf~nfa por. la li bertad habrfa n camb iado la tira nía por Pues el siste ma lega l pa r ticu lar no conced e a algú n i ndivid uo o clase: 'la urania. SI hu.b~eran sabld~ esto en u n pr in cip io, no hu biera n peleado dentro de la comunid ad los derechos que él o ellos están au torizados nu nca " .La posici ón defendid a por R ainboro ugh en P utney en 1647 a te ner. Por eso se afirma que los pre te ndi dos "derechos naturales" h ab la sido expresada un año antes en t érminos teór icos por Richard no satisfacen la s mínimas condi ciones n ecesari as para el derecho a Ovencn en su An Af'tow Against AU T"jrants. "A todo ind ividuo en exis tir y a ser reconocidos. Esta clase de crí tica lleg a, por lo ta n to, a la na tu ra leza. le es dada" una propiedad (property) natural por natu- la conclusión de qu e a la doctr ina de los derech os natural es le es inhe ren- raleza, la q ue no h a de ser invadida o usurpada por nadie. Así como te una confu sión o de que no es más que una forma d e expresar el prin- cada uno es u n si mis mo, ta mbién tiene su ' per tenencia (propriety) cipio moral de q ue tod os los hombres deben tener ciertos derechos persona l. De lo contrario, no sería un si mi smo. Por ello nadie puede recon ocidos y protegidos por el derecho pos it ivo y sus sanciones. La atreverse a d espojarlo de ella sin cometer una afrenta y violaci6n ma. segunda alte rnativa es sin d ud a e rró nea. Cu ando los hom bres invocan niri:sta de los. p~n.cipios m ismos de la natu raleza, y de las reglas d e la doc trin a de los d erechos n at ura les nunca afirm an meramente que equ l~ad y de Jus~lcla entre los ho mbres. Mi norma y la tu ya no puede d ebe n gozar de ciert os dere chos , sino que siem pre tratan de dar un ser 5100 ésta: N ing ún hom bre ti ene poder sobre mís derechos y li- fundam ento a su po sición . Si esta crít ica es cor recta, debemos llegar, ~er~a~es, n i tampoco yo sobre los otros h omb res. No puedo ser sin o un al parecer, a la conclusión de que la afirmación de los derechos natu- Individuo, gozar de mí mismo y d e mi per tenenci a personal, y no ra les no tiene sen tido. Pero, ¿es correcta? puedo establecerme más allá de mi mismo y at reve rm e a algo más. Al Si alguien me ha ce un a reclamación y no invoca el derec ho pos itivo proceder as! me conv ierto en usur p ador e in vasor de los de rechos de pa ra justificar su recla mación o no puede ha cerl o, puedo pregu ntarle otro homb re sobre el que n o tengo derecho s." 3lI en vir tud de qué la efe ctú a. Da rla una explicación suficiente si p u· Así se introdujo e n el m u ndo mod erno la doctri na de Jos derechos diera establecer, en prime r lugar, q ue yo h abía ace ptado explícita o n~ lurales en su forma revo luci ona r ia. La naturale za de Overton es muy tácitamen te su derecho medi ante un contrato o promesa d e la for ma ~I fere~te de la .d~ H ob bes: los principios de la naturaleza me hnpiden "Si h aces esto, entonces haré aq uello" , y, en segu ndo lugar, que él había J ~Vadlr el ~o.mlDlo ~e los dem ás e n la misma medid a en q ue me au to- realizado po r su pa r te lo q ue estaba especificado e n el cont ra to. O sea : ru an a resisti r a quienes in vaden mi domin io. ¿Q ué es mi domin io el tod os los que desea n formular una reclamación contra m t pueden ha- " sí mismo " ! la ·.'pertene ncia p erso nal "? Esta últim a pala bra (';3 ' la cerl o de d erecho si pued en demostrar que he acep ta do u na ci erta predecesora m medl a ta d e propledild, pero no es la misma palabra. obl igac ión contract ual y q ue han cumplido tod o lo q ue habla sido Overton entendió, lo mismo que Lock e más adelante, que 5610 puedo estipu lado en el contra to en cuesti ón. A partir de este argumento po- actuar como persona en la medi da en q ue disp ongo de u n mf nimo con- de mos volver una vez más a la doctrina de los d erechos na turales. trol sobre las cosas. Mi cuchil lo, mi ma rtillo o mi pluma q uizá no La esenci a d e la afirmación de los d erech os natural es es que nad ie son tan necesari os como mi man o, pe ro Jo son en un a form a compa ra- tiene un derecho frente a mí a menos que pueda cita r algú n contra to, ble. Pero ¿de dónde obtiene es te "si mismo" sus de rechos? El ataq ue mi consentim iento a él, y su cu mplimiento de las obligaciones esta- al concep to de derecho natur al normal mente asume la sigu ie nte Forma: blecidas. Afir mar que tengo un derecho en un a cuest ión determinada Un derecho sólo puede ser reclamado o ejercido en virtud de un eq uivale a d ecir que nad ie pu ede interferi r leglti mamen te conm igo a p ape l qu e au toriza a ciert o grupo de personas. a reclamar o ejercer ese meno s que pueda establecer un derecho es pecífico con tra m í en ese sen- derecho. T ales reglas se h acen compre nsib les cuando se manifiestan tido. Así, la Iunci ón de la d octrina del d erecho na tural es estable cer en .algú n sistema de de recho p osit ivo, puesto en vig-e ncia por alguna las condiciones a las q ue d ebe adecuarse cualquiera q ue quiera sentar legl.sJ atura soberana. Pero fuera del d ere cho po siti vo ord inari o, la un derecho contra mí. Y "cualquiera" incluye aqut al Estado. Se in- nccí ón de. de recho. s?lo pa rece tener se ntido si se supo ne la existencia fiere qu e cualqu ier Est ado que reclame un derecho frente a mí, es de un legislador di vino qu e ha estab lecido un sistema de leyes para el decir , una a u tor idad legít im a sobre mí - y mi propiedad - debe probar la existen cia de un contra to, c uya forma ya hem os delineado, mi con - u A n A f1'OW A gainst " ', T)'ranb, pág. 3. sentimiento a él. y el d esempeño que el E stad o ha teni do p or su pa rte 152 153 a nte este contra to, Esta conclusión apa ren temente trivial arroja mu cha lu z sobre la teoría po lítica del siglo XVII y épocas pos teri ores. Exp!ica por qué ' el con trato social es necesar io para cualq uiera que d esee de- Icnder la legit imid ad del p od er esta tal. H obbes h ab ía comp rendido ma l el p apel del con trato. No pu ede suste ntar o explicar la vid a socia l como tal, po rqu e los con trat os presuponen, como ya he señ alarlo, la existe ncia de la vida social y por ciert o de un grado basta nt e alto de civ ilización. Pero cua lq uier pre tensi ón de legit imidad de be esta r apoy ada por al- gu na d oct rina d el contrato socia l. Esta pret ensión es decisiva para el poder esta tal en el siglo XVII . En la Eda d Medi a. la legitimidad de la 12 autoridad s uprema , el prfncipe sobera no, se e nlaza con tod as las dem ás relaciones de obligación y d ebe r q ue vincu lan a supe riores e in fer iores. Estos lazos se aflojan fa talmente en el siglo XVII . Lo s homb res Las ideas br itánicas en el siglo XVIII se enfr en tan e n tre sí e n un terreno en q uc el víncul o monetario de la economí a de mercado libre y el poder d el Estado ce ntralizador h an Los Dos tTatados sobre el go biler7l0, ue J o h n Locke • se . publicaro n .e n contr ibu ido con ju ntame nt e a destrui r los lazos soda les sob re los q ue se 1690 con el propósito con fesado de just ifica r la re be lión y revo~ uc;ón fu ndab an las p re tens iones tradicionales de legitimidad . ¿Cómo se podía tii ~ ' 688 q ue ha bía lle vado a Guillermo de O range al tron o IDg é~ . legitimar el nuevo orden y especialmente el poder soberano? Las exl- IU ug ce , d I ebelión de Locke q ue r ía defender el nue vo régimen mostran o q ue a. r . a gcncía, de un reconocim iento sobre la base del derecho divin o y la los partid arios de G u illermo contra el rey J acobo había s ld~lIl egh l m , au toridad de las Escr itura s fracasan a causa de su a rbit rariedad . As i. mie ntr as q ue la rebelión d e los jacobit as contra el rey G Uláse~mo e; el Estado tien e que recae r en un a invocación exp lici ta o implícita al 1689 y despu és ser ia ilegit ima. AsI, L ockc p lantea una v e~ m .1 as, P~e' cont rato social. Pero inmediatamente su rgen dos cuestiones. La misma d H bbcs : " ,En qué consiste la a u tori dad legítima ue so . gu a tas e o . e . if 1 ebelió n)" p retensión de l Estado im pl ica y posibilita un de recho prepolít ieo (y rano, y "'Cuá- ?'. e -' o si es q ue algu na vez. se JUsu tea a r IIU , .. l ~ tal es la fuerza de natural) de l indiv iduo sobre el que se hace sentir la Locke comien za lo mismo , q ue H o bbes, .con u n cuadro c e estaco a uto ridad en el sentido de q ue haya un contra to al que preste su con. de nat ural eza. Pero el estado de na tu ral eza d e Loc~~ de hecho erd es sclltimie nto y en rela ción con el Estado cumpla con su parte. Por supues- ni presocia l ni premoral. Los hom bres viven en fami lia y e n un %c~:. to, nor malmente no hay un con tra to semejan te po rq ue no hay tal cansen. socia l esta bleci do. Tienen propied ad y go zan de ella . Efect úa n u timien to. Los indi viduos no tienen la oportunidad d e expresar su macto nes e n tre si y adm iten las pret e nsio nes d~ lo~ dem ás. Pero ;a consen timi en to o su d isentim iento. Así, la doctrina de los derechos vida tiene defectos. Todo ser racional tiene co nc ien cia de 1<1 ~ey d e na turales se convierte en una doctrina cla ve de la li bert ad, en cua nt o natur aleza; pero la influencia del i nt~rés y la fa lt a de ;te~c:~~5 h ace ue mu estra q ue la ma yur parte de las pre tension es d e la mayorí a de los (lu e los ho m bres la ap liquen con más n gor e n el caso de ~ • ~es estados de eje rcer una a utoridad legitima sobre nosotros son y tienen en el de sí mi smos. y los cr fme nes cometidos puede~ qu ~ a r l~ pU e que ser infundadas. ES evide nte qu e esto aca rrea con secuencias radicales flOr falta d e u na a utoridad adec uada. No hay un árb itro lm p<lrCdlal q' lu en la moral y la política. Por eso se debe un gran paso adelan te en la de cida e n las disputas entre I05 h om h res. Y p or eso cada una eide as ñtosoña moral y poHti ca a pensadores mu y olv idados como R ainbo- tenderá a un esta do de gue rr a ent re las partes. Todas estas con~l .,era- rough, \ Vinsta nle y el cavador, y Ove rt on y otros ni veladores. El olvi, . nes hacen d eseabl e la ent rega c~ e Ia au t o r ida d a un ceder r""' CIVI en do se debe a las di versas for mas en que la doc tri na se trans formó ~11;e se p ued a confiar. D e ahí el con trato. La fina lidad de~con~ato es dura n te las generaciones siguien ws. Moralm ente. como ya he expli cado, crea r una autorid ad adecua da pa ra salvagua rdar nues tros ere c os, n; . los derechos del in di vid uo se vin cularon cada vez más con el de recho tura 1es, y. segu' n Lo cke • el más im port ante de los derechos d 'f . es e chee a la libe rtad e n un a eco nomía de mer cado. Políticament e, la d octrina propiedad Locke pa r te de u na posición que no se I ~e~cla ~ u la de Locke desp lazó a la de los pe nsadores mencion ados. La doctrina de de la d e a verton. La persona de un hom bre y su propi .a es~ n ~ 1.(Kke es tan impo r tan te pa ra la moral como para la política. y por estrec hamen te vinculadas que su derecho nat ural a la liberta d e es o t!ehem os ocupa rn os ahora de ella . extenderse de un a a ot ra. ¿A q ué propiedad te ngo derecho? A la que 15i ' 55 h~ crea do con mi trab ajo. Un hombre no puede adqu irir toda la pro- piedad que han adquirido? Locke no plantea e~ n ingún lado en forma piedad de la que puede h acer uso gracias a su tra baj o. Debe mos re. explici ta esta pregunta, y la razón de ello qu,¡zá sea que d a po r su- cardar que se está h ablando aq uí de los d erechos de . un hom bre en puesta una pr egu nta n egati va. Y puede ha cerlo porque supo ne que 10 estado de natura leza anterior a las leyes d e la sociedad civil. Locke (Iue la mayorla hará y aceptará es un gobi erno oligárq? ico .contro lado su po n~ un .esta d~ de cosas en que la tierra carece de limi tes y la tramo por los propietarios y. en especial, po r I ~ grandes propletartos. ¿A '!-ué Ieren cta de propiedad aún no ha sido institu ida. lP uede existir un es. se debe esta su posición? La respu esta quizá se encuen tre en su doctrina tadc de cosas semejante? "E n el comienzo tod o el mundo era Am érlca del conse nt imiento tácito. y au n más que ahora, po rq ue no se conecta en n ingún lado una cosa Locke escribe q ue "todo hombre q ue tenga algu na posesión o usu- como el dinero: ' 111 fru cto, o a lguna parte de Jos d omin ios de ~ n gobie~o, otorga c? esa .¿Cu~1 es e~ efe~to del contrato? Los hombres ceden a los pod eres forma su consentim iento tlÍCilo, y en la misma medida está obligado Jegtsla eívo y ejecutivo la au tor idad para sancionar y pon er en vigencia a obedecer las leyes de ese gob ierno durant e el usufruc to. al igual que las Jeyes q ue protegerán sus derechos naturales. Al hacer esto a la vez todos los demás. sea q ue se tra te de una posesión de tierra , de él y transfieren esa autoridad y la limitan; po rq ue si la au toridad civil no sus herederos para siempre. o d e un albergue por sólo una semana, protege Jos derechos natu ral es. deja de ser un a autoridad legitima. La o de u n m ero viajar l ibremente po r la carretera : po rque. en erecto. garantía de qu~ protegerá tales derechos se encuentra en la estipulación alcanza a la existenci a de cua lqu iera de n tro de los territorios de ese d.e q.ue las úmcas leyes válidas son las san cionadas por el voto mayo- gob iern o" _ST Así se deduce qu e el gitano errante ha d ado .su .con- rrt ano. Loc ke .es el predecesor. de la dem ocra cia libera l en este aspecto sent imiento a la aut orida d del gobierno, q ue puede po r consiguie n te de su pe n'l<tml.e? to. Pero precisamen re este aspecto de su pensamien to Incorpora rlo l egit imam~n te a sus fuerzas armadas. La doctri na de Locke plan~ea una dl~lcuhad. Las leyes están desti nada s a la protección de la es im por ta nte po rque es la doctrina de todo Estado mod erno que pr::- prcptedad . lQulénes 50n los poseedores de la propi edad? Aunq ue Lccke tende ser dem ocr át ico, pero que -como todo Estado- desea constreñ ir sosnene qu e un hombre no pod ría enajena r d e si mismo el derecho a sus ciud ada nos. Au n si los ciuda da nos no h an sido consultad os y no a la libertad de su persona (cuya expresi ón lega l ind uye med ida.'! tal ~~ tienen medi os para exp resar su opinión sobre un tema dado, se sostiene como e l .h~ ~as corp us), 51 acepta que la propiedad es enajenable. El q ue han co nsen tido tácit amen te a las acciones de 105 gobiernos. Ade- derec~o m lClal de un hombre se extiende sólo a la pr opiedad q ue su más, se puede ver po r qué los Estados dem~t icos ~ odemos no tiene? tra b~Jo ha crea do; pero con la riq ueza así obten ida puede ad q uir ir la otra alt er nativa que recurrir a una do ctrina semejante. Como la 011- p,"?pleda d de los o tros y también sirv ientes. Si adq úiere sirvie ntes, el Ira- garq ufa "whi g" d e Locke, no pueden sino fun d ar su legitimidad sobre bajo de ést~ crea propie~ad para él. Por Jo tanto, un a gra n desigual da d el consentimiento popu lar, y, lo mismo que en aq.uélJa. la mayo~f~ d e en la propiedad es co nsrstem e con la doctr ina de Lcck e sobre un de- sus ciuda d anos no tienen una verdad era opo rtunidad para partICipar recho natu ral a la prop iedad . No es sólo esto , sino que Locke par ece en el proceso pol ítico, excepto en la form a más pasiva. Se deduce o bien hab erse dado cuent a d el hecho de q ue más de la mitad d e la po blación que la au toridad reclamada po r el gob ierno de estos Estad os no es de I nglaterra carec ía efectivamen te d e propiedad . ¿Cómo p uede entono aut ént ica, y que los individ uos no están obligados, po r 10 tanto, a re- ~es, recon ciliar su idea del dere cho de la mayoda a goberna r ' con su conocerla o bien que está legitimada por algún tipo d e consenti miento Idea d el dere cho n atur al de propiedad? ¿N o cae en la di ficu ltad que tácito por parte de aquéllos. Para que esta última alternativa ten ga va- ~ h a alegado en cO,ntra de los niveladores? Se h a di cho q ue si se hu- lidez la d octrina del consen tim iento tácito debe tener sentido, y des- biera aceptado el t~po de c~n:esión q ue ellos defend ían, la mayoría afort~nadamente - p ara el Estado- no 1.0 ~iene. Pues las mínim~s c?n- de los vota nte s hubieran decidido, en efecto, abolir incluso libertad es d iciones para que la pal abra consentimi ento tenga una .a p~ lcacl ón civiles y religiosa~ como las qu e' existían baj o el Parlamen to y bajo sign ificativa incluyen al men os que el hombre cuyo con sen timien to se Cromwell, y h ubieran votado por la restauración de la mon arquía. alega haya man ifestado de alguna manera dicho consentimiento y q ue AsI, y en con tr a d e Lncke, lno se podría sostener qu e la entrega d el haya indicado en algún momen to su com~re~si6n de ~queno en. lo q ue ~a ~otier a la mayoría eq uivaldría a la entrega del pod er a los muchos cuyo consen tid o. Pero la doctrina del consenn mrento tá cito no satisface mn- Interés se en cue ntra en la abolici ón del d erecho de los pocos a la pro. guna de estas con diciones, se S~Klm do Iral ad!) l obre el gobie rno dvil, scccté n 5. n Ibid., l ección 1I9 . 156 157 La propi a doc tr in a de Locke tam bi én se sost iene o cae j untam ente Óa k'S. Frecue ntemente cayero n en esta co nfusión ; pero co mbi naro n con con su particula r vers ió n de l argumento de q ue los derechos na tura les ella una posición mucho más admisible, cuyo au.t~n tico predecesor. es derivan de una ley moral que es cap ta da por la razón. En el Eruayo po r ciert o Platón. Es la doctrina de que la CO~dlc~ón de la ca~ ta~ón sobre el en tendim iento hum ano sostie ne que au nq ue nuestras ideas de un concepto mora l es la captación de los crnenos de su apl icación morales derivan de la experiencia sensi ble, las relaciones entre estas correcta. y de que estos criterios ca rece n de ambigüedad y bastan ~ ra id eas son ta jes q ue "la moralidad puede ser demostrada, lo mis mo que determinar la ve n tad de cualq uier ju icio mora l. Sob re esta doctrina la mat emá tica" . Las propo sicio nes de la mo ral pu ede n ser ca ptadas deben deci rse dos cosas. En primer lugar•. ha ce que los ju icios mo ra.les como verdades in d udables medi a nte un mero exa men d e los t érmin os se asemejen a los ju icios empíricos ta nto co mo ha ce q ue se asem ejen q ue co ntiene n y las ideas expresa das por esos términos. ¿Cuá les son los a los mare rn.luco s: si h e ca ptado los conceptos expres ado en la pal~bra térm in os mora les claves? Bu eno es lo q ue causa placer o d ismin uye el rojo. he captad o los criterios para a pli car corr ectame nte a un obj eto d olor; malo es lo que causa dolor o d ismi nuye el p lacer. El bien mora l la denom inación de r ojo . Los mi smos pla tónicos de Camb ridge podrían es la adec uaci ón d e nu estras acciones a una ley cuyas sanciones son haber estab lecido esto , porque estaba n igua lmente ansiosos por re saltar las r ecom pensas del placer y los castigos del dol or. Hay tre s clases de el elemen t o a prio ri del co nocim iento empír ico. En seg undo luga r. leyes : la d ivina, la civ il y aq ue llas conve ncio nes tácitam ente estab le- vale la pena o bser var q ue si este pu nto de vista es corr e.cto. cuando .dos <idas co n un cr iterio de co nse ntimiento muy di stinto del que aparece hom bres em iten un juicio dis t into ace rca d e u na cues tión moral srem- en el Tratada (pues aho ra el co nse ntimiento a " la ley de la o pinió n pre debe darse el caso de q ue po r lo m enos uno no ha llegado 'a capta r ° reputación" se ma nifiesta por u na aprobación activa de lo que la el co ncepto pe rti ne nte y po r eso no ha llegado a empl.ear correcta me nte ley ordena o prohíbe). la exp resió n mo ral per tinente. Pero esto parece por ciert o ser un. erro~. Locke tiene p redecesores y sucesor es ing leses en este punto de vista Cual q uier exp licación adecuada de los conceptos mora les debe in clu ir de que los juicios mora les se fu ndan sob re un exa men raciona l de los una ex plicación m ás pl ausible del desacu erdo mora l q~ e és~. . co ncep tos morales. Lo ca racterlstico d e Loc ke es la forma en que bue no Sin embargo, éste no fu e el motivo po r el q ue los racionalistas éücos y malo se def in en e n té rm inos de pla cer y do lo r sin el abandono de esta fuero n at ac ados por sus co ntcmpodnem. A nth on y ~sh,ley: el conde de visión semíp la t ónlc a de los conce ptos mor al es. La alus ió n a Pl a tón es Sha ftcshur y y discípulo de Locke, sostu vo q ue las .d LStlllClOnes ~~raIcs im porta nte: la idea de una semejanza e ntre los juicios m or al es y ma- 110 se efect úa n por med io de la r azón, sino por medi e de un sentírrnento temáticos se encuentra en los inme dia tos pr edecesores de Lo cke, los pl a- moral. "Tan pr onto com o se adv ierte la acción, tan pro nto c?~o se tó nicos de Ca mbri dge, u n gru po de me tafí sicos y mo ra listas a nglicanos disciernen los afec tos y pas iones humanas (y la m <l Y,o r p a r t~ se d.ls ~lern e q ue in clu ía a Benja m ín w h ichco re y a H en ry More. Mo re h abla soste- ta n pronto como se sien te), inmed iat a mente u ~ oJo m te rror d istingu e nid o e n s u Enchiridion Ethicum (1688) que los veintitrés principios y ve lo bello y bien formado, lo a (ab~c y a<1~urable, . a~ar~e de 1? de- mora les fundamentales q ue en umera so n verdades mora les evidentes formado, lo vil, lo odioso o lo despreciable. SI estas dlStmt:io nes tienen por si mi smas. Al exa mina rlos q uizá nos veamos tentados d e llegar a su funda m ento e n la naturaleza , ¿olmo es posible entonces no reco- la conclusión de q ue la sem eja nza entre las verdades morales y mat e- nocer q ue el discerni mi ento m ismo es natural y ~ro\'enientc de la sola mancas cons iste en el he cho de que las pretend idas verdades mo ra les naturaleza?" 38 Asl. un juicio m oral es l a expres ión de una respuesta resu ltan ser mer as ta utologías. cuando m ás definiciones de t érmin os llel sent im iento a un a pro piedad de la acción. lo m ismo q ue -de acuerdo mora les cla ves más bien qu e j uicios q ue h acen uso de ellos. La primera r o n el pu nto de vista de Shaftcsbury- un ju icio estét ico es la exp~· de las verdades de More, po r ejemplo, es q ue " bueno es lo que es vión de una respuesta semejan te a las pro p iedades de las formas y Ii- complacient e, agradable y adecua do pa ra un a vida perceptiva o algún ~ u ra s . Pe ro , ¿cu,ílc s so n las pro pied ades d ~ las acciones q u e provoca n gr ado de esta vida . y lo qu e está asociado a la conse r vación del per. un a rcspnesta favorable m ás b.ien ql le u na ?es~avo~abl~? El h ombre ceptor". La intención ha sido claram ente la de d ar una definició n. vir tuoso es aqu el qlle ha ar mon izado sus prOp¡¡lS lllch n aclQnes y . afe ~ tos Per o los filósofos ingleses que desde los plat ónicos de Cambri dge e n en u na forma ta l quc las po ne también en armonía con las lll~ltna' adelante sostu vieron qu e la s d istinciones m or al es se derivan de la r azón d o nes y a fectos de SIlS semejantes. La armoní a es la gran propiedad en un a form a sim ila r a la de las distincio nes m a temáticas, n o pueden mo ral . En tre lo q lle me sa t isface y lo q ue es b uen o pa ra los demás no ser caracterizadas adecua dam ente sólo e n tér minos d e una co nfusión entre el pa pel de las defin iciones y el d e los jui cios morales sustan - 158 159 ha y nin g{1l1 conflicto, La tendencia nalu ral del hombre es haci a la be- como un observador puramente ex terior, y así tendría que hacerlo cual- nevolencia. Para Shaftesbury . esto par ece ser un simple h echo contin- quiera que participara de sus pl;lntos de vist a. En el transcurso de esta gente. y en cuanto tal es cuestiona da por Bernard de Mandeville. exposición aparece por vez primera e n la h istoria de la ét ica una frase En T ñe Gf'tJmbling tuo«, QT Knaoes T urned H onest y en T he Fable famos a. Hutcheson afirma que "la mejor nación es la que proporciona 01 the Bees, OT PTivate Vices Pu blic Benelits. Ma nd eville at aca las d os la felicid ad más grande al ma yor número. y la peor es la que ocasiona p rop osiciones centrales d e Shaftesbury : la de que la propensión na. miser ia en forma semejante",'!' y así se conv ier te e n el padre del uti- t u r~ 1 d el hombre es actua r en una forma alt ruista. y la de que el al- litarismo. rnusmc y la benevolen cia ocasiona n un beneficio social. En realidad. La razón por la que no podemos esperar en ShaÍlesbury o en Hut- segú? Ma ndevil le, el resor te d e la acció n es el propio in terés egoísta ChCSOll una respues ta adec uad a a Mandeville es basta nte clar a. Ambos y privad o, y el bien público de la sociedad es el resu ltado de la ind io asemeja n la ét ica a la estética. y a mbos se preocupan más bien por des- fer~ncia d e~ i ndi vid uo fre nte a tod o bien q ue no sea el suyo. Es una cribi r la na tural eza d e nuestra respuesta a las accio nes virtuosas q ue le hz casualidad que la búsqued a d el gozo y el lujo promueva la ern- por clartñcar Ia form a en que los ju icios pu eden ofrecernos ra zones pre.s~ económica, y que la promoción de la empresa económica el eve pa ra act ua r de un a manera y no d e otra. Ambos se e xpresan más bien el nive l de la prosperidad general. Si los hombres fueran en realidad desde la p erspectiva d el crítico de la acción que desde la d el agente. virtuosos en la forma en <¡ue lo supone Shaftesbury, la vida social no Po r lo tanto, ninguno está obligado a pro porciona rnos una exp licación a van ~aria en a.bsolu to. La noción de qu e la virtud prvada es un bien de cómo el razon a miento pu ede ser práct ico, o un a teoría adecuada de público se de ri va de las prete nsiones de vir tud pri vada efec tuadas por los móviles. Aunque estos defectos son suplidos de alguna ma nera ~r aquello s que d esea ~ ocultar sus intencion es egoístas d etr ás de profesio- los dos m ás gra ndes moralistas ingleses del siglo X VIII, éstos d esgracia- nes mo rales con el Iin de engrandecerse oon más éxi to. damente di vidi eron, po r as¡ de cir lo, los problemas entre ellos y po~ eso Mande vlll e plantea así el segu ndo gra n problema de la filoso fía no soluciona r on ninguno. Butler ab orda el prob lem a del ra zona mi ento moral i~g l7sa del siglo X VIU. Si los juicios moral es son una exp resión moral , pe ro nunca se pregunta -o más bien se pregunta y responde ~ c1 senu m ren to, ¿cómo puede n ser algo más q ue la expresión de un en la forma más esquemá tica e insatisfactor ia- cómo puede pesa r este m te~s. pe rsonal? Si ~a acción moral se funda en el sentimiento, ¿q ué tipo de a rgumentación en los agentes human os. H ume tra ta d e o fre~er senumrentos proporciona-r los resanes de la benevolencia ? Desde Man- u na adecu ada e xplicación de los móvil es. pe ro se ocupa en !orma ID- deville en adela nte. los Filósofos se divid en no sólo con respecto al pro . ap ro piad a del ra zonamiento moral. Tampoco se pu eden suplir las mu - b~ema de la oposición en tre el sentimiento moral y la ra zón, sino tamo tuas deficiencias med iante una reunión de ambos, ya que lo que cad a bi én - a unq ue a veces imp lícitamente más que explíci ramente-, sobre un o ofr ece queda di storsion ado por lo que omite. la for ma c.orr ecla de r.u~onderle. Francis Hutchcscn, el más gra nde j oseph ButIer (1692·1752). ob ispo de Durham, negó por ~o. menos de los teó ricos d el sen nmren to mo ral entre Sha ü esbury y H ume. sim. dos de las posiciones cen tra les de H u tcheson. Part e d e u na posici ón más plemen te e lu~ ió la d ificu lta d". El sent imiento moral es el que percibe cercana a la de Sh attesbury, y sost iene qu e tenemos una varied ad de aq uellas ~rop ledad es q ue desp iertan las respuestas del sentimiento mo- "ap etitos, pasion es y afectos". La benevolencia es un mero afecto, enl ~ ral (t.amb le:n hay un sentim iento est ético, que mantiene con la bell eza otros, que d ebe ocupar la posición que merece per o na da más. Cousl - la misma relación que el sen timiento moral con la virtud ) Las pro- der arla como la totalidad d e la virtud, al modo de Hutcheson, no es piedades q ue susci ta n una respu esta gra ta y aprobadora son las de la sólo u n error. sino un error pern icioso. Lleva a considera r el cr iter io benevolencia. No ap roba mos las accione s en sí mismas, sino las accío- de la pro moción de 13. fu tura felicidad de la human id ad como el cri- n.es como mani f~l ~ ci ~n es de los rasgos del cará cter. y nuestra a proba- terio por el que se d eben ju zgar m is accion es act uales. El uso de este cl ón par ece consu nr SImpleme nte en la suscitació n de la resp uesta ad e- cr ite rio autorizarl a cualquier tipo de crimen o injusticia , siemp re y cu ~da. Pero, ¿por qu ¿ dam os nue str a aprobación a 1 a ben evolencia y tia cuan do pareciera probable que con ello se promueve a largo p lazo la al mt.erés person al? H u tchcson no responde a esta pregunta y se lim ita felicidad de l mayor número. Esta objeción de Butler se div id e realmente a decir qu e lo hacemos. Igu almen te, cuando se refiere a la benevolencia en dos pa r tes. Cree que no pode mos es tar de hecho lo suficienteme nte como la totalidad de la virtud, su punto de vista descansa sobre una segu ros con respecto :1. las consecue ncia s de nuestras acciones como para mera aseveración. Vale la pen a observa r que e n su expli cación de la elecc i ón H utcheso n nunca se coloca e n el lu gar del agent e. Se expresa 311 A n E nqllirr in fo ¡he Original 01 our Ideas 01 Beaul )' ond V irlu e. n, 3. 160 16 1 justificar las acciones pruentes por sus consecue ncias fu tu ras, y cree ~ Qué sucede si no real izo estas acciones? ¿Sostiern= Bu tler, como cues- q ue el carácter moral de las acciones es y de be ser ind epe nd ie nte de tión de hech o, q ue siem pre seré infeliz e n caso de ser in moral? Indu - las consecuencias. U n u tilita r ista bien pod ría re plica r a la primer a d ableme nte seré in feliz si te ngo u na razón moral bie n ins t ru ida. Pero de estas asever aciones indicando q ue el cr iterio d e la mayor felicidad quizá no me vea perturb ado si de hecho no llego a recon ocer la au- sólo tiene aplicación en la medida en que se pu eden predecir verd a- torida d de una conciencia au téntica. Aunque Butler considera q ue esto d erament e las consecuencias'. El debat e entre él y Butler se conviert e sería más bi en una excepción que la regla, puede resultar q ue el de- entonces en la discusión fáct ica sobre la ma yor o menor confianza q ue ber y el in ter és no coin cid an exacta mente en lo q ue a la vid a en este p uede asign a rse a la predicción de las consecue ncias. Por lo ta nto, el m u ndo presen te se refiere. La provid encia de D ios asegu ra esta coinci- punto esenc ial d e la co ntroversia se encuentra e n la segunda asevera. dencia en el mun do futu ro; pero aunque esto sea así, en lo que se re- ció n de Bu tler. ¿Hay acciones que debe n realizarse o p rohibirse con fiere al present e, mi deber y mi felicidad no coincide n neresariame nte. indepe nd enci a de sus posi bles consecue ncias? Por lo ta nto, la sa tisfacción de mi na tura leza d e ser razonable y moral La explicita resp uesta de Butler a esta preguma [a rm a pa r te d e la no coincide ex acta mente con mi felicidad e n sentido filo sófico. ¿Cómo tot alidad de su doctrina. El error come tido por filósofos ta n d istintos se manifiesta, entonces, el cri te rio del deber? A esta altu ra, But ler no como Mandeville y Hu tcheson es la suposición de qu e la ben evolencia a dvier te la circular idad del argument o po rq ue pasa d e la argume nta- y el amor a si mismo se oponen. El amor a 51 mismo es el deseo de la ción a la re tó r ica. La re tórica es magnific a, pero sigue siendo retórica. propia felicida d, pero la nat ura leza h uman a tie ne una constit ución tal "Si tuviera ta nta fuerza -dice alud ie ndo a la condenda- como razón , q ue parte de nuestra felicidad se deriva de la satis facción de nuestro si t uvier a tanto poder como au toridad ma ni fiesta , gobernarla al mundo d eseo de ser bcn evoremes con los demás. Una tolerancia exces iva con en fonna abso luta." 41 res pecto a los ap et itos in compat i bles con la benevole ncia nos condu- El aspecto valioso de Butler es h aber reavivad o la noción grlega cirla de hecho a la infel icidad y seria u na negación del a mor a sf del razonamie nto moral de term in ado por premisas que alud en a lo que mismo. Sin em barg o, los hombres se abandon an a semeja ntes p asiones satisface o no nues tra naturaleza de an imales racionales. El aspecto y afectos " pa ra caer en un daño y en una ruina con ocid os, y en con - defectuoso resid e e n la omisión de toda justificación para la forma en tr ad icción di recta con su interés real y ma nifiesto y los llamados más q ue presenta nuestra na turaleza. Este defecto se re monta, po r lo me- fuert es d el a mor a sí mis mo". ¿Có mo e vita rnos un da ño y ruina seme- nos. a dos fuentes: la teologla de Butler y su ind ivid ualismo . La teol ogta jantes? Por medio de la ref lex ión racional: necesitamos que nos guíe es pern iciosa po rque le permite recurrir al mu ndo eterno para com- un amor a si mi smo "sere no" y "razonable". Pero, ¿cómo razona el pensar el desequilibrio entre el deber y el in terés en el mu nd o tempora l. amor a si mi smo ra zona ble? El ind ividuali smo se man ifiesta en su ex posición de la nat ural eza hu- ' Hay un pri ncipio supe rior de reflexión o conciencia e n cada horn- mana, que se exp resa en términos de la concie ncia de si del ind ivid uo bre, q ue d istin gue entre los principi os inter nos d e su cora zón , lo mi smo singular. Co m párese con Ar istó tele s. cuya teoría de la naturale za huma- q ue entre sus acciones exter nas." 40 El amor a si mismo razonable con- na y d e lo que h a de satisfacerla presupone cier to tipo de marco social. stsre en gobernar nuestras accion es de ac uerd o con u na jerarqu ía d e pr in - O b ien. si pensamos en Pla tó n, cu ya explicación de la justicia como cip ios que define a la na t ura leza h um ana y en q ue consiste su bien. un estado in te rno en que el principio ra ciona l gob iern a el apetito pa r«e No ha y ni ng ú n choque entre el deber y el interés, ya q ue el cu mp lí- ser similar a la de Butler, debemos reco rda r qUl!: la justicia del estado mi ento de las acciones que debemos realizar y la abs tención de las interno se relacion a con una forma de vida en una sociedad dada. Una acciones p roh ibidas asegur ará nuest ra felicidad . Pero, ¿cómo sabes q ué comparació n con Pla tón y Ari stóteles sugiere por ciert o un d iagn ósti co acciones se orde na n y prohiben? Aquí el argu me nto se vuelve comple- gene ra l de las dificultades de la (ilosofía moral inglesa del siglo XVIII . ta mente oscuro a causa de su circula ridad . Debo rea lizar las acciones La socied ad eu ro pea tr ad icional h ered ó d e los griegos y det cris tia- q ue satisfacen mi naturaleza d e ser moral y ra cional; mi n at ur aleza ni smo un voc abu lario moral en el q ue juzgar un a acción como buena de ser moral y racional se define con referencia a mi adhesión a cier tos era conside ra rla como la acció n d e u n hombre bueno, y juzgar a u n principios, y estos pr inci p ios exige n obe d iencia porque las accio nes q ue hombre como b ueno e ra considera r q ue manifestab a cie rta s d isposicio- ordenan sa tisfacen de hecho mi naturaleza de ser moral y raci onal. nes (virt udes) q ue le permitían desem peña r cierto tipo de papel en U ( bi d ., 2, 14. 162 16~ cierto tipo de vida social. La aceptación de este tipo de vida social como La sol ución de Tucker indica que si tr aba jo en una forma ta l que norma por la que se juzgan las acciones no se esta blece de ntro del siso aumento la felicid ad de tod os los hombres, enton ces Di os ha asegu. tem a moral, sino q ue const it uye el presu puesto de todos los juicios radc, en efecto, que toda la felicidad que ha existido, existe y existirá, moral es. La vida socia l rea l siemp re se apar tó mucho de las normas, está 'depos itada, como lo d ice T ucker , e n el "ban co de l u niverso" . pero no ta nto como para impedir que fue ra con sid er ada como un re- D ios ha d ivid ido esta felicidad en pa rte! igu ales -dguales porque la flejo imperfecto de éstas. Pero la ruptura d e las formas tradicionales corru pción original hace q ue tod os carezcamos por igual de méri tos- de la vida socia l que se produj o con el surgimiento del indiv idua lismo , para ser asignadas e n razón de u na po r persona. Me hago merecedor generado parci almente por el protesta ntismo y el ca pi ta lismo , hizo q ue de mi pa rte al tr abajar por el au mento del capita l común. Al aumen- la realidad de la vida social divergiera tanto de las normas im pli cadas tar este ca pital aume n ta ta mb ién mi p ro pia pa rte. Soy, en efecto , en el vocabu la ri o t rad icional, que tod os los vín cul os entre el deber y un accionista en una empresa cósmica a nóni ma de la que Dios es el la felicid ad se disolvieran gradual mente. Esto tuvo por consecuencia gerente no re mu nerado. un a redefinición de los té rm inos morales. La feli cid ad ya no se de fine Es importan te este modo de consid erar la felicidad como si fuer a en términos de las sa tisfaccio nes q ue se comprenden a la lu z de los crl- cu antita tiva lo mismo qu e el dinero. T ambién lo es su manera de tra- terios q ue gobiernan un a forma de la vida socia l, sino en términos d e tar la teología como si estuviera destinada meramente a proporcionar la psícolcgta ind ividu al. Pu esto que una pslcotogta semejante no existe una información adicional que el inversor prudente, en aras de su pro- aú n, tiene que ser inventada. De ahí que se e ncuentre en tod o filósofo pia felicidad, tomaré en cuenta al proy ectar sus acciones. En ambos moral de l siglo XVIII un aparato de apetitos, pasio nes, inclinacion es '1 aspectos fue imitado por Peley, quien cree que el reinado de la morali- pr incipios. Pero a pesar de toda esta const r ucció n psicológica, la [ eli- dad ha sid o provisto por la voluntad divina y que el móvil de la mora- cidad sigue siendo un término clave difícil para la filosofía moral, aun- lidad es n u estra propia felicidad . y mu y espec ialmente nuestra felicidad que sólo sea porque con demasiada frecuen cia lo que evid entemente etern a. El hecho decis ivo e n rel ación con Paley y con Tucker es que ambos nos harta felices coincide con 10 que evidente mente no debemos hacer. se com promete n lógicamente con la idea de q ue si Dios no exist e, n o Por con sigui ente, hay una inestabilidad en la h istori a de la discusión habría ningu na razón valedera para dejar de ser completamente egoísta . moral q ue se man ifiesta en una oscilación entre el intento de definir No señalan tanto un a distinción entre la virtud y el vicio sin o que más la morali dad en tér minos d e las consecuencias que conducen a la feli- bien la eli minan . Lo que normalme nte lla mamos vicio o egoísmo resulta cidad '1 el intent o de d efinirla e n términos que nad a ti enen que ver ser u n mero egoísmo a corto plazo, im prudente y mal calcu lado, frente a con las consecue ncias o la felicidad . En la medida en que la teclogfa un p ru dente ego ísmo a largo plazo. sobrevive como u na fuerz a social influyente puede ser in vocad a para Los apologistas religiosos seña lan con ta nta frecuencia que la relí- unir la virt ud y la felicidad en un mundo dist in to de éste. Pero la teol o- g íón es un fu ndamento necesa rio pa ra la moralidad q ue vale la pena gla se convier te cada vez más en la víctima de su medio. insistir e n el alivio q ue uno debe exper imentar al apar tarse de los estre- En u n escritor como Bu tler, la in vocación a la provide ncia d ivina chos y mezqu inos escr itos de cl érigos como Paley y T ucke r (au nq ue no es razo nablemen te sofi sticada . En figuras men ores como Abraham Butler, por su puesto) y pasa r a ocuparse de las agudas y generosas obser- Tucker o el a rch idiácono W illia m Paley, Dio s ha sido transformado vaciones de un escritor irreligioso y escéptico que tendría que ser coral- claramen te de u n objet o de re verencia y veneración en u n dispo sitivo deradc como el más grande de todos los moralistas in gleses si no hubiese para cub r ir vad os en la argume ntaci ón filosóf ica q ue no pued en ser sido escocés. David Hume te n ia un carác ter atractivo poco común en llenados d e otra man er a. Pero la misma cr udeza de sus puntos d e vista IIn filósofo de la moral. "En general - escr ib e Adam Smith d espués de contribuye a aclarar el problema. T ucker, en T he Light ot Notare su m uer te en 1776- , siempre lo he consid era do , durante su vida y des- PurSlf t d, sost uvo , en primer lugar, que Jos h om bres siempre se limitan pués de su m uerte, como lo más cerca no a la id ea de un h ombre perfec- a bu scar satisfacciones pr ivad as, y, e n segu ndo lu gar, que la regla rno- ta mente sabio y vlrtu osoqu c qu izás admita la naturaleza de la debilidad ral básica es q ue todos d ebemos trabaj ar por el bien de tod os los hom- hu ma na." El dijo de 51 mi smo que era " un hombre de índole apacible; bres para a ume nta r la cant idad de satisfacció n en el uni verso, sea con domin io sobre mi carácter; de humor alegre, ab iert o y social ; capaz nu estr a o de los demás. Su tarea fu ndamental, por lo tanto, consiste de relacion arme con los demás; poco dispuesto a la enemistad , y de gran en most rar cómo hombres consti tuidos de acue rdo con su pr imera moderación en todas mis pa siones. Aun mi amor a la fama li teraria, mi conclus ión pu eden aceptar ,su segunda conclusión como regla de vid a. pasió n domina nte, nunca en turb ió m i humor, a pesar de mis frecue nt es 164 165 desengaños". Sus dos desengaños principales fueron la fria acogida q ue plo, el asesina to premeditado. Examínesela d esde todos los ángulos Y" recibieron las dos obras que contienen su filosofía moral. En 1738, el véase si es posible en contrar ese h echo o ex istenci a real que se deno- Tratado sobre la natu raleza hu mana "salió muerto de nacimient o de la mina vicio . D e cualq uier forma q ue se la considere sólo se advierten imprenta" ; en 1752, la Investigació n sobre los princip ios de la moral ciertas pasiones, móviles, voliciones y pensamientos. No hay ningún "entró inadvertid a en el mundo". otro hecho en la situación. El vicio se nos escapa por com pleto en la Hume se in ició bajo la i nfl uen cia de H u tcheson ; pero si bien sigue medida en que nos lim itamos a considerar el obje to. No se lo puede a Hutcheson en su rechazo de la ética racionalista, los argum en tos con encontrar hasta que se dirige la reflexión al propio interior y se encuen-- los que desarrolla su propia posición son origi nales y mucho más pode- tra un sentimiento de desaprobaci ón que surge en u no mismo con rosos que los de H u echeson. Según Hu me, los juici os morales no pued en respecto a la acción . Aq u í hay u na reali dad, pero se trata de un objeto- ser juicios d e razón porque la razón n unca pu ede im pu lsarnos a la acción, del senti miento y no de la razón. Se encuentra en uno mismo y no en mientras que todo el sentido y finalidad d el emple o de j uicios morales el objeto." 44 "Tener concie ncia de la virtud no es más que sentir una es gu iar nues tras acciones. La razón se ocu pa de las relacio nes en tre las particular satisfacción ante la contemplación de una pe rson a. El sen- ideas, como en la ma temá tica, o de cuestiones de hech o, y en ni nguno timiento mism o constit uye nuestr a alaba nza 'o admiración." ~ de los dos casos puede incitam os a actuar. No nos vemos impulsados a ¿Qu iénes son aquí los blan cos d e H um e? No son sólo los filósofos. actuar porque la situación sea talo cual , sino por las pers pecti vas de racionalistas como Malebra nche , Montesq uíeu y W ollaston, aunque placer o dol or que ofrece lo q ue es o será la situación. Las perspectivas éstos no son descuid ados. En u na famosa nota a pie de pági na se llama de placer y do lor excita n las pasiones y no la ra zón. La ra zón puede la atención sob re W ill iam Wo llaston, el au tor deísta de T he Religion informar a las p asiones sobre la existencia del objeto q ue buscan y sobre of Nat ure Delineated (1722). W ollas ton fue el autor de la ingeniosa. los medios más económicos y efect ivos de alcanzarlo, peto no pued e juz- pero perversa teor ía de que la distinción que la razón capta entre la garlas o criticarlas. Se in fiere sin pa radoja alguna que "no es con trario vir tud y el vicio no es más que la distinción e ntre lo verdadero y lo falso. a la -r azún preferi r la destrucción de todo el mu ndo al rasguño d e mi T oda ma ldad es una especie de mentira, y la me nt ira es la afirmación dedo", La razón no puede pronunciarse de ninguna manera entre las o representación de lo q ue es falso. La afirm ación de que algo está mal pasiones. "La razó n es y sólo debe ser la esclava de las pasiones, y no es, simplemente, la afirmación de que es una mentira. El robo es ma lo puede aspirar a ninguna otra fun ción que la de servir y obedecerlas." (2 porque im plica representar lo que per tene ce a otra persona como pro· No pode mos d escubr ir el fundamen to p ara la aprobación o desapro- pio al considerarlo como si perteneciera a uno mismo. El adult-erio es bación moral en ni ngun a de las distinciones o relaciones que pu ede malo porque al tratar a la esposa de otro como si fuera la propia se la cap tar la razón. Considérese el incesto en los animales o el efecto de representa como si fuera la prop ia. H ume destru ye esta teoría en una un vástago que destruye al roble or igina l, No ju zgamos estos casos d el forma espléndida. En primer lugar, señal a que convierte la maldad mismo mo do que juzgamos el inces to en los seres humanos o el parri- del ad u lterio en la falsa im presión q ue d a d e las propias relaciones cidio. ¿Por qué? No porque los anim ales o el árb ol carezcan de razón matrimoniales, y por eso acarrea la consecuencia de q ue el adulterio para darse cue nta de qu e lo que hacen está mal. Si la funci ón de la no es ma lo siempre y cuando se cometa sin ser observado. Y en segundo razón es d iscernir que lo que se hace está mal, 10 que se hace debe lugar, Hume indica q ue la teoría impide, en caso de ser verdadera. estar mal con independencia de nuestro di scern imient o de que es así. expli car por qué la mentira es mala. Pues la n oción de maldad ya ha Pero de ninguna manera consideramos capaces de virtud y vicio a árbo- sido explicada en términos de la noción de mentira . En todo caso. les y animales. Por lo tant o: puesto que nuestra captación raci onal de Wo llast on confund ió la mentira (que implica la intención de engañ ar) las relaciones entre árboles y ani males no difiere de n uestra captación con la simple afi nnaci6n de lo q ue de hecho es falso . Pero H ume se racional de las relacion es entre los seres human os, el juicio mora l no preocup a por estab lecer un tipo de argumentació n que tenga una apli - puede fundarse sobre la captación racional. "La moralidad, por con- ración más ge neral. Q uie re demostrar q ue las con clusiones morales iOO siguiente, p erten ece más b ien a la esfera del sentimiento que a la d el pueden basa rse en nada que la ra zón pueda establecer, y que es lógica- juicio," 4R "Tómese cualquier acción reconocid a como viciosa: por ejem- mente imposible que alguna auténtica o pretendida verdad fáctica t i Tratado sobrtl la naturalna hu mana, 11, 5. 5. 44 [ bid " III, 1, l. 4ti tus.; III, 1, 2. 48 lbid ., IlJ, 1, 2. 166 167 pueda proporcionar un a base para la moralidad. Así, se dedica a reíu- la dhtinció n entre la virtud y el vicio no se funda meramente en laa aar una ética con base teo lógica tanto como el raciona lismo. relacion es entre los ob jetos, ni es percibida por la razón," 4T Cuando Hume se estaba mu riendo fue visitado por su amigo, el ¿Cómo quiso Hume que se entendiera este pasaje? ~a sido interpre- piadoso y lascivo Boswell, qu e estaba ansioso por ver el arrepentimiento tado casi universalment e como si afirmara la exíuenda de dos clase. d el gran escéptico en su lecho de muer te. H ume decepcionó a Boswell de afir maciones -cí ácricas y mora les- cuya relación ea tal que ningdn al permanecer in mune a los consuelos del teísmo o la inmortalidad, pero conjun to de premisas fácticas puede impli.car una conclusión , moral. és te ha dejado un espléndido relato de su co n versaci ón. "Le pregunté si Esto se ha considerado como u n caso especial de la verdad lógIca má, no había sido religioso cuando era joven. Con testó q ue si y q ue había general de que ni ngún conj unto de premisas fácticas pu~e implicar leido el Who le Duty 01 M an y reda ctado un resumen del catálogo de una conclusión valorativa. ¿Cómo defi nen moral y valo.ratlVo Ice au to- vicios que aparecía al fi nal d el libro con el fin de examinarse de acuerdo res que suponen no $610 que éste ha sido el sentido de Hu~e sino t:t..mbién con él, omit iend o el robo y el asesinato y otros vicios frente a los que que se tra ta de un descubrimiento decisivo s~bre la 1~lca d el d~no no se le presentaba ninguna opció n, ya q ue no estaba in dinado a cerne- moral? No pueden definir' ni moral ni oatorouoo med iante la noción d~ cerlos," no ser implicado por premisas fácticas. Si lo hi cieran, oo. podrían con- El Wholt Duty o/ M an fue un a obra de d evoción popular del siglo sid erar el pretendido descubrim ien to de que las .concluslones morales XVII .. escrita probab lemente por el teólogo realista Allestree. Está lleno no pueden estar implicadas en premisas fácticas más que. como ?n.a de ra zona mientos en que las premisas son fácticas, en el sentido de que taut ologia del tipo más insignificante. Tampoco es. plauslbl ~ d efin ir Dios ha h echo algo o nos ha dado alg(); y las conclusiones son mor ales, moral, e incluso oatoratioo, en términos de su Iancí én de gUiar o no 0:0 el sentido de qu e, por 10 ta nto, debemos realizar algú n deber par· guiar da acción, si la d efin ición ha de per~i t i rnos con traponer. estos tér- -icul ar. Ad se sostiene que "si alguien se aflige por algo que puedo minos a [áct i co. Es evide nte que asevera ciones puramente fácueas como proporcionarle, en aflicción suya me coloca en la obligaci6n de sarisfa- "La casa se está inc end iando" o "Ese ho ngo q u e usted está por comer .erlo, y esto con respecto a toda suerte de acontecimientos. Ahora bien , es venen oso", son cap aces de gu iar la acción. ¿Cómo ha de enten derse, :1 fund amento de que sea un a obligación es que Dios me h a dado capa- en tonces, la posición de ello s? Qu izá de la siguien te ma?era . .. cid ades no sólo para su propio uso, sino para el mejoramiento y ben e- La exp resión "Tú debes" ofrece aspectos muy complejos. Difiere d el ficio de los d emás"." Hume resume su oposición a tales argumentos modo imperati vo de -Ios verbos a los q ue se aplica por 10 menos de dos en un famoso pasaje: "No pu edo dej ar de añ adir a estos razonamientos maneras que se relacionan. La primera y fundamental es que el uso un a observación que q uizá se conside re de algu na importancia. En to- de debes impl icó originalmente la capacidad del habl~nle p~ra sust:n. dos los sistemas de mora lidad q ue h e encont rado hasta ahora siempre tar su debe s con un a razón , mientras q ue el uso del simple tmperauvc he observado que el autor procede por algún tiempo según la fonna no con tien e ni contení a una implicación semejante. Las razones que ord inaria de razonar y establece la ex istencia de Dios o hace observa - pueden emplea rse para sust entar un debes son de distinto tipo: "Tú ciones sobre 105 asuntos hum ano s. Pero d e repente me sorprendo al ver debes hacer eso si quieres alcan zar tal y cua l cosa"; o "Tú deb es porqu e que en lugar de ti y no es, ' as cópulas usuales de las pr opo siciones, no eres un jefe (tutor, sereno)", etcéter a. Como el debes del "Tú debes" se doy con ninguna p roposicír-n que no esté conectada con un debes o apoya en razones siempre ti ene un cam po de aplícacíén q~e va má~ allá no ck bts. Ene cambio es ir rperceptible: pero tien e, sin emba rgo, con- de la persona a la qu e se di rige inmediatamente, es decir. se aplíca a secuencias extremas. Como este debes o no tkbes expresa un a nueva toda la clase de person as con respecto a las cuales tiene vigencia la razón relación o afirmación es neccserlo que sea observado y explicado, y que im plicada o a firmada (la clase de los que quieren lograr tal y ~al ~a al mismo ti empo se ofrezca u na ra zón para lo que parec e totalmente y la clase d e los jefes en los dos ejemplos). t.sta es la segu nda díferencía inconcebible, es decir, cómo est a nueva relación puede ded ucirse de en tre debes y los imperat ivos. otras qu e son comp letamente di stintas de ella. P ero como los autores En esta situación origin al, lo qu e distinguió al debes moral d e otros comúnmente no toman esta preca ución , me atrevo a recomen darla a los uso! fu e el tipo de razón implicado o dado en. ap oyo ~e1 man~ato. lector es y estoy persuadido de que este pequeño cu idado podría des- Dent ro de la clase pertinente de razones ha bía vanas especies: por .eJ e~ : tru ir todos los sistemas vulgares de la moralidad y dejarnos ver que plo, "Tú d ebes h acer esto si qui eres vivir de acuerdo con este Ideal .., Wh ole Dut1 o/ MM!, Sunda y XIII, leCción SO. .7 Trlllodo, 111, 1, l . 168 169 (ser un hombre magnánimo, un perfecto caballero medieval o uno de o de la relación con u no mismo." 411 Si el interés privado nos lleva a los santos] y "Tú debes hacer esto si quieres cumplir tu función de . . .''. burlarnos de las reglas y no tenemos ninguna preocupación natural por Pero a medida que los ideales compartidos y las funciones aceptadas el interés público, ¿cómo surgen las reglas? En ra zón de que es un hecho desaparecen en la era del i ndividu alismo, los mandatos tienen una sus. que sin reglas de justicia no habría propiedad estable y, sin duda, deja. tentación cada vez menor. El fin de este proceso es la aparición de un ría de haber propiedad, ha sido creada una virtud ar tificial: la de some- "Tú debes . .. " no sustentado en razo nes, que anuncia el vado de las terse a las reglas de la j usticia . Ma nifestamos esta virtud quizá no tanto reglas mora les tradicion ales en 10 que se refie re a los fines , y que se porque tengamos concien cia de los be neficios q ue de rivan de nuestra dirige a una clase ilimit ad a de personas. Pa ra este debes se reclama observación de las reglas sino porque tene mos conciencia de l daño q ue el título de el deber ser moral. T iene dos propiedades: nos dice lo q ue sufriremos si otros las transgred en. El beneficio a largo plazo prove- tenemos que hacer como si fuera un imperativo, y se dir ige a cualquiera niente de la insistencia en el cumplimiento estricto de las reglas siempre que esté en las circu nstancias pertinentes. Si se responde a este uso de supera el beneficio a corto plazo que se obtiene al violarlas en u na oca- "Tú debes" preguntando: "¿Por qué debo?", la única contestación posi- sión particular . ble en última instancia es: "Simplemente debes ", aunque pueda haber En la Investigación, la na turaleza human a aparece menos interesada una forma inmediata de réplica en que algún ma ndato particular se en sí m isma. "Parece también que en nuestra ap robación general del deduce de un principio general q ue contiene el mismo debes. carácter y los modales, la tendencia ú til de los intere ses sociales no nos Es evidente que este debes no puede ser deducido de .ningún es; y impulsa por algu na consideración del inte rés propio, sino que tiene como probablemente apareció por vez primera en el siglo XVllI, q uizá una in fluencia mucho más amplia y universal. Parece que u na tendencia sea el debes al que se refiere Hume. Una lectura atenta del p asaje no al bien público y a la promoción de la paz, la armonía y el orde n en la nos aclara si Hume afirma que el paso del ser al deber ser exige u n gra n sociedad siempre nos coloca - al afectar los pri nci pios benevolentes cuidado o si seña la que de hecho es lógicamente imposible. O sea : no ele nuestra disposición- del l ado de las vir tudes socia les." 49 Pero lo que resulta claro si llega a la concl usió n de q ue la mayor part e de los resul ta daro es q u e H ume elabora un cu adro alte rado de la naturaleza tránsitos del ser al deber ser h an sido falaces', o si infiere que un paso humana ante la necesidad de propo rcionar el mismo tipo de explicación y justificación de las reglas morales. Estamos constituidos de tal manera semejante ha de ser necesariamente falaz. Algún apoyo muy Iimi- que tenemos cier tos deseos y necesidades, y estos se ven favorecidos por tado para preferir la primera interpretación a la segunda quizá pueda el mantenimiento de las reglas morales. De ahí su explicación y justi- extraerse de l hecho de que en la propia fflosol ía moral d e Hume se ficación. En una explicación semejante comenzamos por cierto con un efectúa clara mente el tránsito de l ser al deber ser. Pero no debe darse es y term inamos con un debes. demasia da importancia a esto, ya q ue Hume es un autor no tabl emente Hume es moralmente un conservador en la mayor parte de sus con- incoherente. Sin embargo, ¿cómo realiza Hume este paso? sideraciones. Su pu nto de vista escéptico sobre la religión lo ll evó a ata- Como ya hemos visto, H ume sostiene que cuando llamamos virtuosa car la prohibición del sui cid io pero en general es un vocero del statu o viciosa a una acció n estamos diciendo que despierta en nosotros u n ouo moral. La falta de castidad en las mu jeres es más inmoral que en cierto sen timiento o que nos compla-ce de cierta manera. ¿De qué ma- los hombres, porque puede producir una confusión sobre los herederos nera? H ume deja sin responder esta pregunta. Pasa a explicar por que y poner en pe ligro los derechos de propiedad. La obligación natural de tenemos las reglas morales que ten emos y po r q ué juzgamos virtuoso a comportarse rect ame nte no es tan fuerte entre los príncipes en sus tran- esto más bie n que a aquello . Los términos básicos de esta exp licación sacciones políticas como entre los individuos particulares en sus transac- son la utilidad y la simpatía. Considérese, por ejemplo, la explicació n ciones socia les, ya que la ventaja q ue puede obte nerse al obedecer a las que da H ume de la jus ticia en el Tratado. Comie nza preguntando po r reglas ES mucho más grande entr e los individu os de un Estado que entre qué aceptamos y obedecemos reglas que frecue ntemente nos convendría los soberanos q ue están a la cabeza de los Estados. Confesadamente, violar. Niega q ue estemos constituidos por na turaleza en una forma tal H ume se dedica sobre tod o a explicar por qué tenemos las reg las que que tengamos una preocupación natural por el interés público más tenemos y no a una tarea de cri tica. Aquí precisamente reside su debí- bien que por el privado. "Puede afi rmarse qu e no hay tal pasión en las lidad. mentes humanas como el amor a la humanidad, meramente en cuanto tal, con independencia d e las cualidades personales, de Ios servicios, 48 Ibid., I1I, 2, 1. 49 Inv~stigacidn sobr~ los prlncipios d~ la morar, V, 2. 170 l71 Hume considera dadas las reglas mo rales, en parte porque considera T oda la dificultad surge de la forma e n que la exposición se presenta dada la naturaleza humana, Aunque historiador, fue esencia lmente un en dos et apas. En prime r lugar . se caracteri za la naturaleza humana, y pensador ahistórico. Los sentimientos, los afectos, las pasion es no son las reglas morales se introducen como un ap éndice y han de ser exp li- problemáticos y no pueden criticarse. Simplemente te nemos los senti- cadas como expresiones de la natu raleza ya espe cificada o medios mi entos que tenemos. "Una pasión es una existencia original." Pero los. para su sa tisfacción. Pero la na turaleza h um an a que se especifica es deseos , emociones, etcé tera, no son meros sucesos: no son sensacio nes. una naturaleza hu man a in dividua li sta, indócil a las reglas morales. P ueden, e n grados diversos, ser modificados, criticados, rech azados, desa- y en todo caso, ¿no nos e ncontramos de vu elta con una nueva forma rrollados, etcétera. Esta situación no es examinada seriamente ni por de l error cometid o por los sofis tas y Hobbes? ¿Podemos realmente ca- Hume ni p or sus sucesores. racterizar a los indi viduos con in dependencia y anterioridad a su adhe- R ich ard Price, un ministro de la secta de los unitarios, fue quizás sión a ciertas reglas? el más importante de los sucesores inmediatos de Hume. Price sostiene Los sucesore s de Hume y Adam Smith en la fil osofía escocesa tienen en su Reuíeiu oí the Principal Questions and Difficulties of Morals poc o que decirnos. T h omas Re id fu e un racionalista dentro del espíritu (1757) que la s distinciones morales tien en un funda mento intelectual en d e Príce . James Bea tde, Dugald Stewart y T homas Brown pertelll'(l;n la forma en que lo indicaron los racion alistas, y que la captación de 105 a la clase de críticos de Hume atacados por Kant a causa d e sus in- primeros principios de [a moral no responde a un razonamiento sino a compre nsiones epistemológi cas de aq uél. En otras partes, en efecto, la comp rensión de la evidencia propia que poseen. Debes, y ot ros tér- h emos d e e ncontrar las más altas realizaciones del siglo XVJIl en ética. minos mora les semejantes, no pueden exp licarse e n función de un estado Pero la ester ilid ad de los sucesores de H um e no es accidental. Habían del sentimiento, en parte porque siempre puedo preguntar: "¿Debo tener h eredado un conj un to de problem as insolu bles . No es sorprendente este sentimiento?" Si se me pide que justifique mis juicios. sólo puedo q ue h ayan afirmado, como Srewart, la existencia de percepciones ~o­ evitar una viciosa regresión al inf inito si admito que h ay algunas accío- ra les evidentes por sí mis mas; o señalado, como Brown, que DJOs ne s que se aprue ban en última instancia, y para cuya justificación no h a cread o n uevas emocione s en forma ta l qu e aprobamos lo que es puede darse ninguna razón. Si se me pide qu e expliqu e el concepto de más p rudente aprobar , Semejantes invocaci on es a la evidencia, conte- deber u obligación, sólo puedo responder q ue su significado es evidente n idas en todos sus argumentos, constituyen, en el mejor de los casos, para cua lquier ser racional. Los con ceptos básicos de bien y mal son estrateg-ias defensivas pa ra cualquier posición moral que sea considerada "ideas simples" no susceptibles de un análisis ult erior. parte del sentido común . Y puesto q ue el sentido común no es más que Desp ués de H ume, el único otro moralis ta digno de nota es su amigo una a malgama d e cla ridades y confusiones pas adas, es improbable que el economista Adam Srnith. Lo mismo que Hume, Smith invoca la sim- los d efensores del sentido común nos iluminen. pa tía como fundamento de la moral. Hace uso de una imagen que tam- bién aparece en Hume : el imaginario espectador imparcial de nuestras acciones que proporciona la norma por la cual han d e ser juzgadas. Smi th disien te con Hume sobre la cuestión de la utilidad. Cua ndo apr ob amos moralmente la conducta de u n hombre lo hac emos primor- di alm en te porque es adec uada o apropiada y no po rque sea útil. El dis- cern im iento de la propiedad en nuestras propias acciones es la guía para la conducta correcta; o, má s bien , debemos preguntar si el espec- tador im aginario consideraría apropiadas nuestras accion es. Asf sal. vamos las pa rcialidades del amor a sí mismo. Los detalles d e la exposi- ción de Smith están llenos de interés. Su tesis central n os deja con la dificultad que encontra mos en escri tor es a nteriores. Dada la explicación psicológica de la na turaleza hu mana q ue ha sido propuesta. wor q ué debem os asum ir la actitud que tomamos con respecto a los preceptos morales? Si necesita mos preceptos morales para corregir el amor a sí mismo, ¿cuál es la naturaleza de esta necesid ad presente en nosotros? 172 173 perten ece. Pero la s instituc ion es socia le~ y t~o el ma ~co de reg las le- gaks , h abituales y mora les. no son dlSp06ItIVOS destin ados. a . 1'?S"ar fines exter iores a si mismos e inhe re ntes a la psicolog ía d el in dividuo. Tales instituciones y reglas proporcionan más bien el fondo . necesari o sobre el cual sólo pueden hacerse imeligibles los fines y necesid ades d el ind ividuo . Esta posición es cerca na CI la d e Ari stót eles., y Montesq~leu es un pensado r ar istotélico en m uchos sentidos. Per? po ne de re h ~e explíci tame nte, en u na forma q ue no a parece e n Aristót eles, el medi o social e n q ue la política y la moral t iene n q ue ser colocadas. Es el primer moralista con p e rs p ecti ~a sociológ ic~. (Vico 1,0 preced e como sociólogo, pe ro no es un moralista en el mi smo s e Il U~o,) Las clases de socieda des en um eradas por Montesqu íeu son tres: la Las ideas francesas en el siglo XVIII despótica, la mon ár q uica y la republicana , Cada clase tie ne su forma pa rt icul ar de salud y sus ind isposiciones ca ract erísti cas. Ca da una está No es posible imaginarse u n contraste más grande que el q ue se pre. seña lada por un rasgo dist in tivo dominante : el despo tismo po r el te m? r, senra e ntre Hume y Mon tesq u ie u. H um e vi ve imb u ido del espírit u de la monarq u ía po r el ho no r y la repúb lica por la vir tud. Las p~op las SIl propia época, mientras que ap enas nos sorprende que Mo nt esquieu , preferencias morales de Montesq ui eu eme rgen de do s maneras : Im plí - a pesar de ser muy leído , tuviera poca infl u encia. Aparte de Vico, al ci tamente en el tono de su voz que descubre una moderada adm.iraci~n que segura~e n te no h abia leído, los escritores a los que más se asemeja po r la república, una aprobación d e la mon a rqu la y u.n aut~n llco d ía- son Du rkheim y W eber. Ch a rles-Louis d e Seconda r, Bar on de la Bred e gus to po r el despotismo, y expUci ta me nte e n su repud io al inten to de et de Mon tesquieu (1689. 1755) fue un a ng lófilo aristócra ta fran cés establecer preceptos morales válidos para todo s Jos t iempos y_ lugares. que Cal)IÓ en un momento de iluminación , no muy d istin to de aq uel "Cua ndo Moctezum a insistió en que la rel igión de los espa ñoles era en qu ,: Descartes fund ó la filosofla mod ern a, la gran verd ad de que buena para éstos y la mexican a er a buena para su propio pa ís, lo q u e las ,soCied ades no so n meras colecciones de individu os y las institucion es dijo no era absur do." 50 Cada sociedad tiene sus propia s normas y sus sociales no son medi os pa ra los fin es psicol ógicos de tales individuas, propias formas de justificaci ón, Pero de a~uí no se sigue qu~ tod a foro I?e esta man~ra se a partó del utilitarism o y el i ndi vidualismo de s u lila d e justif icación qu e intente pro porcIOnar nor mas d: u po supr,a- siglo. Su mó~il consecuen te fue prac tlco: deseaba compre nde r la socie- cu ltu ral esté conde na da al fracaso; y po r eso Moruesquíeu pudo, Sin dad con el .fm de ?"ear una cie ncia de gob ierno ap licada med ian te la caer e n la inconsiste ncia, a taca r una va r ied ad de p untos d e vista mo- eua l se p udier a mejora r la cond ición hum a na. rales conside rá ndolos como mal fundamentados. ¿Q ué crea las diferen tes formas de vida social? " Lo! h ombres son Más aún : Mcntesqu íeu com binó su rela t ivismo con u na cree ncia gobernados po r m~chos factores: el clim a, la religión , el derecho, los en ciertas n or mas ete rnas, y quizá parezca más difíál a esta alt ura de pre~eptos d el gobier no, los eje mplos del pasado, las costu mbres. los la argumentación abso lverlo del car go de ínconststen cía. Segú n Mon - há bitos:.. y de I~ combinación de ta les influencias surge un espí ri tu tesqu ieu , tenem os, po r lo me nos, un concepto de justi cia q~e podemos ge~eraJ. El legISlador debe estudiar la sociedad pa r ticu la r para la que for mular con ind ependencia de cualq uier sistema lega l e XIStente! a legisla porq ue las sociedade s d ifieren no tab leme nte. La totalidad de la lu z del cua l podemos cri tica r tod os estos sistemas. Podemos conside- las , r~laciones qu e el legislado r debe ten er e n cuenta cons tituye "el ra r que las leyes posit ivas son justas en ma yor o menor grado. ¿Cómo espm tu de las leyes", frase qu e Montesquieu emp leó como titu lo de su puede creer Mon tesqu ie u a la vez q ue tod a socieda d t iene ,sus pr?~ia s obra pr in cipal. norma s y que a pesa r d e ello hay no rma s e ternas que permiten cnucar Montes9uiet~ considera qu e el ind ividuo aislado de H obbes no es a aquéllas? sól? un muo, SIno u n mi to gra tu ito y engañoso. Si conte mplamos las Si inter pret am os a Mon tesq u ieu en el sen tido de que meramente s~led~des a q\~e pertenecen los in div id uos descu brimos que ejem pl i- afir ma que h ay cier tas condi cion es necesarias que todo c ódigo positivo flca ~ tlp~ de sistema mu y dist int os. Los fin es, necesid ad es y valores de un mdlVldu o depende rá n d e la natural eza d el siste ma social al q ue 50 El ~splritu d~ fas I~Y~$, XXIV, 24. IH 175 de leyes o regla s debe satisfacer pa ra que sea llamad o justo. en tonces vil : el temor, la virt ud o el honor?" Cada u no es el mejor adapta do a no se . prod~ce ni nguna inconsistencia si afirma q ue lo conside rado 111 propio tipo de sociedad. , . co.mo JUsto t1.e,-!e q ue vari a r de acuerdo con las sociedades. Aunque las El relativismo de Montesquieu se contrapone agudamente ~ la eUea mismas condic iones n ecesari as deban ser sa tisfecllas en todas las eode- absolu tista de la mayor parte de los escritores d e la l~ustraCJ 6n ~. d~es, la sa~isfacción de estas con diciones quizá no sea sufi ciente en cesa. :Estos n o estaban po r cierto de acuerd o entre si. Quuás I:Ie1veoo se nmguna SOCiedad pa ra caracte r izar un acto, u n p lan de acción o u na encuentre en un extrem o y D íderot en el o~. Claude-Adrien .H~lve­ regla como j ust~. Ase. l\~ontesquieu podría querer dec ir, por ejemplo, . (171ft-1771) provocó un escándalo ta n grande con su ma ten a1J.smo q.ue en tod a SOCiedad -SI ha de ser considerada como justa-, es necesa- CIO I . • If ésSe- psicológico que fue obligado a aba ndonar e serVICIO rea . ranc " . n o que la ley det ermine el m i~mo cas tigo para el mismo tipo de ofensa; ¡;-¡'ID H elvecio, el razo na miento. lo mismo que la p erc~pelón, consiste pero las ofensas que son castigarlas pu eden vari ar in definida men te se. ún icamen te en u na cad en a de sens acio nes. Hay sensaciones dolorosas. gún l~ sociedad . Per? si bien e~ t o es q uizás un a par te de lo qu e Mon- ugradablee y neu trales. Todos d esean el propio placer y nad.a más. t~sqUle u que n a decir, en realidad parece ir más l ejos, ya que está Cualq uier otro aparente obje to del de seo no es más que un mecho para dispu esto a ha blar de un estado de naturaleza en que la con ducta el placer. Al gunos hombres sufren an te el dolor y se com plac en ~te el ~u~ana pudiera . ser gobernada simpleme nte por las reg las de la j us- placer de los de más. Ma nifiestan lo que llamamos b~n~~olencla. Los ncra natu ral . y SI las reglas de la justicia natural ba n de ser suf icientes terminas m orales se emplean para elegir tipos de senslb lltdad que son para gobe rnar la cond uc ta, deben tener e ntonces de hecho todas las uni versalme nte aprobados como ú tiles y agradables. ~ . a pare ntes ca racter~ tica s d e un c.~ igo posltívo con la excepción de que ha n sido dis pu tas y desacuerdos sobre cuestiones morales sedan el.lI~,.l?ados po r ~ tablecl das por vía d ivin a. Pero en ese caso, ¿qué sucede con el relafi- completo si se eliminara la confus ión en to rno de la d.eh.moón d~ lo' VIS,?,,? ¿Qué s~cede co'-! .la tesis de que toda sociedad debe ser j uzgada t érminos morales. Tales confusiones sólo pueden su prt rmr se mediante segun sus pro pios lérmJnos? la discusión libre. ¿Dónde es posi ble la discusión libre? Sólo e n Ingl a- ~ o hay u na respuesta cla ra e n Montesquieu. Simple mente N i n. terra y a duras penas en Francia. . consrsten re ', A veces. parece compart ir la posició n de q ue no ba y un En este punto de la controversia encon tramos ~na ~ las paradoJa.s pu nto d e vista exter ior o trascend en te al de una sociedad da-l a. A veces más típicas de la Ilustración. Por un lado, Helvecio defiende .U?~ ~S l' - Jo que :.s ~ás jnt e~esant e a ún- p arece conv er tir a la libertad p olítica cologia com pletamente de term in ista . Por el otro, cr ee en. la casi 111I~llta. ;? un crueno pa ra Juzga r a las sociedades. Sus tres tipos básicos de so- da posibilidad d e transfor mar a la naturaleza .humana SI el despo tlsm? etedad . son : el despotismo. la repúblic a y la monarq uía. En un estado político y el oscurantismo eclesiástico no. ~vltaran u~a refor ma radio despóuc~, .la ún ica l~y es ~l ma nd ato de l goberna nte; po r eso n o ha y cal del sistema educa tivo. Pues al cOnd lelOnar al ni ño a una edad un a tr adici ón legal. DI un sis tema esta blecido. El p rin cipio de l go bierno sufici entemen te tem pran a podemos hacer que sienta placer en la be ne- es el tem or, es d ecir, el temo r a las consecuencias de la desobed iencia. vole ncia y e n el altruismo. Cuando primero describe a la. benevo- ~a reli gión o la costu mbre asume la parte qu e corresponderla a un lencia, Helvecio considera el placer que algu nos homb res ssenten al srstem a legal establecid o en la dirección de la co nducta. En u n Estado com placer a los demás, como si fuer a un mero h echo; ah ora se expr«a r:publica n.o el móvil para la obediencia a .la le y es el sentimiento de como si todos deben sen tir ese placer. El p lacer personal d el agente b a virtud cívica. Un g~bierno rep ublicano tiene que dar p asos positivos dejado de ser secr et amente el ú ni co cri ter io d~ la .acción . pa ra ed uca r a sus CIUdada nos e n ta l sentimiento, y las exigen cias diri- La complejidad del pensam iento de Denu Di deror ( J71S-l 784), gidas a los . ciudad~nos será". c;levadas_ Será n meno res e n la monarquía quien pub licó la Enciclopedia e n unión con d'Alernberc, bas~ para donde las m vocacones se d ltlge n al sentimiento del h on or y a las re. ub icar lo, d entro d e la Il ustraci6n, en el polo opue sto d e Helv~lO. Co - compensas de la posición. Un a mon arquía es u na socie dad jerárq u ica, mo Mo ntesquleu, D iderot cree en ley ~ morales et:r~as, y lo mismo que y I~s valore~ d e los súbditos son los valores del ra ngo y la p osición Montesquí eu, también t iene concien cia de las vanacI.on:s mo rales entre s~c.IaL Es evidente que esta pa rt e de la teo ría de Montesquieu es re le- las sociedades. En su Sup lemento al v iaje de Bougalnvl~le compara l:u ~.IVISt:. Las p reguntas: "¿C.uál es el curso de acción más hon orable?" y ins ti tuciones polinesias con las europeas, ~ la com par aci ón favorece en ¿Cua~ es el cu r~ de ~cclón prudente y menos pe ligros o?", apa recen gran parte a la s primeras. Pero su concl USIón n o es qu.e de bemos r eem- como mt erpretac ío nes rtva lcs de' la pregunta : "¿Cuál es el m eior cu rso plazar inmediat amente el cat olicismo y la monogami a. po r sus al~er­ de acción ?", y no ha y luga r pa ra la pregun ta: "¿Cuál es el mejor mó- nativas polinesias, po rque este tipo de innovación d rástica d esorganiza- 176 177 rá la sociedad y multipli cará la infelicidad. h uiste en el ree mplazo irracionalme nte, y la receta para el mej oramiento social ind ica que gradua l de instituciones q ue [rustran el impulso y el deseo po r insti- en adela nte los ho mbres debería n comportarse racionalmente. Pero tuciones que permi tan su expresión. Diderot es casi el único escri tor más allá de las panaceas de la libre discusión y la educaci ón se ofrecen de la Ilustración que p uede adver tir sie mpre numerosos aspectos en pocas respuestas al pro blem a de por qué los hombres so n irracion ales y cada cuestión. En Le neven de R ameau · presenta un diálogo con el al de q ué tendrlan que hacer pa ra llegar a ser r acionales. Se siente un sobrino del compositor, quien representa todos los impulsos que una alivio a l pa sar de esta medi ocrid ad a la pasió n de Rou sseáu. sociedad respetable necesari a mente de saprue ba . pero a causa de los Se ha a tr ib uido di versamen te a [ea n-j acq ues Roussea u el surgimiento cua les ésta se convie r te luego en víctima en for mas más o menos en- del roma nticismo, ' a decade ncia de Occidente y - to que es más admi- cubiertas. Así, D iderot d a un enorme paso ade lante. Pla tón y los cris- sible- la R evolución Francesa. Circula el relato -cpo sible men te ap ó- ti anos consideraron malos a cie rtos deseos hum anos básicos y los colo- crifo- de que Thornas Carlyle cenaba una vez con un hombre de n ego- caron baj o un a prohibición, pero ¿qué su ced e, entonces, con ellos? Si d os, q ue se cansó de la Iocuacídad de Carlyle y se dirigió a él pa ra no se les p ropo rcion a una salida legítima, ¿no equivale esta p rohibici ón reprocha rle: "[Ideas, señor Carlyle , nada más q ne ideas !" A lo qu e a la prescripici én de una salida ilegítima? Y en ese caso, ¿no se gener a Carlyle replicó : " Hubo una vez un hombre lla mad o Rousseau qu.e .es- el ma l a pa rtir de lo supuesta mente bueno? La a rgu mentación de Di. rrib i ó un libro q ue no contente nada más que idea s. La segu nda ed ición de ro t no es convincen te. pero a taca la visió n cris tia na -y especialmen te fue encuadernada con la piel de los q ue se r ieron de la primera." ¿Qué protestante- del homb re en su punto más vul nerable. tu vo, entonces, ta nta infl ue ncia en lo que di jo Rousseau? Si el mal de la natural eza humana puede ser atribuido a cau sas espe· El sencillo y poderoso conce pto fundamental d e Rousseau es el de ctñcas, ¿qué sucede con el dogma del pecado or iginal? Si las camas es- una nat uraleza humana que está cubierta y distorsionada por la s ins- pecttícas del mal incluyen la propagación d e dogmas como el dogma del tituciones pol íticas y socia les existentes, peTO cuyos a uténticos des~ pecado original, ¿qué sucede con toda la em presa teol ógi ca? t5te es el y necesid ad es nos proporcionan un a base para l a moral y una medida pro ble ma p la nteado en form a más sistemá t ica por Rousseau. Sin em- de la corrupción de las inst itu cion es sociales. Su noc i ón de la n atura l ~a bargo, Rousseau no pu ede ser considerado si mp le mente como un o más human a es muc ho más sofist icada que la de otros au tores que han m- de los escr itores d e la Ilustración , en part e porque se colocó deli bera- vacado una natu raleza huma na or igina l, pues no n iega que la n atura- damente en contra d el ru mbo general de la Ilustración, y en pa rte leza humana ti ene una histori a, y que puede -como suce de Irecuen- porq ue se re vela como un filósofo de la moral incomparablem ente temen re-. tr an sformarse para dar lugar a nuevos deseos y móvil es. La su perior a cu alquier ot ro autor de l siglo X VIII con excepción de H ume his toria del h omb re comienza en el estado de n aturaleza, pero la visión y Kant. La mejor man era de po ner de ma nifiesto la irn po rt anoía de -R ous seau sobre el estad o de na turaleza es mu y distinta d e la de de Rousseau es considerar las d iferentes act it udes frente a la Iib er- Hobbes. En prim er lu gar, no es presocial. Los impulsos .naturales e tad asumidas por él y los escritores típicos d e la I lustraci ón. Pa ra irreflexivos del hombre no son los del engrandecimien to pe rsona l; el Montesquieu , Volt ai re y H el vecio por igu al, los ideales de libertad hombre natura l es impulsado po r el amor a si mismo, pero el am~ a polí tica K' enca rna n en la R evolu ci ón inglesa de 1688. La libertad sigo si mism o no se con tra pone a los sen timientos d e simpatfa y compasión . nit ica la libertad para los lores "whigs" y pan intelectuales como ell es: Roussea u observó que hasta algunos animales acuden en ayuda de pero para aq uel los a q uiene.sVolt aire llama "e l populacho" la obedien- e rres. E n segundo lu gar, el medio natural limi ta los deseos humanos. cia está todavía a la orde n del dia. AsI, en relación con el ú nico Rousseau ti ene plen a conciencia de lo que H obbes pare~ ignorar : pu nto en q ue esta ba n pred ispu estos a conve r tirse e n innova dores mora- q ue los deseos human os se des piertan a nte la presen cia de Jos objetos les, los escritores d e la Ilu stración adoptaron una posición que en de l deseo, y al hombre natural se te presenta n pocos objetos d eseables. esencia era arbitraria, y q u e acep taba el statu qua como un todo, au n- "Los únicos bienes que reconoce en el m u ndo son el ali mento, un a que lo cuestionara en par te, especialmente don d e afec ta ba a sus propios. mujer y el sueño. y los ú nicos males que teme son el dolor y el h amb re." intereses. No sor pre nde qu e estos supuestos radicales buscaran tan an- En ter cer lu gar, lo mi smo que Hobbee , Rousseau cree que en el esta do siosamente y aceptaran relacionarse con sus protect ores re ales: Diderct de naturale za aún no se efectúan ciertas d isti ncion es mo rales. Puesto con Ca ta lina de Rusia y Vohaire co n Federico de Prusia . En lo que q ue tod avía no ha y propiedad, los conceptos de justicia e injustici a no respecta a los prob lemas morales e n gene ra l. la ' critica social de la tienen sentido. Pero de aq ut no se deduce que, para Rousseau . los pre. I1ustra d ón no hace más que señal a r q ue los hombree se comporta n dicados morales no tengan do a plicación. Al .seguir los Imp ulsos de la 178 179 necesidad y d e la simp at ía ocasion al. el hombre natural es b ueno y no me, que se compor tó generosament e con un huésped de tempe ramento malo. La doctrin a cristiana del pecado original es tan falsa como la intolerable. R ousseau era un paranoico e hipocondriaco de l a peor do ctrina de Hobbes sobre la natu raleza. especie. del tipo qu e realmente padece perse cuc iones y esd cons ta nte- T ras el estado de natu raleza vien e la vida social. La experie ncia mente enfer mo y q ue. por lo tanto, puede justificar ante si mismo las de las ventajas de la empresa coo perat iva. la institución de la prop ie- ir radonalidad es con las q ue se en ajena a sus amigos . Pero su torturada dad . las ha bilid ades en la agricult ur a y en el trabaj o de 105 metales, sensibilidad y su tra bajada in trospección dieron fru tes no sólo en una con du cen en conju nto a form as complejas d e organización social au n- descr ipción de las emocion es humanas superior a la d e cu alqu ier otr o q ~ e no ha ya todavía instit uciones polí ticas. La institución de la pro- escritor del siglo XVIII, sino tambi én en un aná l isis má s sutil. p.Jedad y el crecimiento de la riqueza llevan a la desigu alda d, a la op re. Con posteri ori dad a Hobb es había quedado planteado el problema sió n, a la esclavit ud y. en consecuencia, al robo y a otros crfme nes. psicológ ico : "¿Por q ué los ho mbre! deben act uar de o tra forma que Como es posible h abla r debidam ente de lo que es mio O tu yo, co- no sea e n función de su propio pro vecho inmed iato?" Tanto en los es- mien zan a ten er aplicación los concep tos de justicia e inj ust icia. Pero crl tores franceses como ingleses. hu soluci ones tiend en a dividirse en el desarrollo de las dist in ciones mora les corre paralelo con un crecí- dos gr u pos. O se afirma la existencia de una fuente independiente de ~i ento de la de pra ~ación moral. Los mal es surgidos de esta deprava- altruismo en la naturaleza human a, o se sostiene que el altru ismo es ción ~r~ uce.n un Inte nso d eseo de instituciones políticas y legales. un mero amor a si mismo encubie rto. L a primera solu ción depende Estas mstrrucron es nacen de un con trato social. de una psicología a priori hecha a med ida para resolver el problema; Al igual q ue algun os teóri cos an teriores del contrato. Ro usseau no con- y la segunda, como ya se ha visto al exa mina r a H obbc s, es clara- side ró q ue nar ra ba un acon tecimiento h istóri co. Afi rma explícitam ente mente fa lsa. q ue está compro metido con un área de investigación en q ue no se dispone Ro u sseau termin a por diso lver más bie n que resolver el problema de hechos. Po r lo tanto, ela bora una h ipó tesis para explicar el estado pre- porque adv ierte que las nociones de interés propio y egoísmo no tienen sen te d el ho mbre y la socieda d, pero esta hipótesis no pu ede elevarse al el carácte r sim ple y elementa l que les asigna ron Hobbes y sus suce- n ivel de un hecho h istórico. Su explicación tiene, en efecto, la forma de sores. E sto se debe a dos razones, y amba s se encue ntra n en ROlLSSeau. un a explicació n fu ncional q ue muestra cómo cie rto! rasga! de la vida so- La primera es q ue el hombre q ue e! capaz de conside rar las alternativas cial sirv en a cienes fines. En el caso de las inst ituciones políticas desea de tener en cue n ta su propio interés o de tener en cue n ta el d e 105 establecer un contras te entre los fin es que podrían servir (y qu e estaba n demñs d ebe (au nq ue se decida por sus propios intereses) tener ya una destinad os a ser vir original mente en la exposición del contrato) y los re lación de sim patí a con los d emás. al menos en un grado tal que el inte- fines que real ment e sir ven. Según Rou ssea u, el Estado Fue introd ucido rés d e ésto s pueda p resentárs ele como un a altern at iva. La cri atura rec ién original men te como un instru mento legislador y ejecutor de las leyes na cida no es ego ísta po rq ue no se enfre nt a a las alte rnativas del al- q ue, al proporcionar u na j usticia imparcial, rectifi caría los des órderiés tru ismo y el ego ísmo. Incluso el psicópata no es egoísta. Ni el psicópata producido s por la d esigu aldad social Se pod ría hacer q ue sirviera n ue- n i la cria tu ra h an llegado al punto en q ue el egolsmo es posible. La vamente a est os fines, pero de hecho ha sido convertido en un insrr u- segunda razón es q ue en la persec ución de las met as h umana s m.u men to de l despotismo y de la desigual dad . En el estado de socied ad caracterí sticas es imposible sepa rar un a par te q ue responda a nuestros previo al contrato se necesitaban d irigente s q ue se d edicaran a evitar pro pios intereses y un a parte ded icada a las necesid ades de los demás. el abuso de l poder; pero, en realidad, esos jefes han estab lecido . y h an Hobbes describe a los hombres com o si fueran seres socia les sólo de uti lizado las .Ieye~ para c~ ul b l ece r un esta do d e cosas en q ue los pode- mod o contingente a tra vés de un contacto social accident al. Al me nos rosos y pro pletarlO s pudieron no sólo oprimir al pobre, sino invocar en la I nvestig(l ción . Hume conside ra que los homb res poseen una fuente la a utorid ad legí tim a para suste ntar su op resión. de simpatía por los d emás con inde pend enci a de sus propias metas. Esta es la exposición sob re el or igen de la desiguald ad con teni da R ou ssea u esti ma que 10 que loo ho mbr es buscan p ara si es una cierta en un trab.ajo q ue..R oussea u prese ntó en u n concurso organizado por clase de vid a vivida en un cier to t ipo d e rela ción con los d emás. El la Acad emia de D IJon , y que no ganó el premio pero fue publicado v.rdaderc amor a si mismo. n uestra pas ión pri mitiva, p roporcion a la en 1758. En esa époc a ya ten ía cuarenta y seis años. C uatr o afias m ñs noción d e un a relaci ón recí proca del si mismo con los otros, y de ese t ard e pubilcó el Contrat o social y Emilio. A consecP'::,lL;a ne ei.io mo do u n a base para la aprecia ción de la justici a. Las vir tude s más tuvo qu e ab andonar Fran cia. Dura nte su ex ilio se refugió jun to a H u- complej as se desarr oll an grad ualm ent e :1; med ida q ue se educa n los 180 181 sen n m ren tos mor ales más simples. Las simplicida des morales del cora- "j4Td , p arece insist ir en que u na verdad era conci~ncia s ~e mpre es acce- zón consti tuyen una gu la segura. sib le. Si la cons ultam os. todavía podemos extra viam os intelectualmen - Sin emba rgo. cuando conside ra mos estas simp licidades d escub ri mos te. pero no moralmente. Po r eso, cuando la concienci a se. institu ciona l.iza u n agud o contraste en tr e lo que ordenan y lo que es ordena do por la en la forma de asa mb leas deli berativas cuya preocupación por el bien moralidad q ue han producid o las inst ituciones exis tentes. La reforma común y las n ormas de just icia las convierte en expresiones d e. la vo- de esas inst ituciones cons ti tuye, po r lo tanto, la condición previa de luntad genera l, sigue siendo verdad que " la voluntad general Siempre una sistemática refor ma mora1. La ci vilización produ ce continuamen te ti ene razón y promueve el beneficio público, pero no se de duce q ue nuevos deseos y necesidad es, y estas nuevas met as son sob re todo ad- las deliberaciones del pueblo sean sie mpre igualme nte cor rec tas.. N ues- q uisit ivas ya q ue se relacionan con la propiedad y el poder. Los hom- tra voluntad tiende siemp re a nuestro prop io bien, per o no Slem pre bres se vuelven egoístas a tr avés de la mulripücacj ón de los intereses ve rnos lo q ue es ese b ien; el pueblo nunca se corro mpe, pe ro Ir ecu en- pri vados en una sociedad ad qu isiti va. La t area del reform ador social. temente es engaña do y en tales ocasio nes sólo parece quere r lo q ue por lo tanto. consiste en esta b lecer instituciones e n que la primitiva pre- es mal o" .t>1 ocupación po r las necesida des d e los demás sea resta blecid a en la forma Lo más d a ro en este pasaje es q ue R ousscau da po r sup ues to que de un a preocup ación por el bien común , Los hombres tienen que apren- h ay un ú nico b ien común , q ue los deseos y n ecesid ades. de tcxlos. los der cómo en las com un id ades avan zadas no pu eden actua r como in di- ciu dadan os coin ciden en este bien, y q ue no hay agrupamientos SOCiales viduos particulares, t omo hombres, sino más bien como ciudadanos. ir reconcil iables d entro d e la sociedad. En cua nto a la naturaleza de este Los de ta lles par ticulares del ordenamiento po lítico que propone bien com ún, en el peor d e los casos podemos calcu lar mal. Pe;o, ¿po r Rousseau apenas viene n al caso, pero lo que imp orta es su conce p ción qué se multipl ican, e n tonces, los inte reses pa rt ic~ la.r: s? ¿Por q~ e .se des- de la política como la expresión, a tra vés de institu ciones, d e una au - cuida el bien comú n? La brillante, aunque pnrmuva, a preciaci ón so- téntica volu ntad comú n, "l a voluntad general", que contra pone a "la cio lógic a de Rousseau so bre la natural eza divisiva de la sociedad mo- volun tad d e todos" , que es, po r as' decirlo, la suma de las voluntades denta apenas es cohe ren te con sus aseveracion es en otras pan es co n individua les. Esto n o es, sin e m ba rgo, u na cuestión poll tica ajena a la respe cto al pode r y a la u niv ersa l ida~ del &e n t~ m ie nto mo ral. . Este d i· moral. "La soci edad tiene q ue ser estud iada en el individ uo, y el indi- le ma no es pri vativo de Rousseau.vfií puedo libera r a da SOCieda d de viduo en la sociedad ; los que quieren sepa rar a la políti ca de la moral la corrupción median te un llamado a pr in cipios morales universalmente nunca compre nde rá n a ni nguna de las dos," ¿Q ué s ign ifica esto? Como válidos d e los que deben d ar test imon io o todos los corazones, o tod as lo ha rfa notar más ad ela nte Kant, Rcusseau com prend ió que no puedo la s mentes, o ambas a la vez, e ntonces, ¿cómo pudo corromperse la contestar a la. pregunta: "¿Qué d ebo ha cer?" hasta q ue h aya con testado sociedad e n primer lugar? Este d ilema solamen te ~uede evi.ta r.se .negando a la pregunta : "¿Q uién soy yo?" Pero toda respuesta a esta pregu nta la posib ili dad de abolir la corrupción d e la SOCle:ta ~ ~ insis ti endo en especí ñca ra -lo que no fue comprendido po r Kan t- mi lugar en u n q ue la sociedad no es ho mogénea y en c;lue los prIDClplos morales q u e nexo de relaciones sociales, y es dentro de éstas y de las posibilidades se invocan expresa n los deseos y necesidad es de algunos pero no de que ponen a nu estr a d isposició n donde se descubren los fines a la luz ot ros, y en q ue al apelar a esos principios, sólo se pu ede eSFar la de los cuales pu eden crit icarse las accio nes. Pero si conside ro, lo mismo coincidenc ia de aq ue llos cuyos d eseos y necesidades son del ti po per· qu e R ousseau, que el orden soci al al que per te nezco real men te está rin ente. corrom pido y es corruptor, tendré q ue descubrir los fines de la acción El segundo camino fue seg uido por Ma rx , q ue ha bló con a probación moral no implíci tos e n las form as de acti vidad social ya comp artidas del " sim p le sentido mora l d e Roussea u", y el primer camino po r los con mis semejantes, sino en una form a de vida social q ue no existe conser vad ores que reaccion ar on ante la R evol ución Francesa. De a,:uerdo aú n pero que podría ll evarse a la existe ncia. ~Q ué autorida d tiene sob re con éstos, tod os los corazon es humanos a la vez están cor romp idos y m! esta forma de vid a social aún no existente para proporcionarme tienen conciencia de una ley que los juzga. El corazón ? uro n o puede normas? La respuesta de Rousseau indica que será conside rada como con traponerse al orden social im pu ro, porque la im pureza sólo se en- un orde n justo por el corazón no corrom pido. Si R ousseau dijera en- cuen tra en el or den social por qu e está primero en el corazón, y está to nces e-co rno a veces parece suoeder-. que el corazón sólo se aleja de en todos los corazon es. La doct ri na del pecado original -<all ada en la corrupción en un orden socia l justo, caerí a en un círculo lógicamente vicioso. Pe ro e n reali dad R c usseau , especia lmente en L e uicaire m uo- 11 Con l7alo social. 1I, !I. 182 185 Burle, a toda Val en de Maistrt- es la réplica del coneervadorísmo a Ro~ueau. Hay un modelo recurrente en la historia de Occidente desde el uglo XVIII en ~delante en que todo fracaso de imp ortancia en la lu- ch~ ~e -la humamdad por el mejoram ien to y liberación de sí misma es r,eclbldo com~ una nueva demostración del dogm a del pecado origi nal. El tono cambia: un R einhold Niebuhr sobre el fracaso de la Revolución Ru~a es mu y d iferente de un de Ma istre sobre el fraca so de ila Revo- luci ón Fran~a_ Pero el ca pital dogmático e n el negocio es el mismo. U?a ~e las virtudes cardinales de Rcusseau es h aber pedido una ex. pl ícací én ~e los males especí ñcos de la vid a humana, y h aber abierto 14 ad el. cammo ~ara ~ue la espera nza sociológica reemplace a la desee- pera~ó? teológica. Sm e~~a.-go, Rou sseau mismo era pesimista: "el des. cubr~mlento de las cond lcl~nes que constit uyen el requisito empírico Kant pr.evlO para la re.f~rma social p~ede co?duc.ir por 51 mismo al pes l- mlSl~o. Y al e specI ÍJca~ las condk:~on es clim áticas, económicas y sociales Ka nt se u bica en u no de los grand es hi tos divisor ios de la historia de previas a la d emocraCia se ve obhgado a llegar a la conclusi ón de que la ética . Quizá para la ma yoría de los a utores posteriores, incluso para sólo un pueb lo en Eu ropa está capacitado para ella: los corsos. muchos que conscie n teme nte son an tika ntianos, la ética se d efine como tema en t érmi nos kantianos . Para muchos que nunca han oíd o h ab lar de la filosofía , y mucho menos de Kant, la moralid ad es a prox imada- mente lo q u e era para Ka nt. La razó n de esto sólo puede insinuarse cuando se haya comprendid o lo q ue Kant dice. Pero al comenzar se tie ne que poner en cl ar o una cuestió n m uy general con respecto a Ka nt. En cier to sen tido fue a la vez un t ípico y supremo representante de la Ilustración: típ ico a causa d e su cree ncia e n el poder del razo- namien to valien te y en la eficacia de la reform a d e las institucio nes (cuando t od os los E stados sean repúblicas no habrá más guerras) ; su- premo porque e n sus pensamientos o resolvió los recurrentes problemas de la Ilustraci ón, o los volvió a formular en una form a mu cho más fruc tífera. El más grande ejem plo de esto es su síntesis de esos dos ídolos de la Ilustración, la física de Newton y el e mp irismo de Helvecio y Hume, en la C.,.{tica de la 1'a l Ón pum. Los emp iristas h ab ían soere- nido que tenemos fundamen tos racio nales para no creer e n nada más allá. de lo q ue ya ha sido encontrad o por nuestros sentidos: y la física de New ron of rece leyes a plicables a tod os los sucesos en el espado y en el tiem po . ¿Cómo reconciliar ambas pos icion es? Ka nt sostiene q ue podemos contar con la segu ridad a priori de q ue tod a nuestra expe - riencia ser á gobern ad a por leyes, y gobe rnada po r leyes a la man era de la causalid ad newtcniana, no en virtud del carácter del mu ndo ex te- ri or, sino en virtud del carácter de los conceptos medi ante los cua les capta mos ese mundo. La expe rie ncia no es una mer a recepción pasiva de impresiones: es una ca ptación y comp rensió n activa de percepcio- nes, y ain los conc ep tos y categorías con los que ordenamos y enten- demos las percepcion es carecería d e forma y de sign ificarlo . "Los con- 184 185 ccptos sin percepciones son vados, las percepciones sin concep tos son diferentes esq ue mas morales, y Ka nt insistió en q ue sus propios estu- ciegas." diantes se familiari zaran con el estudio empírico de la naturaleza hu- La ~eoría. ka nt iana .de l conocimiento, au n con un bosqu ejo tan so- ma na. P ero, ¿qué es lo que convie rte en morales a es~os esque mas? mero, tiene Importancia, por Jo menos en dos sentidos, p ara la teor ía ~Qu é forma de be tener un precep to para que sea reconocido como pre- de ~a moral. P uesto q ue las relaciones ca usales se descubren sólo cuando cep to moral? . ' ap l.lcamos las calegadas a la exper iencia, no hay forma d e i nferir re- Kan t emp re nde el ex ame n de esta cu est i ón a pa r u r de la asevera- Jaciones c~u5al~s fuera y más all á de la experie ncia. Por 10 tanto, no ción inicial de q ue no ha y nada in condicio nalmente bueno, excepto podemos mfenr del orden ca usa l de la naturaleza un Dios q ue es el una buena voluntad. La salud , la riqueza o el intelec to son buenos autor de la natura leza. La natu ral eza es completa mente impersona l y sólo en la med ida e n que son bie n em pleados. Pero la bu en a voluntad n ~ moral ; puede ser conside rada como si fu era el producto de un di. es bue na y "respla ndec e como u na pied ra preciosa" a un cuand o "por senador gra nde y benevolen te, pero no podemos afir ma r que es tal cosa. la mezquindad de una na tu raleza madrastra" el agente ~ o tenga la Por eso tenemos que buscar el reino de la moral fuera de l reino de la fuerza . la ri queza o Ia habilidad suficien tes para produCl~ el estad o naturaleza. La moral tien e q ue ser independien te d e lo que sucede de cosas dese ab le. As!, la ate nci6n se centra desde el comie nzo en la en el mundo, po rque lo que sucede en eJ mundo es ajeno a la mo ral. volu ntad del agente, en sus móviles o intenciones. y no en 10 que Adem ás, el procedim iento de Kant no consiste nunca en buscar e-como realmente ha ce. ¿Qué móviles o intencion es hacen buena a la buena lo . hicieron D~rtes y algunos em pi ristas-, una base para el conocí- voluntad? miento, es decir, un conj unto de primeros principios o datos sólidos, El único móvil d e la b uena voluntad es el cum plimien to de su de- c~n el C!n de reivi ~dicar nuestra pretensión de conocimiento contra alg ún ber por amor al cumplimiento de su deber. Todo lo que intenta hacer hi pot ético escép tico. Kant d a po r supuesta la exist encia de la ' ari tmé- obedece a la intenci ón de cu mplir con su deber. Un hombre puede tica y la mecán ica ne wtonia na e investiga cómo deben ser nuestros hacer lo qu e. en realidad, es su d eber respo nd iendo a rnéviles m uy conceptos para que estas ciencias sea n posibles. Lo mismo sucede con d isti ntos . U n comerci ante q ue entrega el ca mbio correc to puede ser ho- la moral. Kant d a por supuesta la existencia de una conciencia moral nesto no a ca usa de que es su deber ser honesto, sino porque la hones- ordinaria. Sus p rop ios padres. c uyos sacr ificios h ablan hecho posible tidad trae buenos resul tados al atraer a la clie ntela y aumentar las q ue él se edu cara. y cuyas dotes intelectuales eran nota blement e in fe- ganancias. Y es impor tante hacer nota r aq uí que u na volu ntad p.uede riores a las suyas, le parecían ser rnode los de simple bo ndad. Cua ndo no llegar a ser buena no sólo porque cu mp le con el de ~r en virtud Kant ley6 a Rousseau, las ob servaciones de éste sobre la dignidad de de móv i les egoístas, sino ta mbién po rque lo cumple .en :Irt~d d e. mó- la natu raleza hu man a ordinaria le lla ma ron inmedi ata mente la at en- viles altruistas. tos cuales, sin e mba rgo, surgen de la inclinaci ón. SI soy eió~. La roneienc~a moral de l~ .natur aleza human a ord ina r ia proporcio na una persona amistosa y alegre por na tu ral eza. que gusta de ayudar a al filósofo u n ob je to de a n álisis, y, como en la teoría del conoci mien to los d emás, mis actos altru ista s -que p ueden coincidir con ]0 que de la tarea del filósofo no es busca r un a ba se o una reivi nd icaci6 n sino hecho me exige el deber-e quizá se realicen no porque el d eber los averigua r c uál debe ser el carácter d e nuestros conceptos y pre~eptos exi ja. sino simplemente po rq ue tengo una inclinaci6 n a comportarme morales pa ra que la moralidad sea p osibl e tal como es. de esa m anera y disfruto de ello . En este caso, mi volu n tad no llega Kant se ubic a, p?~ lo ta nto, e ntre los filóso fos que conside ran q ue a ser decisiva mente bu ena, 10 mismo que si hubier a actuado por un su .tarea es u n an álisis pO$l even lum: la ciencia es lo que es, la roo- in terés egoísta . Kant raramente me ncion a y nunca profundiza la dife- r ~hdad es Jo que es. y nada puede hacerse al resp ecto. Esta visió n esen, re nda entre las in clin acion es a actuar en un sentido o en otro; y esta- cialment e conservadora es ta nto más sor pre ndente si se tiene en cuenta blece todo el contraste entre el deb er. por una pa r te, y la inclinación que 1.01 v i d~ de Kant (1724-1804) transcurr e en un pe ríodo de rápido de cualquier tipo, por la ot ra. P ues la inclin aci ón pertenece a nuestra cambio social , Una pa r te de la exp licación de las act itudes de Kant de terminada naturaleza Hsica y psicológica, y no podemos. según Kant, quizá ' sea biográ fica: Kon igsbt'tg, cercana a los límites orientales de elegi r nuestras inclinaciones. L o que podem os hacer es elegir entre Prus ia, no era u na metrópoli ; y Kan t vivió un a existencia acad émic a nuestra inclinación y nu estro deber. ¿Cóm o se me hace presente. eT~­ aislada. Pero mu cho más importa nte es el hecho de que Kant conci bió Lances, el deber? Se presen ta como la obediencia a una ley que es unr- ~u ta rea como el aislam iento de los eleme ntos a priori _ y, por lo ta nto, versalmen te válida pa ra tod os 105 seres ra ciona les. ¿Cuál es el conteo ínmut abl es-, de la moralidad. En diferentes socieda des quizás ha ya nido de esta ley? ¿Cóm o tom o con cien cia d e eUa? 186 187 T omo conciencia de ella como un conj unto de precept~ q ue puedo tegórico no está limitado po r ninguna condic¡ó~. Simpl.emen te. tiene la establecer pa ra mi m ismo y qu erer coheren teme nte q ue sean obedecí- forma "Debes hacer ta l y cua l cosa". Una versíén del tmpe rauvo cate- dos po r todos los seres racionales. La prueba d e un aut éntico im pe- górico ka ntiano aparece. po r cierto, en expresiones morales comu.nes rativo es q ue puedo universali zarl o, esto es, qu e puedo quer er q ue sea de nuestra socieda d: "Debes hacerlo ," "¿Por qué?" No hay un motrso. u na le y univer sal o, como lo señala Kant e n otra formulación, que Sim pleme nte de bes hacerlo." La eficacia del " No ha y un motivo" re- puedo q uerer q ue sea una ley de la na turaleza. El sentido de est a ú l- side e n qu e establece un con traste con los casos en que se d ebe h acer tima for mu lación es poner de relieve q ue no sólo d ebo se r capa z de algo po rque n os trae rá placer o provecho o p:oducir á al~n resu.hado querer que el precepto en cue stión sea recono cido universalme n te como que deseamos. A51, 11a distinción entre impera tivos categóncos e ?~poté­ una ley, sino q ue también debo ser cap<ll de <)uerer qu e sea ejecu tado ricos es, a este nive l, una d istinción Iami liar, Lo q ue no es fa miliar es universa lmente en las circu nstancias a pro piadas. El sentido de "ser ca. la prueba ka ntian a de la capacidad para universalizar el precepto e n paz de" y " pod er" e n estas formul aciones eq uival e al de " poder sin form a consistente, pu es 10 q ue no está prese nte en nuestro dLSCUl'SO in consistencia" , y la ex igencia de consi stencia es parte de 13 exigencia moral cotid iano es el conce pto de un criterio racional - y en cu anto de racionalida d en u na ley q ue los hombres se prescriben a si mismos racional, ob jerivo-. para decidi r cuáles son los im pera tivos morales au- como seres racionales. El eje mplo más ú til de Kan t es el del ma nteo tén ncos. La importancia h istórica de Ka nt se debe en par te a que su nim iento de las pro mesas. Supóngase q ue estoy ten tado de romper una criterio está dest in ado a reem plazar dos cr iter ios mutuamente excl u- promesa. El precepto segú n el cual pienso actuar puede for mularse yentes. así: " Me es posible romper una pro mesa siem pre que me conve nga," Segón Kant, el ser raciona l se d a a 51 mism o lo~ m~ndatos de la ¿Pued o querer con sistenteme nte que este precepto sea unive rsal men te moralidad . No obedece más que a sí mismo. La obediencia no es auto- reconocid o y eje cu tado? Si tod os los h om bres act ua ra n de acu erdo con má tica po rque no somos sere! ·compl eta mente racion al es, sino co~pu es­ este precepto y violaran sus p romesas cua ndo les conviene, evide n t - tos de ra zón y de 10 q ue Kant llama la sem ib ilidad, en la que in cluye me nte la práctica de for mu lar promesas y con fiar en ellas se desvane- todo nu estro modo de ser fisiológico y psicológico. Ka n t con tra pone lo cerfa, pues na die serta ca pa z de confiar en las prom esas d e los demá s, qu e denomina " amor patológico" -exprest ón que no d esigna u n amor y, en consecue ncia , ex pres iones de la Iorma "Yo pr ometo . . . " d ejarían mórbido e inhumano. sino un afecto natural. esto es, el amor q ue surge d e tener sent ido. Por eso qu e rer q ue este prece pto se u n iversalice es en nosotros espontá neamente- al "amor q ue puede .ser ordenado", es q uer er q ue el manteni mie nto de las promesas ya no sea pos ible. Pero q ue· decir, la obediencia al im perati vo categó r ico que se id en t ifica ~ ~I re r q ue }'o sea cap az de act ua r de acuerdo con este precep to (lo que amor al prójimo orde nado por J esús. Pero J esús no puede consn tuu de bo querer como parte de mi volun tad de que el precepto sea unive r- para nosotros un a au tor idad moral; 0 , más bien, lo es sólo e n la m e- salbado) es q uerer que sea capaz de formular promesas y violarl as, y dida en qu e nuestra na turaleza racional 10 reconoce como tal y le esto im pli ca qu ere r que la p r ñcrica del ma nt enimien to de la! promesas acuerda autorida d. Y si ésa es la au tori d ad q ue acepta mos, lo que en con t inúe con el fin de que pu eda sacar provecho de ella. Por eso querer últ ima insta ncia se nos presenta como tal , es de hecho nuestra propia que este precep to sea un iversa lizad o es q uerer a la vez que el manteo razón y no ] e.sw. Podemos ex presar esto mismo e n otra form a. Su pó n- ni miento de promesas subsista y no su bsista como práct ica. Asl, no gase q ue u n ser divino - real o su puesto- me o:dena hacer ~tgo. Sólo pu edo un ivers al izar el precepto en forma con sistente. y, por 10 tan to, debo ha cer lo que ordena si lo que ordena es JUsto. Per o .51 es toy en éste no pu ede ser un verd adero im per ativo moral o. como 10 lla ma la situ ación de juzgar por mi m ismo si lo q ue ordena es Justo o no, Kan t, u n imperativo categórico. entonces no necesit o que uro ser divino me instruya con res pecto a !o Al darles la denominación de categóricos, Ka nt comrapone los im- q ue debo h acer. Cad a uno de nosot r os es, ineludiblem ente. su propia pera tivos morales a los impe rati vos h ip otéticos. U n im pera tivo hipo. auto r idad m oral. Comprender esto - 10 que Kan t lla ma autonomía d el t ético tiene la forma "Debes hacer tal y cual cosa si .. ." El si p uede agen te moral- es comprend er ta mb ié n que la au tori da d ex te~a , a un introdu cir dos tipos de condición. H ay im per ati vos hi potéticos de h a- si es di vina , no puede pr oporcion ar un cr iteri o para la moralidad. Su- bi lidad: " Debes h acer ta l y cual cosa (o, 'Haz tal y cual cosa') si q u ieres po ner que. puede h acerlo imp lica d a ser culpable de ~eteronoml.a, es ob tener este res ultado " (v. g., "Apriet a la peri lla si q uieres tocar el decir, de l in tento de someter al agente a u na ley ex tencr a, s.l mi smo, umbre'') : y ha y im pera tivos b ipo t érlcos de prudencia: "D ebes h acer t al ajena a su n a tura leza de ser racional. La creencia en la ley d lvlO.a ,como y cual cosa si d eseas ser feliz (o, ' para tu beneficio"} .' El imperativo ca- fuente de la moralidad no es el único ti po de heteroncmía. SI m ten- 188 189 . l¡ d d pornue la vir tud y la Iel í- ta mos e ncontrar un criteri o para eva lua r los preceptos mo rales en rl 1.. felicidad ; se necesita de la ínmorta I a -'d, I r berud es el conc epto de felicidad o en el de lo que satisfarí a los de seos y neceel . I d ma nifiestamente no coincide n e n es ta VI a, y a I d t il a . . t órico Pues sólo en los acres e dada humanas estaremos igualmente ma l enca minados. El rein o de 1, inclinación es ta n aje no a nu estra naturaleza raciona l como cualquier supuesto previo de l Im perat iVo ca eg . . óri : nos liberamos e a nhedie nCla al I~~rat~vo ~teg n~~be$ del im perativo categóri co sólo - -<.. d 1 . -..4dumbre mandamiento d ivino. Por eso la tMa~~rla d e Aristóteles es tan inú til a nu estr as propias IDch naclo nes. E bed En _ ._ sen tido de bes " 1 .paz de o ececer- e n eo« , para la moralidad ro mo la ley de Cr isto . puede aphcarse a un agen e c bedf' -~ im lica que uno se: h a liberado Es inútil. en todo caso, po rque no puede proporcionar una gul. Implica puedes. y ser ca paz d e o . ", p r las in clin aciones. sim- fija. La noci ón de felicidad es ind efinidamente vari able po rque depende rle la determin ación de sus propias aCCione , • po "6 delennina da pol la l " " que gufa a accr n de las variaciones en el modo de ser psicológico. Pero la ley moral debe plcm ente por q ue e Impera~ lvo . h 'potético Éste es el con tenido - ser complet amente invar iable. Cuando he descub ierto un im perativo im:linación es siempre un Imperati vo 1 . categórico, he descubierto una regla que no tie ne excepciones. En UI1 de la libertad moral. . . . bl e y se acrecienta corto e nsayo titulado "Sobre el su puesto derecho a mentir por morivot El pod~r d e esta de scr ip ción kantla~a es :~~:~acat~górico se aparta benévolos", Kant responde a Benjamin Constane, que lo hab la cr lt l- y no dismm uye cua;;~~: dpoa::t~:~~o~~a~m~ntianas de creencia en Dios cado sobre ene punto. Supóngase q ue un pro ba ble asesino me interroga .leI d udoso apoyo o c . poder ? En el curso de la sobre el pa radero de una futu ra víct ima, y que yo miento con el fin de y en la inmortalidad. ¿De dónd e de~IV~ este , ' -b- moral en el sen- "" H d ib i el Surulmlento d e !"' .... salvarla . El asesino proced e fuego a segu ir mis indi cacion es, pero - sin expoSICIón de urne cscr '0 . 1 "meros signos de l re- " tido moderno. unque A podemos exa m mar os prt Hume su u n-. q ue yo lo sepa- la víctima se e ncamina precisamente al lugar h arl a el que he enviado al asesino. En consecue ncia. el asesinato se produce conocimiento filQ!i ófico d e este debe$ en un autor l'opme~n en Kant este . . le un lugar centra. • a ca usa de mi mentira, y soy responsable precisamente porque he men o Iita rismo no le permite aSignar l ' ue absorbe todo fa q tido. Pero si hubiera d icho la verda d. pasa ra lo qu e pasar a, no podrla debt:$ no sólo ocupa una posición ce ntra . sl: m teto de su conexión ser respo nsabilizado ; pues mi de ber es obedecer al impera tivo y no con- de más. La pal ab ra ck.be; no sólo se se~a~ :;:;enni~do o la realización sidera r {as consecuencias. La semeja nza e ntre Kant y Bu tler es notable, hásica co n el cum plim iento de un P pel Se vuelve singu la r mas b ien y no es una casua lidad que ta nto en Kant como en Butler la in sistencia de las Iunciuncio nes (e 1 u n careo - e partlcu . ar o b di ia a los im peratl'v . os Ii términos de la o e rencia en las cons ecuencias irrelevantes se equilibre con una invocación a la q ue plu ral, y se d e me en érm i d mandatO!! que con tienen • decir en t rmmos e . teolog ía. Kant sostiene que mi deber es un deber que no toma en morales ca teg Ón eos, es , i ó del im per a tivo ca tegónco de - cuenta las consecuencias, sea en este m undo o en el próxim o. No el nuevo deb es. Esta misma separ~CI n de las circu nstanda.1 so- tiene nad a de la crudeza e insensibilidad de 1~ util itarios teológicos. acontecimientos y necesidades COldlt lDgentl:'d Y, en una forma aceptable Pero lod a vla sost iene, o m ás bien asevera, que serta intolerable qu e la " I " 1 1 menasen os sen I o . l ria les o conv rer e a iedad individualista Y ltbera . fel icid ad no coronara fin almente el deber. Pe ro lo pa rticular de l caso de precepto moral para la emergente $OC be le permite re- es q ue si la feli cidad es un a noción tan indeterm inada como Kan t Hace que el ind ividuo sea m?ralmente : . l~~~riad de perseguir sug iere en otras partes - yen for ma correcta. pues la noción kantia na cha.13r tod:u' las. a~to~idades exten:~'a~;eotra cosa. Esto último quizá de felicidad h a sid o separada de cualq uier noción de fines socialmente lo que qUie re SID rnsmuar que de . I . "~. dados-por Kant " , . e o Los. eJem p os npícos r- establecidos y de la satisfacció n que ha de obtenerse al alca nza rlos-e, sea menos obVIO q ue o pnm r . . di 1 q ue no debemos . , . ategóncos nos leen o . apena s pued e introducir aq uí e n form a con sistente la feli cid ad como de pre tend idos Imperativos c . . id rse ele Pero en lo que . men tir no SU ICl a... , ' recompensa de la virtud. Aunq ue no sea bu scada - y sea , po r cie rto. hacer : no VIOlar pr~~ es.as. no • de be mos dedicarnos y a los Fines la recompensa de la virtud sólo en ta l caso-e, la feli cidad es aq u ello sin se refiere a las actiVidades a la s q U . 7 1 im perati vo categ n eo pa. 6 . rece q uedarse en lo cua l toda la empresa de la moralidad casi no tend ría sentido. Y esto que debemos pers~u l r, .1' . 1 f en que conducimos nuestras implica una admisión tácit a de que sin una noción semejante, no la sile ncio. La morahdad l imita as armas pe o no les da una dirección. morali dad misma , sino la in ter pretación 'kan tia na de ella ap enas tie ne vidas y los medios con que lo hacemos, r 1 uíer for ma de vida que sentido. Así la moralidad sanciona, al parecer. cua q la expresión de Segú n Ka nt. la ra zón práct ica presupone u na cree ncia e n Di os, en sea'com pa ti ble con el mantenimiento de las promesas, la lib ert ad y en la inmortalidad. Se neces ita de Dios romo un poder la verdad. etcétera. 1 an lerior se acerca más capaz de realizar el summum bonum, es d ecir . d e coronar la virtud con 11n aspecto relacionado es trecha me nte con o 191 '90 . o u Pero las consecu encias de IU d oc- a temas de i nte rés fil osófico d irecto. La doctrina del imperativo cate- forma más grosera de des~tlS~ . I _ hacen pe nsar q ue el inten- .. górico m e ofrece una prueba pa ra rechazar las máximas prop uestas, tr in a - por 10 menos. en la lllSlOna • a emana 1 l et amente independilente to de VIsta mora comp . '6 pero no me dice de dónde he de ob tener las máximas que plantean, en lo de encon trar un pun l búsqueda d e una l1usl n, y del ord en social puede identifica~ con a eros servidores conformistas pr imer lugar, la exigencia de una prueba. Asi, la doc tr ina kan tia na _ ..1 e nos conv lerte en m 11 es parasita ria con res pecto a alguna moralida d preexistente, de la que HIn una búsqul:Ua q u d que la morali dad de aque os nos pe rmite e ntresacar ele me n tos; o, más bien, d e la q ue nos p erm itirla líel or den socia l e~ muc~:I:¡O~f:n °e6di go que no exprese. por lo emresacarlos &i la prueba que propo rcion a fuera u na e n q ue se pu· q lle recon ocen la Im Jl?S1 '1 deseo! y la s n ecesida des de los hombres menos en algu na medida, os. di era confiar. Pero e n real idad no es digna de confianza, incluso en e n circunsta ncias sociales particulares. sus prop ios términos. Pu es la prueba kantian a de u n verdad ero pre- cepto mora ) es Ia posibilidad de universalizarlo en [a rm a cons isten te. Sin em bargo, con suficien te in gen io, casi tod o precepto puede ser uni- versalizado co nsístenteme me. T odo lo q ue necesito hacer es caracteriza r la acción p ropuesta en una form a tal q ue la máxim a me permita ha- cer lo que quier o mien tras prohíbe a los demás h acer lo que a nular la la máx ima en caso de ser universalizad a. Ka n t se pregun ta si es posible consiste ntemente u nive rsal izar la máxima d e q ue puedo violar mis pro- mesas cuand o me conviene. Supóngase, sin embargo, que hubiera in- vest ígado la posibilidad de u niversalizar ccesínen tem ente la máx ima de q ue "Yo puedo violar mis p ro mesas sólo cuando ... oo. Ei espacio en blan co se llena con una descripció n ideada en forma ta l que se ap lica a mis actual es circunstancias, a muy pocas más, y a n ingu na e n que la obe diencia d e alg uien más a la máxima me produ jera ínconve níe n- tes, y m ucho menos me demostrara que la máxi ma no es capaz de una universalid ad consistente. Se de du ce que, en la prá ctica. la prueba d el im perativo categórico sólo im po ne res tricciones a los q ue no están su- ficien temen te dotados de ingenio. Y ésta no e ra segurame nte la inten- ción d e Kant. La vacuida d lógica de la pr ue ba d el imp erativo ca tegórico tiene por si misma una importa ncia social, Puesto que la n oción kantiana de deber es tan fo rmal que pued e d ársele casi cua lquier contenido, q ueda a n uestra d isposición pa ra proporcionar una sanción y un móvil a los deberes especñícoe que pueda p roponer cualquier trad ición socia l y moral particula r. Pu esto que separa la noción d e d eber de los fines, propósitos, deseos y ne cesidades, s ugiere que sólo p uedo preguntar al segu ir un cur- so de acción propuesto, si es pos ible q u erer consiste ntem ente q ue sea uni versalizado, y no a qu é fi nes o propósi tos sirve. Hasta aq u í, cua l- quier a que ha ya sido educado en la noción kantiana del d ebe r habrá sido ed uca do en u n fácil conformismo con la au torid ad. Nada podría estar más lejos, por cier to, de las in tenciones y de l esp íri tu de Kant. Su deseo es exhibir al individuo moral como si fu era un .p unt c d e vista y un criterio superior y exteri or a cualquier orden . . n rol prd' · d MUel o . n la It od a, p etO n o szr;! social real . Simpatiza con la R evolu ción Francesa. Odia el servilismo y u Sobre el refrán: Eso pu. ·.iT.Óo inglesa al cuid ado de G. R a . valora la independencia de l espír itu. Según él, el paternalismo es la tiell, en K anl , tr adu cción Y comp' act 195 192 mente e n sus último s escri tos, frecuentemente trata a los co ncep tos como si fuera n entidades intemporales ind ependi entes d e los cambios de l rnun- do. Pero au n aqu t hay ge neralmente una clá usula salvadora que pone en cla ro q ue ésta es sólo u na ma nera de hablar. Si, por consig uiente, la his toria de la ét ica constituye para H egel la cla ve pa ra la com prensión de la étic a, la filoso fía hegeli a na debe reco- rrer el terreno ya examinarlo en estos ensayos y algo más . Asf lo h ace, }' en una divers ida d de mod os. Las ex plica ciones de la moralidad y su 15 h istoria ofreci das en la Fenomeno logia del espíritu y en la Filoso/la del derecho no son de ni ngun a ma nera id énticas. Además, po r lo menos e n la Fenom eno logía, H egel recorr e el mismo t erreno más de una vez e n H egel y Marx difer en tes for mas. I ntent aré, por lo tanto, d eli near la visión general d e H egel sobre la h istoria de la moralidad; lu ego, observar lo que es escla- Ca~rla una cierta satis.lacci6n conv enir H . . recedor en sus ca mb ios de opini6n, y, finalmen te, criticar la propia solu- la hIStoria de la éti ca ' a egel en la culmmaoón de ción d e H egel. . en parte porq ue H -I ' id histor ia de la filosofía termi naba con él- -e- m ism o COIlS ¡ eró qu e la H egel conside ra que las formas más ele me ntales de la vida human a todas las posicio nes funda men tales hab/In c~;~omás ral.~n a ún , porque son esenci alme n te no reflex ivas. El individuo se encue ntra absorb ido por época de H egel. D es ués de H e 1 asurm as ya pa ra la una sociedad cerrada en q Ué re presenta su pape l habitu al. En una sa- nuevas variaciones p ge .r~aparecen ron nuevas for mas y con bilidad de una in~o~r;;ó~u r::t,anClóD, es u~ testimonio de la ímpos í. ciedad semeja nte no p uede n pla ntearse las preguntas: "¿Q ué he de hace r?" "¿C.ómo he de vivir ?" La posibilida d de estas preguntas apa· problema que ya h abla apa recid o :~nJ~a . r JO:~ "H egel se p la nt eó un EI nos germ anos (o los europeo gas ?" Su res t egu nta. ¿Por qué los moder,' s.en . g~ne ra ) no son como Jos antiguos grie- rece a medi da que tomo concie ncia , a través de mis rela cion es con tos demá s, de mi posición como u na person a ind epend iente de los papeles p uesta es q ue el in diViduo y el Es d q ue d esem peño. A medi da que la socied ad se vuelv e más com pleja. a me- del surgimicl1Io del cr istianis mo de ta o se .sep.a ~n a cama di da que a u men ta n las alte rna ti vas e n lo que se refi ere a las formas de criteri os tr ascen de ntes n ¡ • mod o q ue el individ uo observa . y o os q ue está n conten id ¡ á' vida , también se mu lt iplica n la s opciones. Pe ro al eleg ir no pu edo des- su prop ia com un idad polÍlie (El ' " os en a p r en ea de est imar los cri terios de la p ráct ica socia l contem porá nea. Los escritores des tino es etern o del ciudadaa~ '. cn s.tlams mo sep ara al h ombre cu yo de los siglos XVII YXVIII , lo mi smo que los sofistas gr iegos antes qu e ellos, no la deidad del hoga' d ¡ o, .su¡ DlQS es el goberna bte del m undo, • o e a cJU<ad) La él' . se exp resa n como si el individuo dot ado de pasiones psicol6gicamente estruClura compartida de la 7rÓ • .Ica. griega presu pon fa la determinadas ent ra en la vida socia l con fines y metas ya d ados. Pa ra comunes , Las comu nidad Xn, y los. co nsiguientes deseos y met as individuos H~.¡ _ •• ' be es mod , ernas (Sig lo XVIlI) son colecciones de Hegel, esto cons tit uye una gran ilu sión. Las pasiones y los fine s que . -e... ......... 0I ge nera men l .J tie ne el indi vid uo depend e n del t ipo de est ru ctu ra social en que se anTIonios a de lo q ne era lid d e como S I a rÓN.f griega fuer a má s .... en rea 1 a · amend · laa existenr-i en cuentra. Los deseos son despe rt ad os y especificados por los obje tos los esclavos Pero 10 . . u o Ignora ex ist encia de la visión h~eliana dm"¡mo ocurr~ con. Pla tón y Aristó teles. Pet o si bi en que se presenta n ante ellos . Los ob je tos del deseo, y espe cialmente de -e. e a a rmonra gn .....a es d ¡ , los deseos de vivir d e u na man era o de otra, no pu ed en ser los m ismc s las claves _y claves de ti • . -e exagera a, e p ro porcion a vid ualismo H I'<J''''¡ ¡l~ hlSt6nco-- pa ra la caracterización del indi - e n todas las sociedades. Pero no ocur re necesari ame nte que los d ese )$ • • • -l; " es e p n mer autor qne d gene rados; por un a forma dete rm inada de vida social e ncu entra n saus- u mca cuestión m ora j comp re n e qu e no ha y un a perm anente T oda s Iil fl ' facción dentro de esa forma. La realización de 10 5 fin es de la prác tica mostra r que la h istor ia de 1 n . fi u lOSO a es un in ten to de filosofia y p íens í a l oso a se encuentra e n el corazón d e la social contem porá nea puede, en efecto, destruir la mi sma for ma de vida los mis~os conce a t: ~~rque " " qu~ ia filosofía escla rece y a r ticula q ue llevó a la ex istencia el deseo de esos fines. La crhica reflexiva de rica ordin arios : rq están JmplícItos en el pe nsamiento y la prac- fines y medios puede te ne r consecue ncias im pensad as. ser ta mb ién u~a ~7sc~p~~: ~s~osó t~enen una histori a, 1.;1 filosofia debe A la luz de estas cons ide rac iones , H egel describe a la sociedad evol u- use nca . Es verdad que Hegel, especi al. cionada en té r minos de u na sucesión de formas de vida, cada una de las cu ales se tr ansforma en la siguiente por un a transición natural. No ' iU 195 se sugiere en la Ftmom tm o(og{, h . d uo q ue sigue viviendo en ese mismo m undo de cr eencias y distinciones q ue 10& períodos h istóricos ;a~~ d:~a~r cle~to. ,u na negación de e llo-, delo. M1s bien c.. . .segUlr rigurosamente este mo- reci b idas. Asl. el escéptico siempre ti ene dos actitud es me ntales. una ..... sugiere q ue e n la med id a . reserv ada a su s reflexiones acadé mica s en la q ue desafía la ideología su historia exhibe la lógica d . ~n que Siguen este mod elo secue ncias ' e es tas transiciones hegelia nas. H a y dos domina nte. y otra par a el contacto di ario con la realjdad social en la que parucu~ares qu e cualqu ier interpretación d e H PfFcJ deb se ada p ta a ella. El dilema de no poder apartarse de un mu ndo socia l mar e n cue n ta seria men te La t im con la moralid ad sino ron 'Ia n~ura ~a ~o las cuestiones morales 'Ta mhi é t 'ene -e qu e ver espectñcame m e eza e marco de ntro del que surgen e t o- que deforma a u n mismo tiempo la rel ación con los otros y la propia personalid ad recibe fi nalme nte u na expres ió n social e n la for ma d e . . I n es una excelente introd '6 l vida q u e Hegel llama la conciencia infeliz. pro p ias actit ud es fundame nta les de H 1. uccr n a as Esta es la época del cri stiani smo católico. En ella, la miser ia esen- La a utoconciencia de 1 . di id ege . cial de la na turaleza desp rovista de lib er tad y por ello deformada de la y la relaci ón e n tre el <",_,o~"ymIJv.1 uos se realiza en sus rol es sociales, • o... ,. e siervo ocupa un . '6 vida h u ma na, y la conciencia de la posib ilidad. y por cierto de la neceo comi enzo de esta relació n el se- id a p osicr n central. Al sida d d e superar esta situación, se re presentan ba jo la For ma de un , flor se consr era sólo a s í mi smo com person a plename n te au toconsciente. y tr at a de redu c¡ í sl 1° ~na contras te entre el m undo cald o de la humanid ad y la perfección de 10 de cosa o mero instrumen to P . r a siervo a ni vel d ivino. El id eal se ve como algo trascendente q ue ex iste afuera y aparte ció" ta mbién el se ñ de ero a medid a que se desarroll a la rela- .' or pa ecc una defo rmación y e n ~ de la vida h uma na. En la doctrina de la expiació n se re presen ta en Ior- ~:lc~1 q ue el escla vo. Pues la relación se define e n té~::S : : ;a ~áS ma simbólica la reconciliació n del ho mbre tal como es con el ideal. C,I n e a mbos con las cosas ma teri ales tillas r ' a .re 01- Pero la realidad simbolizada queda oculta para aq uellos que se quedan sier vo y meros gozos p asajero, l _ E"¡ ' P oporcrona n trabajo al dentro de l sim bo lismo y lo con fun den con la realidad. Los cru zados d f d a seno r. siervo se enc uentra por cierto d:l~:;;r :~~u: ~::;:~a:::táná tan lim;!ad as por las metas 'y q mandato~ tra ta n d e e nco ntr ar el id eal en la acción militante. pero e n lugar de l ideal e ncuentran una tumba . La s órde nes monást icas trata n de encono po sible; pero el señor. en cua n~o :e : : : ;;m~rse en la fo~a más simple t rar el ideal e n el ascet ismo. y al hacerlo se con vierten en las v íctimas encontra r en el siervo n in una res mlsm.o como senor, no puede de la mi sma preocup ación po r la carn e y la finitud de la que tr a ta n de su vez descu brir se a ,g pu esta media nte la cua l pudie ra a Se ha n egado a sí sí.mlsmo¡ c~m o u¡ na per~ona plenamen te desar roll ad a, es-capar . La solución resfde en ver q ue el cr istianismo simb oliza mu y mismo e tip O ( e relaci ón e n 1 " adecu ada mente la condición humana, pero que el cristia nismo en ten - se d esarr oll a por ser objeto de 1 lder aci qu e a autocon cíencía dido com o ve rd ad litera l no es la cura, s ino parte de la en ferm edad . verse "reflejada" e n los dem ás a .íen tr eracI~n d~ los otros. es decir, al ¿Qué cond ició n? ¿Qué cura? lQllé enfer meda d? señor al ' rruen ras q ue el siervo pu ed e ver e n el Se podrl a empeza r n u evam ente a partir de la relación señor-siervo; verdad ~~e ~~~ po r lo menos. quiere llegar a ser. Per o pa ra a mbos es por la r~lación s~~:'~~::r:: la au toco nciencia se ve fa ta lmente limitad o pero es importante advertir q ue ella sólo pr op orciona a H egel u n caso especia l de un rasgo más general de la vida y el pensam iento hu ma nos. r ~e:~~I:ec~c:p; ,I,"og Este rasgo es lo q ue H egel llam a " lo negati vo" . Este concepto puede b':de, tres so ) luciones falsas al problema p lanteado po . ......rtc-vuerve su pensemíe m' t 1 R . .' ser explicado de la siguiente man era. Si queremos comprender un con- y a las actitudes engendradas en una . d d n¡o a a om~ imperial cepto o explicar una creencia. debemos ubicarlos primero en el sistema el . _ . SOCle a rea mente d omin ad a sin::~v~ ~e~~~~~~:i ~~_sólo en la i";stit~ción cesa r con sus sú bditos y en tod 1 mism a d e la esc1avit~: .. del qu e forma n par te. Este sistema se manifiesta a la vez en u n modo caracterIst ico de vida y en formas ca racterIst icas de activid ad teórica. de s uper iores e infer¡ . . a a orga nización La relació n en tre la forma de vida y la activida d teórica no será s iempre ac~ptaciól ndd¡e la nec~~~d~l~rt::~fi:~~~:~:a~:~;u~oe:~c::~~"6'n' la misma, pero hasta cier to punto la activ idad teórica articulará 105 con- eumversa e cosmos• cua lqUIer ' a q ue sea el propio rango o relaci ón E l ceptos y las cree ncias implícitas en la forma de vida. (Hegel a nt icip a p~e;;~o:?n~~' esclav~ se conside ran por igu al ciudadanos del mu~do. así la ul teri or manera de tra tar la re ligión en las sociedades más primi- tivas por pa r te de los an tro pólogos sociales, y ta m bién las consid era. tra tar de e11mi~~~ ~:~::~J:dv~:d~~e;ea r.~acióbn y. no transform arl a. Es clo nes de W eber so bre el pro testantismo y el capitalismo .) Cua n to más la libertad I . rvr um re In vocan do la idea de miento ue .0 mismo sucede con el escept icismo. un sistema de pensa- con scie nte se vuel ve el agen te de la for ma de vida qu e 10 e nvu elve como tada q le d.ud a de todas las creencias y dlst inctonea recibid as e implan- u n tod o -c-como una form a de vida - o tanto más adquirirá bienes que se s por quienes son los a rnos, pe ro q ue tien . e que ex istir en un indivi- encuentran fuera y más allá de esa form a de vida y cuya obtención ex ige 196 J97 que ésta sea trasce ndi da. La forma de vida se muestra ahora como limi- cree n cia en el senu do de que ler libre es no estar sometido a u na ca usa- tadora del agente. qu e deberá luchar contra esas limitaciones y supe. iidad, cua n to del beche de q ue .en ciertos casos el descubrímíemc de rarlas . Lo que er a un horizonte se convier te e n un a ba rrera . Pero en una explicación causal de l as acciones nos lleva a d ejar de culpar al c ua nto tal desem peñ a un pap el posit ivo porq ue defi ne los obstácu los . ::-..·., te y a considerarlo como no respo nsable de sus accion es. Por lo cuy a superación cons tituye la realizaci ón conte mporánea de la libert ad . tanto. ~ -~ haber alguna conexión entre la liber tad de las acciones P ues la libertad está en el ce nt ro de la vida ca racte ríst icamente hum ana . y la ause ncia de ciertas causas. Lo que se necesita aq u í es una exten- H egel no se está op oniendo aq u ¡ a Ari stótel es o a Kant, quienes ccnsi- sión d el tipo de investigación de palabras como voluntario y delibeT4M d eran al hombre como esencialmente racion al. Pero cree q ue la racio- q ue se encuentra en Ar istóteles a otras expresiones Implicadas. Satis- nalidad h um a na ti ene una historia, y q ue su h istor ia es la c rit ica e n la facer esta necesidad ha sido una parte de la contribución origina l de vida y en el pe nsamlemo de las limita cio nes de cada una de sus pro- la ñlosoña anaUtica e n el siglo xx. Lo que Hegel sefiala con provecho pias formas históricas especificas. Aquí reside tod a la or igina lid ad de es que las normas de lo voluntario no son necesariamente las mismas H egel: e n " lo negati vo". en los factores restrictivos, en el pa pel d el en todas las socied ades : varían Jos factores cuyo control podemos exigir horizonte y del obstáculo. A'iÍ surge el precepto me tod ológico bege- a un agen te. Esto res ulta cla ro en el caso de los individ uos: la posibi- lian o con respecto a cu alq u ier época: "Com prender su vida y su peno lidad de acu sar a alguien de algo frecu entemente depende del grado sarnie ntc en función de sus met as y objeti vos, y comprend er sus me tas e n que conoce los factores com pro me tidos y del grado en que se puede y ob jetivos mediante el descubrimiento de lo q ue los ho mbres cc nsl- esperar q ue loa conozca. Asl, la extensión d e la razón es siempre una derar on como obst áculos en su ca mino." Así se habrá com prendido su extensión del ma en q ue se puede ejercer la responsabilidad, y la concep to de libe rtad, au n cua ndo no ha yan em plearlo al respecte la libertad no puede extenderse sin un au mento de la comprensión. Po r palab ra libert ad. eso Hegel enlaza la libertad con la ruÓll. H egel no entiende por libertad ni un a prop iedad poseída (Ka nt) Al leer a H egel, frecu entemente es difícil saber con seguridad h as- por todos los hom bres o a disposición (los estoicos) de ellos, sin impor- ta dónde cree que nos ofrece verdades conceptuales a priori , has ta ta r lo q u e hicieran . ni un estado especifico de la vida social U. S. dó nde nos ofrece generalizaciones emplric:as e n gran escala. y hasta dónde Mili). Lo q ue la liber tad es en cada tiem po y luga r se define po r las está ind icando lo que son más bien caracrerístícas que conexiones uni- limitaciones especificas y las metas característic as de ese tie mpo y lugar. venales entre concepcos. La d iaJkciea lógica de Hegel se ocupa especí- Asl, es correcto decir en sentido hegelian o q ue los niveladores, los colo- ficamente de esto último. pero las oscuridades de su lenguaj e pueden nos a me r icanos, John Brown en H arpers Ferry y los actua les ba ntúes provocar dudas e n el lector con res pecto a muchas cuestiones. Ast. H egel de Suda tri ca. cla ma n todos po r su libert ad, au n cuando lo que recla- q uWú ha ya caído e n la tra mpa de su pro pia oscuridad cuan do negó cada man es susta ncialme nte d ifer ent e en cada caso. Para expresar lo de ot ra ves más a Ia conclusión de q ue la h istori a ea un inevitable progreso de man era: lo qu e decimos al hablar d e los hombres desprovistos de liber- la libertad hacia formas más elevadas, y de que la culminación de este tad siempre es rela tivo a un cua dro norma tivo implícito de la vida progreso se encuentra e n el Estado prusiano y en la propia filosofía de hu man a por medi o de l cual establecemos lo que es , la servidumb re. Hegel. Pero esta posterior id entificación desgr aciadamente ha desacredí- y esto es verd ad no sólo con respecto a la s socied ade s, sino tam bién tado dos aseveraciones claves de Hegel sobre la libertad. con respecto a los individuos. El conc epto h egeli ano d e liber tad tie ne La primera seña la que el concepto de libertad ea tal que una vez import anci a por igual para el problema de la lib er tad política y para presen tado nadie puede negar sus pretensiones. Esto queda testi mo- el problema filosófico trad icio na l del libre albedrío. niado por la forma en que teóri cos conservadores insístea e n que no Ya hemos encontrado aspectos de este proble ma en Aristóteles y los son e nem igos de la libertad y en que sólo ofre cen una interpreta ción estoicos, en Hobbes y Kant. Según Hobbes y H u me, ser libre es no estar diferente. Es. esclarecedor el h echo de que las diferencias entre reóri- const reñído por facto res externos, es decir, por a taduras o a me nazas: cos conservadores y radicales generalme nte terminan por fu ndarse en las accion es de los libres y no libres son susceptibles por igu al d e una pretensiones distintas y OPUestiU sobre las metas y deseos de algó.n grupo explicación causal en térmi nos d e factores suficien tes para prod ucir soci al. (Esta es l a fuente d el mi to conservador sobre los agi tadores, hom- sus accio nes. Asl, H obbes y Hume insi sten en que todas las accio n es bres q ue pre tenden ser los voce ros d e lo que de otra manera seria - y lo human as están determin adas, pero que sin embargo algu nas son libres. es en el fon do de los corazones- un grupo extremadamen te satisfecho.) La s dudas con respecto a esta explicació n surgen n o tanto de algun a Según Hegel, la razón por la que nadie p uede negar les reclames de Ja 198 199 hbertad es que cada uno la b usca para sí mismo, y la busca para sí F sto se revela muy claramente en los bosq uejos de Hegel sobre las mismo como un bien . O sea: los méritos que asigna a la libertad son diversas formas morales de la "falsa conciencia" . He gel entiende por tales q ue debe ser u n bien par a tod os y no sólo para sí mismo. falsa conciencia un esquema conceptual q ue a la vez ilumina y engafia; Ade más, H egel pone de relieve mejor que cua lq uier otro la cene- así. los esquemas conceptuales de una sociedad ,individualista son genu i- xión entre la libertad y otras virtudes. En la Filosofía de la historia, la nameme iluminadores en cua nto revelan aut énticos- rasgos de esa socie- relació n seño r-siervo se ejemplifica en d iferen tes tipos de re inos -conen- dad y de sus for mas típi cas de acti vida d teórica , pero engañan en cuanto tal. gr iego y roma no-e, y en la ex posición de la lucha entre p atricios y ocul tan las lim itaciones del ind ividualismo, en parte al representar plebeyos en la an tigu a Rom a se nos mues tra cómo degeneran las vir- como rasgos universales y necesari os de la vid a mora l elemen tos q ue tudes de ambos partidos de modo tal <tue el poder y la ambición domi- son sólo propios del individ ualismo. nan la escena. En forma más gene ra l, la actitu d de H egel con respecto La pri mera de estas doctrinas individualistas es el tipo de h~on~ a las cua lid ades que conside ramos virtuosas es mucho más com pleja mo en que el p rincipio dominante ea la búsqu~a de la propia Iel í- que. por ejemplo. la de Aristóteles. Hegel compa rte muchas de las d dad . El prob lema q ue pla ntea es que, en Ia medida en q ue cada pe r- evaluacio nes de Aristóteles: ad mite que ciertas d isposiciones son virtu- sona persigu e su propia satisfacción, se encuentra evaluada por los ot r~ des en cu alqu ier sociedad. No es, po r cierto, totalmen te relati vista. en [unción de su pa pel en la búsqueda por parle de éstos de su propIa Pero, a diferencia de Aristóteles, se da cu ent a con agudeza de q ue las felicidad . Ayuda a crear una situ ación gene ral en q ue la i~tersecc~ó~ circunstancias alt era n a las vir tudes: un precepto o cualidad q ue es de las div ersas b úsqu edas de fines privados produce una sene de crISIS ad mira ble en una sociedad puede ser empleado para la opresión en dra má ticas y en que cada persona se conviene en "el de stino" de la e rra . La valentta puede converti rse en una d esesperaci ón absu rda . Com- otra . Las fuerzas impe rson ales de la discordi a p arecen dominar. lo q ue pá rense las ú ltim as actit udes de los héroes de las sagas de Islandia - po r cond uce a la desilusión y a la acep tació n d el hecho de q ue la vida es ejemp lo, de Gisli el Soursop-, con las ú ltimas actit udes de la juventud gobern ada por necesidades imperson ales. Esta acept ación se convierte hi tlerista en 1945. La generosidad puede conv ertirse en d ebilidad. L a lueg o en una especie de nobl eza in terior. El individuo es un tipo p ar- benevolencia pu ede ser un inst ru mento de la tiran ía. A esto se puede ticu lar de héroe ro mántico que sigu e su cam ino a través de un mundo presentar una serie de objeciones. Un aristo télico puede insistir en que que desdeña . En reali dad. es una especie de hedonista mag nánimo cuya esto no puede ser así por def in ición ; lo que no es realizado en el tiempo doctrina , lo mismo que la de sus pred ecesores. conduce a choq ues anár- y lugar justos, para o por la persona justa, no pu ede presentarse como quicos. Aho ra no busca placeres, sino que sigue los d ictados de ~n cora- ben evolencia, generosidad o valen tia. La d octri na de l j usto medio mues- zón nobl e. Pero al h acerlo descub re que los demás son seres Imp erso- tra q ue es ast. Pero esto es demasiado fácil. E l crít ico pu ede emplear por na les y sin corazón . En el próx imo estadio del au rodesarrollo del indi- cierto los crite rios aristotélicos después del suceso; pero el age nte q ue vidualismo el indi viduo se opone a la realid ad social ex terna que se está actuando con el úni co criteri o q ue tien e exhibe valentía o bene - ha r evelad o como enemiga. En nombre de la Virtud se alza en arm as valencia. como él las conoce. En este caso la respu esta será que no co- contra el Mundo. El Mundo debe ser de rrotado por la Vir tud en Iorma noce lo suficiente. Pero aunq ue esto qu izá sea así, sería ridícu lo decir, tan completa q ue apenas exista com o ad versario.;Y una vez q ue el por lo tant o, q ue lo que los jóvenes nazis exhi biero n no era valentía Mundo ya no es el enemigo, la Virtud llegar a ser VIrtud en el Mundo, o lealtad, sino u na mera impostura. La lección es más b ien que, par a es decir, la Virtud q ue cu mple con el deb er mundano que se encue ntra ciert a gen te en alguna s circuns tancias, las virt udes mismas puede n ser a nuestro alcance. Lsla es la Jase de la dí al éctíca indi vidu alista q ue debilidades y no po ten cias. Un ka n tiano r epli caría que somos recomo Hegel denomina "el reino espir itua l del animal y el engaño, o la cosa pensados po r n uestros mó viles -e intenciones. A lo cua l la resp uesta misma". hegeliana indica q ue los móviles e in ten ciones se trans forman también E n esta fase, el agente cum ple con su deber en su esfera inmedi ata en diferentes circunstan cias. H asta :la " buena voluntad" kantiana puede sin pregun tarse po r el con texto 'dentro del que actúa o l?~ crec~os. más corro mperse. El kan tiano puede buscar otra vez u na defensa defi n í- leja nos de sus acciones. Acepta deli beradam en te una visi ón limit ad a cional. Si está corr upta. no se trata de la buena voluntad . Pero u na de sus acciones y sus responsabilida des. No tiene qu~ ocuparse d~1,p<"",." vez más esto no servirá . Pues los móviles de un agente pu eden ejem - qué . (Vive en un zoo lógico espir itual donde los an imales es~Jl ~"'" pli ficar la bu ena voluntad según tod os los criterios d isponibles, y ser, sin emba rgo, instr um en tos d e corr upción. en jaul as separadas.] Se jacta d e no pr eocu parse más que por . ' $U tos. E.\ la consecu encia de tod os los buenos bu rócr atas, de es ,é'c 1(:01 1 I 200 20 1 ~ ~ . especialistas como Eichrnann q ue se j actab an de h aber cumplido mera. imperativo porque se expresaron de nt ro de la sociedad de la 1rÓ),U. mente con sus funciones al d ispo ner que se proporcionaran tantos trans- E l ind ividualista del siglo XVllI considera el bi en como la expresión de portes e n tre el pu nto X y el pun to Y. No era asunto de su incu mbencia sus sentimient os o el mandato de su ra zón individua l, porque escribe, el q ue Iue ra u n cargamem o de ovejas o de jud íos, y el que los pu nt os por as¡ decirlo, desde fuera de l marco social . La sociedad se le pr esenta X e Y fue r~n J~ granja y el matad ero, o el ghetto y la cámara de ga s. como u na suma d e individuos. Pero ~q ué puede ocu pa r el lugar de la L a. caracre naacíon de Hegel se aplica también , po r supuesto, a cual. TÓXU para el hombre moderno? H egel se vuelve menos convincente en qUler otra esfera en qu e la cosa mi sma sea considerad a como un absoluto . s u respues ta a esta pr egu nt a. El profesor J. N . Fin dlay G3 ha pues to d e reli eve cómo ilumin a el culto Las nocion es hegelianas de ra zón y libertad son esencia lmente críticas: al saber " puro" en q ue la preocupación por la sola verdad es empleada se usan para señala r la insuficiencia de cualq uier ord en social y concep- pa ra ocultar e l tipo de riva lidad interesada y compe titiva que d omi na tu al dad o. Pero en la culminació n de su sistema. H egel se expresa como la vida académica. si representara n ideales que. de hecho. pueden alca nzarse. es deci r, como Lo peor es que en su devoci ón por la cosa. misma , la razón individual si fuera n especificacio n es de una filosofJa ideal, y finalmente verdadera se presenta ahora ro mo legisladora mo ral: la tarea q ue se tiene por d e- y racional, y de u n or den social ideal y finalm ent e satisfactorio. Lo Abso- lan te es el deber. Pri mero nos presenta impera t ivos y luego -como ya lu to habrá entrado en escena con ellos. Se habrá alcanzado la reco ncilia - h e?los o?servado al exa minar a Kant- nos ofrece la prueba de una ción fina l de Di05 y el hom br e. tal como se encuent ra simbolizada en la ufil versah.dad co~sisten te consigo misma. No es ir re levante señalar aquí doctrina cristia na del fi n de los tiempos. Y H egel, al parecer. cree en ello que el mismo Eichman n sostu vo que h abía sido educado sobre la base de spués de la Fenomenotogia. En la Lógica se ex presa como si SlL~ pensa- mora l del imperativ o ca tegórico . mien tos fueran los pensamientos de Dios. Su filosofía mad ura implica, E l e.l~e?to comú n ~ tod as estas d octrinas es qu e const ituyen in ten- por cierto, que él y el rey Fed erico Guillermo son pa rtes de la en carna- to s d~l lfi d~vlduo con el ñ n de prove er su prop ia moral ida d y d e reclamar ción co nte mporánea de lo Absoluto. al mismo tIempo una gen uina un iversalidad para ella . Como tales. todas Los argu mentos con q ue Hegel llega a su concl usión son excepciona l- son con traproducentes. P ues lo qu e j ustifica n uestras elecciones morales me nte malos . Per o su conclusión no es tan absurda y despreciable como es, en parte, el ~ echo de que los criterios que gobiernan nuestras apdo- a veces se la representa. Qu ienes oyen decir q ue Hegel exaltó el Estado n~ no son eI~gldos. Por lo tanto: si me decido por mi m ismo, si derer- -yen ese sentido el Estado prusia no- piensan que Hegel fue, por lo rmno u ~ a. se~Je d e metas, en el mejor de los casos sólo puedo ofrecer tanto, un precursor del tot alitarismo . Pero la form a de Estado q ue u na falSIficaCión d e la moralidad . ~ D<'md e encuent ro, entonces los cri. Hegel exalta es la monarq u ía const itucional mod erada. y su elogio al teri os? En la práctica social establecida de una comunidad bien organi- Estado prusian o se ap oya en la creencia (no del todo correcta) de que zada. ~qul se me p roponen crit eri os que pu edo convertir en propios en el Estado prusiano de su época era u na monarqu ía semejante. Hegel el sentido de qu e pu edo encuadrar mis elecciones y accio nes d entro de puede ser llam ad o con jus ticia un conservado r; pero en la medid a en ellos. y de que su au toridad no se de riva de mi elección sino del modo q ue elog ia el Estado. lo hace porque. en su opinión, el Estado encarna en q ue no puede n deja r de ser considerados normativos en un a comu - rea lmente d eltas valores sociales y mo rales. n idad semejante. Así, la posición fina l de Hegel es que la vida moral Supóngase. sin embargo, que u no pr escind iera de lo Absoluto hege- sólo puede t~ner lugar dentro d e una comunidad de terminada, y q ue liano y cont inuara siendo, por lo dem ás, un hegeli ano . ~A qu é con- en ta l comu nidad se revelará el carácter indlspecsable de ciertos valores. clusión se llega rla con respecto a la moral? En primer lugar. q uizás a Con ello adop ta u na posición d istinta del subjerivismo y el objenvísmc la concl usión desa rro llada por 105 j óvenes hegelianos o hegeli anos de del siglo XVIII y sus poster ior es heredero s. La e lección ent re valore s se izq uierda de q ue la comu nidad libre y racional que será la vers ión en cue nt ~a a~ i.e r ta ~esde el pun to de vista de l ind ividuo aislad o. pero n o moderna de la 1I"6"n no ex iste aún y tie ne que ser ll evad a a la existen- para el Individ uo Int egrado en su sociedad. Vist os desde el interior de cia. Pero ¿c(~mo ? La propia creencía madura de H egel fue que toda ••. " s~c ~edad s?mejan le, ciert os valore s se im ponen com o im perativos la historia h um an a ejemplificaba el autodesarro llo de la Idea absolu ta al I~dl v~duo ; vistos desde afu era parecen ser el objeto de un a elección en un prog reso a trav és de su auroen ajenaci én h asta la recond liadón ar bitraria. Platón y Aristóteles conside raron el bien como obje tivo e final consigo misma. Este espectácu lo cósmico es un drama que da sen- tido a cada episod io h ist érico aislado. Lo Absolu to - que no debe iden- tificarse con ninguna parte finita del proc eso histórico- alcanza su propia 202 201 realización en el desarrollo del todo, El Hegel maduro considera a lo lo que constituye a la vez sus posibilidades y limitaciones, es la fonna A~s~ l u to y su pro~reso en la hist~ria más y.más e n la forma en que los dominante de trabajo por la que se produce su sostén material. L as crtsnanos han considerado las nociones de DIOS y su providencia, y obser- formas de trabajo varían con las formas de tecnología; y la división va cad a ~ez menos sus adver te ncias,anteriores contra el peligro de inter- del trabajo y la consiguiente división entre amos y trabajadores esta- p retar literalmente al cris tianismo y d e confundir el símbolo con el blecen una separación en la sociedad humana y el surgimiento de las concep to: Así, trata a toda la historia como si manifestara algún tipo clases y los conflictos entre ellas. Los esquemas conceptuales con que de nec~ld ad lógic a y exh ibiera un desarrollo en que una etapa no los hombres captan su propia sociedad tienen un doble papel: en parte puede silla dar lugar a la siguiente, y como las conexiones entre las revelan la naturaleza de esa actividad y en parte ocultan su verdadero e ta pas son lógic as, ya que son -ejemplificaciones del movimiento de la carácter. Así, la crítica de los conceptos y la lucha por la rransíor- Ide.a, es natural interpretar a Hegel como si afirmara que el progreso mación de la sociedad necesariamente van de la mano, aunque la rela- ractonal. del hombre en la historia es esencialme nte un progreso en el ción entre estas dos tareas variará según los d iferentes períodos. pensamren ro. Una épo ca reemplaza a otra porque el pensamiento es Este reemplazo del autodesarroIlo hegeliano de la Idea absoluta más exhaustivo y racional. Se deduce que el progreso histórico depende por la historia económica y social de las clases conduce a una transo ~el progreso .del pensamiento. Esta con clusión fue conservada por los formación de la visión hegeliana sobre el individualismo. Según Hegel, Jóvenes hegelianos mucho después de haber abandonado la creencia en los diversos esquemas conceptuales individualistas son a la vez reali- I? A bsolu to.. ~nsideraron, e n efecto, que su tarea consistía en puri- zaciones y obstáculos para ulteriores realizaciones, es decir, estadios en ficar .al hegehamsn,t0 de sus e lementos reli giosos y metafísicos mediante el desarrollo de la conciencia humana sobre la moralidad que revelan un fflosof ar supen or al del mismo H egel. Asi también, en la esfera a su vez sus limitaciones particulares. Asl, son considerados también por política, lo que importaba era el éxito de su actividad teórica. Por lo Marx . Pero sólo pueden comprenderse si se los in ter preta en el con- t ant~, se dedicaron a la crítica de la religión y de las Instituciones texto de la sociedad burguesa. políticas. Entre su s obras, la racionalista Vida de Jesús, de D. F, Strauss, La esencia de la sociedad burguesa es la innovación técnica en inte- alcanzó una importancia duradera en la historia de la crítica del Nuevo rés de la acumulación de capital. Se destruyen los vinculas de la socíe- T estamento. Pero el recuerdo más perdurable que tenemos de ellos dad feudal, se desencadena un espíritu de empresa y el poder del es el reclu tamiento del joven Carl os Marx. hombre sobre la naturaleza se e xtiende indefinidamente. Por eso el con- El punt.o. d e partida de Marx es el del primer Hegel. Su propio cepto de la libertad del individuo, liberado para entrar en una econo- deseo de cunear a los he rede ros d e Hegel, fueran de la izquierda o de mía de mercado libre, es fundamental en la vida social burguesa. Pero la derecha, lo llevó más adelante a poner de relieve los contrastes entre las libertades de que goza el individuo en la sociedad que Hegel llamó él mismo y Hegel; y los posteriores marxistas han /tenido otras Tazones civil y Marx burguesa, son en parte ilusorias; pues las formas econó- para suprimir los aspectos hegelianos de Marx. Pe ro esto ha ' conducido micas y sociales de esa misma sociedad aprisionan al individuo lib re a una. falsific ación de Marx, cuyo concepto central es el de libertad, en un conjunto de relaciones que anulan su libertad civil y legal e y d e. libertad en el sentido hegeliano. Hegel había escrit o sobre la idea impiden su desarrollo. En todas las sociedades, la naturaleza del trabajo de libertad que "esta misma idea es la realidad de los hombres' no humano y la organización social han dado por resultado una incapacidad ~lgo. que tienen como hombres, sino algo que son". Ma rx señaló' que del hombre para comprenderse a sí mismo y sus posibilidades, excepto la libertad es en tal grado la esencia del hombre que aun sus enemigos en formas distorsionadas. Los hombres se ven dominados por poderes se dan cuenta de ello .. . Ningún hombre combat e la libertad; a 10 y fuerzas impersonales, que de hecho son sus formas de vida social , es sumo, combate la libertad de los demésv.es decir, los frutos de sus propias acciones a los que se ha dotado de una Lo mismo que Hegel, Ma rx concibe la libertad en té rminos de la falsa objetividad y de una existencia independiente. Igualmente, se ven superación de las limitaciones y constricciones de un orden social me- a sí mismos como agentes libres en áreas de su vid a en que las formas diante la creación de atto orden social menos limitado . A diferencia económicas y sociales dictan de hecho los papeles que desempe ñan . Estas de Hegel, no considera que esas limitaciones y con str icciones sean las ilusiones paralelas e inevitables constituyen la enajenación del hombre, de un esqu ema conceptual dado. Lo que constituye un orden social. o sea, la pé rdida de la aprehensión de su propia naturaleza. En la soci e- dad burguesa. la enajenación se manifiesta en las instituciones de la ~. "Examen de los debates sobre la prensa", en Marx-Engels Gesfl mtausgabe, 1, 1, I, propiedad privada, que a su vez agrava las enajenaciones. Los filósofas 204 205 . las clases sino los te nninos en que morales individualistas participan a la vez de las características libera- un tribu nal independiente Y aj eno a . dos Asi Marx rechaza en doras y constric tivas de la sociedad burguesa. Manifiestan tanto el los onluitores mismo s h an el egido ser Juz r--: . di igidos con tra e l co ga m'un~mo po; los ertdcos . . a uténtico avance en la liberaci ón humana que ella rep resenta como su el MaRl fles to los cargos r id de na dos por sus propias preml- forma específica de ena jenació n hum an a. b urg ues es. sosteniendo q u: h an SI o con Para Marx en sus primeros escri tos slsrem éd cos, la o pos ición fu n- sas "'J no por las del marxlSmoí a la actitud de Marx h ada la mora- damental en la sociedad b urgu esa se presenta entre lo que la filosoña podernos expresar d e otra or m . res u one una for ma burguesa y la econ omía polít ica revel an acerca d e las posibilidades hu- Iidad. El uso del voca~ularioll:;:~~ s~ e;:::~:j~ipi! morales en con- manas y lo que el estud io em pírico de la sociedad burguesa revela com par tida de orden MlClal. ~l . un llamado de n tr o de los as extstente es siem pre acerca d e la activi dad humana contemporá nea. La libertad es d estruida tra de un esta d ~ d e cos [1 o llamado en contra de esa ial ... para ormu ar u por Ia economía burguesa, y las necesid ades humanas que la industria lfmites de esa [orma ~ 1 • ¡ bulario que no presupone su bu rguesa no llega a sa tisfacer son elementos de juicio contrarios a esa forma social debemos en~ontra:':;ev:aencuentra baj o la forma de la economfa y a esa industr ia; pe ro esto no es una me ra Invocación al id eal exist enci a. U n vocab ulan o. sem J c eden satisfacerse en la socie- en cont ra de la realidad . Pu es la s met as de la libertad y la necesidad resi én d e deseos y necesidades que no P . ex p . nu evo orden socia l. humanas son las metas implícitas e n la lu cha de la clase obre ra en la dad existen te y que exigen un 1 d 05 'J necesidades de la clase sociedad bu rgu esa. Pero las metas tiene n que ser determinadas en tér- Asi, Marx d ir ige un¿lamad.o tde~a : iedad burguesa. Pero nunca minos del estab lecimiento d e u na nueva for ma de soci edad en que la obrera e n contra del or en soc1a " " ra su pro pia doctri na. La d ivisi6n de clases - y con ella, la socieda d burguesa- sea abolida. O sea: ue so n d eztswas pa . ' d P lan tea dos preguntas q }"d d den tro del mOVimie nto e en la sociedad b urguesa h ay al menos d05 grupos sociales constit uid os . 1 el d e la moral a h primera se reüere a pa p d 1 creación de la clase obrera a por la clase domin ante y la clase dominada . Cada una ti ene sus propias la clase obrera . Puesto q ue ~onsi era que ~ desarrol1o del ca pitalismo , y metas y fonnas de vida fund amentales. Se infiere que las preceptos mo- sido d ete rminad a económ~~nte t:: : rá n a la clase obrera a opo nerse rales p ued en tener un papel den tro de la vid a social de cada clase. q ue las necesidad es del ca. pltaltsmo lema nunca exam o Ig in a el problema d e los p rin- per o no h ay normas independientes y trascendentes que se encuen tren cons cientemente a este ¡ IS • I . iento de la clase ob rera. Esta por encima de los prob lem as que divid en a las clases. Muchos preceptos "6 darán forma a movtrn ·6 d pios de accr n que á eneral en su argum enta':l n . semeja ntes aparecerán, por cierto, en las moralidades de cada clase. sim- omisi6n forma parte de un a laguna m s 19 nat u ml eu de la decadencia to plemente en vir tud de que cada clase es un gr up o humano, pero no Marx es bastante preciso con resF . a a sobre los detalles de la eco- . . ue SU ! aÍlnnaclO nes servirán para. determ ina r las relacio nes en tre las clases. d el ca pi ta lismo; y a u n~ pod nsiderar q ue se ajusta n a su U na vez d elineados estos anteced entes, creo que se com prenden como nomia socialista sean dispersas, em}"' , . co respecto a i a naturaleza . d e vista Pero no es ex p cito con tot alm en te com pa tibles consigo mismas la s actitudes de Marx en d iversas ropio punto . . Por eso nos quedamos P ". l . r o al comums mo. ocasiones con respecto a la formulaci ón de ju icios morales. Marx cr eyó. de la tranSICión d e caplla ism M rx cree posible que una por un a parte, que e n los asuntos relacionados con el conflicto entre las en la in certidumbre sobre la [orlm~ ~? .1u:lis~0 moral pu ed e ,llegar a cla ses sociales. la in vocación a los juicios moral es no sólo carec ía d e sen- sociedad presa de los errores de 1Il l Vl u 1105 '" trascenderlos. . d I ti do sino que era positivamente e nga ñosa . As!. tra tó de elimina r los l Ja· darse cuenta de e ¡ . . d Marx se refiere a la moralIda e n a mados a la just icia pata la cla se obrera de Jos docu mentos de la pr imera La segu nd a gran OmlS16? e 1 menos en un pasaje se expresa Internacion al. Pu es ~a quié-nes se dirigfan estos llamad os? Pres um ible. sociedad socialista y comu OIsta. Por o l ó del reino kantiano de los . [ era una encar na ct n me nte a los respons ables de la explotac i ón: pe ro el los act ua ba n d e como si el comu nts mo u a de las alus iones e n 10 q ue acuerdo con las normas de su clase, y, aunque puedan encontrarse rilan- fines. Pero en el mejor d e los casos n? Pd"'e esta s dos omis i.ones eelacío- tró picos moralistas individuales entre la bu rguesía. la Filantropía no se reñere• a este tema . L a consecuenCIa . los pos ter iores marxistas puede alterar la estructura de clases. Sin embargo. se pu ede usar un nadas es q u e Ma rx ~ejó u n lu gar P~:a q;::. q ue no pudo h aber pre- le ngu aje moralmente valorativo, por lo menos en des sentidos. Puede efectuaran interpolacIO nes ~n este}p~ . Bemstein el ma rxista revi- la s ínter po acones. ' usárselo sim pleme nte en el cuno de una d escripci6n de acciones e insti · visto es el cará crer de . . del sociali smo en un fu turo . i en el adven llmen to . tuciones: ningdn lengu aje adecuadame n te descriptivo d e la esclavitu d sionísta, q ue no ere a I d ente kantiano para las actividades tó de buscar un un a m . I . nodrta dejar de condenar a cu alqu iera que te nga ciertas actit ud es y cercano. tra k dvi li ó que la invocacl6n a Impera- de l movimien to obrero. Kau ts y a VIr metas. O puede usárselo expl ícita men te para condenar, invocan do no 207 206 ti vo categórico se ccnver ua. en manos de Bern ste¡n re ' el tipo de ínvocací ón a una mo ralidad superío - a las cl~~ yc::-:: !e e~ d q ue Ma~ condenaba, Sin embargo, lo q ue el ofr ecía en l ugar ~eés~a ".0 era m , que un crudo ut ilitarismo. Esto expU50 al marx ism nor a u na d ebilidad que sólo p uede pone rse d if o poste- exa minado el u t ili~ari smo, e maru reste tras h aber 16 De Kierkegaard a Ni etzsche El individuo kan tiano encue n tra la pru eba de sus máxi mas en la prueba ob je tiva de l impe ra tivo categórico, y el individu o hegeliano en cuen tra sus criteri os en las normas d e una sociedad libre y racion al. LA doctrina fu nda mental de SOren Kierkegaard indica que no sólo no hay pruebas objetivas genuinas en la mo ralidad . sino que las doctrinas qu e afirman su existencia fun cion an como medi os para ocultar el hecho d e que n ues- tras normas mor ales son. y sólo pueden ser eleg idas. E l in dividuo se d a a sí mismo sus preceptos mo rales en un sentido mucho más fuerte q ue el individuo kantiano, pues la única justificación y au tori dad que tien en proviene d el hecho de que él ha elegido expresarlos. Kierkegaard nació en Cop enhagu e en l8l.!!. L a forma radical de cristia nismo protestante que abrazó y su rechazo d e las doct rinas de H egel surgen de la misma fuent e: el papel fundamental que asigna al acto de elección. Pero los crüerics 'pertinentes ca recen de jwtificación objetiva n o sólo en la moral sino en todas las esfera s q ue conciernen a la existencia hu ma na . Una justifi cación semeja nte puede tener lugar en la matem ática y en las cien cias natu ral es; pero. por lo demás, la argumentación raciona l no puede hacer otra cosa que presentam os altern ativas entre las cuales debemos efectuar n uestras propias eleccío- nes. Algu nos d e los propios escritos d e Klerkegaard asumen la forma de un a presentación semej ante y emplean di versos artificios lite rarios. como el uso rte seud ónimos , para ocu ltar el hecho de que es un mismo hcm- br e el q ue esté ex poniendo las pr etensiones rivales de posiciones con- trastantes y antagónicas. Pero esto no es un meto irracionalismo y una exalt ación arbitraria de una elección arbitraria. pues Kíerkegaard cree qu e las mi smas consideraciones racionales nos indican que en I1ltima instan cia Ia elección del individuo d ebe ser sobe ra na . Supó ngase que uno crtt que la propia posición moral p uede ser racion almente ju stificada. es d ecir. que es una concl usión que puede 208 209 1 ~nf~i~e en for ma válida. d e ciertas pre misas. Estas pr emisas deben ser ¿q ué pu ede depend er e n tod o caso de la elección en un se ntido más J ~~rlcadabs a su vez, y SI la jWli ficación cons iste en derivarl as de con bien q ue en otro? Kier kega ard no ofrece u na respuesta a estas pregun. e usrones bl Pasadasla en premisas más fundamentales ....... su rgrra ' . e I mismo . . tas, en parte porq ue trata a "el ind ividuo" como una categorí a ú lt ima Pr o ema. ero cadena de razo namientos debe tener un fin d be- y en parte po rque comprende la existencia real del ind ivid uo como lo "! os llegar a un punto en el que simplemente elegimos a tenernos a q ue es el individ uo "d elante d e D ios". Pa ra Kíersegaa rd . lo ético es CI~las prerms as, En este pu nto la decis ión ha ree mplazado al ca,on' s610 un p rologo a lo religioso, y lo religioso se op one necesariamente mien to'• y en tOO . os los razon amie ' ntos sobre la ex iste ncia human a habrá ... a la razón hum an a. U no de 105 e rrores fun dam e ntales de H egel, según ~n p UDIO semeja nte. Kierkegaa rd aplica esta 3rvumcnladón a I Kie rkegaard , fue el intento de presen tar la re ligión en té rm inos racio- nones mor 1 . ·0 as elles- . a es en u na de sus pr rmeras obras: O lo un o o lo otro nal es. Desde un punto de vista a uténtic amente cr istian o, el cr istianismo mi Kl~rk~~~rd contr apone aq uí dos formas de vida a las q ue deno- debe ser visto como si proporcion ara la verdad a una razón que no la na ética y "esté tica". La vida esté tica es la del hombre cu a ú nica posee y que con anteri or id ad a la revelación cristi ana es ajena a la ~~:s esula J:;Jia .satisfacció n. El dolor .y el h astío son aquellas reali- verda d. P or eso el cr istianismo ap ar ece necesariamen te como paradóji co f Iq e '6 evita r. El amor romántico, q ue existe sólo p ara sa t is- e irr acional desde el punto de vista de una razón human a que se basta ~Ctt a pasl n del mom ento y vue la siem pre hacia n uevas sa ds rac a si mism a. La fe cr istiana no depend e de razonamie ntos sino d e una Clones, es debe . su .relación sex ual característica . El roa t rlmomo " con sus- elección. ta nto por las razones m ás gene rales ci tad as por Kierkega ard, esfer:~;n~ludlbl~s y. de toda la vida, caracteriza a lo ético, 'que es la y que ya he me ncion ad o, como por estas ra zones especial es. La s obje- as obligac ion es y reglas que no admiten excepciones Los dones escépticas al cristia nismo no se fu nd an en realidad en la .d uda a~umentos fa vora bles al modo é tico d e vid a se ponen en boca d I . intelectual, sino q ue surgen de " la ins ubordinación. la re nue ncia a W tlhelm y. 1os f a vora bIes al modo estético - se toma n ostensiblemen e teJUez de obedece r, la rebeli ón cont ra tod a au tori dad". Por eso la decisión im par. l as memonas d.e " A" , una ¡.rgu ra más jov e n y a n ónima. Los dos a reu. re nte es reali zar o no lo que Dios orde na en la revelación de se mi smo. men tes no. pueden cote] arse, pu es e I JUez " W tJhelm emp lea criter ios ' 0érí- - Kíerkegaerd ape la al ejemplo de Abraha m e Isaac. Dios ordena a c~ p~ ra J U I~ar e n tre lo ético y lo es tético, mientras que "A" em lea Abraha m el sacri ficio de su hijo. Este mandato es contra ri o no sólo c~1tenos e~téUcos. L a a rgum entació n de cada u no depend e de un a ~ec. a la ind inación sino también al d eber. D esde el punto de vista ét ico, ~lón _r eV!a, y la . elección previa d et er mina lo que será la conclusión lo qu e Dios ordena es simplemente un asesinato. Así, se produce un a a ~e~; a :azona mdc m o. y el lector d ebe elegir también. Pero el lector r uptura entre la más elevad a conclen cía meramente human a y la intr u- d d o b le n pue e comenzar aq u í a tener po r lo meno s dos tinos de sión divina de lo a parentemen te escandaloso y absu rd o. Es import an te u as. r r - L . h acer notar que no ha y n ingun a insinuación en Kierkegaard d el punto a. pr.lmer~ surge de la na tu raleza d e la presentación de K íerk ard Pues s~blen Klerk egaard p re ten de ser ne utral e nt re las dos posicio~ n~ de vista asumido por algu nos cr niccs del Antiguo T estamento en el se pu e d uda r acerca de cu ál favorece Describe I é • • sentido de que la funci ón de esta narración era predica r la abolición estad de . ..... o est Uro como u n d el sacrificio h umano y educar a los hebreos en la creeocía de q ue u n o pe rmanente y siempre renovada insatisfacción de un viajar sacrificio semejan te e ra. en efecto, un asesinato y no 10 q ue D ios quería. co~ esperanza para no llegar. Lo ético aparece, po r lo wn;rario como el La noción de una revelación progresiva y siempre adecuada a aquellos ~el~o d e la .tra.nqu ila s~tisfacción en la ob ligación cu mplida , 'es deci r a quienes se d irige - aunque siem pre algo superior al nivel moral de e a ta rea I~ml tada y bl~n realizada. l.a mi sma negaci6n de rtid ism~ que hace Kle rkegaard llene un efec to pa rt id ista en favor dr;lo é tico éstos- es aje na a Kíerkegaa rd. Kie rk egaard se u bica, entonces, en un extremo de l desar roll o del pe~o ¿~\será ;sto. más ~ue un defecto en la presentación literari a? ¿N~ "p u.lo '1 "da recíd o Klerk: gaard un a expo sición a uténticamente neu. cristia nismo y d el desarrollo d el indi vidua lismo. En lo que se refiere al d e os 05 pun tos de VISta? primero, expone uno de los cuernos del dilema que se había venido . Sólo si supone mos que es posib le dirigi rse a u n individuo d es ro. plan tea ndo al cri stian ismo desde el renacimiento d e Aris tó teles en la ~Ist~ d~ deseos, me tas y n ecesidades con a nte rior id ad a la presenta~ón Edad M edi a. O el cris ti an ismo acepta los té rmi nos d e la razón secular y e as os ca usas. Co mo tal , el ind ividuo seria u n hombre ca rente casi desarrolla sus a rgu mentos de acuerdo con ellos , o insiste e n ser juzgado ~r complet o de carecte rts tica s. Las adqu iere sólo a tra vés de 1 solame n te segú n sus pro pios cri te r ios. La "primera alte rn a tiva cond uce, ' IOnes. Pero ¿qui~n es este "yo" que elige? Y para un ser semeja n te corno Kierl. egaard lo advirt ió en los escri tos de H egel, a la red ucción del 210 211 . b íce intelectuales sólo ba n tocado cristia ni smo a algo ajeno a 51 mismo ; la segunda hace q ue el cr in 'm ismo recedi era." " En reah dad. es~s ~an: el único obstácul o que le sea cada vez más cerrado en 51 mismo e ininteligib le. Los teólogos que 1a superfi cie de la vi~a. El cnsluaOl~mOa:es' Y l a filw ofi a cri tica. en se d an cue nta de ello se han asom brado ante el can dor «e Kierke- o po ne al v iejo pagaOlsrno de os ad' m °d' " El cris tianismo - y éste ° ff 1. t ¡ na lo ha C5tru l o. ga ard. Pero el t ipo de cristianismo d e K íerkega ard es en cie rto sentido "pecial la filoso a ...an la , . b .erto pu nto el brutal fervor ás 1 nímo-. dommó asta cr 1 la cont rapa rt ida natural de su individualismo . Pu es sólo cu an do escribe es su mérito m eg d ringuirlo por comp etc: y desde dentro de un a posición cri stiana. Kierkegaard pu ede encontrar ra- guer rero d e los aleman~. pero ~~is~n:. e:aiga en pedazos. ento nces zones paTa contestar la pr egunta : " ¿Cómo he de vivir?" en una forma má s cuand o la cruz. ese tahsm~n su I víeios combatientes . . . Se rep te- surgirá nuevamente la [eroclda d de os tJ I cua l la R evolución Fran- bien que en otr a, Se podría sospechar que la necesidad de contar con una sentará en Alemania un drama con respec o a respuesta a esta pregu nta es una de las fuen tes in conlesad as de su cristia- nismo. Segú n Kierkegaard, las eleccione s efectuadas por el individuo q ue cesa parecerá un id il.io inocente:: MI ños m.u tarde. ¿Que impo rt ancia La pr ofed a se hIZO verd ad CIen a mas en el pr óximo capi- se enfrenta a las alte r na tivas d e lo ético y lo estét ico , o de lo ético y 10 tiene en la hi storia de la filosofia? cOlm~ v¡ere...x se encontraba n esen- religioso. carecen de criter ios. Pero si esto es realmente así. ¿cómo podrta _ 1 ingleses de eig o ....... t ulo los fllósofw mora es ui ere deci r qu e fueran ser acertad a la e lecci ón en u n sent ido y no en otro? Sin embargo. todo el • sociedad. Esto n o q . sen tido de esas e leccícnes, y de la angustia implica da en ellas , es la cialmente a gusto en su , . '1° Tan to uuurans as 0, como ideali stas se ubicaron 1 posibilidad de elegir equivocada men te. El marco conceptua l de Kierke- con for mIStas pasiVOS. 1 f rrnadores moderados. Pero oe a !l mismos al meno s entre .os re o tales que les permitían ten er gaard im posibilita esta afirm ación. aunq ue a veces el mismo Kied:.egaard u, propusreron eran di 6 cri terios d e re f arma q mparriotas- Este no suce 1 es lo suficient emente inco nsisten te como pa ra usar este tipo de lenguaje. d íoerar un eco en tre sus ca . id d la espera nza e ograr '6 Hegel en su anexan a • Se mueve incómod amente entre la expresión d esde el interior de un orden ° f 1 es Como ocurn ro n . con los ülóso os a eman . fió { alema nes pro porciOnaron en qu e la voluntad de Dios propo rciona criterios p ara la acción . y la ex- o con sus seguidores de derech a, los ~ so oa ntraron fu era d e las presión de un indi viduo solit ario ajeno a todos 103 criterios . un a ¡'ustiHcaci6n del statu qua; o . bdlen se ,'""' .u condición de cóticos. En tre los tema! kierkegaardianos, por lo menos uno, el de la irracio- . de ' eran evua os po .d instit UCIOnes a ca micas. y d 1 si lo XIX no pueden co nst erar nali dad del cr ísrían ísmo, reaparece en las extrañas e irónicas págin as de la Asl, 106 filósofos ~orales ale manes á~isis ~e lo que ya cstá pr esente en Historia de la filos ofíiJ "j la religi ón en A lemania d e Hei nrich R eine. Pero que su t area romlste en el T?ero. an ralo or ue consideran lo moral aqu í. la inint eligibilidad e Inaceptabít íd ad del cri stia nismo se toman en el ordenamien to d e la ~onclenc~o:~na;. igu;tmente . por el o~ro lado, serio: " ~ Pu edes oí r el tañido d e la campana? ArrodOlate porq ue es t án como algo que está n obligados a f entes en el racion ali smo ro- tr ayendo los sacramentos a un Di os moribundo ." R ei ne escribe en ISS2 la moralidad ordina ria encuen tra sUS . u . a y exige una ho stiJi- id 1 de la burocraeta pruslan • 1 y enlaza el pasado int electual de Alemania c on la' profecía de un a fu tura mántico o en ·los 1 ea es 1 randes filósofos mora es catástrofe. La arg ume n tación tiene dos caras. Por un lado, se ha prod ucido dad al in tel ecto puramente critico. Por. e;o :~ que elaboran sistemas una cont inua secula rización d e la vida ale mana . El catolicismo supera al del siglo XIX 50 0 todos al emanes .antla e~a -ecursor pero los gra nd es pa ganismo nórdico. pero a costa de asimilar gran parte de éste. Lutero contrarios al stalu quo moral. He:ne ;:ie~~e.· . crea una nu eva concie ncia alemana, en pa r te a través de la Biblia alema- nombres son los de Schopenha ue y t aste con Hegel y Ki erkegaard . n a; pe ro convi erte a Alemani a en pr esa de la espiritua lida d protestante. Schop enha uer ofrece un agud o con r d 1 u nivena tiene sentid o ° Fren te a l a Idea ege lan ab 1° de que cada parte 1 °6 eron el tod o raCIona . ° I S15- Spinoaa, w olíí, Kant y Hegel seculari zan finalmente a la re ligión y encuentra en re ac r n Sb ree mplazan lo sobrena tural co n lo na tural. Pe ro todo esto acon teció en la medida en q ue se di 1 valor d el individu o, e o- • jderkea ear lan a en e . di id temático. ye1 n f as l S é solamente en el reino d e las ideas. Reine d ice burlonam ente: "Me pa - -o . d tido y que el 10 I Vl uo id e el Uni verso carece e een d rece que u n pueblo metódico como el n uestro debe empelar por la penhau er co nst era q~ latón a Kant po rq ue n~ trata~n e reforma, y ocuparse luego d e los sistemas filosóficos. y sólo después de n o tiene va lor . Adm ira ba a P I y ente fen omémco. mientras - 1 en o merarne .. . la consumació n de éstos puede pasar a la revolución política. Considero encon trar un orde n ~aClonaH 1 u ien consideraba un <ontemp orl- que od iaba y d espr eCiab a a ege a q r que esta secuencia es mu y racion al. Las cabezas q ue han serv ido pri mero flI #Ofl)$of ld en ,f ftomania , tnd ud da , 1 Ing1l!s po para las espe culaciones d e la fil csoñ a pueden ser cortad as después por , s H islcni4 tU LI rdi«i6n , l' la revolución para cua lquier finali dad que d esee; pero la filosoíía n o J Snodgra ss. pi g. 158. • 511 I /lid •• poigs. 159· 160. hubi era podido utilizar las cabezas cor tad as por una revoluci ón que la 2U 212 N uestro carácter za dor. Pensa ba qu e los filóso fos académicos profesiona les esta ba n de - dizai d alt erar lo que somos. reflexión o ap re n uaje pue e d Inad os Se deduce que la mora- "I están eterm m a v~. 1 di cado s en general a proporcio nar un consuelo me ta frslco a cambio de es fijo y nuestros ro ÓV1 es . ' 1 está n fundadas en U" er ror: e una re tr ibució n mone ta ria. "Los griegos los llamaron sofis tas, y lQ,1 lid ad y la filosofí a mo ral rradícíona es Jeden alterar la conducta, mod ern os los llaman profesores de filosofla." Pero este desprecio por 1 receptos mora es P'' Ii error de su pone r q u e os p d á Q é pued e hacer, entonces , la 1- H egel tiene que co nsiderarse a la lu z del hecho de que in tentó rivali- ya Ia propia o la de los em s. ¿ 1 t i . morales qu e efectua mos zar con H egel como coníerendame e n Berlín coloca ndo sus propias losoHa moral? Puede explica r las va e racíones 1· ' d 1 n aturaleza hmn;¡na. conferencias a la misma hora que las de H egel con el resultado de q ue de hecho p or un aná LSlS e á',"" ejante descubrimos tr es móviles éstas sigu iero n teniendo concurre ncia y 13.3 de él no. . b o~ m Ul s ~m . ' . SI llevamos a ca El . ero es nuestro viejo ami go, ¿Cuá l es el mensaje d e Schope nha uerj El mu nd o es la expresión d e bás icos en la naturaleza hum a na. . pn m de origin;¡l que decir al un esfuerzo ciego o Voluntad . Conocemos nuestra propia na tu ra leza " I Schopenh;¡uer uen e poc o "- el int er és ego sta . . es el resultado de una agu da oe- inter ior como Volu ntad en la exper iencia d irecta. El pe nsa mie nto no es resp ecto . E l segun do, S10 em?~rgoN' amos d a ño a los demás sola- más que u na d e las formas o disfraces exter iores asumi dos por la vo- " S de la mah cta. o caus . servactón. e tr at a . . y d 10\ d em ás sufre n d esgraCias, luntad. La vida es ciega , cruel, sin sent ido; pe ro oculta mos este hecho mente con el fin de be neÍlClar nos.. cuan o enlaza con cons ideracio nes us desgraCias no se en la actividad teór ica, y en nuestras acciones nos asim os a la vida a nuestro p lacer a nte s . . ter és Es puro pJac er:. "Pues el hombre es través d e los ex tre mos del dolor y el sufr imiento. El mundo na tural ofrece relativas a nuestro proptO 10 _ • 1 demá s sin otro propósito q ue el un testim onio de la cont inua reproducción de las especies, y de la conti nua el ú nico a nimal q ue causa dano a ~ h en excepto para satisfacer su desrrucclén del ind ividuo. Las formas siguen siendo las mismas, pero de causarlo. O tro~ animales nunca .. ~l ac antoso testimonio de la vida los individuos que las ejem pl ifican per ecen conti nua mente. (Esto nos h ambre o e n el fu ror del (ombat~. . ~6P deJ dolor sólo se mitiga Ir i . t la lroPOSICI n • da un ind icio de la relación de Schopenhauer con Plat ón y Kant.) AsI, humana, del su nrmen o y . ría o compasión. Sent ir com- la expe rie ncia ate stigua la form a en que el m undo está pene trado de cua ndo a parece el ~erce~ m? vil : la SU1:t:1 \u ar del que sufre y alterar dolo r y destr ucción; miennas q ue la rel igión y la filosofla trata n d e asión es colocarse Imagmatlva~ente : vga desi stiendo de lo que P d i propias acciones, J elaborar justificaciones d el universo con el fin de m ostrar qu e el dolor y d en forma a ecua a as J" " pero el h echo de ma- d d i á dose a su a lV10. la destr ucción ya no tien en la última pa labra. Pero al h acerlo, ellas hubie ra causad o dolor o e IC n . if d ió • a un otro sigUI tea o. d misma s tes tim on ian la fuerza de la Voluntad cósmica, q ue tien e como n ífestar compasl n tiene . . ... la p>opia volunt3 . asión extlngu lmv~ . . meta la continuación de la existencia en cualesq uiera cond icio nes. En un momento d e comp ia exis te ncia, n os alIVIam os Schopenhe ue r da u na explicaci ón de la relig ió n en términos de la Cesamos de esforzarnos po r . nuestr ad prc p de ser jug uetes de la Vo- expresión h uma na de este deseo por la continuación de la ex istencia. d e la carga de la individ uah dad, Y ¿amos 5 ofrece el mi smo alivio. Si tuviéram os una cert eza total de nuestra supervivencia despu és d e la luntad . La contemplación de I~ obras te ::t:s":na sistemáti ca dis ciplin a mue rte, o d e nuestra extinción con la muerte, la religión no tendría y en la vida de Cr isto o de Bu a e~~on r l a mismid ad y el esfuerzo un a fu ndón q ue cumplir. Ad emás, no es sólo en nuest ro anhel o d e del yo y un ejercicio de la co~pa~6' n [~n ql U~." el mensa)'e de gchopen- d la e xt lOCl n m ar. J~ , seguir existiendo do nde nos exhibimos como ma nifestacion es d e la se acerca n a Ia met a e . . '6 regresar a las fuentes de la ense - Voluntad. También lo hacemos en la forma en qu e nos dedicamos a la ha ue r ter mina por ser u na mc naci n a perduración de la especie: la pasió n sexua l supera todos nuestros im- pulsos destina dos a evita r el su fri miento y la responsabilidad . Y sin embargo. los placeres del amor a pasion ado son momentáneos y evanes- ñanza budista. . Una primera reacCión an e 1 b obse rvació n de l contraste e ntre e ·r t Scho nh aue r qu izá sea siempre la rr o. de sus observacione s sobre la JI' de lo que ha s ido in si- I an m ucho ro s a centes, si se los compara con los problemas q ue acarrean. Podemos ra- na turaleza humana (que v . . ári a en ue ha n sido encerra- cionaliza r nuestra búsqueda de d iversos fines y pre te nde r que encontra- nuad o) y la ar bit raria constr ucción ;c:t~~óso~os po~ su insiste ncia en el I mos el hien al lograr los; pero la verdad es que somos 10 q ue somos en das. Schopenha ue r sob resale entr~ Ir ¡ . nto en la vida humana hasta virt ud de los esfuerzos ciegos de la Volu nta d, y nues tro pensa miento carácter dominante del .d~lor '! :~:~a~I=I;an oscuro como sorp re ndente. no puede alte ra r nada con respecto a nosotros. el presente. Pe ro su pesimismo g I l isten cia en cu anto tal, no es I Schope nh auer acept a esto ro n ta nt a seri edad q ue tr ata toda Co mo cree que estos males surgen .< e d' "'1' e n su contexto histórico: r . ón precisa e e os nuestra persona lidad como dad a desde el comienzo. Somos esencial- capaz de da r una e~p icacr d l é ocas y estados de cosas, a todas mente Voluntad, y un a Volu ntad in alt era bl e. Ni ngu na experiencia, el mal infect a por Igual a ro as as p 215 214 las sociedades y a toow 105 ro ectos. P . luga1" d e las complejidades reales de la historia griega y hebrea co loca tivo importante al Iácil op ti p . y Iibe ero propo rcona un corree- un agudo contraste e n tre el aristócrata grieg o orig ina l y " el judío" . del siglo XIX, y los que reacci muta • ta l de gra n parte de la vida en Sebo nhaue ona~on c~ntra este optimismo encontra ro n El judío susti t uye la moralid ad a ristocrát ica de la afinnaci6n de sí mismo po r la moralidad servil de la envidia. El cris tia no exalta fin al- duda, c¿: Nie~.nnenes qu e ínü uírtan sobre ellos. Asf ocurrió, sin me n te las virtudes de los d ébiles. l os humildes, los pobres, los oprimi- Nietzsche se encuentra en el p unto od . dos ; no por amor a éstos, sino por un escondi do rencor y od io al poder , com.radicto ria s del siglo XIX están lla maden que t • as las m fluencias al orgullo de la vid a, y a la afirmación de si mismo. Con respecte a maaiada conciencia de ello ~ a ~antfestane. T en ía de. J esús, Ni etzsche parece ha ber adoptado u na actitud ambivalente; pero admira ba en Schope h y buscó e.l . aisl amiento. Parte de lo q ue acad é . " . auer era su hab jlidad para desechar ambicio ron respecto a Pablo o Luter o se siente libre para desencadenar su ir a, micas y cc n fcrmísr es. La soleda d de á nes " La fe fue en todo tiempo, por ejem plo en Lutero. sólo una excusa. su resistencia al esp írh u de la épc S' s~ó rar ct~r corre paralela con un pretexto, un a panlalla detrás de la cu al juegan los instintos, esto es, la cru da ol ü¡ . . ca. mn un a Intensa aversión por p . nca Imperialista del Imperio alem án de 1871 Odi b 1 una ast uta cegue m en rel ación con la domi nación decíertos insti ntos:' i t pa nge rma nismo en todas sus Iorm . • la a a Per o a ho ra Dios ha muerto. H a desap arecid o la justificación de J' cia les Y a ntisemitas, Pero sentía "' ~~Jal:~~al:v:~~~ó~npos,;, e~spect.os la trad icion al moral de' los esclavos. y tod os los intentos con te mporá- ismo mo d erno al que consid b SOCIa- neos de reem pl azar al cristianismo son, de una manera u otra, formas d e los valores cr¡¡tiano s que ~á.ser~ a co~~ una nueva . en carnación de autoengañ o. La étic a kantiana pret end e d ar el apoyo de una ley uni- tian ismo se en cuen tr a en el coraeén dek a. Según Ni et zsche, el cris- versal a las actitudes morales del individualista. "Kant quería demos - Porque el cristianismo h a conducid e os males m~er~os. ~Por qué? trar en una form a qu e confundiera al 'hombre común' que éste tenia de este mundo en f d o a una desvalorlzacíón srstematlca avor e un mundo pró . { razón," Pero la acusación de Nietzsche es que Ka n t presupone lo que r itualidad. A nte todo po'que 1 •. . ximo, y as a un a falsa espi- se dedica a probar. Da por supuesto que estamos a utorizados a formul ar , e cnsnanísmo h a e d 1 resulta n dest ructivos P"," tod 1 1 ncar na o va ores que juicios morales e investiga las condiciones pa ra qu e esto sea así. N unca . .. os os va ores morale s ' I J ' N ietzsche conside ra q ue está __ ibi d ' me uso os propIOS. se pregunta, como lo hace Nietzsche, si esta mos autorizados a ello. La . escn len o en un a época d d I T iene tres tareas: mostra r las ca us . . . e ~a o mora . respuesta de Ni et zsche seña la que al tr a tar de obliga r a los otros me- vad o; desenmascara r falsos cand id:oshlstÓrlCas y psu:ológ lcas de este diante juicios morales universales, pret endemos hablar en nombre de ;a n~eva moralidad , y, fin almente, trasce'::: r ~a~el~~:~:~ ~?~ de la razón práctica pu ra; pero de h echo usamos estos juicios como un os SIStemas de moralidad existentes hasta el m . os arma contra aquellos con resp ecto a los cuales esta mos celosos. Los uti- proféticamente -a través de u na "tra nsmutación ;:~:to ~ m~~ucir Iíta rís tas también son atacados con fundamentos tomados de la psico- nueva forma de vida . va ores - una logía. "E l hombre no busca la felicidad, sólo el inglés lo hace.' 68 La Los males presentes tienen su raíz hi.n ó . 1 " meta humana fund am ental no es la felicidad sino la vol u nta d de poder. tianismo sobre los griegos E ~_ 1 rica en a vrctcna del críe- Intérpretes que sienten sim patía por esta última noció n, ha n insi stido . a- ...... n su """"lI/~a ogia 4e la m al N ' comienza por atacar a los" icél . .. 01", ietzsch e en q ue N ietzsche no se refiere al poder sobre dos otros, y en que la pa labra bueno l¡ óPs ~os m gleses que ha n soste n ido que porque éstas e se . ar le e n pnmer lugar a las acciones altruistas vio la expresió n id eal del poder en el tipo de personal idad e n que las limi taciones del amo r a si mi smo han sido superada s, pero que, la tradición u~~t::ay":e~:r~tiIess (N ietzsche pa.rece referirse a toda sin e m bargo, se af irma a s[ mism a. Cua ndo no se per mite la ex presión esos hombres no so en pen.«:r, y escribe : " Me dicen que de la vol untad de po der, y ésta se man tien e oculta y reprimida , se _ Ii 1 . .n más que ranas viej as y obtusas.") En realid d rep Ica-, a oposi ci ón e ntre el e olsm 1 1 . a convierte en un im p ulso con tra los otros e invoca id eales en nomb re o' q ue en lo . g o y e a trursmo no es primitiva P s pnmeros usos de bueno no s 1 B ' de los cua les se pu ede llevar a cabo una op resión se mejante. Pero los labra empleada po , "1 e p antea. IU!no fue la pa- ejemplos presentad os por N ietzsche sobre el tipo de personalidad q ue as personas nobles pode ' de alta posición" sus prime f' rosas, magnámmas y él estimaba, son mu y dudosos. En lo que conde n a está mucho más lo qu e era baio ~llin I 1'05 ,~sos ueron "en con tra posición a todo de '4 I J, _ y ~ ebeyo . Como se vio al e xaminar la historia justificado. Abo r rece el e nervado ascet ismo del Parsiíal cristiano-re- T ' "YaBos en gt1e~o, Nietz sche está fund am entalmente en lo lerr pl:n: :~z~;bi~:~~;:'npo'cua ndo.; e fiere c~m~ la palabra bu eno s~ e;: , ,. Er <IIInl icmlo, 59. u El _ de 10$ Idolm, 1, 2. en 1101 n con cntenos tran sformados; pero en 2 16 2 17 m énttcc de Wagne r; h asta César Borgia es más sano que eso. (Salud "1 e nfermedad son palabras cla ves e n N ietzsche.) N apoleón es una s íntesis d e lo humano y lo brutal. Se ad mira mucho a J ulio César y a Spinoza . y en una fra se muy vivida y reveladora, N ietzsche se refiere a su ideal co mo "el César r om ano con a lma de Cristo". Sin embargo, ése o btiene de lo a nter ior un cuadro claro del Superhombre (una m ala, peto hasta ahora inevitable traducción de tlbermensch, "el hombre q ue tras- _ciende")? La acusació n co nvenci ona l contra Nietzsche ha sido la de que fue un precursor del n azismo, el profeta de la " bestia rubia" de la posterior g lorificación a ntisemita. La r espuesta convencional se ha escindido e n dos pa r tes. La primera, que es ina tacable, seña la que si bien er a un crítico del judaísmo como religión y como moralidad, er a ig ualmente un cr itico del cristianismo, y q ue ata có e n los t érminos más fra ncos a l . racismo y sobre todo al r acismo alemán (pensaba que los esclavos eran e n su to ta lidad super iores a los a lema nes, y pre ferfa sobre todo a los polacos). La segunda indica que el Supe rhom bre es un personaje q ue ca rece moralmente d e ambigüedad y q ue es di g no de ala ba nza. Pe ro la d ificul ta d es la d e saber precisamente qué co ntenido tenía para Niet- zsche la noción de Su perhombre. L a multipli cación de las reserv as hace que tod o sea má s oscuro. Lo que nos preocupa co n respecto a Nietzsche quizá se par ezca a lo que nos preocupa en e l caso de Kant. Ya he mos mencionado la crítica d e Hegel a Kant, es decir. q ue el age nte moral consciente, d omi na do por la forma del imperativo cate- górico, pued e en rea lidad h acer lo que quiere siempre y cua ndo lo haga con conciencia. Lo que parcela una guía restrictiva para la con- d ucta, d e hecho carece de restricciones. Lo mismo ocurre - y con m ayor cru deza- con la noción d e Superho m bre. ¿Qué puede hacerse e n nomo bre de la voluntad de poder? En tér minos de fines del siglo XIX, ¿cómo se m anifiesta la superioridad de l ser h um ano supe rior? N ietzsche fue flagr an tem ente ma l interpretado por su hermana, qu~ fue nacionalista , antisemita y fi nal mente nazi. Pero se d ebe insistir en el he cho d e q ue ta nto la violen cia del lenguaje de N ietzsche como la vacuidad de su ideal , proporcionaron un andam iaj e par a las constr ucciones de Frau Fcrs ter-Nietzsche . H ay una profunda irresponsabilidad h istóri ca en Ni etzsche. La ex pl icación resid e en parte e n el h echo de que creyó que la masa de los hombres no podía de todos modos ser redimida. "No dejes qu e Zaratust ra habl e al pueblo . . . Para atraer a muchos alején- dolos del rebaño, para esto vin e:' Asl, al finalizar el siglo XIX, vemos cómo el más perspicaz de los mora listas al emanes da la espalda a su propia sociedad. No seria absurdo tra tar d e com prender esta actitud a la lu z de una socied ad que estaba a 218 219 Bu rk e hacia la masa de los hom bres q ue da bien expresada en su fr ase: " una mult itu d marrana" ; y su actitud hacia los der echos del ho mb re es to talmente coherente con esto. Niega prime ro, como he cho h istórico, qut la revolución whig d e 1688 haya im p licado la proclam ación de de- rechos se ñalada po r Príoe . La remoción d e j acobo II se d ebió al temor de que sus críticos debilitaran la corona y el principio hereditar io. De ahí la preferencia por la sigu iente línea de sucesión. au nque fuera la lin ea alem a na de H anover , con el fin de q ue ese princi pio no fuera dese- creditado. Pero Burke no se preocupaba sola mente por la historia . No 17 sólo no hubo en 1689 una invocación a los derechos na turales, sino que éstos no ex isten. Son ficciones metafísicas. Burk e af irma q ue los escri tores d e la R evolución Francesa están Refonnadores, u tili taristas, idealistas ta n "dom ina dos po r sus recrtas sobre los derechos d el homb re que se han ol vidado por completo de la naturaleza h umana". Por nal ural~ , l.!n rasgo alt amente sorprendente d e las controven ias morales y 1I Bu rl e no al ude a un estado anter ior a u n con trato soci al. sino a la so- nca s del mu ndo ruede 1 d po , di . mo es e gra o en q ue 105 in novadores, los fa . ci~do.d ta l romo es, 'Y sobre tod o, tal como ha llegado a ser . Los planes cales y los re voluc ion arlo, reviven la s viejas doctri nas mientras q ue teórica mente fundamentadas para la reforma de la sociedad con stitu- ~~s oponentes conse~vadores y reacciona rios son los in~entores de las yen violaciones d e una h istori a de la evolu ción social q ue responde a evas. Así, Jos t~óncos del contrato y los partidarios de los derechos un ord enamien to divino. Así, Burle puede ha blar del desarrollo social na.turales en el siglo XVII resuciuban rasgos de doctrinas med ievales como "la marcha conoci da de la ordinaria provid encia d e D ios" . Po r mmientras que ' la. d octr ina de l derecho diI vi VI D O dee J05 reyes era esencial, •- eso las i nst ituciones est abl ectdas son ta n apreciadas por Burle como dee~~e :.:a lJnv.~ncl~n de Jos siglos XV,I y XVJI. Así también. en la epoca despreciadas por Rousseau. Ambos invocan la " n aturaleza" , pero míen- . va ucr n ra ncesa, Toro Pame h ace revivir a Locke n k mventa u~a forma basta nte nueva d e llamado a la t radici ón es en si rmsmo un a fuent e de d iscusión C') óC" . ¡. UT e . a,me no tras que para R ou sseau la n aturaleza se con trapone a la socied ad: pa ra Burle la natu ral eza induye la sociedad . Sin e mbargo, Burke no la cen- ] f J os lea, su Importan cia yace sider a slmplernen re como la tot alid ad de lo existente; porq ue si la en a arma en qu e él, y más especia lme nte sus asociados fra nceses a u natural eza abarcara todo, no se podrfa lucha r cont ra ella como hacen ~aron a sepa ra r l~s trad icion es morales de la oligarq uía ober~a~t~ los re voluci onarios. Bur l e id ent ifica, en efecto , la na tura leza con cier- InglesaEl del' la dccrrt n» de los derechos . ~ ron esto ? na tu ral-....... ¿Cómo h ¡rcre tas normas y p roced imien tos esta bleci dos, in clu so el proced imien to de al pe Ig~ de I~a invocació n person al a pri ncipios genera les e n confia r más bie n en las costu mbres domin antes q ue en los razona- ~n.a .ocaslón panicular es que uno qued a sujeto a que esos mi smos mientas. " La pol ülca debe adecuarse, no a los ra zona mientos humanos, p rmcrpros se~ n In vocados en contra de uno e n algun a ocasión ulterior sino a la natur al eza human a, de la que la razón no es más q ue una ~stopr~~~;~~s~~e~~~BI~u~:~: li::~;~~ I:o~lt~~ jeo:~ran~:~e l~~g~:~; :n par te, y de ninguna ma nera la p ar te más im por tan te." 111 'tsta no es sólo una doc trina pol trlca, sino u na doctrina sobre la vida moral en ncanos e n 1776 y por los re l ' . . en 1789 Es f ' va ucio nanos con tra sus colegas fran ceses general. D e ahí la d efensa que ha ce Burke d e lo que denomin a "pre- Jo d ' h ' e ¡u eh el h echo que apun ta ló el llamado d e T om Pain e a juicio". "El prejuicio tien e un a ap licación in media ta en caso de erner- s cree os d e om bre y que t bié f ' chard P . . ' am 1 n ue puesto de reli eve por R i. genc ía: comp romete prev iamen te a la mente e n u n curso fir me de ción rac~:~a ~~~ 7~nc;o~ado en s.u rapeI de partidario d e u na intu í- sab iduría y virtud, y no de ja al homb re vacilante e n el momento d e noviembre de 1 8 nmcros p~J?CIP1OS morales.; e n su sermón d e la decisión, escéptico, perple jo e irresolu to. El prejuicio convierte p. i 7.9 en la casa d isid ente de reunion es en Old Jew 1a ne puso énfam e n la proclam ación en 1689 del d erecho de ele irry· «eponer sobera nos, y sobre todo el derecho d e ela b g y ~ll "Tem ..mo a d..jar que 101 hombrra vivan y r"ll'ocif'n cada u no con IU propio constitud?n;. y reiteró. la \'31ide~ de esta proclamaci~~.r ~:/ n~e:: la capital ra cion al; porq ue sospecham os q ue este cap ital el peq ueño m cnda hombre , y q ue 101 Ind ívld no s obr ar! an m ejor 1I IIC: apro vechara n del ba nco y <'1 capital generale s parte en me nar la fu ria y la rép lica de Ed mu nd Burle. La ~ct itud ~~ de las na tural..zas y la, edades." R" I,cl iMI! on th, R,volution in Frtl1lct, <,didón Ev..rym an, pig. 84 . 220 221 al hábito en la virtud d el homb re. y no e n u na serie d e actos in- destructivo pa ra la vida socia l. Lo s verdaderas nih ilistas de la historia conexos." .. fueron todos reyes: Carlos 1, Luis XVI y el za r N icolás. Los revolucio- Las ide as de Burl e son importantes. aunque sólo sea . nari os en sus sociedades t uvier on q ue salvar el ord en social del mante- ñuencía const poe eu m- u ~ . consigu iente. La valoración de el las hace fren te a u na diñcul, nimiento d estructi vo del orden existente por parte de los gobernantes. ta d Ini cial, a saber: si Burle tiene razón, la di5Cusión racional sobre En segundo lu ga r, la defe nsa q ue hace Burle del prejuicio y el ha- ~t05 !em.u ntá fuera de Jugar. De ab l que por sólo aven tun.mos a bito contra la crít ica reflexi va se asien ta sobre un a ná lisis in adecuado discutir con él res ulta que presu ponemos la verda d de lo que esta rnos de la noción de obediencia a las reg las. En mi cond ucta pu edo gu iar me ~atando de esta blecer. Pero Ja dificultad no a en realidad n uestra po r regl as que nunca he explicitado. y las viol acion es de esas reg las .sl~ de Burke. Pu es negar la posi bilidad d e q ue un examen r acional pueden av ergonzar me y chocarme sin que el abo re u na fór mula que d:clda las cuestiones significa q ue al presentar las pr opios puntos de ex prese ad ecu ada ment e la regla. Pero semejan te con duc ta est~ t an vista no se puede apelar a n ingún criterio que pe rmita establecerlos. gobern ad a por leyes como la conducta de un hombre que consciente- Pero . en es~e. caso: no sólo no se puede árgumenta r en defensa de la me nte invoca máximas explícitas. Y evide n temente es el tipo de con- p~pla postcí ón UDO que se ha vuelto dificil compre nder lo que sig- ducta que Burk e q uiere exaltar: usam os palabras como hábito y pu. mfl.ca ~eclr que las propias opiniones son "verdaderas " o "falsas". La juicio pa ra ind icar no que esa con du cta no es tá gobernada por leyes, a~bc~oón de estos predicados siemp re im plica la referencia a alg ún s ino q ue n uestra actitud hacia las reglas es irreflexiva. Burke tie ne O1~eno. Pcdrfamos ocupa rnos aquí más bien de la práctica argumen- taz ón cuando supone que la 'V ida moral seda destruida po r una re- tauva d e Bu rk e q ue d e su principio de condenar Jos razonamientos. flexión sobre las reg las de conducta a nterior a cada u na de las acciones. En tal . caso e?comraremos dos errores en su razonamiento. Am bos fue- La acción tiene que de pender en su mayo r parte de nuestras dis posi- ron . ~lagnost~cadQl por el anarquista WilJiam Godwin e n su obra dones habituales a ha cer esto o aquello . Pero si, por consiguiente, l a Poínío ü Iust íce, que consth uye d e hecho una réplica a las R efled ions reflexión sólo pu ede ser ocasion al. la impo rta ncia de tales ocasiones on tñe R~lulion in Frnnce, de Burle. a umenta y no d isminuye. El hecho de tener tazón al no exami nar ~on • . . En p rim er lugar, ~urke confunde la sociedad con el E stado. Iden- ti nuamente nuestros principios, no q uiere decir que estemos eqUlV~ t~f¡c~ las form as particulares de las instituciones pol íticas con las ins- cados al h acerl o alguna vez. Así, God win alu de correct amen te a la t~tu clones en general. De prem isas que establecen meramente la nece- n ecesidad de articu larios y examinarlos "con el fin de apartar el manto aidad de un ordenamiento socia l estable y esta blecido trata de infer ir de prejuicio y no deja r más que la razón al desnudo". Ja conclusi~n de que Luis XVI no debe ser decapit ado . Las raíces de Godwin, que se casó con Mary Wollstonecraft - la madre de la esta: confUSión son más in ter esan tes que la confus ión misma. Burke e ma ncip ación femeni n a-, y que fue el padre de la segunda esposa de e n tien de q ue la invocación a norm as morales y d e o tro ti po presupone Shelley, fue el proto tipo del morali sta in novador en el mundo moder- u~ fo~ esta b lecida de vida socia l. Intenta describir al teórico revo- no. Las in jur ias que se la nzarfan luego contra un Ber trand Russell o Iucíon ari c como un ho mb re que desea d estruir la misma vida • 1 un Wilhelm R eich cayeron sobre Godwin. De Quincey recuerda e n que es n~ria para dar significado a las normas en n om bre d~:s sus memori as que " la mayor parte de la gen te sentla la misma eneje- cua~ q uiere efect uar su acto de destrucción. Pero así id entifica la naci ón y ho rror frente al señor Godwin que frente a un f.a~.tasma, ~n noción d e una fonna establecida de vida socia l con la noci ón de un vampiro desangrado o el monstruo crea do por Franke nstem . GodWIO con!un~ ~tablecido de ordena mientos instituciona les. En realidad, fue, en rea lidad. un ho mbre humano y sen sib le que se dedicó al pr~ las InstitU ciOnes de una sociedad bien pueden esta r en pugna con sus blem a clá sico de la teoría moral del siglo XVI II. Tomó de H ume la Idea normas', Mantener estas ins tit ucio nes puede ser un hecho fatalmente de que el sentimiento y no la razón nos im pulsa haci~ la a.cción, y de destrocti~o ' . Burle nunca ad virtió que las revol uciones son extremada- Loc ke la id ea de que las dist inciones morales son discernidas por la ~ente. dlf{cJ1~ de llevar a ca bo . Los teóricos se convier ten en revolu_ razó n. As í, su posición es má s com pleja que la de la mayor parte de cronanos ~mca.m ent~ cuando sus teorías son ca p aces de ar ticular una los escri tores de l siglo XVIll. N ue stros sentimientos nos impulsan a la profund~ msallsfaccl?n que ellos no ha n inventado. y e n es te punto, acció n, pero sólo n os im pulsarán a la acció n correcta si tenemos u na la negativa de destruir y recrear instituciones llOCiales es lo que resul ta visión cl ara y racional de los hechos. Una visión ~ emejante incl~ye l.a conside ración d e las consecue ncias de nuestras accio nes. y debe incluir ·~.dL también la aplicació n a éstas de principios como el d e imparcialidad, 222 22! es d~c¡r, el de no hace r excep ciones a 1 p ropio o aje no. Godwin no d JI as reglas gen erales en inte rés Ben tham es un cu idadoso re formador que bus ca escapar a la acusa- su Jidea d e que ha y prind . esarro l a nunca ' con su l retente " claridad ci6n de utopía al estar preparado para sugerir el tama ño exacto de pros mora es racion ales a 1 escapa r. Pero es, tanto como cual ui os. q ue no se puede las camas q ue han de ser empleadas en las prision es o las reformas pre- de la n oción de q ue en el ( d q er otro desd e Aris tóteles, el padre cisas necesarias en las leyes de evidencia. Si Godwin cree que la natu- de que SI· la moral ha de ser un d am ento de la mo 1 d . ra yace el ptlncip io raleza hum ana está com pro met ida au fond con el desin terés. Bentham "6 d emostea a ent onces el d pie nsa que el in terés privado siempre n ecesita ser apreciado y orlen- caer n escansa sobre aquello ' peso e la justifj. hom bre. El mismo pr OCt'3 0 d .5 q ue p roponen un a visión diferente del tado si ha <le servir al interés comú n. Sin embargo, su criterio sobre . . d e razonamIento mor al CIr IO e q ue todos deben ser tratad d . pres upon e el pdo. la mayor felicidad para el mayor número es esencia lmen te el mismo mu estre Jo con trario Eate . " os e Igu al mod o hasta que se de que el de Go dwin. Ambos tu vieron una simpatía limitada por la Re- ordena cómo ha de 'ser tr p~~(IPt ~s formal en el sent ido de que n~ volución Francesa. y ambos representan más bien el futuro que el portantes consecue n"',' " acr o a guren en particu la r. Pero tiene im- .... pr e leas ya q ue bl¡ pasado. La situación puede expresarse as(: si se ex trae el conjunto de ficación del tra to d ifere nte ¡ ' h o iga a presentar una jusri. clisés y triv ialidades liberales tlpicamente mode rnos, uno se en cuentra . ,. . a as ombres a ca d rute Jgenc1a o color La ' Id d usa e su edad sexo en u n mundo del q ue son predecesores tanto Go dwin como Bentham. . Jgua a en sufo in¡ ' . en un a SOCiedad en q ue ocurre t rm a m mm . está en car nada Para ambos, la sociedad no es más que una colección de ind ividuos: Oodw¡ es o. el bien de! indivi d uo concie rne a su felicidad, y esta felicidad pued e o WLn mismo exten dió el 1 che más allá de esto. Pe nsó ue a, canee de los principios de razón muo ser sumada y calculada. En Godwin, las nociones d e b ien y ma l todavía en la felicid ad de un conj u~to d: r:~~~ d emu estra qu e h ay móÚ valo r retienen parte d e su fuerza tr adici onal; en Ben tham han de ser rede- q ue esto es verda d COn independ . 1 res que en la de u no solo, y fini dos en térm inos de placer y dolor. . en rra { e q ue e . . h propIO yo, un amigo o parlera se UOleo ombre sea el La tesis de Ben tha m no fue, por cierto. q ue palabras tales como la feJicidad genera l a la nr . e'AoJu n ex.traño. Por eso debo p referir bue no y ju sto era n o hab lan sido usadas por la mayorfa de la gente par a sol opta, a réplica q ue se- 1 o porque estoy constituido sk ol6g' na e q ue h ago esto significar " prod uctivo de la mayor felicidad para el mayor número" o sentiré mu cho más infeli . P rcamerue de tal man era que me alguna frase equivalente. Bentham ni siqu iera propuso siempre la ¡os demás que si no t l SI no tomo en cu en t a I a 1e l¡lCldad . general de d ¡ om n en cuenta la mla GOO • misma tesis. A veces parece pr eocu parse no por el significado de 10$ o or q ue siento al no to . , WJn respo nde que el t érm inos e n el vocabu lario moral. sino sólo por el establecimiento de sient o sólo po'que re ~ mal en cue n ta la infelicida d de los d emá s lo un criterio moral y pcl üí cc. A veces nos ofrece. por cierto, una defini- c~, .oz<:o que debo ser b 1 p uede ser la razón de mi '6 ene vo ente. El dolor no ción. pero más bien bajo la forma de una propuesta q ue d e una elu- una raz6n muy d istinta .1eCI és ' n porque sólo en vrrtu d e q ue tengo lrtud cidación . Señ ala. en efecto, que podemos o no definir bueno y fusto terlsti co. Sólo a la lu z r ra . ra ~Io.y ~puesto a sent ir el dolor carac- en términos de l concepto <le la mayor felicidad par a el mayor n úmero, . e mIs pnnClplO:'l gener I propias acciones inspirarl f . ' a es, por ejemplo. mis pero a me nos que aceptemos esa definición caemos en el absurdo. Y a Si los h a b . n en m satISfaCCión o cu lpa. veces no p arece d istingui r estas tareas. Ni es necesario para sus objeti- m res lienen dentro de st m¡ eSlablecen el bien g enera l e s mUfIl<ls principios ge nera les q ue vos q ue las distinga. Pues su pro posición central se reduce a la afir- ponde que el medio .' c1a t·por qu é desco nocen ese bien? Godwin res- macr ón d e que el ú nico criterio racional y consisten te de que d lspo- nos corrompe. El gobi: y, ¡sobre lodo, la influencia del go bierno nemes pa ra guiar la acció n es la eva luación de l as co nsecue ncias no tcc ama una a ut id d a 1a recta razón. y la recta 6 61 or r a que pertenece sólo placenteras y dolorosas d e cual q uier acción particular, y que el eígní- a yudad a OS por la persuasión razns . I o escaptada por l05 lndividuos · ficado d e las exp resiones valorativas sólo puede entenderse en este d:l homb re yace en la perf:c~~:~~a de otros individuos. La ~peran~ con texto. No hay otro crit erio raci ona l posible en virtud, por lo menos, WIQ cre e qu e las inO . d d de la naturaleza h uman a Go d de dos razones. UeUCI<IS e las for . 1 . - pueden ser superadas y ree 1 d mas SOCIa es y gubernament ales La primera es que teor ías tales como las que se basan en una creen- seres ra cionales en que p esar::.r;~~ las po~ .una comunidad libre d e cia en la ley natu ral o en los derechos naturale s, y suponen que hay formados y SOn objeth'08 as opuuone, de quienes esu n in- derechos. deberes y obligaciones independien tes y anteriores a los que Godwin es un r . se en caman en el derecho posi ti vo, descansan, segú n Bent ham, sobre , 1 a Igura qu e curiosament . a a vez a n cnthilm. Si Godwin es . e se asemeja y se contrapone un erro r lógico. Para él, son el producto de la creencia de qu e palabras utÓpICO en SUs propuestas polí ticas, romo debe, y obligación son nombres que tienen un sentido y una re- 224 225 . isma sensación. Dif erentes fuentes de placer Ierencia muy independien te¡ de su uso en cualquier contexto parucu- caracter uara a todos a Ia ro d elación con l a intensidad y d uo lar. Las opiniones personales de Ben tham sobre este punto constituye n p ueden ser med itb:s y co~para as en r con la certeza o no de tener ra ción de la sensaci ón derivadas de ellas, to del pla cer. Al elegir entre la una mezcla de verdad y error. Por una p arte, advirtió correctamen te que u na expresión denomina dora, descriptiva o denctadora sólo tiene sensación, y ~o.n. el carácter c~~~~~ ~:em~cer es el ún ico criterio: "Si p sentido en el contexto de una oración, apreciación que sólo se con ver- d íversae poslblll(lades. la ca. .u o de niños es tan bueno como tiria en un lugar comú n gradas a Frege y Wittgenstein. Por otra parte, la cantidad de placer es la mlsn~t, u~;ce~s de un conjunto de person as, no resulta claro q ue los parrídarícs de las teorías de la ley natu ral y la poesía." el Además, al sumar os p . d¡ pod rá valer mú que el derecho natural estén necesariamente ob ligados a caer en el error cada una tendrá el valor de una unid ad y na le lógico de efectuar o tro tipo de supos ición. Un a crí tica más seria de una unidad: . . . 1 do en realidad PQr las propias posibi- tales teorías está conectada ín timamente con uno de los motivos más Si cada mdlvlduo es impu sa d l a1tr ~i.smo? El pensa míen- impor tantes que tiene Bencham p ara atacarla s. Podríamos suponer l ida des d e placer y dol or, ~ué s~ce e t~~~re este punto. Por un lado, q ue algu ien afirma que los hombres poseen d erechos n atura les o están to de Ben tham no es del. t o f : ; :iVas, reconoce el con flicto entre obligados por leyes naturales. En ese caso. se lo pu ede invitar a hacer en sus prop.ue~tas poH~'cas y ~ cesida d de moldear la naturaleza una lista de tales derechos o leyes. Es notable que los partidarios de el interés publico y pnvado, .y a ne jedad en que coincidan la bm-- tales teorías ofre cen listas q ue di fieren susta ncialmente una de otra. humana. Su deseo de construtr una red de la mayor felicidad para el Por 10 tanto, ¿exi ste algún crite rio que de termine la inclusión correcta q ueda de l placer personalely la b úsque a · ·6 de que la socíe- d amente en la SUpOSIO n de un ítem en una prueba semejante? La convicción de Bentham sobre mayor número e~ansa ar en el m ente. Pero en otr as par- la inexistencia de un cri terio de ese tipo se dirigió en primer término dad no está organizada de tal form~ Be~tham identifica im plícita- contra la sa n tificación reacd onaria del statu quo legal y pena l efectúa- tes. y especialmente en la De~n t~ ~~, la ue ha de encontrarse da por Blackstone, en sus Commentaries o n the lAw of England. me- mente la mayor felicidad del \~~I:UO::~l m;yor nómera . El único diante el empleo de la teor ía del derecho natural. Pero Bentha m fue en la búsqueda de la .maycr fe I~ a e ras necesarias para la vida social comp letamente imp arcial en la ap licación d e sus d udas escépticas, y a motivo por el que se obedecen aS r gb diencia o el dolor que result a pesar de su simpatía por la Re volució n Norteamericana y. al menos . es el placer que se encuentra en l a o e por la fase inici al de la Revolución Francesa, hace un a cri tica mardal d e la desobedienci a. lanteado r el ut ilitarismo de Bentham u.. :a doctrina re vol uciona rla d e los derechos del hombre, a la que con - No h ay nin~n proble~a ~ de k tradición del utilitarismo, y que no h aya sido pla ntea o en~rosobre John Stu an Mill. Su padre. sidera u n disparate, y de la doctr ina de los derechos natur ales impreso criptibles, a la que llam a "un pomposo d isparate". el peso d e estos problemas cay . t de Bentham y iambí én un Si la pretendida im posibilidad lógica de una- teorí a me tafísica de James Mill, f¡ne und.c~~ab~:a~:r~:;UJl~:~ auna vez escribió que deseaba la moral constituye, po r lo tan to, un primer mot ivo para sostener q ue psicólogo en a tra lCI n , . 1 como el camino entre la sólo el p ri ncipio de utilid ad -el principio de la ma yor feli cidad para h acer de la mente humana al~ ~ slmis~ espiri tu de confianza en el mayor número- nos proporciona un cri terio pa ra la acción. un se- Catedral de San Pablo y Channg QSS. h .' En la tardía adotescen- gundo motivo está dado por el fundamen to que la pstcclogta humana 51 mismo apenas fue here~~do po; s~ab~~oiropuesto tare as de adulto ofrece al principio. Los hombres están constit uidos de tal manera que cía, después d e una educact n ~~~ ~ .ó de reocuparse por le» pla nes desde la edad ~as tempra n a POS~n:~ a; si ~l ; eda feliz en caso de que se encuent ran bajo el dominio de "d os amos sobe ra nos" : el do lor y el placer. La psicolog ía de Ben tham, cuya fuente es la de Hartley, es de reforma social p ara pasar a k El éecatdo corazón con el que mecan ícísta y asocíacíc n ísta. No podemos sino persegu ir el pl acer y todos esos proyectos se .llevara n a lca . 'oso d el q ue fue rescatad o huir del dolor , y como la posibilidad de cualquie ra de ellos puede aso- respondió "~o" presagiaba uí~S ~ea~X:~~rth r Coleridge. Pero mis darse con otra cosa, nos veremos atraídos o repe lidos por aquello con en gran me~lda por la; allá de l a Vida persona e. . ~esMm rendrta significación el h echo de que nal la del mayor n úmero bu - lo que se asad a el placer o el d olor. Benth am da por supuesto que pla cer y dolm' son térm inos correlati vos. y que ambos so n igu almente 11\ coincidencia en tre la Ielicidad ~ Tsmos util it arist u . Todo el biera fracasado tan temprano para os ro concep tos simples y unitari os. Da ci ncu en ta y ocho sinón imos de pl a- cero y su sofisticación lógica sobre la de nominación en otras ocasiones 110 le impide proceder como si lelieitUzd~ gow y placer nombrara n o el WIW,u. edici6D Browring . rr. 25'. 227 226 temor del p ensam iento de M ili es el de ". evitar las difkultades qu e p I t I d u~ u tdu arlSta que no pu cllt' que le dan Ben tha m y Mill, el mandat o "Busca -la felicidad" a, reduce d an ea a octr rna ni" e pensar en abandon ar la doctr¡ a c:u • pero q~e tampoco PUl" meramente a "Trata de alcanzar lo que deseas" r Es un mandato vado E n · pr imer Juear M OJI b dO . ¿ u es son Ias dtfi cultad es? qu e n o dice nada con respecto a los obj etos ri~les .dt:l deseo, o a de- .,- . I aanona la ide d en tre los p lacer es es o d a e que la comparaci6n seos ex cluyentes y antagonistas. Y esto también es verda d en el caso una distinción cua litat,OvPaU~ e, ser IPuramente cu a nti tativa. I n troduce de que la felicidad que se ha de cultivar sea la pro pia o la del mayor S e han de p referir 10$ plac ... 0 re p aceres . "su . .. . perlores e "I nferiores ", . . ....eres supen ores' un Sócra . . número. Có ' mejor que un tonto sa tisfech Sólo el que ha experimentad~' ~ para juzgar, y sólo el sabio q ue a: ;;0 'ToS d: s tes msat15fecho el pod emos asegurarnos de estoz .pla~r está calificado Frente a la objeción de que hay muchos casos en que no se puede de terminar cuáles de los CUT50ll posibles de acción producirán la mejor fie felicidad para el ma yor número. Mili afirma que lo único que ordena esta experiencia Sin e b p re a claSificacIón socrá tica tiene el u ti litarismo es que en los casos en que si pueden determinarse las . m argo, aqu¡ suree . <JjI como el to nto no p uede b 1 -e necesan amente una duda : consecuencia! de la acción se debe u tilizar el principio de u tilidad Mili saber lo qu e es ser un ',a e,r o ~ute es ser un Mili. zcó mc podrfa como <ri tmo. Pero esta concesión es más fatal que lo que él cree, pu es . on o sat lslecho? El • _ extie nde más allá de la du d b . punto e n CUestIón se está ·ob ligado a ad mitir implícit amente que hay ot ros cr ite rios valo- Pene d e relieve · que M OII aodso re una SImple a severac ¡°ó n de MIlI ° ra tívo s. Nunca adara cuá les son y cu ál puede ser su relación con el l t av ía está' l¡ d . Bentham. ~ el intento de colocar todos 1 Imp ~ca o. COmo lo estaba principio de utilidad. Pero podemos aceptar la concesión de MilJ en humano baJO un único concep! I d lOS obj etas y metas d el deseo el esp jrltu e n que se la ofrece, si reconocemos q ue. cuando se: re fiere n tod.os Son conmensurables con lo: ~á e placer-.'y de mostrar que a la mayor felicidad, los utilitarios frecuentemente alude n en la p rác- ra CIón. Además lo mísm B s en una ÚOlca escala de valo. tica a metas mu y precisas pa ra la acción y no a un concepto general con cepto unita;io. o q ue entbam, Mili trata al placer como un sobre sus apetitos teóricos, Estas melas son las del bienestar pú blico, y P~ede ha cerlo porque el conce t d i ' son metas particularmente importantes en aq uellas áreas de acción rar, Just amente como h a did p o e pacer ha tend ido a degene. en las que Bentham se in teresab a especialmente. Pr isiones y hospita- ind icado que, en el caso ~~c~ lbo con el conce pto de de ber. Ya h e les, códigos penales y proce; os constituc ion ales. son campos en los que ciado a la noción de 10ll d be e e¡'1 un concepto muy esped fico. aso- ClI pos ible form ular y cont estar adecuadame nte. au nq ue sólo sea con slcién, se desvanec e en la e Ién e que ocupa una d etenninada po- crudeza, preguntas sobre el número de Iavorecid ce y pe rj t.Jdicados por ha cer". Asl. el placer comon:n~ general de "~o que un hombre debe ta les o cuales medid as. Pu es cont amos co n criterios obvios y estab le- to. transforma en el concepto de cu af de ~na cierta especie d e me ta se cidos sobre el éx ito y el fr acaso en estas áreas. ¿Aumentar! o dis ml- nistas como los puritanos ib q urer tipo <k me ta. T anto 105 hedo- n utra la enfermedad?"Si se establece esta pen alid ad y no aquélla , ¿dis- ción. Los hedonist con~n uyen a la hi storia d e esta desenera- 33. que comienzan alaband l l -e minuirá o aumentará la frecuencia d e u n cierto crimen? Aun en estos met as, se ponen lu egn a I d t . ' . o a pacer fren te a e rras casos deben efect uarse opc iones en las que no 'puede guiamos ninguna . a elens lva e InSIsten el I men te al VIno. a las mujeres al . 1 qu e no a aban mera- versión del pri ncipio de utilidad : por ejemp lo. la opción entre dedicar como la lectura de la Critica Y ! can to, smo a los p laceres superiores: d e a raz6n pura Los . " recursos a los servicios de salud o ded icarlos a la re forma pe nal. Pero en que no se opo nen al placer .-.. . puntanos msuten ° r . '-~ . . . u cuan to tal e¡ sól O es necesario poner de relieve que la defensa utilitaria del criterio de 10 errores o falsos. Ellos también . ' , mo o a los placeres felicidad p ública no es sólo un error. Q ue nos parezca en Iorma tan ros y perd urables, como los ue : ,n panídarlo¡ de .placeres verdade, indu dabl e ~ l criterio que h a de tenerse en cuenta en ciertas áreas de c~nceJ:tos Como "placer" y "fi lid dad? co~~cen los h lJ?S de Sión . AsI, acció n es algo qu e debemos a Ben tham y a MiLI . dírecc íones h asta q ue se . se datan y extlend(:n en toda!! meta de los hombres y ca USan slmpl~mente p ara designar cualqu ier El concepto de felicidad es, sin embargo, moralmente peligroso en . . n esta ampbtud deja d ú o otro sentido, pu es ya tenemos a esta altura plena concienci a de la pósitos valorati vos y mor ales p n e ser tIles para pro- malea b ilidad de los seres huma nos, es de cir, de l hech o de que pueden en la vaJoración moral. no roio t: e en la valor.a:ión, y especialmente ser co nd iciona dos de div ersas ma ne ras para aceptar prácticamente nativa.! q ue ya deseam l ' mes que calificar las diversas alter. .. os y e egir entre eUas . cu alq uie r cosa y sentirse satisfechos con ellos . Que Jos hombres estén cah flear el cu ltivo de d,-" o d ' Sino que tenemos que nnos eseos y di • . satisfechos COl' su suerte nunca implica que su suerte sea lo que debe éstos. Cuando la f~ Ucidad ib¡ 1 . lSpOSlCIOnCJI, y elegir entre reo e e sen tid o amplio e indiferenciado ser. Siempre puede pl antearse una pregunta sobre la m agnitud del p recio que se paga por la feli cidad. Asf, el conce pto d e la mayor Ieli- 228 229 cid~d para el maror nóme~ p~ede ser usado para defender cualquier MilI quiere demostrar que sólo el placer es d eseado, IU método ron- ~edad patemah sta o totaluana en que el precio d e la felicidad es la síere en tomar metas aparentemente excluyentes y mostrar que origi- h~rtad de 1~5 individuos p.a:3 efectuar sus propias opciones en esa nalm ente son deseadas por el placer que las acompaña y sólo secunda- sociedad. L~ libertad y la felicidad pueden ser en ciertas circunstancias riamente llegan a ser deseadas en virtud de si mamas. Desde luego, valores .radlcalment~ . in :ompatible.s. Pod emos d escubrir un legítimo este m étodo de razona mie nto es. necesariamente ineficaz, En el mejor descendi ente .d.el utili tarismo, para el qu e la li benad se sacr ifica en de los casos sólo demuestra q ue hay otras melas diferentes d el placer. ara~ de la feJ~Cl~ad. en la h istoria del socia lismo Iabiano. El socialismo Pero la critica a MilJ se ha centrado en aquel la p arte de su razona- fa?lan O COruIlSU~ en pla nes d e reforma ini ciado s desde arriba por la mie nto en que pasa de la aseveración de que el placer es deseado a la ~mo~fa esclare~lda par a el bienestar de la mayoría ignorante. En la asevera ción de que es deseable. Lo que han sostenido. en efecto. los h1Sl~na d el s~lalis~o se encue ntra en el polo opuesto al de la demo- críticos de MilI, a partir de G. E. Moore, es que trata de deducir Ile- crac ia re.voluClOnatl3 de R osa Luxe mbu rgo o de la Asociación Obrera gít imamen te la conclusión de que el placer debe ser deseado de la pre- Inte.rn aclOoal, para los ~ual~s el socialismo consistía en q ue 10$ obreros misa de que es deseado efectivamen te. Se alega que ésta es ne cesar iamente se liberaran de la dommu lón ajena y se convirtieran en dueños y d i- una indifere ncia falaz: un es no puede por si mismo implicar un rec to res de sus ta reas y 5lLS vidas , debes. No es necesario entrar en un examen general del hecho y el Por otra pa rl e: el concepto de la mayor felici dad para el mayor n ü- valor para dar cuen ta de tales crn ícoe. Por supuesto, tienen razón al me~ sólo es ap licable con algún tipo d e legi timidad moral en una afinnar que la inferencia en cuestión es fala z si se la entiende como SOCiedad en la que se supone que existen normas no utilitarias de una implicación. Pero simplemente se h an equ ivocado en su Interpre- con?uct a d:cen.te. El concep to d e la felicidad pública indud ablemen - tación de Mill. te tiene aphc,aclón legítima en un a sociedad en qu e el consenso es que Lo que M i] 1 dice sobre la prueba pone de manifiesto que no tiene aq~é1J~ co~lste en más y mejores ' hospi tal es y colegios; pero, ¿qué la intención de emp lear la aseveració n de q ue codos los hombres de- aplícaci én tien e e~ .una sociedad do nde ha)' acuerdo general con res. sean de hecho el placer como una pre misa que implique la conclu- pecto a que la Ielicidad com ú n se encuentra en el asesina to en masa sión de que deben desea rlo. Q uizá. no resu lte d el todo claro cuá l es la de los j~dlos? Si en una socied ad d e doce personas h ar diez sád icos forma de su razona miento. Pero una forma d e interpre ta ció n. más que obtienen un gran placer de la tortura de los dos restantes ¿pres- acor de con el texto del Uti litarismo, sería la s iguie nte. Mili co nside ra cribe el principio de utilidad qu e los do s sean torturados? Nada ' pu ede la tesis de q ue todos los ho mb res de sean ..1 pla cer como una afirma- esta r más lejos d el pensamiento d e Bentham y Mili. Pero esto no hace ció n fáctic a que garantiza el éxito de un llamamiento ad hominem a más que poner de manifiesto que no son militaristas consistentes, y cua lquiera que niegue su conclusión. Si alguien niega que el placer que dependen de un~ in vocación im plícita a otras normas que eTl". es deseable. se le puede preguntar: "¿A caso no lo desea?" Y sabemos plean en forma e ncubierta para definir la ma yor feJicid ",A de a n temano que debe respo nde r afir ma t ivamente, y q ue. por cons i- . ~te carácte r de tamiz que t iene el concepto utilitario de p lacer o guíeme, debe admitir que el placer es deseable. Pe ro esta inter pr-eta- felicidad ~ace q?e la prueba de MilI del principio de utilid ad cau se' ción de Mili -y po r cierto, cu alquier otr a iurerpretac ión-. tie ne que t~n po ca Impresión. Esta prueba es la sigui ente. Mill comienza ad mi - suponer que él conside ra que la aseveración de que todos los hombres tiendo que ~n un sen tido es tricto no pu ede ob tenerse una prueba d e desean el pl acer es una asevera ción fác tica con tingen te. Abara bien l? q ue concierne a los fines últimos. Sin embargo, podemos alegar sólo puede ser así si p lacer es tratado como el nombre de un posib le Ciertas razo nes capaces de in fluir en el intelecto. La argumentación obj e to del d eseo entre er-os : pues si simplemente es una expresión a~~a luego que asf como la ú nica man era de dem ostrar que algo es equivale nte .. "cualq uier cosa que deseen los hombres", entonces la VISible es most rar que los hombres pueden verlo, as! también la única aseveración es una tautolog ía vacua y no sirve para los propósitos ar- manera de demostrar que algo es desea ble es mostrar que los hombres gum entativos de Mill. Sin embargo, si placeT es la de nominación de lo desean . Como tod os los hombres desean el placer, éste es univers al, un determinado ob jeto del deseo (el vin o. la s mujeres y el canto) ment~ .deseable. A MiIl no se le pla ntean problem as co n respecto a Ia --corno frecue ntemente sucede- o sin duda es falso que todos los hom - tranai ci én del deseo de mi prop io p lacer al deseo de la mayor felicidad bres lo desean (los p ur ita nos no lo desean ) o q ue es la únic a meta para el mayo r número, y la realiza med iante la escue ta aseveración de deseada. As!, la teoría de Mili se desploma a cama de la vaguedad de qu~ el placer del o tro es natura lmente pl acentero para mí, Cuan do su conce p to ce ntral y no po r la tra nsición del S~T al deber ser. 2S0 En el curso de las consideraciones anteriores ha su rgido otra díñ- nariamente detestamos . Asl. Mill sostiene que sólo el mantenimiento cunad. Es evidente que incluso con la mejor y mb benigna interpre- de un sistema judicial imparcial. en que los inocentes y los culpables tación del concepto de mayor felicidad para el mayor n úmero, hay reciben su merecido. podría cont ribuir a la felicidad general Y afirma. ocasiones en que su emp leo como criterio nos llevaría a aconsejar de modo más general, que p ermitir excepciones a reglas comúnmente cursos de acción que entran en agudo conflicto con lo que ordinaria- beneficiosas implica un debilitamiento de la autoridad y eíempre ha -nen re consid eramos que debemos hacer. Un caso t1pico fu e propuesto de ten er, por consigu iente. consecuencias dañinas. Posterio res uti- por E. F. Carrí n , un critico posterior del utilitarismo. Colgar a un litaristas han sostenido también que el principio de utilidad no es en hombre inocente bien puede con tribuir a la felicidad común en el todos los casos un crit erio para juzgar las acciones particulares; Ire- caso de que se crea públicame nte - aunq ue no 10 creamos nosotros. I US cuen temente es más bien un crite rio para juzgar los principios. Esta titulados verdugos- que es culp able. por ejemplo. d e asesinato. y que posición ha sido defendida en su forma más sofisticada en términos esta ejecuci ón servirá como di suasivo para evitar la mu erte de varias de una d istinción en tre dos tipo s lógicament e distintos de reglas: reglas personas inocentes en el futuro. Desde un punto de vista utilitario. sumarí as, que son lógicamente posteriores a las accion es que pres- seguramen te debemos ahorcarlo. Hay dos posib les respu estas utilita- criben o p rohiben. y reglas prácticas. que define n clases de accí én y ri as a esta critica. La primera consiste simplemen te en negar que haya son lógicamente anteriores a las acciones en cuestión. Un ejemplo de l algo aborrecible en esta situ ación. Es indudab le que un utilitarista primer tipo de regl a sería una que prohibiera camin ar sobre el pasto. tenaz podría d ecir que esto es 10 que a veces debernos hacer. No hay Las acciones -ceamina r o no camina r sobre el pasto- son lógicamente nada filosófi camen te cri ticable en esta respuesta cu ando se la aisla del anteri ores a cua lquier regla sobre ellas. U n ejemplo del segundo tipo resto d e la acusació n contra el utilitarismo. Pero se comprende el pe- de regla seria la q ue esta blece las formas en que un bateedcr puede ligro que acarrea cuando se la combina con el proteico concepto ut i- ser puesto fue ra de juego en e l cricque t. El concepto de "ser puesto litario de placer. Pues al permitir que el principio de utilidad anule fuera de j uego " y las acciones asociadas sólo son determinables en nuestros actuales principios -como, por ejemplo. el de que un homb re Iuncí ón de las reglas que definen la práctica. que constituye el juego DO debe ser cclgedo -por. un crimen que no ha comerídc--, removemos de crscquet. El primer ti po de regla puede ser representado como U? un obstáculo más contra un uso d el concepto de felicid ad general que sumari o o generalización de lo que se ordena o prohíbe según un en- autoriza cualquier enormidad. Que puede ser usado as! h a qued ado terio general en muchos casos particulares. El segu n do tipo de regla am pl iamente demostrado en Cite siglo; en especial. los arrogantes ríe- no pu ede entenderse de esta manera. Su a~licación en casos ?articu.la. nen una propensión a u sar el totalitarismo como justificativo para res d ebe _ y d ebe lógicamente- ser posterior a su formulaoón gene- excusar la responsabilidad q ue les cabe por estar comprometidos en ral. Se ha sostenid o que si apl icamos esta distinción al problema que se crímenes en gran escala en sus sociedades. como los de Auschwitz o pla n tea al utilitar ismo, advertimos que sólo puede su rgir el p~blema Hiroshima. Pero se podría replicar que ésta es segu ramente u na obje- en el caso de l primer tipo de regla, 'J q ue en este caso es í ácil mente ción moral y no Iilosélica al utilitarismo. La contestación es sen cilla: solu ble. Si en mu chas ocasiones particu lares adve rtimos que el el utilitarismo. que ap arece con el pretexto de ofrecer un criterio que efectuar o ab stenerse de efectuar una d eterminada acción produce sirve. entre otras cosas, para distinguir el bien del mal. nos está ofre- mayor felicidad. entonces pod emos resumir nuestr~ d~brimi:nto en ciendo de hecho u na revisi ón de tSOS concep tos en forma tal que si la un a regla general que prescribe o prohi be esa acció n. SI posteIilonnen- aceptamos. podríamos ad mitir que ninguna acción. por vil que lea, te descubrimos un caso en que la r ealización de lo que ordena la regla es mala en sí misma o está prdhíbida en cu anto tal. Todas las acciones no produce mayor felicidad , no ten emos que vacila~ en ~anto al tienen que ser eval uadas en .fu nci6n de sus consecuencias. y si las con- abandono de la regla en esta ocasión , porqu e ella no uene nmgún po- secuencias de una acción h an de ser favorables para la felicidad gene- d er o autoridad excepto el que deriva del principio de la mayor feli- ra lo esa acción -tea la ejecución de inocentes. o el asesinato o la vio- cidad. Pero esto sólo se aplica al primer tipo de regla. ladón d e niños- estada justifi cada. Así. el utilitarismo es un análisis E l segundo tipo de regla constitu ye o const~ t uJ~ parcialmente, una revisionista de nu estras acti tudes y conceptos. y viene al caso p~ ntar práctica q ue como un todc y a la la~ puede Ju stificarse con la. mvo- si resguarda lo que valoramos en esas actitudes y conceptos. cació n al pr incipio de la mayor felicidad, pero no se puede f?Cdlr qu; Una segunda respuesta - la del mismo Mill- consiste en sostener una regla pa rticul ar sea dej ada de lado porque en ~na ocasIón pa ru. que el utilitarismo bien entendido no autoriza las acciones que ordí- cu lar su aplicación viol a e l pr inci pio. Pues se adhiere a la reg la en 232 virtu~l de su conexión con. la, p.r áctiea, y no porque directamente y po r mente no tiene rivales, y el hecho de q ue el concepto de fel icidad que sí mlS~a promueva el prInCIpIO de la ma yor felicidad. As/, es lógica. enc arn a es ta n amorfo y adaptable no lo hace menos sino m ucho m ás mente m c~rrecto preg u n ta~ si u na ~et erminada reg la d e u n juego debe gra to a aque llos q ue b uscan una cor te de ~pela dones para l.~ cuestio- se~ r~p~ldlada en una ocasión particular po rque su apl icació n viola el nes valo ra tivas en la q ue te nga n la segunda d de u na decisión favo- prmCJpIO de la mayo r ~elieidad, y es lógica mente incor recto ped ir el rable. repudio de una d~te~mada regla de j ust icia en una ocasión particu- N ing ún fi lósofo expresó la situación mor al d e la Ingl a.tena d el lar, ~rque la ap1JcaCl~n d e esa regla via ja el princi pio de la mayor siglo X I X - y e n cierta med ida tod os esta mos tod aví a en el Sigl o X IX- felicidad. Es todo el siste ma judici al el q ue s ubsiste o se de rru mba mejor que H enry Sidgwic k. Sidgw ick es una figu ra conm ovedora cu- a nte el obs tá.culo del principio de utilidad. y no los pormenores de yos defect os generalm ente son los defectos de su época. Se preocupó !os casos pa r ticu lares. En consec uencia, el acto de ejecu ta r a un hombre po r la pérd ida d e su propia fe cr istia na en una forma q ue nos resu lta lIloc~n (e en una ocasión parm.clar con el fin de con tar con un d tsuasívo ex traña . Su psicologla moral exh ibe tod a la crudeza de la psícclogta pa.r~lcu~ar no e~tá , .d~pués de tod o, autorizado por una j ustificación de su t iempo. Y e n su Iilcsolla mora l ta mb ién re ~J eja a su .é poca. Para l~tl hta na de la JUSticia. Es toda la práctica jud icial con su protecció n Sid gw ick, la h istori a de la ülos oñ a moral en el SIglo a ntenor se ~ abf~ SIStemá tica de la inocencia, y nada men os q ue eso, lo que recibe u na centrado en el choque en tre el urilita rismo v lo que él lla ma ba mtu i- j ustificación utilita ria. cionismo. Por esto último e ntend ía la d octri na d e q ue los pri ncipios ~ Ba.stará esta defensa? ¿Consigue mam ar que el utili tari smo es como morales son conocid os intui tiva me nte, es d ecir. la doc tr ina d e Pr ice, pat ibl e con nuestra creencia ordinaria en la justicia? Lo que ignora )' previamen te la de Locke. Dentro del u tilit ari smo se prese? t1. a ~~más es ~l ~e~ho d~ q ue a me nud o rep udi amos realmen te los principi os de la discusión sobre la relación e ntre la b úsqueda de la propia fehC1dad l~ j usnrm en IIlterés ~e la f~licidad hum~na, y nos considera mos justi- y la búsqueda d e la mayor felicidad par a el .mayor nú~e~o. S id~ic~ fl~ados al h~ ctrJo. AsI, alg uie n puede dej ar de in formar acerca de Ull ex aminó cuidadosamente tod as la s forma s pos ibl es de asim ilar el m nn- cr unen o deja r de castigar a un cri mi nal a causa de las con secuencias cíon ismo al u tilitarismo. o de salva r el ab ismo ent re las metas d e la ~ue eJl? traeri~ par a su fam il ia. El hecho de que la justicia es un con. felicidad pública y privada. Pero al final subs isten tr es f~ent es_ dist.in- Ju nto Sistemá tiCO de práct icas - justificable como un todo en términos tas de moralidad . En su exposición de los métodos de la ética, Sidgwick u tl~ita (ios- n.o es incompatible con la exis tenci a de choq ues en tre aplf- no ve ot ras cuestiones más allá d e las q ue examina ex plícitamente. El c~c~ ones particula res del p ri ncip io de j usticia y la apl icació n del pri n- fo ndo de su exposición es la concien cia moral de su t i ~ po. a la que apl~ de la mayor felicidad . Entonces ten emos qu e decidir q ué impor- co nsid era como algo da do. La Iitosc íta se mu est ra esencialme n te como tanc ia d~~emos a l.os p rincipios de j usticia, y no te ndrta mcs q ue to ma r u n a activ id ad de esclarecimiento y no de critica. En este sent ido, el u na deCISIón se meja nte si no se tra ta ra nada más q ue d e la aplicaci ón fan tasma de Sidg wick acecha a mu chos escr itos recientes. En su acep- de .un .ll.nieo pri ncip!o último. Por lo ta nto, el valor q ue asignamos a tación d e la conciencia utili taria de su é poca se cont rapone aguda- la JUs.tl~la no se deri va íntegramen te de n uestra adhesión al pri ncipio me n te a sus con temporáneos T . H . Oreen y F. H . Bradte v. de utilidad. Oreen y Bradley a men ud o son clasificados jumas como id e ali~ t a s Por lo tanto, el intento d e apun talar en esta form a al utilitarismo d e O xford . Sin embargo, es imp orta nte recordar q u e esta denomina - es en si mi smo un inte nto erróne ame nte concebido d e dar una u nidad ci ón com ún es la obra de su s cr it ica s posteriores. Ellos mi smos traba- falsa a ~uc~t~os \'~Iores. Se com prende fácilmen te que se inte nte tal jaron ind epend ientement e, y 1 0l ,~ semejanzas ~ n sus. escrit os son el resul- cos~, El mdl vldu a.hsmo de la s.ociedad moderna y el tipo cada vez más tado d e la simil itu d. de las ta reas qlle se Im pUS Ieron , Ambos fue ron r ápido y destru ct ivo de cambio social produce una sit uaci ón e n que penetra ntes estudiosos d e Kant y Hep;c ~, . y ambos querían .enco n trar para u n llI'¡ m~ ro cada vez, ma yor de person as no ha y un a confi guración en éstos mate ria les pa ra efectuar un a cnuca a H um e y a Mill . A m bo ~ total de l~ vHI.a moral smo sólo un con j un to d e princip ios aparente- se inspiraron en la filosofía griega, 10 mis mo qu e en la alem an a. P~ro n.lent e arbl~ra rlOs y heredados de una diver sid ad de fu en tes. En tal es Grecn quizás h aya sido in flu ido por Rousseau t anto romo por cualqui er circunstancias, la satisfacción de la necesidad de un cri terio com ún otro au to r, mi entras que son poca s las hu ell as de Ro~ssea u en R r a d l ~ y. para ser utili.zado en la solución de Jos desac uerdo s y confl ictos mora- y las preocupaciones filosófi cas de Gree~ estaba n í~tlma m e~t e relaclo- les .y V;¡ IOrallvos se hace tanto más urgen te y difícil. El cri teri o utili- nadas con su de di cación a la re for ma SOCial y educacional, mie ntras qlle t;¡~-J O, que encarna, al parecer, la idea liberal d e la fel icida d, aparen te- Brad lev vivió en u n ret iro filosófico. 234 2!5 Tanto Green como Bradtey se apartan del individualismo de los una to talidad, la dificul tad reside en cómo extenderse de modo que se utilitaristas. La representació n del utilitarismo de la sociedad es de una ll egu e a ser un todo. La solución está en ser miembro de un todo. Aquí, colecció n de in dividuos, cada uno con sus propios deseos determinados y el yo personal, la propia finitud, de ja de existir como ta l y se convierte me tas consiguie ntes. Las normas y objetiv as compartidos por la sociedad en la funci ón de un organ ismo. No se debe ser un mero fragmento sino son el producto de los comp romisos y acuerdos de los individuos: el b ien un m iem bro de un tod o; y uno debe conocerse y quererse a sí mismo público es u na su ma total de bienes privados. Oreen y Br adley se apar· e n cuanto tal." tan de este cuadro, sea en su variante utilitaria o de contrat o social. ¿Cuál es el todo e n que debe comprenderse el yo individual? No Ambos admi ten q ue el individuo descubre sus metas y de seos desde obtene mos una respu esta comp letamente coherente a esta pregu nt a, pe ro de ntro de un conjun to de relaciones que lo vinculan con los otros y que sí, por lo meno s, una respuesta p arcial en el ú lt imo capítulo de Eth ical :stán .~obernadas. po r leyes. El individuo se encuentra a sí mismo y se Stu dies: "Mi puesto y sus deberes." En e nsayos an teri ores, Brad ley ya Id:nu h ca a sí mismo a través de u n conj unto de relaciones que de ter- ha bí a atacado la op inión d e que el fin qu e la con ciencia moral pone mman en par te sus me tas. Entonces tiene qu e d ecidirse, y puede evaluar delan te de nosotros pueda ser el placer o el d eber en virtud de sí mismo. sus deseos de d iversas maneras. Pero su naturaleza, incluso sus deseos, Los moti vos de su r uptura con el utilitarismo de Bentham y con el no es presocial. ka ntismo en parte se asemejan y en parte difi eren. Sostie ne, po r eje m- Si se siguiera este razo namien to, tendrí a que plantearse con más p lo, que el placer sobreviene a un fin deseado, y que, por lo tanto, seri edad y detalle el problema de la relación de la moralidad con el no p uede ser el bien, y sostiene que el deber -segú n la visión kan- marco social. Tanto Oreen como Bra dley, sin embargo, colocan al indi- tiana- se propone como fin a un yo constituido por deseos e inclin a- vid uo no en un mero contexto socia l sino en u n contexto me tafís ico. ciones tales que el deber no puede intereaarlo y ser un fin para él. O más bien parecen efectua r un análisis social en un estilo muy meta- Pero e n ambos casos sosti ene que el fin propuesto es dem asiado gene· Físico. Para poner en claro lo q ue esto significa, es nec esario examinar ra l y abstracto: las fór m ul as de Kant y Bentha m tratan }-ior igual de separadamente los temas claves de cad a uno. Bradley, por ejemplo, plan- colocar bajo una ú nica caracterización los variados f ines que los hom- tea la pregunta: "¿P or qué debo ser moral?" -cpregun ta que u til iza como bres persiguen en di versas circunstancias y momentos, y al hacerlo ~ inl1o de uno de sus Ethical Studies-: tan sólo para responder que es presentan u na fórmula que de hecho carece de contenido. Pu esto que incorrecta en la forma en que se la presenta, pues sugiere q ue h ay un a incluye todo lo que un h ombre podría perseguir, no establece nada meta más allá de la moralidad en relación con la cual el ejercicio de la q ue deba perseguir si h a de ser fiel a los dictados de su conciencia vir tud no es más que un medio. Pero desde dentro de la conciencia moral moral. podemos discernir que la moralidad tiene un fin, y un fin que no está más allá de ella sino q ue está constituido por ella misma en su más alta E l fin de terminado por Bradley es el de encontrar mi pues to y rea lización: la com prensión de l propio yo como u n todo. Comprendo cump lir con sus deberes. Estos deberes serán precisos y concretos. mi propio yo como un todo a tr avés de acciones q ue expresan el moví- Bradley ad mit e que se pue da tener alguna elecci ón con respecto al mi ento del yo pa ra convertirse en algo mejor y más elevado que lo que puesto qu e se h a d e oc upar; pero una vez que se ha elegi do un puesto, ya es, de modo que los principios a los que aspiro a aj ustarme llegan a el problema de qué deberes se vinculan con él no depende de una eleo- ser los principios expresados e n mi conduc ta efectiva . Comprendo mi cíón. Que esto sea así tiene alguna importancia, puca sólo en la medida pro pio yo en cualquier elección en tre alternativas: primero, en la me- en q ue el fin es u n fin objetivo, y no un fin elegi do por mí, puedo tener dida en que tengo conciencia de mí mismo con independencia de la'! la esperanza de comprender mi individu alidad a través de él. No está dos alte rna tivas y frente a ellas, y, segundo, al elegir conscientemente de l todo claro lo que Bradley quiere d ecir con esto, pe ro en cierto modo una alterna tiva e identificarme con ell a, con lo cual llevo toda la mi s-- está expresan do la id ea fund amen tal de que cualquier criteri o por el mida d a la existencia en forma concreta. Bradley da a esto la denomi- que he de juzgar mi pr opio progreso moral de be ser un cri teri o cuya auto- nación de " universa l concreto" . Es el juicio de alcance universal que se ridad no derive de mis propias eleccion es. P ues si mi pro pia elección es vuelve concre to en la actividad com prendida del ind ividu o concreto. lo único que tiene autoridad, al final me muevo dentro d e u n juego ar bi- El propio yo se desarrolla hasta el punto en que se comprende total- tr ario que se encierra en sí m ismo, un a variante de soli tario espiritual en mente a sí mismo al considerarse como un a pa rte en un todo infinito que si las cartas no salen la primera vez, puedo, si quiero, barajarlas y al tran scender así sus propios límites finitos. "Al ser limitado 'y no ser de nuevo una cantidad indefinida de veces. Ade más, para ocu par mi 256 257 pu esto er, la vid a, puedo utilizar cua lquier parte de mi naturaleza. Co n dero. Por lo tanto, ¿cuál es el bien humano? Sólo lo conocemos parcial- ello se supe r a la divi sión kantiana entre deber e inclinaci ón . mente, porque nue stra s facultades para comprenderlo sólo han sido Bradlej- presupo ne aquí sin afirmarlo q ue el vocabulario moral sólo comp re nd idas ella s mismas parcialme nte. Pero la conciencia moral puede recib ir un sen tido cohe ren te dentro del contex to de u na forma contemporánea es un testim onio d e n uestra más alta realización d e este de vida so, ial con pa.peles y fun ciones bien defi nidos, y e n la que. bien hasta la fecha . Kant tenia razón al pensar q uc el ú nico bien incon- ade más. los hombres viven la parte fu nda mental de sus vidas e n r ér- diciona l es la buen a voluntad ; pero se equivocó en 6U caracteri zación minos de esos pa peles y fu nciones. Pero ¿existe aú n un a sociedad seme- demasia do ab stracta de ell a, La bu ena voluntad se manifiesta en su deseo j ante? Los soció logos ha n pues to de relieve frecuentem en te la diferencia de trasce nd er la conciencia moral existen te en la creación de un bien e n tre u na moderna sociedad individualista en que la vida y la posición ma yor. y toda expresió n de la buena voluntad es la creación de una de un hom.bre puede? diferir de sus d ive rsos papeles y funcion es, y las forma d e vida det erminabl e segú n los lineamientos de " la clasifica ción for ma s socia les a menores y más integradas en q ue un ho m bre puede gri ega de las virt udes", La bu en a volu nta d se de fine como " la voluntad ocupar su pu esto e n la vida en for ma muy pa recida a la representad a de saber lo que es verdadero. de hacer lo q ue es hermoso, de soportar por Brad ley. Que Bradley pueda dej ar de pl an tea rse este tip o de pre- el dolor y el te mor, de resistir las ten ta ciones d el pl acer. en in terés de gu n ta se de be q uizás a su ha bilidad para pasar a un discurso de esti lo algún tipo de sociedad hu man a" , metafisico e n que sus tesis sobre la moral idad están ga ra nt izadas nada Aun cua ndo sea muy abstracta la especi ficación que hace Oreen menos que por la nat ural eza de la realidad e n cuanto ta l. del b ien en términos de una forma de vida social le permite al menos A unque en menor grado, esto es tod avía verdad con respecto a T . H . evit a r los en igmas in di vid ualistas sobre el egoísmo y el altruismo. "La Grce? G r~n tiene ~ás condencia de que sus ideas morales exi gen idea de un verdadero bien no admite la distinción entre el bien para un cier to npo de sociedad. Pero su moda lidad metafísica le permi te el propio yo y el bien pa ra los demás" , precisame nte porque consiste pasar de la idea de que la sociedad debe ser el luga r de una voluntad e n una form a de vida socia l en que diferentes individ uos representan ge~era l raciona l al modo de Rousseau, a la idea de q ue en el fondo la sus p ar tes. El individu o encue ntra su bien a través de una forma de soc~edad es realm en le esto ú ltimo. Oreen ti ene una mayor conciencia "ida qu e existe antes que él. SOCia l qu e Bradle y a ca usa de su propia actu aci ón pol ítica. Apar eci ó Sin emba rgo. ¿describe Creen e n este punto lo que realm ente su- en el escenario filosófico como un educado r en un pe riodo en que los cede? Evide ntemente, no. ¿Se ded ica a precisar un estad o de rosas ideal jóve nes liberales de la clase gobernante, que ten ían un gran fervor que debe ser lle vad o a la existencia? Sólo en parte, po rque cree que el ~ or~l a ca usa d e su ed ucación en hogares evangélicos y por maestros ideal está Impl ícito e n lo real. Lo mi smo q ue Bradley, pone en claro Inspir ados e n Arncld, y qu e no podían pa rt icipa r d el conservador ismo que el vocabu lario mo ral no puede ser comprendido, excepto sobre el ~m ántico d~ Disraeli, busca ba n u n marco q ue diera significado a sus fondo de un cierto tipo de vida socia l¡ y lo mismo q ue Bradley, su est ilo vida s. Lo s di scípu los de Green en Balliol llevaron al servicio civil a l a met añsíco le permite evadirse del pro blema de la relación entre esa Ig~~ia. a la poUtica .y hast~ al mismo gabinete - u no de ellos fue p~imer forma de vida social y la vid a social tal como se vive real mente en la ~lDl stro d e un gobierno hberal- la cree ncia de que el ind ividualismo Europa occid ental del siglo X IX. Pero al menos Bradley y Ore en nos liberal podJa ser superado dentro de un marco liberal. Green fu e el ob ligan a pe nsar en est as cuestio nes, Sus inmediatos sucesores en el siglo ap óstol de la inter vención est atal en asuntos relacionados con el bien . xx escribirían como si la moralidad , y con ella la filosofía moral, existie- estar social y la ed ucación, y fue capaz de serlo porque pudo ver en el ran con independ encia de toda Forma social específica. Estado una en carnación de ese yo superior cuya comprensión constituye nu estra meta moral. Los Prolegom ena lo Eth ics, de Creen, apoyan sus argumentos en un extenso análisis de la na tu raleza h umana , de stinado a mostrar que la existencia humana no p uede ser exp licada íntegrament e en fun ción d e las leyes de la nat~ra lez.a. La reflexión sobre el carácter intencional y consciente de la exutencra humana nos d a u n conocimiento de noso tros mismos como seres inteligentes, y miem bros de una sociedad de seres inteligentes. cuya satisfacción fina l no puede ser algo físico o peTl~ce- 238 239 Según Moore, definir es fragmen tar un todo complejo en SUIJ putea COIll' tít u jentes. Ase, la definición de ctJballo ser! un enunciado que diga qtLe tiene cuatros patas , una cabeza, un coraeén, u n h ígado, etcé tera, todos orden ados entre s1 según relaciones precisas. (Moore reconoce otros sentidos d e def inición, pero. deliberad amente los deja de Iado.) Ahora bien, si esto es lo que se entiende por definición, no es d ifícil estar de acue rdo en que bueno es indefinible; pero este sentido de definición es tan idiosincrásico que no se ha logrado nada. MOOl'e tambíéa trata d e fortalecer sus argumentos mediante una invocación a lo que supuesta- 18 mente de bemos admitir cuando tenemos "ante" nuestras mentes u na no- ción da da . Afi rma que si consideramos bueno y, por ejemplo, agradable, o cualquier otra noción qu e podamos confu ndir con bu eno, p odemos La filosofía moral moderna advertir que " tene mos dos nociones diferentes an te nuestr as mentes", Esta técnica de exponer a la luz, p or a51 decirlo, los propios concep tos se La ~i1050fla I?oral moderna se inicia con u na nota calladamente apoca- ve fortale cida po r la tranquilidad con que Moore pre~ta sus asevera- Ilp tica. Los fIlósofos morales no han logrado hasta ahora - así se inter- ciones. Q uizá se efectúen más aseveracion es injustíficadas e injustificables preta- responder satisfactoriamen te a las pregunt as q ue se plantearon. en Principia Eth ica q ue en cualquier otro libro de filo soffa moral, pero po rq ue n o han llegado a poner en claro las preguntas mismas. En pa r- se efect úan con una certidumbre acompañada por buenos modales -c-aun- ticular, no h an distinguido entre la pregun ta : "¿Qué clase de acciones q u e levemente intimidator ia- que un desacuerdo parece casi una falt a debemos rea lizar?" y la pregunta: "¿Q ué clase de cosas deben ex istir en de cortesía. 'P ero, entonces, ¿cuá l es la causa que de fiende Moore? virtud de sí mismas?" La distinción es efectua da al fin, o al men os así Moore original mente fundamenta su ana logía entre amarillo y bueno se proclama, en el prefacio a Ia obra Principia Ethica , de G. E. Moore. en su noción de definición. "Sosten emos que amarillo y bu eno no son La suposición implícita es que los pro blemas será n ahora resueltos. La complejos: son nocion es d e las que se comp onen las defi n iciones y con fecha es 1903. las q ue surge la posibilidad de nuevas definiciones:' Además, as~ como La respuesta a la pregun ta: "¿Q ué clase d e accione s debemos rea l í- no pod emos identificar el significado de amarillo con las propiedades zar?" indica q ue son aq ue llas "que producirán un mayor bien en el ñstc as de la luz que producen el efecto de ver am arillo, tampoco pode- universo que cualquier otra alt ern at iva posible". Asf se nos incita 3 mos identificar el sign ificado de bueno con las particulares propiedades preguntar qué estados de cosas son buenos, es decir, q ué clase de co- naturales que se asocian con b ueno. Podría darse el caso de que todo 535 deben existir en virtud de sí mismas. Moore supone q ue las cosas q ue lo "bue no" fuera agradable, así como toda la luz am arill a tiene una debe n existir en virtud de aí mismas son aquellas que llamamos intrín- cierta longitud de o nda; pero así como no se infiere que amarillo sign i- secamen te buenas. ¿Cómo sabemos q ue algo es intrínsecam ente bueno? fica lo mismo que " luz d e una cierta longitud de onda", tampoco se La respuesta es que no podemos dejar d e reconocer la propiedad de la infiere qu e buen a significa lo mismo que agradable. bondad intrí~ cua ndo n os en frentamos a ella. L3$ proposiciones Mco re emplea u n genuino razonamiento pe rson al pa ra demostr ar sobre lo que es Intrínsecamente bueno e-en contraposición a lo que es que bueno no puede ser el nombre de un todo com plejo. En relación bueno sólo porque es un medio pa ra algo int rfnsecamen te bu eno- n o con un todo semeja nte , co moquiera que se l~ defina, siempre podemos son suscep tibles de p ru eba ni d e refutación. Esto se debe a q ue bueno pregun tar significativamente si es en se rmsmc bueno. Este razona- es el nombre ,de una prop iedad simp le y no analizab le, a la que Moore mient o puede ser utilizado no sólo contra el intento de definir. bu eno lI~ma "no natural" porque no puede ser identificada col"). ninguna pro. como el nomb re de un compl ejo, sino también contra el mero inten to piedad na tural. Moore sostien e que bueno es indefini ble, en parte en de defi n irlo. Su pó ngase q ue rea lmente identifico bueno con agradable. virtud de una analogía que propone entre bueno y amarillo, y en pa rte Mi error puede ser exh ibido mostrando que siempre pu edo pregun tar a causa de un razonamiento sob re las consecue ncias de sostener que sign ificativam ente con respecto al placer o algo agrad able: " ~E! bueno?" bueno es d efinible. Pero tanto la ana logía como el raz onamiento depe n- Pero si bueno designara la misma propiedad que designa agradabIt', de n parcialmente del curioso sentido que asigna al término definición. la pregunta : "¿E.s bu en o lo agr ad able?" sería equ ivale nte a la pregu nla : 240 w "~Es ag radable lo agradable?", es decir, sería vacua mente tautológica. no se puede de ri va r lógicam ente el deber ser del ser. Pero si bi en esta Meare e labora este razonamiento co n el fin de refu tar a 105 hed on is- últi ma doctr in a es una co nsec uencia de la de Moo re , no se identifica ta s. Conside ra que éstos sostie nen do s po siciones incompatibles: sostienen con e lla . q ue el placer ~ buen o, re almente el bi en , en un sentido significa tivo lEs bueno, ento nr-v , el no mbre de una pro pi edad simple y no ana - y no ta u tológlc?; .Y. pre tenden d emost rar esto úl ti mo argumenta ndo l izabl e? H ay, por lo me nos, dos obj ecio nes deci sivas contra la dcctri- que ?w:no no_s~gmfi~ nada más que lo que significa agrad4ble. Pero na qu e responde af irm arivamente. La pr ime ra es que sólo podemos la pnmera posic ión eXige q ue "el placer es bu eno" sea considerado co mo e m plea r inte ligiblemente e l nombre de una propiedad simple cuando analltico. Sin embargo, no puede ser las do s cosas. Así se derrumba la co nocemos u n modelo eje mp la r de ella po r referencia al cua l podemos J>?Sición hedonista. ~esde lu ego, sólo se d errumba para aque llo s hedo- d ar nos cuen ta si está presente o ausente en ot ros casos. En el caso de m st.a~ que son tan Imprudentes como para intentar defender ambas una propiedad simple co mo el a mar illo pode mos emplear modelos ejem- posrcrones. plares del color para reco nocer o tros casos d e amarillo. Pero si hemos Los filó~ofos a Jos que Moore critica pri ncipalm ente son J. S. Mill aprendido a r econocer a un bu en amigo, ¿cóm o puede esto ayudarnos y H erberr Spencer. En el caso de M ill, las crit icas de Moore están ma l a reco nocer u n buen r eloj ? Si Moore t iene ra zón , la m isma p ro piedad dirigidas, a unq ue sól o sea porque atribuye a Mili u na definición de está presente en ambos casos. Un di scípulo de Moore podría d ecir que b~eno co n e l signiCicado de agrad4ble, m ientra s q ue lodo lo q ue d ice oscurecemos el problem a ron nu estro ejem plo. Un bu en relo j no es Mili, a Jo s umo, es que el pl acer nos proporcio na nuestro único cri ter io " ín rr tnsecamen te" bue no. Pero, en to nces, lCómo reconocemos lo intrfn- de bonda~. Ya es casi un lu gar com ún decir que Moo re terg iversó a Mill; secam ent e bu eno? La única respu esta que nos ofr ece Moore es q ue sim- y es .un eJCII1plo de la fonna en que 105 Cilósofos contem poráneos leen p le mente lo recon oce mos. Esto puede expresarse de ot ra fo rma : la expt í- a Mil i, pero no a Spencer, e l q ue no se perciba q ue Mocre ta mbién cación de Moo re sólo podría alca nzar un n ivel de inteligibilidad si est u- t~rg~v~rsó a S~ncer. Moore acusa a Spe ncer de haber pensado que buena viera co mpleme n tada po r una ex pl icació n sobre la Corma e n que se SlgnICI~~ lo mi smo que " más evoluciona do". A un q ue poco pl a usible, aprende el sign ificad o d e bueno, y una explicació n de la re lació n en tre la posící ón de Spencer Iu e, sin em ba rgo, mucho más com pleja. Sp ence r aprender lo en conexión co n algu nos casos y sa ber cómo aplicarlo en sostuvo, en prime r lu gar, que la socieda d h u mana h a evolucionado lo o tros. mi smo qu e ha evolucion ado la especie humana, y que la evolu ción L a seg u nda objeción es que la explicación de Moore deja sin expli- de la especie y la de la sociedad pueden ser colocadas en un a única car y hace in explicable por qu é el carácter bu eno de algo nos proporcio- esca la con~inua. En segun do lugar, consid eró que cu an to m ás e lev ada n a un mo tivo pata la acción. La analogía con am ar ill o constituye, en est e es u na SOCiedad de acue rdo co n esta escala, tan to m és idea l es su m or a- punto, una d ificult ad para su tesis, en la mi sma forma en q ue es una ayu· lida.d. Y ~n te rcer lugar, sostuvo q ue la co nd uc ta tiende más y má s d a e n otras ocas io nes. U no puede im agin a rse un co noced or co n una h.aCla e l Cm de p~e.!iervar la vida, y se supone que en la. vida h a y, espe- afición especia l po r los o bje tos a ma ri llos y para quien el ca rác te r ama - c íal me me a medida q ue se asciende hacia el id eal , m is pl a cer que rillo de una cosa le proporciona u na razón para adq uir irla; ~ro a ~ nas dolor. Co mo ocurre con Mili, Spencer pudo ha ber dado en un mo m en- se puede supone r q ue el carácte r " bu en o" de algo pro porci ona un m otivo to de descuido la ím presi én de q u e esta ba defini endo el vocabu lario p ara la acc ión só lo a a qu ellos que tienen un in terés de conocedores en moral. Pero el verdadero H erbert Spe ncer está tan lej os d e ser u n títere la bo ndad. Toda ex plicació n de bueno que pretenda ser adecu ada debe d e Moore, co mo lo está e l verdade ro J. S. MilI.«r co necta r lo íntima me nte co n la acción, y ex plica r por qué llamar bueno l\foore d io e l nombre de " falacia nat urali sta" a la d octrina de q ue a a lgo pro porciona siempre un motivo para actuar ron r espect o a buen o es el nombre de una p ro piedad na tural. Para Moare, es ta fala cia e llo más bi en en una form a que en otra. se come te en el curso de todo in ten to d e tratar a bueno como el n ombre L a co nexión entre bueno y la acción es la virtud principal de otra de una propieda d identificable bajo cualquier o tra descripción. B uen o influyente filosofía moral del slglo xx, la de John Dewey. Para Dewey. n~ p uede significar "o rdenado por Dios", lo mismo que no puede sígnl- la tr ampa principal en toda e pistemología es la tenden cia a abstraer fIcar. agradd bl~. Por las mism as r azones la ex presión "falacia n aturalista" nuestro conocim ien to tanto de loo métodos con que fue adquirido com o ha sido adop tad a desde en to nces por los partidarios de la id ea de que de los u sos a q ue puede aplica rse. Sólo adq u ir imos el conocimiento que ahora tenemos porque ten tamos ciertos propósitos, y 1a finalidad de tite conocimie nto es inseparable par a nosot ros d e nuestros futuros pro pé- 242 24S •Itor, Toda razón ea razón práetíca. El conocím ícnto moral no el una que se hace en virtud de un interés personal no se hace co~ un de ber. rama separada ' del conoc imiento; simp lemente es el conocimiento O bie n puedo tratar de justificar la idea de que algo es mi d~ber mes- que tenemos -en Ilsíca, biología, historia o lo que sea-e, conside- n -ando qu e su realizació n equivale a la producci ón de . un ~ Ie n. Pero, rado ~n relaci ón con esos propósitos. Caracterizar como algo bueno según Pri chard, el hecho de que algo sea bueno no implica que yo es decir que nos dará satisfacción e n n uestros propósitos. ¿Como medio esté obligado a realizarlo. La primera argumentación comienza con o ~mo fin? En ambos senti dos, y Dewey se preocupa por poner de un a lista de lo que Prichard presu miblemente considera como los ~n i. rel ieve Jo que considera como el carácter interrelacion ado del bien-como- ros tipos posibles de una pretendida justificaci6n. La segunda cons.15te ~edio y de l bien-eomo-fin. Nos encontramos lo más lejos posible d e la en in vocar aq ue llo de lo q ue todos supuestamen te tenemos concren- Idea de Moore sobre lo "intrínsecam ente bu eno" con su agud a separa. d a . Se dice qu e la ca ptación del deber es inmediata e incuestiona ble, ción en tre medíos y fines. Dewey se concen tra en el agente, mientras y que, por lo tant o, no puede apoya rse en razo nes. q ue Moore se concentra en el espectador. Dewey casi borra la distinción La cara cterísdca saliente de Priehard, compartida ron Moc re lo entre el hecho y el valor, en tre el str y el deber ser, mientras q ue Moore mismo que con otros Inru ícío nísras, es el trat am iento de bueno, justo, la pone ~e reli~ve. Dewey pi ensa que en nuestra s elecciones nos gu iamo s deber, ob ligatorio. y e l resto del vocab ula rio mo ral, como si fuera un~ por. con~IderacIo~es q ue e~presamos en en un ciados de un tipo empírico acu ñadón de valores perm an entemente fijo s. y un simple exame n CUI- ordmano,. es decir, enunciados q ue presupon en el gobiern o de los pro- dadoso. I ndudablemente se de be a esto q ue la proporción de aseve- pósitos e lDte~eses d el agente, pero que no difieren de Jo qu e de hecho raciones con respecto a los raa ona mtentos sea tan elevada ~n Prich~rd . son Iot enunaados de nuestros estudios empíricos. Que Dewey no haya En otros autores Intuicicn istas, como sir David Ross, qUien sostiene teni~o mayor influencia, especialmente en In glaterra. q uizá pueda que tenemos intui ciones in dependientes de la "corrección" y la "bon- explicarse po r el hecho de que raras veces se ocupa ex plícitamen te del dad", la proporción de razona mientos es mu cho más elevada . Pero problem~ que ha estado en el cent ro de la filosofí á moral angl osajona todos los autores in tu icionistas ad olecen de un d efecto: de acuerdo con de este SIglo : el del sign ificado de los pr ed icados morales . y fue indirec- sus propias ideas. nos están informando acerca de algo que todos ya tament e, en .u na di~sión que ema na de Moore, donde Dewey ejerció conocemos . El hech o de q ue algunas veces disientan sobre qué es lo una mayor influencia, que todos ya conocemos sólo los h ace menos aburridos a costa de h a- Moore tuvo dos clases de herederos inmediatos. Hubo quienes desa- cerlos aun menos convincentes. rrollaron un a m <»offa mo ral del mismo t ipo q ue la de Mcore: los Los dos críticos más poderosos del ínt uícíonísmo fueron R. G. Co- lIama~os in tuicionistas c~mo Prlcherd, Ros! y Carritt. Se debe po ner llingwcod y A. J. Ayer. Colli ngwood, cuyo ataq ue se : xtendió a mu- de relie ve que estos escritores no tomaron sus ideas de las de Moo re chos otTOS escritores recien tes que se ocuparon de la ética, los censuró sino q ue las adqu irieron índependt enrem em e, y q ue el valor de ~ por su falta de sent ido histérico y por su tende ncia a considerar que escritos no depende solamente de la forma convincen te con que p~ Platón, Kant y ellos mismos contribu ían a una única discusión con ~taron ~us opiniones. Carrltr, por ejemplo. será recorda do por su u n único tema y un vocabu lari o permanente e inmutabl e. En su Auto- tmportancta c?mo critico del utilitarismo (lo mismo que por sus escri- biography señala que se parece n a aquellos q ue traducen ,la palabra tos sobre estética). E~ta serie particula r de escritores fue anundada po r gri ega r pd /pf/s po r buque de va po r. y que, cuando se lea indica que un texto ta? dramá tico a su manera como Principia Ethica: un escrito las caract erísticas q ue los escritores griegos asignan al rpl ~P'l f no son de de H. A. Príchard, en 1908, tit ulado : "¿Descansa la fiJosoffa moral sobre n inguna manera las cara cterísticas de u n buque de vapor. responde n un error?" Prichard conside ra que la tarea que se ha impuesto la filo- que esto simplemente indica las ex tra ñas y erróneas idea;s q ue tenían soffa moral es la de proporcionar un a j ustificació n para sostener q ue lo los escritores griegos sobre los b uq ues de vapo r. Más bien debernos. q~e se supone que es n uestro deber es rea lment e nu estro deber. Pero de acuerdo con Colli ngwood en su A ut obiography, comp render 105 afirma q ue la exigencia de una justificación semeja nt e es completamente conceptos, ent re ellos los morales, en términos de un desarrollo hi stó- err~nea: .Ofrece .dos razon es en defe nsa de esta posición. Puedo trae- r ri co. 1..0 que esto puede implicar se considerará más adela nte en este de J.us!lflCar la Idea de qu e algo es mi deber mostrando q ue roovlene capttuto, a ml~ lDtereses. o ~~ d u.ce a mi feli cidad. Pero si esto es lo que me pro- La crítica de Ayer al intuic ion iemo tiene raíces muy d istintas. F.n porciona una JUstJfIC3c16n , entonces no estoy tra tando de n inguna ma- Lengllaje, verdad., lógica retomó algu nas de las posicion es de H ume. nera a 10 que considero que es mi deber como si fuera un deb rr. 1,0 pero lo hizo en el contexto d e la teoría positivi sta lógica del cono- 214 245 Cim :C,nto., Asf, los j uicios mo rales se comprenden en términos de una VIVir seguro en el sereno in di vidualismo que fue la extraordinaria dasJ I ~caCló n trl parth a de los juicios en lógicos, fácticos y emotivos. En realización d e los primer os ti empos del reinado de Eduardo." Todo 1:,1 p ri mera clase entran las verda des de la lógica y la matem ática, con- dependía, por supuesto, de qui én er a " uno" y a qué cl ase social per- s ~{krad a s como analíticas, y e n la segund a e ntra n las ver dades e mpí- re necte. Los valores q ue exa lta Moo re pertenecen más bien al reino ricam ent e ve rificab!es y fa l~i f!cab les de las ciencias y del conoci mie nto de la vida privada que al de la vida pública, y, con la importan cia de .los hechos pro p io del sentido comú n. La tercera clase ap arece nece- su prema que tienen, excl uyen todos los valores relacionad os con la sa n a meute com~ u n ~ ca l~~ria ~esidual , u na bo lsa en la que cae todo investigación intelectual y el tr ab ajo. Los va lores de Moore son los. lo q ue no es ni lógica ni CIen CIa. Tanto la ét ica como la teología se del ocio protegido, au nq ue el carácte r estrecho y clasista de sus acti- encue ntra n en esta categoría , y este hecho bast a po r si solo para h a t udes ap a rece en lo que excl uye y no en lo que valora. Vale la pena ~rnos sospecha r de la clasificación. Pues según lo q ue se ve, los e nun, comentar este rasgo de las ideas de Mcore simplemente para pone r ~I~d.os sobre las int enciones y los actos de un ser om nipotent e y J()5 de relie ve qu e no se encuentra n -como él apa re n te mente lo supuso - JUICI OS ~ob re el deber o lo que es bue no evidentemente no pe rte nece n al margen de la contr oversia. Pues Moore combina opiniones moral es ~ la :lJIsma c~a:e: Sin emba rgo, po demos separar fácilmente la teoría muy controvertib les con una in vocación a la evidencia d el simple reco- t:mo l ~ va d el J U ICIO moral de esta dudosa clas ificación. Todo lo q ue nocimiento con el fin d e esta blecerla s. Keynes, en My EaTly Beliefs, las ~cces ll a mos conservar de ella es el con tras te e ntre lo fáctico y lo emo- m emori as anteriorm ente citad as, nos ofrece un a penetrante exposición uv o. El más poderoso ex po nente de l em ot ív ísm c en esta forma ha sido de la consigu iente conducta de los d iscípulos de Moore. Comparaban ~ L Stevenson. Los escritos de Stevenson mu estr a n m uchas influen - posibles situaci ones exclu yentes y solemne me nte inda gaban en cuál h a- eras. sobre tod o las de Moore y Dewey, y su posi ción quizá p ueda bía más bien, inspeccionando a todas a su tumo y com par ándolas. En 4 exponerse ron mayor facilidad si se vu elve a Moore. tonces an u nciaban 10 que "veian ". Ya he señalado q ue Moore tuvo d os clases de herederos, la prim er a En un grupo extremadamente homog én eo, como el d e los d iscípulos de la~ cua les está representada po r los intuicion istas, Los intuicionistas in medi a tos de Moc re. es probable que la coi ncide ncia entr e 10 que mantienen la invO(a ci~ n filosófica a aq ue llo que se supone que tod os "ven" d ifer entes pe nanas sea ba stante ele vad a. Pe ro la aparición en reco nocemos e n mate n a moral. Pero el m ismo Moore qued a a nte todo escena de D. H . Lawr ence, q ue reaccionó cont ra la s acti tudes de este adua r las ro~fusio nes fifQs6f icas sobre el concepto de bo nd ad con el fin gru po con toda la pasión de q ue d isponia , pu do hab erlos im pulsado de ~ er dedica rse a un a segunda tarea : la de indicar q ué cosas Ion a toma r ca ndencia de que. e n caso de ser atacados. su propia posición efectlva me~ te buenas. En su ca pítulo sobre la cond ucta po ne e n claro no les permi tía hacer uso del ra zonam iento, sino sólo de la reexamina- qu e la acció n corr ecta es valiosa sólo como un medio para llegar a ~o ción y la reürmací ón. Pu esto q ue de hecho no ha y ninguna propiedad que es bu~?o. En 'su ca p üulo sob re el ideal, Moore se refiere a lo que simp le y no na tu ral que sea d esignada po r .b U t:11Q, todo el proceso es un es bu eno. U na vez qu e se compre nde claramente el significado d e la mero juego estudiado de h acer ala rde de lo q ue no se tiene. Y no serí a pr~unt a, la respuest ~ resu lta ser, en sus lineamien tos gene ra les, ta n injusto afirmar que lo que h izo este grupo fue invocar la teoría filosó- ob~ la que corre el n esgo de parecer u na tr ivialidad . Las cosas más fica de Moore con el fin de dolar a la expresión de sus actitudes de una vaho.sas , ue conocemos o podamos imagin arnos son ciertos est ados de autoridad que de otra forma no h ub iera tenido. conciencia qu e pu eden describirse de un modo general como los pl a- "Pero si no ha y u na propiedad tal como la que pro po ne Moore, ceres d el tra to human o y el gozo de los objetos hermosos." J. M. Keynes e n tonces lo único q ue puede n esta r h aciend o es expresar sus propios nos ha na rrado cómo esta visión de la supremacía de las relacion es sen timientos." Q uizás en una reacción se mejante en con tra de Moore persona les! d e lo hermoso irrumpió sobre la generación inmedi ata. resid e uno d e los gérmenes del e morívl smo. Moore mismo comprometió men~e ~ál1 Joven qu e Moore con toda la fuerza de una revelación. Casi toda su teoría en la in vocación a la ob jetividad. En un argumento que medío sig lo después Keyn es pudo escribir : "No veo ningún motivo u tilizó en un ensayo escri to despu és de Princip~{J Ethica sostuvo que I~ara. a partarme de . las intuicio nes funda me nta les de Pr incipia Ethica, los juicios morales no pueden ser info rmes sobre nu estr os sentimientos, SI bien .~ o? d:maslado escasas y demas iado estrechas para ad ecuarse porque en ese caso dos hombres que exp resara n ju icios aparentemente a la cxpen~nC1~ real. El hecho de que proporcio nan una justificación contradictorios sobre una c uestión moral no estarían de hecho en des. de la e xpcnencra total me nte in dependiente de los hechos e xterio res ha acuerdo. Un hombre que dice : "Debes h acer X" no está más en desacuer, llegado a ser un a satisfacción adicional, aun cua ndo hoy uno no pu ede d o con un hombre que dice: "No de bes hacer X", que aquel que di ce: 246 247 "Ayer a montoné mi heno " con respec to a otro que dice : "Ayer no aman. doctrin as que susten tam os sob re el sign ificado d~ ,las expresion es .mora. t on é mi heno" . La réplica de Stevensc n a este argumento fue que no les no pued en compro meternos con ninguna visión moral par ucular. es necesa rio que dos hombres q ue está n en desacuerdo sobre una cues- Es evide nte que la misma teoría emotiva. en caso de ser verdadera, p~­ tión moral estén im plicados e n un desacuerdo I écd co. Sólo es necesario rece ser al me nos en la sup erficie. mo ralme nte neutrál. Pues presum¡· que esté n implicados en un desacuerdo sob re los hechos del caso, y la blemen:e pode mos usar pala bras em oti vas pa ra elogia r cualqu ier ti,po cues tión entre ellos a este niv el puede sol ucionarse median te una in- de acción, Además, si Stevenson tie ne razón , el d esacu erd o va lora tivc vestigación empírica. Pero, además, pu ede n d isentir en sus actitudes, y siemp re puede ser in termin able. No hay l1mit~ para 135 posi~i1i.dades ene desac uerdo sólo puede ser resuelto po r el cambio de actitud de de desacuerdo, y no hayní puede hab er un conjunto de proced imi entos u na de las partes. La función primaria de las expresiones morales, según para resolver los desacuer dos. No es sorprendente que es~o sea una co?- Srevenson, es d ar una nueva d irección a las actitudes d e los demás con el secuencia de la posición de gtevenso n, pu esto que él rrusmc estab~ecló fin de que con cuerden más plenamen te con las propias. Al ocu pa rse de Ja inicial mente como u no de los requ isito s previos de una teoría sarisf ac- {un ción dinámica de las ex presiones morales, Stevenson mu estra la in - to ria la esti pulació n de q ue el desacuerdo es intenni ? able. Fi na lme nte, flu encia de Dewey, y es principalmente a través de Stevenson como De-. segú n las id eas de Srevenson, las ra zones q.ue me ncionamos en .a~0'y0 wey in fluyó sobre los posterior es Iiléso fos mo ra les. de nu estros ju icios valorat ivos. y más esped h camente de n uestros J U 1~10$ Las palabras morales pue den ten er un a función dinámica a la que morales, no puede n tener n ingu n a r elación lógica con la ~onclu~16n al ud e Sreve nson porq ue son emo tivas. "El sig nificado emotivo de una que d eri vamos de ellas. N o p ueden ser más que refuerzos pSIcológICOS, p alabra es la tende ncia de esa palabra, que surge a través d e la histo ria Se deduce que palab ras como porque y por lo tatlto, no funcio na n como de su modo de uso. a producir (resultar de) respuestas af ectivas en las lo hacen en o tras pa rtes del discurso. . person as." Aye r, en su ve rsión de la teor ía e moti va, se concen tra en la Con res pecto al emou vísrac pu ede n suscü arse diversos t ipos d~ di- e xpresión de los propios sen tim ien tos y act itudes , y Stevenson, en la su- ficu ltad es. La noci ón de "significado e motivo" no es cla ra en sí misma. ya, se conce n tra en el in tento de influir sobre los sentimientos y acr i- Ciert os enunciados se convierten e n gu las o directivas pa ra la acci6n tud es d e los otros. En lo que se refiere al sign ificado de las pal abras no porque tenga n algún otro significado ap arte del significad~ Idctico morales cla ves, Stevenson of rece dos modelos e insiste en cada caso en o descriptivo. sino po rq ue la expresión de e~los en u na oeasí én esp: q ue la nat uraleza del signifieado emotivo no no s per mite ll egar más ctñ ca tiene sen tido o im por ta ncia para los in tereses, deseos o n ecesi- all á d e una grosera a proximación. Su prim er modelo es un o e n q ue dades d el hablan te o del oyente. " La Casa Blanca se está incend ian do" "Esto es bueno" se el ucida como equivalente e n líneas general es a " Me no ti ene más o me nos significado cuando se expresa en un bole tl.n ra- gu sta esto. H az lo mismo". En su segundo modelo-se ocupa de aq uellas d iofónico en Londres que cu ando se expres a como advertencía al expresiones que e nca rna n lo que de no mina "de finiciones pe rsuasivas". Pres ide nte en cam a, pero su fund ón como gu la pa ra la acci6n es Ta les expresiones tien en un significado descriptivo y asocia n a éste u n mu y d iferente. O sea : el emorívísmo no se ocu pa su ficien temen te de significado emo tivo. Por eso se las puede siempre anal izar segú n sus la d isti nción en tre el significado de un enu nciado que pe rmanec e cons- d os elementos compo nentes. En una controvers ia dos hombres pueden, tan te ent re diferentes usos y la varieda d de usos que puede te ner un po r ejem plo. usar [usto en form a tal q ue cada uno asocia d iferente! mismo y único en unciado, (por supuesto, el signific~do y. ~1 posible significados descr iptivos al ele me nto emotivo e n el significado de esa cam p o de uso se relacionan íntim ame nte pero no s~ Idenu[~ca~.~ palabra. Por otra pa rte, Steve neon no sólo tiend e a combi na r el significado El punto d e vista de Stevenso n sobre las expresiones moral es conduce y el uso, sino que el uso primario q ue asigna a las ex presiones no es a una seri e de otras posiciones. Se infiere de $U pu n to de vista, po r ejem- n i puede ser el uso primario d e ellas . Pues el uso del q ue se ocu pa es plo, que no se pued e da r una definición completa en té rm inos descrip· el u so en segunda persona en que tratamos de im pulsar a otra s perso- tivos de bueno y ot ras expresiones val ora uvas. vést. Stevenson est á. de n as a acep tar nuestros puntos de vist a. T odos los ejem plos de Steven- acuerdo c:on Moare en que bueno no pue de fu ncion ar como el nombre son m uestran u n mundo extremada mente desagradable e n que cada de un a prop iedad na tura l (emp ír icame nte descri ptiva). Los h echos le uno trata de e ntre meterse oon los demás. Pero, de hecho . u no sólo está encuentran . par a Stevenscn, tan lógicamente divor ciados de lu vale- e n si tuación de intentar conve n ir a 105 demás a 135 propias opiniones raciones como para Mocre. En segundo l ugar, St evenson adhiere a la morales cua ndo tie ne opiniones formadas; y, sin e mbargo , no figu ra.n idea de qu e la ética filosófi ca es una activ idad moralmen te neutral. L as en la exposición in icial de Stevenson ni ngu no de esos usos del len gu aj e 248 moral necesa rios para la formación y expresi ón de las propias opinio- llamar bu eno a X es decir q ue es la clase de X q ue elegiría mos si qu í- nes con vistas a las propias acciones. sl éra mcs un X. Los crite rios que em pleo al deci r que algo es bu eno Fi na lme n te. resul ta justificada la quej a de q ue la teoría e motiva no so n criterios que yo he elegido -en caso de esta r com prometido en ge- sólo es errónea s ino ta mbié n opaca. Pues sus defensores tratan de elu. n uinas valoracíonee-, y q ue resp aldo po r e l mi smo hecho d e usarlos. cida~ l:u expresio nes mo ral es en fu nció n de las nociones de actitud y Ad, las exp resio nes valorativas y las reglas morales son a la vez expre- sen.tlmlento, y '.. sene al caso exigir una mejor caracte rización de las sion es de las elecciones fundamentales del agente. Pero el papel de la ~ctJt~.es y sentimientos en cuestión. Por ejemplo. ¿cómo hemos de elección en el prescripuvísmo de Hare es mucho más ~a~o y m ucho ld~ntJflcar estas a<:ti.tudes y sen timien tos con el fin de que puedan d isrin. menos ob jetable que el pa pel de las acti tudes o los sen nunentcs en el gurrse . de ~tras actitudes y sentimientos ? Los emcr ívlsta s guardan u n emotivismo. A diferencia de este último. no excluye el uso de razona- gran sdenClf~ sobre este punto; pero se tiene la Iuerte sospecha de q ue mi entos en la ética. ~ ta rfa n obligados a ca racte rizar las acti tudes y sentimientos e n discu- Hare fue. e n efecto, un pion e ro e n la investigación lógica de los S IÓ~ ~mo aq uellas act it udes y sentimie ntos que reciben su expresión im pe ra t ivos. Seña ló que en el d iscurso im perativo se puede? in!er ir d e!I~ItIV a en actos ~ e j uicio moral. En este caso, toda la teor ía q ueda conclusio nes de prem isas en forma perfecta men te legíUlIl3, 510 vio lar pnuonera e n un a Circu laridad no in formativa . ning una de las reglas ord ina r ias de implicación . Porq ue y por lo tanto No obstan.te, al~unos d e sus rasgos cen trales son ma nt eni dos po r tienen sus sig nificados h abi tu ales, y u n genu ino ra zonamien to mo ral sus sucesores in med iatos, Q uedan en escena la neutralidad mora l del es po sible. Pero H ar e sostie ne además qu e el sign ificado de. las expre- ~ nálisi~ filosófico, la brecha lógica entre h echo y valor, y el carácter siones valora tivas prescrtpdvae es tal que nin guna conclusión valora- Interminable d~ l desacu erdo. Lo que se altera en los au tores posterio- tiva o prescrtpdva puede deducirse de pre misas que no incluyan al res es la atencíon prestada a dos temas íntimamente relacionados: la menos una premisa valorativa o prescrl pt íva. En otras palabras, H are cuestió n de Ios criterios empleados al llamar bue nos o malos a cosas, reitera la tesis de que ningún deber ser se infiere meramente de un Uf'. actos o perso nas, y la CUf'Stión de la naturaleza de l razonamiento moral. H ast a don de llega la d octrina de T be LAnguagt! of M Of'afs, parecía in- Si d igo q ue algo es bueno o lo elogio de algún otro modo, siempre se Ieri rse qu e el modelo de l razona miento moral es el paso d~ una pre- me puede preguntar sobre el criterio en que me a poyo. Si afirm o q ue misa ma yor moral y una premisa menor fáct ica a una conclusión mora l. debo hacer algo, siempre se me puede preguntar: "¿V qué sucede si no Dondequiera que h aya un paso del hecho al valor ("Debo ayudar a 10 hace?" y "¿En vir tud de qué d ebe h acerlo?" ¿Cuá l es la relación en. este hombre porq ue está h am briento"), h ay u na brecha en el razona- rre mi s respuestas a estas preguntas y mis cree ncias con respecto a lo mie nto, esto es, una encub ierta premisa mayor C'Debo ayu dar a los que es bueno y lo que debo h acer? h am bri en tos"]', Esta misma premi sa mayor puede figurar como la Una respuesta sistemá tica a esta! preguntas p ued e encontra rse en conclusión de algún otro silogismo, pero en algún punto la cade na T he LAnguage &f M omIs de R. M. Hare, visión que se amplfa y acla ra de raeonamtentos d ebe terminar en un principio que no puedo justi- en FTeed~ and Reason. Hare especifica la naturaleza de l le nguaje ficar con razonam ientos ult er iores y al q ue sim pleme nte debo ad he- moral med~ame u~a distinción inicial entre el lengua je prescripeivo rirme mediante una elección. U na vez más parece inferirse -como en y el lengua je descnptivo. El le ngu aje prescriptivo es impe rativo en el el caso del ernot lvismo-. q ue e n lo relacionado con los principios ú lti- sentido de que nos dice q ue hagamos eso o aquello. Se subdivide en mos, la aseveración no pu ede ser refu tada po r el razonamien to sino dos clases: la que compre nde los impera t ivos en el se ntido ordinario sól o po r otra aseveración contraria. y la qu e com prende 1311 exp resiones propiam ente valo ra t ivas. Todos En F'fet!dom and R eawn, H ar e sostiene qu e esto no estaba im pli- los j uicios de va lor son prácticos a unque en diferentes formas. La s cad o e n SU! ideas, y que la po sibilidad de universalizar los juicios mo- sentencias con un debes, por eje mplo, si son genuinamen te valoradvas, rales pr ovee un ar ma argu mentativa contra aq ue llos que defienden implican imperativos di rigidos a cualquiera que esté en la situación principios moral es inaceptables . Por ejem plo, siempre podemos pre- pert inen te, y cualquiera inclu ye aquí a la persona que pronuncia la gnntar a un hombre qut sostiene que otros hombres deben ser tr at ad.os sentencia. El criterio d e la e xpre sión sincera de una sentencia con un en cie rtas for mas desagrad ab le! po r el mero hecho de tener la p iel debes es que, en la ocasión pertinente y si le es posible, el hablante negra, si él esta ría dispuesto a ace p lar el mismo trato e n el case de q ue act úa efectiva mente obed eciendo al imperativo im pli cado por el debes tuvier a la piel negra. Y Hare cree que sólo una mtnc rta, a la que d eno- qu e H se da a sí mismo. Bueno, po r lo con trario, se usa para elogiar: mina fanálica, estada d ispuesta a acepta r las consecuencias de una ' 250 251 respuesta afirmat~~a . Esta última aseveración es una cuestión de hecho lippa Foot M y Peter Ceach fllI h an atacado a Hare con contraejemplos a la q ue n o considero con firmada por la historia social reciente Pero que a pri mera vista resultan convincen tes. La atención de Philippa no me inter~a tanto di scutir este aspecto de las ideas de Hare' romo Foo t se ha concentrado en exp resiones valorari vas conectad as con viro poner de relleve que todavía es verd ad, según la opinión de Ha re, que rudes y vicios, tales como grosero y valiente, y la de Geach sobre bien lo que ll amo bueno y lo que considero que de bo hacer depen den ~e y mal. Según la señora Foo t, los criterios para la aplicación conecta acuerdo con 1a lógica y Jos conceptos implicados- de mi elección en de grosero y valient e son fácticos. La satisfacción de ciertas condiciones ma!eria de valoraciones: fundamen tales, y que no hay n ingún li mite fáctica s basta para mostrar q ue estos epíte tos se aplican, y su aplica. lóg iCO. p~r~ las valoraciones que pueda elegir. En ot ras palabras, el cí ón sólo podrfa ser negada por quien es no comprenden su significado. pres01ptlvlsmo de Hare es, al fin y al cabo, una refinnadón de la Así, un hombre es, sin duda, grosero si durante un concierto escupe Idea de que ~etrás de las valoraciones mo rales no hay n i puede haber en la car a de un conocido que no ha hecho nada hostil contra él )' mayor au toridad que la de mis propias elecciones, Comprender los con el que mantien e una cierta relación. Igualm ente, un hombre es, concep tos valorativos es com pren~er que nu estro uso de estos concep- sin duda, valiente si sacrifica su propia vida cua ndo hay un a posibili- tos no n~ compromete po~ sr. mumo con ningún con junto particular d ad razon ab le de salvar vidas aje nas co n ese sacrificio. Pero en cad a d.e ateneas morales. Los cntenos par a u na opinión verdadera. en cues, uno de estos casos. cuando mostramos que las cond iciones necesari as nones d e h echo son ind ependien tes d e n uestras elecciones ~ro nues- y su ficientes se ap lican para justificar el epíteto, podríamos present ar tras valoraci~nes n~ están gobernadas por otros criterios ~ue los que en ot ra Iorma nu estras afirmaciones con el fin de que las condiciones neo ~ osotros e1~Imos Imponerles. :!sta es un a repetición de la idea kan- cesarías y suficien tes aparezca n como premisas que, en vir tu d del sign i- tl.ana de l SUjeto moral como legislado r, pero un a repetición que con . ficad o de gTOSt!TO y valien te, impliquen la conclus ión "De esta man era v-erte a .éste en un so~no arb itrario que es el aut or de la 'ley q ue fue grosero", o "De esta manera fu e valiente" . Pero si h ay concl usiones p~n~ noa ! que la constituye en ley dándole la forma de una preso valorativas, éstas lo son. Así, algu nas prem isas Iácticas imp lican. al cr ípcí én un iversal. parecer. conclusiones valorativas. Aquí ad q uiere importancia un a ambigüedad en toda la empreu Es eviden te. asim ismo, q ue por lo men os en muchos (Asas en que de Har~, la cual ha sido ind icada por Mary Wamock.Q Cua ndo H are llamo bueno a algo o a alguien, los criterios apropiados está n deter- caracterIZa. la valoración y la prescripci ón. ¿está defini~do. de hecho. minad os por el tipo de situación de que se trata y no están sujetos a ~ tos térnunos. en forma tal qu e su tesis qued e protegida frente a po- elección. Los criterios para llam ar a algo "u n buen X" d ependen, ~lbl~ contra.eJempl~? Si presentamos un ejemplo d e thbes que no como lo ha señalado Oeach. de la naturaleza de X. "Un buen reloj" , impllea un I~pe.rauvo en primera perso na, o un eje mplo de bu eno "un buen granje ro", " u n buen caballo" son ejemplos que vienen al en que los crl~enosno dep end en de una elección, l pod rá Hare repli- caso. Pero, l qué ocurre con " un buen homb re"? Podría sostenerse que car que Son SImplemente usos no prescríprívoe y no valora tivos de aquí segura mente usamos una variedad de criterios y que tenemos que debes .y .bueno? Hare reconoce, por cierto, q ue ha y algunos usos no elegir en tre ellos. Aqu í segura mente un razonam iento como el de H are prescnpnvos y no valol"at.ivos. Pero si simp lemen te ha legislad o en es el que resu lta convincen te. No q uiero seguir ade lan te ron su hasta forma tal que las valora ciones y las prescripciones tengan las carac- aquí inconcluso razonam iento. Más bie n prefiero indagar qué clase terísticas que él les atribu ye. ¿por qué tenemos que estar de acuerdo de ra zonamiento es y por q ué surge. c~>n su legislación? Si no está legislando. en tonces la clase de las expre. Es importante advertir q ue aquí está implicada tod a u na gam a none.s valorat iva~ y prescriptivas de be estar d elimitad a para nosotros de interconectad as dif erencias de opinión. Por una p:ute se sostien e con JDde~endenoa de la caracterización de Ha re y en u na forma en que los hechos nunca pueden im plicar valoraciones. que la investiga. que el mismo H are nunca la deli mit a. Hare se at iene. al par ecer a ción fil osófica es neutral ent re las valoraciones, y que la única autori- una comprensión casi intuitiva de lo que ha d e ser incluid o u om itido dad que poseen las opiniones morales es la que nosotros les otorgamos en la clase de las expresiones valora tivas. en cuanto agentes individ uales. Este pun to de vista es la conceptuali- ¿Por qué es esto importante? Es importante en parte porque Phi. zación final del individuali smo que ha sido mencionarlo periódica - 81 E' hk s SI"" 1900. p~ga. 128, )29. G' "Moral Argumenn", en M i nd (19!Jll) . 8~ "Good and Evll" . en Ano lysis. vol. 17. 252 255 mente e n esta h istoria " el ind ¡ id • Iina l en el sent ido más rigu r~~ ,;:si~Jron;:e~le e~ su propia au toridad exa miné la sociedad griega. en la cual la forma de vid a pn=su pone un compre nde r nuestros e. gun e otro punto de vísra, acuerdo sobre los fines: Aqu í hay criterios consentidos para el uso de es reconocer que ha y :n'lcepl~ m.orales y valora tivos fu ndamentales bueno. no sólo cuando h abl amos de "buen caballo" o "buen granjero", . os crneno, qu e no pod em de¡ d . [Ir. La aut or idad de estas n ' os eje r e admi- sino también cuando ha blamos de " buen hombre" . En esta socied ad ero de ni n or~a~ ti ene que ser aceptada por OO$O [T05 , ;ófiea q ue regv~~aa :;::~:a~ó~r~~n~ en n~so(ros. La In vestígacló n filo- hay una lista admit ida de virtudes, u n conju nto esta blecido de reglas morales, y u na conexión instit ucionalizada entre la obediencia a las y es r ¡ . • por o ta mo, mora lmente ne ut ral reglas, la práctica de las virtud es y el logro de los fines. En u na socie- Des val:::~iv~:e prem isas fáct icas ocasionalmente implica n wnd usiO: dad semeja nte, el contraste e nt re el lenguaje vator arívo y el lengu aje sus ~~:a visión se. aísla eietemñri camenre d e la otra por la. el ección de del gusto o la elecció n será muy claro. Puedo informar a alguien acer- pued~ :~l~:'l y . mn~una adm ite .q ue I~ Cl~cstión existente entre ambas ca de lo que me gusta o eli jo y pued o infor marl o ace rca de lo que d ebe ha cer, pe ro e n el segundo caso esta blezco u na pretensión con respecto en q ue realmente se a po~ un a invesrígaci ón empír ica sob re la forma a él q ue no aparece en el primero . Por enojo o negligencia se puede dispuesta a adm~I:: usa n m . con ~ept.os valorativos . Pues cada una está no to mar en cue n ta lo qu e se debe ha cer; pero no se puede usar el fica p uede ocasionalm~~etel:~~:f~;~:~C1; i~e 1un a engaii~a teoría filos~ vocabula rio moral y constsreee eme nre nega r la fuerza d el d ebes. y flO nario de uso en la mora l S' , e uso pervert ir, el modo ordi. se puede permanecer dentro de la relación social de la com unidad y que no pued . In e~bargo, esta romrcversla quizá sea una aba ndo nar el vocabulario moral. puede ser res: : t: :7~~::': q w zá se adv ierta la razón por la qu e no l Es im posible la crítica moral en una sociedad semejante? De nin- los con cept os qu e la gene raos Pe coloca r e n una perspectiva hi stórica gu na man era , pe ro debe pr oceder median te una extensión del vocabu- de esto, debemos constder n", ero an tes de q ue pod am os ocupamos la rio moral establecido y no mediante una ruptura total con él. ¿Sig- hacen q ue es ta cantrovers 'a r Cier tos le mas mu y poco sofisticados q ue nifica esto que la au toridad de la morali dad no se extiende más alU. sino a lod os J la no pertenezca mer amente a los filósofos de la comu nidad a cuya s prácticas sociales nos referimos? Se siente la 05 agen tes morales de ho y en d ía. ' Nos apólrtarn05 in icialmente de l em " tentación de responder preguntando si la autoridad de las reglas arit- porqu e sus explicacio-nes del len . ~t1v¡~mo y el prescri pti visrno mé ticas se extiende más allá de la comu nidad en que está establecida cienes de senti mie nto g t J gU?61e va ? ra t¡vo en función de las no- la práctica de contar, Esta pregunta tiene la intenci ón de ser genu ina , us o, e cea n e Imper a tivo d . pregu nta sobre la razón o I " , nos ejan con la y no retórica, y mere cedo ra de una respuesta más com ple ta. Pero por camen re valorativo ademfs ~et l~~le d.e be e~lSt l~ un lengu aje espectñ. lo men os. conecta r de este modo las regl as y la práctica sociales no es Jos gustos, las: eíeccíon l ' gua.Je ord¡.naTlo de los sentimient os. ev ide nteme nte confer ir a las reg las morales una me nor in'fiuen cia esto" nd ' es y os Impera tivos. Cua ndo digo: "Debes hacer sobre nosot ros q ue la ma temática, excepto por el hecho -de que ntn- • o roa O dIgo: "E sto es bu e no" ute . algo más y algo distint 9 ro poner en daro que digo guna sociedad podria ir muy lejos sin el mismo tipo de n umeración esto" o "M o que cua~~o digo : "Ust ed o algún otro: hag.. simple, mi entras que puede haber amplias va riaciones en la préctíca y di~a en :~~: ~s~~. ~~:i~~am~~~~'~. ~~es eso es 10 que ~r{a d~ciT socia l en rel ación con la cual son releva ntes las reglas morales. mente e n to nces lo que d ' . eso es lo qu e digo efec t lfJQ- Al exa mina r la sociedad gr iega insinué lo qu e podría pasar cuando . ' Igq no tendrá po ' ci t . ndad qu e la q I fi , Ier o. m ngu na otra auto, se derrumbara una forma tan bien integrada de vida socia l En n uestra imperativos tien~~ a: I:~~~ropa~1 pr~nunc~arlo. Mis acti tud es y mis sociedad . los ácidos de l individualismo han corro ldo nu est ras estructu- Pero cuando invoco ala br a m precuame nte po rq ue so n mios. ras mora les d ura nte cuatro siglos, tanto pata bi en como para mal. de ape lar a una nc rn as t,ales como debe! v bueno tr ato al me nos Pero ad emás no vivimos con la herencia de una, sin o de varias mora- ma que tien e un a autoridad d¡ . uso estas pa labras al diri . . ISUnt a y mayor. Si lidad es bien integradas. El aristotelismo, la sim plicidad de l cristianis- en nombre de grr me a algUien, trato de llamar su at endón mo primitivo, la ética pu r itan a, la étic a aristocrática de la cons unción, esas normas y no de 1 í P sea 10 q u e trate de h acer . as m as; ero a unque esto quizá y las tradicion es de la democracia y el socia lismo ha n dejado su mar ca ~Eo qué cond iciones p~~o se sigu e ~ecesanamente qu e te ndré éxito. sobre nu estro vocabu lario moral. Dentro de cada u na de estas morali- fracasar? a tene r éx ito ? lEn q ué condicio nes debo d ades ha y un fin o fin es propuestos , u n conju nto de reg las, un a lista Supóngase u na sooedad del . de virtudes. Pero los fines. las reg las y las virtudes di fieren . Pa ra el upc que tra té de caracterízar cuando aristot elism o. despre nd er se de todo lo que se posee y darlo a los po bres 2M 255 se~la . ~bsurdo y propio de un espíritu inferior; para el cristianismo individualismo. Por eso presentan la vida social no como un marco- pnmrnvo, en cambio, es improbable que el hombre de alm a noble en que el individuo tiene que desarrollar su vida moral, sino com?' p.ase por el oj~ de la aguja que representa la puerta que conduce al una me ra suma de voluntades e in tereses indiv id uales. U na cr uda psi- cielo. Un cat ólico conservador consideraría la obediencia a la au tori- colegí a moral convierte las reglas morales en ! nstrucciones. rel a:io- dad esta blecida como una virtud: un socialismo democrático como el nadas con los med io efectivos para alca nzar los fines de la satí síaccí ón de Marx. ~cusa de servilis~,() ~ la misma actitud y la considera el peor personal. Hegel, Creen, y en menor grado Br~~ley, no. sólo critican de los VICIOS. Pa ra el p uru amsmo , el ahorro es una virtud Iundamen. esta visión de la moral sino que tratan de especificar el t ipa de comu- t~l y la pereza es uno de los grandes vicios; para el aristócrat a tradi- nidad en que el vocabulario moral pu ede tener un conjunto de uso s. cíonaí, el ahorro es un vicio; et cétera. característicos y privativos. Pero el análisis filosófico de la forma nece- Se deduce que estamos expuestos a encontrar dos clases de personas saria de esa comunidad no es un sustituto para el h("Uh' de recrearl a; en nuestra sociedad: aque llas que ha blan desde dentro de una de estas y sus sucesores naturales son los e motiviatas y presc:iptivistas que nos. moralidades s~bre~ivientes y aqu éllas q ue se encuentran fuera de ella s. dan una falsa explicación de lo que es. el a ut éntico dl.5cUrs? moral, pe ro- Entre 10s~a'rudarIo~ de mora lidades rivales, y entre los partidarios de una verdadera explicación J~ los s ígníñcedos empobreci do s que h an una mora.hdad y los qu e no adhieren a n inguna, no existe una cort e llegado a tener las expresiones valorativ as e n una so~iedad en que el de apelac!one~ o una neutral e im personal. Para aquellos que hablan voc abulario moral cada vez esuí rn.o vacío de con te nid o. Marx se ase- desde el m tenor de u na moralidad dada, la conexión en tre el hecho mej a a Hegel y a los idealistas ingleses al ver que la morali d~d p resu- y la valoración q ueda establecida e n virtud del significado de las pala- pone un marco comunítanc. pero .:l diferencia de .ellos. advie rte que- bras que usan. Aquellos que hablan desde fuera consideran que los ese marco ya no existe, y pa t:l a caracteri zar t oda la sttuac:ón como u na que hablan desd.e dentro meramente pronuncian imperativos que ex- e n que la acti vidad moralizadora ya no p uede desempeñar u n papel presan sus propios gustos y sus elecciones privadas. La controversia genuino en la solución de las diferencias soci ~les. Sólo puede ser el e n tre el e rnodvlsmo y el prescriptivismo, por una parte, y sus críticos, intento de invocar una autoridad que ya no exis te y de enmasc arar la s por la otra, expresa así la situación moral fundamental de nuestra sanciones de la coerción social. propia sociedad. T od o esto no implica, desd e luego, q ue el vocabulario moral tra- . Podemos ubicar provechosamente en la historia de la filosofía a dicional ya no pueda usarse; pero sí im plica que no pu ede esperarse CIertos autores en función de esta explicación. Kant, por ejemplo, se que e n con tre mos en nuestra socied ad un con junto únic~ de conce~tos encuentra en . el pu nto en qu e la pérdida de la unidad moral significa mo rales y una interpretación compartida del vocabulano. El conf~l cto q ue la moralIdad sólo pu ed e ser espe cificada en términos de la forma conceptu al es e ndémico en nuestr a situación a causa de la profundl~d de sus reglas y no po r un fin al que éstas puedan servir. De ahí su in- de n uestros conflict os morales . P c r lo tan to, cada uno de nosotros tie- tento de derivar el contenido de las reglas morales de su forma. ne que elegir a aque llos con quienes quiere vin cularse moralmente,. y Ka nt se encuen tra ta mbién en el punto en que las reglas morales los fines, reg las y virtudes por los q ue quiere gu iars e. Estas dos eleccíc- y las metas de la vida humana se ha n divorciado hasta tal grado que n es está n ínextricablementc unidas. Al dar importancia a ese fin, o a par:ce ~ la vez qu e la con exión en tre el acatamiento a las reglas y la esa vir tud esta blezco ciertas rel aciones morales con alg unas p ersonas realizaci ón .de I~s metas es .meramente contingente; y que en caso d e y hago qu~ otras relaciones m?rales .con otras pe!,sonas sea n imposibles. ser así, la SItuaCIón resu lta Intolerable. La captación de lo primero _ y Al ha blar desde de ntr o de rru propIO vocabul an o moral me ver~ co~­ de . l~ vagueda d sobre las metas que había convertido la noción de prome tid o por los criterios que 'S e ma n ifiest an ~n él. Estos. cntenos felicidad en algo ~ago : Indefiní do -, lleva a Kant a ordenar qu e no serán compartidos por aquellos que h abl an el mismo lenguaje mo:al. tratemos de ser fehces SlU O de merecer la felicidad. Y la cap taci ón de y debo adoptar algún vocabulario mo ral si he de tener algun a r.ela~ l ón lo segu ndo lo .Heva a in vocar a Dios como un poder que coronará fi- social. Sin reg las, sin el cultivo de vir tude s, no puedo comparur fm:s nalmente la VIrtud con la felicid ad. Kant trata de mantener u nidas con nad ie más y estoy condenado al solípslsmo social. Pero debo elegtr una visión p.revia y una visión posteri or de la moral, y la tensión en tre para mí a aque llos con quienes he de vincula rme moralmente. Debo ambas es evidente. elegir entre formas posibles de prácti ca sodal y mo~al. No es que me Lo s moralistas ingleses del siglo XVIlI y los utilitaristas del siglo XIX encuentre moralmente desnudo h asta que h aya elegido . Nuestro pasa · se expresan desde el inter ior de una socied ad en que se ha impuest o el do determina q ue cada uno de nosotros tiene un vocabu lari o con el 256 257 <¡ue puede conceb ir y efectua r su elección . Tampoco puedo conside rar id ¡'s" y . la de la ép oca med ian te una invocación a conceptos, en VI ua I , ' . d lbuir un carácte r la natu raleza. humana como un mod elo neutral y preguntar qu é Ior- la m isma medida e.n ~~r:~~a~~I:edt;:~:; unCa ~~lad6n a conside- mol. de vida socia l y moral le da rá su más adecuada expresión . Pues at.soluto a sus propias . 61 podrían tene r éx ito si cad a (arma de vida lleva consigo su propia imag en de la naturaleza raciones concept uales. Pero es~os mtent~ s ~istóricos. y si sólo hu. humana. y la elección de una forma de vida y la elección de una vi- los concep tos mora les fueran íntempora es Y 1 U a d e las .sión d e la na turaleza human a van de la ma no. bie ra u n ú nico conju nto dispo nib le de concep tos mora es. n Cada una de las posicion es dentro de la controversia ñ los óñ ca con- virtudes de la h istoria de la ü losoü a mor al es mos~rarnos que :/to ~o temporánea rep licará en sus propios térm inos a este p un to d e vista. dad ue los mismos conceptos m orales ti en en u na . rstcna. Los emo tivistas y prescrípnvtstas po ndrán énfasis sobre el papel de la ~;~rende~ ~to es l iberarse de toda Ialsa pretens ión absolu tista. elección en mi exposición. Sus crí ticos po ndrá n de relieve la Iorma e n q u e el agen te debe nega r al acto de elección con u n voca bula rio valorativc ya existe nte. Cad a una tratará mediante la elecci ón d e ¡ US ejemplos de eliminar al oponente a través de la red efinicí én, Y el mismo intento ya se presenta en otras contro versias en otras partes. E ncont ra mos. por cierto. U1; apoyo para la idea d e que esta ce ntro- ven ia filos ófica es un a expresión de nuestra situación social y m oral en el hecho de q ue se haya presentado en un contex to muy d isti nto en los de ba tes producidos en Fran cia entre moralistas católicos. stali- nistas, marxistas. y ex iste ncial istas sartre ancs. T anto par a los católicos com o para los stalinístas, el voca bulario moral se defin e en térm inos d e algunos pre tendidos hechos. Ca da po- sición tien e su pr op ia lista característica de virtudes. Para Sartre. por lo menos para el Sartre del pe ríodo inmediatame nte posterior a la gu erra. por lo contra ri o. vivir de ntro de un vocab ulario Mor al ya elaborado impli ca n ecesariamente una abdicación de la responsabilidad, u n acto de ma la fe. La existencia autént ica ha de encon trarse en la cap tació n au toconscien te de u na abso lu ta libertad de acción. Sartre sepa ra la visión kíerkegaardi ana del acto de elección de su contex to teológico, y la convierte en la base de la decisión po lítica y mor al. Así com o no ocurre co n Kíerk egaerd . Sar tre tam poco coloca la fuen te de la n eceo sidad del acto d e elegir en la h istoria moral de nuestra sociedad, La coloca en la naturaleza de l homb re: u n ser consciente. ¿tre--pourv oi. difiere de una cosa. étre-en-sc í, en su libertad y en la conci encia d e la libertad. De ahí las car acterfsuc as experiencias de angustia que tien en los hombr es ante el abismo del fut uro no realizado. y sus nplcos in- tentos de pre tender qu e no son responsab les. As!, lo. mismo que los católicos o los marxistas. Sar tre coloca la base de su visi ón moral en una met afísica de la natura leza humana. Como Sartre, los prescriptivistas y los emc ttvtstas n o derivan la fuente de la necesidad de elegir, o de asumir las p ropias acti tudes, de la h istor ia mor al de la sociedad. La atribuyen a la naturaleza de los concep tos morales en cuanto tal es. Y en esta Iormr•• 10 mismo q ue Sartre. trata n de dar un carácter absoluto a su propia moralidad índt 258 259 lI i ~t u ri ll t ilO In ¡'Ii,'u J\l ltsd uir Mud ll tyre Cond ensada y selectiva, esta histo ria d e la filoso fía moral permite al lector situa r los textos tic ética en u na lle rspec- tiva hist órica, d esd e la ge nera ción homéri ca hasta los deba- tes ang losajo nes co nte m por áneos. El a utor disti ngue tres tipos de re lacio ne s h ist óric as y filosóficas cuya im porta ncia a menud o no ha sido a p rec iada : la deuda q ue los mo ra- lisias 'tienen co n S ItS predecesores; la natu ral eza de los co n (~c pt os morales del p rop io filósofo , qu e vin cu la sus te mas de est udio al desarrollo histórico de esos com:c ptos; y la influenc ia qu e la in vestigación filos ófica tiene sobre los ( :OIU:(~ pt os mo rales, pUt:s el análisis filosófico pu ed e tra ns- forma rlos e incluso desacred itarlos. Oc este modo, el libro aca ba ocup ándose de la ma yoría de tipos y escuelas de la ética occi dent al - de los sofistas, Sócrates y P lat ó n, a la mod erna filosofía moral , pasando por la ét ica de Arist óteles y la ética griega; el cri stia n is mo, Lu tero, ~ 'aq uiavel o, Hob bes y Spinozu; las idea s b rit ánica s y fra nc esas del siglo XVII I; Kant, lI egel y .\larx; Kierko gaard y Nietzsche; los reforma dor es, los milit aristas, Jos idea lista s, etc.- y ofrece al estud iante y a l lector en ge ueral la hase his t órica y la pe rspectiva ese nc iales para u na lectura inteli gente de los text os funda menta les 11.. la ética. I SBN 84 -7 509 -09 2 - 3 •