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URUGUAYO CONTEMPORANEO
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TOM O (
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DEL EN SAYO
Carlos Real de: Azua
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"'"n''OLOÓJA DEL
/Ensayo
ruguayo
CONTEMPORANEO
Tomo
versidad de la República
nto de Publicaciones ·
.••• evideo - Uruguay- 19.64
I
lndice General
INTRODUCCION Y ADVERTENCIA
¡ :
1 - ¿Un género ilimitado? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2- Un género limitable , .. , , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3 - Ensayo en el Uruguay ....................... : .
4 - Los temas de nuestrO ensayismo . . . . . . . . . . . . . . . . .
5 -Criterios y normas de esta antologia .... , . . . . . . . . .
11
15
30
44
55
JULIO MARTINEZ LAMAS ( 1872-1939) . . . . . . . . . . . . . . . . .
63
1 - Agrarismo e Industrialización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2 - Factor Geográfico y Factor Racial: El Norte y el Sur
3-La pereza criolla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .
4 - Población, Latifundio y Capital .... ·-· ....... , . . .
5 - Los partidos tradicionales ........... , . . . . . . . . . . .
6 - Ganadería extensiva y -pobreza . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
71
73
74
77
78
82
JOSE IRURETA GOYENA (1874-1947) . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
85
7 -El peligro de la fraternidad ............. , ..... ,
89
JOAQUIN TORRES GARCIA (1874-1949)
1
.
..............
95
8 - Introducción ........ , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9 - Arte y Comunismo . , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
10- El concepto de "medida'' es universal ........ , .
101
104
109
EMILIO FRUGONI ( 1880) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
111
11- Lo material, lo económico y lo espiritual . . . . . . . . . .
12- América y Europa . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
13- Sobre la ajenidad del Socialismo . . . . . . . . . . . . . . . .
14- Intereses preponderantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ubicación social de la Burocracia ..... , .. , . . . . . .
El sufragio y el Burocratismo ..._............... ,
Remedios peores que la enfermedad . . . . . . . . . . . . . .
130
133
136
138
139
140
140
EDUARDO DIESTE ( 1882-1954) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
142
15-Base folklórica del conocimiento .... , ...........
16-Teatro y Novela ..............................
147
149
DARDO REGULES ( 1887-1961) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
17- El ideal de cultura de la generación anterior a laZセ@
guerra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
MBセᄋ@ '
'
163
, GUSTAVO GALLINAL ( 1889-1951) ...................... .
18 ,___,..."Nomenclatura urbana" ................ : . ..... .
19- Democracia y Dictadura ....................... .
,
168
172
177
ALBERTO ZUM FELDE (1889) ......................... .
. - 20·'-- La influencia hispana y la francesa , ............ .
RQMpッャ■エゥ」セ@
y Nセゥエ・イ。Z@
.......................... .
_22- Emane1pacwn esp1ntual ........................ .
23- El ·paralogismo universalista de la Democracia , .. .
24- Ironía de nuestro coloniaje intelectual ......... .
25 -Nosotros y los Norteamericanos ................ .
181
190
192
195
196
197
200
ANTONIO M. GROMPONE (1893) ........... , ......... .
セ@ 26- Revolución y la Organización ................. .
CARLOS QUIJANO ( 1900) ....... ' ................... : . .. , 316
44- En la nueva etapa .................... -....... ·... 326
45- Más garantías; menos libertad .............. ; . . . . 331
46- Mensaje de Navidad ... _................ :. . . . . . . . 335
47- Los Muertos entierran a sus Muertos ....... ·... 340
48- En el Umbral de la Conferencia .. , . . . . . . . . . . . . . . 346
351
49 - Los verdaderos dos partidos . . . . . . . . . . . . . . . .
LUIS PEDRO BONAVITA (1903) .................... .' ... .
50- La continuidad de los procesos deformantes. El esquema de democracia y totalitarismo .. , .. , ..... .
51- Uruguay: dimensión humana y gigantismo , . , ..-.
360
363
204
208
ESTHER DE GACERES ( 1903) ......................... .
52- La cultura de América y· sus fuentes ............ .
367
369
EMILIO ORIBE ( 1893) ............................... ..
27- Tiempo, Muerte _e Inmortalidad ................ .
28- Ideal de Poema .............................. .
29 - La Inteligencia y la Vida: el Intelectual y la Sociedad
30- El idealismo pragmático de Estados Unidos ...... .
31-La poesía.bárbara de. América .............. : .... .
32- Una cultura colonial .......................... .
33- En el torbellino de las fUerzas ................. .
34- Nacionalidad y cultura .......... , , , ... , , , ... セL@ .
212
219
222
223
227
230
233
236
241
ROBERTO FABREGAT CUNEO ( 1906) ................. .
53- Los Grandes Vacíos Sudamericanos ..... : . .... .
379
sUSANA SOCA ( 1907-1959) ............................ .
54- Encuentro y DesenCuentro .................... ,_.
384
389
JUAN LLAMBIAS DE AZEVEDO (1907)
55- Notas sobre situación y decisión
394
396
CLEMENTE ·ESTABLE (1894)
35- Cultura y Educación
248
253
ARTURO R. DESPOUEY (1909)
56- La Utopía en Bandeja
401
405
SERVANDO CUADRO ( 1896-1953) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
SVセaャエ・イョ。ゥカ@
de destinos , , , ..... , , , , , , . , ........ , .
37.....,...,. Capitalismo y tras_cendencia ..... , , , , , , , , , , . . . . .
38- La emoción religiosa y el comunismo . , .. , . , , . , .
39- Nuestro complejo de minusvalía histórica ....... ,
40- Poder y Miedo . .. .. .. .. .. . .. . . .. . .. .. . .. . .. . . ..
41-Blancos y Colorados ........ , . . . . . . . . . . . .
259
272
274
278
281
285
286
ÁR.TURO ARDAO ( 1912) .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. ..
57- Dialéctica de la occidentalidad .. , .......... _.. _.,.
410
_4:13
RODNEY ARISMENDI (1913) . .. . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . .
58- Dialéctica y Relativismo ........ : : ..... セ@ ... セ@ .
419
424
dARLOS BENVENUTO ( 1899) .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
- · 42--:- El conflicto de las grandes potencias y la causa de
la Humanidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
294
WASHINGTON LOCKHAR'T (1914) ............... :.. ..
59- El mundo no es absurdo ................ , ... , .
60- DoS formas de la infidelidad ... , ........ , . . . .
61-La "realidad" que Iios dan ................... , .
429
443
447
453
BALTASAR MEZZERA ( 1916) .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .
62- Gauchaje y Modernidad .......... .'. . . . . . . . . . . .
63 -Blancos y Colorados .............., . . . . . . . . . . . . .
460
464
468
P
Mセ
GiL 'SALGUERO (1899) .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .
· 43·-¡--:.El Hombre y la revolución ........... , ..... , , .
356
377
301
308
312
Mᄋセ@
CAR,LOS MARTINEZ MORENO (1917) .................. .
64- No olvidemOs qué se l'lama. revolución ......... ,
471
479
\¡
,!
11
JUAN LUIS SEGUNDO S. J. (1925) ......... :'........... 601
82 .:____Libertad y dependencia de la Iglesia . . . . . . . . . . . . 606
ANGEL RAMA ( 1926) . .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. . .. . .. .. . .. . ..
83- La púdica Dama "Literatura,, . , . , , ..... , ... , , . .
610
613
499
503
LUIS H. VIGNOLO (1927) .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
84- Montevideo: la sociedad del desamparo .......... ·.
617
621
67- El subsuelo de la calma ...................... .
68 - Más o menos nativista ........................ .
69- Canjeables e inadaptados ...................... .
508
515
516
518
ALBERTO METHOL FERRE (1929) .. .. .. .. .. .. .. .. . .. ..
85- Dos odiseas americanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
629
634
DANIEL VIDART (1920) .............................. ..
70- Valoración económica y social de la estancia ...... .
522
526
ROBERTO ARES PONS (1921) ....................... ..
533
536
539
542
545
ARTURO SERGIO VISCA (1917) .............. , ........ .
65- Soledades Rioplatenses .............. , ..... -.... .
DOMINGO LUIS BORDOLI (1919) .................... ,
66..,------.La desaparición del tiempo libre ................. .
MARIO BENEDETTI (1920) ........... , ............... ..
71- Pérdida y recuperación de la trascendencia ..... .
72- Los Partidos y su contenido ................... .
73 - Agonia de la Educación ....................... .
74- El elogio del mate ... , ............. , ......... .
EMIR RODRIGUEZ MONEGAL ( 1921) .................. .
486
491
75- Una gran reserva de tropicalismo ............ , ..
547
552
GUIDO CASTILLO (1922) .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .
76- La utilidad de la Literatura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
555
559
CARLOS MAGGI ( 1922) ............................... ..
77- Origen y diatriba de la cachada ................ .
566
568
ALDO SOLAR! ( 1922) ................................. ..
78- Partidos y clases en el Uruguay ................ .
571
574
VIVIAN TRIAS ( 1922) ................................. .
79- La contra¡;licción fundamental de nuestro tiempo .
80- La- nueva faz del nacionalismo .................. .
580
585
590
.GUSTAVO BEYHAUT (1924) .......................... . 592
81 :.._Crisis de Occidente y :Crisis en América Latina
595
!
'
ij
!
INTRODUCCION Y ADVERTENCIA
l - ¿Un género ilimitado?
En varias ocasiones me ha tocado integrar jurados de los
concursos literarios oficiales -,--- del Ministerio de Instrucción
Pública, del Municipio de . Montevideo. Y, en algunas de
ellas, en el sector "ensayo''. ¡Es J!ll"'vt.an:a que incita a la perplejidad y reclamarla la ornniscienciaJ Recopilaciones críticas,
monografías literarias, antologías, tratados -de pedagogía,
de sOciología, de lingüística-, investigaciones filosóficas, "arvivir", inclasificables (y a veces incalificables) divaga:
tes 、セ@
dones se codean allí en una feliz, desprejuiciada, inquerida
heterogeneidad, Hace dos o .tres años -es un recuerdo que
no me es particular- un colega jurado, cuya cultura y cuya
penetración nadie discute, protestó ta janteniente que si él hubiera sabido que tendría que dictaminar sobre ・セ@
libro, hubiera declinado el cargo. Se trataba (no teridria sentido ocultarlo) de las "Investigaciones sobré la naturaleza aporéticodialéctica de la eticidad" (Montevideo, 1959) de Mario Sambarino. Valioso estudio (tales mi opinión) de riguroso discurSo, .escritO en un lenguaje セ@ inénudo ríspido y siempre técnico
parece, de cualquier mánera; eri las antípodas del atractivo
estilo de ciertos filósofos .rriuy leidos de este siglo o del anterior.
Dé_ un Nietzche, de un Ortega, de un Santayana, de un Croce,
·pongamos pór cas'O. AlgUieri, entonces·, aventuró セッ、・ウエ。ュョ@
·que había ·otra filo•afia que no es fácil, que no se deja leer fluidamente por e] leCtor común, ni Aristóteles, ni Santo Tomás,
11
ni Kant, ni h・ゥ、ァセN@
Y que si por dificil, y por no juzgársele
ensayo se consideraba allí un intruso al libro de Sambarino, el
"Essai sur les données immédiates de la conscience" de Bergsoa
era desde su título, un ensayo y no se dejaba leer, hágase la
prueba, con la facilidad de una novela. También agregó, o
mejor: recordó, que era ensayo (pues también lo: reclama
en su rótulo) "The Wealth of N ations", de Adam Smith, que
na es nada breve y es bastante riguroso; que lo ・ウセ@ el malafamacla "Essai sur l'inégalité ·des races humaines", del Conde
de Gobineau, que tampoco tiene nada de compendioso ni de
liviano. Los argumentos -y el debate- hubieran podido alargarse pero; Íl).evitablemente, tendría que desembo.carse yn est;J.
comprobació_n_: ャGーセイ。@
」ゥ・イエセ@
セイゥエ・ッ@
de. vigencia muy amplia -Y
セアオ・@
las clasificaciOnes oflC!ales refle¡an- エッ、セ@
lo que no es
poesía, narrativa o エ・。イッセ@
es e'lsayoj- y sólo el respiro de dos
estatales la "ciencia" y la "histo'
apartados (en los セ」ッョオイウ@
ria" son declinadas a la Universidad; en los municipales la
segunda se juzga separadamente; en 。イョ「ッウLセ@
la ,neutralidad
liberal declara inexistente el ensayo de tonalidad politica) '
alivia algo la imponente, previsible masa resultante.
セ@
,
sゥューャヲ」セッョ・ウ@
セ」ャイョゥウ。エカL⦅@
セ@
、ゥイセN@
¿:e.ro,__ Se:.- s,abe
en verdad, que es el e'nsayo ? La _reaccwn_ antirretonca 」ッ・エ。ョセ@
del Romanticismo y la セーッウエ・イゥ@
fu1ldarnentación teórica de
Croce (a partir de su "Estética" de 1901) disolvió la coriácea
entidad de los géneros tradicionales. Pese, con todo, a aquélla,
pese al maestro de Nápoles, el sentido común y otras filosofías
literarias -más re.alistas, menqs esquemáticas, menos- ambiciosas- se aúnan y ayudan, No hacen imposible identificar,
con relativa seguridad qué cosa es un poema, una novela, ·un
cuento,,un drama. Con la prosa, -sin セュ「。イァッLM
con la prosa
qu'e cabría llamar BョッMゥュセァ。エカL@
conceptU:al, ajena -al
hilo enhehrador de la ficción, los textos se presentan· con apariencias tipológicamente más elusivas, con contornos _mucho
nienos nítid'os.
Si se: recorren las viejas preceptivas es posible comprobar
·j'
1
12
que toda la prosa, narrativa o no, ゥュセァョ。エカ@
ü" no, ocupaba
un lugar marginal, infimo, epllogal. La reacción antirret6rica
a que aludía no ¡:udo destruir, en este caso, ·categorías, moldes
si la novela y el cuento encontraron con
que no existían. セケ@
posterioridad su propia teorización, a menudo profunda, a menudc; brillante; si la teoria de la ciencia y sus mediqs de
exposición se afinaron hasta alcanzar rigor y precisión filosóficas; si la propia filosofia se hizo consciente de la variedad,
de la individualidad de sus cursos de pensamiento, si a:lgo
semejante ocurrió con la crítica '(artística, literaria) en ⦅ュ・セ@
dio de todas ellas quedó un vasto, peligroso, desnivelado vacío.
Un área que tenía contados con todas sus ·vednas, que· a
todas en parte rozaba e invadia y se déjaba invadir. Apenas
nominable. Y con una historia -si rica, si -ilustre:__. de una
desazonadora anarquía, de una multiplicidad aparentemente
loca de ambiciones, de blancos, de medioS, de técnicas, de
propósitos./
·
Porque si se busca el denominador común -por modesto que sea- de esa variedad ¿cuál puede ser? Marginan.do
]á tentación de una historia cabal, recapitúlese lo que como
inecfllívoco u ensayo'' ha sido considerado. Desde los orígenes
con los "Essais" de Montaigne ( 1571-1580)- Bャ・セッョウ@
morales" -'-Y !os "Essays" de Bacon ( 1597-1625 ) - "dispersed
meditations". Y también "el Príncipe" de Maquiavelo y el
"Elogio de la locura'' de Erasmo. De aUi hasta nuestros días,
sin dejarse nunca de mencionar !a gran constelación de los
ingleses; con los primeros periódicos y periodistas del siglo
XVIII en los que: el género, lienta, perezosamente, se va
d e "d"
·" , "art"
d esg1osand o de 1a ganga カ・ciセ。@ .
- tscursos:
e as ,
"tratados", "bosquejos" · ( "Tbe Tatler", 1709 y "The Spectator", 1711 de Richard Steele y J ohn Addison, "The Rambler", 1750 y "The Idler", 1761 de Samuel Johnson). Pero
tras ellos, los altos nombres de la ensayistica británica del
XIX: Charles Lamb y William Hazzlit, De Quincey, Stevenson, Carlyle, Macaulay y Pater.. Y Sainte Beuve, Taine y
13
Gourmont, representantes· indiscutidos· del ensayo francés.
Y en el siglo XX,(todos, prácticamente, los que han pensado
el hombre y el mundo, el pasado y el presente fuera de
los cánones de la ciencia, la filosofía, la historia o. la crítica.;(
Y toda, aún, una tradición española e hispanoamericana que
ilustraron Montalvo y Sarmiento y reverdeció en décadas pade
sadas con tantos.·tcxtos de Unámuno, con "Cl eウー・」エ。、ッイセG@
Ortega y Gasset, con los "Siete Ensay os sobre la realidad peensayos en busCa de nüesruana" de Mariátegui, con los セGs・ゥウ⦅@
tra expresión" de Pedro _Henríquez Ureña.
Pocó encOntramos en_ ia historia ·si no sabemos, ya; lo
que· estamos buscando y resulta en el fondo· tautológica la
pesquisa de una precisión: la de qué cosa sea el ensayo sobre.
el material, forzosamente limitado, de lo que un consenso
tradicional ha identificado como tal/ La invitación al escepticismo se hace así irresistible y ha parecido siempre de buen ·
tono refugiarse en definiciones que confiesan --:--tácitamentesu docta ignorancia.¡El ya citado Dr. Johnson, con su sabroso
lengüaje (que justo por ello no traduzco) decía que el ensayo era a laose· sally of t/ue mind; an irre'guimr indi'geste'd ·
piece; not a regular and orderly compo"ition. Yen des difundidas antologías del ensayn estadounidense, su cnmún prologuista Charles B. Shaw se refugia prácticamente en una enu,
meración de efeGtds: brevz'ty tind solace; stimulatíon and
incit.em,ent -to me'lloWn"CSs;
/ Con este criterio, cualquier antología- tiene _carta blanca.
¿ES ·una situación- envidiable?. ·Por lo menos e-st•e' antologista
no lo piensa y como la paloma dJe Kant necesitaba el aire
que la sostuviera, necesita también, él, tener ·una noción más
firme del material en que habrá de· seleccionar, de los textos
entre los que podrá elegir, Si el ensayo parece inicialmente un
génera ilimitado ¿no será, por lo. menos, un géne'ro, limítable? /
¿Un ente cuyos contornos seán susceptibles de precisarse? Analizando, además, alguna vez, el "Indice. . . de la Ensayística"
hispanoamericana dp Alberto Zum Felde '("Marcha" n' 787)
14
sostuvo -contra la evidente práctica de su eminente autor/la necesidad de un previo 」イゥエセッ@
ウッセ[・@
la naturaleza 、セャ@
?,é., n-ero. De no alcanzarlo .ahora. 1ncurnna en una contradtccwn
de la que no desea ser acusado. /
2 - Un género limitable
Si el ensayo -y su historia lo comprueba- se alimenta
una variedad, de una universalidad temática prácticamente
ilimitadá, ᄀセゥ・ョ@
qiie ser su especificidad como agencia verbal
del espíritu. (para usar la expresión de Alfonso Reyes), su
modo p:eculiar de• ataque lo que· .permita caracterizarlo1jJ
La indagación genética no. siempre puede ser retributiva·
y menos en un tipo literario tan pOlco normado, tan poco
consciente dd peso de una tradición. ·Pero si se rastrea en
los ilustres orígenes de Bacon y de Montaígne no es imposible advertir que los dio:Jes tutelares de la expresi6n ensayística
fueron probablemente dos. El deseo de reaccionar contra. el·
esoterismo, la ウッャセュョゥ、。L@
el alcance forzosamente restrictivo,
la ambición conclusiva de los grandes tratados escritOs en セ。エ■ョ@
fue el primero. El segundó, imposición renacentista, influjo
de! "aine de la época" fue --se ha dichn más de una カ・コセ@
la voluntad de situar el tema del hombne en el centro de la
meditaci6n del hümbre, la proclividad antropológica y aún
antropocéntrica, el afincado pensar sobre todo aquello -cultura,- tfcnic·aSi - que_ 」。Zエc・イゥセョ@
al hOmbre como algo más
qué pura riat'uraleza. Set ulla セ・M。」ゥョZL@
entonces, contra lo
dogmático, ーセF。、ッL@
-rigurOso, completo, finai, excesivamente
、・ャゥ「イ。ッ[セ@
optar por el fragmentarismo, la libertad, la opinabilidad, la impróvisación, la mera tentativa marcará al ensayo con trazos que, aunque lo acerquen pasajeramente a la
epístola .en ーイッウ。セ@
·al .."discurso", mantendrá tesoner3.mente y
ayudará infaliblemente a peculiarizarlo: セ@
、セ@
¡',
15
\
{ tセ「ゥ←ョL@
y desde los inicios, el vehiculo de la ーイッウセャ@
la
aclaracwn, que puede parecer pleonástica, no lo es, si sJ' 're-cuerdan los ensayos versificados :ingleses del siglo XVIII: el
. :'Essay on Mar.'" y el "Essayon Criticism" de A:lexander Pope
Intentaron abnr un camino que los rumbos de la poesía no
siguieron.
, . mオ」セッ@
m_ás hondo (presumo) es un trazo que el ensayu
/ 」ッョウ・イカセ@
mflexiblemente; ese trazo consiste en que el curso del
セ@ ー・ョウ。ュゥセッ@
que _lo crea, dei que lo ordena, esté dado por
el ー・ョウ。ュセ⦅エ_@
mJSmo y no _por la espacialidad, la temporaliセ。、N@
o la ヲゥciセョN@
que suele te¡erse en sus telares. Temporalidad,
セャ」cゥョL@
espac>a:hdad que pueden (habría ejemplos, sobre todo
mgleses) ser esporádicas pero que así, en bulto, hacen extraños al género las memorias y 1os 1'diarios", loSI viajes las "estampas" y las descripciones; ni que decir la ficción セイ。エゥカ@
entera.
fFe'nsamienta, pero teórico, especulativo expositivo. Siempre signado poi un relativo ュ・、ゥ。エウdBセiN@
Gセウ@ que se prefiere
セ}@ mismo tiempo localizador y vago, a:! S(lSpeeste エ←イュセッL@
choso d•esznteres que tanto ha hecho penar al empeño teoriコセョエ・N@
que importa セ・@ este mediatismo es que, sin perjuiCIO del Irrecusable fructificar de las ideas en la vida y en la
a:.ción, el ensayo Pt_t;da delimitarse del sermón y la incitacwn, de· la exhortacwn y del consejo, de todo lo que Croce
llamaba oratorta marcada por un intromisivo espíritu p.ráctico,
por una urgente finalidad transformadora.
No hace mucho tiempo, un agudo español, Juan Rof
Carballo, ゥャ。ュセ@
al ensayo grar; ゥョセエイオュ・ᄋッG@
6rfíco1 pulsado
セBGZ@
e] subconsCiente, gustad? por los poetas· (que de l:inaje
orfico son y con el subconsciente trabajan) pero también por
los hombres de ciencia que encuentran en aquél la distensi6n
de una creadó:n. ュセイ。・ョNエᄋ@
artística. N o creo indiscutible el
diagnóstico de Rof pero me parece importante que en él se
apunten dos rasgos inescindibles de] género: lsu carácter personal y su índole artística o literaría.¡Porque el juicio, la opi-
1
j '
' セᄋN@
.
I:o
16
- セョ[@
la B、ックゥ。Gセ@
que el _ensayo' _porta. var:t 」。イァセ、ウ@
con los
zumos más íntimos del autor, develan su personalidad, . valen
por su efusi6n, i':'plican el cómpromiso vital del opiharite, se
. sitúan antipódicamente de toda objetividad, de toda neutralidad, de todo conocimiento socializado. Y quien dice persona. lidad dice originalidad (o autenticidad, por lo .menos, pues
los términos no son sinóniillos), dice p·ersp-ectiva, punta· de
vista in canjeable, constfucción no repetil?le y, en suma, ·poesía.
El carácter literario del ensayo puede ser más o menos notorio en cada texto y según la concepción que de la literatura
se tenga. Al faltarle el hilo de la ficción, al penetrar en sus
temas -junto con todos los resplandores de la intuici6n y loo
misterios de la oc_urrencia- con un inequívoco aparato conceptual, l,el ensayo se sitúa en un tornasol -entre "lo ャゥエセイ。ッB@
y "lo '-rÍo- literario" que parece ser uno de los signOs más
fijos de su destino.j Pero también es cierto 11ue de lo literario
porta, no sólo la umbilical nota de persona1idad, no s6lo los
valores (autenticidad, originalidad) a ella conexos sino -además- la realización _y explotación consciente del medio verbal, el sentido de la ambigüedad y connotatividad del lengüa je, d esporádico interés en el signo por el signo mismo.
Pero quien dice セー・イウッョ。ャゥ、B@
y セGャゥエ・イ。オB@
está po·niendo, tácitamente, un Sinónimo de ambos: libertad. Ya uno
de los fundador.es del généro, Addison, el del "Spectator", fijaba para el ensayo los rasgos de looseness and freedom en
contraste con la regularity of ti set discourse. Con todo, siendo
el de "libertad" uno de los vocablos más ambiguos, más polivalentes, más maltratados, conviene precisar que la libertad formal e intelectual del ensayo es, más que nada,f cierta flexibilidad que evita el discurso rígido, que aún soslaya el estricto
a juste a un tema concreto y a un curso preestablecido, que se
despega de ellos, que hace del texto, pretexto, que muchas
veces lo aprovecha, estribándose así en él, para reflexiones ulteriores, que es movido por laS luces variables -a veces .caleidqsc6picas- de intuiciones y de razones, de ideas, de' pálpitos
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1
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17
y (se decia) de ocurrencias¡ Siempre atraerá a la actitud ensayistica cierta digitación de posibilidades aparentemente superfluas, cierto afán de experimentar, de "ensayar". reflexiones,
de probar contactos, cuya eventual remuneración es inicialmente inmedible. Fortuna y juego le son esenciales, dice
Theodor Adorno en ·su perspicaz (si bien arduo) texto "El
ensayo como forma" (en "Notas de literatura", Madrid, 1962).
Un "juego'_' que ウ・イ■セ@
responsable.' de esa presunta uziviándad"
de エイ。ュゥセョッ@
que reclamaba para el ensayo no hace mucho
Arturo Torres Rioseco en una formulación cargadamente impresionista y r·et6rica y que sólo es aceptable si se la apunta
hacia nociones de "levedad", de "libertad" y se la pone decididamente de espaldas a la previsible "superficialidad" con
que tenderá a confundirsele.
Puede gustar también como cifra de este curso literario el
titulo que coloc6 Aldous Huxley a una de sus colecciones de
ensayos: temas y variaciones. Variaciones que comienzan y
terminan donde quieren y como quieren y a las que son -a
su vez- endosable el tan apuntado fragmentarismo del ensayo clásico.
Pero si el ensayo no sigue una trayectnria estricta ----:-Y
aún los ejemplos tradicionales cultivaban fruitivamente la digresión, la divagación- siempre es discur"o en cuanto tipo "de
marcha, en cuanto capacidad de derivación, de prolongación,
jEl ensáyo tiende así -casi siempré!,
pe construcción, en ウオセ。N@
desde principios modestos y a veces セ、・」■。@
meras ocurrencias, a una amplificaci6n muy ambiciosa de la verdad encon. trada, de la afirmaci6n que se postula{¡
,
Mセcッョ@
todo, si es consciente de sí mismo, se sabe mortaq
/ Con todo no puede perder nunca -completamente- su caV· ra_cterística de tentativa, de aproximación, de punto de partida,
de "attempt", de aproximación, de borrador, de rensayo, -en
puridad, con la acepción que sugiere este término y todos los
anteriores. El ya citado Rof Carballo vincula la noción del
ensayo 」ッセ@
''prueba'' con la.irrupción del experimentalismo
18
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de Franciá- bセ」ッイエL@
pero con U:na -tra)re'ctoria pos_terior· アオセ⦅ZMi@
hurta justamente a los caudalosos instrumer:tos セ_@
pruelxl
que el conocimiento ha ido acumulando; que lo Identifica (aun,
,que Rof no lo diga) con ciertas formas de p;reza que セ・@ sus,
traen justamente a esa labor de corroboracwn hoy J?os1ble y
lo dejan en brillante d'e•cir casual. Tal rasgo no preJuzga_de
la actitud de cada autor: éste puede ser tanto. muy humilde.
como juzgar dicha, con la suya, la última palabra. En lo que
inciden, en cambio, las notas antes apuntadas es en la .conVicción social, impersonal, de la IÍaturaleza inagotable,. tran-r
seúnte de la verdad, del destino último de toda opinión a
volatilizarse o a convertirse, en caso contrario, en ciencia rigurosa. Vale sin embargo la pena atender que Qセ@ ?iencia em,
pka la hipótesis y ésta puede no resultar muy dtstmgmble de
que ,el
los meros postulados, de las verdades "a ・ョイゥアオ」セG@
ensayo 」ッョエゥ・セ@
Con todo, la hipótesis científica tiene como
finalidad ser comprobada y como calidad la de ser un instru,
mento de traba jo cuyo irremisible destino es el desecho o, 'por
el ·contrario, la prueba, la confirmación y ese asentimiento que
parece ser la actitud normal de todo. destinatario. de una
construcción de esa índole;-cabr:a aventurar, en· catnbw·, que S!
este asentimiento es el puerto final de la hipótesis cientifica
confirmada, el del parecer, del postulado ensayistico esla per,
suasíón. Una persuasión que se convertiría así- en el efect()
especifico del ensayo jmi.to al ya nombrado a:rentimie·nto de la
ciencia, a la convicción a que apuntan la novela y el teatro· y- a
esa identificación mágica, que .logra, en sus más altos -momen ..
tos, la poesíaj Adorno observa con イ。コセ@
que d ・ョウセケッ@
con.1.
serva aquellos elementos "comunicativos" que sistematizaba
la vieja retórica y que hoy han desaparecido de la exposioi6n
セ」ゥ・ョエ■ヲ。N@
Pero la libertad ideológica del ensayo tiene también. una
expresión (otra expresión) que es medular a ese ''estilo de /_:
pensamiento", a ese "curso del pensar" que el ensayo: ゥューjセ@
Tiene que. ver con el fundamento y es, ,para 。ャァオョッウセ@
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y (se decia) de ocurrencias} Siempre atraerá a la actitud ensayistica cierta digitaci6n de posibilidades aparentemente superfluas, cierto afán de experimentar, de "ensayar"- reflexiones,
de probar contactos, cuya eventual remuneración es ゥョ」。ャセ@
mente inmedible. Fortuna y juego le son esenciales, dice
Th.,odor Adorno en ·su perspicaz (si bien arduo) texto "El
ensayo como forma" (en "Notas de literatura", Madrid, 1962).
Un "juego'' .que ウ・イ■セ@
responsable de esa presunta uziviandadn
de エイ。ュゥセョッ@
que reclamaba para el ensayo no hace mucho
Arturo Torres Rioseco en una formulación cargadamente impresionista y retórica y que s61o es aceptable si se la apunta
hacia nociones de "levedad", de "libertad" y se la pone 、・」ゥセ@
didamente de espaldas a la previsible "superficialidad" con
que tenderá a confundirsele.
Puede gustar también como cifra de este curso literario el
titulo que co!oc6 Aldous Huxley a una de sus colecciones de
ensayos: temas y variaciones. Variaciones que comienzan y
terminan donde quieren y como quieren y a las que son -a
su vez- ・ョ、ッウ\セ「ャ@
el tan apuntado fragmentarismo del ensayo clásico.
Pero si el ensayo· no sigue una trayectoria estricta -y
aún los ejemplos tradicionales cultivaban fruitivamente la digresi6n, ]a divagaci6n- siempre es discurco en cuanto tipo 'de
marcha, en cuanto capacidad de derivación, de prolongación,
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construcción, en suma. kEl ensáyo tiende asÍ casi sioemprd,
desde principios modestos y a veces -decía- meras ocurrencias, a una amplificación muy ambiciosa de la verdad encontra:dá, de la afirmaci6n que se postula&
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todo, si es consciente de sí mismo, se sabe mortalb
/ Con todo no puede perder nunca -<:ompletamente- su caセMN@ ra.cter'IStica de tentativa, de aproximación, de punto de partida,
de "attempt", de aproximación, de borrador, de 1ensayoJ en
puridad, con la acepci6n que sugiere este término y todos los
anteriores. El ya citado Rof Carballo vincula la noci6n del
ensayo como "prueba" con la .irrupción del experimentalismo
18
de Francis Bacmi, pero cori una ·tráyectoria posterior· que ]6
hurta justamente a los caudalosos instrull)entos de ーイオセ「。L@
que el conocimiento ha ido acumulando; que lo identifica, (aun,
que Rof no lo diga) con ciertas formas de p_ereza que セ・@ sus,
traen justamente a esa labor de corroboracwn hoy セッウQ「ャ・@
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lo dejan en br,:Uante dédr casual. Tal rasgo no prejuzga. de
la actitud de cada autor: éste puede ser tanto. muy humilde
como juzgar dicha, con la suya, la última palabrá. En lo アオセ@
inciden, en cambio, las nortas antes apuntad;ts es en la .con.:Vicción social, impersonal, de la naturaleza inagotable, tran:r
seúnte de la verdad, del destino último de toda opini6n a
volatilizarse o a convertirse, ·en caso contrario, en· ciencia rigurosa. Vale sin embargo la pena: atender que Qセ@ セゥ・ョ」。G@
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finalidad ser comprobada y como calidad la de ser un instrumento de trabajo cuyo irremisible destino es el desecho o, ·por
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parece ser la actitud normal de todo destinatario. de オョセ@
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confirmada, el del parecer, ·del postulado ensayistico es1a per,
suasión.. Una persuasión que se convertiría aSÍ· en el efecto
especifico del ensayo junto al ya nombrado a:rentimie'nto de la
ciencia, a la convicción a que apuntan la novela y el teatro· y a
esa identificación mágica. que logra, en sus más altos momentos, la poesiaj Adamo observa con raz6n que d ensayo con'
serva aquellos elementos "comunicativos" que sistematizaba
la vieja ret6rica y que hoy han desaparecido de la exposición
-científica.
Pero la libertad ideo]6gica del ensayo tiene también una
expresión (otra expresi6n) que es medular a ese ''estilo de
pensamiento", a ese "curso del pensar" que el ensayo importa.
Tiene que ver con el fundamento• y es, ,para algunos, la nota.
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1
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19
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diferencial que la deslindarla de la estricta "filosofia" .[ El ensayo, así, n:o es pensamiento fundark· o, por mejor decir,
no tiene la necesidad de fundarse a sí mismo como, con toda
deliberaci6n y todo rigor, la filosofia tiene que hacerlo. Toma,
en cambio, los supuestos o el pensamiento ya dado (una ideologia,' un cuadro de valores, un sistema), lo recibe desde fuera
sin alterar sus fundamentos, lo "repiensa", a lo más, unas
veces (como lo hacia Montaigne, como lo hizo Rod6). Otras
veces, más modestamente todavía, se limita a utilizarlo tal
como, conclusivamente, se le ofrece y, así, refracta con él
todo el cambiante panorama del inundo, la vida, los hombres¡
Lo que casi nunca el ensayo 。」セーエ@
es seguir イゥァオュ。セ@
mente esos supuestos,_ obedecerlos con la militar disciplina
con que la filosofia -por ejemplo--- admite hacerlo y a los
que aquel se hurta como si una tal, y unilateral, compulsi6n
lo amenazara de asfixia. Adorno señala que la proclividad
última del ensayo es la de la revisi6n y hasta la liqu'daci6n
de las premisas de las que ha partido. El propio Adorno, tenaz contradictor de Lukács, afirma que infringir esta tendencia, ·poder derivarse limpiam-ente de la "teoría" es el error
que invalida los "ensayoo tardios" del critico húngaro. La
cuestión, razonablemente, puede pla'niearse con cada escri':'
tor que adhiere a una ortodoxia y cabría ser examinada, por
・ェセューャッL@
en el caso de los textos 58 y 82 de esta se!ecci6n.
En lo que me es personal, creo que toao depende de la "cercanía" de sus premisas e,n que el ensayista se mueve (es dudoso
que exista un ensayismo de la Santisima Trinidad o de las
"fuerzas sociales de producción") y del temor a la "heteTodo:...
xi3." que pueda 」。セゥッョイ@
invisiblemente al ・ウ」イセqヲゥNjcッュ@
la palabra trae el recuerdo- no pienso, y es 。イァオュZᄋ・セエ@
contun'dente, que la acendrada fe haya despojado de su carácter
ensayistico a muchas admirables páginas de G. K. Chesterton.
·
Pero este problema conduce a otra aoepci6n de la libertad ensayistica que mucho tiene que ver con la latitud y la
disponibilidad respectp a unos previos fundamentos.j.'El ensayo
20
セM\。」オ、ッ@
1
es,. intuitivamente interdisciplinario f(permitase la expresi6n
tan difundida en medios universitaribs). Tiende a hacer coexistir distintos planos y distintos 6rdenes de ideas; con la
atención afincada sobre un objeto o un tema (el "estudio" .al
fin, el informal "poner entre paréntesis" de la fenomenología)
convoca diferentes puntos de vista que pueden lograr el impacto iluminador que la metáfora alcanZa. Y si las ciencias han
el término arriba citado, es porque siente la novedad de estas conexiones. A カ・」セウ@
la logra pero no le es natural el hacerlo: al ensayo, en cambio, le son tan naturales, tan _
espontáneas, que pueden considerarse como intrínsecas a su
misma entidad.
Comencemos ya a agrupar rasgos. Personalidad, cons-¡·
trucci6n, ocurrencia, multiplicidad de miras. Todo ello hace
que el ensayo »ea más comentario que informaci6n (para
オセ。イ@
los abominables términos de la enseñanza media uruguaya), más interpretaci6n que dato, más ref!exi6n que materia bruta de ella, más creación que erudición, más postulación que demostración) más opin!ón que afirmación d-ogmática, セーッ、■」エゥ。N@
Podria objetarse aqui que estoy construyendo una noción relativamente a-histórica del ensayo. Soy consciente
del peligro y, expue'to lo anterior, considero ineludibJ.e mene
tar Jos factores que han alterado, hasta el alegado r'esgo de
su desaparici6n, la fisonomia del género. El ya citado Shaw
señala la tendencia a que el ensayo, ese lavender-scented
litt'e old lady of l'terature sea desplazado por las variadas mo·
dalidades del: "artículo", la "investigación'', el "editorial".
Adorno ( melanc6lica, sibilinainente) sootiene que la actual;dad del ensayo es la actualidad de lo anacrónico. La critica
anglosajona registra el paso de una ensayistica libre e' informal a ótra más cOmpacta," rigurosa, apegada a los hechos,
má3 factual; de una más literaria e introspectiva a otra más
práctica, más extrovertida. (Ya Rodó, en su ensayo sobre
Montalvo distinguía entre un ensayo rectilíneo y otro desorde-
21
nddó' y ·errabundo).
Considerado como "línea de larga dú-
radón'-'.- inteleCtual, el hecho me parece tan cierto que creo
q1le·vale· ta pena señalar que hoy de casi nadie se dice que es
Un '''ensayista" y sí que es un historiador, un crítico, un filó¿ofO, un sbciólogn, un periodista. Por poco que los usos socia-
les del lengiiaje alumbren vetas más profundas de valoraciOn, ··parece decisivo este traspaso de una calificación por
"tipo" dé hacer" a una calificación por zona de conocimiento
0 por abordaje específico de la realidad. Sólo en los titulas, a
falta de calificación mejor, parecería subsistir Una· clara voluntad de supervivencia del género.
Tres son las causas que concurren -tal es mi opinióna· esta alegadadecadencia del ensayo o (también es probable)
a· este· trasvasamiento de la esencia ensayistica a nuevas formaS, 'a ·nuevos moldes. (BruHetiere, vale la pena recórdarlo,
ctmstniyó su brillante libro "L'évolution des genres" sobre tales · tnisvasamientos).
Es clara, para comenzar, la tendencia de todos los saberes informales a de9I-indar un dominio ·específico, a trabajar
con métodos fijos (sino propios), a poseer un vocabulario téc'
nico, a alcanzar por medio de leyes (o más modestamente, de
regularidades) de tipo explicativo, descriptivo, previsor, un
tbri.ocimiento dotado de ciertas características (objetiVo, riguroso, sistematizado, especifico ... ). Este imperialismo (a
VeCes fútil, pretensioso, superpositivó) de la'S ciencias, esta·
3spiraeión de todos los saber·es a jerarquizarse como エ。ャ・ウセᆳ
es particularmente decisivo en cuanto al destino del ensayo.
pセ・ウ@
paradójicamente, ,ocurre que si éste tiene en común
con las Ciencias la apetencia por la verdad, el uso del ]enguaje como signo, el concepto como herramienta de aprehensión, la identificación sólo llega hasta aqui y el conflicto em,piezá ·en esas zonas que el ensayo tocaba tradicional y conhasta eran sus temas predilectos- matttias
fiadamente セケ@
que hoy se sistematizan en ciencias culturales, históricas, ·humanas: Antrápologia cultural, Psicologia (ciertas direccio-
22
rtes), Sotiologfa, Polftisa y muchas ótias. Esüs saberes que
se vertian con toda naturalidad, sin inhibiciones por Ia via
de la elisayistica a medida que se van solidificando en ciencias, a medida que devienen conocimiento acumulativo y so-.
cializado harán (hacen) más sospechoso de improvisación, de
talenteo, el que por la via de la ensayistica se siga expidiendo.
Registro el hecho y no la justicia de la sospecha, contra la
·que podria replicarse que casi todas las hipótesis que aquellas
ciencias -traba josa, onerosarnente- tratan de confirmar es
de la ensay'stica que salen y de la penetración de unos autores
que no se sienten muy tentados por la impersonalidad, por la
frecuente mediocridad del trabajo en equipo.
Otra de las causas de la declinación del ensayo, -por lo
menos en su forma clásica- es, me parece, la irremediable
depreciación de cierto tipo de prosa. No creo que hoy tenga el
m·enor sentido la distinción entre una prosa adornada, sedicentemente "literaria" y una prosa no-adornada, o escueta,
o funcional. La sequédad más prosaica ilo es trazo capaz de
arrebatarle a una página que tenga las notas esenciales dd
pensar ensayistico su calidad de tal; el más esforzado rococó
lingüístico no basta para prestársela. La tendencia, sin embargo, a la pureza de los géneros y, rnás1 concretamente, la
incomodidad por ciertas conmixtiones de. prosa y de poesia
le han quitado al ensayo su instrume.nto expresivo más peculiar, esa "prosa artistica" (era la fórmula) en la que- la imaginación, la poesia tejían sus guirnaldas en torno a un núcleo
de ideas y que: en la literatura iberoamericana ilustraron tan
fehacientemente nuestro Rod6 y el venezolano Diaz Rodriguez. Se podrá alegar, reconozco, algún caso actual que romperla la ·regla y el de George Bataille, me resulta relevante. Pero en éste o en otros ensayistas franceses contemporáneos, la explosión Iirica es el resultado de una presión ゥョエ・イ。セ@
incoercible, la eclosión de una fuerza que rompe los limites
del género porque no puede hacer otra cosa; lo que poco tiene
que ver, entonces, con la decisión previa de hacer "prosa- ar-
23.
tística"-, セL」ッョ@
el ejerCICio placentero, sá.tis'fecho de sí mismo,
el pensamiento.
de B・セ「ャ」イ@
Solía fijarse, igualmente, como nota distintiva del ensayo
cierta magnitud intermedia, cierta medida que se movía entre
el "tratado" y el "artículo" sin 。ーイックゥュセ・@
denlasiado a
ellos; algún te6rico (bastante reciente) agregaba la condición de poderse leer de un tirón (sin precisar, como es natural
de qué tir6n ni de qué resistencia estaba hablando) . Con
todo: si a este tamaño -imaginable de cualquier modo- nos
referimos, es 'fácil advertir su escasez cada vez mayor frente
a la abundancia creci.ente -también a la creciente calidaddel llamado artículo, del texto relativamente extenso pero menos dilatado que el clásico ensayo, que. suele llegar a los diarios pero más a menudo encuentra su sitio habitual en semanarios y en revistas. Los mismos libros "ensayísticos" sue1en
ser colecciones de ellos, como podría probarse con una copiosa jurisprudencia.
El punto ーセ・」、ョエ@
conduce, en forma inevitable. a la
distinci6n entre ensayo y ーセイゥッ、ウュN@
pッイアオセ@
el periodismo
porta muchos raogos que al ensayo se han asignado. Ahora
bien: si se atiende a las varias tentativas realizadas para establecer un deslinde neto entre periodismo y ensayo, es posible
inferir -s-obre todo si se supone que los rasgos anteriores han
fijado la naturaleza del segundo- que la discrim'naci6n apunta más que nada a una ctie<;tión de valor, d"= n:vel._ eセエョ@
es:
a qué cosa, a qué texto importa como ensayo; a cual (tambiér.)
no importando, es, se queda, en puro periodismo. C0mo ya
se decía, el rasgo brev-edad, puramente externo, cuantitativo,
es difícil de sostener. El de actualidad, igualmente. Cualquier
"literatura de circunstancia" puede ser tan valiosa como la
.que, voluntariamente, se refugia en una ·presunta "intemporalidad" y aún podría sostenerse (con Goethe, con Sartre, con
Eluard como apoyes)· que el no ser una literatura de "circunstancia" la torna, irremediablemente, ea gratuita (en
su peor sentido), en suntuaria, en ornamental. Pero el tér-
24
.
mino actualidad puede aludir -a "contrario sensu"-:--' a otro·
valor más serio que es eí de duración, el de- permanencia.
Este (estos) sobre todo, permitiría un nítido despegue entre
lo que es ensayístico y lo que se queda en puramente perio,
dístico. André Gide llamaba "periodismo" a todo lo que mañana será menos interesante que hoy ("Joumal", 1921) a
sab'endas, probablemente, que toda literatura afronta la: contingencia de tal depreciación. Para Croce, una década antes
("Problemi di Estetica", 1908) la fugac'dad y la practicidad
eran las notas características del periodismo, incidiendo, con
la primera, sobre el fenómeno ァ・ョセイ。ャ■ウゥュッ@
recién apuntado
e intrincando la -segunda en esas distinciones tajantes de su
filosofía del Espíritu (formas del "espíritu te6rico"; formas
del "espíritu práctico") que más trabajosas son de validar
a quien no acepte aquélla, pasivamente y en bloque. Y esto es
así porque creo ·que aquí el móvil creador importa poco,
ya sea éste el de expresión personal. libérrima, no interesada o
en cuanto la "no-practicidad" implique un 、セ」ゥイ@
no funcionalizado a una presión, a una necesid'ad, inmediata, utilitaria1!> de servicio. Pues me parece que lo que hace -evidentemente- "ensayístico" un discurso o un artículo, un bosquejo
periodHico o un material de propaganda (incluso) es cierta
potencial, siempre presente capacidad de generalizaci6n, desde
lo concr-eto; una capacidad que le da duraci6n a lo que es
fugaz, permanencia, ne.:::esidad a lo 」ッョエゥセ・N@
Y obsérvese
aquí que estos rasgos de amplitud, de mediatez, de teoricidad
forman parte de la esencla misma de "lo literario"; ob-érvese.
también que, sin necesidad de caer en los alvéolos terminol6giccs de Croce, ellos implican la naturaleza y el valor al
mismo tiempo .
Más realísticamente srstenía T. S. · Eliot que la dist'nción entre u p-eriodismo" y 'Tteratura", es por completo vana,
a menos que estemos trazando un contraste tan viol·ento como
el que existe entre la Historia de Gibbon y el diario de esta
noche . .. y agregaba, comprensivamente que hay un tipo de
25
mente, y tengo. una afinidad muy estrecha con ella, que s6lo
puede ponerse a escribir, o s6lo es cap·az de producir su mejor rendimiento, bajo· el apremio de una ocasi6n inmediata
("Los poetas metafísicos").
Me parecen convincentes las precisiones y me resulta ッーイセ@
tuno ceñir este desliJ.1de tal vez demasiado minucioso. lQué
es él ·ensayO,. en su mil)
. Una agencia verbal del espíritu, del pensamiento, del
juicio, situada -ambigua, incómodamente- en las: zonas
fronterizas de la Ciencia, de la Literatura y de la Filosofía.
Pero dotado también de una s.erie relativamente inequívoca
de modalidades. Unas modalidades que lo distinguen de las
Ciencias (ya se ha visto), tanto físicas, naturales, eXactas
como de las del Hombre, del Espíritu Históricas Culturales
'
' últimas).
(aunque prepare, fertilice todo el sector
de estas
Unas modalidades. que lo distinguen de la Literatura más
típica y central (ya se ha visto) por la faha de núcleo ficticio y la abundancia de eleméhtos intelectuales y argumentativos (pero que tampoco lo alejan demasiado de ella ... ) .
Unas modalidades que セウゥョ@
necesidad del problemático Bセ・ウᆳ
interés"- lo distinguen (ya se ha visto también) de la actividad ideoi6gica (política, social, religiosa) más pragmática,
más inmediata, más combativa: la política cotidiana, la
polémica, la propaganda. Unas modalidades que la distinguen -ayúntense los rasgos anteriores--- del pobhdo mundo
de las dencias aplicadas, de las Técnicas y de las "Arte3",
(de la Pedagogía; por ejemplo, del Derecho, de los textos didácticos ... ) . Y unas modalidacdes, por último, que no lo
distinguen del periodismo en cuanto éste es oportunidad, circunstancia, activida-d, vía de expresión.
/
Con la fijaci6n de tales criterios podríase pensar delimitado el campo del ensayo que. este libro tratará de espigar;
Pero las conveniencias de la selección han impuesto algunas
limitaciones que ·pudieran encontrarse arbitrarias si ......._por
una ー。イエセ@
no_ des·cansaran con cierta solidez en los criterios
26
anteriores· y si -por.otra-"-- no respondieran talnbién-i ·iazoines de homogeneidad mínima o- a la existencia de zonas fnsa'yístiCas de:rñasiado extensas como para ᄋアオセ@
una selección, forzosamente limitada, pudiera representarlas.
La exclusión más importante me resulta la de la crítica,·
que corre el riesgo de parecer injustísima si se piensa, como
10 hace Pican en su conocido HPanorama", que el ensayo es
hoy la forma crítica por excelencia de la literatura. Pero forma por excelencia en el sentido de postura, de ' juicio, de
krimein. Los modos concretos de crítica (literaria, teatral, 」ゥョ・セ@
matográfica, musical, plástica) pueden, sin embargo, ser ウッセ@
layados con razones de peso, aun olvidando el de su volumen
entre nosotros y a ese señalarse en. ella (y, creo que aun 」ッャ・セ@
tiVamente aforada, el juicio es exacto), uno de los altos ni カ・セ@
les de la cultura uruguaya.· Sin embargo -y dando por descontado el carácter fugaz, m·enudamente periodístico qú.e
mucha de ella tiene- pienso que en el caso de un a juste estricto al objeto artístico dado ( libm, cuadro, película, representaci6n) se pierde buena parte dd sesgo genera1izador, ame
plificante y, en puridad, constructor que el ensáyo importa.
Este no es el caso, naturalmente, en' que el autor o su creación
son punto de partz"da y nada más para una digresi6n, para
un ensanchamiento -ensayístico, ocasión para hacer de un
texto, ーセ・エクッ@
(tal creo, por ejemplo, que son los pasajes
54 y 85 de esta selecci6n). Y si esto ocurre con la crítica, parece inevitable señalar que ello ocurre más con la ·"monografía" y el estudio literario o artístico (que también han sido
soslayados). En esta categoría, habría que agregar a la estrictez
á.nterior, el .en1pleo consecuCnte, a veces- muy riguroso, de
métodos determinados, que si no llegan a legitimar una "ciencia literaria" (pese a Dragomirescu, a Dámaso Alonso y a
unos cuantos más) contrarían, de pasada, varios rasgos muy
esenciales de la actitud ensayistica.
También se ha excluído de esta antología todo lo que pudiera cohsiderarse- filosofía y aún セ・ョウ。ケッ@
filosófico". Bien sé
27
que la presencia en ella de ciertos autores y textos (por ejemplo, los núms.' 15, 27/ 35; 55 y 58) pudieran hacer dudar de
lo sistemático de tal criterio pero, si se les analiza bien a ellos
u otros, se verá que no sólo predomina en tales textos el pensar característicamente ensayístico, sino que (salvo los núms. 27
y 55) son marginales a lo que cabrfa considerar los rubros
centrales, canónicos (ontología, metafísica, gnoseología, ética)
del p-ensamiento filosófico. También sé lo convencional y hasta arcaico de tal distinción y que la materia del pensamiento
filosófico es tan universal como la del abordaje literario. Igualmente, lo controvertible de la anteriormente realizada entre
filosofía y literatura por su actitud ante el "fundamento" y el
pensar fundado y aun .lo tenues que pueden ser algunas dis·
tinciones: rigor contra libertad, objetividad contra subjetividad que cada sistema filosófico -sobre todo en las últimas
décadas- reordena, legitima o anula a su manera. Quede,
por lo menm, ante algunas ausencias, la constancia de que
esta antoloe;fa Pe ha elaborado a contrapelo -si asf pudiera
decirse- de una aceptación global del pensamiento filosófico
en la calidad de "ensayo".
El pensamiento histórico -sobr·e todo el pensam'ento h"stórico sobre el pasado nacional- ha sido excluído, salvo cuan-·
do ese pensamiento histórico apunta sobre fenómenos tan firmes y permanentes de la so6edad uruguaya (las estructuras
agrarias, los partidos polfticos, algunos rasgos ps'co-mciales)
que bien pudieran con<.'iderarse como "constant-es", como "invariantes" de ella. Con todas las cautelas que tan peligroso
concepto ーオセ、・@
exigir, ello serfa la razón de la presencia de
algunos textos (por ejemplo, los núms. 3, 5, 41., 62, 63, 70
y 72). El punto podría darse por zanjado declarando que,
en tanto es ciencia, la historiografía queda de pof sí ヲオLセイ。@
de nuestro cuadro y que en cuanto el material es rotulabk
como filosof!a de la historia, y de nuestra historia implica un
caudal tan voluminoso, tan homogéneo que bi·en puede desbordar los alcances del presente intento. Desgraciadamente,
28
bien se sabe, en este punto, qué precaria es toda di.stinción
entre evidenCia e interpretación, entré comprobaciones· documentales e hipótesis ("científicas" las primeras, presumiblemente "ensayísticas" las últimas). O entre una historia de "acontecimientos" y singularidades y otra "sociologizante", de regularidades. O -lo que aqui importa más todavía- entre una
historia "neutral", "técnica", sin tesis previas y otra historiografía "tendenciosa", que sirve determinados intereses, que
corrobora fines anteriormente fi jades. Bien establecido está
hoy (por más que se polemice' con ardor) que también la
"historia científica" o "técnica" parte -como no sea un amasijo sin ton ni son- de "supuestos" y es "tendenciosa" y hasta
"id.,o]ógica", aunque esta ideología (entre noootros la ollgárquico-liberal) esté como soterrada y diluida en la aceptación
tradicional de una perspectiva que es, por supuesto, la de
loo grupos secularmente dominantes. La única distinci6n efectiva -y la línea no pasa entre "ciencia" y "ensayo"- se
marca entonces entre una historiografía que a partir de sus
previos supuestos, toma en cuenta todas las evidencias asequibles aunque éstas los contradigan y la que escamotea, en
'una dolosa esquernatización, todo hecho embarazoso, pecadO
sin duda grave en el que han incurrido igualmente muchos de
los llamados "revisionistas" como tantos solemnes y suficientes voceros de la historia científica y académic'a. Demasiado
se sabe, por fin, hasta dónde toda historiograffa, sin distingos
·es selección libre de hechos, dotación de significados, construcci6n del espíritu, y qué imposible, por ello, es trazar la frontera· entre un "más acá" de pura ・イオ、セ」ゥョ@
y datos (que en
puridad ya serán elegidos e interpretados) y un "más allá"
filosóficó-hist6rico elaborado en base a generalidades. Con
el cursq de la vida del hombre en el mundo y con conocerla comprensivamente ya están dados los dos ingredientes
'imprescindibles de la historia y la óptica puede variar -sin
dejar dé ser historia- desde aqudlos extremoS que ilustraba
la famosa anécdota del rey de Persia: la colección de libros
29
(m,J.uneralbles, cómo: las :arenas del r'nar o ,el amaron, su:''t>nb セᄋL@ rnu:rlf!:rm•, en que finalmente llegó a destilárselos.
セAゥᄀL[GB・j。エ」^イlュ\ョZ@
establecido, que se descarta todo
セ@
de raÍz y temática: histórica, por ァ・ョイ。セ@
'scmc>rab:arc:ador<" que ellos sean.
la critica, la filosofia y la historia, es obvio
pudieran dar oportunidad a sendas antologías. Sin
creo que ellas no tendria,n sentido si de esas selecG\オ」セNウ・@
·postergara. todo lo que no posee un carácter netamente ensayístico: el estilo del pensar, el modo de acometiMセ■ョゥ・エッ@
no importarían- sufidente criterio unificador 'Como ¡)ara
.dejar .fuera -por científico, sobre todo-.Io que posee dema.siadó homogeneidad de materia con lo que seria incluídó.
..l。セ@
misma consideración sería aplicable para ciertos co'rt.es
que· pudieran también completarse antológicamente, en el material que este libro recoge: el de las influ'Bncias intelectuales
que él refleja; el de los ュッカゥ・ョエセ@
ideol6gicos y los aconte:cimkntos universale'S que se refractan en él; el -de los temas;
el de los enfoques (filosófico, histórico, literario, social, religio.so ... ); el de las ideologfas que en él se pueden inferir; el de
las ideas que porta, postula, defiende. La ausencia del caudal
que del ensayo se ha deslindado haría -se dijo- muy relalas ordenaciones que holtivos, muy inseguros, los 」セ。、イッウL@
gadamente podrían desplegarse.
· 3 - El ensayo en el Uruguay
Aunque a primera vista ello no resulte muy claro, esta
· selección sigue el criterio temporal fijado por la . anterior
セNGaゥエᅮ「ァ■。@
del cuento uruguayo contemporáneo" (selección
y notas de Arturo Sergio Visea, Universidad de la República',
Mbntevideo, 1962). Esto es: adopta como punto de partida¡·
'el' decisivo quinquenio que corre entre 1915 ·y 1920 -uno ,
3.0
·de los quiebres más nítidos de toda nuestra historia contemporánea- en el que se acumulan, a ritmo velocísimo fenó
menos de tal magnitud planetaria como el fin de la pイゥュ・セ@
Guerra Mundial y la Revolución Soviética, acontecimientos'
de tan decisiva .influencia americana como la "Reforma U ni-·
verSitaria" ( 1918), sucesos nacionales como la instauración de1
Ejecutivo colegiado y la constitucionalización de la copartici- 1
páción partidaria, corrientes universales como la irrupción
multiforme de los "ismos" revolucionarios de la poesía, Iai.J
plástica y la música, indicios tan importantes como los prime- 1J
ros libros de una nueva generación poética (los de Oribe,
Basso Maglio, Sabat Ercasty, Juana de. Ibarbourou), eventos,
por último, tan justamente últimos, tan simbólicamente epilogales como la muerte de José Enrique Rodó (1917) y las
solemnes honras que tres años después se le tributaron.
Fijado entonoes este p1,1nto ·de referencia, parecerla justo
indicar brevemente lo que por anterior se prescinde y la razón de las aparentes violaciones al criterio establecido.
N o es muy abundante (ni muy significativo) el género
ensayo en nuestra literatura del siglo XIX. Y esto no sólo
por participar de la general modestia de toda ella, sino por-·
que la urgencia, las presiones de la lucha política e ideológica
-que fueron en brgos .trechos de aquel tiempo los númenes
de la creación intelectual- intrincan demasiado todo material
potencialmente ensayístico con la prosa beligerante, con la
polémica, con la crítica de promoción, con la monografía servicial, con la historiografia: de imantación nacionalista o partidaria. De cualquier manera no sería erróneo señalar (pese
a su inmediato designio) rasgos ensayisticos en (por ejemplo)
el "Manifiesto" ( 1855) de Andrés Lamas, o en "La educación del pueblo" (1874) de José Pedro Varela, o en los muy
variados textos políticos de Bernardo P. Berro y de Juan Carlos Gómez. Más claros serian los casos de Francisco Bauzá
en sus "Estudios literaTios" ((885 ), de Angel Floro Costa en
"N'1rvana" (1880) y "La cuestwn
"
' .
'
en ·1as R epuecononuca
1
31
blicas del Plata" (1902), de algunas páginas de Julio Herrera
y O bes, ("La crisis de la filosofia", entre otras), de algunas
de Carlos Maria Ramiréz, de ciertos penetrantes estudios de
Martin C. Martinez en los "Anales del Ateneo" ( 1885), de
las conferencias de Juan Carlos Blanco sobre "Idealismo y
Re<tlismo" y "La novela experimental" ( 1882), de los ambiciosos y enfáticos libros de Enrique Kubly y Arteaga "Las
, Grandes Revoluciones" ·• ( 1887) y "El Espiritu de Rebeli6n"
(1896). Cabria señalar todavia que en los escritores del siglo
pasado que sobrevivieron al momento de irrupci6n de los
creadores del 900, el clima nuevo, más estable y propicio, la
madurez, la distancia, hubiera permitido una producción ensayística de carácter más neto que エッ、セG@
la アセ・@
su juven:ud
pudiera abonar. Es creo, el caso de las Cuestiones Amencanas" ( 1907-1912) 'de José Sienra y Carranza, de "Amér'ca"
'(1912) de Abe! J. Pérez, de "La acci6n funesta de los partidos tradicionales" ( 1918) de L,',is Melián Lafinur. de la
encantadora evocaci6n de "La Ciudad Acústica" ( 1927) de
Eugenio Garz6n y de "El Uruguay entre dos ウゥA|ャセB@
( 1931)
de Manuel Bemárdez. Pero lo netamente ensayrstrco y entre
ello lo mejor de una obra es, sobre todo, la situaci6n de Zorrilla de San Martin no tanto en "Huerto Cerrado" ( 1900)
voJúmenes que se titulan "El
' como en esos doo ウセエ。ョ」ゥャ・@
'Serrn6n de la Paz" (1924) y "El Libro de Ruth" (1928), a
los que habria que agregar también el p6stumo alegato por
l
la causa anglo-romana de "Las Américas" ( 1945).
Con todo, creo que fue la "generación del Novecientos",.,¡
la que representa la época de oro de nu-estra ensayistica. Y rne
•parece importante para decidirlo asi no s6lo la calidad intrínSeca de sus representarites inaYorés sino alguno& factores
provenientes d.el clima hist6rico (estéticos, culturales y hasta
econ6micos) que ya han sido aludidos. Ellos fueron, por
ejemplo, la boga in discutida de la Bーイセウ。@
。セエゥウB@
(tal 」セョゥッ@
·ha sido caracterizada) ; el rasgo todavra pnmrcral de la srstematización .de muchos saberes en ciencias e, incluso, la 'bara32
· 'tura de la edici6n y la buena voluntad d·e algunas 'editorlaiés
·francesas ·y española·s (Sempere, Garnier, · Bouret; ehtre
'otras) para recoger en' volumen los estudios y articules --en
pUridad セG・ョウ。ケッBM
de los . escritores hispanoamericanos. Hnセ@
tanto, y es triste historia, para pagarlos).
Todas estas circunstancias no determinan, claro está,
-sólo coadyuvan a 」ッューイ・ョ、セM
la concurrertcia en. unos
pocos años de la obra casi セョエ・イ。@
de Rod6 y especialmente de
"Ariel" (1900), "Motivos de Proteo" (1909) y "El Mirador'
de Pr6spero" (1913).'De algunos de los libros más valiosos.
en su pensar intensamente personal, d-esgarbado y hasta di-,
'gresivo del periodo auténticamente creador d·e Vaz Ferreira:l
"Los problemas de la libertad" ( 1907), "Moral para ゥョエ・ャ」セL@
tuales" (1908), "L6gica Viva" (1910). De las dos sustan-1
cio'as y desafiantes tentativas de Reyles: "La Muerte del
Cisne" ( 191 O) y los "Diálogos Olimpicos" ( 1919). Del ambicioso y rico "Arte, Estética, Ideal" (1912) de Pedro Figari.
De las dos renovadoras obras ensayisticas de Luis Alberto de
Herrera: "La Tierra charrúa" ( 1901) y "El Uruguay Internacional" (1912). Y todavia lo que bordea la ensayistica desde la critica, la paráfrasis, el estudio met6dico o el puro periodismo de las obras de Rafael Barre! (en lo que nos· pertenece), de Alvaro Armando Vasseur. de Roberto Sienra, de
Victor Pérez Petit, de Alberto Nin Frias, de Luis E. Azarola
Gil, y de Raúl Montero Bustamante.
En principio, esta promoci6n, como tal (y ni que decir/
las anteriores, en bloque), ha sido excluida de esta antologia.
Se ha seguido tal temp·erameato incluso con los escritores que
han persistido en una actividad netamente ensayística mucho
más adelante dei punto de partida prefijada, tal el caso de
Reyles con posterioridad a su regreso al pais en 1929. tal el
de Vaz Ferreira, sobre todo en su "Fermentarlo" (1938), tal
el de Vasseur con "Gloria" ( 1919), "Los maestros cantores''
'( 1936) -con mucho ュ。エセイゥャ@
anterior a 1920- y "Filosofia
y critica coexistenciales" ( 1944). Pero es visible en los tres
¡¡
!#
1
,,
t
33
・ェセューャッウ@
inmediatamente anteriores que el centro de gravedad
de cada una de las obras no se situa en estos años sino en loo
precedentes; ·Distintas son las situaciones de Roberto Sienra, de
larga vida pero prácticamente callado las cuatro últimas décadas de ella, la de Alberto Nin Frias virtualmente volatizado
de la literatura nacional con posterioridad a 1915 y las de
Luis Alberto de Herrera y Azarola Gil casi Íntegramente dedicados a la historiografia a partir de los años veinte.
Con todo, si se registran los nomt/res seleccionados por
esta antología, pueden advertirse cinco'l/antcriores a ese 1885,
que bien pudiera marcar (en la aceptable periodizaci6n generaciou.tl de Ju!ián Marias) el hito inicial de la promoci6n
que entraria a contender por la preeminencia hacia 1915.
Si ello es asi es porque no· creo en la incontrovertible hegemonía de la fecha de nacimiento y supongo, en cambio, que el
tiempo de irrupci6n de un autor y de una obra, el impacto
que puedan ejercer son elementos capaces de alterar la categorización excesivamente mecánica que el mero nacer puede
determinar. Martínez Lamas, 'Casi coetáneo de Rodó y de
llega al .conocimiento público .con su Nャゥ「セᄋ@
más importante \
recién en 1930. La vasta Iabor de teonzacwn de Torres Gar- •,
cia (un año más joven que el anterior) y también, natural- i),
mente su irradiación, se dan tras el regreso del artista al país·.\¡
en 1934. Irureta Goyena, de su misma edad, después de una
brillante trayectoria de penalista y abogado roza -apenas-¡
el ensayo en los últimos trechos de su vida. El grueso de la
obra prosistica y ensayistica de Frugoni es posterior a 1920.
Y Eduardo Dieste-, después de larga residencia en España, en ·
la que publica sus primeras obras, ejercerá lo más intenso de ,
su efectiva influencia y producirá sus páginas más importantes
. en las décadas cuarta y quinta del siglo.
/
Pertenecen, en/ cambio, a la generaci6n que asciende ¡\ J
entre 1915 y 192ov'los nombres que siguen: Dardo Regules, f
Gustavo Gallina!, Alberto Zum Fdde, Antonio M. Grompone,
,/ Emilio Oribe y Clemente Estable. Centran, especialmente en sus
Vaz.,
•.1
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A
1 34
ii
1
!1
1
1
aspectos más espedficamente intelectuales, más "ideológicos",
una generaci6n segura de su país, confiada del suelo hist6rico'
espacial que pisa, heredera, en buena parte, del magister.io. セオャᆳ
tural de Rod6 y "culturalista" (como Regules la defmma)
ella misma. Dotada de un fuerte sentido del diálogo, de la
convivencia civilizada, puede decirse que fueron sólo las dis..
ti'utas profesiones de fe -religiosas, filosóficas o políticas--:.._.
.Jas que le hicieron controvertir. No tuvo centros muy eviden';'
tes __:_no creo que "La Pluma" (1927) lo haya ウゥ、ッセ@
pero
sustituyó esa falta con e] hecho de moverse en una sociedad
sustancialmente coherente.
'la representan bien
Pienso que los autores ウセャ・」ゥッョ。、@
pero su perfil se hace más completo si se traen a colación 。ャァオセ@
nos nombres cuya ausencia (por lo menos hipotéticamente)
pudiera extrañar. El de Alberto Lasplaoes (1887-1950) por
ejemplo, que sobre todo en "Opiniones literarias" (1919) y
"La Buena Cosecha" ( 1923) testimoni6 con brio cierto "no.
vecentismo" a la vez porvenirista y enamorado del presente
tumultuoso y vital. Fue, además, en cierta manera, el más
notorio portavoz de ese "batllismo cultural" con que se expidió la postura ideol6gica de. los j6venes intelectuales de 」A[ウセ@
media incorporados al partido entre 1915 y 1920 (Bellan,
Zum Fe! de Zavala Muniz fueron otros). También cabria
'
anotar· la ausencia
del de Adolfo Agorio. ( 1888), que gano'
hacia la Primera Guerra Mundial vasto renombre con su
trilogía de "La Fragua", "Fuerza y Derecho" y ''La Sombra
de Europa" '(1915,, 1916, 1917) y que podria encarnar, tal
vez mejor que ningUna otra inteligencia nacional, cierto fas.,.
cinado, pasivo sentimiento de entrega a los grandes torbellinos
humanos que desencadena la historia contemporánea, ciert.o
ca..o:;;i religioso "amor fati", derta receptiva --en. verdad veleidosa- simpatía por los "ismos:-' que nuestra época ha ido
ofreciendo á la desesperaci6n, al vacio vital de los hombres Y
que él expres6, trilógica, infaltablemente en "Bajo la mirada
de Lenín" (1925), "Roma y el Espiritu de Occidente" (1934)
35
e "Impresiones de la Nueva Alemania" ( 1935). O el de Vicente
Basso Maglio ( 1889-1961) que en "La Tragedia de la Imac
ァ・ョGセ@
y especialmente en "La expresión heroica" (1928) teorizó, al tiempo que su propia poesía, la aspiración a una ・クーイセ@
sión desnuda, hostil a la lujuria de Jos medios y qw.e no confundiera la antitesis fácil-difícil con la de lo claro y oscuro. O el
de Mario Falcao Espalter ( 1892-1941) historiador erudito
crítico, que sólo roza la ensayística ( "Dd ー・ョウ。ュゥセエッ@
a Qセ@
pluma", de 1914, "Interpretaciones", de 1929, "La colina de
los vaticinios", de 1939) y en el que culmina (por Jo menos en
los planos de autenticidad vital que éticamente importan) una
linea de catolicismo nacional instintivamente integrista que él
defendió con\una agresividad, una sagrada furla que hacen
recordar -salvadas las distancias-- a Louis Veu:Ilot a León
Bloy y a esos carlistas españoles de los que en 「オ・セ。@
parte
descendia. O el de Dirpas Antuña ( 1894), por fin, que ha Hevado una vida virtualmente errabunda entre el Brasil el Uru.'
,
guay en que nac10 y la Argentina en la que aparecieron ms
dos singulares libros: "Israel contra el Angel" ( 1921) y "El
Testimonio" ( 1947) y en donde logró sobre ciertos núcleos
de intensa religiosidad un magisterio (un magisterio en hondura) que algunos recelaron. Respecto a Falcao bien poセイ■。@
representar la "otra cara" de la Fe: centrada en la in エゥセ@
midad y sus posibilidades de: apertura, vertida hacia la libertad, hecha de disponibilidad, humildad y poética emoción
ante el misterio y la maravilla de la vida.
t:\ '
Menos coherente y menos generalizab1e aparece la pro\ セ@ moción que centró su presencia entre los años del Centenario
del pais independiente, el golpe de Estado de 1933 y la Guerra española de 1936. Respecto a la anterior, representa sin
duda la generación que a través de la (o las) "décadas rosadas,, y del fascismo, vió el erizamiento 、Nセ@
las posiciones
セャ・カ。、ッL@
a extremos de literal belicosidad y el clivaje ele las
1deologms calar hasta profundidades que amenazaban toda
coexistencia. Esto decidió probablemente que el acendramien36
to de posturas religiosas en unos, de militancia social en otros_
haya sido mucho más neto que en sus antecesores. Estos ィッュMセ@
br?s y mujeres del 30 y el 36 si sintieron la revulsión del pais
baJO sus p1es, aunque ante el general desquicio presente de h
vida nacional, ante la crisis entera de los supuestos que sostenian el orgullo uruguayo, la crisis institucional de 1933 pueda
parecernos una tormenta de verano. ¿Tuvo esta generación
"centros"? Tal vez lo fueron el grupo "Teseo", el "Grupo/
Universidad", la revista "Ensayos" ( 1936-1938), el Ateneo
posterior a la dictadura. Pero si se revistan 1os nombres que
van desd·e Servando Cuadro ( 1896) a Rodney Arismendi
( 1913), es posible inferir que la misma ambigüedad de la
situación tuvo un efecto de fuerza centrifuga que impelió a
la condición o de solitarios, o de demorados o de precursores
de la generación siguiente a buena parte de sus integrantes.
Pues creo que solitarios, o equívocamente situados, autodi-,
dactcs, revelados tardíamente han sido, por caso, Luis Pedra
Bonavita y Roberto Fabrcgat Cúneo. Sobre las gentes de edad
menor, sobre las capas generacionales más jóvenes se ha ejer-.
ciclo el impacto muy diverso -y que pronto se consideraráde Carlos Qui jáno, Arturo Despouey y Servando Cuadro..
Y a en el limite del cuadro de fechas, Susana Soca y
Arturo Ardao se .adscriben mejor a la promoción que sigue
y Rodney Arismendi, por su pertenencia a una fuerte y codificada ideología planea un poco sobre las líneas temporales
(el de "generación" no es un concepto 1nuy marxista) no
sin participar, de cierto modo, de muchos rasgos de sus coetáneos:
También creo que los nombres elegidos en esta instancia
son suficientemente representativos y que aun menos exclusiones podrían ser en ella las objetadas. No olvido, sin embargo, algunas páginas de Juan José Morosoli sobre "La
soledad y la creación" y sobre "Minas: hombre y paisaje"
que iluminan, funcionalmente, su obra de narrador- , ni
ciertos estudios de Ibáñez y de Giselda Zani sobre エ・ュ。セ@
de.
37
poesia• y de plástica ·(pero de cierta estrictez que los marginael libro de Eduardo J. Couture "La
comarca , y el mundo," ( 1953) (cuyo sentido y significado
son examinados en el texto n' 60), ni algún ensayo de Justino
Jiménez d-e Aréchaga que como su "Panorama institucional ,i
dd Uruguay a mediados del siglo X,'{" (1949) desborda .ell
m.ar.co.. del D.e_recho Comtitucional y podria ser examinado'
én concurrencia con el volumen de Couture sobre la nota
éomúrí··: la satisfacct"ón ante el J!aís a que esta promoción
Nセ・@ ·Jos años treinta fue la última, por lo menos mayoritaria- '
エゥhセョ・L@
eÍl participar.
De la llamada "generación de 1945" se ha hablado tal
vez demasi&do y en este libro -en que se recogen veinte
'autores de menos de cincuenta años_;_ tendrá que persistirse
_ . \en la· anotación, lo más sobria posible, de algunos de sus ras.
gos. A cuenta·de los que se señalen más parcializadamente en
tomo de sus pequeñas constelaciones (que las tiene), compleinenta equitativamente los esbozos de las anteriores promociones ·enumerar algunos trazos generalísimos de ésta. La
postura de inconformidad (por eJemplo) ante la versión r<isada y optimista de lo uruguayo, el desdén, y hasta la animadversión, hacia las superestructuras políticas y culturales
con que, en la aparente adhesión de todos, el país se expedía,
la sensación de crisis セ、・@
crisis de perención, de agotamiento irremediable- de todos los supuestos ·(económicos, sociales, Culturales, internacionales) sobre los que la existencia
oriental, eri forma apacible, confiada -y al parecer unánimecreía descansar. Tal actitud, antagónica a la que dictara
los textos de Jiménez de Aréchaga y Couture recién nombrados, la llevó, con cierta fuerza inesquivable, a una preocupaCión afinca:da por el ser y las modalidades de este pais cuyo
éontomo se siente tan indefinido y cuyo destino se vivr - exiS'tencialmente- tan oscuro, tan inseguro. El interés por lo
l¡ue ·somas, cabal, estrictamente, es tarn'bién un elemento individualizailte de esta generación de las últimas décadas, soliZa··cotno:·"ensayos"), ni
'
X
1
,J.
bre todo si se la contrasta con el acento intensivo que la adhe- ,
sión a ideas e ideoiogías de tipo universal ponía en las anteriores y que en ésta, si en manera alguna deja de sentirse,
se relativiza, se encama, se subordina a lo que el destino del
Uruguay, a lo q'ue la restitución de sus valores populares, a
lo que el reencuentro de su función nacional y latinoamericana, primordial, jerárquicamente, exige. A esta especie de
"generación del noventa y ocho" el interés por el país y por ,
lo que efectivamente ha realizado de valioso, por lo que
positivam•ente ha sido y continua vivo -o persistibLe, o recuperable- la ha conducido a una tarea de revisión y justiprecio bastante copiosa de nombres, autorres, causas, movimientos, partidos, episodios (esto es: tanto literaria y filosófica como histórica). La elaboración de un pasado· útil, realizado sin anteojeras idealizantes, sin ilusiones mistificadoras,
sin desmesuras pueriles es sólo la expresión de un culto general por el rigor del juicio (por lo que varios años se paladeó
como lucidez) que también tiene su versión en la proclividad
muy notoria -y hasta exagerada- por e1 ejercicio regnlar
de una critica informada, honesta y (a fuerza de no querer
condescender a razones de amistad, de prestigios consolida..
dos o de interés personal) a menudo despiadada. Esto, como
es lógico, tenia que llevarle a una mptura total, completa
-casi como a un irse al Aventino- con lo que hacia 1945
o 1950 corria como literatura o historiografia oficiales, cargadas de retórica y conformismo, hinchadas por el elogio cortés y
la condescendencia mutua, esterilizadas por una noción puramente acumulativa, puramente decorativa de la función intelectual. Una literatura y una historiografia oficiales (tambiéll) paralizadas para esa función transitiva) para ese eco,
para ese prolongar&e en la emoción. y en las ideas de. otras
gentes, que un saludable ejercicio del espíritu requiere) por
una indiferencia frontal y sin fisuras, por un enclaustramiento
en el que no se movian sino algunos fatigados trámites burocráticos y una minúscula agitaci6n de peñas y bodegones .. Con
39
toda esta cultura oficia:! que se vela encarn&da, por ejemplo
en los jurados de Instrucción Pública, en la Asociación Uruguaya de Escritores, en la "Revista Nacional", en la a」。、・セ@
mia de.; Letras, en el Instituto histórico y Geográfico, rompió
tajantemente esta promoción posterior a 1945 y, al margen
de algunas. disidencias, ha sido sólo el paso del ti.empo el que
eh los últimos años, gracias al agotamiento, ya indisimulable,
de las modalidades combatidas, a ciertos cambios (probablemente episódicos) de la actitud política ante la cultura y al
natural ascenso generacional - ha soldado algo, y aun bastante, de aquel rompimiento.
Sin embargo, más allá del sector oficial encargado de
ciertas -tareas culturales, la fractura fue y sigue siendo más
éc.tensa, tan extensa como para abarcar el Régimen entero.
Si se dudó de los supuestos sobre los que descansa Ia カゥ、セ@
del
país,. si セ・@ oyó con incredulidad de que vivimos en un rincón
)>endito del mundo y de que el futuro nos sonrie equitativamente a todos (sin discriminaciones de clase, tarea o vocación) debió tend"rse naturalmente a enjuiciar toda la superestructura política y social que tales ilusiones promovía, que
(mismo) de tal engaño se engañaba y vivia, (como si los
verbos que constantemente conjuga no apuntaran a alguna
dirección) calafateando. las vias que se abren, soslayando los
problemas básicos, postergando para el mañana y para el
sudor de otros el enfrentamiento con las realidades que 。ウ・セ@
dian, viviendo de expedientes, de retoques, de arbitrios y de
ayudas casi mendigadas, cantando en la nocb, para ahuyentar el temorr, recordando, con nostalgia -también con ゥョウセ@
-día- la nación "en forma" que hace algunas décadas ヲオゥセ@
mas. Un régiml(!n quiere decir algo más radical, un estrato
de concordia más hondo que aquél que representan las pugn<lS ideológicamente nmninales de los partidos o sus ・ョ」。イゥセ@
zados regateos por la mayor cuota-parte posible de las granjerlas del Poder público. En ese régimen, sostenidos pa>r él,
apuntalándolo a su vez, instrumentalizados a elencos cuya
,¡1
l
1
)
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única preocUpación parece ser asregurarse benefiCios y e:stabi.
Iidad en un grado sin precedentes, las promociones del 45
vieron los grandes partidos históricos dd pais descaecidos a
esa función estática, protagonistas de aquella conducta cívica
cuyas modalidades se han recapitulado. Casi en bloque, sin
más excepciones que algunos prescindente& y algún despistado, se negaron a confundir los servicios que esos partidos ィオセ@
hieran prestado en el pasado (a nuestra formación nacional,
a nuestro p.erfil como pueblo) con la institucionalización (habilidosa, coactiva), de sus caparazones, con su consagración
como enormes máquinas, inútiles para e'l Bien Común, sólo
eficientes para las ventajas (muy numerosas, sin duda, y es un
factor de su sostén) de naturaleza más irremisiblemente particular. Apartidaria en este sentido y en su gran mayoria y
no sin tangibles perjuicios personales (cierto trazo ético, cierta
vocación de decencia cívica e intelectual ha sido común a ella
y no ha dejado de prestarse a la sátira fácil de los venales) la
generación que se inició tras la Segunda Guerra Mundial nó
ha sido, ni mucho menos, apolítica, ni su intensa conciencia
de lo nacional y de lo latinoamericano se lo hubiera permitido.
Las vias por las que ha transitado tal distingo no es del caso
recapituladas aqui y digas>e de paso que si, en el momento
de escribirse estas lineas, el intento politico de lo mejor de esta
generación parece tan irremisiblemente innocuo, tan ー。エ←ゥ」セ@
mente irlefcctivo, las consecuencias que de este· hecho se ・クセ@
traigan podrían constituir セウッ@
"estados de conciencia" ·.(no
forzosamente pasivos ni derrotistas) que desencadenan la
emergencia de una nueva promoción.
Si se habla de ruptura con el Régime'n, también habria
que entender ruptura, desdén por su significado, con las figuras que lo representaban. No han sido los magisterios con
sello nacional sino más bien la irrigación extranjera, la fascinación pdr obras y autones foráneos, el modo normal de andadura de nuestra cultura uruguaya. Un corte tan quirúrgico
respecto al mundo de mediocridad afable que como cultura,
41
en cierto momento, oficiaba, es, sin embargo, un fenóm'eno
bastante desusado en el país. Con todo, y paradójicamente,
podría decirse que:l¡t genera&ióll d'ti..] 945.Jue la _r¡¡:imera _(la
cháchara arielista, el vazferreirismo sin su estilo de pensar
no importan precedentes) セ・NャゥjLイョoAZ@
.. セエゥyNqャ@
en el país, en atender cuidadosamente a ciertos libros, a ciertas
prédicas, a ciertos nombres. Creo que ese ·es el ·caso, con seguridad, de セZjャ}N、ッM
muy inmediatamente anteriores:
Juan Jooé Morosoli (1899), Francisco Espínola (1901),
Juan Carlos Onetti (1909). Bastante conocidos y elogiados
hacia 1945 -Onetti en inenOT grado-- deben, empero, a la
generación de 1945 el prestigio casi unánime que los rodea y
la satisfacción, sin duda más honda, de sentir que su obra
fertiliza la de los practicantes que les siguen. Creo que también (aunque como Onetti constituyen figuras generalmente
linderas) son los casa& de Liber Falca (1906-1955) en la
poesía y en la desgarrada autenticidad vital, el de Arturo R.
Despouey en lo que a la ·crítica de espectáculos toca, los de
'Arturo Ardao (1912) y Lauro Ayestarán (1913) corno modelos de investigación seria y responsable. Creo qu" es también, para ciertos núcleos, el casa de Servando Cuadro y
·¡ creo, especialmente, para una audiencia mucho más amplia y
, hasta más heterogénea, que es el de Carlos Quijano. Como
en su punto se señalará, en él,_ en "Marcha'' y en lo que a
planteas políticos y económicos toca, las últimas promociones
centraron su mira (no había nada en tomo) para encontrar
el acorde necesario, para fundamentar la misma voluntad de
ir hasta las raíces y repetir ahincadamente ese "no" que no es
tanto pura negatividad como desbroce dd teneno y espera
empecinada. Espera empecinada, aunque a veces peligrosa"
mente estática, de que todo lo caduco, lo aparente, remate su
curso hacia la muerte.
Generación de "Marcha" se le ha llamado a estas gen1,; \:!. , tes, ele las que en verdad muchas han tenido numerosos -a
veé:es discontinuos, a veces tempestuosos- contactos con ella.
f
i
42
1
Pero ha sido también la generaclón die las revistas '.( "E,critura"
( 1947), "Clinarnen" ( 1947), "Marginalia" ( 1948), "Asir"
(1948), ."Núinero" (1949), "Nexo" (1955), "Tribuna Uni'
versitaria" (1956), "Deslinde" (1956). Casi todas fueron de·.
interés ッ・ョエイ。ャュセーN@
literario y estético -"Nexo" y セGtイゥ「オョ。@
Universitaria" constituyen la excepción-, casi todas duraron
.. , mas
', ーイッセ@
poco - "As'"
1r y ''N'
umero" f ueron las ,de apancmn
longada. Me parece que es, justmnente, en el ejercicio sacrificado de la edición de revistas, en el conocimiento de los mecanismos de su creación y su consumo, que la generación del 45
adquirió una conciencia, desusadamente aguda, de las condiciones sociales de la vida cultural, de las trabas que pesan
sobre la creación del espíritu, de las constricciones que a una
"inteligencia" l,e impone pertenecer a un país marginal, -de
condición económiéa débil, de estructura oligárquica, con los
Qセ・ウッイエ@
decisivos de la "cultura de masas" en -manos de grandes agencias mundiales y mediatizadas a decisiones que nos
son extrañas. La actividad del teatro independi>ente, estrictamente coetánea a las de las revistas y con toda una década de
creciente expansión concurrió también a enriquecer esta experiencia, en la que no sería excesivo fijar la circunstancia desde
la cual la voluntad de romper estos cuadros, de lograr otros
más respirables, se amplió hasta una desidencia integral con
todo lo que como vigencias nacionales corría. Tal empeño, y
la ·capacidad de recoger y hacer inteligible lo que los sectores
máshonestos, más disconformes del país sienten (más la calidad individual de muchos de sus integrantes) han concurrido
a fortificar el fenómeno -cuya rea:lidad, cuyo carácter auspicioso no soy ciertamente el primero en señalar- de que esta·
promoción posterior a la guerra sea la primera que tenga un
restringido pero efectivo púb·lica, la primera cuyos libros tengan otro destino que la polilla o el estante de las obras dedi·cadas y no leídas.
También creo que los nombres, innegablemente abundantes, que en esta antología ]a asumen, representan con pre-
43
cisión los temas y -los intereses ensayísticos de la Bァ・ョセエ。」ゥ@
de 1945". Los autores que el deslinde previo ha dejado afuera,
justifican sobradamente su 。オウ・ョ」ゥセ@
por la índole de su labor: crítica (en ]os casos de Antomo Larreta, Homero Alsma
Thevenet, Rubén CoteJo, Mario Trajtenberg, Maru ja eセィ・ᆳ
goyen) ; filosófica o estética (en los de Mario s。ュセョ[ZエッL@
Manuel Arturo Claps Carlos Gurméndez, Juan Jase l'lo,
Julio Moreno, Mario 'Silva , Garcia, Einar セ。イッI@
; política
(es el caso de Ricardo Marünez Ces) ; o perwd1stica. Un pe,
riodismo de un brío, penetración, ingenio y cultura que hace
trabajosa y hasta injusta su exclusión, como ocurre ・セーᆳ
cialmente (aunque hay otros), con muchos textos de Mauncw
Muller o de Carlos Maria Gutiérrez.
Respecto a algunas ausencias que pudieran señalarse,
anótese que cr·eo que el núcleo ensayístico de la labor de José
Pedro Díaz ( 1921) se desliza simétricamente hacia la monografía crítica (su "Becquer", de 1953) y la libre, tenue reflexión poemática (sus "Ejercicios Antropológicos", de 1960),
Y que pienso igualmente que el meollo ・ョウ。ケ■エセ」ッ@
de NQセ@ obra
de Ricardo Paseyro ( 1926) se corre de modo mvenc1b.e hacia la contundente polémica ("La palabra muerta de Pablo
Neruda", de 1958 y otras) o a la omnipresente autobiografía.
4 -Los temas de nuestro ensayismo
Alguna vez HセGfゥ」ョBL@
Buenos Aires, no:.> 5) traté de
esbozar las direcciones que en una cultura marginal, por caso
la nuestra la actividad del pensamiento tendía, con cierta
'
. .
inevitabilidad a seguir. Enumeraba: aguzar una conczencza
de la circuns;ancia (temporal y espacial; nacional, regional,
universal) en la que, en cuanto destinos ゥョ、セカ。ャ・ウ@
y en
cuanto comunidad se está inscrito. Esa conc1encm, que se
hace inescindible d!e una conducta a seguir, de una acción a
44.
l.
1
1
cumplir arra;;tra, torrentosamente, el tema· del prospecto, ·y
y las ideologias que el modo y el
el pr•estigio• die los ゥ、セ。ャ・ウ@
rumbo de esa conducta tratan de uormar, de dirigir. Más allá
de la primera y la segunda tareas, la セオ・ウエゥョ@
del sentido de
la vida, los grandes interrogantes del destino, la finitud, el
valor se presentan también a la reflexión asistemática, · al margen (o a veces subsidiariamente) de los planteas orgánicos
d.e la Religión y la Filosofía. La conciencia de la circunstancia en que se vive importa, igualmente, una exigencia de comprensión de ]as fuerzas que la han modelado, de los elementos todavía válidos que· para afrontarla nos han sido legados.
En una sola fórmula: la noción de ese pasado útil del que ya
hablé, en las múltiples dimensiones en que el pasado se nos
La institucionalización de la
hace, única1nente, ー・イ」エゥ「セN@
cultura las Universidades, sobre todo, la labor r·egular de docentes セ@ investigadores encorpan otra tarea: la continuación
-y el intercambio- d·e la actividad académica, la 。」オ[ョGセ@
•!ación de los saberes científicos, el aportar a ellos, el reCibJrlos fiel, puntual, novedosalll<:nte. Porque hay un niv•el cultural
mundial hasta el que las minorías ilustradas de las naciones
quieren llegar y, ya en él, mantener.e, una actualidad que
pautan las últimas manifestaciones de las culturas más セイ・ウᆳ
tigiosas pero a la que todas (en cierto modo y con la umversalizadón de todos los "museos imaginarios". imaginables)
contribuyen.
. ·
Si se analizan con algún cuidado estas seis tareas (que de
ninguna n1anera coÍlsidero taxativas) es fácil percibir cuáles
son las que e1 ensayo va a tomar, aun parcialmente, a su
cargo y que son inequívocamente, las tres primeras; las イ・ウセ@
tantes, en carribio, corrérán, 1nayoritariamente, a la cura de la
historia y la monbgraf'a (la elaboración de un pasado útil); de
las ciencias (la actividad académica) ; de la CrÍtica, sustancialmente (así mismo del "informe'', de la nota periodí:tica, de
la "noticia"), el mantenimiento al nivel de la actualzdad.
Este esquema podrá parecer apriorístico, Valdría la pena,
45
sin embargo contrastarlo eOn los rasgos que, en conocidos エイ。セ@
bajos, Medardo Vitier y José Gaos le asignan al "ensayo americano", al '1de lengua española": s:e vería que no divergen
sustancialmente. Pero· más valiosa es la inferencia que puede
recogerse del material seleccionado en este libro, un material
seleccionado (de más estaria decirlo) con otros criterios que
el de hacer que resulte representativo de ciertas direcciones
previamente fijadas.
Porque si se enhebran en una sola linea algunos textos
(los núms. 2, 7, 23, 25, 26, 30, 33, 36 a 40, 42 a 44, 47 a
49, 57, 59, 60, 62, 66', 79 a 82) se advierte que todos elloo
tocan variablemente en una intensa conciencia de iJ.a temporalidad histórica, en una percepción del cambiante, peligrooo
mundo en el que nuestra comunidad uruguaya y nuestro des-tino de hombres están sumergidos, en- una insistencia particular ante el significado de ciertos fenómenos (guerras mundiales, tensiones internacionales, ritmos y sentido de ila historia, revoluciones, "totalitarismo", soci:eda-d de masas, regímenes politicos, impactos de la propaganda, exigencias del "desarrollo") cuya gravedad, cuya importancia resultan más .notorias a la visión que los contempla y al juicio アオセ@
los valora.
Un tema de volumen particular en todo el pensamiento hispanoamericano es el de los Estados Unidos, "peligro y lección", para condensarlo en los términos de varias famosas
advertencias americanas. El está representado en esta antología
por los textos núms. 2, 25, 30, 39, 40, 47, 48, 79. Al rubro
general, de las promociones anteriores podrían 」ッャ。ゥョイウᄋセ@
textos muy significativos de Zorrilla de San Martin, de Rodó,
de Reyles, de Vaz Ferrdra. Y de los autores seleccionados
aqui otros corroborantes de Dieste, de Frugoni, de Regules,
de Bonavita, de Fabregat Cúneo, de Arismendi, de Martinez
Moreno, de Ares, de Angel Rama, de Methol.
Nuestra específica condición: integrar ·corno entidades
nacionales Telativamente tenues un continente eón poderosos
ingredientes comunes y un mismo previsible destino hace que
46
Qセ@ conciencia situaciona'l que el ensayo explora se particulance en el tema de América (de nuestra América, naturalmente, ,n? de la otra, Nイ。、ゥ」ャセ・ョエ@
heterogénea). El tema
dJ<; '!menea-. O, po;· meJor deCir, el de su diagnóstico y pronostico. El de los mgredrentes (culturales, raciales, materiales) que la imbrican. El de su diversidad interna. El de ]as
"_;ulpas", el de los "lastres", el de los "peligros". El -de las
tecmcas de su reforma, revolución y promoción. Está representado en este libro por unos cuantos textos ( núms. 20 a 25,
36 a 40, 46, 47, 48, 51, 53, 64, 79, 81). Podrian agregarse a
él página:' significativas de Torres Garcia, de Regules, de
aセウュ・ョ、イL@
de Ardao, de Benedetti, de Ares, de Rama, de
Vrgnolo, de Methol. Y más atrás todavia ya fuera de nuestro radio, quedarian el libro de Abe! J. Pérez, los de Sienra
Y. Carranza y los únicos que, prácticamente, hayan エイ。ウ」・ョセ@
、Qセッ@
nuestras fronteras. con una significación continental Nー。セ@
reJa a la de otros amencanoo: los de J ooé Enrique Rodó.
La significación y el vaior de las ideas de los idea'ies
de las. ideologías es una veta erLSayística que' bordea, ュオ」ィ。セ@
セ・」ウ@
:nestabl:_n;ente, la Filosofía, la Religión, la política más
ュ・、エセ@
.. C1nendonos a las de carácter político, social, cultural, rehgwsq, ・、オ」。ゥッョセiL@
podríanse circunscribir ciertos núcleos temáticos: e] valor y Ia efectividad de los ideales democráticos, la importancia del Derecho en la vida social la ten" y el "idealismo" en todo- ・ューイョ、■セ@ '
ウゥセョ@ ., en t r.e セ@ 1. " real'エウセ@
miento h1stonco amb1cwso. Representan la corriente en esta antologia numerosos textos '(los núms. 7 a 10, 13, 15, 19, 23,.
26, 27, 29, 33, 36 a 40, 42 a 44, 46, 47 a 49, 55, 58, 59,
64, 66, 79, 80 a 82, 84, 85 ... ) . No seria ·difícil objetar que
セャァオj⦅ッ@
de ellos (los núms. 8, 10, 15, 27, 35, 55, 59) pueden
ュウ」ョセiイ・@
en セッウ@
s?ctorcs tradicionales de metafísica, la ァョッセ@
seologm, la axwlogm; no creo, sin embargo, que ello les arrebate por entero su carácter ensayíStico. También cabría haber recogido textos de otros autores seleccionados en esta antologia: Bonavita, Cáceres y aun otros de los escritores de
47
n;.ás reciente data, _par: rrlás _que los "ideales';, y las "ideola:..
gms", de acuerdo a razones que expuse, no sean su más insisticÍ-:t
proclividad. Son las generaciones anteriores a las- recogidas
en el libro, por el contrario, aquéllas en las que el tema de
los ideales y las ideologías adquiere una más grande, y casi
obsesiva insistencia. Y si se volviera al breve esquema del ensayü:.mo uruguayo anteriormente trazado, se podría preciSar,
aún con sus meros nombres, que los ensayistas del siglo XIX
casi no tuvieron cm prendimiento mayor que ·el prestigiar idea"
les (o lo que llamaban "principios"), defender ideologías. El
examen de la realidad no importaba más que un punto de
partida; raramente un, fin en sí mismo. Y si de ellos se pasa
a la constelaci6n que formaron Rod6, Reyles, Sánchez, V asseur, Herrera, Nin Frías, Figari (Vaz Ferreira exigiría una
precisión más sutil pero, sustancialmente, no desento·na )' también sería dable establecer hasta qué .grado ideas, ideales,
ideologías la obsedieron: Rodó, Reyles, Figari, mismo, (los
dos últimos rotundamente, con notoria ambición) ·inte1l.taron
alcanzar sus propias Hconcepciones del mundo". Pódría observarse todavía que en Reyles (como en Herrera, colno en
todo el linaje intelectual de matiz vitalista, realista) el repudio -o la desconfianza-' hacia los "ideales" se ゥューッウエセャN@
d., una inevitable nota teorizante y última inevitablemente
"ideológica".
'
Era y es normal que esta "defensa y ataque" de postúゥ。」ッセ・ウ@
.intelectuales セ@ centre ,:::__son eScritores al fin los que
la pr<ictican- en los ideales estéticos mismos, en las doCtrinas
artísticas, en las normas valorativas de las· obras en las con.
'
cepciones de lo poético, o lo pict6rico o lo musical: Todo este
オョセ@
zOna ensayística que no puede ser conmaterial· 」ッョヲゥァオイセM
fundida con la critica concretá y que en esta anto.logía está
representado pot algunos textos (los núms. 8 a 1O, 15, 16,
28, 31, 52, 54, 69', 75, 7'6 y 84). También podrían haberse
colacionado textos de Frugoni, d·e Zum Felde, de Martinez
Moreno, de. Visea, de Bordoli, de Díaz, de Maidanik. Tam-
48
i
:'
bién, ·de ias generaciones que soslaya este libro, algunos· muy
valiosos de Zorrilla de San Martín, de Rodó, de Figari, de
Reyles, de Q¡Iiroga, de Roberto Sienra. Y aún ciertas página!; de Berro, de Lamas, de Juan Carlos Blanco, de Roxlo.
No siempre son reflejos de los "ismos" estéticos de la hora
y portan, muchas veces, significativos, originales puntos de
vista.
Representa uno de los núcleos temáticos de nuestro ensayismo {y aún de todo el latinoamericano) un repertorio
de problemas, de disyuntivas, de decisiones, que no es fácil ·
rotular. Podría denominársele el de la deo·ntologia de la cultura
(nacional, americana), el de los deberes -y derechos- de
los hombres que la portan, el de sus fines, de su conducta,
de su misión. Se puede fundamentar ética, politicamente. social, estéticamente. Toma en consideraci6n (y tampoco la' larga lista posible seria taxativa), las condiciones de vida y
creaci6n del intelectual, las dificultades de su formaci6n el
'
aislamiento que suele circundarlo, la falta de eco que lo ahoga,
la comunicación, en suma, entre autor y sociedad con todas
セョウ@
implicaciones. Plantea el posible conflicto entre sus deberes para con la sociedad, para con la naci6n a las que pertenece y los que tiene (o puede sentir) respecto a la propia culエオイセ@
qu? continúa, a un Espíritu (así, con mayúscula) que
testimonia a unos valores suprahistóricos, extrasociales a los
que servir. Es el tema del "intUJlectuai" y la "sociedad'' y el
((intelectual" y la ccpolítica"; más ampliamente: el de'la uintelig¡enciaf' y la ccvida!'. Suele ceñirse en una serie de disyuntivas: a·cd6n o contemplo:ci6n. mz1itancia o apa.rtamiento gra.
'
'
tuida·d y compromiso, intimismo· o lucha so'Cial. Localizándose,
haciéndose en cierto modo estática, la. dicotomía es a.rra:z'ga o
evwsi6n, re:ridencia. o fuga, fidefz'do:d o z'nfid.elidad al contorno
(con todas las implicaciones, nada fáciles, de en qué re·alidad
arraiga la creaci6n espiritual, a cuál ha de ser1e fiel, y aún de
si es uno o son varios los suelos con que se nutre).
En una naci6n culturalmente marginal, integrante de un
49
continente entero infradesarrallado, semi (o literalmente) colOnial, 1aS cónsecüenciaS que para el intelectual, para el crea-
do!- p.acen -de. esta situación se ramifican en una nueva, explo:..
siva .serie d_e ·cu-estiones .También en ellas se engrana d juicio
de. éXistencia, el Teconocimiento de lo qtM es con las actitudes
que de esta iucidez se d<:riven. El tema de Europa< y América
-Y-- sus sentidos: pasado y futuro, madurez e inmadurez es; uno
de loo principales. Y aún Eurapa, refrendada por una identificación, puede asumir toda la cultura, to•d!a la civilización
UriiVersales, todo lo que no es, borrosa, incipientemente, ameri._
canO .. ·Recoriocimientos o cOnsignas, aceptaciones ó ideales reiteran--ciertas: señas, esperari.zadas u ominoSas: reflejo, imitación,
otigiiwlidad, emancipadón cultural, tradición. Cualquier es"fuerzo, cualquier línea de Hpolítica del espíritu" toma én
·cuenta los lastres: complejos .de inferioridad, complejos de
[セョウエゥャ。イ、@
presuntuosa, sentiinientos- ·de destierro y concien_"cia de "pecados originales", desvaríOs de ruptura, resentimientos raciales y sociales. Péro la misma lucha por la "persona:li-dad Tll'ltural" y -el acrecimiento de sus- expresiones irriporta la
· ttieStión de las ambiciones, los akances, los- líinit·es de' esa
personalidad: es la muy polemizada cuesti6n del nacionalisina, el localiimoj el univeirsáiismo (culturales).
También la lucha' por una personalidad cultural, (se pudo
:advertir en la _gravosa ·expéiiencia americana)-, es inseparable
de la empresa de una emancipación cabal (politica, ・」ッョセ@
mici) de cada comunidad. Al mismo tiempo se siente en for. ma ゥイセアオ■カ。cᄋ@
que no hay エセュ。ョ」ゥーN@
cOmpleta de- una
nación, de una sociedad·, Sin que-las bases culturales p.rofNas
,de ella Éean sólidamente establecidas. Y esta urgente wrrela.- cióri ·lleva, a ·su vez, a otros temas 'd:e esta deontología de la
··cultura y de sus hombres: el cLebate sobre d valor y la con. veniencia de las influencias moddadora"; el de 'lrn limites,
el valor, la impronta, la crisis de la educación; el de cuál es
la. medida saludable de una relaci6n entre creadón y consu•nuY de cultura..
50
.
Esta lista, que se podria abonar con innumerableS ejemplos latinoamericanos, se va haciendo muy dilatada. Agréguese todavia como dilemas eventuales del intelectual: el que
se tiende entre la magnificaúón pmmo,tDra: (en el mejor de
los móviles imaginables) y estrictez die la: v'alo,ra'GVón, a la que
se acusa con pertinacia de desalentar la creación, de intimidar las expresiones posibles ·de una cultura nacional, de vioIar el '(tan discutible) adagio, sarmentino de que "las cosas
hay que hacerlas, mal, pero hacerlas". Tensión que se tiende,
no entre racionalismo e irracionalismo sino (y sobre todo paTa
los creadores: imaginativos, pero -también para los críticos)
entre lucid BZ y te:rnura. Las dos, eomo vías de acceso en la
deusidad de Ias criaturas y en la ambigüedad de sus actos,
coma prntura general ante la vida y ante el hombre tienen
una jurisprudencia nacional especialmente rica. Y el conflicto
posible, todavía, entre el principio de ia ilimitada libertad
expresiva ·del artista- y de las· conveniencias morales, sociales,
1
políticaS, que pueden constreñirla.
Existen en todó este sector del ensayismo otras cuestiones
que no son específicamente de él pero que, e:n genera:!, ·es
desde el á:ngulo de la cultura que se plantean y de los deberes
del intelectua:l que se deciden. Tocan, sin embargo, por igual
el área de los ideales, las "concepciones: del mundo" y la de
la conciencia del tiempo histórico y sus nieteoros; Son;· pot
ejemplo, la del "sentido de la historia" y nuestro destino en
ella, la de las opciones por Europa u Occidente, o la "civilización cristiana", o el HTcrcer Mundo" y la rebelión 。ョエゥ」ッャセ@
nial o, nuda, iabiosamente, ·- Latino o Iberoamérica. Es -ia
actitud ante las primicias del mundo que sé dibuja: tradicionaliSmo: o PIJ'"'B'Sentismo; ·optimismo Social o ー・ウゥュッセ@
(a veces
catastrofista) ante la "sóciedad-rriasal'. Es -la opción entre
hUmanismo y técnica entendidos· Cómn adVersas· vías configuradoras: -dominio interior, p:rimacía:dd alma-, sabiduría milenaria, "crecimiento", por una parte y, por la ·otra, fórmas inéditas de posesión de lo real, universalización del bienestar, m o-
51
delación, ambiental y cientifica, "fabricación". Debate grave,
decisivo. Y que arrastra implicitamente uno más hondo todavía: el de u.na cultura inmanentista y una cultura de la trascendencia. Centrada la primera en el perfeccionamiento indefinido de la organización social, en la voluntad prometeica de
clausurar, gracias a ella, -las. "cuestiones eternas", los. torcedores del mal, del dolor, de la finitud del hombre. Enquiciada
la segunda en la convicción de la objetividad de unos valores,
de un "absoluto" no sometido a las contingencias de lo histórico y lo social, desalentada (y hasta esperanzada) en que
esas -"cuestiones eternas?', esos límites de 1a muerte, el dolor
y el mal humanos pueda franquearlos terapéutica política,
económica o social alguna.
El ensayismo nacional ha contribuído cuantiosamente a.
los primeroS. "items", en especial, de esta temática. Lo ha hecho en ocasiones de manera tan reiterativa que se suscita la
imptesión de un eterno recomenzar, de un robinsonismo que
llevara a cada generación a ignorar que la precedlente se
planteó las mismas cuestiones que a ella la acucian y las resolvió parecidamente. Salvo el último sector de asuntos --el
más novedoso, el menos recorridoc-- no sería difíci1 ir alineando textos, desde la época del "Iniciador" ( 1838) hasta la llamada promoción del 45, Bn los que los mismos dilemas del
lacalismo y la universalidad, la originalidad y la imitación, la
innovación y 1a tradición son incesante, parejamente, rumiados. Si al pasado nos volvemos resultan incuestionamente
significativas entre todas las demás, las aportaciones al tem'l
de Lamas, de Rodó, de Reyles. En Io actu"l, forman el núcleo
de la· ensayistica de Zum Felde, de Oribe, de algunos escritores más jóvenes (caso de Arturo Sergio Visea). En este libro
responden al caudaloso rubro muchos fragmentos (los números 12, 13, 21 a 24, 29 a 34, 43, 53, 56, 60, 61, 65, 68; 73;
75, 81, 82, 84 y 86). Y aún podrian agregarse textos de TorreS García, de Dieste, de Susana Soca, de Martínez mッイ・ョセ@
de Bordoli.
1
52
El tem'a nacional, por fin, la entidad de -"lo uruguayo'·'.
Puede ser acometido desde los variados ángulos de las ciencias,
de la historia, de la sociologia, de la antropologia cultural.
Desde estas perspectivas parece obvio que configura un objeto
de conocimiento que está reclamando la conexión interdisciplinaria y un desarroUo de los propios materiales a integrar
que estos están muy lejos de poseer: no tuvo mañana la cándida tentativa de una ¡¡sociología uruguaya". Pero, cOmo el
conocimiento salta sobre sus propias cautelas, como la avidez colectiva por una instrospección directora es demasiado
urgente, también el ataque informal del ensayismo quiere dar
cuenta de la tarea. La observación inteligente, la decantada
experiencia personal, un instintivo sincretismo de nociones más
o menos seguras se ponen a hilar. Se trata de saber qué es el
país. Cuál es nuestra consiste'nda como nación. Cuáles sus
calid"des y sus defectos, sus ventajas y sus lastres. Cuál es la
razón y los antecedentes de su extrema singularidad politica.
Qué rostro dibuja su previsible destino. Qué entidad tienen
las fuerzas: económicas, políticas·, sociales que 1o,dirigen. Cuáles son sus estructuras y qué fi-rmeza poseen. Cuáles son -sus
diferencias con otras -comunidades vecinas y otras más lejanas:
hasta dónde puede hablarse de una "person"Iidad nacional"
diferente (aún de una pretensiosa, mistificada "uruguayi•
d"d"). Se quiere, también, más modestamente, despejar el
interrogante de si hay una psicología -colectiva, "nacional", un
repertorio de rasgos, de modos que los uruguayos, mayoritariamente, compartan. Cuáles son los objetos; las prácticas,
las rutinas, los: ideales, las devociones que permitan ゥョヲセイャ。N@
(¿El mate? ¿el tango? ¿Carlos Gardel? ¿la quiniela? ¿la jubilación temprana? ¿el futbol? ¿el cinismo civico? ¿el conformismo manso y venta jera?). Se aspira establecer la real, auténtica entidad de los valores nacionales, la causa de Ia postergación de unos, de la hiperbolización de otros, las inferencias
que de estos hechos se desprendan. Cuál debe ser nuestro rumbo entre las potencias y las fuerzas mundiales, qué medida tie-
53
nen nuestras afinidades ·con el resto de Iberoaniérica, cuál la
de nuestra insularidad, la de nuestra introvertida superioridad
respecto al continente que nos rodea. Qué actitud: la conformidad apacible, ]a insatisfacción desafiante, las condiciones
estables del país, su situación presente, justifican.
Parece indiscutible que con las respuestas a estos interro'i·, gantes en el Uruguay no se ha producido obra alguna de sig, nificadón, de redondez pareja a otras muy conocidas de
América; a la "Radiografía de la Pampa", de Martírrez Estrada, al "Chile", de Subercasseaux, al "Orden y Progreso" o
alá "Interpretaci6n del Brasil" de Gilberto Freyre. Con todo,
hay un estimable empeño nacional por esta forma de autoconocimiento, un empeño que se aoentúa visiblemente, como
Ya se di jo, en la postrera generación representada en este libro
yen la que ya, probablemente, le sigue. Lo representan aquí
numerosos textos (los núms. 1, 3 a 6, 14, 17, 18, 25, 34, 41,
45 a 48, 49 a 51, 56, 60, 62, 63, 65, 67 a 78, 82, 87). Un
núcleo temático especialmente interesante: el de la significación de nuestros "partido..;¡ tradicionales", el de las razones de
Su supervivencia se vierte en diversos fragmentos (los núms. 5,
41, 49, 6·2, 73 y 78). Y aún, a todo lo que se ·colaciona, podrían sumarse textos de Antonio M. Grompone, de Martinez
Moreno, de Angel Rama, de Trias, de Vignolo, de Methol
Ferré, ciertos precursores artículos de Aníbal Alzaga en los
números de "Marcha" de diciembre d.e 1951.
También si __:__como en los rubros anteriores se ha hecho--. se sale del área de la presente antología, cabria alinear
a'lgunas obras ·cuyo carácter esporádico testimonia que la preocUpación nadbnal es preocupación de· crisis y que generaciones enteras, alojadas en un Uruguay seguro, han vivido relati.Vamente inmunes a ella. Creo que es lo que testimonian
loS áños que corren desde "Nirvana", de Angel Floro Costa
ii.' "La· sociedad uruguaya" de Azarala Gil y a "El Uruguay
irttemátional" de Herrera: un tercio de siglo ('casi) ; de lo
qíÍé ·va· entre éstos y "Riqueza y Pobreza del Uruguay" de
Martínez. Lamas: dieciocho años; de lo que separa a éSte y
'los accuciados ensayos de la promoci6n del 45: un cuarto de
siglo, o más.
Y, tras todo esto, aun habría que insistir en una 」ッョウエ。セ@
da: queda fuera d.e ]a obra, por su estricto carácter de ァ・ョセ@
ralización del conocimiento histórico, el rubro, relativamente
bien provisto, de las. "interpretaciones" de nuestro ·pasado.
Toda literatura hist6rica cabal implica alguna de ellas y la
tiene por supuesto; asi ocurre aunque no la -condense, la arme
como tal. Y esto vale para la hbor hist6rica de Bauzá, de Zorrilla, de Herrera, de Blanco Acevedo, de Pivel Devoto. Pero
también se soslay6 de esta antología el aporte correspondiente
de muchos autores recogidos, la mayor parte de los cuales
podría ser filiada en el llamado -y tan mal entendido"revisionismo'_': Zurri Felde (con muchos. distingos), Quijano
(lateralmente), Arismendi (con ciertas ambigüedades) y (plenamente) Bonavita, Mezzera, Ares, Trías, Vignolo, Methol'
Ferré. Aunque tampoco deberá olvidarse, cuando tal labor se
examine, el muy interesante revisionismo a contrapelo que.{
representa la illterpretación ョ・ッセ。イゥウエ」£@
y neo-principist1. セ@ IJ
de un ensayo de Luis E. Azarola Gil: "La entraña históri·ca ¡.; セ@
de nuestros partidos tradicionales" ( 1943).
)· ,,
5 - Criterios y normas de esta
antología
Es posible que aún con tod'as estas exclusiones, con las
limitaciones prefijadas y ya fundamentadas, esta antologia
provoque una impresi6n desalentadora de magnitud, de heterogeneidad. Tal apariencia, que no niego, podrá deberse
sobre todO, a la ·coexistencia de エ・ュᄋセウ@
estéticos, de temas: económico-sociales, de temas genéricamente ..filosóficos, ideológi55
cos. Podrá responder, igualmente, a cierto balanceo, a cierto
sucederse casi- péndular, entre el planteo ceñidamente nacional de algunos textos y la perspectiva universal, más abstracta
de otros. Con todo, no seria imposible ver en esta variedad
una seña promisora para el género ensayístico, un signo evi.o
dente ·de su avidez de comprensión, de su ubicuidad, de su
embestidora valentia, de su vitalidad, al fin.
- Habrá quien encuentre que el número de autores イ・ーセ@
sentados (cuarenta y uno) es demasiado numeroso y habrá
(es menos probable) quien pueda encontrarlo escaso. Un
fundamento breve para esta cifra de tres docenas y media
de elegidos. Se trata de cuatro décadas o más de intensa actividad intelectual y de cambios acelera:disimos, tremendos, en
e] plano univernal (por !o menos), que son susceptibles de
tener en d ensayo una expresión más rica, directa, ingenua
por asi decirlo, que en la poesia o en la narrativa. Esta
éondición k puede prestar al material ensayistico una
calidad de representativo, de sintomático, que lo haga interesante y registrable más allá de la relativa inconexión
que pueda tener con la obra de un autor, del carácter esporádico del género ensayo en ella; aun de la calidad menor
que para esa obra y ese autor - a estricta valoración y a
dis.tancia- sea dictaminada.
·
Y si esto se decide asi es porque (pienso) es probable
que el ensayo esté menos condicionado a ciertas exigencias -de
"singülaridad", de "incanjeabilidad" de "autenticidad", de
'-'totalidad'', de "inevitabiHdad" セ@ · de "d'es.ignfu, literario"que poesía, drama o .narrativa, que sea mucho más 、・ウッセ@
nectable, que valga más セョ@
aislamiento de lo que éstas,
imbricadas regularmente a una "obra" entera, puedan hacerlo. Tiene el ·ensayo así, una cierta condición de eco
del tiempo, de flor del aire, de cosa que por inesperados
ュセエゥカッウ@
puede sostenerse ante nuestros ojos aunque el propósito que la creó sea muy pasajero, el autor que !a fabricó secundario, su voluntad discontinua y aun distraida.
56
Todo esto, claro está, en casos marginales. Como toda
antología que se .compone con criterio realista, ésta ha tratado de combinar, en la medida de lo posible, varios criterios
(y éstos, en el doble plano de autores y de textos). Un cierto
nÍv18l d!e calidad, un cierto valor, por deba jo del cual ya se
estaría, especialmente en el caudal que engrosa más estos materiales, en el mero periodismo. Pero también, cuando ello
es dable, el de reprerentativid!ad de un autor, de un periodo,
de una corriente (su índole típica); también el de ajuste, de
sintoniza-ción con nuestros intereses y nuestros problemas; por
fin, algunas veces, e[ de influ¡enci(J), el de su impactu sobre
lectores inmediatos. y sobre nosotros.
Esta combinación de criterios, que creo imprescindibles
en el caso del ensayo, c.oloca· a esta selección -confiésese con
franqueza- más oerca de la ュオ・セエイ。^@
o de la ・クーGッセゥ」mョ@
que/
de la ・ウエイゥ」セ@
antología en su acepción de escogencia イゥァオッウ。セᆳ
dable, lo pienso con firmeza, para la poesía o la narrativa
pero no para el huidizo género que ahora nos ocupa.
Entre el ensayo extenso y una extracción de tipo aforistico, he optado habitualmente por fragmentos coherentes,
que porten un pensamiento abarcable, plenamente 」ッューイ・ョウゥセ@
ble. En ocasiones, entre los límites de lo transcripto (lo que im·
porta una diferencia con el ,criterio regular) he abreviado los
textos, cosa que el ensayo permite y -es mucho más- riesgosa
en el •Caso del cuento y la po,esía; claro está que respetando
la intención del autor y la inteligibilidad del discurso. Donde,
en condiciones de ignaldad &e ha tratado de elegir, he preferido, me parece lógico, el texto menos accesible al más fácil
de lograr. Y una consideración, ·en derto modo paralela, me
ha ilevad"o a dar más extensión a.los primeros autores recogidos que a los últimos, cuyas páginas son bastante conocidas
a los· previsibles lectores de' este libro. Agrego, todavia, que
la extensión concedida a cada autor no está ウゥ・ュNーイセ@
y no .
está sólo-, en relación con su importancia probable, aunque
57
'¡
1
tenga bastante- que ver con el ejercicio del ensayismo entre
sus varias formas de expresión.
Como es natural, no ha importado nada la proveniencia
del texto (aunque Iimitada, claro está, a la "stricta circunscripción de lo édito). De libros, de revistas, de semanarios )11
(abundantemente de "Marcha"), de diarios, ha sido tomado
el materia:!; seguir otro criterio hubiera significado adelgazar Í
injustamente la representación de bs últimas promociones,
que s61o hace muy poco han llegado al Iibro. Tampoco, y de
acuerdo a] criterio prolongalmente explanadb, he tomado en
cuenta d factor -"suscitación", "oportunidad": una parte de
estos materiales conocieron una primera ins-tancia hablada,
han sido conferencias (sin duda afinadas) en las que e] cálido
trance entre d manuscritoty la letra impresa de alguna -manera, por lo menos a veces, se puede 'advertir;
Aunque .el compilador de 'esta antologia tiene una actitud
"comprometida" ante casi todos los temas que en ella se recogen (ya se habrá probablemente percibido), demás estaría
decir que el Ebro está ordenado po'f una voluntad de ser
objetiv'o'. Esto, obviando el duro hueso filos6fico que una precisi6n obligaría a roer, puede traducirse en que he bu:sca:d"o
y creo que conseguido, atenerme a lo que existe fuera de mí,
de mi voluntad, de mi querer de uruguayo. Este prop6sito,
que sobre todo en materia ideol6gica y política sé hace delicado de cumplir, ha tratado de ser fiel a la importancia intelectual wmprobable de todas las 'corrientes de pensamiento y
de opini6n. Si en la llamada generaci6n de 1945 y aun en
las anteriores podría objetarse que las tendencias 'llamadas
"terceristas", o de "izquierda nacional" o "nacional-populares" están representadas sin proporción a su peso político ,efectivo, ·contestaré simplemente que dlo es porque una cosa es
tener razones y exponerlas y otra, puramente, esgrimir los señuelos de la adhesi6n electoral y s{¡s reconfmtantes producidos.
Hay noticias, como se verá, de cada aUtor y de su obra
, ensayística o afín, dejando al margen, por lo regular, poesía
t
58
1
¡
1
1
1
y narrativa. Los autores (que suelen ser puntillosos) se ordenan por orden cronol6gico de nacimientos y por d a1fabético
cuando son de un mismo año, salvo en el ·casa. de que hayan
nmerto. Los títulos,- generalmente, son los que los textos llevan; cuando han sido puestos por mí van entre paréntes:is
rectos. Las transcripciones corrigen algunas evidentes erratas
tipográficas sin dejar la constancia del antiestético "sic": se
trata de un libro para lectores y no para fil61ogos. Esto mismo ha decididp que suprima notas de índole puramente corroborativa o referencial (cuando la fuente me parece imprescindible, la coloco en bastardilla en el texto mismo). Pm último
y como la pulcritud lo reclama, indico con la necesaria preciffi6n el origen y lugar de ,cada texto.
Una palabra, por fin, sobre la tradición uruguaya del
presente ·empeño. No tiene tantos precedentes en el país una
antología de este t.ipo, como una d.e poesía o de cuento. En¡.·.
realidad, s6lo hay tres -y ya ャ・ェ。ョウセ@
.selecciones: la de .
Benjamín Fernández y Medina: "Antologia Uruguaya" Pro- !1
sa" (Montevideo, 1895), la de Orestes Araú jo: "Prosistas i\
Uruguayos Contemporáneos" (Montevideo, 1910) y la de \i
Vicente Salaverri: "Florilegio de pイッウゥエセ@
uイオァセ。ケッウB@
Hv。MLセ@
lencia-Buenos A1res, 1918). Las dos pnmeras d1gen con un¡\
criterio inclefinido entre lo que llaman, desde sus títulos, "prosa''. Sólo la de Salaverri hace mención especial, entre otros /¡
rubros, de -cuatro ensayistas. (Rodó, Vaz, Rector Miranda y \1
Nin Frías). "Una Centuria Literaria" (París, 1924) de Hugo \
Ba.Tbagelata, recoge material poético, narrativo y ensayístico:
pudiera 」ッョウゥ、セイ。・L@
en puridad, el cuarto antecedente de mi
tarea. Aunque también debe decirse que de los cuatro, s6lo ¡)
los de Araújo y Sa:laverri seleccionan textos que pueden セ・ーオMᄀ@
tarse ''contemporáneos".
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Carlos Real de Azúa
59
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AUTORES
Y TEXTOS
Julio Martínez Lamas
(1872-1939)
Vivió una ·existencia apacíble, casi penumbrosa,
de funcionario púb:ico y estudioso. Fue un hombre
de administración pero, lejos ·de la rutina indiferente
que suele ser el atributo del quehacer burocrático,
resulta para nosotros rm pre-ocupado de las obsesiones que nos rondatÍ, un precursor de todos los
temas nacionales de nuestro tiempo. La condición
económica del país y, sobre todo-, su estructura
económica es casi su único tema si se atiende a
que · un primicia! trabajo suyo de '1918 se titula
Situación económica del pafs, a que su obra mayor,
de 1930 versa sobre el mismo asunto, a que en 1932
produjo para un congresO rural las tesis sobre
Situación económica del
Uruguay y a que unos
años después, al fi:o de su muerte apareció ¿ Adónde vamos? (Montevideo, s.f.) que vulgarizó, precedido por la vía periodística, la "gran cuestión"
del retroceso económico nacional que había explanado en su libro fundamental.
En 1943 la diligencia de su hijo dió a la imw
prenta el tomo I de un vasto estudio sobre la Economía Uruguaya, que no tuvo continuación y en el
que Martínez Lamas repasó, morosa, cuidadosamente el cuadro de. nuestros factores productivos.
Pero si" se analiza especialmente su Riqueza
y pobreza deil 'Uruguay (1930) no es difícil, ver
(sin otro requerimiento que pequeños ajustes terminológicos y esto es lo que hace su lectura interesante y hasta imprescindiblf!') planteados -radical, 'lúcidamente-- todos los temas económicos de
la quinta y sexta década: las -exigencias del desarrollo, sus vías posibles (industrialización o adensamientb agrario), las prioridades de la capitaliza-
63
c1on, las condiciones sociáles y tecnológicas del
crecimiento.
Tampoco es arduo recoger en él -claro que
con discreción y mesura- los lemas con que se logró clausurar -en 1958 todo un período de nuestra
historia político-social: la campaña, fuente de recursos del país; su expolio por la capital por la
vía del impuesto y la política de pr-ecios; el contraste entre \セ」。ュー@
productiva" y "ciudad lucrativa"; la macrocefalia montevideana y el desequilibrio de lo rural y de lo urbano; la diatriba
contra la industrialización ("falsau, "protegida'', ''artificial")", del proteccionismo y de la burocracia;
el encomio de la libertad irr-estricta de comercio
y la confianza i:imitada -en la imbricación de la
corriente importadora y el desarrollo de la producción pecuaria.
Su tendencia a pensar la realidad económica
en áreas delimitadas estáticamente y eii términos
de volúmenes físicos de producción con cierto desdén de los factores monetarios acercan su :pensamiento a la nunca totalmente perimida tradic;ón
fisiocrática También podría señalarse en él a un
antikeynesiano típico y "avant la lettre" que ya
atacó en su tiempo el principio difuso de la uti:idad de cualquier gasto 'público por poco reproductivo que él sea.
Su enfrentamiento de campaña ·Y ciudad o
-para decirlo más estrictamente---- de interior y
capital tiende (como ·es frecuente en quienes lo
practican) a :salt-ear la heterogeneidad -social,
de niveles, de zonas- de ambos. Las solidaridades
internas que nuclean estos dos ámbitos evidentes,
las tensiones de clase que los escinden no preocuparon a Martinez Lamas, por lo menos hasta llevarle a matizar un dualismo muy riguroso. Y es
lástima que esto ocurra, ya que visión tan uniforme priva de buena parte de su valor a tentativas
tan meritorias como el "balance de cuentas" entre
capital e interior que Riqueza y Pobreza ... contiene.
Si este considerar al país globalmente, sin atención a clases deja muchas de sus reflexiones a
mitad de camino, presta a sus planteos un cierto
anacronismo el que todos el' os descansaran en el
supuesto de un mundo estab:e (a partir de 1930
rápidamente dejaría de serlo), en paz, con relaciones de intercambio internacional libres y sus-
64
:1
tancialmente justas, sin coeficientes políticos perturbadores. En realidad, Riqueza· y pobreza del"
Uruguay, aparecido en 1930, estaba ya peilsado
y armado antes de l.a crisis mundial desencadenada el año anterior y esto hizo que el contexto
en que 1 habría que insertar sus evidencias resultara
radicalmente d;stinto al de aquél que el autor había tenido presente.
El ámbito intelectual de éste Y del de otros trabajos de m。イエ■ョセコ@
Lamas es el del ensayo americano del 900 y así lo testimonian su matizada filiación en Eü positivismo spenceriano, la doctrina evolucionista, el organicismo soclo:ógico... Su firme
creencia en la "teoría de los factores" como caPaz de explicar cualquier realidad ·histórico-social,
la vía asociacionista con que tiende a exp · anar la
emerge:Ílcia de tipos psieo-sociales nuevos, su misrila fe en un "carácter nacional" -si no innato ni
previo- fijo, formado por. aportes raciales diversos, su misma adhesión a 」セ・イエッ@
エーセ」ッウ@
de la "leyenda negra", sus inismas autoridades preferidas
(Darwin, Fouillée, Finot, Le Bon) pertenecen también por セョエ・イッ@
a un género qué tiene sus ejemplos
en Pueblo enfermo del boliviano Alcides Arguedas,
en Nuestra América, del argentino Carlos O. Bunge,
en El porvenir de las ョセ」ゥッ・ウ@
latinoamericanas'
del mexicano fイ。ョ」セウッ@
Bulnes.
En nuestro ュ・、セッ@
naciOnal, Riqueza y Pobreza
sólo hallaría sus precedentes en un libro de 1911,
de Luis E. AzaroJa Gil: La so9iedad uruguaya y
sus Problen1as. Más coetáneos suyos y muy afines
· en la libertad de juicio, en la misma perspectiva,
son mencionables los trabajos de Luis Caviglia,
otra valiosa figura de su generación, reunidos. en
los cuatro volúmenes de Estudios sobre la rea11idad
nacional (1950-1952).
Y si puede hablarse de "libertad de ェセゥ」ッB@
es
por-que, en grado mayor de lo común, aparece Martínez Lamas en posturas ·no atadas visiblemente a
consignas o intereses, en ópciones cuya dirección
no siempre es posible prever. Si se estrecha, empero, el cerco de s.us premisas se le puede identificar -acumulativainente- como un conservador,
un liberal antietatista, · un individualista, un antiindustrialista, un antiburocrático, un partidario del
capitalismo agrario, un creyente en la ética de la
burguesía naciente. Pero, también, una mente desprejuiciada, .cuyas conclusiones. resultan a veces
¡
65
notoriamente ·embarazosas para sus propios puntos
de viSta o para ciertos intereses que un cuidadoso
deslinde no se ocupe de distinguir de los suyOs.
En este rubro cabe colocar los del latifundio, al
que ya concebía al modo de hoy como la gran
magnitud agropecuaria de baja productividad y al
que enfrentó con visibles inclinaciones "georgistas"
que son rastreables en sus páginas y que lo 。」・イセ@
can a una personalidad que, como la de Bat:le no
gozó evidentemente de sus simpatías.
Si su perspectiva hubiera de sintetizarse, podría decir que toda su obra testimonia largas meditaciones sobre el material empírico que por largos
años, en sus funciones profesionales, manejó; sobre
u:rl."a realidad en la que, como uruguayo activo vivió
inmerso y que fue capaz de mirar sin las 。ョエ・ッェセ@
ras que pone e! ánimo de aprehensión, o -de defen. sa, o de resentimiento.
Hay, claro, contradicciones en su pensamiento.
í |Aサᄀセsオ@H
consigna central: poblar -y セエイ。・@
la inmi} I セL@ )" gración- producir, exportar, se sitúa de pleno derecho en la línea del desarro1lo "umbilical" o "hacia afuera", como tienden a llamar los ・」ッョュゥウセ@
tas del crecimiento a la promoción económica que
sirve las . pautas del imperialismo. Pero al mismp
tiempo hay en él una percepción (nO habitual entre
las gentes de su pelo y muy aguda) de los avances
económicos del capital extranjero, -en muchos puntos similar a la -que dicta los estudios de Vivián
Trías sobre la Comercialización de nuestros productos y que él hace patentes 'en su libro de 1930
y en ¿Adónde vamos?. Y セゥ@ participaba de la hostilidád del sector conservador a los gastos crecientes del Estado que el Batllisnio promovió, si
creía que -el presupuesto insumía un porcentaje desproporcionado de la renta nacional, conocía también su significado relativo e insistía en la necesidad de indagar si todo respondía a necesidades Teales del país o era, por el contrario, superfluo.
Todo esté material apuntaría, se estará pensando, a una antología de nuestro pensamiento económico. Pero, implicada en sus tesis de tal índole
desarrolló Martínez Lamas toda una teoría del
país, del carácter naCional, de ,Jos partidos políticos
y de la política. No creo que lo haya hecho por
ambición totalista, sino por lo muy consciente que
era de que una -economia se desenvuelve en cuadros extra-económicos (psicológicos, sociales, insti-
·tucionales ,· .. ) · que la inflextonan. decisivamente.
y no qu-eriendo, entonces, lavarse las manos de un
juicio sobre ellos, no pasó a- su lado,_ asépticamente,
como lo hacen la mayor parte de nuestros técnicos
económicos y financieros.
De cualquier manera, lo que da: carácter peculiar y signifi.cación durable a Riqueza y pobreza .!' MセNᄋ@
del Uruguay e!i :m ゥョウエ・セ。@
ヲオャIN、セュ・ョエ。@
en el ャZᄋNᄀセBGM@
deterioro economiCo del pms, que el subraya en
el estancamiento de la agricultura, en el retroceso
de la ganadería, en las deficiencias de las vías de
comunicación, en la carencia de habilitación técnica. セウエ・@
tema, de 1963, fue, gracias a él, un tema
del jubiloso Centenario. La tesis de su libro constituye una acerba crítica a la política económica
de los últimos Consejos Naciona:es de Administración -que el Batllismo, no sin .fuertes resistencias
y trancas, orientara. En este sentido es sintomática
l,a filiación de ::os diarios -El Plata, La Mañanaque se hicieron los portavoces de su diagnóstico.
La industrialización "artificif.tl'\ el .desborde
burocrático, el exceso impositivo, la concentración
de los "beneficios sociales" en Jas capas menos favorecidas de la ciudad son algunos ,rubros de esta
denuncia. Pero al esquematismo ideológico de aquéllas- y estas ideas pudo (y puede) sorprender que
tales críticas se parigualen con ,el ataque a fondo
al carácter despoblador del latifundio, . a su ーイッセ@
ducción antieconómica, a las lacras sociales que su
contorno engendra. En este plano, los juicios den '
tan inequívoco conservador sobre cjertos aspectos |セvGBMᆳ
(analfabetismo, enfermeda·des, imposibilidad de familia, "pu-eblos de ratas11 ) no difieren ウオエ。ョ」ゥャセ@
mente de los que 1a izquierda ha podido formular.
Pero los do sextremos se_ aúnan en que, para
el autor de Riqueza y Pobreza, fueran la escasez de
capitales, la imposibilidad de inversión provocada
por la política -fiscal, el proteccionismo, el injusto
,deslnivel de cuentas entre capital e interior los que
hnpedían -Y el estanciero era en este contexto una
víctima y no un culpable- la necesaria capitalización. Martínez Lamas la concebía naturalmente
por la vía de la empresa privada pero ponía más
énfasis en que sólo el;a sería capaz de hacer evolucionar al latifundio hacia formas: de ganadería
y agricultura intensivas y granja, que darían a su
vez un decisivo empuje a la producción física del
país, podrían arraigar de nuevo las grandes masas
t
j.
66
67,
. de· paisanos desplazados. y. estarían en condiciones
:de brindar a ellas -y a todos- mejores, más huw
manas·- condiciones de vida. En este primer esbozo
de lo que cabría llamar el "ideal neo-zelandizador"
del Uruguay, Martínez Lamas pensaba que una
intensa capitalización del estanciero sería capaz
de facilitar este tránsito, confianza de la que hoy
es difícil participar pero que era firme, sólida convicción en él.
Se ha tachado de pesimista su enfoque y el
adjetivo es pertinente- si se le hace atañedero a la
estricta situación que Martínez Lamas fijó en su
libro. Pero su ie en el país iba más allá de ella y
hay en todas sus páginas una ferviente creencia
en las ーッエ・ョ」ゥ。ャ、セウ@
ョN。」ゥッセ・ウ@
Individualista
robusto, no dudaba de los alcances de una acción
que se propusiera superar todas las rémoras y
-no sin imprecisiones- afirmó la primacía del
factor humano "trabajo" respecto al que la "tiew
rra" representa. Contra el desaliento que la pequew
ñez terrüorial del país pudiera infundir, demuestra, frente a ciertos secuaces de las dOctrinas de
Ratzel, que el espado no es insuficiente y, planteada la cuestión del "tamaño nacional", adhiere
a la clásica tesis uruguaya de que los pueblos son
grandes por el espíritu y no por el suelo que se
despliega bajo sus pies. Contra la frecuente insistencia del pensamiento novecentista en el "factor
racial" realiza atinadas observac=oneS sobre el famoso tema de la 41 Crueldad criolla". Proc'amada la
primacía de los factores ecológicos y éconómicos
sobre cualesquiera otros, atiende a ·cómo ellos son
los mismos para nosotros que para el Entre Ríos
argentino, con el que, constantemente, nos compara
y cuyo desarrollo explana con minucia y no sin
cierta dolorida emulación.
Porque, a pesar de su despliegue numérico y
de su estilo volUntariamente mostrativo, puede decirse que a Martínez Lamas, comb a tantos uruguayos de tiempos posteriores "le dolía el país" y,
sobre todo, algunos fenómenos (tal la constante
emigración a las naciones limítrofes en busca de mejores horizontes), le llegaban como un escandaloso
desafío a nuestros deberes, como una lacra que
hubiera exigido un esfuerzo concorde, total, urgentísimo.
Empero, en último término, es esperanzado su
alegato por la capitaUzación del país, el incremento
de la pbblación, él culto al trabajÓ, la iniciativa
individual, el fomento de las actividades del camw
po. Lo que él consideraba ideología errónea no
lo era por sus fines sino por sus medios, puesto
que no creía que los .correctos fuesen --en cuanto
a compensar ,la extracción fiscal que el camPo
sufría- ni las obras públicas que no crean por sí
mismas riquezas ni la política de precios mínimos
que (ya) veía beneficiando más que a los plantaw
dores a los despiadados consorcios cerealeros argentinos, a los Dreyfus, los Bunge Born, los De
Ridder. Su solución, no muy concreta en sus páginas y tentada en nuestros días con· otros nombres,
era destinar esa masa impositiva originada en el
campo a atenuar los males de la despoblacióri. crear
trabajo, intensificar los modos de exp"otac;ón ganadera, evitar el pauperismo, alentar la industrialización y el consumo de materias primas nacionales.
Hombre de ciudad pero centrando sus ゥョエ・イMセ@
ses en la economía agraria, economista práctico,a!,
estadígrafo, Martinez Lamas representó dos líneas\j\ 1
de cultura nacional 、Nセ@
considerable importancia ケᄋセェ|@
de sustancial contribución al esclarecimiento de las l
condiciones y naturaleza del país.
El enfoque económico, que tuvo sus precursores en Lavandeira,- Pena, Bauzá, Martín C. Martínez, que sufrió su primera sistematización en Eduarw
do Acevedo, adquirió en él plena significación y
se ーイッセョァ。£@
en economistas de generaciones posteriores: en la vasta labor de Quijano, en los estudiosos (Faroppa, Iglesias, Wonsever y otros) formados por la Facultad de Ciencias Económicas.
La otra línea que Martínez Lamas puede representar es la de un "pensami.ento ruralista" que
es tal por su temática, o. por los intereses que defiende o, a veces, más エ・ョオュセL@
por el imborraw
ble sello de origen de a 'gunos que han contribuido
a él. Natural es que tales calidades pueden acumularse o presentarse aisladas; el caso común de un
"pensamiento ruralista" es que él no sólo· atiende a
las realidades sociales, económicas y humanas de./
nuestro agro sino que, también, postula el centramlento 、・セ@
empeño nacional en la Promoción agropecuar:a, subrayando la índole básica y, por ahora,
ゥョウオエ「セ・N@
de la riqueza que 'el campo produce.
Es una larga tradición temática e ideológica cuya
historia valdría la pena realizar y cuyos iniciadow
;
セ
res podrían señalarse en algunos informes de la
época virreina! (Azara, el Anónimo de Brito Stífano Oyárvide) , las reflexiones de Larrañaga, el
rセァZ。ュ・ョエッ@
artiguista y muchísimos documentos
del Fundador, los planes agrarios de Lucas Obes,
ef material de observaciones- suscitadas por la gira
del Presidente Giró en 1852. Pero es, sobre todo,
·en torno a la fundación de la Asociación Rural en
QXWY@
y a la copiosa producción de Domingo Ordoñana que un pensamiento ururalista" se formaliza
y fija unas pautas a las que serán fieles sus representantes posteriores: Carlos Arocena, Francisco J.
Ros, JOsé Irureta Goyena, Carlos Reyles, Luis Alberto de Herrera, Juan Vicente Chiarino, Miguel
Saraleguy. Las últimas promociones continuarán
-esta dirección -que cabría rotular de "ruralismo
empresario"- en los ·muy interesantes planteas de
Gallina! Heber y Frick Davie. También, como
era inevitable, se incrementará en estas últimas décadas un "ruralismo" ajeno a estos puntos
de· vista y que ya no atiende a la reivindicación
gremial sino a las condiciones sociales que engendra el latifundio y enfoca la realidad económica
del agro desde las exigencias globales que el desarrollo del país puede plantearle. En este "ruralismo de izquierda" muy caudaloso es de justicia señalar los libros Agua turbia (1939), Miel Amarga
(1940) de Juan Antonio Borges y Elsa Fernández
y. los nombres más cercanos de Luis Pedro Bonavita, Guillermo Bernhard, Williman Osaba y Esteban F. Campal, entre otros.
l - [Agrarismo e Industrialización1
Nuestro país es ganadero-agrícola, y aparte de sus elementos de riqueza agraria, no posee otros. Su destino económico se halla asi, señalado por la propia Naturaleza. Sus industrias matrices consisten siempre
en la_ explotación de los productos del suelo. ·Poseerá, más adel_ante,
Otras nuevas, pero todas derivadas de aquellas; exportará lavadas las
lanas y curtidas las pieles de sus rebaños, fabricará harinas con sus cereales, se especializará en las distintas industrias de alimentación, y se
poblará y enriquecerá por obra de todas ellas, hasta constituir una
nación de economía poderosa. Adaptando su trabajo a su medio fiSico,
explotará el suelo de idéntico modo como otras nacioneS, por virtud -de
idéntica adaptación, explotan el subsuelo.
Se acepta en nuestro país el apotegma "bastarse a si mismo",
como fórmula -de una solución que es necesario alcanzar hasta donde s·ea posible porque ella encarna nuestra independencia económica. Es /
un error, sin duda, bien que etiquetado por un celoso nacionalismo;
porque esa independencia, o el poder de bastarse a si propio, no con"'
siste, aquí como en todas partes, en evitar comprarle al extranjero,
sino' en venderle todo lo más que sea posible, más, pero mucho más,
'que lo que sea necesario 」ッューNイャ・セ@
El enriq'uecimiento no se obt'endrá
limitando las importaciones, sino expandiendo las exportaciones; cuanto
más considerables sean estas últimas, mayor será la riqueza conseguida,
y ello erí virtud de razones muy sencillas: porque nuestro ahorro
proveniente de la limitación de las compraS en el exterior, tiene, según
hemos expresado, un estrecho limite, y porque estando la fabricación
manufacturera uruguaya reducida a la capacidad de consumo de la
población interna, ella tiene, también, un límite reducido de produc':'
ción; en tanto la expansión· de las exportaciones no tiene límite que
pueda detenerla, por lo menos hasta que la capacidad de producción
del territorio sea rebasada ( ... ) .
En la creencia, tan generalizada, de los grandes beneficios económicos· que nuestras manufacturas representan para el país, hay, aparte
de la realidad de los beneficios o ahorros relativos de que hemos ha-
j
.A
blado, uria ilusión, generosa como エッ、セウ@
las ilusiones acariciadas al calor
del afán de engrandecimiento nacional, pero ilusión al fin. Consiste ésta
en juzgar la utilidad obtenida por la disminución de las importaciones,
corno uria utilidad nacional, neta, sin verse que la bondad de esa オエゥセ@
lidad, de esa economía lograda en los pagos al exterior, está, en buena
parte, necesariamente anulada por la forzosa contribución del capital
rural al sostenimiento y florecimiento .de las industrias metropolitanas,
en un continuo desplazamiento de los dineros de la Campaña hacia la
Ciudad, por obra del mayor precio de las manufacturas metropolitanas
con relación al precio de las similares extranjeras y de lOs nuevos ゥュセ@
puestos a que aquellas dan lugar; ese desplazamiento se traduce en disminución del capital rural monetario, o sea en estancamiento de las
industrias agrarias, es decir, de las exportaciones. Lo que se ha ganado
), no importando, se ha perdidO, con creces, 'no· exportando. El fenómeno
no se ve en la capital, pero se le sufre en la Campaña.
Todo ello es fácil de comprender: cuando un attículo de fabricación nacional es notablemente más caro que su similar extranjero, el
sobreprecio pagado por el consumidor metropolitano, no sale de la
metrópoli, sino que gira y se diluye en ésta, robusteciendo· la economía
local; pero el sobre precio exigido al consumidor rural, es pagado por la
Campaña a la Ciudad, a expensas y pura pérdida de la primera.
Por otra parte, el desplazamientO o sustitución del artículo extranjero,
por el artículo nacional o seminacional, representa para el Estado
una pérdida de renta, que es necesariamente reemplazada con una
renta nueva, o sea con un nuevo impuesto, dado que en el Uruguay
el Estado no disminuye sus gastos propordonal y correlativamente
a la disminución de los primitivos. ingresos desaparecidos; esa nueva
renta o nuevo impuesto, implica, al gravitar sobre la población de
la Campaña, un segundo desplazamiento de capitales, rumbo a la
metrópoli. De donde resulta que la economía de esta última no se
perjudica con el sobreprecio, ni con el nuevo impuesto, cuando
ambos son pagados por el consumidor y el contribuyente metropolitanos, pues su producto queda en la Ciudad; pero el consumidor y
el contribuyente rurales pierden uno y otro, pues el producto de
ambos es desplazado fuera de la campaña. Cuando el producto o
artículo fabricado es del consumo exclusivo de esta última, el fenómeno se agudiza, pues las pérdidas gravitan entonces íntegramente
ti sobre ella. De manera que el beneficio económico nacional, no
existe; lo que existe es un beneficio metropolitano, obtenido en perjuicio de la economía rural; es, como se ve, vestir a Juan a expensas
de Pedro; con el aditamento de que Pedro es la economía agraria,
pues, como más adelante veremos, todo encarecimiento y todo impuesto de y sobre los con:mmos rurales, repercute, en definitiva,
Sobre la producción. De tal modo el eウエ。、セL@
por una parte, 'y pO.r la
otra parte la industria manufacturera urbana, absorben el oro de la
Campaña, el más precioso entre todos' los capitales del país, イ・ウセ@
tanda en forma contínua, que cada vez asume mayor intensidad, las
fuerzas económicas de que la industria agraria· necesita tanto como
la tierra reseca precisa del riego.
"Riqueza y Pobreza- del Uruguay", págs. 24-27.
2 - [Factor Geográfico y Factor Racial:
El Norte y el Surl
1,
1
El factor geOgráfico es, repetimos, decisivo en el sentido de
impulsar o detener a un purblo en el sentido del progreso. No el
único, indudablemente, pero si uno de los mayores. Si el Río de la
Plata estuviera asentado a igual latitud Norte que lo está al Sud,
-sus dos repúblicas, sin más recursos naturales que los que actualmente poseen, serían, en todo sentido, dos o tres veces lp que ahora
son; Buenos Aires sería, no la segunda ciudad latina del mundo, sino
la primera.
Si, aparte del factor geográfico, buscamos otras causas 、・エイュゥセ@
nantes del progreso estadounidense, las hallaremos también, más que
en la herencia de raza, en el medio físico, en los formidables Tf'curso del suelo y' del subsuelo de los estados del Norte, en sus yacimientos carboníferos y metalíferos, en su petróleo. En -cambin, los
territorios rioplatenses están desprovistos de casi todas esas clases
de riqueza; son, según hemos visto, países ganaderos y agrícolas. que
todo lo deben y todo lo esperan del suelo y no del subsuelo, del
manto de humus y no de las reservas minerales. Son, el estadounidense y el rioplatense, dos medios distintos, en -los que cada uno
de ambos pueblos modela su medio social especial; de ahí las diferencias, que no son raciales, sino que son nacionales, porque obedecen al medio social de cada país.
Estos son los secretos de la grandeza norteamericana. Esta no
obedece a determinismos de raza alguna, sino, sencillamente, a la
forma cQmo las tierras están distribuídas sobre el globo y a cómo
las riquezas lo están sobre las tierras. Si los pájaros que cambiaron
la ruta de Colón hubieran volado hacia el Noroeste, la flota española
habría tomado posesión del Norte, y, posiblemente, los ingleses, más
:1
'
73
¡
f
セ@
.tarde, se habrían adueñado del Sud; pero, en ese ·caso, no otro que
el .actual habría· sido el destino del Río de la Plata, No hicieron
aquellas :aves trastocar los de las futuras naciones que con el' tiempo
.habí<in de. asentar en América; esos destinos no fuerori traídos por
Jas _c;arab_elas; existían ya, en potencia, desde millares de siglos atrás,
escondidos en las ・ョエイ。セウ@
del Continente virgen; y los hombres que
los arrancaron y que transmutaron el carbón y el hierro en' fuerzas y
_braz9s_, ciclópeos, pudieron ser hombres de cualesquiera razas. Porque
el destino rio se hallaba reservado a ninguna セ、・@
ellas, ni estaba en
ellos, sino en el suelo de América.
También se señala en los españoles s.u crueldad, y, como exponente de ella, la esclavatura negra. Pero el comercio negrero lo realizaba toda la Europa, con excepción de España; los c9lonos españoles
del Sur, al igual que los colonos ingleses del Norte, los· compraban
como demeritas de trabajo; pero quienes en Africa organizaban las
razzias, quienes transportaban en sus barcos la mercanda de ébano
y vendían luego uno de cada diez negros cazados porque los otros
nueve habían quedado en el camino, no ·eran españoles, sino ingleSes,· franceses y portugueses, ingleses; sobre todo.·.. Si hay ·algún
pueblo que ·se haya distinguido en todas las épocas, hasta nuestros
días, por su crueldad para con las razas inferiores, es Albion. Para
abolir la esclavatura en los Estados Unidos, se necesitó que transcurrieran cincuenta años después de los esfuerzos de Wilberforce en
Inglaterra y que estallara la guerra civil más terrible que el mundo
contempló en todo el siglo XIX. Nadie ha descripto con más vivos
Colores la crueldad inglesa, que sus propios historiadores: Buckle,
Macaulay, Pearson, Picke; los delitos y el bandidaje en Inglaterra
y en- Londres, _dice Macaulay, eran tales en 1692 que puede decirse
que no existía de hecho la seguridad pública. Los irlandeses llamaban a la reina Victoria the famine queen, la reina del hambre.
..Riqueza y pobreza del
uイオァ。ケGセL@
pues, si ya no- había ganados res nullia, los que tenían dueño valían
, tan poca .cosa .y se encontraban, además, tan a la mano del primero
que quisiera disfrutarlos, que el hambre, necesidad la más ゥュー・イセ⦅ᆳ
tiva, nunca hizo presa en los desheredados de la Campaña. Pero,
aparte del pedazo de carne con que saciarla, todas las otras exigencias de la vida civilizada quedaban ·sin satisfacer. ¡Cómo podíarl
serlo, donde no -habían ntás industrias que la conducción de tropas
y- el transporte en carretas!
COnsecuencia de esa pobreza general lo era la general ignorancia; sOn como hermanas siamesas, pues siempre marchan juntas.
Una y btra contribuían ·a 、セヲッイュ。@
las condiciones psiquicas del
·criollo; la primera se traducía en falta- de trabajo; la segunda, en
incomprensión de que esa falta es causa de males infinitos. Ambas
creaban d forzado há-bito de no trabajar.
Cuando un· medio económico es pobre,. esto es, cuando la soeie·dad que vive en un determinado contorno es pobre, la· pereza se
desarrolla en ella colectivamente, por causa de la falta de trabajo,
esto es, por falta -forzosa del hábito de trabajar. El perezoso lo es,
en efecto, por fuerza; o, dicho más exactamente, se ha acostumbrado
a la ociosidad por causa de la pobreza general del medio económico
en que vive, que ha hecho de él una de, sus tantas víctimas inocentes.
La pereza es hija de la costumbre de nC? hacer nada,_ del mismo modo
que la diligencia lo es de la costumbre de trabajar siempre; esto se
.observa en todos los planos sociales, y. aún en todas las edades, desde
el niño estudioso que sln embargo vuelve con pesar al colegio al día
siguiente de terminadas sus vacaciones, hasta el hombre madurO qUe
retir:ido volunt¡lriamente de sus actividades siente la nostalgia de
ellas y las renueva por sport ( ... ) .
La Campaña uruguaya no constituye un medio físico pobre,
pues su suelo es fértil, y -porque en ella los ganados crecen y se reproducen con asombrosa facilidad; brotan del suelo, puede decirse, como
por acción esporádica, ·dando e'l espectáculo de una singular abun·dancia, "cual no se reúne en ninguna otra parte de la tierra", decía
el ilustre gqbernador español don José de Bustamante y Guerra, quien
.hablaba con conocimiento de causa, por su profesión de marino- que
le había hecho visitarla toda. Sin embargo, 120.000 uruguayos viven
hoy en el extranjero; la abundancia del ,medio no impide, pue&, al
criollo, emigrar para no _morir de hambre, ni su pereza le impide
trabajar en tierra extraña. Esos 120.000 compatriotas, Y los muchos
miles más que les precedieron y ha_n muerto en tierra argentina, no
se fueron para no trabajar, sino, precisamente, para lo contrario.
Luego, pues, lo que determina la pereza criolla, eS la falta de trabajo en el país, es la pobreza- de la sociedad rural, latente y formi-
págs. 105-108.
.3 - La pereza criolla
.. Las gueras dieron, además, como amargo fruto envenenado,
una situación de general pobreza, paradojal ella también por cuanto se
hallaba al margen del hambre. Las vacas, en efecto, siguieron reproduciéndose como antaño, y el banquete carnívoro permaneció más
,o menos siempre servido sobre la alfombra de trébol y gramilla,
1
74
d
1
75
dable a pesar- de que los ganados crecen como por acción espontánea.
y; La pobreza no es hija', sino madre, de la pereza. En suma, el criollo
1,¡1¡. ·no es indigente porque es perezoso; sino que es perezoso e indigente,
ᄀ|@ por falta de· trabajo, porque la sociedad en que vive no tiene medios
. para dárselo.
'
¡La pereza criolla! Ha sido siempre señalada como la causa ma.triz determinante del atraso de nuestra Campaña; madre de la pobreza y de todos los vicios que la han asolado y todavía la asue1ari.
Sé confunde la causa y el efecto. Pigricia, decía Victor Rugo, es
madre de la miseria y del crimen. Digamos, sin embargo, en cuanto
! a nuestro país se refiere, lo contrario; aquí pigricia no es madre,
sino hija, de la miseria.
La pereza criolla -sigámosla llamando asi, pues algún nombre
, hay que darle para distinguirla de la pereza patológica- está y
1 _estaba, condicionada por el medip, Es una consecuencia de la pobreza ambiente -falta de trabajo- como lo fue de la abundancia
de alimentos -carne regalada o apropiada-. Pereza paradoja!,. ella
también, puesto que depende de la imposibilidad de trabajar, tamo
セ@ como dependió de la innecesidad; pero la más disolvente, entre
(f todas, del individuo y de la sociedad. Antaño, cuando las vacas no
j tenían precio, la parte más débil de la masa paupérrima se diluia
ᄋZセ@ "agregada" en las estancias; como éstas hoy se han cerrado a los
¡1 ex ti años, aquella vaga por los caminos o se acumula ·en morbosos
'1 rancheríos. En cuanto a la parte más fuerte, los que no tienen trabajo en las estancias emigran del país. En la Argentina vivén 90.000
) uruguayos; en el Estado de Río· Grande del Sud según el último
censo, más de 30.000.
¿Queréis una prueba,· la más convincente, de qtte la pereza
criolla no es una condición psicológica sino una mera consecuencia
ocasional de nuestro medio, y que ella· desaparece en cuanto se
sale de éste? Ved esos mismos mugayos radicados en la Argentina;
en 1914 ocupaban ya el cuarto puesto en la escala de propietarios
de nacionalidad extranjera ( ... ).
La pereza cr-iolla- es una mentira revestida, por obra de extrañas
circunstancias, con- los aspectos de la verdad. Decid, más bien, miseria criolla, y entonces sí esta1 éis en lo cierto.
セ
1
!
"Riqueza y Pobreza del Uruguay", págs, 133-136.
76
4 - [Población, Latifundio y Capital]
Podemos, pues, respecto de nuestro país, sentar la cláusula si- 1
guiente: existe en la Campaña una primera causa determinante de ¡
estancamiento de la producción y de pobreza general, que consiste 1'
en la exigüidad de la población.
Pero esa exigüidad responde a su vez a algún otro fenómeno,
que no radica en las condiciones fisicas del territorio, pues éste puede
dar fácil cabida económica a 10 millones de hombres más; sino que
es de orden social, y extraño, por tanto, al territorio mismo. ¿Cuál
puede ser él, esa causa de causas?
Aceptando la frase de Andrés Lamas: "la ganadería crea riqueza
¡)ero impide la población", la haríamos radicar en dicha industria,
o sea, si se prefiere,• en el latifundismo. Si nos atenemos a esta otra
explicación, dada por el doctor Martín C. Martínez: "la población
セッ@
es escasa por el latifundio sino que hay latifundios porque la
población es escasa", haremos depender el latifundio de la falta de
poblamiento, como uno de tantos efectos de ella.
La ganadería y el latifundio, ¿son causas de la falta de poblamiento, o ésta es la causa de aquéllos? Es verdad que la ganadería
impide el poblamiento de la estancia, porque en ésta no hay trabajo
suficiente más que para contados hombres; pero el estanciero no
puede colonizada con retirar simplemente de ella sus ganados, sino
que debe, además, emplear en la transformación industrial otros nuevos capitales independientes del capital-tierra, que necesariamente
serán crecidos dado que la explotación agrícola realizada en forma
extensiva implica, por costosa, inversiones considerables. Además, los
rendimientos agrícolas son rítmicos, sucediéndose en espacios regulares de tiempo, por lo común anuales, al revés de lo que ocurre con
las industrias manufactureras, cuyos rendimientos son, sin excepción
alguna, ininterrumpidos y continuados durante todo el año y permiten
por tanto el rápido giro de los capitales empleados. De manera queft
la estancia no rechaza la población por el solo hecho de ser estancia, t1
ni, para atraer esa población, bastaría con ·que_ dejara de serlo, sino·¡:
que es necesario también que el colonizador sea dueño de la extensión!.
a colonizar, y que además invierta en ella otros considerables capita-¡,1.
les. En cuanto a que el latifundio existe porque la población es escasa,
セウ@
verdad, pero también podria contestarse a ello que la población es ,
escasa porque la estancia la rechaza, esto es, dicho de otro modo, que j
es escasa por causa del latifundio. Si la estancia ha hecho emigrar al
extranjero a 120.000 de sus hijos, si ha desplazado hacia la Capital
quizás otros tantos, si tiene sumida en la mayor pobreza al resto de su
1
77
セ
L@ población activa, y si por otra parte está ella herméticamente cerrada
a la inmigración, es indudable que ella és causa, y no efecto, de la
despoblación. Pero· el doctor Martinez tiene razón en cuanto para
que _la estancia se transforme en colonia necesario seria que hubiera
agricultores que compraran_ la tierra fraccionada; no habiendo ·población, esto es, no habiendo agricultores, la estancia ウオ「ゥエ・セ@
Bien es
verdad que a ese razonamiento se podría oponer este otro: que no
hay labradores porque la estancia ha dispersado parte de la población
rural; y que los hombres que todavía quedan en ellas se hallan en
una situación tal de pobreza, que no les es posible, no ya adquirir lotes
de tierra ni aún teniendo que abonar de. contado solamente una ¡)arte
minima de su valor, como ocurre con las parcelas vendidas por interR
medio _del Banco Hipotecario, sino que ni siquiera comprar un implemento agricOla, uno solo. Y esta última respuesta tiene tanto valor,
cuanto b. _pobreza de _los proletarios rurales es, en efecto, obra del
propio medio ganadero, pobre en si e ignorante, e incapaz, por tanto
de crear y estimular el _trabajo y menos el セィッイN@
Antaño, el más
pobre peón de cada estancia poseía, siquiera un caballo; hoy abundan
los que- nO tienen ni aún _ese_ principio _rudimentario de capital. Si la
Argentina exigiera éú cada inmigrante la_ posesión de los cincuenta
·dólares que pof imperio de la ley estadounidense deben llevar consigo
t9dos los que desemba!Can en la gran república, la mayor parte de
los 90.000 uruguayoS existentes en la primera habrían sido rechazados.
t
Ni la población es escasa solamente por el latifundio, ni hay
latifundios solamente porqu. e la población es escasa; sino que no hay
·población y en cambio hay latifundios- porque no hay en la Campaña
capitales qúe posibiliten la evolución industrial.
!
ᄋセ@
.
.
"Riqueza y Pobreza del-'Uruguay", págs. 211-214.
5
[Los partidos tradicionales]
Ji
Los partidos tradicionales encarnan sentimientos en vez de idea: .
son el resultado de situaciones psicológicas, de orden afectivo, más
que dictados de la inteligencia, Aparentemente representan pensamientos antagónicos, OrientadoS hacia ideales· divergentes; pero su examen,
fanto en el presente como a traVés de la historia, pone de manifiesto
la- existencia tan sólo de un fenómeno psicosociológico, emocional, por
completo ajeno a toda concepción política, económica, social o religiósa.
78
·Bien que los habitantes del Uruguay constituyen dos agrupáCion'es
o cOlectividades, dos multitudes políticamente adversarias, obSérvase·
qUe; en realidad, el sentimiento que les dió vida y las mantiene a
través de sucesivas generaciones, es ·uno solo, el sentimiento patrio;
sentimiento que obró, en un principio, bajo su forrrla más ウゥューャセ@
Cista, la de amor y adhesión hacia los autores y actores de la Independencia, los Cuales, por serlo, encarnaron, a los ojos de las primitivas muchedumbres, la· patria misma; y que más tarde fue deformado
por obra de las luchas intestinas y como consecuencia del sufrimiento,
hasta circunscribir en cada agrupación, dentro de los límites de cada
una de ellas, la representacióll subjetiva de la patria.
_ El sentimiento así concebido, y así aumentado luego durante Casi
Un siglo de trágica existencia, está hoy tan incorporado al espíritu
nacional, que constituye con éste uno solo; forma parte de él tati
íntimamente, tan estrechamente, que sería obra vana el intentar separarlos. Comprender el espíritu uruguayo sin el sentimiento tradicionalista de _partido, sería algo tan imposible como comprenderlo siri
el sentimiellto de patria.
No fue, en efecto, el choque de tendencias ideológicas lo que en
-ún principio causó la creación de las dos agrupaciones,, si'no que fue
solamente el choque de conveniencias politicas del ma"inento, representadas por los -grandes caudillos primitivos. Aquellas multitudes
:p_o se agruparon alrededor de éstos defendiendo una idea, sino que
obedecieron, tan sólo, al hondo sentimiento de afección que los
unía a sus viejos jefes, bajo cUyas órd,enes ya habían combatido y
sufrido durante- veinte años. El sereno análisis de esa parte de
¡;¡uestra ィゥウセーイ。@
demuestra· que ni las multitudes se hallaban todavía
en un estado de progreso tal que les permitiera abocarse al estudio
ni la solución de problemas de orden social, ni los caudillos, los plantearon como causas de sus divergencias. En aquel medio caótico
y semibárbaro, el conglomerado anónimo no podía pensar como
pueblo civilizado, sino sentir afectos simplicistas tiaducidos en devo..:
ción hacia aquellos hombres que necesariamente debían ·parecerles
grandes como scmidioses ( ... ) . El factor eConómico, que, como
hemos visto, fue la causa determinante de la Revoludón de 1810,
dejó de existir en el Uruguay como causa revolucionaria, -una vez
conseguida la- lndependen'cia; y por tanto no surgió· -ni podía surgi:rr en modo alguno- durante las luchas intestinas posteriores, Y
ャョ・セッウ@
todavía en forma tal que las justificase o siquiera. explicase.
Ingenieros, que intenta esta explicación, padece un error, por confusión del medio uruguayo con el argentino, aún a pesar de referirse
a un periodo reciente de nuestra historia ( ... ) . Es, ese, un error'
del sociólogo argentino; porque ni en las revoluciones acaudilladas\\
セ@
7'J
por Saravia, ni en ninguna de las que le precedieron,, lucharon la
\ Capital cori.tra la Campaña y los gremios urbanos y agncultores conセ@ tra los pastores o ganaderos; en todas ellas, tanto la Ciudad como
; el interior, tanto los agricultores como los pastores, tanto los co: .m. ercia'ntes y los industrial. es, como los terratenientes, se embandey blancos. Vali.éndonos de _la expreraron, por igual, entre 」ッャイ。セウ@
-sión de Ayarragaray, los conflictos fueron SlCni.pre sentimentales.
" Dividieron siempre al país en dos grandes bandos, dentro de los
(¡ue por igual se confundieron los hombres de toda ideología, tanto
económica como de cualesquier otros órdenes, cuando, andando el
ti'empo, pudo haber ideologías. Los partidos tradicionales sólo tuvieron origen y 'arraigaron después, hasta hoy, no por virtud de ideas
y necesidades divergentes };1 entrechocadas, sino a causa de sentimientos afectivos emocionalis que obedccian a 'un estado psicológico
tanto, que hasta en los casos アセ・@
un
especial de las ュオャエゥ、・セM
partido podía con justicia proclamar que luchaba contra determmada
tiranía, el partido adversario, salvo, a カ・」セL@
la abstención de unos
pocos, rodeaba al tirano, degenerando, asi, la lucha, en contienda
partidaria.
Son pues, los Partidos, en su origen, consecuencias' de un solo
sentfmiento originario: el amor de las muchedumbres a los grandes
jefes militares de la Independencia.
Ha transcurrido, desde entonces, casi un siglo; durante él, las
generaciones sucesivas. vivieron entregadas a luchas homéricas, en las
que nuevos héroes reemplazaron a los anteriores y los hijos substituyeron a los padres. Cuando, apagado el incendio secular y embebida la sangre en la tierra, se contempla hoy a la sociedad uruguaya,
se la ve, _como antaño, seccionada en los dos grandes ー。イエゥ、ッセL@
tan
adversarios e inconciliables entre sí como en el día de la pnmera
rUptura caudillesca.
Pero ¿es qué éstos han evolucionado desde su forma afectiva
originaria, hasta transformarse y constituir hoy entidades ゥ、・ッャセァᆳ
cas? oセ@
por el contrario, las generaciones uruguayas se han sucedrdo
transmitiendo de padres a hijos aquel primitivo sentimiento afectivo,
emocional; conservado así, celosamente, hasta la generación actual,
taL Como él _era en un principio?
La respuesta no es dudosa: son, hoy como ayer, y como siempre, las mismas colectividades, experimentando siempre los mismos
sentimientos de ayer y de siempre.
El análisis del sentimiento partidario da las ウゥァオ・ョエセ@
resultantes:
セ@
セN@
La patria es el suelo o territorio. Este es la representación
objetiva de aquella,
·
2. El Partido es .h representación subjetiva de la patria.
80
3. El Partido es, también, la representación subjetiva de la,s
virtUdes, glorias, dolores y sacrificios de los alltepasados de las familias que lp constituyen, y es, en consecuencia, el lazo ideal de unión
entre los individuos componentes de él, cuyos ascendientes han luchado, sufrido y muerto juntos defendiendo aquella representación
subjetiva de la patria.
4. El sentimiento partidario es, asi, la representación ideal de セ@
la patria, de las virtudes de los antepasados y de los deberes de
los ciudadanos para con la patria y la sociedad.
5. En suma, existen dos patrias subjetivas, comprendidas o f)
encerradas dentro 'de una sola patria objetiva o territorial.
セ@
Así se explica:
l. - Que los padres inculquen a sus hijos, desde la más temprana edad, el amor al Partido, tanto y del mismo modo como el
amor a la Patria.
2. - Que se sacrifique en aras del Partido, la vida propia y las
ajenas, la familia y los bienes.
3. - Que el sentimiento partidista avasalle por igual a intelectuales y analfabetos, a ricos y desheredados, a los hombres de la
Ciudad y a los hombres del campo, y a las mujeres y los niños.
4. - Que las conversaciones de los individuos de un partido,
al partido adversario, parezcan contrarias a la moral.
5. - Que las luchas partidistas hayan revestido, por su furor,
aspectos de lucha contra el extranjero.
6. - Que les Partidos no tengan ideales sociológicos, económicos,
políticoo ni filosóficos, distintos los de uno que los del otro.
7. - Que en ellos .puedan tener cabida individuos que sustentan
ideas de todo o ¡den, aún las más antag5nicas entre sí.
8, Que los partidos ideológicos en formación, no puedan\
prescindir del sentimiento de partido tradicional y exijan de sus
adeptos, com condición sine qua non, el que pertenezcan a determinada filiación histórica. Así, por ejemplo, el partido batllista es ー。イMセL@
tido colorado batllista, y en él no podría tener cabida ningún blanco, ·
aunque éste profesara los mismos ideales sociológicos, económicos,
etc., del batllismo, a menos que se despojase previamente de aqueHa
condición de blanco y adoptara en cambio la de colorado.
9. - Que puede darse, así, el caso de coexistencia de dos partidos antagónicos, profesando ambos, sin embargo, los· mismos ideales.
Así, ninguna razón valedera existe paia que no· pueda haber un partido nacionalista herrerista, o andreolista, etc., cuya .exposición de
principios sea idéntica, postulado por postulado, a las del colorado
batllista. Así también podrían coexistir perfectamente un partido católico nacionalista y un partido católico colorado; un partido liberal
81
ᄋャセ」ゥョ。ウエ@
'..j un partido liberal colorado; uno conse;-vadOr. nacio_:·nalista y o_tro liberal, etC., etc. Cada uno de ellos 。」エオイゥセ@
s1empre,
G」オ。ャ\ェセ⦅ゥ・イ@
fu_era su ッイセ・ョエ。」ゥV@
ideol6gica, dentro del イ・ウサャ」エゥカセ@
plano
á.fectivO tradicional.
10. ·. __:. Qué las dos multitudes están compu-estas por un número
según lo comprueban los -actos eleccionarios, ・セ@
igual de· ー・セウッョ。L@
lOs _··que_ Un partido triunfa sobre el otro por centenares o pocos_ ョセ@
nates- de votos, a pesar de haber sufragado centenares de miles de
ciudadanos. Ello demuestra la persistencia, a través de un siglo,
d. e ·la· sUbdivisión or'iginaria del pueblo, en dos mitades.
、・ウセイッャVL@
' Taies. ウッセ@
ios. ーN。イエゥ、セウ[@
セQ@
セウL@ 'también, la fuerza psíquica que los
y que los mantiene inmutables a través del エゥセューッN@
Nadie
'dsó:tpa a ella: hombres, mujeres y niños se hallan dommados,. saturidos de ella por igual. Ni aún. los extranjeros pueden esqmvarla,
Zーッ⦅・ᄋセ@
preside la vida colectiva, a la que les es imposible ウオ「エセ。・イ[@
conforme se van identificando c_on el medio, más y más se sienten
ᄋM。エヲセゥ、oウ@
·y do:r;ninados por la- fuerza avasalladora. Es la influencia dd
-ritecÍ.io obr;ndo sobre su espíritu. En -esos casos, la elección de partido
Obedece también a la visión subjetiva de la idea de patria;· así g"ene,r'álffiente un español siente como los blancos, por el recuerdo de ,la
actuación vascongada en nuestras guerras; si· es un italiano, o un fran,cés, ·generalmente siente como colorado, por el recuerdo de las legiones de esas· nacionalidades, qUe defendieron Montevideo en la llamada
."guerra grande". En ellos obra, de ese modo, también. セョ@
sentí:r_niento
puramente afectivo, emocional, suscitado por .la acc10n イ・ヲャjセ@
del
sentimiento de la patria propia. Y sus hijos recogen la herencia.
"Riqueza y Pobreza. del uイオァセ。ケBL@
,6
págs. 136-144.
[Ganadería extensiva y pobreza]
La_ pObreza del criollo rur·al es irremediable dentro_ de la ·gana・xZエセウゥv。L@
porque: primero, .ésta es una ゥョ、オウ⦅エイセN@
que no. ex}ge
_de __ SlJ_S Obreros. más que un trabaJO elemental y ーョュQエカセL@
イ・エョセュッ@
:pfoporciánalmente, esto es, escasamente; segundo, es una mdustrta de
■Nᄋ・セ、ゥョィエッ@
· escaso, que no permite grandes presupuestos; tercero,
ella ' ei:t virtud de esas dos primeras circunstancias, nó hace posible
·él' s'istema de mediariería · cuarto, dada la peculiaridad del niedio ァ。セ@
·midéro,·-es;;t-pobi"eza pas¡ des-apercibida hasta por los mismos- que la
., ᄋ、・セ■@
sUfren. Este últirrio fenómeno ocu:r:re en razón de las ・ウ」。⦅セ@
ョ・」ウゥセL@
dades y goces, morales y materiales, de la vida de estancia; el pf.oletario rural no tiene ambiciones, porque e} horizonte de sus ideas .no
va más allá del monótono límite de la existencia cj.iaria; a desemet
ja:riza del proletario urbano, que siente acicateados sus apetitos por la
des":"
contemplación de la intensa vida que le rodea, que cada カセコ@
pierta en él mayores y mejores deseos y un más completo conocimiento
de las cosas, el rural actúa perennemente· dentro de urt mismo plano,
monótono como .ninguno, pero, sin embargo, agradable en razón del
escaso esfuerzo que exige, de la alimentación siempre a ·mano, y 、セ@
la belleza física del medio. En el urbano se cumple estrictamente- la
ley de que el que no trabaja no come; en el otro no, porque de todos
tra-.
modos él comerá siempre; ·el urbano sabe bien que cuanto セ£ウ@
baje más ganará y gozará; el rural no lo sabe, y aunque lo supiera
no podría hacerlo, a menos que emigre de la estancia para la Ciudad.
Esa pobreza general ha debido traducirse en despego y desamor
para con todo hasta para con la propia vida y la ajena, y así ha
sucedido, en efecto. Por eso, cada vez que el clarin guerrero lo convocaba para ir a la matanza, el criollo marchaba sin ningún pesar, sin
sentimiento alguno, porque no dejaba tras de si nada que fuese ni que
pudiese llegar a ser suyo, nada que lo atase al suelo que abandonaba,
nada que él pudiese perder. Ni la tierra, ni el rancho, ni las vacas,
que quedaban detrás, le pertenecían; y, por lo menos ¿acaso iban a
faltar en el camino otras vacas en que saciar el hambre, ni otros arroyos en que aplacar la sed? Por el contrario, la guerra ofrecía a su
espíritu torpemente poético la tentadora visión del acrecimiento de
su personalidad según fuera el derroche de coraje que en ella demostrara; era ella, así, la única faena que le permitiría conquistar renombre, mandar, poseer bienes, dejar de ser un pobre gaucho, en fin.
Y allá iba él, lleno de entusiasmos y bríos, a lancear a otros criollos,
que a su vez se aprestaban para lanceado a él en virtud de esas ュゥウセ@
mas consideraciones y por obra de los mismos mc;¡tivos determinantes
y circunstanciales.
Todas esas causas de desdicha colectiva, no solamente no han
cambiado, sino que por el contr_ario se agudizan e intensifican a medida que los años transcurren y que, por causa del natural crecimiento
vegetativo de la población.- y de la falta de trabajo, aumentan los
cerebros ensombrecidos y los brazos inermes. De segui_r así, guay del
porvenir, en esta tierra donde, más que en otra alguna, la chispa revolucionaria prende en los espíritus con la rapidez del rayo y en un día
lleva el incendio hasta los más lejanos confines del territorio. Cuidado
con esa fuerza ciega que ahí está, inerme pero latente, si un エ。オュセ@
turgo la despierta enseñando a aquellas multitudeS campesinas su
83.
1
desgracia tal cual realmente es y convenciéndolas de que sólo terminará mediante el recurso de la fuerza. Cuidado, con las reivindicaciones sociales, cuando prenden en los campos. Como en la Rusia roja
la revolución afianzó de modo que hasta ahora parece indestructible,
gracias a la socialización de la tierra, entregada gratuitamente al
ti:'abajO de los campesinos hasta entonces esquilmados, セゥャjNLi⦅Mᆳ
A・ューヲsエ。セ@
・セウ[ーN、。MTaュ←イゥ」ァ@
_⦅ァX、イ■セMエ。ャA[i@
el q_¡i! Mセ@
un sugestwnador, blanco o rojo, vistiera de frac o con poncho, fuera
TntelCctual O analfabeto, doctor o general, injertara el_- ヲセーNュ・ョッ@
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ャセMᆰ
José Irureta Goyena
(1874-1947)
IセZ■@
··
"RiquCza y Pobreza del Uruguay". págs. 289-291
Parecerá tal vez extraña en una selección de
esta índole la concurrencia del Dr. José Irureta
Goyena. PerO ocurre que, además del penalista
eminente que este letrado fue, del autor del código
uruguayo más orgánicamente pensado y técnicamente más perfecto con que el país cuenta, Irureta era un cabal escritor y un ejemplo irremplazable de varias líneas de interés -temáticas e
ideológicas- que han pesado decisivamente en
nuestra historia.
Abogado ·de grandes intereses privados en actividad que no dejó de levantar violentos enconos,
centro del bando positivista en materia penal, hombre más bien duro y parado sobre sí mismo, portavoz deliberado y metódico del sector patronal agropecuar!o en cuyas asambleas tomaba anualmente
la palabra con oraciones que fueron calificadas de
discursos de la corona, tuvo igualmente ocasión de
despedir en su último tránsito a todos los poderosos del país, siendo en este aspecto una especie de
Bossuet laico de nuestras "clases vivas". Viéndose} e
en un todo, es fácil advertir que Irureta Goyena
, encarnó ese tipo de jurista que -pieza maestra
de un sistema social- puede darse el lujo de pres!.i cindir de todo partidismo político porque siempre
es hombre de consejo en esas entretelas de un régimen en las que las grandes decisiones son adoptadas. Acorde a ello, Irureta prefirió ejercer su
múltiple acción en ciertos ámbitos cuya yuxtaposición podría no tener nada de arbitraria (Corte Electoral, Colegio de Abogados, Federación Rural, instituciones pro-británicas, Instituto Uruguayo de d・セ@
recho Internacional, Banco Comercial, etc.). En este
セ@
65
sentido, cabe afirmar, y no es importanca pequeña, que Irureta fue el organizador más conspicuo de los intereses propietarios del país en contundentes "grupos de presión" parilpolíticos, esfuerzo persistente en él tras el fracaso de sus primerOs proyectos de una fuerza partidaria independiente, de sello capitalista y rura:ista.
Irureta asume así, a la vez, la corriente del
ruralismo conservador (véase noticia sobre Martínez Lamas, in fine) y la de ese individualismo ca.pitalista セゥ「・イ。ャL@
・ューイウ。セッL@
cultor de la "energía",
'-_ de Ia ulibre iniciativa" que suele calificarse en otras
partes, erudita pero precisamente, de "manchesteriano". Tales corrientes han caído, y este descenso
no es cosa de hoy, en tan desesperante banalidad
y en tan mentirosa unción que -es difícil imaginar que
alguien haya podido defenderlas con brío, autenti..;
cidad y desafiante franqueza.
Tal es, sin embargo, creo, el caso de Irureta
Goyena y esto lo que presta interés a sus páginas.
Todos 'los temas -Y los lemas- del pensamiento
conservador pueden rastrearse en ellas y, sobre
todo, en los discursos a las asambleas rurales desde 1910 a 1919: la defensa del latifundio y el elogio del estanciero; la protesta frente a la política
impositiva y al "fi$calismo asfixiante"; el anti-etatismo; la denuncia de la inflación ·burocrática; la antipatía por la política, los políticos y el "electoralismo"; la exaltación del trabajo y del ahorro privado; la desconfianza hacia el proceso industrializador; la voluntad de atenuar (caso de los rancheríos) los males sociales del campo; la reivindicación de la tolerancia y la diatriba del sectarismo;
la adhesión inquebrantable a Gran Bretaña y a su
mercado comprador; la hostilidad al Colegiado (del
que Irureta afirmaría que era' un máximo de gobernantes y un mínimo de gobierno). Finalmente,
en una vuelta. singular pero no imprevisible, aparece, desde 1923, en sus textos de la tercera década
una postura antimperialista de tipo empresario dictada indisputablemente por la protesta de los ganaderos que se sienten explotados por el "trust"
del frío y su política de precias (en una situación
que culminaría hacia 1928 con la creación del Bfイゥセ@
gorífico Nacional").
El fondo de su pensamiento, tal como puede
inducirse de sus obras técnicas y de los Discursos
-publicadOs ·tras su muerte, en 1947, por las institu-
1
i
1
1
ciones que :promoviera, era el- positivismo, pero un
positivismo atemperado por. una pcistulRción Bゥオウセ@
ョ。エオイセャゥウG@
en todo 1o que tendiera a· dogmatizar
la permanencia de lOs intereses y los ideales con
los que su_ ·aCción se consustanció. Pero aun podrían precisarse mejor los- supuestos en que 、・ウセ@
cansa una postura ideológica cuya importancia si
bien remanente, parece obvio destacar. eョエッ」・セL@
a
lo ya apuntado habría que agregar -en concepto de
ingredientes no rigurosamente sistematizados- a
Nietzche, difuso magisterio de todo el 900 y a la
linea del liberalismo (conservadOr) 。ョエゥイ・カッャオ」セ@
nario inglés que tuvo su gran portavoz en Burke
y a la que se aproxima Irureta en sus encomios de
·la voluntad y el instinto sobre la inteligencia イ。」ゥッセ@
nal, de la tradición continuadora sobre la. creación
"ex nihilo", en su vitalismo_ y su "realismo" contra
エッセ。ウ@
las "ideologías". En esta dirección, el ー・ョウ。セ@
m1ento de Irureta integra una original veta intelectual Uruguaya en la que, incluso, podría marcarse un costado radical (Figari) y uno conserva- セ@
dor (Reyles, Herrera, el mismo autor presente)., l
Una veta, es seguro, de mayor influenca real que' セ@
la del evaporable idealismo ariélico.
El texto de Irureta Goyena seleccionado aquí
es parte de una conferencia pronunciada en la Academia Nacional de Letras (cuerpo del que fue fundador y -en el que ocupó un sillón en el que luego
le continuarían Eduardo J. Coutur.e, Carbajal Victorica y Justino Jiménez de Aréchaga). Muestra
algunos de los trazos más firmes de su estilo de
orador y de ensayista, entre ellos .un inteligente
manejo de la cita, ni rebuscada ni manida y muy
estratégicamente colocada. Señala··· también su· proclividad -síntoma al fin de su formación ーッウゥエセ@
vista- por el empleo de comparaciones extraídas
de la ciencia y, sobre todo, del pensamiento organicista. El discurso gira en torno al contraste de
Libertad, Igualdad y Fraternidad y apúntese desde
aquí que aún aceptándose que es (y especialmente
era) un tema vivo de la ortodoxia democrática no
puede dejar de estar teñido de cierta artificialidad,
sin un previo deslinde de las acepciones que se
manejarán, esta logomaquia de tres términos tan
uberosos y multívocos. 'R-eflejan también estas ー£セ@
ginas de Irureta algunos aspectos muy esenciales
del pensamiento conservador a lo anglo-americano
al que el autor, como otros hombres de su época
<
j
87
y su. clase (Martín C. Martínez, Juan Andrés r。セ@
mírez) · se afilió. Uno es la firme convicción en
la "néituraleza del hombre" y el correlativo escepticismo en su labilidad, en su capacidad de sustancial transformación. La fe individualista en la capacidad está inscrita aquí en una visión, muy siglo XIX, del contraste entre construcción comunista y energía individual, El planteo es abstracto,
genérico y la tesis de la capacidad y la nivelación
prescinde de ajustes tales como los del "para qué",
el "cómo", el "qué", el "cuántos" y el セ\」エョ、・BN@
De
cualquier manera -Y señálese al pasar que no hay
aquí el horror extrarracional y sagrado al comunismo que los voceros posteriores a él tratan de
fomentar- el problema general (y el más concreto de los "estímulos" y los "premios") tiene una
aguda y permanente vigencia en las sociedades centralizadas, colectivizadas y planificadas, como con
Jos ejemplos de la U. R. S. S. y China Popular podría mostrarse. Igualmente cabe apuntar que el
texto, de 1944, rezuma en ciertos pasajes el lenguaje de 1910. Así esas ficciones del socialismo, esas
paradojas del comunismo, esos dispersivos extravíos del anarquismo; así el propio simplismo del
esquema, basado en tres puntos: la identificación
de la riqueza con los ricos; la pregunta de si no
hay ricos ¿quién aYuda a los pobres?; la corolaria
interrogación de ¿quién soporta el peso muerto de
los ineptos ... ?
Los pellgros de la Fraternidad, en una significación más 。セャゥL@
serviría para marcar el contraf¡lte entre el liberalismo democrático, de importación individualista y capitalista y las formas de
la'\l.emocracia radical de masas que el jacobinismo
francés primició, que tuvieron su expresión nacional en el Bat'lismo de las primeras décadas del
siglo y respecto a, las cuales las corrientes marxistas, (o "social-comunistas") no podían aparecer, a
contextura mental como la de Irureta, más que
como una superlativa pero lógica conclusión.
,
J
7 - El peligro de la fraternidad
Muchos factores han cambiado de signo en la esfera del Derecho
a partir del siglo XIX.
El Derecho trasunta una lucha sin tregua, entre la quietud y el
impulso, entre el recogimiento y la aspiración, con fuerzas tan parejas
que le permiten -al filósofo situarse a mitad de camino, entre el
reposo que es siempre igual a sí mismo y el movimiento que no se
repite nunca ni se para jamás, pero que experimenta demoras en los
relevos que engendran la ilusión de la estabilidad.
Empezó con la Revolución Francesa por la supremacía del ゥョ、セ@
viduo frente a la sociedad y se dirige ahora a la supremacía de la
sociedad frente al individuo y todos debemos rogar a Dios, porque
ninguna de estas dos tendencias se sobreponga a la contraria y porque
ambas se セョ・ァオ@
en una síntesis que comporte el milagro sinfónico
de un gran concierto ideológico. Este movimiento ha debido efectuarse bajo el impulso del concepto, al principio más filosófico que
económico y luego más económico que filosófico, de las- místicas
palabras, "libertad, igualdad, fraternidad". Económicamente, la' libertad es el derecho del hombre de ejercer sus facultades enlazado a
la prerrogativa de recoger y a la obligación de atenerse a los resultados; igualdad es ese mismo derecho extendido a todos los seres humanos, lo que en el fondo constituye una gran desigualdad, puesto
que implica sUbstancialmente c1 reconocimiento de todas las desigualdades naturales;· fraternidad significa todo lo contrario y en su pureza conceptmil, tiene el cometido de nivelar en parte lo desnivelado
por el binomio de la igual libertad, enjugando los excesos que engendra la inflexibilidad de su aplicación. La libertad y la igualdad se
complementan a la manera del tornillo y de la tuerca; la fraternidad,
en cambio. se antepone a la finalidad que éstas persiguen y opera
como la llama de un soplete que pretendiera fundir la conexión y sus
elementos.
La libertad y la igualdad exigen que a cada uno se le dé lo su }ro;
la fraternidad, que de lo suyo cada un9 se deje sustraer algo para!
i
88
89
セᄀLᄋャッウ@
dernás, cuando lo propio no fuera bastante. Las dos prirj}eras son
\fuerzas individualistas; la última es medularrnente socialista.< El socialislno .neva al marasmo; el individualismo a la Roca de Taigeto. Del
grado en アセ@
estas ヲオ・イセ。ウ@
セ・@
combinen, 、・ーセ[i@
el orden o ・セ@ desorden la justlcta o la arbltranedad, la cooperacwn o el ant<1-gomsmo, la
bendición de la paz O el anatema de la guerra. Debe existir una ecuaci6n distributiva que le permita al cordero vivir en el mismo soto
on el león, sin que el león se coma aL cordero y sin que el cordero
セ・オエイ。ャゥ」@
en el. león su estímulo vital de la caza y su destreza_ de grap.
cazador.
En el descubrimiento de esa ecuación reside el セアオゥャ「イッ@
inmediato de lfl ,hqmanidad._ No lo hemos. de hallar ni en los preceptos del
ilidividualismo, ni en las ficciones del socialis'mo, ni en las_ páradojas:
del comunismo,, ni en los dispersivos extravíos del anarqUismo._ Las·
t 1éofías, que soll simples puntos de· mira para orientar la marcha no
sé adaptan a los meandros, las asperezas, las fragosidades ·y los ac;cidéntes del-camino. La sottise, deda Flaubert, consiste en vouloir condure. La sottisf!', nos parece a nosotros que no reside en tamizar' con"
clúsiones, sino' en pretender ajustarlas al bastidor, a la lógica, a la
simetría o a la impronta de la doctrina. ldeol6gicamente, ·basta_ con
X Mセイ@ "rrienestcrófilo" セウ@ decir, amigo de los menesterosos -pcrdónC;seine el neologismo-, y politicamente con poseer 'la intuici6n del
estadista, que permite amoldar a tiempo ]as reformas al sentido evolUtivo de los hechos. El mal 1_10 estriba en la riqueza; si ésta desapa-·
ieciera, con los ricos desaparecerían los pobres y un mundo de _mendigos y de esclavos vendría a ocupar el lugar de los ricos y- de los
pobres. "Nunca llegué a imaginarme, -decía Lenin al percatarse de
cj_Ue los resortes de .lucro que él había pretendido desmontar se hallaban tan tensos como al comienzo de su labor?- que el hombre
fUera tan perezoso a la vez que tan ladrón".
La N. E. P. fue el resultado de este dramático descubrimiento.
El había pretendido desalojar a la riqueza, que tiene su origen en la
desigualdad de las facultades individuales y vino a descubrir, sin
s'oñado, que la única manera de atenuar el flagelo de la pobreza
paso a la fortuna, permhitiendo qucb :ada .buno tra. Co1.1siste en セ「イゥャ・@
b:;¡je para. s1 mismo, porque cuando el ; ッュセイ・@
tra ·aJa 11 rcmente
¡Jara_ sí mtsmo algo sobra para los demas, m1entras que cuando se
·eSfu-erza_ coercitivamcntc para. los demás, la cosecha no alcanza para
lbs·.-' demás ni para sí mismo. La riqueza de los unos no se nutre de la
iiiopiá _de. los otros; entre ambas existen relaciones de capilaridad,
fiero -la cO:riente Z。ーセャイ@
se mueve en sentido contrario, de la abundancia. hac::ta, la m1sena ( ... ) .
., - hセy@ _que' 、・ェ。セャ@
a la especie la soberana atracción de ese espe-
1
セッN@
jismo-, que sietnpre ha de· valer más, como. ihcentivo de 'la voluntad;-.
que la abominable compuls_ión del látigo. La :visión ・ク。」エセ@
de .ese
problema la tuvieron los padres de la Iglesta (podemos dec1rlo
nosotros que no pertenecemos a_ ella), que aceptaban la riqueza y sólo
condenaban las demasias, las mezquindades, las aberraciones en su
inversión.
Esto· no constituye -aunque lo parezca- la proclamación de una
idolatría con la esencia de dos cultos, fundir en el mismo crisol· el
sosiego y la inquietud, encender la tea del cisma en la llama ceritral
del dogma navegar a la sirga, sustituir el amor al orden por el
ap_etito del' alivio, obtener del frío y del calor úna constante térmica
que no concentre y a la vez que no dilate. Hay. cosas que parecen lo
que no son y otras que son lo que no parecen. Esto es, en realidad,
sublimar la verdad, promediando con Aristóteles dos concepciones de
la N・クセ。ョウゥ@
perfii antagónico; bloquear en una síntesis, con h・ァセ@
de dos proposiciones antitéticas en serie; oponer la contmmdad a
la fijeza del ·reposo y a la f1,1gacidad del movimiento; amar apasionadamente las enseñanzas tibias y acoger con tibieza las enseñanzas
apasionadas. Se necesita. un cierto grado de heroísmo intelectual 'para
naturalizar en el esph:itu esos arpegios ideológicos, a base de conceptos
que nacieron para exterminarse y que parecían. ah ovo indeclinablemente recalcitrantes a toda conciliación. El espíritu es por naturaleza
monocorde· ama las cosas puras, homogéneas, lisas y sirriétricas; rese estremece y lo que se esttemece es lo que tiene. a.cengistra lo アセ・@
tos de dogma y aristas de postulado. Las campanas del eclecticismo
son de palo, y resulta tarea vana querer repicar con ellas; cuando. las
ideas se mezclan en un sistema, pierden su colorido y se vuelven gnses,
pierden su transparencia y se vuelven opacas, pierden su sonoridad y
se vuelven silenciosas, todas reinan y ninguna gobierna, porque el
gobierno ha pasado de los motivos a la sinfonía.
La fraternidad es un impulso zaguero, pero no por eso menos
decisivo, pues en el orden evolutivo de los conceptos, los últimos
-como en el reino -de los cielos- suelen ocupar el lugar' de los primeros y los primeros el sitio de los últimos.
Dicha circunstancia es la que me ha decidido a llamarle a este
monólogo "el peligro de la fraternidad". La piedad para con los
hombres no constituyó una amenaza, mientras bajo la deno_minación
de caridad fue un precepto de orden puramente moral en la propaganda del cristianismo; tampoco_ la constituye hoy- como factor caer-¡
citivo de la conducta, mientras no se exagere su influencia y セ・ャ。「ッイ@
sin sobreponerse, en la acción simultánea de los otros dos prmcipios:,
"el de la libertad y el de la igualdad". El peligro surge desde el
momento en que el equilibrio se rompe, y lo que debe ser fuerza de
91
com'penefración se· transforma en energía de superación y 。カウャセ@
iniento. L'aimable siecle, -deda Lebrun, cU l'homme dit a l'homme,
soyons frC'res, ou je t'assomme.
El coinunismo quiere nada menos que apagar la llama de la
Capacidad bajo las cenizas de la· fraternidad. Aquel que probare, decía
Leboeuf, que el resultado de sus facultades es capaz 'de realizar la
obra de cuatro semejantes, se halla en oposición con la sociedad,
:Porque de-struye la química de su equilibrio.
Ninguna sociedad puede subsistir mediante la absoluta hegemoóía, de la libertad, destinada a asegurar el triunfo de los más capaces;
ninguna ag-rupación humana puede mantenerse por la soberanía de
la igualdad, que es la libertad de todos y por consiguiente un elemento
torfencial de desigualdad. El número está de lado de los- incapaces
y· la fuerza, a la larga, sociológica1pente, es un atributo de la · ェZイッヲオセ@
Sión, el rebosamiento y la demasía. Tampoco puede extenderse indefinidamente en el tiempo una comunidad humana por el predominio
ilimitado de la fraternidad, que implica el florecimiento de la incapacidad, el triunfo de los epígonos sobre los hémes, la "culminación
de los más, que valen menos, sobre los menos, que valen más". El
abastecimiento, la holgura, la abundancia, la fecundidad, la riqueza,
se hallan de lado de la capacidad, pero la capacidad no se manifiesta
sin el estímulo, ni el estímulo se desenvuelve sin el provecho. Es preciso repartir, pero en el reparto los que producen más que lo que
\ consumen deben obtener algo más que los que pmducen menos que
セ@ lo que necesitan. El hombre ha podido implantar la igualdad· civil,
ha logrado establecer la igualdad política_, pero no alcanzará nunca,
a menos que su psicología se modifique, la igualdad económica. La
', verdadera igualdad se plasma como fuerza constructiva y elemento
cardinal de propulsión. Una sociedad en que la medida .de la distribución se ajuste al diámetro de la "necesidad", en vez de al radio
A
de "las aptitudes", sólo es compatible con el altt'uÍsmo de un Francisco de Asís, o el desbordamiento caritativo de un Vicente de Paul.
Decía De Maistre que las constituciones estaban hechas para el
hombre y que el hombre _no existía, pues sólo se conocía al inglés,
al francés, al alemán. . . Parodiando esa sentencia célebre, -un tanto
paradoja! como todas las sentencias- podemos enunciar nosotros,
. que el comunismo sólo es posible en una sociedad integrada por hombres capaces de moverse por' amor a los demás, con el mismo fervor
con _que se mueven por amor a sí mismos, pero es preciso convenir
Cónmigo, en_ que esos hombres aparecen en el horizonte de la historia
·tan de farde en tarde como la luz de ciertos cometas en la bóveda de
los ·cielos, para perdel'se un rato después en el crepúsculo de la
eternida'd.
1
92
Quod p•enitenti.s non curat,- -se observa-- ferrum 」オイ。エセN@
Es la
proclamación de la fuerza. . . La compulsión eS un- auxiliar de la
ley, y nunca ha podido ni podrá ser un sustentáculo definitivo del
caos y la- dispersión. Existe un orden. Si el orden no se establece por
sus propios medios, restablecedlo por la fuerza, pero no hagáis de
ella una finalidad en si misma, ni, lo que es ーセッイL@
el troquel de una
voluntad que niega al hombre y subvierte su naturaleza. Las mayorias
.
constituyen un expediente, como del expediente un principio.
Es imprescindible cambiat el alma humana si se pretende cambiar de sistema: no nos fiemos de las virtudes d·e la compulsión, que
si resultan eficientes para hacerle abandonar al sujeto una parte de
su presa se muestran ineficaces para arrebatarles el grueso de su
,
,
f
botín. La fuerza puede muchas cosas, pero no podra nunca trans ormar el alma humana y obtener que por ella llegue el sujeto a negarse a si mismo, aceptando la postración del renunciamento. Por
eso preconizamos una fraternidad capaz de conjugarse con el principio
de la igual libertad, un máximun de altruismo compatible con el mínimun de egoísmo constructivo, una fórmula de equilibrio que contemple la insolvencia de los demás, sin cegar la fecundidad del
」ウセオ・イコッ@
individual. Cada colectividad posee un coeficiente d: イ・ウセエョM
cía capaz de llevar a cuestas. sin quebrar los resortes de su dmam1smo,
un número de anCianos, de niños, de enfermos, de degenerados, de
obrercis sin trabajo y de trabajo sin obreros, en relación con la- cifra
de individuos física, mental y volitivamente bien dotados. Cuanto
rriayores proporciones asuma esta interpretación guarismal, más elevada resulta también la capacidad del grupo para arrastrar el peso
muerto que supone la gran legión de los incapaces, y la copiosa falange de los capacitados deficientemente. Dejemos, por consiguiente,
que la sangre bañe generosamente el acervo de las células vivas, si
queremos evitar la muerte residual de las células enfermas; toleremos
que los fuertes galvanicen los resortes de su fortaleza_ si aspiramos a
suplir el mecanismo oxidado de los débiles; admitamos la. libertad ケセL@
la jerarquía, la igualdad y la preeminencia, la abundancia y la escasez, 1
si pretendemos cimentar la fraternidad y substraerla definitivamente 1
a los falsos halagos de la ilusión y las mendaces promesas del ergo-1
tismo declamatorio. Es posible que las palabras que Milton pone en
boca de Satanás, dirigidas a los hijos del ciclo no sean más que un
diabólico sarcasmo, pero revisten el acento de un apotegma aplicadas
a los hijos de la tierra. "Hijos del cielo, les dice, si no sois iguales,
sois al menos libres, todos igualmente libres, puesto que la jerarquía
no está reñida con la libertad y antes bien, con ella se armoniza".
Pero, ¿a qué obedece -temo que me ッ「ウ・イカ←ゥセ@
el sobresalto
que os infunde la supuesta y eventual hipertrofia de la fraternidad?
;j
93
Os ·Podría cOrltestar de inmediato, repitiendo simbólicamente las palabraS del Príncipe Hamlet: "algo huele a podrido en Dinamarca''.
Temo que lo que no pudieron obtener los apóstoles 'del 」イゥウエ。セ@
ョセウュッ@
por la prédica de la caridad, intenten realizarlo por la violencia, dándOle otro nombre, los abanderados de las doctrinas extremistas.
En la fraternidad compulsiva soñaba Saint Just, cuando decía:
"La República no tiene la virtud por principio sino el terror". En el
aniquilamiento de la libertad, pensaba .Robespicrre cuando exclamaba:
"Lo que constituye la República. es la destrucción de todo lo que
イ・ウゥセエ。BN@
Se acerca el instante propicio para ello. Es al fin de una
catástrofe, cuando se hilvanan los elementos de una nueva ー・イエオ「。セ@
ción. Trasunta un error creer que se pasa naturalmente de los 、ッュゥセ@
nios del caos al reinado del orden: el traslado de las tinieblas a la luz
no se opera sin un gran deslumbramiento y el deslumbramiento significa el desquicio de la visión.
"La destrucción de lo que resiste ... "
·_ No se conoce, que yo sepa, una consigna más digna de カゥエオー・イ。セ@
ción. Lo que resiste tiene el derecho de existir; más aún, constituye
un buen punto de mira, para corregir la dirección. Talleyrand señalaba, políticamente, la conveniencia de afirmarse en la oposición:
"apoyaos, decía, en lo que resiste". No varllos tan 'lejos como él; nos
fueros y meditar sinceramente en el
conformamos con respetar ウセ@
espíritu de su contenido. Lo que resiste trasunta a veces la enseña de
extravío. La verdad puede pr'oscribirse,
la verdad y .otras el símbolo セ・ャ@
pero no ult1marse; el extrav10 se muere solo y no hay necesidad _de
matarlo.
.
. .
...
. . .
.
.
.
.
.
.
...
. .
"Discursos" págs. 146-153,
94
Joaquín Torres Garc:í'a
(1874-1949)
La ambición metafísica del gran pintor que
fue Joaquín Torres García,_ la impetuosa avidez de
Verdad· -con mayúscula-, que comenta algú:rl
texto de esta selección (nQ 85) se expedió, hada los
ú:.timos años de su ·vida, en toda una articulada
concepción del mundo, en toda una cabal filosofía
que sus lecciones, su actitud, su eXistencia entera
prestigiaron incansablemente entre nosotros desde
su vuelta a Montevideo en 1934, Este mensaje ゥ、・ッセ@
lógico, en el que lo conceptual y un claro fervor
de religión naciente se aúnan con toda naturalidad,
este "manifiesto", vastísímo y llevado a todos los
corolarios posibles, no es sólo el de uno de los ョオ・セ@
vos, y muchos, "ismos" pictóricos que han エイ。ョウゥセ@
tado por Occidente en la primera mitad del siglo.
Integral, en cierto modo \セエッ。ャゥイBL@
defendido por
los discípulos con una agresividad auténticamente
sectaria, religadora, cOn fieles, con excomulgados,
con catecúmenos, este credo aparece originado en
Torres con notas de autenticidad, de inevitabilidad,
de comproiniso que pocas ·creencias ostentan en ese
grado, crecido desde la propia experiencia del 」イ・。セ@
dor, desde su praxis pictórica, desde su decantado,
reflexivo vivir.
Fue así la suya una aspiración -en cierto modo de linaje comtiano-- de alojar entre las mallas
de una formulación intelectual al hombre, sus obras
y el_ mundo entero. Torres concibe un universo
orgánico, inteligible, ッイ、・ョセ@
por la Regla, medible 'pol- el Número, distribuido por la Pro;porción
y 1-a Estructura, regido por la Norma, movido por
el セr⦅ᄀエョゥoN@
Estas nociones son algo más en él que
esqUemas ideales, hipótesis de trabajo o conceptos
ゥョウエイオュ・。セZ@
96
responden a 1a ョ。エオイャ・コセ@
misma
del Cosmos y hacen que todos .,-y especialmente
JOs eSenciales, Universo, Regla, Número, Estructura
se identifiquen.
.
Pero, por poco que se cale en ella,. イ・ウオャエセ@
セᆳ
sible que esta construcción es tal vez mas platomca
que aristotélica; irreductiblemente _idealista en la
acepción ontológica, todo el pensam1ento de Torres
postu ·a como fundamental セGッエイB@
orden que el de
las cosas, qUe el de los fenomenos. Tamb1en es a_bsolutista colltra tod-a relatividad, ideocéntrico, o?Jetivo espiritual ᄋュ・エ。ヲ■ウセ」ッ@
y místico, incluso, sr se
ー・イセゥ「@
el imPetuoso vuelo hacia esa "regla", ese
Hnúmero" que yace en el corazón de los ッ「ェ・エセ@
Y
resuelve toda multiplicidad en unidad diamantma.
Tal concepción, más que universalista, n:ás que
integral, se inc:ina イ・ウオャセ。ュョエ@
.al momsmo Y
cuando conio le ocurre a todo momsmo, el pensaH
miento' torresgarc;ano se enfrentó con la realidad
de lo plural, la afirmación: todo diverso: todo uno.
Esta es la clave fue su respuesta. Afuera las cosas,
adentro lo uno, que es todo y que es el objeto de
la ciencia porque no hay saber auténtico que no
sea saber de lo universal.
Platónicamente, lo uno -ideal- planea soberw
biamente sobre lo intelectual, lo histórico, lo econów
mico, lo racial, --Io social. Pero las pugnas, セッウ@
reclaw
mos que nacen de estos nombres, de estas faces qu,e
la contingencia adopta no son negados por un espiritualismo desdeñoso y solipsista sino, por el contrario, aceptados y dignificados en el p:ano que les
corresponde.
Y si, para llegar a lo Uno y la Regla hay que
calar en la entraña de lo múltiple, correlativament.e
la plenitud posible 'de una 」ッュオョゥセN@
con el Luセョキ@
verso sólo puede lograrse (más aJa de lo. eplderm:co del verismo fotográfico, del cerebral¡smo, de
la reducción a lo \セイ・ーウョエ。ゥカッBI@
por la captación de lo abstracto del alma que corresponde a
lo uno, por la concentración que nos ー・イセゥエ。@
la
intuición abstracta capaz de acceder a lo umversal.
La doctrina torresiana es hostil a todo antropocentrismo, a toda divinización de lo humano.
Detesto al hombre centro, pues en esto está todo
el origen del mal, 、セ」・@
en uno de los textos que
de él se recogen. Para este ser humal?o, 、セウーャ。コッ@
así del centro halagador del escenario, カセQイ@
pa;a
el orden transindividual del ideal inagotable, eXls-
tir para lo superior, espiritual, universal que late
dentrd de él, era el deber primero. Fidelidad a la
Norma se hacía pues para Torres, la auténtica libertad, tanto por lo menos como para ·el cristiano lo es
el cumplim-;ento de una conducta que le permita
alcanzar el último fin de la bienaventuranza o
para e· marxista el servir un movimiento histórico
que humanice su vida propia en la ascensión humanizadora de la de todos. Coherentemente a esta postura, Torres García distinguía así la "individualidad" -en su sentido de etiqueta, de crecimiento
horizontal, de arbitrio sin norma- y la "personalidad", con derechos a ser hondamente respetada.
El distingo (aunque es obvio señalarlo) no es original de Torres y ya aparecía reiteradamente en
muchos planteas de la década del treinta.
Aquel ideal inagotable impoilla la brega por él,
la lucha principio eterno de la existencia -tanto
para Torres como para su contemporáneo Carlos
Reyles- porque la erradicac.lón del mal del mundo es imposible y el esfuerzo, por ello inacabable.
De :a: afirmación del hombre integral metafísico con alma, proclamada por Torres contra las
concepciones comunistas, se desprende, en cierto
modo, una gnoseología y una moral. Frente a un
rac'onalismo enteco, sostenía que el saber de lo uno
es un saber que no se aprende y que se identifica
con el hombre entero; la Razón sólo no basta; el
alma no se confunde con ella y sólo en la unión de
ambas se origina el consorcio que es de donde mana
lo más grande que e·l hombre ha concebido.
De la identidad de lo espiritual y lo vital, ingredientes inextricables del hombre resulta para
Torres que en su vida material a éste :e baste acomnasarse a los ritmos de la naturaleza; una ét-;ca de
vivir comunitario, trabajo, austeridad fue propugnada también y -sobre todo- prestigiada con la
ilustración ejemplar de su vida.
Tal es, en un esquema empobrecedor y seguramente discutible, ia construcción intelectual que
Torres identificó con su persona. En una labor apostól:ca constante -al margen de su pintar y de su
generosa conversación- Torres escribió mucho.
Una lista no exhaustiva de sus obras puede alinear
ya: Notes sobre art (1913, en catalán), Dialogs
(1917, en catalán), El descubrimiento de si mismo
(1917), Gu-ones (1933, Madrid) y los que siguen,
publicados todos en Montevideo, algunos en edicio-
97
fles· a-fte'sa'n8.les de .・ゥョ、ッィセャエM
'Siril¡:Ílicidad: Estructúfoa' (1935).- La tradición dé! hombre abstracto
(1938), Historia de mi vida (1939), Metafísica de la
prehistoria· indoamericana (1939), La ciudad sin
nombre (1941), Lo ·aparente 'y lo ··concreto en el
arte (1947), Mística de ·la pinturá (1947). Universalismo constructivo (Buenos" Aires, 1944) comprénde el :rttate:dal -de sus .claSes entre 1934 y 1942,
La recuperacióh del ob)eto, . _:reCogida en el n 9 8
(1952) de la Revista de la Facultad de HumanidadeS y CienCias -abarca el texto de las que dictara
€ll 1948 y 1949.
Formado entre los tormentosos GセゥウュッB@
de la
__ Pintura nor-aÜá,ntica y en sus centros: Barcelona,
. París, Nueva York más tarde, desde ellos y en la
práctica pictórica y la discusión inagotable, Torres
García fue madurando, corno se_ decía, la doctrina
del "uníversalismo constructiVo". La recalada final
de tres lustrOs ·eri su tiel'ra ョ。エゥカセL@
devolvió más
tarde a Torres a la conciencia de una radicación
Y de-un deber amerlcanos.'_'i'arribién le puso-en contacto con el arle arcaico del continente, el que alcanzaron lá.s grarides culturas indígenas y en el
Que· descubrió Torres esa fidelidad· a la Tradición
eterna "de la Re-gla (altUra, riObleia; 'mesura, orden)
que ·sus lecciones"iban develando en la historia del
·arte Universal y que ·-aproximarOn· -en una suerte
de museo imaginario coherente, homogéneo- el
neolítico, el griego arcaico, er egipcio, el románico,
el neciplasticismo, la arquitectura funcional. En esa
Tradición, entOnces, :mostró TOrres la alta versión
americana-lmiversal, -de la ciue' hizo el gran venero
inspira_doi:' de una creación autóctón,a genuina y la
superación
todas las falsas antítesis (tradición
versus Originalidad, localismo versus universalis'mo) que han gravado y trabado el desarrollo de
una expresión americana de gran calibre.
Este enfoque podría así mismo valer por una
seña de la actitud i:r;ttegradora del pensamiento to\ rresgílrciano, de la propensión sincrética de una
tarea intelectual que por su misma ambiciosa naturaleza tenía que alojar muchos ·elementos dentro
de ella. Este sincretismo que es también, como tantas veces se ha observado, uno de los trazos más
firmes de la inteligencia hispanoarriericana, se hizo
· releVante en él a travéS de la cOnvicción en la
necesidad d-e imbricar :-en un todO las verdades
ae
,parci.aJes. qÚe su -espíritu )e -_vedaba- Techazar. Porque apúntese: セFエ・N@
extremado, este -dogmátiCo, poseía un sentido del equilibrio .:_arquitectónicoque le PonÚt
actitud de hoSpitalidad hacia
todo lo legítimo, con -tal, naturalniente que fuera
en la justa medida.
Creo que, sin desmedro de _su evidente originalidad, son claras en Torres algunas influencias. Tal
pienso que lo son las helénicas en ,general y en especial las platónicas y pitagóricas, la de los teorizadores del Renacimiento de la 11regla de Oro"
(Luca Paccioli el principal) y sus reelaboradores
' modernos (Ghyka, Servien, etc.) -aunque con éstos· más bien pudiera hablarse de "contactos" que
de "influencias". Lo mismo considero que habría
que decir de los planteas ·de René Guénon sobre el
pensamiento oriental. En cambio, indudablemente,
fue fortísima sobre él la impronta de EugeniO /
D'Ors, a cuyo clasicismo latino-americano, a 」オケセ@
doctrina de la soberanía de la inteligencia le ve-mós)
adherido en algunas curiosas cartas dirigidas por
Torres a Rodó en 1915 y 1916.
A la mención de sus antecedentes habría que
agregar -en un homenaje a la simetría que a él
tiene que serie especialmente debido- la de su
influencia poderosa, la de su notoria descendencia
espiritual. Dejando forzosamente al margen a todos
los ejercitantes de la pintura que Torres y su セt。@
ller" formaron y aún a los muchos plásticos ya
maduros cuyo sello marcó imborrablemente, el pensamiento torresiano es bien visible en numerosos
escritores -poetas y ensayistas sobre todo------- y en
varias direcciones Ha valoración de la Tradición,
la postulación de un pensamiento totalista y orgánico) -que_ de alguna manera- y algunas muy vivamente- le han sobrevivido en la cultura nacional.
De los autores seleccionados en esta obra me parece evidente (y así se subrayará -en cada caso) el
impacto de Torres sobre Esth-er de Cáceres, Guido
Castillo, Luis H. Vignolo, aunque la lista podría
ser muy ampliada y matizada.
De los textos aquí -elegidos, en Arte y Comunismo no sólo se manifiesta su credo personal y
social: también se transparenta en tonos de desgarrada autenticidad la pobreza ejemplar, la entra-
en
ñable austeridad de su vida de artista. Las otras
páginas condensan con fuerza sintética singular los
princip:os esenciales de su doctrina estético-filosófica. La construcción es a veces coloquial y hasta
penosa pero la densidad de lo dicho impone su dignidad, su importancia, a través de todas las eventuales torpezas de la verba:ización.
3 - Introducción
Ya antes de la actual crisis que está desarticulando el mundo
y en la que podrían hundirse para siglos los más altos valores huma...
nos, el ai'te, con manifiesta evidencia, dió señales de cad\Icidad y
desorientación Aguja sensibilisima, marcó una depresión: "notable,
pues a la afanosa rebusca que tuvo que durar casi niedio siglo, ·y
·que culminó con el auge de valores de suprema calidad, sucedió Qセ@
explotación de los. mismos, y ya con propósito más bien mercantilista
{¡ue de_ fiel devoción por una de las más nobles vocaciones. Y a esto
debe añadirse como lógica consecuencia la germinación de las peores
simientes, como en terreno inculto.
_- ' En·'medio de ese aná1'quico y bajo estado de cosas debemos· decir,
para' sosiego y plena satisfacción de nuestra conciencia, que ni por un
Solo illstante abandonamos nuestra posición de trabajadores infatigable-s
por- la ve'rdad y el arte, ni falló nuestra fe en los valores absolutos que
fueron siempre nuestro norte para el al'te y la vida, y ni aún ante la
carencia de medios, ·casi total, desmayamos, y menos que· eso to"davia,
·cedimos a las diversas presiones que se ejercieron sobre nosotros. Por
encima de_ todo eso y por en medio de todo eso, no cesamos un punto
·en la prédica ni en el trabajó de creación ni tampoco en la enseñanza, teórica y práctica, de nuestro arte. Y hoy, después de tan largo
recorrido, aun estamos en lo mismo.
En ese gran lapSo, hemos visto en torno nuestro derrumbarse cosas
·que sobe1 biamente parecían inconmovibles, y aun, ahora mismo, asiStimos a ese trágico espectáculo, y vemos, hoy del modo más palpable,
que sólo la verdad permanece. En ella, pues, y más tenazmente que
·riunca; hos afirmamos.
La similitud de nuestras ttiorías, basadas sobre todo en la humana
tradición de todos los siglos, y que generó las más grandes culturas,
tuvo al fin que hallar su cauce apropiado en la tradición autóctona
de este hemisferio, y que, por ·tal I'azón, quisimos hacer nuestra. Pues
fue para nosotros un hecho cierto, que si el camino de la salud estaba
para todos en volver. a .reintegrarse a esa universal tradición -y el
101
mundo a la deriva queria confirmarlo- viendo que en esa misma
verdad estaban ·Jas grandes culturas indoamericanas, con ellas debíamos_ identificarnos. Mucho antes de verificarse los diversos Congresos
Internacionales,_ adoptamos nosotros tal posición que püeden atestiguar múltiples escritos.
¿En qué podría consistir nuestra propia teoría, y qué relación
podría tener con lo que fuese la esencia misma de esa milenaria tradición humana y por esto también la de las arcaicas culturas de
E;l c_oncept(! ⦅ァ・ョセイ。ャュ」Mエ@
América? Difícil me parece decirlo sin ィ・セゥイ⦅@
realista del hombre actual. Para él resuitarán un estorbo -t-ales' có-riceptos que debemos emitir, pero piénsese que estamos tratando un
ーイセ「Nャ⦅・ュ。@
d. e arte y_ que. en. セ。ャ@ . c.ampq,: MセウY@
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sirviese {!e- norma· para. todO. Y_ entqnces una lejr, :úniq.
_Ley-. que· puede correrse én_ 」オ。セ⦅アゥ・イ@
セ・ョエゥ、ッ[@
y· _que· ーオ・ア⦅セ@
§f:: •. TMセウエL」Zヲ|Nᄋ@
. i:star' en vigencia en cualquier tieffipo., y セオァ。イL@
,
· __ . _. _ · :
L⦅MZᄋyセ「ゥ・ョᄀ@
sólo tal· verdad--o -tai .¡egl;1 Mョゥセ。L@
ウゥセ@ ᄋNZュ・ョッウ」セ「@
_-¿'C Qセ@
1
¡persol!-alidad del- artista ni del ュセエゥコN@
'propiQ. d_e._cada エゥ・fセ。L@
ーオ・、Lセゥᆳ
tfil::árn_el: futuro·_ arte ·de América. Ar:te. qJ.Ie N、・「セ@
crearse de-la- 「。ウ・Lセ@
-.la;·cima,_,plies no debe-. contar lo realizadQ hasta hoy;- f.ruto. de nuestro
.aprendizaje en Europa, _y ·po_x: esto su. reflejo.,¡; · -Si en tal santa cruz:;¡.da de unificación hemos puesto.todo·nu.estnD
セケZ@
tealizindb·.·:a
eSfuerzo: durante estos últimos ocho años, ᄋ・ウセオ、ゥ。ョッ@
darvez¡:.y ·también por todos-los medios a•nuestro· alcance, difundida
·tal-.ideá, ·justo debiera ser ahora·: que se tomase en consideración ese
"e)ifuhze·,· aUnado. a otros. tales en ·:otros ·planos,- per'o en la misma _di.:.
rección, y que se le prestase apoyo moral _.y ュ。エ・イゥセ@
creemos .-en
\ィM・ョセヲゥ」ッᄋ、@
todos) Pues que sepamos y en: :tal sentid() ésta :es la
·úhica'vOz :que h<ista el-presente se ha levantado· para de .una vez -pqr
,t-Odas,' se- qUiera partir- de lo propio Y'- como deba ser,- y ·no. de cualquier
セエィ。Zョ・イ[N@
·
Como trabajo preliminar y antes de entrar' en ·la exposición de
ᄋQセfエ・ッ■。Z@
ァ・ョイセャ@
CónStruétlva Y de ·su: vinculación con la' -tradición
.areaita 1 de Amér'ica, se···estudió preViarilentc la Prehistoria- y el Arte
ゥャ・ᄋZセ£Gaイエァ、。LMmッ@
Evo, y Ré'nacimiento,--pilra' pasar luego a las
;:esCüehis iiu:ldernas; Corrio desemboque lógico dd Ultimo período rena'-rcbntísd.-: -ilitegrado por los venecianos_: y -españoles del- sigló- de oro-' de
, :¡a ·-Pinttinl;· _Se estudió· detenidamente-''el. ImpresiOnismo ·y Post-Impt€1-
jMAーェセLャ}o@
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HィᄀZエセ\ャ[L@
Nqセ。ョᄋZaM
p.at:tir 、セ@
'revolucionario, el Cubismo; ヲゥーN。ャュ・ョエセL@
..éste, Y. ケセ@ ᄋセョZNオ@
ケ・イ」}。、セッ@
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_ en___ plef!a ,-d,,ecac;Iep.c;i_l'!;-.. Y ..N、セM
ZcAイセィエL」ー@
yl. MsY「イセ\NQャウュッ@
,_ .:
Tal extenso y profundo estudio ,del arte·y de .las ·ideas ·y ュAZ、ゥgセ@
;:ell: (¡ue 1sé deSepvolvió según los tiempos, nos permitió: fija!-· un ,c:dterio
,de· .suma .. impor'tanciaj que si- había _un arte. de orden .. universal· que
·-'.fesuinia Jos. conceptos- más. セャエッウ@
de. cada pueblo, y¡_que ·por esto .podía
セ、・ョッュゥ。イウ⦅@
arte de la hum_anidad :.,_pues en efecto, tcil :arte pareció
si:empre apoyarse en. 'la ,tradición. de· una .profunda. ciencia, アオ・Lセ。@
-ttavés:de- ellOs perdm:ó ·siempre. a partir del: Renacimiento, apoyán-dose el arte más bien sobre el sentir individual y racial, dió イゥ・ョ、セ@
!suelta a eStos sentimientos_... particulares cuyo. resultado , fue -el .natu.ralismo.r.,y así nació. la· Pintura. Con esto' se ·.dicé, un nueve arte :que,
.p6c.b<i.sarse ·en lo real antes que· en la imagen 'mental, quiso·· apoyarse
:en, la- imagen visual, y por esto introdujo la .luz y la profundidad
atmosféi'ica, .que es como decir .que dotó a la pi:ritura de una -tercera
.dimensión. En la marcha del tiempo, pues, y a partir de· cierta- épdcá·,
tenemos ·que Considerar. á este nuevo- arte: la Pintl;tra. Este- criterio qtie
creernos haber fijado nosotros por primera: vez, facilitó: el trabajo
-de hallar de nuevo, a través de ese -arte anecdótico y :. particularista:,
·.de N・セーイウゥVョ@
siempre individual, la base, ·estructura( y. reglas uni:Vefセ。ャ・ウZ@
del arte grande, monumental de las épocas antiguas entre las
cuales -·debe contarse la de los pueblos prehistóricos de toda América:.
Por'. esa via, pues, hemos llegado a ese fundamento.
PUeS bien, la exposición ·de esta Regla Universal' de Arte, y ·cm)
fi:ii- no -sólo dé llegar a· tal unificación; sino además de fija·r un アゥセ@
terio . Y una orientación para el a'rte de América, ha :sido el objetó
dé nuestros· estudios durante estos últimos años., Diéronse a diCho ッ「ェNセ⦅エ@
alrededor de seiscientas conferencias, en las cuales .todos· estos .proble.:.
ri:ta fueron cuidadosamente tratados, f6rm'ando- un conjuntO de iョ。セ@
ferias que tienen que ·ser de primordial importancia para ·los artistaS·.
Reunir todO ese material en un solo volumen ·es la aspiración ョオ・ウエイ。セ@
ーオセ・ウ@
sólo Por medio de su difusión se podrá llegar a. la mefa de. nuestro anhelo, que no es otro qUe el de que toda América_ posea a1 fjn
un . arte . de calidad que pueda llamar_ suyo, libre ya ·de· influenciaS
éx6:anjeras,' y que por él se Sienta en verdad ser de un mundo nuevo.
Sobrepasa esta aspiración, corno puede verse, al mero intercambio
de valores culturales y de arte entre las diversas naciones de América.
Va más allá de ese plausible acercamiento. o villculácíó.n éri la actividad
espiritual de estos pueblos, pues tiende. a la crea:cióiÍ de una nueva
セオャエイ。[N@
:mejor,. una nueva. era en 1'1- cultura un.iversal en_ es,te despertar
p. resurgimiento-del espiritu en_ esta parte del mundo. セウN、・」ゥイL@
lo_q!Jt:¡
todos esperfJ.n que se produzca -eQ-tre nosotros Y.': アセ・@
エ・セ、イゥ。@
⦅アオセM@
stJ:rJ
no sólo el· contrapeso del derrumbe en otras latitudes, sino además,
la orientación para- el futuro del Arte.
Comó ·podrá :verse luego, a través de estas lecciones se desarrolla
un pellsamiento único: estructura.
Entendiendo que "Arte" _es saber hacer con las reglas, ha debido
considerarse. ante todo este hecho en sí mismo, tratando de entrar,
e'ntonces, en su esencialidad, que tend1·á que ser siempre construir de
acuerdo con la ley de unidad. Y tal ley, que todo lo dge, tiene que
llevarnos .fatalmente a un concepto de universo. Por eso la idea de
estructura,· tal como aquí quiere entenderse, abarca el ·orden completo.
Por esto que acaba de decirse, se comprenderá fácilmente que
cualquier cuestión que se trate, por ser vista deSde ese ángulo, tendrá
que ser considerada de una manera especial. Si se trata, por ejemplo,
de un problema moral o social, revestirá un aspecto particular que
no _.será -ya el usual. Lo mismo sería al hablar de la prehistoda o
del arte medieval o del arte moderno. Y lo mismo cualquier cuestión
de orden técnico. ,Por tal razón, las clasificaciones habituales por
materias; la sucesión lógica en vista del desarrollo de una serie de
temas deteiminados, el acumulamiento de nociones sobre un objeto
dado, .en sentido . ilustrativo. no reza con nada de lo que aquí s·e
pretende poner de manifiesto. Pues sea cual fuere el objeto, 'se
tratará siempre de lo mismo: de esa armonía total. Así, pues, la ordenación de este libro tendrá que diferir de la de otros, sean de ・ウエ←ゥセ[。ᄋL@
de arqueología o de técnica de a1te, pues todo, aquí, tiene otro objeto:
ir derechamente a ·su esencialidad, a su íntima .estructura. Y siendo éste
_el primordial objeto en cada estudio, la contigüidad de lo más opuesto
no tiene ya que parecer algo ilógico. De estructura. y de universalidad
--los dos pilares sobre lo que todo quiere apoyarse-, tanto los hallaremos hablando de un dolmen o de un templo como de un soneto o
de una pintura, y lo mismo si se trata de un problema religioso o
de arquitectura. Pues a través de todas esas cosas sólo se quiere
llegar a esa esencialidad universal, donde se evidencia que la Regla
Constructiva y el Universo se identifican.
MCuzo de 1942
"Universalismo Constructivo", págs. 17-21
9 - Arte y Comunismo
El Comunismo es antiquísimo;- se remonta a algunos siglos antes
de nuestra era. E!a practicado por los primeros cristianos -antes
de Jesús--, pues la idea del Cristo remonta aún más en la lejaníá
104
del tiempo, y está. ya eU los- Profetas - siendo Jesús, ·tirío de los
el "maestro", el -hombre ejemphi:r
tantos realizadores, el· Bイ。「ゥセGL@
que con su vidá quiso guiar a los otros -.·idea ,que. es tomada des.
pués por Pablo (ya en otro plano, en otro medio distinto del de
Palestina, y que si habla del Cristo no cita a Jesús) y esta idea del
Cristo (conversión mística del hombre en espíritu) debía tener por
consecuencia la idea de fraternidad (y Jesús por esto nos habla
del Padre) y también del menosprecio por lo material. De_ ahí, pues,
que entre esos hermanos, todo fuese común, los Essenios, Terapeutas, Nazarenos (de Joshua Nazir) los Ebionium, etc., a lo largo dd
Jordán. Y, del mismo comunismo vemos surgir entre los primeros
cristianos (después de Jesús) la primitiva Iglesia, pues sus adeptos,
todo lo vendían para ponerlo en manos de los pastores, no existiendo
más que un fondo común. Y ya se yo que toma origen en cosa muy
distinta el comunismo actual, y que fue formándose paulatinamente,
hasta ser lo que es hoy, tras muy- grandes especulaciones. Toma su
O!igen en el estudio de la economía,- y quizá lo que inspiró eso fue,
por un lado, .el ver a la bancarrota que iba el mundo, cuya impasse
quizás es el actual momento; y, por otro la consideración de que
.ningún hombre debe hacer trabajar a otro en beneficio propio. Y
·aunque incluyese esta idea moral, el comunismo moderno . tiene Y
quiere tener siempre una base científica positivista.
Sabemos que hoy, dado el estado actual de cosas, habiéndose
deslindado los campos ya no se admite la ambigüedad de los con¡;:eptos, las ideas intermedias o posiciones -con respecto a este agudo
y grande problema social. La paz (en este sentido) por el momento
no es posible; hay que estar con las armas en la mano en todo instante. Hay que definirse: es la exigencia que trae el estado agudo
.de la·s cosas.
·
Sobre esto, con respecto a mí, en cuanto a mi vida, no hay equí- f¡. .
vaco: ni verigo de familia burguesa, ni he sido bm-gués, ni aun pequeño burgués:_ he trabajado siempre, y jamás he tenido ni tengo.
En mis escritos he erigido en ley al trabajo, y amo al trabajo. No ·1
he consentido jamás patrón, y por esto jamás lo· he tenido; he prefe-- 1 •
rido por esto vivir como artista bohemio, así como vulgarmente lo ,
ョッュ「セᄋ。@
la incomprensión, he practicado el altruismo entre' los de !
mi cofradía artística (porque es la gente con la que he convivido) Qセᄋ@
pero tengo que exp,¡.-esar, que digo que hay cosas que son "mías":
mis libros, mis cuadros, mis papeles, mis herramientas, en suma, ,_
para poder trabajar; y también mi cuarto y hasta la casa de alquiler
en que vivo, pm·que representa mi ambiente, que me es necesario, y 1ゥセ@
todo esto tan poco, hace la ilusión de mi vida, como mis amigos.
Un mínimo pues, d€. propiedad la creo necesaria. Hacer- trabajar 1
l
105
pte )o- 4e セNM[ィ・」⦅アBjエッ、ヲ@
)': ,J;Qlo¡ -,ep
he 」セ。エj⦅、ゥッ[@
_;llqy_ ,p.q'_:l>et:ía, ーッ⦅ウゥャ[セN@
NZセ@ ..ᄋセM ウᄋセMッゥヲエ←[ィ£
、■エィッ[セMᄋゥNB@
veces;" .que· :he·:tra:baj·:add -{ coriJ.o··Ia- casi) totf(Gャゥ、£\N⦅・jiosᄋセZエウス@
pata los-- bU-rgueses.' Véase- mi pintura: en: primer
AZャァ。エセ@
pu'édl:t _tledrse.< .qu:e<está fuera: dél tiempo,·( ¿cómp pues·,: voy: a
Zサゥ・ョウ。エNセ⦅@
Nセ・Mョッウ_I@
--y, ctlando ·. hace referencias . a cosas pm;ticularcs
Las calleS, las usinas, los ュオ・ャセM
el -trabajo,:en
:¿qué ・ョッᄋエイセュウ_@
la. mia·,. más :de·pol:rie,
,suma.,:Adéh{ás: ;¿hay -pintura.-más-- austera アセ・@
GェイゥィエャZsLNMセョウ@
y--ostentosa? _¡y los materiales que· he usado! Tablas
ANカゥ・ェ。ァ[ᄋZュイセ£ウ@
éonfecdonados -'por 'mi ·mismo; la· Mーゥョエ。セ@
al-templ'e
'fC¡_úi: _\ra]e- Una's ·mon'edifas) ei- frasco; y también la- _pilltura -de pomos
;i:¡úe/ la ffi.ás ·¿e las veces eS . sustituída- por la -pintura para coSa( de
·jndtistiia; ·F·deCOración. Mis aniigm;: ¿cuáles Gィ。ョᄋMウゥ、ッ_セエ・ヲ£L@
poe"t3.s/ artístis; ··gente hurriílde. 'No- las primeras ·medallas, -los· ·grandes
piemiüs;_ lOs" ·artistas oficiales. ReVolucionario" en arte siénipre he sidÓ.
:so.Y·libre M・ョ⦅セ、@
'Pensamiento ¡:iórque no' pertenezco ·a l).inguna· イ・ャゥセ@
1
• gión'·- dogni.ática, En esas condiciones ¿puede asustarme -'el Coniunismó-?
Si" ·y _rio;' Me· ásusti en -lo que· se· refiere a-- su; baSe' poSi-tivista que
Jiene- ·que· 「セイ・@
con toda ·idea- de. una ュ・エセヲゥウ」。[@
y yO quiCró al
horilbni!: intégtal, ·con- alni.a. PerO nada más-. Y ·si, diria también- que
me asustaría -Si- de mi· quisiese hacer- un individuo, "estandatdiZadol'
y no_ se r:spetase ュセ@
ャゥ「・Nイエ。、BョカセオL@
9-ue ウゥセュ⦅ーイ・@
quiere Mセsエ。イ@
de
\'.acuerdo. COJ.l -lo:: umversal,. pues. ·.ahL esta el. -límite natural de sus
ji --derecho's.
'
DeteSto la política· y -la lucha politica; _toda guerra en --el campo
'real.:·"Y, Si soY ·por naturaleza idealista ¿quién tendrá -derecho á
·eXigir C¡vé :'no: lo -sea? Rel:nito1 pues, siempre, todo al 」セューッ@
-ideal.
'Y-- estoy dispu·estO a sufrir-: en el campo real 'de -las. cosas- por no
meterme en él. Además, soy místico, metafísico, por fisiología, por
·tetilpcraillento, , y.c asi como naci · moriré, porque· no puede sér de
ótta.:mancra.- ¿Se· puede .. exigir: que sea. de. otro modo? Muchas otras
consideraciOnes podría hacer en ese sentido (y .rrie- he reStringido
tOdo-lo posible) ·pero no son esas consideraciones, el objeto -de esta
conferenCia. ·Lo que h<iy, pues 1 es que no me presto a ·que me pongail
'rÓtulo- o etiqueta de ninguna clase, porque; si puedo solidarizarine
·con las· -ideas,·- no puedo ·solidarizarme con los hombres. Marcho por
lni- camino -.q'ue -creo recto, pero no por camino trazado por nadie.
·:¿IndiVidualista? ¿Cómo voy a serlo si. sé que una unidad no puede
,esta:t.'. jamás ·en-la artn:onía total, y yo quiero estarlo? Detesto aLho'm;..
·bié_. centro, ·pues enJsto está todo el origen del mal. Pero también
·e;Ie_tf:isto:_-las etiquetas ¿Por qué? -Porque en nombre. de los emblemas
.más:· santOs; se .cometen- y_ se han cometido, laS infamif!.s más gran·desi _ :Yo me: ,-á justo a Ja ley y respondo sólo por mi.
セm@
[セNゥMイエ。ャHL⦅ッ」ZウᄀYョ・@
セjᄋ@
Ot!f9Jl,- セ\ス[MョオQ^ケ@
Í?9f 」jZ←ス[ャセ⦅ゥ、ィ@
ウゥセューイN・@
セᄋMGャ@
,: Y: [⦅ケッセ@
·ya sé qüe" esto no·,:es IO •que -·se-: qhiere;_:---y []MーッゥZ・セエ@
í:Se 'me
,ataC:l.-. Y _,·se .que puedo ser bartido, .pulverizado;:< por_·- hordas. ciegas
<¡u e:· lucharían quizá· con pasión .por- Ja;,- justicia; pero_ ·no puedo ser de
:. ,
セ@ Mセᄋ@
otro modo aunque me cueste la vida.
Por-esto, _Con ningún: ·rilzc\hairiientd sé que no cóhvenceré a na-die; pé'ro· debo ·cxpoher miS razones.-·
·
..;-,
DCspU'Cs de expo11er eSto, que me ー。イセ」・@
qUe -pruéb<i q-Ue. iio
-hago· arte burgués, voy a d3r·mi ·razóh de -por-' qué·-tarrl.poco·: hago
arte pr9leta:rio, tal -como q:uieren ·los comünist3s; y -aun,:· eh ·gérieral,
'tille· :rio · debe hacerse.
- '·
·
El error ·fnáximo de los comuhistas eÚá en esto: qUe sigUiendo
MセQ@
corice¡jto ·vulgar, de que el arte debe ser slempré tepreSentació:rj, ,1
セャ@ ___valor de él 、・ーイエセ@
、セ@
_la an.écdóta, del drama,, ·del espeCtáculO
en fin,' Lアオセ@
se desarrolla en_. ・セ@ lienzo q la eScultura; El díá en que
..se. prw;be_ que el arte 'es' ·eso, los -comunistas tendrá·n razón. '1.- :
YO _no tengo qUe probar más; que_ el att'e ーャ£セエゥ」ッ@
lio セ@ es ciso,
_pórque-. si después ele tantas lecciop.es_ n_o lo he ーイッ「。、セ@
n_o lo pro_plástico tierte 'sus leyes· prophis,
'bai'é nunCa. -1-Ie dicho --que. el 。セエ・@
Gウッ「イセ@
las- cua:les· ·se, basa, Y-que; por' la fidelidad a !:!Sas ley_es es que
,puede _ sei· fuerte y grande. ,Además, pór esaS leyes se .basaba eh la
lnisma ·estructura universal. No es 」ッウ。セ@
pves, para traerla y llevarla
a, to_da.s_las· 。カ・セエオイZウN@
El arte eS coSa- muy' profUndá y muy "seria; infi'nit':':me_nte_ · ョZセウ@
'de lo アセ・@
cree la generalidad.
'
'
'
, Pero, al {undar así el arte sohre sí, misritq, viene el reproche 、・セ@
(jUe no· eS -humarici; dé"qu'e· entonCeS es- un purO Mセウエ・ゥ」ュッN@
ESo, ·en
todo caso_ será para los_ ciegos; pmJa aquellos que, en_ faltando- ャッセ@
1
。セ・」VエゥNッL@
l._o ウ・ョセゥZ[エ。ャL⦅M
la .expres.ión, lo .·sub.lime ... ; y' rpil- _c.os.as '.
as1 a)e?as a. la plas·t.ICa, ya no saben v_er nada. ·E. s mas profundo lo , (
que la plástica dice por si misma; lo que háy, eS que no es- tradu-¡11
cible, en .lenguaje -literado. Pefo, en eSto está su mé.rito: es que
aquello realmente es plástico.- Además expresa algo, que 9tro arte ,
._
,
no puede expresar.
Pero la _crítica, la filosofía de arte, ha sido. ejci!'cida por liter3.;tos, y. estos, no han _querido ver én las- manifestaciones de' :irte plás_tico, más ,que literatura. Y los .. mismos artistaS, también han sido
-influidos. por ellos -y el público:-. Además, tenían que pasar 40
Nセゥァャッウ@
para que este concepto fuese bien definido. Hoy lo es, _y, Por
,estq¡. maÍ'ca -un .punto ゥセーッイエ。ョ・@
en la evolución. De este cóncepto
atrás; es retrogradar.
Ahora bien; a una .nueva. forma social ¿no 、セ「・イ■。@
corresponder
un arte evolucionado 」ッイウーョ}ゥ・エセ_@
En セ。ョGャ「ゥッL@
ウセ@
q11iere practicar el arte clásico tradicional, y sólo remozarlo por el concepto
1itCrario .de_ la nueva ideología social. , E'stán pues, equivocados. Pero,
e
l
10.7
no dudo, ·al fin- se verá claro, y los artistas p)ásticos auténticos, no
nos veremos· combatidos por los fervientes del comunismo. ¿Cómo
se va a vestir lo .nuevo, con el viejo traje de lo que pretende combatir? Es una falta de lógica.
Diego Rivera y Siquciros han enfocado mal la cosa; y esto
delata que no han sido jamás artistas plásticos de verdad. Aun ウオーッセ@
niendo. que el fervor por la nueva causa les llevase a desinteresarse
pOr el arte no debieron caer en tan grande equivocación como es
lo que no debe, con lo cuaJ desaparece, Así se
forzarlo a セクーイ・ウ。@
pierde todo; y aun una posible expresión, de acuerdo con las leyes
del arte plástico, y entonces, no por descripción, sino por íntima
'estructura del mis_mo, que es lo que debe ser. Pero. esto, cuando
la exaltada emoción del artista le llevase a tal realización.
Dije otra vez cómo artistas comunistas convencidos, como fイ・ョセ@
dlich o Théo Va'n Doesburg, practican el arte abstracto; es decir,
un a.rte _plástico no ャゥセ・イ。ッN@
Y como Mondrian ィ。セ・@
lo mislno, Es
que el .arte está por encima de eso. Pero no digamos por N「セェッ@
ni por encima: digamos que es otra cosa, como 1? es la med1cma
·o la astronomía, o el amor. El arte es para el dommgo, ·!lara ·¡a_ paz,
pa. ra la elevación. o la comprensión de lo más puro; no p.ar.a la Iuc·. ha.
. No puéde ser tomado por comunistas o fascistas, a su J?lacer, para
! hacerle decir cualquier cosa que convenga.
·
. ¡¡
Pero, levantan aún un argument9, en apariencia ヲッイセゥ、。「ャ・L@
para probar. que el at te, no sólo se. debe expresar por representaciones, sino que, en todos los tiempos ha sido asi, y por esto, ha
traducido los ideales- de la época.
.
A esto yo repetiré lo que he dicho otras veces: lQ, que el arte
oficial, glorificador de reyes y hechos histó'ricos, y mitos セ・ャゥァッウL@
es precisamente el arte esclavo, el arte al servicio de cosas; arte,
por esto, ーッュゥセイ@
y decadente; y también por esto, más naturallsta.
El arte hay que buscarlo en_ los primitivos; arte que capta la
verdad (que es· decir .la creencia real, moral del hombre) y no la
verdad falseada, ofic_ia.liz.ada: pol.ítica. M. omento de ingenuid. ad, de
sinceridad· momento de verdadera creación, que -luego será exploLセMエ。、ッ@
por ios otros. De manera,_ que si el art; de los grai_Ides pe:íodos
' tiene- alguna virtud, es porque eri su entrana aun palpita o VIVe Qセ@
primitiva fe y la ingenua y simple expresión del ptimitivo. Lo que
vendrá después será vanidad ostentación al servicio de los poderosos.
'Y para terminar diré: que. Qセ@ más grande o?ra de arte que ha イ・セャゥᆳ
zado el comunista,_ es esa hoz y ese martillo trazado en cualqmer
pared con carbón o con un mal pincel. Porque ese símbolo es perfectamente' plástico y escrito con el corazón.
!
.
l
"Universalismo COnstructivo" págs. 931-935
108
10 - El concepto de '"medida" es
universal
Con los últimos estudios que hemos hecho, se ha puesto en evidencia una cosa importantísima; y es ésta: que la MEDIDA, que
comenzó por parecernos indispensable para realizar una bien t1 abada
obra y con unidad ahora, por su universalidad, nos ha llevado a
considerarla como indispensable también -para regimos en la vida y
con esto en todo. Porque, en todo momento, pU:ede damos el equilibrio: no inclinarrios demasiado ni hacia un lado ni hacia otro; no
desechar ciertas cosas para dar preferencia a otras, sinO ambas ponerlas en la medida justa; no exagerar en ningún sentido; dar a todo su
valor justo; y, mejor que esto no puede hallarse. Y por esa verdadera
rᄋセァャ。L@
que hacemos nuestra con todo el fervor, pues a ella nos confiamos totalmente; por ella, digo, aun vemos cosas de mayor importancia; y ahora es, de que las cosas, en general, no son en si buenas
o malas, y que el todo de su bondad o de su dañina condición, más
bien está en la proporción 'en que entran en el uso. AsJ de la comida
y bebida por ejemplo, que no quieren sino· templanza; y ésta, la da
aquella proporción justa y, cuya falta, sea por exceso o por defecto,
es causa de desequilibrio; bien porque su insuficiencia nos perjudique
o nos prive de un goce legítimo, bien porque el exceso nos lleve a ー・イセ@
turbación. Y aun, la Regla ésta, nos privará de deScuidar otras cosas
en que no pensaríamos, y en las que tendremos que pensar, para hallar
el debido equilibrio, fuera del cual, entonces, y por el hábito, ya no
sabremos hacer nada.
Quien pue's a ella se someta, dócil a cada momento y en todo,
¡qué gran beneficio sacará y cuán aplomada y justa y sabia será su
vida! Ni el ocio consumirá lo mejor de su existencia, ni se agotará
y destruirá por el trabajo, sino que, guardando la medida, gozará de
ambas cosas dentro de su proporcionada moderación. Ni la gravedad
va a hacerle hosco y taciturno, ni la ligereza va a pervertir sus más
positivas dotes. . . Y aquí, nadie creo que vea que vamos a un término medio contemporizador, pues si esto se pensase es que no se
habrá comprendido nada. Pues si en la parte ancha de la Regla
ponemos todo aquello positivo y lo afirmamos el que esto sea completado y equilibrado por una pequeña proporción de lo opuesto, no
quiere decir su anulación, sino la proporción debida en que ha de
entrar para no ser excesivo y por esto, perjudicial; asi como se templa el buen vino con un poco de agua para quitarle el excesivo ardor
y así mejorar su intrínseca virtud.
109
Y, con セウエッL@
llegamos a -q.na ·conse_cuCIJ.cia que abre camino a unamayor suma·--de goce--jústo y de experiencia en--la vida, y- ・ウセ@
de que;
de todo ーオセ、・@
usarse si es en la justa medida.
Porque; sea por ley atávica o por costumbre, un sinnlimero de
actos- nos parecen contrarios a una limpia y recta conciencia y, por
ello,_ nos 。Ijウエ・セュッ@
¡Error ーイッヲオセ、■ウゥュAᄋ@
n。、セ@
セウ@ ⦅イ・ーッ「。セ@
セゥ@
se
risa ·cori Ja-.moderación que· impone la medida. Y quiérase -perlsar un
_pOcO, ·trayendo ·a la memoria cualesquiera de esas cosas -y se verá al_·
momep.to. Y es-más: se verá· que la austeridad, la 。「ウエ・ョ」ゥセ⦅ャ£@
mayor;
parte de las ·vetes es ignorancia, vana presunción de perfeCtibilidad
que nOs _trae'rá arrogancia y que, por esto, hasta lo indiscútiblémeiltc'
buenO- debe templarse con un pequeño grano de. . . póngase -lOcura,
perversidad,_ malicia o セッ@ que se quiera, y que . sazonará la bondad·
a·quella; ·que_ sin· eso, se hada 'rigida y -fastidiosa, intransigehté Ycruel,
ーオ・sセ@
Como "dice -el adagio, tanto· se pierd·e --por carta de ·máS ·cámO' pOr
c·arta de·· menos.
· :V ·<::O_li _ser nÍ'uy subidas "Y aquilatadas_ todas estaS ·virtudes -:-de.
nuestra Regla, sabemos que no son:_ sus mayores excelencias: ;Pues ·nO es
sólo' イセァャ£@
para·dar justa cabidit a todo, solamente, sino; 'qu·e con __ ・セエッ[@
Se cumple eÍ mayór bien, y es, de todo pará:r en Unidad que es:· _como
decir ᄋ・ョ。イエッ■セ@
Pues si· ·debidamente se ha ·puesto aquello-· que Se'
debe NHアオ・Mセウ@
lo positivo) ·en la parte más larga de la regla -:-Y sií
siempre· hiciétamos- 。ウ■セ[@
aunque en el- otro extremo esté lo opuésto,todo' tiene qUe ·parar en _belleza y bien ·de todos, pues -tal· sabia pro pッイセG@
ción, ha de darnos hi _totalidad, que es· Ia- perfecta armonía:: PueS si
en hi.- .¡:{<l:rte mayor, está ·escrito:·hu:manidad, y en ·Ia pequeña iridividuo;·
verás-e presto, que· si invirtiéramos loS términos, tod.o seria egóíSmo ;.Y
ー。イ」ゥャ、セ@
y asimismó, '/ pór estar en es-e luismo. orden, puede: estaí-'
esc;rito en la Regla: trabajo, el_ cual, moderado por una parte·'de· odo ·
o- ェオセァッMLZ@
nos equilibrará para un mayor rendimiento y bien' de to,dos,
ya- que, úabájando, .ser-emos útileS. Peio Si eri 'lrigar de- eso,·· ・ウ←イセ「ゥMZN@
ram()s-: 'ocfo. -eil -vez de trabajO, ¿qué resultaría? Qtie ri:tientras estuvié_,
semús -ell -'la, i:qacción -(sólo intérrumpida por. algún pequeño "esfuerz!J);
los ッエイsセ@
trabajando en beneficio nuestro, se hallarían defraudadóS.
Nuestro· proCeder, pues, sería injusto.
.
Eo qUe da, ·pUes, maravillosa -trascendencia al empleo de- nuestra
'RCglá' eS que Siempre nos- dé por resultado la unidad o ·-perfecta 。ZゥGヲイAoセ@
nía'.· Y llos induzca además a cumplir· esa· ley, que es ley cósmica
セョゥv←イウ。エ@
'
"f!niversalismo Constmctivo" p,ágs. 963-965
'
--,
--_·,
Emilio Frugoni (1880)
-f
'
'
'
Entre las individualidades que el 900 encuenn
en el
1 tra en ·plena juventud o,- ya-· ·superada ésta
. umbral del dominio, Frugoni bien Puede ' repreM
sentar -la constelación que formaron José Batiie y
:¡, Ordó?ez HQXUVMセYRI@
Manuel Otero (1857-1933),
Qᄀセ@ Martm -C. Martmez -( 1859-1946), -Antonio Bachini·
,¡il (1861-1932) José Serrato-{1868-1960), José Espal-
te.·r .(1. 86.. 9.-1940.)
•. D.oming.o
.Ar.ena (1870-1939),
Luis
Alberto
de -Herrera
(1873-1959)-,
· Luis Caviglia
(1874-1951), Juan Andrés Ramirez (1875-1963) Ja,, M」ッ「セ@
· VareJa, _Acevedo-· (1876-1962), . Carlos oセ・エッ@
, Y V1ana (1877), Julio Maria Sosa '<1879-1931), Juan
Ca:rlos BianCó (1879.;.1952), Justino; E. Jiménez de
セイ←」jN。ァ@
HQセXSMYRWIL@
Biütasar Brum (1883-1933)
_ -Y セオァッMョエ。@
HQNセXTMYIL@
PolíticoS, juristas, inter- 11ac.mnahstas, legisladores,, periodistas, 」ッョウエゥオセ@
ョ。AQウセLM
en ウセ@
セ。「ッイ@
-intelectual--predominantemente
practica, serVIcial, -beligerante,. no·, es infrecuent·e
hallar páginas, ・カョエオセャュ@
セ・イ、ゥャ。「ウ@
de na-turaleza ensayistica .. _ ·
'
NZdセ@
ウセMN@
figura nlás persistente_ én el nivel ャゥエ・セ@
-:rano,_ iZアjNーッウゥ「セ@
es- referií'se-· a ella·_ Sin implicar, de
J?aso, todo el ー・ョウ。セゥエッ@
.socialista uruguayo, por
セッ@
ュ・セQPウ@
tal como este se perfila hasta 1950. Tan
Qセーッウ「A・N@
·es· セウエッH@
comq hacer ·el proceso de ese
pensarmento sm centrarlo- en- ,Ja personalidad que
セオイョエ・⦅@
cua't;r(} décadas, protagónicamente, lo イ・セ@
presento. Fundador _del "Centro oOrero socialista"
セ@
1904, 、セャN@
Partido Socialista en セQYPL@
la ゥョ」。セ@
ciᅮセ@
de En;nho セイオァッョ@
e.n esa corriente remontaba,
ウ・セョ@
teshmomo propm, a- doce- años atrás. Pero,
セQィエ⦅。ョ・@
has-ta 1910 del Partido -Colorado, cromsta teatral de El Día; no es aventurado ゥ、・ョエセ@
ヲセ」。イN@
;m postura- política ulterior como una イ。、ゥ」セ@
hzac.m? セ・ᄋMN@
セ。ウᄋ@
del-·· bando batllista, a cuyo jefe
admiro si--bien rechazando su adhesión al lema tra1¡'.'
1
セ@
111
dicional, ciertos rasgos caudillescos y su inclusión.
en último término, en la "política criolla" con los
rasgos con que él la juzgó. Electo diputado por
Montevideo en 1911, gracias a la coyuntura creada
por la abstención nacionalista y en una combinación "socialista-liberal" que el propio Batlle contribuyera a prohijar, queda fuera del propósito de
esta presentación examinar su actuación política
y parlamentaria de casi medio sig:o o su labor
periodística en "Justicia" (hasta la escisión socialcomunista), en Germ.nal (1921) y El Sol, desde
1922 hasta hace muy pocos años. Sus libros en
prosa (aunque son muchos) no pueden· ser, en
cambio soslayados para un expurgo ensayístico y
se hace necesario revisar Los impuestos desde el
punto de vista sociológico (1915), Los nuevos fundamentos (1919), La lección de México (1928), La
sensib;lidad americana (1929), La Revoluc ón del
Machete (Buenos AireS, 1934), Ensayos sobre marxismo "(1936), La Mujer ante el Derecho (1940),
El Laborismo Británico (1941), Las tres d;mensiones de la Democracia (Buenos Aires, 1944), Sobre
la Reforma agrar.a en el Uruguay (1944, con
Antonio Rubio y Andrés Martínez Trueba), De
Montevideo a Moscú (Buenos Aires, 1945), Génesis,
Esencia y Fundamentos del Socialismo (Buenos
Aires, 1947), La セeウヲゥョァ・@
Roja (Buenos Aires, 1948)
El Libro .de los Elogios (1953) y Med.tación americanista (1959). A este rol habría que agregar todavía numerosos folletos de propaganda política
y electoral (uno, de 1950, se titula El socialismo
no es la violencia, ni el despojo, ni el reparto).
múltiples prólogos (uno de los últimos es el a
Todos los Cantos, (1955), de Alvaro Armando Vasseur), copiosos materiales de su oratoria parlamentaria, partidaria y callejera (Social;smo, Batllismo y nacionalismo, El trabajo nocturno en las
panaderías, Jubilac ones obreras) e infinidad de
artículos dispersos por revistas uruguayas o extranjeras.
Parece obvio que todo este material no se mantiene en el mismo grado de la escala. Mucho de
él responde a necesidades de mera propaganda
política o a razones de una pedagogía partidaria
forzosamente simplificadora. Por otra parte, el
ensayismo, entend:do como expresión prosaica libre
y personal, ウセッ@
con dificultad tiende a afirmarse
en Frugoni entre las dos vertientes que constantemente reclaman su escritura: el periodismo y la
112
ッイ\Zエセゥ。N@
Si se escalonan, además, las ヲ・」ィセウ@
ae
sus libros, es dable advertir que hay en su vida
dos sustanciales períodos de plenitud y 、・ウュ「。セO@
raza creador: 1929-1936 y con él la crisis del golpe
de Marzo (La sensibilidad americana, Ensayos ウッセ@
bre Marx smo) Y los años posteriores a la Segunda
Guerra Mundial, en los que produjo La Esfinge
Roja y los dos nutridos tomos de Génesis, Esencia
y Fundamentos del Socialismo. La circunstancia,
empero, de ser muchas de sus obras colección de
materiales anteriores obliga a relativizar bastante
este セウアオ・ュ。N@
qオ・、セ@
firme, sin embargo, que lo
antenor a esos periOdos es mucho más ocasional
Y volandero y que tras la mitad de este siglo tanto
-la cantidad como la calidad de su obra decrece. No
se pierden, con todo, hasta ·nuestros días los rasgos fundamentales del Frugoni prOs!sta; '¡a facilidad de una composición al correr de la pluma; el
énfasis oratorio incontenible; un brío polémico y
una agresividad a flor de piel que si le han permitido, a veces, llegar a ricas invectivas verbales
no dejan en otras de depositar en la boca de lector
el agrio gusto de cierta desPectividad fría y hasta
ligeramente mecánica.
. . t・ュ。エセコN、@
esta obra, es fácil ver que la porClan ensay1st1ca de ella apunta más que a ningún
otro blanco, a la fundamentación teórica de la
doctrina socialista. Esto puede decirse no sólo del
libro más típico en este rubro: los Ensayos sobre
Marxismo sino también de Génesis ... , escrito en
Moscú en el curso de 1945 y 1946 y que es una
historia del socialismo generalmente apta pero sin
nada de excepcional y demas!ado engrosada con
materiales ajenos y propios (recoge buena parte dé
los E'nsayos. . . recién mencionados y de El Laborismo Británico) achaque, que con creces de mucha
flacotllla, sufre este último librito. Variado, desIgual, pero lleno de páginas reveladoras es El
Libro de los. Elog os y amenísirna, densa, seguramente su _meJor obra es La Esfinge Roja, de la cual
muchas pagmas no desmerecen los textos más aptos
de esa enorme literatura sobre la U.R.S.S. acumulada desde 1917 hasta hoy.
El perfil que el socialismo adopta para Frugoni
Y su ゥョセ・イーエ。」@
del marxismo no son in.Sepa-/·
rabies: el, por lo menos, y al modo de esos laboristas ingleses con セッウ@
que tantas afinidades tiene,
es capaz de concebir que aquél pueda existir sin
éste y proseguir, pese a ello, eficaz carrera. Cohe-
113
rentemente con esta disociación, Frugoni se pronunció -contra el "dogmatismo" (marxista), señalando en ·el marxismo una parte viva y universal y
también y por lo tanto, tácita, remanentemente,
,\. una par'te muerta y particular. Esta parte viva Y
.,universal セイ・■。@
(coro.o エセュ「ゥ←ョ@
su, por tantos 」ッセᆳ
ceptos, afm, el argentmo Juan B. Justo) poom
combinarse con otras corrientes, como la "geor. gista" sobre la renta de la tierra, y ganando con
11 ello. Elogiando a George Sorel y a Eduardo Berns\ tein, se adhirió' al postulado de que el objetivo
セヲゥョ。ャ@
es nada y el movimiento es todo. Cuando re.1¡ cardó a Lean Blum, subrayó su distinción entre
1 aceptar
el marxismo como explicación cientffica
1
del proceso social y desechar la filosofía materia"
: lista del materialismo dialéctico. Y si bien es cierto
ti que atacó el revisionismo de De Man y el despla1_:j zamiento del marxismo .a favor de interpretaciones
\ biologistas .O psicológicas, su actitud general ·apa,) rece nítidamente referible dentro del revuelto y
1
·i rico cuadro del marxismo contemporáneo.
\
Sitúesele, ante todo, en el sector opuesto a
la formalización de un marxismo centrado en las
versiones traclicionales, desdeñoso de las nuevas
evidencias de las ciencias pero afanoso por 11 Con.firmarse" con sus hallazgos, autosuficiente y cerrado, respaldado en la univocidad de su hiterpretación por las coacciones más o menos abiertas
del poder estatal. Frente a este tipo de marxismo,
el general del mundo comunista, y entre las muchas
variantes que lo enfrentan, no sería posi·ble ubicar
a Frugoni diciendo que emplea un "marxismo difuso" en vez de un "marxismo literal". En cambio,
aunque la imagen, tan usada, de "descongelación",
le puede ser aplicable, resulta seguramente más exacvto decir que fue siempre el suyo un marxismo "desJ monolitizado" (ya se adelantaba), descompuesto en
r,1elementos vitales y elementos muertos, dejando
t¡·: estos a un lado y postulando la conmixión de los
i_ valiosos
con los ingredientes válidos de cualquier
\'¡otra corriente ideológica. Esto es tal vez más
r\, extremo que todo lo implicado por el alentador
)movimiento de a. finación y revitalización del marセクゥウュッL@
:por ese "marxismo abierto" que alinea a
1parte de lo más vivo del pensamiento europeo,
\desde Lefebvre a Martinet; desde Kostla Axelos
·al mismo Sartre. Y no es irrelevante, por ello, su
afirmación de que "el marxismo no es todo el
¡
1
l;
1
¡
¡
114
l
socialismo" y su elogio de la heterogeneidad ideo-,M
lógica del Laborismo británico.
セ@
Sería, sin embargo, aventurado e injusto decir ·
que Frugoni no 'haya sido un estudioso de la doctrina cap-ital de su partido y desconocer que algunas de sus obras mejores testimonian un escrupuloso y a veces dramático esfuerzo de ajuste entre
las tendencias incoercibles de su posición espiritual
y el marxismo, tal como _en sus años de formación
(sobre todo) se le ofrec1a. En este punto es del
caso aseverar la profunda influencia que tuvieron
en él' los escritores marxistas y socialistas italianos de principios (le siglo: por razones de origen,
de familia, de tradición, fue a travéS de Italia que
Frugoni recibió lo esencial ,no sólo de sus gustos
poéticos sino también de su vertebración ideológica, como él mismo, no hace mucho, lo reconoció
justicieramente (Marcha, nQ 1007).
Si se analizan minuciosamente sus Ensayos
es dable advertir que Frltgoni concibe esencialmente
al marxismo como un "realismo productivista", que
tiende a subrayar, antes que nada, el condicionamiento material de toda la actividad económica, para
marcar tras ello, pero sólo entorices, la influencia
decisiva de ésta en la vida de la sociedad. Producir, para ella, equivale a nutrirse para el hombre .
Junto a esto, enuncia Frugoni afirmaciones muy
coherentes con el énfasis "infraestructuralista" del
marxismo más pillltual: la materia domina sobre
d espíritu; la vida económica es decisiva .en la
explicación de la historia; la moral no condena sino
lo que la historia ya ha condenado. Pero esta influencia de lo económico e infraestructura!, afirma
no es exclusiva, sino sólo preponderante, es decir,
que no cubre todo el cuadro de las- fuerzas. Correlativamente, y en el plano de la abstracción filosófica, sostendrá que el materiaiismo marxista implica que las formas espirituales están determinadas por las de producción, no negando, en
cambio, su func:ón importantísima.
Puesto, en este orden, a deslindes terminológicos insoslayables, Frugoni se inclina a pensar que
el materialismo dialéctico -e h,istórico- de Marx
no puede ser confundido con un mero materialismo
moral o metafísico y que sólo legitima su rótulo
en algw1os decisivos puntos q;ue se detiene a precisar. Afirmar la primacía de lo real en la determinación de la conciencia y la de los modos de pro- '
ducción y del trabajo en la configuración de la so-l
i
115
1 ciedad entera son tal vez,
para él, los más importantes. Pero tamb:én lo es una aseveración, en cierto
modo sinonímica: la de la objetividad, la de la
realidad del mundo exter:or y su primacía desencadenante de todos los procesos; también el negar
la existencia de una acción "autónoma" del espíritu o la vigencia de un orbe objetivo y espiritual
de valores.
Ya es posible barruntar que, más allá de esto
\(que es mucho) Frugoni se inclinará a dar entrada
al factor espiritual (con un sentido que habrá que
precisar) por todas las vías posibles. El "materialismo" marxista sostiene, no lo es tal si se entiende por ello negar la intervención de la conciencia del hombre, de los ideales individuales y
de clase, de las superestructuras, como un todo,
f sobre el curso de la vida de los hombres. El ser
humano (para empezar), sus móviles, ,sus ideales,
sus impulsos morales, su espíritu, su cerebro, intervienen actiVamente en las fuerzas productoras y
los "hechos económicos" no son exclusivamente
.. materiales". El materialismo histórico, al indicarnos que la materia domina sobre el espíritu,
nos incita a una en"érgica modiflcación de las inflexiones originadas en lo material, como único
camino que lleva a realzar la condición del hombre. El materialismo histórico y el determinismo
económico no son, en último término, :rii fatalistas
ni estrictamente Bュ。エ・セゥャウ@
y es más bien un
humanismo activista, vóluntarista y ético el que,
según Frugoni, resulta el mejor corolario de las aceptaciones básicas. Llevado a examinar la importancia
que en las corrientes socialistas, se aflrma, asumió
el repudio moral del capitalismo y puesto a indagar si esas razones tuvieron operancia en Marx
concluye, bastante axiomáticamente que éste nunca
pudo haber prescindido de las inspiraciones generosas o desinteresadas del espfritu. Sobre estas dudas,
insolutas, Frugoni (lo expone en un pasaje funda,, mental de Génesis ... ) piensa que el sentido del
ヲセᄋ@ afán humano es el esfuerzo del hombre por elevarse
cada vez más sobre el determinismo económico, por
humanizar, en el más ーセ・ョッL@
cabal signjficado, la
セ@ Historia.
Su misma concepción de las clases, 10motor
de la historia", y de la conc!encia de clase contiene la afirmación de· que las primeras no se
mueven sólo por hechos y motivac:ones económicas
y que, si los sentimientos y valores que conforman
la "conciencia de clase" son, en su estrato inferior
individuales, hay uno, superior, en que asumen la
faz de ideales universales, del "ideal puro", ウオーエZセ@
ditado a la condición económica pero no イ・、オ」エゥセ@
ble a ella. Los dos planos resultan, en la concepción de Frugoni, "telescopables" y, en la Revolución de Mayo, por ejemplo, la clase culta ciudadana de Buenos Aires insurgió por sus propios intereses pero -también- por la libertad de los pueblos. En una tendencia muy explícita a ·ensanchar
los contenidos de la "moral de clase", supone Frugoni, por caso, que la independenciéJ. y la libertad
de la conciencia poseen un valor propio, incondicionado con lo ql.le, como se ve, aquí también las
"superestructuras" tienden a escapar a la reducción de las "ideologías" y acceder a lo superclasístico y universal.
Todo este conjunto de posturas no es desusado
en el marxismo de su tiempo y es bien visible, en
espec'al, la profundísima influencia de Jaurés en
esa apetencia por "humanizar la historia", en esa
valoración del esfuerzo por vencer la gravitación
de lo económico para entrar de una vez en las aguas
libres de una plenitud humana, donde la "prehistoria" que vivimos haya sido dejada atrás. Y si
se adhiere a la justeza de la observación de Gurvitch cuando sostiene que el módulo último del
pensamiento de Marx es un _⦅Zエュョャヲゥウセッ@
realista,l
W
ヲuセャ[」ZAェ|sア⦅@
-:y___ GセケZAエ。j」⦅i_ャMY[ュ■Ltsヲ
セサ←s。@
"vúla"fl'= que determma la conc1enc1a ... ) , cuando
se recuerda el contenido polémico contra el culto de '
"la Idea" mistificadora del hegelianismo con que
Marx adjetivó sus teorías de un "nuevo materialismo" (que así llamó para distinguirlo escrupulosamente del de Feuerbach); cuando se atiende,
en suma, a estas especificaciones, es previsible el
juicio de que, buena parte de la concepción frugoniana del marxismo se desgastó en una lucha contra las simplificaciones mutiladoras, contra medio
siglo de falsos problemas creados por la incomprensión. Y si se cree q.ue ese esfuerzo hoy podría
encaminarse mejor, no es posible dejar de reconocer que tal como efectivamente se dio, él también lo sitúa: el socialismo marxista de Frugoni puede verse inscrito hoy én un medio camino entre
el "reformismo" de Berstein y Jaurés (técnicas
de combate, prospectos económicos) y ese "revisionismo" que sin un inequívoco deslinde con el
anterior, tiende a descongelar ciertas rigideces del
セ@
\
1
J
11!
t
H6
117
!
marxismo y a desmonolltizar el todo compacto
que en su versión ortodoxa es.
Tal esfuerzo, común a innumerables pensadores del socialismo 1o ind;vidualizaria poco; contribuye mejor a dibujar su mentalidad y a situar, a
datar inCexiblemente su "reformismo-revisionismo",
examinar qué ingredientes trató de hacer penetrar
en la bien guardada fortaleza. No parece exagerado
esquematizar lo que tiene que seguir, sosteniendo
que fue ·en dos puntos en los que Frugoni ha tendido.
a romper la textura del marxismo ortodoxo.
Como ya se observaba lateralmente, con su
_. énfasis en los "factores espirituales", Frugoni as'piró a coronar el marxismo con esa "idealidad" que
es devoción y penacho común a toda la intelectualidad del 900. El ideal, las alas del ideal, la
idealidad son expresiones que retornan constantemente a su discurso y en las que se vierte cierto
espiritualismo vago, a lo Romain Rolland, que
intuye la esfera de los valores bajo una mixtura
de racionalismo, vitalismo, idealismo y positivismo.
al modo que era frecuente a principios de sigJo y
como podría confirmarse con algunas declaraciones suyas sobre su formación intelectual (Marcha,
n 9 1007). Aunque estas aseveraciones porten a
veces un nítido contenido ético: es idealidad, por
ejemplo, la reacción del hombre contra la miseria,
parece más decisivo precisar que su noción de los
bienes espirituales es esencial y cerradamente inmanentista, psicológica; no es casual que aflore la
imagen del cerebro cuando piense, intuitivamente,
en su residencia.
La otra linea en la que Frugoni se separa, no
sólo del marxismo sino también de los nacionalismos revolucionarios de izquierda en el mundo
marginal, es en su afirmación de la democracia
v clásica y las fórmulas tradicionales de libertad
política en cuanto valores incondicionados, fines
en si mismos, en puridad supremos, ex•presión comprensiva y profunda de los ideales más valederos
de la humanidad. La lucha contra el capitalismo,
sostiene en alguna ocasión, no debe conducirnos a
restringir los ho1·izontes políticos del pueblo y aunque acepte que ciertas concepciones de la democracia no son las suyas, es su actüud permanente
el rechazo de todo cambio social en el que se
renuncie a la "democracia política".
No siempre es honesto llevar cada posición
hasta sus últimas consecuencias, pero si se quiere!
,
J
j
1!8
comprender (incluso) la trayectoria vital de uno!
de nuestros uruguayos más importantes y el sentido
de algunas candentes disidencias de nuestros días,
es imposible, en este punto, dejar de subrayar que .
el pensamiento marxista de Frugoni pasa muy ,
lejos, (sin atención visible en él) de uno de los :
·elementos más admitidamente .fecundos, más fér- r
tilmente empleados del marxismo: la "teoría de t:··.
las ideologías'' y sus muchas consecuencias. Con ,
su aceptación inc-ondicionada de la democracia po- 1_
lítica liberal, Frugoni deja de lado todo lo que
tiende a subrayar para un marxista -y aun para ·.
quien no lo es- el carácter "relativo", 1 'ideológico" de cualquier fórmula poUtica que se dé en
la historia, la probable condición de "máscara"
(del capitalismo, de la sociedad atomizada, de la
burguesía ascendente) que las formas canónicas de
la democracia pueden poseer. Y, aunque en algún
pasaje parezca intuirlo, también tiende a desconocer la' realidad del "poder latente" que tras el
funcionamiento democrático se agazapa y la limitación efectiva,, y a veces cl?morosa, de las garantlas y derechos que ese funcionamiento, teóricamente, propicia. Dicho esto, parece ocioso observar
que en ningu·na página, de las muchas que escribió,
aflora la noción de la "ambigüedad" y el "condicionamiento" de su efectivo ejercicio en un medio
cultural y socio-económico dado, ·aunque pudiera
observarse que esta noción ha sido perfilada de
consuno entre el marxismo, el enfoque "realista"
de la sociología y el pensamiento historicista de
inclinación tradicional. Lo mismo puede rezar
-aunque tampoco aparece en Frugoni- con la noción de lo "contraproducente" que w1a idealidad de
positivo valor universal, si se la transplanrta a un
medio dado, puede ser. Tampoco infirió el socialismo que Frugoni preconizaba, -lo que el alumbramiento de conciencia de las colectividades subdesarrolladas les ha permitido comprobar en su
propio .pasado y en su misma dolorosa actualidad.
La noción de la multiplicidad de partidos políticos,
por ejemplo, fragmentando la unidad auténtica del
querer popular, la "libertad ·de prensa" tal como
es disfrutada por los seCtores ol,igárquicos y extranaciona1es son hoy temas capitales de la especulación política que el pensamiento _frugoniano (pese
a su previsible irrigación por el realismé marxista)
no parece considerar importantes.
Esto rige "no sólo para las formas institucio-
119
nales concretas de la democracia tradicional.-' no
sólo para toda la cosmovlsión liberal-radical (cuyo
carácter universa:, incondicinado ya se observó
f.l en él) sino aun para ーッウセ」ゥョ・@
doctrinarias que,
セ@ .!como el librecambismo, resultan hoy, de acuerdo
[ a un parecer casi unánime, lo inverso a todo lo
¡ recomendable para el 」イ・ゥュセョエッ@
efectivo de una
1
nación per:férica. Tampoco esto parece haberse im.1
·J' puesto en el horizonte intelectual de Frugoni si se
1. leen sus calurosos elogios a Juan B. Justo y a
1¡ haber sido éste capaz de imponer el librecambio
l, comercial en los congresos socialistas de Europa
¡f ante la divertida estupefacción de los propios corre'· liglonarios de los países industriales.
Tal esquema ideológico, inserto cálidamente en
las contingencias de la historia contemporánea,
llevó a Frugoni, lejos de las posturas neutralistas
de muchos marxistas de 1914 y 1939, a abrazar con
auténtico entusiasmo la "causa aliada" en las dús
guerras mundlales. Sálvo algunas atenuaciones: señalar, por ejemplo, el carácter transitorio del
.fascismo frente a la índole permanente de los
imperialismos económicos y poiíticos que nos mediatizan, .el tono emocional de sus discursos y adhesiones en nada difiere del de otros sectores muy
ajenos a su posición doctrinal; aquí, todavía, su
soci-alismo humanista consiguió llevarle a pensar
que, si las interrupciones de la efectividad de la
democracia no se negOcian, la lucha contra la servidumbre colon:al debía suspenderse por esos años
o, por lo menos, atenuarse hasta la innocuidad.
De "tono emocional" se habló. Y ello es sobremanera decisivo, porque se toca aquí una de las
claves de su personalidad y una de las razones del
amplio, simpático eco que ella ha tenido en hombres
de varias generaciones que estaban sideralmente
lejos de cualquier socialismo. Afectivamente, mucho más que al áspero, despadiado realismo del
marxismo, Frugoni se inscribe en la cosmovisión,
la ideologia del liberalismo democrático, radical,
laico, racionalista, europeo, intelectual, del siglo
XIX. Sus valores más entrañab·es son la Fraternidad ilimitable, cuyo genio cantó, la Idea, la Jusw
ticia, la Igualdad, la Libertad; sus visiones más
cálidas, las de las Muchedumbres y el Futuro; sus
tendencias más hondas, la postura antidictatorial
· · y la hostilidad al Poder; su anatema más auténtico, al Despotismo; sus invocaciones más naturales, a la Democracia, al Espíritu Humano, a la hオセ@
¡
120
manidad, a la Dignidad Humana. Su franco1'ília
exaltada, aunque común en su generación, se explica por ello, lo mismo que su devoción a Garibaldi, a quien en Los Himnos le explicó: hoy se te
insulta con feroz constancia/ porque nunca mediste
la d:stancia/ cuando hay que luchar por la Jusiic:a.
Coherente por igual con todo lo anterior es su
hostilidad a las "formas sociales" a los aspectos
ceremoniales de la vida y aun a todo lo que en un
juiclo utilitario y raclona1 pueda ser considerado
en la historia de incómoda supervivencia, 。ョ」イセ@
nica forma, fórmula arcaica, ceremonia absurda,
según juzga en su librito sobre el Laborismo muchas instituciones británicas: la actitud que tal lenguaje revela contrasta abruptamente con la indiferenc·.a, veteada de nostalgia y jo displicencia que
sue e ser la postura casi universal con que hoy se
juzgan tales residuos. Coherentes son también el
antimilitar:smo y sobre todo el anticlericalismo, que
le hizo apoyar la Lección de México este aspecto fundamental de la Revolución de 1910 y en La sensibilidad americana volverse con verdadera obses:ón a
un· gongorismo neo-católico cuyos peligros le parecían
muy graves y su amenaza inminente. Y to9.avía en
1944, en viaje a la U.R.S.S., a: pasar por Egipto, tejía
urgidas reflexlones sobre la índole de las religiones
como factores de disgregación nacional, rivalidad
humana y estancam:ento sociaL
Todo lo anterior lleva a caracterizar el socialismo de Frugoni como el clásico socialismo que en
las primeras décadas del siglo se dió en América
con relativa abundancia: intelectual, universitario,
doctoral, democrático, racionalista, economista, universalista, pacífico, culto, urbano. . . Los adjetivos
son suficientemente identif:cadores. También lo es
la admiración incondicionada, la _afirmación de su
calid:f<l de modelos de los líderes socialistas ・オイッセ@
peos. fueran ellos Labriola o Turatti, Vandervelde
o Blum, Ernest Bevin o Cripps, y sobre todo, Jean
Jaures, del que cantó que hizo de la tribuna/ la
cátedra sagrada de la Revolución. Similar ha sido
tamb:én la actitud de Frugoni ante los dirigentes!
soclal:stas argentinos más importantes (sobre todo
la trinidad Justo, Repetto, Palacios), de cuya apro- ·,
bación y solidaridad siempre pareció expectante '
y con cuya línea, casi invariablemente, se consustan- ?¡
ció. En este cordial transporte de identificación \1,
con quienes, más acá o más allá del océano sentia \(
afines, Frugoni parece haber sido totalmente aieno f¡
121
!
1
a la noc1on de los lazos, imponderables pero decisivos que entre los socialismos europeos y los
Estados respectivos (con todo el lastre de la política de Poder) existieron y existen. También (y
podría darse por descontado) a la tesis del "soborno del proletariado" de las naciones imperiales
y a sus fundamentales consecuencias.
Este no tener en cuenta la ambigüedad de las
ideologías -inc1uso la del propio socialismo- en
las potencias imperialistas; su última inspiración
en erl democratismo romántico y universalista;
otros. rasgos que ·enseguida se traerán a colación;
el carácter esencialmente inmigratorio que el reclutamiento de su partido asumiría, su propia actitud ante lo criollo, el enfoque europeísta de su
fuerza pplítica lo llevaron, lógica y mancomunadamente, a セM_NAR・[ウ⦅qijoᄃヲ。イ@
⦅ャゥAセZLᆳ
tancia que el nacion_l!.hsmo, lá fuerza
u_na -"per-
sonanaa:a-nac10ñar'
セ@
Nセ`ᆴョゥGᆰMTᄃjャ」。ウ@
M←イ・」セ。sャZn■@
Hcヲ■ウゥZエo・MイᄋNセッーt」ᆳ
ere
..
asuminan eñeSta ウ・ァオョセイ。@
mundi_al:--Bn
flagrante 1 1 en a
M・ケᄋセ
80 de
esta selección, :producto de otra generac10n socialista, se estampa, es notoria la escasa significación
que el pensamiento de Frugoni concede a aquellas
fuerzas como factores eficacísimos en la lucha contra la humillación y la servidumbre colonia1: un
texto, incluso, de 1941 lo muestra ajeno a la previsión del peso que en la India, ese nacionalismo
tendría en la descomposición del más potente im·perio colonial de la historia. De esta manera, ウゥ・ュセ@
pre que en sus páginas se mencionan tradición o
entidad nacionales, es trañsparente que ve en ellas
las trabas que pueden signi-ficar a la deseada maleabilidad de las sociedades pero nunca, en cambio,
su potencia defensiva contra toda mediatización,
su :poder de vertebración y de protesta contra la
aceptación resignada del infradesarroHo y la marginalidad. Puede decirse, para cerrar esta observación, que J:la ウゥ」mFMセNャLAjョァオe⦅[lZᆳ
e[セNュ。ケッイ・ウ@
____y_gJ, _ ョ。」Q⦅ッセNᆰM@
._munQQ.NDセ@
;gue lleyó a fi⦅Nオァッョl。Mエj_セZ@
tw_-{1... Y, en forñí8.'Siñillar, ·cabría aptlntar los efectos
de concebir las "tradicion'es" nacionales (la costra
de la tradición, los intereses creados, el エイ。、ゥ」ッョセ@
lismo nacional que es mejor que no exista entre
nosotros) impostadas exclusivamente del contenido
122
l
clasista, duro, militar que es sólo uno de sUs avatares posibles ..
Podría decirse, empero (y hay numerosos pasajes para abonarlo), que eventualmente reconoció
la importancia temporal de los ingredientes nacionales y anticOloniales respecto al de la lucha de
clases; podría recordarse que encomió el nacionalismo sano de Alfredo L. Palacios, caracterizado
para él, tanto por la postura defensiva como por
una legítima efusión sentimental, romántica, historicista. Lo sustancial de su actitud, sin embargo,
es el rechazo del nacionalismo estrecho y furioso 1
la adhesión a un humanitarismo sin fronteras conexo con la afirmación del carácter esencialmente
"cosmopolita", "internacional" de América (dos
términos, que con el d'e "universal", también, tendió a confundir en su adhesión). El cosmopolitismo
de América, -"melting pot", formada por mil aportes, continente en el que todo (hasta el caballo)
es extranjero y donde el término "autóctono" casi
no tiene sentido, ámbi-to espacial en el que todo
lo universal tiene hogar y resonancia-, le llevaron
asi a su característica conciliación del localismo
humanista como lema de la labor cultural americana, mixtura o imbricación de internacionalismo
y criollismo, en el que tendería a sentirse (y con él
sus productos poéticos posteriores a 1925) programáticamente cómodo.
Aceptando, como se apuntaba, la noción de
"clase", se prom,mcia contra el espíritu clasista estrecho y sostiene que la lucha de clases se continúa (hay que pesar el término) en una apaciguadora tregua o en la transacción.
Su anticomunismo (aun rastreable en el libro
perspicaz y cordial hacia la socied.ad soviética y el
( país ruso que es La esfinge roja) se babia acen' !' · tu a do tras ese Pacto germano-soviético de 1939
セ@ ,' que cambió el rumbo de tantas conductas políticas.
( Pero no se enfeudan a la pura contingencia internacional las razones de tal rechazo. Unas razones
entre las que se alínean su disidencia de la táctica
revolucionaria y su fe evolucionista, su adhesión
(sin retaceos ni relativismos) a la democracia p-o'lítica liberal, su repulsa al totalitarismo y a la
dictadura burocrática estatal sin libertades políticas y civiles, su decidida marginalidad a toda
dogmatización de la doctrina marxista. Sólo a todo
este rol básico, debe sumarse entonces el impacto
emocional del convenio de no-agresión de 1939¡
l.
123
aun dos años tras este eventO, supuso que Hitler
abrazaría el comunismo puesto que en la Alemania
posterior a 1933 no exi..."ltía más propiedad ni más
que incluso el juego y los deportes fUeron juzgados,
ccñudamcnte, como frivolidades diversionistas), en
el seguro crecimiento de las densidades de 、・ウゥョエセ@
rés personal, responsabilidad y lucidez con que el
pueblo (y sobre todo la colectividad electora) 。」ッウセ@
tumbraba a conducirse.
Sobre esta esperanza, Frugoni organizó un
l,;
AセL|@ 1 partido homogéneo, muy perfilado ideológicamente,
!!¡\ cuidadoso de la austera conducta de sus afiliados,
(J ュゥウッョ。セ@
y docente, fundado en las ideas e intereses
ll de clase considerados legítimos, respetuoso de las
\\\ reglas de la democracia política. pオ、ゥ・Lセ⦅アINァᄀ@
セケqNLjZAM⦅エッェ[ャョ、・eᆴ]ヲァlduュ@
capital que el del Estado.
Las circunstancias del 9d0 decidirían que el
socialismo que promovió Frugoni, así como el que
se originó en la Argentina en condiciones muy siffiilares, resultara inicial y prácticamente confinado
a los núcleos obreros inmigrator:os セャ・ァ。、ッウ@
a
nuestra tierra con una previa conciencia de 」ャ。ウ・セ@
y al ambiente de la ciudad-capital en que esos
núcleos, en proporción abrumadora, se afincaron.
Todo el pensamiento de Frugoni muestra acentuada simpatía por esos contingentes, cuya positividad, reiteradamente, destacó. "Socialismo portuario" se le llamó después, con intención peyorativa, a su semejante argentino, un socialismo que
por largo tiempo tendría que contentarse con otear
desde la factoría costera セ」ッョ@
curiosidad, con
、・ウーイ」セッN@
con hostilidad, con nostalgia, con piedad
・ョエイカ。、ウセ@
el 'thinterland" hosco, ajeno, casi
impenetrable, que más allá se extendía. La cuestión de la "ajenidad" del socialismo, subrayada
tempranamente por sus adversario.:; y que alguno
-de sus textos, aquí recogido, explana, el tema de
su "extranjerismo" preocupó también a Frugoni.
Como en ese texto se ve, su argumentación puede
reducirse a dos puntos: 1) de que "todo" en aュセᆳ
rica es "extranjero"; 2) de que al responder a
neces:dades "universales", también aquí (o allá) el
socialismo puede encontrar su ámbito de desarrollo.
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·A este proposito, y
aunque las razónes---nel Jtaliano no fueran demasiado contundentes, puede ser ilustrativo recorrer
ia famosa polémica de 1909 entre Enrien Ferri y
Juan B. Justo (con quien Frugoni apareció posteriOrmente identificándose en forma total).
Con esta conciencia inicial de una cierta enquistación, resulta coherente el sello educador, cívico, moralizador con que el socialismo tendería
aquí a presentarse y que Frugoni, entre otros,
contribuyó a imprimir. En la perspectiva de los
años, es muy visible que creyó hondamente en la
efectividad de la persistencia de esta labor (en la
:
,{
ll
¡11
cionalización y moralización del electorado tampoco
previó el fenómeno de la "sociedad de masas" ni
la formidable fuerza simpl_ificadora y puerilizadora
de sus "rnass media", de los instrumentos técnicos de propaganda y coacción psicológica. Ni de
que esta fuerza, as:mismo, estaría (en propot"éón
abrumadora) en poses:ón de aquellos que más se
sentirían amenazados_ en sus privilegios por un ゥョセ@
cremento sustancial de ese voto desinteresado, イ。セ@
cional, informado, fiel a confesab ·es intereses ァ・ョセ@
rales que aquella empresa propugnaba. Y todavía,
para sumar a tantas cosas salteadas, no contó con
la reacción, casi siempre displicente, a veces burlona
que el tono (·inevitablemente superior y ・ウーッイ£、ゥセ@
camente pedante) de esta tentativa de moralización tendería a suscitar en anchos sectores de potencial electorado.
Tal vez no sea todavía la hora para apreciar
en qué medida tal estilo político contribuyó a mejorar las costumbres cívicas nacionales pero (al
margen de una polém:ca muy viva en estos días),
parece indudable que él fortaleció las tendencia..::
a constituir una agrupación política relativamente
enclaustrada en sí m:sma, ombliguísticamente suficiente, puritanamente desabrida a todo contacto
con los impuros y aun ·con los distintos, nutrida
en buena parte por personas que hacían de su voto
125
un testimonio de su conciencia limpia, de sus bue'nos deseos, de su superioridad mehtal pero -también- muy conscientes de la inefectividad inme. diata de sus voluntades, postergando para un futuro
-convenientemente reculado, ·hasta e1 que nada
nuevo acaeceria adversamente, en el que ningún
Contexto atentaría contra el crecimiento milimétrico, pero :inexorable- toda posilil'e encarnaciór:
histórica de los ideales profesados, toda eventual
irrupción. en e1 medio de las fuerzas decisivas entre
las que el Poder -y su tremendo impa.cto en el
destino de los hombres- se juega.
Lógico es entonces ese desdén hacia la "política
criolla", siempie nombrada peyorativamente en
páginas de Frugoni como indigna, subalterna,
sensual, frívo-la, marcada por el fra,ude, la corrupción, la demagogia y la venalidad, caracterizada
.por la vaguedad y la heterogeneig.ad ideo1ógicas,
por la explotación de los intereses personales más
ilegítimos, por el "espíritu de apuesta", la inmora'lidad, el caudillaje y las viejas idolatrías, el
fanatismO, el tradicionalismo irracional. . . Ante
tan persistente vena de dicterios; siempre antitéticainente dispuesta a correr cuando propugnaba
su propio estilo cívico, el juicio se encuentra embarazado para distinguir entre lo que puede valer
como rechazo de las efectivas taras de la política
denostada y la retracción ante toda factual "política", sin adjetivos, en cuanto técnica de conducción de hombres, en cuanto manejo de intereses,
de pasiones y de fuerzas. Y digase, ·de nuevo, como
espectadores comprometidos en lo que se expone,
que el fracaso de las vías que idearon para salir
de todo este cuadro táctico los militantes socialistas de la última promoción no altera la realidad
de tan evidente r embarazante ambigüedad.
Universalista, intele"Ctualista, doctrinario, genérico, no suscitado sino meramente facultado (se
decía) por la realidad nacion'al e hispanoamericana el socialismo de Frugoni las contempla con
sendmiento& que se mueven entre la piedad y la
denigración, la conmiseración y el desprecio. Esto
se hace más patente con todo el sector de nuestro
mundo extra-urbano y una cuidadosa tabula'ción
de términos ----'qUe aquí no puede realizarse- lo
confirmaría. Pero ese rebrotar de expresiones como
las ignorantes multitudes criollas, ·los bárbaros adoradores de- la rutina, la plebe gaucha, el proletariado ignorante y sumiso y muchas otras seme-
126
jantes es suficientemenfu' ílustrativa de hasta qué·
punto es .fiel aquí Frugoni -sin el menor barrunto
de otro orbe de valores- a su perspectiva intelectualista, dinamista, individualista, イ。」ゥッョセャウエL@
inmanentista ... , a su mentalidad, en suma, de socialista liberal, de alta clase media, intelectual, "moderno". Ciertos trazos profundos de la psicología
criolla (término que, deeí'a, usa peyorativamente),
ciertos ingredientes, tal vez puramente normativos,
pero muy actuantes, de un cierto "arquetipo nacional" de vigencia borrosa pero muy tenaz, es
inevitable así que se le escapen y entre ellos todos
los que giran en torno a la intuición y la fe, todos
los atinentes a la "conformidad" y a la contemplación, todos los que tienen que ver con el valor de
fidelidad y relación personalizada, todos los que
se imantan hacia la necesidad de tJt,scendencia y
de absoluto .
Servando Cuadro (justamente un hombre en
quien la vivencia de ellos fue tan poderosa) ha
señalado que su celebrado poema sobre La Décima
(en Los Himnos) no rectifica esta alegada incomunicación, esta ajenidad y, en verdad, si se examina su texto sólo se encontrarán en él alusi'Jnes a las guerras de la Revolución y pasajes sentimentales y e-vocativos. Puede parecer minucia
excesiva señalar que, hablando de Artigas, mencione a la quinta línea al gran Jaurés pero nn lo es
segurarriente observar que el mismo tema del cabailo, muy reiterado en su poesía y en su oratoria
sea, tal vez más que una muestra forzada de uruguayjsmo, una demostración de que lo que parece
más criollo sea rotundamente europeo.
·
En geneÍ-al, tanto sus ideas sobre el pasado
como sobre el presente están impostadas por tal
actitud. Esto no quiere decir, es natural, que en la
int-eligencia cálida y sensible que Frugoni es, no
se hallen presentes los temas cardinales de la realidad continental: el imperialiSmo, '€1 latifundio, las
oligarquías venales y rapaces. Son, sin embargo,
las expresiones políticas más típicas (pero también,
a veces, más equívocas) de lo hispanoamericano
las q.ue han atraído su condenación con más fuerza:
el militarismo, el totalitarismo nativo, la tradicional dictadura criolla, .esa especie de facismo 'a.meR
ricano sin doctrina, de instinto cerril y .concupiscencia seilvática y sus múltiples avatares.
Si, a todo lo ancho, se examina el sentido de
la obra ensayística y política de Frugoni, parecería
127
que el verbo "empenachar" -úsese sin el menor
matiz peyorativo·.......- fuera el que lo cifrara mejor. Empenachar de justicia social y generosidad humanitaria las duras estructuras del liberalismo y la
democracia política Capitalista; empenachar
de
"idealidad" el marxismo y, más genéricamente, el
orbe de lo económico, lo material, lo positivo. Como
lb dijo alguna vez, no cree que el ideal smo liberal
sea incompatible con una poHtica realiSta y economista Y, en verdad, lo más hondo de su esfuerzo
'Podría diagnosticarse en un acortar d:stancias entre
las dos grandes vigencias de sus años de formac):)n:
el idealismo cultural de la generación rodoniana y
el insuTgente, áspero realismo ecOnómico que las
contrad:cciones del Viejo Mundo comenzaban a instaurar. En esto se emparenta Frugoni con otros importantes autores del 900 uruguayo y con Rodó, Rey1:'es y Figari en ese reservar la última instancia (el
\ "ideal", el primero; la "voluntad de conciencia",
el segundo; la tarea "ideadora", el tercero) a una
idealidad que los tres concebían distinta pero convergían en colocar sobre fundamento positivo, bio' lógico, material. Y si a Rodó -que también fue
su maestro, además de prologu'sta- se le compara,
sus soluciones tienen el mismo aire conciliador,
ecléctico, optimista, integrador, ya enfrente las antinomias de democracia y selección humanista, ya
las de internacionau'smo y localismo, ya las de
cosmopolitismo y autenticidad, ya las de determinismo e·conómico y responsabilidad moral.
No puede dejarse de observar (cerrando esta
noticia demasiado larga) que al darle al socialismo este carácter democrático-liberal y doctrinarip, al dejarle al futuro lejano, a la educación,
el cumplimiento de "los sueños de justicia", el socialismo, o más concretamente Frugoni, no cortó
sus vínculos con el sector culto, doctoral, de los
¡políticos del régimen social uruguayo, que vieron
en él una figura díscola, original, inconfortab1emente
idealista en ocasiones y excesivamente agresiva e!ll
otras, pero últimamente confiable y respetable y
capaz de completar, en エ←イュセョッウ@
de gran dignidad
y aptitud de diálogo, el panorama político nacional. Si a esto se agrega que el socialismo que
Frugoni representa ejerció la central de su ゥュセ@
pacto sobre los medios obreros y los sectores de
la pequeña burguesía dominados por ·el batllismo
(en forma similar a Cómo el socialismo argentino
actuó entre aquellos de dominante fidelidad ra-
di cal): si esto se agrega, es factible comprender
el permanente encomio que (sobre todo con ーッウエ・セ@
rioridad a 1933), la personalidad de Frugoni ha s!do
objeto por algunos periódicos muy representativos
del Rég.men uruguayo. Un encom'o que convirtió
una figura política partldal:-':a (los otros aspectos
de su personalidad no lo requerían) en figura política nacional. No debería tomarse por inadmisible
dureza sino estricta objetividad la reflexión de que
si セ。@ efectividad -Y ¿por qué no?- la peligrosidad. de una persona o una causa se mide por_ la
hostilidad que- 、・ウーセイエ。ョ@
en aquellos sectores amenazados por ellas en sus intereses, no es una corroboración favorable de la eficacia de la acción de
Frugoni la devoción (contrástense ese tono y el
irrwreso a las referencias a algún qtro autor d.e._
esta ウ・ャ」セョI@
despertada por su flgttra entre ャッセ@
voceros de esas fuerzas.
•
Dicho esto, destácase que ello va s:n mengua
de la adhesión que puede ganar la rara dignidad
de su conducta cívica, del interés que .despierta su
condición de testigo elocuente, límpido, de todas las
dramáticas contradicciones que en torno a su pensamiento· se ha creído del caso examinar.
; ¡-
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[Lo material, lo economico y
lo espiritual]
Las manifestaciones y relaciones económicas -factor' histórico
fundamental____: son { ... ) los procedimientos y actividades por los
cuales los .iniembros de una sociedad producen sus medios de vida;
procedimientos y actividades en cuya génesis figura naturalmente el
espiritu de acuerdo con una preexistente contextura humana, cerebral
o mental, que no es toda obra del simple influjo económico. No
debe_ confundirse, por tanto, lo material con lo económico, ni en tal
confusión incurren Marx y Engels al denominar materialismo histórico a su aplicación a la historia del materialismo dialéctico. El término materialismo adquiere en esa teoría su verdadero sentido, o
mejor, se aclara todo el sentido de ese término cuando se le 」ッョエイ。セ@
pone al idealismo de la filosofía alemana. Nadie sostiene que todos
los hechos económicos sean de un carácter exclusivamente físico o
material, por más que las relaciones económicas tengan un contenido
utilitario. El sociólogo Ward afirmaba con razón { ... ) que la economía es algo exclusivamente intelectual, racional, reflexiva y supone
un alto grado de inteligencia, de industria, de previsión. Por su parte
Roberty afirmaba que si bien el acto económico es el más simple
de los actos sociales, en cambio el hecho económico es uno de los
fenómenos más complejos de la sociedad,
Por eso tiene mucha razón Seligman cuando dice en un libro
por todos conocido: "Si por materialismo entendemos una negación
del poder de las fuerzas espirituales de la humanidad, la ゥョエ・イー。セ@
ción económica de la historia no es materialista. Pero si por interpreセ。」ゥョ@
económica entendemos que las mismas fuerzas éticas son esencialmente sociales en su origen y están ampliamente condicionadas
en su esfera actual de acción por las relaciones económicas de la
sociedad, no hay un antagonismo real entre la vida económica y la
vida ética" ( ... )
Y .también está en lo cierto De Greef { ... ) cuando dice que "lo
130
no es sólo el orden de la producción y del consumo_ consi-.
de una manera abstracta y exclusiva, porque tal orden se
refiere a los hombres, los cuales no son sólo seres de vida ヲゥ⦅ウッャァ」セL@
sinO de' alma o psiquis, que se refleja con todas sus compleJaS 」オ。ィセZ@
darles en todas las manifestaciones de la vida".
Pero no se puede acusar a Marx de haberlo olvidado. Ni se- le
debe creer adscripto a la abstracción del homus economicus de los'
economistas clásicos.
El hombre integral no desaparece, sin duda, de la visión histórica
de quien escribe lo siguiente: "La técnica en sus progresos セッョウエ。・@
tevela la actitud vital del hombre frente a la naturaleza, al rgual·que·
el ploccso inmediato de la producción, _de las condiciones· colectivas:
de ésta y de las representaciones intelectuales que de ella se· derivan'\'
Ni puede entenderlo tampoco de otro modo quien diCe セオ@ e_ Bヲ。セ@
formas 、セ@
producción corresponden. a un grado de desarrollo Mセ@
los
hombres y de sus energías económicas''-. Estas energías económicas de.
los hombres cuya transformación engendra necesariamente una. trans.;
aquellas formas, no son por cierto ajenas; a la intéliformación セョ@
gep_cia, a la voluntad, al espíritu y a la sensibilidad del hombre, en-.
una palabra, _a la psiquis, comO ·diría de Greef.
Lo que hay es que セQ@ papel del espíritu Y. ·de la ュ・ョセN@
·humana
no aparece en es.a parte dCI su doctrina como el de un, 。オエセョッイゥ@ 、セイ・」エッ@
セ@
ele esas evoluciones históricas, sino como el de un elemento que l!lfluye.
por vía generalmente impremeditada, de fines imprevistos, sobre _la. ・カッセN@
lución de la vida social, la cual _sigue caminos impuestos P?r el resorte
in_terno de sus propias fuerzas productoras y de los confhctos. en que,
estas se van encontrando con las formas ・」ッセュゥ。ウL@
jurídic<}S y so_-,
ciales preexistentes. El hombre actúa en el plano de_lQs ィ・」LッウスANセMZ@
micos obligado por sus necesidades y por las necesidades eq:m6m1cas,
de la sociedad; en ese plano acumula fuerzas materiales de ーイ\_、Lオ」ゥセョ[@
inventa procedimientos técnicos; descubre energías propulsoras; aphca
su inteligencia al hallazgo de nuevos. métodos de trabajo; organiza la:
producción según los principios que mejor responden a sus . intere&C$.
o a las nuevas exigencias colectivas, He ahí que sip. ーイッョ←ウ・セL@
va.
MセゥQ⦅ッ[@
haciendo la historia, no sólo la historia industrial o ・」ッョイゥセ。L@
toda la historia, porque va disponiendo, acumulando o movie!].dO los,
cual, se leelementos que constituyen la _estru.ctura básica sobre セ。@
vantan los otros pisos. del edificio social y de la cual 、・セL@
。ウゥュセッᄀ@
en último análisis, la atmósfera de la conciencia socml. El. _hombre:
obra como un agente de fuerzas sociales e históricas que se ·.refl.ejan
en su conciencia, que lo moldean bajo su presión inesquivable:; _pero:
es un rodaje del progreso o de la reacción, que se .agita en Qセᄋ@ zona,
grande o pequeña, de su- vida, mayido. l).O solamente por 。ーL・■ゥZエッセ@
gro-.
lSl
seros, sino a- ·rrie'ni.tdo pOr ·nobles ·y elevados sentimientos. Y cuando
」ッョエセ@
ibuy.c de alguna m;:mcra a modificar mUcho o poco las condiciones
del. 'núcleó' central de la sociedad, del modo de producción y de cambio· a traVés· dé los medios de producir y cambiar, con el aporte de
su trabajo o de su iniciativa inteligente o de su hallazgo genial, pone
QᄀZセN@
manq: sobre el- mecanismo que hace marchar desde el fondo de la
vida. sOcial la historia humana, aunque no pueda advertir la repercusión de su acto más allá del 1 educido espacio de intereses o necesid<ides en que él se produce para sumarse por encima de ese espacio
ffiismo a infinitos impulsos o ademanes análogos. No cabe, pues_ al
rhenos pOr ahora, hablar de una acción autónoma del espíritu humano
s_Obre el escenario de la historia, para regir su curso, desde una altura
Óiímpica que lo coloca por encima de influjos extraños, dominando a
las fuerzas materiales de la vida social en vez de ser dominado -y
áun más- que dominado- creado en gran parte por ellas.
. Comprendo lo desagradable que esta manera de ver resulta a
quienes entienden que se afecta la dignidad humana cuando no se le
ieconoce al hombre una perfecta autonomía e independencia en el
mundo social, que existe por él y ー。セ@
él. La sociedad humana es
CoSa· del hombre y para el hombre, ¿cómo no ha de ser él, con su
voluntad, con su inteligencia, con su conciencia quien la organice según
aspiraciones y designios intrínsecos, que sean también cosa suya. originalmente- -suya? ¿Cómo admitir que fuerzas extrañas a la conciencia
del hombre, no siendo la de D.os, le impongan su norma, labren
cauce a sus acciones y le marquen ineluctablcmente su destino? Esa
Concepción, pa1 cce, a simple vista, humillante. Desde luego, más
humilla la intervención de una voluntad sobrenatural que la del factor
.ecOnómico, que es una creación, una prolongación del hombre mismo.
Y no solamente del homus economicus sino también de la ciencia espeCulativa -y del ingenio desinteresado. Yo diría, que en todo caso más
apropiado sería calificarla de humilde. Cuando más, abate el falso
Orgullo del hombre, aunque no precisamente del hombre sino más
bien dicho del individuo humano, corno antes lo habían abatido las
tCO;fa-s científicas que lo sacaron del centro del universo para obligarlo a entrar en las filas del reino animal y hacerlo compartir con
lbs seres irracionales ascendencias oscuras. Como lo abatiera el deterrriinismo positivista que le negó la libertad filosófica de decisión y de
iridifercncia. Como lo abate la hipótesis biológica que hace del harnbi·e y de la sensación ti ófica, el primer eslabón del concimiento y de
13. inteligencia humana.
Al- セ・ョoウ@
el materialisino histórico trae una compensación. Apea
a] hérOe individual de su_ pedestal de magnífico forjador supremo y
espontáneO de los acontecimientos históricos; pero en cambio eleva
á:'la: fUnción de colaborador más o menos eficiente en la obra de
f32
·caminos al paso de la hUmanidad o de impulsarla en alguná
dfrécción de su vida, al modesto, al obscuro, al insignificante 」ゥオ、。セ@
dano que· gana el pan de cada día con _el sudor de su frente セッュ@
•parte. integrante de la enorme masa trabaJadora y como. セ。ャ@
contnbuye
a poner en movimiento la pesada イセ」、。@
de la produccwn,. -tras セ・@ la
cual marcha toda la vida de la sociedad, aun en sus mamfestacwnes
más brillantes e ideales. Este es- el hondo sentido democrático de esta
teoría. Y de aquí m ranca sin duda el elemento dinámico que la ゥョエ・セ@
gra, en cuanto quiere ser no sólo una explicación de la historia, sino
asimismo una incitación a realizarla,
''Ensayos sobre Marxismo", págs. 78-86.
12
[América y Europa]
La guerra mundial ha acentuado en el espíritu de las generaciones
americanas una ambición de autonomía culturál que obedece al horror
ゥョヲセ、ッ@
por la trágica evidencia de los errores de Europa, nuestra
madre y tutora intelectual. El caos sangriento nos puso frente a la
comprobación horrenda de los extravíos de una civilización bajo
cuyos signos y ascendientes ha ido surgiendo la de estas sociedades
americanas_ hijas suyas y, más que discípulas, remedos balbucientes.
Fue como si el maestro revelara de golpe su inferioridad mo: al y
mental ante el alumno. El prestigio de su superioridad civil, de serena cordura y sólida sabiduría que se reforzaba para el concepto de
las generaciones de nuestro continente con el aire despectivo y burlón
que Europa dedicaba al comentario de nuestras pendencias políticaS
y de nuestra accidentada vida institucional, se derrumbaba -con estrépito. Y se hundía luego muchas brazadas bajo tierra ante セQ@ ejemplo
poco edificante de las situaciones de fuerza y oprobio enseñoreadas
de viejas naciones europeas y ante la exaltación difundida de una
mentalidad pública dominada por los peo:es prejuicios y las más
torpes supersticiones. Se- vió clara entonces la necesidad de no incurrir
en los vicios de pensamiento y de pasión que enceguecen a los pueblos
del viejo mundo. Comprendimos que debíamos defendernos del influjo
de cie11os contagios mentales y de ciertas imitaciones funestas. Hoy
vemos bien que no todo lo que Europa da de sí puede sernas 。ーイッセ@
vechable. Esto es, por otra parte, lo que nos enseñan grandes espíritus europeos que se han asomado a abarcar en toda su angustiosa
133
enorinidad la :ibei'nición contemporánea de Europa. "Se ha temido
a Europa -esáibe Coudenhove-Kalergi- hoy se la compadece".
<Paul- Valery en "La Crisis del Espíritu"; Demangeon en "La Decad.encia' de Eúropa", y el mismo Spengler en su tan mentada "Decadenda··de Occidente", nos muestran males ·de Europa de que Europa
'Conseguirá· corarse- -tengo fe en ello- pero de cuya contaminación
·debe cuidarse el continente americano o cuyo advenimiento debe
··eVitar eludiendo adquirirlos en el curso natural de su crecimiento
·histórico. La selección de los frutos de Europa se impone a nuestro
criterio, y torpeza grande sería no apartar- lo bueno de lo malo,
para rechazar lo que ha de sernos nocivo y recoger lo que ha de
sernas vital y a veces salvador. Digo salvador porque todavía de allá
ha de venirnos -"quand meme" ! - la lección necesaria. El discernimiento que ha de guiar nuestros pasos no puede confundirse con
un engreimiento capaz de hacernos creer superiores a Europa porque podemos señalarle gravisimos defectos. Nosotros también. los
tenemos, sin haber llegado a la cumbre donde ella asienta su planta
de siglos. Y ante males que entre nosotros amenazan tomar cuerpo
y transformarse en crónicos -como aquellas rivalidades nacionalisエ。セ@
de que he ィ。「ャ、ッセ@
son todavía soluciones sUgeridas por el
genio de Europa las que nos hacen falta para combatir y eliminar
.esos males: la visión de una política .de democracia social, una sociedad de naciones, un internacionalismo de pueblos, tendencias que
.allá pugnan por incorporarse a los hechos en una pugna obstinada
contra fuerzas tremendas y oscuras cuyo imperio se siente vacilar
..Y. crugir por todas partes. Y el deber de América consiste, ーイ・」ゥウ。セ@
mente, en asociarse a aquellas tendencias; en recoger el soplo de
renov.ación que las anima para no reproducir el IÚundo viejo con
sus viejas enfer'medades. América debe ser el filtro de Em:opa. Debe
,europeizarse sin europeizarse demasiado. "Si nuestra América no ha
de ser sino una prolongación de Europa -vuelvo a citar a Henríquez Ureña-, si lo único que haCemos es ofrecer suelo nuevo a la
explotación del hombre por el hombre (y por desgracia esa es hasta
ahora nuestra única. realidad), si no nos decidimos a que ésta sea
la tierra de promisión para la humanidad cansada de buscarla en
todos los climas, no tendremos justificación" (La Patria de la Jus-.
ticia). Tenemos la ventaja de no sentirnos atados por la tradición.
·Esto nos permitiría movernos con desenvoltura hacia todos los horizontes. El pasado, que en Europa es una fuerza histórica, una fatalidad decisiva, en América se confunde con el presente. Es muy breve
la perspectiva que nos queda a la espalda en relación con el infinito
de· posibilidades que se tiende ante nuestros ojos. Siglos de civilización, de gloria, de grandeza) de tempestades y de luchas forman
134
el pasado de Europa y se yerguen en su memoria y en su espiritu
como númenes poderosos. Nuestro destino no arraiga tanto ·en el
pasado. Nos debemos mucho más al porvenir, El futuro .tiene más
ascendiente so"Qre nuestra vida que la vida pretérita. Por eso en
Europa "l'esprit de suite", el sentido de continuidad, la norma de
conservación, rigen todo el desenvolvimiento de la existencia ゥョ、カセ@
dual y cOlectiva. En América tiene más fuerza el sentimiento del
porvenir, el anhelo de abrir horizontes, el afán de lo nuevo. Es tan
poco todavia lo que le debemos al pasado, que toda nuestra fe descansa en lo porvenir. Nada vale nuestro recuerdo en comparación
con nuestra esperanza.
He ahí una característica diferencia de posición espiritual que
no debe ser. estéril para el arte. Este no puede mostrarse mudo para
la eXpresión de ese distingo, sino que ha de condecir con esa postura
tan 。Nュ・イゥ」ョセ@
de la ュ・ョセ。ャゥ、@
y del sentimiento, a no ser que por
una mconceb1ble aberraciÓn se esfuerce en mantener su servilismo
ante el modelo europeo hasta el punto de reflejar una naturaleza
psiquica y mental radicalmente contraria a la nuestra ( •.. ).
Además, -y esto es cosa que pasa directamente a la creación
artistica-, tiene razón el peruano Gálvez cuando dice que "en eオセ@
ropa el instante es de estilización, mientras que en América es de
ebullición fecunda, de actividad informe y creadora, de sacudimiento
volcánico. En América no se ha cerrado aún el período épico". fゥセ@
nalmcnte, la confraternidad de las razas que aquí Cumple una misi6n
histórica esencial para los destinos nacionales, es sentimiento que el
americano alienta sin esfuerzo, porque vivimos cada vez más ·en. un
ambiente de cosmopolitismo donde todas las diferencias étnicas 」ッョセ@
viven sin repelerse y tendiendo a armonizarse en la fusión creadOra
de una raza futura. El sentimiento de solidaridad superracial y de
internacionalismo surge, pues, como una emanación espontánea .y
g_enuina del medio social y étnico del continente. Un sentimiento
de estrecho nacionalismo y de rivalidades raciales es, entre nosotros
cuando no instintiva reacción del criollo oprimido contra los ・クーャッセ@
tadores extranjeros, resabio contranatural heredado de quienes llegan de otras regiones con ese morbo virulento, y a menudo fruto
venenoso de educaciones tendenciosas impartidas con torpes objetivos de política ゥョエ・イセN@
Pero nunca ha de ser impulso espontáneo
y. congénito del corazón de estos pueblos abiertos a la compenetración
de todos los pueblos de la tierra.
El fervor de hQspitalidad e internacionalismo セウ@ un clima sentimental propio de paises cuyo destino es, por ·así decirlo, ィッウーゥエ。ャセ@
rio; y cuya suerte se apoya por entero en la solidaridad humana.
La disposición "humanista" es otro rasgo inherente a la men-
135
ta1idad americana. De ésta _ya se ha dicho que se define por su amor
al porvenir, su impulso de confraternidad universal y su posición
internacionalista.
Y así definida e individualizada ha de entrar como un viento
animador en la selva del arte continental.
"La Sensibilidad Americana" págs. 23·28.
13
[Sobre la a jenidad del socialismo]
Levantar en estas regiones la fábrica de una organización de
los trabajadores para la lucha por el socialismo, no es, como se ha
pretendido tantas veces, trasplantar una ideología europea para que
aliente .con su exotismo de invernáculo entre los elementos naturales
de- la vida criolla.
Desde luego, siempre me ha parecido pueril el reparo . opuesto
por ciertos adversarios chauvinistas del socialismo a su cahdad de
cosa· extranjera,- importada, que no habría podido, según ellos, nacer
espontáneamente en estas tierras de América. セ。イアオ・@
el セッ」ゥ。ャウュ@
en cuanto movimiento y acción de la clase trabajado: a hac1a la 」ッョセ@
quista de condiciones- sociales que respondan a las necesidades ュ。エ・セ@
riales y morales del proletariado. si bien no fue por cierto invención
a:rgentina ni americana, es efecto y producto natural, inevitable, de
condiciones históricas que aquí existían y existen como en las sacie..;
dades del viejo mundo. El movimiento socialista es un fenómeno
correlativo al desanollo histórico de las sociedades capitalistas. Y
cuando decimos que el doctor Justo es el padre del movimiento ウッセ@
rialista en la Argentina no decimos con ello que el socialismo de_
aquí ha salido armado de todas armas de su cabeza, como Miner:a
en la cabeza de Júpiter; no negamos ni desconocemos que aun sm
él hubiese surgido este movimiento, aunque más tarde y sin duda
con menos fuerzas de expansión y un sentido menos profundo de las
realidades ambientes. Recordemos, por de pronto, _que habla un
-germen de organización en aquel grupo de trabajadores en su ュ。セ@
yoria o en su totalidad eXtranjeros, al cual se acercó Justo para
transformarlo en plantel y punto de ar: anque del Partido Socialista.
Había pues nacido el embrión del movimiento en el país antes que
Justo 'se ャ。セコウ・@
a la lucha por el socialismo. El germen. ideológico
había venido de Europa en los libros y en el espíritu de los obreros
alemanes ·e -italianos que integraban ese grupo; pero ese germen
136
セ@ᄋ '
11
..1
pudo desarrollarse porque aquí existían los elementOs Y· las ュッ、セ@
lidades sociales que, como factor de realizac_i_oncs necesariaS a la
suerte del pueblo obrero daban su razón de ser a su materialización
en actos y la reclamaban y a los destinos de la nación. El doctor
Justo, que conocia a fondo el ideario y el método socialista, encon--tró en esos asalariados los prime: os auxiliares para una obra que él
tuvo la gloria de llevar a cabo y que sin él no hubiese podido イ⦅・。セ@
lizarse ( ... ) .
En c.uanto a la doctrina y al ideario, sus elementos ヲオョ、。ュ・セ@
tales el socialismo argentino no los halló, seguramente, en los libros
nacionales ni pudo pretender haberlos creado, y de esto se ha querido
hacer un argumento para desprestigiarlo tildándolo de fenómeno 。イエゥセ@
ficial y manifestación de reflejo. ¡Como si los principios esenciales
de la filosofía política en que se nutrieron los autores de la ョ。」ゥッセ@
nalidad no hubieran sido cosa ap1endida en los textos y en los ejem·
plos de afuera! ¡Como si la Revolución de Mayo no fuese hija de la
Revolución Americana del Norte y de la Revolución Francesa! ¡Como
si las instituciones republicanas, los códigos políticos y civiles, las
reformas educacionales, las normas administrativas en estas naciones
de América no fuesen copia セ。@
veces mala copia- de lo que en
otras partes se ha hecho o se ha legislado! ¡Como si la organización
económica y Social de estos países no fuese una prolongación de la:
europea, con sus injusticias, sus iniquidades y sus defectos, ante los
cuales la faz e itica del socialismo como idea y la faz positiva del
socialismo como acción hallan la misma razón de ser que en los
paises donde por primera vez una y otra se unieron en síntesis fecunda
de pensamiento y acción ( ... ) .
Por otra parte, si la doctrina y la teoría al principio vinieron de
afuera, como de afuera, después de todo, nos vino la civilización y nOs
vino la cultu: a, ello no basta a viciarlas de exotismo, porque no セウ@
exótico lo que aquí encuentra atmósfera apropiada, lo que aquí viene
a satisfacer necesidades naturales, lo que aquí se naturaliza 。」ャゥュセ@
tándose e incorporándose como elemento indispensable a la existencia
nacional. Nada es más argentino, más rioplatense más americano, que
el caballo, ese atributo vivo de la personalidad del gaucho ( ... .). Y
el caballo no es hijo de América. Es extranjero. Fue imponado por
los españoles; lo que no impidió que haya tenido y tenga en los 、・ウセ@
tinos de nuestras nacionalidades y en todos los azares de nuestra
vida colectiva, tanto en la paz como en la guerra, una misión ゥュー。イセ@
tantísima de factor de patria y de riqueza, un papel histórico de sím.
bolo de la libertad y herramienta viva en las manos del .paisanaje.
..
Finalmente, la misma población humana de estas naciones
」ッウセ@
137
mopolitas; esa .que pulula por nuestras ciudades, llena nuestros talleres, labra nuestros campos, cuida nuestros ganados, recoge nuestras
cosechas, .. ha venido y viene de otras regiones; y hasta los mismos que
tenemos por aborígenes acaso vinieron de otro continente, pues la
ciencia no se ha puesto de acuerdo todavía sobre si el indio americano es autóctono o no lo es,
Así también el socialismo halla aquí zonas que no sólo necesitan
imperiosamente sino que le ofrecen un campo de acción casi virgen
donde puede abrir anchos camin'os en todas las direcciones de su idealidad y su previsión, Aquí encuentra un continente donde la afluencia
de los pueblos del mundo y la fusión de las razas, le promete una
tierra fértil y laborable para su siemPra de sentimientos e ideas internacionalistas; donde la ausencia de ancestrales prejuicios étnicos deja
relativamente libre el espacio al verbo de confraternidad. Un continente
donde algunas fuentes naturales de riqueza no han caído todavía en
manos de un capitalismo privado que esté formidablemente pertrechado
en los fueros de su explotación. Aquí llega a tiempo para someter el
desenvolvimiento de las fuerzas creadoras de un mundo económico en
formación a normas y leyes reguladoras, inspiradas en un espíritu de
humanidad y justicia. Aquí puede presidir con su mirada vigilante, que
ampara por un lado la suerte de los trabajadores y por otro el patrimonio material y moral de la nación, el proceso de desarrollo de una
Sociedad donde las potencias económicas bien y sabiamente conducidas podrían expandirse sin producir estragos, fecundando sin arrasar, para que el capitalismo cumpliese s:u misión histórica- pero que
la cumpliese en lo que ella tiene de necesario y en la forma menos
perjudicial a la condición de sus servidores.
''Juan B. Justo" (1928) en "El Libro de los Elogios" págs. 149-152.
14 - Intereses preponderantes
Dos clases hay cuyos intereses predominan sobre los de todas:
la de los ganaderos latifundistas y la burocrática. Los primeros tenían completamente a su servicio y no dejaban de' valerse asimismo
de otros partidos más. El nacionalismo de una y otra rama -herreriSta -e independiente- y el riverismo, estuvieron siempre prontos
a defender o respetar los intereses y privilegios de esa empinada potencia social. A las otras fracciones políticas de la burguesía, incluso el
138
batllismo que hoy se llaina ¡'neto", cuando no las dominaba, las
-paralizaba en su acción frente a tales privilegios 1 y las desviaba hacia
caminos de política económica que, como el proteccionismo adua.
•nero, si bien no conviene a los intereses de las industrias de exportación, ofrecen a estos latifundistas de la ganadería una ventaja: la de
buscar la solución del problema industrial y demográfico· por vías
que no son las de una modificación a fondo de las formas de la
propiedad rural.
La segunda, que en cierto grado y sentido integra como un sector
autónomo, las clases media y alta, en cuyos elementos se forma ha
.adquiridO' en el Uruguay personería de mucha prestancia e influ:ncia
en los destinos nacionales,
UBICACION SOCIAL DE LA BUROCRACIA
Daniel Halevy estudiaba en un artículo reciente el predominio
de la burocracia en el juego de los diversos sectores sociales. El escritor francés observa un fenómeno que desde tiempo venimos seña·
landa en nuestro país, habiéndolO puntualizado insistentemente en
artículos y discursos. La burocracia ha llegado a ser en algunos países
la clase gobernante activa. No es ya un sector de la burguesía que
tiene a su cargo los servicios públicos por ser en el- Estado agente
o instrUmento de la burguesía o de la oligarquía burguesa dueña del
poder. Es un apéndice que, por obra de las transformaciones del
Estado mismo, ha concluído por transformarse en órgano con vida
real y propia. Y en vez de ser un simple instrumento ejecutor de
una voluntad social ajena, aparece dotado de una voluntad social,
desde que tiene intereses específicos y puede hacerlos valer.
Ello impera a favor de la unidad de esos intereses; frente a la
diversidad de intereses sociales dentro mismo de cada clase. En un
イ←ァゥュ・セ@
de sufragio universal, su crecimiento le concede prepon·
deranc1a forzosa en la voluntad de la ciudadanía, y los partidos con·
cluyen por sentirse prisioneros de esa masa electoral que puede
rolar de una borda a la otra según la inclinación del barco, darles o
quitarles a los bandos políticos el triunfo electoral según contem¡:ilen
o no sus aspiraciones. Así hemos visto a las fracciones burguesas
rivalizar en congraciarse con los funcionarios, civiles o militares, rodeándolos de prebendas jubilatorias o votándoles adelantos o aguinaldos, .además de sueldos aplastantes para el erario público. Los
nacionalistas de I-Ierrera y los riveristas proy.ectaron las actuales
planillas de sueldos militares, con el . aditamento de un generoso
régimen de jubilaciones que dió lugar a los mayores escándalos
.................
139
Récién ·Cuando fueron muy grandes las dificultades financieras
y muy- alarmante el desequilibrio presupuesta!, en una situación de
parálisis económica que no permitia esperarlo todO del impuesto, se
decidierori a cercenar los altos sueldos y las altas jubilaciones. Pero
·pese- a ·la heroica resolución de no llenar las vacantes, el burocratismo· ·fue- creciendo en plena crisis y tal vez a consecuencia de la
crisis.
EL SUFRAGIO Y EL BUROCRATISMO
Las ·viejas oligarquías bajo las cuales el resorte del sufragio
popular no funciona, pues las elecciones son sólo un simulacro para
consagrar a los que se designan desde la altma, no necesitan para
defender sus privilegios de un tan grande ejército de funcipnarios.
Bajo el régimen del sufragio efectivo, los partidos que gobiernan
suelen sentirse inclinados a buscar apoyo en la burocracia. Y la
buroc1 ada rige entonces los destinos del país, al paso que absorbe
_una porción cada vez más grande de sus recursos.
En el Uruguay el número de empleados públicos es de 51.802,
.que insumen anualmente $ 43.642.405. Apresurémonos a reconocer
que muchos de ·ellos son maestros -cuya utilidad nadie discute- -Y
obreros de los organismos industriales, cuya función en _la economía _
nacional _es dé positiva imp01 tancia _ y cuya existencia en el país
acusa un real adelanto en la evolución histórica del estado.
· Pero abundan asimismo en esa suma los que son peso muerto,
.carga inútil sobre el erario y las espaldas del pueblo- contribuyente.
Ahí está el fruto de_ una política poco previsora que hasta había
inv-entado para justificarse, la doctrina de que en aquella república
la multiplicación desatentada de oficinas ウオー・セヲャ。@
y empleados
innecesarios cumplían la misión igualitaria de provocar una mejor
distribución de la riqueza privada. Eso lo decía en pleno. parlamento
Juli_o María Sosa, líder entonces del batllismo y luego fundador de
la fracción "sosista", Y lo decía a pesar de que el presupuesto se
costeaba, y se siguió costeando, con un 70% de impuestos al trabajo
y a los consumos popular es.
tribuciones gravosas, poniendo coto al desarroUo del burocratisrrlO,
sobre todo cuando ·su cultivo intensivo con miras electorales ha determinado una política de estatismo industl ial que estorba al capitalismo privado. Muchos de ellos piensan que ese freno sólo. puede
ponerlo una dictadura o una oligarquía, cuya estabilidad no dependa
del sufragio sino de la fuerza armada. Y en verdad que así tal vez
nos libraríamos del- pesado fardo de una burocracia en gran parte
parasitaria, pero caemos en las garras de fuerzas sociales ferozmente
priv:lcgialistas. Puede pensarse en un régimen antidemocrático que
ponga a raya a todas las clases y levante el Estado sobre los apetitos de los unos mientras defiende a la sociedad de los avances de
los otros. Este no ha de ser, desde luego, el. implantado en el Uruguay. Porque quienes lo han traido representan un contubernio forburocráticas. En su
midable de fuerzas capitalistas y de las ヲオ・セコ。ウ@
sello la burocracia. quiéralo p no, vuelve a la antigua posición de
servidora politica de la clase capitalista como dependiente de un
Estado que se ha vuelto a ,su vez instrumento servil del capitalismo ..
Mucho más valía, por cierto, lo que se ha perdido. Y esto deben
meditarlo quienes esperan de los gobiernos de facto la corrección de
los males y desv.iaciones de la democracia política. La fuerza_ hay
que pagarla y cuesta cara.
"La Revolución del Machete", págs. 162-167.
REMEDIOS PEORES QUE LA ENFERMEDAD
¿Cómo salir 'de esa norma? ¿Aboliendo la democracia? Este
suele ser el consejo de los que han visto surgir, en el régimen del
sufragio libre, frente a sus privilegios capitalistas; los burocráticos, a
Veces en tren de concunencia inamistosa y hasta excluyente·.
Los terratenientes y capitalistas creen quedar a sah:o de con-
140
141
Eduardo. Dieste (1882-1954)
En la tercera y cuarta década de este siglo,
Eduardo Dieste ejerció entre nosotros -uno de los
pocos magisterios vivos que por aquel· tiempo ッー・セ@
xaron y que _tendió, por obra de fervorosos 、ゥウ」■ーオセ@
los, a organizarse casi institucionalmente: fueron
la JjAsociación Teseo'' (1925p1930) y las ーッウエ・イゥセ@
. res "Reuniones de Estudio" que animó sobre todo
J Esther de Cáceres y alcanzó a ーオ「Qゥ」セイ@
algunos
( Jibros. La autora de 11 Los Cielos" ha sido, sin.
;':: duda, la más persistente continuadora de Dieste
[ALセ@ y el eco principal de su memoria (1} Pero también
V deben mencionarse junto a ella, en el pequeño
,- t grupo de los veinte, a Justino Zavala Muniz, a
|セ@ Fernando Pereda, a Giselda Zani, a Adolfo Pastoi'
セ@ y-aun a otros.
La prédica que suscitó tal atención, sus ideas
implícitas, aunaban de muy singular manera las
¡posturas del -llamado "novecentismo'' español posterior a la primera guerra mundial y su brío
revolucionario en los dominios del arte, su adhesión
simpática a los "ismos'' (fueran cubismo, dadaísmo,
surrealismo o creacionismo) más irreverentes, su
repudio a lo académico, rutinario, realista y representativo, su voluntad de una ·expresión artística
adecuada a una época dominada por los nuevos
meteoros de la velocidad y la mecánica. Eugenio
D'Ors, al que siempre hay que referirse entre las
.fuentes de las ideas de Dieste, fue el pontífice inte, Uectual de esta corriente que igualmente reflejaron
entre nosotros, y en su hova, Alberto Lasplaces Y
(1) Véase artícu!os en "El País", del 19 de
agosto de 1954, "El Bien Público", del 2 de setiembre de 1955 -y en "Entregas de la Licorne", n 9 4,
1954.
Alberto Zum Felde. Como D'Ors, como cierta
etapa de Torres García, este noVecentismo lleva
inviscerado la apetencia a un "clasicismo nuevo"
afirmándose -sobre- más que negando fluencia'
historia, impulsos románticos, diversidadÉ!S, ーッウエオセ@
laudo, con cierto complacido énfasis, lb "solar" lo
"mediterráned', lo "latino", la realidad de una "tradición viva" y una clara proclividad platónica o
platonizante. También, y como en las corrientes
francesas afines, este novecentismo que Dieste encarnó por estas tierras, se daba cercano a una
postura cristiana, a un cato-licismo de acento inエセャ・」オ。L@
libre de beatería y de gazmoñería, sentldo, sobre todo, como afirmación de ・ウーゥイエオ。ャセ@
dad, misterio y trascendencia. Jacques Maritain
era por aquellos años el prestigio más firme en
tal dirección y su nombre debe ser sumado al de
D'Ors para deslindar el terreno en que Dleste se
セNゥ@ j movía. Algunas trazas confesas de su pensamiento:
fl "ontologista", "ésencialista", "metafísico", ciertos
sustantivos que vuelven reiteradamente a sus ェオゥセ@
cios: unidad, cualidad, número traslucen el ヲオョセ@
damento con que, en el pensamiento tradicional,
1a posición de Dieste se dotó. Y agréguese todavia,
como, última vuelta de tuerca de sus ideas, una
despierta filiación liberal, repub:icana, regionalista セ・ョ@
su versión española- que Dieste vertió
en nuestro medio por un Batllismo en cierto modo
paradójico, si se atiende al contexto de su entera
posición espiritual.
Desde estos supuestos es que -se suscitó hacia
los años veinte el empeño de Dieste y el grupo
"Teseo" por el conocimiento de las nuevas corrientes de arte y su práctica uruguaya, muy intensa
en lo que se refiere especialmente a la pintura.
Resulta previsible indicar que si Dieste profesaba
una cuidadosa atención a lo nacional y a su ャゥエ・セ@
ratura aspiraba a una expresión de tipo universalista, no muy lejana al gauchaje cósmico de Ipuche y desprendida decisivamente del sentimentalismo, el ·criollismo y la pasión local.
Igualmente podríH señalársele como un tes·timonio (a medio camino entre Alberto Nin Frías
y Emir Rodríguez Monegal) del interés por las
literaturas anglosajonas (Hardy y Chesterton le
atrajeron especialmente) y un hábil ·cultor del
diálogo, como forma literari,a, en el que sabía ser
más inteligible y ameno que en sus modos habituales de comunicación.
,'
l
143
Comparada Ía suya con la de la mayor parte
de los escritores uruguayos, Dleste vivió una existencia relativamente errabunda, si se atiende a
.jque nacido en el país, se educó en Ga'icia, カッセャ@
¡.al Uruguay en 1912, fue director del Liceo de
. -; :¡Cerro Largo y, cónsul desde 1927, ー。ウセ@
el resto
,-r_.- 1/. de sus días en Inglaterra, Estados uョセ、ッウ@
(Los
--\Angeles) y Chile, donde murió. Esto, y su propensión a reeditar sus textos, modlf.i:cándolos, variando su títu'o, redistrlbuyéndo os. imputándolos
a los dos nítidos "alter egos" del Dr. Syntax Y el
Buscón hacen extremadamente difícil una bibliografía セ。「ャ@
del autor. Sus primeros セゥ「イッウN@
fueron
' 1 EI
poder de la Gracia" (s.f.) y "Leyendas de la
Música" (Madrid, 1911). Tentativas novelescas importaron las -de la serie de "Buscón" en una primera versión editada por Bertani (s.f.) y una segunda en Buenos Aires y 1942 por Emecé. Igualmente Dieste exp oró sus poslbilidades de dramaturgo "Los místicos", (Montevideo, 1915), ''El Viejo" (1920), 11 La ilusión", 11 Castidad",. hpイッュ・ウセ@
del
Viejo y la niña", ''Farsas de ⦅ャセオ。B@
H。ョオセ」ュ、ウ@
en 1927), etc. Sus obras dramabcas, recog1das en
''Buscón poeta y su teatro" (Madrid, 1933) y
"Teatro del Buscón" (Buenos Aires, 1947), muestran una intrincada influencia del cine y de Val e
Inclán, pero tamb"én 、・ウァイ。」ゥュョセ@
las más
gravosas de Linares Rivas, de la comedia burg'-:1-esa
españo:a y, pese a Zum Felde, que las ha elog.ado
cálidamente, bien pueden cons:derarse ゥイ・ーセョᆳ
tables (aunque no, por cierto, por su compleJidad
o riqueza); fas situaciones casi siempre son absurdas y los personajes inexistentes salvo ciertos momentos (muy pocos) de diá"ogo eficaz y directo.
La obra ensayística del hispano-uruguayo se integra con 1 'Teseo: discusión estética y ejemplos"
(Montevideo, 1923), ''Teseo: crítica de arte" (1925),
''Teseo: crítica literaria" (Montevideo, 1930), ''Teseo 1: los problemas literar:os" (Buenos Aires,
1937 y Montevideo, 1938), "Tese o 11 :. los problemas
del arte" (Buenos Aires, ¿1938?) y a.gunos estudios pubHcados en revistas.
Es· común a todas las páginas de Eduardo
Dieste .una gran fineza de observaciones y de atisbos, profundos, originales, fundados en _una cultura sólida nacidos de unos (como decm Carlos
Martínez Moreno de Rodolfo Fonseca Muñoz) intereses distinguidos, muy a menudo inesperados.
Pero es comúil a ellas también, que no se sepa
144
nunca con prec1s10n a dónde esas observaciones,
y· atisbos apuntan, común que el discurso sea tan
I3.xo, su dirección tan invisible que termine por
desconcertar y hasta derrotar al más bien intencionado. La construcción s:ntáctica y el lenguaje
son tan confusos, a veces tan caótica la ideación,
que a largos trechos la :ectura se haCe penosa y
sólo se pisa en ella, temática, esporádicamente. Es
entonces, aunque de modo virtualmente aforístico,
que se advierte que se está ante alguien que sabe
pensar. En algunas oportunidades esta especie de
D'Ors en borrador podía ser difícil de tolerar; en
otras, capaz de decir con una gracia b:en evidente y como errática, muy atractiva. Es de justic:a, sin embargo, observar que es "muy de· la
época" esta oscuridad, también común a Oribe y
a Basso Maglio, qué nace de una expresión que
podría llamarse "distraída", de un saltearse Mーッ←セ@
ticamente---- los nexos del rctzonam!ento y de unas
imágenes que no tienen nada de funcionales y contribuyen a desorientar más aún al ya desorientado.
CUando se habla de Eduardo -Dieste es ゥューッセ@
sible ais_arlo de su cálido clan familiar (Eladio,
.Enrique, Rafael) esparcido por el mundo con cen1tros tan aparentemente disonantes como la ciudad de
Artigas, Inglaterra, Buenos Aires y la villa de
Rianjo en la ría gaLega de Arosa. Innumerables
dedicatorias, críticas, referencias, podrían probar
que era su familia la que Dieste consideraba su
primera y más importante lectora. Y probablemente (pues no lo conocimos) participaba de esa
conmixión, encantadora en algunos de los suyos,
de remotismo y de realismo, de ingenuidad y de
gallega cazurrería. En sus mismas páginas se
codean h1 candidez y la penetración, un cierto
irremediable aire funambulesco y un gusto por la
ーセ」。イ、■@
(su "Buscón" lo atest:gua) y su radicales
notas de disponibllldad y libertad.
En "La· base folklórica del conocimiento" se
sostiene -sin subrayarlo demasiado- que las
transformaciones de la visión 」ゥ・ョエヲセ。@
del mundo
no alteran el fundamento secular (comunitario,
participado), el patrimonio constante de evidencias
acumuladas por .a "sabiduría" sobre el hombre y
la vida. Marca una línea de resistencia a "lo ュッセ@
derno" que se retrazará bastante y podría v:ncularse muy bien al texto n 9 76 de esta selección.
"Teatro. y· Novela'' forma parte de una ambiciosa
!
145
{y creo que.- no cumplida) investigación sobre las
"leyes morfológicas" de ambos géneros y de la
poesía. Tratando de poner en claro las bases psicológicas· de su estructura, parece incontrovertible
que, con todas sus asperezas, el texto "se mueve
en un plano más profundo que aquel en que se
expidieron los más celebrados críticos de su tiempo. Y en ambos fragmentos, -ciertas originalidades
エ・セゥ[ッZァ」。ウ@
BヲセャォNイゥ」。L@
en el primero, por
tradiClOnal, humamstica, secular, sabia, "táctico",
en el- segundo, por funcional, ·Contribuyen a la dificultad, muy relativa en ellos, de su lectura.
15 - Base folklórica del conocimiento
Existen dos grandes corrientes de sabiduría en el mundo: el
saber popular, graciosamente comunicado a todos, como si tomara
de la naturaleza ejemplo de florecer; y el saber académico, trasmitido a los menos por iniciación y a los más autoritariamente. No
se trata de hacer un paralelo peyorativ'o, sino de esto, en que radica
el mal: un paralelismo que hasta hoy ha hecho imposible la unidad
del conocimiento humano y, por ende, de toda armonía moral.
La corriente folklórica del conocimiento se ha mantenido siempre fiel a su principio de acatamiento a la realidad previa. Ve por
los ojos del cuerpo y del alma, y expresa 'verdades integraleS: adora
y canta. Se determina por imperativo vital y se transmite por vía de
amor; se produce y se reproduce orgánicamente y por linajes. La
corriente académica, pronto se aleja del principio de realidad previa,
y más cada vez piérdese en el circulo vicioso de sus teorías abstractas. Bien están las ciencias, pero han de reconocer este principio, si
quieren ser algo más que la ceniza de un sueño: si existía ya en el
tiempo más antiguo una realidad previa, con sus órdenes de gracia,
de acción y devoción; una realidad previa que no ha sido creada
por el cerebro del hombre, antes bien, compr·endc a este mismo
cerebro; una realidad previa en que hoy vivimos los mortales: hombres, plantas y animalitos de Dios; esta realidad previa no estará
edificada en la nada de la mentira o con herramientas de ignorancia.
Que una verdad tan sencilla no produzca un reconocimiento inevitable, depende de la observación del progreso en la historia humana, que parece incompatible con el principio de una asistencia
espiritual suprema. Esta falsa idea del progreso, y el dolor del hombre, no entendido, hacen que olvide la realidad previa en que su
propio ser vive; sólo por un momento recobra este sentido primario,
si encima de su cabeza truena la voz incontestable del Eterno: ¿Dónde estabas tú cuando fundaba la tierra y la suspendía en el aire, y
de amor hacía vivir las criaturas?
·Reanudado el sentimiento de la realidad previa, cabe conside-
146
147
rar porqrié nuestra idea de progreso es falsa o incompleta. ¿No es
asombrOso que la maravilla de los cantos homéricos (suma de saber
popular),- que hoy se celebra en todas las partes del glob .... , haya
podidO florecer en medio de la algarabía olímpica, de horizontes
Conocidos infratolomcicos? ¿No asombra también que esta limitación
fuese precedida de la noción sideral cierta de Aristarco de Samas
y de los antiguos pitagóricos? Si esto parece incomprensible por
lejano, podemos hacer la misma pregunta en el centro de nuestros
días: la delicadeza del arte y de la poesía en nuestra época, la altura
alcanzada por el pensamiento filosófico y científico, la épica de un
nuevo orden social que ahora sacude a las naciones de Europa y
siega J:?illares de vidas, toda esta realidad palpable parecía sólidalllCnte soportada en la realidad física de cuya ley fundamental se
había adueñado la ciencia; y esta ley de gravitación de Newton,
セウエ。@
Carta Magna de la natm aleza, ha quedado en ruinas de sueños
y de números, abatida por Einstein. ¿Se ha derrumbado con ella la
ley de nuestros ojos, que exaltan la gracia del mundo, dirigen la
novela, de nuestros pies y el trabajo de nuestras manos, conciertan
el amor fecundo y consthuyen real y verdaderamente la vida y Sus
variados órdenes? Evidentemente, no. El acatamiento de esta realidad
previa, fuente del saber popular, como principio insustituible en la
organización del pensamiento teórico, es inevitable.
¿Cuál sería, pues, el sentido del progreso? El pensador mun,
dano suele terciar ton l.a justificación de cada hecho por- su época.
セ・イッN@
ni la verdad ni la honrada cortesía pueden aceptar falsas justificaciOnes; y no puede menos de encontrarse funambulesco a un señor
que diga frente a un rosal: "¡Lástima que no sea un pino!"; o frente
fl un cervatillo; "¡Lástima que no sea un elefante!".
No se puede aceptar esa justificación por la época, si viene a
dar en condescendencia; obliga o no con todo el rigor de su 」。ョエ・セ@
nido. Formular vaga y más o menos cortesmente el respeto a las
creaciones del espíritu, un respeto inc1édulo no es una solución
respetable de un problema filosófico tan grave que busca esclarecer
la dignidad del destino del hombre. Cada época, en efecto, esconde
en su seno la razón perfecta de sus manifestaciones. Pero ésta ha de
entenderse como una ecuación rigurosa de verdad y de realidad.
Cada ciclo histórico es una criatura de Dios, real, verdadera, insu. perable, como las demás criaturas: el cervatillo, timido como una
niña:; el cardo solitario de los arenales; y el magnánimo elefante que
lleva el peso de la tierra encima de su misterio insondable.
·-Y eS que la mente del hombre está construida con la misma
perfecCión que sus ojos, y dispuesta para ver y ordenar la vida con
la misma certidumbre en un radio natural generosísimo. Hagamos
148
·cuenta de lo que caracteriza un buen pensamiento, y veremos que
es. algo _que -no modifica el organismo natural, sino que-atañe a_ 13¡
, plenitud--de su ejercicio; este carácter de pensamiento superior, se
l!ama:- atención. Y así, los inventos más reputados tienen siempre una
cláve muy sencilla; y una demostlación matemática verdadera y
elegante no termina mientras no encuentra la forma intuitiva ele su
presentimiento. Un esquema de Goethe autoriza este proceso: 1'Toda
visión se hace contemplación, de aqúí viene a reflexión y ésta proJJJ.Ueve un Universo por asociación; así, cada vez que miramos atentamente ya teorizamos el mundo". Nótese que el último término:
reitera el plimero, recoge en 'el círculo atento de la mirada inicial
tOdas las fugas musicales y novelescas del despliegue teórico. Eh éste
plano de seguridad, que es el de la vida estética, se despliegan las
creaciones morales de la historia, y la reiteración secular de Jos
t;r:oqucles eternos fundé la sangre helada de la duda, como si al fin
de cada día de años, después del canto múltiple del espíritu se oyese
Ia: voz paterna del Génesis: y vió Dios que era bueno,
Si los instrumentos auxiliares del sabio son creados por la triente
y pór y para los ojos, no pueden merecer más crédito las leyes Y
realidades que por su medio, descubra que la que ¡al cerrar los ojos!
previó en la atención re-cóndita de su alma. Puede, pues, afirmars<:
que· el hombre y -toda c1 iatufa de Dios está naturalmente dotada para
el acierto y cumplimiento de sus fines. Si no fuese asi ¿habríamos
de esperar en pasmo que la ciencia resolviese todos los_ pÍ-oble.mas
que plantea la vida, y de los que depende la vida misma? ·
·
El saber natural, como tOdo saber, tiene un desarrollo crítico;
y lo verdadero hace olvidar lo en-óneo. Cuando un verso, una obr(l
de arte, una creencia, una aspiración cordial persiste en la estimaci6rl
de los espíritus atentos, es porque es verdadera. Dios impulsa loS
ríos de folklore que llevan la sangre espiritual a cada uno de los
pueblos del mundo y nada es _más emocionante que la- evidenciade este pensamiento: todas las criaturas están dotadas del sCntimiento
de la realidad de sus afecciones. De otro modo no existirían. Y
existen, gracias sean dadas a Dios.
"Tese o - Los problemas literarios", págs. 79-82.
16 - Teatro y Novela
Releída tu carta en contestación a la mía sobre Forma Teatral
p·ara dar cabida a las dos en. el volumen de Cuestiones Literarias,
v'eo con una alegría de púgil que no es más que una paráfrasis del
149
ーイッ「ャ・ュセN@
No- es completa, lo reconozco, mi teoría; es más bien
hecho de conciencia notado en ocasión de escribir. Porque no se
trata de extensión así como así; de un artificio que sostenga la virtud del drama el tiempo neCesariO para que se figure en el aire y
en· la- imaginación del espectador. La extensión, dices bien, debe
ser cualitativa: el poema, el cuento, el drama es vara florida en que
la vara y la flor valen lo mismo. Por eso hay problema. Nace de la
dificultad de espaciar las flores y las hojas alrededor del tallo que
el impulso de florecimiento escila casi en el aire, impulso ajeno a
la idea de sostén y de enlace necesario, y éste sin duda es el designio
y la gracia de los ojos des.cuidados que ven la flor y olvidan la vara
en que se abre. Puestos a considerar la relación secundaria del tallo,
vémosle tan ufano de florecer que ya nos parece primero que la
flor, como una persona es antes que su palabra gentilísima.
Si es verdad, el defecto de extensión es más tolerable que su
abundancia inerte. Por aquí se ve mejor la importancia del problema
si ayudamos con ejemplos. La trilogía de Schiller, Wallenstein, no
habria pasado de cinco actos arrebatada esta figura en la mirada de
Shakespeare. Con todo, en Hamlet ha percibido el públicO un efecto en desacuerdo con la d-ignidad de la tragedia, y es la demasía de
muertes con que termina. El poeta engrosó de tal manera las aguas
de la fuente, a tantas vidas hubo de extender la turbonada que sólo
podían caer en tumulto al mar del fin, como en esos compases finales de una sinfonía' que reíteran la gravedad de lo abarcado con
acentos de clamor gesticulante; es uri desenlace orquestal que no molestaría si un drama pudiese verse con los ojos cerrados. A veces,
la extensión dramática, sin llegar a ser de artificio inferior tampoco,
i-claja la tensión propia del género en cuanto a tiempo musical y
síntesis figurativa. De este modo entran algunas obras de Bernard
Shaw (Back to Methuselah), no en la novela, sino en lo novelesco.
La manera de Kaiser, de un efectista desarrollo cinético, escoge como
escenario el imponderable de la imaginación intima que proyecta
fuera de la órbita de la dificultad o de la ley: flor sin vara, flor
del aire. No se hagan ilusiones los que buscan libertad por la innovación, pues, con vara o sin ella, no es fácil dar flor sino después de
crecer en espiritu y sentir alguna urgencia de manifestarlo sea o no
en teatro de ley. Por no reparar en medios, don Miguel de Unamuflo convertía el teatro en la simple explosión dialogal de un
monólogo. Estos ilustres malos ejemplos úi anulan ni cumplen la
función específica del teatro.
Naturalmente, la necesidad de extensión crea un problema en
cada génerO que quiera cumplir su ley pm· el camino del menor esfuerzo en.la forma que lo hace la naturaleza: pájaros que a-11dan en
150
el aire peées que andan en el mar, y criaturas que andan en tierra
firme. 'En úna palabra, ley de menor esfuerzo es realizar de lá ュ。セ@
nera más- fácil los designios más difíciles; así resulta un, prodigio de
eStilo un aeroplano (más pesado que el aire) o un aerostato {más
ligero o más pesado que el aire); y un barco ('lo contrario del agua);
y una rueda (material e inmaterial a un tiempo), que por セッョᆳ
tacto en un punto sucesivo corre la extensión muerta del cammo;
Hay un género que suele invadir el dominio de los demás, Y
esto indica a las claras que ha perdido el propio. Es la novela. Las
cosas que no pueden resolver a gusto de uno por medio de holgadas
definiciones como se dice de la novela si todo le es permitido. Al
burlar la ャセケ@
del menor esfuerzo, un género pierde en poder cuanto
más invade la jurisdicción de los demás géneros.
La proporción espacial de un tema tiene ュセィッ@
que ver con l_a
actitud del autor en dos sentidos: en el de domm10 Y en el de posición Tomemos tres novelistas bien colocados en la propiedad del
ァ←ョセイッL@
y observemos sus diferencias o _cisuras por 、ッョセ」@
se ha desprendido la justeza liberal de su orgamsmo: Balzac, D1ckens y .Do'3toycwsky. Todos parten de este viejo principio, más que d_c .hloso.fía, de novela: el hombre es la medida de todas las cosas. D1stmguen
de sí las cosas de la vida y las miden o no las miden al narrarlas,
logrando una calidad y alcance que está de acuerdo con su rr:edida, o una ordenación de materia prima que aprovecha una- postenor
formación literaria. En Balzac la figuración tiene una calidad de
distancia, que impresiona como la turbulencia del flujo histórico.
La medida sentimental une el suceder histórico, en Dickcns. Dostoyewsky sustituye la mirada del informador ーセイ@
la del ーウゥ」セッァ⦅L@
Y
sin dejar la ficción histórica imprime a las ftguras un J?Ov1m1ento
de intimidad tan poderoso que los lectores quedan preswnados en
los resortes de su propia conducta o fuero interno. Mie'ntras· Balzac
y Dickens proporcionaban fuertes o dulces emociones al lector, que
permanece ajeno a la acción de la ィゥウエッイセ。LN@
j_ッウエケ・キセ@
_les hace
participar en ella por comunidad de prmCiplOs constitutivos que
marcan a la acción de todos los hombres una trayectoria inevitable,
casi siempre funesta en este mundo. Cabe mejorar en sensibilidad Y
dufeza plástica el plan de los dos primeros novelistas, y asi lo hizo
Tomás Hardy. Su obra maestra. The Major of Casterbridge, es de
una riqueza equivalente a varias juntas de Balzac y Dickens; podría
alimentar la pantalla varias noches, con sostenido interés de humanidad y de arte; y ¡cosa curiosa! cualquier novela de Balzac o de
Dickens, en su fogoso desorden o exceso de ternura se sobreponen al
recuerdo. Esto parece depender de la demasiada objetividad ュッイセャL@
que Produce más curiosidad que simpatía: con obras de Pío Barop,
151
.!
pásá.:· lo rn.isrn(). La: soltura de desarrollo en Balzac, favorece la perri}anencia -visÚal de las figuras, trazadas, como las de Hardy, con un
gran.· dom'inio del corazón humano- que estrujan ゥュー。ウ「ャ・ョエセN@
Eeio )as figuras de Hardy y su acción quedan como encerradas en
」Nセュイᄋ。エゥ・ョッウ@
cuyos vínculos de familia y de comarca y otros cenエセッウ@
distributivos de la atención, muy pertinaces. no logran su
reintegración emocional, y convierten los ojos a estudio de topografía
njoral, o, si se prefiere, de historia; parece haberse propuesto corregir Iá superficialidad de la· figuración de Dickens, serie de dibujos
ahimados de carácter (lively sketchs} Conservando el mismo plan
verosímil de historia, o sea, el folletin; condensó la novela de Dickens
y dio en historia, que no es novela. La historia no es novela porque
deja· sin rehacer las figuras y el ritmo retardado de las narraciones
prirciales. La n'ovela histórica tampoco podría entenderse de una
manera que no fuese novela. La atmósfera suelta, una especie de
fOndo elocuente que llena el espacio general de una y del conjuntode Q.Ovelas formado ·en la Comedia Humana favorece el tráfago disthlto de las 'figuras, valoradas en compases y armonizaciones de espacio musical instantáneo. no descriptivo. Las novelas de Conrad
(.léase The Typhoon) son modelos de figuración plural, que ni
requiere la memoria del lector para mantener las presencias unidas
a la acción, de una gran intensidad dramática y en la que no se
descuidan pormenores de significado estratégico. Con el mismo dominio de dibujo_ en profundidad y entereza y por tanto, con riqueza
(que no se opone a la síntesis, ni ésta significa reducción) ha poblado Gogol sus nar-raciones magistrales, de las que alguna, por
fuerza de aquella virtud, alcanza el plano épico. La preocupación
psicológica de Stendhal, o la moral de Tolstoy, o la afectiva de
Chejov ni congeló ni evaporó el cuerpo de las apariciones personales,
que hacep de la novela y del drama un medio efusivo de comunicación humana, y no de abstracta especulación estética o moral revestida de artístico lenguaje.
Flaubert, D'Annunzio, Rudyard Kipling, aunque enamorados conocedores de la gracia divina de las figuras, y quizá por esto mismo,
las .paralizaron,- convirtiendo la narración de encendido mosaico de
_palabras, de una- riqueza prodigiosa, que si no la necesitó Dante
¡:í_úa la suya pocinática menos conviene al narrador de vida profana,
El lenguaje llano que depura la tradición popular e imita la astuc'iá 'de los grandes poetas no es tan llano como parece: de una vez
puede revelarse, diciendo que es lenguaje táctico. Una palabra bien
elegida concilia tantas intenciones de la figura que no necesita más
152
¡
para_ vehirse encima con la elasticidad de lo _presente a- la vOz· de
un conjuro; y muchas palab:as o- sugestiones élegidas- '-detieneü Sulibertad en el muro de un alto relieve que, asimismo, es de -irial,
concepto plástico ( ... )
Con lenguaje táctico llanísimo consigue Dostoyewsky el efecto
figura} de tin modo más intenso que Balzac, haciendo salir los personajes de la conciencia del kctor; como si dijéramos que ha elegido· los personajes de sus novelas entre los mismos lectores. Aseguiada por este procedimiento audaz la determinación psicológica de
las figuras toman éstas un espacio tan natul'al que se expande con
el mismo flujo de la conciencia lectora. ¿Puede alterarse un plan tan
admirable? Lo alteran artistas de primer orden en nuestro tiempo
ゥエセカ。、・ョッ@
con su medida el campo natural de las apariciones exteriores en forma que no hacen más que medirse a si mismos. Todavía
es un resultado legítimo quedar cOn la medida en el, ·aire ·en un
trágico abandono de las criaturas inconmensurables; gran calidad de
tea'tro en las novelas de Unamuno (léase Abel Sánchez) de las que
Pirandello tomó su técnica; y es la clave del Quijote. Lo ilegítimo
es la sustitución de las cosas por dialéctica imaginativa del ·poeta,
del novelista o del dramaturgo. Si el pájaro se hace de aire, ya no es
prodigio que vuele; si la rueda se desata en la _razón de la circunferencia al diámetro, pierde figura ·y deja de cumplir su función,
cuya unidad era un ,milagro; ahora corre aplastada en la soledad del
camino. Tal sistema de novelar ni siquiera es aplicable al proceso
interior del poeta, cuanto más en función general debe desembarazarse de sí mismo, excepto en la medida, y traer al plano de la atención la figura auténtica y desconce1tante de Ia- realidad histórica.
En este sentido, el Retrato de un adolescente de James Joyce, que
si es autobiografía no lo parece, es más novela que su Ulises, que
quiere ser una hist<Oria universal del hombre figurada a favor de
esencias finísimas de madurez y de la propia ・ョエイ。セ@
con el ュッカ■セ@
miento musical de un sueño lúcido.
Recuérdese la calidad de emoción distinta que se obtiene de la
lectura de El Doble de Dostoycwsky. En esta corta novela, de amplia resonancia, se penetra en mundo tan irreal como el de la locura,
propicio al juego de interferencias pláSticas y metamOrfosis que más
podrían seducir a una imaginación cubista_ y -queda uno sorprendido
de la nitidez de dibujo con que se ramifican y contraponen Jos -hechos
y las formas duplicados en la conciencia especular del protagonista.
Él escritor desaparece. Ni un -comentario, ni una referencia アオセ@
acl.are los laberintos de refracción del obseso. Este habla ゥョュ・、。エセ@
153
ヲャZセョエ・L@
y _nos introduce en el poliedro de su extravío en el que pron_to
acabamos por seguir los ejes y relaciones de una perfecta y noble
geometría eri desacuerdo alucinante y doloroso con la vida exterior,
la cual parece una pesadilla. Ahora bien, esta novela modelo pudo
ser e:rigendrada por introspección; esto no le hace para que su emoción radique en el sentimiento de realidad extedor, dura, repetida,
que ·rodea la conciencia de suyo ensimismada, fantasmal, de cada hombre. Dígase- de paso que abierta desde adentro, como una semilla,
la figura se hace sola; algo más decisivo, el autor no cierra sus planos, ni el lector tampoco; y la figura es personalísima e indeleble.
De igual modo, y sin apelar al dcsdoblarriiento cubista, se abre con
toda libertad y mistedo superior al de la indeterminación, el juego
rítmico de la forma en una figura plástica y recibe del aire y de las
miradas una piel luminosa y viva en cada momento. La figura poética
o escultórica crea un espacio de la misma calidad en el espíritu en
que mora o es acogida.
Por sacudimiento de la unidad interior del alma, y creando un
suceso real de arte muestra Calderón de la Barca el misterio de la
existencia o auto sacramental llamado La Vida es Sueño. El gran
poeta no se propuso enseñar que la vida era un sueño humano,
sino el misterio de que lo pareciese; y deja claro este misterio, es
decir, lo hace visible por contraste de realidades. Nunca se abrió en
el espacio físico una rosa espiritual de hojas más encendidas, que se
pueden contar como las estrellas: que no se pueden contar. セッイアオ・@
una flor se tiene en la mano y no ·se deja ver hoja por hoja, como
si estuviese a rodar velozmente. ¡Qué grandeza espiritual tiene alta
la jerarquía del hombre, ya viva en palacio de príncipes o despierte
llevado entre peñas donde ha de recibir lección nueva en águila y
en espíritu de león! ¡Suma gracia del poeta une el estado miserable
de naturaleza en que despierta el príncipe y el ¡>revio de boato que
le hizo perder la pujanza de su alma, por medio de un hijo de oro
luciendo en la confusión de la memoria: un rastro lejano 、セ@
mujer,
criatura tan gentil que no pudo haber nacido del vaivén irreal del
sueño, certifica la continuidad de la existencia fuera y dentro de su
corazón!
Son dos direcciones contrarias de la imaginación: la que tiende
a despertar y la que tiende a soñar. No emprende una u otra el
espiritu voluntariamente, sino por contagio interior de los modos
ésp_eculativos o por contagio exterior de una realidad a que hayan
desCendido en bastante grado esos modos racionales de imaginación;
la realidad de ciudades modernas) de un tráfago denso y, por fuerza,
154
musicalmente ordenado; 、セ@
una organizacwn policial, numerosa _y
eficaz, que sugiere aventuras de pícaros pero que, de hecho; las impide; parques hermosos, en que los enamorados no pueden arrancar
una flor o deScansar a la sombra de un árbol sin el permiso de un
canelillo; en que para sentir la emoción de la naturaleza y las confortables novelas de familia, basta con matar la última hora de la
tarde en la mistica oscuridad de una sala de cine; digo asi) porque antes iba uno al templo en busca de una hora solitaria y de
hacerse callado las grandes preguntas.
"Teseo. Los problemas literarios", págs. 206-213.
155
Dardo Regules (1887-1961)
Como el autor que le sigue, Dardo Regules ーッセ@
dría ser considerado el arquetipo del intelectual
de vocación devorado por la política. El térm'.no
"devorado" -entiéndase bien- no tiene aquí matiz conmiserativo: aunque (por lo menos en los
mejores) el ejercicio político tenía en su tiempo
un halo de honor y sobriedad, aunque no se hubiera convertido en la profesión jugosís·:ma que
es hoy, la notoriedad que ella :e aseguró sobrepasa
sin duda en mucho la que pudiera haberle conferido e"l ejercicio de -la mejor docencia o la actividad
filosófica más signircativa. Con todo, hay que ャ。セ@
mentarlo, porque Regu ·es fue, seguramente, uno
de los ·uruguayos de su tiempo mejor dotados para
la exposición y la inquisición de las ideas, para la
consideración de su operancia en la realidad soc:al,
para una percepción más lúcida, en suma, de .las
cosas del espíritu y de los afanes de los hombres
que lo portan.
Sus textos, .dispersos 1a mayoría, algunos イ・オセ@
nidos en libros ocasionales (uLos rumbos de la
Segunda Enseñanza'', 1918, HJdealidades uョゥカ・イウエ。セ@
rias", 1924, ''La lucha por la justicia y por el
derecho", 1949) s:.túan la habitual materia po ítica,
jurídica o pedagógica en un plano de claridad ゥョエ・セ@
'lectiva, de eficaz vertebración, que no tiene nada
de habitual en nuestra vida pública.
En Regules se reunieron tantas lineas ideológicas y tantos intereses, que toda su personalidad
intelectual se hace inconfundible con la de cualquier constelación que, con esas líneas, esos :intereses, pudiera constru:rse. Porque recapitúlese: un
portavoz de la Reforma Universitaria en un tono
que pudiera llamarse エ←」ョセッL@
moderado, no-mesiánico, dirección que es explicable si se atiende al
hecho de que Regules había alcanzado la treintena
.156
1
1¡
1
1
1
l
l
j
j
セ@
¡
1
1
¡
,¡
1
1
cuando la -ReformR advino -Y _actuar- entOnces como
dirigente, docel).te y profe_sional,- en la Facultad de
Derecho. Tendió Regules con tOdo- a darle al moviw
miento un conten:do spcial, nacional, cu:turalista,
supra-profesional y puede marcarse, incluso la diferencia entre esta intención y el espumoso idealismo que dió el tono a los congresos de principios
de siglo ·(Montevideo, Buenos Aires y Lima) y a
la "Asociación de Estudiantes de Montevideo" en
.la que Regules, en su primeríslma juventud, supo
ya destacarse. Pero, sígase con la recapitulación:
tamb:én un político articulado de cultura y pensamiento, jefe de fila en una ァ・ョイ。」セ@
que los
contó del volumen de Gustavo Gallinal, Lorenzo
Carnelli (1887-1960), Juan Antonio Buero (18881950), Martín Etchegoyen (1892), Pablo M. Minelli (1893-1941), Juan José Carbajal Victo rica
(1895-1962) y Justino Zavala Muniz (1898). Y asimismo un discípu o de _Rodó-y un "arieHsta" confeso,
editor, incluso, de la primera tirada de "Motivos
de Proteo" y prologuista y discutidO compilador de
''Ultimas Motivos de Proteo" (1932). Revisar su
rodon:smo fue para Regules tarea inexcusable de
muchos momentos de su vida y mio de su varios
balances tal vez pudiera condensarse en las dos
frases de una entreVista en la ''-É:rcilla" chilena
(17 de noviembre de 1944): Rodó no dió soluciones
porque lo que quiso hacer fue potenciar, elevar
personalidades. Pero todavía fue Regules el más
notorio representante· (por lo menos desde 1935 x
hasta su muerte) de la militanc:a política e ideológica del catolicismo en E!l país y un hito muy
importante en-. una tradición que parte de Larrañaga, Zorrilla, Bauzá y So1er (para nombrar a los
más considerables). En- esa tradición se inscribió
Regules más que en ninguna -otra pero inflexionándola decisivamente en lo que será su rasgo·
distintivo respecto -por ejemplo- a la Argentina:
su direcc:ón demo:iberal, su civilismo, su voluntad
de diálogo, su querencia de entendimientos con las
fuerzas no _véligiosas en el cuadro de una "sociedad
pluralista" lly orgullosa de serlo. Podría encontrarse
en esta actitud la confesión tácita de la condición
ュゥョッイセ。@
del catolicismo en el- país y de la necesidad,. de "garantías". En verdad, esta exigencia de
garantías y tutelas para una intrabada actividad
apostólica es una de las tónicas de su actitud _política, además de ser común a todos ·:os políticos de
su postura. Parece, en cambio, muy singularmente
157
sUya la correlativa enconada hostHidad a toda justificación religiosa de la violencia y- aun del mero
autoritarismo políticos, a todo medio coactivo y
estatal para imponer vigencias n ominalmente crisde su
tianas, a toda identificación de las ・クゥァセ」。ウ@
,. Fe con una estructura temporal determmada. Tal
actitud debe bastante al pensamiento 」セャゥッ@
_francés de las -entre-dos-guerras pero tambien tema en
su persona mucho .de temperamental y casi de visceral; su prestigio explica (con otros factores) que
entre los sectores católicos uruguayos haya sido
mucho más débil y menos significativa que en otros
lugares de Hispanoamérica el entusiasmo integrista
despertado por la rebelión española de 1936 y otros
movimientos corolarios o similares.
De las corrientes -de Ja filosofía cristiana Regules adhirió, ·especialmente, a todo セャッ@
que tendiera
a afirmar la reaUdad ontológica del Ser, 'la objetividad y la trascendencia de un sistema axiológico
y de su ética correspondiente, Ja posibíUdad de 1la
indagación metafísica <Contra las manquedades de
una "razón quebrada", la postulación de unos firmes
patrones de ·conducta,_ de un 'Claro "sentido de la
vida" y de la convivencia. Tndo esto no quiere .decir,
seguramente, que tuviera un sentido pragmático o
puramente intelectual de su religión: ·pasa simplemente que en un inte-lectual son las razones ゥョエ・ャ」セ@
tuales de la adhes'ión las que mejor se ponen de
'
relieve.
Con estas creencias-, tentó superar los planteas
ᄋセ Q@ ideológkos de Rodó y Vaz Ferreira que fueron los
セ@ maestros de su juventud, la vaporosidad del "ideaf lismo" ,deJ primero, -el relativismo escéptico de su
セ@ noción de "tolerancia", la ausencia de "fines" par;;
1t la sociedad y para el hombre. En Vaz le preocupo
f: más que nada el agnosticismo ontológico y la debí:...
1:1 Hdad de la fundamentación de Jos valores en crite.'. rios sociales o racionales, o culturales, o ex;pei!.. riencia:les. En alguna página suya -tal la que s-irve
\¡·· de prólogo a los 11·Estudios Constitucionales" de Pablo
,:. bセ。ョ」ッ@
Acevedo -se señala lo muy consciente que
estuvo Regules de la insustancialidad del humanismo
ャセ|@ liberal de su generación y su convicción de que sería
tdturado entre el realismo materialista inspirado en
Marx y el realismo trascendente de línea aristotélicot.omista. Volver entonces a las fuentes clásicas y.
estudiarlas a fondo se hizo así para Regules el
programa propio y ajeno de buena parte de su
, existencia; pudo pensar después, como Vaz Fe-
l
::
0
ll
l;
J
158
!
rreira, que la vida no le dejó, una vida, sin embargo, que llegó a permitirle ver que la antítesis tritu·,.i radora era más rica, má'S compleja y ta·l menos
antitética de lo que él había -creído.
En esos últimos años (desde la Guerra de
1939-1945) Regules tendió a centrar su visión .de la
política mundial y americana -en un dualismo bastér.J.te esquemático de democracia y totalitarismo, de
respeto a la persona humana y カゥッセ。」ョ@
de sus
fueros. Esa visión puede ·condensarse en un texto
relativamente breve de 1957.
No hay torres de marfil en esta coyuntura histórica. 'La inteligencia tiene un solo deber: salvar
al hombre y salvar la verdad. Y la verdad y el hombre están amenazados hoy en todas partes y a todas
horas. Nos toca vivir un siglo histórico durante el
cual no _hay opciones cómodas, ni refugios áulicos,
s.no opciones イ。、ゥ」セ・ウN@
La milicia es la tarea diaria.
Nadie puede ser neutral ni ajeno al p-rofundo pulso
del mundo. La neutralidad, en concepto de Rui
Barboza, es un comienzo de complicidad. No hay
más que un solo tema y un solo combate: el hombre como asiento. de una libertad y de una vocación.
Y a salvarlo debe tender toda tarea y toda esperanza. La religión, la ciencia-, el derecho, el arte,
son las armas imprescindibles de la filosofía y de
la salvación del hombre, en cuanto sean universalidad y fuerza vital.
Me llena de sobresaltos la perspectiva histórica
que enfrenta nuestra vida. Dos enormes impactos,
de fuerza y gravitación desconocida, aparecen sobre
nuestro horizonte: la incorporación de mil quinientos
millones de hombres inesperados que toman presencia en la civilización y el progreso atómico hasta
producir el delirio de la técnica, concentrando el
pla-neta en el hueco de la mano. Frente a este doble
empuje avasallador queda un solo deber: salvar la
libertad del hombre, de cada hombre de carne y
hueso para su doble vocación temporal e inmortal.
Para ese apostolado sólo queda una reserva en el
mundo: América·. Continente libre de oposiciones
raciales, espirituales O· históricas, y rotundamente
cerrado a la impaciencia de los armamentismos
prematuros. (Revista Nacional - N" 191, pág. 17).
El pasaje, no carente de ·cierto énfasis. es suma.:
mente nítido. Las consecuencias también -lo son.
En esos años, el arielista de la juventud hizo confianza en los Estados Unidos y en su política Iatinoamerica:na. Puede creerse (sin credulidad) que esa
l
159
'il
·. =_.cOnfianza era en él, más que otra cosa, esperanza
M --:-limpia esperanza- en una conducta distinta; que
mida teiüa del sello pueril, o, sobornado o encana" llado de otras "confianzas". Pensaba, en suma, con
_ la línea Haya-Figueres-Muñoz Marin-Betancourt que
la unidad de Bセ。ウ@
cuatro Américas" (nórdica, mediterránea, atlántica y pacífica) debía fundarse en
la realidad y no en promesas y verborragia, en
セ
un panamericanismo de pueblos y no en un paname-
ricanismo de gobiernos. Tampoco, como lo revela
algún documento de su ú timo tiempo e1 Revista
Nacional", nQ 199, uEI Plata", del 5 de febrero de
1959) su fe en la O.E.A. -estaba cerrada a la conciencia de su inoperancia (aunque parecía estarlo,
en cambio, a la de su pe:igrosa y eventual operancia).
Desde la postguerra se entregó así, con pasión,
al proceso jurídico 、・セ@
panamericanismo, presidiendo
'la delegación uruguaya a la IX Conferencia Panamericana de Bogotá, recogiendo sus textos en ''La
lucha por la Justicia y por el De'recho". Regules
puso una fe difícil de comprender (sobre todo en
hombre de su talento y autenticidad) en 2a precisión de las ヲイュオセ。ウ@
legales de ese panamericanismo, como si ellas se pudieran independizar y
abstraer de su calidad de ser la mera fachada ideogica-técnica de un proceso histórico-político que
· como arielista había enfrentado. Pero especialmente
jle preocupó todo lo atinente con los "derechos huI manos" a lo que, coherente con su formación norA'mativista y antihistoricista veía como abs'olutos in·f condicionados, aislados ("desideologizados") de セ。ウ@
"t clases y sectores sociales que eventualmente los
.·enarbolan ·como un eficaz ensalmo contra todo cam.¡ bio histórico amenazador.
·l.'
Como ocurría invariablemente en él, Regu"es
\l defendió estas posiciones pro-occidentales con rar1- zones, sino siempre firmes, siempre brlllantes .. Apo. yándose, muy cerca suyo, en las similares de Zorri, lla de San Martín (''Las Américas", etc),_ vinculado
a grandes intereses extranjeros, con intensa actua. ción· en el Instituto Uruguayo de Derecho Internacional, puede ser visto en este últ:mo período de
su vida como una de las piezas maestras del sector
político-doctoral de esa intrincación de solidaridades y actitudes que tejen nuestro establishment.
Pero nunca, se puede afirmar tajantemente, podría
tachársele de esa puntual rac:ona:ización de las
prop!as conveniencias con que los sectores altoburgueses, dotados de cierta articulación ideoló-
160
gica, hacen lo posible por confirmar los asertos del
marxismo que detestan. Por el contrario, se le vió
siempre libre y como un poco despegado, capaz de
objet1vidad (en todo lo que la ''objetividad11 es
posible), con una insatisfacción, fácilmente 。ヲZッセ@
rabie, de todos los cuadros ・セ@
que s-e sostenia. Y
agréguese, todavía, que su dignidad, su sencillez
republicana, su curiosidad intelectual permanente
1e ponían tan lejos del grueso de los elencos ーッャゥセ@
ticos de hoy como si hubiera vivido en los tiempos
del Gobernador Viana o de la Guerra Grande.
Su drama intelectual -reprimido pero realse agudizó por esos años y asumió la figura de una
tensión entre su posibilidad de comprender el apetito de イ・セゥァッウ、。L@
de solidaridad, de objetividad
de los valores que mueve las revoluciones y su
temperamento, indesarraigablemente liberal. Así lo
planteó en un texto sobre Como conciliar la verdad
con la libertadd y la tolerancia, de ejem¡far claridad.
En el proceso de la cultura -comprendo que
este planteamiento es excesivamente esquemáticoandamos, a veces, por siglos, a barquinazos. La
verdad o la libertad adquieren la ferocidad de las
ideas puras según el lenguaje de Maritain, y este
hombre imperfecto de carne y hueso que trae adentro de la visión de Dios, o lo adora o lo sustituye,
haciendo de la verdad o de la libertad valores 」ッョセ@
tradictorios, opuestos, en lfnea de batalla, y a veces,
dominadores y tiránicos. Al fin el combate fatiga,
y entra en la cultura el ciclo escéptico o materialista (uso las palabras en el sentido que todos
entienden) y el hombre no tiene fe en ninguna
tabla de valores ni vive ni muere por la verdad o
por la libertad. Hemos asistido en lo que corre del
siglo a los dos procesos. Mi generación de 1910
enfrentó, en nuestra juventud, el mundo feliz, ・ウ」←ーセ@
tico, seguro y probablemente ciego del final de la
era victoriana -de la ciencia transformada en cientificismo, de la paz convertida en tutela paternal
de imperialismos raciales y económicos- auxiliados por una política sagaz, por una diplomacia inteligente y elegante; y de la juventud encendida por
los diálogos de la torre de marfil como si estuviéramos en la aurora del mundo. La Libertad era el
don de los dioses, ya que no el don de Dios. Y
aquella misma generación enfrenta al cabo de dos ·
guerras mundiales, y al través de ellas, un mundo
desgarrado, que busca entre violencias y fatigas-,
La Verdad, también como don de los dioses, ya que
161
no-- o·Omo
don de Dios. Los· dioses son la raza' _el
EStado,
. la clase social, el sindicato
' el ーjッャ・エ。イゥセ、o@
,
que VIenen, en nombre- de su ·verdad, a ejercer la
dictadura· del mundo .
. ¿Cómo con_ciliar la verdad con la libertad y
con la tolerancia? ¿Nos resignaremos a sacrificar
'
u!l valor a.l otro? ... La libertad, ¿será el patrimomo exclusivo de los que no han lle_Qado a ninguna
17 - El ideal de cultura de la ァセョ・イ。ᆳ
ción anterior a la guerra.·
verdad fundamental, por ho haber encontrado la
relación vital entre ·Ja inteligencia y el ser? La verdad, l poseerá a las almas hasta la obsesión de
sacrificar la libertad? - (REVISTA NACIONAL
n' 159, págs. 466-467).
'
Las páginas recogidas en esta selección son
bastante. セョエ・イゥッウ@
a esta etapa de su vida. No pueden calificarse, en manera alguna de uエ・イ。ゥセ@
men.te impecables y llevan· las huen'as, tal vez 、・セ@
masrado frescas, de la improvisación oratoria Porque, indíquese, ni aun en Ias ocasiones 、セ@
ffiás
compromiso, Regules se auxHiaba con nota o soporte alguno. Hombre de ideas muy perfiladas, y
muy hecho a la exposición pedagógica, estaba dotado
<:on todos esos dones (gesto, -timbre, presencia, 」。セ@
l1dez comunicativa, sintaxis- nítida, fluencia) que
hacen ese tipo pevdido que es el' "gran oradOr".
セウッ@
es lo que era, más que el más ·facilón y fruteCible que es un セGッイ。、@
impresionante".
Los temas del texto fueron elaborados por Regules en otras ocasiones, caso del ya citado prólogo
a los 4'Estudios" de Pablo Blanco Acevedo (1939).
Eran un asunto predilecto de su meditación los
rasgos generacionales de su promoción, que él llamó
、セ@
1910 aunque su fecha de iniciación general pudler:a retrasars-e セ@
tanto (véase Introducción, III).
C<!-s1 todas !las Aュ・セウ@
fundamentales de su pensaョ[・セッMZ@
su 」ッョQ・セ。@
、セャ@
fenómeno :social, su expeョ・」ャセ@
de unfl: Umvers1dad huérfana de ideales y
valores, su achtud ante los magisterios de Vaz Feイセ・ゥAGャN@
Y _de セッ、L@
,los rasgos ,de su "ontologismo"
:fllosofiCo estan p-lena y coherentemente ensamblados en él
páginas ·no son una síntesis. Son ウゥョ[エーォュ・セ@
_uri セZウエゥイカッョ@
personería-, un punto de vista estricta- y ·_exclusivam-ente ---personal.- Puede nuestra generación ser ( .. :) cm:no yO la
veo,__ o_ puede ser todo lo Contrario. La describo como yO la he
visto,_ Y C-omo yo la he vivido. Estas páginas son, p-ties, ·sÓlo tin testimbnio.
·
-vamos al tema. P afirma'ción. Creo que· entre -1900' y ·1914
hubo "en ·nu_estrO país una juventud con sentido de" _generaCi\ó;n. Para
localizarla inCjor la evoco al través de sus muertos: Héttor _Miranda,
Washiilgton -Beltriin, Justino Jiménez de Aréchaga, Sántin -C. Rossi,
Billtasar Brum, Pedro Escuder Núñez, Pablo BlinCo Acevedo, _Jul_io
Lerena Joanicó. E;> particular que en dos paiSes dé Artiérica, y
pitalelamente, aparecieron juventudes que teriían también_ sentido de
generición. En Méjico, con AlfOnso ReyCs, AntOnjo Ca_so y José
Vascóncélüs,- que- por 1905 SG .reunían para. hacer una-· edición mejicanq de- Ariel, Y "recibíán alborozados la- aUtoriZación de Rodó con
aquellas palabnis: Ariel les peitenecc' a Vds.:_.: En· Perú,: Con los
Gúda Calder6n, José de la Riva Aguero; LUiS Fráná:O. Cisneros,
Juan 'Bau-·
Víctor Andrés Belaunde, los Miró Quesada, José g。ャカ・コセMᄋ@
・クーイsッセ@
セウゥョ@
tista···'de ·La\raJlC ...-
1
;
'
1
!
J.
162
eウエセ@
1
·-
-
·
·
·
era el ideal- de cultura de aquella genetación?Esto supuesto セM」オ£ャ@
14 respuesta:· Aquella generación no tuvo más -ideal que·: la L」オャセ@
tura. A ello debió su estilo, su brillo. . . y su fracaso.
Rセᄋ@
respuesta·: Aquella· genetación tuvo la cultUra por .ideal_, por·
el ansia de tener algún ideal, y no 'encontró otros ゥ、・セャウ@
más vitaleS;· Íii-- ·-en el pan·orarna intelectual del país, ni entre -los elementos de·
su· foríhacióh.
en concreto, ese_ ideal de cultura 」ッョセM・ャ@
que
Bien. ¿Qué セオ・[@
aspiramos a diferenciar a aquella generación?. . . No podría entendé'r Ia ·.rcsp_uesta si. no_ diera dos datos previos: el clima y los -maestros
de_ .esa· generación.
c-.: D((sde 1-u:cgo,. ,------para integrar 1J.Uestro ideal- d_e cultura,. ¿q_:ué nos
1.63
dió la -Universidád?-.. , Nos dió todo lo que tenía. Pero, -yo pregunto-, ¿tenía algo que dar la Universidad?. . . Lo que tenfa, lo
dió. Nos dió la lección y la experiencia de nuestra libertad, en el
seno de sus_ dogmas, - gracias a lQs cuales pudimos decir siempre,
y podemos decir hoy lo que sentimos y lo que pensamos de la propia
Universidad. Y lo que siento y lo que pienso, lo afirmo con el más
grande amor a esta Casa donde he pasado toda mi vida y donde he
recorrido todos sus sitios: el banco de estudiante, la cátedra del
profesor, y el sillón dCI Consejero.
Vuelvo a preguntar: ¿tenía algo para dar la Universidad en el
orden vital de nuestra vida intelectual y espiritual? ... En el orden
de las esencias vitales, -orden religioso y filosófico, y sOcial y artísti'co, categorías esenciales por las cuales se vive, y a veces se muerela' Universidad era el vacío total. Enfrentamos la hora del 、ッァュ。エゥウセ@
rjlo experimental y del encierro profesionalista.
Como ya lo -he dicho, el clima de cultura correspondía al más
definido positivismo. Spencer, -un poco empequeñecido el mismo
Spcncer al través de una docencia prevenida contra toda filosofía
del ser- estaba en su total señorío. Y el materialismo histórico emR
¡:i€zaba a- establecer sus definiciones ineludibles en el orden social.
La Universidad, -y al través de la Universidad, la clase 、ゥイセ@
gente del país- no conocia otras directivas. El espiritualismo, en
raizado en el idealismo alemán de Justino Jiménez de Aréchaga, -el
padre-----, era la última voz de una filosofía de valores que se oia en
la Universidad. Y maestros, alumnos, planes y libros tendieron, con
una espontánea disciplina, a un positivismo incondicionado, que negó
tpdo el orden religioso y toda posibilidad metafisica, que redujo el
derecho y el arte a un común y exclusivo denominador histórico,
y que dió a las ciencias sociales y biológicas el dominio final de la
vida humana.
Todos nos formamos en el más cerrado experimentalismo, e
intelectualmente no pudimos ser otra cosa.
Ausencia total de filosofía, sustituida por la experiencia biológica en la que se soportaba el últlmo esfuerzo de optimismo cientificista,. -irracionalidad, o por lo menos, indemostrabilidad de toda
categoría religiosa-, incapacidad total de nuestra inteligencia para
la intelección metafísica, -y a falta de toda posición filosófica
vital-, la Universidad orientaba exclusivamente hacia sus fines profesioná.les utilitarios. Era el baldío total, para la integración' de un
ideal- de cultura,
Eu- este· baldío, aparecieron, entre otros, dos maestros: José E.
Rodó y Carlos Vaz Ferreira. ¿Qué nos dieron esos dos maestros? ...
·Voy· a--hacer una síntesis realmente cruel, pero el tiempo no
deja sitio para otra -cosa, y a un- auditorio' de calidad;. el eSquema.· te
auxilia la comprensión total del problema.
Vaz Ferreira, a mi juicio, nos dejó tres directivas concretas:
.
1. Quiso establecer el orden de la cultura, restaurando la dignidad
de la filosofía. 2. Afirmó, ---,..dentro de una Universidad que había
cerrado las soluciones con un experimentalismo· incondicionado-,
que los problemas del espíritu y los de la finalidad de la vida eran
problemas abiertos, que podían ser examinados por el lado de las
soluciones extra experimentables. 3. Hizo un esfuerzo por situar el
orden del conocimiento en una razón depurada de preconceptos カ・イセ@
bales y de falacias.
Rodó, por su parte, nos dió dos conceptos esenciales: 1. La VO·
cación, como centro de una valoración de las cosas del espíritu.
2. Una teoría de la tolerancia, a la que dió el vigor inmediato de
su limpia experiencia personal.
Esto es todo lo que tuvimos: Una Universidad que nos asfixiaba
con su experimentalismo, y con su profesionalismo, -y unos maestros que empezaban a romper la costra, -horadando hacia arriba-,
con los primeros movimientos por una nueva libertad de pensamiento.
¿Qué fue, entonces y en concreto, lo que venimos llamando un
ideal de cultura? ....Fue, desde luego, un refugio de liberación de
nosotros mismos, hacia la valoración, -por sobre profesionalismos,
y biologismos, y nivelaciones materiales,- de nuestro propio yo, que
Rodó- revelaba, cuando empezaba su Ariel con aquella frase: Sed
los conscientes poseedores de esa fuerza inmortal que lleváis dentro
de vosotros mismos.
La cultura no tuvo, para aquella generación, ningún valor ontológico, ni filosófico. Los problemas que los profesores alemanes, y
aun rusos, están planteando sobre el contenido de la cultura, y su
discriminación frente a la civilización, no preocuparon rca1mente 1•
nuestro espíritu. El ideal de cultura fue, a mi juicio, una afirmación¡
de nuestra vocación intelectual, con fines superiores al afán profesio-1
nalista, y definida esa. vocación hacia dos objetivos: el predominio
del espirito como valor, y la tolerancia como instrumento de convi- 1
vencía ideológica y social. Es decir, -que nuestro ideal podría estar'
en la primer etapa, que Maritain atribuye a la evolución de la cul..
tura. cuando describe, con un penetrante análisis los tres momentos
dominantes: el período clásico, el período burgués o de opt1m1smo
racionalista, y el período de quebrantamiento revolucionario.
El ideal culturalista no limitó en nosotros ninguna posibilidad
espiritual, -pero la formación experimental nos ataba a la tierra. Y
por la combinación de nuestra nivelación experimental y de nuestra
ansia intelectual, -el ideal de cultura resultó históricamente un
165
·ideario -·de :tori'e: de ·-miufif. La verdad ·de hoy:. es que-· la- ·cultuta
-como expresión de una- vocación espiritual afinada-, ha sido des-bOrdada: ·por"túdos ..lados: por el lado religioso, por el lado filosófico,
por· el ladb sbcial y por el propio lado artístiCo,
_.En el_·orden- religioso, el ideal culturalista no pudo pasar 'de
· -Una doi'ádil- neutralidad, -sin hacer ni hombre con fe, ni hombres
fe. Y áurique no· prohibió ni inspiró la convicción religioSa, pro, sセ@
セ、オェッG@ Mセ・ウ、@
hombres sin el problema ゥョエ・ャセ」オ。@
de la fe'. Yo he señalado,
otros trabajos,- esta contradicCión- interna ·de muChos y· esta
inutilación de ottbs: ·La contradicción 'de una juventud ·cipiritllalmentc イセャゥァッウ。L@
e int.electualmente experimental, y la mutilación
- que- -represen-ta, .para tantos espíritus vivir indiferentes a un problema, y- 'desde luego, a un trabajo que el hombre viene realizando
1 intelrduahncnte- día por día, y desde hace diez mil años.
セョ@
el_ orden filosófico, nos apremia hoy la filosofía-- del ser,
en el-- ウ・ョエセ、ッB@
,analógico 'que lo definía Aristóteles, realidad simple,
previa --y cterta, que está revelada con sólo pensar, y que es la base
de todo conocimiento, si no queremos -dejar sin sentido a la ·razón,
suprimir el principio de contradicción, y- volver· la verdad definitivamente. inaccesible, reduciendo al hombre a no ser más- -que un
niño ciego, trágicamente heroico.
eセ@
-el orden social, セャッウ@
hechos nos empujan. La vida, ___;_ya- que
·no qmeró decir la verdad-, no está en el diálogo de la- torre; sino
en el エオセャッ@
de la calle. Y ュゥセョエイ。ウ@
se afinan- las vocaciones para
un ministeriO del espíritu· y de la tolerancia, hay también que dár pan
y justicia al hambriento y al postergado, y no mañana, sino ·ho}r, y
no a cúalqliier. hora', sin antes de que baje el sOL
El ideal culturalis.ta es hoy, una parte mínima de nuestra vida
y no uha ' antO!cha encendida a la· intemperie. Nuestro experimentalismo- .y_ nUestro escepticismo nos falsearo'n la historia. En cada
hombre de hOy pugnan tres humanidades ウオーセエ。H@
・ctセ「イ@
セ⦅カ。ャL@
・セ@ hombré de la r←ヲッイュ。ᄋケMセ・ャNィ「[」cᆳ
ᄋセエッN@
eセゥエNMァiアオ・イol。OヲGB@
forma
.
l
con inaplazables sacudidas de la multitud, que pide su sitio en la
ciudad temporal.
Aquella generación, a p_esar de todo, ha. dejado la torre y ha 11
bajado a la calle. Pero no tiene sentido su lenguaje.
|ᄀセ@
eョセイ⦅ᄃ@
___ ァヲャゥイセョ@
セdエイゥッ⦅AャMifGByーウ・ZN@
...bfi.J: una
セァAZqMNY⦅」ゥ
( ... ) Pero entre_ esa_ ァZセNqMᆰゥャj@
...P-º/3t_e:ri.or·. y ___ 1<!-_actllal,
LMセケ⦅Aャ。NjRZ@
¿Será aSir:-:--: -El"" Problema es muy MセイャᄀIGゥェᄋケ[Zッ@
hene respuestas simples. No pretendo darla, sino sugerir con una '
」ッョウゥ、・イ。Nセ@
el término de esta página. La イオーAャMeセljNoZ\_ョ@
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. .;. r. .... ·.-.. ..... . .
2. . ' ¡' ,\
que la generaclóii ;11•
Estamos en lo más ーセ、M
、」ゥエイ。tZMᄋ・ヲoi[「←セ@
En el principio está la Acción, dijo Goethe. No ( ... ) . En el
principio está el Verbo, ha dicho el Evangelio. He ahi toda la batalla
d(/: la historia. Partícula mínima) frágil, imperceptible en el tiempo,
quebradiza por el manojo de nuestras dudas, aquella generación sirvió- los fueros de la Inteligencia, y esa es)_ por sobre todos sus eclipses, su reivindicación, porque en el principio no está la Acción. En
el principio está el Verbo ...
.
"Cinco Discursos sobre Nuestro Tiempo", págs.
QUセRTN@
ャセゥ[ヲ_NZxMᆰsョAe`@
セMNtYッ⦅」ウエ£@
__ケAL⦅ァZ・ョBャMセqP」ュ@
__ セMZイNァᄋ@
Y en _lútea _de
2_atalla. _ Nuestro escepticismo logró poñer, _sobre Gセヲ・イcィャ£、M←@
· liit'S'la:eUs puras'', una armoniosa pacificación, que dió- su fuerza, su
brillo, y hasta su. belleza a la torre de marfil. Alli nos llegó la noche,
-discutiendo.,., _Y al volver el día, vemos que- los problemas y las
·soluciones desbordan 1a torre por los cuatro hodzontes, _sobre todo
hacia arriba y. hacia abajo, hacia arriba con enormes empujes vitales
de conciencia ·pura .para actualizar lo sobrenatural, y hacia abajo
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167
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l
Gustavo Gallina! (1889-1951)
Diputado, constituyente, senador, negociador
económico, consejero nacional cuando las instituciones eran derribadas. en 1933, Gustavo Gallina!
fue tamb:én, como Regules, un escritor nato absorw
·bido por la po_ítica y sus luchas, un estudioso, un
hombre estrecha y hasta dramáticamente constrew
ñido por su circunstancia. Como Regules, igualmente marca la orientación esencialmente liberal y
conciliatoria del catolicismo de su generación, con
l"a nota diferencial, en él, de su permanencia dentro del bando tradicional nacionalista y de una
correlativa mayor impregnación en las pasiones
candentes, virtualmente irraclonalizables, de la política nuestra. Como Regu:es, creció bajo el magisterio rodoniano y aun algunos (Montero Bustamante
lo testimonió} vieron en él al heredero de Rodó
que tras 1917 se buscó afanosamente. Como Regules, dejó constancia de su tránsito por el arielismo
y su f1nal salida de él, de su insatisfacción por su
remotismo e insustancialidad: son tres piez-as va.Iiosas de nuestra historia espiritual las que integran la conferencia de 1917 ("Rodó", 1918), ''El
alma de Rodó" ("La Pluma", n 01 3, 1927} y .. Sobre
los Ultimas Motivos de Proteo" ("La Nación" de
Buenos Aires, 25 de junio de 1933). Como Regules,
todavía, también Gallina! fue un notable orador,
dotado de ciertos rasgos peculiares de nobleza de
tono, de amplitud periódica, de desgarbada elegancia, que no se han visto después equivalidos.
Pero Gallina! (y aquí concluyen las semejanzas} guardó un equilibrio entre el escribir y el
hablar que no se dió en el autor que le antecede,
cuya obra édita es, casi toda el'a, un registro de
su activid•ad oratoria. De su en tantos puntos similar, en cambio, puede sostenerse que fue uno de
·los escrütores más dotados de su hempo; puede se-
168
.\
i,¡
1
1
ñalars& que la frase ondulosa y la· sintaxis impe-cable heredadas de Rodó atenúan su distanci-a y
su monotonía con una calidez, una energía que
so:ieron siempre faltar en su maestro.
Firmemente estuvieron nrientados los intereses
de Gallina! en cuanto escritor; la mayor parte de
ellos convergió hacia la critica y la historiografía
literaria y cultural de-l país. A esos intereses pertenecen sus dos libros más conocidos: ''Crítica y
Arte" (1920} y セGl・エイ。ウ@
uruguayas" (1928), sus trabajos sobre José Enrique Rodó, "El Parnaso Oriental" de Lira, Francisco Acuña de Figueroa, Bartolomé Hidalgo y Francisco Bauzá, sus estudios sobre "Los Bienes de la Iglesia" (1911), "Dardo Estrada", "La constit1,.1ción de 1812 en Montevideo"
y otros más que forman su contribución a la Br・セ@
vista del Instituto Histórico y Geográfico del uイオセ@
guay", a cuyos primeros números (su mejor época)
aportó generosamente.
También tentó Gallinal el cuento, el 、セ£ャッァL@
la estampa, el relato de viajes en "Tierra Española"
(Barcelona, 1914) y "Hermano Lobo" (1928). Hay
en esos libros páginas- 'que aún podrían interes'ar y
que señalarían la supervivencia de algunos de los
mejores trazos de la prosa modernista. Y agréguese
todavía, para redondear este balance, que Gallina!
no fue uno de esos políticos (que los hay) llegados
desde la actividad 」オセエイ。ャ@
pero con una proclividad
casi vergonzante a olvidar su primera vocación.
Por el contrario, a su trabajo parlamentario se'
debieron, entre otras disposiciones, la Ley de Be<;as
que lleva su nombre y la creación, después tan maltrecha, del "Archivo Artigas".
f.
Hacia los セエゥュッウ@
años de su vida, el golpe de
estado, que lo arrojó. al destierro y la pobreza, la
guerra y revolución de España, la Guerra Mundial
nQ 2 ·y el pacto nazi-soviético que la antecedió fueron para él, hombre generalmente sereno, una revulsión emocional e- intelectual que, cuando hubo
de- retomar el ejercicio de la enseñanza (ya lo
había practicado en su juventud}, toda su persona
trasuntaba.
Desvanecióse, por ejemplo, de sus escritos, cierto hispanismo tradicionalista que rezuman sus primeros libros y sólo pareció 。エイ・セ@
entonces, en la {
cultura peninsular, el drama de una conciencia
liberal, la de Larra (1938). El político de derecha
que- Ga]inal había sido estudió con curiosidad y
simpatía los "Acuerdos Matignon11 y otras institu-
169
clones laborales oreadas en Francia por el Frente
Popular Hセ\eョウ。ケッBL@
1937, ョセG@
15).
El texto de "El Uruguay hacia la dictadura"
(.1938) _ que aquí se selecciona. no es ·cabalmente
representativo de es_te momento de su vida pero
señala bien, entre otras cosas, su conocimiento
directo_, ya de actor o de testigo cercanísimo, de
11os sucesos de 1933. Esto se infere fehacientemente
a través de ·las muchas alusiones, hoy prácticamente
indescifi'Iables, pero hay también en esas páginas
una capacidad .de generalizar que amplía su signi·ficación a mucho más de ser nuevo diagnóstico de
1os males espirituales del Régimen de Marzo, y le
hacen redondear la figura del golpe de fuerza -conservador, "reordenador"- tan frecuente en el ámbito hispano-américano. Podría señalar un reticente,
en eHas, el testimonio de un mundo todavía apacible
que_ importa el tono de dramática desmesura con
que se enjuicia ese episodio.
También el dualismo, estrictamente político de
"dictadura--democracia" -como par antitético- podTía ser desventajosamente subraY1ado, así como
la carencia de toda re}ativización, de todo condicionamiento histórico-económico de la cuestión. Pero
cabría apuntar asinÍismo, inversamente, que el
libra セケ@
este pasaje- han nacido de una auténtica, insobornable experiencia humana y que ellos
importan (probablemente) una de las últiinas exセ@ presiones, directas, válidas, que el liberalismo clásico tuvo en nuestro .país en Ia generación que
advino entre 1910 y 1920. Una de -las últimas, antes
de que -las guerras-caliente.s y frías ach1abacanaran
las ideas y las importar-an ya hechas· desde las grandes :máquinas mundiales masificadoras de Ja opi.f nión pública.
·
"Nomenclatura urbana" es_ en puridad un Hartículo", un buen articulo muy a:-ep!"esentativo de su
fonna y modo hacia los años en que fue compuesto.
Es visible -en él la técnica (rodoniana entre otras)
de iniciarse por lo general para ir después cerrando
la mira so-bre_ el asunto que se quiere tratar. Alienta
·en sus páginas una suerte_ de "emoción montevideana" que posee cierta tenue, pero firme tr1adición
en nuestras letras. Junto con el tema de la oposición de campo y ciudad y la afirmación de la
últi·ma como co:igante espiritual del país, opePa -en
"Nomenclatura urbana" la co-nvicción optimista, casi
unive;rsal hacia 1920 y hoy relativamente perdida,
.-en. :l'a カゥァ・ョ」セ。@
de una tradición __ nacional de sello
liberal, integradora (superadora en la acepcmn en
que lo había marcado Herrera en ''La tierra charrúa") del significado de los dos partidos tradicionales; una tradición Ue na de respetuosas cautelas
y fáciles perdones para los monumenta:es errores
de cada uno de los históricos bandos. Claro es, sin
embargo, que GaHinal no va al fondo del asunto
y esta reticencia y aun esta superficialidad puede
ser un signo del tono político de su tiempo. Nada
se dice sobre -las fuerzas que han modelado nuestra
caótica ョッュ・」ャ。エセL@
sob:i-e cierta ·concepción impositiva de nuestra historia que ha dedicado avenidas y calles céntricas a los más notorios fallidos
de nuestro siglo pasado¡ nada sObre la 「オイャ。セア・@
esa
nomenclatura importa a toda firme . jerarquía del
mérito; nada sobre el presentismo, -la novelería,
el móVi·l político イョゥウ」オセッ@
e inmediato de muchas
denominaciones¡ nada sobre la escandalosa ingr<i-titud hacia constructores y pioneros con que los
nombres se disciernen y se varían; nada sobre la
antiestética" ligereza con que se han borrado los
pocos -·nombres hermosos (pienso en ''Bel':a vゥウエ。GセL@
pienso €ll "Beqltleló"-... ) que esa Mョッュ・」ャセ。エオイ@
contení·{l.
1
170
171
13 - "Nomenclatura urbana"
Hacía muchos años que los montevideanos asistíamos entre protestas más o menos tibias o vehementes, pero siempre vanas, a la destrucción de la nomenclatura de la ciudad. Surge ahora del municipio
la iniciativa oportunísima de restaurar en su integridad el plan racional, el excelente plan al que se ajustaba esa nomenclatura y que
fue concebido por el Dr. AndréS Lamas.
Los nombres de las calles, tanto como sus aspectos materiales,
constituyen la fisonomía de una ciudad. El extranjero, que por vez
primera pisa su suelo, lee en las lápidas callejeras los presuntos nombres máximos y representativos del país; los repiten antes de aprender
a leer los niños; son ostentados en carteles y rótulos; vuelan de boca
en boca; alcanzan la más extensa y popular de las consagraciones. La
nomenclatura de una ciudad capital debe resumir y condensar la
historia del pueblo que preside; sus episodios más característicos, sus
estadistas más insignes, sus más altos hombres de pensamiento y de
acción. Abreviada en esas placas de esmalte o de bronce se ofrece
al viandante una lección de historia y de geografia. La nomenclatura
es una obra delicada y difícil. Una exclusión inmerecida nos tienta
a la reparación. Un nombre indigno ofende y subleva nuestros ウ・ョエゥセ@
mientas ciudadanos. Cuando vemos, una y otra vez, que con liviandad
irreflexiva se remueven nombres que juzgamos bien puestos para
ofrendar los sitios que ocuparon en homenajes efímeros, pensamos en
un pueblo sin idea del valor de sus consagraciones. Medimos la distancia que hay de una colectividad de ciudadanos a una muchedumbre
desarraigada y fenicia, a una multitud sin ayer, aglutinada en un mercado populoso y proficuo. Esa ausencia de afectos profundos y 、オイ。セ@
: cleros es lo que distingue a la plebe amorfa y parasitaria de las grandes urbes, en cuyo tipo humano discierne el pensador alemán al protagonista de la decadencia fatal de la cultura de Occidente, al
"hombre puramente atenido a los hechos, hombre sin tradición que se
presenta en masas informes y fluctuantes'.'.
La ciudad que necesitamos crear en nuestras patrias americanas
172
[
debe ser plasmadora de la nación. Centralizando, dando cima a nuestra
civilización, debe recoger y canalizar el fluir de las energías difusas
en el territorio. Asi fue en el período de gestación. Enhiesta en la イゥセ@
bera del rio, enclavada en un inmenso campo de soledad, dió al
territorio un corazón y un alma para que sintiese y pensase. Por ella
una rica vaquería, la linda estancia de que habló Dorrego, fue pueblo
y ascendió a la nación. Ciudad y campo (hay mucho de verdad en
la concepción de Sarmiento) fueron enemigos, y luchando se 」ッュセ@
pletaron y fundieron en uno. Disoci_ados son, de un lado 1 la rudeza
primitiva; del otro, la civilización descastada. La ciudad impuso a los
institutos originarios las normas civiles. Debe continuar decantando y
filtrando la cultura universal para fecundar con ella los campos sedientos. No lo haría si abdicase totalmente de su carácter nativo, perdiendo su poder de asimilación. En lo alto de la urbe, sobre la
confusión de techumbres y azoteas, tenues, sutilísimas antenas recogen
la vibración espiritual del 01be.
"La ciudad, escribió un poeta ciudadano de nuestro tiempo, el
exquisito Juan Maragall, es la síntesis de la pati'ia. Es la casa "payral"
adonde acuden las más lejanas comarcas que sienten que su alma
está en ella". Preocupémonos, si es así verdad, -de que nuestra ciudad
lleve estampados en su fisonomía los ragos del pueblo que preside.
Que el extraño que cruce sus calles no pueda mal pensar al vetlas
que llega a un pueblo sin alma. Que el hombre que acude desde イ・セ@
motos rincones del territorio reconozca aquella ciudad por suya; que
al .entrar en ella le diga el corazón que entra en la casa solariega
de su estirpe.
Data de 1845 la nomenclatura monteVideana. En mayo, en el aniverSario de la revolución, publicó "El Nacional" el plan que Andrés
Lamas, jefe de policía, elevó al ministro de Gobierno y Relaciones
Exteriores, don Santiago Vázquez. Fueron borrados, con los antiguos
nombres, las huellas de la vida colonial. El sello de la existencia del
viejo Montevideo, claustral, apacible, dulce en. su limitación de ィッイゥセ@
wntes, se desvaneció con los nombres del santoral español. La calle
San Gabriel, la calle San Carlos 1 la calle San José se llamaron Sarandí,
Rincón, Guaraní. . . Una época nueva estampó sus cifras en el blasón
edilicio. Sarmiento, que cruzó por Montevideo varios meses después,
en enero de 1846, con el alma tensa como un arco pronto a disparar
la flecha contra la "barbarie" obsesora, anotó con júbilo la mutación,
en la carta a Vicente Fidel López, impresa en el tomo de "Viajes".
Gセuョ@
-día habrá de levantarse el sitio de Montevideo y cuando los antiguos propietarios del suelo, los nacidos en la ciudad regresen ¡qué
cambio, Dios mío! Yo me pongo en lugar de uno de aquellos pros-criptas de su propia casa y siento todas sus penas y su malestar. Quiere
173
j.
カゥセ」オャッ@
,-de. umon éritre los bandos- セョ@
pugna 1 que·- al ffi:orir: ·éi-·:rivalii_·
zarían-·'en. el fervor '-de los homenajes. La ·regla· ·¡-mpElrsomii--no fue
セᄀイ_ァ。、M
Gセ⦅m・@
he abstenído de tocat los nombreS_ ·de .lós ᄋ」ッョGエ・ュ⦅ゥ_セ@
rancos· .rlustres y de sucesos que ·cteben , espera!'" su sancióíl- en· -b
ッーゥョ⦅セ[@
tranquila .e ゥャオウエイセ、。ᄋ@
de ·Jos venideros. Cuarido 'desapatezcán
las pasiOnes y los mtercses que ha creado la revolución, pára dar cam:,'
po a loS fallos severos e imparciales de la historia,· Montevideo -'tendfá
múchi:t;; y- N_・ャセウ@
calles que ofrecer a los nombrCs de' los guerreros,:
d_e Jos ュ。ァセウエZ、ッL@
de los -hombres públicos". Esta lección de prudencia no fue- rmJtada más tarde. Hemos visto prodigarse, ·Jas 」ッョウ。ァイゥセ@
nes prematuras, nacidas de arranques de sentimentalismo las consa..
graciones pasionales que 'honran a figuras rcciCntemente 、セウ。ーイ・」ゥ@
a las que· falta perspectiva histórica, y aun las consagraciones a:du.:
latorias.
Las "correéCiones y enmiendas que sin orden ni concierto sufrió
la nomenclatura de Lamas, fueron desa·certadas, acaso- sln una sola
・クセーエゥョN@
Asombra pensar que hayan prosperado" muchas de-. esas
·
rectificaciones, destruyendo un plan armónico. .
·
Fué borrado, supo:Ogo que por falaces razones _de laicismo, el
セッュ「イ・@
de Santa Teresa, que no recordaba a la-- dOctora de Avila,
sm? a セ。@ doble y memorable victoria que el- comandante Leonardo
Olivera obtuvo en 1825 ·eri el Fuerte fronterizo de ese nombre Fueron
desclaVadas las chapaS- de -la calle Cerro, que rememoraba el brillante
ataque comandado por Oribe en- 1826 contra las fuerzas imperiales.セ@
1845, cuando la calle fue así bautizada, mandaba Oribe el Ejército
sltmdor de Montevideo, de cuya defensa era Lamas personaje conspicuo;
E!l ésta, como en otras denominaciones, un criterio sereno primó a
pesar' de la crudeza- de los tiempos y de' las pasiones de los autores.
.Fueron. mudadas .calles como Daymán, Queguay y Aútpey, sus.:
ümbvos tip1cos que dtcen de cosas indígenas del terruño melodiosos
il<;>ínbres'_ guaraníes de caudalosoS e· históricos ríoS ー。エイゥッセN@
El doctor
セ。ョ■ウ@
ィセ「■。@
,enhilado uha. hermosa s'erie: Cuareim, Yi, lbicuy, Uruguay, -Yaguaron ... Esa- sene fue torpemente deshecha. En· varios casos'
éJ ye'rro _se dobló con imperdonables herejías- históricas.
. Daymán fue desterrado a セョ@
ャ・ェ。ョッᄋMウオ「セゥ[@
se puso ell su lugar
J オャエセ@
Herrera y O bes. No opino movido por sentimientos de adVer-'
si.ém· a- la memoria de aquel ciudadanO. ConOcí al doctor Herrera en
sus años postreros. Vivía en una enoriné soledad; sobreVivía a la ruina
total. de sil prestigio politico. Solo, y maduro para-la muerte, imponía
respeto, Al verlo cruzar· las calles· de Montevideo, ·se adivinaba la pObreza de sU: vida: misetia· sobrellevada ·con -al ti ve?; señoril. Más de una:
vez--lo ·Vi- en un ttanvia-de -las afueras, lleva-ndo en las manos_ nn. rama
de' flóies; -:diaria ofrenda de ·Un arrtor romántico hasta ·la. muerte;
ャ£Qイエ。ZセNM・s@
·-calle ·San- Pedl·o; a ·aquella:- otra· Sim · Gristóbali- pm·o·· el
pa.sallte a<quieri 'pteguhta no conoce· tales nombres, que- han sido ᄋ「ッGセ@
FiadoS :por_. la:. mano· SOlicita del progreso: para éedet sU lugar· a losn'orilbí:''eS ¡?;uár-iníeS' de -la _-historia ·oriental" .. -. Así continúa_ en ·:Sri libro
piritorlisCoi-·· de PfOSa abundante y descosida; Mudó con. éste ·_y otros
oarribios.·_eLsemblanú': de la ciudad; que surgió remozada·_de ·aquel-_caos
enlginático· de la- Guerra Grande.
MセZ@ -.. La:- -nomen2Iatura .de l.ah'las es una :obra maestra-- de: tino y. de:
、ゥセ・」Vョ[@
Parte en dos la ciudad セャ。@
mteva y -la vieja,----,,· la: línea de
lós; niui'os ya desmanteladds y la Ciudadela.- -La Ciudadela perman·eció.
tOdavía en pie :muchos años en el -eorázÓn- de .-la- ciudad --renOvada,
trócádá en· mCrcádd la. plaza dé armas anchurosa, en la .que se agol-paban· comercios de . toda laya cuyos dueños. ensordecían: a:-" los .transeuntCs pregonandO las mercancías. Fue demolida- mucho·s años' des-'
vario.s·
pilés: Alberto Gómez Ruano,- un eStudioso :mod·esto ·_y BMᄋーッイセ@
conceptos meritorio, que acaba de morir, tailó en madera -Una- h:er-''
llosa e interesante reproducclóri en pequeño de la Ncゥオ、。・ャセM
que
hoy_ adorna una sala del Museo PedagógicO. -La- calle S<irandi_ se· tiende·
sobre el dorso de 1a cuchilla en la ciudad vieja,. desde ·el mar セᄋィ。ウエZ@
el emplazamiento de la Ciudadela. A uno y otro lado se sUceden セャッウ@
nt)mbre? de los fastqs patrios. En la· extrema saliente de la península
rtrcintevideana, donde estuvo el· poblado inicial, agrúpanse -los- .-nom-_'
btes ·remotos de la conquista y de la era colonial. Luego, m_ás M」←ョセ@
trkos; nombtt;!s de- episodios, casi todós guerreros, de la Reconquista,
de_ la patria vieja, de-- la revolución de independencia de 1825.--'Lá
calle Sarandí, consagrada a la batalla salvadora de 18,25,: es·· la
cCntrál .de la ᄋカゥ・ェMセ」オ、。N
Se-- abre y eitsancha sigüieildo_ la-- cumbre
de Iá· cuchilla, al penetrar en la Ciudad- nueva, -fo'rmandó la avenida
18 .. de Julio, fecha ·de.- la jura de .la ·constitución: ·el guerrear de la
independencia se corona con 1a organización instituciOnaL En _la citi:dad riueva se escalonan nombres .de- .combates, Como Mercedes y- San
José,- o nombres .de accidentes geográficos· y .grandes セ■ッウ@
del territorió.
ES-':-o.na concCpción .bien ajUstada, un plan delineado· ·con ·.precisión·
y. acierto.
..
·No- hubo _.espacio ·para ninguna consagiaciófi- personal- dC.- pei_.soml
viva: entonces. Apenas· algunos nombres de descul;nido'res y.fúndidores
o personalidades _de ·Ia vida .colonial ya rriuertas desde . hacía ·muchos
· afios_: Pérez Castellano, el- patricio de 1808; Maciel;: el. filá.titro'po.
Vivían' :aun .m:uchos: hombres civiles y sOldados 'de· la- .-Independenci-a;
A1g:Unos: eran· camaradas de lucha de Lamas en lás trincheras de- セャ。@
Defensa- o セョ@
los Cónsejos. de Gobierno, Otros Se manteníán apartados- de las.-.contie'ndas- ·civiles; _entre ellqs próceres tan 。オエ←ョゥ」ッセM
」ュセG@
Lartaiíhga:, a. quien ·Lamas_ podía juzgar: y que eiego--_y. enfermo era
[
175
ᄋNセZ@
セM
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li
•.c. +.····
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:.-/
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·__:\ t_.
'.•.•.·.··.·
Tuvo- por aquellos años un arranque en el que gastó sus últimos arres-:
tos de fuchador; quiso resucitar su "Heraldo" y pa:a esa campaña,
casi póstuma - tentó afilar de nuevo su antes temtblc pluma; fue
como un ィッセ「イ・ᄋ@
que en un combate de ahora blandiera una vieja
partesana_ o-xidada. Hay finales de vidas humanas, セ・@
vidas intensas.
que supieron de los halagos del poder y de セ。@ glona, セエケ。@
」ッセエュᆳ
plación produce en el alma un セウエ。、ッ@
parecido al de セ。エィイウ@
o
purificación de pasiones secundanas que serenaba los ámmos de los
espectadores en el desenlace de la tragedia antigua. Así, la vida de
Julio Herrera y o「セウ@
」セ。ョ、ッ@
、・セャゥョ。「@
hacia la sombra. ュッイエ。セ@
en
niedio de un vasto stlenc10 pensativo. Aquel hombre, de fma cahdad
intelectual y social, babia entrado ya en esa zona de penumbra en
la que se sumergen al día siguiente de su muerte -una muerte que
puede anticiparse a la desaparición física- los qu.e han. sido ーッセ・ᆳ
rosos; イセウオァゥ£@
más tarde a la luz esclarecedora e mmóvtl de la_ htstoria. Pronuncie ella la sentencia_ sobre el político y sobre la época de
q1.1e fue una de las personalidades representativas. Entretanto, pienso
que el homenaje de los suyos no es excesivo, dada la jerarquía espiritual del prócer. Si quisiera descender a la crítica personal pensaría
en otras calles de cuyos nombres no quiero acordarme. Censuro en este
caso el poco tino en la elección del sitio.
Errores nacidos de incomprensión, errores que dimanaban de estrechez de perspectiva, fueron poco a poco rompiendo la armonía de]
plan de Lamas. Obedecía esta nomenclatura a una concepción ィゥウエセ@
rica y nacional. Las rectificaciones posteriores, como muchas 、・ョッュQセ@
naciones incluidas en la parte novísima de la ciudad, derivan de criterios ahistóricos y cosmopolitas. Ahistóricos, propios de espíritus limitados a la visión del presente. Cosmopolitas, en el mal sentido de la
palabra, que tiene otros excelentes; cosmopolitas por la ligereza con
que acceden al sacrificio de lo propio, aun sin que lo justifique razón
alguna superior, por indiferencia o ignorancia. Lo actual, qu; tal vez
será pasajero, no tiene sistemáticamente derecho a desaloJar a lo
antiguo, que acaso, por _permanente, seguirá siendo actual, cuando lo
que constituye la novedad palpitante de hoy se haya esfumado en el
tiempo. Los que viven sólo en la hora presente fueron con lento trabajo de zapa minando la armonía integral del plan. Desfiguraron asi
algo de la fisonomía histórica de Montevideo con modificaciones
determinadas por el azar de iniciativas desordenadas.
La restauración de ese plan devolverá a nuestra nomenclatura
céntriCa algunos nombres muy típicos, evocadores y sugestivos. Aceptar.ia _yo, si no fuese acicate para nuevos retoques, que se adoptase un
nombre que encajaría con precisión en el conjunto. La calle "Cámaras"· fue llamada asi en honor de la· Asamblea Legislativa del
176
'J,
Estado, que ha tenido su sede durante casi un siglo de vida _con_stitli_cional en el edificio del Cabildo colonial en ella situado. Muy pl-onto
se inaugurará el nuevo y suntuosísimo Palacio Legislativo .. "Calle del
Cabildo" sería el nombre adecuado para la calle Cámaras, donde se
ostenta el viejo edificio de grises sillares, simple y austera silueta, una
de las joyas tradicionales del país. Calle del Cabildo en recuerdo de
la Junta de 1808, episodio capital de nuestra evolución histórica.
No faltarán sitios dignos para los nombres que será preciso remover al reintegrar la nomenclatura urbana: nuevas calles, avenidas y
paseos. Habrá también sitios adecuados que recuerden episodios y
nombreS; omitidos por Lamas, particularmente los civiles de la revolución, y para aquellos otros posteriores que merezcan tal honra.
Ningún homenaje nacional o internacional será derogado ni disminuido.
Patrocinada por concejales de los dos partidos tradicionales
triunfará la idea de restauración de la nomenclatura. Es ·seguro qu;
han de correr muchos años antes de que el cambio de perspectiva
histórica, imponga rectificaciones de importancia en el panorama ideal
que el1a evoca.
págs. 285·295.
1924.
"Letras オイァキケ。ウBセ@
19 - lDemocracia y Dictadura]
Mucha agua ha corrido bajo los puentes después de aquella noche· de Abril de 1933, En 1935,_ fui de nuevo al destierro. Pero antes,
en los calabozos de investigaciones, lóbregos y estrechos como nichos
ウ・ーセャ」イ。L@
supe, si otros elementos de juicio no poseyera, cuanto
P,abm avanzado la obra del régimen. El イ・、オセエッ@
de los derechos y
ャゥ「セイエ。、・ウ@
individuales fue allanado violentamente, fue arrasado. Ni
hogar donde no entraran los sicarios; ni correspondencia que no
セケイ。ョ@
y revisaran; ni palabra íntima que no trataran de captar;
11:1 JUeces, muchas veces, para asegurar a los presos la tutela de la
セ・ケ[@
ni libertad de imprenta o de reunión, sino a ratos y precarios;
ni integridad fisica,_ siquiera, para algunos de los que el régimen
,sepultó, por días interminables, en sus mazmorras. El país regresó
bruscamente hacia etapas del pasado que parecían superadas· para
siempre. El co.rtejo de los gobiernos de fuerza es siempre el mismo.
La democracia es, por excelencia, un régimen de dignidad J¡um(!.n.a. El valor humano se cotiza más alto que ninguno. El 」ゥオ、。セ@
qano es la creación magistral de la civilización de occidente; nu-_
177
:de·
tfidá:: por·,·r"aíceS dáSlcas; Y- Cristia"nas: pÍenitiid
-hum·ana jerarquía,
>titUlar ·de .derechos· irlaliehablés. Rico o pobre, puede permitirse· =el
;bdtáiiico ___ orgúllO de la personalidad. En lo ·alto o en lo bajó ·de la
·escalá.'·- Social: posee -un -patrimonio moral- del _que no _puede despÜ:jar1o·-H:iJoder· público. Aún condenado, tiene el amparo del éódigo
"que-lo castiga. Lo más funesto de- la dictatorial empresa fue. la tentativa de-'herir ·al país de invalidez cívica. La democracia padecC
males y cono'ce ·corrupciones;· son leves, frente a las demoliciones
·sistemáticas -de las dictaduras en el orden m01·al. Muchas veces· ·he
·-recordado _Ja anécdota ·que cuenta Heller en su libro "Europa· Y- el
fascismo".- Pasa en Italia. Un académico concluye de dictar'- una
conferencia :.exaltando--la .obri internacional· del. fascismo; .. alr dejar
el aula, en' ,conversación privada, le oye el autor confesar espont_áheatilentc_ que sus opinipnes verdaderas, pero íntimas, se apartan
セ、ゥ。ュ・エイャョ@
de. las que en público acaba de- profesar. -"No existe
ningún ."país de_ la tierra en el que tantos hombres digan, sin necd'sid_ád, ·de_ Nセイ・ァオョエ。ャウ⦅[@
que セ[・ョ⦅@
todo .lo contrario de- lo que· públicamente d1cen y escnben ...
;
.. ,
El interés recluta adeptos para todos los regímenes. Pero no
hay época como la del poder absoluto, para permitir aquilatar los
hombres y los caracteres. Legiones de hombres hay que obran con
independencia y total decoro cívico dentro de un sistema de ァ。イョエセウ@
No están tallados en la madera de los· héroes. La dictadura· nuestra
」LZセゥャG。@
forjó una senÚricia que es su obra maeStra, firrrle y セッャ」ゥウ。@
leyenda de medalla: "amansarse para vivir". Tres palabr_as, セョ@
las
que está ⦅。」オセ@
su doctrina, -que. es la de todas -lás- diCta_l:lur;:ts.
Acaso--más que- stts agentes 。」セゥカッウ@
las sostienen los hombres_ mansos
-que se -dejan·-confiscar· en silencio los titulas de la ciudadanía. ¿Erah
v·erdadetamen_te:: _Ciudadanos muchos de esos ·qUe vimos -pasar po_r
ィセ・ウエイッ@
-lado devorando sus propios pensamientos, temerosoS acasO
d:e qÚe se los·:-leyerati en Ias- frentes? La dictadura e's la hor.a· de lÜs
qUe'· callan·; de -los que callari por Íniedo y -por Haqú.ezá de 」。イ£エ・セL@
ᄋセッ@
por_.' aqUella refinada- modalidad de espiritUal pudor qi.i.c ゥイセー⦅@
a ;Rodó' página exquisita.- lセ⦅@
ho'ra de- los que sC_'-Cricogeri "de 4ombr0s
o pOr egoísmo. -'La hora: del interés al'erta- · y>qel
'POr' M■Zョ、ゥセ・ヲャ」。ウ@
adorméci,do セ@ civiSmo. No hay independencia ·sin castigo ni genufleクゥョMセsイ@
ーイ・セゥッN⦅@
Está; en lo- bajO, el zafio logrero; ・ェゥョーセ。イ@
de.-Ij:t
fauna pOlítica· que ·no interesa. Se adjudica a Vaz Ferfeiri esta
definición del régimen viejo;- no se sabía a quien adular. CriandO se
itdu_ió,."de-_nuevo ·un mandatario armado de la suma- del -_p6der ""'!- aderriá:s Jas extraordinarias al alcance de la ·mano para· cl-día"--que
·se: levantara. d-e- mal humd'r un· presidente rodeado de soldados,
.1 78
tras ャョセ@
espesa :verj_a L Q セ」ッイョ@
:flores de ーイゥュ。カセ@
V9lvi(lron -fl,. brotar
el' ·serv.ilismq, la; d(;':lación._ y la cortesal!--Ía. De no sé cvales rincones
ウ。Qゥセイ⦅ッョZ@
-a relucir, en -las -columnas de cierta prensa los- floripondios
de Ja·_-literatura palaciega de. hace medio siglo, expandiéndo_se con
trüpic<il Jozanía. En. ella se pudierpn ver, retratados,. Jos _Qjos del
feÜche-,supremo, para que. el pueblo leyera la _tierna cxpre.si_ón de
sus miradas; y las -manos todopode"osas. Pero .. ésto es lo más :-absurdo
y lo· イーセョッウ@
peligroso. Hay otros peligros más insinuante.$.
El ,veneno más sutil se llama "apoliticismo". El--apolítico es un
hombre .al que no interesan los derechos ni .las libertades ajenas.- Los
SUyos, エ。ューッセL@
sino en la medida en que_ repercuten_-.dir'ectarnente
sobre sus intereses materiales. A los que ·se desintére_sa,biJ.;n. _de_ lm¡. nego-cios públicos los gri_egos los llamaban "idiotas". Hp.y;, quie.n.es d"e: esta,
despreoCupación hacen un timbre de excelencia. Entr:c-- ウッィZョセND。ャエᄋ@
YsObresalto)· la _dictadura c;onseguía abrir períodos- de tnuJ,quili_dad ¡:nás
o menos duraderos .. Entonces soltaba pregones ,par,a. セョオ」ゥ⦅。N@
41. セY、ッ@
los vientos que el país había ingresado en la norma,1idad.- 8('1-¡nejaba
ese. orden, a_ .la travesía por .zonas asfixiantes de· calma cíyica, .El país
parecía amodorrado, en una pesada siesta .. S.e ·respi:r;aba- un· ambiente.
UniverSal de ,conformismo .. Sólo en voz baja cundía la- pr.otesta, co-el
barde. _,dijérase .que a( fin, el gobierno absoluto. había セ[ッョウオュ。、@
último .atentado.,- tal como· Marañón lo temió en -_la -Españ·a_, de_ Primó
de rNゥカセイ。@
habia- ·perpetradO- -la mUerte. del espíritU ciudadano: de -la$
ァ・セエウ[@
.. Y.:.el·apolítico· .Se ·ah:aba a la categoría de persbn<!-je _:reinante,
No suplicaba adhesiones para el gobierno; aconsejaba. tan só.lo ᄋュセウオ⦅イ。@
y reflexión. No comprometerse, era su consigna. Si la protesta universita:ria n9 se acallaba, como sabía que la universidad no to_leraría
le :_ai::onSejase_-apúyar 'ál- régimen, se limitaba· 。M\ーイ・、ゥ」£セ@
iio interVepii' en. política; sll_'misióil'es técn_icá, cultural. Sin perjUidio de trabfljar a' la soidina ·por la int-ervención. Inútil pregUntad e -qué- cultura
podía ser esa, indifei'cnte: a lOs destinos soéiales.- Os tespohderf<i" que
l'a· política es-- sucia, cenagoSa. No hay que manchar de· barro la tOga.
Aspiraba a ¡a' "p<Ú:ificación. ·espiritual'_1 dd país.· セ。z@
sセゥB@
jus'ticia;
bh1Cn sólÓ ba,sado- en,.la coacción: los _más bajos niVeles de -la depre-·
sióti ·nl.or<il a que puCde llegar u·na socíedad. Extinción :de'·t6d6 ヲセイᆳ
Vor; trÍlierte de tod.i Haina:. La· virulenta _propa:gailda 、・セ。ァYゥ」SN@
que
pr_ec;eq.ió __ el golpe 、・ᄋセエ。ッ@
prcpa!ó e_l. _terreno. nゥイᅪセョ@
pZイセウエ⦅ゥァ「@
アセ・、@
セーGエ・⦅イ。ュャ@
ilesp bajo lüs-)Uegos Cruzados de J<:J. Mセ。ャオュゥN@
Lセッウ@
_ultra
'ConSer'va'dores -del Comité de Vigilanciá Mセーョゥ」。@
←エェ「イセ・ッゥG@
de
denuestos a los políticos y a la actividad 'pOlítica·. ᄋ」ッイt・ョセs@
extre.:
mist{ls de izquierda_ coincidieron en el desprecio- a la ''democracia indiカゥ、オ。ャセᅪB@
y a las· Gャゥ「・イエ。セ@
「オイゥセ」ウ。B@
セ@ ' Creyeron que nó -valía
Iá pena defenderlas; que era mejor táctica la de entregarlas desman.:
179
teladas a la ッヲセョウ■。ᄋ@
dic,tatoriaL- Pusieron unos y otros sobre el interés
político e't -interés gremial. Para el apolitico obrero o burgués no existe
otro pr-oblema que el de su salario o de su renta. Allanaron asi el
Camino a la dictadura que primero les usurpó sus derechos, y, despUés les gravó también loS salarios y les mermó las rentas con pesados
impuestos. Entonces, comenzaron a germinar las protestas en el secreto de las conciencias ·apolíticas.
Y lós apoliticos, como los resignados, pulularon en numerosas variedades. Hubieron técnicos que limitaron su cooperación con el gobierno, verbalmente, a las actividades de su especialidad y se creyeron
exentos de responsabilidad: el arreglo del pais no les incumbía. Y
casos penosos, por la capacidad intelectual de sus protagonistas; aquel,
por ejemplo, que nos dijo en la calle su horror por los procedimientos
del gobierno de fuerza y nos hizo oir una elegía sobre )as ruinas del
civismo nacional: al oirle pensábamos que él ocupaba una tribuna de
vasta resonancia, desde la cual nada decia al país, con su elocuencia,
de todo aquello, pasando sin una protesta dicha en voz alta por uno
de los más trágicos períodos de la vida cívica, _para salir luego, rumbo
.aJ procerato del silencio .. ,
Estaban los semiletrados, convencidos de que la democracia está
en bancarrota. Los deportistas frenéticos, que no piensan en nada.
Los deslumbrados por el ·brillo falaz de las dictaduras. Los .que profesan el culto de la fuerza y del éxito. Y la multitud de ャッセ@
que no
se interesan, ni saben. Alguno llegó a Buenos Aires que ignoraba que
allí hubiese desterrados.
Dictadura es materialismo, derrota de los valores espirituales, sacrificio de los bienes intangibles cuya posesión reviste de dignidad y
de decoro la existencia individual y colectiva. La anécdota ーッオャセイ@
italiana resume el pensamiento con prosaica claridad, Sorprendido
Mussolini por un niño, en la mesa familiar, con la pregunta: "¿Duce,
qué es fascismo?", contesta; "Come y calla". La anécdota no dice que
al final, se reducen también las raciones de víveres ... Dictadura es
·materialismo: glorificación de la fuerza contra el derecho, exaltación
del éxito, auge de los arribismos más desmoralizadores. Arriba, jactancia o teatralidad; abajo, adulación o silencio; insinceridad en todas
partes. Un pueblo no pasa por un régimen así sin que le quede un
sセ、ゥュ・ョエッ@
malsano: no en vano se cultivan con esmero durante años'
los· gérrilenes más nocivos.
"El Uruguay hacia la Dictadura", págs. 19-25.
180
Alberto Zum Felde (1839)
Nació en Babia Blanca y vivió la tipica juventud intelectual del 900: bohemia, poesía, dandysmo
ostentoso, grandes posturas provocativas. Fueron
sus años (que ha evocado Manuel de Castro) de
"Aurelio del Hebrón", de periodismo pueblerino en
Maldonado, de las tentativas teatrales: Lulu Marbat,_ El Derrumbe, del desafiante discurso en Ja
tumba de Julio Herrera y Reissig (1910) .
Se asentó después en el articu:ismo y el :estudio; publicó "Doml!S A Urea" (1919), dirigió "La
Pluma" en su primera época -agosto de 1927 a
setiembre de 1930- aunque desde 1928 sólo 1a:
constancia -de su dirección aparec-e en 1la revista,
en cuyo primer número estampó Zum Felde, rotunda, certeramente, la disidencia americana a las
pretensiones de ''La Gaceta Literaria" de Madrid
de hacer pasar por aLí el meridiano intelectual de
América.
No son fáciles de separar, daro está, la personalidad crítica de este escritor y su obra ensayística. Como crítico, tarea _que aquí dejo al margen, Zum Felde llevó a su madurez una fuilción
que tenía sus precedelltes en el_-_ sig'o pasado (Lamas, Bauzá, Melián Lafinur, Desteffanis), en la
que se ejercieron más tarde Rodó, Barret, y Pérez
Petit y que cultivaron entre .Ja promoción de sus
contemporáneos, a veces con acierto, Gustavo Gallina!, D1este, Falcao Espalter y A:berto Lasplaces.
Desde 1918 a 1930, en sus artículos de ' 1 EI Día"
y ' 1 EI Ideal", Zum Felde renovó sustancia:mente
el juicio que sobre la literatura uruguaya ·pasada
y presente セ。」ッウエオュ「イ@
formularse. En esa renovación puso dotes muy singulares (por lo menos
entre nosotros) de penetración comprensiva, estrictez de valoración, capacidad expositiva, vd:untario
ceñirse a la obra o al autor. En ucritica de la lite-
181
1
イセエオ。@
.'
ÚÍ2
uruguaya" (M9ntevideo, 1921), en "Proceso
Intelectual del Uruguay" (Montevideo, 1930 y BuenOs Aires, 1941), en "La. literatura del Uruguay"
(Buenos Aires, 1939) y en el セ・ウオュョ@
prepru::ad_o
para la Editoria'l Jackson (abrevmturas las dos ultimas, más bien mortecina-:;, del u Proceso"), en su
antología ''lndice de la pッ・ウセ。@
uruguaya contemporánea" (Santiago de \Z[ィLゥセ・@
19?5), Zum Felde
rompió con lá dudosa trad¡cwn ·nacwnal, y. aun sudameriC-ana de 11\ina crítica inhibida .en su plena función por· Consideraciones de va'.Iiidad tradicional,
por la· inflación patriotera, política y localist8:, por
vinculaciones familiares y de dase, por la piedad
sentirbellta.J, por ambiciones descolo.,cadas. (con Julio Herrera y Obes pergeñando sohte Chau.cer, con
Melián Lafinur divagando sobre ' 1 l..,.as muJeres de
Shakes¡l'eare" ... ). DeSdeñó .. セオョア・@
pese セ@ su ejem. plo 'sigu,ieran viviendo, la cnt1ea, de Nセッイエ・ウュ@
y la セ・ャ@
bombo mutuo, la crítica 、セ@ glosa (cOmo la muy bmda
de Rodó sobre Darío), la de resúmenes de obras Y
digresión incontrolada, a lo Ro}l:lo y la monografía
de tiPo pedagógico, valiosa pero limJtada,, de "Lauxar"'. Su estrictez, que a véces se 。、・セッ@
hasta l.a
abierta agresividad, no siempre fue, ウ・ョセエャ_L@
eqUItativa, 'y aun podría <registrarse セ・ョ、」ゥoウ。@
po. lítica en algunas valoraciones HーイッBセ£ョ」ィ・コL⦅@
N」ッョエセ。@
Rodó) no separable seguramente de su mllltancm
_en el Batllismo y de su trabajo-regular en su prensa
en aquella tercera dfcada del ·siglo. También se
le ha objetado (Gregario WeinbeTg en 11 Comentari(l11 Buenos Aires, ョセG@ 15 -y el que· esto escribe en
Q mセイ」ィ。GᄋL@
ョセG@ 791) lo que a1gún)ng:és Uamaba
the cult of inaccuracy ( Groussac イ・」ッセ、。「@
la exPresiÓn). La propensión frecuente-· y viciosa セQ@ エセ。ᆳ
bucamic:mto de títulos,. nombres, fechas, atr:IbUCIOnes, afea muchas págill'as meritorias del crítico
uruguayo. Toda exactitud en el dato parece ser
tehida por Zuffi F·elde como virt11d negligib':e y,
pese -a lqs -señaJ:amientos, sus últimos textos no lo
muestran curado de esta penosa •tendencia.
· No puede negarse, ron· tpdo, que fue él quien
_)hasta la aparición d-e Emir R.Qdriguez Monegal-:--- puso a la critica uruguaya' sobre sus pies,
-e'l más capaz a· un tiempo de ver lo que en un
escritor importa y qué escritores importan, el que
-·más' se acercó a una posible; y debatible, "objetividad'' ·;el que más coincide {rriérito relativo pero
・ヲ」エゥカセ@
al fin) cOn las valoraciones críticas -que
sin duda_ influyó--:- de )as: ァ・ョイ。」ゥセャウ@
posteriores.
Si- esto cabe afirmar ·de Ua- -constélación del uproceso" y sus vadantes, más- discuti'Qle- es, en cambio,. el logro de los 'dos- yolúmenes del \ 11 lndice
Crítico de la •Literatura hispanoamericana", publicado en México (i 1 La Ensayística"- (I), 1954 ·y 11 La
Narrativa" (II), 1959). Los P:roblemas metodoló-.
gicos, Jras exigencias de información y de lectura
que implican, el -campo d-em.a.,siado vasto de la
literatura continental, .no -es probablemente un crítico del tipo de Zum F€ilde el mejor dotado para
enfrentarlos y la tarea fomentó (sobre todo en
u La: _Ensayfstica") algunas de -las peligrosas facilidades que le acechan y qu¡3: en セQ@ área más mo:desta- d-e ·la Qiteratura uruguaya amortiguaban sus
. efectos.
Saliendo de su actividad más especializada,
hay que apuntar. que. todo el pensamiento de Zum
Felde se filia en cierto momento de su formación
intelectUal, que bien pudiera coincidir con el "novecentismo" (véase noticia sobre Eduardo Dieste).
Fueron sus postul•ados cardina!les: intuicionismo,
fucionalismo, vitalismO!, descubrimiento del subconsciente, 。セ£ョ@
de eX'perimentación estética, devoción, por un "hoy" -espumoso y huidizo, los que
él vertiera en una serie de conferencias recogidas
en ' 1 Estética del Novecientos" (Buenos Aires, 1927).
Un poco más allá, sin embargo, de ·este "novecentismo", lo que completa el esquema de su personaüdad intelectual es la ·acción de los relentes,
de Ias vigencias ambientales (m;ís que la cabal reviviscencia. ·del proceso) sobre '1a ·crisis del Ochocientos" y de · sus voceados trazos (naturalismo
cientista detenninismo' materiaJ.ismo, positivismo,
.fe en el'--progreSo 。オエッセ£ゥ」L@
etc.). Sobre il1as afirmaciones antitéticas: libertad, personalidad, espirtualidad "restauración metafísica", afán por su·perar _el 'racionalismo se compagina en. Zum Feld'e
una "filosofía de la cultura", -casNlero filosófico
en ·el que Ardao ( 11 La til(fsofía en el Uruguay en
el siglo XX") con razón lo_ coloca si es que como
fii:ósofo Oo. que dudo vehementemente) puede ser
considerado. Los grandes nombres que el ensayista
maneja en aquel -vistoso ャゥ「セッ@
(Spengler, James,
Freud Von Uekhull, Einstein, B-ergson) bien pueden
ser , 」セョウゥ、・イ。ッ@
sus pensadores- formativos, sin
olvidar a Nietzche, de quien afirma:ra no hace
mucho que fue su principal nutrición (en 11 EI País",
26 de agosto de 1962).
183
Bien o marl fundamenta,da, esta filosofía de la
cultura funcionó ·en Zum Felde con eficacia verte·bradora y aún podría afirmarse respecto a ella que
su etapa católica, marcada por el libro de su con·
versión, no es más que una acentuación, y una
última consecuencia de sus principios.
Crítica y ensayo (es decir, la obra casi entera)
están vertidos en el autor del ''Proceso Intelectual"
en un -inconfundible tono afirmativo, apodíctico,
incoerciblemente dogmático, un "estilo altivo", si
cabe el término, un sí es no es mosqueteril, hecho
de juicios conclusivos, de aseveraciones rotundas.
Difícil es hallar en sus textos matizaciones, dudas,
」ゥー。ョGセL@
1
)
f-.
reservas, interrogaciones. Las que Vaz Ferreira
11lamaba "falacias de falsa precisión" imperan en
ellos, desdeñando toda esa fiaena de sutiles ajusteS
a través de los cuales el pensamiento necesariamente
onduloso, cauto, busca ser fiel a la densidad últimamente inconceptuable de lo real. Porque, pamdójicamente, el empeñoso postulador deal realismo
antidogmático que Zum Felde ha sido (es la médula del alegato de su ('Ocaso") resulta siempre una
mentalidad teorizadora, esquemática, más gustosa
de arrogantes aristas que de veraces asimetrías,
más inc4inada ·a ·las grandes síntesis y a los contrastes maniqueos que a l'as modestas observaciones, matizadas y penetrantes.
No puedo dejar de relacionar con esta voluntad de altura el lenguaje de Zum Felde y su
gusto por la sustitución de los vocab(os ·aplicables
a las realidades en beneficio de los que expresan
su manejo científico, por los términos abstractos,
por todo el arsenal · fi-losófico, por los sonoros
esdrújulos. SUs lectores deben afrontar un continuado detonar de fenomenalidad, esencialidad e
historicidad, de sociológico, dogmático, dialéctico,
exegético, teorético y pragmático, todo un rol de
palabras que ofician como bien situados timbalazos
en sus oberturas doctrinales.
Porque, como Rodó, es Zum Felde un gran orquestador de ideas generales, ·especialmente de aque.Uas que versan sobre los problemas americanos y
de las que giran en torno a lo que, en la Introducción, con minucia acaso excesiva, recapitulamos
como "deontología del intt/ectual y la cultura", Los
temas (que también manejara José G. Antuña en
"El Nuevo Acento", 1935) de "presentismo" y ..tradición", de "arraigo" y "desarraigo", de ''lo americano" y Hlo ·europeo", de "dependencia" y Heman-
1,
:i
:}
,¡
de "universaHsmo" y 01localismoh de "imiy "originalidad", los ingi'edientes y las in..
fluencias de la cultura americana, la "crisis de los
カ。ャッイ・ウGセL@
la quiebra del positivismo, son el ámbito
en que se ha movido en forma tan reiterada que casi
podría marcarse una obsesión si se recorre lo que
va desde "El Huanakauri" 1917) hasta "El problema de la cultura americana" (Buenos Aires, 1943),
pasando por su nombrada ''Estética del Novecientos".
Es ajeno al plan de esta anto:ogía el material
de "Proceso Histórico del Uruguay" (Montevideo,
1919, reeditado en 1941 y 1943 con el titulo de
"Evolución histórica del Uruguay" y -vuelto a editar
durante 1963 con el rótulo primitivo. Precedido
por un temprano ensayo: "El Uruguay en el concepto sociológico" (1911), el "Proceso histórico" ha
-constituido el rubro más fuerte en la extendida
Teputación de Zuro Felde. En él ーイッ「。セ・ュョエ@
por primera vez, y en forma sistemática, se soslayó una historiografía de "acontecimientos", partidaria, mediatizada sin remedio, y se acometió,
con exactitud -se diría •que con adivinación sorprendente para la masa de evidencias utilizadaun enfoque histórico radicalmente distinto. Fue
no a los ''invariantes" pero sí a los fenómenos estructurales, bás:Lcos, dul"ahles, de ョ。エオイセ・コ@
económica, social, cultural, política, al perfil de los gran- ·
des períodos de nuestro pasado que apuntó la construcción de Zum Fe:de que, si tenia en verdad
precedentes en cada una de sus partes, nunca se
había emprendido con la ambición abarcadora con
que él levantó la suy•a. Resultó un libro iluminador este que llamó esquema de sociologfa uruguaya aunque, en puridad no sea tal cosa, pues no
han constituido nunca el fuerte del autor los deslindes metodológicos. Su talento rapsódica, de carácter
generalizador es inclinado a moverse en esos planos
un poco vagarosos (o que él cree tales), del tipo de
la "filosofía de la historia" el de la "sociología", que
es su preferido. Esa clase de perspectivas le permite poder brincar a menudo sobre · un material
empírico trabajoso de recorrer, aunque aceptemos
que no es fácil ni unívoco el deslinde de historia
y sociología y pueden tener algo de la última esos
"cortes" transversales en el flujo temporal y esa
atención a lo típico en detrimento de lo singular,
ウセッ@
convocado a titulo de ejemplo. Aunque, contra
lo que afirma Zum Felde en la introducción de la
última tirada, mucho ha cambiado en la historioエ。」ゥョGセ@
11
¡
lR4
l.
185
--· · graiia ·nacional- y en la posición de su libro en ella,
aun eS -ertcortüable su· planteo, hoy superado en
ca(la uno de sus elementos pero _s:n un sucesor de
· redondez similar.
ACcedido a la vida intelectual bajo el estilo
disconforme y cas-i revolucionario de la intelectua'lidad del 900, Zum Felde adhirió después al BatUismo, en ese movimiento al que ya .se ha aludido
(Introducción, JII) y sus primeros libros reflejan
las valoraciones de ese radicalismo populista que
Batll:e logró atraer junto a si Prescindente más
tarde de toda afinidad política, Director de la Biblioteca N3.cional, so:itario y distante, es por ello
interesante, -aunque demasiado atípico en su :producción, セeャ@
ocaso de la democracia11, publicado en
SanUago de Chile en 1939 y precedido :por una serie
de Mセイエ■」オャッウ@
en el diario セᄋオイァ。ケGN@
Aleccionado
por la crisis de las instituciones representativas y
por la quiebra de la ideo;ogía liberal, Zum Fel-de
compuso este li-bro que, -en el mismo tono afirmativo de sus_ otras obva:s, opone, .como explicación de
ese ocaso, el carácter teórico; esquemático, apriorístico, racional de la democracia frEtnte a los valores de Ja experiencia, la práctica, la realidad, los
móviles extra-racionales de la conducta individual
y social. Es sobre ellos que el autor pos•tula se realice Ja invención. de nuevas .estructuras capaces de
salvar la inspiración humanística de las ゥョウエオ」セッ・@
políticas occidentales. El -libro, en ·todo, y -pese a
sus fallas, es seguramente el .texto más interesante
de _la ola 1antiliberal 1que, si bien con menos intensidad que en la Argentina, tUvo alguna significación
en el Uruguay de esos años. Más tarde, en plena
guerra ("La Mañana", 15 de setiembre de 1942), sostuvo Zum Felde sin desdecirse que sólo sería el
momento de la ,paz la hora de lOs "reajustes" y las
"rectificaciones" de Ia democracia.
Oscilan entre el ensayo y el teatro impopular, y
confesadamente irrepresentable, セッウ@
diálogos "AlMagna o la Sibyla y el Filóción". (1934) y セGaオャ。@
sofo" (1937). F'odría discubtse la confianza del
autor en su capacidad de animar las ideas con
el consejo dramático de la vida y aun sostenerse
que su énfasis abrumador perjudica el llano inte. rés intelectual · que puedan Poseer. De cualquier
manera, e1 segundo que esgrime el contraste entre la
razón dialéctica y el _espíritu religioso teologal, que
pQstula _la subordinación. de lo histórico-temporal,
. la accwn inmediata, Io eConómiCo· 'y lo polítiCo al
espíritu y a la contemplación, nb· sólo subraYa la
indudable orientación del pensamiento de Zum
Felde: anuncia también el libro que le seguiría
veintidós rañoS miís tarde.
_.
,
Sí este, "Cristo y NoSotros" (Montevideo, 1959)
es obra más ensayística que narrativa, ello obedece
a 'la circunstancia de que lo que pudo -y dígase sin
retace-Os- lo que debió ser la hístoria cálida, íntima y siempre interesante de- una conversión religio"sa · se -convirtió en una tentativa -púdica, hay
que reconocerlo- de_ fundamentar impersonalmente
cualquier adhesión a la Iglesia. Ya existí-a en nuestra bibliografía el libro, "Historia de mi conversión
al catolicismo" pub(icado en 1929 por un olvidado
escritor ィゥウー。ョセ[NオイァケッL@
Luis Bertrán. Zum Fe-lde
emprendió, sin suficiente bagaje Mゥョエ・ャセオ。@
lo que
en puridad es --hoy tarea para un eqmpo de espea ·la
. cialistas esto es, argume-ntar su セー・イエョ」ゥ。@
Fe con セョ。@
variedad _de razones de ·índole 」ッウュセᆳ
gica, antropológica, ontológica, escriturística. Esta
apologética . ......:.modestos apuntes ·le ,Uama el aut?r
ell involuntaria autocrítica- .puede resultar mas
fresca más cercana al 1€dor moderno que las
ttádicÍonalmente fatigadas; no deja- de ser lamentable -el ・ウアオMュ。エゥセッ@
-de_ manual de muchos razonamientos Y la agresividad esporádica del tono.
Abundan en las- páginas de "Cristo y nosotros" las
acusaciones de locUras, dislates, desvaríos, falacias
y ligereza de -sesos a- los objetores de la ortodoxia
y especialmente a la -exegética racionalista y es
-posible que tales acritudes, aun explicables ante
ciertas u.tüpótesis" escrituristicas, impliquen un desconocimiento de la dificultad de toda convicción
re-ilgiosa para ese hombre- de hoy Q.ue ha sido ma. sivamente niodeGado por el naturalismo científico y
la oracionalización. Así volatiliza- Zutn Felde lo que
suby'acentemente セy@
エ・ウゥュッョ。ZャセM
importa en
sU libro: el desajuste de un ser·-huniano a la inmanencia social-, su hambre- de sobreVivirse y trascender, la. legitimidad de una experienCia espiritual
no condicionada.
Los textos e-legidos· muestran algunas de las
· características i.J.ue se han apUntado.
EÍ1 "La ironfa de nuestro coloniaje intelectual"
se ·afirma que el patriotismo· nada .tiene que ver con
la cultura, tajante aseveración que deja fuera de
foco todo'·el-caudaloso movimiento cultural del nacionalismO 'romántico- d.el siglo XIX y buena parte
18'/i
-del. esfuerzo ·intelectual del mundo sub-desarroUado en- nuestra centuria, buscando fundar en los
propios hontanares de cada pueblo las formas espirituales acordes a la recupera-ción integral de
cada comunidad. El texto, sin imputar nada a
.factores o fuerzas económicas o politicas concretas
expresa el profundo malestar de la intelectualidad
hispanoamericana más libre por la mediatización
intelectual y ·el correlato imperialista セュ・、ゥ。エッ@
o
inmediato- que :lo acompaña. Pero también parece demasiado elusivo hablar de lo europeo cuando
se está diagnosticando una situación que es el resultado, o por lo menos la herencia, de un "status"
no cultural sino primordialmente económico y político, organizado y beneficiado por Francia o Inglaterra en el siglo pasado y por los Estados Unidos en el actual.
Excepción, si bien no única, a la corriente
"arie:ista" de nuestros escritores del 900, Zurn
Felde no cree que los Estados Unidos sean un
peligro para nuestra "personalidad cultural' por
el simple hecho de que no la tenernos y porque para
tenerla tendría América Latina que emanciparse
de Europa y vencer los dos -enemigos: el nacionalismo y la Hispanidad.
Cabe preguntarse en qué empíreo supone Zum
FeJ:de que planea- la cultura para aceptar como
pensable que una potencia (los Estados Unidos
en este caso) pueden mediatizar y deformar todos
los elementos de una colectividad y no tocar su
personalidad cultural". También si cree que esta
(siempre hipotética) "personalidad cultural" tiene
que estar compuesta por ingredientes absolutamente incomunicables para que no valga 1a pena
evitar su corrupción. Entendiendo al nacionalismo
en un sentido puramente localista y defensivo
-afirma que darle amplitud continental sería di·solverlo en ッイ。エゥセ@
no previó la tendencia a la
"supernacionalización del naciona:isrno" que es hoy
el hecho universal y prornisorio de las áreas coloniales pero que ya estaba lúcidamente postulado
por americanos del tipo de Rodó y Vasconcelos.
A la Hispanidad, "El Problema de la cultura- ame·
rican a", escrito en 1942, le dió un peso despropor'cionado a su real importancia: nunca pasó en casi
todas partes de nuclear pequeños grupos con poca
significación política e ゥョエ・セ」オ。ャN@
"Nosotros y los
norteamericanos" trata un tema -clásico de la ensa-
188
yística hispanoamericana: el contraste de dos tipos
de sociedad y formas de civilización. Es posible· ver
en este texto de Zum Felde un enfoque generalizador que se acerca mucho, con todas las divergencias
de sentido, al "Ariel" rodoniano y está, inversamente, en aguda contraposición con .}as visiones directas, del tipo de "Del Plata al Niágara", de Grouss-ac o "La ciudad de nadie'', de Arturo Uslar Pietri.
El fragmento, basado entonces en un esquema de
de carácter estátipo cultural y ーウゥ」ッセァM。ャL@
tico, no demuestra, precisamente, un conocimiento
muy cabal de la cultura norteamericana. Todas sus
afirmaciones sobre ella ya circulaban hacia el 900,
pero la del rasgo ético-pragmático de su filosofía
sino inexacta, es una generalización peligrosa, corno
lo son sus nociones de utilitario y utilidad moral.
También parece conocer poco los caracteres セュオケ@
complejos- de -la religiosidad norteamericana, la
crítica interna suscitada por esa misma cultura y
-el carácter teocrático y clasista de esa sociedad colonial estadounidense tan idealizada por nuestros liberales del 800. Su concepción de una civilización
sobre una base asociacionista, como conmixión de
"ingredientes" psico-sociales, deja en este caso a
oscuras lo que mejor puede caracterizar el moderno
"modo de ser" norteamericano y su contraste con
nosotros: la industrialización y sus efectos; 11a influencia imperialista; la sociedad de masas; las pau:..
tas sociales- del capitalismo monopolista. Es una brillante generalización aque[a en que se engloba
bajo la abstracción de lo práctico, los imperativos
del desarrollo y la tecnificación que son hoy con-signas universales y no algo que tengamos que イ・セ@
chazar o aceptar en función de hostilidad o simpatía histórica hacia los Es·tados Unidos.
189
.20 - La influencia hispana y la francesa
( ... ) esta América ha fluctuado entre dos influencias históricas
'predorriinantes: ·1a española y la- francesa. La influencia española viér;rele de la propia sangre, .es-_ un atávismo racial- que arraiga en
¡;:p_op_?ya: de la conquista, se nutre en ·¡a formación sOlariega del colo.;fliajc, Y- se ュ。ョセゥ・@
a _través de la einancipacíón política de la Me.tJ;Óp_olj,_ por la presencia viva y peÍm-::lnellte del idioma. Todos los
elementos tradicionales que nos_ constit-uyen son de entronque hispánico, aún ·allí donde un poderoso factor territorial indígena aparece
comó primer sedimento racial. Nuestro éspafiólismo .es una determiセ。ョ⦅エ・@
ィセウエイゥ」£N@
· eウーMセッャ・@
por nUestro origeh, por "imestra herencia
:tle: 」セイ。、・ウ@
y de te:qdencias, por- el inedia· tradicionil en que fuimos
ᄋ」、オセ。ッウL@
_ por la lengua que nos fue trasmitida, españoles de América,
J?.ada nbs separaría, en -espíritU, de- los españoles , de España, si la
in_,fluenc.üt intelectual de Francia- no se hubiera- intérpuesto desde los
⦅、■セウ@
_precurso-res de la Emancipación, determiml.tÍdo sentimientos y
tendencias en contrapo"sición a_ los· _hereditarios.- Por la influencia ヲイ。ョセ@
éesa dejamoS- de _·ser eSpañoles· diferenciándonos en gran parte de los
Colonizadores. La misma -revolución' de la 'independencia es debida en
inuchb cil inf.lujo francés sobre la· mentalidad 'de· -loS americanos.' La
ideología revoh:rcia'riaria:' de· ·Rousseau ·y- de la· Eildclopedia es un
factor principalísimo en la descomposición de la sociedad col¿nial. El
verbo encendido de la Convención está en boca de todos los tribunos
patricios, desde Bolívar, en el trópico, hasta Alvear y Monteagudo
en el Plata.
: Los escritos, proclamas y alegatos, de generales y de publicistas,
están plagados de galicismos. Al- "corromperse" el espíritu espciñol de
los criollos por la acción de las ideas francesas, se corrompía igualmente el idioma por la sugestión literaria del libro francés: Bolívar
esCribe Un 'francés traducido y Moreno trasunta el tono forense de
los galos. Poco- más tarde, en los umbrales de la organización política,
cuando aún nos debatíamos en la barbarie de 1os fermentos autóctonos,- el Romanticis1Ílo 1 venido aquí desde Francia, en las galeras ・ュセ@
ta
セ@
セ@
セᄋ@
1
'
1
1
pavesadas ·de Chateaubriand y de Lamartine, -emancipó -Ja literatura
anlericana del seco clasicismo español, aprendido en los claustros de
las úniversidades coloniales.
Eliminando este poderosísimo factor frahcés, las nacionalidades
aniericanas surgidas del coloniaje hUbieran continuado siendo ウゥュセ@
ples trozos de España independientes. Aquél fue, pues, el primer fac_tor
que '"diferenció,' a América de España, emancipándola intelectual:.
mel).tC de 1a' _Metrópoli 」ッャョゥコ。、イセN@
Fianc'ia es así, intelectualment.e, madre de esta América; como
セウᄀゥ。M
lo b · carnalmente. Nuestra subconciencia ha sido españOla;
p·e;rO --nuestra· intelecto es francés. Si españoles son los caracteres coÍlgénito's de· m)estros pueblos, fnincesas son las 'ideas innovadoras, en
·pug:na' casi siempte_ con aquéllos, Todo lo que es orgánica,· at_ávico,
impp_lsivo en :nuestros· pueblos, es español, porque es heredado; todo
lO アオ・セ@
es· ad4_uit:ido,- cultivado, raciomll,- es francés. Y así COlllO en el
iセ、ゥヲM「Nッ@
)uchcill- frecuentemente la impulsión orgánica con-la ョッイュセ@
'radoiia-1;--en . ·las· pueblos americanos ·la cultura-franCesa ha estado en
conflicto con los caracteres hereditarios. En cierto modo lo están ·aún.
_ Est:e ⦅Mcセョヲᅵ」エッG@
・セ⦅@ セゥウ「ャ・@
así 'en las· he.cho.s ィゥウエイ」ッセ@
de las colectivid_a.de·s_'tonio en la n1odalidad de los hoÍnbres representativos. cセュー@
dé _luCha· ?ntre ambas' tendencias, a menudO los personajes de nuest1.:a
'hístQria:: hablan cómo franceses- y obran ·como españoles.- Bolívar, . e1
ー・イウッィエェ←⦅Nュ£セ@
representativo-- de esta Arnéric"a, en la_ época de hi
eャAQZ\Gュ」tー。ゥイセ@
es -fra'ncés por su retórica, pero 'por su carácter セ@
¡)i-ofurtdamente español. No suficientemente poderosa para inhibir Ia
encarnadura congénitá; la óiltU-ra intelectUal deja paso, en b. aCcióri-,
a las tendencias heredadas. E1 individualismo aventurero del- 」ッョアオゥウセ@
úldól_. hiSpario, ·rea'parece· ·en los pÜlítlcos y en lOs caudillos. El amor
a la plástica ampulosa, la sugestión imaginativa y verba_l, primando
sobre la actividad positiva y ordenada, el despego hacia el oficio ュ。セ@
terial y la tendencia a las profesiones hidalgas, a_un a condición de
pobreza, son cualidades inherentes a los s_udamericanos de cepa ibérica. El fiero "honor" del teatro calderoniano, la antigua sober}?ia
del hidalgo, permanecen en el hispanoamericano actual, casi inálterables, como en tiempos de las coriquistas y de los virreyes. La ャゥエ・セ@
ᄋイ。NエZセ@
galante ヲイ。キセ・ウ@
·. nó ha· corimovido el fondo de c;elosa ュッョセ@
¡?;amia, ·p,atriar(:al que Zヲャjセ@
blasón del- hogar ウッャセイゥ・ァN@
Y no obstante· e1
セMGpゥoァエ・⦅ッ@
y el cosmopolitismo, .los viajeros que llegan de otros ー。■セ@
ses,"·nos enCue;ntrB.n bastánte españoles todavía.
·
·--Endci ·social, 'podemo-s considerar que, todos los fenómenos que
c'Qrtesp-óndcn..- a la- realidad autóctona: el caudillismo, los levanta:.
mieiitoS armados, la: anarquía . política; la. incuria ·administrativa, la
ttiüUa· ·--ótiosa; correspOnden a nuestra herencia hispana: Son vicios de
191
incubación- _colonial', que predominan tanto más, cuanto menos las influencias inmigratorias ,han modificado las disposiciones tradicionales,
siendo de. ello testimonio fehaciente la diferencia que se acusa entre la
tórrida Venezuela, recostada al Caribe, y la Argentina, de embocadura platense. En dialéctica oposición 1 el doctrinarismo constitucional¡
el civilismo urbano, el liberalismo de la ''élite" docta, corresponden
a-la influencia directa -de la cultura francesa, no sólo por lo que ésta
." tiene de propio, sino también por su función de trasmisora universal.
Roto- el vínculo tutelar de la Colonia, España, dejó de obrar
' _
sobre riosotros desde fuera, quedándonos sólo los elementos imperiosos que de ella ya teníamos en la sangre. Y fue, desde entonces, la
cultura francesa, la influencia permanente que obró desde fuera sobre
ョオ・ウエセ。@
vida autónoma. Después de la explosión emancipadora, independientes ya nuestros paises, esa influencia no dejó de actuar sobre
el desenvolvimiento cultural, ni un solo instante. El pensamiento
francés y la literatura francesa, han moldeado la conciencia de nuestras
"élites"- directivas a través de la evolución política e intelectual del
siglo XIX.
Demasiado abstracto y oscuro el pensamiento alemán -fuente
ori?inaria セ・@ casi toda_ la filosofía occidental moderna- para las menエ。ィ、セ・ウ@
hispanoamericanas, no disciplinadas en el estudio filosófico;
、・ュセウッ@
seco y frío el positivismo inglés, para el temperamento
apasiOnado e imaginativo de nuestra raza· sólo el idealismo racionalista de los ヲイ。ョセ・ウLM
desde Rousseau hasta- Benjamín Constant, y
desde Edgard qュョセエ@
hasta Renán, dominó la intelectualidad hispanpamericana, conformandola a la manera francesa,
"Es.tética del Novecientos" págs. 180--186.
21 - Política y Literatura
. Pero es, sobre todo, el pensamiento politico franc.:és, lo que influye
e mflama la cultura de nuestros pueblos. Pueblo eminentemente politico y literario -pues la filosofía francesa está en general ッイゥ・ョエセ、。@
hacia la política-, ha hecho de la elOcuencia su forma 、セ@ expresión
típica, .así en la politica como en las letras. El idealismo político tiende
a manifestarse, necesariamente, en la forma de la elocuencia, cuyo
objeto es. exaltar los sentimientos populares. Los grandes principios
ideales en que se apoya, expresados en las sacramentales palabras:
192
Libertad Derecho, ·Igualdad, Justicia, requieren la exaltación delv:erbo tribunicio y el énfasis retórico del "gran estilo". Así, la grandilocuencia retórica domina en la literatura politica de nuestra América desde los dias de la emancipación hasta el presente. Los parlaュ・セエッウ@
de estos países hap. ウゥ、セ@
un trasunto de la elocuencia parlamentaria francesa. La palabra VIbrante y empavesada de Gambeta_ ha
hallado un eco en cada una -de las asambleas latinoamericanas. Nuestros tribunos políticos -y aquí no se concebía, hasta hace poco, que
un buell politito no fuera un gran tribuno, tanto más 」。ーセ@
en ウGZャセ@
gobierno -cuanto más ・ャッ」オョセ@
en sus 、ゥセ」オイウッM
se han ・セヲッイコ@
siempre- por aprestar su estilo y su actitud al modelo tnbumc10
francés.
- Correlativamente al influjo de esta filosofia politica; la literatura
francesa ha ejercido asimismo un absoluto imperio durante todo el
siglo XIX, sobre la cultura de estos paises.·
· .
,_. Cierto es que la literatura franCesa ha sido, .durante. el_ pasado
siglo la ·más múltiple y brillante, entre todas, セ。「・ョ、ッ@
eJerc1d.o una
hegemonía casi mundial. Los tres grandes movimie?tos ht.eranos セ・@
su -siglo: el Romanticismo, el Realismo y el Modermsmo, s1 no tuvieron acaso su origen en Francia misma, pues, respecto, por lo menos,
al Zrッュ。ョセゥ」ウL@
sábese ya vulgarmente que su,- origen es alemántJ.Ivieron en Francia la gran nodriza y tutora, habiéndoles dado. ella· su
・セーャョ、ッイ@
y su uniVersalidad.
.
·
- No es un hecho singular que Hispanoamérica -mundo· adoles-c,ente- dominada por la influencia literaria de Francia, ·siguiéndola
éD. su evolución fuera como un satélite, puesto que en mayor o menor
siñtieron' su influencia y siguieron sus movimientos,_ nacionalidades de tan fuerte carácter e ilustie tradicióll como Italia y como
セウー。@
misma.
_
.
.
· Cierto también que esa evolución literaria de Francia no_ ・セ@ un
fenómenO esporitáneamerite francés, .siDo que responde セ@ セオ@ カ・セ@
セQ@
eStadO intelectual del mundo, determmado por otr(;l.s corrientes histoiícas· Yfilosóficas, t3.les como el cientificismO y-el pesimismo -¿e ヲオセエ・@
alemana ...:.......ya que el uno .. provien-e de la "izquierda hegeliana" Y el
otro se apoya en "El Mundo como Voluntad y como Representación".;_ determinantes a ·su vez del naturalismo en la novela,- Y 、・セ@
、・」。セエゥウュッ@
en la lírica; pero, preciso es reconocer que ha-··sido. -en
F-fancia --crisol de la intelectualidad europea, ヲセNャ@ cual convergen. Y
en el cual se funden las corrientes diversas- donde esas tendenciaS
se han manifestado en escuelas literarias, definiéndose en formas
estéticas.
Mas:· esa -influencia francesa -que en la mayoría: de las naciones
europeas' hubo de adaptarse al carácter y a la tradición nacional, pre-
grade)
193
i
_¡,
r,
¡¡
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sbitandú·-'-JOrmas- G、ゥヲ・イ。セM
'en HiSÍJárioarlÍérica --materia asaz
(?landa·-:y- 'máteahi.e. 'éotnb la mentalidad 'del adolescénte----" fue_ do'nii.:.
ュゥエ⦅i・Mセ@
de utl· riwdó exclusivo, nO conformándos-e ·al genio nacional; sino,
<:tl" Cáritrai'iO, Cónforri1ándüla al modo francés.
· ··
_ . · rセVエ£ィゥ[←。ᄋウZ@
ーイゥセ・ッL@
·naturáli.Stas N、・ウーオ←セ@
deq1dentes ·.más tarde,:
ウゥ・ヲNャーイMZᄋセ@
Ven en la mayoría·_ d'e los ・ウNセゥエッイ@
M。セ・イゥ」Zアウ@
el trasunt(),:
Tセ⦅hオァッL@
-de_ Zola o de y・イャ。ゥョセ@
En lo.s .m_ás originaies 、セ⦅ャッウ@
.escritores;
QセZ@ . ll).<}teri'a nacional que _em-ple_an dá ·carácter Zセアョ・イゥ」。ッ@
a la obra
M[イゥNoセ@
·a.bstante ser, también, ウエセN@
moldes netamente. franceses- pero, en.
lf(- riulyoría, 」。イ・ョエセ@
de todo valar· propio,. forffi:a .y materia son reflejo·
de Francia.
Completando esa acción cultural --en- tr_ipie 。ウー・」エッセ@
la ínstruc
ción universitaria .está toda planeada y servida por el texto francés.:
En ciencias naturales, como. ert Historia; como_ en Medicina,· como en
Jurisprudencia, todo método y todo criterio Uev:an la marca del Liceo
y del Instituto francés. Como- efecto de ello, el idioma se va sem'..
brando de galicismos, y mientras en la clase· inculta se forma ·el.
"argot" criollo.- con res:ibios. g¡1uchescos y barbarismos de inmigración,
en la clase· culta, universitaria y mundana, ·se adopta, conjuntamente
con la· postura, el giro francés. Cuanto más "afranCesado" se ·es, se es:
tanto más culto y "distillguido". Hasta hace mu'y pocos años, por lo
menos; pues, ahora se nota ya una marcada cóffiente ·¿e re3.cción ·
amerieanista.
·
No_ está de inás anotar que, en gran parte, ha C.ontribuido a esa
・jAZ」ャオウゥ|イ、セM
de la influencia· gálica, la decadencia intelectuai de Es.
paña durante el siglo XIX, donde las letras y las. ciencias yacieron eti
una crisis correla.tiva a su postración política. Secas, al parecer, laS
fuentes de la riqueza tradicionalt .la intelectualidad española vegetaba
en la niediocridad burguesa o ·se agitaba en ·el remedo extranjero ..
Tanto que, finalmente; fuéle de la propi3. América afrancesada el ュッセ@
vimiento de renovación "modernista", siendo Rubén Dado, heráldo
ヲーセNョ」ッ。ュ・イゥャL@
qUien llevó a la Península el estandarte reVolucio
nario de París.
En estos últimoS años, el renacimiento literario producido en
España -del que son セ・ーイウョエ。@
sus actuales escritores- ha 、・セ@
t((rrriinado, en parte, .un acercamiento entre -aquelfa -y ·Ja intelectuali-d3.d americana, conqUistando las letras hispanas ·cierta zona de influen
da- deiltro deL dominio espiritUal francés.
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En '"SínteSis er hecho es:reste: qlie' la Vida. db. aゥイ←、cセe£エS
fluctúa: deSde-los días· de la ·Emanci'¡)ación, eritre dos- fuériás' i ーャエイセ。G@
doras: la interna o hereditaria, de origen español, y la e:xctCtna-.-ó\
cllltural,--·de- prOCedencia ·fra-iiC:esa.· · --- ·
Cualquiera de ambas, actuando de modo exclusivo o predominante, hada de estos paises simples Colonias espirituales de UI_IO u
otra, colectividades en cuyos caracteres y normas se vieran reflepdas
y reproducidas las ÍlQrmas y caracteres de la Francia o la Hispania,
poi modo- que pudiera llamársenos, ウ・ァセョ@
el caso,: "f:raf¡ce¡,;es セ@
América" o "españoles del Nuevo Mundo",)
·
Tal es la aspiración de ambas ilustres_ madres, en sp e'irtPeño por
cultivar en nosotros sus propias modalidades, combatiendo el influjo
de las modalidades distintas. _Elogian en España a los -intelectualeshíspánistás de estas· tierras dicielldo: )es muy castizo, es' muy.·de':Ouestta :raza. Y en Francia, se elogia a aqUellos otros" en quienes ·prima -lairifluencia gáliCa, -diciendo: es un hijo de nuestra cultura, tiene '-el
espíritu ·latinoi es mu'y francés:··
·
Gálicos e:: hiSpanista-s· Obran' 'en -el sentido de identificatnós ·con
la uÍla o· la:- otra de las rivales, combatiéridose ·mutuamente :y: C01abo'
randa con' la ュ■ウセ。@
'illtelectualidad- de aquellas naciones para 、・エセNG@
mfnar riuestra· c·aracterización''Como ・sー。ッhセウMᄋ@
conid fra·néeSéS. Gr←セᄋ@
pudian los hispaniStas todo "afrancesaniiento" como cosa espúrea,--que·
desvirtúa el genio de nuestra ·ca·sta y- el señorío de- ·-nuestro' origen.
"Afrancesado" es mote de ,extranjerismo :y menosprecia·_ para'-;los -his¡;:
panistas de América, como lo es en la propia· España; y ··es,por.:enOs
tenida como _grave defecto la influencia ·fatal que· el idioma de- Racipeha .Cjercido sobre. el lellguaje y el estilo de gran parte de la' literatura
hispanoamericana: ·J?.n oposición, . los "afranc'esados"- Cultivan 1 :fervoro":
samente el "galicismo", así .en- el idioma como en ·las· costUmbres, y,t
volviendo la espalda a .toda tradición de origen .. y -de ·casta, ·dirigen•
sus- miradas. hacia Lutecia, aclamándola metrópoli espiritual· .de- n.ues"'.
tia. continente. Según éStos·, Arllérica debe ser セッャ、・。@
·por .el :genio
"latino''.; セMアオ・
es decir, _el-- genio :"francés". _Según, 。アオ←ャッウセ@
aエョセイゥ\[Z。@
dCbe _deSarrollar-· su.s· ·caracteres hereditarios, encarnando. el- .espíritu
de- .la. セゥウー。ョ@
·:progenitora.-: Aqué.Hos y éstos, pue.!!, Lッー・[イZセ⦅iI@
CQQ1Q,
..hemoS;_Qe
agen'tes de sUs_ ijifluenciaS contrar·ias, frente·.-a ._las. 」Zセ。Nャ・ウ@
ponernos -para._c_onsiderarlas -desde el ーオョセッN@
_de_ vist,a_ de ョオ・Nウエイ。ᄋセ⦅MッLZ@
nomia cultural.·
NLセZ@
·.¡_: ¡
⦅Hセᄋ@
:
···Porque·__,es. G・カゥ、セエ⦅@
que t:il·'destino.. d.é セウエ・@
」ッョェオエZ⦅、・[Mjャセcゥ。ᆳ
lidades.·que--llarnamOs- Hispá-Qo·améJJica,., ·o,. coril.Q "quieÍ'en.: :Jos ァ。|ャゥセ⦅エᄃ[A@
4
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"Estética d_el Novecientos", .. págs. 186-191
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22' ᄋセ@ ErnJtncipacióp, espidffud'
l
1
J
aセ←ヲゥc。@
l。エゥセL@
rio. puede ser la reproducción ni la continuación de
la vida- de otras nacionalidades, sino la gestación de una vida propia,
qué pオ・、セL@
en sus·-orígenes y en sus elementos, participar del carácter
TセMZャ。ウL@
ァセアゥエッイ。ウL@
pero que se irá 、セヲ・Zョ」ゥ。ッ@
de aq;téllas, ・セ@ ':'irtud
de--factores esPeciales, hasta constltmr una personalidad defm1da y
"Estética del Novecientos'', págs. 191-194
23 -' El paralogismo universalista de la
Democracia
El punto mismo de partida del dogma politico de la democracia
es un. sofisma. No exis-te en la realidad histórica un orden politico
teórjco. ⦅、セ@ :validez universal, al que deban ajustarse, tal como lo pre·
tcnde el Derecho constitucional democrático, todas las naciones del
wu_ndo,_ C!-lalesquiera que sean sus caracteres propios y sus 」ゥイオョウセ@
tánoia.s, P,articulares. La sola concepción de esta doctrina y su formulación __9ogmática acusan su origen racionalista abstracto, ajeno a
tqda vivencia_ histórica, y opuesto a la naturaleza empírica de las
c:¡osas.:
·-,_El orden politico de un país no puede ser, y no .es l)unca, rea,lmente, el resultado de la aplicación de una fórmula de Derecho constitudonal, elaborado en los textos, Y, sin embargo, esta aberración
es_ la norma de las Asambleas Constituyentes de las Repúblicas.
Los Constituyentes de todas partes, imbuídos de una pretendida
ciencia jurídica de valores dogmáticos universales y casi absolutos, de
fórmulas de rigidez matemática, que se resuelven en el montaje de
un· mecanismo legal, perfectamente ficticio, proceden por entero al
margen ·de toda morfología viva, de toda relatividad práctica, descartando lo que debía ser, precisamente, la hase positiva de sU criterio, los .factores de la realidad humana, con los cuales operan.
TodOs sus· elementos son abstractos, es decir, no son elementos,
sino- fórmulas, y en consecuencia, la Constitución Política que ela'bOra:n:--es un· producto meramente racional) que aplican con carácter
Í':JlpósitiVo.: al cuerpo social, como si éste fuera un ente de razón y
no un hecho vivo, de compleja funcionalidad propia.
· ,,. ·Es- como· si Se pretendiera encajar un cuerpo de 、・エイュゥョ。セ@
fornia- y '·movimientos, dentro de un molde estrecho de forma conven-
cional, especie de instrumentO de tortura,. que le ーイゥカセ■。Mᄋ@
de' ll:!, .. ⦅カゥ、セ@
_
si no hallara inmediatamente -y pcr necesidad, del- irtstinto· ,natural...:....:
el· medio de burlar sus- imposiciones absurdas, aparentando. canfor:..:
fiarse a ellas.
El divorcio permanente entre el Hecho y el Derecho -origen. de
todo mal- provoca esta situación de anormalidad, esa ficción jurídica_
en que viven -en mayor o menor grado- las repúblicas. Y será asi
mientras el Derecho político siga siendo, como lo ha sido hasta hoy,
desde hace más de un siglo, una concepción abstracta.
Es necesario poner de acuerdo el Hecho y el Derecho. Todo イ←セ@
gimen de Estado tiene que ser una resultante, pragmáticamente estructurada de las condiciones mismas de la realidad social viviente. El
mejor) régimen de gobierno para un país, .no es aquél que- se halle
más de acuerdo con las normas puramente racionales del Derecho abstracto, sino aquél que más eficientemente responda a las condiciones
de la realidad concreta.
"El Ocaso de la d・ュッ」イ。ゥGセL@
¡}ágs. 48-49
24 - Ironía de nuestro coloniaje
intelectual
América es hoy, para el que busque comprender el sentido de su
realidad y el devenir oculto en la oscuridad de sus formas, un -continente por descubrir, donde el· pie del explorador no halla ruta trazada ·ni morada de abrigo el viajerO, Hay que abrirse por sí mismo -los
caminos orientándose en medio de lo confuso y de lo indefinido.
Todo 」セョ・ーエッ@
válido ha de ser elaborado por el propio juicio; y
decimos válido, porque sólo lo son aquellos -conceptos cate.góricamente
.en texoriginales, no las meras aplicaciones de fórmulas 。ーセ・ョ、Qウ@
tos. de aulas, a una especie de fenómenos cuyo lenguaJe es d1stmto.
No diremos _que en esta inquisición tan ·dura y sin brillo, los
libros no sirven para nada; sirven sí, pero su utilización instrumental
es de disciplina mucho más ardua y de mayor cautela que esa efectista glosa de lo leído a que estamos demasiado habituados _en esta
América,
No es esto desdeñar el saber adquirido, sino . valorizarlo en su
justa función. El saber es, en este plano, un instrumento valioso del
discernimiento, pero a condición- de haber sido íntimamente apro-
197
ーGィゥ、ッセZ@
Io!•qUe_. ・セ@ Inlly· otra· cosa. que lar·mera: uiiliZadón· didáctica)
es:·; to·;"·üsual -entre: la gente -universitaria del- continente. Pues la
-cultura se.· !(:onvierte· en MセG」。エ・ァッイ■@
-del ser" -t-según _la feliz- y difundida' expresión de Max- Scheler- dejando la apariencia formal del
ウゥューャセZG。「・イLMヲ」ッᄋ@
cuando es 'el· espíritu del saber 'y. no hl- letra
lo,'que-se'-ha hecho. conciencia en nosotros, cuando es el- substractum
de la· .cultura .intelectual y- no sus fórmulas, lo_ que. llev-amos .en nuestro..'· propiO ·. ゥョエセャ・」ッL@
como una facultad. La cultUra.-. intelectual, el
saber, tiene que· tranSformars·e en virtud _mental propia, del mismO
.m.odo.'CJ.l.le_ Jos alime_ntos se transforman en sangre; y la sangre en
.espfritu, ·Pero esto ocurre muy raramente en nuestra América, 」オケセ@
intelectualidad común .se vanagloria ingenuamente de la exhibición
.d'e :su ·:sab.er libresco y se decora con el lujo rastacuero .de las citas.
Así; pues,-.¿cómo poder enfrentar este __ problema nuestro, amer_icano,
セッョNwャ@
..-criteri'o auténtico?
Lo general en nuestra intelectualidad andante,-.-es enjuiciar .el
heCho·' .ainel'icano con- criterio- europeO, que es decir, en este caso,
con criterio libresco. Nuestros juicios, o más exactamente, nuestro prejuicios sobre América y sobre nosotros mismos, son, a lo sumo, los de
un profesor de Europa, no de América. Porque el hombre de América -el hombre antes que el profesor- no existe aún como entidad
consciente; .eXiste subconscientemente, como hecho -humano, pero no
en el plano' -de las definiciones intelectivas.
La americanidad que hay en el hombre- de América セ。ュ・イゥ」ᆳ
nidad de hecho- no ha alcanzado todavía conciencia de si misma
como para poder definirse intelectualmente. El hombre real de América '.anO.a .-conio so'námbulo;· y su ゥZッョ」セᄋ・イャ。@
.inte,lectual dci vigilia es
algo: pestizo,-. ajeno. Intelectualmente. ·extranjero: en .el .país de: su propiaJ· realidad) todo lo· .ve tras las ·gafas de· su cultura 1ibresca. El ·hom「イG・Mセ」オャエッ@
americano -y --el". intelectual 'en -_grado máximo-. -_es 'un
c:0lonó;· no uri natiVo; .lo cual no le impide,: por otra parte, ser _también
t)l.uy. patriota;: perO el .patriotismo .nada tiene que ver -con la cultu·va.
De ·ahí·:lo· .que .llamamos·-nuestro coloniaje.·Cultural.
1
·: , dセウーヲ・ョ、ᄋイ@
de la· letra de los teXtos·; _ emánciparse de las fórmu..;
las -(}((la:· soc-iología y de Ia· retórica,- libertarse "de tOda- teorética -uni.:.
Vebitá:ria-,: afrontar nuestra propia realidad eón un sentido lúcido, di·que toda conciencia
f.ecto,:--desntido, tal la- empresa difícil ·y ᄋョ」セ・ウ。イゥ@
y- previamente, para empezár a estar en
debe tumplir ·en sí ュゥウ。セ@
Mnñi'ciones de americanidad intelectual._ Y ·tal el metabolismo que la
cultura intelectual europea debe experimentar en esta América, paril
que::ella: sea un factor verdaderamente apto,• en :el prQceso .de 'aj3tualiZación :del _ente potencial.
·e· ·:Hasta· ahora, nuestra cultura -aunque esto: de nuestra; ya- .. 10
アエゥ・セᄋN@
advertimos, sea· sólo una licencia' lógica-::- :ha· sido --mi ·fenóínen·o de
pura extraversión: de la conciencia. Hemos vivido de lo, qÚe· acontece
_(uera, ávidamente distraídos en el _espectáculo del mundo. -El ·acon..
tecer Europeo -el de antes y el de ahora- nos ha preocupado absorM
bentemente. Hemos estado. pendientes de la vida transatlántica, ·como
si fuéramos todos colonos de estas tierras, cuya nostalgia se vuelvé
constantemente a la patria de origen. Y en verdad,- ésta es, si se examina a fondo, la posición espiritual del sudamericano culto. Nuestra
patria espiritual est;% en Europa, no en América. ·Tal el desarraigo
_paradoja! de nuestro Yo .
Mas, al fin de cuentas, ¿es que no existe una razón para ello?
La realidad no se rige por razones de la razón, ya. lo sabemos. Su
-existencia misma es -SU razón de ser, todo lo' que existe está .impliátamente explicado, aunque parezca absurdo, y aun cuando, no por
:ello estemos en que todo lo real es racional, ni viceversa. El. inmanentismo · hegeliano ha encerrado a la conciencia occidental contemセーッイ£ョ・。@
en el -círculo vicioso de su dialéctica. Pero, además, en
nuestro caso, una razón existe.
Si, nuestra patria espiritual está en Europa; no en Europa ·como
expresión geográfica, sino histórica. La histot ia de Europa, de gイ・セ@
cia ·a nuestros días, es la historia del espíritu humano, que· ha venido
Viajando desde su antigüedad hasta 'nOsotros, los americanos, los últimamente nacidos a la historia. La historia de Europa es la de 13.
cultura- ッ」ゥ、・ョエ。ャセ@
y por-- tanto; -la riuestra hasta hoy, de nuestra
genealogia.
Pero, si· allá está la historia de nuestra genealogía, aqui, ·en América, está la historia de nuestro devenir, la de nuestra progenitura.
Y por tanto, el punto de mira nuestro está ·en América. Tenemos que
mirar con ojos americanos a Europa -y no a América ·con ojos
europeos- y valorizar.' SU- historia en funciÓn de nuestro porvenir.
Esta es la etapa de nuestra conciencia y de n_uestra entidad que ahora
comienza.
¿Quién niega la universalidad del proceso histórico de la cultura
humana, y el valor universal de la entidad '"hombre" a través de la
diversidad de sus épocas y de_ sus módos? ¿Puede el espíritu humano
renUnciar a la universalidad ·de su historia, para restringirse en nacionalismos ni actualidades? Torpeza seria suponerlo. La historia uniVersal es nuestra historia humana; pero el; hombre -americano· ha de
.encarar esa universalidad セ・@ su .histpria, en _el tjern.po. y en el espacio,
::eon -el criterio y la. meQida de su- propio devenir histórico. Amética es,
.:rara nosotros, _el mirador. d.e -nue.stra perspectiva, el meridiano de
ャスセ・ウエイ。@
y<J,loracion:es, el centro de con,vergencia de tpdos los caminos
.de ᄀセ@ Historia.
199
Toda pos1c10n rilental del hombre americano que no sea ・ァッ」←ョセ@
trica- es-: falsa;, entendido que este ego es el de su americanidad オョゥセ@
versal no el de su territorialidad nacionalista. Y es en el sentido de
·esta posición mental categorizante, que decimos que la historia uni:.
versal es una· especie de introducción general_ a nuestro propio devenir
histórico.
Pero en rigor, en el terreno del método, ya no se trataría ーイ・」ゥセ@
samente- de una introducción, sino de un antecedente cuyos elementoS
Se van actualizando y valorizando en la medida que se relacionan
con nuestra propia formación. Aquello que se vincula más 、ゥイ・」エ。セ@
·mente con nuestra realidad viva -la doble realidad material y ・ウーゥセ@
ritual de nuestro ser histórico- es lo que se halla en el primer plano
de nuestro interés. Nos hemos movido, girado, en torno de los hechos
políticos o intelectuales de la historia del mundo; en adelante, esos
hechos habrán de moverse -les haremos mover, girar- en torno de
Questra propia posición._ La diferencia de visión, y en consecuencia,
、セ@
valoración, es fundamental. No es lo mismo ser el eje que ャセ@
circunferencia. Nuestra conciencia ha sido cirqmferencial; su eje
estaba en Europa. De hoy más, el eje histórico deberá estar aqui; y
la circunferencia será el mundo: urbe et orbi.
.
La. personalidad de un pueblo puede medirse por la posición en
_que a si mismo se halla con respecto al- mundo. Nosotros .!!eguimos
・ウエ。セ、ッL@
con respecto a Europa, en ーッセゥ」ョ@
colonial No te11emos 」。ーゥセ@
talida<f_, ⦅」セイ・ュッウ@
__ de so}Jeranía. Nos ウセョエゥュッ@
formando_ parte del
en forma tan secundaria,
conjunto de la civilización occidental, ー・セッ@
_supeditada y _ menesterosa, que sólo nos atrevemos a adoptar.. coú
culto reverente, los valores de producción standard que nos llegan de
los céntros de ultramar. -Pensamos con las cabezas de los pr_ofesores
europeos.
セGeャ@
problema de la cultura americana", págs. 29-33.
25 - Nosotros y los Norteamericanos
Nos hemos referido al utilitarismo de los Estados Unidos, en el
plano· de su cultura; y conviene aclarar -porque los buenos ・ョエ、セ@
dores son los menos-- que no lo hacemos en la vulgar acepción del
·término, equivalente a simple materialismo mercantil, sino en su
sentido filosófico más noble, que lo tiene; y consiste, como sabemos,
en encarar toda actividad humana desde el punto de mira de su オエゥセ@
200
セQ@
)
lización práctica, pero no sólo material Sirio también-. moral;- quiz3.s
moral principalmente y en definitiva, pues que Úll sentido está ligado
históriéamente al espíritu del protestantismo que, en su fondo es
esencialmente moral y en los Estados Unidos tiene especiai- tr'adición
vemos como la enseñanza de la FilosOfia-,·,
puritana. Asi, por ・ェューャッセ@
en sus libros y en sus aulas, tiende a asumir carácter eminentemente
pragmático, es decir, que se reSuelve en normas de ética.
Algo de este sentido pragmático, utilitario en su acepción supe..
rior, no vendría mal adquirirlo, a los latino-americanos, aunque, -el
principio de utilidad, esencialmente moral, que es el de ellos, y el
principio de espiritualidad, esencialmente estético, que es el nuestro,
no lleguen a poder confundirse jamás. Pero nuestro destino es buscarnos; pofque en el Hombre, los contrarios no se excluyen, 'se complementan, en procura final del tipo paradigmático.
Cada simiente histórica ha dado su árbol distinto. La colonizaCión protestante del Norte y la colonización católica del Sur, definen
nuestras virtudes y nuestros defectos. Pero riadie puede ser como el
otro, dejando de ser lo que él es. Una inyección de eriergética yanqui,
unas gotas de su optimismo pragmático -pero nada más que unas
gotas .. ,.,...-- contrarrestarían un poco, lo Suficiente, el mal de nuestra
inacción; un poco de nuestro pathos sudamericano, daría sabor más
profundo al vaso de su optimismo, demasiado simplista, quizás (al
mé-nos, para nuestro gusto). Si; un poco -¡pero nada más que un
poco!- de nuestra sensibilidad latino-americana, infundida derto
"estremecimiento" espiritual que falta a su objetividad harto primaria.
Waldo Frank asegura que lo que falta a sus coterráneos es イ・ャゥセ@
gión; -¿Religión? En verdad, su pueblo es mucho más religioso que el
nuestro. Nosotros creemos que lo que les falta- a los yanquis es sensibilidad, imaginación. El pueblo norteamericano se nos aparece como
セQ@
men9s estético de la tierra; una inyección del virus poético que nos
apesta, a nosotros los sudamericanos, ¡cuán conveniente les seria!
Aqui _nos tienta una apasionante inquisición, acerca de si esa
falta de sentido- trágico, del. norteamericano, tiene algo que ver con
el desarrollo abrumador del maquinismo, de la técnica, o si su ーッ、・セ@
roso positivismo pragmático -antítesis de poesía- no _estaba ya ゥュセ@
plícito. en el escueto püritanismo de los f.undadores de la Nueva iョセ@
glaterra ... Pero es tema muy complejo de por sí, y nos alejaría
demasiado de nueStro objeto. Dejémoslo para otro· Ensayo, -si Dios
nos da tiempo y ánimo- y volvamos al· punto de este capitulo.
Hasta el momento de anotar estas observaciones, no ha habido,
todavía, en realidad, _ese intercambio de influencias, ese comercio de
cualidades. Nuestras relaciones de cultura con los Estados Unidos han
sido Unilaterales. La América del Sur está siendo influenciada ヲオ・イエセ@
201
mente popJa- ,A_¡pética- del' Norte,-en- todo cuanto resp.ecta·.fl los 6nler
ョ・セ@
_de la _vid¡:t_ práctica} aunque en, modo セ。ウゥ@
puramente. postizo, es
、・」ゥイセ@
q\le se-4an tomado_las--formas- ya- dadas, los. イ・セー⦅ャエ。、ッウL@
pero no
_se han_ ashnilado las_ ·virtudes- _creadoras de esas·. fo·rmas, las disciplinas
que_. producen ·esos, resultados. P.or lo c;_tial volvemos a lo mismo: a que
esa yaflquización exteJ;"na, no -es un producto de nuestfa propia capacidad de hacer, imprhniendo a las formas la expresión de la personalidad. _X· el género de influel}cia saludable a que nos referíamos, nó
(:onsiste en· esé trasplante y esa imitación, que sólo nos extranjeriza más
セョ@
éri Jas apariencias, sin agregar ninguna cú3.Iidad -activa_ a nUestra
Vida intrínseca; consiste Por lo contrario, en aquella disciplina de eduCación que nos permita adquirir las facUltades de orden práctico de
que car-ecemos, capa.citándf:!DOS para elaborar, ゥョセ・ー、エュL@
nuestro propio progreso positivo.
-En cambio, es evidente que los ya_nquis no han tomado _hasta hoy
セーN⦅Hャオェッ@
alguno de nosotro:s. Son demasiado _qrgtillosos de si p-1ismos,
'!f están demasiado en lo ¡myo, par-a creer que podamos d,arles algq
p1ás アオセ@
ョオ・ウエイッセ@
productos-. extractivos; _su_ poderío económico y sq.
prógreso t.é_c_nico· les impiden--Ver- en .nosotros, todavía. tan_ atrasados
,en ese plano,_ otra cosa qlle mercados;_ par:a sus _productos ___ y _cal!lpo
propicio ー。イセ@
Sl,IS セュ@ presas. En el mejor _de _los_ casos, no_s. ven セッ@
países ゥョエ・ァイ⦅セウ@
ele la unidad ゥョエ・ヲ。」Yセャ@
ー。ョュセイゥ」L@
en la
,ctial los Estados _ _Dnidos,_ por_ la .gravitación _-inevitable-- d,e -su _pote:n,cialidad, ・ェ←イ」セ@
la -hegern.o_nia.
Forzoso. es .empero, reconocer, que el género de. cu'alidades qu'élos americanos_ d_el Norte tendrían _que adquirir .de -los del Sur, es
de mucha· más difícil asimilación que las 」ッョエイ。ゥウセ@
las que_ nosotrOs
lOs del Sur, tenemos.. que tomar de los deL Norte; porque su· índole
es- mucho más sutil; más de la intuici6n, -más del espíritu, -tendd:a
:que operar en planO más piófundo de·. la- conCiencia {-y ·aún '_de- la
sllbconciencia )·; y -pcir -tanto; .requetiria'- -el faCtor dramátiCO de alguna
crisis de su. vida, q-ue -suscitara- en· ·ellos-la ansiedad de esa otra- cosa
ョオ・ウエイ。セ@
aSí 'como' "nosotros sentimos d.I-amáticamente la· necesidad
·_de lo _suyo.
En definitiva, _c-reémos' que esa Cualidad qe lo espiritual, esa
'sensibilid&d estética:, __ ese pathos nuestro, no podría ser 'adquirido
セ」ッュo@
_riOSotros pOdemos, sí, ildqüirir lo práctico, _por. esfuerzo y
disciplina de.voluntad...;·_ pues no pertenece al reino de la pedagogía.
セ@ ·lo sumo· :p_odría_ Sér __despertada, estimulada; nuestr_as influencias, u
Zc_エイセウ@
_-influencias, las éuropeas mismas, latinas, por ・ェセーャッL@
podrían
ヲIセ⦅イ£NG@
Como- fermentos; sobre su ·propia personalidad, ーオ・セM⦅エ。ャウ@
esen;"c_ias. エゥ・ョセーN@
⦅アオセ@
_M⦅セウエ。イ@
ya- en_ la -.naturaleza de ⦅ャセウ@
M⦅ゥー、カセオッウ@
_y de セッウ@
1
pueblos; pues si no están, si fueran sólo efecto superficial d-e· suge3tión, carecerían de todo valor y toda autenticidad.
セM
·.
Por ahora, es muy claro que ellos no sienten la necesidad de
otra cosa, tal como la nuestra, y que su interés intelectual por la
América Latina no trasciende el plano práctico de una illtensificación
de la política panamericanista.
Ellos, para nosotros, maestros de energía; nosotros, para ellos,
maestros de sensibilidad; ¡cómo nos completaríamos, aunque no
llegáramos a completarnos nunca! Porque los contrarios no se funden, pero se· buscan siempre 1 se influencia'n recíprocamente, y en
algo se equilibran. Siempre la cualidad intrínseca que les define
ーイ・、ッュゥQセ£@
en la cultura ele cada エゥーッセ@
El _Norte será siempre más
pragmático _ y·_ セ£ウ@
potente ·que _nosotros; nosotros_ seremos siempre
Inás imaginativos y más- intelectuales que ellos, Y de que sea así
セNャ・ァイ←ュッョウL@
_sin vanidad; ¡)orque si aquello. del Norie. es muy nece$ario. -y debemos esforzaroos en adquir¡rlo, Lィ。ウセ@
cierto punto- esto,
nuestro,-· nos ·es más caro aún, y no renunciariamos a ello ni por
todo el--poderío fde Manhattab;
r: _ Y qüe --ello :pueda llega-r a ocurrir, depeilde- también, en cierto
ín:odo·- セ@ c;le nQSotros, de nuestra actitud. Porque si セッウ@
quedamos en
po_sici6n dé- humildes aprendices de- lo suyo,. y noS -súpeditamos a sus
:ilortrias y a sus- formas, en todo, remin'Ciando al ·valor y a la soberanía . de' aquello _que es セオ@ estro_ -como .. si ellos pudieran ser nuestros modelos en todo,- y no, únicamente en lo suyo, como es lo cierto
--,-nos desvalorizaríamos _._en_ lo qlle somos, y en vez ·de despertar su
respeto ·y -su-- interés por -lO nuestro, nutriríamos Su ·orgullosa egoャ。セ@
tria de poterita:dos. Y -así ィ。イゥュッセ@
un doble mal, a ellos y a nosotros.
Lo 」ェZエセ。Q⦅G@
es;_ pues, que- llos récot]-Ozcamos y áprtivechemos mutuamente- __ cqÍnO .inaestros, en lo que verdaderamente somos, sin renuncia
P,e nuestiaS_ _propias cualidades-- y- manteniendo la dignidad de nuestras 、ゥヲ・イセM」。ウN@
"El problema de la cultura: americaoo", págs. 114-IU.
1
J
203
1
impersonales de lo histórico, de las vigencias-socia-
les, a veces indefinidas, que impostan los destinos,
de los hombres.
Más allá de esto, su desvego por todos los
rótulos hace a Grompone difícil de encasiLar en
ningún bando filosófico individuali.zado pero es, pro-
bablemente (como ya se anotaba) con el pragmatismo norteamericano, y sobre todo C(!n James y can·
Dewey, con quien, tiene más contactos. También
-completaría su perfil intelectual, una plena y en
ocasiones, entusiasta, aCeptación .de su tiempo y
Antonio M. Grompone (1393)
Característica del pensamiento de Grompone
es la concepción sociocéntrica de los ーイッ「セ・ュ。ウL@
la
operancla del medio social y sus reclamos como
criterio decisorio, el enfoque intelectual pragmá.:
tico (y práctico), dinamista, realista, empírico, de
todas las cuestiones. Discípulo (y. muy agradecido)
que fue de sus cursos de filosofía y filosofía. 、セャ@
derecho, este introductor recuerda, sobrenadando
toda memorización concreta (y cree que es, por
ello, el significado mayor de su. enSeñanza) su hos':"
tilidad a ャ。セ@
grandes arquitecturas especulativS:s,
su negación a todo· transpersonaUsmo, a todo ュoセ@
nismo, a toda absolutización ·que anegue· y aUi.t.
mediatice la realidad de un. mundo tejido . por :ló
múltip-le y lo singular, pero que "anegue" o
"mediatice", especialmente, esa singularidad -más
valiosa que ninguna otra que es la persOnalidad
del hombre. Esto teza, en particular, con la· orlen:"
tacjón hegeliana y_ con la _axiología pero tanibÍéri
con cualquier pensamiento· que hipostasíe "entes"
que no son el ser humano concreto y su ィオュ。ョゥセ@
zadora actividad, que no siga las-· inflexiones: ·de
":os cambios", de la dinámica temporal, que tienda
a subsumirla en . esquemas -Y -:-Soóre todo, que sea
equívoco en sus inevitables consecuencias políticosociales. Porque Grompone siente con una especial
。」オゥ、セ@
la responsabilidad del pensamiento respecto
a la vida- y la ambigüedad de las inferencias que
de él puedan extraerse.
Una セ、。ァ」ゥョ@
estilística de los textos suyos
rastrearía, incluso, en ciertos brevísimos fonemas
que en ellos aparecen obsesivamente, las líneas Cardinales de su esti o mental. En _la forma verbal,
por ejemplo, seguida de gerundio, vería la seña de
su percepción buidísima del cambio, en el "se" y
el ᄋセャッB@
las de un advertir similar de las ·fuerzas
204
sus problemas, lo que le distinguiría, de paso, de-l
general trascendentalismo de algunas posiciones
filosóficas coetáneas. A Vaz Ferreira le acerca su
a pensar sobre lo Concreto o, como lo
decía en el sólido estudio que a Vaz dedicó con
motivo de su muerte (uAnales del Instituto de Profesores", N 9 3, 1958), también es aplicable a él el
gusto por el enfoque de los. pro!;>lemas y la ーイッケ・」セ@
ción de cada ゥ、・セ@
en _Qセ@ realidad contra un pensamiento norteado por la_ セ、ィ・ウゥョ@
a doctrinas o la
,adhesión a _principios establecidos.
Con todo, opera- en la mentalidad de Grompone
cierta constelación de va:ores últimos (por más que
el término' pudieta · chocarle): son el hombre "de
carne-y hueso", sus apetencias -de felicidad, bienestar, afirmación personal, libertad. Es esta línea
humanista, liberal, sí, pero muy precavida la que
puede -marcar su única disidencia seria con los meteoros de su época y de otras: las fórmulas, las empresas suprapersonales_ que sacrifican los antedichos
valores -y en especial _el de la libertad, el de la
felicidad'---:- a la grandeza cuantitativa de realizaciones ウッ」ゥ。ャセ@
que sólo quedarán a la larga -ha
usado en ocasiones la imagen de las PirámidesComo timbi-e del estéril orgullo de las .castas dirigentes.
Toda esta orientació'n es estrictamente corre.:.
lativa (podría anotarse) Con la personalidad, muy
definida, de Su portador, Un filósOfo nunca desdeñoso .de las contingencias de la acción, de las resiStencias de lo real. Director de Comercio Exterior -a
1os veintisiete años, industrial, directivo del Frigorífico Nacional, abogado activo, decano de la Facultad de Derecho, fundador y director del Instituto
de Profesores (1949), Grompone representa una
excepción en el estLo vital de nuestros filósofos
timbrado- generalmente de una radical ajenid-ad a lo
práctico. Profesol;' de filosofía (ha sido autor de
ーイッ」セゥカ、。@
[
205
-un-.teXto ·.de--i"MetafisiCa" セHQYL@
'.2t ·edic. 1934) muy
_, úSádó·¡ docente dé--- Pedagogía ('.'Conferencias ー・セ@
、。ァZ」セウBL@
1927); catedrátiCO de Filosofía del d・セ@
- ·_ réChó ·.· ("FHOsolia ·_de las RevOluciones Sociales",
1932), su teri:l.a,- tal veZ- predilecto, sigue siendo el de
ht int-eracciónde'la cultura_Y lo socla'l y, aun más,
・ウーセ」■ヲャ。ュイゥエ←L@
l_a-- ウッセゥoャァ■⦅£ZG@
· de ·_Í$. educación. A
liPros seguramente
ese_--interés _resporiclen sus__ 、ッセイ@
ョセオャウM
cOJ:wciC!-os: "'Problf:más. SocialeS de la Ense..
-fianza Secundaria". (Buénos--Aites,_ 1947) y ""Univer.(México, 1953).
-sidad Óficial y Universidad- カゥv。Gセ@
"Ped-agogía Univer_si_taria'•; -Montevideo 1963), com..
plet-a . y セャュゥᄀ。@
esta serie:::.:
-Por· esta razón, y aunque no es materia pertinente ·a, esta selección,. Grompone bien puede ser
una de las -figuras fundamentales de nuestro pen_..
- samiento -pedagógico, al · qüe también han contri:.
buido otros universitarios y _ escritores (Eugenio
Petit _Muñozí · Lincoln Machado Rlbas, José Pedro
· !Segundo, _Eduaroo- de Slilterain Herrera, Mario
Cassinoni, Clemente Estable, JU:io ·Castro, Emilio
Zum Felde_· y -otros). -Es-ta·· dedicación al análisis de
la ens·eñanz8. 'cUbre los· tres cicloS pero es especialme:nte interesante .el) la media y en la supe-rior
posterior a la Reforma, cuyos postulados Grom·
pone sセウエオカッL@
expuso· Y reVisó con _eficacia y ャゥュセ@
pidez de intención que no todOs reconocieron debida·
mente, en "Universidad of_icial y Universidad viva".
Su interés- por· el contorno ·social en planos de
menor grado de abstracción; que aquél en que forzosaménte se 、・ウG。イッセャM
su· uFilosofía de las RevoluCiones -SOciales"· -Y también --al primero que se
- nombrai·á, セウオ@
filiB.ción- política- le· dictó dos tra..
·bajoS que -abrieron en ·-su- hora el camino de un
·exanJ.en cabal. "La Ideología de Batlle" es uno,
。ーセイ・、ッL@
en .1!:)38 _ell · forma -de Prólqgo a una selec:ción d,e esbr:itos puPli.cad,a por Maximino García y
reedítado -ert-1962. El otro _versa-. sobre "Las Clases
triedias eó el UruguaY" y. form'a párte del カッセオュ・ョ@
""Materiales ,para ·:el estud:o_ ・⦅Mセ
clclse media en la
AméÍ-.i_Ca_ Latina" (Washington ·n.c., 1950) y fue
·asimismo イ・ーセ「ャゥ」ッ、@
en Montevideo en 1963.
El teXto sL・ャセ」ゥッョ。qN@
aQuí de 9rompone representa .en lo ーッウゥ「セ・@
una vertiente ensayística, que
no es· ni mucho .menos lo dominante ·de su obra. pッイセ@
· ,:'. quejes·- el .suyo lin pensamiento orgap.izado sobre un
:, ·: · ·· -···
· セMGᄋ@
GN[jセ@
.. "·.- ·!
e:;
J :.•
••
l
objete{ de- conocimiento, eón un curso· de. pensár- de
impostación científica. Sin embargo, casi todas sus
páginas portan la siempre esencial nota ensayística
de lo intuitivamente interdisciplinario, del apego al
pensamiento libre y propio, del desdén por cohonestarse y apoyarse en impresionantes autoridades y
lecturas reales (o supuestas).
:a
200:
207
1
.
26 - lRevolución y Organización]
El pensamiento humano, para existir, requiere algo que deba
eliminar. Y es lo más cómico que la majestad del pensamiento sólo
tenga valoi para la lucha. Tomad un diálogo de Platón: Sócrates
debe terier siempre un contradictor o una idea contradictoria para
efcct';lar el duelo que es todo diálogo platónico. Sin Eutífrón, sin
Gorgms, sin Alcibíades, el pensamiento platónico no tendría razón
de ser, y aun mismo cuando expOne puntos de vista· sin diálogos,
hay siempre algo que debe corregirse, ampliarse o eliminarse." Eso
es, por lo demás, el símbolo de toda actitud humana, espiritual o
de otra índole. Dos hombres, espalda contra espalda, se apoyan mutuamente, pero para sostenerse deben hacer el esfuerzo como si uno
quisiera eliminar al otro; suprimid a uno de ellos y el compañero
ste viene abajo.
Por eso existe lo contradictorio aparente en todo período histórico
también, la renovación
de cualquier naturaleza que sea, y, por ・セッ@
social es una acción contra algo.
Fuera del movimiento aparente que es una transformación brusca, las revoluciones sociales son la continuación de una época anterior, y se Vinculan también al pasado.
Tanto en la revolución soeial como en las formaciones sociales
qJ.Ie la precedieron, predominan las mismas' características.
No es una cUestión de lucha de clases que tengan diferenCias
アオセ@
defender: de ull lado los nobles y- del ッセイ@
los plebeyos, por aqui
los burgueses, y por allí los proletarios. El noble tuvo en sus siervos
también sus defensores y el siervo pudo tener nobles que creyeran
en su justicia. Es un doble sentido de la vida que se va determinando
por energías contradictorias.
La vida social se transforma por ese juego de actividades opuestf!.S: los revolucionarios que tienden a transformar lo existente, a
romper la organización, a destruir las instituciones del pasado, porque_- ven. en ellas las fuentes de las desigualdades o de las injusticias;
y los conservadores que defienden la organización y las instituciones
208
púrque tienen con ellas la seguridad y la calma·., _-Esa , h1cha es el
jueg() normal de la vida social· que se ・Zx。」セイ「@
y estalla en los mo-.
mentas de crisis.
Cuando los descontentos han :idquirido la posibilidad de éxito
llega el derrumbe de la organización y parece que todo naufraga 、・ヲゥセ@
nitivamente en una destrucción de privilegios y derechos. Esto da
también aparentemente la impresión de haberse aniquilado para
siempre las desigualdades y la organización no fundamentada en el
espíritu de justicia triunfante.
Res.ulta suficiente un momento de calma en las agi_taciones de
una soc1edad para que lentamente se vaya creando la organización
que· significa la seguridad o la esperanza de que se consolidará el
estado en que se vive, de que eso mismo podrá trasmitirse, de que
lo actual va formando trabajosamente el porvenir y los hombres
defienden lo existente organizado, como una posibilidad de prever
el porvenir. Porque se teme siempre lo inesperado. La incertidumbre, la angustia y el desasosiego que ponen en ejercicio todas ョオ・ウセ@
tras actividades, desgastan también nuestras energías, y, al final;
se espera y se desea la tranquilidad y la confianza. Vida miserable
n vida _fastuosa, pero se quiere poder contar con el mínimun que se
tiene ahora. La organización es, asi, el resultado fatal de ese co-mplo_t de todos los hombres para conquist:ir la segUridad, y las ゥョウエセ@
tuciones sociales se van creando con vistas a esa estabilización. ¿Qué
tiene de extraño, pues, que haya surgido de acuerdo con lo que la
wentalidad de cada época requiere y que en el mismo m'omento en:
que hace crisis una revolución se prepare la organizacióh que ha
de-anular su obra?
hombre que defiende la propiedad como un derecho sagrado
: . セQ@
e mv10lable, es el hermano de aquel otro que mantenía la reverencia
a lo religioso por _neCesidades sociales. En un mismo· plano se van
colocando el defensor del derecho divino de los reyes y el del valor'
de Ja politica de partidos. El prestigio de las instituciones no se
Fーイ・」ゥセ@
por .:la eficacia de las mismos, sino por la 」セョカゥ@
que
provocan de que deben. existir. El que defiende la monarquía ¿es
acaso partid_ario del rey raquítico, del rey jugador, del bOrracho
セN・ョエ。、ッ@
・セM
un tron.o セM Existe el respeto por la institución en s!, por
<!-lgo que hcne prest1g10 porque 、セウーゥ・イエ。@
el sentimiento de seguridad1
de orden, de _tranquilidad o de propia o;mveniencia.
. La organización se ha .creado con un fin dado: no ha sido
セャッN@
オセ@
ュセ_ゥッ@
para obtener segurida.d! bienestar para el hombre; pero
l_a I:r;:tsh_tucwn_ que la crea va adqmnendo valor por si misma y se,
la considera, ya, como un fin en sí, prescindiendo· del objeto que la
c.re? Y. Qe los resultados que se consiguen con ella. J)e este modo
209
Va ·p·esaD.aot sO"bte 1a·s- có'nciénGias ·sin: ·q:ue エ・セーッィ、。@
a ellas. -El detedío
e·s;:ásí:- I ウ■エセ@ f.lb.L.'es··_ ッ「エ・ョᄋセZMャ£」イ。ゥコ@
de ü.n- ·:principió de· ェウエゥ、。Zセ@
pero si ese derecho se convierte en una fórmula tirana,-- ctiya·-· apli<.:
c-aCi6n_:- e inter-pretación se 'hace_._' con prescindencia· de._ la-_ justicia, el
derecho·- ha .. perdido ya su única· función y pertenece· Sólo al· domipió
de una.:técnita apartada de la vida social.
·'··';Se Olvida a menudo- la distinción fundamental· entre la_ posicióri
Ófidal,: diremos,-- del hombre y sú estado· de espírüu -dentro de ·una
·organización. Este homQre hace muchas veces· la defensa de esas ins-:.
tituciones, ... ya · como.:una :hipócrita defensa de sí :mismo, .o' como un
m'edio. :de:: alcallzaf__ ventajas y así, siendo en espíritu enemigo de su
ética, defiende .y ensalza· la . religiói_l, b demo'cfacia, la' justicia:. M・クエセ@
rioriz.adas ·pOr_ .-las instituciones existentes. Las instituciones sociales no
tienen, -pues, valor·en-.sí-.mismas sino simplemente un valor ウゥュ「ャ」ッセ@
Debaj_o de esC:.Símbolo está la realidad social con· todas sus ·miserias:
la ··justicia 'cubriendo desigualdades, el desinterés ᄋーッャ■エゥセ@
para ocul..
tar apetitos, .el · huinanismo presentado como arriar _puro de la . 'in エ・セ@
ligeilciá :y セqウエ・ョゥ、ッ@
por los que no son capaces··.de -pensar libremente.
セ@ :_,': Es ié1afo q'ue _-ese valor sirÍlbólico, dií-íamüs, tiene· laS 'mismas ca..hiderístiCa:s <iUe lo ·que_ \iierie·de fuera hacia adeútm del individuo;
・ヲ■Zャセ」ゥG@
__-· q'Ue ·éste·_ p-odrá·, utilizar pero solamente adaptándose· a ello,
Y:- セHャ・ヲoᅪGエー£ョ、ッM⦅
_sU -inQiVidualidad en ese ajuste,· c'omp :: ocUrre セoョ@
エセ、。ZNjョヲィh」ゥ@
--de "lO SociaL Es comO el' lenguaje- qti:é; llOs 」ゥャ[^ァ。セ@
ácoinodá-r_ riUéstfo$ -estados de_ conciencia, absolutamente personales Y
úí;icOs, -·a MセヲゥAoャ、・ウ@
yá ィ・セッウー。イG£@
que los· demáS DOs comprendan, ·<)
Cóm():Ja ..:16gica que ·haCe· -de nUestra 'conciellciil. ,con movimientO
un ・ウアオイッセ@
continuado como torrente, al decir de William J 。ゥョ・ウセ@
qUe·:--$irve·.-'para despertar conviCciones· ex'ternas. Por eso mismo, el
· pi"estigio·-y el -valor de las instituciones ウッ」ゥ。ャ・セ、ーョ@
de 'la roen;.
talidad del· Inedio donde se van ·nianteniendo. Tiene -que -existir .Una
nnisa· que Crea en ·ellas, que confíe en -ellas o que suponga que -ellas
tienen valor y .fuerza para ·mantenerSe. Es' que, en el fondo, ·aún
du9-andó de. su jUsticia, todos tiemblan por su desa-parición, pelo
」オセョ、ッ@
caen se produce una sensación de alivio, pues, en realidad,
no'_: se ha j:liod\lcido .ninguna catástrofe.
·
セャ@
hómbfe qué セ「。@
a prófanar al ídolo, se aproximó con temor
auflqüe :·aparentemente -lo :dominara Su audacia. En el momento mismO
de derribarlo hUbo en él una angustia terrible por lo· que iba a ッ」オセ@
rrii-, púo,. después, una vez .:el ídolo en el suelo, todo su miedo se
transfotmó e'n · exaltación iConoclasta y fue poca- su energía ー。イセ@
hace)' --estallar su . furia. El temor había desaparecido y ·el desast!'é
nO ··se. produjo. · ·
·
·
1.:
. Cada vez--. que una institudón social se transforma, existe por
1
uha parte el impulso de quienes deseáÍl la ·transf0rmad61). ..·y · アオNセ@
violentamente, apasiOnadamente, van· imponiendO la ··neCesidad de
la reforma, y por la otra los conservadores que pasivamente al principio, apelando luego a tesis de defensa, a justificativos de -grandeS
principios, combaten esa reforma, vislumbran la ·-catástrofé, エゥ・ュセ@
blan por los cimientos de esa construcción a cuya sombra viven
confiados o en la que se han incrustado de tal modo que llegan a
creerse imprescindibles para su sostén y no· quieren desaparecer con
el armatoste. ¿No- hemos ,.visto, acaso, 、・ヲョセイ@
asi los sagrados principios de la familia ante· el temor ·del diVorcio, o los inmortales cimientos del patriotismo ante una acción anti-tradicionalista, antiァ⦅オ・イLセ。@
⦅N。ョエゥMiuャセイウ@
¿J>:Jo MNセ・@
ゥセカッ」。Q⦅@
las ョセ」[ウゥ、。・L@
de la
4emN;:l acm en el イ・ー。セッ@
'·-de ーオ・ウセッ@
entre- los- pohticos?
de Jejas parece que .u.na lucha como la de patricios y ple· . vゥウエ。セM
beyos-_ tuviera セョ@
loS-_ ᄀjャエゥセッウM
un'a c_abeza que hubiera ido dirigiendo
conquista :a. conCp:tisÍa; todo- fue sin embargo el resultado de dos
im;onsciencias_:. la de.los_ que pedían' y amenazaban y la de los que
iban háciendo· concesiones· como- inedia de .conservar algo momentáョ・。ZュイエセN@
¿No es· ésta}'-· acaso, la obra de todas·· las transformaciones
pqlídcas .'que ·ha originado la- d-éinocracia actual?
El ·miedo inspiia a· .los .de ai"riba conceSio:ftes qu-e servirán, supo(leí(ellos, para 'ffianteller_. la· csitu?-c}ón: polítiCa; :perO el_ miedo es terri「ャセ@
consejero· y el セ£ャ」jッ@
de NQYセ@
h,ombres sale caSi siempre errado.
"Filosofía de las Revoluciones Sociales", págs. 10-14.
211
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l.:·:: ;:·
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'::) f:;::-·
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·r·.:.
r;
Emilio Oribe (1893)
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21Z
El pensamiento ensayístioo de Oribe no se
dispersa en demasiados puntos: las condiciones Y
posibilidades de la meditación metafísica¡ la incesante indagación sobre el ser de la poesía, y -la Pos·
tulación_ de una especie de -ella, rica de intuiciones
.eidéticas; los grandes "temas eternos":· Tiempo,
Muerte,_ Inmortalidad; los contactos entre el pensanüento _y la Vida no-.estarían lejos de ag9tar la
nórohm._ Pero aun podría apuntarse que tódos ellos
son variedades de_ Una "teoría ·cte la ゥョエ・セァ」。BᄋL@
'sólo éorolarios, desP1iegues :de ese "Nous"- que,
según sU libro más conocidO, no es la inteligenCia;
no= es el· espiritu:tampbeo·.- Es una categoría. -Superior a ambos: se alimenta de esas fuentes y del
amó:r: ·pór ·encima ... de. ·eS;ta . ·suma, hállase [éste]
constituyendo una categoría integral, pues siempre
les agrega algo más, como pasa con todas las síntesis de la vida psicológica. Y, en el mismo pasaje
retoca: La Inteligencia de que a menudo se habla
aqui, proviene del "Nous" helénico de Anaxágoras,
se vincula con las ideas platónicas, se purifica en
Aristóteles, la escolástica, asciende sobre el misticismo plotiniana, avanza en los tiempos, circula
en Descartes y en Hegel, y se diversifica, dispersándose en algunos hombres de hoy.
En su obra sobre la filosofía uruguaya de
este siglo, Arturo Ardao ha indagado su sistemática
·impllíCita, situándolo entre loS filósofos de "·la
Idea" y sosteniendo que en las antípodas de Rodó,
Rey les o Vaz Ferreira, esta entidad se confunde
en él con la misma Divinidad. Esto, agréguese,
no ocurre sin una cierta reducción inmanentista
de lo divino; a los efectos concretos de la vivencia,
Idea, EsPíritu o Inteligencia no dejan de estar denotados siempre en Oribe por los rasgos de Razón,
Discurso y Ser pensante.
- Pese a -el!o; y. Mヲョ、。ュ・ゥャエᄋセL@
un plató.;._
nico, para el cual·-la realidad -Y Qセ@ historia 11yat?
constituyen una caída: y_ At1J:érica ·y_ el mundo extraeuropeo una-caída ュ£ウIイ・ャゥセ「N@
que. el resto.
Un. dua:ismo -casi ュ。ョゥアオ・セ@
de Espíritu y
Mundo es, así, la vertebració:n de un rpensami€-ntó
nutrido en los presocráticos, Platón, Plotino, ·Des.:.
cartes, el idealismo alemán, el racionalismo fran:.
cés de los dos -últimos siglos y, también y má:s
en el aire del· tiempo, Bendá, Bergson y Guyau,
. de quien afirmaba no hace mucho, que le acercó
al problema .estético. Pero en Oribe, su contraste
fundamental no es una antítesis yerta y Col)ceptualizada sino, por el contrario, el comprensivo esquema de un ·existencial combate de inteligenda
y de acción, de pensamiento y de realidad, vivido
hasta las heces de una vida intelectual ya dila.:.
tada. Los entes puros del "logos" aparecen siempre en é'l, batidos por la temporalidad) el movimiento,
el devenir, lo irracional, la nada, la vida, los éxtaM
sis., ._ Esta -lucha, esta agonía entre el Nous y
el ritmo oscuro y huidizo de las cosas es sentida
-por Oribe con _angustia pero también -con delicia:
de ella en verdad, se alimentan lo más persomll
de su meditación y casi toda Su poesía. La Tierra
y el fluir hacia ·la muerte le atraen y le repelen
a- la vez y vuelve a su p-rosa, en más de una ocasión, el tema del Anti-Anteo que pierde_ fuerzas
infinitas cuando toca suelo y también el horror
cátaro a la carne, a la encarnación, a la paternir
dad que desviri:iza. En una imagen reveladora de
uno de sus libros confiesa "a fortiori" --que sólo
recupera esas fuerzas cuando el suelo de contacto
es una joven inteligencia. Pero Razón, Idea, Inteligencia, hay que agregar el matiz, no son, si cabe
la paradoja, puramente "intelectua:es" ni "ideológicasH, ni "racionales": son el セュゥウエ・イッBL@
la
intuición quienes la nutren, como los oleajes baten
sus luminosos entes pero los sostienen también sobre
el mar infinito. De cualquier manera, en la desaセヲゥ。ョエ・@
inversión del adagio tradicional: pensar es
necesario; vivir no es necesario se cifra todo lo que
Oribe preconiza, quiere significar.
Situarlo en unas ciertas coordenadas relativamente precisas no es difícil. Heredero del culturalismo de Rodó, lo impostó, sin embargo, de un
cierto estilo y r.igor docentes y de una muy mayor
jerarquía y universalidad de nutrición filosóficas.
Tanto respecto a Rodó como a Vaz Ferreira, Oribe
¡ セ@ セ@ .• -. '
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._,¡·,
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repres_enta, ·eininente"rrlénte, el -movimiento de "ir
haéfa las ᄋヲオ・ョエセB@
-el' r'emontarse, más allá de los
filósúfds y· vulgarizadoreS" (franceses y 。ョァャッウェセ@
.
/ ries; primordialrilente)' del sigló XIX, a los autores
que· fundaron ・セ@ pensamiento clásico en metafísica,
-' ャァゥNcセ@
y moral. También en· estética, pero exhibiendo
eli ·ella Oribe, ·mayor: élaboración ·propia; ya Las·
· places· einparenta:ba- ·tn;tS doctrinas con Figari y
DieSte'; si ·a :los tres :s'úmáramo_s ·a Joaquín Torres
García; se complet8.ría ·el cuarteto: de uruguayos
. que lía contribtiíd·o, de· alguni;J. ma:rlera, a la disci·
'p:ina conceptual de ·la belleza ·y el' :arte, los cuatro
que han ゥョ」オイウセッ。、@
sólos, inventivamente 。カ・ョセ@
tureros, ·poÍ' los sehderOS dE( su ái'ea.
si se
JuntO a sus fuentes intelectuales セケ@
quiere· ser medianamente abj';lrcador- habría que
m.encionar el prestigio, casi --inágico, no puramente
intelectual, que セ@ 」ゥ・イエセウᄋ@
ヲゥァセイ。ウL@
de linaje "apolí·
neo", han_ejercido··sobre oセゥ「・N@
Leonardo y Goethe
son seguramente Mセッ⦅ウ@
decha_dos más perfectos de
esta atracción personalizada que para él posee un
'Cierto ideal de paz, ·de' universalidad. de domin:o
interior; de· inteligencia . diamantina; de inmunidad
a las contingencias· -J;listóiicas, de ·dificil serenidad.
Porque es, evidentemerite, .el !prOtotipo clásico y
-las riotas ;que alguna:_: vez le 'atribuía: ligereza, graCia, claridad,· eqUilibiiO, medida; -el q.ue de modo
más potente seduc€: ·a Oribe, el que ·inás imanta sus
páglnas más _ _ ambiciosas o. más _testimoniales.
Un tercio de siglo de labor. ensayística puede
!Confirmar este bOceto·, indudablemente precario,
de su t_ipO espititmq. Desde "POética y Plástica"
(1930) a· "Treá ideales· ·estétiCos" (1958) los libros
,· comprendidos entre ·arriboS extremos ("Teoría del
vivo
· -Nous" 1934), lá. ·illtróducCión_ a "Ei ーセョウ。ュゥ・エッ@
、セ@
-Rodó" (BUenos -Ait,es, 194;5),--''EI Mito y el lッセ@
gps" HQYTUILセ@
"Tral;jcenden'cia-.·Y. platonismo en ーッ・セ@
sfa '(1948);-'"La intuiC:iótí' eStéflca del 'tiempo" (1951),
''DinámiCa ·del ·Verbo" (1953), soli .cá.paces de ュ。イセ@
car la fil'Iheza, la persistencia· excepcional de un
pénsamiehto réiterá.tivaillente centrado sobre unas
pocas· líneas fundarríentales · de interés. Ratifica-·
ción- sorprendente de ·este ·r·asgo podría ser la de
.señalar que Su: confé'feric'ia·· de Ginebra, "Algunos
aspeCtos 'del PC:nSamiei"l:tci'· en' ·el Nuevo Mundo"
e' E!" VíEljo y_ el Nuevo Mú'ndo", París, Unesco,
1956, ··págs. -292-322) eS el resultado, salvo .cuatro
'293-294; 2'98-299; 311; 320, -brevísin'Íos ·p-asajeS· ⦅Hー£ァセN@
. ·322)" de una cuidadosa taracea:-'de'textos de Bt・ッセ@
rfa _;·del Nous", ,"El -Mito_- y ·eJ. ,_Lo_g_os", "Óináníica
del V_erbo'.' _-y :a_ introducción a Rodó_.;· Oribe sé sintió
cópmdo イセ」オゥ・ョ、ッ@
'a _pé\gín;IS_ .cO_qiPuestas 'algunas
dos décá.das antes .. para e&presar...Zセョ@
ocasión rela·
エゥカ。ュ・ョセ@
eyo1emne, · Su ー・ョセ。イZエゥッN@
Aun dejando, como es previsible, su labor ·poé-. ·
que su culto
ti.ca · al margen, . es necesario 。ーオョセイ@
de una poesía dl;l la. -inteligencia セョゥ、。@
al sentido
como' Mィ・」Lオイセ@
Suprema de la Imaginación poética,
segúp expr_esiones de M_arcel de Corte acePtadas
por Orib.e,- fue, .en el" curso _de loS años ahondando
y ·clarificando sus propios 、⦅・ウゥァョセッN@
La aprecia·
ción de sus frutos- (que ha estado muy sujeta a
M」ッョエイアカ・セゥFI@
no cabe en estas pl.\ginas, ya se decía,
pero estas ·menciones s_on inexcti¡;>al:ü_es porque, salvo en la forma J)lás exterior- y カゥウ「セ・L@
no siempre
es. fácil distinguir su ーイッセ。@
de su poesía, empaイセョエ。、ウ@
)as_ dos, como lo ・ウセ£ョL@
en" la temática, el
·lenguaje, el procedimiento. Y aun podría señalarse
, que, m,ient;r:as·· su poesía suele _caer. a menudo en
_un -coneeptua.lislllo y prosaísmo penosos (no es tarea
menuda embretar en formas rít;micas ideas de
J;> otino,. _ Spinoza, Schelling 0 Whitehead) es tal
vez en la prosa donde los dones, y las obsesiones
de Oribe se expanden con más libertad, donde el
intelectual andamiaje no pesa_ y sostiene, por el
contrario, pasajes de inesperada, rotunda 「・ャセコ。N@
Yendo más a una _raíz común, es : egítimo anotar que tanto poesía como prosa de_ Oribe se escapan poco de cierta línea. central, de cierta manera
de _"reflexionar emo.cionado" .Jo.. '/.emoción intelectualizada") ante los _prodigios de.: la Inteligencia y
del Ser. _Un ァイセカ・@
entusi9-smo .:de las Ideas, una
como extática admiración por_ .:os g:r:andes· sistemas,
las va,stas セッョウエイオ」ゥ・N@
_que la-. capacidad del hombre ha creado;., ese: ·es _el hilo _que M⦅セョィ・「イ。@
lo más
característico. -.de Nsャjセ@
obra, 」。ャアオセ・イ@
sea la ver·
tiente ..formal en ·que esa obra se ofrezca. Es un
"estilo -del .pellsar"- ·en. el que _es rnás frecuente el
"enunciar'!, セッョ⦅ᄋZオL@
velo esplendente de imágenes,
que _,.el-- pens.amiento· coherente .. Qisc-qrsivo, combinatorio, afanoso .de ョオ・カ。セ@
verdades> Como en los
pre.socráticos· que tanto 。、ュゥNZ|[セ@
·c;onviven en él así
,la ーッ・セ■。@
·y la ュセエ。ヲ■ウゥ」ANLM
pero a 、ゥヲセ・ョ」。N@
de éstos1
-,parece-menosopenmte en GPイセ「・@
-la:.c;lesvelada inqui-por, el s_er: de l,aS_ 」ッウ。セ@
.o el セクゥウエイ@
de lo vi·
. ウゥセャI@
_yiente _que_ esta c:asi ·inalterable actitud de diti. ·)iall).bQ ._de Jª MNセ・ャ_。L@
)as I[、qセウL@
· la- ,J¡tazón, la Inte·1igenc!a-, · el ·_S_er;- el; セー■イゥエャjL@
GNMウ・ァョ⦅セ@
un prestigioso
pénSalnieritO recibido -]as ha Ya formulado. .Más
- eseri.cial es, así, en el "declarar" esas grandezas,
en·coiniar esas -densidades, que el argumentar, el
deliberar o el probar.
Por- medio de un manojo· de símbolos 」ッョオセ@
rrentes: la torre, el fuego, e·l puente, la antorcha,
el diamante;- la isla, la luz, la- llama; oponiéndolo
a otro en que se expide la fugacidad, el caos, la
temporalidad: noches, mares, o-leajes, delirios, 」ゥ←セ@
nagas, Oribe, ya sea en prosa o en poesía, ・ョセ@
ciehde su pensamiento de emoción, de trascendencia,
de- intransferible personalidad. En sus libros de
prosa, y en especial en 11 Teorfa del Nous" y uEI Mito
y el Logos" (que también son los dos más ・ウョ」ゥ。ャセ@
mente ensayísticos), el ciUtor ha vertido sus temas
en cierto tipo de expresión poco preocupada de la
comunicación, en cierto modo ensimismada y hasta
distraída; una expresión en la que aparecen como
inferiores o secundarias las calidades de precisión
estructural y el buen soldar de todos los eslabones
del razonamiento y en la que sólo resultará importante el hallazgo de esas imágenes felices, esaS claridades aforísticas que insurgen, a veces, en largos
trechos arenosos y desvaídos. No es,- por eso, casual
o caprichoso el culto de Oribe por el aforismo: puede
decirse q,ue los más sustancial de Jo suyo es en e-l
aforismo q.ue se cifra Pero también hay que observar que en este pensamiento grave, serio, ocasiona'lmente solemne, se cruzan a veces lampos de una
cierta penumbrosa socarrorrería, de un tenue humorismo que posee un encanto peculiar para los que
saben sorprenderlo.
Este descuido de la estructura discursiva y de
la continuidad temática es natural que le hayan
llevado a lo que Cyril Connolly llamaba el l.bro
informe, compuesto de heterogéneos materiales pero
rico de sustancia y feliz de libertad, como lo son
casi todos los suyos pero, especialmente, los dos
recién mencionados y ' 1 Poética y Plástica" y 11 Dinámica del Verbo". De más está decir, junto a esto,
que la exposición puntual y la crítica concreta de
un pensamiento ajeno no son los fuertes de Oribe
y que sus numerosos trabajos sobre "pensadores
estéticos" resultan seguramente inferiores a su labor
-propiamente personal. De ese sector histórico-critico de su obra, tal vez lo más vivo continúe siendo
11
Poét ca y Plástica", aunque esté fuera de duda
·que ·la novedad, la frescura de los prestigios que en
su ho-ra el libro impusiera (Vffi.éry y Góngora, De-
216
セ@
セQ@
1
h
bussy, · -Wórl'iriger;- WOlfilirt," ·spérigler .• -.) se halle
hoy irremisiblemente marchita.·
·
Este remOto, · este ensimismadO. (y es una, de
sus más ·vitaliza:doras paradojas") --suele expedirse
en juiciOs de una excepcional agUdeza sobre el
mundo real y aun sobre un ámbito americano y
nacional que, salvo alguna excepción radiosa como
"Rapsodia· Bárbara", parece tan lejano de su infer·és. Algunos de -esos juicios, incluso, resultan prácticamente imprevisibles en él, si se ati-ende al contexto de su propio pensamiento. Menos originales
son sus meditaciones sobre los- "peligros de la cultura" y las normas para su "defensa", características· de la -cuarta y quinta décadas del siglo y la
vasta ·corriente de alarma, congregación y compromiso con que los intelectuales de Occidente respondi-eron a los meteoros del fascismo, la guerra,
-el racismo y la boga de las "ortodoxias". Aunque
esas meditaciones no detonen, ert. modo alguno,
respecto a las de la Bゥョエ・セャァウ。@
liberal europea
(y a las de un Thomas · Mann en especial), su importancia es inequívocamente menor que las q.ue
pueden espigarse en los libros mayores de Oribe
sobre las condiciones culturales d-e América y del
Uruguay. Bajo el tono, entre despectivo y dolorido,
con que el autor enjuicia nuestras realidades desde
una exigente pauta intelectual y universalista, no
es imposible encontrar en ellas Una ·conciencia
muy viva de las características de una "cultura
colonial" (con este rótulo se agrupan en esta selección esos textos) o una noción muy cabal de las
posibilidades de la cultura como sustento de una
nacionalidad y de ésta como base imprescindible
、・セ@
pleno frutecer de aquélla (en páginas que aquí
también se reúnen).
De los restantes textos seleccionados, el n"' 27
expide la importancia que los "temas eternos" del
pensamiento religioso y metafísico han tenido en
su obra y la manera variablemente lírica e impersonal que su manejo -en Oribe asume. En los pasajes titulados "En el torbellino de las fuerzas"
podría rastrearse un repertorio muy amp:io de las
dicotomíaS que acechan a un hombre de pensarpiento, fiel a la vez a un culto intemporal del
Espíritu y sensible a las tremendas exigencias del
contorno histórico en que le ha tocado moverse.
1
' Poesía bárbara
de América" es, en cierto modo,
el envés de su programática de la poesia y la reivindicación de la suya frente a la boga de la que,
..・ヲゥセエ←イョッウᄋG、s。ケLM
cabria calificar de 14bárba-
ra•'. ne·bárb_ara:- esto es;- carente de-objetividad, ma-
. .-} dJireZ, compasión, universalidad, poder de trascender-;. densa, .haf;ta la asfixia,- (le terrenalidad, furia,
:- paSión" y _finitud. _.Las indirectas a. N eruda, figura
.-niáxima- .del tipo _literario.-- que Oribe enfrenta, son
:bastante, visib-es, .aunque no lleguen a la virulen_-cia: de_-ptros contradlctores-_<;lel chileno. Y en Ideal
_se decía) se plantea el intimo
. de---poema, Hセ・」ゥ←ョN@
prospec:to .del poeta; _su aspiración a un canto pe. nEl:tr:ado de inteligencla, su adhesión a un tipo de
po_ema: extenso, ·rico· de- símbol,os,_ complejo y estruc- jl,l_rado· que-- Oribe _admira ancQ.amente desde la
Gセcッュイエオ、ゥ。@
·y- "Las_ Soledades", hasta "La Jeune
-·Parque" de. _Valér,y, los- "Quartets'' de T. S. Eliot
· ó la Baョセᄀ[ウ・@
de·: s。セョエM
Jphn _Perse.
A ·propósito de varios _de ャッセ⦅@
textos elegidos,
GPPViene_ -recordar que Oribe ha---marcado no hace
muchp. _Hセョ@
"El País" del_ 30 P.e. _octubre de 1962)
·su· desinterés :por_. los temas sociales y, ya, y a propósito . d·e_ ','T:eoría del Nous", en la "Acción" de
-Qujjano, -en_, 1935, Celia Mieres y Ofelia Machado
- "l3on.et· -pqlernizarpl,l sob:re, _-el sentido: y alcance de
és_e_ d.espego _que, .explana¡;lo el proc;esO centra'! de su
ーセョウ。ュゥ・エッL@
es fácjl ,_de' ratificar. -Pero aclárese
tQ(lavia q:qe, encomiada- la "total¡tru;ia positividad"
del- m1J,pP,Q _ gl:!.-- las ideas,. el serv¡:r a lo real, el vivir,
セゥューQ・ZョエLG@
asume- en _él 'un . .cariz dramático y
e1 qeber :irr.emisi-ble de insertarse en lo histórico⦅ウッセゥ。ャL@
.-se :_unilateraliza hacia la visiQn de una ínteャゥァ・ョイセ@
___ ,casi- ⦅ゥーエセュッイ。ャL@
ese:qcialmente ''utópica"
:q!,Ie _se_.-:. "_i:rppone" despóticar:p_ente- ::¡obre cada soci_eda,d. ¡;liyer::¡ificada y;- aún ·(como :en el caso de
-la,- セャエpN@
M」オセエイQ@
-,filosófica) se trasplanta casi por
-eritero. No :Sólo :no .."nace", entQnces, de lo real
- -_(reclamo _,q_ue, ·e11: verd<i_d, pudiera 'ser desmedido y
- hasfil letaU ,sinO que ni siqujera -se "nutre" o se
"i'efi'aCta" erí la pasta · común dé- los hombres.
-Agréguese a esto., que, .riegado. el: proceso posible
de·_ eiiéarriacipri .del espíritu," -el "europeísmo" de su
enfo'qu_e-. se hace patente, por más qUe haya en él,
como· y·a se_>ohs'erVaba, 'fantOS atisbos del colonialismo· intelé-ctU[tl; de セ。ウ@
Nセッᅪ■、ゥL」ョ・s@
__ de creación y
co_nsumo, \ヲᅪャセエオイ。@
en- セョ。@
.colectividad mediatizada.
r·· - ,
. J.--:
218'
27 - .·[Tiempo, Muerte e Inmortalidad]
:Par_a_ hlJir 、セャ@
⦅エセュMl@
que 'inspira el aniquilamiento total, tenemos
dó1> .pciúbilidades conocida·s. La supervivencia por las obras y las accioneS; que eS en suma la inmortalidad en manos de los mortales cuyo
」ッョェオセ⦅エ@
ゥ、セ。ャ@
forma la humapidad, La ウセー・イカゥョ」。@
carnal: el sobreカゥイセ・M⦅ᄋNーッ@
__ el 」オセZイーッ@
en la ᄋアセウc」ョ、・。N⦅@
La ⦅ゥイュッセエ。ャ、@
en MセᅪL⦅@
la
gel ・sー■セゥエ⦅@
ゥGセエッイオー「ャ・@
más allá.de;la cárne, 'respOnsable e intermicotilú ウセイ@
y カゥセョ、ッ@
esa' ii1motn<olblemeh!e-col#inuado イ・」⦅ッョゥ←、ウᄋセM
、セュYエイ。」ゥᅮjQ⦅MiLᄋ@
__ proporciona .. セ。@
talidad: __'Est.a su.perVive¡;Icia, セオ⦅ケ。Z@
l"?eVélacj_Qn __ religiosa _ en su prirtfera y· tercera f{lrmula · con· más ヲ・ャゥセ@
cida_d que' 1<;!. :plzón fazonante,- asaltan_ y .dominan_ en los instantes del
vivir. El ー・ョセ。ュNゥエッ@
_d_e sobrév·ivit _Se _alterna sin Cesa,r, como una,'
cJ.de:ria d'e_ eslabOnes. finís_imoS,_ ·éort' la· idea de ser 'y _ de no sér.· O
l_q ·que ,es· ,lo. ¡pistilo,_ ·se altejnari _Viven'ciá, supetvivenc1a y extinCión
total y fwman __melodías_ -Y juegQS d4,3_ ,fugas enfre _sí, con t_emas ⦅、ッセ@
IPinantcs, __ NUestro pellsa.miento ウセ@
for_fuula como un tema de los
cーLエセ@
Nャyiwセゥ」ィZョcGエ←@
__ s_e_ llaman ヲAャァ£、ッsセ@
__ La ウオャ_」セカゥケ・ョ、[エ@
carnal ha·
sigo _la_ lnáS NMG、セ」オゥ。@
pqr _nosotros. De ュセ@
s,é ·que la ィセ@ visto recién,'-dara _en el libro "La Ago11ía_ del Cristianismo"; de Unamuno.
El .efep,_pló ___ dcl. Padre JaCintO, 'éstudiado por Unamullo, es ·una·. dé )9-s'_
más _ heroicas cóntribuciories_ a· e_ste asuntó, _y su イーッエゥケ。」セ@
espanta.
cori tanta· iritensidad Corilo el pCllsainiéntó de Pascal: He llegádo a
pensar que aun desde el punto de Vista religioso y espiritualista, la
actitud de engendrar· se. puede defender como ·la más gninde exaltación dé-.la inmortalidad. Eludiehdo: el placer fisico, sobrepasandO la
felicidad; dC ·sobrevivir-se _en · s·ereS, de. perpetuarSe en Carne y huesOs
Y- :no extinguirse del todo,-.· está ·otró pensamiento-- que: es_ hondarriente
m(stico. En :efecto,.- 'al irnos, dejando hombres- creados, en cada sef_. de
éstos;- de· acuerdo con·-.el creacionismo::: espiritua:lista,- Í>iós ゥセヲオョ、・@
.un
ahna. Así: -es qu·e-.:ofrecerrlos nlodelos pf!ra que -,Dios. arroj-e: ·almas eti
ellos. Almas-- dotadas- de inmortalidad- ·por. lo- tanto ... -¿No;·es-· es'to,·de
un:a ァイ。ョ、Mゥッウ←ャセᄋ@
Zセョ」oc・「ゥャ_@
¿HemoS ,-_:pensa-do :·alguna-- vez· seria-:
rrléhte· en-:·.ello?--'De mqdo: ':que:_ la-· carne-,al -desear .. per-petuarse no Jo
1
219
líáte- ·para:· g6zar-- -comó carne, Y verse reproducida después, sino que
de ·una espada, y· cortante, .aunque セーャXZsエゥ」。@
en- ·exti.-Cm_o; セ\・」jl。ZュBsョ@
suerte. Nunca tenemos- coriocimierito dire'ctó de este. último residuO.
Siempre las cosas y -los sucesos nOs ocultan el' tie'mpo ·presellte.-_Dondé
'el -tiempo aparece real y puro es en ese futuro <iue--revélase el\· la:
supervivencia. La idea de :supervivencia, además de. constituir .la
tabla de- salvación metafisica en el naufragio de todo 10: que somost
posee una naturaleza idéntica a la. idea de ·tiempo.
puéde ·hastá ólvida:rse -de ・ウエセN@
placeres i;1!ensos y transitorios, _para
condensarse· en un deseo m1st1co elevadlSlmo: el de proporcwnar
barro- para' nído de espíritus eternos, creados por Dios y acompañantes
ó ·súbditbs de El, en esta y en otra vida, por los siglos de los siglos.
Colaborar -con Dios en crear eternidades! HOndo sentido encerrado
en aparentes bajos quehaceres .disminuidos antes: gozar, obedecer al
genio de la especie, amor hacia el cuerpo físico, amor del espíritu y
repudian;
a_tracciones que las イ・ャゥ_ッョセ@
.- ,' __ ',
Págs. 46-47.
'-'Teoría _del nッオウGセL@
Si no ュセ@
lo _preguntan, lo sé;
si quiero explicarlo, セッ@
lo セ←ᆳ
San Agustín-
-La . rricditación -·sobr_e el _tiempo teriniria siempre en una preparación para- la supervivencia. Es imposible separar las. idea-s de
suCesión, ContinUidad y duración, -de la idea -de sobrevivir de alguna
l:ri3.rieia. Ii:tténtese pensar un tiempo que Sea una cosa pura, 。オョアセᄋ@
Sribjétivada u objetiVada, según se_ considere el elemento- empírico
o la necesidad racional. No se hallará nada que haga pensar en el
tjl;!_mpo n1ismo. Arinque se halle cOlmado de fenómenos o aunque s·e
circunscriba _a U:n irreversible pasado, ese tiempo no es un tiempo 1_
s}no· una forina vacía que apaiece como l<J- niebla o la sombra de
loS inismos fenómenos; en cambio 'el -tiempo adquiere realidad y
plellitud· cuando. le asignamos- una atribución de supervivencia. mセウ@
<;laro· aún: de una sUpávivencia completa. Las futuras permanencias
Son las· qúe sostienen los aCeros, _Qesde· el _aire, como ocurre con ciertoS puentes; los aceros de _nuestros días y del transcurrir de. nuescuerpo. La repugnancia de la razón para aceptar la 'idea -del
ániquila111iento total, afirma su origen en el convencimiento qüc
tenemos, por nuestra 、ゥセイ。@
existencia, de las duraciones temporales:
tro
-Pensemos cualquier tiempo -de los que pueden herir nuestra
eúricisidad metafísica: el tierripo abstracto, el tiempo matemático,
el ·subjetivo, el espacio tiempo... En todos ellos se halla implícitá
la -obsesión de la supervivencia. El pasado jamás aparece como un
verdadero tiempo;- al menos, debemoS reconoCerlo, estamos obligados y= resignadamente lo hacemos 1 a pensar siempre en una- colección
de acontecimientos, en un algo que llamamOs tiempo nuestro; másallá'_ de esta serie de fenómenos, otros posible-s infinitamente espesos
están-·-llenando y enmascarando el cuadro del tiempo. -En el presente,
loS ·suc_esos ma,rch_an sobre una línea de-_ tiempo, recta como el _filo
Z20
1
l.
Donde buscamos un tiempo,· en la forma más concreta y abso'luta, vemos que también- pr·evivimos una supervivencia. No terigo
el deseo de mentar modos de sobrevivirse; ya sea en la luz religiosa
o en medio de la noche metafísica o en la carne del conocimiento
vulgar en todos los casos hay una supervivencia que 」ッョカゥセ@
a la
idea del tiempo de que hablo. La supervivencia no es encarada
como un dato subjetivo. No. Aunque sea la supervivencia de todo
lo demás que no sea yo, en una_ eliminación radical de la_ pcrsoセ。ャゥ、[@
aunque sea en un programa de_ coexistencias, ウゥ・ューセ@
es
ilcanzable desentmñar esa supervivencia del algo o de los 。ャァッウセ@
de los _in'Stantes cuantitativamente considerados -que me ayudán. a
comprender, mucho más "que lO raciona1 o intuitivo lo que es ·esO
que por :ffiedio del conceptO llamamos tiempo.
Por lo tanto, en las セウエ←イャ・s@
_comprobaciones de -lo ーイゥュエカ。セ@
jticセエ・@
sucesivo_ e irreversible,_ nos he_mos ウ・ョセゥ、ッ@
ahogados. Por eso,
セ。ョ、ッ@
!eímos en Fichte· que el tiempo "es una serie infinita セッューオ」ウエ。@
de partes-que se suceden", percibíamos en esas partes un algo escon.,
4iér¡_dose_ .sqbre _ef tiempo. _vaci? _y __iw Un. エャ・ューセ@
auténtico; en_ ca ュセ@
t>io, mejor. nos paiecería lo siguiente "el tiempo es_ una sede infinita
」ッューオセエ。@
N」セ・@
partes que_ ウッセイcカゥョ@
más 3llá del momento len· qUC
estamos,.o sea -del presente".
·
.
l。NMゥセキイエ⦅Lᅵ、ウ■カ・ュ@
para que セQ@ tiempo se me ィ。ァ⦅ゥョ・ᅵ「ャセ[@
es como la _caGería d.el · algo que·. se -:manifiesta- siell1pre ィセゥ、⦅コッ@
y que
ィセッウ@
visto que de ·pronto se- 。アオゥセエ[@
llegó. el momentO- 、セ⦅@
que ョッセ@
<_t poder'árarnos -de ese ·algo. _
Seguramcrlte las meditaciones antiguas sobre- el tiempo aludie.,
ron ·a _-otras dimensiones; aqUellas que: de: las ciencias matemáticas en
lo .objetivo,. hasta Ja: misma psicología ei1 el polo opuesto _han servido.
de base para- una ·especulación sobre .lo .temporal. . Más l-ejos de a_mbos :destinos;. se acerca_ Uno _a la .idea de tiempo, cuando se .la reJa ..
ciona intuitivamente o más allá- Y- después del discursQ con· esa
particularidad 'de sobrevivirse; de no parecer en .absoluto, de nq
extinguirse, que acqmpaña a la . humanidad. Y bien, siendo esto un
hecho .inherente de la vida, a. la par. que un dato de.la ra-zón, ョッセ@
separable de la esencia_ misma _del.- hot!lbr-e, vemos que levánta inme-:
22t
diatáinerite.._._de:.·á.llí;"--·una. realidad que toma ____cuerpo, que. -retrocede
hastá .. el :_pr€:s'i:!rite>.y sé: desborda, haSta- el pasado: ·asi se· geneta _la
ide;:c ·ae Nエ・ューッセ。ャゥァ、@
.. El hambre de_ inmortalidad -propia_ del h_om-:
bi'e;. fructifica-.-magníficamen_te· en e_so qu_c en la_ aventura empírica y
eñ- el: pensar- ·metafisic_o _llamamos.-_Tiempo: fruta apetecible -que· mordemos todos -lbs· dias sin darnos cue_nta_y cuyo ·valor infinito alcanzamos
」オ。ョ、ッセ@
sabemos que:· no podemos_·-_poseerla más."El Mito y f!l {..ogos",. págs. 35-38
28 - Udeal de Poema]
Los ·poemas con_stnúdOs, los pe"nosó"S: oJiéios- de la· m'edida .y ·-r_i
cálculo :·proporción --y ritmo, la: ingeniería·_ póética, constituYen (- .. ·, )
_ en -si mismas. De a_M . que, desde'_ jó_ven,. ine
fentaCiones ーッ、セイMs。ウ@
'Manrique_ Leopardi, Vigny,- Go-ethe y, rriás tarde;
a'trajerán セオ」イ・、ッLM
Poe,- Mallarmé, ·Valéry; Thoinpscin y, últimamerite, ·-Milosz,: Eliot --¿
Saipt John Perse. CoJ!fieso qu·e· ·la -dispersión formal- de lo poéticO
la ·poesía en el
me- cáütiva 'fugazmente- y: rile--desagrada -al -fin: 。セッ@
pOem·a Coffi-¡)lejo-:- que la -unidad· integral- del poema:;. con 'el ·mi"s'teriO
y.1a emoción¡ pi-esente ampliOs ·contprnos- definidos, éoi:li.¡)atibl"es Cori
13 ·emoCión· y· la mU:siéalida'd de los detalles- y prOcedimientos.- He elegido· en CenáculoS, para ·explkarnie, algunoS ·poemas bf-e"ves_ y 0-ttos extensos.- Reconozco: al mislno· tiempo qúec;lOs poemaS
breves ·son susceptibles del--logro_ exacto de una exp"re:Sión ·en: el
sentido de la profundidad y la armonía, hasta la condensación máS
cirCunscrita- y_ ·pelfecta de lo poético. Pero considero conveni·ente detelier"m€:- después· -_en aquéllOs · qüe se cumplen según cierta's propot"ciohes _extensas;- -porque exigen, además de los. dones poéticos ッイゥァセ@
nales_ los esfuerzos de la construcción, de la simetría ·Y el desen1ace;
la organización de la angustia.
A .los poemas de belleza libre prefiero los_ poemas de belleza
adherente, 'en el sentido de la terniinología de Kant. Es indudable
que el mejor argurilento en favor -del poema de ・ウセ@
estilo eS ,·el
· poema .·mismo. La dil;llensión del· tiempo desaparece entonces ante
・セ@ :·poderío·. de la realización cumplida.
- ·: _El poema ·liri-co filosófico, argumenta por ·si .mismo, como la
antorcha .sobre el. pUente del tiempo. Su fracaso y· su olvido son más
evjdentes e- ilevantables que en las Otras formas líricas.- SU -tr:iunfo
es.- el reSultado de sabidurias_ y azares, muchas veces imposibles ·de
222
preciar. -P€to: es: rotUndo.:· e ゥイエ。ァNoセ「ャ・]@
MeセGcオ・ヲvq^、ᄋpッ[N⦅@
el tebtel
c'ele!}te,- de· Thorhpson. y El Cementerio ;·Marino de :Va:téry¡-i.valdtá:.ü
ウゥセューイ・@
___ en su sólida duración por si mismos, al margell d_e-- ios_-· só.:'
セ_イエ・ウ@
Mセ。イョャ・ウ@
que los· prohijan, de las -1obras: ー←エゥ」。ABMoイ・ュッ£セ@
セ。ウ@
·y· 、セ⦅ᄋャ。ウ@
.:intCr-pretaéione_s ・ウエイャ」セ@
ó- Mᄀセ。ァゥョ£N[ウᄋア←@
ha 1i----ód.:
g1nado; Otros- ejemplares -La tゥ・イ。セᄋbNi、■\G@
de Eliot -el· AnábaSiS
d¡e· Perse----'-----, son ・ウエ。「ャGM⦅ヲッイセ@
de una oscuddad r:.aYor, --de·-,U'ri
、・セAャイッ@
arbitrario y _-libre; pero; sin embargO, Permaneceráii- ··a
セッ、ᄋ@
de unida_des ゥョ」、ヲオセャ・ウ@
dentro de· la ·pnesía ·de· siempre:
En. cualquier circt,tústahtia,. ッヲイM・」£セ@
declive o eútrada .a- Jos ・ Q ゥァセ@
ュ。セ@
.. y a los problemas del hombre_ eterno, desenmascarados_y セuヲイゥ[@
セ\⦅^ウ@
Nーッイセ@
el. hombr_e .de -hoy. セ・ウjZャ。ョ、」MNェイゥュ←エ@
a pesar de las
mareas filosóficas qUe los impregmin: Esta- poeSía 1-ealiza, en los ーtセMZ@
ョ⦅_セM・@
ritmo, セ・ャ@
leilguaje: y del pensamiento, conexiones y_ a_br€iviaエオイLセウ@
__ín0e_nSas q"':le .son tftmbién particularidades íiltiinas· de ·¡a· a::rquiエセ」Zオᄀ@
y 、・ャ⦅セ@
ゥZiセウ」。N@
Pero 、・セ@
no lograrse una · conjuñción Cl.e opa ..
sJciones N」_ーウエセオZAvGsL@
_e ·ideas-. ァ・ョイ。ャ⦅セ@
セxー・イゥョ」。ウ@
.
lit sensibi_-_
lid.ad_; ll)l;Ís _ イ・ヲセョ。、@
y_ maes_t:rías· técn!c_as, el __,poema_. se- incÍinará.- a
Jl1l,Qrir_, MセイZ・ュゥウ「ャエョ@
El _poema, entohces, cae__-con_ todo ·e1 despojo· de su andamiaje en ·el_ más -espeso- olvido'.
_ . ,::" _-- :Err 」。ュセゥッI@
un-_ destino· imponderable Mセ@ セゥ」ィッs@
acoge; sin, que;
j。セ£ウ@
las generaciones -agoten ·sus colJtertidos misteriosos,, a- ciertos
poet'ruis extensos, corrio aÍgU.nos G、←Bhoャ・ゥョセ@
inconexOs a ·fuerza -de
pliro's¡ o-La Siesta de un·-Faunó de--Mal.l:irriié"-0_ El CántiCo Espiritual
de San Juan de la Cruz, por más distalltes que aparezcan el -uno
del otro.
"L_ct /)jnií"(Uica . del Verbo" págs. ·201-203
de
29 - La Inteligencia y la Vida; el
Intelectual y la Sociedad
La "y" puesta entre_ inteligencia y vida, Indica una relacióñ;'
a ella,-- pues,. se dirigirán nuestras aclaraCiones. Sabido 'es que, si
consideramos a la ゥョエ・ャァセ」ᄀ[⦅@
como el modo de actuar de las ope:raciones racionales con una base de principios- innatos, y a la vida
simplemente como el "conjunto de operaciones y_ funciones de nuy destrucción", abrimos entre ambas un abismO
trición, ᄋ」イ・セゥュョエッ@
223
tle j)raen Sllstancial.- La· teláción · entonces se reduce al prob1ema: del
ェZoセッ」ゥュ・ョエ@
si la· primera, puede o no captar la esencia de la
S('gtind.a. ·, · .
El -dogmitismo. ·resuelve afirmativamente el asunto, las otras
doctiinaª セサA@ niegan, quedando en el kantismo la vida dentro de lo
セッオュ・ョ。ャN@
·__ Entre las soluciones negativas, la de Bergson al afirJi:ar que la. inteligencia se caracteriza por su natural ゥョ」ッューイ・セ@
Si6n. de lá vida, ahonda esta distinción de lo intelectual y lo vital,
í_)ara ir a buscar la solución _intuicionista, que resuelve el conoci:írlieñto en una operación de simpatía intelectual por medio de la
Cuar el sUjeto se compenetra -con el objeto. La inteligencia sólo
áctúa en sUperficie, deteniendo y no penetrando la vida. Esta se
entregará como una duración creadora en el acto del conocer intuitivo.
En otros planos, existe otra manera de solucionar la contraposición entre la inteligencia y la vida y es la que, considerando a
la primera como un sinónimo de racionalidad, le otorga eri sí una
esencia espiritual, que al inismo tiempo es fuente de vida; de modo
que se soluciona por la identificación de los opuestos, debida a dos
principios coexistentes de forma y de materia, siendo en caso con..·
creto, nuestra alma forma y fuente de ·}a vida de nuestro agre..:
gado corpóreo. Y, .por último, en más modernos desarrollos, debequien re.;.
mos: mencionar especialmente la concepción de oイエセァ。L@
suelve el_pr:oblema del comportamiento de la mzón frente -a la vidi
considerando a ésta como un proceso histórico, en su doctrina no
Pien divulgada de la ·razón カゥエセャN@
:t-n un :segundo plano, la relación de la inteligencia y la vida
puede resolverse como un problema moral. El conflicto no alude
al problema del ser sino que se confina en los seres. En el hombre
y su conducta.
La inteligencia proclama la necesidad de normas que se OPQ-:nen a las: de la vida. Siempre el racionalismo· aparece, _aqtú, alejando el fluir de lo vital. Pero siempre la inteligencia puede イセᆳ
solverse como una manifestación favorable y moral de la misma
vida. En las coñcepciones de Nietzsche, que una vez se expresó
así:. "verdadero es solamente lo que estimula y alienta y _refuerza
h -vida", y de Guyau,- que lo contradice al ·describir los fines, ィ。セ@
éemos hallazgo de esa formulación. La vida como el fuego "neceSita·
cOmunicarse y extenderse para existir", Guyau postulaba.- Pero ese
eXistir no se .determinaba por medio de modificaciones dependientes- del azar· y conducentes al mal o al dolor, Sino que concluía en
forrrias: que _satisfacen a la. misma inteligencia: simpatía, amor, ex,224
pansión de la vida, la que en sus resultados,- pJ;ácticos
algo inteligente.
_ Del plano de la doctrina moral, podemos pasar· al de la Conducta práctica. Lo frecuente entonces es la separación de los firies:
el de la inteligencia tiene un orden moral, el de la 'vida tiene_ otro.
Esta última se desvaloriza ante la primera: casi se confunde ya. con
la tendencia y el instinto, y se presenta traída por la. ética la antinomia de la razón y el instinto. Pero esta distinción está- implícita
en la apreciación de los actos humanos. Decimos: .la vida ofrece tales
goces, la fuerza determina su acción aliada_ de la vida, en tal sentido, mientras que la inteligencia ordena lo contrario, se resiste a
reconocer esa corriente que asciende y la invade ..._
Y eso, en lo grande y lo pequeño nuestro, y en lo social y lo
individual. Y muchas veces al día, en que un deber nos detiene
frente a un interés o a un placer...
. ·•
...
·,
......................... .
La tercera interpretación es mucho menos concreta que las dos
anteriores... Consiste en entender por inteligencia el conjunto de
operaciones racionales y agregarle los resultados de la creación intelectual y artística. Tenemos asi una inteligencia flotante, y se
trata de ver qué relaciones mantiene con la vida. Pero también la
vida sufre la misma dispersión. La vida, pasa a ser la vida de los
hombres, la vida de éstos en la sociedad, en una época determinada ...
Entonces el problema es más bien el siguiente: las relaciones del
intelectual, del escritor, del artista con la vida del pueblo que lo
rodea... El significado del problema es de orden muy complejo;
involucra lo intelectual, lo histórico, lo estético, lo social. Así se les
rep-rocha á algunos escritores: no están con la vida de su tiempo.
O puede hacerse de esto un mérito, si el escritor se adelanta a su
época. La inteligencia puede modificar esa vida, adaptarla y· hast"a
_crearla. Y puede, por el contrario, sufrirla, inferiorizarse por ella,
perder su originalidad por concederle una parti!3ipación excesiva.
A esto puede agregarse un sentido religioso: elevando la inteligencia
a una categoría de valor eterno, la relación se expresa en la ウ・ョエセ@
cia "Dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César".
Una simple suplantación de términos explica el simil.
Planteado el tema de otro modo, las distinciones aparecen en
_e$te orden. ¿De qué inteligencia se habla? ¿De la del filósofo, de la
del poeta, novelista, autor plástico? En cada caso caben grados de
actitudes frente a la vida. Tomemos dos ejemplos: el del filósoio y
el ,del escritor en general.
.
El filósofo puede aislarse de la vida de su tiempo: su obra, por
su propio valor y no por la intención del autor, actuará sobre la_ vida.
225
la explicará, M hará fuente misma de vida... Tipo DescB.rtes: efrante
en las guerras de su tiempo, se aisla en Holanda, escribe al margen
de los sucesos de su época, pero su pensamiento establece las leyes
dél métódo científico, la distinción de. la substancia externa y la
ーセョウ。エ・L@
y· Se cOnv_ierte en la fuente . que origina el .ー・ョウ。エ[iゥセッ@
científicO ·hasta_· el siglo XIX, y las mismas consecuencias practicas
cÍé ese conOCer ·provienen de alli... El pensamiento, en un transcurso
de tres Siglos se hace vida, se resuelve en mecánica, se transforma en
téCnica y hasta el fin se 'levanta ésta contra el mismo pensamiento.
Hoy no nos asombramos de que se le reproche, a Bergsoil lo
t¡Ue se llama su- ausencia de comprensión de la vida cont'emporánea.
El mismo ·filósofo díjole a Gilbert Maire, que no se sentía bien
seguro de conocer lo que son las agrupaciones sindicales. No puede
hablar de ellas... Esto asombra un poco, Pero conociendo el pensamiento de Bergson y bien determinada s.u influencia de hace más
de_ tr_einta años .en_ todo .el.orden .del .pensamiento, .nadie podría .reprocharle con justicia, su no conexión con la vida. Esto nos conduce
a afirmar que la relación de la inteligencia del filósofo con la vida
de los hombres de su época es un problema que depende del ーイッセ@
fundo- valor original que posea la doctrina que se sustenta.
Pasemos al otro ejemplo. En cuanto al escritor, al intelectual,
siempre que apresuremos un esquema, y pensemos después en lo
que se refiere con nuestro medio suda·mericano, creemos que siem:pre debe tener una vinculación con la vida de su tiempo: su inteligencia debe estar al servicio de su ideal artístico, debe obedecer al
ritmo de su voluntad creadora, pero debe conver-sirse en セQ@ elemento
de defensa de los hombres de su tiempo y de su país, que sufren
ignorancia, opresión o miseria. Si no tiene el don de crear para las
masas explotadas, ni tiene la facilidad natural para expresar el 、ッセ@ '
Ior y la desesperanza de los que sufren, debe con las otras energms
que constituyen la unidad de su ser, defender y elevar con todo valor
a los oprimidos y enfrentarse con toda resolución ante todos los dés:..
potas que signifiquen fuentes de guerras, opresiones y tiranias. Y para
esto los planos de acción son innumerables. Están al alcance de todo
el que quiera ver. En cualquiera de los planos, nos hallamos con el
hecho común de que la inteligencia que intenta relacionarse 'con la
vida, desde un punto de vista cognoscitivo, operante o creador, es
sobrepasada inmensamente poi ésta.
La vida, en un orden extensivo, sobrepasa la órbita de la ゥョエ・セ@
Hgencia en el acto de su comprensión, y aunque se agudice el modo
de operar de la última, el momento de contacto de la inteligencia y
de la Vida en lo filosófico, lo moral y lo artístico_ será sólo como
226
tlÍlá línea· que determina él- cruCe 'de I'Ccalidades アN・BM、ゥセァョ@
。ーセZ@
rias se las cree オョゥ、。ウセ@
Así, sólo se logrará en lo a:rtistico durante el 。ョセャゥウ@
Z、セᄋャ。@
obra
de un escritor un sector de la influencia vital; aquél- en que _incide
la sensibilidad o la intuición, y ordena la inteligencia,- y: -capta -unarealidad parcializada en el tiempo y en espacios empíricos: drama,
poesía, línea, novela. Aunque esa parcialidad sea limitadisima, con
todo, puede convertirse en una creación artística eterna,_
,
·
"El Mito y el Logos", págs. 133-138.
30 - El idealismo .pragmático de
Estados Unidos
Del conocimiento directo de varias universidades americanas,
buscando en ellas la organización de la enseñanza humanista y, en
ésta, en modo especial, lo que se vincula con la especulación filosófica, notamos detalles_ que nos conducen a lo siguiente: la filosofía
de ese pais nuevo, insiste en mantenerse dentro de la línea clásica
que va desde los griegos hasta Sócrates, eri el sentido de アオセ@
está
destinada a influir directamente en la comunidad. Esta participación
de .la enseñanza filosófica en el orden de la ciudad, se busca afanosamente en los círculos que hemos conocido. Goza desde luego, de
alcurnia, disciplina, métodos y amplitud. Todos los convencimientos
humanos se le vinculan; en especial lo que concierne a lo ético, lo
religioso, lo artístico, lo político y los problemas sociales.
Los programas. de la·s · distintas universidades están destinados a
imprimirle a la filosofía una intervención decisiva en la conducta
del hombre en el cauce de la comunidad.
Esto es un concepto hondamente americano; pero también repite un modo de filosofar que fue distintivo de los griegOs. Las diferencias pueden ser rriuchas._ Por ejemplo, la intervención del filó·
sólo americano es más bien indirecta. Actúa, como ocurrió con Descartes, por medio de su obra, de su enseñanza, de su ejemplo en la
universidad, pero no participa como elemento dirigente en la セ」ᆳ
ción gubernativa ni en los cargos directivos de la militancia pública
de loS partidos. Pero, en, e1 recinto mismo de la sabiduría claustral,
y en la ciudad que se moldea en torno a las colmenas inmensas de
227
los. doctos--y ·en· _la remota ciudad de las fábricas o· de los negocios,
repercute· en majror o menor grado, la irradiación de las doctrinaS
ヲゥャッsVh。ウセᄋ@
Más que en Europa, cualquiera que visite Columbia, Yale
d Harvard, nota la versación casi sacra que se tiene por los grandes
filósofOs ·del país. Más patente es ésta en la l_ocalidad donde se cumplió--la- enseanza de los mismos, En Harvard, por ejemplo, se mantiene inalterable la profunda admiración por James, Royce, SantaYana, Palmer; en lo que fue el ayer inmediato, y se consagra un
respeto muy intenso por los maestros de hoy, como Perry, Lewis y
Hocking entre otros.
Se observará que eso ocurre en cuanto el filósofo de un país
adquiere renombre muy considerable o mundial. Sí, pero en lo que
hemos visto no se espera que tan magnifico destino se presente. El
enlace doctrinario se establece en los principios de la elaboración y
formulación doctrinaria, de su enseñanza, comunicación y critica.
Los cuatro. más grandes ejemplQs filosóficos de Estado Unidos·: Emercon toda vivacidad en
son, James, Dewey y Santayana, ゥョエセイカ・@
el pensamiento de las clases políticas, docentes, culturales y sociales, en una instancia tal, que se les hace formar cuerpo con el mecanis'mo-.de la enorme nac:/ln. Sus obras fundamentales, que tratan
de problemas que interesan exclusivamente a los que especulan filosóficamente sobre el ser, la substancia, o el universo, están acompañadas por una multitud de obras, articulas, intervenciones directas y
otros actos, que pertenecen al fuero común, al gobierno de la · cultura O de la cosa politica. Pero más allá de c1los, una numerosa
Congregación de profesores, herederos de la sabiduria de los maestros citados, ampliadores y comentadores y· críticos, mantienen consümtemcntc establecida la influencia inicial con el medio cultural
circundante.·
En tal sentido, el pensamiento puro se ha convertido _en una
incitación permanente hacia la acción inmediata. En lo que podríaセッウ@
llamar una derivación hacia la filosofía práctica, o un entusiasmo por las conciliaciones prematuras si se quiere, de antinomias
Clásicas.
Siendo así, es preciso ahora desentrañar de qué modo ese filosofar, que tiende a cumplirse en acción, puede caracterizarse. sセ@
se_-le ni.ira en el conjunto del inmenso estado, diremos que conjunセ。ョゥ・エ@
coi:t la religión, el sentido democrático y las tradiciones, forma el_ elemento unificador de la heterogeneidad y la multiplicidad
de las capas- superficiales y dominantes ante los observadores. Esa filGsofíá enseña a plantearse los eternos problemas de la razón huni.ana, ·pero se afirma eú. un universo múltiple y abierto, en una na-
228
turaleza dinámica e incita a los jóvenes al saber, al riesgO, al heroís.;.
mo de la voluntad, y al mismci arrojo y la aventUra,
- ' ;- -. ·:
Desde Emerson y James, se asiste al nacer de -la fuente mística
en el mismo manantial qu.e rodea la potencia del profeta_· 、セャ@
genio
y del sabio. En pocos pueblos de la historia se exalta con tmta ・ョイセ@
gía y constancia, a la individualidad. Y eso ocurre eri el seno .mismO
de ciudades y campos y fábricas, que pugnan por su propia ゥョ・イ」セ@
material y por su inmensidad y perfección técnica, a borrar el pasaje del individuo libre por la oscura tierra. La expresión que ser.,
viría para distinguir tocl.a esa influencia de la filosofía en la dirección presente y futura de los sucesos, lo que se desprende de un
análisis de lo que son las Universidades americanas en su carácter
de receptáculos del humanismo, del pensamiento y de la filosofía,
estaría expresado, me parece, muy bien si le llamáramos así: un
idealismo pragmático.
La política dominante en los últimos años, tiende tenazmente
a robustecer el idealismo. Eso es indudable. En su aspecto pragmático, esa dirección combate en lo posible toda política agresiva, de
negociantes, de imperialistas y de calculadores del éxito. La nega..
ción de ello signifi.ca algo más que fórmulas teóricas y lucha, eu
cambio, por no perecer en el inmenso abismo de las acciones イ・ァセ@
sivas y avasalladoras.
Estas, a su vez, tienen su fuerza, sus templos, sus mismos feos
dioses. No se _puede negar que subsisten, y que por momento, pare.:
cen invencibles. Son viejas como d mundo, po 10 allí se han robus.:
tecido en forma terrible.
Para triunfar en su actitud decidida contra ellas, el idealismó
filosófico-político, ha tenido que hacerse pragmático, Una acci6n de
los ideales en el curso de la historia, deberá sustituir a las realizaciones firmes y dominantes de la fuerza material, Este idealismo
pragmático tiene sus crisis, sus vacilaciones, su esplendor. En la reciente prc-guerra pareció que era inconsistente y que iba a perecerj
por nacimiento en su seno de ideales pacifistas y acomodaticios. Pero
no fue así. Había hombres que se convirtieron en dirigentes y após..:
toles, y que serán capaces de transformarse en héroes y mártires.
Conducida hoy por estos ejemplares humanos, la gran nación se
convierte en propulsora de la guerra por la libertad del hombre y
£ウ■セ@
como un Hércules mayor, se apresura a apoyar sus piernas al
mismo t¡empo en Australia y en Africa del Norte, pasando sobre los
más grandes océanos del 01 be, para luchar por la libertad del ィッュセ@
bre, en el trágico 。ョッ」ィ・セイ@
de este segundo milenio cristiano.
·
"El Mito y el Logos", págs. 220·224.
229
31 - [La poesía bárbara de América]
Eótre' ,ias ヲッイᄋュセウ@
literarias heredadas por el occidente y desarrolladas después en nuestras culturas, vino también la "hyhris" de los
Í?;riégos. ·
.
. . .
Se ··extendió abundantemente al amparo de las msu1lClenCias
históricas y de la personalidad egocéntrica de los escritores, caracterizándOse por la desmesura, la oscuridad, la emotividad, el lirismo
Sin vallas. Los monstruos más hermosos de las decadencias la apoyaron.- La dialéctica de la hybris prosigue ganando los adeptos que ella
se deVora,· junto eón los catecúmenos y" profetas que mezclan lo estético y lo social, lo esencial y_ lo bárbaro, sin discriminaci?n inteligible. En poesía, lo único que logra triunfar sobre la- hybns, 、ッュセᆳ
nadora y feliz, es el Nous, el helado y vigoroso paladín, con su espadón "de' _transparencias.
· · HaY セ・ャ。N@
: . · ウゥ・セイ@
ᄋセ。ウ@
hahri, セッ@
ィ。「ゥエ」セャッ@
de ·la. h)rhris;
en. las cuales- el andar del hombre se arriesga en busca de frutos.
.-Está la ·selva de los sentidos, con la- invasora riqueza de los árboles
del uniVerso;· está la selva interior donde nos sumergimos en el 」セオᆳ
tiverio de la memoria, está la selva de los humanos, con , las CJUdades · y las artes; está la misteriosa selva· de los árboles- carnales y
las raíces de los in.stint.os. Por último, para el poeta he ahi. que se
ha ido •abriendo desde hace siglos, la selva abstracta con sus poten"
tes árboles cargados de diáfanos números y.· sonidos con númenes _e
ideas. Es la selva de los riláS agudos caminos, pero el poema_ por
allí se arriesga al fin, entre el boscaje de la etemidad más viva.
"Trascendencia y platonismo en poesía", págs. 88-89.
·Después de los refinamientos del modernismo, la poesía del continente ha vuelto a caer en lo que Santayana ha denominado poesía
bárbara; Existe la- barbarie poética post-simbolista, como existió la
barbarie romántica y naturalista. Como islotes de jardines arrastrados -por uná inundación, flotan aún residuos de las perfecciones Y
de la -pureza del modernismo en los· actuales poetas·. Existe una especie de. barbarie refinadísima. No hay que confundirla c?n la embriaguez: dionisiaca la cual siempre es una forma supenor de la
inteligéncia poética aunque se oponga en esencia a lo apolíneo. Muy
pocoS Creadores se ·han sustraído a las desviaciones de la actual poe-:
sía' bárbaia; ·entre esos escasos y solitarios espíritus desearía marchar
yo fiel al Nous, por los siglos de los siglos.
"La Dinámica del Verbo", págs. 19-20.
23Ó
Casi toda la poesía moderna_ española .e ィゥウー£ョッ。ュ・イ」セ@
está
destinada a morir por su carencia d-e asUnto·, profundidad, plan, cóttiposición, y, más que todo por su servidumbre ante lo instantáneo,
mágico, sensorial, descriptivo, y por su ineptitud p'ara Concebir, sugerir grandes símbolos e ideas. Por ahora, aquélla es· el discipulado
de la hybris.
¿Dónde se hallará en la poesía española de los últimos エゥ・ューッウセ@
ejemplos dignos de eso que despectivamente algunos llaman ゥョァ・Gセ@
ría poética, argumento, asunto, alegoría, plan e intención, que ofrezcan milagros comparab1es a El Cuervo, de Poe, El Lebrel Cdeste, de
Thompson y el Cementerio :Marino de Valéry.- Solamente en los sudamericanos ya muertos, Rubén Daría y Guillermo Valencia, y en
algún otro que aún vive desconocidO por ahí, existen ejemplos por
el estilo.
"La Dinámica del Verbo", pág. 41.
Se debe pensar que es necesaria· con urgencia una ¡)oesía de las
ideas en Améris:a, que. r"eaccione contra los procesos de la ーセ・ウ■。@
de
los· objetos, de los sentimientos y de lo que· ocuÍ're en el mundo externo. Esa reacción debe preocuparse, en primer término, de ·salvar
a: la poesía del vejamen de la realidad. Debe, pues, ser eiúin'entemente idealista. De igual suerte debe ser profunda, diSciplinada, or.o
denada, trascendente y girar 'siempre en torno de una mística pragmática.
La mística pragmática debe considerarse 」ッセ@
constitúída por
creencias bien firmes en ciertas formas de lo- Suprarreal: dioses, mitos,
ideas platónkas, actos de fe cristiana, esencias poéticas, valores mettifísico:S, determillacionés irreales, ética· de la -·condí.tct'a y de ャ。セ@ técnica, orgullo délfico y serenidad estoica ante el ·destino humanO;
De esas creencias ·sustentadas en tales bases 'debe emartar una acción
coherehte,- sin pausas, concretable en poemas de largo· alientO y fondO
problemático, eh donde se hipostasien 'las más grandes preocupaciOnes de la humanidad.
El gran defecto de las más hermosas poesías anteriores a nuestro tiempo, en la América del Sur, es el carecer de Inteligencia, en
sus r_asgos fugaces y divinos. La Inteligencia, como integrante fundamental de la poesía, se reveló en el Norte a través de la obra
de Edgar Allan Poe, Fúe el primero que tuvo el valor genial de
231
introducir aquel elemento poético de valor infinito, en la lírica moderna, síll qhe' ésta se desviara de sus características esenciales.
Al Sur, le' háce falta la tortura de la Inteligencia, el fuego destructor-- y: generador, la armonía de aquel relámpago incorruptible
que leVarite a los poetas al plano de Lucrecio, Dante, Goethe o Va.:
léry.-· Se trata de que las ideas, las alegorías, el misterio de la inteligehci?t en sus contactos sacros con lo absoluto del existir y del conocer, penetren en la intimidad de la poesía sin que ésta deje jamás de ser lo que es.
"La Dinámica del Verbo", págs. YRMSセ@
En la biblioteca hállansc al alcance de mi mano las obras de
contenido perenne, las esencias inmóviles y vivas de la antigüedad,
los manaderos humanistas. Me acerco a ellos: Píndaro Horacio, Virgilio, Dante, Racine, Fray Luis, Góngora. (Pero la América ·es otra
cosa). Frente al jardín que da al mar levanto la mirada del azulVerde, y la dirijo hacia las revistas que me llegaron hoy. Vienen los
últimos o de ayer, poemas, prosas, ensayos: Algo de Joyce, de Eluard.
de Valéry, _de Saint John Perse, de George ... Tal vez algún desconocido. (Pero la América es otra cosa).
Campo. En este otoño, cerca de un río, ·las malezas y las sombras vivientes, los últimos paisanos camperos, me hacen entrever
leguas y leguas de llanuras. Un canto me revive a Santos Vega, a
Martín Fierro, al gaucho, al indio, al llanero. . . Vidalitas, cantos
aztecas, música de incas. Trópicos: lo inagotable de color y misterio.
La excepcionalidad de una convivencia de belleza y mitos, todo muy
pobre en ideas.
(Pero la América es otra cosa)-.
Yo tengo la más profunda fe en que una poesía emanada de lo
alto de las ideas, se instale definitivamente entre nosotros. Es imposible sustraerse a la influencia lenta, clara, tenaz, de la fluidez de la
lírica a base de formas concretas, de aéreas ideas estéticas, de イ・ャゥセ@
ves definidos. La barbarie hoy por hoy, es dominante; por otro lado,
la fragmentación lujosa del lirismo europeo; más allá, el ョ。エオイャゥウセ@
mo poético que no se desvincula del paisaje y la anécdota, las interJerenci<i.s de lo social que aún no ha encontrado ala para sus expresiones artísticas, Pero no importa. La poesía de las claridades últiinas, que es aquélla que a través de las llamas del ser vislumbra la
perspicacia infinita de la inteligencia, dominará poco a poco en el
ámbito de la América Latina.
"La Dinámica del Verbo", págs. 172-173.
セ@
32 - lUna cultura colonial]
1
'
Antes de hablar de la decadencia de Europa, los de aquí 、セ@
hemos detenernos: la decadencia de Europa somos nosotros.
"Teoría del Nous", pág. 216.
El Nous es lo diferenciador. Lo que hay antes de él siempre
es confusión y caos. Hoy, América es el paraíso de ャッMエ、セェオョN@
,Después que América produzca y no mate, enaltezca y no aniquile
a varios de sus hijos equivalentes a Aristóteles, Plotino, Santo Tomás o Descartes, y cien más de igual. índice, reciéri 'entonces habrá
empezado a existir. Un futuro historiador remotísimo, al referirse a
estas épocas primitivas y anteriores a la apariCión de esas formas
carnales del Nous. podrá decir, como el jónico meteco y divino:
"En el principio, en aqud tiempo, todas las cosas estaban juntas".
"Era el caos, cuna del hoy". "Estaban en lo-todo-junto".
"Teoría del Nous", pág. 62.
América, por ahrir'a, es el .continente de lo provisorio. Todo lá
que se levanta aquí es de corta duración: las casas y los hombres;
Si Europa ofrece el efecto de la cristalización, nosotros estamos en
estado protoplasmático. No obstante, una de las superioridades ョオ・ウセ@
tras sobre Europa, sería la facultad y la posibilidad que tenemos par'a
construir ciudades en cualquier sitio, circunstancia y momento. Al
europeo le es imposible, hoy por hoy, levantar una Ciudad entera..
mente nueva. Lo nuevo que se hiciere tendría que injertarse forzosamente sobre las ruinas de las otras ciudades. y ya es sabido: una
ruina no muere nunca, sigue mandando siempre. En cambio en América, en cualquier playa, en cualquier llanura, tenemos la ーッウゥ「ャセ@
dad de levantar ciudades e iniciar una civilización; si no lo hacemos, es por nuestra incapacidad protoplasmática.
Si las ciudades europeas son Babeles coronadas de torres de marfil, las americanas son Babeles sin torres. Los movimientos allá, las
reformas, los progresos, se incuban y se levantan en las torres y de
allí se hacen descender. Europa es Sóc-rates, es Descartes, es Hegel es
Pasteur ... , torres sobre los ᄀセオ・「ャッウN@
Aquí, por ahora, todo se agita;
m' hay torres de marfil, existen el desorden de lo protoplásmico, que
sólo se afana por nutrirse y accionar, e impide el establecimiento
de jerarquías de la inteligencia.
"Teoría del Nous", págs. 235-236
233
Todo el --caos suramericano se debe a que Europa penetró en
estas tierras· únicamente por la acción. El pensamiento no ha venido,
nada más. que-- en formas fragmentarias o inarticulares. l-Iemos creído
que -teníamos_ pensamiento y sólo era -nuestra la técnica: el pensamiento enfriado por la acción. El pensamiento puro se eVapora al
pasar el Ecuador; sólo viene un vino malo embotellado en lenguajes
antiguos: un vino muerto con algunas llamas del Nous.
"Teoría del Nous'',
MーセァN@
245.
Bergson, en una carta publicada en 1928, a raíz de la' distinyión que se le hizo al acordársele el premio Nobel, dejó entrever algo
que es discutible y hasta contradictorio con su doctrina, en. el ウ・ョセ@
tido de que olvida aquello de que el espíritu "siempre desborda lo
corporal". En la referida carta señala el filósofo que el cuerpo de
la humanidad iba creciendo sin cesar, debido en gran parte al desarrollo de la ciencia aplicada y de la técnica, mientras el alma en
éambio, ー・セュ。ョ」■@
infantil. No acompañaba con su Crecimiento
paralelo los progresos del cuerpo. Acéptése o no, esa conclusión, con
todo el valor que le da la autoridad de quien la emite; pero si eso
lo dice desde Europa y en un siglo .de nunca vista especulación sobre· la física atómica -y la matemática y la biologia, en dondé, casi
todo es espír_itu, más· brutal debe ser el contraste en estos ambientes.
Entre .nosotros, sí que es coristatable: la riqueza de la técnica, de los
adelantos mecánicos, de todo lo que se denomina progreso material,
abruma y se impone totalmente ante una inferioridad espiritual meÍlos que infantil, y este desequilibrio _nos matará. No podemos soportar la monstruosa desigualdad. Espiritualmente, apenas si ·poseemos
un anuncio de resplandores o una película casi invisible, ·que , Ue..
vamos como .un gironcito de escarcha vaCilando sobre el ala gigante
de ún avión. Materialmente y sin merecerlo, poseemos y manejamos ·todo lo que crean los hombres europeos; sin poseer la cultura
antigua y el espíritu adulto de aquélios y sin percibir ni remotamente esta ausencia.
"Teoría del Nous", págs. 261-262.
Cuando se experimenta la desilusión de no asistir a un apogeo
de la inteligencia y a una actividad de las grandes ideas en la AmériCa del Sur, termina u_no por representars'e al continente 」ッセ@
un
セッョェオエ@
de visceras constituyendo un cuerpo que terminará por
S_er gobeniado por una razón y una voluntad extranjeras." "La hist.oria cercana se _asegurúá de que estas últimas se hagan p;:ttentes;
po_r ahora ·no sabemos bien quienes son ... ¿Es seguro esto último?
"La Dinámica del v・イ「ッBセ@
pág. 111.
23*
No hay eco para el espíritu;· .·hay moviiriientos.- Nuestra: menta:..
lidad infantil refleja los problemas de fondo; _rechizándolos. y. se
incorpora, po¡; imitación, lo más fácil- ·de imitar: las muecas.: NueStra
ri-mnera de resolver los problemas de hoy y del- destinO, pOr: ahora_¡
es una repetición servil de muecas provenientes del medio -social y
político europeo.
"El Mito y el Logos", pág._ 13o
La característica del mulatO mental consiste en que aún en
avanzada ・、。セ@
se entusiasma perdidamente, siempre de lo últimO
que lee. Cree descubrir así por deslumbramientos exclusivistas, a
los autores geniales de las artes antiguas o a las figuras históricas,
colocándolos exageradamente por encima de los demás y siempre
con negaciones fanáticas;
"Teoría del -Nous", pág. 68.
Existen culturas de diamante; inteligencias y sensibilidades. de
diarllallie, ·que nO ·se dejar1: _penetrar náda más que por eÍnanaciónes
de luz. Hay culturas vivas de b<irto, plásticas, que soportan todo:
cae .en -.ellas un error, una verdad· y una mentira y- estos. tres elementos se a·daptan. 'sill discernimiento. Y circulan y Se oiganizan -meJor Cuando NQセ@
cultura_ es セ・@ un barro in u y -blando, parecido á. .lo アオセ@
en _lenguaje. de laboratorios se llama un_ caldo _CUltural. En las cul..:
turas de .diamante, ·las verdades 」ゥ・ョエ■ヲセ。ウM
o ヲゥャッウ」\ZセMs@
se incorp0r4n
lentamente, diafanizá:q.dose. y trOcándose en luz. _La ュゥウエヲ」。ョセM
セイゥ@
tanto, reSbala .-sobre el' pulimentO y- no- penetra.
aiH·, -la. mistifi7
caciórí puede é<ier sobré las cultúras de barro y adáPtarse· muy· bien.
Es __ muy_ dificil- que ・ョNセ@
un ambiente cultural de la primera clase,
caiga un errof grosero y· la penetre. Enseguida· es rechazado. En las
culturas. blanduzcas caben todas las mentiras y _los errores _confundiéndose con Ías verdadéS. Tíenen --un valor iJsua-1 que hi's- más insignes verdades, todo es niebla, nadie· está seguro de nada. El diamante
de las primeras culturas está lleno, ·en cambÍo, de vida, -Irf'adia l<l
vida, inunda y alimenta con ella- a los elementos que se le intor;;
paran_ o se le aproximan. El 、ゥ。ュセエ・@
es. vida y es_ espíritu. El barro
de las otras culturas, es fecundo o estéril según el azar. Es fecundo
pata crear nuevos sofismas, y es más bien estéril para las verdades
eternas, de la misma manera que_ es opaco a la luz.
pé·
-"Teoría del--Nous"-,: págs: 208-209.
¿Nuestro continente es, políticamente, algo bastante repugnante?
Tiranías, guerras, amenazas eXtr-añas, odios y nada más. Nos salvaremos sólo cuando _ pensemos; -dediquémonos al -_nous, suframos por
235
él ᄋセO@ en; él セ・ウエ。イュッ@
'libres,. en cuanto expresemos originalidad, de
los déspotas y dé los yanquis. Las ideas originales que tengamos fundirán én un 'instante- todo el hierro nuestro y el oro yanqui. Fuerá
de -esto, lós demás eSfuerzos serán nulos y trágicos. La fue1za brutal
deL CapitaliSmo _éxtranjero y de las tiranías miserables de estos países
sólo- ᄋウ・セ@ venderá por medio del pensamiento. Creando pensamiento y
rhás pensamierito, edificaremos la libertad de los futuros seres.
"El Viejo y el Nuevo Mundo", pág. 311.
33 - lEn el torbellino de la fuerzas]
a)
LA REVOLUCION, EL INDIVIDUO, LA LIBERTAD
Y LA MASA,
Los rusos de hoy no serán 'tal vez muy libr'es, pero son, de todos
n1odos, libertadores. Hay hombres y pueblos que no son libres, perci
son libertadores. Rousseau no era libre, ni siqtiiera de _sí mismO,
porque siempre apareció como un ábúlico o un timido ante los demás. En cambio ¡qué libertador! _También hay hombres y pueblos
muy libres y que no son· libertadores; muy al contrario, son esclaviZantes y despóticos, como los guerreros, como Estados Unidos.
"Poética· y Plástica", págs. 115-116.
¿Las muchedumbres? No me interesan. A mi, por ahora, en
en este mundo al menos, me está terriblemente prohibido salirme
de mí' mismo. ¿Y cuando las muchedumbres sufren? Las muchedumbres no sufren. Sufre el hombre solo, abandonado, el hombre Jesús,
ei hombre Nietzche, el querido hermano del hos-pital.
En el arte, como en el dolor, los más hondo pertenece siempr'e
a la individualidad.
"Poética y plástica'', pág. 110.
- La historia de los últimos tiempos presenta paradojas terribles:
asf la sociedad capitalista, ·producto en gran parte del individualismo, pues la propiedad privada, lOs derechos individuales, la libre
iniciativa Y .muchas realidades económicas y sociales por el estilo la
sostienen, ha traído por .consecuencia este resultado espantoso: la
236
anulación del individuo. El hoínbre no existé ·si no: es un valoZ. económico social; el individuo ha muerto pará. sobr.eVivir. una イ・ーウョセ@
tación valorativa X, que se suma a otras X, y perece en la sociedad
implacable. Piensen en la guerra europea, ¿qué era un hombre? Por
su parte, el comunismo ruso que teóricamente presupone la subordinación del individuo a la masa, promete, al revés, una esperanza
.de nuevas individualidadeS, de nuevos seres renacientes, puros, libres,
en una sociedad resucitada!
"Teoría del Nous", págs. 218.219.
No hay partido sin amo; es lo repugnante de pertenecer a las
sectas. Estas presuponen la existencia de amos, no pueden concebirse
sin él. Los amos políticos son simples fenómenos afectivos ー・イウッョゥヲセ@
cados y objetivados. A veces, ni eso.
"Teoría del Noui', pág. 29.
Creo que el individualismo creador es absolutamente necesario;
los contactos con las agrupaciones de intelectuales constituyen algo
epidérmico y circunstancial. La asistencia a cenáculos, academias o
asociaciones, exige un imperioso llamado a la individualidad, que
se agroga com nube de tormenta en la obra realizada o a escribirse,
precisamente para definirla o diferenciarla del grupo y hasta para
imponer las ideas o solucionar los problemas 1colectivos. La fecun,dación de la inteligencia se realiza siempre en silencio y a distancia.
"El Mito y el Logos", págs. 110-111
Vigilar la individualidad es ya ir a diferenciar la inteligencia.
Entre nosotros la noción- individual de ganado y de ovejas, no existe.
Son reses, es decir, cosas. Se habla fuertemente de reses en nuestra
aristocracia ganadera y se las confunde con valores. Reses, son- valores; enorme y brutal absurdo que subrepticiamente invade nuestro
proceder político. Así como no se individualiza al ciudadano; no es
un ser libre, un individuo, un valor. Es apenas un voto. Impuramente predomina una sistematización así en nuestro medio: existe
el latifundista de reses; y el demagogo, que es un analfabeto latifundista de votos. Y ese absurdo se acrecentará, mientras no se aniquile el mal, cuya raíz se afirma en los hechos señalados: hay que
individualizar y valorizar, diferenciando lo homogéneo por medio
de la inteligencia.
-"El Mito y el Logos", págs.· 162-163.
La naturaleza poética me ha dotado de una sensibilidad finísima:
un asco de una sutilidad inenarrable, que me hace alejar indeclina-
237
1
blerÍlente -de' las· instifuciories- o persOnas" que quiCréll tomarme cOmo
medio -para sus propósitoS o fines, ya sean estos groserOs, individua-_
les: --o políticos.-· Me entra una repUgnancia esencial, de orden casi
metafísico,- ·q:Ue me :inhibe, me aconseja, me alumbra y m·e impide
cae:i.en-las redes_ que me tienden por más hábiles o fuertes que sean,
"La __ Diná1hica del Verbo", pág. 134;-
b)
La
EL PECADO DE POSEER
ーセイウッョ。@
humana se desarrollará plenamente el dia que, sin
-como algo naturalísimo; de la misma maneta que イ・ョオセ⦅@
ciftmos a apoderarnos de una estrella, comprendamos que no nos
..
pertenece ningún objeto del unive!so, salvo -nuestro pobre 」オセイーッ@
セウヲオ・イコッL@
. . tセョイ@
ᄋ。セッイ@
"a la pr¿piedad セイゥカ、[N@
nesto signo. de bajeza del- espíritu.
ィセ@
ahí el más sutil y fu-
. . tセ、M
io. アセ・ᄋ@
セッ」ゥイ・ᄋ@
a. Qセ@ ᄋー[ッゥセ、N@
・セ@ セョ@
ᅪオセョ・@
·d; ゥᄋョセッ@
ralidad; a su alrededor se acumulan los hechos más repugnantes enmascarados por las buenas costumbres. El creerse dueño de un ,pedazo
del universo es una grave inmoralidad, consentida por los hombres
por pura conveniencia.
"E_l Mito y el. Logos", pág. RVセ@
Los latifundios no sólo constituyen un mal en si mismo por la
miseria que acumulan a su alrededor, la tierra que inutilizan· al sustraerla al cuidado _y al esfuerzo de los holnbres pobres y la ignorancia y el egoíslno que desarrollan sus explotadores, sino que ·además crean un estado social que alardea de poseer una mentalidad
particular y coercitiva, y se proyecta sqmbríameme en la VlUct [Lエョセゥᆳ
cultural de las ciudades. Como el gigantesco monumento de las co-:"
lumnas hcrácleas apoyábase en los dos labios del canal límite del
mundo, así el monstruo latifundio sus estériles patas afirma sobre
la ciudad y el campo al mismo tiempo. En las ciudades, merced a
las riquezas sustraídas de las bestias, se organiza la democracia burguesa tan singular de estas repúblicas, Abogados, políticos y banqueros se . adiestran para defender los intereses del latifundio, y la
· vaca vendtda en el ca.mpo viene a ser oro en el banco, fino perfume
o_ sedas en el carnerero, música en la ópera, sitial de diputado, ·bufete de renombre y hasta estilo arquitectónico. Las relaciones del
poderosO, y las familias y los intereses inmediatos. constituyen verdadefas castas, con lujos y refinamientos exagerados, y hasta hay
ciertos hogares con angélicas_ doncellas, que son como la flor de lis,
23.8
Qセ@
espuma. Y ィ。ウエセ@
la poesía del latifundio·.- Pero- ese pánorarha · cons::':
tltuye la mfluencm, remota del mal y enmascara- una. gran miseria';
Para comprenderla yo habia ideado- una imagen maritima; Lo:{· ran;
cheríos y poblachos que abundan en loS campos; en· algún--recodO
de los latifundios, son como la rcsa:ca de éstos. Las grandes estan-·
cias serían pedazos de marea, con serenas y espejadas aguas verdeS
y a su alrededor se acumularían esos flotantes residuos sociales, centrifugados y comprimidos por las mareas cercanas, y fermentando
sólo ignorancia y miseria. La imagen, pues de mar, de mareas y
resaca presenta una triple validez: física, moral y estética. Con cierta
perspectiva histórica prudencial, el hombre futuro tendrá que condenar, llenando de oprobio este fenómeno de orden económico que
nos _sorprende tanto· hoy; fenómeno que será percibido "así, con ese
duahsmo rural y urbano, también determinante de dobles miserias,
aprisionando toda espiritualidad y destello del Nous, para ahogarlo
セョエイ・⦅@
las dos. tentacu.lares influencias señaladas. Hoy
o AョNエッイーセ」・⦅ャア@
por hoy, hasta la misma ley, como la cinta métrica del agrimensor,
ha sido hecha para medir los privilegios. Entre tanto, en his univerウゥ、。・セ@
se forman los próximos defensores del latifundio neolatino;
los que desde ya denotan su procedencia rica. Tal es ese tipo de
estudiante con automóvil propio, ese joven fuerte y conservador, que
es utilitario feroz y deportista a la vez, que se caracteriza por su
escasa penetración filosófica o estética, sin ideales ni heroísmos, que
se entrena diariamente para llegar a ser profesional y nada más.'
Tipos prácticos como éste abundan. Son de indudable belleza a
y bestiales ・ェューセ。イウL@
reservas de los prejuicios y
veces: ァ・ョ←ウゥ」ッセ@
de la forma mtlagrosa de la espeCie,
"Teoría del Nous'', págs. RXTMUセ@
e)
PELIGROS Y EXIGENCIAS DE LA CONDICION
DEL HOMBRE
Si hiciéramos olvido de. esa gran abstracción o clásica metáfora
que es el hombre en su énfasis intemporal, para fijarnos con más
claridad en las manifestaciones circunstanciales con que lo arropa
la historia, tendríamos esas formas que a la mente suben y que van
en declive desde el hombre racional puro, al hombr,e con fuego divino, al hombre fabricador de dioses y de espíritu, al hombre de carne y hueso, hasta el hombre sobresaliendo como una flor del humus animal. . . Pero en este descenso, no es posible seguir las degradaciones hasta una atomización del hombre, o una divisibilidad
de su concepto hasta el infinito.
' En el pensar.niento y en lo discursivo y; más aún, en lo real del
239
..mundo . tenemos アセ・@
. _detenernos en una manifestación comprensible
ql]e trascienda como. tiiiidad bien pensable y concreta. Tenemos que
Qar ヲッイコセ。ュ・ョエ@
con la especie de mónada, más o menos pura o
degradada -que- conqcemos en nuestro contacto con el universo que
nos toca. en suerte vivir y morir. Entonces el hombre se coagula alイセ、・ッゥM
del ー←イウッョ。ェセ@
central de las doctrinas naturalistas o pasa al
protagonista de las doctrinas económicas, políticas, sociales y cultu-:rales que llenan libros y universidades. Por último, nos sentimos más
fiime cUando -le llamamos individuo, persona, personalidad; como se
éstila hoy. Sea lo que sea, él representa un escalón sobre la naturaャセコ。@
y la misma vida. Un salto en el orden establecido, un quantmn
posible de espiritualidad, de acción, de libertad, de cultura, de ética.
Pues bien, ese individuo asi perfilado, y que hay que aprehcnderlq
en todas las edades y situaciones, requiere un minimo de existencialidad, de permanencia en un mundo en que nace. Requiere bienestar.
セゥョ、」。エッL@
_}lijo. de- Adán· sea .objeto de ウ・セカゥ、⦅オュ「Nイᄋ@
⦅セゥ、ィZ・」エ。[ᄋ@
'la corporición o el monstruoso- EStado. ·
·•Ez Nmゥエセ⦅Mケ・ャ@
ᄋゥG\^イウNセ[LMァ@
--pot . ,-parte_
· _·. -.·
26.
34 - [Nacionalidad y Cultural
Es preciso algo más que grandes ideas para estabilizar en uni. ficación fecunda a un continente tan vasto. Es preciso tal vez más
··-que ·acción y sacrificios. Es preciso que en el pueblo o en las natione_s se .constituyan creencias efectivas, sólidas, arraigadas en la his'toria, ·en los instintos y ·en la tierra y estructuradas por medio de
geniales pensamientos o de acción gigante. Y más aún;_ esas creencias
deben conformarse, a través de actitudes y de poderes sobrenatuセ。ャ・ウL@
en mitos. Y así tiene razón Sorel. Mitos violentos y agresivos,
:c:Omo )os que menciona Gilbe-rt Murray, que sostengan en s_us hoJ11hrOs los ゥイセ・、オ」エ「ャウ@
ideales necesarios para la salvación posible.
...- ......................... .
De ahi que se debe estudiar y solucionar el espectáculo deprimente que trasunta el vivir de las masas más necesitadas. Hay que
articular esos seres humanos con la naturaleza y hay que hacerloS
entrar en el engranaje ra<:ional del trabajo y de la cultura. Sin este
mínimo, no tendremos hombre, ni hombres, Es imposible seguir adehmte sin atender y corregir la vigencia objetiva de la miseria humana.
:•: .:
....
•,
.......
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....
•.
·:
. ...· . :·
Demostrado está que, en los días de peligro y amenaza, es ditkil que e.n el orden de lo colectivo humano, en lo アオセ@
_pertenece a
·la tierra y a las sobreestructuras espirituales y políticas,_ es muy difícil accionar y perdurar sin el vino a:r'diente de los mitos: actuantes,
poderosos, absurdos si se quiere', pero salvadores y fecundos,
"El Mito y el Logos", págs. 49-50.
El mesianismo hedOnista es una de las firmes ilusiones de la
condición humana. Es una necesidad, tal vez, de origen trascendente,
como muchas otras. Pero la miseria y el dolor existirán siempre. Son
necesidades absolutas, como la metafísica y la religión. Siempre habrá pobres, enfermos, miserables y sus opuestos. Cuando no existiera
la miseria por ignorancia o por injusticia y crueldad, existiria la
miseria buscada, reflexiva, consciente, como la pregonada por los
filósofos y ascetas a modo de un orgullo.
11
El Mito y el Logos", págs. 207-208.
La politica también puede ser ahistórica, tanto en la te.oría .co:rno en las realizaCiones. Es imposible- eludir las contradicciones fun.damentales de la fUerza y de la ley racional. Cosa difícil es construir la segunda, deriválldol<l: ·de conceptos metaempiricos y apoyados
en el despotismo de los fuertes, como derivar de la primera los principios que rigen la vida espiritual de los pueblos de acuerdo con la
ética y el d.erccho.
"La Dinámica del Verbo", págs. 158-159.
...El Mito y el Logos". pág. 146.
Es posible que se pueda creer en la emancipacwn económica del
hombre moderno. Que se pueda hasta evitar que el hombre viva
explotado por el hombre, cruel y directamente, como sucede en la
beqcia- capitalista. Pero conviene constatar a qué precio se hace la
libera-ción del oprimido y explotado por su congénere, pues podría
ocurrir que haya una suplantación de explotación y esclavitud, y el
240
1
1
La complejidad del sentimiento. de patria, exige realidades temporales muy vivas en que afirmarse. No es comparable en el fenicio,
セョ@
el beduino y en el griego, por ejemplo. Sin embargo, los pueblos
ptieden simplificarse y ser considerados más o menos así. Lo productivo, lo errabundo y lo esencial, sq estructuran y coexisten en
241
'ffiuchits naciones de hoy. Un elemento heroico y religioso; de exp:Úsión hebrea en la antigüedad, completaría este esquema, quedando
_así . Gtiloial. Ahí están las realidades temporales que forman lo cár'll<').l'·y viviente del sentimiento de patria. Fuera de eso, es una idea
marginal que actúa sin definido contorno, en nuestras actividades
¡N3.da más! Y cuanto más marginal sea, inás pura. Apenas se la
coloca en un sitio focal, se deforma y sirve de pretexto para ambicwnes bastardas, e impuras. Se piensa en ella directamente para justificar un acto de barbarie, de interés, de injusticia. Por lo demás,
en las colectividades insignificantes, la patria es una máscara que
ア」カャセ。@
todos los sentimientos más o menos rudimentarios y bárbaros
d,e los_ hombres; si no es eso, es una abstracción inaprensible 。Lャセ@
una. pseudo _idea, una mentira vital y mental, que no resiste al examCn
de la razón- crítica sincera.
"El Mito y el Logotl', págs. 19.20
. La sensación de existencia que proporciona una cultura, se
Concreta a veces, ·en imágenes sumamente simples. Una. de ella's, セウ@
curiosísima 'y consiste en arraigar la imagen física del país creador de
cultura, a -la capa de corteza terrestre que lo sustenta. Fijese bien
este detalle: la filosofía de la historia tiene una acción afirmante y
fijadora: invita a cOncebir a la cultura no hundiéndose en· el tieinp9,
_sino en la tierra. La historia presenta esta necesidad de verticalidatl
·hurtdida y profunda. Los países europeos están, en ese sentido, milénariamente afirmados en· la tierra. Dijérase que 'no pueden ser borrados p9r otros, y en, caso de concebir una confederación de naciones,
se debe imaginarla como constituida por mónadas culturales, hondamente afirmadas en lugares geográficos. Los países nuevos, los sin
histOria y las colonias, impresionan como organizaciones políticas
superficiales; mudables, sin esa convicción de fijeza inalterable qu·e
transmiten los grandes antiguos pueblos. Apóyese ese razonar en
imágenes y ejemplos y se confirmad. El hombre es realista: en lo
é],ue ・イセ@
más, es en aquell() que en su mundo externo se a·firma
mejor sobre la tierra. El mismo afán de realidad se asocia al deS- ,
エセョッ@
de las ciudades: Roma, Bizancio, París. Están rozando el centro de la tierra; no pueden ser borradas. Los elementos históricos
son como ·pilones. arquitectónicos que desaparecen en el subsuelo;
pueblO, si tiene altura .y grandeza,. tiene tambiéri yarios
uÍl· v・イ、セッ@
pisos- ·Subterráneos, muy sólidos y ricos de vida y sus historiador·es
'operan eri descenSos, con la preocupación de los arqueólogos. Es indudable·· entonces, que un pueblo para ser tal, debe tratar de que Ja
ideá- que él. provoqUe se vincule a una imagen telúrica de la· espede
citada. ¿Qué elementos entran ·en esa 'fíjacíón_ del- alrrra natci<>mtl.
de un conjunto de individuos, familia o puebÍús?- Al prinéipio ·Y·:al
sangre, sufrimiento, guerras. La sangre humana, al penetrar _en ]a·
tierra, actúa como fermento aglutinante y afirmador,_ Después, las
leyendas, las hazañas, -las tradiciones. Y al fin, la sangre y eL tiempo.
¿Será todo? Es posible que hasta la injusticia y la -miser-ia ·Y las
tiranias, sean afirmativas en ese sentido. No obstante, lo.. más nete-r
sario, es el pensamiento de ese· pueblo .. ,- Lo que fija más que. la
sangre es el Nous, La razón, hundida en la tierr-a, precipita en ·gra.nito y cuarzo. La sangre, por sí sola, daría una argamasa inerte; el
humus oscuro y fecundo; lo que hace vivir y dignificar- esa sangre y
esos huesos de hombres, es la ciencia, el arte, las leyes, .la idea de
libertad y -la cr·eación filosófica que -ese pueblo pudo elevar. Eso no
asciende y huye en los cielos; se precipita a la tierra y es el agudó
hierro indestructible que se hunde y más resiste al tiempo y. a los
hombres. La cultura húndese en la tierra: como rara quilla, navega
hundida inmensamente; a través del granito y del ·tiempo. Recién
asi, y en ott'O sentido del que asigna Worringer, se debe sustituir lo
de Frobenius: "La cultura es la tierra que el hombre hace orgánica':
por esta: "Es el Nous hecho tierra· y la tierra hecha Nous''.
"Teoría del Nous'', págs. RUQMSセ@
. El concepto de· nacionalidad tiene valor- cuando su significado
se identifica eón el de existencia. El de ser. Se es como pueblo por
la virtud de la raz.ón; sé es por el heroismo o la fuerza convertidos
en razón. viva. Hay cierta pregunta que el hombre que integra' uná
nación debe h¡:tcerse, .y hundida la frente ·entre los puños, fatigados
de cavilaciones y ardientes de esperanzas las pupilas, tratar de responder ,al término ·de la más sincera meditación. Esa pregunta de
ciudadania. se equivale con aquélla más intensa de humanidad; de
hombre integral. ¿Quién soy? -¿Qué es rer hombre? En este ·caso,
la respuesta filosófica y humana debe encerrar la mayor sabiduría
posible. Aunque no se halle respuesta definida, el formularla sincera
y hondamente, significa enfrentar'se con el más amargo enigma. eセ@
planos más concretos, la interrogante de civilidad a que se 。ャオ、セ@
al principio, debe ser ésta: ¿Qué es ser inglés? ¿Qué es ser francés,
ruso, alemán, español? Cada célula integradora de estos estados,· debe
fOrmularse, más de una vez, esa interrogante; es posible que en
ciertos oscuros .días de turbulencias o de guerra, la pregunta adquiera
una patética emoción que eclipse a la más alta preocupación del ser
·presente.- ¿Qué soy? ¿Qué es ser miembro- de tal pueblo? Surgen ante
esta preocupación dos series de beligerancias: -internas y externas.
La historia y el espíritu interno en lucha contra los más gigantescos
243
セュ・Z@
カ・クエヲM£ゥ}Nイ_[セᄋ
cuYas_ ·energías'· invásoras :siguinca-rbn ·e-¡_ 。ョゥ」ᄀオセZN@
LMNスセヲゥ・ョエoHG、t。ウ@
poiellciás' autóctOnas. Pero, 'al mismo· tiempo; en el
lfontló ;-del-.. héiinbre qUe asiste- eri ·sí' a'- esa lücha se·.·leVanta un núcleo
¡ [。セ、ゥ←エ・M
_-f Vivo- de -ヲセ・イコ。ウL@
オセョ@
yo 'de extra:ordínaria
:directa pre:..
ウ・セcゥ。[G@
qtie |セ←M
define coíno una realidad·· 、ゥヲ・イセエ@
-de .todas las ・クゥウセ@
エ←ョhセウL@
'Y' es capaz 'al mismo tiempo de resistir todos los ataques. Esta
·pregunta; aSí desnuda y terrible ·yo· me' la he formulado, ¿Qué- es
ser.:SU.dtimericano? ¿Es igual que ser- europeo, asiático, inglés, espa·ñ'ol? 1 ¿Es menos? ¿Es más? ¿Qué ellcuentro en mi' :cuando digo:
セッケZ]ᄋウオ、。ュ・イゥ」ョ_@
¿Lo que encuentro en mí es equivalente, en lo
'ético; niatetial. セゥウエイ」ッL@
filosófico, científico, a lo que ·halló en sí
·e¡ hebreo, el griego o el fenicio? Es indudable que debo confesar una
g·ran _:infcribr'idad, una espantosa inferioridad. No somos casi . nada:
tasi -hi léxistiinos. Es la gran verdad ('. ... )-_ Pues bien, dime tú que me
_:lées:: ¿Qué es ser Sudamericano? ¿Qué repres·entaCiollcs fundamentaleS
.y humanas a la vez, responden en tu alma, -cuando te ーイ・セ@
.G・ヲcZイョᄋセMウ@
'g_!Jrita:s eSo? Júr3.me sinceridad, ¿Notas, entonces, que en realidad
existes?- ;:Tu·- existencia como tal, está subor:dina.d-a· al -valor· esencial
Hiオ・セ와G←ーエNウョ。@
la comunidad a que perteneces. Deritro de la- :sabiduría huffiana la cóffiafca que. es ·tu· ·cuna;-: muy-- ·poco sigriifica. Sólo
カッ、NAセ⦅ウ・イ@
.. algo en lo¡s dominios del espíritu. Fuera- de esa eminente
perspectiva, de esa evasión angustiosa, no significará absolutamente
pad:;l. i!P-p_ortant,e. _Muy grave asu11to _Zセウエ・L@
imagJna, _que nu_estro,. nuevo
fn#nR-o· casi no. ーセ」、・@
existir ヲ■ウゥ」。ョ←セエ・@
·_por· si_ riüS:mo. No es . ウオヲゥセ@
,,;¡ientCq¡.epte fuerte セ。ュッ@
para ー・イウセエゥ@
ーセイ@
Nウセ@
:e.n _セ@
セ・H@
(Espinc:>sa) ..
pMセZ@
MセQN@ un セアオゥャ「イッ@
ーセャエゥ」ッ@
de liadones;, セ・イ@
t1_o ·se' 。ヲゥイュセ@
en オイセ@
Nャ[オエ・ョセ。@
razon de estabthdad y de_ fuerza- nppenal. Cualqmer gran
pエ、[セ」Nゥ。@
__ rto_s puede arrastrar o aniquilar ell .una- gu_erra .y ·nos 。イセゥ@
Lオ。ヲセᄋNM
cu.alquiyr combinación de millonarios yanqUis· el- dJa que. quíMセゥ・イN@
ᄋ⦅。セ・」ゥ@
pUdo ser en sí, Francia セクゥウエ・@
en ·sí. ¿y nosotros? nオ・ウセ@
セイ。L@
⦅G、セ「ゥャ。@
material es indefendible, Peró _restan otras maneras- de
セ・イN@
El Nᄀs・ョウセュゥエッL@
el saber, el heroismo. de la razón, la sabiduría
*le lai 'leyes,-- él eSplendor de las artes_... Esos vagos ·y concretos 、ッセ@
ーエゥャセ@
、・「イセョ@
ser nuestras únicas realiQades. Pare-cería que estuyiése ..
;i_nOs-._oQligados a ser el conglomerado más criStiano y antirrealista de
: _.
·
·la .エゥG・イセ。N@
,. ·
"El Mito y el Logos", .págs.- RQᄋ_sセ@
r
ᄋ⦅セ。@
t*-rea de- t:i-ansplantar ウッャオcゥョ・セ@
socialCS 'de afros países al
rri:uy- insegura. Sólo c'orllo un·a 。セ@ dacia es admisible, como
· hUeSt:ro セ・ウ@
·tiri:--'cúrifia:dísirrio creer en el azar. Puede· ser hasta estéril y mortal.
Jriiitrir···otras,' 'formas sin conocimiento profundizadD de la realidad
.-ri.i:lteriOi' ·y' Cónseé:úérite, equivale a· un transplante en' el·· aire;· lo vivo
M。ーイセャv・L」ᄋZエsNU[@
de la .doctrina_ muere én el' -ta:n)bio,: lo' que> Gーオ⦅・、セM
s·6lo un esquema.-. La democTa,cia .tiene アオ・⦅Zヲッイュ。sセ@
M。Zᄋj[ャウセイANエ@
_ ーイゥセZI@
CI-pws autóctonos y 」オゥ、。ッセ⦅ウ@
verdades: ヲッイ。ウエ・セ@
inCoi-po·radas-_ p<m
medio de ciertas dosificaciones ,que イ・セャゥコ。@
el Nou.s. Lo ⦅アcGャAッセ[」oNZ@
es, en esencia, un tejido' vital; es vida misma. La de:riwcracia surge
de la tierra_ y es :tietta que pocO' a poco va haciéndose ley y espirito.
.
"Teoría_ del Nous", págs.. 2S0-281
La jnfáioridad-'obligatoda de la ·caute'Ia es una 」ッョウ・cエセ、£@
.. __、セ@
Q@
la penuria de la cultura y el ·pensamiento. En p_aíse:s ュ」ョ、ゥ。イエ・セ
de ideas, los que se atrevan a pe):i.sar tienen,_ si son honestos, ᄋゥューセイ。G@
tivamente que ser cautos y s_ubordinados. Deben razonar. teniendo e'ri
c;uenta. lo que se piensa en el mundo de la crítica filosófica ーイセゥ。ᄋ@
de otros medios superiores, Sólo ·así se atreven algunos hombres . a
decir algo de los griegos o ュ・、ゥッカセャウ@
y modernos. En cuanto alguno
Se separa de esa actitud, inme'diatamentc se adivina li ゥーNウoセ・ョ」ヲZ@
y la ignorancia. No existe. jamás aquella seguridad y riqueza: __ aquel
aplomo valiente y lúcido de un Nietzche joven, por eje'mplo, al,'
hablar de los griegos,. de los_ jónicos y_ de Sócrates: Cualquier ーcョウ。、PQセ@
o estudioso europeo puede ·colocarse así, de igual a igual ante los'
grandes sistemas y -la actitud _admirativa o crítica es legítima_ siempre, como la póstura que ei adolescente Pascal adoptó en cierto momento frente a Descartes __ ( ... ) . :f,n cambio, en los me;dios.- ,semi
agrarios y sin_ cUltura estable, una afirmación cualqujera' __ ar)tci _ u11
genio de la vida o .del· arte, resuena a falso, origina_ desconHa,nZas; 1
indica insolencia. ConScieótemerite los hombres de los mísérás- plle7
blos en estudios 'superiores, deben .presentarse ante lo-s grande;S_- ーイッセMᄋ@
hlemas ヲセャッウゥ」@
y _sus ·expositores, con el sombrero en la ュ。ョoセ@
cッュ、セ@
los honrados y antiguos peones de estancia.
"Teoría del Nous", págs. 225-226.
Li colorii:z;ación --española en América, a pesar de su r,igidez,
su intransigencia- ·y centralismo, hallábase más próxima de la:· perfección en organ¡zación política que el mosaico incoherente- アオセ@
\[ッョウセZ@
tituímos después de la Indepedencia. En muchísimas determinaciones, 1
y más concreto en . -la política colonial' or'ganizada por E$paña, -a.
pesar de su monarquismo y .su teocracia, aquel país colonizá.do ・セL@
sus origenes por fenicios y griegos y romanos, supo colonizc;tr: máS,
cerca del divino Nous orden_ador, que p_osotros. Por ejemplo, la, ウオ「Mセ@
división de América en virreinatos, fue un acto revelador de g'ran
sabiduría- polítiq.. Y más ·sabi8.s aú11 fueron las limitaciones Nョ。エセM@
rales decretadas como normas de cada virreinato. Nuestr<;t ーッャセエゥcM
continerital; -siehdb --'irrealiz'able en ·el_ siglo XX la forma unificadora
de BoHvar, podría consistir e_n .dejarnos de heroicas republiquetas
insignificahteS ·y- ·retornar- ·a la organización de fuertes confederacioneS o naciones,· dentrc;> de los moldes de los antiguos- virreinatos.
"Teoría del Nous", págs. 282.
cセ、SN@
vez me convenzo más de que nuestro país es un azar histórico. Como todos los azares históricos es irr'emediable, si no lo corfige la Inteligencia. Nuestro destino material consistirá en ser un
estado Cada vez más insignificante, a medida qUe la potencialidad
etonómica de los dos paíSes que nos rodean vaya siendo más grandeen el tiempo. No se puede prever la inconmensurable cantidad de
posibilidades materiales y espirituales que encierran el Brasil y la
aイァ・セエ■ョ。N@
En cambio, sin la Inteligencia como característica esencial,
lo nuestro será siempre pequeño, mísero, limitado .. Rousseau hablaba
ya de las culturas inadecuadas: por ejemplo, intentar el desarrollo
、セ@
una cultura de gran nación en una pequeña nación. Siendo la
nuestra, una pequeña nación, es error terrible querer implantar aquí
セ。@
cultura según el ritmo de las naciones grandes ...
''Teoría del Nous", págs. 286-287.
piensa; una masa campesina que no piensa. ¿Cómo Gsッャオ」ゥセョ。イ@
conflicto? ,
"El Mito y el Logos", pág. 150-
,e,
Considero que en la Universidad se debe tender a realizar un
modelo de convivencia racional y ordenada sobre el plano de la
inteligencia libre; convivencia entre las dOctrinas, las autoridades, y
los profesores y los estudiantes, de suerte que los últimos se· afirmen
en las conquistas de sus aspiraciones, en la medida en que se cumple
un acrecentamiento de los emporios perdurables de la misma institución que los recibe e ilumina. Afirmé en otra circunstancia que la
Universidad es, en cierta forma, actuante y representativa, la antigua
razón socrática hecha piedra para enfrentarse con la naturaleza, 1a
historia y el tiempo; pero debo agregar que por medio de las generaciones estudiantiles, las rígidas columnatas reciben el movimiento
vital y creador que sostiene la leY orgánica de las aulas y hace que
la sabiduría se transforme en vida creciente y el ilustre instituto
educante se convierta en proceso de lo humano y se desarrolle hacia
pOsibilidades cada vez más perfectas.
"El Mito y el Logos", págs. 227-228
Para mí, el barro de nuestros caudillos es lo que Plotino llamó
algo así como "la tiniebla", la tenebrosa "acción que está ahí", refiriéndose a la materia. En detalles reales corrio en formas de novela
o teatro, ese campesinaje guerrero, esa mezcla de barro hesiódico
y fuego' prometeico, dado en terrones de nuestro campo, es "la
tiniebla". No comprendo bien su grandeza, menos su decadencia; no
veo por qué lamentar su descendimiento.
"El Mito y el Logos.., pág. 121
Los dualismos parecen inevif;ables, aun trascendiendo de lo filosófico· puro, para referirse a lo histórico y social. Tenemos un dualismo aquí, que consiste en una ciudad que piensa y un campo que
no piensa. Algo que piensa en la ciudad; algunos que piensan. Lo
demás es extensión, posibilidad de algo; pero en fin, algo se afana
o se propone pensar de algún modo. Lo que no piensa es latifundio,
algo estúpida. Por momento más que
medio rural, riqueza ーイゥュ。セ@
no pensar parece proponers-e no ー・ョウ。セN@
Y no es que no. intente algo;
interitá la' acción, el interés, el progreso menudo, la incorporación
de ⦅ャセウ@
técnicas que originan lucros, explotaciones agrariás. Podríase,
a veces, hasta ir hacia un dualismo que sería éste: una élite que
246
247
Y;1a: -def- ZNHュ。イゥ・エOᄋセ@
' i:ァオ。セョ・Lエ@
QセG@
>
el ·esquema Pedag(Ygi-éO ᄋN⦅Zアオ・セ@
rt8 · té_me·
numerales -y-.ordihales ·Citando' e:1os: soÍl
para el nítido sentido··de ·Jo dicho;·
⦅[ケᄋセMNゥ。ウ@
virtudes- que
. TaleS son los.- セG£ウァーᄋZ@
exhib_en algunas de sus· 'piezas .oratotias más recordadas: el "D_iscurso· a la· juventud .uruguaYa", laS
palabras de gracias pronunciadas ante el poder
Legislativo (''Homenaje a eウエ。「ャ・セL⦅Mc£ュイ@
de Reーイ・ウョエ。セ⦅L@
19.60) o el _·discurso· dé Nueva Delhi,
·recogido €n ."Revista nセアゥッョ。ャB@
(n 11 193). Muy gustoso parece sentirse Estable en este tipo de ・セッᆳ
cuencia ariélica, en _estas· ."Profesiones de fe" de
ャ。セァ@
destilación vitaL pセイッ@
también son muy 。「オョセ@
dan tes a- lo largo de los años de Estable las páginas
de ocasión menos solemne ·y más directamente ensayísticas ·so_bre- hombr·es .de ciencia, sobre figuras
nacionales -(Vaz_- ][erreira;· oイゥ「・セᄋ@
Montero Bustatnante) · o en torno a fundamentales cuestiones de
culturá-- americana. (caso ·del valioso: estudio "Definición -de América_ Latina",' セョ⦅M
''NUestro Tiempo",
n 11 5, 1957, que-muy ventajosamente podría cotejarse
con otroS textos イ・G」ッァゥ、YウMセᄋョ@
・セエ。@
ウ・Gセ」ゥョIN@
_ Soll illsustituíbles- iocú_S· .es<;1s páginas para encorpar la posible_ vigencia M、セN@
un pensamiento culturalista, de_ -raíz y セョエッ。」ゥ@
セゥ・ョエ■ヲ」。ウL@
humanista
e indisimulablemente .optimista o (si se quiere otra
tipificación), de-- ull "ídealísmO realista", vitalista
y pragmatista, profesado con honda convicción y
fiél a _las tendencias _más _profundas· de la filosofía
implícita dé la inteligen:c:_:ia d.el _-PaíE¡ y de su tiempo.
La confianza en el valor regenerador y educadqr de una ciencia· bien . _.entendida se levanta, con
cierta credulidad deliberada y_ .edificante, sobre la
concienci!l bien evidente de sus peligrosas posibilidades. La Significación .de un humanismo moderno, al- mismo tiempo nutrido con las mejores
tradiciones de OcCiQente Y: -de Oriente es una pauta
muy fLrme de todo su Mーセョウ。ュゥ・エッL@
que incluye
así los valores de trascedencia y el sentido "espíritucéntrico"- (sino teocéntrico) · de las grandes culturas de Asia. Pero Estable piensa en un humanismo universaJjzado por -medio de las ilimitadas
posibilidades de la técnica y todo el re-pertorio
conceptual e instrumental de la Modernidad. La
fuerza de los ideales y valores ·que hagan a todos
los hombres señores de sí mismos, la eficacia del
。クゥッュエG■」セ@
Clemente Estable (1894)
Como hombre de ciencia, histólogo,. discípulo
notable de Santiago Ramón y Cajal, pr>opulsor del.
"Instituto de Investigaciones Bio.lógicas", Clemente·
セウエ。「ャ・@
es M「ゥセョ@
Conocido en el país y en los círculos
·especializados del extranjero. En el Uruguay ha
recibido. homenajes -públicos 1qUe éÍ pocos _compa-:-trlotas vivos se han tributado, .venciendo la _resis-.·
téiciaS del trabajador de ga1b'inete, del · enclausrado en la obra irílpersónal del conocimiento
aunque acaso saPedor que 'las honras individuales
revierten eficazmente sobre las tareas, las empresas que, con pasión, ha fomentado. Pero, además de
este aspecto -sin dJ.Ida el fundamental de su personalidad- Estable es un teórico de indiscutible valor
en psicología pedagógica y pedagogía de la investigación, intereses hacia los que le han conducido su especialidad científica y su primera, imborrada, formación magisterial. En ·este aspecto de su :pensamiento
se inscriben sus trabajos "En el reino de las vocaciones" (1921 y 1923), "Psicología de la vocac:ón"
(1942), "1Sobre las vocaciones" (194.,t) y otras páginas que hubo de reunir con el título de "Temas
pedagógicos".
Sin embargo, todavía es Estable -ocasional y
pudorosamente- un ensayista cabal, de pensamiento libre y :personal y expresión sabrosa y directa. En los textos de este sector de su obra se
percibe un timbre en mucho similar al en parecer
irrepetible de Carlos Vaz Ferreira. Y ello es así
porque parecería común a ambos una esp-ecie de
discúrrir en "estado naciente", crecido en セ。@ propia
versión meditativa, algo desgarbado, casi taquigrá:llico, y por eso, tan ヲオョ」セッ。ャュ・エ@
estricto como
cálido. En esos textos se puede igualmente sorprender una abierta predilección por la forma
249
·útimo y sustancial "realismo" que implica profesarlos (muy cerca en esto de_ Benvenuto), se une en
Estable a un rotundo personalismo. En e-se personalismo se conjugan, así, la esperanza en un esfuerzo_ capaz de alzar al hombre sobre sus fatalidades, límites y humillaciones pero, también, la
convicción en lo necesario de una instancia final, en
la. bondad de que, esto cumplido, se opere en él una
apertura al amor, a la comunicación fraterna, total,
con sus semejantes, con la naturaleza, con Dios.
Ni "allendismo11 ni "aquendismo" puros, entonces,
ni humanismo sin técnica ni técnica sin humanismo
sino una radical, definida defensa de los dos términos de ambas (posibles) antítesis.
Sobre tales supuestos está fundada en Estable
su concepción de la democracia y su creer en la
unidad del mundo y en la identidad de querencias de los_ hombres por encima de "ismos" y de
fronteras. En este sentido es lógico que se haya
identificado, casi desde su nacimiento en 1946,
con la causa de U.N.E.S.C.O.: todas sus ideas le
acercan a la filosofía cultural tácita que preside
a esta institución internacional.
Tal sería, en grandes líneas, su ideario, la cosmovisión de quien Oribe ha afirmado que nada
de lo divino del hombre le es extraño, pero cuyo
meollo intelectual tal vez pudie-ra condensarse mejor en la frase propia de que el conocimiento es
menos que la ex.periencia y la experiencia menos
que la realidad y la realidad no es todo ...
Este sector no puramente técnico de la obra
de Estable -cabe anotar- podría asumir la representación de un tipo de pensamiento del país
que accede a la: reflexión ensayística y m:smo a
la filosofía, desde la Iinea de formación médica
y biológica. Sin agotar los nombres, recuérdense
las agudas páginas del Dr. Augusto Turenne, el
onduloso y bien escrito libro del Dr. Héctor Rossello
(1883-1957), 41 La Emoción como imperativo" (1925),
el planteo del Dr. Santín Carlos Rossi (1884-1936)
€n 11 E·l criterio fisiológico" (1919), los textos más
recientes del Dr. Vídor Soriano, 11 EI mesianismo
biológico del macho" (1953), del recordado educador Agustín Ferreiro, "La medicina, una noble
profesión" (1958), del Dr. Héctor H. Muiños (1888),
.. Imaginaciones y realidades" (1960), del Dr. Washington Buño,
El teXto seleccionado en este libro ·confirma
250
{como se ha -tratado habitualmente de _conseguir
en él)- los trazos capitales 、・セ@
la ·personalidad- intelectual delineada; Podrá notarse en sus páginas la
índole ensayística· del discurso, extremada en ッ」。セ@
siones hasta lo errabundo y la. ausencia de transiciones, de conexiones visibles entre las partes. También la postura arbitral y su constante conclusión
optimista y conciliadora (de linaje rodoniano), apli,cada aquí a los po'sibles -y efectivos- conflictos
entre los "saberes" que importan las Ciencias, lá
Religión, las Artes, la Filosofía. Pcirecería, en cam•bio, de filiación vazferreiriana, la confianza con
que contempla la influencia de los fenómenos
de la masificación sobre la cultura y la atención,
focalizada en este punto, al hecho de que ahora
"todos" los hombres tengan acceso a ella. Una filosofía de apertura a la realidad, de auténtico
liberalismo preside toda la exposición, capaz de
integrar ese humanismo "aq.uendista" a que se
hacía referencia -con las "grandes cuestiones" y el
Bーイッ「セ・ュ。@
de Dios". Pero ellas se sitúan (es fácil
verlo) como coronamiento, como etapa última
a la que se llega una vez despejadas las urgencias,
los constricciones más inmediatas. La clásica posición antidogmática y relativista del pensamiento
del novecientos es ·replanteada aquí con el cuid3.do
de distinguir tal postura de una banal indiferencia
y un escepticismo romo: hacia un sentido de la
jerarquía y complementaridad dialéctica de las
1
'verdades" es que .aguza Estable la solución de
una viva y real antítesis. Se nota en todo el desarrollo la mentalidad,. las preocupaciones del hombre de ciencia, consciente de la validez y lo& recíprocos límites del razonamiento y la observación.
Es en esta tesitura que el autor :plantea la 」オ・ウセ@
tión del fideísmo y las ortodoxias: el punto de
vista psicológico, empírico se impone sobre cualquier otro. Igualmente· es visible en Estable la
volulltad de relacionar las cuestiOnes pedagógicas,
tantas veces reducidas a un puro tecnicismo ciego
con un amplio reino cultural de "fines", minuciosamente fundados y dilucidados. Es a la luz de
ellos que cierta versión transpersonal, no ーオイ。セ@
mente autonomista de la cultura asoma en el discurso: parece seguro que es desde tal versión que
Estable juzga con notoria displicencia las ー・イウゥセ@
tentes. místicas "refornústas" de la enseñanza (primaria en este caso), infalibles curalotodo que cada
251
Mセ@ ᄋセ@
:J?romocwn ·dé administradores idea :para su gloria .
..,_-_:·Es_,qtie.:él_ autor,· se notará, .<biólogo al fin y no inge\Mセ@
riiero;.. :c·ree inás :en el "cre'cimiento." vital que en
_,-_-¡a:-.!.'fabricación"· de naturaleza mecánica. Vitalismo,
idealismo· Y realismo se - cruzan-· :entonces como
·:.¡nextrieables . vetas de ·sostén_ ..filosófico. El tono,
por último, es. -paternal e' íntimo y hay cierto timbré martiano- en algunos aforismos que esmaltan
_estas -páginas. El· texto, ·con el titulo HEsto no es
un pr-óiQgo: •.• " hubo ·de- Servir en 1947 a una edición de escritos pedagógicos de Estable proyectada
por el Consejo Nacional ·de Enseñanza Primaria y
Normal.
. . :.··-
·
,35 - [Cultura y Educación]
De. .las. dos_ 'tremendas desigualdades, _ la eConómica y la cultural, 'la
repercute. más que la primera en el destino de _este. ser
qJJ_e, se llama a si mismo horoo sapiens y no. hamo economicus .•
La cultura. y hi originalidad, que es cultura inmanente, son lós
_'más grandes p<i.trimoriios de una nación· -qúe maestros Y profesores
__tieÚen.: M・セ@
custodia. Elevar- la vida_.' de _todos en virtud -、セᄋ@ aquélla
.y セsエゥヲオャ。イ@
y .de.sarrollar. la _origi_llálidad en el reinp- de ló_s valores
,COnstituye _el máS sagrado ministfrio' de. la enseñanza.
BGMセ@
éuandO se habla de preparar para 13. vida, pareCería <}ue la
vipa es _algo _que va a sobrevenir. . . y a_ sobreverii'r co:inó tina lucha
Gセ・ᄋZ⦅[エKョ@
c,:Ü.erp9 eritre-·los_ cuerpos. Elltonces, el horno economicUs toma
ZセML@
、L・A。ョエGイセᄋ@
al horno sápien.S y pretende ァオゥ。イセッL@
sin caer en la
Zセ⦅ャスエ。@
_、セ⦅@ .que no セ。ケ@
mejor _preparatorio para _la カセ、。L@
ー。セ@
todas
lJls forina:s 'de· vida humana; アセ・M
lo_ que· ーイ・」ゥウ。セョエ_@
no es prepa'IatbriO, sino ·esencia espiritual· de la vida misma y por tanto, valor
Cll S_f:: GQセ@ ZセオャエイN@
_ -· -- · . _..
- _ ·
·
.
Es· la cultura lo mejor de la Humanidad, creada por sus meェ⦅ッ£セウ@
,individuos,, con raices, __Horescimientcf y frutescencia en la vida
·de· los pueblos. Creación ·del _ hombre Y. ·creadora del hmpbre ... Se
Ciltiende en qué y cómo. Es el hombre en direCción a lo eterno.
Dui-a como el tiempo, a pesar de las decadencias.
tras las lavas de las guerras, que ·la
Cierto es que· se セッウエゥ・ョL@
'CUltura ha. fracasado; pero reparemos en_ que nluchisimo de la
buena v_entura ·que gozamos antes y después de- la crisis, a ella se
lá , debCmos, incluso 'el salir de las mismas crisis. La excepción
·rió deja ver la regla, por -más que se repita que la confirma. Lo
que más suele fallarle al hombre, después de su quebranto moral,
.es :lo que se cree más seguro: el sentido común. Reparemos también
en· que millones y millones de niños y de jóvenes carecen de la
oportunidad para el desarrollo de sus nativos dones espirituales .
.Criando todos los bienes sean para tod_os en el mayor grado posible,
el planeta que nos tocó en suerte estará verdaderamente iluminado.
·Y . un país no podrá considerarse del todo culto sólo por sus creado(
Nセ・ァオョ、。@
1
252:
253
res y la vida -espiritual intensa de los menos, mientras los demás·
habitantes, .. a partir de la adolescencia, no conozcan relativamente
bien obras:· maestras de Arte, Filosofía, Ciencias y Religión.
Fácil eS explicarse que el concepto de cultura no sea único.
úcinípf adviert'e que comprende cuatro capas de la vida espiritual.
La· definición más antigua sería la de Cicerón (cultura animi philosOphia est), que fue preferida durante mucho tiempo, sin ser, según
Dempf, la más importante. Actualmente la más difundida estable(e
··.cómo esencia de la cultura la asimilación personal de- los カセャッイ・s@
·vigentes. Para Max Scheler sería una categoría del ser. La disparidad
de- sentido, no lo olvidemos, aparece en el altiplano de cuyo nivel
-todas las doctrinas toinan perspectivas comunes· y: perspectivas propias. No se define bien, pero se vive en su doblé existencia: 」ッョイ・セ@
Y- de- vaga atmósfera de prestigio (nos· sentimos purificados y reverentes en el sobremundo de la cultura; las aberraciones no cuentan
ffi·as que como tales aberraciones). Si el hombre no se salva con la cオャセ@
·tura no _se salva con nada. Pronto hay que poner a las almas en creci-miento en· comunión con todo lo grande y asegurarse luego que
ningún hombre, cúalquiera sea su destino social, abandone el cultivO
セ・@
su cerebro ( ... ) .
Muchas de las reformas pedagógiCas resultan, a la postre, estO:
sustituir una- ru.tina por otra rutina:. . . Hay qUe superar la rutina y
エ。ュ「セ←ョ@
la improVisaCión, con el conVencimiento 'de que no es éste
el correctivo de aquélla. Uno de los niayores enemigos -del prog'reso
en la enseñanza lo constituyeron quienes fácilmente reforman todo,
superficializándolo todo. Y una de nuestras debilidades está 'eu
reformar __ antes de formar y _entonces,- se deforma ló que de algún
_modo ·iba formándose. . . En la vida sólo cuenta para siempre -lo que
con ella avanza siempre. Más que reforma que por un lado todo
lo niegue y por el otro todo lo acepte, la enseñanza requiere constantes mejoramientos. Nada se cambia de golpe en la vida del espíritu. Y sin interior ¿qué es el exterior? Toda sana evoluC::Im va de
dentro 。ヲオ・イセL@
de abajo arriba. He ahí una observación del filó_sofo
Hoffding, que debe tenerse presente cuando se- trata de reformas.·
En definitiva, tres son los fines de la enseñanza: 19 , favorecer
el désarrollo, en el orden de los valores, de lo dado en la naturaleza
セオュ。ョ[@
29, complementar la naturaleza; 39 , corregirla ...
¿Predominio- de las Ciencias, predominio de la Filosofía, predominio· de- las Artes, predominio de la Religión?. . . Todo crecerá
purif.iéáridose recíprocamente más que ·obstaculizándose, aunque· la
Existe ahí lo que se muestra,
Historia-- a- veces; enseñe otra 」ッウ。セ@
lo-,·qúe :se· demuestra y lo que no se muestra ni demuestra. En unos
prevalecerá el { espíritu científicoRfilosófico; en otros, el artístico o
254
el religioso. Es ilusoria la completa absordón del todo -.pbr ·:iá> t>art<'· '<
En la mayor diversidad de las tendencias prospera- la
ィッセ「イ・@
y de _los pueblos: Quienes creen en オセイ@
Ser· Supremo. ーッセイ£ョ@
ウ・ョエセイ」@
ウオー・イセッ@
a qmenes no creen; y qmenes no creen podrán
.'>entlrse セオー・ョッイウ@
a los que creen. Los primeros se corisiderai-áh
poseedores de una sensibilidad, de una gracia, de un don, de uri-a
intuición, de una revelación de que carecerían los segundos; y estos
eStimarán que su razón es más fuerte, su mentalidad más recia, su
crítica más exigente, su espíritu más libre. . . ¡Cuidémonos. de comparar el todo por un aspecto o de comparar lo incomparable y de
juzgar como superior o inferior lo diferente y nada más!
Volviendo a Sócrates, enseñó Arcecilas, 'eh la Academia de
Platón que nada debe afirmarse dogmáticamente. Esta enseñanza
nunca dejará ·de ser actual, porque siempre habrá afirmaciones 、ッァセ@
máticas aun en los más antidogmáticos. Hay que distinguir en ellas
·Jo psicológico (grados de convicción) de lo lógico y real (grados
de verdad).
·
Ignoramos si existen cuestiones que,· como lo creyera Pascal,
Careciendo de pruebas es como no carecen de sentido; pero "no. se
puede despertar antes que los ojos estén de regreso". . . Para cada
uno. de nosotros no hay nada más verdadero que lo dado en la propia experiencia y lo que no es real funciona mentalmente como' si
fuera. Quien observe mal, aunque 'razone bien, incurrirá en errores,
de igual_ modo que quien observe bien y razone mal.
. Cuando se razona bien y se observa mal, la Razón es 、・ヲイ\ゥNオセ@
dada por la observación y el razonar bien se convierte en la manera
más eficaz de propagar y perpetuar el error; cuando se observa bien
Y se razona mal, la· observación es defraudada por la -Razón, pero Pl
セ。ャ@
es ·menor, pues- el falso razonamiento no destruye los hechOs
bien observados. Entonces, ·más que· propagarse un error, 'se retarda
el. avance de una verdad.
W. James reacciOnó con profundo espíritu· filosófiCo contra セQ@
·olvido de la experiencia en interéS del sistema. Y Whitéhead reacciona con exceso cOntra el exceso de James, al sostener que la con_centración del pensamiento en los simples hechos es la supremacía
del desierto.· .. Y un notable pensador ruso, Chestov, se vuelve contra
la Ciencia porque excluye los. hechos que no se repiten o desconoce
la experiencia cuyO · testimonio sea el de uri solo individuo. -Siente
antipatía por las セGカ・イ、。ウ@
con credenciales" y gran simpatía por
todo lo singular. Arduo problema es el de la valoración gnoseológica
de la singularidad. Pero la verdadera Ciencia de nini(tn modo niega
lo que no es, ciencia. En el fondo, niega una sola cosa: lo que la
niega.
255
:.: -- :_H;a,y-; una·:: ·profU.rid"- · セクゥァ・イエ」。@
de verdad _én_-Ja··vida. セャ@
L・ウー■イセエゥャ@
f-cQrno._·:d.e:.; realidad: objetiva, en ·Ja .vida cle la acción. _Siq.. embargo,
¡_:riqestra-:vida-- men_tal es más di'!- creencias y 」・イセコ。ウ@
_que de カ・イ⦅、。セN@
rdui;las: Y·.:-Jn:obkmas; En una Ü).contenible. tendencia セ@ absolutizar,
rsobreviven.-. aquellos coJUo signos subjetivos de la, verdad, sin, serlo.
r'La rríayorlá: se impacienta con la duda y ei _ silencio. y bu.sca resAセーャ⦅・ウエ。@
-categóricas. Parecería que se prefiriera, en e'stado semiTcoristierite,· ,uná i'lusión de seguridad al riesgo de convencerse de las
con- la
_ilusiones. Se confunden, entonces, las creencia_s y las·. ⦅」・イエセコ。ウ@
::concientia.de.la verdad-y de alguna manera son-sus equivalentes psi·
cológicos y sus op1,1estos lógico.s.
.
Los mismos ーイッ「ャ・Mュ。⦅セ@
:no son igualmente ·problemas para todos
, y, hay quienes__-. encuentran soluciones que para otros no son solucione.s.
.Eso Qcurrió, -Ocurre _y ocurrirá siempre, ¿Quién- es el que no com.セpイ・ョ、_@
-Siempre, el otro ... He ahí el resumen de muchas .polémicas.
pOlemistas· no.- _les hnportan
;J?ero :¡:t tos.--h?mbrcs por エ・Nューセイ。」ョッ@
los resultados. He ahi su historia, tan breve como- aquel resumen.
, _ Fácil セウM ver el dogmatismo en los otros; difícil es- advertido en
--sí mismo, __Q]lien sienta la fuerza de una verdad estará psicblógiea,ffiente pOseÍdo- por ella -Y la afirmará como -un dogma,_ Nadie pensar.á
que eS _sincero quien diga póseer una verdad· absoluta y .no ex-peri_:mente .un _profundo- cambio psicológico a consecuencia de _ella. Cr_eer,
ño creer o dudar tratándose. de nuestro destino, :Vale dedr, de lo qtie
,_más nos imp_orta, ·-apareja psicologías ·tan _、ゥウNエョセL@
si· no es pura
」セオー・イヲMゥ。ャ、LN@
-que· tienen que acusarse de. オ⦅セ@
I!loclo notable en la
,vid(!_ de .los ho.mbres .... El dogmatismo puede ser signo. de sinceridad
;¡mn cuandO. no 10 sea .de セ。@ .verdad.
·
!
L.a tende'hcia al dogmatismo es inherente al espiritu humano -y
, también la tendencia al libre pensamiento. Las dos -coexisten y_- alterrrian en ··su, predominio. En el momento -en que ウセ@ vive un_a pseudoLuego ....
evidencia, en nada se distingue de una verdadera ⦅・セゥ、ョ」。N@
:luego. _es otra _psicologia y en las cuestiones .trascendentes Mウ・ᄋNセ。イ」@
セ、・@
la _experiencia de las dos psicologías. Unos transpOndrán la cautela
dé Jo no· ti-ascendente a lo trascendente, sea .sin crítica, sea con 1:1
]Crítica de: qu·e la experiencia: de lo intrascendente .de nada _vale para
,lo __ tr_as_écndente y la transposición pecaría de ゥョ。、・」オセ@
actitud
.'mental. ,
·
De las: dos teridencias, la dogmática y la del pensamiento libre,
·.la:·· primera más que la segunda es la que caracteriza al adulto en sus
r.feladones ·con: el. _niño; Por la manera como responde a sus pregun<tas _y ーッイᄋャセウ⦅」ョエ。・L@
imposiciones y procederes, se le va habituando
;_a un_ hefmétic_o dogmatismo. más bien que a una atmósfera _de- libertad y· de justa valoración. Somos poco leales a los ojos nuevos y
256
asombrados del mno. Nos ct:ee_ todo y no ZNウ・セエゥイ⦅ッ@
_la [ァイ。セspqゥャNB@
sabilidad de lo que le hacemos creer. Por· otr<:t pa.rte, :al -no .. dar ·im::
ーッイエ。ョ」ゥセ@
a lo que- dice el niño, olvidamos _que en él-nq _sóÍO-hal,JÍan
los pocos años, sino también habla de Vida desde su_ pro.(undidad
creadora, que no tiene edad y es más que la . セクー・イゥN」⦅。LM
Mal;,
malísima excusa es responder de cualquier modo arriparándoSe. en
que el niño no entiende... En todos los casos, lo difícil 'hay que
tratarlo como difícil, no como fácil, que sería falsearlo. ·
· ·
Un niño pregunta ¿existe Dios? ... Se reflexiona antes de contestarle. El niño advierte las dificultades por el silencio. Se procura
tener presente la experiencia integral y se le dice que su pregunta
encierra problcinas que preocupan al. hombre desde hace siglos,
que hay quienes destinaron lo mejor de su vida a esclarecerlos, que
existen grandes obras en las cuales se trata de ellos; se le muestran
algunas de esas obras y se leen algUnos pasajes; se le habla de la
experiencia mística y que se descubre un sentimiento del misterio
aun en los más escépticos, sentimiento sin expresión o expresado t'll
actitudes, ウ■ュ「ッセL@
imágenes, conceptos, dogmas o en formas diversas del Arte; se le advierte que acaso nadie pueda dar una respuesta
definitiva para _otro en problemas de tal trascendencia, aun cuando
se la diera para sí mismo, que hay quienes creen en Dios por simple
revelación, como la de abrir los ojos y ver, que otros con igual conR
vicción intuitiva lo niegan; se discurre sobre el valor de los hechos
positivos y negativos, de la evidencia y de la ilusión de evidencia; se
observa que unos aprenden a creer en Dios desde niños y otros,
también desde niños, aprenden a no creer, que hay quienes llegan
a la creencia 'por pruebas y_ quienes la resisten también por pruebas,
que para algunos, una o pocas prueQas bastan, sin agregar nada
a su convencimiento, todas las demás, y para otros, todas las prueR
bas no prueban nada; se hace notar que hay quienes creen sin アオ・イセ@
creer, quienes quieren creer y pueden y quienes quier:en creer y no
pueden, que hay quienes dudan, con o sin alternancia de creencia v
negación, que hay quienes primero niegan y luego creen por circun;R
tancias vitales en parte conocidas y en mucho desconocidas, y al revé3,
que hay quienes evolucionan de la creencia a la duda ... que no todos
entienden lo mismo cuando se trata de Dios, que cuestiones de esta
naturaleza deben ser repensadas a medida que crecemos en experiencia
y cultura para vivirlas en los planos superiores del espíritu, mantenernos
sinceros con nosotros mismos y con los demás y asi · la libre adhesión
a una creencia prevalecerá sobre la creencia-hábito y de ese modo, no
comprometiendo la libertad en creer, no creer o dudar, la ética de Ja
257
11
1
·1
creencia, de la' no· 'creencia y de la duda no pierde su alta significación;
aún ..admitiendo que "el Bien sólo es absolutamente real en cuanto es
portador de la vida eterna". La idea de eternidad y perfección de otra
vida debe conducirnos a agregar y no a quitar valor a esta vida cuya
realidad más precisa se encuentra todavía inmersa en el mayor de los
misteriús,
..........·
•
•
1
•
•
•
"Esto no es un prólogo", en "Revista Nacional"'
· n 9 107, 1947, págs. 200.205.
Servando Cuadro (1896-1953)
Hijo de pequeños ganaderos, de un origen político y emocional b:anco que en las -etapas recientes del socialismo uruguayo ha .tenido peso,
bajo todos sus 。カエdセウ@
ideológicos y quijotes.cas
empresas, en Servando Cuadro alentó una radical
fidelidad a su tierra, a los ·dictados de su sangre,
a Ios modos y valores que había recibido. Militó
en el socialismo desde 1916 a 1938, año este último
en que fue expulsado a consecuencia de sus choques personales con la dirección del partido, en
el que llegó a ocupar, sin embargo, posiciones periodísticas y políticas relativamente altas. De este
período nació su único Ubro cabal: u Psicoanálisis
profano del Dr. Emilio Frugoni" (Montevideo, 1940).
Es el libro más embestidor que contra una figura
política uruguaya se haya dirigido pero también,
para el lector de hoy, resulta sólo, y a fin de
cuentas, un recuento excesivamente largo de las
rencillas de un partido menor, llevado a extremos
de minucia que concluye por hacerlo fatigoso,
exasperante. Por esos años, (ya el título de ese
libro señalaba ese fervor), se interesó profundamente en el psicoanálisis, emp-leándolo, no sin alguna ingenuidad, en sus mo(lestas tareas de cronista policial de "El Pars", en el que por varios
años trabajó. A su muerte, permanecía -Y permanece aún inédito- un ·largo e:llsayo psicoanalíticO sobre 41 EI Proceso" de Kafka.
Cabria decir que sólo tras su expulsión del
socialismo fue que Cuadro se encontró a sí mismo
y obedeció, desde entonces, a las líneas profundas
de su carácter de "outsider", de montonero intelectual. En 1942, planeó la candidatura del Dr. Eugenio Lagarmi:Ia como medio de salir de la situación creada por la ruptura de la legalidad de
marzo de 1933. Después de este fracaso es que
25&
259
1
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260
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Cuadro emprendió el camino de un fracaso mayor
pero 1que puede que sea el que losalve del olvido:
la· 1'Federación Hispanoamericana". En 1947, reunió, en los salones de "Marcha", un .pequeño núcleo
de amigOs y. estudiantes y en el mismo semanario,
el 27 de -febrero de 1948, inició la serie de "Los
Trabajos y· los Dfas", que se -continuó (salvo algunas interrupciones) hasta el 14 de noviembre de
1952, cerca ya de su muerte. La ú:tima nota del
conjunto se titula, premonitoriamente: ' 1 Uitima ュゥセ@
rada a la realidad". Cuando esa mirada se apagó,
el hecho pasó naturalmente desapercibido para casi
todos y sólo "Marcha", el 6 de marzo de 1953 le
dedicó· una necrología breve, pero certera, como
suelen serlo las suyas. N. B., ·en·un·artículo sentido,
perfiló su carácter y evocó su estampa física con
sus lentes palom ta, su ·sombrero negro aludo, su
traje azul y sus za·patos charolados. Ocho años más
tarde, en 1961, Roberto Ares Pons recogería en
libro la parte sustanCial .de su campaña de "Los
Trabajos y los Dias"-· y fijaría, en· una hermosa y
rotunda semb:anza, los. trazos de ·su obra y de su
vida.
Una vida,. ésta de Cuadro,. ajetreada y oscura.
Sin títulos universitarios, (só."o .un a'utodidacta, pero
ordenado), ni fortuna, .ni vinCulaciqnes familiares,
ni el· arte infalible del trepador. Por el contrario,
una altivez señorial e incómoda, una autenticidad a
flor de piel q.ue le i:rnpedía· todQ disimulo, un
espíritu crítico que sabía de: las renuncias que importa toda Bーッャ■エゥ」。セᄋ@
.y, junto. a él, un espinazo
que se ·las hacia imposibles.: Y .también una excentricidad -algunos hablaron de más- que le tornaba· desconfiable al gremio infinito de los cautos
y los· sensatos, un como visceral repertorio de
ascos que le trababa incesantemente los píes, la
niarcha de los planes ingenuos e ingeniosos, siem. pre- grandiosos que urdía sin cesar pára poder echar
a la vida ·sus sueños. Porque el limpio, el insobor. nable, el varón sin alharacas que Cuadro era, sólo
'(tal vez) una única coSa deseó en la vida: e]
.tiiunfo. ·Al triunfo -aspiró y'· aUn seguramente a la
clásica セGァャッイゥ。BZ@
ョセ」。@
a esa cosa sórdida, medible y burguesa q.ue es el B←クゥエッGセN@
·Pero triunfó y
r, .gloria las quiso .mucho más: que· para él para ciertas
icle€\s-emociones, para . algunos proYectos que fueron. alumbrándose en él, en el trajín de los años .
Y Ja experiencia. Y todo, con. la nobleza natural
1
',
P
de saberse
perte'neciendo
·esa ゥウZ・セャL」エ■ョ Y
ゥセヲZc@
síble)
de las
almas bien ahe"chaS.
esto, de be marcarse que sería
en este "hombre de izquierda"
Bイ・、オ」セ@
tivista", la ·pasión antivalorativa, achabacanadora,
que tantos han tendido a confundir con tal エ・ュセ@
peramento político.
Pero, e'n suma, y también, wi hombre de ウ・ァオョセ@
da fila ·(en vida), emba!azoso para casi todos, gran
cosechador de desenganos y porrazos.
Algún .contradictor (qUe podrá ser:o igualmente
a estas apreciaciones), ha señalado el carácter
"yoísta'' de su prOpaganda, bastante comprensible,
por cierto, sj se piensa en una -personalidad ァ・ョセ@
ralmente incomprendida, y sola, perq, sintiéndose, al
mismo tiempo portadora de un manojo de ideas y
postulados en cuya salvadora operanCia creía. Cuadro
era un desgarrado y aún un "desesperado", a la
española, con toda esa riquísima connotación que
en nuestro idionia tiene la pala;bra, tra-duciendo
hondos veneros de temp: e personal y colectivo.
Pero un "desesperado" valga la paradoja, lleno
de fe y de esperanza, apasionado hasta el ヲイ・セ@
nesí y· tan perseguidor de espejismos 'que, ャ。セ@
mándose hombre potrt:co (y en verdad, hasta la
médula, de cierto modo, lo era), no paraba en
imaginar Soluciones y en inventar movimientos
cuando nada más que consigO mismo, especie de
Robinson, contaba. Tenía alma de conspirador, se
ha dicho, y él mismo se trataba de ch:tlado. Pero
un ser quijotesco, eso es lo que ・ク。」エセョ@
era.
En todo lo qú.e escribió, Cuadro es difuso, gárrulo (como Ruben Cotelo ha apuntado); sin embargo, leyéndolo a trozos, acercando el lente a su
escritura, es imposible dejar .de concluir en que
era dueño de un sabroso decir, siempre encendido,
lleno de nervio y de afán por mover las almas,
capaz de utilizar con rara eficacia vulgarismos y
hasta lunfardismos, aunque no libre, desgraciadamente, de cierto gusto (común a los autodidactas)
por el término esotérico y pretencioso que, por
suerte, no multiplica. Se consideraba un 」。ューセ@
ñista y no 1,m escritor, pero una cosa, contra su
creencia, no excluye la otra.
Esquematizado (esquematizado hasta su última
articulación) el pensamiento maduro de Cuadro
parte de la convicción raigal en la crisis .de· Occidente 'Y de la de todas las ·Correlativas estructuras
261
políticas, económicas, culturales que lo han normado. A medio camino entre Spengler y Bergson,
esta creencia suya en el agotamiento de la "civilización moderna" nacía de lo que tan. evidente le
resultaba: esto es, de la desaparición de'l "élan
creador" que hace de toda cultura una asunción de
la liber-tad frente· a las fuer-zas de la naturaleza y
de la historia. Sucede así, que los dioses mayores de
esa civilización norocc.idental (economismo, individualismo, mecanicismo, racionalismo) han caído y, en
su lugar, ·una libertad que es pura "disponibilidad",
una racionalización económica de la existencia sin
otro fin que el "confort" (toda una pauta de valores
cuya -expresión máxima son los Estados Unidos)
han suscitado, con anchura y hondura universales,
la angustia metafísica contemporánea, la desorientación vital, el vacío d€-1 hombre reducldo a Ser
un átomo desolado, solitario, sombrío.
Sólo una:· cultura basada en ・セ@ reconocimiento
de la naturaleza religiosa del hombre podrá dar
oído al anhelo místico de trascendencia, al apetito
de reali:l'ación eri una gran causa supraindividual
que de norte firme a la existencia, que nos integre
en el dinamismo de una magna tarea y en el calor
de una "comunidad".
Y ocurre, entonces, que desde nuestra con- creta situación uruguaya, sudamericana, hispanoamericana, integramos un núcleo de pueblos cuya
inadaptación a esa civilización y cultura en .quiebra
es orgánica; un héi.z de naciones cuya intolerabilidad
a las categorías del econornismo predatorio del
capitalismo, del racionalismo impositivo, del mecrmicismo social es tan históricamente incontrovertible como promisoria hoy ante esa caducidad y
esa decadencia. En suma: nuestro atraso se convierte en ventaja, nuestra :entitud en diligencia,
nuestra esclerosis en plasticidad para nuevas estructuras. En el pliegue original de alma de lo hispánico· está ·el secreto de nuestra feliz inadaptación
a unos valores que nos eran congenialmente repu>
sivos y está la posibilidad de desembocar de nuestros males y humillaciones en- una colectividad
creadora de bienes espirituales, q\].'e se dirija al
hombre entero, que sea capaz de integrar dentro
de sí la vivencia de lo cósmico (al modo taoísta),
el dominio interior (a la manera yoga e ignaciana)
y la utilización de las técnicas materiales occidentales, "modernas", contrapesadas en su eventual
maleficio por la firme presencia de otros ingre-
262
dientes y H」ッュセ@
·en el .Japón)
colectivo y tradicional.
Toda esta posibilidad fue ceñida ·Por Cuadro
en el ideal y el prospecto de la Federación HiSpanoamericana, valor cien y supremo, al 'que todo
otro había de subordinarse. Pero la Federación
Hispanoamericana recibe también su validez desde
su convicción de que son sólo las grandes naciones,
las magnas comunidades dueñas de su cultura y
de su destino, las totalidades autoposesivas, las que
saben ser dueñas de sí mismas antes de recibir
nada, las que no se resignan a ser campos de invernada, quienes, para· bien o para mal 1 eu'entan en
la historia.
Como estaba lejos de ser un iluso, el cumplimiento de la tarea hispanoamericana no se presentabá a Cuadro con trazos de facilidad; realísticamente veía los inconvenientes de tan formidable empresa histórica, aunque pensaba que, por
eso mismo, siendo la única atractiva, la única que
importa realizar a Dios, todos los obstáculos debían
ser superados. Para alcanzar esta Hispanoamérica como totalidad actuante, con una mística de
su destino (terapéutica de la soledad y de la angustia) era necesario superar el marasmo y los
·complejos de minusvalia, dar a nuestros pueblos la
triple conciencia de que la obra vale la pena, E.s
posible y es el momento de ella. Partiendo, sin embargo, de la convicción de que en lo material
la situación era ウッーイエ。「セ・@
(no se olvide los años
y el país en que escribió), Cuadro se propuso una
especie de psicotecnia que fuera capaz de alumbrar todas las posibilidades de lo heroico, lo viril,
lo dinámico, lo señorial que en estos pueblos laten;
planeaba la convocatoria de las posibilidades de
"alegría creadora", trataba de convencer que era
categoría superior a'l puro, mero placer. Pero asímismo confiaba en el .poder de convicción que pueda
tener el presentar "la otra alternativa", esto es:
el irremisible, inescapable destino co11onial y animal, la dicha zoológica de ser capangas económicoS,
la angustia y e-1 hastío de una felicidad de capones
gordos y. lustrosos. Y más todavía: el que todo
eso no sea siquiera seguro, la condición problemática y efímera de esta beatitud en los establos
de Circe dentro de esa d.lnámica terf'lible del imperialismo, que no perdona a los débiles, a los entregados.
263
--cuadro. -concibió la corriente federacionista
Como la "cuarta- tendencia" a mencionar tras :a
"pro-rusa", la "pro-yanki" y la "pro-católica" que
se disp-utan Hispanoamérica; le imaginó un repertorio de tácticas: saberse condicionar y relativizar
en circunstancias dadas (durante la Guerra Mundial el カ。セGッイ@
cien era vencer a. Hitler); luchar contra 1a balcanización y el divisionismo hispano americanos que el imperialisnio fomentó y aun promueve; actuar de mala fe (sin confianzas ilusas,
sin candideces, con apego implacable a nuestro
propio crecimiento) entre los Estados Unidos y la
U.R.S.S.; no dejarse aislar de ésta por el espíritu
de cruzada y el "cipayismo" latinoamericanos; contribuir, por el contrario, a mantener la tensión
entre las dos superpotencias como única coyuntura.
histórica que posibilitará el alumbramiento de nuestra propla fuerza.
La norma general de Cuadro (y uno de sus
rasgos intelectuales de mayor originalidad entre
todos los fervientes crédulos _de su tiempo) es
cierto "latitudinarismo", un indiferentismo casi radical ante toda adhesión cabal a ideologías, regímenes o afinidades nacionales; un sólo importarles, prestarles- un apoyo esencialmente táctico o
-combatirlas, según favorezcan o contradigan ese
valor cien de la Federación Hispanoamericana. Esto
reza, y la lista es incompleta, con los Estados
Unidos y la U.R.S.S., el capitalismo y el comunismo, la evolución y la revo-lución, la "religiosidad
española', el fascismo y el peronismo.
Con ser esto cierto, la afirmación anterior dejaría, sin el debido complemento, gravemente mutiladas y hasta falsificadas sus ideas. La posición
de Cuadro no importó, ni mucho menos, un puro
rel<itivismo, un posibilismo comodón y el firme
proyecto que le movía era plenamente consciente
de lo que le acercaba o alejaba de ta:es entidades,
aunque -Y esto es lo típicamente "tercerista" suyo----no se confundiera nunca estable, total, permanentemente con ninpuna de ellas. Sobre cada una de
esas potencias o "ismos", Cuadro tema un pensamiento plenamente articulado, -cuyo acierto se podrá discutir, pero que nunca soslaya.
De los Estados Unidos creía que eran la expresión de una cultura en crisis, el superlativo, sin
contrapesos, de los caracteres mecanicistas, racionalistas y crudamente economistas engendrados por
1
'1<
la Modernidad europea, ün :reQimie.nto ·deshUmani- ,
zado y uniformado, sin válido estilo de vida; inadap:table a nuestro genio histórico y el rilayor obstáculÓ·,
hoy por hoy, de ··su soñada Federación Hispanoamericana. Con todo, trataba de mantener su neutralidad ante ellos y reconocía su oscura grandeza
y su tener arrogancia vital y esperanzas.
:bel marxismo llegó, en esa etapa de su vida;
a suponer que él expresa también (como los Estados Unidos y el capitalismo) un "economismo" que
ha caducado (no un impulso último, eterno, univer_sal). Reiteró algunas de las críticas del "revisionismo" (su adopción de los métodos de ,las ciencias
naturales) y postuló, -contra el marxismo simplificado y dogmático, セ。@
apertura idealista, voluntarista,
。ョエゥセ・イュウL@
rel.giosa, cuantitativa.
A la U .R. S.S. comunista la situó en términos
muy similares a los de Estados Unidos y pensó también que, si no tienen un estilo vital válido y universal, poseen la m:sma arrogancia vital y esperanzas que su gran contrincante mundial y que
de la antítesis viva de ambos puede nacer la conversión cualitativa de lo que en los dos es pura,
meramente cantidad. Pero V·ió, sobre todo, en
la U.R.S.S., el impulso religioso luchando contra
· los dogmas de un '-'economismo" agotado, :o que
hacía, en sustancia, que la considerase colectividad
más viviente y prometedora que su rival capita'lista de Occidente.
Del socialismo, habló de su necesidad, su carácter incompleto y su urgencia de apelar al hombre entero. Bastante cerca aquí del conductor indiscutible de su partido ( dígase de paso que, en este
punto, le separaron de él más que las ideas, el
temperamento, las concepciones tácticas, la carnadura criolla en él ゥュ「ッイ。セ・IL@
completando sus
opiniones sobre el marxismo, Cuadro propugnó un
socialismo humanista y voluntarista y sostuvo, con
énfasis casi obsesivo, la falencia de todo determinismo económico (privado de algún impulso "rejgioso"} para promover un ideal de vida social
que- dé energía explosiva al empeño de pasar de
un régimen económico inaceptable a otro mejor y
más humano.
Del Capitalismo, instrumento de un impulso
fáustico, más que de un determinismo económico,
afirmó ciue no es sólo reemplazable por la sociedad
comunista -centralizada sino que puede serlo por
265
un regrmen de 1'clase dirigerite"- despiadada y de
tecnócratas absolutistas, como creía que la ᄋセウッ」ゥ・m@
dad nazi" lo había sido. Y aun le importaron menos
l<is- contradicciones de esta categorfa histórica pasajera (llegó a considerarlo, incluso, congruente y
armonioso) que el atacar la naturaleza religiosa y
trascendente del hombre, el ser inadaptable a ャッセ@
ーオ・「セッウᄋ@
hispánicos y portar el espíritu racionalista y economista que ,tanto en él como en su
antagonista, veía incapaz hoy de engendrar ningún
sistema social durable, vivible.
Al fascismo, en fin, lo juzgó más enfermedad
que pecado 1 una tentativa por escapar a la angustia
y a la neurosis de- la Edad Técnica, un anhelo pervertido de lo grande, un sintorna psico-social que
es necesario atender si se quiere que no cobre
desvastadora fuerza.
uLos Trabajos y los Días" hacen, constante referencia a la ci:r:cunstancia y los ejemplos uruguayos; nada tienen del enfoque abstracto, del sesgo
de una genérica revisión (y revulsión) de ideas.
Es en esta pendiente de su .pensamiento que Cuadro se vió en el caso de reinterpretar en la dirección general de - la línea llamada urevisionista"
pero con planteos muy originales- el pasado riop:atense. Esto último puede afirmarse de su versión de Rosas y el rosismo o de su teoría de nuestros partidos tradicionales Caqui reproducida en
parte). Muy lejos de la proclividad demoledora de
cierto revisionismo, Cuadro llegó a un balance muy ·
alentador de todo lo que nuestra historia, vivo y prolongable, contiene, tarea que fue facilitada en él por
un generoso sentido extrapartidario de los valores
nacionales y por una renuencia nata, visceral, a todo
sectarismo.
También esa referencia Hyoísta" que en sus
páginas se señalaba, arrastró a Cuadro a intrincar
en ellas el recuento de su tan inventiva actuación
política, con lo que nos dió la historia, muy germinal y sugestiva, del Uruguay de los últimos veinte
años de su vida. Que ese recuento importa un
texto inexcusable para el conocimiento del país
político posterior a Marzo de 1933 podrían ser señas
decir que su perspicacia ya previó en él, la irrup-,
ción de-l ruralismo político de 1958 y la crisis de
descomposición en que el nacionalismo herrerista
entraría tras la muerte de su caudillo.· La 、・ウ。ーセ@
rición del ingrediente nacional, hispanoamericano y
1
266
antiimperialista que en ese. sector blarico léttía preo';;.
cupaba intensamente- a la previsión de- las fuerzas
que Cuadro pugnó por movilizar -y es presumible
que el barrunto de lo que se. disiparía no dejó de
ensombrecerlo.
Salvo en esta porción rioplatense1 interpretativa, o memorial1 o premonitoria, en la que tan
arduo sería encontrarle antecedentes, puede resultar fácil la critica de que lo sustancial de sus
ideas sobre la crisis de la civilización de Occidente
se alimentan de Spengler y de muchos pensadores
cristianos. Que su concepción de la Federación
Hispanoamer:cana es el remate de .una corriente
caudalosísima del opensamiento latinoamericano,
desde_ Bolívar a nuestros días. Que su idea de que
el retraso del mundo marginal es un avance no
sólo estaba en los críticos eslavos de la civilización
9ccidental sino que el mismo Gilberto Freyre la
había formulado por estas tierras. Que sus イ・セ@
servas y rectificaciones al marxismo y al socialismo nada innovan, sustancialmente, respecto a la
línea que va desde Georges Sorel a Henri De
Man. Que la hipótesis del セヲゥョ@
de la modernidad"
tenía ya en sus años una copiosa contribución (entre otras la de Ortega y la de Ber-diaeff) a las
que .daría remate el ensayo de Guardini1 que Cuadro no pudo conocer. Que sus dictámenes -tan
esenciales a toda su 。イァオュ・ョエ」ゥセ@
sobre el 。ァッセᆳ
tamiento irremediable del セイ。」ゥッョャウュ
y el セ\・」ッᆳ
nomisrno'1 descansan mucho más .en su experiencia
personal (y en un difuso descrédito ambiental) que
en una reflexión .filosófica coherente y rigurosa.
Aquellos objetores, sin embargo, con toda la razón
q.ue seguramente tienen, deberían reconocer que
esas fuentes notorias sólo alcanzan a destruir una
originalidad teorética que, permanentemente, Cuadro no aspiró a poseer; difícil es, en cambio, que
con un mínimo de lealtad negaran que esas ideas
aparecen en él tan entrañadas, tan consustanciadas
con todo- su ser, -tan nacidas de su vivir- que
el tópico más transitado parece remozarse y 。、アオゥセ@
rlr un poderoso significado.
Otras reservas, tal vez las más serias, pueden
hacerse a esta -construcción ideológica. Que Cuadro
piensa demasiado セーッイ@
naciones" resulta una importante. Que su subestima de la capacidad de
recuperación del capitalismo, razonable tal ·como
éste aparecía al セゥョ@
de la Guerra Mundial1 no ratiQ@
267
fic'a sú -Videncia, casi profética en otras materias.
Que su latitudinarismo, su virtual relativismo a
ideologías --Y afinidades por tónico (por contrapun. tísticamente tónico) que pueda ser, implica el peligro de que, al fin de cuentas, esa su Federación
quedara flotando en un vacío_ de valores, de contenidos y de formas, ex-puesta a ser normada por
algún "ismo" servicial, em¿nciado "ad hoc" que
es en lo que, sin el firme apoyo de una tradición
doctrinal situada por encima. de lo táctico, puede
llegar a parar el inex-cusable deber de crear (archivando recetas envejecidas) nuevas estructuras
para una realidad nueva.
Y si en el rubro de los contenidos se está, resulta notorio que su focalizada atención en los
factores de una dinámica espiritual se sitúa demasiado lejos -"toto coelo"- del énfasis presente en
las cuestiones del crecimiento económico, de los
remedios de la intolerable miseria de medio mundo.
Pero Cuadro no desconocía, en manera alguna, estas
realidades que, simplemente dejó a otros (que
siempre lo hicieron) subrayarlas. Y aun puede decirse qué -las energías "religiosas" _que trataba de
alumbrar son las únicas capaces de dar:e a un verdadero "desarrollo" posibilidades de efectividad,
dirección segura y un "después" más "rico", más
plenamente humano que -esa satisfacción beocia,
carnal, de que hablaba a propósito de loS beneficiarios del imperialismo pero q.ue puede ser (también) el parto de los montes de W1 impulso económico vaciado de todo otro valor;
Y todavía podría objetarse hasta qué punto
se mueve Cuadro ambiguamente en el linde de lo
religioso y la religiosidad y, al mismo tiempo que
descree (o más objetivamente, elude) de todas sus
formas históricas, apela incesantemente a su eficacia
potencial, cargando "de", y "sobre", esa religiosidad, todas sus soluciones. Y también que su revisionismo socialista es vago, nebuloso, poco fundamentado y más una expresión de laS propias
creencias que :Se sienten contradictorias con las
versiones del socialismo y el marxismo corrientes
que una leal, honda inquisición crítica para la que
Cuadro, probablemente, no tenía el bagaje filosófico,
económico e histórico requerido.
N o han faltado tampoco quienes señalaron
ha:sta dónde lo acercan a ciertas corrientes doctrinales del fascismo (y sUbrayaron por ・ャセッ@
su
1
268
peligro) .algunas de, sus ideas ·Y- tendenCiaS. fU:D.dá.:.
mentales. Ese anhelo de vinculación y calor 」ッュオセ@
nitarios, por ejemplo. Esa- vaga . ·religiosidad últimamente temporal y moviliZable desde el plano de
lo político. Y su antirracionalismo, _.-su culto .de lo
.cviril", lo "dinámico", lo "señorial", "lo .cheroico",
su desdén de todo moralismo polí.tico, su convicción
de que los pueblos no confían en los santones, su
fe en una acción impostada de estilo vital guerrero,
su radiante esperanza en el destino- de los pueblos
de jinetes. ·
Como Ares ya lo sostenía, es posi1Jle ver en
tal incriminación la más .impresionarite pero la más
infundada de todas y Yil, en su distinción entre el
pecado Y la enferniedad del fascismo, adelantaba
. Cuadro ·la .clara- discriniinativ<i correcta. Aunque es
claro, anótese, que para llegar a asentir a tal corrección, haya -que ir a Contrapelo de esa proclividad moderna (que la crítiCa marxista representa
eminentemente y en la- que Lukacs ha fundado
-a¡gún ャセ「イV@
famoso) de juzgB:r toda formulación
intelectual (Heidegger ha sido víctima predilecta
de esta técl:lica), por_ Sl.lS corolarios posibles (por
remotos -que ellos sean) de índole político-social.
Puede pensarse, por el .contrario, _que la fructificación de cualquier postulado es. variable, latísif!.lil_Y
que muy pobre es. toda Bカ・イM、。セG
-cuyas consecuen-cias.- en uu ámbito dado, sean totalmente unívocas.
La ambigüedad es ley del espíritu y de la セゥ、。@
y
es- a la liberta-d, eil las. contingencias de la 1 acción,
a quien le corresponde evitar los resultados letales,
las inferencias inhumanas. Y en el-caso más concreto
del "Úscismo" de Cuadro_ todavía podría observarse
que él sólo puede .ser- valedero para aquellos que
ignoran que -todos lOs erroreS de nuestra época
sOn, Cmno Chestefton 'lo_ decía .en- fórmula famosa,
el resultado de- verdades- eÍlloquecidás. Enloquecidas
y malignás ·se hacen- algunas yerdades cuando son
desoíd-as. Y Cuadro quería que no lo fueran e hizo
porque así Sucediese.
·
Mucho inás ·vulnerable -----:-'Y aquí termina este
examen- puede resultar la fe de Cuadro en que
el ·anhelo de una. -"verdad'',_ de una "visión coherente" del mnndo tuviera salida. -En este punto,
su confianza tiene se[o histórico y fecha dada:
es la- _de la cuarta_ y- quinta década de este
siglo .. _De __ las generacio;nes- que,-le -_sucedieron (por
269
más qtie haya ·aquí que condensar . カゥッャ・ョエ。ュセI@
cabe- decir· que comparten ese desden, ese repudio
del ·cándido orgullo racionalista y autonomista que
VetüB. de la pasada centuria Y aun de máS atrás.
Más incrédulas, más desesperanzadas, más negativás, en cambio, y iltu1 sabiendo el valor que aquellas querencias tienen, piensan que ・ャセ。ウ@
chocan con
la realidad irremisible de la soledad del hombre,
el sinsentido del mundo, el inesca.pable ser para
la muerte. Aupque es cierto, resulta obvio señalarlo, que no es este estado de espíritu, unánime y,
aquí y allá, la esperanza trascendente y la esperanza temporal afirman, como hace tres lustros en
este uruguayo, sus incontrovertibles fueros.
Pese a todas estas reservas, y a la distancia
de una década, tras Ún silencio que lo ha madurado
y pulido, Servando Cuadro aparece hoy comt? la
figura más origina'l de la izquierda en el pa1s y
el pensamiento tal vez más fértil que. el socia'lismo partidario produjo en sus cincuenta años de
curso. Podría situársele con cierta certeza, di..
ciendo que es el-precursor de la "izquierda nacional" y del nacionalismo social y popular o, más
precisamente, el hombre en cuyo pensamiento se
puede registrar con más nitidez, el paso desde las
recetas genéricas del socialismo clásico y de pa-utas
europeas -C:asista, economista, evolucionista- a
nuevas formas de lucha, a nuevas consignas, a nuevas realidades.
1En el orden de la acción internacional y como
teorizante precursor de -un tercerlsmo cabal, de un
neutralismo positivo, quienes (en los mejores sectores de Latinoamérica) se inspiraran en su ejemplo podrían encontrar en los planteos de Cuadro
el 'dechado de una postura activamente política
pero, también, ahondada y vitalizada con セッ@
un
plano filosófico-cultural, sumario tpero vahdo y,
sin duda, enriquecible. Un tercerismo imaginativo,
dinámico, 'liberado de comp-lejos de resentimiento
y de marginalidad, libre de los lastres de un abstencionismo pacato, de puritanismos estériles, d-e
"repudios por simetría" y del envarado caminar
guardando equidistancias. En el orden nacional,
contra un socialismo racionalista, impotente y dulzón,. con mentalidad de ·secta, y de secta asustada,
con estatura y vocación municipal, Cuadro propugnó un socialismo capaz de salir del parroquialismo .y de- navegar en la alta mar de la política, op-e-
270
rando de factor catalítico por medio de ゥョ」。エセウ@
y reordenaciones sorpresivas, ·capaz de pensar en
grande, de insertarse en una tradición nacional discriminada y adherida en · sus ingredi'entes vivos,
apto para dirigirse a todos los sectores y clases
positivas del país en las que un mensaje atractivo, ·contundente, veraz, pueda tener significado.
En todo esto -Y ello seguramente ya estará a
flor de labios de quien esto lea-. Cuadro resulta
un evidente precursor del camino seguido -en- 1962
por el que fue su partido Y, aunque sus continuadores no dejaron de prever (como, él parecía hacerlo en muchos de sus planes) los maliciosos laberintos de la ley electoral y su -compulsivo aparato de embretamientos, es casi seguro que húbiera participado -con ellos de la generosa confianza en los móviles individuales del voto nacional.
También es probable que hubiera compartido la
cÍ'eencia de que, pese a los errores tácticos y a los
fracasos contingentes que_ esa salida a mar abierto
pudiera implicar, e1 otro camino (cuya asfixiante,
consuetudinaria inefec:tivida:d le tocó vivir), sólo a
.flanquear inocuamente U:n Régim-en, al parecer inamovible, conducía.
l
(
271
DESTINO DE PUEBLOS DE JINETES
36 - [Alternativa de destinos]
"AMERICA PARA LA HUMANIDAD"
Para- expres<ir la diferencia cualitativa que existe -o debe existir;_. entre "la América Hispana que nos destinan, con aquella que
poderllo_!3 」ッZィウエョゥセイ@
con ·los mismoS materittles que _nos proporciona
el lnomento' históriCo ( ;-.".) utilizaba el ejemplo de los "dos niños: el
111-l.ltihid.o, cpn __abu,ndante Zイセョエ。@
-vjtalicia, アオセ@
_puede vivir gordo, lustrosO -·y stiáVe, -y ·d- ·entero-, ·que habría de_ correr. todos los riesgos del
hombre, o de la hombredad -indusO ei de. illCidir en crimen por
lujuria de ウ。ョァイ・セ@
pero que conserva todas las posibilidades de realizarse. Naturalmente con quien o quienes no haya logrado establecer
la comunicación por medio de este ejemplo, no tengo posibilidades
de entendimiento, por lo menos en la presente constelación temporal
y hasta tanto nuevos sucesos y experiencias no- los coloquen en la
aptitud psicológico-espiritual adecuada para captar las イ・。ャセ、ウ@
que
a mí me afanan. A su vez, con quienes, habiendo entendido todo el
alcance de la intención, opten por el destino dichoso del niño mutilado, no tengo recursos, ni dialécticos ni retóricos, para mantener la
conversación. Pues si bien, como aficionado a los problemas de
psicología concreta, puedo, todavía 1 comprender esa actitud, en el
plano histórico y político de esta campaña ( ... ) nos faltaría terreno
común donde fincar la discusión. Tanto, también por ejemplo, como
si intentara dcmostrale a una gallina clueca que es terriblemente
aburrido pasarse el tiempo empollando huevos.
Más, se recordará que ( ... ) como a fin de evitar que sean muchOs los · エ・ョセ。、ッウ@
por ese "destino dichoso", en rápido recuento de
las fuerzas y éondiciones históricas. que actúan, había demostrado
que mientras la mutilación -la condición de colonias- será cosa
segura_ y permanente, la "renta vitalicia" -dicha animal- será
problemática y efímera.
1
'
' del
Ciertamente no me calumnian quienes; de la Útilizaci6n
ejemplo citado, infieran que sueño con el destino de un pueblo "séñol.'ial", "de jinetes", segúil enjundiosamente define el soCiólogo aャセ@
frcdo Weber y según muy presumiblemente enseñaban Artigas y
Bt>lívar, hombres de "a caballo". Igualmente, tampoco me calumnian
q'.liene'l de la utilización de tal ejemplo infieran que la filosofía· que,
tan in>cente como incoercible, informa o franjea mi actitud no イ・」ッセ@
nace 11ue el fin del humano afanarse sea la dicha, ni siquiera en
aquella forma tan pulcra que proclamaba Renan, sintetizando la
ヲゥャッウセ。@
moral de su nación y de su época. Conquistar o. crear auténticas realidades espirituales, entiendo, efectivamente, que es el fin
más alto (en esta etapa de nuestra cultura), y es esa la gran tarea
y g}Qria que ensueño para nuestra futura gran nación hispanoamericaTla, En mi pensamiento. la conquista o creación de esas realidades espirituales ha de requerir seriedad y tensión; pero si excluye
la supervaloración del placer, o mejor, de los placeres, importará en
cambio, la alegría. Precisamente, la alegria de que se tiene un destino, de que se colabora en algo grande y de que se participa en
algo verdaderament.e serio. En términos tajantes: la alegtía de saber
アオセ@
se es algo más que una _vaca que puede creer o no, en Dios;
y asi, por ejemplo, cuando Max Scheler dice que el hombre de la
cultura occidental está en un callejón que no tiene otra salida que
la conquista de realidades espirituales, yo entiendo que Max Scheler
dice verdad y que es a Hispano América a quien, en primer término, se le pide u ofrece la palabra. Mas, en mi pensamiento, esa
gran empresa espiritual no puede ni siquiera intentarse soslayando
realidades materiales e históricas, sino que ha de hacerse alcanzando
pleno señorio en aquellas -(tanto como él que, en la juventud, tenemos sobre nuestros huesos), y encajándose, profunda y totalmente
( ... ) en las coyunturas y vaivenes de ésta; de ahi la insistencia tolstoyana con que cito a Marx, que es, pese a las fronteras con que
lo han recargado los epígonos, el mejor. y más duro intérprete y
expositor de· la dinámica de este ciclo histórico dominado por la
estructura capitalista y "fáustica".
LA EXPRESION DE NUESTRA MANERA DE NO" SER
$. Lo que ha de entenderse por realidades espirituales no requiere
definición urgente, y si me pareció útil no ocultar todo el contemi pensamiento fue al solo efecto de acreditar que, en él,
nido 、セ[ゥ@
si no se trata de c;lefender un destino zoológico, tampoco se. tenia
como meta presenciar el final de una carrera de pulgas.
273
Parejamente, Cuál será· el estilo vital de la gran nación Hispanoa,mericana habrá. de .decirlo sus propios hechos. Ahora, lo vitalmente
'.t,1fgente. セウ@ p0.$ibilitar_la realización de esa gran nación hispanoamericana; S(:} . trata, de uria obra en que todos hacemos falta y podemos
colaborar, desde ya, aunque más no sea ·que adoptando la actitud
yjgilante ("hinchando el lomo") ante las sutilezas de la propaganda
y del soborllo. Contestando a Monroe, o a los monroístas, para quienes la definición es "América para los americanos", Roque Sáenz
.Peña lanzó su feliz definición de "América para la Humanidad";
pero, si el brillante oligar'ca argentino, muy dado a la elegancia de
las formas, tenía en el pensaJ;niento algo más que una frase sonora
y amable, ese para no importaría el ofrecimiento. de campos de inver:nada y peones para tareas de braceros. Para darse, es necesario,
primero, ser, exactamente, dueño y señor de si mismo; de lo contrario se es arrastrado, sometido o utilizado para fines que no son
Jos propios y que, incluso, no pueden ni siquiera ser comprendidos.
"Los trabajos y los días", págs. 31-33.
37
[Capitalismo y trascendencia]
No soy precisamente un erudito y no- es extraño que no haya tropezado nunca-- con la afirmación expresamente dada, de que. España
y todos los pueblos que ella dotó de "pliegue original de alma" no
sirvieron, no sirven y no servirán jamás para el capitalismo. Pero eso
no quier decir que se trate de un pensamiento original. Está, concretamente, y aún en alaridos, en toda la obra de don Miguel de Unamuna y no falta en los mejores escritos politicos de José Ortega
y Gasset. Lo que pasa es que, ciertas ideas, en determinadas épocas,
·con mejor fortuna, sólo alcanzan a ser "meras verdades" en tanto
que, en otras, en cuanto alguien las lanza, se cargan inmediatamente
de sangre ·y se convierten en "verdades de a puño" (de "a tanque"
corresponderia decir ahora). En el apogeo del paganismo, aun en el
momento romano, que ya, con respecto al griego, importaba un descenso, la verdad de Jesús, tan inmensa como elemental, de que tÜdüs
los hombres son hermanos, tienen un va:lor absoluto y merecen el
sacrif-icio_ que se haga por ellos, no habría pasado de ser una ocurrencia de literato ocioso; siglos después, esa misma verdad se apoderó
de todo aquel·ámbito del-mundo y de mucho más.
274
Presumiblemente algo semejante oéurriría con la ---a-firmación
que 16 hispánico y lo capitalístic_:o no se compadecen. Y ello, rio
sino a pesar, de haberlo dicho yo, y· simplemente porque la época
tórica debe estar tornándose propicia para convertir esa mera verdad
、eセ@
otro momento en verdad de a tanque de la hora.
Pero, ese no servir de lo hispánico para el capitalismo ¿importa
una deficiencia real, -absoluta, con respecto a otros pueblos, los ウ。ェッセ@
nes,· por ejemplo, que en y por esa forma alcanzaron su más alta expresión? La respuesta dependerá, fundamentalmente, del Valor Cien.
que se tome como punto de referencia. Para los fines políticos de esta
<ampaña, más que el juicio de valor, importa el hecho y ウセ@ reconocimiento universal. Agregaré, empero, que personalmente nunca he sentido como una deficiencia saberme incapaz de realizar un fino 「。イセ@
dado tal como pueden hacerlo, por ejemplo, primorosas manos femeninas ...
Pero es claro que importaría un trágico error confundir la ciencia
y la técnica occidentales con las formas y las valoraciones del capitalismo y rechazar a aquellas para evitar a estos. No. Hoy se pagan
con la vida, o con la inexistencia histórica, las "fugas románticas",
y, con "el pecho saliente y la barba recogida", debemos apropiarnos
de toda la ciencia y técnica occidentales, precisamente para colocarnos
en condiciones de evitar las formas y las valoraciones capitalisticas.
Desde algún punto de vista estético, es. posible que nuestros huesos
puedan importar una negación en el sentido de Lipps, mas sin ell?s,
tal como son las cosas, no podríamos ni gobernar el arado, ni maneJar
el fusil ni utilizar el pensamiento. Y, justamente, al respecto,· la
se alcanzará cuando logremos sobre la técnica el mismayor セ。「ゥ、オイ■@
mo señorio que sobre nuestros_ huesos en la plenitud vital: los utilizamos para todos nuestros fines, pero tan naturalmente, que los ignoramos y sólo pensamos en ellos cuando nos "pesan" mucho o están
enfermos.
Agregaré ahora que, aun cuando los pueblos hispánicos sirvieran, como el que más, para el capitalismo, a esta altura del tiempo
y de las experiencias, igualmente debieran evitar el destino de esa
forma. En efecto, si hasta ahora, por lo que fuere, no hemos conseguido ese camino con tensión apropiada y las abnegaciones correspondientes, sería suicida tomarlo ahora, cuando ya está agotado y,
por él, la propia gran nación que lo descubrió y perfeccionó -Inglaterra- llega a punto muerto.
Y entro de lleno a dar razón de mis dichos. Lo extraño, decia,
no es que Europa esté agotada, sino que haya resistido tanto. En lo
múrnico-espiritual, seguramente no conoce la historia 、ゥウッャカ・ョエセ@
de
mayor eficacia que el capitalismo y sus valoraciones. No me refiero,
275
aunque no las subestimo, a las contradicciones que le señaló Marx,
pues, a -ese respect'?. me inclino a creer que está más cerca en lo
cierto Werner Sombart_ cuando afirma que el sistema capitalista, como
'tal' sistema; es congrUente y armonioso. Lo que en verdad contradice
el capitalismo, más que por sus técnicas, por sus estimaciones, es la
ñatufaleia del alina humana y el valor absoluto religioso del hombre.
Mejor- dicho, las desconoce y las licúa ya que él, como tal capitalismo,
lo qu"e necesitaba y necesita es una especie de bicho inteligente que
sirVa para arrojar "plusvalía". Ya como ideología social es contradictorio e inunda la vida de traicioneras perspectivas; sostiene y exalta
como ideal, la vida burguesa,· que importa una modalidad gris, mesurada, tranquila, segura, pacífica, confortable: en tanto que es, de
suyo, corno capitalismo, satánicamente dinámico, desmesurado, imprevisible, iracundo y agente de la ps-icosis de guerra por desesperación.
Pienso que el ejemplar humano que, por sus propias desproporciones
anímicas; mejor lo ha encarnado es Napoleón Bonaparte: cuando administraba o cuando insuflaba su élan en el Código que lleva su nombre,_ era el burgués típico, seguro, talentoso, medido y gris; cuando impulsivo ·y satánico, desencadenaba guerra tras guerra, era como el azote
de Dios destinado precisamente, a castigar la poltronería burguesa.
Según sus crónicas, ordenaba Cristo a quienes se proponían seguirlo, que lo abandonaran todo; bienes, tradiciones, familia. Era una
forma tajante de cortar nexos.
Mas si Jesús cortaba esos nexos, a aquellos que así arrancaba de
'sus "cosmos" habituales, los recogia en otro más cálido y lleno de
yida, pues que los recogía en Dios. (No interesa aquí la verdad o
mentira de las religiones). A hachazos unas veces y con sutilidad de
jardinero japonés, otras, el capitalismo fue cortando y disolviendo
todos los nexos orgánico-espirituales del hombre con los estamentos,
·con los municipios, con los oficios, con la tierra, co·n la familia, con
los demás hombres. Para poder arrancar mayor ''plusvalía" (trabajo
no pagado) necesitaba descoinponerlo en sus- actitudes- y movimientos
más elementales; para poder trasladarlo a cualquier sitio donde pudiera dar mayor plusvalía, necesitaba convertirlo social y afectivamente
en. un átomo sin odio y sin amor. Y luego, todavía, de tanto en
tanto, después de hacerle entrever y desear la paz, la seguridad y el
confort de la vida burguesa, lo paraba "en seco" con una crisis del
''ciclo económico". Porque las crisis podrán ser de superproducción
o de subconsumo, deberse a trastornos monetarios o a las manchas
dél Sol;· pero. en la realidad humana son siempre crisis, que contribuyen a cOndenar al grueso de la humanidad, en lo anímico-espiritual,
a trabajo de Sísifo.
·y--tod.o ésto, que importaba inseguridad y tensión máximas, utili-
27f)
zando una ínfima parte del hombre, _Ja racion'al, y- sin
nes, sin la creación de· otros nexos orgánicos o preparáCióri de oti'Oá.
"cosmos" que pudieran sostener, adecuar y totalizar de. illgun·a · ma.,_·
nera, al ser humano, como tal ser humano. Se comprende bien que,
por ejemplo, el hombre judío haya podido resistir, sin descomponerse
anímicamente, veinte siglos de persecuciones o las niás altas tensiones
del ajetreo financiero en que son los consumados maestros. Porque
aparte de que, en nuestro ュセ、ッL@
el hombre judío no pone nunca toda
su alma ni traba con· él relaciones morales muy profundas, es lo_
cierto que el hombre judío se compensa y se totaliza en y por su
mística: es el pueblo elegido, el pueblo de Dios. Y esa dura y heroica
fe lo sostiene y lo reintegra. Puede, por tanto, ser extremadamente
racionalista en nuestro mundo, en el cual no entra más que con un
ínfimo sector de su ser, porque da expresión a su irracionalidad en el
suyo, que es en el cual tiene todas las raíces del alma; igualmente,
puede actuar como un hipertrofiado o estilizado individualista, que.
vive sólo para él, en nuestro mundo, -porque está totalizado_ en el
ウオケッセ@
acaso por "participación mística", para el cual fundamentalmente vive.
Ahora: bien: nada de eso tiene el hombre del área capit,alista no
judío; y ello cualquiera sea la religión a que se considere· adScripto o'
no tenga ninguna. El pertenece, totalmente, con toda su alma, a nuestro
mundo y. a sus estimaciones. Y en el duro mundo de dos y dos sori _
cuatro, en el Cual el valor más alto no es el Hombre sino el
"individuo" y en el que hasta las mujeres que están criando son,
y tienen que ser "individualistas", sólo un ínfimo por ciento puede'
colmar, que no sea por la angustia, legítimamente sus· impulsos irra-:
cionales: los capitanes de empresa: el impulso irracional de pode-.
río, y aquellos· que, por un azar feliz, pueden alcanzar ese sucedáneo de la inmortalidad que es la gloria.
- No creo estar haciendo literatura. En veces, cuando en una sOla
pulsación de pensamiento pueden abarcarse todas las vacunas quei
se deben aplicar para estar a las posibilidades de salud, me ha ocurrido
sentir que seguramente algunos médicos entienden que el único fin.
de la vida es vacunarse y que se ha nacido y se vive únicamente
para aplicarse o recibir vacunas ....
Y bien: ocurre algo semejante cuando, en el mundo capitalista,
todos los sacrificios y abnegaciones se exigen y se justifican por el
simple valor de "uno mismo".
A ese "uno mismo" que es un fin en sí, nadie lo necesita y no
debe necesitarlo nadie; no sirve para il.adie y no debe servir para na-
277
die; n-0 - dcbC servir para nada ni ser 。、セ@ョ
,más que eso; un ョ、ゥカセ@
duo ·que niCió, vivió, dio plusvalía, se aplico vacunas y luego murió
y lo enterraron. ·
1
'Los trabajos y los días", págs. 82-85.
38 - La emoción religiosa y el
comunismo
Ahora debo atajar una posible objeción. Conozco, naturalmente,
la fuerte escatología _que tuvo el Socialismo para el mundo obrero
en -los primeros días de la Primera Internacional. Era un sentimiento
n;ligioso de sentido quiliástico. Se tenía la esperanza de un ;nundo
nuevo, bueno y ·feliz, era alegre el esfuerzo con que se le servm Y se
s.entía como 'muy amable todo sacrificio realizado para apresurar su
Uegada._ (Ag:regaré que como joven socialista allá por años duros alcancé a disfrutar algunas de esas vivencias, Sé igualmente, que ese
de la Primera Internacional se repite hoy
Sentido ¿ élan イセャゥァッウ@
éri lOs P:lrtidos Comunistas· de ahi el decreto de excomunión contra
(H coffiunismo lanzado po; la Iglesia Católica: por él se actualiza
la luCha -o guerra religiosa, y por él se condena al que .tiene セエイ⦅。@
religión. Mas para comprender el fenómeno. y calibrar sus ーッウQ「セ@
lidades de' extensión, procede conocer las cond1cwnes en アセ・@
se da esa
cッュオセ@
unción religiosa ( ... ) modalidad permanente en los p。イエャ、ッセ@
nis.tas- actuales ( ... ) . Pero, por lo mismo que falta. el contemdo adereligioso no se ュᄋセエゥ・ョ@
cuado para sostener la ambición y el セョィ」ャッ@
eií: los -individuos.De ahí que su matenal humano sea tan cambmnte.
En nuestro. Partido Comunista, por ejemplo, uno de los mejores en
セゥ⦅Zl@
orden de los de la primera hora 1920-1921 sólo quedan dos: el
\íd_er .. Eugenio Gómez y la Senadora Julia Arévalo. セッウ@
demás. ,se
ha_n ,-ido .(o dejaron de servir) en cuanto se les agoto la emocwn
reügl.osa, y ésta se agota muy pronto, precisamente porque carece
de los. fundamentos adecuados, y es de tenerse en cuenta que el
.c'6;rttfuíStá qUe se agota pasa a ser, muy generalmente, un 「セイァオ←ウ@
セオ。ャM
4Uiera. -E's-i:alnos en el mundo hispánico y no en la eXtrana y lepna
Rusia o< 'en la, misteriosa China.
<:r: 'Súptiesto qUe eri la "ó1bita occidental" el Bpイゥョセj_ッ@
EConóュゥエッセGᄋZ[。ョ・ァ@
el acento histórico, ¿cómo habría de hdmrse a esa
278'
fuerza en el mundo hispánico? En su- forma ,capihtlista, ・セ[Zᄋ@
no sirvió para ese mundo o ese mundo. para. ese. principio;
que es ese un hecho de experiencia. ¿Podría serVir ese mismo __
cipio económico" si viene en la- forma socialista? Al respeCtó hay
también hechos de experiencia que hemos de revistar; demos priori-:,
dad, sin embargo, a la "doctrina". En cierto debate de la Cámara
Francesa, Clemenceau tenia acosado a Jaurés con la pregunta de
"¿Qué quieren los socialistas?" y, tirándose para atrás a todo torso,
y a toda voz, contestó Jaurés: "Queremos pan y イッウ。セGN@
Magnífica la
respuesta, Pero no es la de un socialista cientifico ·sino la de un
hmnanista, que puede ser o no socialista.
No sabemos lo que el hombre Carlos Marx, que era versado en
filosofia, pensaría de esa respuesta, pero de todos modos, ella no
encaja en la legalidad del socialismo marxista, que es el del "peli_:.
gro" o de la "promesa" comunista. Cuando Marx entró a tallar en
los problemas obreros, la ldea socialista ya se había concretado y
actuaba, mas con fundamentos estéticos o sentimentales, era una
construcción intelectual, algo así c9_mo una exigencia moral de la
Razón" o un "prOgresismo" estilo Turgot o Condorcet. Pero no con-'
tnba con las fuerzas históricas y, sobreentendiendo cumplida la ley
de los "tres estados" (mítico, metafísico y científico) partía de la
base de que se estaba en la direcCión definitiva y eterna, en la cual
no cabían más· que los perfeccionamientos; el socialismo seria uno.
Seguramente Marx tuvo esa etapa de "socialismo utópico". Mas en
cuanto en su pensamiento se concretó su concepción de la Historia:
セ・ャ@
"Materialismo Histódco"- y se adentró en las leyes íntimas
'del Capitalismo "como tal", "comprobó" que el socialismo era 」ゥ・ョセ@
tífico y para diferenciarlo Gel anterior, que denominó utópico, en
el manifiesto del 4-8, le llamó Comunismo. En ese socialismo no caben los móviles morales, ni las preocupaciones de justicia, ni los
sentimentalismos, ni los ideales. En él las cosas se dan porque エゥ・セ@
nen que darse, comó en c1 proceder de la naturaleza, nos guste o
no. En realidad, la idea socialista er·a un a 'priori y, de haberse
adoptado, en vez de antes, después de la investigación científica, habría sido un añadido. Porque cuando en su pensamiento se concreta
el socialismo, es por la influencia de dos mundos, complementarios,
sí, pero distintos e inconmensurables entre si: el de las fuerzas ョ。セ@
turales y el de las creaciones espirituales, que tienen su base en
aquellas, pero que son mucho más .
He aquí algunas expresiones típicas. "Al adquirirse nuevas ヲオ・イセ@
zas productoras, los hombres cambian sus modos de producción, y
al cambiar sus modos de producción, la manera de ganarse la vida,
cambian todas sus relaciones _sociales. El molino a brazos os dará
279
la sociedad con el señor feudal; el molino a vapor, con el capitalismo industrial''._ Bieti. Hay sagacidad científica al comprobar esos
c8.rribi0s; que- ya· se habían producido; hay sagacidad científica al
establecer una ley, o la ley1 de esos cambios: la modificación de las
·fuerZas productoras. Pero hay compromiso o añadido al sostener que,
en función de esa ley, el molino eléctrico o "atómico" dará la sociedad socialista. La dará o no. Dependerá· ello de otras fuerzas hisエイォ。ZウセMケ@
de otras creaciones o apetencias del espíritu humano. De
cinco hombres, por éjemplo, que beben cada uno un litro de alcohol,
a resistencias iguales para la intoxicación, apenas si habrá dos reacciones iguales: a uno "le dará" por reír, a otro por llorar, a otro
por buscar reyerta, a otro por hacer un poema; otro le pegará _a su
mujer; dependerá ello de la "ecuación psicológica" de cada cual y,
todavía, del contenido de las instancias que, en cada uno de esos
hombres, セウエ←ョL@
en ese momento, más en la periferia anímica; por
eso es qUe nadie puede saber cual "será su disparate en una noche
d{; copas". En otras palabras: en lo ya dado puede- comprobarse que,
a una infraestructura determinada corresponde una estructura determinada -y a ésta, una superes-f'ructura a su véz, y aún puede establecerse que esos "tres estratos" tienen que darse en todo concreto
social, pero es profecía o hegelianismo decir cuál ha de ser' el sentido, contenido y forma históricos de los futuros cambios. Por un
pelo el molino el,éctrico no dió la sociedad nazi.
Marx entra en sus magistrales análisis de la economía capitaHsta y descubre, o confirma (pues no tiene la obsesión de las prioridades} las leyes inherentes al capitalismo como tal (esto es, en su pureza, sin las otras fuerZas que se opusieron_ el movimiento obrero y·
socialista entre ellas). Ya por ese trabajo de gigante merecería la
gloria .y el agradecimiento de los hombres; el del "hambre canina de
plusvalía"· y el sentido de ésta en el primer tomo del Capital, aden:ás de ciencia, es casi un poema del martirio humano. Tengo para
mí que, a grandes rasgos, se han cumplido las leyes del capitalismo
que señaló Marx; especialmente me parece evidente, a pesar de
algunas estadísticas que, por contar los árboles no captan el sentido
del bosque, que se ha producido la concentración capitalista de un
lado y la proletarización de otro, si bien con proletarios aburguesados,· "sin conciencia de clase". Pero aquí hay otro antojo. Sin
·duda, cuando el Capital está muy concentrado y el resto del' mundo proletarizado, se producirá un gran cambio, porque el capitalismo habrá llegado a _su última negación; mas decir que cuando se
llegue a ·esa· étapa "del . capitalismo saldrá el socialismo, como de la
crisálida sale 'la- mariposa", es profetizar. Es decir, que saldrá una
"mariposa'', no cabe dudarlo; decir que ella será "socialista", es an-
280
r
1
:-
tojadizo. Puede s¡:dir un Estado dictatorial monstrUoso;-- piiede
una sociedad anónima, en la cual todos los obreros sean accionistas,
pero tan mecánico-atómica y antivital, como la empresa capitaliSta;
esto es, algo "organizado" pero no orgánico. Puede salir, tambiéri, el
socialismo. Pero, entonces, si los hombres quieren, y pueden utilizar
esas fuerzas de la historia para darse esa forma de organización ウッセ@
cial; con los materiales que Miguel Angel hizo el Moisés, yo, a lo
más, podría hacer una batea. Pero tampoco basta con el socialtsmo:
es necesario que él· sea de hombres y no de hormigas.
Tres cosas parece útil retener: A) Que la actitud de Marx es'
la de un naturalista que, en lo social, no ve nada más que aquello
en que es un trozo· de naturaleza; su propia expresión de que "la ReR
volución es la partera del -socialismo" lo confirma. B) Que su socialismo "como tal", deja en el tnismo mundo económico-mecánico
que el capitalismo y C) Que si, a pesar de todo, la Primera Internacional se llenó de emoción religiosa, fue porque el mundo entero
tenía "hambre canina" de religiosidad.
"Los trabajos y los días .., págs. 100-103
39 - Nuestro complejo de minusvalía
histórica
He querido crear el estado premonitorio para afrontar una de
las estupideces más sostenidas y trágicas de "nuestr·o hemisferio":
la que consiste en suponer una inferioridad politicoRhistórica, radical,
en los pueblos de América Latino-hispana .. en relación con los de
Europa y Angloamérica.
Ya sé que, todavía, son pocos los que se atreven a hacer, de
manera responsable, tal proclamación. Mas ese complejo de inferioR
ridad es una realidad psicológica de primera importancia en nuestra
América, incluso en Méjico y la Argentina, que son los países que
se han procurado las más ruidosas compensaciones.
Dejarnos con ese complejo de minusvalía, fue una fina venganza de Europa por nuestra emancipación; porque es su mejor carta
de triunfo sobre nosotros, lo cultiva ahora, a·mor'osamente, Norteamérica. Porque importa nuestra auto-derrota debemos arrancarlo
de nuestros espíritus, cueste lo que costare. Mas eso sólo lo lograre-
281
mos_ con ィセ」ッウ@
y -con un duro conocimiento de nuestra realidad.
se- trata de una imposibilidad histórica. En alY tampoco 。アセゥ@
gún· momento de su historia, los romanos experimentaron "complejo
de inferioridad" con respecto a los griegos, pero concluyeron por teョ・イャッセウ@
a sli servicip. Los isleños de las islas Británicas vivieron largos
siglos en "complejo de inferioridad" con respecto a los países de
Europa, . que varias veces los invadieron con éxito, mas, lejos de entregarse a ese destino, desarrollaron compensaciones tan eficaces que
lograron realizar uno de los imperios más grandes de la Historia,
'el cual, ·en muchos tramos, tuvo a su servicio a esa misma Europa.
Más tarde, los pueblos de Angloamérica, aún después de su emancipación quedaron en "complejo de inferioridad" con respecto a
Inglaterra, que los intimidaba con su superior cultura {que todavía es mejor); empero, en la actualidad, Norteamérica hereda al
Imperio Británico y condiciona señorialmente a Gran Bretaña. Los
・ェューセッウ@
podrían multiplicarse, tnas para quien no baste eso, no
bastana nada.
Tampoco esta vez pretendo estar a la altura del problema. Pero
igualmente aquí es impostergablc denunciar un supuesto de que se
parte para justificar' la indigniP-ad histórica de entregarle a Norteamérica la administración y responsabilidad de nuestros destinos.
De todos modos, haré lo que pueda.
No para exculpar mi deficiencia, sino porque así corresponde,
debe· tenerse en cuenta que, por tratarse de una fuerza psicológica
que actúa como supuesto nunca explicado, o totalmente desde el
Inconsciente, se hace de lidia difícil. Según este enfoque, se trata de
disolver un complejo como condición previa para recuperar la euritmia y responsabilidad funcional. Eso importa conducir el análisis
con total libertad, aptehendiendo, con el mejor coraje, sus manifestaciones y señalando, con la mayor dureza, las realidades {luego
deformadas o estilizadas { ... ) Así, no me parece satisfactoria esa
demostración que consiste en destacar algunos valores de nuestra
América y luego hacer algo así como la apología de ellos; Rodó y
Vaz Fetreir<1; son, entre nosotros, los más utilizados para tales fines.
"Donde hay yeguas potros nacen", se dice tierra adentro, y en el
caso, _al señalarse la existencia de los "potros", es obligado inferir la
. de las "yeguas"'· con lo cual queda probado que no adolecemos de
incapacidad radical para .producir altos ejemplos humanos.
Se trata. ,de un dato de primer orden, pero que no pasa de ser
un .dato. Entiendo que, por esa vía, no se llegará a rozar nunca las
raíces del pr:oblema. Por otra parte, ese método de demostración,
que se ᄋセ。@
usado ya mucho, queda en la retórica y no ha resultado
282
eficaz. A mi modo dé ver, las comparaciones no· han de
trc valores personales, sino ·de pueblO a pueblo.
En el caso concreto de Hispanoamérica entiendo que, en. órbita
científica, correspondería hacerla con Angloamérica.
Ahora bien, en este orden de cosas, por larga que sea nuestra
li'sta de valores individuales, siempre se levantarán fr·ente a ella,
anulando sus tonificantes efectos, dos masas imponentes de hechm::
en el mismo lapso en que Angloamérica pasó de la condición de
colonia a la de primera potencia e imperio mundial, los países de
Hispanoamérica no han salido de la anarquía y de' la mendicidad
histórica, incluso, los dos que mejor han asimilado los _hábitos de
cultura europea -Uruguay y Argentina-, no es mucho lo que han
levantado. El pri;mer'o, en menos de diez años -y no hace de ello
veinte- sufrió dos golpes de estado tipo republiqueta, esto es, "por
nada"; el otro, como consecuencia natural de su realidad política,
está en el peronismo y en condiciones tales, que· bien puede decirse
que "menos mal" todavía, que tienen a Perón.
La otra imponente masa de hechos es la siguiente: desde ya
más de un siglo, nadie ha podido leer u oír que pais alguno haya
intervenido, o se proponga intervenir, en la vida interna de Norteamérica. En cambio, los países de la nuestra, desde el día mismo
que se independizaron de España, han estado sometidas a la intriga,
a la intervención y a la "protección" foráneas. Inglatena y Fran·
cia, sucesiva o simultáneamente, primero; Norteamérica después,
desde hace más de un tercio de siglo y cada día de manera más
total y escandalosa.
A mi modo de ver, esos hechos hacen nódulo y nutren el com·
piejo de inferioridad que padece nuestra América.
Una vez ttaídas a conciencia las realidades más tajantes, con
"argumentos", pero también con hechos, intentaré la demostración
de .que ese compl.eju de inferioridad, que acaso se generó por un
azar o por un error en los puntos de partida, ha sido fomentado,
luego, por nuestr'a estupidez y tiende a ser consolidado ahora, por
nuestra indignidad { ... ) Dos . manifestaciones típicas de ese complejo de minusvalía. Durante las negociaciones del ministro de Hac.i.enda argentino en Washington, todos los elencos de la dirección
yanquista expresaron una maligna alegria porque también "tuvo que
hocicar Perón". Personalmente tengo la esperanza de que no sea así
y de que Perón, practicando aquel consejo de don Aureliano -lo
que no le costará mucho- también haya actuado de mala fe. Pero,
si así- no fuese, lo que como hispanoamericanos correspondería, es
experimentar desagrado porque la Argentina, país de tan gloriosa
283
セ セEA{Z[ス@
en efecto, es lo permanente, en tanto que
haya venido a quedar sometida a la
s'er más que un episodio. Mas quienes ya giran inacaso cobran por elloen la órbita yanqui セケ@
riattlralmente, que todos los demás países pasen por la misderiota. La indignidad común 'es también Una forma de igualdad.
Yo sé que me las tengo que ver con un enemigo formidable,
ubicuo y huidizo. El imperialismo yanqui, no obstante la astucia
y- maEcia de la propaganda y de la técnica imperial, es todavía algo
que. se puede objetivar y señalar en expresiones concretas y mensurables: el "derecho interamericano", el pl¡m de armamentos de Truman, el proyecto de Tratado "modelo" con nuestro país con sus
monstruosas cláusulas, las inversiones financieras, las intervenciones
de Norteamérica para hacer o deshacer gobiernos en estos países,
etc., etc. El complejo de inferioridad que padece nuestra América,
en 」セi_「ゥッL@
es una formidable fuerza imponderable, que si bien lo
」ッョ、ゥセャo。@
y penetra todo, no se deja fijar, ni objetivar, ni concretar, m mensurar. No está aquí ni está allá no es esto ni es aquello
pero esta' en .todo, actúa permanentemente,' inhibe, de' manera cons-'
tante, los meJores impulsos, perturba todas las formaciones positivas
y creadoras y determina o favorece las soluciones de miedo Si se
アセゥ・イL@
alg? así .como セ@
cáncer, secreto e !nsidioso, que no ィセ@
fijado
aun su residencia somatica, pero que estrup ya y esteriliza todos los
centros vitales.
Para la captación y reconocimiento de esa sutil y poderosa realidad imponderable, además de lo mucho que por su parte hace
Norteamérica, dentro de nosotros mismos tenemos varios "caudillos
en 」_ョAイセBZ@
A) Desde luego nuestra falta de instinto y sentido para
lo htstonco. セ。エッ@
se nos ha machacado con un racionalismo pedestre y pat.ologrco, . que ya estamos atrofiados para la aprehensión
de toda realidad soctal que no consiente la demostración por A más
B; tanto se nos ha exaltado el valor y significación de lo "objetivo"
y " mensura bl"
e , que, a h ora, ya no sabemos valorar nada más que
las .fuentes de arr?z con leche, contables y pesables y, además, con
equrvalentes en dolares. Para lo demás,- para todo lo demás, que es
donde van los más jugosos trozos de la vida en la Historia, no sólo
-n.o tenemos sent!d?s, sino que, セョ」ャオウッL@
nos falta ya hasta el coraje
s1mple para recibirlo en nuestros espíritus ウゥアオセイ。@
sea ad refercndum. B) Toda esa caterva de abogatlillos, escritorzuelos politicastrós, charlistas' de radio, y pseudo investigadores científico; que bien
pertrechados de medios y comunicación- en la "división del セイ。「ᆳ
jo" .les ha correspondido la tarea de ac;editar a Norteamérica como
284
paradigma de la civilización y de la "vida .digna", セy@
problemas secundarios o encubridOres, tales,_ por ejemplo, como
peligro ruso", la "amenaza comunista" o .el _"Imperialismo de Perón"; C)· la plaga de los principistas trasnochados, cataplasmas brillantes en el mejor de los supuestos, empeñados en jerarquiz'ar. los
problemas precisamente al revés. De ahi esa cohorte ruidosa _y brillante (y vacía) que sueña con desatar campañas por "los d・イ」ィセウ@
、・セ@
Hombre", la "democracia", la "libertad", cte., sin reparar si-·
qUiera que todo eso, cuando no sori formas inertes y vacías está
históricamente condicionado y que, en la realidad lo' condiciona' para
nosotros Norteamérica, que es, justamente, el centro de poder más
directa y virtualmente interesado en nuestra negación histórica.
"Los trabajos y los días", págs. 131-136.
40 - Poder y Miedo
Pasemos a Norteamérica. El fenómeno yanqui consiste -y tampoco en esto soy original- en haber- trasplantado a su suelo todos
los elemelltos de la Civilización Occidental, pero sin ninguna de _
sus compensaciones culturales. De ahí la formación de ese inmenso
monstruo materialista, sin precedentes en la Historia, y absolutamente desproporcionado en sí mismo. No importa ello ignorar o desconocer que en Norteamérica hay filósofos, artistas, sabios de alta
mentalidad, espíritus religiosos profundos. Es que en la tónica y
dirección general de la nación, ellos no cuentan, en tanto que, para
la conducta creadora o, -por lo menos, no deletérea, de esa imponente masa de ーッ、セイ■@
que es Nm;teamérica, se necesitaría que en
la economía espidtual de la nación pesase, seria y profundamente,
una gran riqueza de pensamiento filosófico, una vasta producción
artística, una depurada creación -religiosa, un grave abordamiento en
el sentido y fines .del Derecho, una profunda comprensión en los
problemas de la Historia y un vasto y esclarecido pensamiento polímisma libertad de que se muestran
tico. Nada de eso se da, y Qセ@
tait ufanos sus propagandistas, se detiene allí por simplicidad y por
simplificación: se han destacado e hipertrofiado por una suerte de
hipnosis, unos cuantos elementoS de la vida concreta y, en función
de ellos, se vive y valora, .Ahora bien: un imperio de t_al manera
unilateral Y deSproporcionado, no puede ser tan fuerte como se le
285
supone ni' tan 」ッセウゥエ・ョZ@
hiStóricamente, como para- disponer de
según es moda ーイ・ウョエ。セッN@
Más todavía: cabe inferir -que un irñ.perio tan despareJai?ente ュエ・ァイセ、ッL@
más アセ・@
セ・@
su
propia --fúerza vive "de la que le atnbuyen el miedo y la m1sena de
los demás.
Retengamos lo que pueda ser "valor a caja" de esa exploraCión y pasemos a Hispanoamérica. Si Norteamérica セ。N@
ーッ、セ@
transplantar e hipertrofiar todos los elementos de la 」ゥvャセ。ciᅮョ@
europea ¿no podría corresponderle a la nuestra hacer lo mismo con los
mejores supuestos -los del huma:qismo cristiano- de la Cultura
Occidental? Ya sé que por tratarse de una labor en la cultura y no
en la mera civilización, la cosa -sería bastante más ardua. Mas también es cierto que el hispanoamericano, si bien más desdichado, es
un producto de mayor fineza humana que el sajón del Norte. Por
lo tanto, también más apto para el trabajo cultural. Por otra pa:te,
si bien es cierto que nuestra América, histórica_mente, ha rendtdo
muy poco, es evidente que, por lo menos, ha dado pruebas que acreditan suficientemente que los hispanoamericanos no somos "hijos de
yegua". Si tuviera que presentar pruebas para esa afirmación. de
aptitud recordaría a los pensadores que aquí y allá han trabaJ3dO
con éxito en la Cultura Occidental; y también a todo el Uruguay
hasta 1933 {y en muchos aspectos, aún hasta nuestros días). Ahora
bien: si no nos faltan las aptitudes elementales para movernos en la
Cultura Occidental ¿por qué aceptar como verdad ya realizada una
profecía que nos da por absorbidos por un Imperio que no es tan
fuerte y consistente como la propaganda lo presenta y el miedo lo
supone?
"Los trabajos y los -días'', págs. 160-161.
ーj。コッウMGB・エイョセL
41 - Blancos y Colorados
La salud política del país me interesa sin más. Pero me interesa, también, en función de la Federación Hispanoamericana, por
cuanto, en mi presentimiento, el Uruguay será -o puede ser- la
herramienta fundamental de esa inmensa realización histórica. Abará bien,- en mi- entender, hoy por hoy, el Uruguay alcanzaría su
mejor salud --politica asequible, si las fuerzas tradicionales conquistan a su vez, su forma óptima, igualmente asequible.
Hay un hecho innegable eh el panorama político de Hispano-
286
'amenca: el Uruguay es un país DISTINTO;· tal vez el- más europeo pero, indiscutiblemente, no obstante su pequeñez,· uno- de Íos ·
más cultos y, especialmente, uno de los más SERIOS, reSponsables
y organizados. Igualmente, uno· de los de mejor PRESTIGIO: nu"es,.
tra Escuela, nuestros institutos docentes {Facultades), nuestros jue:.
ces, nuestra prensa, nuestros partidos políticos, nuestro orden jurídico, nuestros actos de gobierno (a pesar de las dos dictaduras recientes y de la oligarquía financiera que presidió el Dr. Aillézaga),
tienen una solidez y una responsabilidad que no se les reconoce, por
lo general, a los de los otros paises.
Lamento ser yo, un uruguayo, quien diga esto; pero es hecho
que debo hacer valer para lo que sigue; y de sobra se ·comprende
que conozco bien las miserias reales de mi país y que estoy "comparando realidades con realidades y no realidades con ideales".
¿A qué se debe ese "ser di'stinto"? No soy precisamente un
erudito y no conozco ningún intento serio para contestar a esa pregunta que, sin embargo, debe haberse presentado alguna vez, siquiera sea de manera fugaz, en el espíritu de los trabajadores en
problemas históricos y sociológicos. De todos modos, por mi condición de hombre político. he hecho mi propia meditación y he llegado a conclusiones que ya he utilizado otras veces y estoy utilizando en estos -artículos: una de las causas, tal vez la de acción más
enérgica y sostenida, que ha determinado ese mejor rendimiento
histórico del Uruguay {en relación con 'Jos otros paises de Hispanoamérica), debe ser la existencia en él de esas dos grandes fuerzas
políticas "irracionales" o "suprarracionales" que se llaman "los blancos" y "los 」ッャイ。、ウセGL@
y cuya esencia y "razón de ser" se aprende
por vb de intuición {o se "mama" por ser uruguayo), pero no se
logra explicar y demostrar a nadie que no participe, vitalmente, de
los imponderables de nuestra "cueva" o bóveda mágica. Precisamente, porque se trata de realidades a las cuales no se logra acceso por
las vías del discurrir racional. Nias, como el sentido y sentimiento
de la "patria chica", tampoco se trata de realidades antirracionales
o incompatibles con la razón, según lo demuestra y prueba nuestra
propia historia.
Desde hace años acaricio la idea de realizar un trabajo más o
menos prolijo sobre ese tema ( ... ) En el _de 1945, como "conclusión original" llego a ésta: Batlle no se habría realizado. ni le habría sido posible realizar su obra política -que yo reputo inmensasi no hubiese estado apoyado por una de esas fuerzas suprarracionales -los colorados- y si, al mismo tiempo, no hubiese sido combatido por la otra, los blancos.
Si para el crecimiento la creación espiritual vale tanto un gran
287
placer com un- gran- dolor, un_ amor inmenso como un odio. santo;
en la luchá , política un gran enemigo vale tanto como un gran
aliado.. ¿Se aprecia lo que puede haber importado_ para la tensión
política _del país que cada una de esas fuerzas haya disfrutado, siempre, de- la resistencia u hostilidad de la otra, ineductible e implacable .-Como de "pelo", de "sangre" o de -raza- nunca vencida
del ·todo, ni por las bayonetas, ni por el oro, ni por los halagos del
poder ni por las malicias de la dialéctica?
·
Entiendo que en el ámbito de la Cultura o」ゥ、・ョエ。セ@
esto de
los blancos y colorados es fenómeno político que no tiene equivalencia en ningún país y precisamente en la constelación histórica, ya
periclitada, en que estuvo en apogeo la racionalidad. ¿Hasta dónde
esa presencia de lo suprarracional en nuestras fuerzas politicas ha
defendido a nuestro país de la crisis de la I:azón y, consecuentemente, atenuó en él los efectos de la crisis moral que se planteó al
mundo actual conjuntamente con la crisis de la razón?
Por la vía racional exclusiva se llega pronto a la racionalización y a su vez, cuando, como en nuestros días, se aplica la racionalización a· los procesos vitales y anímicos, se está ya en la patología de la razón. Además_ en "la cancha" de lo racional muy pronto
no se valora nada más que lo mecánico o lo mecanizable, lo atómico
o lo atomizado; ello aparte de que, en esa órbita exclusiva se está
en "estado de gracia" para las transacciones por precios mensurables, en la actualidad preferentemente en dólares.
El escaso siglo y medio que llevamos de vida independiente ha
coincidido con la supervaloración de lo racional que, a su vez, quedó pronto al servicio absorbente de las valoraciones del materialismo Capitalista, disolvente de primer ·arden de todos los nexos
orgánico-espirituales. Ahora bien: en la medida y grado en que
hemos escapado a la vorágine de la atomización, no parece arbitrario atribuir el hecho a que nuestras fuerzas politicas fundamentales Se han mantenido en nexos suprarracionales y como de sangte.
Sin duda, 'cuando las modificaciones sociales han de hacerse casando con lo tradicional y. sobt.:e la base de sublimaciones de impulsos
sustraídos a la razón, los procesos, en el supuesto teórico a lo meセッウN@
necesariamente han de ser más lentos, deficiencia que tiene ウセ@
cOmpensación en la mayor densidad y persistencia de los valores
logrados. Mas lo primero, la deficiencia, en el caso concreto, sólo
·en el supuesto' teórico. Porque el hecho real es que en nuestro pais,
no obstante -tener él sus fuerzas políticas sometidas a un vigoroso
tradicionalismo, se ha realizado un avance en dirección social y humanista que no ·tiene equivalente en ningún otro país de Hispanoamérica. Más· aún-: magüer todas las deficiencias, descomposiciones,
288
l
¡
mentiras y miserias アオセ@
tOdoS los ur;uguayos conoceinos_.. Y' sufrím<>s,
no hay seguramente ningún país en el mundo que aventaje al ョオ・ウセ@
tro, cuando se expresa por su Estado y Gobierno, ert·-·sentir la pre.;,
sencia SAGRADA, quiero decir, el valor religioso' absoluto, de todo
hijo de mujer.
Algo debe haber aprovechado también el hombre uruguayo, para
su conformación anímico-espiritual, de la existencia de esos dos
grandes impulsos irreductibles. Por ejemplo: hasta hace cuarenta o
cincuenta años atrás, los niños y jóvenes se formaban en ese 。ュ「ゥ・ョセ@
te moral: antes que para sí mismo se había nacido 'para la cuchilla. El muchacho o joven podía hacer planes de vida muy ambiciosos y aún sórdidos; incluso, en todo lo demás podía ser un· deficiente
moral; mas de todos modos, para ser y sentirse un. uruguayo cabal,
tenía que estar y saberse dispuesto a entregar su vida en cualquier
momento, por su divisa. Pero eso era algo que ni se enseñaba ni
se aprendía; se tomaba del medio moral -de nuestra "Paideia"por ósmosis. Luego, la instancia anímica en que quedaba afincado ese
valor, llegada la ocasión, entraba a funcionar como una glándula
interna.
Ahora bien: esa integración de la personalidad con una ゥョウエ。セ@
cia íntima cuyo contenido era algo que de tan enérgico modo ultrapasaba los fines egoístas del individuo, necesariamente debió tener
alguna importante consecuencia para el hombre uruguayo. pイ・」ゥセ@
Samente, en ese mismo momento, en el mundo entero, la orden era
que cada individuo -se tomase a sí mismo como fin, y el "prestigio.''
se conquistaba cuando se había sabido utilizar, hasta el límite, la
capacidad de raciocinio, para suprimir todos aquellos motivos e impulsos del humano obrar que no pudiesen triunfar ante " el tribunal de la razón".
Por consecúencia para con la tesis, he querido, por lo menos,
rozar el filón; a mi modo de ver, el tema bien merecía ser tratado
exhaustivamente pot un psico-pedagogo de profundo sentido clínicO
·e histórico, que trabaje en la. Filosofía de la Educación.
r
1
¡
·'Mセ@
COSTRAS Y RAICES
Sostengo que toda Hispanoamérica se ha dejado intimidar por
un puñado de audaces que tomarü"n la delantera y que ahora disponep. ·de todos los resortes de la propaganda y del soborno, y sostengo igualmente que Hispanoamérica ahora bajo un complejo de
inferioridad se está dejando correr con la vaina. Consecuentemente,
entiendo que, como primera condición triunfal,. necesitamos que otro
puñado de audaces, pero con los pantalones bien calzados, !lé la
289
téplic3. adecuada. Pefo ・ウッセ@
que me parece verdad para toda América;- me parece más verdad, todavía, para nuestro pais. Aquí, ese
puñado 'de audaces en contra se ha apoderado de todos los medios
de. prOpaganda y de. la influencia y han formado una costra a favor
del ・ョエイセゥ。ッ@
a Norteamérica con todas las miserias de la hor_a.
Pero no es nada más que una costra: las raíces son antiimp-erialistas
·y. -están Vivas: sólo hace falta vivificadas a tiempo por una buena
'-'caipida" aunque sea a hachazos.
· Desde luego, todo lo blanco que prácticamente afecta a la mitad det país autóc'tono, por lo mismo que es de raíz federal y en lo
troncal tiene a Rosas es, po•r impulso espontáneo, antiyanqui. (Ya
·tendré oportunidad de oc.uparmc del desdichado error que han padecido los argentinos -y en parte nuestros blancos- al querer ignorar a Rosas, al cual, no obstante, no pueden históricamente anular, con lo Cual dejan esa inmensa fuerza tradicional a los Perón;
seguramente que algún día utilizarán la lección de los· rusos y harán
cOn esa cosa· enorme que fue y es, Juan Manuel de Rosas, lo ·que
aquéllos hicieron con lván el Terrible: sublimarlo, hacerlo una doctrina --o una leyenda- y entonces marchar, a la luz del día, histó'rii::arnénte, con él. Por lo demás, no hay dos personalidades históricas_ que por sus rendimientos y hasta por su patología, se parezcan más que· Juan Manuel e lván el Terrible).
Naturalmente, puede darse el caso del blarico que, honestamente,
llo vea un mal en la yanquización; mas será esa una actitud de razonamiento pura y mantenida a pulso; lo que le Sale de adentro y ·sin
eSfuerzo es- la actitud de resistencia a lo yanqui. Ya señalé el hecho
de que bien pudo ser por ese valor que al nacionalismo le fue posible resistir, tan entero, el avasallador empuje de Batlle ( ... }.
·sé q11e- :Io-Perol:>lancoy lo colqrad9 ·ha ゥLセZ[jNQ@
Bien;su Yade
grandiosidad.
cq_nservan
todaVía ""·"·:na..
Se trata de algo vivo- que. no- se puede rii ignorar
ton ces, por realismo al servicio del· país, entiendo
facilitar su funcionamiento en J.a forma ·más- rica y
Por lo demás, _en esta hora de inqUietantes· カッNャ。エゥZセ\ョBウ@
vertiginosos trasiegos, que en cualquier momento montan --.UlJ.·
rno, me parece un incomparable bien que se tengan es.os- dos ーオLョセウ@
de referencia firmes, sustraídos a la -patología de -la. razQn_y 'COnlO
confiados a la seguridad del instinto. Paradójicamente puede' ·seri
pero el hecho es que nuestro país, cuya política está a·1cargo de
partidos tradicionalistas, es de los de América el que nifjores_ Pl'Ogrcsos ha hecho ep dirección social.
'·
. -· ...
Decía que lo blanco y lo colorado tuVo también· ᄋMオセ。@
ァイ。Zセ、@
importancia en la constitución de riuestra Paideia. Desde lUego, nues:.
:4-azañas,
tro medio cultural está stiperpoblado de hechos ィ・イッゥセsL@
abnegaciones, despreridimientos, arrogancias, etc. _La ejemplaridad
que fluía de todo eso' se mamaba; Sin duda, y tal comO ·cóire_S'pondé
a ←ーッ」セウ@
en que lo -heroico "lleVa el ·aCento, el estilo vitál' eia _b_astante
rudo. Mas セイ。@
fuerte y propicio a lo definido. Por lo prorito' -y ya
es ganancia- los hombreS eran hombres -y las mujeres, rritijcr'és. ·El
ーセエオ」ッLM
el maricón y lá marimacho, si existían (Y _existirian· seguramente) no tenían premio social como, más o menos,.todo-.lo que
pudiese ser borroso. Pero entiendo que había algo más, inuy irripor..
tante ( ... ).
A la generación que ahora está entre los dieciOcho y -1os·:vein·
ticinco le será fáCil inferir que en el momento de ese hombre· ィ・セ@
roicO tah rJ.!-do, que sabíá. morir hasta por tinguiñazos, el- íntelectual
o dirigente debió ser un provinciano espeso, con algún . ·barniz de
ilustración de miscelánea. Si se piensa eso, se trata de· uila raciona..:
Üzación. La verdad es que el intelectual -dirigente_:_ de aquellos
momentos era, en todos los órdenes, muy superior a su correspondiente· actual. DeSde luego, también él era un hombre de a caballo,
que como el que más sabía ocupar su puesto en la cuchilla. Pero,
además, esos hombres- de perita (o por lo menos de bigote} eran,
en la función intelectual propiamente dicha: (profesionales, escritores,
periodistas, gobernantes, etc.} de una altura jerárquica, solvencia
y responsabilidad que -ni siquiera consiente el p·aralelo con los ca.:
rrespondientes de nuestra actualidad. Nada hay, en efectó, en ésta,
que equivalga a_ aquel- elenco de ciudadanos. ( ... } Sin dudíl, el: intelectual de nuestros días tien'e una J!lás copiosa información que el
セGィッュ「イ・@
de perita". Mas por- lo general, es un mero -ウッヲセエ。@
y eru-
Pero si lo blanco, cuando se determina c<?mo totalidad actuante,
es de resistencia al yanqpismo, no quiere decir ello que lo colorado
sea yanquista sin más. Sin duda. por la influencia de Garibaldi, アオセ@
asistió a su formación inicial, lo colorado quedó más abierto a lO
universal y a las modas históricas; por lo tanto, más a los beneficios
y rendimientos de esa actitud; pero, también, más expuesto -a lds
errores de la misma, De ahí que, en lo colorado, el panamericanismo puede ser sólo un error, en tanto que en lo blanco es siempre
una mistificación. Mas no todo el Partido Colorado ha sido y es
yanquizante. Colorado era Rodó y evidentemente el Batlle que ahora
está en la presidencia no es muy blando de boca para el imperialismo; hay muchos otros centros colorados, batllistas o no, a los cuales rlo les desagradaría rectific;:lr la actitud de docilidad ( ... ).
290
291
l
tlÚ'O,; Sin''>sehticio de bien,·público, qtie úsa su _p:dvilegio (Ser un inte-1i;dua-I):- _exdlq:siVáméhte para ·suS fines de arribista. Con mis paャ。「イセ@
liabitúale's: el de hoy es un civilizado- insulso; el de ayer
COri tú.'áS ó menos informaciones de fiChero, era un hombre culto o
que, pOr; lo m·enos, tomaba en serio la- cultura. (Aquello es canti..
dad;· cüalidad esto). En resumen: en el mismo moment-O en que las
pasióúes- eran más fuertes y bravas, en ·uno de los extremos ApaIido Sar·avia devenía arquetipo y, en el otro, comparedan, por ejemーャッセ@
José Batlle y Ordóñez, Zorrilla de San Martin, Dclmira Agustirii, Julio Herrera y Reissig, Florencia Sánchez, Pablo de 11aría, jッウセ@
EnriqUe Rodó, Carlos Vaz Ferreira, etc., sucesos todos que, en este
riwmento de civilización yanquizada, no se dan por cierto. Y ese
resultado no era lo paradójico sino lo congruente,
El choque de lo <:.olorado y lo blanco alcanza -su más alta expresión-y su expresión más pura- en la guerra civil de 1904.
Además de su duración y encarnizamiento, es en esa guerra en .la
cual merios se mata fuera de la batalla. pero también en la que es
p1ás cabal el caso de "los blancos con los blancos" y "los' colorados
con los. colorados". (No olvido a Justino Muniz, blanco viejo al ser\;'icio de lo colorado, mas es la suya una actitud estrictamente per¡;onal. Tampoco olvido a los "calepinos" de Acevedo Díaz. Pero éstos no tenían actitud política; no actuaban, simplemente).
Todavía en i910 lanza su última bocanada de fuego esa mistica
rle ·la sangre. Mas la ola es .débil y pronto queda sin cresta. Ha
cambiado el sino y se está realizando la· transición del estilo vital
hispánico al europeo, del sentido feudal al civilizado o de lo romántico heroico a lo burgués. Una anécdota de quien fue un blanco
viejo ilustra cabalmente esa transición. Era un taita pobre de esos
que apenas ·pueden mantener el chapeao (chapas de plata y oro en
el apero del caballo con extensión obligada a las espuelas, el cinto
y el puñal). Consecuentemente, en 1904 fue un fogoso revolucionario
que se peló toda la guerra; de 1904 a 1910, por negocios de campo,
hizo una fortunita. Consecuentemente, también, cuando lo invitaron
para la patriada de 1910, dió esta respuesta: No, no, déjense 、Nセ@
zon·
セ・イ。ウ@
que uno no se ha hecho d.e un pasar para andar loquiandO .. ,
(,Puede pensarse, sin más, que era la propiedad lo que había aburguesado a ese guerrero, y sin duda que algo de eso hubo; pero, en
mi entender, la interpretación correcta _es_ que el sentido burgués, que
ya se le había instalado, es lo que 'daba un valor decish-10 a la;
propiedad).
,
Por lo mismo que asltnnos a una transición no se ha dado
tOdavía d salto cualitativo ( ... ) Esa líbido que, como lujuria de
sangre alcanza su expresión más pura ·en 1904, antes de agotarse
ィセN@
セ・@
sufrir una セオャ。」ゥョ@
( ot,:o エ←イセZャゥョ、@
:tomado ill- 'Psicóaná'íiSis}
ctv1hsta. Esta se llUCla por los anos sets o SI,ete para 。ャセュ[イ@
su. óp'7.
timo por el 17 y cerrar su curva por el 30. Es Batlle el ァイセョG@
ópe-:
イ。セッ@
o 。セ」ョエ・@
demiútgico de ese poderoso caudal de eqergía·_ que,
puJante aun, busca nuevos cauces. Mas en mi conceptuación, Batlle
mismo es un producto y creación de ese torrente- de- 'pasióÍl y vゥエ。セ@
lidad, y entiendo 9-ue renuncian a la 」ッューセョウゥ@
del molllento jr
obra de Batlle qmcnes no hayan comprendtdo ya lo blanco y lo_
colorado
Según la convención propuesta estamOs aquí en un comienzo
relativo. Espero que en él alcancemos la cabal comprensiPn de. por
qué el pequeño Uruguay vino a ser, en algún momento, ejemplo u
orgullo de América.
"Los trabajos y los días", págs. 211-216; 239-241
293
·Carlos Benvenuto (1899)
.
.-
'
'
Cabe· pensar que cualquiér 1ectqr medianamente
avisado en nuestro mundo cultÚral y univerSitario es capaz de identificar, aun sin su firma, una
página de Carlos BenVenutO. Títulos extensos y
ya densamente significativos. Frecuencia de textos
ajenos, casi siempre europeos, traducidos, glosados,
comentados. Un discurso que unas veces es enmarañado y titubeante y otras de exp 'osiva afirmatividad, cruzado aquí y allá por raptos líricos extremos,
por imágenes y tonos poemáticos y una subida temperatura emocional siempre dispUesta a encenderse.
Multiplicidad de acotaciones corroborativas, o complementarias o de destino poco identificable. Ciertos estribillos y nombres ·que varían cíclicamente,
desde la invas'ón vertical de los bárbaros de Walter Rathenau, a las almas tutoriales, de Vaz Ferreira, o al orden nuevo, de Aron y Dandieu, o
al qué dificil es ser hombre, pero se puede, del
mismo Vaz. Una postura de permanente deslumbramiento ante libros y autqres recién frecuentados, una avidez generosa de nuevas ·nutriciones, una
despierta disponibilidad para esa admiración cuya
necesidad ha reiterado. Pero esos autores, esos lib:os, siempre , en función ratificadora de su pro¡no pensamiento; muy rara vez polémicamente enfrentados o considerados con objetividad. Una tentación constante, . y casi nunca resistida, por el
matiz digresivo dictando buena parte de las
"notas" de sus trabajos. Y una ambición de decirlo "todo" en cada uno de ellos, convertido así
en una especie de portavoz de su cosmovisión, la
cifra de su actitud humana, de la perspectiva desde
la que se va ·a proponer una obra, si bien, y justamente, este punto de partida sea siempre en Benvenuto la obra misma. Un movimiento de generalización incoercible, en suma, que en cilda artículo
•
!
acude a todas las reiteradas claves de su pénsamiento. Y aun habría que agregar que las más de
sus páginas posteriores a 1930 serían material valioso para el deslinde de ciertas características: lo
"oscuro", lo "difícil", lo "confuso", lo "enmarañado", Y sus respectivas etiologías. (Lo cual no
quiere decir que Benvenuto escritor sea todo esto
:y, mucho menos, que lo sea al misino tiempo).
Se ·ha hablado de "claves" pero, en realidad,
su- multiplicidad podría reducirse a una sola. El
'Centro siempre visible del pensamiento de b・ョカセ@
nuto es un contraste. El contraste e·ntre la 、ゥュ・ョセ@
sión, la implicación humana' del "totalitariSmo" de
la dictadura, del Estado leviatánico, de la Socíedactmasa y los significados creadores_ de una concepción heroica, personalista, trascendental de la Democracia. Este sentido de la democracia no ·está
enfeudado -parece obvio decirlo- a sus formas
instituc!onales y aun cabría identificarlo' セーッイ@
el
contrariO- con el orden total de "lo valioso" en
todos .sus plan<?s y en su encarnación antropológica,
en su operanc13 en un mundo. de seres concretos,
vivientes. Ya en 1929 decía, y ha sido fiel a eSta
op!nión, que lo que la democracia necesita siempre,
para no suicidarse estúpidamente, es instalar una
destilería de Valores en su- corazón. Pero tampoco sería imposible ver la honda semejanza que
tiene este planteo central de Benvenuto con la
antítesis de "sociedad abieita" y セウッ」ゥ・、。@
」・イ。セ@
da", en la acepción que le dieron a estos términoR
Bergson en "Les Deux sources de la morale et de
la religión" y Karl Popper en su conocido planteo
de "La sociedad abierta y sus enemigos".
Benvenuto contrasta consecuentemente, así, el
absoluto de su personalismo liberal y la realidad
empírica de los regímenes inhumanos. Pero con
esto, se hace en cierto modo posible que al no carear realidades contra realidades, doctrinas contra
doctrinas, racionalizaciones contra イ。」ゥッョャコセ@
nes, deje abierto su flanco a la operación inversa
a la que él realiza y la teorización, generalmente
vistosa, de los pór él llamados "totalitarismos" sea
capaz de registrarse golpes en su favor al cotejarse con determinados aspectos de una colectividad qUe nominalmente, se califique de 、・イッセ@
crática.
Pero no es, seguramente, evitar estas 」ッョウ・セ@
cuencias lo que a Benvenuto le importa sino 。ウオセ@
mir, trágica, dilaceradamente, el desorden del mun-
2!15.
dO par-a: intentar/ inteligirlo. También un constante
empEiño transitivo, una. urgencia de que su palabra sirva, sea "edificante", una cuidadosa fidelidad á. -la libertad y a la autenticidad personales en ·
disidencia con c·erto sonambúlico elenco de los que,
como tantos profesores del mundo entero, no hacen
otra cosa que ser un -plagio innominado, continuo
("Marcha", n 9 954). Y un pensamiento, en fin, como
en "status nascens", fascinado sempiternamente ante
las primeras comprobaciones, redescubriendo todas
las horas la letra A de la realidad, enarbolando
premisas. recién halladas, sin continuarse, sin prolongarse (discursivamente) nunca. Un pensamiento,
en puridad, de "manifiesto" (y no es casuaL que
sea autor de alguno excelente).
Benvenuto es un cultor de la paradoja trascendental, en una variada muestra en la que se
expide lo más íntimo de su pensamiento: El poder
inútil, la fuerza inútil, la r:queza miserable, el irrea ..
lismo de los realistas, la falta de viveza de los
vivos son las _más reiteradas, además de otras de
uactualidad", como la tan insistida hace dos décadas sobre la incapacidad de Hitler para ser alemán. No es trabajoso inferir que todas ellas apuntan a su convicción suprema en la fecundidad (y
la realiciad, la efectividad, el valor, la perspicuidad) de los ideales éticos, de -la experiencia espiri..
tual, de los "medios pobres" de· acción política e
histórica, a su defensa de un personalismo espiritualista, libre, agónico, a su repudio del estatismo,
la técnica, el activismo, el eConomismo, el dogmatismo ideológico, las políticas de fuerza, el culto de
la potencia, toda , clase de maquiavelismo. , . Como
se señalaba en el caso de Cuadro, el pensamiento
de Benvenuto se mueve también en los lindes de
una grave religiosidad, tentado a la vez' por la
Fe y rechazado por ella, pero, a diferencia de lo
que ocurre con su: compatriota, es más fácil inferir
en él las razones de ese rechazo. RaZones que,
tal vez, no son otras que su resisténcia a los elementos "institucionales" que una Iglesia implica,
su opción por una verdad "que se busca" contra
una verdad que es "encontrada", por el camino
contra la meta, por lo tolerante y lo abierto contra los ingredientes de afirmatividad y conclusividad que cualquier culto religioso, casi inexorablemente, tiene.
Su humanismo exaltado tuvo (como se volverá
a insistir) el mismo trámite inicial que el de su
296
coetáneo y compañero Luis Gil Salguero pero luego
'las líneas de los dos divergen, hasta no dejar de
poseer un cierto valor ejemplar, representativo, de
los conflictos más hondoS de la inteligencia contemporánea. Con el curso de los años se aguzó en
Benvenuto (háblese 'ahora sólo de él) la conciencia de las "falsas vías" que la afirmación de lo
humano podía seguir. En esté sentido, (aunque no
sea el único ejemplo posible) ha adquirido creciente relevancia en su obra la crítica a toda versión oficial y cerrada del marxismO. Ya había
afirmfido muchos años atrás -·que ·el socialismo padece un aturdim'ento incurable. se· llant'a 11 realista"
y no le falta más que el -sentido de· la realidad. Ni
por asomo conoce al hombre. Profesa un optimismo malo, fácil, y lo ·elabora mal. Olvida que las
formas económicas, jurídicas, etc.; bailan al son
que le toquen y que el son ·siempre =Jo tocan de
adentro. Aunque aseveraciOnes de este t:ípo han
sido después muy numeroSas, esto, dicho en 1919,
no deja de ser novedoso y, aun en el dictamen más
desfavorable, sería capaz de marcar una despierta
receptividad a ciertas diStinguidas fuentes europeas de la segunda década. Tampoco. su posición
actual deja de presentar muy numerosos contactos,
como lo probaría bien su folleto. 1'Marx, liberadó
del marx-ismo ... y de. Marx" (1960). Tanto en
este texto como en alguna reveladora carta a
uMarcha" (n,.. 1134) se ve a Benvenuto en entusiasta tren de subrayar las primeras latencias humanistas del pensamiento juvenil de Marx y -más
ceñido en su situación- de sostener el carácter
retrasado de la ideología marxista, cuya boga actual en Hispanoamérica se explicaría, en su opinión, por nuestro propio carácter colonial.
Estos intereses, estas opiniones, pueden contribuir a ratificar que, como discípulo, y uno de
los más devotos de su maestro, conserva Benvenúto,- de Carlos Vaz Ferreira, la dominante atención por los· aspectos sociales· y éticos (además
artísticos) de la rea'lidad. También su misma tendencia a los enfoques genéricos y normativos de
lo social y su fe en· una postura racional muy
cauta (aunque, no es probable, la similar consecuente, firme aplicación de ella).
En cambio, a diferencia de Vaz, bastante desdeñoso de lo contemporáneo (por lo- menos a estar
.a sus textos), las páginas de Benvenuto testimonian una verdadera voracidad por el pensamiento
297
NMセL@
·de· ·su tiempo,· ·especialmente por el de Francia, que
_es,-, de seguro, el que más le ha nutrido. En este
predominio (que también rezaría con Oribe y Gil
Salguero), Benvenuto parece haber pasado de Sl.l
admiración a los filósofos de tono racionalista, del
tipo de Lalande, a los pensadores de carácter 。ウゥセ@
temático, o visionario, o trági_co, o existencial, ya
sean ellos Maine de Biran, Maurice de Guerin,
Nietzche, Chestov, Maree!, Jaspers. Y todavía ィ。セ@
bría que sumar a ellos, " partir de la quinta década, a los teorizadores del "personalismo" francés
(un Robert Aron, un Arnaud Dandiell, un Alexandre M are o un Mounier) , con lbs que tiene
numerosos puntos de contacto.
La índole personal de este renovado discurso
sobre posturas, valores, ideas, ha alejado a Benvenuto de toda afinidad grupal, de toda "solidaridad" que no sea accidental. Si a ello se agrega
que, (representando ese predominante interés ideológico de la generación del 1930-36 a que ya se
aludía) su pensamiento es de carácter netamente
universalista y sus referencias locales son casi siempre tenues o puramente ejemplares, estas circunstancias configuran de modo suficiente un hecho de
consecuencias. Y es que, como si sólo buscara anhelantemente un medio de comunicación cualquiera
con el lector (y es posible que así ocurra), Benvenuto ha sido en extremo indiferente a los lugares, órganos y. oportunidades en que hacerlo. Dígase (en _una función de crítica que estas noticias
casi nunca .han asumido),_ que tal terriperamento,
y las conmixtiones y adhesiones, injustas en su
caso, que él sugiere es (si se le une a ciertos trazos de ·su escritura prosística) uno de los responsables de que el pensamiento de Benvenuto (por lo
menos en su indudable valor germinal y contrB:puntístico) no haya tenido -entre nosotros el eco,
la influencia que ·se merecería.
Toda la vida de Benvenuto, nacido en Minas,
.profesor de enseñanza sécundaria y normalista des·
de 1927, abogado desde 1938, animador -entre
otros- de la revista 'lEn sayos" (1936-1938), podría ceñirse casi en el limpio, denodado bregar
. por un pensamiento, por una expresión que lo comunique. Su- "militancia", esporádica pero siempre ardorosa, tendría que ser flmcionalizada a este
esfuerzo. Pero en este aspecto de su personalidad
hay que aludir a su participación en el "grupo del
Ateneo", un núcleo que habrá que. estudiar alg(m
Mᄋセ@
diá ·y que, en- cierta manera, .. fijó·las pautás de la
Cultura uruguaya _entre: el --golpe_ de: Estadó de 1933
y el principio- de la Segunda--guerra mundial' (en
que su influencia ya empieza a_ languidecer). El
primer aconteCimiento, la jjrevolución o motín" del
31- de marzo fue decisivo en la vida y el pensa"'
miento de, Benvenuto que, opositor activo y acti.vista, sufrió persecuciones Y. destier,ro. Pero es posible que mucho más importancia que los hechos
exteriores, la haya tenido el que esta etapa acendrara en él esa temperatura intelectual explosiva,
exaltada que deja su traza en todo lo que tras
. ella ha producido. Los años posteriores de madurez no han hecho bajar lo enhiesto de su pasión, una
pasión que lo acerca (aunq.ue con diferencia evidentes) al otro polemista antitotalitario que fue
Víctor Dotti ("La agonía del hombre", 1948). Lo
enhiesto de su pasión ni tampoco un activismo dramático, ni optimista ni pesimista, un agonismo no
siempre desplacido de sentirse tal.
Benvenuto ha escrito mucho; las listas de sus
obras divergen grandemente y probablemente ni
siqUiera él podría establecer la lista Completa de
sus escritos. Y esto obedece a que, salvo su únicO
libro formal: "Concreciones", de 1929 (un título con
seguridad equivoco para poner bajo él lo disperso
de la labor benvenutiana) el autor no sólo se ha
multiplicado en gran cantidad de colaboraciones en
diarios y revistas (sobre todo en "Hiperion" de René
Santos), sino también en la probablemente intabulable que, al modo de los panfletistas clásicos,
engrosa larguísima serie de hojas sueltas, impresos,
mimeografias, folletos grandes, medios y delgadisimos, manifiestos con y sin firma (como el
muy sonado del "Ateneo" de 1956 sobre "La situación po-Htica del pafs"). Por ello es que casi
al azar (aunque no sean secundarios en el total de
su obra) es que se mencionarán "La cultura, la
moral y la Uriiversidad frente a la Dictadura"
(1933), セaョエ・@
la invasión vertical de los bárbaros"
(¿ 1934 ?), uHumanismo permanente" (1935), 11 Una
cuestión de orden público espiritual" (1940), o el
ya citado trabajo sobre Marx y el marxismo .
El texto seleccionado refleja ejemplarmente el
optimismo de la segunda postguerra o, más preCisamente, esa ancha convicción que se prádujo, tras
los dos conflictos mundiales, en la ductilidad de
la inateria social para someterse dócilmente a las
más elevadas motivaciones que la lucha inspiró (o
- cOri 'Jits.-que ena·· se aohonestó). También la- 」イ・ョセ@
:cía·,- en: que el dolor· colectivo pose-e- un eficaz valor
correctivo, sublinlador de las "tendencias ュ。ャカセ@
- セ@ d8.s del hombre", de su avidez, de su orgullo,- de
SU:- violéncia, de su intolerancia. Leído a la 、ゥウセ@
tancia, el -ensayo no deja- de inspirar una cierta
melancolía, un tenue escepticismo que nada tiene
(o puede no tener) de desesperanzado.
42 - El conflicto de las grandes poten·
cias y la causa de la Humanidad
MISERIA Y GRANDEZA DE LA POLITICA
De una tragedia que no hemos. querido pero que se ha sabidO
afrontar, es preCiso extraer ulla aurora. Antes que- las armaS de..
pongan su ciega y abominable faena, que seres se dir:ía tan ciegos
como .ellas mismas, han hecho necesaria, además de no reincidir en
el notorio desastre de vivir eludiendo los problemás políticOs -y sociales, por ello mismo hoy trágicamente impostergables, urge acordilrse de que ningún enfoque exclusivamente político es por entero
eficaz. Si lo juicioso ha sido- siempre considera!' a· _la Vez -la grandeza
y la miseria del- hombre tanto más lo será tener presente la miser_ia
y la. grandeza de 'la- política.
Después de haber padecido, durante . varias generaciones, la
sobrestimacióil más o menos despótica de la actividad económica,
ahora nos espera la sobrestimación de la politica. Siendo imprescindible y noble, bien justipreciada, la actividad política se revela más
consumidora de elevadas calidades que creadora de: hombres y civilizaciones. Demasiado obviamente posee un cierto peso específico qlie
le impide- ser una modalidad suficientemente excelsa de la vida. No
.es una buena escuela de hombres y en muchos ambientes no opera
ninguna mejor. Cosa de hombres de acción y no de hombres es no
percatarse de lo contrario. Cualquiera sea la parte que debe asignársele no es en el terreno de la acción politica, como nunca lo ha
sido en el de la económica, el lugar donde pueda te_rminar de hallarse la raíz de un saneo, la surgente de un florecimiento del ィッュセ@
bre y de la civilización. A los "hombres de acción" puede ー・イ、ッョ£セ@
seles que no lo entiendan o no lo sientan; no tanto a los hombres.
· Precisamente en esta época en que ella tiene tanto que h_acer,
en que debe asignarse urgente y primordialmente la gran misión de
llevarnos a la ¡)ersonalización del hombre por la socialización del
. 300
"i
301
EStadO a la- medida.- del hombre, 'complementariaínente con- -la acc10n
pólítica, sin ·-d_t)Osiéión posible, urge apercibir nuestros corazones para
ciertos gr'álldes ·asuntos de orden público espiritual, demasiado apartados. de_íÍ.tiestrá- atención o ·excluidos del estilo de vida vigente, Nuestro mundo, en . grado ya funesto, va camino cada vez más de ser
un :rñurido de eSpecialistas, abstractos y parciales, que un mundo de
hombres. En él la viviente unidad creadora de ·Ja persona se ve amenazada por el totalitarismo de la técnica. Vamos hacia el hombre.
En _trayecto mismo de esa marcha, urge elaborar una politica espiÍ'itual concebida como c_omplementación· de la otra. Abordada ·a cief'..
ta amplia escala, ella es la única que _tiene posibilidades de ser plenamente real.
MISERIA DE LA VOLUNTAD DE PODER
En el fragorOso centro de la más grande de las guerras de la
historia, para -desbrozar del tumulto y la _furia loS campos _deLCorazón y del entendimiento y apercibir los ánimos al- justiprecio de las
tendencias_ operaciones y planos- de la vida, urge· blandir como- una
flor de luz, la- espada de este equívoco despertador _de hombres: pequeñas las tenidas por grandes; inmensas las -tenidas por pequeñas
potencias.
Si la llama, élan cosmogónico, eternamente vive agonizando, sin
cesar crucificada en la multitudinaria, mundanal, conflictualidad; ·si
por un jadeo, agónica, la _realidad MセGウ・@
enciende -Y se apaga con イゥャ・セ@
dida"; si por heracliteana operación del abnegado, sublime fuegQ
」・ョエイ。ャセ@
permite· que en la ·carne dr-amáticamente dinámica d.e los
sucederes, "el conflicto" aparezca como "padre de todas las cosas"
y la materialidad simule, si no ·la muerte imposible, la ceniza de_ ese
sacro fuego inmortal, en fanto que la alegria, la espiTitualidad espeja
la vida del fuego divino y, es -realmente- la muerte, la incineración de la materialidad;- si de esa_ ·abismal, sublime· manera es MBゥョセ@
mortal lo mortal" y más sublim'emente si- cabe aún, "mortal lo_ ゥョセ@
mortal" ¡ahl entonces más .que nunca toca al hombre no ser siervo
de la fuerza, .adulador del éxito en la siempre demasiado: humana
historia, ni en el cósmico ·devenir. Si el conflicto es padre de todas
las cosas, el hombre es el humanhadO'r del conflicto. La corona de
_sus virtudes, rosa sobre la cruz, es el heroico comportarse como civi.,.
lizador supremo de su ofuscante violencia que, en -dirección· エイ。ョウセ@
figurante de la· crasa voluntad de potencia conduce al ョゥ・エコ」ィセ。ッZ@
"Mi luz es mi. cruz; mi .cruz, mi luz",
Así el culto de la voluntad de poderío, inspirador del naZismo,
mucho antes y mucho más que digno de las sanciones :o terapéuticas
que será preciso aplicarle, es acreedor. a la conmiseración. Deserta
3ú2
1
y $ubviértc el sentido humano de la valentía. Retornando a adular
las más crasas modalidades del conflicto. rehuye la libre orientación
espiritual del élan cosmogónico que, sin presionar nos invita a ッー・セ@
rru: una conversión de la voluntad de dominio en simpatía, en demiúrgica ternura. Es la abdicación del signo espiritual de la inquietud humana, sublime cúmulo creciente de-: tendencias, sentimientos,
tempe-ramentos, elecciones que, insobornables,- _ heroicos, han venido
y por siempre seguirán haciendo_ hombre- al hombre.- Es el hombre
que, habiendo perdido el sentido de la intimidad, ・ウセ@
delicado recato que hace el fondo del respeto y el amor espiritual de si mismo,
nihilista integral, . dibuja sobre la historia la figura del hombre en
proceso de descomposición. Maximalista de la decadencia desconociendo lo más excelso y creadO'r de sí mismo, inCurJ;"e en ei utopismo
por bajeza que induCe a reimplantar en el pi-opio corazón los comportamientos subhumanos que en su gigantesca marcha; la hombría
·'
dejó relegados a la espesura de la selva o al fondo del mar.
Miseria del sentido sórdido. Grandeza dtil sentido póético de
la vida. .
De antiguo fue dicho, mas no sabría por qué misterio, nunca
bien oído: "la poesía es más importante que la historia".
· .
A. pesar de todas las tragedias que hoy, más que por lo nor.:..
mal, hieren nuestro corazón, la vida del universo transCurre toda
inocentemente colmada de inflamables verbos ocultos. Desde lo pro.:
fundo, la realidad -espiritual herencia yacente infinita- palpita en
nostálgica espera de quienes confieran el habla a su eterna carn·e
poética.
Quien no tiene entendimiento de hermosura, no tiene entendimiento plenamente. La inteligencia, iluminada por el néctar poemá.;.
tico del cosmo_s, hace que, amante, el hombre trascienda su propia
naturaleza. Conduce, finalmente, a la certidumbre de que comenzar
pensador y concluir poeta es, en cierto modo, el itinerario de una
vida bien vivida. Cuando se alcanza o se aproxima uno al ápice de -sí
tpÍsmo, presiente que pensar únicamente no es pensar_ que sólo quien
sabe cantar, danzar, piensa plenamente. El mundo clama discreto
por seres capaces de inflamar su gerniinante espiritualidad. Infatigable "aguarda siempre a un poeta". A esta áltura de la casi ómnimoda prevalencia del cándido culto del bienestar, religión sin nombre de los que se jáct").n de no tener ya ninguna, escuela secreta dé
malestar que conduce a un empleo usurario de la razón y suscita
actitudes abstractas que han venido dominando durante varios si"
·glos, acaso "a nuestra civilización le es preciso un Juan Bautista de
Ia- sensación, un profeta de la sensualidad primitiva, inocente" (J ean
Wahl).
Mucho antes que Bergson en "Las -dos surgentes" lo diagnosti:.
. 303
caía . ·reSpectq,-nuestro tiempo, Shelley lo formuló, en su ·"DefénSa- de
lá ZーッG・ウゥ。セL@
.;
"NutÍdt eÍ culto de la :poesía es más de anhelar que en las- épO•
cas en hls_· cuale·s los principios de , un egoísmo calculador prevalecen
e:ri''élemasía y en las cuales la acumulada suma de los elementos de la
vidá ·-exterior rebasa la cantidad de fuerza capaz de asimilarla a las
léyes ·interiores de la naturaleza humana. Entonces el cuerpo ha lle..;
gado a ser demasiado grueso, demasiado poco manejable, para el
espíritu que lo anima".
"La poesía es en verdad algo divino. Es a la vez centro y circUnferencia de todo conocimiento. Es lo que comprende toda ciencia
y aquello a lo que toda ciencia debe referirse. Es al mismo tiempo
raiz y flor de todos los otros sistemas de pensamiento; de ellos es la
surgentc y el ornamento. Si la poesia se marchitara, fruto y semilla,
privado, en adelante,
de golpe, serían rehusadas a un mundo ゥョヲ←イエセ@
del alimento de la fuerza generadora regular que requiere el árbol
de la vida. La poesía" es la flor de perfección, la forma de acabamiento supremo que alcanzan las cosas; es coino el perfume y el
'color de la rosa, comparados a los elementos que la constituyen; como el aspecto y el esplendor de una belleza abierta, comparada a loS
secretos de la anatomía y de la muerte''.
"Mensajero del verbo surgente", el poeta es "la grada sonora a
lá cual, por una espiritual escala. descienden las cosas celestes" (:Holderlin). Desentraña de lo "real", flamantes, los motivos del vivir. Su
presencia hace que quien no tenga espíritu de finanza,. no tenga
espíritu plenamente. Adelantado del porvenir, mensajero de la excelsitud, profético, auroral, crea la vívida y célica tabla de valores que,
encantadores, extáticos_ por las germinales vías de la admiración, el
entusiasmo y la aleg1fa, incoercible ·e irreparablemente edifica nuestro yo profundo. Sin retacear la libertad, sagrada, certero, su orfismo, se estampa en nuestro corazón, constituyendo el ápice de nuestra alma. Inolvidable, él, en adelante será, sin que siquiera lo podamos evitar, el selector secreto, el modelador excelso de nuestro estilo
de vida: espléndido, si le somos libremente fieles; mas, ante nuestra
defección, será siempre él quien, dictando las nostalgias, plasme
nuestra mala conciencia, el otro semblante de nuestro yo superior,
más superior, si cabe, que su otra faz. Como si redespertara en nosotros cierto reminiscente postulado inmemorial de unción, el poeta,
inefablemente, enseña a vivir tristes, de ir tan pequeños _bajo la bóveda grande. Certero nos sugiere que no hay más tristeza que la de
rio ser hombre.
Misión subterránea, inexpugnable ·Y sobrehumana, demiúrgica y
divina, ha hecho que siempre '-'el advenimiento de un poeta" sea el
304
1,,
acontecer más importante de· la cronología. Apaga los viejos tiempos,
el germen de los nuevos. :Disc: eta, ウゥャ・ョ」ッセ@
inflama ゥョ」ッ・イセ「ャュエ@
sa, invulnerable, su presencia espléndida es la política espiritual 」ウセ@
ュゥ」。セ@
en acto. セオーイ・ュ_@
civil.izador, atrayente, persuasivo, enternecedor, Imantando sm pre:nonar, mstituye una innominada mas inolvidable
、ゥウ」ーャセ。@
del. en tus' 。ウュセL@
creador de hombres, pueblos y 」ゥカャコ。ッョセcN@
Su gemo, órfico, remedm a la vez que previene "la caducidad de las
cosas". Su politica espiritual, recóndita, actúa sierrípre varias 。オイッNセ⦅ウ@
antes que la política material.
Después de bien auscultado el lenguaje de la iniquidad, e'! 'dola locura y la muerte, ha aparecido, a ciertos espíritus excelsos,
el Todo, en todo tiempo, finalmente, una sublime invitación al tbre
advenimiento de nuestro "Orfeo in te ·ior" digno de una indeclinable esperanza, huésped desconocido, Dios sensible al -corazón oculto
lejano y próximo, que no buscaríamos si en cierto modo no ーッウ・ケ←セᄋ@
イセュッウL@
。セョアオ・@
más. no fue.s:c como aquello que, por no haberlo 'Podido reabzar, constituye nuestra más entrañada esencia.
Seres apenas espirituales: contemplativos pa·: a el bien, ・ェG」オエゥセ@
vos para el mal, como somos, él sin embargo -nuestro yo profundo- sin olvidarnos, ni aún cuando lo olvidamos, bajo mil maneras, con escondida y sub[me fidelidad, por obra y gracia de su órfiéit
Y. ーセイウッョ。ャ■ゥュ@
ternura cosmogónica, busca en nosotros su propio nacimiento, presto a incorporarse, por la "libre escala de las venerado-.
nes" bruñendo de espíritu nuestro corazón y el universo, al unisono.
Es asi como se revela cierto, más cierto aún de lo que osa'ra
soñar France que "la historia va realizando, lenta pero seguramente
el sueño de los sabios", puesto que, para los así ennoblecidos, se イ・。ャゥコセ@
ya en esa_ セ・ヲ。「ャ@
soberanía del instante poético. Mas es preciso, de
toda preclSlon, bordar nuestra hombría dentro de las circunstancias
en los inestables telares de ese magno impostor: el tiempo.
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セッイL@
1
i'
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1
1
. ᄋセ@
En "un mundo superficialmente apoyado en el estruendo de ャ。セ@
fuerzas ciegas" (Whitehead), la poesía "funda lo que ー・イウゥエセBLM
en
tanto que, cont: a todas las estridentes pretensiones "realistas" de quienes, inspirados al revés, se hacen incapaces de sospechar la incoercible
plenitud de la vida la fuerza sólo funda lo que no persiste. La
ヲセ・イコ。L@
en cualquiera de sus expresiones: m]itares, económicas, poU-tlcas o aun en las ュ・イ。セョエ@
técnicas y hasta en las coerciones demos-
セ@
'
セ@
l
.l.
305
l
¡
1
tratiya:s ·de Ia:J6gica, la fuerza eS en diversos grados estéril, só-rdida y,
finahnénte, débiL -_Esta- 'final y para- tantos secreta debilidad, preservala- libértad::dé_ la- vida. Incapaz de creación, gran fracasada, a los
。」ゥZiᅪエセ・イGsL@
.cUanto -inás los cambia más iguales los deja. No e's otra
que esa irreinediable ineptitud de los dinamiSmos inferiores, la que,
change, plus
a la vez que- describe, sanciona aquella verdad: "Plus セ。@
セ。Mᄋ」G・ウエ@
la ュセ・@
chose". Espirítualmente invitad<¿s al banquete cosrhogónico que la procesión de las circunstancias nos apareja sin
cesar, sólo del delicado sí, pero intrépido· y Constaritc ·uso de nuesfra
íntima libertad, depende que 。エゥョセュッウ@
a compartir con nuestros anfitriones magníficos, sus panes y sus vinos, o que nos obstinemos en
sentarnos debajo de su mesa.
·
Para que deje la nuestra de ser una época intermitentemente
furiosa y trágica, acaso es precisO que comience por dejar de ser una
épocá sórdida. Su héroe epónimo es todavía la miseria hecha persona: el' multimillonario, su poema épico, el bostezo. La tristeza
tiene su modo de ser un error. "Es difícil ser hombre, pero se puede''; no hay mayor tristeza que la de no serlo., Hemos extraviado el
arte de ir a la セョッ」・エ@
-escuela de los éxitos de la vida. Hasta de
la filosofía -hemos hecho un hospital _para ·poetas caídos en desgracia, según lo advertía Holderlin: "Nuestra raza marcha en- la noche.
Habita en ella como en el Orco. Sin nada divino. Los hombres. como
soldados a su propia -actividad, cada uno en el est-repitoso- taller
-no se escucha más que a si solo- salvajes trabajan mUcho con
potente brazo si tregua; pero· siempre y siri cesar; el afán de sus
brazos permanece estéril, como obra de las Furias''.
1
zado'', Venturosamente para nosotros. Y ese modo de alcanzar no
alcanzando, es acaso el -que como una cita, en indescifrable sonrisa
se lleva a la tumba cada muerto, como lo entreviera Martí. El Universo es el vuelo de la alegría. Tal la eterna verdad que, habiendo
sido descubierta, de antiguo por las inteligencias espirituales, debes
apropiarte, como lo entreviera Goethe.
''Revista Nacional", n 9 83, de noviembre de 1944, págs. 255-262.
1
⦅iョ」ッイー・セ@
ella misma, la vida creadora de cuerpos, acaso sólo
en la alegría puede hall.ar su_ cuerpo. Más i:mpo:rtante que la historia,
vida de la vida, diástole del cosmos, espíritu santo de lo real, la
poesía es la transhistoria. Discretísima, . silenciosa, traspasa y nutre
de plenitud no historiable a la otra, que sola, desamparada de esa
linfa nutridora, apenas sería el misérrimo "cuento sin sentido, pleno
de tumulto y de furia, narrado por un idiota",_ que tan a menudo
a·ngustiara a Shakespeare. Mas, por ella, -inocente e incesante pasaje
de Qセ@
セエ・イョゥ、。ML@
aquí y ahora mismo, desde cierta inexpugnable
dimensión, no por entero enunciable, · pero certera, parcialmente al
nienos, __ ''todo afán, toda porfía, es paz eterna en el seno de nuestra
madre", ·la Poesía: Asi "el fin es .siempre alcanzado y -jamás alean--
30K
•
307
Luis Gil Salguero (1899)
セオ」ィッウ@
de los rasgos señalados en su coetáneo
Carlos Benvenuto podrían registrarse también en
Luis Gil Salguero, otro de los d"scípulos más fieles
(si no más semejantes a su maestro) que suscitó
la labor filosófica de Carlos Vaz Ferreira.
Remitiéndonos, así, a lo recién apuntado, márquense con todo, aunque sumariamente, 。セァオョウ@
de las diferencias más notorias entre Benvenuto
Y Gil. En éste, por ejemplo, un dato caracterizador
fundamental es la predilección por el aforismo,
forma en _a que se ha vertido lo más personal de
sus escritos. Pero habría que agregar que la vigencia del aforismo no se origina en Gil Salguero tanto
en la resistencia (o el desdén) a armar el razonamiento, a coordinar sus afirmaciories como en
un cierto irremisible modo de pensar que parece
proceder por iluminaciones .discontínuas, que paセ・」@
temer ·la posible aridez y la artificialidad de
:os intermedios discursivos y la amenazadora, reptante, letal posibilidad de falsificacióri que ellos
arrastran. No sólo Gil ha realizado la fundamentac.ón de su estilo aforísLco con var:adas autoridades de todos los tiempos ("Revista de la Facultad
de Humanidades y Ciencia3", ョセG@
5, junio de 1950),
sino que, incuso, m·smo a su intento teórico más
ambicioso: uEI acto filosófico y descriptibilidad de
la Experiencia metafísica" (1947) lo categoriza como
simples notas que se acercan, ellas tamblén, al
referido modo expresivo. Es claro, sin embargo, que
el aforismo que cultiva -Gil no es el clásicó, no es
el "pensam:ento" a lo Marco Aurelio o a lo Joubert,
セ・ゥ、ッ@
y cargado Je significación sino a: torso,
mforme, de una reflexión continua, ensimismada,
cuya emergencia instantánea se recoge, en el que
se busca, deliberadamente, cierta clausura en acor-
308
des indefinidos ·y oscuros, como ciertos "diminuendos" de la música impresionista.
Según se señalabá ya en los casos de Eduardo
Dieste, de Oribe, de Benvenuto, la prosa de Gil,
leída con セ。ウ@
habituales expectativas con que se
acerca un lector a tal tipo de expresión (aun en
el plano filosófico), es trabajosa. El párrafo ablerto,
Cargado de puntos suspensivos, ·1a acumulación, la
e iminación de nexos, de artículos,. le acercan con
frecuencia al .modo de dicción poemática. La unc.ón
constante de su tono y ulla éspecie de dulzura
honda, grave, trascienden カ・イ「。セュゥエ@
lo que puede
ser el meollo de la actitud de Gil ante el mundo:
un trémU:o, míst:co des umbramiento ante la hondura, la riqueza, la· inagotabilidad de lo real, lo
personal, lo vital, lo potenc_al, lo posible ...
Todo lo hasta aquí afirmado se confirma especialmente en sus co ecc:ones; generalmente breves,
de ''Escritos" (1941), "Aforismos de la libertad:
1931-1937" Y "Pa•·tida noble", ambas de 1946 y
"Notas en cuadernos de trabajo" (1950). Otros
textos ュセウ@
ウセエ・ュ£ゥ」ッ@
representan en la obra
de Gil (que sin duda ha publicado muchísimo menos
que lo q.ue ha elaborado), "Persona y Destino''
(.1937), que subtituló "ensayo sobre la idea de exper;encia indeterminada en Federico Nietzche", "Al
margen de la filosoffa de Meyerson" (1946) y el
estudio, ya mencionado, sobre eJ. "Acto fiJo..;óiico".
Capítulo aparte hay que hace'r también con
sus ensayos sobre pensadores americanos: Rodó,
cuyo i(\eario reconstruyó ("Ideario de Rodó", 1943),
Vaz Ferreira, su maestro, al que dedicó el denso
texto juvenL "Límites_ de lo humano" (1933) y
sobre el que s:empre ha vuelto y (también en
reiteradas veces), Whitman, Emerson, Martí y algún otro nombre igualmente capital. Podría observarse a su respecto que Gil se ha concretado sustancialmente en ellos, a confirmar las .íneas
fundamentales de su sensibilidad y de su pensamiento, a ratiflcarse y ahondarse en ese confrontamiento con. otros. Y si han sido (obsérvese) esos
hombres y esas obras las utílizadas es porque, para
Gil, es en América en la que se juega, irrevocablemente el drama de la inserción de la "pureza" en セッ@
histórico, en América, donde la hondura, la inedltez,
la infinita germinabilidad de lo real adquiere su
máximo esplendor. Y agréguese todavía que situado así, preferentemente en una amplia gene-
399
r:alización continental, difíci:inente podrán encon'· tr:arse en este meditador· セ。ャ@
mismo tiempo trascendental y ensimismado- señas concretas de su
coridición, de su situación, de su situación uruguaya ni problema alguno local,· limitado.
Se esboza en lo anterior el enérgico trazo diferencial que -completando el deslinde del principio de esta noticia- ha alejado progresivamente
el pensamiento de Gil Salguero respecto al de su
coetáneo Benvenuto. De un "humanismo revolucionario" pod!'ía rotularse la etapa más madura
de la -evolución espiritual de Gil. Este humanismo
se halla marcado por una acentuada tónica ética,
idealista, personalista, por las nociones de nobleza
y de pureza, por la insistencia (al modo martiano)
en la abnegación y el sacrificio. Tal dechado de
conducta se imbrica, radicalmente, con las ideas de
incidencia en la historia y de radicación, de una
vocación histórica y terrestre, de un deber de enfrentar lo concreto. Porque el humanismo revolucionario es el que busca -Y logra- lo sublime en
la historia, la trascendencia en la mendicante, redimible inmanencia, lo infinito en la finitud profundizadora que se ha conformado con la pérdida
de lo divino. Un humanismo héroico, así, vertido en
acentos exaltados y profusos, que concibe la libertad como deber y mide, desnudamente, el ー・セゥァイッ@
y
la renuncia implícita que imJ?ortan esa inserción
y ese compromiso y sólo tiene ·confianza en la bondad inmarcesible de los pueblos y en el ejercicio
de una razón que inmunice -contra toda visión idílica, contra toda fusión paralizante.
Pero lo sustancial de este humanismo heroico
y revolucionario no estaría perfilado si no se apuntara la tácita y constante identificación de los
términos de "Revolución'' y セ\vゥ、。BN@
una vida que
concibe Gil, no en la dirección ú:timamente biologista de un Figari o un Reyles sino como un exigente
plano espiritual, aureolado poéticamente por las
notas de fluencia y de apertura, por la capacidad
de 」ッュオョゥ。セ@
con lo desconocido, por el poder
de investirlo, darle formas.
Optimista es entonces, pese al matiz ya dicho,
el pensamiento revolucionario de Gil Salguero, que
no parece contemplar la tan mentada "degradación
de la revolución" ni la labilidad infinita de la
materia humana que han alumbrado el desenvolvimiento de las técnicas ni las coacciones inhumanas que permiten los nuevos medios de coordina-
310
\
'/
1
ción social ni el omnipresente común denominador
de todos los regímenes que es la "sociedad de masas". Aunque Gil puede pensar que cada día trae
su afán y cadá momento de la historia el desafío
que exige una sola, éreadora re.spuesta.
'Estos temas, sin duda centrales en la obra de
Gil, se encuentran muy fielmente recogidos en el
texto ・ャァセ、ッ@
aquí, fragmento de. una pieza oratoria leída en_ el homenaje al dirigente marxista
argentino Dr. Emilio Troise y publicada con él
titulo de "El tema del hombre en la obra de Emilio
Troise" en el volumen "Emilio' Troise: un filósofo
de acción" (Montevideo, 1945).
alma puede ponerse en la esfera _de los cambios históricos como causa
de los cambios.
43
[El hombre y la revolución]
El estudio del hombre ccnstituía en el pasado un mero asunto
de curiosidad especulativa; interesaba, en cuanto criatura capaz de
trascendentalización, capaz de realizarse en el plano de lo sobre ィゥウエセ@
rico, en un progreso indefinido "sin el apego a la historia; tornándose cada vez más sobre histórico en el cmso de la historia y escapando al papel de simple causa y efecto dentro de la causalidad histórica" (Scheler). Hoy, el tema del hombre ocupa el centro de nuestras
inquietudes; es una preOcupación angustiosa, un motivo de interés
fundamental, y un signo de nobleza. ¿Qué ha ocurrido, qué 」。ゥ_セッ@
o qué cambios se han operado en el alma humana? ¿Son ellos ep1dermicos o bien afectan a las dimensiones más hondas de la vida ィゥウエセ@
rica y espiritual de la humanidad? Po: que, ahora se nos aparece, en
la vida, en objetividad plena, y no ya presentido en la teoría, en
aquel misterioso alejamiento que la abstracción supone.
. .
En lo que me atañe -y siento ahora el deber de ant1c1par esta
confidencia (y una de mis limitaciones)- me cuesta tratar la cuestión del hombre simplemente del punto de vista de la teoría y de la
exposición de las ideas; me cuesta, digo, mantenerme, ideólogo en
la esfera de la doctrina. Establezco un pasaje de conversión a la realidad; me siento, cada vez más, un ser hi.stórico y sustituíble (podría
desaparecer sin que nadie lo advirtiera). Pero es un carácter de la
nobleza el sentir los problemas con relación a un siglo, a una épo!':a
histórica 、・エセュゥョ。[@
a un continente; a un país; a una vida y al
momento de la vida de uno y de los hombres todos compañeros en
humanidad. Tiendo pues a proyectarme, a incidir cada vez más en
la historia. Y aunque sea, si es ésta una 'limitación, no puedo hacer
renuncia de estas contingencias; no quiero evadirme; quiero notar el
tema. de nues.tro tiempo; sus desasosiegos; conocer mi época, estar
en セ。@
vigente· en ella, notar las demudaciones que se están ッー・イセョ」ャ@
historia y __en el centro de las almas; ahora, que la htstona es, mas
que antes, una dependencia de la razón y del amor; ahora que el
Nuestro tiempo no permite disociar la __esfera del saber y de la
historia; estamos más cet ca que nunca de una conversión total; o del
definitivo desastre, o de la salvación; éso considerado- el problema· con
ruda sinceridad y con la fideUdad que supone- la pasión por lo verdadero; pero la salvación depende _de una- asunción de tareas y responsabilidades. Ahora la humanidad está constreñida.· por la Critica a
entrar en el ámbito de la Revolución. No se que Valor tierten la.}
revoluciones en el orden intelectual, pero este acontecimie-nto, en lo
social y moral, me parece relevante: la imposibilidad qu_e se nos está
dando de no poder renunciar -a- la- vocación histórica y terrestre; la
posibilidad, también, que es un aspecto de la misma situación, de
renunciar al privilegio t.::::1/restre y de a·ceptar, con alegría huniaña, la
inmensa pérdida de lo divino; para haBar lo sublime en la historia
e intensificarse en la tarea de la finitud protundizadora. Y estamos
inquietos; y no vivimos en la vana conciencia de la inquietud y
desasosiego trascendente; ni nos evadimos en el efugio del desprecio,
caro a las élites; pero nos asumimos en la historia, en -el moVimiento
de la inserción de los ideales que -la justicia clama, que el amor- ゥョウセ@
pira, que la razón autoriza. Nuestra época hace -poderosamente un
llamado a la vocación del individuo para que salve eil él el deStino
del hombre y de los valores; sin trascender, para que el hombre salga
de la historia más humano y más ex<iltado en el sentimiento de la
libertad humilde y en la inmensa idealidad de lo· necesario.
Acaso debido a la critica, la la: ga aventura del orden de lo reyolu_cionario, provoca hoy la concentración, la in'tensificación diria, del
interés, en nuestro tiempo· y en lo que toca a este problema; a este
intento, de varia profundidad ele críticos pensadores,. hombres-- de
tiencia y luchadores, que, cada vez más, ·sin abandonar- el cielo de la
eXplicación vuelven nlás.vivos a·Ia "his!oria. Cono'cemos mejor que ante_s
e intuímos mejor que antes, muchas causas de--la -fijaciól)._ del hombre; sabemos, mejor, cle_sus limitaciones; sabemos la manera de _ponerlo en la historia;· en el apasionamiento- de la finitu_d histó1,'ica, 、・ウセ@
ligado de las- atracciones impuraS- de-: lo desconocido_;- intuímos eL sjセャM]@
tido_ de -orientación _plástica de hls fJ]erzas _creac;l.oras; -Y -los.' motivqs AスエゥNセ@
determinan que nó llegu_cinos -a_ la- i'epres.entación de_ una MセZクゥウエ・ョ」Nᆰ@
real, sino a la ideal y abstracta, y los moclós __ de su_ alienación y
d._e セᅳ@
h ustració_n vocacional. terrena.L: e_ -histó.dP). :tantp __ cQmo 」セLャjウ。⦅@
313
セN@
deienninación ·hlst6riéa :ábsoluta que como centro de revelación· y
t!ascendencüi:···P-oi'lo mismo, tantas veces; de modO excepCional puede
セ・ューコ£イ@
e,l_ hombre· por ・ョ」セュ。@
del bruto; puede, sin fatiga, recomcnR
.zar en él; puede ascender y descender; extrañarse en lo histórico,
。Qゥ←ョイセL@
·agóniCo vivir. Es por lo .menos la vida, una lucha en tres
. -escalas. 'Lucha que, además es la del hombre y de la especie: arranR
carse"def animal; llegar a ser hombre; cumplir, acaso, el programa
renacentista del horno-horno-horno, Aún los más selectos, y los más
enérgicos, y precisamente éstos, tienen que hacer el ensayo de la hombría; rehuir lo abstracto y,_ si espíritus alígeros, aprender a descender
e incidir en la historia y en la vida; terrenales y pesados, tienen que
aprender el arte de la danza. Sin arrancarse de lo lurdo -sin alejarse
de los cuerpos.
Con real penetración, se ha dicho que cada estadio social trae
su expresión propia,· de suerte que, considerando sus fases, pudiera
contarse con la aventura de los pueblos con tanta verdad como por
la lectura de sus cronicones y sus décadas. Mediante la interpretación
económica de la historia se avanza en la comprensión de las culturas,
se descubren contenidos de la realidad, fuerzas inempleadas que se
ponen obedientes al acto de razón que los intuye y a la maravillosa efusión de benevolencia que de la razón. emana. Los desenvolvimientos,
eri el orden histórico como en el dominio de las almas: lo que se oculta
en ellas; lo que se guarda en lo posible; los gérmenes vivientes que
la injusticia sustrae al desarrollo; las ·tonnas delicadas de la existencia que en actos_ de entusiasmo arrebatamos a la sustancia del dia
no venido, sugieren, aseguran la posibilidad de síntesis en que los
elementos que antes aparecían hostil'es, desacordes,_ logran una armonía total si el afán creador de las encarnaciones plásticas y los dictados
del amor y la justicia los recogen y los lanzan libérrimos, creativos, en la trayectoria de las realizaciones eficientes, históricas y· conセ」イ←エ。ウN@
Por lo mismo, sagrada es la actitud humana que anuncia y
propaga el concierto final de las contradicciones aparentes; la crítica que prepara la revolución y que obra como una expresión del
heroísmo que elucida' la virtualidad de los pueblos; sagrada si sabe
penetrar en lo pasado y captar el latido de la vida; y plañe ante lo
sofocado; si adhiere a lo presente y vive la hazaña histórica entrañada con lo que ocur·re y sagrada si, a las oposiciones ficticias, a las
luchas· y polémicas entre los credos y doctrinas, opone el acto que
intuye lo sublime, y concierta a )a familia humana en la paz creadora· y en el éxtasis del compañerismo _,....}a cuestión terrestre en su
grandeza natu"ral. Así, vuelve a ser la critica, en filosofía, en _historia,
en sodología, una manifestación- del anhelo humano que; por encima
314
de los' セMG@
funda·_ U'na rázón ,de amor en ia que ias ゥョ、カオ。セZ[L@
todas despiertan, desde セN@ seno propio de 1? popular
en .que_, _hjs
pueblos aprenden a fortificarse en la creencia de la libertad posible
·
y en el restablecimiento del hombre natural.
Siempre: he creído que un mismo e idéntico afán ha presidido ei
descnvolvtmtento de los pueblos (y entiendo aquí los pueblos en la
que lo popular entraña: como algo que puede ser
acepción イZセゥオョ、。@
presto sacnhcado, pero que no puede sei' corrompido ni por la abstracción ni por la riqueza); siempre he pensado, digo, que la necesidad de_ justicia y de libertad, brotan de un instinto plástico de
relaciones _históricas revolucionarias; que hay una ley que concierta
en un equilibrio superior, la realidad y sentimiento austero de li「セイNエ、@
セLッュ@
deber; únicas garantías, ellas, que restan a nuestra
ctvthzac10n, de comenzar nuevas tentativas de lo humano, fundando
un mundo ィオュ。セッ@
y terrestre, y revolucionario, en la decisión que
coloca al proletanado, al protagonista,_ en posesión de si mismo, aventurado, movie?do desde el principio general de la vida; proyectando
su desesperae1Ón y soledad . al cauce histórico, en el esfuerzo que
trae セ_@ nuevo y crea lo ーッセQ「ャ・@
en el paroxismo de aceptación y de
rebehon que lleva a elcgtr el martirio y halla lo humano en el
todo, en la humanidad, en la mágica onda indivisa de la カゥ、セN@
·y
1
l
"El tema del hombre en la obra de Emilio Troise'',
en "Emilio Troise, filósofo de acción", págs. 9-13
315
ALGUNAS ERRATAS ADVERTIDAS
DONDE
p ág .
p ág .
DICE
88 — re n g lo n e s
im p o rta c ió n
.
DEBE
...................
99 — r e n g ló n 19:
la tin o -a m e ric a n o
*
DECIR
Im p o sta c ió n
k
v .
la tin o -m e d ite rrá n e o
pág . 121 — re n g ló n 1 4 :
a c titu d ..................... w * ¡
• ,
a c ritíd
p ág . 121 — r e n g ló n 25:
a p a s a r ............................
al p a sa r
pág. 160 — re n g ló n 29:
a lo q u e .........................
a l ° s 1 ,le
p ág . 186 — re n g ló n 4 3:
el consejo dramático .
p ág . 249 — r e n g ló n 40:
tra s c e d e n c ia
...................
el soplo dramático
tra sc e n d e n c ia
p á g . 389 — re n g ló n 2 1:
m o s tra rlo u n ................
m o s tr a r lo , u n
p ág . 438 — r e n g ló n 3 :
o a b s o lu to
^!o A b so lu to
.....................
p á g . 481 — íe n g ló n 38:
n u e s tro s “ m o d o s”
n u e s tro s
m oods
pág . 525 — r e n g ló n 32:
.
■ tahalís
............................... Jt,.
pág . 597 — r e n g ló n 30:
e l q u e d a rs e
...................
tahalís
del
q u e d a rse
a c o n tin u a c ió n d e la n u m e ra c ió n d e la p á g in a 429, e n la s n u m e
ra d a s c o m o 530, 531, 534, 535, 538, 539, 542, 543, 546, 547, 550,
551, 554, 555, 558 y 559, d e b e le e rse 4 3 0 /4 3 1 , e tc ., h a s ta la p á
g in a 460.
•