MANUAL DE TERAPIA
RACIONAL-EMOTIVA
Volumen 2
Albert Ellis
Russell Grieger
BIBLIOTECA DE PSICOLOGIA
(Dirigida por José M. Gondra)
N.° 1. - LA PSICOTERAPIA DE CARL R. ROGERS, por José M. Gondra.
N.° 2. - PSICOTERAPIA POR INHIBICION RECIPROCA, por Joseph Wolpe.
N.° 3.- MOTIVACION Y EMOCION, por Charles N. Cofer.
N.° 4. - PERSONALIDAD Y PSICOTERAPIA, por John Doüardy Neal E. Miller.
N.° 5.- AUTOCONSISTENCIA: UNA TEORIA DE LA PERSONALIDAD, por Prescott
Lecky.
N.° 7. - PERSONALIDAD (TEORIA, DIAGNOSTICO E INVESTIGACION), por Lawrence
A. Pervin.
N,° 9. - OBEDIENCIA Y AUTORIDAD, por S. Milgram.
N.° 12.- GENERALIZACION Y TRANSFER EN PSICOTERAPIA, por Goldstein-Kanfer.
N.° 13.- LA PSICOLOGIA MODERNA. Textos, por José M. Gondra.
N.° 16.- MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA, por/?. Ellis y R. Gríeger.
N.° 17.- EL BEHAVIORISMO Y LOS LIMITES DEL METODO CIENTIFICO, por B. D.
Mackenzie.
N.° 18.- CONDICIONAMIENTO ENCUBIERTO, por Upper-Caulela.
N.° 19.- ENTRENAMIENTO EN RELAJACION PROGRESIVA, por Berstein-Berkovec.
N.° 20.- HISTORIA DE LA MODIFICACION DE LA CONDUCTA, por/í. E. Kazdin.
N.°21.~ TERAPIA COGNITIVA DE LA DEPRESION, por A. T. Beck. A. J. Rush, B. F.
Shawn, G. Emery.
N.° 22.— LOS MODELOS FACTORIALES-BIOLOGICOS EN EL ESTUDIO DE LA PERSONALIDAD, por F. J. Labrador.
N.° 24. - EL CAMBIO A TRAVES DE LA INTERACCION, por S. R. Strongy Ch. D. C/aiborn.
N.° 25.— RELACIONES EN PAREJA. Principales modelos teóricos, por Marina Bueno Bellocb.
N.° 26. — PSICOLOGIA SOCIAL APLICADA, por Morales-Blanco-Huici-Fernández.
N.° 27. - EVALUACION NEUROPSICOLOGICA. por M.dJesús Benedet.
N.°28. — WHUDS¦XWLFD DEL HOMBRE. EL PROCESO RADICAL DE CAMBIO, por J.
Roj'Carballoy J. del Amo.
N.° 29.- LECCIONES SOBRE PSICOANALISIS Y PSICOLOGIA DINAMICA, por Enrique
Freijo.
N.° 30. - COMO AYUDAR AL CAMBIO EN PSICOTERAPIA, por F Kanfery A. Goldstein.
N.° 31. - FORMAS BREVES DE CONSEJO, por Irving L Janis.
N.° 32.— PREVENCION Y REDUCCION DEL ESTRES, por Donald Meichenbattmy Matt
E.Jarenko.
N.° 33. - ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES, por Jeffrey A. Kelly.
N.° 34.-MANUAL DE TERAPIA DE PAREJA, por R. P. Liberman, E. G. Wheeler,
L. A.J. M. de Visser.J. Kiielinely Kuehnel.
N.° 35. — PSICOLOGIA DE LOS CONSTRUCTOS PERSONALES. Psicoterapia y personalidad, por Alvin W. Landjietdy Larry M. Leitner.
N.° 36. — PS1CODIAGNOSTICO CLINICO, por Alejandro Avila y Carlos Rodríguez.
N.°37.— PSICOTERAPIAS CONTEMPORANEAS: Modelos y métodos, por S. LynnyJ. P.
Getrske.
N.° 38.- LIBERTAD Y DESTINO EN PSICOTERAPIA, por Rollo May.
N.° 39.— LA TERAPIA FAMILIAR EN LA PRACTICA CLINICA. Vol. 1. Fundamentos
teóricos, por Murray Bowen.
' N.° 40. — LA TERAPIA FAMILIAR EN LA PRACTICA CLINICA. Vol. II. Aplicaciones, por
Murray Bowen.
N.°4i.— METODOS DE INVESTIGACION EN PSICOLOGIA CLINICA, por Bellack y
Hersen.
N.° 42.- CASOS DE TERAPIA DE CONSTRUCTOS PERSONALES, por R. A. Neimeyery
G.J. Neimeyer.
N.° 43. - PRACTICA DE LA TERAPIA RACIONAL EMOTIVA, por Dryden y A. Ellis.
N.“ 44. - APLICACIONES CLINICAS DE LA RET, por Ellisy Bernard.
N.°45.— AMBITOS DE APLICACION DE LA PSICOLOGIA MOTIVACIONAL, por Litis
Mayor y Francisco Torlosa.
BIOLOGIA Y PSICOANALISIS, porJ. Ro/Carballo.
N.° 46.- MAS ALLA DEL COCIENTE INTELECTUAL, por Robert J. Sternberg.
N.° 47.-EXPLORACION DEL DETERIORO ORGANICO CEREBRAL, por R. Berg,
Ai. Franzeny D. Wedding.
N.° 48.— MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA, Vo!. Il„ por A. Ellysy R. Grieger.
MANUAL DE TERAPIA
RACIONAL-EMOTIVA
Volumen 2
ALBERT ELLIS
RUSSELL GRIEGER
BIBLIOTECA DE PSICOLOGIA
DESCLÉE DE BROUWER
Título de la edición original: HANDBOOK OF RATIONAL-EMOTIVE
THERAPY
Volume 2.
© Springer Publishing Company, NEW
YORK.
Versión española de: María José Catalán Frías
y José Domingo González Diez.
Albert Ellis, Doctor en Filosofía, fundador de la terapia racional-emotiva (RET)
y de la terapia cognitivo-conductual es Director Ejecutivo del Instituto de
Terapia Racional-Emotiva de la ciudad de Nueva York. Es autor de más de 500
artículos y 49 libros, entre otros Razón y emoción en psicoterapia (Desclée,
1980), A New Guide to Rational Living, A Guide to Personal Happiness, y
Overcoming Resistance: Helping Difficult Clients with Rational-Emotive
Therapy.
Russell M. Grieger, Doctor en Filosofía, imparte clases en la Universidad de
Virginia como Profesor ayudante adjunto en el Instituto de Psicología Clínica y
como Profesor clínico adjunto de Psiquiatría y Medicina Conductual en el
Departamento de Psiquiatría. Además, trabaja como psicólogo clínico en la
práctica privada, es miembro del Instituto de Terapia Racional-Emotiva de
Nueva York, Director Ejecutivo del Instituto Atlántico de Terapia RacionalEmotiva de Charlottesville, Virginia, miembro del Comité Internacional de
Normas y Formación de la RET, y co-editor del Journal of Rational-Emotive
Therapy. Trabajador fecundo como profesor, conferenciante y director de
talleres, el Dr. Grieger ha publicado tres libros y numerosos artículos sobre la
RET.
© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S. A. 1990
Henao, 6 - 48009-BILBAO
Printed in Spain
ISBN: 84-330-0824-2 •
Depósito Legal: BI-2.094/90
Impreso por Industrias Gráficas Garvica, S. A. -48015- Bilbao
Indice
Colaboradores
Prefacio
11
13
Primera Parte
Principios Teóricos y
Conceptuales de la
Terapia Racional-Emotiva
1
¿Qué es la Terapia Racional-Emotiva (RET)?
ALBERT ELLIS Y MICHAEL E. BERNARD
19
2
La Terapia Racional-Emotiva y la Terapia Cognitivo-Conductual:
Similitudes y diferencias
ALBERT ELLIS
47
3
Tipos de cogniciones en las psicoterapias de orientación cognitiva
RICHARD L. WESSLER
63
4
De un modelo lineal a uno contextual de los ABC de la RET
RUSSELL M. GRIEGER
75
5
Revisión de los estudios de resultado de la Terapia Racional-Emotiva
desde 1977 a 1982
TERRANCE E. MCGOVERN Y MANUEL SILVERMAN
97
8
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Segunda Parte
La Dinámica del Trastorno
Emocional
6
Ansiedad perturbadora: un nuevo constructo cognitivo-conductual
ALBERT ELLIS
123
7
Problemas de ira
RUSSELL M. GRIEGER
139
8
Un complemento para la comprensión y tratamiento de personas con
déficits motivacionales
BARRY A. BASS
159
9
Problemas de auto-aceptación
JOHN BOYD Y RUSSELL M. GRIEGER
165
10
Aplicación de la Terapia Racional-Emotiva a los problemas de amor
ALBERT ELLIS
181
11
Factores cognitivos en la conducta sexual
JANET WOLFE Y SUSAN WALEN
199
Tercera Parte
Técnicas Esenciales y
Procesos Básicos
12
El proceso de la Terapia Racional-Emotiva
RUSSELL M. GRIEGER
219
INDICE
9
13
Técnicas didácticas de persuaden en la reestructuración cognitiva
THOMAS H. HARRELL, IRVING BEIMAN Y KAREN LAPOINTE
229
14
Métodos activos en la Terapia Racional-Emotiva
WINDY DRYDEN
237
15
Métodos de la Terapia Racional-Emotiva para vencer la resistencia
ALBERT ELLIS
261
16
El uso del Psicodrama en la RET
THOMAS J. NARDI
291
17
La Hipnoterapia Racional-Emotiva: principios y técnicas
WILLIAM L. GOLDEN
297
Cuarta Parte
Aplicaciones de la Terapia
Racional-Emotiva
18
Terapia Racional-Emotiva en Grupo
RICHARD L. WESSLER
311
19
Un enfoque racional-emotivo aplicado a la Terapia de Familia
ALBERT ELLIS
331
20
La inclusión de la familia en el tratamiento del niño: un modelo para
terapeutas racional-emotivos
NINA WOULFF
345
10
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
21
Intervención RET en la población juvenil: líneas generales sistemáticas
y prácticas
MICHAEL E. BERNARD Y MARIE R. JOYCE
361
22
RET y temas de mujeres
JANET WOLFE
411
Apéndices
A
Programas de entrenamiento profesional en la Terapia RacionalEmotiva
B
435
Afiliados a la Terapia Racional-Emotiva
441
Miembros del Comité Internacional de Estándares de Formación
y Revisión de la RET
445
c
Colaboradores
Barrí A. Bass , Dr. en Filosofía
Profesor Adjunto de Psicología
Universidad del Estado de Towson
Towson, Maryland, USA
Irving Beiman , Dr. en Filosofía
Departamento de Psicología
Universidad de Georgia
Athens, Georgia, USA
Michael E. Bernard , Dr. en Filosofía
Senior Lecturer
Departamento de Educación
Universidad de Melbourne
Parkville, Victoria, Australia
John Boyd , Dr. en Filosofía
Psicólogo clínico en la práctica privada
Charlottesville, Virginia, USA
Windy Dryden , Dr. en Filosofía
Departamento de Psicología
Colegio Goldsmiths
Universidad de Londres
Londres, Gran Bretaña
Albert Ellis , Dr. en Filosofía
Director ejecutivo del Instituto de
Terapia Racional-Emotiva
Nueva York, Nueva York, USA
William L. Golden , Dr. en Filosofía
Psicólogo en la práctica privada
Nueva York, Nueva York, USA
Russell M. Grieger , Dr. en Filosofía
Psicólogo clínico en la práctica privada y
Director ejecutivo del Instituto Atlántico
de Terapia Racional-Emotiva
Charlottesville, Virginia, USA
Thomas H. Harrell , Dr. en Filosofía
Escuela de Psicología
Instituto de Tecnología de Florida
Gainesville, Florida, USA
Marie R. Joyce , M. Ed
Psicólogo consultor
Penleigh and Essendon Grammar School
Parkville, Victoria, Australia
Karen La Pointe , Dr. en Filosofía
Departamento de Psicología
Universidad de Georgia
Athens, Georgia, USA
Terrance
E. Mc Govern ,
Master of Arts
Psicólogo consejero
Chicago Institute for Rational Living
Chicago, Illinois, USA
12
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Thomas J. Nardi , Dr. en Filosofía
Psicólogo clínico
en la práctica privada
Nueva York, Nueva York, USA
Manuel Silverman , Dr. en Filosofía
Profesor adjunto de guía y consejo
Universidad Loyola
Chicago, Illinois, USA
Susan Walen , Dra. en Filosofía
Profesora adjunta de Psicología
Universidad del Estado de Towson
Towson, Maryland, USA
Richard L. Wessler , Dr. en Filosofía
Profesor de Psicología
Universidad Pace
Pleasantville, Nueva York
y psicólogo clínico del
Instituto de Terapia Multimodal
Nueva York, Nueva York, USA
Janet Wolfe , Dra. en Filosofía
Directora ejecutiva adjunta y
Directora de servicios clínicos del
Instituto de Terapia Racional-Emotiva
Nueva York, Nueva York, USA
Nina Woulff , Dra. en Filosofía
Directora, Darmouth Branch
Athlantic Child Guidance Center
e Instructora, División de Medicina
Familiar y Departamento de Psiquiatría
Universidad Dalhousie
Halifax, Nova Scotia, USA
Prefacio
Francamente esperábamos que el Volumen Uno de nuestro Manual de Terapia
Racional-Emotiva fuese un éxito cuando se publicó en 1977, pero nos llevamos
una grata sorpresa al comprobar que era más popular de lo que nosotros habíamos
pensado. Actualmente, después de varias reimpresiones, continúa vendiéndose bien
todos los años, siendo uno de los libros más citados en el campo de la psicoterapia.
Paralelamente, en parte ayudada por la popularidad del Volumen Uno, la RET
ha llegado a ser incluso más ampliamente conocida entre los profesionales y el
público. En su forma general o no especializada se le conoce en la actualidad por
una gran cantidad de nombres, entre otros terapia cognitivo-conductual (CBT) (1),
terapia cognitiva, terapia de aprendizaje social, terapia racional conductual, entrenamiento en auto-instrucción, reestructuración cognitiva, terapia semántica, y terapia multimodal. Bajo estos nombres y bajo el nombre de RET (2), la terapia
racional-emotiva general o no especializada es probablemente una de las más
populares de todas las psicoterapias modernas. La RET especializada o concreta,
aunque se solapa con las anteriores, es también significativamente diferente de las
otras terapias cognitivo-conductuales, y es bastante popular y practicada por miles
de terapeutas de todo el mundo.
Realmente, la RET generalizada, ha llegado a ser tan popular en estos años
que ha ido incorporándose de forma creciente en la práctica de una gran diversidad
de terapeutas, incluyendo a muchos que oficialmente se llaman psicoanalistas,
terapeutas gestálticos, terapeutas sistémicos, hipnoterapeutas, terapeutas eclécticos
y formadores en el manejo del estrés. Si esta tendencia actual continúa, podemos
predecir que al final de esta centuria, algunos de los aspectos principales de la
RET, y en especial su énfasis pionero en la discusión de creencias irracionales y
el entrenamiento en afirmaciones racionales opuestas, será empleado habitualmente
por la gran mayoría de los terapeutas y consejeros profesionales.
La última década ha presenciado la publicidad de docenas de libros sobre la
RET y la CBT. Algunos de los más sobresalientes de entre aquellos que tienen que
ver específicamente con la RET son: James A. Bard, Rational Emotive Therapy in
Practice; Michael E. Bernard y Marie R. Joyce, Rational-Emotive Therapy with
Children and Adolescents; Albert Ellis y Michael E. Bernard, Rational-Emotive
Approaches to the Problems of Childhood; Albert Ellis y Michael E. Bernard,
0) CBT (Cognitive Behauior Terapy) es la TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL. Usaremos
estas siglas en adelante al referimos a este tipo de terapias.
(2) $O igual que en el volumen uno, RET (Rational Emotive Therapy) es laTERAPIA RACIONALEMOTIVA, por lo que seguiremos utilizando en adelante estas siglas.
14
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Clinical Applications of Rational-Emotive Therapy, Albert Ellis, Overcoming Resistance, Albert Ellis y John M. Whiteley, Theoretical and Empirical Foundations
of Rational-Emotive Therapy, Russell Grieger y John Boyd, Rational-Emotive
Therapy: A Skills Based Approach; Russell Grieger e Ingrid Z. Grieger, Cognition
and Emotional Disturbance; Ruth Wessler y Richard Wessler, The Principles and
Practice of Rational-Emotive Therapy, y Susan R. Walen, Ramond DiGiuseppe,
y Richard L. Wessler, A Practitioner's Guide to Racional-Emotive Therapy.
La literatura clínica e investigadora sobre la terapia racional-emotiva (RET)
y sobre la terapia cognitivo-conductual (CBT) es actualmente inmensa, apareciendo
todos los años cientos de nuevos artículos y estudios. Varias revistas profesionales
están totalmente dedicadas a artículos sobre RET y CBT, entre ellas cabe destacar:
Cognitive Therapy and Research, Cognitive Behaviorist, The British Journal of
Cognitive Therapy, y The Journal of Rational-Emotive Therapy. Muchas otras
revistas publican también estudios y artículos relevantes de la RET y la CBT
continuamente, entre ellas: Behavior Therapy, Behavior Therapy and Research,
The Journal of Consulting and Clinical Psychology, The Journal of Clinical Psychology, y Psychological Reports.
Como se señalaba en el Volumen Uno, la investigación sobre la RET y la
CBT estaba ya extendida en 1977. Desde esa fecha ha llegado a extenderse incluso
más, y han aparecido un gran número de nuevos estudios en la literatura, algunos
de los cuales son revisados en el capítulo de McGovern y Silverman de este
volumen. La gran mayoría de los estudios de la RET y la CBT publicados durante
la última década han demostrado nuevamente que cuando estas terapias se usan
con personas ansiosas, depresivas, agresivas u otra clase de personas trastornadas
emocionalmente, y cuando los grupos control se tratan con otros tipos de terapia
o se colocan en una lista de espera, los sujetos que usan la RET y la CBT tienen
mejoras más significativas que aquellos del grupo control.
Como resultado de estos estudios de investigación, así como el éxito que
muchos clínicos han tenido con la RET y con la CBT, psicólogos, consejeros,
psiquiatras y otros profesionales de la salud mental, han reconocido más y más su
efectividad. Por ejemplo, Darrell Smith (1982) estudió a 800 psicólogos clínicos
y consejeros miembros de la Asociación Americana de Psicología y encontró un
número mayor de respuestas (15%) favoreciendo a la RET y a otros modelos de
terapia cognitivo-conductual en vez de al psicoanálisis o a otro tipo de método de
tratamiento. También encontró que los tres psicoterapeutas más influyentes eran
Carl Rogers, Albert Ellis y Sigmund Freud, y que «la terapia cognitivo-conductual
y/o racional era la representación predominante entre los diez terapeutas más influyentes (Ellis, Lazarus, Beck, Meichenbaum). Estos hallazgos sugieren con bastante claridad que la terapia cognitivo-conductual es una de las tendencias principales en counseling y psicoterapia» (Smith, 1982, p. 807).
Heesacker, Heppner y Rogers (1982) realizaron un análisis de frecuencias de
aproximadamente 14.000 referencias citadas en las tres principales revistas de
psicología y counseling de los dos últimos años y encontraron que de aquellos
trabajos publicados después de 1957, Ellis era el colaborador citado con más
frecuencia, junto con otros cognitivo-conductuales (Meichenbaum, Bandura, Mahoney y Thoresen) que también estaban entre los diez colaboradores más citados.
Sprenkle, Keeney y Sutton (1982) supervisaron a 600 terapeutas, miembros clínicos
de la Asociación Americana de Terapeutas de Pareja y Familia y encontraron que
PREFACIO
15
los teóricos que influían más en ellos eran, en orden descendente, Virginia
Satir, Sigmund Freud, Carl Rogers y Albert Ellis. Estos tres supervisores mostraron la gran influencia de la RET y la CBT sobre los terapeutas americanos
en los últimos años.
Finalmente, innumerables libros de auto-ayuda y artículos populares publicados durante la última década han incorporado las técnicas principales de la RET,
especialmente el descubrimiento activo, el análisis y la discusión de las creencias
irracionales importantes. Algunas de estas publicaciones de auto-ayuda han sido
muy populares. Los libros más vendidos consistentes en gran parte con la teoría
y práctica de orientación RET, son R.E. Alberti y M.L. Emmons, Your Perfect
Right; David Bums, Feeling Good; Wayne Dyer, Your Erroneus Zones', Albert
Ellis, How to live with a Neurotic', Albert Ellis y Robert A. Harpen, A New Guide
to Rational Living', Albert Ellis y William Knaus, Overcoming Procrastination;
Stephen Johnson, First Person Singular; Paul Hauck, Overcoming Depression;
Patricia Jakubowski y Arthur Lange, The Assertive Option; Maxie C. Maultsby,
Jr., Help yourself to Happiness; Arnold A. Lazarus y Allen Fay, I Can If I Want
To; y John Powell, Fully Human, Fully Alive.
Debido a los nuevos desarrollos de la RET y de la CBT, y a su creciente
popularidad entre profesionales y público en general, pensamos que es más conveniente actualizar la teoría y la práctica de la RET sumando este segundo volumen
del «Manual de Terapia Racional-Emotiva». El presente volumen incluye un buen
número de artículos y capítulos importantes sobre la RET que han aparecido desde
1977. Si bien hemos tenido que ser selectivos en lo que hemos incluido debido a
limitaciones de espacio, sin embargo, pensamos que los lectores de este volumen
verán fácilmente que la RET y la CBT están notablemente avanzadas en teoría,
en estudios de investigación y en influencia. También esperamos que aquellos que
lean detenidamente el Volumen Dos tendrán una amplia oportunidad de mantenerse
al día en esta fascinante, científica y altamente importante área de la psicoterapia
moderna.
Albert Ellis , Dr. en Filosofía
Instituto de Terapia Racional-Emotiva
45 East 65th Street
Nueva York, Nueva York 10021
Russell M. Grieger , Dr. en Filosofía
Universidad de Virginia y
Práctica Privada
2120 Ivy Road, Suite B
Charlottesville, Virginia 22903
Referencias
Heesacker, M., Heppner, P. P., & Rogers, M. E. (1982). Classics and emerging classics in counseling
psychology. Journal of Counseling Psychology, 29, 400-405.
Smith, D. (1982). Trends in counseling and psychotherapy. American Psychologist, 37, 802-809.
Sprenkie, D. H., Keeney, B. P., & Sutton, P. M. (1982). Theorists who influence clinical members
of AAMFT: A research note. Journal of Marital and Family Therapy, 8, 367-369.
Primera parte
Principios Teóricos y
Conceptuales de la Terapia
Racional-Emotiva
1
¿Qué es la Terapia RacionalEmotiva (RET) ?*
Albert Ellis y Michael E. Bernard
Intentaremos esbozar en este capítulo introductorio, una versión actualizada
de los orígenes y la historia de la RET, incluyendo sus objetivos y metas, su teoría
y cambio de personalidad, y las diferencias principales con otras teorías y prácticas
de la terapia cognitivo-conductual (CBT), como las terapias de Albert Bandura
(1977), Aaron Beck (1976), William Glasser (1965), Marvin Goldfried y Gerald
Davison (1976), Harold Greenwald (1973), George Kelly (1955), Arnold Lazarus
(1971, 1981), Richard Lazarus (1966), Michael Mahoney (1977), Maxie C. Maultsby, Jr. (1975-1983), Donald Meichenbaum (1977), y Victor Raimy (1975). La
RET cambia y se desarrolla constantemente (como mostrarán muchos capítulos de
este libro). En este momento, en una visión global introductoria, esto es lo que es
la RET casi 30 años después de que Albert Ellis (1957a, 1957b, 1958,1962, 1975a)
empezara a practicarla como pionero en 1955.
ORIGENES E HISTORIA
Los comienzos tempranos de la terapia racional-emotiva (RET) pueden trazarse
por la vida personal de Albert Ellis como niño y adolescente en los años 20 y 30
cuando empezó a enfrentarse a diversos problemas físicos (nefritis aguda) y problemas de personalidad (timidez en general y miedo a hablar en público y encontrarse
con mujeres en particular). Aunque no tenía intención de ser psicólogo o terapeuta
en aquel momento, Ellis llega a estar interesado vivamente en la filosofªa de la
felicidad y leyó cientos de artículos y libros de fisolofía, de psicología y de
campos relacionados, particularmente los escritos de Epicleto, Marco Aurelio,
* Este capítulo apareció originalmente en: A. EOOis y M. E. Bernard (Eds.), Clinical applications of
rational-emotive therapy (New York: Plenum, 1985)
20
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Ralph Waldo Emerson, Emile Coué, John DeZey, Sigmund Freud, Beltrand Russell
y John B. Watson. Ellis empezó a trabajar decididamente sobre sí mismo para
superar lo que consideraba como sus inútiles problemas emocionales. Especialmente desde los 19 años en adelante (en 1932), adoptó un enfoque filosóficocognitivo combinado con desensibilización in vivo y asignación de tareas activodirectivas. Con el tiempo superó completamente sus dificultades a hablar en público
y su ansiedad social (Ellis, 1972c).
En 1939, Ellis comenzó a investigar sobre problemas sexuales, amorosos, de
pareja y familia, principalmente debido a su interés en escribir sobre aquellos
temas. Como efecto colateral, descubrió que podía asesorar eficazmente a sus
amigos y parientes que se encontraban ansiosos y deprimidos en estos temas.
Posteriormente recibió su Licenciatura en psicología clínica por la Universidad de
Columbia en 1943 y su doctorado en filosofía en 1947, y empezó a ejercer la
psicoterapia formal y la terapia sexual y de pareja en 1943. Aunque tenía algunas
dudas sobre el modo acientífico en que ejercían generalmente los psicoanalistas,
todavía creía que era una forma de terapia profunda y por lo tanto empezó su
análisis personal y de formación en 1947, con un analista formado en el Instituto
Karen Homey. Ejerció el análisis clásico y la terapia de orientación psicoanalítica
hasta 1953, en que empezó a desilusionarse progresivamente con su teoría y su
eficacia y empezó a llamarse a sí mismo «psicoterapeuta» más que «psicoanalista».
Durante este tiempo, intentó en vano reformular el psicoanálisis en términos científicos (Ellis, 1949a, 1949b, 1950, 1956b), pero más tarde lo abandonó, concluyendo que con frecuencia perjudica más que beneficia (Ellis, 1962, 1968; Ellis y
Harper, 1961a).
Al principio, la terapia racional-emotiva se llamó «terapia racional» (RT)
porque Ellis enfatizó sus aspectos cognitivos y filosóficos y quería diferenciarlo
claramente de las otras terapias de los 50 (Ellis, 1957b, 1958, 1975a). Mucha
gente, sin embargo, identificó la RT con el racionalismo del siglo XVIII, lo cual
era realmente opuesto. Siempre tuvo muy marcados los componentes conductuales
y evocativo-emotivos y desde el comienzo se favoreció la asignación de tareas, la
desensibilización in vivo, y el entrenamiento en habilidades (Ellis, 1956a, 1962).
Era también sumamente confrontativo, bastante diferente al análisis clásico y a la
terapia centrada en el cliente rogeriana. De este modo Ellis, en colaboración con
su principal asociado en este nuevo modo de tratamiento, el Dr. Robert A. Harper,
decidieron al principio de los 60 cambiar el nombre de la terapia racional-emotiva
(RET).
Desde el principio, la RET IXH sumamente filosófica y debatidora, debido a que
Ellis desde los 16 años tuvo como principal interés y hobby el seguimiento de la
filosofía y defendía que si la gente adquiría una sana filosofía de la vida raramente
estaría «trastornada emocionalmente». La RET estaba influida por los escritos de
muchos filósofos, especialmente Epicteto, Marco Aurelio, Baruch Sprinoza, John
Dewey, Bertrand Russell, A. J. Ayer, Hans Reichenbach, y karl Popper. Psicológicamente, se incorporaron algunas de las visiones de los terapeutas cognitivos
importantes, tales como Adler (1927, 1929), Cové (1923), Dubois (1907), Frankl
(1959), Herzberg (1945), Homey (1939), Johnson (1946), Kelly (1955), Low (1952) y
Rotter (1954), aunque Ellis, no leyó a algunos de estos cognitivistas (tales como
Dubois, Frankl, Kelly y Low) hasta después de que ya había creado la teoría y práctica
básica de la RET.
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
21
La RET fuH la primera escuela importante de psicoterapia que casó el debate
filosófico y la reestructuración cognitiva tanto para la terapia conductual como para
la terapia experimental. Al principio se emplearon unos pocos métodos conductuales
básicos, tales como asignar tareas, fomentar la desensibilización in vivo, usar
métodos de refuerzo y el entrenamiento en habilidades (Ellis, 1956a, 1962; Ellis
y Harper, 1961a, 1961b). Más tarde, cuando se desarrolló el movimiento de terapia
conductual, la RET adoptó (al menos durante cierto tiempo) casi la línea completa
de técnicas conductuales y llegó a ser la forma pionera de terapia cognitivoconductual (CBT). Bandura (1969), Beck (1967) y R. Lazarus (1966) parecen
haber desarrollado sus propias formas de terapia cognitiva conductual independientemente de la RET, pero no lo hicieron casi una década después de que Ellis
creara la RET en 1955 y diese su primera conferencia sobre ella en la Asociación
Psicológica Americana en Chicago en 1956 (Ellis, 1965b). Otros pioneros de la
modificación cognitivo-conductual —tales como Glasser (1965), Golfried y Davison (1976), Greenwald (1973), A. Lazarus (1971, 1981), Mahoney (1977), y
Raimy (1975)— parece que han sido ampliamente influidos por Ellis. Sus primeros
experimentos tendieron a validar la hipótesis de la terapia cognitiva mediante el
uso de la reestructuración cognitiva tipo RET. Hans Eysenck (1964) incluyó la
RET como una terapia conductual en uno de sus primeros libros importantes; y
otras grandes figuras de la terapia conductual tales como Cyril Franks, Alan Kazdin,
Leonard Krasner, y G. Terence Wilson, han reconocido generalmente a la RET como
la forma pionera de terapia cognitivo-conduFtual (CBT).
La RET también fuH única en ser muy experiencial (y experimental) desde el
comienzo y llegó a ser incluso más, cuando en los comienzos de los sesenta, se
incorporaron algunos de los métodos de encuentro creados por Perls (1969), Schultz
(1967), y otros. Desde ese momento, se han inventado ejercicios experienciales
propios de la RET, tales como su famoso ejercicio de ataque de la vergüenza (Ellis,
1969, 1971b; Ellis y Abrahms, 1978). Desde el mismo momento en que la RET
adoptó determinados métodos experienciales, igualmente fuH influenciado el movimiento experiencial por la RET y adoptó alguna de sus orientaciones cognitivoconductuales básicas (S. Emery, 1978; Erhard, 1976; Goulding y Goulding, 1979).
Durante un buen número de años, Ellis estuvo francamente solo al escribir
los principales tratados sobre la RET, pero en los últimos años un buen número
de autores han publicado textos clínicos, aplicando la RET a diferentes tipos de
problemas emocionales. Estos textos sobre la RET han incluido libros de Bard
(1976), Bernard y Joyce (1983), Church (1975), Diekstra y Dassen (1976), Ellis
y Abrahms (1978), Ellis y Bernard (1983), Ellis y Griegar (1977), Grieger y Boid
(1980) , Grieger y Grieger (1982), Hawck (1972, 1980), Lange y Jakubowski
(1976), Lembo (1976), Maultsby (1983), Morris y Kanitz (1975), D. Schwartz
(1981) , Tosí (1974); Walen, DiGiuseppe y Wessler (1980), Wessler y Wessler
(1980), y Wolfe y Brand (1977).
La RET siempre se ha especializado en los procedimientos de auto-ayuda, y
Ellis es pionero en este terreno con la publicación de buen número de libros
populares sobre los procedimientos racional-emotivos que se han ideado con fines
de auto-actualización. Algunos de estos libros son: How to Live with a «Neurotic»
(Ellis, 1975a), 6H[ without Guilt (Ellis, 1965), Arte y ciencia del amor (Ellis,
1982, Grijalbo), A Guide to Rational Living (Ellis y Harper, 1961a), A Guide to
Successful marriage (Ellis y Harper, 1961b), Sex and the Liberated Man (Ellis,
22
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
1976c), Overcoming Procastination (Ellis y Knaus, 1977), The Intelligent Woman s
Guide to Dating and Mating (Ellis, 1979), y A Guide to Personal Happiness (Ellis
y Becker, 1982).
Además de estos, se han escrito muchos otros libros divulgad vos para ayudar
al público a beneficiarse de la RET, entre ellos cabe destacar los escritos por
Bedford (1980), Blazier (1975), Bums (1980), Butler (1981) G. Emery (1982),
Garcia y Blythe (1977), Goodman y Maultsby (1974), Grossack (1974, 1976),
Hauck (1973, 1974, 1976, 1979, 1981, 1983), Jakubowski y Lange (1978), S.
Johnson (1977), Knaus (1982), Kranzler (1974), Lazarus y Fay (1975), Lenbo
(1974, 1976), Little (1977), Losoncy (1980), Maleske (1976), Maultsby (1975,
1978), Maultsby y Hendricks (1974), McMullen y Casey (1975), Miller (1973),
Nash (1981), Powell (1976), Silverstein (1977), Thoresen (1975), y Young (1974).
Además, la RET ha tenido siempre mucho éxito debido a que muchos escritores
han incorporado su filosofía y su práctica dentro de su trabajo, incluso aunque
algunos no lo hayan reconocido. Algunos escritores—como L. S. Barksdale (1972),
Wayne Dyer (1977), Haim Ginott (1965), William Glasser (1965), Ken Keyes
(1979), y Manuel Smith (1977)— han usado los enfoques de la RET en sus propios
libros de gran influencia y éxito.
Finalmente, diversos estudios aparecidos en la literatura profesional han mostrado la enorme influencia de Ellis y la RET sobre los psicoterapeutas y consejeros
de hoy. Así, D. Smith (1982) encontró que Ellis se situaba detrás de Carl Rogers
y antes que Sigmund Freud, en la clasificación que 800 psicólogos clínicos y
consejeros hacían de los psicoterapeutas que consideraban más influyentes en la
práctica diaria. Smith también observó que «la terapia cognitivo-conductual y/o
racional era la tendencia predominante entre los diez terapeutas más influyentes.
Estos hallazgos sugieren con bastante claridad que la terapia cognitivo-conductual
es una de las principales tendencias en consejo y psicoterapia» (D. Smith, 1982,
p. 807). Heesacker, Heppner y Rogers (1982) hicieron un análisis de frecuencias
de aproximadamente 14.000 referencias citadas en las tres principales revistas de
psicología y counseling de 1979 a 1981 y encontraron que Ellis era el autor citado
con más frecuencia en los trabajos publicados después de 1957, en las tres principales revistas de psicología y counseling. Sprenkle, Keeney, y Sutton (1982)
pasaron una encuesta a 310 miembros de la Asociación Americana de Terapia de
Pareja y Familia, sobre quienes consideraban los diez técnicos más influyentes en
el campo de la terapia de pareja y familia. Los cuatro primeros, por orden, fueron
Virginia Satir, Sigmund Freud, Carl Rogers y Albert Ellis.
A la vista del profundo efecto que la RET ha tenido sobre la profesión de
salud mental y sobre el público en las últimas dos décadas, parece razonable decir
que ha sido, y todavía es, uno de los sistemas de psicoterapia (y de terapia de
pareja y familia) más influyentes del siglo XX.
VALORES Y METAS DE LA RET
La RET no pretende ser completamente objetiva y gratuita. Por el contrario
es un sistema de psicoterapia destinado a ayudar a la gente a vivir más tiempo
minimizando sus problemas emocionales y sus conductas contraproducentes, y
auto-actualizarse para que vivan una existencia más llena y feliz. Una vez elegidas
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RED?
23
estas metas — y la RET las ve como temas a elegir más que como elecciones
dadas— entonces las submetas de las formas «mejores» para que la gente piense,
sienta y actué, parecen seguirse de estos objetivos principales. Las submetas pueden
estar científicamente (es decir lógica y empíricamente) determinadas tanto si realmente funcionan como si no, y de hecho dan lugar a unas vidas lo más largas y
felices posibles para la mayoría de la gente durante el mayor tiempo posible.
También, la RET espera que el método científico (lógico-empírico) que hasta ahora
parece ser el método mejor y más eficaz para descubrir qué técnicas de psicoterapia
son las más factibles para qué personas y bajo qué condiciones, de cara a que se
consigan sus principales metas y submetas (Ellis, 1962, 1971a, 1973, 1984a; Ellis
y Grieger, 1977; Ellis y Whiteley, 1979).
Las principales submentas de la RET consisten en ayudar a la gente a pensar
más racionalmente (científica, clara y flexiblemente); sentir de forma más apropiada; y actuar más funcionalmente (de manera eficaz e inalterable), de cara a
conseguir sus metas de vivir más tiempo y más felizmente. Consecuentemente, la
RET define la racionalidad como el sentimiento apropiado y la conducta funcional
en términos de aquellas metas básicas, e intenta ser tan precisa como puede en sus
definiciones.
Los pensamientos racionales (o ideas o creencias racionales) se definen en la
RET como aquellos pensamientos que ayudan a las personas a vivir más tiempo
y más felices, particularmente por (1) presentar o elegir por sí mismas ciertos
valores, propósitos, metas o ideales (presumiblemente) productores de felicidad;
y (2) utilizar formas eficaces, flexibles, científicas y lógico-empíricas de alcanzar
(presumiblemente) estos valores y metas y de evitar resultados contradictorios o
contraproducentes. Se asume que para la mayoría de la gente la mayor parte del
tiempo el empleo de pensamientos científicos les ayudará a elegir y conseguir los
propósitos productores de felicidad, pero también se asume que esto es una hipótesis, no un hecho probado, y que podría no ser cierto para algunas personas en
algunas ocasiones.
Los sentimientos convenientes se definen en la RET como aquellas emociones
que ocurren cuando las preferencias y deseos humanos se bloquean y frustran, y
esto ayuda a las personas a minimizar o eliminar tales bloqueos y frustraciones.
Dentro de las emociones negativas convenientes se incluyen dolor, pesar, incomodidad, frustración y displacer. Dentro de las emociones positivas convenientes
se incluyen amor, felicidad, placer, y curiosidad, las cuales tienden a incrementar
sin limitaciones las satisfacciones y longevidad humanas. Los sentimientos inconvenientes se definen en la RET como aquellas emociones —tales como los sentimientos de depresión, ansiedad, desesperación, insuficiencia e inutilidad— que
tienden a hacer a las circunstancias y a las frustraciones molestas peores, más que
ayudar a vencerlas. Los sentimientos positivos inconvenientes —tales como grandilocuencia, hostilidad y paranoia— se ven como aquellos que temporalmente
tienden a hacer que la gente se sienta bien (y con frecuencia superior a otros) pero
que más pronto o más tarde conducen a resultados desafortunados y a mayores
frustraciones (tales como riñas, homicidios, guerras y encarcelamientos). Uno de
los supuestos principales de la RET es que virtualmente todas las preferencias,
anhelos, deseos, y ansias humanas son convenientes, incluso cuando no son realizables con facilidad; pero prácticamente todas las órdenes, demandas, insistencias
y deberes absolutistas, tanto como las imposiciones sobre uno mismo y sobre los
24
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
demás que generalmente las acompañan son inconvenientes y potencialmente autosaboteadoras.
La RET define los actos y conductas inFonvenientes o auto-destructivas como
aquellas acciones humanas que interfieren seria e inútilmente con la vida y con la
felicidad. De este modo, los actos que son rígidamente compulsivos, adictivos y
estereotipados tienden a estar en contra de los intereses de la mayoría de la gente
y de los grupos sociales en los que residen; y los actos de fuerte aislamiento, fobia
e indecisión tienden también a ser contraproducentes para uno mismo y socialmente
dañinos. Las conductas convenientes, por otra parte, tienden a intensificar la supervivencia y la felicidad.
La RET ve las creencias irracionales, los sentimientos inconvenientes y las
conductas contraproducentes como interactivas y transaccionales. Por ejemplo, una
mujer puede decirse a sí misma «¡Debo hacer bien mi trabajo en cualquier circunstancia! ¡Es terrible si no lo hago —y me hace una mala persona!». Esto casi
siempre conducirá a sentimientos de ansiedad, depresión, e inadecuación, y lo más
probable es que actué de una forma pobre e ineficaz en las entrevistas de trabajo
y en situaciones laborales. Es más, sus sentimientos inconvenientes como la depresión, le ayudarán posteriormente a pensar de forma más irracional y a actuar
peor (por ejemplo, ser totalmente incapaz de funcionar en un trabajo). Sus conductas
contraproducentes, especialmente su comportamiento ineficaz en los trabajos, tenderán a llevarle a creencias más irracionales (por ejemplo, «¡Siempre seré incapaz
de funcionar en cualquier clase de trabajo!») y aumentarán sus sentimientos de
ansiedad y depresión. La RET no ve los pensamientos, sentimientos y conductas
humanas como «puros» o monolíticos, sino como confusamente mezclados casi
siempre unos con otros; y esto puede ser particularmente cierto en el pensamiento,
emoción y conducta perturbada.
La RET parte de la hipótesis de que si las metas principales de la gente son
permanecer vivo, evitar las penas innecesarias y actualizarse a sí mismos, en general
sería mejor que se esforzasen en conseguir un grupo de submentas importantes que
les ayuden en los siguientes aspectos:
Interés en sí mismo. Las personas sensibles y emocionalmente sanas tienden
a interesarse en primer lugar por ellos mismos y ponen sus propios intereses al
menos un poco por encima de los intereses de los demás. Se sacrifican en cierta
medida por aquellos a los que tienen que cuidar, pero no de una forma presuntuosa
o absoluta.
Interés social. El interés social es generalmente racional y en beneficio propio
porque la mayoría de la gente elige vivir y disfrutar en un grupo social o comunidad.
Si no actúan moral mente, no protegen los derechos de los demás, y no alientan la
supervivencia social, no es probable que creen la clase de mundo en el que puedan
vivir de un modo confortable y feliz.
Dirección propia. La gente sana tiende a asumir básicamente la responsabilidad de sus propias vidas mientras simultáneamente ofrecen su cooperación a los
demás. No necesitan o demandan apoyo o asistencia considerable de los demás.
Tolerancia. Los individuos racionales se conceden a sí mismos y a los demás
el derecho a equivocarse. Incluso cuando están francamente a disgusto con su
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
25
propia conducta y la de los otros, se abstienen de reprobarse a sí mismos o a los
demás como personas, por esa conducta molesta.
Flexibilidad. Los individuos sanos y maduros tienden a ser flexibles en sus
pensamientos, abiertos al cambio, no fanáticos y pluralistas en su visión del resto
de las personas. No tienen reglas rígidas e invariables para sí mismos y para los
demás.
Aceptación de la incertidumbre. Los hombres y mujeres sanos tienden a
reconocer y aceptar la idea de que parece que vivimos en un mundo de probabilidad
y azar, donde las certezas absolutas no existen y probablemente nunca existirán.
Sienten que a menudo es fascinante y excitante —y francamente no terrible— vivir en
este tipo de mundo probabilªsticR e incierto. Disfrutan con un buen grado de orden
pero no lo demandan quejosamente.
Compromiso. La mayoría de las personas, especialmente aquellas inteligentes
y formadas, tienden a estar más sanas y felices cuando están vitalmente absortas
en algún asunto fuera de ellos mismos y preferentemente tienen al menos un interés
fuertementH creativo, así como algún tema humano superior, que consideran tan
importante que estructuran buena parte de su existencia diaria en tomo a él.
Pensamiento científico. Los individuos no perturbados tienden a ser ser más
objetivos, racionales y científicos que los perturbados. Son capaces de sentir profundamente y actuar convenientemente, y tienden a regular sus emociones y acciones mediante la reflexión sobre sí mismos y sus consecuencias, y evaluar mediante la aplicación de las reglas de la lógica y del método científico estas consecuencias.
Auto-aceptación. La gente sana en general está contenta de estar viva, se
aceptan a sí mismos precisamente por estar vivos, y tienen cierta capacidad para
disfrutar de sí mismos. Rehúsan medir su valía intrínseca por sus logros extrínsecos
o por lo que otros piensen de ellos. Francamente eligen aceptarse a sí mismos de
forma incondicional, e intentan evitar clasificarse sobre quiénes o cómo son. Procuran disfrutar más que probarse.
Arriesgarse. La gente emocional mente sana tiende a aceptar una cierta cantidad
de riesgo, tendiendo a hacer lo quieren hacer, incluso cuando existe la posibilidad
de que puedan fallar. Tienden a ser aventureros pero no temerarios.
Hedonismo a largo plazo. La gente que no está perturbada emocionalmente
tiende a perseguir tanto los placeres del momento como los del futuro, y a menudo
no cambian un beneficio presente por un malestar futuro. Son hedonistas —es decir
persiguen la felicidad y evitan el dolor— pero asumen que con toda probabilidad
vivirán unos cuantos años y por lo tanto será mejor que piensen tanto en hoy como
en mañana, y no obsesionarse con la gratificación inmediata.
No-utópico. La gente sana acepta el hecho de que las utopías son probablemente inalcanzables y por lo tanto no conseguirán todas las cosas que quieren y
26
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
evitaran todo el sufrimiento. Se niegan a luchar de una forma no realista por la
felicidad o el disfrute total o por carecer totalmente de ansiedad, depresión, autoderrotismo, y hostilidad.
Alta Tolerancia a la Frustración. Las personas con una mínima perturbación
emocional tienden a estar de acuerdo con St. Francis y Reinhorl Niebuhr en el
cambio de las condiciones molestas que se pueden cambiar, aceptando aquellas
que no se pueden cambiar, y discerniendo la diferencia que hay entre ambas.
Auto-responsabilidad en la Perturbación. Los individuos sanos tienden a
aceptar gran cantidad de responsabilidad en sus propios trastornos, más que culpar
de forma defensiva a otros o a las condiciones sociales de sus pensamientos,
sentimientos y conductas.
Si, como hipotetiza la RET (y con lo que concuerdan otras escuelas de terapia)
la gente se esfuerza más por las metas básicas de supervivencia, por carecer de
perturbaciones emocionales y del dolor innecesario que las acompañan, y por
maximizar la auto-actualización y la felicidad, entonces los terapeutas harían mejor
en intentar idear teorías y prácticas que ayuden a sus clientes a alcanzar las submetas
señaladas. La RET ha formulado diversas teorías básicas en este sentido, que
presentamos a continuación.
DESARROLLO DE LA TEORIA DE LOS ABC DEL PENSAMIENTO Y
LA PERTURBACION EMOCIONAL
A la RET se le conoce mejor por su famosa teoría de los ABC del pensamiento
irracional y del trastorno emocional, la cuál esbozaremos a continuación en su
desarrollo más reciente (Ellis, 1984a). Esta teoría de la personalidad y de su cambio
admite la importancia de las emociones y de las conductas pero enfatiza en particular
el rol de las cogniciones en los problemas humanos. Tiene una larga historia filosófica,
que IXH recalcada parcialmente por algunos de los antiguos pensadores asiáticos, tales
como Confucio y Gautama Buda; y en especial fuH señalada de una forma
sorprendentemente clara por los antiguos filósofos estoicos como Zenon de Citio,
Chrysipo, Panaetio de Rodas, Cicerón, Séneca, Epicteto y Marco Aurelio (Epicteto,
1899; Hadas, 1962; Marco Aurelio, 1900). La sentencia más famosa de la teoría de los
ABC fuH expresada por Epicteto: «La gente está perturbada no por las cosas, sino por
la visión que tiene de las mismas». Esto IXH más tarde para-fraseado
maravillosamente por Shakespeare, en Hamlet: «No hay nada bueno o malo sino
pensamientos que lo hacen así».
En la versión de los ABC de la RET para el trastorno emocional, A representa
los acontecimientos activadores que sirven como preludio a C, las consecuencias
cognLtivas, emocionales y conductuales de A (conocidas frecuentemente como síntomas neuróticos). De acuerdo con la RET, las personas empiezan por intentar
alcanzar sus metas (M) en algún ambiente determinado, y se encuentran con una
serie de acontecimientos activadores (A) que tienden a ayudarles a conseguir o
bloquear estas metas. Los A que encuentran son generalmente sucesos corrientes
o sus propios pensamientos, sentimientos, o conductas relativos a estos sucesos;
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
27
pero A también puede consistir en recuerdos o pensamientos conscientes o inconscientes sobre experiencias pasadas. Cuando molestan, la gente tiende a perseguir y responder de una forma ineficaz a estos A. Así bloquean el logro de sus
metas debido a (1) sus predisposiciones biológicas o genéticas, (2) su historia
evolutiva, (3) su aprendizaje social e interpersonal previo, y (4) sus modelos de
hábitos predispuestos innatos y adquiridos.
Los acontecimientos activadores nunca existen implªcitamente de una forma pura
o monolítica, sino que casi siempre interact·an y en cierto modo incluyen creencias
(B) y consecuencias (C). Las personas se aplican a sí mismos (sus metas,
pensamientos, deseos, e inclinaciones fisiológicas) sobre los sucesos activadores. De
alguna forma, por lo tanto, ellos son estos sucesos activadores y sus A (su medio
ambiente) son parte de ellos mismos. Sólo parecen pensar, sentir y actuar en medio
físico; como señala Heidegger (1962), sólo tienen una existencia en el mundo.
También casi siempre existen y se relacionan en un contexto social —viven y se
relacionan con otros seres humanos. Por lo tanto, nunca parecen ser individuos puros,
sino que son criaturas sociales y centradas en el mundo.
De acuerdo con la teoría de la RET, la gente tiene innumerables creencias (B)
—o cogniciones, pensamientos o ideas— acerca de sus acontecimientos activadores (A); y estas B tienden a ejercer influencias importantes, directas y fuertes
sobre sus consecuencias (C) cognitivas, emocionales y conductuales y sobre lo que
con frecuencia llamamos sus perturbaciones «emociRnales». Aunque los eventos
activadores (B) a menudo parecen «causar» o contribuir directamente a las C esto
raramente es cierto, por lo que las B normalmente sirven como importantes mediadores entre las A y las C, y por consiguiente más directamente «causan» o
«crean» las C. Esta teoría de la RET de la actividad humana y de la perturbación
está firmemente apoyada por los siguientes seguidores de la RET (Bard, 1980;
Bernard y Joyce, 1983; Ellis 1957b, 1958, 1962, 1977c; Grieger y Boyd, 1980;
Griegery Grieger, 1982; Lembo, 1974, 1976, 1977; Walen, DiGiuseppe, y Wessler, 1980; Wessler y Wessler, 1980). También lo apoyan claramente el resto de
los principales teóricos y practicantes de la terapia cognitivo-conductual (CBT)
(Beck, 1976; Goldfried y Davison, 1976; Guidano y Liotti, 1983; Mahoney, 1977;
Meichenbaum, 1977; Raimy. 1975). La RET afirma que en general la gente trae
sus creencias a A; así, ven o experimentan las A a la luz de aquellas creencias
(expectativas, evaluaciones) predispuestas y también a la luz de sus consecuencias
emocionales (C) (deseos, preferencias, anhelos, motivaciones, gustos, perturbaciones). Por lo tanto, los seres humanos implícitamente nunca experimentan las A
sin las B y las C; y en general tampoco experimentan las B y las C sin las A.
La B de las personas adoptan formas muy diferentes debido a que poseen un
gran número de cogniciones. En la RET, sin embargo, fundamentalmente estamos
interesados en sus creencias racionales (Cr), que pensamos que conducen a sus
conductas de auto-ayuda, y en sus creencias irracionales (Ci), que pensamos que
conducen a sus conductas auto-destructivas (y destructivas de la sociedad). Algunas
de las principales B son:
1. Observaciones, descripciones y percepciones no evaluDtivas (cogniciones
neutrales). Ejemplo: «Observo que la gente se rªe».
2. Evaluaciones, inferencias y atribuciones positivas de preferencia (cogniciones acaloradas). Ejemplos: «Ya que prefiero caer bien a la gente y se están
28
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
riendo, (a) creo que se ríen conmigo, (b) creo que piensan que soy gracioso, (c) creo
que les gusto, (d) me gusta que se rªan conmigo, o (e) el caerles bien tiene ventajas
reales, lo cual me gusta».
3. Evaluaciones, inferencias y atribuciones negativas de preferencia (cogniciones acaloradas). Ejemplos: «Debido a que prefiero caer bien y no mal a la gente,
y ya que se están riendo, (a) veo que se ríen de mí, (b) creo que piensan que soy
estúpido, (c) veo que no les caigo bien, (d) me desagrada que se rian de mí, o (e)
el caerles mal tiene desventajas reales, lo cual detesto».
4. Evaluaciones, inferencias y atribuciones absolutistas positivas (cogniciones
ardientes; creencias irracionales). Ejemplos: «Debido a que la gente se rie conmigo
y presumiblemente les caigo bien, debo actuar competentemente y debo ganar su
aprobación, (a) ¡Soy una persona grande, noble! (sobregeneralización), (b) ¡Mi
vida será totalmente maravillosa! (sobre generalización), (c) ¡El mundo es un lugar
totalmente maravilloso! (sobregeneralización), (d) ¡Estoy convencido de que siempre se reirán conmigo y por lo tanto siempre seré una gran persona! (certeza absoluta),
(e) Merezco que me sucedan sólo cosas agradables y estupendas! (merecimiento y
deificación), o (f) ¡Merezco ir al cielo y ser beatificado para siempre! (merecimiento y
extrema deificación).
5. Evaluaciones, inferencias y atribuciones absolutistas negativas (cogniciones ardientes, creencias irracionales). Ejemplos: «Debido a que la gente se rªe de mí y
presumiblemente les caigo mal, y ya que debo actuar competentemente y debo ganar
su aprobación, (a) soy una persona incompetente que no vale nada
(sobregeneralización); (b) ¡Mi vida será totalmente miserable! (sobregeneralización);
(c) ¡El mundo es un lugar totalmente mezquino! (sobregeneralización); (d) ¡Tengo la
certeza de que siempre se reirán de mí y por lo tanto siempre seré una persona sin
valor! (certeza absoluta); (e) ¡Merezco que me sucedan sólo cosas malas y horribles!
(Merecimiento y condena); y (f) ¡Merezco quemarme en el infierno eternamente!
(Merecimiento y extrema condena)».
6. Derivados comunes de las evaluaciones absolutistas negativas (cogniciones
ardientes y creencias irracionales adicionales). Ejemplos de ideas perturbadas:
«Debido a que debo actuar competentemente y debo ganar la aprobación de la
gente, y ya que se ríen de mí, esto demuestra que he actuado incompetentemente y/o
he perdido su aprobación, (a) ¡Es espantoso, horrible y terrible! (Atrocidad,
catastrofismo), (b) ¡No puedo soportarlo ni resistirlo! (No poder soportarlo, ansiedad
perturbadora, baja tolerancia a la frustración); (c) soy una persona completamente
incompetente, inferior y despreciable (Auto-derrotismo, sentimientos de insuficiencia);
(d) ¡No puedo cambiar y llegar a ser competente y digno de ser amado!
(desesperación); o (e) Merezco sufrimiento y castigo y continuaré suministrándomelo
(merecimiento y condenación).
7. Otros derivados cognitivos comunes de las evaluaciones absolutistas negativas (creencias irracionales adicionales). Ejemplos de los errores lógicos y de
las inferencias irrealistas: «Ya que debo actuar competentemente y ganarme la
aprobación de la gente y como se están riendo de mí, se demuestra que he actuado
de forma incompetente y/o he perdido su aprobación, (a) ¡Siempre actuaré incompetentemente y la gente me desaprobará! (sobregeneralización); (b) Soy un fracaso
absoluto y completamente detestable, sobregeneralización, pensamiento del todo
o nada , (c) Saben que no soy bueno y que siempre seré un incompetente, falta
de consecuencia, deducción precipitada, lectura del pensamiento); (d) Seguirán
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RED?
29
riéndose de mí y siempre me despreciarán, (falta de consecuencia, deducción
precipitada, predicción del futuro); (e) Sólo me desprecian y no ven nada bueno
en mí, (centrarse en lo negativo, sobregeneralización); (f) Cuando se ríen conmigo
y me ven de forma favorable se debe a que están de buen humor y no a que vean
que estoy bromeando, (descalificar lo positivo, falta de consecuencia); (g) Que se
rian de mí y no caerles bien me hará perder el trabajo y a todos mis amigos,
(catastrofismo, exageración)-, (h) Cuando actúo bien y consigo que se rian conmigo
eso sólo demuestra que puedo hacerlo bien ocasionalmente, pero es algo insignificante comparado con mis grandes defectos y estupideces, (minimización, centrarse en lo negativo); (i) Siento con fuerza que soy despreciable y odioso y ya
que mi sentimiento es fuerte y consistente, ¡se demuestra que realmente soy despreciable y odioso! (razonamiento emocional, razonamiento circular, falta de consecuencia); (j) ¡Soy un perdedor y un fracasado! (Etiquetación, sobre generalización); (k) Sólo se podían reir por alguna tontería qué he hecho y no por otra cosa,
(personalización, falta de consecuencia, sobregeneralización); o (1) Cuando de
alguna forma consigo que dejen de reirse de mí o que se rían conmigo y caerles
bien, realmente soy un farsante que está actuando mejor de lo que soy capaz de
hacer y ¡pronto caerá sobre mí mostrando que soy un farsante despreciable! (farsante, pensamiento del todo o nada, sobre generalización).
La gente, a veces, aprende evaluaciones, inferencias y conclusiones absolutistas (cogniciones ardientes y creencias irracionales) de sus padres, maestros, u
otras personas; por ejemplo, «¡Debo tener buena suerte, pero como acabo de romper
este espejo me traerá mala suerte y será horrible!». Las personas tienden a aprender
estas creencias irracionales (Ci) fácilmente y a retenerlas de forma rígida ya que
probablemente nacieron con una fuerte tendencia a pensar de manera irracional.
Realmente, las personas aprenden a menudo normas racionales y prácticas (por
ejemplo, «Es preferible tratar a los demás con consideración») y después las
sobregeneralizan, las exageran y las transforman en creencias irracionales, dogmáticas (Ci) (Por ejemplo, «Debido a que es preferible para mí tratar a los demás
con consideración, \tengo que hacerlo así siempre, o sino seré una persona totalmente despreciable y detestable!). Incluso si todos los humanos fuesen educados
de forma racional, la RET presupone que con frecuencia tomarían sus normas
aprendidas e irracionalmente irían creciendo las creencias absolutistas sobre sí
mismos, sobre los demás y sobre el universo en que se mueven (Ellis, 1958, 1962,
1971a, 1973, 1976a, 1977c, 1984a; Ellis y Grieger, 1977; Ellis y Whiteley, 1979).
Las consecuencias (C) cognitivas, afectivas y conductuales se derivan de la
interacción de las A y las B. Podemos decir, matemáticamente, que A x B = C,
pero esta fórmula probablemente es demasiado simple y necesitamos una más
compleja para expresar esta relación de forma más adecuada. C casi siempre está
significativamente afectada o influida, pero no exactamente causada por A, ya que
como es natural las personas reaccionan en alguna medida a los estímulos de su
ambiente. Además, la A más poderosa es la que más profundamente tiende a afectar
a C (por ejemplo, una situación de inanición o un terremoto).
La RET presupone que cuando C consiste en un trastorno emocional (por
ejemplo, diversos sentimientos de ansiedad, depresión, hostilidad, auto-depreciación o auto-compasión), B generalmente crea o causa A más directamente. Los
trastornos emocionales, sin embargo, pueden derivarse a veces de A poderosas
30
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
por ejemplo, de desastres ambientales, tales como las inundaciones o las guerras.
También pueden seguirse de factores del organismo (tales como factores hormonales
o enfermedades) que son un tanto independientes de, o pueden causar realmente
las creencias (B). Cuando A fuertes o inusuales contribuyen significativamente a
C o la «causan» y cuando factores fisiológicos «crean» C, generalmente también
se acompañan por B colaboradoras. De este modo, si la gente se ve atrapada en
un terremoto o si experimenta fuertes cambios hormonales y como consecuencia
se deprimen, sus A y sus procesos fisiológicos probablemente les influirán con
fuerza para crear creencias irracionales (Ci), tales como: «Este terremoto no debería
haber ocurrido! ¡Es horroroso ¡No puedo soportarlo!» Estas Ci, paulatinamente,
acrecientan o ayudan a crear sentimientos de depresión en C.
Cuando las C (pensamientos, sentimientos y consecuencias conductuales) se
derivan de A y B, nunca son puras o monolíticas sino que se incluyen en parte e
interact·an inevitablemente con A y B. Así, si A es un suceso molesto (por ejemplo
una denegación de trabajo) y B es, primero, una creencia racional (por ejemplo,
«esperaba no ser rechazado en este trabajo, me sentiría mal si no fuese admitido») y,
segundo, una creencia irracional (por ejemplo, «¡Debo conseguir este trabajo!, ¡No soy
bueno si no lo consigo!»), la C tiende a ser, primero, un sentimiento sano de
frustración y decepción y, tras la segunda creencia irracional, un sentimiento insano de
ansiedad, inadecuación y depresión. Así, A X B = C, aunque la gente también traslada
sentimientos a A (tales como esperanzas, metas y propósitos). Difícilmente solicitarían
un trabajo a menos que lo anhelasen o evaluasen de forma favorable. Por lo tanto, su A
incluye parcialmente a su C. Desde el principio las dos se relacionan más que ser
completamente dispares.
Del mismo modo, las creencias (B) de las personas también se refieren e
incluyen, parcial o intrínsecamente, a sus A y C. Así, cuando se dicen a sí mismos,
en B «Quiero conseguir un buen trabajo», en parte crean el acontecimiento activador
(dirigirse a una entrevista de trabajo) y también en parte crean su consecuencia
emocional y conductual (sentirse decepcionado o deprimido cuando se encuentran
con un rechazo de trabajo). Sin una evaluación positiva del trabajo, no lo intentarían
y no tendrían ningún sentimiento particular si son rechazados.
A, B y C, se relacionan estrechamente entre sí, y casi siempre existe cada
una con las otras dos. Otra forma de expresar esto es diciendo que los ambientes
sólo existen para los humanos (y son bastante diferentes para otros animales), y
los seres humanos sólo existen en ciertas clases de ambientes (donde las temperaturas no son ni demasiado frías ni calientes) y son parte de estos ambientes. De
forma similar, los individuos generalmente existen en una sociedad (es raro que
sean ermitaños) y las sociedades sólo se componen de seres humanos (y son
bastantes diferentes si se componen de hormigas o de pájaros). Como apuntan los
proponentes de la teoría de sistemas, los miembros de la familia individual existen
en un sistema familiar y cambian cuando este sistema cambia, pero la RET también
sostiene que el sistema familiar se compone de individuos y pueden cambiar considerablemente cuando uno o más de los miembros individuales de la familia
cambien. En todos estos casos la interacción es un concepto clave, probablemente
esencial para entender cómo ayudar mejor a la gente en su cambio.
Como con la cognición y la conducta, el pensamiento, como señaló Ellis en
1956 (Ellis, 1958, 1962), incluye el sentimiento y la acción. En general pensamos
porque deseamos (sentimiento) sobrevivir (conducta) y ser felices (sentimiento).
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
31
La emoción incluye significativamente al pensamiento y la conducta. Deseamos
porque evaluamos algo como «bueno» o «beneficioso» y, como lo deseamos, nos
movemos hacia ello más que alejamos (actuar sobre ello). La conducta incluye
algún grado de pensamiento y emoción. Ejecutamos una acción porque pensamos
que es prudente hacerlo así y porque sentimos en consecuencia que nos gusta
hacerlo. Ocasionalmente, como cierto tipo de personas místicas exige, podemos
tener pensamientos, emociones o conductas puras al 100%, que no tenga mezclas
de los otros dos procesos. Estas parecen ser excepcionalmente raras, e incluso
cuando a veces parece que ocurren, como cuando a una persona se le golpea por
debajo de la rodilla sin ningún pensamiento o sentimiento concomitante aparente,
la respuesta original (la sacudida de la rodilla) parece que es seguida inmediatamente
por un pensamiento («¡Mira eso! ¡Mi rodilla se ha movido!») y por un sentimiento
(«¿No es estupendo que mis nervios funcionen bien?»). Así, las cogniciones,
emociones y conductas puras pueden existir, pero raramente durante los estados
de vigilia (o consciencia) normales; e incluso cuando aparecen, se siguen rápidamente por estados de relación cognitivo-afectivos (Schwartz, 1982).
El pensamiento humano es único, y sus cogniciones a menudo fomentan,
cambian y se combinan con sus reacciones emotivas y conductuales. Cuando sienten
y actúan, casi siempre tienen algún pensamiento acerca de sus sentimientos y
acciones, y estos pensamientos les llevan a tener otros sentimientos y conductas.
Así, cuando se sienten tristes por, dicen, la pérdida de un ser amado, generalmente
ven u observan que están tristes, evalúan este sentimiento de alguna forma (por
ejemplo «No es bueno que esté triste ¡esto demuestra cuánto amaba realmente a
esta persona!» ó «No es malo que esté triste —demuestra que me permito estar
hondamente afectado»).
Cuando la gente se siente perturbada emocionalmente en C —es decir, seriamente ansiosa, depresiva, decaída u hostil— con bastante frecuencia ven sus síntomas de forma absolutista y horrible y sacan conclusiones irracionales, «¡No debo,
no tengo que estar deprimido! ¡Es horrible para mí ser de esta forma! ¡No puedo
soportarlo! ¡Soy tonto por caer en este sentimiento!» En consecuencia desarrollan
un síntoma secundario —depresión acerca de su depresión o ansiedad sobre su
ansiedad— que puede ser más grave e incapacitante que su síntoma primario y
realmente puede impedirles entender y trabajar en el trastorno primario (Ellis,
1979a, 1980a).
La RET asume que, a menudo, las personas usan sus procesos cognitivos de
esta manera contraproducente, debido a que ésta es la manera en la que tienden a
pensar de forma fácil y natural. Por lo tanto la RET generalmente busca los síntomas
secundarios y los trata antes o junto con el tratamiento de los síntomas primarios
de los clientes. La observación clínica de que las personas tienden a espiarse a sí
mismas y a condenarse cuando tienen síntomas primarios y que de esta forma
desarrollan frecuentemente síntomas secundarios viciados, tiende a apoyar la hipótesis de la RET de que la cognición es enormemente importante en el desarrollo de
sentimientos y coQductas neuróticas y que la psicoterapia eficaz haría mejor en incluir
metodología racional-emotiva.
Cuando las personas desarrollan síntomas secundarios —por ejemplo, se sienten muy ansiosas por su ansiedad, como suelen hacer los agorafóbicos, sus síntomas
secundarios influyen con fuerza sobre sus cogniciones y conductas. De esta forma, se
sienten tan mal que tienden a concluir: «Realmente es horrible que tenga pánicoDORV
32
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
espacios abiertos» y tienden a comportarse más auto-destructivamente que nunca
(Ejemplo: se retiran incluso más de los espacios abiertos). De nuevo esto tiende a
demostrar que A (Acontecimientos activadores), B (Creencias) y C (Consecuencias cognitivas, emotivas y conductuales) interact·an entre sí; que los pensamientos afectan significativamente a los sentimientos y a las conductas; que las
emociones afectan significativamente a los pensamientos y sentimientos; y que las
conductas afectan significativamente a los pensamientos y sentimientos (Ellis,
1962, 1984b).
En la RET, estamos principalmente preocupados por las alteraciones «emocionales» de la gente, pero la teoría de los ABC también es una teoría de la
personalidad que muestra cómo la gente crea en gran medida sus propios sentimientos «normales» o sanos (positivos y negativos) y cómo pueden cambiarlos si
quieren trabajar en ello.
DISCUSION DE LAS CREENCIAS IRRACIONALES
Una teoría fundamental de la RET afirma que cuando las personas se perturban
seriamente a sí mismas casi siempre implªcita o explícitamente aceptan o inventan
creencias irracionales (Ci) fuertes, absolutistas y de necesidad perturbadora; y que
uno de los mejores métodos de ayudarles a mitigar o eliminar sus perturbaciones
emocionales es mostrarles cómo discutir (D) estas Ci activamente y estimularles
a hacerlo tanto durante las sesiones terapéuticas como por su cuenta, hasta que
lleguen a E, una filosofía nueva y afectiva que les disponga a pensar y actuar de
una forma más racional y de auto-ayuda. Como ha mostrado Phadke (1982), la D
puede dividirse en tres importantes sub-D: (1) detectar las creencias irracionales
y ver claramente que son ilógicas y no realistas, (2) debatir esas Ci y demostrarse
a sí mismo cómo y por qué exactamente no están claras, y (3) discriminar las
creencias irracionales (Ci) de las creencias racionales (Cr) y mostrarse cómo aquellas conducen a resultados pobres y estas a resultados más saludables.
La discusión de las creencias irracionales también puede ser eficaz de otras
formas. Cognitivamente, pueden ser reemplazadas por creencias racionales o estrategias de enfrentamiento razonables; pueden minarse practicando las enseñanzas
de la semántica general (Korzybski, 1933); se pueden contradecir reemplazándolas
por fantasía positiva (Maultsby, 1975; Maultsby y Ellis, 1974); se pueden combatir
centrándose en las distintas desventajas que crean y las ventajas que se pierden;
se pueden suplantar por métodos alternativos de solución de problemas; y pueden
sacarse de la mente mediante técnicas de distracción cognitiva y de parada de
pensamiento. Pueden aliviarse mediante la utilización de otros muchos métodos
de pensamiento (Ellis, 1984b; Ellis y Abrahms, 1978).
La teoría y práctica de la RET también mantiene que la mejor forma de discutir
las creencias irracionales de las personas y de ayudarlas a cambiar sus sentimientos
y conductas en la dirección que considere más deseable son, frecuentemente, las
técnicas emotivas y conductuales. En el área emotiva emplea una serie de métodos
experienciales determinados, entre ellos la imaginación racional-emotiva (Maultsby, 1975; Maultsby y Ellis, 1974), ejercicios de ataque de la vergüenza (Ellis,
1969, 1971b), role-playing, aceptación incondicional por parte del terapeuta de sus
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
33
clientes, la utilización de eficaces auto-afirmaciones y auto-diálogos (Ellis, 1979c),
y otras técnicas evocativas y dramáticas (Ellis, 1984b; Ellis y Abrahms, 1978).
También usa una serie de métodos conductuales diversos, entre ellos el refuerzo,
el castigo, la asignación de tareas activas, las afirmaciones implosivas, y el entrenamiento en habilidades (Bernard y Joyce, 1983; Ellis, 1962, 1977e, 1984b; Ellis
y Abrahms, 1978; Ellis y Becker, 1982; Ellis y Bernard, 1983).
La Figura 1-1 demuestra una forma típica en que la RET ayuda a los clientes
a discutir activamente (D) sus creencias irracionales y llegar a una nueva filosofía
efectiva (E). Se trata de una versión cumplimentada del recientemente revisado
Modelo de Informe de Auto-ayuda de la RET, ideado por Sichel y Ellis (1983) y
que normalmente se pasaba a los individuos y clientes de terapia de grupo vistos
en el Instituto de Terapia Racional-Emotiva de Nueva York. Hemos cumplimentado
este formulario utilizando parte del material mencionado anteriormente en este
capítulo en relación con las creencias irracionales (Ci) que un individuo puede
tener si (digamos) observa en el punto' A (Acontecimientos Activadores) que la
gente está riéndose y si se siente ansioso y deprimido después de esta observación.
Guiado por un practicante de la RET y algunos de los folletos y libros de la RET
—especialmente A New Guide to Rational Living (Ellis y Harper, 1975), A guide
to Personal Happiness (Ellis y Becker, 1982), y Overcoming Procrastination (Ellis
y Knaus, 1977>— esta persona bien podría haber rellenado el Modelo de Informe
de Auto-Ayuda Racional tal como se ha cumplimentado en la Figura 1-1.
A diferencia de otros muchos sistemas de terapia cognitivo-conductual la RET
enfatiza la utilización de la discusión activa (D) como la forma más elegante, y
pensamos que casi la única, de ayudar a las personas a suprimir sus creencias
irracionales (Ci). Los terapeutas racional-emotivos enseñan a los clientes (1) a
buscar y detectar sus creencias irracionales, en especial sus «tendría que» y «debería
de» absolutistas, sus «es horroroso», sus «no puedo soportar», sus «no puedo» y su
auto-decaimiento; (2) a cuestionar y desafiar lógica y empªricamente sus Ci y
disuadirse a sí mismos de creer en ellas; (3) a reemplazar las Ci por creencias
racionales (Cr) y estrategias de enfrentamiento alternativas; (4) a pensar sobre esas
creencias racionales y mostrarse por qué son racionales y en qué se diferencian de
las creencias irracionales; y (5) e internalizar el método científico, y afianzarlo
para el resto de su vida, ver que sus creencias irracionales son hipótesis, no hechos
y desafiar y cuestionar con fuerza estas hipótesis hasta abandonarlas. Como se ha
dicho antes, la RET usa muchos otros métodos cognitivos, emotivos, y conductuales
para ayudar a las personas a combatir y abandonar sus creencias irracionales, pero
acentúa la utilización de la discusión activa y directiva.
RASGOS SINGULARES DE LA RET Y SU DIFERENCIA CON OTRAS
TERAPIAS COGNITIVO-CONDUCTUALES
Como ya se constató, la RET posee un número de rasgos singulares que la
hacen significativamente diferente de la mayoría de las demás formas de terapia
cognitivo-conductual (CBT). Para terminar este capítulo introductorio, vamos a
señalar brevemente (y en algunos casos repetir) algunos de los principales rasgos
característicos de la RET.
34
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
(A) ACONTECIMIENTOS ACTIVADORES, pensamientos o sentimientos que ocurren justo antes de que me sienta perturbado
emociónalmente o actué coQWraproducentemente:_________
___________________
(C) CONSECUENCIA o ESTADO —sentimiento perturbador o conducta contraproducente que me produce y me gustaría cambiar:
_________
(B) CREENCIAS-CREENCIAS irracionales (Ci) que me conducen a la CONSECUENCIA (perturbación emocional o conducta contraproducente).
Rodee con un círculo todo aquello que infiera de aquel ACONTECIMIENTO ACTIVADOR (A).
(D) DISCUSIONES para cada CREENCIA
IRRACIONAL rodeada
Ejemplos: •¿Por qué TENGO QUE hacerlo
bien?» ¿Dónde ésta escrito que soy una
MALA PERSONA ?» ¿Dónde está la prueba
de que TENGO QUE ser aprobado o aceptado?»
1. ¡TENGO QUE hacerlo bien o muy bien!
2. Soy una PERSONA MALA O
DESPRECIABLE cuando actuó débil o
estúpidamente
3. ¡TENGO QUE ser aprobado o aceptado
la gente que considero importante!
4 . Soy una PERSONA MALA E INDIGNA
DE SER AMADA si me rechazan
5. ¡La gente TIENE QUE tratarme
justamente y darme lo que NECESITE!
6. ¡La gente que actúa inmoralmente es
GENTE CORROMPIDA e indigna!
7. ¡La gente TIENE QUE cumplir mis
expectativas o sino es terrible!
8. Mi vida TIENE QUE tener pocos
problemas o dificultades importantes
9. ¡Realmente NO PUEDO SOPORTAR las
cosas difíciles o la gente muy mala!
.
(E) CREENCIAS RACIONALES EFECTIVAS (CR) para reemplazar mis CREENCIAS IRRACIONALES (Ci) Ejemplos:
•PREFERIRIA hacerlo muy bien, pero no
TENGO que hacerlo» »Soy una PERSONA
QUE actúa mal, no una MALA PERSONA»
•No hay pruebas de que TENGA QUE ser
aprobado, aunque ME GUSTARIA serlo».
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
35
10. ¡Es HORROROSO U HORRIBLE
cuando las cosas importantes no salen como
yo quiero!
11. ¡NO PUEDO SOPORTARLO cuando
la vista es realmente injusta!
12. ¡NECESITO ser querido por la gente
que me importa un poco!
13. ¡NECESITO bastante la gratificación
inmediata y TENGO QUE sertirme desgraciado cuando no la consigo!
Creencias irracionales adicionales
(F) SENTIMIENTOS Y CONDUCTAS, que he experimentado después de llegar a mis CREENCIAS RACIONALES EFECTIVAS:
TRABAJARE DURAMENTE PARA REPETIRME A MI MISMO EFICAZMENTE MIS CREENCIAS RACIONALES EFECTIVAS EN MUCHAS OCASIONES PARA QUE ASI PUEDA MOLESTARME A MI MISMO MENOS QUE AHORA Y ACTUE
MENOS AUTO-DESTRUCTIVAMENTE EN EL FUTURO
Joyce Sichel, Ph. D. y Albert Ellis, Ph. D.
© 1984. Instituto de Terapia Racional-Emotiva
36
MANUAL DE TERAPIA RACION AL-EMOTIVA
Predisposiciones innatas del trastorno. Aunque la RET usa la teoría del
aprendizaje social y sostiene que los sucesos externos y las influencias ambientales
afectan significativamente a los seres humanos y contribuyen a sus trastornos
emocionales, acentúa la influencia de las tendencias biológicas y las predisposiciones innatas en el trastorno más de lo que lo hacen el resto de las técnicas de
psicoterapia, incluyendo a las terapias cognitivas. Ya que afirma que las personas
absorben y crean creencias irracionales de forma fácil y natural, así como gracias
al aprendizaje cultural; la RET acentúa la importancia de que el terapeuta discuta
estas Ci fuerte y eficazmente y anime a los clientes a hacer lo mismo intensa y
constantemente (Ellis, 1976a, 1979c, 1983a, b).
Trastornos secundarios. De una forma especial la RET recalca la disposición
primaria humana a perturbarse a sí misma como consecuencia de algún fracaso o
frustración y secundariamente a auto-trastornarse debido a las propias perturbaciones. Asume que los trastornos secundarios existen con frecuencia, en especial entre
aquellos individuos que han desarrollado fuertes perturbaciones primarias en un
periodo de tiempo; busca estos síntomas secundarios; y generalmente los trata en
primer lugar, antes de continuar con el tratamiento de los trastornos primarios
(Ellis, 1962, 1979a, 1980, 1984b).
Procedimientos de evaluación. A veces la RET emplea todos los procedimientos de evaluación de la terapia cognitivo-conductual, pero también apoya a la
WHUDSLDUDFLRQDOHPRWLYDHQVªPLVPDFRPRXQLPSRUWDQWHUHFXUVRGHHYDOXDFL°Q6RV
WLHQHTXHHQPXFKRVFDVRVHOWHUDSHXWDSXHGHFHQWUDUVHUSLGDPHQWHHQDOJXQDGHODV
FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV &L GHO FOLHQWH \ KDFH TXH HVWH SURFHGLPLHQWR WHUDS¦XWLFR VHD
DOWDPHQWH GLDJQ°VWLFR HV GHFLU YHU F°PR \ EDMR TXH FRQGLFLRQHV HV SUREDEOH TXH HO
FOLHQWHUHDFFLRQHDODWHUDSLD (OOLVE
Sentimientos apropiados e inapropiados. Como ya se señaló, la RET define
claramente los sentimientos inapropiados, los separa de los apropiados, y se centra
(en especial con los nuevos clientes) en descubrir cuáles son los sentimientos
inapropiados de las personas, cómo pueden aprender a diferenciarlos de los apropiados, y cómo pueden trabajar en su cambio (Ellis, 1971a, 1973).
Creencias irracionales absolutistas y antiempíricas. La RET mantiene que,
aunque existen muchas clases de pensamientos ilógicos e irracionales y éstos produzcan pobres resultados, lo que llamamos «trastorno emocional» es fundamentalmente un concomitante de los tengo que, debo de, he de, demandas, °rdenes y
expectativas absolutistas e incondicionales. Presupone que el es terrible, el no
puedo soportarlo, la condena, la personalización, el pensamiento del todo o nada,
la sobregeneralización, y otras clases de pensamientos viciados que los individuos
perturbados tienen y que les conducen a sus problemas emocionales provienen en
gran medida de dogmatismos y absolutismos explícitos o implícitos. Por lo tanto,
si tan solo discutimos las inferencias y pensamientos ilógicos secundarios de los
clientes, estos no tenderán a hacer un cambio de su filosofía tan profundo y sano
como si Ies mostramos sus demandas y órdenes intolerantes y les inducimos a
renunciar a estas también. La RET preferencial trata generalmente las creencias
absolutistas e irrealistas, y no meramente solo una de ellas (Ellis, 1980b, 1984b).
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
37
Dogmas evaluativos y no-evaluativos. Aunque la RET descubre y ataca todo
tipo de dogmas y postulados, acientíficos, busca en particular y lucha contra los
juicios evaluativos absolutistas de la gente sobre sí mismos, los otros, y el mundo,
así como mantiene que estos están estrechamente relacionados con las disfunciones
cognitivas, afectivas, y conductuales que acompañan a los síntomas perturbados
(Ellis, 1984a).
Procesos de relación. La RET fomenta la creación de un buen rapport con los
clientes, utiliza la escucha empática y el reflejo de sentimientos, y acentúa la
aceptación incondicional del cliente por parte del terapeuta tanto como un fuerte
aliento por parte del terapeuta para que los clientes se observen a sí mismos y
cambien. También adopta una actitud de precaución hacia la necesidad imperiosa de
aceptación por parte del otro, tanto por paUte del terapeuta como del cliente, y explora
continuamente las creHncias irracionales (Ci) que pueden tener respecto de la
necesidad de ésta aprobación. Tales necesidades de aprobación interfieren (1) con el
trabajo real de los clientes para cambiar y (2) con la suficiente firmeza que tienen que
tener los terapeutas con los clientes para ayudarles a cambiar. La RET también intenta
de forma notable inducir a los clientes a rehusar evaluarse a sí mismo pobremente,
tanto si lo hacen bien en la terapia y ganan la aprobación de su terapeuta como si no; y
enseña a los terapeutas a aceptarse a sí mismos incon-dicionalmente, tanto si tienen
éxito con sus clientes como si no. Mientras la RET intenta mostrar a los clientes que
son colaboradores iguales y activos con los terapeutas en el cambio de sí mismos,
también anima al terapeuta a ser un profesor altamente activo-directivo que a menudo
es mejor que tome el mando para explicar, interpretar, y discutir las Ci de los clientes y
dé con las mejores soluciones a sus problemas (Ellis, 1983a).
Uso comprensivo y multimodal de las técnicas. La RET tiene una teoría diferente
de la perturbación humana de cómo puede mejorarse más efica]mente. Esta teoría es
interactiva y multimodal y ve las emociones, los pensamientos y las conductas como
transacciones de unos con otros e incluyéndose unos a otros. De aquí que siempre haya
utilizado muchos métodos cognitivos, afectivos y conduc-tuales. Ya que pone de
relieve tanto las causas biológicas como las sociales del trastorno, a menudo fomenta
la utilización de medicación y de técnicas físicas, incluyendo las dietas, el ejercicio y
la relajación. Al mismo tiempo, la RET es selectiva en sus métodos y difícilmente
utiliza uno (tal como el pensamiento positivo R OD FRQYHUVL°Q UHOLJLRVD V°OR SRUTXH
IXQFLRQH (Q OXJDU GH HVR OD 5(7 EXVFD WDQWR ORV HIHFWRV D ODUJR SOD]R FRPR ORV D
FRUWRSOD]RGHW¦FQLFDVGLYHUVDVFRQVLGHUDPXFKRVP¦WRGRV WDOHVFRPRODGLVWUDFFL°Q
FRJQLWLYD FRPRP¦WRGRVPVSDOLDWLYRVTXHFXUDWLYRVHLQWHQWDUHFDOFDUDTXHOORVTXH
WLHQGHQ D SURGXFLU XQ SURIXQGR FDPELR ILORV°ILFR TXH D\XGH D ORV FOLHQWHV QR
PHUDPHQWHDVHQWLUVHPHMRUVLQRDHVWDUOR (OOLVDFE &RPR
VHKDGLFKRDQWHULRUPHQWHOD5(7HVIDPRVDSRUVXVHQIRTXHVFRJQLWLYRV\ILORV°ILFRV
HQ OD WHUDSLD SHUR WDPEL¦Q DFHQW·D FRQ IXHU]D OD XWLOL]DFL°Q GH XQ EXHQ Q·PHUR GH
P¦WRGRVDIHFWLYRV\FRQGXFWXDOHVVHOHFWLYRV
El uso de la fuerza y la viveza. La teoría de la RET mantiene que las personas
emocionalmente trastornadas tienden con fuerza, viveza, vigor y profunda convicción a mantenerse en sus principales creencias irracionales (Ci); por otra parte
38
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
incluso cuando tienen «insight» sobre estas creencias, pueden creer todavía fuertemente en ellas y negarse a abandonarlas. Por lo tanto, la RET a menudo no sólo
acentúa completamente la discusión activo-directiva de las irracionalidades sino
que también hace hincapié en aquellas técnicas afectivas (tales como los ejercicios
del ataque de la vergüenza y la imaginación racional-emotiva) y conductuales (como
desensibilización implosiva in vivo) que contradicen poderosamente e influyen en
contra de los pensamientos, sentimientos y conductas perturbadas de la gente
(Dryden, 1983; Ellis, 1979c).
Ansiedad del yo y ansiedad perturbadora. La RET mantiene que la gente tiene
dos clases básicas de perturbación «emocional» que a menudo se solapan significativamente y se refuerzan una o otra. La primera es la ansiedad del yo (o depresión
del yo) que surge de las demandas absolutistas y perfeccionistas quela gente tiene,
de que personalmente hacen las cosas bien y son aprobados por otros, lo que les
lleva a sentimientos de severa inadecuación cuando hacen las cosas pobremente y son
desaprobados por personas significativas. La segunda es la ansiedad perturbadora (o
depresión perturbadora) que surge de las demandas absolutistas y perfeccionistas al
hacerles otros una petición y de las condiciones de que se dispone para que fácil y
rápidamente consigan lo que están pidiendo. La RET invariablemente busca ambos
tipos de trastornos, se los descubre a los clientes, y muestra a las personas diversos
métodos para superarlos eficazmente (Ellis, 1979a, 1980a).
Aspectos humanistas. La RET no pretende ser una técnica «puramente» objetiva,
científica, o centrada en lo técnico sino que (a difeUeQcia de las otras terapias cognitivoconductuales) toma un enfoque humanístico-existencial para los problemas humanos y
sus soluciones básicas. Primariamente trata con las evaluaciones, emociones, y
conductas humanas perturbadas. Es altamente racional y científica pero usa la
racionalidad y la ciencia al servicio de los seres humanos, en un intento de facilitarles
la vida y la felicidad. Es hedonista, pero defiende el hedonismo a largo plazo en lugar
de a corto plazo, para que la gente pueda lograr el placer del momento y del futuro,
pueda llegar a la máxima libertad y disciplina. Presupone que no existe nada
superhumano y que la creencia religiosa en seres suprahumanos tiende a fortalecer la
dependencia e incrementar el trastorno emocional. Asume que ningún ser humano,
cualquiera que sean sus conductas antisociales y detestables, es condenable ni
subhumano. Pone el énfasis particularmente en la importancia de la libertad y la
elección en los asuntos humanos, incluso aunque acepte la posibilidad de que alguna
conducta humana esté determinada parcialmente por lo biológico, lo social, y otro tipo
de fuerzas (Bandura, 1980; Ellis, 1973, 1983b).
Opiniones sobre la auto-estima y la auto-aceptación. Mientras otras muchas
psicoterapias intentan ayudar a la gente a lograr auto-estima, la RET es escéptica
en este tema, e intenta, por el contrario, ayudarles a lograr la llamada autoaceptación. Esto significa que rehúsa evaluarse a sí mismo o a su ser o esencia
total, limitándose a evaluar solamente sus actos, acciones y ejecuciones (Ellis,
1972b, 1973, 1976b, 1977c). La RET enseña a la gente que no importa con qué
tipo de criterios se evalúen a sí mismos, tanto si estos son externos (éxito, aprobación), inteUQos (personalidad o estabilidad emocional), o sobrenaturales (aceptación por Cristo o por Dios), sino que ellos son los que realmente eligen estos
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
39
criterios. Por lo tanto, pueden aceptarse a sí mismos más elegantemente, sin ningún
tipo de variable interviniente, simplemente porque han elegido hacerlo así.
2SLQLRQHVVREUHODSVLFRWHUDSLDHILFD]\FRQFUHWD/D5(7VHHVIXHU]DHQHVSHFLDO
SRU ODV IRUPDV GH SVLFRWHUDSLD HILFDFHV \ FRQFUHWDV $SXQWD QR VLPSOHPHQWH D OD
VXSUHVL°QGHOVªQWRPDVLQRWDPEL¦QDXQFDPELRSURIXQGRGHODILORVRIªDEVLFDGHOD
JHQWH,QWHQWDDOLYLDURHOLPLQDUODPD\RUªDGHORVVªQWRPDVGHODSHUWXUEDFL°QGHXQD
IRUPDSHUPDQHQWH\QRWHPSRUDODXQTXHUHFRQRFHTXHODVSHUVRQDVWLHQHXQDIXHUWH
WHQGHQFLD D UHWURFHGHU \ UHVWLWXLU VXV VªQWRPDV LQFOXVR GHVSX¦V GH TXH ORV KDQ
VXSHUDGR ,QWHQWD GHVDUUROODU P¦WRGRV GH WHUDSLD FRQFUHWD TXH UHTXLHUD UHODWLYDPHQWH
SRFRWLHPSRWHUDS¦XWLFR\TXHSURGX]FDORVP[LPRVUHVXOWDGRVUSLGD\HILFD]PHQWH
(OOLV E 6H HVSHFLDOL]D HQ P¦WRGRV SVLFRHGXFDWLYRV WDOHV FRPR ELEOLRWHUDSLD
DXGLRWHUDSLD YLGHRWHUDSLD WDOOHUHV \ RWURV WLSRV GH PDVV PHGLD HQ HO FXUVR GH ORV
FXDOHVSXHGHQXVDUVHHILFD]PHQWHDOJXQDVGHODVSULQFLSDOHVHQVH®DQ]DVGHOD5(7FRQ
JUXSRVJUDQGHVGHLQGLYLGXRVFRQILQHVGHDXWRD\XGD (OOLVD(OOLV\$EUDKPV
Opiniones sobre los métodos conductuales. La RET fomenta los tipos de
desensibilización sistemática in vivo más que los puramente imaginativos, y a
menudo alienta la asignación de tareas implosivas en lugar de las de actividad
gradual. Utiliza los procedimientos de refuerzo pero tiene una actitud algo diferente
hacia ellos de la que tienen otras escuelas cognitivo-conductuales. Primero, es
prudente en el uso del afecto y la aprobación como reforzadores, debido a que
puede ayudar a que la gente se haga más sugestionable, menos autónoma y con
menos pensamiento autónomo. Segundo, se esfuerza, en un último análisis en
ayudar a que la gente elija sus propias metas y piense por sí misma, y por tanto
llegue a ser menos sugestionable y se vea menos reforzada por influencias externas.
Anima a algunos clientes que no son fácilmente reforzables, a utilizar penas fuertes
cuando se resisten a cambiar sus conductas desadaptativas, pero intenta dejar muy
claro que las penas no han de ser usadas como castigos y que no deben incluir
ningún tipo de idea de indignidad o condena (Ellis, 1983b).
Insight y cambio conductual. La RET acentúa en particular el insight cognitivo
o conductual, pero también muestra la diferencia entre el insight intelectual y
afectivo e indica cómo los clientes pueden conseguir el último y efectuar el cambio
conductual a través de su realización (Ellis, 1962, 1963). De este modo muestra
a los clientes que (1) cuando tienen un insight intelectual generalmente creen algo
de forma ligera y ocasional y (2) cuando tienen un insight afectivo generalmente
lo creen de una forma fuerte y persistente y por consiguiente, a causa de su fuerte
creencia sentirán la necesidad de actuar sobre ello.
La RET mantiene que antes de que la gente pueda cambiar sus conductas y
sentimientos inapropiados, generalmente requiere tres tipos fundamentales de insight. El primer tipo tiene que ver con el reconocimiento de que las perturbaciones
provienen principalmente, o en gran medida no, de sucesos pasados sino de creencias irracionales (Ci) que la gente trae consigo sobre esos sucesos. En términos
RET los acontecimientos activadores (A) pueden contribuir significativamente a
consecuencias perturbadas (C), pero su contribución de «causa» más importante y
relevante proviene de las creencias irracionales (Ci) sobre qué sucede en A. El
segundo tipo de insight es la comprensión de que, independientemente de cómo
40
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
llegue originalmente a perturbamos (o nosotros mismos lo hagamos), nos sentimos
perturbados hoy porque estamos todavía adoctrinándonos a nosotros mismos con
los mismos tipos de creencias irracionales que nosotros creamos (o tomamos de
otros) en el pasado. El tercer tipo de insight es la plena aceptación de la idea de
que, incluso si logramos los dos primeros insights comprendiendo que nosotros
hemos creado y mantenido nuestros propios sentimientos y conductas perturbadas,
estos insights no nos harán cambiar automáticamente. Solamente si trabajamos y
practicamos constantemente, en el presente y en el futuro en pensar, sentir, y
actuar contra lo que son nuestras creencias irracionales, probablemente las abandonaremos y nos haremos y mantendremos menos perturbados (Ellis, 1977c; Ellis
y Knaus, 1977).
Utilización del humor. La RET presupone que la gente haría mejor dando un
sentido significativo a sus vidas, como Frankl (1959) ha mostrado con mucha
habilidad, ya que la perturbación emocional surge fácilmente cuando dá un sentido
exagerado o demasiado serio a alguno de sus pensamientos, sentimientos y acciones
(Ellis, 1962, 1971b, 1973). La RET por consiguiente se especializa en trocear las
creencias irracionales (Ci) de la gente —y no, por supuesto, a la gente misma—
con diversas clases de humor (Ellis, 1977a, 1977b). Por ejemplo, Ellis ha compuesto una serie de canciones humorísticas que emplea a menudo con sus clientes
y en sus charlas y talleres sobre la RET. Muchos otros terapeutas RET (y no RET)
también han adoptado sus técnicas musicales (Ellis, 1981). A continuación se
presentan tres ejemplos:
¡Lloriquear, Lloriquear, Lloriquear!
(Tomado del «Himno de Whijfenpoof» de Yale,
compuesto originalmente por Guy Scull, un
graduado de Harvard)
No puedo todos mis deseos conseguir.
¡Lloriquear, lloriquear, lloriquear!
No puedo toda mi frustración sufrir.
¡Lloriquear, lloriquear, lloriquear!
La vida me debe de las cosas su bondad,
El destino me debe dar la eterna felicidad;
Y si debo vivir sin esta necesidad...
(Letra de Albert Ellis, 1977 Instituto
de Terapia Racional-Emotiva)
Quizá Mueva mi Trasero
(De la canción «After the Ball»
compuesta por Charles K. Harria)
Después de que me hagas las cosas fáciles
y suministres el carbón para el brasero
Después de que te deshagas por mi y me agrades,
¡quizá mueva mi trasero!
Hazme la vida dulce y fácil,
¡ll¦nalD de rosas en florero!
Y posiblemente, si las cosas son fáciles,
¡quizá mueva mi trasero!
(Letra de Albert Ellis, 1977 Instituto
de Terapia Racional-Emotiva)
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
41
Desearía No ser un Loco
(Con la música de «Dixie»,
compuesta por Dan Emmett)
Oh, desearía estar realmente hecho—
Liso y fino como ¡auténtico cuero!
Oh, que grande sería ser evaluado
¡innatamente como sosegado!
Pero tengo miedo de estar predestinado
A ser un individuo más bien aberrante—
Oh, ¡que triste sería estar hecho
como mi Madre y mi Padre!
Oh, ¡desearía no ser un loco! ¡Bravo, Bravo!
Desearía que mi cerebro estuviese menos inclinado
¡A ser la clase que es de brumoso!
Podría estar de acuerdo en intentar ser menos loco,
Pero, ay de mí, ¡he sido condenado
por los dioses a ser perezoso!
(Letra de Albert Ellis, 1977 Instituto
de Terapia Racional-Emotiva)
RESUMEN Y CONCLUSIONES
La RET se desarrollo originalmente como una forma pionera de terapia cognitivo-conductual (CBT) para ayudar a los clientes a superar sus perturbaciones
«emocionales», incluyendo sus problemas primarios y secundarios. También se ha
convertido en una teoría de la personalidad que enseña a la gente a ver cómo
probablemente crean sus propios sentimientos positivos y negativos y cómo pueden
cambiarlos si desean trabajar en hacerlo (Ellis, 1978b). Es psicoeducativa tanto
como WHUDS¦XWLFD y ahora está siendo aplicada, como mostrarán los distintos ca-pítulos
de este libro a un gran número de campos del esfuerzo humano. Se basa en la
suposición de que la supervivencia y la felicidad son de gran valor para mucha gente y
de que estos valores pueden alcanzarse e intensificarse apreciable-mente utilizando un
pensamiento científico, flexible, dogmático y riguroso. Ya ha realizado muchas
contribuciones significativas a la psicoterapia y a la auto-actua-lización y, como está
en continuo cambio y desarrollo (como las teorías y prácticas basadas científicamente
tienden a hacer casi invariablemente), se espera que rea-lizará importantes y útiles
aplicaciones para ayudar en más campos de la lucha humana.
REFERENCIAS
Adler, A. Understanding human nature. New York: Greenberg, 1927.
Adler, A. The science of living. New York: Greenberg, 1929.
Bandura, A. Principles of behavior modification. New York: Holt, Rinehart and Winston,
1969.
Bandura, A. The self system in reciprocal determinism. American Psychologist, 1978, 33,
344-358.
Bard, J. A. Rational-emotive therapy in practice. Champáign, 111.: Research Press, 1980.
Barksdale, L. S. Building self-esteem. Los Angeles: Barksdale Foundation, 1972.
Beck, A. T. Depression. New York: Hoebcr-Harper, 1967.
42
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Beck, A. T. Cognitive therapy and the emotional disorders. New York: International Universities Press, 1976.
Bedford, S. Stress and tiger juice. Chico, Calif.: Scott Publications, 1980.
Bernard, M. E., & Joyce, M. R. Rational-emotive therapy with children and adolescents.
New York: John Wiley, 1983.
Blazier, D. Poor me, poor marriage. New York: Vantage, 1975.
Bums, D. Feeling good. New York: Morrow, 1980.
Butler, P. E. Talking to yourself. New York: Stein and Day, 1981.
Church, V. A. Behavior, law and remedies. Dubuque, la.: Kendall/Hunt, 1975.
Coué, E. My method. New York: Doubleday, 1923.
Diekstra, R., & Dassen, W. F. Rationele therapie. Amsterdam: Swets and Zeitlinger, 1976.
Dryden, W. Rational-emotive therapy: Fundamentals and innovations. London: Coors,
1983.
Dubois, P. The psychic treatment of nervous disorders. New York: Funk and Wagnalls,
1907.
Dyer, W. Your erroneous zones. New York: Funk and Wagnalls, 1977.
Ellis, A. Re-analysis of an alleged telepathic dream. Psychiatric Quarterly, 1949, 23, 116126. (a)
Ellis, A. Towards the improvement of psychoanalytic research. Psychoanalytic Review,
1949,36, 123-143.
Ellis, A. An introduction to the principles of scientific psychoanalysis. Genetic Psychology
Monographs. Provincetown, Mass.: Journal Press, 1950.
Ellis, A. The effectiveness of psychotherapy with individuals who have severe homosexual
problems. Journal of Consulting Psychology, 1956, 20, 191-195. (a)
Ellis, A. An operational reformulation of some of the basic principles of psychoanalysis.
In H. FeigI & M. Scriven (Eds.), Minnesota studies in the philosophy of science. Vol.
I.: The foundations of science and concepts of psychology and psychoanalysis. Minneapolis: University of Minnesota Press, 1956. (b)
Ellis, A. Outcome of employing three techniques of psychotherapy. Journal of Clinical
Psycholoy, 1957, 13, 344-350. (a)
Ellis, A. Rational psychotherapy and Individual Psychology. Journal of Individual Psychology, 1957, 13, 38-44. (b)
Ellis, A. Rational psychotherapy. Journal of General Psychology, 1958, 59, 35-49.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A. Toward a more precise definition of «emotional» and «intellectual» insight. Psychological Reports, 1963, 13, 125-126.
Ellis, A. The art and science of love (Rev. ed.). Secaucus, N. J.: Lyle Stuart; New York:
Bantam, 1965. (a) Originally published, 1960.
Ellis, A. Sex without guilt. (Rev. ed.) Secaucus, N. J.: Lyle Stuart; North Hollywood:
Wilshire Books, 1965. (b) Originally published, 1958.
Ellis, A. A weekend of rational encounter. In A. Burton (Ed.), Encounter. San Francisco:
Jossey-Bass, 1969.
Ellis, A. Growth through reason. North Hollywood, Calif.: Wilshire Brooks, 1971. (a)
Ellis, A. How to stubbornly refuse to be ashamed of anything. Cassette recording. New
York: Institute for Rational-Emotive Therapy, 1971. (b)
Ellis, A. Helping people get better rather than merely feel better. Rational Living, 1972,
7 (2), 2-9. (a)
Ellis, A. Psychotherapy and the value of a human being. In J. W. Davis (Ed), Value and
valuation. Knoxville: University of Tennessee Press, 1972. Reprinted, New York:
Institute for Rational-Emotive Therapy, 1972. (b)
Ellis, A. Psychotherapy without tears. In A. Burton (Ed), Twelve therapists. San Francisco:
Jossey-Bass, 1972. (c)
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
43
Ellis, A. Humanistic psychotherapy: The rational-emotive approach. New York: Crown
and McGraw-Hill, 1973.
Ellis, A. Cognitive aspects of abreactive therapy. Voices, 1974, 10 (1), 48-56.
Ellis, A. How to live with a «neurotic» (Rev. ed.). New York: Crown: North Hollywood:
Wilshire Books, 1975. (a) Originally published, New York: Crown, 1957.
Ellis, A. The biological basis of human irrationality. Journal of Individual Psychology,
1976, 32, 145-168. (a)
Ellis, A. RET abolishes most of the human ego. Psychotherapy, 1976, 13, 343-348. Reprinted, New York: Institute for Rational-Emotive Therapy, 1976. (b)
Ellis, A. Sex and the liberated man. Secaucus, N. J.: Lyle Stuart, 1976. (c)
Ellis, A. Fund as psychotherapy. Rational Living, 1977, 12 (1), 2-6. (a)
Ellis, A. A garland of rational songs. Cassette recording and songbook. New York: Institute
for Rational-Emotive Therapy, 1977. (b)
Ellis, A. How to live with —and Without— anger. New York: Reader’s Digest Press,
1977. (c)
Ellis, A. Skill training in counseling and psychotherapy. Canadian Counselor, 1977,12 (1),
30-35. (e)
Ellis, A. Rational-emotive therapy and self-help therapy. Rational Living, 1978, 13 (1), 29. (a)
Ellis, A. Toward a theory of personality. In R. J. Corsini (Ed.), Readings in current
personalities theories. Itasca, Ill.:Peacock, 1978. (b)
Ellis, A. Discomfort anxiety: A new cognitive-behavioral construct. Part. 1. Rational Living,
1979, 14 (2), 3-8. (a)
Ellis, A. The intelligent woman's guide to dating and mating.Secaucus, N. J.: Lyle Stuart,
1979. (b)
Ellis, A. The issue of force and energy in behavioral change. Journal of Contemporary
Psychotherapy, 1979, 10, 83-97. (c)
Ellis, A. The theory of rational-emotive therapy. In A. Ellis & J. M. Whiteley (Eds.),
Theoretical and empirical foundations of rational-emotive therapy. Monterey, Calif.:
Brooks/Cole, 1979. (d)
Ellis, A. Discomfort anxiety: A new cognitive-behavioral construct. Part 2. Rational Living,
1980, 15 (1), 25-30. (a)
Ellis, A. Rational-emotive therapy and cognitive behavior therapy: Similarities and differences. Cognitive Therapy and Research, 1980, 4, 325-340. (b)
Ellis, A. The use of rational humorous songs in psychotherapy. Voices, 1981, 16 (4), 2936.
Ellis, A. Introduction to Windy Dryden’s Rational-emotive therapy: Fundamentals and
innovations. London: Coors, 1983. (a)
Ellis, A. The philosophic implications and dangers of some popular behavior therapy techniques. In M. Rosenbaum. C. M. Franks, & Y. Jaffe (Eds.), Perspectives on behavior
therapy in the eighties. New York: Springer, 1983. (b)
Ellis, A. Expanding the ABCs of RET. In A. Freeman 7 M. Mahoney (Eds.), Cognition
and psychotherapy. New York: Plenum, 1984. (a)
Ellis, A. Rational-emotive therapy and cognitive-behavior therapy. New York: Springer,
1984.(b)
Ellis, A., & Abrahms, E. Brief psychotherapy in medical and health practice. New York:
Springer, 1978.
Ellis, A., & Becker, I. A guide to personal happiness. North Hollywood: Wilshire Books,
1982.
Ellis, A., & Bernard, M. (Eds.). Rational-emotive approaches to the problems of childhood.
New York: Plenun, 1983.
Ellis, A., & Grieger, R. (Eds.). Manual de terapia racional emotiva. Bilbao. Desclée De
Brouwer, 1984.
44
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Ellis, A., & Harper, R. A. A guide to rational living. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, 1961. (a)
Ellis, A., & Harper, R. A. A guide to successful marriage. North Hollywood, Calif.: Wilshire
Books, 1961. (b)
Ellis, A., & Harper, R. A. A new guide to rational living. North Hollywood, Calif.: Wilshire
Books, 1975.
Ellis, A., & Knaus, W. Overcoming procrastination. New York: New American Library,
1977.
Ellis, A., & Witeley, J. M. (Eds.). Theorical and empirical foundations of rational-emotive
therapy. Monterey, Calif.: Brooks/Cole, 1979.
Emery, G. Own your own life. New York: New American Library, 1982.
Emery, S. Actualizations. New York: Doubleday, 1978.
Epictetus. The works of Epictetus. Boston: Little, Brown, 1899.
Erhard, W. What is the purpose of the EST training? San Francisco: Erhard Seminars
Training, 1976.
Eysenck, H. J. (Ed.). Experiments in behavior therapy. New York: Macmillan, 1964.
Frankl, V. Man’s search for meaning. New York: Pocket Books, 1959.
Garcia, E., & Blythe, B. T. Developing emotional muscle. Atlanta: Georgia Center for
Continuing Education, 1977.
Ginott, H. Between parent and child. New York: Macmillan, 1965.
Glasser, W. Reality Therapy. New York: Harper & Row, 1965.
Golfried, M. R. & Davison, G. Clinical behavior therapy. New York: Holt, Rinehart and
Winston, 1976.
Goodman, D., & Maultsby, M. C., Jr. Emotional well being through rational behavior
training. Springfield, 111.: Charles C. Thomas, 1974.
Goulding, M. M., & Goulding, R. L. Changing lives through redecision therapy. New
York: Brunner/Mazel, 1979.
Greenwald, H. Decision therapy. New York: Wyden, 1973.
Grieger, R., & Boyd, J. Rational emotive therapy: A skills based approach. New York:
Van Nostrand Reinhold, 1980.
Grieger, R., Grieger, I. Cognition and emotional disturbance. New York: Human Sciences
Press, 1982.
Grossack, M. You are not alone. Boston: Marlborough, 1974.
Grossack, M. Love and reason. New York: New American Library, 1976.
Guidano, V. F., & Liotti, G. Cognitive processes and emotional disorders. New York:
Guilford Press, 1983.
Hadas, M. Essential works of stoicism. New York: Bantam, 1962.
Heesacker, M., Heppner, P. P., & Rogers, M. E. Classics and emerging classics in counseling psychology. Journal of Counseling Psychology, 1982, 29, 400-405.
Hauck, P. A. Reason in pastoral counseling. Philadelphia: Westminster. 1972.
Hauck, P. A. Overcoming depression. Philadelphia: Westminster, 1973.
Hauck, P. A. Overcoming frustration and anger. Philadelphia: Westminster, 1974.
Hauck, P. A. Overcoming worry and fear. Philadelphia: Westminster, 1975.
Hauck, P. A. How to do what you want to do. Philadelphia: Westminster, 1976.
Hauck, P. A. How to stand up for yourself . Philadelphia: Westminster, 1979.
Hauck, P. A. Brief counseling with RET. Philadelphia: Westminster, 1981.
Hauck, P. A. Overcoming jealousy and possessiveness. Philadelphia: Westminster, 1981.
Hauck, P. A. Your inner therapist. Philadelphia: Westminster, 1983.
Heidigger, M. Being and time. New York: Harper & Row, 1962.
Herzberg, A. Active psychotherapy. New York: Gruñe and Stratton, 1945.
Homey, K. The neurotic personality of our time. New York: Norton, 1939.
Jakubowski, P., & Lange, A. The assertive option. Champaign, III: Research Press, 1978.
Johnson, S. M. First person singular. New York: Signet, 1977.
¿QUE ES LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA (RET)?
45
Johnson, W. People in quandaries. New York: Harper, 1946.
Kelly, G. The psychology of personal constructs. New York: W. W. Norton, 1955.
Keyes, K. Handbook to higher consciousness. St. Mary, Ky.: Cornucopia Institute, 1979.
Knaus, W. J. How to get out of a rut. Englewood Cliffs, N. J.: Prentice-Hall, 1982.
Korzybski, A. Science and sanity. Lancaster, Pa.: Lancaster Press, 1933.
Lacey, L. A. Effective communication with difficult people. San Diego: Common Visions,
1982.
Lange, A., & Jakubowski, A. Responsible assertive training. Champaign. 111.: Research
Press, 1976.
Lazarus, A. A. Behavior therapy and beyond. New York: McGraw-Hill. 1971.
Lazarus, A. A. The practice of multimodal therapy. New York: McGraw-Hill, 1981.
Lazarus, A. A., & Fay, A. I cat if I want to. New York: Morrow, 1975.
Lazarus, R. S. Psychological stress and the coping process. New York: McGraw-Hill, 1966.
Lembo, J. Help yourself. Niles, 111.: Argus, 1974.
Lembo, J. The counseling process. New York: Libra, 1976.
Lembo, J. How to cope with your fears and frustrations. New York: Libra, 1977.
Little, B. L. This will drive you sane. Minneapolis, Minn.: Comp Care, 1977.
Losoncy, L. E. You can do it. Englewood Cliffs, N. J.: Prentice-Hall, 1980.
Low, A. Mental health through will training. Boston: Christopher, 1952.
Mahoney, M. Personal science: A cognitive learning therapy. In A. Ellis and R. Grieger
(Eds.), Handbook of rational-emotive therapy. New York: Springer, 1977.
Maleske, H. Natural therapy. Reseda, Calif.: Mojave Books, 1976.
Marcus Aurelius. The thoughts of the Emperor Marcus Aurelius. Boston: Little, Brown,
1900.
Maultsby, M. C., Jr. Help yourself to happiness. New York: Institute for Rational-Emotive
Therapy, 1975.
Maultsby, M. C., Jr.A million dollars for your hangover. Lexington, Ky.: Rational SelfHelp Books, 1978.
Maultsby, M. C., Jr Rational behavior therapy. New York: John Wiley, 1983.
Maultsby, M. C., Jr., & Ellis, A. Technique of using rational-emotive imagery. New York:
Institute for Rational-Emotive Therapy, 1974.
Maultsby, M. C., Jr., & Hendricks, A. Cartoon booklets illustrating basic rational behavior
therapy concepts. Lexington, Ky.: Rational Behavior Training Unit, 1974.
McMullen, R, E., & Casey, B. Talk sense to yourself. Champaign, III.: Research Press,
1975.
Meichenbaum, D. Cognitive-behavior modification. New York: Plenum, 1977.
Miller, J. Headaches: The answer book. Old Tappan, N. J.: Revell, 1983.
Morris, K. T., & Kanitz, J. M. Rational-emotive therapy. Boston: Houghton-Mifflin, 1975.
Nash, J. D. Taking charge of your smoking. Palo Alto. Calif.: Bull, 1981.
Peris, F. S. Gestalt therapy verbatim. Lafayette, Calif.: Real People Press, 1969.
Phadke, K. M. Some innovations in RET theory and practice. Rational Living, 1982,17 (2),
25-30.
Powell, J. Fully human, fully alive. Niles 111.: Argus, 1976.
Raimy, V. Misconceptions of the self. San Francisco: Jossey-Bass, 1975.
Rotter, J. B. Social learning and clinical psychology. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, 1954.
Schütz, W. Joy. New York: Grove, 1967.
Schwartz, D. RE-Therapie: So wird man sein eigener Psychologe. Landsberg am Lech,
Germany: Wolfgang Dummer, 1981.
Schwartz,"R. M. Cognitive-behavior modification: A conceptual review. Clinical Psychology
Review, 1982, 2, 267-293.
Sichel, J., & Ellis, A. RET self-help form. New York: Institute for Rational-Emotive
Therapy, 1983.
46
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Silverstein, L. Consider the alternative. Minneapolis, Minn.: Comp Care, 1977.
Smith, D. Trends in counseling and psychotherapy. American Psychologist, 1982, 37, 802809.
Smith, M. Why do / feel guillty when / say no? New York: Dell, 1977.
Sprenkle, D. H., Keeney, B, P., & Sutton, P. M. Theorists who influence clinical members
of AAMFT: A research note. Journal of Marital and Family Therapy, 1982, 8, 367369.
Thoresen, E. H. Learning to think: A rational approach. Clearwater, Fla.: Institute for
Rational Living, 1975.
Tosi, D. J. Youth: Toward personal growth. Columbus, Ohio: Merrill, 1974.
Walen, S., DiGiuseppe, R., & Wessler, R. A practitioner’s guide to rational-emotive
therapy. New York: Oxford, 1980.
Wessler, R. A., & Wessler, R. L. The principles and practice of rational-emotive therapy.
San Francisco: Jossey-Bass, 1980.
Wolfe, J. L., & Brand, E. (Eds.). Twenty years of rational therapy. New York: Institute
for Ratio nal-Emotive Therapy, 1977.
Young, H. Rational counseling primer. New York: Institute for Rational-Emotive Therapy,
1974.
2
La Terapia Racional-Emotiva
y la Terapia CognitivoConductual:
similitudes y diferencias*
Albert Ellis
La Terapia Racional-Emotiva (RET) y la Terapia Cognitivo-Conductual
(CBT) tienen similitudes y diferencias; y para disipar parte de la confusión
existente a este respecto (Lazarus, 1979; Mahoney, 1979; Meichenbaum, 1979),
intentaré presentar en este artículo un pequeño bosquejo sistemático de las
principales. Dejenme primero decir lo que he intentado aclarar antes (Ellis y
Whiteley, 1979): lo que yo he llamado RET general o no preferencial es sinónimo
de CBT, mientras que lo que he llamado RET concreta difiere significativamente
de la CBT en varios aspectos importantes.
Definiría la RET concreta como el tipo de Terapia Racional-Emotiva que los
practicantes de la RET generalmente prefieren usar, especialmente con clientes
relativamente inteligentes, neuróticos, y razonablemente bien motivados, debido a
que piensan que es más efectiva, más completa, más duradera, y productora de un
cambio de personalidad más «profundo» y «persuasivo» que la RET general. Es su
terapia de recambio, y es un tipo de RET que a menudo prefieren no usar cuando
las condiciones restringidas de terapia y/o los recursos limitados de los clientes la
hacen imposible o nada práctica. La RET concreta es siempre una forma de RET
general o CBT, pero estas últimas pueden, y a menudo lo hacen, incluir pocos
aspectos de aquella. Cuando en este capítulo me refiero a la RET sin artículo,
solamente significa RET concreta; cuando me refiero a la CBT o RET general
(que, de nuevo, veo como sinónimas), las veo en términos más genéricos de lo que
potencialmente, pero no necesariamente, incluye la RET concreta. Permítanme
ahora delimitar algunas diferencias significativas entre la CBT y la RET (concreta)
* Este capítulo apareció origininaOmente en Cognitive Therapy and Research, 1980, 4, 325-340.
48
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
bajo estos tres encabezamientos principales: diferencias cognitivas, afectivas y
conductuales.
DIFERENCIAS COGNITIVAS ENTRE LA RET Y LA CBT
Algunas de las principales diferencias cognitivas entre la RET y la CBT
incluyen las siguientes:
Enfasis Filosófico
La CBT por supuesto enfatiza los procesos cognitivos, pero no aporta un
énfasis filosófico, como lo hace la RET. Meichenbaum (1977), uno de los primeros
precursores de la CBT, incluye muchas técnicas, pero omite significativamente
acentuar una perspectiva claramente filosófica. La RET, por el contrario, enfatiza
que los hombres nacen (al igual que se educan) como filósofos (Ellis, 1962, 1973b)
y por eso son científicos naturales (Kelly, 1955), creadores de un significado
(Frankl, 1966), y usuarios de medios racionales para predecir el futuro (Friedman,
1975). Uno de sus objetivos principales, por consiguiente, es ayudar a los clientes
a realizar un profundo cambio filosófico que afectará tanto a sus sentimientos y
conductas futuras como a las presentes.
Por ello, la RET intenta ayudar a la gente a comprender y aceptar diversas
ideas todavía revolucionarias en nuestra cultura: (1) generalmente (aunque no con
exclusividad) crean sus propias perturbaciones emocionales pensando firmemente
en creencias irracionales y absolutistas; (2) tienen una medida precisa de la autodeterminación o «libre albedrío», pueden elegir activamente perturbarse o no perturbarse a sí mismas; (3) para cambiar, tienen que trabajar lo más activamente
posible modificando sus pensamientos, sentimientos y conductas; (4) si deciden
cambiar profundamente su filosofía fundamental, pueden ayudar a modificar muchas de sus principales reacciones emocionales y conductuales; (5) generalmente
encontrarán más sana una filosofía hedonista y productora de felicidad a largo
plazo que una filosofía hedonista a corto plazo; y (6) es más fácil que una perspectiva científica les brinde una mayor salud y satisfacción emocional, que una no
científica, devotamente religiosa y mística.
Como he mostrado (Ellis, 1962, 1971a, 1971b, 1973a, 1973c, 1974) y como
ha enfatizado Raimy (1975), todas las técnicas de terapia, cuando son eficaces,
probablemente funcionan debido a que los clientes, a sabiendas o no, cambian sus
cogniciones, ideas, presupuestos o filosofías de base. La RET intenta específicamente ayudarles a ver cuales son sus perspectivas contraproducentes, para cuestionarlas y enfrentarse a ellas, y para abandonarlas por otras perspectivas de mayor
autoayuda y productoras de felicidad. La CBT puede también incluir este enfoque
filosófico de la RET, pero puede no hacerlo. En la RET, el cambio de personalidad
es central más que opcional o periférico.
Perspectiva Humanista
La RET no solamente es filosófica, sino que incluye la específica perspecti
va existencial-humanista de otras escuelas terapéuticas (ElOis, 1962, 1973b). En cierto
LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA y LA TERAPIA COGNTFIVO-...
49
JUDGR LQFRUSRUD HO SXQWR GH YLVWD GH $OIUHG $GOHU .XUW *ROGVWHLQ .DUHQ +RPH\
9LNWRU )UDQNO &DUO 5RJHUV \ RWURV WH°ULFRV KXPDQLVWDV (VWD SHUVSHFWLYD YH D ODV
SHUVRQDV FRPR KROLVWDV D ORV LQGLYLGXRV RULHQWDGRV KDFLD PHWDV TXH WLHQHQ LP
SRUWDQFLD HQ HO PXQGR V°OR SRUTXH VRQ KXPDQRV \ YLYHQ ODV DFHSWD LQFRQGL
FLRQDOPHQWH FRQ VXV OLPLWDFLRQHV \ VH FHQWUD SDUWLFXODUPHQWH HQ VXV H[SHULHQFLDV
\ YDORUHV LQFOX\HQGR VXV SRWHQFLDOLGDGHV GH DXWRDFWXDOL]DFL°Q $O PLVPR
WLHPSROD 5(7 DSR\D HO KXPDQLVPR ¦WLFR OD ILORVRIªD GH OD $VRFLDFL°Q +XPDQLVWD
$PHULFDQD TXH DQLPD D OD JHQWH D YLYLU GH DFXHUGR FRQ UHJODV TXH DFHQW·DQ ORV
LQWHUHVHVKXPDQRV SRU HQFLPD GH ORV LQWHUHVHV GH OD QDWXUDOH]D LQDQLPDGD GH ORV
DQLPDOHVLQIHULRUHV R GH FXDOTXLHU RUGHQ QDWXUDO R GHLGDG DVXPLGD (VWD SHUVSHFWLYD
UHFRQRFH D OD JHQWH V°OR FRPR KXPDQD \ GH QLQJXQD IRUPD FRPR VXSUDKXPDQD R
VXEKXPDQD 3DUWH GH OD KLS°WHVLV GH TXH OD I¦ GHYRWD HQ HQWLGDGHV R SRGHUHV
VXSUDKXPDQRV FDVL VLHPSUH FRQGXFH D XQD SREUH VDOXG HPRFLRQDO \ D GLVPLQXLU OD
IHOLFLGDG D FRUWR SOD]R $XQTXH OD &%7 FRPR OD WHUDSLD FRQGXFWXDO R %7 HVW HQ
JHQHUDORULHQWDGDGHIRUPDKXPDQLVWDQRWLHQHHVWULFWDPHQWHSRUTX¦HVWDUORPLHQWUDV
TXHODSHUVSHFWLYDKXPDQLVWDHVLQWUªQVHFDDOD5(7
Metas y Objetivos
0LHQWUDVOD5(7DVªFRPROD&%7HVWDPHQXGRLQWHUHVDGDRDOPHQRVWUDWDU
GHHVWDUORHQODGHVDSDULFL°QGHORVVªQWRPDVHQSULPHUOXJDUVHHVIRU]DUHQDILDQ]DU
HO FDPELR HPRFLRQDO \ FRQGXFWXDO 7UDEDMDU ÓSHUR SRU VXSXHVWR QR VLHPSUH OR
ORJUDUÓ SRU FRQVHJXLU XQD estructura SVLFRO°JLFD QRWDEOHPHQWH QXHYD SRU SDUWH GH
ORVFOLHQWHVTXHOHVFDSDFLWDUQRV°ORSDUDVHQWLUVHPHMRU\PLWLJDUORVVªQWRPDVTXH
SUHVHQWDQVLQRWDPEL¦QSDUDSUHVHQWDUOHVXQDSHUVSHFWLYDUDGLFDOPHQWHUHYLVDGDKDFLD
WRGRORQXHYRSUHVHQWH\IXWXURVLWXDFLRQHVTXHVHPLDXWRPWLFDPHQWHOHVD\XGDUQD
GHMDU GH IUXVWUDUVH D Vª PLVPRV HQ SULPHU OXJDU R D QR IUXVWUDUVH USLGDPHQWH HQ
VHJXQGRW¦UPLQR
Este nuevo punto de vista o estructura cognitiva por la que se esfuerza la
RET incluye la adquisición por parte de los clientes de filosofías de interés en sí
mismas, dirección propia, tolerancia consigo mismos y con los demás, aceptación
de la incertidumbre, flexibilidad, pensamiento científico, riesgo y compromiso con
los intereses vitales. (Ellis, 1973b, 1979a). La RET parte de la hipótesis de que
si los clientes consiguen este tipo de perspectiva de cambio, se minimizará la
creación de problemas «emocionales» en el presente y en el futuro.
Necesidad de Estimación Propia o de Ego
La RET difiere significativamente de la terapia de conducta, de la modificación
de conducta cognitiva y de casi todas las otras terapias existencial-humanistas en
que no defiende la propia estimación positiva, o que los clientes adquieran lo que a
menudo se llama «confianza en sí mismos» o «autoestima». Como estas otras
terapias, pone el énfasis en lo negativo de la autocondena o baja autoestima, pero
toma la posición en cierto modo especial de que todas las valoraciones o evaluaciones del Ego tienden a ser erróneas e ilegítimas. Mantiene, sin embargo, que
aunque la gente, biológica y socialmente tiende con fuerza a valorarse a sí misma
50
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
tanto como a sus actos y realizaciones, pueden aprender a omitir esa primera
valoración o quedarse solamente con la segunda. Es decir, pueden establecer metas y
valores y después valorar lo que hacen solamente en términos de si Oes ayuda o no a
conseguir estas metas, sin llegar a dar ninguna valoración global de «sí mismos» por la
consecución o no de tales metas. (Ellis, 1976a; Ellis y Abrahms, 1978; Ellis y Grieger,
1977; Ellis y Harper, 1975).
Varios tipos de CBT —entre las que se encuentran las técnicas de Goldfried
y Davison (1976), Maultsby (1975), Meichenbaum (1977), y Rimm y Masters
(1979)— enseñan estrategias de enfrentamiento racional, tales como, «Soy bueno
porque existo» o «Incluso aunque falle, sigo siendo una buena persona». Pero el
fundamento filosófico para mantener la creencia de que «No soy ni bueno ni malo,
ni puedo legítimamente valorarme a mí mismo como persona como una única
globalidad, incluso aunque alguno de mis rasgos sean buenos (eficaces) o malos
(ineficaces) para alguno de mis principales propósitos», probablemente no puede
mostrarse a los clientes sin un análisis muy sofisticado y un diálogo de tipo socrático
que es innato a la RET.
Uso del Humor
La CBT, así como otros tipos de terapia —tal como la terapia de provocación
de Farrelly y Brandsma (1974)— pueden incluir el humor, o reducir las ideas
irracionales al absurdo, como método WHUDS¦XWLFR. En principio, sin embargo, la RET
parte de la hipótesis de que casi todos los trastornos neuróticos provienen de decir
cosas demasiado seriamente —de exigir, imponer o deber hacer sobre las propias
metas— y formula que uno de los principales antídotos contra este tipo de
pensamiento irracional es el asiduo uso WHUDS¦XWLFR del sentido del humor. Consecuentemente, la RET recalca (aunque no obliga) la utilización del humor, incluyendo la intención paradójica, el lenguaje evocativo, la ironía, el ingenio, las
caricaturas y las canciones humorísticas racionales (Ellis, 1977a, 1977b).
Técnicas Anti-Necesidad Perturbadora
Los practicantes de la CBT —p.e.. Beck (1976), Maultsby (1975), y Goldfried
y Davison (1976)— a menudo emplean argumentos empíricos para mostrar a los
clientes cómo abandonar sus percepciones erróneas de la realidad, e incluso Wolpe
(1982) aboga por ayudar a los clientes a cambiar sus percepciones no realistas y
antiempíricas. Yendo más allá de esto, no obstante, la RET parte de la hipótesis
de que la mayoría de las afirmaciones antiempíricas por las que la gente se perturba
se derivan de los deberías manifiestos o implícitos, de las premisas absolutistas
en que los humanos convierten muchas situaciones y que después casi les obliga
a. percibir mal estos acontecimientos.
Así, si comienzas con la premisa irracional «No tengo que morir dramáticamente en un accidente de avión», tenderás a sacar diversas conclusiones antiempíricas fácilmente, tales como: (1) «Existen muchas posibilidades de que el avión
en el que yo vuele tenga un accidente», (2) «Si tengo un accidente aéreo, ¡será
horroroso! (es decir, más del cien por cien malo)» (3) «No puedo soportar ni tan
LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA Y LA TERAPIA COGNTITVO
51
VLTXLHUDHOSHQVDPLHQWRGHYRODUx\ l&XDOTXLHUFRVDTXHWHQJDTXHYHUFRQDYLRQHV
ÓLQFOXVR XQD IRWRÓ HV 7UHPHQGDPHQWH SHOLJURVR \ KRUULEOHx 6L SRU HO FRQWUDULR
FRPLHQ]DVFRQODSUHPLVDUDFLRQDOl1DWXUDOPHQWHQRTXLHURPRULUHQXQDFFLGHQWHGH
DYL°Q SHUR VL PH SDVD SDV°x VHU PXFKR PV SUREDEOH TXH QR VDTXHV WDOHV
FRQFOXVLRQHV DQWLHPSªULFDV \ YHUV PV IFLOPHQWH TXH H[LVWHQ SRFDV SUREDELOLGDGHV
GHTXHPXHUDVHQXQYXHORFRPHUFLDO (OOLV\+DUSHU(OOLV\:KLWHOH\
Técnicas de Discusión
/D 5(7 FRPR OD &%7 HPSOHD PXFKRV P¦WRGRV FRJQLWLYRV HQWUH ORV TXH VH
HQFXHQWUDQ OD HQVH®DQ]D GH DXWRHVWUDWHJLDV UDFLRQDOHV R GH HQIUHQWDPLHQWR OD GLV
WUDFFL°Q FRJQLWLYD HO SDUR GH SHQVDPLHQWR OD ELEOLRWHUDSLD HO DQOLVLV VHPQWLFR HO
PRGHODGRODLPDJLQDFL°Q\ODVROXFL°QGHSUREOHPDV (OOLV(OOLV\
$EUDKPV (OOLV \ *ULHJHU (OOLV \ .QDXV 6H HVSHFLDOL]D VLQ
HPEDUJRFRQVLGHUDEOHPHQWHPVTXHOD&%7HQGRVIRUPDVDFWLYDVGHGLVFXVL°Q
OD GLVFXVL°Q R GHEDWH YLJRURVR SRU SDUWH GHO WHUDSHXWD GHO SHQVDPLHQWR LUUDFLRQDO GH
ORVFOLHQWHV\ TXH¦VWHHQVH®HDORVFOLHQWHVDUHDOL]DUVXVSURSLDVDXWRGLVFXVLRQHV\
DXWRGHEDWHVSDUDTXHLQWHUQDOLFHQHOFXHVWLRQDPLHQWRHOGHVDIªR\HOP¦WRGRHVF¦SWLFR
GH OD FLHQFLD \ OR XWLOLFHQ SDUD DEDQGRQDU VXV FRJQLFLRQHV DEVROXWLVWDV SUHVHQWHV \
IXWXUDV 3KDGNH
(VWR QR TXLHUH GHFLU TXH OD 5(7 SULPDULD R H[FOXVLYDPHQWH FRQVLVWH HQ GLVFXWLU
FRQORVFOLHQWHV\HQPRVWUDUOHVF°PRDUJXPHQWDUUDFLRQDOPHQWHFRQHOORVPLVPRVOR
TXHKDLPSOLFDGRHUU°QHDPHQWHFUªWLFDVFRPRODVGH/D]DUXV 0DKRQH\
\ 0HLFKHQEDXP )UHFXHQWHPHQWH ORV SUDFWLFDQWHV GH OD 5(7
DSHQDVXWLOL]DQODGLVFXVL°QÓFRPRFXDQGRYHQDQL®RVLQGLYLGXRVFRQUHWUDVRPHQWDO
RSVLF°WLFRVVHYHURVTXHGLIªFLOPHQWHVRQDSWRVSDUDORVGLORJRVGHWLSR6RFUWLFR\D
ORVTXHVHOOHJDPVHILFD]PHQWHHQVH®QGROHVHVWUDWHJLDVGHHQIUHQWDPLHQWRUDFLRQDO
0LHQWUDV VHD IDFWLEOH VLQ HPEDUJR OD 5(7 GHILHQGH OD GLVFXVL°Q DFWLYD SRU YDULDV
UD]RQHV HV XQ SURFHGLPLHQWR PX\ GHPRFUWLFR TXH SHUPLWH DGRFWULQDU D ORV
FOLHQWHVHQODVFUHHQFLDVlUDFLRQDOHVxGHOWHUDSHXWD D\XGDDORVFOLHQWHVDKDFHUVXV
SURSLDV JHQHUDOL]DFLRQHV TXH SXHGHQ LQGXFLUOHV D PXFKRV \ PV SURIXQGRV FDPELRV
HPRFLRQDOHV\FRQGXFWXDOHV SDUHFHD\XGDUDORVFOLHQWHVQRVRODPHQWHDUHDOL]DU
VLQR WDPEL¦Q D PDQWHQHU VXV SURJUHVRV DXQTXH HVWD KLS°WHVLV WRGDYªD QHFHVLWD
SUREDUVH PV FODUDPHQWH \ PXHVWUD D ORV FOLHQWHV F°PR GLVFXWLU ODV
LUUDFLRQDOLGDGHV GH VXV IDPLOLDUHV DPLJRV \ FRQRFLGRV \ IUHFXHQWHPHQWH D\XGD D
HVWDVSHUVRQDV\DVXUHODFL°QFRQORVFOLHQWHV (OOLV
Reconocimiento de los Métodos Cognitivos Paliativos
Como la CBT, la RET emplea muchos métodos de distracción cognitiva, tales
como enseñar a los clientes a utilizar la técnica de relajación progresiva de Jacobson
(1958) o la respuesta de relajación de Benson (1975). Todos estos métodos funcionan en el mismo sentido, ayudan a los clientes a frenar la ansiedad temporalmente
y de esta forma facilitan el cambio conductual. La RET debido a que se centra en
52
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
ODV ILORVRIªDV TXH D PHQXGR IXQGDPHQWDQ ORV P¦WRGRV FRQGXFWXDª FRJQLWLYRV UH
FRQRFH VLQ HPEDUJR TXH ORV P¦WRGRV GH GLVWUDFFL°Q FRJQLWLYD VRQ FDVL VLHPSUH
SDOLDWLYRV SRUTXH GHVYLDQ D OD JHQWH PRPHQWQHDPHQWH GH VXV SHUVSHFWLYDV FRQ
WUDSURGXFHQWHVHQOXJDUGHD\XGDUOHVYHUGDGHUDPHQWHDDEDQGRQDUODV$GHPVH[LVWH
HOSHOLJURGHTXHVLQWL¦QGRVHlELHQxRlUHODMDGRVxFRPRFRQVHFXHQFLDGHHPSOHDUOD
GLVWUDFL°Q FRJQLWLYD PXFKRV FOLHQWHV SXHGHQ GHMDU GH WUDEDMDU HQ VXV FUHHQFLDV
LUDFLRQDOHVVXE\DFHQWHV\SXHGHQSRUORWDQWRHYLWDUUHDOL]DUORVYHUGDGHURVFDPELRV
SDUD ORV TXH HVWQ FDSDFLWDGRV /RV SUDFWLFDQWHV GH OD 5(7 SRU OR WDQWR XWLOL]DQ ORV
P¦WRGRV GH GLVWUDFFL°Q FRQ SUHFDXFL°Q D YHFHV RPLWL¦QGRORV GHOLEHUDGDPHQWH \
DQLPDQGR D ORV FOLHQWHV D HPSOHDUORV añadidos D P¦WRGRV GH WHUDSLD FRJQLWLYR
FRQGXFWXDOPVSHQHWUDQWHV\SURIXQGRV
Métodos de Solución de Problemas
0LHQWUDV TXH OD &%7 KDFH KLQFDSL¦ HQ HO XVR GH P¦WRGRV GH UHVROXFL°Q GH
SUREOHPDVHQHOWUDWDPLHQWR 'Õ=XULOOD\*ROGIULHG+DOH\6SLYDFN3ODWW
\ 6KXUH OD 5(7 GHVDSUXHED WDOHV P¦WRGRV HQ OR TXH OODPD $ ([SHULHQFLDV
DFWLYDGRUDVHQODYLGDGHORVFOLHQWHV KDVWDdespués deRDOPHQRVjuntocon elWUDEDMR
GH ORV FOLHQWHV SRU PLQDU \ FDPELDU % VXV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV VREUH OR TXH HVW
RFXUULHQGRHQ$ $VªVLHQHOSXQWR$ H[SHULHQFLDDFWLYDGRUD WXSDUHMDHVWGQGRWH
XQPDOUDWR\HVWVLQGHFLVRHQHOSXQWR& FRQVHFXHQFLDDIHFWLYDRFRQGXFWXDO VREUH
VLDEDQGRQDUORRQRXQDVROXFL°QWªSLFDGHOD&%7DHVWHSUREOHPDVHUGLVFXWLUHQWUH
OD ILJXUD GHO WHUDSHXWD \ W· F°PR SXHGHV FDPELDU D WX SDUHMD UHRUJDQL]DU ODV
FRQGLFLRQHV EDMR ODV TXH WX IXQFLRQDUªDV FRQ ¦O R HOOD IRUPDU XQD QXHYD SDUHMD FRQ
DOJ·QRWURHWFHWHUD3RUHOFRQWUDULROD5(7H[SORUDUSULPHURORTXHWHHVWVGLFLHQGR
DWªPLVPRÓHQ%WXVLVWHPDGHFUHHQFLDVÓSDUDKDFHUWHGXGDUDWªPLVPR\SDUDTXH
FDPELHV WDOHV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV FRPR «¡Debo WRPDU XQD GHFLVL°Q SHUIHFWD VLQR
VR\GHVSUHFLDEOHxlb1RSXHGRWRPDUXQDGHFLVL°QGHVYHQWDMRVDx\lb(VhorrorosoVL
SLHUGRGHILQLWLYDPHQWHDPLSDUHMDx
8QD YH] VH WH KD D\XGDGR D YHU FODUDPHQWH \ GHVSX¦V GH DEDQGRQDU HVWDV
LUUDFLRQDOLGDGHVEVLFDVOD5(7LQWHQWDUD\XGDUWHDHQFRQWUDUODPHMRUVROXFL°QTXH
H[LVWDSDUDODVGLILFXOWDGHVFRQWXSDUHMDHQHOSXQWR$/DJHQWHFRQSUREOHPDVFDVL
VLHPSUH WLHQH SULPHUR SUREOHPDV SUFWLFRV SRU HMHPSOR l|&°PR SXHGR PDUFKDU
PHMRU FRQ PL SDUHMD"x \ ORV SUREOHPDV HPRFLRQDOHV R ORV SUREOHPDV DFHUFD GH ORV
SUREOHPDV SRU HMHPSOR l|&°PR SXHGR QHJDUPH D GHSULPLUPH VHULDPHQWH R D
HQIDGDUPH FRQPLJR PLVPR VL HO SUREOHPD FRQ PL SDUHMD QXQFD VH UHVROYHU"x
0LHQWUDVTXHOD&%7DPHQXGRVHFRQFHQWUDHQODVROXFL°QGHOSUREOHPDSUFWLFROD
5(7VHFHQWUDPVDPHQXGRHQUHVROYHUHOSUREOHPDHPRFLRQDODFHUFDGHOSUREOHPD
SUFWLFR\GHVSX¦V VLVHUHTXLHUH D\XGDUDOFOLHQWHFRQODGLILFXOWDGRULJLQDO
El Concepto de Ansiedad Perturbadora
Muchas psicoterapias, incluidas la CBT y la RET, tratan a menudo con
la ansiedad del yo de los clientes: su auto-descalificación con seres humanos totales
LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA Y LA TERAPIA COGNITIVO-...
53
FXDQGR DFW·DQ LQFRPSHWHQWHPHQWH \R VRQ GHVDSUREDGRV SRU RWURV VLJQLILFDWLYRV /D
5(7DGHPVKDFHXQHVIXHU]RHVSHFLDOSDUDWUDEDMDUFRQODDQVLHGDGSHUWXUEDGRUD\
OD EDMD WROHUDQFLD D OD IUXVWUDFL°Q GH ORV FOLHQWHV /D DQVLHGDG SHUWXUEDGRUD HV
KLSHUWHQVL°Q HPRFLRQDO TXH VXUJH FXDQGR OD JHQWH VLHQWH TXH HVW DPHQD]DGD VX
YLGDRELHQHVWDU TXHno debenVHQWLUVHLQF°PRGRV\tienen queVHQWLUVHDJXVWR\
TXHHVKRUURURVRRFDWDVWU°ILFR PVTXHPHUDPHQWHLQFRQYHQLHQWHRGHVYHQWDMRVR
FXDQGRQRFRQVLJXHQORTXHVXSXHVWDPHQWHGHEHQ (OOLV
0LHQWUDV WUDWD FRQ OD DQVLHGDG GHO \R DFWLYD \ GLUHFWDPHQWH OD 5(7 EXVFD
GHOLEHUDGDPHQWHPDQLIHVWDFLRQHVGHDQVLHGDGSHUWXUEDGRUD\VDFDDODOX]\GLVFXWHODV
LUUDFLRQDOLGDGHV TXH VH HVFRQGHQ GHWUV GH HOOD $ FDXVD GH VX ILORVRIªD EVLFD GH
KHGRQLVPRDODUJRSOD]RPVTXHDFRUWRSOD]RWLHQGHDVHUPVHVSHFªILFD\HQ¦UJLFD
HQHPLJD GH OD EDMD WROHUDQFLD D OD IUXVWUDFL°Q GH OR TXH OR VRQ RWUDV IRUPDV PV
JHQHUDOHVGH&%7
Síntomas Secundarios de la Perturbación
/D WHRUªD GH OD 5(7 DILUPD TXH QR VRODPHQWH OD JHQWH VH GLFH D Vª PLVPD
FUHHQFLDVLUUDFLRQDOHVEVLFDV % VREUHODVH[SHULHQFLDVDFWLYDGRUDV $ GHVXVYLGDV\
SRU OR WDQWR SURGXFHQ FRQVHFXHQFLDV SHUWXUEDGRUDV HPRFLRQDOHV \ FRQGXFWXDOHV &
VLQR TXH DGHPV GHELGR D TXH ORV VHUHV KXPDQRV WLHQHQ XQD SURQXQFLDGD WHQGHQFLD
ELRVRFLDODREVHUYDU\HYDOXDUSUFWLFDPHQWHFXDOTXLHUFRVDGHVXVYLGDVLQFOX\HQGR
VXV UHDFFLRQHV HPRFLRQDOHV WDPEL¦Q YHQ HVWLPDQ \ SLHQVDQ VREUH VXV FRQGXFWDV \
VHQWLPLHQWRVSHUWXUEDGRV(QHOSURFHVRGHnecesidadSHUWXUEDGRUDVREUHVXVVªQWRPDV
SULPDULRV D PHQXGR FUHDQ VªQWRPDV VHFXQGDULRV R bSHUWXUEDFL°Q VREUH VX
SHUWXUEDFL°Q3RUHMHPSORGLFL¦QGRWHDWLPLVPRlbDeboWHQHU¦[LWRHQHVWDWDUHDx
SXHGHV FUHDUWH DQVLHGDG \ FRQYHQFL¦QGRWH GH TXH l1R debería SRQHUPH DQVLRVRx
SXHGHV SURGXFLU HO VªQWRPD VHFXQGDULR GH OD DQVLHGDG VREUH OD DQVLHGDG 3XHGHV
WDPEL¦Q D YHFHV SURVHJXLU D XQ WHUFHU QLYHO bSRQHUWH DQVLRVR SRU HVWDU DQVLRVR GH
WHQHUDQVLHGDG
/D 5(7 PV TXH OD &%7 EXVFD HVSHFªILFDPHQWH ORV VªQWRPDV VHFXQGDULRV \
WHUFLDULRVGHODSHUWXUEDFL°QHQVH®DDORVFOLHQWHVDYHUF°PRFUHDQHVWRVVªQWRPDV\
VH®DOD OR TXH SXHGHQ KDFHU SDUD HOLPLQDU ORV VªQWRPDV SULPDULRV VHFXQGDULRV \
WHUFLDULRV (VSHFLDOPHQWH HQ HO FDVR GH IRELDV VHULDV FRPR OD DJRUDIRELD OD 5(7
WUDEDMD FRQ HO PLHGR RULJLQDO HQ FRQFUHWR HO PLHGR GHO PLHGR HO KRUURU sobre HO
PLHGRRULJLQDO (OOLVD
Selectividad de las Técnicas
&RPR OD &%7 OD 5(7 HV H[FHSFLRQDOPHQWH HVFRJLGD HQ VXV P¦WRGRV GH
WUDWDPLHQWR \ DXQTXH IRPHQWD OR FRJQLWLYR WDPEL¦Q LQWHQWD DQLPDU HO FDPELR GH
SHUVRQDOLGDG D WUDY¦V GH P¦WRGRV DIHFWLYRV \ FRQGXFWXDOHV UHFRQRFLHQGR TXH VL
OD JHQWH VH IXHU]D D Vª PLVPD D DFWXDU \R VHQWLU GH IRUPD GLIHUHQWH D PHQXGR
OOHJDUQDXQDPRGLILFDFL°QFRJQLWLYD (OOLVE:ROIH\)RGRU
/D 5(7 VLQ HPEDUJR SUHVXSRQH TXH HO rendimiento HV XQ DVSHFWR LPSRUWDQWH GH
OD WHUDSLD \ TXH SDUD DOFDQ]DU OD P[LPD HILFDFLD \ HO PªQLPR SHUMXLFLRSDUD VXV
FOLHQWHV HV PHMRU TXH ORV WHUDSHXWDV VHDQ PX\ VHOHFWLYRV PV TXH LQGLVFULPLQDGD
PHQWHHFO¦FWLFRVHQHOXVRGHGLYHUVDVPHWRGRORJªDV
54
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
6LJXLHQGR VX ILORVRIªD GH HILFDFLD WHUDS¦XWLFD OD 5(7 IRPHQWD OD GHVHQVLELOL
]DFL°Q in vivo \ OD DVLJQDFL°Q GH WDUHDV LPSORVLYDV \ SUHVXSRQH TXH JHQHUDOPHQWH
GDUQOXJDUDFDPELRVILORV°ILFRVPVSURIXQGRV\GXUDGHURVGHORTXHSURGXFLUªDOD
GHVHQVLELOL]DFL°Q JUDGXDO \R LPDJLQDWLYD 7DPEL¦Q PLQLPL]D HO XVR GH OD FDWDUVLV \
DEUHDFFL°Q GH OD LUD SRUTXH DVXPH TXH HVWDV W¦FQLFDV D\XGDQ D OD JHQWH D VHQWLUVH
PHMRU GH IRUPD LQPHGLDWD SHUR D ODUJR SOD]R VH VLHQWHQ SHRU SRUTXH OHV DQLPD D
UHDILUPDU FRJQLWLYDPHQWH XQD ILORVRIªD GH YLROHQFLD PLHQWUDV HVWQ lGHVFDUJDQGRx VX
LUD
/D 5(7 WDPEL¦Q HYLWD OD XWLOL]DFL°Q GH W¦FQLFDV WUDQVSHUVRQDOHV PªVWLFDV \
UHOLJLRVDV GHELGR GH QXHYR D TXH HVWRV P¦WRGRV SXHGHQ D\XGDU D YHFHV D DOJXQRV
FOLHQWHV D YLYLU lPHMRUx FRQ VXV SHQVDPLHQWRV SHUWXUEDGRV SHUR DO PLVPR WLHPSR
LQWHUILHUHFRQHOSOHQRGHVDUUROORGHODVDFWLWXGHVIOH[LEOHVDELHUWDV\FLHQWªILFDVFRQODV
TXHGHDFXHUGRFRQOD5(7VRQFDUDFWHUªVWLFDVHVHQFLDOHVGHODVDOXGPHQWDO°SWLPD\
TXH OD 5(7 GHILHQGH (OOLV /D 5(7 HQWRQFHV GHELGR D VXV VXSXHVWRV
EVLFRVVREUHORTXHFRQVWLWX\HUHDOPHQWHODVDOXG\ODSHUWXUEDFL°QHPRFLRQDOHVPV
VHOHFWLYD HQ OD HOHFFL°Q GH P¦WRGRV WHUDS¦XWLFRV TXH OD &%7 JHQHUDO 3HUPªWDVHPH
VH®DODU GH SDVDGD TXH XQD GH ODV SULQFLSDOHV GLIHUHQFLDV HQWUH OD 5(7 \ OD WHUDSLD
PXOWLPRGDO GH /D]DUXV HV TXH ¦VWD ·OWLPD D YHFHV GH XQD IRUPD FRPSXOVLYD
XWLOL]DWRGDVODVW¦FQLFDVLPSRUWDQWHVGHOPRGHORFRQGXFWXDOFRQSUFWLFDPHQWHWRGRV
ORVFOLHQWHVWRGDVODVYHFHVPLHQWUDVOD5(7XWLOL]DPVVHOHFWLYDPHQWHDOJXQDGHHVWDV
W¦FQLFDVGHOD&%7FRQDOJXQRVGHORVFOLHQWHVDOJXQDVYHFHV
DIFERENCIAS AFECTIVAS ENTRE LA RET Y LA CBT
(Q SULQFLSLR OD 5(7 FDVL LQYDULDEOHPHQWH HPSOHD P¦WRGRV GH SVLFRWHUDSLD
DIHFWLYRV \ FRQGXFWXDOHV \ VLHPSUH OR KD KHFKR DVª 'HELGR D TXH HV LQV°OLWR HQ VX
¦QIDVLV HQ ORV P¦WRGRV FRJQLWLYRUDFLRQDOHV \ HV GH DOJXQD IRUPD GLIHUHQWH HQ HVWH
DVSHFWRDODPD\RUªDGHRWUDVIRUPDVGHWHUDSLDODOODP¦RULJLQDOPHQWH57R7HUDSLD
5DFLRQDO (OOLV SHURORFDPEL¦SURQWRD5(7R7HUDSLD5DFLRQDO
Emotiva FXDQGR FRPSUHQGª TXH HO QRPEUH RULJLQDO HVWDED VLHQGR FULWLFDGR SRU YHUOR
H[FOXVLYDPHQWH PV TXH HQ JUDQ PHGLGD HQ W¦UPLQRV UDFLRQDOHV (OOLV \ +DUSHU
Como ya se ha señalado, la RET no es un enfoque de terapia meramente
pragmático que emplea todas y cada una de las técnicas que «funcionan» o que
dan buenos y probados resultados; es también una teoría o sistema filosófico de la
naturaleza humana y del cambio de personalidad. Mientras esta teoría parece válida,
los practicantes de la RET la siguen ampliamente (aunque espero que no de forma
rígida) en su trabajo con los clientes. Alguno de los dogmas principales de esta
teoría son los siguientes: (1) Los seres humanos se perturban a sí mismos por
razones tanto biológicas como sociales y ambientales, debido a que están predispuestos de manera fácil y natural a pensar deformadamente, sentir inapropiadamente
y actuar disfuncionalmente con respecto a sus propias metas y valores. (2) Una
vez que adquieren o inventan los pensamientos irracionales, se aferran fuerte y
poderosamente a ellos y tienen gran dificultad para dejarlos. (3) Debido a que sus
cogniciones, afectos y acciones interact·an y transaccionan significativamente unos
con otros, sólo un enfoque de terapia multifacético cognitivo-emotivo-conductual
LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA Y LA TERAPIA COGNITIVO-...
55
les ayudará a vencer sus síntomas neuróticos, a mantener su salud emocional, y
será importante para prevenir que se perturben de nuevo en el futuro. (4) La madurez
emocional y la eficacia conductual consiste en gran medida en metas individualistas
de deseos, anhelos y preferencias de auto-elección más que necesidades, cosas
imprescindibles o necesidades-perturbadoras acerca de aquellas metas. (5) Los
métodos de cambio de personalidad eficaces —con lo cual queremos decir los más
rápidos, más simples, más a largo plazo, y más completos— son generalmente
preferibles a los recursos menos eficaces. Debido a que se basa en teorías como
estas —la mayor parte de las cuales o todas pueden, desde luego, ser revisadas o
abandonadas posteriormente— la RET fomenta ciertas técnicas afectivas y no
favorece otros métodos afectivos de terapia, mientras que la CBT es menos selectiva
en este aspecto. A continuación señalamos algunos ejemplos.
Discriminación de las Emociones Apropiadas de las Inapropiadas
En especial la RET distingue entre emociones negativas como el dolor, el
remordimiento, la frustración, la molestia, que son consecuencia de que la gente
no consiga lo que desea y que les impulsa a intentar cambiar una situación no
deseada o molesta por una mejor; y las emociones negativas como la depresión,
el pánico, la rabia y los sentimientos de inadecuación, que siguen (presuponemos)
de que la gente no consiga lo que irracionalmente piensa que necesitan o deberían
tener, que interfiere con su acción y motivación constructiva y generalmente sabotea
sus deseos. A diferencia de muchos practicantes experienciales y de la CBT, los
terapeutas racional-emotivos no aceptan una emoción como «buena» simplemente
porque existe, es genuina y tiene un cierto grado de intensidad. Por el contrario
la RET define específicamente las emociones «saludables» en términos de las metas
y valores de los clientes, y no de una forma abstracta por derecho propio. Así,
muchos seguidores de la CBT —por ejemplo, Beck (1976)— piensan en la depresión como tristeza extrema, y ven tanto a la tristeza extrema como a la depresión
como síntomas perjudiciales. Pero la RET ve a las personas deprimidas como
dominadas por la idea de que su extrema tristeza (que puede estar basada en una
pérdida real y por tanto ser totalmente legítima) no debe existir y que en consecuencia están deprimidos ilegítimamente. Por consiguiente intenta ayudar a tales
individuos a permanecer apropiadamente tristes, pero abandonando sus sentimientos
de depresión inapropiados y contraproducentes.
Trabajar Directamente con y sobre las Emociones
Al igual que la CBT, la RET utiliza muchos ejercicios evocativo-emotivos
que dan a los clientes una oportunidad de reconocer, ponerse en contacto, trabajar
sobre, y cambiar sus sentimientos inapropiados por apropiados. En particular emplea mi versión de las imaginaciones racional-emotivas de Maultsby (Maultsby,
1971, 1975; Maultsby y Ellis, 1974), en las que se invita a los clientes a imaginar
intensamente una de las cosas posiblemente peores que podrían suceder, para
permitirles sentirse fuertemente ansiosos, deprimidos, o enojados, y para trabajar
directamente en el cambio de estos sentimientos hacia aquellos de dolor, frustración
56
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
o incomodidad. También, mucho más de lo que lo hace la CBT, crea y utiliza
algunas técnicas de encuentro y maratón (Ellis, 1977c, d; Ellis y Whiteley, 1979;
Wolfe y Fodor, 1977).
Al mismo tiempo, la RET elude muchos procedimientos emotivos, tales como
las técnicas reichianas, gestálticas, bioenergéticas y primarias, que algunos practicantes de la CBT (por ejemplo Palmer, 1973) utilizan, porque estos procedimientos
con frecuencia ayudan a exacerbar más que a mejorar los sentimientos que la RET
ve como inapropiados, tales como la ira y la «auto-estima».
Procedimientos de Relación
/D 5(7 OD &%7 \ OD PD\RUªD GH ODV GHPV IRUPDV GH SVLFRWHUDSLD LQFOX\HQ
DOJ·QWLSRGHUHODFL°QHQWUHHOWHUDSHXWD\ORVFOLHQWHVSHUROD5(7WLHQGHDVHUPV
VHOHFWLYDHQHVWHDVSHFWR\HQIDWL]DODaceptaciónGHOWHUDSHXWDPVTXHdarcalidez y
aprobación D ORV FOLHQWHV \ KDFH KLQFDSL¦ HQ HQVH®DUOHV OD )LORVRIªD GH OD DXWR
DFHSWDFL°Q$XQTXHORVSUDFWLFDQWHVGHOD5(7SXHGHQVLORGHVHDQGDUDVXVFOLHQWHV
HPSDWªDVLPSDWªDFDOLGH]HLQFOXVRDIHFWRWLHQGHQDKDFHUORFRQH[WUHPDSUHFDXFL°Q
UHFRQRFLHQGR TXH OD H[SUHVL°Q GH HVWRV VHQWLPLHQWRV SRU SDUWH GHO WHUDSHXWD SXHGH
IFLOPHQWH FRQVHJXLU HO HIHFWR RSXHVWR \ D\XGDU D TXH ORV FOLHQWHV SLHQVHQ TXH VRQ
lEXHQDJHQWHxporqueHOWHUDSHXWD,HVDSUXHED\OHVTXLHUH/RVFOLHQWHVDVªWLHQGHQD
DGTXLULU XQD DXWRDFHSWDFL°Q FRQGLFLRQDO PV TXH incondicional, \ HV ¦VWD ·OWLPD OD
TXHOD5(7IRPHQWD
Intervenciones Fuertemente Emotivas
Debido a que teoriza que los seres humanos están en gran parte predispuestos
biológicamente a perturbarse a sí mismos y perpetuar su propio pensamiento,
emoción y conducta disfuncionales y que tienen gran dificultad para cambiar y
mantener ese cambio de sus reacciones emocionales auto-destructivas, la RET
mantiene que a menudo es importante para el terapeuta usar mucha fuerza o vigor
para interrumpir las filosofías y conductas de sus clientes (Ellis, 1979b). Consecuentemente, la RET emplea estrategias de enfrentamiento racional extraordinariamente fuertes con una poderosa calidad afectiva, utilizando ejercicios de roleplaying, como el famoso ejercicio de ataque de la YHUJ¹HQ]D, para inducir a muchos
clientes a inundarse de sentimientos positivos o negativos que puedan ser útiles
terapéuticamente (Ellis, 1974; Ellis y Abrahams, 1978). La CBT puede, por supuesto, emplear el mismo tipo de intervenciones fuertemente emotivas utilizadas
en la RET, pero tiende a hacerlo con menos frecuencia y por motivos pragmáticos
más que teóricos.
DIFERENCIAS CONDUCTUALES ENTRE LA RET Y LA CBT
Tanto la CBT como la RET incluyen un amplio rango de procedimientos
conductuales; de hecho utilizan casi todos los procedimientos comunes que se
utilizan en la terapia conductual general. Sin embargo, debido al mismo tipo de
LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA Y LA TERAPIA COGNITIVO-...
57
presupuestos teóricos y filosóficos mencionados anteriormente, la RET es de nuevo
más selectiva en este aspecto. Así toma en consideración pocos métodos conductuales, mientras ignora o no hace hincapié en otros.
Reservas sobre el Condicionamiento Operante
$XQTXH OD 5(7 D PHQXGR XWLOL]D HO FRQGLFLRQDPLHQWR RSHUDQWH (OOLV
D(OOLV\$EUDKDPV WLHQHXQDYLVL°QDOJRHVF¦SWLFDVREUHODHIHFWLYLGDG
GHO UHIXHU]R VRFLDO HVSHFLDOPHQWH GH ODV SDODEUDV GH DIHFWR \ DOLHQWR GHO WHUDSHXWD
FXDQGR ORV FOLHQWHV KDFHQ ODV FRVDV lELHQx 6L \R FRPR WX WHUDSHXWD WH GLJR
lb)HQRPHQDOx R bl0H JXVWD HVWRx FXDQGR WUDHV KHFKDV ODV WDUHDV DVLJQDGDV GH OD
5(7SXHGHVFRPHQ]DUDKDFHUODVSULQFLSDOPHQWHSRUPª\SRUODIUDVHTXHWHKHGLFKR
PV TXH SRU VXV SUHPLRV LQWUªQVHFRV 7DPEL¦Q SXHGHV FRQFOXLU IDOVDPHQWH l&RPR
HVWR\ KDFL¦QGROR WDQ ELHQ HQ HVWD WHUDSLD \ FRPR OH JXVWR DO 'U (OOLV SRU WUDHUODV
VDWLVIDFWRULDPHQWH bVR\ XQD EXHQD SHUVRQDx 3XHGHV HQ FRQVHFXHQFLD GDUWH
FRQVLGHUDFL°Q R DFHSWDFL°Q SRVLWLYD FRQGLFLRQDO PV TXH LQFRQGLFLRQDO \ VHQWLUWH
PHMRUSHURSHUPDQHFHUEVLFDPHQWHWDQSHUWXUEDGRFRPRVLHPSUH
'HDFXHUGRFRQODWHRUªDGHOD5(7ODPD\RUªDGHODJHQWHÓ\HVSHFLDOPHQWHOD
PD\RUªDGHODJHQWHSHUWXUEDGDÓHVVLHPSUHGHELGRDVXQDWXUDOH]DELRO°JLFD\DVX
HGXFDFL°Q UHIXHU]R VRFLDO demasiado UHIRU]DEOH demasiado FRQGLFLRQDEOH \
demasiadoVXJHVWLRQDEOH+DFHQFRQGHPDVLDGDIDFLOLGDGODVFRVDVlELHQxSRUUD]RQHV
HTXLYRFDGDV3RUFRQVLJXLHQWHOD5(7HVXQDGHODVSRFDVWHUDSLDVFRQGXFWXDOHVTXH
LQWHQWD FRQVFLHQWHPHQWH D\XGDU D ORV FOLHQWHV D DGTXLULU XQD SHUVSHFWLYD ILORV°ILFD
EVLFDQRGHSHQGLHQWHLQGLYLGXDOLVWD\QRFRQIRUPLVWDDOP[LPR$XQTXHDPHQXGR
FRQ ILQHV SUFWLFRV DGRSWD ORV P¦WRGRV VNLQQHULDQRV WDPEL¦Q PDQWLHQH XQD
SHUVSHFWLYDLQGLYLGXDOLVWDKXPDQLVWDIXQGDPHQWDOTXHDQLPDDORVFOLHQWHVDVHUPHQRV
FRQGLFLRQDEOHV SRU LQIOXHQFLDV H[WHULRUHV VRFLDOHV \ PV FRQGLFLRQDEOHV \
FRQWURODGRVSRUVªPLVPRV'HVGHHVWHSXQWRGHYLVWDHVGHQXHYRPVVHOHFWLYDHQVX
XVRGHW¦FQLFDVGHORTXHWLHQGHQDVHUDOJXQRVGHORVRWURVWLSRVGHOD&%7
Uso del Castigo
Aunque numerables estudios tienden a mostrar que reforzar a las personas por
sus conductas «buenas» funciona mejor que castigarles por sus conductas «malas»
(Skinner, 1971), yo no he encontrado que esto sea una verdad consistente en la
práctica clínica, especialmente con adultos C. D. (¡Clientes difíciles!) cuyos grados
de trastorno emocional y sobre todo su tremendamente baja tolerancia a la frustración, casi les fuerza a buscar placeres inmediatos más que ganancias a largo
plazo. La práctica de la RET ha descubierto que estos individuos a menudo no
cambian su conducta disfuncional a menos que se den a sí mismos un castigo
inmediato y algo drástico inmediatamente después de repetir esta conducta. Así
los fumadores empedernidos con frecuencia no dejarán de fumar si, dicen, se
refuerzan con un alimento agradable cada vez que desisten de fumar. Más bien,
encuentran, por razones físicas y psicológicas, que los cigarrillos son tan «recompensantes» que la comida no encuentran que sea reforzante. Pero si se castigan
58
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
severamente cada una de las veces que fuman, digamos, quemando un billete de
5.000 Ptas (¡encendiendo el cigarrillo con él!), generalmente dejarán de fumar del
todo ¡rápidamente!
Sobre la base de éstas y otras observaciones similares respecto a la baja
tolerancia a la frustración de la gente, la teoría de la RET expone que frecuentemente
los seres humanos mantienen y consienten con fuerza ideas irracionales, como la
idea de que difícilmente pueden dejar de fumar, de tal modo que se requiere una
intervención muy fuerte emotivo-conductual, tal como darse fuertes castigos inmediatos siempre que se entregan a actividades disfuncionales, para ayudarles a
que no hagan propaganda de estas irracionalidades. Mientras que la CBT y la BT
por lo tanto tienden a poner énfasis en métodos de refuerzo conductuales, la RET
más a menudo utiliza el auto-castigo.
La Desensibilización In Vivo
Hoy la BT y la CBT a menudo usan la desensibilización in vivo más que la
desensibilización sistemática de Wolpe, que generalmente se hace de forma imaginativa (Emmelkamp, Kuipers y Eggeraat, 1978; Wolpe, 1958, 1982). La RET,
sin embargo, siempre ha fomentado la asignación de tareas de desensibilización
in vivo y lo hace más que la CBT general (Ellis, 1962, 1979b). He aquí las dos
principales asignaciones de tareas utilizadas en la RET: (1) A las personas que
innecesariamente temen hacer ciertas cosas, como subir en un ascensor o encontrarse a miembros del otro sexo, se les urge a hacerlo muchas veces, y preferiblemente en un corto periodo de tiempo. (2) Se anima a los clientes con baja tolerancia
a la frustración y que eluden las situaciones difíciles a sentirse mejor (por ejemplo,
dejar un trabajo desagradable o negarse a visitar a familiares difíciles) a permanecer
en estas situaciones hasta que superen su baja tolerancia a la frustración o ansiedad
perturbadora. Entonces quizá se les pueda animar a dejar estas situaciones.
Terapia Implosiva o de Inundación
Debido a la suposición de que la interrupción dramática de las creencias
irracionales es a menudo más efectiva que la interrupción gradual y menos dramática
de estas creencias, la RET tiende mucho más que la CBT a fomentar la terapia
implosiva o de inundación. Anima a los individuos con problemas a comprometerse
—repentina, implosiva y repetitivamente— en la conducta «peligrosa» o «fóbica»,
no meramente a desensibilizarse del «dolor» de experimentar este tipo de acción
sino también a chocar con sus ideas irracionales de que ellos no pueden realizar
esta conducta, que les destruirá si lo hacen, que es demasiado doloroso sufrirlo,
etcétera.
Procedimientos de Entrenamiento en Habilidades
Tanto la RET como la CBT emplean una gran cantidad de procedimientos
de entrenamiento en habilidades, como el entrenamiento en asertividad, relaciones
LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA Y LA TERAPIA COGNITIVO-...
59
personales, y habilidad sexual, pero la RET también subraya las limitaciones del
entrenamiento en habilidades cuando es usada principalmente con el derecho propio
y no incluye un cambio básico en las creencias irracionales de los clientes (Ellis,
1977d). Los practicantes de la RET, cuando utilizan el entrenamiento en habilidades, hacen hincapié con fuerza en que la gente abandone primero sus irracionalidades básicas, especialmente el horror al fracaso y la suma necesidad de la
aprobación de los otros que bloquea que adquieran asertividad, habilidad sexual y
otras estrategias. Aprenden entonces las habilidades por sí mismos. (Lange y
Jakubowski, 1976; Wolfe y Fodor, 1975, 1977). El enfoque de la RET a este
aspecto tiene un énfasis diferente del usado por otros muchos practicantes de la
CBT. (Liberman, King, DeRisi y McCann, 1977; Masters y Johnson, 1970).
CONCLUSION
He intentado delinear en este artículo algunas de las principales diferencias
entre la terapia conductual cognitiva (CBT) o RET general, que veo cómo sinónimas, y la RET especializada o concreta, y delinear la algo distinta teoría y práctica
de esta última forma de psicoterapia. No he cubierto de ningún modo todas las
posibles diferencias entre estos dos métodos de terapia que se solapan, pero me
he concentrado en las importantes que en este momento me han venido a la mente.
Una de mis principales hipótesis es que el uso sistemático de la CBT o RET general
será más efectiva para más clientes las más de las veces que cualquier forma de
tratamiento que se centre exclusivamente en métodos cognitivos, afectivos o conductuales. Pero también presupongo que la RET, cuando es definida como en este
capítulo y cuando es usada en su forma concreta, también demostrará más efectividad que la CBT (o que la RET general) para más clientes las más de las veces.
Todavía no se han hecho estudios para probar esta hipótesis, y será interesante ver
lo que dirán los resultados de tales estudios.
REFERENCIAS
Beck, A. T. Cognitive therapy and the emotional disorders. New York: International Universities Press, 1976.
Benson, H. The relaxation response. New York: Morrow, 1975.
D’Zurilla, T., & Goldfricd. M. Problem solving and behavior modification. Journal of
Abnormal Psychology, 1971, 78, 109-126.
Ellis, A. Outcome of employing three techniques of psychotherapy. Journal of Clinical
Psychology , 1957. 13, 334-350.
Ellis, A. Rational psychotherapy. Journal of General Psychology, 1958, 59, 35-49.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée Dc Brouwer, 1975.
Ellis, A. What really causes therapeutic change? Voices, 1968, 4 (2), 90-97.
Ellis, A. A cognitive approach to behavior therapy. International Journal of Psychiatry,
1969, 8, 896-900.
Ellis, A. The cognitive element in experiential and relationship psychotherapy. Existential
Psychiatry, 1970, 28, 35-52.
Ellis, A. What does transpersonal psychology have to offer to the ard and science of
psychotherapy? Voices, 1972, 8 (3), 10-20. (Revised version: Rational Living,
1973,8 (1), 20-28).
60
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Ellis, A. Are cognitive behavior therapy and rational therapy synonymous? Rational Living,
1973,5 (2), 8-11. (a)
Ellis, A. Humanistic psychotherapy: The rational-emotive approach. New York: Crown:
McGraw-Hill Paperbacks, 1973. (b)
Ellis, A. How to stubbornly refuse to be ashamed of anything. Cassette recording. New
York: Institute for Rational Living, 1974.
Ellis, A. How to live with a «neurotic» (Rev. ed.). New York: Crown, 1975. (Originally
published, 1957).
Ellis, A. RET abolishes most of the human ego. New York: Institute for Rational Living,
1976.
Ellis, A. Discomfort anxiety: A new cognitive-behavioral construct. Cassette recording. New
York: BMA audiotapes, 1978.
Ellis, A. A note on the treatment of agoraphobics with cognitive modification versus prolonged exposure in vivo. Behaviour Research and Therapy, 1979, 17, 162-164. (a)
Ellis, A. The use of force in psychotherapy. Journal of Contemporary Psychotherapy, 1979,
10, 83-97. (b)
Ellis, A., & Abrahms, E. Brief psychotherapy in medical and health practice. New York:
Springer, 1978.
Ellis, A., & Grieger, R. Manual de terapia racional emotiva. Bilbao. Desclée De Brouwer,
1985.
Ellis, A., & Harper, R. A. A guide to rational living. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, 1961.
Ellis, A., & Harper, R. A. A new guide to rational living. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall; Hollywood: Wilshire Brooks/Cole, 1975.
Ellis, A., & Knaus, W. Overcoming procrastination. New York: Institute for Rational
Living, 1977.
Ellis, A., & Whiteley, J. M. (Eds.). Theoretical and empirical foundations of rational
emotive therapy. Monterey, Calif.: Brooks/Cole, 1979.
Emmelkamp, P. M. G., Kuipers, A. C. M., & Eggeraat, J. B. Cognitive modification
versus prolonged exposure in vivo: A comparison with agoraphobics as subjects. Behaviour Research and Therapy, 1978, 16, 33-41.
Farrelly, F., & Brandsma, J. Provocative therapy. Millbrae, Calif.: Celestial Arts, 1974.
Frankl, V. E. Rational behavior. Columbia, S. C.: University of South Carolina Press,
1975.
Goldfried, M. R., & Davison, G. S. Clinical behavior therapy. New York: Holt, Rinehart
& Winston, 1976.
Haley, J. Problem-solving therapy. San Francisco: Jossey-Bass, 1977.
Homey, K. Collected writings. New York: Norton, 1965.
Jacobsen, E. You must relax. New York: Pocket Books, 1958.
Kelly, G. The psychology of personal constructs. New York: Norton, 1955.
Lange, A., & Jakubowski, P. Responsible assertive behavior. Champaign, 111.: Research
Press, 1976.
Lazarus, A. A. Multimodal therapy. New York: Springer, 1976.
Lazarus, A. A. A critique of rational-emotive therapy. In A. Ellis & J. M. Whiteley (Eds.),
Theoretical and empirical foundations of rational-emotive therapy. Monterey, Calif.:
Brooks/Cole, 1979.
Liberman, R. P., King, L. W., DeRisi, W. J., & McCann, M. Personal effectiveness.
Champaign, 111.: Research Press, 1977.
Mahoney, M. Cognition and behavior modification. Cambridge, Mass.: Ballinger, 1974.
Mahoney, M. A critical analysis of rational-emotive therapy and practice. In A. Ellis & J.
M. Whiteley (Eds.), Theoretical and empirical foundations of rational-emotive therapy.
Monterey, Calif.: Brooks/Cole, 1979.
Masters, W. H., & Johnson, V. E. Human sexual inadequacy. Boston: Little, Brown, 1970.
LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA Y LA TERAPIA COGNTITVO-...
61
Maultsby, M. C., Jr. Rational emotive imagery. Rational Living, 1971, 6 (1), 24-27.
Maultsby, M. C., Jr. Help yourself to happiness. New York: Institute for Rational Living,
1975.
Maultsby, M. C., Jr., & Ellis, A. Technique for using rational emotive imagery. New York:
Institute for Rational Living, 1974.
Meichenbaum, D. Cognitive behavior modification. New York: Plenun, 1977.
Meichenbaum, D. Dr. Ellis, please stand up. In A. Ellis & J. M. Whiteley (Eds.), Theoretical
and empirical foundations of rational-emotive therapy. Monterey, Calif.: Brooks/Cole,
1979.
Palmer, R. D. Desensitization of the fear of expressing one’s own inhibited aggression:
Bioenergetic assertive techniques for behavior therapists. Advances in Behavior Therapy, 1973, 4, 241-253.
Phadke, K. M. Bull fighting: A royal road to mental health and happiness. Unpublished
manuscript, Bombay, India, 1976.
Raimy, V. Misunderstandings of the self. San Francisco: Jossey-Boss, 1975.
Rimm, D. C., & Masters, J. C. Behavior therapy (Rev. ed.). New York: Academic Press,
1979. (Originally published, 1974)
Skinner, B. F. Beyond freedom and dignity. New York: Knopf, 1971.
Spivack, G., Platt, J., & Shure, M. The problem solving approach to adjustment. San
Francisco: Jossey-Bass, 1976.
Wolfe,vJ., & Fodor, I. G. A cognitive/behavior approach to modifying assertive behavior
in women. Conseling Psychologist, 1975, 5, 45-52.
Wolfe, J. L., & Fodor, I. G. Modifying assertive behavior in women. A comparison of
three approaches. Behavior Therapy, 1977, /, 567-574.
Wolpe, J, Psicoterapia por inhibición recíproca. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Wolpe, J. The practice of behavior therapy (3rd ed.) New York: Pergamon, 1982.
3
Tipos de Cogniciones en las
Psicoterapias de Orientación
Cognitiva*
Richard L. Wessler
Los enfoques de la terapia psicológica de orientación cognitiva están basados
en el supuesto central de que «los conceptos erróneos aprendidos (o creencias
incorrectas, o ideas erróneas) son las variables cruciales que deben modificarse
antes de que la terapia pueda tener éxito» (Raimy, 1975, p. 186). He elegido el
término psicoterapias de orientación cognitiva como etiqueta para los diversos
enfoques psicológicos de explicación y tratamiento que comparten estos supuestos
teóricos. Entre los enfoques que se encuentran bajo esta etiqueta están los de Ellis,
Beck, Mahoney, Maultsby, Raimy, Kelly y Bandura. Excluyo aquellos enfoques
que emplean las cogniciones para controlar la conducta sin atribuir importancia a
las cogniciones en la creación de emociones y conductas.
El propósito de este capítulo es mostrar el rol de los diferentes tipos de
cogniciones en la comprensión de las emociones y conductas, y delinear qué tipos de
cogniciones son importantes para provocar el cambio WHUDS¦XWLFR.
Las principales figuras en las psicoterapias de orientación cognitiva han usado
el término cognición para referirse a cada una de las diferentes actividades mentales.
Las cogniciones incluyen conceptos e ideas (Raimy, 1975), significados (Beck,
1976), imágenes (Lazarus, 1978), y creencias (Ellis, 1962). Cada autor ha asignado
gran importancia a un tipo de cognición sin excluir necesariamente a las otras. Por
tanto, existen algunas diferencias en las teorías de la perturbación que cada uno
ha propuesto y en la identificación de las cogniciones cruciales que han de ser el
objetivo de la intervención. Existen también diferencias en los procedimientos
terapéuticos, pero éstos, en mi opinión, no proceden de las teorías de la perturbación
sino de las convicciones sobre cual creen que son los mejores caminos para cambiar
las cogniciones des adaptadas.
* Este capítulo apareció originalmente en Rational Living, 1982, 17, 3-10.
64
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Una simple taxonomía de las cogniciones puede clarificar algunas de las
principales diferencias en el énfasis entre las psicoterapias de orientación cognitiva.
La taxonomía que propongo consta de cinco dimensiones: evaluativo-no evaluativo;
general-especíILco; consciente-no consciente; exacto-inexacto; y decisiones.
EVALUATIVO-NO EVALUATIVO
Cualquier clasificación de las cogniciones debe reconocer una distinción fundamental usada en la investigación de actitudes, entre el conocimiento y la valoración. Hablando estrictamente, el término cognición se refiere a la actividad mental
del conocimiento. Por ejemplo, la frase «Portugal es una nación soberana» es una
cognición, una frase de conocimiento. Pero el «conocimiento» puede también ser
incorrecto; por ejemplo, «Portugal es parte del continente asiático».
El acto mental de la valoración añade información evaluativa a lo que uno supone
que es verdad. La frase «Portugal es bellªsima» no es una afirmación de hecho; es una
valoración. La frase en realidad lo que significa es «Me gusta el paisaje de Portugal»,
ya que las personas a menudo expresan valoraciones en las frases en las que atribuyen
belleza o bondad a una cosa o suceso, más que utilizar los pronombres personales,
como en «Yo juzgo que esta cosa es bonita» o «Esta vista encaja con mi idea de
belleza». En mayor medida la confusión surge cuando un hablante combina
conocimiento y valoración en una sola frase: «Portugal es un bonito paªs».
Hace unos 30 años, Abelson (1958) utilizó los términos cogniciones frias y
calientes para hablar de la distinción entre valoraciones (calientes) y conocimiento
(frió) de hechos supuestos. Zajonc (1980) restableció estos términos en un artículo que
suscitó algunas reacciones contrarias debido a que usó el término afecto para referirse
a valoración, una práctica común en psicología social. El artículo de Zajonc, que
ofrece fuerte apoyo indirecto a las terapias de orientación cognitiva, defiende que el
afecto (valoración) es posible sin la cognición (conocimiento); uno puede valorar una
cosa o suceso sin conocer lo que es, porque el conocimiento parcial e incluso
incorrecto es suficiente para iniciar un proceso de valoración.
El pensamiento fuertemente evaluativo es el elemento principal de las emociones, de acuerdo con Ellis (1962). Las emociones, entonces pueden entenderse por la
manifestación de las cogniciones calientes asociadas con ellas. Desgraciadamente,
muchas cogniciones calientes no se expresan explícitamente sino que están contenidas
dentro de lo que parece ser una cognición frªa, por ejemplo, «Pienso que fracasaré si
intento una nueva tarea». En este ejemplo, el hablante puede (o no) valorar el fracaso
como negativo, o si es negativo en que grado (leve, moderado o fuerte), o como
mezcla (valoraciones algo negativas y algo positivas del fracaso en una determinada
tarea). Si uno atiende solamente a la exactitud de la cognición frªa, uno pierde el
componente de la frase que la hace activa en un proceso emocional.
Parece apropiado que uno no valore una cognición frªa que cree que es falsa.
Mientras los humanos pueden imaginar toda suerte de cosas, solamente aquellas
que parecen posibles —por muy pequeña que parezca la posibilidad— suscitan
emociones. Incluso la más remota posibilidad puede suscitar emoción si las cogniciones calientes sobre ellas son lo suficientemente fuertes. Por ejemplo, la escasa
TIPOS DE COGNICIONES EN LAS PSICOTERAPIAS DE ORIENTACION...
65
posibilidad de que un avión pueda chocar es suficiente para producir una respuesta
emocional, proporcionada como consecuencia de que es evaluada como extremadamente negativa. Esta puede ser una razón por la que el hecho de convencer
suficientemente a alguien de la baja probabilidad de que ocurra tal suceso es
insuficiente para reducir el miedo sobre ese suceso. Las fobias no son resultado
solamente de las cogniciones frías. El enfoque psicoterap¦Xtico de Ellis hace hincapié
en las cogniciones calientes, que reciben menos atención en otras psicoterapias de
orientación cognitiva.
Hay un número de cogniciones frías que se discuten en las psicoterapias de
orientación cognitiva. Entre éstas están la anticipación de sucesos (Kelly, 1955),
las expectativas (Rotter, 1954), la anticipación del resultado (Bandura, 1969), y
los pronósticos: «Una característica única de los seres humanos es que sus representaciones mentales del futuro afectan poderosamente a su estado de bienestar en el
presente. (FrankO, 1978, p. ). De esta forma, la conducta no está controlada por las
consecuencias reforzantes reales, tanto como por lo que uno pronostica que sucederá
—implícita o explícitamente— si las consecuencias se valoran como favorables o
desfavorables.
Otras cogniciones frías incluyen atribuciones o hipótesis que la gente crea
para explicar su propia conducta y la de los demás (Foersterling, 1980) y las
conclusiones basadas en operaciones lógicas (Beck, 1976). Beck ha mostrado que
el fracaso para procesar información lógicamente puede conducir a una persona a
conclusiones tan diferentes como el procesado correcto de la misma información
básica. Las generalizaciones incorrectas y otros usos incorrectos de las pruebas da
como resultado emociones experimentadas negativamente, provocando, si Ellis
está en lo cierto, que las personas se valoren negativamente. Las conclusiones
incorrectas (cognición fría) no dan automáticamente como resultado respuestas
emocionales a menos que sean evaluadas (cognición caliente).
GENERAL-ESPECIFICO
/DV FRJQLFLRQHV IUªDV \ FDOLHQWHV SXHGHQ LU GHVGH XQD VLWXDFL°Q DPSOLD
\GLIXQGLGD D XQD FRQFUHWD /DV FRJQLFLRQHV UHODWLYDPHQWH SHUPDQHQWHV \ JHQH
UDOL]DGDV SXHGHQ OODPDUVH FUHHQFLDV fundamentales +DIQHU SHUR GH
FXDOTXLHUIRUPD TXH VH ODV HWLTXHWH VRQ DEVWUDFFLRQHV GH ORV VXFHVRV \ GH ORV
GDWRV FRQGXFWXDOHV /RV SHQVDPLHQWRV HVSHFªILFRV VREUH VLWXDFLRQHV SDUWLFXODUHV
VH GHULYDQ GH SUHVXSXHVWRV DFHUFD GH XQR PLVPR GH OD JHQWH HQ JHQHUDO GHO
PXQGR \ GHFRQFHSWRVDEVWUDFWRVVLPLODUHV
/DVFRJQLFLRQHVIUªDVJHQHUDOHVVRQKHFKRVVXSXHVWRVSRUHMHPSORl/DJHQWHHV
EXHQD SRU QDWXUDOH]Dx R l1R VH SXHGH FRQILDU HQ OD JHQWHx /DV P[LPDV FXOWXUDOHV
PDQWHQLGDV SRSXODUPHQWH GDQ D HQWHQGHU TXH GLFHQ OD YHUGDG VREUH OD FRQGXFWD
KXPDQD WDO FRPR l(O PXQGR HV EXHQR \ ODV SHUVRQDV REWLHQHQ SUHPLRV R FDVWLJRV
VHJ·Q DOJ·Q SODQ GH MXVWLFLD GLYLQR R QDWXUDOx 7DOHV JHQHUDOL]DFLRQHV H[SOLFDQ ORV
IUDFDVRV SDUD D\XGDU D ODV SHUVRQDV FRQ SUREOHPDV \D TXH VRQ YªFWLPDV
SUHVXPLEOHPHQWHGHORTXHOHVGHSDUDHOGHVWLQR7DOHVFOLFK¦VSXHGHQVHUWDPEL¦QXQD
IXHQWH GH FRQIRUW FRPR FXDQGR XQR H[SOLFD VX PDOD VXHUWH GLFLHQGR TXH HV GHVHR
GLYLQR
Las cogniciones frías generales incluyen tanto información correcta
—por ejemplo, «Mucha gente es diestra»— como incorrecta —«Todo el mundo es
66
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
diestro»— y otras frases que no pueden ser probadas empíricamente, tal como
«Soy un individuo inútil». La frase no necesita ser correcta para que tenga impacto
sobre la persona, sino que la persona debe creer que es correcta. Como dijo el
sociólogo W. I. Thomas, si las personas caracterizan a las cosas como reales, estas
son reales en sus consecuencias.
6H SXHGHQ FRPELQDU YDULDV FRJQLFLRQHV JHQHUDOHV IUªDV FRPR SRU HMHPSOR l(O
WUDEDMR GLIªFLO DSRUWD UHVXOWDGRV GHVHDEOHV SHUR \R QR VR\ FDSD] GH KDFHU XQ WUDEDMR
GLIªFLOSRUORWDQWRFXDOTXLHUEXHQUHVXOWDGRTXHREWHQJDHVGHELGRDODVXHUWHRDOD
UDUD JHQHURVLGDGGHODJHQWHx8QDSHUVRQDTXHPDQWLHQHHVWHFRQMXQWRGHLGHDVPX\
SUREDEOHPHQWHFRQFOXLUFXDQGRVHHQIUHQWHFRQXQDFLHUWDWDUHDl1RSXHGRWUDEDMDU
FRQVXILFLHQWHGXUH]DFRPRSDUDUHDOL]DUHVWDWDUHDDVªTXHODHYLWDU¦RQRODLQWHQWDU¦
QXQFDPVx
Las cogniciones calientes generales son simplemente valores. Se adquieren
por aprendizaje y llegan a ser guías personales para comportarse y para hacer
evaluaciones específicas de cosas o sucesos. Yo las llamo «Regias personales de
vida» para resaltar su función reguladora en la vida de cada persona. Las cogniciones
calientes relativamente persistentes pueden llamarse también premisas evaluativas,
y las valoraciones específicas derivadas de ellas son conclusiones evaluativas
(Wessler y Wessler, 1980). Las listas de creencias irracionales (Ellis y Harper,
1975) son frases generalizadas de evaluaciones y por tanto premisas evaluativas.
La distinción entre cogniciones generales y específicas tienen implicaciones
para la psicoterapia. Ellis distingue entre soluciones elegantes y no elegantes a los
problemas emocionales. Las soluciones elegantes tienen que ver con un persuasivo
cambio filosófico, es decir, un cambio en el pensamiento evaluaWLvo general o en los
valores de alguien. Las soluciones no elegantes tienen que ver o con un cambio en una
situación-evaluación específica ó con una cognición fría, pero no con un persuasivo
cambio filosófico.
Tomadas juntas, las cogniciones generales frías y calientes constituyen la
visión del mundo de uno (Watzlawick, 1978). Forman esquemas para percibir y
actuar, para atender y comprender. Pueden inferirse tanto de frases específicas
sobre situaciones particulares, como de la conducta que, debido a su regularidad,
parece seguirse de ciertas suposiciones y reglas.
CONSCIENTE-NO CONSCIENTE
(V XQD FRQWUDGLFFL°Q GH W¦UPLQRV KDEODU GH FRJQLFLRQHV LQFRQVFLHQWHV /D
FRJQLFL°Q SRU GHILQLFL°Q VH UHILHUH D OR TXH HV FRQRFLGR \ ORV SHQVDPLHQWRV
LQFRQVFLHQWHV VRQ WDPEL¦Q SRU GHILQLFL°Q GHVFRQRFLGRV QR HVWQ HQ OD FRQFLHQFLD
3RUDKRUDSXHGHVHUDSDUHQWHTXHODVFRJQLFLRQHVHYDOXDWLYDVVRQDOJRFRQWUDGLFWRULR
\D TXH OD FRJQLFL°Q VH UHILHUH D OR TXH HV FRQRFLGR VREUH DOJR QR VX HYDOXDFL°Q °
YDORUDFL°Q(VPHMRUSUREDEOHPHQWHXVDUHOW¦UPLQRpensamientoPVTXHFRJQLFL°Q
\D TXH FRJQLFL°Q HV HO W¦UPLQR TXH XVDQ ODV SVLFRWHUDSLDV GH RULHQWDFL°Q FRJQLWLYD
/RVHVFULWRVGH(OOLV\%HFNDOPHQRVUHFRQRFHQTXHORVSHQVDPLHQWRVQRFRQVFLHQWHV
TXHLQIOX\HQHQODVHPRFLRQHV\FRQGXFWDVSHUPDQHFHQIXHUDGHOFRQRFLPLHQWR\GHOD
UHDOL]DFL°QSURSLRV(OOLVGHVFULEHDHVWRVFRPRLQFRQVFLHQWHVRSUHFRQVFLHQWHV\%HFN
OHV OODPD SHQVDPLHQWRV DXWRPWLFRV 1L XQR QL RWUR LPSOLFDQ XQ LQFRQVFLHQWH
HVWUXFWXUDGRGHWLSRIUHXGLDQRTXHUHFDOTXHORVPRWLYRVRFXOWRV\ORVPHFDQLVPRVGH
SURWHFFL°QGHO\R
TIPOS DE COGNICIONES EN LAS PSICOTERAPIAS DE ORIENTACION...
67
En muchas ocasiones las cogniciones generales frías y calientes no son probablemente conscientes. En realidad, cuando los clientes reconocen una de sus
reglas personales de vida, es a menudo con ayuda del reconocimiento, el «ah-ha»
del insight. Watzlawick (1978) mantiene que quizás las partes más notables de la
visión del mundo de las personas permanecen hiera de su conocimiento inmediato.
Mahoney (1980) ha pronosticado un rol importante para la cadena de pensamientos
inconscientes en la dirección futura de las psicoterapias de orientación cognitiva:
«La existencia de una cadena tal no es solamente posible sino muy probable, y ...
las implicaciones prácticas son tanto desafiantes como ineludibles» (p. 160).
Las cogniciones pueden ser inconscientes debido a que están enlazadas con
otras cogniciones y solamente el primer o los dos primeros pensamientos son
manifiestos. Moore (1980) presupone que las inferencias con frecuencia se unen
una a otra, en una secuencia aproximadamente causal. El eslabón terminal de la
cadena de la inferencia contiene la frase más definitiva sobre la definición de la
situación por parte de la persona, y la ‘definición de la situación puede variar de
ser altamente probable a altamente improbable. La evaluación del eslabón terminal
de la cadena enlaza con la respuesta emocional. También existen cadenas emocionales (Wessler y Wessler 1980): Uno puede padecer ansiedad interpersonal,
sentir ira hacia otras personas por «hacerle» sentirse ansioso, no intentar de forma
asertiva influir en otras personas para que actúen de forma diferente, sentirse
desvalido y deprimido, y sentirse culpable por tener pensamientos y sentimientos
airados. En esta cadena, una emoción está enlazada con otra por las cogniciones
que uno tiene sobre cada estado emocional.
La evidencia reciente apoya la idea de que las valoraciones pueden hacerse
sin el plenamente consciente proceso de estimulación (Zajonc, 1980). Las valoraciones, como se ha dicho anteriormente, pueden encajarse en cogniciones frías,
sin el conocimiento de la persona de que ha hecho una evaluación. Así, tanto las
cogniciones generales como las específicas pueden caer fuera del conocimiento
inmediato. Una implicación de esta hipótesis es que los enfoque de auto-ayuda en
la psicoterapia están limitados a aquellas cogniciones que los individuos conocen
y que la tarea del terapeuta es ayudar al cliente a descubrir sus presupuestos y
reglas de la vida no expresados e inimaginados.
1R TXLHUR GHFLU TXH UHVSDOGH XQ PRGHOR IUHXGLDQR GH OD PHQWH TXH GLEXMH HO
FRQVFLHQWH\HOLQFRQVFLHQWHFRPRGRVKDELWDFLRQHVXQDVREUHODRWUDFRQHFWDGDVSRU
XQD WUDPSLOOD TXH GHEH SHUPDQHFHU FHUUDGD SDUD HYLWDU TXH HQWUHQ ORV SHQVDPLHQWRV
LQDFHSWDEOHV 0H SDUHFH PXFKR PHMRU DFWXDOL]DU OD LGHD SUHIUHXGLDQD GH HVWDGRV
SDUDOHORVGHFRQVFLHQFLD\SHQVDUHQORVSHQVDPLHQWRVFRPRPRO¦FXODVGHDJXDTXHVH
PXHYHQHQWUHFRUULHQWHV1RSXHGRUHVSDOGDUORVVXH®RV\ODVDVRFLDFLRQHVOLEUHVFRPR
ODV PHMRUHV IRUPDV GH DFFHGHU D ORV SHQVDPLHQWRV QR FRQVFLHQWHV VLQ HPEDUJR VH
SXHGHQLQIHULUGHODVFRQGXFWDVYHUEDOHV\PRODUHVGHXQDPDQHUDcomo siODFRQGXFWD
GHODJHQWHSXHGHGHVFULELUVHFRPRVLVHVLJXLHVHGHFLHUWDVUHJODV
EXACTITUD-INEXACTITUD
La tarea de las psicoterapias de orientación cognitiva es la corrección de
las concepciones erróneas, usando la expresión de Raimy (1975). Esta visión de la
68
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
psicoterapia implica algunas normas por las que puede juzgarse la exactitud de las
cogniciones. Una norma tal diferirá dependiendo del tipo de cognición que se
examine. Quizá lo más fácil de juzgar son las frases que describen una situación
o suceso concreto. A veces es posible verificar algo independientemente del informe
que dé una persona de lo que ha ocurrido.
Incluso cuando esto no es posible, es relativamente fácil identificar las frases
que van más allá del informe infiltrándose en el campo de la invención. Las frases
que atribuyen motivos a la gente, pronostican el futuro, añaden información a los
hechos observados y valoran a las personas, situaciones, actividades y resultados,
son claramente inexactas como descripciones.
Pueden ser interpretaciones exactas o inferencias, pero esto no se puede saber
con certeza sin pruebas adicionales. Las frasees sobre las intenciones de otras
personas pueden sin duda ser correctas, así como los pronósticos, generalizaciones
y otras inferencias sobre observaciones, pero generalmente requieren más datos de
los que están inmediatamente a mano. Las sobregeneralizaciones son casi siempre
inexactas, porque tienen errores lógicos de inclusión. Las cogniciones exactas
dependen de la evidencia fidedigna y de operaciones lógicas sobre las observaciones
propias. Las frases, de hecho, pueden verificarse incluyendo las observaciones pasadas
e inferencias propias, a condición de que sean empªricamente probables, como las
buenas hipótesis que se suponen que son.
Las cogniciones calientes o evaluativas no están sujetas a verificación. Un
valor personal no puede ser inexacto, aunque puede ser idiosincrásico y despreciado
por otras personas. Las evaluaciones son frases personales de preferencia, agrado
o desagrado, y de nociones de bueno y malo. Pueden ser desfiguradas, por ejemplo,
atribuyendo bondad a una cosa o suceso antes de tomar responsabilidad personal
sobre la frase evaluativa propia.
Las evaluaciones pueden ser también sobregeneralizadas. Por ejemplo, una
situación compleja puede ser supersimplificada etiquetándola de buena o mala.
Uno también puede pensar de forma errónea que las normas absolutas de bueno o
malo existen, e incluso que están aceptadas universalmente. Las evaluaciones
añaden valoraciones a los propios datos sobre los sucesos y no son inherentes a
los sucesos mismos.
(VWD·OWLPDLGHDSRUVXSXHVWRHVORTXH(OOLVKDHVWDGRUHFDOFDQGRGXUDQWHD®RV
\ HV HQ PL RSLQL°Q VX PD\RU FRQWULEXFL°Q D ODV WHUDSLDV GH RULHQWDFL°Q FRJQLWLYD
&XDQGR¦OSODQWHDODSUHJXQWDl|'°QGHHVWODSUXHEDGHTXHdebes..."»VDEHTXHQR
SXHGH KDEHU UHVSXHVWD SRUTXH ORV YDORUHV QR SXHGHQ VHU DEVROXWRV R XQLYHUVDOHV
H[FHSWR SRU GHILQLFL°Q 8QD SHUVRQD SXHGH GHILQLUVH D Vª PLVPD FRPR LQ·WLO SHUR QR
SXHGHSUREDUORRSXHGHHWLTXHWDUXQVXFHVRFRPRKRUURURVRSHURQRSXHGHYHULILFDUOD
HWLTXHWD/DVHYDOXDFLRQHVWLHQHQVXSURSLDO°JLFDLQWHUQDFRPRODVPDWHPWLFDVSHUR
QR VRQ HPSªULFDV FRPR OD FLHQFLD /DV YDORUDFLRQHV SXHGHQ VHU LQFRQVLVWHQWHV FRQ
RWURV YDORUHV JHQHUDOHV SHUVRQDOHV SHUR QR SXHGHQ VHU LQH[DFWDV UHIHULGDV D DOJ·Q
FULWHULRH[WHUQR
DECISIONES
La última categoría de cogniciones se conoce como decisiones (sin antónimo,
ya que no se me ocurre ninguno). El título completo de la categoría es decisiones
TIPOS DE COGNICIONES EN LAS PSICOTERAPIAS DE ORIENTACION...
69
sobre la conducta, e implica pensar sobre las acciones propias, seleccionar los
caminos de acción a seguir, y ordenarse a sí mismo hacer esto más que aquello.
Sin este tipo de cognición, podría parecer que la conducta se infiere automáticamente de otras actividades cognitivas. Esta dimensión algo existencial es, de hecho, la
que hace posible el cambio WHUDS¦XWLFR, cuando uno toma decisiones para actuar de
forma diferente a pesar de la ansiedad generada por las interpretaciones y evaluaciones
de larga duración, y actúa en contra de los sentimientos propios más que ir con ellos (y
mantiene un modelo contraproducente de reducción de la ansiedad).
La adopción de esta categoría de cogniciones hace posible eliminar una pa-radoja
parecida que surge cuando se analiza cognitivamente el cambio WHUDS¦XWLFR. Las
psicoterapias de orientación cognitiva están de acuerdo con que las cogniciones deben
cambiar en orden a que perdure el cambio conductual que ha tenido lugar. Sin
embargo, Bandura (1969), entre otros, ha declarado que las experiencias per-sonales,
como llevar a cabo una nueva conducta, son unas de las más, sino las más, eficaces
formas de cambiar las cogniciones. Las conductas deben cambiar a medida que
cambian las cogniciones, pero las cogniciones deben cambiar a medida que cambian
las conductas, y así sucesivamente. El círculo se rompe revisando la afirmación para
interpretar qué decisiones cognitivas conducen a un resultado diferente en la ejecución
de nuevas conductas que producen cambios en las cog-niciones frías y calientes que a
cambio dan lugar a un cambio conductual per-manente, y así una y otra vez.
Entre los psicoterapeutas de orientación cognitiva, Greenwald (1973) ha sido
el que más ha hablado de las decisiones. Meichenbaum (1977) ha mostrado que
las auto-instrucciones pueden crear la diferencia entre el enfrentamiento conductual
y cualquier otro tipo de emociones disruptivas permitiendo la excitación emocional
que de lugar a mejores sentimientos pero menos acciones productivas.
INTEGRACION
Cualquier afirmación sobre las cogniciones propias —y trabajamos con afirmaciones sobre las cogniciones y no sobre las cogniciones mismas— puede clasificarse de acuerdo a la taxonomía que acabamos de presentar. Cualquier afirmación puede categorizarse de acuerdo a si es evaluativa o no evaluativa, general
o específica, consciente o no consciente, exacta o inexacta, y una decisión para
actuar. (Estas categorías se pueden usar tanto como un continuo como dicotómicamente).
Estas categorías, especialmente la primera y la última, pueden utilizarse para
mostrar los rasgos distintivos entre las psicoterapias de orientación cognitiva, porque existen diferencias y podríamos damos cuenta de ellas. Por ejemplo, he revisado
el trabajo de terapeutas que afirman estar practicando el enfoque de Ellis pero que
no lo hacen así, incluso aunque hayan hecho un trabajo preciso de corrección de
las concepciones erróneas, enseñado habilidades de resolución de problemas, y en
general promoviendo la claridad de pensamiento. Para dar una mayor transparencia
a estas diferencias presentaré un modelo del episodio cognitivo-emotivo-conductual
(CEB) (Wessler y Wessler, 1980) y después un ejemplo de las estrategias clínicas que
utiliza el modelo. Este modelo reconoce que cualquier división arbitraria de
70
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
los procesos humanos es artificial: pensamientos, emociones y acciones pueden
suceder de forma simultanea; existen interdependientemente. Se da una influencia
mutua más que una acción en una sola dirección de pensamientos que causan
sentimientos emocionales.
EL MODELO
Paso 1: Estímulo: (O HSLVRGLR FRPLHQ]D FRQ XQ HVWªPXOR R XQ FRPSOHMR GH
HVWªPXORV TXH SXHGH SURFHGHU R GHO DPELHQWH H[WHUQR R GHO DPELHQWH LQWHUQR 8Q
HVWªPXORPDQLILHVWR GHODPELHQWHH[WHUQR SXHGHVHUODVDFFLRQHVGHRWUDSHUVRQDXQ
REMHWR I°ELFR R OD S¦UGLGD GH DOJR WDQJLEOH (O HVWªPXOR HQFXELHUWR GHO DPELHQWH
LQWHUQR SXHGHVHUVHQVDFLRQHVFRUSRUDOHVHVGHFLUQDXVHDRH[FLWDFL°QHPRFLRQDOR
FXDOTXLHUD GH ORV UHVWDQWHV SDVRV GH HVWH PRGHOR FRPR PHPRULDV R DQWLFLSDFLRQHV
([LVWHQPXFKRVHVWªPXORVSRWHQFLDOHVHQHODPELHQWHSURSLRHQXQPRPHQWRGDGR
Paso 2: Input y Selección: Los individuos atienden selectivamente a los estímulos para centrase en ellos, ignorando muchos de los estímulos potenciales
presentes en el ambiente. (Es aquí donde tiene lugar la defensa perceptual, la
maniobra defensiva tan importante en las teorías de Rogers, Sullivan y Peris, aunque
el fracaso en atender a un estímulo puede simplemente ser debido a la falta de
categorías conceptuales para recoger la información (Neisser, 1976).
Paso 3: Percepción y representación simbólica del estímulo: Este paso es
cognitivo en esencia y puede ser dividido en definición (la percepción) y descripción
(representación simbólica de las percepciones). Las descripciones son más exactas
cuando incluyen al perceptor-descriptor en el relato, así como la especificación del
tiempo, lugar y circunstancias. La percepción es temporalmente contigua al estímulo, pero las descripciones no necesitan serlo; pueden producirse después del
hecho o referirse a imágenes que no tienen ningún estímulo manifiesto asociados
con ellas. Este paso es la primera representación cognitiva o simbólica en el episodio
CEB y es, en otras palabras, el conocimiento fenomenológico de un estímulo por
parte del individuo.
Paso 4: Interpretaciones no evaluativas de las representaciones simbólicas
de estímulos: Las interpretaciones tal como son definidas aquí, son inferencias de
aspectos no observados del estímulo percibido o de imágenes propias. Las inferencias
van más allá de los hechos directamente observables e incluyen tanto actividades
cognitivas como operaciones lógicas, pronósticos y expectativas, atribuciones y
otros ejemplos de cogniciones frías. Existen conclusiones extraídas por la persona.
Por Ejemplo, «Mi amigo no me habló» puede acarrear la interpretación «No es
realmente mi amigo o no le caigo bien» (pero puede no haberme visto).
Paso 5: Interpretaciones evaluativas de los estímulos procesados: Este paso
consta de cogniciones calientes y es el proceso recalcado por Ellis en su visión de
las emociones. Si la valoración es neutral, ambigua o indecisa no le sigue ninguna
respuesta afectiva. La valoración puede ser implícita más que explícita, por ejemplo,
cuando uno encuentra un significado negativo dentro de la interpretación «Mi amigo
no me habló».
TIPOS DE COGNICIONES EN LAS PSICOTERAPIAS DE ORIENTACION...
71
Paso 6: Respuesta emocional a los estímulos procesados: Se presupone que
a la valoración no neutral del estímulo (o imagen) le sigue la excitación del sistema
nervioso autónomo. (En una versión más compleja de este modelo, la excitación
llega a ser un estímulo en el paso le inicia un segundo episodio emocional en el
que tiene lugar una etiquetación de la excitación en el paso 4 y una valoración en
el paso 5).
Paso 7: Respuesta conductual a los estímulos procesados: Hay una tendencia
a la acción que acompaña la excitación basado en las valoraciones del paso 5. La
tendencia es acercarse a aquello que evaluamos positivamente y eliminar lo que
evaluamos negativamente, ya sea por evitación, escape o modificación del estímulo.
Esto, por supuesto, es la respuesta «fuga o lucha». La gente tiende a buscar
condiciones que creen que les brindarán una comodidad o displacer relativo, en
especial alivio inmediato, aunque pueda ser sólo ligeramente más placentero que
sus alternativas.
Pero tales respuestas son sólo tendencias. La conducta se concibe aquí controlada por decisiones y auto-direcciones, basadas en resultados anticipatorios. La
conducta generalmente es consistente con estados emocionales, pero no siempre.
Si los humanos siempre actuasen de acuerdo a sus estados emocionales no podría
haber un progreso WHUDS¦XWLFR. Los humanos pueden elegir rehusar el alivio in-mediato
de la ansiedad para recibir beneficios posteriores de las experiencias per-sonales.
Paso 8: Feedback funcional o refuerzo de las consecuencias de la conducta:
Este paso no es tanto parte del episodio CEB como resultado de él. Las reacciones
al ambiente físico y social afectan a las subsiguientes experiencias emocionales y
a las conductas. Las conductas defensivas dan lugar a la reducción de la ansiedad
y es por lo tanto probable que se repitan debido a su valor reforzante (o ganancia
secundaria). Las experiencias de habilidad o eficacia personal tienen lugar cuando
se obtienen resultados positivos por medio de nuevas conductas.
UN EJEMPLO
3UHVHQWDPRV D FRQWLQXDFL°Q XQ HMHPSOR HVSHFªILFR GH XQ HSLVRGLR &(% 'L
JDPRVTXHXQDSHUVRQDSDGHFHDQVLHGDGDQWHORVH[PHQHV/DVYDULDEOHVFUXFLDOHVQR
VRQHOH[DPHQ SDVR RVXFRQRFLPLHQWRGHORTXHRFXUULUHQXQWLHPSRHVWDEOHFLGR
SDVRV \ /D SHUVRQD SUREDEOHPHQWH SUHGLFH XQD SREUH HMHFXFL°Q SDVR \
HYDO·DHVWHUHVXOWDGRDQWLFLSDWRULRFRPRDOWDPHQWHQHJDWLYR SDVR /DFRQVHFXHQFLD
HV DQVLHGDG SDVR TXH SXHGH UHGXFLU HOLJLHQGR QR SUHVHQWDUVH SDVR XQD
FRQGXFWD TXH OH EULQGD XQD LQPHGLDWD UHGXFFL°Q GH OD DQVLHGDG SDVR SHUR TXH HV
XQDDOWHUQDWLYDQHXU°WLFDVLWLHQHHOSURS°VLWRGHDSUREDUHOH[DPHQ
Existen otras formas de reducir la ansiedad. Una es ignorar el estímulo (paso
1) enfrascándose en alguna otra actividad. Otra es reconstruir el fracaso echándole
la culpa al examen o al profesor (paso 4). Uno puede cambiar la valoración (paso
5): «No es bueno suspender, pero tampoco lo es ponerse fatal». Uno puede reducir
la excitación en el paso 6 tomando drogas; o «empollando» y reduciendo las
posibilidades de fracaso (alterando la probabilidad en el paso 4).
72
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Entre las psicoterapias de orientación cognitiva, la RET de Ellis se centra
ampliamente en el paso 5, las valoraciones, tanto la valoración específica como
los principios filosóficos personales subyacentes (generales y posiblemente no
conscientes). Las intervenciones en el paso 4 son típicas del trabajo de Beck,
Maultsby, y otros autores que enfatizan la adopción de nuevas atribuciones, nuevos
resultados anticipatorios, nuevas expectativas, y operaciones más cuidadosamente
lógicas, como sobregeneralizaciones permitidas, pensamiento dicotómico, y cosas
por el estilo.
El paso 6 incluye modificaciones directas de las respuestas emocionales a
través de biofeedback, relajación y medicación. El paso 7 incluye la toma de
decisiones para soportar la incomodidad, así como el incremento de habilidades a
través del entrenamiento y la modificación de las conductas propias mediante
mensajes auto-instructivos. El paso 8 incluye cualquier alteración de las contingencias ambientales. Todas pueden usarse con intervenciones del paso 5.
El terapeuta total tiene estrategias para intervenir en cualquier punto del episodio CEB y para ofrecer ayuda con muchos aspectos prácticos tanto de los problemas del cliente, como de sus aspectos psicológicos. La Terapia Multimodal de
Lazarus es quizá el ejemplo más obvio, pero se pueden encontrar intervenciones
múltiples también en otros enfoques. Lo que distingue a las psicoterapias de orientación cognitiva es el énfasis relativo que cada uno da a uno o más de los pasos
del episodio CEB.
Lo que distingue a la RET, el enfoque con el que me siento más afín, es su
distinción explícita entre las cogniciones evaluativas y no evaluativas y sus métodos
de promoción del cambio. Las diferencias son dos:
En primer lugar, existe un énfasis en el cambio de las valoraciones extremadamente negativas y los valores en los que están basadas. La RET no busca
imponer valores a los clientes, por el contrario, busca ayudar a los clientes demostrándoles las ventajas de cambiar la forma de sus valores. Los pensamientos
evaluativos «irracionales» son buenas ideas hechas malas mediante la exageración.
Por ejemplo, una persona puede mantener el valor cultural de que el éxito de una
determinada tarea es mejor que el fracaso, y sabe que el éxito no puede obtenerse
siempre o que a menudo implica sacrificios personales. La persona puede también
exagerar la importancia del éxito y demandar «irracionalmente» éxito, quizá como
prueba de su valía y de su visión del fracaso como catastrófico. Un objetivo principal
en la RET es reducir las conductas y emociones desadaptativas sustituyendo las
exageradas por versiones realistas de valores personales. El terapeuta RET puede
también ayudar a los clientes a examinar algunos pensamientos en los pasos 3 y
4, presentando pruebas, por ejemplo, de que el fracaso anticipado no es probable
que ocurra o que podrían enfrentarse a él si ocurriese. Si embargo, cuando digo
que alguien no está practicando la RET, quiero decir que el terapeuta no dedica
ningún momento de la sesión a la exploración e intervención en el paso 5 del
episodio.
En segundo lugar, lo que mejor distingue a la RET es la filosofía de Albert
Ellis sobre la naturaleza humana: tolerancia, aceptación y anti-absolutismo que
impide las formas exageradas de los valores personales. La filosofía es sí misma
no es única en psicoterapia; las descripciones de la persona auto-actualizada de
Maslow y el individuo de pleno funcionamiento de Rogers muestran grandes similitudes. Se distingue en cómo se expresan tales ideas, y se hace con la aplicación
TIPOS DE COGNICIONES EN LAS PSICOTERAPIAS DE ORIENTACION...
73
de una amplia variedad de intervenciones cognitivas y conductuales. «Con tal de que
se use una estructura RET básica, casi cualquier clase de técnica WHUDS¦XWLFD eficaz
puede usarse dentro de esta estructura; y, en este sentido, la RET es quizá la más
ecléctica de cualquier sistema de terapia» (Wessler y Ellis, 1980, p. 185).
INSIGHT Y ACCION
Goldfried (1980) propone que las psicoterapias busquen aspectos comunes
entre sus estrategias clínicas e identifica dos: el feedback directo del terapeuta y
las experiencias correctivas. Lo que está claro en el episodio CEB es que existen
cuatro tipos de pensamiento sobre los que uno puede llevar a cabo experiencias
correctivas; y ocho aspectos en el episodio CEB del cliente sobre el que dar
feedback.
Las experiencias correctivas requieren el intento de nuevas conductas, pero
estas son frecuentemente inhibidas por el miedo a la novedad y el posible desagrado
o las emociones fuertes que pueden acompañar a las nuevas actividades. Inducirse
uno mismo a intentar nuevas conductas para que pueda tener experiencias correctivas es a menudo más difícil que obtener insights y que cuestionarse intelectualmente los pensamientos propios. Los clientes, antes de actuar de forma diferente,
eligen hacerlo, y esto implica un nuevo conjunto de pensamientos.
Esta es la razón de que las decisiones y las auto-instrucciones para llevar a
cabo nuevas conductas se incluyan en el paso 7. La noción de Ellis de cálculo
hedonista es básicamente una amplia lªnea general para tomar decisiones, como
cuando la gente intenta buscar un balance entre los refuerzos a largo plazo y los de
corto plazo. El criterio de Maultsby para la conducta racional son las reglas de toma de
decisiones que ayudan a las personas a actuar en un mejor beneficio propio. Las tres
cuestiones básicas son: ¿Me ayudará mi acción (1) a permanecer vivo, (2) a alcanzar
mi(s) meta(s), y (3) evitará los conflictos internos no queridos? Mientras las respuestas
son con frecuencia difíciles, en algunos casos son obvias. Es en el mejor interés de las
personas que desean superar una fobia experimentar miedo en presencia de cierto
estímulo, de cara a sentirse libres a sí mismos de un modelo de conducta de evitación.
Es mejor para una persona que elude situaciones y que anhela llevar a cabo ciertas
tareas hacerlas, más que experimentar la comodidad de dejarlas a un lado.
Si Goldfried y Bandura están en lo cierto al hacer hincapié en las experiencias
conectivas y en el aprendizaje de ejecuciones eficaces propias, los terapeutas pueden
ayudar a los clientes a desaUUollar decisiones que promuevan sus valores y sean
consistentes con los objetivos terapéuticos. Las intervenciones cognitivas como la
enseñanza y la persuasión verbal no son las únicas formas válidas de cambiar los
pensamientos de fracaso. Puede probarse fácilmente que la experiencia es el mejor
maestro, las decisiones son las cogniciones más importantes en psicoterapia, y animar
a tomar decisiones y actuar sobre ellas la tarea más desafiante y significativa de los
psicoterapeutas.
74
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
REFERENCIAS
. Abelson, R. P., & Rosenberg, M. J. Symbolic psychologic: A model of attitudinal cognition.
Behavioral Science, 1958, 3, 1-13.
Bandura, A. Principles of behavior modification. New York: Holt, 1969.
Beck, A. T. Cognitive therapy and the emotional disorders. New Yor: International Universities Press, 1976.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A., & Harper, R. A. A guide to rational living. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, 1975.
Fórsterling, F. Attributional aspects of cognitive behavior modification: A theoretical approach and suggestions for modification. Cognitive Therapy and Research, 1980, 4,
27-37.
Frank, J. D. Expectation and therapeutic outcome. In J. D. Frank, R. Hoehn-Saric, S. D.
Imber, B. Lieberman, A. R. Stone (Eds.), Effective ingredientes of successful psychotherapy. New Yor: Brunner/Mazel, 1978.
Goldfried, M. R. Toward the delineation of therapeutic change principles. American Psychologist, 1980, 35, 991-999.
Greenwald, H. Direct decision therapy. San Diego: Edits, 1973.
Hafner, A. J. A problem-solving extension of the A-B-C format. Rational Living, 1981,
16 (2), 29-33.
Kelly, G. A. The psychology of personal constructs. New Yor: Norton, 1955.
Lazarus, A. A. In the mind’s eye. New Yor: Rawson, 1978.
Mahoney, M. J. Psychotherapy and the structure of personal revolutions. In M. J. Mahoney
(Ed.), Psychotherapy process. New Yor: Plenum, 1980.
Maultsby, M. C., Jr. Help yourself to happiness. New Yor: Institute for Rational Living,
1975.
Meichenbaum, D. H. Cognitive behavior modification. New Yor: Plenum, 1977.
Moore, R. H. Inference chaining. In M. S. Morain (Ed.), Classroom exercises in general
semantics, San Francisco: International Society for General Semantics, 1980.
Neisser, U. Cognition and reality. San Francisco: W. H. Freeman, 1976.
Raimy, V. Misunderstandings of the self: Cognitive psychotherapy and the misconception
hypothesis. San Francisco: Jossey-Bass, 1975.
Rotter, J. B. Social learning and clinical psychology. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, 1954.
Watzlawick, P. The language of change. New Yor: Basic Books, 1978.
Wessler, R. L., & Ellis, A. Supervision in rational-emotive therapy. In A. K. Hess (Ed.),
Psychotherapy supervision. New Yor: John Wiley, 1980.
Wessler, R. A., & Wessler, R. L. The principles and practice of rational-emotive therapy.
San Francisco: Jossey-Bass, 1980.
Zajonc, R. B. Feeling and thinking: Preferences need no inferences. American Psychologist,
1980, 35, 151-175.
4
De un Modelo Lineal a
uno Contextual
de los ABC de la RET*
Russell M. Grieger (1)
Cuando Albert Ellis concibió por primera vez la terapia racional-emotiva
(RET) en 1955, formuló el paradigma ABC para explicar la perturbación emocional
humana y para dirigir los esfuerzos terapéuticos para el cambio (Ellis, 1958, 1962).
De una forma simple y clara, el paradigma ABC articula el principio básico de
que las cogniciones median y son centrales en la causación y mejora de las perturbaciones emocionales, conductuales e interpersonales. En este paradigma, A
(un acontecimiento activador del ambiente) no produce o causa directamente C (las
consecuencias cognitivas, emocionales y/o conductuales); más bien son las B (pensamientos, actitudes y creencias que median sobre A) las que causan C.
Durante las últimas tres décadas, la influencia del trabajo del Dr. Ellis tanto
en la teoría como en la práctica de la psicoterapia ha llegado a ser cada vez más
profunda e influyente. Las premisas propuestas por Ellis han producido un enorme
cuerpo de investigación y literatura teórica y han contribuido en gran medida al
desarrollo de la psicoterapia cognitivo-conductual y a su surgimiento como una
fuerza dominante en psicología. Un estudio reciente (Smith, 1982) concluyó que
el «Sistema cognitivo-conductual representa uno de los enfoques teóricos más
fuertes hoy en día, sino el que más». Además, el estudio indicó que de los diez
individuos señalados como los que de forma más fuerte habían influido en las
tendencias clínicas actuales, Albert Ellis, quedó en segundo lugar, y cinco de ellos
fueron identificados clara o moderadamente con la terapia cognitivo-conductual
(Ellis, Wolpe, A. Lazarus, Beck y Meichenbaum). * 1
* Este capítulo IXH publicado originalmente en la Journal of Rational Emotive Therapy, 1985, 3 (2),
79-99.
(1) Quiero expresar mi profundo agradecimiento a Ingrid Grieger por las múltiples sugerencias útiles
que apuntó para este capítulo y por las muchas horas que dedicó al trabajo de redacción.
76
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
A medida que ha aumentado el número de investigaciones y la conceptualizaci°n sobre el rol de la cognición en la psicología y la psicopatología humanas, por el
contrario, ha emergido un conocimiento y una esquematización más precisas de lo que
constituyen las B en el paradigma ABC (Bernard, 1980; Eschenroeder, 1982; Huber,
1985). El propio Ellis ha manifestado que los ABC «están demasiado simplificados y
omiten información importante acerca de la perturbación humana y su
tratamiento» (1984).
En parte en respuesta a este reconocimiento, bastantes terapeutas racionalemotivos han desarrollado el modelo ABC en un intento de describir de forma más
completa lo que tiene lugar dentro de los humanos que les induce a responder como
lo hacen (Diekstra y Dassen, 1979; Maultsby, 1975). Un esfuerzo particularmente
impresionante se debe a Wessler y Wessler (1980), que han esbozado un modelo
de ocho pasos sobre un episodio emocional; (1) un estímulo, con el que comienza
el episodio; (2) selección de algunos aspectos del estímulo basado en los procesos
neurales y fisiológicos; (3) percepción y representación simbólica del estímulo; (4)
interpretación cognitiva de los aspectos no observables del estímulo percibido; (5)
valoración cognitiva o evaluación; (6 y 7) excitación afectiva y tendencia a la
acción producida por la valoración; y (8) feedback funcional (por ejemplo: refuerzo
positivo) que influye en la acción futura. Entre las característica atractivas del
modelo de Wessler y Wessler está que incluye el foco de la mayoría de las terapias
cognitivo-conductuales y proporciona al terapeuta la oportunidad de evaluar e
intervenir cognitivamente en cualquiera de los ocho pasos o en todos ellos.
(Q HO FRQRFLGR PRGHOR GH ORV $%& GH (OOLV GLVWLQJXH HQWUH GLYHUVRV
WLSRV GH % FRPR ODV REVHUYDFLRQHV \ ODV SHUFHSFLRQHV QR HYDOXDWLYDV FRJQLFLRQHV
QHXWUDV ODV HYDOXDFLRQHV GH SUHIHUHQFLD SRVLWLYDV \ QHJDWLYDV FRJQLFLRQHV DFD
ORUDGDV \ ODV HYDOXDFLRQHV \ ODV GHPDQGDV DEVROXWLVWDV QHJDWLYDV FRJQLFLRQHV
DUGLHQWHV /RPVLQQRYDGRUVLQHPEDUJRVRQVXVREVHUYDFLRQHVVREUHF°PRORV$
% \ & GH OD JHQWH VH LQIOX\HQ UHFªSURFDPHQWH \ VH lFDXVDQx XQRV D RWURV 3RU
HMHPSOR PDQWLHQH TXH OD JHQWH HVW lLQFOLQDGD D EXVFDU \ UHVSRQGHU D VXV $x TXH
lWUDHQ DPSOLDPHQWH VXV FUHHQFLDV D $ \ YHQ FRQ SUHMXLFLRV R H[SHULPHQWDQ ORV $
D OD OX] GH HVWDV FUHHQFLDV VHVJDGDVx \ lFUHDQ HQ SDUWH HO DFRQWHFLPLHQWR DFWLYDGRU
HQ$x
Como practicante y profesor de RET, alabo a estos terapeutas racional-emotivos por sus esfuerzos en extender el modelo ABC. Al menos sus esfuerzos
reconocen la complejidad del pensamiento humano, aportan al terapeuta una estructura con la que decidir qué estrategias cognitivo-conductuales emplear y en qué
orden, y ofrecen una base para la integración de las distintas terapias cognitivoconductuales en un todo ecléctico.
Es por este agradecimiento por el que ofrezco mi pensamiento sobre lo que
llamo modelo ABC contextual de la RET. Respaldado por aquellos que ya han
desarrollado los ABC, también deseo reconocer la influencia mutua entre A, las
B, y C, subrayando la habilidad de los individuos para elegir conscientemente,
actuar de forma creativa, aceptar responsabilidades y subrayar la distinción entre
el pensamiento que es específico a una situación particular y las creencias, filosofías
o principios de vida que son centrales al modo de funcionar de una persona en el
mundo a través de las situaciones.
A pesar del gran refinamiento y descriptividad de los modelos extendidos
de los ABC discutidos anteriormente, éstos permanecen esencialmente de una forma
DE UN MODELO LINEAL A UNO CONTEXTUAL DE LOS ABC DE LA RET
77
lineal y por lo tanto de una forma relativamente estática en la naturaleza. Lo que
parece faltar de la RET, y en realidad, de la literatura cognitivo-conductual es un
modelo más completo, gráfico, dinámico y tridimensional que capture más exactamente las complicaciones del proceso ABC. Esta es la laguna que el modelo
ABC contextual intenta rellenar. Específicamente, en el paso de un modelo lineal
a uno contextual, es donde llega a ser cada vez más posible visualizar y conceptualizar las complejidades de B, la reciprocidad de los componentes del funcionamiento humano, y el poder del individuo para crear C, B, e incluso A independientes de cualquier suceso ambiental.
Lo que sigue a continuación es el modelo ABC contextual. Primero presentaré
un apartado sobre la naturaleza de los acontecimientos activadores (A), seguida de
un examen sobre la naturaleza de la cognición humana. Después de ello, describiré
cómo las cogniciones humanas influyen de forma variada y crean acciones, sentimientos, pensamientos, e incluso acontecimientos activadores. Finalmente, el
capítulo concluye con algunas implicaciones para la práctica de la RET.
LA NATURALEZA DE LOS ACONTECIMIENTOS ACTIVADORES:
«LA» REALIDAD VERSUS «NUESTRA» REALIDAD
El modelo ABC contextual comienza con la proposición de que existe un
mundo real de objetos y sucesos; es irrelevante que la persona esté o no esté
presente física o mentalmente alerta para experimentar lo que hay allí. En realidad,
literalmente, existe tanto una masa sólida como una serie contLnXa de «cosas ahí
fuera» que una persona puede seleccionar, percibir, representar simbólicamente,
interpretar o evaluar.
En la RET se hace una distinción central entre las circunstancias de la vida
propia (los A) y las experiencias que uno tiene sobre esas circunstancias (las C).
Indico que también es crucial en la RET dibujar la distinción entre las circunstancias
de la vida de uno y la experiencia que uno tiene de las circunstancias. Mientras
hay en verdad un mundo real de circunstancias (sucesos y eventos) que existen
«fuera» (la realidad), este mundo real difiere de aquel al que nosotros nos referimos
y respondemos. Lo que como humanos tratamos son las circunstancias interpretadas
por nosotros (nuestra realidad). En otras palabras, como ha indicado Mahoney
(1980), respondemos a nuestra representación de los ambientes, no a los ambientes
en sí mismos.
Igual que con las experiencias que la gente tiene sobre los acontecimientos
activadores, las experiencias que la gente tiene de los acontecimientos activadores
(su realidad) está también mediatizada por las B de las personas. Coexistente con
el hecho de que es virtualmente imposible para las personas no pensar, la gente
está «empujada» a operar automática, activa e inmediatamente sobre los sucesos
reales que encuentran, esto es, atender selectivamente, percibir, representar simbólicamente, e inferir sobre los sucesos. Al hacer esto, la gente «crea» una realidad
de acontecimientos activadores para ellos mismos que pueden ser, pero probablemente no son, idénticos a la verdadera realidad. En realidad, nada existe para
nosotros sin este proceso de selección/filtrado/interpretación; el problema está en
que la gente generalmente ignora este proceso y asume que lo que ellos «ven»
representa exactamente lo que existe «en el mundo».
78
Refuerza la
realidad experimentada
B1
“Crea”
A’
B2
“Crea”
C
Refuerza la
interpretación
Suceso
real
activador
Pensamiento
interpretativo
sobre A
Figura 4-1 La Creación de la Realidad
Realidad
percibida o
experimentada
del acontecimiento
activador
como creado por
la persona
Pensamiento
evaluativo
sobre A’
Reacciones
emocional/
conductuales
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
A
DE UN MODELO LINEAL A UNO CONTEXTUAL DE LOS ABC DE LA RET 79
(VWDUHFUHDFL°QGHODUHDOLGDGVHUHSUHVHQWDHQOD)LJXUDGRQGH$UHSUHVHQWD
ORV DFRQWHFLPLHQWRV GH KHFKR GHO PXQGR UHDO % UHSUHVHQWD ODV RSHUDFLRQHV
FRJQLWLYDV LQFOX\HQGR ODV LQWHUSUHWDFLRQHV TXH lFUHDQx OD UHDOLGDG FRPR H[SHUL
PHQWDGD SRU OD SHUVRQD \ $Õ UHSUHVHQWD ORV DFRQWHFLPLHQWRV H[SHULPHQWDGRV R
SHUFLELGRV FRPR lFUHDGRVx SRU OD SHUVRQD 6XSRQJR TXH XQ SURFHVR UHFªSURFR PX\
LQWHUHVDQWH VXFHGH HQ HVWH SXQWR HQ HO TXH OD DFWLYLGDG FRJQLWLYD HQ % \ OD
H[SHULHQFLDGHOVXFHVRHQ$ÕVHUHIXHU]DQPXWXDPHQWH\VHWL®HQODXQDDODRWUD(VWR
HV GHVSX¦V GH GLYHUVDV lFUHDFLRQHVx GH HVWH WLSR GHO DFRQWHFLPLHQWR H[SHULPHQWDGR
$Õ SRUODDFWLYLGDGFRJQLWLYDHQ%ORVGRVOOHJDQDHVWDUDFRSODGRVGHWDOIRUPDTXH
OD SUHVHQFLD GH XQR FRQILUPD D OD SHUVRQD OD YDOLGH] GHO RWUR /D UHDOLGDG SHUFLELGD
FRQILUPD\UHIXHU]DODYDOLGH]GHOSURFHVRFRJQLWLYRTXHJHQHU°HODFRQWHFLPLHQWR\OD
LQWHUSUHWDFL°Q D VX YH] FRQILUPD \ UHIXHU]D OD UHDOLGDG GHO DFRQWHFLPLHQWR
)LQDOPHQWHUHFRJLHQGRODVHFXHQFLDHQODIRUPDWªSLFDGHOD5(7ODSHUVRQDYXHOYHD
H[SORUDU OR QXHYR OD UHDOLGDG SHUFLELGD OD $Õ FRQ HO SHQVDPLHQWR HYDOXDWLYR %
SDUDlFUHDUxODVFRQVHFXHQFLDVRUHDFFLRQHVHPRFLRQDOHV\FRQGXFWXDOHVHQ&
De este modo, la gente no sólo crea sus C, sino que también crea sus A. En
el modelo contextual de los ABC, es lógico ayudar a la gente a entender y cambiar
los aspectos en Bl que crean su realidad de acontecimientos, así como ayudarles
a cambiar los aspectos en B2 en los que crean sus sentimientos y conductas en C.
LA NATURALEZA DE LA COGNICION HUMANA
Entre los objetos que existen en el universo están, por supuesto, las personas,
una de ellas se ha representado en la figura 4-3 por un círculo. Como toda la gente,
esta persona posee infinidad de rasgos y atributos, incluyendo, entre otros, los
físicos, interpersonales, intelectuales, sexuales y cognitivos. Imagina la persona,
el círculo lleno de cientos de puntos, cada uno representando un atributo distinto
de la persona. Entre los distintos atributos que la gente posee, los más significativos
para el funcionamiento humano son los cognitivos.
Central ai modelo ABC contextual es la premisa de que la cognición humana
puede ser descrita por cierto número de categorías que pueden ser clasificadas, al
menos con el propósito de explicación, desde las más generales y filosóficas a las
más específicas. De esta afirmación se siguen tres cosas: (1) cuanto más general
y filosófica sea la cognición, más probablemente ésta será inarticulada o estará
fuera de conocimiento; (2) cuanto más general y filosófica sea la cognición, más
probablemente ésta influirá significativamente en la vida de la persona; y (3) la
interacción de estos diversos tipos de cogniciones dirige en gran medida lo que
una persona hace en cualquier situación dada o sobre cualquier acontecimiento
determinado.
En el modelo ABC contextual se delinean tres categorías de cogniciones (ver
figura 4-2): Posiciones de vida (Bp), Valores (Bv), y Hábitos interpretativos (Bi).
Se presentará brevemente cada uno, procediendo del más general y filosófico al
más específico. Esto no quiere sugerir que exista una rígida progresión de uno a
otro en el funcionamiento humano, sino más bien que las cogniciones más generales
forman un fondo o contexto que influye en las menos generales, y, a la inversa,
que las cogniciones menos generales son influenciadas contextualmente por las
más generales.
80
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Posiciones
de vida (Bp)
Valores (Bv)
Interpretación (Bi)
(1) Proceso
activo-reactivo
(2) Proceso
activo-activo
Figura 4-2 La persona en el mundo (la página representa al mundo lleno de objetos
y acontecimientos y el círculo representa a la persona).
Posiciones de la vida (Bp)
Lo más básico a todos los seres humanos es la existencia de posiciones de
vida fundamentales. Estas posiciones, probablemente adoptadas cuando éramos
jóvenes, determinan la extensión y los límites tanto de cómo experimentamos el
mundo, como de qué forma actuamos en él. Estas posiciones no son lo que pensamos, hacemos, o sentimos en cada momento; más bien, son generalizaciones y
abstracFiones, a menudo no reconocidas e inarticuladas, que guían y establecen los
límites de nuestro pensar, hacer y sentir. Son los supuestos más básicos, el contexto
que de forma más fundamental guía nuestras vidas (Earle y Regin, 1980). Trazaré las
cuatro posiciones de vida que tienen tanto la extensión como el poder de teñir
DE UN MODELO LINEAL A UNO CONTEXTUAL DE LOS ABC DE LA RET
81
virtualmente toda la vida de la persona. Cada una de las cuatro puede plantearse
como una dicotomía entre dos polos, sin tierra por medio; la persona en cualquier
momento permanece en uno u otro polo, pero casi nunca con un pie en cada uno.
Exigencia versus Afirmación. La primera de las cuatro posiciones de vida
dicotómicas procede en principio de la RET y de Albert Ellis (1962, 1971, 1974b,
1977, 1979), y puede llamarse exigencia versus afirmación. Remito al lector a casi
cualquier escrito de Ellis para una exposición de lo que es la exigencia. Es suficiente
decir que, en el polo de la exigencia, la persona adopta la posición infantil,
egocéntrica de que el mundo automáticamente debe seguir el camino que uno quiere
y no debe incluir lo que uno no quiere. Es, al mismo tiempo, una insistencia para
que sucedan ciertas cosas («Exijo», «Tiene que», «Deberías», «Tengo que»), una
resistencia a y una protesta contra el hecho de que otras cosas son lo que son («¡No!
No debe ser de esa forma»). Como en lo esencial de la mayoría de las perturbaciones
emocionales, la exigencia encama la insistencia en que la vida sea de la forma en
que queremos, más que la insistencia de que sea exactamente de la forma que es.
En el polo opuesto de la exigencia está lo que OOamo afirmación. Es una actitud
bastante complicada que incluye dos subpartes. La afirmación incluye, en primer
lugar, estar disgustado de una forma anti-horrible cuando algo no es de la forma
que uno quiere que sea, preferir o desear de una forma no exigente que algo sea
diferente a lo que es, y estar determinado de una forma no auto-compasiva a actuar
para obtener lo que uno desea ocurra lo que ocurra. Así, la afirmación no es una
aceptación pasiva de lo que sea, sino una posición activa de poder y acción potencial
para obtener lo que uno quiere en el futuro. En segundo lugar la afirmación incluye
en cualquier momento dado en el tiempo, independientemente de lo que ese momento signifique para una persona, decir «Si» o «Me empeño» para que, en efecto,
sea así. Más allá de la aceptación está «eligiendo» lo que está allí y lo que no está
allí. Es tomar lo que uno recibe cuando uno lo recibe, y no tomar lo que no recibe
cuando no lo recibe (Rhinehart, 1976). Esto IXH muy bien expresado por un hombre
que cumplía una larga condena en prisión:
$OJXQRVGªDVPLPHQWHQRSXHGHGHMDUGHGHVHDUHVWDUIXHUDGHDTXª$VªTXH
PHGLJRl|3RUTX¦TXLHURHVWDUOHMRVFXDQGRQRSXHGR"3RUPXFKRTXHPH
UHVLVWD QR FDPELDUQ ODV FRVDV $Vª TXH WLHQHV XQD HOHFFL°Q 3XHGHV VHJXLU
UHVLVWL¦QGRWH \ TXHMQGRWH GH HOOR R SXHGHV DVXPLUORx 0H SDVD HVR TXL]
GLH]YHFHVDOGªD\PHVDOJR\RPLVPRGHHVDVLWXDFL°Q3HURIXQFLRQD0H
GLJRDPªPLVPRl(VWRHVORPHMRUTXHSXHGHVKDFHUSDUDVHQWLUWHELHQDVª
TXHUHOMDWH\DEDQGRQDODOXFKDSRUTXHQRSXHGHVKDFHUQDGDDQRVHUSUHR
FXSDUWHDWªPLVPRKDVWDODPXHUWHLQWHQWDQGRKDFHUDOJRTXHQRSXHGHVHUx
El Yo como Objeto versus el Yo como Contexto. La terapia racional-emotiva
comparte con toda la psicología, y naturalmente con la civilización occidental, una
visión llamada «el yo como objeto». En esta visión, «el yo es una abstracción que
un individuo desarrolla acerca de los atributos, capacidades, objetos y actividades
que posee y persigue» (Coopersmith, 1967, p. 20). A diferencia del objeto de
observación —la persona— el yo es una conceptualización acerca del objeto. El
yo como objeto se representa gráficamente en la Figura 4-3, en el que el círculo
grande representa a la persona, los círculos pequeños representan los diferentes
roles que la persona desempeña en la vida (por ejemplo: mujer, madre, amiga), y
82
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
La persona
Los roles
desempeñados
por la persona
Atributos o
realizaciones
de la persona
Figura 4-3 El Yo como Objeto
los puntos representan los diversos atributos y realizaciones de la persona. Por
consiguiente, el yo, o el concepto de sí mismo, es la suma de los puntos conocidos
por la persona.
Con un modelo de yo-como-objeto, es fácil para una persona identificar su
yo como un rol (por ejemplo psicológico), como un atributo (por ejemplo egoísta),
o como una conducta particular (por ejemplo una explosión de ira). De este modo,
la gente se identifica a sí misma como tales cosas, como sus trabajos, su maternidad
o paternidad, su dinero, su educación, su apariencia física, sus obras buenas o
malas, etc¦tera. Desde este proceso de identificación, es probable que una persona
vaya al siguiente paso y evalúe o clasifique el yo propio como siendo o bueno ó malo.
/D 5(7 KD KHFKR XQD HQRUPH FRQWULEXFL°Q SDUD D\XGDU D ORV FOLHQWHV D IUHQDU
HVWHSURFHVRGHDXWRGHVWUXFFL°QPHGLDQWHODLPSRUWDQWHGLVWLQFL°QHQWUHDXWRHVWLPD\
DXWRDFHSWDFL°Q %R\G \ *ULHJHU (OOLV D E (OOLV \ +DUSHU
*ULHJHU /D DXWRHVWLPD VH UHILHUH D OD HYDOXDFL°Q R FODVLILFDFL°Q GHO \R
GHO LQGLYLGXR GH VHU EXHQR ° PDOR EDVQGRVH HQ OD SUHVHQFLD R DXVHQFLD GH FLHUWRV
UDVJRVFRQGXFWDVRDWULEXWRV SXQWRV /D5(7GHILHQGHODDXWRDFHSWDFL°QPVTXHOD
DXWRHVWLPD EDVQGRVH HQ OD SURSRVLFL°Q GH TXH ORV VHUHV KXPDQRV VRQ VLPSOHPHQWH
GHPDVLDGR FRPSOHMRV SDUD VHU FODVLILFDGRV FRQ H[DFWLWXG 6H UHFRPLHQGD TXH OD
JHQWHFODVLILTXHVXVGHVHPSH®RVLQGLYLGXDOHVSHURTXHSUHVFLQGDFRPSOHWDPHQWHGH
DE UN MODELO LINEAL A UNO CONTEXTUAL DE LOS ABC DE LA RET
83
clasificarse a sí mismos. Lo que se sugiere, en cambio, es que la gente decida
aceptarse a sí misma, a priori, como seres humanos falibles que, como todos los seres
humanos hacen algunas cosas particularmente bien, algunas cosas pobremente y
muchas cosas adecuadamente.
A pesar de las ventajas obvias de la RET de propugnar la auto-aceptación
sobre la auto-estima, el modelo del Yo-como-objeto todavía se mantiene. Afirmo
que existen problemas inherentes en la visión del Yo-como-objeto que pueden
evitarse con un esquema alternativo. En primer lugar, con este modelo, existe una
fácil progresión desde la auto-identificación a la auto-estima o auto-valoración,
una postura muy asociada con la formación de una amplia variedad de problemas
emocionales y conductuales (Ellis, 1972). En segundo lugar, al defender uno mismo
el hecho de ser lo que uno hace o lo que uno tiene (los puntos propios), llega a
ser muy difícil permitirse tomar toda una clase de aparentes auto-protectores que
en realidad son posiciones auto-destructivas, tales como justificarse a uno mismo
como una persona buena y por el contrario invalidar a otros, que gobierne y se
permita la dominación, y producir los extremos de eufória y depresión. En tercer
lugar, y quizá lo más importante, se limita el poder de la persona en la visión del
Yo-como-objeto, ya que, al defenderse a uno mismo como objeto (una gran masa
que consta de atributos y conductas percibidas), uno fácilmente se ve a sí mismo
como lo que uno ya es. Es decir, uno fácilmente se ve a sí mismo como estático,
formado, inerte, inamovible, e incambiable, y una percepción tal crea ciertamente
barreras para el crecimiento y el cambio WHUDS¦XWLFR. En esencia, por consiguiente, con
un concepto de yo-como-objeto, se llega a ser víctima del propio auto-concepto, con lo
que disminuye en gran medida la posibilidad de actuar de forma creativa, valerosa y
nueva.
Una visión alternativa del yo, llamada aquí yo como contexto o yo como
potencial, que yo creo que es la más útil, y la que contribuye de manera significativa
al modelo ABC contextual a seguir. Esta visión comienza desde la perspectiva de
que el yo no es lo que uno tiene o hace; es decir, no es la conducta del individuo;
ni son los rasgos propios ni la inteligencia, ni su cuerpo, cabello o atributo físico;
ni son los roles que uno desempeña. Una persona en realidad tiene y hace todas
estas cosas, pero la persona no es estas cosas.
¿Por tanto, qué significa el constructo yo como contexto? Expresado muy
simplemente, el yo en esta visión no es una cosa o un objeto; no tiene substancia,
no es medible, más bien es metafísico. El yo, se tiene como el sustrato, el contexto
o fondo, fuera del cuál emerge lo que la persona tiene o hace. Refiriéndonos de
nuevo a la figura 4-3, el yo en este dibujo es todo el espacio vacªo dentro de la persona
(el espacio entre los puntos), que siempre tiene la facultad potencial de ser llenado y
que engendra los atributos y realizaciones de la persona (los puntos mismos). Más que
ser una identidad, el yo, es la fuente de las identidades; más que ser la suma de los
atributos propios el yo es el espacio en que los atributos destacan y se desarrollan; más
que ser la conducta propia, el yo es el terreno en el que crecen las conductas; más que
ser las filosofías, valores y compromisos propios, el yo es el lugar del que estos
emergen, florecen y declinan. El yo como contexto, en suma, es «el contexto en el que
el contenido se cristaliza y ocurre el proceso, y no es cualquier proceso o contenido
individual» (Bartley, 1978).
La importancia de tal conceptualización se verá más adelante cuando se desarrolle el modelo ABC contextual. Por ahora, es suficiente decir que la perspectiva
84
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
del yo-como-contexto tiene diversos beneficios importantes para este. El primero
de todos, es que preserva e incluso intensifica la posición de auto-aceptación.
Desde el momento en que uno simplemente no es lo que hace o tiene, la autovaloración llega a ser llamativamente absurda. En segundo lugar, este modelo de
yo obvia el concepto de auto-identidad, o el principio de «¿Quién soy yo?» «¿Quién
es una persona?», se define como potencial —un terreno, una oportunidad, un
contexto— de tal modo lo que uno hace y lo que uno quiere hacer emerge como
un principio central. En tercer lugar, desde el momento en que el yo se ve como
potencial, se abre la puerta a la creación, tomando la postura de que «Puedo crear
mis propias creencias, sentimientos, y conductas sin un acto de voluntad (sólo
porque quiero hacerlo), porque existe la ocasión y el potencial de hacerlo así». En
cuarto lugar, el yo como potencial, conduce a la posición de que el cambio,
psicoterap¦Xtico o de cualquier otro tipo, es siempre posible y por lo tanto ofrece
esperanza y motivación al individuo.
Vivir psicológicamente versus Vivir filosóficamente. La tercera de las cuatro
posiciones de vida dicotómicas hace constrastar el vivir psicológicamente con el
vivir filosóficamente (Siegel, 1984). En el polo de vivir psicológicamente, la gente
se identifica a sí misma como seres exclusivamente psicológicos; se ven a sí mismos
como sus atributos psicológicos, como siendo sus sentimientos, actitudes, necesidades y metas, más que ser ellos mismos meramente los que contienen o tienen
estos atributos. El resultado de esta posición es que la gente llega a estar atrapada
por su maquillaje psicológico. Desde el momento en que sostienen que su psicología es lo que ellos son, asumen que no tienen más alternativa que responder
de acuerdo con lo que sienten o piensan. Así, por ejemplo, una persona que viva
psicológicamente puede tener la intención de trabajar en un proyecto por la tarde,
después se pone ansioso por algo durante el día y concluye que no es posible
trabajar debido a esta ansiedad.
La posición de vivir filosóficamente no niega la existencia de acontecimientos
psicológicos ni niega la coercitividad de tales acontecimientos. Vivir filosóficamente, sin embargo, es una posición que tiene el efecto de no deificar la psicología
propia; es decir, nota el estado psicológico propio pero lo deja a un lado. Vivir
filosóficamente significa que uno sostiene la palabra propia, o sus promesas y
compromisos tienen la máxima importancia, independientemente de cómo se sienta
en un determinado momento del día. En esta posición más bien únicamente filosófica, se afirma que la posición que uno toma o las promesas que uno da son
eminentemente más importantes que cómo se siente o incluso que lo que uno desea.
Así cuando uno da una palabra («Te recogeré para comer el martes a las 12»), la
mantiene a pesar de cómo se sienta («Estoy deprimido y mantendré mi palabra»),
o lo que uno quiere («Me gustaría más bien ir a hacer jogging, pero mantendré
mi compromiso»), o lo que es conveniente («Me levantaré una hora antes para
tener hecho el trabajo de la oficina, para poder mantener mi compromiso de ir a
comer con ella»). Tomando de un modo genuino esta posición de vida, una persona
puede superar las dilaciones, irresponsabilidades, y todo un cúmulo de posturas
pasivas e inútiles en la vida.
Centrarse en el Efecto versus Centrarse en la Causa. La cuarta y última de
las posiciones de vida dicotómicas ha sido denominada centrarse en el efecto versus
DE UN MODELO LINEAL A UNO CONTEXTUAL DE LOS ABC DE LA RET
85
centrarse en la causa (Rhinehart, 1976). Centrarse en el efecto es una posición en
la que uno cree que las circunstancias de la vida propia controlan el destino y
bienestar propio. Si ejemplificásemos esta posición sonaría algo así como, «Mi
bienestar, mi felicidad, mis objetivos a conseguir, dependen de las circunstancias,
se conseguirán por casualidad». Con una filosofía tal es fácil imaginar que una
persona se sienta como una hoja preparada para ser movida por el viento al azar,
una víctima desgraciada que es probable que responda con deseperanza, depresión,
cólera y acritud cuando las circunstancias sean adversas.
La posición contraria, centrarse en la causa, comienza cuando una posición
de responsabilidad personal para el propio bienestar del individuo, para como uno
responde a los acontecimientos, y para las elecciones que uno hace en la vida,
independientemente de las circunstancias. La responsabilidad en esta perspectiva
no incluye honra o reprobación, verdadero o falso, bueno o malo; es el «punto de
vista» en el que uno «elige» no verse así mismo como víctima, sino como un ser más
grande que las circunstancias. Si lo ejemplificásemos, centrarse en la causa sonaría
algo así como esto: «Nadie o nada está puesto en el mundo para que mi vida funcione;
soy totalmente responsable de mi propio bienestar, y acepto esa responsabilidad.
Incluso aunque no sepa lo que puedo hacer para superar esta circunstancia adversa, me
comprometo a hacer lo que sea necesario para hacer que mi vida funcione. Ahora
puedo tener esta cosa mala en mi vida, y puedo no ser capaz de cambiar las
circunstancias, pero me ocuparé de vivir positiva y esperanzadamente de cualquier
forma». Por continuar con la analogía de la hoja, en esta posición la persona se tiene a
sí misma como el viento, o «causa de lo que ocurre», no como un objeto desvalido
abofeteado por fuerzas incontroladas. Al tomar esta posición, es menos probable que
una persona se queje o experimente depresión, rabia, frustración extrema, baja
tolerancia a la frustración, u otros síntomas del trastorno emocional cuando las
circunstancias son adversas.
+H REVHUYDGR TXH OD PD\RUªD GH OD JHQWH SDUWLFXODUPHQWH DTXHOODV SHUVR
QDV TXH WLHQHQ XQD SHUWXUEDFL°Q HPRFLRQDO DGRSWDQ HO SULPHU SROR GH FDGD XQD
GH ODVFXDWURGLFRWRPªDVTXHDFDEDPRVGHGLVFXWLU7LHQGHQDHQGRVDUH[LJHQFLDDYHU
HO<RFRPRREMHWR DFRPSD®DGRGHDXWRHVWLPDRDXWRYDORUDFL°Q YLYLUSVLFRO°JLFD
PHQWH\FHQWUDUVHHQHOHIHFWR+DVWDTXHOOHJDQDGDUVHFXHQWDGHODVSRVLFLRQHVTXH
WLHQHQ \ GH VX LPSDFWR VREUH VX IXQFLRQDPLHQWR \ KDVWD TXH WRPHQ UHVSRQVDELOLGDG
SURSLDHVWQSUREDEOHPHQWHREUDQGRFRPRYªFWLPDVTXHFUHHQTXHQRSXHGHQUHDOL]DU
FDPELRVVLJQLILFDWLYRVHQVXVYLGDV
Valores (Bv)
Comparto con Ellis (1974b, 1984) la visión de que los seres humanos están
motivados innatamente y orientados hacia las metas, pero, en contraste con los
freudianos y otros teóricos, que defienden que la motivación humana es ampliamente biológica, instintiva, e inconsciente, yo creo que los motivos pueden entenderse mejor en términos de valores (Peterson, 1968). Es decir, la gente llega a
valorar ciertos resultados y de este modo están motivados a actuar por los valores
que tienen. Por ejemplo, si yo valoro el baloncesto y no la ópera, estaré estimulado
a asistir a partidos de baloncesto más que a las óperas; si valoro una única relación
íntima más que diversas más casuales, actuaré para conseguir y mantener unaUHODFL°Q
86
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
comprometida; si valoro el hacer psicoterapia más que la investigación
psicológica pasaré una gran parte de mi tiempo haciendo terapia, y poco o
nada investigando.
De acuerdo con Ellis (1984), los seres humanos casi siempre tienen los valores
básicos de (1) continuar viviendo, y (2) ser felices mientras viven. Bajo la rúbrica
de ser felices, parece que los valores humanos se pueden agrupar en términos de (a)
amistad, afecto, y amor, tanto en relaciones íntimas como en relaciones más
superficiales, (b) éxitos en el trabajo y en actividades similares, (c) diversión y
placer en actividades recreativas y hobbies, y (d) comodidad o tranquilidad en la
corriente general de la vida.
En el modelo ABC contextual, la forma en que los valores influyen exactamente sobre las acciones depende de su interacción con las posiciones de la vida
que una persona tiene, en concreto con la dicotomía exigencia-afirmación (ver
apartado previo). Cuando una persona respalda la posición de vida de afirmación,
los valores tienden a ser experimentados y expresados en términos tales como
anhelos, deseos, necesidades y preferencias, tal como «Quiero (o prefiero) gustarte». Con valores defendidos en este sentido, se está motivado a solicitar lo que
es válido y, dependiendo de si se obtiene o no ese resultado válido, es o placentero/
feliz o displacentero/desgraciado. Respaldando la posición de vida de exigencia,
los valores se mantienen y expresan en términos de debería, he de, debo, tengo
que y necesito, como en la frase «Necesito tu aprobación» o «Debes aprobarme».
Los valores mantenidos de esta forma se caracterizan por el absolutismo, la necesidad, el todo o nada, y o el uno o el otro, y tienden a mostrarse asociados con
desesperación por lo que se valora; depresión, culpa, e ira al ser frustrado en la
obtención de lo que se valora; y ansiedad por obtener y guardar lo que se valora.
Hábitos interpretativos (Bi)
La tercera y última de las categorías de las cogniciones delineadas en el modelo
ABC contextual son los hábitos interpretativos (Bi). Contenidos contextualmente
dentro de las posiciones de vida (Bp) y valores (Bv) de la gente, éstos tienen que
ver con las inferencias y conclusiones que la gente hace sobre los aspectos no
observados de los objetos y situaciones con los que se encuentra.
Es un presupuesto del modelo ABC contextual que la gente, de una forma
natural y regular realiza interpretaciones situacionales. Lo que es importante aquí,
sin embargo, son las interpretaciones habituales y recurrentes que la gente ha
aprendido y realiza en todas las situaciones, las cuales colorean o crean su «visión
de la vida». Además, interpretación aquí se refiere tanto ai estilo habitual de
procesamiento de información de la persona (por ejemplo, general versus específico, lógico versus no consecuente, realista versus minimizado o magnificado)
como al contenido de las conclusiones que una persona habitualmente deduce.
Ejemplos de esto último incluyen (1) locus GH control interno versus exteUQo (Rotter,
1966), en el que la gente asume que algo que le ocurre es debido directamente a sus
acciones (locus exteUQo); (2) expectativas de auto-eficacia (Bandura, 1977), la
«convicción de que uno puede realizar de forma exitosa la conducta requerida para
producir los resultados» (p. 194); (3) perspectiva de resultado (Bandura, 1977),
o la estimación de una persona de que una conducta dada le conducirá a ciertos
DE UN MODELO LINEAL A UNO CONTEXTUAL DE LOS ABC DE LA RET
87
resultados; (4) una visión deO mundo amigable, soportable y buena versus abrumadora y con demandas desorbitadas (Beck, 1967); y (5) una visión del futuro
esperanzada y positiva versus desolada y difícil (Beck, 1967).
CREACION COGNITIVA DE CONSECUENCIAS
+DVWD DKRUD HQ HO PRGHOR $%& FRQWH[WXDO VH KDQ GHOLQHDGR GRV HOHPHQWRV
LPSRUWDQWHV XQ PXQGR UHDO TXH FRQWLHQH XQ Q·PHUR LOLPLWDGR GH SRWHQFLDOHV
DFRQWHFLPLHQWRV DFWLYDGRUHV \ TXH RIUHFH XQ lFDPSR GH MXHJRx SDUD TXH OD JHQWH
LQWHQWHUHOOHQDUVXVPHWDV\YDORUHV\ XQDSHUVRQDTXHDORODUJRGHOFXUVRGHOD
YLGD KD DGTXLULGR \ PDQWHQLGR XQD YDULHGDG UHODWLYDPHQWH HVWDEOH GH DWULEXWRV
FRJQLWLYRV TXH SHUPDQHFHQ EDVWDQWH HVWDEOHV D OR ODUJR GH ODV VLWXDFLRQHV ORV PV
LPSRUWDQWHV GH ORV FXDOHV DO GHWHUPLQDU OD H[SHULHQFLD SURSLD HQ OD YLGD KDQ VLGR
FODVLILFDGRV DTXª FRPR SRVLFLRQHV GH YLGD YDORUHV \ KELWR LQWHUSUHWDWLYRV &R
PHQWDU¦ DKRUD OD LQWHUDFFL°Q GH DPERV HQ OD SURGXFFL°Q GH DFFLRQHV \ UHDFFLRQHV
KXPDQDV UHVXPLGRV R FRPR XQ SURFHVR activo-reactivo R FRPR XQ SURFHVR activoactivo(VWRVSURFHVRVVHKDQSUHVHQWDGRHQHOFHQWURGHODSHUVRQDGHOD)LJXUDVH
KDQGHWDOODGRHQODV)LJXUDV\\VHFRPHQWDUQSRUVHSDUDGR
Persona
Bp + Bv + Bi
Crea
A’
Acontecimiento
activador
percibido o
experimentado
Estimula
Moldea
b
Pensamiento
situacional
o específico
sobre A’
“Causa”
C
Consecuencias
emocionales,
conductuales
y cognitivas
Figura 4-4 El Proceso Activo-Reactivo. (Bp = posiciones de vida; Bv = valores;
Bi = hábitos interpretativos)
88
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Persona
Bv + Bp’
Declara
Crea
A/A’
“causa”
influye
Acontecimiento
real y/o
experimentado
b
Declara
Crea
influye
refuerza
C
Pensamientos
Sentimientos
“causa”
Acción
Figura 4-5 El Proceso Activo-Activo. (Aquí, Bv + Bp = posición de vida de
vivir filosóficamente)
El proceso activo-reactivo
Tras Ellis (1976, 1979, 1984), el modelo ABC contextual afirma que se puede
entender mejor a la gente como personas que intentan completar lo que valoran en
los ambientes que contienen numerosos y potenciales acontecimientos activadores.
La gente no reacciona mera y pasivamente a los acontecimientos que encuentra,
sino que, por el contrario, como se ha dicho anteriormente, operan activamente
para crear sus ambientes y después actúan de forma activa sobre los ambientes que
han creado de forma que esto «causa» sus reacciones.
Se puede ver este proceso en la Figura 4-4, que es un zoom de la parte central
de la persona representada en la Figura 4-2. Primero y en parte como resultado de
intentar satisfacer sus valores (Bv), la gente busca ambientes o partes de ambientes (A’) que piensan que completarán sus valores. Por ejemplo, la gente va a
las fiestas, bares, y otros lugares sociales porque valoran la diversión, las atenciones
o la estimulación. Después, llevando sus valores (Bv), sus posiciones de vida (Bp),
y sus hábitos interpretativos a estos ambientes, también atienden selectivamente y
DE UN MODELO LINEAL A UNO CONTEXTUAL DE LOS ABC DE LA RET
89
perciben e interpretan prejuiciosamente lo que encuentran. De este modo, para
empezar, la gente realmente crea los acontecimientos activadores (referidos al
acontecimiento activador percibido o experimentado y designados como A’) que
ellos eventualmente producen para causar sus reacciones emocionales y conductuales.
Como siguiente paso en el proceso, la gente piensa sobre el acontecimiento
activador experimentado (A’). Aún así, mientras la gente puede que tenga cierto
número de pensamientos sobre sus acontecimientos activadores experimentados (A’), estos pensamientos raramente son ocasionales o accidentales. Por el
contrario, el pensamiento que la gente tiene sobre A’, designado en la Figura 4-4
como b, está fuertemente moldeado por sus cogniciones de orden más alto, y de
forma más notable por sus posiciones de vida (Bp), valores (Bv), y hábitos interpretativos (Bi). Lo más destacado en b, por consiguiente, son tanto el pensamiento
preferencial como exigente (reflejando la posición de la vida de la exigencia o de
la afirmación), el pensamiento evaluativo o no evaluativo sobre uno mismo o sobre
los demás (yo como objeto versus yo como contexto), y pensamientos que reflejan
una creencia en que uno es poderoso y tiene control (la posición de vida de pensar
en las causas y vivir Filosóficamente) o una creencia de que uno es relativamente
débil e inútil (centrarse en el efecto y vivir psicológicamente). Así, el pensamiento
que sigue a cualquier experiencia o evento particular (A’) puede ser único y ocasional pero es más probable que esté moldeado o formado por cogniciones básicas
y permanentes transportadas con la persona a través de las situaciones.
Finalmente, siguiendo la RET, la interacción de A’ y b influye con fuerza en
las consecuencias o reacciones emocionales, conductuales y cognitivas. En otras
palabras, el pensamiento (b) que la gente tiene media entre A’ y C y por lo tanto
puede decirse que «causa» o «crea» C. Cuando el pensamiento en b se hace exigente
(como en «debes») y/o auto-valorativo, en general C consiste en una perturbación
emocional (por ejemplo, sentimientos agudos de enojo, depresión, culpa y autodenigración, y ansiedad; y conductas de auto-derrota o auto-limitación del tipo de
demoras, fobias, compulsiones, posesividad, auto-destrucción, y agresión).
El proceso activo-activo
El proceso aFtivo-activo (ver Figura 4-5) es, que yo sepa, un nuevo concepto en
la literatura de la RET. Se deriva del constructo de yo como contexto o potencial y, de
forma más importante, de la posición de vida filosófica. Como se recordará, una
persona que está viviendo filosóficamente toma la postura de que los modelos de
respuesta psicológica propios no son tan importantes como los compromisos,
promesas, o posiciones declaradas que se han adquirido. Al vivir filosóficamente,
uno cree y declara que las promesas que uno hace (a sí mismo o a otros) y las
acciones necesarias para llevar a cabo esas promesas son más importantes que
cómo uno siente, y escucha el auto-diálogo con respecto a estas declaraciones.
En el proceso activo-activo, por consiguiente, el concepto de una declaración
es crucial. En el espíritu del modelo ABC contextual, una declaración es un acto
de creación que no tiene nada que ver con la verdad o la validez empírica; una
declaración llega a ser algo simplemente porque una persona lo dice así, o lo
declara. Como ejemplos de declaraciones podemos apuntar los siguientes; un juez
90
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
declara culpable a un procesado; un árbitro de béisbol pita una falta; un padre pone a
su hijo el nombre de «José»; un sacerdote declara casado a alguiHn; un persona se
perdona a sí misma por una acción equivocada; una persona dice, «Te quiero», a otra.
Todas estas consecuencias suceden o llegan a ser reales simplemente porque alguiHn
con autoridad las dice así.
La importancia del proceso de declaración es que la gente, al respaldar la
posición de vida filosófica, tiene el poder de crear fuera de sus propias declaraciones
auto-iniciadas el modo en que actuarán, sentirán, y pensarán sin ningún suceso
estimulador o condición inmediata o previa. Puede ocurrir, que una vez que uno
declara que actuará de cierta forma y continúa con la declaración, se da un proceso
de sentimiento y pensamiento concordante con la acción; es decir, el acto autoiniciado «causará» sentimientos y pensamientos congruentes con la acción (ver
Figura 4-5). Además, también puede ocurrir que los acontecimientos del ambiente,
llamados anteriormente acontecimientos activadores, empiezan a responder de una
forma que concuerda con este proceso. La persona, a la larga, ha influido realmente en
la producción de los acontecimientos en el ambiente. De ese modo, estos
acontecimientos llegarán a ser las consecuencias de que el individuo intervenga
directamente en el punto C de tal modo que es posible que el proceso ocurra de
C a B a A, más que de la forma habitual A-B-C.
Tomemos, por ejemplo, un marido que se encuentra inmerso en un matrimonio
que es conflictivo y está en crisis; a menudo está enfadado con su mujer, con
frecuencia actúa de forma brusca y hostil hacia ella, y regularmente se enfrasca
con ella en discusiones. En medio de esta situación puede tomar la postura de que
ella tiene la culpa en el conflicto e, incluso más, que es la que le hace a él sentirse
y actuar como lo hace (cree que A causa C). Incluso puede ir más lejos y hacerle
responsable de sus acciones y sentimientos (considerar que sus B causan C), pero
incluso así cree que no tiene más elección que actuar y sentir como lo hace hasta
que él cambie o lo hagan las acciones de ella, o sus propios pensamientos, o ambas
cosas (vivir psicológicamente). Por ambos caminos, continuará su conducta de
destrucción del matrimonio.
Ahora, imagina un escenario completamente nuevo en el que este mismo
hombre vive de forma filosófica; cree que sus compromisos son más importantes
que cómo se siente, e incluso más, cree que puede elegir actuar de ciertas formas
simplemente porque declara desearlo. De este modo, queriendo intentar hacer viable
de nuevo su matrimonio, declara que actuará con consideración, respeto e incluso
con amabilidad con su mujer, incluso aunque sus sentimientos o actitudes hacia
ella no sean consistentes con esto; en efecto, crea estas conductas en C sin otra
cosa excepto su valoración del matrimonio y su propia declaración (ver Figura 45). Imagina, además, que este marido también declara que con mayor frecuencia
pensará acerca de los buenos atributos de su mujer, que recordará más a menudo
los buenos tiempos que pasaron juntos, y que imaginará frecuentemente que es
feliz con ella en el futuro. Ahora ha creado pensamientos en b, con ningún acontecimiento activador presente o necesario para estimularlos. Dentro de poco, él se
«causará» sentimientos consistentes con sus acciones, y se verá influenciado y
reforzado, por sus sentimientos y acciones positivas, los pensamientos, recuerdos y
fantasías positivas que tiene sobre su esposa en b. Lo que es probable que ocurra,
como se observa a menudo en la terapia de pareja, es que cuando uno de los
miembros (aquí, el marido) mantiene conductas positivas hacia el otro, éste (aquí
DE UN MODELO LINEAL A UNO CONTEXTUAL DE LOS ABC DE LA RET
91
la esposa) tiende a ceder y actuar de formas consistentes con la conducta positiva
que recibe. En términos RJBT este marido, creó la A. En efecto, creando C, influyó
sobre b, y tanto C como b «causaron» A.
ALGUNAS IMPLICACIONES PARA LA PSICOTERAPIA Y LA SALUD
El modelo ABC contextual no es un nuevo modelo de psicoterapia; más bien,
es el ABC de la RET ampliado de forma que representa la complejidad de las
cogniciones humanas; las relaciones diversas y fluidas entre los A, las B, y las C;
y el poder que tienen las personas para influir e incluso crear sus creencias, acciones
y sentimientos, independientemente de la realidad externa. Este modelo es intensamente cognitivo y filosófico en su núcleo y, como tal, aprueba y persigue de
forma intensa apoyar las premisas y técnicas fundamentales de la terapia racionalemotiva. De acuerdo con las metas y fines de la RET, entonces, algunas de las
implicaciones para la psicoterapia del modelo ABC contextual son las siguientes:
Promoción del cambio concreto
Una característica que distingue a la RET de otras terapias cognitivo-conductuales es su meta preferente del cambio concreto o especializado (Ellis, 1971,
1974b, 1977, 1979; Grieger y Boyd, 1980). El cambio concreto significa primero
disminuir o reducir la aprobación del cliente de las cogniciones que producen
perturbación, más que la mera eliminación del síntoma o solución del problHma
ambiental; además, el cambio concreto significa disminuir o reducir las actitudes
o creencias evaluad vas disfuncionales (Ejemplo, «Debo caer bien») más bien que
las interpretaciones no evaluativas, inexactas (ejemplo, «No caigo bien a nadie»),
aunque las últimas son todavía consideradas molienda apropiada para el molino
terap¦Xtico.
El modelo ABC contextual va más allá de la exploración y mejora de las b
específico-situacionales hacia el descubrimiento y modificación de las B mantenidas
de forma más profunda y permanente (Posiciones de vida, valores, y hábitos
interpretativos). Invitando a los clientes a descubrir sus B (a menudo inconscientes)
y enseñándoles el enorme impacto de esas B sobre sus percepciones y respuestas
a los acontecimientos de sus vidas, y de este modo, para la calidad real de las
mismas, se hace absolutamente clara y palpable la «necesidad» de un cambio
concreto del más profundo grado.
Promoción del cambio filosófico
Estrechamente relacionado, e incluso concordante con la aprobación y apoyo
del cambio concreto está la promoción del cambio filosófico. Ellis (1962, 1971) ha
afirmado con frecuencia que la RET es mucho más un esfuerzo filosófico que
psicológico, en el que los problemas emocionales y conductuales son esencialmente
el resultado de tener creencias o filosofías disfuncionales o auto-destructivas. La
terapia exitosa, por consiguiente, incluye renunciar a estas filosofías y sustituirías
92
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
por otras más factibles. Realmente, los practicantes más experimentados de la RET
dedican un gran porcentaje de tiempo con sus clientes a los cambios filosóficos.
El modelo ABC contextual está profundamente unido a esta perspectiva. Una
relectura del apartado de este capítulo sobre las posiciones de vida mostrará que
cada una de las cuatro dicotomías descritas son posturas filosóficas que puede
decirse que guían y establecen las fronteras de nuestro pensamiento, acción y
sentimiento. Esto forma el fondo o contexto fuera del cual sobresale cualquier otra
cosa. En el modelo ABC contextual, entonces, correspondería al terapeuta centrarse
en los resultados más específicos y de largo alcance, es decir, hacer de la corrección de
las posiciones de vida (Bp) el primer trabajo WHUDS¦XWLFR, con el cambio inter-pretativo
(Bi) y de pensamiento (b) consiguientes.
Apoyo de la auto-aceptación
Un aspecto de la RET particularmente poderoso y único es su aprobación de
la auto-aceptación (aceptación de uno mismo no evaluativa, a priori) sobre la autoestima (basado en un criterio, en un proceso condicional de valoración del yo). La
gente está animada a evaluar sus ejecuciones honestamente, pero no a extender
esto a la evaluación de sí mismos (Ellis, 1971, 1972, 1974a, 1974b, 1977).
Al articular el concepto del yo como contexto (o como potencial), más que
como un objeto, el modelo ABC contextual proporciona una oportunidad más clara
para que los clientes se liberen de su auto-evaluación. Puesto que, cuando el yo
se concibe como el potencial fuera del cual lo que uno hace y tiene emerge, pero
no es lo que uno hace o tiene, se dispara el absurdo de la auto-evaluación y nos
deja con la única alternativa viable, un modelo de auto-aceptación.
Reconocimiento de que la perturbación emocional es irrelevante
Un fenómeno apuntado por muchos terapeutas RET es lo que ha sido llamado
un «problema de segundo nivel» (Ellis, 1971, 1974a, 1977, 1979; Ellis y Harper,
1975; Grieger y Boyd, 1980). Lo que esto significa es que, una vez que la gente
desarrolla un problema emocional, por ejemplo una fobia social, a menudo desarrollan otro problema emocional sobre el problema original, como la depresión
o la ira por tener fobia. En la RET, a menudo, encontramos necesario ayudar a
los clientes a librarse del segundo problema antes de abordar el problema original.
(OPRGHOR$%&FRQWH[WXDOOOHYDHVWDSUFWLFDXQSDVRPVOHMRVDOGHIHQGHUTXH
ODJHQWHDGRSWD\SUFWLFDODVSRVLFLRQHVGHYLGDGHYLYLUILORV°ILFDPHQWH\RFXSDUVHGH
ODFDXVD$OGHFLGLUVHTXHVRQORVUHVSRQVDEOH·OWLPRVGHORTXHOHVVXFHGHHQODYLGDD
SHVDU GH ODV EDUUHUDV \ FLUFXQVWDQFLDV DGYHUVDV \ FRQ OD GHWHUPLQDFL°Q GH TXH
GHIHQGHUQ VXV FRPSURPLVRV LQGHSHQGLHQWHPHQWH GH F°PR VH VLHQWDQ HQ XQ
GHWHUPLQDGRPRPHQWRGHOGªDORVFOLHQWHVWLHQHQHOSRGHUGHKDFHUTXHVXVSUREOHPDV
HPRFLRQDOHV VHDQ LUUHOHYDQWHV (VWRV SUREOHPDV HPRFLRQDOHV HQWRQFHV OOHJDQ D VHU
VLPSOHPHQWH EDUUHUDV FLUFXQVWDQFLDV R SRVLFLRQHV SVLFRO°JLFDV FRPR PXFKDV RWUDV
TXH SXHGHQ YHQFHUVH R LQFOXVR ROYLGDUVH VL ORV FOLHQWHV FRQWLQ·DQ WUDEDMDQGR HQ OD
FUHDFL°QGHVDWLVIDFFL°Q\IHOLFLGDGHQVXVYLGDV
Para ilustrar brevemente este concepto expondré el caso de una mujer de
cincuenta años que comenzó a sentirse deprimida por las diversas compulsiones
DE UN MODELO LINEAL A UNO CONTEXTUAL DE LOS ABC DE LA RET
93
graves que desarrolló después de la muerte repentina de su hija de veinte años.
Mientras trabajaba en las creencias irracionales que subyacían a sus compulsiones,
le enseñe las dos posiciones de vida de vivir filosóficamente y ocuparse de la
causa. Ella, con animo, las utilizó en su vida satisfactoriamente. Para usar sus
palabras, se convenció a sí misma para tomar la siguiente actitud: «Estas compulsiones son estúpidas y son una molestia para la vida, pero sólo ocupan una parte
de mi tiempo. Estoy decidida a disfrutar de los ratos que no actué así, y encontraré
activamente formas de hacerlo así, a pesar de las compulsiones. Mi vida es más
grande que estas compulsiones». En poco tiempo su depresión desapareció, y ella
y yo, estamos concluyendo ahora la terapia sobre sus compulsiones. El punto clave,
sin embargo, es que, incluso si ella es incapaz de librarse a sí misma completamente
de sus compulsiones puede tener una vida feliz, mientras mantenga esta actitud.
En efecto, entonces, tiene que hacer sus compulsiones irrelevantes para disfrutar
de la vida.
Movimiento hacia un modelo de satisfacción
Aunque todos nosotros probablemente estaremos de acuerdo en que se necesita
mucho más que la ausencia de síntomas para la salud mental (Ardell, 1979, Ellis,
1980a, 1980b; Phare, 1979; Rogers, 1961), la mayoría de los campos de psicoterapia están encerrados en un modelo de enfermedad que enfatiza el remedio de
la sintomatología emocional, conductual, y/o social. Aunque la RET es ciertamente
notable por sus métodos didácticos, su interés por el público a través de la literatura
de auto-ayuda, y su gusto por usar vehículos radicales para llegar a grandes grupos
de personas (por ejemplo, los famosos maratones de fin de semana de Ellis), en
conjunto se acomoda a la estructura de remedio terap¦Xtico. Un enfoque alternativo
está incorporado en el movimiento de salud holista o satisfacción en el que la terapia
se define como «cualquier intento para ayudar a que el paciente logre un alto nivel de
satisfacción» (Kaplan, Saltzman y Ecker, 1979). El tratamiento entonces se centra en
el cuidado de la salud en lugar de, o además de, el cuidado de la enfermedad.
0H SDUHFH TXH HO PRGHOR $%& FRQWH[WXDO VH DFRPRGD D ODV FRQGLFLRQHV GHO
PRGHORGHVDWLVIDFFL°QGHXQIRUPDEDVWDQWHEXHQD$GHPVGHKDFHUSVLFRWHUDSLDFRQ
JHQWHlHQIHUPDxHOPRGHORVXJLHUHIRUPDVGHD\XGDUDTXHODJHQWHORJUHDOWRVQLYHOHV
GHVDWLVIDFFL°QSDUDHOORHOPRGHORHQVH®DSRVLFLRQHVGHYLGDVDOXGDEOHV SRUHMHPSOR
DILUPDFL°QHQOXJDUGHH[LJHQFLDFHQWUDUVHHQODFDXVDPVTXHFHQWUDUVHHQHOHIHFWR
DFWLWXGHV VDOXGDEOHV FRQFUHWDV SRU HMHPSOR l1R QHFHVLWR WHQHU VLHPSUH ¦[LWRx \
GLYHUVDV KDELOLGDGHV ·WLOHV SDUD OD YLGD SRU HMHPSOR KDELOLGDGHV GH FRPXQLFDFL°Q
KDELOLGDGHVGHDXWRDQOLVLV DVªFRPRDXWRDFHSWDFL°Q\SRVWXUDVDQWLFDWDVWURILVWDV
Intensificación del poder personal
Mucha gente cuando intenta definir a una persona mentalmente sana o de
«pleno funcionamiento» incluye términos que transmiten la habilidad de una persona para actuar de forma independiente, libre, auto-directiva y poderosa. Los
94
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
conceptos incluyen el término de directividad propia de Rogers (1961), el centrarse,
en la habilidad de la persona para hacer elecciones libremente de Wessler y Wessler
(1980), y los criterios de auto-interés, auto-dirección, compromiso, y aceptación
del riesgo de Ellis (1980a).
Si estos rasgos sin duda caracterizan a las personas sanas, entonces el modelo
ABC contextual ofrece la única estructura desde la que ayudar a las personas a
obtener estos atributos. Puesto que, además de ayudar a la gente a librarse de las
demandas y auto-valoraciones irracionales, el terapeuta puede ayudar a los clientes
y a otras personas a adoptar las posiciones de vida de vivir filosóficamente y
centrarse en la causa, en consecuencia enseña a las personas a vivir de una forma
creativa y afirmativa independientemente de las circunstancias propias o ajenas de
sus vidas. Adoptando estas posiciones, la gente actúa porque están decididos a
hacerlo así, no porque se sientan o no se sientan bien o porque otros le vayan a
aprobar o no; es decir, llegan a las posiciones de dominio, libertad, y completa
autonomía personales.
CONCLUSION
El modelo ABC contextual representa una desviación del paradigma ABC
tradicional de la RET. Aunque de ninguna forma denuncia la teoría o la práctica
de la RET, su intento es capturar de una forma dinámica y tridimensional los
intrincados del sentimiento, pensamiento y acción humanos y las complejidades
de las cogniciones humanas. Se hacen distinciones entre los pensamientos, ideas
y creencias situacional-específicas (b minúsculas) y las filosofías y estilos relativamente permanentes y constantes (B mayúsculas). Estas últimas incluyen las
posiciones de vida (expresadas a través de las dicotomías de exigencia versus
afirmación, yo como objeto versus yo como contexto, vivir psicológicamente versus
vivir filosóficamente, y centrarse en el efecto versus centrarse en la causa). Las
otras B son los valores y los hábitos interpretativos. También se comentan los
procesos activo-reactivo y activo-activo. El primero tiene que ver con la facultad
de las B para moldear y crear tanto los acontecimientos del mundo como los
percibidos por la persona y el pensamiento situacional-específico que una persona
tiene sobre estos acontecimientos percibidos. La última tiene que ver con la facultad
que una persona tiene para crear acciones, sentimientos y pensamientos independientemente del suceso estimulador.
Se espera que los conceptos y constructos presentados en el modelo ABC
contextual promuevan las metas básicas de la terapia racional emotiva, que son la
promoción del cambio concreto y filosófico, la eliminación de los problemas de
segundo nivel o problemas emocionales sobre el problemas emocional, y la intensificación de la satisfacción y poder personal. Serán bien recibidas las reacciones
y comentarios a este capítulo, dentro del espíritu de continuo desarrollo de la RET.
DE UN MODELO LINEAL A UNO CONTEXTUAL DE LOS ABC DE LA RET
95
REFERENCIAS
Ardell, D. B. (1979), High Level Wellness. Emmaus, Pa.: Rodale Press.
Bandura, A. (1977). Self-efficacy: Toward a unifying theory of behavioral change. Psychological Review, 84, 191-215.
Bartley, W. W. (1978). Werner Erhard: The transformation of a man; the founding ofEST.
New York: Carkson N. Potter.
Beck, A. T. (1967). Depression: Clinical, experimental, and theoretical aspects. New York:
Hoeber.
Bernard, M. E. (1980). Private thoughts in rational-emotive psychotherapy. Rational Living,
15, 3-8.
Boyd, J., & Grieger, R. (1982). Self-acceptance problems. In R. Grieger & I. Z. Grieger
(Eds.), Cognition and emotional disturbance. New York: Human Sciences Press.
Bry, A. (1976). EST. New York: Avon Books.
Coopersmith, S. (1967). The antecedents of self-esteem. San Francisco: W. H. Freeman.
Dickstra, R., & Dassen, W. F. (1979). Rationale Therapie. Amsterdam: Swets and Zeitlinger.
Earle, M., & Regin, N. (1980). A world that works for everyone. San Francisco: The EST
Enterprise.
Ellis, A. (1958). Rational Psychotherapy. Journal of General Psychology, 59, 35-49.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A. (1971). Growth through reason. North Hollywood, Calif.: Wilshire Book Company.
Ellis, A. (1972). Psychotherapy and the value of a human being. In W. Davis (Ed.), Value
and valuation: Aetiological studies in honor of Robert. A. Hartman. Knoxville, Tenn.:
University of Tennessee Press.
Ellis, A. (1974a). How to stubbornly refuse to be ashamed of anything. Cassette recording.
New York: Institute for Rational Living.
Ellis, A. (1974b). Humanistic psychotherapy: The rational-emotive approach. New York:
McGraw-Hill.
Ellis, A. (1976). RET abolishes most of the human ego. Psychotherapy: Theory, research
and practice, 13, 343-348.
Ellis, A. (1977). The basic clinical theory of rational-emotive therapy. In A. Ellis & R. Grieger
(Eds.), Manual de terapia racional emotiva. Bilbao. Desclée De Brouwer.
Ellis, A. (1979). The theory of rational-emotive therapy. In A. Ellis & J. Whiteley (Eds.),
Theoretical and empirical foundation of rational-emotive therapy. Monterey, Calif.:
Brooks/Cole.
Ellis, A. (1980a). An overview of the clinical theory of rational-emotive therapy. In R.
Grieger & J. Boyd, Rational-emotive therapy: A skills-based approach. New York:
Van Nostrand Reinhoid.
Ellis, A. (1980b). Rational-emotive therapy and cognitive behavior therapy: Similarities and
differences. Cognitive Therapy and Research, 4, 325-340.
Ellis, A. (1984). Expanding the ABCs of RET. In A. Freeman & A. Mahoney (Eds.),
Cognition and psychotherapy, New York: Plenum.
Ellis, A., & Haper, R. A. (1979). A new guide to rational living. Englewood Cliffs, N.
J.: Prentice-Hall.
Eschenroeder, C. (1982). How rational is rational-emotive therapy? A critical appraisal of
its theoretical foundation and therapeutic methods. Cognitive Therapy and Research,
6, 381-392.
Grieger, R. (1975). Self-concept, self-esteem, and rational-emotive theory. Rational Living,
10, 12-17.
Grieger, R., & Boyd, J. (1980). Rational-emotive therapy: A skills-based approach. New
York: Van Nostrand Reinhoid.
96
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Huber, C. H. (1985). Pure versus pragmatic RET. Journal of Counseling and Development,
63, 321-322.
Kaplan, R., Saltzman, B., & Ecker, L. (1979). Wholly alive. Millbrae, Calif.: Celestial
Arts.
Mahoney, M. J. (1980). Psychotherapy and the structure of personal revolutions. In M. J.
Mahoney (Ed.), Psychotherapy process. New York: Plenum.
Maultsby, M. C. (1975). Help yourself to happiness. New York: Institute for Rational
Living.
Peterson, D. R. (1968). The clinical study of social behavior. New York: Appleton-CenturyCrofts.
Phares, E. (1979). Clinical psychology: Concepts, methods and profession. Homewood,
111.: Dorsey Press.
Rhinehart, L. (1976). The book of EST. New York: Holt, Rinehart and Winston.
Rogers, C. (1961). On becoming a person. New York: Houghton-Mifflin.
Rotter, J. B. (1966). Generalized expectancies for internal versus external control of reinforcement. Psychological Monographs, 80 (1, Whole No. 609).
Siegel, A. (1984). Ideas. Paper presented at The Forum Conference, San Francisco, Calif.,
July 2-6.
Smith, D. (1982). Trends in counseling and psychotherapy. American Psychologist, 37,
802-809.
Wessler R., & Wessler, R. L. (1980). The principles and practice of rational-emotive
therapy. San Francisco, Calif.: Jossey-Bass.
5
Revisión de los Estudios de
Resultado de la Terapia
Racional-Emotiva desde 1977 a
1982*
Terrance E. McGovern y Manuel Silverman
La psicoterapia racional-emotiva, un modelo clínico importante que ha sido
adoptado por muchos clínicos, trabajadores sociales, y otros profesionales de salud
mental, ha generado una considerable investigación (Corey, 1977, Ellis, 1977;
Shertzer y Stone, 1980). En la revisión más reciente de la literatura que evalúa la
efectividad de la RET, DiGiuseppe y Miller (1977) dividieron 22 trabajos en
estudios de resultado no comparativos, que no comparaban la RET con ningún otro
tipo de terapia, y estudios de resultado comparativos, que sí que lo hacían. Este
capítulo revisará la literatura existente desde 1977 hasta mediados de 1982 y seguirá
con el mismo esquema usado por DiGiuseppe y Miller (1977).
ESTUDIOS NO COMPARATIVOS
Los estudios no comparativos comentados aquí se presentan en la Tabla 5-1.
Ansiedad
Hymen y Warren (1978), centrándose en la ansiedad ante los exámenes,
utilizaron a 11 estudiantes de últimos cursos y los dividieron en dos grupos de
* Este capítulo IXH publicado originalmente en el Journal of Rational-Emotive Therapy, 1984, 2, 1.
98
Tabla 5-1 Estudios QRcomparativos: de 1977 a mediados de 1982
Comparaciones
Problema
Sujetos
Resultado
Hymen y Warren
(1978)
Barabasz (1979)
RET + imaginación vs.
RET — imaginación
Excitación
psicofisiológica = RET
vs. placebo vs. no
tratamiento
RET vs. grupo control
Ansiedad ante los
exámenes
Ansiedad ante los
exámenes
11 estudiantes de
últimos cursos
48 estudiantes
Ninguna diferencia significativa
Temor a la crítica
negativa
Ansiedad ante los
exámenes
Multisintomático
78 sujetos
RET significativamente mejor
30 estudiantes
RET significativamente mejor
5 hombres y 7
mujeres en un marco
militar
48 estudiantes
59 adultos entre 60 y
79 años
Mejoría pero no significativa
D’Angelo (1978)
Katz (1978)
Rosenheim y Dunn
(1977)
Roberts (1977)
Krenitsky (1978)
RETvs.placebo vs.no
tratamiento
Terapia Conductual
Racional (RBT)
solamente
RET vs. grupo control
ERE (Educación Racional
Emotiva) vs. placebo vs.
grupo control
Ritchie (1978)
ERE vs. grupo control
Patton (1978)
Terapia Conductual
Racional (RBT) vs.
grupo control
Síntomas múltiples
Relación entre edad/
CI y eficacia de la
ERE.
Creencias irracionales;
asertividad; locus of
control
Trastornos
emocionales
200 estudiantes de
quinto curso
34 adolescentes con
trastornos emociRnales
RET significativamente mejor que
placebo y no tratamiento
RET significativamente mejor
Edad/CI no significativo. REE
significativo en el pensamiento
racional y en el ajuste emocional;
no significativo en la escala de
neuroticismo.
ERE significativo en las creencias
irracionales; mejoría en asertividad/
locus de control
RBT significativo por el RBT
Concept Test/Common Perception
Inventory/Intemal-Extemal scale/
Time-competence Scale del
Persona] Orientation Inventory;
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Nombre/Año
RET vs. grupo control
Trastornos
emocionales
35 pacientes
ambulatorios
Bigney (1979)
RET vs. grupo control
Rainwater (1979)
12 matrimonios en
terapia de pareja
Mujer obsesiva
Stevens (1981)
Estudio de caso único
RET
RBT solamente
Cambios de
personalidad/carácter
Obsesión
Estrés
Cox (1979)
RBT solamente
Abuso de alcohol
Sujetos del Servicio
Seguridad de la
USAF
15 deliQcuentes
criminales
Plachetta (1979)
RBT vs. grupo control
Habilidades sociales
17 voluntarios
Zelie, Stone y
Lehr (1980)
Block (1980)
RBT vs. grupo control
Disciplina escolar
60 estudiantes
RET vs. placebo vs.
control
Pérdida de peso
40 adultos obsesos
Mejoría significativa
Mejoría significativa
Mejora —solamente 2 de los 15—
se les revocó la libertad bajo palabra
después del tratamiento RBT
significativo en la Dating Fear
Scale y en la Escala de Evitación y
Ansiedad Social; mejoría en la
Escala de Temor a la Crítica
Negativa
RBT significativo por 2 escalas de
conducta y reincidencia
Mejoría pero no significativa
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
Savitz (1979)
mejoría pero no significativa por la
Inner-Directed Support Scale y
todas las subescalas del
Observational Emotional Inventory
No medidas dependientes pero
mejoría notada por todos los
médicos que les habían enviado
Mejora pero no significativa
99
100
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
tratamiento: un grupo recibió RET más imaginación (1) y el otro RET sin imaginación. Cada grupo recibió entrenamiento durante un periodo de tres semanas
con seis sesiones de una hora cada una. El pre y post-test, utilizando una escala
de ansiedad (Achievement Anxiety Test), mostró que no había diferencias significativas entre los dos grupos, si bien los dos redujeron la ansiedad. Los investigadores comentaron el hecho de que los resultados se debiesen posiblemente a la
similitud de los métodos de tratamiento, más que al escaso tiempo del mismo.
Otros defectos de este estudio pueden considerarse el pequeño tamaño de la población de sujetos y la carencia de un grupo de control.
Barabasz (1979), también utilizando estudiantes con ansiedad ante los exámenes, midió la excitación psicofisiológica dividiendo a 148 sujetos en un grupo
de tratamiento, un grupo de atención-placebo, y un grupo sin tratamiento. El grupo
con tratamiento escuchó cuatro sesiones de counseling RET grabadas en casette
durante un perªodo de dos semanas. Las medidas dependientes fueron la conductancia
de la piel y la tasa cardiaca. Las medidas pre y post-test encontraron que la RET era
significativamente mejor que el placebo y que el no tratamiento. Este estudio es
interesante por el hecho de que no se diR ninguna instrucción directa en RET, y por
que incluso el corto periodo de tratamiento produjo resultados significativos. No se
realizó estudio de seguimiento.
D’Angelo (1978) examinó los efectos de la RET en la reducción del temor a
la crítica negativa. Se dividió a 78 sujetos en un grupo tratamiento y otro control,
en el que el grupo de tratamiento recibió tres presentaciones de una hora de RET
en días consecutivos. Se utilizó como medida dependiente la Escala de Temor a
la Crítica Negativa de Watson y Friend. Hubo una reducción significativa en el
temor a la crítica negativa en el grupo RET, que se mantuvo durante el seguimiento
de un mes.
Katz (1978) estudió el resultado de la RET en 30 estudiantes con ansiedad
ante los exámenes comparándolo con grupos de relajación-placebo y un grupo
control sin tratamiento. Un análisis multivariado no mostró diferencias entre los
grupos en el pre-tratamiento, pero el grupo RET mostró tener ganancias significativas en el post-tratamiento. No se informa sobre el seguimiento.
Síntomas Múltiples
Se encontraron diversos estudios en los que existían varios problemas presentes, encontrándose por medio de tests psicológicos que los sujetos identificados
necesitaban ayuda.
Rosenheim y Dunn (1977) examinaron la efectividad de la terapia racional
conductual (RBT) en un marco militar. (La RBT es una variante de la RET que
pone el énfasis en un mayor examen de la exactitud de las percepciones y descripciones de los acontecimientos activadores). Los sujetos (de 18 a 36 años de
edad) eran 5 hombres y 7 mujeres que habían solicitado tratamiento. El tratamiento
se realizó tanto de forma individual como con terapia grupal para todos los sujetos. 1
(1) N. de los T.: preferimos traducir el término inglés «imaginery» por imaginación, aunque en sentido
HVWULFWR QR LPSOLFD WDQWR OD LPDJLQDFL°Q FRPR OR LPDJLQDULR \D TXH VX WUDGXFFL°Q OLWHUDO lLPDJLQHUªDx
HQFDVWHOODQRWLHQHRWURVHQWLGR
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
101
Las medidas dependientes fueron el Cuestionario de Personalidad MMPI y el
Formulario de Frases Incompletas de Rotter. Los análisis pre y post-test no revelaron
cambios de personalidad importantes pero denotaron que la RBT había tenido éxito
en reducir la excesiva ansiedad y la negación defensiva.
Roberts (1977) estudió la efectividad de la RET con estudiantes que habían
sido identificados como necesitados de ayuda por medio del Deichmann-Roberts
Attitude Inventory (D-RAI) y el Inventario Psicológico de California (CPI). Se
asignó a 48 estudiantes a una condición experimental de dos semanas, mientras
que los otros 27 estudiantes sirvieron como grupo control. Una comparación del
pre y post-test mostró una mejoría significativa para el grupo experimental tanto
en el D-RAI como en el CPI.
Krenitsky (1978, en un tipo de estudio algo diferente examinó la relación de
la edad y la inteligencia verbal con la eficacia de la Educación Racional Emotiva
(ERE, (*) un método RET orientado a la prevención) con personas de la tercera
edad. Se distribuyeron 59 sujetos a una de las tres condiciones de tratamiento:
experimental, atención placebo, control sin ningún tipo de contacto. Se hicieron
distinciones en todos los grupos con respecto a los niveles de edad (60 a 69 versus 70
a 79) y dos niveles de inteligencia. Las medidas dependientes fueron: el Idea
Inventory, el Adult Irrational Idea Inventory, la escala de neuroticismo del Cuestionario de Personalidad de Eysenck (EPI), y el Cuestionario de Ansiedad EstadoRasgo (STAI). Hubo un incremento significativo para el grupo ERE en el pensamiento racional y en el ajuste emocional cuando se comparó con el grupo control,
pero no había diferencia significativa en la escala de neuroticismo. Además, ni la
inteligencia ni la edad fueron factores significativos.
Ritchie (1978) investigó el efecto de la educación racional-emotiva (ERE)
sobre las creencias irracionales, asertividad, y locus of control de 200 estudiantes
de quinto curso de la escuela primaria. Se asignaron los sujetos a un grupo experimental o a un grupo control, y se usaron tres medidas dependientes en el pre y
post-test: la forma C del Children’s Survey of Rational Concepts; el Cuestionario de
Asertividad de Rathus; y el Intellectual Achievement Questionnaire. Los resultados
mostraron una diferencia significativa en las ideas racionales entre los grupos
experimental y control, y el gUupo experimental puntuó mejor, aunque no
significativamente, en aserWLvidad y locus GH control.
3DWWRQ H[DPLQ°ORVHIHFWRVGHOHQWUHQDPLHQWRUDFLRQDOFRQGXFWXDO 5%7
VREUHORVDGROHVFHQWHVFRQWUDVWRUQRHPRFLRQDO/DPXHVWUDHVWDEDFRPSXHVWDSRU
DGROHVFHQWHVGHXQSURJUDPDGHHGXFDFL°QHVSHFLDOTXHIXHURQGLDJQRVWLFDGRVFRPR
lSHUWXUEDGRVHPRFLRQDOPHQWHx/RVVXMHWRVVHGLYLGLHURQHQXQJUXSRH[SHULPHQWDO
\XQJUXSRFRQWURO(OJUXSRH[SHULPHQWDOUHFLEL°PLQXWRVGHHQWUHQDPLHQWR5%7
WUHVGªDVDODVHPDQDGXUDQWHVHPDQDV6HXWLOL]DURQFLQFRPHGLGDVGHSHQGLHQWHV
HO RBT Concepts Test HO Common Perception Inventory OD (VFDOD GH /RFXV GH
&RQWURO ,QWHUQR([WHUQR GH 5RWWHU HO Personal Orientation Inventory \ HO
Observational Emotional Inventory 6H HQFRQWUDURQ PHMRUªDV VLJQLILFDWLYDV SDUD HO
JUXSR H[SHULPHQWDO HQ HO RBT Concepts Test HO Common Perception inventory OD
(VFDODGH/RFXVRI&RQWURO\ODTime-Competence ScaleGHOPersonal Orientation
Inventory0HMRUªDVDXQTXHQRVLJQLILFDWLYDVVHQRWDURQHQODInner-Directed
Al igual que en el Volumen I seguimos usando para la Educación Racional Emotiva las siglas ERE.
102
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Support Scale del Personal Orientation Inventory, y en todas las subescalas del
Observational Emotional Inventory.
Savitz (1979) estudió los efectos de las RET sobre los trastornos emocionales.
Los sujetos fueron 35 clientes ambulatorios divididos en un grupo de tratamiento
y un grupo control. Los sujetos del grupo de tratamiento recibieron 50 minutos de
terapia de grupo RET a la semana durante cuatro semanas. Este es un estudio pobre
ya que no se utilizaron medidas dependientes; sin embargo, los médicos que los
habían remitido notaron mejoría en los clientes del grupo de tratamiento.
Otros estudios
Bigney (1979) evaluó la terapia RET en una situación de counseling matrimonial. Los sujetos eran 12 parejas que se distribuyeron aleatoriamente al grupo
experimental y al control. Se midieron los cambios de personalidad y carácter
intrapsíquico e interpersonal después de 12 horas distribuidas en 6 semanas de
entrenamiento en RET. Las medidas dependientes fueron el Inventario Psicológico
de California (CPI) y el Taylor-Johnson Temperament Analysis. Los resultados
favorecieron al grupo experimental, aunque ninguno de los hallazgos resultó significativo.
Rainwater (1979) llevó a cabo un estudio de caso único utilizando la RET
para tratar a un individuo obsesivo. Las medidas usadas fueron un auto-informe, un
auto-registro y un informe de la pareja. Los resultados mostraron una mejoría
significativa en todas las medidas. El método de estudio de caso único aunque
valioso por la profundidad del estudio, posee poco valor como estudio de resultado; se
ha incluido porque IXH el único que se encontró que tratase específicamente el tema
de las obsesiones.
6WHYHQV HVWXGL° HO HVWU¦V FRQ VXMHWRV GHO 6HYLFLR GH 6HJXULGDG GH ODV
)XHU]DV $¦UHDV GH ORV (VWDGRV 8QLGRV &DGD VXMHWR VH DXWRHYDOX° HQ FLQFR VLWXD
FLRQHV HVWUHVDQWHV LPSRUWDQWHV SDUD HO WUDWDPLHQWR \ ODV FODVLILFDFLRQHV VH HYDOXDURQ
XVDQGR HO DXWRDQOLVLV UDFLRQDO SDUD IRPHQWDU ODV FRJQLFLRQHV UDFLRQDOHV (O WUD
WDPLHQWR FRQVLVWL° HQ XQ WDOOHU GH VHLV KRUDV FRQ WUHV VHVLRQHV DGLFLRQDOHV GH
VHJXLPLHQWR7RGRVORVVXMHWRVPHMRUDURQHQVXDXWRHYDOXDFL°QGHVDWLVIDFFL°QHQ
VLWXDFLRQHV HVWUHVDQWHV GH XQ WHVW DGPLQLVWUDGR GRV VHPDQDV GHVSX¦V GH ILQDOL]DU HO
WDOOHU /DV SXQWXDFLRQHV GHO SUH DO SRVWWHVW HQ ODV PHGLGDV GH DXWRVDWLVIDFFL°Q
UHYHODURQXQDPHMRUªDVLJQLILFDWLYD/RVGHIHFWRVGHHVWHSUR\HFWRPLQXFLRVRHVWULEDQ
HQODDXVHQFLDGHJUXSRFRQWURODGHPVGHODFDUHQFLDGHXQDPHGLGDPVREMHWLYD
&R[ HVWXGL° OD HIHFWLYLGDG GH OD WHUDSLD UDFLRQDO FRQGXFWXDO HQ
GHOLQFXHQWHVFULPLQDOHVFRQSUREOHPDVGHDEXVRGHDOFRKRO(OOXJDUGHHVWXGLRIXHOD
8QLGDG GH 5HKDELOLWDFL°Q $OFRK°OLFD GHO &HQWUR 3HQLWHQFLDULR )HGHUDO GH /H[LQJWRQ
.HQWXFN\ /RV VXMHWRV HQWUH \ D®RV FRQ XQD HGDG PHGLD GH D®RV
SDUWLFLSDURQ HQ XQ HQWUHQDPLHQWR 5%7 DQWHV GH TXH VH OHV GLHVH OD OLEHUWDG EDMR
SDODEUD 8Q HVWXGLR GH VHJXLPLHQWR PRVWU° TXH V°OR GH ORV LQGLYLGXRV
UHLQFLGLHURQKDVWDHOSXQWRGHTXHVHOHVUHYRF°ODOLEHUWDGEDMRSDODEUD'HQXHYROD
FDUHQFLDGHJUXSRFRQWUROHVHOGHIHFWRGHOHVWXGLR
Plachetta (1979) examinó la eficacia de la terapia racional conductual en la
mejora de habilidades interpersonales de 17 voluntarios que se dividieron en un
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
103
grupo experimental y un grupo control. El grupo RET puntuó significativamente
mejor que el control en la Dating Fear Scale y en la Escala de Evitación y Ansiedad
Social. También puntuaron mejor, pero no significativamente en la Escala de Temor
a la Crítica Negativa.
Zelie, Stone y Lehr (1980) estudiaron la eficacia de la terapia racional conductual en problemas de disciplina escolar. Se dividió a 60 estudiantes entre un grupo
experimental y uno control. Las medidas dependientes fueron las Teacher Behavior
Assessments y la proporción de reincidencia. El grupo experimental IXH clasificado
significativamente mejor por los profesores con respecto a la conducta problema
inicial, el trabajo en clase y los deberes. También, la proporción de reincidencia del
grupo control IXH tres veces superior a la del experimental.
Block (1980) estudió la eficacia de la RET con 40 adultos obesos. Los sujetos
se asignaron a un grupo experimental, a un grupo placebo en el que se les prestaba
atención, o a un grupo control sin tratamiento. La medida dependiente IXH la pérdida
de peso. Los resultados indicaron que los sujetos RET perdieron más peso, pero no de
forma significativa.
Dye (1981) investigó la influencia de la educación racional-emotiva sobre el
auto-concepto entre adolescentes deprivados de madre que vivían en una residenciahogar. Los 24 sujetos se dividieron en tres grupos: un grupo de tratamiento que
recibió ERE; un grupo cotral, que recibió atención aleatoria; y un grupo control sin
tratamiento. La medida dependiente se tomó utilizando la Tennessee Self-Concept
Scale. Aunque los resultados no demuestran ningún resultado significativo, el grupo de
tratamiento mostró mayores puntuaciones.
/HH HVWXGL° ORV SUREOHPDV GH DVHUWLYLGDG HQ XQD SREODFL°Q GH HQIHU
PHUDV 6H GLVWULEX\HURQ D HQIHUPHUDV HQWUH XQ JUXSR 5(7 \ HQ XQR FRQWURO /DV
PHGLGDV GHSHQGLHQWHV XVDGDV IXHURQ HO ,QYHQWDULR GH $VHUWLYLGDG HO Rational
Behavior InventoryOD(VFDODGH/RFXVGH&RQWURO,QWHUQR([WHUQRHO&XHVWLRQDULRGH
$QVLHGDG (VWDGR5DVJR 67$, \ HO Wohler Physical Symptom Inventory /DV
SXQWXDFLRQHVSUHSRVWWHVWPRVWUDURQTXHHOJUXSR5(7IXHVLJQLILFDWLYDPHQWHPHMRU
HQWRGDVODVPHGLGDV
(QUHVXPHQORVHVWXGLRVQRFRPSDUDWLYRJHQHUDOPHQWHDSR\DQODHIHFWLYLGDGGH
OD SRVWXUD 5(7 $GHPV ORV HVWXGLRV YDQ PV DOO GH DTXHOORV TXH UHYLVDURQ
'L*LXVHSSH\0LOOHU \DTXHVRQPVODVUHDVSUREOHPDTXHVHLQYHVWLJDQ\ORV
JUXSRVGHVXMHWRVVRQPVGLYHUVRV
ESTUDIOS COMPARATIVOS
Los estudios comparativos se dividen en dos partes: aquellos que comparan
la RET con sólo otra terapia y los que comparan la RET con más de una terapia.
Todos ellos se presentan el al tabla 5-2.
Primera parte: comparaciones con una sola terapia
Entrenamiento conductual en asertividad. Eades (1981) comparó la RET con
el entrenamiento conductual en asertividad tratando problemas de asertividad y
creencias irracionales. Los sujetos de este estudio fueron 30 estudiantes de últimos
cursos que se dividieron en tres grupos: un grupo RET, un grupo de entrenamiento
104
Tabla 5-2 Estudios comparativos: de 1977 a mediados de 1982
Comparaciones
Problema
Sujetos
Resultado
Eades (1981)
RET vs. entrenamiento en
asertividad conductual
(BAT)
Asertividad y
creencias irracionales
30 estudiantes de
últimos cursos
Cohen (1977)
RET vs. modificación
cognitiva
Ansiedad ante los
exámenes
Foley (1977)
RET vs. programa
institucional
RET vs. programa de
tratamiento escolar
RET vs. terapia de insight
psicodinámico vs. terapia
ecléctica
RET vs. RET + imaginación
vs. counseling orientado a la
relación
Alcoholismo
16 estudiantes
mujeres de último
curso
52 hombres
Tanto la RET como el BAT
significativamente mejor del pre al
post-tratamiento; solo la RET
significativamente mejor comparada con el grupo de control
La RET mejor pero no significativamente
Fracaso y mala
conducta escolar
Ideas irracionales y
emociones negativas
40 estudiantes de
bachillerato
115 estudiantes de
colegios públicos
Ansiedad
interpersonal
60 estudiantes de
bachillerato
RET vs. counseling
orientado a la relación
(ROC)
Ansiedad ante los
exámenes
60 estudiantes de
bachillerato
Block (1978)
Kujoth y Topetzes
(1977a, 1977b)
Warren (1979)
Smith (1980)
Ambos grupos de tratamiento
mejoraron pero sin significación
La RET mejor pero no significativamente
La RET significativamente mejor
con respecto a las ideas irracionales, ansiedad y depresión
Ambos grupos RET significativamente mejor del pre a post-tratamiento y también con respecto al
grupo control
Ninguna diferencia significativa
con respecto al ROC; pero, la RET
significativamente mejor del pre a
post-tratamiento con respecto al
auto-informe y significativamente
mejor comparado con el grupo
control en medidas sociométricas
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Nombre/Año
Ansiedad ante los
exámenes
Desajuste emocional
Asertividad
150 estudiantes con
malas notas
50 pacientes (20-60
años)
43 mujeres
Jenni y
Wollersheim
(1979)
RET vs. entrenamiento
en el manejo del estrés
(SMT)
Personalidad Tipo A
42 sujetos
Beck (1980)
RET vs. desensibilización
sintemática (DS)
RET vs. desensibilización
sistemática (DS)
Ansiedad a hablar en
público
Ansiedad
24 sujetos
Meyer (1982)
RET vs. grupo educativorecreativo vs. control
Ansiedad y baja autoestima
100 niños
Uzoka (1977)
RET vs. ensayo
conductual vs.
desensibilización
sistemática
Ansiedad ante los
exámenes
69 estudiantes varones
Carmody (1978)
RET vs. terapia de autoinstrucciones vs.
entrenamiento en
asertividad
Asertividad
63 adultos
Shackett (1980)
60 sujetos
La RET mejor pero no
significativamente
La RET significativamente mejor
Tanto la RET como la SI
significativamente mejor del pre
al post-tratamiento; la RET mejor
pero no significativamente con
respecto al SI
Ambos sign. mejor con respecto a
control; la RET sign. mejor para un
alto grado de caract. de Tipo A con
respecto al SMT
Tanto la RET como la DS mejor
pero no significativamente
Tanto la RET como la DS
significativamente mejor con
respecto al control pero no entre sí
La RET significativamente mejor
para la ansiedad, sin diferencia para
la auto-estima
Para el locus of control defensivo
todos los grupos de tratamiento
significativamente mejor con
respecto al control; para el locus de
control pasivo, RET y ensayo
conductual mejor pero no
significativamente
Todos los tratamientos mejor; solo
la RET significativa
105
RET vs. entrenamiento
en relajación
RET vs. entrenamiento
en relajación
RET vV. terapia de autoinstrucciones (SI)
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
Baither Godsey
(1979)
Lipsky, Kassinove
y Miller (1980)
Jackson (1980)
106
Tabla 5-2 Estudios comparativos: de 1977 a mediados de 1982
Comparaciones
Problema
Sujetos
Resultado
Manchester (1978)
RET vs. modificación de
conducta vs. Gestal vs.
educación nutritiva
Terapia cognitiva vs.
farmacoterapia
Obesidad/nutrición
71 escolares de EGB
Todos mejoran; ninguna diferencia
significativa entre ellos
Depresión
44 sujetos
RET y biofeedback de la
temperatura palmar vs.
biofeedback de la
temperatura palmar solo
vs. biofeedback EMG vs.
entrenamiento en
relajación
ERE vs. ERE y ensayo
conductual vs. ERE y
ensayo conductual y
tareas escritas
RET vs. RET y
biblioterapia
RET y desensibilización
sistemática vs.
entrenamiento en
relajación
Biblioterapia racionalemotiva vs. audioterapia
racional-emotiva
Migrañas y dolor de
cabeza
24 sujetos
El grupo de terapia cognitiva
significativamente mejor que la
farmacoterapia
Todos mejor, pero sin diferencia
significativa
Insatisfacción,
neuroticismo,
ansiedad
96 niños
Auto-concepto
30 estudiantes
Ansiedad ante los
exámenes
143 estudiantes de
BUP
El grupo con tratamiento
significativamente mejor con
respecto al placebo y al control
Pre-tratamiento
34 adultos
Para neuroticismo y ansiedad la
biblioterapia significativa; para
las ideas irracionales los dos
significados
Rush, Beck,
Kovacs y Hollan
(1977)
Lake (1978)
N. J. Miller
(1978)
Saltzberg (1981)
Taylor (1981)
Kassinove, Miller
y Kalin (1980)
Todos los grupos de tratamiento
significativamente mejor con
respecto al control pero no entre
ellos
Diferencias no significativas
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Nombre/Año
Zone (1979)
T. W. Miller
(1977)
Hultgren (1977)
Asertividad
12 hombres y 12
mujeres
Ambos significativamente mejor
del pre al post-tratamiento
RBT en el aula
63 sujetos
RBT significativa
ERE vs. ERE y ensayo
conductual vs. ERE y
ensayo conductual y
tareas ABC vs. control
Grupo de auto-aceptación
RET vs. auto-estima vs.
control
Factores emocionales
94 niños de bajo/alto
CI
Mejora pero no significativamente;
CI no influye
Ansiedad social
60 estudiantes de
últimos cursos
Educación racional de los
hijos vs. control
Educación parental
16 madres
La RET significativamente mejor
en la Escala de Temor a la Crítica
negativa; la RET mejor pero no
significativamente en la Escala de
Evitación y Ansiedad social
Solo parcialmente significativa
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
Costello y
Dougherty (1977)
Miller y Kassinove
(1978)
RET y ensayo conductual
vs. ensayo conductual y
RET
RBT vs. control
107
108
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
FRQGXFWXDO HQ DVHUWLYLGDG \ XQ JUXSR FRQWURO /DV PHGLGDV GHSHQGLHQWHV IXHURQ HO
,QYHQWDULRGH$VHUWLYLGDG\HO7HVWGH&UHHQFLDV,UUDFLRQDOHVTXHVHXVDURQWDQWRSDUD
HO SUH FRPR SDUD HO SRVWWHVW /RV UHVXOWDGRV PRVWUDURQ TXH WDQWR OD 5(7 FRPR HO
HQWUHQDPLHQWRFRQGXFWXDOHQDVHUWLYLGDGGLHURQUHVXOWDGRVVLJQLILFDWLYRVGHOSUHDOSRVW
WHVW HQ HO ,QYHQWDULR GH $VHUWLYLGDG 6LQ HPEDUJR V°OR HO JUXSR 5(7 GHPRVWU°
JDQDQFLDV TXH IXHURQ VLJQLILFDWLYDPHQWHGLIHUHQWHVGHOJUXSRFRQWURO(QFXDQWRDORV
UHVXOWDGRV (57 HO 7HVW GH &UHHQFLDV ,UUDFLRQDOHV PRVWUDU°Q TXH HO JUXSR 5(7 WXYR
JDQDQFLDV VLJQLILFDWLYDV GHO SUH DO SRVWWHVW FRPSDUDGR FRQ ORV JUXSRV GH
HQWUHQDPLHQWR FRQGXFWXDO HQ DVHUWLYLGDG \ FRQWURO 1R VH KL]R HVWXGLR GH
VHJXLPLHQWR
Modificación cognitiva. Cohen (1977) comparó la RET con la modificación
cognitiva entre estudiantes con ansiedad ante los exámenes, que además fueron
identificados como de mentalidad rígida o flexible. Los sujetos fueron 16 mujeres
de los últimos cursos de las cuales 8 se utilizaron como grupo control, mientras
las otras ocho se dividieron en 4 grupos de tratamiento (2 personas por grupo): RET
con sujetos flexibles, modificación cognitiva con sujetos flexibles, RET con
sujetos de mentalidad rígida y modificación cognitiva con sujetos de mentalidad
rígida. Las medidas dependientes fueron la Escala de Ansiedad ante los Exámenes
y la Escala de Ansiedad Generalizada. Los resultados, aunque faltos de significación, demostraron que los sujetos del grupo RET con mentalidad flexible mostraban mayores mejorías en el post-test que los grupos de modificación cognitiva
y control.
Programas Institucionales. Los programas institucionales emplean elementos de
varios paradigmas terapéuticos desarrollados por el equipo de la institución particular.
Dentro de esta categoría entran dos estudios:
Foley (1977) estudió el auto-concepto de 52 hombres alcohólicos. Se dividió a
los sujetos en dos condiciones experimentales: un programa de tratamiento alcohólico
institucional, y este mismo programa acompañado de RET. Este último grupo recibió
6 horas de RET durante un periodo de dos semanas. La medida dependiente fué la
Tennessee Self Concept Scale. Aunque ambos grupos mejoraron en el post-test, los
resultados no revelaron diferencias significativas entre los dos grupos en las
puntuaciones del post-test. Hubo numerosos defectos de diseño en este estudio,
incluyendo la ausencia de grupo control, así como el relativamente corto periodo de
tiempo de instrucción RET.
Block (1978) estudió la efectividad de la RET comparándola con un programa
escolar de counseling/disciplina. Los sujetos fueron 40 estudiantes de bachillerato
hispanos y de raza negra, identificados por el personal escolar como de alto riesgo y
fracaso e inclinados a conductas desadaptadas. Fueron divididos en tres grupos: uno
RET, uno siguiendo el programa escolar de counseling/disciplina y uno control. El
grupo RET estuvo en tratamiento cinco sesiones semanales a lo largo de un semestre
entero. Las medidas dependientes fueron la media de las asignaturas, las conductas
disruptivas y las faltas a clase. Los resultados indicaron que el grupo RET demostró
una mejoría más alta en todas las variables durante un largo período de tiempo.
Aunque este estudio apoya la posición RET, es posible que la identificación del grupo
RET como «especial» pueda haber sido una variable contaminante.
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
109
7HUDSLD GH LQVLJKW SVLFRGLQPLFR .XMRWK \ 7RSHW]HV D E UHDOL]DURQ
GRV HVWXGLRV FRPSDUDQGR OD 5(7 FRQ OD WHUDSLD GH LQVLJKW SVLFRGLQPLFR (Q HO
SULPHUR GH HVWRV HVWXGLRV HVWXGLDQWHV GH FROHJLRV S·EOLFRV VH GLYLGLHURQ HQ GRV
JUXSRVXQJUXSR5(7\XQJUXSRGHWHUDSLDGHLQVLJKW/DVGRVPHGLGDVGHSHQGLHQWHV
XVDGDV IXHURQ OD 0XOWLSOH $GMHWLYH &KHFNOLVW \ HO <RXU ,UUDWLRQDO 3HUVRQDOLW\ 7UDLW
,QYHQWRU\6FRUH/DVSXQWXDFLRQHVHQHOSRVWWHVWGHPRVWUDURQTXHHOJUXSRGHLQVLJKW
QR KDEªD VXIULGR FDPELRV VLJQLILFDWLYRV PLHQWUDV TXH HO JUXSR 5(7 VH PRVWU°
VLJQLILFDWLYDPHQWHPHQRVLUUDFLRQDOGHVSX¦VGHOWUDWDPLHQWRHYLGHQFLQGRVHWDPEL¦Q
XQDGLVPLQXFL°QHQODVHPRFLRQHVQRGHVHDGDV
(O VHJXQGR HVWXGLR IX¦ XQD U¦SOLFD SDUFLDO GHO SULPHUR 6H D®DGL° D ORV JUXSRV
5(7HLQVLJKWXQJUXSRGHWHUDSLDHFO¦FWLFD/RVUHVXOWDGRVUHYHODURQTXHGHQXHYR
V°ORHOJUXSR5(7PHMRU°HQODVYDULDEOHVUHODFLRQDGDVFRQODVDOXGPHQWDODGHPV
HVWH JUXSR IX¦ VLJQLILFDWLYDPHQWH PHQRV LUUDFLRQDO GHVSX¦V GHO WUDWDPLHQWR \
PDQLIHVW° VLJQLILFDWLYDPHQWH PHQRV DQVLHGDG \ GHSUHVL°Q /D DXVHQFLD GH XQ JUXSR
FRQWURO HQ DPERV HVWXGLRV SXHGH FRQVLGHUDUVH FRPR XQ GHIHFWR DXQTXH DPERV
SDUHFHQKDEHUVLGRULJXURVRVHQRWUDVFDUDFWHUªVWLFDVGHOGLVH®R
&RXQVHOLQJRULHQWDGRDODUHODFL°Q:DUUHQ FRPSDU°OD5(7OD5(7PV
LPDJLQDFL°Q UDFLRQDOHPRWLYD \ HO FRXQVHOLQJ RULHQWDGR D ODV UHODFLRQHV HQ HO
WUDWDPLHQWR GH OD DQVLHGDG LQWHUSHUVRQDO /RV VXMHWRV HVWXGLDQWHV GH EDFKLOOHUDWR
IXHURQUHSDUWLGRVHQXQRGHORVFXDWURJUXSRVTXHVHIRUPDURQXQRGHORVWUHVJUXSRV
GHWUDWDPLHQWRRXQJUXSRFRQWUROGHOLVWDGHHVSHUD7RGRVORVJUXSRVGHWUDWDPLHQWR
SDVDURQSRUVLHWHVHVLRQHVGHPLQXWRVHQXQSHULRGRGHWUHVVHPDQDV6HXVDURQODV
PHGLGDVGHDXWRLQIRUPH\VRFLRP¦WULFDVSDUDODHYDOXDFL°Q/RVUHVXOWDGRVLQGLFDURQ
TXHORVGRVJUXSRV5(7PRVWUDURQPHMRUDVVLJQLILFDWLYDVGHVGHHOSUHDOSRVWWHVW\
WDPEL¦Q SXQWXDURQ PHMRU HQ ODV PHGLGDV VRFLRP¦WULFDV FRPSDUDGRV FRQ HO JUXSR
FRQWURO GH OLVWD GH HVSHUD /DV PHGLGDV GHO DXWRLQIRUPH QR GLHURQ UHVXOWDGRV
VLJQLILFDWLYRV
6PLWK FRPSDU°OD5(7FRQHOFRXQVHOLQJRULHQWDGRDODUHODFL°QHQHO
WUDWDPLHQWR GH OD DQVLHGDG DQWH ORV H[PHQHV (Q HVWH HVWXGLR HVWXGLDQWHV GH
EDFKLOOHUDWR IXHURQ DVLJQDGRV D XQR GH ORV JUXSRV GH WUDWDPLHQWR R D XQ JUXSR
FRQWUROGHOLVWDGHHVSHUD(OWUDWDPLHQWRFRQVLVWL°HQVLHWHVHVLRQHVGHPLQXWRV
HQXQSHULRGRGHWUHVVHPDQDV3DUDODHYDOXDFL°QVHXVDURQODVPHGLGDVGHDXWR
LQIRUPH \ VRFLRP¦WULFDV /RV UHVXOWDGRV PRVWUDURQ TXH ODV PHGLGDV GH DXWR
LQIRUPH GHO JUXSR 5(7 IXHURQ VLJQLILFDWLYDV GHO SUH DO SRVWWHVW &RQ UHVSHFWR D
ODV PHGLGDV VRFLRP¦WULFDV HO JUXSR 5(7 VH PRVWU° VLJQLILFDWLYDPHQWH PHMRU TXH
HOJUXSRFRQWURO
(QWUHQDPLHQWR HQ 5HODMDFL°Q %DLWKHU \ *RGVH\ LQYHVWLJDURQ OD HILFDFLD
UHODWLYDGHOD5(7FRPSDUDGDFRQHOHQWUHQDPLHQWRHQUHODMDFL°QHQHOWUDWDPLHQWRGH
ODDQVLHGDGIUHQWHDORVH[PHQHV(VWXGLDQWHVFRQPDODVQRWDV 1 VHDVLJQDURQ
DXQRGHORVGRVJUXSRVGHWUDWDPLHQWR\DXQJUXSRFRQWURO/DPHGLGDGHSHQGLHQWH
TXH VH XWLOL]° IXH HO $OH[DQGHU+XVDN $Q[LHW\ 'LIIHUHQWLDO 6H WRPDURQ ODV
SXQWXDFLRQHVSUH\SRVWWUDWDPLHQWR\ORVUHVXOWDGRVQRIXHURQVLJQLILFDWLYRV
/LSVN\ .DVVLQRYH \ 0LOOHU HQ XQ HVWXGLR SLRQHUR LQYHVWLJDURQ OD
HILFDFLD GH OD 5(7 FRPSDUDGD FRQ HO HQWUHQDPLHQWR HQ UHODMDFL°Q XVDQGR XQD
SREODFL°QGHSDFLHQWHVUHDOHV6HH[DPLQ°HODMXVWHHPRFLRQDOGHORVSDFLHQWHVGHXQ
&HQWURGH6DOXG0HQWDO&RPXQLWDULRFRQDOWDREDMDFDSDFLGDGLQWHOHFWXDO
110
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Además, se estudiaron los efectos del intercambio de roles racional y de la imaginación racional-emotiva. Los sujetos eran 50 adultos de ambos sexos con edades
comprendidas entre los 20 y los 60 años. Primero se dividió a los sujetos en grupos de
CI alto y bajo, y después se les distribuyó en uno de los cinco grupos de tratamiento:
un grupo RET, un grupo RET más intercambio de roles racional, un grupo RET más
imaginación racional-emotiva, un grupo de entrenamiento en relajación, y un grupo
control sin ningún contacto. Se utilizaron cuatro medidas dependientes: el Idea
Inventory, la Multiple Adjetive Checklist, el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo
(STAI), y el Cuestionario de Personalidad de Eysenck (EPI). Todos los grupos RET se
mostraron significativamente mejores que el grupo de entrenamiento en relajación y el
control en la adquisición de contenidos. El grupo de RET a secas fue significativamente mejor que el grupo de entrenamiento en relajación y que el control en las
medidas de depresión y neuroticismo, y significativamente mejor que los dos
anteriores en todas las medidas dependientes excepto la escala de hostilidad, donde el
grupo RET y el de relajación fueron significativamente mejores que el control. La
RET más el intercambio de roles racional fue significativamente mejor que el grupo
RET sin nada en las medidas de depresión, ansiedad y neuroticismo, y la RET más
imaginación racional-emotiva fue significativamente mejor que la RET a secas en las
medidas de ansiedad. En todos los casos, la inteligencia no se puso de manifiesto como
un factor relevante.
Terapia de auto-instrucción. Jackson (1980) examinó la eficacia de la RET
comparada con la terapia de auto-instrucción en problemas de asertividad y ansiedad.
Los sujetos fueron 43 mujeres adultas que habían respondido a un anuncio de
entrenamiento en asertividad y que fueron divididas en tres grupos: un grupo RET, un
grupo de terapia de auto-instrucción y un grupo control de lista de espera. Los
resultados se determinaron a través de un test de role-playing conductual, una llamada
telefónica in vivo de seguimiento (para evaluar la generalización del tratamiento), y
medidas de auto-informe. En el role-playing se pedía a cada sujeto que dramatizase 15
situaciones, 11 de las cuales eran tan irracionales que anticipaban la conducta negativa.
La llamada telefónica in vivo de seguimiento, para evaluar la conducta de negativa,
tuvo lugar aproximadamente 3 semanas después del tratamiento y consistía en pedir a
cada sujeto que se sometiese en el acto a una entrevista de 45 minutos. Tanto el grupo
RET como el de auto-instrucción fueron significativamente mejores que el control en
las 11 situaciones de negación. No se encontraron diferencias significativas en el
seguimiento.
Entrenamiento en manejo de estrés. Jenni y Wollersheim (1979) compararon la
terapia cognitiva basada en la RET con el entrenamiento en manejo de estrés en el
tratamiento de modelos de personalidad Tipo A. Había 42 sujetos Tipo A
(determinados a través de una entrevista estructurada) que fueron asignados a uno de
los dos grupos de tratamiento o a un grupo control de lista de espera. Las medidas
dependientes fueron un auto-informe, el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo
(STAI), y las medidas de activación fisiológica. Los dos grupos de tratamiento
mostraron mejorías en las medidas de auto-informe y fueron significativamente
mejores que el control. Para aquellos sujetos que inicialmente tuvieron el grado más
alto en las características del Tipo A, la terapia cognitiva fue significativamente más
eficaz que los grupos de manejo de estrés y control. Los sujetos sin tratamiento vieron
reducidos el nivel de colesterol y la presión sanguínea.
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
111
Desensibilización sistemática. Beck (1980) comparó la RET con la desensibilización sistemática en el tratamiento de personas con dificultades para hablar en
público. 24 sujetos fueron asignados a uno de los dos grupos de tratamiento. No se usó
grupo control. Se utilizaron dos medidas dependientes: la Behavior Checklist y el
tiempo hablando en público. Las medidas del pre al post-test mostraron mejorías para
ambos grupos de tratamiento, pero estos resultados no fueron significativos.
6KDFNHWW FRPSDU° OD 5(7 FRQ OD GHVHQVLELOL]DFL°Q VLVWHPWLFD HQ HO
WUDWDPLHQWR GH OD DQVLHGDG 6H DVLJQDURQ WUHLQWD VXMHWRV D XQR GH ORV JUXSRV GH
WUDWDPLHQWR WDPEL¦Q VH FRQVWLWX\° XQ JUXSR FRQWURO SDUDOHOR /RV GRV JUXSRV GH
WUDWDPLHQWR UHFLELHURQ XQD KRUD GH WHUDSLD GXUDQWH FXDWUR VHPDQDV /D PHGLGD
GHSHQGLHQWHIXHOD,3$7$Q[LHW\6FDOH/RVUHVXOWDGRVPRVWUDURQTXHWDQWRHOJUXSR
5(7FRPRHOGHGHVHQVLELOL]DFL°QVLVWHPWLFDIXHURQPHMRUHVVLJQLILFDWLYDPHQWHTXH
HOJUXSRFRQWUROSHURQRKXERGLIHUHQFLDVQRWDEOHVHQWUHHOORV
Programa educativo-recreativo. Meyer (1982) estudió los efectos de la terapia
de grupo racional-emotiva sobre los niveles de ansiedad y auto-estima de niños
con un aprendizaje lento. Los sujetos fueron 100 niños entre los 8 y los 13 años
de edad que se dividieron en tres grupos: un grupo RET, un grupo de programa
educaWLvo-recreativo, y un control. Todos los grupos se dividieron a su vez en
subgrupos de siete a nueve sujetos, basándose en la edad. Los resultados del postest probaron que el grupo RET puntuó significativamente mejor en las medidas
de ansiedad, sin embargo, no se encontraron diferencias en las medidas de autoestima.
Segunda parte : comparaciones con varias terapias
Uzoka (1977) comparó la RET, el ensayo conductual y la desensibilización
sistemática en el tratamiento de la ansiedad ante los exámenes. También se tuvieron
en cuenta las diferencias entre el locus of control defensivo y pasivo. Los sujetos
fueron 69 varones voluntarios de últimos cursos que se asignaron a una de las tres
condiciones experimentales o al control. Las medidas dependientes fueron: la Alpert
and Haber Achievement Anxiety Scale, el Cuestionario de ansiedad Estado-Rasgo
(STAI), de Spielberger, y un auto-informe. Los resultados revelaron que para los
sujetos con locus of control defensivo había mejoras significativas en todos los
grupos de tratamiento cuando se comparó con el control; sin embargo los sujetos
pasivos sólo mostraron mejorías en los grupos de ensayo conductual y en el RET,
aunque estas no fueron significativas.
Carmody (1978) comparó la RET con la terapia de auto-instrucción y el
entrenamiento conductual en asertividad en el tratamiento de problemas de asertividad. Los sujetos fueron 63 pacientes ambulatorios adultos poco asertivos, que
fueron asignados a una de las tres condiciones experimentales o al grupo control.
Todas las condiciones de tratamiento recibieron cuatro sesiones de noventa minutos.
Los resultados se midieron por las medidas conductuales y de auto-informe. Los
grupos de tratamiento mostraron mejorías a corto plazo en el tratamiento; sólo el
grupo RET experimentó mejoras significativas en la medida de las cogniciones
no productivas del auto-informe; sólo el grupo RET demostró una generalización
112
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
significativa de los logros del tratamiento en un test in vivo de trasferencia durante
una post-evaluación de seguimiento; y todos los grupos mantuvieron las ganancias
del tratamiento durante un periodo de tres meses de seguimiento.
Manchester (1978) comparó la RET con la modificación de conducta, la Gestal
y la educación en nutrición en el tratamiento de los problemas de obesidad y
nutrición entre niños pertenecientes a una minoría. Los sujetos fueron 71 niños
negros urbanos estudiantes de básica de edades comprendidas entre los cinco y los
trece años. Fueron asignados a uno de los cuatro grupos de tratamiento, pero
desgraciadamente no se empleó grupo control. Las medidas dependientes usadas
fueron el peso, las arrugas de la piel, la auto-estima, y el consumo de comida.
Aunque se encontraron mejorías en todos los grupos de tratamiento, los resultados
no eran significativos.
Tanto en estos estudios comparativos, como en los del primer apartado que
trataban de los estudios no comparativos, se ofrece un fuerte apoyo a la posición
RET. Un amplio rango de comparaciones con respecto a las diferentes terapias
concede a la RET una gran generalización.
Otros estudios de resultado de la RET
Este apartado incluye aquellos estudios de resultado de la RET que no entran
estrictamente dentro de los encabezamientos de los dos primeros apartados. Estos
estudios en su mayor parte consisten en combinaciones de la RET con otras terapias,
medidas de elementos específicos de la RET, o en terapias que son muy similares
o comprenden alguna forma genérica de la RET.
Rush, Beck, Kovacs, y Hollan (1977) llevaron a cabo uno de los principales
estudios de una terapia semejante a la RET. Los investigadores examinaron y
compararon la terapia cognitiva y la farmacoterapia en el tratamiento de pacientes
ambulatorios depresivos. Los sujetos eran 44 individuos fuertemente deprimidos
que fueron remitidos por la Clínica Mood de la Universidad del Centro Médico de
Pennsylvania. Después del ajuste y evaluación inicial, 19 sujetos fueron asignados
a la terapia cognitiva individual; los veinticinco restantes recibieron tratamiento
medicamentoso. Ambos grupos fueron tratados durante 12 semanas. La pre y post
evaluación se llevó a cabo con una extensa batería de tests psicológicos así como
por auto-informes; la evaluación y el tratamiento fueron realizados por distintos
doctores. Además también se efectuó una evaluación a intervalos mensuales irregulares un año después de terminar el tratamiento. El setenta y cinco por ciento
de los sujetos eran suicidas cuando fueron remitidos, con un promedio de ocho
años por lo menos de depresión por sujeto. Los resultados favorecieron significativamente al grupo de terapia cognitiva al final del tratamiento. Además, en el
año de seguimiento, los resultados siguieron siendo significativos, mostrando el
grupo de terapia cognitiva un porcentaje de recaídas de menos de la mitad que el
grupo de tratamiento medicamentoso. Con anterioridad a este estudio, ninguna
forma de terapia había demostrado ser ni siquiera tan eficaz como la terapia farmacológica con este tipo de pacientes.
Lake (1978) combinó la RET más el biofeedbak de la temperatura palmar
y la comparó con el biofeedback de la temperatura palmar solo, con el biofeedback
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
113
EMG, y con el entrenamiento en relajación asistida en el tratamiento de dolores
de cabeza migrañosos. Los sujetos eran 24 pacientes con dolores de cabeza migrañosos clásicos que fueron distribuidos entre los cuatro grupos de tratamiento y
el control. Todos los grupos de tratamiento recibieron cuatro semanas de entrenamiento. La medida dependiente IXH un informe diario del dolor de cabeza.
Los resultados mostraron que, aunque todos los grupos de tratamientomejoraron,
no había diferencias significativas entre ellos o comparándolos con el grupo control.
N. J. Miller (1978) comparó la educación racional-emotiva con la ERE más
ensayo conductual, y la ERE más ensayo conductual y asignación de tareas escritas,
entre 96 niños de niveles intelectuales altos y bajos. Los sujetos se distribuyeron
entre las tres condiciones experimentales, o el grupo control. Las medidas dependientes fueron dos medidas de adquisición de contenidos, una medida de neuroticismo, y una medida del rasgo de ansiedad. Los resultados revelaron que los tres
grupos experimentales fueron significativamente mejores que el control en todas
las medidas. Además, no se encontró que la inteligencia fuese un factor en ninguno
de los resultados.
6DOW]EHUJ FRPSDU° OD 5(7 FRQ OD 5(7 PV ELEOLRWHUDSLD \ FRQ OD
ELEOLRWHUDSLD D VHFDV HQ HO WUDWDPLHQWR GH SUREOHPDV GH DXWRFRQFHSWR HQWUH
HVWXGLDQWHV /RV VXMHWRV VH GLYLGLHURQ HQWUH ORV WUHV JUXSRV GH WUDWDPLHQWR QR
XVQGRVH JUXSR FRQWURO /DV PHGLGDV GHSHQGLHQWHV VH WRPDURQ XWLOL]DQGR OD (VFDOD
GH /RFXV GH &RQWURO GH 5RWWHU HO Rational Behavior Inventory OD Tennessee SelfConcept Scale OD Self-Evaluation Scale \ OD (VFDOD )XHU]D GHO <R GHO 003, 1R
KXER GLIHUHQFLDV VLJQLILFDWLYDV HQWUH ORV JUXSRV 8QD OLPLWDFL°Q GH HVWH HVWXGLRIXHOD
DXVHQFLDGHXQJUXSRFRQWURODGHPVVHRPLWL°ODHYDOXDFL°QSUHWUDWDPLHQWR
Taylor (1981) combinó la RET con la desensibilización sistemática y el entrenamiento en relajación en el tratamiento de estudiantes de bachillerato con ansiedad
ante los exámenes. A la forma de intervención WHUDS¦XWLFD combinada, Taylor la llama
Método de Interacción Verbal de Disertación (Lecture Verbal Interaction Method)
(LVIM). Había 143 sujetos divididos en tres grupos: tratamiento, placebo, y control.
Las medidas pre y post tratamiento se tomaron usando el Stimulus-Response
Inventory, el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo, y un examen de álgebra. Los
resultados mostraron que el grupo de tratamiento IXH significativamente mejor en
todas las medidas.
Kassinove, Miller y Kalin (1980) examinaron la eficacia de la biblioterapia
racional-emotiva para los potenciales clientes de psicoterapia. Los 34 sujetos, con
edades comprendidas entre los 21 y los 56 años, se distribuyeron entre un grupo
de biblioterapia, otro de audioterapia y un grupo control. El grupo de biblioterapia
mostró resultados significativos en neuroticismo y en el rasgo de ansiedad; sobre
la aceptación de ideas irracionales, ambos grupos mostraron mejorías significativas.
Zane (1979) combinó la RET con el ensayo conductual en el tratamiento de
conductas no asertivas. Los sujetos fueron 12 varones y 16 mujeres. Se utilizaron
dos grupos: uno se instruyó primero en la RET y después en el ensayo de conducta;
con el otro grupo se intercambio el orden de entrenamiento. No hubo grupo control.
Las medidas dependientes fueron el Conflict Resolution Inventory y el Behavioral
Role Playing Assertiveness Test, así como cuestionarios de seguimiento por teléfono y
auto-informes. Los resultados indicaron que los dos grupos experimentales obtuvieron
mejorías significativas en las medidas del pre al post-test, siendo más efectiva la
secunda RET/ensayo conductual.
114
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Costello y Dougherty (1977) examinaron el entrenamiento racional conductual
en el aula. Se formaron tres grupos de 21 sujetos cada uno: el grupo R, constituido
por estudiantes de últimos cursos matriculados en un curso de 15 semanas en
entrenamiento racional conductual; el grupo A, formado por adultos matriculados
en un curso de educación para adultos de seis semanas en entrenamiento racional
conductual; y el grupo C, de estudiantes de últimos cursos matriculados en un
curso de teología, como grupo control. Las medidas dependientes del pre y post
tratamiento se obtuvieron utilizando el Personal Orientation Inventory. Los hallazgos en la escala de directividad interna mostraron resultados significativos para
los dos grupos de entrenamiento racional conductual; pero en la escala competenciatiempo sólo el grupo R cambió significativamente. Éste último resultado, además
de reflejar el tiempo de tratamiento, también puede sugerir que el énfasis mayor
se pone sobre la directividad interna más que sobre la competencia-tiempo en el
entrenamiento racional conductual.
Miller y Kassinove (1978) estudiaron la efectividad relativa de la educación
racional-emotiva entre alumnos de cuarto grado de inteligencia alta y baja. Los
sujetos eran 96 estudiantes divididos en cuatro grupos: un grupo recibió sólo
conferencias sobre educación racional-emotiva; un segundo grupo recibió tanto
conferencias como ensayo de conducta; un tercer grupo recibió conferencias, ensayo
conductual, y formularios de tareas ABC; un cuarto grupo sirvió como control.
Las medidas del pre al post test mostraron cambios no significativos, aunque todos los
grupos de educación racional-emotiva, particularmente aquellos que añadªan
componentes conductuales, mostraron mejorías. Además, el CI no demostró ser
un factor relevante.
T. W. Miller (1977) examinó dos enfoques diferentes al problema de la autoevaluación en el tratamiento de la ansiedad ante la evaluación de los demás. Sesenta
estudiantes de últimos cursos fueron distribuidos en tres grupos: un grupo de autoaceptación, un grupo de auto-estima, y un grupo control de lista de espera. El
principio de la RET de someterse a prueba apunta que la auto-aceptación, con la
meta manifiesta de no etiquetación, produciría mejores resultados que el modelo
de auto-estima. Los grupos de tratamiento recibieron 10 semanas de instrucción.
Las medidas dependientes fueron la Escala de Temor a la Crítica Negativa y la Social
Avoidance and Distress Scale. Los resultados revelaron que el grupo de autoaceptación tuvo significativamente más mejorías comparado con el grupo de autoestima o el control de la pre a las post evaluación en la Escala de Temor a OD&UªWLFD
1HJDWLYD(QOD 6RFLDO$YRLGDQFHDQG'LVWUHVV6FDOHHOJUXSRGHDXWRDFHSWDFL°QIXH
WDPEL¦QVLJQLILFDWLYDPHQWHPHMRUTXHHOFRQWUROSHURQRPHMRUTXHHOJUXSRGHDXWR
HVWLPD
Hultgren (1977) estudió la eficacia de la RET en la educación de padres.
Dieciseis madres respondieron a un anuncio para un curso de 10 semanas y se
distribuyeron entre un grupo de educación infantil de orientación racional o un
grupo control. El post-test mostró que el grupo de educación infantil de orientación
racional IXH más eficaz en cambiar los conocimientos sobre los principios de la
educación infantil, las prácticas de la crianza de hijos, la racionalidad de las creencias,
o las conductas de los niños.
Estos estudios cubren un campo variado de situaciones problema y de poblaciones de sujetos. Como en Oos dos apartados anteriores, la eficacia de la RET se
mantiene, con resultados no significativos en contra de la posición RET.
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
115
DISCUSION
DiGiuseppe y Miller (1977) afirman que su revisión de la investigación apoya
la eficiencia de la RET; y, en especial, hacen las siguientes puntualizaciones: (1)
la RET es más efectiva que la terapia centrada en el cliente con personas introvertidas; (2) la RET es más eficaz que la desensibilización sistemática en la reducción de la ansiedad general u omnipresente; (3) una combinación de la terapia
cognitiva y de la terapia conductual parece ser el tratamiento más eficaz para la
depresión; (4) la efectividad relativa de la RET versus el entrenamiento en asertividad no es concluyente, debido a que la investigación es limitada y confusa.
Esta revisión está de acuerdo con los hallazgos generales que apoyan la eficacia
de la RET. De los 47 estudios revisados, había 31 con resultados significativos
que favorecían a la posición de la RET. En los restantes estudios, todos los grupos
de tratamiento RET mostraban mejorías, y en ningún estudio había otros métodos
de tratamiento significativamente mejores que la RET. Por lo que se refiere a las
conclusiones específicas que acabamos de exponer de DiGiuseppe y Miller (1977):
(1) No se encontraron estudios que comparasen la RET con la terapia centrada en
el cliente, así, que no pudieron extraerse conclusiones; (2) de los estudios que
comparaban la RET con la desensibilización sistemática, no había resultados significativos que apoyen la conclusión de que la RET es más efectiva que la desensibilización sistemática; (3) sólo se encontró un estudio que trataba específicamente
el problema de la depresión (Rush, Beck, Kovacs y Hollan, 1977), y los resultados
de ese estudio apoyan la conclusión esbozada por DiGiuseppe y Miller; (4) dos
estudios comparaban la RET con el entrenamiento en asertividad (Eades, 1981;
Carmody, 1978). En el estudio de Eades (1981) tanto la RET como el entrenamiento
en asertividad fueron significativos del pre al postest, pero sólo la RET IXH significativa respecto al grupo control. En el estudio de Carmody (1978), la RET IXH
significativa para alguna de las medidas dependientes. Así, aunque la RET parece
mejor que el entrenamiento en asertividad, no parecen existir conclusiones defiQLWLYDV
DiGiuseppe y Miller (1977) informaron de fallos metodológicos en muchos
de los estudios que revisaron. En concreto, hablan de grupos control inadecuados
y fallos al hacer comparaciones con otras formas de terapia. Tales fallos también
existen aunque en menor grado, en los estudios revisados actualmente. Además
de la inadecuación o falta de grupos control, algunos estudios solo se acompañan
también de postest.
2WURDVSHFWRFRPHQWDGRSRU'L*LXVHSSH\0LOOHU IXHHOXVRGHPXHVWUDV
QR UHSUHVHQWDWLYDV VREUH WRGR HO HPSOHR GH HVWXGLDQWHV GH EDFKLOOHUDWR $XQTXH
PXFKRVGHORVHVWXGLRVGHHVWDUHYLVL°QWDPEL¦QXWLOL]DQHVWDVPXHVWUDVRWURVPXFKRV
DEUHQODVIURQWHUDVGHVXEDVHGHSREODFL°QRIUHFLHQGRDVªXQDPVDPSOLDSUXHEDGHOD
SRVLFL°Q 5(7 /DV SREODFLRQHV PV GLYHUVDV LQFOX\HQ SDFLHQWHV FOªQLFRV
DPEXODWRULRVQL®RVGH(*%DGXOWRVUHFOXWDGRVDWUDY¦VGHDQXQFLRVPDGUHVSHUVRQDO
PLOLWDU DQFLDQRV DGROHVFHQWHV FRQ WUDVWRUQRV HPRFLRQDOHV HVWXGLDQWHV GH PLQRUªDV
¦WQLFDV SREODFLRQHV GH EDMR \ DOWR &, HVFRODUHV FRQ PDODV QRWDV SDUHMDV HQ
FRXQVHOLQJ PDWULPRQLDO GHOLQFXHQWHV FULPLQDOHV \ QL®RV \ DGXOWRV REHVRV (VWDV
DGLFLRQHV UHSUHVHQWDQ XQD PHMRUªD VREUH ORV HVWXGLRV UHYLVDGRV SRU 'L*LXVHSSH \
0LOOHU
DiGiuseppe y Miller (1977) también observaron la ausencia de estudios enVX
116
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
revisión que tuviesen en cuenta con variables de los clientes tales como estatus socioeconómico y CI. De nuevo, se puede notar una mejora en los estudios revisados
actualmente. Tanto Miller y Kassinove (1978) como Krenitsky (1978) realizaron
estudios aislando la variable CI, demostrando que no era un variable influyente en los
resultados. Tanto Block (1978), como Zelie, Stone y Lehr (1980) utilizan poblaciones
compuestas de minorías étnicas de bajo estatus socio-económico, aunque no se
presenta ninguna comparación para los grupos de más alto estatus socioeconómico. No
obstante, no ha surgido ninguna investigación que diga que la RET es superior con un
grupo socioeconómico que sobre otro. Pero permanece la ausencia de estudios que
examinen los factores racial/culturales.
Otro área de interés comentada por DiGiuseppe y Miller (1977) es la falta de
variables dependientes adecuadas y los defectos de las escalas psicométricas existentes. Esto, sin embargo, sigue siendo un problema. Además de las medidas de
auto-informe, las cuales son en sí mismas variables dependientes pobres, el número
absoluto con diferentes escalas hace que las comparaciones objetivas sean virtualmente imposibles; se usaron 61 escalas diferentes en los 47 estudios revisados.
DiGiuseppe y Miller sugieren un gran uso de medidas conductuales, algunas de
las cuales fueron usadas en los estudios de esta revisión. Block (1980), por ejemplo,
al tratar la obesidad, usó la «pérdida de kilos» como una medida dependiente, y
Barabasz (1979) usó los cambios psicofisiológicos para medir la ansiedad. El
seguimiento adecuado sigue siendo un problema, de cualquier forma, sólo un
número pequeño de los estudios actuales informan de seguimiento.
Otras dos limitaciones apuntadas por DiGiuseppe y Miller (1977) tienen que
ver con la corta duración de la terapia y el nivel de entrenamiento del terapeuta.
El primero de estos continúa siendo un problema, con algunos estudios en los que
solamente se ha utilizado una única sesión. El nivel de entrenamiento del terapeuta
también resulta una preocupación. Además del argumento de DiGiuseppe y Miller
de que los investigadores publican manuales del terapeuta describiendo las técnicas
utilizadas en la investigación será también ventajoso realizar sesiones grabadas en
magnetófono para ser revisadas por practicantes reconocidos de la RET.
REFERENCIAS
Baither, R. C, & Godsey, R. (1979). Rational-emotive education and relaxation training in
large group treatment of test anxiety. Psychological Reports, 45, 326.
Barabasz, M. (1979). Effects of rational-emotive psychotherapy on psychophysiological
arousal measures of test anxiety. Dissertation Abstracts International, 40 (3-B), 13481349.
Beck, K. E. (1980) Differential response of speech-anxious repressors and sensitizers to
systematic desensitization and rational-emotive therapy. Dissertation Abstracts International, 40 (12-B), 5800.
Bigney, R. E. (1979). Intrapsychic and interpersonal personality and temperament changes
in marital dyads resulting from a marriage enrichment program based on rationalemotive therapy. Dissertation Abstracts International, 39 (8-A), 4723-4724.
Block, J. (1978). Effects of a rational-emotive mental health program on poorly achieving,
disruptive high school students. Journal of Counseling Psychology, 25, 61-65.
Block, J. (1980). Effects of rational-emotive therapy on overweight adults. Psychotherapy:
Therapy Research and Practice, 17, 277-280.
Carmody, T. P. (1978). Rational-emotive, self-instructional, and behavioral assertion training: Facilitating maintenance. Cognitive Therapy and Research, 2, 241-253.
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
117
Cohen, J. A. (1977). Effects of the client characteristics of open-and closed-mindedness in
relation to rational-emotive therapy and cognitive-modification treatment of test-anxious subjects. Dissertation Abstracts International, 37 (12-B), 6318.
Corey, G. (1977). Theory and practice of counseling and psychotherapy. Monterey, Calif.:
Brooks/Cole.
Costello, R. T., & Dougherty, D. (1977). Rational behavior training in the classroom.
Rational Living, 12, 13-15.
Cox, S. G. (1979). Rational behavior training as a rehabilitative program for alcoholic
offenders. Offender Rehabilitation, 3, 245-256.
D’Angelo, D. C. (1978). The effects of locus of control and a program of rational-emotive
therapy on fear of negative evaluation. Dissertation Abstracts International, 38 (8-A),
4579.
DiGiuseppe, R. A., & Miller, N. J. (1977). A review of outcome studies on rational-emotive
therapy. In A. Ellis & R. Grieger (Eds.), Handbook of rational-emotive therapy. New
York: Springer.
Dye, S. O. (1981). The influence of rational-emotive education on the self-concept of
adolescents living in a residential group home. Dissertation Abstracts International,
41 (9-A), 3881.
Eades, J. M. (1981). The effects of the cognitive components of rational-emotive therapy
and behavioral assertion training on assertiveness and irrational beliefs. Dissertation
Abstracts International, 41 (80A), 3422.
Ellis, A. (1977). Research data supporting the clinical and personality hypotheses of RET and
other cognitive-behavior therapies. In A. Ellis & R. Grieger (Eds.), Manual de terapia
racional emotiva. Bilbao. Desclée De Brouwer.
Foley, J. D. (1977). Rational-emotive therapy compared with a representative institutional
treatment program on the self-concept of male alcoholics. Dissertation Abstracts International, 37 (9-A), 5607.
Hultgren, A. S. (1977). A rational child managament approach to parent education. Dissertation Abstracts International, 37 (9-A), 5607.
Hymen, S. P., & Warren, R. (1978). An evaluation of rational-emotive therapy as a
component of rational-emotive therapy in the treatment of test anxiety. Perceptual and
Motor Skills, 46, 847-853.
Jackson, J. S. (1980). Assertion training: Rational-emotive therapy vs. self-instructional
coping therapy in the facilitation of refusal behavior among women. Dissertation
Abstracts International, 41 (6-A), 2517.
Jenni, M. A., & Wollersheim, J. P. (1979). Cognitive therapy, stress management training
and the Type A behavior pattern. Cognitive Therapy and Research, 3, 61-73.
Kassinove, H., Miller, N. J., & Kalin, M. (1980). Effects of pretreatment with rationalemotive bibliotherapy and rational-emotive audiotherapy on clients waiting at community mental health center. Psychological Reports, 46, 851-857.
Katz, B. (1978). Treatmen of test-anxious students by rational-emotive therapy, relaxationplacebo and no-treatment. Dissertation Abstracts International, 38 (7-A), 4048-4049.
Krenitsky, D. L. (1978). The relationship of age and verbal intelligence to the efficacy of
rational-emotive education with older adults, Dissertation Abstracts International,
39 (5-B), 2506-2507.
Kujoth, R. K., & Topetzes, N. J. (1977a). A rational-emotive approach to mental health
for college students: Study I. College Student Journal, II, 1-6. (a)
Kujoth, R. K., & Topetzes, N. J. (1977b). A rational-emotive approach to mental health
for college students: Study II. College Student Journal, 11, 7-11. (b)
Lake,'A. E. (l978)Biofeedback and rational-emotive therapy in the management of migraine
headache. Dissertation Abstracts International, 39 (6-B), 2991-2992.
Lee, C. A. (1982). Cognitive behavioral group approach to assertiveness training for nurses.
Dissertation Abstracts International, 42 (10-B), 4197.
118
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Lipsky, M. J., Kassinove, H., & Miller, N. J. (1980). Effects of rational-emotive therapy,
rational role reversal, and rational-emotive imagery on the emotional adjustment of
community mental health center patients. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 48, 366-374.
Manchester, C. F. (1978). A study of the effects of three weight counseling techniques and
one nutrition education technique on the weight, skinfold measures, and self-concept
of black, urban, obese elementary school children. Dissertation Abstracts International,
38 (II-A), 6539-6540.
Meyer, D. (1982). Effects of rational-emotive group therapy upon anxiety and self-esteem
of learning-disabled children. Dissertation Abstracts International, (10-B), 420L
Miller, N. J., & Kassinove, H. (1978). Effects of lecture, rehearsal, written homework,
and IQ on the efficacy of a rational-emotive school mental health program. Journal
of Community Psychology, 6, 366-373.
Miller, T. W. (1977). An exploratory investigation comparing self-acceptance in reducing
social-evaluative anxiety. Dissertation Abstracts International, 37 (11-B) 5838.
Patton, P. L. (1978). The effects of rational behavior training on emotionally disturbed
adolescents in an alternative school setting. Dissertation Abstracts International,
38 (12-A), 7166.
Plachetta, L. J. (1979). The effects of rational-behavior training on dating skill level development with minimal daters. Dissertation Abstracts International, 39 (12-A), 7166.
Rainwater, G. D. (1979). A self-administered treatment for obsessing. Dissertation Abstracts
International, 5964(10-B), 5082.
Richie, B. C. (1978). The effect of rational-emotive education on irrational beliefs, assertiveness, and/or locus of control in fifth grade students. Dissertation Abstracts International, 39 (4-A), 2069-2070.
Roberts, T. J. (1977). A rational-emotive approach to assessing and treating students enrolled
in as undergraduate social work program. Dissertation Abstracts International, 38 (2A) , 639-640.
Rosenheim, H. D., & Dunn, R. W. (1977). The effectiveness of rational behavior therapy
in a military population. Milatary Medicine, 142, 550-552.
Rush, A. J., Beck, A. T., Kovacs, M., & Hollan, S. (1977). Comparative efficacy of
cognitive therapy and pharmacotherapy in the treatment of depressed outpatients. Cognitive Therapy and Research, 1, 17-38.
Saltzberg, L. H. (1981). A comparison of RET group therapy, RET group therapy with
bibliotherapy, and bibliotherapy-only treatments. Dissertation Abstracts International,
41 (7-A), 3018.
Savitz, J. C. (1979). Diagnosis and treatment of emotionally disturbed clients using rational
behavior therapy. Dissertation Abstracts International, 39 (12-A), 7251.
Shackett, R. W. (1980). The relative effectiveness of rational-emotive therapy and systematic
desensitization in the treatment of anxiety. Dissertation Abstracts International, 40 (9B) , 4508-4509.
Shertzer, E., & Stone, S. C. (1980). Fundamentals of counseling. Boston: Houghton,
Mifflin.
Smith, G. W. (1980). A rational-emotive counseling approach to assist junior high school
students with interpersonal anxiety. Dissertation Abstracts International, 40 (12-A),
6157.
Stevens, R. J. (1981). The effects of RET/RBT principles as an instrument for stress
management at a USAF Security Service base. Dissertation Abstracts International,
41 (9-A), 3892.
Taylor, T. D. (1981). A multicomponent treatment model for reducing the test anxiety of
high school mathematics students. Dissertation Abstracts International, 41 (9-B),
3563.
Uzoka, A. F. (1977). Treatment of test anxiety in subjects with defensive and passieve
REVISION DE LOS ESTUDIOS DE RESULTADO DE LA TERAPIA
119
external locus of control orientation. Dissertation Abstracts International, 38 (1-B),
384.
Warren, L. R. (1979). An evaluation of rational-emotive imagery as a component of rationalemotive therapy in the treatment of interpersonal anxiety in junior high school students.
Dissertation Abstracts International, 39 (I2-B), 6103-6104.
Zane, P. K. (1979). The role of rational-emotive therapy and behavioral rehearsal in the
treatment of nonassertiveness. Dissertation Abstracts International, 39 (8-B), 4063.
Zelie, K., Stone, C. I., & Lehr, E. (1980). Cognitive-behavioral intervention in school
discipline: A preliminary study. Personnel and Guidance Journal, 59, 80-83.
Segunda Parte
La Dinámica
del Trastorno
Emocional
6
Ansiedad Perturbadora:
un nuevo Constructo
Cognitivo-Conductual*
Albert Ellis
ANSIEDAD PERTURBADORA VERSUS ANSIEDAD DE YO
Durante los últimos años, en gran parte basándome en la evidencia derivaba de
mi práctica de la terapia racional-emotiva (RET), he diferenciado dos formas fundamentales de ansiedad: ansiedad perturbadora y ansiedad del yo. Defino la
ansiedad perturbadora como la tensión emocional que tiene lugar cuando las personas sienten (1) que su comodidad (o su vida) está amenazada, (2) que deben o
tienen que conseguir lo que quieren (y no deben o no tienen que obtener lo que no
quieren), y (3) que es horroroso o catastrófico (más que simplemente incómodo y
desventajoso) cuando no consiguen lo que supuestamente deben. Defino la ansiedad
del yo como la tensión emocional que tiene lugar cuando la gente siente (1) que su
yo o valía personal está amenazada, (2) que deben o tienen que hacer bien las cosas
y/o ser aprobados por los demás, y (3) que es horroroso o catastrófico cuando no
hacen bien las cosas y/o no son aprobados por los demás como supXestamente
deberían o tendrían que serlo.
La ansiedad del yo es un sentimiento dramático e intenso que normalmente
parece arrollador; se acompaña con frecuencia de sentimientos de grave depresión,
vergüenza, culpa e incapacidad; y a menudo lleva a la gente a terapia (o ¡al
suicidio!). La ansiedad perturbadora es generalmente menos dramática pero quizá
más común. Tiende a darse en ciertas situaciones «perturbadoras» o «peligrosas», y
consecuentemente dar lugar a fobias como miedo a las alturas, a los espacios
abiertos, a los ascensores y a los trenes. Pero puede también con facilidad generalizarse a sentimientos perturbadores en sí mismos, como sentimientos de ansiedad,
* Este capítulo amalgama 2 artículos publicados con anterioridad en Rational Living: Disconfort anxiety:
a new cognitive-behavioral construct (Partes I y II), 14 (1979) y 15 (1980) respectivamente.
124
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
depresión y vergüenza. De esta forma, la ansiedad perturbadora puede ser un
síntoma primario (p. ej. ansiedad ante los ascensores) o un síntoma secundario (p.
ej. ansiedad por los sentimientos ansiosos ante los ascensores).
Como síntoma secundario la ansiedad perturbadora puede generalizarse a casi
cualquier tipo de ansiedad. Así, las personas pueden primero sentirse ansiosas por
los sentimientos ansiosos ante los ascensores, pero más tarde pueden preocuparse
por si también van a sentirse ansiosas ante los trenes o ante las escaleras mecánicas;
y pueden como consecuencia volverse extraordinariamente perturbados (ansiosos)
ante muchas formas de ansiedad (perturbación) y por lo tanto pueden terminar
siendo endémicamente ansiosos. O, pueden sentirse en un primer momento ansiosos
por un suceso concreto (por ejemplo, por subir en un ascensor) y posteriormente,
caer en la cuenta de que llegan a estar bastante ansiosos por ese hecho, y que
también pueden sentirse ansiosos por cualquier símbolo de ese suceso (por ejemplo,
un dibujo de un ascensor) o por cualquier idea sobre ese evento (p. ej., el pensamiento «supongo que tendré que subir en ascensor cuando visite a mi amigo.
¿No sería horrible esa posibilidad?»)
Debido a que a menudo es menos dramática que la ansiedad del yo (o autocondena), y a que puede ser un síntoma secundario más que primario, la ansiedad
perturbadora puede ser fácilmente irreconocible e incorrectamente etiquetada como
ansiedad general o flotante. Así, si los sujetos se sienten ansiosos por subir en los
ascensores, pueden reconocer claramente su ansiedad o fobia y etiquetarla como
«fobia a los ascensores». Pero si se sienten ansiosos por estar ansiosos (es decir,
temerosos de las sensaciones perturbadoras que probablemente sentirán si suben a
un ascensor, o incluso si piensan subir en él), pueden sentirse muy ansiosos pero
no pueden vislumbrar claramente sobre qué es su ansiedad. ¡Ni tampoco podrán
sus terapeutas!
(O FRQVWUXFWR GH DQVLHGDG SHUWXUEDGRUD D\XGD D H[SOLFDU GH IRUPD PV FODUD \
WHUDS¦XWLFDGLYHUVRVIHQ°PHQRVUHODFLRQDGRVFRQODSHUWXUEDFL°QHPRFLRQDO$VªVLORV
FOLHQWHVPHGLFHQTXHOHVDWHUUDQWDQWRODVVHUSLHQWHVTXHVHVLHQWHQH[WUHPDGDPHQWH
DOWHUDGRV VLHPSUH TXH YHQ LQFOXVR HO GLEXMR GH XQD VHUSLHQWH SXHGR VXSRQHU TXH
SLHQVDQ TXH HO dibujo OHV PRUGHU 5SLGDPHQWH PH SHUPLWH LQWXLU TXH HOORV QR VROR
WLHQHQPLHGRDODVVHUSLHQWHVVLQRWDPEL¦QDODDQVLHGDGPLVPDÓGHORVsentimientos
SHUWXUEDGRUHV TXH SUHYLVLEOHPHQWH WHQGUQ FXDQGR SLHQVHQ R YHDQ HO GLEXMR GH XQD
VHUSLHQWH
Mi problema con estos clientes, por lo tanto, es conseguir que dejen primero
de horrorizarse por sus sentimientos de ansiedad, para ayudarles a aceptar su
perturbación (o perturbación potencial) como una molestia detestable (y no como
un ¡horror espantoso!). Después, cuando ven verdaderamente que no es horroroso
sentirse ansioso dejan de obsesionarse por este sentimiento y trabajan para superar
el horror del objeto temido original, las serpientes. Su ansiedad perturbadora sobre
sus sentimientos les ayuda a enfrentarse a estos sentimientos y trabajar sobre ellos.
Un estudio experimental que posiblemente muestra el valor explicativo y
WHUDS¦XWLFR del constructo de ansiedad perturbadora es el de Sutton-Simon (1979), que
encontró algunos resultados aparentemente contradictorios que pueden expli-carse
mediante el uso de este constructo. Ella observó que, en un estudio con sujetos con
fobia a las alturas, sujetos con ansiedad social, y sujetos con fobia a las alturas junto
con ansiedad social, los que tenían miedo a las alturas no presentan irracionalidades
significativas en el Test de Creencias Irracionales (IBT) de Jones
ANSIEDAD PERTURBADORA: UN NUEVO CONSTRUCTO COGNITIVO-CON... 125
(1978), mientras los que tenían ansiedad social mostraban irracionalidades significativas en el IBT.
Esto era de esperar, de acuerdo con el constructo postulado en este capítulo,
ya que el miedo a las alturas tendría que ver presumiblemente en su mayor parte
con la ansiedad perturbadora, mientras que la ansiedad social tendría que ver en
su mayor parte con la ansiedad del yo. Sutton-Simon (1979) apunta que la ansiedad
del yo puede ser intersituacional, mientras que la ansiedad perturbadora puede ser
específica a ciertas situaciones, aunque una persona pueda experimentar ansiedad
perturbadora puede «engancharse» a las señales particulares de una situación,
mientras que la ansiedad del yo puede ser más una cualidad de la persona.
$XQTXH HO FRQVWUXFWR GH DQVLHGDG SHUWXUEDGRUD SUHVHQWDGR DTXª SDUHFH WHQHU
DOJXQRVHOHPHQWRVQXHYRV\·WLOHVVHVRODSDFRQGLYHUVDVKLS°WHVLVDQWHULRUHVDFHUFDGH
ODSHUWXUEDFL°QHPRFLRQDO\VXWUDWDPLHQWR$Vª/RZ VH®DO°TXHORVLQGLYLGXRV
SHUWXUEDGRV D PHQXGR VH DOWHUDQ SRU VXV VªQWRPDV GH DQVLHGDG \ SQLFR \ TXH VH OHV
SXHGH D\XGDU GHILQLHQGR HVWRV VªQWRPDV FRPR LQF°PRGRV SHUR QR SHOLJURVRV (OOLV
D E VXEUD\D ORV VªQWRPDV VHFXQGDULRV GH OD SHUWXUEDFL°Q FRPR HV OD
DQVLHGDGVREUHODDQVLHGDG\DFHQW·DHOSDSHOGHODEDMDWROHUDQFLDDODIUXVWUDFL°Q\GHO
KHGRQLVPRDFRUWRSOD]RHQODFRQGXFWDSHUWXUEDGD\HQODUHVLVWHQFLDGHORVFOLHQWHVD
FDPELDU HVWD FRQGXFWD :HHNHV GHVWDF° OD LPSRUWDQFLD GH OD
DQVLHGDG DQWH OD DQVLHGDG HVSHFLDOPHQWH HQ OD DJRUDIRELD 5HKP RIUHFL° XQ
PRGHORGHDXWRFRQWUROGHODGHSUHVL°QTXHDFHQWXDEDORVIDFWRUHVKHGRQLVWDVDVªFRPR
ORV GHO \R HQ HVWH WUDVWRUQR /DV IRUPXODFLRQHV SUHVHQWHV YDQ DOJR PV DOO GH HVWDV
WHRUªDV KDFLD HO GHVDUUROOR GH XQ FRQVWUXFWR GH DQVLHGDG SHUWXUEDGRUD \ KDFLD XQD
GLVWLQFL°QPVFODUDGHODDQVLHGDGGHO\R
ANSIEDAD PERTURBADORA Y DEPRESION
El concepto de ansiedad perturbadora también ofrece una explicación sobre
los orígenes y tratamiento de la depresión mejor que muchas otras teorías. Abramson
y Sackheim (1977) señalaron una paradoja parecida en la depresión. Por una parte,
los individuos deprimidos —como señala Beck (1976)— se culpan a sí mismo y
se ven como incapaces de ayudarse; son inequívocamente auto-derrotistas. Pero
por otra parte, insisten, de una manera excesiva en, que deben asegurar y deben
controlar el resultado de los acontecimientos de sus vidas; y se deprimen cuando
no tienen realmente este tipo de control completo. Por lo tanto se auto-denigran
al igual que se auto-deifican, lo cual parece ser algo paradójico.
En términos RET, y en términos de la ansiedad del yo y de la ansiedad
perturbadora, esta paradoja parece totalmente resoluble. En la RET, se presupone
que el individuo tiende a tener tres creencias irracionales (Ci) básicas acerca de sí
mismo y del universo: (1) «Tengo que tener éxito en las cosas importantes que
hago en la vida, y ganar la aprobación de las personas significativas en mi vida, y
es horroroso cuando no lo consigo. Y por lo tanto no soy tan bueno como debería,
y por consiguiente inútil». (2) «Debes tratarme con bondad, justicia y
consideración, y es horrible cuando no lo haces. Por lo tanto eres una migaja y
un piojo». (3) «Las condiciones bajo las que vivo deben ser fáciles, o al menos
no demasiado difíciles, y deben darme todas las cosas que realmente quiera rá-
126
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
pidamente y sin demasiada lucha; y es terrible cuando no es de esta forma. El
mundo es un lugar realmente despreciable para vivir y no debería ser de la forma
en que sin duda es.
Muy a menudo, la gente deprimida tiene dos de esta ideas básicas —la primera
y la tercera— y a veces tiene también la segunda. Desde luego, no hay razón por
la que no tendrían que tener dos o tres; y tampoco por qué la primera y la tercera,
cuando están fuertemente entrelazadas, necesariamente en conflicto unas con otras.
La primera de ellas, «\Debo tener éxito en todas las cosas importantes que hago
en la vida y ganar la aprobación de las personas significativas en mi vida; y es
horrible cuando no sucede de este modo!» parece ser esencialmente auto-destructiva. Pero su perfeccionismo es en esencia grandioso, ya que lo que implica es
«Debo ser excepcional, perfecto y maravilloso; y si no soy lo que debo en estos
aspectos, es horroroso y soy una persona despreciable inútil». Esta misma clase
de grandiosidad está también implicada en la tercera irracionalidad; a saber, «Debido a que soy (o debería ser) una gran persona para la que todo va bien y la vida
es fácil, por lo tanto las condiciones bajo las que vivo no deben ser demasiado
difíciles, y en consecuencia es terrible y el mundo es un lugar malo si se presentan
dificultades».
La grandiosidad por lo tanto, subyace virtualmente a toda la perturbación
emocional; a saber, la exigencia y obligación tácita (o ¡expresada!) de que «yo
tengo que tener éxito y ser universalmente aprobado; tu tienes que tratarme bondadosa y justamente; y las condiciones del mundo tienen que ser fáciles y gratificarme inmediatamente. Cuando estas exigencias y obligaciones no se encuentran
—como desde luego, sucede en la realidad— entonces «lógicamente» me pongo
ansioso, desesperado, deprimido o enfadado. Sin estos empeños omnipotentes, sólo
tendería a ponerme triste, pesaroso, molesto, e irritado.
La ansiedad perturbadora es particularmente importante en la ansiedad y la
depresión, como lo mostraré en el siguiente caso ilustrativo. Hace varios años vi
a un hombre de 28 años, con gran ansiedad y temor, enfadado y deprimido todos
los días del año, que llevaba así desde hacia diez años. Había estado en psicoterapia
intensiva desde los 15 años; y durante este tiempo había mejorado moderadamente,
de modo que al menos había sido capaz de ir regularmente al colegio y a su trabajo
como librero. Pero había sido institucionalizado dos veces, durante un periodo de
un año cada vez; no había sido capaz de tener ninguna relación íntima con mujeres;
y llevaba una existencia restringida y muy rutinaria. A menudo se encontraba tan
deprimido que pensaba seriamente en el sucidio.
A primera vista, el problema de este hombre era la ansiedad del yo, puesto
que insistía en que tenía que hacer bien las cosas y ganar la aprobación de los
demás, y se desplomaba siempre que algo le salía mal. Decía que se odiaba, no
tenía auto-confianza, y tenía un miedo enorme a fracasar así como de tomar alguna
decisión importante, por miedo a equivocarse ya que después tendría que castigarse
por este error.
Realmente, y a pesar de todo, este cliente se había beneficiado en alguna
medida de la terapia anterior, en particular leyendo el libro de Ellis y Harper(1975), A
New Guide to Rational Living, que usó prácticamente como su biblia. En cierto
modo, sentía relativamente poca vergüenza o culpa cuando, por ejemplo, vestía
descuidadamente y le criticaban por no socializarse, y cuando actuaba con
egoísmo, incluso con los amigos y familiares a los que más quería y respetaba.
ANSIEDAD PERTURBADORA: UN NUEVO CONSTRUCTO COGNITTVO-CON...
127
Así que empecé a sospechar que su problema principal era la ansiedad perturbadora,
más que la ansiedad del yo, aunque también tenía aspectos de la última (como quizá
sucede en casi todo el mundo). En un típico arranque de ansiedad, depresión y cólera,
pensaría y actuaría de la siguiente forma:
1. Llegaría a estar excepcionalmente «ansioso» o «atacado» cuando tuviera
que hacer cola en una tienda o esperar que le sirvieran en un bar. Aquí, parecía estar
demandando que las condiciones fuesen fáciles y que se le sirviera inmediatamente;
tenía claramente baja tolerancia a la frustración o ansiedad perturbadora.
2. Una vez que se encontrase «atacado» se diría «No debería actuar de esta
manera; ¡soy un canalla! y experimentaría la ansiedad del yo. Pero generalmente con
mucha más fuerza se insistiría «¡No debo estar atacado y sentir tal incomodidad por
estar atacado!» y entonces experimentaría síntomas secundarios de ansiedad
perturbadora.
3. Después caería en la cuenta que estaba continuamente aterrado más allá
de luchas y de dificultades; y cuando viese que era así (en gran parte como resultado
de la RET que estaba experimentando), insistiría en que la vida era demasiado dura y
que era horrible que siguiera encontrándose tan mal. Me preguntaría ingenuamente,
«¿No te sientes fatal cuando la gente te fuerza a hacer lo que realmente no quieres, tal
como esperar una cola durante mucho tiempo en una tienda?». Cuando le contestara
que efectivamente no me gustaba ese tipo de cosas pero que las aceptaba y por
consiguiente era capaz de evitar casi por completo los inconvenientes que me
causaban, él simplemente no podría entender cómo podía aceptarlo. Consideraba
intrínsecamente horrible que se le impidiera algún deseo, incluso relativamente
pequeño como tener que esperar para ser atendido en una tienda, y pensaba que todo
el mundo creía que era igualmente horrible.
4.
Como continuaba trastornándose de esta forma, comprendió que era, al
menos en el grado de su perturbación, diferente de otras personas. Así se derrumbaba
de nuevo por ello y volvía, una vez más, la ansiedad del yo. Además también se
sentía horrorizado por la incomodidad de sentirse continuamente aterrado y vuelta
atrás, una vez más, a la ansiedad perturbadora a causa de esta perturbación continua;
esto es, no la aceptaba y la vería como si estuviese en un estado virtualmente
insoportable. De nuevo, sentía ganas de quitarse la vida (aunque no enérgicamente) a
consecuencia de estos sufrimientos continuos; y otra vez se cuestionaba sobre su
suicidio, y si era una persona despreciable, muy diferente y peor que los demás, por
tener tales sentimientos. A veces, sin embargo, simplemente aceptaba tales
sentimientos y pensaba que era bastante justificable el hecho de pensar sobre su
muerte debido a las incomodidades «horribles» de vivir.
5. Debido a que este cliente definía casi todo lo que quería o deseaba con fuerza como necesidades absolutas —lo que se encuentra en la esencia filosófica de la
ansiedad perturbadora— volvía a enfatizar su creencia irracional, «¡Debo hacerlo
bien!». Creía a pies juntillas que sólo por hacerlo bien conseguiría totalmente la
mayoría de las cosas que «necesitaba». Cuando no lo realizaba a la perfección, no
sólo se derrumbaba por su incapacidad sino también sentía que su desempeño estaba
por debajo de su nivel «necesario», y por consiguiente experimentaba tanto ansiedad
perturbadora como ansiedad del yo.
En resumen, la (AP) ansiedad perturbadora de este cliente se entremezcla
continuamente y ayuda a reforzar su (AY) ansiedad del yo; y viceversa. Parece
128
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
TXH PXFKDV SHUVRQDV SHUWXUEDGDV HQ SURIXQGLGDG SUREDEOHPHQWH KDEUªDQ IXQFLRQDGR
SREUHPHQWH FRQ V°OR $< \D TXH D PHQXGR VH GHUUXPEDQ SURIXQGDPHQWH SRU VXV
HUURUHV \ SRU H[SHULPHQWDU OD GHVDSUREDFL°Q GH ORV RWURV 3HUR HV LPSUREDEOH TXH
KXELHUD HVWDGR WDQ JUDYHPHQWH SHUWXUEDGR FRPR HVWDED VLQ VX VXIULPLHQWR WDQWR GH OD
DQVLHGDGGHO\RFRPRGHODDQVLHGDGSHUWXUEDGRUD$WUDY¦VGHREVHUYDUOHD¦O\DRWURV
PXFKRV FOLHQWHV FRPR ¦O SDUWR GH OD KLS°WHVLV GH TXH DOJXQRV VXMHWRV VXIUHQ
HPRFLRQDOPHQWHGHELGRDVXDQVLHGDGGHO\R\RWURVDVXDQVLHGDGSHUWXUEDGRUD\TXH
DTXHOORVTXHWLHQHQXQDFRPELQDFL°QGH$<\$3JUDYHHVWQLQFOXVRPVSHUWXUEDGRV
TXHDTXHOORVTXHWLHQHQXQDRODRWUD\HVWDPEL¦QPHQRVSUREDEOHTXHFDPELHQRTXH
VHEHQHILFLHQGHDOJ·QWLSRGHSVLFRWHUDSLD
2WURIHQ°PHQRSHUFLELGRFRQIUHFXHQFLDTXHSXHGHVHUH[SOLFDGRDWUDY¦VGHOD
KLS°WHVLV GH OD DQVLHGDG SHUWXUEDGRUD HV OD REVHUYDFL°Q GH TXH OD JHQWH TXH SDGHFH
XQD GHSUHVL°Q JUDYH D PHQXGR KD SHUGLGR D VXV IDPLOLDUHV R D RWUDV SHUVRQDV
VLJQLILFDWLYDVDWHPSUDQDHGDGHVWDFODVHGHGHSUHVL°QHVWWDPEL¦QUHODFLRQDGDFRQOD
S¦UGLGD GHO WUDEDMR FRQ XQ VHULR UHYHV HFRQ°PLFR R FRQ OD FDªGD GH XQD EXHQD
SRVLFL°Q VRFLDO \ TXH FRPR PXHVWUDQ /HYLWW \ /XELQ OD SURSHQVL°Q D OD
GHSUHVL°QQRVHUHODFLRQDFRQYDULDEOHVGHPRJUILFDVWUDGLFLRQDOHVFRPRHGDGVH[R\
UD]D VLQR TXH DXPHQWD FRQ HO IRQGR HGXFDWLYR OD UHQWD DQXDO \ OD KDELOLGDG SDUD
PHMRUDUODGHFUHFLHQWHVLWXDFL°QILQDQFLHUDSURSLD6LHVWDVREVHUYDFLRQHVVRQFLHUWDV
SRGHPRV FRQFOXLU FRQ IDFLOLGDG TXH ODV SHUVRQDV TXH HVWQ SULYDGDV GH IDPLOLD R GH
VDWLVIDFFLRQHVHFRQ°PLFDVDQWHVRGHVSX¦VDORODUJRGHVXVYLGDVVXIUHQXQDS¦UGLGD
GH HVWDWXV \ FRPR FRQVHFXHQFLD OD DQVLHGDG GHO \R \ TXH SRU OR WDQWR VRQ PV
SURSHQVDV D SDGHFHU JUDYHV VHQWLPLHQWRV GH GHSUHVL°Q 3HUR TXL] GH IRUPD PV
O°JLFDSRGHPRVFRQFOXLUTXHODJHQWHTXHHVWGHSULYDGDHQHVWRVDVSHFWRVDIHFWLYRV\
HFRQ°PLFRV D PHQXGR DXQTXH GHVGH OXHJR QR VLHPSUH WLHQH EDMD WROHUDQFLD D OD
IUXVWUDFL°QRDQVLHGDGSHUWXUEDGRUD\TXHXQDFRPELQDFL°QGHIUXVWUDFL°QUHDOPVVX
DQVLHGDGSHUWXUEDGRUDcon respectoDHVWDIUXVWUDFL°QOHVOOHYDDPHQXGR\GHIRUPD
GLUHFWD D UHDFFLRQHV GHSUHVLYDV JUDYHV /D IUXVWUDFL°Q DILUPDURQ HQ RWUR WLHPSR
HUU°QHDPHQWH'ROODUG'RRG0LOOHU0RZUHU\6HDUV FRQGXFHDODDJUHVL°Q
(QVLPLVPRHVWRQRHVDVªQLFRQGXFHDODGHSUHVL°Q3HURODIUXVWUDFL°Qde la gente
con ansiedad perturbadora profunda HQODTXHSXHGHH[LVWLUWDQWRXQDSURSHQVL°QR
YXOQHUDELOLGDG ELRO°JLFD FRPR XQ UHIXHU]R R UHVXOWDGR SURJUHVLYR GH VXFHVRV
LQXVXDOPHQWH IUXVWUDQWHV SXHGH FRQGXFLU D DOJ·Q WLSR GH UHDFFL°Q SHUWXUEDGRUD
LQFOX\HQGRODDJUHVL°Q\ODGHSUHVL°Q
&RPR VH®DODQ %HFN \ (OOLV OD GHSUHVL°Q HVW JHQHUDOPHQWH
YLQFXODGDFRQODDQVLHGDGGHO\RFRQODVSHUVRQDVTXHVHGHVDSUXHEDQDVªPLVPDVSRU
VXSREUHGHVHPSH®R\FUHHQTXHFRQVHFXHQWHPHQWHGHELGRDTXHellosVRQLQ·WLOHVR
LQFRPSHWHQWHV VLQ HVSHUDQ]D QR SXHGHQ PDQHMDU ODV VLWXDFLRQHV GH OD YLGD \ HQ
SDUWLFXODUODVVLWXDFLRQHVGLIªFLOHVTXHHVWQRFXUULHQGRRSXHGHQRFXUULU3HURLQFOXVR
HQ HVWH DVSHFWR GH OD DQVLHGDG GHO \R HQ OD GHSUHVL°Q OD DQVLHGDG SHUWXUEDGRUD HV
WDPEL¦Q SUREDEOHPHQWH XQ IDFWRU SRU HO TXH ORV VXMHWRV GHSULPLGRV QR HVWQ
VLPSOHPHQWH GLFL¦QGRVH TXH VRQ WDQ LQFRPSHWHQWHV TXH QR SXHGHQ YHQFHU ODV
VLWXDFLRQHV GH VX YLGD QRUPDO \ QR SXHGHQ SUREDU OR lYDOLRVRVx lJUDQGHVx TXH VRQ
3UREDEOHPHQWHWDPEL¦QVHGLFHQTXHVRQWDQGHVHVSHUDGDPHQWHLQHSWRVTXHQRSXHGHQ
HYLWDU ORV inconvenientes H incomodidades SUHVHQWHV \ IXWXUDV \ TXH SRU OR WDQWR VXV
YLGDVVRQ\FRQWLQXDUQVLHQGRWHUULEOHV\KRUURURVDV
La depresión incluye además otro elemento y quizá el más común
de la ansiedad perturbadora. A menudo la gente deprimida tiene una tolerancia a la
ANSIEDAD PERTURBADORA: UN NUEVO CONSTRUCTO COGNITIVO-CON...
129
frustración tan sumamente baja que rehúsa entablar peleas suaves y comunes, sólo
se lo permite en contadas ocasiones y puede quejarse y lamentarse con facilidad
cuando no tiene acontecimientos bastante buenos en sus vidas, o cuando en otro
tiempo tenía condiciones más fáciles y confortables, y ahora al haber perdido sus
trabajos o perdido dinero no tiene eso bueno.
Hace años, antes de darme cuenta de lo importante que es generalmente un
factor de ansiedad perturbadora en el proceso de sentimientos de depresión profundos, enseñaba fundamentalmente a mis clientes deprimidos que no tenían que
valorarse a sí mismos por pasar por la vida sin destacar (o por hacerlo menos bien
que los demás) y que podrían aceptarse a sí mismos incondicionalmente, tanto si
tienen un buen desempeño como si no y tanto si son aceptados por personas
significativas como si no. Esto les ayudaba en gran medida en muchas ocasiones,
pero en otros encontré que no era suficiente.
Ahora también busco su ansiedad perturbadora, y prácticamente siempre parece que la encuentro. Si soy capaz de ayudarles, como a menudo lo hago, a
renunciar a sus demandas e imposiciones para que las condiciones sean más fáciles
y de gratificación más inmediata, y a sus insistencias para conseguir lo que quieren
fácilmente y sin esfuerzo, encuentro que no sólo superan sus depresiones profundas,
a veces en bastante poco tiempo, sino que también tienen mucha menos tendencia
a recaer en el estado depresivo cuando algo malo sucede en sus vidas en el transcurso
del tiempo.
EL TRATAMIENTO DE LA ANSIEDAD PERTURBADORA
1R PH UHVXOWD IFLO D\XGDU D ORV VXMHWRV D HOHYDU VX QLYHO GH WROHUDQFLD D OD
IUXVWUDFL°Q \ GH HVWH PRGR UHGXFLU R HOLPLQDU VX DQVLHGDG SHUWXUEDGRUD (VWR\
FRPSOHWDPHQWH FRQYHQFLGR TXH WRGRV ORV VHUHV KXPDQRV WLHQHQ XQD IXHUWH WHQGHQFLD
ELRO°JLFD D GHUURWDUVH D Vª PLVPRV SRU VHU KHGRQLVWDV D FRUWR SOD]R \ FRQVHJXLU
EHQHILFLRV LQPHGLDWRV PV TXH D ODUJRSOD]R (OOLV 3RU HVR HV SRU OR TXH
PXFKRV UHFKD]DQ DEDQGRQDU DGLFFLRQHV WDOHV FRPR HO WDEDFR OD JXOD HO DOFRKRO OD
LQGHFLVL°QTXHlVDEHQxTXHVRQSHUMXGLFLDOHV\FRQWLQ·DQSURSRQL¦QGRVHYHQFHU3HUR
FXDQGR VRQ SHUVXDGLGRV SRU GLYHUVRV WLSRV GH WHUDSLD LQFOX\HQGR OD 5(7 D
SHUPDQHFHUFRQODSHUWXUEDFL°QYHQTXHsóloHVLQFRQYHQLHQWH\noLQDJXDQWDEOH\D
PHQXGRDXPHQWDQVXWROHUDQFLDDODIUXVWUDFL°QYHQFLHQGRVXDQVLHGDGSHUWXUEDGRUD\
KDFHQFDPELRVVLJQLILFDWLYRVHQVXVVHQWLPLHQWRV\FRQGXFWDVGLVIXQFLRQDOHV
Una razón para esta falta de cambio en los clientes que tienen elementos
significativos tanto de ansiedad del yo como de ansiedad perturbadora es que a
menudo sacan a colación estos dos elementos como si fueran un problema. Como
consecuencia, sus terapeutas erróneamente se mueven de un lado a otro intentando
ayudarles con este problema supuestamente simple y acaban intentando, en este
sentido, resolver una ecuación de segundo grado con dos incógnitas —¡lo que
resulta imposible! Así, en el caso del cliente mencionado anteriormente, podría
decirse que tenªa dos problemas algo distintos, que partían de la misma premisa. La
premisa sería, «Debo conseguir un buen resultado en las cosas que hago,
especialmente un buen resultado al producir mis propios sentimientos». Esta premisa conduciría a dos conclusiones bastante diferentes (1): «Cuando hago las cosas
130
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
mal y provoca un tipo de sentimientos malo, no puedo aguantar la incomodidad que he
creado. Bajo estas condiciones, el mundo es demasiado duro para que pueda vivir de
forma feliz y ¡más me valdría estar muerto! (2) «Cuando hago mal las cosas y produce
la clase de sentimientos inadecuados, no puedo aguantarme por actuar tan neciamente.
Bajo estas condiciones, soy incompetente sin esperaQza, siempre fallaré al conseguir lo
que quiero, ¡apenas soy digno de continuar viviendo!
Si los clientes con ansiedad perturbadora presentan material que muestre estas
dos ideas irracionales, el terapeuta puede «engancharse» dentro de su sistema para
intentar mostrarles la forma de aceptar con elegancia la incomodidad que el mundo
les brinda y que se producen ellos mismos. Si el terapeuta falla en enfocar de uno
en uno los problemas del cliente, entonces los dos se confundirán entre sí y la
discusión de las ideas irracionales del cliente será tan confusa que es improbable
que se de una solución satisfactoria.
(VLPSRUWDQWHSRUORWDQWRSDUDHOWHUDSHXWDUHFRQRFHUGHIRUPDFODUDHVWRVGRV
SXQWRV diferentes DXQTXH TXL] VRODSDGRV \ WUDWDU SULPHUR XQR \ GHVSX¦V HO RWUR
SDUDTXHORVFOLHQWHVILQDOPHQWHYHDQTXHWLHQHQGRVLGHDVLUUDFLRQDOHVGLVSDUHV\TXH
DPEDVSURGXFHQUHVXOWDGRVHPRFLRQDOHV\FRQGXFWXDOHVGLVIXQFLRQDOHV'HHVWHPRGR
VL HO WHUDSHXWD LQLFLDOPHQWH VH FHQWUD HQ OD DQVLHGDG SHUWXUEDGRUD GH ORV FOLHQWHV ORV
FOLHQWHV SXHGHQ UHQXQFLDU D OD LGHD GH TXH QR tienen TXH H[SHULPHQWDU VHQWLPLHQWRV
lPDORVxSRUTXHODSHUWXUEDFL°QGHH[SHULPHQWDUORVHVdemasiadoGLIªFLO\no debería
H[LVWLU HVD GLILFXOWDG 'HVSX¦V GH KDFHU HVWR HO WHUDSHXWD SUREDEOHPHQWH WLHQH XQD
PHMRURSRUWXQLGDGSDUDDSXQWDUKDFLDODDQVLHGDGGHO\RGHORVFOLHQWHV\D\XGDUOHVD
DEDQGRQDU OD LGHD GH TXH no deben H[SHULPHQWDU VHQWLPLHQWRV lPDORVx SRUTXH VRQ
personas horribles SRU DFWXDU LQFRPSHWHQWHPHQWH &DGD XQD GH ODV FUHHQFLDV
LUUDFLRQDOHVSXHGHYHUVHFODUDPHQWH\H[WLUSDUVHVLHOWHUDSHXWDODVFRQVLGHUDde forma
independiente.3HURVLVHDERUGDQMXQWDVRVLHOWHUDSHXWDRHOFOLHQWHGDQYXHOWDVVREUH
HOODVXQD\RWUDYH]KD\XQDJUDQSRVLELOLGDGGHTXHQLXQDQLRWUDVHYHDQFRQFODULGDG
QLGHVDSDUH]FDQ
Si estoy en lo cierto acerca de la existencia de la ansiedad perturbadora (AP)
y de la ansiedad del yo (AY) y de su tendencia a reforzarse mutuamente cuando
coexisten en un sujeto, entonces estos conceptos sirven para explicar algún otro
aspecto del trastorno humano y de la psicoterapia que han sido apuntados reiteradamente en la literatura. En primer lugar, muchas formas indulgentes de psicoterapia han producido a menudo resultados buenos aunque temporales. De este
modo, gran número de sujetos perturbados se han sentido mejor algún tiempo y
han conseguido la eliminación de síntomas pasajeros como resultado de la hipnosis,
la sugestión, la promesa tranquilizadora, la aprobación, y la catarsis. Creo que la
mayoría de estos clientes realmente comienzan a sentirse mejor más que conseguir
mejorar en un sentido permanente, aunque en definitiva a menudo hacen mejoras
(Ellis, 1968, 1970, 1974). Diría que esto sucede así en gran parte porque estas
técnicas indulgentes de terapia alivian temporalmente su ansiedad perturbadora.
Incluso aunque vuelva pronto —porque su deprivación no a sido vencida y puede
incluso incrementar— al menos se sienten significativamente mejor y relativamente
libres de síntomas durante un pequeño periodo de tiempo.
Otro fenómeno interesante que puede explicarse parcialmente mediante el
concepto de ansiedad perturbadora es el caso de los individuos que se han convertido
por alguna inverosímil y probablemente idea irracional, tal como la idea de que
Dios o Jesús tiene un interés personal en ellos, y les salvará del mal. Tales personas
ANSIEDAD PERTURBADORA: UN NUEVO CONSTRUCTO COGNITIVO-CON... 131
FRQVHFXHQWHPHQWH ORJUDQ XQ FDPELR GH SHUVRQDOLGDG YLVLEOH WDO FRPR DEDQGRQDU HO
DOFRKROLVPR3UHVXSRQJRTXHHVWDVSHUVRQDVDWUDY¦VGHVXFUHHQFLDSLDGRVDHQDOJ·Q
WLSR GH FXUD PJLFD OOHJDQ D HVWDU PX\ PRWLYDGDV SDUD WUDEDMDU HQ VX DQVLHGDG
SHUWXUEDGRUD H LU D WUDY¦V GHO VXIULPLHQWR SUHVHQWH D UHFRJHU ODV UHFRPSHQVDV GH OD
JDQDQFLD IXWXUD 4XL] SRU UD]RQHV TXH SXHGHQ OODPDUVH HUU°QHDV KDFHQ DOJR ELHQ
GLVFLSOLQDUVH SDUD GHMDU HO DOFRKRO ODV GURJDV HO H[FHVR GH FRPLGD HO WDEDFR R HO
MXHJR 'HVSX¦V YHQ TXH pueden FRQWURODU VX SURSLR GHVWLQR FRQVLGHUDQGR TXH
SUHYLDPHQWH SHQVDEDQ LQFRUUHFWDPHQWH TXH QR SRGªDQ 3XHGHQ LQFOXVR DGTXLULU DO
JXQDVLGHDVUD]RQDEOHVMXQWRFRQODVLUUDFLRQDOHVTXHLQLFLDOPHQWHOHVOOHYDURQDDXWR
GLVFLSOLQDUVH\PHMRUDUVXEDMDWROHUDQFLDDODIUXVWUDFL°Q
Otro aspecto más de terapia que puede explicarse por el concepto de la ansiedad
perturbadora es el fenómeno de los terapeutas que dirigen a muchos clientes a creer
en ideas falsas o científicamente infundadas y de esta forma, por equivocación,
ayudan a estos clientes a estar menos perturbados. Así, los Freudianos ortodoxos
enseñan a la gente que sus padres les trataron con crueldad cuando eran niños y
que la crueldad pasada les hace neuróticos hoy (Freud, 1965); otros terapeutas van
incluso más allá de esto y enseñan a sus clientes que todos han sufrido de un primer
dolor intenso como resultado de la perversidad de los padres y que si ahora gritan,
chillan, y sueltan esta pena, mejorarán de forma significativa su habilidad para
funcionar (Janov, 1970). Ambos conceptos son probablemente falsos, son en gran
parte teorías estímulo-respuesta más que estímulo-organismo-respuesta, y postulan
estímulos en la infancia temprana que lo más probable es que fueran inexistentes.
5HVXOWDEDVWDQWHLQWHUHVDQWHVLQHPEDUJRFXDQGRXQDQDOLVWD)UHXGLDQRLQGXFHD
ORV FOLHQWHV D UHIOH[LRQDU VREUH VXV KLVWRULDV SDVDGDV \ VHQWLPLHQWRV GH GRORU LQWHQVR
H[SHULPHQWDGRVHQFRQH[L°QFRQHVWRVVHQWLPLHQWRVHVWQSUREDEOHPHQWHWUDWDQGRFRQ
VXMHWRV TXH GHELGR D VX H[WUHPD DQVLHGDG SHUWXUEDGRUD IUHFXHQWHPHQWH UHK·VDQ
HQIUHQWDUVHDVXDQVLHGDGDVXVVHQWLPLHQWRVGHHQIDGR\HQYH]GHHVWRORVUHSULPHQR
VXSULPHQ&RPRFRQVHFXHQFLDQRVHGDQDVªPLVPRVXQDRSRUWXQLGDGSDUDWUDWDUR
FDPELDUHVWRVVHQWLPLHQWRV$OIRU]DUDWDOHVFOLHQWHVDHQWUDUHQFRQWDFWRFRQ\GDUOD
FDUDDODSHUWXUEDFL°QGHHVWRVVHQWLPLHQWRVÓDXQTXHSRUODVUD]RQHVHTXLYRFDGDV\D
PHQXGR GH XQD IRUPD PX\ H[DJHUDGDÓ ORV WHUDSHXWDV IUHXGLDQRV SXHGHQ D\XGDUOHV
VLQGDUVHFXHQWDDYHUTXHORVVHQWLPLHQWRVGHDQVLHGDG\F°OHUDnoVRQLQVXIULEOHV\
KRUULEOHV \ SXHGHQ HQ FRQFHFXHQFLD D\XGDUOHV D YHQFHU SDUWH GH VX DQVLHGDG
SHUWXUEDGRUD
Diversas técnicas conductuales, especialmente la desensibilización in vivo y
la terapia implosiva, también parecen explicables en términos de los conceptos de
ansiedad perturbadora. Así, he encontrado (Ellis, 1962), como Marks, Viswanathan, Lipsedge, y Gardner (1972), que la inundación (flooding) o la desensibilización
in vivo funciona mucho mejor con individuos con perturbaciones graves fóbicas u
obsesivo-compulsivas que con métodos más graduales o imaginativos. Pienso que
esto se debe a que estos individuos evitan la incomodidad a toda costa y en
consecuencia no harán frente a sus fobias o compulsiones para vencerlas. Si pueden
ser forzados a hacer esto, al final descubren que haciendo lo que temen intensamente, o no haciendo lo que absolutamente piensan que deben hacer, les ayuda a
renunciar a algo de su ansiedad perturbadora, permitiéndoles empezar a trabajar
en la eliminación de su conducta disfuncional, y eventualmente les ayuda no sólo
a sentirse mejor sino realmente a funcionar mejor.
Uno de los rompecabezas persistentes acerca de los sujetos neuróticos es que
132
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
SXHGHQ IFLOPHQWH WUDVWRUQDUVH D Vª PLVPRV QR V°OR SRU WURSH]DU FRQ XQD VLWXDFL°Q
lWHPLGDxVLQRSRULPDJLQDUODRªUKDEODUDFHUFDGHHOODRYHUOD FRPRHQXQSURJUDPD
GH UDGLR R XQ VKRZ WHOHYLVLYR :ROSH FLWD HVWR FRPR XQD VH®DO GH TXH OD
WHUDSLD FRJQLWLYD D PHQXGR QR IXQFLRQH SRUTXH lOD PD\RUªD GH ORV SDFLHQWHV
QHXU°WLFRV WLHQHQ PLHGR GH VLWXDFLRQHV TXH VDEHQ FODUDPHQWH TXH QR VRQ SHOLJURVDV
REMHWLYDPHQWHx lHOHVWªPXORSDUDXQDUHVSXHVWDGHDQVLHGDGQHXU°WLFDSXHGHVHUWDO
TXH HV LQFRQFHELEOH TXH SXHGD FRQVLGHUDUVH FRPR XQD DPHQD]D SRU HMHPSOR OD
DQVLHGDGDQWHODYLVWDGHXQWXERGHHQVD\ROOHQRGHVDQJUHx\ lXQSDFLHQWHTXH
HVWFRQWLQXDPHQWHDQVLRVRVSXHGHHQFRQWUDUVHTXHWLHQHPLHGRHVSHFªILFRSHUVLVWHQWH
SRU HMHPSOR PLHGR GH YROYHUVH ORFR OD IXHUWH SURPHVD WUDQTXLOL]DGRUD SXHGH
FRQYHQFHUOH GH OR FRQWUDULR VLQ HPEDUJR OD DQVLHGDG PDWHULDOPHQWH QR SXHGH
GLVPLQXLUx
Wolpe (1978) puede estar perfectamente equivocado aquí, porque usa la palabra «sabe» con imprecisión, como si irracionalmente fuera totalmente «conocido». De ese modo, un individuo neurótico puede «saber» parcialmente que una
situación no es peligrosa objetivamente pero también «sabe» que lo es. Puede ser
«convencido» de que el miedo a volverse loco es falso pero también puede ser
«convencido» de que es cierto. En contadas ocasiones, de hecho, «sabemos» algo
con el 100% de absolutividad; en vez de esto lo creemos parcialmente y no lo
creemos totalmente de una forma simultánea.
Bajo este punto de vista, todos lo ejemplos de Wolpe (1978) pueden explicarse
por el concepto de ansiedad perturbadora. Así, los sujetos neuróticos pueden «sabeUx
que montar en la montaña rusa en un parque de atracciones no es amenazador o
peligros; pero también pueden saber que probablemente van a experimentar ansiedad
si se montan y por lo tanto tienen miedo de su ansiedad (y su perturbación
consecuente) más que de los coches en sí mismos. Pueden «saber» que la vista de un
tubo de ensayo lleno de sangre no les amenazará con el dolor del pinchazo, pero
también pueden saber que les recuerda su ansiedad acerca del pinchazo y son
amenazados por esta ansiedad (perturbadora) más que por el pinchazo. Pueden «saber»
que tienen un riesgo pequeño de volverse locos, pero puHden no obstante tener tanta
ansiedad perturbadora («¿No sería horriblemente incómodo si me volviera loco?»)
como ansiedad del yo («¡Sería una persona débil, despreciable si cayera en la
locura!»). Como ya señalé, cuando la gente tiene ansiedad perturbadora tiende a tener
miedo de algún recuerdo de un «objeto temido», no porque la representación del
objeto sea vista como «aterradora» sino porque su reacción ansiosa, inconfortable al
objeto se ve como «horrible» o «intolerable».
Mineka y Kihlstrom (1978) han revisado la literatura sobre la neurosis experimental, incluyendo los experimentos de Gantt (1944), Liddell (1943), Pavlov
(1927), y Wolpe (1958), y han desarrollado la hipótesis de que el hilo conductor
común a través de toda la literatura de este área es que en cada caso los sucesos
importantes de la vida llegan a ser impredecibles, incontrolables, o ambas cosas.
También apuntan que hay analogías sorprendentes entre la neurosis experimental
y la indefensión aprendida siguiente a la exposición a un shock incontrolable, lo
que una y otra vez se ha asemejado a la depresión (Seligman, 1975). Si hay alguna
vigencia en la hipótesis de Mineka y .ihlstrom (1978) acerca de la neurRsis experimental y aquella de Seligman (1975) acerca de la indefensión aprendida como
pienso que probablemente hay, sus teorías pueden ser fácilmente afines a mi
hipótesis de la ansiedad perturbadora. Conjeturaría que cuando los humanos (y
ANSIEDAD PERTURBADORA: UN NUEVO CONSTRUCTO COGNITIVO-CON... 133
diversas especies de otros animales) se enfrentan con sucesos de la vida que
consideran importantes controlar y que salgan bien, y cuando estos sucesos vuelven
a ser consecuentemente impredecibles, incontrolados, o ambas cosas, no sólo
tienden a sentirse incómodos sino que también concluyen que estas situaciones son
demasiado molestas y no hay forma de intentar hacerlas más cómodas. Por lo tanto
renuncian totalmente o desarrollan lo que G. V. Hamilton (1925) llamó una reacción
persistente no ajustada y llegan a estar «deprimidos» o «neuróticos».
Estoy diciendo que lo que llamo ansiedad perturbadora (AP) es una tendencia
biológica de los humanos y de ciertos animales (por ejemplo, las ratas o los
conejillos de indias); que los organismos de este género innatamente luchan para
predHcir lo que va a suceder a su alrededor, para controlar su ambiente para de esta
forma conseguir más de lo que quieren y menos de lo que no quieren, y así sobrevivir
satisfactoria o «felizmente». Cuando perciben que hay un alto grado de probabilidad
de ser capaces de hacer esto, persisten en sus reacciones ajustadas y por lo tanto
son «saludables» o «no neuróticos»; cuando perciben (correcta o incorrectamente)
que probablemente no pueden controlar sus situaciones de vida y conseguir lo que
quieren, también con dignidad viven con sus continuas frustraciones (desarrollando
una filosofía de aceptar lo inevitable) o rehúsan aceptar esta realidad severa (lloriqueando y gimoteando y desarrollan una filosofía de rechazo desesperado, una
perspectiva neurótica o no ajustada que frecuentemente termina en depresión o
abandono).
También he dicho que parto de la hipótesis que las fobias humanas se relacionan de forma particular con la ansiedad perturbadora. Cuando las personas
tienen, por ejemplo, una fobia a los aviones, generalmente tienen algún elemento
de ansiedad del yo; es decir, creen a pies juntillas que ellos ahora que están vivos,
vivirán prácticamente para siempre y no deben morir antes de su hora; y frecuentemente también creen que es vergonzoso para ellos revelar su miedo a los aviones
delante de los demás (por ejemplo, al personal de vuelo y a los pasajeros del avión)
y en consecuencia no pueden subirse a un avión para evitar este hecho «vergonzoso».
Al desensibilizar a estos sujetos de las cosas que temen (por ejemplo volar),
los terapeutas tienen ante sí la elección entre muchos métodos, incluyendo la
desensibilización sistemática (Wolpe, 1958), la imaginación implosiva (terapia
implosiva) (Stampfl y Levis, 1967) y la desensibilización in vivo en el desarrollo
de la terapia racional-emotiva (Ellis, 1962, 1971, 1973, 1979a; Ellis y Grieger,
1977). Estos parecen ser métodos radicalmente diferentes de desensibilización,
pero como Teasdale (1977) señala, tienen una cosa en común; la presentación
reiterada de un estímulo temido sin consecuencias desastrosas manifiestas.
Parece que las personas con fobias a los aviones (o a otras cosas) continúan
diciéndose a sí mismas, por una u otra razón, «Ir en un avión es demasiado
espantoso, demasiado angustioso; no puedo aguantarlo; prácticamente me desintegraría si tuviera que experimentar este suceso terrible» y siguen reindoctrinándose
con este «miedo» y reforzando su creencia en él para no subir a un avión. Muchas
veces se niegan a hacerlo, continúan diciéndose (abierta o tácitamente), «¡si volara,
sería horriblemente incómodo y ahora que estoy evitando volar, puedo ver que me
siento relativamente cómodo!». Además, rehúsan con miedo a hacer frente a su
fobia y a hacer algo para vencerla, llegando a ser casi imposible deshacerse de
ella.
134
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
En casi todos los tipos de procedimientos de desensibilización, como señala
Teasdale (1977), las personas hacen algo con su fobia; se enfrentan activamente,
o bien con la imaginación o bien in vivo, y descubren que (1) el suceso impredecible
es más predecible de lo que pensaban inicial mente; (2) nada desastroso les sucede
y sólo se sienten incómodos, y no, como imaginaban, completamente destruidos
por el enfrentamiento; (3) aprenden una técnica tal como la desensibilización sistemática (DS), la terapia implosiva, o la RET que les de alguna posibilidad de hacer
frente a su ansiedad en el futuro; (4) aprenden que aunque no puedan controlar el
evento temido (la posibilidad de que caiga el avión) pueden claramente controlar algo
de su propias reacciones y por lo tanto dar la cara a un tipo de situación más «segura»
debiendo realmente enfrentarse al objeto temido.
Permítanme hacer otra observación acerca del concepto de ansiedad perturbadora (AP) al explicar y tratar con las fobias. Emmelkamp, Kuipers, y Eggeraat
(1978) en un estudio mostraban que la desensibilización in vivo funciona mejor
con agorafóbicos que lo que hacen otros tres tipos diferentes de reestructuración
cognitiva sin readaptación in vivo, señalan que los agorafóbicos clínicos probablemente se diferencian de los sujetos en estudios análogos en que ellos tienen un
grado más alto de excitación fisiológica en situaciones engendradoras de ansiedad
(Lader, 1967) que los sujetos anteriores. Señalan que «es bastante posible que la
reestructuración cognitiva constituya una forma efectiva de tratamiento para los
reactores fisiológicos bajos (tales como los sujetos de estudios análogos), mientras
tal tratamiento sería efectivo para los reactores fisiológicos altos (tales como los
agorafóbicos) sólo después de que el componente autónomo se ha reducido».
Estoy bastante de acuerdo con la observación expuesta en el comentario del
artículo de Emmelkamp et al. (1978), (Ellis, 1979b). Si es verdad que los agorafóbicos (y muchos otros fóbicos graves) tienen reactores fisiológicos altos —y
mis propios hallazgos clínicos durante muchos años me llevan a apoyar fuertemente
esta hipótesis— entonces asumiría que tienden a sentirse más perturbados, y presumiblemente con más ansiedad perturbadora que otros individuos trastornados.
En consecuencia, parece probable que tendiesen a desarrollar más fobias y agarrarse
a ellas más fuertemente que los fóbicos menos cogidos fisiológicamente o los
«ligeros». La teoría de la ansiedad perturbadora ayuda a explicar por qué los
agorafóbicos son algo diferentes de los otros fóbicos y por qué son tan difíciles de
tratar.
En muchos aspectos importantes, además, el concepto de ansiedad perturbadora parece arrojar luz sobre el trastorno humano y sobre los procesos terapéuticos. Especialmente muestra la forma para crear y utilizar tipos más efectivos,
más concretos, y más perdurables de tratamiento psicológico. Sugiero, por ejemplo,
que muchos o la mayoría de los métodos terapéuticos usados hoy son en sí mismos
formas de gratificación, y que a la larga refuerzan la ansiedad perturbadora de las
personas y posiblemente hacen más daño de lo que benefician. Tomando, por
ejemplo, los métodos de relajación muscular, que son tan populares entre los
terapeutas conductuales. Aunque no hay dudas de que tales técnicas frecuentemente
funcionan y consiguen la eliminación de síntomas considerables, como en todos
los métodos de terapia, también tienen implicaciones ideológicas, algunas de las
cuales parecen ser iatrogénicas: 1
1. Generalmente, como en la desensibilización sistemática de Wolpe (1958,
ANSIEDAD PERTURBADORA: UN NUEVO CONSTRUCTO COGNTITVO-CON... 135
1973), la relajación se usa de una forma gradual para interrumpir los sentimientos
de ansiedad de los clientes. La gran progresividad de este procedimiento, sugiero,
puede fácilmente reafirmar las creencias de estos clientes de que deben poco a
poco, con facilidad y mediante etapas cómodas, abordar sus ansiedades, y que tan
pronto como experimenten algún sentimiento intenso de miedo tienen que relajar
sus músculos y de este modo distraerse de estos sentimientos. Tales creencias,
desde luego, pueden servir fácilmente para incrementar, más que disminuir, su
ansiedad perturbadora.
2. Los métodos de relajación esencialmente consisten en la distracción cognitiva más que en la reestructuración cognitiva. Si, por ejemplo, los clientes tienen
miedo a los ascensores y se imaginan a sí mismos estando más y más cerca de los
ascensores y después, como se sienten ansiosos por esta cercanía imaginada se
centran en la relajación de sus músculos, automáticamente se distraen de la idea,
«No debo entrar en los ascensores; sería horrible si algo me sucediera cuando
entrara en ellos!». Pueden muy bien reducir su ansiedad por este procedimiento
de distracción, pero generalmente no han trabajado realmente en abandonar sus
creencias irracionales sobre el hecho de subir a un ascensor. La relajación y otras
formas de distracción cognitiva son casi siempre mucho más fáciles de llevar a
cabo que combatir activamente y discutir las irracionalidades básicas propias de
cada uno. Consecuentemente refuerzan, por ejemplo, la idea de la gente sobre el
horror de trabajar, por ejemplo, y de este modo puede aumentar su ansiedad
perturbadora.
3. La distracción cognitiva, aunque es un método viable de psicoterapia,
probablemente no es tan eficaz en la mayoría de los casos como la desensibilizaci°n in
vivo. Empleándolo con los clientes, el terapeuta evita conseguir que se enfrenten a los
ascensores reales o a otros objetos temidos irracionalmente, y en consecuencia les da
un método poco concreto de resolver sus problemas. De nuevo, tiende a continuar o
aumentar su ansiedad perturbadora.
Es tentador para mi acentuar la trascendencia de la ansiedad perturbadora y
relacionar todas las formas de perturbación emocional con este concepto. Así, los
humanos tienden a creer que deben hacerlo bien y tener aprobación, que los demás
deben tratarles correctamente, y que las condiciones bajo las que viven deben ser
fáciles y agradables. Cuando estos tres criterios de necesidad-perturbadora no se
confirman en la realidad —lo que a menudo sucede en este mundo frustrante—
generalmente concluyen que no pueden aguantar sus propias imperfecciones, las
de los otros, o las del mundo, y que es horrible y terrible que tal hecho desagradable
pueda suceder. En algunos aspectos, parecen tener baja tolerancia a la frustración (BTF) o ansiedad perturbadora como un aspecto de casi todos sus trastornos
emocionales —su auto-destrucción, su hostilidad, y su auto-compasión. Hasta
cierto punto, entonces, podríamos decir que virtualmente todas las perturbaciones
«emocionales» provienen de la BTF.
Mi percepción y juicio clínico, sin embargo, me dicen que esta formulación
omite algún dato esencial acerca de las personas y sus trastornos. Aunque la
ansiedad del yo y la ansiedad perturbadora se encuentren en casi todos los individuos, y como ya señalé, significativamente interrelacionadas y mutuamente reforzadas, pienso que es mejor verlas como conductas separadas que entrelazadas. De
este modo, tiene una utilidad WHUDS¦XWLFD y aclaratoria máxima.
136
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
REFERENCIAS
Abramson, L. Y., & Sackheim, H. A. A paradox in depression: Uncontrollability and selfblame. Psychological Bulletin , 1977, 84\ 838-851.
Beck, A. T. Depression. New York: Hoeber-Harper, 1967.
Beck, A. T. Cognitive therapy and the emotional disorders. New York: International Universities Press, 1976.
Dollard, J., Doob, L., Miller, N. E., Mowrer, O. H., & Sears, R. R. Frustration and
aggression. New Haven: Yale University Press, 1939.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A. What really causes therapeutic change? Voices, 1968, 4 (2), 90-97.
Ellis, A. The cognitive element in experiential and relationship psychotherapy. Existencial
Psychiatry, 1970, 28, 35-42.
Ellis, A. Growth through reason. Palo Alto, Calif. Science and Behavior Books and Hollywood: Wilshire Books, 1971.
Ellis, A. Humanistic psychotherapy: The rational-emotive approach . New York: Julian
Press and McGraw-Hill Paperbacks, 1973.
Ellis, A. Cognitive aspects of abreactive therapy. Voices, 1974, 10 (1), 48-56.
Ellis, A. The biological basis of human irrationality. Journal of Individual Psychology,
1976, 32, 145-168.
Ellis, A. New developments in rational-emotive therapy, Monterey, Calif.: Brooks/Cole,
1979. (a)
Ellis, A. A note on the treatment of agoraphobics with cognitive modification versus prolonged exposure in vivo. Behavior Research and Therapy. 1979, 17 (2), 162-163. (b)
Ellis, A., & Grieger, R. Manual de terapia racional emotiva. Bilbao. Desclée De Brouwer,
1985.
Ellis, A., & Harper, R. A. A new guide to rational living. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, and Hollywood: Wilshire Books, 1975.
Emmelkamp, P. M. G., Kuipers, A. C., & Eggeraat, J. B. Cognitive modification versus
prolonged exposure in vivo: A comparison with agoraphobics as subjects. Behavior
Therapy and Research, 1978, 16, 33-41.
Freud, S. Standard edition of the complete psychological works of Sigmund Freud. London:
Hogarth, 1965.
Gantt, W. H. Experimental basis for neurotic behavior. Psychosomatic Medicine Monographs, 1944, Nos. 3 & 4.
Hamilton, G. V. An introduction to objective psychopathology. St. Louis: C. V. Mosby,
1925.
Janov, A. The primal scream. New York: Delta, 1970.
Jones, R. G. A factored measure of Ellis' irrational belief system, with personality and
maladjustment correlates. Unpublished Ph. D. thesis, Texas Technological University,
1968.
Lader, M. H. Palmer skin conductance measures in anxiety and phobic states. Jounal of
Psychosomatic Research, 1967, 11, 271-281.
Levitt, E. E., & Lubin, B. Depression. New York: Springer, 1975.
Lidell, H. S. Conditioned reflex method and experimental neurosis. In J. McV. Hunt (Ed.),
Personality and the behavior disorders. New York: Ronald, 1944.
Low, A. A. Mental health through will training. Boston: Christopher, 1952.
Marks, I. M., Wiswanathan, R. Lipsedge, M. S., & Gardner, R. Enhanced relief by flooding
during waning diazepam effect. British Journal of Psychiatry, 1972, 121, 493-505.
Masserman, J. H. Behavior and neurosis. Chicago: University of Chicago Press, 1943.
Mineka, S., & Kihlstrom, J. F. Unpredictable and uncontrollable events: A new perspective
on experimental neurosis. Journal of Abnormal Psychology, 1978, 87, 256-271.
Pavlov, I. P. Conditioned reflexes. London: Oxford University Press, 1927.
ANSIEDAD PERTURBADORA: UN NUEVO CONSTRUCTO COGNTIWO-CON... 137
Rehm, L. P. A self-control model of depression. Behavior Therapy, 1977, 8, 787-804.
Seligman, M. E. P. Helplessness. San Francisco: W. H. Freeman, 1975.
Stampfl, P. G., & Levis, D. J. Essentials of implosive therapy. Journal of Abnormal
Psychology, 1967, 72, 496-503.
Sutton-Simon, K. A study of irrational ideas of individuals with fears of heights, with social
anxiety, and with fear of heights plus social anxieties. Cognitive Therapy and Research,
1979, 3 (2), 193-204.
Teasdale, J. D. Psychological treatment of phobias. In N. S. Sutherland (Ed.), Tutorial
essays in psychology (Vol. 1). Hillsdale, N. J.: Erlbaum, 1977.
Weekes, C. Hope and help for your nerves. New York: Hawthorn, 1969.
Weekes, C. Peace from nervous suffering. New York: hawthome, 1972.
Weekes, C. Simple, effective treatment of agoraphobia. New York: Hawthome, 1977.
Wolpe, J. Psicoterapia por inhibición recíproca. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Wolpe, J; The practice of behavior therapy. New York: Pergamon, 1973.
Wolpe, J. Cogniton and causation in human behavior and its therapy. American Psychologist,
1978, 33, 437-446.
Ií
7
Problemas de Ira*
Russell M. Grieger
/DDJUHVL°Q\ODYLROHQFLDKDQOODPDGRPVODDWHQFL°QGHODFLHQFLDFRQGXFWXDO
\ GH ODV VRFLHGDGHV ILORV°ILFDV TXH TXL] FXDOTXLHU RWUR IHQ°PHQR KXPDQR 6RQ
OHJL°Q ORV HVWXGLRV H[SHULPHQWDOHV VREUH OD SVLFRORJªD GH OD DJUHVL°Q FRPR VH
FRQILUPD SRU ORV WH[WRV UHFLHQWHV GH %DQGXUD (OOLV E *HHQ \ Ô1HDO
-RKQVRQ \ 1RYDFR 'HVGH XQD SHUVSHFWLYD VRFLDO OD DJUHVL°Q
KD VLGR WUDWDGD HQ UHODFL°Q D YDULDEOHV WDOHV FRPR OD MXVWLFLD SHQDO &KDSSHOO \
0RQDKDQ OD DOLQHDFL°Q VRFLDO 'DQLHOV *LOXOD \ 2FKEHUJ \ OD
YLROHQFLD HQ OD WHOHYLVL°Q )HVKEDFN \ 6LQJHU (Q HIHFWR HO GH 0DU]R
GH OD UHYLVWD Look SUHVHQW° XQD VHULH GH LPJHQHV GUDPWLFDV PRVWUDQGR HO
PRGHODGR GH QL®RV LQJOHVHV DOHPDQHV VLFLOLDQRV OLEDQHVHV H LUODQGHVHV GH OD
YLROHQFLD TXH REVHUYDURQ GLUHFWD \ YLFDULDPHQWH HQ VXV SURSLRV SDªVHV (VWDV IR
WRJUDIªDV PRVWUDEDQ D ORV QL®RV GLYLUWL¦QGRVH FRQ MXHJRV FRPR lSHORW°Q GH IXVL
ODPLHQWRxlJXLOORWLQDx\lVROGDGRVxHQWUHRWURV
En contraste con la agresión, la ira es una reacción humana raramente estudiada, excepto cuando sirve para instigar la agresión o reducir la agresión a través de
la catDrsis (Berkowitz, 1970; Feshback, 1961; Kahn, 1966). Novaco (1975) explica
esto por el hecho de que las dimensiones de la agresión pueden fácilmente observarse
y estudiarse mientras que los elementos de la ira tienen un carácter más
fenomenológico. Independientemente de esta explicación, los problemas relativos
a la ira pueblan las consultas clínicas, aunque son probablemente los menos estudiados de las emociones humanas (Novaco, 1975).
Se han articulado tres perspectivas sobre la ira, y por extensión sobre todas las
emociones (Lazarus, Averill, y Opton, 1970). La perspectiva biológica atribuye la
emoción a las secciones filogenéticamente más antiguas del cerebro; la formación
reticular (Lindsley, 1950), el hipotálamo (Bard, 1950), y el sistema límbico (MacLean, 1960). Ignorando el hecho de que estas estructuras juegan un rol vital tanto
en el funcionamiento cognitivo como en la emoción (Douglas, 1967; Pribram,
* Este capítulo apareció originalmente en R. Grieger e I. Grieger (Eds.), Cognition and Emotional
Disturbance (New York: Human Sciences Press, 1982)
140
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
1967), esta perspectiva considera la emoción como básicamente instintiva y relacionada con los pasos más tempranos de la escala filogenética. De acuerdo con
esto, el control de la ira depende del desarrollo tanto de las fuerzas intelectuales
como sociales para contener lo mejor de los humanos.
La perspectiva cultural sugiere que las emociones las forman determinadas
sociedades para cubrir las necesidades afectivas de sus ciudadanos (Hebb y Thompson, 1954), y por tanto conservan su propia existencia. Esto se desarrolla de muchas
formas, dependiendo de factores económicos, políticos, geográficos e históricos,
incluyendo la influencia de la manera en que la gente percibe o aprecia el estímulo
emocional (Tursky y Stembach, 1967) y la forma en que las personas pueden
expresar las emociones (LaBarre, 1947).
6LJXLHQGR D 0DJGD $UQROG 5LFKDUG /D]DUXV \ HVSH
FLDOPHQWHD$OEHUW(OOLV ED ODSHUVSHFWLYDFRJQLWLYDVHEDVD
HQ OD FRQYLFFL°Q GH TXH OD WHRUL]DFL°Q OD DSUHFLDFL°Q \ OD HYDOXDFL°Q FRJQLWLYDV VRQ
IXQFLRQHV KXPDQDV SULPDULDV \ TXH ODV UHDFFLRQHV HPRFLRQDOHV HVWQ GLUHFWDPHQWH
GHWHUPLQDGDV SRU WDOHV DFWLYLGDGHV FRJQLWLYDV $GHPV ORV GHWHUPLQDQWHV FRJQLWLYRV
GH OD HPRFL°Q SXHGHQ VHU HQ HVHQFLD R ELHQ GLVSRVLFLRQDOHV UHIOHMDQGR ORV YDORUHV
DFWLWXGHVRILORVRIªDVEVLFDVGHXQLQGLYLGXR RELHQVLWXDFLRQDOHV XQDLQWHUSUHWDFL°Q
\ HYDOXDFL°Q GHO LQGLYLGXR GH ODV LQGLFDFLRQHV VLWXDFLRQDOHV HVSHFªILFDV 'H HVWH
PRGR SDUD FRPSUHQGHU XQD UHDFFL°Q HPRFLRQDO SDUWLFXODU OD LUD HQ HVWH FDVR HV
HVHQFLDOXQDFRPSUHVL°QGHODQDWXUDOH]DGHODVFRJQLFLRQHVVXE\DFHQWHV
Este capítulo en su mayor parte sigue el modelo cognitivo de la excitación
emocional en general y el modelo RET de perturbación emocional en particular.
Después de perfilar en primer lugar este modelo, trataré con más detalle los mediadores de la ira y propondré una distinción entre la ira saludable y la que no loes.
LA MEDIACION COGNITIVA DE LA IRA
Como fenómeno afectivo, la ira puede verse tanto como una reacción del
sistema nervioso autónomo (Ax, 1953; Funkenstein, King y Drolette, 1954, 1957;
Schacter, 1957) como del central (Moyer, 1971, 1973) a algún suceso real o
imaginado, además de un etiquetamiento cognitivo de esa excitación como ira
basada tanto en bases fisiológicas como conductuales (Konocni, 1975a, 1975b;
Lazarus, 1967; Schachter y Singer, 1962). De este modo, en un nivel descriptivo,
la ira es una combinación de excitación fisiológica y etiquetamiento cognitivo.
Etiológicamente hablando, las teorías cognitivas siguen generalmente la máxima del filósofo Estoico, Epicteto, que afirma: «Los hombres no están perturbados
por las cosas, sino por la visión que tienen de ellas». De acuerdo con esto, definen
la ira (y de este modo todas las demás reacciones emocionales) no tanto por la
excitación fisiológica o afectiva como por las cogniciones o apreciaciones que
apuntan a la excitación. Para determinar si una persona está enfadada, el teórico
cognitivo se ocupa de los pensamientos o ideas de la persona, no de sus sentimientos.
El modelo cognitivo presentado aquí es una ampliación de la ahora famosa
teoría ABC de la RET (Ellis, 1962, 1971, 1973, 1975, 1977a, 1977b). Haciéndose
PROBLEMAS DE IRA
141
eco de Epicteto, la RET afirma que los sucesos percibidos, imaginados, recordados
o anticipados (en el punto A) no provocan directamente la ira (en el punto C); sólo
sirven para apuntar la actividad cognitiva que determina la ira. Cada reacción de
ira está mediatizada por algún suceso cognitivo que lógicamente conduce a esa
reacción.
&RPR DILUP¦ FRQ DQWHULRULGDG ODV FRJQLFLRQHV VRQ LPSRUWDQWHV SDUD OD H[
FLWDFL°Q HPRFLRQDO SRU OR PHQRV GH GRV IRUPDV YHU )LJXUD (Q OD SULPHUD ODV
FRJQLFLRQHV DFW·DQ FRPR UDVJRV GLVSRVLFLRQDOHV R IXHUWHPHQWH DSUHQGLGRV
VRSRUWDQGRORVYDORUHVSHUVRQDOHVRODVILORVRIªDVGHYLGDTXHODVSHUVRQDVDFDUUHDQD
WUDY¦VGHODVVLWXDFLRQHV %O &RPRWDOHVLQIOX\HQGHGLYHUVRVPRGRVHQODH[FLWDFL°Q
HPRFLRQDO VXPLQLVWUDQGR XQ MXHJR SHUMXGLFLDO TXH OOHYD D OD JHQWH D EXVFDU \
SUHVWDU DWHQFL°Q D HVWªPXORV VLWXDFLRQDOHV GH XQ FLHUWR WLSR FRQGLPHQWDQGR ODV
HYDOXDFLRQHVRDSUHFLDFLRQHVTXHODVSHUVRQDVKDFHQGHODVH[SHULHQFLDVSDUWLFXODUHV
PDQWHQLHQGRGLUHFWDPHQWHORVVXFHVRVSDVDGRVFDUJDGRVHPRFLRQDOPHQWHlYLYRVx
\ORVVXFHVRVIXWXURVDQWLFLSDGRVLQWHQVRV\ FUHDQGRLQGLUHFWDPHQWHVXFHVRVHQHO
DPELHQWH TXH DSXQWHQ D OD FRQGXFWD GH RWURV FRQVLVWHQWH FRQ OD UHDFFL°Q HPRFLRQDO
3RU FRQVLJXLHQWH HMHUFLWDQGR OD ILORVRIªD FRQVFLHQWH R LQFRQVFLHQWHPHQWH \ GH HVWH
PRGR H[SHULHQFLDQGR WDQWR ORV VXFHVRV SHUFLELGRV FRPR OD H[FLWDFL°Q HPRFLRQDO
VHOHFWLYDPHQWHVLUYHSDUDDUUDLJDUOR\KDFHUVXDFWLYDFL°QPVSUREDEOHHQHOIXWXUR
/D FRJQLFLóQ MXHJD XQ VHJXQGR SDSHO VLJQLILFDWLYR HQ OD H[FLWDFLóQ HPRFLRQDO
SRUPHGLDFLóQGHORVVXFHVRVDYHUVLYRV % (VWDVDWULEXFLRQHVVLWXDFLRQDOHVVRQODV
DSUHFLDFLRQHVTXHODJHQWHKDFHGHOVXFHVRH[SHULPHQWDGRHQVíPLVPR\GHOUHVXOWDGR
SUREDEOH GH GLYHUVDV UHDFFLRQHV D HVH VXFHVR (VWáQ HQ SDUWH GHWHUPLQDGRV SRU ODV
FDUDFWHUíVWLFDV GHO VXFHVR PLVPR SHUR HVWáQ WDPELéQ LQIOXLGRV SRU ODV ILORVRIíDV GH
YLGD \ ODV H[SHULHQFLDV SDVDGDV GH ODV SHUVRQDV HQ FLUFXQVWDQFLDV VLPLODUHV /D
H[FLWDFLóQ HPRFLRQDO \ OD FRQGXFWD FRQVLJXLHQWH UHFíSURFDPHQWH UHODFLRQDGDV FRQ
HVWRVPHGLDGRUHVFRJQLWLYRVSURSRUFLRQDQGRIHHGEDFNYDOLGDGRDODHVWLPXODFLón y
Excitación Emocional
B1
Filosofías
o Valores
A
Suceso
Percibido
B2
Atribuciones
situacionales que
incitan a la emoción
Conducta Expresiva
Figura 7-1. Mediadores Cognitivos de la Ira
142
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
y desde aquí incrementando su probabilidad en el futuro. Los mediadores situacionales
también sirven para validar y reforzar las filosofías de vida asociadas.
Ambas variedades de cognición pueden llevar a la excitación emocional de
forma singular, pero es más probable que actúen de común acuerdo una con otra.
De esta forma, la excitación emocional y la conducta expresiva se influencian
mutuamente una a otra. Por ejemplo, la excitación de ira tiende a apuntar a la
conducta agresiva (Rule y Nesdale, 1976). Por otra parte, responder agresivamente
a los sucesos negativos lleva a uno a definir la excitación emocional propia como
ira, lo que progresivamente aumenta esa ira (Konocni, 1975a, 1975b).
8QD YH] GHOLQHDGR EUHYHPHQWH HO PRGHOR PH FHQWUDU¦ DKRUD HQ XQ SODQWHD
PLHQWR PV GHWDOODGR GH ORV PHGLDGRUHV FRJQLWLYRV GH OD LUD 3ULPHUR WUDWDU¦ ODV
IRORVRIªDV LUUDFLRQDOHV \ ODV DWULEXFLRQHV VLWXDFLRQDOHV GH OD LUD \ GHVSX¦V SUHVHQWDU¦
ORVSURFHVRVSRUPHGLRGHORVFXDOHVODJHQWHFRQVLJXHHQIDGDUVHSRUHVWDUHQIDGDGR
Filosofías Irracionales de la Ira
Consistente con la teoría racional-emotiva (Ellis, 1962, 1971, 1975, 1976b,
1977b), la ira, como todas las demás reacciones emocionales, en gran medida
resulta de (y se mantiene por) que una persona tiene ideas o filosofías que lógicamente llevan a la ira. De acuerdo con esto las personas que ardientemente ratifican
ideas de enfado (o instigan la ira) son propensas a ella y a actuar agresivamente.
Llevando estas filosofías con ellos, tenderán a ser extremadamente sensibles a
elementos de injusticia o a signos de peleas en las situaciones; atribuirán motivaciones hostiles a las acciones de los otros; generalmente evaluarán las situaciones
a la luz de sus filosofías de enfado; se re-encolerizarán al recordar (incluso obsesivamente) desaires pasados; y sobreactuarán a la menor frustración. En un sentido
muy real, están «programando» bombas de relojería listas para explotar.
$OEHUW(OOLV D KDSURSXHVWRGRVIRUPDVGHLUDLQGHSHQGLHQWHVDXQTXH
FRQFHSWXDOPHQWHVLPLODUHV(QODira autística,HOLQGLYLGXRLQIDQWLOPHQWHFRQILUPDOD
LGHDGHTXHGHELGRDTXHQROHJXVWDSHUVRQDOPHQWHDOJRRQRTXLHUHTXHVXFHGDDOJR
GHELGR D TXH HQFXHQWUD OD FRQGXFWD GH DOJXLHQ LQGHVHDEOH R LQFOXVR GHWHVWDEOH HVH
KHFKRno deberíaVXFHGHURODSHUVRQDno deberíaFRPSRUWDUVHGHHVDIRUPD'HVSX¦V
FXDQGRORVVXFHVRVRDFWRVRFXUUHQODSHUVRQDFRQFOX\HTXHHVXQDFRVDhorribleTXH
HV GHPDVLDGR inaguantable SDUD UHVLVWLUOR )LQDOPHQWH OD SHUVRQD FRQGHQD WDQWR DO
PXQGRSRUSHUPLWLUTXHXQDFRVDWDOVXFHGDFRPRDODSHUVRQDTXHRIHQGHSRUKDFHU
XQDFRVDSDUHFLGD(OFHQWURGHHVWDVLGHDVHVHOl\RxlSRUTXH\RORGLJRQRGHEHUªD
VXFHGHUx
En la ira impersonal, la persona invoca la magia de la validación consensual. De
esta forma concluye que, debido a que todo el mundo estaría de acuerdo en que un
suceso o acción es malo, no debería haber sucedido. Bajo este paraguas de grupo,
entonces la persona va a concluir que es demasiado horrible tolerarlo y que él o ella,
como todo el mundo, puede legítimamente valorar a la persona como tan
completamente despreciable como para merecer un castigo severo. En esta forma de
ira, por tanto, la persona se ofende debido a una lealtad a un código de normas
explícito o implícito que pertenece a una comunidad, y entonces actúa como un
representante vengador de esa masa colectiva.
PROBLEMAS DE IRA
143
Ambas formas de ira tienen al menos tres elementos filosóficos comunes que
directamente conducen a la ira. El primero es la suposición de que una acción o
suceso considerado malo no debería, no tiene que ocurrir. Al poseer esta visión
la persona actúa como hacedor de normas arrogantes, imponiendo leyes a los demás
y al universo que son absolutas e incontrovertibles. Ellis (1977a, pp. 12-13) lo
expone de la siguiente forma:
1. /RV RWURV deben FRPSRUWDUVH GH OD IRUPD TXH \R FUHR PHMRU GH OD PDQH
UDTXHFRQVLGHURMXVWDPRUDODSURSLDGD¦WLFDFRQVLGHUDGDHWF
2. El mundo, y en particular las condiciones bajo las que vivo, deben estar
organizadas de la forma que creo mejor, de manera que sean justas, compasivas y libres de peleas, etc.
8QVHJXQGRHOHPHQWRILORV°ILFRFRP·QDDPEDVIRUPDVHVTXHODSHUVRQDSHUFLEH
OD DFFL°Q R VXFHVR FRPR QHJDWLYR SRU HMHPSOR LQRSRUWXQR GHVYHQWDMRVR
LQFRQYHQLHQWH GHSORUDEOH \ HQWRQFHV FRQFOX\H TXH HV WDQ horrible SRU VHU YLU
WXDOPHQWHinaguantable.&XDQGRSRUHMHPSORXQDSHUVRQDHVWUDWDGDJURVHUDPHQWHHQ
HO WHDWUR \ V°OR FRQFOX\H TXH WLHQH XQ GRORU HQ HO FXHOOR R TXH KD VLGR PROHVWR SRU
HVWDU VXMHWR D WDO WUDWDPLHQWR TXH HVWDU HQ HO SHRU GH ORV FDVRV V°OR LUULWDGR R
PROHVWR3HURFXDQGRFRQFOX\HTXHHVXQDFRVDWDQWHUULEOHTXHHOFXOSDEOHQRWHQªD
GHUHFKRDKDFHUFDVLVHJXURTXHOOHJDUDHVWDUXOWUDMDGR\SUREDEOHPHQWHDFWXDUGH
DOJXQDIRUPDYHQJDWLYD
(OWHUFHUHOHPHQWRILORV°ILFRFRP·QDDPERVWLSRVGHLUDSURSXHVWRVSRU(OOLVVH
FHQWUDHQODSHUVRQDTXHUHDOL]DHODFWRGHFODUDGRLOHJDO&RQVLVWHHQFRQFOXLUTXHORV
DFWRV GH OD SHUVRQD FXOSDEOH QR VRQ V°OR PDORV R GHVSUHFLDEOHV VLQR TXH OD SHUVRQD
FXOSDEOH HV despreciable \ SRU OR WDQWR GHEHUªD VHU VHYHUDPHQWH FDVWLJDGD SRU ser GH
HVDIRUPD(VWDDFWLWXGHVH[SUHVDGDHQIUDVHVWDOHVFRPRl<DTXHKDVFRPHWLGRHVWD
FRVDKRUULEOHTXHQRGHEHUªDVKDEHUKHFKRHUHVXQVHUtotalmentedespreciable\SXHGR
FRQGHQDUWHMXVWLILFDGDPHQWHDXQDYLGDGHVXIULPLHQWRxRl<DTXHWRGRVHVWDPRVGH
DFXHUGRHQTXHQRGHEHUªDVKDEHUKHFKRXQDFRVDWDQKRUULEOHSRGHPRVFRQGHQDUWH\
SRGHPRVOOHJDUDODFRQFOXVL°QGHTXHVHOOHYHDFDERODSHQDVHYHUD\PHUHFLGD
La suposición que subyace a todo esto es que la gente es propensa a la ira al
tomar la posición filosófica de que pueden imponer Jehováticamente demandas
absolutas a los otros por ciertas conductas y que es legítimo para ellos condenar
a los otros si violan las normas. A pesar de todo, aunque esto es verdad para la
mayoría, si no lo es para toda, la gente enfadada, otros dos temas, ya descubiertos
por ser centrales en un gran número de otras perturbaciones emocionales, subyacen
a la mayoría de las reacciones de enfado (Grieger, 1977; Grieger y Boyd, 1979).
Estos estimulan las ideas irracionales propuestas por Ellis y aprovisionan de combustible la ira. Un tema tiene que ver con la auto-valía y el otro con la tolerancia
a la frustración.
La Auto-valía y la Ira
A menudo, la ira flotante es percibida como una amenaza para el sentimiento de
ser valioso. Sin embargo, aunque no directamente relacionado con la ira, la
144
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
evidencia experimental sugiere que los sujetos que se presentan a sí mismo con
alta auto-estima responden con menos agresión a las provocaciones que los sujetos
que cuentan lo contrario (Green y Murray, 1973; Rosenbaum y de Charms, 1960;
Rosenbaum y Stanners, 1961; Veldman y Worchel, 1961; Worchel, 1960). Toch
(1969), por ejemplo, sugiere que la baja auto-estima era un determinante significativo tanto en la excitación de la ira como de la conducta agresiva en las interacciones entre la policía y los criminales que estudió.
En términos de la terapia cognitiva, la gente se inclina a auto-valorar la ira
creyendo que su auto-valía depende de lo que los otros piensen de ellos y de lo bien que
lo hacen para ganar el reconocimiento, la aceptación y el amor de los otros. Además de
a los temas de la ira impersonal y/o autística, se adhieren ardientemente a la idea de que
«Yo debo hacerlo bien y ganar la aprobación, en especial de aquellos que considero
significativos, o si no me evaluó como una persona despreciable». Los sujetos que
sostienen esta idea bastante a menudo interpretan las acciones negativas de los otros
como desvalorándolos, como de algún modo amenazando o restándoles su auto-valía.
Estando enjuego la mercancía preciosa de la auto-valía, esta persona ve un acto injusto
o insultante como una afrenta horrible que de ninguna manera debería suceder y ve al
responsable como una persona terrible por hacer eso. De este modo, cuando se enfrenta
con los devenires de la fortuna, la persona reflexivamente concluye, «Sus acciones comunican que él me encuentra insignificante. Si eso es cierto, me hace insignificante. El
no debería hacerme eso a mí, ¡SOLLOZO!»
De este modo opera un problema a doble-nivel en la auto-valía de la ira. En
el nivel más consciente y accesible, tiene lugar el debería y la censura típicos. En
un nivel menos consciente, menos accesible surge la predisposición del individuo
a generalizar desde las acciones negativas de los demás a su auto-valía. En lugar
de aceptar simplemente la validez del insulto e internalizarlo para condenar el yo,
esta persona ataca y condena a la otra persona en el recuerdo. El punto importante
es que el atacar a la otra persona o suceso es una acción auto-protectora proyectada
para evitar a la persona hacer frente a sus miedos y a su falta de carácter. Una
analogía que pienso capta el concepto de auto-valía en la ira tiene que ver con dos
camareras que sirven el típico cliente rudo y criticón. La camarera que experimenta
ira autística o impersonal sólo lleva comida en la bandeja y protesta enérgicamente
al cliente cuando este la somete a tal conducta crítica. La camarera que experimenta la
auto-valªa de la ira lleva su auto-valía, a la vez que la comida del cliente sobre la
bandeja, y protesta enérgicamente al cliente porque este le quita su auto-respeto. Se
siente personalmente herida.
Permítanme ilustrar lo que estoy diciendo a través de dos ejemplos clínicos.
En cada ejemplo, un rasgo significativo de la ira del cliente era una amenaza
percibida para la auto-valía. 1
1. Caso 1. Carol era un miembro de un grupo de RET y quería vencer sus
problemas de ira. Rápidamente sacó provecho de la situación de grupo; reconoció en
seguida el hecho de que exigªa deberías a otras personas y les condenaba como
despreciables por comportarse de las formas concretas que lo hacían y que no le
gustaban. También reconoció la irracionalidad de estas posturas y, con nuestra
ayuda, las consideró correctamente. Pero, no mejoró.
Después en una sesión de grupo Carol trató de cuanto enfado había llegado
PROBLEMAS DE IRA
145
a tener con una mujer a la que había alquilado una habitación en su casa. Parecía que
esta mujer usaba la plancha de Carol y dejaba su cocina en desorden, a pesar del
hecho de que Carol le dijo repetidamente que no lo hiciera. Después ella y el grupo
volvieron de nuevo sobre el mismo tema, la siguiente conversación tuvo lugar entre
Carol y yo.
CAROL
:
:
TERAPEUTA
CAROL
:
:
TERAPEUTA
CAROL
:
:
TERAPEUTA
CAROL
:
TERAPEUTA
:
CAROL
:
TERAPEUTA
:
CAROL
Parece que así no vamos a ninguna parte. Permíteme una pregunta,
Carol. ¿Encuentras la conducta de esta mujer positiva, negativa o
neutra?
Bueno, negativa desde luego.
Entonces, termina esta frase por mí «No me gusta que use mi
plancha, en especial después de que le he dicho que no, porque...»
(Pausa) Porque me rebaja.
¿Qué significa cuando dices que te rebaja?
Me anula.
Eso suena un poco místico mara mí. ¿Significa que ella de algún
modo anula tu trabajo por ignorar tus deseos?
Sí. Eso es exactamente.
Bien, ¿no estás confundiendo su valoración negativa sobre ti,
asumiendo que eso es verdad, con tu propia valoración de ti misma
como persona? ¿No estás poniendo tu auto-valía dependiendo de si
ella te hace caso o no?
De alguna forma, supongo que sí.
Estando en juego eso, puedo ver por qué estás así de enfadada con
ella y por qué demandarías su sometimiento. Es una reacción lógica
desde una premisa ilógica. Pero, ¿no es el problema real el hecho de
que no te aceptes realmente a ti misma?
Sí, supongo que ése es el problema.
:
TERAPEUTA
:
Caso 2. Bill era un profesor relativamente nuevo en la facultad de una escuela
privada para j°venes perturbados emocionalmente y con dificultades de aprendizaje
para los que yR actuaba como un asesor. En el transcurso de un taller en funcionamiento sobre la ira, Bill se acercó a mí para hablarme de su intensa ira hacia los
estudiantes. Expresaba su preocupación de que podría perder pronto el control y
pegarles físicamente. Tuvo lugar la siguiente conversación.
BILL
:
ASESOR
:
BILL
:
ASESOR
:
BILL
:
ASESOR
:
Ciertamente he perdido mis ideales en este tema. Cuando comencé el
trabajo, llegaba a casa cada noche preguntándome cómo podría ser más
eficaz el próximo día. Ahora fantaseo ajustar cuentas con ellos.
Bien, ¿qué hacen ellos exactamente que encuentras tan irritante?
Cualquier cosa, desde las típicas como hablar en clase y negarse a recordar
mi nombre. Realmente me he preocupado por algunos de ellos y he puesto
esfuerzo extra en trabajar con ellos, pero no escuchan. ¡No me aprecian!
Bill, suena como que pudieras tener un problema de ira bastante más parecido a lo que estábamos hablando hace poco —un problema de auto valía de
la ira.
¿Cómo así?
Bien, tú dijiste que no te aprecian. Quédate con esto durante un minuto.
¿Qué sucede si no te aprecian? ¿Qué pasa? ¿Qué significa para ti?
146
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
BILL
:
ASESOR
:
BILL
:
ASESOR
:
BILL
:
Mira, he puesto mi vida en esto. Si no aprecian lo que estoy haciendo, ¿de
qué sirve? Mi vida no tiene sentido.
¡Tremendo! Esto es una conclusión que hay que tirar a la basura —que tu
vida no tiene sentido si alguiHn de doce años de edad no te aprecia—. ¿No te
dice eso lo que está en juego para ti en su conducta?
Sí, tienes razón. Pienso que ellos quitan el sentido de mi vida con sus actos.
Roban mis secretos, mi valía. Justo como lo que hablábamos con anterioridad.
¡De acuerdo! so es lo que tú crees. Y, ¿qué haces después con eso, en tu
cabeza, cuando piensas en aquellos chavales?
Es: ¡«Malditos! No van a llegar a dominarme, pequeños bastardos». Y luego
me siento repartiendo golpes a diestro y siniestro.
$Vª XQ WHPD GH DXWRYDOªD VH HQFXHQWUD PX\ IUHFXHQWHPHQWH HQ HO IRQGR GH
PXFKRVSUREOHPDVGHLUD&RPRFRQ&DURO\%LOOODDXWRYDOªDGHODLUDSDUWHSULPHUR
GHXQDSHUVRQDTXHFUHHTXHHOWUDWDPLHQWRQHJDWLYRGHORVRWURVRGHODVFRQGLFLRQHV
DGYHUVDV GHO PXQGR DPHQD]DQ VX DXWRYDOªD R YDORU \ VHJXQGR GH demandar
DSDVLRQDGDPHQWH HO UHVXOWDGR GH XQ WUDWDPLHQWR GLIHUHQWH SDUD SRGHU UHFXSHUDU HVWD
S¦UGLGD GHO \R 'DGR HVWR XQD FXHVWL°Q LQWHUHVDQWH HV SRU TX¦ XQD SHUVRQD TXH FUHH
TXHGHEHWHQHUODDSUREDFL°Q\HOUHFRQRFLPLHQWRSDUDVHUYDOLRVRUHDFFLRQDFRQLUDHQ
YH]GHFRQDQVLHGDG\GHSUHVL°Q(QPLH[SHULHQFLDFOªQLFDODJHQWHFRQDXWRYDOªDGH
OD LUD HV WDPEL¦Q SURSHQVD D OD DQVLHGDG \ OD GHSUHVL°Q GHO PLVPR PRGR TXH VXV
HVWDGRVHPRFLRQDOHVQHJDWLYRVVRQDPHQXGRPVIUHFXHQWHV\PVFRPSOHMRV<HQGR
LQFOXVRPVDOODPHQXGRPHHQFXHQWURTXHODJHQWHFRQDXWRYDOªDGHODLUDWLHQHOR
TXH &RKHQ OODPD lDOWD DXWRHVWLPD GHIHQVLYDx (V GHFLU FRQ IUHFXHQFLD KDQ
WHQLGR ¦[LWR DO FRQVHJXLU TXH ODV SHUVRQDV OHV DSUXHEDQ GH PRGR TXH D PHQXGR VH
VLHQWHQELHQFRQVLJRPLVPRV6RQDVªFDSDFHVGHFHQWUDUVHHQHODJHQWHRIHQVLYR\HO
LQVXOWR GH XQD IRUPD FXOSDEOH SHUR VX VHQWLGR GH ELHQHVWDU HV IUJLO (V DVª WDQ
GHSHQGLHQWH GHO EXHQ WDODQWH FRQWLQXDGR GH ORV GHPV TXH FRQ DWDTXHV IUHFXHQWHV R
SURORQJDGRVSXHGHQIFLOPHQWHURPSHUVXDSDULHQFLD(OUHVXOWDGRHQWRQFHVHVWDPEL¦Q
XQDWULQFKHUDGHODLUD\RGHSUHVL°QHPSDUHMDGDFRQEDMDDXWRHVWLPD
Ira y baja tolerancia a la frustración
Junto a las amenazas percibidas contra la auto-valía, la baja tolerancia a la
frustración o la lucha también pueden apuntar el debería, lo horrible y la
valoración de otras personas que Ellis (1973, 1975) ha mostrado que cargan de
combustible las reacciones de ira. Ellis, (1976b) sostiene que la baja tolerancia a la
frustración (BTF), o sobrerreacción a la frustración, es una consecuencia
predecible de una persona que mantiene una o más de las siguientes ideas en la
esfera de las circunstancias difíciles, combativas, o frustrantes; (1) el mundo tiene
que estar organizado de tal forma que consiga bastante de lo que quiero, cuando
quiero, sin demasiadas luchas; (2) es fatal, horrible y terrible cuando me molestan
o se presentan tales circunstancias difíciles; y (3) no puedo soportarlo cuando las
cosas van mal. Al tener estas ideas, la persona crea una exageración no realista de
la maldad de los sucesos aversivos y connota un gran menosprecio de su habilidad
PROBLEMAS DE IRA
147
para tolerar o tratar el suceso, teniendo lugar probablemente una sobrerreación
emocional y/o conductual.
3DUDSRQHUDSUXHEDHVWRVDUJXPHQWRV1RODQ%R\G\*ULHJHU WRPDURQD
VXMHWRV TXH SXQWXDEDQ HQ ORV FXDUWLOHV VXSHULRU H LQIHULRU GH OD VXEHVFDOD GH OD
IUXVWUDFL°QUHDFWLYD GHO 7HVW GH &UHHQFLDV ,UUDFLRQDOHV GH -RQHV SDUD LQWHQWDU
UHVROYHUWUHVSUREOHPDVTXHVLQVDEHUORHOORVHUDQLUUHVROXEOHV6LJXLHQGRHVWDWDUHD
ORV VXMHWRV TXH SXQW·DQ HQ HO FXDUWLO VXSHULRU SUHVHQWD DIHFWR QHJDWLYR VLJ
QLILFDWLYDPHQWH PV DOWR FRPR PHGLGD GH OD Multiple Affect Adjective Checklist
=XFNHUPDQ\/XELQ TXHORVVXMHWRVTXHSXQWXDEDQHQHOFXDUWLOLQIHULRU/RV
UHVXOWDGRV GH HVWD LQYHVWLJDFL°Q SUHVHQWD XQ IXHUWH DSR\R DO DUJXPHQWR GH TXH ODV
YDORUDFLRQHV FRJQLWLYDV TXH PHGLDWL]DQ ODV VLWXDFLRQHV IUXVWUDQWHV WLHQHQ XQ HIHFWR
LQVWUXPHQWDO SURIXQGR VREUH ODV UHDFFLRQHV HPRFLRQDOHV GH OD JHQWH KDFLD DTXHOODV
FLUFXQVWDQFLDVIUXVWUDQWHV
3DUD HO SURS°VLWR GH HVWD GLVFXVL°Q HV LPSRUWDQWH QRWDU TXH ORV VXMHWRV GH HVWH
HVWXGLRTXHFRQILUPDQDOWDPHQWHODVFUHHQFLDVHQODVXEHVFDODGHIUXVWUDFL°QUHDFWLYD
PRVWUDEDQ VLJQLILFDWLYDPHQWH PV LUD S TXH ORV VXMHWRV TXH V°OR PªQLPDPHQWH
FRQILUPDEDQHVWDFUHHQFLD3DUDHQWHQGHUHVWRHV·WLOFRPRFRQODDXWRYDOªDGHODLUD
SHQVDUHQODIUXVWUDFL°QUHODFLRQDGDFRQODLUDFRPRXQSUREOHPDDGREOHQLYHO6REUH
HOSULPHUQLYHORPVVXSHUILFLDOODSHUVRQDFRQ%7)HLUDVHRFXSDGHOGHEHUªDSDUD
FRQORWHUULEOHDFHUFDGH\FRQGHQDGHODSHUVRQDIUXVWUDQWHRJUXSRGHFLUFXQVWDQFLDV
(QHOVHJXQGRTXL]HOQLYHOPHQRVFRQVFLHQWHODSHUVRQDdemandaIXHUWHPHQWHTXH
ODV FRVDV VHDQ IFLOHV VXDYHV \ OLEUHV GH OXFKD \ OXHJR HYDO·D OD IUXVWUDFL°Q FRPR
KRUURURVDGLFLHQGRSRUHMHPSORl(VWDOXFKDHVdemasiadoSDUDDJXDQWDUODHVFRPR
XQD SHOHD TXH no debería existir, en concreto para mi; y tú (o el mundo) es
despreciableSRUVRPHWHUPHDVHPHMDQWHFRVDx(QUHVXPHQODLUDFRQEDMDWROHUDQFLD
DODIUXVWUDFL°QHVXQJULWRGHLQGLJQDFL°QFRQWUDDOJXQDLQWHUUXSFL°QGHOPRYLPLHQWR
VXDYHGHDFRQWHFLPLHQWRV
Permítanme de nuevo ilustrar la BTF-ira con un ejemplo clínico. Michael era
un cliente al que yo había mostrado previamente que tenía un profundo caso de
auto-valía en la ira (Grieger, 1977). Lo que precipitó su decisión para buscar ayuda
psicológica IXH su aumento de ira motivada por el maltrato físico de su hijo de doce
años. Después de confrontar y hacer incursiones significativas dentro de los temas de
su auto-valía, volvía al elemento de la baja tolerancia a la frustración, o, por decirlo de
otra manera, su creencia que no tendría que enfrentarse con los problemas que sus
hijos, su mujer, su casa, y su trabajo presentaban inevitable-mente. Vamos a leer a
continuación la siguiente conversación:
MICHAEL:
terapeuta
:
MICHAEL:
terapeuta
:
MICHAEL:
Esta cosa maldita acude a atacarme. Si yo no estoy enfadado por una cosa
es por otra.
¿Qué sucedió esta semana, Michael?
Nada en particular. Parezco ponerme furioso por el día que llevo. Empieza
a veces por la tarde y realmente sigo por la noche.
¿Qué estás haciendo en el trabajo por la tarde?
Nada, realmente. Los estudiantes vienen continuamente por mi despacho y
esperan para hablar. Y tengo este estúpido reportaje que escribir para el
Dean, y...
148
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
terapeuta
:
MICHAEL:
terapeuta
:
MICHAEL:
terapeuta
:
MICHAEL:
terapeuta
:
MICHAEL:
terapeuta
:
MICHAEL:
terapeuta
:
MICHAEL:
terapeuta
:
MICHAEL:
Así, que están continuamente interrumpiendo el hacer lo que es importante
para tí en el trabajo, y también pareces ver el reportaje como una cosa inútil
y burocrática. Y, ¿qué va pasando por tu cabeza en estos momentos?
(pausas) Que tengo que hacer esto y me da cien patadas.
¿Es eso todo?
No. También pienso que no debería estar molesto por todas estas tonterías.
El reportaje del Dean es básicamente una cuestión de trabajo, y las interrupciones de los estudiantes están inmotivadas.
Y ellos no deberían molestarme con esto.
¡Exacto! ¡No deberían! Es todo un puñado de tonterías.
¿Y que pasa en casa?
Que continua igual. Es una cosa después de otra. Las goteras necesitan
arreglarse, el c¦sped necesita contarse, y...
¿Y qué? «Yo...»
...no debería tener que luchar con ambos! Es como una patada en el trasero.
Esas cosas son en efecto una patada en el trasero. Pero, Michael, escucho
que tienes realmente dos filosofías, una que se alimenta dentro o que realmente refleja a la otra. Una es que no deberías tener que tratar con estas
luchas. ¿Exacto?
Exacto.
Pero también te escucho otra idea, que sospecho incluye a la primera. Esta
es que la vida debería ser siempre fácil y simple para tí. ¡Simplemente no
debería ser difícil! ¿Cómo te suena esto?
Totalmente correcto.
ATRIBUCIONES SITUACIONALES DE LA IRA
Lo que se ha tratado hasta aquí son las filosofías irracionales permanentes
que la gente endosa y lleva consigo a través de las situaciones, lo cual les inclina
a llegar a estar enfadados. Los individuos que tienen estas filosofías pueden estar
viéndose como gente enfadada debido a que han adoptado ideas que (1) son científicamente no válidas y (2) predictible y lógicamente conducen a reacciones de
ira frecuentes.
Sumadas a las filosofías irracionales, otro grupo de variables cognitivas también juegan un importante papel en la mediación de la ira. Estas se basan situacionalmente y reflejan las valoraciones corrientes de la misma. La valoración se
refiere aquí a las interpretaciones y evaluaciones cognitivas de las situaciones que
no pueden estar pero probablemente están influidas por filosofías propias más
permanentes. Estas incluyen atribuciones acerca del propósito de un agresor, las
arbitrariedades percibidas de las acciones de otro, el propio poder y control percibido sobre la situación, expectativas de resultado, y la maldad de la ira propia.
Intención del Agresor
Uno de los resultados más consistentes en la literatura ha sido que la magnitud
de la excitación de la ira y de la agresión se relaciona con la intención percibida
PROBLEMAS DE IRA
149
HQHODWDFDQWH (SVWHLQ\7D\ORU*UHHQZHOO\'HQJHULQN7D\ORU
(V GHFLU VL XQD SHUVRQD GHWHUPLQD TXH RWUD SUHWHQGªD VHU DJUHVLYD R IUXVWUDQWH
HQWRQFHVHVPX\SUREDEOHTXHUHVSRQGDFRQLUD\DJUHVL°Q3RURWUDSDUWHVLODSHUVRQD
GHFLGHTXHODFRQGXFWDGHODJUHVRUIXHDFFLGHQWDOHQWRQFHVODSUREDELOLGDGGHLUD\
FRQWUDDWDTXHVHUHGXFHVLJQLILFDWLYDPHQWH
(VWD SURSRVLFL°Q KD VLGR H[SORUDGD LQJHQLRVDPHQWH SRU 1LFNHO ,QL
FLDOPHQWH WXYR F°PSOLFHV TXH GDEDQ D ORV VXMHWRV GHVFDUJDV GH DOWD LQWHQVLGDG SRU
GHWHFWDULQFRUUHFWDPHQWHXQFRORU-XVWRDQWHVGHFDPELDUORVSDSHOHVFRQHOF°PSOLFH
HO H[SHULPHQWDGRU H[SOLF° D OD PLWDG GH ORV VXMHWRV TXH ORV ERWRQHV KDEªDQ VLGR
LQYHUWLGRV DFFLGHQWDOPHQWH GH WDO IRUPD TXH DXQTXH ORV VXMHWRV KXELHUDQ UHFLELGR
GHVFDUJDVGHDOWDLQWHQVLGDGHOF°PSOLFHKDEªDLQWHQWDGRGDUGHVFDUJDVGHEDMRQLYHO
$TXHOORV VXMHWRV TXH IXHURQ LQGXFLGRV D FUHHU TXH OD LQWHQFL°Q GHO F°PSOLFH HUD
RSXHVWD D OR TXH KDEªDQ UHFLELGR GDEDQ VLJQLILFDWLYDPHQWH GHVFDUJDV PV EDMDV DO
F°PSOLFH TXH DTXHOORV TXH QR WHQªDQ HVWD LQIRUPDFL°Q 'H HVWD IRUPD ORV VXMHWRV
UHVSRQGªDQ PV D VX SHUFHSFL°Q GHO LQWHQWR GHO RSRQHQWH TXH D OD LQWHQVLGDG GH OD
GHVFDUJD R D OD DJUHVL°Q UHFLELGD 3RU OR WDQWR VH PXHVWUD TXH OD DWULEXFL°Q GHO
SURS°VLWR KRVWLO HV HO SULQFLSDO PHGLDGRU GH OD LUD \ OD DJUHVL°Q VHU PXFKR PHQRV
SUREDEOH UHVSRQGHU FRQ LUD \ DJUHVL°Q VL SHUFLEHV OD FRQGXFWD QRFLYD GH RWUR FRPR
VLHQGRDFFLGHQWDOTXHVLORYHVFRPRSUHSODQHDGR
Arbitrariedades percibidas versus circunstancias mitigantes
9DULRV LQYHVWLJDGRUHV KDQ HQFRQWUDGR TXH OD DWULEXFL°Q DUELWUDULD QRMXVWLIL
FDEOHRODVSURSLDVPRWLYDFLRQHVGHXQDJUHVRUVHGLULJLUQPVSUREDEOHPHQWHDODLUD
\ D OD FRQWUD DJUHVL°Q TXH FXDQGR OD FRQGXFWD GHO DJUHVRU HV YLVWD GH RWUD IRUPD
0DOOLFN \ 0F&DQGOHV SRU HMHPSOR FRORFDURQ D XQ QL®R F°PSOLFH TXH
GLILFXOWDED OD HMHFXFL°Q GH VXV VXMHWRV HQ XQD WDUHD SRU OD TXH HOORV SRGªDQ JDQDU
GLQHUR$WRGRVORVVXMHWRVVHOHVGDEDGHVSX¦VODRSRUWXQLGDGGHMXJDUFKDUODUFRQORV
LQYHVWLJDGRUHV VREUH WHPDV LUUHOHYDQWHV R GDUOHV XQ H[SOLFDFL°Q UD]RQDEOH SRU OD
FRQGXFWD IUXVWUDQWH GHO F°PSOLFH &RQVLVWHQWH FRQ ODV SUHGLFFLRQHV ORV H[SHULPHQ
WDGRUHV HQFRQWUDURQ TXH FXDQGR D ORV VXMHWRV VH OHV GDED XQD RSRUWXQLGDG SDUD
YHQJDUVHORVIUXVWUDGRVHUDPVSUREDEOHTXHUHVSRQGLHVHQFRQODPLVPDPRQHGDTXH
DTXHOORV TXH QR IXHURQ IUXVWUDGRV H[FHSWR DTXHOORV D ORV TXH VH OHV KDEªD GDGR XQD
H[SOLFDFL°QUD]RQDEOHVREUHODFRQGXFWDGHOF°PSOLFH3RUORWDQWRSDUHFHTXHFXDQGR
XQD FRQGXFWD GH XQ IUXVWUDGRU HV HWLTXHWDGD FRPR LQDSURSLDGD \ DUELWUDULD HV PV
SUREDEOHTXHORVQL®RVSURFHGDQDJUHVLYDPHQWH
También aparece que las motivaciones específicas atribuidas a un agresor son
importantes en la excitación de la ira. Usando medidas de ira y hostilidad de lápiz
y papel, Frodi (1976) evaluó los efectos de diferentes tipos de circunstancias
mitigantes atribuidas a la ira con estudiantes de segundo ciclo. Después de ser muy
criticados por un experimentador, a los estudiantes se les decªa o que estaba enfermo
(condición de simpatía), o que era un especialista triunfador (condición de triunfo),
o que habitualmente estaba irritado (condición de hábito). Las condiciones de
simpatía y de hábito produjerRn una ira menor, mientras que la condición de triunfo
producía la ira mayor. Para obtenerse una medida de la intencionalidad percibida, a un
segundo grupo de estudiantes se les dio una descripción mecanografiada del
experimento y se les pidió que juzgaran sí, dadas las circunstancias mitigantes, el
150
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
experimentador actuaba intencionalmente o no. La condición de simpatía se viR como
la menos intencional, y la condición de triunfo como la más intencional. Los
resultados confirmaban un estudio previo de Frodi (1973) que encontró que los
estudiantes de la escuela superior eran relativamente menos hostiles cuando se atribuía
la conducta del investigador estando fuera de su control.
Para determinar si las circunstancias mitigantes percibidas daban como resultado una respuesta de inhibición a la ya ira excitada o un fracaso real para
excitar la ira, Zillman y Cantor (1976) midieron los efectos de las circunstancias
mitigantes sobre los niveles de la excitación psicológica y la conducta de venganza.
La circunstancia mitigante (Ej. preocupación ante un examen) se le contaba a los
sujetos o bien antes de un acto agresivo, o después, o no se hacía. En las medidas
fisiológicas (tasa cardiaca), el conocimiento previo daba como resultado un pequeño
cambio en el nivel de excitación en respuesta a la agresión, y el conocimiento
posterior a la agresión daba como resultado un significativo descenso en la excitación, el cual había aumentado a niveles altos en respuesta a la agresión. En la
condición de la no-noticia, los niveles de excitación continuaron altos después de
la agresión. En la medida de venganza (una evaluación del agresor que aparentemente influiría en su trabajo), los sujetos con conocimiento previo mostraron
significativamente una menor conducta mitigante, mientras los sujetos con conocimiento mitigante post-agresión y los sujetos sin conocimiento mostraron significativos niveles de venganza. Con respecto a la venganza por parte de los sujetos que
tenªan conocimiento mitigante después del acto agresivo, los autores sugieren que, la
ira excitada de forma intensa puede producir una disposición para la ven-ganza que va
más allá de los residuos excitatorios físicos. Una vez que se hace este compromiso, la
información mitigante se ignora en un nivel consciente.
Percepción del Poder y Control Personal
Parece que la percepción de una persona de que puede controlar o hacer frente
a una situación de provocación contenida sirve para disminuir la respuesta negativa
a esa situación. Davison (1967) observó que los procedimientos de relajación no
sólo enseñan a una persona a identificar y no desatar la ansiedad sino también
enseña a la persona la idea confortante de que puede controlar y regular la ansiedad.
En un contexto amplio, Lefcourt (1973), después de revisar la literatura concluyó
que la percepción de control mejora las reacciones situacionales negativas a través
de las imágenes mentales. Expresaba, «Los estímulos productores de dolor provocan menos dolor y ruptura a los individuos que pueden predecir y controlar estos
estímulos, y estos hallazgos se obtienen con diferentes tipos de datos» (p. 420).
Con respecto a la excitación de la ira, Rimm, DeGroot, Bourd, Reiman, y
Dillow (1971) enseñaban a los sujetos cómo reducir su ira eficazmente por medio
de la relajación muscular. Novaco (1975), siguiendo a Meichenbaum y Cameron
(1973), enseñaba satisfactoriamente a los sujetos a analizar minuciosamente las
provocaciones de ira en el escenario y a usar las técnicas de auto-instrucción para
regular la ira. Más importante para este debate, es la afirmación de Novaco (1975)
de que aprender respuestas no coléricas y no antagónicas a las provocaciones reduce
la probabilidad de la ira futura en circunstancias provocativas. Especula que «cuando uno aprende a manejar las provocaciones con conductas no antagónicas, deVDUUROOD
PROBLEMAS DE IRA
151
un nuevo sentido de competencia y descubre que puede hacerse cargo sin estar
irritado» (p. 10)
Brehm (1966) ha expuesto una interesante variación sobre este tema. Sugirió
que la ira y la hostilidad pueden ser reducidas convenciendo a una persona que
tiene la opción o la libertad para agredir. Su razonamiento se basa en la asunción
de que, siempre que una persona tiene una libertad (por ejemplo, llegar a estar
enfadado) y se niega esa libertad, está motivado para restablecerla. Al evaluar esto,
Nezlek y Brehm (1975) encontrarRn que induciendo a una víctima a percibir que tenía
la oportunidad de contra-agredir a un instigador producía una disminución
significativa en la contra hostilidad, en comparación con aquellos que no tuvieron
esta percepción. De este modo, una percepción del poder o de la elección personal
en una situación mediaba las respuestas de enfado y de hostilidad.
Expectativa de Resultado
El término expectativa se refiere a la predicción que una persona hace acerca
de los sucesos actuales o futuros, basado en valoraciones de situaciones pasadas.
De acuerdo con Rotter (1954, 1972) el potencial para una conducta en una situación
particular esta en función de las expectativas de la persona para premiar o castigar
en una situación y el valor de aquellas consecuencias para esa persona. Así pues,
la acción es probable cuando hay una expectación alta para premiar junto con un
valor alto por ese premio. Por el contrario, una baja expectativa de premio, un
bajo valor para los premios que parecen disponibles, o una alta expectativa de
castigo haría que una acción fuese altamente improbable.
La expectativa del resultado o de la consecuencia puede predecirse influyendo
a la ira en al menos tres formas. La primera, las expectativas altas de consecuencias
reforzantes o deseables que no ocurren pueden llevar a un resultado aversivo,
terminando en ira e incluso en agresión (Novaco, 1978). Lo que sucede en este
caso es que la persona da el resultado positivo por sentado y de este modo superreacciona a la frustración.
Segunda, una percepción o creencia de que la ira y la agresión serán premiadas,
o de otra forma que fracasar al responder con ira o agresión será castigado, aumentará la probabilidad de una respuesta de ira y/o agresividad. El ahora famoso
estudio de Stanley Milgrana (1963), en el que un sujeto «despiadadamente» descargaba shocks a los cómplices en respuesta a presiones del experimentador, demuestra esto dramáticamente.
Tercera, las expectativas altas de que la conducta de ira o agresión terminarán
en consecuencias negativas de algún tipo, predictiblemente reducirán la probabilidad de ira y agresión. Bumstein y Worchel (1962) y Mosher (1965), por ejemplo,
muestran que las expectativas de desaprobación social, particularmente entre aquellos con altas necesidades de aprobación, inhibirán la ira y la agresión en presencia
de señales ambientales que indiquen la existencia de tales consecuencias negativas.
Mosher (1965) ha ido más allá sugiriendo que un inhibidor extremadamente poderoso de la ira y la agresión es la expectativa de sufrir personalmente culpabilidad
como resultado de experimentar ira o actuar agresivamente. Los estudios de Buss
(1966a, 1966b), Baron (1971), James y Mosher (1967) y Knott, Lasater, y Shuman
(1974) parecen corroborar esto. Finalmente, la evidencia experimental ha mostrado
152
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
que la expectativa de represalias físicas (pero sólo si es poderosa o enérgica) dará
lugar a una inhibición de la ira y la agresión (Shorten, Epstein, y Taylor 1970;
Dengerink y Levendusky, 1972).
Auto-evaluación de la ira
8Q ·OWLPR PHGLDGRU FRJQLWLYR HVSHFªILFRVLWXDFLRQDO GH OD LUD \ OD DJUHVL°Q
TXH PHUHFH VHU PHQFLRQDGR HV OD HYDOXDFL°Q QHJDWLYD GH OD SHUVRQD GH VX SURSLD
H[FLWDFL°Q GH OD LUD 'H HVWH PRGR FXDQGR XQD SHUVRQD OOHJD D VHU FRQVFLHQWH GH
HVWDUHQIDGDGR\ORYHFRPRPDOR SRUHMHPSORLQMXVWLILFDGRSRUODVFLUFXQVWDQFLDV
VHLQFUHPHQWDUODSUREDELOLGDGGHDQXODUODLUD\HODQWDJRQLVPR(QHIHFWR%RUGHQ
GHPRVWU° TXH HVWR HUD FLHUWR FRPR KLFLHURQ %HUNRZLW] /HSLQVNL \ $QJXOR
0HGLDQWH OD PDQLSXODFL°Q GHO FRQRFLPLHQWR GHO QLYHO GH LUD %HUNRZLW] HW
DO HQFRQWUDURQ TXH ORV VXMHWRV PX\ FRQVFLHQWHV GH VX DOWR QLYHO GH LUD WXYLHURQ
XQD LQFLGHQFLD VLJQLILFDWLYDPHQWH PHQRU GH DJUHVL°Q D XQ LQVWLJDGRU F°PSOLFH
(VSHFXODURQ TXH HO FRQRFLPLHQWR GH OD LUD H[WUHPD PRWLYD D OD JHQWH D FRQFOXLU
TXHVXVUHDFFLRQHVQRHVWQMXVWLILFDGDV
ELEMENTOS COGNITIVOS EN LA IRA ACERCA DE LA IRA
Es un axioma de la RET que las personas raramente manifiestan sólo síntRmas
primarios de la perturbación emocional; también presentan de forma típica síntomas
secundarios acerca de sus síntomas primarios (Ellis, 1962, 1978, 1979a, 1979b;
Ellis y Abrahms, 1978; Ellis y Grieger, 1977; Ellis y Harper, 1975; Grieger y
Boyd, 1979). Esto es, primero se hacen a sí mismos emocionalmente trastornados
o perturbados y después frecuentemente se hacen a sí mismos trastornados acerca
de estar emocionalmente trastornados. Los síntomas secundarios generalmente exacerban los problemas primarios y sirven para interferir con la solución del problema
original.
La teoría ABC de la RET proporciona una bonita estructura con la que conceptualizar esto. Siguiendo la teoría, la persona primero experimenta algún suceso
aversivo en el punto A y después se perturba a sí mismo en el punto C por pensar
(y creer) algo irracional, una idea que produce perturbación en el punto B. No
satisfechos de pararse aquí, observan después su propia reacción perturbada en C,
de hecho hacen un nuevo A (o A2); y después producen una nueva perturbación
(un C2) al pensar (y creer) de nuevo ideas irracionales, que producen perturbación,
(en B2) acerca de su estado de ánimo perturbado. En efecto, crean un problema
de doble-nivel, o un problema emocional sobre un problema emocional (Grieger
y Boyd, 1979).
Ellis ha mostrado que esto es un fenómeno particularmente poderoso en los
problemas de ansiedad. Además, los seres humanos, después de llegar a tener ira,
es muy probable que observen su ira y se perturben a sí mismos más por ello.
Algunos notan su ira y se hacen a sí mismos ansiosos por tener lo que Ellis ha
etiquetado como pensamiento de ansiedad del yo («¿No es terrible tener está ira?
¡No debería de sentir eso!»). Otros se crean culpabilidad a sí mismos por ponerse
PROBLEMAS DE IRA
153
a sí mismos por los suelos («Es una cosa horrible sentirme de esta forma. Soy un
auténtico desastre»).
$TXHOORV TXH GHVDUUROODQ LUD SRU WHQHU LUD FRQ SUREDELOLGDG WLHQHQ LGHDV R
ILORVRIªDVTXHFDUDFWHUL]DQODEDMDWROHUDQFLDDODIUXVWUDFL°Q (OOLVE1RODQHWDO
'H HVWH PRGR SULPHUR XQR GHVDUUROOD LUD SRU PLHGR GH DOJXQD DWULEXFL°Q
VLWXDFLRQDO R DOJXQD ILORVRIªD LUUDFLRQDO TXH O°JLFDPHQWH OH OOHYD D OD LUD /XHJR DO
QRWDU \ H[SHULPHQWDU OD LUD FRPR HQRMRVD R DYHUVLYD HYDO·D HO WUDVWRUQR FRPR
demasiado,ORFXDOXQRnoGHEHUªDWHQHUTXHVRSRUWDU&RQVHFXHQWHPHQWHH[SHULPHQWD
LUDDFHUFDGHWHQHUTXHDJXDQWDUODFDUJDGHH[SHULPHQWDUODLUDHQVªPLVPD
IRA SALUDABLE Y PERJUDICIAL (1)
/RTXHVHKDSUHVHQWDGRKDVWDDKRUDHVXQPRGHORGHPHGLDFL°QFRJQLWLYDGHOD
H[FLWDFL°Q\PDQWHQLPLHQWRGHODLUD8QDLPSOLFDFL°QGHWRGRHVWRHVTXHHVPX\IFLO
SDUD ORV VHUHV KXPDQRV OOHJDU D HVWDU HQIDGDGRV \ GDGDV ODV IUXVWUDFLRQHV PLUªDGDV
TXHFDGDGªDODYLGDLQGXGDEOHPHQWHSUHVHQWDHVPX\SUREDEOHTXHWRGDVODVSHUVRQDV
H[SHULPHQWDUQ SHUL°GLFDPHQWH LUD ,JQRUDQGR HO WHPD GH Vª XQD SHUVRQD GHEH R QR
FRPR FRQVHFXHQFLD GH VX H[LVWHQFLD VHQWLU HQIDGR SHUPDQHFH OD FXHVWL°Q GH F°PR
GLIHUHQFLDU HQWUH LUD VDOXGDEOH \ SHUMXGLFLDO R UDFLRQDO H LUUDFLRQDO |&°PR
FRQFHSWXDOL]DPRVDTXHOODVUHDFFLRQHVGHLUDTXHVRQDSURSLDGDV\DTXHOODVTXHQROR
VRQ"
Para contestar a esto, es útil, considerar primero los valores básicos que tienen
los humanos. La mayoría de las personas parece que tienen un número completamente limitado de valores básicos, entre los que se encuentran (1) permanecer
vivos, (2) vivir felizmente o con una aceptable cantidad de placer y un mínimo de
dolor, (3) vivir confortablemente en un grupo o comunidad social en la que uno
esté básicamente aceptado, y (4) relacionarse íntima y amorosamente con una
persona o unos pocos sujetos seleccionados (Ellis, 1973a). Las personas verdaderamente adoptan muchos subvalores o submetas, tales como escuchar música, jugar
al golf, y todo tipo de aficiones, pero pueden ser fácilmente catalogados bajo una o
más de estos cuatro valores básicos ya listados.
Asumiendo que los humanos generalmente adoptan estos valores básicos y
que es legítimo para ellos hacerlo así, se sigue que «algunos pensamientos, emociones, o acciones (que) ayudan o fomentan estas metas son racionales, sensibles,
o saludables; mientras, que de la misma forma, una conducta (que) bloquea o
sabotea estas metas es irracional, insana, o dañina» (Ellis, 1973a, p. 2). Por lo
tanto, la ira saludable puede verse como ira que ayuda e incita los valores (o metas)
humanos de permanecer vivos, ser felices, relacionarse satisfactoriamente con un
pequeño grupo social, y relacionarse íntima y agradablemente con una persona o
unos cuantos sujetos seleccionados... La ira dañina, por lo tanto, es la ira que
impide, bloquea, o mina estas metas básicas. Ni la definición de ira saludable ni
perjudicial se ofrecen de forma absoluta, sino más bien en términos de probabilidades. 1
(1) Este apartado ha sido modelado después de una ponencia de Albert Ellis titulada «Agresión saludable y
perjudicial», presentada en el Encuentro Anual de la Asociación Psicológica Americana de 1973.
154
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
<HQGR PV OHMRV XQ WHUDSHXWD FRJQLWLYR DGHPV GHILQH OD LUD VDOXGDEOH \
SHUMXGLFLDO D WUDY¦V GH ORV SHQVDPLHQWRV R LGHDV TXH VH HQFXHQWUDQ VLWXDGRV GHWUV \
DSXQWDQDODLUPVELHQTXHSRUODFXDOLGDGGHODH[SHULHQFLDDIHFWLYDHQVªPLVPDR
SRU DOJ·Q FRUUHODWR FRQGXFWXDO FRPR OD DJUHVL°Q /D LUD VDOXGDEOH R PHMRU OD
LUULWDFL°Q R HQRMR VH GHILQH FRPR OD SHUVRQD TXH WLHQH SHQVDPLHQWRV TXH SUHGLFWLEOH
DXQTXH QR LQHYLWDEOHPHQWH FRQGXFHQ D OD VDWLVIDFFL°Q GH ODV PHWDV EVLFDV GH XQR
VLHQGRORFRQWUDULRYHUGDGSDUDHOFDVRGHODLUDSHUMXGLFLDO$VªXVDQGRORV$%&GHOD
WHUDSLD UDFLRQDOHPRWLYD VL \R VR\ LQVXOWDGR SRU WL HQ HO SXQWR $ \ VLHQWR LUD HQ HO
SXQWR&SXHGRHVWDUWHQLHQGRWDQWRVSHQVDPLHQWRVUDFLRQDOHVFRPRLUUDFLRQDOHVHQHO
SXQWR% L l1RPHJXVWDORTXHPHKLFLVWH\GHVHRTXHWHDEVWHQJDVGHKDFHUORHQHO
IXWXUR No deberías KDEHUPH KHFKR HVR WDQ horrible, \ HUHV XQD persona
despreciableSRUKDEHUORKHFKRx
(O SULPHUR GH HVWRV SHQVDPLHQWRV HV VDOXGDEOH R UDFLRQDO SRUTXH O°JLFDPHQWH
GHULYD GH PLV YDORUHV EVLFRV 6LHQGR LQVXOWDGR SXHGR WRGDYªD VREUHYLYLU SHUR HQ
DOJ·QJUDGRKDLQWHUIHULGRFRQPLIHOLFLGDG\SXHGHSRVLEOHPHQWHKDEHULQWHUIHULGRFRQ
PLVDWLVIDFFL°QUHODFLRQDGDFRQRWURV3XHGRSRUORWDQWROHJªWLPDPHQWHFRQFOXLUTXH
QR PH JXVWD VHU LQVXOWDGR TXH IXH XQD FRVD PDOD \ TXH IXH GHVDJUDGDEOH \
SUREDEOHPHQWH PH FRPSRUWDU¦ HQ HO IXWXUR GH IRUPD VHJXUD GHWHUPLQDGD \ DVHUWLYD
SDUDUHGXFLUODSRVLELOLGDGGHTXHPHORYXHOYDQDKDFHU\GDUDHQWHQGHUPLPHQVDMH
0L VHJXQGR SHQVDPLHQWR HV SHUMXGLFLDO R LUUDFLRQDO SRUTXH QR GHULYD GH PLV
YDORUHV KXPDQRV EVLFRV QR WLHQH EDVH HPSªULFD X REMHWLYD \ SUREDEOHPHQWH PH
OOHYDU D FRQGXFWDV TXH PV DGHODQWH PLQDUQ PLV PHWDV (OOLV D (OOLV \
$EUDKPV*RRGPDQ\0DXOWVE\ 1RKD\HYLGHQFLDHQDEVROXWRGHTXHW·
QR GHEHUªDV FRPSRUWDUWH GD®LQDPHQWH TXH FRPSRUWDUWH DVª HV SHRU TXH PDOR H
LQFRQYHQLHQWH R TXH W· HUHV WRWDOPHQWH PDOR SRU FRPSRUWDUWH GD®LQDPHQWH (OOLV
D 7HQLHQGR HVWDV FUHHQFLDV VLQ HPEDUJR SUREDEOHPHQWH OOHJDU¦ D VHU RSR
VLFLRQLVWD FRPEDWLYR RIHQVLYR GLVFXWLGRU \ TXL] LQFOXVR YLROHQWR (VWH SURFHVR
DGHPVVHHQIUHQWDUFRQPLIHOLFLGDGHLQWHUIHULUFRQPLVUHODFLRQHVLQWHUSHUVRQDOHV
5HVXOWDQ REYLDV ODV LPSOLFDFLRQHV SDUD HO WUDWDPLHQWR GH GLIHUHQFLDU OD LUD
VDOXGDEOH RLUULWDFL°Q GHODLUDSHUMXGLFLDOGHHVWDIRUPD(OVHQWLGRFRP·QFRPEDWH
XQ DSODVWDPLHQWR R UHFKD]R GH OD LUD SRU HVWR SDVD TXH OD JHQWH LJQRUD ODV LGHDV
LUUDFLRQDOHV TXH HVWQ GHWUV GH OD LUD 7DPEL¦Q DERJD SRU XQ SURJUDPD GHVWLQDGR D
HQVH®DUDODJHQWHDH[SUHVDUVXLUDlFUHDWLYDPHQWHxSRUHVWRHQVH®DDODJHQWHTXHOD
LUDHVWDQLQHYLWDEOHFRPRDFHSWDEOH)LQDOPHQWHH[SRQHUD]RQHVFRQWUDODH[SUHVL°Q
OLEUHGHLUD\DTXHODHYLGHQFLDPXHVWUDTXHWDOH[SUHVL°QDOSURSRUFLRQDUDODSHUVRQD
XQD RSRUWXQLGDG SDUD UHSHWLU ODV ILORVRIªDV TXH SURGXFHQ LUD WLHQGH D DUUDLJDU ODV
ILORVRIªDVHLQFLWDUODLUD %DQGXUD\:DOWHUV)HVKEDFN
0VELHQXQDGLIHUHQFLDFL°QWDOVXJLHUHHVWUDWHJLDVGHWUDWDPLHQWRTXHD\XGDQD
OD SHUVRQD HQIDGDGD LQVDQDPHQWH D FDPELDU UDGLFDOPHQWH VXV ILORVRIªDV LUUDFLRQDOHV
(OOLVD $ERJDGRSRUWHUDSHXWDV\SRUSURJUDPDVGHWUDWDPLHQWRFRPRORVGHOD
5(7\RWURVGHWLSRFRJQLWLYRFRQGXFWXDOTXHSULPHURD\XGDQDODSHUVRQDDFRQRFHU
VXLUDSHUMXGLFLDO\OXHJROHVDQLPDD DVXPLUODUHVSRQVDELOLGDGSOHQDSRUVXLUD
EXVFDU\HQFRQWUDUVXVILORVRIªDVGHLQVWLJDFL°QGHODLUD GLVFXWLUHVWDVILORVRIªDVSRU
PHGLR FRJQLWLYR HPRWLYR \ FRQGXFWXDO \ DFWXDU \ SUDFWLFDU LGHDV TXH VRQ
FRQWUDULDVDODVSHUMXGLFLDOHV (OOLVE
PROBLEMAS DE IRA
155
RESUMEN
+H GHOLQHDGR HQ HVWH FDSªWXOR XQ PRGHOR GH PHGLDFL°Q FRJQLWLYD EDVDGR HQ OD
5(7GHF°PRODLUDVHGHVDUUROOD\PDQWLHQH'HQWURGHHVWHPRGHORODLUDVHYHFRPR
VLHQGRHVWLPXODGDFXDQGRXQLQGLYLGXRWLHQHLGHDVRILORVRIªDVLUUDFLRQDOHV\RFXDQGR
XQDSHUVRQDKDFHVXSRVLFLRQHVHVSHFªILFDVVLWXDFLRQDOHVTXHO°JLFDPHQWHOHFRQGXFHQ
DODLUD'HODPLVPDPDQHUDXQDSHUVRQDSXHGHHVWDUDILUPDQGRWHQHUXQSUREOHPDGH
LUD FXDQGR FRQILUPD FRQ IXHU]D HVWDV ILORVRIªDV LUUDFLRQDOHV R KDELWXDO \
IUHFXHQWHPHQWH KDFH HVWDV VXSRVLFLRQHV D OR ODUJR GH ODV VLWXDFLRQHV /DV LGHDV
LUUDFLRQDOHVDUWLFXODGDVSRU(OOLV TXHHVWQGHWUVGHODLUDVRQDSR\DGDVSRUOD
DXWRYDOªD \R SRU WHPDV GH EDMD WROHUDQFLD D OD IUXVWUDFL°Q \ ODV VXSRVLFLRQHV
VLWXDFLRQDOHV TXH LQFOX\HQ DWULEXFLRQHV HQ FXDQWR DO LQWHQWR GH XQ DJUHVRU ODV
DUELWUDULHGDGHVSHUFLELGDVGHODVDFFLRQHVGHRWURHOVHQWLGRGHSRGHUSHUVRQDOTXHXQR
WLHQH HQ XQD VLWXDFL°Q ODV H[SHFWDWLYDV GH UHVXOWDGR SRU REWHQHU LUD \ OD PDOGDG
SHUFLELGD SRU WHQHUOD )LQDOPHQWH VLJXLHQGR D (OOLV D OD LUD VDOXGDEOH SRU
HMHPSORODLUULWDFL°QHOHQRMR HVGLIHUHQFLDGDGHODLUDSHUMXGLFLDOSRUODVFRJQLFLRQHV
GLIHUHQWHV TXH VH HQFXHQWUDQ GHWUV GH ODV GRV XQD VH VLW·D GHQWUR GH OR UDFLRQDO \
IDFLOLWDQGRODVPHWDV\ODRWUDGHQWURGHORLUUDFLRQDO\EORTXHDQGRODVPHWDV
REFERENCIAS
Arnold, M. B. Emotion and personality. New York: Columbia University Press, 1960.
Bandura, A. Aggression: A social learning analysis. New York: Prentice-Hall, 1973.
Bandura, A., & Walters, R. H. Social learning and personality development. New York:
Holt, Rinehart & Winston, 1963.
Bard, P. Central nervous mechanisms for the expression of anger in animals. In M. L.
Rcymert (Ed.), Feelings and emotions: The Moose heart symposium. New York;
McGraw-Hill, 1950.
Baron, R. A. Magnitude of victim's pain and level of prior anger arousal as determinants
of adult aggressive behavior. Journal of Personality and Social Paychology, 1971,17,
236-243.
Berkowitz, L. Experimental investigations of hostility catharsis. Journal of Consulting and
Clinical Psychology, 1970, 35, 1-7.
Berkowitz, L., Lepinski, J., & Angulo, E. Awareness of our anger level and subsequent
aggression. Journal of Personality and Social Psychology, 1969, //, 293-300.
Borden, R. J. Witnessed aggression: Influence of and observer's sex and values on aggressive
responding. Journal of Personality and Social Psychology, 1975, 31, 567-573.
Brehm, T. A theory of psychological acceptance. New York: Academic Press, 1966.
Burnstcin, E., & Worchel. P. Arbitrariness of frustration and its consequence for aggression
in a social situación. Journal of Personality, 1962, 30, 528-541.
Buss, A. H. The effect of harm on subsequent aggression. Journal of Experimental Research
in Personality, 1966, 1, 249-255. (a)
Buss, A. H. Instrumentality of aggression, feedback and frustration as determinants of
physical aggression. Journal of Personality and Social Psychology, 1966, 3, 153-162.
(b)
Chappell, D., & Monahan, J. Violence and criminal justice. Lexington, Mass.: D. C. Heath,
Lexington Books, 1975.
Cohen, A. R. Some implications of self-esteem for social influence. In I. L. Janis & C. I.
Houland (Eds.), Personality and persuasibility. New Haven, Conn.: Yale University
Press, 1966.
156
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Daniels, D. N., Gilula, M. F., & Ochberg, F. M. Violence and the straggle for existence.
Boston: Little, Brown, 1970.
Davison, G. C. Anxiety under total curarization: Implications for the role of muscular
relaxation in the desensitization of neurotic fears. Journal of Mental and Nervous
Diseases, 1967, 143, 443-448.
Dengerink, H. A., & Levendusky, F. G. Effects of massive retaliation and balance of power
on aggression. Journal of Experimental Research in Personality, 1972, 6, 230-236.
Douglas, R. J. The pippocampus and behavior. Psychological Bulletin, 1967, 67, 416-442.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A. Growth through reason. Palo Alto, Calif.: Science and Behavior Books, 1971;
Hollywood, Calif.: Wilshire Books, 1974.
Ellis, A. Healthy and unhealthy aggression. Paper presented at the First Annual Convention
of the American Psychological Association, Montreal, Canada, August, 1973. (a)
Ellis A. Humanistic psychology: The rational-emotive approach. New York: Julian Press,
1973.(b)
Ellis, A. How to live with a neurotic. New York: Crown, 1975.
Ellis, A. The biological basis of human irrationality. Journal of Individual Psychology,
1976, 32, 145-168. (a)
Ellis, A. Techniques of handling anger in marriage. Journal of Marriage and Family
Counseling, 1976, 2, 305-315.(b)
Ellis, A. The basic clinical theory of rational-emotive therapy. In A. Ellis & R. Grieger (Eds.),
Manual de terapia racional emotiva. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1982.
Ellis, A. How to live with and without anger. New York: Reader's Digest Press, 1977. (b)
Ellis, A. Discomfort anxiety: A new cognitive-behavioral construct. Ilnvited address to the
Association for Advencement of Beharior Therapy Annual Meeting, November, 17,
1978. New York: BMA Audio Cassettes, 1978.
Ellis, A. A note on the treatment of agoraphobics with cognitive modification versus prolonged exposure in vivo. Behavior Research and Therapy, 1979, 17(2), 162-163. (a)
Ellis, A. A theoretical and empirical foundation of rational-emotive therapy. Monterey,
Calif.: Brooks/Cole, 1979. (b)
Ellis, A., & Abrahms, E. Brief psychotherapv in medical and health practice. New York:
Springer, 1978.
Ellis, A., & Grieger, R. Handbook of theory and practice. New York: Springer, 1977.
Ellis, A., & Harper, R. A. A new guide to rational living. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, 1975.
Epstein, S., & Taylor, S. P. Instigation to aggression as a function of degree of defeat and
perceived aggression intent of the opponent. Journal of Personality, 1967, 35, 265289.
Feshback, S. The stimulating vs. cathartic effects of a vicarious aggressive activity. Journal
of abnormal and social psychology, 1961, 63, 381-385.
Feshback, S. Dynamics and morality of violence and aggression. American Psychologist,
1971,20,281-292.
Feshback, S., & Singer, R. D. Television and aggression. New York: Jossey-Bass, 1971.
Frodi, A. Alternatives to aggressive behavior for the reduction of hostility. Guteborg Psychological Reports, 1973,3, 11.
Frodi, A. Effects of varying explanations given for provocation on subsequent hostility.
Psychological Reports, 1976, 33, 659-669.
Geen, R. G., & O'Neal, E. C. Perspectives on aggression. New York: Academic Press,
1976.
Goodman, D., & Maultsby, M. C. Emotional well-being through rational behavior training.
Springfield, 111.: Thomas Press, 1974.
Green, R., & Murray, E. Instigation to aggression as a function of self-fisclosure and threat
to self-esteem. Journal of Consulting and Clinical Psychology, , 1973, 40, 440-443.
PROBLEMAS DE IRA
157
Greenwell, I., & Dengerink, H. The role of perceived vs. actual attack in human physical
aggression. Journal of Personality and Social Psychology, 1973, 26, 66-71.
Grieger, R. M. An existential component of anger. Rational Living, 977, 12, 3-8.
Grieger, R., & Boyd, J. Rational-emotive therapy: A skills-based approach. New York:
Van Nostrand Reinhold, 1979.
Hebb, D. O., & Thompson, W. R. The social significance of animal studies. In G. Lindzey
(Ed.), Handbook of social psychology. Vol. 1; Theory and method. Cambridge, Mass.:
Addison-Wesley, 1954.
James, P., & Mosher, D. Thematic aggression, hostility-guilt, and aggressive behavior.
Journal of Projective Techniques, 1967, 3, 61-67.
Johnson, R. Aggression in man and animals. Philadelphia: W. B. Saunders, 1972.
Jones, R. G. A factored measure of Ellis's irrational belief system, with personality and
maladjust-ment correlates. Unpublished doctoral dissertation, Texas Technological
College, Lubbock, Texas, 1968.
Kahn, M. The physiology of catharsis. Journal of personality and social psychology, 1966,
3, 278-286.
.
Knott, P. D., Lasater, L., & Shuman, R. Aggression-guilt and conditionalbility for affressiveness. Journal of Personality, 1974, 3, 332-344.
Konocni, V. T. Annoyance, type, and duration of post-annoyance activity, and aggression:
«The cathartic effect». Journal of Experimental Psychology, 1975, 104, 76-102. (a)
Konocni, V. T. The mediation of aggressive behavior: Arousal level vs. anger and cognitive
labeling. Journal of Personality and Social Psychology, 1975, 32, 706-712. (b)
LaBarre, W. The cultural basis of emotions and gestures. Journal of Personality, 1947, 16,
49-68.
Lazarus, R. S. Psychological stress and the coping process. New York: McGraw-Hill, 1966.
Lazarus, R. S. Emotions and adaptation: Conceptual and empirical relations. In W. J.
Arnold (Ed.), Nebraska symposium on motivation. Lincoln, Ned.: University of Nebraska Press, 1968.
Lazarus, R. S., Avcrill, J. R., & Opton, E. M. Towards a cognitive theory of emotion. In
M. Arnold (Ed.), Feelings and emotions. New York: Academic Press, 1970.
Lefcourt, H. The functions and illusions of control and freedom. American Psychologist,
1973, 28, 417-425.
Lindsiey, D. B. Emotions and the electroencephalogram. In M. R. Raymert (Ed.), Feelings
and emotions.: The Mooseheart symposium. New York: McGraw-Hill, 1950.
Look, March 19, 1979, pp. 18-24.
MacLean, P. D. Psychosomatics. In H. W. Magoun (Ed.), Handbook of physiology. Action
1: Neurophysiology (Vol. 3.). Washington, D. C.: American Physiological Society,
1960.
Mallick, S. K., & McCandless, B. R. A study of catharsis of aggression. Journal of
Personality and Social Psychology, 1966, 4, 591-596.
Mcichenbaum, D., & Cameron, R. Stress inoculation: A skills-training approach to anxiety
management. Unpublished manuscript. University of Waterloo, Ontario, Canada,
1973.
Milgram, S. Behavioral study of obedience. Journal of abnormal and Social Psychology,
1963, 67, 371-378.
Mosher, D. K. Interaction of fear and guilt in inhibiting unacceptable behavior. Journal of
Consulting Psychology. 1965, 2 9 , 161-167.
Nezlek, T., & Brehm, W. Hostility as a function of the opportunity to counteraggress.
Journal of Personality, 1975, 43, 421-433.
Nickel, T. W. The attribution of intention as a critical factor in the relation between frustration
and aggression. Journal of Personality, 1974, 42, 482-492.
Nolan, E. J., Boyd, J. D., & Grieger, R. M. Influences of irrational beliefs and expectancy
of success on frustration tolerance. Unpublished manuscript, 1979.
158
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Novaco, R. W. Anger control: The development and evaluation of an experimental treatment.
Lexington, Mass.: D. C. Heath, Lexington Books, 1975.
Novaco, R. W. Anger and coping with stress. In J. P. Foreyt & D. P. Rathjew (Eds.),
Cognitive behavior therapy. New York: Plenum Press, 1978.
Rimm, D. C., DeGroot, J. C. Bourd, P., Reiman, J., & Dillow, P. V. Systematic desensitization of an anger response. Behavior Research and Therapy, 1971, 9, 273-280.
Rosenbaum, M. E., & de Charms, R. Direct and vicarious reduction of hostility. Journal
of Abnormal and Social Psychology, 1960, 60, 105-111.
Rosenbaum, M. E., & Stanners, R. F. Self-esteem, manifest hostility, and expression of
hostility. Journal of Abnormal and Social Psychology, 1961, 63, 646-649.
Rotter, J. B. Social learning and clinical psychology. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, 1954.
Rotter, J. B. An introduction to social learning theory. In J. Rotter, J. E. Chance, & E. J.
Phares (Eds.), Applications of a social learning theory of personality. New York: Holt,
Rhinehart and Winston, 1972.
Rule, B., & Nesdale, A. Emotional arousal and aggressive behavior. Psychological Bulletin,
1976, 83, 851-863.
Shortell, J.R., Epstein, S., & Taylor, S. P. Instigation to aggression as a function of degree
of defeat and the capacity for massive retaliation. Journal of Personality, 1970, 38,
313-328.
Taylor, S. P. Aggressive behavior and physiological arousal a function of provocation and
the tendency to inhibit aggression. Journal of Personality, 1967, 35, 297-310.
Toch, H. Violent Men. Chicago: Adline, 1969.
Turksy, B., & Stembach, R. S. Further physiological correlates of ethnic differences in
response to shock. Psychophysiology, 1967, 4, 67-74.
Veldman, D., & Worchel, P. Defensiveness and self-acceptance in the management of
hostility. Journal of Abnormal and Social Psychology, 1961, 63, 319-325.
Worchel, P. Status restoration and the reduction of hostility. Journal of Abnormal and Social
Psychology, 1960, 63, 443-445.
Zillman, D., & Cantor, J. R. Effects of timing of information about mitigating circumstances
on emotional responses to provocation and retaliatory behavior. Journal of Experimental Social Psychology, 1976, 12, 38-55.
Zuckerman, M. & Lubin, B. Manual for the Multiple Affect Adjective Check List. San
Diego: Educational and Industrial testing Service, 1965.
8
Un Complemento para la
Comprensión y Tratamiento de
Personas con Déficits
Motivacionales*
Barry A. Bass
Generalmente, los pacientes acuden al gabinete del psicoterapeuta para modificar o bien sus circunstancias o bien a sí mismos. Cuando se establece la meta
de cambiarse a sí mismos, a menudo desean que cese una conducta indeseable
(por ej. fumar, beber) o que comience una deseable (por ej. hacer ejercicio). Con
bastante frecuencia nos dicen que lo único que les impide hacer lo que quieren es
la falta de voluntad. Es decir, creen —como la mayoría de los terapeutas— que
uno necesita estar motivado en el aquí y el ahora para poder cambiar.
A menudo estos sujetos nos dicen que aunque, realmente «quieren» cambiar,
simplemente están «bloqueados» y necesitan un «empujón». En este sentido no es
inusual que los clientes soliciten ser hipnotizados para de ese modo poder recibir
ese empuje extra de motivación necesario para permitirles llevar a cabo sus deseos.
Nuestros clientes más sofisticados pueden describir el dilema como que las circunstancias a corto plazo interfieren con la motivación a largo plazo. De este modo
la ausencia de motivación casi nunca significa una ausencia de deseo sino más
bien una incapacidad para convertir la motivación o el deseo a largo plazo en el
esfuerzo requerido a corto plazo para llevar a cabo un objetivo.
Sin lugar a duda este punto de vista se enmarca en la literatura-conductual.
La secuencia cognitiva en la que tanto los clientes como los terapeutas parecen
estar de acuerdo es que lo necesario para que ocurra el cambio de conducta puede
esquematizarse como sigue.
* Este capítulo es reimpresión del Journal of Rational Emotive Therapy, 1984, 2.
160
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Precedentes de la
motivación a largo plazo
(valor, meta)
Motivación a corto
plazo, lo que precede
(necesidad, deseo,
fuerza de voluntad)
cambio
de conducta
(acción)
En esta línea, May y Yalom (1984), dos destacados terapeutas existenciales,
han escrito que «la decisión es el puente entre el deseo y la acción» (p.375). Ellis,
fundador de la terapia racional-emotiva (RET) y terapeuta existencial por derecho
propio, afirma que la mayoría de los clientes desmotivados son simplemente individuos con baja tolerDncia a la frustración (BTF). Frecuentemente estos individuos
padecen lo que Ellis (1982) ha denominado «ansiedad perturbadora» y consideran
que no pueden y no tienen por qué tolerar el sufrimiento, la incomodidad, o la
adversidad. Fundamentalmente la BTF se caracteriza por una ausencia de moti-vación.
La RET orienta este problema animando a los clientes a abandonar su filisofªa BTF de
vida e insistiendo para que puedan iniciar lo que necesariamente no les gusta. Autores
de gran prestigio en la RET (Walen, DiGiuseppe, y Wessler, 1980) han escrito que «la
BTF es quizá la razón principal por la que los clientes no mejoran después de haberse
visto incrementado el conocimiento de su problema y de cómo lo han originado» (p.
12).
De este modo la suposición tanto del terapeuta existencial tradicional como
del existencialista de la RET es que en cuanto nuestros clientes paralicen las
expectativas o demandas de que la vida sea fácil o no produzca dolor, conseguirán
hacer lo que han estado evitando. Sin embargo, mi experiencia como terapeuta
racional-emotivo no siempre confirma esta afirmación. En más de una ocasión los
pacientes han desechado su filosofía de BTF y han aprendido a aceptar el hecho
de que su vida no tiene por qué ser fácil, libre de dolor y no frustrante. Sin embargo,
con frecuencia no cambian su conducta. En una ocasión un cliente me dijo, «Si
las circunstancias de la vida son a menudo difíciles y penosas, y con lo mejor de
mi capacidad intento no quejarme y lamentarme de las trabas y dificultades que
encuentro. Sin embargo, a pesar de eso no quiero aceptar el sufrimiento del cambio
y permanezco anclado».
Este aparente cambio de actitud, acompañado del fracaso para cambiar un
modelo de conducta, está lejos de ser insólito en terapia. Es decir, aunque «los
humanos tienden a percibir, pensar, sentir y actuar simultáneamente» (Ellis 1984),
está claro que un cambio en el pensamiento a menudo no es suficiente para producir
un cambio en la conducta.
Afirmo que la motivación a corto-plazo no necesita a la fuerza producir un
cambio en la conducta. Todo lo que se requiere es el objetivo para cambiar (motivación a largo-plazo), un compromiso para ello y la posesión de las habilidades
necesarias para producir el resultado deseado. Con respecto a esto se afirma que
una creencia irracional frecuentemente mantenida tanto por los clientes como por sus
terapeutas es que uno debe «quereUx hacer algo ahora para producir esa conducta en
este momento o en el futuro inmediato. Esto es, a menudo creemos que sólo si estamos
motivados en el presente podemos producir la acción en el futuro cercano que
habªDmos deseado en el pasado.
Aquí afirmamos que «esperar» y «hacer» son conceptos localizados en campos
separados y están relacionados casualmente sólo por aquellos individuos que creen
erróneamente que el querer debe preceder a la acción. Cada día la experiencia nos
UN COMPLEMENTO PARA LA COMPRENSION Y TRATAMIENTO...
161
GLFH TXH FRQ FLHUWD IUHFXHQFLD QRV FRPSURPHWHPRV HQ FRQGXFWDV TXH QR WLHQHQ XQ
PRPHQWRLQPHGLDWRSDUDVXHMHFXFL°QDFRUWRSOD]R3RUHMHPSORSRGHPRVGHFLGLUOD
QRFKH DQWHULRU OHYDQWDPRV D ODV VHLV GH OD PD®DQD \ SRVWHULRUPHQWH KDFHUOR DVª
DXQTXHSRUODPD®DQDSRGDPRVQRWHQHUHOGHVHRUHDOGHOHYDQWDPRVGHODFDPD(Q
RWUDVSDODEUDVQRKDFHPRVQHFHVDULRHVWDUPRWLYDGRV HQHOVHQWLGRGHFRUWRSOD]RTXH
VHHVWXVDQGRDTXª SDUDFDPELDUXQDFRQGXFWDTXHSUHYLDPHQWHKDEªDPRVGHFLGLGR
3RU HVWD UD]°Q RSLQDPRV TXH ORV VXMHWRV TXH WLHQHQ XQD PD\RU GLILFXOWDG SDUD
FXPSOLUVXVSURSLDVSURPHVDVQRVRQV°ORDTXHOORVFRQEDMDWROHUDQFLDDODIUXVWDFL°Q
VLQR WDPEL¦Q DTXHOORV TXH FUHHQ TXH HO TXHUHU GHEH SUHFHGHU LQPHGLDWDPHQWH D OD
DFFL°Q /D VLJXLHQWH FRQYHUVDFL°Q FRQ XQ SDFLHQWH TXH VH TXHMDED GH DXVHQFLD GH
PRWLYDFL°QVH[XDOSXHGHVHUYLUSDUDLOXVWUDUHVWHSXQWR
Bob y Doris llevaban seis años casados y no habían consumado todavía su
matrimonio. Bob manifestaba que su meta a largo-plazo era tener relaciones sexuales con su mujer. Sin embargo, encontraba imposible realizar ninguna tarea
sexual asignada porque según nos contaba no encontraba atractivos (o motivación
a corto plazo) a su mujer.
TERAPEUTA
:
BOB
:
TERAPEUTA
:
BOB
:
TERAPEUTA
:
BOB
:
TERAPEUTA
:
BOB
:
TERAPEUTA
:
BOB
:
TERAPEUTA
:
BOB
:
TERAPEUTA
:
/OHYDPRVFLQFRVHPDQDVVHJXLGDVHQODVTXHSURPHWLVWHGXFKDUWHFRQ'RULV
\QRKDVFRQVHJXLGRFXPSOLUWXSDODEUD3DUHFHTXHHVWVHQXQFDOOHM°Q
&DGDVHPDQDDOKDFHUODSURPHVDWHQJRUHDOPHQWHEXHQDVLQWHQFLRQHV3HUR
FXDQGRHVWR\HQFDVDFRQODUHDOLGDGGHTXH'RULVHVWDPLDOFDQFHPHGR\
FXHQWDXQD\RWUDYH]TXHQRHVWR\DWUDªGRKDFLDHOODÓQLHQORPV
PªQLPR1RHVWR\QDGDPRWLYDGR
|$Vª TXH FUHHV TXH GHEHV HVWDU PRWLYDGR R tienes que querer GXFKDUWH
FRQ'RULVSDUDHQWUDUHQODGXFKDFRQHOOD"
6ª(QFXDQWROOHJRDFDVDPHGR\FXHQWDTXHUHDOPHQWHQRquiero
GXFKDUPHFRQ'RULVÓSRUORPHQRVQRHQHVWHPRPHQWR
%XHQR YHDPRV VLHVWR\HQORFLHUWR&RPRPHWDDODUJRSOD]RWHJXVWDUªD
GXFKDUWHFRQ'RULVSHURno quieres ahora .
6ªFRPRPHWDDODUJRSOD]RTXLHURGXFKDUPHFRQHOODSHURQRHVWDVHPDQD
%LHQ%REDODOX]GHORTXHHVWVGLFLHQGRFUHRTXHWHQJRXQDHVWUDWHJLD
TXHSRGUªDVXVDUSDUDFRQVHJXLUGXFKDUWHFRQ'RULVHVWDVHPDQD1RTXLHUR
GXFKDUPHFRQ'RULV\YR\DGXFKDUPHFRQ'RULV
3HUR1RTXLHUR
'HDFXHUGR&RQWLQXDQRTXHULHQGRSHURKD]ORGHWRGRVPRGRV
3HURQRSXHGR
(VWRQRHVGHOWRGRFRUUHFWR(VFLHUWRTXHQRKDVFRQVHJXLGRWRGDYªD
HQWUDUDODGXFKDFRQ'RULVSHURHVWRSXHGHKDEHUVLGRSRUTXHSLHQVDVTXH
QHFHVLWDVHVWDU PRWLYDGR R SLHQVDV TXH QHFHVLWDV TXHUHU SDUD HQWUDU HQ HO
ED®R FRQ'RULV SDUD GXFKDUWH FRQ HOOD 3HUR VDEHV SHUIHFWDPHQWH TXH
SXHGHV KR\GHFLGLUKDFHUDOJRPD®DQDHLQFOXVRDXQTXHSXHGDFDPELDUWX
LGHDHLQFOXVRVL\DQRTXLHUHVKDFHUORPD®DQDpuedesKDFHUORSRUTXH
GLMLVWHTXHORKDUªDV
3HURQRGLVIUXWDUªDKDFLHQGRDOJRTXHQRTXLHURKDFHU
3XHGHTXHWHQJDVUD]°QSHURQXQFDHVWDUVVHJXURDOPHQRVTXHORH[SH
ULPHQWHV (VWD VHPDQD FRQWLQ·D QR TXHULHQGR GXFKDUWH FRQ 'RULV
peroG·FKDWHFRQHOODGHWRGDVIRUPDV
162
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Esta conversación IXH un progreso para este paciente. De hecho se duchó con su
mujer y, más tarde, utilizó un razonamiento similar para ayudarse a superar los
obstáculos que encontraba ante otras metas sexuales. Un enfoque parecido ha sido
beneficioso para romper el modelo destructivo de abuso de drogas en un individuo
que creía que si quería (a corto plazo) tomar drogas, no podría a largo plazo cumplir
su compromiso de dejar de tomarlas. Así mismo, otros clientes han aprendido a
ignorar los deseos a corto plazo temporalmente para lograr metas antes inalcanzables.
%DVDGR VREUH PLV H[SHULHQFLDV FRQ HVWRV \ RWURV FOLHQWHV lLQPRWLYDGRVx \
IUXVWUDGRVFRQIDFLOLGDGKHGHVDUUROODGRHOVLJXLHQWHU¦JLPHQWHUDS¦XWLFRHQWUHVIDVHV
SDUD D\XGDU D ORV VXMHWRV D DOFDQ]DU VXV PHWDV 'HEHUªD UHFDOFDU TXH HVWH HQIRTXH
SUHWHQGRTXHVHDXVDGRHQFRQMXQWRFRQ\QRHQOXJDUGHDTXHOODVW¦FQLFDVFRJQLWLYR
FRQGXFWXDOHV\DPRVWUDGDVTXHEHQHILFLDQDORVLQGLYLGXRVFRQG¦ILFLWVGHIXHU]DVGH
YROXQWDG
1. Identificación del problema. Esta fase consiste en un análisis cognitivoconductual de las áreas del problema presente. Una de las cosas que los clientes
con problemas de evitación hacen es eludir enfocar cuidadosamente los problemas;
no es inusual en estos sujetos llegar al tratamiento bastante tiempo después de que
otros puedan ya haber solicitado y recibido ayuda. Como consecuencia, los problemas están incrustados tan afondo que incluso tomando la historia de un caso
acabado puede provocar gran evitación y ansiedad en la mayoría de estos clientes.
En particular es importante que no permitamos a estos individuos evitar examinar
todos los temas relevantes, incluyendo sus características de personalidad de BTF.
Es así mismo importante centrarse en los problemas de déficit motivacional en este
momento.
2. Pedagógico. Esta fase incluye la discusión de las creencias irracionales.
Para los clientes con BTF estas creencias se centran a menudo en sus demandas
de que los acontecimientos se presenten de la forma que desean, catastrofizando
sobre las circunstancias difíciles, y evitando la experiencia de malestar que a
menudo se necesita para cambiar. En suma esta fase permite a nuestros clientes
extraer la distinción entre los dominios del querer, el desear, o la fuerza de voluntad,
y el de la acción. Para obtener esta distinción a menudo es útil definir la falta de
motivación como el resultado inafortunado de creer que los dominios deben estar
conectados. En este sentido debemos señalar que, aunque puede que no queramos algo,
podemos actuar de todas formas como en el ejemplo anterior de Bob. Así mismo,
podemos tener algo que no queremos, tal como cansancio o depresión, pero podemos
actuar de cualquier forma para conseguir metas, tales como levantarse para ir a trabajar
cuando estamos cansados.
3. Tareas. La asignación de tareas, llevadas a cabo fuera del gabinete de
terapia, permite a los pacientes demostrarse a sí mismos la validez y utilidad de
su filosofía recién adquirida. Además para llevar a cabo la práctica de una habilidad,
la tarea siempre se presenta como un experimento u oportunidad para descubrir
los límites por los cuales un sistema de creencias cognitivo y filosófico puede
ampliarse. Por este motivo el énfasis se pone menos en obtener ciertos resultados
y más en arriesgarse, acumular datos y, quizá lo más importante de todo, cumplir
compromisos.
UN COMPLEMENTO PARA LA COMPRENSION Y TRATAMIENTO...
163
CONCLUSION
De forma breve he tratado en este artículo de presentar una filosofía complementaria al tratamiento cognitivo conductual tradicional de sujetos con déficits
motivacionales. He trazado la distinción entre metas a largo plazo y fuerza de
voluntad a corto plazo. Se ha explicado que el déficit de fuerza de voluntad es
auto-definido típicamente por los individuos como contando que no desean hacer
algo y por lo tanto se creen incapaces de obrar sobre un compromiso previo o
meta. Además de utilizar las estrategias ya establecidas para tratar este tipo de
sujetos, se sugiere que el trazar la distinción entre motivación y acción puede a
menudo servir para movilizar a clientes inmotivados.
REFERENCIAS
Ellis, A. (1982). Psychoneurosis and anxiety problems. In R. Grieger& I. Z. Grieger (Eds.),
Cognition and emotional disturbance. New York: Human Sciences Press.
Ellis, A. (1984). Rational-emotive therapy. In R. J. Corsini (Ed.), Current psychotherapies
(3rd ed.). Peacock.
May, R., & Yalom, I. Existential psychotherapy. In R. J. Corsini (Ed.), Current psychotherapies (3rd ed.) (pp. 354-391). Itasca, 111.: Peacock.
Walen, S. R., DiGiuseppe, R., & Wessler, R. L. (1980). A practitioner’s guide to rationalemotive therapy. New York: Oxford University Press.
9
Problemas de Auto-Aceptación*
John Boyd y Russell M. Grieger
La auto-estima es un concepto que los profesionales de salud mental confirman
como central para entender la personalidad y la psicopatología. Está entre esos
conceptos raros que casi todos los enfoques terapéuticos parecen intentar realzar
o aumentar su valor (Adíer, 1974; Beme, 1964; Brander, 1971, Freud, 1963; Jung,
1954; Peris, 1969; Rogers, 1961).
Los sistemas cognitivos, en general, y la RET en particular, toman una posición más bien radical con respecto a la auto-estima. Expuesto de forma simple,
una premisa principal de la RET es que perseguir o fomentar la auto-estima es
indudablemente un esfuerzo destructivo y que los esfuerzos terapéuticos estarían
mejor encaminados a conseguir que la gente renuncie a su auto-estima (Ellis, 1973,
1974, 1975, 1976). Nosotros apoyamos esta posición y nos esforzaremos por definir
lo que es la auto-estima y por qué es destructiva. Después describiremos un concepto
alternativo, la auto-aceptación, y mostraremos por qué el hecho de auto-aceptarse,
más que de auto-estimarse, es teóricamente más válido y pragmáticamente más
sostenible. Finalmente, discutiremos las perturbaciones emocionales en las que los
temas de auto-estima son aspectos tanto centrales como secundarios.
AUTO-ESTIMA
El primer teórico de la personalidad que se centró en la auto-estima como un
concepto teórico central IXH Alfred Adler (1927). Postuló que los humanos tienen una
inferioridad innata resultante de su experiencia infantil de desamparo total, y que el
resto de sus vidas están motivados en gran medida por los esfuerzos por superar su
sentido básico de inadecuación. Desde este punto de vista, muchas conductas humanas
están motivadas por un mecanismo para compensar la baja auto-estima.
* Este capítulo se publicó originalmente en 1982 en R. Grieger c I. Grieger (Eds), Cognition and Emotional
Disturbance, publicado por Human Sciences Press (New York, 1982).
166
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Otros teóricos de la primera época que prestan atención a la auto-estima, tales
como James (1890), Mead (1934), Homey (1950), y Fromm (1947), no daban al
concepto una posición tan principal como Adler, y generalmente la auto-estima IXH
tratada como una de las diversas partes del yo total, o el producto de otros prRcesos
fundamentales de personalidad. Estos teóricos también tendían a ver la auto-estima
como una función de la atribución aprendida de la valía propia. Una de las
explicaciones contemporáneas más fuertes que apoya la naturaleza adquirida de la
auto-estima proviene de Rogers (1951, 1961). Ha enfatizado que durante los años de
formación los niños internalizan las actitudes que perciben que los otros significativos
tienen hacia ellos. Desde estas percepciones e inteUQalizaciones forman las actitudes
propias que acarrean el resto de sus vidas. «La auto-consideración» IXH un término
que acuñó Rogers para la valía personal que los individuos crean sobre sus
percepciones de las reacciones de los demás hacia ellos.
Esta breve revisión no pretende ser exhaustiva. Hay numerosas teorías de la
personalidad que incluyen la auto-estima como el constructo principal, y cada una
da una explicación algo diferente para los antecedentes de la atribución propia de
valía. No obstante existen dimensiones similares y comunes entre estas teorías, y
el análisis que Coopersmith (1967) hace de ellas ha deparado cuatro factores
interrelacionados y solapados que contribuyen al desarrollo de la auto-estima; (1)
tratamiento de otros significativos, (2) historia de éxitos, (3) valores y aspiraciones,
y (4) estilo de defender la auto-estima.
(OSULPHUIDFWRUDQWHFHGHQWHKDVLGR\DPHQFLRQDGRHQUHODFL°QDODSRVLFL°QGH
5RJHUV \ RWURV IHQRPHQ°ORJRV 5RJHUV KDFH KLQFDSL¦ HQ TXH ODV FRQGLFLRQHV
IDFLOLWDGRUDV GH HPSDWªD DFHSWDFL°Q LQFRQGLFLRQDO \ KRQHVWLGDG HQ OD UHODFL°Q
H[SUHVDGDV SRU PHGLR GH OD FRQGXFWD GH RWURV VLJQLILFDWLYRV DQLPD DO GHVWLQDWDULR D
YDORUDUVH D Vª PLVPR 1XHVWUD DXWRHVWLPD VH FRQVWUX\H VREUH OD DFWLWXG GH TXH RWURV
QRV YDORUDQ \ HVWD DFWLWXG HV PV SUREDEOH TXH VXUMD FXDQGR UHFLELPRV FRQGLFLRQHV
IDFLOLWDGRUDVHQODUHODFL°Q
La historia de éxitos es el segundo antecedente de la auto-estima. Se refiere
al nivel al que hemos llegado de logros en relación al nivel del que partimos, y
del grado de reconocimiento social recibido por estos logros. Alcanzando las metas
valoradas desarrollamos una creencia de «puedo hacerlo» o un sentido de poder y
competencia, y el reconocimiento por parte de otras personas es generalmente
también un subproducto. Pero las experiencias de éxito esencial son valores y
aspiraciones, el criterio por el que determinamos si un triunfo ha sido logrado. La
obtención por parte de una persona de una meta codiciada puede verse como un
triunfo por ese individuo pero no tener sentido para otra persona que no aspira a
o valora esa meta. Consecuentemente, el desarrollo y constelación de los valores
y aspiraciones propios es un determinante fundamental en la auto-estima.
El cuarto factor antecedente es la manera de responder a los sucesos negativos
personales, tales como fracasar en una tarea importante, recibir valoración negativa
de otros significativos, y tener limitaciones personales. Sullivan (1953) ha señalado
en repetidas ocasiones la noción aceptada comúnmente de que las personas continuamente evitan una pérdida de auto-estima, y experimentan ansiedad cuando
anticipan devaluación o son degradados por otros o por sí mismos. Los individuos
difieren en su habilidad para tratar satisfactoriamente las circunstancias amenazantes
y en sus estilos de respuesta. Muchos recurren al distorsionamiento de la realidad
como una medida defensiva y de este modo renuncian a un grado de lucidez.
PROBLEMAS DE AUTO-ACEPTACION
167
Carecen de la habilidad de juicio mental decisiva pDra «(definir) un suceso lleno de
implicaciones y consecuencias negativas de tal forma que no menoscabe el sentido
de merecimiento, habilidad, o poder (propio)» (Coopersmith, 1967, p. 37).
Estos cuatro antecedentes de la auto-estima ofrecen un asidero ecléctico a la
cuestión de dónde proviene la auto-estima. Pero en la RET estos antecedentes se
ven como experiencias que dan salida a diversas proposiciones defectuosas y contraproducentes; a continuación se presentan las tres principales (Ellis, 1974, 1976).
La primera es la noción de que la gente es igual a sus rasgos, en particular a
sus rasgos de carácter. Así, si tienen rasgos significativamente malos, entonces se
valoran como malas personas y justificadamente tienen baja auto-estima; por el
contrario, si tienen buenos rasgos se valoran como gente buena y pueden tener
legitimo derecho a una auto-estima positiva.
Esta proposición representa un razonamiento fallido porque fundamentalmente
es una sobre-generalización, al indicar que un rasgo individual o grupo de rasgos
pueden legítimamente generalizarse a la persona total. ¿Cómo puede uno o varios
aspectos de una persona ser iguales a todo el conjunto? Es como decir que toda una
cesta de fruta está podrida porque una manzana está estropeada. ¿1R tiene la gente
casi ilimitados rasgos que cambian dªa a dªa? ¿Cómo puede una persona saber todos
sus rasgos para hacer un juicio? ¿Dónde está la tabla de los pesos por la que valorar
unos rasgos sobre otros? ¿Con qué formula sopesamos, aritmética, geométrica y
exponencialmente? Son muchas las preguntas parecidas a las pro-puestas, y las
respuestas sugieren que la proposición en sí misma no tiene sentido.
La segunda proposición fallida es que la gente debe triunfar en la vida, debe
ganar el amor de aquellos que encuentran significativos, y deben sobrevivir confortable y felizmente. Hacerlo así les dá valía personal o alta auto-estima; fracasar
en hacerlo les hace indignos o de baja estima.
Esta proposición es descaradamente falsa por varias razones.Una de ellas es que
establece estándares absolutos para la auto-valía, todos los cuales son mágicos y
tautológicos (Ellis, 1974, 1976). Simplemente no hay estándares científicos y
universales para el éxito. Además, si la gente tiene baja auto-valía porque fracasa
en sus diversas iniciativas, intentos amorosos, y esfuerzos para estar contento,
entonces por definición debemos juzgar a todo el mundo como inútil, porque ha
fallado seguramente en uno o más de estos estándares en algún momento de sus
vidas. Nadie es tan notable e infalible como para tener éxito siempre. Finalmente,
hay numerosas desventajas prácticas para mantener tal postura, no siendo la menor
el hecho de estar ansiosos por fracasar y por la pérdida de creatividad y espontaneidad.
La tercera es que la gente debe tener auto-valía, o demostrarse a sí mismo
que tiene auto-valía, para poder aceptarse y respetarse. Además, deben estar convencidos de que son valiosos para poder ser felices y disfrutar de sus vidas.
Además de todas las falacias de las primeras dos proposiciones, esta última
es descaradamente tautológica, al argüir que la auto-valía es un criterio para la
felicidad ya que no existe evidencia, de que sea así. De hecho, como pronto
expondremos, aquellos que son los más felices, satisfechos, y libres de síntomas
psicológicos son aquellos que básicamente acaban con la preocupación de si son
o no son valiosos.
Estas son pues las proposiciones fallidas sobre las que se basa la estimación
propia, ¿pero cuál es la consecuencia del proceso de estimación? ¿Qué sucedeFXDQGR
168
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
un individuo se valora a sí mismo como inútil y acaba con baja auto-estima (BAE)?
Una revisión de la literatura sobre auto-estima, una empresa monumental
debido a la plétora de artículos y libros sobre el asunto, mostrará muchas características de personalidad y psicopatológicas que han estado clínica y/o empíricamente asociadas con la BAE. Por ejemplo, la investigación ha mostrado que los
individuos con alta auto-estima (AAE) frente a aquellos con BAE, exhiben un
grado alto de influencia interpersonal, es menos probable que se identifiquen con
sus atributos negativos, son más difíciles de persuadir con comunicaciones amenazantes, y mejoran más después de un éxito (Schneider y Turkat, 1975).
La visión panorámica de Coopersmith (1967) de los estudios sobre auto-estima
propios y de otros amplían el perfil anterior incluso más allá. La evidencia sugiere
que cuando se comparaba a las personas con BAE con aquellos con AAE, estos
últimos tienden a:
1. Tener ansiedad más baja y menores síntomas psicosomáticos, y en general
ser mejores al tratar con situaciones amenazantes;
2. Ser más activos y sensibles emocionalmente, y tener más probabilidad de
tener relaciones interpersonales profundas;
3. Ser más competentes y eficaces y tener más expectativas positivas hacia
el éxito y menos anticipación del fracaso e inutilidad;
4. Conseguir metas altas para sí mismos y ser propensos a alcanzarlas;
5. Ser más independientes y creativos;
6. Tener más probabilidad de ser socialmente aceptados y poseer equilibrio
y habilidades sociales.
A la vista de las características descritas, está claro que la BAE es un riesgo
psicológico. Debería acentuarse, sin embargo, que la BAE ciertamente no garantiza
una personalidad inadecuada, ya que hay individuos que luchan con un sentimiento de
auto-valía y todavía mantiHnen vidas estables y productivas. Hay probablemente
muchas personas con baja auto-estima que tienen en un nivel bajo las características
problemáticas que se han descrito. Además, la BAE parece existir en grados
(Coopersmith, 1967) y un nivel moderado de BAE no es tan destructivo para el
funcionamiento del individuo como un nivel crónico. Pero la principal evidencia
clínica y empírica indica que la BAE es una dimensión dentro de la psicopatología
que está muy extendida, es perjudicial para la salud psicológica, y merece un
tratamiento WHUDS¦XWLFR.
La otra cara de la moneda es tenerse en alta auto-estima. No obstante, ¿no
es esto sin lugar a dudas una meta deseable, por la que merece la pena esforzarse?
¡La respuesta es no! Cuando la persona se tiene a sí misma en alta estima, está
enganchada en el mismo proceso irracional de evaluar su valía total basándose en
algunas características personales o en el afecto ofrecido por otro. Así para mantener
AAE, la persona debe continuar demostrando sus características de valía y mantener
el afecto de los demás —un estado de cosas altamente ansioso. Si fracasa en esta
tarea pierde su tenue dominio sobre la auto-estima.
Aquellas personas que están bendecidas con muchas de las características
que asociamos con la valía personal a veces se crean un problema particularmente
fastidioso. Llegan a ser egoístas y narcisistas. Genuina aunque neuróticamente
PROBLEMAS DE AUTO-ACEPTACION
169
creen que tienen más valor que otros y actúan según esta creencia de maneras
interesadas y auto-centradas. Cuando sus criterios para el engrandecimiento se
escabullen, como en definitiva suele suceder, su grandiosidad se desvanece y caen
rápidamente a la profundidad de la BAE. Los suicidios consiguientes a los fracasos
comerciales se presentan con frecuencia en la sociedad contemporánea.
AUTO-ACEPTACION
El concepto de auto-aceptación es central en la teoría de la RET y una meta
principal en un buen número de esfuerzos de la RET. En contraste con la autoestima, la auto-aceptación parte de la premisa de que los seres humanos son
demasiado multifacéticos para ser clasificados o evaluados como una entidad total.
Con tal complejidad humana, y sin métodos o herramientas para hacer una valoración tal de ninguna forma, la auto-aceptación intenta renunciar al juego filosófico
de clasificar a la persona y simplemente presta atención a los rasgos, habilidades,
o realizaciones propios, tanto de forma individual como en pequeños grupos.
Dado que la auto-aceptación tiene más solidez filosófica y es más útil psicológicamente que la auto-estima, tenemos varias proposiciones básicas que expondremos a continuación (Ellis, 1976). Estas son afirmaciones objetivas y validadas acerca de la naturaleza humana que reemplazan a la auto-evaluación y al juicio
del yo basado en un pensamiento evaluaWLvo.
1. A pesar de las casi infinitas manifestaciones individuales, la gente generalmente tiene dos metas o propósitos principales en la vida; (a) continuar
vivos y (b) vivir con un grado máximo de felicidad y un grado mínimo de
sufrimiento.
2. La gente tiene una continua plenitud que dura un cierto periodo de tiempo
y después desemboca en un final.
3. Las personas tienen una multitud de rasgos que les hace distintos y diferentes de los demás, haciéndoles únicos. Aunque algunos de estos rasgos
cambian, un buen número tiene consistencia a lo largo del tiempo, dando
a la persona una «identidad» o un «yo» a todo lo suyo.
4. La gente tiene conocimiento de su continuidad y de sus raVgos. Puede, por
tanto, dentro de unos límites, planear su futuro, cambiar alguno de sus
rasgos, descubrir lo que le gusta, y trabajar para alcanzar su satisfacción.
5. Las personas tienen conocimiento de sí mismas. Pueden elegir valorarse
a sí mismas basándose en cómo consiguen sus metas; pueden elegir valorarse a sí mismas sobre la base de que simplemente se sienten mejor y
elaboran un sentido más práctico para hacerlo así; o pueden elegir aceptarse
incondicionalmente, por la sencilla razón de que están vivas y comprenden
que auto-evaluarse es imposible y perjudicial.
Para resumir estas proposiciones, la RET aconseja con fuerza a la gente que
cesen en su proceso de auto-evaluación, no salten nunca desde la auto-aceptación
y la valoración de los rasgos hasta la auto-estima y la auto-evaluación. ¿Por qué?
Porque la auto-aceptación sigue las reglas de la evidencia científica; porque la autoaceptación no impide a la gente lograr sus metas básicas y, de hecho, sirve para
170
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
facilitárselas; y porque la auto-aceptación no acarrea, desde luego, los problemas
emocionales a los que lleva la auto-estima más pronto o más tarde.
En el análisis final, la RET propone dos alternativas a la auto-evaluación
(Ellis, 1976; Ellis y Harper, 1975). La alternativa menos concreta es para la gente
que se define a sí misma arbitrariamente como buena o estimable simplemente
porque existen, y eso íes hace sentirse valiosos. La alternativa más concreta es
para la gente que reconoce su extrema complejidad, saben que un intento de
evaluarse es científicamente condenable, y reconoce que no tienen valía intrínseca,
sino más bien sentido de estar vivos. La gente puede y desde luego «debe» evaluar
sus rasgos, porque esto le facilitará el encuentro con sus metas; pero además puede
aceptarse totalmente a sí misma no importando los rasgos útiles o perjudiciales
que descubra.
AUTO-EVALUACION Y PERTURBACION EMOCIONAL
La RET sitúa un foco central en la BAE y considera que es un factor etiológico
primario en muchas formas de psicopatología. En palabras de Ellis (1965), «Quizá
la creencia contraproducente más común de un paciente fuertemente perturbado es su
convinFción de que es un individuo inútil e inadecuado que esencialmente es indigno
de auto-respeto y felicidad» (p. 1).
Nosotros confirmamos la afirmación de Ellis y sugerimos que la mayoría de
los clientes que solicitan tratamiento de salud mental tienen problemas de autoestima que son o primarios o concomitantes a otras preocupaciones. Una explicación
de cómo la BAE se encaja dentro de diversos problemas emotivo-conductuales se
dará más adelante en este capítulo, pero primero es apropiado describir la autoevaluación con más detalle.
&RPR PHQFLRQ¦ DQWHULRUPHQWH HO SURFHVR LGHDFLRQDO SRU HO TXH ORV LQGLYLGXRV
FUHDQ OD %$( \ OD DFRPSD®DQ GH SHUWXUEDFL°Q HPRFLRQDO VH GHQRPLQD lDXWR
HYDOXDFL°QxODWHQGHQFLDDYDORUDUORVDFWRVFRQGXFWDV\UHDOL]DFLRQHVSURSLDVFRPR
EXHQDVRPDODV\JHQHUDOL]DUHVWDHYDOXDFL°QDODYDOªDHQWHUDGHXQR(VXQDWHQGHQFLD
KDELWXDOTXHSXHGHRFXUULUVLQHOFRQRFLPLHQWRFRQVFLHQWHGHOLQGLYLGXR\SXHGHH[LVWLU
GH IRUPD HSLV°GLFD R FRPR XQ IOXMR FU°QLFR \ FRQWLQXR GH VHQWLGR TXH SXHGH
PRQRSROL]DUODPHQWH
Ellis (1977b) afirmó que todos los seres humanos están prHdispuestos a autoHYDOXDUVH \ H[LVWH EDVWDQWH VRSRUWH SDUD HVWD DILUPDFL°Q /D QHFHVLGDG FOªQLFD QR
SUHJXQWD si HO FOLHQWH VH DXWRHYDO·D VLQR PV ELHQ FXDQWR \ GH TXH PDQHUD /RV
LQGLYLGXRV GHVDMXVWDGRV GH IRUPD FU°QLFD VH HPSH®DQ HQ DXWRHYDOXDUVH \ OR KDFHQ
FRPRIRUPDGHYLGDHLQFOXVRODJHQWHPVHVWDEOHVHDXWRHYDO·DDQWHVRGHVSX¦V3RU
HMHPSORORVWHUDSHXWDVSRGªDPRVGHJUDGDPRVDQRVRWURVPLVPRVV°ORHQ
contadas ocasiones por hacer el tonto algún día, pero si alguiHn más critica nuestra
terapia ¡que tenga cuidado! Restringimos nuestra auto-valía a nuestra habilidad
terap¦Xtica, y defendemos airadamente nuestra competencia percibida y/o nos criticamos por no alcanzar mejores niveles de éxito.
La auto-evaluación varía no sólo en el grado sino también en la forma. Mientras
cada persona probablemente tiene su propia forma de auto-evaluarse, y es esencial
que el terapeuta empático descifre estas patologías únicas, también es posible
identificar formas comunes de auto-evaluación. Una forma totalmente estándar
PROBLEMAS DE AUTO-ACEPTACION
171
entre los adolescentes es su preocupación por la apariencia física. Un caso ilustrativo
es un estudiante de bachiller en terapia con uno de los autores. Este muchacho
paseaba de un lado a otro del campus con sus ojos iendo de un hombre a otro,
comparando continuamente su apariencia con la de ellos. Prestaba particular atención a las parejas, haciéndose la pregunta, «¿Me elegiría esa chica por encima del
mamarracho con el que vá?» Esta forma de auto-evaluación no es inusual, y la
mayoría de los adolescentes pasan por cómo aprender a aceptar su apariencia física.
Otra forma común de auto-evaluación la representa el siguiente ejemplo experimentado por una cliente que se guiaba por una auto-imagen ideal. Cuando sus
realizaciones y características no se acercaban estrechamente a la persona ideal que
se reclamaba ser, experimentaba depresión aguda. En otras ocasiones, cuando temía
no estar a la altura de su imagen ideal, tenía ataques de ansiedad. La profundidad de su
esfuerzo IXH expresada directamente un día cuando el terapeuta le preguntó, «¿Cómo
te sentirías si te dijera que hay un límite en tu desarrollo y que nunca alcanzarás tu yo
ideal, y que debes vivir el resto de tu vida de la forma en que estás?» La cliente
reflexionó durante un breve momento y luego dijo con un tono muy convincente y
determinado, «No quisiera vivir más tiempo».
Este caso es un ejemplo clásico de lo que Homey (1950) ha denominado el
«yo ideal» en la estructura neurótica. Algunas personas tienen un déficit tal de
auto-estima que crean un yo perfecto por el que esforzarse, un yo que es indudablemente de alta valía. Representa una sobrecompensación de su baja valía
percibida y sirve como criterio para auto-evaluarse.
Una tercera forma de auto-evaluación que generalmente lleva a la BAE, la
culpa y la depresión, es compararse uno mismo con la moral inflexible e irreal y
con los estándares religiosos y después condenarse a sí mismo por no ser totalmente
moral y santo. La patología en esta forma de auto-evaluación no se encuentra en
la moral o religión sino en la idea de que uno es primaria y principalmente inútil
y que el único camino para la auto-valía es el cumplimiento y consecución de una
moralidad y santidad perfectas.
Recientemente un cliente solicitó ayuda precisamente para un problema semejante. Era un estudiante graduado brillante y exageradamente concienzudo que
estaba siendo influido por una secta religiosa fundamentalista. Estaba lleno de culpa
y ansiedad, y tenía fugas periódicas de pánico. Cada día se le ofrecía más evidencia
de que era un «alma perdida», no había dado totalmente su vida a la iglesia;
sospechaba que alguna de sus conductas estaba originada por motivos inconscientes
e inmorales; y no podía descifrar «signos» de Dios tan bien como sus amigos
religiosos. Solicitar terapia para sus problemas emocionales IXH también un acto
pecaminoso, porque se le había dicho que los verdaderos cristianos «ponen sus
vidas en las manos del Señor».
Dentro de las formas y estilos de la auto-evaluación hay algunas características
cognitivas similares. La personalización y la introspección excesivas están en
general presentes como cuando una sobre abundancia de estímulos se examina por
su relación con el yo y la valía propias. Así mismo. Beck (1976) y Berger (1974)
aconsejan a los clínicos buscar los pensamientos trastornados tales como la sobregeneralización, el razonamiento dicotómico, el pensamiento polarizado y la adhesión a reglas absolutistas. Estos mecanismos crean distorsiones de la realidad,
y mezcladas con esta génesis existen creencias irracionales como las citadas anteriormente.
172
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
3DUD UHVXPLU OD WHRUªD GH OD 5(7 GLFH TXH OD DXWRHYDOXDFL°Q HV XQ UDVJR
HVSHFLDOPHQWH KXPDQR TXH FDXVD GHIHQVLYLGDG \ %$( \ SUHFLSLWD WRGD XQD VHULH GH
SHUWXUEDFLRQHV HPRWLYRFRQGXFWXDOHV /D DXWRHYDOXDFL°Q HV XQ SURFHVR FRJQLWLYR
LUUDFLRQDO EDVDGR HQ FXHVWLRQHV GH DXWRHVWLPD LPSUREDEOH UD]RQDPLHQWR LO°JLFR \
DXW¦QWLFRVWUDVWRUQRVGHSHQVDPLHQWR
Ansiedad de aprobación y ejecución
Dos criterios que la gente usa a menudo como indicadores de la auto-valía
son la aprobación de los otros y las ejecuciones exitosas. Las inferencias irracionales
son «tengo valía si otros me valoran» y «soy valioso porque soy bueno en esta
ejecución y porque otros me dicen que soy bueno cuando lo realizo bien».
/D JHQWH TXH XVD OD DSUREDFL°Q GH ORV RWURV \ ODV HMHFXFLRQHV H[FHOHQWHV FRPR
FULWHULRV GH DXWRHYDOXDFL°Q HVWQ SRQLHQGR HQ WHOD GH MXLFLR VX DXWRYDOªD FRQV
WDQWHPHQWH (VWQ SHUPDQHQWHPHQWH EDMR DPHQD]D \ SRU FRQVLJXLHQWH H[SHUL
PHQWDQ XQD JUDQ DQVLHGDG 'HVJUDFLDGDPHQWH HVWD DQVLHGDG WLHQGH D VDWLVIDFHU VXV
SHRUHVH[SHFWDWLYDV\DTXHOHVFRQGXFHDVHUVRFLDOPHQWHLQHSWRV\WRUSHVVXERUGLQD
GRVHQH[FHVR\DFRPSRUWDUVHGHGLYHUVDVIRUPDVLQDGHFXDGDV3RUORTXHVHUHILHUHD
ODVHMHFXFLRQHVODDQVLHGDGSXHGHDUUXLQDUODGHVWUH]DHLQFOXVRHQHOFDVRGHTXHORV
LQGLYLGXRVSXHGDQGHDOJ·QPRGRSURGXFLUXQDHMHFXFL°QGHDOWRQLYHOVXDQVLHGDGQR
YDOHHOSUHFLRTXHSDJDQ(QOD5(7ODFRUULHQWHGHVLJQLILFDGRTXHVHVLW·DGHWUVGH
OD DQVLHGDG GH DSUREDFL°Q \ GH HMHFXFL°Q SURYRFD HO FRQRFLPLHQWR HO GHVDILR \ HO
WUDEDMDU KDFLD $XQTXH FDGD SHUVRQD WLHQH SURSLHGDGHV ·QLFDV HQ VX PRYLPLHQWR
PHGLDFLRQDO VH GHVWDFDQ KDELWXDOPHQWH FXDWUR WHPDV GH LUUDFLRQDOLGDG FRPR VH
H[SUHVDHQODVVLJXLHQWHVIUDVHV
1. l'HERWHQHUVXDSUREDFL°QVHUªDterribleTXHPHWHQJDDQWLSDWªDNo puedo
aguantarHVRVLQROHVJXVWRGHEHTXLHUHGHFLUTXHKD\DOJRHUU°QHRHQPªÓ
TXHno soy dignoGHVXDSUREDFL°Qx
2. Puesto que esta ejecución es terriblemente importante para mí, tengo que
conseguir hacerlo bien; no puedo estar satisfecho con una actuación mediocre; «si no lo hago bien comprobaran lo vulgar que soy, que no soy
realmente bueno en nada, soy un incompetente».
La ansiedad de aprobación y de ejecución son síntomas de BAE que aceleran
el desarrollo de la auto-evaluación. A veces indican un problema de auto-estima
primario, y frecuentemente revelan BAE como un concomitante de otros problemas
de primer orden.
Depresión producida por la Auto-Derrota
La mayoría de los clínicos están entrenados para tratar la depresión solamente
como una perturbación afectiva con síntomas secundarios. En contraste con esta
visión, el trabajo de Beck (1972, 1976), Ellis (1962), y Seligman (1975) postula
que las visiones deformadas de las personas deprimidas son centrales al desarrollo
y mantenimiento de su perturbación.
PROBLEMAS DE AUTO-ACEPTACION
173
La auto-evaluación es una de las principales dimensiones cognitivas asociadas
con la depresión. Mientras la anticipación de mostrarse un inútil ante los demás
conduce a la ansiedad, ponerse realmente a sí mismo por los suelos o evaluarse
como malo por un acto o por alguna otra razón producirá culpa y depresión. De
hecho, la secuencia ansiedad-depresión es un modelo típico en la gente con problemas emocionales de larga duración, ya que experimentan ansiedad antes de la
ejecución por que pueden encontrarse a sí mismo inútiles, y se produce una depresión posterior al concluir que son inútiles.
Los clínicos cometen un error crítico cuando fracasan al ver la auto-derrota
en la depresión. Es más fácil ver las exigencias y el catastrofismo del cliente, tal
como en el siguiente monólogo; «la vida es tan abrumadora; perdí mi trabajo, mi
mujer me dejó, que utilidad tiene seguir... No hay nada por lo que vivir». En esta
breve expresión la persona depresiva exhibe la actitud de que la vida debería ser
más fácil, una serie de catástrofes han caído injustificadamente sobre él, y el futuro
será malo. También oculto entre estas ideas depresivas está la auto-derrota.
• La vida es abrumadora, y soy demasiado débil para luchar.
• Perdí mi trabajo, porque soy un incompetente.
• Mi mujer me dejó, lo que demostró que soy indigno de ser amado descubrió
que no valgo para nada.
• No hay nada por lo que vivir, soy tan inútil que mi vida no tiene valor
para nadie más, ni incluso para mi.
A veces los individuos deprimidos se sienten también culpables, y no hacen
más que defender su propia falta de valor; de hecho, fomentan su maldad. Al
«auto-culparse» se enredan en el «soy despreciable, totalmente y para siempre,
porque hice una cosa mala». Esta actitud les lleva a la culpa y a la depresión
agudas, y el clínico deberá estar alerta a los pensamientos y planes suicidas.
Ganancias Secundarias y Auto-Evaluación
La auto-evaluación y la auto-culpa genuinas conducen a serios niveles de
ansiedad, culpa y depresión —a un nivel de angustia que es debilitante. La gente
que hace esta auto-evaluación no es a menudo consciente de su hábito cognitivo,
y de forma ignorante expresan una creencia verdadera en su indignidad sin darse
cuenta de lo que están diciendo. Sus creencias irracionales y su auto-evaluación
se ocultan entre líneas y se expresan simbólicamente, y solo en contadas ocasiones
se vislumbran en el exterior.
Otro tipo de auto-evaluación tiene síntomas diferentes. El nivel de angustia
emocional es problemático pero no crónico, y los auto-evaluadores debaten abiertamente su BAE. Estos son a menudo síntomas de auto-evaluación que han llegado
a ser una forma neurótica de vida, un modo de conducta que es recompensado con
ganancias secundarias tales como simpatía y atención de los demás, aligeramiento
de responsabilidades, y una evitación de otros problemas inmediatos tales como
dificultades matrimoniales, toma de decisiones, o fracasos en la carrera. Los que
se auto-culpan de forma masoquista tienen una interesante ganancia secundaria.
174
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Se amonestan a sí mismos para a continuación completar esta cadena con la gran idea
de que «soy bueno por reconocer lo malo que soy y castigarme a mí mismo».
Las ganancias secundarias no son la única razón que los clientes esgrimen al
explicar ampliamente su BAE durante la terapia. Su táctica de auto-flagelación puede
estar realmente camuflando otros temas amenazantes, y el terapeuta debe cortar por lo
sano esta maniobra defensiva.
(QXQDUHFLHQWHVHVL°QGHVXSHUYLVL°QXQRGHORVDXWRUHVHVFXFKDEDXQDFLQWDGH
XQD FOLHQWH TXH LQLFL° \ RFXS° DO WHUDSHXWD HQ OD GLVFXVL°Q GH VX %$( GXUDQWH OD
VHVL°Q/DLQWXLFL°QGHOVXSHUYLVRUGHlTXHDOJRPDUFKDPDOxLEDHQDXPHQWRGHVSX¦V
ILQDOPHQWHVHGLRFXHQWDGHTXHODGLVFXVL°QGHOD%$(KDEªDDEDUFDGRGRVVHVLRQHV\
TXHODVSLH]DVQRHQFDMDEDQ$OUHHYDOXDUHOFDVRVHOOHJ°DXQQXHYRGLDJQ°VWLFROD
FOLHQWHKDEªDVLGRexigentePVTXHDXWRHYDOXDGRUD/RVGHEHUªDVODVREOLJDFLRQHV\
ORV WHQJR TXH KDFHU IXHURQ UHVSRQVDEOHV GH PV DQVLHGDG TXH OD DXWRHYDOXDFL°Q \
FXDQGR HO WHUDSHXWD VLJXL° HVWH FXUVR GH GLDJQ°VWLFR HO FDVR PHMRU° USLGDPHQWH
$XQTXH OD FOLHQWH RIUHFL° DOJXQD UHVLVWHQFLD DO SULQFLSLR FRQVLJXL° USLGDPHQWH
LQVLJKW VREUH VXV GHPDQGDV \ ORV FDPELRV HPRFLRQDOHV \ FRQGXFWXDOHV VLJXLHURQ
FXDQGRHOWHUDSHXWD\ODFOLHQWHHQWUDURQHQODlHWDSDGHWUDEDMDUKDFLDxGHOD5(7
Auto-evaluación y Problemas de Ira
Otra clase de problemas que a menudo implica a la auto-evaluación tiene que
ver con la ira. Grieger (1977) ha descrito una reacción de ira que en su esencia
está compuesta de BAE y auto-evaluación (ver Capítulo 7). El síndrome empieza
cuando la auto-estima de uno está ligada a un criterio externo (aprobación, ejecución,
etc) y la ansiedad que uno siente cuando estos criterios son amenazados. En vez de
centrarse en la auto-valía propia y en los sentimientos de ansiedad o depresión por el
contrarío el individuo enfadado toma la dirección protectora de condenar al agente
amenazante. La conducta agresiva de defensa en la que el individuo ataca para
proteger su auto-estima.
Esta clase de ira defensiva es difícil de diagnosticar, debido a que los temas
irracionales de exigencia, catastrofismo y condena de los demás están enmarañados.
Pero la causa de estos temas —la razón más importante de una persona enfadada—
es una amenaza para su auto-estima. Por ejemplo, en respuesta al tratamiento
irrespetuoso, la persona con ira del yo o de su auto-valía concluye, «sus acciones
muestran falta de respeto, parece que no soy importante y por consiguiente no
debo ser importante. Estos tontos no deberían hacerme algo tan horrible; ¡se lo
demostraré!».
/DLUDHQODDXWRYDOªDLOXVWUDF°PRODDXWRHYDOXDFL°QLQWHUDFW·DFRQRWURVWHPDV
LUUDFLRQDOHVSDUDFUHDUXQIRUPLGDEOHSUREOHPDHPRWLYRFRQGXFWXDO7DPEL¦QPXHVWUD
F°PRODDXWRHYDOXDFL°Q\ODEDMDDXWRHVWLPDSXHGHQVHUWDQDOWRVHQORVQLYHOHVPV
SURIXQGRV GH XQD GLILFXOWDG QHXU°WLFD TXH SDUHFH FRQWUDGHFLU OD LQVHJXULGDG &XDQGR
WUDWDQFRQODLUD\ODDJUHVL°QORVFOªQLFRVSXHGHQTXHUHUWHQHUHQFXHQWDHOFRQVHMRGH
(OOLV D l(O SULPHUR \ TXL] HO PV LPSRUWDQWH GH ORV P¦WRGRV HPRWLYRV GH
YHQFHU OD LUD FRQVLVWH HQ OD DXWRDFHSWDFL°Q R HO DXWRUHFRQRFLPLHQWR
LQFRQGLFLRQDOx S
PROBLEMAS DE AUTO-ACEPTACION
175
Indecisión y Auto-estima
La indecisión es uno de esos «pequeños problemas» que pueden reflejar mayores dificultades psicológicas. Esto es, los clientes de los centros de salud mental
y de otros centros psiquiátricos se presentan a sí mismos a menudo como «el aro
de la canasta», completamente debilitados por la ansiedad, la depresión, o cualquier
otro problema. Cuando describen sus síntomas y dolencias, dicen de pasada, «No
puedo conseguir hacer nada; De alguna forma no puedo conseguir hacer las cosas
que quiero hacer», y así constantemente. Los terapeutas no consideran a la indecisión como el diagnóstico en tales casos, pero la indecisión puede bien ser un
microcosmos del conjunto de dificultades del cliente.
En los centros de counseling y clínicas de conducta la indecisión a menudo
es el único problema que se presenta; y a veces también es frecuente que los
consejeros lo den por sentado. En marcos académicos donde las fechas límites para
los exámenes y para la entrega de trabajos abundan, el aplazamiento de las decisiones es intrínseca a la vida del estudiante.
([LVWHQPXFKRVDQWHFHGHQWHVLGHDFLRQDOHVFRQUHVSHFWRDODLQGHFLVL°Q\(OOLV\
.QDXV KDQGHGLFDGRXQOLEURHQWHURDOWHPD8QDIDOWDGHDXWRGLVFLSOLQD\EDMD
WROHUDQFLD D OD IUXVWUDFL°Q VRQ ODV FDXVDV PHMRU FRQRFLGDV GH OD LQGHFLVL°Q SHUR OD
DXWRHYDOXDFL°Q \ OD %$( WDPEL¦Q DVFLHQGHQ FRQ OD LQGHFLVL°Q GH XQD IRUPD
UHFªSURFD 3ULPHUR ORV LQGLYLGXRV VRQ OLEUHV SDUD KDFHU XQ FLHUWR DFWR \ VLQ VDEHUOR
WLHQHQ PLHGR GH IDOODU R GH VHU UHFKD]DGRV \ VLHQWHQ DPHQD]DGD VX DXWRHVWLPD $Vª
DSOD]DQ HO DFWR DPHQD]DQWH LQFOXVR DXQTXH VX UHDOL]DFL°Q WXYLHUD FRQVHFXHQFLDV
GHVHDEOHVSDUDHOORVSRUPLHGRDSUREDUVXYDOªD6HJXQGRREVHUYDQODGLODWDFL°QTXH
KDQHOHJLGRODHQFXHQWUDQDYHUVLYD\VHFRQGHQDQSRUHOODIDYRUHFLHQGRDVªOD%$(
Diversas Perturbaciones Emocionales y Auto-Evaluación
Como se ha mencionado anteriormente, hay una multitud de perturbaciones
y síntomas emocionales que pueden estar precipitados, en primer lugar o en parte,
por la auto-evaluación. En alguna de estas perturbaciones de auto-evaluación es
también obvio que la persona no experta puede reconocerlo, pero en otros los
síntomas de los clientes pueden parecer demasiado raros o serios para ser vinculados
con la BAE. Los siguientes ejemplos servirán para mostrar cómo la auto-evaluación
puede estar presente de manera solapada en la psicopatología.
Frank era un hombre joven que en sus primeros veinte años estuvo colmado
de problemas que justificaban la etiqueta de «neurosis obsesivo-compulsiva». Lo
que más preocupaba a Frank eran sus obsesiones sensitivas que interferían con y
a veces impedían su trabajo y su vida social. Estas obsesiones consistían en contar
los parpadeos, los tragos, las respiraciones; así como en sensaciones obsesivas de
tener la vejiga llena que le empujaban a salir corriendo al baño. Frank también era
susceptible de preocuparse por cualquier cosa; y por último un miedo irracional
de ser abordado por homosexuales le producía suspicacias paranoicas.
Existían unas cuantas circunstancias de aprendizaje/situacional en los antecedentes de Frank que podían explicar alguno de los orígenes de sus síntomas. El
comienzo de las sensaciones en la vejiga se remontaban a un examen académico
que IXH crítico para su carrera profesional; estuvo sentado durante las cuatro
horas del examen mientras luchaba por no sucumbir ante los dolores de la
vejiga, con
176
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
la urgencia de orinar, y con el miedo de deteriorar su ejecución si perdía tiempo en ir
al baño. Otro origen histórico IXH una experiencia infantil que implicaba una
pedofilia aparente, y un comentario jocoso años más tarde de un amigo adolescente
que comentó que Frank tenia apariencia física de «pitillo». Frank juntó estas dos
experiencias y se creó el miedo de que de algún modo atraía a homosexuales y
que podía tener tendencias homosexuales latentes.
El núcleo mediacional de los síntomas obsesivos de Frank era doble. Un
síntoma comenzaría siempre con pensamientos «horribles» acerca de alguna cosa
que temiera pudiera suceder, tal como suspender un examen, ser criticado socialmente, o llegar a ser homosexual. Como después llegaba a estar ansioso empezaría
a tener miedo de que esta ansiedad causara una obsesión y, de acuerdo a su profecía,
ocurriría. La escena terminaba cuando Frank se obsesionaba durante horas.
El entrenamiento en relajación, la desensibilización, y la RET tuvieron éxito
al ayudar a Frank a reducir su temor y sus ansiedades de aprobación y de realización.
Aprendió a debatir muchas de sus ideas irracionales; por medio de la asignación
de tareas confrontó y trabajó hacia las tendencias obsesivas, y después de diez
sesiones sus síntomas eran mínimos. Incluso cuando la ansiedad y las obsesiones
afloraban podía eliminarlas de forma efectiva con pensamientos racionales. Tanto
Frank como el terapeuta estaban satisfechos con el éxito de sus esfuerzos. Los
problemas presentados fueron vencidos. Sin embargo había habido una omisión
costosa en la terapia. No trabajaron bastante tiempo o con bastante intensidad la
BAE y la auto-evaluación de Frank. Aunque se tocó este aspecto de los problemas
de Frank, la mayor parte del tiempo de terapia se dedicó a otras formas de distorsión.
'RVD®RVPVWDUGH)UDQNYROYL°DWHUDSLDFRQORTXHSDUHFªDXQQXHYRMXHJRGH
WHQGHQFLDV REVHVLYDV (VWDED VLHQGR LQIOXLGR SRU XQD VHFWD UHOLJLRVD IXQGDPHQWDOLVWD
H[SHULPHQWDEDH[FHVLYDFXOSD\DQVLHGDG\KDFªDFRVDVLQVRVSHFKDGDVSDUDSUREDUVX
KRQHVWLGDG\PRUDOLGDGDORVRWURV(QUHVXPLGDVFXHQWDVHVWDYH]HOWHUDSHXWDGHVDIL°
GLUHFWDPHQWH ODV FRVWXPEUHV GH DXWRHYDOXDFL°Q GH )UDQN MXQWR D XQ DWDTXH H[LWRVR
VREUHVXEDMDRSLQL°QGHVªPLVPR(VWDHVWUDWHJLDGHEHUªDKDEHUVLGRYLJRURVDPHQWH
HPSOHDGDHQODSULPHUDWDUHDGHWHUDSLDGH)UDQN\DTXHODDXWRHYDOXDFL°QVLHPSUH
KDEªDHVWDGRGHWUVGHVXVREVHVLRQHVVHQVRULDOHV(UDHOHVWDEOHFLPLHQWRLUUDFLRQDOOR
TXH IRPHQWDED OD DQVLHGDG GH DSUREDFL°Q \ GH HMHFXFL°Q TXH HYHQWXDOPHQWH VH
LQILOWUDEDHQVXVREVHVLRQHV
2WURMXHJRGHSHUWXUEDFLRQHVHPRFLRQDOHVTXHSXHGHRIXVFDUODDXWRHYDOXDFL°Q
HVW HQ UHODFL°Q FRQ ODV GLILFXOWDGHV VH[XDOHV 6ªQWRPDV WDOHV FRPR HPRFLRQHV
YROWLOHVFRPXQLFDFL°QSREUH\DFKDTXHVSVLFRVRPWLFRVWLHQGHQDHQFXEULUHOKHFKR
GHTXH ODDXWRHVWLPDGHDPERVFRPSD®HURVHVFUªWLFDHQVXUHODFL°Q&XDQGRXQRR
DPERVFRPSD®HURVWLHQHQ%$(\XWLOL]DQODFRQGXFWDGHORWURFRQSURS°VLWRVGHDXWR
HYDOXDFL°Q VH GHVDUUROODU XQD UHODFL°Q G¦ELO \ GHSHQGLHQWH (VWH SXQWR KD VLGR
PDUDYLOORVDPHQWHH[SUHVDGRHQHOEl ProfetaGH*LEUQ S
Dad vuestros corazones, pero no los tengáis
guardados dentro de otro.
Pues sólo la mano de la vida puede contener
vuestros corazones.
Y permaneced juntos pero no demasiado cerca:
Como las columnas del templo permanecen separadas,
Y el roble y el ciprés no crecieron para darse
sombra mutuamente.
PROBLEMAS DE AUTO-ACEPTACION
177
/DUHODFL°QGH+DQN\0LOOLHHVXQWUJLFDKLVWRULDGHXQDSDUHMDHQODTXHDPEDV
SDUWHV WHQªDQ %$( 6H KDEªDQ FDVDGR D ORV D®RV HVWDEDQ HQ OD PLWDG GH ORV
FXDUHQWD \ GHVGH HO SULQFLSLR VX PDWULPRQLR KDEªD PDQWHQLGR XQD FRQWLQXD VHULH GH
OXFKDVKRVWLOHV&DGDFRPSD®HURVHVHQWªDLQVHJXUR\GHPDQGDEDXQIOXMRFRQVWDQWHGH
DIHFWR GHO RWUR (VSHUDEDQ HVWDU WRWDOPHQWH GHGLFDGRV HO XQR DO RWUR \ FRQVHJXLU VX
WRWDO DQWRMR &XDQGR VX FRPSD®HUR IDOODED DO LU HQ EXVFD GH HVWDV GHPDQGDV \
H[SHFWDWLYDVVHVHQWªDQKHULGRV XQDS¦UGLGDGHHVWLPD FRQGHQDEDQDOFRPSD®HUR\
VHYHQJDEDQQHJDQGRHODIHFWR LQFOX\HQGRHOVH[R \KDFLHQGRFRPHQWDULRVFUXHOHV\
GHVSHFWLYRV
/DWHUDSLDPDULWDOSDUD+DQN\0LOOLHIXHLQIUXFWXRVDSRUTXHHQSUHVHQFLDXQR
GHORWURUHKXVDEDQKDFHUQDGDVLQSHOHDU/DWHUDSLDLQGLYLGXDOSDUDFDGDXQRKDWHQLGR
XQ¦[LWRUHODWLYRV°ORIXQFLRQDEDFXDQGRHOWHUDSHXWDHPSOHDEDODVHVL°QFRPSOHWDD
OD DXWRHVWLPD /D FDOPD UHODWLYD HQ VX PDWULPRQLR V°OR HVWDED SUHVHQWH HQ UDUDV
RFDVLRQHV FXDQGR FDGD XQR KDEªD WHQLGR VHVL°Q GH WHUDSLD SURYHFKRVD \ FHVDED
WHPSRUDOPHQWHHQODDXWRHYDOXDFL°QSURSLD\GHOFRPSD®HUR
LA RET PARA LOS PROBLEMAS DE AUTO ESTIMA
El grueso de este capítulo ha explicado la auto-estima desde una perspectiva
RET, y se ha esbozado el perfil de una estructura diagnóstica. Sin embargo, lo que se
ha dejado sin tocar ha sido el tratamiento WHUDS¦XWLFR. ¿Cómo pueden los problemas de
auto-estima ser resueltos eficazmente por medio de la psicoterapia? Grieger y Boyd
(1979) han contestado esta cuestión del «cómo» extensamente; para concluir este
capítulo se ofrecerá una panorámica de la RET para abortar los problemas de autoestima. Como se ha comentado, el demonio que genera la BAE es la predisposición
humana a la auto-evaluación. Para producir esto, o una apro-ximación a esto, la RET
avanza por cuatro etapas que influyen al cliente a efectuar cambios constructivos en
las esferas cognitiva, emotiva y conductual.
/DSULPHUDHWDSDGHOD5(7el psicodiagnóstico,VHGLULJHDD\XGDUDORVFOLHQWHV
D GHVFULELU VXV SHUWXUEDFLRQHV HPRFLRQDOHV PLHQWUDV HO WHUDSHXWD VLPXOWQHDPHQWH
VROLFLWDLQIRUPDFL°QUHOHYDQWHSDUDHOGLDJQ°VWLFR6HDOFDQ]DXQGLDJQ°VWLFRFXDQGRHO
WHUDSHXWD HQWLHQGH OD SHUWXUEDFL°Q WRWDO SRU PHGLR GHO SDUDGLJPD $%& (O
GLDJQ°VWLFR SXHGH KDFHUVH USLGDPHQWH FXDQGR ORV WHUDSHXWDV 5(7 VRQ
H[SHULPHQWDGRV \ ORV SUREOHPDV GH ORV FOLHQWHV VRQ WªSLFRV DXQTXH HO WHUDSHXWD
SHUPDQHFH DELHUWR \ SXHGH DOWHUDU HO GLDJQ°VWLFR PV DGHODQWH HQ HO WUDQVFXUVR GH OD
WHUDSLD 3XHGH UHTXHULUVH XQD HWDSD GLDJQ°VWLFD SURORQJDGD SDUD SHUWXUEDFLRQHV
GHVFRQRFLGDV R FRPSOHMDV &RQVLGHUDQGR ORV SUREOHPDV GH DXWRHVWLPD ODV WDUHDV
GLDJQ°VWLFDVVRQFDWHJRUL]DUODDXWRHYDOXDFL°QFRPRXQSURFHVRFRJQLWLYRSULPDULRR
VHFXQGDULR GHVFXEULU HO FRQWHQLGR LGLRVLQFUWLFR GHO FOLHQWH HQ OD DXWRHYDOXDFL°Q \
GHWHUPLQDU Vª \ F°PR RWUDV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV HVWQ FRQWULEX\HQGR D OD SHU
WXUEDFL°Q
6LJXLHQGRDOGLDJQ°VWLFRHVWODHWDSDGHLQVLJKWGHOD5(7$TXªHOREMHWLYR
HVSURPRYHUODFRPSUHQVL°QSRUSDUWHGHOFOLHQWHGHVXVFUHHQFLDVLUUDFLRQDOHV\OD
IRUPDTXHXVDSDUDFUHDUVHHVDSHUWXUEDFL°QHPRFLRQDO/RVLQVLJKWVUHODFLRQDGRV
FRQOD%$(JLUDQDOUHGHGRUGHODDXWRHYDOXDFL°QORVFOLHQWHVDSUHQGHQTXHVRQ
HOORVORVTXHVHDXWRHYDO·DQF°PRORKDFHQ\ODVFRQVHFXHQFLDVHPRFLRQDOHV\
FRQGXFWXDOHVGHODDXWRHYDOXDFL°Q6HSUHVWDDWHQFL°QDORVDQWHFHGHQWHVGHOD
178
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
BAE sólo si hay una razón clínica extraordinaria para hacerlo así. El conocimiento
de la historia pasada no disipa las perturbaciones presentes o el hábito de la autoevaluación, pero a veces un cliente gana motivación para vencer la auto-evaluación
si puede ver que estaba alentada y era empleada por otras personas significativas.
La etapa de la RET de trabajar hacia se solapa con la etapa del insight.
Trabajar hacia consiste en emplear esfuerzos de forma persistente que son designados terapéuticamente para rehabilitar los aspectos cognitivos, emocionales, y
conductuales de un problema psicológico. La RET está controlada por la constitución tripartita de los problemas de auto-estima: creencias irracionales y deformaciones cognitivas, manipulaciones emocionales e imaginativas, y conducta manifiesta. Hay una multitud de técnicas para cada modalidad tales como debatir
cognitivamente las creencias irracionales y sustituirlas por actitudes racionales,
practicar ejercicios de imaginación-emotiva, y asignar tareas conductuales que
fuerzan a uno a confrontar y renunciar a acciones contraproducentes. Para aclararles,
a los clientes que tienen BAE se les anima, generalmente dentro de la sesión de
la RET, a desafiar y alegar razones lógicas contra sus ideas de auto-evaluación, o
quizá a intercambiar roles con el terapeuta y resolver un problema de BAE simulado
semejante al suyo. La asignación del ejercicio «ataque de la vergüenza», un método
emotivo, anima a los clientes con BAE a hacer algo de manera deliberada que
neuróticamente consideran vergonzoso y de este modo confrontan; experimentan,
y desarticulan el criterio de auto-evaluación. Un auto-evaluador con indecisión
puede usar la técnica conductual de auto-manejo de recompensas y castigos para
poder conseguir hacer algo.
$PHGLGDTXHODHWDSDGHWUDEDMDUKDFLDSURJUHVDVHGDQFDPELRVWHUDS¦XWLFRVHQ
ODVLGHDVHPRFLRQHV\FRQGXFWDVGHORVFOLHQWHVFRQ%$((OFDPELRPVLPSRUWDQWH
HV UHWDUGDU HO SURFHVR GH DXWRHYDOXDFL°Q \ OLEUDU EDWDOOD FRQWUD ¦O /RV FOLHQWHV
DSUHQGHQ D REVHUYDU FXQGR HVWQ DXWRHYDOXQGRVH \ GHEDWHQ HVWDV FRJQLFLRQHV
DFWLYDPHQWHHQYLYR/DFRQGXFWDFRPLHQ]DDFDPELDUKDFLDHOUHLQRGHODWUHYLPLHQWR
DVHUWLYLGDG D WUDY¦V GHO HVIXHU]R PV ELHQ TXH GH OD PDJLD /DV QXHYDV DFFLRQHV
SXHGHQ VHQWLUVH H[WUD®DV \ VLW·DQ D ORV FOLHQWHV GHQWUR GH H[SHULHQFLDV DPHQD]DQWHV
WDOHVFRPRGHYROYHUDVHUWLYDPHQWHXQDSDUDWRHQPDOIXQFLRQDPLHQWRDXQHPSOHDGR
GH OD WLHQGD FRQ PDO JHQLR R LQLFLDU XQD FRPSHWLFL°Q GRQGH VX HMHFXFL°Q OOHQD GH
HUURUHV VHU YLVWD SRU XQD PXOWLWXG GH HVSHFWDGRUHV 'H WDOHV H[SHULHQFLDV SDUWH OD
OLEHUWDGSVLFRO°JLFDSDUDVHUXQRPLVPR
A medida que cambian la cognición y la conducta, también lo hace la emoción.
La ansiedad, la culpa, la depresión, y la ira se disipan en función de la disminución de
la auto-evaluación y el aumento de la auto-aceptación. La proposición tripartita a los
problemas de BAE puede encadenar el progreso, cognitiva, emotiva, y conductualmente, justo cuando el proceso de auto-evaluación entra en declive.
La última etapa de la RET, la re-educación, entra en escena, simultaneándose
con trabajar hacia, cuando los cambios terapéuticos de los clientes han empezado.
El propósito de la re-educación es fortalecer y arraigar las formas racionales de
pensar y comportarse, para ayudar a los clientes a adquirir habilidades adicionales
(por ejemplo, asertividad, toma de decisiones) que les estimularán a vencer sus
perturbaciones, y les ayudarán a sintetizar sus aprendizajes terapéuticos y generalizar estos a sus vidas y al futuro.
Las soluciones concretas de la RET se desarrollan en la etapa de re-educación,
cuando los clientes hacen cambios en sus filosofías de vida. El cliente obsesivo-
PROBLEMAS DE AUTO-ACEPTACION
179
compulsivo citado dos veces en este capítulo ha hecho cambios significativos en sus
aspiraciones profesionales y en sus creencias religiosas. Ha abandonado mucha de la
irracionalidad en ambas facetas. No siendo por más tiempo un adicto al trabajo, no se
ha sentido obligado a ser presidente de la corporación y ha elegido una vida basada en
valores personales más bien que comerciales. Espiritualmente, su ataque de RET sobre
la auto-censura ha creado un mundo interior de auto-aceptación que actualmente
mantiene a través de su religión.
EPILOGO
/RVSUREOHPDVGHDXWRHVWLPDVRQXQRGHQXHVWURVHQHPLJRVPVYLHMRV\SHRUHV
ÓHO SUHFLR TXH SDJDPRV SRU VHU OD ·QLFD HVSHFLH DQLPDO FRQ DXWRFRQFLHQFLDÓ (Q
HVWRV D®RV KHPRV VDELGR TXH HO HQHPLJR HVWD GHQWUR GH QRVRWURV TXH FLHUWDV
LQWHUSUHWDFLRQHV GH ORV VXFHVRV OOHYDQ D OD SHUWXUEDFL°Q HPRFLRQDO SHUR KDVWD DKRUD
KHPRV KHFKR SRFR KLQFDSL¦ HQ HVWH IHQ°PHQR 3DUHFH DGHFXDGR TXH OD PLVPD
FDSDFLGDG FRJQLWLYD SRU OD TXH QRV KHPRV FHQVXUDGR GXUDQWH WLHPSR YXHOYD KDFLD OD
O°JLFD\ODUD]°QSDUDODREWHQFL°QGHDXWRDFHSWDFL°QIHOLFLGDG\VDWLVIDFFL°Q(VWH
HV XQ LGHDO TXH YDOH QXHVWURV PHMRUHV HVIXHU]RV \ QXHVWUD VDOXG HPRFLRQDO HVW
DYDQ]DQGRKDFLDHVHUHVXOWDGR
REFERENCIAS
Adler, A. The practice and theory of individual psychology. New York: Harcourt, 1927.
Adler, A. Understanding human nature. New York: Fawcett World, 1974.
Beck, A. T. Depresión: Causes and treatment. Philadelphia: University of Pennsylvania
Press, 1972.
Beck, A. T. Cognitive therapy and the emotional disorders. New York: International Universities Press, 1976.
Berger, E. Irrational self-censure: The problem and its correction. Personnel and Guidance
Journal, 1974, 53(3), 193-198.
Berne, E. Games people play. New York: Grove Press, 1964.
Branden, N. Psychology of self-esteem. New York: Bantam, 1971.
Coopersmith, S. The antecedents of self-esteem. San Francisco: W. H. Freeman, 1967.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brousver, 1975.
Ellis, A. Sex without guilt. New York: Lyle Stuart, 1965.
Ellis, A. Growth through reason. Hollywood, Calif.: Wilshire Books, 1973.
Ellis, A. Humanistic psychotherapy: The rational-emotive approach. New York: McGrawHill, 1974.
Ellis, A. How to live with a «neurotic.» New York: Crown, 1975.
Ellis, A. RET abolishes most of the human ego. Psychotherapy: Theory, Research and
Practice, 1976, 13(4), 343-348.
Ellis, A. How to live with and without anger. New York: Thomas Y. Crowell, 1977. (a)
Ellis, A. Rational-emotive therapy: Research data that supports the clinical and personality
hypotheses of RET and other modes of cognitive-behavior therapy. The Counseling
Psychologist, 1977, 7, (1), 2-42. (b)
Ellis, A., & Harper, R. A. A new guide to rational living. Hollywood, Calif.: Wilshire
Books, 1975.
Ellis, A., & Knaus, W. Overcoming procrastination. New York: Institute for Rational
Living, 1977.
180
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Freud, S. Collected papers. New York: Collier, 1963.
Fromm, E. Man for himself. New York: Rinehart, 1967.
Gibran, Kahlil. The prophet. New York: Knopf, 1976.
Grieger, R. M. An existential component of anger. Rational Living, 1977, 12(2), 3-8.
Grieger, R.M., & Boyd, J. Rational-emotive therapy: A skills-based approach. New York:
Van Nostrand Reinhold, 1979.
Homey, K. Neurosis and human growth. New York: W.W. Norton, 1950.
James, W. Principles of psychology. New York: Holt, 1890.
Jung, C. The practice of psychotherapy. New York: Pantheon Press, 1954.
Mead, G. H. Mind, self and society. Chicago: University of Chicago Press, 1934.
Peris, F. Gestalt therapy verbatim. Lafayette, Calif.: Real People Press, 1969.
Rogers, C. R. Client-centered psychotherapy. Boston: Houghton Miffin, 1961.
Schneider, D. J., & Turkat, D. Self-presentation following sucess or failure: Defensive selfesteem. ournal of Personality, 1975, 43, 127-135.
Seligman, M. Helplessness: On depression, development and death. San Francisco: W. H.
Freeman, 1975.
Sullivan, H. S. The interpersonal theory of psychiatry. New York: W. W. Norton, 1953.
10
Aplicación de la Terapia
Racional-Emotiva a los
Problemas de Amor*
Albert Ellis
La terapia racional-emotiva (RET) en su mayor parte es una teoría y una
práctica de relaciones interpersonales y lo más probable es que nunca hubiera sido
creada y desarrollada si yo no hubiera estado dedicado de lleno, desde la infancia
hasta el presente, a mis propios problemas de amor y de relación (Ellis, 1949a,
1946b, 1983). Debido a mi interés personal en el amor, estuve motivado a desarrollar una cantidad considerable de investigación sobre la emoción del amor como
pionero (Ellis, 1949a, 1949b, 1949c, 1950, 1951, 1954, 1961). También empecé
en 1955 a centrar el trabajo clínico de la RET en ayudar a la gente con sus problemas
de amor, maritales, y sexuales (Ellis, 1957, 1958, 1960, 1962, 1963a, 1963b,
1965b, 1965c, 1972, 1973c, 1975b; Ellis y Harper, 1961a, 1961b). Algunos de
los primeros clínicos de la RET también se dedicaron a los problemas de amor y
a las relaciones interpersonales e hicieron contribuciones significativas a estas áreas
(Ard, 1967; Ard y Ard, 1969; Blazier, 1975; Demorest, 1971; Grossack, 1976;
Harper, 1960, 1963; Harper y Stockes, 1971; Hauck, 1972, 1975, 1977, 1981;
Hibbard, 1975, 1977; Maultsby, 1975; McClellan y Stieper, 1973; y Shibles, 1978).
Como resultado de este énfasis, la RET ha estado siempre especialmente
interesada en el diagnóstico y tratamiento de los problemas de amor, en este capítulo
expondré las teorías y prácticas más relevantes.
AMOR SUPER-ROMANTICO
El amor romántico, apasionado, o el enamoramiento exagerado ha existido
desde tiempos inmemoriales, pero recibió un empuje enorme en la Edad Media y
*Este capítulo IXH originalmente publicado en Albert Ellis y Michael Bernard (Eds.), Clinical Applications of Rational Emotive Therapy (New York: Plenum, 1985).
182
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
ha llegado a ser un requisito necesario para el emparejamiento o el matrimonio en
el siglo veinte (Burgess y Locke, 1953; de Rougemont, 1956; Ellis, 1954, 1961;
Ellis y Harper, 1961a; Finck, 1987; Falsom, 1935; Hunt, 1959; Lucka, 1915;
Murstein, 1974). Tiene grandes ventajas, ya que los que aman románticamente
experimentan a menudo sentimientos extremadamente placenteros y están motivados a grandes obras y excepcionales esfuerzos.
/RV DPRUHV URPQWLFRV VH UHFRQRFHQ SRUTXH HQFLHUUDQ YDULRV IDFWRUHV VLJQL
ILFDWLYRV HVSHFLDOPHQWH OD LGHDOL]DFL°Q GHO DPDGR XQ DOWR JUDGR GH H[FOXVLYLGDG
VHQWLPLHQWR LQWHQVRV GH DSHJR JHQHUDOPHQWH FRQ XQ IXHUWH FRPSRQHQWH VH[XDO OD
FRQYLFFL°Q SRGHURVD GH TXH HO DPRU GXUDU SDUD VLHPSUH REVHVLRQDUVH FRQ SHQ
VDPLHQWRVGHODPDGRXQIXHUWHGHVHRGHXQLUVHFRQHODPDGRXQDXUJHQFLDSDUDKDFHU
\ VDFULILFDU FDVL FXDOTXLHU FRVD SDUD JDQDU DO DPDGR OD FRQYLFFL°Q GH TXH HO DPRU
URPQWLFR HV OD FRVD PV LPSRUWDQWH GHO PXQGR \ OD FUHHQFLD GH TXH XQR SXHGH
SUFWLFDPHQWH IXQGLUVH FRQ HO DPDGR \ OOHJDU D VHU XQR FRQ HO RWUR &KULVWLH
(OOLVDEF+XQW.DW].UHPHQ
\.UHPHQ6WHQGKDO7HQQRY
Los fieles del romance tienden a crear y mantener un número de creencias
irracionales (Ci) o mitos que interfieren con sus relaciones íntimas y con su felicidad. A continuación se presentan como ejemplos algunos de los mitos románticos
comunes de nuestra cultura:
1. Puedes amar apasionadamente a una, y sólo a una persona a la vez (Ellis,
1954).
2. El amor romántico verdadero dura toda la vida.
3. Los sentimientos profundos de amor romántico aseguran un matrimonio
estable y compatible.
4. El sexo sin amor romántico no es ético ni satisfactorio. Amor y sexo siempre
van juntos (Bach y Wyden, 1969; Ellis, 1954, 1961).
5. El amor romántico puede utilizarse fácilmente para desarrollar y crecer en
las relaciones maritales.
6. El amor romántico es muy superior al amor conyugal, al amor de amigos,
al amor no sexual, y a otras clases de amor, y su existencia será dura si
no lo experimentas intensamente.
7. Si pierdes a la persona que quieres románticamente debes sentirte profundamente afligido o deprimido durante un largo período de tiempo y no
puedes experimentar amor de nuevo de forma legítima hasta que haya
finalizado el luto.
8. Es necesario percibir amor todo el tiempo para reconocer que alguien te
ama (Katz, 1976).
&XDQGR OD SHUVRQD ILHOPHQWH PDQWLHQH HVWDV FODVHV GH PLWRV WLHQGH D SRQHUORV
GHQWUR GH UHJODV SHUVRQDOHV GH FRQGXFWD \ ORV PHWH GHQWUR GH deberías \ GH tendrías
que DEVROXWLVWDV $Vª VH GLFHQ D Vª PLVPRV R OR FUHHQ LPSOªFLWDPHQWH l'HER DPDU
URPQWLFDPHQWH V°OR D XQD SHUVRQD DO WLHPSR \ VR\ XQ VLQYHUJ¹HQ]D VL DPR D RWUDV
SHUVRQDV VLPXOWQHDPHQWHx l0H FDVDU¦ V°OR FRQ XQD SHUVRQD D OD TXH DPH UR
PQWLFDPHQWH\PHVHQWLU¦GHVRODGRVLHORWURQRVHDGDSWDDPªxl0LVVHQWLPLHQWRV
URPQWLFRVGHEHQGXUDUVLHPSUH\KD\DOJRTXHQRPDUFKDELHQHQPLVVHQWLPLHQWRV
VLVHPDUFKLWDQGHVSX¦VGHXQHVSDFLRUHODWLYDPHQWHFRUWR(VRGHPXHVWUDTXHQRDPR
APLICACION DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA A LOS PROBLEMAS... 183
realmente». «Si no experimento amor romántico intenso y duradero, no puedo
sentirme satisfecho con otros tipos de sentimientos amorosos, a lo sumo tendré
una existencia medianamente feliz». «Mi compañero debe amarme total y apasionadamente todo el tiempo o sino es que no me ama realmente».
La RET, utiliza dos modos principales de debatir cuando se encuentra con
románticos altamente irrealistas que se convierten a sí mismos en ansiosos, depresivos, hostiles, o con compasión de sí mismos debido a su posesión de mitos
y creencias irracionales como las que han sido expuestas anteriormente:
1. Muestra a la gente cómo sus creencias son anti-empíricas y les ofrece
HYLGHQFLD VREUH VX LQYDOLGH] $Vª VH SUHVHQWD GDWRV GH TXH XQR SXHGH DPDU SR
VLWLYDPHQWH D GRV R PV SHUVRQDV VLPXOWQHDPHQWH 0XUVWHLQ TXH HO DPRU
URPQWLFR JHQHUDOPHQWH VH PDUFKLWD HVSHFLDOPHQWH FXDQGR ORV DPDQWHV YLYHQ MXQWRV
)LQFN TXH ORV VHQWLPLHQWRV SURIXQGRV GH DPRU QR V°OR QR DVHJXUD XQ
PDWULPRQLR HVWDEOH \ FRPSDWLEOH VLQR TXH D PHQXGR LQWHUILHUHQ FRQ ¦O GH 5RX
JHPRQW \ TXH HVH DPRU URPQWLFR QR VLJQLILFD VLHPSUH TXH VHD VXSHULRU \
TXHSURGX]FDPVIHOLFLGDGTXHRWUDVFODVHVGHDPRU /HGHUHU\-DFNVRQ
2. Como hace con las creencias irracionales de las personas en relación con
otros aspectos de sus vidas, la RET en particular revela y debate sus deberías y
tienes que absolutistas acerca del amor romántico. Les muestra que, independientemente de lo mucho que prefieran compromisos apasionados, será inconveniente,
lamentable y deplorable en alto grado pero no será horrible y terrible (Ellis, 1957,
1962, 1975b, 1984; Ellis y Becker, 1983; Ellis y Grieger, 1977; Ellis y Harper,
$GHPVGHHVWDVW¦FQLFDVFRJQLWLYDVSDUDD\XGDUDODVSHUVRQDVDUHQXQFLDUDVXV
PLWRV\GHEHUªDVFRQWUDSURGXFHQWHVDFHUFDGHVXDPRUURPQWLFROD5(7XWLOL]DRWURV
P¦WRGRVHPRWLYRV\FRQGXFWXDOHV'HHVWHPRGRSXHGHPRVWUDUDORVFOLHQWHVTXHVX
UHODFL°Q FRQ VX WHUDSHXWD HV QRURPQWLFD SHUR QR REVWDQWH HV VDWLVIDFWRULD \ ·WLO
GHPXHVWUD TXH HO WHUDSHXWD SXHGH UHVSHWDUORV \ DFHSWDUORV tanto si VRQ IHOLFHV
URPQWLFDPHQWH como si no; OHV DVLJQD WDUHDV in vivo, WDOHV FRPR SHUPLWLUVH D Vª
PLVPRV OOHJDU D HVWDU URPQWLFDPHQWH HQJDQFKDGRV FRQ DOJ·Q FRPSD®HUR lLQD
GHFXDGRx \ YHU TXH QR WLHQH TXH YLYLU FRQ R FDVDUVH FRQ HVWH FRPSD®HUR \ SXHGH
SURSRUFLRQDOHV HQWUHQDPLHQWR HQ KDELOLGDGHV SDUD D\XGDUOHV D HQFRQWUDUVH FRQ
FRPXQLFDUVH FRQ \ JDQDU DO DPRU GH FRPSD®HURV URPQWLFRV (OOLV E
E (VSHFLDOPHQWH WUDWD FRQ DPRUHV REVHVLYRFRPSXOVLYRV FRPR VH
PXHVWUDHQODVLJXLHQWHVHFFL°QGHHVWHFDSªWXOR
AMOR OBSESIVO-COMPULSIVO, O «AMOR-ADICTO» (1)
El amor obsesivo-compulsivo extremo, o lo que Tennov (1979) ha llamado
«amor-adicto» es en general pero no necesariamente romántico. Así, una madre
puede amar obsesivamente a su hijo o hija, un patrón puede amar su trabajo
compulsivamente, y un adolescente puede obsesiva y compulsivamente adorar a 1
(1) N.T.: Traducimos el neologismo inglés «Limcrence» por el español «amor-adicto», ya que este último
reúne las principales características que atribuye Tennov al primero.
184
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
sus amigos del mismo sexo sin querer tener relaciones sexuales o casarse con este
amigo. Pero en gran parte, sin embargo, «amor-adicto» es una forma extrema de
amor romántico que frecuentemente incluye:
1. Conductas perturbadas tales como pensar obsesiva e intensamente acerca
del amado;
2. La imperiosa necesidad de reciprocidad;
3. Oscilaciones de humor dependiendo de la interpretación que da el que ama
sobre la reciprocidad del amado;
4. Sentimientos severos de ansiedad y depresión cuando el amado no parece
corresponder al amor de uno;
5. La idealización del amado y la negativa de ver o aceptar alguno de sus
defectos.
6. El ansia de hacer cosas temerarias para ganar o conservar el favor del
amado (Tennov, 1979).
De acuerdo con la RET, el amor obsesivo-compulsivo o amor-adicto normalmente incluye que el que ama tiene de manera fiel y absolutista una o más de
estas creencias irracionales (Ci):
1. «Debo tener la reciprocidad de mi amado, o sino ¡soy una persona inadecuada, indigna!»
2. Es horrible perder a mi amado. ¡No puedo aguantarlo!»
3. «Si mi amado no tiene interés por mi, o si muere, la vida no tiene valor
y ¡mejor sería estar muerto!»
4. «Mi amado es el único en el mundo para mí, y ¡sólo su amor puede
hacerme a mí y a mi vida valiosos!»
5. «Porque debo ganar el favor de mi amado y tengo que estar triste sin él,
vale cualquier cosa, incluso arriesgar seriamente mi vida, para ganarlo»
Estas Ci se han descrito a lo largo de toda la literatura de la RET (Ellis, 1962,
1973b, 1973c,1979b, 1984; Ellis y Grieger, 1977; Ellis y Whiteley, 1979).
La RET emplea diversos métodos cognitivos para ayudar a la gente a vencer
sus perturbaciones obsesivo-compulsivas acerca del amor, a continuación se describen un buen número de ellos: 1
1. Les enseña a debatir activa y persistentemente sus creencias irracionales
(Ci) y a cambiarlas por preferencias relativas (Ellis, 1957, 1962, 1973a, 1973b,
1975b, 1984).
2. La RET muestra cómo usar las creencias racionales (Cr) o afirmaciones
de enfrentamiento y cómo analizarlas detenidamente y seguir repitiéndolas hasta
que las sientan verdaderamente. Son típicas auto-afirmaciones racionales: «¡Me
gustaría tener la reciprocidad de mi amado, pero no la necesito para vivir y ser
feliz», «¡Sería mala suerte perder a mi amado, pero no llegaría a ser horrible y
podría aguantarlo», «¡Mi amado no es el único al que puedo cuidar y podría tener
una existencia satisfactoria incluso si no me amase»
3. La RET enseña a la gente a usar las técnicas de distracción cognitiva
—tales como el método de relajación progresiva de Jacobson (1942), el Yoga, o
la meditación— para desviarles de pensamientos no adaptados acerca de su amado.
APLICACION DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA A LOS PROBLEMAS- 185
4. La RET muestra a los que aman obsesiva-compulsivamente cómo pueden
querer también a otras personas además de a su amado «verdadero» y pueden de
este modo ser menos obsesivo.
5. La RET ayuda a las personas a redactar una lista y revisar con firmeza
diversas desventajas de su apego excesivo a su amado y las distintas ventajas,
beneficios, y compromisos de querer a alguna otra persona, que les ayuda a llegar
a estar menos obsesionados con un amado especial.
6. La RET muestra en concreto a los que quieren obsesiva-compulsivamente
R lDPRUDGLFWRVx D WUDEDMDU HQ VXV VªQWRPDV VHFXQGDULRV GH OD SHUWXUEDFL°Q (Q HO
QLYHO SULPDULR VH YXHOYHQ PV REVHVLYRV \ FRPSXOVLYRV \ D FRQWLQXDFL°Q GH IRUPD
VHFXQGDULD VH GDQ FXHQWD GH HOOR \ VH DXWRHQYªDQ FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV &L WDOHV
FRPR lb1R debo HVWDU REVHVLRQDGR (V HVW·SLGR VHU LUUDFLRQDO HQ HO DPRU \ SRU OR
WDQWRVR\XQestúpido, una persona inútil!»/D5(7OHVPXHVWUDF°PRGHEDWLUHVWDV&L
GHDXWRGHVWUXFFL°QSUHJXQWQGRVHDVªPLVPRVl|3RUTX¦deboQRHVWDUREVHVLRQDGR"x
\ l|'RQGH HVW OD HYLGHQFLD GH TXH VR\ XQD persona estúpida, inútil SRU VHU
FRPSXOVLYRHQHODPRU"x3RUORWDQWRVHOHVD\XGDDDFHSWDUVHDSHVDUGHVXFRQGXFWD
DEVXUGD OD 5(7 DOLYLD VXV SHUWXUEDFLRQHV VHFXQGDULDV \ OHV GD XQ lWLHPSR PXHUWRx
SDUD WUDEDMDU VREUH HOODV \ DEDQGRQDU VXV DWDGXUDV REVHVLYRFRPSXOVLYDV SULPDULDV
(OOLVD(OOLV\+DUSHU
La RET también emplea diversos métodos conductuales con los individuos
que aman de forma obsesivo-compulsiva. Para empezar, los seguidores de la RET
esperan aceptar a tales amantes incondicionalmente, a pesar de su disparatada
adición al amor. Después, a través de métodos de role-playing, la RET les enseña
a resistir las demandas no razonables de sus compañeros; les asigna la tarea de
resistirse a estas demandas y les enseña a reforzarse a sí mismos por resistirse; o
a penalizarse (por ejemplo quemando el dinero) cuando dan demasiada rienda suelta
a dar vueltas sobre su amado o telefonearle con demasiada frecuencia (Ellis y
Abrahms, 1978).
CELOS Y POSESIVIDAD
3RGHPRVGLVWLQJXLUHQWUHGRVIRUPDVGHFHORVUDFLRQDOHVHLUUDFLRQDOHV(VWDPRV
UDFLRQDOPHQWHFHORVRVFXDQGRGHVHDPRVXQDUHODFL°QFRQWLQXD\DYHFHVPRQ°JDPD
FRQ QXHVWUR DPDGR \ FXDQGR HVWDPRV SUHRFXSDGRV SRUTXH HVWD UHODFL°Q HVW URWD
SRUTXHDPD RSUHVWDGHPDVLDGDDWHQFL°Q DDOJXLHQPVHQFRQVHFXHQFLDQRVGHSULYD
GHODSUHVHQFLDGHODPRU\SUREDEOHPHQWHQRVDPHQD]DFRQSHUGHUORFRPSOHWDPHQWH
&XDQGR HVWDPRV UDFLRQDOPHQWH FHORVRV QRV VHQWLPRV IUXVWUDGRV \ GHFHSFLRQDGRV
FXDQGR QXHVWUR DPDGR SUHVWD lGHPDVLDGDx DWHQFL°Q D ORV RWURV SHUR QR HVWDPRV
JUDYHPHQWHSHUWXUEDGRV
Estamos irracional (o insensatamente) celosos cuando demandamos o imponemos de forma absolutista que nuestro amado siempre nos cuide y nos preste
atención exclusivamente a nosotros y cuando estamos horrorizados con la idea de
que está ligado emocionalmente y quizá nos abandone por otra persona. Con celos
irracionales, tendemos a sentimos seriamente ansiosos, hostiles, y/o deprimidos;
rumiamos obsesivamente acerca del grave peligro de perder a nuestro amante;
somos suspicaces a sus atenciones; seguimos demandando muestras y palabras de
186
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
afecto; e intentamos estar con el amado prácticamente todo el tiempo (Clanton y
Smith, 1977; O'Neill y O'Neill, 1972).
La RET presupone que las personas celosas y posesivas insensatamente tienden
a tener diversas creencias irracionales (Ci) mantenidas dogmáticamente que crean
su celotipia, tales como:
1. «¡Debo tener una garantía de que me amas fuertemente sólo a mí y continuarás haciéndolo así indefinidamente!»
2. «Si tu no me amas como yo te amo, debe haber algo extraordinariamente
malo en mí, y por eso apenas merezco tu afecto».
3. «Debido a que te amo intensamente y sigo estando dedicado a tL, tienesque
devolver mi amor siempre, si no me causarás un gran sufrimiento, yentonces
serás una persona vil y detestable».
4. «A no ser que tenga la absoluta certeza de que me adoras y de que siempre
será así, mi vida es demasiado confusa y desagradable y apenas parece
valioso continuar con ella» (Ellis, 1972a; Harper, 1963; Hauck, 1981).
Cuando las personas son irracionalmente celosas, la RET en particular intenta
ayudarles a reconocer sus creencias irracionales (Ci) y cambiarlas por creencias
racionales (Cr). De este modo, les muestra cómo debatir sus irracionalidades y
finalizar con estas filosofías más realistas y no dogmáticas de amor y vida:
1. «Me gustaría mucho que tu me cuidaras a mí como yo te cuido a tí, pero
no hay razón para que tú tengas que hacerlo así. Todavía puedo ser feliz,
aunque no tan feliz, si no lo haces.»
2. «Puedes bien ser el mejor compañero de amor que yo probablemente
encuentre durante mi vida y por lo tanto valoro mucho tu amor y tu
compañía. Pero si de algún modo te pierdo, puedo casi con certeza amar
a otros y lograr una relación amorosa, satisfactoria con uno de ellos».
3. «Aunque te amo tiernamente y soy bastante servicial al dedicarme a tí, mi
amor no te obliga a amarme en recompensa o restringirte a mí. Tienes
perfecto derecho a tus propios sentimientos y conductas con respecto a mí,
y puesto que no puedo hacer que tú los cambies, intentaré aceptarlos como
mejor pueda y a pesar de ello seguir amándote».
4. «Si me mientes o niegas los sentimientos de amor que dices que me tienes
y traicionas nuestra relación, consideraré tu conducta poco cariñosa e
indigna de confianza, pero no te condenaré como persona por actuar de
esta manera indeseable» (Ellis, 1972a; Harper, 1963; Hauck, 1981).
La RET usa otros métodos cognitivos para ayudar a la gente a combatir sus
sentimientos contraproducentes de celotipia: 1
1.
Les anima a hacer una lista comprensiva de las desventajas de los celos,
la posesividad, y el odio y una lista de las ventajas de los celos racionales y de los
sentimientos de preocupación y frustración. También les anima a hacer una lista
de las ventajas de lo conveniente de las relaciones abiertas que permiten a ambos
compañeros comprometerse en relaciones no monogámicas y revisar estas
ventajas cuidadosamente cuando uno de los compañeros sienta celos. Alguna de
APLICACION DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA A LOS PROBLEMAS... 187
ODV YHQWDMDV GH ODV UHODFLRQHV DELHUWDV VRQ D OHV FRQGXFH D XQD JUDQ YDULHGDG GH
H[SHULHQFLDV VH[XDOHV \ DPRURVDV \ DO DOLYLR GHO DEXUULPLHQWR \ OD PRQRWRQªD E
SURSRUFLRQD D DPERV FRPSD®HURV P[LPD OLEHUWDG \ PªQLPD UHVWULFFL°Q F OHV
SURSRUFLRQDVDWLVIDFFLRQHVFXDQGRORVGRVF°Q\XJHVHVWQVHSDUDGRVGXUDQWHDOJXQRV
GLDV R VHPDQDV G D YHFHV D\XGD D ORV F°Q\XJHV D DSUHFLDUVH PXWXDPHQWH PV \
OOHJDUDHVWDUPVFHUFDQRV\FRQILDGRV H SXHGHQSURSRUFLRQDUDPRU\H[SHULHQFLDV
VH[XDOHV \ DSUHQGHU TXH SXHGHQ D\XGDUVH VLJQLILFDWLYDPHQWH DPERV FRPSD®HURV D
FUHFHU\PDGXUDU\UHODFLRQDUVHPHMRUXQRFRQRWUR I SXHGHQVDWLVIDFHUODFXULRVLGDG
GH ORV FRPSD®HURV TXH SUHYLDPHQWH KDQ WHQGL° DPRU \ H[SHULHQFLDV VH[XDOHV
UHVWULQJLGDV J SXHGHQ FRPSHQVDU OD GHSULYDFL°Q VH[XDO \R DPRURVD GH XQR GH ORV
F°Q\XJHVTXHSXHGHWHQHULPSXOVRVOLELGLQRVRVPVDOWRVTXHHORWURFRPSD®HUR\ K
SXHGHQ D\XGDU D FRQVWUXLU ORV VHQWLPLHQWRV GH DXWRHILFDFLD R FRQILDQ]D HQ OD
HMHFXFL°QGHORVFRPSD®HURVUHODWLYDPHQWHLQH[SHUWRV
2. La RET enseña a los amantes celosos cómo asignar un tiempo específico
del día y/o tiempo-limitado durante el cuál permitirse dar rienda suelta a los pensamientos celosos cada día. Por ejemplo, pueden permitirse dar rienda suelta a sus
reflexiones celosas (y ¡homicidas!) de 8:00 a 8:15 de la tarde cada día y pueden
forzarse a sí mismos a pensar en otras cosas durante el resto del tiempo.
3. La RET anima a leer artículos y libros que muestran a las personas celosas
que es posible vivir intensamente y no sentir celos irracionales. Así, se recomiendan
libros como Sex whithout Guilt (Ellis, 1958), The Civilized Couple's Guide to
Extramarital Adventure (Ellis, 1972a), Infidelity (Boylan, 1971), Jealousy (Clanton
y Smith, 1977), Over Coming Jealousy and Possessiveness (Hauck, 1981) y Open
Marriage (0‘Neill y 0‘Neill, 1972).
Emotivamente, la RET usa varios métodos para ayudar a la gente a renunciar
a sus sentimientos de celos insanos, uno de los cuales es emplear la imaginación
racional-emotiva (Maultsby, 1975; Maultsby y Ellis, 1974). Con uno de mis últimos
clientes la usé como sigue:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
Cierra los ojos. Ahora imagina, tan intensamente como puedas, que tu mujer
está realmente, como a veces piensas que lo está, teniendo una aventura con
uno de tus mejores amigos y que ella le quiere muchísimo pero continua
negando que tiene algún interés por él. Pero tú encuentras cartas de amor
suyas para él, confirmando que está enamorada de él y que tiene relaciones
VH[XDOHVUHJXODUHVFRQ¦O|3XHGHVLPDJLQDUFRQYLYH]DHVWHVXFHVR"
b)FLOPHQWH$PHQXGRLPDJLQRDOJRSDUHFLGRDHVR
%XHQR|F°PRWHVLHQWHVKRQHVWDPHQWHFXDQGRWHLPDJLQDVHVWRFRQYLYH]D"
0X\LQGLJQDGRb$SXQWRGHFRPHWHUXQDVHVLQDWR
b%LHQ $KRUD FRQWLQ·D LPDJLQDQGR HVWH VXFHVR \ PLHQWUDV OR KDFHV DVª
VLHQWHWH sólo GHVLOXVLRQDGR V°OR DSHQDGR ÓSHUR QR HQIDGDGR \ KRPLFLGD
7HQJRGLILFXOWDGSDUDFDPELDUPLVVHQWLPLHQWRV
/RV¦HVGXURSHURSXHGHVKDFHUOR6¦TXHSXHGHVKDFHUOR$KRUDFDPELD
WXVVHQWLPLHQWRVsóloSRUGHVLOXVL°Q\WULVWH]D
CLIENTE
(DESPUES DE
UNOS POCOS
MINUTOS)
:
Conforme.
188
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
¿Estás sintiendo en este momento sólo desilusión y tristeza y no
indignación? ¿Es así?
Sí.
¡Muy bien! Abre los ojos. Ahora ¿Cómo lo haces? ¿Cómo haces para
cambiar tus sentimientos? ¿Qué hiciste para cambiar tus sentimientos?
Yo... pienso que les veo hacer el amor... y en nuestra propia cama,
donde mi mujer y yo dormimos, y ¡me pongo rabioso!, pero me relajo y
consigo estar menos enfadado.
Eso funcionará. La relajación se llevará tu ira, pero no hace que te
sientas desilusionado. ¿Qué hiciste para sentirte sólo desilusionado?
Oh, si, claro. Después de relajarme me dije a mi mismo, «Eso es realmente
muy malo, no puedo confiar en ella. Pero ella tiene derecho a amar a quien
quiera, incluso a él. Odio que haga el amor con él. Pero es sólo triste, no es
el fin del mundo, y si ella sigue con él, encontraré otra mujer que realmente
me quiera».
¡Eso ha estado muy bien! Ahora lo que quiero es que continúes haciendo lo
que hiciste, imaginación racional-emotiva, al menos una vez al día durante
los próximos treinta días. Primero imaginas lo peor y te dejas sentir muy
celoso, muy enfadado. Luego cambias tus sentimientos por desilusión y
tristeza, de la misma forma que acabas de hacer y de otras formas que se te
irán ocurriendo. Hay muchas cosas que puedes decirte para crear sentimientos de desilusión. La tuya ha sido una buena forma, pero puedes
encontrar otras.
¿Puedo?
Sí, puedes. A partir de ahora harás esta imaginación racional-emotiva al
menos una vez al día durante los próximos treinta días hasta que llegue a
ser prácticamente automático el sentirte de forma apropiada, desilusionado
en vez de inapropiadamente homicida cuando imaginas a tu mujer siendo
infiel.
Si lo haré. Pero supongo que empezaré sintiendo ansiedad e inseguridad en
vez de ira.
Oh, bueno. Esos sentimientos acompañan generalmente los celos. Si los
sientes, haces el mismo proceso; te llevas a sentirte muy ansioso e inseguro
y después cambias los sentimientos por otros de preocupación real acerca
de la posibilidad de perder a tu mujer —pero no de ansiedad o sobrepreocupación—. Siéntete muy pesaroso por su posible perdida, pero no autoderrumbado. ¿Entendido?
Sí. Creo que sí.
Bueno. Desde ahora vas a practicar la imaginación racional-emotiva al
menos una vez al día durante los próximos treinta días.
7DPEL¦QGHIRUPDHPRWLYDOD5(7XVDHOUROHSOD\LQJSDUDD\XGDUDORVFOLHQWHV
FHORVRVDFRQIURQWDU\WUDEDMDUKDFLDODVVLWXDFLRQHVTXHSURYRFDQFHORV/HVPXHVWUD
F°PR GHFLUVH D Vª PLVPRV PX\ HQ¦UJLFDPHQWH IUDVHV GH HQIUHQWDPLHQWR WDOHV FRPR
«QuieroTXHPLF°Q\XJHPHDPHDPª\V°ORDPªbSHURWRGDYªDSXHGRVHUIHOL]VLQROR
KDFHx /HV RIUHFH DFHSWDFL°Q LQFRQGLFLRQDO LQFOXVR FXDQGR VRQ PX\ FHORVRV SRU
WRQWHUªDV\OHVHQVH®DDDFHSWDUVHDVªPLVPRVSRUFRPSOHWRFXDQGRVHHQFXHQWUDQHQVX
SHRUPRPHQWRHQHVWHDVSHFWR
APLICACION DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA A LOS PROBLEMAS... 189
(Q HO DVSHFWR FRQGXFWXDO OD 5(7 DVLJQD D ORV FOLHQWHV WDUHDV TXH OHV D\XGDQ D
FRQWUDGHFLU VXV SHQVDPLHQWRV \ VHQWLPLHQWRV FHORVRV $Vª OHV DQLPD D TXHGDU FRQ
FRPSD®HURVTXHHVWQWDPEL¦QLPSOLFDGRVHPRFLRQDOPHQWHFRQRWURVFRPSD®HURV$
YHFHVOHVDQLPDDRUJDQL]DUXQDUHODFL°QDELHUWDFRQXQFRPSD®HURHQHOFXUVRGHOD
FXDO SXHGHQ WUDEDMDU DFWLYDPHQWH KDFLD DOJXQR GH VXV VHQWLPLHQWRV FHORVRV /D 5(7
WLHQGHDUDWLILFDUODVUHJODVGH7D\ORU TXHDFRQVHMDDORVDPDQWHVFHORVRV ,
1R HVSLDU R FXULRVHDU 1R HQIUHQWDUVH R HQWUDPSDUVH &XDQGR SLHQVHV TXH WX
FRPSD®HURHVWWHQLHQGRXQDDYHQWXUDQRWRPHVSDUWHGHHOOR2FRPRD®DGLUªDPRV
HQ OD 5(7 VL HVWV GHFLGLGR D HQIUHQWDUWH R LQPLVFXLUWH HQ XQD DYHQWXUD GHO
FRPSD®HURSULPHURGHVKD]WHGHWXKRVWLOLGDG\GHJLPRWHDUFRPSDVL°QGHWªPLVPR\
GHVSX¦V\V°ORGHVSX¦VHQIU¦QWDWH
Usando, por lo tanto, diversos métodos cognitivos, emotivos y conductuales,
la RET ayuda a la gente a conservar los sentimientos racionales o apropiados de
celos, empequeñeciendo los celos y la posesividad insensata e irracional.
ENCONTRAR COMPAÑEROS ADECUADOS
Ya que las relaciones amorosas satisfactorias son a menudo difíciles de encontrar, debido a que la mayoría de las personas son mucho más selectivas con
respecto al amor de lo que son acerca del compañerismo y del sexo, y debido a
que los compañeros de amor a largo-plazo y a alto-nivel son difíciles de mantener,
literalmente millones de candidatos a ser ese amor raramente o nunca disfrutan esa
intimidad duradera. Es importante bloquear la timidez, la no asertividad social, y
el miedo al rechazo, para encontrar compañeros de amor adecuados, y la RET se
ha especializado siempre en ayudar a las personas a vencer sus bloqueos.
La gente que se bloquea a sí misma por encontrar un buen número de compañeros potenciales y por reducir quizá sus relaciones íntimas a uno o a unos pocos,
casi siempre tienen arraigada la misma clase de Ci, que aquellas que poseen otros
individuos trastornados, especialmente estas tres: (1) «¡Debo ganar la aprobación
de todos los amores altamente deseables que encuentro, y si no soy bastante inútil!»
(2) «¡Los compañeros que elijo deben ser considerados y amarme y son personas
despreciables si no!» (3)« Las condiciones deben estar organizadas de tal forma
que encuentre fácil y suavemente amores potenciales; ¡y es horrible y no puedo
soportarlo cuando estas condiciones son bastante difíciles y cuando ponen bloqueos
reales en mi camino!» La RET muestra a los amantes aspirantes tímidos e indecisos
que están manteniendo estas Ci explícitas o implícitamente y les enseña métodos
activos de debatirlas y vencerlas (Ellis, 1957, 1962, 1971, 1973b, 1973c, 1975b,
1984).
El siguiente es un ejemplo de un diálogo cognitivo que un practicante de la
RET probablemente tendría con una cliente que quisiese encontrar un hombre con
el que pudiese relacionarse emocionalmente pero que raramente haría nada por
iniciar o facilitar los encuentros.
TERAPEUTA :
Cuando ves la posibilidad de estar con un hombre atractivo y bien
parecido en un baile una fiesta u otra situación social y quieres
conversar con él pero huyes de esa situación ¿qué tedices a tí misma
para batirte en retirada?
CLIENTE :
Me digo que no es para mi que ya tiene una mujer; o cualquier cosa
parecida a esa.
190
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
TERAPEUTA
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE (RISAS)
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
%LHQHVRHVXQDUDFLRQDOL]DFL°Q7XWHGDVDWLPLVPDXQDH[FXVDDOJRTXH
SDUHFHVHUSODXVLEOH SHURUHDOPHQWHQRORHV SDUDQRWHQHUTXHKDEODUFRQ
¦O|3HURFXDOHVODrazónTXHHVWGHWUVGHODUDFLRQDOL]DFL°Q"|4X¦HVWV
GLFL¦QGRWHUHDOPHQWHTXHKDFHTXHWHQJDVPLHGRGHKDEODUFRQ¦O"
1RORV¦
b6LORVDEHVl6LORLQWHQWR\OHKDEORx|4X¦"
l3XHGHTXHQROHJXVWH3XHGHTXHPHUHFKDFHx
b'H DFXHUGR (VR HV OR TXH HVWV GLFL¦QGRWH l|< VL QR OH JXVWR VL PH
UHFKD]D"x|4X¦"
l1XQFDFRQVHJXLU¦DQDGLHTXHGHVHR1LQJ·QKRPEUHEXHQRPHTXHUUx
6ª HVR HV OR TXH WH HVWDV GLFLHQGR 3HUR HVD HV XQD DILUPDFL°Q
DQWLHPSªULFD R QR UHDOLVWD TXH VLJXH GH DOJXQD ILORVRIªD DEVROXWLVWD GH
DOJ·QWHQGUªDTXHRGHEHUªD|&XDOSLHQVDVTXHHVODILORVRIªDDEVROXWLVWD"
l1XQFD debo VHU UHFKD]DGD SRU XQ KRPEUH DO TXH UHDOPHQWH GHVHR
Tendría TXHWHQHUVLHPSUH¦[LWRFRQHOORV'HRWUDIRUPDVR\DQWLSWLFD\
QXQFDFRQVHJXLU¦DQDGLHx
%LHQ$KRUDYDPRVDUHYLVDUHVHMXHJRGHFUHHQFLDVLUUDFLRQDOHV(Q$HO
VXFHVRDFWLYDGRUHQFXHQWUDVXQKRPEUHFRQHOTXHUHDOPHQWHWHJXVWDUªD
KDEODUSUREDEOHPHQWHVDOLU\TXL]HYHQWXDOPHQWHKDFHUHODPRU(Q%
WXMXHJRGHFUHHQFLDVLUUDFLRQDOHVWHGLFHVTXHQRGHEHVVHUUHFKD]DGDSRU
¦O R SRU QLQJ·Q RWUR KRPEUH GHFHQWH TXH tendrías que WHQHU ¦[LWR FRQ
WRGRKRPEUHTXHHVEXHQRSDUDWª$FRQWLQXDFL°QHQ&ODFRQVHFXHQFLD
HPRFLRQDO \ FRQGXFWXDO WH VLHQWHV DQVLRVD \ WH UHWLUDV \ UHK·VDV KDEODU
FRQHVWHKRPEUH
6ªHVDHVODIRUPDHQODTXHSDUHFHTXHVXFHGHVLHPSUH
(VD HV OD IRUPD TXH haces TXH VXFHGD 3HUR YDV D FRQVHJXLU KDFHUOR GH
RWUDPDQHUD9DPRVDD\XGDUWHDDFHUFDUWHDPXFKRVRDODPD\RUªDGHORV
KRPEUHVTXHHQFXHQWUHVGHVHDEOHV
|&°PR"
3ULPHUR YDPRV D DFWXDU VREUH ' ÓGLVFXWLUÓ 9DPRV D KDFHU DKRUD XQ
GHEDWHDFWLYR/RSULPHURGHWRGR|3RUTX¦GHEHVFRQVHJXLUDWRGRVORV
KRPEUHVGHVHDEOHVTXHWHHQFXHQWUDV"|'RQGHHVWHVFULWRTXHQRtendrías
queVHUUHFKD]DGDSRUHOORV"
8KVXSRQJRTXHQRWHQJRTXH
lb3HURUHDOPHQWHdeberíax
6ª6XSRQJRTXHVLHQWRTXHUHDOPHQWHGHEHUªD
<|DGRQGHWHFRQGXFLUHVHtengo que\HVHdebería"
$ODDQVLHGDG\DUHWLUDUPH
b([DFWDPHQWH3HURWXKDVGHUHYLVDUPHMRUHVRPRVWUUWHORPHMRUPX\
FXLGDGRVDPHQWH \ HQ GHWDOOH TXH PLHQWUDV LQVLVWD HQ TXH debes KDFHUOR
ELHQ\FRQVHJXLUORTXHTXLHUHVHVWDUVVLHPSUHLQHYLWDEOHPHQWHDQVLRVD\
WHUHWLUDUV
0PPP
6ª b0PPP |6XSRQWH TXH QR FRQVLJXHV D HVH KRPEUH DWUDFWLYR Ó
UHDOPHQWH OR LQWHQWDV \ QR REVWDQWH QR OR FRQVLJXHV" |&°PR WH VHQWLUV
HQWRQFHV"
b+RUULEOH
|3RUTX¦VHUªDhorribleVHUUHFKD]DGD"
APLICACION DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA A LOS PROBLEMAS... 191
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
3RUTXHQRPHJXVWDUªD
(VR HV SRU TX¦ VHUªD malo e incómodo 8QD SDWDGD HQ HO WUDVHUR |3HUR
SRUTX¦HVDPDOGDGVHUªDKRUULEOH"
%LHQVXSRQJRTXHUHDOPHQWHQRVHUªD
|3RUTX¦QRVHUªD"
%LHQ XK SRUTXH VHUªD V°OR UHDOPHQWH PROHVWR \ KD\ RWURV KRPEUHV
GLVSRQLEOHV
(VWXSHQGR < VL IXHVH horrible VHUªD totalmente PDOR R PROHVWR ÓR
PDORÓ b< GLIªFLOPHQWH HV DVª 1R LPSRUWD OR PROHVWR TXH VHD
VLHPSUHSXHGHV YLYLU \ VHU IHOL] FRQ SUREDELOLGDG \ GHVSX¦V EXVFDU DOJR
PHQRVLQFRQYHQLHQWH
6ªVXSRQJRTXHVª
b/RGLUªDVPHMRUFRQPVHQWXVLDVPR
6ªFRQMHWXURTXHSRGUªDVHUIHOL]VLQHVWHKRPEUH3HURSUHVXPRTXHQXQFD
FRQVHJXLU¦XQEXHQDPDQWHRPDULGR|3RGUªDHQWRQFHVVHUIHOL]"
|3RUTX¦QR"7XQRVHUªDVtan IHOL]FRPRVLFRQVLJXLHVHVXQR3HURLQGX
GDEOHPHQWHSRGUªDVVHUIHOL]GHalgunaIRUPD|QRHVDVª"
2KVª9HRORTXHTXLHUHVGHFLU,QFOXVRVLQXQFDWXYLHUD¦[LWRHQHODPRU
SRGUªDWRGDYªDVHUIHOL]GHRWUDVIRUPDVFRQRWUDVFRVDV
(IHFWLYDPHQWH
'H HVWD IRUPD FRJQLWLYD \ ILORV°ILFDPHQWH HO WHUDSHXWD VLJXH PRVWUDQGR D OD
FOLHQWHTXHSXHGHH[SRQHUVHDOUHFKD]R\TXHVLQRORKDFHHVSUREDEOHTXHVHDPXFKR
menos IHOL] TXH VL OR KDFH (O SUDFWLFDQWH 5(7 WRPD VXV YLVLRQHV DEVROXWLVWDV \ VXV
GHULYDFLRQHV QR UHDOLVWDV ODV URPSH \ OH PXHVWUD F°PR GHEDWLUODV \ XVDU HO P¦WRGR
FLHQWªILFRSDUDFRQWLQXDUSUREQGRVHTXH 1Rtiene queHQFRQWUDUDPRU QRHV
WDQhorribleVLQRORHQFXHQWUD puedeDJXDQWDUTXHOHUHFKDFHQORVKRPEUHV VX
YDOªDFRPRKXPDQRQRGHFUHFHFXDQGRHVUHFKD]DGD ORVKRPEUHVTXHOHWUDWDQPDO
FXDQGRVHHQFXHQWUDFRQHOORVVRQXQRVLQFRQVLGHUDGRVSHURQRVRQXQRVEDVWDUGRV\
VHUªDERQLWRVLODVFRQGLFLRQHVKLFLHVHQIFLO\DJUDGDEOHHOHQFXHQWURFRQXQEXHQ
Q·PHURGHKRPEUHVKDVWDTXHILQDOPHQWHHQFRQWUDVHDVXFRPSD®HURGHDPRULG°QHR
SHUR HO PXQGR QR HV XQ OXJDU WHUULEOH VL ODV FRQGLFLRQHV VRQ GLIªFLOHV \ VL WLHQH TXH
VHJXLULQWHQWQGRORSDUDSRGHUFRQVHJXLUORTXHTXLHUH
&RQFOLHQWHVGHHVWHWLSROD5(7XWLOL]DDOJXQDVGHVXVRWUDVW¦FQLFDVFRJQLWLYDV
FRPXQHV6HOHSXHGHPRVWUDUDODFOLHQWHF°PRKDFHUXQDOLVWDGHWRGDVODVYHQWDMDV
TXH WLHQH FRUUHU HO ULHVJR DXQTXH FRQVHJXLUQ SUREDEOHPHQWH PXFKRV UHFKD]RV VL
OR KDFHQ DVª \ WRGDV ODV GHVYHQWDMDV GH UHKXVDU lOD FRPRGLGDGx GH FRUUHU WDOHV
ULHVJRV \ HVSHUDU VHQWDGRV D KRPEUHV DWUDFWLYRV TXH VH OH DFHUTXHQ 6H OH SXHGH
LQIRUPDU VREUH ORV PHMRUHV OXJDUHV SDUD HQFRQWUDU KRPEUHV \ TX¦ P¦WRGRV GH
DSUR[LPDFL°Q XWLOL]DU SDUD HQFRQWUDUORV 6H OH SXHGH HQVH®DU D XVDU W¦FQLFDV GH
GLVWUDFFL°Q FRJQLWLYD ÓWDOHV FRPR ODV W¦FQLFDV GH UHODMDFL°Q GH -DFREVRQ Ó
FXDQGR VH HQFXHQWUH EDVWDQWH DQVLRVD HQ XQD VLWXDFL°Q GH HQFXHQWUR 6H OH SXHGH
HQVH®DU D LPDJLQDUVH HQFXHQWURV FRQ KRPEUHV \ KDEODUOHV GH IRUPD SURORQJDGD
)LQDOPHQWH VH OH SXHGH RIUHFHU PDWHULDOHV ELEOLRJUILFRV SDUD OHHU VREUH OD 5(7 \
ODVFLWDVWDOHVFRPRThe Intelligent Woman’s Guide to Dacing and Mating (Ellis,
1979) y First Person Singular (Jahnson, 1977).
192
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Con los clientes que tienen dificultades para relacionarse con otros y para
encontrar compañeros de amor, la RET usa sus habituales técnicas emotivas. Estas
incluyen:
1. Auto-afirmaciones enérgicas: Se enseña a los clientes a decirse a sí mismos,
muy enérgicamente, frases tales como, «Es difícil encontrar nuevos compañeros potenciales, ¡Pero es mucho más duro si no lo intento!» «Si fallo
en mis métodos de relación, ¡es demasiado terrible! ¡pero es mejor haberlo
intentado y perder que nunca tener ninguna relación!»
2. Imaginación racional-emotiva. 6H PXHVWUD D ORV FOLHQWHV D LPDJLQDUVH D Vª
PLVPRV IUDFDVDQGR URWXQGDPHQWH DO UHODFLRQDUVH FRQ RWURV \ VHQWLUVH sólo
WULVWHVSHVDURVRVIUXVWUDGRV\PROHVWRVnoGHSULPLGRVRDXWRDEDWLGRV
3. Role-playing. Hacen prácticas, a través del role-playing para encontrar
compañeros que consideren adecuados y les enseña cómo se vuelven a sí
mismos ansiosos, y no es necesario que se sientan así, cuando tienen
encuentros.
4. Ejercicios de ataque de la vergüenza. Se induce deliberadamente a los
clientes a hacer algo que consideran ridículo o vergonzoso en sus procedimientos de encuentro, tales como llevar un vestido estrafalario o decir
deliberadamente un cosa errónea. Se les muestra cómo sentirse descarados
y auto-aceptarse cuando actúan así.
La RET usa diversos métodos conductuales para ayudar a los clientes a vencer
su miedo a encontUar posibles compañeros de amor:
1. Desensibilización in vivo. 6H OHV DVLJQD WDUHDV HQ ODV TXH VH LQFOX\H TXH
HQFXHQWUHQ FRPSD®HURV SRWHQFLDOHV UHDOPHQWH DO PHQRV YDULDV YHFHV D OD
VHPDQDKDVWDTXHOOHJXHQDGHVHQVLELOL]DUVHDOUHFKD]R
2. Tareas implosivas. Se induce a los clientes a encontrar compañeros potenciales muchas veces en un paseo —por ejemplo, 20 veces al día— hasta
que pronto vean que no hay «peligro» real al hacerlo así.
3. Refuerzos. Se muestra a los clientes cómo reforzarse a sí mismos cada vez
que llevan a cabo uno de sus encuentros en sus tareas asignadas.
4. Castigar. Se enseña a los clientes cómo castigarse a sí mismo cada vez
que rehúsen llevar a cabo un encuentro en la tarea asignada.
5. Entrenamiento en habilidades. Se les da a los clientes entrenamientos en
habilidades (o se manda a alguiHn para que les entrene) que les ayudarán a
encontrar a otros. Esto incluye entrenamiento en asertividad, entrenamiento en
comunicación, y entrenamiento sexual.
PERDIDA DEL AMOR
Uno de los principales problemas del amor es el de perder el amor de un
compañero que se elige, ya desde el principio, cuando uno ama y es rechazado por
el otro, o más tarde, después de que uno ha experimentado reciprocidad durante
algún tiempo y luego lo pierde porque el compañero rechaza el amor o muere. En
algunos de estos casos, la pérdida de amor puede conducir a la ansiedad, depresión,
APLICACION DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA A LOS PROBLEMAS... 193
auto-compasión, auto-abatimiento, rabia o incluso (en no pocos casos) suicidio u
homicidio. La teoría de la RET postula que, en la mayoría de los casos donde la
gente sufre mucho al perder el amor y no se siente simplemente pesaroso o afligido
en extremo, sino que también se auto-aborrece y auto-compadece, tiende a creer
y mantener fuertemente diversas Ci, tales como:
1. «No debo ser rechazado por tí, pero si tu me rechazas hay algo radicalmente
erróneo en mi, y si eso es cierto soy una persona bastante inadecuada, lo
más probable es que no sea digno de ganar el amor de una buena persona
ni en el presente ni en el futuro».
2. l<R TXLVLHUD VL IXHUD YHUGDGHUDPHQWH DWUDFWLYR \ FRPSHWHQWH VHU FDSD] GH
JDQDU HO DPRU GH SUFWLFDPHQWH FXDOTXLHU SHUVRQD TXH UHDOPHQWH TXLVLHVH \
\D TXH QXQFD KH JDQDGR R \D TXH KH SHUGLGR HO DPRU GH PL DPDGR bVR\
WRWDOPHQWHLQDWUDFWLYRHLQFRPSHWHQWHx
3. «¡Realmente soy una excelente persona, y no me aprecias y me apruebas
como debieras! ¡Eres mezquino y vil por rechazarme, y tendré que ajustar
cuentas contigo aunque sea la última cosa que haga!»
4. l/DVFRQGLFLRQHVGHEHQHVWDURUJDQL]DGDVGHWDOIRUPDTXHVLHPSUHVHDFDSD]
GH JDQDU HO DPRU GH OD SHUVRQD D OD TXH UHDOPHQWH GHVHR \ GH PRGR TXH QR
WHQJDGHPDVLDGDGLILFXOWDGSDUDFRQVHJXLUOR&XDQGRODVFRQGLFLRQHVHVWQHQ
FRQWUD PªD bOD YLGD HV FRPSOHWDPHQWH KRUULEOH QR SXHGR VRSRUWDUOR \ QR
SXHGRVHURWUDFRVDTXHWRWDOPHQWHGHVSUHFLDEOHx
5. l(V FRPSOHWDPHQWH LQMXVWR FXDQGR DOJXLHQ TXH DPR \ TXH PH DPD
PXHUH R VH VHSDUD GH PL GH FXDOTXLHU RWUD IRUPD b\ QR SXHGR DJXDQWDU XQ
PXQGRTXHHVWDQLQMXVWR\FUXHO1RKD\QDGLHPVHQHOPXQGRTXHSXHGD
WHQHU FRQPLJR OD FODVH GH UHODFL°Q TXH WXYH FRQ HVD SHUVRQD 1R SXHGR VHU
IHOL]GHQLQJXQDPDQHUD\SRGUªDLQFOXVRVXLFLGDUPHx
&XDQGR OD JHQWH SRVHH HVWDV &L \ VH DGKLHUH D HOODV LQIOH[LEOHPHQWH WHQGHU D
VHQWLUVHHPRFLRQDOPHQWHWUDVWRUQDGRGHIRUPDH[FHSFLRQDO+DUQSRFRSDUDFRQWLQXDU
JDQDQGR HO DPRU GHO FRPSD®HUR HOHJLGR FXDQGR HVWH FRPSD®HUR VHD LQDVHTXLEOH VH
VHQWDUQ\UHKXVDUQEXVFDURWURVFRPSD®HURVGHDPRUFRQIUHFXHQFLDVHWUDVWRUQDUQ
LQWHUILULHQGR VX WUDEDMR HVFXHOD \ YLGD VRFLDO D PHQXGR KDVWD HO SXQWR GH OD
LQFRPSHWHQFLD$YHFHVVHREVHVLRQDUQFRQODS¦UGLGDGHOFRPSD®HURGXUDQWHPXFKRV
D®RV FRPSXOVLYD \ D PHQXGR QHFLDPHQWH VHJXLUQ KDFLHQGR FXDOTXLHU FRVD SDUD
LQWHQWDUFRQVHJXLUDHVWHFRPSD®HURGHQXHYR\SUFWLFDPHQWHHVWDUQVHJXURVGHTXH
QRWHQGUQQLQJXQDFODVHGHIXWXURGHUHODFL°QªQWLPDFRQQDGLHPV
&RPRHVXVXDOOD5(7HPSOHDVXVP¦WRGRVFRJQLWLYRVPVSRSXODUHV\HIHFWLYRV
FRQ ODV SHUVRQDV TXH QR HVWQ PHUDPHQWH DIOLJLGDV VLQR TXH HVWQ H[FHSFLRQDOPHQWH
DQVLRVDV\GHSULPLGDVSRUODSHUGLGDGHDPRU
1. Les muestra sus principales Ci y las debate activamente; les enseña cómo
hacer esta clase de debate científico por sí mismos.
2. Les da creencias de enfrentamiento o racionales (Cr) que pueden decirse
a sí mismos y pensar sobre ellas, repetidas veces, tales como, «Mi amadoIXHun
buen compañero, pero hay siempre otros compañeros con los que puedo tener una
buena relación». «La persona a la que amé y perdí tiene sus propias razones (o
194
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
prejuicios) para rechazarme, y estas razones pueden tener poco que ver conmigo
o con las formas en las que actuó».
3. /D 5(7 PXHVWUD D ORV FOLHQWHV PXFKDV W¦FQLFDV GH GLVWUDFFL°Q FRJQLWLYD TXH
SXHGHQ XVDU FXDQGR KD\DQ SHUGLGR XQ DPRU WDOHV FRPR OD PHGLWDFL°Q ORV GHSRUWHV
ODVDFWLYLGDGHVFUHDWLYDVEXVFDUXQQXHYRFRPSD®HUR\HODEVRUEHUVHHQHOWUDEDMR
4. La RET puede dar a los clientes considerable información acerca del amor
y sus mitos (como se reseñó anteriormente) y puede ayudarles con técnicas prácticas
de solución de problemas a utilizar para obtener nuevos compañeros en sustitución
del perdido.
5. La RET ayuda a los clientes a «contrarrestar», esto es, centrarse sobre las
desventajas de la persona que han perdido y las ventajas de otros posibles compañeros.
6. Muestra a la gente cómo reconstruir el rechazo y la perdida, viéndolo como
un desafío en vez de como algo horrible y fijándose en sus beneficios más que
sólo en sus desventajas.
7. La RET usa la bibliografía para ayudar a los clientes a vencer su necesidad
desmesurada de otra persona. Por ejemplo, recomiendan libros como How to Break
Your Addiction to a Person (Halpem, 1982), Letting Go (Wanderer y Cabot, 1978),
y How to Survive the loss of a Love (Colgrove, Bloomfield y Me Williams, 1981).
Ofrece grabaciones como Conquering the Dire Need for Love (Ellis, 1974), Conquering Low Frustration Tolerance (Ellis, 1975a), y Twenty-two Ways to Brighten
Your Love Life (Ellis, 1983).
8. La RET en concreto muestra a los clientes a aceptarse a sí mismos con su
ansiedad y horror acerca de su amor perdido, a librarse de su depresión por estar
deprimidos, y a tratar su culpa sobre su ira por su amor perdido (Ellis, 1979a,
1980; Ellis y Whiteley, 1979).
/D5(7XVDODPLVPDFODVHGHW¦FQLFDVHPRWLYDVSDUDYHQFHUODGHSUHVL°QHQOD
S¦UGLGD GHO DPRU FRPR FRQ RWURV SUREOHPDV GH DPRU HVWDV LQFOX\HQ LPDJLQDFL°Q
UDFLRQDOHPRWLYD 0DXOWVE\0DXOWVE\\(OOLV UROHSOD\LQJUDFLRQDO (OOLV
\ $EUDKPV HMHUFLFLRV GH DWDTXH GH OD YHUJ¹HQ]D (OOLV DXWR
DILUPDFLRQHV HQ¦UJLFDV (OOLV \ GHGLFDFL°Q D RWURV SDVDWLHPSRV SODFHQWHURV
(OOLV \ %HFNHU &RQGXFWXDOPHQWH VH XWLOL]DQ ORV P¦WRGRV SUHGLOHFWRV GH OD
5(7OLVWDGRVFRQDQWHULRULGDGHQHVWHFDSªWXORWDOHVFRPRGHVHQVLELOL]DFL°Qin vivo
(OOLV (OOLV \ $EUDKPV UHIXHU]R \ FDVWLJR (OOLV D
HQWUHQDPLHQWR HQ KDELOLGDGHV (OOLV G \ P¦WRGRV GH DXWRFRQWURO
(OOLV
CONSERVAR VIVO EL AMOR
Para que no se piense que la RET trata sólo con los problemas y las patologías
del amor, concluiré este capítulo con alguna de sus aplicaciones al deseo humano
«normal» de conservar vivo el amor. La RET se dedica a ayudar a los humanos
a sobrevivir y subsistir felizmente, así se centra en el alivio de la tristeza emocional
para incitar la felicidad y la auto-realización (Ellis, 1984; Ellis y Whiteley, 1979).
Como parte de su énfasis de doble-espiral, primero incitando a la auto-actualización y
crecimiento y segundo actuando para minimizar la perturbación, aportando pen-
APLICACION DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA A LOS PROBLEMAS... 195
samientos serios que ideen métodos de crear e intensificar sentimientos de amor y
de conservar estos sentimientos vivos una vez que los ha desarrollado. Debido a
las limitaciones de espacio es imposible exponer todas las aportaciones destacadas
de la RET para conseguir un amor positivo, concluiré con alguna de sus contribuciones para conservar vivo el amor.
Diversos autores han escrito recientemente visiones optimistas de cómo la
gente puede perpetuar infinitamente y profundizar el amor romántico en el matrimonio o en los planes de vida en común, pero tienden a definir el romance de
formas totalmente irrealistas (Branden, 1982). Los terapeutas, educadores, y escritores RET tienden a tomar una visión bastante realista y no utópica, dejando al
lado el tema dudoso de prolongar indefinidamente aquellos que realzan y perpetúan
sus sentimientos de amor intenso:
1. Permite a tus expectativas ser optimistas, pero no las dejes excederse.
Asume que puedes amar de forma estable y continua pero no siempre y con éxtasis.
2. Aunque puedes amar espontáneamente o fallar en el amor catastróficamente, comprende que la conservación de tus pasiones requiere a menudo trabajo
no espontáneo. Trama y treta; sí, haz algún esfuerzo de pensamientos, emoción y
conducta real para mantener tus sentimientos de amor y a veces incrementarlos. .
3. Pregúntate, «¿qué encuentro y qué puedo encontrar amable en mi compañero? cuales son los rasgos positivos de este compañero sobre los que me puedo
centrar? ¿cuales son las cosas con las que puedo disfrutar con él? ¿qué pensamientos
amorosos puedo tener, y qué cuidados puedo dispensar a mi amado?»
4. Practica sentimientos amorosos. Recuerda e imagina situaciones que hacen
que te sientas afectuoso, cariñoso, ardiente, y deseoso. Dedica tiempo, quizá un
poco cada día, pensando en estas situaciones y trabajando en tus sentimientos
amorosos.
5. Deliberadamente actúa de manera amorosa hacia tu amado. Envía flores,
compra regalos, escribe poemas, di palabras amorosas, cuenta a otro cuanto le
quieres. No importa cómo te resulte de difícil decir «Te amo», dilo, una y otra
vez (Ellis y Harper, 1961b; Hauck, 1977).
6. Planea y lleva a cabo pasatiempos agradables para los dos con tu amado,
tales como leer en voz alta juntos, hacer deporte, ver una película, visitar a los
amigos, hacer el amor, y acampar (Buscaglia, 1982).
7. Observa tus sentimientos de ira, irritación, resentimiento, fastidio y frustración con tu amado. Observa cuando parten de deseos o preferencias («Deseo
que mi compañero sea más atento con migo») o de demandas y órdenes absolutistas
(«Mi compañero tiene que prestarme más atención durante todo el tiempo»).
8. Si tú principalmente deseas que tu amado piense, actué o sienta de manera
diferente intenta expresar tu deseo como una preferencia, afectuosamente y sin
hostilidad, animando a tu compañero a realizarlo. Si no puedes organizar este tipo
de satisfacción, trabaja en aceptar tu frustración y abstente de hacer demasiado
alarde de ello (Ellis, 1979b; Garrity, 1977).
9. Si te sientes resentido porque tu amado te frustra, busca tus ordenes autoritarias, tu insistencia de que debe absolutamente darte lo que demandas, y usa
las técnicas de debatir de la RET para abandonar tus demandas. Dite vigorosamente,
«Preferiría mucho más tener a mi compañero totalmente a mi disposición, pero él
nunca tiene por qué hacerlo así» (Blazier, 1975; Ellis, 1977c; Hauck, 1974, 1977).
196
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
10. Si tienes baja tolerancia a la frustración acerca de las condiciones que
bloquean que disfrutes totalmente con tu amado, busca tus «tienes que» y «deberías»
acerca de estas condiciones y usa la RET activamente para debatirlas. Dite duramente a tí mismo, «Sería agradable si las condiciones económicas, sociales y otras
me ayudarán a disfrutar más de mí mismo con mi amado, pero si se frustran o
sabotean, ¡malo! ¡Pero puedo aguantarlo!»
11. Ser considerado no es lo mismo que amar, pero ciertamente ayuda. Si
sales a descubrir lo que a tu amado le gusta e incitas esas preferencias y si sales
en especial a descubrir lo que a tu compañero le disgusta u odia y evitas hacer
esas cosas, recorrerás un largo camino para conservar su amor durante tu vida
(Taylor, 1982).
12. ¡No seas compulsivamente sincero siempre! El silencio es a menudo de
oro, especialmente cuando tu compañero sigue haciendo cosas irritantes que puedes
aguantar. No pienses que tienes que hablar, expresarte, o ser totalmente sincero.
Pero si él hace algo que está en contra de tus metas y valores básicos y que pueden
ser cambiados, entonces grítalo.
13. ¡Conserva un buen sentido del humor! Reduce hasta el absurdo tus propias
y demasiado serias ideas sobre la conducta «odiosa» de tu amado. Aprende alguna
de las canciones humorísticas racionales de la RET acerca del amor y la perturbación
y cántatelas fuertemente en ocasiones apropiadas (Ellis, 1977a, 1977b). Intenta,
por ejemplo, estas canciones:
¡Amame, Amame, Sólo a mí!
(Con la música de «Yankee Doodle»)
Amame, ámame, sólo a mí o ¡moriré sin ti!
Haz de tu amor una garantía, ¡para que nunca dude de ti!
Amame, ámame totalmente, inténtalo realmente, realmente, ¡cariño!
Pero si no estás encima mío, te odiaré hasta que muera, ¡cariño!
Amame, ámame todo el tiempo, a fondo y totalmente;
La vida se vuelve fangosa ¡menos cuando me amas solamente!
Amame con gran ternura sin ninguna duda o pena, ¡cariño!
Pero si me amas, algo menos te odiaré tus entrañas malditas, ¡cariño!
(Letra de Albert Ellis, ® 1977 Instituto de Terapia Racional-Emotiva)
Te amo con exceso
(Con la música de «¡ love You Truly» de Carrie Jacobs Bond)
Te amo con exceso, cariño con exceso
Como un negro ¡persevero!
Cuando tu estás vago y actúas como un pesado,
Soy así de loco, ¡más te amo!
Te amo verdaderamente, cariño verdaderamente,
Sin aplausos y muy excesivamente.
Aunque seas ingobHUQable y desgarres mi corazón,
Te amo verdadéramente —porque soy un loco sin razón.
(Letra de Albert Ellis, ® 1977 Instituto de Terapia Racional-Emotiva)
APLICACION DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA A LOS PROBLEMAS...
197
Soy un amor detestable
(Con la música de «Annie Laurie» de Lady Scott)
Soy un amor detestable
Que necesita que le digas
Que serás completamente mªR
¡Por siempre jamás!
Si no garantizaras
Ser mªR siempre
Me quejaría y gritaría y haría la vida tempestuosa,
Y después me condenaría y ¡moriría!
(Letra de Albert Ellis, ® 1977 Instituto de Terapia Racional-Emotiva)
14. Admite francamente tus propios deseos e inclinaciones sexuales y de tu
compañero. Reconoce que el sexo no es igual al coito sino que incluye muchos
placeres no coitales y en colaboración con tu compañero dispón su ejecución sexual
regular satisfactoria para ambos (Ellis, 1960, 1965c, 1976, 1979b).
15. Estate con y comparte con tu compañero en un grado considerable, pero
intenta organizar que ambos también mantengáis una apreciable individualidad e
identidad personal.
16. Haz esfuerzos constantes para comunicarte bien con tu amado, especialmente usando el método RET de facilitar la comunicación desarrollado por Ted
Crawford (1982). Este incluye escuchar activamente a tu compañero, usar una
secuencia de discusión giratoria (donde se esté seguro de entender las visiones uno
del otro antes de estar de acuerdo o en desacuerdo con ellas), y eliminar los deberías
y tienes que bloquean la comunicación real (Brainer, 1976; Ellis, 1983b).
17. El amor requiere algunos sacrificios, particularmente de tiempo y esfuerzo. Tu puedes amar legítimamente —estar bastante dedicado— a tu trabajo
(como lo estaba Edison) o a una causa (como Lenin). Pero si tu quieres ante todo
amar y ser amado por otra persona, sería mejor que estuvieses dedicado, primero, a
aceptarte (y podría decir amar) a tL mismo y cuidar de tu persona. Se fiel al trabajo y a
una causa —sí, algo pero no demasiado—. Trabaja duro por encontrar un compromiso
y da con algún equilibrio en este aspecto (Blazier, 1975; Ellis, 1979b; Ellis y Harper,
1961b; Fromme, 1965; Kelley, 1979; Murstein, 1974).
RESUMEN Y CONCLUSION
La RET tiene sus propias teorías acerca del amor, incluyendo cómo se bloquea
y cómo se satisface. En concreto tiene aplicaciones para los individuos que tienen
serios problemas de amor, tales como la gente poseída por amor super-romántico,
«amor-adictos» atascados en sentimientos obsesivo-compulsivos, celosos insensatos y amantes posesivos, gente que en vano interfiere con o se previene de
encontrar compañeros adecuados, y aquellos que sufren angustia y depresión cuando
pierden el amor. Sobre el flanco más positivo, la RET tiene cosas importantes que
enseñar acerca de los deseos humanos «normales» para intensificar el amor y
conservarlo vivo. Naturalmente, la RET no tiene todas las respuestas al amor o a
cualquier otra cosa, pero esta haciendo contribuciones significativas a este campo
fascinante de esfuerzo y cariño humano.
198
MANUAL DE TERAPIA RACION AL-EMOTIVA
REFERENCIAS
Ard, B. N., Jr. The A-B-C of marriage. Rational Living, 1967, 2(2), 10-12.
Ard, B. N., Jr. & Ard, C. C. (Eds.). Handbook of marriage counseling. (2nd ed.).
Palo
Alto, Calif.: Science and Behavior Books, 1976.
Bach, G. R., & Wyden, P. The intimate enemy. New York: Morrow, 1969.
Blazier, D. C. Poor me, poor marriage. New York: Vantage, 1975.
Boylan, B. R. Infidelity. Englewood Cliffs, N. J.: Prentice-Hall, 1971.
Brainerd, G. Basic marriage communication training. Pasadena, Calif.: Basic Communication Marriage Training, 1976.
Branden, N. The psychology of romantic love. New York: Bantam, 1971.
Burgess, E. W., & Locke, H. T. The family. New York: American Book Company, 1953.
Buscaglia, L. Living, loving and learning. New York: Ballantine, 1982.
Clanton, G., & Smith, L. (Eds.). Jealousy. New York: Holt, Rinehart and Winston, 1977.
Colgrove, M., Bloomfield, H. H., & McWilliams, P. How to survive the loss of love. New
York: Bantam, 1981.
Crawford, T. Communication and resolving discussion sequence. Rosemead, Calif.: Unpublished manuscript, 1982.
De Rougemont, D. Love in the western world. Greenwich, Conn.: Fawcett, 1956.
Demorest, A. F. Love, romance and neurosis. ART in Daily Living, 1971, 1(3). 6-7.
Ellis, A. Some significant correlates of love and family behavior. Journal of Social Psychology, 1949,30, 3-16. (a)
Ellis, A. Love and family relationships. Journal of Genetic Psychology, 1949, 75, 61-76.
(b)
Ellis, A. A study of the love emotions of American college girls. International Journal of
Sexology, 1949,3, 15-21. (c)
EUis, A. Love and family relationships of American college girls. American Journal of
Sociology, 1950, 55, 550-556.
Ellis, A. The folklore of sex. New York: Boni, 1951.
Ellis, A. The American sexual tragedy. New York: Twayne, 1954.
Ellis, A. How to live with a neurotic. New York: Crown, 1957.
Ellis, A. Sex without guilt. New York: Lyle Stuart, 1958.
Ellis, A. The art and science of love. Secaucus, N. J.: Lyle Stuart, 1960.
11
Factores Cognitivos en
la Conducta Sexual*
Janet Wolfe y Susan Walen
Se ha dicho que, aunque el sexo es completamente natural rara vez es naturalmente completo. Esta afirmación implica que gran parte de nuestra conducta
sexual supone utilizar nuevos aprendizajes. El aprendizaje puede ser normalmente
entendido de dos grandes formas: aquel en el cual los artículos adquieren un nuevo
significado para el individuo (condicionamiento clásico) y aquel en el cual se añaden
nuevas respuestas al repertorio del individuo (condicionamiento operante). Es probable que muchos de los cambios que observamos en nuestra conducta sexual
manifiesta se vean mediados por los principios del condicionamiento operante
(refuerzo y castigo). La conducta sexual manifiesta, sin embargo, normalmente es
producida por acontecimientos externos (por ejemplo la aproximación sexual de la
pareja) o por sucesos internos (por ejemplo pensamientos sexuales o sentimientos
de excitación). Estos estímulos elicitantes de la conducta sexual probablemente
adquieran su significado erótico para el individuo por medio de los principios del
condicionamiento clásico. De este modo, parece que las personas aprenden no
solamente (a) «cómo hacer el amoUx, sino también, (b) dar a ciertos estímulos exteUQos
un significado sexual, e (c) identificar y etiquetar ciertos estímulos inteUQos (excitación
fisiológica) como eróticos.
Hoy en día es de conocimiento general que el mejor °rgano sexual no está
localizado debajo de la cintura, sino entre las orejas. La actitud cognitiva del cerebro
puede aumentar o disminuir el ciclo de respuesta sexual. Las dos principales formas
de conducta cognitiva que examinaremos en este capítulo son la percepción y la
evaluación.
* Este capítulo IXH originalmente publicado en R. Grieger e I. Grieger (Eds.), Cognition and Emotional
Disturbance (New York: Human Sciences Press, 1982).
200
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
PERCEPCION
/D SHUFHSFL°Q HQWUD®D WUHV SURFHVRV GHWHQFL°Q HWLTXHWDGR \ DWULEXFL°Q '¦
MHQQRVUHYLVDUEUHYHPHQWHFDGDXQRGHHOORV/DdetenciónVLPSOHPHQWHVHUHILHUHDOD
KDELOLGDG GH XQ LQGLYLGXR SDUD GDUVH FXHQWD GH OD SUHVHQFLD GH XQ HVWªPXOR R SDUD
GLVFULPLQDUOR GH RWURV 3RU HMHPSOR XQD SHUVRQD SXHGH QRWDU XQ FDPELR HQ VX WDVD
FDUGLDFDREYLDPHQWHDQRVHUTXHVHFXPSODHVWHSDVRHOHVWªPXORIXQFLRQDOPHQWHlQR
HVWDxSDUDHOLQGLYLGXR(OetiquetadoVHUHILHUHDORVGHVFULSWRUHVTXHHOVXMHWRXWLOL]D
SDUDFDWHJRUL]DUHOVXFHVRHVWLPXODUHVXQDRSHUDFL°QGHFODVLILFDFL°Q/DSHUVRQDTXH
QRWD ODV VHQVDFLRQHV HQ VX DFWLYLGDG FDUGLDFD SXHGH HWLTXHWDUOR FRPR lPL FRUD]°Q
SDUHFH XQ WDPERU ERIDQGRx (O WHUFHU SDVR HV OD atribución, OD E·VTXHGD GH XQD
H[SOLFDFL°Q SDUD OD SHUFHSFL°Q /D DWULEXFL°Q HOHJLGD SRU HO LQGLYLGXR GHSHQGHU HQ
JUDQPHGLGDGHODVVH®DOHVGHOFRQWH[WR 6FKDFKWHU\6LQJHU 8VDQGRHOHMHPSOR
SUHFHGHQWH HO FRUD]°Q ODWLHQGR FRPR XQ WDPERU SXHGH DWULEXLUVH D lXQ YHUGDGHUR
DPRUx R DO PLHGR GHSHQGLHQGR DO PHQRV HQ SDUWH GH ODV VH®DOHV VLWXDFLRQDOHV GHO
PRPHQWR
La percepción, sin embargo, es un proceso de acumulación de datos correctos
y de la extracción de conclusiones fiables de esos datos. En cierto sentido, el
perceptor funciona como un acumulador de datos y mas vale que coincida científicamente la exactitud de su realidad comprobada. La falta de habilidad para detectar
un estímulo sexual, un etiquetado incorrecto o una mala atribución del mismo puede
impedir de manera significativa la ejecución sexual.
Aaron Beck (1976, 1978) ha dedicado una buena parte de su trabajo al estudio
de los errores cognitivos en los problemas de depresión. Permítasenos extraer el
trabajo de Beck del campo clínico y aplicar su utilidad a la clínica sexual. Los
principales errores cognitivos descritos por Beck son los siguientes:
Abstracción selectiva: centrarse solamente en ciertos detalles de una situación
compleja y utilizar el detalle para describir la experiencia completa.
Inferencia arbitraria: obtener una conclusión sin evidencia o a pesar de que exista
evidencia de lo contrario.
Sobregeneralización: obtener una conclusión sobre la base de un aspecto único.
Personalización: relacionar acontecimientos con uno mismo sin evidencias claras.
Pensamiento dicotómico: clasificar los hechos en categorías uno/otro o todo/nada
en lugar de como parte de un continuo.
Volveremos más tarde sobre estos errores cognitivos e ilustraremos su papel
en la percepción como parte del ciclo de respuesta sexual.
EVALUACION
La segunda conducta cognitiva importante que puede afectar al funcionamiento
sexual es la evaluación, lo que en esencia entraña categorizar los hechos dentro
de un continuo de bueno o malo. La teoría cognitiva de la RET, tal como ha sido
desarrollada por Albert Ellis (Ellis y Harper, 1975), se ha centrado fundamentalmente en las creencias evaluativas.
Obviamente, cuando un individuo evalúa un estímulo sexual como bueno o
positivo, el funcionamiento sexual se verá incrementado. Igualmente de forma
FACTORES COGNITIVOS EN LA CONDUCTA SEXUAL
201
obvia, cuando un estímulo es evaluado negativamente, la sexualidad se verá disminuida. Todavía más destructivas son las evaluaciones exageradamente negativas
a las que Ellis se refiere como «horribles» o «catastróficas». Si un hombre no
consigue una erección durante el juego sexual puede evaluar racionalmente este
hecho como malo. Una evaluación tal sería sensata si hubiese tenido expectativas
de relación sexual en el encuentro, pero no le inhibe otras conductas sexuales que
no requieren una erección. Irracionalmente, sin embargo, puede ir más allá y evaluar
su estado flácido como «terrible, horroroso y horrible». Una evaluación tan negativa
normalmente le llevará a un intenso ciclo de ansiedad o culpa, el cual bloqueará
cualquier otro intento de excitación sexual del individuo o de su pareja.
UNA NUEVA CONCEPCION DEL CICLO DE RESPUESTA SEXUAL
Aún cuando la excitación no necesita preceder a la iniciación de las conductas
sexuales manifiestas, con certeza afectará al placer del individuo en el encuentro
sexual y a su vez en cómo se comportará. La excitación, pensamos, es un producto
tanto de la percepción como de la evolución de los hechos y de nuevo llevará a
ulteriores apreciaciones cognitivas. De este modo, proponemos el ciclo de excitación (ver figura 11-1). Nótese que este sistema sugiere un modelo de feedback,
en el cual cada uno de los ocho eslabones de la cadena funciona tanto como una
señal para el siguiente eslabón, como un reforzador del hecho precedente. Tomemos
cada eslabón por separado y comentemos su contribución para una experiencia
sexual positiva.
Eslabón 1: Percepción de un Estímulo Sexual
La percepción o identificación de un estímulo como erótico en gran medida
es aprendida, una conclusión que aparece claramente del examen de los estudios
transculturales de la conducta sexual. Ford y Beach (1951), por ejemplo dicen:
La sexualidad humana se ve afectada por la experiencia de dos formas: primera,
las clases de estimulación y los tipos de situaciones que llegan a ser capaces de
evocar excitación sexual son determinadas en gran parte por el aprendizaje; segunda, la conducta manifiesta por medio de la cual se expresa esta excitación
depende en gran medida de la experiencia previa del individuo, (p. 263)
|&°PRRFXUUHHVWR"|&°PRDSUHQGHPRVDLGHQWLILFDUDFLHUWDVSHUVRQDVRSDUWHV
GHO FXHUSR X REMHWRV LQDQLPDGRV FRPR HU°WLFRV 9DULRV SURFHVRV SXHGHQ HQWUDU HQ
MXHJRXQRGHORVFXDOHVWLHQHTXHYHUFRQHOPRGHODGR\HOUHIXHU]RVRFLDO/DFXOWXUD
HQ OD TXH YLYLPRV SURSRUFLRQD HO HVFHQDULR SDUD OD GHWHQFL°Q \ HWLTXHWDGR GH XQ
HVWªPXOR FRPR HU°WLFR 3RU HMHPSOR ORV DPHULFDQRV GXUDQWH PXFKR WLHPSR KDQ
ORFDOL]DGR PXFKDV HQHUJªDV HU°WLFDV HQ ORV VHQRV GH OD PXMHU WRGR XQ DVRPEUR SDUD
PXFKRV HXURSHRV \ FRQ VHJXULGDG SDUD PXFKDV WULEXV DIULFDQDV HQ OD TXH ORV VHQRV
QRUPDOPHQWHYDQGHVFXELHUWRV\DSHVDUGHOKHFKRGHTXHSDUDXQJUDQSRUFHQWDMHGH
PXMHUHVORVVHQRVQRVRQHU°WLFDPHQWHVHQVLEOHV
Para el proceso de percepción no solamente son importantes las expectativas
culturales, también lo es la existencia de un vocabulario adecuado. Por ejemplo
202
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
1
2
3
Percepción
de un
E. sexual
Evaluación
positiva
6
Conducta
sexual
Excitación
7
Percepción
de la
conducta
4
5
Percepción
de la
excitación
Evaluación
positiva
8
Evaluación
positiva
Figura 11-1. Círculo de feedback propuesto para una experiencia sexual positiva
la escasez de palabras (sinónimas o descriptores) en el idioma inglés para el órgano
sexual femenino, el clªtoris, puede contribuir en gran parte al relativamente alto
porcentaje de mujeres que sufren disfunciones sexuales en nuestra sociedad.
Finalmente, por medio de un proceso de asociación de estímulos, un acontecimiento que ha sido repetidamente experimentado con excitación u orgasmo
adquirirá potencial erótico. El estudio de Rachman y Hodgson (1968) ofrece un
modelo experimental que sugiere cómo puede funcionar este proceso. Se creó un
análogo de un fetiche por medio de condicionamiento clásico emparejando repetidamente diapositivas de botas negras de tacón con diapositivas de atractivas
mujeres desnudas. Utilizando sujetos varones normales y midiendo los cambios
del volumen del pene se demostró tanto el condicionamiento, como la generalización de estímulos, la extinción y la recuperación espontánea.
Eslabón 2: Evaluación de un Estímulo Sexual
Una vez que el estímulo es identificado como erótico, será evaluado por el
individuo. Si la evaluación es positiva, procederá la excitación. Sí, por el contrario,
el individuo evalúa el estímulo negativamente, la excitación puede bloquearse.
Así, un individuo que evalúa una película o acercamiento sexual como «fastidioso»,
«poco sensible» o «indecente» probablemente fracasará en ser excitado por él.
Cuando el rango de estímulos sexuales que son considerados aceptables por el
individuo es muy restringido, la probabilidad de excitación será menor y el repertorio sexual necesariamente será limitado.
FACTORES COGNTTIVOS EN LA CONDUCTA SEXUAL
203
Eslabón 3: Excitación
La excitación fisiológica es un fenómeno generalizado, y frecuentemente se
darán el mismo tipo de respuestas después de una gran variedad de experiencias
humanas, tanto positivas como negativas. Las primeras etapas de la excitación
sexual (por ejemplo incremento de la tasa cardiaca, presión sanguínea, tensión
muscular) muestran las mismas respuestas como aquellas que tienen lugar bajo
diversas condiciones que van desde el simple esfuerzo físico a la estimulación
dolorosa o los acontecimientos que provocan la excitación ansiosa.
De acuerdo con el modelo de emoción de Schachter (1964), la experiencia
emotiva requiere dos elementos (a) un estado fisiológico de excitación y (b) señales
situacionales que permitan al individuo etiquetar la excitación como una emoción
específica. En el estudio clásico de este modelo realizado por Schachter y Singer
(1962) la excitación fisiológica es inducida en los sujetos con inyecciones de
epinefrina. Los sujetos son expuestos entonces a fuertes exhibiciones de conductas
emocionales (eufRria o ira) por un cómpliFe de los experimentadores. Aquellos sujetos
a los que se les informaba verdaderamente de los efectos fenomenológicos esperados
de la droga se verían menos afectados por la conducta del cómplice que aquellos otros
sujetos a los que se les informaba mal o no se hacía. Estos últimos mostraban más
respuestas emocionales, modeladas por el cómplice, presumible-mente debido a que el
contexto les permitía ofrecer un etiquetado emocional para su estado de excitación.
Por derivación, presumimos que las señales ambientales apropiadas pueden
ayudar a un individuo a etiquetar la excitación fisiológica como sensaciones de
amor o excitación sexual. A pesar de que la excitación no es específica, sin embargo,
puede darse fácilmente un etiquetado inexacto. Por ejemplo, una joven puede salir
con un chico cuyas conductas de acercamiento son impredecibles en extremo.
Puede cortejarla frenéticamente durante unos pocos días y después no llamarla
durante semanas, después de lo cual se repite el ciclo. Las expectativas y esperanzas
de la joven llegarán a ser muy confusas y la inconsistencia y desconsideración de
su pareja puede dar lugar a un fuerte estado de excitación. Si etiqueta su excitación
como sentimientos de intenso amor más que de ansiedad o ira, puede engancharse
en una relación poco satisfactoria. La percepción exacta de la excitación, sin
embargo, será un aspecto extremadamente importante de buen funcionamiento
erótico. Una vez percibido correctamente, la excitación puede llevar a centrarse
en nuevas sensaciones eróticas y a incrementar la conducta sexual, lo cual incrementará más adelante la excitación.
Eslabón 4: Percepción de la Excitación
La investigación de Julia Heiman (1977) ha indicado una diferencia sexual
significativa en la habilidad para detectar e informar sobre la excitación erótica. A
estudiantes de BUP de los dos sexos se les presentó un estímulo auditivo erótico y otro
no erótico. Sus reacciones se midieron con registros objetivos de la vaso-congestión
genital y con descripciones subjetivas de la excitación. Se encontró una
discrepancia significativa entre estas dos medidas para los sujetos femeninos, in-
204
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
dicando tanto que son menos capaces de discriminar su propia excitación y/o menos
capaces de describirla. ¿Qué factores pueden ser responsables de esta diferencia
entre los sexos?
&LHUWDPHQWH SXHGHQ HVWDU MXJDQGR XQ SDSHO ORV WDE·V FXOWXUDOHV \ ODV UªJLGDV
QRUPDV VH[XDOHV SDUD ODV PXMHUHV 6H VDEH TXH ODV PXMHUHV XWLOL]DQ FRQ PHQRV
IUHFXHQFLDODPDVWXUEDFL°QGHKHFKRFRP·QPHQWHXQSULPHUSDVRHQHOWUDWDPLHQWRGH
ODVGLVIXQFLRQHVVH[XDOHVIHPHQLQDVHVGDUSHUPLVRHLQVWUXFFLRQHVGHPDVWXUEDFL°QGH
HVWD IRUPD SURSRUFLRQD XQ HQWUHQDPLHQWR FUHFLHQWH SDUD UHFRQRFHU \ HWLTXHWDU ODV
VHQVDFLRQHVJHQLWDOHV
/DVPXMHUHVM°YHQHVIUHFXHQWHPHQWHQRSUHVWDQDWHQFL°QDVXSURSLDH[FLWDFL°Q
FRQFHQWUQGRVHVLQHPEDUJRHQHVWDUVHJXUDVGHTXHVXFRPSD®HURQRlYDGHPDVLDGR
OHMRVx0LHQWUDVHVWRFXSDGDHQFRQWURODUODFRQGXFWDGHVXFRPSD®HURVHGLVWUDHGH
DGYHUWLU VXV SURSLDV VHQVDFLRQHV &XDQGR ODV PXMHUHV VRQ WRWDOPHQWH DFWLYDV
VH[XDOPHQWHWDPEL¦QSXHGHQGHVDWHQGHUDVXSURSLDH[FLWDFL°Q\DTXHVHHQFXHQWUDQ
PVRFXSDGDVHQDJUDGDUDVXFRPSD®HURDVªVLJXHQHOPRGHORFXOWXUDOGHODVPXMHUHV
FRPRFXLGDGRUDVSDVLYDVGHRWURV
También, simplificando, una excitación vasocongestiva de una mujer no es a
menudo tan obvia como es en un hombre. Es difícil equivocarse al detectar una
erección, pero muchos de los signos de excitación primarios de una mujer son
internos, sutiles y ambiguos. Un ligero humedecimiento de la vulva, si se detecta,
podría ser interpretado como transpiración u orina, y los pezones realmente erectos
atribuidos al frío. Muchas mujeres, de hecho, no están incluso seguras si han tenido
un orgasmo. Ya que las mujeres tienden a compartir menos verbal o físicamente
las experiencias masturbatorias tempranas y otras conductas sexuales que los hombres, puede verse dificultada su habilidad para detectar y etiquetar correctamente
su excitación.
Otro aspecto importante de la identificación de la excitación tanto en hombres
como en mujeres tiene que ver con el criterio usado en el proceso de inspección.
Los primeros cambios fisiológicos en la excitación sexual consisten en el incremento
de la tasa cardíaca, la tensión muscular, la temperatura de la piel, y la respiración.
Todos éstos, sin embargo, son totalmente inespecíficos, y la investigación indica
que no somos particularmente hábiles en discriminarlos (Heiman, 1977). Con la
suma de cambios vasocongestivos más intensos y localizados (abundante lubricación o erección) los signos llegan a ser más claros.
La dificultad puede todavía presentarse, sin embargo, si el individuo sitúa el
criterio mediante signos de excitación fisiológica demasiado rigurosa. ¿Cuán completa tiene que ser una erección antes de que el hombre la identifique como un
signo «seguro» de excitación? ¿Cuanta lubricación debe notar la mujer? ¿Qué
sucede, de hecho, si sólo usan la magnitud de la erección o la lubricación como
signo? Una posibilidad es que el individuo puede dedicarse a una conducta sexual
adicional antes de que la excitación sea máxima, de tal modo que a menudo lleva
a la no consecución del orgasmo o a un orgasmo relativamente no placentero. O,
si el signo específico es demorado o no encaja con un criterio rígido, el individuo
puede concluir que no está excitado totalmente y abandonar intentos adicionales
en el juego sexual.
Atender a múltiples señales y no colocar criterios rígidos para estas parece
ser lo más útil. Si el individuo se centra sólo sobre una señal, particularmente una
señal genital, no puede aumentar el ciclo de excitación mediante cogniciones auto-
FACTORES COGN1TTVOS EN LA CONDUCTA SEXUAL
205
reforzantes y excitación facilitadora, sino que en cambio puede reducir además la
excitación con cogniciones inhibitorias.
La atribución de un estado percibido de excitación también será importante,
ya que la excitación es tan inespecífica. Dos estudios de mala atribución citados
por Rook y Hammen (1977) son relevantes en este punto. Cantor, Zillman y Bryant
(1975) encontraron que las narraciones subjetivas de varones sobre su excitación
sexual y el placer por una película erótica se incrementó por una excitación fisiológica residual producida por un ejercicio físico. Dutton y Aron (1974) dispusieron
que unos sujetos varones se acercasen a una atractiva experimentadora aunque
sobre un estímulo temido: un puente colgante. Estos hombres dieron más respuestas
sexuales a las láminas del Test de Apercepción Temática (TAT) e hicieron más
intentos de contactar con la experimentadora después del estudio que lo que lo
hicieron los sujetos varones evaluados sobre un puente menos amenazante o aquellos
abordados por un experimentador masculino.
Puede sugerirse, por lo tanto, que las señales situacionales son un determinante
importante en la interpretación o atribución que un individuo hace a una percepción
de excitación. Posiblemente un fenómeno tal está implicado en el establecimiento
de conductas sexuales problemáticas o inusuales. La mala atribución de una secuencia de excitación como sexual puede llegar a elicitar excitación sexual o a la
larga limitar al individuo a los estímulos elicitantes inusuales.
Eslabón 5: Evaluación de la Excitación
Si un individuo ha aprendido a etiquetar la excitación como mala, las consecuencias emocionales negativas de esta evaluación pueden bloquear el ciclo de
excitación sexual. De esta forma, la mujer que piensa que su vulva es sucia o que
huele mal y evalúa su propia lubricación como algo «pegajoso» o peor, como
«asqueroso» puede terminar sintiéndose molesta por su excitación, una emoción
difícilmente compatible con un experiencia sexual positiva. De forma similar, el
hombre que decide que «no debería» tener erecciones en ciertas situaciones puede
encontrarse a sí mismo consumido por la culpa más bien que con excitación
adicional. Por estas razones buena parte del trabajo del consejero sexual consiste
en inculcar un nuevo juego de actitudes positivas hacia el sexo en la excitación
vis-a-vis.
Eslabón 6: Conducta Sexual Abierta
Si la excitación se presenta y es etiquetada y evaluada con exactitud, normalmente el individuo iniciará o se dedicará a una conducta sexual y de este
modo aumentará la excitación. De nuevo aquí, sin embargo, pueden emerger
diferencias entre los sexos. Muchas mujeres se inhiben a sí mismas en esta etapa,
inhibiendo la búsqueda de excitación sexual con cogniciones tales como «No
puedo asumir el control». «No podría hacer eso o pedir eso)». «No le gustará si
hago eso». «Con tal de que sea feliz, yo soy feliz». «No es bonito o elegante) hacer
eso». «¿Qué pensará de mí si lo hago?» Así, mientras el hombre tiende a regular su
conducta y movimientos en su etapa de excitación, la mujer no puede. Ella puede
206
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
incluso estar reiteradamente comprometida en una conducta sexual cuando está en
un nivel bajo o incluso cero de excitación. Si es así, es fácil imaginar cómo esta
relación sexual podría desembocar en dificultades sexuales adicionales.
Eslabón 7: Percepción de la Conducta Sexual
Los individuos reaccionan a sus propias expresiones espontaneas como indicadores de su excitación. Pueden animarse los gritos, la risa, las lágrimas, o los
movimientos. Si se percibe y etiqueta con exactitud, y si se evalúa positivamente,
pueden además aumentar la percepción de la excitación. Además, ya que el movimiento y otras conductas expresivas pueden incrementar la tasa cardiaca, puede
contribuir directamente al nivel de excitación general.
(QHVWHHVODE°QVLQHPEDUJRVHQHFHVLWDKDFHUXQDGLVWLQFL°QLPSRUWDQWHHQWUHOD
observación GH ODV FRQGXFWDV VH[XDOHV R H[SUHVLYDV \ ser espectador GH HOODV /R
·OWLPRLPSOLFDQRPHUDPHQWHGHWHFWDU\HWLTXHWDUVLQRXQSURFHVRGHauto-evaluación
TXH VH FHQWUD HQ OD FRQVHFXFL°Q GH OD PHWD &XDQGR HO LQGLYLGXR HV HVSHFWDGRU GH VX
HMHFXFL°Q OD H[SHULHQFLD GH SODFHU DTXª Ó\Ó DKRUD VH SLHUGH \ HO VH[R OOHJD D
FRQYHUWLUVH HQ XQ WUDEDMR HQ YH] GH HQ XQ MXHJR &XDQGR OD DXWRHYDOXDFL°Q GHO
LQGLYLGXRHVFUªWLFDORVUHVXOWDGRVSXHGHQVHUFLHUWDPHQWHXQDGLVWUDFFL°QPROHVWDGHO
FLFORGHH[FLWDFL°Q
Eslabón 8: Evaluación de la Conducta Sexual
/D HYDOXDFL°Q GH OD FRQGXFWD VH[XDO SURSLD HV HO Q·FOHR GHO SUREOHPD HQ OD
PD\RUªD GH ODV GLVIXQFLRQHV VH[XDOHV FRPXQHV TXH OOHJDQ DO FRQVHMHUR VH[XDO 'H
KHFKRORVWHUDSHXWDVUDFLRQDOHPRWLYRVKDFHQXQDGLVWLQFL°QHQWUHdisfunciónVH[XDO\
perturbaciónVH[XDO(OLQGLYLGXRSXHGHWHQHUXQDGLVIXQFL°Q SRUHMHPSORGLILFXOWDG
GH HUHFFL°Q \ RSWDU WRGDYªD SRU HVWDU UHODWLYDPHQWH QR SHUWXUEDGR HPRFLRQDOPHQWH
6L VH SHUWXUED GHVGH OXHJR HO GHVRUGHQ HPRFLRQDO LQKLELU DGHPV HO EXHQ
IXQFLRQDPLHQWR VH[XDO /D SHUWXUEDFL°Q GH DFXHUGR FRQ OD 5(7 SURFHGH GH OD
evaluaciónGHOLQGLYLGXRVREUHVXGLILFXOWDGVH[XDO
La impotencia será problemática para el hombre y su compañera sólo si la
evalúan como «horrible». Si continúan atribuyendo el fracaso a alguna característica
duradera de sí mismos y evalúan esta característica como horrorosa, no sólo impedirán su ejecución en el momento sino que estarán haciéndolo calamitoso y
probablemente una profecía auto-cumplidora en el futuro. Por otra parte, si son
capaces de concluir que la impotencia no es catastrófica, que pueden todavía
funcionar como buenos compañeros sexuales usando otras técnicas, que su «yo»
está todavía intacto incluso si la erección no se produce, puede muy bien recuperarse
la erección, o al menos la pareja puede continuar con sus encuentros sexuales no
impedidos por el miedo, la ansiedad o la auto-derrota.
SINTESIS
Las experiencias sexuales positivas son una amalgama nebulosa de estímulos
y respuestas, un flujo suave entre las percepciones correctas y las evaluaciones
FACTORES COGNITIVOS EN LA CONDUCTA SEXUAL
207
positivas. Cuando este proceso ocurre, el clima emocional del individuo será tranquilo y el juego sexual será un placer o incluso un deleite.
Las experiencias sexuales negativas tienen lugar cuando los eslabones entre
estímulos y respuestas están bloqueados por cogniciones incorrectas o negativas.
Los siguientes son algunos ejemplos de estos tipos de errores cognitivos:
Errores Perceptuales
1. Abstracción selectiva: «No veo rubor sexual en mi pecho... Supongo que
no estoy excitado».
2. Inferencia arbitraria: «No he llegado todavía... Probablemente no lo conseguiré».
3. Sobregeneralización: «Mi erección es pequeña... se que llegaré a ser impotente».
4. Personalización: «Me he quitado la ropa y él no tiene una erección. Jamás
me encontrará atractiva».
5. Pensamiento dicotómico: «No tengo orgasmo». «No soy un hombre auténtico».
Errores Evaluativos
Ninguna de las cinco afirmaciones precedentes se necesitan para impedir el
proceso del ciclo de excitación, a menos que el individuo atribuya una evaluación
negativa exagerada a la cognición. Por ejemplo, en el primer caso, la mujer podría
concluir que no está excitada y evalúa este hallazgo no perjudicialmente: por
ejemplo «Bien, así que no estoy excitada. Siempre hay una próxima ocasión. Haré
de esta una super sesión de amor para mi compañero». Por otra parte, considerar
lo que sucedería si percepciones tales como la precedente se siguiera por una
evaluación como «¡Qué horrible!» «¡No debería ser de esta forma!» «No puedo
aguantarlo» «¡Tengo que conseguir hacerlo mejor!» «¡Soy un triste desperdicio!»
«¡Todo es por mi culpa» La inundación de ansiedad, sufrimiento, culpa o ira afectará
en el camino del sexo feliz y placentero.
Con respecto a las disfunciones sexuales, es interesante notar que los terapeutas
sexuales han desarrollado diversos sistemas clasificatorios para las disfunciones
sexuales comunes, están claramente definidas la eyaculación precoz, la eyaculación
retardada, y la impotencia entre los hombres, y la anorgasmia, la dispareunia y el
vaginismo entre las mujeres. Estas categorías a menudo se desgloban además dentro
de disfunciones primarias (ocurren bajo cualquier condición) y disfunciones situacionales (ocurren sólo bajo condiciones específicas).
Un examen más detenido de estas categorías sugiere, sin embargo, que los
mismos procesos disfuncionales están operando prácticamente en todos los casos.
Por ejemplo, muchos de los eyaculadores precoces asumen que tienen el orgasmo
rápidamente porque están demasiado excitados, y los procedimientos típicamente
inefectivos de auto-ayuda que desarrollan consisten en distraerse del encuentro
sexual -por ejemplo, recitando tablas de multiplicar) o minimizando la estimulación
-por ejemplo, no permitir a su compañera que toque sus genitales). Los consejeros
que han trabajado con eyaculadores precoces encuentran, sin embargo, que más
208
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
bien que estar sobreexcitados, están generalmente infraexcitados. De hecho, cuando tales clientes adquieren la habilidad para ejercer algún control sobre el reflejo,
cuentan generalmente que el orgasmo, cuando sucede, es significativamente más
placentero.
Aparece, entonces, que los ingredientes centrales en todas las categorías diagnósticas son un alto nivel de angustia emocional inducido por errores cognitivos de
evaluación, a menudo acompañDGos con errores cognitivos de percepción. El producto
final es un individuo que se acerca al trabajo del sexo (en vez de al juego del sexo)
como una forma de ponerse a prueba a sí mismo (más que de disfrutar) —ciertamente
una actitud no muy sexy.
TERAPIA SEXUAL
'XUDQWH OD SULPHUD PLWDG GHO VLJOR YHLQWH HO WUDWDPLHQWR GH ORV GHVRUGHQHV
VH[XDOHV VH WUDWDED HQ JUDQ SDUWH FRQ WHUDSLD RULHQWDGD SVLFRDQDOªWLFD R SVLFRGL
QPLFDPHQWH (O WUDWDPLHQWR HVWDED SRVWXODGR VREUH OD QRFL°Q GH TXH HO IXQFLR
QDPLHQWR VH[XDO VDOXGDEOH SRGªD FRQVHJXLUVH REWHQLHQGR LQVLJKW GH ORV SUREOHPDV
SVLFRVH[XDOHV WHPSUDQRV \ UHVROYLHQGR ORV FRQIOLFWRV HGªSLFRV \ OD HQYLGLD GHO SHQH
R DQVLHGDG GH FDVWUDFL°Q UHVXOWDQWH GH HOOR OR FXDO QRUPDOPHQWH UHTXHULUªD D®RV GH
H[SORUDFL°QLQGLYLGXDO$SHVDUGHTXHHQHVWRVWUDVWRUQRVORFRJQLWLYRHVODHVHQFLDODV
WHUDSLDV RULHQWDGDV SVLFRDQDOªWLFDPHQWH UDUD YH] VH FHQWUDQ GLUHFWD R LQFOXVR
LQGLUHFWDPHQWH VREUH SHUFHSFLRQHV LQH[DFWDV \ HYDOXDFLRQHV GLVIXQFLRQDOHV GHO
HVWªPXOR OD H[FLWDFL°Q R OD FRQGXFWD VH[XDO +DVWD HO SXQWR GH TXH VL FXDOTXLHUD GH
HVWRVHVODERQHVVHGHEDWHQRVHVLJXHGHLQVWUXFFLRQHVSDUDUHPHGLDUOR3RUHMHPSORVL
VHLGHQWLILFDXQFRQIOLFWRHGªSLFRFRPRXQlUD]°QxGHODH\DFXODFL°QSUHFR]UDUDPHQWH
VHLQVWUX\HDOSDFLHQWHHQW¦FQLFDVTXHSRGUªDQLQIOXLUHILFD]PHQWHHQODSHUFHSFL°Q\OD
HYDOXDFL°Q GH ODV HWDSDV GH H[FLWDFL°Q TXH OOHYDQ D OD H\DFXODFL°Q R TXH UHGXFH OD
DQJXVWLD HPRFLRQDO TXH VLJXH D OD H\DFXODFL°Q SUHFR] ([LVWH SRFD HYLGHQFLD TXH VH
SXHGDFLWDUVREUHHO¦[LWRGHHVWHWLSRGHWUDWDPLHQWRHQPRGLILFDUVLJQLILFDWLYDPHQWHOD
FRQGXFWDVH[XDOGLVIXQFLRQDO\HQLQQXPHUDEOHVHMHPSORVHVSHFLDOPHQWHHQFDVRVGH
PXMHUHVHQSVLFRDQOLVLVFOVLFRSXHGHKDEHUUHDOPHQWHXQLQFUHPHQWRDGLFLRQDOGHOD
SHUWXUEDFL°QVH[XDOGXUDQWH\GHVSX¦VGHOWUDWDPLHQWR
7DPEL¦Q KDQ H[LVWLGR IRUPDV PV SUFWLFDV GH WHUDSLD VH[XDO KDFH WLHPSR DO
PHQRV HQ OD SULPHUD SDUWH GHO VLJOR YHLQWH HQ JUDQ SDUWH SUDFWLFDGR SRU P¦GLFRV QR
DQDOªWLFRV\DPHQXGRGHVFULWRVHQGHWDOOHHQPDQXDOHVSDUDHOS·EOLFRHQJHQHUDO/RV
VH[°ORJRV LQFOX\HQGR $XJXVW )RUHO +DYHORFN (OOLV 0DJQXV
+LUVFKIHOG :LOOLDP-5RELQVRQ :)5RELH 7KHRGRUH9DQGH
9HOGH * /RPEDUG .HOO\ \ +DQQDK \ $EUDKDP 6WRQH
FRQWULEX\HURQFRQWUDEDMRVOHªGRVSRUPLOORQHVGHSHUVRQDVTXHTXHUªDQDSUHQGHUTX¦
KDFHU SDUD VHQWLUVH PV DGHFXDGRV VH[XDOPHQWH $XQTXH VXV HQIRTXHV IXHURQ
LJQRUDGRV HQ VX PD\RU SDUWH SRU ORV SUDFWLFDQWHV SVLFRDQDOªWLFRV H[LVWH DOJXQDV
HYLGHQFLD GH TXH VXV HVFULWRV WUDWDQ PV GLUHFWDPHQWH FRQ ORV GLYHUVRV HVODERQHV GH
QXHVWUR PRGHOR \ WHQªDQ HIHFWRV SRVLWLYRV HQ W¦UPLQRV GH FDPELRV DFWLWXGLQDOHV \
FRQGXFWXDOHV
Mucho más recientemente, el centro de la investigación sexual y de la terapia
sexual ha seguido un modelo conductual más o menos explícito. Uno de los primeros
FACTORES COGNITIVOS EN LA CONDUCTA SEXUAL
209
SVLF°ORJRVPRGHUQRVTXHURPSHFRPSOHWDPHQWHFRQHOPRGHORIUHXGLDQR\HQIDWL]DXQ
HQIRTXHFRJQLWLYR\FRQGXFWXDODFWLYRSDUDODWHUDSLDVH[XDOIXH$OEHUW(OOLV
0DV WDUGH HO WUDEDMR H[SHULPHQWDO \ FOªQLFR GH 0DVWHUV \ -RKQVRQ
HVWDEOHFL° OD HILFDFLD GHO FDPELR FRQGXFWXDO GLUHFWR \ OD SUFWLFD in vivo FRPR
LQJUHGLHQWHV LPSRUWDQWHV SDUD PHMRUDU HO IXQFLRQDPLHQWR VH[XDO ORV SURFHGLPLHQWRV
FXLGDGRVDPHQWH GRFXPHQWDGRV \ OD HILFDFLD GHO WUDEDMR GH 0DVWHUV \ -RKQVRQ
UHFLELHURQDEXQGDQWHSXEOLFLGDGHLQIOX\HURQVLJQLILFDWLYDPHQWHLQFOXVRHQHOWUDEDMR
GH SUDFWLFDQWHV RULHQWDGRV SVLFRDQDOªWLFDPHQWH WDOHV FRPR .DSODQ 'HVGH HO
WUDEDMRGH0DVWHUV\-RKQVRQ(OOLV\RWURVSLRQHURVORVSURFHGLPLHQWRVGHWHUDSLDGH
FRQGXFWDHPSH]DURQDVHUDSOLFDGRVVLVWHPWLFDPHQWHDORVSUREOHPDVGHLQDGHFXDFL°Q
\ GH SHUWXUEDFL°Q VH[XDO $QQRQ %DUEDFK )HOGPDQ \ 0DF &XOORFK
+DUWPDQ\)LWKLDQ+HLPDQ/R3LFFROR\/R3LFFROR/D]DUXV
6HPDQV:ROSH\/D]DUXV
$®DGLGRDORVP¦WRGRVFRQGXFWXDOHVDOWDPHQWHFUHDWLYRVXVDGRVHQWHUDSLDVH[XDO
FRQWHPSRUQHD XQ FRPSRQHQWH VLJQLILFDWLYR GHO FDPELR GH FRQGXFWD XVDGR SRU OD
PD\RUªD GH HVWRV WH°ULFRV \ SUDFWLFDQWHV VH ORFDOL]D HQ ODV FRJQLFLRQHV DOWHUDGDV
'LUHFWDRLQGLUHFWDPHQWHODVFRJQLFLRQHVVHGLULJHQVREUHODHVWLPXODFL°QVH[XDO\OD
FRQGXFWDVH[XDO/DVDFWLWXGHVGHORVFOLHQWHVEDVDGDVVREUHPLWRV\PDODLQIRUPDFL°Q
DFHUFD GH Vª PLVPRV VXV FXHUSRV \ VXV IXQFLRQDPLHQWR VH[XDO VRQ UHFRORFDGRV FRQ
FUHHQFLDV PV H[DFWDV DFHUFD GHO VH[R \ OD VH[XDOLGDG (OOLV HQ
SDUWLFXODU KD HODERUDGR W¦FQLFDV GH UHHVWUXFWXUDFL°Q FRJQLWLYD TXH VH FHQWUDQ HQ HO
FDPELRGHDFWLWXGHVKDFLDODHMHFXFL°QVH[XDOHQJHQHUDO\KDFLDXQRPLVPRFXDQGRVH
SUHVHQWDXQDGLVIXQFL°QVH[XDO/DPHWDGHWDOHVSURFHGLPLHQWRVHVUHGXFLUODDQVLHGDG
\HODXWRDEDWLPLHQWRGHWDOPRGRTXHSURSRUFLRQHXQPHMRUPDUFRSVLFRO°JLFRSDUD
DFHUFDUVHDDVSHFWRVPVW¦FQLFRFRQGXFWXDOHVGHXQSURJUDPDGHWHUDSLDVH[XDO
3HUPªWDQQRVH[DPLQDUDKRUDDOJXQRVGHORVHQIRTXHVGHWHUDSLDVH[XDODFWXDOHV\
PV DPSOLDPHQWH SUDFWLFDGRV HQ W¦UPLQRV GH QXHVWUR PRGHOR GH RFKR HWDSDV
FHQWUQGRQRVVREUHGRVGHORVPVFRPXQHVWUDVWRUQRVVH[XDOHV
Disfunción Orgásmica Femenina
/D SULQFLSDO PRGDOLGDG GH WUDWDPLHQWR WDQWR SDUD GLVIXQFLRQHV RUJVPLFDV
SULPDULDV FRPR VHFXQGDULDV HV XQD VHULH GH DVLJQDFL°Q GH WDUHDV GH PDVWXUEDFL°Q
JUDGXDGD %DUEDFK +HLPDQ /R3LFFROR \ /R3LFFROR .DSODQ
(QWUHODVW¦FQLFDVDFFHVRULDVSDUDODGLVIXQFL°QRUJVPLFDVHFXQGDULDSXHGHQLQFOXLUVH
ODVVLJXLHQWHVFHQWUDUVHHQODVHQVDFL°Q 0DVWHUV\-RKQVRQ GHVHQVLELOL]DFL°Q
VLVWHPWLFR :ROSH \HQWUHQDPLHQWRHQDVHUWLYLGDG :ROSH
(Q XQD YDULHGDG GH IRUPDV HO WUDWDPLHQWR VH FHQWUD HQ FRQVHJXLU TXH OD
PXMHUGHVDUUROOHXQMXHJRH[WHQVRGHVLWXDFLRQHV\HVWªPXORVFDSDFHVGHHYRFDU
ODH[FLWDFL°QVH[XDO (VODE°Q (VWRVHKDFHGHGLYHUVDVIRUPDV$WUDY¦VGHGDU
LQIRUPDFL°Q FRUUHFWLYD DFHUFD GH OD DQDWRPªD \ ILVLRORJªD S¦OYLFD IHPHQLQD VH
DQLPDDODVPXMHUHVDWHQHUHQFXHQWDVXFOªWRULV\QRODVSDUHGHVYDJLQDOHVSRU
VHUHOOXJDUGHHVWLPXODFL°QHU°WLFDPVSUREDEOHTXHOOHYDHORUJDVPR6HDQLPD
DTXHVHXVHODIDQWDVªD \QRORVSHQVDPLHQWRVURPQWLFRVGHOPDULGRGHWUHLQWD
210
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
D®RV /DVIDQWDVªDVDPHQXGRXVDGDVSUHYLDPHQWHFRQDQVLHGDG RTXL]QRXVDGDV
QXQFD VRQUHHWLTXHWDGDVSRUHOWHUDSHXWDFRPREXHQDVGLYHUWLGDV\XQHVWªPXORVH[XDO
VDOXGDEOH<DORVGHGRVORVYLEUDGRUHVODVDOPRKDGDV\RWURVHVWªPXORVIªVLFRVVHOHV
GD HO lHVWDWXVx GH HVWªPXORV VH[XDOHV YOLGRV 0LHQWUDV VH H[WLHQGH VX MXHJR GH
HVWªPXORVTXHSXHGHSRWHQFLDUODH[FLWDFL°QVH[XDO\HOGLVIUXWHWDPEL¦QVHHQVH®DD
ORV FOLHQWHV XQ QXHYR YRFDEXODULR SDUD GHVFULELU HVWRV HVWªPXORV WDQWR D Vª PLVPRV
FRPRDVXVFRPSD®HURV$WUDY¦VGHOHPSDUHMDPLHQWRUHSHWLGRGHORVQXHYRVHVWªPXORV
VH[XDOHV FRQ XQD H[FLWDFL°Q PV DOWD HO QXHYR SRWHQFLDO HU°WLFR GH HVWRV HVWªPXORV
FRQVLJXH PD\RU VROLGH] $GHPV VH D\XGD D ORV FOLHQWHV D LGHQWLILFDU D DTXHOORV
HVWªPXORV TXH OHV lDSDJDQx PV ELHQ TXH OHV HQFLHQGHQ SRU HMHPSOR RORU FRUSRUDO
KHULGDVHLUDVQRUHVXHOWDV \SURGXFLUFDPELRVHQHVWRVHVWªPXORV\RHQVXHYDOXDFL°Q
GHHOORVSDUDUHGXFLURHOLPLQDUVXSRWHQFLDOGHDSDJDGR
7DPEL¦QVHGDLQIRUPDFL°QFRUUHFWLYDUHVSHFWRGHOFXDUWRHVODE°QODSHUFHSFL°Q
GH OD H[FLWDFL°Q GDQGR LQIRUPDFL°Q D OD SDUHMD FRQ SUFWLFD PDVWXUEDWRULD $Vª HO
FOLHQWHSXHGHHVWDUEXVFDQGRSRQHUVHSRUODVQXEHVXQDOXEULFDFL°QDEXQGDQWHRXQDV
RQGDVGHFKRTXHDWUDY¦VGHVXVFXHUSRVFRPRVH®DOHVGHODH[FLWDFL°Q6LIUDFDVDDO
H[SHULPHQWDU HVWDV PHGLDQWH OD DEVWUDFFL°Q VHOHFWLYD SXHGH IDOODU HQ HWLTXHWDU \
UHFRQRFHU VXV LQGLFDFLRQHV GH H[FLWDFL°Q VXWLOHV PV FRQFUHWDV GH VX FXHUSR SRU
HMHPSOR XQD VHQVDFL°Q GH FRVTXLOOHR X KRUPLJXHR HQ VX YXOYD WHQVL°Q HQ VXV
P·VFXORV GHO PXVOR FRQWUDFFLRQHV GH VXV P·VFXORV DEGRPLQDOHV \ SHULQHDOHV R
LQFUHPHQWR GHO ULWPR UHVSLUDWRULR 3URSRUFLRQDQGR D OD FOLHQWH XQD YDULHGDG GH
LQGLFDGRUHV GH H[FLWDFL°Q DFRPSD®DGRV GH HWLTXHWDV \ DQLPQGROD D EXVFDU VXV
SURSLRVFDPELRVHQODVHQVDFL°QGXUDQWHVXVVHVLRQHVGHSUFWLFDGHODPDVWXUEDFL°Q
OOHJD D HVWDU HQWUHQDGD SDUD SHUFLELU PV H[DFWDPHQWH XQD DPSOLD YDULHGDG GH
VHQVDFLRQHVVH[XDOHV
En el Eslabón 5, la evaluación positiva de la excitación se facilita a través de
varias clases de entrenamiento verbal, pretendiendo reeducar y tranquilizar al cliente
acerca de su excitación sexual y las cosas que la apoyan o la dificultan. Además,
se ayuda a la cliente a identificar y etiquetar aquellos signos físicos y mentales que
la distraen de sintonizar con su excitación (por ejemplo, incomodidad por una
estimulación clitorial demasiado fuerte, ansiedad al rechazo, sobre focalización en el
placer de su compañero, o una forma más general de distracFión), y se proporcionan
formas de reducir sus pensamientos y sentimientos que interfiHren con ello.
Kaplan (1974), Barbach (1975), y Heiman, LoPiccolo, y LoPiccolo (1976)
acompañan este proceso de evaluación positiva de la excitación diciendo a la cliente
que es correcto que lo haga mientras lo necesite, mostrándola que sus sentimientos
y miedos son normales y que ella no es una persona tan mala, ya que muchas otras
mujeres tienen este problema. Sin embargo, quizá no hay ninguna terapia que
ataque tan eficaz y directamente la evaluación negativa y la ansiedad, la culpa, o
la depresión concomitantes que bloquean la excitación e interfieren con el orgasmo
tan bien como la RET de Ellis (1960, 1975, 1979), en la que se enseña vigorosa
y activamente a la cliente a debatir sus ideas de que «Es horrible no sentirse
excitada»; «Debería llegar más rápidamente»; o «Soy una fracasada sexual sin
esperanza».
Uno de los elementos esenciales en el armamento del terapeuta sexual,
especialmente útil en el tratamiento de la anorgasmia secundaria, es centrarse en la
sensación. Este procedimiento consiste en una secuencia de dos fases de ejercicios
FACTORES COGN1TIVOS EN LA CONDUCTA SEXUAL
211
de estimulación mutua de la pareja designada para quitar el foco en el coito y
redirigirse al placer sensual de muchas partes del cuerpo. También proporciona un
medio para que los compañeros sexuales comuniquen lo que les gusta y lo que les
desagrada y los sentimientos hacia el otro. En la primera fase, primero un compañero, después el otro, acaricia el cuerpo de su compañero desde la cabeza hasta
los dedos de los pies, experimentando con diferentes tactos y recibiendo feedback
sobre lo que gusta y lo que no. Se excluye el pecho y los genitales. En la segunda
parte, se añade el pecho y los genitales con instrucción adicional para no experimentar un orgasmo pero encontrando formas de tocar que produzcan niveles altos
de excitación. De nuevo, ambos participantes aprenden a reducir su rígida fijación
sobre las zonas erógenas usuales y extienden sus fuentes de estimulación erótica y
de excitación a toda una serie de reas a menudo no percibidas con anterioridad
como estimulantes. Aprenden a hablar de estas zonas de una nueva forma, a
tocarla de una manera nueva, y a evaluar la excitación y la conducta sexual
positivamente (por ejemplo sensaciones en el cuero cabelludo, en los pies, en las
orejas, etc.). El efecto cognitivo/emotivo total es generalmente una reducción de la
tensión en las interacciones sexuales, una libertad en la presión de tener un
orgasmo (o una erección) o un coito. Debido a que llega a ser casi imposible fallar
cuando las metas sexuales de orgasmo, erección y coito son eliminadas, todos los
tipos de estimulación y excitación que suceden tienden a ser evaluados de forma
más positiva, con una concomitante reducción de la interferencia de pensamientos
y sentimientos negativos.
Si la mujer tiene que transmitir a su compañero alguna nueva información acerca
de qué conductas sexuales le producen excitación para que puedan ser incorporadas
dentro de sus encuentros sexuales, puede aprovechar el entrenamiento en asertividad,
para que le ayude a llegar a ser más hábil y estar más cómoda al comunicar las
preferencias y sentimientos sexuales. El entrenamiento en asertividad consiste en
ayudar al individuo —mediante las técnicas de ensayo de conducta, modelado, y
entrenamiento— a comunicar sentimientos y preferencias de una forma directa, clara
(por ejemplo, que le gustaría que su compañero le hiciese un contacto oral-genital, o
que le gustaría que tocase su clªtoris durante el coito para facilitar el orgasmo) una
parte usual de este proceso implica el descubrir sentimientos que bloquean la
comunicación (ejemplo, la ansiedad de parecer ridícula, o de ser rechazada) y ayudar
a la cliente a desarrollar un nuevo juego de creencias que apoye la expresión de
asertividad («Tengo derecho a expresar mis preferencias»; «Tengo derecho a la
satisfacción sexual»; «Si la otra persona se siente molesta por mi petición, es
desagradable y frustrante, pero no horrible»). Se hace así extensivo al compañero de
la mujer el proceso de expansión del repertorio de estímulos, señales de excitación, y
conductas sexuales manifiestas y la evaluación positiva de las mismas.
Se anima la experimentación de una amplia variedad de conductas sexuales
(Eslabón 6) entre los compañeros, con el terapeuta dando permiso para hablar
sobre lo que les gusta y lo que les incomoda como un medio adicional de ayudar a
los clientes a desarrollar sentimientos y evaluaciones más cómodas y positivas de
su nuevo juego extensivo de conductas sexuales. También puede animarse a la
mujer a practicar una nueva expresión conductual por sí misma (por ejemplo,
estimularse para un orgasmo escandaloso o representar un orgasmo), para
ayudarla a fortalecer tanto la conducta como la experiencia positiva.
212
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Eyaculación Precoz
3HUPªWDQQRVDKRUDDSOLFDUQXHVWURPRGHORDXQSUREOHPDPDVFXOLQRFRP·QHOGH
OD H\DFXODFL°Q SUHFR] 8QD FRQGLFL°Q QXFOHDU HQ FDVRV GH H\DFXODFL°Q SUHFR] HV XQD
IDOWD GH KDELOLGDG SDUD UHFRQRFHU \ FRQVHFXHQWHPHQWH FRQWURODU ODV VHQVDFLRQHV
SUHPRQLWRULDV GH OD H\DFXODFL°Q (VODE°Q 8Q SDVR LPSRUWDQWH HQ HO WUDWDPLHQWR
SXHGH LQFOXLU HQWUHQDPLHQWR in vivo, HQ HO TXH HO FOLHQWH DSUHQGH D lSRQHUVH HQ
FRQWDFWRxFRQVXVVHQVDFLRQHVSUHRUJVPLFDVFRQODPHWDGHLQFUHPHQWDUVXXPEUDO
GH H[FLWDELOLGDG &RPR :DOHQ +DXVHUPDQ \ /DYLQ S PDQLILHVWDQ
l3DUHFH TXH HO LQJUHGLHQWH DFWLYR GHO ¦[LWR GH ORV P¦WRGRV GH WHUDSLD FRQVLVWH HQ
YHQFHU HO REVWFXOR LQPHGLDWR D OD FRQWLQHQFLD H\DFXODGRUD LQGXFLHQGR DO KRPEUH D
H[SHULPHQWDUODSHUFHSFL°QSUHYLDPHQWHGHQLYHOHVDOWRVGHH[FLWDFL°QHU°WLFDPLHQWUDV
HVWFRQVXFRPSD®HUDVH[XDOx(OWHUDSHXWDWDPEL¦QD\XGDDOFOLHQWHDFHQWUDUVHVREUH
ORVSHQVDPLHQWRV\VHQWLPLHQWRV SRUHMHPSORPLHGRDOIUDFDVRLUDRLQVHQVLELOLGDG
KDFLD VX FRPSD®HUD TXH LQWHUILHUH FRQ HVWH IRFR VHQVXDO \ D UHHPSOD]DUORV SRU
HYDOXDFLRQHV PV SRVLWLYDV 7DPEL¦Q VH D\XGD DO FOLHQWH D LGHQWLILFDU \ HYDOXDU
SRVLWLYDPHQWH RWURV HVWªPXORV \ FRQGXFWDV SRU HMHPSOR IDQWDVªDV IRUPDV GH DXWR
HVWLPXODUVH TXH OH D\XGDU D OOHJDU D HVWDU H[FLWDGR \ FRQWURODU PHMRU HO ULWPR GH OD
H[FLWDFL°Q (VODERQHV\
&XDQGR FRPR HV IUHFXHQWHPHQWH HO FDVR KD\ XQ SUREOHPD DGLFLRQDO GH HYD
OXDFL°Q QHJDWLYD GH OD FRQGXFWD SUREOHPD (VODE°Q HO FOLHQWH SXHGH VHU IXHU
WHPHQWH D\XGDGR SRU OD DGLFL°Q GH XQ HQIRTXH 5(7 (OOLV HQ HO TXH VH OH
DFRQVHMD GHVDILDU VXV SHQVDPLHQWRV FUHDGRUHV GH DQVLHGDG l(V KRUULEOH VL PH YLHQH
GHPDVLDGR USLGRx R SHQVDPLHQWRV GH DXWRDWDTXH l6R\ XQ FRPSD®HUR VH[XDO
LQDGHFXDGR SRU OOHJDU WDQ USLGRx (VWH WUDEDMR SDUD FRQWUDUUHVWDU SRVLEOHV HYD
OXDFLRQHV QHJDWLYDV GH OD FRQGXFWD VH[XDO WDPEL¦Q VH KDFH SRU OD PD\RUªD GH ORV
FRQGXFWRUHVWHUDSHXWDVVH[XDOHVWUDQTXLOL]DQGRDOFOLHQWHGHTXHQRHVQHFHVDULRTXH
VHDFDSD]GHSURORQJDUHOFRLWRRXQDHUHFFL°QGHOSHQHSDUDVHUFDSD]GHGLVIUXWDUGHO
VH[RRVDWLVIDFHUDVXFRPSD®HUD
UN CASO COMO EJEMPLO
Lo que es evidente de los ejemplos precedentes es que los eslabones en el
modelo de circulo de feedback propuesto no se sigue necesariamente uno a otro
paso a paso, de una manera secuencial, sino más bien resuena de uno a otro de
diferentes maneras. Lo que esperamos que el modelo pueda facilitar es la
identificación de los eslabones que pueden ser especialmente problemáticos en un
caso individual de tal modo que las estrategias terapéuticas puedan por lo tanto ser
seleccionadas más claramente.
El siguiente caso ilustra una sesión en la que se tratan varios eslabones del
modelo, dentro de una estructura de terapia racional, cuando el terapeuta ayuda al
cliente a clarificar sus percepciones erróneas y evaluaciones exageradamente negativas y a debatir estas irracionalidades para producir cambios cognitivos, emotivos
y conductuales. La cliente es una mujer de 32 años con disfunción orgásmica
secundaria. La mujer se había divorciado hacía cuatro años, durante los cuales había
tenido varios compañeros sexuales pero había llegado a estar progresivamente
«apagada» para el sexo. En la sesión, está hablando de un hombre con el que ha
salido tres veces, con el que disfruta hablando y saliendo, pero con el que está
FACTORES COGNTTIVOS EN LA CONDUCTA SEXUAL
213
empezando a irritarse cuando él tiene orgasmos fácilmente y ella no. Aunque una
meta principal es ayudarla a identificar las clases de estimulación que le gustan y
llegar a ser más asertiva en expresar sus preferencias, la meta mayor es ayudar a
la cliente a desarrollar un sistema de creencias que apoye su derecho a tener placer y le
ayude a descatastrofizar la posibilidad de ser rechazada (el tema subyDcente que está
probablemente en la raiz de un mayor porcentaje de perturbaciones sexuales) .
c: No sé lo que está mal en mí. Realmente me gusta Bob —pero después de tener
relaciones sexuales la otra noche, me sentí enfadada y despreciada y no podía esperar
a que saliese de la habitación—. Quizá soy demasiado exigente o lo estropeo todo y
nunca encontraré a alguiHn con el que pueda relacionarme.
t : Parecías sentirte a gusto con él. ¿Qué sucedió, qué pensaste, qué te llevó a sentirte
enfadada?
c: Hmmmm. Creo que cuando hicimos el amor. Nos dimos un montón de caricias...
realmente me gusta eso y estaba consiguiendo estar muy excitada. Después
comenzamos a hacer el coito. El llegó en tres minutos, después nos tendimos en la
cama un rato y entonces deseaba que desapareciera. Pienso que es lo que realmente
me sentó mal.
t : ¿Eso IXH lo que te hizo mal? Recuerda... ¿Cómo es que nos causamos nuestro
VHQWLPLHQWRVHQUHDFFL°QDFLHUWDVFRVDVGHDFXHUGRFRQOD5(7"
c: Oh, si... mediante mis pensamientos acerca de lo que sucedió... Déjame ver. Imagino
que me diría a mí misma que él tendría que haber estado más interesado en mi placer.
Y que él era una persona demasiado egoísta... no se preocupó realmente de mí todo el
tiempo.
t : Caramba, eso no suena de la misma forma que estuviste describiéndole como pareja
en semanas pasadas. Asumamos que él puede estar actuando egoísta e
insensiblemente contigo sexualmente, es decir, no dedica tiempo a examinar y ver si
tú estás satisfecha. ¿Puedes ver cómo esta conducta egoísta no significa que sea una
persona totalmente egoísta?
c: Imagino que no es realmente una persona egoísta. En realidad el está siendo muy
agradable y generoso conmigo y por lo que he podido ver, también para su familia y
amigos. Pero él no debería tener su orgasmo y volverse hacia el otro lado, ¿no es
verdad? Quiero decir, ¡que no me gusta eso!
t : ¿Y donde está escrito que él debe comportarse de la forma que a tí te gustaría?
c: Imagino que no tiene que..., pero quiero que lo haga.
t : ¡Magnífico! Ahora, me gustaría examinar las cosas y ver si tienes alguna destreza
sobre cómo debatir tu «debería», tus demandas de que debe darte un orgasmo. Porque
si quieres al menos explorar la posibilidad de una relación con él, y mejorar tu
disfrute sexual, pienso que es importante que realmente aprendas cómo parar esta
clase de «deberías», además probablemente conseguirás estar tan enfadada que vas a
querer huir, un modelo con el que has dicho te gustaría romper.
c: Imagino que puedo decirme a mí misma, no me gusta su negligencia hacia mi
orgasmo, pero puedo aguantarlo. ¡Ya que ha pasado otras veces! (Risas) y puedo
intentar recordar que no es una persona egoísta... sólo algo falible.
t : Bueno. Ahora, veamos si podemos tener una tormenta de ideas para que tú intentes
ver si puedes conseguir más orgasmos. ¿Alguna idea al respecto? ¿Cuales son
algunas de las cosas que te ayudarían, algunas de las formas que crees más probables
para conseguir el orgasmo?
214
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
c: Uh... (es difícil) uh... bien, puedo tener siempre un orgasmo con mi vibrador. Y casi
siempre... uh... si un individuo me hace el sexo oral. Y me gusta cuando acarician
mi cuerpo, me masajean mi espalda.
t : Bueno has conseguido algunas buenas ideas para darle.
c: SÍ... pero nunca podría pedirle que lo haga... como, que bajase por mi cuerpo. El
probablemente pensaría que yo soy rara, por necesitar esta clase de cosas y declararlas
y pedírselas. Sólo el pensarlo me pone realmente ansiosa.
t : Vamos a asumir que pensase eso, aunque muchos de los hombres con los que he
hablado han dicho justo lo contrario, que darían la bienvenida a algún feedback de sus
compañeras, ya que la mitad de las veces no saben si ella está realmente excitada, o
si está llegando. Y dicen que si se expresasen,; no tendrían que ir leyendo su mente
o gastar media hora insistiendo sobre algo cuando a ella realmente le gustaría un masaje
en la espalda y que le chupe los pezones! Pero de todas formas... Asumiremos que
Bob piensa que eres rara. ¿Qué supones que te estas diciendo sobre esto para crear
ansiedad?
c: Eso es fácil, que sería horrible que él pensase eso, y que nunca querría verme de
nuevo.
t : ¿Y si él no quisiera verte de nuevo?
c: imagino, cuando pienso sobre ello, que no sería tan horrible. Bastante desagradable,
imagino que la causa es que pienso que es uno de los individuos más agradables que
me he encontrado en mucho tiempo, pero supongo que si he sobrevivido sin él todo
este tiempo, podría todavía conseguirlo si él me dejase.
t : Bueno. Ahora si puedes conservar aquellos pensamientos racionales firmemente asestados en tu mente —y en especial en las ocasiones en que estas ansiosa acerca de
permitirle conocer lo que te agrada sexualmente— estarás en un buen momento para
aceptar el riesgo de expresarlo.
Debido al fondo religioso y la incomodidad de la cliente al discutir sus preferencias sexuales, se hizo un ensayo de conducta para reducir su ansiedad e
incrementar su facilidad al expresarse. En la siguiente sesión, narró un gran éxito.
Bob había expresado sorpresa al enterarse que no había quedado satisfecha, ya que
sus ruidos le habían permitido asumir que había llegado, y se mostró impaciente
para hacer las cosas que indicó le gustaban.
CONCLUSION
Las experiencias sexuales positivas son el resultado de algo más que una buena
técnica sexual. Resultan de las percepciones exactas y realistas y de las evaluaciones
positivas. Sin estos eslabones mediadores, ningún tipo de «habilidad sexual» puede
vencer inhibiciones, culpa, ansiedad, depresión, e ira. Las disfunciones sexuales
de los clientes masculinos y femeninos pueden por consiguiente considerarse como
procedentes de bloqueos en estas trayectorias comunes finales.
Parecerá obvio que un buen diagnóstico maximizará la selección de un procedimiento de tratamiento apropiado, lo cual puede aumentar la probabilidad de
éxito en el tratamiento. Se sugiere que un diagnóstico basado sobre el modelo de
circulo de feedback propuesto de una experiencia sexual positiva puede permitir
FACTORES COGNITIVOS EN LA CONDUCTA SEXUAL
215
al terapeuta (1) seleccionar los procedimientos cognitivo conductuales más relevantes para el cliente y (2) enfatizar los aspectos más relevantes de estos procedimientos para un caso individual.
REFERENCIAS
Annon, J. S. The behavioral treatment of sexual problems. Vol. 1. Brief therapy. HonoluIu:Enabling Systems, 1974.
Barbach, L. G. For yourself: The fulfillment of female sexuality. New York: Doubleday,
1975
Beck, A. T. Cognitive therapy and the emotional disorders. New York: International Universities
Press, 1976.
Beck, A. T., Rush, A. J., Emery, G. & Shaw, B. B., Terapia cogmtiva de la depresión.
Bilbao. Desclée De Brouwer, 1983. .
Cantor, J., Zullman, D., & Bryant, J. Enhancement of experienced sexual arousal in response
to erotic stimuli through misattribution of unrelated residual excitation. Journal of
Personality and Social Psychology, 1975, 32, 69-75.
Dutton, D., & Aron, A. Some evidence for heightened sexual attraction under conditions
of high anxiety. Journal of Personality’ and Social Psychology, 1974, 30, 510-517.
Ellis, A. ¿Is the vaginal orgasm a myth? In A. P. Pillay & A. Ellis (Eds.), Sex, society
and the individual. Bombay: International Journal of Sexology Press, 1953.
Ellis, A. The art and science of love. New York: Lyle Stuart, 1960.
Ellis, A. Sex and the liberated man. New York: Lyle Stuart, 1976.
Ellis, A. Intelligent woman’s guide to dating and mating. Secaucus, N. J.: Lyle Stuart,
1979.
Ellis, A., & Harper, R. A. A new guide to rational living. Hollywood, Calif.: Wilshire
Books, 1975.
Ellis, H. Studies in the psychology of sex. New York: Random House, 1936.
Feldman, M. P., & MacCulloch, M. J. Homosexual behavior: Therapy and assessment.
New York: Pergamon, 1971.
Ford, C., & Beach, F. Patterns of sesual behavior. New York: Paul Hoeber, 1951.
Forel, A. The sexual guestion. New York: Physician’s and Surgeon’s Book Co., 1922.
Hartman, W., Sc Fithian, M. The treatment of the sesual dysfunctions. Long Beach, Calif:
Center for Marital and Sexual Studies. 1972.
Heiman, J. R. A psychophysiological exploration of sexual patterns in males and females.
Psychophysiology, 1977, 14, 266-274.
Heiman, J. R., LoPiccolo, L., & LoPiccolo, J. Becoming orgasmic: A sexual growth
program for women. Englewood Cliffs, N. J.: Prentice-Hall, 1976
Hirschfeld, M. Sex in human relationships. London: Lane, 1935.
Kaplan, H. S. The new sex therapy: Active treatment of sexual dysfunctions. New York:
Brunner/Mazcl, 1974.
Kelly, G. L. Sexual manual for those married or about to be. Augusta, Ga.: S. Medical
Supply Co., 1948.
Lazaus, A. Behavior therapy and beyond. New York: McGraw-Hill, 1971.
Masters, W. H., ¿¿Johnson, V. E. Human sexual inadequacy. Boston: Little, Brown, 1970.
Rachman, S., & Hodgson, R. J. Experimentally-induced «sexual fetichism»: Replication
and development. Psychological Record, 1968, ¡8, 25-27.
Robic, W. F. The art of love. Ithaca, N. Y.: Rational life Press, 1925.
Robinson., W. Woman: Her sex and love life. New York: Eugenics Publishing Co., 1929.
Rook, K. S., & Hammen, C. L. A cognitive perspective on the experience of sexual arousal.
Journal of Social Issues, 1977, 33, 7-29.
216
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Schachter, S. The interaction of cognitive and physiological determinants of emotional state.
In L. Berkowitz (Ed.), Advances in Experimental Social Psychology. New York:
Academic Press, 1964.
Schachter, S., & Singer, J. Cognitive, social, and physiological determinants of emotional
state. Psychological Review. 1962, 69, 379-399.
Semans, J. H. Premature ejaculation: A new approach. Southern Medical Journal, 49, 353357.
Stone, H., & Stone, A. A marriage manual. New York: Simon & Schuster, 1935.
Van de Velde, T. H. Ideal marriage. New York: Covici-Friede, 1926.
Walen, S. R., Hauserman, N., & Lavin, P. A clinical guide to bahavior therapy. New
York: Oxford University Press, 1977.
Wolfe, J. How to be sexually assertive. New York: Pergamon Press, 1969.
Wolpe, J., & Lazarus, A. Behavior therapy techniques. New York: Pergamon Press, 1966.
Tercera Parte
Técnicas Esenciales y
Procesos Básicos
12
El Proceso de la Terapia
Racional-Emotiva*
Russell M. Grieger
La terapia racional-emotiva ha llegado a ser una de las ofertas principales de
psicoterapia en los últimos veinte años y ha sido un colaborador fundamental en
la aparición de lo que Mahoney (1977) ha llamado el modelo cognitivo-conductual
de intervención. El ajuste dado a la RET en su fase temprana de desarrollo se
debió en gran medida a los esfuerzos clínicos y a los escritos de su fundador,
Albert Ellis, y a su éxito psicoterapéutico así como al de otros seguidores de la
RET.
Esta aparente validez se ha visto ahora apoyada por un impresionante cuerpo
de evidencia empírica (Ellis, 1977; DiGiuseppe, Miller y Trexler, 1977; Me Govern
y Silverman, 1984), de tal modo que la comunidad científica se ha unido a los
terapeutas que la ejercen para reconocer a la RET como un enfoque innovador y
viable de intervención cognitivo-conductual.
Al haber obtenido la RET ese gran reconocimiento, la teoría y los métodos
han sido adoptados y aplicados en parte o en gran medida, por miles de profesionales
de salud mental. Paralelamente a esta práctica creciente se ha demandado insistentemente una descripción de lo que es la RET en su globabilidad, de principio
a fin, así como una explicación en detalle de su gran número de técnicas.
(Q SDUWH FRPR UHVSXHVWD D HVWD GHPDQGD XQ FROHJD PªR -RKQ %R\G \ \R
SXEOLFDPRV XQ WH[WR TXH GHOLQHDED WDQWR ORV SDVRV R HWDSDV GH OD 5(7 FRPR OD
GHVFULSFL°QGHVXVPHWDV\W¦FQLFDVSDUDFDGDHWDSD *ULHJHU\%R\G (QHVWH
WH[WRGHOLQHEDPRVXQDFXDUWDHWDSDXQPRGHOREDVDGRHQKDELOLGDGHVTXHVHVXVWHQWD
VREUHODSHUVSHFWLYDGHTXHODSVLFRWHUDSLDHVXQlDUWHxTXHFRQVLVWH
* Este capítulo es una versión condensaGa y revisada de un texto escrito por Russell M. Grieger y John
Boyd, Rational-emotive therapy: A Skills-based approach (New York: Van Nostrand Reinhold, 1980).
Se remite al lector a ese texto para un debate más extenso del contenido de este capítulo, así como por
la descripción de muchas de las principales técnicas usadas por los seguidores de la RET. En su forma
presente este capítulo apareció en el Journal of Rational-Emotive Therapy, 1986, 4(1), 138-148.
220
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
en desarrollar en gran medida y depurar habilidades que se emplean estratégicamente para influir en el estado psicológico y en la conducta de los clientes de
forma constructiva. En nuestro modelo basado en habilidades, lo que nosotros
creemos que es reflejo de la práctica de la RET que ahora se está ejecutando,
perfilamos las etapas del psicodiagnóstico, el insight, el trabajar hacia, y la reeducación racional-emotivas, (este último paso ahora se llama trabajar hacia II).
Bajo circunstancias ideales, las técnicas empleadas en estos cuatro grupos de habilidades llevadas a cabo de manera secuencial, conducen al cliente a través del
proceso de la RET.
Ahora, unos cinco años más tarde, al haberse publicado muchas técnicas
nuevas de la RET y ya que la terapia cognitivo-conductual continua extendiéndose
en su especificidad y en su complejidad, pensé oportuno volver a plantear el proceso
que tiene lugar en la RET. Este capítulo, por lo tanto, aunque no orientado hacia
las técnicas, sirve para describir de nuevo el proceso de la RET, y orientar al lector
de este texto a los capítulos siguientes de esta sección. Así, se perfila la RET como
un proceso de cuatro-etapas, si bien estas etapas han sido en cierta medida revisadas
desde 1980.
PSICODIAGNOSTICO RACIONAL-EMOTIVO
7RGDV ODV SVLFRWHUDSLDV HPSLH]DQ FRQ XQ LQWHQWR GH HQWHQGHU OD QDWXUDOH]D \ OD
GLQPLFDGHORVSUREOHPDVGHOFOLHQWH/RPLVPRVXFHGHFRQOD5(7(QFRQWUDVWHFDVL
FRPSOHWR FRQ OD PD\RUªD GH RWURV WLSRV GH SVLFRWHUDSLD HO FHQWUR GHO GLDJQ°VWLFR
SULPDULRGHOD5(7VHHQFXHQWUDHQGHVFXEULUODVFUHHQFLDVRILORVRIªDVTXHSURGXFHQ
SHUWXUEDFL°QHQORVFOLHQWHVFRPSUHQGLHQGRF°PRHVWDVFRQWULEX\HQHVSHFLDOPHQWHHQ
ORV SUREOHPDV HPRFLRQDOHV GHO FOLHQWH \ VH®DODU PHWDV UHDOLVWDV HQ OD TXH WDQWR HO
WHUDSHXWDFRPRHOFOLHQWHSXHGDQHVWDUGHDFXHUGR/RVLQVWUXPHQWRVTXHHOWHUDSHXWD
XVDSDUDOOHYDUDFDERHVWDVWDUHDVVRQFXGUXSOHV XQFRQRFLPLHQWR\DSUHFLDFL°Q
FRPSOHWDV GHO URO FUXFLDO TXH MXHJDQ ODV FRJQLFLRQHV DO LPSDFWDU HQ OD FRQGXFWD \ HO
DIHFWR XQDFRPSUHQVL°Q\VHQVLELOLGDGDODVLGHDVLUUDFLRQDOHVEVLFDVTXHFUHDQODV
GLYHUVDVSHUWXUEDFLRQHVHPRFLRQDOHV FRQILDQ]DHQODYDOLGH]GHODVSUHPLVDVGHOD
5(7 \ XQ FRPSURPLVR GH HQWHQGHU D ORV FOLHQWHV EDMR HVWD SHUVSHFWLYD \
KDELOLGDGHVGHHQWUHYLVWDJHQHUDOTXHVRQSDUWHGHWRGRVORVUHSHUWRULRVFOªQLFRV
(O SVLFRGLDJQ°VWLFR UDFLRQDOHPRWLYR DEDUFD FXDWUR WDUHDV VHSDUDGDV DXQTXH
VRODSDGDVODVFXDOHVGHVFULELU¦DFRQWLQXDFL°QGHIRUPDVXFHVLYD
Clasificación de los Problemas
Un punto de discusión es determinar lo que constituye y no constituye psicopatología y por lo tanto lo que sería mejor tratar a través de psicoterapia, pero
es uno mismo el que es esencial al decidir cómo ayudar mejor a las personas.
Algunos problemas están claramente abocados a la psicoterapia, mientras que otros
podrían ser manejados mejor con orientación profesional, consejo, manejo de
situaciones, o alguna forma de manipulación ambiental.
Al hacer esta diIerenciación, encontramos útil distinguir entre problemas
externos y internos. Los problemas externos incluyen cosas tales como preocu-
EL PROCESO DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
221
paciones profesionales (por ejemplo, ¿cambio mi trabajo o no?), problemas en la
vida (por ejemplo, dificultades económicas), y dificultades de relación (por ejemplo
un esposo/a «odioso/a»). En la RET estos son con frecuencia denominados sucesos
activadores, o A, en la fórmula ABC. Aunque estas son a menudo preocupaciones
de peso que ciertamente merecen atención, difícilmente constituyen psicopatología
y, a menos que se acompañen de problemas emocionales, ciertamente no entran
dentro de la esfera de la psicoterapia. Por lo contrario, los problemas internos
incluyen perturbaciones emocionales (depresión, ira, culpa, y ansiedad) y conductas
desadaStadas (adición, indecisión, ansiedad y etc) las cuales son en general atendidas
en psicoterapia y suponen una competencia clara para la RET. Los problemas internos
son a menudo problemas acerca de los problemas externos, y en la RET estos se
denominan consecuencias y se expresan con la letra C en la fórmula ABC.
Una típica situación que se encuentra frecuentemente a la hora de clasificar,
es aquella en la que el cliente presenta múltiples problemas, tanto externos como
internos. Si este cliente presenta problemas internos o emocionales acerca de sus
problemas externos, entonces el terapeuta RET descubre los aspectos emotivoconductuales y reserva estos como objetivos primarios o principales para el cambio.
Son diversas las razones para actuar así: (1) al mitigar los problemas externos y
prácticos de los clientes antes de resolver los problemas emocionales generados
por los problemas prácticos a menudo les roba la motivación para trabajar sobre
los problemas emocionales; (2) la gente generalmente puede solucionar o enfrentarse mejor con los problemas ambientales propios después de resolver sus problemas emocionales; y (3) simplemente porque son los problemas emocionales los
que delimitan el campo de actuación de la psicoterapia, no elegir carrera y cosas
así.
De este modo, lo primero en psicodiagnóstico, es que el terapeuta determine
si el cliente tiene o no tiene un problema interno y emocional consecuencia de
algún problema externo. Si no existe la petición para la psicoterapia es denegada
y se le remite a una alternativa apropiada, Pero, si se descubre un problema
emocional, o si se encuentra un problema emocional que se superpone a un problema
externos, entonces primero se centra la atención en esto, y el paso siguiente será
detectar las creencias irracionales que el cliente tiene causantes de su perturbación.
Detectando la Creencias Irracionales
Un terapeuta RET asume, bajo los fundamentos teóricos y empíricos, que la
perturbación emocional procede de las creencias irracionales (Ci) que tiene una
persona, más en concreto de los cuatro temas de exigencia, catastrofismo, no poder
aguantarlo, y auto-evaluación. Desde el momento que el cliente empieza a hablar,
el terapeuta RET detectará algunos indicios de estos temas y empezará a determinar
cuales acompañan y causan los problemas emocionales presentados.
La detención de las Ci es probablemente el paso más crucial en el proceso
diagnóstico, por lo que aquí se revela como el centro de los esfuerzos de cambio de la
RET que se abordarán más adelante. Antes de que los terapeutas puedan oªr R
LQIRUPDUVH DFHUFD GH ODV &L GHEHQ HQWHQGHU YHUGDGHUDPHQWH ODV GLQPLFDV GH OD
SVLFRSDWRORJªDHVWDUIDPLOLDUL]DGRVFRQF°PRODJHQWHH[SUHVDODVLGHDVTXHVHVLW·DQ
GHWUVGHVXSDWRORJªD\WHQHUODVKDELOLGDGHVSDUDREWHQHUHVWDVLGHDV(OSURS°VLWRGH
222
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
HVWHFDSªWXORQRHVSUHVHQWDUODOLWHUDWXUDGHOD5(7VREUHSVLFRSDWRORJªDVLQHPEDUJR
FDVLWRGRVORVHVFULWRVGH(OOLVVHGLULJHQKDFLDHVWHWHPD\VHUHFRPLHQGDVXOHFWXUD
$GHPV HO OHFWRU SXHGH TXHUHU UHYLVDU D *ULHJHU \ *ULHJHU \ *ULHJHU \ %R\G
SDUDREWHQHUXQDYLVL°QHQSURIXQGLGDGGHHVWDVPDWHULDV
Detectando los Problemas sobre los Problemas
Es raro el cliente que presenta sólo un único problema emocional. Más bien,
la gente desarrolla síntomas secundarios que solapan sus síntomas primarios. Para
decirlo de forma diferente, generalmente desarrollan problemas emocionales sobre
sus problemas emocionales. Cuando la gente siente y se conduce de forma perturbada en C (por ejemplo, experimentan depresión), esta C por sí misma llega a
ser otro suceso en sus vidas (perciben su depresión), y muy a menudo crean una
perturbación secundaria (vergüenza y depresión por estar deprimidos) sobre el
problema original.
Los sªntomas secundarios de la perturbación emocional generalmente exacerban
los sªntomas primarios; también interfieren en gran medida en la percepción clara de la
gente de cómo crean sus síntomas primarios y lo que pueden hacer para eliminarlos.
En la RET buscamos cuidadosamente evidencia tanto de los problemas primarios
como secudarios. Si encontramos ambos, lo que sucede a menudo, somos capaces de
organizar más exactamente la perturbación del cliente y somos más eficaces al
ayudarle a abandonarlos.
Establecimiento de Metas
El producto final del proceso delineado aquí es el desarrollo de un esquema
conductual que categoriza los problemas del cliente en término de su complejo ABC.
Este psicodiDgnóstico conceptualiza los sucesos (A), las creencias irracionales (Ci), y
las consecuencias emocionales y conductuales (C) que comprende el cuadro
sintomático. Inmediatamente después de plantear el psicodiagnóstico apropiado,
el terapeuta comenta al cliente qué opciones están asequibles y las que uno(s)
recomienda. Las opciones asequibles para los clientes de la RET, en orden de
preferencia son: (1) trabajar sobre los problemas emotivo-conductuales surgidos
sobre otros problemas emotivo-conductuales, si están presentes; (2) trabajar sobre
los temas emotivo-conductuales y, cuando se resuelvan, dirigir la terapia hacia
cualquier problema ambiental y de profesión que resten; (3) trabajar sobre materias
ambientales antes de trabajar sobre problemas emotivo-conductuales, una opción
no recomendada generalmente por las razones ya expuestas. El establecimiento de
metas en la RET dirige al cliente hacia la opción uno o hacia la dos o a la conjunción
de ambas, esta última opción es a menudo la más elegida.
INSIGHT RACIONAL-EMOTIVO
Facilitar el insight al cliente es la segunda tarea fundamental en la RET. Sería
un error, sin embargo, concluir que el insight sigue necesariamente al diagnóstico.
EL PROCESO DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
223
A veces es así, pero a menudo se solapa con el proceso diagnóstico; esto es, el
terapeuta ayuda al cliente a obtener insight racional-emotivo al mismo tiempo que
lleva a cabo el psicodiagnóstico. A pesar de todo por consideración a su exposición,
es útil pensar en la facilitación del insight racional-emotivo como una actividad
independiente y separada, por diversas razones: clarifica temas para el cliente,
ayuda a los clientes a que comprendan lo que sigue en la terapia, y enseña al cliente
qué hacer para realizar cambios terapéuticos positivos.
En la RET hay cinco insights que sería importante que los clientes adquiriesen
para obtener lo más posible de su terapia. Algunas personas requieren educación
en todos ellos, mientras que otras, más preparadas, necesitan aprender sólo algunos
en concreto. No obstante, es importante chequear a cada cliente en los cinco para
estar seguro de que cada insight está en su sitio;
1. Las ideas y creencias actuales de la gente juegan un papel extremadamente
importante en el origen de sus problemas emocionales y conductuales. Esto, desde
luego, representa la premisa básica subyacente de la RET y se conceptualiza en
términos de la teoría de los ÁBC. Este insight, por lo tanto, explica la causa «real»
de los problemas emocionales y ayuda a la gente a ser responsables de ellos.
Coincidentemente, también ayuda a clarificar tanto el objeto como el foco de la
RET.
2. De nuevo, se anima a la gente a ser responsables de sus problemas emocionales por entender que, a pesar de los sucesos históricos circundantes en la
adquisición original de las Ci, la gente se siente trastornada y se perturba hoy
debido a que continúan indoctrinándose con las mismas Ci que aprendieron en el
pasado. A través de este insight aprenden que su auto-condicionamiento continuo
es más importante que sus experiencias tempranas.
3. Los clientes «necesitan» tener conciencia, conocimiento y apreciación de
que las ideas o creencias irracionales particulares causan sus problemas emocionales. Las tres partes de este insight son importantes porque una concienciación,
sin un conocimiento y una apreciación está inmotivado; de hecho, algunas personas
pueden encontrar enseguida sus creencias irracionales, pero no caer en la relevancia
de las mismas, por consiguiente el conocimiento no surte efecto. Este insight
entonces, no sólo muestra que uno tiene específicamente que cambiar para superar
los problemas, sino que también fomenta la confianza y el poder en el cliente. Ya
que los clientes originan sus problemas al ratificar las Ci, no dependen del buen
deseo de fuerzas externas para estar mejor.
4. Los clientes pueden aceptarse a sí mismos incluso aunque se hayan creado
\ VLJDQ PDQWHQLHQGR WRGRV VXV SUREOHPDV HPRFLRQDOHV 0XFKRV WHUDSHXWDV SULQ
FLSLDQWHVKDQKHFKRTXHORVFOLHQWHVFRQORVTXHIUDFDVDEDQDOGHEDWLUHVWRPVWDUGH
WHUPLQDVHQ FXOSQGRVH \ GHSULPL¦QGRVH DO HFKDUVH OD FXOSD XQD YH] TXH VH GDEDQ
FXHQWD GH VX SDSHO FRPR FDXVDQWHV GH VXV SURSLRV SUREOHPDV 'H PRGR TXH
UHFRPLHQGRTXHVHWRPHHOWLHPSRQHFHVDULRSDUDGLVFXWLUHVWR
5. Durante la mayor parte del tiempo que la gente pasa en terapia se han
hecho propaganda a sí mismos de sus propias creencias que ciegamente aceptan
como verdaderas y de las que raramente cuestionan su validez. Desgraciadamente
es necesario un ataque enérgico y prolongado sobre ellas si están renunciando a
resolverlas. Este insight, por lo tanto, pone de manifiesto que los primeros cuatro
insight no son suficientes; más bien, la gente debe trabajar durante mucho tiempo
224
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
e intensamente para abandonar sus creencias irracionales si quiere vencer sus
problemas emocionales. Además, tendrán que plantearse seguir trabajando para
vencerlas indefinidamente, si quieren mantener sus ganancias.
Estos cinco insight son ingredientes necesarios pero no suficientes para un
cambio constructivo. Orientan a los clientes a la teoría racional-emotiva, les enseñan
las bases de sus problemas y facilitan la motivación para el duro trabajo requerido
para renunciar a los problemas emocionales. El siguiente paso del proceso son las
etapas de cambio, o trabajar hacia, partes 1 y 2.
TRABAJAR HACIA RACIONAL-EMOTIVO, PARTE 1: ENSEÑAR UNA
BASE DE CONOCIMIENTO RACIONAL
El trabajar hacia racional-emotivo constituye el corazón de la RET. Ayudar
a los clientes a trabajar hacia sus problemas emotivo-conductuales significa ayudarles sistemáticamente a renunciar a sus ideas irracionales y adoptar unas racionales
y auto-intensificantes. En esta etapa es en la que el terapeuta concentra la mayor
energía y dedica más tiempo y donde tienen lugar los cambios de larga duración.
Trabajar con éxito hacia lleva a cambios significativos, mientras trabajar sin éxito
hacia depara no ganar nada u obtener algún beneficio superficial en el mejor de
los casos.
Ayudar a la gente a vencer sus ideas irracionales es a menudo una empresa
muy difícil y ardua. Esto es así por al menos tres razones. Primera, porque la gente
ha creído tradicionalmente en estas ideas durante años y está habituada a relacionarse y desenvolverse con indicios de las situaciones que son consistentes con estas
ideas, a menudo se adhieren con fuerza a sus ideas irracionales. De hecho, han
ratificado y practicado tan profundamente estas ideas irracionales que estas se han
convertido en «su segunda naturaleza». Cambiar, por consiguiente, una cosa así
de bien aprendida requiere esfuerzos enérgicos y repetidos, incluso para aquellos
que están deseando cambiar y están comprometidos en el cambio.
El hecho de que a veces la gente no quiera cambiar proporciona una segunda
razón por la que puede resultar difícil trabajar hacia. Para algunas personas, la
perspectiva de renunciar a las formas actuales, aunque contraproducentes de pensar,
sentir, y actuar elicita miedos y resistencias que en ellas mismas representan importantes distorsiones cognitivas y requieren atención WHUDS¦XWLFD. Algunos de estos
miedos irrealistas y/o irracionales son: miedo de perder la identidad propia o llegar a
ser un farsante por adoptar nuevas ideas, miedo de llegar a enfriarse emocio-nalmente
o parecerse a una máquina por pensar racionalmente, miedo de llegar a ser mediocre y
perder la particularidad propia al abandonar las ideas perfeccionistas, y miedo de
perder las fuentes de gratificación o las ganancias secundarias por renunciar a las
formas patológicas de pensar y actuar. Trabajar hacia con éxito puede ser bloqueado e
incluso frustrado si el terapeuta no responde a estos temas de una manera adecuada.
Y, tercero, el proceso de trabajar hacía a menudo resulta ser muy difícil debido
a que la gente no es muy hábil en el pensamiento crítico. Esto se debe con
frecuencia a: resistencia, falta de habilidades en el pensamiento crítico, o simple
ignorancia acerca de las formas diferentes de pensar, distintas de las que ya utilizan.
Muy a menudo, sin embargo, se debe a que la gente es, como Ellis (1967) ha dicho,
EL PROCESO DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
225
«alérgica a pensar». Esto es, la gente tiende a ser vaga e intolerante a la frustración
y al dolor y por consiguiente quieren una solución mágica y fácil a sus problemas
que requiera poco esfuerzo. Así, se abandonan a su destino, van a la deriva, hacen
el bobo, y obran de acuerdo a su conocimiento irracional, a sus creencias contraproducentes, incluso aunque las conozcan mejor.
Así, al trabajar hacia racional-emotivo, parte 1, reconocemos qué clientes
tienen lo peor de los dos mundos: tienden a adherirse a su pensamiento irracional
y al mismo tiempo son mediocres a la hora de hacer las cosas importantes para
cambiar. Las metas en esta etapa son: (1) ayudar a los clientes a comprender
claramente lo que es ilógico y falso acerca de las ideas o filosofías que apuntalan
sus perturbaciones; (2) mostrar a los clientes las consecuencias temerarias o contraproducentes de sus ideas irracionales; (3) enseñar a los clientes ideas nuevas y
alternativas que son contrarias a sus ideas irracionales; y (4) convencerles tanto de
la lógica que hay detrás como de los beneficios de estas nuevas ideas, para motivarlos a comprometerse y ser responsables al adoptar estas nuevas ideas. Mediante
estos esfuerzos, intentamos (1) conseguir clientes que adquieran una base de conocimiento racional que pueda ser aprendido, ratificado, y adoptado en el futuro, y de
ese modo efectuar un cambio WHUDS¦XWLFR significativo; y (2) fomentar su motivación
para trabajar en llevar a cabo estos cambios.
El Instituto de Terapia-Emotiva de la ciudad de New York tiene una extensa
biblioteca de cintas profesionales que contiene muchos cassetes de Albert Ellis y
otros practicantes de la RET poniendo en práctica esta etapa de la RET. Escuchar
estos cassetes mostrará que para ayudar a los clientes a ganar una base de conocimiento racional, el terapeuta racional-emotivo actúa como un profesor aniquilador
de tonterías que persuade, camela, anima, y enseña al cliente a suspender el juicio,
a considerar cada idea tenida actualmente como una proposición o hipótesis que
tiene que ser evaluada, a considerar las nuevas ideas que son acertadas y beneficiosas, y a trabajar duro para abandonar las viejas ideas y quedarse con las nuevas.
En suma, en esta etapa el terapeuta es altamente didáctico, utiliza la enseñanza,
la razón, la persuasión y los diálogos Socráticos para acompañar los resultados
terapéuticos.
TRABAJAR HACIA RACIONAL EMOTIVO, PARTE 2: FACILITAR
UNA NUEVA FILOSOFIA
Sería un error pensar en las dos partes de trabajar hacia racional-emotivo como
procesos distintos y separados; más bien ambos constituyen el corazón del cambio
y en la práctica se solapan y complementan mutuamente. Para un mayor entendimiento y clarificación es mejor explicar trabajar hacia parte 2, como una entidad
en sí misma.
(VWDHWDSDHVFRQWLQXDFL°QGHORVWUHVSURFHVRVSUHFHGHQWHVHOSVLFRGLDJQ°VWLFRHO
LQVLJKW\HOWUDEDMDUKDFLDUDFLRQDOHPRWLYRDKRUDHOWHUDSHXWDSRQHWRGDVVXVHQHUJªDV
HQD\XGDUDOFOLHQWHDGHVKDFHUVHGHODVILORVRIªDVYLHMDVHLUUDFLRQDOHV\UHHPSOD]DUODV
SRU XQDV QXHYDV UDFLRQDOHV (O SURGXFWR ILQDO HV FDVL VLHPSUH FUHDU QXHYDV LGHDV R
ILORVRIªDVUDFLRQDOHV\REUDUGHDFXHUGRFRQHOODVDXWRPWLFDPHQWH
Trabajar hacia racional-emotivo, parte 2, puede subdividirse en los siguientes
dos componentes: debate y fortalecimiento del hábito.
226
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Debate
(OSURFHVRGHGHEDWHHPSOHDHOP¦WRGRO°JLFRHPSªULFRGHH[SHULPHQWDFL°Q\HO
FXHVWLRQDPLHQWR FLHQWªILFR GH IRUPD SHUVLVWHQWH \ UHLWHUDGD $ WUDY¦V GH PXOWLWXG GH
HVWUDWHJLDV FRJQLWLYDV FRQGXFWXDOHV \ HPRWLYDV HO WHUDSHXWD D\XGD D ORV FOLHQWHV D
KDFHU WUHV FRVDV WRGDV ODV FXDOHV VRQ GLVH®DGDV SDUD D\XGDUOHV D GHWHUPLQDU VL VXV
LGHDV VRQ YOLGDV R QXODV (OOLV \ *ULHJHU 3ULPHUR HO WHUDSHXWD VXVFLWD
SUHJXQWDV UHW°ULFDV SRU HMHPSOR |'°QGH HVW OD HYLGHQFLD TXH DSR\D HVWR" LGHD
H[SHULHQFLDVFRQGXFWXDOHV\HPRWLYDV\HQVH®DDORVFOLHQWHVDKDFHUORPLVPR'HHVWD
IRUPD VH D\XGD D ORV FOLHQWHV D GHEDWLU VXV LGHDV LUUDFLRQDOHV 3DUD GHFLUOR GH RWUD
IRUPDVHDQLPDDORVFOLHQWHVDMXJDUDODERJDGRGHOGLDEORRFXSQGRVHFRQHQHUJªD
GH XQ GHEDWH LQWHUQR DFHUFD GH OD GHIHQGLELOLGDG GH OD LGHD HQ FXHVWL°Q (O WHUDSHXWD
WDPEL¦Q D\XGD D ORV FOLHQWHV D GLVFULPLQDU R KDFHU GLVWLQFLRQHV HQWUH ODV SDUWHV
UDFLRQDOHLUUDFLRQDOGHVXVLGHDVÓHQWUHVXVTXLHURVRGHVHRV\VXVlGHEHVxHQWUHODV
FRQVHFXHQFLDV LQGHVHDEOHV \ lKRUULEOHVx HQWUH KDFHU DOJR PDO \ lVHUx XQD PDOD
SHUVRQD HQWUH ODV FRQFOXVLRQHV O°JLFDV \ QR FRQVHFXHQWHV HWFÓ 0HGLDQWH HVWH
SURFHVRODJHQWHDSUHQGHDUHGXFLUJUDGXDOPHQWHODVSDUWHVGHVXSHQVDPLHQWRTXHQR
WLHQHQVHQWLGR\TXHOHVFRQGXFHDVXSURSLRSHUMXLFLR<WHUFHURHOWHUDSHXWDD\XGDD
ORV FOLHQWHV D GHILQLU ORV W¦UPLQRV GH IRUPD FODUD \ SUHFLVD 6H OHV D\XGD D KDFHU
GHILQLFLRQHVGHW¦UPLQRVPX\VXWLOHVKDVWDTXHODVIDODFLDVO°JLFDV\ODVFRQFOXVLRQHV
LO°JLFDVVHYHQFRPRDEVXUGDV
(VWH SURFHVR GH GHEDWH HV FUªWLFR HQ OD 5(7 1R V°OR HV OD SLHGUD DQJXODU GHO
FDPELRVLQRWDPEL¦QHVWFDUJDGRGHXQDGLYHUVLGDGGHULHVJRVWDQWRSDUDHOFOLHQWH
FRPRSDUDHOWHUDSHXWD3RUHVWDUD]°QHVEXHQRSDUDHOWHUDSHXWDFRQRFHUXQDH[WHQVD
YDULHGDG GH W¦FQLFDV SRU ODV TXH ORJUDU ODV PHWDV GH HVWD HWDSD 0XFKDV GH WDOHV
W¦FQLFDVKDQVLGR\DGHVDUUROODGDVDXQTXHHOHVSDFLRGHTXHGLVSRQHPRVQRSHUPLWHVX
SUHVHQWDFL°Q$SHVDUGHHOORDOXGLUHPRVGHSDVDGDDDOJXQDVGHODVPVYDOLRVDVVRQ
ORV DQOLVLV \ HYDOXDFLRQHV O°JLFDV GH ODV LGHDV LUUDFLRQDOHV D WUDY¦V GHO
FXHVWLRQDPLHQWR 6RFUWLFR HO DQOLVLV \ OD HYDOXDFL°Q HPSªULFRV D WUDY¦V GH OD
FROHFFL°QGHGDWRVHODQOLVLVIXQFLRQDO RXQDQOLVLVGHODVFRQVHFXHQFLDVSRVLWLYDV\
QHJDWLYDVGHSRVHHUODFUHHQFLD HOXVRGHOKXPRUHOXVRGHODSDUDGRMD\GHOOHYDUXQD
LGHDDOH[WUHPRODLPDJLQDFL°QUDFLRQDOHPRWLYDODH[SHULPHQWDFL°QFRQGXFWXDOORV
HMHUFLFLRVGHWRPDUULHVJRVORVHMHUFLFLRVGHDWDTXHGHODYHUJ¹HQ]D\ODELEOLRWHUDSLD
Fortalecimiento del hábito
7UDEDMDU KDFLD SDUWH WDPEL¦Q VLUYH SDUD DUUDLJDU R FRQVROLGDU HQ OD JHQWH VXV
LGHDVQXHYDV\UDFLRQDOHV3RUFRQVLJXLHQWHVHPXHVWUDDORVFOLHQWHVIRUPDV \VHOHV
DQLPDDHQFRQWUDUIRUPDVSRUVªPLVPRV SDUDFRQYHQFHUVHXQD\RWUDYH]WDQWRGHOD
YDOLGH]FRPRGHOYDORUSUDJPWLFRGHORTXHKDQDSUHQGLGR$VªORVWHUDSHXWDVGHOD
5(7 OHV HQVH®DQ XQ WLSR GH KDELWXDFL°Q GH LPDJLQDFL°Q UDFLRQDOHPRWLYD 0DXOWVE\
OHV DQLPDQ D SUHGLFDU SHQVDPLHQWRV UDFLRQDOHV D RWURV OHV VXJLHUHQ TXH VH
UFIXHUFHQ SRU SHQVDU UDFLRQDOPHQWH \ VH FDVWLJXHQ SRU SHQVDU LUUDFLRQDOPHQWH \ OHV
VXJLHUHQ TXH OHDQ PDWHULDO ELEOLRWHUDSH·WLFR UDFLRQDO \ GHVGH OXHJR OHV XUJHQ
IXHUWHPHQWH D FRQWLQXDU KDFLHQGR VX GHEDWH WDQWR GH IRUPD PHQWDO FRPR HVFULWD
GXUDQWHHOUHVWRGHVXVYLGDV4XL]ORPVLPSRUWDQWHHVTXHORVWHUDSHXWDVGHOD
5(7KDFHQDOJRTXHVXVFOLHQWHVSXHGDQFRQVHJXLUSDUDDFWXDUGHIRUPDFRQVLVWHQWH
EL PROCESO DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
227
HQVXVYLGDVGLDULDVFRQVXQXHYDILLRVRIªDUDFLRQDOHQRWUDVSDODEUDVVHOHVDQLPDD
WHQHU PXFKDV H[SHULHQFLDVGLUHFWDV HQ OD YLGD TXH H[SUHVHQ OR UDFLRQDO TXH DXWR
UHDOFHQ ODV LGHDV R ILORVRIªDV DSUHQGLGDV D WUDY¦V GHO FXUVR GH VX WHUDSLD UDFLRQDO
HPRWLYD$TXªHVSUREDEOHPHQWHGRQGH\FXQGRORVFDPELRVGXUDGHURVWLHQHQOXJDU
SUMARIO Y CONCLUSION
Este es el proceso de la RET. Más que hablar exactamente de lo que hace
el terapeuta racional-emotivo en la RET, el propósito de este capítulo ha sido
orientar al lector en el proceso de RET, en las etapas y las metas o propósitos
de cada etapa. En este capítulo se distinguieron cuatro etapas: psicodiagnóstico
racionalemotivo, insight racional-emotivo, y trabajar hacia racional-emotivo,
partes 1 y 2.
Los practicantes interesados en hacer RET encontrarán en este capítulo una
visión superficial muy amena; sin embargo, para hacer bien la RET, es, desde
luego, aconsejable que los lectores se familiaricen con la multitud de técnicas y
habilidades del arsenal de la RET, además de estudiar con y ser supervisados
por un practicante cualificado de la RET. Se aconseja a los lectores leer los
capítulos que siguen en esta unidad y varios de los libros destacados de la RET
ya publicados, en los que se habla en gran detalle de lo que hacen los terapeutas
de la RET, incluyendo Bard (1980), Ellis (1962, 1971, 1973), Ellis y Grieger
(1977), Grieger y Boyd (1980), Waler, DiGuiseppe y Wessler (1980), y Wessler
y Wessler (1980).
REFERENCIAS
Bard, J. A. (1980). Rational-emotive therapy in practice. Champaign, 111.: Research Press.
DiGiuseppe, R., Miller, N., & Trexlcr, L. (1977). A review of rational-emotive outcome
studies. The counseling Psychologist, 7, 64-72.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A. (1967). Goals of psychotherapy. In A. R. Maurer (Ed.), The goals of psychotherapy.
New York: Appleton-Century Crofts.
Ellis, A. (1971). Growth through reason. Palo Alto, Calif.: Science and Behavior Books.
Ellis, A. (1973). Humanistic psychotherapy; The rational-emotive approach. New York:
McGraw-Hill.
Ellis, A. (1977). Rational-emotive therapy: Research data that supports the clinical and
personality hypotheses of RET and other modes of cognitive behavior therapy. The
Counseling Psychologist, 7, 2-42.
Ellis, A., & Grieger, R. Manual de terapia racional emotiva. Bilbao. Desclée De Brouwer,
1985.
Grieger, R., & Boyd, J. (1980). Rational-emotive therapy: A skills-based approach. New
York: Van Nostrand Reinhold.
Grieger, R., & Grieger, 1. Z. (¡982). Cognition and emotional disturbance. New York:
Human Sciences Press.
McGovern, T. E., & Silverman, M. A. (1984). A riview of outcome studies of rationalemotive therapy from 1977 to 1982. Journal of Rational-Emotive Therapy, 2, 7-18.
Waler, A. R., DiGuiseppe, R., & Wessler, R. R. (1980). A practitioner's guide to rationalemotive therapy. New York: Oxford University Press.
Wessler, R. A., & Wessler, R. L. (1980). The principles and practices of rational-emotive
therapy. San Francisco: Jossey-Bass.
13
Técnicas Didácticas de
Persuasión en la
Reestructuración Cognitiva*
Thomas H. Harrell, Irving Beiman, y Karen La Pointe
Los procedimientos terapéuticos que enfatizan el rol de las variables cognitivas
han sido empleados de modo creciente en los últimos años. Desgraciadamente la
proliferación de las técnicas de tratamiento cognitivo no ha sido, en general,
acompañado por una evaluación empírica sistemática de su eficacia (Mahoney,
1974). Esta deficiencia de investigación controlada puede ser explicada, al menos
en parte, por los relativamente pocos intentos para especificar los procedimientos
encontrados en la diversidad de técnicas y enfoques abarcados bajo la etiqueta de
«terapia cognitiva».
Los intentos en la especificación han sido notablemente limitados y no se han
aplicado a todos los aspectos relevantes del tratamiento cognitivo. Mahoney (1974)
sugiere al menos los siguientes componentes operativos en el enfoque de la terapia
racional-emotiva de Ellis (RET): (1) persuasión didáctica hacia un sistema de
creencias que reconoce el juego de los pensamientos irracionales en la angustia
subjetiva y en la realización deficiente, (2) entrenamiento en la observación y
discriminación de auto-afirmaciones, (3) entrenamiento en la evaluación lógica y
empírica de auto-afirmaciones, (4) tareas de ejecución graduada, (5) feedback social
inmediato, (6) instruFciones y refuerzo selectivo por la modificación de autoafirmaciones, y (7) modelado y role-playing del terapeuta de estilos de mediación
cognitiva recomendada. Componentes similares han sido delineados por diversos
autores intentando integrar la RET dentro del esquema de terapia conductual (Beck,
1970; Goldfried y Davison, 1976; Goldfried, Decenteceo y Weinberg, 1974;
Meichenbaum, 1972; Rimm y Masters, 1974). Estas últimas propuestas han producido
* (VWHFDSªWXORHVUHLPSUHVL°QGHRational Living,
230
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
una especificación de esas técnicas, tales como, tareas de ejecución graduada y
modelado del terapeuta, que son más afLnes a la evaluación conductual.
(O UHFRQRFLPLHQWR GH 0DKRQH\ GH OD SHUVXDVL°Q GLGFWLFD FRPR XQR GH
ORV FRPSRQHQHQWHV DFWLYRV GH OD 5(7 HV XQ SDVR LPSRUWDQWH \D TXH PXFKRV
SUDFWLFDQWHVGHOD5(7LQFOX\HQGRHOSURSLR(OOLVFRQIªDQILUPHPHQWHHQORVP¦WRGRV
GHSHUVXDVL°QYHUEDOSDUDD\XGDUDORVFOLHQWHVDUHFRQRFHUHOUROGHORVSHQVDPLHQWRV
LUUDFLRQDOHV HQ OD DQJXVWLD VXEMHWLYD \ SDUD IDFLOLWDU HO GHVDUUROOR GH XQ VLVWHPD GH
FUHHQFLDV PV lUDFLRQDOx $XQTXH HO FRQMXQWR KD VLGR UHFRQRFLGR ODV W¦FQLFDV
HVSHFªILFDV LPSOLFDGDV HQ OD SHUVXDVL°Q GLGFWLFD QR KDQ VLGR H[SOLFDGDV GH QLQJXQD
PDQHUD VLVWHPWLFD 3RU OR WDQWR ORV P¦WRGRV GLGFWLFRV DSDUHFHQ FRPR
SURFHGLPLHQWRV IRUWXLWRV *ROGIULHG HW DO QR DSR\DGRV SRU GDWRV HPSªULFRV
TXHFRPSUXHEHQVXHILFDFLD&UHHPRVTXHODFRQGLFL°QGHQRYHULILFDFL°QHPSªULFD\
HO FDUFWHU IRUWXLWR GH ORV P¦WRGRV GH SHUVXDVL°Q YHUEDO HV XQD FRQVHFXHQFLD GH ORV
IUDFDVRV SDUD RSHUDWLYL]DU HVWRV SURFHGLPLHQWRV <D TXH PXFKDV GH ODV W¦FQLFDV
FRJQLWLYDV PHQFLRQDGDV SUHYLDPHQWH DFRQWHFHQ HQ R GXUDQWH GLYHUVRV P¦WRGRV
SHUVXDVLYRVYHUEDOHVHVHVHQFLDOXQDFODUDHVSHFLILFDFL°QGHORV·OWLPRVVªWLHQHQTXH
GDUVH XQD HQVH®DQ]D H LPSOHPHQWDFL°Q DGHFXDGRV GH OD WHUDSLD FRJQLWLYD \ XQD
LQYHVWLJDFL°QHQODWHUDSLDFRJQLWLYD
/D H[SOLFDFL°Q GH ORV FRPSRQHQWHV GHO SURFHGLPLHQWR HV XQ SDVR LQLFLDO \
HVHQFLDOKDFLDXQDLQYHVWLJDFL°QGHUHVXOWDGRVPHWRGRO°JLFDPHQWHILUPH )LVNHHWDO
3DXO 6LQ OD RSHUDWLYL]DFL°Q GH ORV SURFHGLPLHQWRV GH WUDWDPLHQWR OD
YHUDFLGDG\YDOLGH]GHODLPSOHPHQWDFL°QSRUSDUWHGHOWHUDSHXWDGHWDOHVP¦WRGRVQR
SXHGHQ VHU YHULILFDGRV HPSªULFDPHQWH 3RU HO FRQWUDULR VLQ HYLGHQFLD GH TXH HVRV
SURFHGLPLHQWRV IXHURQ FRQVLVWHQWH \ FRUUHFWDPHQWH HPSOHDGRV QR SXHGHQ VHU
FRQFUHWDGDVFRPRODVYDULDEOHVGHOWUDWDPLHQWRUHVSRQVDEOHVGHORVHIHFWRVREVHUYDGRV
$GHPV VLQ HVSHFLILFDU FODUDPHQWH ORV SURFHGLPLHQWRV GH OD WHUDSLD FRJQLWLYD VH
UHGXFH OD FRPXQLFDELOLGDG GH HVWDV HVWUDWHJLDV HQWUH WHUDSHXWDV (VWR OLPLWD OD
FDSDFLGDGSDUDDSUHQGHUDVªFRPRODFHUWH]DGHODLPSOHPHQWDFL°QGLJQDGHFU¦GLWRGH
ORVWUDWDPLHQWRVFRJQLWLYRV
(OSURS°VLWRGHOSUHVHQWHFDSªWXORHVHVSHFLILFDUORVP¦WRGRVGHSHUVXDVL°QYHUEDO
TXH SXHGHQ XWLOL]DUVH HQ WHUDSLD FRJQLWLYD $XQTXH ODV W¦FQLFDV GH SHUVXDVL°Q YHUEDO
SXHGHQ HQFRQWUDUVH HQ UHDV WDQ GLYHUVDV FRPR HQ HO FDPELR \ OD SHUVXDVL°Q GH OD
DFWLWXGHQODDUJXPHQWDFL°Q\HOGHEDWHDVªFRPRHQODUHHVWUXFWXUDFL°QFRJQLWLYD\HO
DXWRFRQWURO V°OR VHUQ SUHVHQWDGRV DTXª DTXHOORV SURFHGLPLHQWRV FRQVLGHUDGRV
DSOLFDEOHV GHQWUR GHO FRQWH[WR GH XQD UHODFL°Q WHUDS¦XWLFD (VWD H[SOLFDFL°Q GH ODV
W¦FQLFDV GH SHUVXDVL°Q GLGFWLFDV VH SURSRQH IDFLOLWDU OD DSOLFDFL°Q FOªQLFD GH ORV
SURFHGLPLHQWRVGHODWHUDSLDFRJQLWLYDDVªFRPRSDUDORVHVIXHU]RVGHODLQYHVWLJDFL°Q
IXWXUDDOLQYHVWLJDUVXHIHFWLYLGDGLQGLYLGXDORFROHFWLYD
TECNICAS DIDACTICAS DE PERSUASION
Explicación de la Razón Fundamental terapéutica
Las suposiciones básicas, las consideraciones teóricas relevantes, y el apoyo
empírico relacionado con el proceso de tratamiento se explican al cliente en términos
claros, no técnicos. El valor persuasivo de esta explicación permite disminuir la no
familiaridad del cliente con los métodos de tratamiento y explicar su papel en
TECNICAS DIDACTICAS DE PERSUASION EN LA REESTRUCTURACION...
231
HO SURFHVR GH WHUDSLD /D UD]°Q IXQGDPHQWDO WDPEL¦Q SUHSDUD DO FOLHQWH SDUD OD
DFHSWDFL°QGHODFRQYHQLHQFLDGHO ORV P¦WRGRV V GHOWUDWDPLHQWRHOHJLGR V \HYLWDOD
lWHUTXHGDGx ODV LGHDV GH UHVLVWHQFLD REWHQLGDV SRU SUHVHQWDU FRQFOXVLRQHV VLQ
GLVFXVL°QRH[SOLFDFL°QSUHYLD 0F%XPH\\0LOOV
7HUDS¦XWLFDPHQWH KD\ YDULRV HOHPHQWRV DFWLYRV HQ OD SUHVHQWDFL°Q GH OD UD]°Q
IXQGDPHQWDO /DV FRJQLFLRQHV VRQ VLWXDGDV HQ XQ VLVWHPD VLPE°OLFR IRUPDO TXH
SHUPLWHDOFOLHQWHUHSUHVHQWDUVXVFRJQLFLRQHVGHIRUPDWDQJLEOH\OHOOHYDDFHQWUDUOD
DWHQFL°Q WDQWR VREUH VX FRQWHQLGR FRPR VREUH ODV FRQVHFXHQFLDV FRPR VREUH ORV
HOHPHQWRV FUªWLFRV HQ HO SURFHGLPLHQWR WHUDS¦XWLFR 0DKRQH\ (O SDUDGLJPD
IRUPDO\UDFLRQDOSHUPLWHXQlVLVWHPDFRQFHSWXDOFRPSDUWLGRxHQWUHHOWHUDSHXWD\HO
FOLHQWH )UDQN $O DFHSWDU HO SDUDGLJPD HO FOLHQWH HVW HVHQFLDOPHQWH GH
DFXHUGRFRQHOSODQWHUDS¦XWLFRHQVXWRWDOLGDGLQFUHPHQWDQGRODSUREDELOLGDGGHXQ
FDPELRFRJQLWLYRPVH[WHQVR
/D UD]°Q IXQGDPHQWDO DFHQW·D OD UHVSRQVDELOLGDG SHUVRQDO GHO FOLHQWH KDFLD VXV
SHQVDPLHQWRV\VHQWLPLHQWRVGHWDOPRGRTXHDQLPDDTXHHOFOLHQWHSHUFLEDTXHHVGH
KHFKRHOUHVSRQVDEOHGH\TXHHMHUFHFRQWUROVREUHVXVFRJQLFLRQHVGHVDGDSWDGDV(VWH
HOHPHQWR HV HVHQFLDO SDUD DVHJXUDU OD SDUWLFLSDFL°Q DFWLYD GHO FOLHQWH HQ HO SODQ
WHUDS¦XWLFR\SDUDVLWXDUHOWUDWDPLHQWRGHQWURGHXQPRGHORGHDXWRFRQWURO .DQIHU\
.DURO\ 0DKRQH\ \ 7KRUHVHQ 8Q HMHPSOR H[FHOHQWH GH XQD UD]°Q
WHUDS¦XWLFD IXQGDPHQWDO VH SXHGH YHU HQ %HUQVWHLQ \ %RUNRYHF DXQTXH HO
SURFHGLPLHQWRGHVFULWRHVXQHQWUHQDPLHQWRSURJUHVLYRHQUHODMDFL°Q
Análisis y Evaluación Lógica
Los principios de la lógica son aplicados por el terapeuta para alterar las
condiciones desadaptadas del cliente (Beck, 1976; Ellis, 1962, 1971, 1973). La
discusión lógica o el argumento formal pueden dirigirse hacia dos temas: (1) la
validez lógica de la premisa del cliente (por ejemplo, la creencia o suposición
desadaptada) y (2) la incoQgruencia, con su conducta, de la premisa del cliente.
Ellis (1962) enumera múltiples razones para la invalidación lógica de las
premisas irracionales comunes. Estas razones se usan en un argumento lógico para
desafiar las premisas irracionales del cliente.
Se pueden aplicar dos formas de razonamiento cuando se maneja la incongruencia de la creencia y de la conducta. Al aplicar una generalización a un caso
específico, se usa el razonamiento deductivo para mostrar cómo la conducta no se
sigue de la premisa básica. Por ejemplo, «La semana pasada discutimos cómo no
era posible para nadie vivir con arreglo a todas las expectativas que los otros tienen
con respecto a nosotros. Todavía hoy pareces degradarte a ti misma como madre
porque no fuiste capaz de dar a tu hija toda la atención que quería, mientras tu
estabas preparando la cena. Parece ser particularmente duro para ti aceptar de modo
realista tus limitaciones en la relación con tu hija ¿Es posible para ti satisfacer
todas las demandas de tu hija a lo largo del día?»
Hay ocasiones en las que un cliente aborda una conducta adaptada que es
inconsistente con una creencia desadaptada. En este caso se utiliza el razonamiento
inductivo, al trazar una generalización de casos específicos para mostrar cómo la
creencia no se deduce de la conducta. Por ejemplo, «Suena como que fuiste capaz
232
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
de manejar esa situación muy bien. Entraste en una habitación atestada y te dijiste
a ti mismo «Yo estoy aquí ahora, y me siento un poco nervioso, pero la mayoría
de la gente es algo aprensiva en una situación nueva, así que mis sentimientos son
naturales y esperados». «Me parece que estas manejando las nuevas situaciones
sociales de una manera mucho más realista».
Reducción al Absurdo
(O WHUDSHXWD DSDUHQWD DVXPLU SRU HO PRPHQWR TXH OD SUHPLVD LUUDFLRQDO GHO
FOLHQWHHVFRUUHFWD$FRQWLQXDFL°QOOHYDQGRODSUHPLVDGHIHFWXRVDDVXH[WUHPRO°JLFR
VHLOXPLQDVXDEVXUGR (OOLV 3RUHMHPSORl(VWDVGLFL¦QGRPHTXH
WHVLHQWHVUHDOPHQWHQHFHVLWDGRGHWHQHUODDSUREDFL°QGHRWUDVSHUVRQDV\QRSXHGHV
DJXDQWDUVHQWLUWHRIHQGLGRSRUDOJXLHQ$VXPDPRVTXHUHDOPHQWHSXHGHVYLYLUWXYLGD
VLQ RIHQGHU D QDGLH \ TXH SXHGHV JDQDU OD DSUREDFL°Q GH WRGR HO PXQGR |4X¦
VXSRQGUªD HVR" %LHQ WHQGUV TXH YHVWLU GH OD IRUPD TXH WRGR HO PXQGR DSUXHED
SHLQDUWH GH OD IRUPD TXH DSUXHED WRGR HO PXQGR FRPHU OR TXH RWUDV SHUVRQDV
DSUXHEDQ EHEHU OR TXH RWUDV SHUVRQDV DSUXHEDQ GHFLU FRVDV TXH RWUDV SHUVRQDV
DSUXHEDQ\DFWXDUVLHPSUHGHODIRUPDTXHRWUDVSHUVRQDVHQFXHQWUDQDFHSWDEOH3RU
VXSXHVWRSDUDHVWDUVHJXURGHQRRIHQGHUDQDGLHWHQGUªDVTXHFRQRFHUWRGRDFHUFDGH
OR TXH D FDGD SHUVRQD OH JXVWD $Vª TXH QR SRGUV HVWDU FRQ QDGLH KDVWD TXH OR
FRQR]FDV EDVWDQWH ELHQ SDUD QR RIHQGHUOH QXQFD < DGHPV QXQFD SRGUV HVWDU FRQ
JHQWH TXH DSUXHEHQ FRVDV GLIHUHQWHV SRUTXH SRU KDFHU OR TXH XQD SHUVRQD DSUXHED
SRGUªDVRIHQGHUDRWUDx
Análisis y Evaluación Empírica
La cognición es comparada con las observaciones de la vida real y/o la evidencia empírica relacionada con el contenido de la cognición. La comparación
permite una evaluación del grado en que la cognición es una expresión realista de
los hechos conocidos de una situación (Beck, 1970, 1976; Ellis, 1962, 1971, 1973).
Por ejemplo, «Pareces estar diciendo que has fallado en todas las cosas que has
intentado siempre en tu vida. Se me ocurre que una forma de determinar si este
es realmente el caso es mirar el pasado de tu vida y ver si no puedes identificar
algunos logros, del mismo modo que algunos fracasos. Intentaremos ser muy
objetivos cuando hagamos esto y veremos si este examen realmente corrobora tu
creencia».
Esta técnica parece ser particularmente efectiva cuando es complementada
con la asignación de tareas organizadas de tal manera que el cliente hace observaciones y acumula información que indica el grado en el que la cognición refleja
de forma realista las experiencias de la vida diaria (Ellis, 1962).
Contradicción con el Valor Apreciado
El terapeuta introduce una situación disonante para el cliente demostrándole
que una cognición particular contradice o es incongruente con una creencia oFXDOLGDG
TECNICAS DIDACTICAS DE PERSUASION EN LA REESTRUCTURACION... 233
YDORUDGD &UDEE 3RU HMHPSOR l(UHV GHPDVLDGR LQWHOLJHQWH SDUD FUHHU TXH
FXDOTXLHU SHUVRQD SRGUªD VDWLVIDFHU WRGDV WXV QHFHVLGDGHV DO VLHPSUHx
5HFRQRFHUODLQFRPSDWLELOLGDGGHODVGRVFRJQLFLRQHVSXHGHOOHYDUDOFOLHQWHDUHGXFLU
ODVGLVRQDQFLDVUHVXOWDQWHVPRGLILFDQGRODGHVDGDSWDGD$PHQRVTXHODGLVRQDQFLDVH
UHVXHOYDVHPDQWHQGUXQDFRJQLFL°QTXHHVLQFRQVLVWHQWHFRQXQDFXDOLGDGRFUHHQFLD
YDORUDGDSHUVRQDOPHQWH
Reacción Incrédula del Terapeuta
(OWHUDSHXWDLQWHQWDLQGXFLUODGLVRQDQFLDH[SUHVDQGRVLPSOHPHQWHGHXQDIRUPD
LQFU¦GXODVXQRFUHHQFLDGHTXHHOFOLHQWHSXGLHUDUHDOPHQWHPDQWHQHUXQDFRJQLFL°Q
LUUDFLRQDO GHVDGDSWDGD GH HVWH WLSR (OOLV 3RU HMHPSOR l7X QR
HVSHUDV realmente TXH HOOD UHVSRQGD D WRGDV WXV GHPDQGDV |QR HV FLHUWR"x /D
XWLOL]DFL°Q WHUDS¦XWLFD GH HVWD W¦FQLFD UHTXLHUH TXH HO WHUDSHXWD GLULMD OD LQFUHGXOLGDG
KDFLDODactitudGHOFOLHQWH\QRKDFLDHOFOLHQWHVLVHKDFHGHRWUDIRUPDHVSUREDEOH
TXHHOFOLHQWHUHVSRQGDFRQGHIHQVLYLGDG\UHVLVWHQFLD
Apelar a las Consecuencias Negativas
/DV FRQGXFWDV GHVDGDSWDGDV GHO FOLHQWH \ ODV FRQVHFXHQFLDV QHJDWLYDV GH HVDV
FRQGXFWDV VRQ UHSUHVHQWDGDV FRPR UHVXOWDGR GH ODV FRJQLFLRQHV GHVDGDSWDGDV (OOLV
/D W¦FQLFD LQFOX\H HVSHFLILFDU ODV FRQVHFXHQFLDV QHJDWLYDV GH OD
FRJQLFL°Q GHVDGDSWDGD \ DQLPDU DO FOLHQWH D HYLWDU R HVFDSDU GH ODV FRQVHFXHQFLDV
GLVSODFHQWHUDVPHGLDQWHODPRGLILFDFL°QGHODFRJQLFL°QSUREOHPWLFD6HHVSHFLILFDQ
DPHQXGRODVFRQVHFXHQFLDVDIHFWLYDVWDOHVFRPRODGHSUHVL°Q\ODDQVLHGDGDVªFRPR
ORV UHVXOWDGRV FRQGXFWXDOHV WDOHV FRPR EDMD HMHFXFL°Q HQ XQ H[DPHQ R OD HYLWDFL°Q
FRQWLQXDGHDFWLYLGDGHVSODFHQWHUDVSRWHQFLDOHV3RUHMHPSORODFUHHQFLDLQIXQGDGDGH
XQFOLHQWHGHTXHHVPXFKRPHQRVFRPSHWHQWHHQODVUHODFLRQHVKHWHURVH[XDOHVTXHVXV
LJXDOHVSRGUªDFRQWHVWDUVHGHHVWDPDQHUDl6HTXHTXHUªDVUHDOPHQWHGLVIUXWDUFXDQGR
VDOLVWH HO ·OWLPR ILQ GH VHPDQD FRQ XQD FKLFD |SHUR SXHGHV YHU F°PR WX FRQVWDQWH
DXWRHYDOXDFL°QGHWXHMHFXFL°QWHLPSHGªDHVWDUUHODMDGR\HVSRQWDQHR"x&XDQGRHVWV
FRQVWDQWHPHQWHFRQYHQFL¦QGRWHGHTXHHUHVLQFRPSHWHQWHHLQFDSD]GHKDFHUODVFRVDV
ELHQ WH HVWDV SRQLHQGR WDQ QHUYLRVR TXH HVWV VHJXUR GH SDUHFHU LQVHJXUR \ FRPHWHV
HUURUHV
Analogías Negativas
El terapeuta verbaliza una analogía que aparea la cognición desadaptada del
cliente con un estímulo negativo; por ejemplo, una escena imaginaria desagradable
incitada por una analogía (Crabb, 1971). Se proyecta la analogía para elicitar
sentimientos negativos con respecto a la cognición. Por ejemplo, la creencia de un
cliente de que necesita a su madre por seguridad, lo que produce su pérdida de
conducta independiente desde que dejó el colegio, podría responderse de la siguiente
manera: «Tu conducta me recuerda a un chiquillo de dos años bajando a la calle
234
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
PLUDQGRSRUHQFLPDGHVXKRPEURSDUDYHUVLPDPHVWWRGDYªDREVHUYDQGRGHVGHOD
SXHUWD6LHVWVHJXLUVDELHQGRTXHPDPILHOLUDSRU¦O6LIDOODVLQRHVWFRUUHU
DFDVD\QRLQWHQWDUQLQJXQDDFWLYLGDGLQGHSHQGLHQWHx
/DDQDORJªDGHEHUVHUGHVDUUROODGDGHWDOIRUPDTXHORVVHQWLPLHQWRVQHJDWLYRV
VHDVRFLHQFRQODFRJQLFL°QGHVDGDSWDGD\QRVHGLULMDQKDFLD¦OFRPRSHUVRQD'HRWUR
PRGRHVSUREDEOHTXHDXPHQWHODGHIHQVLYLGDGRHOLFLWHKRVWLOLGDG
Apelar a las Consecuencias Positivas del Cambio
/DV FRQVHFXHQFLDV SRVLWLYDV GH ODV FRJQLFLRQHV DGDSWDGDV DOWHUQDWLYDV VRQ
GHVDUUROODGDVSRUHOWHUDSHXWD\HOFOLHQWH %UHKP\&RKHQ (OWHUDSHXWDSXHGH
HVSHFLILFDUODVFRQVHFXHQFLDVDIHFWLYDV\FRQGXFWXDOHVDGDSWDGDVDOFDPELRFRJQLWLYR
FHQWUQGRVH LQLFLDOPHQWH HQ ODV FRQVHFXHQFLDV PV DSDUHQWHV H LQPHGLDWDV \
JUDGXDOPHQWH GHVDUUROODU DTXHOODV FRQ XQD GH QDWXUDOH]D D ODUJR SOD]R 3RU HMHPSOR
l0LUDFXDQWDVFRVDVKDUªDVVLDVXPLHVHVTXHHUHVFDSD]GHHVWDUVHJXURGHWLPLVPR\
UHODMDGRHQVLWXDFLRQHVVRFLDOHVPVYDULDGDV(QSULPHUOXJDUSRGUªDVDVLVWLUDILHVWDV
\FRQRFHUDQXHYDVSHUVRQDVSRGUªDVWDPEL¦QFRPHQ]DUDTXHGDUFRQJHQWHHQYH]GH
TXHGDUWH HQ FDVD WRGR HO ILQ GH VHPDQD &XDQGR JDQDVHV PV FRQILDQ]D HQ WXV
KDELOLGDGHV SRGUªDV HPSH]DU D WRPDU PV LQLFLDWLYD DO GHWHUPLQDU WX SURSLD YLGD
VRFLDO\RUJDQL]DUDFWLYDPHQWHDTXHOODVVLWXDFLRQHVHQODVTXHGLVIUXWDVPVx
(O SURS°VLWR GH HVWH SURFHGLPLHQWR HV LQGXFLU DO FOLHQWH D HYDOXDU ODV FRQVH
FXHQFLDV SRVLWLYDV GH ODV FRJQLFLRQHV PV DGDSWDGDV D WUDY¦V GH XQD YDULHGDG GH
VLWXDFLRQHV /D DSOLFDFL°Q H[LWRVD GHSHQGH VLQ HPEDUJR GH HVWDU VHJXURV GH TXH HO
FOLHQWH SHUFLEH OD UHODFL°Q HQWUH HO FDPELR FRJQLWLYR \ ODV FRQVHFXHQFLDV SRVLWLYDV
DQWLFLSDGDV /DV WDUHDV GH HMHFXFL°Q JUDGXDGD HQ ODV TXH HO FOLHQWH H[SHULPHQWD
FRQVHFXHQFLDV SRVLWLYDV FRQWLQJHQWHV D ODV PRGLILFDFLRQHV FRJQLWLYDV DGDSWDGDV
GHEHUQVHUYLUSDUDHMHPSOL]DUODYDOLGH]GHHVWDUHODFL°Q\SDUDIDFLOLWDUFDPELRVPV
SHUPDQHQWHV(VWHP¦WRGRWDPEL¦QGHEHUVHUPVHILFD]VLVHXVDHQFRQMXQFL°QFRQ
ODV W¦FQLFDV TXH DFHQW·DQ ORV DVSHFWRV QHJDWLYRV GH PDQWHQHU ODV FRQGLFLRQHV
GHVDGDSWDGDV
CONCLUSION
$ SHVDU GH OD SUROLIHUDFL°Q DFWXDO GH ODV W¦FQLFDV GH WUDWDPLHQWR FRJQLWLYR
DTXHOODV TXH FDHQ GHQWUR GH OD FDWHJRUªD GH ORV SURFHGLPLHQWRV GH SHUVXDVL°Q YHUEDO
KDQSHUPDQHFLGRHQJHQHUDOQRHVSHFLILFDGDV(VWDIDOWDGHHVSHFLILFDFL°QKDOOHYDGRD
ODVW¦FQLFDVGHSHUVXDVL°QGLGFWLFDVDVHUHWLTXHWDGDVFRPRIRUWXLWDV\QRYHULILFDGDV
*ROGIULHG HW DO 3DUD SRGHU LQFUHPHQWDU OD FRPXQLFDELOLGDG HQWUH ORV
WHUDSHXWDV \ IDFLOLWDU OD LQYHVWLJDFL°Q GLYHUVDV W¦FQLFDV GH SHUVXDVL°Q GLGFWLFDV KDQ
VLGRRSHUDWLYL]DGDVHQHVWHFDSªWXOR3DUDIDFLOLWDUODFODULGDGHQODSUHVHQWDFL°QHVWDV
W¦FQLFDVKDQVLGRGHOLQHDGDVVLQUHIHUHQFLDDSURFHGLPLHQWRVWHUDS¦XWLFRVDGLFLRQDOHV
6LQ HPEDUJR FRQ UHVSHFWR D OD DSOLFDFL°Q FOªQLFD HVWRV SURFHGLPLHQWRV GLGFWLFRV
GHEHUªDQ VHU FRQFHSWXDOL]DGRV FRPR XQR GH WDQWRV FRPSRQHQWHV GHQWUR GH XQD
HVWUDWHJLD GH WUDWDPLHQWR FRPSUHQVLYD FRJQLWLYRFRQGXFWXDO YHU %HFN
*ROGIULHG\'DYLVRQ0DKRQH\
TECNICAS DIDACTICAS DE PERSUASION EN LA REESTRUCTURACION... 235
(O SXQWR ILQDO DERUGD HO WHPD GH F°PR ODV HVWUDWHJLDV GH SHUVXDVL°Q FRJQLWLYD
SXHGHQ OOHYDUVH D FDER GH IRUPD PV HILFD] 8QD UHODFL°Q FOLHQWHWHUDSHXWD TXH
LQFRUSRUH ODV FXDOLGDGHV GH UHVSHWR FRQILDQ]D HPSDWªD \ FRQJUXHQFLD VH REVHUYD D
PHQXGR FRPR XQ SUHUUHTXLVLWR SDUD OD HMHFXFL°Q VDWLVIDFWRULD GH ORV SURFHGLPLHQWRV
WHUDS¦XWLFRV )UDQN *ROGVWHLQ $XQTXH OD LPSRUWDQFLD GH OD UHODFL°Q
FOLHQWHWHUDSHXWDVHHQIDWL]DHQFDVLWRGRVORVHQIRTXHVGHSVLFRWHUDSLDODVW¦FQLFDVGH
HYDOXDFL°Q O°JLFD \ SHUVXDVLYD UHTXLHUHQ XQD DWHQFL°Q FXLGDGRVD SDUWLFXODU GHO HVWLOR
LQWHUSHUVRQDOGHOWHUDSHXWD\ODKDELOLGDGSDUDGHVDUUROODUXQDUHODFL°QWHUDSH·WLFD/RV
SHOLJURV HVSHFªILFRV GH ORV WHUDSHXWDV LQH[SHUWRV VRQ HQWUH RªURV GHGLFDUVH D
DUJXPHQWRV LPSURGXFWLYRV FRPXQLFDU IDOWD GH UHVSHWR KDFLD HO FOLHQWH \ IDOODU DO
PDQWHQHUODGLVWLQFL°QHQWUHHOFOLHQWHFRPRSHUVRQD\ODVFRJQLFLRQHVGHOFOLHQWH/DV
GLILFXOWDGHV GH HVWD QDWXUDOH]D SXHGHQ VHU HOXGLGDV PV HILFD]PHQWH DO HVIRU]DUVH HQ
XQDUHODFL°QWHUDSH·WLFDHQODTXHHOFOLHQWH\HOWHUDSHXWDHVWQWUDEDMDQGRMXQWRVSDUD
HVWDEOHFHUXQHVWLORPVHIHFWLYRGHYLYLUSDUDHOFOLHQWH
REFERENCIAS
Beck, A. T. Cognitive therapy: Nature and relation to behavior therapy. Behavior Therapy.
1970, 1, 184-200.
Beck, A. T. Cognitive therapy and the emotional disorders. New York: International Universities Press, 1976.
Bernstein, D., & Borkovec, T. Entrenamiento en relajación progresiva. Bilbao. Desclée De
Brouwer, 1976.
Brehm, J. W., & Cohen, A. R. Explorations in cognitive dissonance. New York: Wiley,
1962.
Crabb, L. J. Sensible psychotherapy. Unpublished manuscript. University of Illinois at
Champaign-Urbana, 1971.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A. Growth through reason. Palo Alto, Calif.: Science and Behavior Books, 1971.
Ellis, A. Humanistic psychotherapy: The rational-emotive approach. New York: Julian
Press, 1973.
Fiske, D. W., Hunt, H.F., Luborsky, L., Orne, M. T., Parloff, M. B., Reiser, M. F., &
Turna, A. H. Planning for research on effectiveness of psychotherapy. American Psychologist, 1970, 25, 727-737.
Frank, J. D. Persuasion and healing. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1961.
Goldfried, M. R., & Davison, G. C. Clinical behavior therapy. New York: Holt, Rinehart
& Winston, 1976.
Goldfried, M. R., Decenteceo, E. T., & Weinberg, L. Systematic rational structuring as a
self-control technique. Behavior Therapy, 1974, 5, 247-254.
Goldstein, A. P. Relationship-enhancement methods. In F. H. Kanfer & A. P. Goldstein
(Eds.), Cómo ayudar al cambio en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1982.
Hanson, R. W., & Adcsso, V. J. A multiple behavioral approach to male homosexual
behaviors: A case study. Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry,
1972, 3, 323-325.
Heintz, A. C. Persuasion (Rev. ed.). Chicago: Loyola University Press, 1974.
Humphreys, L., & Beiman, I. The application of multiple behavioral techniques to multiple
problems of a complex case. Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry,
1975,6,311-315.
236
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Kanfer, F. H., & Karoly, P. Self-control: A behavioristic exploration into the lion's den.
Behavior Therapy, 1972, 3, 398-416.
Kanfer, F. H., & Philips, J. S. Learning foundations of behavior therapy. New York: Wiley,
1970.
Karlins, M., & Abelson, H. I. Persuasion (2nd. ed.). New York: Springer, 1970.
Karoly, P. Multicomponent behavioral treatment of fear of flying: A case report. Behavior
Therapy, 174, 5, 265-270.
Mahoney, M. J. Cognition and behavior modification. Cambridge, Mass.: Ballinger, 1974.
Mahoney, M. J., & Thoresen, C. E. Self-control: Power to the person. Monterey, Calif.:
Brooks Cole, 1974.
McBumey, J. H., & Mills, G, E. Argumentation and debate (2nd ed.). New York: Macmillan, 1964.
Meichenbaum, D. Ways of modifying what clients say to themselves: A marriage of behavior
therapies and rational-emotive therapy. Rational Living, 1972, 7, 23-27.
Meichenbaum, D. Cognitive behavior modification. Morristown, N. J.: General Learning
Press, 1974.
Paul, G. L. The strategy of outcome research in psychotherapy. Journal of Consulting
Psychology, 1967, 31, 109-118.
Rehm, L. P., & Rozensky, R. H. Multiple behavior therapy techniques with a homosexual
client. Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry, 1974, 5, 53-57.
Rimm, D. C., & Masters, J. C. Behavior therapy. New York: Academic Press, 1974.
14
Métodos Activos en la Terapia
Racional-Emotiva*
Windy Dryden
/DPHWDIXQGDPHQWDOGHODWHUDSLDUDFLRQDOHPRWLYDHVSHUPLWLUDORVFOLHQWHVYLYLU
YLGDV ·WLOHV D\XGQGROHV D FDPELDU VXV LQIHUHQFLDV GHIHFWXRVDV \ HYDOXDFLRQHV
LUUDFLRQDOHV DFHUFD GH Vª PLVPRV RWUDV SHUVRQDV \ HO PXQGR $XQTXH KD\ PXFKDV
IRUPDVGHDOFDQ]DUHVWDPHWDHOSURS°VLWRGHHVWHFDSªWXORHVVXEUD\DUODVIRUPDVHQ
ODV TXH ORV WHUDSHXWDV UDFLRQDOHPRWLYRV SXHGHQ KDFHU GHO SURFHVR WHUDS¦XWLFR XQD
H[SHULHQFLD PV LQWHQVD SDUD VXV FOLHQWHV GH PRGR TXH SXHGDQ VHU HVWLPXODGRV SDUD
LGHQWLILFDU\FDPELDUVXVLQIHUHQFLDVGHIHFWXRVDV\VXVHYDOXDFLRQHVLUUDFLRQDOHVPV
HILFD]PHQWH'LYHUVRVWHUDSHXWDVUDFLRQDOHPRWLYRV\FRJQLWLYRVKDQHVFULWR\DVREUH
HO XVR GH P¦WRGRV DFWLYRV HQ WHUDSLD $PNRII (OOLV )UHHPDQ
.QDXV \ :HVVOHU :DOHQ 'L*LXVHSSH \ :HVVOHU \ :HVVOHU \ :HVVOHU
6LQ HPEDUJR HVW WRGDYªD SRU DSDUHFHU XQ LQIRUPH FRPSUHQVLYR GH ORV XVRV
YHQWDMDV\OLPLWDFLRQHVGHWDOHVP¦WRGRVHQODOLWHUDWXUDGHODWHUDSLDUDFLRQDOHPRWLYD
(Q HVWH FDSªWXOR VH SUHVWDU DWHQFL°Q DO XVR GH P¦WRGRV DFWLYRV HQ la evaluación de
problemas, P¦WRGRV GH debate DFWLYRV \ IRUPDV DFWLYDV HQ ODV TXH HO FOLHQWH SXHGH
trabajar haciaVXVSUREOHPDVHPRFLRQDOHV\FRQGXFWXDOHV
FUNDAMENTO DE LOS METODOS ACTIVOS EN LA RET
Los terapeutas racional-emotivos pretenden ayudar a los clientes a lograr
sus metas a través de la aplicación sistemática de los métodos cognitivos, emotivos,
* Este capítulo combina tres artículos del Dr. Dryden: (I) «Vivid RET: Problem assessment». Rational
Living, 1983, 18, 7-12; (2) «Vivid RET: Disputing methods, «Journal of Rational-Emotive Therapy,
1983, 1,9-14, y (3) «Vivid RET: The working through process». Journal of Rational-Emotive Therapy, 1984,
I, 27-31. Reproducido con permiso del Rational Living y del Journal of Rational Emotive Therapy.
238
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
\ FRQGXFWXDOHV 6LQ HPEDUJR WHUDSHXWD \ FOLHQWH FRQIªDQ SURIXQGDPHQWH HQ HO
GLORJR YHUEDO HQ VXV HQFXHQWURV GXUDQWH ODV VHVLRQHV (O WRQR GH WDO GLORJR HQ
ODV VHVLRQHV GH WHUDSLD UDFLRQDOHPRWLYD SXHGH VHU ULFR HVWLPXODQWH H LQWHUHVDQWH
SHUR D PHQXGR HV GHPDVLDGR ULGR \ WULYLDO FRPR WHVWLILFDUDQ ORV VXSHUYLVRUHV GH
ORV WHUDSHXWDV SULQFLSLDQWHV UDFLRQDOHPRWLYRV $XQTXH HO SDSHO GH OD H[FLWDFL°Q
HPRFLRQDOHQODIDFLOLWDFL°QGHOFDPELRGHDFWLWXGHVHVFRPSOHMR +RHKQ6DULF
\R DILUPR TXH OD PD\RUªD GH ORV FOLHQWHV SXHGHQ VHU D\XGDGRV PHMRU DUHH[D
PLQDU ODV LQIHUHQFLDV GHIHFWXRVDV \ ODV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV VL QRVRWURV FRPRWHUD
SHXWDV REWHQHPRV VX DWHQFL°Q WRWDO \ KDFHPRV GH OD WHUDSLD XQD H[SHULHQFLD
PHPRUDEOH SDUD HOORV $XQTXH HQ OD OLWHUDWXUD GH OD WHUDSLD UDFLRQDO HPRWLYD QR
KD\ HVWXGLRV TXH VH GLULMDQ D HVWH SXQWR H[LVWH DOJXQD LQGLFDFL°Q GH HVWXGLRV GH
SURFHVR\UHVXOWDGR OOHYDGRV D FDER FRQ WHUDSLD FHQWUDGD HQ HO FOLHQWH HQ ORV TXH
ODV LQWHUYHQFLRQHV DFWLYDV GHO WHUDSHXWD VH DVRFLDQ D UHVXOWDGRV H[LWRVRV GHO FOLHQWH
\ FRQ FLHUWDV FRQGXFWDV GH ORV FOLHQWHV HQ WHUDSLD TXH KDQ VLGR YLQFXODGDV FRQ
UHVXOWDGRV SRVLWLYRV 5LFH 5LFH 5LFH \ *D\OLQ 5LFH \ :DJVWDII
:H[OHU :H[OHU \ %XWOHU (Q HO SUHVHQWH QR VDEHPRV VL FLHUWDV
FRQGXFWDV GHO FOLHQWH HQ WHUDSLD VH DVRFLDQ FRQ UHVXOWDGRV H[LWRVRV HQ OD 5(7
,QFOXVR HV SRVLEOH VXSRQHU TXH WDOHV FRQGXFWDV GH ORV FOLHQWHV HQ OD VHVL°Q DFRP
SD®DQ \ VH LQFOX\HQ WRWDOPHQWH HQ HO SURFHVR WHUDS¦XWLFR \ HVWDEOHFHU FRQH[LRQHV
HQWUH HO GLORJR HQ OD VHVL°Q \ ODV DFWLYLGDGHV IXHUD GH OD VHVL°Q VH DVRFLDU FRQ
OD JDQDQFLD WHUDS¦XWLFD HQ OD 5(7 6L HVWR UHVXOWD FRUUHFWR HQWRQFHV PL DILUPDFL°Q
YD PV DOO DSR\DQGR TXH ORV P¦WRGRV DFWLYRV GH OD 5(7 SXHGHQ SURGXFLU PV
HILFD]PHQWHWDOFRQGXFWDHQHOFOLHQWH
'DGD OD HVFDVH] GH HVWXGLRV PX\ QHFHVDULRV HQ HVWRV DVSHFWRV OD HYLGHQFLD
DQHFG°WLFD WHQGU TXH VHU VXILFLHQWH (VWR LPSOLFD IHHGEDFN GH PLV FOLHQWHV TXH D
PHQXGR FXHQWDQ LQFLGHQWHV GH F°PR PLV SURSLDV LQWHUYHQFLRQHV WHUDS¦XWLFDV
DFWLYDV OHV D\XG° D UHH[DPLQDU JUDQ SDUWH GH VXV FRJQLFLRQHV GLVIXQFLRQDOHV \
F°PR HOORV FRQ PL HVWªPXOR PHMRUDURQ DO KDFHU GHO SURFHVR GH WUDEDMDU KDFLD XQD
H[SHULHQFLDPVHVWLPXODQWHSDUDHOORV
Deberá hacerse hincapié desde el principio que, aunque hay un lugar para los
métodos activos en la RET, es mejor introducirlos en la terapia en las ocasiones
apropiadas y dentro del contexto de una buena alianza WHUDS¦XWLFD.
EVALUACION DEL PROBLEMA
/D WHUDSLD UDFLRQDOHPRWLYD HIHFWLYD GHSHQGH LQLFLDOPHQWH GH TXH HO WHUDSHXWD
REWHQJD XQD FODUD FRPSUHQVL°Q GH ORV SUREOHPDV GHO FOLHQWH HQ W¦UPLQRV FRJ
QLWLYRV HPRWLYRV \ FRQGXFWXDOHV \ ORV FRQWH[WRV HQ ORV TXH ORV SUREOHPDV GH ORV
FOLHQWHV WLHQHQ OXJDU (Q JUDQ SDUWH HO WHUDSHXWD GHSHQGH GH ORV UHODWRV YHUEDOHV GHO
FOLHQWHSDUDREWHQHUWDOHQWHQGLPLHQWR(VHQHVWHUHDFXDQGRSXHGHQDSDUHFHUPXFKRV
REVWFXORV SDUD SURJUHVDU $OJXQRV FOLHQWHV WLHQHQ JUDQ GLILFXOWDG SDUD LGHQWLILFDU \R
HWLTXHWDU H[DFWDPHQWH VXV H[SHULHQFLDV HPRFLRQDOHV 2WURV FOLHQWHV HVWQ HQ FRQWDFWR
FRQ VXV HPRFLRQHV \ VRQ FDSDFHV GH GHVFULELUODV SHUR HQFXHQWUDQ GLIªFLO UHODFLRQDUODV
FRQ ORV VXFHVRV DFWLYDGRUHV WDQWR H[WHUQRV FRPR LQWHUQRV ,QFOXVR RWUR JUXSR GH
FOLHQWHV HV FDSD] GH FRQWDU ORV VXFHVRV DFWLYDGRUHV SUREOHPWLFRV \ ODV H[SHULHQFLDV
HPRFLRQDOHV IFLOPHQWH SHUR WLHQHQ GLILFXOWDG HQ YHU F°PR HVWDV SXHGHQ
UHODFLRQDUVHFRQODVFRJQLFLRQHVPHGLDGRUDV/RVP¦WRGRVDFWLYRVSXHGHQXVDU
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
2
VHHQXQDVJUDQYDULHGDGGHIRUPDVSDUDYHQFHUWDOHVREVWFXORVXQDHYDOXDFL°QYOLGD
\ILGHGLJQDGHORVSUREOHPDVGHOFOLHQWH
Vivacidad al Describir Sucesos Activadores
Con algunos clientes, los procedimientos de evaluación tradicional a través
del diálogo verbal no siempre depara la información deseada. Cuando sucede esto los
terapeutas racional-emotivos a menudo usan métodos de imaginación. Piden a los
clientes que piensen en imágenes evocadas de sucesos activantes. Esta imaginación
evocada a menudo estimula la memoria del cliente relativa a sus reacciones
emocionales o en vez de eso en algunos casos les lleva a reexperimentar estas
reacciones en la sesión. Mientras se centra en tales imágenes, el cliente también
puede empezar a tener acceso a los procesos cognitivos que se encuentran por debajo
del nivel de consciencia que no pueden ser alcanzados con facilidad a través del
diálogo verbal.
Uno de los usos particularmente eficaz de la imaginación en la evaluación de
los problemas del cliente es que trae los sucesos del futuro al presente. Esto se
ilustra mediante el siguiente intercambio con una cliente que estaba aterrada porque
su madre pudiera morir, lo cual le llevaba a ser extremadamente inasertiva con la
madre:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
Así que sientes que no le puedes levantar la voz. ¿Qué sucedería si actuases
así?
Bueno, podría sufrir un achaque.
¿Y qué pasaría si lo sufriese?
Podría tener un ataque al corazón y morir.
Bien, sabemos que es una mujer que está delicada, pero vamos a dejar el
miedo por el momento, ¿de acuerdo?
De acuerdo.
¿Qué pasaría si se muriese?
No puedo pensar... yo... lo siento.
Está bien. Se que es difícil, pero realmente pienso que sería útil si
pudiéramos llegar al fondo de la cuestión. ¿De acuerdo? (La cliente
asiente). Mira, Majorie, quiero que te imagines que tu madre acaba de
morir esta mañana. ¿Puedes imaginarlo? (La cliente asiente y empieza a
temblar). ¿Qué estás experimentando?
Cuando dijiste que mi madre estaba muerta empecé a sentirme totalmente
sola... como si no hubiese nadie para cuidarme... nadie a quién pudiese
recurrir.
¿Y si no hay nadie para cuidarte, nadie que se preocupe de ti...?
Oh, ¡Dios mªR!, se que no podría soportarlo yo sola.
Instruir a los clientes a imaginar activamente algo que ha sido evitado conduce
a la ansiedad. Es importante tratar esta ansiedad, cuando está relacionada con el
problema central del cliente. A menudo aparecen temas como miedo a perder el
control, frenofobia y ansiedad perturbadora extrema cuando esta ansiedad se evalúa
240
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
en su totalidad. Sin embargo, algunos clientes encuentran difícil imaginar sucesos
espontáneamente y requieren asistencia terap¦Xtica.
Aunque los métodos de imaginación se usan ahora de forma rutinaria en la
terapia cognitivo conductual (p. ej., Lazarus, 1978), existen pocos escritos de cómo
los terapeutas pueden estimular los procesos imaginativos de los clientes. Yo he
utilizado varios de los siguientes métodos activos para probar y ayudar a los clientes
a utilizar su potencial para imaginar sucesos.
Lenguaje del Terapeuta Connotativo y Activo. Una forma eficaz para ayudar
a los clientes a usar su potencial imaginativo es que el terapeuta use un lenguaje
rico, colorista, y evocativo mientras ayuda al cliente a entrar en la escena. A menos
que, el terapeuta haya obtenido información diagnóstica previa, con frecuencia
tiene dudas acerca de qué estímulos en el suceso activador están relacionados en
concreto con el problema del cliente. Por lo tanto es mejor ofrecer a los clientes
muchas alternativas. Por ejemplo, con un cliente socialmente ansioso procedí así,
después de intentar sin éxito conseguir que usase su propio potencial imaginativo.
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
De momento no tenemos claro lo que te produce ansiedad. Lo que me
gustaría sugerir es que usemos nuestra imaginación para ayudamos. Te
ayudaré a entrar en escena basándome en lo que hemos discutido ya. No
obstante, ya que no hemos descubierto todavía factores concretos, algunas
de las cosas que yo diga podrían no ser relevantes. ¿Tendrás paciencia con
migo y me harás saber cuando lo que digo resuena en tL?
De acuerdo.
Muy bien. Cierra los ojos c imagina que estas entrando en el baile. Entras y
algunos de los tªos que están allí te echan un vistazo. Puedes ver las
sonrisas irónicas en sus caras burlonas y uno de ellos te lanza un beso.
(Aquí estoy evaluando una hipótesis basada en una información obtenida
previamente). Empiezas a estar furioso por dentro, y...
Bien, cuando dices que empezaba a enfurecerme, juzgué el ambiente. Pensé
que no puedo dejarles que lo hagan impunemente porque si les dejo perderé
los estribos. Comencé a sentirme ansioso.
¿Y si no perdieses los estribos?
No podría volver allí con la cabeza alta.
¿Qué sucedería entonces?
No s¦. Yo... Es gracioso la forma en que lo veo, nunca volvería a salir.
Aquí utilicé palabras como «sonrisas irónicas», «burlas», «lanzar», y «estar
furioso» deliberadamente en mi intento de estimular la imaginación del cliente. Es
también importante para el terapeuta modular su voz de tal forma que esté a tono
con el leguaje empleado.
Fotografías. A veces he pedido a los clientes que traigan reportajes fotográficos
de otros significativos o lugares significativos. Estos se guardan a mano para usarse
en momentos relevantes del proceso evaluativo. He encontrado el uso de fotografías
particularmente útil cuando el cliente discute un suceso del pasado que está todavía
molestándole. Así, por ejemplo, un cliente que hablaba sin emoción acerca de ser
rechazado por su padre que murió hacía siete años, rompió a llorar amargamente
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
241
FXDQGROHSHGªTXHPLUDVHXQDIRWRJUDIªDGH¦O\GHVXSDGUHFRORFDGRVVHSDUDGRVXQR
GHORWUR6HH[SUHVDURQVHQWLPLHQWRVGHGD®R\F°OHUD FRQVXVFRJQLFLRQHVDVRFLDGDV
ORTXHQRVSHUPLWL°GLULJLPRVDODHWDSDGHGHEDWH
Otros Recuerdos. De forma similar, a veces he pedido a los clientes que
trajesen recuerdos. Estos pueden ser dibujos suyos, pinturas significativas para
ellos, y poemas escritos tanto por ellos mismos como por otras personas. Lo
importante es que estos recuerdos sirvan para relacionarse con los temas que el cliente
está trabajando en la terapia. Un bloqueo en la evaluación IXH vencido
satisfactoriamente con una cliente cuando le pedí que trajera algo que recordará a su
madre. Trajo un frasco de perfume que su madre estaba acostumbrada a llevar. Cuando
le pedí que oliese el perfume en un momento de la terapia en el que el proceso de
evaluación a través del dialogo verbal estaba de nuevo estancado, se ayudó a la cliente
a identificar sentimientos de celos hacia su madre, que experi-mentaba siempre que su
madre le «abandonaba» para salir a socializarse. Por otra parte, mi cliente estaba
avergonzada de tales sentimientos. Este tema se relacionó de manera central con el
problema presentado de depresión.
Otra de mis clientes estaba deprimida por haber perdido a su novio. Tuve
gran dificultad para ayudarle a identificar algunas cogniciones mediadoras relacionadas a través de procedimientos de evaluación tradicional. Diversas aproximaciones tentativas por mi parte también fracasaron para concretar procesos cognitivos
relevantes. Después le pedí que trajera a nuestra próxima sesión alguna cosa que
le recordara a su ex-novio. Trajo una grabación de una canción popular que había
llegado a ser para ellos como «nuestra canción». Cuando recreé la canción en un
punto apropiado de la entrevista, mi cliente empezó a sollozar y expresó sentimientos de abandono, daño, y miedo al futuro. De nuevo un método activo había
desenterrado importante material de evaluación donde los métodos tradicionales
habían fracasado.
Se debería resaltar de estos ejemplos que bastante a menudo tales métodos
dramáticos conducen a la expresión de fuertes reacciones afectivas en la sesión.
Esto es a menudo una parte importante del proceso, porque tales reacciones afectivas
son la puerta para la identificación de procesos cognitivos desadaptados que son
difíciles de identificar a través de métodos más tradicionales de evaluación.
Técnica de la «Pesadilla Interpersonal» Los terapeutas racional-emotivos y
cognitivos a veces emplean métodos originalmente derivados de la terapia gestáltica
y el psicodrama para ayudarse en la fase de evaluación de la terapia. Estos han
sido adecuadamente descritos (Amkoff, 1987; Nardi,1979) y no se discutirán aquí.
Sin embargo me gustaría describir una técnica relacionada que he desarrollado
(Dryden, 1980), lo que he llamado técnica de la «pesadilla interpersonal». Esta
técnica puede usarse mejor con los clientes que son capaces de especificar sólo
superficialmente un suceso «temido» anticipado que implica a otras personas pero
no son capaces de especificar en detalle la naturaleza de los sucesos ni cómo
reaccionarían si el suceso fuese a ocurrir. Primero se asigna al cliente la tarea de
imaginar el suceso «temido». Se les dice que escriban un breve segmento de una
obra dramática sobre eso, especificando las palabras exactas que los protagonistas
emplearían. Se anima al cliente a dar rienda suelta a su imaginación mientras se
centra en lo que teme que podría suceder. Un ejemplo bastará. El siguiente escenario
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
24
IXHGHVDUUROODGRSRUXQDPXMHUGHD®RVFRQSUREOHPDVGHDOFRKROLVPRTXHHVWDED
DWHUUDGDGHFRPHWHUHUURUHVHQODRILFLQDGRQGHWUDEDMDEDFRPRPHFDQ°JUDID
ESCENA
:
JEFE
:
MECANÓGRAFA
JEFE
:
:
La oficina del jefe donde él se sienta detrás de una gran mesa de
despacho. Ha averiguado que una de las mecanógrafas ha archivado
inadvertidamente una carta de manera errónea y le manda llamar. Entra
y se coloca delante del jefe.
¿Tienes algo que decirme de este asunto?
Sólo que le pido perdón y que seré más cuidadosa en el futuro.
¿Que quieres decir cuando dices que serás más cuidadosa en el futuro
¿qué te hace pensar que tienes futuro? (En este punto él comienza a dar
golpes sobre la mesa). Nunca hasta ahora me he encontrado a nadie
menos competente o menos apto para el trabajo que tú. Presta atención a
mis palabras, te haré la vida tan incómoda que te marcharás. Cuando
tomé posesión de este trabajo me propuse tener a la gente que yo quería
que trabajase con migo y tú no estabas en esa lista. Ya me he deshecho
de dos mecanógrafas, y creo que eres la tercera. Ahora sal de mi
despacho tonta estúpida e inútil, y recuerda que estaré siempre
observándote y que nunca sabrás cuando estaré detrás de tí.
'HVSX¦VGHUHSDVDUODHVFHQDFRQHOFOLHQWHKDFLHQGRSUHJXQWDVDFHUFDGHOWRQR
HQ TXH FUHªD TXH VX MHIH GLUªD HVWDV IUDVHV \ SLGL¦QGROH TXH LGHQWLILFDUD TX¦ SDODEUDV
DFHQWXDUªDHOMHIH'HVSX¦VGLVSXVHGHXQDFWRUORFDOTXHWHQªDODPLVPDHGDGTXHHO
MHIHSDUDUHSUHVHQWDUODHVFHQDGHIRUPDUHDOLVWDHQPDJQHWRI°Q(QODVLJXLHQWHVHVL°Q
LQVWUXªDPLFOLHQWHDYLVXDOL]DUODKDELWDFL°QHQODTXHHOHQFXHQWURSRGUªDWHQHUOXJDU
(OODGHVFULEL°EUHYHPHQWHODKDELWDFL°QSUHVWDQGRSDUWLFXODUDWHQFL°QDG°QGHHVWDUªD
VX MHIH VHQWDGR \ G°QGH VH FRORFDUªD HOOD 'HVSX¦V OH SXVH HO FDVVHWWH OR TXH HYRF°
IXHUWHV VHQWLPLHQWRV GH PLHGR GH VHU KXPLOODGD \ GD®DGD IªVLFDPHQWH 'H QXHYR VH
KDEªDQ UHFRSLODGR GDWRV LPSRUWDQWHV GRQGH ORV SURFHGLPLHQWRV GH HYDOXDFL°Q
WUDGLFLRQDOKDEªDQIUDFDVDGR
(VWRV HMHPSORV KDQ PRVWUDGR F°PR ORV P¦WRGRV UDFLRQDOHPRWLYRV SXHGHQ
HPSOHDU GLYHUVRV P¦WRGRV YLVXDOHV ROIDWLYRV OLQJ¹ªVWLFRV \ DXGLWLYRV SDUD D\XGDU D
ORVFOLHQWHVDLPDJLQDUDFWLYDPHQWHVXFHVRVDFWLYDGRUHVDSURSLDGRV(VWROHVD\XGDD
LGHQWLILFDU PV IFLOPHQWH ODV H[SHULHQFLDV HPRFLRQDOHV GHVDGDSWDGDV \ D UHODWDU
SURFHVRV FRJQLWLYRV TXH QR VRQ IFLOPHQWH LGHQWLILFDGRV D WUDY¦V GHO LQWHUFDPELR
YHUEDO GH OD HQWUHYLVWD SVLFRWHUDS¦XWLFD (V LPSRUWDQWH UHVDOWDU TXH HO XVR GH WDOHV
P¦WRGRV QR VH UHFRPLHQGD SRU VX SURSLR LQWHU¦V VH HPSOHDQ FRQ SURS°VLWRV
HVSHFªILFRVHQPHQWH
Resolución de Problemas Racional-Emotivos
Knaus y Wessler (1976) han descrito un método que ellos llaman resolver
problemas rDcional-emotivos (RPRE). Este método consiste en que el terapeuta
crea condiciones en la sesión de terapia que se aproximen a aquellas que el cliente
encuentra en su vida diaria y que ocasionan los problemas emocionales. Knaus y
Wessler sostienen que este método puede ser usado tanto de forma planeada como
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACION AL-EMOTIVA
243
LPSURYLVDGD \ HV SDUWLFXODUPHQWH YDOLRVR FXDQGR ORV FOLHQWHV H[SHULPHQWDQ GLIL
FXOWDGHV SDUD LGHQWLILFDU H[SHULHQFLDV HPRFLRQDOHV \ SURFHVRV FRJQLWLYRV UHODFLR
QDGRVDWUDY¦VGHOGLDORJRYHUEDOFRQVXVWHUDSHXWDV(PSOH¦HVWHP¦WRGRFRQXQ
FOLHQWHTXHWHQªDGLILFXOWDGSDUDDFWXDUDVHUWLYDPHQWHHQVXYLGD\DILUPDEDQRVHU
FDSD] GH LGHQWLILFDU ODV HPRFLRQHV \ SHQVDPLHQWRV TXH LQKLEªDQ OD H[SUHVL°Q GH
UHVSXHVWDV DVHUWLYDV 'XUDQWH QXHVWUD GLVFXVL°Q HPSHF¦ D EXVFDU HQ PL SHWDFD GH
WDEDFRGHSLSD(QFRQWUQGRODYDFªDLQWHUUXPSªDPLFOLHQWH\OHSHGªTXHIXHVHD
OD FLXGDG D FRPSUDU PL WDEDFR IDYRULWR D®DGLHQGR TXH VL VH GDED SULVD SRGUªD
YROYHUSDUDORV·OWLPRVFLQFRPLQXWRVGHQXHVWUDHQWUHYLVWD(OLQPHGLDWDPHQWHVH
OHYDQW° FRJL° PL GLQHUR \ VDOL° GH PL RILFLQD KDFLD VX FRFKH &RUUª KDFLD ¦O
YROYLPRV DO GHVSDFKR \ MXQWRV SURFHVDPRV VXV UHDFFLRQHV D HVWD H[SHULHQFLD
VLPXODGD
(VWDFODURTXHHVWDW¦FQLFDGHEHXVDUVHFRQMXLFLRWHUDS¦XWLFR\TXHVXXVRSXHGH
DPHQD]DU R LQFOXVR GHVWUXLU OD DOLDQ]D WHUDSH·WLFD HQWUH FOLHQWH \ WHUDSHXWD 6LQ
HPEDUJR\DTXHORVWHUDSHXWDVUDFLRQDOHPRWLYRVYDORUDQHOSHOLJURTXHFRUUHQHVWQ
D PHQXGR SUHSDUDGRV SDUD XVDU WDOHV W¦FQLFDV FXDQGR KDQ IUDFDVDGR P¦WRGRV PV
WUDGLFLRQDOHV\PHQRVDUULHVJDGRVDODKRUDGHSURSRUFLRQDUXQDPHMRUDWHUDSH·WLFD(V
LPSRUWDQWHDGHPVFRPRKDQDFHQWXDGR%HFNHWDO TXHHOWHUDSHXWDSUHJXQWH
DO FOLHQWH SRU ODV UHDFFLRQHV VLQFHUDV SRVWHULRUHV D HVWH SURFHGLPLHQWR \ DYHULJ¹H VL
SXHGH WHQHUYDORU WHUDSH·WLFRIXWXUR SDUD HOFOLHQWH &XDQGR XQ FOLHQWHLQGLFDTXH KD
HQFRQWUDGRHOP¦WRGRGHUHVROYHUSUREOHPDVUDFLRQDOHPRWLYRLQ·WLOVHUªDPHMRUTXHHO
WHUDSHXWD H[SOLFDVH HQWRQFHV OD UD]°Q IXQGDPHQWDO TXH OH OOHY° D SUREDU FRQ XQ
SURFHGLPLHQWRWDO\UHYHODVHTXHQRGHVHDEDQLQJ·QGD®RVLQRTXHLQWHQWDEDVHU·WLO
1RUPDOPHQWHORVFOLHQWHVUHVSHWDQWDOHVUHYHODFLRQHV\GHKHFKRHOWHUDSHXWDDOKDFHUOR
DVªSURSRUFLRQDXQPRGHOR·WLOSDUDHOFOLHQWHDVDEHUTXHHVSRVLEOHUHFRQRFHUHUURUHV
QR GHIHQVLYDPHQWH VLQ FRQGHQDUVH D Vª PLVPR 6LQ HPEDUJR FRQ HVWH P¦WRGR HV
HYLGHQWH TXH ORV WHUDSHXWDV QR SXHGHQ UHYHODU VX IXQGDPHQWR DQWHV GH LQLFLDU HO
P¦WRGR\DTXHHVWRUHVWDUªDYDORUDVXSRWHQFLDOWHUDS¦XWLFR
Sueños
$XQTXH$OEHUW(OOLVKDHVFULWRUHFLHQWHPHQWHXQDFROXPQDUHJXODUSDUDODUHYLVWD
Penthouse SURSRUFLRQDQGR LQWHUSUHWDFLRQHV UDFLRQDOHPRWLYDV GH ORV VXH®RV GH ORV
OHFWRUHVORVWHUDSHXWDVUDFLRQDOHPRWLYRVQRGHVWDFDQSUHFLVDPHQWHSRUXVDUPDWHULDO
RQªULFR 6LQ HPEDUJR QR KD\ QLQJXQD EXHQD UD]°Q SRU OD TXH HO PDWHULDO RQªULFR QR
SXHGDVHUXVDGRHQOD5(7PLHQWUDV QRSUHGRPLQHQHQHOSURFHVRWHUDS¦XWLFR\
HOWHUDSHXWDWHQJDXQSURS°VLWRGHILQLGRHQPHQWHDOXVDUOR
)UHHPDQ SS KD GHOLQHDGR YDULDV SDXWDV FRPSOHPHQWDULDV
SDUDHOXVRGHORVVXH®RVFRQSURS°VLWRVGHHYDOXDFL°Q
1. El sueño necesita ser entendido en términos temáticos más bien que simbóOL
cos.
2. El contenido temático del sueño es idiosincrático al soñador y debe servisto
dentro del contexto de la vida del soñador.
3. El lenguaje y la imaginación específicos son importantes para el significado.
244
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
4. Las respuestas afectivas en los sueños pueden verse como similares a las
respuestas afectivas del soñador en situaciones de vigilia.
5. La extensión particular del sueño es de menor importancia que el contenido.
6. El sueño es un producto del soñador y está bajo su responsabilidad.
7. Los sueños pueden usarse cuando el paciente aparece bloqueado en terapia.
3RU FDVXDOLGDG HQFRQWU¦ OD XWLOLGDG GHO PDWHULDO RQªULFR FRQ HO SURS°VLWR GH
HYDOXDFL°Q FXDQGR WUDEDMDED FRQ XQD HVWXGLDQWH GHSUHVLYD GH D®RV TXH UHSHWªD
IUHFXHQWHPHQWH l(VWR\ GHSULPLGD \ QR VH SRU TX¦x $JRW¦ VLQ ¦[LWR WRGRV ORV
P¦WRGRV GH HYDOXDFL°Q TXH FRQRFªD LQFOX\HQGR ORV GHVFULWRV HQ HVWH FDSªWXOR SDUD
D\XGDUOD D LGHQWLILFDU ORV SHQVDPLHQWRV GHSUHV°JHQRV GH ODV VLWXDFLRQHV HQ ODV TXH
H[SHULPHQWDED GHSUHVL°Q (Q XQ ·OWLPR LQWHQWR GHVHVSHUDGR OH SHGª TXH VL SRGUªD
UHFRUGDU DOJXQR GH VXV VXH®RV QR HVSHUDQGR OR PV PªQLPR GH TXH HVWD OªQHD GH
LQGDJDFL°Q IXHVH SURYHFKRVD 3DUD PL VRUSUHVD GLMR TXH Vª TXH WHQªD XQ VXH®R
UHFXUUHQWH(QHVWHVXH®RVHYHªDSDVHDQGRVRODDORODUJRGHODRULOODGHOUªR\FXDQGR
PLUDEDSDUDYHUORTXHKDEªDGHQWURGHOUªRYHªDHOUHIOHMRGHVªPLVPDFRPRXQDPXMHU
PXFKRPVYLHMD(VWDLPDJLQDFL°QODOOHQDEDGHH[WUHPDWULVWH]D\GHSUHVL°Q(QXQD
GLVFXVL°QSRVWHULRUGLMRTXHFUHªDTXHHVWHVXH®RVLJQLILFDEDTXHQRWHQªDHVSHUDQ]DGH
HQFRQWUDUQLQJXQDIHOLFLGDGHQVXYLGDWDQWRHQVXVUHODFLRQHVDPRURVDVFRPRHQVX
FDUUHUD\TXHHVWDEDFRQGHQDGDDSDVDUVXYLGDVRODDFDEDQGRFRPRXQDPXMHUWULVWH
SDW¦WLFD\YLHMD(VWHUHODWRGHOVXH®R\ODGLVFXVL°QVXEVLJXLHQWHGHVXVLJQLILFDGRPH
SHUPLWL° D\XGDUOD D LGHQWLILFDU GLYHUVDV GLVWRUVLRQHV GHGXFWLYDV \ FUHHQFLDV
LUUDFLRQDOHVORTXHSURSRUFLRQ°HOFHQWURGHODUHHVWUXFWXUDFL°QFRJQLWLYDSRVWHULRU
6R®DU GHVSLHUWR SXHGH SURSRUFLRQDU WDPEL¦Q LPSRUWDQWH PDWHULDO FRQ SURS°VLWR
GH HYDOXDFL°Q 3DUD DOJXQDV SHUVRQDV ORV VXH®RV GHVSLHUWRV FRQFUHWRV RFXUUHQ FRPR
UHVSXHVWD \ FRPR FRPSHQVDFL°Q D XQ VXFHVR DFWLYDPHQWH QHJDWLYR $Vª XQ FOLHQWH
QDUUDWHQHUODHQVR®DFL°QGHIXQGDUXQDFRUSRUDFL°QPXOWLQDFLRQDOGHVSX¦VGHIUDFDVDU
HQODYHQWDGHXQVHJXURDXQFOLHQWHSRWHQFLDO(OXVRGHWDOHVHQVR®DFLRQHVSRUSDUWH
GHORVFOLHQWHVSXHGHQRVHUQHFHVDULDPHQWHGLVIXQFLRQDOSHURSXHGHLPSHGLUOHV FRPR
HQHOHMHPSORSUHFHGHQWH OOHJDUDOQ·FOHRGHVXVSUREOHPDV$PHQXGRORVHQVXH®RV
VRQ XQD H[SUHVL°Q GH QXHVWUDV HVSHUDQ]DV \ DVSLUDFLRQHV \ KH HQFRQWUDGR YDOLRVR
SUHJXQWDUDORVFOLHQWHVQRV°ORSRUHOFRQWHQLGRGHWDOPDWHULDOVLQRWDPEL¦QORTXHOHV
LPSHGLUªD UHDOL]DU VXV PHWDV *UDQ SDUWH GHO PDWHULDO GH HYDOXDFL°Q LPSRUWDQWH VH
UHFRJH GH HVWD PDQHUD HQ SDUWLFXODU ODV LGHDV UHODWLYDV D EDMD WROHUDQFLD D OD
IUXVWUDFL°Q
Sesiones de Terapia In Vivo
Sacco (1981) ha perfilado el valor de dirigir sesiones de terapia en escenarios
de la vida real en los que los clientes experimentan dificultades emocionales. Yo
he encontrado que trasladarse desde la habitación de entrevista a tales escenarios
es particularmente útil para obtener material de evaluación cuando los métodos
tradicionales han fracasado en proporcionar tales datos. Por ejemplo, vi una vez a
un estudiante que se quejaba de evitar situaciones sociales. Lo hacía así por si
acaso otros veían temblar sus manos. Los métodos de evaluación tradicional no
deparaban más datos. Para superar este callejón sin salida en el tratamiento, le
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
245
VXJHUª TXH QHFHVLWEDPRV UHFROHFWDU PV GDWRV \ ILQDOPHQWH GLULJª XQD VHVL°Q GH
WHUDSLDHQXQFDI¦OHSHGªTXHIXHVHDODEDUUD\WUDMHUDXQDWD]DGHFDI¦SDUDFDGDXQR
6HQHJ°SRUTXHWHPªDTXHVXVPDQRVSXGLHVHQWHPEODUSHURLQVLVWªILUPHPHQWHHQPL
GHPDQGD )XH FDSD] GH LGHQWLILFDU XQD FRUULHQWH GH FRJQLFLRQHV QHJDWLYDV HQ HO
FDPLQR GHVGH QXHVWUD PHVD KDVWD HO PRVWUDGRU 9ROYL° VLQ QXHVWURV FDI¦V SHUR FRQ
LQIRUPDFL°QYDOLRVDODFXDOSURFHVDPRVPVWDUGHHQPLGHVSDFKR(VLPSRUWDQWHTXH
ORVWHUDSHXWDVH[SOLTXHQHOIXQGDPHQWRGHDQWHPDQRSDUDGLULJLUODVVHVLRQHVin vivo,
SDUDJDQDUODFRRSHUDFL°QGHOFOLHQWH$GHPVODVUHDFFLRQHVGHORVFOLHQWHVREWHQLGDV
HQ HVWDV VHVLRQHV VRQ D PHQXGR ·WLOHV SDUWLFXODUPHQWH VL ODV VHVLRQHV in-vivo VH
SODQHDQSDUDVXXVRSRVWHULRUHQHOSURFHVRWHUDS¦XWLFR
DEBATIR
En esta sección, se delinearán diversos métodos de debate activos. El propósito
de estos métodos es (1) ayudar a los clientes a ver la base insostenible y la naturaleza
disfuncional de sus creencias irracionales y reemplazarlas por unas más racionales
y (2) ayudarles a hacer más inferencias exactas acerca de la realidad. Estos métodos
demuestran a menudo el mensaje racional de forma poderosa pero indirecta; y no
necesariamente llevan al cliente a contestar preguntas tales como ¿Donde está la
evidencia...?
Es importante para el terapeuta hacer ciertos preparativos antes de iniciar
métodos de debate activos, ya que el éxito de tales métodos depende de (1) que
el cliente entienda claramente la conexión entre pensamientos, sentimientos y
conductas y (2) el terapeuta averigüe información biográfica particular acerca del
cliente.
Prepararse para Debatir Activamente
La Conexión Pensamiento-Sentimiento-Conducta. Después de que el terapeuta
ha emprendido la evaluación del problema central del cliente, la siguiente tarea es
ayudar al cliente a ver las conexiones entre pensamientos, sentimientos y conductas.
Aquª pueden Hmplearse de nuevo los métodos activos. Así el terapeuta, mientras habla
con el cliente, podría recoger un libro, lanzarlo al suelo, y continuar hablando con él.
Después de un rato, si el cliente no ha hecho comentarios, el terapeuta puede
preguntarle tanto por las reacciones afectivas como cognitivas a este inci-dente. Así, se
da al cliente un ejemplo activo aquí-y-ahora de la conexión entre pensamientosentimiento.
Información Biográfica.$QWHVGHLQLFLDUHOSURFHVRGHGHEDWHDFWLYRDPHQXGR
PH D\XGD UHFRJHU FLHUWD LQIRUPDFL°Q DFHUFD GHO FOLHQWH 0H JXVWD LQIRUPDUPH VREUH
ORV intereses, hobbies, \ situación laboral GH PLV FOLHQWHV +H HQFRQWUDGR TXH HVWD
LQIRUPDFL°Q PH D\XGD D DGDSWDU PLV LQWHUYHQFLRQHV XVDU IUDVHV TXH VHUQ VLJQL
ILFDWLYDV SDUD PL FOLHQWH RIUHFL¦QGROH VLWXDFLRQHV GH YLGD LGLRVLQFUVLFDV $Vª VL PL
FOLHQWH HVW DSDVLRQDGDPHQWH LQWHUHVDGR HQ HO ER[HR XQ PHQVDMH XWLOL]DQGR XQD
DQDORJªDGHOER[HRSXHGHWHQHUPD\RULPSDFWRTXHXQDDQDORJªDGHOJROI
También encuentro útil descubrir a quién admira mi cliente. Averiguo esto porque
más tarde puedo desear preguntar a mi cliente cómo piensa que estos individuos DGPLUD
246
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
GRVSRGUªDQUHVROYHUSUREOHPDVVLPLODUHV(VWRLQFLWDDOFOLHQWHDLGHQWLILFDUVHFRQXQ
PRGHOR D LPLWDU /D]DUXV KD HPSOHDGR XQ P¦WRGR VLPLODU FRQ QL®RV 3RU
HMHPSOR SHGª D XQ FOLHQWH TXH LPDJLQDUD TXH VX DGPLUDGR DEXHOR H[SHULPHQWDED
DQVLHGDGDOKDEODUHQS·EOLFR\OHSUHJXQW¦FRPRORKDEUªDUHVXHOWR(VWROHD\XG°D
LGHQWLILFDU XQD HVWUDWHJLD GH HQIUHQWDPLHQWR FRQ TXH XV° SDUD YHQFHU VX SURSLR
SUREOHPD GH DQVLHGDG D KDEODU HQ S·EOLFR (VWH P¦WRGR HV PV HILFD] VL HO FOLHQWH
WDPEL¦QSXHGHUHFRQRFHUTXHHOLQGLYLGXRDGPLUDGRQRHVLQIDOLEOH\HVSURSHQVRDOD
LUUDFLRQDOLGDG KXPDQD $GHPV HV LPSRUWDQWHV TXH HO FOLHQWH YHD OD YLDELOLGDG GH
LPLWDUDOPRGHOR
(QFXHQWUR LQHVWLPDEOH SUHJXQWDU D PLV FOLHQWHV DFHUFD GH VXV experiencias
previas de cambio de actitud.(YDOX°\GLVWLQJRORVUDVJRVGHVDGDSWDGRVGHWDOFDPELR
SDUDSRGHUUHSOLFDUHQPLVHVWUDWHJLDVGHGHEDWHHQODVHVL°Q3RUHMHPSORXQDFOLHQWH
DQVLRVDPHGLMRTXHKDEªDFDPELDGRVXRSLQL°QDFHUFDGHODFD]DGHDQLPDOHVGHVSX¦V
GHOHHUDGLYHUVDVSHUVRQDVLPSRUWDQWHVTXHGDEDQDUJXPHQWRVHQFRQWUDGHODFD]DGH
DQLPDOHV&RPRSDUWHGHPLSODQGHGHEDWHKLFHTXHHVWDFOLHQWHOH\HVHDXWRELRJUDIªDV
GH JHQWH TXH KDEªD YHQFLGR OD DQVLHGDG 2WUD FOLHQWH FRPHQW° TXH KDEªD REWHQLGR
D\XGDHQHOSDVDGRDOKDEODUFRQJHQWHTXHKDEªDH[SHULPHQWDGRSUREOHPDVVLPLODUHVD
ORVVX\RV3UHSDU¦SDUDHVWDFOLHQWHFRQYHUVDFLRQHVFRQDOJXQRGHPLVH[FOLHQWHVTXH
KDEªDQH[SHULPHQWDGRSHURKDEªDQYHQFLGRSUREOHPDVVHPHMDQWHV
$FRQWLQXDFL°QPHSURSRQJRGHOLQHDUGLYHUVDVIRUPDVHQODVTXHORVWHUDSHXWDV
UDFLRQDOHPRWLYRVSXHGHQHPSOHDUW¦FQLFDVGHGHEDWHDFWLYDPHQWH'HEHUªDHVWDUHQOD
PHQWH GH WRGRV OD LPSRUWDQFLD GH TXH ODV LQWHUYHQFLRQHV VH KDJDQ D PHGLGD SDUD
HQFRQWUDUODVGHPDQGDVHVSHFªILFDVHLGLRVLQFUWLFDVGHORVFOLHQWHV
Métodos de Debate Activos
Debatir en Presencia de Estímulos Activos.(QXQDUWªFXORSUHYLR 'U\GHQ
GHOLQHH YDULDV GH ODV IRUPDV GH GHVFULELU VXFHVRV DFWLYDGRUHV GH IRUPD LQWHQVD SDUD
D\XGDU D ORV FOLHQWHV D LGHQWLILFDU VXV UHDFFLRQHV HPRFLRQDOHV \ ORV GHWHUPLQDQWHV
FRJQLWLYRV GH HVWDV UHDFFLRQHV 'HOLQH¦ GLYHUVRV P¦WRGRV YLVXDOHV OLQJ¹ªVWLFRV
DXGLWLYRV\ROIDWLYRV(VWRVPLVPRVP¦WRGRVSXHGHQXVDUVHFRPRPDWHULDOFRQWH[WXDO
HQHOSURFHVRGHGHEDWH3RUHMHPSORXQDFOLHQWHWUDMRXQGLEXMRGHVLPLVPD\GHVX
PDGUH (OOD KDEªD GLEXMDGR D VX PDGUH PX\ JUDQGH FRPR ILJXUD DPHQD]DQWH \ D Vª
PLVPDFRQXQDILJXUDSHTXH®DDJDFKDGDFRQPLHGRGHODQWHGHVXPDGUH/HSHGªTXH
KLFLHVH RWUR GLEXMR GRQGH HOOD \ VX PDGUH IXHVHQ GH OD PLVPD DOWXUD VLWXDGDV FDUD D
FDUD\PLUQGRVHDORVRMRV&XDQGRSUHVHQW°HVWHGLEXMROHSUHJXQW¦F°PRVXDFWLWXG
KDFLD VX PDGUH GLIHUªD HQ ORV GRV GLEXMRV (VWR QR V°OR OH SURSRUFLRQ° XQD
GHPRVWUDFL°Q GH TXH HUD SRVLEOH HYDOXDU D VX PDGUH GH IRUPD GLIHUHQWH VLQR TXH
WDPEL¦QOHOOHY°DXQDGLVFXVL°QSURYHFKRVDHQODTXHGLVFXWªDOJXQDVGHODVFUHHQFLDV
LUUDFLRQDOHVLQKHUHQWHV BBB""""""""""""""BB VHFHQWUDEDHQHOVHJXQGR
Se empleó una táctica similar usando la técnica de la «pesadilla interpersonal
con la mujer de 55 años mencionada anteriormente. Después de debatir algunas
de las creencias irracionales descubiertas, cuando la técnica se empleaba con propósitos evaluativos, le ponía la grabación reiteradamente mientras debatía algunas de
las creencias irracionales reveladas. Se puede usar un método similar cuando
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
247
se dirigen sesiones in vivo. En mi artículo de 1983 contaba el caso de un estudiante
que estaba ansioso porque sus manos temblaban en público. Tanto la evaluación
como más tarde el debate de sus creencias irracionales se realizaron en una cafetería.
En efecto, practicó el debate de sus creencias irracionales mientras llevaba dos
tazas de café tembloroso desde la barra hasta nuestra mesa. Debatir en presencia
de estímulos intensos permite al cliente construir puentes desde situaciones de
« dentro de la sesión a las de fuera de la sesión.
Métodos Imaginativos. Un método imaginativo muy eficaz que puede usarse
en el debate de creencias irracionales es el de la proyección en el tiempo (Lazarus,
1978). Cuando un cliente hace evaluaciones negativas exageradas de un suceso, a
menudo deja de pensar sobre ello y por lo tanto no puede ver detrás de sus
implicaciones «temidas». El propósito de la proyección en el tiempo es permitir a
los clientes ver activamente que el tiempo y el mundo continúan después de que
acontece el «suceso temido». Así, por ejemplo, un estudiante de Malasia cuyos
derechos de enseñanza fueron pagados por su pueblo concluía que sería terrible si
fracasaba en sus exámenes porque no podría mirar a la cara a sus compañeros de
aldea. Le ayudé a imaginar la vuelta a su aldea mientras experimentaba vergüenza.
Después gradualmente adelantaba el tiempo en su imaginación. Empezó a ver que
era probable que sus compañeros de aldea, a la larga, adoptasen un punto de vista
compasivo hacia él, e incluso si no lo hacían, siempre podría vivir felizmente en
otra parte del país o en otra parte del mundo.
6RQWDPEL¦QH[WUHPDGDPHQWHYDOLRVRVORVP¦WRGRVGHLPDJLQDFL°QTXHVHFHQWUDQ
HQD\XGDUDORVFOLHQWHVDSHQVDUPVFXLGDGRVD\FUªWLFDPHQWHDFHUFDGHORVVXFHVRV
lWHPLGRVx 3RU HMHPSOR D RWUR FOLHQWH TXH WHQªD PLHGR GH TXH RWUDV SHUVRQDV YLHUDQ
WHPEODU VXV PDQRV VH OH SLGL° TXH VH LPDJLQDUD GHQWUR GH XQ EDU SLGLHVH DOJR \
EHELHVHDXQTXHVXVPDQRVWHPEODVHQ'LMRTXHVHSRQGUªDH[WUHPDGDPHQWHDQVLRVRVL
ORKDFLD\DTXHODVGHPVSHUVRQDVGHOEDUOHPLUDUªDQ/HSHGªTXHLPDJLQDVHFXDQWDV
SHUVRQDVOHPLUDUªDQ|/HPLUDUªDQDOXQªVRQRROHPLUDUªDQGHXQRHQXQR"6HOHSLGL°
TXHLPDJLQDUDF°PROHPLUDUªDQFXDQWRWLHPSR\FRQTXHIUHFXHQFLDGXUDQWHODWDUGH
FRQWLQXDUªDQPLUQGROH&RQFOX\°TXHWRGRHOPXQGRQROHPLUDUªD\DTXHOORVTXHOH
PLUDVHQSRVLEOHPHQWHV°ORORKDUªDQGXUDQWHVHJXQGRV\SRGUªDDJXDQWDUOR(VWH\
RWURVP¦WRGRVLOXVWUDQTXHHVSRVLEOHD\XGDUDORVFOLHQWHVDGHEDWLUVLPXOWQHDPHQWH
WDQWRVXVLQIHUHQFLDVGHIHFWXRVDVFRPRVXVHYDOXDFLRQHVLUUDFLRQDOHV2WUDW¦FQLFDTXH
HPSOH¦FRQHVWHPLVPRFOLHQWHIXHODlH[DJHUDFL°QHQODLPDJLQDFL°Qx6HOHSLGL°
TXH LPDJLQDVH VXV PDQRV WHPEODQGR PLHQWUDV FRQVXPªD XQD EHELGD \ FRQ WRGDV ODV
SHUVRQDVGHOEDUPLUQGROHFRQWLQXDPHQWHGXUDQWHWUHVKRUDV(QHVWHSXQWRVROW°XQD
FDUFDMDGD\VHGLRFXHQWDGHODQDWXUDOH]DH[DJHUDGDGHVXLQIHUHQFLD
La imaginación racional-emotiva es una técnica empleada frecuentemente y
ha sido descrita en su totalidad por Maultsby y Ellis (1974) y Ellis( 1979). A menudo
tiene un impacto dramático y eso le cualifica como un método activo. Es valioso
remarcar en este punto que algunos de los clientes tienen dificultad para evocar
imágenes y pueden tener que ser entrenados de una manera escalonada para utilizar
esta habilidad. Además, aunque útil, probablemente no es necesario para los clientes
imaginar con extrema claridad.
El Terapeuta Racional-Emotivo como Narrador. Wessler y Wessler (1980)
resalta el valor WHUDS¦XWLFR de relatar deferentes historias, parábolas, chistes,
248
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
poemas, aforismas, y bromas a los clientes. Aquí el factor clave es que el terapeuta
modifique el contenido de éstos para adaptarlos a la situación idiosincrática del
cliente. Contar idénticas historias a dos clientes diferentes puede perfectamente
tener efectos desiguales. Un cliente puede afectarse profundamente por la historia,
mientras para otro la misma historia puede no tener sentido. Es importante que los
terapeutas racional-emotivos conozcan una variedad extensa de estas historias y
estén preparados para modificarlas de cliente a cliente, sin introducir distorsiones
injustificadas.
Métodos Visuales Activos./RVP¦WRGRVYLVXDOHVLQWHQVRVFRPELQDQODDFWLYLGDG
GHOWHUDSHXWDRGHOFOLHQWHFRQXQDSUHVHQFLDYLVXDOLQWHQVD<RXQJ KDSHUILODGR
XQ P¦WRGR GH HVWH WLSR TXH XVD SDUD D\XGDU D ORV FOLHQWHV D FRPSUHQGHU OD
LPSRVLELOLGDG GH DWULEXLUVH XQD HYDOXDFL°Q JOREDO D Vª PLVPRV 3LGH D XQ FOLHQWH TXH
GHVFULEDDOJXQDVGHVXVFRQGXFWDVDWULEXWRVWDOHQWRVHLQWHUHVHV7RGDVODVUHVSXHVWDV
TXH GD HO FOLHQWH <RXQJ ODV HVFULEH HQ XQD HWLTXHWD EODQFD DXWRDGKHVLYD \ SHJD OD
HWLTXHWD DO FOLHQWH &RQWLQXD DVª KDVWD TXH HO FOLHQWH HV FXELHUWR WRWDOPHQWH FRQ
HWLTXHWDV\SXHGHHPSH]DUDYHUODLPSRVLELOLGDGGHDWULEXLUXQDHYDOXDFL°QJOREDOD
XQ VHU WDQ FRPSOHMR :HVVOHU \ :HVVOHU GHOLQHDQ P¦WRGRV YLVXDOHV DFWLYRV
VLPLODUHVSDUDFRPXQLFDUXQDVSHFWRVHPHMDQWH3RUHMHPSORSLGHQDVXVFOLHQWHVTXH
DWULEX\DQXQDHYDOXDFL°QGHFRQMXQWRDXQDFHVWDGHIUXWDVRDXQGHVSDFKR6HDQLPD
D ORV FOLHQWHV D H[SORUDU DFWLYDPHQWH ORV FRPSRQHQWHV GH OD FHVWD GH IUXWD R GHO
GHVSDFKRPLHQWUDVLQWHQWDQDVLJQDUXQDHYDOXDFL°QJOREDODHOOR
Modelos Visuales. +H GHVFULWR SUHYLDPHQWH HO XVR GH PRGHORV YLVXDOHV TXH
KHLQYHQWDGRFDGDXQRGHORVFXDOHVGHPXHVWUDXQPHQVDMHUDFLRQDO 'U\GHQ
3RU HMHPSOR HPSOHR XQ PRGHOR OODPDGR lGDUOH XQD ERIHWDGD D OD %7)x(Q HO
PRGHOR XQ KRPEUH MRYHQ HVW VHQWDGR HQ OD FLPD GH XQD PRQWD®D UXVD \ XQDPXMHU
VLWXDGD DO ILQDO GHO UHFRUULGR /H GLJR D ORV FOLHQWHV TXH HO MRYHQ QR VH PXHYH
SRUTXH VH GLFH D Vª PLVPR TXH QR SXHGH DJXDQWDU HO UHYROF°Q GH HVW°PDJR TXH OH
SURGXFH OD EDMDGD 6H SLGH D ORV FOLHQWHV TXH SLHQVHQ OR TXH SRGUªD GHFLUVH HO MRYHQ
SDUD DOFDQ]DU D OD PXMHU (VWH PRGHOR HV SDUWLFXODUPHQWH ·WLO SDUD LQWURGXFLU D ORV
FOLHQWHV OD LGHD GH WROHUDU XQD LQFRPRGLGDG DJXGD GH WLHPSR OLPLWDGR TXH VL HV
WROHUDGDOHVD\XGDUDFRQVHJXLUVXVREMHWLYRV
Acciones Extravagantes del Terapeuta. 8QD HVWUDWHJLD GH GHEDWH FRP·Q TXH ORV
WHUDSHXWDVUDFLRQDOHPRWLYRVXVDQHQHOGLORJRYHUEDOFXDQGRORVFOLHQWHVFRQFOX\HQ
TXH VRQ HVW·SLGRV SRU DFWXDU HVW·SLGDPHQWH HV SUHJXQWDU DOJXQD YDULDQWH GH OD
VLJXLHQWHFXHVWL°Ql|&°PRHUHVXQDSHUVRQDHVW·SLGDSRUDFWXDUHVW·SLGDPHQWH"x'H
IRUPDDOWHUQDWLYDHQYH]GHSUHJXQWDUWDOFXHVWL°QHOWHUDSHXWDSRGUªDGHUHSHQWHVDOWDU
DOVXHOR\HPSH]DUDODGUDUFRPRXQSHUURGXUDQWHWUHLQWDVHJXQGRVYROYHUDVHQWDUVH
\GHVSX¦VSHGLUDOFOLHQWHTXHHYDO·HHVWDDFFL°Q/RVFOLHQWHVJHQHUDOPHQWHGLFHQTXH
ODDFFL°QHVHVW·SLGD(OWHUDSHXWDSXHGHSUHJXQWDUOHVVLHVDDFFL°QHVW·SLGDOHKDFHVHU
XQDSHUVRQDHVW·SLGD7DOHVDFFLRQHVH[WUDYDJDQWHVDPHQXGRSHUPLWHQDORVFOLHQWHV
GLVFULPLQDU PV IFLOPHQWH HQWUH DXWRHYDOXDFLRQHV JOREDOHV \ HYDOXDFLRQHV GH
FRQGXFWDVRDWULEXWRV
Inversión de Roles Racional./DLQYHUVL°QGHUROHVUDFLRQDOKDVLGRGHVFULWDSRU
.DVVLQRYH\'L*LXVHSSH (QHVWDW¦FQLFDHOWHUDSHXWDUHSUHVHQWDDXQFOLHQWH
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
249
JHQXLQR FRQ XQ SUREOHPD HPRFLRQDO TXH HV JHQHUDOPHQWH VLPLODU DO GHO FOLHQWH 6H
DQLPDDOFOLHQWHDDGRSWDUHOURªGHOWHUDSHXWDUDFLRQDOHPRWLYR\DD\XGDUDOlFOLHQWHx
D GHEDWLU VXV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV &RPR .DVVLQRYH \ 'L*LXVHSSH VH®DODQ HVWD
W¦FQLFDHVPHMRUXVDUODGHVSX¦VGHTXHHOFOLHQWHKD\DGHVDUUROODGRDOJXQDKDELOLGDGHQ
GHEDWLU DOJXQDV GH VXV SURSLDV LGHDV LUUDFLRQDOHV 8QD W¦FQLFD VLPLODU KD VLGR LGHDGD
SRU%XPV \TXHOODPDlH[WHUQDOL]DFL°QGHYRFHVx(QHVWDW¦FQLFDODFXDOVH
XVD WDPEL¦Q GHVSX¦V GH TXH HO FOLHQWH KD GHVSOHJDGR DOJXQD KDELOLGDG HQ GHEDWLU
FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV HO WHUDSHXWD DGRSWD OD SDUWH LUUDFLRQDO GH OD SHUVRQDOLGDG GHO
FOLHQWH \ IDFLOLWD DO FOLHQWH PHQVDMHV LUUDFLRQDOHV /D WDUHD GHO FOLHQWH HV UHVSRQGHU
UDFLRQDOPHQWHDORVPHQVDMHVLUUDFLRQDOHV&XDQGRORVFOLHQWHVPXHVWUDQXQDOWRQLYHO
GHKDELOLGDGHVHQHVWRHOWHUDSHXWDHQHOUROSXHGHLQWHQWDULQXQGDUDOFOLHQWHFRQXQD
FRUWLQD GH IXHJR D TXHPDUURSD GH PHQVDMHV LUUDFLRQDOHV DVª D\XGD DO FOLHQWH D
GHVDUUROODU XQD KDELOLGDG DXWRPWLFD SDUD UHVSRQGHU D VXV SURSLRV PHQVDMHV
LUUDFLRQDOHV(VWHP¦WRGRWDPEL¦QSXHGHXVDUVHSDUDD\XGDUDORVFOLHQWHVDLGHQWLILFDU
DTXHOORVSHQVDPLHQWRVQHJDWLYRVHQORVFXDOHVH[SHULPHQWDQGLILFXOWDGDOUHVSRQGHU
Auto-Revelación del Terapeuta. $OJXQRV FOLHQWHV HQFXHQWUDQ OD DXWRUHYHODFL°Q
GHO WHUDSHXWD XQ P¦WRGR IXHUWHPHQWH SHUVXDVLYR PLHQWUDV TXH SDUD RWURV HVW
FRQWUDLQGLFDGR8QDIRUPDGHLQWHQWDUDYHULJXDUODVSRVLEOHVUHDFFLRQHVGHXQFOLHQWHD
ODDXWRUHYHODFL°QGHOWHUDSHXWDHVLQFOXLUXQªWHPDSURSLDGRHQXQFXHVWLRQDULRSUHYLR
D OD WHUDSLD 'H HVWH PRGR VH SXHGH HYLWDU XVDU OD DXWRUHYHODFL°Q GHO WHUDSHXWD FRQ
FOLHQWHV TXH UHVSRQGHQ QHJDWLYDPHQWH DO ªWHP (Q FXDOTXLHU FDVR VHUªD PHMRU TXH HO
WHUDSHXWD DYHULJXDVH OD UHDFFL°Q GHO FOLHQWH FRQ DOJXQDV IUDVHV DXWRUHYHODGRUDV TXH
SRGUªDSODQWHDU/DOLWHUDWXUDGHODLQYHVWLJDFL°QHQHVWHWHPDLQGLFDTXHORVWHUDSHXWDV
KDUªDQPHMRUQRUHYHODQGRLQIRUPDFL°QSHUVRQDOVREUHVªPLVPRVGHPDVLDGRSURQWRHQ
HOSURFHVRWHUDS¦XWLFR 'LHV &XDQGRORVWHUDSHXWDVUHYHODQLQIRUPDFL°QVREUH
VL PLVPRV HV PL H[SHULHQFLD TXH ODV IRUPDV PV HIHFWLYDV GH DXWRUHYHODFL°Q VRQ
DTXHOODVHQODVTXHVHGHVFULEHQDVªPLVPRVFRPRPRGHORVGHFRPSDUDFL°Q\QRGH
VXSHULRULGDG$VªSRUHMHPSORHVPHMRUTXHHOWHUDSHXWDGLJDDOFOLHQWHl\RVROªDWHQHU
XQSUREOHPDVLPLODUSHURORKHUHVXHOWRxTXHGHFLUl\RQXQFDKHWHQLGRHVWHSUREOHPD
SRUTXH\RFUHRx
Acciones Paradójicas del Terapeuta. (VWH P¦WRGR HV PHMRU XVDUOR FXDQGR ORV
FOLHQWHV D WUDY¦V GH VXV DFFLRQHV FRPXQLFDQ PHQVDMHV DO WHUDSHXWD DFHUFD GH Vª
PLVPRV TXH HVWQ EDVDGRV HQ FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV 3RU HMHPSOR XQD YH] YL XQD
FOLHQWHTXHVXIUªDXQIXHUWHGRORUUHXPWLFR\WHQªDXQDDFWLWXGGHEDMDWROHUDQFLDDOD
IUXVWUDFL°Q KDFLD HOOR 6X FRQGXFWD KDFLD PL HQ ODV VHVLRQHV LQGLFDED OD DFWLWXG GH
l6R\ XQD SREUHFLWD WHQJR TXH GDUPH SHQDx (VWR PH PRYL° D DGRSWDU XQD JUDQ
FRPSDVL°Q \ XQD SRVWXUD LQGXOJHQWH KDFLD HOOD $Vª DO SULQFLSLR GH FDGD VHVL°Q OH
WUDWDEDFRPRVLWXYLHVHVHULDVGLILFXOWDGHVSDUDDQGDU\ODDFRPSD®DEDFRQPLEUD]RD
VXVLOOD\OHKDFLDIUHFXHQWHVSUHJXQWDVDFHUFDGHVXFRPRGLGDG(VWROHLQFLWDEDDGHFLU
IUDVHV FRPR l1R PH WUDWHV FRPR D XQ QL®Rx lSXHGR FRQ HOORx R lQR HV WDQ JUDYH
FRPR SDUD HVRx 'HVSX¦V OH D\XG¦ D LGHQWLILFDU \ GHEDWLU DOJXQRV GH ORV PHQVDMHV
LUUDFLRQDOHVLPSOªFLWRVRULJLQDOHV6LHPSUHTXHHPSH]DEDDUHLQFLGLUHQXQDDFWLWXGGH
DXWRSHQD FRPHQ]DED D FRPSRUWDUVH GH QXHYR GH PDQHUD VROªFLWD OR TXH
SURSRUFLRQDED XQD DGYHUWHQFLD DGHFXDGD SDUD DWHQGHU ORV FRPSRQHQWHV FRQGXFWXDOHV
GHVXILORVRIªDGHEDMDWROHUDQFLDDODIUXVWUDFL°Q\OXHJRDODILORVRIªDHQVªPLVPD
250
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Comunicaciones Paradójicas del Terapeuta.(OOLV KDHVFULWRVREUHHOXVR
GHO KXPRU HQ OD 5(7 GRQGH HO WHUDSHXWD H[DJHUD KXPRUªVWLFDPHQWH ODV FUHHQFLDV
LUUDFLRQDOHVGHOFOLHQWH6H®DODODLPSRUWDQFLDGHXWLOL]DUHOKXPRUFRQWUDODVFUHHQFLDV
LUUDFLRQDOHV PV ELHQ TXH FRPR XQ DWDTXH ad hominem. /OHYDU ODV FUHHQFLDV H
LQIHUHQFLDV GHO FOLHQWH D XQD FRQFOXVL°Q DEVXUGD HV RWUD W¦FQLFD SDUDG°MLFD TXH VH
SXHGH XWLOL]DU $Vª SRU HMHPSOR FRQ FOLHQWHV TXH VH DVXVWDQ GH TXH RWUDV SHUVRQDV
SXHGDQ GHVFXEULU XQR GH VXV DFWRV R UDVJRV lYHUJRQ]RVRVx ORV WHUDSHXWDV SXHGHQ
OOHYDUHVWRDVXFRQFOXVL°QLO°JLFDGLFLHQGRl%LHQQRKD\GXGDGHHOORORDYHULJXDUQ
GHVSX¦V VH OR FRQWDUQ D VXV DPLJRV DOJXQR GH HOORV OODPDU D OD WHOHYLVL°Q ORFDO \
DQWHVGHTXHWHGHVFXHQWDVDOGUVHQODVQRWLFLDVGHODVVHLVx'HQXHYRHVLPSRUWDQWH
TXH ORV FOLHQWHV SHUFLEDQ TXH WDOHV FRPXQLFDFLRQHV HVWQ VLHQGR GLULJLGDV FRQWUD VXV
FUHHQFLDVPVTXHFRQWUDHOORV3RUHOORVHUªDPHMRUVROLFLWDUIHHGEDFNGHORVFOLHQWHV
VREUHHOWHPD
Canciones Racionales. Ellis (1977) ha escrito acerca del uso de sus ahora
famosas canciones racionales en terapia. Por ejemplo, el terapeuta puede entregar
a un cliente una canción en una hoja y cantarla, preferiblemente con una voz
profunda; una canción racional que haya sido cuidadosamente seleccionada para
comunicar las alternativas racionales al centro de las creencias irracionales del
cliente. Ya que Ellis tiende a ser partidario de melodías que fueron escritas hace
muchos años, puede ser más productivo para el terapeuta reescribir las letras sobre
melodías más actuales y populares, para aquellos clientes que no están familiarizados con algunas de la «viejas favoritas».
Demostraciones de Inferencias en las Sesiones. (V SUREDEOH TXH ORV FOLHQWHV
KDJDQLQIHUHQFLDVGHIHFWXRVDVDFHUFDGHVXWHUDSHXWDVLPLODUHVDDTXHOODVTXHKDFHQD
RWUDVSHUVRQDVHQVXVYLGDV3RUHMHPSORXQDGHPLVFOLHQWHVPHYLRKDEODQGRFRQXQ
FRPSD®HURDOILQDOGHXQDGHQXHVWUDVVHVLRQHV(QQXHVWUDVLJXLHQWHHQWUHYLVWDPHGLMR
TXH HVWDED DQVLRVD SRU HOOR SRUTXH HVWDED FRQYHQFLGD GH TXH KDEªDPRV HVWDGR
KDEODQGRGHHOOD\UL¦QGRQRVDFHUFDGHORTXHPHKDEªDFRQWDGRHQODVHVL°Q QRHUDGH
KHFKRSDUDQRLFD 3URFHGªDVDFDUGRVWUR]RVGHSDSHOPHJXDUG¦XQR\OHGLHORWUR
/HGLMHTXHTXHUªDDYHULJXDUVLYHUGDGHUDPHQWHWHQªDSRGHUHVH[WUDRUGLQDULRVOH\HQGR
ODPHQWH(QWRQFHVHVFULEªODSDODEUDlSROORxHQPLSHGD]RGHSDSHO\OHSHGªTXHVH
FRQFHQWUDVHGXUDQWHWUHVPLQXWRV\HVFULELHVHORTXHSHQVDEDTXH\RKDEªDHVFULWR/H
GLMH TXH \R FRQWLQXDUªD SHQVDQGR HQ OD SDODEUD TXH KDEªD HVFULWR SDUD TXH HO
H[SHULPHQWR UHVXOWDVH YOLGR 'HVSX¦V GH WUHV PLQXWRV HOOD HVFULEL° OD SDODEUD
lE¦LVEROx (VWR OOHJ° D FRQRFHUVH FRPR OD HQWUHYLVWD lE¦LVEROSROORx OD FXDO
UHQRPEUDED IUHFXHQWHPHQWH FXDQGR KDFLD LQIHUHQFLDV DUELWUDULDV FRQFHUQLHQWHV DO
VLJQLILFDGRGHODFRQGXFWDGHRWURV
El uso de la Relación Terapeuta-Cliente. Wessler (1982) ha escrito que es
importante que el terapeuta racional-emotivo pregunte sobre la naturaleza de las
reacciones de su cliente hacia él, esto es, examinar algunas de las actitudes del
cliente aquí y ahora. Poco se ha escrito acerca de este enfoque en la literatura
racional-emotiva, y de este modo se sabe relativamente poco acerca de su
potencial como marco para debatir las inferencias inexactas y las creencias
irracionales. Wessler (1982) también aboga por que los terapeutas den a los clientes
algún feedback acerca de este impacto sobre ellos y exploren si los clientes tienen un
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
251
impacto similar sobre otras personas. Tales generalizaciones tienen que hacerse
desde luego con precaución, pero una discusión tal es a menudo un estímulo para
los clientes a fin de llegar a ser más sensibles a su impacto sobre otras personas
y a menudo les conduce a preguntar a otras personas acerca de su impacto interpersonal (Anchin y Kiesler (1982).
/DYHQWDMDGHXVDUODUHODFL°QWHUDSHXWDFOLHQWHGHHVWDIRUPDHVTXHSURSRUFLRQD
DDPEDVSDUWHVXQDRSRUWXQLGDGGHSURFHVDUODVLQIHUHQFLDV\FUHHQFLDVGHOFOLHQWHGH
XQD PDQHUD LQPHGLDWD \ D PHQXGR DFWLYD (O UHVXOWDGR GH WDOHV HVWUDWHJLDV HV FRQ
IUHFXHQFLD PV PHPRUDEOH SDUD ORV FOLHQWHV TXH HO UHVXOWDGR GH P¦WRGRV GH GHEDWH
PVWUDGLFLRQDOGRQGHVHSURFHVDQODVLQIHUHQFLDV\ODVFUHHQFLDVGHORVFOLHQWHVDFHUFD
GHORVVXFHVRVGHOSDVDGRUHFLHQWH
Conducta No-verbal y Paralingüística del Terapeuta. &XDQGR ORV WHUDSHXWDV
UDFLRQDOHPRWLYRVTXLHUHQHQIDWL]DUDOJRXQDEXHQDIRUPDGHKDFHUORHVPRGLILFDUVX
FRQGXFWD QR YHUEDO \ SDUD OLQJ¹ªVWLFD 3RU HMHPSOR :DOHQ HW DO S
FRPHQWDQTXHFXDQGR(OOLVHQVXVGHPRVWUDFLRQHVS·EOLFDVKDEODDFHUFDGHDOJRTXH
HV lKRUULEOHx EDMD VX YR] YDULRV WRQRV DODUJD OD SDODEUD H LQFUHPHQWD VX YROXPHQ
SURGXFLHQGRXQVRQLGRGUDPWLFR\WHQHEURVRSRUHMHPSORl\HV+2222255,%/(
TXH \R QR OH FDLJD ELHQx 0V WDUGH FXDQGR FDPELD OD SDODEUD lKRUULEOHx SRU
lGHVDIRUWXQDGRx R XQ lQHFHVLWRx SRU XQ lTXLHURx (OOLV SURQXQFLD GH QXHYR ODV
SDODEUDVUHIOHMDQGRDKRUDFRQFHSWRVUDFLRQDOHVGHXQDIRUPDGLVWLQWD'LFHODSDODEUD
FODYH GHVSDFLR OD HQXQFLD PX\ FODUDPHQWH \ HOHYD HO WRQR GH VX YR] \ VX YROXPHQ
$GHPVHOWHUDSHXWDSXHGHDVRFLDUDOJXQDVFRQGXFWDVQRYHUEDOHVGUDPWLFDVFRQXQD
VH®DO SDUDOLQJ¹ªVWLFD 3RU HMHPSOR FXDQGR VH SURQXQFLD OD SDODEUD lKRUULEOHx HO
WHUDSHXWDSXHGHGHMDUVHFDHUDOVXHORDJDUUQGRVHGHOFXHOORFRPRVLVHHVWUDQJXODVH
Marcadores Terapéuticos. 2WUD IRUPD GH HQIDWL]DU XQ SXQWR HV DWUDHU OD DWHQ
FL°Q GHO FOLHQWH DO KHFKR GH TXH DOJR LPSRUWDQWH HVW D SXQWR GH VXFHGHU 3RU
HMHPSOR SRGUªD GHFLU D XQ FOLHQWH FXDQGR TXLHUH HQIDWL]DU DOJR l$KRUD TXLHUR TXH
PH HVFXFKHV FRQ VXPR FXLGDGR HQ HVWH SXQWR SRUTXH VL WH HTXLYRFDV VHUªD KRRR
UULEOHx HO WHUDSHXWD VH WLUD DO VXHOR GH QXHYR /ODPR D WDOHV LQWHUYHQFLRQHV l0DU
FDGRUHV WHUDS¦XWLFRVx 2WUD IRUPD GH HQIDWL]DU DILUPDFLRQHV HV FDPELDU OD SRVLFL°Q
GHO FXHUSR 3RU HMHPSOR PRYLHQGR VX WRUVR KDFLD DGHODQWH KDFLD ORV FOLHQWHV ORV
WHUDSHXWDV SXHGHQ VH®DODU OD LPSRUWDQFLD GH ODV DILUPDFLRQHV TXH VLJXHQ 6LHPSUH
TXHTXLHURTXHORVFOLHQWHVVHGHQFXHQWDGHIUDVHVLPSRUWDQWHVTXHKDQSURQXQFLDGR
SDUWLFXODUPHQWH FXDQGR SURQXQFLDQ IUDVHV PV UDFLRQDOHV DO FRPLHQ]R GHO SURFHVR
GH GHEDWH SXHGR SRU HMHPSOR SDUDU \ GHFLU l3HUG°QDPH |SRGUªDV UHSHWLU OR TXH
DFDEDV GH GHFLU" ÓUHDOPHQWH TXLHUR TXH WRPHV QRWD GH HOORx 6L HVWR\ JUDEDQGR
XQD VHVL°Q SRGUªD GHFLU l(VSHUD XQ PLQXWR TXLHUR TXH RLJDV OR TXH DFDEDV GH
GHFLUQRSXHGRFUHHUORTXLHURFRPSUREDUOR
Debates Pragmáticos. La principal forma de animar a los clientes a
abandonar sus creencias irracionales en favor de unas más racionales es
mostrárselas, y en este contexto de términos dramáticos, señalarles las implicaciones
de continuar adheridos a sus creencias irracionales. Ellis aconseja que para clientes
particularmente resistentes y difíciles esta táctica es a menudo la más eficaz (Ellis,
1982). Con bastante frecuencia he escuchado a Ellis decir a sus clientes algo como, «si
252
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
FRQWLQXDVDGKHUL¦QGRWHDHVDFUHHQFLDVXIULUVGXUDQWHHOUHVWRGHWXYLGDx$TXªFRPR
DQWHVFDPELDVXFRQGXFWDQRYHUEDO\SDUDOLQJ¹ªVWLFDFXDQGRPDQLILHVWDODFRQFOXVL°Q
l7X VXIULUV GXUDQWH HO UHVWR GH WX YLGDx 'H IRUPD VLPLODU FXDQGR ORV FOLHQWHV
PDQLILHVWDQTXHQRSXHGHQ RPVELHQQRTXLHUHQ FDPELDUVXVFUHHQFLDV,HVVH®DOD
ODV LPSOLFDFLRQHV O°JLFDV GH QR KDFHUOR DVª FXDQGR GLFH HQ¦UJLFDPHQWH lb$Vª
VXIULUVx (Q HVWH VHQWLGR VHUªD LQWHUHVDQWH GHWHUPLQDU EDMR TX¦ FRQGLFLRQHV ORV
GHEDWHVSUDJPWLFRVVRQPVHILFDFHVTXHORVILORV°ILFRV
TRABAJAR HACIA
(VWDVHFFL°QILQDOVHFHQWUDHQF°PRORVWHUDSHXWDVSXHGHQD\XGDUDORVFOLHQWHVD
WUDEDMDUKDFLDDFWLYDPHQWHFRQDOJXQRVGHVXVSUREOHPDVHPRFLRQDOHV(OOLV KD
FULWLFDGR DOJXQDV GH ODV W¦FQLFDV FRQGXFWXDOHV SRSXODUHV VREUH OD EDVH GH TXH QR
DQLPDQ QHFHVDULDPHQWH D ORV FOLHQWHV D KDFHU FDPELRV ILORV°ILFRV SURIXQGRV HQ VXV
YLGDV(QSDUWLFXODUFULWLFDDTXHOORVP¦WRGRVTXHDQLPDQDOFOLHQWHDHQIUHQWDUVHDXQ
VXFHVR WHPLGR PX\ JUDGXDOPHQWH 3RVWXOD TXH HVWH JUDGXDOLVPR SXHGH GH KHFKR
UHIRU]DUDDOJXQRVFOLHQWHVODVLGHDVGHEDMDWROHUDQFLDDODIUXVWUDFL°Q6LHPSUHTXHVHD
SRVLEOH ORV WHUDSHXWDV UDFLRQDOHPRWLYRV DQLPDQ D VXV FOLHQWHV D DFWXDU GH IRUPDV
GUDPWLFDV \ DFWLYDV SRUTXH FUHHQ TXH HO FDPELR VLJQLILFDWLYR GH DFWLWXG HV PV
SUREDEOHTXHVLJDDODFRQFOXVL°QH[LWRVDGHWDOHVWDUHDV'HOLQHDU¦ORVP¦WRGRVDFWLYRV
TXHORVFOLHQWHVSXHGHQOOHYDUDODSUFWLFDFRQGXFWXDO\FRJQLWLYDPHQWHHQVXVYLGDV
GLDULDV 3ULPHUR VLQ HPEDUJR ORV WHUDSHXWDV UDFLRQDO HPRWLYRV VH HQIUHQWDQ FRQ XQ
SUREOHPDDGLFLRQDOHOFXDOKDUHFLELGRLQVXILFLHQWHDWHQFL°QHQODOLWHUDWXUD5(7F°PR
DQLPDUDORVFOLHQWHVDOOHYDUDFDERODVWDUHDVTXHVHOHVDVLJQD
Ejemplos Activos para Animar a los Clientes a Hacer Sus Tareas.
Mientras algunos clientes hacen concienzudamente las tareas asignadas que
ellos y sus terapeutas han negociado, otros clientes no las hacen. Es verdad que
algunos clientes no realizan estas tareas debido a sus ideas de baja tolerancia a la
frustración; incluso otros clientes no las siguen, particularmente al principio del
proceso de trabajar hacia, porque requieren algunas advertencias activas para iniciar
este proceso. Con tales clientes, he encontrado particularmente útil pedirles que
encuentren experiencias que se lo recuerde de la vida diaria. Por ejemplo, algunas
personas encuentran una palabra impresa memorable, mientras que otros tienen
imágenes visuales sobre las que se apoyan. Sin embargo otros se centran primariamente en estímulos auditivos. Encuentro que es ventajoso sacar partido de cualquier medio que el cliente encuentre memorable.
Ejemplos Visuales Activos. Hay diversas formas por las que los clientes pueden
recordar iniciar el proceso de debate. Varios terapeutas racional-emotivos animan
a los clientes a llevar tarjetas pequeñas de aproximadamente 3x5 centímetros con
auto-afirmaciones racionales escritas en ellas, a las cuales los clientes pueden acudir
en diversas ocasiones. Otros terapeutas han animado a los clientes a escribirse
recordatorios tanto para iniciar una tarea como para referirse a un mensaje racional.
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
253
Se anima a estos clientes a colocar tales mensajes en diversos sitios de la casa o
en su lugar de trabajo.
Encuentro útil animar a esos clientes a encontrar imágenes visuales poderosas
para asociar un sentimiento disfuncional particular con una imagen visual que les
permita iniciar el proceso de debate. Así una cliente encontró útil evocar una señal
en su mente que decía «Debate » cuando empezaba a sentirse ansiosa. Otro cliente,
que estaba deprimido, empezó a asociar el comienzo de la depresión con una señal
de carretera en la que estaba escrito «Actúa ahora».
2WUDHVWUDWHJLDTXHKHXVDGRHVGHVFXEULUDOJXQDH[SHULHQFLDGHODVHVL°QVLKD\
DOJXQD TXH ORV FOLHQWHV KD\DQ HQFRQWUDGR SDUWLFXODUPHQWH PHPRUDEOH ,QWHQWR
D\XGDUOHVDHQFDSVXODUDOJXQDVGHHVWDVH[SHULHQFLDVFRPRXQDVH®DOWDQWRSDUDLQLFLDU
HOSURFHVRGHGHEDWHFRPRSDUDUHFRUGDUVHDVªPLVPRVHOSULQFLSLRUDFLRQDOUHOHYDQWH
DO TXH HVWD H[SHULHQFLD VH UHIHUªD 8Q FOLHQWH TXH HUD SURSHQVR D SHQVDU GH VL PLVPR
TXHHUDLGLRWDSRUDFWXDUHVW·SLGDPHQWHHQFRQWU°PHPRUDEOHTXH\ROHKLFLHVHPXHFDV
UDUDV SDUD D\XGDUOH D GHVFXEULU TXH HUD XQD VREUHJHQHUDOL]DFL°Q FRQFOXLU TXH HUD XQ
LGLRWD SRU DFWXDU HVW·SLGDPHQWH 6LHPSUH TXH HPSH]DED D KDFHU XQD
VREUHJHQHUDOL]DFL°Q WDO HQ VX YLGD GLDULD YROYªD D OD LPDJHQ PªD KDFLHQGR PXHFDV \
UHFRUGDED USLGDPHQWH OR TXH HVWR VLJQLILFDED (VWR OH D\XG° D DFHSWDUVH D Vª PLVPR
VLQKDFHUFDVRGHDOJ·QDFWRLGLRWDTXHKLFLHUDRSHQVDUDUHDOPHQWHTXHSRGUªDKDFHUHQ
HOIXWXUR
$RWUDFOLHQWHTXHSUFWLFDPHQWHQRKDFLDGHEDWHFRJQLWLYRRWDUHDVFRQGXFWXDOHV
IXHUDGHODVVHVLRQHVVHOHD\XG°GHODVLJXLHQWHPDQHUD3ULPHURVHFRORF°HVWHWHPDHO
FHQWURGHODWHUDSLD(QOXJDUGHKDFHUVXVSUHJXQWDVGHGHEDWHWUDGLFLRQDOOHSHGªTXH
LPDJLQDUDORTXH\ROHGLUªDVLIXHVHDUHVSRQGHUDVXVFUHHQFLDVLUUDFLRQDOHV'HKHFKR
KDEªDHQWHQGLGRORVSULQFLSLRVUDFLRQDOHVSRUTXHVXVUHVSXHVWDVIXHURQPX\EXHQDV6X
SUREOHPDHUDTXHQRHPSOHDEDHVWRVSULQFLSLRV'HVSX¦VOHSUHJXQW¦VLKDEUªDDOJXQD
IRUPD HQ TXH SXGLHVH HYRFDU XQD LPDJHQ GH PL GQGROH PHQVDMHV UDFLRQDOHV HQ
GLYHUVDV VLWXDFLRQHV HPRFLRQDOPHQWH YXOQHUDEOHV GH VX YLGD GLDULD 6H OH RFXUUL° OD
LGHD GH LPDJLQDU TXH \R HVWDED FRORFDGR VREUH VX KRPEUR VXVXUUDQGR PHQVDMHV
UDFLRQDOHV DO RªGR $GLFLRQDOPHQWH HPSH]° D OOHYDU XQD SHTXH®D WDUMHWD TXH GHFªD
l,PDJLQD TXH HO 'U 'U\GHQ HVW HQ WX KRPEURx (VWR UHVXOW° VHU XQD W¦FQLFD
SDUWLFXODUPHQWHHILFD]GRQGHWRGDVODVGHPVKDEªDQIUDFDVDGR
Lenguaje Activo. Wexler y Butler (1976) han argumentado en favor de los
terapeutas que usan el lenguaje expresivo en terapia. Yo he encontrado que uno
de los principales beneficios de usar el lenguaje intenso no-obsceno es que los
clientes recuerden estas expresiones fuertes o frases típicas y las usen como formas
taquigráficas de debatir creencias irracionales en sus vidas diarias. Por ejemplo,
en el caso en el que ayudé a una cliente a debatir una inferencia particular deformada
poniendo su atención en leer mi mente (la entrevista «béisbol-pollo»), siempre que
la cliente concluía que otra persona estaba haciendo inferencias negativas acerca
de ella sin datos que lo apoyasen, recordaba la frase «béisbol y pollo». Esto sirvió,
(1) como un recuerdo oportuno de que podría estar haciendo conclusiones incorrectas con el dato en la mano, y (2) como un ejemplo para empezar a examinar
la evidencia.
En una técnica afín, el terapeuta pide al cliente que ponga sus propios nombres
distintivos a un proceso psicológico defectuoso. Wessler y Wessler (1980) ofrecen
254
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
un ejemplo donde un cliente venía a referirse a si mismo con «Robert el Hacedor
de Reglas», para descubrir su tendencia a hacerse demandas a sí mismo y a los
demás. En este punto es particularmente útil un conocimiento de los valores subculturales de los clientes. Yo trabajo en la zona de la clase obrera de Birmingham,
Inglaterra, y una palabra que mis clientes usan frecuentemente, y que me resultaba
familiar, era la palabra «mather» (1). Ayudé a un cliente que estaba enfadado con
su madre al verla como un ser humano falible que tenía un problema inquietante,
y que podría ser aceptada con esto en vez de ser condenada por ello. Mi cliente
de repente se rió y dijo, «¡Si! Supongo que mi madre es una persona preocupada»
(2). Le animé a recordar esta frase pegadiza siempre que empezara a sentirse
enfadado con su madre.
Señales Auditivas. /RV WHUDSHXWDV UDFLRQDOHPRWLYRV D PHQXGR JUDEDQ VXV
VHVLRQHVSDUDTXHORVFOLHQWHVODVRLJDQYDULDVYHFHVHQWUHODVVHVLRQHV(VWRDPHQXGR
VLUYH SDUD UHFRUGDU D ORV FOLHQWHV ORV SULQFLSLRV UDFLRQDOHV TXH KDQ FRPSUHQGLGR
GXUDQWH OD VHVL°Q SHUR TXH SXHGHQ KDEHU ROYLGDGR GHVSX¦V 8VDQGR ORV VLVWHPDV GH
JUDEDFLRQHV SHUVRQDOHV WDPEL¦Q VH SXHGH DQLPDU D ORV FOLHQWHV D GHVDUUROODU XQRV
UHFRUGDWRULRV DXGLWLYRV SDUD LQLFLDU WDQWR ODV WDUHDV FRJQLWLYDV FRPR FRQGXFWXDOHV
$GHPVSXHGHQVHUDQLPDGRVDSRQHUIUDVHVUDFLRQDOHVHQIWLFDV\HQ¦UJLFDVHQFLQWDV
\HVFXFKDUODVPLHQWUDVHPSUHQGHQODVWDUHDVFRQGXFWXDOHV3RUHMHPSORXQDYH]YLD
XQDFOLHQWHTXHHVWDEDDQVLRVDSRUTXHOHPLUDVHRWUDJHQWHSRUPLHGRGHTXHSXGLHVHQ
SHQVDUTXHHUDUDUD/HVXJHUªTXHKLFLHVHDOJRHQVXYLGDGLDULDTXHDQLPDVHDODJHQWH
D PLUDUOD GH WDO IRUPD TXH SXGLHVH GHEDWLU DOJXQD GH VXV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV
VXE\DFHQWHV(OODGHFLGL°OOHYDUXQDSDUDWRHVW¦UHRSHUVRQDOSRUODFDOOHORTXHSHQV°
DQLPDUªDDODJHQWHDPLUDUOD/HVXJHUªTXHPLHQWUDVSDVHDEDSXVLHVHXQDFLQWDHQOD
TXH HOOD KDEªD JUDEDGR XQ PHQVDMH UDFLRQDO l(O TXH \R SDUH]FD UDUD QR TXLHUH GHFLU
TXHORVHDx
(O XVR GH FDQFLRQHV UDFLRQDOHV HQ WHUDSLD KD VLGR \D GHVFULWR 9DULRV GH PLV
FOLHQWHV KDQ HQFRQWUDGR TXH FDQWDU XQD FDQFL°Q UDFLRQDO SDUWLFXODU HQ XQ PRPHQWR
HPRFLRQDOPHQWHYXOQHUDEOHOHVKDUHVXOWDGR·WLO/HVKDUHFRUGDGRXQPHQVDMHUDFLRQDO
TXH QR SRGUªDQ KDEHU VLGR FDSDFHV RUGLQDULDPHQWH GH IRFDOL]DU PLHQWUDV HVWQ
HPRFLRQDOPHQWH DQJXVWLDGRV 2WUD FOLHQWH PH GLMR TXH VXV VHVLRQHV FRQ PLJR OH
UHFRUGDEDQ XQD FDQFL°Q SDUWLFXODU \ HO WDWDUHDU HVWD FDQFL°Q OH D\XGDED D WUDHU D OD
PHQWH HO KHFKR GH TXH SRGUªD DFHSWDUVH LQFOXVR DXQTXH QR WXYLHVH XQ KRPEUH HQ VX
YLGD/DFDQFL°QLU°QLFDPHQWHGHFªDl7XQRHUHVQDGLHKDVWDTXHDOJXLHQWHDPHx'H
KHFKRHOODUHHVFULEL°DOJXQDVGHODVSDODEUDV\FDPEL°HOWªWXORSRUl7XHUHVDOJXLHQ
LQFOXVRDXQTXHQDGLHWHDPHx
Señales Olfativas. Es posible para los cliente usar diversos aromas como
señales par acordarse de hacer una tarea o iniciar el proceso de debate. Una cliente
dijo que encontraba mi tabaco de pipa particularmente aromático y distinguido.
Puesto que estábamos buscando algo memorable, le sugerí un experimento en el
cual ella compraría un paquete de mi tabaco favorito y lo llevaría encima para
(1) N. de los T.:«Mather» en ese contexto social significa estar preocupado o inquieto.
(2) N. de los T.: En este caso el cliente hace un juego de palabras entre «mother» (madre) y «mathercr»
(persona preocupada): «I guess my mother is a matherer».
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
255
olerlo en diferentes situaciones angustiosas. Este aroma se asociaba en su mente
con un mensaje racional particular. Esto demostró ser efectivo, y realmente mi
cliente afirmaba que al decirse la palabra «Pipa», sin dilación tenía que sacarse el
tabaco del bolso y olerlo. Ahora la palabra es suficiente para recordarle el mensaje
racional.
EL PROCESO DE TRABAJAR HACIA
Desde sus comienzos, la RET ha recomendado con firmeza que los clientes
emprendan «alguna clase de actividad, la cual por si misma actuará como un agente
poderoso contrapropagandístico contra las tonterías que él cree» (Ellis, 1958). Ellis
ha apuntado constantemente que para los clientes que están conformes en hacerlas,
las actividades dramáticas, fuertes, e implosivas siguen siendo los mejores métodos
de las tareas de trabajar-hacia. Tales tareas enfatizan tanto las bases cognitivas
como las actividades conductuales.
Tareas Cognitivas
(Q ODV WDUHDV FRJQLWLYDV VH DQLPD D ORV FOLHQWHV D HQFRQWUDU IRUPDV HQ ODV TXH
SXHGHQFRQYHQFHUVH IXHUDGHODVVHVLRQHVGHWHUDSLD GHTXHODVILORVRIªDVUDFLRQDOHV
ODV FXDOHV SXHGHQ UHFRQRFHU FRPR FRUUHFWDV HQ ODV VHVLRQHV GH WHUDSLD VRQ
YHUGDGHUDPHQWH FRUUHFWDV \ IXQFLRQDOHV SDUD HOORV (OOLV KD DQLPDGR VLHPSUH D ORV
FOLHQWHVDGHEDWLUVXVLGHDVFRQIXHU]DXVDQGRD\XGDVWDOHVFRPRHVFULELUIRUPXODULRV
GHWDUHDV (OOLV 2WUDVW¦FQLFDVFRJQLWLYDVDFWLYDVTXHORVFOLHQWHVSXHGHQXVDU
VRQODVVLJXLHQWHV
Proselitisrno Racional %DUG $TXª VH DQLPD D ORV FOLHQWHV D HQVH®DU OD
5(7DVXVDPLJRV$OHQVH®DUORDRWURVORVFOLHQWHVOOHJDQDHVWDUPVFRQYHQFLGRV
GH ODV ILORVRIªDV UDFLRQDOHV (VWD W¦FQLFD VLQ HPEDUJR GHEHU VHU XVDGD FRQ
SUHFDXFL°Q\VHSUHYHQGUDORVFOLHQWHVFRQWUDGHVHPSH®DUHOSDSHOGHWHUDSHXWDQR
GHVHDGRFRQDPLJRV\IDPLOLDUHV
Debatir Grabaciones. (Q HVWD W¦FQLFD VH DQLPD D ORV FOLHQWHV D SRQHU XQD
VHFXHQFLDGHEDWLGDHQFDVVHWWH6HOHVSLGHTXHGHVDUUROOHQWDQWRODSDUWHUDFLRQDOFRPR
LUUDFLRQDO GH HOORV PLVPRV $GHPV VH DQLPD D ORV FOLHQWHV D HVIRU]DUVH \ KDFHU OD
SDUWHUDFLRQDOPVSHUVXDVLYD\PVIXHUWHHQUHVSXHVWDDODSDUWHLUUDFLRQDO
Afirmaciones Apasionadas. Para aquellos clientes que son intelectual
mente incapaces de hacer debates cognitivos en su sentido clásico, pueden usarse
auto-afirmaciones racionales apasionadas. Aquí el cliente y el terapeuta trabajan
juntos para desarrollar auto-afirmaciones racionales apropiadas que el cliente
pueda real-mente usar en la vida diaria. Se anima a los clientes a repetir estas
frases de una manera fuerte en vez de un su tono de voz normal. Otra variación
de esta técnica es que los clientes digan auto-afirmaciones racionales al reflejo del
espejo, usando un tono apasionado y gestos dramáticos para reforzar de nuevo el
mensaje.
256
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Técnicas Conductuales
Las técnicas conductuales que los terapeutas racional-emotivos favorecen en
particular son las que hacen que los clientes tengan debates cognitivos en lugares
reales que evocan sus miedos intensamente. El propósito es permitir a los clientes
tener la experiencia exitosa de hacer debate cognitivo mientras se exponen a estímulos temidos. Además, se recomiendan las tareas dramáticas conductuales para
ayudar a los clientes a vencer sus ideas de baja tolerancia a la frustración. Aquí
el foco se orienta hacia que los clientes cambien sus actitudes disfuncionales hacia
sus experiencias internas de ansiedad o frustración. Entre las tareas conductuales
se encuentran las siguientes:
Ejercicios de Ataque de la Vergüenza. Aquí se anima a los clientes a hacer
algunos actos que previamente han considerado como «vergonzosos». Se anima al
cliente a actuar de tal forma que anime a otras personas del entorno a prestarle
atención sin producir daño ni a sí mismo ni a otras personas y sin alarmar indebidamente a otros. Simultáneamente se le anima a engancharse en fuertes debates,
tales como, «Puedo parecer raro, pero no lo soy». En mi opinión, uno de los
inconvenientes de animar a un cliente a hacer ejercicios de ataque de la vergüenza
en un grupo es que el grupo sirve para reforzar al cliente positivamente por hacer
el ejercicio. Hacer ejercicios de ataque de la vergüenza juntos es extremadamente
valioso para promover el cambio, y, aunque el humor es un componente importante,
mi experiencia es que el cambio mayor y el de más larga duración se hace efectivo
cuando los clientes hacen ejercicios de ataque de la vergüenza sobre sí mismos
como parte de su terapia individual, sin el apoyo social de un grupo.
Tareas de Tomar-Riesgos. En las tareas de tomar riesgos se anima a los clientes
a hacer algo que consideran «arriesgado». Por ejemplo, puede animarse a un cliente
a pedir a un camarero que reemplace un juego de cubiertos porque está demasiado
sucio. Al preparar a los clientes para los ejercicios de tomar-riesgos, se necesita
hacer la identificación y el debate de las inferencias defectuosas y las evaluaciones
irracionales consecuentes. El problema, sin embargo, es conseguir que el cliente
apunte las respuestas aversivas de los otros que predice que ocurrirán. Para poder
evaluar el cambio que tiene lugar en el cliente será mejor prepararse para hacer
tales ejercicios de tomar riesgos repetidamente en un periodo de tiempo largo de
tal modo que por fin encuentre la respuesta «cruel». Se hace así porque tales
respuestas aversivas procedentes de otros ocurren con menos frecuencia de lo que
el cliente predice. De nuevo se anima al cliente a que emprenda el debate cognitivo
junto con la actuación conductual.
Ejercicios de Metas-fuera-de-lo-Corriente. Wessler (1982) ha modificado este
ejercicio a partir de Kelly (1955). Se anima a los clientes a identificar metas
conductuales deseadas que no se establecen con frecuencia. Por ejemplo, un miembro de un grupo eligió la meta de comer más lentamente, lo que para él era un
ejercicio deseable, no vergonzoso, y no arriesgado, pero que tenía que ver con el
control de los hábitos alimenticios y con el debate cognitivo de su baja tolerancia
a la frustración.
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
257
Desensibilización in Vivo. Estos métodos requieren que los clientes confronten
sus miedos repetidamente de una forma implosiva. Por ejemplo, a los clientes con
fobia a los ascensores se les pide que suban en ellos veinte o treinta veces al día
al comienzo del tratamiento, en vez de trabajar de forma gradual para subir en los
ascensores tanto en la imaginación como en la realidad. De nuevo, se anima el
debate cognitivo simultáneo. Neuman (1982) ha escrito y presentado cintas de
tratamiento de fobias en grupos orientados a corto plazo. En sus grupos se anima
a los clientes a evaluar sus niveles de ansiedad. La meta principal es que los clientes
experimenten un «nivel diez» lo que es pánico extremo. Neuman señala continuamente a la gente que es importante experimentar «nivel diez» porque sólo después
pueden aprender que pueden sobrevivir y continuar con una experiencia tal. Igualmente, si se tiene constancia de la invasión de diversas condiciones fóbicas, es
importante que los terapeutas racional-emotivos trabajen en ayudar a los clientes
a tolerar formas extremas de ansiedad antes de ayudarles a reducir esta ansiedad.
Actividades de permanecer-Allí. Grieger y Boyd (1980) han descrito una
técnica similar, lo que llaman actividades de «permanecer-allí», el propósito de
las mismas es que los clientes experimenten intensamente que ellos pueden tolerar
y aguantar experiencias incómodas. Una de mis clientes quería vencer su fobia a
conducir vehículos. Una de las cosas que temía era que su coche se parase en un
semáforo y por lo tanto estaría expuesta a la cólera de los conductores que estuvieran
parados detrás suyo. Después de elicitar y debatir sus ideas irracionales en un
diálogo verbal tradicional, le animé a que parase realmente su motor en un semáforo
y que permaneciese allí alrededor de veinte minutos, de modo que produjese la
impresión de que su coche se había roto. Afortunadamente los demás conductores
reaccionaron de forma airada y IXH capaz de practicar el debate de sus necesidades
imperiosas de aprobación y comodidad en una situación en la que permaneció
durante un total de media hora.
Algunos clientes tienden a hacer estos ejercicios dramáticos una o dos veces
y luego los abandonan dentro de su repertorio. Los terapeutas a veces se alegran
y sorprenden tanto de que sus clientes hagan realmente estas tareas que no les
mostrarán consistentemente la importancia de seguir haciéndolas. Una de las razones para continuar practicándolas ya se ha mencionado, a saber, que es más
probable que los clientes hagan cambios deductivos que cambios evaluativos al
hacer estas tareas con poca frecuencia. Esto se debe en su mayor parte porque el
suceso temido tiene una posibilidad más remota de ocurrir de lo que los clientes
piensan. Sin embargo, más pronto o más tarde, si los clientes continúan y persistentemente ponen en práctica estas tareas, pueden encontrar que tales eventos
proporcionan un contexto para debatir las creencias irracionales. Así, si los terapeutas realmente quieren animar a los clientes a hacer cambios en «B» así como
en «A», harán mejor en estar preparados para animar a los clientes continuamente a
hacer estas tareas dramáticas durante un largo perªRdo de tiempo.
Métodos de Condicionamiento Operante
EOlis (1979) ha empleado continuamente los métodos de condicionamiento
operante para animar a los clientes a tomar la responsabilidad de ser su propio
agente de cambio primario. Aquí se anima a los clientes a identificar y emplear
258
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
HVIXHU]RV SRVLWLYRV SDUD DFRPHWHU ODV WDUHDV GH WUDEDMDUKDFLD \ DSOLFDU FDVWLJRV
FXDQGR QR OR KDJDQ DVª $XQTXH QR WRGRV ORV FOLHQWHV UHTXLHUHQ WDO DQLPDFL°Q D ORV
FOLHQWHVGLIªFLOHV\UHVLVWHQWHVFX\DUHVLVWHQFLDVHGHEHDLGHDVGHEDMDWROHUDQFLDDOD
IUXVWUDFL°QVHOHVSXHGHDQLPDUDWRPDUODUHVSRQVDELOLGDGFRPSOHWDGHQRSRQHUHQ
SUFWLFDODVWDUHDVTXHHVWLPXODUªDQHOFDPELR$VªODVH[SHULHQFLDVGUDPWLFDVFRPR
TXHPDUXQELOOHWHGHPLOSHVHWDVWLUDUXQDFRPLGDHVSHUDGDFRQDQVLD\OLPSLDUXQD
KDELWDFL°Q VXFLD DO ILQDO GH XQ GXUR GªD GH WUDEDMR VRQ H[SHULHQFLDV TXH VH GHVLJQDQ
SRUVHUWDQDYHUVLYDVTXHORVFOLHQWHVHOHJLUQKDFHUODWDUHDSUHYLDPHQWHHYLWDGDPV
ELHQ TXH VXIULU HO FDVWLJR 'HVGH OXHJR ORV FOLHQWHV SXHGHQ \ D PHQXGR OR KDFHQ
UHKXVDU KDFHU OD WDUHD \ UHKXVDU HPSOHDU ORV P¦WRGRV GH FRQGLFLRQDPLHQWR RSHUDQWH
6LQHPEDUJRPXFKRVFOLHQWHVTXHKDQVLGRUHVLVWHQWHVHQHOSURFHVRGHWUDEDMDUKDFLD
HQPLH[SHULHQFLDKDQFRPHQ]DGRDPRYHUVHFXDQGRHOWHUDSHXWDDGRSWDHVWHHQIRTXH
QRGLVSDUDWDGR
LIMITACIONES DE LOS METODOS ACTIVOS DE LA RET
Aunque la tesis básica de este capítulo ha sido mostrar la posible eficacia de
la RET activa, hay, desde luego, limitaciones en un enfoque tal.
Primero, es importante para los terapeutas determinar el impacto sobre los
clientes de introducir métodos activos dentro del proceso WHUDS¦XWLFR. De este modo,
usando las líneas básicas de Beck, Rush, Shaw, Emery (1979), es quizá acertado que
el terapeuta pida al cliente, en varios momentos de la terapia, que dé franco feedback
concerniente a los métodos y actividades usados. Aunque el terapeuta no puede
siempre no estar de acuerdo con el uso de tales técnicas porque un cliente tenga una
reacción negativa hacia ellos, es mejor obtener y entender las reacciones negativas de
nuestros clientes hacia nuestros procedimientos.
Segundo, es importante en el uso de las técnicas dramáticas activas no sobrecargar al cliente. Un método activo y dramático cuidadosamente introducido
dentro de una sesión de terapia en un momento apropiado es mucho más probable
que sea efectivo que múltiples métodos dramáticos empleados indiscriminadamente
en una sesión.
Tercero, es importante que los terapeutas racional-emotivos tengan claro el
fundamento para usar métodos activos y no ver el uso de tales métodos como una
meta en sí misma. Es importante recordar que los métodos activos tienen que ser
usados como vehículos para promover el cambio de actitud del cliente y no para hacer
el proceso WHUDS¦XWLFR más estimulante para el terapeuta. Es también extre-madamente
importante averiguar lo que el cliente ha aprendido de los métodos activos que el
terapeuta ha empleado. El cliente no llegará mágicamente a la conclusión que el
terapeuta quiere. También es importante que los terapeutas no promuevan «falsos»
cambios en sus clientes. Un cambio es «falso» cuando el cliente se siente mejor como
resultado de algunos de estos métodos pero no consigue mejorar. Ellis (1972) ha
escrito un artículo importante sobre esta distinción. Así los terapeutas deberán
preguntar invariablemente cuestiones como «¿Qué has apren-dido al realizar estos
métodos activos?» y «¿Cómo puedes fortalecer esta experiencia aprendida por ti
mismo fuera de la terapia?»
Cuarto, los métodos dramáticos y activos no son apropiados para todos
los clientes. Son particularmente útiles para aquellos clientes que usan la intelectua-
METODOS ACTIVOS EN LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
259
lización como una defensa y/o para Dquellos que usan el diálogo verbal para confundir
a los terapeutas racional-emotivos. Aunque no hay datos en este momento para
apoyar la hipótesis siguiente, especularía que los métodos dramáticos e intensos
sería mejor no usarlos con los clientes que tienen personalidades dramáticas e
histéricas en gran medida. Es quizá más apropiado ayudar a tales clientes a reflejar
de una manera calmada y no dramática sus experiencias que sobre-estimular una
personalidad ya altamente estimulada.
REFERENCIAS
Anchin, J. C., & Kiesler, D. J. (Eds.). Handbook of interpersonal psychotherapy. Oxford:
Pergamon Press, 1982.
Amkoff, D. B. Flexibility in practicing cognitive therapy. In G. Emery, S. D. Hollon, and
R. C. Bedrosian (Eds.), New directions in cognitive therapy. New York: Guilford.
1981.
Bard, J. A. (1973). Rational proseltizing. Rational Living, 8(2), 24-26.
Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., & Emery, G. (1979). Terapia cognitiva de la
depresión. Bilbao. Desclée De Brouwer.
Bums, D.D. Feeling good: The new mood therapy. New Tork: Morrow, 1980.
Dies, R. R. Group therapist self-disclosure: An evaluation by clients. Journal of Counseling
Psychology, 1973, 20, 344-348.
Dryden, W. Nightmares and fun. Paper presented at the Third National Conference on
Rational-Emotive Therapy, New York, June 7, 1980.
Ellis, A. (1959). Rational psychotherapy. Journal of General Psychology, 59, 35-49.
Ellis, A. (1972). Helping people get better, rather than merely feel better. Rational Living,
7(2), 2-9.
Ellis, A. (1977). Fun as psychotherapy. Rational Living. 72(1), 2-6.
Ellis, A. (1979). The practice of rational-emotive therapy. In A. Ello & J. M. Whitely
(Eds.), Theoretical and empirical foundations of rational-emotive therapy. Monterey,
CA: Brooks/Cole.
Ellis, A. (1980), July (15). The philosophic implications and dangers of some popular
behavior therapy techniques. Invited address to the World Congress on Behavior
Therapy, Jerusalem.
Ellis, A. (1982). Personal communication.
Freeman, A. Dreams and imagery in cognitive therapy. In G. Emery, S. D. Hollon, and
R. C. Bredosian (Eds.), New directions cognitive therapy. New York: Guilford, 1981.
Grieger, R. & Boyd, J. (1980). Rational-emotive therapy: A skills-based approach. New
York: Van Nostrand Reinhold.
Hoehn-Saric, R. Emotional arousal, attitude change and psychotherapy. In J. D. Frank, R.
Hoehn-Saric, S. D. Imber, B. L. Liberman, and A. R. Stone (Eds.), Effective ingredients of successful psychotherapy. New York: Brunner/Mazel, 1978.
Kassinove, H., & DiGiuseppe, R. Rational role reversal. Rational Living, 1975, 70(1), 4445.
Kelly, G. A. (1982). Psicología de los constructos personales. Bilbao. Desclée De Brouwer.
Knaus, W., & Wessler, R. L. Rational-emotive problem simulation. Rational Living, 1976,
77(2), 8-11.
Lazarus, A. A. In the mind's eye. New York: Rawson, 1978.
Maultsby, M. C., r., & Ellis, A. Technique for using rational-emotive imagery. New York:
Institute for Rational Living, 1974.
Nardi, T. J. he use of psychodrama in RET. Rational Living, 1979, 74(1), 35-38.
260
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Neuman, F. (Leader). (1982). An eight-week treatment group for phobics (Series of eight
cassette reconrding). White Plains, NY: F. Neuman.
Rice, L. N. Therapist's style of participation and case outcome. Journal of Consulting
Psychology, 1965, 29, 155-160.
Rice, L. N. Client behavior as a funtion of therapist style and client resources. Journal of
Counseling Psychology, 1913,20, 306-311.
Rice, L. N., & Gaylin, N. L. Personality processses reflected in client and vocal style and
Rorschach processes. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 1973, 40, 133138.
Rice, L. N., & Wagstaff, A. K. Client voice quality and expressive style as indexes of
productive psychotherapy. Journal of Consulting Psychology, 1967, 31, 557-563.
Sacco, W. P. Cognitive therapy in-vivo. In G. Emery, S. D. Hollon, & R. C. Bedrosian
(Eds.), New directions in cognitive therapy. New York: Guilford, 1981.
Walen, S. R., DiGiuseppe, R., & Wessler, R. L. A practitioner's guide to rational-emotive
therapy. New York: Oxford University Press, 1980.
Wessler, R. A. (1982), September 5). Alternative conceptions of rational-emotive therapy:
Toward a philosophically neutral psychotherapy. Paper presented at the twelfth European Congress of Behavior Therapy, Rome.
Wessler, R. A., & Wessler, R. L. (1980). The principles and practice of rational-emotive
therapy. San Francisco: Jossey-Bass.
Wexler, D. A. A. scale for the measurement of client and therapist expressiveness. Journal
of Clinical Psychology, 1975, 31, 486-489.
Wexler, D. A., & Butler, J. M. (1976). Therapist modifications of client expressiveness
in clientcentered therapy. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 44, 261265.
Yong. H. . Teaching rational self-value concepts to tough customers. Paper presented at
the Third National Conference on Rational-Emotive Therapy, New York, June 8, 1980.
15
Métodos de la Terapia
Racional-Emotiva para
Vencer la Resistencia *
Albert Ellis
La resistencia a la psicoterapia, incluso por aquellos que afirman enérgicamente
que quieren ayudarse a sí mismos a cambiar y que gastan considerable tiempo, dinero
y esfuerzo en seguir la terapia, ha sido observada durante muchos años. Filósofos
antiguos tales como Confucio, Gautama Buda, Epicteto, Séneca, y Marco Aurelio —
reconocieron que las personas que voluntariamente perseguían el cambio de
personalidad a menudo se resistían a sus propios esfuerzos y a los de sus maestros.
Cuando la moderna psicoterapia empezó a desarrollarse en el siglo diecinueve,
algunos de sus principales impulsores —tales como James Braid, Hippolyte Bemheim,
Jean-Martin Charcot, Auguste Ambroise Liebault y Pierre Janet— hicieron de la teoría
de la resistencia y de la práctica de su vencimiento los elementos claves de sus
psicoterapias (Ellenberger, 1970).
Al comienzo del siglo veinte, la resistencia psicoterapéutica consiguió su propio
respeto con la aclaración del concepto freudiano de transferencia (Freud, 1912/1965) y
con el desarrollo de Freud de su primer concepto para incluir cinco variedades
principales de resistencia: resistencias de represión, de transferencia, y de ganancias
secundarias (todas ellas procedentes del yo), resistencia de repetición compulsiva
(surgiendo del ello), y resistencia de culpa y auto-castigo (originada en el supery°)
(Freud, 1926/1965). Desde ese momento, el psicoanálisis (y otras formas afines de
terapia) han estado casi obsesionadas, podríamos decir, con los problemas de
resistencia.
* Este capítulo combina dos artªcluos publicados con anterioridad (1) Ellis, A., Rational-emotive therapy
(RET) approaches to overcoming resistance, part I, British Journal of Cognitive Psychotherapy. 1983,
/ (1), 28-38, y 920 Ellis, A., Rational-emotive (RET) approaches to overcoming resistance, part 2, British
Journal of Cognitive Psychotherapy, 1983. 1 (2), 1-16. Reimpreso con permiso de la British Journal of
Cognitive Psychotherapy.
262
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Como oportunamente han observado diversos escritores contemporáneos
(Wachtel, 1982), los criterios sobre lo que es la resistencia y como puede
resolverse mejor en terapia depende en gran parte de la definición que uno dé a
este fenómeno fascinante. Personalmente, prefiero la definición de Turkat y Meyer
(1982, p. 158): «La resistencia es la conducta del cliente que el terapeuta etiqueta
como antiterapéutica», ya que es simple y comprensiva; y, como sus autores
sugieren, puede también ser operativizada para cada experiencia individual del
cliente y verse como esa forma específica de conducta que es observada cuando
este cliente particular actúa no terapéuticamente de acuerdo a su terapeuta en estas
situaciones particulares.
3RU PX\ H[DFWD TXH VHD OD GHILQLFL°Q GH UHVLVWHQFLD UHVXOWD GHPDVLDGR JHQHUDO
SDUD VHU GH DPSOLR XVR FOªQLFR \ DSHQDV H[SOLFD ODV SULQFLSDOHV lFDXVDVx GH UHVLV
WHQFLDQLORTXHSXHGHKDFHUVHSDUDYHQFHUOD/DWHUDSLDUDFLRQDOHPRWLYD 5(7 MXQWR
FRQODWHUDSLDFRJQLWLYRFRQGXFWXDO &%7 DVXPHQTXHFXDQGRORVFOLHQWHVVHUHVLVWHQ
FRQWUDSURGXFHQWH H LUUDFLRQDOPHQWH D VHJXLU ORV SURFHGLPLHQWRV WHUDS¦XWLFRV \ ODV
WDUHDV DVLJQDGDV HQ JUDQ SDUWH OR KDFHQ GHELGR D VXV FRJQLFLRQHV R FUHHQFLDV
LPSOªFLWDVHLPSOªFLWDV/D5(7TXHWLHQGHDVHUPVILORV°ILFD\PVSHUVXDVLYDTXH
RWUDV IRUPDV GH &%7 ÓWDOHV FRPR ODV GH %DQGXUD 0DKRQH\ \
0HLFKHQEDXP ÓDVXPHTXHORVFOLHQWHVUHVLVWHQWHVWLHQHQXQVXE\DFHQWHMXHJR
GH SRGHURVDV \ SHUVLVWHQWHV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV &L DVª FRPR XQD WHQGHQFLD
ELRVRFLDO LQQDWD SDUD FUHDU QXHYDV LUUDFLRQDOLGDGHV TXH IUHFXHQWHPHQWH OHV EORTXHD
SDUDFXPSOLUODVPHWDV\FRQWUDWRVWHUDS¦XWLFRVHQORVTXHHVWXYLHURQIXHUWHPHQWHGH
DFXHUGR SDUD WUDEDMDU HQ VX FRQVHFXFL°Q $XQTXH OD 5(7 QR HVW GH DFXHUGR FRQ OD
WHRUªDSVLFRDQDOªWLFD\SVLFRGLQPLFDODFXDOPDQWLHQHTXHODUHVLVWHQFLDGHOFOLHQWHVH
EDVD HQ SHQVDPLHQWRV \ VHQWLPLHQWRV SURIXQGDPHQWH LQFRQVFLHQWHV \ UHSULPLGRV
IRUPXOD OD KLS°WHVLV GH TXH PXFKDV ÓTXL] OD PD\RUªDÓ GH ODV &L TXH HVWQ HQ OD
EDVH GH OD UHVLVWHQFLD GHO FOLHQWH VRQ SRU OR PHQRV SDUFLDOPHQWH LPSOªFLWDV
LQFRQVFLHQWHV R DXWRPWLFDV WHQD]PHQWH PDQWHQLGDV PDQWHQLGDV
FRQFRPLWDQWHPHQWH FRQ IXHUWHV VHQWLPLHQWRV \ PRGHORV GH KELWR GH FRQGXFWD ILMRV
KDVWDFLHUWRSXQWRPDQWHQLGDVSRUYLUWXDOPHQWHWRGRVORVFOLHQWHV GLIªFLOHVGH
FDPELDU \ SUREDEOHPHQWH UHFXUUHQWHV XQD YH] TXH KDQ VLGR WHPSRUDOPHQWH
DEDQGRQDGDV %DUG(OOLVE(OOLV\
*ULHJHU(OOLV\:KLWHO\:DOHQ'L*LXVHSSH\:HVVOHU:HVVOHU\
:HVVOHU
Más específicamente, la RET asume que los clientes que se resisten contraproducentemente a la terapia implícita o explícitamente tienden a mantener tres
filosofªas o creencias irracionales (Ci) principales: (1) «Debo hacerlo bien al cambiarme a mí mismo, y soy un incompetente, un cliente incurable si no lo hagox; (2)«Tú
(El terapeuta y los demás) me debes ayudar a cambiar, y serás una persona
despreciable si no lo haces»; y (3) «El cambio de mí mismo debe ocurrir rápida y
fácilmente, y es horrible si no es así!» Concomitantemente con estas creencias
irracionales, los resistentes se sienten ansiosos, depresivos, coléricos y auto-compasivos acerca del cambio, y estos sentimientos perturbados bloquean su fuerza
para cambiar. Conductualmente, los resistentes abandonan, aplazan la decisión,
permanecen inertes, y sabotean sus auto-promesas para cambiar. Los practicantes
de la RET están en su mayor parte interesados en ayudar a los resistentes (y a los
demás clientes) a hacer un cambio filosófico profundo de tal modo que adopten una
actitud hacia el auto-cambio cooperativa y confidente, determinada, más bien
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
263
que la visión autobloqueante que tenían. Para efectuar esta clase de reestructuración
cognitiva, la RET usa una extensa variedad de métodos de pensar, sentir y actuar.
Habiendo dicho todo esto, utilizaré la primera parte de este capítulo intentando
mostrar, desde el punto de vista de la RET, las que son las principales clases de
resistencia, en qué formas aparecen generalmente, y lo que los practicantes de la
RET (y, es de esperar que, otros) pueden hacer para entender y ayudarse a sí
mismos y a sus clientes a vencer la resistencia que sabotea la terapia. Primero
trataré la resistencia común, «normal», o «usual»; y en secciones posteriores las
resistencias inusuales o altamente tenaces.
FORMAS COMUNES DE RESISTENCIA
Algunas de las clases estadísticamente comunes de resistencia que los terapeutas encuentran son las siguientes:
Resistencia «saludable»
A veces los clientes se resisten a cambiar porque los terapeutas tienen sus
propias ideas sobre lo que hay que cambiar y erróneamente ven que estos clientes
tienen síntomas (por ejemplo hostilidad hacia sus padres) o aventuran sobre los
orígenes de sus síntomas (ejemplo: sentimientos edípiFos que «causan» su inadecuación sexual) que los clientes ven como quimeras de la imaginación del terapeuta.
Más bien que aceptar estas «autoridades» terapéuticas que les embaucan, tales
clientes rehúsan aceptar estas interpretaciones y se resisten saludablemente o abandonan el «tratamiento» (Basch, 1982; Ellis, 1962; Ellis y Harper, 1975; Lazarus
y Fay, 1982).
Desde una perspectiva racional-emotiva, los clientes que se resisten por razones saludables se están diciendo a sí mismos explícita o implªcitamente creencias
racionales (Cr) tales como, «Mi terapeuta está probablemente equivocado sobre si
tengo este síntoma o sobre los orígenes del mismo. ¡Es demasiado malo! Será
mejor ignorar sus interpretaciones y ¡quizá ir a otro terapeuta!» En la teoría ABC
de la RET, en A (suceso activador) los clientes experimentan las interpretaciones
e instrucciones de su terapeuta (por ejemplo crees que amas a tu madre demasiado
pero inconscientemente pareces detestarle realmente»). En B (el sistema de creencias), los clientes se dicen a sí mismos las creencias racionales notadas, y en C
(Consecuencias emocionales y conductuales) se sienten adecuadamente apenados
acerca de las malas percepciones de su terapeuta acerca de sus perturbaciones y
se resisten activamente a estas percepciones erróneas. Por consiguiente están actuando racional y sanamente y, de acuerdo con la RET, su resistencia es autoayudante y saludable. El único que tiene el problema real en estos casos, y se
«resiste» a hacer un tratamiento eficaz, es ¡su terapeuta!
Resistencia Motivada por un Mal Emparejamiento Cliente-Terapeuta
Los clientes a veces están mal emparejados «de forma natural» con sus terapeutas, esto es, dirigir la elección o ser asignado a un terapeuta que no les gusta
264
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
SRU FXDOTXLHU UD]°Q 'H HVWD IRUPD SXHGHQ WHQHU XQ WHUDSHXWD TXH SDUD VXV JXVWRV
R SUHIHUHQFLDV LGLRVLQFUWLFDV HV GHPDVLDGR MRYHQ R GHPDVLDGR YLHMR GHPDVLDGR
OLEHUDO R GHPDVLDGR FRQVHUYDGRU GHPDVLDGR PDVFXOLQR R GHPDVLDGR IHPHQLQR
GHPDVLDGR DFWLYR R GHPDVLDGR SDVLYR 'HELGR D HVWH PDO HPSDUHMDPLHQWR QR WLHQHQ
GHPDVLDGR UDSSRUW FRQ VX WHUDSHXWD \ SRU OR WDQWR VH UHVLVWHQ PV GH OR TXH VH
UHVLVWLUªDQFRQXQWHUDSHXWDPVSUHIHULEOH6LHVWROOHJDDVHUREYLRGXUDQWHODWHUDSLD
ORFXDOVLHPSUHHVSRVLEOH ORVWHUDSHXWDVSXHGHQLQWHQWDUFRPSHQVDUSRUORTXHHVWRV
FOLHQWHVYHQFRPRVXVlGHIHFWRVx\SXHGHWHQHUXQEXHQUHVXOWDGRHOKDFHUORDVªFRQ
XQSRFRGHDPDELOLGDGH[WUDRWUDEDMDQGRGXURFRQWDOHVFOLHQWHV2ORVFOLHQWHVSXHGHQ
QDWXUDOPHQWH YHQFHU VXV SUHMXLFLRV DQWLWHUDS¦XWLFRV FXDQGR HO FXUVR GH OD WHUDSLD VH
YXHOYH PV LQWLPD FRPR PDULGRV \ PXMHUHV SXHGHQ OOHJDU D HVWDU PV XQLGRV D VXV
FRPSD®HURV IªVLFDPHQWH LQDWUDFWLYRV D PHGLGD TXH SDVD HO WLHPSR \ VH FRQVLJXH XQD
PD\RU LQWLPLGDG HPRFLRQDO 2 ORV FOLHQWHV \R VXV WHUDSHXWDV SXHGHQ D PHQXGR
DFHUWDGDPHQWH FRQFOXLUODUHODFL°Q
Resistencia Resultante de las Perturbaciones Transferenciales de los
Clientes
Siguiendo a Freud (1900/1965; 1912/1965), los terapeutas psicoanalíticos asumen que los clientes inconscientemente vuelven a representar o transferir a sus
terapeutas la misma clase de relaciones altamente perjudiciales que experimentaban
con sus padres durante su temprana infancia. Así, si una mujer joven tiene un
analista masculino de mediana-edad tenderá con fuerza a encontrarse amorosamente
con él (como presumiblemente una vez amó a su padre); estará celosa de su mujer;
le odiará cuando rehúse ir a la cama con ella; intentará controlarle como intentó
controlar a su padre, etc¦tera.
En la RET, adoptamos la postura de que estas relaciones transferenciales
perturbadas a veces pero no necesariamente ocurren y que, cuando suceden, están
generalmente precipitadas por algunas creencias irracionales (Ci). Así, si esta joven
transfiere fuertemente su relación desde su padre a su analista, está probablemente
diciéndose a sí misma (y creiendo fuertemente) Ci como estas: «Ya que mi analista
es atento y paternal para mí en algunas ocasiones, debe ser un padre completo para
mi, ¡y debe amarme tiernamente!» «Ya que ser amado por mi padre es agradable,
debo ser amada de forma absoluta por mi propio padre y por todas las figuras
paternales, incluyendo mi terapeuta!» «Si mi padre y mi terapeuta no me aman
totalmente —como necesito que hagan— soy una persona inútil!»
Siempre y cuando tengan lugar relaciones transferenciales perturbadas en la
terapia, los practicantes racional-emotivos buscarán las creencias irracionales (Ci)
que están detrás de estas ideas, y en consecuencia enseñándoles como superar estas
clases de resistencias de relación.
Resistencias Causadas por los Problemas de Relación de los Terapeutas
Los terapeutas, como los clientes, también tienen a veces sus dificultades en
las relaciones. Estas pueden ser de tres tipos principalmente: (1) Naturalmente a
los terapeutas puede que no les guste alguno de sus clientes, particularmente
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
265
aquellos que son desagradables, estúpidos, antipáticos, y todo tipo de personas
poco atractivas. (2) Los terapeutas pueden tener lo que los psicoanalistas llaman
severas dificultades contratransferenciales y pueden por lo tanto ser intolerantes
con sus clientes. Así, si un terapeuta odia a su madre y una de sus clientes se
parece u actúa como su madre, puede inconscientemente querer perjudicar más
bien que ayudar a esta cliente. (3) Los terapeutas puede que no tengan sentimientos
negativos personales hacia sus clientes pero pueden ser insensibles a los sentimientos de estos clientes y pueden no saber como mantener buenas relaciones
terapéuticas con ellos (Goldfried, 1982; lazarus y Fay, 1982; Meichenbaum y
Gilmore, 1982).
Si existe el primero o el tercero de estos problemas en el terapeuta, los
terapeutas pueden hacerlos frente llegando a ser consciente de sus propias limitaciones y compensándolas. Así, los terapeutas que personalmente no les gustan
sus clientes pueden todavía centrarse en procedimientos útiles, adecuados y de este
modo superar este handicap. Particularmente observo que al usar la RET puedo
concentrarme muy bien en los problemas de mis clientes, y especialmente mostrarles
como corregir sus errores de pensamiento, de este modo apenas importa que personalmente no me guste algo de ellos y nunca los seleccionaré como mis amigos
(Ellis, 1971, 1973).
Los terapeutas RET pueden también, especialmente con ciertos clientes supersensibles, salirse de su papel dando a estos clientes refuerzo verbal positivo,
escuchando cuidadosamente y reflejando sus dificultades, para ser abiertos y honestos con ellos, para darles estímulo activo, para señalar deliberadamente sus
características buenas (así como algunas de sus contraproducentes), y cualquier
otra forma de empatizar con ellos de una manera casi rogeriana (Dryden, 1982;
Ellis, 1977; Johnson, 1980; Walen, DiGiuseppe, y Wessler, 1980; Wessler y
Wessler, 1980; Wessler, 1982). Aunque esta clase de refuerzo positivo tiene sus
peligros inconfundibles (Ellis, 1983; Turkat y Meyers, 1982), puede también a
veces usarse constructivamente para vencer la resistencia.
Si los terapeutas son víctimas de contratransferencia y son negativos con los
clientes debido a sus propios problemas e intolerancias, estos pueden ser resueltos
buscando y debatiendo las creencias irracionales (Ci) que están creando sus prejuicios. Los terapeutas que, por ejemplo, odian a sus clientes que se parecen a sus
madres detestables, están irracionalmente diciéndose a sí mismos ideas como estas
«Ya que mi madre me trataba mal no puedo aguantar a ninguna persona que tiene
alguno de sus rasgos!» «Este cliente no debe portarse de la forma detestable en la
que mi madre actuó! Ella es una persona horrible por comportarse de esta forma
ínfima!» Tales creencias irracionales son reveladas con facilidad y por completo
si los terapeutas usan la RET para explorar sus reacciones negativas respecto a sus
clientes. Las clases de sobregeneralizaciones que lleva a estas creencias son particularmente extirpadas a través de la terapia racional-emotiva (RET) y la terapia
cognitivo conductual (CBT)(Ellis, 1962; Beck, 1976).
Resistencia Relativa a las Actitudes Moralistas de los Terapeutas
Además de las resistencias relativas al terapeuta ya mencionadas, un rasgo
común que muchos terapeutas poseen y que les bloquea para ayudar a sus clientes
266
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
es su moralismo: la profunda tendencia a condenarse a sí mismos y a otros por
actos malos o estúpidos. Incluso aunque pertenecen a la profesión de ayuda, frecuentemente creen que sus clientes perturbados seriamente no deberían, no tienen
que ser de la forma en que son, especialmente cuando estos clientes abusan de sus
terapeutas, son impuntuales, se niegan a pagar su factura, y cualquier otra forma
de comportamiento detestable o antisocial. Muchos terapeutas por lo tanto abierta
o solapadamente condenan a sus clientes por sus actos erróneos y consecuentemente
ayudan a estos clientes a condenarse a sí mismos y llegar a estar más, en vez de
menos, perturbados. Naturalmente muchos de tales clientes se resisten a menudo
a la terapia.
En particular los practicantes de la RET pueden combatir esta clase de resistencia, ya que uno de los principios claves de la RET es que todos los humanos,
incluyendo todos los clientes, merecen lo que Rogers (1961) llama aceptación
positiva incondicional (Ellis, 1962, 1972, 1973, 1976, 1984). Esto significa que
los terapeutas racional-emotivos miran su propio (y el de los otros) moralismo y
las creencias irracionales (Ci) subyacentes —tales com: «¡Mi cliente debería trabajar en terapia! ¡Ella no debe sabotear mis esfuerzos! ¡Qué horrible si lo hace!
¡No puedo aguantarlo!» Y los practicantes de la RET trabajan duro en la extirpación
de estas ideas y dando a todos sus clientes, no importando la dificultad que tengan,
auto aceptación incondicional. De esta forma ayudan a minimizar la resistencia
animada por el terapeuta.
Resistencia Vinculada a Problemas de Amor-Odio de Clientes y Terapeutas
Aunque los freudianos asuman que los problemas de amor-odio entre los
clientes y sus terapeutas están invariablemente provocados e intimamente implicados con dificultades de transferencia —es decir, proceden de las relaciones
familiares tempranas de clientes y terapeutas, esto es cuestionable. Las dificultades
cliente terapeuta y la resistencia a la que a veces conduce, pueden estar basadas
en factores de la realidad que no tienen nada que ver con las experiencias infantiles
de cada uno. Así, una cliente joven puede que tenga un terapeuta excepcionalmente
brillante, atractivo, y bondadoso que sería un hombre ideal para ella (o casi para
cualquier mujer) si lo encontrase en una situación social; y puede bastante realísticamente enamorarse de él, incluso aunque no tenga nada en común con su padre,
sus tíos, o sus hermanos. De forma similar, su terapeuta puede enamorarse de ella
no porque se parezca a su madre sino porque, más que cualquier otra mujer en
toda su vida la ha encontrado cercana, ella verdaderamente es encantadora, inteligente y sexualmente atractiva para él.
&XDQGR GH PDQHUD QR WUDQVIHUHQFLDO ORV VHQWLPLHQWRV EDVDGRV HQ OD UHDOLGDG
DSDUHFHQ HQ WHUDSLD \ FXDQGR FRQGXFHQ D VHQWLPLHQWRV LQWHQVRV FOLGRV R IUªRV SRU
SDUWHGHORVWHUDSHXWDV\RGHORVFOLHQWHVSXHGHQIFLOPHQWHIRPHQWDUSUREOHPDVGH
UHVLVWHQFLD $Vª XQD FOLHQWH TXH DPD LQWHQVDPHQWH D VX WHUDSHXWD SXHGH UHVLVWLUVH D
PHMRUDUSDUDDVªSURORQJDUODWHUDSLD\XQWHUDSHXWDTXHDPDLQWHQVDPHQWHDVXFOLHQWH
SXHGHWDPEL¦Q FRQVFLHQWHRLQFRQVFLHQWHPHQWH IRPHQWDUODUHVLVWHQFLDSDUDDVHJXUDU
TXHODWHUDSLDFRQWLQ·HLQGHILQLGDPHQWH
Estos sentimientos de relación no transferenciales que animan la resistencia son
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
267
son a veces difíciles de resolver, ya que están basados en la realidad y por consiguiente tanto los terapeutas como los clientes pueden obtener ganancias (o penas)
especiales con ellas que pueden interferir con la eficacia de la terapia. Pero también
pueden incluir Ci que pueden ser debatidas tales como: «Ya que amo a mi terapeuta
y sería un gran compañero para mi, no puedo resistir dejar la terapia. ¡Así que
me negaré a cambiar!» O: «Ya que realmente quiero a mi cliente y disfruto enormemente de la sesión con ella, no debo ayudarla a mejorar y conducir estas sesiones
a un final!» Estas Ci pueden sacarse a la luz y debatirse, hasta que el cliente y/o
el terapeuta las venzan y de este modo quiten de en medio la motivación para
resistirse.
Resistencia por Miedo a Revelarse
Una de las formas más comunes de resistencia procede del miedo de revelación
de los clientes. Encuentran incómodo hablar de sí mismos libremente (por ejemplo,
entretenido en la asociación libre) o confesar pensamientos, sentimientos, y acciones que ven como «vergonzosas» (por ejemplo, que les apetezca un contacto
camal con sus madres o hermanas). Por lo tanto se resisten a abrirse en terapia y
descubrir el origen de alguna de las cosas que encuentran más molestas (Dewald,
1982; Freud 1926/1965; Schesinger, 1982).
Mientras los psicoanalistas encuentran esta clase de resistencia excepcionalmente común y la atribuyen al inconsciente profundo y a menudo a sentimientos
reprimidos de culpa, la RET mantiene que los clientes se resisten a la terapia porque
tienen miedo de revelar pensamientos «vergonzosos» de sí mismos, generalmente
lo hacen así porque son bastante conscientes de estos sentimientos o tienen más
bajo su nivel de consciencia (lo que Freud llamó su esfera preconsciente de experiencia). Así, si un cliente se resiste a hablar de sexo debido a sus sentimientos
incestuosos hacia su madre o su hermana, generalmente (aunque no siempre) es
consciente conocedor de estos sentimientos pero los suprime deliberadamente en
vez de expresarlos. Se resiste a hablar acerca de tales sentimientos en terapia porque
esta diciéndose generalmente a sí mismo creencias irracionales tales como «Es un
error que me apetezca mi madre; y no debo comportarme tan erróneamente!» «Si
le digo a mi terapeuta que deseo a mi hermana, pensaría que soy un obseso sexual
y no le caería bien, Tengo que caer bien a mi terapeuta, y sería un tonto si no le
gustara!»
(Q OD 5(7 D\XGDPRV D ORV FOLHQWHV D GHVFXEULU HVWDV &L \ PV LPSRUWDQWH
GHEDWLUODV \ YHQFHUODV /HV D\XGDPRV D YHU TXH VXV VHQWLPLHQWRV lYHUJRQ]RVRVx
SXHGHQQRVHUVLHPSUHHUURUHV HOTXHWHDSHWH]FDWXPDGUHQRVLJQLILFDTXHYD\DVD
FRSXODUFRQHOOD \TXHLQFOXVRFXDQGRVRQFRQWUDSURGXFHQWHV FRPRWHQHUFRQWLQXRV
SHQVDPLHQWRV REVHVLYRV DFHUFD GHO LQFHVWR TXH VHUªD ODV conductas KXPDQDV QXQFD
KDFHQDXQRWRWDOPHQWHXQDpersonaGHVSUHFLDEOH$\XGDQGRDORVFOLHQWHVDGLVPLQXLU
toda OD YHUJ¹HQ]D \ HO DXWRDEDWLPLHQWR OD 5(7 YH TXH VH OLEUDQ GH OR TXH )UHXG
OODPDUªDUHVLVWHQFLDLQVWLJDGDSRUHOVXSHU\°\VRQFRQVLGHUDEOHPHQWHPVDELHUWRVHQ
WHUDSLDGHORTXHVHUªDQGHRWUDIRUPD 'U\GHQ(OOLV
(OOLV\*ULHJHU(OOLV\:KLWHOH\
268
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Resistencia Creada por Miedo a la Incomodidad
Probablemente la clase más común y más fuerte de resistencia en la terapia
es la motivada por la baja tolerancia a la frustración o lo que la RET llama ansiedad
perturbadora (Ellis, 1979, 1980). Incluso el Psicoanálisis, aunque de mala gana,
reconoce esta forma de resistencia. Blatt y Erlich (1982) la reconocen como básica
e inconfundible, una resistencia fundamental para cambiar y crecer. Ellos lo llaman
una expresión del deseo básico de mantener los modos familiares y predecibles de
adaptación, incluso aunque esto sea doloroso e incómodo a largo plazo. Dewald
(1982) habla de resistencia estratégica, esto es, los esfuerzos de los clientes para
buscar totalmente los deseos infantiles y demandas irrealistas o metas imposibles.
En la RET esta importante forma de resistencia se atribuye al hedonismo a
corto plazo, las demandas miopes de los clientes que alcanzan el placer del momento
incluso aunque esto puede frustrarles a largo plazo. Las principales creencias
¿irracionales que conducen a la baja tolerancia a la frustración (BTF) o ansiedad
perturbadora son «Es demasiado duro cambiar, y no debería ser tan duro! Es
horrible que tenga que pasar penas para conseguir ganancias terapéuticas!» «No
puedo tolerar la incomodidad de hacer mi tarea, incluso aunque estoy de acuerdo
con mi terapeuta en que es deseable para mi hacerlo». «El mundo es un lugar
horrible cuando me fuerza a trabajar tan duro para cambiar! La vida debería ser
más fácil que eso!»
/D5(7PXHVWUDDORVFOLHQWHVDGHEDWLUHVWDVLGHDVJUDQGLRVDV\DFHSWDUODQRFL°Q
UHDOLVWDGHTXHQRLPSRUWDORGXURTXHVHDHOFDPELRHQWHUDSLDVHUªDPVGXURVLQR
FDPELDVHQ $O HQVH®DUOHV TXH UDUDPHQWH KD\ XQD JDQDQFLD VLQ VXIULPLHQWR \ TXH OD
ILORVRIªDGHOKHGRQLVPRDODUJRSOD]RÓHOEXVFDUSODFHUSDUDKR\ySDUDPD®DQDÓHV
SUREDEOH TXH WHQJD OXJDU HQ HO FDPELR WHUDS¦XWLFR /H PXHVWUD F°PR XVDU VXV
WHQGHQFLDVKHGRQLVWDVQDWXUDOHVUHIRU]QGRVHDVªPLVPRVSRUHOSURJUHVRWHUDS¦XWLFR
SRU HMHPSOR YHQFHU OD LQGHFLVL°Q \ SHQDOL]DUVH FXDQGR VH QLHJXHQ D WUDEDMDU HQ
WHUDSLD SRU HMHPSOR FXDQGR DSODFHQ XQD GHFLVL°Q (OOLV \ .QDXV .QDXV
/D5(7WDPEL¦QVH®DODKDELOLGDGHVGHUHVROXFL°QGHSUREOHPDVTXHD\XGDQD
ORVFOLHQWHVDORJUDUVROXFLRQHVPVVDWLVIDFWRULDVDVXVSUREOHPDVFRQVXGHVHPEROVR
GHHVIXHU]RLQQHFHVDULRPªQLPR 'Ô=XULOOD\*ROGIULHG(OOLV(OOLV
\+DUSHU(OOLV\:KLWHOH\6SLYDFN\6KXUH
Resistencia de la Ganada Secundaria
9DULRV WHUDSHXWDV GHO VLJOR GLHFLQXHYH \ SULQFLSLRV GHO YHLQWH REVHUYDURQ TXH
PXFKRV FOLHQWHV UHFLEªDQ JDQDQFLDV VHFXQGDULDV R UHFRPSHQVDV GH VXV
SHUWXUEDFLRQHV \ SRU OR WDQWR QR HVWDEDQ PX\ GLVSXHVWRV D GHMDUODV (OOHQEHUJHU
$Vª VL XQ WUDEDMDGRU GH XQD IEULFD TXH RGLD VX WUDEDMR GHVDUUROOD XQD
SDUOLVLVKLVW¦ULFDHQODPDQRSXHGHUHVLVWLUVHDODSVLFRWHUDSLDSRUTXHVLWLHQH¦[LWR
WHQGU TXH YROYHU DO WUDEDMR TXH RGLD )UHXG \ DOJXQRV GH VXV
VHJXLGRUHV $ )UHXG )HQLFKHO %HUQH HQIDWL]DQ ORV DVSHFWRV
LQFRQVFLHQWHV GH HVWH SURFHVR GHIHQVLYR H LQVLVWHQ TXH VL LRV FOLHQWHV WLHQHQ
JDQDQFLDV GLUHFWDV DO KDFHU OD PHMRUD SHUR WLHQHQ JDQDQFLDV VHFXQGDULDV
LQFRQVFLHQWHV SDUD PDQWHQHUOD UHKXVDUQ PHMRUDU WHUFDPHQWH VH UHVLVWLUQ DO
WUDWDPLHQWRSRUUD]RQHVSURIXQGDPHQWHLQFRQVFLHQWHV\DPHQXGRUHSULPLGDV
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
269
$Vª XQD PXMHU VH QHJDU D SHUGHU SHVR R D WHQHU EXHQDV UHODFLRQHV VH[XDOHV FRQ VX
PDULGRGHELGRDVXRGLRHVHQFLDODVXPDGUH\DODIXHUWHUHFRPSHQVDLQFRQVFLHQWHTXH
HOOD HVW UHFLELHQGR SRU KHULU D HVWD PDGUH TXH TXLHUH TXH HVW¦ GHOJDGD R WHQJD XQ
EXHQPDWULPRQLR
$XQTXH ORV IUHXGLDQRV JHQHUDOPHQWH H[DJHUDQ HO HOHPHQWR LQFRQVFLHQWH SUR
IXQGR \ PX\ GUDPWLFR HQ ODV JDQDQFLDV VHFXQGDULDV SDUHFH FODUR TXH PXFKRV
FOLHQWHVVHUHVLVWHQDOFDPELRGHELGRDTXHODVUHFRPSHQVDVTXHHVWQFRQVLJXLHQGRGH
VXVSHUWXUEDFLRQHVVRQ RDOPHQRVparecenVHU FRQVLGHUDEOHV*ROGIULHG SRQH
HVWD FODVH GH UHVLVWHQFLD HQ W¦UPLQRV FRQGXFWXDOHV VH®DODQGR TXH FXDQGR ORV FOLHQWHV
FDPELDQ SDUD lPHMRUDUx D YHFHV GHVFXEUHQ FDVWLJRV RFXOWRV /DV PXMHUHV SXHGHQ
YHQFHU VX QR DVHUWLYLGDG SRU HMHPSOR V°OR SDUD HQFRQWUDU TXH OD DVHUWLYLGDG HVW D
PHQXGRPDOUHIRU]DGDHQQXHVWUDVRFLHGDG3RUORWDQWRSXHGHQUHWURFHGHUGHQXHYR
lO°JLFDPHQWHxDVHUbLQDVHUWLYDPHQWHQHXU°WLFDV
$O XVDU HO DQOLVLV GH OD 5(7 D PHQXGR HQFRQWUDPRV TXH OD UHVLVWHQFLD SRU ODV
JDQDQFLDVVHFXQGDULDVHVHVWLPXODGDSRUGLYHUVDV&LWDOHVFRPRl<DTXHPLPDGUHno
debeLQWHQWDUKDFHUPHSHUGHUSHVR\HVXQDpersona despreciableSRUFULWLFDUPHSRU
HVWDU REHVD FRQWLQXDU¦ IDVWLGLQGROH DO VHJXLU bVLHPSUH JRUGDx 2 l<D TXH ORV
KRPEUHV YDURQLOHV PH GHJUDGDQ VL VR\ XQD PXMHU DVHUWLYD \ no puedo aguantar VXV
GHJUDGDFLRQHV UHQXQFLDU¦ D PL GHVHR GH DVHUWLYLGDG \ SHUPDQHFHU¦ FRPSOHWDPHQWH
VXPLVDGXUDQWHHOUHVWRGHPLYLGDx$OXVDUOD5(7PRVWUDPRVDORVFOLHQWHVFRPR
GHEDWLU\YHQFHUHVWDV&L\GHHVWHPRGRVHUFDSDFHVGHORJUDUODmayorUHFRPSHQVDGH
SHUGHUSHVRPVELHQTXHODQHXU°WLFDGHPRUWLILFDUDVXPDGUH<SRGHPRVDQLPDUD
ODV PXMHUHV D ORJUDU OD ganancia primaria GH VHU DVHUWLYDV PV ELHQ TXH OD ganada
secundariaGHJDQDUODDSUREDFL°QGHORVKRPEUHVYDURQLOHV
Resistencia Procendente de Sentimientos de Desesperanza
Un número considerable de clientes parecen resistirse al cambio WHUDS¦XWLFR
porque sienten fuertemente que no tienen esperanza de modificar su conducta
perturbada, que ellos están desesperados y no pueden cambiar (Ellis, 1957, 1962;
Turkat y Meyer, 1982). Tales clientes a veces al principio tienen un buen progreso;
pero tan pronto como retroceden aunque sea un poco, irracionalmente tienden a
concluir, «Este retroceso prueba que no tengo esperanza y que nunca venceré mi
ansiedad!» «Ya que no debo ser tan depresivo e incompetente como soy ahora, y soy
por consiguiente una persona totalmente depresiva, ¿de que sirve intentar por más
tiempo vencer mi depresión? ¡Podría recaer y quizá suicidarme!»
Los pensamientos y los sentimientos acerca de la desesperanza del estado de
perturbación de uno son parte de lo que la RET llama los síntomas secundarios de
la perturbación. Como he señalado en otra parte (Ellis, 1962, 1979, 1980, 1984)
estos síntomas secundarios tienden a validar la teoría de la RET o la teoría cognitivo
conductual de la neurosis. Sobre el nivel de la perturbación primaria, la gente desea
lograr sus metas (tales como éxito y aprobación), fallar en hacerlo así, y en vez de
concluir sanamente, «Habría sido bonito conseguir lo que quería pero ¡no pudo ser!
Lo intentaré de nuevo la próxima vez», irracionalmente concluyen, «¡Debería
haber conseguido éxito y aprobación y ya que no pude hacer lo que debía
hacer es horrible y estoy condenado a no ser bueno como personal» Entonces
270
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
OOHJDQDHVWDURHQW¦UPLQRV5(7DhacerseDVªPLVPRVSHUWXUEDGRV3HURXQDYH]
TXH VH WUDVWRUQDQ HPRFLRQDOPHQWH ven VX SHUWXUEDFL°Q \ VX FRQRFLPLHQWR DFHUFD GH
HOOR GH OD VLJXLHQWH IRUPD «No debería SHUWXUEDUPH D Pª PLVPR FRPR OR HVWR\
KDFLHQGRDKRUD4XHhorribleb6R\XQimbécil totalSRUDFWXDUWDQQHFLDPHQWH\XQ
WRQWRFRPR\Rno puedeFDPELDUb(VGHVHVSHUDQWHx
La RET, debido a su teoría de la perturbación secundaria, muestra en concreto
a los clientes como inventan falsamente sus pensamientos y sentimientos de desesperanza y como pueden debatirlos y vencerlos. Usa (como se indicará más tarde
en esta serie de artículos) muchos métodos cognitivos, emotivos y conductuales
de disipar sentimientos de desesperanza que llevan a la resistencia (Ellis, 1984;
Ellis y Abrahms, 1978).
Resistencia Motivada por el Auto-Castigo
)UHXG VRVWHQªD TXH XQD GH ODV SULQFLSDOHV IRUPDV GH UHVLVWHQFLD VH
RULJLQDHQHOVXSHU\°RHQQXHVWUDVWHQGHQFLDVDFUHDPRVFXOSDELOLGDG$VªXQDFOLHQWH
TXHHVWFHORVDGHVXKHUPDQDPVKELO\TXHSRGUªDOOHJDUDVHUPVFRQVFLHQWHGHVX
RGLR GXUDQWH OD WHUDSLD SRGUªD VHQWLU IXHUWHPHQWH TXH PHUHFH VHU FDVWLJDGD SRU VX
PH]TXLQGDG\SRGªDSRUORWDQWRRSRQHUVHDUHQXQFLDUDVXFRQGXFWDQHXU°WLFDFRQWUD
SURGXFHQWH WDOHV FRPR FRPHU HQ H[FHVR R ODYDUVH ODV PDQRV FRPSXOVLYDPHQWH
'XUDQWHPLVFXDUHQWDD®RVGHSUFWLFDFOªQLFDFDVLQXQFDKHHQFRQWUDGRHVWDFODVHGH
UHVLVWHQFLDGHDXWRFDVWLJRHQWUHORVQHXU°WLFRV DXQTXHORKHHQFRQWUDGRXQSRFRPV
DPHQXGRHQSVLF°WLFRV\FOLHQWHVERUGHUOLQHVVHYHURV
Asumiendo que esta clase de resistencia existe, se supone que procede de
estas creencias irracionales: «Ya que he cometido actos tan viles, lo que de ningún
modo debería haber hecho, soy un un individuo totalmente inútil que merece sufrir.
Por consiguiente, merezco estar continuamente perturbado y no haré ningún esfuerzo real para usar la terapia para ayudarme a mí mismo». Si los clientes tienen
estas ideas activamente, la RET más apropiada sería mostrarles como combatir sus
Ci. Las terapias psicodinámicas, por otra parte, podrían estar contraindicadas,
porque, aunque podrían mostrar a los clientes como se auto-castigan, no podrían
enseñarles cómo erradicar las creencias irracLonales que hay detrás de esta clase de
masoquismo.
Resistencia Motivada por Miedo al Cambio o Miedo al Exito
Los terapeutas psicodinámicos, desde Freud en adelante, a menudo han mantenido que la resistencia a veces procede del miedo a cambiar, o del miedo al
futuro, o miedo al éxito (Blatt y Erlich, 1982). Esto es probablemente verdad, ya
que muchas personas perturbadas tienen una necesidad pronunciada de seguridad
y certeza e, incluso aunque, sus síntomas son incómodos, al menos los conocen
y están familiarizados con sus límites negativos y puede tener miedo de que si lo
pierden pueden experimentar incluso una incomodidad más grande. Así que prefieren aguantar con la incomodidad ya probada.
Más importante quizá, es que muchos síntomas (tales como timidez y miedo
a hablar en público) les protegen contra posibles fracasos (tales como fracasar en
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
271
HODPRURSURQXQFLDUXQDFKDUODULGªFXOD UHQXQFLDUDHVWRVVªQWRPDVSRUFRQVLJXLHQWH
VLJQLILFDUªD DUULHVJDU IDOORV \ GHVDSUREDFL°Q VXEVHFXHQWHV \ PXFKRV FOLHQWHV
HQFRQWUDUªDQ HVWR PXFKR PV lFDWDVWU°ILFRx \ lKRUULEOHx GH OR TXH OR HQFXHQWUDQ
PDQWHQLHQGRVXVVªQWRPDV
Lo que ha sido etiquetado «el miedo del éxito» casi nunca es realmente eso,
sino un miedo al fracaso subsecuente. Así, si un adolescente introvertido cesa en
su introversión y empieza a tener éxito en la escuela, los deportes, y en las relaciones
sociales, puede (1) perder la comodidad e indulgencia de sus padres sobreprotectores, (2) ganar la enemistad de sus hermanos, (3) exponerse más tarde al fracaso
en las actividades en las que ahora ha empezado a triunfar, y (4) ser forzado a
tomar mucha más responsabilidad y esfuerzo que el que le gustaría asumir. Puede
ver sus «ganancias» académicas, atléticas, y sociales, por lo tanto, como «peligros»
o «fracasos» reales, y puede resistirse o retirarse de ellas. ¿Entonces, realmente
tiene «miedo del éxito» o del fracaso?
Cuando los clientes se resisten a la psicoterapia, porque tienen miedo al cambio
o al éxito, la RET busca sus Ci, tales como, «No debo dejar mis síntomas, ya que
el cambio sería demasiado incómodo y no puedo aguantar tal cambio!» «No puedo
cambiar mi conducta neurótica y hacerlo mejor en la vida porque eso sería demasiado arriesgado. Podría encontrar un gran fracaso más adelante, cuando no
debo; por eso sería horrible\» Estas y otras Ci similares que subyacen en el miedo
al cambio o al éxito son relevadas y eliminadas durante la terapia racional-emotiva,
para así minimizar esta clase de resistencia al cambio.
Resistencia Motivada por Oposicionismo y Rebelión
Diversos clínicos han observado que algunos clientes se oponen o se rebelan
contra la terapia porque la ven como una intromisión en su libertad. Especialmente
si es activa y directiva, luchan perseverantemente, incluso cuando la han pedido
voluntariamente (Brehn, 1976; Goldfried, 1982). Al notar esta forma de resistencia,
varios terapeutas han inventado o adoptado diversas clases de terapias paradójicas
o provocativas para intentar inducir a estos clientes tenazmente rebeldes a vencer
su resistencia (Dunlap, 1928; Erikson y Rossi, 1979; Farrelly y Brandsma, 1976;
Fay, 1978; Frankl, 1960; Haley, 1963; Watzlawick, Weakland, y Fisch, 1974).
Cuando los clientes se resisten a la terapia debido a su oposición, la RET
busca sus creencias irracionales, tales como «Tengo que controlar mi destino totalmente; e incluso aunque mi terapeuta esté solo a mi lado y esté trabajando duro
para ayudarme, no debo permitirle que me diga lo que tengo que hacer». «Es
horrible si soy dirigido por mi terapeuta! No puedo soportarlo! Debería tener
perfecta libertad para hacer lo que me gusta, incluso si mis síntomas me están
matando». La RET revela y ayuda a los clientes a romper sus Ci, y también
selectivamente (y ¡no sin miramientos!) hace uso de la intención paradójica. Por
ejemplo, da a algunos clientes la tarea de fracasar en una labor determinada, para
mostrarles que fracasar no es el fin del mundo (Ellis y Abrahms, 1978; Ellis y
Whiteley, 1979).
Como puede verse contemplando lo anterior de algunas de las clases comunes de
resistencia, los clientes frecuentemente vienen a terapia porque están plagados de
síntomas de perturbación emocional y todavía tercamente se resisten al mejor
272
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
HVIXHU]R GH VXV WHUDSHXWDV SDUD DOLYLDU VX VXIULPLHQWR (Q PXFKRV HMHPSORV VX
lUHVLVWHQFLDx HV SDUFLDOPHQWH DWULEXLEOH D OD IDOLELGDG WHUDS¦XWLFD DO MXLFLR SREUH
WHRUªDVLQHSWDV\ULJLGHFHVHPRFLRQDOHVGHVXVWHUDSHXWDV3HURDPHQXGR TXL]PX\D
PHQXGR WLHQHQ VXV SURSLDV UD]RQHV SDUD UHVLVWLUVH D ORV SURFHGLPLHQWRV FRQWURODGRV
SRU HO WHUDSHXWD TXH YROXQWDULDPHQWH EXVFDQ &RPR VH GHVWDF° HVWDV UD]RQHV VRQ
YDULDGDV\H[WHQVDV
$XQTXH DOJXQRV DVSHFWRV GHO HQIRTXH UDFLRQDOHPRWLYR SDUD WUDWDU ODV UHVLV
WHQFLDV FRPXQHV KD VLGR \D EUHYHPHQWH GHOLQHDGDV OD VLJXLHQWH VHFFL°Q GLVFXWLU ODV
W¦FQLFDVDQWLUHVLVWHQFLDFRJQLWLYDVGHOD5(7GHIRUPDPXFKRPVGHWDOODGD
DEBATIR LAS CREENCIAS IRRACIONALES DE LOS CLIENTES QUE
CREAN RESISTENCIA
La RET emplea varios métodos cognitivos para interrumpir, desafiar, debatir
y cambiar las creencias irracionales (Ci) que se encuentran en la base de las
resistencias auto-saboteadoras de los clientes. Estas incluyen las siguientes técnicas:
Cogniciones que Subyacen a la Resistencia
9LUWXDOPHQWH D WRGRV ORV FOLHQWHV GH OD 5(7 VH OHV HQVH®D ORV $%& GH OD
SHUWXUEDFL°QHPRFLRQDO\GHODFRQGXFWDGLVIXQFLRQDO$VªFXDQGRORVFOLHQWHVWLHQHQ
XQVªQWRPDQHXU°WLFRRFRQVHFXHQFLDFRQWUDSURGXFHQWH & WDOFRPRGHSUHVL°Q\DXWR
RGLRFRPRUHVXOWDGRGHH[SHULPHQWDUXQVXFHVRDFWLYDGRUGHVDIRUWXQDGR $ FRPRXQ
UHFKD]R SRU XQD SHUVRQD VLJQLILFDWLYD HVWQ PRVWUDQGR TXH DXQTXH $ UHFKD]R
SUREDEOHPHQWHFRQWULEX\HHLQIOX\HHQ&GHSUHVL°QQRcrea o causaGLUHFWDPHQWH&
FRPRWLHQGHQDlYHUxRLQIHULUIDOVDPHQWH 0VELHQODPVGLUHFWD \JHQHUDOPHQWH
PVLPSRUWDQWH lFDXVDxGH&HV%VXVLVWHPDGHFUHHQFLDVFRQODTXHHOORVlFUHDQxR
lFDXVDQxSULQFLSDOPHQWH&$XQTXHHUU°QHDPHQWHFUHHQTXHVXGHSUHVL°Q\DXWRRGLR
GLUHFWDHLQHYLWDEOHPHQWHVHGHULYDQGHVHUUHFKD]DGR $ UHDOPHQWHKDQelegido%\&
\ QHFLDPHQWH eligen KDFHUVH LQDSURSLDGDPHQWH GHSUHVLYRV \ DXWRRGLDUVH QHXU°WLFR
HQ&FXDQGRWH°ULFDPHQWHSXGLHURQKDEHUelegidoKDFHUVHDVªPLVPRVVHQWLUVHV°OR
DSURSLDGDPHQWH GLVJXVWDGRV \ IUXVWUDGRV DXWRD\XGQGRVH \ QR QHXURWL]QGRVH
(OOLV(OOLV\+DUSHU\
De acuerdo con la teoría ABC de la RET, cuando estos clientes quieren ser
aceptados y aprobados en A (suceso activador) y se encuentran incómodos, en
lugar de, rechazados, pueden elegir fabricar o recurrir un juego de creencias racionales (Cr) o inteligentes y pueden por consiguiente concluir, «que desgraciado
aquel fulano que desaprobó algunos de mis rasgos y por lo tanto rechazó mi amistad
o amor. ¡Resulta demasiado malo! Pero puedo todavía encontrar a otros signifiFDWLYRV TXH PH DSUXHEHQ \ DFHSWHQ $KRUD |F°PR KDJR SDUD HQFRQWUDUORV" 6L HOORV
FUHDQ ULJXURVDPHQWH \ SHUPDQHFHQ FRQ HVWDV &U HVWRV FOLHQWHV VHQWLUªDQ FRPR VH KD
KHFKRFRQVWDUDSURSLDGDPHQWHGHIUDXGDGRV\IUXVWUDGRVSHURnoGHSULPLGRV\DXWR
RGLDGRV
¿De dónde vienen, entonces, sus sentimientos inapropiados y perturbados de
depresión y auto-odio? La RET muestra a los clientes que estas consecuencias
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
273
QHXU°WLFDV & SULQFLSDOPHQWHRHQJUDQSDUWH DXQTXHQRH[FOXVLYDPHQWH SURFHGHQGH
VXV&L(VWDV&LFDVLLQYDULDEOHPHQWHFRQVLVWHQHQFUHHQFLDVDEVROXWLVWDVGRJPWLFDV
LO°JLFDV H LUUHDOLVWDV (Q YH] GH VHU H[SUHVLRQHV GH GHVHRV \ SUHIHUHQFLDV IOH[LEOHV
FRPR SDUHFHQ VHU ODV &U VRQ °UGHQHV \ GHPDQGDV UªJLGDV H LQIOH[LEOHV ÓGHEHUªDV
REOLJDFLRQHV WLHQHV TXH \ QHFHVLGDGHV DEVROXWLVWDV H LQFRQGLFLRQDOHV $Vª ORV
VHQWLPLHQWRVGHGHSUHVL°Q\DXWRRGLR HQ& TXHVLJXHQDODGHVDSUREDFL°Q\UHFKD]R
HQ $ VRQ HQ JUDQ SDUWH HO UHVXOWDGR GH &L FRPR l1R debo VHU GHVDSUREDGR \
UHFKD]DGRSRUXQDSHUVRQDTXH\RMX]JRVLJQLILFDWLYDx l6LORIXHVHFRPRQRGHER
VHUORHVhorrible\terriblex No puedo aguantarVHUGHVDSUREDGR\DTXHQRGHER
VHUORx\ l6LVR\UHFKD]DGRSRUXQRWURVLJQLILFDWLYR\DTXHnuncaGHEHVXFHGHU
EDMRninguna condición,WLHQHTXHKDEHUDOJRKRUULEOHPHQWHPDORHQPª\HVDPDOGDG
PHKDFHXQDpersonaFRPSOHWDPHQWHdespreciable, indigna'.».
/D 5(7 XVDQGR VX WHRUªD $%& FRJQLWLYDPHQWH RULHQWDGD GH OD SHUWXUEDFL°Q
KXPDQDSULPHURWLHQGHDPRVWUDUDORVFOLHQWHVGHSUHVLYRV\TXHVHDXWRRGLDQF°PR
HOORV \ QR VXV SDGUHV SURIHVRUHV VRFLHGDG R FXOWXUD VLQ GDUVH FXHQWD \ HQ SDUWH
LQFRQVFLHQWHPHQWH eligen perturbarse a sí mismo;F°PRSXHGHQSRUORWDQWRdecidir
FDPELDU VXV &L \ GH HVWH PRGR GHVSHUWXUEDUVH D Vª PLVPRV \ F°PR SXHGHQ
SULQFLSDOPHQWH DXQTXHQRSRUFRPSOHWR DGTXLULUXQDILORVRIªDUHDOLVWDGHpreferencia
PV ELHQ TXH XQD ILORVRIªD DEVROXWLVWD GH exigencia \ HQ FRQVHFXHQFLD UDUDPHQWH
SHUWXUEDUVHVHULDPHQWHDVªPLVPRVHQHOIXWXUR
Al combatir las resistencias contra-producentes de los clientes, la RET los
pone dentro del modelo ABC y les muestra que cuando se prometen a sí mismos
y a sus terapeutas que trabajarán en terapia en el punto A (suceso activador) y
cuando actúan disfuncionalmente en el punto C y llevan a cabo la consecuencia
contraproducente de resistencia, tienen tanto creencias racionales como irracionales
en el punto B. Sus Cr tienden a ser «No me gusta trabajar en terapia. Es duro
cambiarme. Pero es más duro si no lo hago; así que me condenaré mejor empujándome a mí mismo, y haré este trabajo duro bien ahora para hacer mi vida más
fácil y mejor más adelante». Si, dice la teoría de la RET, sólo creyeran y sintieran
estas creencias racionales en B, no serían especialmente resistentes en C.
b2MDO&XDQGRORVFOLHQWHVVHUHVLVWHQVHULD\DXWRLQMXULRVDPHQWHJHQHUDOPHQWH
tambiénFUHDQ\GDQULHQGDVXHOWDDODVFUHHQFLDVLUUDFLRQDOHVWDOHVFRPR¦VWDV l1R
HV V°OR GXUR SDUD Pª WUDEDMDU HQ OD WHUDSLD \ FDPELDUPH HV bdemasiado GXUR No
tendría, ni debería VHU WDQ GXURl l4X¦ terrible HV WHQHU TXH WUDEDMDU WDQ GXUR \
SHUVLVWHQWHPHQWH SDUD FDPELDUPH D Pª PLVPRx No puedo aguantar WUDEDMDU HQ
WHUDSLD SRU TXH HV PV GXUR GH OR TXH debería ser»; \ l/R TXH WHQJR HV XQ
terapeuta inútil,TXHPHKDFHWUDEDMDUPVGXURGHORTXHdebería\bTX¦métodos más
durosPHLPSRQH(VWR\VHJXURTXHKD\DOJ·QP¦WRGRPVIFLO\PVDJUDGDEOHGH
FDPELDU\KDVWDTXHORHQFXHQWUHVHU¦XQWRQWRVLPHSRQJRLQF°PRGRFRQ¦VWHx
(VWDV &L GH FOLHQWHV UHVLVWHQWHV TXH FRQVLVWHQ SULQFLSDOPHQWH HQ XQD I¦UUHD
ILORVRIªDGHEDMDWROHUDQFLDDODIUXVWUDFL°Q %7) RDQVLHGDGSHUWXUEDGRUD $3 (OOLV
SXHGHWDPEL¦QVHUFRPSOHPHQWDGDFRQXQDILORVRIªDGHDXWRDEDWLPLHQWRR
DQVLHGDGGHO\R $< /DV&LGHORVFOLHQWHVUHVLVWHQWHVWLHQGHQDGHVDUUROODUVHHQWRQFHV
GHODVLJXLHQWHPDQHUD «DeboWUDEDMDUGHPDQHUDILUPH\H[LWRVDHQWHUDSLDx
l6L QR FDPELR WDQWR \ WDQ USLGDPHQWH FRPR debería HV KRUULEOH \ terriblex
l&XDQGRQRPHhago cambiar a mí mismo tal como debería, no puedoDJXDQWDUOR\OD
274
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
YLGDHVLQWROHUDEOHx\ l$PHQRVTXHORKDJDWDQELHQcomo deberíaHQWHUDSLD
VR\XQDSHUVRQDLQDGHFXDGDVLQHVSHUDQ]DQLYDOªDx8QRSRGUªDSHQVDUTXHHVWDV&L
DXWRFXOSDQWHV D\XGDUªDQ D DFHOHUDU HO SDVR SDUD WUDEDMDU HQ WHUDSLD \ YHQFHU VX
UHVLVWHQFLD2FDVLRQDOPHQWHHVWRSXHGHVHUYHUGDGSHURJHQHUDOPHQWHHVWRVFOLHQWHV
VDERWHDGRUHV GH &L OHV OOHYD D VHQWLUVH TXH no pueden FDPELDU \ FRQFOX\HQ HQ
JUDQGHVUHVLVWHQFLDV
La técnica cognitiva de la RET de combatir la resistencia, por consiguiente,
consiste en mostrar a los clientes que no se resisten «sólo» y que no meramente
se resisten debido a que encuentran difícil cambiar, sino que eligen subscribirse a
una filosofía de baja tolerancia a la frustración y/o de auto/depreciación, que por
el contrario, «causa» en gran parte su resistencia. El principal mensaje cognitivo
de la RET, por consiguiente, es que en lugar de elegir, pueden descreer y vencer sus Ci
y cambiarlas por Cr que les ayuden a trabajar más que a resistirse al cambio
WHUDS¦XWLFR.
Debatir Creencias Irracionales
Las técnicas básicas de debate de la RET pueden emplearse para mostrar a
los clientes que las Ci que se encuentran detrás de sus deberías, obligaciones, y
tienes que, absolutistas, y detrás de inferencias, atribuciones y sobregeneralizaciones, no consecutivas, y otras formas de pensamiento tortuoso que tienden a
proceder desde estos deberías, pueden ser aniquilados o mejorados por pensamiento
científico vigoroso (Ellis, 1958a, 1962, 1971, 1973, 1984; Ellis y Becker, 1982;
Ellis y Grieger, 1977; Ellis y Harper, 1975; Ellis y Whiteley, 1979). Esos resistentes
son desafiados por el terapeuta y se les induce a seguir poniéndose en duda con
cuestiones científicas como, «¿Dónde está la evidencia de que debo triunfar al
cambiarme a mí mismo?» «¿Por qué es tan horrible y terrible para mí lo difícil
de cambiar?» «¿La prueba de que no puedo aguantar tener que trabajar tanto
tiempo y tan duro en terapia?» »¿Dónde está escrito que es demasiado duro cambiar
y que no debería ser tan duro?» Esta clase de debate científico es persistente, tanto
por los terapeutas como por los clientes, hasta que los resistentes empiezan a
cambiar.
Después de A (suceso activador), B (creencias racionales e irracionales), y C
(consecuencias emocionales y conductuales), la RET entra directamente (y a menudo rápidamente) en D: debatir. Como se remarcó, D es el método científico. La
ciencia acepta las creencias como hipótesis, constructos, o teorías, no como hechos.
Además, las teorías científicas no son dogmáticas, inflexibles, absolutistas o fervorosas. De otra manera serían religiosos más bien que científicos (Ellis, 1983a
Rorer y Widiger, 1983). La RET no sólo intenta ser científica acerca de sus propias
teorías y alzarlas de tal modo que sean precisas y falsificares (Barley, 1962;
Mahoney, 1977; Popper, 1962; Weimer, 1979), sino que es una de las nuevas
formas de terapia cognitivo-conductual que intenta enseñar a los clientes cómo
pensar científicamente acerca de sí mismos, otros, y el mundo en el que viven.
Si, sostiene la RET, la gente fuera consistentemente científica y no absolutista,
raramente inventarían o subscribirían los debes y tienes que, dogmáticos, permanecerían con sus deseos y preferencias flexibles, y en consecuencia minimizarían
o eliminarían sus perturbaciones emocionales.
La RET, por lo tanto, anima a todos los clientes, y particularmente a aquellos
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
275
resistentes, activa y persistentemente a debatir (en el punto D) sus Ci y llegar al
punto E, el cual es un resultado nuevo o una filosofía eficaz. Mientras la D consiste
en debatir las Ci de los clientes, la E consiste en respuestas lógicas y empíricas
que resultan de esta discusión. De este modo, ejecutar D y llegar a E, un diálogo
interno con respecto a su resistencia, sería algo parecido a esto:
CI :
D:
E:
CI :
D :
E:
CI :
D :
E:
CI :
D :
E:
CI :
lbDeberíaWHQHU¦[LWRDOFDPELDUGXUDQWHODWHUDSLDx
l|'°QGHHVWODHYLGHQFLDGHTXHtengo queWHQHU¦[LWR"x
lb1R KD\ WDO HYLGHQFLD 7HQHU ¦[LWR DO FDPELDUPH VXSRQGUªD REWHQHU YDULDV FODUDV
YHQWDMDV\PHJXVWDUªDFRQVHJXLUODVGHILQLWLYDPHQWH3HURQXQFDWHQJRTXHFRQVHJXLUOR
TXHGHVHRSRUJUDQGHTXHVHDx
l6LQRWHQJR¦[LWRDOYHQFHUPLUHVLVWHQFLD\WUDEDMDUHQWHUDSLDVR\XQLQFRPSHWHQWH
XQDSHUVRQDVLQHVSHUDQ]DbQXQFDSRGU¦GHMDUGHUHVLVWLUPHx
lb3UXHEDTXHVR\XQLQFRPSHWHQWHXQDSHUVRQDVLQHVSHUDQ]DTXHQXQFDSXHGHGHMDU
GHUHVLVWLUVHx
l1R SXHGR SUREDU HVWR 3XHGR V°OR SUREDU TXH VR\ XQD SHUVRQD TXH KD IUDFDVDGR
reiteradamente HQ GHMDU OD UHVLVWHQFLD SHUR QR TXH WHQJD R TXH QXQFD WHQGU¦ OD QR
KDELOLGDG SDUD KDFHUOR DVª HQ HO IXWXUR 6°OR PL creencia HQ PL WRWDO LQFRPSHWHQFLD
SDUDFDPELDUPHPHKDUPVLQFRPSHWHQWHTXHGHORTXHVHUªDSUREDEOHPHQWHSRGUªD
VHUGHFXDOTXLHURWUDIRUPDx
l(V horrible \ terrible TXH WHQJD TXH WUDEDMDU HQ WHUDSLD \ WHQJD TXH FDPELDUPHx
l|'HTX¦IRUPDHVfatal\horribleWUDEDMDUHQWHUDSLD\FDPELDUPHx
lb'HQLQJXQDIRUPD(VFODUDPHQWHGLIªFLOHLQFRQYHQLHQWHSDUDPªWUDEDMDUHQWHUDSLD
\GHEHUªDVHUPVELHQIFLO3HURFXDQGRHWLTXHWRHVWHWUDEDMRFRPRhorribleRterrible
VLJQLILFD TXH no debería ser WDQ LQFRQYHQLHQWH FRPR HVR HV totalmente R XQ
LQFRQYHQLHQWH\ es más que LQFRQYHQLHQWH7RGDVHVWDVFRQFOXVLRQHV
VRQHUU°QHDV\DTXH VHUWDQLQFRQYHQLHQWHFRPRHVRHVSRUTXHHVDHVODIRUPDHQ
TXH HV YLUWXDOPHQWH QXQFD SXHGH VHU LQFRQYHQLHQWH \D TXH
bQDGD SXHGH VHU DVª GH PDOR \ REYLDPHQWH QR SXHGH VHU LQFRQYHQLHQWH
SRUTXH QDGD SXHGH DVª GH PDOR 1DGD HQ HO XQLYHUVR HV fatal R terrible X horrible
\D TXH ¦VWRV VRQ W¦UPLQRV PJLFRV TXH YDQ PV DOO GH OD UHDOLGDG \ QR WLHQHQ
UHIHUHQFLDV HPSªULFDV 6L LQYHQWR WDOHV lGHVFULSFLRQHVx DQWLHPSªULFDV GH PL
H[SHULHQFLDGHHVWHPRGRKDU¦TXHPLYLGDparezca\VHsientalKRUULEOHxFXDQGRHV
V°ORDOWDPHQWHGHVYHQWDMRVDHLQFRQYHQLHQWH\GHVSX¦VPHKDUVXIULUmásGHORTXH
VXIULUªDGHFXDOTXLHURWUDIRUPDx
lNo puedo aguantarWHQHUTXHWUDEDMDUWDQWRWLHPSR\WDQGXURHQWHUDSLDx
l|3RUTX¦QRSXHGRDJXDQWDUWHQHUTXHWUDEDMDUWDQWRWLHPSR\WDQGXURHQWHUDSLD"x
lb'HILQLWLYDPHQWH puedo DJXDQWDUOR 1R PH gusta WUDEDMDU WDQWR WLHPSR \ WDQ GXUR
\ PH JXVWDUªD SRGHU FDPELDUPH IFLO \ PJLFDPHQWH 3HUR puedo DJXDQWDU OR TXH QR
PH JXVWD PLHQWUDV QR PH PXHUD SRU HVR \ SXHGD QR REVWDQWH GLVIUXWDU GH
DOJXQDIRUPD\VHUIHOL](VFRPSOHWDPHQWHREYLRTXHQRPRULU¦SRUWUDEDMDUHQWHUDSLD
DXQTXH SXHGR PDWDUPH D Pª PLVPR VL QR OR KDJR ( LQFOXVR DXQTXH FRQ
HVWD FODVH GH WUDEDMR D PHQXGR QR VH GLVIUXWD PH GHMD WLHPSR \ HQHUJªD SDUD RWURV
SODFHUHV 'H KHFKR D OD ODUJD PH D\XGD D ORJUDU XQD YLGD PV DJUDGDEOH $Vª TXH
FODUDPHQWHpuedoDJXDQWDUORpuedoWROHUDUHOWUDEDMRWHUDS¦XWLFRTXHQRPHJXVWDx
l'HELGRDTXHQRKD\XQFDPELRIFLOSDUDPªDOWUDEDMDUHQWHUDSLD\GHEHUªDSHUVLVWLU
HQHOORKDVWDTXHFRODERUHFRQPLWHUDSHXWD\FDPELHHOPXQGRHVXQOXJDUhorrible
\ODYLGDDSHQDVHVYDOLRVD4XL]VHUPHMRUVXLFLGDUPHx
276
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
d:
¿Dónde está escrito que el mundo es un lugar horrible y que la vida apenas merece
la pena ser vivida porque no hay una forma fácil para mí a la hora de trabajar en
terapia?».
e : «¡Está sólo escrito en mi filosofía contraproducente! Parece evidente que, debido a
la forma que soy y debido a la forma en que es el mundo, tendré a menudo angustia
a cambiarme a través de la terapia. ¡Demasiado malo! ¡Realmente desafortunado!
Pero si así es como es y ésa es la forma que soy, debería aceptar mejor (aunque
todavía me desagrada y a menudo intentaré cambiar) las limitaciones del mundo y
mi propia afabilidad, e intentaré vivir mejor y disfrutar tanto como pueda con estas
realidades indeseables. Puedo enseñarme a mí mismo, como San Francisco recomendaba, tener el coraje de cambiar las cosas desagradables que puedo cambiar,
tener la serenidad de aceptar aquellas que no puedo cambiar, y tener la sabiduría
para conocer la diferencia entre las dos».
La técnica más famosa y más popular de la RET es la que se acaba de delinear:
esa de enseñar a los clientes resistentes a encontrar sus principales creencias irracionales que contribuyen significamente o «causan» sus resistencias; debatir activamente estas CI mediante el uso riguroso de los instrumentos lógico-empíricos
del método científico; y continuar con este debate hasta que lleguen a E, una
filosofía efectiva que es auto-ayudadora más bien que irracional y auto-abatidora.
Como Kelly (1955) observó brillantemente, los humanos son predictores y científicos naturales. La RET, junto con otras terapias cognitivo-conductuales, intenta
ayudarles a ser científicos mejores y más productivos en sus asuntos personales
(Ellis, 1962, 1973, 1984; Ellis y Becker, 1982; Ellis y Grieger, 1977; Ellis y
Harper, 1975; Ellis y Whiteley, 1979; Friedman, 1975; Mahoney, 1974, 1977).
Auto-Afirmaciones Racionales y de Enfrentamiento
La RET, siguiendo los ejemplos de Bemheim (1886/1947) y Coue (1922),
enseña a los clientes resistentes a decirse a sí mismos, repetidamente frases racionales o de enfrentamiento y seguir autosugestionándose activamente con estas
afirmaciones hasta que se las crean de verdad y sientan su efecto. De esta forma,
pueden decirse con fuerza Cr, tales como «la terapia no tiene que ser fácil. Puedo,
de hecho, disfrutar de su dificultad y su desafío». «Seguro que es duro trabajar
para cambiarme; pero es mucho más duro si no lo hago». «Qué mala suerte si soy
imperfecto al cambiarme. Eso sólo prueba que soy todavía, y continuaré siendo
una persona altamente falible, y puedo aceptarme como falible!». A pesar de este
pensamiento positivo diferente, sin embargo, la RET anima a los resistentes a
pensar a través de, y no meramente a imitar como un loro frases racionales y de
enfrentamiento.
Referencia
La RET usa el método general semántico de referencia (Danysh, 1974) y
enseña a los clientes resistentes (1) a hacer una lista comprensiva de las desventajas
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
277
de resistirse y de las ventajas de trabajar en terapia y (2) seguir regularmente
revisando y pensando sobre esta lista (Ellis y Abrahms, 1978; Ellis y Becker, 1982;
Ellis y Harper, 1975). Así, bajo las desventajas de la resistencia, los clientes pueden
listar: «(1) Me costará más tiempo cambiar. (2) Seguiré sufriendo mientras me
resista a cambiar. (3) Mi negativa al cambio me enemistará con algunas de las
personas que quiero y saboteará mis relaciones con ellas. (4) Mi terapia llegará a
ser más pesada y más costosa cuanto más tarde consiga cambiar. (5) Continuar
afligiéndome con mis síntomas me hará perder más tiempo y dinero. (6) Si continúo
resistiendo, puedo enemistarme con mi terapeuta y animarle a poner menos esfuerzo
en ayudarme. (7) Mi negativa a trabajar fuertemente en terapia y de este modo
continuar permaneciendo miedoso y ansioso de forma irracional me obligará a
privarme de muchos placeres y ventajas potenciales y hacer mi vida más aliviada».
De forma similar, usando esta técnica de referencia, se muestra a los clientes cómo
listar las ventajas de trabajar con firmeza en la terapia y en consecuencia incitar
su propio cambio de personalidad. Mediante la revisión y el examen de estas
desventajas de la resistencia y estos beneficios de no resistirse, se ayuda a resistirse
considerablemente menos.
La RET, a menudo, lleva con fuerza la atención de los clientes no sólo a las
desventajas presentes de resistirse a la terapia, sino a probables posteriores. Así,
el practicante de la RET puede recompensar al cliente: «Sí, tú no tienes que trabajar
de firme ahora en vencer tu baja tolerancia a la frustración, ya que tus padres están
todavía a tu lado para ayudarte a sostenerte económicamente. ¿Pero cómo vas a
adquirir una vida decente después de que ellos se vayan si no te preparas para
hacerlo así ahora? «Por supuesto, puedes ser capaz de evadirte con la bebida y no
acostarte por la noche en el presente, ¿pero no saboteará tu salud? Y de verdad
¿quieres seguir haciéndote a ti mismo gordo, cansado y enfermo físicamente?
Desafío del Auto-cambio
La RET intenta vender a los clientes resistentes la aventura y el desafío de
trabajar en cambiarse a sí mismo. Así, manda a los clientes el ejercicio para casa
de debatir las creencias irracionales (DCIS) lo que les ayuda a debatir sus Ci y
reconstruir alguna de las cosas difíciles que hacen en la terapia al preguntarse
cuestiones como, «¿qué cosas buenas puedo sentir o hacer que sucedan si trabajo
duro en la terapia y que todavía no salen demasiado bien? (Ellis, 1974; Ellis y
Harper, 1975. Los terapeutas racional-emotivos también empujan a los clientes
resistentes con cuestiones como, «¿supon que eliges la técnica de terapia errónea
y trabajas duro en ella con escasez de buenos resultados. ¿Por qué sería importante
para ti hacer eso?». Mediante estas cuestiones paradójicas esperan ayudar a los
resistentes a ver que (1) intentar algo y fallar la primera vez es generalmente mejor
que no intentarlo nunca; (2) esforzarse en cambiar lleva a obtener información
importante acerca de uno mismo que puede llevar al éxito y placer más tarde; (3)
la acción puede ser agradable en sí misma, incluso aunque no lleve a buenos
resultados; (4) intentar cambiarse uno mismo y aceptar resultados aplazados incrementa la tolerancia y la frustración de uno, y (5) el desafío de esforzarse para el
cambio WHUDS¦XWLFR (como el desafío de intentar escalar el Everest) puede ser excitante
y disffutable en sí mismo.
278
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
$XQTXH OD 5(7 YH TXH ORV P¦WRGRV GH WHUDSLD GH LQWHQVLILFDFL°Q GHO \R WLHQHQ
SHOLJURV VLQJXODUHV \D TXH VL VH GLULJH D ORV FOLHQWHV D SHQVDU GH Vª PLVPRV TXH VRQ
LQGLYLGXRV EXHQRV R YDOLRVRV FXDQGR WLHQHQ ¦[LWR HQ OD WHUDSLD WDPEL¦Q VH YHUQ
SHUMXGLFLDOPHQWH D Vª PLVPRV FRPR LQGLYLGXRV PDORV R LQ·WLOHV FXDQGR IUDFDVDQ
SXHGHQXVDUVHDOJXQRVHOHPHQWRVGHUHIXHU]RYHUEDOSDUDFRPEDWLUODUHVLVWHQFLD$Vª
ORV WHUDSHXWDV SXHGHQ PRVWUDU D ORV FOLHQWHV TXH ello HV EXHQR \ GHVHDEOH \ QR TXH
ellosVRQEXHQRVRYDOLRVRV VLXVDQVXHQHUJªDHLQWHOLJHQFLDSDUDWUDEDMDUHQWHUDSLD
(VWD W¦FQLFD SXHGH FRPELQDUVH FRQ HO P¦WRGR GHO GHVDIªR 3RU HMHPSOR HO WHUDSHXWD
SXHGH GHFLU DO FOLHQWH l6L PXFKDV SHUVRQDV VRQ SURSHQVDV D HVSHUDU VHQWDGRV \
UHVLVWLUVH HVW·SLGDPHQWH D FDPELDUVH D Vª PLVPRV 3HUR FXDOTXLHUD TXH WHQJD tu
LQWHOLJHQFLD WDOHQWR R KDELOLGDG puede YHQFHU HVWD FODVH GH UHVLVWHQFLD \ PRVWUDU OR
FRPSHWHQWH TXH HV DO FDPELDU 1R HV TXH tengas que XVDU WX KDELOLGDG LQQDWD SDUD
FDPELDU3HUR|QRFRQVHJXLUªDVPXFKRVPHMRUHVUHVXOWDGRVVLORKLFLHVHV"x
Proselitismo de otros
Una de las técnicas cognitivas corrientes de la RET que puede ser especialmente útil con clientes difíciles y resistentes consiste en inducirles a usar los métodos
de la RET con otros (Bard, 1980; Ellis, 1957; Ellis y Abrahms, 1978; Ellis y
Harper, 1975; Ellis y Whiteley, 1979). Si usando la RET tienes clientes que se
resisten a vencer la ira, puedes intentar conseguir que hablen a otros —familiares,
amigos, empleados— de su ira. Si tus clientes se niegan a hacer sus tareas RET,
puedes intentar inducirles a asignar tareas a otros y seguir chequeando para ver si
estas personas realmente hacen su trabajo.
Distracción Cognitiva
La distracción cognitiva frecuentemente se usa en la RET para desviar a los
clientes de la ansiedad y depresión (Ellis, 1973, 1984; Ellis y Abrahms, 1978;
Ellis y Whiteley, 1979). Así, se enseña a los clientes a relajarse, a meditar, a hacer
ejercicios de yoga, y a usar otras formas de distracción cuando se trastornan a sí
mismos. La distracción, sin embargo, no es a menudo, muy útil con los clientes
resistentes, ya que sólo los desvía temporalmente de persistir con su conducta
perturbada rebelde y defensivamente y por consiguiente vuelven pronto a ella. Una
forma de distracción que funciona bien, si puedes conseguir que estos clientes la
usen, es la forma de un interés vital, continuo que realmente les absorba. Así, si
puedes ayudarles a que se abstraigan en escribir un libro, ser un miembro activo
de un grupo de auto-ayuda, o voluntariamente ayudar a otros, pueden, a veces,
encontrar tal placer constructivo que minimiza su necesidad de una conducta contraproducente como el alcoholismo, las drogas, o el hurto.
Uso del Humor
Muchos clientes resistentes tienen poco sentido del humor, y eso es precisamente por lo que encuentran tan duro ver cómo están frustrándose a sí mismos
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
279
y lo absurdo que son sus pensamientos y conductas. Pero algunos, a pesar de su
severa perturbación, tienen un, buen sentido del humor que puede usarse para
interferir con sus resistencias. De este modo, continué mostrando a una de mis
clientes tenaces lo irónico que era que se quejase amargamente y despotricase
contra el frío que hacía y en consecuencia se sufriese más el frío. A menudo
también digo a los clientes resistentes, «si los Marcianos viniesen a visitamos y
estuviesen realmente sanos, se morirán de risa con nosotros. Porque verán a la
gente inteligente como tú insistiendo, sin éxito, en que pueden hacer algo que no
pueden —tal como cambiar a tus padres— mientras dicen a la vez que no pueden
hacer algo que invariablemente pueden hacer, a saber, cambiarte a ti mismo. No
serian capaces de entender ésta y probablemente volverían de nuevo a Marte, porque
nosotros estamos chiflados!». La RET frecuentemente usa el humor y las canciones
racionales humorísticas para combatir la resistencia WHUDS¦XWLFD (Ellos, 1977c, 1977d,
1981).
Intención Paradójica
&RQ FOLHQWHV DOWDPHQWH UHVLVWHQWHV \ QHJDWLYRV FRPR (ULNVRQ (ULNVRQ \ 5RVVL
)UDQNO +DOH\ \ RWURV KDQ PRVWUDGR OD LQWHQFL°Q SDUDG°MLFD
D YHFHV IXQFLRQD \ HV SRU FRQVLJXLHQWH XQ P¦WRGR FRJQLWLYR GH OD 5(7 (OOLV \
:KLWHOH\ $Vª SXHGHV GHFLU D ORV FOLHQWHV GHSUHVLYRV TXH VH ODPHQWHQ \
JLPRWHHQ IXHUWHPHQWH VREUH WRGDV ODV FRVDV TXH RFXUUHQ HQ VXV YLGDV 2 SXHGHV
GHFLU D OD JHQWH DOWDPHQWH DQVLRVD TXH KDJD OD WDUHD GH V°OR SHUPLWLUVH SUHRFXSDUVH
GH D FDGD GªD 2 SXHGHV LQVLVWLU SDUD TXH ORV FOLHQWHV UHVLVWHQWHV VH
QLHJXHQ D KDFHU algo TXH OHV GLFHV TXH KDJDQ WDO FRPR QHJDUVH D DYDQ]DU D YHFHV
HQ VXV VHVLRQHV \ UHKXVDU KDFHU FXDOTXLHU WUDEDMR DVLJQDGR 3HUYHUVDPHQWH ORV
UHVLVWHQWHV SXHGHQ HQWRQFHV SDUDU GH UHVLVWLUVH b3HUR QR FRQWDU FRQ HVWR /D LQ
WHQFL°Q SDUDG°MLFD HV XQD FRQPRFL°Q SHUR HV XQ P¦WRGR OLPLWDGR TXH WLHQGH D
IXQFLRQDUV°ORRFDVLRQDOPHQWH\EDMRFRQGLFLRQHVHVSHFLDOHV
Sugestión e Hipnosis
Puedes deliberadamente usar la sugestión o hipnosis profunda con algunos
clientes difíciles, incluso aunque éstas sean técnicas no elegantes que, a veces,
interfieren con el pensamiento independiente de los clientes. Los clientes resistentes
que creen en el trabajo hipnótico pueden permitirse cambiar con métodos hipnóticos
cuando no admitirían esto sin hipnosis. La RET ha incluido métodos de hipnosis
desde sus comienzos en 1955 (Ellis, 1958, 1962). Stanton (1971), Tosi (Tosí y
Marsela, 1977; Tosi y Reardon, 1976), y otros investigadores clínicos han mostrado
cómo pueden usarse a veces con eficacia con clientes resistentes.
Filosofía del Esfuerzo
La práctica usual de la RET es explicar a todos los clientes, de acuerdo con
el principio de terapia, que ellos tienen enormes poderes de auto-actualización (así
280
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
FRPRWHQGHQFLDVFRQWUDSURGXFHQWHV \V°ORFRQWUDEDMR\SUFWLFDGXUDVHUQFDSDFHV
GHOOHYDUDFDERHVWRVSRGHUHV (OOLV*ULHJHU\%R\G*ULHJHU\*ULHJHU
:DOHQ 'L*LXVHSSH \ :HVVOHU :HVVOHU \ :HVVOHU 6H PXHVWUD
WDPEL¦Q D ORV FOLHQWHV TXH SXHGHQ IFLOPHQWH UHWURFHGHU D YLHMRV PRGHORV
GLVIXQFLRQDOHV GH FRQGXFWD \ TXH SRU FRQVLJXLHQWH VHUªD PHMRU TXH FRQWLQXDVHQ
FRQWUROQGRVH SHUVLVWHQWHPHQWH \ WUDEDMDU HQ HO FDPELR &RQ FOLHQWHV UHVLVWHQWHV HVWH
PHQVDMH UHDOLVWD HV D PHQXGR UHSHWLGR FRQ HO SURS°VLWR WDQWR GH SURILOD[LV FRPR GH
FXUD8QHVORJDQIDYRULWRGHOD5(7HVlb5DUDPHQWHKD\DOJXQDJDQDQFLDVLQGRORUx
(VWD ILORVRIªD HV FRQVWDQWHPHQWH SURPXOJDGD SDUD FRPEDWLU OD EDMD WROHUDQFLD D OD
IUXVWUDFL°QGHORVUHVLVWHQWHV (OOLV
Trabajar con las Expectativas de los Clientes
Como Meichenbaum y Gilmore (1980) han mostrado, los clientes traen expectativas cognitivas a la terapia y puede ser tan útil esto en sus sesiones con el
terapeuta como desconfirmar estas expectativas. Consecuentemente, pueden resistirse a cambiar ellos mismos. Si es así, puedes percibir y compartir exacta y
empáticamente las expectativas de tus clientes, hacer que se den cuenta de su
conducta resistente improductiva, y por lo tanto ayudar a vencer la resistencia.
Usando la RET, podrías ir un paso más allá, y a medida que ayudas a tus clientes
a explorar y entender las razones de su resistencia (y las Ci que a menudo subyacen
a ella), puedes empujarles, animarles, y persuadirles activamente a renunciar a sus
ideas y conductas resistentes.
Creencias Irracionales Subyacentes a la Resistencia Primaria y Secundaria
Frecuentemente los clientes tienen tanto resistencia primaria como secundaria.
La resistencia primaria procede en su mayor parte de sus tres principales debes:
(1) «Debo cambiarme rápida y con facilidad, y soy una persona incompetente si
no lo hago»; (2) «No debes forzarme a cambiar, y lucharé hasta la muerte si lo
haces»; y (3) «¡Las condiciones deben hacerme fácil el cambio, y no intentaría
ayudarme si no lo fueran!» Una vez que los humanos se resisten a cambiarse a sí
mismos por alguna de estas tres razones (o por una combinación de estas tres),
ven que se resisten y tienen otro juego de creencias irracionales acerca de esta
resistencia, tales como (1) «No debo resistirme al cambio de manera incompetente,
y soy una persona bastante inútil si lo hago»; (2) «No debo resistirme al cambio
de una forma hostil o rebelde, y es horrible si lo hago»; y (3) «No debo tener baja
tolerancia a la frustración que me haga resistirme a cambiar y no puedo aguantarlo
si lo hago.» Su perturbación secundaria, esto es, su culpa o vergüenza acerca de
la resistencia tiende a bloquear su tiempo y energía e incita a que la resistencia se
vea incrementada. En la RET, por lo tanto, buscamos e intentamos eliminar las
resistencias secundarias así como las primarias; y lo hacemos mostrando a los
clientes sus Ci primarias y secundarias y debatiendo ambos juegos de Ci justo
como debatiríamos cualquier otra creencia irracional. Ayudándoles primero a deshacerse de sus perturbaciones acerca de su resistencia, les mostraremos cómo
quitarse de en medio estos problemas secundarios y luego cómo volver a cambiar
las ideas y sentimientos que constituyen la resistencia primaria.
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
281
MANUAL DEaTERAPIA
RACIONAL-EMOTIVA
244 Irracionales Subyacentes
Creencias
la Evitación
de Responsabilidad
La resistencia puede a veces proceder del intento de los clientes para evitar
la responsabilidad del cambio y de su deliberada (aunque quizá inconsciente) lucha
contra los esfuerzos del terapeuta para ayudarles a cambiar. Esta forma de rebelión
pueril puede venir de las irracionalidades del yo («Debo estorbar a mi terapeuta y
«ganarle» para mostrarle que soy una persona ¡fuerte e independiente!») o de
irracionalidades procedentes de la baja tolerancia a la frustración («¡No debo tener
que trabajar demasiado duro en terapia, porque si asumo la responsabilidad total
para cambiar mi vida llegará a ser demasiado dura e insatisfactoria!»). Cuando la
evitación de la responsabilidad y la rebelión concomitante contra el terapeuta o
contra el trabajo en terapia tiene como resultado la resistencia, la RET intenta
mostrar a los clientes las creencias irracionales (Ci) que se encuentran detrás de
esta clase de evitación y rebelión y les enseña cómo combatir y vencer estas Ci.
Uso de Debate Rápido y Activo
$XQTXH ORV WHUDSHXWDV 5(7 SXHGHQ HQ RFDVLRQHV D\XGDU D FUHDU OD UHVLVWHQFLD
PHGLDQWH HO GHEDWH DFWLYR \ USLGR GH ODV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV GH VXV FOLHQWHV
SXHGHQ WDPEL¦Q HPSOHDQGR lSREUHPHQWHx HVWD W¦FQLFD DKX\HQWDU DO PRPHQWR ODV
UHVLVWHQFLDV GH ORV FOLHQWHV YLHQGR H[DFWDPHQWH TXH FODVH GH 7' WLSRV GLIªFLOHV
VRQ HVWRV FOLHQWHV \ IRPHQWDQGR P¦WRGRV GH WHUDSLD PV HILFLHQWHV \ HIHFWLYRV (O
GHEDWH DFWLYR DXQTXH DUULHVJDGR SXHGH GHVFXEULU ODV UHVLVWHQFLDV USLGDPHQWH
DKRUUDUDWHUDSHXWDV\FOLHQWHVFRQVLGHUDEOHWLHPSR\HVIXHU]ROOHYDUHOWHUDSHXWDD
FRQWUDPHGLGDVYLJRURVDV\DYHFHVFRQGXFHDOILQDOUSLGRFRQYHQLHQWH \bEDUDWR
GHODWHUDSLD
Algunos terapeutas cognitivo-conductuales (por ejemplo, Meichenbaum y GilPRUH UHFRPHQGDEDQTXHODUHVLVWHQFLDVHYHQ]DPHGLDQWHHOSURFHVRGHFDPELR
JUDGXDGRGHQWURGHSDVRVPDQHMDEOHV\PHGLDQWHODHVWUXFWXUDFL°QGHODLQWHUYHQFL°Q
WHUDS¦XWLFDGHPRGRTXHHOWHUDSHXWDPD[LPLFHODSUREDELOLGDGGH¦[LWRHQFDGDHWDSD
(VWR IXQFLRQDU HQ RFDVLRQHV SHUR WDPEL¦Q WLHQH VXV SHOLJURV FRQ DTXHOORV TXH VH
UHVLVWHQ GHELGR D OD %7) DELVPDO &RQ HVWRV LQGLYLGXRV HO JUDGXDOLVPR SXHGH
IFLOPHQWH alimentar VX %7) \ D\XGDUOHV D FUHHU TXH HV demasiado GXUR SDUD HOORV
FDPELDU\TXHdebenKDFHUORDVªGHXQDPDQHUDOHQWD\JUDGXDO (OOLVF
Debatir la Imposibilidad de Cambiar
Cuando los clientes sostienen que no pueden cambiar, la RET puede mostrarles
que esto es una visión no realista y antiempírica no apoyada por ningún hecho (lo
cual meramente muestra que es difícil para ellos cambiar). Pero los terapeutas de
la RET no usan sólo esta refutación realista, científica sino que también emplean
algunas de las formas de debate más elegantes anti necesidad perturbadora. Los
clientes generalmente se dicen a sí mismos «No puedo cambiar porque, comienzan
con la proposición básica» «Debo tener una habilidad para cambiar rápida y fácilmente, y soy un incompetente y sin valía si no hago lo que debo.» La RET
282
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
debate esta necesidad perturbadora, este pensamiento absolutista mostrándoles que
nunca tienen que cambiar (aunque eso sería altamente deseable) y que son personas
que actúan de forma incompetente y no personas incompetentes. Este debate de
la idea de que «No puedo cambiar» es por lo tanto más profundo y más elegante
que el simple debate antiempírico de Meichenbaum (1977), Beck (1976), Maultsby
(1975), y otros seguidores de la CBT.
Ayudar a los Clientes a Ganar Insight Emocional
/D 5(7 PXHVWUD D PHQXGR D ORV FOLHQWHV UHVLVWHQWHV TXH FUHHQ IDOVDPHQWH TXH
HVWQWUDEDMDQGRGXURSDUDPHMRUDU\YHQFHUVXSURSLDUHVLVWHQFLDFXDQGRUHDOPHQWHQR
ORKDFHQDVª'HHVWHPRGRIUHFXHQWHPHQWHGLFHQl9HRTXHHVWR\GLFL¦QGRPHTXHOD
WHUDSLDGHEHUªDVHU)FLO\YHRTXHHVRHVHUU°QHRx'HVSX¦VHTXLYRFDGDPHQWHSLHQVDQ
TXHSRUTXHKDQvistoHOHUURUGHWDOSURFHGLPLHQWRKDQWUDEDMDGRHQFDPELDUHVWHHUURU
\ SRU FRQVLJXLHQWH vencido VX UHVLVWHQFLD 3HUR JHQHUDOPHQWH QR KDQ KHFKR QDGD GH
HVWH WLSR 6X lLQVLJKWx QR KD VLGR XVDGR SDUD D\XGDUVH a cambiar OD LGHD GH TXH OD
WHUDSLDGHEHUªDVHUIFLO$KRUDVHOHVSRGUªDPRVWUDUTXHGHEHUªDQYHUPHMRU\FDPELDU
HVWDLGHDHVWRHVGHEDWLUODSUHJXQWQGRVH«¿PorquéGHEHUªDVHUIFLOODWHUDSLD"x\
FRQWHVWDUYLJRURVDPHQWHlb1RKD\PDOGLWDUD]°QSRUODTXHGHEHUªDVHU$PHQXGRHV
Ó\GHEHUªDVHUÓdura»
/D 5(7 LQWHQWD GLVWLQJXLU FODUDPHQWH HQWUH HO LQVLJKW OODPDGR LQWHOHFWXDO \ HO
HPRFLRQDO (OOLV /RV FOLHQWHV UHVLVWHQWHV D PHQXGR GLFHQ l+H DGTXLULGR
LQVLJKWLQWHOHFWXDOVREUHPLRGLRDPLPLVPRSHURHVWRQRPHKDFHEXHQRSXHVWRTXH
WRGDYªDQRSXHGRGHMDUHVWHDXWRRGLR/RTXHQHFHVLWRHVLQVLJKWHPRFLRQDOx/RTXH
HVWRVFOLHQWHVTXLHUHQGHFLUHVTXHHOORVVHRGLDQDVªPLVPRV\SXHGHQLQFOXVRYHUODV
DXWRDILUPDFLRQHV LUUDFLRQDOHV TXH RFDVLRQD HVWH VHQWLPLHQWR (MHPSOR l'HER WHQHU
VLHPSUH¦[LWRHQODVWDUHDVLPSRUWDQWHV\bVR\XQLQ·WLOFXDQGRQRORFRQVLJRx SHUR
QRVDEHQF°PRFDPELDUVXV&LRVDEHQFRPRFDPELDUODVSHURUHK·VDQDKDFHUHOGHEDWH
SHUVLVWHQWH\IXHUWHTXHVHUHTXLHUHSDUDYHQFHUORV
En la RET intentamos mostrar a los clientes, particularmente a los resistentes,
tres clases principales de insight: 1
1. La gente principalmente se perturba a sí misma más bien que trastornarse
por condiciones y sucesos externos.
2. No importa cuando comenzó al principio a destruirse a sí mismo (geneUDOPHQWH HQ OD LQIDQFLD \ QR LPSRUWD TX¦ VXFHVRV FRQWULEX\HUDQ D VX WHPSUDQD
perturbación, OD JHQWH ahora HQ HO SUHVHQWH FRQWLQ·D WUDVWRUQQGRVH D Vª PLVPD
PHGLDQWH OD IXHUWH VXEVFULSFL°Q D ODV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV VLPLODUHV D DTXHOODV TXH
WHQªDQ SUHYLDPHQWH VLJXHQ FRQVHUYDQGR VXV YLHMDV SHUWXUEDFLRQHV YLYDV DO
UHLQGRFWULQDUVHFRQWLQXDPHQWHFRQHVWDV&L
3. Ya que la gente nace con la tendencia a aceptar la Ci de otros y crear
PXFKDV GH ODV SURSLDV \ \D TXH FRQVFLHQWH H LQFRQVFLHQWHPHQWH GDQ ULHQGD VXHOWD D
HVWDV &L GHVGH HO SULQFLSLR GH OD QLñH] KDFLD DGHODQWH \ \D TXH IáFLO DXWRPáWLFD \
KDELWXDOPHQWHDFWXDOL]DQHVWDVLGHDVHQVXVVHQWLPLHQWRV\DFFLRQHV\GHHVWHPRGRODV
UHIXHU]DQ SRGHURVDPHQWH GXUDQWH ODUJRV SHULRGRV GH WLHPSR KD\ JHQHUDOPHQWH XQD
IRUPDQRVLPSOHYHOR]IáFLO\FRPSOHWDSDUDFDPELDUODV6óORHOWUDEDMR\ODSUáFWLFD
FRQVLGHUDEOHSDUDGHVDILDU\GHEDWLUHVWDVFUHHQFLDVLUUDFLRQDOHV\Vólo la acción larga
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
283
FRQFHUWDGD TXH FRQWUDGLJD ORV PRGHORV FRQGXFWXDOHV TXH ODVDFRPSD®DQVHUSURED
EOHTXHODVPLQLPLFHRODVH[WLUSH
La RET, entonces, enseña a los clientes que los insights 1 y 2 son importantes
pero no suficientes para cambios profundos filosóficos y conductuales, y que harán
mejor en estar acompañados por el insight más importante de todos el 3.
0V HVSHFªILFDPHQWH OD 5(7 PXHVWUD D ORV FOLHQWHV UHVLVWHQWHV TXH GLFHQ TXH
WLHQHQ LQVLJKW LQWHOHFWXDO HQWUH VXV VªQWRPDV WDOHV FRPR DXWRRGLR SHUR QR SXHGH
YHQFHUORVSRUTXHQRWLHQHQLQVLJKWHPRFLRQDOTXHJHQHUDOPHQWHV°ORWLHQHQLQVLJKW
ÓHLQFOXVRTXHDPHQXGRSDUFLDOPHQWH'HHVWHPRGRXQDPXMHUMRYHQSXHGHGHFLU
lYHRTXHPHRGLRxSHURQRSXHGHYHUORTXHHVWLUUDFLRQDOPHQWHFUH\HQGRSDUDFUHDU
VX SURSLR RGLR HMHPSOR l<D TXH QR VR\ WDQ FRPSHWHQWH FRPR debo VHU VR\ XQD
persona inadecuada SRU FRPSOHWRx ,QFOXVR FXDQGR YH OR TXH HVWD FUH\HQGR SDUD
FUHDU VX DXWRRGLR V°OR KD FRQVHJXLGR \ SXHGH IDOVDPHQWH FUHHU TXH REWXYR VX
FUHHQFLDGHDXWRRGLRSRUVXVSDGUHV\queHVSRUORTXHDKRUDVHRGLDDVªPLVPD
(Q OD 5(7 OH D\XGDUªDPRV SRU FRQVLJXLHQWH D ORJUDU LQVLJKW l1R LPSRUWD
FXDQGRFRQVLJXLHVHODFUHHQFLDLUUDFLRQDOGHTXHdeberíaVHUPVFRPSHWHQWH\GHTXH
VR\ XQD persona inadecuada $KRUD FRQWLQXR LQGRFWULQQGRPH FRQ HOOR GH WDO PRGR
TXH VR\ WRWDOPHQWH UHVSRQVDEOH GH FUHHUOR KR\ \ SRU FRQVLJXLHQWH KDUªD PHMRU HQ
VXSHUDUORx
/D 5(7 QR FHVD DTXª \D TXH WRGDYªD SRGUªD TXHGDU V°OR XQ LQVLJKW OHYH R
lLQWHOHFWXDOxVLQRTXHOHHPSXMDDOLQVLJKWl<DTXHVLJRFUH\HQGRDFWLYDPHQWHTXH
deberíaVHUPVFRPSHWHQWH\TXHVR\XQDpersona inadecuadaVLQR\\DTXHWLHQGR
D VHJXLU UHFUHDQGR \ UHLQYHQWDQGR FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV SRUTXH HV PL QDWXUDOH]D
EVLFD KDFHUOR DVª VHUªD PHMRU TXH FRQWLQXDVH ILUPH \ IXHUWHPHQWH trabajando y
practicando KDVWD TXH QR FUHD SRU PV WLHPSR HQ HVWR 6°OR GHEDWLU \ GHVDILDU
continuamenteHVWDFUHHQFLD\V°ORforzándomeSDUDVHJXLUDFWXDQGRFRQWUDHOORVHU¦
FDSD]finalmenteGHYHQFHUOR\UHHPSOD]DUORSRUFUHHQFLDVUDFLRQDOHV\FRQGXFWXDOHV
HIHFWLYDVx
El insight 3, más la determinación de actuar sobre este nivel de entendimiento,
es lo que la RET llama insight «emocional» o «fuerza de voluntad». Es esta clase
de reestructuración cognitiva o cambio filosófico profundo lo que la RET emplea
en concreto con clientes resistentes.
Biblioterapia y Audioterapia
La RET emplea la biblioterapia con los clientes resistentes y les anima a leer
folletos y libros orientados en la RET, tales como Razón y Emoción en Psicoterapia
(Ellis, 1962). A New Guide to Rational Living (Ellis y Harper, 1975), Humanistic
Psychotherapy: The Rational-Emotive Approach (Ellis, 1973), y A Guide to Personal Happiness (Ellis y Becker, 1982). Los practicantes de la RET también
desarrollan un buen número de charlas, cursos, talleres y maratones, que ayudan a
los clientes a entender la teoría y uso de las técnicas de la terapia racionalemotiva. En concreto he encontrado que algunos de los cassetes, las películas y los
vídeos de la RET son útiles con clientes resistentes, a los que se les anima a
escucharlos muchas veces hasta que las presentaciones de estos materiales calen
284
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
en ellos. Notablemente útil en este aspecto son los cassettes. Conquering the Dire
Need for Love (Ellis, 1977d), Conquering Low Frustration Tolerance (Ellis,
1977a), Overcoming Procrastination (Knaus, 1974), I'd Like to Stop, But... (Ellis,
1974), Self-Hypnosis: The Rational-Emotive Approach (Golden, 1982), TwentyOne Ways to Stop Worring (Ellis, 1972b) y How to Stubbornly Refuse to be Ashamed
of Anything (Ellis, 1972a).
Métodos Imaginativos
Uno de los principales modos de cognición humana es la imaginación, y la
RET emplea a menudo métodos imaginativos. Estos a veces son especialmente
útiles con clientes resistentes, ya que algunos de ellos se resisten porque ven y
sienten cosas más intensamente a través de métodos gráficos que a través de métodos
verbales (Coue, 1922; Lazarus, 1978, 1981). Consecuentemente, cuando se bloquean o encuentran dificultades con auto-afirmaciones verbales y en el debate
filosófico de las creencias irracionales, pueden ser adiestrados con más eficacia en
ocasiones mediante métodos imaginativos. A este fin, la RET, siguiendo a Coue
(1922) y a una multitud de sus discípulos, puede enseñar a los resistentes a usar
la imaginación positiva para imaginarse a sí mismos haciendo cosas que sostienen
negativamente que no pueden hacer (ejemplo, éxito al pronunciar una charla pública) y puede ayudarles a que se animen bajo condiciones frustrantes cuando
normalmente piensan que ellos de ninguna forma pueden sufrir tales condiciones.
También, la RET emplea frecuentemente la técnica de imaginación racional-emotiva de Maultsby (Mauitsby, 1975; Maultsby y Ellis, 1974), mediante la cual se
muestra a los clientes resistentes (y a otros que no lo son) cómo imaginar una de
las peores cosas que pudieran sucederles, para investigar sus sentimientos perturbados acerca de este suceso, y trabajar a continuación en cambiar estos en sentimientos negativos más apropiados.
Técnicas de Modelado
Bandura (1969, 1977) ha sido el pionero en mostrar cómo los métodos de
modelado pueden usarse para ayudar a individuos perturbados, y la RET ha usado
siempre tales métodos (Ellis, 1962, 1971, 1973, 1984; Ellis y Abrahms, 1978;
Ellis y Whiteley, 1979). En el caso de clientes resistentes y difíciles, los practicantes
de la RET no sólo les enseñan cómo aceptarse incondicional y totalmente, no
importando lo mal o incompetentemente que se comporten, sino que ellos mismos
también modelan esta clase de aceptación mediante la manifestación de atención
firme benevolente a estos clientes y mostrándoles mediante sus actitudes y conductas
(así como con sus palabras) que ellos pueden aceptar totalmente a tales clientes,
incluso cuando tratan mal al terapeuta, cuando llegan tarde a las sesiones, cuando
fracasan en hacer sus tareas, y cuando de cualquier otra forma se resisten tenazmente
a los esfuerzos del terapeuta (Ellis, 1962, 1973, 1984; Ellis y Whiteley, 1979). La RET
también patrocina talleres públicos, tales como mi famoso taller del Viernes noche
que se imparte regularmente en el Instituto de Terapia Racional-Emotiva de
Nueva-York, donde las demostraciones en vivo de la RET se ofrecen a grandes
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
285
audiencias, de tal modo que los miembros de la audiencia pueden ver exactamente
cómo se realiza la RET y puede modelar sus propios procedimientos de auto-ayuda
después de este modelado. Los clientes resistentes que sirven como demostradores
voluntarios en estos talleres son a menudo particularmente ayudados mediante la
sesión pública que tienen conmigo (o con otros terapeutas RET, cuando estoy fuera
de la ciudad) y mediante el feedback y los comentarios que reciben de quince o
veinte miembros de la audiencia.
Playback Grabado de las Sesiones de Terapia
&DUO5RJHUV IXHHOSLRQHURHQHOXVRGHJUDEDFLRQHVGHODVVHVLRQHVGH
WHUDSLDSDUDD\XGDUDORVWHUDSHXWDVDHQWHQGHUH[DFWDPHQWHORTXHHVWXYLHURQKDFLHQGR
\ F°PR PHMRUDU VXV W¦FQLFDV /D 5(7 FRPHQ]° HQ FRPR SLRQHUR GHO XVR GH
FDVVHWWHVFRQRWURVGRVSURS°VLWRV PRVWUDUDORVWHUDSHXWDVGHWRGRHOPXQGRF°PR
VH OOHYD D FDER OD 5(7 H[DFWDPHQWH GH WDO PRGR TXH SXGLHUDQ PRGHODU VX SURSLR
PDQHMRGHVSX¦VGHODVSUFWLFDVFRQVXDXWRU\FRQRWURVSUDFWLFDQWHVGHOD5(7 (OOLV
DE(ONLQ(OOLV\(GHOVWHLQ:HVVOHU\(OOLV \ GDUD
ORVFOLHQWHVJUDEDFLRQHVGHVXVSURSLDVVHVLRQHVGHWDOPRGRTXHSXGLHUDQHVFXFKDUODV
YDULDVYHFHV\GHHVWHPRGRRªUHLQWHUQDOL]DUDOJXQRVGHORVPHQVDMHVWHUDS¦XWLFRVTXH
GHRWUDIRUPDRPLWLUªDQXROYLGDUªDQ(VWHVHJXQGRXVRGHODVJUDEDFLRQHVTXHSXHGHQ
KDFHUVH WDPEL¦Q FRQ XQ HTXLSR GH YLGHR VL HVWR UHVXOWD DVHTXLEOH VH KD HQFRQWUDGR
PX\ ·WLO FRQ FOLHQWHV UHVLVWHQWHV 6L VH OHV DVLJQD OD WDUHD GH HVFXFKDU VXV SURSLDV
VHVLRQHVJUDEDGDV \DYHFHVODVHVL°QJUDEDGDGHRWURV DPHQXGRORJUDQFRPXQLFDUVH
D Vª PLVPRV DOJXQRV GH ORV HOHPHQWRV GH OD 5(7 TXH GH RWUD IRUPD RPLWLUªDQ
IFLOPHQWH (OOLV(OOLV\$EUDKPV(OOLV\:KLWHOH\ 8QRGH
PLV FOLHQWHV ERUGHUOLQH SRU HMHPSOR TXH GLVFXWªD FRQ IXHU]D FRQWUD FDVL WRGDV ODV
REVHUYDFLRQHV TXH OH KDFªD DFHUFD GH VX LQQHFHVDULR DXWRWUDVWRPR DFHSWDED HVWDV
PLVPDV REVHUYDFLRQHV FDVL VLHPSUH FXDQGR HVFXFKDED XQD JUDEDFL°Q GH FDGD VHVL°Q
YDULDVYHFHVGXUDQWHODVHPDQDVLJXLHQWHDODVHVL°Q
CONCLUSION
Como puede verse del material presentado, los métodos cognitivos de la RET,
cuando se seleccionan y emplean con cuidado con clientes resistentes y difíciles,
pueden ser efectivos a menudo. También, la RET emplea con frecuencia diversas
técnicas emotivas y conductuales, en adición a muchos métodos cognitivos, con
clientes resistentes. Raramente, por no decir nunca, se introduciría compulsivamente el método favorito de uno. De hecho, con el cliente más resistente, se
emplean generalmente los métodos más cognitivos, emotivos y conductuales. La
RET se propone ser no sólo efectiva sino eficiente y por lo tanto resolver los
problemas de los clientes tan rápidamente como sea posible, utilizando el mínimo
tiempo y esfuerzo del terapeuta (Ellis, 1980). Con clientes típicos que no son
resistentes, pueden emplearse un número relativamente pequeño de técnicas y les
puede ayudar a estos clientes a mejorar significativamente en un periodo de tiempo
bastante corto. Invariablemente se utilizan algunas modalidades cognitivas, emo-
286
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
tivas y conductuales pero no tienen que utilizarse muchas compulsivamente, como
a veces se hace en la terapia multimodal (Lazaras, 1981) o en la psicoterapia
holísta. Con clientes resistentes, sin embargo, la RET se desarrolla a menudo más
comprensiva e intensamente porque eso es lo que tales clientes pueden requerir.
REFERENCIAS
Bandura, A. Principles of behavior modification. New York: Holt, Rinehart and Winston,
1969.
Bandura, A. Social learning theory. Englewood Cliffs, N. J.: Prentice-Hall, 1977.
Bard, J. Rational-emotive therapy in practice. Champaign, 111.: Research Press, 1980.
Bartley, W. W. The retreat to commitment. New York: Knopf, 1962.
Basch, M. F. Dynamic psychotherapy and its frustrations. In P. L. Wachtel (Ed.), Resistance. New York: Plenum, 1982.
Beck, A. T. Cognitive therapy and the emotional disorders. New York: International Universities Press, 1976.
Berne, E. Games people play. New York: Grove, 1964.
Bemheim, H. Suggestive therapeutics. New York: London Book Company, 1947.
Originally published, 1886.
Blatt, S. J., & Erlich, H. S. Levels of resistance in the psychotherapeutic process. In P.
L. Walchtel (Ed.), Resistance. New York: Plenum, 1982.
Brehm, S. S. he application of social psychology to clinical practice. Washington, D. C.:
Hemisphere, 1976.
Coue, E. My method. New York: Doubleday, Page, 1922.
Dewald, P. A. Psychoanalytic perspectives on resistance. In P. L. Wachtel (Ed.), Resistance.
New York: Plenum, 1982.
Dryden, W. The therapeutic alliance: Conceptual issues and some research findings. Midland
Journal of Psychotherapy, June, 1982,/, 14-19.
Dryden, W. Vivid RET II: Disputing methods. Rational Living. 1983,1, 9-14.
Dunlap, K. A revision of the fundamental law of habit formation. Science, 1928, 67, 360362.
D’Zurilla, T. J., & Goldfried, M. R. Problem solving and behavior modification. Journal
of Abnormal Psychology, 1971, 78, 107-126.
Elkin, A., Ellis, A., & Edelstein, M. Recorded sessions whit RET clients (C2025). New
York: Institute for Rational-Emotive Therapy, 1971.
Ellenberger, H. F. The discovery of the unconscious. New York: Basic Books, 1970.
Ellis, A. Hypnotherapy with borderline psychotics. Journal of General Psychology, 1958,
59, 245-253. (a)
Ellis, A. Rational psychotherapy. Journal of General Psychology, 1958, 59, 35-49. (b)
Ellis, A. Recorded sessions with adolescent and child RET clients (C2011). New York:
Institute for Rational-Emotive Therapy, 1959.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A. Toward a more precisise definition of «emotional» and «intellectual» insight.
Psychological Reports, 1963, 13, 125-126.
Ellis, A. Recorded sessions with RET neurotic clients (C2004). New York: Institute for
Rational-Emotive Therapy, 1966. (a)
Ellis, A. Recorded sessions with Ret severely disturbed clients (C2004). New York:
Institute for Rational-Emotive Therapy, 1966. (b)
Ellis, A. Growth through reason. Palo Alto, Calif.: Science and Behavior Books;
Hollywood: Wilshire, 1971. (a)
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
287
Ellis, A. How to stubbornly refuse to be ashamed of anything. Cassette recording. New
York: Institute for Rational-Emotive Therapy, 1971. (b)
Ellis, A. Psychotherapy and the value of a human being. New York: Institute for RationalEmotive Therapy, 1972. (a)
Ellis, A. Twenty-one ways1 to stop worrying. Cassette recording. New York: Institute for
Rational-Emotive Therapy, 1972. (b)
Ellis, A. Humanistic psychotherapy: The rational-emotive approach. New York: Crown
and McGraw-Hill Paperbacks, 1973.
Ellis. A. Disputing irrational beliefs (DIBS). New York: Institute for Rational-Emotive
Therapy, 1974. (a)
Ellis, A. I'd like to stop, but... Cassette recording New York: Institute for Rational-Emotive
Therapy, 1974. (b)
Ellis, A. How to live with a «neurotic». New York: Crown, 1957. Rev. ed., 1975.
Ellis, A. RET abolishes most of the human ego. Psychotherapy, 1976, 13, 343-348.
Ellis, A. Conquering low frustration tolerance. Cassette recording. New York: Institute for
Ration-al-Emotive Therapy, 1977. (a)
Ellis, A. Conquering the dire need for love. Cassette recording. New York: Institute for
Rational-Emotive Therapy, 1977. (b)
Ellis, A. Fun as psychotherapy. Cassette recording. New York: Institute for RationalEmotive Therapy, 1977. (c)
Ellis, A. A garland of rational songs, ongbook and cassette recording. New York: Institute
for Rational-Emotive Therapy, 1977. (d)
Ellis, A. ow to live with —and without— anger. New York: Readers Digest Press, 1977.
0)
Ellis, A. Discomfort anxiety: A new cognitive behavioral construct. I. Rational Living.
1979, 14(2), 3-8.
Ellis, A. Discomfort anxiety: A new cognitive behavioral construct. I. Rational Living,
1980, /5(1), 25-30.
Ellis, A. The use of rational humorous songs in psychotherapy. Voices, 1981, 16(4), 29-
36.
Ellis, A. The case against religiosity, New York: Institute for Rational-Emotive Therapy,
1983. (a)
Ellis, A. Failure in rational-emotive therapy. In E. Foa & P. M. Emmelkamp (Eds.), Failures
in behavior therapy. New ork: Wiley, 1983. (b)
Ellis, A. The philosophic implications and dangers of some popular behavior therapy technique. In M. osenbaum and C. M. Franks (Eds.), Perspectives on behavior therapy
in the eighties. New York: Springer, 1983. (c)
Ellis, A. Rational-emotive therapy and cognitive behavior therapy. New York: Spring,
1984.
Ellis, A., & Abrahms, E. Brief psychotherapy in medical and health practice. New York:
Springer, 1978.
Ellis, A., & Becker, I. A guide to personal happiness. North Hollywood: Wilshire Books,
1982.
Ellis, A., & Grieger, R. (Eds.). Manual de terapia racional emotiva. Bilbao. Desclée De
Brouwer, 1982.
Ellis, A., & Harper, R. A. A new guide to rational living. Hollywood: Wilshire; Englewood
Cliffs, N. J.: Prentice-Hall, 1975.
Ellis, A., & Knaus, W. Overcoming procrastination. New York: Institute for RationalEmotive Therapy; New York: New American Library, 1977.
Ellis, A., & Whiteley, J. M. (Eds.). Theoretical and empirical foundations of rationalemotive therapy. Monterey, Calif.: Brooks/Cole, 1977.
Erikson, M. H., & Rossi, E. L. Hypnotherapy: An exploratory casebook. New York:
Onvington, 1979.
288
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Farrelly, F., & Brandsma, J. M. Provocative therapy. Fort Collins, Colo.: Shields, 1974.
Fay, A. Making things better by making them worse. New York: Hawthorn, 1978.
Fenichel, O. Psychoanalytic theory of neurosis. New York: Norton, 1945.
Franlkl, V. Paradoxical intention: A logotherapeutic technique. American Journal of Psychotherapy. 1960, 14, 520-535.
Freud, A. The ego and the mechanisms of defense. New York: International Universities
Press, 1936.
Freud, S. The interpretation of dreams. Standard Edition. New York: Basic Books, 1900/
1965.
Freud, S. The dynamics of transference. Standard Edition. New York; Basic Books, 1912/
1965.
Freud, S. Inhibitions, symptoms and anxiety, tandard Edition. New York: Basic Books,
1926/1965.
Friedman, M. Rational behavior. Columbia, S. C.: University of South Carolina Press,
1975.
Goldfried, M. R. Resistance and clinical behavior therapy. In P. L. Wachtel (Ed.), Resistance, New York: Plenum, 1982.
Grieger, R., & Boyd, J.Rational-emotive therapy: A skills-based approach. New York: Van
Nostrand Reinhold, 1980.
Grieger, R., & Grieger, I. Z. (Eds.). Cognition and emotional disturbance. New York:
Human Sciences, 1982.
Haley, J. Strategies of psychotherapy. New York: Gruñe and Stratton, 1963.
Johnson, N. Must the rational-emotive therapist be like Albert Ellis? Personnel and Guidance
Journal, 1980, 59, 49-51.
Kelly, G. Psicología de los constructos personales. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1987.
Knaus, W. Rational-emotive education. New York: Institute for Rational-Emotive Therapy,
197.
Knaus, W. How to get out of a rut. Englewood Cliffs, N. .: Prentice-Hall, 1982.
Lazarus, A. A. In the mind's eye. New York: Rawson, Wade, 1978.
Lazarus, A. A. The practice of multimodal therapy. New York: McGraw-Hill, 1981.
Lazarus, A. A., & Fay, A. Resistance or rationalization? In P. L. Wachtel (Ed.), Resistance.
New York: Plenum, 1982.
Mahoney, M. J. Cognition and behavior modification. Cambridge, Mass.: Ballinger, 1974.
Mahoney, M. J. Personal science: A cognitive learning therapy. In A. Ellis & R. Grieger
(Eds.), Handbook of rational-emotive therapy. New York: Springer, 1977.
Mahoney, M. J. Psychotherapy and the structure of personal revolution. In M. J. Mahoney
(Eds.), Psychotherapy process. New York: Plenum, 1980.
Maultsby, M. C., Jr., & Ellis, A. Technique for using rational-emotive imagery. New York.
Institute for Rational-Emotive Therapy. 1974.
Maultsby, M. C., Jr. Help yourself to happiness. New York: Institute for Rational-Emotive
Therapy, 1975.
Meichenbaum, D. Cognitive behavior modification. New York: Plenum, 1977.
Meichenbaum, D., & Gilmore, J. B. Resistance from a cognitive-behavioral perspective.
In P. Wachtel (Ed.), Resistance. New York: Plenum, 1982.
Popper, K. R. Objective knowledge. Oxford: Clarendon, 1972.
Rogers, C. R. Counseling and psychotherapy. Boston: Houghton Mifflin, 1942.
Rorer, L., & Widiger, L. Personality assessment. Annual Review of Psychology, 1983, 34,
431-465.
Schlesinger, H. . Resistance as process. In P. L. Wachtel (Ed.), Resistance. New York:
Plenum, 1982.
Spivacñ. G., & Shure, M. Social adjustment in young children. San Francisco: JosseyBass, 1975.
METODOS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA PARA VENCER...
289
Stanton, H. E. The utilisation of suggestions derived from rational emotive therapy. Journal
Clinical and Experimental Hypspsis, 1977, 25, 18-26.
Tosí, D., & Marzella, J. N. Rational stage directed therapy. In J. L. Wolfe & E. Brand
(Eds.), Twenty years of rational therapy. New York: Institute for Rational-Emotive
Therapy, 1976.
Tosí , D., & Reardon, J. P. The treatment of guilt through rational stage directed therapy.
Ratioms Living, 1976,2(1), 8-11.
Turkat, I. D., & Meyer, V. The behavior-analytic approach. In P. L. Wachtel (Ed.),
Resistance. New York: Plenum, 1982.
Walen, S., DiGiuseppe, R., & Wessler, R. L. A practitioner's guide to rational-emotive
therapy. New York: Oxford, 1980.
Wat zlawick, P., Wekland, J., & Fisch, R. Change. New York: Norton, 1974.
Wessler, R. A., & Wessler, R. L. The principles and practice of rational-emotive therapy.
San Francisco: Jossey-Bass, 1980.
Wessler, R. L. Alternative conceptions of rational-emotive therapy: Towards a philosophica
neutral psychotherapy. Paper presentd at the Twelfth European Congress on Behavies
Therapy, Rome, September, 5, 1982.'
Wessler, R. L., & Ellis, A. Supervision in rational-emotive therapy. In A. K. Hess (Eds.).
Psychotherapy supervision. New York: Wiley, 1980.
16
El Uso del Psicodrama
en la RET*
Thomas J. Nardi
(O GLORJR 6RFUWLFR HV XQD FDUDFWHUªVWLFD GLVWLQWLYD GH OD WHUDSLD UDFLRQDO
emotiva (RET) y por consiguiente a menudo se utiliza en demostraciones clínicas.
Tales demostraciones captan con exactitud los aspectos distintivos de la RET pero
aún así, irónicamente, presentan una visión un tanto miope de la misma. Las
técnicas que podrían agregar más vitalidad y variedad a las sesiones de la RET a
menudo se excluyen intencionadamente porque no «hacen juego» con el modelo
presentado. El propósito de este capítulo es proponer el uso de técnicas psicodramáticas para ilustrar, enseñar, y avanzar en conceptos de la RET tanto en presentaciones didácticas como en la práctica clínica.
El psicodrDma IXH desarrollado por Jacob Moreno (1946) y representa una
mezcla de psicoterapia de grupo y escenario de drama tradicional. Los miembros del
grupo de terapia representan y exteUQalizan los asuntos y problemas personales. Los
miembros del grupo sirven como actores y público. La razón fundamental del
psicodrama es sucintamente descrita por Harper (1959, p. 273): «Los psicodramáticos
sostienen que los modelos irracionales y compulsivos se ven y se tratan con una mayor
facilidad en la situación en la que se desarrolla la acción que en el transcurso de una
conversación».
Mi propia experiencia confirma que las acciones a veces son más fuertes, de
hecho, que las palabras. He encontrado que ciertas técnicas del psicodrama son
útiles para llegar a los clientes cuando los intercambios verbales directos se han
mostrado ineficaces. El Psicodrama sirve a menudo para ilustrar experiencialmente
un concepto de la RET en una forma que trasciende al diálogo directo.
El psicodrama también sirve para promover y faciliWar la interacción del grupo.
Esto es particularmente importante en grupos avanzados o de crecimiento continuo
que han superado ya la etapa de resolver los problemas inmediatos que traían los
* Este capítulo apareció por primera vez en Rational Living, 1979, 14 (1), 35-38.
292
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
clientes a terapia. El psicodrama puede servir para suministrar a estos clientes
una variedad de experiencias en las que desarrollar y emplear los conceptos de la
RET.
Lo más cercano a muchos practicantes de la RET que se interesan por el
psicodrama es el uso del role-playing, el ensayo conductual y el entrenamiento en
asertividad. Hay otras técnicas psicodramáticas que pueden aplicarse fácilmente a
grupos RET. El resto de este capítulo se centrará sobre algunas de estas técnicas
y su uso exclusivo en la RET. Sin embargo debe hacerse una advertencia preliminar
para que queden claras las cosas: No confundir las técnicas con la teoría. Las
técnicas son tomadas del psicodrama, pero su método viene de la teoría RET.
DEMOSTRACION DE INSIGHT
Ellis (1973) ha observado que hay tres tipos de insight psicoterapéutico. El
primer insight es que nuestros problemas tienen ciertas causas antecedentes en
nuestro pasado cercano o distante. En la infancia estamos- expuestos a creencias
irracionales por parte de los padres, los profesores, y el grupo de iguales. El segundo
insight es que nuestros problemas se mantienen en el presente debido a nuestro
pensamiento actual. Creamos nuestro propio trastorno emocional al seguir conservando nuestras creencias irracionales. El tercer insight es que el cambio vendrá
solamente si asumimos la responsabilidad de cambiar y después trabajamos en ello.
Estos conceptos pueden ilustrarse de forma muy eficaz en un grupo de terapia
o con la asistencia a un taller. Necesitas un coterapeuta y un palo para golpear.
La escena se compone de un terapeuta que asume el rol de un niño y el otro
terapeuta el rol de un padre. El padre riñe al niño con voz fuerte por no hacer las
cosas lo suficientemente bien en la escuela. Entre los gritos del padre se encuentra
una abundante cantidad de ideas irracionales, particularmente de aquellas relacionadas con la auto-valía y el perfeccionismo. El enfrentamiento con el niño está
remarcado con golpes encolerizados con el palo, hasta que finalmente, disgustado,
el padre lanza el palo al niño. Después el padre brama de nuevo. El niño a
continuación toma el bate y empieza a repetir las creencias irracionales. Mientras
se golpea a sí mismo con el palo gime, «¡Tengo que conseguir ser perfecto! No
soy bueno si no consigo la perfección. Nunca consigo ser lo bastante bueno».
'HVSX¦V VH SUHJXQWD DO JUXSR l|4XL¦Q KD KHFKR HO GD®R DO QL®R" |4XL¦Q
FRQWLQ·D KDFLHQGR HO GD®R" |4XL¦Q SXHGH SDUDUOR" |(VWV tú PDQWHQLHQGR XQ FRVWH
HPRFLRQDO"|4X¦FUHHQFLDVLUUDFLRQDOHVHVWDVXVDQGRSDUDJROSHDUWHDWLPLVPR"x(VWD
GHPRVWUDFL°QHVXQDIRUPDHILFD]\SRGHURVDGHKDFHUTXHODJHQWHVHDFRQVFLHQWHGH
VX DXWRFRQYHUVDFL°Q GH F°PR OR ORJU° DO SULQFLSLR \ OR PV LPSRUWDQWH F°PR
FRQWLQXDIUXVWUQGRVHDVªPLVPDFRQHOOR
EL DOBLE
El doble es otra técnica que puede usarse para descubrir ideas irracionales y
hacer a los clientes más conscientes de su propia conversación. El doble sonoriza
las creencias irracionales que se sitúan detrás de una frase expresada. El terapeuta
puede ser el doble, o los miembros de un grupo pueden ser el doble de otro miembro.
EL USO DEL PSICODRAMA EN LA RET
293
Ellos reflejan lo que estaba diciendo juntamente con las ideas irracionales no
sonorizadas subyacentes a esas afirmaciones.
Típicamente, los dos miembros del grupo se sientan uno en frente del otro en
el centro del grupo y representan una situación que es problemática para ellos. Los
miembros del grupo intentan sintonizar lo que se está diciendo y relacionarlo con
sus propias creencias irracionales. Pueden después colocarse detrás de uno de los
dos y doblarlos.
08-(5:
'2%/(:
0$5,'2:
08-(5
'2%/(:
Me siento realmente mal porque sé que no apoyas totalmente mi cambio
de trabajo.
¡Exijo que apoyes el cambio! Eso es por lo que me enfado.
Estoy intentando apoyar tu cambio. Quiero que te hagas cargo de las
posibles desventajas.
Conozco los peligros. Por eso estoy así de aprensiva. Realmente es un
gran cambio. Seré la primera mujer en ese departamento.
Estoy realmente asustada. Si no lo hago bien será terrible —¡seré terrible!—. ¿Qué pensará la gente de mí?
La gente involucrada en el role-playing tiene la responsabilidad de permitir
al doble saber si está equivocado. Generalmente se pone de relieve que el doble
da sorprendentemente en el blanco. El impacto de los comentarios del doble es
incluso mayor cuando vienen de un miembro del grupo que cuando proceden del
terapeuta. La exactitud del doblaje del miembro del grupo puede incluso verse
como una medida de su comprensión de la RET.
TECNICAS DE LA SILLA VACIA
Harold Greenwald señaló recientemente que para los clientes que demandan
psicoanálisis él tiene un sofá; para aquellos que quieren terapia gestalt, tiene una
silla vacía. La silla vacía es una técnica bien conocida de la terapia gestalt, pero pocas
personas se dan cuenta de que primero IXH usada por Moreno y más tarde adoptada
por Fritz Peris.
La técnica de la silla vacía puede usarse de diversas formas para dramatizar
conceptos RET. Por ejemplo, es bastante útil al tratar con la indecisión. Recientemente una mujer joven se quejaba de su vacilación en relación a su vuelta a la
escuela. La había dejado varios años antes y ahora se sentía completamente decidida
a volver. Había, sin embargo, una sensación, un presentimiento que era incapaz
de identificar. Se colocaron dos sillas delante de ella. Se le dijo que desde donde
estaba la silla de la derecha representaba su parte racional. Cuando se sentaba en
esa silla era para verbalizar sus pensamientos racionales acerca de volver al colegio.
La silla de su izquierda estaba para representar su parte irracional. Cuando se sentaba
allí era para verbalizar sus creencias irracionales acerca de volver. Se le dijo que
cambiase de sillas cuando debatiese la decisión consigo misma.
6,//$'(5(&+$:
Requerirá trabajo y esfuerzo, pero es lo que quiero. Tuve problemas
en la escuela anteriormente, pero eso pertenece al pasado. Si me
aplico, probablemente lo haré bien. No hay razón para tener miedo
a intentarlo.
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
294
6,//$,=48,(5'$
6,//$'(5(&+$
(VR SXHGHVHUFLHUWRSHURDQWHVIUDFDV¦DVªTXHSUREDEOHPHQWHYRO
YHU¦ D IUDFDVDU 6HU¦ XQD FRPSOHWD SRUTXHUªD VL YXHOYR D IDOODU 1R
VHU¦FRQGHQDGDPHQWHEXHQDHQWRGR\WHQJRPLHGRGHDUULHVJDUPHD
WHQHUTXHHQIUHQWDUPHDHVWR
,QFOXVR VL IUDFDVR QR VLJQLILFD TXH VHD XQ IUDFDVR 6L OD HVFXHOD HV
LPSRUWDQWHSDUDPªLQWHQWDUORHVXQGHEHUTXHWHQJRFRQPLJRPLVPD
6LORKDJRHVWXSHQGR6LQRORKDJRWRGDYªDVR\HVWXSHQGD
El cambiar de sillas mientras verbalizaba sus creencias IXH una experiencia
poderosa para ella. Le ayudó a hacerse cargo más claramente de lo que era realmente
su auto-conversación.
Una variación de esto puede hacerse con dos participantes. Lo he encontrado
particularmente útil en grupos de parejas. Una pareja se sienta en el centro del
grupo. Cada persona tiene dos sillas disponibles —una «silla de creencia racional»
y una «silla de creencia irracional»—. Los miembros de la pareja empiezan por
sentarse en sus sillas racionales. Discuten sus problemas y cambian a las sillas de
creencia irracional cuando son conscientes de su auto-conversación irracional. Los
miembros del grupo tienen la opción de mover a cada participante a la silla irracional
cuando detectan la intrusión de ideas irracionales. Una vez que el participante
adopta una creencia más racional se le permite volver de nuevo a la silla original.
Esto ha demostrado ser una forma efectiva y agradable de mostrar a la pareja
cómo se dejan llevar fácilmente a interacciones motivadas irracionalmente. También les ayuda a aprender a mantener un camino más racional en sus interacciones.
La técnica también ayuda a los miembros del grupo a agudizar sus habilidades.
CAMBIO DE ROLES
El cambio de roles significa asumir la posición de otra persona para lograr
una mejor perspectiva en la interacción. Maridos y mujeres, padres e hijos, jefes
y empleados pueden representar situaciones molestas y después cambiar realmente
las sillas. El cambio de asiento se acompaña de un cambio en los roles. Se pide
a los participantes que asuman el rol asociado a la nueva silla. Después de unos
pocos minutos se les pide que manifiesten las creencias racionales e irracionales
motivadas por el rol que han asumido. Por ejemplo, una madre y su hija adolescente
representaron una típica situación referente a las salidas. Después cambiaron las
sillas y la madre representó la parte de su hija mientras la hija adoptaba el rol de
la madre.
7(5$3(87$:
Estupendo, permanece donde estás y contesta desde el rol que estabas
desempeñando. ¿Cuál es la auto-conversación de la que ahora eres
consciente?
HIJA (COMO
MADRE):
Si mi hija no me escucha soy un fracaso como madre. Si algo le sucede,
nunca podré perdonármelo.
7(5$3(87$:¿Y cómo puedes debatir eso?
HIJA (COMO
MADRE):
No puedo hacer que me escuche. Si sucede algo puedo perdonarme.
Incluso si fracaso como madre, no fracaso como persona.
EL USO DEL PSICODRAMA EN LA RET
7(5$3(87$:
MADRE (COMO HIJA):
7(5$3(87$:
MADRE (COMO HIJA):
295
0X\ELHQ $ODPDGUHUHDO |<TX¦KD\GHODRWUDSDUWH"
1RSXHGRDJXDQWDUFXDQGRLQWHQWDREOLJDUPHFRQVXVLGHDVDODYLHMD
XVDQ]D1RDJXDQWRTXHPHGLJDORTXHWHQJRTXHKDFHU<DTXHQR
PHJXVWDQVXVUHJODVGHEHUªDGHMDUOR
|<F°PRSXHGHVGHVDILDUHVR"
Puedo DJXDQWDUOR 6HUªD DJUDGDEOH VL 0DP HVWXYLHUD PV GH
DFXHUGR SHUR QR OR HVW ,QWHQWDU¦ FDPELDU VX SHQVDPLHQWR VLQ
HQHPLVWDUPHFRQHOOD\VLQSRQHUSHRUODVFRVDV
Los participantes frecuentemente disponen de un tiempo antes para identificar
la irracionalidad de la otra persona. Después se facilita el debate y el conocimiento
de cómo otra persona ve al participante.
INTENCION PARADOJICA
/D LQWHQFL°Q SDUDG°MLFD HV XQD W¦FQLFD XVDGD HQ SVLFRGUDPD DVª FRPR HQ RWURV
HQIRTXHV WHUDS¦XWLFRV )UDQNO +DOH\ /D]DUXV %VLFDPHQWH OD
LQWHQFL°QSDUDG°MLFDVXSRQHSUHVFULELUHOVªQWRPD6HOHGLFHDOFOLHQWHTXHSUDFWLTXH
UHSHWLGDPHQWH\GHYHUGDGSDUDH[DJHUDUHOJUDQSUREOHPDFRQHOTXHVHHQIUHQWD3RU
HMHPSOR D OD PXMHU TXH VH SUHRFXSD SRU QR OOHJDU DO RUJDVPR VH OH SURSRQH
GLUHFWDPHQWH no LQWHQWDU HO FOªPD[ (VWD W¦FQLFD PV HO DQWLFDWDVWURILVPR GH OD 5(7
HV D PHQXGR EDVWDQWH HILFD] HQ HO WUDWDPLHQWR GH XQD JUDQ YDULHGDG GH SUREOHPDV
FOªQLFRV7DPEL¦QSXHGHYHUVHHQPXFKRVGHORVHMHUFLFLRVGHDWDTXHVGHODYHUJ¹HQ]D
XVDGRVSRUOD5(7
Puede usarse una variación de la intención paradójica durante el roleplaying.
Se le dice al cliente que represente un problema que tiene pero que exagere la
influencia de sus creencias irracionales. Esta reductio ad absurdum dramática (y
a menudo humorísticamente) ilustra el catastrofismo que se encuentra detrás de la
creencia irracional. Los aspectos exagerados de la creencia irracional se valoran a
menudo más exactamente de lo que el cliente está anticipando en la realidad.
Cuando el cliente es capaz de verbalizar y reírse de su catastrofismo, verdaderamente ha hecho progresos.
PROYECCION FUTURA
En psicodrama, la proyección futura es considerada un «ensayo de la
vida» (Starr, 1977). Consiste en representar una situación verdadera para estar mejor
preparado para ella. Yo he llevado este concepto un paso más allá a la «proyección
futura racional» que utilizo con clientes que se encuentran en un impasse en la
terapia. A menudo el cliente narrará una situación que piensa será demasiado
difícil de manejar. El cliente dice con frecuencia, «no estoy preparado para tratar
con esta situación todavía». Esto, generalmente, significa que hay alguna creencia
irracional que no está preparado para abandonar. He encontrado útil enseñar al
cliente a imaginarse a sí mismo en el futuro. Se le dice que se imagine que han
296
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
WUDQVFXUULGR GRV R WUHV D®RV 'XUDQWH HVWRV D®RV KD FRQWLQXDGR SURJUHVDQGR HQ HO
HQWHQGLPLHQWR \ GHEDWH GH VXV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV +D VXSHUDGR SRU FRPSOHWR OD
FUHHQFLD TXH KDEªD VLGR SUREOHPWLFD SDUD ¦O 'HVSX¦V OH SLGR TXH UHSUHVHQWH OD
VLWXDFL°QSUREOHPDGHVGHODSHUVSHFWLYDYHQWDMRVDGHOIXWXURXQDYH]TXHQRHVWXYLHUD
PDQWHQLHQGR\DODFUHHQFLDLUUDFLRQDO
(OFOLHQWHHQWRQFHVSXHGHJHQHUDOPHQWHUHSUHVHQWDU\WUDWDUFRQVXSUREOHPDGH
XQDIRUPDPXFKRPVUHDOLVWD\DXWRUHDOL]DGD6HOHPXHVWUDTXHQRWLHQHTXHHVSHUDU
GRV R WUHV D®RV \D TXH ODV QXHYDV FUHHQFLDV \ FRQGXFWDV HVWQ \D HQ VX UHSHUWRULR
$OJXQRV FOLHQWHV FXHQWDQ HQWRQFHV TXH VRQ FDSDFHV GH WUDWDU FRQ ODV VLWXDFLRQHV
GLIªFLOHV SRU HMHPSOR HQWUHYLVWDV GH WUDEDMR SRU lILQJLUx TXH YHUGDGHUDPHQWH HVWQ
PVDYDQ]DGRVHQHOFRQWUROGHVXDXWRFRQYHUVDFL°Q
/D SUR\HFFL°Q GHO IXWXUR FRPR WRGDV ODV GHPV W¦FQLFDV GHVFULWDV REYLDPHQWH
QRVHUHILFD]FRQWRGRVORVFOLHQWHV$GHPVHVWDVW¦FQLFDVSXHGHQSHUGHUVXHILFDFLD
VL VRQ GHPDVLDGR XVDGDV R XVDGDV GH XQD IRUPD PHFQLFD /D 5(7 HV XQ VLVWHPD
FRPSUHQVLYR\GLQPLFRGHWHUDSLD8QDEXHQDYROXQWDGSDUDH[SORUDUQXHYRVFDPSRV
GH DSOLFDFL°Q GH OD 5(7 HV HQ PL RSLQL°Q HVHQFLDO QR V°OR SDUD HO FUHFLPLHQWR
SHUVRQDO\SURIHVLRQDOGHXQRVLQRWDPEL¦QSDUDHODYDQFHGHOD5(7
REFERENCIAS
Ellis, A. Huamnistic psychotherapy. New York: McGraw-Hill, 1973.
Frankl, V. E. Paradoxical intention. American Journal of Psychotherapy, 1960, 14, 520.
Haley, J. Strategies of psychotherapy. New York: Gruñe and Stratton, 1963.
Harper, R. A. Psychoanalysis and psychotherapy: 36 systems. Englewood Cliffs, N. J.:
Prentic Hall, 1959.
Lazarus, A. Multimodal behavior therapy. NewYork: Springer, 1976.
Moreno, J. L. Psychodrama, New York: Beacon, 1946.
Starr, A. Rehearsal for living: Psychodrama. Chicago: Nelson Hall, 1977.
17
La Hipnoterapia
Racional-Emotiva:
Principios y Técnicas*
William L. Golden
La premisa básica de la Terapia Racional-Emotiva (RET), así como de muchos
de los demás enfoques de terapia cognitivo-conductual, es que el sufrimiento
neurótico es en su mayor parte el resultado de errores en las percepciones y en los
conceptos (Ellis, 1962). Las diversas técnicas de tratamiento usadas en la RET se
basan en la suposición de que uno puede producir cambios emocionales y conducWXales mediante la modificación directa de estas malas percepciones y de estas
cogniciones desadaptadas.
/DKLSQRWHUDSLDUDFLRQDOHPRWLYD 5(+ VHEDVDHQODVPLVPDVSUHPLVDVTXHOD
5(7 'LYHUVRV HVFULWRUHV $UDR] (OOLV KDQ LQGLFDGR TXH ORV SHQ
VDPLHQWRVQHXU°WLFRVFRQWUDSURGXFHQWHVSURSLRVSXHGHQYHUVHFRPRXQWLSRQHJDWLYRR
LUUDFLRQDOGHDXWRKLSQRVLV(PRFLRQHVWDOHVFRPRODDQVLHGDG\ODGHSUHVL°QUHVXOWDQ
GHODDXWRLQGRFWULQDFL°Q SRUHMHPSORORTXHXQRUHSHWLGDPHQWHVHGLFHRVHVXJLHUH
/D LPDJLQDFL°Q WLHQH XQ HIHFWR VLPLODU %HFN RWUR WHUDSHXWD FRJQLWLYR
FRQGXFWXDO KD HVWXGLDGR HO SDSHO GH OD LPDJLQDFL°Q HQ HO GHVDUUROOR \ HQ HO
PDQWHQLPLHQWRGHODSHUWXUEDFL°QHPRFLRQDO
%DUEHU\VXVDVRFLDGRV %DUEHU%DUEHU6SDQRV\&KDYHV DILUPDQ
TXH WRGR IHQ°PHQR KLSQ°WLFR HV HO UHVXOWDGR GH SURFHVRV FRJQLWLYRV SRU HMHPSOR GH
DFWLWXGHV H[SHFWDWLYDV SHQVDPLHQWRV H LPDJLQDFL°Q (Q GLYHUVDV LQYHVWLJDFLRQHV VH
HQFRQWU°TXHVRODVODVVXJHVWLRQHV\ODVLQVWUXFFLRQHVPRWLYDGDVSRUODVWDUHDVIXHURQ
WDQHIHFWLYDVFRPRORVSURFHGLPLHQWRVGHLQGXFFL°QKLSQ°WLFDDOSURGXFLUIHQ°PHQRV
WDOHV FRPR OD UHJUHVL°Q OD DPQHVLD ODV DOXFLQDFLRQHV OD FDWDOHSVLD OD OHYLWDFL°Q GH
EUD]R\ODDQDOJHVLD YHU%DUEHU%DUEHUHWDO
* Este capítulo IXH publicado originalmente en la British Journal of Cognitive Psychotherapy. 1983,
1(1). Al autor le gustaría dar las gracias a Gerald Albert, Ph D., Albert Ellis, Ph D. y Fred Friedberg,
Ph D., por sus revisiones del manuscrito, y a Carolyn McCarthy por su ayuda como secretaria.
298
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
1974; Spanos y Barber, 1976, para una visión más amplia del tema). Estos hallazgos
han sido interpretados por Barber y sus asociados como significando que los procedimientos de inducción hipnótica y de trance hipnótico son innecesarios para
experimentar el fenómeno generalmente atribuido a un estado hipnótico. Han propuesto un modelo cognitivo-conductual de hipnosis como alternativa al modelo de
trance tradicional (1). De acuerdo con Spanos y Barber (1976), la conducta «hipnótica» es el resultado de cuatro condiciones primarias que son también importantes
en las técnicas de terapia cognitivo conductual:
1. La motivación y cooperación del individuo que recibe el tratamiento o las
sugestiones.
2. Las actitudes y expectativas del individuo, hacia el tratamiento.
3. Los términos de las instrucciones o sugestiones.
4. El compromiso individual o «absorción» en los pensamientos e imaginación
«relacionados con la sugestión».
La investigación ha demostrado que la terapia de conducta y los procedimientos
hipnóticos son más eficaces cuando un cliente tiene actitudes positivas hacia el
tratamiento y espera que sea exitoso. La investigación también ha mostrado que
es más probable que se experimenten las sugestiones cuando proporcionan a un
cliente estrategias cognitivas tales como instrucciones para comprometerse en pensamientos e imaginación «relacionados con la sugestión» (por ejemplo, pensamientos e imaginaciones que son consistentes con las metas de una sugestión
particular)(ver Spanos y Barber, 1974, 1976, para una revisión de la literatura).
Por ejemplo, la anestesia de la mano se produce al imaginarse que se está recibiendo
novocaína y decirse uno mismo que su propia mano está llegando a ser insensible,
mientras simultáneamente, se bloquean pensamientos contrarios a esa idea tales
como «esto es ridículo, realmente no está sucediendo». Spanos (1971) y Spanos
y Barber (1972) encontraron que los clientes que respondían a las sugestiones
después de someterse a un procedimiento de inducción de trance fueron aquellos que,
en sí mismos, empleaban fantasªas «relacionadas con la sugestión» como la que se
acaba de describir. En otras investigaciones la hipnotibilidad IXH intensificada al
enseñar a los clientes a bloquear los pensamientos incompatibles y llegar a estar
«absorbidos» por los pensamientos e imaginación «relacionados con la sugestión» (ver
Diamond, 1974, 1977). Katz (1979) encontró que el entrenamiento en la aplicación de
estrategias cognitivas, tales como pensar e imaginar, junto a las sugestiones, era más
eficaz que un procedimiento tradicional de inducción hipnótica, al intensificarse la
sugestibilidad.
Estos estudios de laboratorio demuestran que los procesos cognitivos están
implicados en la hipnRsis y que los métodos cognitivo-conductuales son eficaces para
intensificar la sugestibilidad. Sin embargo, hasta ahora, no había habido estudios
clínicos comparando la efectividad de los enfoques cognitivo conductual y tradicional.
Ya que la REH es sólo uno de los diversos enfoques cognitivo conductuales posibles
a la hipnoterapia, la investigación también es necesaria para
(1) Sin embargo, algunos terapeutas REH que siguen la terapia de dirección de escena racional de Tosí (1974)
parecen subscribirse a un modelo de trance tradicional. De acuerdo a Boutin (1978), la razón fundamental
para usar la hipnosis es que intensifica la imaginación y la reestructuración cognitiva.
LA HIPN0TERAP1A RACIONAL-EMOTIVA: PRINCIPIOS Y TECNICAS
299
GHWHUPLQDU FXO GH ODV GLYHUVDV W¦FQLFDV SRGUªD LQWHQVLILFDU OD HILFDFLD GH OD KLS
QRWHUDSLD /RV SURFHGLPLHQWRV UDFLRQDOHPRWLYRV VRQ ORV TXH PV D PHQXGR VH
LQWHJUDQFRQODKLSQRWHUDSLDSRUFRQVLJXLHQWHHVWHFDSªWXORVHFHQWUDUVREUHOD5(+\
ODVW¦FQLFDVTXHVRQXVDGDVPVFRP·QPHQWHSRUORVWHUDSHXWDV5(+
(O HQIRTXH EVLFR HQ OD 5(+ HV LQYHUWLU ORV HIHFWRV GH ODV DXWRVXJHVWLRQHV
QHJDWLYDV H LUUDFLRQDOHV D WUDY¦V GH XQD FRPELQDFL°Q GH HVWUDWHJLDV KLSQ°WLFDV
FRJQLWLYDV \ FRQGXFWXDOHV (OOLV KD SURSXHVWR TXH OD KLSQRVLV HV WHUDS¦XWLFD
FXDQGR LQWHUILHUH FRQ ORV SURFHVRV GH DXWRLQGRFWULQDFL°Q LUUDFLRQDO TXH HVWQ HQ HO
FRUD]°Q GH OD QHXURVLV \ GH OD FRQGXFWD QHXU°WLFD 'H DFXHUGR FRQ (OOLV l7RGD
VXJHVWL°Q KLSQ°WLFD TXH HV WHUDS¦XWLFDPHQWH H[LWRVD SUREDEOHPHQWH IXQFLRQH D WUDY¦V
GH OD DXWR VXJHVWL°Q Ó\D TXH D PHQRV TXH HO SDFLHQWH DVXPD ODV VXJHVWLRQHV GHO
KLSQRWHUDSHXWD\FRQVFLHQWHRLQFRQVFLHQWHPHQWHVLJDSHQVDQGRVREUHHOODVFXDQGRHO
WHUDSHXWD QR HVW¦ SUHVHQWH V°OR HV SUREDEOH TXH WHQJDQ OXJDU ORV UHVXOWDGRV GH PV
FRUWD GXUDFL°Qx S %DUEHU \ 5XFK WDPEL¦Q KDQ UHFDOFDGR
TXHODKLSQRVLVRODVVXJHVWLRQHVVRQHILFDFHVV°ORHQHOJUDGRHQTXHORVLQGLYLGXRVODV
DFHSWDQ\ODVLQFRUSRUDQFRPRVXVSURSLDVDXWRVXJHVWLRQHV
Los procedimientos REH pueden categorizarse como o (1) técnicas «de descubrimiento» que se usan para incrementar el conocimiento de un cliente de los
pensamientos contraproducentes y sus consecuencias emocionales y conductuales,
o como (2) técnicas de reestructuración cognitiva que ayuda a los clientes a reevaluar
racionalmente y modificar las percepciones y conceptos erróneos. Eventualmente
se enseña a los clientes a tomar parte en un proceso racional auto-hipnótico. Los
terapeutas REH enseñan a sus clientes la reestructuración cognitiva así como las
técnicas auto-hipnóticas. El examen de las técnicas que siguen es representativa
de aquellas que los terapeutas REH usan y no intenta ser una lista exhaustiva.
TECNICAS DE DESCUBRIMIENTO
Inducción y Relajación Hipnóticas
A veces los clientes son incapaces de concretar sus pensamientos y emociones
desadaptadas. Sin embargo, una vez que cierran sus ojos y se relajan, muchos de
estos mismos individuos parecen ser más conscientes de sus pensamientos y sentimientos. Esto no significa necesariamente que el trance hipnótico proporcione a
estos individuos poderes que no poseen generalmente. Es posible otras explicaciones que son más consistentes con un punto de vista cognitivo-conductual.
De acuerdo con Barber y sus asociados (1974), el llamado incremento del
recuerdo así como otros fenómenos «hipnóticos» no son habilidades especiales que
se creen desde el estado o trance hipnótico. Han concluido que las modificaciones
sensoriales, perceptivas y conductuales que ocurren en la hipnRsis son «capacidades y
potencialidades» que la mayoría de los individuos normales pueden experimentar y
son el resultado de procesos cognitivos. El incremento del recuerdo se produce
imaginando intensamente sucesos del pasado. La habilidad para llevar a cabo esta
hazaña está afectada por las expectativas, la motivación, y el compromiso en la
tarea del individuo.
Otra posible explicación para el incremento del recuerdo en situaciones de
terapia es que la mayoría de los procedimientos de inducción hipnótica elicitan la
300
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
respuesta de relajación (ver Benson, Ams, y Hoffman, 1981) y son por consiguiente
efectivos en reducir la ansiedad, haciendo más fácil para los clientes pensar y
discutir el material sobre el que estaban previamente demasiado ansiosos o aturdidos
para afrontar. Después de revisar la literatura existente sobre la investigación,
Benson et al (1891) concluyeron que los procedimientos de inducción hipnótica
producen un estado fisiológico similar a los procedimientos de relajación. Edmonston (1979, 1981), después de revisar la literatura, concluyó que la hipnosis
y la relajación son lo mismo.
Sin embargo, la experiencia clínica sugiere que los procedimientos de inducción de trance hipnótico son útiles para aquellos clientes que creen en su eficacia.
Lazarus (1973) encontró este efecto de expectativa en un estudio clínico sobre
hipnosis y terapia de conducta. Los clientes que solicitaron la hipnosis fueron
asignados a un tratamiento que era definido como terapia de relajación o hipnosis.
Aunque los tratamientos fueron realmente iguales para ambos grupos, los clientes
que recibieron «hipnosis», como solicitaron, mostraron una mejoría mayor que el
grupo que recibió «relajación». Por otra parte, los clientes que no manifestaron
preferencia por ningún tipo de terapia tuvieron resultados igualmente buenos con
los dos tratamientos etiquetados de forma diferente. Barber (1978) ha dicho que
cuando la inducción hipnótica es útil no es debido a los poderes de un estado o
trance hipnótico sino debido a la expectativa o creencia individual en la eficacia
del procedimiento.
Técnicas de Imaginación
La imaginación se emplea rutinariamente por los terapeutas cognitivo conducWXales como un mecanismo de evaluación. Se instruye a los clientes a cerrar los
ojos e imaginarse a sí mismos en diversas situaciones problemáticas o, como las
denominan en la RET, sucesos activadores. Esto tiende a elicitar los mismos
pensamientos, fantasias y sentimientos perturbados que son experimentados en las
situaciones reales. Una vez que su conocimiento se incrementa, los clientes son
capaces de relatar lo que están pensando y sintiendo en cada suceso activador.
Las técnicas de imaginación evaluativa pueden aplicarse con o sin procedimientos de inducción hipnótica. Sin embargo, como se mencionó anteriormente,
de acuerdo con Barber et al, (1974) es la imaginación, y las expectativas, motivación
y compromiso en la tarea del individuo, más bien que el «trance», ios responsables
de la elevación del conocimiento que se observa en la hipnosis y en la terapia
cognitivo conductual. Se necesita investigación futura para evaluar la validez de
esta hipótesis.
+D\ RWUDV W¦FQLFDV KLSQ°WLFDV TXH SXHGHQ VHU HQWHQGLGDV GHVGH XQ SXQWR GH
YLVWD FRJQLWLYRFRQGXFWXDO \ SXHGHQ XVDUVH HQ 5(+ SDUD GHVFXEULU SHQVDPLHQWRV
VHQWLPLHQWRV \ IDQWDVªDV GHVDGDSWDGDV (Q OD LQGXFFL°Q GH VXH®R VH GDQ ODV
VXJHVWLRQHVDOFOLHQWHGHTXHWHQGUXQVXH®RXQHQVXH®RRXQDIDQWDVªDTXHHVWDU
UHODFLRQDGR FRQ HO SUREOHPD GHO FOLHQWH (Q OD KLSQRWHUDSLD WUDGLFLRQDO VH GDQ
VXJHVWLRQHV DO FOLHQWH EDMR KLSQRVLV GH TXH WHQGU HO VXH®R GXUDQWH HO WUDQFH R
SRVWKLSQ°WLFDPHQWH PLHQWUDV HVW GXUPLHQGR 6LQ HPEDUJR OD LQGXFFL°Q GH WUDQFH
QR HV QHFHVDULD SDUD LQGXFLU ORV VXH®RV R SURGXFLU LPDJLQDFL°Q LQWHQVD &RPR
%DUEHU YHU%DUEHU\+DKQ%DUEHUHWDO KDVH®DODGRHVSRVLEOHLQIOXLU
LA HIPNOTERAPIA RACIONAL-EMOTIVA: PRINCIPIOS Y TECNICAS
301
en el contenido de los sueños de uno a través de instrucciones y sugestiones simples
solamente. Barber y sus colaboradores (Spanos, Ham, y Barber, 1973) también
encontraron que las alucinaciones visuales pueden ser producidas por sugestiones e
instrucciones de motivación para la tarea sin una inducción de trance previo. Starker
(1974) encontró que los sujetos a los que se les daban instrucciones de motivación
para la tarea para imaginar varias escenas, evaluaban su imaginación como más
intensa que aquellos sujetos hipnotizados a los que se les diR sugestiones para
imaginar diversas escenas. Contrariamente a lo que se asume generalmente acerca de
la hipnosis, Ham y Spanos (1974) encontraron en su estudio que los sujetos nohipnotizados, a los que se les diR instrucciones de motivación para la tarea para
alucinar, clasificaban sus alucinaciones auditivas como más creíbles que un grupo de
sujetos hipnotizados.
La regresión es una técnica que muchos hipnoterapeutas usan para proporcionar
a los clientes insight. Los hipnotistas tradicionales ven la regresión relacionada con
una condición especial que hace posible para un sujeto volver a una experiencia
pasada. Por otra parte, desde un punto de vista cognitivo conductual, la regresión
puede considerarse que es simplemente otra técnica de imaginación para evocar
recuerdos, pensamientos y emociones. Barber y Calverly (1966) encontraron que
los sujetos no hipnotizados a los que se les dió sugestiones para volver al pasado,
a una temprana edad, fueron capaces de experimentar regresión de edad, de la
misma forma en que pudieron los sujetos hipnotizados.
En la REH, aunque hay una preferencia para la imaginación «aquí-y-ahora»
de sucesos activadores recientes, a veces la imaginación regresiva se usa para
explorar el pasado remoto con los clientes. Las decisiones acerca de estas elecciones
pueden hacerse sobre la base de las demandas y expectativas de un clientes. Cuando
los clientes quieren y esperan hipnosis, inducción de sueño o regresión que les
proporcionen respuestas, a menudo es efectivo para «confabularse» con ellos y
usar su motivación para conseguir que cooperen. Este enfoque «de confabularse»
puede servir como el principio para auto-controlar pensamientos y sentimientos
desadaptados. Aunque los terapeutas cognitivo-conductuales a menudo toman prestadas técnicas de diferentes orientaciones, su punto de vista continua siendo cognitivo conductual, y emplean estos procedimientos con el propósito de examinar
o modificar cogniciones, emociones y conductas desadaptadas.
Auto-registro
Los terapeutas RET y otros terapeutas cognitivo conductuales típicamente tienen
a sus clientes registrando pensamientos, fantasªas, sentimientos y conductas entre las
sesiones de terapia. Se pide a los clientes que registren la frecuencia, intensidad,
duración y omnipresencia de sus síntomas. Además se les entrena para observar los
pensamientos que elicitan estas reacciones. Estas actividades terapéuticas son también
importantes en laREH, donde se enseña al cliente que sus síntomas son producidos a
través de auto-sugestiones negativas e irracionales, un proceso que a menudo tiene
lugar sin el completo conocimiento propio, y que es posible observar el proceso y
modificarlo. En la REH, como en la RET y otros enfoques cognitivo conductuales se
instruye a los clientes a anotar y registrar estas auto-sugestiones desadaptadDs (por
ejemplo, sus auto-afirmaciones).
302
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
REESTRUCTURACION COGNITIVA
Las técnicas de reestructuración son generalmente empleadas sin la ayuda de
procedimientos de inducción hipnótica formal. Sin embargo, las intervenciones
hipnóticas comparten elementos en común con procedimientos de reestructuración
cognitiva, y pueden obtenerse beneficios integrando expresamente los dos enfoques.
Como ejemplo, se ha encontrado que las expectativas son importantes en la terapia
cognitivo conductual así como en la hipnosis (ver Spanos y Barber, 1976). Uno
podría predecir desde un punto de vista cognitivo conductual que, para los individuos que creen en los «poderes de la hipnosis», emplear un procedimiento de
inducción hipnótica antes de utilizar las técnicas de reestructuración cognitiva
ayudaría a la credibilidad y por lo tanto a la eficacia, del tratamiento. También
como otro ejemplo, la resistencia a los procedimientos de reestructuración cognitiva
podría reducirse mediante la incorporación de alguna de las ideas de Milton Erickson
acerca del estilo de las sugestiones y el impacto de diversos recursos de comunicación para facilitar la condescendencia a las sugestiones terapéuticas (ver Bandler
y Grinder, 1975; Erickson y Rossi, 1979; Erickson, Rossi, y Rossi, 1976; Wa
tzlawick, 1978). Además, se ha encontrado que las técnicas de reestructuración
cognitiva realzan la terapia de conducta (ver Meichenbaum, 1977) y pueden tener
un efecto similar sobre la hipnoterapia, como se sugirió en los estudios de laboratorio citados anteriormente. Estas son reas para la investigación futura.
(VW PV DOO GHO DOFDQFHGHO SUHVHQWH DUWªFXORGHVFULELU WRGRVREUHODV GLYHUVDV
W¦FQLFDVGHUHHVWUXFWXUDFL°QFRJQLWLYD6HDFRQVHMDDOOHFWRUUHPLWLUVHD%HFN
(OOLV (OOLV\+DUSHU *ROGIULHG\'DYLVRQ 0HLFKHQEDXP
\ 5DLP\ SDUD REWHQHU LQIRUPDFL°Q DGLFLRQDO (O UHVWR GHO FDSªWXORWHQGU
TXH YHU FRQ XQD GHVFULSFL°Q GH ODV W¦FQLFDV GH UHHVWUXFWXUDFL°Q FRJQLWLYDTXH
VRQHPSOHDGDVPVFRP·QPHQWHSRUWHUDSHXWDV5(+
Debatir Creencias Irracionales
El debate de creencias irracionales de Ellis (1962) es una técnica para ayudar a
los clientes a que racionalmente reeval·en y modifiquen sus conceptos erróneos y sus
pensamientos desadaptados. Cuando se integra esta técnica con la hipnosis, uno
comienza el debate después de pasar primero a través del procedimiento de inducción
hipnótica. Puede usarse un enfoque didáctico o Socrático. El enfoque didáctico incluye
enseñanza directa. El terapeuta corrige las concepciones erróneas (tales como «debo
ser perfecto en cualquier ocasión») y explica porqué las percepciones erróneas y los
pensamientos irracionales del cliente son incorrectos y contraproducentes. El método
socrático supone el auto-descubrimiento. Las creencias son desafiadas, con la
intención de animar al cliente a reevaluarlas. Un terapeuta puede combinar o alternar
entre usar estos dos estilos de reevaluación racional. Por ejemplo, el terapeuta puede
empezar a ser didáctico, y cuando un cliente aprende la técnica, llegar a ser más
socrático. O alternativamente, siempre que los clientes tienen dificultad para responder
a cuestiones reflexivas o son incapaces, por sí mismos, el terapeuta puede cambiar a un
enfoque didáctico para reevaluar racio-nalmente las creencias o percepciones
particulares. Eventualmente se enseña a los clientes a cuestionar y desafiar las
percepciones y las concepciones erróneas, por sí mismo, como parte de su práctica al
usar procedimientos auto-hipnóticos.
LA HIPNOTERAPIA RACIONAL-EMOTIVA: PRINCIPIOS Y TECNICAS
303
Inducción del Estado de Animo
Un método efectivo para conseguir que los clientes se den cuenta de cómo
contribuyen a su perturbación es a través de la inducción del estado de ánimo. Esta
técnica es particularmente útil con clientes resistentes o aquellos que tienen dificultad en entender la conexión entre pensamientos y emociones. Típicamente,
aunque probablemente no es necesario, un procedimiento de relajación o inducción
hipnótica se emplea antes que algunas sugestiones para la inducción del estado de
ánimo. Después el terapeuta sugiere que el cliente piense expresamente en los
pensamientos desadaptados que generalmente le elicitan síntomas. A través de estas
sugestiones, se inducen las emociones perturbadas del cliente, proporcionando a
este la oportunidad de experimentar cómo ciertos pensamientos producen los síntomas. Finalmente, se anima al cliente a experimentar con más puntos de vista
racionales y observar los efectos del pensamiento racional al reducir la angustia
emocional.
Imaginación Racional-Emotiva (IRE)
$ WUDY¦V GH OD ,5( ORV FOLHQWHV SUDFWLFDQ HO HQIUHQWDPLHQWR D VXFHVRV DFWL
YDGRUHV +D\ IRUPDV GLIHUHQWHV GH KDFHU ,5( YHU (OOLV \ +DUSHU 0DXOWVE\
8Q HVWLOR GH OD ,5( HV LPDJLQDUVH XQR PLVPR HQ XQ VXFHVR DFWLYDGRU SRU
HMHPSORKDFLHQGRXQH[DPHQ \SUDFWLFDUXVDQGRDXWRDILUPDFLRQHVUDFLRQDOHV WDOHV
FRPRlSUREDEOHPHQWHKDU¦ELHQHOH[DPHQVLKHHVWXGLDGR3HURLQFOXVRVLIUDFDVDVH
QRVHUªDXQDSHUVRQDVLQYDOªDx SDUDPRGLILFDUHPRFLRQHVGHVDGDSWDGDV SRUHMHPSOR
DQVLHGDG DQWH HO H[DPHQ (O LQGLYLGXR WDPEL¦Q SXHGH LPDJLQDUVH D Vª PLVPR
HQIUHQWQGRVH FRQ OD VLWXDFL°Q \ UHVSRQGLHQGR DSURSLDGDPHQWH HMHPSOR WUDQTXLOL
]QGRVH\KDFLHQGRELHQHOH[DPHQ 8QSURFHGLPLHQWRGHUHODMDFL°QRGHLQGXFFL°Q
KLSQ°WLFD SXHGH XVDUVH DQWHV GH OD LPDJLQDFL°Q $O SULQFLSLR HO WHUDSHXWD JXLD DO
FOLHQWH D WUDY¦V GH OD LPDJLQDFL°Q 0V WDUGH HO FOLHQWH SUDFWLFD OD ,5( FRPR XQD
W¦FQLFDGHDXWRFRQWURORDXWRKLSQRVLV
Desensibilización
El enfoque de las habilidades de enfrentamiento a la desensibilización es
similar a la IRE en varios sentidos. Ambos procedimientos implican tener a los
clientes practicando con técnicas de enfrentamiento, tales como procedimientos de
auto-sugestión y relajación, mientras se imaginan a sí mismos enfrentándose a
situaciones difíciles. Sin embargo, desensibilizar una jerarquía (por ejemplo, una
lista de situaciones, ordenadas por rangos de menos a más perturbantes) se emplea
con el propósito de proporcionar a los clientes con exposiciones graduadas a las
situaciones en las que ellos experimentan angustia. Aunque consumen más tiempo,
las exposiciones graduadas son particularmente útiles con individuos extremadamente ansiosos y fóbicos que son resistentes a enfoques más directos. Para más
información sobre esta técnica, ver Goldfried y Davison (1976) y Meichenbaum
(1977).
Se puede integrar la desensibilización con la REH. En la REH, se usa un
procedimiento de inducción hipnótica antes de que los clientes hayan imaginado
304
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
los ªtems de su jerarquía. Mientras se imaginan estas escenas, se da a los clientes
sugestiones racionales que están intentando contrarrestar el efecto de sus percepciones erróneas y cogniciones desadaptadas. También se anima a los clientes a
practicar usando sugestiones racionales y técnicas de relajación como estrategias
de enfrentamiento durante el procedimiento.
Inundación (Flooding)
En la inundación, se enfrenta a un cliente con una situación que provoca
ansiedad o lo imagina hasta que la situación o imaginación no elicite ansiedad por
más tiempo. Los terapeutas conductuales han explicado la inundación y la desensibilización en términos de contracondicionamiento, extinción, o habituación. Los
terapeutas cognitivo conductuales ven estos procedimientos como métodos que
ayudan a los clientes a reevaluar sus miedos y les proporciona oportunidades de
desarrollar estrategias de enfrentamiento. Por ejemplo, después de enfrentarse a
una situación temida un individuo puede tener una «experiencia correctiva» y darse
cuenta que la situación no es realmente peligrosa. La investigación ha demostrado
que la desensibilización y la inundación son, de hecho, más efectivos cuando se
anima expresamente a los sujetos a usar auto-afirmaciones racionales y de enfrentamiento y técnicas de relajación durante su exposición a situaciones que provocan
ansiedad (ver Golden, Geller y Hendricks, 1981; Meichenbaum, 1977).
Cuando se usa la inundación en hipnoterapia, antes de la presentación de los
estímulos que provocan ansiedad se emplea un procedimiento de inducción hipnótica. En la REH, se puede animar también a los clientes a usar sugestiones
racionales y técnicas de relajación para reducir su ansiedad durante la inundación.
Auto-Hipnosis Racional
(O HQWUHQDPLHQWR HQ DXWRKLSQRVLV HV PX\ LPSRUWDQWH HQ OD 5(+ /D DXWR
KLSQRVLVSXHGHVHUXVDGDSRUORVFOLHQWHVFRPRXQDIRUPDGHHQVD\DURSUHSDUDUVHSDUD
VLWXDFLRQHV GLIªFLOHV SRU HMHPSOR VXFHVRV DFWLYDGRUHV R SDUD HQIUHQWDUVH in vivo.
'XUDQWHODVVHVLRQHVGHDXWRKLSQRVLVFRQRVLQHOEHQHILFLRGHODUHODMDFL°QRGHXQ
SURFHGLPLHQWR GH LQGXFFL°Q KLSQ°WLFD ORV FOLHQWHV SUDFWLFDQ GLYHUVDV W¦FQLFDV GH
LPDJLQDFL°Q\GHUHHVWUXFWXUDFL°QFRJQLWLYDVWDOHVFRPRODVGHVFULWDVHQHVWHFDSªWXOR
$GHPV VH FRQFHQWUDQ VREUH ORV QXHYRV SHQVDPLHQWRV TXH TXLHUHQ LQWHUQDOL]DU
'XUDQWH HVWD PHGLWDFL°Q ORV FOLHQWHV PHQWDOPHQWH HQVD\DQ SHQVDPLHQWRV UDFLRQDOHV \
SUDFWLFDQ GQGRVH VXJHVWLRQHV FRQVWUXFWLYDV TXH OHV D\XGDUQ D HQIUHQWDUVH FRQ ORV
VXFHVRVDFWLYDGRUHV'XUDQWHODVH[SRVLFLRQHVin vivoSXHGHQDSOLFDUORTXHSUDFWLFDURQ
GXUDQWHVXVHMHUFLFLRVGHLPDJLQDFL°Q
Exposición in Vivo
Generalmente, después de haber tenido alguna práctica a través de técnicas
de imaginación, se instruye a los clientes a aplicar sus habilidades a situaciones
LA HIPNOTERAPIA RACIONAL-EMOTIVA: PRINCIPIOS Y TECNICAS
305
de la vida-real. Durante la situación usan técnicas de relajación y sugestiones
racionales para reducir sentimientos negativos, controlar hábitos y compulsiones,
o perseguir sus metas, a pesar de sentimientos incómodos. La exposición directa
(inundación in vivo) o la exposición graduada (desensibilización in vivo) pueden
usarse, dependiendo del cliente y de la situación.
DISCUSION
$XQTXH ODV W¦FQLFDV GHVFULWDV DTXª VRQ XVDGDV SRU OD PD\RUªD GH ORV WHUDSHXWDV
5(+HOPRGHORFRJQLWLYRFRQGXFWXDOGHORVIHQ°PHQRVKLSQ°WLFRVTXHVHGHVFULEHQR
HVHOSDUDGLJPDTXHWRGRVORVWHUDSHXWDV5(+DFHSWDU(VWRHVYHUGDGDSHVDUGHOKHFKR
GH TXH ORV WHUDSHXWDV 5(+ JHQHUDOPHQWH VXVFULEHQ OD WHRUªD UDFLRQDOHPRWLYD GH OD
SHUWXUEDFL°QHPRFLRQDO\HOFDPELRWHUDS¦XWLFR
5HFLHQWHPHQWH VH KD FXHVWLRQDGR HO lPLWR GH XQLIRUPLGDGx GH TXH WRGDV ODV
WHUDSLDV FRJQLWLYR FRQGXFWXDOHV VRQ SDUHFLGDV R LJXDOPHQWH HILFDFHV YHU 0HL
FKHQEDXP (V LPSRUWDQWH HYLWDU XQ PLWR VLPLODU DFHUFD GH OD KLSQRWHUDSLD
FRJQLWLYRFRQGXFWXDO/D5(+HVV°ORXQRGHORVGLYHUVRVHQIRTXHVSRVLEOHVFRJQLWLYR
FRQGXFWXDOHVDODKLSQRWHUDSLD/D5(+TXHVHSUHVHQWDDTXªHVXQDLQWHJUDFL°QGHOD
5(7ODVW¦FQLFDVGHDOJXQDGHODVRWUDVWHUDSLDVFRJQLWLYRFRQGXFWXDOHV\ODVW¦FQLFDV
GH GLYHUVRV HQIRTXHV GH KLSQRWHUDSLD (VWD EDVDGR HQ XQ PRGHOR GH KLSQRVLV GH QR
WUDQFH VLQ HPEDUJR ORV KLSQRWHUDSHXWDV GH GLUHFFL°Q GH HVFHQD UDFLRQDOHV SDUHFHQ
DFHSWDUXQPRGHORGHWUDQFHWUDGLFLRQDO %RXWLQ
(Q W¦UPLQRV GH FRQVLVWHQFLD OD 5(7 \ OD 5(+ VRQ PV FRPSDWLEOHV WHRU¦WL
FDPHQWH FRQ XQ PRGHOR GH KLSQRVLV GH QR WUDQFH /D 5(+ \ HO PRGHOR GH KLSQRVLV
FRJQLWLYR FRQGXFWXDO GH %DUEHU HQIDWL]DQ HO DXWRFRQWURO \ F°PR ODV FRJ
QLFLRQHVSURSLDVDIHFWDQDODVHPRFLRQHVFRQGXFWDV\UHVSXHVWDVILVLRO°JLFDVGHXQR
PLVPR /D LQYHVWLJDFL°Q HV QHFHVDULD QR V°OR SDUD HYDOXDU OD HIHFWLYLGDG GH ODV
GLYHUVDVW¦FQLFDV5(+VLQRWDPEL¦QSDUDODYDOLGDFL°QGHORVGLIHUHQWHVPRGHORV
REFERENCIAS
Arboz. D. L. Negative sel-hypnosis. Journal of Contemporary Psychotherapy, 1981, 12,
45-52.
Bandler, R., & Grinder, J. Patterns of the hypnotic techniques of Milton H. Erickson, M.
. Cupertino Calif.: Meta Publications, 1975.
Barber, T. X. Hypnosis, suggestions, and psychosomatic phenomena: A new look from the
standpoint of recent experimental studies. The American Journal of Clinical Hypnosis,
1978, 21, 13-27.
Barber, T. X. Suggested («hypnotic’) behavior: The trance paradigm versus an alternative
paradigm. In E. Fromm & R. E. Shor (Eds.), Hypnosis: Developments in research
and new perspectives. (2and rev. ed.). New York: Aldine, 1979.
Barber, T. X., & Calverly, D. S. Effects on recall of hypnotic induction, motivational
suggestions, and suggested regression: A methodological and experimental analysis.
Journal of Abnormal Psychology, 1966, 71, 169-180.
Berber, T. X., & Hahn, K. W., Jr. Suggested dreaming with and without hypnotic induction.
Medfield Mass.: Medfield Foundation, 1966.
306
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Barber, T. X., Spanos, N. P., & Chaves, J. F. Hypnosis, imagination and human potentialities. New York: Pergamon Press, 1974.
Beck, A. T. Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1982.
Benson, J., Aras, P. A., & Hoffman, J. W. The relaxation response and hypnosis. The
International Journal of Clinical and Experimental Hypnosis, 1981,29, 259-270.
Boutin, G. E. Treatment of test anxiety by rational stage directed hypnotherapy: A case
study. American Journal of Clinical Hypnosis, 1978, 21, 52-57.
Diamond, M. J. Modification of hypnotizability: A review. Psychological Bulletin, 1974,
81, 180-198.
Diamond, M. J. Hypnotizability is modifiable: An alternative approach. International Journal of Clinical and Experimental Hypnosis, 1911,25, 147-166.
Edmonston, W. E. The effects of neutral hypnosis on conditioned responses: Implications
for hypnosis as relaxation. In E. Fromm & R. E. Shor (Eds.), Hypnosis: Developments
in research and new perspectives. (2nd rev. ed.). New York: Aldine, 1979.
Edmonston, W. E. Hypnosis and relaxation: Modern verification of an old equation. New
York: John Wiley, 1981.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A., & Harper, R. A. A new guide to rational living. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, 1975.
Erickson, M. H., & Rossi, E. L. Hypnotherapy: An exploratory casebook. New York:
Irvington, 1979.
Erickson, M. H., Rossi, E. L., & Rossi, S. L. Hypnotic realities. New York: Irvington,
1976.
Golden, W. L., Geller, E., & Hendricks, C. A. A coping-skills approach to flooding therapy
in the treatment of test anxiety. Rational Living, 1981, 16, 17-20.
Goldfried, M. R., & Davison, G. C. Clinical behavior therapy. New York: Holt, Rinehart
and Winston, 1976.
Ham, M. W., & Spanos, N. P. Suggested auditory and visual hallucinations in task-motivated
and hypnotic subjects. American Journal of Clinical Hypnosis, 1974, 17, 94-101.
Katz, N. W. Comparative efficacy of behavioral training, training plus relaxation, ands
sleep/trance hypnotic induction in increasing hypnotic susceptibility. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 1979,47, 119-127.
Lazarus, A. A. «Hypnosis» as a facilitator in behavior therapy. International Journal of
Clinical and Experimental Hypnosis, 1973, 21, 25-31.
Maultsby, M. C., Jr. Help yourself to happiness through rational self-counseling. Boston:
Marlborough House, 1975.
Meichenbaum, D. Cognitive-behavioral modification: An integrative approach. New York:
Plenum Press, 1977.
Raimy, V. Misunderstandings of the self: Cognitive psychotherapy and the misconception
hypothesis. San Francisco: Jossey Bass, 1975.
Ruch, J. C. Self-hypnosis: The result of hetervtohypnosis or vice versa? International Journal
of Clinical and Experimental Hypnosis. 1975, 23, 282-304.
Spanos, N. P. Goal-directed phantasy and the performance of hypnotic test suggestions.
Psychiatry, 1911,34, 86-96.
Spanos, N. P., & Barber, T. X. Cognitive activity during «hypnotic» suggestibility: Goaldirected fantasy and the experience of non-valition. Journal of Personality, 1972, 40,
510-524.
Spanos, N. P., & Barber, T. X. Toward a convergence in hypnosis research. American
Psychologist, 1974, 29, 500-511.
Spanos, N. P., & Barber, T. X. Behavior modification and hypnosis. In M. Hersen, R.
M. Eisler, & P. M. Miller (Eds.), Progress in behavior modification. New York:
Academic Press, 1976.
LA HIPNOTERAPIA RACIONAL-EMOTIVA: PRINCIPIOS Y TECNICAS
307
Spanos, N. P. , Ham, M. W., & Barber, T. X. Suggested («hypnotic»— visual hallucinations: Experimental and phenomenological data. Journal of Abnormal Psychology,
1973, 81, 96-106.
Starker, S. Effects of hypnotic induction upon visual imagery. Journal of Nervous and
Mental Disease, 1974, 159, 433-437.
Tosi, D. J. Youth toward personal growth: A rational-emotive approach. Columbus, Ohio:
Charles Merril, 1974.
Watzlawick, P. he language of change. New York: Basic Books, 1978.
Cuarta Parte
Aplicaciones de la Terapia
Racional-Emotiva
18
Terapia Racional-Emotiva
en Grupo*
Richard L. Wessler
La terapia racional-emotiva (RET) como psicoterapia de grupo empezó casi
tan pronto como la RET individual. En 1955, Albert Ellis, que se había especializado como psicoanalista y que ya era muy conocido como consejero sexual y
matrimonial, no se encontraba muy satisfecho con los resultados obtenidos empleando los principios psicoanalíticos. Por ello, decidió con osadía enfrentar directamente a los pacientes con sus filosofías contraproducentes, argüir activamente
contra sus ideas, y asignar tareas conductuales y cognitivas para que se utilizasen
al poner en práctica sus nuevas formas adoptadas de pensar y actuar (Ellis, 1962).
/DVPHWDVGHOD5(7WDQWRVLVHOOHYDDFDERHQJUXSRFRPRLQGLYLGXDOPHQWHVRQ
HQVH®DU D ORV FOLHQWHV D FDPELDU VX HPRFLRQDOLGDG \ FRQGXFWD WUDQVWRUQDGD \ D
HQIUHQWDUVH FDVL D FXDOTXLHU VXFHVR GHVDIRUWXQDGR TXH SXHGH VXUJLU HQ VXV YLGDV /D
5(7 PDQWLHQH TXH ORV KXPDQRV SXHGHQ HPSOHDU VXV SURFHVRV GH SHQVDPLHQWR
LQWHQFLRQDO HQ VX SURSLR EHQHILFLR UHVROYLHQGR VXV SUREOHPDV \ UHSHQVDQGR DILU
PDFLRQHV FRQWUDSURGXFHQWHV DFHUFD GH VX SURSLD VXSXHVWD SHUIHFFL°Q \ OD GH RWUDV
SHUVRQDV
El resultado ideal de la RET sería que el individuo adoptase un actitud de autoaceptación más bien que de auto-juicio; aceptase las realidades de la vida,
incluyendo las realidades calamitosas, mediante el reconocimiento de su existencia
y no intentando evitarlas o impedirlas con pensamientos mágicos y maniobras
supersticiosas. Implicaría abstenerse de juzgar a otras personas de una forma global
y especialmente de condenarlas por sus deficiencias y transgresiones. Significaría
adoptar una forma independiente de filosofía ética más bien que infantil de depender
de otras personas o de la religión, de reglas absolutas acerca de lo bueno y lo malo;
perseguir sin avergonzarse el placer de los intereses a largo-plazo y a corto plazo,
* El Dr. Wessler publicó originalmente este capítulo en Arthur Freedman (Ed), Cognitive Therapy with
Couples and Groups (New York: Plenum Press, 1983).
312
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
en vez de conformarse a reglas rígidas desagradables o dándose el gusto imprudente
sin prestar atención al futuro.
La RET pretende ayudar a la gente a reducir o eliminar fuertes emociones
negativas (por ejemplo, ansiedad, depresión y hostilidad) de manera que puedan
vivir personalmente vidas más satisfactorias. Para lograr esta meta, la RET pretende
ayudar a la gente a identificar las creencias que producen y sustentan las experiencias
emocionales disfuncionales y las conductas desadaptadas y cambiarlas a creencias
que fomentan más bien que frustran sus objetivos personales.
La meta del cambio, en otras palabras, es una filosofía de reestructuración
elegante que permite al individuo dedicarse más eficazmente a las metas humanas
comunes de supervivencia y felicidad.
CONCEPTOS BASICOS
/D HWLTXHWD GH terapia racional-emotiva VH UHILHUH D GRV DFWLYLGDGHV SVLFRO°
JLFDVGLIHUHQWHVGHORVWHUDSHXWDV3ULPHURODHWLTXHWDUHSUHVHQWDGDDOD5(7FOVLFD
FDUDFWHUL]DGD SRU ORV HVFULWRV H[WHQVRV GH $OEHUW (OOLV (Q HVWD IRUPD GH 5(7 VH
SRVWXODTXHODSHUWXUEDFL°QQHXU°WLFDHVWFDXVDGDSRUSHQVDPLHQWRLUUDFLRQDOORTXH
VH HQVH®D D LGHQWLILFDU DO FOLHQWH (O SURFHVR HV DOWDPHQWH GLUHFWLYR FRQIURQWDWLYR \
HGXFDWLYR+DVLGRLOXVWUDGRDPSOLDPHQWHSRU(OOLVHQWUDQVFULSFLRQHVGHVHVLRQHVGH
WHUDSLD (OOLV \ HQ JUDEDFLRQHV GH FLQWDV SXEOLFDGDV SRU HO ,QVWLWXWR GH 9LGD
5DFLRQDOGHOD&LXGDGGH1XHYD<RUN\HQSHOªFXODV\YLGHRV
El segundo significado de la etiqueta RET es coextensiva con los enfoques de
aprendizaje cognitivos de terapia. Ha sido llamada RET exhaustiva (Walen,
DiGiuseppe, y Wessler, 1980) para distinguirla de la RET clásica. En esta forma
de RET, se postula que la perturbación neurótica está causada por pensamientos
irracionales así como por percepciones defectuosas, inferencias embrolladas, definiciones arbitrarias, y razonamiento ilógico.
La versión clásica es altamente filosófica en el sentido que se centra explícitamente sobre valores humanos, sobre temas de bueno y malo (p. ej. moralidad),
y sobre una filosofía de vida que incluye la tolerancia hacia las imperfecciones de
uno, las transgresiones de otras personas, y el amplio suministro de frustración por
parte del mundo.
Como la RET clásica, la RET exhaustiva es altamente directiva, confrontativa
y educativa; pero es además persuasiva y hace uso de técnicas y procedimientos
desarrollados por el aprendizaje cognitivo y otras formas de tratamiento. Tiende a
ser bastante más ecléctica, pero sin perder el corazón filosófico que distingue a la
RET de su enfoques aliados. Desgraciadamente, hay pocos ejemplos de RET
exhaustiva disponibles para leer, escuchar y ver. Sin embargo, la RET exhaustiva
es la que la mayoría de los practicantes de la RET, incluyendo a Albert Ellis, practica,
especialmente en grupos de terapia.
TERAPIA
Teoría
La teoría de la RET como tratamiento de la perturbación es bastante simple:
si una persona cambia sus creencias irracionales a creencias racionales, sufrirá
TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA EN GRUPO
313
menos y disfrutará más de la vida. La evaluación de sí mismo, de otras personas,
y del mundo en general son los principales objetivos del cambio.
El tratamiento RET se base en un modelo educacional y persuasivo. Se enseña
a los clientes a identificar cómo se perturban a sí mismo descubriendo sus creencias
irracionales, luego se Ies informa acerca de por qué sus creencias son irracionales
y cómo cambiarlas. Si cambian sus reglas filosóficas de vida y viven de acuerdo
a esos cambios, llevarán vidas más satisfactorias y agradables. No hay apoyo sobre
que algunas fuerzas profundas o misteriosas les impidan cambiar su filosofía de
vida. Se postula que las personas tienen tendencias innatas a retener o readoptar
sus creencias irracionales (Ellis, 1976), y debido a la existencia de aprobación
social amplia para algunas de ellas, a retenerlas fácilmente.
Ya que las personas a menudo se resisten a cambiar o fracasan en cambiar
cuando se les presenta la nueva información, son típicos de las sesiones RET otros
intentos persuasivos que den información (Wessler y Ellis, 1980). Estos intentos
persuasivos es mejor etiquetarlos como métodos disuasivos porque su propósito es
ayudar a las personas a vencer sus disfuncionalidades (Wessler y Wessler, 1980).
Los métodos disuasivos se basan en teorías de formación y cambio de actitud.
El componente evaluativo de las actitudes es el objetivo particular del cambio
porque en la RET el sistema de creencias se basa en evaluaciones. La información
dada se dirige al componente conocido de una actitud, pero debido a que muchas
actitudes no se basan en el conocimiento, la información dada tiene sus limitaciones.
Las actitudes a menudo se presentan formadas por tres componentes (conocimiento, evaluación y acción), en relación interdependiente. Un cambio en uno
SXHGH OOHYDU DO FDPELR HQ ORV RWURV GRV 8QD WHRUªD IXQGDPHQWDO GHO FDPELR GH
DFWLWXGHVODdisonancia cognoscitiva )HVWLQJHU SURSRQHTXHHOFDPELRHQODV
HYDOXDFLRQHV VH VHJXLUGHOFDPELR HQHO FRQRFLPLHQWRR HQOD DFFL°Q RDO UHY¦V/D
WHRUªD GHO WUDWDPLHQWR GH OD 5(7 KDFH XVR GH HVWH SULQFLSLR RIUHFLHQGR DUJXPHQWRV
FRQWUD HO PDQWHQLPLHQWR UªJLGR GH FUHHQFLDV DEVROXWLVWDV \ DVLJQD WDUHDV HQWUH ODV
VHVLRQHVGHWHUDSLD/DWDUHDJHQHUDOPHQWHFRQVLVWHHQTXHHOFOLHQWHKDJDDOJRTXHVHD
LQFRQVLVWHQWH FRQ VXV FUHHQFLDV \ GH HVWD IRUPD LQGX]FD D OD GLVRQDQFLD &RPR
)HVWLQJHU VH®DOD HV GLIªFLO QHJDU TXH KLFLVWH DOJR FRQWUD WXV FUHHQFLDV HYDOXDWLYDV
HVSHFLDOPHQWHVLKD\WHVWLJRV/DJHQWHWLHQGHDDMXVWDUVXVFUHHQFLDVHYDOXDWLYDVSDUD
DFRPRGDUODV D OR TXH KDQ KHFKR R SDUD DFRPRGDUODV D OR TXH KDQ DSUHQGLGR R D
DPEDVFRVDV
0XFKDV RWUDV PDQLREUDV GLVXDVLYDV VH SUHVHQWDUQ PV WDUGH HQ HVWH FDSªWXOR
7RGR SXHGH VH HQWHQGLGR FRPR LQWHQWRV SDUD FDPELDU ODV DFWLWXGHV /D 5(7 QR
GHSHQGH V°OR GH OD GLVFXVL°Q UDFLRQDO SDUD SURGXFLU HO FDPELR WHUDS¦XWLFR (Q HO
VHQWLGR PV DPSOLR GH OD 5(7 FXDOTXLHU FRVD GHQWUR GH ORV OªPLWHV GH ODV ¦WLFDV
SURIHVLRQDOHVTXHD\XGHDODJHQWHDFDPELDUVXVPHQWHVHQIDYRUGHXQDILORVRIªDGH
YLGDPVVDWLVIDFWRULDSHUVRQDOPHQWHHVXQDSDUWHOHJªWLPDGHOD5(7/D5(7DVXPH
TXH HO LQGLYLGXR FDPELD VX SURSLD PHQWH \ SXHGH HOHJLU KDFHUOR DVª QR HV
UHVSRQVDELOLGDGGHOWHUDSHXWDIRU]DUHOFDPELR
Proceso de Terapia
De forma general, la RET procede como sigue: El cliente individual identifica
explícita o implícitamente que quiere ciertos cambios o metas. El terapeuta muestra
314
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
al cliente que las metas del cambio personal pueden alcanzarse mediante el cambio
cognitivo. El terapeuta pasa a mostrar cuáles son las creencias desadaptadas del
cliente y cómo pueden ser cambiadas. El cliente después puede elegir trabajar en
cambiar su pensamiento.
Este proceso establecido de forma simple puede desarrollarse en una o varias
sesiones. Algunas personas nunca cambian mucho, a pesar de esfuerzos sinceros.
(Por qué es su pensamiento tan difícil de cambiar, no se sabe, pero Ellis sospecha
ditesis biológica).
No hay ninguna suposición de que se deba establecer una relación especial
con el terapeuta antes de que pueda producirse el cambio. El terapeuta exhibe
aceptación, no condenando al cliente, aunque puede expresar juicios acerca de
alguna de las acciones del cliente.
Probablemente tiene que verse al terapeuta de determinada forma por parte
del cliente para ser efectivo. La literatura sobre el cambio de actitudes y persuasión
(Karlins y Abelson, 1970; McGuire, 1969; Zimbardo y Ebbesen, 1969) sugiere
algunas percepciones del terapeuta que promueven la eficacia de la RET. Probablemente el terapeuta es más eficaz si es percibido como creíble por parte del
cliente. Una percepción de credibilidad puede ser promovida mostrando pericia y
honradez. Una forma de estar seguro y una creencia en lo que dice, tiende a
comunicar tal pericia (cf. Frank, 1978), ayudan también los títulos docentes y la
reputación profesional. La honradez puede producirse cuando los clientes ven a los
terapeutas como genuLnamente interesados en ayudarles y no trabajando para el
beneficio exclusivo del terapeuta. El principio de la honradez es tener interés sincero
por la mejoría y bienestar del cliente. La lista de la características incluye calidez y
habilidad empática.
La relación con el cliente es importante por otra razón que está desconectada
de algunos aspectos supuestamente curativos. Las características del terapeuta que
son irrelevantes al sistema de creencias del cliente probablemente influyen en la
aceptación del pensamiento racional. En otras palabras, los clientes pueden cambiar
sus mentes por razones que no tienen que ver con la lógica y la evidencia que se
les presenta. Así como los estudiantes en el colegio dicen que les gusta un curso
o expresan que lo hacen bien porque les gusta el profesor, los clientes pueden creer
a un terapeuta porque les gusta o rechazar el mensaje WHUDS¦XWLFR porque no les gusta.
En la terapia de grupo se multiplican los mismos puntos. Si al individuo no le gustan,
no respeta, o no cree a los miembros del grupo y al terapeuta, las oportunidades de ser
ayudado se reducen enormemente.
Un aspecto a tener en cuenta de cualquier grupo es su dinámica. Ya que el
individuo es el foco del cambio en los grupos RET, las dinámicas son importantes
en el grado que afecten al pensamiento, sentimiento y conductas del individuo.
Las normas del grupo o sus modelos de comunicación y la emergencia de roles de
liderazgo pueden usarse terapéuticamente o, si se fomenta la continuidad del pensamiento irracional, pueden funcionar iatrogénicamente. Así, en un grupo RET,
la cohesividad es aceptada, promovida o desalentada, dependiendo de si los propósitos terapéuticos de los individuos en el grupo son alentados o dificultados por la
cohesividad del grupo.
La terapia grupal proporciona oportunidades para observar las interacciones de
un cliente y hacer comentarios sobre ello. A veces enseñar habilidades interpersonales es el asunto principal de un grupo RET. Eso, sin embargo, generalmente
TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA EN GRUPO
315
sucede en conjunción con o después de que la atención se ha centrado en el sistema
de creencias del cliente. Por ejemplo, enseñar habilidades de comunicación asertiva
puede ayudar a una persona en su vida diaria, pero por sí misma es un paliativo.
Las habilidades asertivas pueden ayudar a incrementar la oportunidad para conseguir
lo que uno quiere, pero no reduce exageradamente la injusticia de no conseguir lo
que uno quiere. De forma similar, la mejora de las habilidades de comunicación
entre las parejas, citadas tan a menudo por parejas y consejeros como una dificultad
seria, es un propósito secundario en la RET. La meta primaria es reducir la perturbación personal; después se puede enseñar a la pareja cómo mejorar en su
comunicación.
Tácticas de tratamiento
Las consideraciones iniciales en el proceso de la RET en grupo son las mismas
que en el caso individual. El individuo es el foco del cambio y por consiguiente
es necesaria la evaluación de los problemas individuales. La evaluación aquí significa la comprensión de las dinámicas cognitivas, las principales creencias racio-nales
e irracionales y sus consecuencias emocionales y conducWXales resultantes. Datos
referentes al estatus social, matrimonial, orden de nacimiento, peso, talla y edad de los
individuos son de poca o ninguna importancia en la RET. En parte, incluso los
problemas prácticos de la vida de una persona (los A en el modelo ABC) son de poca
importancia al menos inicialmente. Más tarde, después de tratar con el sistema de
creencias, pueden tomarse los problemas prácticos.
El terapeuta que dirige el grupo está en una posición mejor que los miembros
del grupo para hacer una evaluación diagnóstica del problema en términos del
modelo ABC. Sin embargo, los miembros del grupo, cuando aprenden el modelo
ABC, a menudo llegan a ser expertos en reconocer las creencias irracionales y
defensas de los otros. Existe el riesgo de que los miembros del grupo puedan
tácitamente no estar de acuerdo en enfrentarse unos con otros u ofrecer sólo sugerencias de resolución de problemas prácticos, pero un líder-terapeuta experimentado reconocerá tales acciones, las comentará, e intentará prevenir su reaparición.
Para hacer una evaluación o un diagnóstico del problema, el terapeuta y los
miembros del grupo preguntan activamente cuestiones, exploran respuestas, ofrecen
comentarios, y examinan hipótesis inferidas de la conducta en grupo y de las autonarraciones de pensamientos, sentimientos y acciones del cliente focal. La estrategia
general es seguir el modelo ABC. El cliente focal, al presentar un problema
personal, generalmente comienza con la A o experiencLa activadora. A continua-ción
se buscan y clarifican las consecuencias emocionales, la C. A veces tanto A como C se
revelan en la presentación inicial de un problema específico, por ejemplo «iMe enfadé
mucho con mi jefe cuando me pidió que trabajase horas extraordinarias la pasada
noche!». En esta ilustración el individuo identifica la A (el jefe pidiendo a la persona
trabajar horas extras) y C (hostilidad). Los miembros del grupo, dirigidos por el
terapeuta, después pueden hacer preguntas acerca tanto de A como de C, por ejemplo
«¿Qué razones dió el jefe?» (Una pregunta sobre A); «Tenías alguna cosa más
que hacer?» (otra pregunta sobre A); «¿Ha sucedido esto muy a
menudo?» (otra pregunta más sobre A). Y, «¿Le permitiste saber que estabas
316
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
enfadado?» (pregunta de C); «¿Cómo supiste que era enfado lo que experimentabas?» (otra pregunta de C). Estas cuestiones clarifican y añaden riqueza a la
narración y son especialmente útiles si el cliente tiene dificultades en reconocer y
narrar experiencias emocionales, como a veces es el caso.
El terapeuta después dirige al grupo a centrarse en el sistema de creencias.
Usando el modelo de ira presentado anteriormente en este capítulo, el terapeuta
cuestiona sobre las demandas que el cliente coloca sobre la conducta del jefe («No
debe pedirme que trabaje horas extras»), reprobación («Es un bastardo por hacer
una petición tal»), intolerancia («No debería tener un posición de responsabilidad
si va a hacer tales peticiones»), y grandiosidad («No tiene derecho a pedirme que
trabaje horas extras»). Uno por uno se van descubriendo los pensamientos evaluativos del cliente acerca de la situación. Podría pedirse que desafíe la veracidad
de las auto-afirmaciones, o los miembros del grupo podrían dar razones de por
qué no son ciertas las auto-afirmaciones.
Además del enfoque de presentación de problemas personales, los grupos RET
también pueden ser experienciales. Los ejercicios de grupo adoptados de diversas
procedencias pueden usarse para «producir» consecuencias emocionales. El siguiente ejercicio podría utilizarse fácilmente con un grupo nuevo; su propósito es
«producir» consecuencias emocionales (generalmente ansiedad); descubrir defensas,
introducir la noción de que el pensamiento, especialmente el pensamiento evaluativo,
en su mayor parte determina experiencias emocionales; y que gran parte de tal
pensamiento se desarrolla automáticamente sin demasiado conocimiento. El terapeuta
dirige el grupo:
Voy a pediros que penséis en algún secreto, en algo acerca de vosotros que
normalmente no contaríais a nadie más. Podría ser algo que hicisteis en el
pasado, algo que estáis haciendo ahora en el presente. Algún hábito secreto
o característica física. (Pausa) ¿Estáis pensando sobre ello? (Pausa) Bien.
$KRUD YR\ D SHGLU D DOJXLHQ TXH FXHQWH DO JUXSR OR TXH KD SHQVDGR SDUD
GHVFULELUOR HQ GHWDOOH (Pequeña pausa) 3HUR \D TXH V¦ TXH WRGR HO PXQGR
TXHUUªDKDFHUHVWR\QRWHQHPRVVXILFLHQWHWLHPSRSDUDTXHORFXHQWHWRGRHO
PXQGRVHOHFFLRQDU¦DDOJXLHQ(Pausa, mirando alrededor del grupo)6ªFUHR
TXH WHQJR D DOJXLHQ HQ PHQWH (Pausa) 3HUR DQWHV GH OODPDU D HVD SHUVRQD
SHUPLWLGPHTXHRVSUHJXQWH|TX¦HVWLVH[SHULPHQWDQGRDKRUDPLVPR"
&RP·QPHQWH VH PHQFLRQDQ UHVSXHVWDV WDOHV FRPR lWHQVL°Qx lDQVLHGDGx \
lQHUYLRVx6HH[SUHVDQLGHDVWDOHVFRPRlb(VSHURTXHQRPHOODPHQDPªx(QHVWH
SXQWRHOWHUDSHXWDPXHVWUDDOJUXSRTX¦HVHOpensamientoGHKDFHUDOJRQRHOKDFHUOR
HQ Vª PLVPR OR TXH OOHYD D HVWRV VHQWLPLHQWRV (O WHUDSHXWD GHVSX¦V SUHJXQWD
FXHVWLRQHVDFHUFDGHODVFODVHVGHSHQVDPLHQWRVTXHOOHYDURQDVXVVHQWLPLHQWRV6RQ
UHVSXHVWDV WªSLFDV l6L HOORV HQFRQWUDVHQ GHWDOOHV VREUH Pª TXH QR TXLHUR TXH VHSDQ
VHUªD KRUULEOHx 8QD YH] TXH OD GLVFXVL°Q KD HPSH]DGR D PHQXGR DGTXLHUH YLJRU
FXDQGRODJHQWHVHKDFHFDUJRGHTXHVXIXHUWHSHQVDPLHQWRHYDOXDWLYRDFHUFDGHOR
TXHSRGUªDVXFHGHUOHVOOHY°DVXVUHDFFLRQHVDQVLRVDV&XDQGRODGLVFXVL°QSURJUHVD
HO WHUDSHXWD SXHGH PRVWUDU D ORV PLHPEURV GHO JUXSR TXH SXHGH DILUPDUVH TXH HOORV
VLJXHQQRUPDVVRFLDOHVLPSOªFLWDVHQODVLWXDFL°QSRUHMHPSORlGHERKDFHUORTXHHO
OªGHUGLFHx/DVFRQFOXVLRQHVTXHSURGXFHQDQVLHGDGVRQREYLDVl<VLQRKDJROR
TXHGLFHSHQVDUQTXHORHVWR\HYLWDQGRRTXHQR
TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA EN GRUPO
317
puedo aguantarlo o que tengo alguna otra debilidad. Eso sería horrible y probaría
que soy una persona verdaderamente inútil!».
La discusión posterior puede mostrar a la gente su defensividad y auto-protección. Por ejemplo, algunas personas admitirán que no habrían revelado nada
demasiado embarazoso, sólo algo que sonase arriesgado pero que realmente fuese
«seguro». Otros admitirán que pensaron en abandonar la habitación. Tales respuestas a menudo se generalizan a otras situaciones también y pueden descubrirse
al preguntar, «¿Es ésta tu reacción típica, de la forma que generalmente actúas
cuando te encuentras en un aprieto?».
Un líder de grupo RET imaginativo puede incorporar casi cualquier ejercicio
dentro del proceso. El «secreto» es cómo se procesa la experiencia, no cómo se
conduce. Cualquier experiencia o ejercicio genera sentimientos «aquí y ahora» que
pueden ser procesados usando el modelo ABC. Y, desde luego, el conocimiento
del sistema de creencias o insights propios de la conducta no es el final del proceso
de una experiencia. La disuasión —ayudar a la persona a cambiar el pensamiento
evaluativo disfuncional— es la actividad crucial.
Nardi (1979) ha combinado elementos del psicodrama con la RET. Por ejemplo, un miembro del grupo representa al padre de otro miembro que grita creencias
irracionales y golpea a la persona focal con un palo de goma; luego el cliente focal
toma el bate y se golpea a sí mismo mientras grita las mismas creencias. Aunque
este ejercicio exagera la importancia de agentes de socialización tempranos al
adquirir las creencias irracionales, es una demostración efectiva de lo que el cliente
hace hoy para crear su propia desgracia. En otro ejercicio inspirado en el psicodrama
los miembros del grupo actúan como sus alternativas diciendo las creencias irracionales de los principales roles en un psicodrama; los miembros actúan como sus
alternativas diciendo las creencias irracionales de los principales roles en un psicodrama. Este ejercicio da a los miembros la oportunidad de clarificar qué es el
pensamiento irracional y cómo afecta a la conducta.
Los ejercicios didácticos pueden enseñar los principios de la RET, tal como
en la demostración siguiente que inventé para mostrar la idea de la complejidad
humana y lá ilegitimidad de la auto-evaluación. Es más conveniente que se introduzca después de que un cliente esté expresando algún comentario de auto-desaprobación. El terapeuta dice, «Antes de que respondamos al comentario de John,
me gustaría pedir a todo el mundo que haga algo por mí. ¿Véis esa mesa? Me
gustaría que alguien la midiera». Si nadie responde, se elegirá a alguien, especialmente a John para que emprenda la tarea. Los miembros del grupo ambiciosos
medirán la largura, anchura, altura, o peso de la mesa. Ninguno de estos datos es
aceptado por el terapeuta. No es la largura, la anchura, la altura, o el peso lo que
interesa, sino la mesa en sí misma. Desde luego, no hay formas de medir la mesa
en sí misma; a continuación puede discutirse el error de la parte por el todo, (partis
por toto) en la auto-evaluación. Medir la valía total de uno sobre la base de unas
pocas dimensiones no es legítimo, es una forma de auto-perjudicarse. Los humanos,
desde luego, son considerablemente más complejos que las mesas.
El ensayo cognitivo y conductual, especialmente en la forma de role-playing,
puede usarse fácilmente en un grupo RET. El grupo a menudo proporciona un
ambiente «seguro» en el que experimentar nuevas conductas adquiridas a través
de habilidades de entrenamiento y reforzar nuevas formas racionales de pensar.
Cuando los problemas de un cliente incluyen una buena cantidad de ansiedad
318
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
interpersonal, el grupo proporciona un foro para experimentar habilidades interpersonales; y lo que es más importante, proporciona un foro para atacar la vergüenza, que en la teoría de la RET está en el corazón de la ansiedad interpersonal.
Se presupone que la vergüenza surge cuando uno anticipa o experimenta miedo
real o atribuye crítica por parte de otras personas de la debilidad propia. En el
grupo uno puede aprender a no sentirse avergonzado acerca de alguna de sus
características y puede trabajar en mejorar aquellas características que pueden ser
modificadas.
Para resumir, la actividad inicial en el proceso de terapia racional-emotiva es
evaluar el problema del individuo. Para hacer esto, las cuestiones se construyen
de una forma que produzcan información que apoye o rebata la hipótesis acerca
de las dinámicas cognitivas del individuo formuladas por el terapeuta y los miembros del grupo. El siguiente paso es hacer al individuo consciente de cómo está
creando el auto-sabotaje emocional y las consecuencias conductuales. El siguiente
paso es la disuasión, cualquier actividad propuesta para ayudar al individuo a
cambiar su creencias desadaptadas, irrealistas e irracionales hacia unas que promuevan la supervivencia y la felicidad individual. Los dos enfoques más comunes
son (1) la educación y (2) los métodos directos e indirectos de influencia. Los
métodos directos principales son el diálogo socrático y el debate lógico. Cuando
los métodos directos no parecen ser eficaces, pueden usarse los métodos indirectos.
Las tareas han sido un elemento característico de la RET ya desde su inicio.
Su uso en grupo difiere poco de su uso individualmente. El cliente está de acuerdo
en hacer alguna actividad durante el espacio entre ambas sesiones. La actividad
podría ser leer literatura RET (biblioterapia), escribir desafíos a su pensamiento
irracional (tareas escritas), o alguna tarea experiencial de ataque de la vergüenza
o de tomar-riesgos.
Para ayudar a deshacerse de las ideas irracionales que llevan a la vergüenza
(ansiedad interpersonal sobre la inadecuación real o ficticia), se le pide al cliente
que haga algo ridículo en público. La violación de normas sociales es un ejercicio
efectivo de ataque de la vergüenza. Por ejemplo, la mayoría de las personas parecen
ignorar que se ajustan a la costumbre cuando se suben a los ascensores y casi
siempre miran al frente del ascensor, incluso aunque no estén seguros de si es
«ilegal» no hacerlo así. Un ejercicio de ataque de la vergüenza, consistiría en pedir
a alguien que dice que se sentiría asnsioso subiendo a un ascensor dando la espalda
a la puerta en vez de al frente, que lo haga así. Puede explorarse la anticipación;
la gente puede tener imágenes de los otros pasajeros dirigiéndoles miradas curiosas
o pensando que el desviarse es estrafalario o estúpido. El terapeuta puede mostrar
que las miradas o los pensamientos no pueden afectar directamente a nadie, e
incluso las palabras expresadas son ineficaces a menos que se tomen en serio.
(O SUDFWLFDQWH GH OD 5(7 LQVWD D H[SHULHQFLDV GH DWDTXH GH OD YHUJüHQ]D WRGDYíD
SRU XQD UD]óQ PáV ,QFOXVR VL HO FOLHQWH KD LQWHUSUHWDGR FRUUHFWDPHQWH HO VLJQLILFDGR
GH ODV PLUDGDV GH ODV SHUVRQDV R OHH VXV PHQWHV FRQ H[DFWLWXG HV OD % R HO VLVWHPD
GH FUHHQFLDV OR TXH OOHYD PáV GLUHFWDPHQWH D OD DQVLHGDG $Ví OD ILORVRIíD HYDOXDWLYD
SURSLD DFHUFD GH OD LQRIHQVLYLGDG GH URPSHU ODV UHJODV VRFLDOHV \ GH UHFLELU FUíWLFDV
SRU KDFHUOR DVí HV OD SULQFLSDO SUHRFXSDFLóQ GH HVWH HMHUFLFLR /D 5(7 HQVHñD DXWR
DFHSWDFLóQ —OD KDELOLGDG SDUD VHJXLU FRQ OD SURSLD FRQFLHQFLD D SHVDU GH OD
GHVDSUREDFLóQ GH ORV RWURV— $Ví FRQ HO HMHUFLFLR GH DWDTXH GH OD YHUJüHQ]D VH
SUHWHQGHLQFUHPHQWDUODDXWRDFHSWDFLóQ\ODUHVSRQVDELOLGDGPDGXUDQRVLPSOHPHQWH
TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA EN GRUPO
319
ORJUDUFRPRGLGDGPLHQWUDVVHKDFHXQDDFWLYLGDGHVSHFªILFDHVWUDIDODULD$XQTXHHVWRV
HMHUFLFLRV D PHQXGR VRQ GLYHUWLGRV SRUTXH LQFOX\HQ URPSHU UHJODV VRFLDOHV LQRFXDV
WLHQHQXQSURS°VLWRVHULR/RVHMHUFLFLRVGHDWDTXHGHODYHUJ¹HQ]DSXHGHQKDFUHVHQR
V°OR GHQWUR GHO JUXSR VLQR WDPEL¦Q FRPR XQD DVLJQDFL°Q D WRGRV ORV PLHPEURV GHO
JUXSR SDUD UHDOL]DUOD IXHUD GH OD VHVL°Q \ UHODWDU HQ OD VLJXLHQWH UHXQL°Q GH JUXSR OD
H[SHULHQFLD
El ejercicio de tomar riesgos es cualquier actividad que el individuo define
como «un riesgo». Ya que el riesgo se refiere a un aspecto psicológico, lo que se
arriesga es tanto idiosincrático como objetivamente no peligroso. Así, en el análisis
final, no es verdaderamente un riesgo, pero descubrir este dato es un propósito
principal del ejercicio de tomar riesgos. A un hombre que tiene miedo de entablar
conversación con las mujeres se le puede pedir que lo haga. A una persona que
«debe» hacer cualquier cosa de modo perfecto se le pide que cometa errores. A
través de sus experiencias, si llevan a cabo la actividad, aprenden que sus profecías
calamitosas no se cumplen, que la anticipación es peor que la realidad, y que lo
que hayan hecho una vez pueden hacerlo de nuevo, para así construir la confianza.
Estas actividades son asignadas con el consentimiento de la persona. El grupo
a menudo puede ejercer influencia sobre el individuo para hacer la tarea y puede
proporcionar un foro para ensayar y practicar. Es importante observar que el grupo
puede entender erróneamente las tareas de ataque de la vergüenza y de tomar
riesgos. La cuestión no es hacerlas bien o vencer situaciones incómodas para ganar
dominio sobre ellas. La cuestión es obtener dominio sobre uno mismo mediante
la confrontación activa de las filosofías de vida que limitan a uno. Así la mujer
que rehúsa iniciar contactos con hombres porque se sentirá deshecha si es rechazada,
se le anima a acercarse a los hombres no porque puede llegar a encontrarse mejor
con el tiempo, y de este modo huir del rechazo, sino para aceptarse a sí misma
incluso si recibe rechazos. De hecho, si se acercase a los hombres y no recibiese
rechazos, un terapeuta RET experimentado podría comentar, «Eso está fatal. ¡Vuelve a intentarlo!». Estos ejercicios son deliberadamente contrafóbicos porque representan algunas de las mejores formas de vencer el pensamiento irracional acerca
de los «horrores» de la vida.
Consistente con el propósito de tomar riesgos, el líder del grupo RET no
intenta crear un clima de apoyo en el que la gente es reforzada por su «necesidad»
neurótica de amor y aprobación. Se anima a los miembros del grupo a adoptar y
expresar actitudes no críticas hacia la otra persona, para practicar lo que Ellis llama
aceptación no condenatoria. Esto es algo diferente de la consideración positiva y
está más cerca de la neutralidad afectiva. Dando tiempo y libertad para comunicarse
con los otros, los miembros del grupo a menudo desarrollan sentimientos cálidos
y cohesividad, incluso aunque estos sentimientos no hayan sido promovidos por
el líder. Así, si bien algunos intentos iniciales para animar a la gente a revelar
características personales y «confiar» mutuamente son deseables para conseguir
que el grupo se ponga en marcha, su uso continuado rara vez es necesario.
5HTXLHUH TXH VH UHHYDO·H HO WHPD FRPSOHWR GH confianza, OR TXH DOJXQRV
PLHPEURV GHO JUXSR \ DOJXQRV WHUDSHXWDV GHPDVLDGRV VREUHHQIDWL]DQ /D
FRQILDQ]DLQFOX\HGLYHUVDVFRVDV3ULPHURVLJQLILFDFRQILDUWHLQIRUPDFL°QDFHUFD
GHPªPLVPRSRUTXHFUHRTXHQRPHSRQGUVHQXQDVLWXDFL°QGHVYHQWDMRVDGHELGR
DWXLQIRUPDFL°QSULYLOHJLDGD(VWRHVHVHQFLDOPHQWHXQWHPD¦WLFRTXHWLHQHTXH
YHUFRQODFRQILGHQFLDOLGDG6HJXQGRODPD\RUªDGHORVFOLHQWHVVHSUHRFXSDQSRU
320
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
HOGD®RpsicológicoTXHSXGLHUDQVXIULUHQODVPDQRV RHVODERFD GHRWUDSHUVRQD<D
TXH ODV UHDFFLRQHV SVLFRO°JLFDV VRQ VLQ HPEDUJR FRQVHFXHQFLDV GH QXHVWUR SURSLR
PDQHMR \ HVWQ EDVDGDV VREUH QXHVWURV VLVWHPDV GH FUHHQFLDV QR KD\ QDGD TXH
lFRQILDUxGHKHFKRDRWUDSHUVRQD&RQILDUVLJQLILFDWDPEL¦QTXHSXHGRFRQILDUHQWª
SDUD TXH PH D\XGHV 3HUR HVWH WHPD HO FXDO YD PXFKR PV OHMRV GH OR TXH
UHDOªVWLFDPHQWHLPSRUWDDXQRUDUDYH]VHPHQFLRQDHQORVJUXSRVGHWHUDSLD
El malestar con desconocidos es otra forma con la que los miembros del grupo
justifican permanecer en silencio, cuando trabajar activamente sobre sus problemas
sería mejor para sus propósitos. Algunas personas tienen una filosofía de vida que
dice «nunca debo sentirme incómodo», conocido en la jerga de la RET cono baja
tolerancia a la fustración, o BFT. Tanto la confianza como el malestar son formas
socialmente respetables de etiquetar la vergüenza. Se tratan mejor como B para
ser cambiadas que como condiciones que el grupo tiene que cumplir. En otras
palabras, hablar en voz alta de uno mismo es simultáneamente una experiencia de
ataque de la vergüenza y de toma de riesgo. A los clientes se les perjudica cuando
se les permite evitar las situaciones que provocan ansiedad tanto dentro como fuera
del grupo.
PRACTICA
Problemas
Casi todos los problemas neuróticos pueden tratarse en un grupo RET. La
psicosis, si es de origen orgánico o desconocido, no puede tratarse en un grupo
RET, pero sus enfermos pueden frecuentemente beneficiarse de trabajar sobre sus
problemas neuróticos o, más simplemente, sobre sus problemas de vida.
Es mejor, por lo tanto, especificar lo que no puede ser tratado en un grupo
RET. La psicosis en sí misma no puede, pero algunos de sus síntomas —por
ejemplo, el pensamiento egocéntrico— pueden tratarse con un líder vigoroso y los
miembros del grupo sintiéndose libres para señalar esta característica. Los desórdenes en los que el individuo no busca el cambio no son apropiados para un grupo
RET. Algunos remitidos involuntarios pueden ser «enganchados» dentro de la
terapia mostrando que la RET puede ayudarles a lograr metas, pero muchos no
pueden. Los delincuentes no son necesariamente encarcelados debido a la neurosis.
Aunque estúpidamente pueden pensar que a la larga pueden cometer impunemente
el delito, apenas se dirigen para cometerlos con ansiedad, depresión u hostilidad.
Los factores últimos podrían ser una razón en algunos casos y la habilidad del
terapeuta podría mostrar cómo la vida del delincuente sería más satisfactoria si no
provocase hostilidad; tal persuasión sería un primer paso al hacer RET con quebrantadores de la ley.
Otros remitidos involuntarios pueden tratarse de forma similar. Es necesario
primero «motivar» al cliente mostrando que puede beneficiarse de alguna forma si
se toma la RET en serio. La RET o cualquier terapia es un medio para un fin; si el
fin puede verse como algo que es importante para la persona, tenderá a ver la
terapia como algo valioso. En los referidos involuntariamente, el terapeuta podría
verse como el agente de la sociedad, y de hecho poder así actuar para intentar
conseguir que la persona llegue a ser el «estereotipo» de modelo humano socialmente aceptado. En mi opinión no es ético usar la terapia de esta forma. Son las
TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA EN GRUPO
321
metas del cliente sobre las que podemos trabajar, no las de la sociedad. De hecho,
la RET a menudo va en contra de las normas sociales y explícitamente les pide a
las personas que decidan por ellos mismos lo que está bien o mal más que aceptar
pasivamente las «reglas de la sociedad» (o la versión de alguien de «las normas
de la sociedad»). La sobresocialización crea neurosis. La baja socialización crea
sociopatía, pero eso, estrictamente hablando, cae fuera del ámbito de la RET.
Evaluación
Generalmente no se hace en la RET un diagnóstico diferencial preciso. La
categorización tosca basada sobre una entrevista individual inicial es insuficiente
para descartar a las personas que son descaradamente psicóticas, exageradamente
egocéntricas, introvertidas hasta el punto del silencio perpetuo, o locuaces hasta
el punto de la compulsividad. Un individuo psicótico no sería excluido debido a
la psicosis sino porque podría ser demasiado introvertido o de alguna otra forma
incapaz de interactuar con otros miembros del grupo.
/DHYDOXDFL°QVHKDFHGHXQDIRUPDGLIHUHQWHFXDQGRHOOªGHUFODVLILFDDWUDY¦VGH
ODV QDUUDFLRQHV \ GH OD FRQGXFWD UHDO GHO FOLHQWH SDUD GHVFXEULU ODV SULQFLSDOHV
ILORVRIªDV LUUDFLRQDOHV FRQ ODV TXH YLYH (VWR HV PV GLVFULPLQDWLYR TXH SUHJXQWDU
VLPSOHPHQWHDODSHUVRQDDFHUFDGHVXVDQJXVWLDV6LORVFOLHQWHVSXGLHVHQUHODWDUWRGDV
VXFUHHQFLDVFXDQGRVHOHVSUHJXQWDORVWHUDSHXWDVWHQGUªDQSRFRTXHKDFHU3HURXQD
SHUVRQD FRQ XQ SUREOHPD GH LUD VREUH OD FRQGXFWD GH VX MHIH SXHGH WHQHU GLYHUVRV
SUREOHPDVSRUHMHPSORGHJUDGDUVHFXDQGRHOMHIHVHFRPSRUWDLQMXVWDPHQWHRWRPDU
OD SHWLFL°Q LUUD]RQDEOH GHO MHIH FRPR XQD IDOWD GH UHVSHWR \ GHVSX¦V lKRUURUL]DUVHx
DFHUFD GH HVR $ PHQXGR QRV HQIDGDPRV SRU FXOSD GH RWURV SRUTXH GLFHQ R KDFHQ
FRVDV TXH QRV lFDXVDQx VHQWLPRV DYHUJRQ]DGRV R DQVLRVRV $ ODV SRFDV VHVLRQHV HO
OªGHU GH OD 5(7 SXHGH RIUHFHU FRQ LPSDUFLDOLGDG OD UHODFL°Q FRPSOHWD GH ODV
GLILFXOWDGHVSULQFLSDOHVGHODYLGDHOVLVWHPDGHFUHHQFLDVORVVªQWRPDVSULQFLSDOHV\
ORGXURTXHWUDEDMDSDUDFDPELDUGHFDGDSHUVRQD
(VWH ·OWLPR SXQWR OR GXUR TXH WUDEDMD SDUD FDPELDU HV SDUWLFXODUPHQWH LP
SRUWDQWH /D PD\RUªD GH ODV SHUVRQDV SXHGHQ GHVFXEULU R UHFRQRFHU VXV FUHHQFLDV \
SXHGHQ HQWHQGHU F°PR DTXHOODV FUHHQFLDV VH GLULJHQ D FRQGXFWDV WUDQVWRUQDGDV \
GHUURWDGRUDVGHPHWDV$OJXQDVSHUVRQDVVLQHPEDUJRHQFXHQWUDQH[FHSFLRQDOPHQWH
GLIªFLO YHQFHU VX SHQVDPLHQWR LUUDFLRQDO R HMHFXWDU OR TXH OHV D\XGDUªD D HIHFWXDU
FDPELRV VLJQLILFDWLYRV 8QD FRVD HV FXDQGR XQ LQGLYLGXR QR FDPELD ORV KELWRV GH
SHQVDPLHQWRGHXQDYLGDHVWROOHYDWLHPSR\SUFWLFD<HVRWUDFRVDEDVWDQWHGLVWLQWD
FXDQGR OD SHUVRQD QR LQWHQWD OOHYDU D FDER ODV DVLJQDFLRQHV GH WDUHDV GH FRQGXFWD
H[SHULHQFLDO/DUD]°QSXHGHVHU%7)RDQVLHGDGSHUWXUEDGRUD
Cuando una persona afirma que algo es demasiado difícil o demasiado inconveniente, está expresando una filosofía de baja tolerancia a la frustración, que
la vida no debería ser tan dura. La mayoría de las personas quieren cambiar fácil
y cómodamente. Otras temen a la incomodidad que podrían experimentar al llevar
a cabo, dicen, una tarea de tomar riesgos. Quieren sentirse mejor antes de cambiar,
en vez de cambiar para sentirse mejor.
Una de las tareas importantes de evaluación del terapeuta es descubrir lo que
la persona teme y ayudarla a reducir el miedo antes de intentar hacer cambios
significativos de conducta. Para lograr esto, se pueden emplear la imaginación y
322
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
la proyección en el tiempo: la imaginación descubre exactamente lo que la persona
teme y la proyección en el tiempo ayuda a desarrollar alguna confianza para
enfrentarse.
En un ejemplo, una mujer joven que rehusaba bailar en público a pesar de
las repetidas peticiones de su marido para ir a la discoteca contaba que se imaginaba
que todo el mundo se reiría de ella. En vez de tranquilizarla sobre que esto no
sucedería, el terapeuta le pidió que imaginara los detalles: ¿Cuántas personas
estarían allí? ¿Se reirían todas? ¿Se reirían simultánea o consecutivamente? ¿Cuánto
tiempo se reirían? El terapeuta entonces deliberadamente exageró la escena y le
pidió que imaginase a treinta clientes riéndose consecutivamente durante 10 segundos. Para ilustrar la duración de una risa de 10 segundos, el terapeuta se rió
durante 10 segundos y se unió la cliente en la risa durante los últimos 3 segundos.
Después se le preguntó si podría aguantar esta «horrible tortura» durante 300
segundos e imaginar lo que sucedería. Decidió que podría aguantarlo durante 5
minutos, incluso aunque previamente había estado convencida de que no podría
aguantarlo. Armada con este ensayo cognitivo llevó a cabo con éxito la tarea
asignada de bailar en público y más tarde usó el mismo enfoque para vencer otras
fobias sociales sin ayuda del terapeuta.
Si aparecen después de que ha comenzado un grupo uno o más miembros que
no quieren participar y parece improbable que lo hagan, pueden ser excusados del
grupo y remitirse a tratamiento individual. Cada uno está allí para ayudar; si nunca
dan, nunca recibirán ayuda y sería mejor excusarlos del grupo.
Tratamiento
El proceso y mecanismo de tratamiento ha sido descrito en la sección previa.
En esta sección se ilustrará el comienzo de un grupo. Se asume que los miembros
del grupo no se conocen pero han tenido una entrevista privada inicial con el
terapeuta.
La tarea inicial es conseguir que los miembros del grupo se conozcan mutuamente. Esto puede realizarse diciendo cada persona simplemente su nombre y
mencionando algo acerca de sí mismo, o puede ser el centro de un ejercicio en el
que por parejas se conocen, y luego forman grupos mayores.
La confianza es un tema inicial. Puede manejarse mediante la discusión del
líder del tema o mediante un ejercicio experimental tal como el que pregunta por
secretos. El ejercicio de los secretos también puede usarse para introducir el modelo
ABC.
Otra forma de introducir el modelo ABC es la que yo he desarrollado y
etiquetado como diccionario emocional. Es especialmente útil con grupos que no
están acostumbrados a hablar de sus experiencias emocionales. Se requiere una
pizarra u otra superficie grande para escribir, se pregunta a los miembros del grupo
el nombre común de palabras castellanas que representen emociones, las cuales se
escriben en la pizarra. Si se produce alguna controversia por elegir una palabra,
se discute para descubrir los significados comunes (uno de los puntos del ejercicio).
'HVSXéV VH SLGH DO JUXSR TXH YRWH VREUH VL FDGD SDODEUD UHSUHVHQWD XQD
H[SHULHQFLDHPRFLRQDOQHJDWLYDRSRVLWLYD QRVLSXHGHWHQHUUHVXOWDGRVSRVLWLYRV
RQHJDWLYRV (QFDVRGHGXGDHOOíGHUSXHGHSUHJXQWDUl¿&RQVLGHUDUíDVTXHHQHO
TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA EN GRUPO
323
futuro puede producir ansiedad?». Se coloca un signo más o menos al lado de cada
palabra.
Después se pide al grupo que indique si la palabra representa una experiencia que
es generalmente extrema y disfuncional, o de suave-a-moderada, o quizá incluso
motivante. De nuevo se vota y se discuten los desacuerdos. Se coloca un 2 o un 1 a
continuación del signo más o menos de cada palabra. Después el líder cuenta al grupo
que en la RET nosotros asumimos que las emociones -2 son debidas a Ci, y que las
emociones -1 son debidas a Cr. Aunque esto es a veces una sobresimplificación,
proporciona la idea de discriminar las creencias racionales de las irracionales y
discrimina las emociones negativas de metas contraproducentes.
(OSURFHVRGHHMHUFLFLRVDGLFLRQDOHVRUHVROXFL°QGHSUREOHPDVSHUVRQDOHVXVDQGR
HO PRGHOR $%& SXHGH KDFHUVH FRQ XQ PD\RU FRQRFLPLHQWR VREUH OD SDUWLFLSDFL°Q GH
ORVFRPSRQHQWHVGHOJUXSR(QWRGDOD5(7KD\XQ¦QIDVLVVREUHORQRPLVWHULRVR/D
WHUDSLD \ HO FRXQVHOLQJ VH YHQ FRPR SURFHVRV HGXFDFLRQDOHV \ GLVXDVLYRV VLQ
LQWHQFLRQHVRlLQVLJKWVxTXHGHEDQRFXOWDUVHDOFOLHQWHRVHUFXLGDGRVDPHQWHPHGLGRV
6LXQFOLHQWHLQGLYLGXDORPLHPEURGHOJUXSRSUHJXQWDXQDFXHVWL°QVREUHODWHRUªDOD
ILORVRIªDRHOSURFHGLPLHQWRODFXHVWL°QVHFRQWHVWDDPHQRVTXHVHDXQLQWHQWRREYLR
GHGHVYLDUODGLVFXVL°QLQFOXVRHQWRQFHVSRGUªDFRQWHVWDUVH\UHIRFDOL]DUODGLVFXVL°Q
VREUHHODVXQWR
El tratamiento puede ser o de tiempo limitado o de final abierto. Los grupos
de terapia de Ellis en el Instituto de Terapia Racional-Emotiva han existido durante
muchos años, con varias relaciones completas de los miembros. Los nuevos miembros son incorporados más fácilmente dentro de un grupo, en parte porque el líder
desanima una actitud «de nosotros somos especiales» entre los miembros del grupo
y en parte porque establece que los miembros del grupo parezcan ilusionados por
trabajar con nuevas personas.
La terminación, como ya se mencionó, es un tema de decisión individual,
aunque tanto el terapeuta como los miembros del grupo pueden hacer observaciones
sobre la decisión e incluso intentar disuadir al individuo de su elección si un
tratamiento adicional parece justificado. Algunas de las buenas preguntas que puede
formular el terapeuta son: ¿Qué no estás haciendo que te gustaría hacer? ¿Y qué
estás haciendo que te gustaría no hacer? Estas cuestiones concretas pueden estimular
a un individuo a revisar su propio deseo de tratamiento adicional. Algunos clientes
permanecen en el grupo tiempo después de que han cesado de crear problemas
significativos en sus vidas, generalmente porque disfrutan de la experiencia del
grupo y les ayuda a conservar su propio pensamiento claro. Cuando se detecta una
dependencia obvia del grupo, el terapeuta, lo removerá para animarle a una mayor
independencia, quizá insistiendo en que la persona abandone el grupo. La terminación en grupos de tiempo limitado no es un tema de la RET.
Tareas del terapeuta
El líder de un grupo RET es un terapeuta no un facilitador. El término facilitador implica que el líder meramente crea las condiciones para que potenciales
crecimientos positivos lleguen a culminar. Ya que los potenciales de crecimiento
positivo impedidos por la sociedad u otras personas no se asumen en la teoría de
la RET, el concepto de facilitador es inapropiado.
324
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Ni es el líder el primero entre iguales. Su tarea es proporcionar una estructura
para la experiencia de grupo o los intentos de solucionar problemas. Los clientes,
por supuesto, proporcionan el contenido específico.
El modelo de comunicación en la resolución de problemas dentro del grupo
es una de las tareas del terapeuta con el cliente focal, mientras los otros miembros
del grupo o bien observan si el terapeuta es especialmente activo o bien dirigen
sus mensajes al terapeuta o al cliente. Hay poca interacción entre los clientes no
focales en esta situación.
Otro modelo de comunicación emerge cuando el terapeuta enseña inductivamente; entonces, la mayoría de los mensajes se cruzan entre el terapeuta y los
otros miembros del grupo. De nuevo, se presenta poca interacción entre los miembros del grupo.
Sin embargo, el terapeuta deliberadamente puede renunciar a la discusión y
asumir el rol de entrenador más bien que de profesor-terapeuta. Se deja que los
miembros del grupo preparen un ejercicio o intenten aplicar el modelo ABC a un
problema de un cliente focal. A medida que el grupo lo hace bien y permanece
sobre el núcleo, el terapeuta no interviene. Cuando el grupo vaga o propone
prácticas sin intentar trabajar con el sistema de creencias del individuo, el terapeuta
puede redirigir sus esfuerzos. Comentarios simples tales como, «deseo saber quién
puede imaginar qué creencias de John son las que le llevan a su ira» pueden redirigir
la discusión.
El terapeuta también es activo al ver que una o dos personas no dominan la
discusión o que ninguna llega a romper la unidad. Ya que no hay presunción en
la RET de que alguien «tiene» que hablar o tiene «derecho» a ser escuchado, el
terapeuta puede manejar la discusión del grupo diplomáticamente y dirigirlo a áreas
productivas.
Los miembros del grupo pueden socializarse juntos fuera de las sesiones de
terapia (y frecuentemente lo hacen), pero el terapeuta no. La relación del terapeuta
es profesional, no social. El terapeuta puede ver a los individuos del grupo en
sesiones privadas. Los clientes que requieren hospitalización por psicosis o intentos
de suicidio son remitidos a una unidad adecuada, y su reintegración al grupo se
evalúa después de su alta. Ocasionalmente los clientes pueden ser remitidos para
medicación, y esta práctica podría ser una condición para permanecer en el grupo,
dependiendo de la actitud del terapeuta RET específico.
APLICACION
Selección y Composición del Grupo
No hay reglas especiales en cuanto a la selección del grupo. Algunas líneas
generales practicadas son excluir a las personas que es probable sean perjudicadas
debido a psicosis activa, o a hablar compulsivamente e incluir a miembros de
ambos sexos, porque muchos problemas de ansiedad interpersonal incluyen relaciones con el otro sexo. Estas líneas generales podrían no tenerse en cuenta si por
ejemplo, la persona diagnosticada como psicótica fuera sólo ocasionalmente molesta o si la terapia estuviese combinada con incremento del conocimiento, como
en un grupo de sexualidad de hombres y mujeres.
TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA EN GRUPO
325
Es probablemente poco aconsejable tener todo personas deprimidas en el
mismo grupo, aunque un grupo que tuviese la misma fobia (por ejemplo a volar)
podría funcionar bien como grupo de terapia de tiempo limitado, o tema limitado.
Espacio Grupal
No hay requerimientos especiales de espacio. Una disposición de asientos
circular facilita la interacción de las comunicaciones. También es deseable el
suficiente espacio para las experiencias de role-playing y de psicodrama, y el
espacio debería ser bastante privado para preservar la confidencialidad.
Tamaño del Grupo
No hay reglas especiales a aplicar. Si hay menos de 6 miembros en el grupo,
las discusiones pueden hacerse pesadas. Si hay más de 12, es difícil incluir a
alguien más.
Para enseñar los principios de RET e ilustrar su aplicación a problemas concretos, el tamaño del grupo podría ascender a varios cientos. Ellis frecuentemente
demuestra el uso de los principios racionales de la vida diaria a grupos de 100 o
más, aunque estas demostraciones no se crean para ser grupo de terapia. De forma
similar, a los talleres educativos públicos celebrados en los Institutos de Vida
Racional de Nueva York y de Los Angeles y en otras partes pueden asistir muchas
personas. Estos talleres se encuentran a caballo entre la terapia y la educación y
se centran sobre temas específicos, por ejemplo, vencer bloqueos y designar metas
y planes de vida futura.
Frecuencia, Extensión y Duración de la Terapia
La mayoría de los grupos RET se reúnen semanalmente. Pueden estar abiertos
y finalizar con los cambios de los miembros o pueden ser de tiempo limitado. Para
los talleres de tiempo limitado, parece que lo típico son alrededor de 6 a 8 semanas.
La extensión de las sesiones varía desde una hora y media a tres horas. Una
excepción es un maratón de grupo RET, el cual podría extenderse durante 10 ó
14 horas o incluso más. No hay líneas generales prescritas para la frecuencia,
extensión o duración.
Empleo de Medios
No hay restricciones o requerimientos para los medios en los grupos RET.
Podría usarse el equipo de video tape para dar feedback a los participantes acerca de
-su manierismo y estilo de presentación, pero esto apenas se hace. También podrían
usarse las pizarras y los paneles, pero no son necesarios; también «apoyos», por
ejemplo, bates de espuma. Ellis ha conducido grupos de terapia durante años sin
ninguna ayuda de medios, aunque usa formularios de tareas escritas que los
326
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
clientes pueden complementar. Algunos terapeutas de la RET (por ejemplo, Maultsby, 1975) hacen un uso más extenso de formularios escritos.
Cualificaciones
Un líder debería estar profesionalmente cualificado para practicar el counseling
y/o la psicoterapia en su Estado y ser competente al conducir la psicoterapia
racional-emotiva. Aunque muchos profesionales pueden reunir estos requisitos y
ejercer competentemente la RET, algunos de ellos están reconocidos por el Comité
Internacional de Estándares de Formación y Revisión de la RET como miembros
asociados y miembros. Han demostrado sus habilidades y son reconocidos como
cualificados en la práctica de los métodos racional-emotivos.
Etica
Los practicantes de la RET están ligados por el código ético de sus respectivos
grupos profesionales. La mayoría de los terapeutas racional-emotivos reconocidos
son psicólogos ligados al código ético de la Asociación Americana de Psicología
(APA). Las violaciones de las normas éticas también pueden remitirse al Comité
Internacional de Estándares de Formación y Revisión para que comprueben si el
profesional está titulado para la práctica de métodos racional-emotivos.
INVESTIGACION
Ha habido muchos estudios de investigación publicados que tratan de la RET
y de otros enfoques de aprendizaje cognitivo de psicoterapia. Estos estudios se
centran tanto sobre la hipótesis cognitiva como factor en la perturbación psicológica
(Ellis, 1979), o como resultado WHUDS¦XWLFR (DiGiuseppe, Miller y Trexler, 1979). Muy
pocos estudios han investigado la terapia de grupo per se.
(QJHQHUDOORVHVWXGLRVFLWDGRVHQHOVLJXLHQWHUHVXPHQSUHVWDQDSR\RDOUROGHOD
FRJQLFL°Q HQ ORV SURFHVRV HPRWLYRFRQGXFWXDOHV /RV HVWXGLRV DQORJRV DSR\DQ HO
WUDWDPLHQWR GH OD 5(7 TXH UHFODPD OD HILFDFLD GH VXV LQWHUYHQFLRQHV (O SUREOHPD
UHYHODGRSRUHVWHVXPDULRGHODVLQYHVWLJDFLRQHVHVTXHPX\SRFRVHVWXGLRVLQYHVWLJDQ
OD5(7SXUDRFOVLFD
Los estudios que Ellis (1979) cita en apoyo de sus afirmaciones teóricas
proceden de una amplia variedad de fuentes. Relativamente pocas de ellas examinan
hipótesis específicamente derivadas de la teoría RET. Parece seguro concluir del
volumen de estudios citados por Ellis que las cogniciones juegan un rol importante
en la conducta y experiencia humanas; que la conducta neurótica se correlaciona
con ideas irrealistas y pensamiento ilógico, y que el estado de ánimo se ve afectado
por procesos cognitivos. Sin embargo, la hipótesis fundamental de la RET —de
que las creencias irracionales llevan a emociones contraproducentes y que las
racionales no— no ha sido adecuadamente investigada.
Los estudios de resultado de las RET sufren de la misma deficiencia: Pocos
de ellos han estudiado la RET pura o clásica como una variable independiente.
DiGiuseppe et al (1979) revisaron cerca de 50 estudios, remarcando sus limitacio-
TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA EN GRUPO
327
nes. Algunos usaban medidas de resultado no conductual, obtenían datos sólo sobre
cambios en las creencias irracionales medidas en un test de lápiz y papel, un método
sobre el que Wessler (1976) previene. Alguno estudia el resultado de los esfuerzos
educativos, no de la psicoterapia o el counseling. Otros narran los resultados de
los enfoques cognitivos, no de la RET pura. La RET exhaustiva es el procedimiento
realmente estudiado, y se solapa significativamente con los enfoques de Meinchenbaum (1974), Beck (1976), y otros. Aunque algunas de las investigaciones
de resultados es impresionante (especialmente Rush, Beck, Kovacs, y Hollon,
1977), la terapia no es de naturaleza exclusiva RET. Los pocos estudios de la RET
apoyan su eficacia con problemas específicos tales como ansiedad a hablar en
público y ansiedad al realizar un examen.
Una dificultad al dirigir la investigación sobre la RET, tanto en grupo como
individual, es que la RET no es un técnica única en el sentido que es, por ejemplo,
la desensibilización. La RET es una teoría de la perturbación que enfatiza los roles
de las percepciones desadaptadas. La RET es una colección creciente de tácticas
para ayudar a la gente a cambiar sus cogniciones desadaptadas; algunas tácticas
son muy directas, otras indirectas. Lo que hace difícil la investigación es que un
terapeuta RET habilidoso puede usar varias tácticas cognitivas, conductuales y de
expresión afectiva en pocos minutos mientras trabaja con un cliente (Wessler y
Ellis, 1980). Si el debate directo de las creencias irracionales parece no conseguir
nada, el terapeuta rápidamente puede poner en marcha la imaginación o el cambio
de roles, o las analogías, o incluso las parábolas y poesía. Es muy difícil duplicar esta
flexibilidad WHUDS¦XWLFD bajo condiciones controladas.
Si uno acepta la RET como una teoría actitudinal de perturbación neurótica,
entonces emerge una cuestión de investigación diferente, a saber, ¿pueden las
actitudes estar influidas por diadas y grupos grandes? La respuesta es sí, y está
apoyado por varias décadas de investigación en el cambio de actitudes y persuasión.
La RET emplea estas tácticas para efectuar cambios evaluativos y otros cognitivos
(Wessler y Wessler, 1980).
FUERZAS Y LIMITACIONES
La RET se usa más fácilmente con clientes que reconocen su propia responsabilidad al crear sus dificultades o que realmente van a aceptar este hecho. La
RET toma al individuo y sus problemas como foco. Puede usarse por problemas
específicos, por ejemplo, una fobia, y funciona muy bien como terapia de conducta.
O puede tomar la exploración de la personalidad y el auto-conocimiento como su
meta, como hace la psicoterapia tradicional, el coXnseling no directivo, y otros
enfoques de auto-conocimiento. Como sistema de terapia, la RET incorpora con
facilidad técnicas específicas desarrolladas en otros sistemas dentro de sus tácticas de
disuasión WHUDS¦XWLFD. La versatilidad y aplicabilidad a un amplio rango de problemas
neuróticos de vida están entre las fuerzas sobresalientes de la RET.
La RET no afirma que la persona sea una víctima de sus padres, la sociedad
o de las condiciones pasivas del pasado. Los clientes se benefician más rápidamente
si desean llegar a no estar perturbados, más que descubrir en qué lugar echan la
culpa de su perturbación.
La RET funciona bien con clientes de inteligencia al menos media, pero se
328
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
SXHGH XVDU FRQ SHUVRQDV GH LQWHOLJHQFLD PV EDMD HQ XQ HVWLOR PV R PHQRV GH
UHSHWLFL°Q ORFXDOHVSUREDEOHPHQWHODIRUPDHQTXHDSUHQGLHURQVXILORVRIªDGHYLGD
LQLFLDOPHQWH /RV FOLHQWHV TXH VRQ UªJLGDPHQWH UHOLJLRVRV D PHQXGR VH UHVLVWHQ DO
PHQVDMH¦WLFRKXPDQªVWLFRFHQWUDOGHOD5(7SHURXQRQRQHFHVLWDUHQXQFLDUDWRGDOD
UHOLJL°QSDUDKDFHUOD5(7RSDUDEHQHILFLDUVHGHHOOD&DVLWRGDVODVUHOLJLRQHVRIUHFHQ
XQ YHUVL°Q UDFLRQDO TXH GHVHQIDWL]D R HOLPLQD HO SHQVDPLHQWR DEVROXWLVWD HQFRQWUDGR
HQVXVSUDFWLFDQWHVPVRUWRGR[RV
La RET no lo cura todo. No cura la psicosis o la psicopatía. No acabará con
el crimen, la delincuencia, o los problemas sociales. Ya que la RET depende de
la cooperación del cliente, no ayudará al no cooperativo. Los terapeutas pueden
intentar animar la cooperación mediante muchas maneras, incluyendo su carisma
personal, pero nadie está obligado a cooperar.
La RET grupal tiene límites adicionales. El cliente muy perturbado puede ser
ayudado mejor en sesiones individuales. Un cliente cuyas actividades requieren
control semanal o más frecuente se beneficiará más de sesiones individuales que
de grupo.
Por otra parte, para ciertos clientes, particularmente para aquellos tímidos, el
tratamiento de grupo es mejor que el tratamiento individual. Para muchos clientes
las ventajas de la terapia de grupo tiene más peso a la larga que desventajas. La
mayoría de los problemas de los clientes incluyen a otras personas, y por tanto el
grupo es un lugar ideal en el que trabajar sobre sus problemas. Es verdad que
existe la desventaja de que le prestará menos atención el terapeuta, pero las ventajas
de la terapia de grupo son muchas:
1. Los grupos tienen un coste eficiente; el terapeuta puede ver a varios clientes
a la vez y enseñar los principios racionales a muchas personas al mismo
tiempo.
2. Los miembros del grupo pueden aprender que no son únicos al tener un
problema o al padecer ciertos tipos de problemas específicos.
3. El grupo puede proporcionar un foro para la psicoterapia preventiva, ya
que los miembros pueden oir a otros discutiendo problemas que pueden
no haber encontrado o que están actualmente encontrando en sus vidas.
4. Los miembros del grupo pueden aprender a ayudarse mutuamente. Es un
principio educacional bien establecido que una de las mejores formas de
aprender una habilidad es intentar eseñarla a alguien más. Los clientes
aprenden el pensamiento racional mientras intentan enseñárselo a otros
en un marco grupal.
5. Algunas experiencias, actividades, y ejercicios pueden hacerse sólo en
grupos. El grupo proporciona un foro para practicar ejercicios de ataque
de la vergüenza o toma de riesgos.
6. Algunos ejercicios de grupo pueden ser ventajosos al producir emociones
específicas que después pueden ser tratadas in vivo en el marco grupal.
7. Ciertos problemas son tratados más eficazmente en grupo, por ejemplo,
los déficits interpersonales o de habilidades sociales. El cliente puede
practicar nuevas conductas sociales y formas de relacionarse con la gente.
8. Un grupo permite a los clientes recibir una gran cantidad de feedback
acerca de su conducta, lo que puede ser más persuasivo al motivarles para
cambiar que lo mismo de un terapeuta único en una situación individual.
TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA EN GRUPO
329
9. Cuando los esfuerzos terapéuticos se centran sobre soluciones prácticas
de problemas de vida, la presencia de muchas cabezas en una habitación
puede reunir más sugerencias que un terapeuta solo.
10. Los miembros del grupo pueden proporcionar una fuente de presiones de
iguales que puede ser más eficaz al promover conformidad con las tareas
asignadas que el terapeuta individual.
Finalmente, el grupo puede proporcionar una etapa fuera de experiencia para
los clientes que han estado en terapia individual. Tales clientes pueden haber
descubierto sus ideas irracionales y cómo debatirlas pero requieren práctica adicional para completar el proceso.
REFERENCIAS
Beck, A. T. Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao. Desclée De Brouwer.
DiGiuseppe, R., Miller, N. J., & Trexler, L. D. A review of rationalemotíve psychology
outcome studies. In A. Ellis & J. M. Whitely (Eds.), Theoretical and empirical
foundationes of rational-emotive therapy. Monterey, Calif.: Brooks/Coles, 1979.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A. Growth through reason. Palo Alto: Science and Behavior Books, 1971.
Ellis, A. The biological basis of irrational thinking. Journal of Individual Psychology , 1976,
32, 145-168.
Ellis, A. The basic clinical theory of rational-emotive therapy. In A. Ellis & Crieger (Eds.),
Handbook of rational emotive therapy. New York: Springer, 1977.
Ellis, A. Rational-emotive therapy: Resarch data that support the clinical and personality
hypotheses of RET and other modes of cognitive-behavior therapy. In A. Ellis & J,
M, Witheley (Eds.), Theroretical and empirical foundations of rational-emotive therapy. Monterey, Calif.: Brooks/Coles, 1979.
Festinger, L. A theory of cognitive dissonance. Evanston, III.: Row, Peterson, 1957.
Frank, J. D. Psuchotherapy and the human predicament. New York: Schocken, 1978.
Maultsby, M. C., Jr. Help yourself to happiness, New York: Institute for Rational Living,
1975.
McGuire, W. M. The nature of attitudes and attitude change. In G. L. Lindzey & and E.
Aronson (Eds.), The hanbook of social psychology (Vol. 2). Reading, Mass.: AddisonWeslwy, 1969.
Meichenbaum, D. H. Cognitive-behavior modification. Morristown: N. J.: General Learning
Press, 1974.
Nardi, T. J. The use of psychodrama in RET. Rational Living, 1979, 14 (1), 35-38.
Rush, A., Beck, A. T., Kovacs, M., & Hollon, S. Comparative efficacy of cognitive
therapy and farmacotherapy in the treatment of depressed outpatients. Cognitive Therapy and Research, 1977, 7,1-8.
Walen, S., DiGiuseppe, R., & Wessler, R. L. A practitioner's guide to rational-emotive
therapy. New York: Oxford University Press, 1980.
Wessler, R. L. On measuring rationality. Rational Living 1976, II (1), 25.
Wessler, R. L., & Ellis, A. Supervision in rational-emotive therapy. In A. K. Hess (Ed.),
Psychoterapy supervision. New York: Wilwy-Interscience, 1980.
Wessler, R. A., & Wessler, R. L. The principles and practice of rational-emotive therapy.
San Francisco: Jossey-Bass, 1980.
Zimbardo, P., & Ebbesen, E. G. Influencing attitudes and changing behavior. Reading,
Mass.: Addison-Wesley, 1969.
330
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
LECTURAS ADICIONALES
Arnold, M. B. Emotion and personality: Psychological aspects. New York: Columbia
University Press, 1960.
Berkowitz, L. Roots of aggression. New York: Atherton, 1969.
Davison, G., & Neale, J. Abnormal psycholgy: A cognitive experimental aprroach. New
York: Wiley, 1974.
Ellis, A. Humanistic psychotherapy: The rational-emotive approach. New York: Julian,
1973.
Ellis, A. The basic clinical theory of rational-emotive therapy. In A. Ellis & R. Grieger
(Eds.). Manual de terapia racional emotiva. Bilbao. Desclée De Brouwer.
Ellis, A. Discomfort anxiety: A new cognitive behavioral construct. Rational Living, 1979,
14 (12), 1-7.
Ellis, A., & Greiger, R. Manual de terapia racional emotiva. Bilbao. Desclée De Brouwer.
Ellis, A. & Harper, R. A. A new guide to rational living. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, 1975.
Hauck, P. A. Overcoming depression. Philadelphia: Westminster, 1973.
Hauck, P. A. Overcoming fustration and anger. Philadelphia: Westminster, 1974.
Hauck, P. A. Overcoming worry and fear. Philadelphia: Westminster, 1975.
Homey, K. The neurotic personality for our time. New York: Norton, 1939.
Izard, C. E. Human emotions. New York: Plenum, 1977.
Karlins, M., & Abelson, N. I. Persuasion (2.a ed.). New York: Spinger, 1970.
Katz, D., & Kahn, R. L. Social psychology of organizations (2.a ed.). New York: Wiley,
1978.
Knaus, W. J. Rational emotive education. New York: Institute for Rational Living, 1974.
Knaus, W. J. Do it now: How to stop procrastinating. Englewood Cliffs, N. J.: PrenticeHall, 1979.
Lazarus, A. Multimodal behavior therapy. New York: Springer, 1976.
Lazarus, A. In the mind’s eye. New York: Rawson Associates, 1977.
Lazarus, R. S. Psychological stress and the coping process. New York: McGraw Hill,
1966.
Mahoney, M. J. Reflections on the cognitiveleaming trend in psychotherapy. American
Psychologist, January 1977, 32, 5-13.
Mahoney, M. J. A critical analysis of rational-emotive therapy and therapy. In A. Ellis &
J. M. Whiteley (Eds.), Theoretical and empirical foundations of rationalemotive
therapy. Monterey, Calif.: Brooks/Cole, 1979.
Moore, R. The E-priming of Albert Ellis. In J. Wolfe & E. Brand (Eds.), Twenty years of
rational emotive-therapy. New York: Institute for Rational Living, 1975.
Raimy, V. Misunderstandings of the self. San Francisco: Jossey-Bass, 1975.
Rimm, D. C., & Masters, J. C. Behavior therapy: Techniques and empirical findings. New
York: Academic, 1974.
Schachter, S., & Singer, J. E. Cognitive, social and physiological determinats of emotional
states. Psychological Review, 1962, 9, 379-399.
Watzlawick, P. The language of change: Elements of therapeutic communication. New
York: Basic, 1978.
19
Un enfoque Racional-Emotivo
Aplicado a la Terapia de Familia*
Albert Ellis
/D WHUDSLD GH IDPLOLD HPSH]° D SRQHU VX KXHOOD KDFH YDULRV D®RV EDVDGD HQ XQ
PRGHOR SVLFRDQDOªWLFR R SVLFRGLQPLFR $FNHUPDQ \ GXUDQWH HVH WLHPSR
LPSHU°GHIRUPDVXSUHPDHQHOFDPSRSVLFRWHUDS¦XWLFR6LQHPEDUJRSURYRFDGRSRU
*UHJRU\%DWHVWRQ'RQ-DFNVRQ-D\+DOH\\RWURVWH°ULFRV\WHUDSHXWDVSURPLQHQWHV
OD WHUDSLD GH IDPLOLD HPSH]° D DVXPLU XQ HQIRTXH VLVW¦PLFR \ GH UHVROXFL°Q GH
SUREOHPDV+R\ODPD\RUªDGHORVSUDFWLFDQWHVDVXPHQHVWHHQIRTXHTXHPDQWLHQHTXH
ORV PLHPEURV GH OD IDPLOLD OOHJDQ D HVWDU HQ JUDQ SDUWH SHUWXUEDGRV GHQWUR GH OD
HVWUXFWXUD GHO VLVWHPD WRWDO HQ HO TXH YLYHQ \ RSHUDQ 8Q HQWHQGLPLHQWR GH HVWH
VLVWHPD REWHQLGR IXQGDPHQWDOPHQWH D WUDY¦V GH OD YLVL°Q GHO WHUDSHXWD GH WRGRV ORV
PLHPEURV GH OD IDPLOLD VLPXOWQHDPHQWH SDUD YHU F°PR LQWHUDFW·DQ XQRV FRQ RWURV
OOHYDUDOWHUDSHXWDDVHUFDSD]GHVXJHULUFDPELRVLPSRUWDQWHVHQHOVLVWHPD8QDYH]
TXH HVWRV FDPELRV VRQ WHQLGRV HQ FXHQWD SRU ORV PLHPEURV GH OD XQLGDG IDPLOLDU
SHUWXUEDGD \ SXHVWRV HQ SUFWLFD PDQWLHQH HVWD WHRUªD GH WHUDSLD GH IDPLOLD GH
RULHQWDFL°Q VLVWHPWLFD QR V°OR KDFH TXH HVWRV PLHPEURV VLJDQ SURJUHVDQGR PXFKR
PHMRUXQRVFRQRWURVVLQRTXHWDPEL¦QFXDOTXLHULQGLYLGXRVHULDPHQWHSHUWXUEDGR WDO
FRPR XQ lHVTXL]RIU¦QLFRx HQ HO VLVWHPD IDPLOLDU DOFDQ]DU XQ IXQFLRQDPLHQWR
VLJQLILFDWLYDPHQWHPHMRU *XHULQ+DOH\:DW]ODZLFN%HDYLQ\-DFNVRQ
:DW]ODZLFN:HDNODQG\)LVFK
Las visiones psicoanalíticas y de orientación sistemática de terapia de familia
han sido criticados por diversos terapeutas de familia, entre los que se encuentra
Levant (1978), que señala que ambos enfoques tienden tanto a descuidar a los
individuos que viven en un sistema familiar, como a fracasar en el conocimiento
* Este capítulo combina dos artículos que se publicaron en Rational Living, 13, 15-20, y 14, 23-28
respectivamente.
332
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
de las formas importantes en las que los individuos reaccionan ante otros miembros
de la familia debido a sus propias visiones fenomenológicas. Levant, citando la
experiencia clínica y las teorías de terapeutas existenciales, humanistas, experienciales, y centrados en el cliente tales como Raskin y van der Veen (1970), Rogers
(1961), y Truax y Carkhuff (1967), señala que las personas se llevan a sí mismas
a cualquier sistema, incluyendo la familia, y que lo que les afecta seriamente no
es lo que realmente hay dentro de una estructura familiar, sino más bien su visión
o interpretación de lo que sucede. Levant, por lo tanto, exige una «tercera» fuerza
en terapia de familia que cubra las graves diferencias de los enfoques psicoanalítico
y sistémico.
Como podría esperarse, tiendo a estar de acuerdo con muchos de los puntos
de Levant, aunque no lo estoy con su específica perspectiva rogeriana. Si yo fuera
a presentar la visión fenomenológica y humanística de la terapia de familia, que
podría verse tanto desde una estructura racional-emotiva como desde una perspectiva centrada en el cliente, tendería a hacer las siguientes puntualizaciones, todas
las cuales prácticamente serían aprobadas probablemente por Levant y sus colegas
rogerianos:
1. Las relaciones familiares y maritales perturbadas no proceden principalmente de lo que sucede entre los miembros de la familia o clase de sistema familiar
que existe con respecto a estos miembros, aunque estos sucesos y ese sistema
pueden contribuir a tales perturbaciones de manera importante. En vez de lo
anterior, fundamental, merece o de forma más directa, proceden de las percepciones
que los miembros de la familia tienen y de las visiones que adoptan de los sucesos
que tiene lugar dentro del sistema familiar. Obsérvese que, expresado de esta forma,
esta proposición meramente traslada los ABC de la RET dentro de las relaciones
de familia y presupone que una experiencia activadora (A) que ocurra dentro de
una organización familiar no causa directa o principalmente la consecuencia emocional (C) que surge cuando esta organización existe de una manera perturbadora
o transtoUQada. Más bien, el sistema de creencias (B) de los miembros individuales
de la familia sobre lo que sucede en A, en gran parte y de forma más directa tiende
a causar C.
2. Asumir que los sucesos detestables o desagradables están teniendo lugar
(en el punto A) en una familia y que, por consiguiente, la familia está acosada
con dificultades o problemas, no importando lo que los miembros de la familia
(individual o colectivamente) hagan para producir sucesos y relaciones más favorables dentro del contexto familiar, es probable que no tengan demasiado éxito
en esta tarea, ni es probable que mantengan un sistema familiar favorable en el
futuro si cualquiera de los miembros se perciben a sí mismos y/o a los otros
participantes de una forma altamente deformada y negativa. En otras palabras,
cambiar las condiciones familiares (en el punto A) puede ayudar temporalmente a
alguno o a todos los miembros de la familia a seguir relacionándose mejor unos
con otros (en el punto C), pero esta clase de cambio tenderá a ser totalmente
paliativo y de corta duración a menos que alguno de los miembros de la familia
de algún modo cambie radicalmente B, el sistema de creencias acerca de lo que a
menudo tiene lugar dentro de una organización marital y de la prole.
3. Prácticamente todas las personas que viven en el marco de la familia tienen
tendencias innatas a pensar enrevesadamente, por lo tanto se transtoman indebiGDPHQWH
UN ENFOQUE RACIONAL-EMOTIVO APLICADO A LA TERAPIA...
333
a sí mismos emocionalmente y por lo tanto encuentran difícil seguir avanzando de
forma consistente con otros miembros de la familia. Pero también tienen fuertes
tendencias innatas auto-correctivas y auto-actualizantes; pueden ver a menudo lo que
está fallando en su propia conducta y en la de sus parientes cercanos y pueden a
menudo voluntariamente cambiar esta conducta así como mejorar el funcionamiento
de la familia. Los cabezas de familia, en particular—no importa lo perturbadas,
contraproducentes, y saboteadoras que sean sus percepciones y (consecuentes)
conductas— son todavía generalmente capaces, a fuerza de sus propios recursos o con
la ayuda de un terapeuta, de cambiar algunos de sus pensamientos, sentimientos, y
acciones, y de este modo producir eventos y relaciones más favorables dentro del
sistema familiar.
4. Como Rogers (1961) y sus seguidores han señalado, y como Levant (1978)
muestra en especial, un terapeuta puede ser de considerable ayuda para los miembros de la familia que se vean a sí mismos en conflicto, mediante: (1) la transmisión
de la comprensión empática de sus malas percepciones de sí mismos y de los otros;
(2) aceptándolos totalmente, incluso aunque todavía se comporten de formas estúpidas y destructivas; (3) animándolos a aceptarse y perdonarse incondicionalmente
incluso con su conducta inadecuada, y (4) sirviendo como modelo de un individuo
abierto, genuino, congruente que se acepta a sí mismo a pesar de las deficiencias
personales y de las deficiencias de las luchas e incertidumbres que la vida nos
presenta a todos nosotros.
Los puntos de orientación fenomenológica que acabo de exponer son, como
Levant señala, propios de la terapia de familia centrada en el cliente, pero son más
bien desatendidas en las terapias de corte psicodinámico y de orientación sistémica.
Levant, sin embargo, como muchos rogerianos, tiende a adoptar una parte del
enfoque pasivo existencial de terapia, y por lo tanto se olvida de observar que la
metodología fenomenológica y humanística a la que se adhieren es también parte
y parcela de diversos tipos de terapias activo-directivas. Esto se enfatiza, por
ejemplo, en el marco de la terapia existencial de Frankl (1966), en la terapia gestalt
de Perls (1969), y desde luego en la terapia racional-emotiva (Ellis, 1962, 1971,
1973, 1977; Ellis y Grieger, 1977).
No sólo un modo activo-directivo de tratamiento psicológico es altamente
compatible con un enfoque fenomenológico de terapia de familia, sino, que afirmaría, también incluye todas las ventajas que Levant reclama para la terapia centrada en el cliente, y es una forma decididamente más eficaz de tratamiento que
los métodos rogerianos y otros pasivos-no directivos. Algunas de mis razones para
creer esto son:
1. Virtualmente todos los humanos parecen nacer con fuertes tendencias hacia
ODPDODSHUFHSFL°QODVREUHJHQHUDOL]DFL°QODDXWRFRQGHQDODGHLILFDFL°Q\FRQGHQD
GHRWURVODRPQLSRWHQFLDHOSHQVDPLHQWRPJLFRODEDMDWROHUDQFLDDODIUXVWUDFL°Q\
RWUDVIRUPDVGHLUUDFLRQDOLGDG (OOLVEF%HFN+RIIHU
.RU]\EVNL/¦YL6WUDXVV /RVP¦WRGRVSDVLYRVRQRGLUHFWLYRVGHO
WUDWDPLHQWRGHIDPLOLDSRUORWDQWRVRQGHPDVLDGR®R®RVSDUDD\XGDUOHVDHQFDUDU\
YHQFHUHVWDVWHQGHQFLDVLQQDWDVTXHSDUHFHQIORUHFHUHQFRQFUHWRFXDQGRORVPLHPEURV
GHODIDPLOLDYLYHQFRQWLQXDPHQWHMXQWRVEDMRHOPLVPRWHFKR
334
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
2. Una vez que los miembros de la familia empiezan a pensar y actuar de
forma contraproducente tanto para sí mismos como para la familia, tienden a llegar
a estar habituados a hacerlo así y se resisten a cambiar sus formas, a pesar de su deseo
para hacerlo, y a pesar de la intervención WHUDS¦XWLFD. Esto no es, como la escuela
psicoanaOítica afirmaría, debido a su motivación inconsciente o sus deseos secretos de
«destruir» a los otros miembros de la familia (o sabotear al terapeuta), sino más bien
porque es muy duro para la mayoría de los humanos cambiar su habitual pensamiento,
sentimiento y conducta disfuncional (Ainskie, 1947; Ellis, 1962, 1977b, 1977c; Ellis y
Grieger, 1977; Ellis y Harper, 1975; Ellis y Knaus, 1977; Mischel y Mischel, 1975).
Consecuentemente, los métodos pasivos o «sosos» de terapia, especialmente durante
sus etapas iniciales, tienden a ser antieconómicos
o inservibles (Mahoney, 1977).
3. Los tipos más serios de problemas de familia probablemente procedan de
la malas percepciones de familia por parte de las personas y de sus constructos
personales defectuosos (Ellis, 1962, 1977b; Kelly, 1955; Raimy, 1975). Pero una
buena cantidad de dificultades sexuales, amorosas y maritales también provienen
de la mala información y la falta de entrenamiento para vivir en pareja y en familia
(Dreikurs, 1974; Ellis, 1971, 1973, 1976, 1977b; Ellis y Harper, 1961; Kaplan,
1974; Knox, 1975; Masters y Johnson, 1970). La terapia marital y familiar, por
lo tanto, debería incluir un elevado grado de información ofrecida directivamente
y de entrenamiento en habilidades.
4. Especialmente cuando están viviendo dentro de la red de una familia con
dificultades, las personas con problemas emocionales casi siempre requieren tareas
concretas, controladas para ayudarles a vencer sus dificultades familiares (Ellis,
1954, 1962, 1977b; Ellis y Harper, 1961,1975; Herzberg, 1945; Masters y Johnson,
1970; Maultsby, 1975; Salter, 1949; Shelton y Ackerman, 1974; Wolpe, 1958,
1973). Los terapeutas que toman un enfoque no directivo o centrado en el cliente
de terapia de familia no pueden proporcionar a sus clientes estas clases de tareas.
5. Una buena cantidad de individuos y familias que podrían usar la terapia
de familia tienen dificultades especiales, tales como un bajo estatus educativo y/o
socioeconómico, y hay evidencia de que tales personas con esas dificultades rara
vez trabajaría en cambiarse a sí mismos o mejorar sus estructuras familiares si
fueran tratados sólo con métodos de counseling pasivo, centrado en el cliente
(Aponte, 1976; Minuchin y Montalvo, 1967). Parece probable que incluso si una
forma fenomenológica y no directiva de terapia de familia puede ayudar de forma
apreciable a algunos clientes, de clase media con estudios, muchos o la mayoría
de otros tipos de clientes requieren un enfoque más activo-directivo.
Las razones anteriores por las que yo soy partidario de un procedimiento de
counseling de familia de orientación RET activo directivo apenas son exhaustivas,
pero serán suficientes. Como para todos los procedimientos RET, en terapia de
familia estos siguen generalmente las formas cognitivo-emotivo-conductuales integradas de tratamiento.
TERAPIA DE FAMILIA COGNITIVA
El enfoque cognitivo principal usado en la terapia de familia RET sigue
la usual metodología racional emotiva ABCDE. Si todos los miembros de una familia
UN ENFOQUE RACIONAL-EMOTIVO APLICADO A LA TERAPIA...
335
determinada son bastante mayores y bastante maduros para tomar parte en las
sesiones de terapia (lo cual es generalmente el caso, si bien los niños muy pequeños
pueden a menudo ser excluidos), se les enseña que no es fundamental su historia
pasada de sucesos activadores o de experiencias activadoras (A) las que han causado
sus consecuencias emocionales (C) o perturbaciones hoy. Por otra parte, la RET
no anima a ninguno de los miembros de la familia a evitar sus responsabilidades
atribuyendo consecuencias emocionales actuales (C) a las experiencias activadoras
(A) que están experimentando actualmente con otros miembros de la familia.
En vez de eso, el terapeuta racional-emotivo intenta mostrar a estos miembros
de la familia que en el curso tanto de sus vidas pasadas como presentes, ellos se
hacen perturbados a sí mismos, en C, al decirse creencias irracionales (Ci), y si
actúan determinadamente contra ellas, terminarán con un nuevo juego de efectos
cognitivos, emotivos y conductuales (E) que en su mayor parte resolverán sus
problemas emocionales. Entonces, mientras están ayudándose a sí mismos emocionalmente, pueden también retroceder a A y hacer lo posible para instigar los
cambios en estas experiencias activadoras (tanto para sí mismo como para aquellos
miembros de la familia, especialmente los más jóvenes que no es muy probable
que cambien con su propio poder).
Permítanme ilustrar algunos de los aspectos cognitivos de la terapia familiar
racional-emotiva mediante el uso de material del trabajo que desarrollé con un
marido, una mujer y su hijo de 13 años, Johnny. Les llamaré la familia Jones. Vi
a esta familia porque el marido y la mujer se peleaban constantemente por la
conducta de Johnny. El Sr. Jones estaba muy enfadado con Johnny por hacer
novillos en la escuela. La Sra. Jones estaba ansiosa y decaída porque no podía
controlar a Johny y porque estaba preocupada de que su marido pudiese abandonarla
si seguían peleándose y si Johnny seguía actuando de la forma que hacía. Johnny
era excepcionalmente rebelde y rehusaba dejar de hacer novillos, no le importaban
los sufrimientos que sus padres o la escuela padeciesen por él, sentía que estaba
siendo atacado porque la familia no le apoyaba en su necesidad de no asistir a la
escuela en la que no tenía interés y encontraba muy aburrida.
El Sr. Jones, al comienzo de la terapia, creía firmemente que Johnny estaba
actuando muy nocivamente, sin ninguna buena razón para hacerlo así, y que la
conducta de Johnny «Me cabrea». «El no tiene derecho a actuar de esta forma y
creamos tanta desgracia a todos nosotros. Si continúa actuando de esta forma,
espero que se vaya de casa y no volverlo a ver nunca. Tengo miedo de que vaya
a ser como mi hermano menor. ¡Un bastardo que nuca ha hecho nada bueno para
nadie y que apenas merece vivir».
Rápidamente intenté mostrar al Sr. Jones, durante la primera sesión de terapia
cuando llegó con su mujer y su hijo, que Johnny no estaba provocándole el enfado.
Por el contrario, estaba clara y neciamente encolerizándose a sí mismo. Y, si
pudiese ver exactamente lo que estaba haciendo para crear esta ira, podría vencerla.
El era muy escéptico e insistía en que, no, Johnny realmente era quien le
producía el enfado, justo como su bastardo de hermano, años atrás, produjo una
gran ira a sus padres y a su hermano y hermanas por su conducta impertinente.
Yo no le daba la razón, sino que mostraba al Sr. Jones que cuando sentía la
consecuencia emocional (C) de ira, no procedía del suceso activador (A), que
Johnny hiciese novillos y se opusiese tercamente a él y a las autoridades de la
escuela.
336
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Mientras trabajaba con el Sr. Jones en su ira, también durante las primeras
sesiones de terapia de familia, trabajé con la Sra. Jones sobre su ansiedad. Su
experiencia activadora (A) era básicamente la misma que la de su marido, a saber,
que Johnny hiciese novillos en la escuela. Pero en vez de estar enfadada por esto
estaba ansiosa debido a que tenía un juego de creencias irracionales (Ci) acerca de
Johnny: «Yo debo conseguir que Johnny deje de hacer novillos, porque sería horrible
si mi marido continuase echándome la culpa por la delincuencia de Johnny y
finalmente me abandonase. Fracasar tanto con Johnny, a quien debería haber educado
mejor, como con mi marido, a quien debería haber sido capaz de calmar y conservar,
me haría una persona despreciable!x
Ayudé a la Sra. Jones a debatir (en D) este juego de creencias irracionales a
través de que se preguntase a sí misma: «¿Por qué debo conseguir que Johnny deje
de hacer novillos, incluso aunque sería altamente deseable si él lo hiciese?» «¿De qué
forma demostraría que es completamente horrible si esta situación continuase y mi
marido me abandonara debido a eso?» «¿Dónde está la evidencia de que debería haber
educado a Johnny mejor y debería haber calmado a mi marido?» «Cómo llego a ser
una persona despreciable por completo, incluso aunque se pueda demostrar que he
actuado pobremente en estos aspectos?».
Cuando debatió sus propias creencias irracionales de esta forma, no le llevó
mucho tiempo a la Sra. Jones terminar con un nuevo efecto (E) como el que se
describe en estas líneas: «No hay razón por la que debo conseguir que Johnny deje de
hacer novillos, aunque eso sería altamente deseable. Si esta situación prosigue y mi
marido continua echándome la culpa y finalmente me abandona, eso sería muy
inconveniente, pero no totalmente horrible o más que inconveniente. E incluso
fracasar con Johnny y mi marido apenas me hace una persona despreciable, sino a lo
peor, una persona que está fracasando en estas dos importantes facetas». Cuando
empezó a llegar a este nuevo efecto cognitivo, la Sra. Jones perdió su ansiedad y su
depresión. Todavía se sentía bastante preocupada acerca de la existencia de tales
acontecimientos pero era capaz de trabajar más efectivamente e intentar cambiarlos.
Finalmente, mientras estaba trabajando en las sesiones de familia con su
madre y su padre, tambi¦n habl¦ a Johnny acerca de sus razones para hacer
novillos en la escuela, y pronto fui capaz de ayudarle a ver que, como sus padres
(cuyas creencias irracionales IXH claramente capaz de percibir, cuando se las
se®al¦ a ellos en su presencia), tambi¦n tenªa un juego de ideas bsicas que
continuaba empujndole a una conducta contraproducente: lTengo que conseguir
la gratificaciœn inmediata de hacer novillos en vez de las ganancias a largo plazo
de ir a la escuela y evitarme los problemas. bEs terrible aburrirse en la escuela! La
vida es completamente despreciable cuando no puedo conseguir exactamente lo
que quiero cuando quiero!x.
Conseguir que Johnny viera que tenªa estas ideas no IXH muy difªcil, pero
inducirle a abandonarlas IXH mucho mV duro! Tengo que admitir que s°lo tuve
¦xito en este aspecto en un grado medio y altamente intermitente. S°lo a veces,
generalmente por un corto periodo de tiempo cada vez, Johnny debat»a sus creencias
irracionales y alcanzar»a una nueva filosofªa bsica o efecto cognitivo. Cuando lo
hacªa asª, entonces se dir»a a sª mismo algo como, lNo necesito la gratificaci°n
inmediata, aunque ciertamente la prefiero. Es una patada en el trasero ir a la escuela
y estar aburrido pero es probablemente un sufrimiento mayor hacer novillos y
UN ENFOQUE RACIONAL-EMOTIVO APLICADO A LA TERAPIA...
337
PHWHUPHHQSUREOHPDV/DYLGDQRHVJUDQGHFXDQGRQRFRQVLJRH[DFWDPHQWHORTXH
TXLHUR SHUR DO PHQRV SXHGR KDFHUOD DOJR PV SDVDEOH \ GLVIUXWDEOHx &XDQGR
OOHJDEDDHVWDFODVHGHFRQFOXVL°Q-RKQQ\DFWXDEDPHQRVUHEHOGHPHQWHHQODHVFXHOD
\ FRQ VXV SDGUHV 3HUR GHVSX¦V VH GHVOL]DED GH QXHYR HQ VXV DFWLWXGHV EVLFDV GH
EDMD WROHUDQFLD D OD IUXVWUDFL°Q \ HPSH]DED D PHWHUVH GH QXHYR HQ SUREOHPDV
$IRUWXQDGDPHQWHVLQHPEDUJR\DTXH\RHVWDEDWHQLHQGRPV¦[LWRFRQHO6U\OD
6UD -RQHV TXH FRQ -RKQQ\ DO D\XGDUOHV D HIHFWXDU FDPELRV DFWLWXGLQDOHV JH
QHUDOPHQWH HUDQ FDSDFHV GH WRPDU VXV UHWURFHVRV EDVWDQWH ELHQ \ QR WUDQVWRUQDUVH
GHPDVLDGRFRQVXUHLQFLGHQFLD
En todo caso, continuaba mostrando a los tres miembros de la familia que
deberían situar la responsabilidad de sus sentimientos y acciones perturbadas en sí
mismos, y no sobre su temprana educación ni sobre los sucesos que estaban en la
actualidad ocurriendo en sus vidas. Intenté conseguir que todos ellos, incluyendo
Johnny, aceptasen esta responsabilidad y cambiasen sus perspectivas de creación
de perturbación, de modo que independientes de lo que les sucediese dentro o fuera
de la organización familiar, tenderían a evitar sentirse inapropiadamente enfadados,
autocondenarse e indisciplinarse y en vez de ello sentirse apropiadamente molestos,
pesarosos e irritados con su propia conducta y con las de los demás.
$OPLVPRWLHPSRHPSOH¦RWUDVW¦FQLFDVFRJQLWLYDVGHOD5(7SDUDD\XGDUDORV
PLHPEURV GH OD IDPLOLD -RQHV ÓSDUWLFXODUPHQWH P¦WRGRV GH GDU LQIRUPDFL°Q \ GH
UHVROYHU SUREOHPDVÓ 7DQWR HQ SUHVHQFLD GH -RKQQ\ FRPR HQ DOJXQDV RFDVLRQHV
FXDQGR¦OQRHVWDEDHQODVVHVLRQHVGHWHUDSLDH[SOLTX¦DO6U\OD6UD-RQHVSRUTX¦
-RKQQ\ DFWXDED GH DOJXQD GH ODV IRUPDV TXH OR KDFªD \ F°PR SRGUªDQ GHMDU GH
FRQGHQDUOH\HQOXJDUGHHOORUHIRU]DUVXFRQGXFWDGHVHDEOH\TXL]FDVWLJDUVXVDFWRV
LQGHVHDEOHV 7DPEL¦Q GLVFXWª FRPR SRGUªDQ D\XGDU D -RKQQ\ D FRQVHJXLU DEVRUEHUVH
YLWDOPHQWH HQ DOJXQRV HQWUHWHQLPLHQWRV FRQVWUXFWLYRV WDOHV FRPR OD FDUSLQWHUªD TXH
VHUYLUªDSDUDKDFHUVXYLGDPHQRVDEXUULGD\GDUOHPVGHXQLQFHQWLYRSDUDDVLVWLUDOD
HVFXHOD1RVRWURVDGHPVGLVFXWLPRVF°PRHO6U\OD6UD-RQHVSRGUªDQRUJDQL]DUVH
SDUDSDVDUPVWLHPSRMXQWRVHQSDVDWLHPSRVUHFUHDWLYRVHQORVTXHGLVIUXWDVHQWRGRV
GH PRGR TXH VXV FRQYHUVDFLRQHV QR WXYLHVHQ VLHPSUH TXH YHU H[FOXVLYDPHQWH FRQ OD
FRQGXFWDGH-RKQQ\\ORVSUREOHPDVTXHHVWDEDFDXVDQGR
0LHQWUDVWUDEDMDEDFRQODIDPLOLDHQHVWDVIRUPDVGHUHVROXFL°QGHSUREOHPDVPH
GL FXHQWD FRPSOHWDPHQWH FRPR KDFHQ QRUPDOPHQWH ORV SUDFWLFDQWHV GH OD 5(7 TXH
\RHVWDEDSULQFLSDOPHQWHD\XGQGROHVDFDPELDU$VXVH[SHULHQFLDVDFWLYDGRUDVPV
ELHQTXHDFDPELDU%VXVFUHHQFLDVLUUDFLRQDOHVDFHUFDGHHVWDVH[SHULHQFLDV$VªGH
YH]HQFXDQGROHVVH®DODED¦VWRHLQWHQWDEDFRQVHJXLUTXHUHQXQFLDUDQDODLOXVL°QGH
TXHVLOHVSURSRUFLRQDEDPHMRUHVIRUPDVGHlPDQHMDUxD-RKQQ\WRGDVVXVGLILFXOWDGHV
HPRFLRQDOHVVHUHVROYHUªDQ
Usé con la familia Jones uno de los aspectos singulares de los procedimientos
cognitivos de la RET que enfaticé en mi primer libro sobre terapia racional-emotiva.
How to Live with a «Neurotic», publicado originalmente en 1957 y completamente
revisado en 1975. Una vez que los clientes de la familia RET aprenden a abandonar
sus propias demandas y órdenes de necesidad perturbadora sobre sí mismos y los
otros, se íes enseña a menudo cómo usar esta misma clase de pensamiento anticatastrofista y anti necesidad perturbadora para hacer la RET con otros miembros
de la familia y de este modo ayudar a estos otros a llegar a estar menos perturbados.
Así enseñé al Sr. Jones no sólo cómo ayudarse a sí mismo con su ira sinoWDPEL¦Q
338
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
a ayudar a su mujer con su ansiedad y su auto-abatimiento. Y mostré a la Sra.
Jones a animar a su marido a enfadarse menos con Johnny cuando el Sr. Jones
tendiese a estallar con él. Cuando, por ejemplo, el Sr. Jones empezaba a quejarse
amargamente de Johnny de una manera airada, se le enseñó a la Sra. Jones que
podría decir a su marido, «Asumamos que estás en lo cierto, querido, y que
Johnny está realmente actuando de mala manera, tanto contra nosotros como
contra sí mismo, cuando hace novillos. Esa es una conducta ciertamente
inadecuada por su parte. Pero su conducta no puede por sí misma hacerte enfadar y
perturbarte. ¿Qué creencias irracionales estás diciéndote para perturbarte acerca
de su conducta?».
Cuando la Sra. Jones inducía a su marido a parar y pensar acerca de crear su
propia ira contra Johnny, y ver que estaba instigando al demandar que su hijo no
debe portarse mal, ella después (le mostré) será capaz de actuar como un terapeuta
para su marido y preguntarle, «¿Por qué no debe? ¿Dónde está la evidencia de que
tiene que actuar bien?». Ella podía por consiguiente ayudar a su marido para parar
y pensar —podría animarle a usar la RET sobre sí mismo cuando se le olvidase
de hacerlo así—.
Ayudé a ambos compañeros del matrimonio a usar la RET tanto el uno sobre
el otro, como a veces, con Johnny. Contaban que utilizar este método de hacer
terapia con los otros miembros de la familia no sólo ayudaba a los otros miembros
sino que, quizá lo más importante, ayudaba al Sr. y a la Sra. Jones a conseguir
un asimiento completo de los principios de la RET y ser capaces de usarlos más
eficazmente para el auto-tratamiento.
TERAPIA DE FAMILIA EMOTIVA
La terapia de familia RET tiende a incluir diversas técnicas altamente emotivas. En el caso de la familia Jones (Ellis, 1978), usé diversas técnicas emotivas,
entre ellas: (1) mi total aceptación de todos los miembros de la familia y mi negación
a condenarles, incluso cuando su conducta era obviamente absurda o antisocial;
(2) ejercicios de ataque de la vergüenza y de tomar riesgos; (3) imaginación racional-emotiva; (4) métodos de role-playing; (5) confrontación dramática y evocativa; (6) uso del lenguaje enérgico por mi parte y de auto-afirmaciones vigorosas
por parte de los clientes; y (7) un énfasis pronunciado en el humor.
Como también sucede con la RET individual, ninguno de los métodos afectivos
usados en la terapia de familia es empleado por propio derecho, y ninguno se
emplea para ayudar a los clientes a sentirse mejor sino más bien a encontrarse
mejor. Están entrelazados cercanamente con los aspectos filosóficos y fenomenológico-humanistas de la RET. La meta principal, como con virtualmente todo
tratamiento racional-emotivo, es intentar ayudar a los miembros de la familia, tanto
como seres individuales como parte de un grupo cohesivo, a hacer cambios profundos en sí mismos y en las formas de verse y la organización familiar. La meta
de nuevo, no es ayudarles sólo o principalmente a cambiar su ambiente familiar o
hacer una modificación leve de una vida familiar mediocre.
Además, al igual que con todas las técnicas emotivas acabadas de ver, estas se
hacen activa en vez de pasivamente, y directiva más bien que no directivamente por
los practicantes de la RET. Incluso cuando yo u otros profesionales RET dan a
nuestros clientes aceptación total o reconocimiento positivo incondicional, in-
UN ENFOQUE RACIONAL-EMOTIVO APLICADO A LA TERAPIA...
339
tentamos no sólo darlo y modelarlo para ellos de una forma indirecta, sino enseñarles
directa y activamente cómo dárselo ellos mismos.
TERAPIA DE FAMILIA CONDUCTUAL
Aunque Levant (1978) habla de tres tipos principales de terapia de familia
(psicodinámico, orientado sistémicamente, y centrado en el cliente), no dice nada
acerca del uso de los métodos conductuales, en los que las tres escuelas son
notablemente deficientes. La RET, en parte porque es activa-directiva, siempre
emplea una buena medida de terapia de conducta tanto con clientes individuales
como familiares. Algunos de los principales métodos conductuales de la RET
incluyen los siguientes:
1. Se dan continuamente a los miembros de un grupo familiar la actividad
de llevar a cabo tareas, la mayoría de ellas para que los clientes las hagan in vivo.
Así en el caso del Sr. y la Sra. Jones, el Sr. Jones y yo estuvimos de acuerdo que
él deliberadamente permaneciera en casa durante todo el tiempo que se sintiese
muy enfadado con Johnny y abstenerse de salir corriendo fuera de la casa a un
club de ajedrez o a un bar cercano, como él había hecho normalmente antes de
llegar a la terapia de familia. También se le dieron una serie de Formularios de
Auto-Ayuda Racional (Ellis, 1977d) y se le asignó la tarea de rellenar uno de ellos
tan bien como pudiese cada vez que se sintiese enfadado con Johnny.
3DUD-RKQQ\¦OVHFRPSURPHWL°FRQPLJR\FRQVXPDGUH\VXSDGUHDLUDODOD
HVFXHOD FDGD GªD GXUDQWH XQ PHV WDQWR VL WHQªD JDQDV FRPR VL QR \ UHOOHQDU XQ
)RUPXODULRGH$XWR$\XGD5DFLRQDOFDGDYH]TXHQRWXYLHVHJDQDVRFDGDYH]TXH
IXHVH \ VH VLQWLHVH GHSULPLGR R OH GLHVH SHQD SRU LU 6H GLR D OD 6UD -RQHV OD
DVLJQDFL°Q GH HQIUHQWDU D VX PDULGR FRQ FDGD VHULD FRQGXFWD GH -RKQQ\ QR
LPSRUWDEDFXDQWRSQLFRVLQWLHVHDFHUFDGHYHUVHFULWLFDGDSRU¦OHQFXDQWRORKLFLHVH
DVª \ GH GHEDWLU VX FUHHQFLD LUUDFLRQDO GH TXH WHQªD TXH WHQHU VX DSUREDFL°Q GH
PDQHUDDEVROXWLVWDGHPRGRTXHHOODIXHVHFDSD]GHVHJXLUHQIUHQWQGRVHD¦OFRQ
UHVSHFWRDHVWR
2. El condicionamiento operante o principio de auto-gobierno se emplea frecuentemente en la terapia de familia y pareja de la RET y se usa para reforzar
conductas de auto-ayuda y penalizar las contraproducentes. Así, los padres de
Johnny estuvieron de acuerdo con él y conmigo para reforzarle (con dinero o con
comida que le gustase especialmente) cada día que asistiese a la escuela y no
cuando hacía novillos. El Sr. Jones aceptó el castigo de quemar un billete de 2.000
pesetas cada vez que evitase hacer frente a su mujer y a Johnny. El Sr. y la Sra.
Jones estuvieron de acuerdo en que la Sra. Jones le dijese a su marido todos los
peores detalles acerca de la conducta de Johnny, no vacilando nada de él en este
reconocimiento. El Sr. Jones haría un esfuerzo especial para discutir estos detalles
con ella de una manera no condenatoria, orientada al problema.
3. A menudo se emplea el entrenamiento en habilidades en la RET para ayudar
a los miembros de las familias a vencer sus creencias irracionales o cambiar las
experiencias activadoras desafortunadas que tienen. De este modo trabajé con la
Sra. Jones sobre su problema de no asertividad tanto con su marido como con su
hijo. Le ayudé a renunciar a las creencias irracionales (Ci) de que ella no podría
manejar las situaciones difíciles y dolorosas con el Sr. Jones y Johnny, y que era
340
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
vergonzoso para ella huir del manejo de tales situaciones. Cuando ella empezó a
ver que era claramente desventajoso, pero no totalmente terrible, cuando evitaba
manejar las cosas con Johnny y su marido, representé con ella la nueva conducta
de hablar más alto más asertivamente a los dos cuando quisiese provocar algunos
temas que sabía que ellos evitarían o que la condenarían por provocarlos. Como
resultado de su entrenamiento en asertividad durante la terapia, empezó a adoptar
menos responsabilidad para disciplinar a Johnny, y persuadir a su marido para que
tomase más responsabilidad.
4.
La RET a menudo usa técnicas de distracción o entretenimiento en la
terapia para ayudar a algunos clientes a enfrentarse con sus ansiedades y hostilidades. Yo empleé tales métodos en diversas ocasiones con los miembros de la
familia Jones. De este modo, enseñé al Sr. Jones a usar la técnica de relajación
progresiva de Jacobson (1942) cuando se sintiese muy enfadado con su hijo o su
mujer; encontró este método útil para interrumpir su ira y darse a sí mismo una
oportunidad para tratar con ella, un poco más tarde, en una forma de debate
filosófico. También animé a la Sra. Jones a usar ejercicios de relajación de yoga
cuando se sintiese demasiado ansiosa por ser criticada por la conducta mezquina
de Johnny. Expliqué a estos clientes que técnicas de distracción como estas son
paliativas, más bien que curativas, pero que son útiles a veces sin embargo, si no
se espera demasiado de ellas.
Otras formas de terapia de conducta de descondicionamiento y recondicionamiento se usan a menudo en la RET, incluyendo la desensibilización encubierta
de Cautela (1966, 1967); el entrenamiento emocional de Ramsey (1974); y los
métodos de resensibilización de Heiman, LoPiccolo y LoPiccolo (1976). Estos
métodos, como Masters y Johnson (1970) y Annon (1974, 1975) especialmente
observan, pueden ser particularmente efectivos al ayudar a las parejas con problemas
sexuales. En el caso de la familia Jones, el problema sexual principal que tenían
era que la Sra. Jones podía llegar al orgasmo en un coito si su marido copulaba
activamente con ella durante un mínimo de cinco minutos, mientras él generalmente
llegaba al orgasmo en menos de dos minutos y consideraba estar padeciendo de
eyaculación precoz. Le expliqué que él era solamente un eyaculador «rápido» y
no «precoz», y que nada era horrible o terrible (sino sólo inconveniente) acerca
de eso. También conseguí que usaran el método de parar en marcha del coito,
hasta que se entrenase a sí mismo a durar cinco o más minutos casi todas las veces
que hacía el amor (Ellis, 1975).
Permítanme observar de nuevo, en esta relación, que aunque yo y otros
practicantes de la RET usemos diversas clases diferentes de procedimientos conductuales, nosotros los ponemos de lleno dentro de una estructura fenomenológica
y humanista. Preferimos enseñar métodos conductuales de ««ro-control, más bien
que recurrir al condicionamiento o recondicionamiento directo por parte de un
terapeuta, como muchos terapeutas de conducta clásica hacen (Goldfried y Merbaum, 1973; Kanfer y Godstein, 1975).
La RET, además, también reconoce las desventajas y perjuicios posibles del
refuerzo social, el cual no sólo es usado continuamente de forma única por una
veintena de terapeutas de conducta (Bandura, 1969) sino que también se ha demostrado que es uno de los factores secretos principales de los resultados de la
terapia obtenidos por muchos terapeutas centrados en el cliente. De tal modo, se
UN ENFOQUE RACIONAL-EMOTIVO APLICADO A LA TERAPIA...
341
ha encontrado que aunque los terapeutas rogerianos intentan ayudar a sus clientes
a lograr un reconocimiento positivo incondicional, frecuentemente dan bastante
reconocimiento positivo condicional. Refuerzan a sus clientes con apropiados «uhhuhs» o señales de aprobación cuando dicen las cosas que los terapeutas centrados
en el cliente consideran «buenas» y por consiguiente a menudo animan a estos
clientes a esforzarse, quizá más de lo que lo hacían antes, por el decididamente
reconocimiento positivo condicional. Esto les ayuda a permanecer enganchados,
tercamente, sobre sus necesidades de amor calamitoso, lo que les obliga a pensar
que deben tener aprobación de los otros.
/D 5(7 SRU RWUD SDUWH XWLOL]D SURFHGLPLHQWRV GH UHIXHU]R LQFOX\HQGR HO
UHIXHU]R VRFLDO GH XQD IRUPD UHDOLVWD SUFWLFD \ FRQ WRWDO FRPSUHQVL°Q GH VXV
OLPLWDFLRQHV H LQFRQYHQLHQWHV 'H HVWH PRGR D PHQXGR GLVSRQJR TXH PLV FOLHQWHV
GHWHUDSLDGHIDPLOLDVHDQUHIRU]DGRVSRUVXFRQGXFWDVDOXGDEOHRPHMRUDGDSRUPª
SRU RWURV PLHPEURV GH OD IDPLOLD R SRU LQGLYLGXRV DMHQRV SHUR UDUDPHQWH XVR HO
UHIXHU]R SRU Vª PLVPR 3RU HOOR DXQTXH WLHQWD FRQVHJXLU ORV FDPELRV USLGRV TXH
SXHGHQ RFXUULU HQ ORV FOLHQWHV FRPR UHVXOWDGR GH VHU UHIRU]DGRV PV SRU KDFHU XQD
FRQGXFWD \R FDVWLJDGRV SRU UHDOL]DU RWUD SXHGHQ D PHQXGR OOHJDU D VHU PV
UHIRU]DUHV\PHQRVDXWRGLULJLGRVHQHOFXUVRGHHVWHSURFHVR/DPHWDGHODWHUDSLD
GHVGHOXHJRHVHOFDPELRGHSHUVRQDOLGDGSRUSDUWHGHORVFOLHQWHV3HURODPHWDGH
ODWHUDSLDeleganteHVHODXWRFDPELR\ODDXWRGLUHFFL°QPVTXHHOFDPELRTXHHVW
PDQLSXODGR R SUFWLFDPHQWH IRU]DGR VLQ HOORV $GHPV KD\ DOJXQD HYLGHQFLD TXH
PXHVWUD TXH ORV FOLHQWHV TXH SLHUGHQ VXV VªQWRPDV SRU YHUVH FRQGLFLRQDGRV
FDPELDUVXVFDPLQRVSRUXQWHUDSHXWDRSRUFRQGLFLRQHVH[WHUQDVDPHQXGRORKDFHQ
PX\ELHQGXUDQWHXQWLHPSRSHURGHVSX¦VWLHQGHQDUHJUHVDUGHQXHYRDVXVYLHMRV
KELWRVGHGLVIXQFL°QFRJQLWLYDHPRWLYD\FRQGXFWXDOPLHQWUDVTXHORVFOLHQWHVTXH
WUDEDMDQHQHIHFWXDUXQDIRUPDEVLFDGHUHHVWUXFWXUDFL°QFRJQLWLYDHVPVSUREDEOH
TXH PDQWHQJDQ VXV JDQDQFLDV WHUDS¦XWLFDV H LQFOXVR LU PV DOO GH HOODV FXDQGR OD
WHUDSLD KD WHUPLQDGR %HFN (OOLV F /D]DUXV
0HLFKHQEDXP
&RQHOXVRGHOD5(7SRUORWDQWRLQWHQWDPRVHQVH®DUDORVFOLHQWHVGHODIDPLOLD
DVª FRPR DO LQGLYLGXR D VHU PHQRV PDQLSXODEOHV SRU FRQIRUPLGDG VRFLDO \ SRU
FRQVLJXLHQWHVHUDOJRPHQRVFRQGLFLRQDEOHV$QRVRWURVQRVJXVWDYHUORVIXHUWHPHQWH
desear SHUR QR necesitar DEVROXWD R FRPSXOVLYDPHQWH OD DSUREDFL°Q GH ORV RWURV
LQFOX\HQGR D ORV PLHPEURV GH VX SURSLR JUXSR IDPLOLDU /D 5(7 VH FHQWUD ÓFRPR
DOJXQRV RWURV VLVWHPDV SULQFLSDOHV GH WHUDSLD GH IDPLOLD KDFHQÓ HQ D\XGDU D ODV
SHUVRQDV D UHODFLRQDUVH PHMRU VREUH XQD EDVH SUHIHUHQFLDO PV ELHQ TXH VREUH XQD
REOLJDFL°QRnecesidadSHUWXUEDGRUD$QDOL]D\GHEDWHVXVREUHVXJHVWLELOLGDG\HYLWD
IRPHQWDU FRPR RWURV VLVWHPDV WHUDS¦XWLFRV KDFHQ OD GHSHQGHQFLD LQIDQWLO GH ORV
PLHPEURV GH OD IDPLOLD VREUH HO WHUDSHXWD \R XQRV VREUH RWURV 'H HVWD PDQHUD OD
5(7VDOHGHVXFDPLQRSDUDD\XGDUDODJHQWHDHQWUHQDUVHDVªPLVPRVSDUDVHUPV
UHVSRQVDEOHV DXWRVXILFLHQWHV \ DXWRDFHSWDUVH LQFOXVR FXDQGR VRQ SDUWH GH XQD
HVWUXFWXUDIDPLOLDU\OHVJXVWDUªDOOHJDUDHVWDUPVUHODFLRQDGRVFHUFDQDPHQWHDRWURV
PLHPEURVGHODIDPLOLD
RESUMEN
La RET toma una posición de «tercera fuerza» en la terapia de familia, esto es,
un enfoque fenomenológico-humanístico que es altamente activo-directivo. Este
342
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
HQIRTXHSULPHURLQWHQWDD\XGDUDORVPLHPEURVGHODIDPLOLDDYHU\HQWUHJDUVXVPDODV
SHUFHSFLRQHVGHVªPLVPRV\GHORVRWURV\KDFHUFDPELRVILORV°ILFRVSURIXQGRVHQVXV
DFWLWXGHV\FRQGXFWDVLQWUDHLQWHUSHUVRQDOHV$OXQLILFDUXQHQIRTXHIHQRPHQRO°JLFR
KXPDQªVWLFRFRQXQHQIRTXHDFWLYRGLUHFWLYRHQODWHUDSLDGHIDPLOLDOD5(7XVDÓ
FRPR KDFH FRQ ORV FOLHQWHV LQGLYLGXDOHVÓ XQD PHWRGRORJªD FRJQLWLYD HPRWLYD \
FRQGXFWXDOFRPELQDGD/DWHUDSLDGHIDPLOLD5(7PXHVWUDDORVFOLHQWHVDUHFRQRFHU
HQWHQGHU\PLQLPL]DUVXVSURSLRVSUREOHPDVHPRFLRQDOHVPLHQWUDVDOPLVPRWLHPSR
D\XGD D ORV RWURV PLHPEURV GH OD IDPLOLD D OOHJDU D VHU PV UDFLRQDOHVWHQHU
H[SHULHQFLDV PV VDWLVIDFWRULDV \ UHVSXHVWDV HPRFLRQDOHV DSURSLDGDV \ DFWXDU GH XQD
IRUPDPHQRVFRQWUDSURGXFHQWHFRQWUDVªPLVPRV\FRQWUDODIDPLOLD
REFERENCIAS
Ackerman, N. Treating the troubled family. New Yok: Basic Books, 1966.
Ainslie, G. Specious reward: A behavioral theory of impulsiveness and inpulse control.
Psychological Bulletin, 1974, 82, 463-496.
Amon, J. The behavioral treatment of sexual problems (Vol. 1 and Vol. 2). Honolulu:
Enabling Systems, 1974 and 1975.
Aponte, H. J. Underorganization in the poor family. In P. J. Guerin, Jr. (Ed.). Family
therapy: Theory and practice. New York: Gardner Press, 1976.
Bandura, A. Principles of behavior modification. New York: Holt, Rinehart and Winston,
1969.
Beck, A. Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao. Descléc De Brouwer.
Cautela, J. R. A behavior therapy approach to persasive anxiety. Behavior Research and
Therapy, 1966, 4, 99-111.
Cautela, J. R. Covert sensitization. Psychological Reports, 1967, 20, 459-468.
Dreikurs, R. Psychodynamics, psychoterapy, and counseling (Rev. ed.». Chicago: Alfred
Adler Institute, 1974.
Ellis, A. The American sexual tragedy. New York: Twayne, 1954.
Ellis, A. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A. Growth through reason. Palo Alto: Science and Behavior Books; and Hollywood:
Wilshire Books, 1971.
Ellis, A. Humanistic psychotherapy: The rational-emotive approach. New York: Julian
Books and McGraw-Hill, 1973.
Ellis, A. The rational-emotive approach to sex therapy. Consueling Psychologist, 1975,
5(1), 14-21.
Ellis, A. Techniques of handling anger in marriage. Journal of Marriage and Family
Counseling, 1976, 2, 395-316.
Ellis, A. Fun as psychotherapy. Cassette recording. New York: Institute for Rational Living,
1977. (a)
Ellis, A. How to live with —and without— anger. New York: Reader’s Digest Press, 1977.
(b)
Ellis, A. Rational-emotive therapy: Research data that supports the clinical and personality
hypotheses of RET and other modes of cognitive-behavior therapy. Counseling Psychologist, 1977, 7(1), 2-42. (c)
Ellis, A. Rational self-help form. New York: Institute for Rational Living, 1977. (d)
Ellis, A. A rational-emotive approach to family therapy. Part I: Cognitive therapy. Rational
Living, 1978, 13(2), 15-20.
UN ENFOQUE RACIONAL-EMOTIVO APLICADO A LA TERAPIA...
343
Ellis, A., & Grieger, R. Manual de terapia racional emotiva. Bilbao. Desclée De Brouwer.
Ellis, A., & Harper, R. A. Creative marriage. New York: Lyle Stuart, 1961. Paperback
edition, retitled A guide to successful marriage. Hollywood: Wilshire Books, 1971.
Ellis, A., & Harper, R. A. A new guide to rational living. Englewoos Cliffs, N. J.: PrenticeHall; Hollywood: Wilshire Books, 1975.
Ellis, A., & Knaus, W. Overcoming procrastination. New York: Institute for Rational
Living, 1977.
Frankl, V. Man’s search for meaning. New York: Washington Square Press, 1966.
Goldfries, M., & Merbaum, M. (Eds.). Behavior change through self-control. New York:
Holt, Rinehart and Winston, 1973.
Guerin, P. J., Jr., (Ed.). Family therapy: Theory and practice. New York: Gardner, 1976.
Haley, J. Problem solving therapy. San Francisco: Jossey-Bass, 1977.
Heiman, J., LoPiccolo, L., & LoPiccolo, J. Becoming orgasmic. Englewood Cliffs, N. J.:
Prentice-Hall, 1976.
Hezberg, A. Active psychotherapy. New York: Gruñe and Stratton, 1945.
Hoffer, E. The true believer. New York: Harper, 1951.
Jacobsen, E. You must relax. New York: McGraw-Hill, 1942.
Kanfer, F. H., & Goldstein, A. P. (Eds.). Cómo ayudar al cambio en psicoterapia. Bilbao.
Desclée De Brouwer, 1987.
Kaplan, H. S. The new sex therapy. New York: Brunner/Mazel, 1974.
Kelly, G. Psicología de los constructos personales. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1987.
Knox, D. Dr. Knox's marital exercise book. New York: McKay, 1975.
Korzybski, A. Science and sanity. Lancaster, Pa.: Lancaster Press, 1933.
Lazarus, A. A. Behavior therapy and beyond. New York: McGraw-Hill. 1971.
Lazarus, A. A. Multimodal behavior therapy. New York: Springer, 1976.
Lembo, J. The counseling process: A rational behavioral approach. New York: Libra, 1976.
Levant, R. Family therapy: A client-centered perspective. Journal of Marriage and Family
Counseling, 1978, 4, 42-49.
Lcvi-Strauus, C. Savage mind. Chicago: University of Chicago Press, 1970.
Mahoney, M. Reflections on the cognitive learming trend in psycotherapy. American Psychologist, 1977, 32, 5-114.
Masters, W. H., & Johnson, V. E. Human sexual inadequacy. Boston: Little, Brown, 1970.
Maultsby, M. C., Jr. Help yourself to happiness. New York: Institute for Rational Living,
1975.
Meinchenbaum, D. Cognitive behavior modification. New York: Plenum, 1977.
Minuchin, S., & Montalvo, B. Families of slums: An exploration of their structure and
treatment. New York: Basic Books, 1967.
Mischel, W., & Mischel, H. A Cognitive social leamig approach to morality and selfregulation. In
T. Lickana (Ed.), Morality: A handook of moral behavior. New York: Holt, Rinehart and
Winston, 1975.
Peris. F. Gestalt therapy verbatin. Lafayette, Calif.: Real People Press, 1969.
Raimy, V. Misunderstadings of the self. San Francisco: Jossey-Bass, 1975.
Ramsey, R. W. Emotional training. Behavioral Engineering, 1974, /, 24-26.
Raskin, N. J., & Van der Veen, F. Client-centered family therapy: Some clinical and research
perspectives. In J. T. Hart & T. M. Tomlinson (Eds.), New directions in client-centered
therapy. Boston: Hougthon-Mifflin, 1970.
Rogers, C. R. On becoming a person. Boston: Hougthon-Mifflin, 1961.
Salter, A. Conditioned reflex therapy. New York: Creative Age, 1949.
Shelton, J. L., & Ackerman, J. M. Homerwork in consueling and psychotherapy. Springfield, 111.: Charles C. Thomas, 1974.
Truax, C. B., & Carkhuff, R. R. Toward effective counseling and psychotherapy: Training
and practice. Chicago: Aldine, 1967.
344
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Watzlawick, P., Beavin, J. H. ,& Jackson, D. D. Pragmatics of human comunication. New
York: Norton, 1967.
Watzlawick, P., Weakland, J. H., & Fisch, R. Change. New York: Norton, 1974.
Wolpe, J. Psicoterapia por inhibición recíproca. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Wolpe, J. The practice of bahavior therapy. New York: Pergamon Press, 1973.
20
La Inclusión de la Familia en el
Tratamiento del Niño:
Un Modelo para Terapeutas Ra
cional-Emotivos*
Nina Woulff
Las ideas de este capítulo proceden de un deseo de desarrollar un modelo de
terapia racional-emotiva para niños que tenga en cuenta la contribución de la familia
en el problema del niño y sugiere el fundamento y las técnicas para incorporar a
la familia en el tratamiento del niño. Trabajando primariamente en un marco
referencial del niño, donde el cliente remitido es siempre un niño, observé que los
cambios en los problemas presentados eran más eficazmente logrados cuando la
familia del niño estaba implicada en la evaluación y el tratamiento. Sin embargo
encontré un modelo no riguroso tanto en la literatura de terapia racional-emotiva
(RET), como en la terapia de familia que demostraba cómo los dos enfoques de
terapia pueden integrarse satisfactoriamente. Teniendo una amplia formación tanto
en la RET como en la terapia de familia estratégico-estructural, y creyendo firmemente en la eficacia de ambas, sentí el reto de ver si las dos teorías eran capaces
de acopiarse para producir resultados efectivos y satisfactorios.
/D WHUDSLD UDFLRQDOHPRWLYD VH GLULJH SULPDULDPHQWH DO WHPD GH FDPELDU ODV
FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV GHO FOLHQWH (VWD WHUDSLD VH FHQWUD HQ ORV VXFHVRV LQWHUQRV GHO
SRUWDGRUGHOSUREOHPD\GHVHQIDWL]DHOFRQWH[WRGHOSUREOHPDRGHOFOLHQWH(VWHIRFR
KD VLGR ·WLO DO GHPRVWUDU OD IRUPD LGLRVLQFUVLFD HQ OD TXH ORV FOLHQWHV FRQWULEX\HQ D
FUHDU\PDQWHQHUVXGHVJUDFLD/DOLWHUDWXUDGHOD5(7V°ORGLVFXWHUDUDYH]ODIRUPDHQ
OD TXH ORV KXPDQRV YLYHQ HQ ORV JUXSRV LQIOX\¦QGRVH \ HQIUHQWQGRVH XQR DO RWUR
(OOLV0F&OHOODQ\3URWLQVN\6WLHSHU<RXQJ
*Este capítulo IXH publicado primero en A. Ellis y M. E. Bernard (Eds.), Rational-emotive approaches
to the problems of childhood (New York: Plenum Press, 1983).
346
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Cuando el cliente es un niño, llega a ser crucial que el terapeuta conozca el
efecto del ambiente humano del niño porque los niños son extremadamente dependientes de los adultos para cubrir las necesidades y aprender las formas y
significados de las relaciones y funcionar en este mundo. La terapia estratégicoestructural (Haley, 1976, 1980; Papp, 1977; Selvini, 1978; Andolfi, 1979; Madanes, 1981) demuestra cómo este ambiente humano —especialmente, la interacción entre las personas en los grupos— es crucial en la creación y mantenimiento
del problema.
El modelo de terapia propuesto en este capítulo es un híbrido de terapia
racional-emotiva y de terapia estratégico-cultural y en lo sucesivo nos referiremos
a ella como terapia de familia racional-emotiva, o REFT.
FUNDAMENTO DE LA REFT
Existen diversas razones por las cuales la REFT es preferible a la RET individual con niños remitidos. Cuando los padres remiten a su hijo a un clínico de
salud mental, no es inusual que los padres estén más angustiados que el niño. Así
trabajar individualmente con el niño en estas circunstancias no resulta productivo
porque el niño no está particularmente motivado para cambiar. Incluso si el niño
está motivado para cambiar, el terapeuta tiene relativamente poca influencia comparada con la influencia de sus padres. El refuerzo parental es extremadamente
poderoso, y es altamente improbable que un niño que ha aprendido a desarrollar
el pensamiento racional con su terapeuta individual continúe manteniendo este
cambio cuando sus padres u otros miembros de la familia siguen reforzando con
fuerza las viejas creencias irracionales y la conducta consecuente. Se ejemplifica
este problema con el siguiente caso.
Hace varios años, trabajé con un niño de 10 años de edad que presentaba
problemas de conducta persistentes en la escuela y en la casa. Sus padres insistieron
en que necesitaba terapia individual y que ellos se podría reunir conmigo sólo
esporádicamente debido a sus muchas ocupaciones. Siendo un terapeuta relativamente joven e inasertivo en este tiempo, estuve de acuerdo en sus condiciones. El
niño pequeño venía muy contento a las sesiones individuales, durante las cuales
nos dedicábamos a jugar y a discutir, dirigiéndonos a corregir la cantidad de
percepciones erróneas que tenía acerca de su «maldad». El chaval era el único niño
adoptado de la familia y también tenía diabetes, que se controlaba con medicación.
El había interpretado estas características singulares queriendo decir que él era
completamente despreciable y que nada de lo que pudiese hacer cambiaría cómo
pensaban los adultos de él y cómo actuaban hacia él. El niño era bastante listo, y en
varias sesiones IXH capaz de desarrollar un punto de vista más racional sobre sí
mismo y planificar cómo cambiar su conducta para estar menos preocupado. Sin
embargo, cuando periódicamente hablaba con los maestros o los padres del niño
escuchaba que su conducta permanecía virtualmente inalterada excepto en algunos
«buenos ratos» pasajeros y fugaces. Yo estaba bastante perplejo pero continué
trabajando con el chaval. Algún tiempo después, durante una sesión con los padres,
emergieron algunos factores interesantes. Aunque había habido pocos progresos en la
terapia, la madre insistía en que el niño continuase porque creía que él tenía una
personalidad muy patológica y era la causa de la mayoría de los demás problemas de la
LA INCLUSION DE LA FAMILIA EN EL TRATAMIENTO...
347
familia. Decía que el hecho de que este niño fuese el único miembro de la familia
en asistir a la terapia probaba este punto. El padre discrepaba con la manera de la
madre de disciplinar al niño y le prodigaba una atención especial siempre que la
madre intentaba ser firme con él. La justificación del padre era «pero es un niño
tan infeliz —no necesita ser disciplinado en cada cosa que tiene que desenvolverse
en la vida— con problemas como que no puede ayudarse a sí mismo». De este
modo llegó a ser obvio para mí que los padres estaban reforzando activamente las
creencias irracionales del niño acerca de su «maldad» innata y su mala conducta.
Los padres tenían muy estructuradas sus actitudes; llegaron a irritarse bastante
cuando intenté desafiar sus creencias, e indicaron que debería limitar mis
esfuerzos terapéuticos en cambiar a su hijo. Vi al niño varias sesiones más y
después dije a los padres que no continuaría a menos que la familia completa
asistiese regularmente. Se negaron y cerré el caso.
&UHRTXHGHVSHUGLFL¦PXFKRWLHPSRHQWUDEDMDUFRQHVWHQL®RGHKHFKRHOTXH
HVWXYLHVH GH DFXHUGR HQ WUDEDMDU FRQ ¦O LQGLYLGXDOPHQWH IXH LQWHUSUHWDGR SRU ORV
SDGUHVFRPRXQDHYLGHQFLDDGLFLRQDOGHTXHHVWDEDUHDOPHQWHPDO\QHFHVLWDEDD\XGD
(O FDVR GHPXHVWUD DOJXQRV GH ORV ULHVJRV GH QR WUDEDMDU FRQ ODV IDPLOLDV FXDQGR VH
UHPLWH D XQ QL®R $GHPV VH VXJLHUH OD QHFHVLGDG GH SRVHHU GLYHUVDV KDELOLGDGHV
LPSRUWDQWHV DO KDFHU WHUDSLD GH IDPLOLD UDFLRQDOHPRWLYD (VSHFLDOPHQWH HO WHUDSHXWD
QHFHVLWDWHQHUXQPRGHORFRQFHSWXDOGHORVSUREOHPDVLQFOX\HQGRODLQWHUDFFL°QHQWUH
ORV PLHPEURV GH OD IDPLOLD KDFHU XQD HYDOXDFL°Q WRWDO VHU FDSD] GH YHQFHU OD
UHVLVWHQFLD GH OD IDPLOLD SDUD HO WUDWDPLHQWR \ PRWLYDU D ORV PLHPEURV GH OD IDPLOLD
SDUDTXHOOHYHQDFDERVXWDUHD
ESQUEMA CONCEPTUAL DE LA REFT
(O WHUDSHXWD 5()7 FRQFHSWXDOL]D HO EXHQ IXQFLRQDPLHQWR GH ODV IDPLOLDV FRPR
JUXSRV GH SHUVRQDV TXH VRQ FDSDFHV GH OOHYDU D FDER OD WDUHD GH D\XGDU D ORV
GHVDUUROORVGHSHUVRQDOLGDG\VRFLDOHVGHVXYVWDJR(VWDGLIªFLOWDUHDVHYHLPSHGLGD
FXDQGRHOVLVWHPDWLHQHUHJODVOªPLWHV\RMHUDUTXªDVFRQIXVDVRLQDSURSLDGDV(QXQ
VLVWHPD IDPLOLDU HIHFWLYR ORV SDGUHV VH FRPSURPHWHQ D XQ WUDEDMR FRRSHUDWLYR HQ
HTXLSR TXH RSHUD FRPR OD XQLGDG lHMHFXWLYDx GHO VLVWHPD \ ORV QL®RV VRQ XQ
VXEVLVWHPD GH SRGHU \ HVWDWXV FODUDPHQWH VHFXQGDULR /DV WDUHDV GHO VXEVLVWHPD
SDUHQWDO VRQ WUDEDMDU FRRSHUDWLYDPHQWH SDUD VRFLDOL]DU D ORV QL®RV \ VHU FDSDFHV GH
PRGLILFDUODVUHJODV\H[SHFWDWLYDVDPHGLGDTXHORVQL®RVYDQFUHFLHQGR/DWDUHDGHO
VLVWHPD GH KHUPDQRV HV RIUHFHU D VXV PLHPEURV OD RSRUWXQLGDG GH DSUHQGHU F°PR
QHJRFLDUFRRSHUDUFRPSDUWLUFRPSHWLU\KDFHUDPLJRVFRQVXVLJXDOHV
Para que cada subsistema lleve a cabo sus funciones específicas, las fronteras
entre los subsistemas deben quedar claros. El término fronteras se refiere a la
intensidad de la interacción entre las personas y a cómo se delegan las responsabilidades. Cuando las fronteras se enredan entre los subsistemas o entre los individuos, los miembros de la familia experimentan poca sensación de independencia.
Esta falta de independencia contribuye a crear dificultades en el desarrollo de
actividades y pensamiento independiente, y en la resolución de problemas. Cuando
los límites se desatan, hay poca comunicación útil entre los miembros y esta
ausencia puede impedir el desarrollo de la capacidad de vivir interdependientemente
con los otros.
348
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Cuando una familia se presenta con un niño problema, el terapeuta REFT
investiga la posibilidad de que existan incongruencias de jerarquías y fronteras
inapropiadas dentro de una familia. Ejemplos de tales problemas son (1) un padre
se relaciona con su hijo como un igual; (2) un niño está cercanamente enredado
con un padre mientras que el otro está relativamente distante; (3) un niño mayor
toma la mayoría de las decisiones de una familia; o (4) todos los miembros de una
familia se relacionan como iguales en estatus.
/RVWHUDSHXWDV5()7FUHHQTXHHVWRVSUREOHPDVRUJDQL]DFLRQDOHV\UHODFLRQDOHV
VHFUHDQ\PDQWLHQHQSULPDULDPHQWHSRUODVVXSRVLFLRQHVLUUDFLRQDOHVGHORVPLHPEURV
GHODIDPLOLDLQGLYLGXDOHVDFHUFDGHVªPLVPRV\GHORVRWURV'HHVWHPRGRDXQTXHHO
WHUDSHXWD5()7SXHGDWHQHUODUHRUJDQL]DFL°QHVWUXFWXUDOFRPRHOREMHWLYRILQDOGHOD
IDPLOLD FRQ XQ QL®R VLQWRPWLFR ORV FDPLQRV SRU ORV TXH VH ORJUD HVWD PHWD VRQ OD
DOWHUDFL°Q GH ODV VXSRVLFLRQHV LUUDFLRQDOHV 3DUD ORJUDU HVWD WDUHD HO WHUDSHXWD 5()7
XWLOL]D XQ DPSOLR UHSHUWRULR GH W¦FQLFDV GH OD 5(7 HQWUH ODV TXH HVWQ HO GHEDWH
FRJQLWLYR GLUHFWR HO GHEDWH LPDJLQDWLYR \ FRQGXFWXDO FKLVWHV \ SDUERODV
SUHVFULSFLRQHVSDUDG°MLFDV\WUDQVIRUPDFL°QGHOSUREOHPD %HUJQHU
ETAPAS DE LA REFT
Se propone que los terapeutas REFT sigan unas etapas específicas al trabajar
hacia las metas. Se usará a lo largo de toda la sección el caso de Michael P. para
demostrar las etapas cruciales en la terapia REFT. Michael P., de 11 años, IXH traªdo a
la clínica por sus padres. Había una hermana más pequeña en la familia, que estaba
aparentemente al margen del problema. El Sr. y la Sra. P. estaban preocupados por
Michael porque comía y dormía poco, se enfrentaba mucho a su padre, afirmaba que
era muy desgraciado, y expresaba un gran disgusto y ansiedad acerca de la idea de que
sus padres tuviesen relaciones sexuales. El padre de Michael estaba preocupado por su
falta de amigos, aunque la Sra. P. no estaba de acuerdo en esto. Su conducta y
ejecución en la escuela no presentaban problemas. Michael presentaba una historia de
problemas similares a estos. Sus padres tuvieron que asistir a un curso de habilidades
para padres y habían estado con anterioridad en terapia de familia. En la sesión de
evaluación mantenían firmemente que Michael debía verse en terapia individual
porque tenían miedo de que si hablaban sobre algunos temas delante de él le herirían.
También dijeron que estaban muy des-contentos de su terapia previa porque el
terapeuta se centró casi exclusivamente sobre su matrimonio y los problemas con el
niño no desaparecieron.
Evaluación del Problema
En este punto, el terapeuta REFT querrá obtener cierta información que revelará las anomalías estructurales en este grupo de personas y ayudará a identificar
las creencias irracionales que están manteniendo los síntomas y la estructura disfuncional. Para conseguir esto, el terapeuta debería plantearse las siguientes preguntas:
LA INCLUSION DE LA FAMILIA EN EL TRATAMIENTO...
•
•
•
•
•
•
•
•
349
¿Están los padres de acuerdo en la forma en la que intentan resolver el
problema?
¿Cómo pueden las soluciones ya probadas estar reforzando realmente los
problemas del niño en vez de solucionarlos?
¿El niño problema tiene un cantidad inapropiada de poder e influencia en
la familia?
¿Se comportan los padres asertivamente con su hijo?
¿Tienen los miembros de la familia algún problema práctico que pudiese
estar contribuyendo en el problema presentado (por ejemplo, falta de habilidades de manejo o negociación con el niño, problemas económicos,
problemas de comunicación con la escuela, handicaps físicos o neurológicos?
¿Qué suposiciones irracionales podrían estar influyendo en la forma en la
que cada miembro de esta familia reacciona al problema y a los otros
miembros de la familia?
¿Cómo se culpan irracionalmente los miembros de la familia a sí mismos
o a los otros por el problema?
¿Cómo las creencias del niño mantienen sus síntomas?
El terapeuta REFT elicita las respuestas a estas preguntas cuestionándolas
directamente, observando la conducta no verbal de los individuos en la familia y
de la interacciones entre los miembros de la familia, y asignando tareas. Algunas
de las cuestiones que el terapeuta puede preguntar a la familia directamente serían:
• (A los padres) ¿Discutís este problema? ¿Qué sucede cuando lo discutís?
• Específicamente, ¿qué hacéis cada miembro de la familia cuando se presenta
el problema? ¿Qué se ha hecho en el pasado?
• ¿Qué es lo que piensa cada miembro del grupo sobre cuál es la causa del
problema?
• ¿Qué piensa cada miembro de la familia sobre lo que se necesita para
resolver el problema?
• ¿Qué significan estos problemas para el niño (por ejemplo, él está enfermo,
es mano, estúpido, débil)?
• ¿Qué siente y piensa cada miembro de la familia cuando surge el problema?
• (Al niño)¿Qué sucede a tu alrededor y qué estás pensando cuando experimentas tus problemas?
• ¿Qué quiere cada miembro de la familia de la terapia?
Al observar las conductas no verbales durante la sesión, el terapeuta escucha
emociones irracionales e incongruencias entre lo que una persona dice y cómo se
comporta. Además, el terapeuta observa la interacción de los miembros de la familia
que le propoUcionan pistas sobre la estructura familiar y sobre las creencias irracionales. Mientras observa, el terapeuta tiene en mente las siguientes preguntas:
• ¿Quién responde primero?
• ¿Parece un padre más implicado con el niño sintomático?
• ¿Quién habla a quién en la familia?
350
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
• ¿Qué tono de voz se utiliza cuando los miembros de la familia se dirigen
unos a otros?
• ¿Cómo están sentados los miembros de la familia, y cómo se miran unos
a otros?
Finalmente, al asignar tareas, el terapeuta está intentando elicitar datos cognitivos y conductuales que ayudarán más adelante a proporcionar la información
que se necesita para establecer la hipótesis sobre lo que está creando y manteniendo
el problema. Esta información no se recoge toda de una vez. El terapeuta REFT
debe estar preparado para revisar su compresión del problema durante toda la
terapia. A medida que el terapeuta da instrucciones y los miembros de la familia
cambian, se activan las creencias irracionales que el terapeuta debe estar preparado
para reevaluar y tratar.
Este esquema de recogida de información se utilizó en la evaluación de Michal
P. y su familia. Ambos padres dedicaban gran cantidad de tiempo a su hijo cuando
experimentaba sus problemas. La madre pasaba horas hablando con Michael sobre
sus ansiedades, y contaba que él estaba muy descontento con su padre. El padre
invitaba a Michael a participar en actividades con él, pero Michael rehusaba. Una
noche, cuando Michael entró en la habitación de sus padres y les acusó de tener
relaciones sexuales, ambos le tranquilizaron diciendo que estaban sólo durmiendo
y le permitieron dormir en su habitación durante el resto de la noche. A la hora
de comer, tanto el padre como la madre le engatusaban suavemente para que se
comiese su comida. Ambos padres expresaban gran preocupación de que su niño
estuviese emocionalmente perturbado y se pudiese suicidar. La madre pensaba que
la causa del problema era que tenía miedo de su padre y que tenía una personalidad
«sensible» como la suya. El padre pensaba que Michael estaba demasiado pegado
a su madre y permanecía en casa demasiado tiempo. Ambos padres discutían los
problemas de su hijo ad nauseum, pero no podían decidirse sobre una solución
efectiva. Parecían estar confusos sobre las técnicas prácticas de manejo de niños.
Cuando Michael estaba en casa, estaba casi siempre de mal humor, y parecía
no haber claramente factores precipitantes identificables. Decía que cuando se
dirigía a casa desde la escuela empezaba a sentirse deprimido a medida que se
aproximaba a su casa. Decía que era consciente de pensar que su padre era mezquino
e injusto y que su madre estaba preocupada e intranquila. Dijo que también pensaba
que era terrible tener estos problemas y estar yendo a una clínica de consejo para
niños. La madre dijo que ella oscilaba entre sentirse intensamente preocupada por
su hijo, irritada con él por tener un problema tal, y después culpada y deprimida.
El padre dijo que a menudo sentía culpa, impotencia, y ocasionalmente ira contra
su hijo. Los padres dijeron que su hijo necesitaba terapia individual, y Michael
dijo que no sabía lo que le ayudaría. Ambos padres afirmaron que su meta al ir a
terapia era liberar a su hijo de sus problemas.
Al observar la conducta no verbal de la familia, observé diversos modelos
interesantes. La madre tendía a responder a las preguntas antes que nadie, y su
cuerpo estaba orientado hacia su hijo. Aunque el niño manifestaba que era bastante
desdichado, sonaba muy asertivo y corregía a sus padres cuando estaban hablándome acerca del problema. Los padres no se irritaban con el niño cuando hacía
esto sino que se defendían sumisamente. El niño frecuentemente volvía sus ojos
y suspiraba.
LA INCLUSION DE LA FAMILIA EN EL TRATAMIENTO...
351
Formular una hipótesis acerca del Problema
Con esta información, yo formulé una hipótesis acerca del problema. En
términos de la estructura familiar, surgió que el niño tenía una gran cantidad de
poder e influencia sobre sus padres. De este modo, la jerarquía estaba dada la
vuelta porque el niño parecía influir en sus padres, más bien que a la inversa.
Determinaba dónde dormía, qué hacían ellos en su cama, y cómo pasaban la mayoría
de su tiempo. Además, la frontera entre madre e hijo parecía enmarañada, compartían problemas y preocupaciones comunes y no resolvían los problemas propios.
La frontera entre hijo y padre parecía descolgada, porque había poca interacción entre
ambos. En las soluciones que habían intentado, los padres estaban inadvertidamente
reforzando el problema, porque el niño estaba obteniendo mucho tiempo especial y
atención de su madre. Era tratado como si fuese un rey.
Al comprender cómo se mantenía esta estructura disfuncional, el terapeuta
REFT buscó los conceptos erróneos de los individuos dentro del sistema familiar.
Parecía evidente que cada miembro de la familia tenía creencias irracionales que
estaban creando sentimientos angustiosos y provocándolos para comportarse de
manera que reforzasen el síntoma. La madre tenía miedos y expectativas irracionales
sobre sí misma y su hijo. A veces, creía, «Debo estar preocupada por mi hijo todo
el rato y ayudarle a vencer sus problemas; cuando no lo hago soy un completo
fracaso» y «El pobre niño no puede salir de sus problemas; soy terrible por estar
tan irrirada con él». El marido creía, «Soy un padre sin valía porque mi hijo tiene
tantos problemas», «No debo hacer nada que perturbe a mi hijo», y «Mi hijo no
debería ser tan difícil de ayudar». El hijo creía, «No puedo aguantarlo si mi padre
no actúa exactamente como quiero que actúe», «No puedo ayudarme a mí mismo
- no tengo esperanza», «Es terrible para mi madre estar tan perturbada» y «Soy
una persona mala, perversa porque tengo todos estos problemas». Además, el niño
tenía muy baja tolerancia a la frustración y creía, «No puedo aguantar estar preocupado y ansioso - mi madre debe calmarse inmediatamente». Además, todos los
miembros de la familia compartían la creencia irracional de que la fuente y la
solución de sus problemas estaba en los otros y que cada uno tenía poca habilidad
para controlar la infelicidad que estaban experimentando. Las familias que vienen
a la clínica de salud mental frecuentemente echan la culpa de sus problemas unos
a otros, a los profesores, a los mayores, a la historia temprana, a las niñeras, e
incluso al tiempo atmosférico. Aunque estos factores pueden, de hecho, estar
influyendo en activar una dificultad, he encontrado que en general hay un buen
número de creencias irracionales operando en las familias con un niño problema.
Al analizar las creencias irracionales de los individuos de la familia, las razones
de la estructura disfuncional llega a ser evidente. Cuando los padres se deprimen
a sí mismo por un autoabatimiento irracional es improbable que se comporten de
forma sintónica con un subsistema parental efectivo. Si su hijo tiene baja tolerancia
a la frustración y es bastante exigente y si sus padres creen que su auto-valía
depende de conseguir un niño feliz, probablemente cumplirán muchas de las demandas de su hijo. Hasta cierto punto, estos padres viven con miedo de su propio
hijo como resultado de las connotaciones que colocan sobre la conducta de su hijo.
De este modo, el niño se convierte en el «jefe» y los padres en el «niño».
En la familia de Michael P., los síntomas se mantenían por un ciclo
de interacciones en el que a medida que aumentaban las quejas de Michael sobre sus
352
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
dificultades, más se trastornasen sus padres y adorasen al niño; y más se repitiese
todo esto, más actuaba el niño así. Los padres seguían indecisos y sobreimplicados
con él por estar atrapados en sus propios ciclos de pensamiento interno, en el que
se despreciaban a sí mismos por irritarse y enfadarse con su hijo. Al analizar el
problema de una familia, es útil para el terapeuta REFT buscar los ciclos de
pensamiento repetitivos en las mentes de los individuos y los ciclos repetitivos de
las conductas entre los individuos.
Además, es útil para el terapeuta REFT estar al tanto de las constelaciones
de creencias irracionales que ocurren en las familias con ciertas disfunciones estructurales. Por ejemplo, en la mayoría de las familias donde las fronteras se
encuentran enmarañadas, el terapeuta encontrará al menos dos miembros de la
familia compartiendo varias de las siguientes creencias irracionales:
• «Es terrible ser diferente de las otras personas de mi familia. No debo
pensar, comportarme, o sentirme de forma diferente a la que ellos lo hacen».
• «Es horrible pelear o estar irritado o enfadado con alguno de mi familia».
• «Debo ser capaz de cambiar a los individuos de mi familia».
• No puedo aguantar si alguien de mi familia tiene un problema».
• Sería horrible si un miembro de mi familia nos dejase. Todos nos necesitamos mutuamente».
La identificación cuidadosa de las creencias irracionales ayudará al terapeuta
a planificar el foco del tratamiento.
Definir Metas
Mis metas para la familia de Michael P. eran que los padres llegaran a ser
un equipo efectivo y asertivo al tratar con su hijo y que Michael aprendiera cómo
resolver muchos de sus problemas emocionales. Para llevar a cabo esto, tuve que
ayudar a los miembros de la familia a identificar, desafiar y recolocar las creencias
irracionales que estaban creando sus problemas emocionales e impidiéndoles resolver los problemas prácticos de manejo efectivo del niño. Las metas suenan
completamente claras y sencillas; sin embargo, para alcanzar estas metas, el terapeuta REFT debe ser algo creativo al introducir a la familia la noción de terapia
y cambio.
Motivar a la Familia para el Tratamiento y Tratar con la Resistencia
/RV SDGUHV TXH WUDHQ D VXV QL®RV D WUDWDPLHQWR D PHQXGR DILUPDQ FRPR HQ HO
HMHPSORGH0LFKDHO3TXHTXLHUHQTXHVXKLMRFDPELH$OSULQFLSLRGHOWUDWDPLHQWR
ORV SDGUHV VH PXHVWUDQ JHQHUDOPHQWH PX\ SRFR GLVSXHVWRV D DGPLWLU TXH HOORV
QHFHVLWDQ WUDWDPLHQWR \ D PHQXGR DEDQGRQDQ HO WUDWDPLHQWR SURQWR VL HO WHUDSHXWD
LQWHQWDGHPRVWUDUOHVSUHPDWXUDPHQWHF°PRHVWQWUDQVWRUQQGRVHLUUDFLRQDOPHQWHDVª
PLVPRV/DOLWHUDWXUDGHODWHUDSLDGHIDPLOLDFRQWLHQHGLYHUVDVWHRUªDV\PHWRGRORJªDV
H[°WLFDV SDUD WUDWDU FRQ OD UHVLVWHQFLD GH ODV IDPLOLDV DO WUDWDPLHQWR +RIIPDQ
3DSS 6HOYLQL :DW]ODZLFN 3RU HMHPSOR $QGROIL S
HVFULEL°
LA INCLUSION DE LA FAMILIA EN EL TRATAMIENTO...
• 353
El terapeuta está, por esta razón, inmerso en un juego en el que cada esfuerzo
por su parte para actuar como agente de cambio es invalidado por el grupo
familiar. En términos sistémicos, estas actitudes aparentemente contradictorias
derivan del equilibrio dinámico existente entre las fuerzas de oposición y de
interacción; la tendencia hacia el cambio, que está implícita en la solicitud de
ayuda, y la tendencia preponderante hacia la homeostasis, la cual lleva a la
familia a repetir sus secuencias conductuales habituales.
Las técnicas que se sugieren para tratar con este problema incluyen el uso de
un equipo de terapeutas y la prescripción de paradojas y contraparadojas.
Desde un punto de vista RET, la resistencia puede entenderse como un racimo
de creencias irracionales que se activan cuando los miembros de las familia perciben
que el terapeuta sugiere que la familia entera participe en el proceso de cambio.
La resistencia puede presentarse al principio de la terapia de familia, cuando el
terapeuta intenta implicar a los padres, y a lo largo de la terapia, siempre que el
terapeuta dé a la familia tareas específicas. Cuando los padres resistentes llegan a
implicarse en la terapia, tienen diversas creencias irracionales que se presentan
comúnmente. A veces estas creencias son fáciles de descubrir, y el terapeuta puede
entonces desafiarlas directamente. Sin embargo, la resistencia, por su naturaleza,
tiende a ser difícil de tratar directamente, y las razones de una resistencia inicial
a menudo no se revelan en la terapia hasta más adelante. Los terapeutas deben
entonces inferir las creencias irracionales subyacentes.
En el caso de Michael P. ambos padres querían sólo la terapia individual para
su hijo. Cuando se les preguntó sobre ésto, los padres expusieron las siguientes
razones: «Cuando Michael nos oye discutir estos problemas, se trastorna más, y
no podemos aguantar cuando se trastorna». Además, la madre indicó que la idea
de venir a las sesiones le hacía sentirse deprimida. Cuando le pregunté qué se decía
acerca de venir a terapia, dijo: «Supongo que entonces pensaría que los problemas
son todos por mi culpa y mi responsabilidad». La respuesta de la Sra. P. omite el
componente evaluativo de su autoafirmación, lo que más tarde emergió como sigue
«y esto probaría que soy una madre terrible». Esta creencia irracional no es inusual
entre los padres de niños remitidos. Las creencias irracionales de los padres que
contribuyen a la resistencia al tratamiento familiar incluyen:
«Es un signo de fracaso completo tener que venir para ser ayudado en los
problemas familiares».
«Los terapeutas podrían preguntamos acerca de otros problemas que tenemos, y
eso sería desastroso».
Los niños de las familias también pueden resistirse al tratamiento, y algunas
de sus creencias irracionales comunes son:
«Si alguien sabe que vengo a este lugar, me moriría».
«Si mi familia viene aquí a terapia, eso es una pUXeba absoluta de que soy una
persona mala».
«No quiero cambiar nada porque las cosas podrían resultar peor, y no podría
aguantarlo».
354
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
El terapeuta tiene al menos dos formas de tratar con esta resistencia al tratamiento. Una forma es desafiar las inferencias y evaluaciones irracionales directamente. En la otra el terapeuta puede también elegir «esquivar» la resistencia. Por
ejemplo, el terapeuta puede decir a los padres que su implicación en la terapia es
crucial porque son las personas más significativas en la vida del niño y porque
ellos, más que nadie en el mundo, son los mejores equipados para ayudar a su
hijo. Cuando los padres oyen esto, tienden a pensar que venir a terapia es un honor
en vez de una calamidad. Además sugiero que el terapeuta afirme que la meta de
la terapia es ayudar al niño a llegar a liberarse de sus problemas y que el terapeuta
asistirá a los padres para que ayuden a su hijo. Manifestando las metas de tratamiento
de esta forma, el terapeuta es probable que enganche la cooperación de los padres
en el proceso de terapia. Habrá muchas oportunidades más adelante en la terapia
para enseñar a los miembros de la familia a identificar y a desafiar rigurosamente
sus evaluaciones irracionales.
Implementación del Plan de Tratamiento
Una vez que la familia está de acuerdo en el tratamiento, se aconseja al
terapeuta que siga estos pasos: (1 negociar la forma y frecuencia del tratamiento;
(2) transformar el problema presentado cuando sea necesario; (3) dar tareas conducWXales; (4) tratar la resistencia a las tareas; y (5) ayudar al niño remitido a
desarrollar estrategias para resolver los problemas de forma independiente.
Negociación de la Forma y Frecuencia de Tratamiento. 1RHVQHFHVDULRQLHV
VLHPSUH DFRQVHMDEOH YHU D WRGRV ORV PLHPEURV GH OD IDPLOLD FRQMXQWDPHQWH DO SRQHU
HQ SUFWLFD OD 5()7 $O GHWHUPLQDU OD IRUPD GH WUDWDPLHQWR HO WHUDSHXWD GHEHUªD
SUHJXQWDUVHDVªPLVPRODVVLJXLHQWHVFXHVWLRQHV
• ¿A través de qué métodos se conseguirán las metas de terapia más eficiente
y eficazmente?
• ¿Con qué forma de tratamiento es probable que esté de acuerdo la familia?
&RQODIDPLOLDGH0LFKDHO3HOHJªXQDIRUPDlPL[WDxGHWUDWDPLHQWR/HVGL
DODIDPLOLDXQDFLWDGHPLQXWRVFDGDGRVVHPDQDV'XUDQWHODSULPHUDPHGLD
KRUD YHªD D 0LFKDHO LQGLYLGXDOPHQWH GHVSX¦V PH UHXQªD FRQ ORV SDGUHV GXUDQWH
ORVVLJXLHQWHVPLQXWRV\YHªDDORVWUHVGXUDQWHORVUHVWDQWHVPLQXWRV(VWD
GHFLVL°Q HVWXYR EDVDGD HQ PL VXSRVLFL°Q GH TXH VHUªD PV IFLO DQLPDU D
0LFKDHODGHVDUUROODUSHQVDPLHQWRLQGHSHQGLHQWH\UHVROXFL°QGHSUREOHPDVVLOR
YHªD VROR LQLFLDOPHQWH VHUªD PV SUREDEOH TXH ORV SDGUHV H[SUHVDUDQ VXV
SURSLRV VHQWLPLHQWRV \ SHQVDPLHQWRV VL VH YHªDQ OLEUHV GH OD LQIOXHQFLD GH VX
SRGHURVR KLMR ORV ·OWLPRV PLQXWRV GDUªDQ D ORV SDGUHV OD RSRUWXQLGDG GH
HQVD\DU WUDWDQGR HIHFWLYDPHQWH FRQ VX KLMR \ VHUªD SUREDEOH TXH ORV SDGUHV
DFHSWDVHQHVWHIRUPDWR
Transformar el Problema Presentado. Bergner (1979) ha señalado repetidamente que es importante para los terapeutas ser conscientes de que los clientes
pueden tener definiciones muy destructivas de sus problemas, lo que les lleva a la
LA INCLUSION DE LA FAMILIA EN EL TRATAMIENTO...
355
depresión y a soluciones ineficaces. En este caso, Bergner sugiere que el terapeuta
intente replantear estas definiciones destructivas del problema por unas más constructivas. Este método es similar a la reconstrucción (Watzlawick, 1974, 1978) y
a la connotación positiva (Selvini, 1978). En la REFT, el terapeuta querrá transformar la definición del problema si cree que será más probable que los miembros
de la familia lleven a cabo las nuevas soluciones a su problema si piensan sobre
él de una nueva forma.
Con la familia de Michael P. creí importante cambiar la inferencia de los
padres de que su hijo estaba emocionalmente perturbado, podía suicidarse, y era
sobre sensible, porque esta forma de percibir el problema llevaba a una sobreprotección de los padres al niño. Dije a los padres que, basado en la evidencia, parecía
claro que su hijo estaba padeciendo la «ansiedad de separación, que estaba precipitada por la aproximación de la adolescencia» y que la única forma de vencer
el problema era si sus padres «deseaban y eran capaces de ir apartándole poco a
poco de ellos». Aseguré a los padres que este no sería un proceso fácil. Al transformar el problema de esta forma, creé un nuevo camino para que siguiese la
familia, un camino que esperaba les llevaría lejos del ciclo contraproducente en el
que estaban anclados.
Dar Tareas Conductuales. El conjunto de las metas de las tareas conductuales
es dar la vuelta a las jerarquías incongruentes y eliminar los refuerzos que están
manteniendo el síntoma. El terapeuta deberá imponer tareas para casa tan simples,
tan claras, y tan económicas como sea posible.
Tratar con la Resistencia a las Tareas. Los terapeutas no deberían desanimarse
cuando los padres se resisten o sabotean las tareas. En la REFT, esta gran resistencia
es el camino Real de las creencias irracionales que están perpetuando el ciclo de
interacciones alrededor del síntoma. También, el terapeuta de la REFT debería
estar preparado para ayudar a los miembros de la familia a resolver los problemas
emocionales y prácticos que pueden salir a la superficie cuando el problema presentado mejora.
(QODIDPLOLDGH0LFKDHO3GLULJªDORVSDGUHVDGHMDUGHSHUPLWLUTXHVXKLMR
GXUPLHVHHQODFDPDGHVXVSDGUHVGHMDUGHFRPSDGHFHUOHKDODJDUOH\DQLPDUOH\
DSOLFDUFRQVHFXHQFLDVSRVLWLYDVVLFRPªDVXVFRPLGDV$GHPVVHLQVWUX\°DOSDGUH
SDUDGLVFLSOLQDUDVXKLMRILUPHPHQWHFXDQGRHOQL®RIXHVHJURVHUR(VWDVWDUHDVHUDQ
UHODWLYDPHQWHVLPSOHV\VHQFLOODVVLQHPEDUJROOHY°PVGHXQDGRFHQDGHVHVLRQHV
DQWHV GH TXH ORV SDGUHV SXGLHVHQ SRQHU HQ PDUFKD F°PRGD \ HILFD]PHQWH HVWDV
QXHYDVVROXFLRQHV$OFRPLHQ]RGHODWHUDSLDOD6UD3VHUHVLVWªDDODRUGHQGHTXH
VX PDULGR WRPDVH XQ FRQWURO ILUPH GH VX KLMR SRUTXH GHFªD TXH SURYRFDUªD XQD
GHVDYHQHQFLD PD\RU HQWUH SDGUH H KLMR )XH QHFHVDULR LGHQWLILFDU \ GHVDILDU VX
FUHHQFLDLUUDFLRQDOl(VWHUULEOHVLXQQL®RQRDPDDVXSDGUHVLHPSUHx$GHPVHO
SDGUH HVWDED XQ SRFR WHPHURVR GH GLVFLSOLQDU D VX KLMR GLFLHQGR TXH SHQVDED TXH
SHUGHUªDHOFRQWUROGHVªPLVPR\SHJDUªDDOQL®RIXHQHFHVDULRHQVH®DUDOSDGUHOD
GLIHUHQFLDHQWUHLUDLUUDFLRQDO\HQRMRUDFLRQDO\VXJHULUDOJXQDVW¦FQLFDVSUFWLFDVGH
PDQHMRGHQL®RV
Aunque al principio parecía como si la Sra. P. estuviese siguiendo las instrucciones de llegar a estar menos implicada con su hijo, pronto llegó a estar claro
que esto no era así. La Sra. P. estaba hablando menos con su hijo acerca de la
356
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
FRPLGD HO VXH®R \ ORV SUREOHPDV VH[XDOHV 0LFKDHO VLQ HPEDUJR HUD XQ QL®R
EDVWDQWHOLVWR\GHVDUUROO°QXHYRVSUREOHPDVWDOHVFRPRSHOHDUVHFRQVXKHUPDQD\
VX DEXHOD \ OD 6UD 3 YROYªD D FDHU GHQWUR GH ORV YLHMRV PRGHORV GH WUDWDUOH $Vª
HVWXYR EDVWDQWH FODUR TXH DOJR HVWDED HYLWDQGR OD 6UD 3 DO QR JHQHUDOL]DU ODV
VROXFLRQHV HIHFWLYDV (PHUJL° TXH OD 6UD 3 HVFRQGªD ODV FUHHQFLDV GH TXH l6L QR
DWLHQGRVLHPSUHDORVSUREOHPDVGHPLKLMRVHU¦XQPDODPDGUH\HVRHVWHUULEOHx\
l'HER VHU OR RSXHVWR GH PL SURSLD PDGUH TXH IXH QHJOLJHQWH \ KRUULEOHx $O
GHVDILDUHVWDVFUHHQFLDV\OOHJDUDDOWHUQDWLYDVPVUDFLRQDOHVOD6UD3IXHFDSD]
GH HVWDU PV DSURSLDGDPHQWH FRPSURPHWLGD FRQ VX KLMR HQ XQD YDULHGDG GH
VLWXDFLRQHV
Al trabajar con estos padres, se desarrolló un fenómeno curioso. A pesar de
que los problemas de Michael se iban haciendo menos severos, sus padres seguían
ligeramente deprimidos y decían que «la situación era desesperante». Gracias a
que los padres conservaban un documento objetivo de la conducta de Michael,
supe que su respuesta estaba provocada por algo más. Al cuestionar a los padres
acerca de sus pensamientos respecto a su situación llegó a ser evidente que estaban
evaluándose como fracasados porque ¡su hijo no estaba un 100 % libre del problema!
Salió a la luz que ambos padres eran perfeccionistas y necesitaron ayuda para
definir metas racionales para sí mismos y su hijo.
$GHPV OD 6UD 3 VH TXHMDED GH TXH VX PDULGR HQIDWL]DED VXV GLILFXOWDGHV DO
WUDWDUFRQVXKLMR\QXQFDUHFRQRFªDVXV¦[LWRV$OLQYHVWLJDUHVWHSUREOHPDHQFRQWU¦
TXH OD 6UD 3 WHQªD XQD QHFHVLGDG LUUDFLRQDO GH TXH VX PDULGR OH DSUREDVH 6LQ
HPEDUJRHO6U3HVWDEDPX\DVXVWDGRSRUODLUD\ODGHVDSUREDFL°QGHVXPXMHU(O
6U3HVWDEDSUHRFXSDGRGHTXHFXDQGRHOODIXHVHPVGXUDFRQVXKLMROOHJDUªDDVHU
PVGXUDFRQ¦OQROHQHFHVLWDUªDPV\SRVLEOHPHQWHOHDEDQGRQDUªD)XHQHFHVDULR
D\XGDU D DPERV SDGUHV D GHVDILDU HVWDV FUHHQFLDV DQWHV GH TXH SXGLHVHQ WUDEDMDU
FRRSHUDWLYDUHVSDOGDGD\DXWRULWDULDPHQWHHQD\XGDUDVXKLMR
$O FRPLHQ]R GH OD WHUDSLD FRQ HVWRV SDGUHV IXL EDVWDQWH HVSHFªILFR HQ PLV
GLUHFWULFHV'XUDQWHODV·OWLPDVVHVLRQHVVLQHPEDUJRDQLP¦DORVSDGUHVDJHQHUDUVXV
SURSLDVVROXFLRQHVDGLILFXOWDGHVHVSHFªILFDV&XDQGRORVSDGUHVOOHJDURQDHVWDUOLEUHV
GHVXVFUHHQFLDVLUUDFLRQDOHVLQFDSDFLWDQWHVHPSH]DURQDQHJRFLDUXQRFRQHORWURSDUD
GHVDUUROODUSODQHVSDUDWUDWDUFRQODFRQGXFWDGHVXKLMR3RUHMHPSORGXUDQWHXQDGH
ODV·OWLPDVVHVLRQHVHOSDGUH\ODPDGUHGHVDUUROODURQVXSURSLRSODQSDUDWUDWDUFRQHO
SUREOHPDGHTXHVXKLMRHYLWDVHHOFRQWDFWRFRQVXVLJXDOHV
Ayudar al Niño Remitido a Desarrollar Estrategias para Resolver Problemas
Independientemente. Cuando se trabaja individualmente con el niño remitido en la
REFT, el terapeuta debe ayudar al niño a identificar sus técnicas defectuosas de
resolver problemas emocionales y prácticos y debe ser consciente de que el niño
puede experimentar nuevas dificultades cuando las transacciones en la familia
cambien.
Volviendo a nuestro ejemplo, al trabajar con Michael P. descubrí que era
bastante «pro» creencias irracionales. Aunque las reacciones de sus padres le
habían ayudado ciertamente a mantener su pensamiento y conducta irracional,
parecía claro que Michael era un maestro en ayudarse a sí mismo a seguir
desgraciado. Mi primer trabajo IXH mostrar a Michael cómo vencer su abatimiento
por ver a un terapeuta. Michael creía que tenía el demonio dentro porque se sentía
enfadado todo el tiempo. Lentamente Michael aprendió que no era el demonio, sino los
LA INCLUSION DE LA FAMILIA EN EL TRATAMIENTO...
357
pensamientos irracionales, sobre los que tenía control, los que producían su enfado.
Además, Michael también creía, como sus padres, que era horrible no amar a un
padre. Paradójicamente, cuando Michael aprendió a debatir esta creencia, contó
un gran número de interacciones positivas con su padre. Cuando su madre llegó
a ser más autoritaria, Michael llegó a estar enfadado y deprimido. Aprendió cómo
desafiar sus exigencias y catastrofismo relacionados con este cambio en su relación
con su madre. También llegó a darse cuenta de que podría resolver muchos de sus
problemas sin la ayuda de su madre.
8QR GH ORV SUREOHPDV PV SHUVLVWHQWHV GH 0LFKDHO HUD VX IDOWD GH DPLJRV
$XQTXH SDUHFªD TXHUHU SDVDU PV WLHPSR MXJDQGR FRQ VXV LJXDOHV KDFªD SRFR SDUD
UHFWLILFDU HO SUREOHPD 'HVSX¦V GH JDVWDU FRQVLGHUDEOH WLHPSR KDFLHQGR VXJHVWLRQHV
GLUHFWLYDVHLQWHQWDQGRGHVDILDUVXEDMDWROHUDQFLDDODIUXVWUDFL°QGHFLGªWUDQVIRUPDUHO
SUREOHPD/HGLMHTXHPHSDUHFªDTXHWHQªDXQSUREOHPDPXFKRPVVHULRGHORTXH\R
SHQVDED%DVDGRHQODHYLGHQFLDSDUHFªDTXHWHQªDXQPLHGRSURIXQGDPHQWHDUUDLJDGR
DODGLYHUVL°Q6XUHDFFL°QDHVWDWUDQVIRUPDFL°QGHOSUREOHPDIXHEDVWDQWHGUDPWLFD
6H HQIDG° PXFKR FRQPLJR \ HQ VX SU°[LPD YLVLWD YROYL° FRQ YDULRV HMHPSORV GH
H[SHULHQFLDVDJUDGDEOHVFRQDPLJRV
Terminación de la REFT
La terminación de la REFT tiene lugar cuando los problemas presentados han
decrecido y cuando el terapeuta está convencido de que los miembros de la familia
han hecho cambios significativos en su pensamiento. Sugiero que el terapeuta REFT
delinee una etapa final en la terapia. Esta etapa no dura más que dos sesiones, y las
metas son reforzar los cambios que los miembros de la familia han hecho y evitar la
futura reactivación de los síntomas. En esta etapa, es muy útil para los terapeutas
preguntar a las familias las siguientes cuestiones:
• ¿Cómo explicas los cambios que han ocurrido?
• ¿Cómo podrías volver a recaer en los viejos modelos? Específicamente,
¿cómo tendría que pensar y reaccionar cada uno para volver a la vieja
rutina?
$O UHVSRQGHU D HVWDV FXHVWLRQHV ORV PLHPEURV GH OD IDPLOLD GHPXHVWUDQ VX
KDELOLGDG SDUD HQWHQGHU F°PR KDQ FRQWULEXLGR DO SUREOHPD \ VL KDQ GHVDUUROODGR XQ
ORFXV GH FRQWURO PV LQWHUQR 6L ORV PLHPEURV GH OD IDPLOLD UHVSRQGHQ D OD SULPHUD
FXHVWL°QGLFLHQGRTXHVXQL®RKDFDPELDGRSRUTXHHOWLHPSRHVPHMRURHOSURIHVRUHV
PVDJUDGDEOHHQWRQFHVHOWHUDSHXWDVDEHTXHVXWUDEDMRQRHVWWHUPLQDGR$OILQDOGH
OD5()7ORVSDGUHVDYHFHVVROLFLWDQD\XGDSDUDGLILFXOWDGHVLQGLYLGXDOHVTXHQRHVWQ
GLUHFWDPHQWHUHODFLRQDGDVFRQHOSUREOHPDGHVXKLMR6HVXJLHUHTXHVLHOWHUDSHXWD
HVW GH DFXHUGR HQ FRQWLQXDU WUDEDMDQGR FRQ HVWH SDGUH VH HVWDEOH]FD XQ QXHYR
FRQWUDWRWHUDS¦XWLFR
CARACTERISTICAS DE LOS TERAPEUTAS REFT
El entrenamiento teórico en la REFT equipa a los terapeutas con muchas de
las habilidades que son necesarias para conducir eficazmente las sesiones de
terapia. Los terapeutas de familia necesitan ser (1) directivos y centrados en dirigir las
358
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
sesiones; (2) capaces de planear las sesiones; (3) deseosos de desafiar las realidades
que aceptan los miembros de la familia; (4) persistentes en animar a la gente a
cambiar; (5) capaces de centrarse en métodos orientados en el presente de enfrentar
y resolver los problemas y no desviarse por los intrincados de la historia pasada;
(6) claramente orientado en las metas; (7) capaz de designar tareas para casa creativas; y (8) deseando hacer un uso flexible de sí mismos para enganchar y motivar
a los miembros de la familia (Minuchin, 1974; Haley, 1976; Watzkawick, 1974;
Minuchin y Fishman, 1981). Estas son todas las habilidades que son básicas en el
repertorio del terapeuta RET (Bilis y Grieger, 1977; Grieger y Boyd, 1980; Walen,
DiGiuseppe, y Wessler, 1980; Wessler y Wessler, 1980). Un terapeuta de familia
debe ser capaz de no distraerse por el laberinto del contenido que los miembros
de la familia presentan durante una sesión. Ya que el terapeuta RET está entrenado
en buscar las B subyacentes a las A, es menos probable que se vean absorbidos
por los detalles de un problema.
La importancia de que el terapeuta adopte una postura no culpadora se enfatiza
frecuentemente en la literatura de terapia de familia (Selvini, 1978; Andolfí, 1979;
Minuchin y Fishman, 1981). Stanton (1981) escribió: «Culpar, criticar y usar
términos negativos tiende a movilizar la resistencia, como los miembros de la
familia reúnen sus energías para rechazar la etiqueta peyorativa. Tales maniobras
negativas o depresivas por parte de la familia pueden rendir al terapeuta impotente»
(p. 376). Es improbable que los terapeutas RET caigan en la trampa de percibir a
algunos miembros de la familia como «víctimas» y a otros como «matones», porque
entienden toda la conducta disfuncional humana como resultante de las cogniciones
irracionales. De este modo, el terapeuta RET tendería a percibir a los miembros
de la familia como «víctimas» de sus propias ideologías individuales irracionales.
RIESGOS Y PELIGROS DE LA REFT
A pesar de las habilidades que un terapeuta RET tiene para trabajar con
familias, todavía encara riesgos y peligros potenciales.
Uno de los problemas más comunes es el insuficiente diagnóstico del alcance
del pensamiento irracional en los miembros de la familia. Este es un problema
particular en las familias en las que uno de los miembros de la familia —a menudo
la madre— expresa notoriamente emociones e ideas irracionales mientras los otros
miembros de la familia parecen bastante racionales en comparación. Una vez trabajé
con una familia en la que la madre estaba claramente auto-abatida e irracionalmente
enfadada por sus últimos 4 años difíciles. El padre parecía bastante racional y
razonable en comparación con la madre. Gasté considerable tiempo y energía en
ayudar a la madre a llegar a auto-aceptarse más, deprimirse y enfadarse menos, y
ser más eficaz en las técnicas de manejo de niños. Sin embargo, las estrategias de
manejo nunca se mantuvieron mucho tiempo, y los viejos modelos disfuncionales
de enfrentamiento volvían a aparecer rápidamente. Cuando eché una segunda mirada al problema, descubrí que este aparentemente razonable marido estaba minando
las estrategias porque tenía un buen número de conceptos erróneos acerca de la
vulnerabilidad de su hijo, así como expectativas irracionales hacia su mujer.
Otro problema con el que los terapeutas de familia se enfrentan es la tendencia
a «instalarle» dentro de la familia si el terapeuta tiende a estar de acuerdo con la
LA INCLUSION DE LA FAMILIA EN EL TRATAMIENTO...
359
percepción y la definición que sobre el problema tiene la familia y hacer el trabajo
de los padres. En otras palabras, el terapeuta llega a ser susceptible de la presión
del grupo ejercida por la familia. Por ejemplo, puede asumir el rol del líder de la
familia al establecer reglas o poder caer en la trampa desafortunada de actuar como
juez de la familia al decidir qué es «justo» o quién está en lo «cierto» o está
«equivocado». El terapeuta RET que recuerda los valores y metas básicos de la
RET estará algo protegido ante este peligro. Los terapeutas RET están entrenados
para asumir que las afirmaciones de los clientes de sus problemas, de ellos mismos
y de los otros son raramente descripciones puras; más bien, están coloreadas de
inferencias y evaluaciones. Es improbable que los terapeutas acepten estas afirmaciones como «verdaderas» y estén de acuerdo con la percepción y definición
de la familia de su problema. También, porque los terapeutas RET creen que la
meta de la terapia es enseñar a los clientes a reconocer su responsabilidad en las
emociones y en la conducta, no corren e intentan «fijar» los problemas de los
clientes.
Otro problema que se presenta ocasionalmente es que un padre denigre al otro
por tener creencias irracionales al inferir que tener estas creencias es «malo»,
«débil» o «disparatado». El terapeuta debe ser capaz de identificar e interrumpir
esta interacción rápidamente, porque puede llevar la terapia al fracaso o a un
empeoramiento de la situación. El terapeuta puede interrumpir esta interacción deshorrorizando el concepto de pensamiento irracional y buscando los temas subyacentes a este juego de ventajas tácticas. El terapeuta encontrará a menudo que el
compañero «superior» tiene secretamente una multitud de miedos y expectativas
irracionales.
RESUMEN
Aunque parezca a veces una tarea complicada y ardua conducir la REFT
eficazmente, hay muchos beneficios de trabajar de este modo. En términos de
tratar con los problemas relativos a los niños, el enfoque de terapia de familia
puede ser muy eficaz. Muchas de las ventajas de hacer la RET en grupos aplicado
al trabajo de familias son: Varios miembros de la familia pueden aprender RET a
la vez, los miembros de la familia pueden reforzar su propio aprendizaje desafiando
sus creencias unos a otros, y las sesiones de terapia de familia pueden funcionar
como un laboratorio de la vida en la que los miembros de la familia experimentan
con nuevas interacciones. Además, teniendo a los miembros de la familia interactuando juntos, ciertas emociones pueden ser activadas durante la sesión de modo
que el terapeuta pueda tratar con ellas directamente.
7UDEDMDQGRFRQODIDPLOLDFRPSOHWDORVPLHPEURVGHODIDPLOLDGHVDUUROODQXQD
FUHHQFLDPXFKRPVIXHUWHHQVXKDELOLGDGGHIXQFLRQDUFRPSHWHQWHPHQWH\UHVROYHU
VXV SURSLRV SUREOHPDV (V GLVFXWLEOH TXH VL XQ WHUDSHXWD WUDEDMD ·QLFDPHQWH FRQ ORV
QL®RV LQDGYHUWLGDPHQWH UHIXHU]D OD FUHHQFLD GH ORV SDGUHV GH TXH OD VROXFL°Q D VXV
SUREOHPDV GHSHQGH GH XQ DJHQWH H[WHUQR HO WHUDSHXWD SRU WDQWR GHVDOLHQWD HO
GHVDUUROORGHXQORFXVGHFRQWUROLQWHUQR
Este modelo ofrece un m¦todo por el cual el terapeuta puede desenmara®ar la
tela de ara®a enredada de creencias e interacciones irracionales que circundan los
sªntomas, y sugerir una direcciœn de terapia. Se recomienda que el terapeutaVHD
360
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
VHD FDSD] GH HYDOXDU WDQWR ORV DWULEXWRV IXQFLRQDOHV GH OD IDPLOLD FRPR VX VLVWHPD
KXPDQR\ODHVWUXFWXUDFRJQLWLYD\HPRFLRQDOLQGLYLGXDOGHVXVPLHPEURV$OFDPELDU
ODVFUHHQFLDVLUUDFLRQDOHVTXHVRVWLHQHQODVRUJDQL]DFLRQHVGLVIXQFLRQDOHV\ORVFLFORV
GHVWUXFWLYRV GH LQWHUDFFL°Q HO WHUDSHXWD VHU FDSD] GH D\XGDU D ODV IDPLOLDV HILFD] \
HIHFWLYDPHQWH D YHQFHU VXV SUREOHPDV SUHVHQWHV \ D GHVDUUROODU ODV KDELOLGDGHV
QHFHVDULDVSDUDPDQWHQHUWDOHVFDPELRV
REFERENCIAS
Andolfi, M. Family therapy: An interactional approach. New York: Plenum Press, 1979.
Begner, R. M. Transforming presenting problems. Rational Living, 1979, 14(1), 13-16.
Ellis, A. A. rational-emotive approach to family therapy: I. Rational Living, 1978, 73(2),
15-19.
Ellis, A. A. rational-emotive approach to family therapy: II. Rational Living, 1979, 14(1),
23-27.
Ellis, A. A. Rational-emotive family therapy. In A. M. Home & M. M. Ohlsen (Eds.),
Family counseling and therapy. Itasca, 111.: Peacock, 1982.
Grieger, R., & Boyd, J. Rational-emotive therapy: A skills-based approach. New York:
Van Nostrand Reinhold, 1980.
Haley, J. Problem-solving therapy. San Francisco: Jossey-Bass, 1976.
Haley, J. Leaving home. New York: McGraw-Hill, 1980.
Hoffman, L. Breaking the homeostatic cycle. In P. J. Guerin (Ed.), Family therapy: Theory
and practice. New York: Gardner Press, 1976.
McClellan, T. A. & Stieper, D. R. A structured approach to group marriage counselling.
In A. Ellis & R. Grieger (Eds.), Handbook of rational-emotive therapy. New York:
Springer, 1977.
Minuchin, S. Families and family therapy. Cambridge, Mass.: Harvard University Press,
1974.
Minuchin, S., & Fishman, H. C. Family therapy techniques. Cambridge, Mass.: Harvard
University Press, 1981.
Papp, P. The family who had all the answers. In P. Papp (Ed.), Family therapy: Full length
case studies. New York: Gardner Press, 1977.
Protinsky, H. Marriage and family therapy: Cognitive and behavioral approachs withij a
systems framework. Family Therapy, 1977, 4(1), 85-91.
Selvini Palazzoli, M., Boscola, L. Cecchin, G., & Praia, G. Paradox and counterparadox.
New York: Jason Aronson, 1978.
Stanton, M.D. Strategic approaches to family therapy. In A. S. Gunman & D. P. Kniskem
(Eds.), Handbook of family therapy. New York: Brunner/Mazel, 1981.
Walen, S., DiGiuseppe, R., & Wessler, R. A practitiones’s guide to rational-emotive
therapy. New York: Oxford University Press, 1980.
Watzlawick, P. Change. New York: W. W. Norton, 1974.
Wessler, R., & Wessler, R. The principles and practices of rational-emotive therapy. San
Francisco: Jossey-Bass, 1980.
Young, H. S. «Is it RET?» Rational Living, 1979, 14(2), 9-17.
21
Intervención RET en la
Población Juvenil:
Líneas Generales Sistemáticas
y Prácticas*
Michael E. Bernard y Marie R. Joyce
(VEDVWDQWHLQWHUHVDQWHREVHUYDUTXHKDVWDHVWHPRPHQWRVHKDSXEOLFDGRV°OR
RWUR OLEUR Rational-Emotive Approaches to the Problems of Childhood (OOLV \
%HUQDUG TXH KD\D HQVH®DGR F°PR OD 5(7 \ RWURV HQIRTXHV FRJQLWLYR
FRQGXFWXDOHV DOLDGRV SXHGHQ XWLOL]DUVH SDUD D\XGDU D UHVROYHU ORV SUREOHPDV
HPRFLRQDOHV GH ORV QL®RV \ ORV DGROHVFHQWHV 0LHQWUDV KD H[LVWLGR XQD UD]RQDEOH
FDQWLGDG GH WUDEDMR TXH GHEDWH H LOXVWUD FÁPR ORV HQIRTXHV FRJQLWLYRV SXHGHQ
HPSOHDUVHSDUDPRGLILFDUproblemas conductualesLQIDWLOHVWDOHVFRPRODDJUHVL°Q
\ODKLSHUDFWLYLGDG SRUHMHPSOR.HQGDOO\+ROORQE VHKDUHQGLGRHVFDVD
DWHQFLÁQHQODOLWHUDWXUDFRJQLWLYDDresolver problemas emocionales&RPRUHJOD
ORV WH°ULFRV \ WHUDSHXWDV FRJQLWLYR FRQGXFWXDOHV LQIDQWLOHV DFW·DQ FRPR VL ODV
HPRFLRQHVMXJDVHQXQUROSHTXH®RRQXORHQORVSUREOHPDVGHFRQGXFWDGHOQL®R\
HV FDVL FRPR VL HVWRV FLHQWªILFRV \ SUDFWLFDQWHV KXELHVHQ ROYLGDGR TXH bODV
HPRFLRQHVH[LVWHQ
En este capítulo describiremos las etapas tercera y cuarta de la terapia RET:
adquisición de habilidades, y práctica y aplicación. Después de que se ha
acometido la construcción de la relación y la evaluación del problema, el practicante
empieza a enseñar las bases de la resolución de problemas prácticos y emocionales,
lo que comprende ayudar al joven cliente a llegar a ser consciente de la propia conversación, enseñándole los ABC de la RET, e ilustrando los principios básicos del
* Este capítulo se publicó originalmente en Michael Bernard y Marie Joyce, Rational-Emotive therapy
with children and adolescents (New York: John Wiley, 1984). Reimprimido con permiso de John Wiley
and Sons, Inc.
362
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
cambio cognitivo (adquisición de habilidades). Una vez que se han introducido las
habilidades básicas de la RET, el practicante cambia el centro de atención para
ayudar al cliente a practicar y aplicar estas habilidades en una variedad de situaciones tan amplia como sea posible.
La decisión sobre qué procedimiento de intervención racional-emotivo emplear
depende de una multitud de factores, entre los que se encuentran el alcance de los
problemas emocionales y prácticos descubiertos durante la evaluación, la «madurez
cognitiva» del joven cliente, la buena voluntad del cliente para cambiar, si los
padres o profesores están deseando (y son capaces de) participar en un programa
de cambio, y el tiempo disponible para la intervención. Por ejemplo, Claudio, de 10
años, IXH remitido por ser agresivo, hiperactivo y por un acercamiento negativo a su
escuela. El padre de Claudio, un mecánico sin empleo, bebía en exceso y hablaba mal
el inglés, mientras su madre, asistenta a tiempo parcial, aparecía extremadamente
deprimida como consecuencia de las discusiones familiares continuas, sus largas horas
de trabajo, y las circunstancias económicas humildes de su familia. Después de
diversos intentos frustrados de intervención familiar, llegó a estar claro que el padre no
estaba interesado en cambiar para que su hijo pudiese mejorar, y su madre
representaba un «riesgo bajo» para el éxito del counseling familiar. Claudio estaba
deseando ver al practicante y, con la ayuda de sus maestros, se implementó un
programa cognitivo conductual. Sus profesores establecieron un sistema, tomado del
coste de respuesta basado en la escuela, donde Claudio era reforzado y castigado por
conductas apropiadas/inapropiadas acDdémico/sociales (los procedimientos de coste de
respuesta han demostrado ser más eficaces con niños con desórdenes de control del
impulso). Al mismo tiempo, se instituyó un programa cognitivo con los objetivos de
animar a Claudio a (1) interpretar situaciones específicas de la escuela más
correctamente a través de un análisis empírico de sus conclusiones y predicciones; (2)
adquirir conceptos de lenguaje más racional para interpretar y describir las
experiencias; (3) desarrollar una imagen más racional de su auto-concepto; y (4) a
través del uso de auto-instrucciones verbales ayudar a su acercamiento a su trabajo
escolar. Como demuestra esta ilustración, no hay abordajes de «libro de cocina» para
aplicar la RET a niños en edad escolar. Para que los practicantes de la RET tengan
éxito, será mejor que sean sensibles a las características singulares de cada caso y estar
preparados para variar su aproximación de acuerdo con esto.
BASES DE LA INTERVENCION
Objetivos
La RET se dedica en gran parte a enseñar una actitud de responsabilidad
emocional, esto es, cada uno de nosotros tiene la capacidad de cambiar cómo se siente.
A través de la enseñanza de las habilidades de auto-análisis racional y de pensamiento
crítico, la RET instruye a las personas cómo llegar a ser mejores resolvedores de sus
propios problemas emocionales. La meta principal de la resolución de problemas
emocionales es enseñar a los niños y a los adolescentes cómo cambiar los sentimientos
inapropiados a unos apropiados. Como Waters (1982a) señala,
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES... 363
Los sentimientos apropiados se generan por creencias racionales, son una
respuesta apropiada a la situación, facilitan la consecución de objetivos, y son
generalmente moderadas en oposición a reacciones extremas; en cuanto que
los sentimientos inapropiados se generan por creencias inapropiadas, son una
respuesta inapropiada a la situación, impiden el logro de los objetivos, y son
generalmente reacciones extremas, (p. 72)
(MHPSORVGHHPRFLRQHVLQDSURSLDGDVHLQ·WLOHVVRQDTXHOODVFRQODVTXHORVQL®RV
VHVLHQWHQPX\HQIDGDGRVHQIXUHFLGRVKRVWLOHVGHSULPLGRV\DQVLRVRVPLHQWUDVTXH
VHQWLPLHQWRVPVDSURSLDGRVVHUªDQODLUULWDFL°QHOHQRMRODGHVLOXVL°QODWULVWH]DOD
LQTXLHWXG\ODSUHRFXSDFL°Q
Para los niños pequeños, los objetivos de la RET pueden expresarse como
sigue (Waters, 1981, p. 1):
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Identificar correctamente las emociones.
Desarrollar un vocabulario emocional.
Distinguir entre sentimientos útiles y perjudiciales.
Diferenciar entre sentimientos y pensamientos.
Sintonizar con la propia-conversación.
Establecer la conexión entre la propia-conversación y los sentimientos.
Aprender afirmaciones de enfrentamiento racional.
Para los niños mayores y los adolescentes, se pueden perseguir un juego de
metas más complejo en adición a las ya listadas (Young, 1983):
1. Enseñar los ABC.
2. Debatir «lo horrible».
3. Debatir los «deberías, tienes que y obligaciones» (los imperativos personales).
4. Desafiar «No puedo aguantarlo» (baja tolerancia a la frustración).
5. Enseñar la auto-aceptación.
6. Corregir las percepciones erróneas de la realidad.
Nos gustaría recalcar de nuevo que la RET no dirige a los clientes jóvenes a
llegar a ser autómatas pasivos que se ajustan a la a veces perniciosa influencia
social de padres y profesores. Un objetivo básico de la RET es señalar a las personas
jóvenes a vivir tan cómodamente como sea posible en situaciones que no pueden
ser significativamente cambiadas. Ilustraremos cómo a un cliente joven se le pueden
enseñar formas diferentes de resolver problemas sobre los que, hasta el momento,
no había hecho nada o había tratado de una forma no productiva.
Una Perspectiva de las Estrategias de Intervención
Existen dos aspectos de la actividad cognitiva que pueden llevar a la perturbación
emocional y conductual y son corregidos a través de la RET. Las inter-
364
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
pretaciones y percepciones distorsionadas de la realidad se producen por errores de
inferencia y de razonamiento lógico (inferencia arbitraria, abstraFción selectiva,
sobregeneralización, magnificación y minimización, personalización y razonamiento
absolutista/dicotómico), y puede llevar a niveles moderadamente desadaptados de
excitación emocional. Las malas percepciones frecuentemente pueden conservarse por
las personas como asunciones enfermas acerca de sí mismos y su mundo. Un segundo
e importante aspecto, desde un punto de vista de la RET, de actividad cognitiva
disfuncional es la evaluación y valoración que los individuos hacen de sus
interpretaciones erróneas. Estas evaluaciones de las interpretaciones, las cuales
pueden ser racionales o irracionales, se percibe que son la principal fuente de
perturbación emocional, puesto que las valoraciones racionales de una percepción
distorsionada de la realidad no llevará generalmente a niveles extremos e
improductivos de excitación emocional.
Un ejemplo proporcionado por DiGiuseppe y Bernard (1983) ilustrará las
diferencias entre las inferencias defectuosas que llevan a los errores de interpretación
y a las evaluaciones contraproducentes de las distorsiones de la realidad.
*HRUJHXQQL®RGHGLH]D®RVVHFDPEL°DXQEDUULRQXHYR\QRKDHQFRQWUDGR
QXHYRVDPLJRV6HVLHQWDVLOHQFLRVDPHQWHHQHOSDUTXHGHOEDUULRPLHQWUDVORV
RWURV QL®RV VH GLYLHUWHQ FRUULHQGR (O VH VLHQWH DVXVWDGR \ VX SRWHQFLDO GH
DFFL°Q DVRFLDGR FRQGXFWD HV OD UHWLUDGD 6H VLHQWD VROR DSR\DGR FRQWUD XQ
PXUR OH\HQGR XQ OLEUR &XDQGR YH D ORV RWURV QL®RV YHQLU *HRUJH SLHQVD
l1XQFD OHV FDHU¦ ELHQ SHQVDUQ TXH QR VR\ PX\ EXHQR HQ VXV MXHJRV \ QR
TXHUUQ MXJDU FRQPLJR QR LPSRUWD OR TXH KDJDx *HRUJH KD H[WUDªGR HVWDV
LQIHUHQFLDV DFHUFD GH OD FRQGXFWD GH ORV RWURV QL®RV 'H KHFKR VRQ
SUHGLFFLRQHVDFHUFDGHORTXHSRGUªDVXFHGHUSHURTXHQRKDQVXFHGLGRQXQFD
UHDOPHQWH /DV LQIHUHQFLDV QR VRQ VXILFLHQWHV SDUD LQFLWDU PLHGR $OJXQRV
QL®RV DXQTXH QR HV HO FDVR GH *HRUJH SRGUªDQ VHU SHUIHFWDPHQWH IHOLFHV
VHQWQGRVH \ OH\HQGR XQ OLEUR SHUR *HRUJH HYDO·D OD VLWXDFL°Q EDVWDQWH
QHJDWLYDPHQWH\GHIRUPDFDWDVWU°ILFDl(VKRUULEOHTXHQRWHQJDDQDGLHFRQ
TXLHQ MXJDU GHER VHU XQ HVWRUER VL HOORV QR TXLHUHQ MXJDU FRQPLJRx SS
Los practicantes de la RET deciden sobre la base de la edad y de las metas
para un joven cliente si desean que el objetivo del cambio sea la interpretación de
la realidad del cliente («Nunca les caeré bien»), lo que Ellis consideraría una
solución limitada, o si se desafían las asunciones y creencias evaluativas («Es
horrible... Debo ser un estorbo»). De nuevo, una meta perseguida en el tratamiento
es enseñar a los clientes a aceptar la vida como viene sin exagerar lo desagradable.
Existen unas cuantas estrategias básicas que los practicantes de la RET emplean
típicamente para modificar las interpretaciones y evaluaciones disfuncionales y para
enseñar habilidades de pensamiento racional. El análisis empírico consiste en que el
practicante y el joven cliente trabajen en colaboración para designar un simple
experimento de evaluación de las interpretaciones de la realidad del cliente (Ellis,
1977; DiGiuseppe, 1981). Al llegar a una solución empírica, se evalúa la «veracidad» de la inferencia del cliente, esto se pone en práctica a través de la recolección
de datos por parte del cliente con los que el practicante esté de acuerdo en que serían
suficientes tanto para confirmar como para rechazar la asunción del cliente. En el
caso de George, George y el practicante pudieron definir aquellas reacciones
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES... 365
de los otros niños que indicarían que George era agradable y aquellas que sugerirían
que era desagradable. Después George pudo evaluar su predicción de que «No
caeré bien y no jugarán conmigo» iniciando un número limitado de contactos con
los niños del barrio que le permitiesen saber si, de hecho había alguna evidencia
que apoyara sus conclusiones interpretativas contraproducentes de que sería rechazado. Si se recogía poca o ninguna evidencia que apoyara la conclusión de
George, entonces, se esperaba, que disminuyese su ansiedad hasta el punto de que
se sentiría libre y más relajado para empezar otros contactos. El practicante podría
señalar el hecho de que el pensamiento de George era incorrecto y podría ayudarle
a volver a plantear sus ideas más objetivamente.
8Q VHJXQGR HQIRTXH FRJQLWLYR EVLFR SDUD FDPELDU ODV FRJQLFLRQHV HV OR TXH
(OOLVOODPDHOdebate filosófico\TXHHVHOQ·FOHR\GLVWLQWLYRGHODLQWHUYHQFL°Q5(7
(O GHEDWH SXHGH SODQWHDUVH HQ YDULRV QLYHOHV GH DEVWUDFFL°Q 'L*LXVHSSH \ %HUQDUG
6H SXHGH HQVH®DU DO FOLHQWH D FXHVWLRQDU ODV HYDOXDFLRQHV HVSHFªILFDV GH ODV
LQWHUSUHWDFLRQHV SDUWLFXODUHV H[DPLQDQGR HO FRQWHQLGR \ ORV FRQFHSWRV LUUDFLRQDOHV
FRQWHQLGRVHQODHYDOXDFL°Q(VWDIRUPDOLPLWDGDGHGHEDWHHVDSURSLDGDSDUDORVQL®RV
TXHQRVRQFDSDFHVGHGHEDWLUFRQFHSWRV\FUHHQFLDVLUUDFLRQDOHVHQDEVWUDFWR*HRUJH
SXGRVHUFDSD]GHHYDOXDUUDFLRQDOPHQWHVXHYDOXDFL°QGHOUHFKD]RVRFLDOGHEDWLHQGR
ORV FRQFHSWRV GH lKRUULEOHx \ lHVWRUERx HQ HO FRQWH[WR GH OD SUHVHQWDFL°Q GHO
SUREOHPD PLHQWUDV TXH GHEDWLU FRQFHSWRV WDOHV FRPR lH[DJHUDFL°Qx \ lDXWR
DFHSWDFL°Qx FRPR VH DSOLFDQ HQ HO FDVR JHQHUDO HVWDUªDQ PV DOO GH VX FRQWURO 6L
*HRUJH WXYLHVH D®RV SRGUªD VHU XQ PHMRU FDQGLGDWR SDUD XQD FRQVLGHUDFL°Q \
DSOLFDFL°Q PV JHQHUDO GHO GHEDWH ILORV°ILFR D ORV FRQFHSWRV \ FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV
TXHVXE\DFHQDVXVHYDOXDFLRQHVQHJDWLYDV
Tanto el análisis empírico, como el debate filosófico, en cualquier nivel que
se aplique, constituyen los componentes básicos de las habilidades de pensamiento
racional enseñados en la RET. Existen otros dos enfoques generales que los practicantes de la RET emplean frecuentemente. Las auto-afirmaciones racionales (De
Voge, 1974; DiGiuseppe, 1975) son suministradas por el practicante al cliente para
ensayar y utilizar posteriormente en las situaciones que tienden a ocasionar en el
cliente niveles inapropiados de afectividad. Los contenidos de las auto-afirmaciones
incorporan conceptos racionales y ayuda al cliente a vencer cualquier emoción que
esté interfiriendo con la conducta. A George se le pudo instruir a través del modelado
a verbalizar de forma encubierta auto-afirmaciones que rivalizasen con su ansiedad
social: «Relajado, George, se acerca y se presenta a sí mismo. No te preocupes,
puedes hacer frente a cualquier suceso; eres valiente».
Otro proceso cognitivo que es cada vez más empleado por los practicantes de
la RET con clientes jóvenes es la imaginación racional-emotiva (IRE). Este método
consiste en pedir al joven cliente que recree tan vªvidamente como le sea posible en su
mente una imagen mental de una situación en la que experimenta una reacción
emocional extrema. Cuando el sentimiento llega a ser tan fuerte como sea posible,
se pide al cliente que intente cambiar ese sentimiento tan extremo (ocho, nueve,
o diez sobre el termómetro del sentimiento) a un nivel más moderado (cuatro, cinco
o seis). Por ejemplo, el cambio podría producirse desde la ansiedad extrema a la
preocupación e inquietud moderada. Cuando el cliente es capaz de hacer esto, se
señala que la forma en la que el cambio emocional tuvo lugar IXH a través de un
cambio en los pensamientos. La IRE puede emplearse tanto durante las fases de
construcción de habilidades como de práctica y aplicación de la RET.
366
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Además de estos cuatro enfoques cognitivos, los practicantes de la RET,
enseñan habilidades de resolución de problemas prácticos para ayudar a los clientes
jóvenes a resolver problemas prácticos que no son emocionales (no saber que hacer
en una situación, estar exageradamente agresivo). La resolución de problemas
prácticos puede variar desde ayudar a los niños más jóvenes a pensar acerca de
diferentes alternativas (y sus consecuencias) para manejar un problema específico,
hasta desarrollar un juego más amplio de estrategias cognitivas de pensar y resolver
problemas en general (Spivack y Shure, 1974). Ya que George tiene sólo 10 años,
el énfasis se colocaría en animar, y, si es necesario, enseñar habilidades de hacer
amigos que pudiese usar para resolver su problema.
ADQUISICION DE HABILIDADES
Describiremos ahora con cierto detalle el flujo de la intervención racionalHPRWLYDFRPHQ]DQGRFRQODGHFLVL°QKHFKDSRUHOSUDFWLFDQWHFRPRFRQVHFXHQFLDGH
OD HYDOXDFL°Q 5(7 GH TXH HO MRYHQ FOLHQWH lWLHQH XQ SUREOHPDx (V HQ HVWH SXQWR
FXDQGRVHHQXPHUDQODVGLIHUHQWHVFRJQLFLRQHVHPRFLRQHV\FRQGXFWDVTXHWLHQHQTXH
VHUFDPELDGDV\VHHVWDEOHFHQGHPDQHUDWHQWDWLYDODVPHWDVSDUDODVVHVLRQHVLQLFLDOHV
LQWHUPHGLDV \ ILQDOHV 'H KHFKR UHVXOWD TXH GHVGH HVWD YLVL°Q VH HQWUHWHMHQ OD
HYDOXDFL°Q\ODLQWHUYHQFL°Q&XDQGRHOMRYHQFOLHQWHHPSLH]DDLQWHUQDOL]DUFXDOTXLHU
QLYHO GH FRPSOHMLGDG GH ORV $%& GH OD 5(7 \ FXDQGR VH GHVDUUROOD OD UHODFL°Q
WHUDS¦XWLFDODFDOLGDGGHOGHWDOOHLQWURVSHFWLYRSURSRUFLRQDPHMRUDV\OOHJDDHVWDUPV
FODUD OD LGHQWLILFDFL°Q HVSHFªILFD GH ODV FRJQLFLRQHV DXWRPWLFDV \ GH ODV FUHHQFLDV
LUUDFLRQDOHV'HHVWHPRGRODVPHWDVHVSHFªILFDVSDUDXQMRYHQFOLHQWHVHPRGLILFDUQ
QHFHVDULDPHQWH HQ UHVSXHVWD D OD QXHYD LQIRUPDFL°Q GHVFXELHUWD GXUDQWH OD
LQWHUYHQFL°Q &XDQGR VXUJHQ QXHYRV SUREOHPDV HO SUDFWLFDQWH FRQWLQ·D HYDOXDQGR
FRPR SUHOXGLR D OD LQWHUYHQFL°Q ODV UHODFLRQHV HQWUH FRJQLFLRQHV VHQWLPLHQWRV \
FRQGXFWDV
En la discusión que sigue ilustramos cómo se logran las metas de la RET que
acabamos de describir tanto para niños como para adolescentes. El practicante se
guiará, en cuanto al nivel en el cual se introducirá la RET, por la variedad de
factores mediadores que hemos enumerado ya.
Insights Básicos para el Cliente más Joven
Antes de que el practicante empiece a enseñar las habilidades emocionales y
de resolución de problemas, lo más importante es hacer que los jóvenes clientes
conozcan que no sólo los cambios en sus emociones y conductas son posibles,
sino que también son deseables (DiGiuseppe, 1981). Muchos niños pueden concebir
sólo una forma de tratar con y de sentirse en una situación, y algunos encuentran
revelador aprender tanto la posibilidad de líneas de acción alternativas como de
cambio emocional.
Muchos niños conocen pocas palabras para las emociones, y un vocabulario
restringido puede limitar su habilidad para conceptualizar una situación. DiGiuseppe (1981) nos lo cuenta:
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES...
367
5HFLHQWHPHQWH PLHQWUDV GLVFXWªD OD UHDFFL°Q GHSUHVLYD GH XQD QL®D SRU OD
S¦UGLGDGHDOJXQRVGHVXVSULYLOHJLRVKLFHODVXJHUHQFLDGHTXHSRGUªDKDEHU
SHQVDGR \ VHQWLGR GH IRUPD GLIHUHQWH HQ OD VLWXDFL°Q GH OR TXH GHFªD /D
QL®DUHVSRQGL° l|7H SDVDDOJR" |4XLHUHV TXH PH VLHQWD IHOL]FRQ HVWR"x /D
QL®DV°ORFRQFHSWXDOL]DEDFRPRSRVLEOHVUHDFFLRQHVODIHOLFLGDGRODWULVWH]D
)UHFXHQWHPHQWH HO HVTXHPD GH ORV QL®RV VREUH ODV UHDFFLRQHV HPRFLRQDOHV
HVGLFRW°PLFR \ VHYHOLPLWDGRDORVFRQVWUXFWRVGHIHOL]WULVWHRIHOL]IXULRVR
6HU LPSRVLEOH FRQYHQFHU D XQ QL®R SDUD TXH FDPELH VXV SHQVDPLHQWRV DX
WRPWLFRV VL HO QL®R FUHH TXH HO WHUDSHXWD TXLHUH TXH HVW¦ D JXVWR FRQ XQD
VLWXDFL°QTXHREYLDPHQWHHVQHJDWLYD SS
Estamos de acuerdo con DiGiuseppe en que uno de los primeros pasos en la
terapia cognitiva con niños es proporcionarles un esquema que incorpore un continuo de respuestas y sentimientos, y contenga un vocabulario para estas reacciones.
Al introducir la idea de que uno no siempre tiene que sentirse de la misma
forma, y que los sentimientos pueden variar de intensidad desde débil (un poco)
a fuerte (lo máximo), encontramos instructivo para los niños más pequeños que
coloquen sus manos y brazos bastante juntos para indicar un sentimiento que altera
poco y separar sus brazos tanto como puedan para expresar una alteración extrema.
Al debatir las consecuencias negativas de la conducta presente en relación a
las consecuencias positivas (o consecuencias menos negativas) que pueden derivar
de alternativas diferentes, a veces proporciona a los jóvenes clientes con una
«salida» a una situación problemática crónica que habían estado buscando desesperadamente. Grieger y Boyd (1983) ilustran en la Figura 21-1 cómo puede emplearse un diagrama para enfatizar la relación entre niveles variados de alteración
y consecuencias positivas y negativas. En conjunción con tal actividad, a menudo
es útil explicar al cliente, como sugiere Virginia Waters, que estar muy alterado
es como estar en una «confusión emocional» y que hasta que uno no se calma,
uno no será capaz de ver cómo resolver mejor un problema dado.
Por ejemplo, Craig, de 13 años, se ponía muy enfadado cuando el conductor
del autobús le decía que tenía que sentarse en el asiento y no en el brazo del
asiento.
Bien, ¿Cuánta ira, de 1 a 10, sentiste ayer en el autobús cuando el conductor
se volvió hacia tL y te dijo que te sentases?
CLIENTE : Casi 10 (Los brazos abiertos en extremo).
TERAPEUTA : Y ¿siempre te sientes enfadado cuando te dice que te sientes?
TERAPEUTA
:
: Sí.
: Y ayer ¿te apeaste del autobús, cruzaste el río y cogiste el
CLIENTE : Uh-huh.
TERAPEUTA : ¿Siempre sientes algo diferente cuando se mete contigo?
CLIENTE : No.
CLIENTE
TERAPEUTA
tren a casa?
¿Qué piensas que sucederási continúas enfadándote con el conductor?
No sería capaz de coger el autobús.
¿Eso es una cosa mala o buena?
CLIENTE : Mala.
TERAPEUTA : Bien, te enseñaré cómo puedes hacer para ponerte menos enfadado —vete
diciendo desde el 9 hasta el 6— y sintiéndote menos enfadado, con esto se
espera, serás capaz de seguir subiéndote al autobús.
:
:
TERAPEUTA :
TERAPEUTA
CLIENTE
368
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
100 (Punto de Ebullición)
— terquedad
— romper cosas
— golpear cosas
— gritar y vociferar
75 (Punto Caliente)
— un poco terco
— pisar fuerte
50 (Punto Cálido)
— ira, pero no hacer nada
— aparentar furia
25 (Punto Tibio)
— decaído
— parecer decaído
— todavía intenta hacerlo bien
Conseguir que la gente se
enfade conmigo perder
puntos en e! colegio perder
privilegios castigos
Consigo que la gente
se enfade conmigo perder
puntos en el colegio perder
privilegios castigos
Perder unos pocos privilegios
sentirse mal
No hay consecuencias malas el
trabajo consigue hacerlo
sentirse bien
0 (Punto Frío)
Figura 21-1 Termómetro de furia de Jeff (tomado de Grieger y Boyd, 1983).
Enseñando los ABC de la RET
Después de que un joven cliente es consciente de la posibilidad y la deseabilidad de cambiar, el siguiente paso, es a menudo, enseñar los insights básicos
de la RET relativos a pensamientos, sentimientos y conductas. Antes de instruir
realmente al joven cliente en los ABC, lo más importante es que posea alguna
comprensión de las emociones. Los niños de todas las edades varían mucho en su
habilidad para comprender y expresar emociones. A menudo se presenta el caso
de que un joven cliente es incapaz al principio de expresar lo que siente, sólo
identifica lo que otros están sintiendo. El practicante tendría que estar seguro de
que el joven cliente tiene un buen dominio de los conceptos emocionales y es capaz
de expresarlos antes de continuar.
Una buena forma de incrementar el conocimiento emocional es que el joven
liste todos los sentimientos que conozca como forma de evaluar su vocabulario
emocional. Después puede animarse al cliente a expresar, tanto verbal como no
verbalmente, los diferentes sentimientos que puede haber experimentado en diferentes situaciones y, si es posible, proporcionar sus pensamientos y auto-conversación en estos momentos. Waters (1982a) ha sugerido varias técnicas para extender
el insight emocional. Sugiere que pueden usarse unas tarjetas con una emoción
escrita en cada una de ellas en una amplia variedad de maneras. «El terapeuta y
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES...
369
HOQL®RSXHGHQMXJDUDODVDGLYLQDQ]DVGRQGHFDGDXQRSRUWXPRUHSUHVHQWDODHPRFL°Q
GHXQDWDUMHWDHOHJLGD\HORWURWLHQHTXHDGLYLQDUODRLQYHQWDQGRKLVWRULDVVREUHFDGD
HPRFL°Q (V SRVLEOH H[DPLQDU ODV WDUMHWDV HPRFLRQDOHV \ SUHJXQWDU DO QL®R TX¦
HPRFLRQHV KD H[SHULPHQWDGR HVD VHPDQDx S :DWHUV WDPEL¦Q VXJLHUH TXH ORV
M°YHQHVSXHGHQMXJDUDVHUXQdetective emocional\REVHUYDUF°PRGLIHUHQWHVSHUVRQD
PDQHMDQGLIHUHQWHVVHQWLPLHQWRV
Para niños mayores y adolescentes que demuestran suficiente nivel de conocimiento emocional, es posible empezar bastante rápidamente a enseñarles, empleando variedad de estrategias, métodos y técnicas, que el insight básico de la
RET es que los pensamientos, y no las personas o los acontecimientos, causan a
las personas sentirse (y comportarse) como lo hacen. Los principios y los insights
corolarios incluyen que los sentimientos proceden de los pensamientos; que diferentes pensamientos llevan a diferentes sentimientos; que los pensamientos agradables/desagradables llevan a sentimientos agradables/desagradables, y que si alcanzas demasiada perturbación por algo, es muy difícil hacer algo para mejorar la
situación.
Para ilustrar estos principios básicos de la RET, el practicante puede empezar
preguntando a los más jóvenes una cuestión. El practicante puede pedir al más
joven que piense acerca de por qué los niños de características similares reaccionan
de formas tan diferentes ante la misma situación. Si una situación, un acontecimiento, o un suceso causa nuestras emociones, entonces deberían tener el mismo
sentimiento en la misma situación. Un ejemplo concreto sería: si nieva, algunos
jóvenes son felices, otros están enfadados, y otros se asustan. «Por qué», se pregunta
al cliente, «¿dónde está la diferencia?». Algunos jóvenes proponen la respuesta de
que deben estar pensando o imaginando cosas diferentes. «¡Correcto!» dices (o
sugieres la respuesta si el cliente no ha podido) y explicas que la felicidad de unos
es probablemente por que piensan que no van a tener que ir al colegio, el enfado
de otros es porque piensan que sus padres les forzarán a llevar botas y guantes, y
los otros que están preocupados tienen miedo de que sus autobuses escolares puedan
salirse de la carretera. Otra forma de ilustrar este principio es descubrir cómo
nuestros sentimientos acerca de algo o alguien pueden cambiar si nuestros pensamientos cambian. Knaus (1974) propone el ejemplo de una joven que se pone
enfadada cuando un desconocido le empuja o choca con ella, pero, al observar
que el desconocido era ciego siente tristeza y culpa. El practicante pide a la joven
que suministre algunos de los pensamientos que pudieron llevarle a la ira versus,
aquellos que pudieron llevarle a la tristeza o culpa. El practicante proporciona éstos
si la joven tiene dificultades para hacerlo. Los niños pueden requerir muchas
experiencias e ilustraciones concretas antes de que ellos se apoderen de los factores
esenciales de los ABC. Finalmente, S.R. Harris (1976) proporciona la siguiente
ilustración de cómo enseñar a grupos de niños que el mismo suceso produce
diferentes sentimientos en diferentes niños:
(Nosotros pedimos) a los niños que evalúen sobre un continuo de -5 (muy
negativo) a +5 (muy positivo) cómo se sienten acerca de cosas tales como
grandes perros, comer espinacas, y por los truenos y los relámpagos. Encontramos una amplia variedad en las respuestas emocionales (punto C) al mismo
suceso (punto A). Por ejemplo, uno o dos niños tenían intensos sentimientos
negativos sobre los grandes perros, algunos tenían sentimientos positivos y
370
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
otros tenían sentimientos menos intensos o neutrales. Los niños compartieron
sus pensamientos acerca de los grandes perros tales como «Realmente me
gusta ver grandes perros, ¡me siento muy atraído por ellos!» o «No me gusta
verlos, ¡tengo miedo de los grandes perros!». A través de las discusiones les
ayudamos a comprender que lo que ellos estaban pensando afectaba a cómo
se sentían acerca de los acontecimientos en sus vidas, (p. 118)
Al enseñar la base del modelo ABC, a menudo es útil usar un gráfico para
ilustrar la relación entre los sucesos activadores, los pensamientos (auto-conversación), y las consecuencias. Frecuentemente usamos un gráfico de «sucesospensamientos-sentimientos-conductas» tal como el de más abajo para enseñar el
insight básico de la RET que cuando (1) algo te sucede, (2) piensas lo que sucedió,
(3) los pensamientos te llevan a un sentimiento, y (4) el sentimiento afectará a
cómo reaccionas.
Qué
sucedió
¿Qué IXH lo
que pensaste?
¿Qué IXH lo
que sentiste?
¿Qué
hiciste?
Aun cuando generalmente se cree que tanto el practicante como el cliente
comparten «una visión cognitiva similar de los problemas psicológicos y hablan
en un lenguaje común basado cognitivamente» (Sutton-Simon, 1981, p. 68), ocasionalmente es bastante posible —especialmente cuando se trabaja con niños muy
pequeños— evaluar y modificar las auto-afirmaciones sin debatir con el cliente la
razón fundamental subyacente. Por ejemplo, consideramos a Richard, un niño de
tercero de EGB, que era visto con frecuencia gritando después del colegio cuando
su madre llegaba tarde a recogerlo. Después de determinar que no existían circunstancias atenuantes en casa y que Richard no tenía problemas importantes
excepto preocuparse de vez en cuando sobre la calidad de su trabajo, se decidió
que un contacto RET limitado podría conducir a una solución. Se vio a Richard
durante dos breves sesiones de 10 minutos en un período de una semana. Durante
la primera sesión, se pidió a Richard que describiera sus pensamientos mientras
esperaba a su madre. Replicó en este sentido «Que si Mamá se olvida de nuevo,
estaré abandonado a mi suerte, totalmente solo». Pareció claro sin explorar las
creencias subyacentes que las auto-afirmaciones relativas a estar olvidado y solo
contribuían en gran medida a sus sentimientos de preocupación. Se le dijo a Richard
que una forma de sentirse mejor era decirse a sí mismo mientras esperaba a su
madre, «No importa si tengo que esperar un poco; no seré olvidado por mucho
tiempo, alguien vendrá a por mí; puedo hacerle frente». Richard practicó diciéndose
este diálogo en voz alta y se le dijo que lo repitiese si tenía que esperar después
del colegio. Durante la siguiente semana, los diversos profesores de guardia contaron que Richard no gritó, incluso aunque su madre llegó tarde un par de veces.
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES...
371
Richard dijo que estaba menos preocupado, y cuando le pregunté por qué, replicó,
«Me digo a mí mismo, puedo hacerle frente, y que Mamá estará aquí pronto». Dos
meses más tarde, se viR de nuevo a Richard e indicó que ya no estaba preocupado por
ser abandonado un rato después del colegio. No se hizo ningún intento para enseñar a
Richard la relación entre pensamientos y sentimientos. Los niños de la edad de
Richard y más pequeños a menudo están deseando tanto aprender a cambiar
completamente sus pensamientos como están deseando cambiar sus ropas para una
clase de educación física.
Como un prerrequisito para enseñar a los clientes jóvenes cómo desafiar y
debatir las creencias irracionales, a veces es necesario que los conceptos de «racional» e «irracional» se enseñen formalmente. Al trabajar con clientes jóvenes y
especialmente con niños, Waters (1982a) sustituye los términos «útil» y «perjudicial» o «productivo» e «improductivo» por creencias. Su explicación de estos
términos es como sigue:
Las creencias racionales se siguen de la realidad, realzan al individuo, son
aptas para llegar a conseguir las metas, y tienen como resultado emociones
apropiadas; mientras que las creencias irracionales no se siguen de la
realidad, son contraproducentes para uno mismo, generalmente bloquean la
consecución de las metas, y dan lugar a sentimientos inapropiados, (p. 572)
Existen diversas técnicas instructivas que empleamos cuando enseñamos estos
conceptos (ver Bernard, 1975; Bernard, 1977). Generalmente presentamos una
definición de cada concepto (Knaus, 1974):
Pensamiento racional: Una idea sensible y lógica que parece ser verdad.
Pensamiento irracional: Una idea no razonable o absurda que parece ser falsa.
Después proporcionamos ejemplos y no-ejemplos de los pensamientos racionales e irracionales. A! más joven se le proporciona unas hojas de trabajo instruccional donde se le ofrecen ejemplos prácticos para clasificar (ver Tabla 21-1). Se
TABLA
21-1 Ejercicios de instrucciones para Enseñar los Conceptos Racional e Irracional
Instrucciones: Coloca una marca (X) en la línea de puntos debajo de la palabra racional o
irracional dependiendo de si piensas que el pensamiento es racional o irracional. (Recuerda:
¿Es el pensamiento sensible y veraz, o es absurdo y falso?)
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Nadie en el mundo será nunca mi amigo.
Seria el más feliz del colegio si fuese el mejor en mi trabajo.
Nunca haré nada bien.
Si hago esto mal en mi trabajo, nunca seré bueno en nada.
Todo el mundo me odia.
Deseo tener más amigos en la escuela.
No puedo aguantar hacer los deberes.
Deseo poder jugar al fútbol tan bien como lo hace John.
Racional Irracional
_________ _________
_________ _________
_________ _________
_________ _________
_________ _________
_________ _________
_________ _________
_________ _________
372
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
proporcionan apuntes, explicaciones y feedback verbal. Cuando el más joven demuestra que puede discriminar entre pensamientos racionales e irracionales, se le
dirige a aplicar estas habilidades intelectuales al análisis de las características de
sus propios pensamientos.
$O WUDEDMDU FRQ QL®RV PD\RUHV \ DGROHVFHQWHV HV GHVHDEOH HQVH®DUOHV XQD
HVWUDWHJLD GH lGHEDWHx R lGHVDIªRx SDUD GHFLGLU VL VXV SHQVDPLHQWRV VRQ UDFLRQDOHV
R LUUDFLRQDOHV 'HILQLPRV HO GHVDIªR FRPR l&XHVWLRQDUVH XQR PLVPR SDUD YHU VL VX
SHQVDPLHQWR HV UDFLRQDO R LUUDFLRQDOx \ HQVH®DPRV TXH l3DUD DYHULJXDU VL XQ
SHQVDPLHQWR HV UDFLRQDO R LUUDFLRQDO SUHJ·QWDWH ×|7HQJR VXILFLHQWH HYLGHQFLD SDUD
GHFLUTXHHOSHQVDPLHQWRHVYHUGDGHUR"Øx6LH[LVWHHOSHQVDPLHQWRHVUDFLRQDOVLQR
HOSHQVDPLHQWRHVLUUDFLRQDO(VWDHVWUDWHJLDVHXWLOL]DDOHQVH®DUORVIXQGDPHQWRVGHO
DQOLVLVHPSªULFR\GHOGHEDWHILORV°ILFR:DWHUV D VXJLHUHTXHORVQL®RVSXHGHQ
DSUHQGHU D GHVDILDU VXV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV SUHJXQWQGRVH \ FRQWHVWDQGR D OD
VLJXLHQWHVHULHGHFXHVWLRQHV
1. ¿Está esta creencia basada en un hecho, una opinión, una inferencia o una
suposición? ¿Dónde está la evidencia de que esto es realmente así?
2. ¿Es realmente horrible? ¿Es verdad que no podría aguantarlo? ¿Es lo peor
que podría pasar?
3. ¿Está esta creencia consiguiéndome lo que yo quiero?
4. ¿Por qué no debería ser así? ¿Siempre tengo que conseguir lo que quiero?
5. ¿Dónde está la evidencia de que esto me hace perder valor? ¿Cómo puede
hacerme esto perder valor o ser menos que humano? (p. 576)
Una vez que se ha enseñado al joven la diferencia entre racional e irracional,
a veces es instructivo demostrar a través del uso de ejemplos de la vida del
practicante y de la del cliente las consecuencias del pensamiento racional e irracional. Waters (1982b) sugiere el juego de «Qué pasaría si» para explorar las
consecuencias de «la exigencia» y «el catastrofismo»:
¿Qué pasaría si tu exigieses que deberías conseguir siempre tu propósito? (1)
¿Qué sentirías? (2) ¿Qué harías? (3) ¿Cómo te responderían los otros? (4)
¿Sería más probable que consiguieses tu propósito que si no hubieras hecho
esta demanda? Por otra parte, ¿qué sucedería si pensases que te gustaría
conseguir tu propósito siempre, y que no podrían aguantar si no lo consiguieses? (1) ¿Cómo te sentirías? (2) ¿Qué harías? (3) ¿Cómo podrían responderte los demás? (p. 20)
Resolver Problemas Emocionales
(Q HVWD VHFFL°Q GHWDOODUHPRV XQ Q·PHUR GH SURFHGLPLHQWRV GH FDPELR FRJ
QLWLYREVLFRXVDGRVHQOD5(7
Auto-afirmaciones Racionales. Con niños pequeños, el procedimiento de cambio más común utilizado para resolver las dificultades emocionales es la autoinstrucción racional. Este método es relativamente sencillo de emplear. El practicante (a veces con la ayuda del joven cliente) redacta un juego de auto-afirmaciones
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES... 373
útiles que el cliente puede sustituir en la auto-conversación más perturbante usada
en una situación problemática. Waters (1982b) ilustra la elicitación de la autoconversación útil y perjudicial como preludio para enseñar a un cliente de cuarto
de EGB el uso de las auto-afirmaciones racionales para combatir su miedo de
dormir en la casa de una amiga.
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
TERAPEUTA
:
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
:
:
CLIENTE :
CLIENTE
TERAPEUTA
CLIENTE
:
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
Vamos ahora a trabajar en ello. Existen ciertas cosas que puedes decirte
para crear ese sentimiento temido. Hagamos una lista de aquellos pensamientos perjudiciales que crean ese malestar general, ese nudo en la garganta y esas ganas de lgritarx. Una vez que identifiquemos esas cosas
perjudiciales entonces podemos hacer una lista de las cosas útiles que
puedes decirte, de modo que puedas aliviarte y hacer que te sientas PHMRU
(OWHUDSHXWDVDFDSDSHO\OSL]\HVFULEHl3HQVDPLHQWRV3HUMXGLFLDOHVx
+DJDPRVSULPHURXQDOLVWDGHODVFRVDVSHUMXGLFLDOHVTXHSXHGHVGHFLUWH
SDUD FUHDUWH HVH VHQWLPLHQWR WHPLGR 6L SXHGHV LGHQWLILFDUODV SRGUHPRV
GHVSX¦V LQRFXODUWH FRQWUD HOODV 6XS°Q TXH HVWV HQ OD FDVD GH WX DPLJD
|&XOHVVHUªDQDOJXQRVGHHVRVSHQVDPLHQWRVSHUMXGLFLDOHV"
%LHQJHQHUDOPHQWHPHVLHQWRSHRUVLPHKHROYLGDGRPLDQLPDOGHWUDSR
6QRRS\SRUTXHPHDOLYLD
$Vª TXH XQD SRGUªD VHU l(V KRUULEOH ROYLG¦ PL 6QRRS\x HVFULELHQGR
GHEDMR
6ª
6HUªD KRUULEOH VL WRGR HO PXQGR VH GXUPLHVH DQWHV TXH \R
6ª\VHUªDKRUULEOHVLORVSDGUHVGHPLDPLJDVDOLHVHQ\PHGHMDVHQVRODR
VHUªDKRUULEOHVLPHOODPDVHPLPDGUHSDUDGHFLUPHEXHQDVQRFKHV\HOOD
QR HVWXYLHVH HQ FDVD \ QR VH PH RFXUUH QDGD PV (VDV VRQ ODV FRVDV
SULQFLSDOHV
$KRUD OR TXH YDPRV D KDFHU HV DOFDQ]DU OD FRPRGLGDG FRVDV ·WLOHV TXH
SXHGDVGHFLUWHSDUDVHQWLUWHPHMRUFXDQGRHVW¦VGXUPLHQGRHQODFDVDGH
WXDPLJD (OWHUDSHXWDHVFULEHl3HQVDPLHQWRV8WLOHVxVREUHHOSDSHO
,PDJLQRTXHSRGUªDDEUD]DUDPL6QRRS\\ILQJLUTXH¦OHVWFRQIRUWQGRPH
|4X¦FRVDVILQJLUªDVTXH6QRRS\WHHVWXYLHVHGLFLHQGRSDUDTXHWHFRQIRUWDVH"
%LHQ SUREDEOHPHQWH KDUªD TXH GLMHVH TXH HVWR\ UHDOPHQWH VHJXUD \ TXH
QDGDPDORSXHGHVXFHGHU\SUREDEOHPHQWHPHTXHGDUªDGRUPLGDSURQWR\
PHVHQWLUªDPHMRU
|4X¦HVWDUªDVKDFLHQGRSDUDVHQWLUWHPHMRU"
0HFRQIRUWDQORVSHQVDPLHQWRVVXSRQJR
%LHQ<DKRUDORTXHPHJXVWDUªDKDFHUHVGDUWHXQDRSRUWXQLGDGSDUDTXH
SUDFWLFDVHVGLFL¦QGRWHHVDVFRVDV·WLOHVODVFRVDVTXHWHDOLYLDQGHPRGR
TXH FXDQGR HVW¦V HQ OD FDVD GH WX DPLJD VHD PV IFLO TXH XVHV OR TXH
DFDEDVGHDSUHQGHUSDUDVHQWLUWHPHMRU
&UHRTXHQRYR\DVHUFDSD]GHKDFHUHVRDPHQRVTXHHVW¦UHDOPHQWHHQ
ODFDVDGHXQDDPLJD
3XHGHVDQWLFLSDUWH\GHHVWHPRGRHVWDUVHQXQDSRVLFL°QPXFKRPHMRU
SDUDSDUDUORVSHQVDPLHQWRVSHUMXGLFLDOHV\GHFLUORVSHQVDPLHQWRVTXHWH
FRQIRUWDQFXDQGROOHJXHODRFDVL°Q
6DEHV SLHQVR TXH KH HVWDGR SHQVDQGR DQWLFLSDGDPHQWH GHPDVLDGR \
GLFL¦QGRPHlTX¦SDVDUªDVLxGHPDVLDGDVYHFHV
374
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
7(5$3(87$:
6L lTX¦ SDVDUªD VLx HV XQD EXHQD SUHJXQWD VL TXLHUHV SUHRFXSDUWH \
DVXVWDUWHSRUTXHlTXHSDVDUªDVLxFUHDFDQWLGDGGHLQFHUWLGXPEUH$OJR
LPSRUWDQWH SDUD UHFRUGDU DFHUFD GHO lTX¦ SDVDUªD VLx HV TXH VL WH OR
SUHJXQWDV HVW¦V VHJXUD GH FRQWHVWDU OD SUHJXQWD 3RU HMHPSOR VL WH
SUHJXQWDVl|4X¦SDVDUªDVLHOODVHGXHUPHSULPHUR"xSXHGDVFRQWHVWDUWH
GLFLHQGR l%LHQ VL PL DPLJD VH TXHGD GRUPLGD SULPHUR HV GHPDVLDGR
PDOR LQWHQWDU¦ UHODMDUPH \ TXHGDUPH WUDQTXLOD KDVWD TX¦ PH TXHGH
WDPEL¦QGRUPLGD'HPRGRTXHHVRQRVHDWDQPDOR SS
El practicante explica a la niña que diciéndose estas cosas nuevas al empezar
a sentirse intranquila le permitirá sentirse mejor y ser más feliz. La «auto-conversación es útil» es típicamente modelada por el practicante y después ensayada
anticipada y silenciosamente por el joven, al que se le pide que imagine que está
en la situación inquietante. Lo más importante es que el practicante refuerce al
cliente positivamente tanto durante el tiempo en que las auto-afirmaciones racionales se están aprendiendo, como cuando el cliente en sesiones posteriores narre
que hizo un intento y/o logró un éxito al emplear las afirmaciones fuera del despacho
del practicante. También se anima al joven a proporcionarse auto-refuerzo en la
forma de una imaginaria «palmadita en la espalda». Unos cuantos ejemplos ilustrarán las aplicaciones de las auto-afirmaciones racionales.
Kanfer, Karoly y Newman (1975) emplearon las siguientes auto-afirmaciones
racionales con niños de seis y siete años que tenían miedo de la oscuridad.
Ejemplo A: «Soy un niño valiente. Puedo cuidar de mí mismo en la oscuridad».
Ejemplo B: «La oscuridad es un lugar divertido para estar. Hay muchas cosas
buenas en la oscuridad».
Encontraron que las auto-afirmaciones racionales (Ejemplo A) que enfatizan
la competencia del niño para tratar con la experiencias de angustia inducida de
exposición a la oscuridad daba como resultado la mayor tolerancia a largo plazo.
DiGiuseppe (1981) expuso el uso de entrenamiento auto-instruccional con una
niña de seis años de la que contaba su madre que estaba profundamente deprimida
por el divorcio de sus padres:
El padre de Paula visitaba a la niña cada domingo. Cuando terminaba la visita
Paula lloraba por perder a su papá. También lloraba a menudo durante la
semana, alegando la misma razón. Se ideó el enfrentamiento con afirmaciones
para ayudar a Paula a evitar la depresión y los lloros. Si sentía que iba a
empezar a llorar se instruyó a Paula para que dijese: «Mi papá me quiere y
le veré la próxima semana». Usando muñecas y marionetas el terapeuta representaba escenas donde un padre y una hija se decían adiós y se separaban.
En cada separación la niña usaba enfrentamiento de afirmaciones y seguía la
conducta apropiada de no llorar. Después se le pidió a Paula que tomase el
rol de la niña y usase el enfrentamiento de afirmaciones en escenas similares.
Después de sólo dos sesiones, cesó por completo el que Paula llorase después
de la visita de su padre y no volvió a ocurrir en tres meses, hasta que la
volvimos a ver en una entrevista de seguimiento, (pp. 61-62).
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES... 375
En este caso, puede verse que aunque las auto-afirmaciones racionales pueden
funcionar eficazmente para moderar la intranquilidad emocional en una situación
específica, no se esperará que se transfieran a emociones o situaciones problema..
Bernard, Kratochwill, y Keefauver (1983), combinaron el uso de auto-instrucción racional con el debate filosófico para producir una reducción en la conducta
de arrancarse pelo de una chica de 17 años. El entrenamiento en el debate pretendió
cambiar las creencias, pero esto era a la corta insuficiente para eliminar totalmente
la conducta; ocurrieron cambios moderados en la frecuencia de arrancar pelo durante, de cuatro a ocho semanas. En este punto, el practicante modeló cognitivamente un juego de auto-instrucciones que tomaron la forma de un diálogo de
resolución de problemas empleado en el entrenamiento auto-instruccional. Un ejemplo de las auto-afirmaciones que la cliente internalizó progresivamente IXH elsi
guiente:
DEFINICION DEL
PROBLEMA
:
«¿Qué debo hacer?»
«Voy a construir una burbuja protectora alrededor de mi, de modo que
nada me preocupe hasta que consiga hacer mis deberes».
FOCO DE «Debería prestar atención a mi cometido. «¿Cuál es la siguiente cosa
ATENCION : que tengo que hacer?».
AFIRMACIONES DE «Oh, estoy empezando a estar preocupada por la escuela... y acabo de
ENFRENTAMIENTO : arrancarme un pelo. Sé que si me relajo y me centro en mi trabajo no
me preocuparé».
AUTO-REFUERZO : «Oye, eso está muy bien. Terminé ese trozo de trabajo. No estoy
preocupada. Y no me he arrancado ni un pelo. ¡Sé que podré hacerlo!».
APROXIMACION
AL PROBLEMA
:
La introducción de estas auto-afirmaciones condujo al cese rápido de la conducta de arrancarse el pelo. )XH imposible determinar los efectos relativos del
entrenamiento en el debate y el entrenamiento auto-instruccional en este estudio.
El siguiente casó descrito por DiGiuseppe y Bernard (1983) señalará cómo la
RET en la forma de auto-afirmaciones racionales pude usarse con chavales muy
pequeños y relativamente poco inteligentes:
Greg era un niño de nueve años que IXH remitido por sus padres por rabietas
de mal humor, hacer pucheros y conducta no cooperativa. Greg tenía una
historia familiar de refuerzo extremo no contingente. Durante toda su vida, sus
padres le habían mimado y le habían dejado hacer lo que le apetecía. Aunque
esta conducta era graciosa cuando era más pequeño, con la madurez llegaba a
ser inaceptable. Los padres de Greg intentaron darle una serie de reglas y a
comportarse apropiadamente. Le castigaban siempre que Greg no completaba
las tareas o las conductas apropiadas a su edad. Greg creyó que esto
significaba un cambio en los afectos de sus padres y que no le cuidarían más
tiempo. También creía que era terriblemente injusto que tuviese que hacer
tales cosas mundanas como limpiar su habitación y colocar su ropa ordenada
en el armario. Estas cosas eran demasiado difíciles. Greg era un chico no
expresivo con inteligencia próxima a la media y que tenía dificultades para
seguir muchas de las estrategias de debate. Sin embargo, era capaz de repre-
376
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
sentar estas situaciones con el terapeuta. Durante estas representaciones, el
terapeuta modelaba las auto instrucciones verbales tales como «Mis padres
cuidan de mi, ellos sólo están intentando hacer su tarea y ayudarme a crecer».
«No tengo que sentir intranquilidad por estas cosas, puedo hacerlas». Mediante
la práctica de estas auto-afirmaciones y recibiendo el refuerzo a la conducta
apropiada, Greg aprendió lentamente a dejar de hacer pucheros y esto proporcionó el empuje para conductas más maduras e independientes, (p. 74).
Análisis empírico. Una segunda solución más compleja para resolver los problemas emocionales de los clientes jóvenes se obtiene cuando el practicante cambia
las inferencias que hacen los niños de sus distorsión de la realidad (DiGiuseppe y
Bernard, 1983). Aunque no ataja las valoraciones irracionales del cliente de las
distorsiones de la realidad, la solución empírica frecuentemente da como resultado
una moderación del afecto y una mejora en la conducta, y es más fácil enseñar a
los jóvenes que el debate filosófico. El practicante advierte, sin embargo, que el
análisis empírico evalúa los recursos intelectuales y creativos. Es al principio un
método difícil de dominar.
Si uno desea usar este método con niños, lo más importante es que se enseñe
a los clientes los conceptos básicos, tales como (1) discriminar entre hechos,
opiniones, inferencias y presunciones y (2) el insight de que lo que están pensando
y las ideas que mantienen ellos y otros tales como padres y profesores pueden no
ser verdad. DiGiuseppe (1981) proporciona algunas sugerencias para enseñar al
niño la importancia de evaluar empíricamente las ideas:
Esto puede hacerse hablando sobre las creencias que las personas tenían en
el pasado, pero que nosotros sabemos ahora que son diferentes. Por ejemplo,
la gente creyó una vez que la tierra era plana y que el sol daba vueltas alrededor
de nuestro planeta, pero mediante la construcción y verificación de teorías
sabemos que no es así. (pp. 62-63).
El grado en que puede utilizarse el análisis empírico depende en parte de si
los niños pueden adquirir estos conceptos y sobre la generalización de la idea que
es analizada empíricamente. La idea más concreta, la más sencilla es lograr una
solución empírica. Un ejemplo de un caso ilustrará el uso del análisis empírico.
Se vio a Craig, un chaval de 13 años extremadamente inteligente (CI 130), durante
un período largo para ayudarle a controlar su excesiva preocupación. En el caso
de Craig, la excesiva preocupación le llevaba a trabajar demasiado duro en la
escuela, cansándose en exceso y eventualmente siendo víctima de una enfermedad
física periódica relacionada con la ansiedad.
Después de varias sesiones semanales con Craig, apareció que tenía la idea de
que para conseguir su meta en la escuela de recibir muy buenas notas, debía
siempre poner un esfuerzo del 100 % en sus deberes. Parecía aceptar esta idea sin
ningún tipo de duda e interpretaba todas las tareas del colegio como requiriendo
un esfuerzo máximo. Transcurrieron semanas sin obtener éxito en conseguir que
Craig dejase algunas tareas de la escuela cuando se encontraba cansado. Craig
inexorablemente se ponía a sí mismo en el límite cuando objetivamente no había
razón para ello. Esto es, era altamente probable que Craig pudiese conseguir su
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES...
377
meta con un esfuerzo menor. Más bien que continuar el debate con Craig sobre
su exigencia perfeccionista auto-impuesta de éxito en su trabajo, se decidió que
debería examinarse un análisis empírico de las ideas no probadas de Craig relativas
a la cantidad de esfuerzo requerido para tener éxito.
La cuestión analítico-cognitivo que el terapeuta planteó para centrar la atención
del análisis empírico IXH, «¿Qué es probable que piense Craig sobre la importancia de
estudiar duro?». Esta IXH la respuesta: «Obtener buenas notas en la escuela, debo
trabajar tan duro como pueda». Craig estuvo de acuerdo rápidamente en que esto era
algo que «probablemente me hago creer» aunque no lo había considerado antes. Se le
explicó que era bastante posible que esta creencia (1) fuese la que podía estar
forzándole a trabajar así de duro, (2) podía ser o no ser verdad, y (3) podía examinarse
para ver si era cierta a través de un experimento. Craig aceptó el desafío y estuvo de
acuerdo en que si su idea resultaba ser falsa se la volvería a plantear. La hipótesis en la
que tanto el practicante como Craig estuvieron de acuerdo en evaluar IXH, «Yo debo
poner un gran esfuerzo para obtener notas satisfactorias». El experimento consistió en
disminuir su esfuerzo en el estudio para un examen de historia. Craig estuvo de
acuerdo en revisar la materia sólo una vez en vez de sobreprepararla. La hipótesis sería
aceptada si obtenía un 85 o más y rechazada con un valor inferior a 85. Dos semanas
después Craig contó que había recibido una nota de 89 y estaba bastante contento con
el resultado. Sin ayuda del practicante, concluyó que pondría menos esfuerzo para
conseguir buenas notas e intentaría poner en práctica su nueva idea.
Este episodio IXH el primer avance, hasta ese momento, sobre que Craig no
podía controlar la cantidad de tiempo que trabajaba, debido a su miedo al fracaso.
Cuando comprendió que menos trabajo significaba más diversión e iguales buenas
notas, IXH capaz de relajar su visión del estudio.
DiGiuseppe (1981) describió el caso de Paul, un niño de 10 años que presentaba
una variedad de conductas antisociales tales como rabietas y gritos a sus padres.
Un análisis conductual reveló que Paul generalmente discutía siempre que sus
padres estaban en desacuerdo sobre un tema, incluso si la diferencia de opinión
no tenía como resultado una riña. Una evaluación cognitiva indicó que Paul aprobaba dos ideas antiempíricas: (1) que el desacuerdo lleva al divorcio; y (2) que no
podría sobrevivir si sus padres se separaban. DiGiuseppe eligió trabajar sobre la
primera idea perturbadora, ya que la segunda presentaba una dificultad que excedía
el debate con niños.
3HGª D 3DXO TXH LGHDVH XQ H[SHULPHQWR SDUD HYDOXDU VX KLS°WHVLV GH TXH
HOGHVDFXHUGROOHYDDOGLYRUFLR(VWDEDGHVHDQGRKDFHUOR\VHOHGLVH®°XQ
FXHVWLRQDULRSDUDHVWHSURS°VLWR3DXOHQFXHVWRDVXSURIHVRU\GLUHFWRUD
YDULRVGHSHQGLHQWHVDXQRILFLDOGHSROLFªD\DRWUDVSHUVRQDVDFHUFDGHVL
HOORV GHFLGªDQ GLYRUFLDUVH FDGD YH] TXH GLVFXWªDQ FRQ VXV HVSRVRV 3DXO
HQFRQWU° TXH ORV GHVDFXHUGRV HUDQ FRPXQHV HQ HO PDWULPRQLR \ TXH
UDUDPHQWHGHVHPERFDEDQHQXQGLYRUFLR6XVVªQWRPDVFHVDURQ S
Bard y Fisher (comunicación personal) demuestran cómo la inferencia defectuosa de un adolescente, «Todas las cosas saldrán bien», puede ser corregida a través
del uso combinado de un análisis empírico y de métodos conductuales.
378
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Dale T., por ejemplo, un chico de 17 a®os con una inteligencia alta, se las
KDEªD LQJHQLDGR SDUD WLPDU D VXV SDGUHV \ SURIHVRUHV HYLWDQGR HO WUDEDMR
DFDG¦PLFR \ FRQVLJXLHQGR QRWDV OªPLWH GH SULQFLSLR D ILQ GHO EDFKLOOHU 6X
PDGUHOHFXOSDED\OHUHJD®DED6XSDGUHXQKRPEUHGHQHJRFLRVFRQ¦[LWROH
KDEªD GDGR YDULRV lLQFHQWLYRVx SDUD FRQVHJXLU PHMRUDU VXV QRWDV \ HO PV
UHFLHQWH KDEªD VLGR XQ FRFKH 6LPSWLFR DJUDGDEOH 'DOH KDEªD DVLVWLGR D
VHVLRQHV GH WHUDSLD DVHJXUDQGR DO WHUDSHXWD TXH OR KDUªD PXFKR PHMRU
DFDG¦PLFDPHQWH TXH HVWDED PXFKR PV PRWLYDGR \D TXH VX SDGUH OH KDEªD
UHJDODGR XQ FRFKH TXH SRGUªD YHQFHU VXV lSHUH]DVx HWF 2EYLDPHQWH WRGR
VDOGUªD ELHQ H[FHSWR HO WUDEDMR TXH QR HVWDED GLVSXHVWR D SRQHU \ VXV
UHVXOWDGRV DFDG¦PLFRV VLJXLHURQ HQ HO OªPLWH 6H LQFOX\° GLUHFWDPHQWH D ORV
SDGUHV \ VH FRPSURPHWLHURQ HQ HO SURJUDPD GH LQFHQWLYRV HO FHVH GH ODV
UHJD®LQDV \ HO UHVLVWLUVH D VHU PDQLSXODGRV \ DGKHULUVH D HVWH P¦WRGR (O
FRQVHMHURGHOFROHJLRWUDEDM°FRQORVSURIHVRUHVGH'DOHSDUDDFHSWDUV°OROD
FRQIRUPLGDGDODVUHJODVDORVSOD]RV\DODVWDUHDV'DOHOOHJ°DVHUPHQRV
MRYLDO \ SDUODQFKªQ DERUGDQGR ORV DVXQWRV FRQ DOJXQD DQJXVWLD \ PXFKDV
TXHMDV6HOHOOHY°DGHEDWLUODVPHWDV\VHGHVFXEUL°TXHVXVEDMRVUHVXOWDGRV
HQORVSDVDGRVWUHVD®RVHUDHOUHVXOWDGRGLUHFWRGHVXFUHHQFLDHUU°QHDGHTXH
WRGRVDOGUªDELHQWDQWRVLWUDEDMDEDFRPRVLQR/HQWDPHQWHHPSH]°DWUDEDMDU
\ GHVFXEUL° TXH HVWDED PDO SUHSDUDGR SDUD HQWUDU HQ OD 8QLYHUVLGDG )XH
FDSD]GHGHILQLUDOJXQDVPHWDVDFDG¦PLFDV\YRFDFLRQDOHVVLJQLILFDWLYDVSDUD
¦OIXHDFHSWDGRHQXQSURJUDPDXQLYHUVLWDULR\IXHFDSD]GHPLQLPL]DUOD
HYLWDFL°Q \ OD PDQLSXODFL°Q DVª FRPR VX ORFDOLGDG DJUDGDEOH HQ OD TXH
SHUPDQHFL°HQVXVD®RVGHEDFKLOOHU$OUHQXQFLDUDVXFUHHQFLDGHTXHWRGR
VDOGUªDELHQVLQWUDEDMDUIXHFDSD]GHYHUTXHFRQHOWUDEDMRHOHVIXHU]R\OD
SODQLILFDFLÁQPXFKDVGHVXVPHWDVSXGLHURQORJUDUVH
En este ejemplo, podemos ver cómo las inferencias defectuosas acerca de la
relación entre esfuerzo y resultado llevó a un adolescente a interpretar inexactamente
las consecuencias de su conducta. Puede verse claramente en este ejemplo que las
suposiciones defectuosas pueden llevar a la conducta contraproducente sin la mediación de excitación emocional fuerte. Aunque Dale, de hecho, puede experimentar baja tolerancia a la frustración debido a su creencia de que «La vida debe
ser siempre alegre», sin duda, su otra suposición de que todas las cosas estarán
bien impidiéndole incluso abordar las tareas de la escuela podría ocasionar ansiedad
perturbadora.
Otro ejemplo de DiGiuseppe y Bernard (1983) indicará como a los niños
pequeños se les puede enseñar a cambiar las inferencias relativas al significado de
los sucesos de sus vidas:
Sara era una niña de nueve años, que estaba particularmente deprimida, debido
a la poca frecuencia con que veía a su padre. Sus padres se habían divorciado
hacía 6 años y su madre y su padre todavía continuaban discutiendo. Sara
tenía un gran número de hermanos todos ello mayores que ella y que experimentaban un gran rencor hacia el padre. El padre reaccionaba evitándolos.
Nuestros debates revelaron que Sara creía que ya que su padre no amaba o
cuidaba de su madre o sus hermanos, no podría realmente preocuparse de
ella. El debate empírico de esta inferencia probó lo contrario. Aunque el padre
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES...
379
KDFªD SRFRV LQWHQWRV SDUD YHU D ORV KHUPDQRV \ VHJXªD GLVFXWLHQGR FRQ OD
PDGUHVLHPSUHLEDDYLVLWDUD6DUD\ODYHªDEDVWDQWHUHJXODUPHQWH$XQTXH
SDSQRHUDXQDSHUVRQDGHPDVLDGRH[DOWDGDHVWDEDPXFKRPVGHGLFDGRD
HVWD QL®D TXH D FXDOTXLHUD GH ORV RWURV \ JDVWDED FRQVLGHUDEOH FDQWLGDG GH
WLHPSR YLVLWQGROD OODPQGROD \ UHXQL¦QGRVH FRQ HOOD /D SUHRFXSDFL°Q GH
6DUDHVWDEDFDXVDGDSULPHURSRUVXLQIHUHQFLDGHTXHODFRQGXFWDGHVXSDGUH
KDFLD ORV RWURV PLHPEURV GH OD IDPLOLD LQGLFDED TXH VHQWªD OR PLVPR KDFLD
HOOD \ OD YDORUDFL°Q GH TXH VL QR OH FXLGDED VHUªD FDWDVWU°ILFR 6DUD HVWDED
EDVWDQWHSRFRGLVSXHVWDLQFOXVRDGHEDWLUHVWD·OWLPDSRVLELOLGDG(OSODQWHDU
ODLGHDGHTXHQRVHUªDWHUULEOHVLXQSDGUHQRODFXLGDVHOHOOHY°DOVLOHQFLR\
DODUHWLUDGD6LQHPEDUJRODVROXFL°QHPSªULFDDTXªIXHEDVWDQWHLQWHUHVDQWH
DOUHFROHFWDUGDWRVTXHYHULILFDVHQVXVLQIHUHQFLDV(OODHVWXYRFRQWHQWDFRQ
ORV UHVXOWDGRV (VWD HVWUDWHJLD IXH DFHSWDEOH GHELGR D OD LQIHUHQFLD GHO
WHUDSHXWDGHTXHHOSDGUHUHDOPHQWHFXLGDEDD6DUD6LHOGHEDWHHPSªULFRQR
KXELHVH OOHJDGR D QLQJ·Q UHVXOWDGR KXELHVH VLGR QHFHVDULR XQ P¦WRGR PV
HOHJDQWH 3HUR DTXª IXH DFHSWDEOH OLPLWDUQRV D OD VROXFL°Q HPSªULFD SS
Haremos una última precisión relativa al uso del análisis empírico. Es el caso,
como señala DiGiuseppe (1981), de que los niños estén enfrentados con sucesos
aversivos, inalterables tales como padres que no les cuidan. El practicante haría
un uso inapropiado y mal dirigido de la estrategia si intenta convencer a un niño
«falsificando» un experimento de que su padre le ama y le cuida cuando toda la
evidencia apunta a lo contrario. Como ha observado DiGiuseppe perspicazmente,
tales «escrutinios» enseñan al niño un sentido deformado de los valores y un
significado distorsionado de los conceptos de «amor» y «cuidado» lo que podría
llevar a efectos interpersonales negativos e involuntarios para la vida posterior del
niño. Cuando se plantea que el joven cliente está siendo educado en un ambiente
sin cariño, se sugiere la estrategia (aparte de trabajar directamente con los padres
dentro de lo posible) de enseñar al joven que puede ser feliz en el resto de su vida
incluso aunque las cosas en casa puedan no ser lo que desearía que fuesen.
Debate. La estrategia usada más ampliamente para modificar el pensamiento
irracional es el debate (desafío). El desafío se usa siempre y de cualquier forma
posible para examinar y cambiar la variedad de conceptos y creencias irracionales
que subyacen a los problemas emocionales y conductuales de los niños en edad
escolar. Una vez que se han enseñado los ABC de la RET, las técnicas de debate
se emplean para disuadir al joven de su pensamiento irracional. En la mayor parte
del trabajo con jóvenes se ha empleado métodos cognitivos para desafiar la irracionalidad, y es a estos a los que ahora nos referimos.
([LVWHQ XQD YDULHGDG GH FRQFHSWRV LUUDFLRQDOHV EVLFRV SRU HMHPSOR lH[L
JHQFLDx lFDWDVWURILVPRx lDXWRGHUURWDx TXH LQWHUDFW·DQ SDUD GHILQLU ODV GLIHUHQWHV
FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV GHO SHUªRGR LQIDQWLO (VWRV FRQFHSWRV RSHUDQ HQ GLYHUVDV
FRPELQDFLRQHV SDUD SURGXFLU GLIHUHQWHV SUREOHPDV (O SDSHO SULQFLSDO GHO GHEDWH
HV HQVH®DU DO FOLHQWH F°PR GHVDILDU HVWRV FRQFHSWRV \ UHIRUPXODUORV D VXV FRQWUD
SDUWLGDV UDFLRQDOHV 3DUD ORV PD\RUHV \ ORV DGROHVFHQWHV PV PDGXURV FRJQLWLYD
PHQWH HV SRVLEOH HPSOHDU ODV W¦FQLFDV SUHIHUHQFLDOHV GH OD 5(7 GH GHEDWH ILORV°ILFR
GH ODV FUHHQFLDV LUUDFLRQDOHV DEVWUDFWDV \ JHQHUDOHV TXH SURGX]FDQ VROXFLRQHV HOH
JDQWHV &RQ DTXHOORV M°YHQHV TXH VRQ LQFDSDFHV GH PDQHMDU HO JUDGR GH DEVWUDF
FL°QUHTXHULGRSDUDORJUDUODVROXFL°QSUHIHUHQFLDOVHVXJLHUHTXHHOSUDFWLFDQWHD\XGH
380
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
al cliente a examinar los conceptos irracionales contenidos en su valoración defectuosa de sucesos activadores específicos, los cuales le están perturbando.
Howard Young (1974, 1983) ha hecho contribuciones significativas al demostrar cómo el debate filosófico puede emplearse con adolescentes. Aunque su
método práctico conlleva cantidad de dificultades al trabajar con adolescentes, lo
maneja para emplear el debate cognitivo eficazmente y confiando profundamente
en la «claridad semántica» para ayudar a los quinceañeros a repensar sus problemas.
Young (1983) indica que, aunque a veces enseña a los adolescentes el modelo
ABC, introduciéndolo verbalmente y usando un dibujo o ilustración, no emplea
mucho tiempo en presentar la fórmula. Prefiere atacar los conceptos irracionales
que subyacen en el pensamiento adolescente más bien que tenerles entendiendo la
lógica de la teoría RET. Ahora nos referimos a los métodos y técnicas de Young
y otros autores para cambiar el pensamiento irracional.
Cuando el practicante descubre evidencia de «deberías», «tienes que» y «obligaciones» junto con la tendencia de los adolescentes de tratar sus quieros como
deseos («Debo tener mi camino porque es digno, serio, bueno, hermoso, justo,
etc.»). Young (1983) sugiere intentar ayudar a sus clientes a entender que usar
tales pensamientos absolutistas tiene como resultado tanto dificultades emocionales
como interpersonales. Sugiere las siguientes tácticas:
1. Usar el «tengo que» en lugar del «debería». Los quinceañeros usan la
palabra «debería» tan frecuente e indiscriminadamente que a veces conseguir cambiar la palabra «tengo que» consigue la cualidad esencial. Una
vez que esto se establece, pueden empezar a aprender cómo vivir sin
absolutos.
2. Usar «conseguir» en lugar de «debería». «Debería obtener una A» tiene
sentido para muchos quinceañeros, pero «voy a obtener una A» a menudo
les anima a ver el error de sus formas.
3. Cambiar «debería» a «no hay derecho». Otro método de lograr comunicar
el significado absolutista del «debería», es cambiar. «No debería hacer
eso» por «No tiene derecho a hacer eso». La irracionalidad de «No tiene
derecho» es a menudo más fácil de entender para algunos adolescentes.
4. 8VDU HO FRQFHSWR TXHUHUQHFHVLWDU 2WUD IRUPD GH FRQVHJXLU TXH ORV TXLQ
FHD®HURV UHFRQR]FDQ \ GHVDIªHQ ORV DEVROXWRV HV HQVH®DUOHV OD GLIHUHQFLD
HQWUH TXHUHU \ QHFHVLWDU +H HQFRQWUDGR TXH DOJXQRV GH ORV M°YHQHV PV
UHVLVWHQWHV \ WHVWDUXGRV HVSHFLDOPHQWH DTXHOORV LPSOLFDGRV HQ H[FHVRV FRQ
GXFWXDOHV VRQ FDSDFHV GH HQWHQGHU OD GLVWLQFL°Q FUªWLFD HQWUH GHVHRV \
QHFHVLGDGHV\XVDUHVWHLQVLJKWSURGXFWLYDPHQWH
5. (QVH®DU lGHEHUªDVx LUURPSLEOHV SRU OH\ $ YHFHV FRQVLJR DOJR FRQ ORV
FOLHQWHVM°YHQHVTXHWLHQHQGLILFXOWDGDOHQWHQGHUHOVLJQLILFDGRDEVROXWLVWDGH
ORVlGHEHUªDVx\lWLHQHVTXHxVXJLUL¦QGROHVTXHVHSHUWXUEDQSRUTXHVXVDXWR
SURFODPDGDV OH\HV KDQ VLGR URWDV (MHPSORV GH HVWH P¦WRGR VRQ l/DV
'HPDQGDV GH 'HEELH KDQ VLGR YLRODGDVx R l(UD HO WXPR GH 7RP SDUD VHU
'LRV\VHKDWUDVWRUQDGRSRUTXHDOJXLHQKDURWRXQDGHVXV5HJODVx8QDYH]
TXH ORV DGROHVFHQWHV HQWLHQGHQ OR TXH VLJQLILFD HVWDU GHPDQGDQGR GH IRUPD
LUUHDOLVWD SURFHGR D HQVH®DUOHV D QR SHUVHJXLU HO XQLYHUVR GH HVWH PRGR
HVSHUDUªDQGHPHMRUWDODQWHTXHODVFRVDVVDOLHVHQPDO SS
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES...
381
En el concepto de terapia que sigue, Walen et al. (1980, pp. 137-139) ilustran
cómo distinguir los quieras de las necesidades. La cliente es una niña de siete años
que tiene dificultad para hacer amigos en el colegio.
TERAPEUTA
:
:
TERAPEUTA :
CLIENTE
:
:
CLIENTE :
CLIENTE
TERAPEUTA
:
:
TERAPEUTA :
TERAPEUTA
CLIENTE
CLIENTE
:
TERAPEUTA
CLIENTE
:
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
:
TERAPEUTA
:
:
CLIENTE :
CLIENTE
TERAPEUTA
TERAPEUTA
:
CLIENTE
TERAPEUTA
:
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
CLIENTE
:
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
:
TERAPEUTA
TERAPEUTA
:
:
CLIENTE
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
:
TERAPEUTA
¿Necesitas jugar con ellos?
¿Qué significa «necesito»?
Una necesidad significa esto: ¿cuáles son algunas de las cosas que necesitas?
Necesitas agua. ¿Qué sucede si no tienes agua?
Te mueres.
Es correcto. ¿Qué sucede si no tienes comida?
Te mueres.
Es correcto. ¿Podemos decir que necesitas comer?
Sí.
¿Y el agua?
Sí.
¿Y el aire?
Sí.
Es correcto. ¿Necesitas la televisión?
No.
Pero, a veces dices que necesitas ver la TV, ¿no?
Sí, porque me gusta.
Sí, te gusta y quieres hacerlo, pero eso no es una necesidad, ¿no es así?
No.
No lo necesitas. ¿Necesitas caramelos y helados?
No.
No los necesitas, pero tú los quieres, ¿no es eso?
Sí.
Pero tú no los necesitas, ¿no?
No.
¿Ves la diferencia entre un deseo y una necesidad? ¿Cuál es la diferencia?
Intenta explicármela.
Una necesidad es lo que necesitas para ayudarte a vivir.
Una necesidad es algo que tienes que lograr por tener que vivir.
Y un deseo es lo que quieres tener.
&RUUHFWR7Hgustaría WHQHUORHVDJUDGDEOH$KRUDYDPRVDYHU/LVDTXLHUH
FDHUELHQDORVFKDYDOHVGHODHVFXHOD|(VRHVXQGHVHRRXQDQHFHVLGDG"
8QGHVHR
(VXQGHVHR|VHJXUR"
6HJXUR
+DVWD DTXª KHPRV KDEODGR XQ SRTXLWR DFHUFD GH ORV GHVHRV \ ODV
QHFHVLGDGHV$KRUD YDPRV D WUDWDUGHORTXHVXFHGHVLWHGLFHVDWLPLVPD
l2K necesito WHQHUORV \ TXH MXHJXHQ FRQPLJR HQ OD HVFXHOD ÓQHFHVLWR
WHQHUVXDSUREDFL°QÓx|&°PRFUHHVTXHYDVDVHQWLUWHVLQROHVFDHVELHQ"
7ULVWH
7ULVWH|&°PRGHWULVWHXQSRFRWULVWHRPX\WULVWH"
0XFKR
0XFKR |4X¦ SDVDUªD VL GLFHV l1HFHVLWR FDHU ELHQ D .DWH \necesito VHU
VXDPLJDx"
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
382
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
:
TERAPEUTA
TERAPEUTA
:
:
CLIENTE
:
CLIENTE
Quiero ser su amiga.
«Quiero ser su amiga». Oh, ¿pero no hay diferencia? Si tú dices, «Necesito
ser su amiga» y ella no quiere, ¿cómo te sentirías?
¿Y ella no quisiese?
Y ella no quisiese. Y tú dijeses, «Tengo que conseguir su amistad —lo
necesito para vivir— y ella no quisiese ser tu amiga».
Triste.
Estarías muy triste. Vamos a ver si te dijeses en vez de eso, esto otro, «Me
gustaría caer bien a Kate. Quiero ser su amiga, pero si ella no quiere ser
mi amiga, puedo vivir sin ello». ¿Estarías muy triste o poco?
Un poco triste.
El segundo concepto irracional que es sujeto a debate es el de «horrible». La
tendencia de hinchar las cosas de proporción, hacer montañas de granos de arena,
es característico del pensamiento de las personas de todas las edades. Al hacer
consciente a los adolescentes que están «horrorizando», y que se requiere un
pensamiento más sensato y sensible. Young (1983) sugiere lo siguiente:
1. Sustitución de las palabras desastre, catástrofe o tragedia por tremendo,
terrible u horrible. Las palabras tremendo, terrible u horrible están en la
mayor parte del promedio del vocabulario usado por los adolescentes, y
he tenido dificultades para convencer a los adolescentes de que el significado profundo de tales palabras es la causa de su sufrimiento. Al adolescente angustiado emocionalmente que insiste en que su problema es
horrible se le pregunta, «¿Es un desastre?» o «¿Es realmente una tragedia?»
Estas palabras tienen un significado más preciso y pueden ser sometidas
al cuestionamiento y razonamiento más fácilmente que «horrible».
2. Usando la frase «fin del mundo» se muestra al cliente que está «horrorizando». De nuevo encuentro que el preguntar, «¿Sería el fin del mundo?»
generalmente elicita un rotundo «Desde luego que no» en la mayoría de
los adolescentes y permite plantear la siguiente cuestión. «¿Entonces exactamente que sería?» La respuesta, casi siempre en la esfera de la desventaja
realista, empieza a persuadir al cliente para corregir su evaluación exagerada del problema.
3. Usando la frase «es peor que la muerte». Una vez más el uso de un término
familiar pero obviamente magnificado a veces ayuda a los adolescentes a
empezar a entender que sus pensamientos perturbados, excesivos proceden
de ideas exageradas, no realistas de sus mentes.
4. 3UHJXQWDQGR l|3RGUªD VHU DOJR SHRU"x $ PHQXGR ORV FOLHQWHV H[DJHUDQ
FRQVLGHUDQGR XQD VLWXDFL°Q WRWDOPHQWH PDOD $QLPQGROHV D SHQVDU HQ DOJR
TXHSXGLHUDKDFHUDVXSUREOHPDLQFOXVRSHRUDYHFHVOHVSHUPLWHYHUTXHHV
DOWDPHQWH LPSUREDEOH TXH FXDOTXLHU GHVYHQWDMD HVSHFLDOPHQWH ODV SURSLDV
VHDQXQPDODV(VWDWFWLFDSXHGHDYHFHVXVDUVHHQXQWRQRGHKXPRU
D®DGLHQGR WRGD FODVH GH ULGªFXODV GLPHQVLRQHV D OD VLWXDFL°Q GHO SUREOHPD
(QFXHQWUR HVWH HQIRTXH ·WLO SDUD TXH ORV FOLHQWHV FRPSUHQGDQ TXH ORV
SUREOHPDVQRVRQVLHPSUHWDQPDORVFRPRSLHQVDQTXHVRQREVHUYDQGRODV
VLWXDFLRQHVHQW¦UPLQRVPHQRVH[DJHUDGRV\PVUHDOLVWDVDSUHQGHQDVHQWLUVH
PXFKRPHQRVSHUWXUEDGRV
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES...
383
5. Preguntando, «¿Qué es lo peor que podría pasar realmente?» Muestro a
los quinceañeros con ansiedad elevada que son catastrofistas sus quejas,
animándoles a centrarse sobre el resultado más realista pero peor que
puedan imaginar. Esto les fuerza a ausentarse de las posibilidades y concentrarse en las realidades. En esencia, aprenden a tratar con lo manejable
y no con el horror del problema, (p. 95)
Trabajando con clientes jóvenes, frecuentemente es útil para ayudarles a situar
el problema en perspectiva emplear un mecanismo llamado una lista catastrófica
desarrollada por DiGiuseppe y Waters (en Walen et al., 1980). Esta técnica, la
cual puede emplearse con clientes de todas las edades, se ha descrito en Walen et
al. (1980) como sigue:
6REUHXQDSL]DUUDRXQDKRMDGHSDSHOJUDQGHWLHQHHOQL®RXQDOLVWDGHODV
FDWVWURIHVTXHVHOHRFXUUHQ GDGRHOUHFLHQWHWRUUHQWHGHILOPVFDWDVWU°ILFRV
\GHVHULHVGH79HVWRVHUHDOL]DIFLOPHQWH 'HVSX¦VGHOLVWDUORVJUDQGHV
LQILHUQRVORVPDUHPRWRVODVLQYDVLRQHVGHRWURVHVSDFLRVORVWHUUHPRWRV\
ORV ERPEDUGHRV HO WHUDSHXWD lUHFXHUGDx XQR PV OD TXHMD GHO QL®R HM
l7RPP\VHVHQW°HQPLVLOODx 3UREDEOHPHQWHQRVHUQHFHVDULRVH®DODUTXH
XQªWHPQRFRUUHVSRQGHDODOLVWD S
Un concepto irracional que está relacionado con «horrorizar» y lleva a una
variedad de efectos conductuales (baja realización, adición a la droga) asociado
con baja tolerancia a la frustración y ansiedad perturbadora es a lo que nosotros
nos referimos como «No puedo soportarlo». Trabajando con adolescentes que creen
fuertemente que no pueden resistir ningún inconveniente o perturbación, Young
(1983) recomienda lo siguiente:
1. Sustituir «inaguantable» por «no puedo soportarlo». A menudo puedo
ayudar a un joven cliente a darse cuenta de lo pernicioso que es el concepto
de «no puedo aguantarlo» igualándolo con el término «inaguantable». Al
escuchar las cosas puestas de esta forma, muchos quinceañeros concluyen,
«Bien, no es eso tan malo. Quiero decir que puedo aguantarlo».
2. ([SOLFDU lGLIªFLOx YHUVXV lLPSRVLEOHx $ PHQXGR HO FRQFHSWR GH lQR SXHGR
VRSRUWDUORxSXHGHVHUPHMRUHQWHQGLGRLQYHVWLJDQGRVLXQDVLWXDFL°QSUREOHPD
SDUWLFXODU HV LPSRVLEOH R HV PHUDPHQWH GLIªFLO GH WROHUDU ,QFOXVR DOJXQR GH
ORVTXLQFHD®HURVPVUHVLVWHQWHVFRPSUHQGHQHVWHSXQWRSXHGHGDUVHFXHQWD
GH TXH SRUTXH DOJR HV XQ GRORU HQ HO FXHOOR QR VLJQLILFD TXH QR SXHGD YLYLU
FRQHOOR
3. Sustituir «no quiero» por «no puedo». Frecuentemente, cuando oigo la
palabra «no puedo», rápidamente la sustituyo por «no quiero». Esta es una
forma eficaz de mostrar que la situación está gobernada por la actitud de
uno, lo cual está bajo el control individual. Es la actitud, no la situación,
la que es aplastante.
4. Sugerir al cliente que él está tolerando el conflicto en cuestión. A pesarde
las quejas y las protestas, le recuerdo, que está tolerando el problema.Esta
táctica es especialmente útil con clientes que experimentan problemas
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
384
de larga duración con padres, profesores, o hermanos. Por ejemplo, el
quinceañero que amenaza dejar la escuela en el último curso porque dice
que no puede tragar más tiempo el trabajo, se le informa que está, de
hecho, tragando cosas. Puede ser desgraciado pero, no obstante, ha estado
aguantando la escuela durante doce años, y esto le cualifica como ¡un
tragador destacado de este trabajo!
5. Explicar que una situación genuina de «no puedo aguantarlo» terminaría
o bien la vida del cliente o bien rindiendo su inconsciencia. Frecuentemente
sugiero que si su problema fuese verdaderamente imposible de soportar,
le costaría su vida o probablemente saldría de la abrumadora agonía implicada. En este punto, sugiero, que el cliente está aguantando la adversidad
de la perturbación; puede que no le guste, pero está aguantándolo, (pp.
96-97).
Otro concepto irracional importante, subyacente en gran parte del pensamiento
irracional infantil y adolescente que puede ser debatido directamente es el de «autoderrota» («Soy malo si cometo errores»; «No debería cometer errores sociales»).
Este es un concepto especialmente difícil de enseñar, cuando muchos niños no
pueden haber logrado suficiente madurez cognitiva para preservar un concepto
positivo del yo ante la evidencia negativa y contradictoria. Por otra parte, los
adolescentes frecuentemente se juzgan a sí mismos únicamente sobre la base de la
opinión de los iguales (Young, 1983). Como la auto-estima puede subyacer a una
variedad de problemas conductuales y emocionales, es más importante que el
practicante de la RET dedique cuantas más sesiones posibles a enseñar al joven
cliente la noción básica de que tiene poco sentido juzgarse como «bueno» o «malo»
sobre la base de un pequeño aspecto de su conducta. Haciéndolo así puede llevarle
solo a la infelicidad y a la conducta contraproducente. Los practicante de la RET
extreman proporcionar a los jóvenes con un esquema cognitivo multidimensional
para ver sus «Yos». Las ideas básicas que utilizamos para enseñar el principio de
«auto-aceptación» son:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Cada persona es compleja, no simple.
Soy complejo, no simple.
Cada persona se compone de muchas cualidades positivas y negativas.
Estoy compuesto por muchas cualidades positivas y negativas.
Una persona no es toda buena o mala debido a alguna de sus características.
No soy totalmente bueno o totalmente malo.
Cuando me centro sólo sobre las características negativas de una persona,
me siento peor acerca de esa persona.
Cuando me centro sobre mis cualidades negativas, me siento peor conmigo
mismo.
Centrarse sólo sobre mis cualidades negativas es irracional. Tengo otras
cualidades positivas.
Cuando pienso pensamientos negativos, irracionales sobre mi mismo,
consigo más perturbación conmigo que si creo pensamientos negativos
racionales.
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES...
385
La solución más elegante para la auto-derrota es que el cliente acepte el
principio básico de la RET de que los seres humanos no son razonables hasta el
punto de que no hay un acuerdo común y una definición exhaustiva de persona
«buena» o «mala». No intentamos esta solución con los clientes más jóvenes,
cuando su nivel de abstración está demasiado alejada de su contexto de vida y de
sus intereses diarios. En vez de eso, optamos por enseñar a los más jóvenes a no
usar las cualidades negativas que ellos y otros perciben de sí mismos como único
criterio para decidir si son «guays» o «no guays». De una forma tan persuasiva y
enérgica como sea posible intentamos cambiar sus actitudes hacia y creencias acerca
de sus errores cometidos e imperfecciones y conseguir que adopten un auto-concepto
que incorpore tanto lo bueno como lo malo. Por ejemplo, frecuentemente usamos
una rueda como auto-concepto para ilustrar varias de estas ideas básicas (Knaus,
1974). Se invita al cliente a insertar una gama de sus características, rasgos y
conductas personales positivas y negativas en círculos pequeños que aparecen dentro
de la rueda de auto-concepto. Los «positivos» se usan para debatir con el cliente
la creencia de que es malo porque puede hacer cosas malas o romper las reglas.
Desafiar los sentimientos de inferioridad es la tarea central a la hora de ayudar a
los jóvenes a vencer los sentimientos de frustración, ira, culpa y envidia{ así como
resolver problemas de indecisión, conducta a corto plazo (sensación de búsqueda),
hurto y violencia física.
Young (1983) demuestra su creativa aplicación de la RET sugiriendo los
caminos siguientes de combatir la «auto-derrota»:
1. Usando una ayuda visual. Dibujo un círculo y lo etiqueto «yo». Después
dibujo una serie de círculos más pequeños dentro del círculo «yo». Estos
representan los diversos rasgos, características y ejecuciones del cliente
individual. Intento demostrar que evaluar un rasgo o distintivo como malo
no hace a todos los otros círculos malos. En esencia, intento mostrar a los
adolescentes que son una colección de cualidades, algunas buenas y algunas
malas, ninguna de las cuales iguala al yo completo.
2. Usando una analogía. Aunque muchos ejemplos pueden ilustrar lo ilógico
de la sobregeneralización de actuar personificando, he encontrado que el
ejemplo de una rueda desinflada funciona bien con los quinceañeros. Les
pregunto si tirarían a la chatarra un coche porque tuviese una rueda desinflada. La palabra clave es tirar a la chatarra. Una vez que el cliente
adquiere esta palabra-imagen, la uso después cuando sobregeneralizan sobre los errores o las criticas. «Allí vas de nuevo», les digo, «a tirarte a la
chatarra porque hiciste tal y tal cosa».
3. $\XGDU DO FOLHQWH D HQWHQGHU TXH DXQTXH XQR HV UHVSRQVDEOH GH OR TXH KDFH
XQR QR HV OR PLVPR TXH OR TXH KDFH (VWR HV D YHFHV HVSLQRVR SDUD TXH OR
HQWLHQGDQ ORV DGROHVFHQWHV )UHFXHQWHPHQWH DUJX\HQ TXH VL KDFHQ DOJR PDO
VRQGHPDVLDGRPDORV&RQWHVWRVXJLULHQGRl|6LWXPXJLHVHVFRPRXQDYDFD
HVR WH KDFH VHU XQD YDFD"x *HQHUDOPHQWH UHFLER XQD UHVSXHVWD QHJDWLYD
(QWRQFHVGLJRl3HURVLHVWVPXJLHQGRx|4XHKDFHVSDUDQRWUDQVIRUPDUWHHQ
XQD YDFD" 8QRV SRFRV HMHPSORV FRPR HVWH \ ORV FOLHQWHV JHQHUDOPHQWH
HPSLH]DQDVHSDUDUORTXHKDFHQGHORTXHVRQ
4. Explicar la diferencia entre una persona-con-menos y menos-que-unapersona. Los jóvenes sufren sentimientos de vergüenza, turbación o
inferioridad cuando son víctimas de derrotarse o degradarse a sí mismos. Al
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
386
cliente que se critica o comete errores le señalo que tales problemas sólo
prueban que es una persona con menos de lo que quieren (éxito o aprobación) en vez de menos que una persona. A veces ilustro este principio
cogiendo algo suyo (un zapato, un reloj, etc.) y entonces les pregunto,
«¿Qué eres ahora? ¿Eres menos que una persona o una persona con menos
de lo que quiere?».
5. Mostrar que culparse uno mismo es como ser castigado dos veces por el
mismo crimen. Con aquellos adolescentes que se condenan a sí mismos y
se sienten excesivamente culpables, generalmente intento ilustrar que los
errores y fallos han provocado ya castigos. Siempre que nos equivocamos,
señalo, no sólo desilusionamos y fallamos en vivir de acuerdo a nuestros
estándares, sino que probablemente toleramos alguna clase de consecuencia
adversa. A través de ejemplos ayudo a los clientes a ver que vivir con los
desacuerdos o consecuencias de sus acciones es bastante castigo. Añadir
condena, sólo agrega insulto o injuria y hace los asuntos peores de lo que
necesitan ser. (pp. 97-98)
El siguiente extracto de una conversación con una chica de 17 años ilustra
cómo la envidia de la chica de su amiga puede tratarse enseñando a la cliente una
visión más auto-aceptadora.
TERAPEUTA
:
:
TERAPEUTA :
CLIENTE :
CLIENTE
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
Pareces bastante preocupada. ¿Cuáles son tus sentimientos ahora?
Bien, no sé realmente. No está bien, eso es todo.
¿Qué quieres decir con no está bien? ¿Qué no está bien?
Porque los otros hacen la pelota al profesor, nunca están preocupados o
tienen que repetir sus deberes. Consiguen todas las cosas buenas. ¡Al profesor
le caen bien y yo no!
Bien, Jane, puedo ver que hay algunas cosas allí que te perturban. Pero
como hemos discutido previamente, son tus pensamientos acerca de la situación los que están causando esto, qué estás haciendo para sentirte sin
valía y celosa de tus amigos.
¿Así que estoy celosa? ¿Cómo se produce el cambio?
Pueden cambiar tus sentimientos porque son tus pensamientos acerca de la
situación los que controlan tus emociones. Ahora, ¿quién te dice que tenías
que gustar al profesor tanto o más que los otros? ¿Hay algo que diga que
un profesor no es humano y no puedan caerle bien algunas personas mejor
que otras? ¿Es absolutamente «horrible» al 100 % que no les gustes al
SURIHVRU"
1RSHUR
( LQFOXVR VL WX SURIHVRU QR SLHQVD JUDQ FRVD GH WL \ WXV DPLJRV VRQ
PHMRUHV HVR SRGUªD QR VHU GLYHUWLGR SHUR QR HV HO ILQ GHO PXQGR 1R
VLJQLILFD TXH VHDV PHQRV TXH XQD SHUVRQD R TXH WHQJDV PHQRV YDOªD
+DFHVRWUDVFRVDVELHQ\SXHGHVDSUHQGHUDDFHSWDUWHSRUORTXHHUHV
(VRHVYHUGDGSHURQRKDFHODVFRVDVPVIFLOHVSDUDPª
6L FRQWLQ·DV SHQVDQGR LUUDFLRQDOPHQWH HQWRQFHV QR VHU QDGD IFLO SDUD
WL 6L YDV D MX]JDUWH VREUH D FXDQWDV SHUVRQDV FDHV ELHQ \ FXDQWRV GH WXV
DPLJRV VRQ PHMRUHV TXH W· HQWRQFHV GHVSLOIDUUDV WDQWD HQHUJªD HVWDQGR
SUHRFXSDGD TXH QR VHUV FDSD] GH KDFHU QDGD SRU FDPELDU WX VLWXDFL°Q
0ªUDORREMHWLYDPHQWH\WHVHQWLUVPHQRVSUHRFXSDGD
INTERVENCION RET EN LA POBLACION JUVENIL: LINEAS GENERALES...
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
387
Supongo que tiene razón. No es tan malo no caer bien a este profesor. Otras
personas no me gustan a mi. Y mis amigos no son siempre mejores que yo
—¡y no importaría si lo fuesen!
¿Por qué no importaría?
Porque no soy una persona sin valía porque alguien tenga más que yo, o
porque alguien no me atienda cuando quiero que lo haga.
Eso está bien. No importa cuanta atención y aprobación consigas, no va a
importar si tú te gustas a tí misma. Y las cosas no van a ser de la forma
que quieres siempre, de modo que intenta cambiarlas o aceptar su existencia.
De acuerdo, lo entiendo. Déjame continuar. Sería agradable hacerlo mejor,
y si intento hacer mis deberes, podría tener un rato más agradable en esa
clase. Y sería mejor para mí concentrarme sobre lo que me gusta más en
vez de intentar conseguir la atención del profesor. ¿Cómo cambia eso mis
pensamientos irracionales?
Existen diversas creencias irracionales en los niños de edad escolar que contienen el componente de cometer errores (por ejemplo, «Soy malo si cometo un
error»; «Los adultos deberían ser perfectos»; «No debería cometer errores, especialmente errores sociales»). Es frecuente el caso de un joven que cree que las
otras personas que están en posiciones de autoridad (padres, profesores) no deberían
cometer nunca errores (actuar injustamente). Para conseguir que el cliente renuncie
a la demanda de perfección para los otros, es a veces necesario educar al cliente
en la naturaleza y razones subyacentes de cometer errores. Algunas de las ideas
que incluimos en una mini-lectura son:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Cualquier persona cometerá errores siempre.
Nadie es perfecto.
Los errores no cambian las buenas cualidades de una persona.
Una persona no es lo mismo que su ejecución.
Las personas no son malas porque cometan errores.
Las personas que cometen errores no merecen ser culpadas y castigadas.
Las razones por las que las personas cometen errores son (a) falta de
habilidad, (b) descuido o juicio pobre, (c) no tener bastante información,
(d) falsas asunciones, (e) cansancio o enfermedad, (f) opinión diferente e
(g) irracionalidad (adaptado de Knaus, 1974).
La actitud racional que se espera será adoptada por el joven cliente después
de la discusión es que no vale la pena preocuparse hasta el punto de que la propia
conducta comprometa sus metas simplemente porque alguien haya cometido un
error como no tratar a uno bien. Algunos ejemplos de auto-afirmaciones racionales
que hemos empleado con un cliente que se trastornaba indebidamente acerca de la
conducta de un profesor son, «Oh bien, allí está mi profesor actuando estúpidamente
de nuevo. Desearía que fuese más justo. Me irrita que no me crea cuando le digo
que me he olvidado mis deberes en casa. Probablemente está teniendo un mal día.
No vale la pena enfadarse demasiado».
Para los niños y adolescentes que se degradan o se enfadan cuando cometen
errores, puede emplearse el siguiente tipo de diálogo: «No puedo lograr entender
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
388
HVWR 1R YDOH OD SHQD SHUWXUEDUVH GHPDVLDGR 3HUPDQHFHU¦ WUDQTXLOR H LQWHQWDU¦
PHMRUDUORVHUURUHVHVWQSDUDTXHDSUHQGDVGHHOORVx
Otro concepto irracional que impregna la irracionalidad infantil es ese de la
justicia («Los padres deberían ser justos»; «La escuela y los profesores deberían
ser justos siempre»). La justicia puede ser discutida a dos niveles. En la etapa de
interpretación, es posible a veces que el joven examine su visión de justicia para
determinar si otros estarían de acuerdo en que su visión de «justicia» es objetiva y
lógica. Por ejemplo, Robert, de 12 años, IXH remitido por agresividad en general y
bajo rendimiento. Durante el período que le vi, estaba suspendido por tres días porque
se negó a ir a la dirección después de la escuela para tratar un arresto que había tenido
al comienzo del día por pelearse. Robert pensaba que era injusto que el director le
impusiese un arrestó cuando realmente no tenía la culpa de meterse en la pelea. Tuvo
lugar la siguiente discusión:
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
7(5$3(87$
&/,(17(
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
7(5$3(87$
&/,(17(
&/,(17(
7(5$3(87$
|4X¦KDSDVDGR"
0HKHPHWLGRHQXQOªRSRUSHOHDUPH
'HVFUªEHPHORTXHVXFHGL°
(VWDEDOXFKDQGRFRQXQDPLJR/HWHQªDFRJLGRFRQXQDOODYHSRUODFDEH]D
$SDUHFL°RWURFKDYDO\VDOW°VREUHPLHVSDOGD0HGLODYXHOWD\OHSHJX¦
|<HQWRQFHVTX¦VXFHGL°"
6HPHGLMRTXHYLHVHDOGLUHFWRUSHURQRIXL
|3RUTX¦QR"
1RHUDPLFXOSD
|&°PRIXH"
(O QR GHEHUªD KDEHUQRV PROHVWDGR 1RVRWURV HVWEDPRV MXJDQGR \ ¦O QR
GHEHUªDKDEHULQWHUYHQLGR
|3HURW·OHDVHVWDVWHHOSULPHUJROSH"
$VLHQWHFRQODFDEH]D 6ªSHURQRKLFHTXHVDOWDVHVREUHPª\PH
PROHVWDVH|6HJXUR"
8KKXK
0LUD5REHUW<RHVWR\GHWXSDUWH|GHDFXHUGR"
8KKXK
|&°PRORVDEHV"
4XLHUHVD\XGDUPH
(VRHVWELHQ$KRUDYR\DGLVFUHSDUFRQWLJRVREUHTXHORTXHVXFHGL°
IXHLQMXVWRSHURUHFXHUGDHVWR\GHWXODGR|'HDFXHUGR"
6ª
%LHQORSULPHURGHWRGRPHVXHQDTXHW·HPSH]DVWH|7·SHJDVWHDORWUR
QL®RSULPHUR"
8KKXK
|&XOHVVRQODVQRUPDVGHODHVFXHODUHVSHFWRDODVSHOHDV"
1RGHEHVVXSRQJR
|4X¦VXFHGHVLWHFRJHQ"
3UREDEOHPHQWHWHSRQHQHQODOLVWDl$x DUUHVWR
%LHQHQWRQFHV|HUDMXVWRTXHWHDUUHVWDVHHOGLUHFWRU"
1R
|3RUTX¦"
3RUTXHQRHPSHF¦
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
3
(QODVUHJODVGHOFROHJLRSRQHlQRSHOHDUx\QRLPSRUWDTXLHQHPSLHFH
SLHQVDTXHHUDMXVWRTXHWHDUUHVWDVHQSRUTXHURPSLVWHODQRUPD,PDJLQD
TXHHVWVFRQGXFLHQGRXQFRFKH\H[FHGHVHOOªPLWHGHYHORFLGDGSRUTXH
HVWV SHQVDQGR HQ DOJR \ WX PHQWH QR HVW HQ OD FDUUHWHUD +DFH XQ GªD
OXPLQRVR \ OD FDUUHWHUD HVW OLEUH GH FLUFXODFL°Q 'H UHSHQWH XQ RILFLDO
GH SROLFªD WH GHWLHQH \ HPSLH]D D KDFHU XQD PXOWD SRU H[FHVR GH
YHORFLGDG /H GLFHV TXH QR HV MXVWR SRUTXH QR TXHUªDV H[FHGHUWH (O
RILFLDOWHPXOWDGHWRGDVIRUPDV|4XL¦QWLHQHODUD]°QHQHVWDVLWXDFL°Q"
(ORILFLDOGHSROLFªD
|3RUTX¦"
3RUTXHHVWDEDFRUULHQGR
|<TX¦SDVDUªDVLQRSDJDVHVODPXOWD"
|,UªDDODFUFHO"
%LHQSRGUªDVWHQHUTXHSDJDULQFOXVRXQDPXOWDPD\RUFRPRWXYLVWHTXH
FXPSOLU WUHV GªDV GH VXVSHQVL°Q SRU QR TXHUHU FRQWDU HO DUUHVWR |9HV
HVR"
6ª
$KRUDFXDQGRHVW¦VHQHOFROHJLRWLHQHVTXHREHGHFHUODVQRUPDV\QR
SXHGHV GHFLU TXH HV LQMXVWR SRUTXH QR TXHUªDV KDFHUOR 6L URPSHV XQD
UHJOD LQFOXVR VL QR IXHVHV WRWDOPHQWH FXOSDEOH HV MXVWR TXH WHQJDV TXH
SDJDUXQDPXOWD|(VWVGHDFXHUGR"
6XSRQJR
$VªTXHHQHOIXWXURSLHQVD\UHFXHUGDTXHVLURPSHVXQDUHJODWHQGUV
TXHSDJDUHOSUHFLR
LD solución preferencial, la cual no se intentó con Robert, sería trabajar sobre la
valoración de «injusticia». El practicante puede usar las técnicas descritas previamente para debatir «lo horrible» y «el no puedo aguantarlo» para ayudar al
cliente a colocar el problema de la injusticia en un continuo y enfatizar que la
injusticia es una lucha no una catástrofe. Al debatir la demanda que a menudo se
asocia con ideas acerca de justicia, el practicante puede simplemente enseñar que
el mundo es un lugar injusto y que uno haría mejor en no sorprenderse o esperar
algo injusto de vez en cuando. Se anima a los clientes a permanecer tranquilos
ante la injusticia de modo que estén preparados para cambiar las cosas cuando sea
posible y aceptarlas cuando no se puedan cambiar. DiGiuseppe y Bernard (1983)
ilustran cómo se puede usar la RET para cambiar la valoración de un cliente de
un suceso activador injusto en particular:
Thomas era un estudiante de 13 años con una historia de problemas conductuales y académicos. Thomas contaba que su profesora le tenía una gran
antipatía y había llegado a estar bastante disgustada con él. A medida que la
terapia progresaba, Thomas hacía cambios y se comportaba más apropiadamente en la escuela. Llegó a enfadarse menos, y a ser menos destructivo. Sin
embargo, al debatir empíricamente sus pensamientos de que la profesora le
tenía manía, apareció que tenía razón. Dada la forma en que había estado
comportándose era difícil culparla. Aunque Thomas hiciese algunas mejoras
RVHFRPSRUWDVHPHMRUIUHFXHQWHPHQWHQRORUHFRQRFªDRWRGDYªDOHDFXVDED
390
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
de comportarse inapropiadamente. Thomas se enfadaba en este punto con la
consecuencia potencial de darse por vencido y actuar mal de nuevo. Sus
creencias irracionales le llevaban a esta ira a lo largo de frases como esta «las
personas deberían ser justas». Mis intentos de debatir esta idea con Thomas
no llegaban a ninguna parte. El creía que la gente debería ser justa. Después
de todo, cómo sobrevivía el mundo si la gente no era de confianza. La
justicia era necesaria para la vida social, decía. Más bien que intentar convencerle de que la injusticia es un hecho de la vida, lo cual es cierto, y que
hubiese probablemente millones de personas injustas fuera de allí, nos centramos en un juego de creencias más estrecho. Esto es, que esta profesora
particular tuviese que ser justa. Discutimos: las razones particulares por las
que podía ser injusta; cómo no podríamos cambiarla incluso aunque pensásemos que la mayoría de las personas deberían ser justas; aunque tuviésemos
un mundo ordenado no podríamos exigir que fuese justa y forzarla a serlo.
Aunque Thomas no estaba dispuesto a aceptar el hecho de que la injusticia
sobreviviría en el universo, estaba deseando admitir que este individuo en
particular permaneciera siendo injusto y poder tolerar ese pequeño grado de
injusticia. De este modo, aunque no alcaQzamos una solución elegante para
cambiar su valoración de un espacio abierto de estímulos, le enseñamos a
valorar este estímulo particular de forma muy diferente. Su ira se redujo y
continuó adquiriendo ganancias conductuales a través del año escolar, (p. 73).
Hay otra idea irracional que aparece diariamente al trabajar con niños y adolescentes, es la de evitar a toda costa el trabajo duro y la incomodidad. La incapacidad para tolerar los sentimientos asociados con la ansiedad, la frustración, la
ira y cosas por el estilo se revela a través de muchas creencias irracionales del
período infantil («Las cosas deberían surgirme fácilmente»; «No debería tener que
esperar para nada»; «Todas las cosas deberían ser entretenidas y/o disfrutables sin
ningún displacer»). Las personas parecen tener diferentes niveles de tolerancia para
tratar con la frustración y el estrés, y estas propensiones subyacen a muchos
desórdenes diferentes. La baja tolerancia a la frustración es una de las tendencias
más difíciles de vencer. Mientras que es relativamente fácil debatir las creencias
irracionales subyacentes, lo más difícil es quizá que los clientes lleven los pensamientos a la acción. El instinto de buscar el placer y evitar el dolor parece pesar
más que el poder de la racionalidad.
Al debatir las ideas que subyacen a la baja tolerancia a la frustración, lo más
importante es que el practicante combine los métodos cognitivo y conductual. Un
breve examen de un caso ilustrará este enfoque. Darren de 12 años, estuvo viéndose
durante un período de tres meses por bajo rendimiento. El problema principal de
Darren parecía ser una incapacidad para sentarse a estudiar y una tendencia a
aburrirse y darse por vencido rápidamente. Se cuestionaba que tuviese que repetir
séptimo curso, las notas de Darren estaban generalmente en el rango C. Quedaba
claro al hablar con Darren que había desarrollado la mala costumbre de evitar el
trabajo siempre que empezaba a pensar acerca de hacer sus deberes. Pensamientos
relacionados con los deberes tales como, «Este va a ser un trabajo duro, me perderé mi
programa favorito de televisión; no puedo fastidiarme realmente con todo esto» le
llevaban a ligeros sentimientos de ansiedad perturbadora, lo que Darren ampliaba
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
3
a intenso displacer y excitación etiquetando su ansiedad inicial como extremadamente dolorosa e intolerable. En esta etapa, Darren buscaba alguna forma de salir.
Para ayudar a Darren a vencer su ansiedad perturbadora, se usó el siguiente
razonamiento: «No existen dudas de que el trabajo duro puede ser desagradable.
Sin embargo, como estarás de acuerdo, seguramente, una de las partes más duras
del trabajo es conseguir empezar. Conseguir empezar es como superar una cuesta,
o un obstáculo mental. Una vez que has superado el obstáculo, estarás bien. Ahora,
lo que podemos hacer hoy y durante las próximas semanas es ayudarte a desarrollar,
habilidades mentales de modo que puedas vencer esta cuesta mental con la menor
exigencia posible. Hay dos habilidades mentales básicas que necesitarás aprender.
Primero, es mejor que te concentres para no distraerte con pensamientos que te
aparten de tu meta. Segundo, tendrás que aprender a aceptar que a veces sentirás
desagrado y que eso está bien —es un hecho de la vida—. Lo que esperamos
conseguir es que te encuentres en una condición en la que estés menos distraído
e inquieto cuando empieces a estudiar».
Se combinaron la inoculación de estrés y la RET para ayudar a Darren a
prepararse y tratar con los sentimientos de ansiedad y adquirir una forma más
racional de mirar y describir los aspectos diferentes de las reacciones emocionales
respecto al tiempo empleado en estudiar. También se le pidió a Darren que controlase la cantidad de tiempo dedicado a estudiar cada noche, lo cual se representaba
en una gráfica con base semanal y proporcionaba la línea base para la consecución
de las metas. Se le mostró como en su caso era mejor empezar con asuntos fáciles
de los deberes en vez de comenzar con lo más difícil, como sugería su guía de
estudio escolar. Sus profesores fueron informados del programa y estuvieron de
acuerdo en hacer esfuerzos extra para alabar los esfuerzos de Darren. En conjunto,
se hizo un intento para conseguir que Darren cambiase los momentos decisivos de
evitar el trabajo por la satisfacción aplazada de la aprobación del profesor de mejorar
las notas. Sin recibir ninguna ayuda o apoyo en casa por parte de su madre (el
padre de Darren había abandonado el hogar), Darren logró una sólida ejecución B
al término de su trabajo, y la duda de si Darren debería repetir séptimo se contestó
negativamente.
Imaginación Racional-Emotiva ( I R E ) . La IRE es un procedimiento para aprender a cambiar las emociones a través del cambio de las cogniciones. Ha sido
descrito por Ellis como un «procedimiento de debate emocional», estando su foco
inicialmente más sobre el cambio emotivo que cognitivo. Nuestra experiencia con
jóvenes clientes es que es un procedimiento más eficaz y menos amenazante después
de que el cliente ha conseguido algún insight intelectual dentro de los ABC de la
RET y, como consecuencia, algunas habilidades de enfrentamiento. Si al comienzo
de la terapia se le pide a un joven que se imagine una escena que evoque sensaciones
extremas de dolor, el cliente puede perder la confianza en el practicante y, como
se ha verificado, terminar la terapia. De este modo es importante estar seguro de
que el cliente esté preparado para una potencial experiencia inquietante. Maultsby
(1971) ha indicado, y nosotros estamos de acuerdo, que la IRE es tanto mejor para
los clientes que parecen haber aceptado el punto de vista de la RET, que para
quienes carecen de fuerza emocional para ponerla en práctica.
Presentamos una parte de la transcripción de Virginia Waters (1982b) para
ilustrar cómo la IRE se puede combinar con auto-afirmaciones racionales para
producir el cambio emocional en una joven cliente.
392
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
TERAPEUTA
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA
CLIENTE
TERAPEUTA
$KRUD LPDJLQHPRV XQD HVFHQD 3ULPHUR \R WH UHSUHVHQWDU¦ D Wª \ W·
SXHGHV UHSUHVHQWDU OD SDUWH GH WX DPLJD )LQJLUHPRV TXH HV OD KRUD GH
DFRVWDUWH \ WH PRVWUDU¦ F°PR SXHGHV GHFLUWH FRVDV FRQIRUWDEOHV SDUD
VHQWLUWHWUDQTXLOD'HVSX¦VWHGDU¦XQDRSRUWXQLGDGSDUDSUDFWLFDU
'HDFXHUGR
7·HPSLH]DV\PHGLFHVTXHHVODKRUDGHLUVHDODFDPD\\RVDOGU¦
%LHQHVODKRUDGHDFRVWDUVH%XHQDVQRFKHV
%LHQHVODKRUDGHDFRVWDUVH(VWR\HPSH]DQGRDVHQWLUPHLQWUDQTXLOD
SHUR QR GHPDVLDGR $KRUD YDPRV D YHU OR TXH SXHGR GHFLUPH SDUD
KDFHUTXHPHVLHQWDPHMRU(VWR\PX\VHJXUDDTXª0LDPLJDHVWFHUFD
GH Pª \ VXV SDGUHV HVWQ HQ OD KDELWDFL°Q FRQWLJXD 1R WHQJR TXH
LQWUDQTXLOL]DUPH FRQ SHQVDPLHQWRV \ FRQ lTXH SDVDUªD VLx +DU¦ TXH
6QRRS\PHKDEOH\YHRORTXHPHWLHQHTXHGHFLU,QFOXVRVHHVWELHQ
WXPEDGD6¦TXHSXHGRYHUDPLPDGUHPD®DQD\HVWDUELHQ\PLSDGUH
WDPEL¦Q \ PH VLHQWR EDVWDQWH F°PRGD \ FUHR TXH PH HVWR\ TXHGDQGR
GRUPLGD URQFD
FRQHQWXVLDVPR <QDGDWHLQTXLHWDUVLWHVLHQWDV\SLHQVDVHQHOOR
&RUUHFWR 1R KD\ DEVROXWDPHQWH QDGD LQTXLHWDQWH VREUH HOOR DKRUD
<YR\DYHUDPLPDGUHDOGªDVLJXLHQWH6°ORYR\DHVWDUDTXªGXUDQWH
VHLVKRUDVMXVWRGXUDQWHODQRFKH
(VRHVWELHQ|4XLHUHVLQWHQWDUOR"
1RFUHRTXHSXGLHVHGHFLUWRGDVHVDVFRVDV
(VW ELHQ 1R WLHQHV TXH GHFLUOR FRPR \R OR KH GLFKR 'LFHV OR TXH
YHQJDDWXPHQWH\GHVSX¦VVLQHFHVLWDVD\XGDSRGHPRVHVFULELUODSDUD
TXHWHDFXHUGHV|'HDFXHUGR"
'HDFXHUGR
2KHVODKRUDGHLUDODFDPD
b2K QR 'H DFXHUGR %LHQ |TX¦ KDJR SDUD SUHRFXSDUPH" b1DGD
7HQJR D WRGRV PLV DQLPDOHV GH WUDSR FRQPLJR (VWR\ F°PRGD 9R\ D
YHU D PL PDGUH PD®DQD 1R KD\ QDGD GH TXH SUHRFXSDUVH $Vª TXH OR
LQWHQWDU¦ \ PH TXHGDU¦ GRUPLGD DQWHV GH GHFLUPH HVDV FRVDV GH lTXH
SDVDUªDVLx$VªTXHORLQWHQWDU¦\PHTXHGDU¦GRUPLGD\VLSDVDDOJR
ORVSDGUHVGHPLDPLJDHVWQDOOª\PLDPLJDHQODFDPDGHDOODGR$Vª
TXHORSHRUVHUªDVLODGHVSHUWDVH\HVRQRHVWDQPDOR<HVWR\V°ORDTXª
SRUXQSHTXH®RUDWR\SRUXQDQRFKHSXHGRSHUPLWLUPHQRGRUPLUHQPL
SURSLDFDVD(VWRHVUHDOQRILQJLGRPHVLHQWRPHMRUDKRUD,QFOXVRVL
WXYLHVHTXHSDVDUODQRFKHDTXªHVWDQRFKHFRQWLJRPHVHQWLUªDELHQ
|2EVHUYDVGLIHUHQFLDHQF°PRWHVLHQWHVGLFL¦QGRWHFRVDVFRQIRUWDEOHV"
6ª0XFKRLQFOXVRDKRUD
%XHQR\VLSUDFWLFDVSHQVDQGRHVWDVFRVDVFRQIRUWDEOHVVHUVFDSD]GH
KDFHUORPHMRU\PHMRUFDGDYH] SS
Resolviendo Problemas Prácticos
El resolver problemas prácticos puede emplearse tanto para problemas prácticos y emocionales, aunque se designó en principio para resolver los primeros.
Los niños a menudo se angustian, o se siente infelices, porque no tienen las
habilidades para manejar una situación. Si alguien les molesta, pueden no saber
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
otra forma de manejar la situación que pelearse. Pueden no estar particularmente
intranquilos en el momento. A muchos niños les gustaría tener más amigos pero
no saben cómo conseguirlos. Estas retiradas sociales de los niños pueden o no
causarles niveles debilitantes de ansiedad interpersonal que les provenga de encontrarse con otros. La RET evalúa los déficits en las habilidades prácticas de los
jóvenes que pueden estar teniendo que ver y creando alguna angustia en el cliente
y en los demás.
Cuando los problemas emocionales acompañan a los prácticos, la resolución
de los problemas prácticos puede funcionar como una forma de debate conductual.
Por ejemplo, una joven cliente podría decirse, «Nunca seré capaz de acabar todos
mis deberes; estoy desesperada», y se siente deprimida. Enseñándola habilidades
prácticas para pensar cómo organizarse mejor y ser más eficiente y forzándola a
esforzarse realmente acabará sus deberes, sus recientemente adquiridas habilidades
conductuales proporcionan evidencia para rechazar la creencia contraproducente y
llegar a reducir el estrés emocional.
Al enseñar habilidades prácticas, la RET intenta, siempre que puede, proporcionar instrucciones tanto sobre cómo pensar acerca de un problema práctico
así como la forma de ir resolviéndolo. Aunque los practicantes de la RET a veces
simplemente tienen que decir al cliente cómo manejar mejor una situación sin entrar
en lo que debería estar pensando y diciendo, la mayoría de los problemas prácticos
incluyen el uso de auto-afirmaciones racionales o estrategias cognitivas más generales (ejemplo, pensar en las consecuencias y pensamiento medios-fines) se
combinan con ensayo de habilidades conductuales.
Un número de practicantes de la RET (por ejemplo, DiGiuseppe y Bernard,
1983; Waters, 1982a, 1982b) han llegado a un formato de resolver problemas
prácticos que puede emplearse fácilmente, incluso con niños muy pequeños, e
incluye los siguientes pasos (Waters, 1982a):
'HILQHHOSUREOHPDHQW¦UPLQRVFRQFUHWRVFRQGXFWXDOHV
*HQHUD WDQWDV VROXFLRQHV DOWHUQDWLYDV FRPR SXHGDV VLQ HYDOXDUODV
5HFXHUGD OD FDQWLGDG HV PV LPSRUWDQWH TXH OD FDOLGDG FXDQWDV PV
VROXFLRQHVPHMRU
5HWURFHGH\HYDO·DFDGDVROXFL°QDOWHUQDWLYDSHQVDQWRWDQWRHQODVFRQVHFXHQ
FLDVSRVLWLYDVFRPRQHJDWLYDV\HOLPLQDODVVROXFLRQHVDEVXUGDV
(OLJHXQDRGRVGHODVPHMRUHVVROXFLRQHV\SODQHDORVSURFHGLPLHQWRVSDVRSRU
SDVR
3RQWXSODQHQDFFL°Q\HYDO·DORVUHVXOWDGRV S
Una ilustración de los dos primeros pasos de este método se contiene en la
siguiente transcripción de Waters (1982):
TERAPEUTA:
CLIENTE:
TERAPEUTA:
CLIENTE:
La otra clase de problemas que la gente puede tener es un problema
práctico, y tiene que ver con querer cambiar algo de su vida que le
provoca sentimientos perjudiciales, como...
Yo ya hice eso.
¿Qué hiciste?
Cambié mi conducta y escuché más a mi madre. Eso era un problemaque
cambié.
394
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
Bien. Sí, apuesto que habrás resuelto ya algún problema práctico.
Lo hice.
Me gustaría que eligieses algo más en tu vida que sea un problema que te
gustaría resolver, y te mostraré una buena forma de intentar resolverlo.
Me gustaría cambiar el no ver a mi amiga P demasiado.
De acuerdo, ese es un buen problema realmente para trabajar, pero déjame
evaluar algo contigo antes de empezar. ¿Cómo te sientes por no ver a tu
amiga P tanto como te gustaría?
No demasiado bien. Triste, supongo. Me gustaría verla más. Me gusta y
quiero verla más.
Sentir tristeza es ciertamente desagradable, pero está bien sentir tristeza si no
consigues lo que quieres. ¿Siempre te sientes enfadado y deprimido por esto?
Bueno, a veces lo sentía pero no ahora.
Porque cuando la gente siente sentimientos perjudiciales, como la ira y la
depresión, crean como una niebla emocional de sentimientos, lo cual atasca
su cerebro y hace muy difícil ver claramente y pensar claramente acerca de
cómo resolver el problema. Pienso que el sentimiento de tristeza es apropiado
y no obstaculiza la solución de este problema. ¿Qué piensas?
Pienso que si estuviese sintiéndome trastornado y llorase, estaría demasiado
dolido para pensar. No me siento de esa forma ahora.
De acuerdo, vamos a empezar. (Saca una hoja de resolver problemas, revisa
las instrucciones una vez). El primer paso es exponer el problema.
No ver a P bastante.
De acuerdo. (El terapeuta apunta). El segundo paso es proponer cuantas más
ideas como puedas, de cómo verla más a menudo. Y mientras abordamos las
ideas, no vamos a decir si son buenas o malas, ahora vamos a conseguir tantas
ideas como podamos.
Bien, que mi madre viese más a la madre de P. ¿Puedo escribirlo? (El cliente
apunta las alternativas y luego recorre la lista, observando las que son
posibles).
+ 1 Mi madre viese a la madre de P más a menudo.
+ 2 Me encontraré en X con ella.
3 Hacer otras actividades juntos.
+ 4 3HGLUOHDVXPDGUHTXHODWUDLJDPVDPHQXGR
+ 5 3HGLUDPLPDGUHTXHPHOOHYHDVXFDVDPVDPHQXGR
+ 6 (QFRQWUDPRVHQDOJXQDSDUWHHQWUHQXHVWUDVGRVFDVDV
+ 7 &RJHUXQWD[LSDUDTXHQRVOOHYHDFDGDXQRDQXHVWUDFDVD
8 0LDEXHORSRGUªDOOHYDUPHDOOª
9 &RQGXFLUXQDELFLFOHWDKDVWDODFDVDGH3
+ 10 Ir al Parque juntos.
(+ = Posible)
¡Estupendo! Aquí hay siete posibilidades. Eso está bastante bien. Podríamos
repasarlas, si tuviésemos tiempo, y sugerir incluso más alternativas.
Caramba. Hay una cantidad de cosas que podría hacer de las que me he dado
cuenta. ¿Cuál es el siguiente paso?
El siguiente paso es mirar cada una de estas posibles alternativas y pensar
en algo positivo y algo negativo que conllevarían cada una de ellas.
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
CLIENTE
:
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
En la primera algo positivo sería que nuestras madres son amigas y les
gustaría verse más, lo cual significa que mi amiga y yo nos veríamos más,
y algo negativo sería que pudieran no tener el tiempo para verse más.
Bien. Eso es un buen pensamiento. Para casa podrías coger esta lista y
pensar algo positivo y algo negativo para cada posibilidad y continuaremos
esto la próxima semana.
De acuerdo. Puedo escribirlas debajo y así no las olvidaré, (pp. 30-34)
En el siguiente apartado proporcionaremos ilustración extensa sobre cómo los
procedimientos cognitivos pueden usarse para enseñar habilidades para resolver
los problemas prácticos.
PRACTICA Y APLICACION
La etapa final de la RET incluye ayudar al joven cliente a aplicar las habilidades
del pensamiento racional fuera del despacho del practicante en las situaciones de
la vida real. «Mientras que generalmente puede llevarse a cabo la tarea de enseñar
las bases de la RET, otra cosa es ver a los jóvenes clientes aplicando la RET
espontáneamente; por lo tanto, la RET acentúa la importancia de practicar las
habilidades en una variedad de situaciones y de asignar tareas específicas». (Waters,
1982a). Sonando a observación pesimista, Young (1983) indica que
la resolución de problemas, la meta básica de la RET, se lleva a cabo generalmente persuadiendo a Oos clientes de poner los conocimientos de terapia
en práctica en situaciones concretas. Esto generalmente requiere esfuerzo
consciente y trabajo duro, rasgos que desgraciadamente no destacan en la lista
de virtudes de los adolescentes. Los jóvenes clientes están poco dispuestos a
esforzarse en ninguna tarea que no prometa resultados inmediatos. Es importante, por lo tanto, no abrigar expectativas irrealistas acerca del counseling
con adolescentes. La experiencia clínica ha mostrado que los quinceañeros
generalmente no experimentan cambios de personalidad profundos o dramáticos, viviendo felizmente después como resultado de sus esfuerzos terapéuticos. La mayoría vienen relativamente a pocas entrevistas; si estos clientes
manejan todas las habilidades a lo largo de los puntos que he sugerido,
generalmente consiguen una mejoría moderada (p. 99)
La forma principal en que la RET lleva a cabo las metas en la etapa final de la
terapia es a través de las tareas. Una vez que el joven cliente acepta la posibilidad y
deseabilidad de cambiar, el practicante tiene la suficiente fuerza de «pedir» que el
cliente «haga una o dos cosas entre las sesiones». Por ejemplo puede pedir al
cliente: «Eso estuvo bien, Steven». Realmente tuviste algunos buenos pensamientos. Para la próxima semana, hay unas cuantas cosas que me gustaría que practicases
sobre las que hemos discutido hoy. Primero, no hagas montañas de granos de arena.
Si algo malo sucede como que tu hermana se niega a jugar contigo, recuerda decirte
las cosas que hemos escrito y que te llevas a casa (por ejemplo, no es tan malo, no
tengo que enfadarme). Segundo, sobre un pedazo de papel, quiero quePHPDQWHQJDV
396
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
al tanto de cuantas veces te has enfadado. Escríbelo cuando te enfades en una escala
de 1 a 10, lo que estaba sucediendo, y lo que hiciste. Y recuerda, date una palmadita
en la espalda cuando controles tu genio.
A los niños y adolescentes se les acostumbra mandar por la gente y en la
escuela hacer ciertas cosas en casa. Aunque evitamos 1^ palabra «deberes», les
comunicamos una actitud firme desde el principio de que se espera que hagan el
trabajo fuera de las sesiones. La fase de las tareas es realmente la que más esfuerzo
exige de los recursos personales del practicante. Es en esta ocasión que el joven
cliente empieza a darse cuenta de que el practicante que hasta entonces había
percibido como alguien que le entendía y como un amigo, va a pedirle que haga
cosas que frecuentemente no quiere hacer, a menudo poique lo que implica es
trabajar duro. Esto pone al practicante dentro del mismo rol que los padres y
profesores del cliente. Este punto en el que el practicante empieza a pedir al joven
cambiar, a veces rompe la relación. El cliente puede rápidamente reinterpretar el
valor y la confianza puestos en el practicante. Al ser consciente de esto, el practicante puede debatir con el joven cliente la idea de que «Porque está diciéndome
que haga algo que no quiero hacer, no es bueno» y que «Es injusto para él pedirme
hacer eso».
Otro aspecto que permanece en mente es que los clientes que tienden a completar sus deberes escolares tenderán a hacer lo que les pidamos, mientras que
aquellos que tienen una historia de no entregar sus deberes en la escuela tenderán
a no seguirlos contigo. Recuerda, los problemas a los que te enfrentas al conseguir
que un cliente coopere contigo serán los mismos que aquellos con los que se
enfrentan los padres y los profesores del joven cliente. Por lo tanto, asegúrate de
preparar tanto al cliente, a los padres, a los profesores, y a tí mismo antes de
asignar tareas. Si sabes que el cliente no es probable que haga lo que pidas, o no
se lo pidas o estate seguro de que el cliente está, debido a la relación que ha
desarrollado contigo, preparado para cambiar la conducta pasada. No es infrecuente
que establezcamos un sistema de refuerzo simbólico con los jóvenes clientes, para
asegurar niveles apropiados de motivación. La comunicación y la cooperación con
los padres es obviamente esencial.
Existen numerosas formas en las que el cliente puede practicar y aplicar las
habilidades adquiridas durante las sesiones. Waters (1982a) indica las siguientes
como típicas asignaciones de tareas: (I) auto-registro de sentimientos; (2) hacer
una lista de demandas personales; (3) IRE; (4) practicar el cambio de sentimientos
y pensamientos en una situación real; (5) tomar un riesgo responsable; y (6) auto
reforzarse con auto-conversación positiva.
Young (1983) recomienda las siguientes tácticas para ayudar a los quinceañeros
a aprender lo que es la terapia, lo que se espera de sus esfuerzos, y cómo poner
el insight en acción:
1. Explicar los problemas psicológicos y emocionales como hábitos. A veces
puedo animar el esfuerzo de los adolescentes etiquetando sus problemas
como hábitos... Lo que hago generalmente es preguntar en cada sesiónacerca
de los programas. Cuando se narra una falta de mejoría puedeatribuirse a un
fracaso del cliente en poner en práctica lo que hemos estado discutiendo,
sugiero que el problema del cliente, no importa lo complicadoRGRORURVRTXH
VHDHVPHUDPHQWHXQKELWR'HVSX¦VGHDOJXQDVH[SOLFDFLRQHV\FODULILFD
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
ciones, señalo al cliente que puede esperar mejoría si pone el trabajo
necesario para cambiar el hábito...
2. Chequear las expectativas del cliente acerca de la terapia. A menudo los
adolescentes tienen una idea errónea de lo que esperar del counseling. Al
menos que se corrijan estas concepciones erróneas, los clientes perderán
probablemente la confianza en la terapia porque no les dará lo que quieren...
3. Copiar un esquema ABC para ellos. Aunque tengo frecuentemente éxito
en ayudar a los adolescentes a entender por qué su pensamiento es irracional, encuentro difícil que consigan practicar el cambio y corregir sus
ideas irracionales fuera de las sesiones de terapia... Por esta razón, intento
delinear sus problemas en una pizarra u hoja de papel, usando el modelo
ABC. En cada sesión, intento llevar al cliente a través del modelo, y
también sugiero que se lleve mis esfuerzos escritos a casa y los mire si el
problema aparece durante la semana.
4. Persistir en los insights aceptados. Una vez que un insight particular se ha
presentado, entendido y aceptado por un quinceañero, sugiero con fuerza
que esta información se repita sin ninguna modificación significativa. En
otras palabras, persisto en lo que parece grabar el cliente sobre el origen
‘cognitivo de su angustia y el uso de las mismas palabras, analogías, ejemplos visuales, y cosas por el estilo para reforzar el mensaje...
5. Decir al adolescente lo que pensar. He encontrado, a pesar de esfuerzos
heroicos, que algunos adolescentes no van a aprender cómo razonar las
cosas fuera, de acuerdo al dogma prescrito de la RET. En tales casos
simplemente les doy sentencias correctas para pensar...
6. Organizar tareas. Generalmente intento designar algunas clases de tareas
apropiadas para el cliente entre las sesiones... Por ejemplo, podría ayudar
a un adolescente tímido a entender los orígenes cognitivos de su timidez,
pero también quiero conseguir que haga algo asertivo, tal como ir a una
fiesta, pedir a una chica que salga con él, o quizá decir no a alguien que
generalmente complace con un sí. He encontrado que los jóvenes es probable que acepten las ideas de pensar racional después de que han puesto
a prueba fuera experiencias que provocan emocionalidad. (pp. 99-101)
Hemos encontrado algunas de las siguientes actividades útiles para reforzar
algunas de las ideas RET señaladas en las sesiones. A veces pedimos al joven que
rellene un diagrama de «suceso-pensamiento-sentimiento-conducta» tal como se ha
presentado con anterioridad en este capítulo. Se pide al joven que escriba debajo
de los pensamientos que tiene en una situación problemática, su sentimiento sobre
una escala de 1 a 10 puntos, sus reacciones y si su pensamiento era racional o
irracional. Si el pensamiento era irracional, hay espacio para un nuevo pensamiento
replanteado para escribir, así como para evaluar de nuevo los sentimientos y una
descripción de una reacción nueva. Esta infoUPación se utiliza después como centro de
atención para la siguiente sesión.
También frecuentemente ideamos materiales que enfaticen ciertos conceptos
RET. Se proporcionan dos ejemplos en la Tablas 21-2 y 21-3. En la Tabla 21-2
se pide a un joven que describa ciertas cualidades positivas y negativas acerca de
sí mismo en un esfuerzo por ensanchar su auto-concepto. En la Tabla 21-3 se
ofrece práctica al cliente en aplicar su conocimiento acerca de por qué la gente
398
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
TABLA 21-2 Mis Características
Cosas Positivas acerca de Mí
Cosas que hago:
1.
2.
3.
4.
5.
Cosas que hago para otra persona:
1.
2.
3.
4.
5.
Cosas que siento:
1.
2.
3.
4.
5.
Cosas personales:
1.
2.
3.
4.
5.
Cosas Negativas acerca de Mí
(A veces yo...)
Cosas que no hago:
1.
2.
3.
4.
5.
Cosas que no hago para otras personas:
1.
2.
3.
4.
5.
Cosas que pienso:
1.
2.
3.
4.
5.
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
TABLA 21-3 Cometer Errores
1.
2.
3.
4.
Falta de habilidad
Descuidos o juicio pobre
No estudiar o estudio pobre
No tener bastante información, suposiciones
erróneas
5. Cansancio o enfermedad
6. Opinión diferente
,QVWUXFFLRQHV5HOOHQDUHOFXDGUR
&DXVDVGHORV(UURUHV
Error
Causa
Tus pensamientos
acerca del que
FRPHWHHOHUURU
1. Un bebé derrama leche
sobre una bonita
alfombra.
2. El Sr. Smith no ve una
señal de Stop y choca
contra otro coche.
Ambos conductores se
lesionan.
3. Ian fracasa en un
examen importante.
4. Mary pensaba que
Damián era un chico
interesante. Salió con
él y pasó una tarde
aburrida.
5. La Sr. Dow grita a
Doug por no entregar
sus deberes a tiempo.
El padre de Doug
olvidó devolvérselos
después de leerlos.
FRPHWH HUURUHV (VWRV WLSRV GH WDEODV VRQ UHFXUVRV LQVWUXFFLRQDOHV ·WLOHV
SDUDPDQHMDUHOPDWHULDOHQVH®DGR\VRQIFLOHVGHGHVDUUROODU
A través de estos ejemplos se verá que muchas de las tareas de la RET enfatizan
no sólo la cognición sino también las dimensiones emotivas y conductuales de la
400
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
experiencia humana. Permite esforzarse para reunir el cambio cognitivo con el
emotivo y conductual a través del uso de ejercicios experienciales e imaginativos.
Otra técnica que hemos encontrado valiosa para promover el entendimiento
y aplicación completa de las técnicas de la RET es la del intercambio de roles
racional (Kassinove y DiGiuseppe, 1975). Después de que el joven entienda las
ideas racionales que subyacen a su problema, el practicante asume el rol del joven
y el joven toma el rol del practicante racional que explica al cliente las causas de
su problema. «El terapeuta pregunta cuestiones clarificantes y produce sólidos
puntos que permiten al cliente ensayar con fuerza el pensamiento racional» (Grieger
y Boyd, 1980, p. 180).
Una técnica relacionada con el intercambio de roles racional que un niño
mayor puede emplear con éxito es el llamado proselitismo racional (Bard, 1973).
Hemos visto esta técnica empleada por muchos jóvenes clientes que nos cuentan
que han explicado las ideas a sus padres para ayudarles a entender lo que ellos
estaban haciendo en las sesiones con el practicante. Esto frecuentemente ayuda a
activar el ritmo en el que los jóvenes adquieren las bases de la RET, y puede tener
el efecto de mejorar la relación del cliente con su familia. Los padres empiezan a
ver que su niño está haciendo un intento honesto para cambiar.
Otras actividades cognitivas y conductuales que empleamos como tareas incluyen:
1. Práctica de representar las conductas y ensayar con el practicante, tales
como aserción y extinción verbal.
2. Apuntar los pensamientos inquietantes que los clientes tienen durante la
semana.
3. Poner a prueba fuera las alternativas generadas durante la resolución de
problemas prácticos.
4. Pedir a otra gente que escriba cosas positivas acerca del joven cliente. Esto
es especialmente útil para clientes negativistas.
La etapa final de la terapia es completada cuando el practicante evalúa que
las metas de la terapia se han logrado. Waters (1982a) sugiere que los practicantes
de la RET pregunten las siguientes cuestiones:
¿Es el niño capaz de resolver las perturbaciones emocionales?
¿Es el niño capaz de resolver los problemas prácticos?
¿Toma el niño la responsabilidad de sus propias emociones?
¿Están los niños y los padres satisfechos con los progresos? (p. 576)
Nosotros siempre informamos a los padres y al niño, que si deseasen reanudar
el tratamiento en el futuro, estamos siempre disponibles. Algunos practicantes
envían unos formularios de seguimiento a los padres seis u ocho semanas después
de que las sesiones de tratamiento se han terminado.
SESIONES DE ENTREVISTA CENTRALES
La siguiente es una breve lista de tópicos y contenidos de las sesiones de
entrevistas intermedias:
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
1. Revisión y discusión de los problemas presentes y análisis del problema.
Los padres y los niños frecuentemente traen problemas diferentes de aquellos que
presentaron en las sesiones iniciales. Es importante para el practicante ser consciente
de cómo los clientes están viendo sus problemas actualmente. Si los clientes están
cambiando continuamente sus problemas cada semana, puede ser que ellos mismos
no sean totalmente conscientes de su problema. Valorar la clarificación así como
los ejercicios de conocimiento cognitivo y emotivo puede tener que emplearse en
estas ocasiones.
2. Tratar las tareas. Si los clientes realizan sus actividades para casa, sabes
que es más probable que te apoyen y estén motivados para cambiar. Los datos de
las tareas relativos a los pensamientos, sentimientos y conductas permiten al practicante desenmarañar totalmente las dinámicas del problema. Si las tareas no se
completan, debería situarse el énfasis en la naturaleza colaboradora de la relación
de counseling.
3. Manejar la resistencia a las tareas. No es inusual durante los primeros
días de la terapia que los clientes fallen al realizar fuera las tareas asignadas. Los
practicantes no deberían llegar a desanimarse mucho, porque, como Nina Woulff,
terapeuta RET, ha señalado, «es esta gran resistencia el camino principal de las
creencias irracionales, la cual está perpetuando el ciclo de interacciones alrededor
del síntoma» (1983, p. 379). Frecuentemente se coge a los padres un número de
sesiones antes de que ellos sean totalmente complacientes con las directrices a
seguir, por ejemplo, firmes y estrictos. Esto puede ser debido a dificultades emocionales («Un niño debe amar a sus padres siempre»). Es tarea del practicante
identificar y desafiar las creencias irracionales de los padres y de los niños que
están interfiriendo con el progreso.
4. Decidir sobre la forma de tratamiento. Como expone esta terapia es tarea
del practicante decidir si un problema particular justifica que todos los miembros
de la familia se vean juntos o separados. DiGiuseppe (1983) sugiere que, si un
niño presenta conducta manipulativa, los padres y los niños deberían verse separadamente. Algunos practicantes de familia RET emplean un formato «mixto» de
tratamiento donde se ve al niño sólo primero durante la primera parte de la sesión,
después a los padres, y todos los miembros de la familia se ven en lo que queda
de sesión.
5. Reforzar los progresos del cliente. Los abundantes elogios por los esfuerzos, así como para algún progreso, aunque sea pequeño, son importantes.
Elogios a la conducta, no al cliente.
6. Elicitar nuevos problemas. Es útil preguntar a los clientes si hay algún
nuevo problema que deseen discutir. Los nuevos problemas ayudan a definir adicionalmente las filosofías, creencias, estilo de vida y metas de los clientes.
7. Comunicar la interpretación resumen de los problemas de los clientes.
Asegúrate de comprobar que tus inferencias relativas a los ABC de un problema
se relacionan con el del cliente. Si el cliente no acepta tu análisis, conseguirás ver
si estás equivocado en algún dato importante o si los clientes están resistiéndose.
En cada caso, los clientes han de alcanzar un punto de vista cognitivo de sus
problemas antes de que la RET pueda comenzar (Este es el caso especial cuando
se van a utilizar los procedimientos cognitivos disputacionales).
8. Seleccionar un problema para la sesión. Los jóvenes clientes, especialmente los menos expresivos, necesitarán ser guiados en este proceso de selección.
402
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Intenta centrar tu discusión alrededor de un problema en vez de moverte de uno a
otro. Los problemas seleccionados deberían ser consistentes con los diferentes
cambios cognitivos, emotivos y conductuales acordados por el cliente (padres y/o
niño).
9. Discutir las metas y principios de la RET en términos del problema seleccionado. Esta etapa agrupa enseñar los insights básicos y los ABC de la RET.
10. Resumir a los clientes en su propio lenguaje lo que se está cambiando y
cómo se está cambiando. Los clientes deberían tener una idea bastante buena de
cómo sus emociones, conductas y cogniciones influyen en la consecución de sus
metas a corto y a largo plazo. Con los niños mayores, adolescentes y padres debería
reconocerse el rol de auto-conversación racional y de desafío del debate.
11. Emplear los procedimientos de resolver los problemas emocionales y
prácticos. Estos procedimientos concuerdan con el nivel de desarrollo de los clientes
e incluye los descritos en la sección de construir habilidades de este capítulo.
12. Repetición y ensayo de los procedimientos, incluyendo aquellos requeridos para las tareas. Como hemos enfatizado, la práctica del pensamiento racional
y otras habilidades emotivas y conductuales es crucial si los clientes están manteniendo las habilidades en las situaciones de la vida real. Por consiguiente, se
proporciona el tiempo suficiente durante las sesiones para que los clientes practiquen
los procedimientos de cambio cognitivo básico. También, es muy importante que
los clientes entiendan exactamente lo que necesitarán para hacer las tareas (por
ejemplo, cómo rellenar un auto-informe o llevar a cabo un ejercicio de asertividad
conductual)
13. Concertar las próximas citas. Sigue siendo una buena idea continuar
viendo a los clientes semanalmente (o más a menudo si es necesario) para asegurar
los progresos hechos por los clientes al resolver sus propios problemas emocionales
y prácticos.
SESIONES DE ENTREVISTAS ULTIMAS Y FINALES
1. Discutir las tareas y revisar los progresos y los problemas de las semanas
anteriores. Las tareas experimentan un incremento importante si revelan que tienen
lugar cambios significativos en los clientes. Se utiliza cada vez más tiempo en
analizar los progresos y contratiempos en las situaciones de la vida real. Se pide
a los clientes que cuenten los éxitos y fracasos significativos de las experiencias
cuidadosamente. Tal feedback permite al practicante designar nuevas experiencias
que aborden la responsabilidad idiosincrásica de los clientes.
2. Repetir, modificar, o emplear nuevos procedimientos cognitivo-emotivoconductuales. Pueden pasar muchas sesiones hasta que los problemas difíciles
muestren mejoría. Para estos problemas, a veces es posible introducir diferentes
procedimientos durante las sesiones (ejemplo, relajación, entrenamiento en asertividad y auto-afirmaciones racionales). Al hacerlo así, llega a ser más fácil determinar qué métodos de la RET funcionan mejor y si los cambios que tienen lugar
más rápidamente están dando en el blanco de los cambios cognitivos, emotivos y/
o conductuales.
3. Ayudar a los clientes a identificar los progresos. Durante las últimas sesiones, es importante señalar tanto a los padres como a los niños las diferentesIRUPDV
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
en las que ves las mejorías. Elogiar los esfuerzos del individuo para cambiar puede
funcionar creando un incremento de auto-estima y un locus GH control inteUQo. A veces
los padres están tan enredados con los problemas de sus hijos que fracasan en observar
o apreciar los cambios significativos que ocurren con sus hijos. Los niños, también,
vigilan los cambios en las conductas de sus padres.
4. Los clientes ensayan su enfoque ante la reaparición del problema. Una
forma simple pero efectiva para preparar a los clientes para una recurrencia de los
problemas es prepararles para esa eventualidad. Indicando a los clientes que es
posible que los viejos problemas puedan aparecer de vez en cuando y ahora tienen
las habilidades de tratar con ellos para ayudarse a estar seguros que no les cogerán
de improviso la reaparición de los problemas y, como consecuencia, serán más
capaces de manejarlos. Se pide a los clientes que imaginen que reocurren los
problemas y describan cómo pueden pensar racionalmente su forma de salir de
ellos.
5. Discutir las formas de mantener y generalizar los progesos. Como Ellis
ha escrito y ha dicho en conferencias a lo largo de muchos años, los cambios
requieren continuo trabajo duro y algunas personas necesitan siempre un tiempo
durante la vida para romper los modelos de pensamiento contraproducentes. Por
lo tanto, apuntar a los clientes que para que los progresos terapéuticos se mantengan,
es importante continuar practicando la reformulación racional de los conceptos y
de las creencias de modo que su sistema de creencias global esté permanentemente
modificándose. Es extremadamente educativo para el practicante pedir a los clientes
cómo tratarían con las situaciones nuevas que el practicante puede anticipar serían
perturbadoras. Las respuestas de los clientes indican cuando es probable que generalicen las ganancias que han mostrado al tratar con los problemas específicos.
Otras cuestiones para preguntar podrían incluir (a) ¿Cómo explicar los cambios
que han ocurrido? (b) ¿Cómo podrías deslizarte en los viejos modelos? (c) Específicamente, cómo tendrías que pensar y reaccionar para volver a la vieja rutina?
(Woulff, 1983).
6. Disponer de posteriores contactos si se requiere. Nuestra práctica es indicar
a todos los clientes que estamos disponibles en el futuro si quieren volver a vemos.
Esta opción permite a algunos clientes enfrentarse con problemas subsecuentes con
más seguridad, sabiendo que puede estar en contacto con nosotros si surgen dificultades. No animamos una relación dependiente. En vez de esto, comunicamos
una actitud de interés más allá de las fronteras de las sesiones de counseling.
TRANSCRIPCION DE UN CASO
Terminamos este capítulo con una extensa tranVcripción de una sesión de
entrevista final con un chico de 14 años, Craig. El mayor problema que expresaron
tanto él como sus padres era su frecuente enfermedad (glándulas inflamadas, garganta
dolorida, fiebre, debilidad) que ocurría todos los meses y le mantenía en casa de
tres a cinco días. El brote de estos ataques de enfermedad parecían estar asociados
con el estrés de la escuela y especialmente con los deberes y con estudiar para los
exámenes. El cliente era extremadamente brillante (CI 130). Su principal dificultad
emocional se encontraba en la «ansiedad» asociada con sus actitudes de «exigencia» y
«perfeccionismo». En esta última sesión, se revisaron los conceptosGHOD5(7
404
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
extensamente, de modo que el cliente pudiera escucharlas durante el verano. (Se
grababa cada sesión). Por esta razón, el terapeuta tendió a tomar la palabra la mayor
parte del tiempo.
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
|6REUH TX¦ KDEODUHPRV KR\" |4X¦ WLSR GH FRVDV WH JXVWDUªD UHYLVDU"
8K VREUH WRGR XQD SRVLEOH UHFDªGD 1HFHVLWR FRQFHQWUDUPH PV SDUD QR
FDHU GH PRGR TXH QR HVW¦ HVWXGLDQGR GHPDVLDGR GXUR GHPDVLDGR
WLHPSRGHPDVLDGR
'H DFXHUGR %LHQ |F°PR VDEHV FXDQGR DO SULQFLSLR GH WRGR SRGªDV
HVWDU HVWXGLDQGR GHPDVLDGR WLHPSR GHPDVLDGR GXUR" |&XO HV OD VH®DO
SDUDWHQHUSHQVDPLHQWRV SRVLWLYRV" 1R VH YDQ D PDWHULDOL]DU GH UHSHQWH
D YHFHV KDV FRQVHJXLGR UHFRUGDUWH WHQHU SHQVDPLHQWRV SRVLWLYRV \
JHQHUDOPHQWHHVHHVHOSUREOHPDFXDQGRFRPLHQ]DDDSDUHFHU|TX¦HVOR
TXHSDVDHQWXFDVR"
8P HPSLH]R D VHQWLUPH EDVWDQWH UHQGLGR DO GHFLU XQ FXDUWR GH
KRUDSDUDODVQXHYHSHURWRGDYªDWHQJREDVWDQWHVFRVDVTXHKDFHUSRUTXHD
YHFHVQRFRQVLJRHPSH]DUKDVWDGHFLUODV
8KXK
$Vª
'H DFXHUGR 1RV SDUDPRV DTXª XQ PLQXWR (VDV VRQ ODV VH®DOHV GHO
FXHUSR\DKDEODPRVVREUHHOODVDQWHULRUPHQWH
6ª
(VDVVRQWXVVH®DOHVSDUDHPSH]DUDSHQVDU
6ª
%LHQ$KRUDWHGLFHVSHQVDPLHQWRVSRVLWLYRV\GLUªDVVªSHQVDPLHQWRVSRVL
WLYRV SHUR VRQ WDPEL¦Q VH®DOHV SDUD TXH SLHQVHV HQ QR HPSXMDUWH
GHPDVLDGRGXUR(VHHVHOSULPHUPHQVDMH&XDQGRWHVLHQWHVFDQVDGRÓ
VDEHVÓ PHVLHQWRFDQVDGRSUREDEOHPHQWHYR\DFDHUHQIHUPRSRUWDQWR
KDUªD PHMRU HQ HPSH]DU D WUDEDMDU 2 SODQHR TXH SXHGR WHQHU PV
GHVFDQVR R SODQHR LU D OD FDPD DQWHV \ ROYLGDUPH GHO WUDEDMR TXH QR KH
FRQVHJXLGRKDFHU
6ª
'H PRGR TXH WXV VªQWRPDV IªVLFRV GH FDQVDQFLR IDWLJD H LUULWDELOLGDG
VHUQVH®DOHV SDUD TXH HPSLHFHV D WHQHU SHQVDPLHQWRV %LHQ \ SDUD TXH
WXYLHVH DTXHOORVSHQVDPLHQWRVVHUªDPHMRUTXHSHQVDVHHQUHODMDUPH\QR
HPSXMDUPHGHPDVLDGRGXURVLQRORKDJRDVªYR\DFDHUHQIHUPR
|7LHQHHVRVHQWLGRSDUDWª"
6ª
'HDFXHUGR$KRUDWHQJRXQDSUHJXQWDSDUDWL+D\GRVIRUPDVGHHPSH]DU
D FDPELDU OD H[FHVLYD SUHRFXSDFL°Q \ \R WRGDYªD FUHR TXH WLHQGHV D
SUHRFXSDUWHH[FHVLYDPHQWHSRUWXUHQGLPLHQWRHVFRODU8QDIRUPDHVEDMDU
HOOLVW°Q\ODRWUDHVPDQWHQHUHOOLVW°QVLQHVSHUDUQRHVSHUDQGRPHQRV
SHURVLQRORJUDVHVHQLYHOQRWHPDFKDTXHVLQPHUHFLGDPHQWH|4X¦SDVD
D OD ODUJD" |&XO GH ¦VWRV HV XQ SUREOHPD SDUD WL \ FXO SURSRU
FLRQDUªD TXL] XQDVROXFL°QSDUFLDOSDUDUHGXFLUWXSUHRFXSDFL°Q"
8PSLHQVRTXHODVHJXQGDVHUªDXQDLGHDPHMRUSDUDPLHQYH]GHEDMDU
HOOLVW°QSRUTXHHVRUHDOPHQWHHVORTXHQRTXLHURKDFHU
'HDFXHUGR(VRVHJXQGRVHOODPDexigenciaÓ\SXHGHTXHVHDXQ YLHMR
DPLJRQXHVWURSRUTXHSLHQVRTXHKDVXUJLGRDQWHVÓ7·WHH[LJHVORJUDUXQ
DOWRQLYHO\VLQRORORJUDVQRWHPDFKDTXHV\HVRHVORTXHDWLWHSUHRFXSD
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
CLIENTE :
TERAPEUTA :
CLIENTE :
TERAPEUTA :
CLIENTE :
TERAPEUTA :
CLIENTE :
TERAPEUTA :
CLIENTE :
TERAPEUTA :
W·WHSUHRFXSDVDFHUFDGHORTXHVXFHGHUªDVLQRYLYHVFRQDUUHJORDHVH DOWR
QLYHO (VR HV GH OR TXH KDEODPRV KDFH YDULDV VHPDQDV \ WX
SUHRFXSDFL°Q HUD GH DOJ·Q PRGR WX YDORU FRPR FXDQGR XQD SHUVRQD
VH UHEDMD &UHR TXH HVWEDPRV GH DFXHUGR HQ TXH HVR HUD LUUDFLRQDO TXH
HVR QR HUD XQD FRVD VHQVDWD \ HVWDEDV GH DFXHUGR VL ELHQ GHFªDV l1R
WHQJR TXH KXQGLUPHUHDOPHQWHx
6ª
'H PRGR TXH HVD VHUªD XQD IRUPD TXH WHQGUªDV TXH SUDFWLFDU D OD ODUJD
(O KHFKR HV TXH VL LQFOXVR QR FRQVLJXHV XQD $ HQ ,QJO¦V QR WH KDU XQD
SHUVRQD VLQ YDOªD IX¦U]DWH D WL PLVPR D FUHHU HVR 1R WH REOLJXHV 7H
DGKLHUHV D ODV YLHMDV LGHDV PLHQWUDV DODEDV ODV QXHYDV VLQ KDFHU QDGD
3DUD UHQXQFLDU D DTXHOODVYLHMDVLGHDVYDVDWHQHUTXHREOLJDUODVDVDOLUGH
WXFDEH]D&DGDYH]TXH LQFOXVR SLHQVHV TXH SRGªDV HVWDU SHQVDQGR HQ
HOODV GHEHV GHEDWLUODV 'HEHVGHFLUWHHVDVQRVRQFLHUWDVHO'U:LVHPHKD
GLFKRHVWRGHERFUHHUOH'H PRGR TX HVD HV XQD LGHD TXH FUHR DJXDQWD OD
UHSHWLFL°Q \ TXH D OD ODUJD SUHYHQGU ODV UHFDªGDV SRUTXH FUHR TXH
SUREDEOHPHQWH WRGDYªD SHOHDUV \ WH HPSXMDUV GHPDVLDGR GXUR /D
UD]°Q SRU OD TXH KDFHV HVR HV SRUTXH QHFHVLWDV GHVHVSHUDGDPHQWH
FRQVHJXLU HVH QLYHO \ WLHQHV PLHGR GH QR FRQVHJXLUOR9R\DGHFLUWH
TXH D OD ODUJD WH DUULHVJDV \ VL QR OR FRQVLJXHV PLUD ORV HIHFWRV TXH VH
KDQ SURGXFLGR 1R WH GDV UHDOPHQWH XQD RSRUWXQLGDG WRGDYªD SDUD YHUOR
|(QWLHQGHVORTXHHVWR\GLFLHQGR"1RWHSHUPLWHVIUDFDVDU7H HVIXHU]DV \
WH HPSXMDV WDQ GXUR SDUD QR IDOODU \ OR TXH \R WH GLJR HV FXDQGRVXUMD
OD RSRUWXQLGDG FRPR D PLWDG GH D®R GDWH XQD RSRUWXQLGDG \ VL HV XQD
FXHVWL°QGHWXVDOXGRODGLIHUHQFLDHQWUHXQD%RXQD$SHQVDUªDTXHWX
VDOXGTXHUUªDSRQHUVHSULPHUR\WDPEL¦QHYDO·DWX\RHYDO·DORIXHUWHTXH
HUHV FRPR SHUVRQD FDSD] GH DSR\DU XQD HMHFXFL°Q PHQRV TXH
SHUIHFWD SRUTXH WX QR YDV D HVWDU IUDFDVDQGR HQ WRGR \ D OD ODUJD WX
QR HVWDUV KDFL¦QGRORWDQELHQSRUTXHWHFRORFDVXQDOWRHVWQGDU|QRHV
HVR"
6ªHVDVª
'H DFXHUGR |4X¦ VLJQLILFD WRGR HVWR HQ WXV SDODEUDV" 5LVDV (O
SDODEUDVRPHQRV
(Risas). Um, no debería colocarme los listones altos y esperar alcanzarlos.
Redactaré esto. No debería ponerme listones altos y trabajar y trabajar de
modo que los consiga y después caer enfermo.
Bien, ese es un buen argumento.
De modo, que o bajo mi listón o lo sigo manteniendo alto y me doy cuenta de
que quizá no llegaré allí si no me obligo a mí mismo a trabajar tan duro.
|&°PROROODPDPRVFXDQGRWHIXHU]DVDDOFDQ]DUHVHQLYHODOWR"(VRHVOR
TXHW·KDFHVFRQWXVDPLJRVFXDQGRQRORJUDQVXVHVWQGDUHV\ORPLVPR
KDFHV FRQWLJR 7· H[LJHV DVª TXH SRGHPRV FDPELDU ODV GHPDQGDV SRU
SUHIHUHQFLDV GH PRGR TXH FXDQGR W· VLHQWHV TXH HVWQ GHPDQGQGRWH OD
REWHQFL°Q GH HVH DOWR QLYHO SRGUªDV GHEDWLU HVD H[LJHQFLD GLFLHQGR l0H
JXVWDUªD/RSUHIHULUªDSHURQRORH[LJLU¦x3RUTXHVLH[LJHVWHHPSXMDUV
GHPDVLDGR GXUR GH PRGR TXH VH OODPDUªD FDPELDU XQD H[LJHQFLD SRU XQD
SUHIHUHQFLDRSRUDOJRTXHWHJXVWDRSRUXQGHVHRVDEHVVHUªDDJUDGDEOHVL
HVRVXFHGLHVHSHURQRWHQJRTXH|7LHQHHVRVHQWLGR"
6ª
3XHGHVYHUF°PRDSOLFDUHVRDWXVDPLJRV
406
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
TERAPEUTA :
CLIENTE:
6ª
'H DFXHUGR $KRUD PH GLMLVWH OD ·OWLPD VHPDQD TXH QR LEDV D H[LJLU TXH
HOORVVHDQSHUIHFWRVÓSRUTXHW·KDFHVDOJXQDGHODVFRVDVTXHHOORVKDFHQ
Ó(VRHVFDPELDUWXOLVW°QORFXDOHVWPX\ELHQ|9HVHVR"7·GLFHV\R
TXLHURVHU SHUIHFWR <D TXH PH GR\ FXHQWD GH TXH VR\ LPSHUIHFWR |3RU
TX¦GHEHUªDHVSHUDUHVRGHHOORV"1RKD\QLQJXQDUD]°Q'HPRGRTXHHVR
HV FDPELDU XQ HVWQGDU OR FXDO HVW ELHQ SHUR RWUD FRVD FRQ OD TXH
SLHQVR TXH QR WUDWDVH[LWRVDPHQWH FRQ WXV DPLJRV HV OD H[LJHQFLD GHMDU
GH GHPDQGDU FXDOTXLHUQLYHO TXH W· SRGUªDV FRORFDUOHV 7· OR KDV EDMDGR
SHUR |TX¦ VXFHGH FXDQGRHOORV QR" 6RPRV WRGRV FXOSDEOHV GH HVR QRV
VHQWLPRV PX\ GHIUDXGDGRVFXDQGRODJHQWHQRORJUDORVQLYHOHVPªQLPRV
|GH DFXHUGR" 3LHQVR TXH WRGRV SRGUªDPRV EHQHILFLDPRV GH DFHSWDU D OD
JHQWH FRPR HV \ GHVHDU TXH VHDGLIHUHQWHSHURQRH[LJLUOR|3LHQVDVTXH
WRGDYªDKDVH[LJLGRXQSRFRHQWXSURSLREHQHILFLR"
6ªSUREDEOHPHQWH
|&°PRH[LJHVGHWLPLVPR"
0P
<R FUHR TXH WLHQHV XQD FUHHQFLD SUHGRPLQDQWH \ HV WX H[LJHQFLD VREUH
WªPLVPR\HOPXQGR([LJHVVHUSHUIHFWRRWHQHUXQ¦[LWRFDVLDEVROXWRHQ
WXWUDEDMR OR PLVPR TXH H[LJHV GH WXV DPLJRV TXH YLYDQ GH DFXHUGR D
WXV QRUPDV $KRUD KDV FDPELDGR WXV QRUPDV \ HVD HV OD PLWDG GH OD
VROXFL°Q 3HUR |SRU TX¦ H[LJHV" |&XO VHUªD XQ SXQWR GH YLVWD PV
VDOXGDEOHKDFLDWXVDPLJRVHQOXJDUGHH[LJLUOHVTXHVHDQGHODIRUPDTXH
W·TXLHUHVTXHVHDQ|TX¦SRGUªDVGHFLUWHDWLPLVPR"
$OJR DVª FRPR TXH HOORV QR HVWQ KDFLHQGR OR TXH \R HVSHUR GH HOORV
SHURLQFOXVRDVªVRQWRGDYªDEXHQDJHQWH
'H DFXHUGR SHUR WH preocupa TXH HVW¦Q YLYLHQGR GH DFXHUGR D XQD
FLHUWD QRUPD SRUTXH W· OD SRVHHV FRPR LPSRUWDQWH DVª TXH PV ELHQ TXH
GHFLUHOORVtienen que...|HOORVWLHQHQTX¦"1RPEUDDOJXQRGHORVYDORUHVGH
WXVDPLJRV
7LHQHQTXHVHUJHQHURVRV
'H DFXHUGR \ VXS°Q TXH FRJHV D XQR VLHQGR HJRªVWD HQ XQ PRPHQWR
GRQGH SLHQVDV TXH GHEHUªD VHU JHQHURVR |GH DFXHUGR" (VWH HV HO
SUREOHPD %LHQ HQWRQFHV SRGUªDV GHFLU PV ELHQ TXH QR WLHQH TXH VHU
HJRªVWD\¦OQRHVXQEXHQFRPSD®HURSRUTXHHVHJRªVWDSRGUªDVGHFLUTXH
\RGHVHRTXHQRIXHVHWDQHJRªVWDHQHVHPRPHQWRFRPRKDVLGR<RGHVHR
$KRUD FXO SLHQVDV TXH HV OD FRQVHFXHQFLD GH GHVHDU TXH IXHVH PHQRV
HJRªVWDHQHVHPRPHQWRGHORTXHIXH"
1RWHQGUªDTXHH[LJLU
'HDFXHUGR|&XOHVVHUªDQWXVHPRFLRQHVHQWRQFHV"
1ROOHJDUªDDHVWDUWDQH[FLWDGRSRUHVR
7DQWR
7DQWR
'H PRGR TXH WRGDYªD HVWDUªDV LUULWDGR SHUR QR HVWDUªDV WDQ H[FLWDGR \
|TX¦VXFHGHUªDVLWHH[FLWDVHV"
&DHUªDHQIHUPR
'HDFXHUGRELHQ\|FRQWXVDPLJRV"1RHOHJLUªDVWHQHUORV
6ª
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
TERAPEUTA
:
CLIENTE
:
TERAPEUTA
CLIENTE
:
:
TERAPEUTA
:
:
:
CLIENTE :
TERAPEUTA :
CLIENTE
TERAPEUTA
CLIENTE
TERAPEUTA
:
:
Recuerda que dijiste que te gustaría tener algunos amigos más, pero debido a
que te decepcionan consigues deprimirte un poco. Pero si tú adoptases una
actitud más aceptante hacia tus amigos y la gente que encuentras, entonces
cuando te decepcionen podrían aceptarlo y no conseguir de este modo
trastornarte emocionalmente por sentirte herido, de este modo evitas
aquellos tipos de encuentros. ¿Ves la cualidad de esa actitud exigente y cómo
influyen tus emociones y conducta hacia los otros? Esa misma actitud
caracteriza tu relación contigo mismo. Tratemos de nuevo tu mundo de
trabajo, tus deberes. ¿Qué tiene que ver la exigencia con tus sentimientos y
tu conducta, y que podrías hacer para cambiar la exigencia?
Para cambiar, me diría que me gustaría conseguir un A- y B+ en estas
asignaturas, pero que no tengo que hacerlo así ...
Bien.
Eso no va a hacerme una mala persona, significa que en vez de conseguir una
A- consigo una B+ y quizá debido a eso no enfermaré.
Bien, y ¿cómo tus emociones se relacionan con la exigencia? Si dices que
deseo poder conseguir una A- más bien que una B+ pero que no es el fin del
mundo ¿cuál crees que sería tu nivel de depresión?
No sería tan alto.
¿Cómo lo consigues?
Si pienso que me exijo conseguir una A- más bien que una B+.
Bien. De modo que en términos de tu pregunta para prevenir la recaída a
largo plazo, todavía razonaría que podrías hacer más ejercicios de cara a
recambiar tus pensamientos. Cuando estés abiertamente estresado tenderás a
ponerte enfermo. Parte de ese estrés es tu expectativa muy alta de tí mismo.
Otras personas estarían menos estresadas porque no exigirían la perfección
como haces tú. Así parte de tu estrés es producido por lo que tú traes a la
situación. Así puedes tener uno de tus amigos en una situación similar a la
tuya en los exámenes y esperar hacerlo bien, pero ya que no se exige la
perfección va a tener menos estrés que tú. Alguno de tus amigos son menos
exigentes: supongo que todos tus amigos se exigen menos que lo que tú
haces.
Sí.
Y no reaccionan de la misma forma que tú. Tu único problema es que al
conseguirlo tienes este pequeño talón de Aquiles que te hace caer enfermo.
De otra manera tú serías sólo una persona preocupada y sabes que eso es
desagradable. Todo el mundo vive con preocupación pero tu preocupación es
una reacción de estrés y eso lleva a que caigas enfermo. Diría, en términos de
prevenir la recaída, que des algún pensamiento formal para ser menos
exigente y aplícalo primero a tus amigos y mira cómo funciona. Como digo,
has cambiado tus actitudes sobre lo que esperas de ellos, pero ahora intenta
cambiar la exigencia y cambia tus exigencias a preferencias. Luego fuérzate
a cambiar tus exigencias de tL mismo. Tú puedes renunciar al perfeccionismo
y aceptar el hecho de que a veces fracasarás. Eso no significa que seas inútil
como tú dijiste, y que el mundo va a terminarse. Yo (risas); yo he fracasado
bastantes veces para probarlo. Así, entonces, te sentirás menos estresado. Es
sólo cuando tú estás asustado de fracasar, asustado de cometer una
equivocación, cuando cualquier cosa es estresante, especialmente en la es-
408
CLIENTE
TERAPEUTA
CLIENTE
TERAPEUTA
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
:
:
:
:
cuela, la cual valoras cantidad. Así si aceptas el hecho de que incluso en tus
deberes está bien fracasar, eso a la larga no importará, de modo que te
relajarás un poco más y ¡no caerás enfermo! Yo valoro mi trabajo, no tanto
como tú lo haces, pero creo que mis estándares para mi trabajo son
probablemente casi tan altos como los tuyos. Si no lo fuesen me harían tan
disparatado como a tí (ambos se ríen). Quiero decir que son bastante altos
pero no exijo la perfección. Tengo reacciones de estrés. ¿Tienes tú reacciones
de estrés? Yo tengo reacciones de estrés, pero no son tan graves como las
tuyas, porque yo acepto el hecho de que, lo primero de todo, si yo fracaso
todavía viviré y otros me aceptarán. Esa es una lección que aprenderás, con
ilusión, a través de la experiencia, que cuando fracases en cosas, que puedes
aceptarte y que otros pueden aceptarte. Porque tú eres simpático. No hay
nada erróneo en tL, ¿No es así? Yo te encuentro razonablemente agradable e
inteligente; así que tendrás tus amigos a pesar de que fracases una o dos
veces. Recuerda, dijiste que si fallabas en tu examen de música o en otra cosa
tus amigos se reirían de tL, y dijiste que eso te molestaría. Ellos no tomarían
eso contra tL; eso podría mostrar que eres humano. Así que todavía pienso que
podrías trabajar más en tu pensamiento aunque pienso desde luego que has
progresado mucho en tu forma de pensar desde que hablé contigo la primera
vez —lo que sería hace seis u ocho semanas o algo así—. ¿Piensas que en
este tiempo has podido pensar en alguna de estas ideas algo más?
Sí.
Cuando te vi la primera vez, tenías los fundamentos ¿no es así? Pero creo que
ahora has estado martilleando por mí una y otra vez, de modo que está
comenzando a calar?
Sí.
Bien. Ahora que has registrado mi saber, puedes también hacerlo contigo.
Para el próximo año ¿estarás aquí el próximo año? Yo estaré aquí. Bien. De
modo que si sientes la urgencia de venir y repetir alguna de estas cosas, las
ensayaremos de nuevo, eso estaría bien, refrescará tu memoria ... Bien, mi
discurso termina por hoy, ¿hay algo más que te gustaría sacar a colación?
REFERENCIAS
Bard, J. A. Rational proselyziting. Rational Living, 1973, 8, 1315.
Bernard, M. E. The effects of advance organizers and within-text questions on the learning
of a taxonomy of concepts. Technical Report No. 357. Wiscosin Research and Development Center for Cognitive Learning, 1975.
Bernard, M. E. The effects of advance organizer, sequence of instruction, and postorganizer
on the learning and retention of a taxonomy of concepts. The Australian Journal of
Education, 1977, 21, 2533.'
Bernard, M. E., Kratochwill, T. R., & Keefauver, L. W. The effects of rationalemotivetherapy and self-instructional training on chronic hairpulling. Cognitive Therapy and
Research, 1983, 7, 273-280.
De Voge, C. A. behavioral approach to RET with children. Rational Living, 1974, 9, 2326.
DiGiuseppe, R. A. The use of behavioral modification to establish rational self-staments in
children. Rational Livings 1975, 10, 1820.
,17(59(1&,215(7(1/$32%/$&,21-89(1,//,1($6*(1(5$/(6
DiGiuseppe, R. A. Cognitive therapy with children. In G. Emery, S. D. Hollon & R. C.
Bedrosian (Eds.), New directions in cognitive therapy. New York: Guilford, 1981.
DiGiuseppe, R. A., & Bernard, M. E. Principles of assessment and methods of treatment
with children. In A. Ellis & M. E. Bernard (Eds.), Rational-emotive approaches to
the problems of childhood. New York: Plenum Press, 1983.
DiGiuseppe, R. A., & Kassinove, H. Effects of a rational-emotive school mental health
program on children’s emotional adjustment. Journal of Community Psychology, 1976,
4, 382-387.
Ellis, A. Rejoinder: Elegant and inelegant RET. The Counseling Psychologist, 1977, 7, 7382.
Ellis, A., & Bernard, M. E. (Eds.), Rationalemotive approaches to the problems of childhood. New York: Plenum, 1983.
Grieger, R. M., & Boyd, J. D. Rational-emotive therapy: A skills-based approach. New
York: Van Nostrand Reinhold, 1980.
Grieger, R. M., & Boyd, J. D. Childhood anxieties, fears and phobias: Á cognitivebehavioral psychosituational approach. In A. Ellis & M. E. Bernard (Eds.), Rationalemotive approaches to problems of childhood. New York: Plenum, 1983.
Harris, S. R. Rational-emotive education and the human development program: A guidance
study. Elementary School Guidance and Counseling, 1976, //. 113-123.
Kanfer, F. H., Karoly, P,, & Newman, A. Reduction of children’s fear of the dark by
competence-related and situational thought-related, verbal cues. Journal of Consulting
and Clinical Psychology, 1975, 43, 251-258.
Kassinove, H., & DiGiuseppe, R. A. Rational role reversal. Rational Living, 1975, JO, 4445.
Kendall, P. C., & Hollon, S. D. (Eds.), assessment strategies for cognitive-behavioral
interventions. New York: Academic Press, 1981.
Knaus, W. J. Rational emotive education: A manual for elementary school teachers. New
York: Institute for Rational Living, 1974.
Spivack, G., Shure, M. B. Social adjustment of young children: A cognitive approach to
solvinh reallife problems. San Francisco, CA: Jossey-Bass, 1974.
Sutton-Simon, K. Asscsing belief systems: Concepts and strategies. In P. C. Kendall and
5. D. Hollon (Eds.), Assessment strategies for cognitive-behavioral interventions. New
York: Academic Press, 1981.
Walen, S. R., DiGiuseppe, R., & Wessler, R. L. A practitioner's guide to rational-emotive
therapy. New York: Oxford University Press, 1980.
Waters, V. The living school. RETwork, 1981, /, I.
Waters, V. Therapies for children: Rational emotive therapy. In C. R. Reynolds & T. B.
Gutkin (Eds.), Handbook of school psychology. New York: Wiley and Sons, 1982a.
Waters, V. RET with a child client. Unpublished manuscript. 1982b.
Woulff, N. Involving the family in the treatment of the child: A model for rational-emotive
therapists. In A. Ellis & M. E. Bernard (Eds.), Rational-emotive approaches to the
problems of childhood. New York: Plenum, 1983.
Young, H. S. A framework for morking with adolescents. Rational Living, 1974, 9, 2-7.
Young, H. S. Principles of assessment and methods of treatment with adolescents: Special
considerations. In A. Ellis & M. E. Bernard (Eds.), Rational-emotive approaches to
the problems of childhood. New York: Plenum Press, 1983.
22
RET y Temas de Mujeres*
Janet Wolfe
/DVPXMHUHVKDQVLGRGXUDQWHPXFKRWLHPSRODVSULQFLSDOHVFRQVXPLGRUDVGHORV
VHUYLFLRVSVLFRWHUDS¦XWLFRVH[FHGLHQGRDORVKRPEUHVDUD]°QGHGRVDXQR &KHVOHU
:RUUHOO (O FDPELR QDWXUDO GH ORV UROHV GH KRPEUHV \ PXMHUHV HQ ORV
SDVDGRV D®RV MXQWR FRQ XQ HPHUJHQWH FRQRFLPLHQWR SRU SDUWH GH OD VDOXG PHQWDO
FRPXQLWDULD GH OD VREUHUHSUHVHQWDFL°Q GH ODV PXMHUHV HQ FLHUWRV WUDVWRUQRV
HPRFLRQDOHVKDLQGLFDGRODQHFHVLGDGGHXQDWHUDSLDPVFRQFRUGDQWHHQD\XGDUDODV
PXMHUHV FRQ ORV SUREOHPDV SUFWLFRV \ HPRFLRQDOHV D ORV TXH VH HQIUHQWDQ FXDQGR
HPSUHQGHQODH[FLWDQWHSHURGLIªFLOWUDQVLFL°QDUROHVPVH[WHQVRV/DWHUDSLDUDFLRQDO
HPRWLYD FRPELQDGD FRQ XQ H[DPHQ FUªWLFR GH ORV PHQVDMHV GH VRFLDOL]DFL°Q GH ORV
UROHVVH[XDOHVGHODVPXMHUHVFRPRlFDOGRHVHQFLDOxHQHOTXHDEXQGDQODVFUHHQFLDV
LUUDFLRQDOHV VH SHUFLEH FRPR HQIRTXH SDUWLFXODUPHQWH HILFD] SDUD D\XGDU D HVWD
SREODFL°Q
TEMAS DE MUJERES: PUESTA AL DIA
Las mujeres, como hemos indicado, han estado tradicionalmente sobrerrepresentadas en la población de terapia (Rothblum, 1983). Nosotros conocemos bien a
estas mujeres. Vienen a los despachos y clínicas de terapia con perturbaciones
psicológicas vinculadas, en su mayor parte a impotencia —sentimientos de inadecuación, baja auto-estima crónica, culpa, pasividad, depresión y ansiedad—. Estos
síntomas son un sXbproducto natural del que las mujeres son impregnadas desde la
infancia en la idea de que su valía y felicidad deberían derivarse de vivir por y
hacia los otros (Heriot, 1983). Entre los desórdenes femeninos predominantes
están la depresión (Weissman y lerman, 1977), la agorafobia (Fodor, 1974), la
obesidad (Fodor, 1982; Stuart, 1979), y la anorexia (Wooley y Wooley, 1980). A
pesar de la significativa sobrerrepresentación de las mujeres en estos desórdenes
* Este capítulo se publicó originalmente en Albert Ellis y Michael Bernard (Eds.), Applications of
rational-emotive therapy (New York: Plenum Press, 1985).
412
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
(por ejemplo, entre las anorexias hay del 75 al 85 % de mujeres), pocos clínicos
han intentado esforzarse para entender la importancia del aprendizaje del rol sexual
cuando tratamos con mujeres con estos tipos de trastornos (Berzins, 1975).
Además de tratar con estos trastornos más «tradicionales», los terapeutas están
tratando con clientes femeninos cuyos conflictos están relacionados con cambios
significativos que han ocurrido en las áreas económica, política y legal durante los
últimos 15 años. El movimiento feminista, el cambio de la composición de las
familias americanas y la Enmienda del Título IX del Acta de Derechos Civiles de
1979 son fuentes de cambio cultural que ha motivado a los individuos a alterar sus
actividades, expectativas y sistemas de valores en su estilo de vida (Worell, 1980).
Las mujeres ahora forman familias mono-parentales más frecuentemente, se
casan más tarde, tienen menos hijos y están integrándose en las filas del personal
laboral en una proporción muy alta (Block, 1979). Los conflictos típicos con los
que luchan son entre otros:
«¿Tengo que ser una supermujer?»
«¿Me equivocaré en la vida si no tengo hijos?»
«¿Cómo puedo ser feliz y disfrutar si no tengo una relación con un hombre?»
«¿Cómo puedo conseguir que mi compañero comparta más responsabilidad
en casa?»
«¿Cómo puedo romper las posiciones de poder en mi esfera de hombres
dominantes?»
«¿Dónde puedo encontrar un modelo de rol si no quiero ser como mi madre
o como un ejecutivo hombre dirigente?»
«¿Puedo arriesgarme a casarme sin perderlo todo?»
«¿Puedo ser realmente yo misma con un hombre? ¿El quiere realmente un
igual?».
CAMBIO DE INSTRUCCIONES EN TERAPIA PARA MUJERES
La discriminación de la sociedad contra las mujeres se refleja en la forma en
que se han tratado tradicionalmente en terapia las perturbaciones de las mujeres.
En la terapia de orientación psicoanalítica, por ejemplo, esforzarse por la autonomía
o salirse totalmente de los roles tradicionales de mujer y madre se ha interpretado
como envidia del pene o protesta masculina. Los datos de los clientes y terapeutas
incluidos en casi todos los tipos de terapia muestran que existe tratamiento diferencial de hombres y mujeres. Por ejemplo, cuando hombres y mujeres neuróticodeptesivos que están igualmente trastornados se comparan con respecto a la duración
del tratamiento y a la prescripción de medicamentos, las mujeres asisten a un mayor
número de sesiones de terapia y se les da una medicación más potente que a los
hombres (Stein, Del Gaudio y Ansley, 1976). En estudios, comparando los terapeutas tradicionales y feministas, la mayoría de las mujeres pensaban de sus terapeutas no feministas como manipulándolas dentro del rol de mujeres «dependientes» y como ser impersonal v paternalista (Levine et al, 1974).
Estimulado por escritos del movimiento feminista criticando el tratamiento
WHUDS¦XWLFR tradicional de las mujeres (Chesler, 1972; Wyckoff, 1977), ha habido un
crecimiento en la literatura WHUDS¦XWLFD sobre la etiología del estrés emocional
RET Y TEMAS DE MUJERES
413
HQ ODV PXMHUHV \ VREUH ORV SURFHGLPLHQWRV WHUDS¦XWLFRV SRWHQFLDOPHQWH HILFDFHV
)UDQNV %URGVN\ \ +DUH0XVWLQ 5REELQV \ 6LHJHO /D LP
SRUWDQFLD GH GHVDUUROODU KDELOLGDGHV \ FRQRFLPLHQWRV HVSHFLDOL]DGRV HQ HO WUDWD
PLHQWR GH ODV PXMHUHV IXH VXEUD\DGR SRU XQ &RPLW¦ GH (VWXGLR GH OD $VRFLDFL°Q
$PHULFDQD GH 3VLFRORJªD TXH UHFRPHQGDED TXH ORV SURIHVLRQDOHV GH VDOXG PHQWDO
GHVDUUROODUDQPD\RUVHQVLELOLGDGSDUDORVSUREOHPDVPHQWDOHV\ODVUHDOLGDGHVVRFLR
HFRQ°PLFDV GH ODV PXMHUHV \ GHVDUUROODUDQ PRGHORV GH GLVWULEXFL°Q GH VHUYLFLR
SVLFRO°JLFRHVSHFLDODGDSWDGRDHOODV $3$
A pesar de estas recomendaciones, la atención a temas de rol sexual parece
estar restringido a un grupo pequeño de profesionales de salud mental (principalmente mujeres con una orientación feminista que típicamente constituye el 95 %
o más del público en los paneles de las convecciones que tratan «temas de mujeres»).
La formación de psicología clínica tradicional refuerza las visiones estereotipadas
de las mujeres (Weisstein, 1971), y el sexismo continúa metiendo la cabeza en la
salud mental comunitaria. Por ejemplo, las recomendaciones de la «abuela» en
diversos estudios sobre estereotipos de rol sexual y problemas de salud mental
demuestran un doble criterio de salud mental (Broverman et al, 1970). Los clínicos
clasifican a las mujeres sanas como más sumisas, menos independientes, menos
competitivas, más excitables y emocionales, y menos objetivas que los hombres.
Esta evaluación negativa, que refleja criterios societales sexuales estereotipados de
conducta, pone a las mujeres en una doble atadura. Si ellas adoptan lo más saludable, las conductas más socialmente deseables del «adulto competente y maduro»,
se arriesgan a la censura por ser poco femeninas. Si adoptan conductas «propias
de una mujer» menos saludables y menos deseables socialmente, son vistas como
«incompetentes» e «inmaduras» (Franks, 1982; Kelly et al, 1980).
Las recomendaciones feministas para la terapia con mujeres son que los terapeutas incitarán la salud mental si ayudan tanto a los hombres como a las mujeres
a realizar el potencial individual más bien que la modificación de los roles sexuales
restrictivos existentes. Esto ha sido apoyado por un pequeño pero creciente cuerpo
de literatura que apoya la vinculación entre el andrógino psicológico (tener un
repertorio de conductas tanto «masculinas» como «femeninas») y la salud mental
positiva. El andrógino psicológico se ha encontrado asociado con una gran madurez
en nuestros juicios morales (Block 1973) y un alto nivel de auto-estima, mientras
que la feminidad extrema se correlaciona con alta ansiedad, alto necroticismo y
baja auto-aceptación (Spence, Helmreich y Stapp, 1975). Bern y Lenney (1976)
encontraron que las personas psicológicamente andróginas se encontraban cómodas
en un campo más amplio de actividades, mientras que los hombres masculinos y
las mujeres femeninas estaban incómodos cuando se integraban en actividades que
percibían como «pertenecientes» al sexo opuesto.
Los terapeutas feministas han enfatizado el conflicto entre las mujeres que
son tempranamente enseñadas a llegar a ser como niñas, desvalidas, sumisas,
hermanas, mujeres y madres obedientes, y sus esperanzas y expectativas corrientes
de llegar a ser auto-suficientes, autónomas, de pleno rendimiento, valoradas como
miembros adultos de la sociedad (Robbins y Siegel, 1983). Señalan que el apoyo
activo de la «desviación» —la libertad de reelegir estilos de vida alternativos—
puede ser precisamente lo que se necesita para efectuar un modelo conductual más
saludable y una identidad social para las mujeres de hoy (Rice y Rice, 1973; Barret,
Berg, Eaton y Pomeroy, 1974).
414
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
SU HISTORIA
Los últimos 12 años han presenciado el desarrollo en el Instituto de Terapia
Racional-Emotiva de Nueva York de uno de los programas de terapia de base más
amplia en el país dirigido a temas de mujeres (Wolfe, 1980). Este incluye seis
sesiones de asertividad, eficacia y grupos de sexualidad de mujeres; grupos de
terapia continuos de mujeres; y talleres que trabajan con el cambio en el ciclo de
vida y acceso a carreras, control de hábitos (peso, manejo de estrés) y comunicaciones madre-hija. El personal del instituto también ha desarrollado talleres para
profesionales de temas de rol-sexual en terapia y toma parte en proyectos de
colaboración con varias organizaciones de mujeres, incluyendo la Organización
Nacional de Mujeres (NOW) y un programa para entrenar a mujeres minoritarias
en la creación de negocios. Los terapeutas racional-emotivos destacados que se
han especializado en escribir sobre temas de rol-sexual son entre otros las Drs.
Ingrid Zachary (1980), Penelope Russanoff (1982), Susan Walen (1983), Rose
Oliver (1977) y Janet Wolfe (1975).
APROXIMACION ENTRE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA Y LA
TERAPIA FEMINISTA
/D PHWD GH OD WHUDSLD GH DFXHUGR FRQ ORV WHUDSHXWDV PV IHPLQLVWDV HV HO
GHVDUUROOR GH ORV LQGLYLGXRV DXW°QRPRV FRQ IXHU]D SHUVRQDO LQGHSHQGHQFLD \ FRQ
ILDQ]D HQ Vª PLVPDV \ HQ RWUDV PXMHUHV %URGVN\ \ +DUH0XVWLQ /RHIIOHU \
)LHGOHU /RVWHUDSHXWDVIHPLQLVWDVWDPEL¦QYHQDOWHUDSHXWDFRPRXQDJHQWHGH
FDPELR VRFLHWDO LQFUHPHQWDQGR HO FRQRFLPLHQWR GHO FOLHQWH GH ODV SUHVLRQHV
VRFLRSROªWLFDV\D\XGQGROHDUHFRQRFHUVXVSUHIHUHQFLDV\FDPELDQGRHOFRQWH[WRHQ
VXYLGD +DU¦0XVWLQ
La terapia racional-emotiva proporciona un sistema eficaz y bien definido de
auto-ayuda para facilitar el crecimiento personal y el bienestar emocional en las
mujeres (Ellis, 1957, 1962, 1973, 1974, 1979; Ellis y Becker, 1982; Ellis y Harper,
1975). Aquellos que hacen «RET feminista» no apoyan un estándar de salud mental
para las mujeres que sea diferente de la de los hombres. Ven a la RET como un
vehículo humanista, no sexista de ayudar a las mujeres a trabajar de principio a
fin sus problemas emocionales y prácticos por vía de un examen realista, lógico
de sus creencias y filosofías (Ellis, 1974; Zachay, 1982). Enseñan a una mujer a
definir sus problemas, a identificar las variables que influyen en sus sentimientos
y acciones presentes, y a alterar tanto su conducta y su ambiente en formas positivas.
Más que cualquier otra escuela de terapia, la RET parece hallarse más cerca
de encontrar el criterio para una terapia feminista eficaz. Primero, trata con los
deberías, tienes que, auto-evaluación, y sujeto de amor inherente en los mensajes
de rol sexual, y proporciona un método concreto de debatirlos. Segundo, ayuda a
las mujeres a dejar de condenarse por sus perturbaciones emocionales y sus conductas ineficaces. Tercero, anima a la autonomía a través del compromiso de la
cliente a fijar la meta y a hacer auto-terapia y por el camino de su componente
conductual, lo que enseña conductas más eficaces. Cuarto, no etiqueta la
asertividad como lucha masculina; y quinto, muestra a las mujeres cómo dejar de
deprimirse a sí mismas por las frustraciones de una sociedad que no es imparcial en el sexo,
RET Y TEMAS DE MUJERES
415
y de las personas que actúan de formas sexistas, pero luchan determinadamente
por «cambios en A» (alteraciones en su ambiente). Esto último es esencial, para,
independientemente del éxito con que las mujeres anti-horroricen o reduzcan su
auto-abatimiento, sigan siendo un cero a la izquierda a menos que trabajen también
en mejorar sus oportunidades de incrementar el poder, los recursos económicos,
y otros elementos incluidos en la auto actualización (Wolfe, 1980).
GRUPOS DE TERAPIA EXCLUSIVAMENTE DE MUJERES:
FUNDAMENTOS
6HU LQFOXLGD FRQ RWUDV TXH FRQILUPDQ VX ¦[LWR WHUDS¦XWLFR HV HVSHFLDOPHQWH
LPSRUWDQWH SDUD ODV PXMHUHV TXH SXHGHQ UHFLELU FRQVLGHUDEOH UHIXHU]R QHJDWLYR SRU
GHVYLDFLRQHV GH FRQGXFWDV lIHPHQLQDVx GH RWURV VLJQLILFDWLYRV FRPR DPDQWHV PD
ULGRV R SDGUHV .UXPEROW] \ 6KDSLUR /D GHSHQGHQFLD GH OD DSUREDFL°Q GH
RWURV \ OD DXWRDFHSWDFL°Q SREUH SXHGH KDFHU H[WUHPDGDPHQWH GLIªFLO SDUD ODV PX
MHUHV DFHSWDUVH D Vª PLVPDV \ SHUVLVWLU HQ ODV QXHYDV FRQGXFWDV HQ SUHVHQFLD GH
DWDTXHVIXHUWHV3RUFRQVLJXLHQWHFXDQGRXQPLHPEURGHXQJUXSRGHPXMHUHVUHFLEH
DSODXVRV GH RWURV PLHPEURV SRU PRYHUVH KDFLD OD DXWRQRPªD ¦VWR SURSRUFLRQD XQD
LPSRUWDQWH HYROXFL°Q GHVGH OD GHSHQGHQFLD GH OD YDOLGDFL°Q PDVFXOLQD DO DXWR
UHIXHU]R
Reconocer el contexto ambiental de sus problemas está también facilitando el
cambio. Una mujer que ve su desamparo y dependencia como causa de algún
fracaso personal puede decirse a sí misma, «No tengo habilidades. Dependo totalmente de otros. Soy una persona débil, enferma». Pero cuando descubre los
aspectos culturales del desamparo, esta misma mujer puede hacer un juego totalmente diferente de auto-afirmaciones: «Estos sentimientos de desamparo que tengo
son muy normales. No soy una persona sin valía, sino que mi sociedad me ha
enseñado a desempañar el rol de desamparo» (Gormick y Morán, 1971; Krumboltz
y Shapiro, 1979).
INGREDIENTES CLAVE EN LOS GRUPOS DE MUJERES RET
¿Qué es lo más extendido en el método RET al trabajar con mujeres en el
instituto de Terapia Racional-Emotiva? Tanto, hecho individualmente, como en
grupos de mujeres, los ingredientes son esencialmente los mismos:
1. Provocar el Conocimiento. Las mujeres descubren, a través de la discusión,
cómo la cultura ha ayudado a formar y mantener su sistema de creencias defectuoso.
Para ayudar en este proceso, de cuando en cuando se remite a los miembros a la
literatura feminista sobre matrimonio, sexualidad y otros temas.
2. Fijar Metas. Como se hace normalmente, las clientes de la RET, en
colaboración con sus terapeutas, aprenden a fijar sus propias metas. Por lo tanto,
reciben práctica para contrarrestar la pasividad y la dependencia, al definir sus
propios planes de vida en vez de esperar que el príncipe azul venga y planee por
ellas. Se pide a las mujeres que establezcan y analicen los planes de tres meses y
se íes anima a hacer proyecciones en el tiempo hasta la edad de 90 años.
416
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
3. RET. Esto incluye trabajar «en el fortalecimiento de la psique», a saber,
ayudar a las mujeres a cambiar su sistema de creencias de «soy infeliz» por uno
de optimismo y auto-aceptación. Esta fase también incluye ayudar a las mujeres
a desarrollar mejores respuestas de enfrentamiento al «mundo real» enseñándolas
a fortalecer la tolerancia a la frustración y especialmente a manejar su ansiedad y
rabia.
4. Modelado del rol del terapeuta. Debido a la falta de modelos de rol
femenino de auto-aceptación y logro en las vidas de las mujeres, el modelado y
la auto-revelación por parte de la terapeuta puede proporcionar un importante
modelo de enfrentamiento. Por ejemplo, una cliente que se esfuerza para lograr
una mayor autonomía e independencia de su marido puede beneficiarse de una
descripción de cómo la terapeuta y su esposo manejan las finanzas.
5. Los participantes como modelos de rol. Se suministra el modelo de rol
adicional animando a los miembros del grupo a compartir cómo lograron el dominio
en las áreas del problema que padecieron previamente. Esto ofrece una fuente
adicional de modelado de rol eficaz y también ayuda a los miembros del grupo a
creerse sus éxitos como antídoto a su usual focalización en sus defectos.
6. Entrenamiento en Asertividad. Este constituye un remedio importante para
las conductas pasivas y dependientes de las mujeres. Las asignaciones cognitivas
y conductuales se dan para ayudar a las mujeres a combatir sus miedos, a tomar
riesgos y de ser desaprobadas por otros, sustituir sus hábitos de infelicidad aprendida
por aquellos designados a incrementar la eficacia personal. Una parte importante
del entrenamiento en asertividad es ayudar a las mujeres a evaluar y enfrentarse
con las posibles consecuencias negativas que pueden ocurrir como resultado de sus
afirmaciones.
7. Auto-mensajes Positivos. Un gran porcentaje de mujeres han desarrollado
especialmente bien «la habilidad de detectar los defectos» y son prácticamente
adictas a la auto-condena (Russianoff, 1982). Se mandan tareas regularmente a las
mujeres para escribir, o recitar ante el espejo, tres conductas o rasgos positivos
cada día, o «jactarse» en voz alta, primero al terapeuta y a otros miembros del
grupo y después hacerlo así a otros en su ambiente exterior.
8. Tareas de auto-placer. Estas son designadas para combatir cognitiva y
conductualmente los mensajes del rol-sexual de «poner a otros primero» y «no
debo ser egoísta». Las asignaciones de tareas, tales como tomar plácidamente un
gran baño de espuma, comprarse flores a sí misma, darse un masaje, o tomar
caviar y coñac delante de la chimenea, son medios útiles para reforzar la idea de
que «Tengo derecho a hacer cosas agradables para mí misma». Al mismo tiempo,
los miembros del grupo de mujeres aprenden a darse a sí mismas los tipos de
caricias, a menudo esperadas, sólo de los hombres.
9. Fomento de amistades femeninas. Las mujeres frecuentemente usan el
término relación como sinónimo de relaciones heterosexuales de amor-sexual (por
ejemplo, «¡No he tenido una relación durante años!»). Al hacerlo así, niegan o
minimizan el valor e importancia de las amistades femeninas. Se anima las amistades con mujeres como formas buenas para ellas de conseguir amor, cariño, poder
compartir, apoyo, intimidad y educación que necesitan en sus vidas, independientemente de que estén inmersas o no en una relación primaria de amor-sexual.
10. Centrarse en los recursos ambientales y cambio de la sociedad. Los
grupos de mujeres RET van más allá de las fronteras tradicionales de terapia eLQFOX\HQ
RET Y TEMAS DE MUJERES
417
todos los esfuerzos y recursos que nosotros podemos reunir para proporcionar a las
mujeres experiencias y herramientas de socialización correctiva para el cambio
ambiental. Al resolver su ira paralizante en la discriminación en el trabajo, por
ejemplo, una mujer puede animarse a contactar con una organización que maneja
problemas de discriminación sexual. Los terapeutas racional-emotivos/ feministas
reúnen una lista de recursos extensa, incluyendo albergues de mujeres maltratadas,
organizaciones profesionales de mujeres, y ginecólogos no sexistas para ayudar a las
mujeres a trabajar en cambiar algunas de las condiciones societales que tienen éxito
anti-horrorizante.
El resto de este capítulo tratará con dos grupos diferentes de problemas para
los cuales la terapia racional-emotiva/feminista parece que proporciona ayuda. El
primero es, los desórdenes de alta prevalencia, los cuales incluyen las consecuencias
más aparentes de la socialización del rol-sexual: depresión, fobias y trastornos de
peso. El segundo grupo pertenece a los temas de relación y trabajo, incluyendo
matrimonio, sexualidad, maternidad y carrera. En ambas áreas, la RET promueve
las competencias emocional y conductual que ayuda a las mujeres a superar su
temprana programación del rol-sexual.
DESORDENES DE ALTA-PREVALENCIA COMO CONSECUENCIA
DE LA SOCIALIZACION DEL ROL-SEXUAL
Depresión y Baja Confianza
/DV PXMHUHV WLHQHQ GRV YHFHV PV GHV°UGHQHV GHSUHVLYRV TXH ORV KRPEUHV
:HLVVPDQ \ .OHUPDQ 6HOLJPDQ VH®DOD TXH OD SURSRUFL°Q HQWUH
GHSUHVL°QPDVFXOLQD\IHPHQLQDSXHGHVHUWDQDOWDFRPRGHD6HLQFUHPHQWDQ
ORV Q·PHURV GH LQYHVWLJDGRUHV TXH KDQ HQFRQWUDGR TXH OD GHSUHVL°Q HVW DVRFLDGD
FRQ HO HVWU¦V TXH ODV PXMHUHV H[SHULPHQWDQ GH EDMR HVWDWXV VRFLDO GLVFULPLQDFL°Q
OHJDO\HFRQ°PLFDHLQGHIHQVL°QDSUHQGLGD *XWWHQWDJ\6DODVLQ+DUH0XVWLQ
/DV HVWDGªVWLFDV 10+ 2UJDQL]DFL°Q 1DFLRQDO GH 6DOXG 0HQWDO 5DGORII
LQGLFDQTXHODGHSUHVL°QHVPVDOWDHQWUHODVPXMHUHVFDVDGDV )UDQNV
(Q XQ LQWHQWR SDUD HYDOXDU ODV DOWDV WDVDV GH GHSUHVL°Q ORV LQYHVWLJDGRUHV VH KDQ
FHQWUDGR HQ HO URO GH ODV PXMHUHV FDVDGDV /DV DPDV GH FDVD KDFHQ XQ WUDEDMR
FRQVLGHUDEOHPHQWHGXURSHURUDUDPHQWHVHOHVUHFRQRFHRUHFRPSHQVDSRUVXWUDEDMR
&XDQGR ODV DPDV GH FDVD WDPEL¦Q WUDEDMDQ IXHUD GH HOOD WRGDYªD REWLHQHQ PHQRV
UHIXHU]RVHQFDGDUHD
Aunque el proceso cognitivo es el mismo tanto para las mujeres como para los
hombres deprimidos, la sociedad tiende en especial a reforzar los mensajes negativos
que las mujeres se dicen a sí mismos. Entender la ecología de la depresión en
términos de roles sexuales es importante al tratar la depresión (Franks, 1982). Con su
entrenamiento de ser sumisas, dependientes y pasivas, las mujeres pueden encontrar
que tienen menos control sobre su ambiente, de tal modo que la percepción de la
relación entre sus esfuerzos y cualquier resultado significativo en sus vidas podría
desembocar en aprender sentimientos de indefensión (Seligman, 1975). Al creerse
ellas mismas indefensas, fracasan en el intento de las cosas que podríanD\XGDUODVD
418
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
lograr algún éxito y dominio sobre su ambiente. Entonces se mandan todavía más
mensajes acerca de su indefensión e inutilidad, de este modo se perpetúa el círculo
vicioso (Ellis, 1962, 1974). Estos temas tempranos de indefensión con-siguen expresar
más y más creencias de las clientes de que son estúpidas, inútiles, inadecuadas, e
incompetentes, y en su habilidad limitada de centrarse en lo que pueden hacer debido a
su sobrefocalización en lo que no pueden hacer.
La meta del terapeuta racional-emotivo es ayudar a una mujer a escoger las
cogniciones de desesperanza/indefensión y la consecuencia de auto-condena para
debatirlas vigorosamente, aunque en un mundo donde ella tiene de hecho un bajo
estatus y donde las personas que logran más que ella refuerzan vigorosamente la
idea de su indefensión e inutilidad. Es, por lo tanto, especialmente útil que las
raíces sociales de las prescripciones de los roles de las mujeres sean descubiertos
y analizados. Al ayudar a una madre depresiva de familia monoparental a debatir
sus ideas de que «soy una madre despreciable» y «soy una persona rechazada
porque no tengo un marido», el terapeuta le ayuda a desafiar no sólo su propia
visión, sino la de la sociedad.
El entrenamiento en el dominio ambiental llega a ser un importante accesorio
para la RET al trabajar con las mujeres depresivas. El terapeuta puede informar a
la cliente de los recursos de la comunidad y de otros lugares, incluyendo formación
vocacional, organizaciones de negocios de mujeres, ayuda financiera y centros de
acogida de día (Grieger, 1982).
Fobias
La investigación teórica reciente y los escritos clínicos han caracterizado las
fobias clínicas como desórdenes fundamentalmente femeninos (Brehony, 1983;
Fdor, 1974). A pesar de la preponderancia de las mujeres en la literatura de las
fobias, ha habido pocos intentos de explorar las variables relevantes a esta diferencia
sexual.
La ansiedad es un producto natural de las personas cuyo sentido del valor
depende en gran medida de agradar a otros (Ellis, 1962, 1974,1979). La agorafobia,
generalmente la más incapacitante de las fobias, se caracteriza por el miedo y
pánico extremo en situaciones abiertas que requieren una conducta independiente.
Esto lleva generalmente a un estilo de vida dentro de los límites de la casa,
sentimientos de indefensión, y sentimientos de estar atrapado. La agorafobia es
mucho más común entre las mujeres (Fodor, 1982); más de un millón de Americanas
encuentran sus vidas restringidas por síndromes agorafóbicos (Agras, Sylkvester
y Oliveau, 1969). Como Fodor (1974) sugiere, las mujeres agorafóbicas son, a
menudo, mujeres tradicionales y de rígidos estereotipos sexuales. Con pocas metas
en sí mismas, esperan pasivamente que otros las cuiden o las dirijan. Frecuentemente se sigue el resentimiento, la depresión, la actividad restringida, no asertividad
y baja auto-estima (Jasin, 1983). Estas conductas temerosas son después reforzadas
por otros significativos en la vida de la mujer (por ejemplo, sus maridos) como
consonante con su rol sexual (Goldstein y Chambles, 1980).
El miedo del mundo exterior tiene sentido cuando comprendemos que las
mujeres han tenido sistemáticamente negada la entrada (y se han negado el acceso
a sí mismas) a habilidades que les permitirían enfrentarse con situaciones adultas
RET Y TEMAS DE MUJERES
419
comunes; viajar solas, comprar un coche, solicitar un crédito, o presentarse a un
trabajo (Heriot, 1983). Ellas carecen especialmente de habilidades de asertividad
adecuadas, un déficit conductXal que se correlaciona y está significativamente incluido
en la agorafobia.
Otras fobias también tienden a reflejar la tendencia de las mujeres a verse a
sí mismas como incapaces e impotentes. Su mitigación puede significar la eliminación de los bloqueos importantes para el crecimiento personal y el éxito educacional o vocacional. La ansiedad ante los exámenes, por ejemplo, más alta en
las mujeres que en los hombres. Si se requiere la evaluación para entrar en una
profesión, para cambiar de carrera, o subir a un nivel más alto en un trabajo, la
ambición de una mujer puede estar minada por el miedo. La ansiedad a hablar en
público ha sido también mostrada por ser más alta entre las mujeres (Moulton,
1977) y puede ser uno de los factores más importantes que limita el ascenso
profesional de las mujeres.
Las mujeres también exceden a los hombres en las fobias sociales, las cuales
les preserva de metas tales como encontrar nuevos hombres, mezclarse en negocios,
y tener nuevas amigas. Su tarea llega a ser entonces más difícil que la de su
oponente masculino. Además de los miedos generales de rechazo, las mujeres se
enfrentan con el prejuicio social de que una mujer es anormal o «necesitada» si
inicia un contacto social con un hombre. En términos de mezclarse en negocios,
puede ser más difícil acercarse a un contacto de hombre potencial porque la mayoría
de los tratos de negocios ocurren principalmente entre los hombres (la esfera de
«los hombres de negocios»).
Trastornos de Peso
Un billón de dólares de la industria médica, farmacéutica y publicitaria centrada en la reducción de peso, se sustenta por veinte millones de mujeres con exceso
de peso, o aproximadamente de una cuarta a una tercera parte de la población
femenina americana (Fodor, 1982). Los roles sexuales y los estereotipos de los
roles sexuales se correlacionan con problemas de peso (Stuart, 1979). En nuestra
cultura, la auto-valía de la mujer se ve dependiente de su imagen corporal y nuestra
delgadez característica media, las niñas prepuberales como reflejo de lo que se
considera sexy. Este es un ideal difícil de alcanzar para las mujeres adultas; es
biológicamente realista para las mujeres tener un cuerpo más grueso que los hombres
o que las quinceañeras. El peso de las mujeres Victorianas, que incluía pechos
exuberantes, y muslos rellenos y voluptuosos, está mucho más acorde con el tipo
de cuerpo natural de las mujeres.
(QFRQWUDVWHHVWQORVHVWQGDUHVSDUDORVKRPEUHV(OKRPEUHJRUGRIXPDGRUGH
FLJDUULOORVHVYLVWRFRPRDWUDFWLYRVHJXUDPHQWHPHQRVHVWLJPDWL]DGRTXHXQDPXMHU
JRUGDFRPSDUDWLYDPHQWHDSHVDUGHOKHFKRGHTXHWHQHUXQH[FHVRGHSHVRVXSRQHXQ
ULHVJRPD\RUSDUDORVKRPEUHVTXHSDUDODVPXMHUHV
Tan distorsionada llega a ser la imagen corporal de las mujeres que los terapeutas de conducta informan que casi una tercera parte de las aplicaciones de
los programas de control de peso conductual es para las mujeres de peso normal
(Fodor, 1982). Las prescripciones culturales para el peso ideal tienen una naturaleza
420
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
obsesiva que ha animado a muchas mujeres a ser desgraciadas cada vez que pasaban
por un espejo, o se sentían tan incómodas mientras tenían una relación sexual que
ocultaban sus muslos. Sería mejor que los terapeutas intentasen comprender el
papel que juegan los estereotipos de rol-sexual en la perturbación de las clientes
anoréxicas o bulímicas que están extremadamente obsesionadas con la comida y
permanecen delgadas y están confusas acerca de su imagen corporal. La incidencia
de estos desórdenes es espantosamente alta: Las estimaciones de la proporción de
la anorexia en las quinceañeras oscilan ente el 0.4 % al 4 %. En un programa de
bulimia llevado a cabo en la Universidad de Cornell, un anuncio en un periódico
estudiantil atrajo 65 respuestas en dos semanas (Boskind-White y White, 1983).
Un programa racional-emotivo eficaz para trabajar con mujeres con problemas
de peso consiste en ayudar a las clientes a subrayar algunas de las creencias
culturales irracionales acerca de tener exceso de peso y reconocer cómo se han
convertido en creencias irracionales personales (Fodor, 1982).
Mensaje Cultural
La mujer ideal debería parecerse a Brooke
Shields (modelo quinceañero)
/DVSHUVRQDVJRUGDVVRQSHUH]RVDVHLQGLVFL
plinadas.
Las mujeres delgadas son más valiosas.
Creencia Irracional Personal
Si mi cuerpo no se parece al de una modelo,
entonces estoy gorda y repugnante. Es
horrible estar gorda.
Debería ser capaz de perder peso por mí
PLVPD \ VL QR OR KDJR VR\ XQD
SHUVRQD SHUH]RVDVLQYDOªD
No puedo, posiblemente tener una relación
sexual amorosa, auto-aceptarme, o disfrutar de la vida hasta que esté delgada.
Muchos profesionales de la salud también mantienen prejuicios de la sociedad
contra las mujeres con sobrepeso y establecen programas conductuales y cognitivos
diseñados para dar forma a la mujer dentro del modelo de delgadez deificado en
nuestra cultura, raramente considerando otras alternativas. Tales terapeutas harían
bien en desafiar las suposiciones de que hay un peso estándar para cada persona,
que el sobre peso moderado no es insano y mortal; que el auto-control es fácil, y
que las mujeres no son inatractivas e indeseables cuando tienen un sobrepeso
moderado. Al elevar el conocimiento de las clientes, el terapeuta puede señalar
que los prejuicios contra las mujeres obesas pueden verse como «gordismo» o
«pesismo», semejante a sexismo o racismo. Puede animarse a las clientes a presentar
sus propios ejemplos, de experiencias en revistas, Tv y de compras, de los mensajes
societales relevantes a la delgadez, a la deseabilidad sexual, a la salud, y al autocontrol. Pueden recomendarse lecturas tales como Fat is a Feminist Issue de Orback
(1978). El centro está en ayudar a las clientes a aceptarse a sí mismas incondicionalmente, no importando el tamaño de su cuerpo.
El debate incluye «¿Dónde está la evidencia de que no merezco disfrutar de
la vida por ser una persona gorda?» «¿Por qué no pueden ser felices las personas
gordas?». A la larga las clientes empiezan a entender que el «sobrepeso» no es el
problema; más bien, son sus evaluaciones negativas acerca de eso y de ellas mismas.
(«No puedo aguantar estar obesa» o «Soy una persona horrible por estar obesa»).
Estas irracionales perpetúan el sufrimiento y la preocupación por la dieta.
RET Y TEMAS DE MUJERES
421
LOS TEMAS DE RELACION Y DE TRABAJO PARA LAS MUJERES
Matrimonio, Divorcio y Problemas de Relación
Los estudios sugieren que la institución social del matrimonio plantea el riesgo
de trastorno para las mujeres, pero, ofrece protección para los hombres (Bernard,
1972). Las mujeres casadas que no están trabajando fuera de la casa tienen un
riesgo más alto de trastorno psicológico. Tienen proporciones más altas de entrar
en tratamiento psiquiátrico en algún grupo ocupacional; ellas solicitan (y reciben)
la mayor cantidad de drogas prescritas para modificar el ánimo (New York Narcotic
Addiction Control Commission, 1971); y narran una incidencia más alta de síntomas
psicógenos tales como nerviosismo, pesadillas, vértigo, dolores de cabeza, y síntomas relacionados (Lief, 1975).
La RET se especializa, en particular, en ayudar a las mujeres (y a los hombres)
con problemas maritales y de relación (Ellis, 1957, 1977, 1979a, 1982; Ellis y Harper,
1961, 1975) mostrando a las personas sus creencias irracionales acerca de la relación y
cómo debatir estas creencias. Las creencias irracionales típicas de las mujeres en
conflicto matrimonial son «Si la relación termina, soy culpable»; «No fui bastante
agradable, bastante interesante»; «Era demasiado pulcra, demasiado sosa, demandaba
demasiado, inadecuada, perezosa, no bastante sexy, exigía demasiado sexualmente».
Las mujeres con problemas maritales se condenan a sí mismas si lo hacen y se
condenan a sí mismas si no lo hacen, reflejando las reglas sociales de que la mujer es
reVponsable del éxito o fracaso de la relación. Lleva una buena cantidad de
reestructuración racional ayudarle a ver que hay dos personas implicadas.
Las siguientes son algunas advertencias que los terapeutas RET hacen a las
parejas en counseling, que deberían conservar siempre en mente:
1. Creencias acerca de los roles de las mujeres:
a. ¿CrHes que una mujer debe permanecer en casa y cuidar de los niños?
b. ¿Crees que las parejas que trabajan deben dividir del mismo modo el
trabajo de la casa y las tareas relacionadas?
c. Ayudar a las parejas con una lluvia de ideas, ¿sacará a colación la
posibilidad de que el hombre llegue a ser ama de casa mientras la mujer
vuelve a la escuela o asciende en su profesión?
2. Actitudes generales hacia la terapia:
a. ¿Tiendes a ver al trastornado más públicamente (generalmente la mujer,
ya que está bien que las mujeres lloren) como estando más perturbada
que el más calmado, tranquilo y posiblemente emocionalmente estreñido
compañero? ¿Ves el exceso emocional como un grado más alto de
perturbación que el estreñimiento emocional?
b. ¿Estás confabulado con el marido, porque simpatizas más con su visión
(por ejemplo, que las mujeres deberían hacer la mayoría de las tareas
de la casa) o porque puede que tengas (o seas) una mujer «regañona»?
c. ¿Estás utilizando energía extra para animar al compañero masculino a
una alianza, quizá porque sientes su desgana a venir? ¿O porque aceptas
al compañero masculino como la persona que tiene el poder de la
relación, y el poder de conservar la pareja en la terapia?
422
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
d. ¿Estás colaborando con el marido para curar la pasividad, neurosis,
falta de asertividad y sobredependencia de la mujer?
e. ¿Estás sobreenfatizando la ira de la mujer y pasando por alto la del
marido? Es común, especialmente entre los terapeutas masculinos, ser
reactivos a las mujeres «de mal genio» en la que ven a la mujer activa
como enfadada y al hombre activo como reaccionando apropiadamente
a la ira de su mujer (Haan y Livson, 1973).
3. Actitudes de los terapeutas feministas hacia la terapia:
a. ¿Estás demasiado confabulado con la mujer, quizás ves su pasividad y
esperas ayudarla apoyándola y, por lo tanto, refuerzas su pasividad y
dependencia?
b. ¿Te enfadas con los maridos y pierdes contacto con tu destreza por ser
un reflector susceptible de lo que está sucediendo cuando los hombres
llegan a ser evasivos y niegan los sentimientos?
Tener algunos hechos a mano puede a menudo ayudar a elevar la consciencia
y desarrollar nuevas opciones. Una pareja puede ser informada, por ejemplo, de
que los hombres generalmente hacen un tercio de las tareas de la casa que hacen
sus mujeres, tanto si las mujeres trabajan como si no (Baruch y Barnett, 1983), y
que las mujeres que trabajan fuera hacen casi tanto trabajo diario en la casa como
lo hacen las amas de casa, mientras sólo un 23 % de los hombres casados empleados
relatan una actividad similar (Radloff, 1975).
Pocas áreas son tan patéticas como la situación de una mujer maltratada.
Contemplando cómo queda después de ser golpeada por cuarta vez por su marido
alcohólico, una cliente (que era realmente la principal mantenedora de la familia)
decía, «Si él me trata de esta forma, debo ser una persona terrible. Los chavales
le necesitan, y yo también». Esta mujer es un ejemplo particularmente triste de la
falta de auto-confianza y de habilidades de solución de problemas y de fijarse
metas comunes en las mujeres que se han resignado a vivir hasta el fin de sus
matrimonios. El pensamiento de tales mujeres puede estar directamente derivado
de los estereotipos limitados reforzados por nuestra cultura. Ella puede ser totalmente incapaz de imaginarse a sí misma en otro rol (Martin, 1976). Con su marido,
ella está maltratada y magullada, pero casada; sin él, ella se ve a sí misma como
si no fuese nada.
El grupo de la mujer divorciada o viuda es igualmente inflexible. La mujer
que considera el divorcio puede sufrir de una acumulación de desventajas que limita
severamente las opciones que tiene para el resto de su vida. Su capacidad económica
es generalmente mucho más baja que la de sus maridos. Ella no ha tenido las
mismas oportunidades educativas y vocacionales y su carrera, si tiene alguna, ha
sido generalmente secundaria e interrumpida por necesidades familiares.
Uno de los problemas mayores a los que se enfrenta de nuevo la mujer sola
es el de sacar adelante a los niños solas. El Censo de los Estados Unidos de 1970
señala que más del 85 % de los padres únicos son mujeres. Las madres solas se
enfrentan a la soledad, y a fondos insufiFLentes, y a temas legales, así como a los
problemas de desarrollar nuevas relaciones, dependencia y autonomía.
El trabajo del terapeuta racional-emotivo en tales casos es monumental: (1)
¿Cómo podemos contrarrestar la auto-culpa en una sociedad que nos enseña que
es la mujer quien es responsable primariamente del éxito de su matrimonio y deOD
RET Y TEMAS DE MUJERES
423
salud mental de sus hijos? (2) ¿Cómo podemos construir la auto-aceptación cuando
cualquier cosa que una mujer tiende a comparar con ser valiosa (matrimonio, una casa
feliz, éxito profesional) no lo tiene? (3) ¿Cómo podemos ayudarla con las tareas
miríadas de apoyarse a sí mismas y reconstruir su vida, cuando ha tenido mensajes
cebándola de indefensión desde su infancia temprana en adelante?
Maternidad
Para muchas mujeres, independientemente de sus otros intereses, relaciones
y logros, la maternidad es la función central a sus percepciones (Oliver, 1977).
Todavía en el proceso de emprender esta tarea enormemente difícil del crecimiento
de un niño, ellas están a menudo prendidas entre dos difíciles alternativas. Si tienen
los medios económicos para no trabajar fuera de casa, entran potencialmente en
la categoría del grupo con una proporción más alta de depresión: las mujeres con
niños pequeños que son a tiempo total amas de casa. Sin embargo, la opción de
ser amas de casa y madres a tiempo total es un «privilegio» asequible a menos y
menos mujeres. Hoy, el 37 % de las mujeres con niños menores de 5 años trabajan,
en comparación con el sólo 13 % de 1948. Muchas mujeres que trabajan deben
tratar con los prejuicios de la sociedad y de ellas mismas, por ejemplo, que están
perjudicando a sus hijos permanentemente por trabajar y que si deciden trabajar,
deben ser supermujeres —manteniéndose en su puesto, atendiendo las necesidades
físicas y emocionales de sus hijos, y haciendo todas estas cosas perfectamente,
hasta el punto del agotamiento físico y psicológico (Zachary, 1980).
La opción de permanecer sin niños está también llena de dificultades. Hay
todavía un estigma atacando a las mujeres sin niños. Tiende a estar etiquetada de
desviada, infantil, o poco dispuesta a aceptar el «rol femenino».
La siguiente es una lista de advertencias para trabajar con mujeres en temas
de maternidad:
1. Al ayudar a la mujer a debatir la creencia irracional de que es una persona
fracasada o despreciable si es imperfecta como madre, como trabajadora,
o como limpiadora de la casa, hay algunos datos adicionales que se pueden
manejar para contrarrestar los mitos de la sociedad. Por ejemplo, los estudios demuestran que si una madre trabaja o no, no parece ser un factor
determinante en el origen de la delincuencia juvenil. Es la calidad de los
cuidados de una madre más bien que el tiempo consumido en tales cuidados
lo que es de mayor importancia (Women’s Bureau, 1972).
2. Recomendar algunas lecturas de liberación de las mujeres (por ejemplo los
capítulos sobre matrimonio y maternidad) de las antologías Woman in Sexist
Society (Gomick y Moran, 1972) o Sisterhood Is Powerful (Morgan, 1970).
3. Colocar al cliente en una terapia y/o grupo de apoyo de mujeres ayudará
a ver que no está sola con sus problemas y le ayudará de forma práctica
a tratar los problemas de la maternidad.
Sexualidad
Aproximadamente el 10 % de las mujeres Americanas nunca han experimentado un orgasmo y muchas más de la mitad de las mujeres sexualmente activas no
424
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
alcanzan regularmente el orgasmo en sus experiencias de coito (Kinsey, Pomeroy,
Martin y Gebhard, 1953; Hurt, 1974; Hite, 1976). Numerosas mujeres tienen
problemas de excitación y de bajo interés sexual.
Se está ampliamente de acuerdo que los sentimientos y creencias son la causa
de muchas disfunciones sexuales (Barbach, 1980; Lieblum, 1980). Un buen número
de estas creencias se derivan de los «deberías» del rol-sexual. La mujer crece con
mensajes altamente conflictivos acerca de su sexualidad. Son adoctrinadas para
reservarse para el verdadero amor, aunque al mismo tiempo para vestir, andar y
hablar de forma seductiva. El romanticismo lleva a un énfasis sobre la belleza; el
sexo llega a ser una manera de trueque; los cuerpos son productos para ser mejorados
por el gran mercado, con el énfasis sobre la atracción y el cortejo, más que sobre
la consumación. La belleza y la capacidad de atracción llegan a compararse con
la sexualidad, muchas mujeres sólo «se sienten como una mujer» cuando un hombre
está alrededor. La incapacidad de algunas mujeres para ver que tienen otros sentimientos y deseos sexuales que aquellos que resultan de la iniciación masculina,
hace difícil para ellas llegar a ser iniciadoras o incluso participantes activas en el
acto sexual.
Ambos sexos son víctimas de la ignorancia sexual, pero en nuestra cultura es
la mujer a quien se le ha prohibido aceptarse a sí misma como un ser sexual.
Demasiado a menudo, tanto la excitación como la no excitación se ven como
«malas» o «erróneas» y animan la ansiedad. En las relaciones heterosexuales, el
sexo termina antes que las mujeres incluso lleguen a estar excitadas. Centrándose
en su apariencia, comparándose a mujeres más jóvenes, y preocupándose del placer
de sus hombres, las mujeres se cierran en un círculo de frustración que además
exacerba su incapacidad para llegar a estar excitadas y disfrutar del sexo.
El siguiente ejercicio de elevar la consciencia, «Nombres Obscenos», se usa
tanto en grupos de mujeres como sexualmente mixtos, para ilustrar las actitudes
sexuales hacia las mujeres. Se pide a los clientes que digan en voz alta todos los
nombres que puedan pensar para las mujeres sexualmente activas (marrana, puta,
fulana); para las mujeres sexualmente selectivas (frígidas, ansiosas, mujeres liberadas); y para los hombres activos sexualmente (viva la vida, Don Juan,
playboy). Finalmente, se pide a los clientes una tormenta de ideas de los nombres
más obscenos con los que se puede llamar a un hombre (cabronazo, calzonazos,
bastardo, hijo de perra, afeminado). El ejercicio demuestra dramáticamente (1)
cómo las mujeres son etiquetadas globalmente por sus conductas sexuales; (2) cómo
son condenadas si lo hacen y condenadas si no lo hacen; (3) cómo hay un doble
estándar para la actividad sexual de las mujeres y de los hombres; y (4) cómo
perpetuamos una misoginia tan penetrante que la cosa peor que se le puede llamar
a un hombre es algo que le desprecia en comparación con una mujer. Las mujeres
tienden a hacerse a sí mismas ansiosas sobre estas palabras y se comportan de tal
forma que evitan estas «horribles» etiquetas. Si no se descubren, estas actitudes,
permanecen como esquema a través del cual las mujeres se perciben a sí mismas
y son percibidas, interfiriendo con cantidad de otras cosas, entre ellas el placer
sexual.
Una modalidad altamente eficaz de tratar a las mujeres con disfunciones
sexuales se ha encontrado que son los grupos compuestos sólo por mujeres (Barback, 1980; Kurjansky, Sharpe, y O’Connor, 1976; Walen y Wolfe, 1983). En los
grupos de sexualidad RET de mujeres, la enseñanza de un enfoque de auto-D\XGD
RET Y TEMAS DE MUJERES
425
cognitivo general que combata la perturbación a menudo lleva a una completa
eliminación rápida del problema central (del 90 al 100 % aprenden a alcanzar Hl
orgasmo después de sólo seis sesiones de dos horas). También lleva a la generalización de otras áreas de las vidas de las mujeres (Walen y Wolfe, 1983). Además
de la re-educación sexual y las tareas conductuales, otra fuerza cognitiva en los
grupos de sexualidad RET de mujeres (y en la terapia individual) incluye descubrir
y demoler la programación de los mitos sexuales y de los roles-sexuales erróneos
que interfieren con la autonomía y la auto-determinación de las áreas sexuales y
no sexuales (Walen y Wolfe, 1983). La siguiente lista ilustra estas actividades.
Mensajes Culturales
Creencias Irracionales Personales
Sólo Freud y los hombres saben
cómo funciona el cuerpo de
una mujer.
Sexy: bonita y joven
Debería ser capaz de tener un orgasmo en el
coito, y soy un fracaso sexual si no puedo.
Si estás enamorada, el sexo
debería ser automáticamente
perfecto
La mujer es responsable para
hacer que funcione la
relación
Es erróneo y egoísta poner mis
intereses primero, o ser
sexualmente asertiva.
Las mujeres liberadas deberían
ser sexualmente activas y
sexualmente asertivas.
Tengo que tener un cuerpo bueno y firme para
disfrutar del sexo. Sería horrible si él me
viese mi celulitis. La menopausia y la
histerectomía acaban con mi capacidad para
disfrutar sexualmente
Si él me ama, debería saber lo que me excita sin
tener que decírselo. Si yo le quiero, debería
querer tener relaciones sexuales tan a menudo
como él, disfrutar tragándome su semen, etc.
Si él tiene dificultades en tener erecciones, yo
soy la culpable, no debería herir sus
sentimientos, hacerle sentir mutilado. El sexo
es mi obligación si estoy casada.
No debería tardar demasiado tiempo en llegar.
Es egoísta o no femenino pedir 20 minutos de
estimulación clitorial; él nunca tiene que
sentirse incómodo o molesto.
No debería decir que no a tener una relación
sexual en la primera cita. Debería iniciar más
relaciones sexuales, disfrutar de alguna
manera, y si no es así, soy una remilgada.
Debería tener múltiples orgasmos.
Entre la biblioterapia para los problemas sexuales se encuentran los siguientes
títulos: Intelligent Woman’s Guide to Dating and Mating (Ellis, 1979); The Great
Orgasm Robbery (Tepper, 1977); Our Bodies, Ourselves (Boston Women’s Health
Collectivem 1976); El informe Hite sobre la sexualidad femenina (Hite, 1976); y
How to Be Sexually Assertive (Wofe, 1976).
Abuso Sexual: Acoso sexual, Incesto y Violación
Dado que una de cada tres mujeres que viven ahora en los Estados Unidos
será violada al menos una vez en el transcurso de su vida, y que una de cada cuatro
426
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
niñas en los Estados Unidos será objeto de abusos sexuales de algún tipo antes de
alcanzar los 18 años (Weber, 1980), el tema del ataque sexual es uno de los de
mayor urgencia para alguien que trabaja con mujeres o niños.
Los efectos de la victimización sexual pueden no llegar a aparecer hasta meses
o años después del suceso. A veces el sexo puede ser suprimido; esto es muy
común en el incesto. En otros casos, puede haber ira contra el abusador o el sistema
judicial, así como culpa, vergüenza, e inhibición o disfunción sexual (Zachary,
1980). Debido a la tremenda vergüenza y reserva circundante al tema, los profesionales, a menudo, fracasan en hacer lo necesario para sacar a la luz el tema con
las clientes que no lo plantean como una demanda en terapia.
Un mejor entendimiento de los procesos culturales implicados en el abuso
sexual puede lograrse mediante la visión del ataque sexual como la representación
extrema de los roles «masculino» y «femenino» tal y como se aprenden en esta
cultura (Colao, 1983; O’Hare, 1983). Por ejemplo, una víctima de una violación
está probablemente centrada en las percepciones exageradas de su inadecuación,
impotencia e incompetencia y sobre pensamientos tales como «Fui violada por mi
propia culpa» o «No tengo valía ahora que he sido violada».
Los profesionales, como miembros de esta sociedad, pueden haber internalizado alguno de estos mitos y perpetuarlos inconscientemente en su trabajo con
las clientes. Entre estos mitos o creencias irracionales se encuentran los siguientes:
1. Incesto:
a. Generalmente se debe a la fantasía infantil.
b. Sólo sucede entre los proscritos de la sociedad o los perturbados psiquiátricamente.
c. Una mala madre es la responsable del abuso.
d. Puede estar bien porque el niño está al menos consiguiendo educación
sexual en casa y recibiendo afecto.
2. Violación:
a. Las mujeres provocan o incitan el ataque (por ejemplo, «soy culpable
por estar en el sitio erróneo o por llevar ropa sexy»).
b. Las mujeres nunca son violadas por los hombres que conocen.
c. Las mujeres inventan historias de violación para conseguir hombres
difíciles.
d. Las mujeres secretamente desean la violación, ellas sólo dicen que no
porque están jugando a hacerse las duras.
e. «Estoy desvalorizada, sucia; seria horrible si la gente supiese que he
sido violada; no puedo soportar enfrentarme a ellos».
f. «Nunca seré capaz de disfrutar de nuevo del sexo».
La RET está particularmente bien adaptada al tratamiento de las clientes que
han sufrido un abuso sexual. Les muestra cómo aceptarse incondicionalmente, no
importando lo que ocurriese. Proporciona un método de enfrentamiento que puede
usar para controlar sus sentimientos y acciones y que puede tener un poderoso efecto
WHUDS¦XWLFR. Las siguientes son algunas advertencias para los terapeutas cuando traten
a las víctimas de abusos sexuales:
RET Y TEMAS DE MUJERES
427
1. Al ayudar a debatir las cogniciones de ira del cliente, no correr demasiado;
primero empatizar con sus sentimientos trastornados. Si no lo haces, el
cliente puede continuar auto-culpándose, o puede abandonar la terapia.
2. No reforzar (incluso inadvertidamente) la idea de que la mujer víctima del
abuso hizo algo para provocarlo.
3. Conocer los grupos de auto-ayuda en tu comunidad para víctimas de incesto
y violación, así como las direcciones de cualquier organización que trate
de acosos sexuales en el trabajo.
Temas relacionados con el Trabajo
Vivimos en una época en que el 52 % de las mujeres de este país trabajan
fuera de casa, donde una de cada seis familias está siendo mantenida por las mujeres,
y donde un gran número de familias jóvenes depende de dos sueldos para sobrevivir.
En orden a trabajar con los sentimientos de las mujeres cuando intentan enfrentarse
con roles nuevos y a menudo desconocidos, miramos las actitudes de la sociedad
hacia el trabajo de las mujeres y de las consecuencias de estas actitudes sobre los
modelos ocupacionales de las mujeres.
Este es el advenimiento de la era de la mujer trabajadora, pero ¿qué encuentran
las mujeres? Encuentran que el abismo entre los ingresos de los salarios de hombres
y mujeres ha aumentado realmente en la última generación, y que las mujeres
todavía ganan 60 centavos por cada dólar que los hombres ganan (Reskin, 1984).
Encuentran que el estereotipo sexual en los trabajos está extendido y que las mujeres
todavía desempeñan trabajos en unas pocas categorías familiares de los mismos
(trabajo de oficina, servicios y trabajadoras del hogar), mientras que los hombres
trabajan en todo tipo. En 1958, el 53 % de todas las mujeres que trabajaban lo
hacían en estas tres categorías dominadas por las mujeres. En 1975, ascendía al
58 %. En 1958, el 30 % de todas las mujeres que trabajaban lo hacían como
dependientas y secretarias. En 1975, esta tasa había aumentado al 35 % (Norton,
1981).
Abundan los prejuicios sociales contra la mujer trabajadora. La competencia
de las mujeres se ve como una desviación de las normas sociales de los estereotipos
femeninos. Si las mujeres intentan tener éxito o ejercitar el poder, todo el mundo,
incluso ellas mismas, menosprecian sus logros. La carrera orientada masculinamente se considera ambiciosa, asertiva y ser un hacha. Su contrapartida femenina
se llama ataque, un balón-fuera, o dique y es frecuentemente ignorada o penalizada
por su conducta asertiva. En la estructura jerárquica tradicional de la mayoría de
los puestos de trabajo, las mujeres, en los puestos más bajos, raramente se les da
el derecho o el poder de preguntar, criticar o sugerir a los hombres que tienen
autoridad sobre ellas.
La realidad de una proporción del 40 % de divorcios, la cual ha ampliado el
miedo a buscar seguridad en el matrimonio y terminar sola y desesperada, ha
hecho que muchas mujeres jóvenes hoy, casadas o solteras, busquen seguridad en
las carreras. Haciéndolo así, esperan encontrar normas de ejecución en el lugar de
trabajo, en el pasado y para los hombres que tenían mujeres que se dedicaban a los
detalles de la casa. Al mismo tiempo, se espera que lo hagan bien en casa y con
los niños como las mujeres que son amas de casa y madres a tiempo total. Su
428
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
esfuerzo para hacerlo así se exacerba por la falta de buenos modelos de roles de
doble-dedicación; mediante artículos en revistas sobre super mujeres que equilibran
maravillosamente las actividades de casa, carrera, maternidad y sociales; por un
sentido bajo de competencia; por miedos tanto del fracaso como del éxito (HoUQer,
1969); y por una tendencia a acometer series de trabajos más bien que una carrera
planeada.
Las siguientes frases son típicos auto-mensajes que llevan a una baja aspiración
profesional:
«Si soy buena, alguien vendrá y me cuidará».
«No debo ser demasiado lista o asertiva, para que no me vean como una mujer
castrante».
«No debo hablar demasiado afirmativamente de mis habilidades, para no ser considerada como “poco femenina” y “fanfarrona”».
«Está bien tener compromisos con otras personas, pero no conmigo misma».
Los siguientes son auto-mensajes típicos que llevan a la falta de asertividad
y al mínimo esfuerzo en el ascenso profesional:
«Es inútil acercarse a mi jefe. ¿Por qué molestarse —es excesivamente sexista»
(depresión, ira).
«Las cosas son injustas; no deberían serlo. No puedo aguantarlo» (baja tolerancia
a la frustración).
«Es demasiado tarde para cambiar de trabajo, para conseguir lo que yo quiero,
para ser readaptada profesionalmente» (depresión, baja tolerancia a la frustración).
Los siguientes son típicos auto-mensajes negativos de la doble-dedicación y
el reingreso profesional de las mujeres:
«Yo debería ser joven y bonita (o más habilidosa) para conseguir este trabajo; y
es horrible si no puedo conseguirlo».
«Debo ser aprobada por otros (los que me critican por descuidar a mis chiquillos),
y si no, soy una persona mala, fracasada».
«No debería tener que comenzar por el nivel más bajo; Debería estar más allá de
esta etapa ya» (baja tolerancia a la frustración).
Las siguientes son auto-afirmaciones negativas típicas perpetuadas por el éxito
ocupacional de las mujeres:
«Entré en este trabajo por chiripa. Algún día descubrirán que soy una farsante
incompetente» (auto-condena, catastrofismo).
«Incluso aunque trabaje 10 horas al día sin parar tan siquiera para comer, me siento
inadecuada, debería estar haciendo más» (perfeccionismo, auto-condena).
La siguiente es una lista de sugerencias para tratar con temas laborales en la
terapia de mujeres:
RET Y TEMAS DE MUJERES
429
1. Animar a las mujeres a:
a. Buscar buenos modelos de rol y juntarse posiblemente con una organización profesional.
b. Concentrarse en la ilusión (y no en las dificultades) de «abrir nuevos
caminos».
c. Desarrollar una red de apoyo.
2. Animar a las mujeres de doble-dedicación a:
a. Adoptar normas diferentes (por ejemplo, menos esmero para la casa y
los niños, menos tiempo con el marido).
b. Ver que los niños no están abandonados por que ella trabaje, sino que
más bien pueden verlo como una experiencia educacional válida y útil
para aprender la independencia.
3. Tener disponible una lista de recursos para ayudar a las mujeres a combatir
alguna de las injusticias del mundo laboral. Una lista tal podía incluir el
Título VII del Acta de Empleo Igualitario de 1972, los nombres de las
agencias que tratan con la discriminación sexual, las fuentes de las opciones
educativas y vocacionales no estereotipadas, y los nombres de las organizaciones profesionales de mujeres.
4. Estar alerta a las expectativas reducidas que las mujeres tienen de sí mismas,
y aportar otras opciones que su meta establecida de conseguir un aumento
de 15 dólares a la semana en su trabajo de secretaria. Por ejemplo, preguntarle si ha pensado en aplicar las posiciones del nivel directivo.
5. Hacer cantidad de entrenamiento en asertividad para ayudar a cambiar los
hábitos (por ejemplo, fracasando al responder de forma eficaz a degradaciones o a insinuaciones sexuales, o reticencia a desarrollar la competitividad). No es infrecuente para una ejecutiva de 50.000 dólares al año
romper a llorar cuando su jefe critica algo que ha hecho, o actuar astuta
y seductiva cuando su plan es rechazado, o estar de mal humor porque se
le ha dado una pobre tarea. Es crucial que las mujeres aprendan cómo
pedir y conseguir cosas sin ser manipulativas o indirectas.
6. Animar a construir la confianza, secreta y abierta. Las clientes tienen fuerte
auto-fracaso y hay que reemplazarlo por comentarios como «Hice eso
realmente bien» «Manejé esta crítica mucho mejor de lo que lo hice la
última vez». Estimular la confianza y ayudar a incrementar sus habilidades
auto-ejecutoras, pedir a las clientes que escriban una carta de recomendación de sí mismas.
7. Animar a las mujeres a desarrollar habilidades que pueden en algún momento haber dicho que no pueden comprenderlo» (ejemplo, sugerir que
hagan un curso de manejo de finanzas).
ESTUDIO DE UN CASO
Nancy era una enfermera de 28 años que presentaba problemas de depresión,
baja auto-aceptación y dificultades en su relación con un médico casado. La terapia
se centró en ayudarla a cambiar sus sobrerreacciones emocionales, así como las
formas de tratar con un sistema social que hacía su trabajo diario difícil y le ofrecía
oportunidades limitadas para avanzar profesionalmente (Tabla 22-1). Sus problemas
430
TABLA 22-1 La RET y la Terapia Accesoria con Nancy
Trabajo de la RET
Terapia Accesoria y Recursos
Ira y dolor por la conducta desconsiderada
del amante.
Anti-horrorizar sobre la conducta de él.
Ira y dolor por la murmuración de las
enfermeras.
Anti-horrorizar sobre las conductas de ellas.
Habilidades de asertividad pobre con el
amante y con la gente del trabajo.
Debatir la idea de que «no puedo responder
eficazmente» y «soy una persona débil, poco
convincente».
Debatir la idea de que «Debo ser una persona
sin valía si las personas me tratan tan mal»;
«No hay nada que pueda hacer sobre mi
situación»; «Soy una mala persona por
haberme metido en esta situación». Darme 3
auto-mensajes positivos al día.
Educación de elevar la conciencia: Leer
artículos sobre mujeres en el lugar de trabajo.
Ir a conferencias de NOW (Organización
Nacional de Mujeres). Registrar ejemplos de
sexismo en el trabajo. Contactar con organizaciones de acoso sexual para información sobre
cómo presentar quejas.
Construir habilidades: Asistir a un taller de
entrenamiento en asertividad. Leer artículos
sobre asertividad para enfermeras (Herman,
1977). Practicar la asertividad con amigos.
Hacer proyectos de vida hasta los 90 años.
Apoyo social: Buscar nuevas amigas no
preocupadas por los hombres. Observar y
hablar a buenos modelos de rol femenino.
Apoyo económico: Investigar las oportunidades de un préstamo para reemplazar la dependencia económica del amante. Considerar el
trabajo a tiempo SDUFLDO. Considerar la posibilidad de prepararse para llegar a ser enfermera
anestesista.
Baja auto-aceptación, indefensión, desesperación, ira consigo misma por su dependencia económica de su amante.
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Problemas
RET Y TEMAS DE MUJERES
431
en el trabajo incluían tratar con otras enfermeras que estaban en salvaje competición
por los doctores masculinos y enfrentarse a la conducta sexista de los doctores
(Durante una operación a corazón abierto, por ejemplo, un cirujano la sustituyó
en contra suya).
CONCLUSION
El Comité de Estudio de la Asociación Psicológica Americana (1975, 1978)
ha instado a que los psicólogos fomenten los conceptos de igualdad sexual como
parte de su práctica y ha concluido que los psicólogos tienen una responsabilidad
para examinar sus roles personales al perpetuar el sesgo sexual y los estereotipos
del rol-sexual que pueden ser tan destructivos para la salud mental de sus clientes
mujeres. La RET dentro de la estructura de examinar el contexto social de las
mujeres y los deberías acerca de los roles sociales, ofrece una herramienta práctica
para ayudar a las mujeres a hacer cambios conductuales y cognitivos amplios y a
desarrollar su potencial como seres humanos plenos.
REFERENCIAS
Agras, S., Sylvester, D., & Oliveau, D. (1969). The epidemiology of common fears and
phobias. Comprehensive Psychiatry, 10, 151-156.
American Psychological Association Task Force. (1975). Report of the ask Force on Sex
Role Stereotyping in Psychotherapeutic Practice. American Psychologist, 30, 11691175.
American Psychological Association Task Force. (1978). Report of the Task Force on Sex
Bias and Sex Role Stereotyping in Psychotherapeutic Practice: Guidelines for therapy
with women. American Psychologist, 33, 1122-1133.
Barbarch, L. G. (1980). Women discover orgams: A therapist's guide to a new treatment
approach. New York: Free Press/Macmillan.
Barret, C. J., Berg., P. I., Eaton, E. M., & Pomeroy, E. L. (1974). Implications of Women’s
liberation and the future of psychotherapy. Psychotherapy: Theory, Research and
Practice, 11 (1), 11-15.
Baruch, G., & Barnett, R. (1983). Correlates of fathers' participation in family work: A
technical report. Wellesley, Mass.: Wellesley College Center for Research on Women.
Bern, S. L., Lenneym E. (1976). Sex-typing and the avoidance of cross-sex behavior.
Journal of Personality and Social Psychilogy, 33, 48-54.
Bernard, J. (1972). The future of marriage. New York: World.
Berzins, J. I. (1975, June). Sex roles and psychoiteraphy: New directions for theory and
research. Paper presented at the 6th Annual Meeting, Society for Psychotherapy Research, Boston, Mass.
Block, J. (1973). Conceptions of sex role: Some cross-cultural and longitudinal perspectives.
American Psychologist, 28 (6), 512-526.
Block, J. (1979, March). The changing American parent: Implications for child development.
Paper presented at meeting of the Society for Research in Child Development, San
Francisco.
432
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Boskind-White, M., & White, W. (1983). Bulimarexia: The bingelpurge cycle. New York:
Norton.
Boston Women’s Health Collective. (1976). Our bodies, ourselves. New York: Simon and
Schuster.
Brehony, K. (1983). Women and agoraphobia: A cse for the etiological significance of
feminine sex-role stereothype. In V. Francks & E. Rothblum (Eds.), Sex role stereotypes and women’s mental health. New York: Springer.
Brodsky, A. M., & Hare-Mustin, R. T. (Eds.), (1980a). Women and psychotherapy: An
assessment of research an practice. New York: Guilford Press.
Brodsky, A. M., & Hare-Mustin, R. T. (1980b). Psychotherapoy and women: Priorities
for research. In A. Brodsky & R. Hare-Mustin (Eds.), W9men andpsychoterapy: An
assessment of research and practice. New York: Guilford Press.
Broverman, C., Broverman, D., Clarkson, F., Rosenkrantz, P., & Vogel, S. (1970). Sex
role stereotypes and clinical judgments of mental health. Journal of Consulting and
Clinical Psychology, 34, 1-7.
Chesler, P. (1972). Women and madness, Garden City, N.Y.: Doubleday.
Colao, F. (1983). Therapists coping with sexual assault. In J. Robbins & R. Siegel (Eds.),
Women changing therapy. New York: Haworth Press.
Ellis, A. (1957). How to live with a «neurotic». New York: Crown. [Rev. ed. (1975) North
Hollywood, Calif.: Wilshire Books.]
Ellis, A. (1962). Razón y emoción en psicoterapia. Bilbao. Desclée De Brouwer, 1975.
Ellis, A. (1973). Humanistic psythotherapy: The rational-emotive approach. New York:
McGraw-Hill.
Ellis, A. (1974). Treatment of sex and love problems in women. In V. Franks & V. Burtle
9Eds.), Women in therapy. New York: Brunner/Mazel.
Ellis, A. (1977). How to live with-and without-anger. Secaucus, N.J.: Citadel Press.
Ellis, A. (1979). The intelligent woman's guide to dating and mating. New York: Lyle
Stuart.
Ellis, A. (1982). Rational-emotive family therapy. In A. M. Home & M. H. Ohlsen (Eds.),
Family counseling and therapy. Itasca, III.: Peacock.
Ellis, A., & Becker, I. (1982). A guide to personal happiness. North Hollywood, Calif.:
Wilshire Books.
Ellis, A., & Harper, R. A. (1961). A guide to successful marriage. North Hollywood,
Calif.: Wilshire Books.
Ellis, A., & Harper, R. A. (1975). A new guide to rational living. North Hollywood, Calif.:
Wilshire Books.
Fodor, I. (1974). The phobics syndrome in women: Implications for treatment. In V. Franks
& V. Burtle (Eds.), Women in therapy. New York: Brunner/Mazel.
Fodor, I. (1982). Toward an understanding of male/female differences in phobic anxiety
disorders. In I. Al-Issa (Eds.), Gender and psychopathology. New York: Academic
Press.
Fodor, I. (1983). Behavior therapy for the overweight woman. In M. Rosenbaum & C.
Franks (Eds.), Perspectives on behavior therapy in the eigthies. New York: Springer.
Franks, V. (1979). Gender and psychotherapy. In E. Gomberg & V. Franks (Eds.), Gender
and disordered behavior: Sex differences in psychopathology. New York: Brunner/
Mazel.
Franks, V. (1982, April). Psychotherapy and women. Letter NO. 79. Belle Mead, N.J.:
Carrier Foundation.
Glaser, K. (1976). Women’s self-help groups as an alternative to therapy. Psychotherapy:
Theory, Research and Practice, 13, 77-81.
Goldstein, A. J., & Chambless, D. L. (1980). The treatment of agoraphobia. In A. J.
Goldstein and E. G. Foa (Eds.), Handbook of behavioral interventions. New York:
John Wiley.
RET Y TEMAS DE MUJERES
433
Gomick, V., & Moran, B. (1971). Woman in sexist society. New York: Basic Books.
Gomick, V., & Moran, B. (Eds.). (1972). Woman in sexist society. New York: Signet.
Grieger, I. Z. (1982). The cognitive basis of women’s problems. In R. Grieger & I. Z.
Grieger (Eds.), Cognition and emotional disturbance. New York: Human Sciences
Press.
Guttentang, M., & Salasin, S. (1976). Women, men and mental health. In G. Cates, M.
Scott, & R. Martyna (Eds.), Women and men: Changing roles and perceptions. Aspen,
Colo.: Aspen Institute for Humanistic Studies.
Haan, N., & Livson, N. (1973). Sex differences in the eyes of expert personality assessors:
Blind Spots? Journal of Personality Assessment, 37, 486-492.
Hae-Mustin, R. (1983). An appraisal of the relationship between women and psychotherapy:
80 years after the case of Dora. American Psychologist, 38, 593-602.
Heriot, J. (1983). The double bind: Healing the split. In J. Robbins & R. Siegel (Eds.),
Women changing therapy. New York: Haworth Press.
Herman, S. (1977). Assertiveness: One answer to job dissatisfaction for nurses. In R. Alberti
(Ed.), Assertiveness: Innovations, applications, issues. San Luis Obispo, CA: Impact.
Hite, S. (1976). The Hite report. New York: Macmillan.
Homer, M. (1969). Women’s motive to avoid sucess. Psychology Today, 62, 36-38.
Hunt, M. Sexual behavior in the 1970’s. (1974). Chicago: Playboy Press.
Jasin, S. (1983). Cognitive-behavioral treatment of agoraphobia in groups. In A. Freeman
(Ed.), Cognitive therapy in couples and groups. New York: Plenum.
Kelly, J. A., Kern, J. M., Kirkley, B. G., Patterson, J. N., & Keane,. M. (1980). Reactions
to assertive versus nonassertive behavior effects for males females, and implications
for assertive training. Behavior Therapy, 11, 670-682.
Kinsey, A. C. Pomeroy, W. B., Martin, C. E., & Gebhard, P. H. (1953). Sexual behavior
in the human female. New York: Simon & Schuster, Pocket Books.
Krumboltz, H. B., & Shapiro, J. (1979). Counseling women in behavioral self-direction.
Personnel & Guidance Journal, 4, 415-418.
Kuriansky, J., Sharpe, L., & O’Connor, D. (1976, October). Group treatment for women:
The quest for or gams. Paper presented at the Public Health Association of Washhington,
D.C.
Levine, S. V., Camin, L. E., & Levine, E. L. (1974). Sexism and psychiatry. American
Journal of Orthopsychiatry, 44, 327-336.
Lieblum, S. (Speaker). Sexual problems of women. Cassette recording. New York: SMA
Audio Cassettes.
Lief, H. (1975). Sexual counseling. In Romney, S., The health care of womwn. ew York:
McGraw-Hill.
Loeffler, D., & Fiedler, L. (1979) Woman—a sense od identity: A counseling intervention
to facilitate personal growth in women. Journal of Counseling Psychology, 26 (1), 5157.
Martin. D. (1976). Battered wives. San Francisco: Glide.
Metropolitan Life Insurance Company. (1980). Mortality differentials favor women. Statistical Bulletin, 61, 2-3.
Morgan, R., (1970). Sisterhood is powerful. New York: Vintage.
Moulton, R. (1977). Some effects of the new feminism. American Journal of Psychiatry,
134 (1), 3.
New York Narcotic Addiction Control Commission. (1971). Differential drug use within
New York State labor force: An assessment of drug use within the general population.
Albany, N. Y.: New York Narcotic Addiction Control Commission.
Norton, E. (1981). Remarks at First Annual Women in Crisis Conference. In P. Russianoff
(Ed.), Women in crisis. New York: Human Sciences.
O’Hare, J., & Taylor, K. (1983). The reality of incest. In J. Robbins & R. Siegel (Eds.),
Women changing therapy. New York: Haworth Press.
434
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Oliver, R. (1979). The’empty nest syndrome’as focus of depression: A cognitive treatment
model, based on rational-emotive therapy. Psychotherapy: Theory, Research and Practice, 14 (1), 87-94.
Orbach, S. (1978). Fat is a feminist issue. New York and London: Paddington Press.
Radloff, L. (1975). Sex differences in depression: The effects of occupation and marital
status. Sex Roles, 1, 249-265.
Reskin, B. (1984). Sex segregation in the work place. In Gender at work: Perspectives on
occupational segregation in comparable worth. Washington, D.C.: Women’s Research
and Education Institute of the women’s liberation movement for psychotherapy. American Journal of Psychiatry, 130, 191-196.
Robbins, J. H., & Siegel, R. J. (Eds.). (1983). Women changing therapy: New assessment,
values and strategies in feminist therapy. New York: Haworth Pfess.
Rothblum, E. (1983). Sex role stereotypes and depression in women. In V. Franks &
Rothblum (Eds.), Sex role stereotypes and women’s mental heath. New York: Springer.
Russianoff, P. (1982). Why do 1 think I'm nothing without a man? New York: Bantam.
Seligman, M. (1975). Helplessness. San Francisco, Calif. W. H. Freeman.
Seligman, M. (1979, October). Conference on learned helplessness. Charlottesville, Virginia.
Spence, J., Helmreich, R., & Stapp, J. (1975). Rating of self and peers on sex-role attributes
and their relation to self-esteem and conceptions of masculinity and femininity. Journal
of Personality and Social Psychology, 32, 29-39.
Stein, L., DelGaudio, A., & Ansley, M. (1976). A comparison of male and female neurotic
depressives. Journal of Clinical Psychology, 32, 19-21.
Stuart, R. B. (1979). Sex differences in psychopathology. New York: Brunner/Mazel.
Tepper, S. (1977). The great orgams robbery. Denver, Colo.: RMPP Publications.
Walen, S., & Wolfe, J. (1983). Sexual enhancement groups for women. In A. Freeman
(Ed.), Cognitive therapy with couples and groups. New York: Plenum.
Weber, E. (1980, june). Sexual abuse begins at home. Ms Magazine, 122-131.
Weismman, M. M. & Klerman, G. L. (1977). Sex differences and the epidemiology of
depression. Archives of General Psychiatry, 34, 98-111.
Weisstein, N. (1971). Psychology constructs the female, or the fantasy life of the male
psychologist. In M.Garskof (Ed.), Roles women play: Readings toward women’s liberation. Belmont, Calif.: Brooks-Cole.
Wisconsin Clearinghouse. (1980). Shattering female sex-role stereotypes. Madison, Wis.:
Author.
Wolfe, J. (1975, September). Rational-emotive therapy as an effective therapy. Paper presented at the American Psychological Association Convention, Chicago.
Wolfe, J. (1980a, june). Helping women change. Paper presenyed at the 25th Anniversary
Rational-Emotive Therapy Conference, New York.
Wolfe, J. (1980b, September). Rational-emotive therapy women's groups: New model for
an effective feminist therapy. Paper presented at the American Psychological Association Annual Convention, Montreal, Canada.
Wooley, S., & Wooley, O. (1980). Eating disorders: Obesity and anorexia. In A. Brodsky
& R. Hare-Mustin (Eds.), Women and psychotherapy: An assessment of research and
practice. New York: Guilford Press.
Worell, J. (1980). New directions in counseling women. Personnel and Guidance Journal,
58, 477-484.
Wyckoff, H. (1977). Solving women’s problems. New York: Grove Press.
Zachary, I. (1980). RET with women. Some special issues. In R. Grieger & . Boyd (Eds.),
Rational-emotive therapy: A skills bases approach. New York: Van Nostrand Reinhold.
A
Programas de Entrenamiento
Profesional en la Terapia
Racional-Emotiva
El Instituto de Terapia Racional-Emotiva de Nueva York y sus diversos afiliados en todo el mundo ofrecen programas oficiales de estudios de la RET. Sólo
el Instituto matriz de Nueva York ofrece, sin embargo, los cuatro programas,
mientras los otros ofrecen sólo algunos de ellos, (ver Apéndice B para los nombres,
direcciones y programas ofrecidos por cada afiliado). Los programas de estudio,
que concluyen siempre con un certificado, son los siguientes.
PROGRAMA DE CERTIFICADO PRIMARIO
El dominio de la teoría y de la técnica RET empieza con el Programa de
Certificado Primario. Los participantes estudian los fundamentos de la RET, junto
con la aplicación de sus técnicas.
Elegibilidad
El Programa de Certificado Primario está abierto a Psicólogos, consejeros,
trabajadores sociales, médicos, enfermeras y estudiantes graduados de plena dedicación. El requisito mínimo para ser candidato al certificado es el grado de Master
en psicología o consejo, un M.S.K., M.D., R.N.
Requisitos del programa
El Certificado Primario puede obtenerse completando una de las dos opciones
siguientes. Se exige de los candidatos que eligen cada opción que completen las
lecturas señaladas y se examinen oralmente y por escrito, así como que participen
en todas las actividades.
436
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
1. Programas prácticos. Esta opción consta de un programa de cinco días
consecutivos que combina la lectura, las demostraciones en cassette y en
video, y varias experiencias de desarrollo individual y de grupo. Además,
los participantes reciben aproximadamente 14 horas de supervisión de
pequeño grupo de sus sesiones de terapia.
2. Programa de taller. En esta opción, el participante asiste a cuatro talleres
de un día de certificación primaria y recibe cinco sesiones de supervisión
individual.
Diploma
Los candidatos que completan todos los requisitos del programa y poseen
aquellas habilidades de la RET que el profesorado de la formación juzga que reúnen
al menos los criterios mínimos de ejecución recibirán un diploma. La admisión al
Programa de Certificación Primaria no garantiza la obtención del diploma.
DIPLOMA DE CERTIFICADO INTERMEDIO
El Programa de Certificado Intermedio proporciona el entrenamiento para los
poseedores del Certificado Primario que no reúnen los requisitos o no desean
participar en el Programa de Miembro Asociado. Los candidatos fomentarán durante
estas sesiones de entrenamientos su conocimiento de los principios de la RET, los
fundamentos teóricos, y las aplicaciones clínicas. Figura en el programa la supervisión RET del estudio de los casos difíciles de los profesionales participantes.
Elegibilidad
Los poseedores del Programa de Certificado Primario reúnen los requisitos
para el Programa de Certificado Intermedio.
Requisitos del Programa
Se requiere que los candidatos completen o bien (1) cuatro talleres de entrenamiento de un día, además de los requeridos para el Certificado Primario y ocho
horas de supervisión individual de casos de terapia adems de la supervisión requerida para el Certificado Primario o (2) un período de Entrenamiento como
Miembro Asociado de cinco días (ver la exposición siguiente).
Diploma
Los candidatos que completen todos los requisitos del programa y posean
aquellas habilidades de la RET que el profesorado juzga que están al menos en los
estándares mínimos de ejecución se les concederá el certificado. El trabajo realizado
PROGRAMAS DE ENTRENAMIENTO PROFESIONAL EN LA TERAPIA...
437
como parte del Programa Intermedio puede ser válido para los requisitos del Certificado de Miembro Asociado y proporciona al candidato los requisitos de elegibilidad apropiados para ese programa. La admisión al Programa de Certificado
Intermedio no garantiza la obtención del diploma.
PROGRAMA DE MIEMBRO ASOCIADO
Este programa extensivo proporciona a los practicantes la oportunidad de
ampliar su RET y otras técnicas terapéuticas cognitivo-conductuales. Los candidatos a Miembro Asociado reciben supervisión y seminarios para incrementar su
conocimiento filosófico y empírico de la RET.
Elegibilidad
Un prerrequisito para el Programa de Miembro Asociado es el Certificado
Primario de la RET. Además de esto, este programa está abierto a los psicólogos
titulados (o aquellos que están a punto de completar sus doctorados), médicos,
enfermeras colegiadas, poseedores del M.S. W., sacerdotes con formación graduada
y experiencia en counseling, y ios poseedores del grado de master que lleven casos
difíciles de clientes supervisados en marcos institucionales.
Los individuos que no reúnan estos requisitos pero que estén trabajando con
clientes (tales como trabajadores de la comunidd, abogados, consejeros de orientación vocacional) podrán asistir a los talleres, pero no pueden recibir el diploma.
Requisitos del Programa
Se requiere que los candidatos a ser Miembros Asociados completen el siguiente programa:
1. Deben hacerse dos prácticas de cinco días cada una y separadas por espacio
de un año. Cada práctica consistirá en seminarios y supervisión de casos.
En los seminarios se examinarán las bases empírica y filosófica de la terapia
racional-emotiva y su aplicación profunda al counseling individual y la
psicoterapia. Las áreas para la discusión incluirán tareas psicológicas,
imaginación racional-emotiva y otras técnicas de intervención. También
se examinarán los métodos de grupo de la RET. Las metas de los seminarios
son ayudar al practicante a desarrollar una base firme para la aplicación
de los principios racional-emotivos en su trabajo con los clientes. La supervisión de casos incluirá counseling con iguales y casos en los que los
candidatos están usando actualmente los métodos de la RET.
2. Deben hacerse 24 sesiones de supervisión de casos RET individual en un
periodo de 12 meses. Los candidatos elegirán para tener estas sesiones por
correo o con la presencia de un supervisor aprobado por el Instituto.
3. Se tiene que presentar una sesión de terapia RET grabada para ser evaluada
por el Comité Internacional de Estándares de Formación y Revisión (ver
Apéndice C).
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
438
Diploma
Los participantes elegidos para ser Miembros Asociados que completen todos
los requisitos del programa y que posean aquellas habilidades de la RET que el
profesorado juzga que reúne al menos los estándares mínimos de ejecución, recibirán el diploma de Miembro Asociado. Después pueden apuntarse a programas
de entrenamiento que puedan llevarles al estatus de profesor del Instituto de Nueva
York. La admisión en el programa de Miembros Asociados no garantiza la obtención del diploma.
PROGRAMA DE MIEMBRO
El Programa de Miembro es el programa más exhaustivo de los estudios
ofrecidos. Durante este curso de estudio de dos años, los participantes reciben un
entrenamiento en profundidad en las técnicas psicoterapéuticas racional-emotivas
y en las técnicas conductual cognitivas asociadas. Durante 11 meses por año, se
realiza con trabajo clínico durante dos tardes a la semana, siendo supervisado un
día durante toda la tarde. Por acuerdos especiales, las personas que estén disfrutando
de un año sabático o que sea de fuera de la ciudad pueden completar el programa
en un año. Las personas admitidas al Programa de Miembro reciben un sueldo de
3.600 dólares al año, ó 7.200 dólares si tienen un programa de un año.
Elegibilidad
Se requiere que los candidatos para el Programa de Miembro posean el doctorado en psicología o counseling o una licenciatura en M.S.W. o M.D. Los
candidatos tienen que estar colegiados en sus respectivos Colegios Profesionales.
Puede aceptarse un número limitado de alumnos predoctorales en el Programa de
Miembros, siempre que estén a punto de concluir su tesis doctoral. Los internos
predoctorales siguen el mismo programa que los Miembros post-doctorales y reciben el mismo sueldo.
Requisitos del programa
El Programa de Miembro ofrece un entrenamiento altamente diversificado,
que incluyen lo siguiente:
1. Experiencia clínica. Los candidatos a Miembros dedican nueve horas a la
semana a la práctica clínica, codirigiendo un grupo de terapia con Albert
Ellis y viendo aproximadamente a ocho clientes por semana en la clínica
de coste reducido del Instituto.
2. Supervisión. El énfasis se coloca tanto en los aspectos personales como
profesionales del trabajo WHUDS¦XWLFR. Participan también médicos y otros
asesores para proporcionar a los futuros miembros una experiencia de
entrenamiento exhaustiva.
PROGRAMAS DE ENTRENAMIENTO PROFESIONAL EN LA TERAPIA...
439
3. Experiencia de terapia personal. Para maximizar su potencial WHUDS¦XWLFR,se
requiere que los candidatos participen en un grupo de terapia especial
compuesta sólo por candidatos a Miembros.
Diploma
Los candidatos que completan todos los requisitos del programa y aquellos
cuyas habilidades en la RET son juzgadas por el profesorado como reuniendo al
menos los estándares mínimos de ejecución obtendrán un diploma y llegarán a
reunir los requisitos para ser Miembro en calidad de socio del Instituto. Las oportunidades están disponibles para los Miembros graduados afiliados al centro de
tratamiento del Instituto como profesorado o psicoterapeutas en plantilla. La admisión al Programa de Miembro no garantiza la obtención del diploma.
B
Afiliados a la Terapia
Racional-Emotiva
Ofrecen Formación para el Certificado Primario y para el
Certificado de Miembro Asociado
Instituto Atlántico de Terapia Racional-Emotiva
OFRECEN FORMACION PARA EL CERTIFICADO PRIMARIO
—
—
—
—
—
—
—
—
—
Instituto Australiano de Terapia Racional-Emotiva
Instituto Británico de Terapia Racional-Emotiva
Instituto Cleveland de Vida Racional
Instituto Denver de Terapia Racional-Emotiva
Instituto de Terapia Racional (Holanda)
Instituto de Terapia Racional Emotiva de Italia
Instituto Alemán de Terapia Racional-Emotiva
Instituto de Terapia Racional (Filadelfia)
Instituto Mexicano de Terapia Racional-Emotiva
OTROS AFILIADOS
— Instituto de Chicago de Terapia Racional-Emotiva
— Instituto de Vida Racional (Clearwater)
— Instituto de Vida Racional, N.W.
OFRECEN FORMACION PARA EL CERTIFICADO PRIMARIO Y
PARA EL CERTIFICADO DE MIEMBRO ASOCIADO
Instituto Atlántico de Terapia Racional-Emotiva
c/o Dr. Russell Grieger
2120 Ivy Rd., Suite B
Charlottesville, Va. 22903
(804) 296-0606, 973-3191
442
MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
OFRECEN FORMACION PARA EL CERTIFICADO PRIMARIO
Instituto Australiano de Terapia Racional-Emotiva
c/o Dr. Michael E. Bernard
University of Melbourne, Dept, of Education
Parkville, Victoria 3052 Australia
(03) 341-6392
Instituto Británico de Terapia Racional-Emotiva
c/o Dr. Windy Dry den
209 Belchers Lane
Litle Bromswich, Birmingham, Gran Bretaña B9 5RT
(021) 772-7948
Instituto Cleveland de Vida Racional
c/o James A. Bard, Ph.D., & Harold R. Fisher, Ph.D.
3659 Green Rd.
Beachwood, Ohio 44122, Estados Unidos
(216) 464-1144
Instituto Denver de Terapia Racional-Emotiva
c/o Laura Knutson
2343 E. Evans Ave.
Denver, Colorado 80210, Estados Unidos
(303) 744-0025
Instituto de Terapia Racional
c/o Rene Diekstra, Ph.D.
St. Annastraat 61
6524 EH Nijmegen, Holanda
080-23-24-36
Instituto de Terapia Racional-Emotiva e Italia
c/o Cesare de Silvestri, M. D., & Carola Schimmelpfenning, Dipl. Psych.
Via Prisciano 28
Roma, Italia 00136
(06) 345-1-482
Instituto Alemán de Terapia Racional-Emotiva
c/o Horst Zimmermann, Dipl. Psych., & Ursula Zimmermann, Dipl. Psych.
Kolner Str. 1, 4048 Grevenbroich 1, Alemania Federal
02181/3027
Instituto de Terapia Racional
c/o Michael Broder, Ph.D.
1315 Walnut Street, Suite 1100
Philadelphia, Pa. 19107, Estados Unidos
(215) 545-7000
AFILIADOS A LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA
Instituto Mexicano de Terapia Racional-Emotiva
c/o Dr. Patricia Leal
Taine 249, 2nd floor
Colonia Polanco, Mexico D.F.
OTROS AFILIADOS
Instituto de Chicago de Terapia Racional-Emotiva
c/o Kenneth Peiser
2045 N. Larrabee, # 7108
Chicago, Illinois 60614, Estados Unidos
(312) 649-9392
Instituto de Vida Racional (Clearwater)
c/o Robert H. Moore, Ph D.
Belcher Executive Center
1437 S. Belcher Rd., Suite 118
Clearwater, Florida 33516, Estados Unidos
(813) 443-2096
Instituto de Vida Racional, N.W.
c/o John Willians, M.A.
3216 N.E. 45th Pl., #105
Seattle, Washington 98105, Estados Unidos
(206) 527-4884
443
C
Miembros del Comité
Internacional de Estándares de
Formación y Revisión de la
RET
Rene Diekstra, Ph.D.
Hooigracht 15
Leiden, Netherlands
Howard Kassinove, Ph.D.
10 Ingold Dr.
Dix Hills, N.Y. 11746
Raymond DiGiuseppe, Ph.D.
230 Gilton Ave.
Hempstead, N.Y. 11550
Maxie Maultsby, Jr., M.D.
c/o Provident Hospital
Dept, of Psychiatry
3101 Towanda Ave.
Baltimore, Md. 21215
Albert Ellis, Ph.D.
45 E. 65 St.
New York, N.Y. 10021
Harold Fisher, Ph.D.
3659 Green Rd.
Beachwood, Ohio 44122
Russell Grieger, Ph.D.
2120 Ivy Rd., Suite B
Charlottesville, Va. 22903
Ruth Wessler, Ph.D.
4408 Stanley Ave.
Downers Grove, 111. 60515
Janet L. Wolfe, Ph.D.
45 E. 65 St.
New York, N.Y. 10021