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DICCIONARIO DE SINÓNIMOS CASTELLANOS, POR S L G-EITSRAL DE Β RIG· ADA i2y. cr. ty. c¿e 'úz ibatátna, INDIVIDUO DE LAS ACADEMIAS ESPAÑOLAS DE LA LENGUA Y DE LA HISTORIA. MEXICO. IMPRENTA DE V I C E N T E G A R C Í A T O R R E S . calle del Espíritu Sar.!t> Num. 2. 1845. Nadie podrá reimprimir este Diccionario, sin previa licencia de eu autor, In magma et volume sat est. si la amistad no se hubiera anticipado á poner un título á la presente colección, no se vería ésta condecorada con el que lleva á su frente, porque en verdad que la voz DICCIONARIO promete mucho mas de lo que puede dar una diminuta compilación de trabajos que en su mayor parte manifiestan la desconfianza con que los publicaron sus mismos autores. Si aun es tiempo de corregir un yerro involuntario séame lícito ofrecer al publico esta colección como un simple Ensayo formado únicamente con el fin de conservar reunidos y sujetos á cierto orden, los diversos trabajos de los escritores que mas especialmente se han dedicado al examen analítico de los sinónimos de nuestra lengua; y sírvame también de disculpa de todos los defectos que se noten en este Ensayo, la consideración de ser una empresa enteramente nueva entre nosotros. Esta circunstancia, ademas de otras muchas, me obliga á mirar como útiles y aun necesarias, algunas indicaciones preliminares, que no son mas que deducciones ó repeticiones de las doctrinas de varios escritores que han dilucidado esta materia con todo el acierto posible. Si por sinónimo entendemos cualquiera voz que siendo di/eren ACASO, (Π ) te de otra en su forma material, tiene exactamente el mismo significadoy desde luego podemos asegurar que no hay sinónimos en la lengua castellana ni en ninguna otra de las conocidas, porque como dice muy bien Dumarsais, esto seria haber dos lenguas distintas en una misma lengua, y la naturaleza quiere que una vez que se ha encontrado el signo propio de una idea, no se busque otro nuevo para expresarla, porque no solamente seria superfluo, sino embarazoso en la práctica. Mas si entendemos por sinónimo el sustantivo ó el adjetivo con que designamos las voces que teniendo entre ellas grande conformidad y semejanza en su sentido general, ofrecen en su acepción particular diferencias verdaderas y esenciales aunque mas ó menos ligeras, es evidente que la lengua castellana excede á todas las vivas en sinónimos de esta especie, y que en ellos funda gran parte de su admirable riqueza, porque la riqueza de una lengua no consiste en tener muchas voces distintas para expresar una sola y misma idea, sino en tener muchas voces para expresar muchas ideas distintas, esto es, hasta las modificaciones menos perceptibles que pueden dar á una idea el entendimiento y la imaginación. Partiendo de este principio, no podía menos de tener un numero de sinónimos, considerable en gran manera, una lengua como el castellano, que reconoce por orígenes principales las lenguas latina^ gótica y arábiga, de las cuales tomó desde un principio y conserva actualmente un crecido caudal de voces que siendo en su origen sinónimos perfectos, esto es, expresando cada una en su respectiva lengua la misma cosa ó idea, vinieron después á ser en el castellano moderno signos de modificaciones de la idea común. Esto puede probarse con infinitos ejemplos; v. gr., la voz al-muhad en la lengua arábiga, significaba lo mismo que la voz coacinus en la baja latinidad; el castellano conservó ambas voces, pero señalando á cada una distinto oficio, hizo que expresaran las diferentes ideas que nos inspiran hoy las voces almohada y cojin: al-cuzet, entre los árabes significaba lo mismo que acetarium entre los latinos; actual- ( ΙΠ ) mente expresamos nosotros dos cosas diferentes por medio de las voces alcuza y aceitera, derivadas de aquellas: con la voz almirez tomada del árabe (almihraz), y con la voz mortero, tomada del latin (mortarium), designamos dos cosas diferentes; y lo mismo se observa en las voces cisterna, algtbe y alterca: cama, lecho y catre: albergue, hospedería, fonda, meson y venta, 8çc. Así es, que para expresar solamente las modificaciones de la idea ofender tiene el castellano todas estas voces, Ignominia. Afrenta. Improperio. Agravio. Baldón. Injuria. Insulto. Contumelia. Ofensa. Convicio. Oprobio. Denuesto. Desahogo. Palabrada. Ultraje. Deshonra. Desvergüenza. Vilipendio y otras muchas. legrarse tiene la lenguacastellana Fiesta. Alborozo. Francachela. Alegría. Bureo. Frasca. Complacencia. Gozo. Contento. Gusto. Contentamiento. Holganza. Chacota. Holgorio. Delectación. Holgueta. Delectamiento. Holgura. Deleitabilidad. Jaleo. Deleite. Jubilo. Delicia. Placer. Regocijo. Fandango. Festeío. Uegodéo, &c. y pues que seria un trabajo interminable y superfluo citar mas ejemplos, me limitaré á recordar el que nos ofrece la estrofa Ι δ .* (IV) de la conocida composición poética del Maestro Gonzalez, intitulada El murciélago alevoso, en la cual vemos acumuladas muchas de las modificaciones de la idea dañar; Te puncen y te rajen, Te tundan, te golpeen, te martillen, Te piquen, te acribillen, Te dividan, te corten y te rajen; Te desmiembren, te partan, te degüellen, Te hiendan, te desuellen, Te estrujen, te aporreen, te magullen, Te deshagan, confundan y aturrullen. Pero si por la diversidad de orígenes es tan rica en sinónimos la lengua castellana, no lo es menos por la variedad de sus armoniosas terminaciones, en las voces derivadas de un mismo origen; así es que hay diferencia muy considerable entre Acometimiento y acometida. Ardimiento y ardor. Convencimiento y convicción. Fingimiento y ficción. Honra y honor. Encantamiento, encanto y encantación. Significado y significación. Observancia y observación. Brillo y brillantez, ímpetu é impetuosidad. Fuerza y fortaleza. Fortificar y fortalecer. Ejercer y ejercitarDulzor, dulzura y dulcedumbre. Espesor y espesura. Verdor y verdura. Grosor, grosura y gordura. Peso, pesadez, pesadumbre y pesantez. Contentamiento y contento. Retardo y retardación. Salvamento y salvación. Dolor y dolencia. Consuelo y consolación. Queja, quejido y quejumbre. Pérdida, perdimiento y perdición. Mancha, mácula y mancilla. Albor, albura y blancura, &c Es cierto que todas estas y otras muchas voces aparecen en el Diccionario de la Academia española como equivalentes rigorosos respectivamente unas de otras; pero esto consiste en que la Academia se contenta con dar la explicación de las voces refiriéndola á la idea general á que pertenecen, y no á la modificación que indican, porque en verdad que no seria empresa muy desembarazada descender á explicaciones y análisis, las mas veces prolijos, y otras enteramente metafísicos, en un Diccionario demasiado copioso por su propia naturaleza, y destinado al uso frecuente de toda clase de personas. Estas mismas consideraciones hacen mas sensible la escasez de literatos españoles que han dedicado su ingenio á tan útiles tareas. Apenas se cuentan cuatro 6 cincofilólogosde quienes pueda decirse que han trabajado con acierto, y aun estos á pesar de su erudición y de su exquisita diligencia todavía dejan un vacío tan grande en sus investigaciones, que debemos mirarlas únicamente como gérmenes que necesitan de otro auxilio para llegar á ser fecundos y productivos. Pero no culpemos del mismo modo á todos aquellos apreciables literatos: sus trabajos debian resentirse del atraso en que tal vez se hallaban ciertas ciencias en la época y en el pais en que algunos de ellos escribían. La metafísica principalmente, y la ideología, ciencia nueva, son las principales antorchas, á cuya luz debe entrar el filólogo en el oscuro laberinto de la sinonimia de cualquiera lengua: sin el auxilio de una y otra ciencia es imposible, absolutamente imposible, poder fijar la verdadera y exacta diferencia de ( T Í ) las voces, y por consiguiente, hacer concebir la idea al entendimiento con la perfección y claridad debidas. Entre los muchos ejemplos que pudieran citarse en prueba de esta verdad eterna, tomemos el que nos proporciona la diferencia que establece March entre las voces acción y acto (pág. 5). Por no haber acudido á la metafísica este escritor confunde las ideas dándonos como causas los efectos. Asienta que "acción se dice in„diferentemente de todo cuanto se hace común ó extraordinario; „y acto, solamente de lo que se hace notable" La metafísica le hubiera subministrado una explicación menos expuesta al error, haciéndole ver que el «cío pertenece al pensamiento, y la acción pertenece á la obra y expresa mas bien el modo de ejecutar el pensamiento: por consiguiente los actos son operaciones interiores del alma, y las acciones son operaciones exteriores. Esta es la razón porque decimos acto de contrición, de fe, de esperanza, fyc, aunque no se manifieste por medio de demostraciones exteriores; y decimos dejar á uno sin acción, esto es, sin movimiento corporal, y no, dejarlo sin acto. Es cierto que solemos decir un acto de ira, un acto de irreflexión, &c·; pero en este caso referimos la idea al movimiento interior del ánimo que fué la causa de la acción, esto es, del movimiento material y exterior del cuerpo. No puede servir de disculpa á March en este caso haber traducido literalmente al abate francés Girard, porque el que adopta una doctrina agena se hace responsable de ella, y mucho mas si la publica como suya en un tiempo en que los conocimientos humanos permitían rectificarla. Pero por defectuoso que sea el Ensayo que hoy ofrezco á las personas estudiosas, siempre les proporcionará una utilidad innegable. Ya habia dicho Cienfuegos en el prólogo de su tratado de sinónimos, al orador, al filósofo, al facultativo que tienen que dar á su persuasion ó á su explicación la mayor precision, energía y claridad, les conviene elegir aquellas voces que desmenucen, por decirlo así, las mas pequeñas modificaciones de las ideas generales que apenas se distinguen en el uso común: y en estas (VII) pocas palabras encerró Cienfuegos todo el fin y toda la utilidad del estudio de la sinonimia, porque no es arbitraria la elección de voces para representar las ideas: la naturaleza quiere que modifiquemos aquellas según modifica á éstas el pensamiento, so pena de no ser entendidos con la perfección que deseamos, ó de incurrir en ambigüedad y confusion. Bien conocía el valor de las voces castellanas el elegante y armonioso escritor español que decia—eran muy raros los denuestos, las injurias y las murmuraciones, porque solia en aquel ejército amanecer el escarmiento al mismo tiempo que la osadía; y asi ni quedaba vislumbre de injusticia, ni destello de capricho-, ni hallaba pábulo la altanería, que son los vicios que mas frecuentemente campean en los ejércitos, y mas señorean la condición marcial La condición apocada pronto pasa de pusilánime á débil, y del menosprecio al vilipendio. No es creíble que el que esto escribía, haciendo así brillar la pomposa riqueza de la habla castellana emplease sin intención meditada y solamente por pura casualidad ó capricho las voces denuesto é injuria; vislumbre y destello; campear y señorear; altanería en lugar de altivez, soberbia ú orgullo; condición, y no carácter, genio, ó índole natural; apocada y pusilánime; menosprecio y vilipendio. El que lee este trozo, modelo de facundia y de energía, concibe sin el menor esfuerzo las diferentes ideas de que se hallaba poseído el escritor, y que pintó con toda la precision posible por medio de aquellas voces sinónimas, las cuales, son digámoslo así, los matices que precisamente necesitaba el cuadro para quedar perfecto. Si en todas las naciones es importante y necesario el estudio de los sinónimos de sus lenguas respectivas, entre nosotros es todavía de mayor y mas forzosa necesidad; porque vemos la decadencia y perdición á que nuestra incuria ha dejado llegar la lengua de nuestros mayores, la lengua mas rica de cuantas hoy se hablan en el universo, la mas rica en número de voces, en diversidad de terminaciones, en variedad de acentos, en inflexiones y giros, en modismos y propiedades; la lengua, en fin, que ( vin ) en opinion de Carlos V, era lamas propia para hablar á Dios. Ya es pues tiempo de que empecemos á reparar tan grave falta que influye en gran manera, y mucho mas de lo que vulgarmente se cree, en la suerte de las naciones, porque el cultivo de la lengua propia, llave de toda ciencia, es uno de los indicios mas seguros, no solo de la civilización y cultura, sino aun del carácter de todo pueblo. Y así como nada es mas á propósito para apreciar una lengua que el conocimiento de su riqueza, así también nada contribuye mas á este conocimiento que el examen analítico de las voces, cuya parte principal es el estudio de los sinónimos. A fin de facilitar este estudio, haciendo palpable al mismo tiempo su importancia, me ha parecido oportuno poner al frente de este Ensayo por via de introducción algunas ligeras observaciones pertenecientes al mecanismo de las lenguas en general puesto que de él depende la existencia de los sinónimos en todas ellas. Pero antes es necesario aclarar una aserción que se halla autorizada en este mismo Ensayo, por uno de los filólogos españoles que en él se citan, y la cual podría causar dudas ó inducir en error á muchos lectores. En el artículo Calidad, Cualidad (pág. 34), dice Jonama que el buen uso y no la etimología es el que debe decidir sobre la acepción de las voces. Esto es una verdad hasta cierto punto, y debe servir de regla siempre que el buen uso decida sin dejar lugar á ninguna duda; mas en el caso contrario, los principios etimológicos son la única guia que puede conducirnos con seguridad en el camino de las investigaciones, aunque no debemos seguir la etimología á ciegas, sino empleando las reglas de la crítica. He aquí uno de los tropiezos que mas pueden embarazar al estudioso. ¿Cuál es el buen uso? Todos hablan de él, pero pocos indagan las condiciones que se requieren para que un uso merezca la calificación de bueno. A muchas personas basta ver una voz ó una frase algún tanto generalizada en el trato familiar, para admitirla como buena, y de este modo confunden el buen uso con el abuso, ó con la vulgaridad: á otras es suficiente ( κ ) la autoridad de cualquier escritor acreditado que mas les place, y se exponen á tomar por regla segura, tal vez el descuido, o á lo menos la licencia apenas tolerada. El medio de evitar ambos inconvenientes es hacer uso del raciocinio natural. Dos son los modos de hablar ó de producirse que tienen los hombres cultos: uno por convencimiento, otro por imitación. Los que emplean el primero, usan las voces que el estudio, la observación, el conocimiento del mecanismo de las lenguas y la ciencia en general, les presentan como mas propias y necesarias para pintar las ideas con la misma precision, claridad y exactitud con que las concibe el entendimiento: los que adoptan el segundo, no hacen mas que seguir el ejemplo que les dan aquellos por la confianza que les inspiran, y así contribuyen á mantener la lengua dentro de sus justos límites. Los primeros establecen el huen uso; los segundos lo generalizan y conservan, y unos y otros forman lo que se llama opinion general y uso común y constante. El vulgo, cuya índole distintiva es obrar sin meditación alguna, no hace regla ni mucho menos puede servir de autoridad en ningún caso, porque adopta á ojos cerrados, todo cuanto cree convenirle y se forma un lenguaje peculiar y arbitrario, sin averiguar si las voces de que se vale, pueden aclarar ú oscurecer las ideas, y menos aún, si pueden menoscabar la pureza del idioma. De estos principios se deduce naturalmente que el buen W50 es "el modo de hablar adoptado por la mayor parte de los "autores, y de los eruditos mas acreditados en cada época." Este es el buen uso de que habla Jonama en el artículo citado, y al que alude Horacio diciendo, Usus, Quem penes arbitrimn est, et jus et norma loquendi. Pero cuando no veamos fijado con precision el uso de las voces por el mayor número de sabios, la razón natural dicta que busquemos un fundamento para asegurar nuestra opinion particular, y (Σ ) que este fundamento sea la etimología, por la poderosa razón de que toda lengua conocida proviene de otra, y toda voz se deriva de otra voz (excepto el único caso de que alguna de estas sea radical por organización ó por onomatopeya); y puesto que las voces no son mas que el resultado de las ideas sensibles, en la etimología hallaremos necesariamente la idea primitiva que atribuyeron los hombres á cada voz, y podremos deducirla idea que conviene á la voz que tratamos de emplear, según las modificaciones que nos indiquen su pronunciación y su escritura, únicos medios que nos ha dado la naturaleza, de pintar nuestros pensamientos. Mas si queremos emplear con acierto la etimología, no debemos perder de vista que las reglas de crítica que pueden guiarnos, se hallan en el sentido, en la figura, y en el sonido de la voz derivada, comparados con el sentido, con la figura y con el sonido de la voz primitiva. La identidad de sentido y de significación hace creer con mucho fundamento, que siendo iguales ó semejantes la idea, el objeto, y la denominación, la voz es también igual siempre que concurran en ella las demás circunstancias necesarias. La figura expresa lo perteneciente á la vista material; sirve para rectificar la alteración continua que causa en el simple sonido, una pronunciación rápida 6 demasiado difícil de ejecutar: e indica por medio de las letras características propias de cada pueblo, la lengua de donde proviene una voz y en donde debe buscarse su orí eren. o El sonido nos hace distinguir los órganos que empleamos para producirlo, y el orden con que proceden; nos enseña que no debemos atender á las inflexiones cuando se conoce que todas ellas á pesar de su variedad son producidas por el mismo órgano; que tratándose de derivación, importan poco las vocales; es preciso atender á las consonantes para cerciorarse de si proceden del mismo órgano, no obstante la diferencia de figura que tengan en la dos voces comparadas, atendiendo al principio fí- J XI) sico de que cada órgano forma su clase particular de articulaciones fácilmente mudables entre si (*). Cuando concuerdan en una misma voz estas tres reglas deducidas del raciocinio, del oido y de la vista, puede tenerse por demostrada la etimología, y en este caso es ya muy fácil conocer el verdadero significado de la voz, porque los sinónimos pro vienen de que mirando ó considerando el hombre las cosas de distinto modo, les dá otros tantos nombres diferentes; pero siempre relativos á la naturaleza ó esencia primitiva de la cosa. Si esta es un ser que existe materialmente en la naturaleza sin ofrecer diferentes modificaciones, escitará una idea simple y dará por consiguiente pocos sinónimos, como por ejemplo, las voces sol, ¡una, luz; pero si la cosa no es material sino percepción del hombre relativa á sí solo, esto es, á la idea que el se forma, la cual está en él mismo, y no en la naturaleza; entonces como cada hombre tiene su modo particular de considerar estas cosas, modificarlas y formarse un orden de percepciones, la cosa debe producir muchos sinónimos; por ejemplo, una cierta extension de terreno se llama region cuando referimos la idea al poder ó á las leyes naturales que rigen (del latin regere) en aquella extension: la llamamos provincia, cuando la consideramos como un terreno al cual se llega viniendo ó proviniendo (lat. provenire} de cualquiera otro; distrito si la miramos como terreno distraído, esto es, separado Çdistr actus, ó districtusj de otro inmediato: partido si atendemos á la parte que forma separada mente respecto de otras: pais, si atendemos á la costumbre de fundar en él las habitaciones (lat. pagusj; estado, si referimos la idea á la existencia (status) según la forma que ha establecido en él la dependencia política: finalmente, empleamos las voces imperio, reino, ducado, condado, gobierno, intendencia, municipalidad, diócesis, feligresía y otras muchas para expresar cierto espacio de terreno según los diferentes modos particulares con que lo consideramos. (*) Principes physiques de Vitimohyie. Paris, an IX, (Χ ») Pero la abundancia de modos de considerar las cosas, ó por mejor decir, la diversidad de modificaciones que dá el hombre á una idea, depende absolutamente de la riqueza 6 del poder de su imaginación, y de su mayor ó menor sensibilidad; y los modos de representar estas modificaciones, esto es, los sonidos expresados por signos son conformes á la mayor ó menor facilidad que aquellas cualidades, el clima, las costumbres, los hábitos y otras causas naturales ó adquiridas, dan á los órganos de la voz, y he aquí la razón porque se dice con mucha verdad que la lengua es un indicio seguro del carácter de una nación. Sin detenernos por ahora á hacer aplicaciones particulares de este principio, notemos que la lengua castellana cuenta en sus voces mas de trescientas variaciones ó transformaciones características, ó lo que es lo mismo, de sonidos radicales. El primer Diccionario que publico la Academia española, el año de 1726, sin embargo de resentirse de los defectos anexos á todo ensayo de una empresa gigantesca, contiene 13.365 voces, sin incluir entre ellas muchas usuales (que se ocultaron á la perspicacia de la Academia), ni las técnicas de ciencias, artes y oficios, ni un gran numero de superlativos, diminutivos, aumentativos y participios activos y pasivos. La diversidad de terminaciones de los vocablos castellanos es tan prodigiosa que D. Tomás de Iriarte llegó á colectar cerca de cuatro mil terminaciones, sin comprender las esdrújulas. La riqueza de voces compuestas es tan grande en nuestra lengua que las tiene hasta de doce sílabas, y aun pueden formarse de catorce en el buen lenguaje familiar (*). No es menos admirable la variedad de acentuaciones, pues tenemos voces que nos presentan el acento determinante, desde la vocal final, hasta la que antecede á las cuatro últimas sílabas (f ), las (*) Por ejemplo, del adverbio constitucionalmente, tenemos el compuesto inconstitucionalxsimametxte, de once sílabas; y del verbo constitucionalizar podemos componer los adverbios superlativos constitucionalizadísimamente, de doce sílabas, y desconstitucionalisadísimamente, de trece; y añadiendo á éste la partícula in, tendremos una voz de catorce sílabas. (f ) El castellano tiene voces con el acento en la última sílaba como amó, corazón; en la penúltima, como pena, modo; en la antepenúltima, como bóveda, espíritu; en la ante- ( XIII ) cuales en este caso resultan breves. Si á todo esto agregamos el increíble numero de superlativos, diminutivos y aumentativos; el no menos copioso de esdrújulos; el de voces que indican acción y al mismo tiempo el instrumento con que ésta se ejecuta, y aun la parte que recibe ó sufre el efecto de la acción; las diferencias que expresa una misma terminación, según el modo de emplearla (J); el importante y variado juego que hacen en nuestra lengua los verbos llamados auxiliares, &c, & c , deberemos inferir, que puesto que la lengua castellana tiene tantos modos de diversificar las modificaciones de las ideas generales, debe ser por necesidad igualmente rica en signos propios para expresarlas, esto es, en voces sinónimas. Por lo mismo seria una desgracia lamentable en sumo graantepenúltima, como dígaselo,póngansele; y en la anterior á esta, como dariamosselo. Ademas ofrece la lengua castellana el raro ejemplo de voces en que suenan dos acentos de igual valor, como en lánguidamente, pérfidamente, astutamente, oportunamente, &c, y de otras que en su plural mudan la colocación del acento determinante del singular, como carácter, caracteres; régimen, regímenes, &c. (J) Las voceä que indican acciσn y al mismo tiempo el instrumento σ la cosa con que aquella se ejecuta, terminan generalmente hablando, en ada, como pedrada, puñalada, patada; en aso, como sablazo, garrotazo, escopetazo; en ete, como puñete, piquete; en on, como empellón, empujón, sornaviron, &c. Otras veces, estas mismas terminacio­ nes expresan ademas el lugar σ la parte en que se dá el golpe, como trompada (encon­ trσn de dos personas cara á cara, dándose en las narices); espaldarazo (golpe recibido en la espalda); coscorrón (en la cabeza); repelón (tirσn que se dá del pelo), &c. Finalmen­ te, estas mismas terminaciones hacen otras veces que las voces expresen á un mismo tiem­ po acción, instrumento,parley modo, como bofetada (golpe dado en el carrillo con lo in­ terior de la mano abierta); gaznatada (golpe dado del mismo modo en la parte anterior del cuello σ gaznate); pescozada (lo mismo, en la parte posterior del pescuezo); cachete (golpe que se dá en el carrillo con la mano cerrada); pechugón (golpe que se dá en el pecho con. la mano abierta σ cerrada, empujando al mismo tiempo con violencia á la per­ sona á quien se le dá); torniscón (golpe dado en la cara con el revés de la mano); mojicón (golpe dado en cualquiera parte de la cara con el puρo cerrado), &c.—Las terminacio­ nes en ado y en ido unas veces son pasivas como amado, partido; y otras son activas como acostumbrado, (el que tiene costumbre); cansado (el que cansa); atrevido (el que se atreve); fementido (el que falta á la fe y palabra dada); presumido (que tiene presunciσn), &c.—La terminaciσn ada, indica también comparaciσn σ aplicaciσn de cualidades σ de modo, de una persona ό cosa, á otra, como .alcaldada (acciσn propia de un alcalde); pillada (acciσn σ dicho propio de los pillos); monad« (acciσn σ gesto propio de los mo­ nos); muchachada, niñada, perrada, &c. ( XIV ) ^ do que una materia tan vasta, tan rica, tan bella y tan necesa­ ria para el verdadero saber, no tuviera la ventura de caer algϊn dia en manos mas hábiles que las mias. Entonces, cuando esto llegue á verificarse, se habrá llenado felizmente el vacío que con mengua de los que hablamos la lengua de Luis de Leon y de Cervantes, se advierte hoy en la literatura castellana y en la filología general de nuestro culto siglo; y yo en particular veré colmado un deseo que hierve en mi alma hace mucho tiempo, y de cuya viveza es testimonio irrecusable la osadía con que me he arrojado á dar este débil ejemplo, haciéndome sordo a los gritos de mi propia insuficiencia. OBSERVACIONES SOBBE EL MECANISMO DE LAS LENGUAS. 1.a V JUL clima, el aire, el terreno, el método de vida y de alimentaciσn, el mayor σ menor nϊmero de goces σ de necesidades y otras mu­ chas causas físicas, producen variedades muy notables en el hom­ bre, y dan por consiguiente mas fuerza á unos σrganos que á otros en la estructura humana. Estas variedades que tal vez podrían ocul­ tarse á la anatomía, serán evidentes para cualquier filσsofo que ob­ serve con atenciσn los σrganos que emplea el hombre para producir la palabra segϊn el uso de cada pueblo. Así desde luego se echará de ver que el hotentote, por ejemplo, hace en su lengua tan frecuen­ te uso déla garganta, como el inglés de la extremidad de los labios. Estas observaciones por nimias que parezcan, pueden conducirnos á descubrimientos de mayor importancia y utilidad, y á ellas debe­ mos la certeza de que la costumbre que adquiere un pueblo, de em­ plear ciertos sonidos determinados, y tales σ cuales σrganos, mas bien que otros, es un indicio seguro no solamente del clima, sino tam­ bién del carácter de la naciσn, que en mucha parte queda modifica­ do por el clima, así como el genio de la lengua queda determinado por el carácter de la naciσn. El uso habitual de sonidos ásperos ϊ oscuros, y el tropiezo que causa la profusion de letras consonantes sonoras σ mudas, indican un origen bárbaro σ poco civilizado. La abundancia excesiva de le­ tras líquidas σ de labiales, y la poca variedad de terminaciones, son por el contrario indicio de debilidad, molicie σ delicadeza, tanto de los σrganos como del gusto. Citemos por ejemplo de lo primero las lenguas del norte, y en prueba de lo segundo, la lengua de los chi­ nos, de cuyo carácter muelle é indolente podemos formar idea con (XVI) solo advertir que no tienen en su lengua el sonido fuerte que damos nosotros á la r duplicada (*). La lengua italiana que no es mas que un latin degenerado, per­ diσ su fuerza primitiva, y fué debilitándose (σ si se quiere, dulcifi­ cándose) á medida que el pueblo que la habla perdiσ el vigor carac­ terístico de los antiguos romanos. E n general, la costumbre de trans­ formar los sonidos claros y simples en nasales, oscuros y compues­ tos; de atenuar las articulaciones naturales de cualquiera σrgano; de transformar las inflexiones fuertes en otras lángxϊdas, por efecto de una pronunciaciσn viciosa, descuidada, afectada σ débil; y de li­ quidar con exceso los sonidos de ciertas consonantes, es signo in­ equívoco de poca fuerza y energía en una naciσn. Pero como el ita­ liano se conservσ mas cerca de su origen, como contrajo menos bar­ barismos que otros odiomas, y como las alteraciones que sufriσ re­ cayeron en una lengua esencialmente vigorosa, que por su inmensa riqueza tenia mucho que perder; que acaso necesitaba suavizar al­ gϊn tanto la excesiva severidad de su carácter; y que se modificaba bajo la dulce influencia del sol del mediodía, es hoy el italiano una de las lenguas mas bellas que se hablan en el mundo, y de las mas propias para expresar conceptos agudos, suaves, delicados y patéticos. (*) J. J. Rousseau dice, que las lenguas de los pueblos meridionales son hijas del gozo, y las de los pueblos septentrionales hijas de la necesidad. Oigamos cσmo se expli­ ca este filσsofo, cuya autoridad es irrecusable. "En los climas meridionales en donde la naturaleza es prσdiga, las necesidades nacen de las pasiones; en los países fríos en donde aquella es avara, las pasiones nacen de las necesidades, y las lenguas, tristes hijas de la ne­ cesidad, se resienten de "su duro origen.... ΅Qué diferencia entre las tiernas modulacio­ nes producidas por los movimientos del alma, y los gritos en que hacen prorumpir las necesidades físicas! En aquellos horrorosos climas, en donde todo permanece muer­ to durante nueve meses del aρo, en donde el sol apenas calienta la atmσsfera algunas se­ manas para dar ä conocer á los habitantes el beneficio de que están privados, y prolon­ gar su miseria; en aquellos lugares en que la tierra nada produce sino á fuerza de traba­ jo, y en donde parece que el germen de la vida está en los brazos mas bien que en el co­ razσn, los hombres ocupados sin cesar en proporcionarse la subsistencia, difícilmente po­ dían entregarse á ideas mas halagüeñas; todo se limitaba en ellos al impulso físico.... La ociosidad que es la que alimenta las pasiones, desaparecía ante la necesidad del trabajo que las apaga: antes de pensar en vivir con desahogo era indispensable pensar en vivir. Uniendo á los hombres la necesidad mutua mas bien que el afecto, la sociedad debió su formación á la industria. El incesante riesgo de perecer no les permitía limitarse ala lengua del gesto, y la primera frase que profirieron sus labios, no fué ámame, sino ayúdame. Estas dos expresiones son muy parecidas en su forma; pero se pronun- ( XVII ) La lengua latina es severa, vigorosa y sonora, tan libre en sus gi­ ros é inflexiones, tan fecunda en sus recursos, como lo era el pensa­ miento del pueblo romano; todos sus sonidos son claros y enteros; su fuerza principal está ingeniosamente repartida en el significado propio y peculiar de cada voz, y en la idea que resulta de la combi­ naciσn de éstas; en una palabra, era la lengua propia de un pueblo libre, grande, magnífico y dominador del orbe conocido. Mas si por estas cualidades se asemeja el carácter de la lengua latina al de los antiguos romanos, esto es, si parece propio para expresar cosas fuertes y varoniles, resulta menos á propσsito que la griega para expre­ sar cosas agradables, graciosas y ligeras. La lengua griega abunda en diptongos, en palabras compuestas y en acentuaciones que hacen la cian en tonos bien diferentes: aquellos hombres no aspiraban á hacer sentir nada, sino á hacer entender todo; no buscaban la energía sino la claridad: álos η centos que no mo­ dulaba el corazσn, sustituían articulaciones fuertes y sensibles, y si llegaban por fin á dar á la forma de su lenguaje alguna impresiσn natural, ésta contribuía en gran manera á ha­ cerlo, duro y desapacible." "Los hombres septentrionales no carecen de pasiones, pero estas son de otra espe­ cie en ellos: las pasiones de los paises cálidos son voluptuosas y propenden á la blandu­ ra y al amor; la naturaleza hace todo por el hombre y para el hombre, este casi no tiene nada que hacer; pero en los paises del norte en donde los habitantes consumen mucho en un suelo ingrato, los hombres condenados á tantas necesidades son fáciles de irritar: todo cuanto se hace á su rededor los inquieta; subsistiendo con trabajo y dificultad, mientras mayor es su pobreza, mas apegados son á lo poco que poseen; acercarse á ellos es atentar contra su vida. De aquí proviene esa condiciσn irascible tan pronta á convertir­ se en furor contra todo cuanto les ofende, y esta es la causa de que sus voces σ expresio­ nes mas naturales sean las de la cσlera y de la amenaza, las cuales van siempre acompa­ ρadas de articulaciones fuertes que las hacen ásperas y duras." "He aquí las causas físicas mas generales de la diferencia característica délas lenguas primitivas: las del mediodía debieron ser vivas, sonoras, acentuadas, armoniosas, elocuen­ tes y á veces o«curas á fuerza de energía; las del norte debieron ser sordas, ásperas, com­ plicadas, chillonas, monσtonas y claras á fuerza de palabras, mas bien que por la buena construcciσn. Las lenguas modernas, aunque mezcladas ya y refundidas, guardan aϊn el origen de estas diferencias: el francés, el inglés y el alemán, son el lenguaje privado de hombres que se ayudan mutuamente, que razonan entre sí, á sangre fria, pero que pe irritan y montan en cσlera." (Para la mejor inteligencia de todo lo que se dice en estas Observaciones, y principalmente en este pasaje de J. J. Rousseau, conviene advertir, que se entiende por paises septentrionales o del norte, todos los situados mas allá de los 43grados de latitud septentrional; y que Rousseau nació en Ginebra, acia los 47°, y escribía en unapoblacion que se halla miiy cerca de los 49° de la misma latitud.) c ( XVIII ) pronunciaciσn de las voces mas variada, mas prolongada, sonora y me­ lodiosa, y por esta razσn es tan bella su poesía y mucho mas armo­ niosa que la latina: puede decirse que las palabras de la lengua grie­ ga no encierran mas que la mitad del sentido; que toda su fuerza consiste en los acentos, y que el inexplicable efecto que estos pro­ duc en, llega al entendimiento después de haber encantado al oído y al corazσn. Tal era el carácter de los griegos, cuya idea domi­ nante fué siempre la belleza en todas las cosas, en todas sus empre­ sas y en todos los actos de la vida, tanto física como intelectual. La lengua francesa conserva todavía un aspecto demasiado hiper­ bσreo en la estructura de sus voces, en la abundancia de consonan­ tes superfluas y de sonidos oscuros y nasales, en la escasez de mo­ d ulaciones causada por la poca variedad de acentos y en la pobreza de proposiciones adverbiales, de palabras compuestas, y de voces pro­ pias para expresar grados de comparaciσn (*); pero en recompensa, su claridad, su sencillez, el gracioso deslizamiento de sus frases, la (*) "Si la poésie française est fort au dessous de celle des latins, ceci ne vient que du peu de prosodie de notre langue, de la monotonie de nos pieds toujours équivalens aux anciens spondées, et du retour fatiguant de nos rimes plates, insuportable à l'oreille dans un poëme de longue haleine."—(Ch. de Brosses, P. P. de Dijon.) "Quoique nous ayons eu d'excellens poètes et même quelques musiciens, je crois notre langue peu propre ΰ la poésie, et point du tout ΰ la musique. Je ne crains pas de m'en rapporter sur ce point aux poθtes mêmes."—(J. J. Rousseau.) Voltaire dice igualmente, ΏEst­ce assez, en effet, d'une heureuse clarté? ΏEt ne péchons­nous pas par l'uniformité? Los autores de la Enciclopedia publicada por Diderot y D'Alambert se espresan en es­ tos términos: "Avouons la vérité; la langue des français polis n'est qu'un ramage faible et gentil: disons tout; notre langue n'a point une étendue fort considérable; elle n'a point une noble hardiesse d'images, ni de pompeuses cadences, ni de ces grands mouvemens qui pourroient rendre le merveilleux: elle n'est point épique; ses veibes auxiliaires, ses articles, sa marche uniforme, son manque d'inversions, nuisent à l'enthousiasme de la poésie; une certaine douceur, beaucoup d'ordre, d'élégance, de délicatesse et de termes naïfs, voilà ce qui la rend propre aux scenes dramatiques." En seguida, deduciendo el carácter de la lengua del de la nación que la habla, añaden los mismos autores.—"Si du mcins en conservant à la langue frar.qaise son génie, on l'enrichissait de la vérité de Γ imitation, ce moyen la rendrait propre à faire naître les émotions dont nous sommes susceptibles, et à produire dans la sphère de nos organes, le degré de vivacité que peut admettre un langage fait pour des hommes plus agréables que sublimes; plus sensuels que pass! ounfe;ph>s su nerf, ciels que profonds." ( XIX ) variedad de sus modismos, y la artificiosa valentía de sus inflexiones y giros, indican bastante un pueblo esencialmente comunicativo y social; emprendedor y atrevido, bullicioso y amable, como eran los griegos, con cuya lengua tiene la francesa mas analogía que con la latina, aunque no en las voces, sino en las frases, giros é idiotismos. La analogía de origen que desde luego se advierte en las lenguas alemana é inglesa, indica la analogía que existe entre el carácter de ambos pueblos á lo menos por sus rasgos mas notables. Una y otra descubren su origen céltico­agreste en la cargazσn de consonantes duras, ásperas σ silbadoras; en la abundancia de sonidos oscuros y escabrosos; y en la escasez de vocales sonoras (*); pero también una y otra prueban el ingenio, el tesσn y la madurez de los pueblos que las hablan, los cuales han hallado el modo de suplir por medio de voces compuestas, las simples que aquellas lenguas no pudieron re­ (*) En general todas las lenguas septentrionales se resienten mas σrnenos de estos defectos, segϊn la mayor σ menor inmediaciσn de los pueblos al norte. En la lengua po­ laca, por ejemplo, hay voces compuestas de una sola vocal ahogada entre muchas conso­ nantes de diversa y contraria articulaciσn, como chrszaszcz (mosca); wtrzcimc (caρa); y hay otras en que todas las consonantes deben sonar antes que la vocal, como hrzmi (ha­ cer ruido). En el alemán, aunque los sonidos van siendo ya mas claros, y las modula­ ciones mas perceptibles, vemos también voces como fortschritt (adelanto) compuestas de solo dos vocales y nueve consonantes; schwanzschraube (culata), de cuatro vocales y doce consonantes; eigenthumsrecht (dominio); verantwortlich (excusable), &c. El inglés tie­ ne también un aspecto muy semejante, como se ve en las voces spring (primavera); unwillingess (desgano); kneadingtrovgh (amasadera), &c; pero existe una diferencia muy esencial entre ambas lenguas, yes el modo de componer y de pronunciar las vocesΏ El alemán hace de varias voces diferentes un todo homogéneo, modificándolas cuanto es po­ sible, mientras que el inglés se contenta con la simple union délas que le convienen, sin detenerse á trabarlas por medio de alguna modificaciσn, como country-house (quinta σ granja); plough-ridge (caballete); hand-barrow (angarillas); one-horse chair (calesa); silversmith (platero); ale-hoíise-Iceepcr (tabernero); watch maker (relojero); hair-dresser (pelu­ quero); day-labourer (jornalero), &c. Los alemanes ademas modulan las voces compues­ tas, de modo que resulta en ellas cierta variedad de acentos; los ingleses las pronuncian con rapidez haciéndolas breves.. He aquí perfectamente representado el carácter de la naciσn inglesa: siempre va al fin sin pararse en los medios y por el camino mas corto. La lengua inglesa tiene los sustantivos humour y spleen, que no pueden traducirse direc­ tamente en ninguna otra, tal vez por significar un estado del ánimo, propio y esclusivo de la naciσn que lo resiente. Eu la gramática inglesa que es tal vez la mas sencilla de todas las de las lenguas modernas, se ve que la regla principal es el uso, esto es, la voluntad, el sic voló; siejubeo, de una naciσn que conoce bien sus propios fuerzas ν todo el alcance de su querer. I XX) cibir de su bárbaro origen. La reunion de muchas voces en una sola, σ el uso frecuente de adjetivos compuestos de modo que se comprendan varias ideas σ imágenes en una sola expresiσn, es la mayor prueba que puede ofrecer un pueblo, no solamente de vi­ veza de ingenio y fecundidad de imaginaciσn, sino de solidez en su modo de discurrir para dar á cada combinaciσn precisamente lo que le conviene. Por otra parte, los alemanes saben dar á las expresiones un vigor que las hace muy propias para expresar ideas y afectos de fuerza y de energía. ΏQuién no echará de ver in­ mediatamente la suma diferencia que hay entre el carácter de la na­ ciσn alemana y el de la italiana, esto es, entre la condiciσn del se­ ρor y la del esclavo, al oír á un coronel alemán, v. gr:, pronunciar á la cabeza de su regimiento la enérgica voz ¡achtung! (atenciσn), y á un coronel italiano gritar, σ mas bien decir á sus soldados—-preparar si á carteare? La naciσn que así habla á sus guerreros debia necesariamente ser sojuzgada por la que la hace temblar actualmen­ te con solo aquel marcial achtung. Hablando de la lengua castellana el Presidente de Brosses, que es quizá el extranjero que mejor la ha conocido, dice: "nσtase que en "el castellano abundan las palabras polisílabas y compuestas, pero "son, lo mismo que todas las demás, de muy bella proporciσn, gra­ "ves, sonoras, enfáticas, ingeniosas, llenas de fuerza y dignidad, "como los espaρoles que las emplean." El castellano es, de todas las lenguas vivas derivadas, la que mejor y con mas pureza ha con­ servado sus orígenes, tanto en la forma material de los vocablos, como en sus articulaciones y sonoridad: no faltaría razσn á los espaρoles para mirar esto como consecuencia precisa del carácter firme y sos­ tenido que heredaron de los romanos y de los godos, y que modifi­ caron después tan bellamente aquellos valientes y caballerescos ára­ bes, cuyas principales virtudes fueron la constancia, la lealtad, el honor, el ardimiento y la magnanimidad. La lengua castellana se escribe lo mismo que se pronuncia; y esta práctica, ϊnica y peculiar de los espaρoles, indica propension á aclarar las ideas, esto es, á fa­ cilitar la inteligencia de la verdad, á que ésta sea fácilmente cono­ cida (*). Los espaρoles, poco inclinados á las exterioridades, apre­ {*) La necesidad de acudir al modo material de escribir una palabra para poder en­ tender lo 411e significa, porque no lo exprésala pronunciaciσn, es una de las pruebas ma, ( xxi ) cian sobre todo el fin de la intenciσn, y procuran desde luego pene­ trarla; por consiguiente su lenguaje debía dirigirse á un mismo tiem­ po al entendimiento y á l a imaginaciσn, esto es, debia ser eminente­ mente conceptuoso, libre de cualquiera traba que pudiera retardar el vuelo de la idea: así es que en la lengua castellana no lia}" repe­ ticiσn continua de artículos ni de pronombres; ni lugar forzoso para la colocaciσn de las palabras; ni fσrmulas precisas para casi todas las frases; ni partículas partitivas; ni mucho menos partículas σ ad­ verbios referentes como el ne de los italianos, σ el en y el y de los fran­ ceses (*). Puede la lengua castellana hacer tomar ala combinaciσn de sus expresiones todas las vueltas y todos ios rodeos que conven­ gan al intento; puede colocar las voces principales en el lugar mas propio para hacer resaltar la fuerza de la idea; puede hacer alarde de numerosidad en la estructura de sus frases, y puede reducirlas hasta el laconismo del celebrado llegué, vi, vencí (veni, vidi, vici) de la lengua latina. Pero donde mas brillan á porfía la profundidad γ el ingenio del carácter espaρol, es, sin disputa alguna, en el asom­ broso nϊmero é ingeniosísimo artificio de los refranes que tiene esta lengua. D. Juan de Iriarte colectσ veinte y cuatro mil, y todavía se quejaba de no serle posible reunir los que le faltaban. Los refranes son el fruto de una meditaciσn muy sσlida y de una penetraciσn tan pronta como profunda: son, por decirlo así, la quinta esencia que saca el entendimiento de la experiencia física y moral de la vida (;£), y evidentes de la pobreza é imperfecciσn de una lengua. En francés, v. gr., lo mismo sue­ najw'e (prado) quebré* (cerca), prêt (préstamo), prêt (Üsto), prêt (pronto): lo mismo suena la (la, nota musical), que là (allí), las (cansado), lacs (lazos), Va (lo ha, σ la ha) lo mismo laid (feo), que laie (jabalina), lait (leche), Fait (lo haya, σ la haya), les (los σ las), legs (legados), Vest (lo es): lo mismo cour (corte), cours (curso), court (corto) court (corre): lo mismo ver (gusano), que verre (vidrio), verre (vaso), vert (verde), vers (verso), vers (acia), &c, y muchas de estas y otras voces ni aun en lo escrito se dife­ rencian. (*) Por ejemplo: hablando en castellano de un hombre que ya se ha nombrado en la conversaciσn, podemos decir—aquí hay flores; coja cuantas quiera; en francés seria ne­ cesario expresar la misma idea diciendo: il y a ici des fleurs; qu'il en premie autant qu'il voudra; palabras que traducidas literalmente al castellano, dicen: él aquí hay aquí de las flores; que él de ellas coja tanto que él querrá; de lo que resulta, que para comunicar esta idea á otra persona, el espaρol emplea seis palabras, mientras que el francés necesita catorce. (X) "Los refranes que andan de boca en boca, y son una pequeρísima parte de la tradiciσn verbal (dice Mayans en sus Orígenes) son tantos en la lengua espaρola, que no ( XXII ) el pueblo que esto sabe hacer, debe ser esencialmente pensador, re­ flexivo y atinado en las investigaciones de lo ϊtil, de lo bueno, de lo bello, y de la verdad en general. Su modo de hablar debe ser la fiel y genuina expresiσn de sus propios sentimientos (*). 2.a El hombre habla para dar ΰ conocer lo que sucede σ está en él 6 fuera de él; esto es, lo que siente, lo que percibe, σ lo que ha per­ cibido, lo cual corresponde á los tres sentidos interiores que son la voluntad, la inteligencia y la memoria. Si expresa una sensa­ ciσn interior simple ( porque en un principio no debemos supo­ ner todavía reflexion ni ideas compuestas), la denota por medio del gesto, del acento, σ de un simple grito, y en esto obra lo hay otra, cualquiera que sea, que contenga igual nϊmero de ellos, como se puede obser­ var e,n las colecciones que hicieron Iρigo Lopez de Mendoza, por mandado del rey D. Juan el Segundo; el comendador Griego Fernán Nuρez, á quien habia comunicado mu­ chos el eruditísimo Juan Paez de Castro; Mosen Pedro Valles, verdadero autor del Libro de refranes, publicado en Zaragoza, aρo 1549; el Doctor Benito Arias Montano; Juan Melσ Toledano, que escribiσ Siete Centurias de Adagios castellanos; Blasco de Garay en sus Cartas en refranes, á las cuales van juntas otras dos de incierto autor; Juan Malara en su Filosofía vulgar; su émulo Juan Sorapan de Ris. ros en la Medicina española contenida en proverbios vulgares de nuestra lengua; á cuyas colecciones de refranes se pudie­ ran aρadir muchos millares mas, que se hallan esparcidos en varios libros, como en el Dialogo de las lenguas, en la Vida de JO. Quijote, en la comedia Eufrosina, y en muchí­ simos otros; de suerte que entre otras obras de alguna ϊtil invenciσn, me atrevería á dis­ poner una filosofía moral muy cumplida, compuesta toda de refranes espaρoles, para cuyo fin tengo recogidos muchos millares de ellos."—(Mayans, Orígenes de la lengua española, torn. 1.° p. 188, edic. de 1737.) El célebre Salmacio califica esta riqueza de refranes de la lengua espaρola, diciendo: inter Europeos, Iíispani in his excellunt.—(Sarm. p. 179.) Posteriormente D. Antonio Jimenez publicσ en Madrid una reducida colecciσn de re­ franes escogidos, dispuesta por orden alfabético.—Imp. de Pierart Peralta, 1828. (*) Para que no se me acuse de parcialidad en esta materia, advertiré que muchos sabios extranjeros dan la preferencia á la lengua castellana, respecto de las demás lenguas vivas, y algunos la confiesan sin rebozo superior á todas. Tales son entre otros, Isaac Vossio (\); el alemán J. Zahn (2); el cardenal Bentivoglio (3); Julian Gotelini (4); (1) Be poematu, eantu, et viribus rithm, p. 57. (2) ¡Specula phys. mathèm.—T. 2. ° (3) Epist. ad Tob. Math. angl. (4) Cartas à D. J. Sedeño. ( XÍÜII ) mismo que otros muchos animales; pero si quiere indicar un objeto exterior y darle un nombre, la poca relaciσn que hay entre la pala­ bra y la cosa, obliga al hombre á imitar con su voz, á lo menos en cuanto puede, el sonido del objeto. Esto es lo que se llama onomatopeya, voz tomada del griego, que literalmente quiere decir formación del nombre, y que los latinos definían vox repercussa naturae; pero solamente se aplica á los términos que pintan el sonido de la cosa σ del objeto, y así, tanto la palabra onomatopeya, como su acep­ ciσn particular, nos demuestran que este modo de formar los nombres fué el mas natural y por consiguiente el primero que empleo el hombre para empezar á formar una lengua. Las voces onomatópicas son, pues, el principio y el fundamento de toda lengua primitiva. La invenciσn de palabras destinadas á designar objetos exteriores, 6 lo que es lo mismo, la causa que obligσ á poner nombres á las cosas, es de dos especies, mediata σ inmediata. Es causa mediata, cuando la palabra se compone de otra ya inventada, y como estas palabras así combinadas σ compuestas son las mas abundantes en todas las lenguas, se ha dicho que no hay ninguna palabra que no Napoli Signoreli; Pagnini; el P . Bouhours (1) : el autor du Génie des langues (2); el del Discurso crítico acerca de los traductores de Tácito, que precede á su Moral, escrito por Mr. Amelot (Z); el abate Pinche; Voltaire en varios lugaree de sus obras (4); D Alambert(5); los alemanes Bouterwek, J. J. Keil, J. Herder (6); ' Schaevius (7); A. Perosini (8); Simonde de Sismondi (9), &c, &c, &c. El P. Bouhours, hablando de las tres principales lenguas derivadas del latin, las caracteriza de este modo; y acaso sin advertir­ lo ni querer, caracterizσ en parte al mismo tiempo á las tres naciones que las hablan.—"La "lengua espaρola, dice, es una orgullosa que anda, erguida la cabeza* ostenta grandeza y "dignidad, y ama el fasto y la pompa en todas las cosas: la lengua italiana es una coqueta "siempre aderezada y llena de afeites, que solo piensa en agradar y se divierte con frusle­ r í a s : la lengua francesa es una gazmoρa, pero agradable, y que á pesar de su modestia y "seriedad, nada tiene de áspero ni de incσmodo." (1) (2) (3) ( 4) (S) (G) (7) (8) (9) Entret. d'Ariste. Tom. 1.° Pág. 39 y 40. Principalmente en sus Mélanges¡ Harmonie des langues, Hist. litt, y Colecc. depoes. esp. De orig. linguar. et car. atribuí. Cari, sobre la harm, délas leng. viv. Litterat. du midi, fyc. ( XXIV ) provenga de otra; pero ahora no tratamos de las de esta especie. Es inmediata la cansa, cuando se inventa la palabra imitando al objeto. como se verifica en nuestras voces, balbuciente, borbollón, burbujear, carcajada, cecear, chisporrotear, chiquichaque, murmurio, retumbo, rimbombar, rechinar, silbido, susurro, tartamudear, zumbido, âçc. Las voces de esta especie, formadas por imitaciσn directa de la cosa, son verdaderamente primitivas y radicales, y no hay lengua alguna, an­ tigua σ moderna, que no las tenga en mayor σ menor nϊmero, pero de ellas unas son, por decirlo así, mas primitivas que otras. Desde luego merecen particular.atenciσn las interjecciones que no debemos mirar como simples gritos σ emisiones de voz, en lo cual no nos diferenciaríamos de otros animales; sino tales cuales son en nuestras lenguas formadas σ articuladas, en las que no las aprende­ mos por imitaciσn; todo hombre las tiene naturalmente de sí y por sí mismo; son voces, σ mas bien, expresiones radicales de un senti­ miento natural comϊn á todos los hombres, y que todos, sin excep­ ciσn alguna, manifiestan del mismo modo con muy corta diferencia, porque las interjecciones no son voces solamente, sino algo mas, pues que expresan el sentimiento que produce una cosa en nuestra alma, y lo pintan por medio de una simple aspiraciσn, σ de una formaciσn de sonido, σ del solo movimiento de un σrgano. Todas estas voces son primitivas en todas las lenguas, porque pertenecen inmediata­ mente á la fábrica general de la máquina orgánica, y al sentimien­ to de la naturaleza humana, que en todas partes y en todos tiempos es el mismo, en los grandes y primeros movimientos corporales. Pero aunque las interjecciones son voces radicales, tienen muy pocos derivados (*), porque no expresan objetos exteriores, sino afec­ ciones interiores, y el hombre une, encadena y amalgama fácilmen­ te las aprehensiones que le vienen de fuera, mas los movimientos de su alma que están dentro de él, que pertenecen exclusivamente á su propia existencia, y que son muy distintos y diversos, permane­ cen en su alma aislados, cada uno en su clase, segϊn el género de afecciσn que ha producido, y cuyo efecto, aunque permanente, ha (*) La ϊnica voz genuina derivada de interjecciσn que he hallado yo en nuestra len­ gua, es el verbo ayear, que significa repetir con frecuencia la exclamaciσn ¡ay! pero estoy muy lejos de pretender que no se encuentren otros derivados de esta especie, solamente por haberme impedido descubrirlos mi propia ignorancia. ( XXV ) sido repentino. El dolor, el temor, la sorpresa, la alegría, la duda, la esperanzΏi, & c , nada tienen de comϊn entre si, cada uno de es­ tos sentimientos es solo y ϊnico, 3^ su efecto en el alma ha sido des­ de luego el que debía ser, sin que en él temra parte la voluntad ni haya derivaciσn de sentimientos, ni conocimiento adquirido, ni com­ binaciσn facticia. Y sin embargo, las interjecciones son onomatopeyas, y tal vez las primeras que empleσ el hombre para expresarse, porque la entonaciσn de cada uno de los diverse* sentimientos dei alma, tiene, digámoslo así, sus cuerdas propias y particulares en la palabra para darse á conocer según son aquellos, y esta preferencia, σ mas bien, esta relaciσn comϊn á todos los seres dotados de inteli­ gencia, no es una relaciσn puramente convencional σ voluntaria", como lo es comunmente la que existe entre las cosas y sus nombres, sino una relaciσn verdaderamente física y de conformidad entre cier­ tos sentimientos del alma y ciertas partes del instrumento vocal. La voz del dolor, v. gi\, hiere las cuerdas bajas, y siempre es mas σ me­ nos prolongada, aspirada, gutural σ profunda, como ¡ah! ¡ay! La voz de la sorpresa siempre es rápida, semejante al sentimiento que la produce, y se vale de un tono mas alto, como ¡oh! ¡eh! La del contento se diferencia de ésta en ser por lo comϊn frecuentativa y menos breve. La del disgusto, de la aversion, del tedio·, del asco, & c , es casi siempre labial. La de la duda, del disentimiento σ del recelo, es nasal, con la diferencia de que siendo la duda y el recelo sentimientos inciertos, la voz que los expresa es prolongada; y al con­ trario, siendo el puro disentimiento una impresiσn determinada y una operaciσn pronta del alma, su expresiσn debe ser breve. El so­ nido nasal (propio de la n, y mas cuando la precede la i) pertenece naturalmente á la negaciσn, como lo prueba nuestro adverbio no: ademas, en la lengua latina y en todas las que se derivan de ella, la idea primitiva, σ lo que es lo mismo, la negaciσn absoluta, se expre­ sa por la voz nasal in, como ingrato, indómito, innoble, inmundo, Sçc. Después de las interjecciones que debemos mirar como las prime­ ras onomatopeyas que produjo la voz humana, vienen las voces que inventσ el hombre en un principio para designar ciertos animales y ciertas cosas necesarias á su existencia, y ya que seria muy pro­ lijo y ageno de este lugar descender á explicaciones circunstancia­ das acerca de la formaciσn de todas las onomatopeyas, bastará decir D ( XXVI) que todas ellas son primitivas y mas limitadas en su significaciσn, que cualquiera otra voz, porque todas expresan cosas que aunque están fuera de nosotros, esto es, aunque son objetos exteriores, no inspiran por su propia naturaleza, ideas capaces de muchas modifi­ caciones; y no las inspiran porque la sensaciσn que causan no per­ tenece á las afecciones del ánimo: por consiguiente las onomatopeyas de esta especie deben producir muy pocas voces sinónimas (*). 3.° No todas las onomatopeyas expresan sonido: las hay que indican movimiento, figura, sensaciσn, accidentes, & c , corno vaivén, relámpago, titilación, dentellear, rodar, deslizarse, Scc, las cuales no pintan la cosa directamente, sino por medio de una operaciσn de la memo­ (*) Las principales onomatopeyas con que nuestra lengua expresa la voz de ciertos animales, son estas— Ladrar El perro. El jabalí. Maullar El gato adulto. \ El perro enojado, cuando Arrufar Mayar El gato joven. enseρa los dientes. Mugir El buey. Arrullar . . . . . . La paloma. Piar El pollo. Aullar El lobo. Pipiar El pichσn. Balar La oveja. Berrear El becerro y el carnero. El ciervo cuando respon­ Rebramar. Bramar El toro. de á la hembra. Bufar El tigre. El jabalí', y principalmen­ Cacarear La gallina. Rebudiar., te la jabalina. Cuchichiar . . . . La perdiz y la codorniz. Rebuznar El burro adulto. Cloquear La gallina clueca. { Las aves, unas á otras en Crascitar El cuervo. Reclamar Croajar El grajo y las ranas. su especie. Chacharear.... La urraca. Refunfuρar. ,E1 gato montes. Charlar El guacamayo. Relinchar El caballo. Chillar El raton. Rezongar . . . . .El lobo. Gaρir La zorra. Roncar El gamo. Garrir La cotorra. Roznar El burro joven. Gaznar El pato. Rugir El leσn. Gorjear El jilguero. Silbar La serpiente. Graznar El cisne y el buitre. Susurrar Las abejas. Gruir La grulla. Trinar El ruiseρor. Gruρir El cerdo. Ulular..·. El buho. Jadear El perro cansado. Zumbar El mosquito. De las onomatopeyas castellanas de otra especie he logrado reunir hasta ahora mil seiscientas veinte y una; y movido del deseo de contribuir en cuanto pueda, á hacer brillar las riquezas de nuestra lengua, me propongo publicarlas en forma de diccionario, con­ tando con 1st indulgencia de los literatos y de todas las personas instruidas. Arruar ( XXVII ) ria, por lo que podemos llamarlas de comparación, pues nos hacen recordar el objeto que nos ministra la idea primitiva, para compa­ rar con ella la secundaria σ derivada, v. gr., la voz vaivén significa un movimiento encontrado, de un lado á otro, σ de atrás á delante; pero no significaría esto, si no nos obligara á acordarnos instantá­ neamente y sin advertirlo, de la acciσn de ir, y de la de venir, y si al mismo tiempo no se fijara cuanto es posible la imitaciσn de la cosa, adecuando ä ésta las articulaciones, como lo hacen los dos mo­ nosílabos va y ven, no menos prontos y cortos que el movimiento que expresan. Esta analogía constante entre el modo de ser de la cosa y la estructura material de la palabra que la expresa, es de la ma­ yor importancia para las investigaciones etimolσgicas, y depende tanto de las letras características, como de su combinaciσn, y de la acentuaciσn de las sílabas. Así, en la voz relámpago, v. gr., la onomatopeya consiste primeramente en la sílaba re, cuyo sonido recio, fuerte y vibrante nos hace concebir la idea del ruido; después, en la sí­ laba lamp, que se produce por un solo sacudimiento de la lengua al pronunciar la vocal a, y cortando este sonido casi al mismo tiempo, por medio de la simple presiσn de los labios,' que nos obliga á ejecu­ tar la combinaciσn de las dos labiales mp: y de este modo nos dá aquella sílaba la idea de la rapidez por la ligereza con que move­ mos la lengua para pronunciar las tres letras amp reunidas. Sigue la onomatopeya en las dos ϊltimas sílabas α ­go, de las cuales la pri­ mera por su combinaciσn con la p, produce un sonido forzado, se­ mejante á un estallido, y hace que la ϊltima sílaba go resulte tan breve corno puede serlo una sílaba en que no se quiere emplear fuer­ za alguna. Por ϊltimo, la onomatopeya queda perfecta con la acen­ tuaciσn que damos á la palabra relámpago; pues en la combinaciσn de toda ella, la sílaba re con que empezamos á pronunciarla, nos da ademas la idea del ruido, de la repetición (que es propia de esta sí­ laba en nuestra lengua); y la fuerza y la tardanza con que apoyamos la entonaciσn de la voz en lamp, juntas á la prontitud con que emi­ timos naturalmente las dos ϊltimas sílabas ago, que van deslizándo­ se por decirlo así, hasta desvanecerse el sonido de la ϊltima, nos ha­ cen formar una comparaciσn instantánea, esto es, la idea de una cosa ruidosa, movible, pesada en uno de sus extremos, ligera y débil en el otro, y que éste se agita ó vibra con velocidad, á la manera de lo ( XXVIII ) que sucede, v. gr­, en una espada delgada, cuando la sacude con fuerza una mano robusta. Lo mismo respectivamente podemos de­ cir de la voz titilaciσn: la sílaba ti compuesta del sonido golpeador de la dental t, y del de la vocal i que es el mas agudo que puede formar la voz humana, conviene á todo ]o pequeρo, delgado y lije­ ro (*). La repeticiσn de esta sílaba trae ala memoria la repeticiσn del movimiento de cualquier objeto material que tenga aquellas cua­ lidades, y haciendo nuestro entendimiento por este medio una com­ paraciσn repentina, empleamos la palabra titilaciσn para expresar h sensaciσn que nos causa interior σ exteriormente cualquier movi­ miento acelerado, suave y agradable. 4.a En las investigaciones etimolσgicas hacen el principal papel los sonidos radicales, esto es, aquellos sonidos que por necesidad han de dominar en todas las voces que pertenezcan mediata σ inmediatar mente á una idea primordial, y esta es la principal base de la etimo­ logía, porque abraza la forma y la relaciσn de las palabras, las cua­ les son los signos materiales que deben darnos á conocer las ideas. Estos sonidos radicales pertenecen á determinadas letras, ya solas, ya unidas, que indican la relaciσn, analogía σ.dependencia del sig­ (*) Esta es la razσn porque nuestros diminutivos acaban en ito, é ita; ico, é ica; Mo é illa. En todas estas terminaciones domina la característica i, signo, como hemos dicho, representativo de lo pequeρo, diminutp, ligero, &c.—La correspondencia de los sonidos de las vocales con los tonos mϊsicos, lejos de ser indiferente como podria parecer, es de suma importancia para el estudio del mecanismo de las lenguas. (Véase la preciosa obra intitulada, Sistema musical de la lengua castellana, impresa en Barcelona, aρo 1832.)— En general puede tomarse por regla la siguiente comparaciσn: o.... corresponde al bajo. u a l . . . . . . . . . barνtono. a al tenor. e al contralto. i al tiple. Esta correspondencia musical y las combinaciones que admite, llegan á ser caracterνs­ ticas en las voces, lo mismo que lo son las letras, y en ella consiste nada menos que la eufonía de nuestra lengua. ( XXIX ) niρeado (por cuya razσn se llaman letras caracterνsticas), y hacen que los sonidos sean simples σ combinados. Los primeros pertene­ cen á las vocales; los segundos á las consonantes. La naturaleza nos demuestra que el hombre en su infancia, empieza á caracterizar las voces por medio de los sonidos mas simples y naturales, cuales son los de las vocales, y entre ellas la a especialmente. E n segui­ da caracteriza los acentos figurándolos con las partes, cuyo movi­ miento le es menos difícil; desde luego con los labios, después con la garganta, y de este modo empieza á emplear los sonidos combina­ dos mas fáciles, esto es, los labiales que se forman con solo pronun­ ciar cualquiera letra vocal uniendo y separando alternativamente los labios al mismo tiempo. Así es que en todas las lenguas, las sílabas ab, ha, pa, ma son las primeras que pronuncian los niρos, y que com­ binadas después del modo mas natural, producen las voces mama, papa, raices primordiales, creadas por la misma naturaleza humana, y cuya apariciσn es, como dicen los filσlogos, una consecuencia ab­ soluta de esta verdad física, el hombre habla. Si seguimos el camino que nos muestra la naturaleza, llegaremos á ver que el hombre naturalmente denomina cada σrgano de la pa­ labra segϊn la inflexion, el movimiento σ el· carácter propio de este mismo σrgano. E n esta clase de palabras se ve que la caracterνs­ tica radical es la misma letra propia y conveniente al σrgano signi­ ficado por el nombre; y aunque después se hayan dado otras deno­ minaciones á estos σrganos, la naturaleza ha sido siempre la o­uia que maquinalmente las ha determinado, y por lo mismo debemos mirarlas como voces necesarias, pertenecientes á la lengua primiti­ va nacida de la conformaciσn humana. Sirvan de ejemplo las in­ flexiones guturales ga, go, gu: en ellas la característica g, no sola­ mente ha sido la raiz del nombre dado al σrgano, y á lo que á este pertenece, sino también la de otras muchas voces que expresan σ pintan un ruido mas σ menos semejante al que produce el σrgano cuando pronuncia la característica g. Así, este σrgano se llama en castellano gorja, garganta, σ garguero; en italiano, gola: en francés, gorge; en inglés, gullet; en alemán, gurgel; en latin, guttur; en grie­ go, glottis; en hebreo, gharon, Sçc. Entre las infinitas voces que tie­ nen conexiσn con este nombre, σ que se derivan de él, σ que imitan σ indican el sonido propio de la garganta, puede α citarse gaznate, ( XXX ) gañote, cogote, garganta, gargantilla, guνa, goloso, ahogar, glotσn, gorjear, gorgnera, golilla, gola, gargajeo, trago, agonνa, angina (*)·, angustia, &c., & c , y otras por analogía σ comparaciσn de ideas, como golfo, gruta, grotesco, σrgano, angosto. Lo mismo sircede respecto de los sonidos caracterνsticos combi­ nados. E l de la combinaciσn st, v, gr., refiere la idea á la firmeza, á la fijaciσn, á la presencia actual σ inmediata. Si pronunciamos estas dos consonantes solas, sin agregarles el sonido de ninguna vo­ cal, produciremos un sonido particular que es una verdadera inter­ jecciσn, la cual expresa un deseo σ una voluntad, y la empleamos para hacer callar á una persona repentinamente, ϊ obligarla á per­ manecer en estado de inmobilidad. Con mas σ menos extension ex­ presan las ideas arriba indicadas, las voces estar, estado, estabilidad, consistencia, asistencia, constancia, estanque, estrella, estatua, astro, estructura, construcciσn, estupor, persistir, & c , y en la lengua lati­ (*) Permítaseme aprovechar la oportunidad que me ofrece la voz angina (escrita con g y no con;') para hacer ver que la ortografía no es arbitraria ni carece de funda­ mento. Hay razones para que cada palabra tenga precisamente las letras que tiene y no otras: alterar éstas de cualquier modo, sin mas motivo que el capricho, es desfigurar la pintura, y por consiguiente impedir que sea conocido el objeto que ella representa. Véase, por.ejemplo, lo que se dice de las letras a, b, c, l, en los artículos Alma, Beso y Claustro, de este Diccionario. Si no se respeta la etimología, llegará tiempo en que sea casi imposible descubrirla y mas aun el verdadero significado de las voces, y acaso llegaremos á conce­ bir lo contrario de lo que estas expresan, como puede suceder principalmente en las que se derivan de otras lenguas, v. gr., exotιrico, quiere decir lo pϊblico, σ lo que está fuera; esotιrico, lo secreto, σ lo que está dentro: geologνa significa ciencia de la tierra; jeologνa quiere decir ciencia del tiro, o de dispara?; porque la etimología de esta ϊltima palabra, escrita con;;, es la voz griega ieoo, yo disparo, ό lanzo; y la de la palabra anterior, escri­ ta con g, es geo, la tierra. La terminaciσn logia reconoce por raiz logos, discurso; y aque­ lla misma terminaciσn, escrita con; tiene por raiz loi, de loibomai, hacer libaciones σ sa­ crificios. Véase cuan grande y trascendental es la diferencia de las ideas que nos pintan en estas voces las letras <?,;', s, x. Podrá si se quiere ser indiferente poner una letra por otra de igual sonido, en ciertas palabras, como mujer,, jilguero, ajeno, jeringa, herraje, jeta, lijero, quejido, fyc, porque en ellas no se altera la ortografía de modo que cause duda σ error; pero respétense las caracterνsticas radicales que como en angina, sirven de guia al entendimiento para descubrir la verdad. No parecerá inoportuna esta advertencia á las personas que hayan notado la espantosa y lamentable anarquía ortográfica en que de al­ gϊn tiempo á esta parte procuran sepultarnos muchos ignorantes, para quienes es mas cσmodo corromper la lengua y despojarla de su noble carácter, que dedicarse á estudiar­ la y á conocer los fundamentos en que se apoyan sus reglas. ( XXXI ) na, origen de la nuestra, stare, stabilire, stips, stupidus, stamen t stagnum, stellae, strenuus, constans, Sçc. He aquí el gran secreto de la ciencia etimolσgica; buscar la ca­ racterνstica de cada voz (sin olvidar que esta caracterνstica puede consistir en sonidos simples, σ en combinados, esto es, en letras so­ las σ en sílabas),­é ir subiendo con las investigaciones basta descu­ brir con certeza, σ por deducciσn la analogía que puede haber en­ tre la palabra cuyo significado se busca, y el significado de la voz primitiva. Entonces se ve si la voz pinta la cosa por la impresiσn que esta hace en los sonidos; si expresa diversidad de modos de ser aquella; σ ciertas y determinadas modificaciones, ya déla cosa mis­ ma, ya del efecto que esta produce en el ánimo, & c , y entonces será fácil fijar el significado de las voces, y por consiguiente, la diferen­ cia que hay entre las que á primera vista parecen sinσnimos perfec­ tos. Pero debe tenerse por regla general é invariable que en la elec­ ciσn de etimologías, si llega el caso de haber de elegir entre varias', deben preferirse siempre las físicas á las histσricas y morales, y de unas y otras, las mas conformes con la naturaleza. DICCIONARIO DE SINΣNIMOS CASTELLANOS. Α Β Α ABA primero considera al cuerpo con relaciσn á la altura en que se halla, sin relaciσn á otro cuerpo; el segundo le considera con relaciσn á la situaciσn en que está, respecto de otro cuerpo; esto es: está abajo lo que, en una altura determinada, está en un lugar in­ ferior, aunque no haya otro cuerpo ar­ riba; está debajo lo que tiene encima, σ sobre sí otra cosa. " E s menos penosa la cuesta acia abajo, que acia arriba." "Hoy no ha pi­ cado ningϊn pez, porque todos se han quedado abajo." "Se quedσ abajo-, no quiso subir." "Está debajo de la mesa." "Lo tiene debajo àel pié." Basta subs­ tituir una voz por otra en estos ejem­ plos, para conocer la propiedad con que explican respectivamente las ideas á que corresponden. ABAJO, DEBAJO.—El (L. de la Huerta.) DEJAR.­Podemos abandonar una cosa sin dejarla, y al contrario, po­ demos dejarla sin que la abandonemos. Abandonar, expresa el acto de la vo­ luntad por el cual nos resolvemos á no volver á tomar interés por tal σ cual cosa, á no hacer aprecio de ella, á mi­ rarla con indiferencia, y á no alterar el estado que tiene. Dejar, supone separaciσn σ despren­ dimiento, pero sin desprecio de la per­ ABANDONAR, sona σ cosa á quien se aplica.—-Dejé la casa porque su dueρo la tenia abandonada; esto es, "me separé de la casa, cesé de habitarla, porque su dueρo no la cuidaba ni atendía."—"ΏSeráposible que me dejes abandonado á mis temo­ res?" Abandonar, nos hace concebir la idea de las consecuencias físicas y morales del abandono; dejar, nos da una idea li­ ' mitada á la separaciσn material en lo fí­ sico, σ á un simple consentimiento de la voluntad en lo moral, como cuando decimos, "deja el libro sobre la mesa." —"Dejemos eso para otra vez."—"Déjame hablar."—Déjame en paz."—"No deje vd. de hacerlo." Llamamos dejado al hombre que no cuida de su aseo personal, σ del arre­ glo doméstico de su casa, por pura ne­ gligencia; pero si ademas de esto, des­ precia su propio interés, y se entrega á la ociosidad σ á los vicios, descuidando su hacienda, su conveniencia σ sus obli­ gaciones, decimos que es abandonado. Del verbo dejar se deriva el sustanti­ vo dejadez, que expresa perfectamente la falta de voluntad, σ de energía para obrar de tal σ cual modo en lo que inte­ resa particularmente á nuestra persona. —V. Desamparar. (G, de la Cortina,) ABO ABDICAR, HACER ( 4 ) DIMISIΣN.—Significan en general dejar un empleo, un cargo. Abdicar, no se dice sino de puestos de consideraciσn, y ademas supone dejaciσn voluntaria, en vez de que la dimisiσn puede ser for2ada, y aplicarse también, á empleos grandes y pequeρos. Cristina, reina de Suecia, abdicσ la corona. Eduardo II, rey de Inglaterra, se vio forzado á hacer dimisiσn del rei­ no. Felipe V , rey de Espaρa, hizo vo­ luntariamente dimisiσn en favor del prín­ cipe su hijo. (March.) A B O M Í N A B L E , DETESTABLE, E X E C R A B L E . — L a idea primitiva y positiva de estas palabras, es una calificaciσn de lo malo en sumo grado. De manera, que no son susceptibles de aumento ni de compara­ ciσn, sino en el caso en que se quiera dar al objeto calificado el primer lugar entre todos aquellos á quienes pueda convenir el género de calificaciσn. Así es, que se dice, el mas abominable de todos los excesos; pero no se diria un exceso muy abominable, ni mas abomi­ nable que otro. Como ellos expresan por sí mismos todo lo mas fuerte, exclu­ yen todas las modificaciones que pue»· den hacerse en la mayor parte de los de­ mas epítetos; y en esto son sinσnimos. Su diferencia consiste en que lo abo­ minable parece hacer relaciσn mas di­ recta á las costumbres; lo detestable al gusto, y lo execrable á la conformaciσn. Lo primero denota una obscena corrup­ ciσn; lo segundo, designa maldad σ de­ pravaciσn; y lo ϊltimo, expresa una e x ­ trema deformidad. Los que tienen una devociσn supers­ ticiosa pasan al libertinaje, y comun­ mente se encenagan en él, hasta en lo que hay mas abominable. U n manjar tenido hoy dia por detestable, se sacaba en tiempo de nuestros antepasados en las mejores mesas. Las riquezas her­ ABO mosean á los ojos de un hombre inte­ resado, la mas execrable de todas las criaturas. (Mardi.) A B O M I N A B L E , DETESTABLE, E X E C R A B L E . —Abominable, se compone de la prepo­ siciσn ab, de la voz ornen, agüero, pre­ sagio; y de la terminaciσn able, que es la latina bilis, y que significa la fuerza, la capacidad, la facultad de ser σ venir ά ser tal cosa; lo que es propio, á pro­ pσsito para hacer σ para ser hecho. Abominable es lo que no es ominable, lo que no es bueno para los presagios, lo que es de mal agüero. La abominaciσn es propiamente el acto por el cual se conjuran los presagios funestos. De­ testable, se compone de la preposiciσn negativa de, del verbo, testan, testificar, y de la terminaciσn able. Designa lo no testable, aquello de que no se debe testificar, aquello que merece un testi­ monio no favorable. Execrable, se com­ pone de la preposiciσn exclusiva ex, del adjetivo sacer, sagrado, y de la termi­ naciσn able. Significa lo que debe es­ tar fuera de lo sagrado, lo que está fue­ ra de ello, el que atropella y viola las cosas sagradas. Una cosa σ acciσn que amenaza, que es siniestra, que excita el terror, la aversion, es abominable. Lo esencialmente malo, insoportable, que excita el odio, es detestable. Lo que es sacrilego, impío, contrario á las leyes divinas y humanas, que excita el hor­ ror, la indignaciσn, es execrable. P r o ­ curamos alejar de nosotros, disipar lo abominable; hacer que se condene, que se proscriba lo detestable; que se persi­ ga, que se aniquile lo execrable. E l im­ bécil Claudio, especie de mujer, gober­ nado por rameras, es un príncipe detes­ table. Catilina, conjurado contra su pa­ tria con toda la fuerza de los vicios for­ midables, auxiliado de prendas grandes, es un ciudadano abominable. Cromwel ACΣ ACÁ ( δ ) Como las acciones de estos dos ver­ con el Evangelio en una mano­, y con la bos son por lo general inseparables, es espada en la otra, derribando el trono y poco perceptible su diferencia ; pero degollando á su rey por mano del ver­ para distinguirla basta buscarla en un dugo, es un vasallo execrable. La ava­ ejemplo, en el cual lo que se acaba sea ricia que mancha todas las virtudes, es precisamente la acciσn de otro verbo. un vicio detestable. La hipocresía que las Maρana acabarι de escribir. No aca­ remeda, es un vicio abominable· El fa­ ba de llorar. A las doce acabσ de cor­ natismo que mira como virtud el violar rer. Acaba de salir, de volver, de en­ en nombre del cielo todas las leyes de trar. En ninguno de estos ejemplos se la naturaleza, es un vicio execrable. Es­ puede usar sin impropiedad del verbo tas tres voces se usan en un sentido mas concitar, porque no se trata directamen­ lato para designar los diversos grados te de una cosa finalizada y completa por de exceso de una cosa mas mala; y en medio de la conclusion, sino puramente este caso abominable dice mas que de­ de una acciσn que cesa; del término y testable; y execrable dice mas que abo­ fin á que llega, no la cosa concluida, sino minable. (A. Cienfvegas,) la operaciσn con que se concluye. dos pala­ bras son de poeo uso, á no ser en tiem­ po presente; é indican igualmente sen­ timientos de aversion, de los cuales el uno es efecto del orden natural σ de la inclinaciσn del corazσn, y el otro, de la razσn y del juicio. Se aborrece todo aquello que no se puede sufrir, y que es objeto de antipa­ tía. Se detesta lo que se desaprueba y se condena. (L. de la Huerta.) ABORRECER, DETESTAR.—Estas El enfermo aborrece los remedios; el desgraciado detesta el día de su naci­ miento. Alguna vez se aborrece lo que seria ventajoso amar: y se detesta lo que se estimaría) si se conociese mejor. El hombre de gran corazσn aborrece todo lo que es bajeza y cobardía. Una persona virtuosa, detesta todo lo que es crimen é injusticia. (March.) representa la acciσn de llegar al término σfinde una operaciσn; concluir, representa la acciσn de dejar la cosa completa. Hoy se acaba mi fatiga. Hoy se concluye la casa. \ ACABAR, CONCLUIR.—Acabar equiva­ len á aumentar la velocidad, la diligen­ cia, el movimiento, con el fin de con­ cluir con mas prontitud una operaciσn; pero apresurar da idea de un cierto des­ orden, de una prisa dirigida sin regla ni concierto al fin. El verbo acelerar no supone por sí solo está idea; su ac­ ciσn parece mas bien efecto de la con­ fianza de llegar antes al fin, mediante el aumento de velocidad y diligencia; la del verbo apresurar parece mas bien el efecto del apuro, de la desconfianza, del temor de no poder llegar al fin. El muchacho que ha malgastado el tiempo en jugar, apresura, escribe atro­ pelladamente la plana por el apuro en que se halla, y por el temor del castigo. Cuando se trata de alcanzar á algu­ no, σ llegar á tiempo, decimos: no hay que apresurarse, basta acelerar el paso lo preciso para conseguir el fin; pero sin apuro, sin temor de que nos falte tiempo. Apresurar es el exceso de acelerar. ACELERAR, APRESURAR.—Ambos (L. de la Huerta.) ACCIΣN, ACTO.­­ Acciσn se dice indiferen­ ACL ( 6 temente de todo cuanto se hace, sea comϊn σ extraordinario; y acto, sola­ mente de lo que se hace notable. Por sus acciones, mas que por sus pa­ labras, descubre uno los sentimientos de su corazσn. Es un acto heroico el perdonar al enemigo, cuando se halla uno en estado de vengarse de él. E! sabio se propone un buen fin en todas sus acciones. Los príncipes deben seρalarse en las diferentes épocas de su vida, con actos de virtud y de grandeza. Se dice una acciσn virtuosa; una bue­ na σ mala acciσn; pero no se dirá un acto de virtud, un acto de bondad. Hácese una buena acciσn ocultando los defectos del prσjimo; y es segura­ mente el acto mas raro de caridad en­ tre los hombres. (March.) significaciσn de estos dos verbos es dar luz á una cosa cualquiera. ACLARAR, ALUMBRAR.—La Aclarar prescinde de los medios, y puede hacerse indirectamente, como quitando los estorbos que se oponían al paso de la luz, σ reuniendo los rayos de ésta por medio de vidrios y rever­ beros. Alumbrar es aclarar directamente a­ plicando la luz sobre el objeto; por es­ to los hombres, que aclaramos una co­ sa de varios modos, no podemos alum­ brarla sino por medio de la luz artifi­ cial. Aclarar considera mas la visualidad de los objetos: alumbrar atiende mas á la materia de la luz: esto es, el prime­ ro considera la luz como pasiva y exis­ tente en los objetos; el segundo la con­ sidera como activa, y dirigiéndose acia ellos. El sol, la luna, las estrellas aclaran la tierra, es decir, la ponen clara, dejan ver los objetos; la alumbran, es decir, ACΣ dirigen sus rayos acia ella, le comuni­ can su luz. Consiguiente á esto el uso castella­ no ha llamado lumbre á la materia de la luz (*), y claridad al efecto de esta con relaciσn á nuestra vista. Así es que un pedernal da lumbre aunque no dé luz ni claridad. Así es que llama­ mos lumbreras á los cuerpos luminosos. Consiguiente también á lo dicho, se llaman claros los líquidos transparentes, y en general, todo cuerpo al través del cual pueden pasarlos rayos de luz, co­ mo los tejidos, los cristales &c.—V. Alumbrar, iluminar. (Jormma.) voces son en el sentido metafσrico lo que en el sentido recto, alumbrar, iluminar. Se aclara una proposiciσn obscura para que se entienda: se ilustra con ejemplos σ con notas lo que se quiere presentar con mayor claridad, para que se perciban sin trabajo todas sus cir­ cunstancias y relaciones. Se aclaran las verdades: se ilustran los hombres con sus hechos. Un entendimiento cla­ ro es el que ve lo bastante: un enten­ dimiento ilustrado es el que está ador­ nado de conocimientos. La claridad de aquel se llama luz natural: la ilustra­ ciσn de éste se llama luces; siempre consiguiente en que ilustrar, lo mismo que su propio iluminar, supone mayor luz de la que se necesita para ver. ACLARAR, ILUSTRAR.—Estas (Jonama.) que busca recurso, ayuda σ protecciσn, se acoge á la. persona que puede dársela: el que huye un peligro y busca resguardo σ ACOGERSE, REFUGIARSE.—El (*) En otras lenguas no tiene nombre este principio, lo que viene á ser una inconsecuencia en la nomenclatu­ ra química, pues distinguiendo el calor de la materia que lo produce, exige la analogía que se haga igual distinciσn entre la luz y su materia, como realmente se verifica en la lengua castellana. ACT ( 7 ) ADU asilo, se refugia; y ambas palabras se ADIVINO, P R O F E T A — E l adivino descubre usan de este modo, tanto en sentido lo que está oculto. El profeta predice recto, como en figurado, sin que pueda lo que debe suceder. El primero tiene emplearse una por otra sin faltar á la por objeto lo pasado y lo presente: el propiedad: así lo prueban estos ejem­ segundo lo futuro. plos. Los griegos refugiados en Fran­ Un hombre bien instruido y que co­ cia hallaron en esta naciσn la mas ge­ noce la relaciσn que tienen con los mo­ nerosa acogida.—Para salir de la difi­ vimientos del alma los mas leves indi­ cultad, se acogiσ al sentido literal.— cios exteriores, es tenido fácilmente en­ La tempestad se nos echaba encima, tre muchos por adivino. Un hombre y no veíamos donde poder refugiarnos. sabio que ve las consecuencias en sus —Si vd. no me acoge benignamente, principios, y los efectos por sus causas, Ώen dσnde hallaré un refugio!—V. Re­ puede hacer que el pueblo le tenga por fugio, asilo. profeta. (O. de la Cortina.) postura es una manera momentánea de poner el cuer­ po. La actitud es una posiciσn duradera. ACTITUD, POSTURA.—La (March.) diligencia, la pron­ titud, la viveza con que se emplean los medios para conseguir un fin, σ con que obran las causas para producir los efec­ tos, constituyen la actividad y el ca­ rácter de activo. La virtud, la fuerza, la calidad pode­ rosa de los medios σ de las causas mis­ mas, constituyen la eficacia y el carác­ ter de eficaz. ACTIVO, EFICAZ.—La Un remedio activo obra prontamen­ te, produce sin dilaciσn su efecto: un remedio eficaz obra poderosamente, con fuerza, con seguridad. Un hombre activo no logra siempre lo que desea, si no sabe emplear los me­ dios mas eficaces para ello. La actividad de un discurso sorpren­ de, y no da lugar á la duda; su eficacia persuade y convence, y saliendo al pa­ so á la duda, la destruye y disipa. El procurador debe ser activo; el abogado debe ser eficaz. (L. de la Huerta.) (March.) El lisonjero es mas fino que el adulador. Éste lo alaba todo, y sacrifica sin arte ni rebozo, su propia opinion, la verdad, la justicia, y cualquiera otro respeto, al objeto de su adulaciσn. El lisonjero da mas aparien­ cia de verdad á su alabanza, persuade con mas sagacidad, se vale de medios mas eficaces, y muchas veces indirec­ tos, y se insinϊa con mas destreza en el ánimo de la persona lisonjeada. ADULADOR, LISONJERO.— Un hombre prudente debe despreciar la adulaciσn y temer la lisonja; porque aquella solo puede inclinar un ánimo bajo y despreciable; pero ésta sabe em­ plear con mas arte la fuerza irresistible de nuestro amor propio. La adulaciσn es siempre directa, la lisonja puede no serlo. El desprecio de la virtud suele servir de lisonja al vicio: el de una hermosura suele serlo Φ de una fealdad: la conformidad de gustos lisonjea los del incauto, y le in­ clina al aprecio del lisonjero. Por este mismo principio llamamos lisonjeras á las palabras que persuaden y no aduladoras, y usamos con preferen­ cia del verbo lisonjear para explicar lo que satisface á nuestro gusto, lo que cautiva nuestro corazσn, lo que nos ins­ pira confianza. AGR AFI ( 8 ) Se lisonjean los sentidos con la apa­ AFRENTA, INSULTO,ULTRAJE.—La afren­ ta es un dicho σ hecho, de que resulta riencia del deleite: se lisonjea el deseo deshonor σ descrédito: ofende mucho y con la esperanza; y así decimos: me li­ mortifica sumamente á los que son de­ sonjeo del buen éxito de este negocio; licados en el honor. se lisonjea vanamente de ello; y no, me adulo, σ se adula de ello. El insulto es un acontecimiento de (L. de la Huerta.) obra σ de palabra, repentino σ violento. El ultraje, aρade al insulto un exceso ADVERTIDO, AVISADO. — Examínense de violencia que irrita. aquí estas voces en el sentido de sagaz, No es reparar su honor el acudir al capaz, astuto. juez por una afrenta recibida. Los hom­ La calidad de advertido, es análoga al bres de bien jamas sufren insulto de na­ talento; la de avisado, al ingenio. die. Es difícil decidir en qué ocasiσn La penetraciσn en los juicios, la pru­ es mayor el ultraje, σ cuando se quita dencia en la desconfianza, la solidez en al sexo por violencia lo que rehusa, σ la precauciσn, son propias del adverti­ cuando so desecha con desden lo que do. La. viveza en la penetraciσn, la sa­ ofrece.—V. Agravio. gacidad en la desconfianza, la agudeza (March.) en la cautela, son propias del avisado. El advertido se precave contra el AGRADECER, RECONOCER. — Agradecer, error: el avisado contra el engaρo. supone la estimaciσn que hacemos del Los hombres suelen ser mas adverti­ beneficio recibido. Reconocer, supone dos que las mujeres; pero las mujeres la obligaciσn que nos imponemos de son, por lo comϊn, mas avisadas que corresponder á él. los hombres. Se agradece un regalo de poca mon­ No se desconfia tanto un hombre ad­ ta, un obsequio, un saludo. El recono­ vertido de sus mayores enemigos, como cimiento seria excesivo para correspon­ una mujer atusada, de sus mayores der á estas frioleras; así como seria poco amigas. enérgica la simple expresiσn de agrade­ (L. de la Huerta.) cer una acciσn generosa que nos ha sal­ vado la vida, á que debemos estar « £ AFIRMAR, ASEGURAR.—Se afirma con sσ­ msKäsamB reconocidos, lidos fundamentos σ con buenos apoyos, (L. de la Huerta.) para que la cosa se sostenga y resista á AGRAVIO, OFENSA.—El agravio atropella los impulsos y á los ataques. nuestro derecho; la ofensa aρade al agra­ Se asegura por la consistencia de la vio el desprecio σ el insulto. El que posiciσn σ por lazos que sujetan, á fin tiene derecho á un ascenso que no ha de que la cosa esté fija sin vacilar. conseguido, se cree agraviado; si á este En sentido figurado, la evidencia de agravio se ha aρadido un desprecio de las cosas y la fuerza del entendimiento, su mérito, σ una declaraciσn de su in­ afirma al sabio en su modo de pensar suficiencia, se cree ofendido. contra las preocupaciones de los erro­ Para el agravio es preciso que haya res del vulgo. La equidad y las leyes, injusticia ; para la ofensa basta que son los ϊnicos principios en que uno haya insulto, aunque no haya injusticia. debe asegurar su conducta; los ejemplos Aquel nos perjudica tal vez sin afren­ podrán á veces justificarla; pero no la tarnos; ésta nos afrenta siempre σ nos impiden que varíe. humilla. (March.) AGR ΐGR ( 9 ) "con mano armada, y dándole de palos, No agravia el que dice de uno, que es tuerto, cuando realmente lo es, porque "pone mano á la espada, y hace su de­ en decir aquella verdad no hay la injus­ "ber; pero la muchedumbre de los con­ ticia que exige el agravio para serlo; trarios se le opone, y no le deja salir pero le ofende el que se lo dice σ se lo "con su intenciσn, que es de vengarse: recuerda, porque insulta su amor pro­ "éste tal queda agraviado, pero no pio y le humilla. Por eso se disimula "afrentado. Y lo mismo confirmará el agravio mas fácilmente que la ofensa, "otro ejemplo: está uno vuelto de es­ no obstante que aquel nos causa un per­ "paldas, llega otro y dale de palos, y juicio efectivo, privándonos realmente "en dándoselos, huye y no espera, y el de lo que nos pertenece; y ésta solo "otro le sigue y no le alcanza; éste que nos incomoda con un perjuicio fundado, "recibiσ los palos, recibiσ agravio, mas por lo regular, en la opinion σ el capri­ "no afrenta; porque la afrenta ha de cho; porque la ofensa choca directamen­ "ser sustentada. Si el que le dio los te con nuestro amor propio, que no per­ "palos, aunque se los dio á hurta cor­ dona con facilidad, ni mira como leves "del, pusiera mano á su espada, y se los insultos. "estuviera quedo, haciendo rostro á su "enemigo, quedara el apaleado agravia­ De un hombre que baila bien, sin ha­ a do y afrentado juntamente: agraviado, cer vanidad de ello, ni pretender elo­ "porque le dieron á traiciσn: afrenta­ gios, no se puede decir que baila mal, ndo, porque el que le dio, sustentσ lo sin hacerle un agravio, de que no que­ "que habia hecho, sin volver las espal­ da ofendido; pero sí lo queda una mu­ "das y á pié quedo: y así segϊn las le­ jer, á quien se disputa la buena figura, "yes del maldito duelo, yo puedo estar aunque ella misma conozca que no la "agraviado, mas no afrentado." tiene: porque aquel no vé en ello mas (L. de la Huerta.) que una injusticia; pero ésta vé en ello un desprecio, un insulto. AGREGAR, ASOCIAR.—Agregar, es aρadir, Guardando la misma proporciσn en uniendo σ juntando unas personas σ co­ la respectiva propiedad de estas dos vo­ sas á otras. Asociar, tomar por com­ ces, se dice figuradamente en lo físi­ paρero á otr* para que ayude en cual­ co, que el sol, la luz, el viento, y otras quiera ministerio σ empleo. Se asocia cosas inanimadas ofenden, y no se dice á las empresas, se agrega á una corpo­ que agravian. raciσn. Lo uno se hace para tener so­ (Ώ. de la Huerta.) corro σ auxilio, σ participar de las ven­ tajas del éxito de la empresa, & c ; lo AGRAVIO, AFRENTA.—Corresponde tam­ otro, para tener un colega σ compaρe­ bién á este análisis la distinciσn que ro, σ sostener la corporaciσn con el nϊ­ hace Cervantes de estas dos voces. mero y la elecciσn de los individuos. "Entre el agravio y la afrenta hay Los empresarios, mercaderes y asen­ "esta diferencia (dice D. Quijote, ha­ tistas se asocian. Los literatos se agre­ blando del religioso de la casa del du­ gan á las universidades y á las acade­ "que que acababa de injuriarle pϊbli­ mias, &c. "camente). La afrenta viene de parte (March.) "de quien la hace y la sustenta; el "agravio puede venir de cualquier par­ AGRICULTOR, CULTIVADOR, COLONO.— "te sin que afrente. Sea ejemplo: está Estas tres voces vienen de la latina co­ "uno en la calle descuidado, llegan diez lθre, que en su sentido propio designa AGU ( 10 ) AGU to, y en nuestra mente. En todos tiem­ cultivar la tierra, labrarla. De aquí cul­ pos ha mirado el pueblo los fenσmenos tivador, que es el que se ejercita en el extraordinarios del cielo como presa­ cultivo. Colθre en el sentido traslada­ gios, signos precursores de grandes re­ do, designa dar culto, honrar, darse á voluciones políticas; y á veces han sido una cosa σ persona; y en este sentido efectivamente funestos estos fenσmenos decimos, cultivar las ciencias. Esta idea por los siniestros agüeros que el terror distingue al agricultor {cultor agri), que sacσ de ellos. La imaginaciσn, la su­ es el que cultiva, que ama, que profe­ persticiσn, el presentimiento, la preo­ sa, que se dá al cultivo de la tierra de cupaciσn, forman los agüeros. La saga­ labor. Colθre, designa, en fin, habitar, cidad, la ciencia, la experiencia, el ra­ y por eso llamamos colonos á los que ciocinio, sacan los presagios. Los adi­ van á establecerse á un pais y á fundar vinos agüeran engaρando, y las pitoni­ una colonia. Colono, designa el que sas exaltando la imaginaciσn. Los mé­ está atado, por decirlo así, á la tierra, dicos considerando los síntomas, y los el morador de ella. (A­ Cienfuegos.) meteorologistas observando los fenσme­ nos, presagian. Las almas débiles, vi­ AGUARDAR, ESPERAR. — La acciσn de sionarias, son las mas fecundas en agüe­ aguardar parece que se funda en la pro­ ros. Acaso será esta la razσn porque babilidad que tenemos, de que venga lo Aristσteles dotaba á los melancσlicos, y que se aguarda, y la acciσn de esperar, los turcos á los idiotas del don de pro­ en la seguridad que creemos tener, de fecía. Los que son discretos, atentos, que ha de venir lo que se espera. meditadores, son los mas fecundos en Se espera al amigo que ha dado la presagios; y este es el genio que adver­ cita; se le aguarda, por si viene á la tía á Sσcrates, y que inspira á veces á hora á que suele venir. los sabios predicciones verificadas por El buen soldado espera á pié firme al el suceso. Por nuestros agüeros se pue­ enemigo que le acomete. El cazador, de formar juicio de nuestros temores, aguarda muchas horas la caza que no de nuestras esperanzas, de nuestra Con­ viene. diciσn, de nuestro genio. Por nuestros (L. de la Huerta.) presagios puede juzgarse de nuestras lu­ ces, de nuestros conocimientos,de nues­ AGÜERO, PRESAGIO.—El agüero se sacaba tra aplicaciσn, de nuestros alcances. Se­ del canto, del vuelo, y de las demás ac­ gϊn la naturaleza y las disposiciones de ciones de los pájaros; pero después pasσ los ánimos, un mismo objeto produce á significar toda especie de conjetura agüeros diferentes, y aun contrarios; así sobre lo venidero. Presagio, es voz de como segϊn el genio y las pruebas ac­ la lengua latina, en la cual prœsagire, cidentales de los pueblos, el arte agüe­ significa penetrar lo venidero, anunciar ral habia establecido reglas diferentes y las cosas antes de que sucedan. El aun contrarias de interpretaciσn sobre agüero, es simplemente la idea que for­ los mismos puntos. Segϊn la exactitud mamos de lo venidero por ciertos pre­ y la profundidad de los talentos, el mis­ supuestos. El presagio es á un tiempo mo suceso sugiere presagios diferentes, el signo, la cosa misma que anuncia lo así como segϊn el modo de ver y de dis­ venidero, y la conjetura del pronσstico currir dos sectas, deducen de los mis­ que sacamos de los objetos. El agüe­ mos principios consecuencias opuestas. ro está en nuestra imaginaciσn, y no en el objeto; y el presagio está en el obje­ (A, Cienfuegos.) ( 11 ) ALF ALARGAR, PROLONGAR, PROROGAR.— Alargar, es aρadir uno de los dos cabos σ extender la materia. Prolongar, es ir deteniendo el término de la cosa, ya sea por la continuaciσn de ella, ya por di­ laciσn de ella, σ por producciσn de inci­ dentes. Prorogar, es mantener la au­ toridad, el ejercicio σ el valor de una cosa mas allá de su duraciσn regular. Se alarga el vestido, un triángulo, un discurso; se prolonga una alameda, un negocio, un trabajo; seproroga una ley, una junta, un permiso, una licencia. (March.) Alboroto, lleva consigo la idea de un gran ruido; y tu­ multo, la de un gran desorden. Una sola persona σ un corto nϊmero de ellas, suele mover alboroto; pero el tumulto supone siempre que hay en él gran nϊmero de gentes. Las casas de disoluciσn están expues­ tas á alborotos. Frecuentemente suce­ den tumultos en las ciudades de mala po­ licía. Alboroto no se dice sino en sentido propio, y tumulto se dice también en sen­ tido figurado, de la perturbaciσn y agi­ taciσn del ánimo, &c. Mal se sostiene una resoluciσn que se ha tomado en me­ dio del tumulto de las pasiones. ALBOROTO, TUMULTO.— (March.) ALFABETO, ABECEDARIO.—Empleamos con propiedad la primera de estas vo­ ces, cuando nos limitamos á indicar el orden de la colocaciσn de las letras, ad­ mitido en cada lengua, y por eso deci­ mos "orden alfabιtico," "índice alfabι­ tico," "tablas alfabιticas," fyc. Nos valemos de la voz abecedario cuando referimos la idea á la figura y al sonido correspondiente á las letras, co­ locadas por orden alfabιtico. Como para aprender una lengua, lo importante es aprender, no tanto la co­ locaciσn ordinal de las letras, cuanto el ALG modo de pronunciarlas, lo cual es el principio de toda instrucciσn, llamamos, por analogía, abecedario á los rudimen­ tos de cualquiera ciencia σ facultad, y por esta razσn, también decimos, "es­ tudiar, aprender el abecedano.^ A los niρos se les pone en la mano el abecedario no el alfabeto, porque lo que se les vá á enseρar es la figura y el so­ nido que deben dar á cada letra; pero al mismo tiempo se les hace conocer el alfabeto, porque las letras están coloca­ das por orden alfabιtico. La voz alfabeto, se refiere solamente al orden; la voz abecedario, al modo de ser de la cosa, esto es, á la figura y al valor de las letras, colocadas segϊn el orden que deben tener en la lengua á que pertenecen. Ademas, siendo la voz abecedario for­ mada del nombre σ sonido de las cuatro primeras letras del alfabeto castellano, segϊn el lugar que cada una ocupa en él, esto es, a, b, c, d, seria una impro­ piedad llamar abecedario al alfabeto de cualquiera lengua, como por ejemplo, del hebreo, del griego, del ruso, y de otras, en que la c no ocupa el tercer lugar. (G. de la Cortina.) se refiere ilimitadamente á cualquiera persona. Alguno, se refiere limitadamente á una persona indeterminada, de un determi­ nado nϊmero σ clase.—"Si viene álu guien á buscarme, di que no estoy en "casa, porque temo que ha de venir á "hacerme visita alguno de mis acree­ dores." Esta es la razσn porque se dice alguno de ellos, y no alguien de ellos. ALGUIEN, ALGUNO.—Alguien (L. de la Huerta.) Ademas de lo que expone Huerta acerca de estas voces, debe advertirse, que alguien se aplica solamente á per­ sonas, y alguno, á personas, á animales y á cosas; v. g., "este ruido lo hace al- ALM ( I guna rata,—"Déme vd. algunas de esas flores." (G. de la Cortina.) ALIANZA, LIGA, CONFEDERACIΣN, COA­ LICIΣN.—La alianza es una union de amistad y de conveniencia; la liga, una union de designios y de fuerza; la con­ federaciσn, una union de interés y de apoyo; la coaliciσn, es también una con­ federaciσn, pero momentánea entre dos σ mas partes, contra algϊn intento daρo­ so á todos. {March.) RESPIRACIΣN. — Estas voces aparecen sinσnimas en el Diccionario de nuestra lengua, y parece que lo acredi­ ta el uso en las muchas frases en que se emplean indistintamente, como: fal­ tar el aliento σ la respiraciσn; detener la respiraciσn σ el aliento. Pero en ri­ gor representan dos ideas diferentes. La respiraciσn es la acciσn de respi­ rar, esto es, el movimiento repetido con que se atrae al pulmσn el aire exterior, y se vuelve á echar por la boca. El aire que se respira es el aliento. Respiraciσn dificultosa, lenta, inter­ rumpida. Aliento fétido: arrojar el alien­ to: empaρar un cristal con el aliento. ALIENTO, [L. de la Huerta.) principio de la vida es lo que se llama alma σ espνritu. La vida consiste en sentir y obrar. El principio de la sensibilidad es propia­ mente el alma: el de la actividad es el espνritu. Todo lo pasivo se refiere al alma: lo activo al espνritu. El alma percibe las ideas: el espνritu las compo­ ne y resuelve; se forma otras. En las demás cosas, espνritu es siem­ pre la parte mas activa; alma la parte que las hace sensibles, picantes, gracio­ sas. El espνritu de la pintura consiste en la invenciσn: el alma de la pintura es el colorido. El espνritu de una anác­ ALMA, ESPÍRITU.—El ) ALM dota σ de un cuento es probar una máxima moral, buena σ mala: su alma consiste en la gracia con que se cuenta. A un facineroso, á un hombre duro é insensible, lo llamamos desalmado, hombre sin alma; no obstante suele ser un hombre de espνritu; esto es, de va­ lor, de resoluciσn, y muchas veces de talento y recursos. Se tienen pasiones de animo, y en ellas se agita mucho el espνritu, exage­ rando el mal presente y representando el que está todavía por venir. El es­ pνritu se fatiga, se cansa: el ánimo pa­ dece, se agobia. Solo en estas frases se usa ánimo en lugar de alma. La acciσn es en nosotros inseparable del sentimiento: el sentimiento no β »1ο es de la acciσn. Por esto cuando con­ sideramos en general el principio de la vida, lo llamamos alma; de modo que alma en este sentido, abraza los dos principios, el de la actividad y el de la sensibilidad. De aquí nace que dar vi­ da se llama animar, no espiritar; y que se dice alma de un negocio, alma de una repϊblica. (Jonama.) ALMA, ÁNIMA, ÁNIMO.—Empleamos la primera de estas voces siempre que re­ ferimos la idea al principio interior que nos dá el ser y nos conserva en estado de vida, y en este caso tomamos mu­ chas veces á este mismo principio por el individuo que vive, como cuando de­ cimos:—"no se vé por las calles ni una sola alma," en lugar de "una sola per­ sona"—"no lo sabrá alma viviente," en vez de "no lo sabrá nadie."— Considerando al alma como parte σ agente principal de la vida, decimos por analogía:—­el alma del negocio, esto es, lo principal σ lo sustancial del negocio. —Le arrancaré el alma, esto es, le qui­ taré la vida.—Lo siento en el almacén lugar de lo siento mucho, &c. En nin­ ALM ( 13 ) ALM gimo de estos casos podríamos sustituir alimentador. Decimos ánima cuando con propiedad la voz anima. Este sus­ referimos la idea al mismo principio, tantivo ha quedado destinado por el uso considerándolo como productor de las para significar las almas de los difuntos acciones 6 funciones vitales, por que ánique permanecen en el purgatorio, y es ma reconoce por origen la voz griega tan exacta esta idea, que nos basta oir aliemos, de * ν ε υ μ α que significa espí­ decir simplemente: "las animas," la co­ ritu, aire, soplo, segϊn la acepciσn fradía de las ánimas," el toque de ánique dieron á esta voz los filσsofos estoi­ mas," "¡animas benditas!" & c , para cos, considerando á este aire vital co­ entender que se habla de las del purga­ mo un quinto elemento, y por esta ra­ torio. zσn llamaron pneumología á la ciencia que trata de los espíritus, y los latinos De la voz ánima tomamos el sustan­ dijeron indistintamente animae silentes, tivo animación, para expresar el acto de las almas de los difuntos,—comprimere infundirse el alma en el cuerpo, y em­ animam, detener el aliento σ la respira­ pezar la vida; y como esta consiste en ciσn,—animae thraciae, los vientos del el ejercicio deJaá funciones vitales, lla­ Norte, &c. mamos animación con mucha propiedad, Pero aun hay mas. Nuestra lengua á la viveza σ expresiσn en las palabras, en el tesoro de su admirable riqueza, acciones y movimientos de una perso­ tiene todavía otra voz distinta de ánina: y del mismo modo, cuando vemos ma y de alma, y propia para significar un retrato, σ una figura humana pinta­ el mismo espíritu σ principio de vida, da sin la propiedad necesaria para re­ considerado como principio ϊ origen de presentar al individuo en estado de vi­ da, decimos que le falta animación á la palabra alma se compone de a, primer sonido vocal, pri­ pintura. Yo no puedo menos de admirarme al ver que ninguno de los filσlogos que se han dedicado al análisis de los sinσ­ nimos castellanos, haya fijado su aten­ cion en la diferencia filosσfica que es­ tablecemos naturalmente entre las vo­ ces alma y ánima, ateniéndonos, acaso sin saberlo, al origen de cada una de estas voces. Y no hay remedio; deci­ mos alma cuando queremos referir la idea al principio de la vida, considerán­ dolo ϊnicamente como conservador de ella, porque alma se deriva del latin alere, alimentar, nutrir, mantener, y de este verbo tomaron los latinos el adje­ tivo almus, alma, almum (•*), nutritivo, (*; Como la formaciσn de las voces no es arbitraria, debemos analizar con toda la minuciosidad posible los ele­ mentos que entran en la composiciσn de cada una de ellas, si queremos conocerlas con toda la perfecciσn posi­ ble,.; convencernos de la razσn que hay para dar ä cada vos el significado que tiene. En el presente caso, debemos empelar por notar que la sílaba al con que principia la mera letra del alfabeto latino, la cual vale una unidad en los alfabetos numéricos, y sirviσ" para designar lo que es 6 está primero, δ en primer lugar, y al mismo tiempo se refiere al dominio 6 & la posesiσn, indicando el dueρo σ el propietario. Despftes de 1 a a, sigue l, cuya pronun­ ciaciσn es propia para expresar la fluidez, requiere un movimiento de la lengua suave y ligero, y por consi­ guiente debe convenir á las ideas de fluidez, de desliza­ miento, y que se refieran á las funciones de la lengua dentro de la boca, como lo indican tas palabras lamer, liquido, licor tyc. Estos atributos propios de las letras a y l, y que convienen al hombre, constituyen la esencia de la sílaba oí, la hacen pertenecerá toda idea referente ai hombre haciendo uso del órgano llamado lengua, y la con­ vierten en radical de todas las palabras que expresen ideas relativas á esta funciσn, como alere, alimentar; alimentum alimento; aletudo, gordura; alumnus, el que es alimentado; alumna, y altrix, nodriza; alicarius, el que muele las se­ millas, y también el que las vende &c.—Y si queremos descender ä deducciones ideolσgicas, veremos que como el que es bien alimentado, hablando de los hombres, cre­ ce, adquiere mayor magnitud, y ocupa un espacio mas grande desde el suelo acia arriba, σ (hablando de los ár­ boles) desde el pie hasta la cima, se aplico la idea produ­ cida por la rai'í ai, á la separaciσn 6 elevaciσn vertical, y se dijo altus, allitudo, altare, altisonans, exaltare, <$"c, y en castellano, alzar, alto, altura, aliar, altisonante, alteza, exaltar, exaltación, altivez, altanería, altivo, altanero; altozano, altimetría $c. tfc., y al instrumento mas natural y propio para alzarse φ elevarse, se le llamo ala, palabra de las mas ideolσgicas qne tiene la lengua castellana. (G. di la Cortina.) ALT ( 14 ) ALT Un príncipe puede y debe desechar las operaciones racionales, y esta voz í con una altivez heroica, proposiciones es el sustantivo animo, con la cual ex­ σ propuestas degradantes; pero no de presamos ideas de voluntad, de acciσn un modo altanero, ni con tono altanero, y de sensaciσn: y como estas funciones ni con palabras altaneras. del alma hacen suponer en ella la fuer­ za y el vigor necesarios para ejecutar­ Un alma altiva es grande; un alma las, decimos con mucha propiedad: ani­ altanera es soberbia. mar σ infundir animo, por infundir valor, Se puede tener corazσn altivo con —animarse á hacer tal cosa, en vez de, mucha modestia; no se tiene genio alresolverse á hacerla,—no tengo, σ no tanero sin un poco de insolencia. El hago ánimo de decirlo, en lugar de no insolente, es respecto del altanero, lo es mi intenciσn decirlo,—decaer de ánique el altanero respecto del imperioso, mo, desconsolarse, perder las esperan­ que tiene genio dominante. (March.) zas,—¡ánimo! ΅buen ánimo!—dilatar el ánimo, expresiσn sumamente significati­ va y conceptuosa de que nos servimos ALTURA, ELEVACIΣN, EMINENCIA.—La altura expresa la situaciσn de un cuer­ para dar á entender el consuelo σ el po, separado de la tierra acia arriba y desahogo que proporcionamos σ senti­ perpendicular á ella, y trae consigo la mos en las aflicciones por medio de la idea de la distancia, σ lo que es lo mis­ esperanza σ de la conformidad. mo, de la medida.—Así decimos altura Finalmente: el alma nos da la vida de polo—altura de un astro—altura uniéndose á nuestro cuerpo, y pertene­ barométrica—el Dios de las alturas, Sfc. ce á la esencia, por lo cual decimos que La elevación no indica separaciσn de el hombre se compone de alma y euer­ la tierra, prescinde de la medida, y es, po: el ánima hace que la vida sea acti­ por decirlo así, mas material: por eso va produciendo movimientos y acciones decimos levantar una casa, y no alzar; materiales y pertenece á la acción, y tirar por elevación y no por altura. por esto llamamos animales á todos los Eminencia indica mucho menos que seres dotados de sensibilidad y movi­ altura y elevación. miento, principalmente á los brutos: el Lo alto es opuesto á lo bajo: lo eleánimo espiritualiza las acciones y per­ vado es opuesto á lo llano, y lo emitenece al consejo, σ mas bien á la renente es opuesto á lo liso σ á lo igual flexion, como lo prueba el uso que ha­ de una superficie. cían los latinos de aquella voz, diciendo: Las aplicaciones que hacemos de to­ in animo meo, en mi opinion, "segϊn das estas palabras en sentido figurado, me parece." nos indican exactamente la diferencia (G. de la Cortina.) que hay entre ellas; v. g., de la frase ALTANERO, ALTIVO.—Altanero se toma „alzar por rey" se derivσ el tratamien­ siempre en mal sentido, pues depende to de alteza, que por mucho tiempo del orgullo que se anuncia por un exte­ se dio en Espaρa á solos los reyes, y rior de arrogancia: es seguramente el hoy se da á los príncipes de sangre medio mas seguro de hacerse aborre­ real, á diferencia del tratamiento de cer, y defecto del cual se debe tener eminencia que se confiriσ á gerarquías mucho cuidado en corregir á los jσve­ inferiores. Cuando para expresar la nes. Puede uno ser altivo con modo, incomodidad que nos causa tal cosa, en algunas ocasiones. nos valemos de la frase familiar "me ALU ( 15 ) ALU levanta en alto, damos á entender que A un pretendiente que cree haber es tan fuerte la impresiσn que nos hace, merecido el favor de un ministro; á un que parece que nos separa de la tierra amante que se considera preferido; á un acia arriba; idea que no podría expresar hombre que cree poder hacer esto σ el verbo levantar solo. Decimos dar aquello, sin mas fundamento que la con­ un salto muy alto y no muy eminente ni fianza que les inspire el modo particu­ elevado: ideas altas σ elevadas, y nunca lar con que cada uno vé las cosas, les eminentes, y llamamos eminencias y no decimos: "no se alucinen vds." alturas ni elevaciones, á las desigualda­ Cuando una luz excesiva nos deslum­ des σ á los tropiezos que advierte la vis­ hra é impide distinguir bien el color de ta, σ halla el tacto en una superficie, y las cosas, decimos que "se ofusca nues­ nos impiden llamarla lisa σ igual. tra vista. " Cuando la profusion de pa­ (O. de la Cortina.) labras σ de frases nos impide percibir bien lo que se nos quiere dar á entender, ALUCINACIΣN , ALUCINAMIENTO . — La decimos que se ofusca nuestro enten­ alucinaciσn es el acto de alucinar: alu­ dimiento. cinamiento es el estado en que queda el La falta de arreglo σ de separaciσn, que ha sido alucinado. Por consiguien­ nos hace confundir las cosas y las ideas, te debemos considerar á la primera de no permitiendo á nuestro entendimiento estas voces como causa, y á la segunda clasificarlas segϊn convendría. Esta es como efecto; y llamamos también aluci­ la razσn porque llamamos confuso á un namiento (y no alucinaciσn) á las visio­ autor que no expone sus doctrinas con nes que nos representa nuestra fantasía método ni orden; y por esta razσn tam­ excesivamente exaltada. bién decimos que queda confundida la {β . dιla Cortina,) persona á quien el convencimiento re­ ALUCINAR, OFUSCAR, CONFUNDIR.—Alu­ pentino de su falta de proceder arregla­ cinar, es propiamente hacer concebir do, deja penetrada de turbaciσn σ de ideas de cosas que no existen, σ com­ vergüenza. binar de un modo contrario á lo posi­ Entre confuso y confundido (aunque ble ό á lo probable las ideas de lo que el primero no es mas que el participio existe. irregular de confundir, y el segundo, el Ofuscar, es perturbar al entendimien­ participio regular del mismo verbo), hay to de modo que no pueda percibir σ dis­ la notable diferencia de que confuso se tinguir bien las cosas, segϊn ellas son. aplica á la naturaleza de la cosa σ á su modo de ser; y confundido, al estado Confundir, es dar á unas cosas los de la cosa, σ á su modo de quedar. atributos que pertenecen á otras, esto (G. de la Cortina.) es, tomar unas cosas por otras. Al alucinamiento pertenecen en lo fí­ sico las visiones de los dementes, y en ALUMBRAR, ILUMINAR.—Se alumbra para ver: se ilumina para la claridad, para la lo moral las esperanzas de las personas comodidad, para el adorno: de modo que que se fingen lo que desean, sin sujetar­ iluminar supone siempre mas luz de la se á la razσn. que se necesita para ver. Al ofuscamiento pertenece la oscuri­ dad, tanto física como moral. Las luces que diariamente ponen en La confusion, expresa la mezcla des­ las calles para que la gente pueda an­ arreglada, el desorden y trastorno, tan­ dar con seguridad, se llaman alumbrado: to de las cosas como de las ideas. 1 las que se ponen en las fiestas pϊblicas, ,J AMA ( 16 se llaman iluminaciσn. Se alumbra una antesala: se ilumina un salon de baile σ de tertulia. El sol, que nos alumbra, ilumina la tierra porque la llena de luz. Las cartas geográficas y las estampas no se alumbran, porque sin esto se vé bien el objeto; pero se Ώ/«minan, para que se perciba todo con mayor claridad y mas gusto. (Jonama.) generalmente lo que nos gusta, sean personas, sea cualquiera otra cosa; pero no queremos sino la persona, σ lo que hace en algϊn modo parte de la nuestra, como nues­ tras ideas, nuestras preocupaciones, y también nuestros errores y nuestras ilu­ siones. Querer, expresa mas apego, cariρo y atenciσn. Amar, expresa mas diversi­ dad en el modo. Lo uno no está man­ dado ni prohibido; lo otro está mandado y prohibido, segϊn el objeto y el grado. El Evangelio manda amar al prσjimo como á sí mismo, y prohibe amar á la criatura mas que al Criador. El niρo querido es á veces aquel de la familia que ama menos á su padres. AMAR, QUERER.—Amamos (March.) aprecio σ buen concepto que hacemos de una cosa, sea con fundamento σ sin él, nos resulta por lo regular una cierta incli­ naciσn, que, segϊn es mayor σ menor, toma las denominaciones de amor, de cariño, σ de estimaciσn. AMAR, QUERER, ESTIMAR.—Del La estimaciσn resulta ϊnicamente de la persuasion del mérito de la cosa es­ timada: el cariño, nace del hábito: el amor, es efecto de la pasiσn. Basta regularmente conocer el méri­ to de una persona para estimarla: solo la conveniencia de caracteres, conocida por un largo trato, puede producir el cariño: el amor es una inclinaciσn vio­ ) Α Μ Β lenta, que se siente mejor que se expli­ ca, y en que regularmente tiene poca parte la reflexion; aunque siempre se funda en la suposiciσn de algϊn mérito. De aquí se infiere, primero: que no puede haber amor ni cariño sin algϊn grado de estimaciσn; pero que puede ha­ ber estimaciσn sin amor ni cariño: se­ gundo, que aunque el amor supone al­ gϊn grado de cariño, no siempre están en proporciσn estos dos afectos; yo pue­ do amar extremadamente á una perso­ na, sin que propiamente la quiera tan­ to como á un amigo íntimo: tercero, que el amor y la estimaciσn suelen nacer en un momento, y con el tiempo parar en cariño uno y otro, particularmente la estimaciσn: cuarto, que el amor debe du­ rar poco; que la estimaciσn puede aca­ barse, σ variando las prendas que la cau­ san, σ descubriendo que habíamos juz­ gado con error; y que el cariño, como que es un hábito, suele ser perpetuo. Por esto al deseo de nuestra propia felicidad y á la inclinaciσn de una ma­ dre á sus hijos los llamamos amor, como cosa en que tiene menos parte la re­ flexion que la pasiσn. Al contrario, á la relaciσn de los hijos á la madre, de los hermanos entre sí, & c , se la llama ca­ riño, porque se funda en la razσn y en el hábito. En el sentido hiperbσlico, se dice también amante de las artes, de la amistad,, del orden; amor á la virtud, á la justicia; y en general se dá el nom­ bre de amor á todo afecto que se supo­ ne violento. Lo opuesto al amor es el odio, al ca­ riño el aborrecimiento, á la estimaciσn no sé si corresponde exactamente el desde­ ño σ el menosprecio. (Jonama.) AMBOS, ENTRAMBOS, AMBOS A DOS.— Ambos no sirve mas que para expresar determinadamente y de un modo abre­ viado el nϊmero de dos personas σ co­ AMO AMO ( 17 ) sas de quienes se ha hablado ya, pres­ ten en dureza; pero la sensibilidad del cindiendo de que estén juntas σ separa­ afecto es mas tranquila, porque la ins­ das. Entrambos hace concebir ademas pira el mιrito. la idea de la union y de la comunidad σ Por eso en la idea de afecto se com­ conveniencia de la cosa; por lo que ha­ prenden otras inclinaciones mas sσli­ blando, v. g., de dos consortes, suele das , pues también se llama afecto al decirse, "esto es muy conducente á la que se tiene al amigo, al criado fiel, a felicidad de entrambos." aquel á quien nos inclinamos por sus Ambos ΰ dos, denota con mayor pre­ prendas ϊ otro motivo, sin la ceguedad cision la union, y ademas indica coope­ del amor, ni la ternura del cariño. raciσn voluntaria de las dos personas de El amor conyugal dura muy poco, si quienes se habla. es amor: se entibia eon el tiempo, si es Los adjetivos ambos y entrambos se cariño: y solo crece y dura, si es afecto (L.de la Huerta.) aplican indistintamente á las personas, á Jos animales y á las cosas, y son de­ clinables por todos los casos. Decimos, A M O R , G A L A N T E R Í A . — E l amor, mas vivo i( que la galanterνa, tiene por objeto la ambos ejércitos," "de ambas partes," persona, y obliga á complacerla para "con ambas manos," "por entrambos la­ lograr su posesiσn; hace que la amemos dos, & c . " tanto como á nosotros mismos; se apo­ Ambos ά dos, se aplica exclusivamen­ dera sϊbitamente del corazσn, y debe te á las personas, y solo se usa en no­ su principio á un no sé qué indefinible, minativo. que arrebata los sentidos y se granjea (G. de la Cortina.) la estimaciσn antes de todo examen, y AMONTONAR, A C U M U L A R . — Primero se sin informe ninguno. La galanterνa es amontona, después se acumula. Así pues, una pasiσn mas voluptuosa que el amor, se dirá: amontonar bienes, acumular ri­ y cuyo objeto es el sexo· Por ella se quezas. forman tramas y máquinas dirigidas á Tan sabio es amontonar, para gozar, satisfacer el deseo; y el que galantea, como locura privarse de gozar por acu­ mas ama su satisfacciσn propia que no mular. la de su dama. La galanterνa mas afec­ (March.) ta los sentidos que el corazσn, y mas participa y cobra mas fuerzas del tem­ A M O R , CARIÑO, A F E C T O . — S e tiene amor peramento y de la complexion, que no á una persona cuya posesiσn nos pare­ de la fuerza de la he.mosura, cuyo mé­ ce la suprema felicidad; se tiene cariño rito descifra con mas conocimiento σ á aquella cuya amabilidad excita viva­ con menos preocupaciσn. El uno ha mente nuestra ternura; se tiene afecto ce agradable á nuestros ojos todas las á aquella, cuyo mérito excita vivamen­ personas de que gusta la que amamos, te nuestra inclinaciσn. como no sean las que nos dan celos. El amor es una pasiσn violenta; el La otra nos hace guardar ciertos mira­ canño una pasiσn tierna; el afecto una mientos con todos aquellos que pueden estimaciσn apasionada. servirnos σ perjudicarnos en nuestros El cariño se acerca mas al amor, por provectos, sin exceptuar nuestro mismo que aquella misma sensibilidad que es competidor si creemos poder sacar par­ el alma del cariño, es también propia tido de él. del amor, aunque exagerada y mezcla­ da de contrastes que á veces la convier­ El amor no deja libertad para la elec­ 3 AMO ( 18 ) AMO cion: al principio manda como seρor; objeto amado: la galanterνa pinta la después reina como tirano hasta que se imagen agradable del singular placer rompen sus grillos á fuerza de tiempo, que nos causará la posesiσn del objeto σ por el esfuerzo de una razσn podero­ deseado. Ni el uno ni la otra pintan sa, σ por el capricho de un enfado lle­ estos casos al natural, y sabemos por vado adelante. La galanterνa da mu­ experiencia que sus colores, aunque chas veces treguas á otra pasiσn, y en­ graciosos, son falsos. frenada por la razσn y por el ínteres, Hay, sin embargo, esta diferencia: no dificulta en acomodarse con nuestra que el amor, como que es mas serio, se situaciσn y con los sucesos. siente mas de la infidelidad de su pin­ cel, y que la memoria de lo que ha su­ Aquel nos da á una sola persona, á frido, viéndolo tan mal pagado, sirve la cual entregamos nuestro corazσn to­ para que rompamos de una vez con él; do entero, de manera que le llena todo pero la galanterνa, siendo mas alegre, se y nos hace indiferentes para con todas siente menos de las burlas de sus pintu­ las otras, por mérito y por hermosura ras, y la vanidad de haber salido bien que tengan. La galanterνa nos lleva de sus proyectos le consuela de no ha­ en pos de todas las personas de belleza ber hallado la satisfacciσn que se había y de gracia, y nos une á las que nos propuesto. corresponden; pero de modo que toda­ El amor es el que principalmente vía nos queda gusto para las otras. prueba el placer; y la satisfacciσn de El amor, como que parece que tiene los sentidos contribuye menos á la dul­ complacencia en las dificultades, y lejos zura del goce, que cierta alegría inte­ de arredrarse por ellas, solo sirven pa­ rior que proviene del pensamiento de­ ra darle mas pábulo. La galanterνa licioso de que se posee lo que se ama, trata de abreviar las ceremonias y for­ y que tenemos las pruebas mas peren­ malidades, antes prefiere lo fácil que lo torias de una tierna correspondencia. difícil, y las mas veces es una mera di­ En la galanterνa no está tan herido el version. ΏSerá esta la razσn porque corazσn, el ánimo está mas libre, y los hay en el hombre un fondo mas inago­ sentidos atienden mas á satisfacerse, y table de galanterνa que de amor? Lo disfrutan con mas igualdad el placer; y cierto es que es una cosa rara el ver así es que mas se goza en ella por el que á un primer amor suceda otro se­ deleite que por la delicadeza de los sen­ gundo, por que estos gastos le cuestan tidos. mucho al corazσn; pero no sucede así El que se ve demasiado atormentado con las galanterνas, que son á veces in­ por los caprichos del amor, pugna por finitas, y que se suceden hasta la vejez. desprenderse de él, y llega á ponerse Siempre hay buena fe en el amor; pe­ indiferente. El que se siente cansado ro es opresor y caprichoso, y le miran con el ejercicio de la galanterνa, toma en el dia como una enfermedad σ como el partido de descansar, y viene á ser una flaqueza de ánimo. Su poco de mas sobrio. picardía hay en la galanterνa; pero es El exceso de amor viene á parar en libre y divertida: nuestro siglo está por celos; el de galanterνa en disoluciσn: ella. en el primer caso hay peligro de perder la cabeza; en el segundo le hay de per­ El amor graba en la imaginaciσn la der la salud. idea halagüeρa de una felicidad eterna en la constante y entera posesiσn del El amor no les sienta mal á las don­ AMO AMO ( 19 ) terνa puede razonar mas, pero que cor­ celias; pero es muy mal mirada en ellas rompe el corazσn. Lo cierto es que el la galanterνa, porque el mundo pasa porque se aficionen á uno, pero no amor quita la libertad y el discernimien­ porque se den á la satisfacciσn de sus to al entendimiento; y que la galanterνa deseos. aguza el ingenio, como que tiene que No sucede lo mismo fuera de este poner por obra todas sus artes. Por lo estado; pues entonces se disimula la que toca al corazσn, siempre decide el galanterνa en las mujeres, y se mira carácter personal de los sugetos. Es­ como ridiculo el amor. Como que pa­ tas dos pasiones obran en él, segϊn va­ rece que está en razσn que un corazσn, rían las personas que son heridas de nuevo todavía, se deje llevar de una ellas: si alguna hubiera de sacar parti­ pasiσn; y los que lo ven, compadecidos do, seria sia duda el amor; porque sien­ del caso, se interesan de buena gana en do mas violento que la galanterνa, mue­ su favor y no tienen nada que censu­ ve mas á tomar venganza de aquellos rar. No juzgan así de una que está que le contradicen σ que le causan dis sujeta al yugj del matrimonio y que gusto; y como es también mas perso­ todavía se ve reducida á ceder auna pa­ nal, da ocasiσn á obrar con mas diferen­ siσn no menos tiránica que ciega. Tal cia respecto de todos aquellos que no vez será este el motivo por que una sol­ son el objeto de él, ό que no le lison­ tera, aun con el amor mas violento, pue­ jean. de sin embargo conservar la tierna (A. Cienfuegos.) amistad de los amigos que no exigen otros sentimientos que los de estima­ AMOR A LA PATRIA, PATRIOTISMO.—El amor ά la patria es un afecto natural; ciσn y respeto; y es cosa muy difícil el patriotismo es una virtud. que una mujer casada, hallándose( en este caso de un amor tierno y perfecto, Aquel es propiamente el apego que no espante de sí á los otros amigos, σ naturalmente tenemos al suelo en que que no pierda mucha parte del afecto hemos nacido, en que hemos conocido á que la profesaban. Nace esto de que, nuestros padres y amigos, y adquirido en el primer caso, el amor habla siem­ las primeras inclinaciones; el que gene­ pre su idioma, sin que por esto pierda ralmente se tiene á la lengua, á los nada el de la amistad; y de consiguien­ usos, á las costumbres con que nos he­ te, no perdiendo los amigos nada de mos criado, á los principios de la edu­ lo que se les debe, no sienten ni se caciσn, á los objetos que nos recuerdan dan por quejosos de lo que se da al las primeras indelebles impresiones de amante. En el segundo caso, el amor la infancia. Este afecto natural es ca­ habla uno y otro idioma, y se gobierna si comϊn á todos los hombres, sin ex­ por ambos, haciendo amigo al amante, ceptuar aquellos que habitan los países por manera que los otros, si no se reti­ mas incultos. ran, conocen á lo menos que no les dan El efecto que causa el amor ά la patria tanta confianza, ven que los tratan so­ en un carácter activo y desinteresado, bre otro pié, y participan de la indife­ es el patriotismo, que consiste en un ar­ rencia universal que esta nueva aficiσn diente deseo de servirla, de defenderla, ocasiona. de contribuir á sus progresos, á su bien, á su prosperidad. Dicen que el amor conserva las bue­ nas prendas del corazσn, pero que da Aquel que sin poner nada de su par­ al traste con el juicio; y que la galan­ te en la defensa, σ en el bien de su pa­ ANC ( 20 ) AN I tria, se complace en sus felicidades, se la ϊltima edad del hombre: vejez, es la gloria de haber nacido en ella, encare­ ancianidad considerada con respecto á ce sus ventajas, y la prefiere á todas, la decadencia de la vida. cree tener patriotismo, pero solo tiene La ancianidad es respetable: la vejez aun amor ά su patria. fastidiosa. Los ancianos, en igualdad de educaciσn, tienen mas experiencia, En muchos casos se puede decir con por consiguiente mas instrucciσn y mas propiedad, que el amor ά la patria es juicio que los mozos: los viejos suelen al patriotismo, como la ceguedad de un tener menos fuerzas de ánimo; por con­ amante, al celo de un buen amigo: aquel siguiente la generosidad y todas las cree que no hay cosa mejor que lo que grandes virtudes, son mas propias de la ama; este procura que no haya cosa me­ juventud. jor que lo que estima, {L. de la Huerta.) La ancianidad se considera absoluta­ mente: la vejez es siempre relativa. To­ ANALOGÍA, CONFORMIDAD.—La relacion dos los hombres son ancianos en llegan­ que tienen unas cosas con otras, es la do á cierta edad; se llaman viejos σ no idea comϊn á estas dos voces. Pero viejos segϊn como los consideramos. la conformidad representa una relacion Una soltera de veinte y cinco aρos es de identidad; la analogνa, una relaciσn vieja; una casada de treinta, no lo es. de conveniencia. , s / Para una niρa de quince aρos es viejo La identidad de tmmammmm, de ac­ un novio de cuarenta; y no lo es un pa­ cidentes y de circunstancias que con­ dre de cincuenta. curren en dos cosas diferentes, consti­ (Jonama.) tuyen su conformidad: la semejanza σ conveniencia recíproca que tienen en­ ANHELO, DESEO.—El deseo no es mas que el movimiento interior que nos hace tre sí, constituyen su analogνa. sentir la voluntad cuando apetecemos al­ La conformidad de los gustos, genios guna cosa. El anhelo es el deseo lle­ ϊ opiniones de dos personas, supone vado al ϊltimo grado de vehemencia de que sus gustos, genios y opiniones son que es capaz el corazσn humano. idénticas. La analogνa de dos meta­ El deseo no supone agitaciσn ningu­ les, dos vicios, dos ideas, supone que na, al paso que el anhelo expresa turba­ ios vicios, las ideas, y los metales, son ciσn del ánimo, y da la idea de una agi­ diferentes; pero la imaginaciσn nos re­ taciσn física que nos impide respirar presenta su relacion por la semejanza con libertad. La felicidad pϊblica es un y conveniencia que tienen entre sí sus deseo de todo hombre honrado. Es im­ cualidades. posible que un amante pueda ocultar Se hace una copia conforme á su ori­ sus anhelos. ginal, esto es, idéntica como él. Se ha­ ce un discurso análogo á las circunstan­ cias, esto es, que conviene á ellas. De aquí es que decimos: las faldas de los montes, la caida del sol, por la analogía, y no por la conformidad, que tienen aquellas voces con las ideas á que se aplican. (£·. de la Huerta.) ANCIANIDAD, VEJEZ.—La ancianidad, es (G. de la Cortina.) La palabra animal, comprende todos los seres or­ ganizados vivientes. La palabra bestia caracteriza una cla­ se de animales por oposiciσn al hombre. La palabra bruto, indica las especies de bestias poseídas del instinto mas gro­ sero é incapaz. ANIMAL, BESTIA, BRUTO.— (March. ) ( 21 ) ANI ANIMOSO, VALEROSO, VALIENTE, INTRÉ­ PIDO.—Llamaremos animoso al que im­ paciente de atacar σ acometer, no se para en las dificultades, y emprende osa­ damente. Valeroso, al que sostiene el ataque σ lid con vigor, que no cede á la resistencia que se le hace, y continϊa la acciσn á pesar de la oposiciσn y de los esfuerzos contrarios que se le pre­ sentan. Valiente, al que corre al peli­ gro sin miedo, y que prefiere el honor á la vida. Intrιpido, al que arrostra y vé á sangre fría el peligro mas eviden­ te, sin aterrarse al aspecto de una muer­ te inevitable. Diremos, pues, que el animoso se avanza σ adelanta; el valeroso prosigue; el valiente se espone; y el intrιpido se sacrifica. {March.) que se des­ truye cesa de subsistir, aunque pue­ den quedar vestigios; lo que se aniquila desaparece enteramente. Aniquilar tie­ ne mas fuerza que destruir; de modo, que aniquilamiento­ es una destrucciσn total. Destrucciσn, se usa comunmente en el sentido literal para las cosas com­ puestas y que forman cuerpo por la union de sus partes. Aniquilar, no se dice principalmente, sino del ser sim­ ple en proposiciones de física: en otro caso tiene siempre un sentido hiperbσ­ lico. ANIQUILAR, DESTRUIR.—Lo (O. de la Cortina.) primero ex­ presa anterioridad de tiempo; el segun­ do, anterioridad de lugar; por eso lla­ mamos antecesores á los antepasados, de quienes descendemos; y llamamos pre­ decesores, á los que obtuvieron, antes que nosotros la misma dignidad (σ como vulgarmente se dice, ocuparon el mis­ mo puesto) que actualmente obtene­ mos. Pero debe notarse que el verbo preceder, lo mismo que el adjetivo pre­ decesor, indican anterioridad inmediata, al contrario de anteceder y antecesor, que excluyen toda limitaciσn de tiempo.— V. Predecesor. ANTECEDER, PRECEDER.—El (Ct. de la Cortina.) ANTIGUAMENTE, EN OTRO TIEMPO, OTRAS (March.) ANIQUILAR, ANONADAR.·—Estas dos ANT Anonadar, siempre se emplea en sen­ tido moral: aniquilar, siempre eiixsenti­ do físico. Aquel se aplica á las perso» ρas solamente; éste á las personas y á las cosas. Decimos que el alma se ano­ nada ante la presencia de Dios, y no, que se aniquila. Por el contrario, ha­ blando de un pais, de un caudal, & c , se dice que están aniquilados, y no ano­ nadados. Si decimos que fulano está aniquilado, damos á entender que las enfermedades, la miseria, los desσrde­ nes, & c , han destruido su salud; pero si decimos que está anonadado, signifi­ camos que está confundido, σ avergon­ zado, σ abatido profundamente, σ su­ mergido en el mas vivo dolor. vo­ ces parecerían sinσnimos perfectos si se Mjé»efe solamente á su etimología; pues la ϊnica diferencia que hay entre ellas es, que aniquilar, se deriva de la voz latina nihil; y anonadar, de la castella­ na nada, traducciσn literal de aquella, de modo que ambas significan reducir ά la nada. Pero dejan de ser sinσnimos, segϊn el uso que se hace de ellas. VECES.—Los tres designan el tiempo pasado; pero antiguamente le designa como muy apartado del tiempo presen­ te: en otro tiempo, como simplemente se­ parado; y otras veces le indica no sola­ mente como separado de lo presente, sino también como diferente, por los ac­ cesorios. Tan injusto es juzgar de lo que se practicaba antiguamente, por lo que en el dia está en uso, como seria ridículo APE ( 22 ) Α Ρ Ο querer arreglar los usos del dia por lo · mete crímenes, no obstante la santidad que antiguamente se hacia. Mn otro tiem­ i del lugar. (March.) po se rogaba mucho á los convidados á í que bebiesen, en el dia ni aun se les in­ i LPETENCIA, A P E T I T O . — L a apetencia in­ dica. Las cosas mudan segϊn los tiem­ dica necesidad: el apetito, deseo. Aque­ pos y las circunstancias: lo que otras lla es independiente de la voluntad: éste veces era bueno, puede no ser conve­ puede depender de la voluntad σ del há­ niente ahora. | bito. La apetencia pertenece á la con­ (March.) j servaciσn del individuo. El apetito mu­ ! I chas veces es contrario á ella, y por eso AÑADIR, A U M E N T A R . — E l aumento es el la moral nos impone la obligaciσn de resultado de la adiciσn. La parte que moderarlo cuando no es efecto de nues­ se agrega á otra para hacerla mayor, es tra voluntad. Así decimos, que la gula lo que se añade; la que se hace mayor es un apetito desordenado de comer y con la parte añadida, es lo que se au­ beber, y no una apetencia;—apetitos menta. Si hablan­ sensuales, y no apetencias. Aumentι el nϊmero de mis libros, aña­ do de un enfermo decimos, que ya ha diendo á los que tenia, algunos que me recobrado la apetencia, damos á enten­ faltaban. der, que vá mejorando su estado; pero si E s t e vecindario se vá aumentando de decimos que ha adquirido tal σ cual in­ dia en dia; y no, se vá añadiendo. clinaciσn nociva, como por ejemplo co­ Aumento su caudal, añadiendo á él el mer tierra, diremos que tiene el apeti­ dote de su mujer; y no, añadiσ el cau­ to de comer tierra y no la apetencia. dal, aumentando el dote, porque se da­ (G. de la Cortina.) ría á entender lo contrario de lo que se quería decir. APLACAR, C A L M A R . — E l viento aplaca, (X. de la Huerta.) i A PESAR D E , KO O B S T A N T E . — A pesar de, expresa una opinion de resistencia sos­ tenida, ya por el hecho, ya por otros me­ dios; pero sin efecto por parte del que se opone, enunciado por el complemen­ to de la proposiciσn. A pesar de sus cui­ dados y de sus precauciones, el hombre no puede evitar su destino. E l alma del filσsofo queda libre ά pesar de los ti­ ros de la muchedumbre, y la razσn le ilustra ά pesar de las tinieblas que la preocupaciσn esparce en rededor suyo. Ν Ό obstante, indica solamente una oposiciσn ligera por parte del comple­ mento, y de la que parece no hacerse caso. La fuerza ha hecho, y hará el de­ recho de las potencias, no obstante las protestas de los débiles. El malvado no respeta tos templos, en los cuales co­ el mar calina. Respecto á las perso­ nas cuando están coléricas σ con el fu­ ror de la ira, se trata de aplacarlas; pero se procura calmarlas cuando están con­ movidas por el excesivo temor del mal, σ por el terror σ la desesperaciσn. Así, pues, la palabra aplacar tiene lugar con lo que procede de la fuerza σ de la vio­ lencia, y la palabra calmar en lo que es efecto de turbaciσn σ de inquietud. Una sumisiσn nos aplaca, un rayo de esperanza nos calma. (March.) A P Σ C R I F O , SUPUESTO.—Llámase apσcrifo ! lo que no es auténtico ni está probado; lo que es supuesto, es falso é inventado. Los protestantes tienen por apσcrifos algunos libros sagrados, que la iglesia romana reconoce como divinos y autén­ ticos. La historia apσcrifa de la papisa APR ( 23 ) APT Juana, se halla igualmente refutada y El que sabe escuchar, sabe aprender. sostenida por sabios de una y otra creen­ El que sabe hacer hablar, sabe instruirse. cia. La donaciσn supuesta de Constan­ Sucede á veces que se olvida lo que se habia aprendido; pero es raro el ol­ tino ha sido por mucho tiempo un pun­ vidar las cosas de que uno ha tenido el to de la historia que no se dudaba. (March.) trabajo de instruirse. El que aprende un arte σ una cien­ APRECIO, ESTIMACIΣN.—Aprecio es ϊni­ cia, está en clase de discípulo. El que camente el juicio favorable que se for­ se ha instruido, tiene el mérito de maes­ ma de alguna cosa: estimaciσn, es ade­ tro. mas la inclinaciσn que de allí resulta Para llegar á ser hábil, es menester acia la cosa estimada. Apreciar yo una comenzar por aprender de los que sa­ cosa, es propiamente ponerle precio, σ ben, y trabajar después en instruirse juzgar de su valor con respecto al co­ á sí mismo, como si nada se hubiera mϊn de los hombres: estimarla, es juz­ aprendido. gar de su valor con respecto á mí. (March.) Una circunstancia particular puede hacerme estimar en mucho una joya de APROPIARSE, ARROGARSE, ATRIBUIRSE —Apropiarse, es tomar para sí una cosa. poco valor, sin que por eso deje de ha­ Arrogarse, es requerir, mandar con cer aprecio, σ conocer el mérito de otras altanería, sin tener facultades para re­ alhajas mas ricas y preciosas. Yo debo querir σ mandar. apreciar el mérito de la Eneyda, aunque Atribuirse, es adjudicarse el hombre acaso estime mucho mas una sátira de una cosa que quiere se mire como suya. Juvenal, σ una simple fábula de Fedro. El hombre ambicioso se apropia; el Lo que se opone al aprecio es el des­ vano y orgulloso se arroga; el envidio­ precio; esto es, la persuasion de que la so se atribuye. cosa no tiene valor ninguno. Lo opues­ Uno se apropia un campo, se arroga to á estimar es desestimar, menospre­ un título σ mando, se atñbuye una in­ ciar, mirar con repugnancia; ϊltimamen­ venciσn. te, es la inclinaciσn que resulta del des­ (March.) precio. (Jonama.) explica una idonei­ dad pasiva; capaz, una idoneidad ac­ tiva. Es capaz de ejecutar cualquiera co­ sa, de acometer á un enemigo ma» fuerte que él. Es apto para aprender, para que se le imprima bien en la memoria lo que se le dice. Un buen oficial es apto para la car­ rera militar, y capaz para formar el pían de un ataque. APTO, CAPAZ.—Apto — Parece que se aprende oyendo las lecciones de un maestro, y que se instruye uno por sí mismo haciendo investigaciones. Es preciso mas docilidad para apren­ der, y mucho mas trabajo paramsírwirse. Algunas veces se aprende lo que no se quisiera saber; pero siempre se quie­ re saber las cosas de que uno se ins­ truye. Se aprenden y saben las novedades pϊblicas por la voz de la fama. Se ins­ truye uno de lo que pasa en los gabine­ tes por medio del cuidado y la atenciσn en observar y en informarse. APRENDER, INSTRUIRSE. (L. de la Huerta.) en general, significa mas que capaz, ya sea que se hable de APTO, CAPAZ.—Apto AQU ( 24 ) ARE El primero representa aquel lugar ab­ un general, ya de un juez, σ de un lite­ solutamente, y el segundo le represen­ rato. Puede muy bien un hombre ha­ ta con relaciσn exclusiva del lugar en ber leido cuanto se ha escrito sobre el que hablamos. Allí está, no supone arte de la guerra, y aun haberla hecho, mas relaciσn que aquel lugar en donde sin ser apto para hacerla; puede ser ca­ tal vez ha estado siempre; allá está, es­ paz de mandar, mas para adquirir el to es, no está aquí, en donde suele, ha nombre general apto, es preciso que estado, σ debe estar. haya mandado mas de una vez con buen (L. de la Huerta.) éxito. Un juez puede saber todas las leyes ARENGA, DISCURSO, ORACIΣN.—Arenga sin ser apto para su aplicaciσn. es una oraciσn σ razonamiento hecho á Un literato puede no ser apto para una comunidad σ persona de respeto. escribir ni para enseρar. Discurso, el razonamiento, plática σ El hombre apto es pues el que hace conversaciσn dilatada sobre alguna ma­ mucho uso de lo que sabe: el capaz teria. Oración, razonamiento, locuciσn puede; el apto ejecuta. (Véase capa­ compuesta sobre algϊn asunto σ cir­ cidad, aptitud,) cunstancia interesante. {March.) Α α υ ί , ACÁ.—Son adverbios locales, que valen lo mismo que este lugar, σ en este lugar en donde se halla la persona que habla. Su diferencia consiste en que aquν representa el lugar de un modo ab­ soluto y sin referencia alguna á otro lu­ gar. Aquν vivo, aqui como. Pero acá, tiene mayor extension, porque ademas de representar el lugar, aρade por sí so­ lo la exclusion de otro lugar determina­ do, que directa σ indirectamente se con­ trapone á aquel en que nos hallarnos; de modo, que sin el recurso del senti­ do nos presenta la idea, σ del paso de uno á otro, σ de la comparaciσn, σ de la preferencia, σ de alguna otra circuns­ tancia, que los distingue σ separa. Como aqui, vivo aquí, supone sola y absolutamente el lugar en donde como y vivo, sin excluir determinadamente otro lugar, sin representar por sí la me­ nor idea de duda, preferencia σ rela­ ciσn alguna respecto de otro. Pero, hoy como acá, excluye determinada­ mente el lugar en donde suelo comer. Con la misma proporciσn se distin­ guen lo adverbios locales allí y allá. La arenga se dirige propiamente al corazσn, teniendo por objeto persuadir y mover los ánimos; su mérito y su be­ lleza consisten en ser viva, animada, interesante, fuerte y enérgica. El discurso va directamente al entendimiento, proponiéndose explicar é instruir; su mérito principal consiste en ser claro, exacto y elegante. La oración trabaja en preparar y disponer la imaginaciσn, fundándose su plan comunmente en la alabanza σ la critica, y consistiendo su belleza y su mérito en ser noble, delica­ da, y su estilo elocuente. El capitán hace á sus soldados una arenga para animarlos á la pelea. La academia propone un discurso para de­ senvolver σ sostener un sistema. El orador propone una oración fϊnebre pa­ ra dar al concurso una grande idea de su héroe. Lo largo de la arenga suele amorti­ guar el fuego de la acciσn. Las flores del discurso disminuyen muchas veces las gracias de él. La afectaciσn de lo maravilloso en la oración desluce á es­ ta, y la hace perder la ventaja de lo verdadero. (March.) ARM ( 2δ ) ART ideas que hoy se aplican á ellas, y que A R M O N Í A , MELODÍA. — Aunque parece esencialmente las distinguen; tanto mas, ageno de este examen el explicar la que la definiciσn que aplica el Diccio­ significaciσn de los términos propios de nario á la voz melodνa, las confunde un arte, no será fuera de propσsito el implícitamente, pues supone que lo ar­ analizar aquí estas dos voces, porque monioso es una de las cualidades que también pertenecen al uso comϊn, en constituyen la melodνa. el cual no será extraρo que se confun­ Los maestros y escritores del arte, dan, por las diferentes significaciones entienden bajo los nombres de melodνa que han dado á la voz melodνa, tanto y armonνa, las dos partes de la mϊsica los antiguos, como el uso comϊn, y los en que distinguen el canto considerado escritores del arte de la mϊsica. con relaciσn á una voz sola, del otro Los primeros la confundían con la que llaman concertado. armonνa, atribuyendo á esta la parte Segϊn sus principios, creo que se p o ­ de la mϊsica que hoy entienden los fa­ drán definir así: L a melodνa es la in­ cultativos por melodνa, porque " n o en­ flexion agradable de una voz, que pasa "tendian por armonνa (como ahora se sucesivamente de unos sonidos á otros. "entiende) la combinaciσn y concordan­ La armonνa es la combinaciσn metσdica c i a que se forma de las proporciones de varias voces, que forman al mismo " d e varias partes de diversas voces, tiempo diversos sonidos. " q u e se oyen al mismo tiempo, que es De modo que no puede haber armo­ " e l objeto del contrapunto moderno; nνa sin la concurrencia de dos σ mas "sino la relaciσn que tienen entre sí los voces. La melodνa no supone mas que "grados sucesivos de una voz sola, al una sola. "pasar del agudo al grave, del grave al Esta es la parte mas esencial del ar­ " a g u d o . . . . " (*) te, porque abraza todos los principios El uso comϊn no atribuye á la melo­ que forman el verdadero fundamento dνa otra idea que la de la dulzura y la de la mϊsica, y puede existir sin la ar­ suavidad; y el Diccionario de nuestra monνa, que es la parte que aρade á lengua se limita á este sentido, dicien­ aquellos principios fundamentales los do que es: la dulzura, pñmor y blandura de las consonancias y disonancias de de la voz y canto suave y armonioso, las voces concertadas, y puede mirarse siguiendo la etimología de la voz, de­ como el adorno con que el arte realza rivada de la voz griega Metes, que sig­ la belleza de la melodνa. nifica verso σ canto, de donde se llamσ {L. de la Huerta. ) Melicus al mϊsico ("f), con relaciσn á Mely σ miel; porque probablemente se A R O M A , P E R F U M E . — A r o m a es todo cuer­ po inanimado que despide fragancia σ consideraba entre los griegos la dulzu­ perfume. ra, como una cualidad inherente al can­ Perfume se dice también del cuerpo to, y este como inseparable del verso. que perfuma, pero jamas se dice aroma Es preciso respetar este sentido adop­ al olor mismo. tado en todos tiempos por el uso co­ El perfume se dirige ϊnicamente al mϊn: pero no es justo prescindir en el olfato, el aroma lisonjea el olfato, la examen analítico de estas voces, de las j vista y aun el paladar. (*) Motast. Poet, de Arist. sica. Martini; Hist, de la mϋ, ! I (•f ) Melicus vel musicus, ΰ graeco Αtelos, «΅rood carmen site cantum significa!. Arnb. <_'al. fνic. Sf.pt. Ling. (March.) A R T E , OFICIO, PROFESIΣN.—El arte ha­ ASI ( 26 ) ATE ce el artesano y hombre hábil; el ofi­ ASTRΣNOMO, ASTRΣLOGO.—El astrσnomo cio el operario y jornalero: la profesiσn conoce el curso y el movimiento de los astros. el hombre de un orden σ de cierta clase. El oficio requiere un trabajo mate­ El astrσlogo raciocina sobre su in­ rial, mecánico σ de manos; la profesiσn fluencia. un trabajo ϊ ocupaciσn cualquiera; el El primero observa el estado de los arte un trabajo del ingenio, sin excluir cielos, seρala el orden de los tiempos, los eclipses y las revoluciones que pro­ ni exigir un trabajo material. (March.) ceden de las leyes establecidas por el primer mσvil de la naturaleza, en el nϊ­ ASCENDIENTE, IMPERIO, INFLUENCIA.— mero inmenso de los globos que con­ El ascendiente es el poder de una supe­ tiene el universo, y yerra poco en sus rioridad legítima, como el de un ancia­ cálculos. no respetable, de un padre virtuoso. El segundo predice los acontecimien­ Imperio es el poder de la fuerza. In­ tos, anuncia la lluvia, el friσ, el calor y fluencia el de la elocuencia, de la per­ todas las variaciones de los meteoros, suasion, y de la insinuaciσn. (March.) engaρándose las mas veces en sus pre­ dicciones. ASIR, AGARRAR.—Estos dos verbos ex­ El uno explica lo que hace y mere­ plican la diferente actividad de la acciσn ce el aprecio de los sabios; el otro char­ que representan. la divulgando lo que imagina, espar­ El que agarra asegura, tiene firme; ciendo comunmente mentiras, y buscan­ porque el verbo agarrar supone la fuer­ do de este modo la estimaciσn del vul­ za necesaria para lograr su efecto. El go, fundándola en su necia credulidad. que ase, puede σ nσ asegurar; porque (March. ) la acciσn de anr, no supone precisa y positivamente la fuerza necesaria para ASUNTO, MATERIA.—Asunto, es el obje­ asegurar y tener firme. to particular de que se trata: materia, Corriσ tras él, y le agarrσ; no nos es la entidad á la cual pertenece el deja duda de que lo tiene asegurado. asunto., y constituye su calidad. Corriσ tras él, y le asiσ; nos deja la Se propone un asunto cuya materia duda de si le asiσ de modo que pudo ofrezca medios de lucimiento á la eru­ asegurarle; porque el verbo no lo ex­ diciσn y al ingenio. plica por sí solo, y asi es preciso aρa­ La murmuraciσn es en la sociedad dir de qué parte, σ cσmo le asiσ, para una materia inagotable, porque no hay que se deduzca el efecto por el modo en ella cosa de que no hagan los necios y circunstancias de la acciσn: le asiσ un asunto muy serio para ejercerla, su­ fuertemente del brazo, σ le asiσ de la pliendo con este cσmodo recurso, su capa. falta de talento. La acciσn de asir se refiere al uso (L. de la Huerta.) del asa; la acciσn de agarrar al de la garra. Aquella sostiene tal vez sin es­ ATENTO, CORTÉS. — Ser cortιs, es una fuerzo; ésta asegura con fuerza y tena­ obligaciσn que nos impone la buena cidad. crianza: ser atento, es una calidad á que Por esta razσn, para explicar la po­ nos inclina la buena educaciσn. ca seguridad de una cosa, se dice que El cortιs puede serlo sin pasar los li­ está asida de un cabello; no agarrada. mites de su obligaciσn: el atento no se (L. de la Huerta.) ATR ATR ( 27 ) treza, ni lo que puede dar de sí la for­ atiene á ella, y emplea noblemente los tuna σ la casualidad, sino una ciega pre­ medios de agradar σ de complacer. cipitaciσn, que le hace preferir en aquel Decir de un caballero que es cortιs, momento, la probabilidad de quedar no es una lisonja, es solo decir que no muerto en la plaza, al sonrojo de verse es grosero. Decir que es atento, es ha­ despreciado y escarnecido. cer sü elogio; es decir, que aρade á la (L. de la Huerta. ) cortesía el agrado, la complacencia. El cortιs lo es siempre sin afectaciσn: el atento puede ser afectado. Hay ATRIBUIR, IMPUTAR.—La voz latina tri­ buere en su sentido primitivo, designa hombres que á fuerza de atenciones nos partir, hacer muchas partes de una cosa, alejan diestramente de su familiaridad distribuirla entre muchos. De aquí viene y confianza. attribuere, atribuir, dar, apropiar, apli­ (L. de la Huerta.) car á. Atribuciσn, es la asignaciσn de ATREVIMIENTO, OSADÍA, ARROJO.—El sueldos, salarios, prerogativas, &c; y atrevimiento supone una resoluciσn de atributo es la propiedad que distingue la voluntad acompaρada de confianza a un objeto. De la voz latina putare, en nuestras propias fuerzas para con­ que significa originariamente podar, lim­ seguir un fin arduo. La osadνa supone piar, mondar, y por traslaciσn, poner en el desprecio de las dificultades σ ries­ limpio, liquidar una cuenta, calcular, gos superiores á nuestras fuerzas, pero examinar, pensar; de ahí, digo, viene acompaρado de una excesiva confianza imputar, que significa calcular sobre, en la fortuna σ en la casualidad. El incluir una suma en otra, σ deducirla. arrojo no supone ningϊn genero •«* con­ Como sinσnimo de atribuir, opone una fianza, sino una ceguedad con que te­ operaciσn complicada á una operaciσn merariamente nos exponemos á un ries­ simple, como que ofrece la idea de cσm­ go, sin examinar la posibilidad ni la puto, de cálculo, de combinaciσn. Im­ probabilidad de salir bien de él. putar es en este caso atribuir por com­ binaciσn, por medio de combinaciones, Un torero es naturalmente atrevi­ y con responsabilidad. Estas dos vo­ do, y lo debe á la fundada confianza que ces expresan la acciσn de poner una tiene en su habilidad, en su ligereza; cosa á cargo de alguno. Atribuνrselo, pero si apartándose de las precaucio­ es cargársela como cosa propia suya, nes comunes y conocidas del arte, se como obra suya inmediata, por un jui­ empeρa por vanidad, en una suerte ar­ cio, por una simple aserciσn. Imputárriesgada, decimos que es osado, porque sela, es cargársela aplicándole el méri­ desprecia con excesiva confianza un to de ella. Se imputa por lo regular el riesgo superior á los medios que puede mérito de las cosas que se atribuyete. naturalmente emplear para salir bien Atribuir, se toma indiferentemente en del lance, entregándose demasiado á la buena y en mala parte; pero imputar, se fortuna σ á la casualidad. Si picado de toma por lo regular en mala parte. Se los desprecios del concurso, ciego de atribuye una acciσn mala así como una cσlera y despecho, expone temeraria­ buena, una virtud y un vicio; pero an­ mente su vida en una suerte contra to­ tes se imputan las acciones malas que da probabilidad de salir bien de ella, las buenas, antes un delito que una vir­ decimos que es arrojado, que es un ar­ tud. No se crea por esto que imputar rojo lo que hace; porque no le mueve á se aplica siempre en mal sentido; pues ello la confianza que tiene en su des­ AVA ( 28 ) AVE la razσn y el usσ universal fundado en tiene el afán de guardar: el codicioso e' ella^ prueban lo contrario. Atribuir, se de adquirir^ No se dice ser avarienta usa en el sentido físico lo mismo que en del bien ageno, ni codiciar, el bien pro­ el moral; y se atribuye una acciσn á una pio, porque solo es avariento el que po­ persona, así como el flujo y reflujo del see, y codicioso el que desea. mar á la acciσn combinada del sol y de El avariento no expone nunca su cau­ la luna. Imputar, apenas tiene uso sino dal, por miedo de una pérdida. E l co­ en el sentido moral, y por lo comϊn no dicioso le arriesga muchas veces, por imputamos sino á las personas σ seres el afán de la ganancia. personificados, σ á las cosas animadas. Este es mas digno de compasiσn, por­ Bien es verdad que no se puede hacer que siempre vé lejos de sí el objeto en de esta observancia, relativa al uso ac­ que pone su felicidad; pero el avariento tual, una regla absoluta y exclusiva. sabe que posée lo que crée que puede (A. Oienfuegos.) hacerle dichoso, y se complace en cier­ to modo con la falsa idea de que, si se A U N , TODAVÍA.— Todavνa, parece que se priva de mucho, es por poder lograrlo refiere mas bien á la duraciσn actual y todo. su fin: aun, se refiere á lo porvenir. (Z,. de la Huerta.) Aquella por consiguiente se acomoda mejor á las oraciones positivas; ésta á A V E R S I O N , R E P U G N A N C I A , O P O S I C I Ó N . — La aversion se aplica tanto á las perso­ las negativas. nas como á las cosas; supone el deseo Todavνa subsisten monumentos de la de la separaciσn, conforme lo indica su antigua Roma: aun no se conoce su ver­ etimología avertere, apartar, alejar; y es dadero fundador. E s preciso confesar independiente de la voluntad. que el sentido de estas dos proposicio­ La repugnancia hace concebir la idea nes aun no se ha fijado bien, y por con­ del combate de la voluntad, la cual pug­ siguiente conservan todavνa mucha ar­ na en vano consigo misma para vencer­ bitiariedad. se, y por consiguiente aquella tampoco (Jonama.J depende de ésta. A U X I L I O , SOCORRO, A M P A R O . — S e da el La oposiciσn supone resistencia cau­ auxilio al que ya tiene, y le conviene te­ sada por un modo de sentir enteramen­ ner mas; el socorro al que no tiene lo su­ te contrario, y depende muchas veces ficiente; el amparo al que no tiene nada. de la voluntad σ del capricho. A un ejército considerable se le auxi­ La aversion puede degenerar en hor­ lia para hacer mas poderosa é irresis­ ror: la repugnancia en hastío y en odio: tible su fuerza; á una plaza que sostie­ la oposiciσn, en aborrecimiento. ne con dificultad un sitio, se la socorre La repugnancia es mucho mas mate­ para que no se rinda; á un infeliz ven­ rial que la aversion, y ésta, mas que la cido y derrotado, se le ampara para que oposiciσn. no perezca. Nos causa repugnancia un alimento, Se pide auxilio para vencer; socorro una medicina, una lectura. Tenemos para no ser vencido; amparo para no pe­ aversion á las personas, á la soledad, á recer. Se auxilia al industrioso; se so­ los insectos. Se nos opone una perso­ corre al necesitado; se ampara al des­ na, cuyo carácter no conviene con el valido. (L, de la Huerta.) nuestro. Somos opuestos á que se nos contraríe. A V A R I E N T O , CODICIOSO. — El avariento j (O. de la Cortina,) AXI ( 29 ) AXIOMA, MÁXIMA, SENTENCIA, APOTEG­ MA, AFORISMO.—El axioma es una pro­ posiciσn, una verdad capital, principal, [ tan evidente por sí misma, que cautiva j por su propia fuerza y con una autori­ dad irrefragable el entendimiento bien dispuesto. Es la antorcha de la ciencia. La máxima es una proposiciσn, una instrucciσn importante, mayor, hecha para iluminar y guiar á los hombres en la carrera de la vida; es una gran regla de conducta. La sentencia es una proposiciσn, una lecciσn breve, patente y admirable, que deducida de la observaciσn σ tomada en el sentido íntimo, σ en la conciencia, nos enseρa lo que es preciso hacer σ lo que pasa en la vida; es una especie de oráculo. Apotegma es un dicho memorable, un rasgo sorprendente, que saliendo de un alma enérgica, nos causa una viva im­ presiσn: es una centella del espíritu, σ de la imaginaciσn, de razσn y de senti­ miento . Es el aforismo una nociσn, una ense­ ρanza doctrinal, que expone σ resume en pocas palabras, en preceptos y en compendio, lo que se trata de aprender: es la sustancia de una doctrina. El axioma debe ser claro, geométri­ co, de eterna verdad. La máxima debe ser cierta, luminosa y de grande utilidad. La sentencia, concisa y de un giro ό es­ presion proverbial. El apotegma agu­ do, picante y dramático. El aforismo luminoso, dogmático, apoyado en obser­ vaciones y pruebas desenvueltas y pa­ tentes. BAN sola, expresada con un rasgo enérgico. El apotegma, es como inspirado por lu ocasiσn, que con el choque expide cen ­ tella5 El aforismo nace bajo la pluma del sabio metσdico, que después de ha­ ber considerado bien, concebido con claridad, y discernido con acierto, re­ duce sus investigaciones y sus descu­ brimientos á divisiones y á ciertos pun­ tos capitales. Citaremos como ejemplo algunos axiomas. Un cuerpo es impenetrable á otro cuerpo; σ bien dos cuerpos no pueden ocucosas par á la vez el mismo espacio iguales á una tercera, son iguales entre si Como por ejemplo de máximas. Considerad el fin atended al objeto Conócete á tí mismo; inscripciσn del tem­ plo de Delfos Queréis, dicen los Persas, que crezca el mérito! sembrad las recompensas. Las proposiciones siguientes pueden ser miradas como sentencias. La adversidad es la gran maestra del hombre; σ como dice el adagio griego: lo que os daña os instruye. Cuéntanse entre los apotegmas estos rasgos. Preguntaban á Leónidas, por qué los valientes prefieren el honor á la vida? —Porque depende la vida de la fortuna, el honor de la virtud. Las siguientes proposiciones son aforismos. Las enfermedades, segϊn la doc­ trina de Hipσcrates, las cura la naturaleza, y no los remedios; y la virtud de los remedios consiste en ayudar la naturaleza.—(V. Máxima, Sentencia.) (March.) I Β El axioma se presenta como por sí I mismo al que busca la ciencia y lo sub­ BANCAROTA, QUIEBRA.—Uno y otro tér­ yuga. La máxima resulta de la obser­ \ mino significan la cesaciσn σ abandono de comercio σ de pago: pero bancarovacíon de los efectos constantes, y de ta manifiesta propiamente el efecto de las conexiones generales que uno redu­ la insolvencia σ malversaciσn. Hacer ce á un principio. La sentencia parece bancarota, es cerrar la tienda, casa de formarse de una multitud de verdades, comercio σ de pago, y desaparecer del que se confunden y se reducen á una Β Α Τ BAS ( 30 ) suficientemente, da una idea relativa, con­ comercio σ de la pagaduría, renuncian­ trayéndola determinadamente á lo que do á esto de grado σ de fuerza. Hacer justamente alcanza, para no carecer de quiebra, es dejar de pagar al vencimien­ lo preciso. Y así se dice en un sentido to de los plazos, declararse imposibili­ absoluto: fulano es bastante rico; y en tado de pagar y pedir tiempo para el un sentido relativo á sus obligaciones, se pago. La bancarota, expresa literal­ dice que es suficientemente rico. mente la cesaciσn absoluta del comer­ El que dice que Leganés es un buen cio &c; la quiebra, la caida σ pérdida lugar, y que hay en él casas bastante en él. grandes, no explica mas que la magni­ La decadencia, la ruina del comercio tud absoluta é indeterminada de las ca­ lleva consigo la imposibilidad de conti­ sas de Leganés; y no dirá que hay en nuar. La cesaciσn, el rompimiento del él casas suficientemente grandes, á no re­ comercio da lugar á la alternativa, σ de ferirse determinadamente al objeto para que uno no puede, σ de que no quiere el cual se necesita que lo sean. continuarlo. Lo segundo conviene pues {£, de la Huerta.) mejor para expresar la bancarota vo­ luntaria σ de intento, fraudulenta σ cri­ BATALLA, COMBATE.—­La primera es una minal·, lo primero para expresar la quie­ acciσn general, y comunmente precedi­ bra forzosa, desgraciada é inocente: y da de algϊn plan premeditado. El se­ aquí está la principal diferencia que el gundo parece ser una acciσn particular, uso establece entre estas dos voces. La muchas veces imprevista. Así, pues, calificaciσn de bancarota es injuriosa; las acciones que hubo en Canas entre la de quiebra no lo es. Aquella es mas cartagineses y romanos, en Farsalia en­ propia de un banquero σ pagador, y aun tre César y Pompeyo, son batallas. Pero también de un tesorero σ cajero, á no la acciσn en que los Horacios y Cu­ ser un caso fortuito de la desgracia·, ésta, riacios decidieron de la suerte de Roma, es decir, la quiebra suele ser mas fre­ y de Alba, la del paso del Rhin, la der­ cuente, y es mas propia en un comer­ rota de un convoy σ de un partido, son ciante, en razσn de las pérdidas y que­ combates. brantos naturales de su caudal, ha­ La batalla de Pavía entre Carlos V. biéndolo expuesto, y aventurándolo en y Francisco I., la de San Quintín, tam­ el tráfico y el giro, por buscar la ga­ bién entre espaρoles y franceses, la de nancia de que puede privarle un contra­ Almansa, entre Felipe V. y Carlos de tiempo cualquiera, arruinando su capi­ Austria, la de Waterloo, entre Napo­ tal; riesgo á que no tienen necesidad leon y los aliados, fueron acciones de­ de exponer sus fondos aquellos otros á cisivas. La palabra combate es mas quienes parece mas aplicable la banca­ relativa á la acciσn de pelear entre dos rota, y en quienes esto suele ser efec­ j to de la mala fe y de malversaciσn. j σ mas combatientes; σ una parte de ejér­ cito disputando σ abriéndose un paso, (March.) i defendiendo una posiciσn, &c. | Las batallas se dan solamente entre BASTANTE, SUFICIENTEMENTE.—El pri­ ejércitos enteros, y se ganan σ se pier­ mero de estos dos adverbios parece mas den llevando consigo el resultado gran­ vago é ilimitado que el segundo; porque des consecuencias , trascendentales á bastante, da una idea absoluta é indeter­ minada de la abundancia, suponiendo · todo un reino, una provincia, &c. Los que hay sin escasez lo que se necesita;y | combates se dan entre cierto nϊmero de BEN ( hombres, y so tienen entre todas las de­ nme cosas que tratan de destruirse σ de superar la oposiciσn, y solo es fatal su resultado á las personas que entran en la lid σ cosa disputada, &c. {March.) ELLEZA, HERMOSURA.—Tσmase aquí la primera de estas dos voces en su rigu­ roso sentido, y no en el vulgar, en que comunmente se usa para dar mas fuer­ za á la alabanza, σ encarecer la admi­ raciσn. Una y otra consisten en la buena pro­ porciσn y armonía de las partes que componen un todo; pero la voz hermosu­ ra se limita á representar aquella idea con relaciσn á lo agradable: la voz be­ lleza representa la idea de la perfecciσn posible. E n este sentido se admira la belleza del Laocoonte, del Hércules Farnesio, de los cuales no se dice que son her­ mosos; pero la Vénus de Médicis, y el Apolo Pythio son bellνsimos para los inteligentes, y hermosos para todos. De aquí es, que el gusto viciado por el capricho o l a costumbre, pone mu­ chas veces la hermosura en lo que está distante de la belleza. Y no seria poco el desconsuelo de muchas que tienen en el mundo la reputaciσn de hermosas si supiesen que no parecían bellas á los ojos de Mengs, de Rafael σ del Correg­ gio. [L. de ί α Huerta.) ENDECiDO, B E N D I T O . — E l primero se refiere á la acciσn σ modificaciσn que sufre la persona σ cosa de que se habla. ; El segundo expresa el estado en que queda la misma persona σ cosa, después ! de haber sufrido aquella acciσn. ; Así, llamamos agua bendita, pan ben­ '· dito, al agua y al pan que han sido ben­ j decidos. En general, todas las voces castella­ ΅ ) BES ρas, terminadas en ado, y en ido, e x ­ presan la acciσn σ modificaciσn que su­ fre la cosa, y refieren la idea á una cau­ sa σ á un agente cualquiera; y las voces que terminan en cho, so, y to, expresan el estado en que queda la cosa por ha ber sufrido aquella acciσn. De esta especie son las siguientes: Confesado—Confeso. Confundido—Confuso. Convencido—Convicto. Dirigido—Directo—y Derecho. Elegido—Electo. Extendido—Extenso. Pervertido—Perverso. Rompido—Roto. Suspendido—Suspenso, y otras muchas que podran verse reco piladas en diferentes gramáticas. (G.de la Cortina.) B E S O , ΣSCULO.—El primero se da por amor, por cariρo, σ por amistad. El segundo por veneraciσn, por respeto 6 por ceremonia. Por eso decimos, ubesos de amor," y σsculo de paz. La voz beso, pertenece al estilo fa­ miliar y puede hacer concebir ideas de liviandad σ de doblez. Σsculo pertenece al estilo elevado, y siempre indica decencia y pureza de intenciσn. Decimos " e l beso de Judas, y no el σsculo de Judas."—Una madre da besos á su hijo, no σsculos; y así es que cuando queremos ennoblecer la idea del beso, y de la persona que lo da σ recibe, lo llamamos σsculo, aunque sea efecto de amor sexual. Y ya que se nos ofrece tratar de dos voces, de las mas ideolσgicas que tiene la lengua castellana, hagamos, aunque muy de paso, acerca de ellas, una ob­ servaciσn verdaderamente curiosa. Pues que la formaciσn de las voces no es arbitraria en ninguna lengua, como ya se ha dicho (V. Alma), debemos examinar la estructura de cada voz BES ( 32 ) BES para conocer la razσn en que se funda partes, una. tomada del sustantivo lati su significado. Observemos en el caso no os, la boca, y otra, del supino cultum, presente que la primera letra de la voz de colθre, reverenciar, adorar. beso es una b, letra que se pronuncia El doctor Gall tuvo mucha razσn uniendo los labios, oprimiéndolos muy para decir que cada lengua, sea mímica, suavemente, y desuniéndolos con cier­ sea articulada, es un producto natural ta vibraciσn real y efectiva, aunque de los sentimientos y de las ideas inte­ poco perceptible (como se verifica mas riores del hombre. Por poco que es­ σ menos en las otras dos labiales m y tudiemos la onomatología de nuestra p); sigue después una e que no tiene lengua, quedaremos muy pronto con­ mas oficio que hacernos prolongar el so­ vencidos plenamente de esta verdad, nido de la 6, y hacen mas duradera la así como de la razσn que hubo para vibraciσn de los labios, por que la b dar á las letras la figura y el sonido que hace el papel principal en todas las hoy tienen. (O. de la Cortina.) voces de que nos valemos para referir la idea á ciertas acciones, σ cosas per­ tenecientes á los labios. Tienen ésta B E S T I A , ESTΪPIDO, IDIOTA.—Estos tres epítetos son contrarios al entendimien­ letra las voces labio, beber, bebida, to, y dan á entender que falta casi del besar, beso, saborear, sabor, sabroso, todo; con la diferencia, de que bestia es boca, bocanada, bostezar, bostezo, bozo, por falta de inteligencia, estϊpido por borbotσn, bocina, bocera, silbar, silbo, la de sentimiento, Ώidiota por falta de sorber, baboso, baba, buche, balbucien­ conocimiento. te, are, acciones todas en las que tie­ En vano es que se den lecciones á nen los labios mas σ menos parte. Des­ un bestia, pues la naturaleza le ha ne­ pués de la e, sigue la pronunciaciσn de gado los medios de aprenderlas y apro­ la s, letra silbadora, de sonido igual­ vecharse de ellas. Inϊtiles serán los mente vibrado, y que hace veces de as­ desvelos y el cuidado del maestro para piraciσn fuerte; y por ϊltimo, termina enseρar á un estϊpido, si no descubre la voz con una o que nos obliga á en­ el secreto de estimularle y sacarle del treabrir los labios, y hacer un contras­ embotamiento en que se hallan sus po­ te repentino de sonidos, y he aquí re­ tencias. Con gran dificultad y trabajo presentado al mecanismo del beso ma­ se alcanza á instruir á un idiota: para terial (esto es, su ruido, la figura que ello es preciso tener el arte de hacer toman los labios &c.) con cuanta pro­ sensibles las ideas y saberse acomodar piedad puede hacerse por medio de la con maρa á su modo de pensar, para palabra. elevar éste al nivel del que se trate de Como en el σsculo tienen menos par­ inspirarle. te los labios, porque solo consiste en acercar la boca, naturalmente entrea­ bierta, á una persona σ cosa, debían dominar en la voz propia para expre­ sar esta acciσn, letras que obligaran á referir la idea á la boca así entreabier­ ta, y por esto en la VOZ σsculo do­ minan la o y la u, sonidos mas σ menos rotundos, y que alternan en la compo­ ΅ sicion de aquella voz, formando dos I Hay bestias que creen tener talento; su conversaciσn es un tormento para las personas que le tienen verdadera­ mente, y su carácter llega á veces has­ ta ser molestísimo en la sociedad, par­ ticularmente cuando á la bestialidad y á la vanidad reϊnen también el capri­ cho. Los estϊpidos no se jactan de te­ ner talento, ni menos buscan á aquellos CAD BUL ( 3 ) que lo tienen; por lo mismo seria una un carro, un cuerpo que cae en tierra, & c ; pero si decimos que hay bulla en necedad hacer alarde de tenerlo entre la calle, damos á entender, que el ruido ellos; para nada entran en el trato de que se oye, es causado por la gente que las gentes, y su compaρía es solo per­ habla σ grita en ella. judicial é incσmoda á quien busca la so­ (L. de la Huerta.) ledad. Los idiotas suelen tener algu­ nos rasgos de imaginaciσn, pero á su c manera, por una especie de sorpresa, y que demuestran de un modo singular, CADUCIDAD, DECREPITUD.—Lo primero indica decadencia, ruina prσxima ; lo capaz de divertir á aquellos que en­ segundo anuncia destrucciσn, ϊltimos cuentran un placer en cualquier cosa. de una disoluciσn gradual. efectos (March.) Decrepitud, se dice con propiedad del hombre, y ϊnicamente es aplicable BUENAS ACCIONES, BUENAS OBRAS.—El á los seres animados. Caducidad, se uno se extiende mas lejos que el otro. aplica también á ciertas cosas inanima­ Se entiende por buenas acciones, cuan­ das: asi pues, la caducidad de un edi­ to se hace por principio de virtud; y no ficio; caducan los bienes, una posesiσn, se entiende por buenas obras, sino cier­ una sucesiσn, &c. Caduco, se toma por tos principios particulares, que pertene­ frágil, que no tiene mas que un tiempo, cen mas bien á la caridad con el prσ­ que se acerca á su fin. Decimos una jimo. salud caduca, es decir, delicada, vaci­ Es una buena acciσn declararse con­ y no diremos una salud decrιpita. lante, tra la corrupciσn de costumbres y ha­ El uso se vale con propiedad de es­ cer guerra al vicio; es una buena acciσn tos términos para distinguir dos edades resistir á una violenta tentaciσn de pla­ σ periodos de la vejez. cer σ de interés; y esto no es segura­ Hay vejez caduca y vejez decrιpita. mente lo que en rigor se llama buena La caducidad, es una vejez avanzada y obra. Socorrer al infeliz, visitar á los en­ achacosa que vá á tocar en la decrepi­ fermos, consolar á los afligidos, enseρar tud; esta es una vejez extremada, y di­ al ignorante, esto es hacer buenas obras. Se hacen buenas obras cuando se vá á las gámoslo así, agonizante, que conduce á la muerte, σ está cercana á ella. Los cárceles y á los hospitales con espíritu fisiologistas distinguen los dos estados de caridad. con los caracteres siguientes. En el an­ Toda 6ixeno obra es una σttena acciσn; ciano σ viejo caduco, el cuerpo se en­ pero toda buena acciσn no es una buena corva, las arrugas se ahondan á causa obra, hablando en rigoroso sentido. de la extenuaciσn, la voz se pone cas­ (March. ) carrona, la vista se pierde σ amortigua de día en dia, todas las potencias se em­ BULLA, RUIDO.—Toda bulla es ruido; pero botan σ enervan, y la memoria flaquea. no todo ruido es bulla. Aquel es el gé­ Todo se deteriora, todo desfallece en el nero, ésta, la especie determinada de anciano decrιpito; el cuerpo está ago­ ruido, que forman con la voz una σ mu­ biado, el apetito y la memoria faltan ab­ chas personas. la lengua tartamudea, to­ solutamente, Cuando decimos que se oye ruido en dos los resortes están como gastados; la calle, no explicamos por medio de los sentidos se pierden, el estσmago se esta voz la especie de ruido, ni el agen­ relaja y debilita, la flaqueza es espanto­ te que lo causa; puede ser un caballo, 5 CAL ( 34 sa, la circulaciσn de la sangre se entibia y afloja con exceso, la respiraciσn es anhelosa y se apaga, todo se disuelve: el anciano caduco acaba de vivir, y el anciano decrιpito acaba de morir. Felizmente en la caducidad se lison­ jea el hombre todavía; y felizmente en la decrepitud no siente todo el mal. (March.) — Redϊcese el calendario á colocar los dias en los meses por orden numérico, y en las re­ voluciones de la semana por sus nom­ bres σ signos planetarios, con la indica­ ciσn de las fiestas y las prácticas del rito eclesiástico. El almanaque no solamen­ te se extiende hasta hacer observacio­ nes astronσmicas y pronσsticos sσbrelas diversas temperaturas del aire σ de la atmσsfera, sino también á hacer predic­ ciones de acontecimientos sacados de la astrología judiciaria: ademas, se dan hoy dia, bajo el nombre de almanaques, noticias varias, por las cuales se pueden observar las mutaciones de cada aρo. CALENDARIO, ALMANAQUE. (March.) buen uso, y no la etimología, es el que debe decidir so­ bre la acepciσn de las voces. Aunque calidad no haya sido al principio mas que una variaciσn de la voz cualidad, sin embargo me parece que hoy dia tie­ nen un sentido muy diferente. Cualidad, es una de aquellas modifi­ caciones por las cuales percibimos los cuerpos, como la extension, el calor, &c. Calidad, es una clase de.cosas que convienen en ciertas cualidades. Se habla de varias calidades de trigo, y de las bellas cualidades que distinguen á un sugeto. El género de peor calidad suele tener la cualidad apreciable de ser barato. Por esto calificar no es responder á la pregunta cual, σ seρalar un individuo, sino ϊnicamente determinar á qué clase CALIDAD, CUALIDAD.—El ) CAL corresponde; y se califica completamen­ te un sugeto llamándolo bueno, malo sin que realmente se nombre ninguna de sus cualidades. Por esto se llama también sugeto de calidad y no de cua­ lidad al que está comprendido en cier­ ta clase privilegiada. (Jonama.) CALIDAD, CLASE, ESPECIE.—Hemos di­ cho que calidad era lo mismo que cla­ se; sin embargo no son exactamente si­ nσnimas estas dos voces. Clase, es la idea general de muchas cosas comprendidas por su semejanza bajo un mismo nombre: calidad, consi­ dera esta idea con relaciσn á la utilidad. La mejor clase de paρo es á veces la mas de moda, σ la que mas gusta: la mejor calidad es siempre la mas fina y la mas durable. Especie es una clase subalterna, que consideramos como parte de otra clase mas general, que por esto llamamos gι­ nero. (Jonama.) CALIDAD, CUALIDAD, PRENDA, DOTE.— La calidad determina los accidentes de una cosa; esto es, nos manifiesta si la cosa es grande σ chica, blanca σ negra, fuerte σ débil, áspera σ suave, &c; y se­ gϊn se conforman con nuestro deseo es­ tos accidentes, decimos que tal cosa es de buena σ mala calidad, y de este modo calificamos la cosa de mala 6 de buena en su totalidad. De aquí se deduce, que la calidad se aplica solamente á las cosas, alguna vez á los animales, nunca á las personas, y supone un examen materiaL—"Este paρo es de buena calidad."—"Este per­ ro tiene todas las calidades que debe tener un buen lebrel." La cualidad determina el carácter de una persona, y en este sentido se usa siempre en plural porque son varias las circunstancias σ modificaciones que for­ man el carácter de una persona. Por CAN CAL ( :5 ) pecial, σ si se quiere, casual, sin mérito consiguiente, será esta buena σ mala, alguno de parte de ellas. segϊn sean sus cualidades, que necesa­ Prenda y dote, nunca se aplican á los riamente deben tener gran parte en sus animales ni á las cosas. costumbres; y así como de este modo (G. de la Cortina.) fijamos la idea de las propiedades del alma, así también nos valemos muchas CALIDAD, NOBLEZA. — Ambas significan veces de la voz cualidad, para deno­ el carácter de una persona constituida tar la propiedad σ el modo de obrar en una clase privilegiada del estado; de una cosa, y llamamos cualidad ocul­ pero con esta diferencia. ta á una propiedad, cuya causa nos es Calidad, considerada la persona ϊni­ desconocida. camente como comprendida en la clase, Por todo lo dicho vemos, que las cua­ σ con relaciσn á sus goces y privilegios: lidades son independientes de la volun­ nobleza con relaciσn al honor y ­virtud tad, aunque ésta puede modificarlas. que se supone debe acompaρarla: por Si las cualidades forman el carácter, esto se dice un pecho noble, un alma las prendas constituyen el ornamento noble, y no un pecho ni un alma de ca­ mas precioso de una persona: hacen que lidad. esta nos parezca ϊtil, agradable, diver­ Cuanto han escrito los moralistas so­ tida, & c , y nos son tanto mas aprecia­ bre la nobleza, seria falso y ridículo, si bles, cuanto que nos prueban el estudio se le sustituyera la voz calidad. σ el esfuerzo que ha hecho la persona, (Jonama.) para adquirir estas prendas y agradar­ nos. Por consiguiente, las prendas son CANORO, SONORO.—El primero se refie­ re ai canto; el segundo al sonido; pero adquiridas: las tomamos de los senti­ como el canto no es mas que el movi­ mientos naturales bien dirigidos, y nos miento de la voz con inflexiones orde · valemos de ellas como de las prendas nadas, se aplica el adjetivo canoro, tan­ materiales, que vienen á nuestro poder to á las personas, como á los animales por nuestra industria, y nos proporcio­ y á los instrumentos mϊsicos; porque nan utilidades que podemos comunicar no solamente llamamos voz al sonido á otros. Por esta razσn siempre se usa que se forma en la garganta de aquellos, de la palabra prendas en buen sentido: sino también al que forman ciertas co­ nunca se las puede calificar de malas; sas inanimadas, heridas por el viento, pues si lo son, dejan de ser prendas, y σ hiriendo á éste en ellas, σ por medio serán hábitos, inclinaciones σ defectos. de ellas, de un modo determinado. Por Los dotes son un don puramente gra­ eso decimos, "este cantor tiene muy tuito de la naturaleza. Son el dote que buena voz"—fulana tiene voz de con­ nos trae el alma al unirse á nuestro cuer­ tralto"—"el balido es la voz de las ove­ po; y como en su adquisiciσn no tene­ jas"—"este σrgano, este violin, este mos el menor mérito, ni la menor par­ fortepiano tienen malas voces." te, los llamamos con mucha propiedad Sonoro, se aplica á todo lo que suena dotes de naturaleza σ dotes de fortuna. de un modo mas σ menos agradable aun­ Así cuando decimos, fulano está dotado que sin variedad de inflexiones. Las de un gran talento, fulana está dotada campanas, el cristal, algunos metales, de singular hermosura, damos á enten­ son sonoros, porque dan un sonido agra­ der que ambas personas debieron á la dable; y nose dirá que son canoros, por­ naturaleza, la primera él talento, la se­ que no varían su sonido, el cual es siem­ gunda la hermosura, como un favor es­ CAR CAN ( 36 ) Se cansa uno de oir, se fatiga de per­ pre uniforme aunque puede ser mas σ seguir. menos fuerte. (March. ) Canoro, encierra la idea del arte: so­ noro, la de la naturaleza, y esta es la CAPACIDAD, APTITUD.—Capacidad hace razσn porque decimos con mucha pro­ mas relaciσn al conocimiento de los pre­ piedad y elegancia, cítara canora., refi­ ceptos: aptitud á su aplicaciσn: la una riendo la idea al arte con que la hace se adquiere por el estudio, la otra por sonar el mϊsico; y bσvedas sonoras, alu­ la práctica. diendo á la propiedad que estas tienen El que tiene capacidad es á propσ­ de dar un sonido que les es propio. sito para emprender: el que tiene apti­ (G. de la Cortina.) tud lo es para salir bien de la empresa. Se necesita capacidad para mandar CANSANCIO, FATIGA.—El cansancio es la en gefe, y aptitud para mandar con bue­ pérdida de fuerzas, causadotpor el tra­ nas esperanzas de éxito. bajo excesivo: \& fatiga, es el cansan­ i (March.) ciσ que se manifiesta por sus efectos. Cuando á un hombre cansado le fal­ CARNICERO, CARNÍVORO.—Estas voces convienen porque son calificaciones ge­ ta el aliento y respira con dificultad, néricas de los animales que comen car­ tiene fatiga. Esta es un efecto visible ne. Difieren en que carnνvoro significa del cansancio, y como se habla del efec­ simplemente el que come carne; y car­ to que se vé, y no de la causa que lo nicero el que hace su comida de ella. produce, decimos que respira, que ca­ La primera designa el hecho, y la se­ mina con fatiga, y no camina σ respira gunda el apetito natural, el hábito cons­ con cansancio. tante. El animal carnicero no come Por eso en un sentido figurado, de­ otra cosa que carne; su naturaleza le cimos que cansa lo que disgusta, y fa­ obliga á vivir de ella sola. El carnνvo­ tiga lo que incomoda. ro es el que entre otras cosas come car­ (L. de la Huerta.) ne; pero puede vivir sin comerla, como que no es su ϊnico y propio alimento. CANSAR, FATIGAR.—La continuaciσn de El tigre, el leσn, el lobo, se mantienen una misma cosa cansa; la pena fatiga; solo de carne, y por consiguiente son se cansa uno de estar en pie; se fatiga carniceros. El hombre, el perro, el de trabajar. gato, comen y gustan de carne; pero no Estar cansado, es no poder obrar mas; la necesitan para vivir, pues pueden estar fatigado, es haber obrado dema­ pasar con otros alimentos, y de con­ siado. siguiente son carnívoros. En las es­ A veces se siente cansancio sin haber pecies carnνvoras, se llaman carniceros hecho nada, y entonces procede de cier­ los individuos que gustan mas de carne, ta indisposiciσn del cuerpo y de lenti­ y la comen mas á menudo que los otros, tud de la circulaciσn de la sangre. La pero ya en este caso se usa impropia­ fatiga es siempre consecuencia de la mente de la voz carnicero. acciσn; supone un trabajo rudo, ya por (A. Cicnfttegot.) la dificultad σ por la duraciσn del mu­ cho tiempo. CARRILLO, MEJILLA.— Estas voces se En el sentido figurado, un suplicante cansa con su perseverancia, y fatiga con sus importunidades. confunden muy á menudo en el uso, y el Diccionario de nuestra lengua lo au­ toriza en el artículo mejilla; pero en CAS ( 37 ) CAU realidad representan dos distintas partes Hay quien es casto sin guardar con­ de la cara, como allí se supone en el tinencia; y al contrario, quien guarda artículo carrillo. ésta sin ser casto. La castidad es de Para explicar su diferencia me pare­ todos los tiempos, de todas las edades, ce que convendrá decir, que el carri­ y de todos los estados; la continencia no llo es, en efecto, la parte carnosa de la es sino del celibato. cara desde la mejilla hasta lo bajo de La edad hace á los viejos necesaria­ las quijadas; y la mejilla., la parte que mente guardar continencia; y es algo ra­ está entre el carrillo y el ojo; σ (como ro que los haga castos. (March.) lo explica uno de nuestros mas conoci­ dos Anatσmicos) "la parte interior y "mas blanda de la eminencia σ eleva­ CAUSA, MOTIVO.—La voz causa tomada en el sentido moral, como sinσnima de "cion, que está debajo del ojo, entre la voz motivo, explica la razσn que te­ la oreja y la nariz. (L dt la Huerta.) nemos para hacer, decir σ pensar algu­ na cosa, pero con esta diferencia, que CARTAS, NAIPES.—Las cartas son los nai­ la causa explica una razσn forzosa, que pes considerados respecto á su valor en obliga á la acciσn σ al juicio: y motivo, el juego. una razσn voluntaria que mueve, indu­ Los mejores naipes son los mas finos: ce, inclina. las mejores cartas son aquellas que, se­ Se rompiσ una pierna, y esta es la gϊn las leyes del juego, y el estado ac­ causa de su cojera. Ha heredado un tual de la partida, son superiores á las mayorazgo, y este es el motivo de haber demás: al mediator, por ejemplo, el as dejado el servicio. (L. de la Huerta.) de espadas es la mejor carta, siendo en clase de naipe igual á todos los de la baraja. Así hablará con tanta impro­ CAUTIVERIO, CAUTIVIDAD.—Ambas vo­ ces se derivan del latin capere, (cojer) piedad el que jugando á la treinta y una por lo cual se dijo antiguamente, cap­ pida naipes, como el que llame fábrica tiverio, captividad: pero cautiverio no de cartas al lugar en que se hacen los expresa mas que el estado de toda per­ naipes. (Jonama. ) sona de cualquiera clase que sea, que perdiσ su libertad, y permanece en po­ CASTIDAD, CONTINENCIA.—Los dos son der de un enemigo á quien se le hace relativos al uso de los placeres de la la guerra. carne, pero con diferencias notables. Cautividad, expresa la cualidad de La castidad es una virtud moral que cautivo y se refiere á la duraciσn de prescribe reglas al uso de los placeres: aquel estado. Por eso decimos: "du­ la continencia es otra virtud que prohi­ "rante la cautividad de Fernando VII be absolutamente el uso de ellos. "en Francia," y no durante el cautive­ La castidad extiende sus miras sobre rio. —"Aboliciσn del cautiverio en Ar­ lo que puede ser relativo al objeto que "gel," y no "aboliciσn de la cautivi­ se propone arreglar; pensamientos, dis­ u dad.» cursos, lectura, actitudes, gestos, com­ (G. de la Cortina.) paρías, ocupaciones, elecciσn de ali­ mentos, &c. La continencia no consi­ AUTiVERio, ESCLAVITUD.—El cautive­ dera mas que la privaciσn actual de los rio es el estado á que pasa la persona placeres de la carne. que perdida su libertad en la guerra, CAU (" 38 vive en poder del enemigo. Esta idea conviene, σ puede convenir, á la mayor parte de los esclaves. ΏEn qué está, pues, la diferencia de estas dos voces? Ya no se emplea la voz cautivo, sino cuando se habla de los que se hallan en poder de infieles, pero aquellos son también esclavos. La diferencia de la energía de la voz, me parece que con­ siste en que el cautiverio solo se refie­ re á la falta de libertad que sufre el cautivo, sin otra relaciσn alguna; pero la esclavitud aρade á la idea de la falta de libertad, la de la propiedad y dere­ cho, que como sobre un bien, una alha­ ja que le pertenece, tiene sobre el es­ clavo su dueρo; y así no se dice regular­ mente, comprar un cautivo, ni redimir un esclavo. Los negros que trabajan en América se llaman esclavos y no cau­ tivos, porque no los consideramos pura­ mente como hombres sin libertad, sino como propiedad, hacienda de sus due­ ρos. {L. de la Huerta.) CAUTIVO, PRISIONERO, PRESO.—Por lo dicho en los análisis de las voces cauti­ verio y esclavitud, y cautiverio y cauti­ vidad puede determinarse con bastante precision el significado de cautivo, pues esta voz no hace mas que aplicar á la persona en particular las circunstancias de la cosa. Prisionero y preso se derivan del latin prehendere,agarrar, coger, pillar; y se di­ ferencian en que prisionero se aplica ex­ clusivamente al militar cogido en acciσn de guerra; y preso, á cualquiera perso­ na á quien se priva de su libertad, ya sea por sentencia de juez, ya por dispo­ siciσn de un superior, ya en fin, por ar­ bitrariedad del que ejerce la fuerza. La voz cautivo, como nota muy bien Huerta, no se emplea sino cuando ha­ blamos de los que se hallan en poder de infieles, y por lo mismo supone ino­ cencia, excita sentimientos de confia­ ) CEL ternidad, de compasiσn y de ternura, y trae consigo la idea de las mazmorras, de los grillos y cadenas, y de los pade­ cimientos en general; y por esta razσn se han apoderado los poetas de las vo­ ces cautivo, cautiverio, y cautividad para expresar las penas del amor. El adjetivo preso supone un delito, y por él, la pérdida absoluta de libertad, haciéndonos considerar al individuo, en­ cerrado en un calabozo, σ cuando me­ nos en una cárcel, σ en un recinto mas σ menos limitado, á disposiciσn de un juez. Prisionero indica la pérdida momen­ tánea de la libertad, no por delito σ cul­ pa, sino por cualquier evento fortuito de la guerra: tampoco nos hace supo­ ner encerramiento en cárcel ni en pri­ siσn ninguna, y lejos de inspirar ideas vergonzosas σ desfavorables para el prisionero, nos hace atribuirle honor, valor, grandeza de ánimo, y tal vez he­ roicidad. Es una obra de caridad libertar σ re­ dimir al cautivo. Es un hecho honro­ so y obligatorio recobrar á un prinone­ ro por cuantos medios sean posibles. Siempre será un delito dar libertad á un preso, mientras no lo mande la au­ toridad á que se halla sujeto. (G. dιla Cortina.) CELEBRAR, ENCARECER.—Como no se descubre desde luego ninguna acep­ ciσn comϊn á estos dos verbos, parece­ rá tal vez impertinente á nuestro inten­ to su comparaciσn; pero en la realidad no lo es, si se advierte que en la pri­ mera parte del Quijote, capítulo 27, se encuentra usado el primero como equi­ valente del segundo: "Esta és, σ seρo ­ "res, dice allí Cardenio, la amarga his­ "toria de mi desgracia; decidme si és "tal que puede celebrarse con menos "sentimientos que los que en mí habéis "visto." CEL ( 39 Como nadie celebra sus propios ma­ les en el sentido propio de este verbo, es preciso que fuese otra la idea que quiso Cervantes explicar con él. De las acepciones en que se puede usar este verbo, la que puede convenirle mejor en aquel lugar, es la de encare­ cer; y en efecto parece muy natural que dijese Cardenio,que su desgracia no po­ dia encarecerse con menos sentimientos. A pesar de aquella autoridad, no pa­ rece posible, que estos dos verbos pue­ dan usarse con propiedad como equiva­ lentes uno de otro; porque el que enca­ rece, puede ponderar sin complacencia, por interés σ por otros motivos, el mé­ rito, el valor, las circunstancias buenas 6 malas de la cosa encarecida; pero el que celebra, se complace en la alaban­ za, σ en el recuerdo de una cosa deter­ minadamente plausible y agradable pa­ ra él. Un mendigo encarece, no celebra su miseria, sus trabajos. Un buen amigo celebra la parte que ha tenido en una reconciliaciσn, en el buen éxito de una solicitud; y es justo que lo celebre, pe­ ro no le está bien el encarecerlo. ) CEL los que aplauden á ojos cerrados; pero faltándole el voto de los inteligente» desapasionados, en quienes está la ver­ dadera pluralidad, nunca se podrá lla­ mar propiamente cιlebre. (Jonama.) ELERiDAD, PRONTITUD.—La celeridad se refiere al modo; la prontitud se re­ fiere al tiempo. En aquella se supo­ ne un movimiento ligero y continuado; en esta se supone un acto, se prescinde de la continuaciσn del movimiento. Oyσ un ruido, se levantσ con pronti­ tud de la cama, y se vistiσ con una ce­ leridad increíble. El correo viene con prontitud, esto es, tarda poco: viene con celeridad, esto es, corre mucho. (L. de la Hutrta.) /ELESTE, CELESTIAL.—Lo que pertenece al cielo, es la idea comϊn á estos adje­ tivos; pero el primero abraza toda la idea; el segundo, la modifica. Celeste, se refiere al cielo: celestial, se refiere á la divinidad. Celeste es, sin restricciσn, todo lo que pertenece al cielo, bien sea considera­ do como la morada de los bienaventu­ (L. de la Huerta.) dos, σ bien como la region superior que circunda al universo. CÉLEBRE, CELEBRADO. — Pava que un Celestial, no solo se limita á aquel hombre sea cιlebre, no basta que tenga primer sentido, sino que aun en él se li­ mérito, es preciso que lo celebren; sin mita á lo mas sublime de su idea: por­ embargo, no todo lo celebrado es cιle­ que se refiere determinadamente á las bre­ Mil cosas celebra la preocupaciσn, perfecciones que constituyen la esen­ la pasiσn σ la ignorancia, que fastidian cia divina, y á lo que participa de sus al que las mira á sangre fria y con ojos divinos atributos. acostumbrados. La morada celeste de los justos: los Para que una cosa sea cιlebre es pre­ espíritus celestes: el movimiento de los ciso que tenga un mérito conocida, y cuerpos celestes: la esfera, el globo ce­ que este sea de tal especie, que intere­ leste. se generalmente, y arrebate los aplau­ La sabiduría, la pureza celestial: las sos á todo el que la mire con imparcia­ celestiales perfecciones: la vista celestial lidad. Si una acciσn σ una obra cual­ de la divinidad: la celestial bienaventu­ quiera es despreciable en sí misma, σ ranza. de un género poco interesante, podrá ser celebrada por sus partidarios, σ por Por este principio llamamos celeste al OLA ( 40 color que nos parece que vemos en el cielo, y no le damos el nombre de celes­ tial, como á ninguna otra cosa que no pertenece á aquella determinada idea. Y asi no se podría decir, sin una abso­ luta impropiedad, los astros, σ cuerpos celestiales, la esfera celestial, azul celes­ tial. (L. de la Huerta.) voz pequeño re­ presenta siempre la pequenez específica: la voz chico, representa la pequenez de un modo absoluto. Por eso no se pue­ de emplear ésta, cuando se trata de co­ sas de gran magnitud, porque lo chico siempre representa una cosa de poco volumen, siempre que sea menor que aquellos á que se compara, σ entre cuyo género σ especie se distingue. Un mon­ te, un rio es pequeño; pero ni del uno ni del otro se dice que es chico, porque no se considera su pequenez en­ un sentido absoluto, sino respectivo, σ en compa­ raciσn de los demás montes y rios. CHICO, PEQUEÑO.—La Esta es la razσn porque, hablando con rigurosa propiedad, no se usa en la física de la voz chico, sino déla voz pe­ queño, porque en ella no se conoce la pequenez absoluta, sino la respectiva σ específica. Pequeño, se aplica á lo físico y á lo moral; pero chico se aplica sσlo á lo fí­ sico: pié chico σ pequeño; hombre pe­ queño σ chico; pero no: obstáculo chico, inclinaciσn chica, espíritu chico, porque en estos casos solo se aplica la voz para representar expresamente una compa­ raciσn. (L. de la Huerta.) CLAUSTRO, CONVENTO, MONASTERIO.— La primera de estas voces se deriva de la latina claustrum, y ésta de claudere, encerrar; por consiguiente, claustro no significa propia y rigorosamente, mas que encierro. ) CLA Convento, se deriva del latin conven­ tos, y éste, de convenire, esto es, venire cum, juntarse σ reunirse con otro, en un mismo lugar; de modo que convento quiere decir reunion. Monasteno, es voz derivada de la griega μ .ovar*)piov, y significa perma­ nencia de una persona sola, sin nin­ guna compaρía. El claustro, limita la idea á la parte en donde el individuo permanece ό pue­ de permanecer encerrado. El convento, al edificio en donde vi­ ven reunidos los individuos, haciendo vida comϊn. El monasterio, expresa el edificio en donde cada individuo vive separada­ mente haciendo vida solitaria. Por consiguiente, claustro refiere la idea al encierro; convento, la refiere á la reunion; y monasterio, á la soledad, Y como en el monasterio, lo mismo que en el convento, la parte principal es el claustro, empleamos á veces esta ϊl­ tima voz en lugar de cualquiera de las primeras, hablando en sentido figurado, y tomando la parte por el todo; pero esta designaciσn no es propia sino cuan­ do hablamos en general, é indefinida­ mente, v. g., cuando decimos, "la vida del claustro," "los enclaustrados, & c ; " pues si queriendo determinar particular­ mente un convento cualquiera, v. g., el de los religiosos de San Francisco dijé­ ramos, "el claustro de los francisca­ nos," daríamos lugar á que se entendie­ ra que hablábamos solamente de la ga­ lería, σ de la parte material que en el edificio de aquel convento se designa con el nombre de claustro. Convento y monasterio, son mas ma­ teriales que claustro, porque hacen con­ cebir la idea nσ tanto del modo de vivir en ellos, cuanto de la existencia ma­ terial de los edificios en donde se vive: y por eso se dice, "fundar un conven­ to," "demoler los conventos," "vender COL ( 41 ) COM los monasterνosSvy no fundar, ni derri­ i que el tronco déla raiz, decimos que bar, ni vender los claustros (*), | está rabón. (fν. de la Cortina. ΅ cola se llama asi cuan­ do es grande y está bien poblada de cer­ da σ de pelo; pero si es chica, delgada, desnuda, se llama rabo: por eso decimos la cola de un caballo; el rabo de un cer­ do, & c , y cuando al caballo se le cor­ ta la cola de modo que no le quede mas COLA, RABO.—La ί ! ! ! | ί . La palabra cola se usa en sentido fi­ gurado, á diferencia de la palabra rabo, que no se emplea mas que en su senti­ do recto, y siempre es innoble. Así lla­ mamos vestido de cola al que vá arras­ trando por detrás: decimos ponerse á la cola en vez de al fin σ detrás. Traer cola un asunto, por traer consecuencias. •—Llamamos coleta (diminutivo de cola) al pelo que llevan algunas personas en la parte posterior de la cabeza mas σ menos crecido y liado con una cinta σ de otro modo; y en ninguno de estos ejemplos podríamos sustituir con pro­ piedad la palabra rabo. __. ! (*) Si nos detuviéramos á hacer un análisis ideolσgico | «le la voz claustro, considerándola como palabra, esto es, ΅ como imagen material de una idea, quedaría plenamente probado lo que acerba de ella hemos expuesto. Pero no siendo este lugar, ä proposito para entrar en tan vastas ex. pticaciones, nos limitaremos á indicar que la combinaciσn de la c y de la l, con que empieía la palabra claustro, es el principal fundamento de la significaciσn que ésta tiene. La e entra en la composiciσn de un nϊmero infinito de palabras latinas, y por consiguiente de palabras nuestras. Corres­ {G.dela Cortitia.) ponde á la oncena letra del alfabeto de los orientales, los cuales la representaron en lo escrito de un modo inverso, esto es, con la abertura vuelta acia el lado izquierdo del COMENZAR, EMPEZAR, PRINCIPIAR.— que escribe, en esta forma Q , y su pronunciaciσn corres­ Los dos primeros son mas materiales pondía á la de la k, por cuya razσn los latinos no tenían k, ni los griegos tienen c, y así, la c latina equivalía absoluta­ que el ϊltimo. Comenzar, se refiere mas mente á la k oriental. La e pues, con el sonido de la k entro á la duraciσn del tiempo y á la perfec­ en la composiciσn de palabras inventadas para representar ideas (entre otras muchas), de encerramiento, de capaci­ ciσn de la acciσn σ de la cosa, por lo dad, de todo lo que puede contener, y por consiguiente, cual decimos, "ahora comienza la misa;" ideas de espacio y de lugar sujeto á determinados límites, y de lo que es hueco, como la mano que sirve para coger, "aquí comienza la comedia." contener y encerrar dentro de ella, y esta es la razσn por­ Empezar, se refiere principalmente que dieron á la c una figura análoga âla déla mano medio cerrada. Pero la analogía de esta lelra con las ideas, de­ á la totalidad é integridad de la acciσn pende de su combinaciσn con las demás letras, y así como σ de la cosa, como lo expresamos di­ para expresar ideas de lo que está vacio, y que puede con­ tener por dentro otras cosas, se combino la c con la o y ciendo, "aquí empieza el caserío de la con la u, y se inventaron las palabras latinas bucea, occupa, concavo, aculo, coro, coluro, coeton,fyc, y por analogía con- ciudad;" "lo que no se empieza no se vento, concilio, convenio, continuo, oculto, S¡c, así también acaba." para expresar ideas de encerrar, se combino la misma c con la l; porque los primitivos celtas en su vida sencilla y Principiar, atiende mas ai origen y á agreste, se servían de palos toscos para formar cajas σ re­ la causa tanto moral como física, y por cintos cerrados en donde guardar sus efectos y objetos de uso doméstico; representaban por medio de la figura l la eso nos valemos del sustantivo princiidea de un palo; y uniendo esta idea á la de la c que hemos pio, para expresar la entrada, el exor­ explicado, llamaban al palo cal. Así, por consecuencia ne­ cesaria, entrσ la l á combinarse con la c y con la β en to­ dio, todo aquello por donde empieza das las palabras destinadas á hacer concebir ideas de en­ una cosa. En moral y en política lla­ cerramiento, de ocultaciσn y de conservaciσn de una cosa dentro de otra; y los romanos respetando esta etimología mamos principios á las reglas de nues­ natural, dijeron, claudo, include, conclavium, cUmtura, tra conducta. En metafísica llamamos üaustrum, S¡c, y al instrumento propio para encerrar y del mismo modo á las causas primeras, mantener encerrada una cosa le llamaron clavis, y noso­ tros le llamamos llave, por haberse convertido en castella­ y decimos que Dios es el principio (esto no la combinaciσn el en 11 en algunas voces, como clamare, es, el origen) de todo. En física y en llamar: clavigerus, llavero, &c. En la palabra castellana cónclave se vé realizado todo lo expuesto acerca de la c y química, damos el nombre de principios de la l; pues nos representa los cardenales encerrados bajo á las sustancias simples que entran en de llave en un recinto limitado. (O. déla Cortina.) ' la composiciσn de las mixtas. 6 En lite· COM ( 42 ) COM ratura llamamos principios á los prime­ COMPLACER, AGRADAR»—Estos dos ver­ ros rudimentos de las ciencias, &c. bos expresan ambas acciones agrada­ Comenzar, se refiere á la duraciσn del bles á aquellos que son su objeto. tiempo. Lo que comienza concluye; y Complacer es acomodarse al sentir, por eso llamamos concluida á la obra al gusto, al genio de alguno, adherirse que ha sido muy limada y perfecciona­ á lo que desea con la mira de serle gra­ da, para lo cual se necesita mas tiempo to. Agradar es efectivamente ser agradel que comunmente se emplea cuando dable á fuerza de deferencias y de aten ­ no se perfecciona tanto la obra, ciones. Empezar, atiende mas á la integridad. Complacer es un medio para llegar Lo que empieza acaba; y esta es la ra­ á agradar, y puede decirse, que quien zσn porque llamamos acabada á una sabe complacer con dignidad, puede muy obra que tiene todo lo que debe para bien esperar agradar. (March.) estar entera. Principiar atiende al fin. Lo que prin­ cipia finaliza: y como la voz principio COMPLACIENTE, CONDESCENDIENTE . — El complaciente sacrifica su voluntad σ es muy indeterminada por referirse al sus inclinaciones con el ϊnico fin de origen primero de las cosas, decimos agradar á otro, por la satisfacciσn que que el mundo tuvo principio; pero que le resulta de este sacrificio. no sabemos cuándo llegará su fin. El condescendiente depone su autori­ De todo lo expuesto puede fácil­ dad, su superioridad, σ la facultad que mente deducirse la diferencia que hay tenia de oponerse á nuestro gusto, σ á entre conclusion, acabamiento y fin; y nuestros deseos, y se conforma con por consiguiente, entre los verbos con­ ellos, aunque no le resulte utilidad al­ cluir^ acabar y finalizar, de los cuales se guna. derivan aquellos sustantivos. (G. de la Cortina,) De aquí se deduce que el condescendiente es menos interesado que el comCOMERCIO, NEGOCIO, TRÁFICO.—El ne­ placiente, y que Ja condescendencia su­ gocio considera los asuntos de banque­ pone mas necesidad de parte del que la ro y los de mercancías: el comercio y el solicita. tráfico consideran solo las mercancías; (O. de la Cortina.) con esta diferencia, que el comercio se hace mas por venta y por compra, y el COMPOSTURA, COMPOSICIΣN . — Aunque trafico por cambios recíprocos. ambas voces representan la operaciσn (March.) COMPENDIO, EPÍTOME, RESUMEN, Σ SU­ MARIO.—El compendio es la reducciσn de una obra á menor volumen. El sumario indica las cosas principales que contiene la obra, σ cada uno de sus ca­ pítulos, á cuyo frente se pone el sumario. El epítome, es mas sucinto que el compendio, aunque extracto de una obra. De un sumario no puede hacerse un epítome, ni de un epítome, un compendio; mas sí, de un compendio un epitome. (March) de componer, cada una de ellas corres­ ponde á una significaciσn diferente de este verbo. Se compone lo que está roto, σ descompuesto, y á esta acepciσn cor­ responde la voz compostura. Se compone una obra, un tomo compuesto de varias partes, y á esta acepciσn corres­ ponde la voz composición. La compostura de un coche, de un reloj, de un vestido. La composición de un aria, de una oraciσn, de un re­ medio. (£,. deja Huerta.) CON ( 43 ) CONCESIΣN, PERMISO, PRIVILEGIO, LI­ CON distinciones de los sinσnimos, deben ser concisas. Los lacedemonios, que dieron el nom­ bre al estilo lacσnico, respondieron con un solo sν á una larga carta en que el padre de Alejandro les proponía la guerra. CENCIA.—La declaraciσn de la voluntad del superior favoreciendo una acciσn determinada, es el sentido que hace si­ nσnimas estas cuatro voces. Concesiσn se refiere al bien que hace el superior, σ á lo que pone de su par­ (L. de, la Huerta.) te. Permiso hace relaciσn á los estor­ bos que deja de oponer. Así, aunque CONFIANZA, ESPERANZA.— La seguridad podemos decir con propiedad que se que creemos tener de υ na cosa que de­ concede σ permite la extracciσn de gra­ seamos es el sentido que hace sinσnimas nos, no podemos decir que el rey per­ estas dos voces. mite pensiones, ni que nuestras leyes Tenemos confianza cuando la segu­ antiguas concedνan el desafio. ridad de lo presente nos hace descuidar Privilegio y Ucencia suponen cierta sobre lo por venir: tenemos esperanza exclusiva; de manera que nunca se po­ cuando la seguridad de lo por venir nos drán dar estos nombres á una concesiσn hace tolerar el mal presente. σ permiso que comprenda todos los su­ El hombre confiado duerme tranqui­ getos de un estado. Estas dos voces lo con lo que tiene: el esperanzado no se diferencian en lo mismo que las an­ reposa un momento hasta lograr lo que teriores: esto es, privilegio hace rela­ apetece. Yo confio en Dios porque sé ciσn á lo que se da; licencia á lo que no que es justo: espero en él porque sé que se estorba: todo privilegio es concesiσn; es bueno. El ministro recto inspira toda licencia es permiso. confianza al que pide justicia; da espe­ Es de notar, que la exclusiva que ranzas al que pretende con razσn. El suponen estas voces no está precisa­ amo tiene confianza en el criado, el mente reducida á un solo individuo: criado tiene esperanza en el amo. Se basta que no estén comprendidos todos. llama mozo de confianza al que es hom­ Cuando el superior mismo limita la li­ bre de bien; mozo de esperanzas al que cencia σ privilegio á una sola persona, es hombre de talento. σ á un solo cuerpo, entonces se llama Una y otra, segϊn lo dicho, fija sus privilegio exclusivo, y nunca se dice miras en el porvenir; una y otra se fun­ licencia exclusiva, porque en el mero da en la idea de una seguridad. hecho de limitarse el superior, ya se La confianza, que funda su seguridad ve que pone de su parte: y licencia es en lo presente, se supone que es fruto una idea puramente negativa. {Jonatna.) de la reflexion y del raciocinio; la espe­ ranza que no tiene nada de presente, y CONCISO, LACΣNICO.—Lo conciso da mas se funda toda en lo venidero, se conten­ claridad; lo lacσnico da mas energía. ta por lo regular con una mera probabi­ El primero de estos dos estilos omite lidad, que muchas veces no es mas que las palabras ociosas, los rodeos, los el deseo trasformado. adornos inϊtiles, para exponer la idea Si la justicia de Dios me da confian­ con la mas exacta precision; el segun­ za, es porque la conciencia no me re­ do indica con frases cortas y expresi­ muerde: si su bondad me infunde espe­ vas lo que debe entender σ adivinar el ranza, es porque á pesar de mi mala lector. Las demostraciones geométricas, las i conciencia, me persuado σ deseo per­ CON ( 44 Buadirme, que me perdonará. Cuando el atoo confia en el criado, se funda en los datos que tiene de la experiencia : cuando el criado espera en el amo, se funda en la probabilidad que le da su propio deseo. La misma analogía sigue el verbo confiar cuando es activo. Confiar un secreto, confiar un negocio, es encar­ garlo á una persona de quien no recela­ mos traiciσn ni fraude. Tener confian­ zas con un sugeto es comunicarle cosas delicadas; hablarle en confianza es abrir­ se con él francamente, en la seguridad de que es hombre de bien. (Jonama.) CONFORME, SEGΪN.—Explícase con es­ tas dos proposiciones la conformidad de una cosa á otra, pero conforme la supo­ ne mas exacta é indispensable, y segϊn, la supone menos absoluta, σ mas volun­ taria. Lo doy conforme lo he recibido; se queda conforme estaba; esto es, exac­ tamente como estaba, σ como me lo han dado. Juan vive segϊn le dicta su capricho; habla segϊn se le antoja, esto es, como quiere. En los dos primeros ejemplos no se puede usar de la voz segϊn, porque no explicaría una confor­ midad tan absoluta y exacta, como exi­ ge aquella idea; ni en los segundos se puede usar con propiedad de la voz conforme, porque daria á la idea una conformidad demasiado exacta, y me­ nos libre y voluntaria de lo que se quie­ re dar á entender. Esta diferencia se hace mas percep­ tible, cuando la conformidad, que se quiere explicar con la preposiciσn, se apoya solo en una probabilidad σ en una opinion; pues en tal caso se vé cla­ ramente la impropiedad del uso de la preposiciσn conforme, que nunca puede explicar una conformidad dudosa, sin una notable impropiedad. CON Es verdad, segϊn dicen: llueve, se­ gun creo, y no, es verdad conforme di­ cen; llueve conforme creo. (L. de la Huerta.) 3NJETURAR, PRESUMIR.—La conjetura se funda en alguna combinaciσn de cir­ cunstancias σ antecedentes que hacen probable la cosa. La,presunciσn se pue­ de fundar en una simple sospecha, re­ celo, malicia, σ preocupaciσn. De aquí es, que se dice: sacar una conjetura, esto es, deducir délos indicios σ anteceden­ tes alguna consecuencia probable. Pe­ ro no se saca una presunciσn. De la tristeza de un mal pagador se conjetura que le acosan sus acreedores. De los síntomas del mal, conjetura el médico sus consecuencias. Un avaro presume siempre que le en­ gaρan. A un cobarde le basta su mie­ do para presumir un riesgo. (£. de la Huerta.) CONSECUENCIA , RESULTADO , ÉXITO , EFECTO.—La consecuencia no es mas que la union σ ligazσn que existe en­ tre una proposiciσn y los principios de donde se ha deducido. Por consiguien­ te, tanto en este sentido como en el mo­ ral, supone premeditaciσn y combina­ ciσn de medios. El resultado, es el producto definiti­ vo de una causa σ del concurso de mu­ chas causas, y puede ser casual. El efecto es igualmente el producto de una σ de muchas causas; pero es, por decirlo así, mas material; σ mas bien, se aplica con mas frecuencia á las cosas materiales. El ιxito es un resultado puramente moral. Una providencia tomada por un go­ bierno sin las precauciones necesarias, puede tener muy malos resultados, y fatales consecuencias. Es claro que estos resultados y estas consecuencias «eran ya físicas, ya morales, v. g., la CON CON ( 45 ) Los padres consienten en el enlace de guerra civil, el hambre, la desmoraliza­ sus hijos; los amantes son fáciles en ciσn, la pereza, la ignorancia, &c.—Se adherirse á los caprichos de sus queri­ dice, ésta medicina no me hace efecto, y no, consecuencia, ni resultado, ni ιxito.— das; hay gentes que no están de acuer­ do en todo lo que se les propone. Una batalla puede tener muy buen ιxi­ (March.) to, y muy malas consecuencias.—Este es el resultado de los efectos del rayo. He incluido en este Diccionario los La fνsica es una ciencia que trata de dos artículos que anteceden, ϊnicamen­ las causas y efectos naturales. te por ignorar las razones que tendría La consecuencia debe producirse nece­ March para considerar al verbo adhe­ sariamente por la combinaciσn de las rir como sinσnimo de consentir y de cosas. No así el resultado, que muchas acordar; y en caso de duda, debemos veces se ignora cuál será. respetar cualquiera opinion, mientras (O. de la Cortina.) no nos conste que es errσnea. Pero permítaseme decir, que creo sin temor CONSENTIR , ADHERIR. — Consentir, se de equivocarme, que no ha habido has­ dirá con respecto á lo que otro ϊ otros ta ahora otro escritor que considere quieren, cuando nosotros mostramos como sinσnimas aquellas voces. nuestro beneplácito, σ damos nuestro permiso. Adherir, á lo que deba hacerse σ con­ cluirse autorizándolo, uniéndonos al par­ tido opuesto. Así,pues, diremos: los padres consien­ ten en el matrimonio de la hija. La plebe adhiere al partido tomado por los nobles. (Mardi.) CONSENTIR, ADHERIR, ACORDAR.—Con­ sentimos en lo que quieren los demás, accediendo y permitiéndolo. Adherimos á lo que está hecho y concluido por otros, autorizándolo y uniéndonos á ellos. Acordamos σ estamos de acuer­ do en lo que se nos dice, confesándolo y aprobándolo. Se opone uno á lo que no quiere con­ sentir: no se toma parte en aquello á que no se quiere adherir: se disputa aquello que no se quiere acordar ni es­ tar de acuerdo. Parece como que consentir supone un poco de superioridad; que en adherir entra cierta idea de complacencia, y que acordar σ estar de acuerdo denota un poco de aversion á las disputas El verbo adherir, y mas bien, el re­ cíproco adherirse, puede parecer si­ nσnimo de unirse y de pegarse, y en este caso la diferencia que hay entre estos tres verbos consiste en que el primero es puramente obra de la naturaleza, y los dos ϊltimos pueden ser obra del arte. Por eso decimos, v. g., que las plantas parásitas se adhieren á otros cuerpos para poder vivir: que la hume­ dad se adhiere á las paredes, & c ; y en lenguaje de medicina, se llama adheren­ cia la union accidental que hace la na­ turaleza de partes del cuerpo, que de­ berían estar separadas. En sentido moral, el verbo adherirse encierra un afecto del ánimo, indicán­ donos no solamente aprobaciσn, sino cierta especie de contentamiento en la determinaciσn que tomamos. Por eso nos adherimos al partido, σ á la opinion que nos agrada y complace, moviéndo­ nos á ello el impulso de nuestro cora­ zσn, esto es, la naturaleza; mientras que muchas veces nos unimos á un par­ tido, contra nuestra voluntad, contra nuestra opinion y por pura necesidad. El uso que hacemos habitualmente CON ( 46 de estos tres verbos, explica con per­ fecciσn su diferencia. Pegamos dos maderos para unirlos: podemos unirlos de varios modos sin pegar los: pero nun­ ca diremos que los adherimos, ni que quedaron adheridos, porque esto es obra de sola la naturaleza. ) CON La alegrνa excita en la imaginaciσn un movimiento mas vivo, mas transeϊnte y menos fundado en aquella reflexion. Causa contento la buena conducta de un hijo, una noticia que satisface al ánimo, la vista de una acciσn virtuosa. Causa alegrνa el oír un chiste, una gra­ (G. de la Cortina ) 1 cia que nos divierte, una mϊsica que nos agrada, el buen humor de un amigo. CONSONANTE, RIMA.—Consonante y aso­ El regocijo pϊblico, con que se cele­ nante son dos especies de rima. bra una victoria, causa alegrνa al pue­ La rima en general es la semejanza blo que se divierte, y contento al gene­ de sonido que hay entre dos σ mas pa­ ral que se complace. labras: cuando se trata de la belleza de ;£. de la Huerta.] este adorno, σ de la dificultad de com­ binarlo con el buen sentido, debe decir­ CONTESTAR, RESPONDER, REPLICAR.— se rima y no consonante, pues la dificul­ Se contesta al que habla, para que sepa tad y la belleza pertenecen también al que le hemos oido: se responde al que asonante. Por lo mismo no debe de­ pregunta para satisfacer su duda: se re­ cirse consonantear, ni tampoco asonan­ plica al que propone alguna cosa, ne­ tear, sino rimar, á menos que se quiera gando parte de la proposiciσn. Estas indicar alguna cualidad, que solo perte­ proposiciones pueden ser de dos mane­ nezca á una de las especies. ras: σ prescribiendo lo que se ha de ha­ cer, σ refiriendo simplemente un hecho: Se disputa sobre la utilidad σ inutili­ en uno y en otro caso tiene lugar la rι­ dad de la rima, no del consonante en plica, σ negándose á obedecer, σ contra­ particular. Los poetas espaρoles del diciendo parte del hecho. siglo XVI se podían llamar consonante­ ros: los del dia son mas bien rimadores, Al que me pregunta qué hora es, le porque hacen á todo. responderι diciéndole la hora, verdade­ (Jonama.) ra σ falsa; pero le puedo contestar di­ ciéndole que no tengo reloj, σ que no CONTENTO, ALEGRÍA.—El contento es una me da gana de responder. situaciσn agradable del ánimo, causada, Solo con sacar la caja, y dar un pol­ σ por el bien que se posee, σ por el vo, contesto al que me lo pida; respon­ gusto que se logra, σ por la satisfacciσn do al que me preguntaba si tenia taba­ de que se goza. Cuando el contento se co; y replico al que negaba que yo lo manifiesta exteriormente en las accio­ tuviese. nes y palabras, es alegrνa. (Jonama.) Los que tienen el genio naturalmen­ te alegre, parece que siempre están CONTINUACIΣN, CONTINUIDAD.— Conti­ nuaciones para la duraciσn: continuidad contentos y satisfechos de su suerte. Los es para la extension. que son naturalmente melancσlicos, no están por lo comϊn alegres, por mas Se dice la continuaciσn de un trabajo contentos y satisfechos que estén de su y no de una acciσn; la continuidad de un fortuna. espacio y de la magnitud; la continua­ El contento reside en el ánimo, y se ciσn de una misma conducta; y la con­ funda en la reflexion σ conocimiento tinuidad de un mismo edificio. del bien, σ satisfacciσn que lo causa. \ (.More*. > CON ( 47 ) CON CONTINUAR, PROSEGUIR.—Estos dos ver­ versaciσn σ el discurso de la persona que bos significan igualmente la acciσn de • nos habla, le decimos, "detente, no pro­ seguir una cosa comenzada, con el in­ j sigas," y no, no continϊes. (G.dela Cortina.) tentσ de llegar al fin y completarla. Esto no obstante, diremos: continuar la obra CONTRAVENCIΣN, DESOBEDIENCIA.—Am­ σ tarea de otro, proseguir la nuestra. bos designan en general la acciσn de (March.) apartarse de lo que se manda. No me parece bastante clara la ex­ La contravenciσn es á las cσsasela des­ plicaciσn de March.—Continuar, refiere obediencia á las personas. Contravenir á la idea á la sola reiteraciσn de actos, σ un reglamento es una desobediencia. á la adiciσn para formar un todo com­ {March.) pleto, y por eso su contrario es inter­ La doctrina de March es exacta, pero rumpir. el ejemplo que pone, encierra una con­ Proseguir, trae la idea de reiteraciσn tradicciσn; pues si contravenciσn se re­ de actos en todo idénticos é iguales con fiere á las cosas, y si desobediencia se el mismo fin, con las mismas circuns­ refiere á las personas, el acto de contra­ tancias y cualidades, del mismo modo, y por iguales medios, y esta es la razσn j venir á xm reglamento será una contra­ en que se fundan los ejemplos que pone i venciσn y no una desobediencia, porque March, aunque no la expresa. i el reglamento es cosa, no persona. Ha­ brá desobediencia siempre que se con­ Yo, v. g., podré continuar la obra σ travenga á lo que mande un rey, un ge­ la tarea de otro, aρadiendo lo que me neral, un superior, una persona cual­ parezca conducente para aumentarla σ quiera que tenga derecho á ser obede. crecerla; pero no podré proseguirla por­ cida. que no puedo tener las mismas cualida­ (G.dela Cortina.) des, los mismos medios, ni hallarme en las mismas circunstancias, &c, que te­ CONVENCER, PERSUADIR.—Se convence nia el autor: él solo podrá hacerlo. Y haciendo conocer con razones ciertas y esto se funda también en otra razσn, y evidentes, la verdad del hecho σ la jus­ es, que continuar admite interrupciones ticia de la cosa. de mayor duraciσn de tiempo, y de ma­ Se persuade, presentando al ánimo yor extension de lugar, que proseguir, con razones ciertas σ aparentes, el he­ el cual no las admite sino muy limita­ cho σ la cosa como verdadera, como das. Por eso decimos, "al dia siguien­ ϊtil, σ como agradable. te continuσ la lectura."—"Dentro de El buen orador convence á su audito­ un aρo se continuara esta obra."—Pero rio de las verdades del Evangelio, y le si la lectura fué interrumpida por pocos persuade de las utilidades de la virtud. momentos, decimos que el que lee la Una demostraciσn geométrica conven­ prosiguiσ. ce, no persuade; el atractivo que inclina Ademas, continuar se refiere al prin­ al vicio, persuade, no^convence. cipio que tuvo la acciσn σ la cosa: pro­ (£. de la Huerta.) seguir, se refiere al fin de la misma cosa σ acciσn, y supone una voluntad deter­ CONVENIO, CONSENTIMIENTO, ACUERDO. minada de llegar á él: por eso su con­ —El segundo de estos términos desig­ trario es detenerse, como vemos prácti­ na la causa del primero; y el tercero de­ camente cuando para hacer cesar la con­ signa el efecto, por ejemplo: estos dos COR ( 48 sugetos, con consentimiento recíproco, ; han hecho un convenio, por medio del ] cual están de acuerdo. El convenio viene de la inteligencia entre las partes, y destruye la idea de j alejarse uno de otro. El consentimiento ; supone derecho y libertad, y hace que ' desaparezca la oposiciσn. El acuerdo, j produce la satisfacciσn recíproca y hace que cesen las contestaciones. (March.) pri­ mera de estas voces se aplica en'gene­ ral á cualquiera persona que copia: la segunda, á la que tiene por oficio co­ piar, y vive de él: la tercera, al libro en que se conservan las copias, y á la má­ quina con que se hacen mecánicamente. Así decimos, "yo soy mal copiante de lo que yo mismo compongo."—"Los copistas del siglo III alteraron muchos pasajes de los autores latinos."—"An­ tes de la invenciσn de la imprenta, era muy lucrativa la profesiσn de copista.'1'' —"Copie vd. esta carta en el copia­ dor."—"Saque vd. dos copias con el co­ piador de madera." Solamente en sentido burlesco apli­ camos el adjetivo copiador á la persona; como cuando decimos, "fulano es un copiador eterno; un copiador incansable; no pasa de un mal copiador " &c. ) COR El autor que mas correctamente haya escrito, si le traducen literalmente, po­ drá ser muy incorrecto en la version he­ cha: lo que está escrito exactamente en una lengua, si se traduce bien, será exacto en todos los idiomas; la correc­ ciσn nace de las reglas que son de con­ venciσn y variables de una lengua á otra, y aun de un tiempo á otro en una misma lengua; la exactitud nace de la verdad, la cual es una y absoluta, (March.) COPIANTE, COPISTA, COPIADOR.—La coméenlos errores, los defectos del entendimiento. Se enmiendan los yerros, los defectos de la voluntad. Se corrige el hombre prudente, cuan­ do advierte el error de su opinion, la equivocaciσn de sus ideas. Se enmien­ da el malhechor cuando conoce el yerro que ha cometido, el riesgo á que le ex­ pone su mala conducta. Las correcciones de un discurso con­ sisten en la mejor elecciσn de voces, la mayor claridad de las ideas, la mayor fuerza de las razones. Las enmiendas consisten en las mudanzas materiales que se hacen en el papel, borrando σ aρadiendo lo necesario; y así al ver un escrito enmendado, decimos que está corregido. CORREGIR, ENMENDAR.—Se (L, de la Huerta,) (O. de la Cortina.) CORREGIR, REPRENDER, ECHAR REPRI­ Ambas son relativas al modo de hablar y escribir, y designan igualmente alguna cosa re­ gular σ de que uno se cuida bien. La correcciσn consiste en la escrupu­ losa observancia de las reglas de la gra­ mática y de los usos de la lengua. La exactitud depende de la esposicion fiel de todas las ideas necesarias al objeto que uno se propone. La correcciσn recae sobre las palabras y las frases; la exactitud sobre los he­ chos y las cosas. CORRECCIΣN, EXACTITUD.— MENDA.—El que corrige indica σ quie­ re indicar el modo de rectificar la falta: el que reprende no hace mas que indicar ό echar en cara la falta: el que echa una reprimenda^ pretende castigar σ mortifi­ car al culpable. Corregir^ se extiende á toda especie de faltas σ defectos, ya sean de lengua­ je, ya de costumbrej y^ ^­^ talento. Echar reprimenda^ solo conviene res­ pecto de las costumbres y de la con­ ducta. Para corregir es preciso saber hacer COR ( 49 mejor que el corregido: puede repren­ derse á otro mas hábil que uno mismo; pero solamente los superiores tienen de­ recho de echar reprimendas. Pocos saben corregir: muchos se me­ ten á reprender; y algunos se propasan a echar reprimendas sin autoridad para ello. Es preciso corregir con inteligen­ cia; reprender con acierto, y echar repri­ mendas con bondad y sin exasperar. (March.) CORROMPER, SOBORNAR, SEDUCIR, CO­ ) COR exhala lo serian para aquellos que tie­ nen los sentidos delicados. Se seduce la inocencia, la rectitud, la buena fe, la juventud, el sexo, las per­ sonas que no están alerta contra el ar­ tificio y que son fáciles de engaρar y de manejar, valiéndose para ello de apa­ riencias lisonjeras, de atractivos, ilusio­ nes y prestigios. Se soborna á los co­ bardes, los débiles, las personas sin vir­ tud, hombres pervertidos, mujeres, tes­ tigos y criados, gentes dominadas de alguna pasiσn σ vicio, dispuestas á de­ bilidades; y se les gana σ capta con li­ sonjas, promesas σ amenazas, y particu­ larmente por el interés. Se corrompe lo que es puro, sano, bueno, virtuoso; pero corruptible, accesible al vicio ό capaz de mudar en mal, y se logra por todos los medios posibles, por el sobor­ no, por la seducciσn, &c. Se cohecha al juez venal, codicioso, poco recto y de­ licado. La mujer, particularmente, posee el arte de la seducciσn: el poderoso mas que ninguno otro hace uso de los me­ dios de sobornar: el sofista, en particu­ lar, y el vicioso perverso, propagan la corrupciσn: el litigante destituido de ra« zon σ de derecho, cohecha al juez para ganar el pleito. HECHAR.—Seducir, se dice con respec­ to al ánimo, á la razσn y al juicio, ha­ blando de opiniones, de preocupaciones y de errores; y aun lo mismo de corrom­ per. Sobornar solo es concerniente á las acciones morales, ϊnicas que tenemos que considerar aquí. Cohechar, es ganar á uno con dádivas, para que haga lo que se desea aunque falte á la razσn, á la •equidad y á la justicia. Sobornar y seducir, se aplican ϊnica­ mente á las personas, siendo así que se corrompen también las cosas. Corrσm­ peme las costumbres y las leyes, no se las seduce ni soborna. La idea propia de seducir, es atraer y •conducir al mal, extraviando y apartan­ do á uno de su deber. (March.) El sentido propio de la palabra sobor­ nar, es de tentar, digámoslo así, los áni­ CORTO, BREVE, CONCISO·— Corlo, se re­ mos, y ganarlos con manejos sordos, y fiere á la materia: breve, al tiempo: hacerlos artificiosamente de parte de conciso, al modo. aquel que soborna para que cooperen á Un capítulo de pocos renglones es malos fines. corto, porque no hay en él mucha ma­ Corromper, significa mudar la forma, teria: es breve, porque se lee en poco viciar el fondo de las cosas, alterar sus tiempo: es conciso, porque en pocas pa­ calidades esenciales; en una palabra, labras dice todo lo que hay que decir. convertir el bien en mal. En lo moral El predicador pudiera ser mas breve, un hombre corrompido, es aquel cuyas si hiciese un sermon mas corto, σ si costumbres son tan nocivas en sí mis­ fuese mas conciso; esto es, si suprimie­ mas como una sustancia propensa á po­ se una parte de él, ό no gastase tantas drirse; y tan contrarias y perniciosas á j palabras en lo que puede decir con cuantos las tienen inocentes y puras, ι pocas f orno aquella sustancia y el vapor que j ,L. Jila Huerta,} CRI ( 50 COSTUMBRE, HÁBITO.—La costumbre per­ \ tenece al objeto y le hace familiar; el hábito á la acciσn misma y le hace mas fácil. El uno se forma por la uniformi­ dad, y el otro se adquiere por la repe­ ticiσn. Cuesta comunmente poco trabajo una obra á que uno está ya acostumbrado; lo que se ha hecho hábito se hace casi naturalmente, y á veces involuntaria­ mente. {Marck.) ) CRI la conservaciσn de su vida, de su salud, de su robustez, como en lo moral para la direcciσn de su conducta y estudio de sus obligaciones. La educación solo recae sobre lo mo­ ral, y supone ya otros principios mas elevados, ideas mas extensas, reglas mas metσdicas, para ilustrar la razσn, adornar el entendimiento, perfeccionar el corazσn, y suavizar las costumbres. Un labrador honrado, una buena ma­ dre, crian bien á sus hijos. Un ayo, un preceptor educan, no crían, al joven que se ha puesto á su cuidado. La buena crianza y la educación se dirigen esencialmente á un mismo fin, que es la perfecciσn moral del hombre; pero puede decirse, que la primera la desbasta, y la segunda la pule, por me­ dio de la instrucciσn: y así el principal defecto que suponemos en quien no tiene crianza, es la grosería: en quien ! no tiene edueacion, es la ignorancia. (L. déla Huerta.) j diferencian en que fe se toma á veces como si solo desig­ nara la persuasion en que se está de los misterios de la religion. La creencia de las verdades reveladas constituye la/e. Se diferencian también por las pala­ bras á que se las juntan. Las cosas á que el pueblo da fe, no siempre mere­ cen que el sabio les dé creencia. Ambos términos significan una per­ suasion fundada sobre algϊn motivo, y hay otra tercera diferencia. Creencia es una persuasion determinada por al­ CRÍTICA, CENSURA.—El sentido mas ge­ neral en que se pueden tomar estas dos gϊn motivo, cualquiera que sea, evi­ voces, es la declaración del juicio que dente σ no evidente; y fe es una persua­ formamos de tal ó tal cosa. sion determinada ϊnicamente por la En este caso se diferencian en que autoridad del que ha hablado. De ahí la censura no expone como la crítica el viene que se puede decir que el pueblo pormenor de las razones en que se fun­ da fe á mil fábulas de que tiene llena da. La crítica de una obra es la ex­ Ja cabeza, porque solo está persuadido posiciσn detenida de todas sus partes, de ellas por la palabra de los que se las comparando cada una de ellas con el han contado; pero no puede decirse modelo que nos hemos formado de la que un pagano, que determinado por belleza y de la verdad: su censura es las razones naturales, está persuadido la simple declaraciσn de los censores de la existencia de Dios, tenga la/e de de que es ϊtil σ perjudicial, de buena σ esta existencia, porque su persuasion mala doctrina, sin que sea necesario ex­ no está determinada por la autoridad poner las razones en que funda su pa­ de la revelaciσn. recer. Hay cosas tan palpables que (March,) 1 se pueden censurar antes de haberlas I materialmente examinado, tales son por CRIANZA, EDUCACIΣN.—La crianza es el ! ejemplo todas las obras de gusto: para primer cuidado que el hombre, desde ] que nace, debe á sus padres, σ á quien j juzgar si un retrato es parecido al ori­ hace sus veces, tanto en lo físico, para ; ginal no se necesita mucha crítica, has­ CREENCIA, FE.—Se CRI ( 51 ) CRI ta tener la vista acostumbrada. El de un principio de retσrica σ de poéti­ buen gusto, que no es mas que el hábito ca, que es falso σ no tan general como del buen sentido, σ de sentir con delica­ se pretende, esto es censurât;probar que deza, nos hace percibir en un momento la cosa es así,­ esto es crítica. una infinidad de relaciones, que nece­ Se debe criticar con buen gusto ν sitaríamos mucho tiempo para exami­ censurar con moderaciσn. (March.) nar: en tal caso censuraremos sin perder tiempo en una critica que no haría mas CRÍTICA, SÁTIRA.—La crítica es un exa­ que comprobar nuestra censura. men imparcial, en que se elogia lo bue­ Como el hombre parece que debe no y se reprende lo malo, exponiendo ocuparse mas en corregir defectos que la razσn en que se funda. La sátira es en admirar bellezas, y como esta ver­ un juicio, en que, desentendiéndose de dad ϊtilísima se halla tan conforme con lo que puede merecer elogios, se ridi­ los resortes de nuestro amor propio; culizan los defectos. cuando se dice simplemente crνtica σ censura, se entiende siempre en contra No hay cosa mas difícil, que hacer de la cosa censurada­ una buena crítica. No hay cosa mas fácil, que agradar al pϊblico con una sáEn esta acepciσn hay la misma dife­ tira. rencia entre las dos voces. Censurar será decir que una cosa es mala: criti­ Así la crítica, como la sátira, pueden car será descubrir sus defectos: por esto tal vez tener por objeto la correcciσn y el primero se toma siempre mas en ge­ el desengaρo; pero los medios de que se neral que el segundo. Se censura la valen son muy diferentes; porque la críconducta de una dama crνticando su tica mas moderada, hace ver el error desenvoltura; y la política de un minis­ como tal, para que se evite; la sátira, tro criticando sus desaciertos. rara vez imparcial, y siempre violenta, lo representa ridículo, para que se des­ En este ϊltimo sentido la censura se precie. Aquella instruye mas que re­ parece mucho á la murmuraciσn:^ la crea, ésta recrea mas que instruye: de crνtica se acerca á la invectiva cHa sá­ aquí es, que su eficacia es mayor, y sus tira. (Jonama.) efectos, mas peligrosos. se aplica á las obras literarias; censura, á las obras teolσgicas, á las proposiciones de doc­ trinas σ á las costumbres. Me parece que una critica es el exa­ men raciocinado de una obra de cual­ quier naturaleza que sea; y que una cen­ sura es la reprensiσn precisa y modifi­ cada de lo que ofende á la verdad σ á la ley: así pues, la crνtica puede exten­ derse aun á las obras teolσgicas, y la censura puede recaer sobre obras pura­ mente literarias. Decir de un sistema que está mal en­ lazado σ desmentido por la experiencia, CRÍTICA, CENSURA.—Crνtica, Una critica necesita estar muy funda­ da para corregir, σ establecer una opi­ nion. Una sátira ligera puede hacer ol­ vidar el mérito mas sσlido, y establecer la opinion menos fundada. De todos los versos de Cicerσn, que merecieron los elogios de algunos de sus contemporáneos, solo se ha conservado uno, que eternizσ por malo Juvenal en una de sus sátiras. Todos desprecia­ mos por engreído, aquel verso sencillo de que se burla Horacio, tal vez por parcialidad: Fortunam Priami cantaba, et nobile bellum; sin poder dar mas ra­ zσn del motivo de nuestra risa, que la CUL ( 52 impresiσn que ha hecho en nosotros la moräjetel de la sátira. DAN D acidad (L.de la Huerta.'; CUESTIONAR, INTERROGAR, PREGUNTAR. —Se cuestiona, se interroga y se pregunta para saber: mas parece que cuestionar da cierto espíritu de curiosidad: que interrogar supone autoridad; y que preguntar tiene algo mas de político, urbano y respetuoso. Cuestionar é interrogar, forman por sí solos sentido; pero en preguntar, hay que aρadir algϊn caso (gramatical): es decir, que para formar sentido perfecto, es necesario indicar la cosa que se pregunta. Un espía cuestiona á las gentes; el juez interroga á los reos; el soldado pregunta sobre la orden del general. (March.) cueva es una gran cavidad en la tierra hecha ar­ tificialmente y que está abovedada. La caverna, es también una cavidad natural; pero muy profunda y oscura, que inspira horror y espanto, á propσ­ sito para guarida de fieras y malhecho­ res. La gruta es una cavernilla adornada por la naturaleza, σ susceptible de ser­ lo por el arte. CUEVA, CAVERNA, GRUTA.—La {March.) el sentido en que pueden mirarse como sinσnimas estas dos voces, parece que la primera repre­ senta mas propiamente una infracciσn de la ley divina; la segunda, una infrac­ ciσn de las leyes humanas. El robo es una culpa mortal, consi­ derado como infracciσn de la ley de Dios: y un delito grave, considerado co­ mo una infracciσn de la ley del reino. El pecador pide á Dios el perdσn de sus culpas: el delincuente pide al rey el perdσn de su delito. CULPA, DELITO.—En {L. de la Huerta.) danza pertenece a los usos y costumbres de una naciσn: el baile, es el resultado de ciertas reglas dictadas por la observaciσn, y fundadas en el buen gusto. La danza trae con­ sigo la idea de la falta de la civilizaciσn, al paso que el baile hace concebir la idea de la cultura, y de la dulzura de costumbres. Aquella comprende á un nϊmero indeterminado de personas, por­ que es puramente un acto de naciona­ lidad: este no admite mas que un nϊ­ mero determinado, segϊn lo prescriban las reglas del arte. Decimos las danzas de los indios, de los árabes, de los chi­ nos, y no los bailes. Meter á uno en la danza, esto es, en un asunto en que intervienen muchos. Llamamos danza prima á la que usan los gallegos, porque es propiamente la danza que tenían en tiempos antiguos, y pertenece á los usos y costumbres peculiares de aquellos ha­ bitantes. Finalmente, llamamos danzaai conjunto de personas que bailan, imi­ tando cualquiera danza antigua. DANZA, BAILE.—La (G. de la Cortina.) DAÑO, PERJUICIO.—Daño es un mal que directamente se hace: perjuicio es un mal que indirectamente se causa, impi­ diendo un bien. El granizo hace mucho daño al la­ brador, y el bajo precio del grano le sue­ le causar mucho perjuicio. La misma distinciσn conviene á es­ tos verbos en lo moral. Una joven bien criada, debe tener siempre presente que, por mas infun­ dada que sea la sospecha que recae so­ bre las apariencias de una falta, no de­ jará de hacer mucho daño á su reputa­ ciσn, y mucho perjuicio á su estableci­ miento. (L. de la Huerta.) DEB ( 53 DAR, ENTREGAR.—Dar es ceder, σ pasar á otro )a posesiσn de una cosa; entregar es ponerle materialmente en posesiσn de ella: y así, ni el que da es siempre el que entrega, ni el que entrega es siem­ pre el que da. El rey da con liberalidad, y el teso­ rero entrega con exactitud. A los niρos se les debe inclinar á que den limosna á los verdaderos pobres, y para que se les imprima bien esta doc­ trina, conviene que la entreguen ellos mismos, y se acostumbren á ver de cer­ ca la verdadera necesidad. El que hace una limosna por su mano á un mendigo, emplea al mismo tiempo las dos acciones de dar y de entregar, así como el mendigo emplea las dos ac­ ciones de tomar y recibir. (L. de la Huerta.) DAR NOMBRE, PONER NOMBRE.—Los franceses dicen indiferentemente donner un nom, á dar y poner nombre. Estas dos expresiones no son idénticas en caste­ llano. La primera corresponde á lla­ mar σ nombrar, la segunda á lo que vul­ garmente se llama bautizar, y propia­ mente denominar; esto es, aquella per­ tenece á las voces ya conocidas; esta á las que inventamos por primera vez. Los hombres han puesto nombre á las cosas al paso que las han ido observan­ do; nosotros, que hemos hallado la len­ gua ya formada, se lo damos. La lσgica de Condillac me ha sugerido esta diferencia. (Jonama.) seρor de Huerta ex­ plica muy bien la diferencia que hay entre encima y sobre. Dice que aquel adverbio solo presenta la situaciσn lo­ cal de un cuerpo con respecto de otro; y que esta preposiciσn índica ademas la gravitaciσn que ejerce el cuerpo sobre el que lo sostiene. Una diferencia análoga creo que dis­ DEBAJO, BAJO.—El ) DEB tingue las voces debajo y abajo: esto es, un cuerpo está debajo de otro cuando ocupa un lugar inferior en una misma lí­ nea vertical: ­está bajo de otro cuando este gravita sobre él, cuando están en contacto inmediato, σ á lo menos cuan­ do no consideramos los cuerpos inter­ medios. Está bajo la losa, quiere decir, que la losa lo cubre, que está sobre él; está debajo de la losa, quiere decir, que la losa está encima: esto es, mas arriba, aunque no lo toque ni lo cubra. Por esto se dice bajo llave; es decir, depen­ diente de la llave; bajo mi tutela, bajo mi direcciσn; es decir, que tengo cier­ ta autoridad, cierto derecho sobre la cosa de que se trata; bajo mi palabra, bajo esta suposiciσn; esto es, que la cosa depende de la palabra σ de la suposi­ ciσn, y en ninguno de estos casos se puede sustituir el adverbio debajo. (Jonama.) autoridad de Cervantes hace dudosa la diferente significaciσn de estas dos locuciones. "La verdadera amistad (dice en el ca­ pítulo XXXII de la primera parte del Quijote) no puede ni debe de ser sospe­ chosa." Pero el uso generalmente re­ cibido las aplica á dos ideas enteramen­ te diferentes. Debe ser, afirma que es debido, justo σ conveniente, que la cosa exista. Debe de ser, supone que es probable la exis­ tencia de una cosa, que por sí misma parece dudosa σ increíble. La prime­ ra equivale i es preciso que sea; esto es, las circunstancias, la obligaciσn, la ne­ cesidad lo exigen. La segunda, equi­ vale á parece que es asν: las circunstan­ cias, las conjeturas, las apariencias in­ clinan á creerlo. D E B E SER, DEBE DE SER.—La Un hombre rico, como Juan, debe ser generoso y caritativo; pero segϊn lo que. DEB ( 54 ) BED de él se cuenta, debe de ser un mtsera­ j D E BUENA GANA, DE BUENA VOLUNTAD. —Obra el hombre de buena gana cuan­ ble. do no le fuerzan á ello; de buena volun­ Lo dice el Evangelio, y debe ser creí­ do; esto es, tenemos obligaciσn de creer­ tad, cuando no tiene repugnancia en lo, porque en ello no cabe duda. Lo obrar. Lo que se hace de buena gana, dicen los mas, y debe de ser cierto; esto se hace libre y espontáneamente; lo que es, la voz general lo hace probable; nos de buena voluntad, se hace sin incomo­ inclina á creer que lo es. didad σ pena. (L.dela Huerta.) Debe uno sujetarse de buena gana á las leyes, y obedecer de buena voluntad DEBER, OBLIGACIΣN.—El deber indica al­ á los amos. (March.) guna cosa mas imperiosa para la con­ ciencia que la obligaciσn^ y como pro­ DECADENCIA, RUINA.—Se diferencian en cedente de la ley: la virtud nos condu­ que decadencia seρala ruina que es co­ ce á su cumplimiento. munmente efecto suyo, por ejemplo: la La obligaciσn indica alguna cosa mas decadencia del imperio romano desde obsoluta para la práctica; y el buen pa­ Teodosio, anunciaba ya su total ruina. recer, el qué dirán, y los respetos hu­ También se dice de las artes que van manos exigen su cumplimiento. en decadencia; y de una casa que vá Es deber de un consejero asistir al arruinándose. (March.) tribunal á cumplir con su eargo, y es obligaciσn suya asistir de manto talar. Se dispensa fácilmente de una obliga­ DECIDIR, JUZGAR.—Estos términos de­ signan en general la acciσn de tomar ciσn: se falta á un deber. partido sobre una opinion dudosa σ te­ Es un deber del eclesiástico el ir ves­ nida por tal. tido modestamente, y es obligaciσn el Se decide una contienda σ disputa, ό ir de negro σ de hábito talar. una cuestiσn: se juzga una persona σ á A los políticos cuesta menos ser ne­ su obra. Los particulares y los arbitros gligentes en su deber, que olvidar la me­ deciden: los cuerpos y los magistrados nor de sus obligaciones. juzgan; se decide uno á tomar tal parti­ (March.) do; se juzga que lo tomará. Decidir, difiere también de juzgar, en D É B I L , INCONSTANTE, LIGERA, VOLU­ que este ϊltimo designa simplemente la BLE, INDIFERENTE.—La mujer dιbil, acciσn del entendimiento que toma su es aquella á quien se echa en cara algu­ partido sobre una cosa después de exa­ na falta que ella misma siente, y cuyo minada,y que toma este partido para sí corazσn está combatiendo con la razσn solo, á veces también sin comunicarlo á que debe curarla, que jamas la curará, los demás; en vez de que decidir, supone σ la curará muy tarde. un dictamen pronunciado á veces sin Mujer inconstante, es aquella que no examen. Se puede decir en este sen­ ama; ligera, la que ha amado á otro; tido, que los periodistas deciden, y los voluble, la que no sabe si ama, ni lo que inteligentes juzgan. ama; indiferente, la que nada ama. (March.) La mujeres acusan á los hombres de ser volubles, y los hombres de que ellas son ligeras. (March.) es sacar la consecuencia exacta que resulta de los antecedentes. Deducir, es formar la DEDUCIR, INFERIR.—Inferir, (55 ) DEL DEF consecuencia que, segϊn el orden natu­ DELICIA, DELEITE, PLACER, VOLUPTUO SIDAD.—Enlacfe/icia no tienen parte los ral, resulta de la conformidad de los an­ sentidos corporales, pertenece al alma tecedentes con ella (*). exclusivamente y no puede engaρarnos. De las dos premisas de un silogismo Así decimos,—"los hijos son las deli­ se infiere exactamente su consecuencia. cias de sus padres."—"En la lectura Las proposiciones geométricas se infie­ tengo todas mis delicias,"r—"El justo ren progresivamente unas de otras. gozará de las delicias celestiales."— Del mérito de una obra se deduce el Nunca se dice las delicias de los senti­ talento de su autor. De una probabi­ dos, ni las delicias carnales, ni falsas. lidad se deduce otra, no se infiere. (L de la Huerta.) DEFENDER, SOSTENER, PROTEGER.—Los tres significan en general la acciσn de poner algo al abrigo del mal que se le hace σ puede hacer. Se defiende lo que puede ser atacado; se sostiene, lo que puede serlo; se prote­ ge, lo que necesita ser estimulado. Un rey sabio y prudente debe prote­ ger al comercio en sus estados, sostener­ le contra los extrangeros, y defenderle de sus enemigos. Se dice defender una causa, sostener una empresa, proteger las ciencias y artes. Es uno protegido por sus superiores, y puede ser defendi­ do y sostenido por sus iguales. Es pro­ tegido uno por los demás; pero puede sostenerse y defenderse á sí mismo. Proteger, supone poder, y no exige acciσn; defender y sostener la exigen; pero el primero supone acciσn mas mar­ cada. Un estado pequeρo en tiempo de guerra es, σ defendido abiertamente, ό secretamente sostenido por otro mas grande y poderoso, que se contenta con la protecciσn en tiempo de paz. (March.) {*) Así lo indica Za etimología del mismo verbo deducir; áucer« guiar, conducir, y de (latino), de (5 desde, preposi­ ciσn que se refiere á persona, cosa 6 lugar; y esta raíz es una de las mas fecundas en las lenguas latina y castellana. En latin hay adducere, condueere, deducere, educere, indu­ cere, producers, reducere, seducers, traducere, compuestos del simple ducere: en castellano tenemos estos mismos ver­ bos compuestos, y no tenemos el simple; pues decimos, educir, conducir, dedtteír, ed«ctr, índKcir, producir, redu­ cir, seducir, traducir, y no decimos ducir. (G. de la Cortina.) El deleite y el placer llegan al alma por medio de los sentidos, aunque mu­ chas veces puede aquella percibirlos sin el auxilio de estos. Un avaro tiene deleite en contemplar su tesoro. Su alma es la que goza, pero por medio del tacto, de la vista y del oido. Hay no obstante una diferencia muy notable entre el deleite y el placer, y es, que el segundo denota cierto con­ tentamiento, cierta alegría, cierta satis­ facciσn que es como un resultado nece­ sario del mismo goce que causa el pla­ cer; y por esta razσn cuando advertimos estos efectos en un hombre, decimos que es placentero. El placer, es por de­ cirlo así, mas comunicativo, no indica egoísmo, ni poquedad, al paso que el deleite se circunscribe mas á la persona que lo siente: muchas veces es sombrío y misterioso, y no pocas se funda en la melancolía. He aquí el motivo porque decimos los placeres del campo: la idea que inspira en esta expresiσn la pala­ bra placeres es tan dilatada, tan agrada­ ble y tan diversificada como el campo. Pero tanto el deleite como al placer son interesados y pueden variar de causas, de modo y de medios, mientras que las delicias se limitan absolutamente al alma y solo el entendimiento puede propor­ cionárselas.—"΅Qué delicias no expe­ rimenta el justo cuando examina su con­ ciencia!"—La voluptuosidad es pura­ mente sensual; se acerca mucho al des­ orden σ al exceso, y consiste ϊnicamen­ te en el empleo de medios que puedan DEP ( 56 ) DES contribuir á aumentar las sensaciones don pugna por destruir las cualidades agradables. esenciales que ella debe tener. Lo que (G. de ta Cortina.) se deprava pierde su modo propio de ser y de obrar; lo que se corrompe pierde su DENUNCIAR, DELATAR.—La idea comϊn virtud y su sustancia. La idea de de­ de estos dos verbos es la de descubrir pravaciσn es contraria de la de lo bello; la infracciσn de la ley, σ de la obliga­ la idea de corrupciσn es mas bien con­ ciσn, al juez σ persona competente. traria á la de lo bueno. Comparando Pero denunciar supone un objeto en una persona muy contrahecha con una que tiene menos parte el interés perso­ de muy mala salud, tendremos en estas nal, que el deseo de evitar el daρo σ el dos imágenes las diferencias distintivas delito. Delatar, supone un objeto en de la depravaciσn y de la corrupciσn. Un que tiene menos parte el deseo de la juicio no recto es depravado; un juicio justicia que el interés personal. no puro es corrompido; Denuncia la conspiraciσn que descu­ (A. Cien­fuegos.) bre, un buen ciudadano, un hombre que desea la pϊblica tranquilidad; y la dela­ DERECHO, JUSTICIA.—El derecho es el ta uno de los cσmplices por el miedo objeto de la justicia; esto es, lo que es del castigo. debido á cada uno. La justicia es la Denuncia una mala vecindad el que conformidad de las acciones con el de­ desea evitar el escándalo á su familia. recho, es dar y conservar á cada uno lo Delata un contrabando el que espera que le es debido. El primero lo dicta la recompensa que á él le toca. la naturaleza σ lo establece la autoridad, (L. de la Huerta.) DEPRAVACIΣN, CORRUPCIΣN.—Estas vo­ sea divina, sea humana, y puede algu­ na vez variar segϊn sean las circunstan­ cias. La segunda es la regla que siem­ pre se debe seguir, y no variar jamas. No se obra contra las leyes de la. justi­ cia cuando uno sostiene y defiende sus derechos por los mismos medios de que se vale para atacarlos. ces designan la mudanza de bien en mal; pero la primera denota físicamente una grande alteraciσn de las formas, de los caracteres sensibles, de las proporcio­ nes naturales σ regulares de la cosa. La segunda designa una grande alteraciσn {March.) de los principios, de los elementos, de las partes de la sustancia de la cosa. La DESAGRADECIDO, INGRATO.—Para ser depravaciσn desfigura, hace disforme; desagradecido basta no agradecer el be­ la corrupciσn gasta, descompone, disuel­ neficio; pero el ingrato aρade á ella la ve. La depravaciσn anuncia propiamen­ injusticia de su mal proceder. Aquel te un defecto de regularidad, de recti­ puede serlo por indolencia, este lo es tud, de orden. La corrupciσn anuncia siempre por malicia. un defecto de pureza y de sanidad. Por El desagradecido mira con indiferen­ la depravaciσn se nota la oposiciσn di­ cia el bien que recibe: el ingrato lo mira recta de una cosa con la regla, el orden, como una carga que le irrita contra su el modelo dado. Por la corrupciσn se bienhechor, y á veces sirve de estímu­ designa la viciaciσn, por decirlo así, la lo á su odio, no solo el beneficio que le deterioraciσn de una cosa, y una fermen­ pesa, sino aun la injusticia misma de su taciσn que tira á disolverla. La depra­ propia ingratitud. vaciσn da á la cosa una direcciσn con­ traria á la que debe tener; y la corrup­ j Por eso decía uno, hablando de un DES DES ( i • ) La lente fué un descubrimiento: el te­ ingrato: no le perdonaré jamas el mal que me ha hecho." lescopio fué una invenciσn. (L. de la Hutrta.) La pσlvora no se inventσ; fué un des­ cubrimiento, que ha producido después DESAMPARAR, ABANDONAR.—Se desam­ tantas invenciones, para facilitar la muer­ para al que se halla necesitado; se aban­ te y la destrucciσn. dona al que se halla en riesgo. (L. de la Huerta.) El desamparo se refiere al bien nece­ sario de que se priva al desamparado; DESDICHA, ACCIDENTE, DESASTRE.—Loa el abandono se refiere al mal inminente tres términos designan σ indican un á que se deja expuesto al abandonado. acontecimiento desagradable; pero des­ El rico que no socorre á su familia dicha se aplica particularmente á los pobre, la desampara; pero si lo hace acontecimientos de fortuna y de cosas cuando ésta se halla en un inminente extraρas á las personas. Accidente, per­ riesgo de perecer, σ de sacrificar su ho­ tenece propiamente á lo que acontece á nor, la abandona. una persona. El desamparado puede no deber su Es una desdicha perder uno su dine­ desgracia á la malicia; pero el abando­ ro σ su amigo: es un accidente caer σ nado la debe siempre á un descuido re­ ser herido: es un desastre verse de re­ prensible, σ á una intenciσn maliciosa. pente arruinado y deshonrado. Un niρo que ha perdido sus padres, y Se dice una gran desdicha, un acci­ no tiene quien le cuide, está desampa­ dente cruel y un horrible desastre.— rado. Un joven, á quien sus padres han (V. Desgracia.) echado de su casa, σ no cuidan de su (March.) crianza σ conducta, está abandonado.— (V. Abandonar.) DESEAR, APETECER.—Se desea lo que sa­ u (L. de la Huerta) DESCUBRIMIENTO, INVENCIΣN.—Lo que tisface á la voluntad: se apetece lo que satisface á los sentidos. Como las mas veces se dirige por ellos la voluntad, se desea ordinariamente lo que se apetece. Se desea un ascenso σ una gracia; se apetece un manjar, un deleite. Un enfermo desea, y no apetece un remedio. Los irracionales apetecen, no desean. se halla σ se eneuentra, es la idea co­ mϊn á estas dos voces, las cuales cor­ responden á las acciones de los verbos descubrir, inventar. Descubriros hallar σ encontrar lo que está oculto. Inventar, es imaginar ios medios de conseguir algϊn fin. La ac­ 'JL. de la Huerta.) ciσn del primero puede ser efecto del cuidado, σ de la casualidad;la del segun­ DESEMBARAZO , DESPEJO , DESENFADO, do lo es siempre del designio, del estu­ DESPARPAJO, SOLTURA, DESENVOLTU­ dio, del cuidado. RA.—He aquí seis voces de las mas sig­ Con esta misma propiedad, el descu­ nificativas y conceptuosas que tiene la brimiento no representa por sí solo, mas lengua castellana para expresar otras que la acciσn de hallar σ encontrar: la tantas modificaciones de la idea que nos invenciσn representa el efecto de los inspira la voz genérica facilidad, y que medios que ha empleado el ingenio para difícilmente pueden hallar traducciσn ello. directa en otras lenguas. La voz despe­ jo dio mucho que hacer al Padre Cour­ Se descubre una mina, no se inventa: beville y á Mr, Amelot de la Houssaie, se inventa una máquina, no se descubre. DES ( 58 ) DES traductores ambos de varia« obras de Un buen esgrimidor maneja la espada Gracian, y al fin se contentaron con tra­ con soltura.—Fué muy notable el desen­ ducirla por Je ne sais quoi. El Padre fado con que Napoleon tomσ del altar la corona y se la puso él mismo en la Bouhours adoptσ esta traducciσn, mien­ cabeza.—Es digno de risa el desparpa­ tras que el abate Desfontaines, Mr. jo con que los charlatanes encarecen la Oudin y otros escritores, no menos eru­ eficacia de sus remedios.—Una buena ditos, creyeron traducirla mejor dicien­ policía debe contener dentro de ciertos do gaillardise, gaitι, aisance, rιsolution, límites la desenvoltura de las bailarinas y ciertamente de ninguno de estos mo­ del teatro (*), dos queda traducida nuestra voz despejo. (G. dιla Cortina.) La voz desembarazo nos hace conce­ bir la idea de estorbos 6 embarazos qui­ DESGRACIA, DESDICHA.—La voz desgra­ tados de enmedio, σ de dificultades ven­ cia, solo explica el mal en sí mismo; la cidas, esto es, de acciones ejecutadas voz desdicha aρade á la idea del mal el con mas libertad de la que comunmen­ efecto de la desgracia, con lerrelacion á te se acostumbra emplear en ellas. la triste situaciσn en que se halla el des­ Despejo, expresa no solamente la mis­ graciado. ma idea, sino también la dé la gracia, El que pierde al juego, sin que le in­ la del donaire, y de una operaciσn par­ comode ni le aflíjala pérdida, es desgra­ ticular del talento. ciado al juego, y solo por pura ponde­ El desenfado supone viveza, pronti­ raciσn llamará desdicha á su desgracia. tud, resoluciσn, y cierta especie de vio­ Pero el que ha perdido toda su fortuna, y se halla reducido á la mayor miseria lencia. y aflicciσn, sin consuelo ni esperanza de El desparpajo, suma facilidad en ha­ alivio, no solo es desgraciado, porque blar σ en obrar. padece un verdadero mal, sino también La soltura, denota agilidad y facilidad desdichado por la triste situaciσn á que en los movimientos puramente corpo­ le ha reducido su desgracia. rales. Por eso decimos: ayer sucediσ una El desembarazo y la soltura, pueden desgracia en el río; y no: ayer sucediσ ser naturales σ adquiridos por la prác­ una desdicha, porque solo hacemos re­ tica; pero soltura expresa mas, y es laciσn al hecho, al mal sucedido. mucho mas material que desembarazo. Por la misma razσn se puede aplicar El despejo es efecto de un raciocinio, la voz desgracia á un mal grave σ leve, y tiene mucha parte en él la reflexion. continuado σ transeϊnte;pero la voz des­ El desenfado depende enteramente dicha siempre representa un mal grave de la voluntad, y es mas bien un movi­ continuado é inherente á la persona que miento del ánimo. lo padece. Tuvo la desgracia de per­ El desparpajo supone cierto despre­ der el camino, y llegσ tarde á la posada. cio de los miramientos sociales. Si se dijese: tuvo la desdicha, se daria La reunion de todas estas cualidades demasiada fuerza á la expresiσn para en el bello sexo, constituye la desenvol­ tura, la cual será mas σ menos digna de (*) Consϊltense todos los diccionarios franceses­espaρo­ les que existen, y se verá que á las voces desembarazo, aprecio σ de vituperio, segϊn las cir­ despejo, desenfado, desparpajo, y desenvoltura, aplican siem­ cunstancias que la acompaρen. pre los autores indistintamente, en lugar de traducciσn di· Un buen actor acciona con desemba­ recta, las perífrasis,aisance,airdUibιrι,banne grace,liber­ tι dans Us mattieret. razo, y recita su papel con despejo.— (G. dt la Cortina^ DES ( >9 explicar un mal leve, que solo durσ has­ ta llegar á la posada. La desdicha de un hombre condena­ do á galeras, es mas que desgracia, por­ que esta voz, aunque propia para ex­ plicar el mal en sí mismo, no tiene tan­ ta fuerza y energía como aquella, para explicar el estado infeliz en que se halla, esto es, la desdicha á que le ha reduci­ do su desgracia. (L­ de la Huerta.) DESIERTO, DESHABITADO, SOLITARIO.— ) DES movimos, y no la del movimiento len­ to, pero continuado, con que fuimos adelantando. Mas claramente se advierte esta di­ ferencia, cuando decimos: una gotera arruina poco apoco una casa: la arruina despacio, querría decir que tarda en arruinarla, pero no explicaría la repeti­ ciσn progresiva de esfuerzos que la go­ tera vá empleando para causar al fin aquel efecto. (L. de la Huerta.) Un lugar desierto está vacio, inculto; DESPRECIAR, DEPRIMIR, DEGRADAR.— un lugar deshabitado, no está ocupa­ Preciar es dar precio, poner precio á do, está sin habitantes, y aun sin habita­ una cosa; y despreciarla, es quitarle el ciones; y uno solitario no es concurrido. precio que se le había dado, rebajárse­ El lugar desierto es mas σ menos vas­ le. Deprimir y es empujar mucho de ar­ to; el deshabitado, mas σ menos habí­ riba abajo, apremiar abatiendo, oprimir, table σ inhabitable; el solitario, mas σ &c. Degradar, es quitar el grado, des­ menos apartado σ lejano de las habita­ pojar de su grado, de su clase á una ciones. persona para ponerla en otro inferior. Los landes están desiertos, las rocas Despreciamos una cosa porque no juz­ inhabitables, y los bosques solitarios. gamos de ella favorablemente, por la Se huye á los desiertos, huyendo del baja estimaciσn que hacemos; lo que trato de las gentes; se huirá hasta los origina que la creamos muy inferior á lugares deshabitados, poniéndose á salvo su tasa. Deprimimos una cosa por un de la persecuciσn; y se retirará uno á un juicio contrario al que los demás for­ sitio solitario para librarse del mundo. man; por censuras σ sátiras hechas de En los países desiertos se vá á bus­ intento para que pierda la buena opi­ car nueva vida, un nuevo mundo, el nion y fama de que goza, para rebajar hombre salvaje, la tierra abandonada á su mérito, y quitarle el buen nombre sí misma, la independencia en fin. En que ha merecido. Se degrada una cosa un paraje deshabitado se busca un nuevo en virtud de un juicio vilipendioso, con orden de cosas, un nuevo aspecto de la una fuerza, por un poder y por una au­ naturaleza. En un asilo solitario se vá toridad que la desposee de la clase en á buscar el reposo, la calma y la medi­ que estaba, despojándola de los títulos taciσn. y dignidades que la ponían en un orden (March.) superior. Despreciar, indica una sim­ ple opinion en la persona, el precio σ DESPACIO, POCO Á POCO.—Despacio no tasa de la cosa, y la rebaja de este pre­ explica otra idea que la lentitud de la cio. Deprimir, denota un vehemente operaciσn en sí misma. Poco ά poco deseo de daρar en la persona, la buena exprime la lentitud progresiva del mo­ opinion que tiene sentada la cosa, la des­ vimiento que nos acerca al fin. trucciσn de esta buena opinion. DegraFui ganando poco á poco terreno. Si dar, designa una especie de orden σ de se sustituye la voz despacio, presenta­ fuerza mayor en la persona, una distin­ ré solo la idea de la lentitud con que nos DES DES ( t >) precio, es la arrogancia con que los ne­ cion honrosa en la cosa, la privaciσn in­ cios desprecian lo que ignoran. fame de este honor. Por persona debe {L. de la Huerta.) entenderse aquí el agente, y por cosa el paciente. Para despreciar el objeto DESPRECIO, MENOSPRECIO.— Desprecio que se estimaba mucho, basta por lo re­ es el juicio que hacemos de una cosa gular poseerle. Para deprimir la perso­ que no tiene valor ninguno: menospre­ na que se exaltaba σ para exaltar la que cio, es la inclinaciσn que de ahí resulta se deprimνa, no es menester mas sino contra la cosa juzgada. que mude de fortuna. Para que un hom­ Se desprecia una persona no hacien­ bre suba á los mas altos honores, y para do caso de ella; se menosprecia insul­ que sea degradado de ellos, no hay mas tándola. Los autores deben despreciar sino ponerle tal cual es en diversos tiem­ las críticas infundadas; pero nunca me­ pos y lugares. En efecto, lo que hon­ nospreciarlas σ irritarse contra ellas, ra en Espaρa, por ejemplo, produce un porque en esto manifestarían un amor efecto contrario en Constantinopla. El propio muy fuera de razσn. (V. Apre­ ingrato desprecia los beneficios; el malo cio.) deprime la virtud; el impío degrada la (Jonama.) divinidad. (A. Cienfuegas.) despre­ cio supone una desestimaciσn total de la cosa, porque la preposiciσn des re­ presenta una negativa absoluta: de ma­ nera que, en cierto modo, se puede mi­ rar como la exageraciσn del menospre­ cio, porque este solo representa el me­ nos aprecio que hacemos de la cosa, en el juicio que formamos de ella. A mí me parece que, refiriéndonos á este principio, se puede decir que el menosprecio es la opinion que tenemos de la cosa; y el desprecio, el modo des­ deρoso con que manifestamos nuestro menosprecio. Por eso no se dice: hacer un menos­ precio, sino hacer un desprecio. Aquel se manifiesta: éste se ejecuta. Muchas veces se menosprecia lo que se alaba, y se desprecia lo que se envi­ dia. Menos envilece el desprecio con que nos insulta un enemigo, que el menos­ precio con que nos alaba un adulador. Entre los efectos de la ignorancia que tiene que sufrir y disimular el hombre prudente } el que mas excita su menos­ DESPRECIO, MENOSPRECIO.—El DESTINADO Á, DESTINADO PARA.—Fre­ cuentemente ocurre decir, que una per­ sona σ una cosa cualquiera está destina­ da á hacer σ para hacer tal σ tal otra cosa; y por mas que estas dos expresio­ nes parezcan sinσnimas, creo sin em­ bargo que el buen uso no las confunde jamas. Un hombre está destinado ά una cosa cuando él solo debe hacerla: está destinado para ella cuando la cosa debe ha­ cerse, y él ha de cooperar de algϊn modo. Por esto no hay ningϊn hom­ bre destinado ά construir un puente, ni á abrir un camino, á no ser que esta ex­ presiσn se aplique figuradamente al que dirige la obra σ al que la manda hacer. Sin embargo los hay destinados ά correr, ά vencer, ά mandar, &c. La misma analogía siguen las demás cosas. Las palabras están destinadas ά representar las ideas, para comunicar los pensamientos. La leρa está destinada ά arder, ά quemarse, & c , para gui­ sar, para calentar, para tostar, para quemar. No diré que en esta parte esté siempre constante el uso, ni aun en los autores mas exactos; pero esto no prueba nada, DES ( ι 61 ni contra mi distincion,ni contra el buen uso. Así como muchas veces nos basta una idea general sin que sea preciso seρalar la especie, así también en la combina­ ciσn σ enlace de las ideas unas veces nos basta indicar una relaciσn cualquie­ ra, y otras es preciso individualizar si queremos expresarnos con toda claridad; pero basta que conozcamos la analogía en los casos principales para saber el camino que hemos de seguir en todos los demás. {Jonama.) DESTREZA, DOBLEZ, SUTILEZA, ASTUCIA, ARTIFICIO.—La destreza es el arte de dirigir las empresas del modo conve­ niente á su buen éxito. La doblez, es una disposiciσn á aco­ modarse á las coyunturas y á los acon­ tecimientos imprevistos por lograr el fin. La sutileza, un modo secreto y ocul­ to de obrar. La astucia, un medio ignorado σ en­ cubierto para ir uno á sus fines σ desig­ nios. El artificio, un medio muy estudiado y poco natural para la ejecuciσn del ob­ jeto. Destreza, doblez, y sutileza, sa toman mas veces en buen sentido que astucia y artificio. La destreza hace uso de los medios y requiere inteligencia. La doblez evita los obstáculos y re­ quiere docilidad. La sutileza insinϊa de una manera insensible, y supone penetraciσn. La astucia engaρa y necesita una imaginaciσn ingeniosa. Un comerciante debe ser diestro; un cortesano doble; un político sutil; un alguacil σ espía astuto, y un juez de po­ licía artificioso. Rara vez se logra el buen éxito en ) DES negocios difíciles si no ae manejan con destreza. No es posible conservarse mucho tiempo en favor sin estar dotado de una grande doblez. El que no es sumamente sutil, bien pronto le penetran en la corte hasta sus mas recσnditos pensamientos. Es impropio de* un honrado valerse de la astucia, á no ser en casos de re­ presalias σ en asuntos de guerra. A veces se ve uno precisado á valer­ se de artificios por no comprometerse con personas muy delicadas: σ por atraer á la verdad á las muy preocupadas. (March.) sinσnimos en un sentido recto; pero en la acciσn de destruir, se descubre siempre volun­ tad y objeto. La acciσn de arruinar pue­ de ser efecto de circunstancias involun­ tarias y casuales. Los enemigos destruyen ]os edificios. El tiempo arruina los palacios. Por esto se dice, que una casa ame­ naza ruina, y no destrucciσn, porque su­ pondría voluntad y objeto en la acciσn de destruirse. DESTRUIR, ARRUINAR.—Son (L. de la Huerta.) DESVERGONZADO, AUDAZ, ATREVIDO.— Los tres designan en general la disposi­ ciσn de una alma á quien nada se le da de cuanto temen los demás. Desver­ gonzado, dice mas que atrevido, y siem­ pre se toma en mal sentido. Audaz, supone mas que atrevido, y también se toma en mal sentido casi siempre. El desvergonzado no tiene pudor; el audaz no tiene respeto ni reflexion; el atrevido no tiene temor. El atrevimiento con que siempre debe decirse la verdad, jamas debe degene­ rar en audacia, y mucho menos en des­ vergüenza. Atrevido se toma también en sentido DET (ι ! ) DIA figurado. Desvergonzado, no se dice todos los cuerpos de la naturaleza lla­ sino de las personas;y audaz, de las per­ mamos cara, frente σ delantero uno de sonas, délas accionesy de los discursos. sus lados (*): por consiguiente, todo lo que cae á la parte opuesta, se dice que (March.) está detrás de aquella cosa. DETERMINAR, RESOLVER, DECIDIR.—Se Para que una cosa esté tras otra, no determina consultando solo á la volun­ basta que esté detrás, es preciso que la tad; se resuelve examinando la razσn que siga inmediatamente, que no haya cuer­ hay para ello; se decide pesando dos σ po intermedio, σ á lo menos que no ha­ mas razones opuestas. gamos caso de él. La voluntad determina: el entendi­ Tras la cruz está el diablo, no quiere miento resuelve; el juicio decide. decir que el diablo se halla á la parte Ayer había determinado ir á caza, y posterior de la cruz, sino que está in­ viendo que llovía, resolvν quedarme en mediato á ella, y que nos sorprenderá casa; pero al fin, luchando entre la afi­ si nos llegamos incautamente; esto es, ciσn y la comodidad, me decidν á salir. no que la maldad este' pospuesta á la (L­ dιla Huerta.) virtud, sino que suele ocultarse bajo la capa de ésta. Yo voy tras una perso­ D E TODOS LADOS, DE TODAS PARTES.— na cuando la sigo, sea que la busque, σ De todos lados, parece hacer mas rela­ que esté unido á ella: voy detrás de cuan­ ciσn á la cosa misma de que se habla; y tos van delante de mí. El lacayo vá de todas partes, á las cosas extraρas que tras el amo, y detrás de él suelen ir va­ rodean á aquellas de que se habla. rias gentes. Se vá de todos lados; se llega de to­ La misma analogía debían seguir las das partes. voces ante y delante; sin embargo, la pri­ Se vé un objeto de todos lados cuan­ mera se ha anticuado, y solo se usa en do la vista se vá dirigiendo sucesivamen­ ciertas frases determinadas, como por te alrededor de él, y se le mira por to­ ejemplo, ante todo, ante mí, fyc. das partes, se le vé de todas partes cuan­ (Jonama.) do todos los ojos que le rodean le divi­ san, aunque no sea visto de cada uno DIÁLOGO. C O L O Q U I O . — E l r.nlnnvin ν Í»1 sino por una de sus caras. diálogo conservan su idea comϊn de con­ Por mas que el desgraciado se vuel­ versaciσn entre dos σ muchas personas, va de todos lados en pos de la fortuna, sin distinguirse por las ideas propias del nunca la encuentra. El favor que se soliloquio y del monσlogo, que son sus tiene con un príncipe, atrae honores de opuestos. El diálogo no está consagra­ todas partes, así como la desdicha acar­ do exclusivamente al teatro, como lo rea desengaρos. está el monσlogo; ni el coloquio, en su (March.) valor usual, es grave σ filosσfico como el soliloquio. El coloquio es propiamen­ DETRÁS, TRAS.—Estas dos voces se dis­ te una conversaciσn familiar y libre, no tinguen en lo mismo que debajo, bajo. sujeta á ninguna regla particular; pero Suponiendo un plano vertical tirado el diálogo es conferencia seguida, en que por el ancho de nuestro cuerpo; todo el espacio que cae á la parte de la cara, (*) Este lado, Φ se halla determinado por la figura de loe cuerpos, como sucede en las casas, sillas, coches y otros se llama delante: todo el que cae á la varios utensilios; 6 cuando no, es la parte por donde los mi­ parte de la espalda, se llama detrás. En ramos. DIF ( 63 ) DIF se discurre, y que está sujeta á reglas. si no los distinguimos, la falta está en Decimos los coloquios de Erasmo, y los nuestros ojos. (March.) diálogos de Platon σ de Fenelon. (A. Cienfuegot.) pala­ bra vocabulario, solo se aplica á nomen­ claturas sin explicacionσ definiciσn: diccionario comprende los de lenguas, los histσricos, los de ciencias y artes, & c , y requiere definiciones. Un vocabulario puede no ser alfabético, un diccionario debe serlo. DICCIONARIO, VOCABULARIO.—La {March.) DIFERENCIA, DESIGUALDAD, DISPARIDAD. —Términos relativos á lo que nos hace distinguir la superioridad σ inferioridad entre seres que comparamos. El término diferencia se extiende á todo cuanto los distingue; pues es géne­ ro, cuyas especies son desigualdad y disparidad. La desigualdad parece indicar la diferencia en cantidad, y la disparidad la diferencia en calidad. (March.) DIFERENCIA, DIVERSIDAD, VARIEDAD.— La diferencia, supone una comparaciσn que el entendimiento hace de las cosas, para tener de ellas ideas exactas que eviten la confusion. La diversidad, supone una mudanza que el gusto busca en las cosas, para hallar algo de nuevo que le excite σ li­ sonjee. La variedad, supone una pluralidad de cosas no semejantes, que la imagina­ ciσn se representa, para formarse imá­ genes agradables que disipen el fastidio de la demasiada uniformidad. La diferencia de las palabras debe ser­ vir para notar la de las ideas. Un poco de diversidad en los manja­ res no daρa á la nutriciσn. La naturaleza ha puesto una variedad infinita en los mas pequeρos objetos: IFERENTE, DIVERSO, VARIO, DISTINTO. —Diferencia es aquella parte, cualidad σ circunstancia en que dos cosas no con­ vienen entre sí, σ por decirlo de otro modo, es lo que á una cosa le falta σ sobra para ser igual á otra. Diversidad, es la negaciσn de la iden­ tidad, de modo que todo lo diferente ha de ser diverso; pero puede una cosa ser diversa de otra sin que podamos seρalar su verdadera diferencia. La blancura, la dulzura y la fetidez son tres cosas diversas; pero no podemos decir en qué se diferencian, ni cuál es mas diferente: de aquí se infiere que una cosa puede ser mas σ menos diferente de otra; pero no mas σ menos diversa. Variedad es la diversidad con respec­ to á la mudanza y á la novedad. La diversidad de objetos consiste en que es­ tos sean diferentes: variedad,en que ten­ gan poca relaciσn entre sí; esto es, que sean muy diferentes. Una huerta, en que se cultiva una infinidad de verdu­ ras y legumbres diferentes, presenta mu­ cha diversidad de objetos: una fortale­ za antigua en lo alto de una colina ba­ ρada por las aguas del mar, en cuya fal­ da se ven algunas casas de campo, y á lo lejos una frondosa arboleda; una vis­ ta semejante, hablando propiamente, presenta menos diversidad; pero mas variedad de objetos. Adviértase que mucha diversidad quie­ re decir muchos objetos diferentes; y mucha variedad quiere decir objetos muy diferentes, σ entre quienes hay muy poca semejanza, Dos cosas distintas cuando la una no es la otra, aunque sean idénticas. Así esta voz solo tiene uso relativamente á las ideas σ á las cosas representadas con palabras; pues cuando las cosas están DIS ( 64 presentes, á nadie le ocurre preguntar si | dos de ellas son una misma. Un trián­ gulo equiángulo no es distinto de un triángulo equilátero, porque estas dos ideas representan una sola y misma cosa. Lo opuesto á diferente es semejante; á diverso, idιntico; á vario, monσtono. {Jonama.) es diferir, retardar alguna cosa. Pero en el rigor, lo que se difiere es la acciσn que se sus­ pende por algϊn tiempo; lo que se dila­ ta, es el tiempo en que no tiene efecto la acciσn. Porque en la verdadera fuer­ za de sus significaciones, diferir es sus­ pender, dilatar es prolongar. Cuando se difiere la paz, no es la paz la que se dilata, sino la guerra. Se di­ fiere el congreso, esto es, no tiene lugar por ahora: se dilata, esto es, dura mas tiempo de lo que se creía. Con relaciσn al riguroso sentido de estas voces, se desean dilatados aρos de vida, y no diferidos. D I F E R I R , DILATAR.—Dilatar, (L. de la Huerta.} DILIGENTE, EXPEDITO, PRONTO.—Cuan­ do uno es diligente no pierde nada de tiempo, ni deja la obra de la mano; sien­ do expedito no deja para otro tiempo la obra y la concluye inmediatamente; cuando es pronto, trabaja con actividad y adelanta en la obra. La pereza, las dilaciones y la lenti­ tud son los tres defectos opuestos á es­ tas tres cualidades. Al diligente nada le cuesta ponerse al trabajo; el expedito no le deja; el que es pronto en breve acaba su obra. (March.) verbos en su sentido recto tienen muy diferen­ te significaciσn: porque disgustar repre­ senta una acciσn puramente física, esto es, la que produce en nuestros sentidos DISGUSTAR, DESAGRADAR.—Estos ) DIS la sensaciσn opuesta al gusto; y desagra^ dar representa una acciσn moral, esto es, la que produce en el ánimo la sen­ saciσn opuesta al agrado. Pero el verbo disgustar se usa tam­ bién figuradamente en el sentido moral, y en tal caso se refiere generalmente á todo lo que no satisface á la volun­ tad: desagradar, conservando siempre la fuerza de sa sentido recto, se refiere á lo que no satisface al ánimo, y debie­ ra satisfacerle por obligaciσn, atenciσn, ϊ otros motivos. El enojo del padre disgusta á los hi­ jos, y la desobediencia de los hijos des­ agrada al padre. Disgusta el mal hu­ mor de un amigo, y desagrada el de un criado. Disgusta el mal tiempo, y des­ agrada la mala fe. (£. de la Hutrta.) y otro se aplican á todo hecho σ dicho fuera de razσn y propσsito; pero cada uno tiene su extension y energía particular. El disparate recae sobre hechos σ dichos fuera de propσsito por falta de reflexion, σ por incoherencia, σ disparidad de ideas. El desatino recae sobre hechos, σ dichos fuera de propσsito por falta de tino, esto es, de inteligencia, de pruden­ cia, de razσn. Es un disparate el decir que el olmo puede llevar peras. Es un desatino el decir que no se debe respetar la perso­ na de un padre σ de un soberano. Es un disparate el ir á pié, pudiendo ir en coche. Es un desatino el exponerse á un riesgo inminente de la vida. Un hombre de buen humor suele de­ cir disparales que divierten, y no des­ acreditan su talento, pero nunca dice desatinos. DISPARATE, DESATINO.—Uno (L. de la Huerta.) DISPUTA, ALTERCADO, CONTESTACIΣN, DEBATE.—Disputa se dice comunmen­ te de una conversaciσn entre dos perso­ DIS ( (B5 ) DIV nas que difieren de parecer sobre un Querer distinguirse demasiado entre mismo punto: llámase altercado, cuan­ las personas con quienes tenemos que do se agrega alguna aspereza. vivir, es darles ocasiσn á que se separen Contestaciσn se dice de una disputa de nosotros. entre muchas personas, σ entre dos de La diferencia de los usos y del lengua­ consideraciσn sobre algϊn objeto inte­ je distinguen mas á las naciones que la resante, σ bien entre dos particulares en de las costumbres. asunto judicial. La ausencia separa á los amigos sin Debate es una contestaciσn tumul­ desunir sus corazones: no podrá decirse tuosa entre varias personas. otro tanto de los amantes. (March.) La disputa jamas debe degenerar en altercado. Los reyes de Francia y Pru­ sia están en contestaciones sobre cierto IDISTINTO, DIFERENTE, DIVERSO.—Lodis­ tinto recae sobre la identidad misma del articulo de un tratado. En el concilio sugeto; lo diferente y lo diverso, recaen de Trento hubo grandes contestaciones sobre sus predicamentos; pero diverso sobre la residencia. Juan y Diego an­ indica cierta oposiciσn, incoherencia, σ dan en contestaciones sobre los límites disparidad, de que prescinde por sí solo de sus tierras. El parlamento de In­ lo diferente. glaterra está sujeto á grandes debates. Pedro y Juan son dos personas distin­ (March.) tas, esto es, no es de un hombre solo de DISTANTE, LEJOS.—Distante, representa quien se habla, sino de dos individuos la idea del espacio que hay desde un de la especie humana. punto á otro, de un modo determinado El agua y el fuego, considerados pu­ y relativo; lejos, la representa de un ramente como elementos, son distintos; modo absoluto é indeterminado. considerados como sustancias, que no Se mide lo distante, esto es, la dis­ tienen las mismas propiedades, son dife­ tancia σ espacio determinado que hay rentes ; considerados como causas de entre dos puntos: no se mide lo lejos. efectos contrarios, son diversos. Esta voz prescinde de toda dimension. Un perro y un gato son animales de Está una legua distante de aquí, y no distinta especie, de diferente figura, y una legua lejos. Vino de muy lejos, y de diversas inclinaciones. (L. de la Huerta.) no de muy distante; porque con aque­ lla voz parece que, en cierto modo, se IDIVERSIΣN, ENTRETENIMIENTO.—Aplí­ pondera la distancia, suponiéndola inde­ canse estas dos voces al medio σ modo terminada. de procurar al ánimo una ocupaciσn {L. de la Huerta.) agradable, que le recrea, que le lisonjea, DISTINGUIR, SEPARAR.—Se distingue lo que satisface su gusto; pero en esta idea que no se quiere confundir; se separa comϊn me parece hallar mía diferencia, lo que no se quiere alejar. que distinguen las mismas voces; por­ Las ideas que uno forma de las cosas, que diversion dice lo mismo que separa­ las calidades que se les atribuye, las con­ ciσn, esto es, distracciσn del ánimo de sideraciones en que se les tiene y las se­ aquellas ocupaciones en que regular­ ρales que ley son anejas σ se les desig­ mente se emplea, y á que sustituye otras nan, sirven para distinguirlas. El arre­ mas agradables, que le distraen de aque­ glo, el sitio, el tiempo, el lugar, sirven lla fatiga σ disgusto; y entretenimiento lo para separarlas. mismo que ocupaciσn interina, ^ntre DON DON ( 66 ) y en determinadas acciones propias ex· tanto que llega el momento de hacer elusivamente de la persona que las eje­ otra cosa. cuta. Me divierto leyendo; me entretengo Una aldeana,v. g.,tendrá cierto modo leyendo. Al oir la primera de estas pro­ de hablar, de saludar,σ de moverse, que posiciones, percibo que la lectura agra­ en ella será gracejo, pero que en una da, distrae y recrea el ánimo del que se petimetra de la corte, seria una rustici­ divierte con ella, y casi puedo asegurar dad insufrible: y al contrario; en esta que no tendrá gusto, que no le será in­ misma petimetra, puede notarse cierto diferente el dejarla. La segunda me re­ modo de hacer σ decir las cosas que en presenta otra idea, esto es, que Ja lec­ ella será gracejo, mientras que en la al­ tura ocupa, sirve de pasar el tiempo, al deana seria una afectaciσn ridicula y que se entretiene con ella; veo casi la contraria á la naturaleza. indiferencia con que el que lee puede in­ El donaire quiere oportunidad, natu­ terrumpirla, cuando llegue la hora de ralidad y discreciσn. hacer otra cosa, porque solo le sirve de El gracejo, naturalidad, propiedad y entretenimiento que tal vez no le divierte. conveniencia. Al que está entretenido, no se le hace La labia, dulzura, astucia y cautela. el tiempo largo. Al que está divertido Los dos primeros pueden consistir en se le hace corto. (L. de la Huerta.) acciones, σ en palabras. La tercera, como su mismo nombre lo indica, no puede consistir mas que DONAIRE, GRACEJO, LABIA.—El donaire en palabras. consiste todo en la discreciσn, opor­ La persona que tiene donaire puede tunidad y gallardía con que se dice σ tener gracejo al mismo tiempo. se hace la cosa; depende del talento, y La que tiene gracejo puede no ser sus­ prueba buen gusto. ceptible de donaire. El gracejo es mas festivo, y consiste El gracejo en las palabras es siempre en un modo de decir, σ de ejecutar las sencillo é inocente. El donaire es á ve­ cosas,que aunque nos agrada, no le con­ ces picante y malicioso. La labia nun­ cedemos el nombre general y absoluto ca deja de ser aduladora é interesada. de gracia, porque es un modo puramen­ (V. Gracioso, Chistoso.) te relativo á la persona. (G. de la Cortina.) La labia consiste en la afluencia de frases y expresiones escogidas, con la mira de persuadir agradablemente, y DONDE, ADONDE.—El adverbio local don­ de, explica el lugar puramente en abs­ por lo comϊn supone estudio, artificio, tracto, y las preposiciones en, de, por, y segunda intenciσn. &c. que se le unen, determinan, por su El donaire requiere cualidades que propia significaciσn, la idea exacta que solo da la naturaleza, y que después con se le quiere aplicar. Adonde vá: de don­ el hábito, vienen á ser modificadas por de viene: por donde pasa. De manera, la instrucciσn, por la observaaeST, y por que no parece hay mas razones para que el frecuente roce con personas de edu­ donde sea sinσnimo de adonde, que para caciσn muy fina y esmerada. Así es que lo sea en donde, de donde, por donde. que depende en gran parte del estudio Es verdad qué muchas.veces deduci­ dirigido por el buen gusto. mos por el sentido la idea que sé quiere Eí gracejo es todo natural, y no lo descubrimos mas que en ciertos modos ) aplicar al adverbio usado sin preposi­ DUR DON ( ( ' ) nes? Por dσnde pasa? Mal dicho se­ cion, como cuando decimos: donde está, ria pues: Dσnde vas? Adonde estas? dσnde anda; pero ademas de que no &c. Es supérflua la preposiciσn en para siempre suplimos en estos casos pre­ el primero de estos ejemplos. cisamente la preposiciσn a, como se ad­ (March.) vierte en estos mismos ejemplos, basta reflexionarlo un poco, para conocer que las significaciones que se dan al adver­ DURABLE, DURADERO, PERMANENTE, ES­ TABLE.—Durable es lo que por su na­ bio, no las tiene por sí solo, y dependen turaleza σ por el modo de estar cons­ precisamente del sentido. Si encontra­ truido, debe durar. Duradero es lo que mos á un Propio, y en lugar de pregun­ realmente dura. Permanente lo que dura tarle, adonde lleva la carta, esto es, á siempre y sir. alteraciσn. Estable lo qué lugar, le preguntamos dσnde lleva que es de naturaleza permanente; de la carlu; no responderá con impropie­ modo que estable es á permanente lo que dad si dice: la llevo en las alforjas σ en durable es á duradero. la maleta. Una cosa durable y estable puede por Cervantes usa con semejante indife. algϊn accidente no ser duradera ni per­ rencia de las preposiciones ά y en, uni­ manente; pero todo lo duradero σ perma­ das al adverbio donde. Adonde lepare­ nente os durable σ estable, aunque no lo ciσ ά Sancho pasar aquella noche. Adon­ parezca. de en unos corredores estaban ya el duque Además estas voces se diferencian y la duquesa. Pero la obscuridad que también en que durable y duradero con­ puede dar á la frase este uso indiferen­ sideran la duraciσn con respecto á la di­ te, se vé con bastante claridad en este soluciσn natural é insensible de las par­ ejemplo: "No me aprovechσ nada mi tes que componen la cosa que dura: es­ "buen deseo (dice uno de los galeotes, table y permanente se refieren á una di­ "á quienes dio libertad D. Quijote) para soluciσn repentina producida por una "dejar de ir adonde no espero volver, causa exterior. Así que las ϊltimas se "segϊn me cargan los aρos, y un mal aplican con mas propiedad á aquellas "de orina que llevo, que no me deja re­ cosas que por su naturaleza nos pare­ "posar un rato." Es claro que el ad­ cen eternas, como una torre, un gran verbio adonde se refiere á las galeras á fuerte, &c; y las otras á cosas débiles, que iba condenado; pero Ώquiso decir y que se van gastando poco ά poco. que no esperaba volver de ellas, por ser Un par de medias pueden ser durade­ ya viejo y achacoso, σ que no esperaba ras; la obra de una casa se llama per­ volver ά ellas? Por el sentido se podrá manente. El amor es duradero cuando tal vez deducir, pero será preciso re­ no se entibia; es permanente cuando no currir á él. (L. de la Huerta.) se acaba. Se llaman estables y permanentes en DONDE, ADONDE, DE DONDE, POR DON­ el sentido moral aquellos hábitos σ ins­ DE.—Sin que se trate de criticar el lar­ tituciones humanas,que se conocen bajo go artículo de Huerta, donde, adonde, los nombres de legislaciσn, costumbres, parece que está explicado con decir: religion, & c ; primeramente porque los que donde ϊnicamente debe usarse con miramos como indisolubles, á no sobre­ verbos de quietud, y lo demás con ver­ venir algϊn accidente σ causa exterior; bos de movimiento. Por ejemplo, Dσn­ y lo segundo, porque su duraciσn es re­ de está? Adonde vas? De dσnde vie­ gularmente tan larga, que para nosotros EFI ( 68 es lo mismo que si durasen siempre. Por esto se dice que no hay nada per­ manente^ y no puede decirse con verdad que no hay nada duradero. Por esto di­ cen los teσlogos que la vida del hombre no es estable, porque la consideran no como una cosa que se vá gastando poco á poco, sino como que se acaba de golpe por la separaciσn de sus dos componen­ tes alma y cuerpo. También llamamos permanentes á los colores por conside­ rarlos como una cualidad inherente á las mismas cosas, y por lo tal insepara­ bles de ellas. Lo opuesto á permanente es perecede­ ro: lo opuesto á estable instable, y de aquí instante, que es un tiempo sin du­ raciσn. (Jonama.) duradero es firme por su solidez y nunca cesa: lo constante es firme por su resoluciσn, y no muda. No hay conexiones duraderas entre los hombres si no se fundan en el méri­ to y la virtud. DURADERO, CONSTANTE.—Lo (March.) Ε EDIFICAR, CONSTRUIR.—Edificar, se re­ fiere al edificio considerado en general, y conducido á su fin, segϊn su plan y proporciones. Construir, se refiere á la operaciσn material de su fábrica, á los trabajos y operaciones mecánicas con que se ejecuta. En tal aρo se edificσ este palacio, y se construyσ con solidez y buenos mate­ riales. Por eso, de las partes de un edificio, no se dice que se edifican, sino que se construyen, porque edificar recae sobre el todo. Se construye una pared, un te­ jado, un sσtano; no se edifican. (L. de la HuertaJ E F I G I E , IMAGEN, FIGURA, RETRATO.— La efigie sustituye la cosa misma. ) ELE La imagen representa la idea. La figura demuestra la actitud y el designio. El retrato presenta ϊnicamente la se­ mejanza del objeto. Diremos pues: ahorcar en efigie á un malhechor; representar en imágenes los misterios de nuestra santa religion; ha­ cer la figura ύ estatua de un rey; pin­ tar, esculpir σ grabar los retratos de los grandes hombres. En sentido literal, no se dirá efigie y retrato, sino con respecto á las perso­ nas; imagen y figura en cuanto á toda clase de cosas; bajo este concepto, la circuncisiσn fué la imagen del futuro bautismo; la serpiente de bronce la. figura de la cruz de Jesucristo. En sentido figurado se dirá de un poe­ ma que está lleno de bellas imágenes; de un panegírico que está adornado de figuras retσricas; de un canto que retrata al vivo á su héroe. {March.) elegante es lo mismo que compuesto, adornado, culto, sin afectación, selecto y esmerado; y elocuente lo bien y perfectamente hablado, con elegancia, pureza y facundia, es preciso mirar como rigurosamente sinσ­ nimas estas voces, porque en estas dos aplicaciones solo se descubre una mis­ ma idea; esto es, la de la gracia y belle­ za de la elocuciσn. Pero esta parece que conviene peculiarmente á la elegancia, la cual consiste en la hermosura del estilo, y en la buena elecciσn de voces y de palabras, porque su objeto es agra­ dar; y no á la elocuencia, la cual consis­ te en la fuerza del discurso y en la bue­ na elecciσn de razones, porque su obje­ to es persuadir. ELEGANTE, ELOCUENTE.—Si Cicerσn es elegante en sus epístolas, y elocuente en sus oraciones. (L. de la Huerta.) ENC ( 69 ) resulta de conseguir aquello en que nos ELOGIO, ALABANZA.—Basta para alabar, empeñamos; ya sea el de evitar el sa­ decir bien de una persona, sin fundar la crificio de nuestro amor propio á la opi­ razσn ni el motivo. El elogio es una nion σ voluntad agena. alabanza, que funda su razσn, y expli­ La tema supone mas propiamente in­ ca su motivo. docilidad σ espíritu de contradicciσn. Un ignorante alaba lo que le parece Uno y otro pueden ser pasivos, esto es, bien, sin detenerse á exponer los fun­ sostener pasivamente su objeto σ su ca­ damentos de su alabanza. Un sabio hace pricho. el elogio de un libro, exponiendo el mé­ rito que halla en él. Un discurso aca­ La porfia es la demostraciσn activa démico, en que se haca una exposiciσn de la tema σ el empeño, cuando estas fundada del mérito de una persona ilus­ encuentran alguna resistencia ϊ oposi­ tre, se llama elogio y no alabanza. El ciσn. elogio de Carlos III. El elogio de Fe­ Un hombre hace empeño de salir con lipe V. su gusto, de satisfacer su deseo, de sos­ El elogio solo puede recaer sobre las tener su opinion; hace tema de no es­ producciones del entendimiento, σ las cuchar los consejos de sus amigos, de acciones en que tiene parte la volun­ privarse de sus propios gustos y satis­ tad: la alabanza puede extenderse á to­ facciones: si se lo desaprueban, σ se lo das las cosas que nos agradan, de cual­ contradicen, porfia, sostiene con tena­ quiera clase que sean. Se alaba la fres­ cidad el objeto de su empeño, σ el ca­ cura de un jardin, la bondad de un cli­ pricho de su tema. (L. de la Huerta.) ma; se alaba un caballo, un vestido de gusto; no se elogian, como el valor de un soldado, la elocuencia de un orador, la ENCANTAMIENTO, ENCANTO, HECHIZO, BRUJERÍA.—El encantamiento es la ac­ bondad y la justicia de un soberano. ciσn σ el medio: el encanto es el efecto; (£. dιla Huerta.) pero tanto uno como otro, se refieren EMBARCO, EMBARQUE.—Embarco es la principalmente á la ilusiσn de los sen­ acciσn de embarcarse: embarque, la de tidos ser embarcado. El hechizo hace concebir la idea de Por esto la primera solo se aplica á alguna cosa que perjudica σ trastorna los seres racionales: la segunda puede la razσn; esto es, se refiere á la alma convenir á las personas y á las cosas. mas bien que á los sentidos. He aquí Se dice el embarque de los heridos, y la razσn porque se aplica el hechizo á el embarco de las tropas; el embarque de las personas y animales solamente, al los presos, y el embarco de los pasaje­ paso que aplicamos el encanto á las per­ ros, distinguiendo siempre la acciσn del sonas, á los animales y á las cosas. Por que se embarca por si mismo, de la ac­ eso decimos palacio encantado, y no he­ ciσn del que es embarcado por mano σ chizado. El hechizado por fuerza, y no por mandato de otro. El embarque de el encantado. un regimiento lo verificará el gefe del En sentido moral conservan estas dos puerto σ del departamento: su embarco palabras la misma diferencia. Si ha­ lo verifica el mismo regimiento. blando de una mujer hermosa, decimos (Jonama.) que nos encanta, damos á entender el EMPEÑO, TEMA, PORFÍA.—El empeño su­ efecto que su aspecto causa en nosotros, pone algϊn ínteres, ya sea el que nos sin que ella tenga en esto la menor par­ EMP ENC ( 70 te; pero si decimos que hechiza, ya da­ mos á entender que nuestro corazσn siente algo, σ que ella se vale de cier­ tos medios para agradar. Esta idea se manifiesta mejor cuando decimos: "lo tiene hechizado esa mujer:" que es lo mismo que si dijéramos:—No puede de­ jar de amarla, y sufrir por ella las pe­ nas del amor. El encanto es mas noble que el hechi­ zo. Aquel suspende las penas del alma, y causa admiraciσn. Este supone siem­ pre un daρo y causa temor; en una pa­ labra, es sinσnimo perfecto de maleficio, etimología de la palabra hechizo. La brujerνa ya no tiene ni puede te­ ner en nuestro idioma la acepciσn que tuvo en otro tiempo: ahora no emplea­ mos esta palabra sino en estilo pura­ mente familiar y jocoso, porque con­ serva la bajeza que le imprimiσ enton­ ces su primitiva significaciσn, y nos ser­ vimos de ella para denotar la prontitud extraordinaria, σ la admirable facilidad, σ el modo raro con que vemos practi­ car alguna cosa. íG. dιla Cortina.) indistintamen­ te para explicar la situaciσn, σ el lugar que ocupa una cosa respecto de otra; como cuando decimos: está encima de la mesa; ha quedado sobre la mesa. Pe­ ro si examinamos con rigor su verdade­ ra fuerza y energía, hallaremos que no representan rigurosamente la misma idea. El adverbio encima explica solamen­ te la situaciσn local de un cuerpo res­ pecto del que se halla debajo de él. La preposiciσn sobre, representa, no solo la situaciσn, sino también, y mas propia­ mente, la gravitaciσn que ejerce un cuerpo sobre otro. Y no es extraρo que los confunda el uso, porque el cuerpo que está encima, gravita naturalmente sobre el que está debajo. En esta mis­ ENCIMA, SOBRE.—Ϊsanse ) EN ma proposiciσn se percibe la diferente fuerza de las dos voces; pero examiné ­ mosla en otros ejemplos. En lugar de ponerlo debajo, lo puso encima. Se descubre la torre por en­ cima de la montaρa. Se ve el sol por encima del tejado. En estos casos en que solo se trata de una situaciσn local, no se pudiera emplear la preposiciσn sobre con la misma propiedad que en los siguientes, en que se considera al cuerpo con relaciσn determinada á su gravitaciσn: yo estaba sobre un pié; la casa está fabricada sobre buenos cimien­ tos. Se apoya sobre una mesa; reposa sobre el duro suelo. De aquí es, que los físicos dicen que un cuerpo pesa, gravita, ejerce su atrac­ ciσn σ su impulso, sobre otro, y no en­ cima de otro. Segϊn este mismo principio, se dis­ tinguen claramente dos ideas diferentes en e;ïtas dos proposiciones: daban gol­ pes encima de mi cabeza; daban golpes sobre mi cabeza. Con la primera supon­ go que los golpes se daban en un para­ je mas elevado , y que correspondía perpendicularmente á mi cabeza, σ en la habitaciσn que estaba sobre la mia. Con el segundo doy á entender que yo recibía los golpes en la cabeza misma. Por eso se dice también en el sentido moral: sobre mi conciencia, sobre mi ho­ nor, sobre mi palabra, para denotar que lo que se asegura σ se promete, se sos­ tiene, carga, y se apoya en la concien­ cia, el honor, σ la palabra; y no se pue­ de decir: encima de mi honor, σ mi conciencia. {L. de la Huerta.) cuanto ΰ mi es la frase latina quantum ad me spectat, en cuanto la cosa me toca σ me concierne, segϊn el ínteres que tomo en ella, σ la opinion que tengo. Por denota la manifestaciσn, la presencia, la consideraciσn. Por mν significa σ quie­ E N CUANTO Á MÍ, POR MÍ.—En EN ( 71 ) EN elusion. Al fin denota después de to­ re decir: si yo me pongo delante; para do esto, al cabo, en ϊltimo análisis, por decir mi opinion, con respecto á mi sen­ resultado de las cosas. Finalmente tir, por lo que respecta á mí σ á la par­ significa al fin final, esto es, por ϊlti­ te que yo tomo. Por mi es el latino ma conclusion, definitivamente. En fin ego vero. En cuanto ά mν denota lite­ anuncia particularmente, por una espe­ ralmente un interés en la cosa, y una cie de transiciσn, el fin σ la conclu­ relaciσn establecida. Por mν no indi­ sion de un discurso, de una relaciσn, de ca mas que un juicio σ un hecho. Cuan­ un raciocinio. Al fin anuncia el fin σ to designa también una medida y una el resultado de las cosas, de los asun­ proporciσn, y por solo una cosa vaga. tos, de los sucesos considerados en sí Cuanto expresa una relaciσn mas seρa­ mismos. Finalmente anuncia una con­ lada, una division mas clara, una opi­ clusion final. nion mas fuerte, un complemento mas (A. Cie­ifuegos) esencia], una cosa mas considerable que por, tomado en esta acepciσn. Cuan­ ENTENDER, COMPRENDE?,.— El prime­ to recuerda p.incipalmente un objeto σ ro de estos dos verbos explica una una relaciσn nueva que se había anun­ percepciσn del ánimo, en que tienen ciado antecedentemente con otras. mas parte los sentidos y la memoria, (A. Cienfuegos.) que en la percepciσn que explica el verbo comprender, en que tiene mas par­ ENFADO, ENOJO.—Lo que se opone á te el entendimiento. nuestro gusto, σ á nuestra inclinaciσn, nos enfada. Lo que falta á la obedien­ Se entiende una lengua, una seρal da­ cia, á la obligaciσn σ al respeto que se da; esta percepciσn la debemos á la nos debe, nos enoja. Por eso el enfado práctica material, ala acciσn de los sen­ puede causarse indiferentemente por las tidos. Se comprende la fuerza de un personas y por las cosas; porque unas discurso, la causa oculta de un efecto; y otras pueden disgustarnos. Enfada esta percepciσn la debemos á la perspi­ un hablador, enfada el calor, el polvo, cacia, á la sutileza del entendimiento. el ruido. Pero el enojo solo se puede (L.de la Huerta.) causar por las personas, pues estas so­ lamente son las que pueden faltar á la E N UN TIEMPO, Á UN TIEMPO.—En estas obligaciσn, á la obediencia, al respeto. proposiciones, y todas las que se diri­ Y así el enojo supone superioridad de jan á seρalar un tiempo, la partícula en parte de la persona enojada, pero no se refiere á la presteza; ά se refiere á la siempre la supone el enfado. prontitud. El padre está enojado al ver la des­ Hacer dos cosas en un mismo tiempo; obediencia é ingratitud de sus hijos; y es decir, gastando el mismo nϊmero de estos están enfadados porque no les deja momentos: hacerlas ά un mismo tiempo; salir con sus gustos. es decir, en una misma época. Es evi­ Por eso no se dice comunmente, que dente que todas las cosas se hacen en Dios está enfadado, como se dice que tiempo; lo que conviene es hacerlas ά está enojado, que nos hace ver muchas tiempo. (Jonama.) veces los efectos de su justo enojo. (L. dιla Huerta.) E N F r N , AL F I N , F I N A L M E N T E . — E ñ fifi ΅significa acabando, para acabar, por con­ uso con­ funde comunmente la significaciσn de estos dos adverbios; pero á poca re­ E N VANO, INΪTILMENTE.—El ( 72 ESC flexion que se haga, se percibe entre ellos la misma diferencia que entre vano ι inϊtil. En vano supone insuficiencia de los medios, de los esfuerzos, del deseo, del conato que hemos empleado para la consecuciσn de un fin. Inϊtilmente ex­ plica la poca necesidad σ utilidad con que se ejecuta la cosa, sin relaciσn algu­ na á los medios ni esfuerzos. Habla inϊtilmente, esto es, habla sin necesidad. Habla en vano, esto es, ha­ bla sin fruto. Madrugué inϊtilmente, esto es, me levanté temprano, sin necesidad, sin ob­ jeto, sin que á ello me obligase motivo alguno. Madrugué en vano, esto es; aunque me di el mal rato de levantarme temprano, no conseguí el fin que me propuse, σ que esperaba conseguir. Querer persuadir á un necio, es can­ sarse en vano. Gasta el tiempo inϊtil­ mente el joven que no hace mas que pa­ searse y divertirse. (L, de la Huerta.) ) ESC do secundario, σ menos propio, la signi­ ficaciσn que rigurosamente parece con­ venirla en su sentido recto y principal; pues así como escasez representa la ca­ lidad de escaso; carestνa representa di­ rectamente la calidad de caro. La pri­ mera recae sobre la insuficiencia de la cantidad, la segunda sobre el exceso de su precio. Como el aρo pasado ha habido mu­ cha escasez de trigo en toda Castilla, no ha podido evitarse la carestνa del pan en Madrid. Rara vez deja de andar caro lo que anda escaso, y por eso tal vez se confun­ den la carestνa y la escasez; pero esta misma reflexion ofrece un ejemplo que hace ver la diferencia rigurosa de las dos voces, y de que solo abusivamente las confunde el uso, cuando se habla de las cosas, y en los casos en que la insu­ ficiencia puede hacerlas subir de precio; y así no se dice: la carestνa de luz me impidiσ el verle. En aquella casa se vive con mucha carestνa. Este aρo ha habido mucha carestνa de agua en la Mancha; como se dice escasez de agua, escasez de medios, escasez de fortuna. error consiste en lo que creemos; el yerro consiste en lo que obramos. La voluntad se decide impe­ (L.dela Huerta.) lida del error que la lisonjea σ persua­ de; y la acciσn que resulta de esta de­ cision, es un yerro. Cualquiera otro de­ Es CIERTO, ES VERDAD.—Es cierto se re­ fiere directamente al hecho de que se fecto, que no nace de error, sino de mali­ trata: es verdad se refiere á la relaciσn cia, no es yerro, sino culpa. del hecho. El caso es el cierto, la re­ Incurrimos en el error de creer al fal­ laciσn es la verdadera. Y así no se dice: so amigo que nos vende; y cometemos Fulano ha hecho una relaciσn muy cier­ el yerro de comunicarle nuestros secre­ ta, ni tampoco: en esta gaceta no hay tos. una palabra de certidumbre. A veces son verdaderos errores las Si se examinan con atenciσn estas opiniones de los entendimientos mas dos contradicciones, no es cierto, no es ilustrados. A veces pasan por yerros las verdad, dudo que se deje de percibir, acciones mas prudentes. que la segunda desmiente con mas ener­ (L de la Huerta.) gía, y mas directamente que la primera. ESCASEZ, CARESTÍA.—Ϊsanse como sinσ­ (L. de la Huerta.) nimos, principalmente cuando se trata de géneros comestibles, y solo se da co­ ESCOGER, ELEGIR.—Se escoge lo que se munmente á la voz carestνa en un senti­ ha de elegir. Se elige lo que se ha es­ E R R O R , YERRO.—El ESC ( 73 ) ESP cogido. La acciσn de separar lo bueno se oye. El primero representa una ope­ de lo malo, lo ϊtil de lo inϊtil, lo que raciσn inmediata del oido, el segundo conviene de lo que no conviene, exami­ una operaciσn del ánimo. nando y consultando el gusto, la utili­ El que oye bien al predicador, atien­ de, está atento al sermon, no se distrae, dad y demás circunstancias de la cosa, para no perder nada de él. El que está es escoger: la acciσn de este verbo su­ lejos, escucha para poder oir. pone la duda σ la indecision existente Para escuchar se evita el ruido; para todavía. El acto de decidirse la volun­ atender se evita la distracciσn. tad, y destinar la cosa al fin propuesto, (Zr. de la Iluer'a.) es elegir. La acciσn de este verbo su­ pone ya vencida la duda σ la indecision. Es DECIR, ESTO ES.—El c'en ά dire fran­ Cuando queremos hacernos un vesti­ cés me ha sugerido el asunto de este do, vemos diferentes muestras de paρo, artículo. Bs decir, y esto es, son ex­ examinamos sus colores y calidades, presiones castellanas, que igualmente consultamos el gusto σ la moda, y esta le corresponden; pero si observamos con es la verdadera operaciσn de escoger alguna atenciσn, notaremos que cada para elegir el que nos parece mejor. una de ellas tiene su diferente energía. Se elige un diputado, un arbitro, un Una y otra sirven para amplificar una general, después de haber examinado proposiciσn; pero, σ se quiere explicar comparativamente las calidades y cir­ su sentido literal para que se entienda, cunstancias que concurren en los suge­ σ se quiere aclarar su espíritu para que tos, entre quienes puede recaer la elec­ se comprenda: en el primer caso es mas ciσn. Esta previa discusiσn seria pro­ propia la expresiσn es decir; en el se­ piamente la acciσn de escoger; pero el gundo esto es. uso no permite que se aplique sin diso­ Pondré algunos ejemplos para que se nancia á las personas, á no ser que en comprenda mejor: deben traducirse li­ ellas solo se considere materialmente al teralmente; es decir, aproximándose á individuo con relaciσn á sus calidades una version: entre tanto los sitiados es­ puramente físicas: y así se escogen los taban sin víveres ni municiones; es decir soldados de mas talla, para completar que se veían forzados á rendir la plaza: las compaρías de granaderos, los hom­ privilegio y licencia se diferencian en lo bres de mas fuerza, el esclavo de mas ro­ mismo que concesiσn y permiso; esto es, bustez; pero no se escoge un magistra­ privilegio se refiere á lo que se da, y li­ do, un prelado, un asesor. La elecciσn cencia á lo que no se impide: la conclu­ es rigurosamente la acciσn de elegir; la sion de la paz estriba en dos puntos; de escoger debería ser escogimiento (*). esto e?, en que el uno ceda de sus dere­ (L. de la Huerta.) significaciσn comϊn, que hace sinσnimos estos dos verbos, es prestar atenciσn á lo que se dice; pero no explican rigurosamente el mismo objeto de nuestra atenciσn. Se eseuha para oir bien lo que se dice. Se atiende para comprender bien lo que ESCUCHAR, ATENDER.—La i *) La usa Herrera aun en prosa. Notas á Garcilaso. Caoc. V. Est. II. c h o s ^ el otro modere sus pretensiones. (Jonama.) persua­ sion en que estamos de que se ha de verificar lo que deseamos σ tememos, es el término σ idea comϊn á este verbo, usado como activo y como recíproco. Lo que distingue su exacta y rigurosa propiedad es, que la acciσn del activo 10 ESPERARLO, ESPERÁRSELO.—La Ε Τ Ε ( 74 representa indeterminadamente la per­ suasion en que estamos de que ha de suceder la cosa; la del recíproco repre­ senta determinadamente el interés con que la prevemos. Aquella tiene mas relaciσn al deseo, esta tiene mas rela­ ciσn al temor. Maρana hará buen tiempo, así lo es­ pero. Ya me esperaba yo esta mala no­ ticia. (ZÍ. de la Huerta.) Es PRECISO, ES M E N E S T E R . — L o que es menesíerpuede pender de nuestra volun­ tad, por exigirlo puramente nuestra uti­ lidad σ conveniencia; pero lo que es preciso, nunca pende de nuestra volun­ tad, porque lo exige la obligaciσn σ la necesidad. Para ir desde Madrid á la Granja, es preciso pasar un puerto. Es menester llevar con paciencia los trabajos é inco­ modidades de esta vida. Es preciso morir, y es menester llevar ­ lo con resignaciσn. (L. dιla Huerta.) E S T I M A B L E , A P R E C I A B L E . — E n el hom­ bre estimable consideramos las buenas calidades en sí mismas, sin relaciσn al bien que resulta á los demás. E n el hombre apreciable las consideramos con relaciσn al bien que de ellas resulta. Estimable recae siempre sobre lo que lo es para todos; pero apreciable puede también recaer sobre lo que lo es para pocos. Un hombre virtuoso, un joven mo­ desto, son sugetos muy estimables por sus prendas: un criado fiel es una per­ sona muy apreciable para su amo. E l que disipa locamente su patrimo­ nio, no es estimable para nadie; pero es muy apreciable para los que disfrutan de su necia simplicidad. (L. de la Huerta.) E T E R N O , I N F I N I T O . — L o que no tiene fin es infinito, y es eterno; pero esta voz re­ ) EXA presenta determinadamente la duraciσn sin fin; la voz infinito, aunque por su composiciσn parece que debería circuns­ cribir, mas que la otra, su significaciσn á aquella idea, se extiende no solo á lo que no tiene fin, sino también, y mas usualmente, á lo que no tiene límite. Dios es eterno porque no tuvo princi­ pio, ni tendrá fin. Su bondad y su sa­ biduría son infinitas, porque no tienen límite. Por eso, para representar lo ilimitado del espacio, de la medida, del peso, del nϊmero, usamos de la voz infinito, no de la voz eterno. Grandeza, distancia in­ finita. Las estrellas del firmamento nos pa­ recen infinitas. (L. de la Huerta.) E T E R N O , P E R P E T U O . — E t e r n o , represen­ ta una duraciσn sin fin; perpetuo, una duraciσn indeterminada. Todo lo eterno es perpetuo, porque no llega jamas á determinarse el fin de su duraciσn. La gloria eterna de los biena­ venturados es perpetua. Pero no todo lo perpetuo es eterno. Y así decimos: movimiento perpetuo, destierro perpetuo, privilegio perpetuo, y no eterno; porque la idea que se quiere representar es la de una duraciσn indeterminada, no la de una duraciσn infinita. (L. de la Huerta.) EXACTO, P U N T U A L . — E s exacto el que no falta: es puntual el que no tarda. El que hace lo que dehe, es exacto; el que lo hace cuando debe, es puntual. Un religioso es exacto en ir al coro, porque nunca deja de ir; es puntual, porque nunca llega tarde. (L. de la Huerta.) EXAGERAR, ENCARECER.—Exagerar re­ cae mas propiamente sobre las circuns­ tancias que hacen notable la cosa exa­ gerada; y encarecer, sobre las que la ha­ cen apreciable, conservando el verbo en EXC ( 75 este sentido figurado (en que es sinσni­ mo de exagerar) la propiedad de su sen­ tido recto. Se exagera el nϊmero de los enemi­ gos, se encarece el valor de nuestras tro­ pas. Se exageran las incomodidades de la guerra, y se encarece el mérito de ha­ ber servido al rey en ella. Un historiador exaaera los hechos que refiere; un mercader encarece el pri­ mor de la alhaja que vende. Un casa­ mentero exagera las riquezas, y encare­ ce las buenas prendas de la dama que propone. Se exagera la cosa por buena σ por mala; pero solo se encarece por buena. El murmurador, que exagera los de­ fectos de los otros, encarece su propia sinceridad y su odio á la murmuraciσn. [L. de la Huerta.) ) EXP na cosa; pero esta en realidad no pue­ de llamarse excusa, porque es claro, que no puede verdaderamente serlo aquello que se quiere hacer pasar falsamente por tal. La voz la explica siempre bajo la acepciσn de verdadera, y por eso pro­ ducimos nuestra razon como excusa, su­ poniendo que, recibiéndola en esta ca­ lidad, se mira como legítima; pero la voz pretexto representa por sí misma una razon puramente aparente, y así nadie la produce en calidad de pretexto. Confieso que he errado, pero sírva­ me de excusa mi poca experiencia. Sír­ vame de pretexto, seria confesar que, no teniendo excusa legítima que alegar, expongo una razon puramente aparen­ te, que no puede pasar legítimamente por excusa. Esto no tiene excusa, esto es, no hay razon válida que lo justifique. ι excitan σ se mue­ ven los afectos; pero el verbo excitar es mas á propσsito, cuando se trata de los afectos σ movimientos del alma, fuertes y sublimes, como el valor, la indigna­ ciσn, la venganza; y el verbo mover, cuando se trata de los suaves y senci­ llos, como la compasiσn, la ternura, la piedad. Excita un poeta el terror, pintando los horrores de una batalla: mueve el orador la ternura, pintando el cariρoso afán de una madre afligida. (L. de la Huerta. ) EXCITAR, MOVER.—Se (L. de la Huerta.) es la razon válida, con que justificamos un hecho. Pretexto es la razon aparente, de que nos servimos para ocultar la verdadera. Se busca un pretexto, para que sirva de excusa. Dio por excusa, el estar ocu­ pado; pero después se ha sabido que la tal ocupaciσn fué solamente un pretexto. Llámase impropiamente excusa á la falsa razon σ motivo con que procura­ mos disculparnos σ eximirnos de algu­ EXCUSA, PRETEXTO.—Excusa REQUERIR. — Ser necesario, σ necesitarse, es la idea comϊn,cuyas mo­ dificaciones se buscan en este artículo. Exigir, parece que supone una nece­ sidad indispensable: requerir, una nece­ sidad de conveniencia. Sin lo que se exige, no puede, σ no debe, existir la cosa; sin lo que se re­ quiere, no puede existir bien, como con­ viene, σ como se desea. Todo arte ϊ oficio exige un estudio proporcionado á su dificultad, y requie­ re gusto y aficiσn en el que lo profesa. La tierra exige cultivo; el baile re­ quiere gracia. EXIGIR, (L. de la Huerta.) EXPERIMENTO, EXPERIENCIA. — El re­ sultado de la observaciσn es el sentido en que estas voces se toman por sinσ­ nimas. Su diferencia consiste en que el ex­ perimento resulta de una observaciσn activa, y para las experiencias basta la observaciσn puramente pasiva. EXT ( 16 ) FAM Estas han creado la astronomía: aque­ no esté ni vina en nuestro propio pais. llas son la base principal de la química. Forastero es el que no está avecindado El hábito producido por experiencias re­ en el pueblo en que se halla, siendo va­ petidas se llama experiencia: el que se sallo del mismo soberano. Un inglés adquiere con los experimentos se llama es extranjero respecto de un espaρol, propiamente práctica. aunque no esté ni haya estado en Es­ (Jonama.) paρa. Por eso decimos: los extranjeros critican las cosas de nuestro pais sin ha­ EXTERIOR, APARIENCIA.—Exterior es lo berlas visto. Un burgalés, un toleda­ que se ve; hace parte de las cosas, pero no son forasteros en Madrid; pero no se las mas lejanas del centro. La aparienles da este nombre sino en el hecho de cia es el efecto que causa la vista de estar en Madrid, y asi seria bien dicho: la cosa. hay muchos forasteros que no han es­ Los techos, las paredes, las ventanas, tado en Madrid. & c , son el exterior de un palacio; la fi­ Un mahonés que es ahora forastero gura, el tamaρo, la situaciσn y el plan en Madrid, era extranjero antes, varian­ de arquitectura constituyen su apariendo esta calidad, no obstante ser antes y cia. después de la conquista de Menorca, En sentido figurado, exterior se dice una persona que no es de aquella tierra y las mas veces del aspecto y la fisono­ pais donde está, y donde vive. mía de las personas; y apariencia, con (L. de la Huerta ) respecto á las acciones y la conducta. El exterior que agrada, no siempre F lleva consigo el verdadero mérito. La práctica de la virtud es muchas FALTA, DEFECTO.—La falta es un acto con que contravenimos á nuestra obli­ veces apariencias que nada deciden so­ gaciσn: el defecto es una costumbre con bre la existencia real de la virtud en que faltamos á menudo á ella. las personas que la aparentan. El que miente una vez, hace una fal{March.) ta contra la verdad. El embustero tie­ ne el defecto de mentir, esto es, la cos­ EXTRANJERO , FORASTERO. — Segϊn la tumbre viciosa de faltar á menudo á la acepciσn autorizada de estas dos voces, verdad. parece que forastero debe llamarse la Una distracciσn es una falta. Ser dis­ persona que vive ó está en un lugar ó pais traído, es un defecto. de donde no es vecino: y extranjero se Muchas faltas ligeras, que se cele­ toma por el que no es de aquella tierra ó bran como gracias de la niρez, son la si­ pais donde esta, y donde vice. Pero si miente imperceptible de los grandes dequeremos conformarnos á estas defini­ fectos del hombre. ciones, será preciso convenir en que un (L. de la Huerta.) valenciano, que se halla en Madrid, es tan extranjero, como un ruso, porque FAMOSO, CÉLEBRE.—La celebridad es una no es de aquella tierra ó pais en donde fama distinguida y consolidada por la esta, y donde vive. universalidad, y por el tiempo. La aplicaciσn que generalmente se El/amoso puede serlo á una distan­ hace de estas voces, distingue perfec­ cia y por un tiempo limitado; pero no tamente dos diferentes ideas. Extranjeel célebre, cuyo renombre debe recaer ro es el vasallo de otro soberano, aunque [ sobre lo que, σ por bueno σ por malo, FAT ( 'i77 ) FAZ llama ilimitadamente la atenciσn gene­ El labrador tiene mucha fatiga. El ral, y la de la posteridad. servicio de esta casa es de mucha fa­ La celebridad que debe á la historia tiga. el patriotismo de Atilio Régulo, la te­ Con estas expresiones se ponderan el meridad de Herσstrato, se expresarían trabajo del labrador, y el que acarrean con poquísima energía, dándoles sola­ los muchos quehaceres de la casa. mente el título de famosos. El rico orgulloso^á quien cuesta poco Un predicador, un médico, cuyo re­ trabajo el ganar su sustento, está muy nombre no sale de su patria, ni pasa de lejos de pensar, en medio de la opulen­ su tiempo, no serán nunca cιlebres, por cia y delicias de una espléndida mesa, vaos famosos que los haya hecho entre en la mucha fatiga con que gana su ns­ nosotros, su pasajera, y tal vez mere­ gro pan el pobre jornalero. cida reputaciσn. (L. de la Huerta.) Cano va no solo es famoso, es ya ce­ lebre;y se le dará aun con mos propie­ FAVORITO, VALIDO, PRIVADO.—Favorito dad este nombre, cuando admire sus es el que ha llegado á adquirir el favor obras la posteridad. de una persona. (L. de la Huerta.) dos significan una cosa triste y desgraciada; pero fatal es mas bien un efecto de la suerte: y fu­ nesto es mas bien una consecuencia del crimen. Los guerreros están en peligro de acabar sus dias de un modo fatal, y los malvados de un modo funesto. A veces tienen estos dos términos un sentido augurai: es decir, que se vale uno<Ie ellos para indicar alguna cosa que anuncia un triste acontecimiento, σ que da motivo á él. Fatal no designa entonces sino una cierta combinaciσn en las causas desconocidas, que impi­ den que nada salga bien. Funesto pre­ sagia ­accidentes mas grandes y mas in · tolerables para la vida, para el honor σ para el espíritu. El andar cortejando mujeres hace la fortuna de unos y es fatal á otros; toda conexiσn ligada al vicio es funesta. FATAL, FUNESTO.—Los (March.) también si­ nσnimo de trabajo; y en este sentido, la fatiga se emplea como una especie de ponderaciσn del trabajo. FATIGA, TRABAJO.—Fatigues Valido es el favorito de un soberano, de un príncipe, σ de cualquiera perso­ na que ejerce autoridad y poder. Privado es el valido que no solamen­ te ha adquirido el favor del príncipe, sino que trata á éste con familiaridad y llaneza. El favorνto ha logrado favor. El valido favor y valimiento. El privado favor, valimiento y fami­ liaridad. La voz favorνto indica solamente el merecimiento del afecto, del cariρo, y tal vez, del amor. La voz valido hace concebir la idea de los medios que sabe emplear la per­ sona para dirigir la voluntad agena» La voz privado supone merecimien­ to de amistad, de confianza y de fami­ liaridad absolutas. La misma diferencia existe respecti­ vamente entre los sustantivos favor, ra­ limiento, y prνmnza.—(V. Gracia, Fa­ vor.) ( C de la Cortina ) FAZ, SUPERFICIE.—Es lo de afuera, la parte exterior y sensible de los cuerpos; esta idea los hace sinσnimos. Se dice faz cuando no se quiere hablar FIR FER ( 78 ) sino «le lo que es exterior y visible, sin σ un ingenio fιrtil 6 fecundo en grandes respeto á lo que no se presenta. ideas; pero seria mal dicho un orador Se dice superfine cuando se intenta fιrtil en lugar de fecundo; podremos, si, poner lo que está fuera, en oposiciσn decir, que su pluma es fιrtil, á cau­ con lo que no se presenta. sa de las muchas y varias producciones De todos los animales que cubren la de asuntos que él da á luz.—( V. Ferti­ faz de la tierra, solo el hombre es ca­ lidad, Fecundidad.) {March.) paz de conocer todas las propiedades de este globo; y entre los hombres la ma­ FERTILIDAD, FECUNDIDAD.—Lo que ma­ yor parte no perciben mas que la super­ terialmente produce con abundancia, es ficie; solo sabe penetrar en lo interior el fecundo. La fecundidad de varias espe­ ojo perspicaz de un corto nϊmero de fi­ cies σ individuos constituye/eV/í/ el todo lσsofos. que componen. Esta distinciσn vale también en sen­ Una tierra, un campo e s / r'il cuan­ tido figurado; y de ahí viene que se dice do en él hay muchas plantas fecundas. de los talentos vanos, que para hacerse La provincia en donde se coge mucho valer hablando de todo, hacen ligeras aceite σ mucho \rino, no es fecunda, es incursiones en todos los géneros de co­ fιrtil. Las olivas, las vides que produ­ nocimientos sin profundizar ninguno; cen materialmente aquellos frutos, son que no saben mas que la superficie de fecundas. las cosas, y que solo tienen nociones su­ Por la misma razσn entre los anima­ perficiales. (March.) les no se llaman fιrtiles las hembras, sino fecundas. (JL. de la Huerta. ) FELICIDAD, DICHA.—La felicidad es el estado permanente de la dicha. Se pue­ F I N O , DELICADO.—Se necesita mucho ta­ de tener un momento de dicha sin go­ lento para conocer lo que es fino; pero zar de la felicidad. La dicha como sen­ ademas se necesita gusto para conocer timiento es una continuaciσn de place­ lo que es delicado. Lo primero es su­ res; la felicidad un goce duradero de la perior al alcance de muchos, y lo se­ dicha. Puede uno tener una dicha sin gundo está al alcance de muy pocos. ser feliz. Un hombre ha tenido la di­ Un discurso fino se repite alguna vez cha de escapar de un lazo, σ de un pe­ con utilidad al que no lo ha entendido ligro, sin dejar por eso de ser tan infe­ desde luego; pero el que no conoce lo liz σ mas que antes, y por consecuencia delicado al momento, no lo conocerá no se puede decir de él que ha experi­ nunca. Puede buscarse lo uno y es pre­ mentado la felicidad. ciso comprender lo otro. (March.') Fino tiene un uso mas extenso, pues sirve para los rasgos de malicia como F É R T I L , FECUNDO.—Estos dos adjetivos, para los de bondad. Delicado, es de un tomados en sentido propio σ figurado, servicio y mérito mas raro: no sienta expresan una abundante producciσn; bien en los rasgos maliciosos, pero figu­ mas parece que la. fecundidad proviene ra con gracia en cosas lisonjeras. Así de la naturaleza, y que Infertilidad sea es que se dice una sátira fina, una ala­ mas bien efecto del arte. Diremos, banza delicada. pues: el calor del sol y la lluvia del cie­ (March.) lo fecundizan la tierra: el cultivo y el abono la hacen fιrtil: una imaginaciσn F I R M E , CONSTANTE.—El que no varía, FIR ( 79 ) FIR es constante; el que no cede, es firme. constante y firme al mismo tiempo, por­ El hecho solo de no mudar de opinion, que será propenso á variar de gusto σ de inclinaciσn σ de conducta, basta para de inclinaciσn, y tendrá bastante firmeza acreditarse de constante. Para ser fir­ para obrar del modo que le convenga: me es preciso tener que vencer las difi­ no así el que es constante solamente; cultades σ contradicciones, y todo lo que puede ser constante por carácter, σ por puede oponerse á la constancia. hábito, y verse obligado por falta de fir­ meza á obrar contra sus deseos. La Un hombre puede ser constante tal constancia parece que lleva embebida vez por costumbre, por irresoluciσn, y en sí misma la idea de la tranquilidad, aun por debilidad; pero solo es firme el de la mansedumbre, de la dulzura de que resiste á todo lo que puede sepa­ carácter, al paso que la firmeza indica, rarle de su resoluciσn. (L.dela Huerta.) como se ha dicho, fuerza y vigor de es­ píritu; por esta razσn se mira la falta F I R M E , CONSTANTE, PERSEVERANTE, ASI­ de firmeza en las mujeres con mas in­ DUO.—Firme es el que se resuelve con dulgencia que en los hombres; pero tan­ decision á obrar de tal σ tal manera, sin to en aquellas como en estos se exige que nada le obligue á mudar de reso­ la constancia. luciσn. ha. perseverancia supone continuaciσn Constante es el que por naturaleza de actos, una práctica seguida sin va­ sigue una misma inclinaciσn, un mismo riar de intenciσn; pero sin grandes es­ gusto, una misma práctica, pero siem­ fuerzos, cediendo tal vez á las circuns­ pre en sentido bueno σ indiferente. tancias, sacrificando acaso nuestras pro­ Perseverante es el que continϊa prac­ ticando con ahinco lo que es necesario para lograr sus fines. Asiduo es el que acude con frecuen­ cia donde su deseo σ su interés lo llama. La firmeza supone fuerza y energía, y por esta razσn se aplica con tanta pro­ piedad á las cosas materiales, pues nada de lo que es firme está sujeto á vacilar ni mudarse fácilmente.—"Este hombre es firme como una roca."—"Todos los co­ natos de los malvados se estrellaban con­ tra su firmeza.'''' Pero debe advertirse que la palabra^meza, así como supone fuerza y energνa, supone también justi­ cia y rectitud; pues de lo contrario no ceria firmeza sino obstinaciσn. La pri­ mera es una virtud, la segunda un vicio. La constancia es, si se quiere, una virtud; pero en ella tiene tal vez me­ nos parte ln voluntad: las mas veces de­ pende del carácter de la persona, pocas veces del esfuerzo que haya hecho por adquirirla. Un hombre puede ser in­ pias inclinaciones para lograr mas fá­ cilmente el fin principal. Esta es la razσn porque se dice—este hombre persevera en sus errores, en sus vicios, & c , y no—es firme ni es cons­ tante. Si persevera en los vicios, es sin grande esfuerzo porque ya se habi­ tuσ á ellos, y así como no quiere vio­ lentarse para dejarlos, tampoco perseve­ rarνa en ellos si hubiese de costarle al­ guna violencia. La asiduidad trae consigo la idea de la repeticiσn frecuente de un acto, pero mudando de lugar para trasladarse á otro en donde conviene permanecer: así lo indica su misma etimología (sedere ad.) Un cortesano, un amante, pueden no ser firmes ni constantes y ser sin embar­ go muy asiduos, el uno cerca del sobe­ rano, y el otro al lado de su querida. De aquí se deduce que el que es asi­ duo, es por fuerza perseverante; pero el perseverante puede no ser asiduo. (O. de la Cortina.) FOR ( 80 ) FUE representa la corazσn, y la dulce tranquilidad del naturaleza del cuerpo; lνquido, el esta­ ánimo. do en que se halla. Conservando esta misma propiedad la voz fortuna, se toma á veces por el Los cuerpos físicos se distinguen en mismo bien fínico; pero no se puede ha­ sσlidos y fluidos, no en sσlidos y lνqui­ cer este mismo uso de la voz dicha, que dos, porque se trata de la calidad esen­ siempre representa un goce moral: y así cial que los distingue; y entre solido no puede substituirse á aquella en es­ y lνquido se contrapondría una calidad tos ejemplos: algunos han hecho gran esencial y una circunstancia accidental. fortuna eh las Indias. Cuando media el El agua es siempre un cuerpo fluido, honor, se debe sacrificar la fortuna y la quo no siempre es lνquido, porque deja vida. de serlo cuando se hiela. F L U I D O , LÍQUIDO.—Fluido, (L. de la Huerta.) Los metales no son jamas cuerpos fluidos, aunque son lνquidos cuando se derriten. (L.dela Huerta.) voz fortuna en su sentido recto se extiende tanto á la bue­ na como á la mala suerte, y solo en el primero de estos sentidos puede mirar­ se como sinσnima de dicha; pero la voz fortuna representa aquella felicidad fí­ sica y materialmente; la voz dicha la re­ presenta moralmente, esto es, en cuan­ to causa satisfacciσn al que la posee. Y así la primera es mas propia para ex­ plicar el logro σ posesiσn de aquellos bienes, que todos miran como tales, y á que se atribuye, por una especie de opinion σ convenciσn general, la felici­ dad en esta vida, y que muchas veces no llenan el corazσn del que los posee, como los honores, los empleos, la rique­ za; j la voz dicha se aplica mas propia­ mente al goce de aquellos bienes, que el que los disfruta tiene verdaderamen­ te por tales, sin necesidad de que los califique la opinion general, porque sa­ tisfacen su gusto σ su deseo. FORTUNA, DICHA.—La Hay muchos hombres que tienen la fortuna de ser ricos, y no por eso logran ser dichosos; pero por el contrario, el hombre prudente, abandonado de la for­ tuna, puede ser dichoso, si sabe conser­ var en su desgracia la inocente paz del FRATERNAL, FRATERNO.—(V.Paternal.) fuerza del dis­ curso consiste en la solidez de las ra­ zones; la energνa en el modo de expo­ nerlas. Un argumento escolástico puede ser fuerte sin ser enιrgico. Una descrip­ ciσn histσrica puede ser enιrgica sin ser fuerte. Las lágrimas de Veturia fueron mas enιrgicas, que las fuertes razones que emplearon los romanos para aplacar la obstinaciσn de Cariolano. La descripciσn que hace Boileau de la pereza, es enιrgica, y no es fuerte; el discurso de Colocσlo en la Araucana es al mismo tiempo fuerte y enιrgico. FUERZA, ENERGÍA.—La (L. de la Huerta.) FUERZA, FORTALEZA.—La fuerza es para obrar: la fortaleza para resistir, tanto en lo físico como en lo moral. Un hombre necesita mucha fuerza para levantar un gran peso. Los cimien­ tos de una casa necesitan tener mucha fortaleza, para sostener el peso de su fábrica. El varσn justo, que conoce la fuerza con que obran las pasiones, se reviste de una fortaleza de ánimo superior á ellas, para resistir al ímpetu de sus es­ tímulos. (L.dela Huerta.) FÜE ( 81 ) FUERZA, VIGOR, FORTALEZA, ROBUSTEZ. —Fuerza llamamos al principio del mo­ vimiento ; así decimos que todos los cuerpos de la naturaleza están equili­ brados por dos fuerzas contrarias, una que los mueve acia un centro, otra que los aparta de él por una tangente: un cuerpo decimos que lleva mas σ menos fuerza segϊn le vemos ir mas σ menos aprisa. Los seres inanimados, ademas de las fuerzas centrípeta y centrífuga, que les son comunes con todos los demás cuer­ pos, tienen otro principio de fuerza para moverse á su arbitrio en todas direccio­ nes. Si no se mueven con igual facili­ dad en todas ellas, es porque hallan otras fuerzas que contrarestar; y las fuerzas se destruyen mutuamente: por ejemplo, acia arriba se pierde la mayor parte de la fuerza animal en la resistencia de la fuerza centrípeta; y regla general, en cualquiera direcciσn se pierde tanta can­ tidad de fuerza animal, cuanta es la fuerza contraria. Por esto, cuanto mas pesadas son las cosas cuesta mas traba­ jo moverlas. Si yo empujo una bala de hierro que esté sobre un plano horizon­ tal, segϊn mi fuerza, sea mayor σ me­ nor que la de su gravedad, la haré mo­ ver, σ me cansaré inϊtilmente. Cuan­ do cogiendo un palo por sus dos extre­ mos lo parto sobre la rodilla, mi fuerza no hace mas que dar movimiento á sus dos mitades, á pesar del punto de apo­ yo que lo estorbaba. Ϊltimamente, si dirijo la mano contra una pelota, una bala σ cualquier otro cuerpo que venga acia mí, siendo mi fuerza mayor que la suya, lo haré retroceder; en caso con­ trario él vencerá mi mano, y pasará ade­ lante: en fin, si nuestras fuerzas son en­ teramente iguales caerá á mis pies. Por lo dicho se vé que lo que Uama­ mos fuerza animal no es mas que la elas­ ticidad de nuestra musculatura, por la cual no solo nos manejamos rápidamen­ FUE te en todas las direcciones, sino que co­ municamos el movimiento á otros cuer­ pos, σ les quitamos el que tenían. En esta acepciσn parecen sinσnimas las voces fuerza y vigor; sin embargo, observando que suelen usarse muchas veces juntas en una misma proposiciσn, podemos sospechar que no será uno mis­ mo su sentido, pues entonces seria una repeticiσn insufrible decir que arrojamos una cosa eon fuerza y vigor. Si bien lo notamos, esta ϊltima voz indica mas bien el esfuerzo y disposiciσn del espíritu que mueve los resortes de nuestra máquina: la otra atiende mas á la materialidad de los mismos resortes; de modo que vigor es propiamente el uso de la fuerza. Decir que un hombre repele una cosa con fuerza y vigor, es indicar que no solo tiene fuerzas para re­ pelerla, sino que las emplea realmente en aquella ocasiσn. Una ley está en su fuerza mientras no se deroga; está en su vigor mientras se observa. Dos per­ sonas de iguales fuerzas pueden hacer una cosa con mas σ menos vigor segϊn el esfuerzo de cada una. Por esto vi­ gor solo se dice de los animales, σ de las cosas personificadas; esto es, solo se aplica á las fuerzas voluntarias, y de ningϊn modo á la fuerza necesaria que dirige todos los cuerpos de la naturale­ za con unas leyes invariables y cons­ tantes. Fuerza es en todos los casos el prin­ cipio del movimiento, y por consiguien­ te de la acciσn: fortaleza es al contra­ rio, el principio de la resistencia; y un cuerpo decimos que tiene mas σ menos fortaleza segϊn resiste á los esfuerzos de otro que quiere moverlo σ separar sus, partes. Un cue*·^ lleva mucha fuerza cuando se mueve c^n rapidez, cuando rompe por todos los obstáculos: al contrario, tiene mucha fortaleza cuando nada le hace mella, nada lo descompons ni hace 11 GAL ( í : ) GOC mover. Al hombre de fuerzas nada le puede tal vez confundirse con el amor; resiste; el hombre que tiene fortaleza lo éste pudiera mas bien equivocarse con resiste todo. En la guerra se llaman la íntima amistad, si no anduviese casi fuerzas todas las cosas que pueden ser­ siempre acompaρado de las apariencias vir para atacar, como soldados, caba­ del vicio. llos, artillería, navios: plazas, castillos, El cortejo, á quien disguste esta sig­ baterías, y todo lo que ϊnicamente pue­ nificaciσn de la voz, prefiera el nombre de servir para defensa se llama fortale­ y la calidad de galán, haciendo mas zas, fuertes ό fortificaciones. Forzar una alarde de un obsequioso rendimiento, trinchera es rendirla: fortificar una pla­ que no exceda los límites del respeto, za es ponerla en estado de defensa. que de una confianza que ostente las La apariencia σ el exterior de la for­ apariencias de la facilidad σ de la pose­ taleza es lo que se llama robustez. El siσn. grueso de una columna constituye su ro­ (L. de la Huerta.) bustez, su fortaleza depende de la mate­ ria. La robustez animal consiste en el GENERAL, UNIVERSAL.—Lo general com­ prende la totalidad en grande: lo unigrueso de la musculatura, en lo apretado versal por menor. Diremos pues: la ca­ de las carnes, y en el aparente buen es­ restía ha sido general en el reino: el di­ tado de los humores: para que haya for­ luvio fué universal. No hay regla getaleza es menester que la máquina ten­ neral que no tenga excepciσn; no hay ga verdadera resistencia, cosa que no principio universal del cual, no se reco­ siempre acompaρa la robustez. Hay nozca la verdad sin excepciσn. Es opi­ hombres de mucha robustez que resisten nion general que las mujeres rio nacie­ muy poco; así como puede haber una ron para la guerra; es principio univercolumna de corcho mas robusta que otra sal que los hijos deben honrar á sus pa­ de mármol. dres. El adjetivo de fuerza es forzudo: el {March.) de fortaleza fuerte: vigoroso y robusto son los de vigor y robustez. GLOSA, COMENTARIO.—Los dos son in­ {Jonama.) terpretaciones σ explicaciones de un texto;, pero la glosa es mas literal y se FUROR, FURIA.—Furor denota mas bien hace casi palabra por palabra; el comenla agitaciσn violenta interior, y fuña la tario es mas libre y menos escrupuloso agitaciσn violenta exterior. El furor en separarse de la letra; sucede á veces está dentro de nosotros; la furia nos ser difuso en lo que fácilmente se en­ saca fuera de nosotros. Nos posee el tiende, y guardar silencio sobre los lu­ furor, nos enagena la furia. Contene­ gares σ pasajes difíciles. mos el furor, nos abandonamos á lafuria. {March.) (A. Cimfuegos.) G GALAN, CORTEJO.—La voz cortejo se ha admitido ya generalmente como sinσ­ nima de galán; pero hay entre ellas la diferencia, de que la galantería supone respeto y rendimiento; y el cortejo su­ pone familiaridad y confianza. Aquella GOCE, POSESIΣN.—En el artículo/orftmec, dicha se ha empleado la voz goce para explicar la acciσn del verbo gozar, por­ que aunque en este sentido no parece que está adoptada en nuestra lengua, no hallo otro substantivo que corresponda rigurosamente á este verbo, y explique por sí solo su acciσn. Si en su falta que­ GOZ ( 83 ) GR A remos substituir un equivalente, no pa­ imaginaciσn para que suceda un gran rece ofrecerse otro mas análogo á la gozo á las lágrimas mas amargas. idea, que el substantivo posesian. Pero (March.) poseer explica la acciσn de tener una cosa en nuestro poder, σ á nuestra dis­ Gozo, GUSTO.—El primero se aplica solo á lo moral, y el segundo á lo físico, y posiciσn, sin relaciσn á la parte moral solo figuradamente á lo moral. de la acciσn, esto es, á la parte que tie­ El gusto que me causσ su vista, llenσ ne en ello la voluntad del que posee, ni de gozo mi corazσn. á la utilidad que le resulta, cuya idea No se dice el gusto del alma, sino el explican rigurosamente el substantivo gozo; ni el gozo de comer una pera, sino goce, y el verbo gozar. el gusto. Muchos hay en el mundo que poseen Aplicados uno y otro puramente á lo bienes, de que no pueden gozar; Ώpues moral, el gozo supone un efecto mas in­ por qué no se podrá decir, que lo que herente, mas sublime, y causado por satisface al corazσn humano no es la po­ objetos mas nobles; el gusto una sensa­ sesiσn, sino el goce de las riquezas? ciσn menos sσlida, y causada por obje­ {L. de la Huerta.) tos mas comunes. El gozo de los bien­ GORDO, GRUESO.—El adjetivo grueso con­ aventurados; el gusto de pasear solo. sidera el volumen con relaciσn á solo el (L. de la Huerta.) espacio; el adjetivo gordo le considera con relaciσn al espacio y á la materia. GRACIA, FAVOR —Gracia dice algo de gratitud; un beneficio gratuito, un ser­ Un hombre corpulento tiene natural­ vicio gratuito. Favor dice algo de afec­ mente una mano gruesa, y en esta idea tuoso; es la expresiσn de un interés par­ no vemos mas que su volumen; pero ticular, del cuidado de la felicidad σ de una mano gorda nos representa la idea la satisfacciσn de alguno. Nos gratifi­ de su carnosidad, de la abundancia de can con un bien, con una cosa que no la materia de que se compone. nos debían: nos favorecen con bienes, Se mide lo grueso, no lo gordo; por­ con preferencias que nos distinguen. que la medida solo recae sobre el es­ pacio. Gordo no se aplica con tanta propie­ dad á las materias compactas y resis­ tentes, como grueso. Es grueso un ár­ bol, es gorda una pantorrilla. Solo en un lenguaje muy vulgar se dice: un palo, un garrote muy gordo. (L.dela Huerta,) Gozo, ALEGRÍA.—El gozo está en el co­ razσn, la alegrνa en los modos: el gozo consiste en un dulce sentimiento del alma, la alegrνa en una agradable situa­ ciσn del espíritu. A veces sucede que la posesiσn de un bien, cuya esperanza nos habia atraído mucho gozo, nos acarrea mucho pesar. Basta soltar alguna vez la rienda á la (A, Cienfuegos.) El gracioso di­ vierte excitando la risa, por medio de acciones σ dichos jocosos; y el chistoso, recreando el entendimiento con agude­ zas y sales, aplicadas sin estudio, con viveza y oportunidad, al asunto de que se trata. El primero puede valerse de imita­ ciones,de dichos estudiados, de extrava­ gancias, de las ventajas que puede ofre­ cerle la disposiciσn física de su propia figura, σ la singularidad de su carácter; el segundo todo lo debe á Ja viveza de su ingenio, y á la prontitud de su ima­ ginaciσn. Un ignorante puede tener gracia, σ GRACIOSO, CHISTOSO.— GRA ( 8 disposiciσn natural para divertir σ mo­ ver la risa; pero no puede ser chistoso, porque para ello necesita agudeza y dis­ creciσn. El gracioso puede serlo en una socie­ dad de ignorantes, pero no el chistoso, porque necesita que le entiendan. ) GUI dos voces; porque aquella puede con­ servar en él su energía y extension pro­ pia, representando una ilimitada exten­ sion, y estas no pueden representar con propiedad sino un volumen determina­ do. Y así se dice: grandeza de ánimo, y no magnitud ni tamaño. (L. de la Huerta.'} (L. de la Huerta.) GRANDEZA, MAGNITUD, TAMALVO.— L a grandeza considerada físicamente, re­ presenta al cuerpo con relaciσn al ex­ ceso de su volumen, respecto del regu­ lar y comϊn de otros cuerpos, y sin re­ laciσn determinada á siu· ­~ ^'iidas y pro­ porciones; la magnitud le representa bajo una idea determinada, con relaciσn á sus porporciones y medidas. Se admira la extraordinaria grandeza del sol, y se mide por medio de los ins­ trumentos astronσmicos su verdadera magnitud. El tamaño representa también deter­ minadamente el volumen, pero se usa con mas propiedad cuando se trata de cuerpos mas pequeρos, de los de nues­ tro uso, de los que manejamos, de los que podemos medir fácilmente: y mag­ nitud cuando se trata de cuerpos muy grandes σ inaccesibles. Se calcula la magnitud de un planeta, se compra una caja de un tamaño pro­ porcionado. Ni el tamaño se aplicaría con propiedad al planeta, ni la magnitud á la caja. La grandeza es respectiva, la magni­ tud y tamaño son absolutos; porque no es grande ni pequeρo un cuerpo consi­ derado solo, sino respecto de otro: y esta comparaciσn le constituye tal; pero todo cuerpo tiene por sí, independien­ temente de toda comparaciσn, las me­ didas y proporciones que forman su mag­ nitud y tamaño. De aquí es, que la voz grandeza se usa con mucha frecuencia y propiedad en el sentido figurado, pero no las otras uno grave por pru­ dencia y por madurez de reflexion; se­ rio por carácter y por temperamento. La ligereza es opuesta á la gravedad; el regocijarse es opuesto á lo serio. La costumbre de tratar negocios nos da gravedad. Las reflexiones de una moral severa nos hacen senos. GRAVE, SERIO.—Es (March.) guarda lo que no se quiere dar: se retiene lo que no se quiere devolver. Guardamos nuestros bienes: retenemos los de otros. El avaro guarda sus tesoros: el deu­ dor retiene el dinero á su acreedor. Al hombre honrado le cuesta mucho guardar lo que posee, cuando por otra parte vemos á un bribσn que parece es­ tar autorizado para retener lo que ha to­ mado. GUARDAR, RETENER.—Se {March.) guia mostrando, enseρando el camino, yendo delante. Se conduce dirigiendo. El postilion inteligente guia bien al correo que no sabe el camino. El buen piloto conduce bien el navio al puerto. Guiar hace relaciσn directamente á los medios; conducir hace relaciσn di­ rectamente al fin. Un traidor nos guia por un rodeo, para conducirnos al para­ je en donde está emboscado el enemigo. Por esta razσn en la acciσn de" guiar puede no tener parte la voluntad del que guia; pero siempre la tiene la del que conduce, en la acciσn de conducir, GUIAR, CONDUCIR.—Se HAL GUS ( 85 ) tra alma los objetos pintados; pero si Una estrella nos guia; un amigo nos decimos que somos aficionados á la pin­ conduce. (L. de la Huerta.) tura, damos á entender que tenemos gusto en practicar σ estudiar este arte. GUSTAR, AGRADAR­—Solo se pueden usar —Una pieza de mϊsica puede no gustar uno por otro en un sentido figurado, á muchas personas, y embelesar al mis­ porque en su sentido recto, gusta lo que mo tiempo á un aficionado. satisface á los sentidos, lo que deleita (G. de la Cortina.) materialmente: agrada lo que deleita H al ánimo, lo que satisface á la imagi­ naciσn. HABILIDAD, DESTREZA.—El que sabe ha­ Gusta una bella figura, un manjar re­ cer una cosa bien, y con conocimiento galado. Agrada la virtud, la sencillez de lo que hace, tiene habilidad: el que de la aldea. la hace materialmente bien, y con faci­ \L. de la Huerta.) lidad, tiene destreza. Aquella se refie­ re directamente al saber; ésta se refiere GUSTO, AFICIΣN.—El gustono es mas que directamente al ejecutar. el placer que se siente en satisfacer Un artífice tiene habilidad, cuando nuestras inclinaciones, aun cuando sean sabe ejecutar bien la obra que le encar­ pasajeras. gan, y destreza en el manejo material de La aficiσn es este mismo gusto, fun­ los instrumentos de su profesiσn. dado en el conocimiento de las cosas Un maestro tiene habilidad para en­ que nos lo inspiran. seρar, cuando sabe el buen método, y Por esta razσn llamamos aficionado los medios que debe emplear para ello. al que profesa una facultad, una arte σ Una araρa forma con destreza su tela. una ciencia, solamente por gusto; σ al (X. de la Huerta.) que aun cuando no profese ninguna de estas, se halla en estado de juzgar so­ bre tal σ cual cosa por el estudio que HACER, EJECUTAR.—El primero de estos dos verbos representa la acciσn de un ha hecho, llevado de su gusto é incli­ modo absoluto, sin relaciσn directa á naciσn. Así decimos—"Concierto de otra alguna; el segundo la representa aficionados"—Tengo un gusto inespli­ determinadamente con relaciσn á otra cable en oir el voto de todos los aficio­ acciσn anterior, esto es, á la resoluciσn, nados. á la orden, á la yrimcfa, á la idea que De aquí se deduce que el gusto será ha precedido á la ejecuciσn; y así puede bueno σ malo, segϊn sean las inclinacio­ hacerse una cosa inesperada, pero no se nes; pero nunca podrá calificarse á la dirá propiamente que se ejecuta. aficiσn de buena σ mala sin faltar á la Se hace una obra, un favor, una in­ propiedad, porque si una persona tiene justicia; y en estos ejemplos presenta el mal gusto, deja de merecer el título de verbo el hecho en sí mismo, y no como aficionado. consecuencia del motivo σ razσn que le La palabra aficionti&Q consigo la idea precede, como cuando se dice, que se de la ciencia, del arte, del estudio y de ejecuta el proyecto, la sentencia, la de­ la observaciσn, al paso que la palabra terminaciσn. gusto no indica mas que la sensaciσn que (L. de ta Huerta.) nos causa tal σ tal cosa. Si decimos que nos gusta la pintura, nos limitamos HALLAR, ENCONTRAR.—Hallar es encon­ á expresar el efecto que causan en nues­ trar alguna cosa, σ porque se busca σ so­ HEC ( 86 ) HON licita, ό por que la casualidad la ofrece; El hecho tiene una relaciσn directa á pero habiendo dos voces para explicar la cosa ejecutada, representándonos el estas dos ideas diferentes, parece que efecto, la resulta, lo que queda ejecu­ convendría seρalar á cada idea una voz tado por medio de la acciσn. que la distinga, mas bien que autorizar De aquí es, que las acciones son bue­ un uso que las confunde, tanto mas que, nas, malas, σ indiferentes, seρalando la si se examinan con rigor, se percibe que voz directamente la intenciσn del que la acciσn de encontrar no supone preci­ la ejecuta; y los hechos son ciertos, fal­ samente la de haber buscado lo que se sos σ dudosos, con relaciσn directa á la encuentra; pero la acciσn de hallar supo­ esencia, σ calidad del hecho en sí mismo. ne la de haber buscado lo que se halla. Las acciones del hombre, que piensa Al pasar por la plaza he encontrado mal, descubren el carácter de su cora­ una procesiσn: á dos leguas de Madrid zσn, por mas que las disimule el arte, σ encontrι el parte. Nadie diria que hallσ las disfrace la afectaciσn y la hipocresía. una procesiσn, σ el parte, ΰ no quérir Un mal historiador suele alterar los dar á entender que los andaba σ iba bus­ hechos que refiere, cuando le acomoda, cando. A la verdad, si decimos, que el para divertir á sus lectores. que huye por un atajo desconocido, se (L. de la Huerta.) expone á encontrar al enemigo, no pue­ de dejarse de percibir mayor exactitud HEROICIDAD, HEROÍSMO.—Heroicidad es una acciσn heroica: heroνsmo es el ca­ y propiedad en el uso del verbo encon­ rácter del héroe; así esta ϊltima voz no trar, contra nuestra voluntad, al enemi­ tiene plural. go de quien huimos, que en el uso del Sacrificar las pasiones al deber es he­ verbo hallar al enemigo que no bus­ roicidad: para ello se necesita heroνsmo. camos. (Jonama.) Se ofrece el hallazgo de una cosa per­ dida que se busca. Hacerse encontra­ HONRA, HONOR.—El honor es indepen­ dizo, es hacer como que no se busca, diente de la opinion pϊblica: la honra es, como que la casualidad lo ofrece. σ debe ser, el fruto del honor, esto es, (L.de la Huerta.) HALLAR, ENCONTRAR.—Hallamos las co­ sas desconocidas σ las que buscarnos: encontramos las que están en nuestro ca­ mino σ que se nos presentan y que no buscamos. Aun los mas desdichados hallan siem­ pre algϊn recurso en su desgracia. Los que fácilmente se unen á toda clase de gentes, están expuestas á encontrar ma­ las compaρías. (March.) acciσn tiene una relaciσn inmediata á la persona que la ejecuta, representándonos la voluntad, el movimiento, la parte que tiene en ella la persona. HECHOS, ACCIONES.—La la estimaciσn con que la opinion pϊbli­ ca recompensa aquella virtud. Mostrσ el honor que tenia. Un hom­ bre de honor es la honra de su familia. Se hereda el honor, y no la honra; esta se funda después, en las acciones propias, y en el concepto ageno. Se honra, no se da honor. El favor puede honrar, pero no restituir el honor al que una vez lo ha perdido. (L, de la Huerta.) Por consiguiente, debemos mirar al honor como causa, y á la honra como efecto; y debemos también mirar como galicismos insufribles é innecesarios en nuestra lengua las frases, "hágame vd. el honor"—"tengo el honor de"—"sen­ HUÍ HΦR ( 87 ) sible al honor que vd. me dispensa"— HUECO, VACÍO.—Si hueco es lo cσncavo σ vacνo por adentro, como parece de su de­ "el honor que me resulta," y otras ex­ finiciσn, habremos de considerar como presiones del mismo jaez, no menos im­ sinσnimas estas tres voces; pero cσnca­ propias que contrarias á la ideología. (G. dιla Cortina.) vo y hueco de ningϊn modo parece que se pueden mirar como tales, porque la HORRENDO, HORRIBLE, HORROROSO.— primera de estas calidades es una cir­ Un objeto que horroriza, es la idea co­ cunstancia propia de la figura determi­ mϊn á estas tres voces, que la represen­ nada del cuerpo, y la segunda es pura­ tan con relaciσn á los efectos que pro­ mente una negaciσn de su solidez, sea duce el horror en nuestra imaginaciσn. la figura la que se fuese. Y así un cuer­ Lo horrendo nos horroriza, c orno atroz po cuyas superficies interiores sean pla­ y abominable: lo horrible, como repug­ nas, podrá estar hueco sin ser cσncavo. nante y desagradable: lo horroroso,como Lo vacνo parece distinguirse menos espantoso y temible. de la idea que representa la voz hueco. Es horrendo el crimen de un parrici­ Veamos cual puede ser la diferente pro­ da: es horrible la vista de un monstruo, piedad y extension de estas dos voces. la de un cadáver desfigurado: es horro­ Vacνo supone una negaciσn acciden­ roso el ^effismiOtwlo» de un naufragio, los tal de aquellas cosas que el cuerpo sue­ efectos de un incendio, la profundidad le σ puede contener, y no contiene ac­ espantosa de un abismo. tualmente. Hueco supone una negaciσn (L. de la Huerta.) positiva, no precisamente de aquellas HORRIBLE, HORROROSO, HORRENDO.— cosas que puede contener el cuerpo dis­ Horrible es lo que por su deformidad tintas de la materia, σ materias de que debe causar horror: horroroso y horren­ se compone, sino de aquella parte del do, lo que realmente lo causa, con la di­ mismo cuerpo que falta en lo interior de ferencia que horroroso se aplica á lo fí­ él para constituirle sσlido. sico, y horrendo á lo moral. Es hueca la bola de un campanario, Las máximas de Hobbes y Maquia­ porque está construida de un modo que velo son horribles, porque deben horro­ no tiene mas materia que la que basta rizar á todo hombre de bien, aunque no para formar su superficie esférica. Está sean horrendas para s\is sectarios. Una vacio un jarro cuando no tiene dentro tempestad, un precipicio, un desierto son licor alguno. cosas horrorosas: los delitos y las atro­ Hueco tiene relaciσn al espacio; va­ cidades se llaman horrendas. cνo prescinde del espacio, y solo hace Alimentarse con el sudor de los infe­ relaciσn á lo que no contiene el cuerpo. lices es una cosa horrible; ver correr la Una vejiga hueca deja de serlo, si se la sangre de su semejante, es un espectá­ priva de su extension y capacidad, aplas­ culo horroroso; hacerla correr, es una tándola, comprimiéndola, retorciéndola acciσn horrenda. σ de otro modo; pero no deja de estar Este mismo creo que fuese el senti­ vacía de cualquier modo, y en cualquie­ do de las voces horribilis, horridus, hor­ ra figura σ disposiciσn que se halle. rendas. Adviértase que los poetas usan (£·. de la Huerta.) la palabra hσrrido en lugar de horroroso. Don José Lopez de la Huerta no con­ H U I R , ESCAPAR.—No siempre escapa el que huye. Huir solo explica la fuga: es­ viene conmigo en el sentido de estas capar aρade á la idea de la fuga la del tres voces.—(V. su artículo Horrendo.) logro de su objeto. (Jonama.) 1LÜ ( 88 Si no se alcanza, σ se detiene al que huye, se escapa sin remedio. Al ir á prenderle, se les huyσ; le siguieron, pero al fin se les escapσ. (L.de la Huerta.) I IGNORANCIA, TONTERÍA, NECEDAD.—La ignorancia es falta de cultura del enten­ dimiento; la tonterνa falta de cultura de la razσn; la necedad es ignorancia σ ton­ terνa acompaρada de presunciσn. El ignorante yerra por falta de prin­ cipios adquiridos; el tonto por falta de luces naturales; el necio por falta de lu­ ces σ principios, y sobra de amor propio. El amor propio oculta muchas veces la ignorancia; descubre siempre la nece­ dad; y no tiene influjo alguno en la ton­ terνa^ porque el ignorante puede saber que lo és; pero ni el tonto lo sabe, ni el necio lo cree. El que ignora el lenguaje de los ne­ cios, pasa por tonto entre los ignorantes. {L. de la Huerta.) hombre puede ilustrar σ su entendimiento, σ su perso­ na. En el primer caso se llamará ilus­ trado, en el segundo ilustre. Cicerσn fué un hombre ilustrado por sus conocimientos: ilustre por sus obras. Los entendimientos mas ilustrados se confundirán cuando léanlas ilustres proe­ zas de Napoleσn. ILUSTRADO, ILUSTRE.—El (Jonama.) ILUSTRE, ESCLARECIDO, INSIGNE, CÉLE­ BRE.—Estos cuatro epítetos convienen al hombre distinguido entre los demás en fortuna, poder, talentos, & c , &c. Ilustre pertenece especialmente al que está en una esfera mas elevada, y sobre todo al que naciσ en ella. Es timbre que da la opinion, y que por consiguien­ te se halla expuesto á todos sus ca­ prichos. Esclarecido conviene mejor al que ) 1LV ha sabido adquirir gloria con sus haza­ ρas, colocándose en una esfera superior σ realzando el lustre de la suya. Los que quieren hablar latin en castellano dicen claros varones en lugar de varo­ nes esclarecidos; pero el uso comϊn (que no es tan caprichoso como se cree) no permite aquella expresiσn sino á los que confunden hembra con mujer, y trasla­ do con traducciσn. Insigne, que en su origen quiere de­ cir seρalado, indica con mas propiedad el estado de un hombre raro, por sus grandes vicios σ por sus grandes virtu­ des. Un hecho muy pequeρo, pero ca­ sualmente poco comϊn, puede dar á un hombre el carácter de insigne; y al con­ trario, no se lo darán las acciones mas ilustres, si son de las que estamos vien­ do frecuentemente. Cιlebre es aquel cuyos hechos son co­ nocidos y relatados por la fama. El ilus­ tre Cervantes, esclarecido por su insig~ ne Quijote, no ha tenido celebridad has­ ta muchos aρos después de su muerte. Si tuviese que citar hombres ilustres, los buscaría, por ejemplo, en las casas soberanas de Europa. Si tuviese que seρalar los esclarecidos, no me olvida­ ría de los Alejandros, Césares, Corte­ ses, Pizarros, Turenas y Bonapartes; ni tampoco de los Virgilios, Racines, Loc­ kes y Neutones. Entre los insignes con­ taría los Diσgenes, los Zenones, los Al­ cibíades, los Viriatos, los Colones, las Zenobias, las Lucrecias y una infinidad de romanos de todos tiempos. Todos los que van citados son personas cιlebres; pero debe notarse que la celebridad sue­ le no estar en proporciσn con las demás cualidades: la fama es como la sombra, que aumenta y disminuye los objetos segϊn las distancias; por otra parte, no toaos los hechos se llegan á saber, ni todas las circunstancias son iguales para que ellos hagan siempre la impresiσn IMP ( 89 ) IMP que debieran; por cuyas razones mu­ en todos tiempos el logro de las pruden­ chos hombres insignes, ilustres y escla­ tes ideas de los legisladores. recidos quedan sin la celebridad mere­ Un cuerpo opaco interpuesto entre cida. los ojos y el objeto, impide el verle; una (Jonama.) niebla no lo impide, pero estorba para verle bien. Los grillos no impiden el IMAGINAR, IMAGINARSE. — Imaginar es andar, pero estorban. formar alguna cosa en la mente; en al­ (L. de la Huerta.) gϊn modo es crear una idea, ser inven­ IMPOLÍTICO, GROSERO, RTJSTICO.—Es ma­ tor de ella. yor defecto ser grosero que simplemen­ Imaginarse es representarse en la te impolνtico, y lo es mas aun el ser mente alguna cosa, σ bien creerla σ per­ 7-ÚstÍC0. suadirse de ella. El impolítico es por falta de buenos Imaginar necesita tener un objeto por modos y á nadie agrada; el grosero por complemento y que sea nombre; ima­ tener modos desagradables, y á todos es ginarse puede ir con nombre, con ver­ insoportable; el rústico los tiene cho­ bo, &c. cantes y nadie puede sufrirle. El que imagino los primeros caracte­ La impolítica es el defecto de gentes res del alfabeto, hizo un gran beneficio de una mediana educaciσn: la grosería al género humano. lo es de los que la han tenido mala, y Los espíritus inquietos se imaginan la rusticidad de los que no han tenido comunmente las cosas muy diferente­ ninguna. mente de lo que ellas son. En el trato del mundo se sufre al imLa mayor parte de los escritores po­ político, se huye del grosero, y no se líticos se imaginan haber humillado á quiere trato con el rústico. sus adversarios cuando les han dicho (March.) muchas injurias; mas se engaρan en ello, pues lo que hacen es envilecerse. Se IMPORTUNO, IMPERTINENTE. — Trátase imagina uno que siempre habrá tiempo aquí del sentido recto de estas dos vo­ para pensar en la muerte, y así es que ces, y no del secundario, aunque mas se pasa la vida sin pensar en morir. comϊn y conocido, en que ordinaria­ {March.) mente se usan, llamando importuno al molesto y enfadoso, por la instancia σ IMPEDIR, ESTORBAR.—Impedir supone un continuaciσn con que pide alguna cosa; obstáculo directo. Estorbar supone, é impertinente al displicente σ desagra­ con mas propiedad, un obstáculo indi­ dable, por su mal humor, melancolía ϊ recto, y no pocas veces una mera difi­ otras causas. cultad ό embarazo. Lo que es fuera de tiempo, es imporEl padre impide con su autoridad que tuno; lo que es fuera de propσsito, es su hijo salga de casa. La compaρía de impertinente. La disonancia que causa un amigo suele estorbar á veces que ha­ lo importuno, no consiste en la calidad gamos nuestra voluntad. de la cosa en sí misma, sino en la oca­ Muchas son las leyes que se han pro­ siσn en que se emplea, en la falta de mulgado en todas partes para impedir oportunidad. La disonancia que causa los desafíos; pero la loca presunciσn lo impertinente está en la misma calidad del amor propio, á que damos impropia, de la cosa que no conviene, no pertenemente el nombre de honor, ha estorbado ce á lo que se dice σ se hace. 12 INC ( 90 Las chanzas no son de modo alguno impertinentes en una comedia, pero pue­ den ser importunas. El adjetivo inoportuno solo está au­ torizado por el uso, y parece por su mis­ ma formaciσn mas conforme que impor­ tuno á este sentido. (£. de la Huerta.) La inad­ vertencia puede ser un defecto discul­ pable, causado por una tarda percepciσn del ánimo, σ de una distracciσn involun­ taria. El descuido es siempre un defec­ to reprensible, causado por una negli­ gencia indisculpable, σ una distracciσn voluntaria. Aquella falta á la precau­ ciσn conveniente ·, éste falta á la obliga­ ciσn debida. Un general que se halla sorprendido por falta de precauciones, no puede ex­ cusar su descuido con el título de inad­ vertencia, porque en aquellas circuns­ tancias, no hay falta que sea disculpa­ ble. Los recíprocos cumplidos, que ha es­ tablecido el uso entre los amigos y fa­ milias, producen á menudo disensiones y quejas, por las inadvertencias de los amos, y los descuidos de los criados. INADVERTENCIA, DESCUIDO.— (L. de ί α Huerta.) dudoso supone en el ánimo indeciso razones, motivos, σ antecedentes, que inclinándole igual­ mente á opiniones, σ acciones diversas, suspenden su resoluciσn. Lo incierto supone falta de aquellas mismas razo­ nes, motivos, σ antecedentes que cons­ tituyen lo dudoso, la cual deja al ánimo sin facultad σ luz suficiente pava fijar su resoluciσn σ su persuasion. Es dudoso el partido que se debe to­ mar en una guerra civil. Es incierta la hora de nuestra muerte. INCIERTO, DUDOSO.—Lo (L. de la Huerta,) inclina­ ciσn nos arrastra: la propension nos ex­ INCLINACIΣN, PROPENSION.—La ) IND pone. Aquella es puramente moral: ésta es moral y física. En la inclinaciσn tie­ ne mucha parte la voluntad: no así en la propension que es toda de la naturale­ za, y por esta razσn se dice, que debe­ mos corregir nuestras malas inclinacio­ nes, y no nuestras malas propensiones. —Un muchacho sale mal inclinado, y no mal propenso. Por el contrario, de­ cimos—soy muy propenso al llanto, al temor, á la cσlera.—Fulano es muy pro­ penso á costiparse, á la tos, á la jaque­ ca. En estos ejemplos se nota inme­ diatamente que la voluntad no tiene par­ te alguna. La inclinaciσn supone cierto gus­ to, cierta preferencia, y por eso se em­ plea esta palabra para denotar el primer grado de amor, σ como sinσnimo de afecto. (G.dela Cortina.) INDOLENTE, DEJADO, PEREZOSO, NE­ GLIGENTE.—Es uno indolente por falta de sensibilidad; dejado por falta de ar­ dor; perezoso por falta de acciσn; negli­ gente por falta de cuidado. Nada mueve al indolente; él vive con tranquilidad y sin temor de las fuer­ tes pasiones. Es difieil animar al deja­ do: en cuanto hace va lentamente. En los perezosos es preferible el deseo de la quietud y del reposo á las ventajas que proporciona el trabajo. La distracciσn y descuido es la dote del negligente, todo se le escapa y no se cuida de ser exacto. La indolencia embota el gusto. La dejadez teme la fatiga. La pereza huye del trabajo. La negligencia ofrece dila­ ciones y deja escapar la ocasiσn. Creo que el amor es entre todas las pasiones la mas á propσsito para vencer la indolencia. Paréceme que se ataca con mas facilidad la dejadez con el te­ mor del mal, que con la esperanza del bien. La ambiciσn ha sido siempre el enemigo mortal de la pereza. Los inte­ INF ( 91 ) INF reses personales y considerables no per­ respecto á la ignorancia y debilidad que miten ni dan lugar a la negligencia. la acompaρa. (Mardi.) Decimos la infancia del mundo, la in­ fancia de la sociedad, porque conside­ INESPERADO, IMPREVISTO.— Inesperado, ramos aquella edad en sí misma, σ con supone conocimiento de la posibilidad de relaciσn á sus buenas cualidades: un fi­ una cosa, que no se espera en una oca­ lσsofo podrá decir que el mundo es to­ siσn, σ circunstancia determinada. Im­ davía niño si medita sobre la pequenez previsto, supone ignorancia de la posibi­ de los hombres, y la ignorancia de sus lidad de la cosa. verdaderos intereses. La infancia del La muerte de un hético que se que­ hombre es la edad de las gracias, de la da hablando, puede ser inesperada, se­ inocencia y del candor: la niñez es la gϊn las circunstancias, pero nunca pue­ edad de la ignorancia, de la debilidad y de ser imprevista. de los males. Cuando acariciamos á un Un buen general prevι en la guerra niño le llamamos infantito: cuando que­ los lances que parecen mas remotos, y remos excusar sus faltas decimos que es está siempre dispuesto á las sorpresas todavía muy niño. que parecen menos posibles, porque es­ Privar de la existencia á una criatura tos accidentes, aunque inesperados, nun­ racional se llama infanticidio: el hombre ca deben para él ser imprevistos. que por su inexperiencia σ poco espíri­ (L. dιla Huerta.) tu se deja gobernar por los demás, deci­ INFAMIA, IGNOMINIA.—La infamia y la mos que es un niño. Las acciones que ignominia son el efecto de la afrenta pϊ­ suponen pequenez de espíritu se llaman blica, con que queda difamado el que la niñadas: los objetos de aquellas accio­ recibe. nes se llaman niñerνas. La distinciσn que me parece que se De lo dicho proviene que en un esti­ halla entre estas dos voces, es que la in­ lo algo elevado decimos infante en lu­ famia es la tacha misma que envilece: gar de niño; y el llamar infantes á los la ignominia es la humillaciσn vergon­ hijos de príncipes creo que no tenga otro zosa que padece el que recibe la afrenta. origen. La infamia es siempre efecto de una (Jonama.) afrenta merecida, σ no reparada. La ig­ nominia puede ser efecto de una vio­ INFIEL, PÉRFIDO.—Una mujer infiel, si es conocida por tal por la persona in­ lencia injusta é irreparable. teresada, no es mas que infiel; si aque­ Fara un hombre vil no hay ignomi­ lla persona la tiene por fiel, entonces nia, porque para él no es vergonzosa la ya es pιrfida. afrenta. De esto se deduce, que la infidelidad Para un hombre de honor no hay in­ es simplemente la falta de fe, σ una me­ famia, porque la ignominia á que le pue­ ra infracciσn de las promesas hechas, y de conducir una suerte injusta, podrá que la perfidia aρade á eso el colorido humillarle, pero no envilecerle. impostor σ falso de una constante fide­ (£. de la Huerta.) lidad. INFANCIA, NIÑEZ.—Infancia es la prime­ La infidelidad puede ser tan solo una ra edad del hombre, y por extension la flaqueza; la perfidia un crimen medi­ primera edad de una cosa cualquiera. tado. Niñez es la infancia considerada con La infidelidad puede no ser mas que INF ( 92 ) 1NH una debilidad; la perfidia es un crimen engaρarnos. Este adjetivo se aplica indistintamente en sentido recto y en de reflexion. {March.) figurado á las personas, á los animales y á las cosas, siempre que hay oculta­ INFIEL, PÉRFIDO, TRAIDOR, FALSO, DO­ ciσn de la verdad para engaρar. "Este BLE.—El infiel falta á la fidelidad σ á hombre es falso como muía de alqui­ la fe: el pιrfido oculta su infidelidad, y ler." "Es/a/so como moneda de plo­ aparenta σ finge fidelidad. mo." "Un amigo falso." "Unafirma La perfidia se aplica solamente á las falsa." "Una noticia falsa." personas: la infidelidad se aplica algu­ Doble,en su sentido recto, es lo que nas veces á los animales en sentido fi­ contiene σ vale dos veces la misma cosa gurado.—Por esto dice Buífon con mu­ sencilla, y este adjetivo aplicado á las cha propiedad y elegancia: " E l gato es personas, parecería sinσnimo perfecto un criado infiel, á quien mantenemos de falso, si el buen uso no hubiese esta­ por necesidad.''—Se elogia la nobleza blecido una diferencia notable entre am­ del caballo, y la fidelidad del perro·, bas palabras. Esta diferencia consiste pero cuando no tienen estas propieda­ en que el adjetivo doble se aplica ϊnica­ des, se dice que el caballo es traidor, y mente al corazσn del hombre; esto es, el perro infiel. á sus intenciones, á su alma, al paso que Una esposa será infiel si falta á la fe falso indica no solamente los designios, prometida; mas si procura parecer fiel sino las acciones. Doble pertenece al no siéndolo, es pιrfida. carácter, falso á la conducta. Así de­ El traidor falta á la fidelidad que pro­ cimos doblez de corazσn.—Doble inten­ metiσ σ jurσ á su patria, á su príncipe, ciσn.—Doble objeto.—En todos estos á su amigo σ á los hombres en general. casos indica el adjetivo doble el fin, de­ Asi es que su falta influye mas en el signio, intenciσn σ disposiciσn del alma. orden social que la del infiel: es mas pϊ­ El hombre doble es acaso menos perju­ blica, y por decirlo así, pertenece mas dicial que el falso, porque aquel no hace al comϊn de los demás hombres, y por mas que ocultar su segunda intenciσn, lo mismo constituye uno de los delitos y este no solamente la oculta, sino que que castigan las leyes sociales en todo finge que no lo hace. Finalmente, pa­ ra conocer bien la diferencia que hay pais civilizado. Hé aquí la razσn por­ entre estas dos palabras, basta atender que llamamos traidor á un hombre que al significado de sus contrarias: falso es nos ataca de improviso y con ventajas in­ contrario de verdadero: doble es contra­ debidas σ al que descubre nuestro secreto rio de sencillo. σ nuestros designios cuando se los he­ mos confiado, aunque ni uno ni otro nos La infidelidad puede ser efecto de de­ hayan hecho promesa ni juramento al­ bilidad σ de irreflexiσn; pero la.perfidia, guno; porque existen ciertas promesas la traiciσn, la falsedad y el doblez, su­ y convenciones tácitas entre los hom­ ponen premeditaciσn, estudio y apro­ bres, dictadas por la razσn natural, y baciσn de medios. necesarias para la conservaciσn del or­ (Cr, de to Cortina.) den social, que obligan á todos aunque carezcan ellas de las formas materiales. INHUMAR, ENTERRAR.— Enterrar es el Se dice que un hombre es falso, cuan­ acto material de poner σ meter entre do no obra conforme á la verdad y se tierra una cosa. Inhumar es enterrar esfuerza por parecer cual no es, para con las ceremonias religiosas, con los INS ( í honores fϊnebres, los de la sepultura. Se entierra todo lo que se cubre en la tier­ ra; pero no se inhuma sino á la persona humana, á quien se hacen los honores fϊnebres. Los ministros de la religion inhuman á los fieles: un asesino entierra el cadáver de uno á quien ha asesinado. Se entierra en cualquiera parte; pero solo se inhuma en lugares santos, en los que están consagrados para este uso pia­ doso. (A, Cicnfuegos.) presenta la idea del agravio violento. Ultraje pre­ senta la idea del vilipendio pϊblico. Desconfiar de la honradez de un hom­ bre de bien, es una injuria; tratarle pϊ­ blicamente de ladrσn, es un ultraje. Tratar de fea á una mujer hermosa, es un agravio, que, cuando mas, no de­ biera pasar de injuria; pero habrá po­ cas que no lo miren como ultraje. INJURIA, ULTRAJE.—Injuria (L.dela Huerta.) y otra voz significan el punto mínimo σ mas breve en que se divide el tiempo. Pero así como el punto es la parte mas pequeρa en que se divide el espa­ cio, y la consideran los geσmetras como ideal, invisible é inconmensurable; y los físicos como una cuantidad efectiva y divisible, como lo es toda cuantidad fí­ sicaj así parece que se puede concebir en el instante un punto ideal de tiempo indivisible é inconmensurable, y en el momento una cuantidad efectiva de tiem­ po perceptible y divisible. Prestar un momento de atenciσn, ofre­ ce al oido una expresiσn mas exacta, que prestar un instante, porque no pa­ rece que se percibe en este la duraciσn que, aunque corta, se percibe en el momento, como necesaria para dar algϊn tiempo á la atenciσn. Un reposo momentáneo. A esta fra­ se, con que damos idea de un tiem­ INSTANTE, MOMENTO.—Una ) INS po de alguna, aunque corta duraciσn, no se puede substituir con igual exac­ titud reposo instantáneo, porque este adjetivo no presenta á la imaginaciσn la mas pequeρa duraciσn de tiempo pa­ ra el reposo. Por el contrario, se puede aplicar con mas propiedad la voz instantáneo, á un tiempo en que suponemos que no se percibe duraciσn alguna. La caida del rayo es instantánea. {L. de la Huerta.) instrucción se refiere á los conocimientos, que se adquieren por cualquier medio, y en todo género de materias. La enseñanza se refiere á los preceptos, reglas y lec­ ciones, que da el maestro al discípulo. La instrucción se puede adquirir sin maestro, porque la lectura, el ejemplo, la conversaciσn, nos instruyen-, pero la enseñanza supone principios dictados, y lecciones dadas. Del que tiene diferentes conocimien­ tos en una facultad, ciencia σ arte, se dice que es un hombre instruido, no un hombre enseñado, porque se hace rela­ ciσn á lo que sabe, no á los medios con que lo ha aprendido. Un sabio está muy instruido de todo lo que le enseñaron en su juventud, y de los conocimientos que ha adquirido después por sí mismo. INSTRUCCION, ENSEÑANZA.—La (L. de la Huerta.) — Para que pueda decirse que una persona tiene instrucción, basta que haya adquirido un nϊmero considerable de ideas y las tenga en la memoria. Mas para poder decir que tiene erudición, es necesario que nos conste que sabe bien lo que sa­ be y que la inteligencia que tiene de las ideas adquiridas, lo pone en estado de juzgar de las cosas y de hacer aplicacio­ nes ϊtiles y oportunas. INSTRUCCIΣN, ERUDICIΣN. INS ( 94 ) INS El erudito es necesariamente instrui­ Con respecto á la beldad del sexo fe­ do: el hombre instruido puede no ser menino, no creo que haya insipidez sino erudito, por faltarle los medios de sacar en aquellos que son de un temperamen­ todo el partido posible de su instruc­ to del todo insensible; pero se dice una beldad insulsa, cuando no está animada ciσn. y que no tiene ninguna de aquellas gra­ La erudiciσn supone un gusto fino y cias, sean de vivacidad σ de languidez, delicado, un talento no muy comϊn, y que excitan la vista del espectador. un estudio constante y bien dirigido; al (March.) paso que la instrucciσn no necesita mas que una memoria feliz y cultivada. (G.dela Cortina.) INSURGENTE, REBELDE, FACCIOSO, AMO­ —El insurgente hace una ac­ ciσn legítima σ legal: usa de su libertad σ de su derecho para oponerse á una resoluciσn, σ levantarse contra un de­ signio σ empresa, como lo indica su mismo significado, pues se deriva de in­ surgere, esto es, de surgere y de in, le­ vantarse contra. El rebelde abusa de su libertad σ de sus medios para oponerse á las leyes vi­ gentes, y desobedecer á la autoridad le­ gítima. El faccioso excita los ánimos á la re­ beliσn. El amotinado persiste con obstina­ ciσn en la desobediencia. La insurrecciσn supone la voluntad general de una naciσn, σ de la mayor parte de sus individuos. La rebeldνa casi siempre se funda en intereses particulares. Cuando Espaρa se levantσ contra la dominaciσn de Napoleon Bonaparte se insurreccionσ, y los espaρoles que se opusieron á ella, fueron insurgentes; pero las turbulencias causadas en Cons­ tantinopla por los genízaros, fueron re­ beldνa manifiesta, excitada por los fac­ ciosos que fundaban en ellas su interés particular. Todos los que tuvieron par­ te en estos movimientos fueron repeldes, y los que por mas tiempo y mayor obs­ tinaciσn permanecieron rebeldes fueron amotinados. Sin embargo, la palabra motin, indica un nϊmero de personas mas corto, me­ TINADO. INSUFICIENCIA, INCAPACIDAD, INEPTI­ TUD.—Se designa por estas palabras la falta de la disposiciσn necesaria para salir con lo que uno se propone, pero con esta diferencia. La insuficiencia viene del defecto de proporciσn entre los medios y el fin; la incapacidad de la privaciσn de los me­ dios; la ineptitud de la imposibilidad de adquirir ningϊn medio. Se puede muchas veces suplir la in­ suficiencia; á veces se puede enmendar la incapacidad; pero la ineptitud no tie­ ne remedio. Es una falta precisar á los jσvenes á ser eclesiásticos cuando se conoce su insuficiencia; es un crimen cuando se co­ noce su incapacidad, y es un desprecio sacrilego de la religion cuando se les fuerza por la razσn misma de la inepti­ tud; sin embargo, no es raro ver esto. (March.) que es insulso no excita el paladar σ el gusto; pero lo in­ sνpido no estimula absolutamente nada. Así el primero excede al ϊltimo; á este no falta sino un grado de sazσn, y á aquel le falta todo. En las obras del entendimiento están ambos distantes de lo bello; pero lo in­ sulso, queriendo aparentar y buscar las gracias, displace y choca; lo insνpido pa­ reciendo que ni siquiera conoce lo be­ llo, displace y desagrada. INSULSO, INSÍPIDO.—Lo INT INT ( 95 ) sas espirituales; interno tiene mas rela­ nos considerable, y un movimiento me­ ciσn con las partes del cuerpo; intrνnse­ nos duradero que la insurrecciσn. co se aplica al valor σ á la calidad que (G. de la Cortina,) resulta de la esencia de las cosas mis­ INTENCIΣN, DESIGNIO, MIRA, PROYECTO. mas, independientemente de la estima­ —La intenciσn es un movimiento del al­ ciσn que de ellas hagan los hombres. ma, por el cual se propone el hombre La devociσn debe ser interior; las en­ una cosa que está lejana y que tal vez fermedades internas son las mas peligro­ es incierta. sas. Las frecuentes variaciones en la El designio es una idea resuelta ya y moneda han enseρado á poner mas aten­ adoptada, y supone meditaciσn y mé­ ciσn en su valor intrνnseco. (March. ) todo. La mira indica un fin determinado y INTERNO, INTERIOR, ÍNTIMO.— Una de cierto, que no pasa mas allá de lo que las anomalías mas notables de la lengua se desea, ni supone grandes combina­ castellana, es la conservaciσn de mu­ ciones. chos comparativos y superlativos pura­ El proyecto es el arreglo y combina­ mente latinos, cuyos positivos no se ciσn de los medios que deben emplear­ usan, y carece de ellos σ los suplen con se para lograr un fin.—Sus intenciones otros de diferente raiz. Así es, que de­ eran tan sanas, como vastos sus desig­ cimos menor y inνnimo; ulterior y ϊltimo; nios.—Puso sus miras en Fulana, aun­ superior y supremo; exterior y extremo; que el matrimonio no entraba en el nϊ­ inferior ι νnfimo; y no hacemos uso al­ mero de sus proyectos.—Este proyecto guno de sus positivos propios, á diferen­ supone intenciones muy puras, designios cia de mejor y σptimo; peor y pιsimo; ma­ muy vastos y miras muy dilatadas. yor y máximo, cuyos positivos bueno, (G, de la Cortina.} malo y magno son los mismos que con­ servan en latin. De aquí debemos de­ INTERIOR, INTERNO.—La idea que ofrece ducir que interior é íntimo, son dos gra­ la voz interior, es mas extensa, porque dos de comparaciσn, y que ésta deter­ representa lo que esta de la parte de mina claramente la diferencia de su sig­ adentro, sin restricciσn alguna, como lo nificado. interior de la casa, las partes interiores Interno es lo que está profundamente del cuerpo humano. La voz interno mo­ oculto dentro de una cosa, y cuando nos difica la idea, y no se puede usar con servimos de este adjetivo, prescindimos toda aquella extension: y así no se dice de la posibilidad que puede tener lo incon propiedad: las obras internas de un terno de no serlo, σ de ser externo. Por navio: los adornos internos de un pala­ esta razσn se emplea con mas frecuen­ cio: la parte interna de una caja. Este cia en sentido figurado, y nos valemos adjetivo parece reservado para repre­ tanto de interno como de externo para sentar con mas precision, lo que esta de indicar lo que está dentro σ fuera de una la parte de adentro, y solo percibimos cosa, porque conviene así en cierto por sus efectos, σ en nuestra imagina­ modo á la esencia de la misma cosa. Así ciσn, como dolor interno, inflamaciσn in­ decimos, en este colegio hay discípulos terna, persuasion interna. internos y externos. (L. de la Huerta.) Lo interior está oculto por lo exterior; INTERIOR, INTERNO, INTRÍNSECO—Inte­ esto es, llamamos interior á lo que se rior se dice particularmente de las co­ oculta á nuestra vista, porque la super. IRA ( 96 ) JOV La venganza premeditada puede ser ficie de la cosa que lo contiene nos im­ efecto de la ira. La cólera no sufre di­ pide verlo. Por esta razσn decimos— laciσn en la venganza. vida interior; habitaciσn interior; el in­ Un insulto grave puede excitar en un terior de un reino, & c , y en ninguno de genio tranquilo un momento pasajero estos casos usamos el adjetivo interno. de cólera; pero no un momento pasaje­ (G. de la Cortina.) ro de ira, porque esta no es momentá­ INVECTIVA, SÁTIRA.—Una y otra de es­ nea ni pasajera. (L. de la Huerta.) tas voces significa un discurso dirigido á poner en pϊblico los defectos de una obra, de una persona, de una naciσn. IRRESOLUTO, INDECISO.—Estaremos irresolutos en las materias en que nos deter­ Solo se diferencian en los medios de que minemos por gusto, por opinion; indese valen. cisos en aquellas en que decidamos por La invectiva declama: la sátira ridicu­ y después de una discusiσn. razσn, liza. Las invectivas atroces se llaman Estoy indeciso si debo aceptar σ no imprecaciones σ maldiciones: la sátira la herencia; irresoluto, aceptándola, á mordaz se llama sarcasmo. cuál de los dos abogados conocidos míos (Jonamu.) confiaré la causa. El irresoluto no pue­ de vencer su indiferencia; el indeciso no IR, IRSE.—Estos dos verbos no pueden se atreve á juzgar. usarse indistintamente, porque irse tie­ ne la fuerza de ausentarse, sin relaciσn El irresoluto, titubea sobre lo que al paraje á que se va, sino solo al que hará; el indeciso sobre lo que debe hacer. se deja; é ir, por el contrario, no hace re­ A veces está uno decidido sobre la laciσn al que se deja, sino á aquel adon­ bondad de un partido, sin estar resuelto de se va. á seguirle; y suele uno estar resuelto á Ha resuelto irse de Madrid: puede no seguir un partido sin decidirse acerca saber' adonde irá, σ qué camino elegirá; de su bondad. y no se dirá en este caso: ha resuelto ir El término indeciso, puede aplicarse de Madrid, sin determinar precisamen­ á las cosas: como pleito indeciso, sen­ te el paraje adonde va, σ destino que tencia indecisa; el de irresoluto, solamen­ lleva. Y así cuando digo: me voy, for­ te conviene á las personas. mo una frase completa, porque como el {March.) verbo por sí solo hace relaciσn deter­ J minadamente al paraje en que me hallo, explico completamente que le dejo, que JOVEN, MOZO.—La voz joven explica la idea absolutamente; la voz mozo la ex­ me ausento; pero no la hago igualmen­ plica comparativamente, porque laj». te completa, si digo solamente: yo voy, ventud es la edad del hombre entre la pues falta saber adonde. niρez y la edad varonil, como desde los (L. de la Huerta.) catorce hasta los veinte y un aρos; y la mocedad es el tiempo en que el hombre IRA, CΣLERA.—La ira exaltada es cólera. conserva aquel vigor, parecer, σ dispo­ Esta es la manifestaciσn, el movimien­ siciσn que son propios de la juventud, y to que excita la ira. pueden durar mas σ menos tiempo. Se conserva la ira, se exhala la cole, Un hombre de treinta aρos no es ya ra. Aquella es una pasiσn que puede ocultarse en el corazσn; ésta es un hu­ joven, segϊn la rigurosa propiedad de la mor alterado que es difícil contener. voz, pero es mozo todavía. JUS JUS ( 97 ) plimiento no se le puede obligar con I a Por eso se dice con relaciσn á aque­ autoridad legal; pero que le impone la lla disposiciσn física, que caracteriza el honradez, la conciencia, ϊ otras consi­ estado de mozo: es un buen mozo, por­ deraciones poderosas. que un buen joven no aludiría á la dis­ posiciσn física, sino á las buenas pren­ Los arbitros juzgan muchas veces, das y calidades morales de un hombre, mas bien por una prudente equidad, que por el rigor de la justicia. que se halla determinadamente en la edad juvenil. En la escuela militar de ha justicia exige que paguemos á artillería solo se admiten jσvenes, esto nuestros acreedores, y la equidad, que es: con relaciσn á la edad determinada socorramos á los menesterosos. que allí se requiere. (£, de la Huerta.) Por la misma razσn, y con alusiσn á la idea que aplicamos á la voz mozo, lla­ JUSTO, EQXUTATIVO.—Estos términos de­ mamos así vulgarmente al ganapán, aun­ signan en general la naturaleza de nues­ que sea viejo, al criado que se ocupa en tros deberes acia los demás. Lo que dis­ los oficios que suponen, σ requieren la tingue el sentido de estas palabras es la agilidad y disposiciσn, que naturalmen­ idea del fundamento en que estriban es­ te acompaρan, y son propias de la juven­ tos deberes. tud. Y en muchas partes se da el nom­ Lo que es justo se hace en virtud de bre de mozo á todo hombre soltero. un derecho perfecto y rigoroso; su eje­ (L, de la Huerta.) cuciσn puede exigirse por la fuerza si no se satisface voluntariamente. Lo que JUSTICIA, EQUIDAD.—ha justicia, consi­ es equitativo no se hace sino en virtud derada como sinσnima de equidad, es de un derecho imperfecto y no rigoro­ una obligaciσn á que se ha sometido el so: su ejecuciσn no puede exigirse, sino hombre reducido á sociedad, y que, por que penda del honor y de la conciencia consiguiente, se debe arreglar por la ley de cada uno. positiva. La equidad es una obligaciσn El contrato de alquiler da al propie­ fundada en los principios de la ley na­ tario el derecho de exigir del inquilino, tural, que no está sujeta á leyes huma­ aun por fuerza, el alquiler σ paga de la nas, antes bien estas, para ser justas, casa; es pues justo pagarlo, y es una in­ deben arreglarse á ellas. Y así, la. jus­ justicia eludir σ rehusar su pago. El ticia impone determinadamente la obli­ pobre no tiene sino un derecho imper­ gaciσn de dar á cada uno su derecho, de fecto á la limosna que pide, y no puede la cual no se puede separar, ni el juez exigirla de justicia; pero el principio de que la administra, ni el individuo res­ la igualdad natural la constituye un de­ pecto de su igual, sin exponerse á que ber para la conciencia del hombre rico; una autoridad superior les obligue por es pues equitativo cumplir con esta obli­ fuerza á su observancia; pero la equidad gaciσn, y el dispensarse de ella cuando modifica aquella misma idea, represen­ se puede cumplirla, si no es una injusti­ tándola, respecto del juez, con relaciσn cia es al menos una iniquidad. á aquella moderaciσn prudente, con que sin faltar á la justicia, regula, en caso Las leyes positivas son las que esta­ necesario, el derecho dudoso, las cir­ blecen el derecho rigoroso; los princi­ cunstancias, las recíprocas convenien­ pios de la ley natural son los que esta­ cias, &c; y respecto del individuo, con blecen el derecho menos rigoroso con­ relaciσn á una obligaciσn, á cuyo cum­ forme á la igualdad natural, y los que 13 LAS (Ε por consiguiente determinan lo que es equitativo o inicuo. La justicia está, pues, fundada en la ley; pero la ley misma, para someter las voluntades á la obediencia, y para no ser tiránica, debe estar fundada en la equidad, cuyas sanas máximas son eter­ nas, y deben ser el tipo de todas las leyes. Los arbitros juzgan ordinariamente mas bien por las reglas de la equidad que por el rigor de la justicia; pueden hacerlo así, porque las partes son libres en instaurar demanda ante los tribuna­ les, si no quieren conformarse con la decision de los arbitros; y deben hacer­ lo así, porque ejercen un ministerio de conciliaciσn y de paz, que siempre su­ pone medios razonables. Los jueces subalternos σ inferiores, son unos jueces de rigor que no deben desviarse en nada de la justicia, porque no son mas que los ministros de la ley. Los jueces de los tribunales supremos deben juzgar segϊn equidad cuando la ley, por cualquiera razσn que sea, está en contradicciσn con sus máximas; pues la parte de autoridad que les está con­ fiada por el legislador los hace á la vez ministros é intérpretes de la ley. (March,) L recae sobre la duraciσn; difuso sobre el modo. Es largo el sermon que dura mucho; es difuso, cuando el predicador trata con demasiada prolijidad la materia, el pun­ to σ puntos de que se compone. El opuesto de largo es corto; el de difuso es conciso. LARGO, DIFUSO.—Largo ) LEN to que causa en el ánimo la reflexion del mal: porque aquella no explica por sí sola mas que la sensaciσn de la pena, σ el disgusto que causa el mal ageno; pero la compasión aρade á esta idea la de una cierta inclinaciσn del ánimo acia la persona desgraciada, cuyo mal se de­ searía evitar. No nos mueve á compasión la suerte de un asesino condenado á muerte; pero nos da lástima el verle padecer en el su­ plicio. Nos da lastima el ver morir á un irra­ cional; nos da compasión el triste estado de una pobre viuda. La compasión supone siempre un sen­ timiento verdadero. La lástima se em­ plea algunas veces para representar un sentimiento tan ligero, que apenas me­ rece el nombre de tal; como: Es lástima que no haga buen tiempo. Y en este sentido se emplea aquel: Pero es lástima, con que después de un elogio, se da á la murmuraciσn un aire de inge­ nuidad. (L. déla Huerta,) La observancia de lafe debida á un soberano, es la idea que se considera aquí como comϊn á es­ tas dos voces; pero la fidelidad no ex­ plica por sí sola, mas que la exactitud con que se cumple la obligaciσn contraí­ da, con que se observa la fe debida al soberano; la lealtad aρade á esta idea la del afecto personal con que se cum­ ple aquella obligaciσn. Por eso no se dice: juramento de lealtad, sino juramento de fidelidad. Un republicano puede tener fidelidad; un espaρol tiene mas, tiene lealtad. LEALTAD, FIDELIDAD.— {L. de la Huerta-) (L. de la Huerta.) ESTILO.—Cuando queremos expresar un pensamiento que existe en nuestra mente, lo vamos analizando, y resolviendo en todos sus accesorios σ ideas parciales por medio de los signos LENGUAJE, —La lástima se aplica con mas propiedad á la sensaciσn que nos causa el mal que se ofrece á nuestros sentidos; y la compasión al efec­ LÁSTIMA, COMPASIΣN. LEN LEN ( 99 ) puede variar al infinito, pues compren­ de un idioma; por consiguiente sin que de las combinaciones de todos los soni­ el pensamiento deje de ser uno mismo pueden variar los accesorios segϊn nues­ dos apreciables, ya cuando se suceden tro modo de considerarlo. formando lo que llamamos canto σ m e ­ lodía, ya cuando reunidos forman la a r ­ Salido se quejaba de los rigores de su monía. amada: esta es una proposiciσn sencilla que se puede considerar bajo diferentes aspectos. Si atiendo á la razσn de la queja, diré por ejemplo: el incauto Sa­ lido, que ή η haber reflexionado jamas so­ bre sν mismo, se habνa, dejado arrastrar de su pasiσn, se quejaba injustamente de Galatea, porque siguiendo como ιl los impulsos de su corazσn, le miraba con in­ diferencia. Garcilaso queriendo lison­ jear la imaginaciσn, y enternecer el co­ razσn con los lamentos de Ssxlicio, deja á un lado todas las reflexiones, y se de­ tiene en pintar los pormenores de su si­ tuaciσn en estos versos: Saliendo de las ondas encendido, Rayaba de los montes el altura E l sol, cuando Salicio, recostado Al pié de una alta haya, en la verdura, Por donde una agua clara con sonido Atravesaba el fresco y verde prado; É l , con canto acordado Al rumor que sonaba Del agua que pasaba, Se quejaba tan dulce y blandamente, Como si no estuviese de alh' ausente La que de su dolor culpa tenia. Aunque rigurosamente no hay nada en estos versos que no pueda atribuirse al lenguaje, considerado como instru­ mento de nuestras ideas; sin embargo conviene distinguir la elecciσn de los accesorios, de la material aplicaciσn de los signos. A lo primero se le llama estilo del lenguaje, σ simplemente estilo; á lo segundo se le conserva su nombre ge­ nérico de lenguaje. El lenguaje de la mϊsica es la colo­ caciσn de las claves, notas, accidentes, & c , y solo es susceptible de mayor σ menor sencillez: el estilo de la mϊsica Aplicando esto á los sonidos articu­ lados, llamamos lenguaje á la elecciσn y colocaciσn de las palabras segϊn las reglas de la gramática; y estilo á la elec­ ciσn de las expresiones, al mayor σ me­ nor nϊmero de accesorios, σ á lo corto σ largo de los periodos, al orden direc­ to σ inverso, á las figuras, tropos, &c. Por esto decimos del estilo, que es conciso σ difuso, llano ό florido, bajo σ sublime: cosas que, hablando con rigu­ rosa propiedad, no se pueden decir del lenguaje; y si alguna vez las decimos, es tomando aquella voz en su acepciσn mas general, que igualmente compren­ de el estilo. Los defectos del lenguaje son los s o ­ lecismos, los barbarismos, y la dureza de la pronunciaciσn: los defectos del es­ tilo son la hinchazσn, la frialdad, la in­ conexiσn de ideas, la mala aplicaciσn de las figuras, la afectaciσn y otros mu­ chos. E l lenguaje de Solís es excelente, el estilo de Cervantes inimitable. Por no distinguir como conviene estas dos es­ pecies, se han equivocado los que ha­ blando de la acepciσn de las voces, han dicho que un escritor de una materia no podía servir de norma á los escritores de otras: el lenguaje propiamente dicho, esto es, la acepciσn de las voces y su enlace gramatical debe ser el mismo en todos los estilos. (Jonama.) L E N G U A J E , IDIOMA, HABLA, L E N G U A . — Lenguaje es un conjunto de signos de nuestras ideas: idioma es un sistema de estos mismos signos, de modo que una parte del idioma σ un cierto nϊmero de LEN ( 100 signos bastan para formar lenguaje; pero para ser idioma se necesita no solo que estén todos los signos, sino que por su analogía formen un cuerpo σ sistema mas σ menos regular. El lenguaje es propiamente el instru­ mento con que comunicamos nuestras ideas: el idioma es el arte que nos guia. Las buenas cualidades del lenguaje son la pureza, la propiedad y la elegancia; la del idioma son la exactitud, la preci­ sion, la riqueza, y también la elegancia. La exactitud y la precision pueden tam­ bién en algϊn modo pertenecer al len­ guaje; pero la riqueza pertenece exclu­ sivamente al idioma, así como la pureza y propiedad no pueden pertenecer sino al lenguaje. Esto se entenderá mejor definiendo cada una de estas voces. La exactitud consiste no solo en que cada idea tenga su signo distinto, sino en que estos guar­ den entre si la misma conexiσn que las ideas. La precision consiste en que no haya mas ni menos signos que los necesarios, y que estos sean los mas sencillos. La riqueza consiste en la abundancia de signos, y por consiguien­ te de ideas: esta se ve que no puede pertenecer al lenguaje que no es sino la práctica del idioma; pues la ejecuciσn de una cosa no es buena ni mala por ser larga ni corta, sino por estar hecha segϊn reglas. La pureza del lenguaje consiste en que todos los signos y el orden de ellos pertenezcan al idioma en que se ha­ bla (*). La propiedad es la buena aplica­ ciσn de ellos á las ideas que se quieren expresar. La elegancia comϊn al idio­ may al lenguaje consiste en que las ideas estén expresadas, σ puedan expresarse de un modo agradable á los sentidos, por ejemplo: á la vista si las expresa­ (*} Aquí se toma el verbo hablar en el sentido mas ex­ tenso de expresar cualquiera cosa por medio de signos; por consiguiente no solo entiendo por hablar el comunicarse con gestos, sino también el escribir, el contar, &c. ) LEN mos con gestos σ notas; al oído si las expresamos con sonidos. Hay varias especies de idioma, y por consiguiente de lenguaje, tales son el de acciσn σ el de los gestos arbitrarios, el de los soni­ dos musicales, el de la aritmética, el de los sonidos articulados y otros varios. Algunas de estas especies tienen un nombre particular. El idioma y el len­ guaje de la mϊsica, por ejemplo, se llamar« solfa; los de la aritmética se llaman nu­ meraciσn. Asimismo el lenguaje de los sonidos articulados se llama habla, y el idioma de los mismos sonidos se llama lengua; de modo que entre estas dos ϊltimas vo­ ces hay la misma diferencia que entre idioma y lenguaje: esto es, el habla es un conjunto de voces, que representa uno σ muchos pensamientos; la lengua es el sistema mas σ menos regular de estas mismas voces. La perfecciσn del habla por consi­ guiente consistirá en que sea pura, pro­ pia y elegante: la perfecciσn de la len­ gua, en que sea no solo elegante, sino también rica, precisa y exacta. Habla es la voz propia y específica del lenguaje de los sonidos articulados, σ de lo que se llama lenguaje hablado; así como lengua lo es del idioma de los mismos sonidos. Sin embargo, es pre­ ciso notar que aquella voz no suele usarse en toda la extension de su signi­ ficado; y así no decimos el habla de So­ lis, sino el lenguaje de Solís. Esto pro­ viene de dos cosas: primera: de todos los lenguajes el habla es el de mayor uso; es, digámoslo así, el lenguaje por excelencia, y por esto le conservamos su nombre genérico: segunda: la voz habla es equívoca, pues significa tam­ bién la potencia σ facultad de hablar: por consiguiente sirviéndonos de la idea general lenguaje, prevenimos la ambi­ güedad que resultaría muchas veces de tomar la idea mas individual habla. LEY ( 1 De aquí resulta una regla general, y es, que se debe preferir esta ϊltima voz como mas propia, siempre que se pue­ da sin obscuridad ni doble sentido. Algunos ejemplos ilustrarán todo lo dicho hasta aquí. Se aprenden los idio­ mas y las lenguas: se observan y anali­ zan los lenguajes, y por consiguiente el habla: unos y otros se entienden. Se dice el idioma de la razσn, y no pode­ mos decir el lenguaje ni la lengua de la razσn. Al contrario, se dice el lengua­ je, no el idioma, de los libertinos σ de los hipσcritas. Aunque se puede decir idioma francés, castellano & c , se dice mas comunmente lengua francesa, len­ gua castellana. De aquí podemos deducir otra regla, y es, que en estas expresiones no debe­ mos usar la voz general idioma sino pa­ ra evitar el equívoco que resultaría al­ gunas veces de la voz lengua que signi­ fica también el instrumento material de la articulaciσn: en todos los casos en que esté salvada la equivocaciσn, debe­ mos preferir esta ϊltima voz como mas propia. En la suposiciσn de que la lengua cas­ tellana sea mas perfecta que la france­ sa, y que las tragedias de Racine estén mejor escritas que la Raquel, diremos que el autor de esta ϊltima escribiσ en mejor lengua; pero que el lenguaje del otro es superior. En honor de la verdad permítaseme una observaciσn algo arriesgada: me pa­ rece que Condillac debiσ decir idioma σ lenguaje, y no lengua de los cálculos; á lo menos en castellano creo que es im­ propio el título de aquella obra. No podemos decir la lengua ni el habla de la mϊsica, del álgebra &c; pues estas voces pertenecen exclusivamente á los sonidos articulados. (Jonama.) LEYES NATURALES, LEYES DE LA NATU­ RALEZA.—Esta expresiσn leyes natura- ) LIB les está tan generalmente conocida por las relaciones morales que hay entre los seres libres é inteligentes, que no se pue­ de apropiar sin ambigüedad á las relaciones físicas que tienen los cuerpos entre sí; en tal caso debe decirse leyes de la naturaleza. No solo la claridad pide esta distin­ ciσn, sino que la creo fundada. Efec­ tivamente, las leyes de la naturaleza de­ ben ser aquellas con que se gobierna ella misma, y no las que ϊnicamente ha dictado á unos seres que pueden des­ obedecerlas. Estas son mas bien leyes de los hombres, leyes de los animales, &c, y ϊnicamente se llaman naturales para indicar que no son obra de ellos. Por esta razσn el epíteto de estas no distingue suficientemente las demás. (Jonama.) liberalidad consiste en el desinterés con que da el que puede dar; la generosidad en la nobleza con que da el que puede, y con que daría el que no puede. Deja de ser liberal el que no tiene con que serlo, pero el generoso lo es siempre, aunque tenga que dar poco, porque la generosidad no consiste en el hecho, sino en la noble disposiciσn de la voluntad. Un pobre puede ser generoso, dando lo poco que tiene, pero no liberal, por­ que le faltan los medios para serlo. Está muy lejos de ser generoso el que es liberal por ostentaciσn. LIBERALIDAD, GENEROSIDAD.—La (L. de la Huerta.) libertino se en­ trega con libertad á los placeres de los sentidos: peca propiamente contra las buenas costumbres, y la pasiσn que le domina le hace despreciar las leyes de la decencia sin temor de la publicidad. El vicioso puede no tener mas que un solo vicio, y ocultarlo toda su vida, σ LIBERTINO, VICIOSO.—El LIG ( 102 ) LIS por mucho tiempo. Por consiguiente una particularidad, y la frase adverbial es menos malo que el libertino. una singularidad. El primero atribuye (β . de la Cortina.) la ligereza; la otra un carácter, un aire, una forma de ligereza notable y distin­ LIBRERÍA, BIBLIOTECA.—Parece que am­ tiva. Soldados armados ligeramente tie­ bas voces convienen en representar una nen armas y vestidos que no los car­ porciσn de libros reunidos en un mismo gan. Soldados armados ά la ligera tie­ lugar; pero con diferentes relaciones. nen una armadura particular que los Librerνa expresa esta idea con rela­ distingue. (A, Cicnfuegos.) ciσn á un fin cualquiera: biblioteca la expresa con relaciσn á la instrucciσn: tGEREZA, VELOCIDAD.—Ligereza en su aquella solo considera los tomos: ésta sentido recto no tiene relaciσn alguna mira particularmente á los tratados. con el movimiento; sin embargo se apli­ Muchos ejemplares de una misma ca figuradamente á la presteza de un obra σ muchos tomos en blanco, pue­ cuerpo ligero. den formar por sí solos una librerνa, pe­ En este caso es rigurosamente sinσ­ ro no una biblioteca, que pide variedad de velocidad. nima de materias y cierto orden. (Jonama.) Una buena librerνa es la que vale IMAR, PULIR.—Limar es quitar con la mucho dinero: una buena biblioteca la lima las partes superficiales de un cuer­ que contiene obras escogidas, manus­ po duro. Pulir es poner por la frota­ critos y otras preciosidades: por esto ciσn liso un cuerpo, hacerle lustroso y una tienda de libros no se puede llamar agradable á la vista. Limar es quitar una biblioteca. {Jonama.) las asperezas, las escabrosidades. Pu­ lir aρade á este efecto el de dar finura, LÍCITO, PERMITIDO.—Diremos que es li­ lustre, el primor que exige la perfecciσn. cito todo aquello que ninguna ley ha Sin el pulido se ven en la obra los gol­ declarado ser malo; permitido, lo que pes de la lima; pero con él desaparece el ninguna ley expresa ha autorizado. Así trabajo de limar. pues, el comer carne es lνcito en sí; (A. Cienfuegos.) mas habiéndolo prohibido la Iglesia en ciertos dias del aρo, no es permitido sino LISONJERO, ADULADOR.—Unoy otro pro­ á aquellos que están dispensados por curan agradar á costa de la verdad; pe­ justos motivos. ro se lisonjea á las personas por parte Lo lνcito es indiferente en sí mismo, del corazσn: se les adula por parte del mientras que la ley nada pronuncia en entendimiento σ del talento. contra. Lo permitido supone que era El lisonjero nada desaprueba, justifi­ malo σ prohibido por alguna ley, y dejσ ca lo que es vituperable, y aun intenta de serlo en virtud de otra. erigir el vicio en virtud. El adulador (March.) lo alaba todo; hace la apología de lo malo, y aun se atreve á dar aplausos á LIGERAMENTE, Á LA LIGERA.—Ligera­ lo ridículo. mente enuncia una simple modificaciσn La lisonja es muy propia para alimen­ del modo con que las cosas son σ deben tar las pasiones; la adulaciσn satisface ser. A la ligera designa una costumbre la vanidad; la una es el talento del cor­ diferente de la que tienen las cosas en tesano vulgar; la otra constituye el ca­ el estado natural. El adverbio denota rácter del pedantuelo asalariado. LOG ( 103 ) LUG No es ser lisonjero el manejar la ver­ deseo. La consecuciσn es el efecto tie dad con cierta prudencia, σ de un modo la industria y la paciencia; el logro es que no desagrade á aquellos á quienes el término del deseo. (L. de la Huerta.) chocaría si se la presentasen desnuda. Jamas adulador alguno supo el arte de LUEGO, DESPUÉS.—Uno y otro adverbio alabar; ϊnicamente conoce el de vender explican la posterioridad de tiempo; alabanzas. pero luego seρala un tiempo mas corto, (March.) un término mas inmediato, conservando la propiedad de su sentido recto, que LOGRAR, CONSEGUIR, ALCANZAR.— Lo­ corresponde á prontamente y sin dila­ grar es propiamente el término de nues­ ciσn. tro deseo, sin relaciσn á los medios em­ Pasearemos ahora, cenaremos luego, pleados para ello. Conseguir es el tér­ y nos iremos despites. mino de nuestra solicitud, el fin á que Leeremos la gaceta luego que trai­ se dirigen los medios, con relaciσn á ello. gan luces, esto es, inmediatamente que Alcanzar es el termino de nuestro rue­ las traigan; solo esperamos que traigan go. Lograr y conseguir pueden supo­ luces para ponernos á leerla. ner justicia; alcanzar supone siempre Leeremos la gaceta despues que trai­ gracia. gan luces, esto es, cuando tengamos lu­ Logra una gran fortuna el que puede ces, sin denotar positivamente que ha vivir sin pleitos ni pretensiones. Con­ de ser inmediatamente, luego que las sigue un buen empleo el que lo solicita traigan. con mérito y protecciσn. Alcanza el Por eso, cuando la posterioridad recae perdσn el que interpone los ruegos hu­ sobre una acciσn que decididamente su­ mildes, y pide misericordia. pone dilaciσn σ retardo, solo se puede En la diferencia de este ϊltimo verbo usar el adverbio despues, y no luego. Al respecto de ios dos primeros, no cabe fin lo errσ, despuιs de haberlo pensado duda, porque es claro que, solo se pue­ tanto tiempo. Despues que todo el mun­ de decir que se alcanza lo que se debe do lo ha visto, ya no tiene gracia el pu­ á la libre voluntad de otro, y así nadie blicarlo. dirá que ha alcanzado ganar un pleito, (£. de la Huerta.) que ha alcanzado limpiar de mala yer­ ba sus heredades. Para distinguirlas LUGAR, SITIO, PARAJE.—Por lugar se en­ tiende la parte del espacio que está ocu­ ideas que representan los dos primeros, pado por un cuerpo cualquiera. basta buscar un ejemplo, en que la ac­ Lo mismo podemos decir de la pala­ ciσn que se quiere explicar por medio bra sitio, por cuya razσn es muchas ve­ del verbo, no tenga relaciσn directa á la solicitud, sino puramente al deseo; y ces sinσnimo perfecto de lugar, pues se hallará la mayor propiedad y exac­ ambas palabras indican un punto deter­ titud que en tal caso tiene el verbo lo­ minado; pero el buen uso ha estableci­ grar. Logra la satisfacciσn de ver que do entçe ellas una diferencia muy no­ sus hijos le respetan. Logra el gusto table, y es, que cuando nos servimos de de saber que es amado de todos. la palabra lugar, prescindimos de la quietμ d σ del movimiento, al paso que Las dos ideas diferentes que respec­ la palabra sitio lleva consigo la idea de tivamente explican los dos verbos, se la quietud, del reposo y de la estabili­ descubren con bastante claridad en esta dad: por esto se da el nombre de sitio oraciσn: A fuerza de industria y de pa­ á la casa de campo σ de recreaciσn de ciencia, al fin conseguν ver logrado mi LUG <1 un rey σ de un magnate, y así decimos —el sitio de Aranjuez—el sitio de la Granja: igualmente se emplea esta pa­ labra para denotar un espacio determi­ nado de terreno, propio para alguna cosa, v. g.,—este sitio es á propσsito para sembrar trigo. Al cerco que se le pone á una plaza σ fortaleza, se le llama sitio, cuya palabra da la idea de la permanencia fija de los sitiadores en el terreno que ocupan. En ninguno de estos casos son sinσnimas las palabras sitio y lugar. El paraje es mas indeterminado, com­ prende una idea mas extensa, y por lo mismo pocas veces es sinσnimo de lu­ gar y de sitio. Comunmente se usa para denotar un. espacio indeterminado de la tierra σ del mar, y excluye toda idea de particularidades σ pormenores, co­ mo demuestra claramente este ejemplo. "Perdido ya el camino, discurrí por aquellos parajes, sin esperanza de po­ der hallar un sitio (σ un lugar) en don­ de conceder á mi cuerpo algϊn repo­ so." La palabra lugar es la que determi­ na mas la idea y la representa, por de­ cirlo así, en un ámbito mas pequeρo, v. g., á un libro que está sobre una mesa se le puede mudar de lugar en la mis­ ma mesa, y en este caso no diremos que se le muda de sitio ni de paraje. Una persona puede mudar de lugar σ de sitio en una sala, y no de paraje. Se dice "ocupar un lugar y hacer lugar, y no un paraje ni un sitio." "Los santos lu­ gares de Jerusalen," y no los santos si­ tios ni parajes. En este ϊltimo ejem­ plo vemos cuan bien determina la idea, la palabra lugares, pues la fija exclusi­ vamente en los reducidos puntos que ocupan en el Asia el Santo Sepulcro, el pesebre de Belén, &c. Lo mismo se advierte en el uso que se hace de esta palabra para denotar una poblaciσn muy pequeρa. ) LLE Aun en sentido metafσrico la pala­ bra lugar es la ϊnica que se usa, por­ que como hemos dicho, es la que mas limita σ circunscribe la idea que quie­ re expresarse, y por esta razσn decimos —"en primer lugar" "poner una cosa en lugar de otra"—'"dar lugar"—como mejor haya lugar"—"lo dice Cicerσn en el lugar citado, &c. (G. de la Cortina.) LUJURIA, LUBRICIDAD, LASCIVIA.— La lujuria es un hábito σ inclinaciσn crimi­ nal, que conduce á los sexos uno acia otro con arrebato y sin consideraciσn. La lubricidad es una influencia sensi­ ble de esta inclinaciσn sobre los movi­ mientos indeliberados, sobre la compos­ tura σ continente de uno, sobre el ges­ to, &c. La lascivia es la manifestaciσn exte­ rior de esta inclinaciσn, por actos estu­ diados y premeditados. Los célibes lujuriosos, son el azote mas peligroso para la sociedad, pues á veces alteran su físico y moral. Huya­ se, como del escollo mas terrible de la castidad, de la compaρía de las perso­ nas que tienen el rostro y los ojos lϊ­ bricos y que gustan decir cosas lascivas. (March.) LL verbos son sinσnimos cuando uno y otro significan bastar, σ ser suficiente una cosa para un fin determinado; pero llegar^ representa el hecho positivamente: alcanzar, re­ presenta la posibilidad del hecho. La acciσn del primero es un efecto de la »suficiencia; la acciσn del segundo es la «»suficiencia misma. La alfombra llega de una parte á otra de la sala. Este es un hecho positivo, un efecto de la suficiencia de la alfom­ bra; pero si decimos que alcanza, solo explicamos la idea de la posibilidad de LLEGAR, ALCANZAR.—Estos MAL ( 105 que llegue; esto es: llega porque es bas­ tante larga; alcanza·, esto es: es bas­ tante larga para llegar. De aquí' es que, cuando no tenemos que explicar puramente una posibilidad sino expresamente el hecho mismo de llegar, bajo la idea de positivo, y no de posible, no empleamos el verbo al­ canzar. El camino nuevo llega hasta Burgos. La capa le llega á los pies. (L. de la Huerta.) M — Ambas voces representan al hombre que ha eje­ cutado una mala acciσn; pero la prime­ ra considera la acciσn como mala en sí misma; la segϊndala considera como in­ fracciσn de la ley σ precepto que la pro­ hibe. La voz malhechor se usa comunmen­ te con referencia á aquellas acciones malas, que se oponen ai buen orden de la sociedad, al derecho de los ciudada­ nos, á la tranquilidad y buen gobierno del estado: y como no hay legislaciσn que no las prohiba, todo malhechor de­ linque, quebranta la ley, y no es extraρo que se tome indistintamente una voz por otra, porque las dos ideas que represen­ tan, aunque diferentes, es difícil que se encuentren separadas. Si no hubiera leyes, el malhechor no seria delincuente. En tiempo de los an­ tiguos tiranos el delincuente pudo no ser malhechor. MALHECHOR, DELINCUENTE. (L. de la Huerta.) MALIGNO, MALO, MALVADO, MALICIOSO. —Todos cuatro indican disposiciσn á hacer dan o. El maligno lo es á sangre fría; astuto cuando hace daρo: para estar á salvo de sus malas maρas, conviene desconfiar de él. El malo lo es por carácter y se des­ cubre á sí mismo; cuando daρa satisfa­ ) MAL ce su pasiσn; para no temerle tanto, se procura no ofenderle. El malvado lo es por temperamento y es muy peligroso; cuando hace daρo sigue en ello su inclinaciσn; para librar­ se de él, lo mejor es huirle. El malicioso lo es por capricho, y si hace daρo es de rabia; para contenerle, lo mejor es ceder. El amor es un dios maligno que se burla de sus adoradores. El cobarde hace del malo cuando no tiene enemigos que combatir. Los hombres son á ve­ ces mas malvados que las mujeres; pero éstas siempre son mas maliciosas que los hombres. En el malicioso hay facilidad y astu­ cia, poca audacia y ninguna actividad. El maligno solo quiere ocasionar pe­ nas leves y no grandes males; á veces quiere darse ϊnicamente cierta supe­ rioridad sobre los demás á quienes inco­ moda; se contenta mas bien con poder hacer el mal que con el gusto de ha­ cerlo. En el maligno hay mas consecuencia, mas profundidad, mas disimulo y mas actividad que en el malicioso. El maligno no es tan duro ni atroz como el malvado: hará derramar lágri­ mas; pero tal vez se enternecerá si las ve correr. El substantivo malignidad tiene mu­ cha mayor fuerza que el adjetivo ma­ ligno. Muchas veces se permite á los niρos ser malignos; pero nunca la malignidad, sea la que se quiera, por ser esta el es­ tado de una alma que perdiendo ya el instinto de la benevolencia, deséala des­ dicha de sus semejantes, y aun se goza en ella. Se les disimula á los niρos el ser ma­ liciosos, y á veces se entiende esta con­ descendencia hasta estimularlos á cier­ ta malicia; porque no teniendo esta nada de criminal, supone cierto germen de 14 MAR ( 106 talento, de que en adelante puede sa­ carse buen partido; sin embargo, esta indulgencia puede ser peligrosa, la as­ tucia que supone la malicia va insensi­ blemente disponiendo á la malignidad, y de ser maligno á ser malvado dista á veces muy poco. {March.) sig­ nifica obrar con alguno de tal σ tal ma­ nera; de ahí viene que maltratar y tra­ tar mal designan un modo de obrar, que no conviene al que es objeto del trato; peto la diferencia de la construcciσn es también grande en el sentido. Maltratar significa hacer ultraje á al­ guno, σ con palabras σ á golpes. Tra­ tar mal es no darle bien de comer auno, σ no tratarle á su gusto. Un hombre arrebatado y grosero mal­ trata á los que tienen que ver con él: un avaro y mezquino trata mal a los que convida por fuerza. MALTRATAR, TRATAR MAL.—Tratar ) Μ Α Τ cion recíproca que le une mas noble y estrechamente á su mujer, separando en cierto modo la idea de la superiori­ dad doméstica que le da el estado y ca­ lidad de marido. Por eso se usa en el sentido culto, \ cuando se habla de per­ sonas de alta clase, como para represen­ tar una union, por decirlo así, menos vul­ gar. El hombre honrado oye siempre con singular ternura el dulce nombre de es­ poso. Venia el rey acompaρado de la reina su muy amada esposa. De aquí es, que en el lenguaje co­ mϊn, es por lo general afectado el uso de esta voz: Que pongan el coche para mi esposo; mi esposo se ha ido á pasear. A no ser que su relaciσn sea tan directa al cariρo, que solo se emplee para re­ cordarlo, como cuando se empieza σ concluye una carta, diciendo: Esposo querido; tu esposo que te ama de co­ razσn. (£. de te Huerta.) [.March.) en su sentido recto y riguroso, no es sinσnimo de ma­ rido, sino de novio; pero se ha anticua­ do de tal modo este uso de la voz, que en el dia pasaría por un galicismo. Ge­ neralmente se da el nombre de esposo a} hombre casado, y así se dice: la rei­ na Doρa Isabel y D. Fernando el catσ­ lico su esposo. La diferente fuerza y energía que yo hallo entre estas dos voces en el senti­ do comϊn á que ahora se aplican, es que la voz marido explica, sola y sencilla­ mente, la calidad de un hombre casado, sin otra relaciσn que al estado del ma­ trimonio. Aquella seρorita quisiera ca­ sarse, pero no encuentra marido. Los dos que allí vienen son marido y mujer. Pero la voz esposo ennoblece, si pode­ mos explicarlo así, la idea, represen­ tando al hombre casado con relaciσn, no solo al estado, sino á aquella aten­ MARIDO, ESPOSO.—Esposo — Marido designa la cualidad física; es el término físico. Es­ poso denota la obligaciσn social; es el término sacramental σ moral. Marido corresponde á mujer, como macho á hembra. Esposo corresponde á esposa, como un consorcio á otro. Los latinos llamaban al macho marido; pero esposo no puede convenir sino á las personas. Se toma, se escoge un marido que las formalidades y ceremonias de las bodas, tanto las civiles como las eclesiásticas, hacen que sea esposo. MARIDO, ESPOSO. (A. Cienfuegos.) materia es el gé­ nero de las cosas de que se trata. El asunto es el objeto particular que se trata. Las verdades del Evangelio son la materia de los sermones, y el asunto de un sermon será una de estas verdades. MATERIA, ASUNTO.—La MAX ( 107 P o r consiguiente, la materia abraza σ puede abrazar varios asuntos. La materia del Quijote es la caballe­ ría; la estancia de D. Quijote en el pa­ lacio de los duques, el gobierno de San­ cho y las demás aventuras de uno y otro, son otros tantos asuntos. ) MER todas son el resultado de la observaciσn y de la experiencia; todas son ciertas, todas son ϊtiles. Las máximas de la R o ­ chefoucauld, son buenas en general, mu­ chas impracticables, algunas falsas. Las máximas de Maquiavelo son inmorales. (G. de la Cortina.) (G.dela Cortina.) M E N T I R A , E M B O S T E . — L a voz mentira e x ­ M A T E R I A , O B J E T O . — L a materia es lo que se emplea en el trabajo; el objeto es aquello sobre lo cual se trabaja. La materia del discurso consiste en las palabras, en las frases y en los pen­ samientos. El objeto es lo que se expli­ ca por estas palabras, por estas frases y por estos pensamientos. Los raciocinios, los pasajes de la E s ­ critura, y los pensamientos de los Pa­ dres de la Iglesia, el carácter de las pa­ siones y las máximas de moral, son la materia de los sermones; los misterios de la fe y los preceptos del Evangelio deben ser el objeto. (March.) MATERNAL, MATERNO.—(V. Paternal.) M Á X I M A , S E N T E N C I A . — M á x i m a es una proposiciσn que contiene una regla de conducta. Sentencia es un pensamiento moral, deducido las mas veces de la experien­ cia, y de una aplicaciσn muy extensa. Una y otra tienen el mismo objeto, pero la sentencia tiene, por decirlo asi, unfundamento mas sσlido y seguro, cual es la observaciσn constante de la natu­ raleza humana: los resultados que esta ofrece son ciertos é innegables, al paso que la máxima puede fundarse muchas veces en el modo de pensar de un hom­ bre, en su carácter, en sus circunstan­ cias particulares, y ser por lo mismo imposible en la práctica, σ tal vez per­ niciosa. Las sentencias de Solís se fun­ dan en los mismos hechos que refiere: plica solamente la idea de una cosa fal­ sa, puramente como tal; pero la voz embuste supone por sí sola, ademas de aquella falsedad, la malicia con que se dice. Y así la mentira no pierde el ca­ rácter de tal, aunque se extienda de unos á otros, á grandes distancias y tiempos remotos, y se diga y se publi­ que por personas que de buena fe la crean como cierta; pero el embuste no lo es propiamente sino en boca del que la cree falsa, porque nadie dice un embuste de buena fe. Anda muy valida una grande mentira por toda la ciudad. Las historias y las gacetas están llenas de mentiras. Un mu­ chacho travieso sale con un embuste del apuro en que se halla. Por eso á un tramposo, á un hombre de mala fe, se le da con mas propiedad el nombre de embustero, que el de mentiroso, porque aquel adjetivo explica con mas energía, no solo la falsedad de lo que dice, sino también ia intenciσn ma­ liciosa con que miente. Los yerros de pluma se llaman mentiras y no embustes, y este uso de la voz es conforme á este mismo principio, porque solo se quiere explicar una fal­ ta de verdad y exactitud, no una inven­ ciσn maliciosa de una cosa falsa. (L. dt la Huerta.) M E R E C I M I E N T O . — E l primero se aplica á las personas y á las cosas: el segundo, á las personas solamente, y ambos pueden tomarse en buena σ ma­ la parte. Por eso decimos, " u n hom­ MÉRITO, MIE ( 108 ) MIÉ bre de mιrito," una obra de mιrito, y M I E D O , TEMOR.—El miedo proviene del amor excesivo á nuestra propia conser­ no de merecimiento. Este viene á ser vaciσn, y porque conociendo la supe­ el efecto, y mιrito Ja causa; porque el rioridad de la causa que debe decidir merecimiento indica, mas bien, el estado del acontecimiento, estamos convenci­ moral en que pone al hombre su propio dos de que ella decidirá en mal. El te­ mιrito. (G. de la Cortina.) mor nace de conocer simplemente la causa que debe decidir del suceso, no MIEDO, COBARDÍA.—Miedo solo explica sabiendo si decidirá en mal σ en bien. en general la situaciσn del ánimo sobre­ Por lo mismo diremos tener miedo de cogido, con la idea del peligro. Cobar­ la muerte, de una fiera, de la peste, del dνa es el efecto del miedo, con relaciσn fuego σ de otra cosa semejante. Tener á la repugnancia que este nos inspira, temor de un hombre malo, de perder el de buscar un riesgo, σ exponernos á un pleito, de disgustar al amo, de pasar á peligro, á que nos llama el honor, el nado un rio, &c. Y como buen cristia­ bien parecer, σ la obligaciσn. no tener temor de Dios, porque esto es Una mujer tiene miedo de que entren conocer su infinita superioridad, y con­ ladrones en su casa. El hombre que, fesar la debilidad nuestra; pero tener pudiendo, no se defiende, es cobarde. miedo de él, en algϊn modo es blasfemar, Al que no tiene obligaciσn de tener porque es como no conocer el mas glo­ valor, no se puede dar con propiedad el rioso de sus atributos, que es el de su nombre de cobarde, sino el de medroso; bondad y su clemencia. y asi el miedo de un niρo no merece el (March.) nombre de cobardνa, como el de un soldado que huye á la vista del enemigo. (L. de la Huerta.) M I E D O , TEMOR.—El miedo es la apren­ siσn viva del peligro que sobrecoge y ocupa el ánimo. El temor es el con­ vencimiento del ánimo, el efecto de la reflexion, que le hace prever, ,y le in­ clina á huir el peligro. Un niρo tiene miedo de quedar solo, σ á obscuras. Un hombre que va solo, y sin armas, tiene temor de encontrar ladrones en un camino. De aquí es, que el miedo siempre es despreciable, pero no lo es siempre el temor; y así se dice: el temor de Dios, y no el miedo. Es noble el temor de la deshonra, que hace perder al soldado el vergonzoso miedo del enemigo. El que se arrojσ con ciega resoluciσn al asalto de una brecha, tiembla tal vez después en su cama á la vista de su cer­ cana muerte. Allá pudo despreciar el miedo. Aquí no puede vencer el temor. (L. de la Huerta.) MIENTRAS, ENTRETANTO.—Decimos in­ distintamente: mientras llega, σ entretan­ to que llega la hora de comer, podremos pasear en el jardin; pero aunque expli­ camos la misma idea, es con diferentes relaciones. Mientras, se refiere á la duraciσn del tiempo presente, σ que corre, antes que llegue el que se espera. Entretanto, se refiere al punto, ocasiσn σ tiempo que se espera, y que sirve de límite á la duraciσn del tiempo presente. Esta diferencia es la misma que hay entre durante el tiempo que, que equivale á mientras; y hasta que, que equivale á entretanto. En las comunidades religiosas se lee mientras se come, esto es, durante el tiempo de la comida. Juguemos á la pe­ lota entretanto que se come, esto es, hasta que se coma. En este ejemplo se advierte clara­ mente, que la distinciσn que hago de MIS ( 109 ) MOM las ideas que nos representan estas dos es con diferentes relaciones: en la mise­ voces, no es tan superflua como parece ricordia pedimos un efecto de la compa­ á primera vista, porque si fuera lo mis­ siσn; en la clemencia un efecto de la ge­ mo decir, leer mientras se come, σ en­ nerosidad. Por eso, á las obras de mi­ tretanto que se come, no seria tan fácil sericordia no se las puede llamar con distinguir si la lectura debe ser antes, igual propiedad, obras de clemencia. σ al mismo tiempo de la comida. (L, de la Huerta.) Mientras le durσ el dinero, tuvo mu­ chos amigos. Le esperaron los acree­ MODA, USO.—Moda es un uso nuevo, que no ha llegado á ser general: en llegan­ dores entretanto que llegaba la letra. (L. de la Muerta.) do á ser adoptado por todos, σ por la mayor parte, y por algϊn tiempo, ya es MISERICORDIA, CLEMENCIA.—Una pro­ uso. posiciσn de Séneca me ha suministrado Todo uso ha sido moda en sus prin­ la idea de este artículo. Aquel célebre cipios. Fué moda el afeitarse, ya es uso. filσsofo miraba como virtud á la clemen­ El principal objeto del que sigue cia, y como defecto á la misericordia; siempre la moda, es el llamar la aten­ porque, segϊn los principios de los Es­ ciσn, distinguirse en el gusto, en la va­ toicos, tenia por pura debilidad de áni­ riedad. El objeto del que sigue siempre mo, la sensibilidad del corazσn. Cle­ el uso, es el no singularizarse entre los mentiam, dice, mansuetudinemque omnes demás. boni praestabunt; misericordiam autem Las mujeres varían tanto y tan á me­ vitabunt: est enim vitium pusilli animi, nudo sus adornos, que casi siempre con­ ad speciem alienorum malorum succiden­ servan el nombre de modas; rara vez se tis (*). les llega á dar el nombre de uso3. Dejando aparte el error de este prin­ (L. de la Huerta.) cipio, y considerando la proposiciσn pu­ ramente con relaciσn á la significaciσn MOMENTO, INSTANTE.—Un momento no determinada de cada una de las dos vo­ es largo; un instante es todavía mas cor­ ces, parece que en nuestro idioma pue­ to; momento tiene una significaciσn mas de hacerse la misma distinciσn de las extensa; algunas veces se toma por el ideas que representan. tiempo en general, y es de uso en el La misericordia considera al hombre sentido figurado. Instante tiene signifi­ con relaciσn á su infelicidad y miseria; caciσn mas limitada: denσtala mas pe­ la clemencia con relaciσn á su fragilidad queρa duraciσn del tiempo, y jamas se σ malicia. La primera es el efecto de la usa sino en sentido literal. compasiσn que inclina á ejecutar aque­ Todo depende de saber aprovechar llas obras que pueden aliviar los males, el momento favorable; á veces un instan­ σ consolar las aflicciones; la segunda es te mas tarde σ mas temprano es lo que el efecto de la bondad, σ generosidad hace la diferencia entre el buen σel mal del ánimo, que mitiga el rigor merecido éxito. σ perdona los agravios personales que Por prudente y dichoso que uno sea, puede legalmente castigar. tiene siempre algϊn momento desagra­ Se implora la misericordia, σ la cle­ dable que no puede prever. A veces mencia de aquel, de cuya voluntad de­ falta un instante para mudar enteramen­ pende el castigo, σ la venganza; pero te la faz de lo que uno cree hallarse en la mejor sazσn. (*) Séneca de clement, lib, 2, cap. 5. MOV ( i ) ) MUCH na sobre una cosa cualquiera, pues en Todos los momentos son apreciables uno y otro caso se considera como di­ para quien conoce el precio del tiempo. rigiéndose acia un objeto. Cada instante de la vida es un paso acia Los malos cσmicos creyendo hacer la muerte. (March.) acciones no hacen mas que movimientos. El pleitista con una sentencia definiti­ M O V E R , MENEAR.—Todo lo que se me­ va pierde la acciσn pero no el movimien­ nea se mueve, pero no se dice con igual to, antes se mueve mas que nunca pa­ propiedad que todo lo que se mueve se ra buscar un efugio, y continuar sus menea; porque el verbo mover supone in­ embrollos. determinadamente cualquier especie de (Jonama.) movimiento, y el verbo menear supone un movimiento determinado, esto es, el MUCHAS VECES, FRECUENTEMENTE.—El uno es para la repeticiσn de los mismos que hace un cuerpo separándose un po­ actos. El otro para la pluralidad de los co del puesto en que se hallaba, y vol­ objetos. viendo inmediatamente acia él, una σ Se ocultan muchas veces los pensa­ repetidas veces. mientos: frecuentemente se encuentran Una piedra que cae, se mueve de ar­ traidores. riba abajo; y no se dirá con propiedad (March.) que se menea de arriba abajo. La hoja de un árbol que se mueve de un lado á MUCHEDUMBRE, MULTITUD.—La lengua otro, se menea. Un pájaro que vuela, castellana se deriva en su mayor parte, se mueve en todas direcciones, y menea no del latin puro que hablaban Horacio, de cuando en cuando sus alas y su cola. Virgilio, Cicerσn y los romanos cultos Movemos 3a cabeza, volviéndola, in­ de aquellos tiempos, sino de la baja la­ clinándola á un lado para evitar un gol­ tinidad, esto es, del latin corrompido ya pe; la meneamos para decir que no, por por la introducciσn de voces godas, cél­ seρas, moviιndola sucesivamente de un ticas, arábigas y de otro origen. lado á otro. El castellano formσ casi todos sus no­ (L. dιla Huerta.) minativos de los ablativos latinos, y por esta razσn decimos, hombre de homine, MOVIMIENTO, ACCIΣN.—Movimiento de y no de homo; cielo, de coelo y no de un cuerpo es su mutaciσn de lugar con coelum; virgen de virgine, y no de virgo; j7J<vfcilos demás cuerpos que lo rodean. Ac­ virtud de virtϊte y no de virtus, &c. ciσn es el movimiento considerado ade­ El castellano convirtiσ en la termina­ mas, con relaciσn á los cuerpos acia ciσn umbre la mayor parte de las termi­ quienes se dirige, σ que encuentra en naciones latinas en ine (*),consistiendo el camino. (*) Como lo prueban las voces siguientes: La acciσn de un cuerpo sobre otro Aluml.re, de Alumine. Certidumbre, de Vertitudine. es el choque de los dos. La acciσn de Costumbre, fie Consutludine. los ácidos sobre los metales es el modo Cumbre, de Culmine. Duicedumbre, rie Dulcedine. Herrumbre, de JSrugine. como aquellos van disolviendo y sepa­ Incertidutnbrc, de Incertitudine. Legumbre, de Legumine. rando las partículas de estos ϊltimos. Lumbre, de Lumine. Mansedun bre, de Mansuetudine. Siguiendo la misma analogía se lla­ Muchedumbre, de Multitudine. Pesadumbre, de Poenitudine. man acciones los movimientos que ha­ Podredumbre, de Putredine. Servidumbre, de Sertitudine. ce un hombre para comunicar sus pen­ Techumbre, de Testudine. Vislumbre, de Vix­hmine. samientos á otros; y se llama también La voz azumbre es arábiga. Los árabes pronuncian axunrι. acciσn al derecho que tiene una perso­ MUT ( 11 I ) NAD esta variaciσn, entre otras causas, en Mutuo no se dice mucho sino en ma­ que los antiguos castellanos pronuncia­ teria de voluntad, de sentimiento, de ban la terminaciσn latina ine suprimien­ sociedad y compaρía; como, amistad do la i, y decían alumne, certitudne, &c. mutua, obligaciσn mutua. Recνproco se extiende á una multitud de cosas leja­ También convirtiσ el castellano fre­ nas de aquella idea; se dice, términos cuentemente la combinaciσn U en ch, recνprocos, verbos recνprocos, influencia y formσ mucho, de multo; cuchillo, de reciproca, & c , para expresar particular­ cultello; escucho, de ausculto, &c. mente la correspondencia de acciσn, la Con arreglo á estas variaciones, y en correlaciσn, la reciprocidad. En suma, fuerza de ellas, resultσ el sustantivo mu­ favores σ servicios hechos voluntaria­ chedumbre, del ablativo latino multitu­ mente de una parte y de otra son mu­ dine, al mismo tiempo que se conserva­ tuos. Servicios y favores exigidos, me­ ba la voz multitud, derivada, como su­ recidos y correspondidos de una y otra cediσ con otras, del nominativo latino parte, son recνj>rocos. multitude; pero la naturaleza inmediata­ {March.) mente hizo su oficio, no tolerando vo­ ces superfluas, y obligando á los hom­ Ν bres á establecer por el uso una diferen­ cia muy notable entre muchedumbre y NACIΣN, PUEBLO.—La palabra colectiva naciσn comprende á todos aquellos que multitud, y es, que la segunda de estas tienen el mismo nacimiento, que son voces se aplica indistintamente á las oriundos del mismo pais. Pueblo desig­ personas, á los animales, y á las cosas; na una gran multitud, un gran nϊmero. y la primera solamente á las personas. Así en el sentido literal y primitivo, na­ Decimos simplemente, una muchedum­ ciσn indica una relaciσn comϊn de na­ bre para expresar un gran nϊmero de cimiento, de origen; y pueblo una rela­ personas; pero nunca decimos una mu­ ciσn de multitud, de congregaciσn. chedumbre de carruajes, ni de árboles, (A. Cien)uegon.) ni de flores, ni de cosas, sino una mul­ titud. Acaso esta observaciσn por una par­ N A D I E , NINGUNO.­—La misma extension que tienen en un sentido afirmativo las te, y por otra la construcciσn material voces alguien y alguno, tienen en un sen­ de la palabra muchedumbre, fueron cau­ tido negativo las voces nadie y ninguno, sa de que cierto escritor de nuestros esto es: nadie excluye ilimitadamente dias considerase á ésta equivocadamen­ toda persona, sin determinar clase ni te como compuesta de las voces muckos, nϊmero; ninguno excluye limitadamen­ y hombres. (G. de la Cortina.) te todas las personas que componen la clase σ nϊmero de que se habla. MUTUO, RECIPROCO.—Mutuo designa un Nadie es capaz de hacerlo, esto es, cambio σ trueque correspondiente, la no hay persona alguna, de cualquier nϊ­ acciσn de dar y de recibir; reciproco la mero σ clase que sea, que pueda hacer­ lo. De los soldados que asaltaron la retribuciσn, la acciσn de corresponder á brecha, ninguno dejσ de quedar muerto afecto ccn afecto, &c. El cambio σ true­ σ herido, esto es, de los hombres,de que que es libre y voluntario, y esta acciσn se componía aquella clase σ nϊmero de­ es mutua. La retribuciσn σ correspon­ terminado, no hubo uno que oo fuese dencia, es debida σ exigida, y este acto muerto σ herido. es recνproco. ( 1 2 ) NOT NOM N o OBSTANTE, AUNQUE, BIEN Q U E . — N o Esta es la razσn porque se dice: nin­ obstante excluye sencillamente una opo­ guno de ellos, y no nadie de ellos. siciσn, resistencia, σ dificultad absolu­ (L. de la Huerta.) ta. Hace calor no obstante que ha llo­ vido. Sale de casa, no obstante que anda NIÑADA, NIÑERÍA. — Las acciones del malo. niρo son niñadas; los objetos del niρo Aunque tiene mas extension, porque son niñerνas. se emplea también en los casos en que Una cosa hecha sin malicia y con se trata de una oposiciσn, resistencia, σ poca reflexion es una niñada: una cosa dificultad puramente condicional σ posi­ de poco momento es una niñerνa. ble, en los cuales no tiene su uso propio Hay niñadas que traen graves conse­ la preposiciσn no obstante. Maρana iré cuencias, y por lo mismo no son niñe­ al campo, aunque llueva. No dejaré de rνas. Hay, al contrario, niñerνas que por hacerlo, aunque me maten. No obstan­ la malicia con que se hacen no deben te que llueva, no obstante que me ma­ considerarse como niñadas. ten, supondría una oposiciσn absoluta; Una diferencia análoga creo que deba no condicional ni posible, y no serian distinguir las voces monada monerνa, del caso. tontada tonterνa, frailada frailerνa, per­ Bien que se usa para limitar σ modi­ rada perrerνa, Sfc, y en general se pue­ ficar la primera idea, disminuyendo la de establecer, que siempre que un sus­ fuerza y energía que se le habia dado. tantivo mude su ϊltima vocal en ada σ Si va á palacio por la calle mayor, le en eria, la primera de estas terminacio­ encontrará, bien que puede ser que hoy nes indicará una acciσn, la segunda un venga por la plaza. Aunque σ no obs­ objeto. Se exceptϊan algunas, á quie­ tante que venga por la plaza, signifi­ nes no se puede atribuir una acciσn σ carían en rigor que, aun mediando la un objeto: tales son, por ejemplo, agua circunstancia de haber tomado aquel y caza, de que se forman aguada y ca­ camino, le encontrará en la calle mayor, cería. que es todo lo contrario de lo que se Librería, sombrerería, & c , no son quiere explicar; pero bien que limita, excepciones de la regla general; pues modera, corrige la idea, dando á enten­ no están formadas de libro ni de sombre­ que no es tanta la probabilidad de der ro, sino de librero y sombrerero; pero encontrarle, como se creyσ σ pudo ha­ estas no mudan la ϊltima vocal en eria; cerse creer al principio. por consiguiente no hay caso. (Jonama.) nombra para dis­ tinguir en el discurso. Se llama para hacer que uno venga. El Seρor llamσ á todos los animales y los nombrσ delante de Adán para en­ seρarle sus nombres: tal es el sentido del texto hebreo. No siempre se deben nombrar las co­ sas por sus nombres, ni llamar en auxi­ lio á toda clase de gentes. NOMBRAR, LLAMAR—Se (March.) (L. de la Huerta.) notan las cosas por la atenciσn, para acordarse de ellas: se observan por examen, para juzgarlas. El viajero nota lo que mas le da en rostro; el espía observa los pasos que juzga ser de consecuencia. El general debe notar los que se dis­ tinguen entre sus tropas, y observar los movimientos del enemigo. Se puede observar para notar; pero estará bien al contrario. NOTAR, OBSERVAR.—Se OBJ NOT ( 1 13 ) modo que la cosa sea no solo conocida, Los que observan la conducta de los sino indubitable, constante y notoria. demás para notar sus faltas, lo hacen Se significa lo que se declara con una comunmente para tener el placer de resoluciσn expresa; se notifica lo que censurarlas, mas bien que para enseρar­ se significa segϊn reglas, σ con los re­ les la enmienda. quisitos necesarios para dar á la signifi­ Cuando uno habla de sí, se observa y caciσn el peso necesario. se hace notar. Y a no se observan las (A, Cienfuegos.) mujeres á sí mismas tanto como en otro tiempo; su indiscreciσn corre parejas con la de los hombres: mas quieren ha­ N U E V O , R E C I E N T E . — E s nuevo lo que no ha servido todavía: lo que acaba de su­ cerse notar por debilidad, que ser bien ceder, es reciente. Se dice un vestido consideradas por una buena reputaciσn. que es nuevo: de un suceso que es recien­ (March.) te. Menos llaman la atenciσn las his­ torias antiguas que las nuevas. N O T A R , TACHAR, T I L D A R . — S e nota lo ridículo y lo reprensible; se tacha y se tilda lo culpable y lo perjudicial. La diferencia que hay entre las sig­ nificaciones de estos dos ϊltimos verbos es, que tachar, recae sobre la tacha σ borrσn visible, que afea al sugeto, esto es, sobre los defectos notorios; y tildar, recae sobre los defectos que se sospe­ chan vivamente, y que, como una tilde, los tiene seρalados nuestra desconfian­ za σ temor. Está notado el hombre extravagante σ singular en sus costumbres, el mise­ rable, el que falta á las atenciones de la sociedad. Está tachado un hijo ingrato, una mu­ jer libre, un embustero, un tramposo. Está tildado un hombre sospechado de venalidad; un tratante de dudosa fe; un hombre doble de quien es menester precaverse. (L, de la Huerta.) nota y el signo dan á conocer, pero la nota lo hace mas distintamente que el signo. Éste indica, muestra, enseρa; pero la nota ilustra, explica, caracteriza. El signo hace que la cosa sea conocida, y la nota hace que lo sea clara y distintamente. Así notificar es significar claramente, de un modo auténtico, en toda forma, de NOTIFICAR, SIGNIFICAR.—La (March.) O objeto es término ma­ terial de la acciσn; el fin es el término moral de la voluntad. Aquel puede su­ poner un motivo solamente; éste supo­ ne siempre un deseo. Si yo enviσ á un criado para que en­ s e ρ e ^ conduzca á mi casa á un amigo, á quien estoy esperando, podré decir que mi criado va con el objeto de conducirle á mi casa, que este es el objeto de su co­ misiσn; pero no diré, con la misma pro­ piedad, que el fin de mi criado es con­ ducirle, porque no tiene parte en ello ni su voluntad ni su deseo. Yo soy el que deseo, el que quiero que venga, y este es el fin que me propongo, enviando á mi criado con aquel objeto. Pero si éste lo ha hecho por puro celo, y sin que yo se lo mande, podré decir indiferente­ mente, que mi criado ha ido con el fin de conducirle, σ con el objeto de condu­ cirle; porque en tal caso ha tenido su acciσn material un objeto, su deseo y voluntad un fin. OBJETO, FIN.—El El fin es siempre voluntario y libre, segϊn este mismo principio; pero no siempre lo es el objeto: y así no se dice, que una acciσn se ejecuta con buen σ mal objeto y sino con buen σ mal fin; por­ 15 OBL ( 1U ) OBS que aquel se mira como el término á que El buen parecer obliga á veces á cier­ se dirige materialmente la acciσn; pero tas gentes á cosas que no son de su gus­ este se mira como puro efecto de nuestra to. Por complacer se suele uno empe­ voluntad, de nuestro buen σ mal deseo. ñar en asuntos delicados, por no saber (L. de la Huerta.) elegir la compaρía de los que no quer­ rán comprometernos. (March.) OBLIGACIΣN, DEBER.—Cumplir un hom­ bre con su obligaciσn no es exactamen­ OBSCENO, DESHONESTO.—­Obsceno indica te lo mismo que cumplir con su deber. mucho mas que deshonesto; pues agre­ Obligaciσn es aquello á que nos pre­ ga á la deshonestidad la licencia impϊ­ cisan las leyes, las costumbres, y gene­ dica: la idea propia de obsceno es la de ralmente todo convenio tácito σ expre­ inmundo y lϊbrico. Un pensamiento des­ so: deber es aquello que manda la vir­ honesto hace perder la pureza; una pa­ tud y la conciencia. La obligaciσn pue­ labra obscena el pudor. Obsceno se dice de ser forzada: el deber es siempre vo­ de las palabras, de los cuadros σ pintu­ luntario. ras, de las personas; deshonesto se apli­ La obligaciσn de un hombre pϊblico ca á todo aquello que ofende al pudor es desempeρar aquella parte del gobier­ σ la pureza. no que se ha puesto á su cargo: su de­ Violar, engaρar, cometer un adulte­ ber es mirar como propios los intereses rio, dice Cicerσn, es una cosa deshones­ del estado. Las obligaciones de un pa­ ta; pero esto se dice y se hace sin obs­ dre y de un esposo están cumplidas con cenidad. Se dirá bien un poeta obsce­ mantener á su familia y dar á sus hijos no, y lo mismo de un pintor, de un au­ una educaciσn regular: la fidelidad con­ tor σ de otra persona cualquiera. yugal, el cariρo, el buen ejemplo y un (March.) entero sacrificio de su voluntad al ma­ yor bien de los hijos constituyen el de­ OBSCENO, DISOLUTO, LASCIVO, LUJURIO­ SO, LUBRICO, IMPΪDICO.—Todo lo que ber de aquel estado. es contrario al pudor es obsceno, y este El hombre de honor cumple con su adjetivo se aplica indistintamente á las obligaciσn: el virtuoso nunca falta á su personas, á las acciones y á las cosas. deber. Disoluto es el hombre que desprecia El deber no es mas que uno, porque las leyes de la honestidad; y se aplica no hay mas que una justicia y una ra­ este adjetivo á las personas y á las cos­ zσn. La lengua castellana es consecuen­ mas bien que á otra cosa; y tumbres, te en esta parte: y así como no permi­ ciertamente parece que así lo exige su te decir las probidades ni las avaricias, mismo valor σ significado, pues viene tampoco ha dado plural á la voz deber. de dissolutus, esto es, solutus lege. (Jonama.) Lascivo es el hombre propenso con OBLIGAR, EMPEÑAR.—Obligar indica al­ exceso á los placeres carnales, que se guna cosa mas fuerte que empeñar: este siente excitado á ellos, no solamente por ϊltimo tiene algo de gracia σ compla­ la presencia del objeto que desea, sino cencia. aun por la sola idea del deleite. Se nos obliga á hacer una cosa, im­ El lϊbrico es tal vez menos carnal, poniéndonos el deber σ la necesidad de porque el deseo de aumentar y diversi­ ejecutarla; se nos empeña á hacerla por ficar sus placeres, le hace hallarlos en medio de promesas σ buenos modos. objetos, en circunstancias σ en acciden­ OBS OBS ( 1 15 ) tes, que no tienen atractivo ni valor OBSERVACIΣN, EXPERIENCIA.—La expe­ riencia realmente no es mas que la ob­ alguno para el lascivo. El lϊbrico hace servaciσn misma que la hace; sin embar­ que su alma tenga gran parte en sus go­ go hacer una observaciσn y hacer una ces, al paso que el lascivo no procura experiencia no es exactamente lo mis­ mas que satisfacer los estímulos de su mo. El hombre hace observaciones mu­ cuerpo. chas veces sin intentarlo, sobre ellas El impϊdico hace alarde de sus ex­ funda sus hipσtesis, y para averiguar cesos, σ á lo menos no trabaja por ocul­ la verdad σ falsedad de estas hipσtesis, tarlos σ disimularlos: se entrega á ellos pasa á hacer nuevas observaciones: estas sin que nada le contenga; á diferencia son las que propiamente se llaman ex­ del lascivo y del lϊbrico que pueden ser­ periencias. lo en secreto, sin faltar pϊblicamente á La experiencia^ segϊn esto, es la ob­ las leyes del pudor. servaciσn comprobante de una hipσtesi Lujurioso se aplica no solamente al fundada en observaciones anteriores. hombre dado á la lujuria, sino también á todo lo que puede excitarla. {Jonama.) (β . de la Cortina,) OBSTÁCULO, DIFICULTAD.—El obstáculo llama hace la cosa impracticable; la dificultad claro aquello que tiene la luz suficiente la hace ardua. Mientras duran las dipara que lo veamos. Tomado con esta ficultades se adelanta poco; mientras du­ generalidad se le opone el adjetivo obs­ ran los obstáculos, no se adelanta nada: curo tanto en lo propio como en lo fi­ porque lo que llamamos vencer el obsgurado. Se llama obscura una pieza taculoy es evitarle, σ destruirle; y en tal donde no se distinguen los objetos: se caso, el ser la operaciσn practicable con­ llaman obscuros los colores que reflejan siste en que el obstáculo no existe ya; poca luz, como por ejemplo el azul tur­ pero la dificultad se puede vencer sin quí: se dice que es obscuro el lenguaje que deje de existir; y así hay cosas que cuando apenas se entiende. se hacen con dificultad, pero no con obstáculo. También se llama claro todo cuerpo, Hay dificultad en andar por un mal al través del cual pueden pasar los ra­ camino, en medio de precipicios, pero yos de luz. En esta acepciσn se le opo­ se va poco á poco adelante. El haber­ nen los adjetivos turbio y espeso; el pri­ se llevado una avenida el puente, pue­ mero cuando un cuerpo extraρo impide de ser un obstáculo que no nos permita el paso de la luz, como cuando el agua continuar el viaje. tiene alguna materia en disoluciσn, σ (£. de la Huerta.) cuando los cristales no están muy lim­ pios; el segundo cuando el defecto está en el mismo cuerpo, como cuando los OBSTÁCULO, IMPEDIMENTO. — Obstáculo significa lo que está delante. Impedilíquidos se hielan, σ cuando los tejidos mento es lo que envara, lo que enreda están muy apretados. los pies. El obstáculo está delante, de­ Por consiguiente, aunque estas tres tiene nuestra marcha; y el impedimento voces se oponen á claro, representan está, no precisamente delante, sino al­ esta oposiciσn de diverso modo, y por rededor, y nos retarda. Para adelan­ lo mismo no son rigurosamente sinσni­ tar es preciso superar, allanar el obstámas. culo; para andar libremente es preciso (Janama.) OBSCURO, TURBIO, ESPESO.—Se OCU ( 1 5) ODI quitar el impedimento. El obstáculo tie­ Se oculta la verdad callando, se enne algo de grande, de alto, de resistente, cubre con palabras artificiosas; pero no podemos decir que se esconde. El hom­ y por eso es menester destruirle σ pa­ bre de bien oculta sus debilidades; el sar por encima. El impedimento tiene impostor hace mas, las encubre. algo de molesto, de incσmodo, de enre­ Si un malhechor se viene á refugiar doso, y es preciso desembarazarse de él, á mi casa, yo que le abro la puerta le romperle. (A. Cienfucgos.) oculto: las paredes le encubren: él se esconde. OBSTINACIΣN, TERQUEDAD.—La obstina(Jonama.) ción es el efecto de una falsa convic­ ciσn fuertemente impresa en el ánimo, ODIO, ABORRECIMIENTO.—El odio es ana σ de un empeρo voluntario con deter­ pasiσn ciega y arraigada en el corazσn minado Ínteres. La terquedad no nece­ viciado, por el capricho, por la envidia, sita de interés ni de convicciσn: es un por las pasiones; un afecto que en nin­ defecto, σ adquirido σ arraigado por la gϊn caso deja de ser bajo é indigno de mala educaciσn, σ inherente á la perso­ un ánimo honrado y generoso. El aborna inclinada á contradecir la opinion σ recimiento es un afecto nacido del con­ voluntad agena, σ sostener la propia. cepto que forma nuestra imaginaciσn de Está obstinado en su error aquel á las calidades del objeto aborrecido, y quien no convencen las razones mas cla­ compatible con la honradez, cuando ras y evidentes. Es terco, el que, con­ su objeto es el vicio. De aquí es que lla­ vencido de las razones, no cede á ellas. mamos implacable al odio, y no aplica­ Está obstinado el reo que niega su deli­ mos ordinariamente este adjetivo al aborto, por miedo del castigo. Es terco un recimiento, porque miramos á aquel co­ muchacho por pura malignidad de su vi­ mo una pasiσn ciega, que nunca perdo­ ciado carácter. na, antes bien, anda casi siempre acom­ La Obstinación puede ser efecto de paρada del rencor y de la mala volun­ un error disculpable del entendimiento. tad; y al aborrecimiento lo miramos como La terquedad es siempre un defecto re­ efecto de una persuasion, que la razσn prensible de la voluntad. σ el desengaρo pueden llegar á destruir. (L. de la Huerta. ) Un hombre honrado perdona la ofen­ sa de un traidor, de un asesino, porque OCULTAR, ENCUBRIR, ESCONDER.—Oculno cabe el odio en su noble corazσn: tar es simplemente substraer una cosa pero no puede dejar de aborrecer tan á la vista σ conocimiento de las gentes. execrables monstruos de la sociedad. Encubrir es ocultar por medio de una El aborrecimiento nos hace mirar con cosa tercera, que se interpone entre lo disgusto á su objeto; el odio nos le hace que se oculta, y la vista, oido, atenciσn, mirar con ira. σ cualquiera otra facultad de las perso­ (L. de la Huerta.) nas á quienes la encubrimos. Esconder es ocultar una cosa metiéndola en para­ ODIO, AVERSION, ANTIPATÍA.—La pala­ je donde no se vea. bra odio se aplica mas ordinariamente á las personas. Las palabras aversion y De aquí se infiere que esconder solo antipatía convienen á todo igualmente. puede referirse á la vista: ocultar y enEl odio es mas voluntario y parece cubrir no solo se refieren á todos los sen­ tener su raíz en la pasiσn y en el resen­ tidos, sino también á todas las faculta­ timiento de un corazσn irritado y lleno des intelectuales. ODI ( 1 17 de hiél. La aversion y la antipatνa no dependen tanto de la libertad, y parecen tener su origen en el temperamento σ en el gusto natural; pero con la diferen­ cia, de que la aversion tiene causas co­ nocidas, y la antipatνa las tiene mas ocultas. Los modales impertinentes y las ma­ las calidades que se notan en las perso­ nas, σ que se les atribuye, alimentan el odio, y no cesa sino cuando se comien­ za á mirarlas con otros ojos; ya sea por una correspondencia de estimaciσn, ya por reconocimiento de algϊn servicio, ya por movimiento de interés. Los de­ fectos que miramos con horror, y los modos de obrar opuestos á los nuestros, nos inspiran aversion acia las personas que los tienen, la cual no se acaba sino cuando las personas mudan y se aco­ modan á nuestro espíritu, á nuestras costumbres, σ que nosotros mismos mu­ damos tomando sus inclinaciones. L a diferencia del temperamento, la singu­ laridad del genio, el carácter particu­ lar, y cierta cosa inexplicable que des­ place, producen la antipatνa, la cual dura hasta que los resortes secretos de la sangre y de la naturaleza hayan he­ cho una mudanza tan grande en el gus­ to, que llegue á ser universal σ entera­ mente subordinado á la razσn. E l odio todo lo hace vituperable en las personas que se odian, y se denigran hasta sus virtudes. La aversion hace que huyamos de las gentes, y que mi­ remos su compaρía como una cosa muy desagradable. La antipatνa hace que no se les pueda sufrir, y que nos sea molesta su compaρía. Hay menos distancia, como ha dicho un hombre de talento, del odio al amor, que del odio á la indiferencia. Algunas veces tenemos mas aversion â aquellos con quienes el debernos hace vivir. Nada depende menos de noso­ ) OIR tros que la antipatνa; lo mas que pode­ mos hacer es disimular. N o debemos tener odio sino al vicio, ni aversion sino acia todo lo que es da­ ρoso; ni antipatνa sino á lo que condu­ ce al crimen. (March.) O F R E N D A , OBLACIΣN.—Oblaciσn en rigor es la acciσn de ofrecer; y ofrenda la cosa que ha de ofrecerse, ϊ ofrecida, que es­ tá destinada para la oblaciσn. Oblaciσn tiene siempre un sentido mas rigoroso que ofrenda, y solo se dice para expre­ sar el sacrificio σ el don hecho con las ceremonias religiosas prescritas para este efecto. Así que no toda ofrenda es oblaciσn; y la idea del don basta para constituir una ofrenda sin ninguna ce­ remonia. La mano sagrada σ religiosa hace su oblaciσn en el altar: el corazσn hace en sí mismo su ofrenda. Oblaciσn es término de liturgia, y el pueblo no le entiende. Ofrenda es el término co­ mϊn y vulgar, aun cuando se trate de la oblaciσn rigorosa. (A. Cienfuegos.) OFUSCAR, OSCURECER.—Ofuscar significa impedir el ver σ el ser visto, á lo menos ver y ser visto claramente, por la inter­ posiciσn ϊ oposiciσn de un cuerpo σ de un obstáculo. Oscurecer expresa la ac­ ciσn simple y vaga de quitar á un obje­ to su luz σ su brillo, sin ninguna rela­ ciσn ni con el medio ni con la vista. E l sol se oscurece cuando pierde su resplan­ dor; pero si le consideramos nublado, decimos que está ofuscado. Las nubes le oscurecen quitándole su luz, y le ofus­ can porque nos impiden verle. (A. Cienfuegos.) O Í R , ESCUCHAR.—Oir es percibir por el σrgano del oído cualquier sonido: escu­ char, aplicar el oido para oir, prestando atenciσn á lo que dicen. A veces conviene fingir que no se oye. ( 118 ) OPI ORÍ dictamen es que no salgamos de casa. Es efecto de mala crianza escuchar lo El parecer del médico recae sobre los que pasa en casa age na. Se puede oir síntomas y conocimiento de la enferme­ sin escuchar, mas no escuchar sin oir. (March.) dad; el dictamen sobre la resoluciσn que debe tomarse para curarla, sobre los re­ OLVIDO, DESCUIDO.—El olvido es falta de medios que se deben emplear σ preferir. memoria: el descuido falta de cuidado σ (Z. de la Huerta.) atenciσn. El primero siempre es invo­ luntario: en el segundo puede tener mas ORILLA, MARGEN, RIBERA.—Entendemos por orilla la línea de tierra que sirve de σ menos parte la voluntad. límite al mar, á los lagos, á los rios, á Si me olvido de que es domingo me los arroyos, á los estanques, á los char­ quedaré sin misa: si me descuido un cos de agua considerables &c.,y en esto poco llegaré tarde. Descuidándose uno respetamos exactamente el valor de la demasiado se olvidan las cosas. etimología de la voz orilla, que se deri­ (Jonama.) va de la latina ora, borde, límite, línea divisoria σ terminadora de un confín, de OMNIPOTENTE, TODOPODEROSO.—Por su una frontera &c. etimología son sinσnimos perfectos es­ tos dos adjetivos, porque todopoderoso Margen, indica mayor extension de no es mas que la traducciσn castellana terreno, y por eso llamamos margen á del latin omnipotente. Pero el buen uso la extremidad de la tierra cercana á la ha querido atribuir á cada una de estas orilla. Esta idea de extension del es­ pacio que trae consigo la voz margen, se voces, una idea diferente, haciendo que ve bien comprobada con el proverbio todopoderoso se aplique solo á Dios; vulgar — "andarse por las márgenes:'1'' y que omnipotente ademas de aplicarse para andar vagando, σ no ir en derechu­ á Dios, pueda también decirse de las ra (pues tal es el valor de andarse) por personas y de las cosas, cuando se habla un terreno, es necesario que éste tenga en estilo hiperbσlico. una extension proporcionada. Al con­ ( G, de ta Cortina.) trario, la expresiσn comϊn de "andar, andar y á la orilla ahogar," determina O P I N I Σ N , PARECER, DICTAMEN.—Se tiene perfectamente la limitaciσn de la orilla. la opinion, se da el parecer, ó el dictaPor analogía damos los mismos nom­ men. Aquella solo explica el juicio que bres á las extremidades de un pliego, σ se forma en un asunto, en que hay ra­ de una hoja de papel, diciendo: "esta zones en pro y en contra; estos expli­ estampa, v. g., tiene demasiado margen, can la exposiciσn de la opinion. por haberle dejado las orillas fuera del Tiene su opinion, pero la calla. Doy marco." — "Escriba vd. eso á media mi parecer σ mi dictamen con arreglo á margen, " " con no tas al margen, &c. " ( * ). mi opinion. Ribera es toda la extension de tierra Entre las voces parecer y dictamen, á los mares, rios, &c. aunque cercana hay la diferencia, de que la primera se no esté en su margen, σ considerando aplica con mas propiedad cuando se tra­ al terreno desde la margen acia dentro. ta de la existencia de una cosa, de la Aquí la idea de la extension es ma­ aserciσn de un hecho; el dictamen cuan­ yor, y por eso, hablando de un hombre do se trata de lo que se debe ejecutar, del partido que se debe preferir. (*) El sustantivo margen es ambiguo; pero en plural se Hoy lloverá segϊn mi parecer; mi usa siempre en el género femenino. PAL ( ι : >) PAL ϊtil para todo, se dice figuradamente considera mas bien la materialidad de la articulaciσn y del sonido. que "es de monte y ribera;" y pues que esta comparaciσn se toma del cultivo del Un libro no está Heno de palabras, sino de voces. Yo en esta obra no me campo, bien se concibe, que para que propongo examinar la diferencia de las haya cultivo en un terreno, es necesario palabras, que consiste en sílabas y le­ suponer que este sea de una extension tras; sino la diferencia de las voces, que algo considerable. consiste en ideas y relaciones. Por el Podemos, pues, decir que la ribera, contrario, á un hombre no se le dicen acercándose á las aguas, empieza á for­ voces injuriosas, sino palabras; el vien­ mar margen desde cierta distancia, y va se lleva las palabras, no las voces; y to á terminarse ala orilla.—Puede un ejér­ propiamente no puede haber voces hue­ cito recorrer las riberas de un rio, dar cas ni insignificantes. batalla á las márgenes de éste, y derro­ De aquí procede tal vez que prome­ tar al enemigo arrojándolo sobre las oriter se llama dar palabra, y no dar voz; llas de donde ya no puede pasar. pues las palabras, en boca de otro, no (O. de la Cortina.) sabemos si significan algo, y mucho me­ Ρ nos en semejante caso. (Jonama.) primera de estas voces expresa la cantidad que se da por remu­ neraciσn de un trabajo σ servicio que debe ser pagado con una suma de dine­ ro convenida anteriormente, σ estable­ cida por el uso, σ por las leyes: y esta es la razσn porque se comprende bajo el nombre genérico de paga, tanto el sueldo de los empleados, como el prest de la tropa &c. Pago es la satisfacciσn de cualquiera deuda, ya se haga con dinero, ya con ob­ jetos de cualquiera otra especie.— Así decimos "fulano me completσ σ hizo el pago de lo que me debia, con trigo, con ovejas, con un reloj, &c." PAGA, PAGO.—La (G. de la Cortina.) José Lopez de la Huerta conociσ perfectamente que la etimología engaρaba muchas veces, y que el uso comϊn era el que debia fijar el sentido de las voces. Efectivamente, á los signos que com­ ponen el habla los llamamos voces ó palabras; y precisamente voz es la que prescinde del sonido, y considera el sig­ no abstractamente: al contrario, palabra PALABRA, VOZ.—Don parte sσlida de los vegetales se llama palo. Este es su nombre genérico, considerándola puramente como una sustancia: así de­ cimos palo de Campeche, palo del Bra­ sil, cuchillo de palo, &c.: su etimología probablemente es del latino palus, que significaba estaca σ planta sin vida. El palo es la materia mas comϊn y mas general para todos los usos de la vida: casas, barcas, carros, instrumen­ tos de labranza, instrumentos de las ar­ tes, todo se hace de aquella sustancia; y de ahí provino el que los latinos lla­ masen materia á lo que nosotros llama­ mos madera. PALO, MADERA, LEÑA.—La La madera es el palo considerado como materia de las artes. De ahí maderamen, enmaderamiento, maderis­ ta, &c. Rigurosamente bien se puede decir una casa de palo, un reloj de palo; pero con mas propiedad se dirá casa de madera, reloj de madera. La madera labrada conserva su nombre genérico de palo en estas expresiones, cuchara de palo, tenedor de palo, pierna de palo, y algunas otras; tal vez por considerar PAR ( 120 cada una de estas cosas como un solo pedazo en que el arte no ha hecho casi nada. El palo destinado á arder, σ conside­ rado bajo este respecto, se llama leña. Todo el mundo sabe la diferencia que hay entre cortar madera y cortar leñai entre partir madera y partir leña. Las maderas mas preciosas llega tiempo que no sirven sino para leña. Un palo es un pedazo de aquella ma­ teria, v. g., el tronco de un árbol, que puede destinarse para labrar σ para ar­ der. Si lo destinamos para labrar, lo llamaremos un madero: si lo destinamos para arder, será un Uño. (Jonama.) sinσnimos en el sentido en que significan que se hace una cosa con la mira de otra, con la di­ ferencia, de que para denota una mira mas cercana σ presente, y ΰ fin de, una mas lejana. Se presenta uno delante del príncipe para hacerle la corte; se le hace la cor­ te ά fin de obtener gracias. Parece quedara conviene mejor cuan­ do la cosa que se hace con la mira de otra es cosa mas infalible de ella, y que afin de está mejor cuando la cosa que se desea haciendo otra, es consecuencia menos necesaria de ella. Se tira un caρonazo contra una mu­ ralla para abrir brecha, y ά fin de to­ marla por asalto ϊ obligarla á rendirse. Para es relativo mas particularmen­ te á un efecto que debe producirse. A fin de, es relativo propiamente á lo que uno se propone. Las mujeres á cierta edad hacen ya cuanto pueden para agradar, ά fin de encontrar marido. PARA, Á FIN DE.—Son (March.) se emplean para ex­ plicar la razσn σ motivo de alguna ac­ ciσn, son sinσnimos; por ejemplo: pro­ PARA, POR.—Cuando ) PAR curσ cortarla conversaciσn para no ex­ ponerse, σ por no exponerse á decir mas de lo que quisiera. Pero yo hallo entre ellas esta diferencia: con la pre­ posiciσn para se explica mas directa­ mente el poder σ la influencia del moti­ vo σ de la acciσn en el efecto; con la preposiciσn por se explica mas directa­ mente la intenciσn, σ el objeto con que se ejecuta la acciσn. Y así aquella se aplica con mas propiedad, cuando se su­ pone suficiencia en la acciσn σ seguri­ dad de su efecto, y ésta cuando se su­ pone solamente probabilidad σ posibili­ dad de su logro. Muevo los pies para andar. Ando por ver si puedo dormir mejor. Salgo de casa para ir al prado, en donde me pasearé un poco por disipar la melan­ colía. {L. de la Huerta.) — Estas voces son puramente griegas. La primera de­ signa un engaρo obrado por racioci­ nios artificiosos, por argumentos capcio­ sos, por conclusiones falaces. Sofisma designa un fraude cualquiera, la sutile­ za, la astucia. El paralogismo y el so­ fisma inducen á error; aquel por defec­ to de luces σ de aplicaciσn, y éste por malicia, por una sutileza maligna. PARALOGISMO, SOFISMA. (A. Cienfuegos.) parι algun tiempo en aquella ciudad para ver sus curiosidades; oí que me llamaban y me detttve al instante; son frases con que el uso comϊn suele confundir estos dos verbos. El primero representa el acto mo­ mentáneo de suspender el movimiento σ la acciσn; el segundo representa la sus­ pension continuada por algun tiempo, de la acciσn σ del movimiento. La acciσn de pararse un caballo, se refiere al momento mismo en que deja PARARSE, DETENERSE.—Me PAR ( 12 de andar: la acciσn de detenerse un ca­ minante, se refiere al tiempo continua­ do que tiene suspendido su viaje. Llegué tarde, porque me detuve mu­ cho tiempo en casa; y no: porque me parι mucho tiempo en casa. he parσ en el primer momento mi re­ flexion, y después de haberse detenido largo rato á pesar las dificultades, se in­ clinσ á lo peor. (L. de la Huerta.) P A R E C I D O , SEMEJANTE.—Cuando por al­ gϊn accidente una cosa hace en nosotros una impresiσn distinta de la que debie­ ra hacer por su naturaleza, y nos hace formar un juicio errado, á esta impre­ siσn la llamamos apariencia, y la cosa que se nos figura ver se llama aparente. El verbo parecer es el que denota la a c ­ ciσn de las cosas aparentes sobre nues­ tros sentidos. Un violin bien tocado da sonidos que parecen de flauta; hay cristales que parecen diamantes: el sol tiene un movimiento aparente alrededor de la tierra. Cuando reciprocamente comparamos cosas reales con cosas aparentes, á unas y á otras llamamos parecidas, σ decimos que se parecen. Los sonidos que hemos dicho son parecidos, y lo mismo los cris­ tales y los diamantes. Parecidas son pues aquellas cosas que hacen una misma impresiσn á los sentidos. Semejantes se llaman dos cosas cuan­ do alguna parte σ cualidad de la una es igual á alguna parte σ cualidad de la otra. Las figuras geométricas son se­ mejantes cuando sus ángulos respecti­ vos son iguales. Dos personas serán se­ mejantes si tienen, por ejemplo, una mis­ ma talla, iguales ojos, igual nariz: y á proporciσn que convengan en mas y mas partes, irán siendo mas y mas se­ mejantes. La semejanza es una idea ϊnicamen­ te relativa á las cosas: la apariencia es ) PAR relativa á nuestro modo de percibir. No todo lo semejante es parecido; ni todo lo parecido para unos lo es para otros. Aunque la apariencia proviene siem­ pre de alguna semejanza, hay cosas muy parecidas que apenas se asemejan; así como las hay muy semejantes, que no se parecen tanto. El hombre es muy parecido a una estatua; pero mucho mas semejante y no solo á un Urang­utang, .vino á cualquier otro animal. Con la estatua no conviene mas que en los con­ tornos de la superficie, cuando tiene una infinidad de relaciones con el animal mas diferente. De la apariencia nunca se habla sin referirse á las circunstancias. Así se dice: ά mi me parece tal cosa: mirada desde aquν parece tal otra: si se mira de este modo parece fea; vestidos asν no dejan de parecerse. E s evidente que en ninguno de estos casos podemos sus­ tituir el verbo asemejarse. De la semejanza se habla obsoluta­ mente. Lo que es semejante para mí lo es para todos, de cualquier modo, y á cualquiera distancia que se mire. Lo que podrá suceder, que no se descubra la semejanza, y entonces no será pareci­ da la cosa; pero no por esto dejará de asemejarse. Todos los hombres son semejantes mios; esto es, sienten y piensan como yo, son de una misma especie, y tienen unas mismas facultades; pero hablaría yo con impropiedad si dijese que todos son parecidos mios, porque ni á mí, ni á los demás hombres causan la misma impresiσn. Para que de una persona se diga que es parecida á otra, es preciso que entre las dos haya una gran seme­ janza. {Jonama.) PARSIMONIA, AHORRO, ECONOMÍA.—La economνa no consiste precisamente en gastar poco ni mucho, sino en llevar un buen sistema de gobierno, que propor­ 16 PAR ( 1 ) PAT avaricia: en la verdadera economνa no cione el mayor nϊmero de goces con el cabe exceso. menor costo posible. Asi es que un hom­ (Jonama.) bre parco, un hombre ahorrativo y un hombre econσmico son tres cosas no solo P A R S I M O N I A , FRUGALIDAD.—La parsimo­ distintas, sino á veces enteramente di­ nia es un estado del hombre: la. frugali­ versas. dad es una virtud. La parsimonia consiste ϊnicamente en Aunque todo el que es frugal vive gastar poco: el ahorro en cercenar todo parcamente, hay muchos que viven par­ io que no sea absolutamente preciso: la camente sin ser frugales. La esencia del economνa en no malgastar, en hacer las pordiosero es la parsimonia; y no hay cosas á tiempo, y en proporcionar el cosa mas opuesta á la frugalidad que la gasto al haber. vida desarreglada y generalmente vicio­ La parsimonia es una idea absoluta; sa de estos miserables; á mas de que la de modo que el peon de albaρil que gas­ frugalidad, como todas las virtudes, su­ te, por ejemplo, diez reales en comer, pone voluntad libre. (Jonama.) vive mas parcamente que el grande que gaste veinte; aunque el primero no será ASAR, PASARSE.—Tener una existencia nada ahorrativo, y el segundo lo será limitada y acabar, es el destino y cua­ demasiado. lidad de las cosas que pasan. El estado La excesiva parsimonia, generalmen­ actual y la revoluciσn de las cosas que te hablando, es enemiga de la economνa: se pasan es de caducidad, el estar en una si es forzosa, la necesidad no permite crisis que trae su fin. Pasar se refiere seguir un sistema constante: si es vicio­ a la totalidad de la existencia; y pasar­ sa, la avaricia suele perder por un lado se, á las diferentes épocas de la existen­ lo que quiere ahorrar por otro. cia. Pasar tiene mas relaciσn con el fin Un hombre puede ser ahorrativo sin de la existencia;y pasarse, con la acciσn ser nada parco ni econσmico. El que, por de cierta época, de la degradaciσn. Las ejemplo, gusta de comodidades, y al flores y los frutos pasan, no tienen mas mismo tiempo le mide las viandas al co­ que una estaciσn: se pasan cuando se cinero, escaséala comida á los criados, ajan σ se marchitan. La mayor parte la cebada álos caballos, & c , no es par­ de los gustos son como las flores, que co, porque gasta mucho; pero es ahor­ no hacen sino pasar. Casi todos los bie­ rativo. Si á este mismo los caballos se nes son como aquellas frutas que en co­ le mueren, los criados le sirven mal, y giéndolas se pasan. Los colores pasan, el cocinero sabe ajustarle la cuenta, con­ pues tienen una duraciσn determinada; cluiremos que lleva muy mal sistema de y cuando empiezan á bajar y á perder economνa. su lustre, se pasan. Del mismo modo E l econσmico puede ser ahorrativo pasa y se pasa la belleza. hasta cierto punto, y aun allegarse á la (A. Cienfuegos.) parsimonia si las circunstancias lo exi­ gen; pero hay cosas en que la economνa P A T E R N A L , P A T E R N O . — E l primero refie­ re la idea á las cualidades morales; el proscribe el ahorro. El pagar bien á los segundo á las circunstancias físicas. criados es un gran punto de economνa Decimos 'Ώmor paternal; entraρas pa­ doméstica: el moderar los impuestos lo ternales, y no paternas: y al contrario, es de economνa política. decimos herencia, casa, autoridad pa­ El abuso de lapardmonia es la mise­ terna y no paternal. ria o la mezquindad: el del ahorro es la PEN ( 123 Si decimos, fulano es tio paterno, ΅ damos á entender que es tio por parte del padre: si decimos que es un tïo ρ a­ | ternal, damos á entender que observa la I conducta propia de un padre. La misma diferencia hay, respectiva­ mente, entre maternal y materno, y en­ tre fraterno y fraternal. (G. de la Cortina.·) ΅ peligro se refiere á un mal mas inmediato, que el riesgo. Aquel se aplica siempre á contingencias de grande consideraciσn: éste se suele aplicar á cosas de poca consecuencia. Está en peligro de perder la vida el soldado que se halla enfrente de una ba­ tería enemiga. Corre riesgo de caer j malo el que pasa sin precauciσn del ca­ j lor al friσ. E l primero se refiere á un j I mal mas inminente y prσximo que el se­ \ gundo. j Juego á la lotería, aunque con el ries­ j go de perder mi dinero, y no con peli­ gro, que supondría un temor, y un mal mucho mayor que el que corresponde á aquella idea. Un valiente que desprecia los riesgos, suele arrepentirse de su temeridad á la vista misma del peligro. PELIGRO, RIESGO.—El (L. de la Huerta.) es todo sen­ timiento desagradable. Cuando proce­ de inmediatamente de los sentidos se llama dolor; cuando proviene del espí­ ritu se llama pesar. Uno y otro se ha­ cen en el alma, y provienen de una cier­ ta disposiciσn σ tirantez de nervios; pero hay la diferencia que el dolor tie­ ne una causa física inmediata, como la aplicaciσn de un cuerpo extraρo á los σrganos délos sentidos,la extravasaciσn de los humores de nuestra máquina, & c : la causa inmediata del pesar es el re­ cuerdo de las sensaciones pasadas: el alma pesa en algϊn modo los placeres P E N A , DOLOR, PESAR.—Pena ) PEN que ha perdido,y las penas que la aguar­ dan, de lo que resulta una disposiciσn análoga á la del dolor. El pesar conti­ nuado produce verdadero dolor; y aun sin esto, hablando metafσricamente, se llama dolor todo pesar que se supone muy grande. El hombre tiene dolor de haber ofendido á Dios, dolor de ver m o ­ rir á sus hijos, se duele de la suerte de sus hermanos. El castigo que imponen las leyes se llama pena, porque se dirige á mortifi­ car el individuo en general, y sin rela­ ciσn determinada: la pena de azotes es un dolor: la de infamia es un pesar: las mas de ellas son uno y otro, y por esto conservan su nombre genérico. (Jomrma,) Έ Ν Α , S E N T I M I E N T O , DOLOR.—Explican estas tres voces Ja diferente impresiσn que hace el disgusto en nuestros áni­ mos; pero la pena puede aplicarse mas vagamente, y denotar una aflicciσn, ή disgusto mas accidental, que el senti­ miento, el cual no presenta la idea de una sensaciσn tan profunda como el dolor. Por mas voluntaria que parezca, á primera vista, esta distinciσn, no deja de percibirse en la práctica la fuerza con que cada voz se aplica propiamen­ te á su idea respectiva. El ver pade­ cer á un hombre desconocido, á un mal­ hechor, un trabajo de poca considera­ ciσn, unaincomodidad, causa pena; pero estos males son demasiado leves σ ac­ cidentales, para poder confundirlos con los que nos causan sentimiento; siendo tal la extension que damos á la idea de la pena, que decimos que nos causa, σ da pena, el trabajo con que habla un tartamudo, la dificultad con que oye un sordo, para explicar una incomodidad que padecemos, un disgusto que sufri­ mos. Nos causa sentimiento la pérdida de PER PER ( 12 4 ) un bien que nos interesa, el mal de un de su duraciσn; es continuo, porque no amigo, la muerte de un conocido. E s ­ se interrumpe jamas su curso. (L. de la Huerta.) tas incomodidades son demasiado fuer­ tes, para contentarnos con decir que P E R P E T U O , INCESANTE, CONTINUO, P E ­ solσnos causa pena. Nos causa dolor la pérdida de un pa­ dre amado, la de un hijo ϊnico, la del honor, la de un bien de que pendía toda nuestra subsistencia; y aunque no pue­ de negarse que estos males nos dan perca, nos causan sentimiento; no explican es­ tas voces con tanta energía, como el dolor, la profundidad de esta aflicciσn, y la gravedad de sus motivos. La diferente impresiσn que causan en el ánimo estas sensaciones, se puede ex­ plicar diciendo, que la pena incomoda, el sentimiento aflige, y el dolor abate. (L. de la Huerta.) PERDΣN, REMISIΣN, ABSOLUCIΣN.—El perdσn es en consecuencia de la ofensa, y mira principalmente á la persona que la ha hecho; depende del ofendido, y produce la reconciliaciσn cuando since­ ramente se concede y sinceramente se pide. La remisiσn es en consecuencia del crimen, y tiene una relaciσn particular con la pena con que merece castigarse; la concede el príncipe σ el magistrado, é impide la ejecuciσn de la justicia. La absoluciσn es en consecuencia de la falta σ del pecado, y concierne pro­ piamente al estado del culpable; se pro­ nuncia por el juez civil σ por el minis­ tro eclesiástico, y restablece al acusado σ al penitente en los derechos de la ino­ cencia. (March.) PERPETUO, CONTINUO.—Perpetuo, repre­ senta una duraciσn indeterminada; con­ tinuo, una duraciσn no interrumpida. E l movimiento de un planeta es per­ petuo, porque no conocemos el término RENNE , PERDURABLE , INMORTAL , primera de estas voces expresa una duraciσn sin fin determinado, dependiente solamente del tiempo, y no de nuestra voluntad, y trae consigo la idea de una cosa que va y viene por sí sola; por lo cual decimos —movimiento perpetuo, esto es, movi­ miento cuya duraciσn no depende de nuestra voluntad.—Perpetua memoria, esto es, recuerdo que hacemos de una cosa por su misma naturaleza, sin que hagamos ningϊn esfuerzo para acordar­ nos de ella. Decimos también, "tal em­ pleo, σ cargo, es perpetuo,'''' esto es, debe disfrutarlo la persona que lo tiene todo el tiempo que ella viva,y este tiem­ po no depende de su voluntad. ETERNO, SEMPITERNO.—La Incesante es lo que no cesa, σ lo que no deja de suceder, por repetirse los ac­ tos, y así decimos "quejps, sϊplicas, ruegos incesantes.'''' Continuo se aplica propiamente á una serie de actos σ de cosas que tuvieron principio, y se siguen unos á otros sin interrupciσn. La diferencia esencial que hay entre perpetuo, incesante y continuo es, que el primero deja ilimitada la du­ raciσn futura; el segundo no admite in­ terrupciσn; y el tercero expresa una cosa empezada y seguida, como cuan­ do decimos "continuaciσn de una obra, de un trabajo & c . " Perenne es todo lo que dura ilimita­ damente sin interrupciσn, pero exclu­ ye la idea de precipitaciσn σ celeridad, y por eso se aplica este adjetivo con tanta propiedad á una fuente cuya cor­ riente es mansa, apacible, y nunca in­ terrumpida. Perdurable se dice de todo lo que principiσ, y es capaz de durar ilimita­ PLA PER ( i: 5 ) Esta viρa me correspondνa á mí, pero damente; pero este adjetivo hace con­ se ha adjudicado, en la particiσn, á mi cebir la idea del deseo, y por lo mismo hermano. siempre se toma en buen sentido. Así, Cada uno toma lo que le pertenece. decimos "vidaperdurable." en lugar de "vida que esperamos comience alguna A cada uno se le da lo que le corres­ vez y nunca tenga fin;" esto es, la eter­ ponde. (L. de la Huerta.) na bienaventuranza, y nunca decimos, "penas, σ desgracias, σ trabajos perdu­ PETARDO, CHASCO.—Ambas voces expre­ rables.'''' san el éxito σ resultado de una cosa, Inmortal es lo que no está sujeto á contrario á lo que se esperaba; pero con morir, inspírala idea del merecimiento, la diferencia de que el chasco puede ser y aunque en sentido físico, solo se re­ casual, mientras que el petardo siempre fiere á la vida, en sentido moral se apli­ es premeditado: aquel es inocente, σ in­ ca á cualquiera cosa que por su bondad diferente á lo menos; este siempre es nunca debe perecer; y por eso decimos malicioso. "gloria, fama inmortal." Todo lo que Por esta razσn llamamos chasco á la merece σ deja una larga y gloriosa me­ burla inocente y ligera que se hace por moria es inmortal. puro entretenimiento y diversion; y lla­ Eterno es lo que no tiene principio mamos petardo á cualquiera acciσn con­ ni fin; σ á lo menos, lo que no puede te­ traria á nuestras esperanzas, σ á nues­ ner fin, sean cuales fueren las circuns­ tros cálculos, siempre que advertimos tancias de la cosa, y tanto en lo físico en ella malicia por parte de la persona como en lo moral; y así, decimos indis­ que la ejecuta. tintamente, "Dios eterno, tormentos eter­ Así es que nos valemos frecuente­ nos, penas eternas, monumento eterno." mente de la voz petardo para expresar Sempiterno refuerza y determina más cualquiera estafa σ cualquier engaρo, la idea excluyendo absolutamente el principalmente cuando se reduce á pe­ principio lo mismo que el fin. dirnos prestada una cosa con intenciσn Eterno expresa propiamente la du­ de no volvérnosla. raciσn del tiempo; inmortal, la duraciσn Decimos "buen chascσme he llevado de la vida; sempiterno, la duraciσn de la este aρo con la siembra del lino," y no existencia. buen petardo—"fulano es un tunante (G.dela Cortina.) que vive de pegar petardos," y no chas­ cos. PERSEVERAR, PERSISTIR.—Dícese per­ (Cr. de la Cortina.) severar cuando se continϊa la cosa sin querer hacer mudanza σ variaciσn. Per­ PLACER, DELEITE.—Todo lo que excita sistir cuando se persevera con constan­ nuestro contento, nuestra satisfacciσn cia y obstinaciσn. Así pues, persistir y alegría, sin mezcla de disgusto, es cau­ es mas que perseverar. sa de placer. El deleite representa par­ {March.) PERTENECER, CORRESPONDER.—Perte­ necer supone la propiedad; corresponder declara el derecho á la propiedad. Esta casa perteneciσ al convento de San Gerσnimo, hasta que la comprσ mi padre. ticularmente el gusto material que per­ cibimos por nuestros sentidos. El placer supone serenidad en el áni­ mo, ocupado enteramente con el obje­ to que excita en él una apacible satis­ facciσn. El deleite puede suponer el gusto material de un ánimo inquieto, PLE ( 126 ) POR que satisface una pasiσn violenta, sin liase comprendido en una de las dos cla­ aquella apacible serenidad que consti­ ses, diría cuál de ellas puede convenir tuye esencialmente lacalidaddelpface/­. al hombre de bien. (Jonama.) Las tiernas caricias de un hijo, las delicias del campo, una compaρía en P O B R E , MENDIGO.—Estas voces no son que reina la alegría y la cordialidad, son sinσnimas, porque nadie ignora que po­ motivos de placer. Un manjar delica­ bre es el que carece de lo necesario, y do, un lecho cσmodo, un gusto que sa­ mendigo el que pide limosna, con nece­ tisface la sensualidad, son motivos de sidad σ sin ella; pero la caridad mal en­ deleite. tendida, á que se ha ido apoyando el No merece el nombre de placer la uso, las ha hecho ya sinσnimas; de modo bárbara satisfacciσn del que en el furor que se dice: se recogen los pobres: no de la venganza, se deleita con la vista he encontrado, no he visto ningϊn po­ de la sangre de su enemigo. bre: en este Lugar no se permiten poire*. (Z.. de to Huerta.) PLEBE, VULGO.—Plebe representa sim­ plemente la clase inferior del pueblo. Vulgo representa esta misma clase como revestida de las calidades bajas y comu­ nes que son propias de ella. Así es, que plebeyo y vulgar no son sinσnimos, porque plebeyo se contrapo­ ne á noble; esto es, se refiere á la cla­ se; y vulgar se contrapone á culto, ins­ truido, σ que no tiene las inclinaciones y modales que son propias del vulgo; esto es, se refiere á las calidades. Hay mas vulgo del que parece, se de­ cía con propiedad en este sentido, an­ tes que fuese tan general la inclinaciσn á parecerse al vulgo. (L, de la Huerta.) estas dos voces la analogía de la terminaciσn está exactamente conforme con eí uso. Pleiteante es el que pleitea, así como amante es el que ama, copiante el que copia, &c. Pleitista es el que hace profesiσn de pleitear, siguiendo la analogía de oculis­ ta, fisonomista, papista, jansenista, que todos representan una profesiσn. Un vizcaíno σ un castellano podrán ser pleiteantes: los catalanes y gallegos tienen fama de pleitistas. Si no me ha­ PLEITEANTE, PLEITISTA.—En El uso de estas voces ofrece una prue­ ba de la influencia que puede tener el lenguaje sobre la imaginaciσn, porque el que se deja llevar de la idea que ofre­ ce la voz pobre, cree siempre haber em­ pleado bien su caridad, dando limosna á un mendigo, y no se le ofrece la idea de que, así como la limosna que se da á los pobres puede fomentar el trabajo y disminuir la pobreza; asila que se da á los mendigos, puede fomentar la ociosi­ dad, y es un medio seguro de multipli­ car su nϊmero; pues ellos miden la sen­ sibilidad pϊblica, por la facilidad con que se confunden estas dos voces,y pre­ fieren á una ocupaciσn laboriosa, una profesiσn libre y cσmoda, que tiene so­ bre las otras la ventaja de que hay tan­ tos que la respeten y miren como una profanaciσn su desprecio. El mendigo que puede trabajar, es un ladrσn de profesiσn, que roba al verda­ dero pobre, y el que, con una caridad mal entendida,le da limosna,es un cσm­ plice de su robo. (L. de la Huerta.) dos voces son si­ nσnimas, cuando se emplean para e x ­ poner la causa σ motivo de una aser­ ciσn; por ejemplo: espero que mi hijo ha de dar gusto á sus gefes, porque tie­ ne aplicaciσn y buena conducta, y no P O R Q U E , PUES.—Estas PRE ( 127 ) PRE dudo que hará fortuna, pues ahora se Los papas sus predecesores: su prede­ premia el mérito. cesor en el trono: su antecesor en la casa: La diferencia que parece hallarse en­ el sueldo que tuvo su antecesor. tre estas dos voces, es que porque e x ­ Hablaría con mucha afectaciσn el plica una ilaciσn mas cierta, mas posi­ criado que dijese: esta es la librea que tiva, que no está sujeta á la duda σ á se hizo para mi predecesor. la probabilidad. (L. de la Huerta.) Hay lodo, porque ha llovido; esto es: el lodo es una consecuencia cierta de la PREROGATIVA, PRIVILEGIO.—Lapreroga­ tiva es respecto de los honores y de las lluvia. Es natural que consiga el em­ preferencias personales; viene princi­ pleo que solicita, pues parece que tie­ palmente de la subordinaciσn. E l p ­ i ­ ne mediadores; esto es: el logro del em­ vilegio es respecto de alguna ventaja de pleo es una consecuencia probable de interés σ de empleo, y viene de la con­ la mediaciσn. cesiσn del príncipe σ de los estatutos de Voy á dormir un poco,pues no es re­ la sociedad. gular que mi amo venga antes de las El nacimiento da prerogativas; los doce, porque sé que está jugando. La cargos dan privilegios. tardanza en venir es probable; el juego (March.) es cierto. (L. de la /Tuerta.) es el modo con que está puesto el cuerpo. Actitud σ aptitud es el modo de estar mas con­ veniente para el cuerpo y para cada uno de sus miembros. Postura es un modo de poner el cuerpo mas σ menos con­ forme á su costumbre ordinaria. La ac­ titud es un modo de tener el cuerpo mas σ menos conforme á las circunstancias presentes. La postura, aun la mas cσ­ moda, no deja de costar algϊn esfuerzo, y se varía; pero la actitud, aun la me­ nos ordinaria, es conforme á la natura­ leza y á la conveniencia de las cosas, y se mantiene. La postura nota la posi­ ciσn, y ésta es movible. L a actitud de­ signa el continente de una persona, el cual es firme. Uno que padece no hace sino mudar posturas. Las actitudes son modos de ser dados; las posturas se bus­ can y suponen movimiento. POSTURA, ACTITUD.—Postura (A. Cienfuegos.) primero parece mas propio para las dignidades; el segundo para los oficios y demás es­ pecies de ocupaciones. PREDECESOR, ANTECESOR.—El P R E S T E Z A , PRONTITUD.—Presteza es la actividad del movimiento: prontitud la anticipaciσn del tiempo. El que primero llega á una cita es el que ha venido mas pronto; el que gas­ tσ menos tiempo en el camino es el que ha venido mas presto. E l aire vivo en la mϊsica se llama presto: una ocurren­ cia á tiempo en la conversaciσn se llama un pronto. (Jonama.) Presunciσn es la acciσn de presumir de tomar ade­ lantadamente una opinion. Conjetura viene de conjectare, echar σ lanzar, con agorar, adivinar, interpreter, con alu­ siσn á la acciσn de tirar los dados, de sacar las suertes. E s , pues, conjetura dicha así de una cierta direcciσn de la razσn acia la verdad, pero con la idea de acaso, de agüero. La presunciσn es una opinion fundada en motivos de cre­ dibilidad; la conjetura no tiene por fun­ damento sino meras apariencias. La pre­ sunciσn tiene mas fuerza de razσn que la conjetura, y forma una preocupaciσn legítima, mientras que la conjetura no PRESUNCIΣN, CONJETURA.— PRE ( 128 pasa de un simple pronσstico. La pre­ sunciσn tiene realidad, porque se funda en hechos ciertos, en verdades conoci­ das, en principios de pruebas. La con­ jeturaos ideal, porque se deduce por discursos, por interpretaciones y supo­ siciones. La presunciσn nace de las co­ sas; la conjetura de la imaginaciσn. Las probabilidades que sin probar directa­ mente la verdad, establecen una gran verisimilitud, forman las presunciones. Las conjeturas estriban en relaciones va­ gas, inducciones violentas, y analogías imperfectas. (A. Cienfwgos.) P R E T E N D E R , SOLICITAR.—Pretender ex­ plica solo la acciσn de aspirar á una cosa, σ con justicia σ por gracia. Soli­ citar representa las diligencias y medios de que nos servimos, y pasos que da­ mos para conseguirlo. Un caballero que reside en una pro­ vincia, pretende en Madrid que se le confiera un empleo, σ se le declare una posesiσn: y no pudiendo abandonar su casa y familia, encarga á un apoderado σ á un amigo, que lo solicite en la se­ cretaría, σ tribunal á que corresponde. E n este caso, ni el caballero solicita, ni el amigo pretende. (L. de la Huerta.) sinσ­ nimos, cuando significan orden, consejo, σ aviso anticipado; pero la prevenciσn lleva consigo la idea de autoridad, σ de precepto; la advertencia lleva consigo la idea de buen deseo, σ de consejo amistoso. El general hace sus prevenciones á los oficiales del ejército, y exige que se ar­ reglen á ellas. El joven que no se ar­ regla á las prevenciones que le hacen sus superiores, σ cierra los oidos á las prudentes advertencias de los hombres experimentados, que le quieren bien, se expone á muchos desaciertos. P R E V E N C I Σ N , ADVERTENCIA.—Son ) PRO ha. prevenciσn se hace siempre de su­ perior á inferior; la advertencia se pue­ de también hacer entre iguales: pero ni la una, ni la otra, se pueden hacer de inferior á superior, porque á este no se le previene, ni se le advierte lo que debe hacer; se le expone σ se le representa. ( i . de la Huerta.) ROBLEMÁTICO, DUDOSO, INCIERTO. Del griego problema, proposiciσn que hay que poner en claro, viene problemático. Dudoso viene de dubius, que se compone de duo y de via, y designa lo que tiene dos caminos. Incierto es lo no cierto, lo que puede ser impugnado, lo que no tiene una verdad irresistible. No hay razσn para fallar en las cosas problemáticas: no hay motivos suficien­ tes para tomar partido en las cosas dudosas: no hay bastantes razones para creer en las cosas inciertas. En el pri­ mer caso el ánimo se halla indiferente para el pro y para el contra. E n el se­ gundo se ve embarazado entre el pro y el contra; y en el tercero ve el pro y teme el contra. La opinion es libre en las cosas problemáticas: es difícil la elec­ ciσn en los casos dudosos: acerca de los objetos inciertos no tenemos mas que una opinion. Se busca la soluciσn de lo problemático, la verificaciσn de lo dudoso, la confirmaciσn de lo incierto. De­ ben adquirirse ideas claras de lo problemático, sobre lo cual no sabemos qué pensar: razones sσlidas respecto de lo dudoso, de que no tenemos sino ideas precarias: pruebas constantes de lo incierto, á que no nos resolvemos á dar fe. Una verdad aventurada es problemática: una verdad altamente impugna­ da parece dudosa: una verdad puramen­ te creíble es todavía incierta. (A. Cienfuegos.) y otro ver­ bo explican la causa de una cosa; pero el primero determina rigurosamente la PROCEDER, PROVENIR.—Uno PRO { 129 ) PRO causa eficiente σ directa; el segundo de­ ΅ á conocer. Proferir es pronunciar pa termina la causa motiva σ impulsiva. í labras en voz alta é inteligible. Articu­ lar es pronunciar distintamente, ό no­ El mal olor del estanque procede de \ tar las sílabas uniéndolas unas con otras. las materias corrompidas que hay en el, ! Pronunciar es expresar ό darse á enten­ y proviene del descuido del jardinero, ι der por medio de la voz. Solo el hom­ que no lo limpia, y renueva sus aguas. ! i>re profiere palabras, porque él solo ha­ De aquí es que, sin separarnos de la bla para expresar pensamientos. Algu­ idea propia y rigurosa del verbo, deci­ nas aves, los papagayos sobre todo, ar­ mos que el hijo procede del padre, y no //cttfriftj'perfectamente sílabas, y aun vo· que proviene. (L. (le la Huerta.) »es enteras. La diferencia de climas y de hábitos hace que unas naciones no RODUCCION, OBRA.—Producir es sacar i puedan pronunciar lo que otras pronun­ afuera una cosa, engendrar, crear, sacar cian facilísimamente. Una persona cor­ de si. Decimos las producciones de la · tada no puede proferir una palabra. tierra, de la naturaleza, del entendimien­ i (A. Oienfuegos.) to, de toda causa que produce por sí misma, que da ser a 1 :> que no le tenia. P R O M E S A , OFERTA.—La oferta es una de­ Obra es del latino opa :i, trabajo, lo que mostraciσn del deseo con que nos halla­ obra la industria. En las producciones mos, σ afectamos hallarnos, de que se se considera la sustancia de la cosa;pero admita, σ se reciba, el servicio σ la cosa en las obras la forma. La producciσn y quç. se ofrece. La promesa es una obli­ la obra contrapuestas difieren como el gaciσn, que nos imponemos, de hacer productor y el obrero, de los cuales aquel algϊn servicio, σ de dar alguna cosa. da el ser, y este trabaja la producciσn El que ofrece con poca voluntad de σ la cosa producida. La producciσn es dar, se expone á que se le admita la obra de la fecundidad; la obra es el re­ oferta. E l que promete con voluntad, σ sultado del trabajo: la producciσn sale sin ella, debe cumplir su promesa. del seno de la causa productiva, y la Por eso no decimos, que se admite obra de las manos del obrero industrio­ con agradecimiento la promesa, y se exi­ so. La producciσn recibe el ser, y la ge el cumplimiento de la oferta: sino obra la forma. El árbol es una produc­ que se admite con agradecimiento la ciσn de ia tierra, y es obra de carpinte­ oferta, y se exige el cumplimiento de la ría por el trabajo del carpintero. El uni­ promesa. verso es la producciσn de un poder in­ En la voz oferta solo se descubre la finito, y es obra de una sabiduría supre­ voluntad del que ofrece; en la vez pro­ ma que ha dado á la materia las formas mesa se descubre la aceptaciσn de aquel y la disposiciσn maravillosa que tiene. á quien se ha prometido. Me ha ofrecido su casa, pero yo no (A. üienfuegos.) la he aceptado. Me ha, prometido ve­ nir á la mía, y espero que no faltará ä R O F E R I R , ARTICULAR, P R O N U N C I A R . — su palabra. (Ir de la Huerta.) Proferir es llevar afuera, echar delan­ te, del latino ferre. Articular es enla­ P R O N U N C I A R , ARTICULAR.—Pronunciar, zar, unir una cosa con otra, del latino es formar las palabras, las sílabas y las articulus,diminutivo de artus, que signi­ letras, con la voz natural. Articular, fica miembro Pronunciar es anunciar es distinguir bien unas sílabas de otras. á las claras, exponer abiertamente, dar } 17 PRO ( 130 para dar mas claridad á lo que se pro­ \ nuncia. Un tartamudo puede pronunciar bien cada silaba; pero, precipitando unas ve­ ces, y retardando otras, su debida sepa­ raciσn, articula mal. La perfecciσn del que habla está en pronunciar con claridad, y articular con ΅ distinciσn. La perfecciσn de una len­ ι gua exige que cada letra tenga su pro­ j nunciacion propia, para evitar ambiguë­ j dades semejantes á la que en la nuestra nos expone á confundir lo vasto con lo basto, lo benéfico con lo venéfico. (L. de la Huerta.) PROPICIO, FAVORABLE.—Propicio es lo ) PRO Proverbio.—Los proverbios de Salomon. Adagio.—Dime con quién andas y te diré quién eres.—Por un clavo se pierde una herradura, por una herradura un caballo, por un caballo un caballero. Refrán.—A rio revuelto, ganancia de pescadores.—Si el guardian juega ά los naipes, ¿qué harán los frailes?—Ahí me las den todas.—A la vuelta lo venden tinto.—A otro perro con ese hueso. Tanto el proverbio como el adagio y el refrán, tienen por objeto dar precep­ tos ϊtiles para el régimen de la vida, pero todos se diferencian en el modo. Los proverbios de Salomon, son bien di­ ferentes de los refranes de Sancho, aun­ que unos y otros se dirigen al mismo fin. Sin embargo, la palabra refrán trae consigo la idea déla repeticiσn frecuen­ te, y así decimos hablando de una per­ sona—es su refrán favorito, y no su proverbio ni su adagio.—Conocemos mu­ chos proverbios y adagios de los antiguos pueblos del Asia, pero no sabemos sus refranes. que está dispuesto á favorecer. Favo­ rable es lo que de hecho favorece. El reo tiene propicio al juez que le mira con indulgencia, y desea que haya ΅ algϊn medio de salvarle: y le tiene fa­ vorable, cuando éste da un voto á su fa­ j vor, σ usa de todos los medios σ con­ ' descendencias, que pueden directamen­ te contribuir al buen éxito de su causa. {6. de la Cortina.) Como el primero de estos adjetivos solo representa un acto de la voluntad, no se puede aplicar con propiedad á lo 'ROVERBIO, R E I R Á N , ADAGIO.— Estas que no la tiene; pero el segundo se apli­ voces son sinσnimas en cuanto signifi­ ca generalmente á todo lo que favorece can una sentencia breve, que contiene con voluntad σ sin ella. algϊn precepto moral, σ de conducta Un ministro está propicio. E l vien­ particular; pero hallo la diferencia que to está favorable. el adagio es mas vulgar que el prover[L. de la Huerta.) bio, y de una moral menos austera, y que el refrán da siempre la instrucciσn P R O V E R B I O , ADAGIO, R E F R Á N . — E l pro­ por medio de alguna alegoría σ me­ verbio es una sentencia, un consejo, σ táfora. un precepto serio, casi siempre moral y Ademas el proverbio es grave y seco; expresado en estilo cnlto. el adagio sencillo y claro, el refrán agu­ E l adagio es una sentencia ϊ obser­ do, chistoso, y muchas veces de un es­ vaciσn llena de agudeza muchas veces tilo bajo. epigramática, pero en estilo culto y En rigor todo refrán y todo adagio es siempre moral. proverbio; pero no hablaría con propie­ El refrán es también una sentencia, 1 pero popular, festiva y casi siempre me­ dad el que llamase adagios σ refranes tafσrica, aunque no siempre moral.— · á los proverbios de Salomon. Ejemplos.— j (Jtmama.) PUB PRUEBA, ( 131 ) ENSAYO, E X P E R I M E N T O . — E s ­ ! QUE Publicar recae siempre sobre una cosa que realmente existe. Divulgar puede recaer sobre una cosa falsa, que se in­ venta con algϊn fin. Un tramposo, que vive con ostenta­ ciσn, divulga que es rico, y teme que se publique que es pobre. tos tres términos son relativos al modo ; con que se adquiere el conocimiento de \ ios objetos. Haremos pruebas para conocer; ens«­ i yos para escoger y acertar; experimentos ! para saber. ; (L. de la Huerta.') Con los experimentos, nos asegurare­ ; mos si la cosa es cierta; con el ensayo, P U E S T O , SITIO, PARAJE.—Puesto, dice un cuáles son sus cualidades; con la prueba espacio pequeρo y determinado. Sitio, si tiene las cualidades que la atribuimos. una extension indeterminada, de que Hablando, pues, de un químico, diré­ ! pueden hacerse muchos puestos. Para­ mos, que ha hecho el experimento de je, no se limita á espacio alguno, y de­ ciertas sales, para saber si realmente ! termina mas propiamente la situaciσn tienen la fuerza atractiva que deseaba; ΅ local del puesto σ del sitio. que ha hecho el ensayo de dos minérale? • ΅Se guarda el puesto; se mide el sitio; para escoger el que mas convenga para j pero no se guarda ni mide el paraje, un secreto suyo; que ha hecho \u.pri;e­ \ ba de cierta preparaciσn, para conocer ! porque esta voz no representa un espa­ si puede resistir al fuego sin reducirse ΅ cio, sino una situaciσn. Me ha tocado el mejor puesto que á cenizas. hay en todo este sitio, porque está en (Marclt,) buen paraje. idea comϊn, que hace sinσnimos estos verbos, es la de descubrir un secreto; pero publicar­ lo explica la idea absolutamente, sin modificaciσn alguna, esto es, hacer pϊ­ blico lo que no era, hacerlo saber á los que lo ignoraban. Divulgar supone que el secreto se ha ido diciendo á varias personas σ en varias partes, con alguna determinada intenciσn, σ que, contra la voluntad del que lo ha confiado con re­ serva, se ha esparcido y hecho pϊblico. PUBLICAR, (L. de la Huerta,) DIVULGAR.—La Se ha divulgado mi casamiento, esto es, yo no quería publicarlo; pero alguno de aquellos á quienes yo lo habia con­ fiado, σ que han tenido modo de saber­ lo, σ sospecharlo, lo ha ido diciendo á unos y á otros, ha corrido la voz, y lo saben ya todos. Un hombre honrado publica con sa­ tisfacciσn los beneficios que recibe de sus amigos. Un hombre ruin procura divulgar con astucia los defectos de sus enemigos. Q estos ver­ bos la inclinaciσn de la voluntad á una cosa que no se posee; pero querer supo­ ne un objeto mas asequible, y en cuyo logro tiene mas parte la voluntad, y los medios que se emplean para conseguir­ lo. En el objeto del verbo desear, pa­ rece que tiene menos influencia la vo­ luntad, y depende menos de los medios que pueden emplearse para su logro, que de la voluntad agena, σ de circuns­ tancias en que no tiene parte la volun­ tad del que desea. Deseo que maρana haga buen tiempo, porque quiero ir á la pradera de San Isi­ dro. Deseo ganar el pleito, porque quie­ ro fundar un mayorazgo. Q U E R E R , DESEAR.—Explican (L, de la Huerta.) verbos se sue­ len confundir en el uso comϊn para e x ­ plicar nuestra inclinaciσn á alguna per­ Q U E R E R , ESTIMAR.—Estos ( 132 QUI sona; pero querer la explica como diri­ gida por la voluntad, y estimar como di­ rigida por el entendimiento, esto es, como efecto del concepto que tenemos del mérito de la persona. A un enemigo no se le puede querer, pero se le puede estimar. N o se quiere á quien no se conoce, pero se le puede estimar por reputaciσn. Una mujer honrada debe hacer mas aprecio del que la estima sin quererla, que del que la quiere sin estimarla. (L. de la Huerta. ) (G. de la Cortina.,! escritor mo­ derno da el nombre de alquimista á un célebre quνmico de nuestros dias; ate­ niéndose probablemente á la etimología de. la voz. A la verdad, no se puede dudar que quimia y alquimia son una misma voz, pues el artículo aρadido á una de ellas, no muda su sentido, porque en los tiem­ pos desde los cuales conservamos estas voces, se hacia poca distinciσn de las ideas que ahora explican una y otra, como tampoco se hacia de las operacio­ nes y objetos que hoy las distinguen; y así no teman otra denominaciσn latina que la de Chemia, que trayendo su orí­ gen de una voz que significaba ocultar, deja poca duda de la idea que entonces se tenia de estas operaciones. Pero en nuestros tiempos, en que el adelantamiento de estos estudios ha he­ cho variar las ideas, parece vergonzoso el confundir con estas voces á un quν­ mico respetable, que aplica los resulta­ dos de sus sabias investigaciones á los ϊtilísimos objetos de la verdadera .qui­ mica, con un alquimista, que en la obs­ curidad de sus manipulaciones, busca vanamente la piedra filosofal. Q U Í M I C O , ALQUIMISTA.—Un \ quietud es opuesta al movimiento: la tranquili­ dad á la agitaciσn. Aquella se refiere á las cosas materiales; ésta principal­ mente al estado del alma. Se procura que un niρo esté quieto; que una naciσn esté tranquila. Muchas veces la inquie­ tud indica falta de tranquilidad; y otras muchas vemos quieto al que no está tranquilo. Pero cuando queremos usar metafσri­ camente de las palabras quietud y tran­ quilidad, cambiamos la aplicaciσn res­ pectiva de cada una, y por este medio damos infinita energía á nuestras ideas; v. g. El mar está tranquilo. Esta e x ­ presiσn contiene una comparaciσn filo, sσfica, pues así como cuando el mar es­ tá embravecido se dice que está agita­ do, á semejanza de lo que experimenta el alma cuando la agitan las pasiones, así también lo llamamos tranquilo cuan­ do no experimenta ninguna agitaciσn. Comparándolo á la alma, debían apli­ cársele los adjetivos que convienen á esta. Del mismo modo decimos—mi alma está en una perfecta quietud—esto es, en una indiferencia absoluta para todo aquello que no le interesa; en un estado en que nada la mueve ni inquieta. Conviene, pues, no olvidar que en to­ dos estos casos se emplea el estilo figu­ QUIETUD, TRANQUILIDAD.—La RAP ) rado, y que la aplicaciσn propia de las palabras quietud y tranquilidad, es la que indicamos al principio. Una pén­ dola que no se mueve está quieta. Una persona que nada teme ni desea está tranquila. (L. de la Huerta.) R R Á P I D O , \ T ELOZ, ACELERADO.—Estas vo­ ces rapidez, velocidad y celeridad no son otra cosa que \&presteza c onsiderad a bajo distintas relaciones. Rapidez considera principalmente la fuerza impulsiva, y de consiguiente los estorbos que tiene que vencer la cosa RAR ( 133 movida. Velocidad se refiere mas á la ligereza que encuentra pocos estorbos. Celeridad es una presteza acelerada, 6 que va aumentando progresivamente. ; Una bala de caííon anda con rapidez: esto es, lleva mucha fuerza, y de consi­ guiente vence con facilidad la resisten­ cia del aire y el impulso de la gravedad. La carrera de un galgo es veloz, pues la suma ligereza de este animal apenas le deja estorbo que vencer. Ni sus car­ nes le pesan, ni su configuraciσn le em­ baraza; antes al contrario, todo concur­ re á que ande sin esfuerzo. ] Todo cuerpo que se desprende, baja con celeridad, porque su'presteza va aumentando á proporciσn que se aleja del punto de su desprendimiento. Un torrente no puede ser veloz, sino rápido. Una águila bien puede des­ prenderse rápidatras una palomita;pero esta solo puede huir con velocidad; σ bien con celeridad, si el miedo le hace sacar fuerzas de flaqueza. Un hombre que en poco tiempo se haya elevado á empleo de considera­ ciσn, no decimos que ha hecho una car­ rera veloz, ni que ha ascendido con celeridad, sino que ha hecho una fortuna rápida: es que fijamos principalmente nuestra consideraciσn en la fuerza del favor ό de la suerte que lo ha elevado, que es lo que nos llama mas la atenciσn, porque irrita nuestro amor propio. El hombre que tiene, prisa hace las cosas con celeridad, porque á cada mo­ mento la impaciencia aumenta su pres­ teza: el que está práctico en ellas las hace con velocidad; esto es, sin esfuer­ zo: la suma presteza se llama siempre rapidez, porque no podemos concebirla sino imaginando una gran fuerza que la causa. (Jonama.) EXTRAÑO, SINGULAR. — Cuando queremos encarecer σ exagerar alguna RARO, ) RAZ cosa, usamos indiferentemente de estas tres voces: es una cosa rara, extraña, singular, suceso raro, singular, extraño; pero, aunque las mas veces se aplican fi­ guradamente, y por exageraciσn, no se debe perder de vista la peculiar exten­ sion y energía de cada una de ellas. Raro es lo que no es comϊn, lo que se ve, σ sucede pocas veces, lo que se halla con dificultad. Extraño es lo que no es propio, conforme, σ adecuado á la cosa de que se trata. Singular es lo que es ϊnico, lo que no tiene igual σ semejante. Cuando decimos, que el tener un hombre seis dedos en una mano, es una cosa rara, extraña, 6 singular, no expli­ camos nuestra admiraciσn con relaciσn á la misma idea: es raro para quien lo mira como una cosa poco comϊn, que se ve pocas veces; es extraño para quien lo considera como monstruoso, poco conforme á la natural construcciσn de nuestras manos; es singular para el que lo cree ϊnico, y no sabe que ha habido otros hombres que han tenido también seis dedos en una mano. (2λ déla Huerta.) quere­ mos expresar un origen comϊn, que se diferencia de otros por ciertos acciden­ tes que le son propios, y se designan por medio de un nombre particular, nos va­ lemos de la palabra raza; pero ha de ser necesariamente hablando del hombre σ de los animales. Cuando intentamos clasificar los di­ ferentes individuos, σ los diferentes sé­ res que pertenecen á un mismo género, nos servimos de la palabra especie, y la aplicamos á todo cuanto existe. Sin embargo, como la costumbre de aplicar la palabra raza á los animales la hace parecer poco noble, se prefiere co­ munmente la palabra especie hablando de los hombres, y así se dice la especie R A Z A , E S P E C I E , CASTA.—Cuando REA ( 134 ) REC humana, y no la raza humana: solamen­ rar; ejecutar es cumplir una cosa confor­ te para denotar las malas inclinaciones me al plan que antes se habia formado. de una persona, decimos que es de mala Así, pues, realizar hace relaciσn á las apariencias; efectuar á algϊn empeρo, y raza; pero aun en este caso aplicamos ejecutar á un designio. á la persona lo que creemos propio de (March.) los brutos, y hablamos en sentido fi­ gurado. i R E B E L D E.,, INSURGENTE.—El insurgente Una especie puede comprender dife­ usa de su derecho, de su libertad para rentes razas, y por eso decimos.—ΏQué levantarse contra una empresa de agre­ especie de animal es éste?—Un perro.— siσn ϊ opresiσn, privaciσn de sus leyes, ΏDe qué raza?—Lebrel. &c. ; el rebelde abusa de sus medios La palabra cosía nos indica ϊnicamen­ para levantarse contra una autoridad te las diferencias accidentales que ofre­ legítima. ce la especie humana en sus individuos, El insurgente hace pues una acciσn y que forman, por decirlo así, otras tan­ legítima σ legal, y el rebelde una acciσn tas clases diferentes. Mas como estos perversa y criminal. El primero se arma accidentes no constituyen especies di­ la opresiσn y en defensa de la contra versas, pues consisten ϊnicamente en el patria; el segundo por sus fines parti­ color, en las variaciones del pelo, & c , culares y contra el gobierno legítimo. nunca podrá usarse de la palabra casia Aquel resiste al poder enemigo, este como sinσnimo de raza σ de especie. al poder tutelar. De aquí la di­ ataca Ademas, la palabra casta parece que in­ ferencia absoluta entre insurrecciσn y re­ dica siempre falta de civilizaciσn σ de beliσn. cultura, σ degradaciσn de facultades in­ (March.) telectuales, &c. Como la palabra casta designa las di­ R E C I B I R , A C E P T A R . — liecibimos lo que nos dan σ nos envían: aceptamos lo que ferencias accidentales, y éstas nos indi­ nos ofrecen. can muchas veces las inclinaciones na­ Se reciben gracias, se aceptan ser­ turales σ adquiridas, nos valemos de vicios. ella para expresar la bondad intrínseca Recibir excluye simplemente la ne­ que cada especie de animales recibe de gativa σ acto de rehusar. Aceptar pa­ su origen. Así decimos:—"Este perro rece indicar un consentimiento σ una es de buena casta;" y por extension aprobaciσn mas expresa. para manifestar el recelo que nos inspi­ Debe uno siempre mostrarse agrade­ ra una persona, despreciable al mismo á los beneficios que haya recibido. cido tiempo, decimos también: "Ώqué casta No se debe desechar jamas lo que se ha de pájaro es éste?" aceptado. (G, dB la Cortina. : (Marck.) REALIZAR, EFECTUAR, EJECUTAR.—Es cumplirlo que se habia tenido por mira anteriormente; pero cada uno de estos verbos indica este cumplimiento bajo diferentes puntos de vista. Realizar es cumplir lo que las apa­ riencias daban lugar de esperar; efectuar lo que promesas formales hacían espe­ voces en­ cierran la idea de atraer por medio de los sentidos, pero la primera la refiere al del oido; la segunda al de la vista: porque llamamos reclamo á la voz con que una ave llama áotra de su especie; y por analogía damos el mismo nombre no solamente al pájaro enseρado para R E C L A M O , SEÑUELO.—Ambas REG REC ( i; ) miento. La gratitud es el reconocimiento que con su canto atraiga otros, sino de un buen corazσn, de una alma gran­ también al instrumento que sirve para llamar á las aves imitando su voz. de. El que se da prisa á pagar un ser­ Señuelo es una figurilla con alas que vicio generoso que le hicieron con otro imita á una ave y sirve para engaρar á servicio para quitarse el peso del reco­ las verdaderas y atraerlas al lazo. nocimiento, es un ingrato; y aquel rebo · El reclamo es un medio mas dulce, sa gratitud que no pagando su deuda ni pues que se refiere al clamor: el señue­ aun atreviéndose á desplegar sus labios lo es mas material, pues que consiste en sobre ello, acompaρa á su bienhechor un objeto del arte, como lo indica su en sus placeres, rie en sus gozos, y llora misma etimología, signulum, diminutivo en sus desdichas. El reconocimiento da de signum. lo que debe, paga; pero la gratitud no En sentido moral hacemos uso de am­ cuenta lo que da, porque siempre debe. bas voces con notable propiedad y ele­ (A. Cienfuegos. ) gancia. ΅Con qué prontitud no acude un hom­ RECTO, ÍNTEGRO.—El que no se separa de la justicia, es recto; el hombre recto, bre, dotado de ternura, al poderoso re­ considerado como inflexible y superior clamo de la voz de una mujer amable! á la parcialidad σ al interés, es intsgro. ΅Cuan dulce señuelo son los ojos de esta Esí­ecíoeljuezque, al condenar al reo, mujer cuando expresan una verdadera no se deja llevar, ni de la violencia de pasiσn! su genio inclinado al rigor, ni de la ex­ Y ciertamente, con dificultad podrán cesiva bondad y sensibilidad de su co­ presentarse muchos ejemplos de aplica­ razσn. ciσn de voces mas ideolσgica ni mas fun­ dada en las leyes de la naturaleza. El Es integro el que, al sentenciar una oído y la vista; he aquí los dos medios causa, no escucha ni las sugestiones de de atracciσn propios del hombre: solo la amistad, ni el influjo σ el temor del los animales son atraídos por los demás poder, ni los estímulos de la codicia. sentidos. (L. de la Huerta.) (G. de la Cortina.) REFUGIO, ASILO.—El refugio es un re­ reco­ curso contra la aflicciσn, la indigencia σ nocimiento es la memoria, la confesiσn el riesgo. ElímVoes una protecciσn, de un servicio σ de un beneficio recibi­ una defensa contra la fuerza y la per­ do. La gratitud es el sentimiento, el secuciσn. afecto inspirado por un beneficio σ por El hospital es un refugio para los po­ un servicio. El reconocimiento conser­ bres; la Iglesia es un adνo para los cri­ va la memoria de las cosas; es el ani­ minales. mus memor de los latinos. La gratitud Busca la nave un refugio en cualquier conserva esta memoria en el corazσn; puerto, huyendo de la tempestad que es su gratus animus. Publicar un be­ la amenaza: busca en un puerto amigo neficio es un acto de reconocimiento; o neutral un asilo, huyendo de una fuer­ querer á su bienhechor es el acto pro­ za superior que la persigue.—(V. Aco­ pio de la gratitud. Basta ser justo para gerse, Refugiarse.) tener reconocimiento; pero es menester (L. de la Huerta.) ser sensible para tener gratitud. El re­ conocimiento es el principio de ia gratitud., REGLA, REGLAMENTO.—La regla se re­ fiere propiamente á las cosas que se de­ la cual es el complemento del reconoci­ RECONOCIMIENTO, GRATITUD.—El REM ( 1 36 ben hacer,y el reglamento al modo como i deben hacerse. En la idea de aquella entra alguna cosa que participa mas del derecho natural, y en la idea de éste ; alguna cosa que participa mas del dere­ cho primitivo. La equidad y la caridad deben ser dos i grandes reglas de la conducta de los hombres; ellas tienen hasta derecho pa­ ra derogar todos los reglamentos parti­ culares. Se somete uno á la regla, se confor­ ; ma con el reglamento. Aunque aquella sea mas indispensable, es sin embargo mas frecuentemente violada, porque es­ ; timulan los pormenores del reglamento mas bien que las ventajas de la regla. (March.) cosas tienen relaciσn una con otra por una especie de conexiσn entre sí ya sea de conse­ cuencia, de hipσtesis, de motivo σ de objeto. Tienen analogνa entre sí por una mera semejanza en alguna de sus propiedades, ya sea en la forma, ya en el origen, en el uso σ en la significaciσn. R E L A C I Σ N , ANALOGÍA.—Las (March.) ; REP tenecen el primero al verbo mederi, que significa remediar, recuperar, restable­ cer; y el segundo al verbo medicor, me­ dicamentar, dar remedios, poner bajo un régimen. Elra?ie</ioesloquecura,loque restablece, lo que recobra la salud. Me­ dicamenlo es lo que se prepara, y admi­ nistra y emplea como remedio; lo que se aplica para que cure. El remedio cura el mal; el medicamento es un régimen en que se pone al enfermo como medio para que cure. El medicamento cura como remedio. Se aplican medicamentos á un enfermo aunque su enfermedad no ten­ ga remedio. Cuanto contribuye á cu­ rar, es remedio; toda materia, todo misto preparado para que sirva de remedio es medicamento. Todo medicamento es es­ pecie de remedio, σ se emplea como tal. La naturaleza suministra σ sugiere los remedios: la farmacia componey prepara los medicamentos. En la medicina el medicamento se contrapone al alimento, porque este se convierte en sustancia. El remedio se opone propiamente al mal, y anuncia un buen efecto, un alivio, un bien, aunque no sea una cura completa. (A­ Cienfuegos.) — Relativo ex­ prime la referencia de una cosa á otra en cuanto la una conviene, se aplica σ pertenece á la otra. Respectivo expri­ me la proporciσn en que una cosa de­ terminada tiene el valor, la calidad, σ cualquiera propiedad σ constitutivo que es comϊn también á otras. R E L A T I V O , RESPECTIVO. Esta proposiciσn es relativa al asun­ to de que hablamos ayer. Los pobres suelen ser respectivamente mas felices que los poderosos. Todo hombre tiene su respectivo amor propio, relativo á la pasiσn que le do­ mina. (L. de la Huerta.) pala­ bras son dos sustantivos latinos que per­ R E M E D I O , MEDICAMENTO.—Estas reposo, en su sentido físico, significa intermisiσn del trabajo σ fatiga, y en este sentido es si­ nσnimo de descanso, pero con esta dife­ rencia, que el descanso supone mayor lasitud, mayor necesidad de reparar las fuerzas perdidas, y una fatiga mas in­ mediata; reposo supone menor cansan­ cio, σ menos inmediato, y tal vez una situaciσn de pura comodidad, σ que su­ pone una fatiga muy remota. Después de haber corrido es indis­ pensable el descanso. Con el tiempo, la paciencia y el reposo, se curan mu­ chos males. Después de pasear, descanso con gus­ to; después de comer, reposo un poco. El rico sedentario reposa blandamente REPOSO, DESCANSO.—El REP ( lí 17 ) RES proceder, dirige sus acciones con sosie­ sobre colchones de pluma, mientras el go y moderaciσn. pobre labrador descansa sobre el duro Después de haberle dejado hablar suelo, de las fatigas del dia. (L. de la Huerta.) cuanto quiso, le respondiσ á todo con mucho sosiego y dulzura, sin alterar, de R E P O S O , QUIETUD, SOSIEGO, DESCANSO. modo alguno, el reposo y la tranquili­ —Reposo es la falta de movimiento; dad de su espíritu. quietud la falta de acciσn; sosegarse es (L. de la Huerta.) recobrar el reposo; descansar recobrar i la quietud. \ RESPONDER, CONTESTAR.—Contestar es corresponder á lo que se dice σ se escri­ Lo que nunca se ha movido, no po­ be, haciendo ver que se ha oido σ se ha demos decir que está sosegado, sino que leido, se ha escuchado, se ha entendido. reposa; así como no podemos decir que ΅ Responder es satisfacer á las preguntas descansa, sino aquello que ha estado in­ que se hacen, dar soluciσn á lo que se quieto; es decir, aquello que ha tenido propone, entrar en materia sobre la dis­ una acciσn violenta. Por esto la agita­ cusiσn σ asunto de que se trata. ciσn de ánimo que nos hace obrar vio­ No solo no me ha respondido á las lentamente, se llama inquietud; por esto preguntas que le hice, pero ni aun me el que se había agitado mucho, sea con ha contestado. ejercicios corporales, sea con trabajos Una carta de pascuas no exige mas de espíritu, σ con pasiones de ánimo, que una simple contestaciσn. decimos que descansa. Al que da una orden, se le contesta; Como todo animal que descansa gra­ al que pide informe, se le responde. vita mucho mas que antes de cansarse; (L.de la Huerta.) en el lenguaje vulgar, por analogía se ha llamado descansar á lo que propia­ RESPUESTA, RÉPLICA.—La respuesta se mente debe llamarse gravitar. Una pi­ hace á una pregunta σ cuestiσn; la rι­ rámide σ una estatua decimos que des­ plica á una respuesta, queja σ repren­ cansa sobre un pedestal: es decir, que siσn. La respuesta debe ser clara, su­ gravita sobre él. cinta; la rιplica fuerte y convincente. (Jonama.) Hay mas mérito en callar al oir una REPOSO, SOSIEGO.—Significan en el sen­ prudente reprimenda y aprovecharse de tido moral, quietud, tranquilidad, sere­ ella, que en contestar con una rιplica. nidad de ánimo, pero con esta diferen­ Los escolásticos enseρan á proponer di­ cia: la idea del reposo excluye absoluta­ ficultades extravagantes y á dar también mente toda acciσn; la voz sosiego no la respuestas extraρas. excluye, antes bien supone muchas ve­ Respuesta tiene mas extension que ces la moderaciony tranquilidad del áni­ rιplica. Se responde á las cuestiones de mo durante la acciσn. Y así reposo ex­ las personas que se informan, á las pre­ plica solamente la tranquila situaciσn guntas de las que esperan gracias σ ser­ del ánimo; y sonego extiende su rela­ vicios, á los interrogatorios de los jue­ ciσn á la tranquilidad, que el estado de ces, á los argumentos que se proponen un ánimo sereno comunica á las accio­ en las escuelas, á las cartas que nos es­ nes exteriores. criben, á las dificultades que nos pro­ El hombre prudente, que quiere con­ ponen, &c. servar el reposo de su espíritu, y tran­ Rιplica es mas limitado; supone una quilidad de su ánimo, es sosegado en su disputa por opiniones σ por diferentes 18 ( 138 ) RID ROS pareceres que se siguen, en los cuales RIQUEZA, OPULENCIA.—La abundancia de bienes es la idea que hace sinσnimas hay partidos σ intereses opuestos. estas dos voces; pero la opulencia la re­ Se hace una rιplica á la respuesta de presenta de un modo absoluto: la rique­ un autor á quien se ha criticado; alas za representa una abundancia relativa. reprimendas de aquellos cuya correc­ Cuando decimos que un hombre es ciσn no queremos seguir, y á los discur­ opulento, damos la idea de una grande sos del abogado de la parte contraria. abundancia, sin hacer relaciσn mas que Se debe enseρar á los niρos á dar en á ella misma. Pero si decimos que es lo posible respuestas claras, sucintas y rico, damos una idea de la abundancia juiciosas, y hacerles conocer que les será de bienes relativa á su estado, á su ca­ mas provechoso, honorífico y prudente, lidad, á sus circunstancias. escuchar callando que replicar. (March.) De un artesano industrioso, que ha adquirido algϊn caudal con su trabajo, se dice que es rico, porque lo es relati­ RESTOS, ESCOMBROS, RUINAS.—Estos vamente á su estado, y en comparaciσn tres vocablos significan en general los de los demás de su cía je; pero no se restos dispersos de una cosa destruida, con la diferencia, que restos y escombros dirá con propiedad, y sin exageraciσn, que es opulento. no se aplican sino á los edificios, y que minas supone también que el edificio σ De aquí es, que vivir con opulencia, edificios destruidos son de considera­ no es solamente gozar de las comodida­ ciσn. Se dice los restos de un navio, des que proporciona la riqueza á cada los escombros de un edificio, las ruinas uno, segϊn sus circunstancias; sino vi­ de un palacio σ de una ciudad. vir con el lujo, lucimiento y ostenta­ ciσn, que dan idea de una grande abun­ Escombros nunca se dice sino en sen­ dancia y sobra de bienes. tido propio; restos y ruinas se usan en (L. de la Huerta.) b ntido figurado; pero ruinas en este caso, se emplea mas veces en singular que en plural. Los restos de una fortu­ ROMPER, QUEBRAR.— El verbo romper tiene una significaciσn mas extensa, por­ na brillante; la ruina de un particular, que se aplica á toda acciσn, por medio del estado, de la religion, del comercio. de la cual se hace pedazos de cualquier (March.) modo un cuerpo; pero quebrar supone que la acciσn se ejerce determinada­ RIDÍCULO, RISIBLE.—Ridνculo es lo que mente en un cuerpo inflexible σ vidrio­ debe hacer reir, que no puede dejar de so, y de un golpe σ esfuerzo violento. mover la risa. Risible es lo que puede Se rompe un papel, una tela; pero no hacer reir, pero puede no mover la risa. se quiebra como una taza, un vaso. Risible se toma en buena y en mala par­ te; pero ridνculo se toma siempre en (L. de la Huerta,) mala parte. Hay cosas que hacen reir, porque son despropositadas, inmodera­ ROSTRO, CASA, PAZ, SEMBLANTE.—Ros­ tro se dice de los racionales splamente. das, desordenadas;, y estas son risibles y Cara se aplica á estos, lo mismo que ridiculas. Hay cosas que deben hacer á los animales y aun á las cosas, y es, reir para llenar su destino, su objeto, su por decirlo así, mas material que rostro, fin; y estas son risibles, y no ridiculas: pues aquella indica solamente la parte su objeto es el ridνculo. anterior de la cabeza, desde el principio (A. Cienfuegos.) ROS ( i: de la frente hasta el extremo de la bar­ ba; y éste indica las facciones modifica­ das ya de un modo, ya de otro, lo que no puede verificarse sino en el hombre. Por esta razσn decimos cara de burro, cara de mona, y no rostro de burro ni de mona, porque en este caso atende­ mos ϊnicamente á la figura material de las partes comprendidas en la cara. Si decimos que una persona se cubriσ el rostro, hacemos concebir la idea de la vergüenza, del pudor σ del dolor; y si decimos que se cubriσ la cara, no indi­ camos mas que el deseo de que no fue­ se vista. En sentido figurado nos ser­ vimos de la palabra cara para denotar la presencia de una persona y decimos —se le dije cara á cara: nunca le he vis­ to la cara: guardar, huir la cara, &c. En todos estos ejemplos se ve que la palabra cara, denota, como hemos di­ cho, el efecto puramente material que causa en nuestra vista el modo de pre­ sentarse las partes que componen lo que llamamos cara, y por eso decimos cara de pascua, cara de pocos amigos, cara de vaqueta, cara de vinagre, & c , y aun nos valemos de esta voz para expresar la superficie σ frente de muchas cosas, como—galon de oro de (ios caras,\acara de un palacio. Finalmente, nada pue­ de dar una idea mas exacta de la dife­ rencia que hay entre cara y rostro, que las expresiones usuales y comunes—la­ varse la cara, y caérsele á uno la cara de vergüenza. La/az, cuando se usa en lugar de cara es su sinσnimo perfecto, pues no existe entre ambas palabras mas diferencia, que la material de sus respectivas etimolo­ gías. Cara se deriva de chara σ che­ ra {*)•>¥fazde fades. Pero esta ϊltima se aplica con mas frecuencia y propiedad al aspecto exterior de todas las cosas, y por 'so decimos superficie, que es lo mismo que sobrefaz. La faz se limita {*) Mr. Minage deriva la palabra cas­a déí griego kara. ) ROT mas á indicar la exterioridad del todo prescindiendo de las partes, como se ve cuando decimos ά la faz del mundo en­ tero, esto es, delante σ en presencia de todos: en paz y en faz (σ en haz, que es lo mismo), esto es, pϊblica y pacífica­ mente: á prima faz, esto es, á la pri­ mera vista: la/a« del sol, de la luna & c , esto es, la figura con que se dejan ver la luna y el sol, &c. Llamamos semblante á la manifesta­ ciσn de algϊn afecto del ánimo en el rostro; por consiguiente la palabra sem­ blante se refiere á lo moral mas bien que á lo físico. Así decimos componer el semblante, esto es, disimular la turba­ ciσn σ inquietud, y aparentar seriedad, serenidad σ modestia, &c. Mudar de semblante, esto es, manifestar en el ros­ tro alteraciσn causada por un afecto del alma. Igual uso tiene la palabra sem­ blante en sentido figurado, pues cuando decimos, "las cosas han mudado de sem­ blante," queremos decir que variaron las circunstancias, y por consiguiente deben variar los efectos que de ellas se esperaban. (G. de la Orríina.) ROTO, ROMPIDO, QUEBRADO.—limo es el participio pasivo irregular de romper; y rompido es el participio pasivo regular del mismo verbo; pero ofrecen diferen­ cias notables. Rompido indica violencia, esfuerz ; de parte del que rompiσ, y resistencia de parte de la cosa rompida. Lo roto puede serlo sin que en ello haya tenido parte la fuerza ni la resis­ tencia, en el sentido en que hablamos. Por eso decimos—este vestido está roto; esto es, lo está por el uso, y no porque se haya intentado romperlo violenta­ mente. Llamamos roto á un hombre andrajoso: decimos que nunca falta un roto para un descosido, y en ambos ejem­ plos nos valemos del adjetivo roto, que SAB ( 140 ) SAC nos da la idea indicada. En sentido fi­ malos caminos á fin de desviarse de gurado decimos—un maniroto, hablan­ ellos. do de un disipador del dinero, como si Parece que la sabidurνa es mas ilus­ dijéramos—"su mano está ya tan rota, trada, y que la prudencia es mas reser­ que no puede contener lo que toma en vada. ella." Si en el primer ejemplo llamáse­ El sabio emplea los medios que le pa­ mos rompido al hombre andrajoso, y en recen propios para el buen éxito de lo el segundo dijéramos manirompido, da­ que desea y se conduce por la luz de la razσn. El prudente toma el camino ríamos á entender que aquel se había que cree mas seguro, y no se expone á fracturado los huesos, y que éste tenia andar por el que le es desconocido. fracturada σ inutilizada una mano. Tanto lo roto como lo rompido y lo Un antiguo dijo: que es propio de la quebrado, ofrece la idea de la separaciσn sabidurνa no hablar sino de lo que se sabe perfectamente; sobre todo, cuan­ de sus partes; pero indican no solamen­ do uno quiere hacerse estimar puede te diferentes modos de efectuarse esta aρadirse á esta máxima: que es propio separaciσn, sino también otras varias de laprudencia no hablar sino de lo que circunstancias que pertenecen al todo puede agradar, principalmente cuando de la acciσn; por ejemplo; diciendo que uno desea hacerse estimar. fué necesario romper tal puerta, damos á entender, que se empleσ la fuerza; que \_March.) la puerta ofrecía resistencia; que era de materia sσlida y fuerte; que la intenciσn SABIO, DOCTO, ERUDITO.—Sabio, se lla­ ma en general todo el que sabe profun­ era facilitarse el paso; que todo esto fué damente alguna cosa; y se aplica co­ efecto de la voluntad, & c ; pero si dijé­ munmente á los que profesan las cien­ ramos que se quebrσ la puerta, no da­ cias. Docto, se aplica particularmente ríamos á entender nada de esto: haría­ á los que profesan las facultades. Eru­ mos concebir ϊnicamente una idea ais­ dito, no supone ni la ciencia profunda lada, producida tal vez por la casuali­ del sabio, ni ladoctrina profunda del doc­ dad, sin objeto determinado, y sin nin­ to, sino una vasta noticia de conocimien­ guna consecuencia. tos literarios, que requiere mucha lec­ Cuando decimos que una cosa se quie­ tura, actividad, curiosidad y memoria. bra, damos á entender que es dura, re­ Un gran teσlogo es docto. Un gran sistente, y que sus partes estallan mas mineralogista es sabio. Un compilador σ menos al desunirse. Se quiebra un es erudito. vaso, un palo, & c , y no decimos que (£. de la Huerta.) se quiebra un hilo, un lienzo, un vesti­ SACRIFICAR, INMOLAR.—En sentido reli­ do, &c. (G.dela Cortina.) gioso, se sacrνfica cualquiera cosa: no se inmolan sino víctimas, haciendo sa­ S crificio sangriento de seres animados. SABIDURÍA, PRUDENCIA.—La sabidurνa El objeto sacrificado se dedica á la di­ hace obrar y hablar oportunamente. La vinidad; el inmolado se destruye σ ani­ prudencia impide obrar y hablar fuera quila en honor de ella. El verbo inmo­ de tiempo. La primera para conseguir lar viene de mola, nombre de la pasta σ sus fines procura descubrir el buen ca­ masa sagrada que se ponia en la cabeza mino para seguirlo. La segunda para de la víctima antes de degollarla. no errar el golpe, trata de conocer los Los perseguidores del cristianismo al SAG ( 1 1 ) SAL principio de éste obligaban á los cris­ SAGAZ, ASTUTO.—El sagaz penetra con tianos á hacer sacrificios en honor de sutileza lo que es difícil de conocer σ los falsos dioses, no haciéndoles inmo­ descubrir. El astuto oculta con arte ma­ lar animales, sino ϊnicamente exigien­ liciosa los medios de que se vale para do de ellos un acto de culto, como el lograr sus intentos. de riuemar incienso, probar las carnes El primero se aplica á buena σ mala sagradas, &c. parte, el segundo supone siempre ma­ licia. Arístides se sacrifica por su patria El perro es sagaz: la zorra es astuta. sirviéndola aun contra sí mismo, á pe­ sar de lo ingrata que para él ha sido. Co­ El juez debe ser sagaz para descu­ dro se inmola por ella, alcanzando la brir los enredos de un ratero astuto. victoria sobre sus enemigos, á costa de (L. de la Huerta,.) una muerte obscura é innoble. Es la virtud un sacrificio continuo de sí mismo; y el hombre no es jamas sino una víctima inmolada cada dia. El que se acostumbrare á sacrificar to­ dos los dias alguna cosa de sus propios intereses, de sus gustos, σ de sus place­ res, llegará en fin á inmolarse, á sufrir las mas duras privaciones, y á hacer los mayores sacrificios sin esfuerzo alguno. Veránse también padres que se sacri­ fican por sus hijos viviendo ϊnicamen­ te por ellos; pero, σ tiempos! σ costum­ bres! en nuestros dias se mira esto como una locura. En todas partes se ven pa­ dres que por vanidad mas bien que por predilecciσn, inmolan á favor de un pri­ mogénito todos los demás hijos, priván­ doles de unos derechos justos y legíti­ mos que les concediσ naturaleza. (March.) la saga­ cidad la excelencia de un entendimien­ to tan despejado, que distingue sin di­ ficultad alguna hasta lo mas confuso: perspicacia es la penetraciσn de un en­ tendimiento tan sutil, que adquiere el conocimiento perfecto de lo que hay menos penetrable, ha, sagacidad es pe­ netrante, ve de lejos, adivina, prevé; la perspicacia nada deja por descubrir, ve á fondo, manifiesta la evidencia. SAGACIDAD, PERSPICACIA.—Es (March.) SALARIO, ESTIPENDIO, HONORARIO. ­— Salario es lo que se satisface á los criados por el servicio que hacen á sus amos. Estipendio el que se paga á las perso­ nas que tienen empleo σ dignidad por el estado. Honorario lo que se paga σ abona á un maestro por la enseρanza de una cien­ cia σ arte liberal. {March.) SALARIO, ESTIPENDIO, SUELDO, SOLDA­ DA, HONORARIO.—No me parece muy exacto lo que dice March acerca de al­ gunas de estas voces. El salario es la cantidad fija de dine­ ro que un amo da á su criado en remu­ neraciσn del servicio mecánico de éste. La voz salario se deriva de la latina so­ larium, y ésta de sal, porque fué cos­ tumbre antiguamente dar en pago á los sirvientes domésticos una cantidad fija de sal. Estipendio es la cantidad, estipulada de antemano por un trabajo cualquiera, y así lo demuestra claramente su eti­ mología, pues se deriva de stare y de pondus, estar σ atenerse al peso, σ á la cantidad convenida para pago. Sueldo, es la cantidad con que el es­ tado paga á sus empleados, esto es, la recompensa pecuniaria del trabajo des­ empeρado en servicio de la sociedad. SEC SAN ( 142 ) Soldada es el complemento de pago dad, no vean mas que los mejores ejem­ plos, y no reciban sino las instituciones convenido por servicio mecánico. El mas saludables. significado de estas dos ϊltimas voces (March.) está fundado en la etimología. Soldada se deriva de la latina solνdala, y ésta de solidus, entero, moneda de que usaron los SATISFECHO, CONTENTO.— Aunque am­ bos términos expresan cierta tranquili­ romanos, llamada así porque era de va­ dad de ánimo respecto del objeto de su lor entero σ redondo, á distinciσn del deseo, el contento manifiesta cierta tran­ sueldo que inventaron después, cuyo va­ quilidad que está mas en el corazσn. Sa­ lor era quebrado por contener una frac­ tisfecho es mas propio de las pasiones; ciσn. Solidare, y solidatus son las eti­ así es que uno está satisfecho cuando ha mologías de las voces castellanas sol­ conseguido lo que deseaba, aunque á ve­ dar, solidar, soldado, &c.,y por eso de­ ces puede tener mas inquietud después cimos que un hojalatero suelda una pie­ de estar satisfecho por parte del objeto za cuando la hace entera uniendo las deseado. No siempre por estar satisfe­ partes σ porciones de que debe cons­ cho se está contento. tar. Entonces la pieza queda soldada σ En suma; está uno satisfecho cuando completa, ha conseguido lo que deseaba; está con­ Honorario es la cantidad de dinero tento cuando nada le queda que desear. que se da á un médico, á un abogado, La posesiσn debe dejarnos siempre á un maestro científico, &c, en remu­ satisfechos; pero solo el gusto y el goce neraciσn del trabajo intelectual, aun tranquilo de lo que ya poseemos, podrá cuando no se haya estipulado de ante­ dejarnos enteramente contentos. mano, ni se halle sujeta á regla alguna. La voz honorario hace concebir la idea Un literato laborioso nunca puede es­ tar satisfecho de su trabajo, aunque esté de la nobleza y excelencia tanto del mo­ contento de la elecciσn de la materia que tivo del pago, como de la persona que ha preferido. lo recibe. (March.) (G.dela Cortina.) SANO, SALTJBLE, SALUDABLE.—Las co­ sas sanas no daρan; las salubles hacen bien; las saludables salvan de algϊn pe­ ligro, de algϊn mal, de algϊn perjuicio; así, pues, los tres están en graduaciσn. Es interés del gobierno que los sitios destinados á la educaciσn pϊblica estén en situaciσn sana, que los alimentos de la juventud sean mas bien salubles que delicados, y que nada se economice por administrar á los enfermos los remedios mas saludables. Pero lo que es también importantísi­ mo, es inspirarles la doctrina mas sana, en cuanto á religion y costumbres, y que sobre sus deberes para con Dios, la patria y las diferentes clases de la socie­ y otro expliean en general la acciσn de extraer la hume­ dad de un cuerpo; pero enjugar repre­ senta una idea mas limitada, y se aplica mas propia y exactamente, cuando se trata de poca humedad. Lo que está mojado, se seca; lo que está hϊmedo, se enjuga. SECAR, ENJUGAR.—Uno La ropa que la lavandera saca moja­ da del rio, se seca al sol; pero es preci­ so casi siempre enjugarla después en casa, porque regularmente viene algo hϊmeda. Se seca una fuente, un estanque, no se enjugan. Se enjuga el sudor, los ojos hϊmedos del llanto, no se secan. (L. de ta Huerta.) SEN ( 1 13 ) SEN SECRETO, RESERVA.—Guarda secreto el tenece también al sugeto; pero nace en que calla lo que no debe decir. Tiene algϊn modo de la reflexion: no es opues­ reserva el que no dice, ni aun aquello to sino á lo afectado σ buscado; el inge­ que no está obligado á callar. nio solo conoce sus límites. El secreto es un silencio que nos im­ Todo pensamiento sencillo es natural; pone la obligaciσn, σ la necesidad. La pero el natural no es sencillo. reserva es un silencio á que nos inclina (March.) la prudencia σ la desconfianza. El hombre de bien debe guardar con SENDA, VEREDA.—Igualmente significan el camino estrecho y poco trillado, di­ la mayor exactitud el secreto que se le ferente del real. Pero vereda no deja encarga. El hombre prudente debe ha­ de explicar mas positivamente un cami­ blar con la mayor reserva con personas no algo mas ancho y frecuentado, una que no conoce. (L. de la Huerta.) comunicaciσn mas conocida y hecha mas de intento, para servir de atajo σ SEMEJANTE, PARECIDO.— La conformi­ travesía. Senda da idea de un camino dad de figura, de calidad, de propieda­ mas estrecho, menos conocido, cuyo des, y de otra cualquier especie de cir­ uso se debe mas al acaso σ al abuso, cunstancias que hay entre dos cosas di­ que al arte y al cuidado. Senda es siem­ ferentes, es la idea comϊn que correspon­ pre un camino para la gente de á pié; de á estos dos adjetivos; pero semejante por las veredas pueden muchas veces ir la explica de un modo absoluto, como carros. Una senda puede no conducir existente, real y verdaderamente en la á parte alguna, una vereda sirve siem­ cosa misma: parecido la explica de un pre de comunicaciσn. Las líneas que modo relativo, esto es, con relaciσn á dividen las heredades, forman sendas, nuestra percepciσn, al efecto material que muchas, σ las mas veces, no sirven que causa en nuestra vista, y al juicio de veredas. que ésta nos hace formar de la semejan­ De aquí es, que á los conductores de za. Triángulos semejantes. Retrato pa­ los Despachos del Consejo real se les recido. llama verederos, y al Despacho vereda, De aquí es, que semejante se puede con alusiσn á los caminos de travesía aplicar con igual propiedad á lo físico y por donde andan, para ir á los pueblos á lo moral; pero parecido solo conviene separados del camino real; y á los que con propiedad á lo físico, esto es, á andan extraviados por pasos no conoci­ aquellos objetos de cuya semejanza pue­ dos, se les llama asendereados, con alu­ de juzgar materialmente nuestra vista. siσn á los caminos que no conducen á Un color semejante σ parecido. Una lugar σ punto conocido. virtud, una autoridad semejante. (L. de la Huerta.) (L. de la Huerta.) impre. siones que el alma recibe de los objetos se llaman sensaciones y sentimientos. Si me aplican una ascua sobre Ja piel ten­ dré sensaciσn y sentimiento de dolor. Una flauta produce en mí una sensaciσn agrá­ dable, y un sentimiento de melodía. Sin embargo no es lo mismo sensaciσn que sentimiento. Cuando los objetos es­ SENSACIΣN, SENTIMIENTO.—Las dos adjetivos que califican los pensamientos y las ex­ presiones relativas á la naturaleza del sugeto. Lo que es sencillo nace del sugeto y sale sin esfuerzo; es lo opuesto de lo re­ flexivo, y solo lo inspira el sentimien­ to del hombre. Lo que es natural per­ SENCILLO, NATURAL.—Son SEN ( 144 ) SER tan presentes decimos que hacen sensa­ cil de cortar, de penetrar, de ser afec­ ciσn, y que producen sentimiento: cuan­ tado. (A. Cienfuegos.) do están ausentes solo pueden producir sentimiento por el recuerdo de las sensa­ SEPARAR, APARTAR.—Se separa lo que ciones pasadas. La sensaciσn se refiere está unido, mezclado, σ hace parte de mas bien á la acciσn de los objetos: el un todo. Se aparta lo que toca, está sentimiento no es mas que la percepciσn junto, σ prσximo á otra cosa. del alma, σ el resultado de la sensaciσn. Se separa la paja del grano; se apar­ Nunca decimos hacer sentimiento, sino ta el paρuelo de la cara. Se separa el producirlo, causarlo, originarlo; porque alma del cuerpo; se aparta una piedra el sentimiento es una operaciσn puramen­ que impide el paso. te pasiva, que puede muy bien tener (L.de la Huerta.) una causa, pero no un agente. Hay sensaciones agradables y desagra­ SER, ESTAR.—Al latino esse corresponden dables; pero no sensaciσn de distancia, dos verbos castellanos, ser y estar. de tamaρo, de igualdad, de dependen­ No falta quien los confunda usando cia; porque estas no son mas que ideas indistintamente del uno y del otro; sin generales, y la sensaciσn no puede ser embargo en pocas voces está el uso hecha sino por un cuerpo real y exis­ mas decidido. tente: en tal caso diremos, por ejemplo, Al que es malo se le aborrece: al que sentimiento de tamaρo, producido por la esta malo se le tiene lástima. Las cosas comparaciσn de dos σ mas sensaciones. que están altas se pueden bajar: las que son altas se rebajan. El mármol es duro: Al efecto que produce en mí una mala el pan esta blando. Un verso puede ser noticia le llamo sentimiento; porque no lleno: un cántaro puede estarlo: una es el sonido de las palabras el que me casa puede á un mismo tiempo ser fría afecta, sino la multitud de consideracio­ y estar caliente. . nes que se ofrecen inmediatamente á De estos ejemplos se colige el verda­ mi espíritu, aunque yo no las distinga. dero oficio de los dos verbos y su dife­ El sentimiento puede ser físico σ mo­ rencia sinonímica. ral; esto es, puede proceder inmediata­ Ambas convienen en indicar la co­ mente de una sensaciσn, σ ser el resul­ existencia de dos ideas; es decir, en de­ tado de una combinaciσn del espíritu. notar que el atributo de la proposiciσn También puede ser agradable σ desagra­ está comprendido en el sugeto: cuando dable; pero cuando no va acompaρado de digo que el pan está tierno, la idea de ningϊn adjetivo que lo modifique, siem­ este adjetivo se encierra en la del pan: pre se entiende que es de esta ϊltima si digo que el mármol es duro, en la idea clase. (Jonama.) de mármol comprendo la de dureza. La diferencia consiste en que la co­ SENSIBLE, TIERNO.—Sensible es lo que existencia denotada por el verbo ser es es capaz de hacer impresiσn en los sen­ por la naturaleza del sugeto, y la que tidos, σ de recibirla. Una cosa que ve­ denota el verbo estar es accidental. El mos por los sentidos σ por la razσn, es hombre es débil por naturaleza: está dé­ sensible en la primera acepciσn; y un ob­ bil nor enfermedad: un mismo tintero jeto que es susceptible de sensaciσn σ de no puede ser sino grande σ chico; pero sentimiento, lo es en la segunda. Tier­ puede estar lleno σ vacío. no es lo contrario de duro, lo que es fá­ (Jonama.) SER ( 145 ) absolutamente,sino limitadamente el de S E R , E X I S T I R , SUBSISTIR.—Ser conviene ι la personaque sirve sin libertad, como el á toda clase de objetos, sustancias σ mo­ esclavo. Esta es la idea que explica la dos, y á todas las maneras de ser, ya voz servitus, que igualmente significa es­ reales σ ideales, σ calificativas σ relati­ clavitud. vas. Existir no se dice sino de las sus­ Solamente hablando del servicio de tancias, y solo para indicar el ser real. palacio está recibida la voz servidum­ Subsistir se aplica igualmente á sus­ ! bre, pero en muy diferente sentido; por­ tancias y á modos, pero con cierto res­ j que no representa el servicio, sino el peto á la duraciσn de su ser, cosa que conjunto de personas empleadas en él no expresan los dos primeros términos. eu actualidad. Se dice que son, hablando de formas, La servidumbre del rey; la servidum­ de las acciones, del arreglo, del movi­ | bre de los seρores infantes. miento y de todas las relaciones. Se j Un criado no dirá nunca, hablando dice que existen, tratando déla materia, del acto ό ejercicio de servir á su amo, del espíritu, de los cuerpos y de todos que ha estado en su servidumbre; ni un los seres reales. Se dice que subasten, oficial á quien el rey ha concedido un hablando de los estados, de las obras, buen retiro, σ una buena pension, dirá de los negocios, de las leyes y estable­ que aquel es el fruto de su servidumbre, cimientos que hay. sino de sus servicios. E l verbo ser sirve comunmente para Con relaciσn á esta rigurosa propie­ indicar el acontecimiento de alguna mo­ dad, sfc llama en el estilo forense servi­ dificaciσn σ propiedad en la cosa: el dumbre, y no servicio, á aquella carga, existir no es de uso sino para expresar σ incomodidad forzosa, con que está el acontecimiento de la mera existencia, gravada una hacienda, y debe sufrir in­ y se usa el de subsistir para designar un voluntariamente su poseedor. suceso de duraciσn que corresponde á ( £ , de la Huerta.) esta existencia σ esta modificaciσn. Así, pues, se dice que el hombre es in­ constante: que no existe el ave fénix: que S E R V I D U M B R E , ESCLAVITUD.—La escla­ vitud es mas dura que la servidumbre. lo humano subsiste poco. (March.'} Ésta impone un yugo; aquella una ca­ dena. La servidumbre oprime la liber­ S E R V I C I O , S E R V I D U M B R E . — S i es la ser­ tad', la esclavitud la destruye. En aque­ vidumbre el acto ό ejercicio de servir, no lla no tiene el hombre nada suyo; en habrá diferencia entre estas dos voces; ésta el hombre es todo de otro. Redu­ pero la voz latina que corresponde á cido uno al estado de servidumbre queda cada una de ellas, hace ver su diferen­ como inferior á la especie humana, y en cia, tanto en el sentido recto, como en la esclavitud abatido hasta la condiciσn los secundarios. de los animales domésticos. La servi­ A mí me parece que el servicio no dumbre humilla; la esclavitud embrute­ solo es el acto, sino también el ejerci­ ce. E n resumen, la esclavitud es la mas cio déla persona libre que sirve por con­ dura de las servidumbres. Bajo este con­ venio σ interés, como el criado, σ por cepto, la servidumbre indica particular­ gusto σ complacencia, como el amigo; y mente el estado σ la condiciσn del que á esto corresponde la voz latina servi­ está sujeto á servir á otro, trabajando á tium. La servidumbre no es el acto, sino favor suyo, y vivir para provecho del solo el ejercicio de servir, ni el ejercicio amo σ del seρor. La palabra esclavitud 19 SER SEV ( 146 ) SIE Segϊn el uso se dice: la severidad de significa que no está libre, σ que está costumbres, elrigorde la razσn. encadenado. Así, pues, la esclavitud es (March.) en todos sentidos contraria á la libertad personal. Esta palabra indica propia­ mente el estado desdichado del hombre SIEMPRE, CONTINUAMENTE.—Lo que se hace siempre se hace en todo tiempo y despojado de sus derechos sagrados, y en toda ocasiσn; lo que se hace conti­ la otra la condiciσn servil del hombre nuamente se hace sin interrupciσn y sin sacrificado á los intereses de otro. descansar. (March.) Es preciso preferir siempre su deber al placer. Es difícil estar continuamen­ SERVIR PARA, SERVIR DE.—Cervantes te aplicado al trabajo. Para agradar en­ usa el segundo como equivalente, σ si­ tre amigos es preciso habíar siempre nσnimo del primero, en la segunda par­ bien; pero no continuamente. te del Quijote, capítulo XX. " Y dos "calderas de aceite, mayores que las (.March.) "de un tinte, servνan de freir cosas de "masa;" pero dudo que haya quien imi­ SIEMPRE, PERPETUAMENTE, ETERNA­ MENTE.—Hemos dicho que permanen­ te esta locuciσn, porque servir para re­ te es lo que dura siempre y sin altera­ presenta el uso á que se destina, σ en ciσn (*) : perpetuo y eterno es lo que dura que se emplea una cosa. La pluma sir­ y eternamente. perpetua ve para escribir, los ojos sirven para ver; Estos adverbios se diferencian en que pero servir de, representa la equivalen­ siempre γ perpetuamente indican una du­ cia de una cosa respecto de otra, en raciσn inmensa, σ solo infinita con res­ cuyo lugar se emplea, como si se dije­ pecto á nosotros ό á las cosas de que se: en lugar σ en vez de. Un sombrero hablamos; y eternamente indica una du­ suele servir de vaso, el suelo le sirviσ de raciσn absolutamente infinita. cama, el tambor le sirve de mesa; esto La eternidad es incomprensible: siem­ es, en lugar de vaso, de cama, σ de mesa. y perpetuamente se refieren á un es­ pre Y así en el ejemplo de Cervantes se pacio determinado, y pueden significar substituyen las calderas, no á las sarte­ una duraciσn muy corta, si se refieren á nes, sino al acto mismo de freir. alguna cosa, cuya duraciσn natural sea (L. de la Huerta.) también cortísima. Hay árboles siem­ pre verdes σ perpetuamente verdes; pero SEVERIDAD, R I G O R . — L a severidad se no eternamente. halla principalmente en el modo dépen­ Siempre indica mas bien la sucesiσn sai· y de juzgar; el rigor en el modo de del tiempo no interrumpida: perpetua­ castigar. La primera condena fácilmen­ mente se refiere á la existencia de algu­ te sin admitir excusa; el segundo ni sua­ na cosa en que la otra, de que estamos viza la pena ni perdona cosa alguna. hablando, se supone comprendida σ con Los falsos devotos no tienen severi­ la que tiene mucha relaciσn. dad sino con los demás; prontos á vitu­ Por esto de un sugeto, que no hace perarlo todo, no cesan de aplaudirse á mas de ocho dias que visita continua­ sí mismos. mente una casa, se dice qué ahora va El rigor no parece bien sino en las siempre allí; y no puede decirse que va ocasiones en que el ejemplo es muy ϊtil; perpetuamente. Al contrario, de una en todo lo demás debe tenerse alguna consideraciσn á la flaqueza humana. j (*) V. Durable, Duradero, Permanente, Estable. SIM SIL ( 147 ) contribuye con su hipocondría á dismi­ planta se podrá decir que da irutoperpe­ tuamente; aunque no lo dé masque por nuir el gusto, y la jovialidad de los de­ otoρo, y de consiguiente no pueda decir­ mas. (L. de la Huerta.) se con igual propiedad que lo da siempre. Una pension dura nempre si nunca la SIMULACRO, FANTASMA, ESPECTRO.—Si­ quitan ni la suspenden: es perpetua sien­ mulacro significa no solo lo que es se­ do para toda la vida. mejante, del latino similis, sino también Los condenados padecerán siempre lo que es simulado, fingido, contrahe­ porque nunca tendrán alivio; perpetua­ cho, del verbo simulare. Se han llama­ mente porque su pena durará tanto como do particularmente simulacros los ídolos el mismo infierno; eternamente porque σ falsas representaciones de los falsos dioses; representaciones que no ofrecían nunca jamas tendrá fin. otra cosa que formas imaginarias de las La misma diferencia hay entre las vo­ divinidades. La imagen es una repre­ ces permanente, perpetuo y eterno. Es sentaciσn fiel de un objeto, y particu­ permanente lo que no padece alteraciσn; larmente es obra de la pintura; la esta­ perpetuo lo que dura toda la vida, σ tua es la representaciσn de bulto en re­ mientras subsista otra cosa déterrai na­ lieve de una figura, y pertenece á la es­ da; eterno lo que nunca se acabará, σ cultura; el simulacro es una representa­ nunca tuvo principio. (Jonama.) ciσn falsa σ tosca, informe, vana, que no presenta sino un objeto desfigurado, SIGNO, SEÑAL.—El signo da â conocer y si el objeto existe σ ha existido. Se á veces es natural; la señal advierte y dice un simulacro de ciudad, de virtud, siempre es arbitraria. &c, para indicar falsas σ vanas aparien­ cias. El simulacro vano, el de un obje­ Los movimientos del rostro son co­ to no real, viene á ser sinσnimo de es­ munmente signos de lo que pasa en el pectro y de fantasma. Fantasma (voz corazσn; la campanada es una señal que griega cuya raíz designa claro, lumino­ llama al canσnigo á la iglesia. so, aparente), se toma en filosofía por Con los mudos y sordos se explica la imagen que le forma en la mente uno con signos; y se conviene en cierta cuando los objetos afectan nuestros sen­ señal para entenderse con los que es­ tidos. En el uso comϊn es una apariciσn tán lejos. (March.) fantástica, esto es, imaginaria, obra de la fantasía sin ninguna realidad. Aplí­ SILENCIOSO, TACITURNO.—Silencioso es case esta voz á todo objeto destituido de el que habla poco y con moderaciσn. realidad, y á todo pensamiento que ca­ Taciturno es el que habla poco y con rece de razσn. Espectro es unafiguraex­ repugnancia. Aquel puede serlo con­ traordinaria que vemos σ creemos ver; tra su genio, por prudencia, por interés, pero figura horrible, espantosa. Se dice por obligaciσn; este lo es siempre por de los objetos que se aparecen, y de las carácter, por hipocondría, σ por natu­ personas desfiguradas que no parecen ral inclinaciσn al silencio. humanas en su figura. El simulacro es la apariencia falaz de un objeto vano: Es el silencioso inϊtil en una sociedad fantasma es el objeto fantástico de una de gente divertida, porque contribuye vision extravagante: espectro es la figu­ poco por su parte á hacerla agradable; ra σ sombra de un objeto horrible y es­ pero el taciturno es mas que inϊtil, es pantoso. El simulacro nos engaρa; la gravoso, porque inspira desconfianza, σ SIN SIN ( 148 ) traordinario. Propiedades raras, cualida­ fantasma nos rodea; el espectro nos per­ des exclusivas, rasgos distintivos y ϊni­ sigue. (A. Oienfuegos.) cos forman lo singular; mientras que el mas σ el menos, el exceso ό el defecto, SINCERIDAD, FRANQUEZA.—El sincero no la grandeza y la pequenez en todos sen­ oculta la verdad; pero el hombre fran­ tidos, y bajo toda especie de medidas, co la dice secamente, desnuda, sin es­ caracterizan lo extraordinario. Lo sin­ tudio, sin reparo. gular excluye comparaciσn, lo extraor­ Si la verdad es desagradable, la sin­ dinario la supone. Se llama singular la ceridad disgusta, la franqueza ofende; ley que está sola en un título. Es sin­ porque aquella se combina fácilmente gular una lucha de hombre á hombre. con la atenciσn; pero ésta rara vez deja Es extraordinario en los juicios lo que de andar acompaρada de la impruden­ no sigue el método ordinario de enjui­ cia, y en muchos casos no está muy dis­ ciar. Llamábase tortura extraordinaria tante de la grosería. la que no se aplicaba sino en ciertos ca­ (L. de la Huerta.) sos. Un correo σ un embajador extraor­ dinario va encargado en un caso urgente SINCERO, INGENUO.— La sinceridad es de lo que en cualquier otro caso haría el una virtud del que aborrece la mentira. correo σ el embajador ordinario. Lo un­ La ingenuidad es una calidad del que no gular es una especie de novedad; lo ex­ sabe mentir. traordinario es una especie de extension El sincero lo es por reflexion, por de las cosas. La brϊjula tiene una pro­ honradez; el ingenuo lo es por genio, σ piedad que es singular; el vapor del por falta de malicia. agua hirviendo tiene una fuerza extraor­ Sacrifica á la verdad su interés el sin­ dinaria. Todo hombre que tiene un ca­ cero, porque aborrece la adulaciσn; el rácter propio, tiene necesariamente algo ingenuo, porque no la conoce. de singular; y todo el que tiene un ca­ (L. dιla Huerta.) rácter enérgico y fuerte, tiene algo de extraordinario. Un hombre que vive SINGULAR, EXTRAORDINARIO.—Hay algo solo parece singular; y uno que vivien­ de singular en lo extraordinario, y algo do entre las gentes no obra como todos, de extraordinario en lo singular, sea en parece extraordinario. Lo que es con­ buena σ en mala parte. Singular es el trario al uso se llama singular; lo que latino singulariSf solo, ϊnico, raro, dis­ es poco comϊn en el uso se llama ex­ tinto de los otros, sin concurrencia, sin traordinario. Lo singular y lo extraor­ paridad. Extraordinario es lo que está dinario varían de pueblo á pueblo, y fuera del orden, de la medida comϊn, aun de hombre á hombre. desusado. Lo singular no se parece á (A. Cienfuegos.) lo que existe, porque es de un género particular; mientras que lo extraordina­ rio sale de la esfera á que pertenece, es SINGULAR, PARTICULAR.—Ambos repre­ particular en su género. Lo singular sentan el individuo de una especie, pero no es del orden comϊn de las cosas, sino se distinguen en que singular le repre­ que, por decirlo así, forma clase apar­ senta como ϊnico y solo, sin relaciσn á te: lo extraordinario no está en el orden los demás individuos; particular le re­ corriente de las cosas, es una excepciσn presenta con relaciσn á ellos, como par­ de la regla. Hay algo de original en lo te de un todo compuesto de varios in­ singular, y algo de extremado en lo ex­ dividuos, entre los cuales se distingue. SOC ( 149 Cada uno de los hombres que existen, es un individuo particular de la especie humana. Si existiese un solo hombre, seria singular en su especie. Por eso decimos: todos y cada uno en particular, y no cada uno en angular, porque consideramos á cada uno como parte de un nϊmero, esto es, con rela­ ciσn á los demás individuos que com­ prende la voz todos. Es una cosa singular, esto es: no exis­ te otra como ella. Es una cosa parti­ cular, esto es: se distingue entre las de su clase. El fénix seria particular entre las aves, y singular en su especie. (I« de. la Huerta.) ESTADO.— Situaciσn indica comunmente algo accidental σ pasaje­ ro; estado, algo mas habitual σ perma­ nente. Situaciσn se usa generalmente con respecto á los negocios, la fortuna, & c ; estado para la salud. Así se dice pues: el estado de su salud le puso en situa­ ciσn bien apurada. La situaciσn en que me hallo es efecto de la pérdida de un pleito. Estado, no obstante, puede ser apli­ cado á entrambos casos en ciertas cir­ cunstancias; pero no así situaciσn. Se­ ria mal dicho: la situaciσn de mi salud no me permite salir de casa. SITUACIΣN, (March.) dos palabras designan un carácter propio para la so­ ciedad; pero difieren por otra parte tan­ to, que esta idea comϊn las hace con dificultad sinσnimos. El hombre sociable tiene las cualida­ des propias pava el bien de la sociedad: quiero decir, la dulzura de carácter, la humanidad, la franqueza sin aspereza, la complacencia sin adulaciσn, y sobre todo, el corazσn inclinado á la benefi­ SOCIABLE, AMABLE.—Estas ) SOL cencía; en una palabra, el hombre so­ ciable es el verdadero ciudadano. El hombre amable, dice Mr. Duelos, al menos aquel á quien se da en el dta este título, es muy indiferente al bien pϊblico; solícito en agradar en todas las concur­ rencias, adonde su gusto σ la casualidad le lleva, y dispuesto a sacrificar á ellas cada individuo, no ama á nadie, ni es amado de ninguno; agrada á todos, y muchas veces es menospreciado y bus­ cado por las mismas personas. Las conexiones particulares del hom­ bre sociable, son vínculos que le ligan mas y mas al estado: las del hombre amable no son mas que nuevas disipa­ ciones que disminuyen otro tanto los deberes esenciales. El hombre sociable inspira el deseo de vivir con él; del hom­ bre amable se desvia σ debe desviarse todo honrado ciudadano. (March.) dice socorrer en el peligro; ayudar en los apuros; asistir en los trabajos σ necesi­ dades. Socorrer proviene de un movi­ miento de generosidad; ayudar, de un sentimiento de humanidad; y asistir, de un sentimiento de compasiσn. Se va al socorro en el combate, se ayu­ da á llevar un peso; se asiste á los en­ fermos. SOCORRER, AYUDAR, ASISTIR.—Se (March.) SOLÍCITO, DILIGENTE.—El primero de es­ tos dos adjetivos explica la ocupaciσn del ánimo, el cuidado, el esmero que ponemos en el acierto, σ brevedad del negocio σ empresa, en que estamos em­ peρados σ interesados. El segundo ex­ plica la ocupaciσn material, los pasos, los medios que empleamos con activi­ dad para conseguir aquel fin. El pleiteante anda solicito, porque el procurador ο ,η ό β diligente. Del criado se exige, por la misma ra­ zσn, diligencia, y no solicitud. (L. d& la Buerta.) SOLILOQUIO, sos MONΣLOGO.—Estas ( 150 ) dos vo­ ces, latina la una y la otra griega, de­ signan el discurso de uno que habla solo. EL uso las ha distinguido apropiando al monσlogo una idea particular que le res­ tringe al teatro, considerándole como el soliloquio de una persona que, sola en la escena, habla solo con los espectadores. El soliloquio es una conversaciσn que tiene uno consigo mismo como si fuera con un tercero. El monσlogo es una es­ pecie de diálogo en que el personaje hace á un tiempo su papel y el de un confidente. La necesidad de deliberar y de controvertir el pro y el contra pro­ duce el soliloquio. El inconveniente de multiplicar los monσlogos ha hecho que se imagínenlos confidentes, papeles pe­ gados y ridiculos cuando no son nece­ sarios á la acciσn. (A. Cienfuegos.) S O R P R E N D E R , ENGAXAR.—Hacer caer en lo falso es la idea comϊn de estos dos verbos. Pero sorprender es hacer caer por maρa aprovechándose de la circunstan­ cia de que no atienden á lo verdadero. Engañar es hacer caer en lo falso con disfraz,dándole ciertaapariencia de ver­ dadero. Parece que sorprender indica mas par­ ticularmente alguna cosa que induce al espíritu á error. Engañar parece de­ cir meramente alguna cosa que hiere á la probidad σ la fidelidad. Es difícil que la religion de un prín­ cipe no sea sorprendida por uno ϊ otro de los partidos, cuando hay muchos en sus estados. Hay gentes á quienes la verdad es odiosa; es pues preciso enga­ ñarles para agradarles. (March.) SOSPECHA, R E C E L O . — S e sospecha el bien σ el mal; se recela el mal, y no el bien. Una mujer tiene sospecha de estar em­ barazada, y recelo de malparir. suc La sospecha supone reflexion; el re­ celo temor σ miedo. Un niρo no sospe­ cha nada, porque le falta la reflexion, que debe servir de fundamento á su sos­ pecha; pero recela, porque para esto le basta el miedo. Por la misma razσn, no se dice de un irracional que sospecha, y se dice que recela. (L. de la Huerta.) SUCIO, PUERCO, INMUNDO, DESASEADO. —Se dice que una cosa está sucia, cuan­ do no tiene el grado de limpieza que ne­ cesita, σ se desea que tenga, pudiendo no ser sucio lo que en este caso se opo­. ne á la limpieza. V. g.: este vaso está sacio de leche, esto es, no debe tener la leche que tiene, para que podamos decir que está limpio. Este vestido se despinta y ensucia las manos.—En am­ bos casos, ni la leche ni el color, son cosas sucias aunque ensucian. Otras ve­ ces se aplica el adjetivo sucio á lo que es demasiado susceptible de suciedad; por ejemplo, se dice que el raso blanco es una tela muy sucia, porque la menor cosa puede mancharla. Se llama puerco, lo que contiene su­ ciedad que ofende á nuestros sentidos. Lo inmundo y el sustantivo inmundi­ cia, suponen corrupciσn de materias de toda especie, que no solamente ofenden á los sentidos, sino que son contrarias á la salubridad. Así se dice las inmundi­ cias de la ciudad. El carro de las inmun­ dicias, y no las suciedades ni las por­ querνas. Desaseado, es el hombre que no prac­ tica las leyes de limpieza personal, ad­ mitidas entre la gente de buena educa­ ciσn. Pero este adjetivo nunca se usa en sentido moral, á diferencia de los otros tres que se aplican indistintamente á las cosas, á las personas, á las costumbres y á las inclinaciones. (O, de la Cortina.) SUG ( 151 es el acto de dormir. Ensueño es lo que nuestra iina­ srinacion nos hace ver σ sentir mientras dormimos; y esta es la misma acepciσn que tienen las voces latinas sornnus, ι insomnium, de donde se derivan las cas­ tellanas sueño, y ensueño. El sueño es necesario para la vida: los ensueños no son necesarios para nada, aunque suelen ser muy gratos cuando los produce el deseo. SUEÑO, ENSUEÑO.—Sueño (G. de la Coriina.) Sufrir, se dice de un modo absoluto: se sufre el mal de que uno no se venga. Soportar perte­ nece mas bien á los defectos persona­ les. Se soporta el mal humor délas per­ sonas que tratamos. La humildad cristiana hace sufrir los desprecios sin resentimiento. La bue­ na crianza y la urbanidad hacen soportar en la sociedad multitud de cosas que nos desagradan. Se sufre con paciencia: se soporta con mansedumbre.—(V. Sufrir, Tolerar.) S U F R I R , SOPORTAR.— (March.) diferencia de es­ tos dos verbos, considerados como si­ nσnimos, es que el primero tiene rela­ ciσn al esfuerzo físico, y el segundo al esfuerzo moral. Se sufren los dolores; se toleran los desprecios. También se usa figuradamente el ver­ bo sufrir en el sentido moral, y entonces supone una paciencia mas forzosa, to­ lerar una paciencia mas voluntaria. Un amo prudente tolera algunas ve­ ces las faltas de sus criados, haciéndose cargo de que estos tienen que sufrir á menudo sus vivezas, é impertinencias. — ( V . Tolerar, Consentir, Permitir.) SUFRIR, TOLERAR.—La (L. de la Huerta.) SUGESTIΣN, INSPIRACIΣN, INSINUACIΣN, INSTIGACIΣN, PERSUASION.—La suges­ ) SUP tion es un modo oculto σ disimulado, de inspirar á otro una idea que no tiene. La inspiraciσn es un medio insensible y penetrante de hacer que una persona conciba ciertos pensamientos 6 senti­ mientos que le parecen nacidos natural­ mente, y por sí solos, en su corazσn. La insinuaciσn es un modo sutil y as­ tuto de introducirse en el espíritu de una persona, y apoderarse de su volun­ tad sin que ella lo note. La instigaciσn es un modo estimulan­ te y efectivo de obligar á alguno á obrar contra su voluntad σ su gusto. La persuasion es obligar á otro á pen­ sar ϊ cbrar del mismo modo que noso­ tros, no obstante sus preocupaciones; pero valiéndonos para ello de discursos y razonamientos agradables y que mue­ ven el corazσn, mas bien que de las ra­ zones fuertes y de los argumentos que se necesitan para convencer. En la per­ suasion tiene mas parte la voluntad que el entendimiento. Se sugiere una idea: se inspira un afecto: se insinϊa, un adulador: un mal­ vado instiga: un hombre dulce y elo­ cuente persuade. (G. de la Cortina J significan pe­ dir un favor; pero el primero supone respeto, el segundo supone humildad. El que suplica pide, con justicia σ por gracia, lo que depende de la voluntad agena; el que ruega pide siempre por pura gracia, lo que depende de la hon­ dad de otro. Un pretendiente suplica; un pecador mega. S U P L I C A R , ROGAR.—Ambos [L. de la Huerta.) hipσtesis es una suposiciσn puramente ideal; la su­ posiciσn se toma por una proposiciσn σ verdadera σ declarada, ha, hipσtesis es precaria; la suposiciσn, voluntaria, sin fundamento. Se impugna σ combate SUPOSICIΣN, H I P Σ T E S I S . — L a TEM TAL ( 1 2 ) nocimientos, y aplicarlos á la direcciσn una hipσtesis, como insuficiente para dar y acierto de sus operaciones. Tiene inrazσn de las cosas; se niega una suposi­ genio el que está dotado de viveza y ciσn. Tσmase la hipσtesis por un con­ disposiciσn para hallar recursos y me­ junto de proposiciones σ de suposiciones dios que no se presentan á primera vis­ ligadas de manera que forman un siste­ ta, para conseguir un fin. ma. Hipσtesis no se usa sino en mate­ El artífice que construye un instru­ ria de ciencia; suposiciσn entra en la mento segϊn las reglas del arte que po­ conversaciσn comϊn. Los grandes mis­ see, y que, en fuerza de su estudio, y terios se aclaran por medio áehipótesis; de sus combinaciones y cálculos, le per­ las ideas particulares por suposiciones fecciona, tiene talento. Un curioso que sensibles σ manifiestas. Hipótesis solo inventa un instrumento por un puro tiene un sentido relativo á la explica­ efecto de su imaginaciσn, sin conoci­ ciσn de las cosas; suposición se toma en miento de las reglas y principios del una acepciσn moral y en mala parte, arte, tiene ingenio. significando cosa fingida σ inventada. Aquel aprende con facilidad lo que (March.) le enseρan, adquiere ideas con el estu­ dio, y sabe dar razσn de lo que apren­ SUSTO, ESPANTO.—Ambas voces explican de. Éste halla en sí mismo ideas, que una consternaciσn del ánimo ocupado no ha debido al estudio, y muchas ve­ de pronto por un objeto σ accidente im­ ces no puede dar razσn de lo que sabe. previsto. La diferencia que hay entre (L. de la Huerta.) ellas es, que el susto es análogo al mie­ do; el espanto al horror σ á la admira­ TEMPORAL, CONTRATIEMPO, TEMPESTAD, ciσn. BORRASCA, HURACÁN, TRONADA, &c. Un sueρo horroroso espanta á un hom­ — Temporal es el estado de la atmσsfe­ bre que no tiene miedo. Un pequeρo ra con respecto á nosotros, y puede ser ruido asusta de noche á un cobarde. bueno σ malo, contrario σ favorable. La La inesperada explosion de una mina tempestad es un trastorno aparente de la volada, puede espantar á un soldado, el naturaleza, que por lo mismo se llama cual se avergonzará de decir que se también contratiempo; pero esta ϊltima asustó, porque este efecto supondría voz es mas general, y se aplica á cual­ miedo. quier otra adversidad σ trastorno de la (L. de la Huerta.) vida. Τ En una tempestad completa se cubre la atmσsfera de nubes, se mueven vien­ TALENTO, INGENIO.—La voz talento, en tos recios con truenos y relámpagos, se el sentido en que se mira como sinσni­ alborotan las olas y las crecientes del mo de la voz ingenio, recae sobre la fa­ mar; enfin,vemos varios fenσmenos en cultad intelectual de que está adorna­ uno solo. do un hombre, y de que usa para el ar­ Segϊn consideramos mas particular­ reglo de sus acciones y palabras, para mente uno ϊ otro de estos fenσmenos, la exactitud de sus raciocinios, y fun­ toma la tempestad diversos nombres. Se damento de sus opiniones. Ingenio es llama borrasca con relaciσn al alboroto la facultad con que el alma percibe y del mar, y por extension, cuando se discurre sutilmente. considera el daρo causado en los cam­ Tiene talento el que se halla con lu­ pos por las inundaciones y demás. Se ces y disposiciσn para aumentar sus co­ TEN ( 153 ) TEO llama huracán con relaciσn á los vien­ para el primero, y acaso delicioso para tos: tronada con relaciσn á los truenos; el segundo. y con relaciσn á otros fenσmenos toma Lo mismo sucede en el sentido me­ los diversos nombres de pedrea, granitafσrico: se llaman obscuras las proposi­ zo, nevada, fyc. ciones difíciles de entender; pero nadie Cuando no se considera particular­ llamará obscura una oraciσn en una len­ mente ninguno de esos fenσmenos, ose gua que le sea desconocida. consideran varios á un tiempo, conser­ (Jonama.) va su nombre genérico de tempestad, y lo mismo cuando se considera particu­ 'f BΣRICA, ESPECULATIVA.—Lo que cons­ larmente la gran lluvia por mirarse ésta tituye la significaciσn de estas dos vo­ como inseparable de la tempestad. ces, es su oposiciσn á practica; pera {Jonama.) TENEBROSO, OBSCURO.—El hábito de ver la idea de las tinieblas asociada casi siempre con la idea del miedo, y acaso la semejanza de sonido de las voces ter­ ror, temblor, & c , con la palabra tenebroso, ha hecho creer á algunos que no podia haber tinieblas sin terror, y que de consiguiente un lugar tenebroso nece­ sariamente había de ser terrible y pa­ voroso. Sin embargo el análisis nos enseρa que ni las tinieblas son necesarias para el terror, ni este es una propiedad ab­ soluta de las tinieblas. Cuando Moisés nos dice que las tinieblas cubrían la faz del universo, creo que presenta una idea muy sublime, pero nada terrible; al con­ trario, muy apacible, muy tranquila, y de un género semejante á la del vacuo y á la de la nada· La escasa luz del in­ fierno es para nosotros una idea mucho mas terrible que las tinieblas del limbo. Yo creo que tinieblas significa la to­ tal carencia de luz; esto es, la obscuridad absoluta independiente de toda otra cualidad. Así en un lugar puede haber mas σ menos obscuridad; pero no mas σ menos tinieblas, porque la nada no está sujeta á cantidad. Por la misma razσn un lugar será igualmente tenebroso para un hombre tímido y preocupado que para un hombre osado y sin miedo; sin embargo, el mismo lugar será terrible cada una representa esta oposiciσn de un modo diferente. Todo estudio σ conocimiento sobre materia que no tiene relaciσn alguna con la práctica, es especulativa. El conoci­ miento de las reglas de un arte, σ ejer­ cicio práctico, es la teórica. La especulativa pertenece á los cono­ cimientos puramente intelectuales, cuyo estudio no se dirige á alguna operaciσn material. La teórica pertenece á los co­ nocimientos adquiridos, y no practica­ dos, cuyo estudio se dirige á operacio­ nes materiales. El estudio de la historia es especulativo. Un oficial que ha aprendido la táctica en su gabinete, y no ha estado en la guerra, no sabe mas que la teórica de su profesiσn. La geometría se llama especulativaf cuando se ocupa, de un modo abstracto, en la demostraciσn de sus verdades; por­ que aquella voz representa un estudio puramente intelectual, pues ni aun con­ sidera materiales los puntos, medidas y stiperficies que sujeta á sus cálculos. Pero cuando la geometría se ocupa en la aplicaciσn de sus verdades á las ope­ raciones que sirven para las medidas de los cuerpos y distancias, se llama practica, porque representa un estudio que se dirige á operaciones materiales. El que, por mera curiosidad, estudia estas dos partes de la geometría, será 20 TIE ( 154 ) TIP especulativo en la primera, y teσrico en mismo que ahora; pero ?nundoy orbe eran la segunda. sinσnimos entre sí, y al mismo tiempo (L·. de la Huerta.) lo eran unas veces de tierra, y otras de universo. TÉRMINO, FIN.— Tιrmino es elfin de al­ guna cosa material σ inmaterial, y en Hoy dia cada una de estas voces tie­ este su sentido recto, es sinσnimo de fin. ne un sentido sumamente distinto. El fin se refiere á la cosa que cesa: el Tierra es el globo σ planeta en que tιrmino á la cosa que se completa. Aquel habitamos. Mundo es el conjunto del no supone, como éste, una extension sol y de los planetas que lo rodean. Orbe determinada del tiempo, σ del espacio. es el espacio que ocupa el mundo. UniLa muerte es el fin de la vida del verso es todo lo que existe, y segϊn se hombre, porque cesa de vivir: es el tιr­ puede creer, está formado de una infi­ mino de ella, porque con él se comple­ nidad de mundos. ta la medida que la Omnipotencia ha Los planetas ruedan por el orbe: na seρalado á la duraciσn de su vida. ruedan por el mundo, sino que son par­ (L. de la Huerta.) te del mismo mundo. Σrbita se ha lla­ mado el espacio que abraza un planeta TIERNO, BLANDO.— Tierno, es lo blando, al rededor del sol, σ un satélite al rede­ delicado, flexible y fácil à cualquiera exdor de su planeta; de modo que el con­ traña impresión. Y como estas circuns­ junto de todas las σrbitas es lo que com­ tancias constituyen también la calidad pone el orbe. de blando, parece que se deben mirar (Jonama.) estas voces como sinσnimas. T I P O , MODELO.— Tipo es una voz griega Para distinguir la significaciσn de es­ que designa propiamente rastro, vesti­ tas dos voces, me parece que deberá de­ gio, huella, y por una consecuencia na­ cirse que tierno es lo que se corta σ rom­ tural figura, forma, imagen. Esta voz pe fácilmente; blando lo que cede fácil­ viene del Oriente, y su raiz designa la mente al tacto. acciσn de herir, de estampar, y por una Una oblea es blanda cuando está hϊ­ consecuencia natural la de imprimir. meda, y tierna cuando está seca. Así es que por esta razσn se ha llama­ El pan es blando cuando entra en el do la imprenta tipografía. De esta mis­ horno, y tierno cuando sale de él. ma raiz tip tap, nasalada, se ha hecho (L· de la Huerta,) estampa y estampar. Modelo viene del TIERRA, MUNDO, ORBE, UNIVERSO.—El latino modus, medida, regla, manera; y sentido de las voces varía conforme el es lo que sirve de regla para alguna cosa, estado de los conocimientos, y mientras las proporciones adaptadas á las cosas, haya confusion en las ideas, la habrá el objeto que se trata de imitar. Así se también en las voces que deben repre­ dice un modelo de escultura, de pintu­ sentarlas. Si esto fuese cierto, nuestros ra, &c. El tipo lleva la huella, la im­ autores del siglo XVI no serian los me­ presiσn del objeto: el modelo dala regla. jores maestros de propiedad castellana. El tipo representa los objetos tales co­ Las voces que forman el asunto de mo son á la vista: el modelo dice como este artículo tenían antiguamente una deben ser los objetos. El tipo es fiel, acepciσn distinta de la que tienen des­ porque es tal cual es la cosa: el modelo de que se ha hecho general el sistema es buenc, y se deben hacer conforme copérnico. Es verdad que tierra y uniá él las ob....s. Se sacan copias del tipo verso significaban lo mismo, σ casi lo por impresiσn, y del modelo por imita­ TOC ( 155 ) TOC don. El impresor σ tipσgrafo usa de ti­ TOCAR, TENTAR, PALPAR.— Ademas de pos en su trabajo; el escultor y el pin­ lo que acerca de estas voces dice Jona­ tor trabajan por modelos. Segϊn Platon, ma, y para mayor aclaraciσn de sus doc­ las ideas son los tipos de todo lo cria­ trinas, debemos atender al uso tan va­ do; pero son tales en cuanto represen­ riado que hacemos de estas voces en sentido figurado, porque las dos prime­ tan las cosas aun antes de quesean: mas ras son de las mas expresivas que tiene son modelos si se atiende a que por ellas han de hacerse las cosas. Tipo no anun­ la lengua castellana. Decimos—"eso cia sino la verdad de la figura, sin in­ no me toca," en vez de "no me perte­ cluir la idea de regla σ de modelo. Así nece.''''—"No toque vd. esa materia," en es que se llaman tipos las figuras simbσ­ lugar de "no hable vd. de ella."—"Dios licas que no tienen otra relaciσn con el le tocσ el corazσn," en vez de "lo con­ moviσ σ estimulσ."—" Tocan tres pesos objeto figurado sino una especie de se­ á cada uno σ toca á razσn de tres pesos mejanza, y que lejos de . τ modelos, no son sino signos muy interfectos y de á cada uno," en lugar de "cada uno una instituciσn particular. El Cordero debe recibir tres pesos."—"En la lote­ Pascual es el tipo de Jesucristo; el maná ría me tocσ el nϊmero 60," esto es, "me cayσ en suerte."—Hablando de un pa­ lo es de la Eucaristía, Estos tipos son meramente símbolos. riente decimos "me toca muy de cer­ (A. Cienfuegos.) ca," lo cual significa "tiene conmigo parentesco muy cercano." — De todo TOCAR, TENTAR, PALPAR.—Tocar es sim­ esto se deduce que Jonama no solamen­ plemente la situaciσn de una cosa que te no determinσ con exactitud la signifi­ está contigua á otra: tentar y palpar caciσn de tocar, sino que incurriσ en una indican la acciσn determinada del que contradicciσn, porque este verbo, ade­ toca. Las hojas de un libro se están to­ mas de expresar simplemente la situa­ cando unas á otras; pero no se tientan ni ciσn de una cosa que esta contigua â otra^ se palpan. como dice aquel autor, indica princi­ La diferencia de tentar á palpar es palmente el acto de llegar una cosa á que el primero se dirige á averiguar las otra poniéndose en contacto inmediato cualidades de un cuerpo: el segundo á con ella, aunque ligeramente y sin es­ producir una sensaciσn en nosotros por fuerzo: y por eso decimos, "no le toques medio de la mayor σ menor resistencia. ni un pelo de la cabeza,"—"Su cabeza Se toca la almohada estando sobre tocaba al techo, &c." El mismo Jona­ ella: se tienta para ver si tiene algo que ma prueba esta doctrina con el ejemplo pueda lastimar: se palpa para percibir de las hojas de un libro; si se están tosu blandura. En la obscuridad se va ten­ cando, es porque la una llega á la otra, tando para no tropezar: se toca y se pal­ y todas están en contacto inmediato. pa todo lo que se encuentra. Tentamos una cosa para asegurarnos Los instrumentos mϊsicos se tocan: de su existencia; la palpamos para saber se tienta la disposiciσn de los ánimos an­ cσmo es: por eso, si estamos ciegos, σ tes de entablar un negocio: se palpan sus en la obscuridad, como dice Jonama, vainconvenientes. Lo evidente se llama mos tentando para no tropezar, y tocapalpable; es decir, que puede sujetarse mos y palpamos todo lo que vamos en­ al sentido que se mira como menos en­ contrando. En sentido figurado utentagaρoso: se puede tocar de modo que se mos el ánimo, la fortaleza, la constan­ sienta. cia de alguno," esto es, "investigamos iJanama.) TOL ( n la existencia de su voluntad, de su cons­ tancia, &c." para cerciorarnos de ella. Nos tienta, nos instiga, nos estimula, σ nos excita un deseo; si lo satisfacemos, "hemos caído en la tentaciσn."—uPal­ pamos los inconvenientes de una cosa" porque sabemos cuáles, cuántos y de qué manera son, y llamamos palpable á lo que es evidente, no, como dice Jo­ nama, porque podemos sujetarlo al senti­ do que se mira como menos engañoso, y tocarlo de modo que se sienta, sino por­ que podemos conocer bien todas sus cualidades y todos sus accidentes. En lenguaje tecnolσgico llamamos tentáculos á los miembros que da la naturaleza á ciertos animales ciegos, para que pue­ dan tentar el terreno por donde andan, y los objetos que los rodean; y llama­ mos palpos á los míembrecillos articu­ lados que tienen casi todos los insectos, para examinar y reconocer bien lo que les conviene. Para tocar no son necesarias las ma­ nos, pues podemos hacerlo con todo el cuerpo, σ con cualquiera parte de él: para tentar necesitamos en rigor, no de los dedos particularmente sino de la mano, que es en nosotros el tentáculo natural: para palpar, necesitamos preci­ samente de los dedos, que son nuestros verdaderos palpos, indispensables para cerciorarnos de los mas pequeρos acci­ dentes de las cosas. En sentido físico, la acciσn de tocar, y en sentido moral la de tentar, pueden ser independientes de la voluntad; á di­ ferencia de palpar, que expresa una ac­ ciσn no solamente voluntaria, sino re­ flexiva. (G. de la Cortina.) TOLERAR, CONSENTIR, P E R M I T I R . — Se tolera el mal, σ el abuso, haciendo que se ignora su existencia, σ su malicia; se consiente, condescendiendo pasiva­ mente, no prohibiendo lo que conoci­ damente se tiene por malo; se permite ) TOM condescendiendo activamente, dando un consentimiento abierto que lo autoriza. Muchas veces es forzoso tolerar al­ gunos males inevitables en la sociedad, pero no se debe hacer de modo, que el pϊblico conozca que se consienten, y mucho menos que crea que se permiten, porque la tolerancia representa una ig­ norancia artificial, σ una razσn poderosa que tácitamente desaprueba el mal ine­ vitable; pero el consentimiento !e. aprue­ ba indirectamente, y el permiso le auto­ riza con toda formalidad.—(V. Sufrir, Tolerar. ) (L. de la Huerta.) toleran las cosas cuando conociéndolas y teniendo uno por su parte el poder no se impiden. Se sufren cuando uno no se opone á ellas, haciendo como que se ignoran σ como que no se pueden impe­ dir. Se permiten cuando se les autoriza por un consentimiento formal. Tolerar y sufrir no se dice sino de las cosas malas σ que se tienen por tales. Permitir, se dice tanto por el bien como por el mal. Los magistrados se ven á veces obli­ gados á tolerar ciertos males, por temor de que sucedan otros mayores. Es pru­ dente á veces sufrir abusos en la disci­ plina de la Iglesia, antes que romper su unidad. Las leyes humanas jamas pue­ den permitir loque las divinas prohiben: pero prohiben á veces lo que estas permiten.—(V. Sufrir, Tolerar.) TOLERAR, SUFRIR, PERMITIR.—Se (March.) es la acciσn formal con que aceptamos σ adquirimos lo que se nos da. Tomar es la acciσn material con que nos apoderamos de una cosa. Se recibe del amigo el regalo que nos envia, y se toma materialmente del cria­ do que lo trae. También hay otra diferencia entre es­ TOMAR, RECIBIR.—Recibir TRA ( ) tos dos verbos; y es, que para tomar, basta la voluntad y acciσn del que toma; pero para recibir no basta la acciσn y voluntad del que recibe, porque se nece­ sita también que concurra la voluntad y acciσn del que da. No puedo recibir lo que no me dan, pero puedo tomarlo: y así, el que hurta, toma, no recibe. (L.de la Huerta.) T O N T O , N E C I O , IGNORANTE, MENTECATO, IMBÉCIL·.—El tonto carece de entendi­ miento. El necio carece de ideas, como lo in­ dica la etimología de esta voz nescire, no saber. El ignorante carece de instrucciσn. El mentecato carece de imaginaciσn y discernimiento. El imbιcil carece de razσn. Es muy fácil engaρar á un tonto; no lo es convencer á un necio: es inϊtil dis­ putar con un ignorante: imposible disua­ dir al mentecato: y muy fácil persuadir al imbιcil. En el tonto y en el imbιcil hay vicio de carácter: en el necio, en el ignorante y en el mentecato hay vicio de carácter, de educaciσn y de voluntad. (G. dιla Cortina.) ) TRA co que pasa sin alteraciσn de una len­ gua á otra; las expresiones σ los modos de decir se mudan en otros, v. g., las expresiones latinas en expresiones cas­ tellanas, y esto es precisamente lo que hace la traducciσn. La version, por el contrario, expresa la mudanza de las palabras, conservan­ do las expresiones σ modos de decir, y por esta razσn, hablando de la Biblia, en la cual se respetan las expresiones σ modos de decir, decimos u la version de los Setenta," "la version caldea, siria­ ca" &c. Si queremos trasladar al castellano el proverbio latino sepulchrum dealbatum v. g. podremos hacerlo por medio de la traducciσn diciendo—"hermosura en­ gañosa." Si queremos trasladarlo por medio de la version, diremos, sepulcro blanqueado. En el primer caso, hemos conserva­ do la idea σ el pensamiento, pero hemos mudado el modo de expresarlo: esto es, hemos hecho una traducciσn. En el segundo, hemos conservado el modo de expresar el mismo pensamien­ to, y solamente sustituimos á las pala­ bras latinas, las que les corresponden en castellano: esto es, hemos hecho una version, (G. dιla Cortina.) TRADUCCIΣN, VERSION.—Paréceme que todo lo que dice Jonama, no muy cla­ ramente, para explicar la diferencia que hay entre trasladar, vertir y traducir, puede reducirse á estas ligerísimas ob­ servaciones.— Trasladar es voz genérica, y signifi­ ca pasar de una lengua á otra. Pero hay dos modos de trasladar·, σ por me­ dio de la traducciσn σ por medio de la versiσn. La traducciσn es la interpretaciσn de los pensamientos; la version es la inter­ pretaciσn de las palabras. El pensamiento σ el sentido es lo ϊni­ T R A M A , CONSPIRACIΣN, C O N J U R A C I Σ N . — Trama es el convenio clandestino de al­ gunas personas unidas σ coligadas para abatir σ destruir por algϊn golpe tan efi­ caz como impensado lo que les causa disgusto, envidia, sombra ϊ obstáculo. La idea dominante de la trama es la de una empresa complicada, solapada, sor­ da, formada á hurtadillas por dos σ mu­ chas personas. La conspiraciσn es la inteligencia se­ creta, sorda, y disimulada de gentes unidas por unos mismos sentimientos y opiniones, para deshacerse σ libertarse TR A ( 158 ) TRA conspiraciones. Los desσrdenes pϊbli­ por medio de un gran golpe, de ciertos cos, la pasiσn desenfrenada á la domi­ personajes, σ de ciertas corporaciones naciσn σ la independencia, el fanatis­ respetables y de influencia por su po­ mo de libertad y otros diversos géneros der, &c. en el estado, y mudar la faz de de fanatismo, el temor á las leyes y sus las cosas, σ á veces también para perju­ abusos; todo lo que propende á la re­ dicar á particulares. Su idea natural y voluciσn inspiran las conjuraciones: este principal es, pues, la de un proyecto fué el papel de Catilina. formado en el silencio y las tinieblas, {March.) por algunas personas que animadas de una misma pasiσn se dirigen juntas á un TRANÜUILIDAD, PAZ, CALMA.—Estas pa­ mismo fin. labras, ya sea que se apliquen al alma, La conjuraciσn es la asociaciσn σ mas ya á la repϊblica, ya á cualquiera socie­ bien la confederaciσn ligada y cimenta­ dad particular, expresan igualmente una da entre ciudadanos σ subditos podero­ situaciσn determinada de turbulencia y sos σ armados, para hacer una revolu­ de agitaciσn; pero la de tranquilidad no ciσn memorable en el estado, acome­ se refiere precisamente sino á la situa­ tiendo empresas ruidosas y violentas. ciσn, en sí misma, y en el tiempo pre­ La idea natural y dominante de la con­ sente, independientemente de toda re­ juraciσn, es la de una conexiσn, un en­ laciσn; la palabra paz mira esta relaciσn lace estrechado por los compromisos con referencia al exterior y á los ene­ mas fuertes para una empresa impor­ migos que podrían causar alteraciσn de tante. ella; la palabra calma la mira con rela­ La trama se reduce á algunas perso­ nas, y aun á dos de ellas: cuanto mas se comunica el intento, mas se vende σ expone á descubrirse. La conspiraciσn por la naturaleza de sus empresas, re­ quiere una liga y mucha mas gente que la trama. La conjuraciσn, reducida en un principio, como una simple conspi­ raciσn, á cierto nϊmero de conjurados, se ve forzada á llamar en su socorro y comunicar su secreto á una multitud de conjurados necesarios para grandes y peligrosas empresas; de manera que cuanto mas temible se hace por el nϊ­ mero, tanto mas tiene que temerse á sí misma; de aquí es que la suerte comϊn de las conjuraciones es la de ser descu­ biertas. Los genios inquietos, envidiosos, dís­ colos, revoltosos y zizaρeros, ambicio­ sos, malignos y perversos, forman las tramas. Los hombres malintencionados, descontentos, malhechores, malos ciu­ dadanos, subditos incorregibles, forman ciσn al acontecimiento, ya sea pasado σ futuro; de suerte, que la designa como subsiguiente á la situaciσn agitada, σ como precediéndola. Se tiene la tranquilidad en sí mismo, la paz con los demás, y la calma des­ pués de la agitaciσn. Las gentes inquietas no tienen tran­ quilidad en lo interior de su casa. Los quimeristas pocas veces están en paz con sus vecinos. Cuanto mas tumul­ tuosa ha sido la pasiσn, tanto mas se aprecia la calma. Para conservar la tranquilidad del es­ tado es preciso hacer respetar la auto­ ridad sin abusar del poder. Para man­ tener lapas es menester estar en dispo­ siciσn de hacer la guerra. No se res­ tablece la calma con la debilidad en un pueblo sublevado. (March.) prime­ ro es un verbo de movimiento, que solo supone el paso á un paraje determina­ TRANSFERIR, TRANSPORTAR.—El TRA ( 159 ) TRI do; el segundo supone una acciσn mate­ menos de los pormenores del estilo, se» rial, que acompaρa á este paso. gun sea la obra; para lo cual se requiere El rey se transfiere maρana á Aran­ crítica y buen gusto. juez, y hoy se transportan á aquel sitio De la Biblia se han hecho versiones, varios muebles de la tapicería. Los na­ porque así lo pedia la delicadeza del vios transportan, no transfieren las mer­ asunto. Las obras elementales deben caderías; porque la acciσn que se quiere traducirse literalmente, es decir,aproxi­ representar, es la material de traerlas σ mándose cuanto sea posible á una ver­ llevarlas dentro del navio de un puerto sion. Solo las obras del ingenio pueden á otro, y no puramente la mudanza for­ alguna vez traducirse libremente; y esto mal de lugar. porque de otro modo no es fácil conser­ De aquí es, que transferir solo se dice varles todas las bellezas que constitu­ con propiedad de las personas, sin rela­ yen su mérito, y sin las cuales se per­ ciσn á su peso, ni volumen; y transpor­ día la idea principal. (Jonama.) tar de los cuerpos, con relaciσn á su volumen y peso. Se transporta el oro T R E N , EQUIPAJE.—El tren se refiere á la de América. Se transfiere allá un virey. comitiva, y el equipaje al servicio. A no ser que la persona se considere Se dice un gran tren y un bello equi­ precisamente solo con relaciσn á su peso paje. σ volumen, como cualquier otro cuerpo, Solo á los príncipes corresponde te­ y á la acciσn agena que le lleva de un ner trenes numerosos, y soberbio equi­ paraje á otro; porque en tal caso se paje. usa, por el mismo principio, del verbo (Marckj transportar. Quedσ sin sentido en me­ dio de la calle, y le transportaron en una TRISTE, MELANCΣLICO, SOMBRÍO.—Una escalera, en una silla. pena,una aflicciσn, una desgracia, cual­ quiera causa que oprime nuestro cora­ (L. de la Huerta.) zσn nos pone tristes. Pero tanto la tris­ TRASLADAR, VERTIR, TRADUCIR.—El teza como su contraria la alegrνa, indi­ trasladar σ transportar de un lenguaje can un estado de duraciσn determinada, á otro, como de prosa á verso, de fran­ producido por causas externas que co­ cés á castellano & c , es lo que se llama nocemos y podemos explicar. vertir σ traducir; y aunque no faltan au­ El melancσlicolo es muchas veces por tores que hayan usado en este sentido carácter, σ porque cualquiera causa hace el mismo trasladar, sin embargo, es ex­ en su corazσn una impresiσn tan pro­ presiσn tan impropia, como lo seria de­ funda, que siempre lo mantiene en un cir yo introduzco en lugar de yo ceno, estado continuo de languidez, de triste­ σ llamar á Catσn excelente animal, solo za silenciosa, y aun de abatimiento físi­ porque hombre es animal, y cenar es co y moral. Él mismo ignorará muchas introducir comida. veces la causa de su melancolνa. Por esta razσn nos valemos del adjeti­ Trasladar el sentido literal σ grama­ vo triste para denotar lo que afecta á so­ tical es lo que se llama vertir: traducir los los sentidos, y llamamos melancσlico es trasladar el verdadero pensamiento á lo que profundiza mas en nuestra alma. y espíritu del autor. El que vierte debe —Cuando decimos—esta ciudades muy conservar el mismo orden de ideas, las triste—esta naciσn es melancσlica, apli­ mismas figuras, las mismas alusiones: camos el adjetivo triste á lo exterior y el que traduce puede separarse mas σ TUM TRI ( lí ) á los accidentes materiales de la ciudad, T R I S T E Z A , AFLICCIΣN. — La tristeza es, una situaciσn continuada del ánimo ocu­ y el adjetivo melancσlico al carácter, σ pado con alguna pena σ disgusto. La por mejor decir, al estado del alma de aflicciσn es la situaciσn del ánimo en lo aquellos hombres.—"La tristeza que le mas fuerte del dolor. causσ la muerte de su amigo, degenerσ El infeliz ocupado continuamente de en una profunda melancolνa." En este su desgracia, está triste. Una buena ma­ ejemplo se ve indicada la duraciσn de dre se aflige siempre que se acuerda de ambos efectos.—Si decimos que un niρo la temprana pérdida de un hijo. está triste, damos á entender que expe­ rimenta una sensaciσn pasajera, comϊn El efecto que causa en el primer mo­ á todos los niρos; pero si decimos que vimiento la pérdida de un padre amado, está melancσlico, nuestra imaginaciσn es afliccion;L· situaciσn desagradable en nos presenta la idea del alma, y trata­ que queda después el ánimo por algϊn mos de buscar la causa, que en otras tiempo, es tristeza. De aquí es, que hay circunstancias hubiéramos despreciado. genios naturalmente tristes, y no natu­ ralmente afligidos; porque esta expre­ La tristeza siempre es desagradable: siσn explica una situaciσn continuada la melancolνa, tiene sus atractivos y sus del ánimo, no un efecto actual de la vi­ goces. veza del dolor. El adjetivo sombrνo, aplicado á las per­ sonas, es una de las palabras mas enér­ o­icas y significativas de la lengua cas­ tellana. El hombre sombrνo ya no es triste, ya no es melancσlico, ya no es sus­ ceptible como éstos, de consuelo ni de sensaciones agradables, ni de pasiones suaves. Las suyas son violentas, tu­ multuosas, funestas; y si consigue re­ concentrarlas en su corazσn, no puede impedir que su semblante manifieste la violencia continua que le cuesta este es­ fuerzo. Huye de los hombres, porque le entristece el bien ageno, y busca la so­ ledad y las sombras porque convienen al estado de su espíritu. La tristeza lleva siempre consigo la idea de una causa pasajera. La melancolνa, indica un carácter apa­ cible, σ á lo menos un estado de resig­ naciσn adquirida por convencimiento, σ por necesidad. Nos causa placer proporcionar algϊn consuelo al triste y al melancσlico; pero todos huimos del hombre sombrνo. Esta palabra trae á nuestra imaginaciσn la idea del crimen y de los remordimien­ tos de una conciencia agitada. (G. de la Cortina.) (L. de la Huerta.) tristeza es comunmente una consecuencia de gran­ des aflicciones. La melancolνa un efec­ to del temperamento. Una mala nueva nos pondrá tristes. Una indisposiciσn del cuerpo nos pon­ drá melancσlicos. El corazσn está do­ minado de la tristeza, cuando el hombre por un efecto de sensibilidad se deja apoderar de ella enteramente. La sangre se altera con la melancolνa cuando el hombre no procura distraerse ni divertirse. T R I S T E Z A , MELANCOLÍA.—La (March.) T R I U N F A R , VENCER.—Triunfar es vencer con gloria. Un general, que gana una batalla con­ tra un enemigo débil, vence, no triunfa. (L. de la Huerta.) T U M B A , TΪMULO, SEPULCRO, SEPULTURA. —Tumba es el latino tumbus, y su tu­ mulus es nuestro tϊmulo. Ambas voces llevan en sí la idea de elevaciσn; pero el tϊmulo es mas alto que la tumba. Esta es propiamente la loga que cubre el hoyo que encierra los huesos, σ que contiene UNA TUM ( 161 ) pulcro. Vamos á orar y á llorar sobre las cenizas de los muertos. En su orí­ las sepulturas; vamos á ver la nada de gen sirviσ para que se grabasen en ella la vida, del mundo y del ser en los se­ las inscripciones, epitafios, σ los símbo­ pulcros. El lugar destinado para reci­ los de la dignidad, profesiσn, edad, &c, bir nuestros cadáveres es sepultura; todo del difunto. Asi en rigor la tumba es la lo que nos abisma para siempre es se­ piedra sepulcral; pero después se ha to­ pulcro, como llamamos al amor y á los mado por un sepulcro de piedra. El tϊ­ monstruos devoradores. La sepultura mulo es una especie de edificio ϊ obra conserva siempre su carácter religioso, del arte erigido en honor de los muer­ que no necesita el sepulcro. La tierra tos para consagrar é ilustrar su memo­ es sepultura del hombre solo, y sepul­ ria por el elogio de su vida, por emble­ cro de todas las cosas, como dice Lu­ mas, alegorías, y por cuantos medios crecio. Entre las sepulturas, unas son pueden inmortalizar la virtud. Así la comunes y sencillas, y otras particula­ tumba es humilde, sencilla, modesta, res y honrosas; pero el sepulcro borra to­ comparada con el tϊmulo: todas las in­ das estas diferencias. En el sentido pro­ signias posibles de honor adornan y real­ pio y riguroso, en medio de las sepul­ zan el tϊmulo: se derraman algunas flo­ turas destinadas para encerrar los muer­ res sobre la tumba; expresiσn metafσri­ tos, la tumba cierra los sepulcros parti­ ca tomada del uso de los antiguos de ir culares, y conserva las cenizas y aun á echar todos los aρos en la tumba de la memoria de los muertos. El tϊmu­ sus parientes flores, con especialidad lo mas elevado realza la memoria y la rosas, símbolo de la brevedad de la vida. gloria de los muertos que sobresalieron Lloramos sobre la tumba, y admiramos en otro tiempo por algϊn motivo, pero el tϊmulo σ su vanidad. Hollamos la que hoy están abatidos y confundidos tumba; pero el tϊmulo descuella sobre en el fondo del sepulcro por el destino nuestras cabezas. Aquella está desti­ comϊn á todos los mortales. nada para memoria, éste para gloria. (A. Cienfuegos.) Sepulcro y sepultura se distinguen de tumba y de tϊmulo por la idea contraria u á la elevaciσn. La sepultura es el lugar en que los cuerpos muertos están en­ UNÁNIME, ACORDE, CONFORME.— Unácerrados en la tierra. El sepulcro es un nime, representa una misma voluntad: lugar en que están encerrados también, acorde, una misma opinion: conforme, pero mas hondamente, en un hoyo pro­ una misma decision. fundo. La idea de la sepultura no es tan Si los ministros de un tribunal están tétrica como la del sepulcro» La sepul­ unánimes en la intenciσn de hacer justi­ tura es el lugar destinado σ consagrado cia, y dar á cada uno su derecho; pue­ para hacer las exequias de los muertos den no estar acordes en las razones que con todas las ceremonias religiosas de asisten á cada una de las partes, segϊn inhumaciσn, volviendo á la tierra los el modo con que cada uno de ellos las cuerpos que salieron de la tierra. El percibe; pero para dar la sentencia bas­ sepulcro es la huesa, el pozo que recibe, ta que estén conformes, σ por haber adop­ traga y consume los cuerpos, la» ceni­ tado al fin el mismo parecer, σ por ha­ zas, los despojos de los muertos, redu­ ber adherido los unos al de los otros ciéndolos á la nada de que salieron. So­ por condescendencia, σ por ceder á la mos enterrados, inhumados en la sepul­ pluralidad. tura, y sepultados, aniquilados en el se­ Por eso, cuando se retarda una deci­ 21 USO ( 162 sion, no se dice, aun no están unánimes; porque de lo que se trata es, de que es­ tén todos, σ igualmente persuadidos, esto es, que estén acordes, σ mutuamen­ te convenidos, esto es, que estén conformes, para proceder después sin sepa­ rarse ninguno del parecer de los demás. (L.dela Huerta.) ) UTI A veces conviene mas acomodarse á un mal uso, que seρalarse uno aun en alguna cosa que no sea mala sino buena. Hay muchos que siguen la costumbre en el modo de pensar, como en el ceremo­ nial: solo se atienen á lo que sus padres σ nodrizas pensaron antes que ellos.— (V. Costumbre, Hábito.) (March.) única la cosa que es singular, rara σ excelente en su espe­ cie. Sola cuando no tiene compaρera. Un hijo de familia que no haya teni­ do ningϊn hermano es único. El hombre que no tiene quien le am­ pare, socorra, alivie σ conduele en sus necesidades σ aflicciones, es solo. ΪNICO, SOLO.—Es (March.) Urdir es disponer los hilos para hacer una tela. Tramar es pasar los hilos por entre los hilos. En el sentido propio no se confunden estas voces, pero sí en el figurado, en el cual se dice urdir σ tramar un enredo, una picardía. Tramar supone un designio mas formado, un enredo mayor, planes mas bien concertados,disposiciones mas adelantadas para la ejecuciσn. Urdir es empezar; se urde una trama. Tramar es adelantar la obra, darle la consisten­ cia conveniente. URDIR, TRAMAR.— (A. Cienfuegos.) Uso, COSTUMBRE.—El vso parece ser mas universal; la costumbre mas antigua: lo que practican la mayor parte de las gen­ tes es un uso; lo que se ha practicado desde mucho tiempo es una costumbre. El uso se introduce y se extiende; la costumbre se establece y adquiere auto­ ridad. El uso hace la moda: la costumbre hace el hábito. Uno y otro son especies de leyes en un todo independientes de la razσn, en cuanto conviene al exterior déla conducta. USURPAR, INVADIR, APODERARSE.— Usurpar es tomar injustamente una cosa á su legítimo dueρo, valiéndose de la autoridad σ del poder. Se dice igual­ mente de los bienes, de la autoridad, del poder. Invadir es tomar inopinadamente, σ de repente σ de hecho algϊn pais σ ter­ ritorio, sin acto alguno de hostilidad σ prevenciσn anterior. Apoderarse es precisamente hacerse dueρo de una cosa, previniendo á los concurrentes y á cuantos puedan pre­ tenderla con derecho. Parece también que usurpar encierra á veces una idea de traiciσn, que invadir da á conocer que hay mal proceder, y que apoderarse contiene cierta idea de prontitud y diligencia. No se usurpa la corona cuando estan­ do vacante se recibe de las manos de la naciσn. Tomar provincias después de declarar la guerra, es conquistarlas y no invadirlas. No hay injusticia en apoderarnos de las cosas que nos pertene­ cen, aunque se disputen nuestros dere­ chos y pretensiones, pero á veces pue­ de haber temeridad. (March.) UTILIDAD, PROVECHO, VENTAJA. — La utilidad nace del servicio que se saca de las cosas; el provecho de la ganancia que producen; la ventaja nace del honor σ de la comodidad que uno encuentra. Un mut΅> e tiene su utilidad; un ter­ reno trae ¿JL provecho; una gran casa tiene sus ventajas. VAL ( 163 ) VAN Las riquezas no son de utilidad aigu­ ι VALOR, PRECIO.—El mérito intrínseco na, cuando no se hace de ellas buen uso: de las cosas constituye su valor; fϊnda­ mayor es el provecho en las rentas; pero se su precio en la estimaciσn que se les mas frecuente en el comercio. El di­ da. Diremos, pues: esta medalla ade­ nero da muchas ventajas en los nego­ mas de su valor, porque es de oro, es cios y facilita el éxito. también de gran precio por ser antiquí­ Deseo que esta obra sea ϊtil al lec­ sima y rara. tor, que dé provecho al librero que la Parece como que precio supone algu­ vende, y que me acarree la ventaja del na relaciσn con la compra 6 venta, lo aprecio pϊblico. cual no sucede con la palabra valor. Así (March.} es que se dice, que no es buen inteligen­ V te el que no juzga del valor de las co­ VALENTÍA, VALOR.—La valentνa es la os­ sas, sino por el precio á que cuestan. tentaciσn del valor. Aqj.'lla puede ser (March.) efecto de la educaciσn, del amor propio, de la vanidad, y acaso de una pura cos­ VANAMENTE, INΪTILMENTE, EN VANO. —Se trabaja vanamente cuando no es tumbre adquirida con el ejemplo; este uno recompensado de su trabajo σ que es inherente al carácter, y propio de un no se le aprecia; se trabaja inϊtilmente espíritu noble, superior á todo riesgo. cuando la obra que se hace no sirve de Aquella busca los lances; este los evi­ nada; se ha trabajado en vano cuando uno ta, pero no los rehusa, cuando la obli­ no ha podido hacer lo que emprendiσ. cion σ la necesidad lo exigen. Por eso Hubiera trabajado vanamente si esta cuando se trata de una acciσn en que obra no me atrajese el aprecio pϊblico; media el lucimiento, la arrogancia, el la habría hecho inϊtilmente si no se apro­ deseo del aplauso, se usa con mas pro­ vechasen de ella para tener ideas y ex­ piedad de la voz valentνa que de la voz presiones mas exactas y justas; y en calor, y así á un soldado se le puede vano me habré cansado, si no he encon­ llamar valeroso,pero no á un torero; éste trado la verdadera diferencia y el ca­ propiamente es valiente. rácter propio de los sinσnimos. Esta distinciσn parece hacer Cervan­ (March.) tes, cuando dice, que los que profesan las σrdenes militares deben ser caballe­ VANIDAD, PRESUNCIΣN. — La vanidad ros valerosos, valientes, y bien nacidos. puede recaer indistintamente sobre ua La valentνa de un espadachín es, no mérito real, σ imaginario. La presun­ pocas veces, efecto de no tener valor ciσn recae siempre sobre un mérito, que para despreciar una desatenciσn, σ per­ solo existe en la imaginaciσn del presu­ donar una injuria. mido. Por este mismo principio, un valien­ Un mϊsico excelente tiene tal vez te (usado como sustantivo) no quiere vanidad de su habilidad. Un mal gine­ decir precisamente un hombre de vahr, te tiene presunciσn de su destreza. sino un quimerista que lo ostenta, que Una mujer hermosa puede tener va­ hace vanidad de él. Y en el sentido fi­ nidad, pero una fea solo puede tener gurado se dice, guardando la misma pro­ presunciσn. porciσn, qiie un pintor maneja el pincel De estos dos efectos del amor pro­ con valentνa; que es menester mucho pio, considerados políticamente, resul­ valor para combatir contra las armas po­ tan muy diferentes consecuencias: por­ derosas de la lisonja. que la vanidad no excluye absoluta­ (£, de la Huerta.) VAS ( 1 mente el deseo del adelantamiento y de la perfecciσn, antes bien nos inclina á buscar los medios posibles para satisfa­ cerla, σ justificarla: de lo cual pueden sacar ϊtiles ventajas la industria, las ar­ tes, los progresos del buen gusto, & c ; pero la presunciσn, lisonjeando el áni­ mo con la idea de que no hay mas que ser, saber, σ adelantar, destruye los es­ tímulos de la emulaciσn, inutiliza los medios del adelantamiento, y obra efec­ tos sumamente perniciosos. (L. de la Huerta.) VARIACIΣN, MUDANZA.—Consiste la va­ riaciσn en ser σ estar tan pronto de un modo como de otro. La mudanza en cesar de ser lo mismo. Variar en las opiniones σ en el modo de pensar, es abandonarlos y volverlos á tomar sucesivamente. Mudar de opinion es desechar la que se tenia para seguir otra nueva. Las variaciones son comunes. La mudanza es propia de los incons­ tantes. El que no tiene principios cier­ tos está sujeto á variar: al que se fia mas de la fortuna que de la verdad, nada le cuesta mudar de doctrina. {March.) primero es el acto de variar: lo segundo la diferen­ cia de algunas cosas entre sí. Así, pues, se dice; la variaciσn del tiempo, varie­ dad de colores. No hay gobierno alguno en que no haya variaciones: no hay especie algu­ na en la naturaleza, en que no se noten muchas variedades. VARIACIΣN, VARIEDAD.—Lo {March.) VASTO, EXTENSO, EXTENDIDO, DILATADO. —Todas estas palabras nos dan la mis­ ma idea, pero producida de diferentes modos. En las dos primeras pueden no tener parte alguna la industria y la vo­ luntad. Las dos ϊltimas pueden ser efec­ VAS ) to de la voluntad y de la industria. Vas­ to dice mas que extenso, y mucho mas que extendido y dilatado. Lo vasto y lo extenso prescinden de los límites y de los accidentes de las cosas: no así extendido ni dilatado, que muchas veces necesitan de los acciden­ tes para determinar la idea con preci­ sion; por ejemplo, cuando decimos que una cosa debe extenderse á lo ancho σ á lo largo, damos á entender que tiene longitud y latitud, y que una de estas dimensiones debe determinar el modo: entonces diremos que tal cosa está, σ debe estar extendida á lo ancho σ á lo largo. Por el contrario, cuando decimos ΅quι campo tan vasto! prescindimos entera­ mente de los límites que lo terminan, de su figura y de todos sus accidentes: ϊnicamente atendemos á la impresiσn que causa en nuestra alma la extension en abstracto. Lo mismo sucede cuan­ do empleamos la palabra vasto en senti­ do figurado, v. g.: es materia muy vasta. Extenso es ya menos que vasto, y de­ nota limitaciσn indeterminada: por eso nos servimos del sustantivo extensiσn cuando queremos expresar un espacio cualquiera, cuyos límites dependen, por decirlo así, de la arbitrariedad. Esto se verifica tanto en el sentido propio, como en el figurado.—La extension del brazo.—La extension del imperio.—La extension de una ley, de un tratado, &c. Extendido es lo que ocupa un espacio mayor que el que ocupaba antes: rara vez se usa en sentido figurado. Dilatado trae consigo la idea del em­ pleo dßl tiempo. Así nos lo manifiesta su misma etimología—dilatus; esto es, llevado mas allá; y claro está que mien­ tras mas allá sea, mas tiempo se nece­ sita. Esta es la razσn porque decimos que una ausencia es dilatada, y no vas­ ta, ni extensa, ni extendida. (G. de la Cortina.) VER ( 1 5 ) V E N E R A C I Σ N , R E S P E T O . — La veneraciσn V E L O C I D A D , R A P I D E Z . — La velocidad reside en el corazσn; el respeto en la exprime genéricamente el movimiento imaginaciσn. Aquella es efecto de la pronto σ acelerado de un cuerpo; pero persuasion interior del ánimo; éste lo es la rapidez parece que aρade mas ener­ de la impresiσn que causa el objeto en gía á la idea, mas ímpetu al movimien­ nuestros sentidos. to, representando al mismo tiempo el Por eso se venera la virtud, y se resesfuerzo violento con que el cuerpo cor­ peta la autoridad. re, y con que corta, σ separa cualquie­ Un varσn apostσlico excita nuestra ra dificultad ό resistencia, que pueda veneración; un padre nuestro respeto; un oponérsele. soberano virtuoso nuestro respeto y veDe un torrente se puede decir que neración. El aparato y magestad de la baja con velocidad de las montaρas; pero casa de un príncipe causa respeto en el si se dice que baja con rapidez, se ofre­ que lo ve. La memoria de las acciones ce á la imaginaciσn, con mas energía, virtuosas de un hombre ilustre, excita el movimiento impetuoso con que se nuestra veneración. precipita, sin que haya obstáculo que [L. de la Huerta.) le pueda contener. El fuego se eleva con velocidad, y V E N I D E R O , FUTURO. — Estos dos voca­ blos son mas caracterizados por la di­ consume una casa con rapidez. De aquí versidad de los estilos que por la dife­ es, que la rapidez solo se aplica á la ac­ rencia de sus significaciones. Futuro ciσn, y no al agente. Puede ser rápies de mucho uso en lo dogmático; la da la carrera de un caballo, el vuelo de gramática conoce los tiempos futuros; un águila; pero ni el caballo, ni el águi­ la filosofía escolástica trata de la cues­ la son rápidos, sino veloces. tiσn del futuro contingente: hasta la ex­ El mal ejemplo hace rápidos progre­ presiσn poética se vale muy bien de las sos. Un general hace rápidas conquis­ series futuras. Lo venidero se usa tan­ tas. En estos ejemplos el adjetivo veto en lo moral como en el lenguaje co­ loces no representaría con igual propie­ mϊn de la conversaciσn. La reflexion dad la inocencia, σ la razσn atropella­ sobre lo pasado, y la inquietud acerca das por el mal ejemplo: la fuerza, la re­ de lo venidero, no sirven á veces sino sistencia, arrolladas por las armas vic­ para quitarnos el g©ce de lo presente. toriosas del conquistador. (L. de la Huerta.) Se consuela uno de un infortunio pasa­ jero con la perspectiva de un porvenir V E N E N O , PONZOÑA.—L&voz veneno se ex­ dichoso. tiende, no solo á los simples, que natu­ Futuro es relativo á la existencia de raímente son nocivos, sino también, y los seres; venidero á las relaciones de con mas propiedad, á los compuestos, los acontecimientos. Se puede hablar mezclas σ preparaciones que destruyen con certidumbre de las cosas futuras, y la salud, σ quitan la vida. La voz ponzopredecir las de cierto orden por solas ña solo se aplica á los simples, que por las luces naturales; pero sobre lo veni. sí solos son nocivos, y con mas propie­ dero no se puede hacer mas que conje­ dad á los que naturalmente se encuen­ turar, y es imposible predecirlo sin te­ tran en el cuerpo de varios animales. ner una revelaciσn especial. Se compone, se prepara un veneno, no (March.) una ponzoña; ésta la da preparada la V E R , M I R A R . — S e ve lo que se presenta á naturaleza. la vista: se mira donde se echa la ojeada. (L. de la Huerta,) VEN VER ( 166 ) VID Vemos los objetos que se presentan á el pudor. Ambos hacen á veces salir nuestra vista: miramos los que excitan los colores á la cara; pero en este caso nuestra curiosidad. se sonroja uno por vergüenza, se sonro­ sea por pudor. Se ve σ distinta σ confusamente. Se mira de lejos σ de cerca: ábrense los No conviene vanagloriarse, ni tener ojos para ver: vuélvense atrás para mi­ vergüenza por el nacimiento, porque son rasgos de orgullo; pero conviene igual­ rar. mente al noble y al plebeyo, tener ver­ Los hombres indiferentes ven, como güenza de sus vicios. todos los demás, las gracias del bello Aunque el pudor sea una virtud, hay sexo; pero las miran aquellos á quienes sin embargo ocasiones en que pasa por causan admiraciσn. debilidad y timidez. El inteligente mira las bellezas de un (March.) cuadro que ve: el que no lo es en la pin­ tura, mira el cuadro sin ver sus belle­ VESTIGIO, HUELLAS.—Los vestigios son los restos de lo que ha estado en un lu­ zas. gar; las huellas rastros de lo que ha pa­ De aquí se deduce que ver es un acto sado por allí. Se conocen los vestigios; involuntario: no así mirar, que indica se siguen las huellas. poner atenciσn con la vista. (March.) Se ven los vestigios de un castillo an­ tiguo; se advierten σ notan las huellas VERGÜENZA, CORTEDAD.—La ideacomun de un ciervo. (March.) á estas dos voces, consideradas como sinσnimas, es la timidez; pero la corte­ VIA, MEDIO.—Se siguen las vias; se vale dad la considera como un efecto de la uno de los medios. falta de aquel desembarazo que se ad­ La via es el modo de conducirse para quiere con el trato continuado de cier­ salir bien. El medio es lo que se pone ta clase de personas; la vergüenza la con­ en práctica para este efecto. Via tiene sidera como un efecto, σ de poca con­ una relaciσn particular con las costum­ fianza del mérito propio, σ del temor bres; medio con los sucesos. del desprecio σ burla de los otros. (March.) Un sabio, que está seguro de que sabe lo que dice, no tiene vergüenza de ha­ VICTORIA, VENCIMIENTO.—ha victoria es la acciσn de vencer, el vencimiento la de blar delante de gentes; pero poco acos­ ser vencido. tumbrado á ello, puede tener cortedad. El general que gana una batalla, pu­ Uno que no es muy diestro en la mϊsi­ ca, aunque no tenga cortedad, puede te­ blica tu victoria: el que la pierde, pro­ ner vergüenza de cantar delante de gen­ cura ocultar su vencimiento. tes, que pueden burlarse de él. El vencimiento de las pasiones es la victoria de la razσn. La cortedad es efecto de falta de ex­ (L. de la Huerta.) periencia, σ de pequenez de espíritu. La vergüenza es efecto de desconfianza, VIDA, EXISTENCIA.—La vida no es mas y no pocas veces de amor propio. que el estado de todo animal que sien­ te y se mueve: por lo mismo es aplica­ (L. de la Huerta.) ble á todo lo que tiene sensibilidad y movimiento, sea animado σ inanimado. VERGÜENZA, PUDOR.—Las acusaciones de la conciencia causan la vergüenza. Un árbol vive y muere, lo mismo que Los sentimientos de modestia producen un pez, lo mismo que una ave. 57 VIE ( 167 La existencia denota solamente la du­ raciσn actual de una cosa, y prescinde de las cualidades que constituyen la vida. Así se dice—existen documentos que prueban la muerte de César.—En Europa existen muchos edificios de la edad media.—Es fabulosa la existencia del ave fénix. Pero cuando se intenta expresar el modo de existir de los seres animados, son sinσnimos perfectos las palabras vida 1 y existencia, y puede decirse, hablando de un hombre desgraciado—΅qué vida σ qué existencia tan penosa! No sucede lo mismo cuando nos ser­ vimos de la palabra vida para denotar el conjunto de obras σ acciones de una persona, σ el tiempo que hace que vivi­ mos: en este caso no puede ser sinσni­ mo de existencia, porque esta denota solamente el ser. Por esta razσn deci­ mos vida ejemplar σ criminal­ y no exis­ tencia.—Historia de la vida dt Cicerσn, y no de la existencia de Cicerσn.—En mi vida oí decir tal cosa—y no en mi existencia. (G. de la Cortina,) vejez es la ϊltima edad de la vida, como lo es igualmente la ancianidad; pero la primera repre­ senta esta idea con relaciσn á lo físico y perecedero, tanto del hombre, como de todo viviente; y la segunda con rela­ ciσn á la distinciσn que se hace de aque­ lla edad respecto de las demás edades del hombre, contrayendo la idea deter­ minadamente á su especie. Vemos en la vejez la decadencia de la vida, y al viejo sujeto á los achaques y debilidades que acarrean los aρos. Ve­ mos en la ancianidad la consideraciσn que inspira, σ debe inspirar, la edad, la madurez, la experiencia. V I E J O , ANCIANO.—La Por eso para explicar el estrago que hace el tiempo, usamos del verbo enve­ ) VIO jecer: como igualmente se dice: morir de vejez, y no de ancianidad. A los ancianos del pueblo de Israel no les daríamos, con igual propiedad, el nombre de viejos del pueblo. Así es que, poranalogía con este mis­ mo uso de la voz, llamamos viejos y no ancianos, ΰ los edificios, á los vestidos, á los muebles, y aun á los usos. (L. de la Huerta.) IGOROSO, FUERTE, ROBUSTO. El VigO­ roso, mas ágil que los demás, debe mu­ cho al ánimo; elfuerte, como mas firme, debe mucho á la construcciσn de los mϊsculos; el robusto, menos sujeto á los achaques, debe mucho á la naturaleza del temperamento. Es uno vigoroso por los movimientos y esfuerzos que hace; fuerte por la so­ lidez y la resistencia de los miembros; robusto por la buena conformaciσn de las partes que sirven á las funciones na­ turales. Un hombre vigoroso ataca y lidia con agilidad y violencia; uno fuerte sobre­ lleva con facilidad lo que á otro agobia­ ría y oprimiría; uno robusto resiste toda fatiga, la influencia del aire, del clima, y aun los excesos. (March.) violento llega hasta las acciones; el arrebatado se contiene comunmente en los discur­ sos. VIOLENTO, ARREBATADO.—El Un hombre violento levanta la mano, y da tan pronto como amenaza; el ar­ rebatado está pronto á decir injurias, y se enfada fácilmente. El hombre arrebatado solo tiene á veces el primer impulso σ fuego de malo; el violento es mas peligroso. Se debe estar muy alerta contra los violentos, y á veces basta con tener pa­ ciencia con los arrebatados. (March.) VOL ( 168 V I S I O N , APARICIΣN.—Lavision se hace en los sentidos interiores, y no supone sino la acciσn de la imaginaciσn. La apari­ ciσn hace mas impresiσn en los sentidos exteriores, y supone un objeto en lo exterior. San José por una vision fuá advertido de que huyese á Egipto con su familia. La Magdalena fué instruida del Salva­ dor por una apariciσn. Los cerebros exaltados y débiles por falta de alimento creen á veces tener vi­ siones. Los espíritus tímidos y crédu­ los toman á veces por apariciones lo que no es nada σ solo es un juego. (March.) V I V E Z A , P R O N T I T U D . — L a viveza depen­ de siempre de la sensibilidad y del áni­ mo, la menor cosa produce efecto en el hombre vivo: al punto conoce lo que le dicen, y reflexiona sus respuestas me­ nos que otros. Prontitud viene mas bien del genio y de la acciσn: un hombre pronto está mas sujeto á los sobresaltos que otro, tiene la mano ligera y es expedito para el trabajo. La indolencia es opuesta á la viveza, y la lentitud á la prontitud. (March.) VOCES, GRITOS.—Significan el esfuerzo que hacemos con la voz para que se nos oiga mejor, σ de lejos; pero voces supo­ ne un tono natural esforzado; gritos, un tono mas agudo que el natural. A los sordos se les grita, no se les da voces; porque el tímpano de su oído ne­ cesita no tanto un sonido fuerte, como un sonido agudo, que le hiera y excite. Al que está lejos, se le da voces, porque para oír de lejos, es mas ϊtil lo fuerte, que lo agudo de la voz. (£. de la Huerta. ) ) VOZ cer varios volϊmenes; pero la encuader­ n a r o n separa los volϊmenes, y la divi­ sion de la obra distingue los tomos. No se puede juzgar siempre de la ciencia del autor por el tamaρo σ bulto del volumen. Hay muchas obras en va­ rios tomos que fueran mejores reducidos á un solo volumen. (March.) o z , PALABRA.—Hemos dicho ya (en el artículo Elegante, Elocuente) que la ele­ gancia tiene por objeto la buena elec­ ciσn de voces y de palabras, mirándolas como dos cosas diferentes, porque en la realidad lo son cuando se consideran, como sucede en este caso, con relaciσn determinada al idioma, esto es, la voz σ la palabra que significa tal cosa, σ á que se aplica tal idea. En este caso, la diferencia que se per­ cibe entre ellas es, que voz se refiere mas comunmente á la composiciσn ma­ terial, y á las circunstancias gramatica­ les; y palabra á la pronunciaciσn y cir­ cunstancias en que tienen parte la pro­ nunciaciσn y el oido. Almojarifazgo es una voz árabe com­ puesta de cinco sílabas, sin contar el artículo, que miramos ya como parte de la misma voz; y es una palabra poco agradable al oido, y difícil de pronun­ ciar para un extranjero. Un predicador usa de voces propias, y de palabras armoniosas. Un aman­ te emplea palabras tiernas, y no voces, para ablandar el corazσn de su dama. Por la misma razσn se dice: no oyσ una palabra de cuanto se hablσ; y seria mal dicho, no oyσ una voz, porque no se trata de la composiciσn gramatical de la voz, sino del efecto material que causa en el oido la pronunciaciσn, el so­ nido de la palabra. (£, de la Huerta.) V O L U M E N , TOMO.—El volumen puede con­ V o z , PALABRA.— Voz designa los sonidos, tener varios tomos, y el tomo puede ha­ sean inarticulados σ articulados, que VOZ ( ] forma el aire desde los pulmones, pa­ sando por la garganta y saliendo por la boca. Palabra, que antiguamente se decía parabla, corresponde al verbum latino, que designa la idea de hablar, de comunicar á otros sus pensamientos. Es, pues, la palabra la expresiσn vocal del pensamiento, la pintura vocal de las ideas. La voz no expresa mas que so­ nidos; la palabra ideas, porque sin ellas no hay habla. Segϊn esto, la voz en­ cierra en sí las ideas de sonoridad, de dulzura, de aspereza, de armonía. Con­ forme á esto, diremos con propiedad, que Almojarifazgo, por ejemplo, es una voz áspera, desagradable al oido; y hablaría impropiamente el que dijese que era una palabra áspera: pues lapa­ ) VOZ labra es pintura, expresiσn, supone la correspondencia entre el modelo y la copia, entre el signo y la cosa significa­ da, y por consiguiente incluye las ideas de propiedad, exactitud, fuerza, ener­ gía, ternura, segϊn sea fuerte σ tierno lo que pinte. Así un orador emplea pa­ labras propias, y no voces; y usa de voces armoniosas, y no de palabras·, Un aman­ te para expresar su pasiσn,dicepalabras tiernas y voces dulces, pero no al con­ trario: no oyσ palabra de cuanto se dijo, significa que no pudo entender nada de la conversaciσn: por eso se usa aquí propiamente de palabra y no de voz, por­ que no se trata de sonidos, sino de com­ prender los discursos de los que hablan. (A. Cienfuegos.) 22 APÉNDICE. TÉRMINOS SINΣNIMOS. A . ]a propiedad de la dicciσn pertenece antes de todo la elecciσn en el uso de es­ tas palabras llamadas sinσnimos. El dis­ curso mas elegante y mas adornado care­ cerá de precision, claridad y energía, cuan­ do el pensamiento se anega en aquella pro­ lusion de palabras análogas, y siempre in­ cierta la verdadera, cuya redundancia qui­ ta la rapidez y la fuerza á la expresiσn. La delicada diferencia, σ graduaciσn que se halla entre los sinσnimos y esto es, la ín­ dole particular de estas voces, que guar­ dan en su significado general una seme­ janza comϊn como entre hermanas, las dis­ tingue una de otra por alguna idea secun­ daria y peculiar que encierra cada una de ellas. De aquí viene la necesidad de es­ cogerlas con inteligencia, y acierto, y co­ locarlas con oportunidad, para escribir ade­ cuadamente. Esta feliz elecciσn, de que depende la propiedad del estilo, enseρa á decir con verdad y solidez lo que en otros es vana verbosidad: enemiga del abuso de las pa­ labras, hace inteligible nuestro lenguaje: juiciosa en el uso de los términos, castiga y fortalece la expresiσn: rigurosamente exacta, destierra las imágenes vagas y ge­ nerales, y todos aquellos correctivos como, , ú poca diferencia, escasi, â modo de pecie de , que manifiestan la incerti­ dumbre de nuestro juicio, σ nuestra pere­ za, σ nuestina superficialidad. De esto se infiere que el espíritu de discernimiento y de exactitud es la verdadera luz que dis tingue en un discurso al hombre sabio del hombre vulgar. Para alcanzar esta exactitud, el escri­ tor ϊ orador ha de ser algo escrupuloso en el uso de las palabras, hasta llegar á co­ nocer que las que se llaman sinónimas no lo son con todo el rigor de una identidad tan cabal, que el mismo sentido de cada una sea comϊn á todas. Examínense de cerca, y se echará de ver luego que esta supuesta igualdad no abraza toda la ex­ tension y valor de su significado; pues solo consiste en una idea principal que to­ das representan indefinida y latamente. Sin embargo, cada una diversifica esta idea por medio de otra secundaria σ accesoria que constituye su propia y peculiar acep­ ciσn. ΏQuién dirá que los nombres tranquilidad, reposo, sosiego, descanso, se pueden aplicar indistintamente á una misma idea, ni juntos ni separados, sin embargo de que convienen todos, por modo extenso, en la significaciσn de quietud? Examínese cada uno en particular, y se verá, que tranquilidad es la quietud absoluta de lo que no ha.estado inquieto: que reposo es la quie­ ( 174 ) tud de lo que ha sido movido: que sosiego conocimiento del idioma, nunca le asisti­ es la quietud de lo que ha estado agitado: rá la virtud y eficacia para enseρar y per­ y que descanso, de lo que ha sufrido fati­ suadir. El que carezca de este pulso, usa­ ga σ trabajo. Lo mismo podremos decir rá indistintamente de las palabras avenir, de esotras palabras gusto, placer, deleite; y acomodar,reconciliar; sin advertir que solo de otras, como espantoso, asombroso, horro­ se aviene á las personas discordes por pre­ roso; y de otras muchísimas, como gozo, tensiones ϊ opiniones: que solo se acomo­ alegrνa, jϊbilo, que algunos escritores, σ da á las que han tenido intereses σ dife­ equivocan su elecciσn, tomando una por rencias personales; en fin, que solo se re­ otra, por ignorancia; σ las confunden jun­ concilia á las que por malos oficios se ha­ tas por falta de seguridad en su juicio·, y bían hecho enemigas. En estos tres ejem­ otras veces, por ostentaciσn de la riqueza plos tenemos tres actos de conciliaciσn en de su estilo, que es vanidad é ignorancia general, y solo en esta idea vaga son sinσ­ juntamente. Pero las mas veces dimana nimas aquellas tres voces; pero cada uno de la incertitumbre que padece el ánimo determinado por distintos fines, y distintas del que escribe σ habla, vacilante acerca causas. del valor especifico y propio de las pala­ Lo mismo se puede aplicar á estas vo­ bras; y en esta duda echa mano de todas ces estado, situaciσn, cuya diferencia se para acertar, entre tantas, con la que bus­ manifiesta en que la primera dice alguna ca, y no sabe escoger. cosa habitual σ permanente, y la segunda Los que creen que esta exuberancia de como accidental y mudable, Y así lo que palabras, que entre los vicios del estilo se no alcance el raciocinio, lo demostrarán llama pleonasmo, enriquece la oraciσn, ig­ los ejemplos: Ni el estado de padre de fa­ noran ciertamente que no es el valor nu­ milia pudo mudar la situaciσn de su fortu­ meral de ellas el que enriquece el discur­ na. Tampoco entre austeridad, rigor, y so, sino el que nace de su diversidad, como severidad se percibe á primera vista la la que luce en las obras de la naturaleza. diferencia; pero dice así un autor de cier­ Cuando las palabras varían entre sí, solo to magistrado: vivνa con austeridad, pen­ por los sonidos, y no por la mayor σ me­ saba siempre con rigor, y castigaba con se­ nor energía y sencillez de su propio sen­ veridad. tido, en vez de dar riqueza á la sentencia, La propiedad de las palabras se cono­ la empobrecen, y fatigan la memoria y ce mas por lo que enseρan los ejemplos, atenciσn del oyente, σ del lector. Esto es, que por lo que enseρan sus definiciones, hablando con propiedad, confundir la su­ si estas no son exactas y luminosas. El perfluidad con la abundancia; hacer, como uso diverso á que aplicamos su significa­ quien dice, consistir la magnificencia de ciσn particular nos conducirá á definirlas un banquete en el nϊmero de los platos, y con toda propiedad; porque padecen en no en la diversidad de los manjares. Y esto grandes yerros los diccionarios, cuan­ siendo regla constante que entre las diver­ do en ellos no se ha llevado por guía esta sas palabras que declaran nuestro pensa­ operaciσn, que parece de orden inverso. miento, una sola es la propia; todas las El que solo se guía por ellos con ciega otras, teniendo diferente σ inferior grado confianza, se expone á grandes errores: de valor, σ embarazan la expresiσn, σ la hallará en el de la Academia espaρola de­ enervan. finida la palabra perdimiento de este modo De aquí es, que si el orador σ escritor tan vago como ambiguo: lo mismo que per­ no tiene aquel pulso seguro y fino, que diciσn σ pιrdida. Aunque las tres pala­ pide la exactitud filosσfica, y un profundo ! bras abrazan la idea recta y general de per ( 175 ) dida, se diferencian entre si notablemen­ cal, vestiduras pontificales; y por el con­ te por el motivo, la acciσn, y el objeto. trario, autoridad pontificia, palacio ponti­ Busquemos por el uso su aplicaciσn, y ficio, estados pontificios. En el citado dic­ de esta sacaremos su definiciσn verdade­ cionario se univocan las voces acuátil y ra. Perdimiento se dice en sentido legal, acuático; mas yo me tomo la libertad de hablando de bienes, de una posesiσn, de hacer entre ellas esta distinciσn, aplican­ un empleo: perdiciσn tiene un sentido mo­ do lo acuátil hablando de plantas, y lo ral, y se aplica á la ruina de las costum­ acuático hablando de aves. Lo primero bres, al abandono del honor y de sus obli­ me parece se apropia mejor á lo que nace, gaciones: y pιrdida es un acto σ resulta se cria y mueve en el agua; y lo segunde á contraria á ganancia, sea en lo que com­ lo que vive entre el agua, σ la frecuenta.— pramos σ vendemos, como en lo que es­ Lo mismo sucede con las voces vegetable y vegetal, cuya definiciσn comϊn á entram­ peramos, σ que poseíamos. En el referido diccionario se define la bas, no distingue su uso. Sin embargo, de­ voz paternal de esta manera: lo que es pro­ cimos el reino vegetal y no vegetable; de­ pio del padre, definiciσn muy extensa é cimos tierra vegetal y no vegetable; deci­ indeterminada; y de la otra paterno se dice: mos vivir de vegetables y no de vegetales. lo que pertenece al padre, σ es propio suyo, Lo mismo sucede en los artículos angé6 se deriva de ιl. Esta definiciσn, ademas lico y angelical del citado diccionario, cu­ de vaga, es oscura, y confunde en ella la yas respectivas definiciones se confunden en una, aunque decimos coros angélicos, primera, de suerte que no se conoce la espíritus angélicos; y pureza angelical, ge­ verdadera diferencia de las dos palabras, y nio angelical. Lo mismo sucede con es­ por consiguiente no hay regla ni luz para tas dos voces celeste y celestial;sin adver­ el uso de ésta, σ de la otra. Obedezca­ tir que decimos, para hablar con propiedad, mos á la regla sabia del uso, y este maes­ orbes celestes, fenσmenos celestes, cuerpos tro nos dará la particular y propia defini­ celestes, espacios celestes, esfera celeste, en ciσn de cada una. Dícese amor paternal, términos astronσmicos; y gloria celestial, correcionpaternal, solicitud paternal; y se reino celestial, en sentido místico; y por dice, herencia paterna, autoridad paterna, extension, mϊsica celestial, voz celestial, tio paterno. De estas distintas aplicacio­ en alabanza de su excelencia. Decimos nes sacaremos que paternal es lo que es azul celeste, y no celestial; y este solo propio de los afectos de padre; y paterno ejemplo tan comϊn, y tan conocido, basta­ lo que es propio de la calidad y represen­ ba para una clara y distinta definiciσn. taciσn de padre, σ se deriva de sus dere­ Si no consideramos con escrupulosa chos, σ de su sangre. atenciσn las palabras, jamas escribiremos Por el diccionario tampoco hallaremos con correcciσn y propiedad. En este cui­ la diferencia que se trasluce entre estas dado no hallo nimiedad, por mas que la­ dos voces, pontifical y pontificio, porque dren los antipuristas. Verdad es que este se identifican de tal suerte, que la defini­ esmero debe proceder de estudios ante­ ciσn de la una sirve igualmente para la riores, pues sin este caudal de prevenciσn, otra. Veamos como se define allí la pri­ mal podrá el escritor detenerse en estas mera: lo que toca σ pertenece al pontνfice. especulaciones, cuando está con la pluma Veamos después como se define la segun­ en la mano. Escribe, pues, no se detiene da: lo que toca σ pertenece al pontνfice. Si el que conoce el valor de las palabras, y estas dos palabras fuesen unívocas, no se este conocimiento le sirve aun después diría ornamentos pontificales^ misa pontifi­ para ver su yerro, y enmendarlo. ( 176 ) Vuelvo á decir, que nunca sobra cuida­ dictado de presbνtero á los regulares, sino do en la elecciσn de las palabras para ha­ el de sacerdote. Parece que presbνtero se blar con propiedad. ΏQuién dirá que en el aplica mas al orden y al título, y sacerdo­ uso de estos dos nombres Levante, Orien­ te al ejercicio y ministerio pϊblico de su te, hablando de regiones, puede caber no­ dignidad. Así, se dice: el orden de los table impropiedad, tomando indistinta­ presbνteros, cardenal presbνtero. Decimos mente el uno por el otro? Lo dirá el que al contrario: cuando el sacerdote alza la sepa que, en lenguaje náutico y mercantil, hostia: cuando sale al altar el sacerdote, y el Oriente se toma por los países del Asia nímea el presbítero: bajo palabra de sa­ respecto de la Europa, cuando se navega cerdote, y no de presbítero. El uso nos enseρa estas distinciones, á ellos por el océano; y Levante, por los aun en las cosas mas comunes; bien que mismos, cuando se va á ellos por el Me­ todas son importantes cuando se trata de diterráneo. Saber un idioma, no es solo saber su propiedad. Si me es lícito descender á sintaxis, y la nomenclatura de millares de ejemplos de objetos bajos y humildes, pon­ voces, si se ignσrala aplicaciσn que se ha dré éste, por ser de uso mas conocido y ge­ de hacer de ellas, muchas veces mas por neral. Los nombres puerco, cerdo, cochi­ el uso que por razσn. En las palabras do­ no,marrano, representan un mismo animal, mιstico y casero, no se presenta mas dife­ y con todo eso no usamos indistintamente rencia que la extrínseca de ser, la una de­ de ellos en todos los casos y circunstan­ rivada de la latina domus, y la otra de la cias: y segϊn son diversos los aspectos vulgar casa. Sin embargo, el uso nos en­ bajo de que consideramos dicho animal, seρa, y aun nos manda, que la primera la es diverso el nombre que le aplicamos, ya apliquemos á unas cosas, y la segunda á en sentido recto, ya en el metafσrico. De­ otras. Por este tenor decimos educaciσn cimos puerco, en estos casos: piara de domιstica, guerras domιsticas,animales do­ puercos, matar puerco, comer carne de puer­ mιsticos, disensiones domιsticas, & c , y de­ co, manteca de puerco, & c , y en sentido fi­ jando lo doméstico, tomamos lo casero di­ gurado y proverbial: el puerco de Epicϊ­ ciendo: haciendas caseras, vida casera, pan ro: ϊ cada puerco le llega su San Martin: echar margaritas ΰ puercos. Parece que rasero, lienzo casero, &c. Este mismo uso nos enseρa la diferen­ este nombre es el propio del animal, y de cia entre regio y real. Aunque ambas voces acepciσn mas inmediata, como derivado del vienen del nombre rey; decimos el palacio parens latino: porque de él se forman las /cal, los reales ejércitos, la marina real, voces porquerizo, y porqueriza, y no de el consejo real, la real familia, &c; pero los otros nombres. En la caza de monte el epíteto regio va con otros nombres, se llama puerco al jabalí y no cerdo ni co­ como el regio solio, el censor regio, regia chino; y de aquella sola voz, como origi­ prosapia, y por comparaciσn se aplica á nal, se forma la compuesta puerco espin Usamos del nombre cerdo indiferente­ cosas magníficas y espléndidas, como fun­ ciσn regia, banquete regio, aparato re­ mente, y de puerco en los cuatro primeros ejemplos arriba aplicados: mas no en los gio, &c. También nos enseρa la distinciσn entre restantes, porque en los otros sentidos de sacerdote y presbνtero: lo primero se dice semejanza y comparaciσn, solo se extien­ en la religion catσlica, en la judía y en la de á estas frases, vive como un cerdo, engor­ pagana; y lo segundo solo se dice del mi­ da como un cerdo. Usamos del nombre cochino en estos ca­ nistro catσlico en cuanto ha recibido el or­ sos, casi siempre para chanza y desprecio: den sacerdotal: sin embargo, no se da el ( 177 ) San Antonio y su cochino: corne como un Esta materia era importante tratarla en cochino: no son pelos de cochino: la muer­ este lugar con alguna extension, porque te del cochino. Por esto se forman de la abundancia misma de nuestro idioma este nombre y no de los demás, estos nos obliga á ser mas cautos, solícitos, y derivados cochinerνa, cochinada, y llama­ remirados para acertar nuestra elecciσn mos cochina á la persona sucia y desasea­ entre la tan varia riqueza de su dicciona­ da; sin embargo decimos también puerca rio. Me he detenido acaso mas de lo que era menester en este género de observa­ y porquerνa. ciones, así por el motivo que acabo de De la voz marrano usamos mas para despreciar y motejar, que para definiciσn exponer, como para hacer mas sensible la d.el animal: Marrano se llamaban unos á falta que padece de un tratado particular otros los moros y los cristianos por apodo: de sinσnimos nuestro riquísimo idioma, duerme, ό come, σ engorda comoun marrano, habiéndolo gozado ya casi todas las len­ guas vivas de Europa. también se suele decir. De la ignorancia del verdadero y pro­ Igual reseρa podríamos hacer de los pio significado de las palabras, procede nombres asno, burro,borrico, jumento. ΏPoi­ también la impropiedad de su uso en las qué decimos el asno de oro de Apuleyo y aplicaciones figuradas. De aquí nacen tan­ no el burro, ni el borrico! ΏPor qué deci­ tas imágenes inadecuadas, tantas metáfo­ mos burro cargado de letras, y no borrico? ras incoherentes, tantos pensamientos fal­ ΏPor qué decimos la burra de Balan y no sos. Por ejemplo, el que confundiese las la borrica, ni la asna? ΏPor qué risa de voces sierpe y serpiente, como lo hace el borrico, y no de asno, ni burro? ΏPor qué diccionario, diria: la sierpe engaño ΰ Eva, caer de su burro σ de su asno, y no de su en lugar de la serpiente: diria de una mujer borrico, ni jumento? ΏPor qué orejas de bur­ colérica y soberbia; es una serpiente en lugar ro, y no de asno, ni borrico, ni jumento? de una sierpe: diria de una persona mor­ ΏPor qué llamamos borrico al hombre sim­ daz y maldiciente, tiene una lengua de ser­ ple y manso, y no burro, ni asno? ΏPor piente, en vez de lengua de sierpe como se qué el que ha caído en un engaρo σ equi­ dice generalmente. En esta impropiedad vocaciσn, dice: he sido un borrico, y no un caen los que confunden el género con la burro? ΏPor qué, si bien todos cuatro nom­ especie, σ al contrario; y no habrán con­ bres se aplican á un hombre tonto, solo el tribuido poco á que los incautos σ perezo­ de burro se aplica al muy sufrido, σ al que sos no conozcan este peligro algunos re­ lleva todo el trabajo en una casaϊ oficina, franes nuestros, como aquel de: olivo, oli­ entre sus iguales? ΏPor qué decimos bur­ va, y aceituno, todo es uno: y el otro tan co­ ra de leche, y leche de burra, y no de borri­ mϊn, ganso, pato y ansarσn, tres cosas sue­ ca, ni de asna? ΏPor qué llamamos burre­ nan, y una son: pero yo respondo, que tres ro y no borriquero al que cria burras de le­ cosas suenan, y tres cosas son. Cuando che, y borriquero y no burrero al que cui­ decimos, hablar por boca de ganso, y no da y lleva burros al prado? ΏPor qué lla­ de pato: cuando decimos la oliva de lapaz mamos borricada, y no burrada, á una y no el olivo; damos un claro ejemplo de cavalgada en burros, σ á una manada de que hay alguna diferencia entre aquellos ellos? tres objetos, si no como individuos, á lo ΏHasta dσnde podríamos extender este menos por algϊn accidente que hace va­ examen de las voces sinσnimas, si quisié­ riar su uso. semos repasar aquí su interminable serie, (C^praany.—Filosoίade la elocuencia.) contando con la paciencia de los lectores? 23 DEL INGENIO. JjiN vano habríamos pretendido mostrar con doctrinas, ejemplos y reflexiones guia­ das de la filosofía, las demás calidades que constituyen el talento oratorio, si nos ol­ vidásemos de la primaria y principal que es elingenio, y la que preside á todas. ΏDe qué podrían servir los consejos de la sabi­ duría, los colores de la imaginaciσn, el ca­ lor de los afectos, y las reglas del buen gusto para hablar y escribir con eminen­ cia y aplauso, al que se hallase destituido de esta llama, de esta inspiraciσn, de este entusiasmo, pues con estas metáforas poé­ ticas se define el ingenio? Este conside­ rado como una lumbre celeste que escla­ rece á nuestro entendimiento, se llama también numen y genio, personificando es­ tos nombres en figura de deidad σ ángel que nos inspira, á dicho de Ovidio, hablan­ do de los poetas, est Deus in nobis, para sobresalir en alguna de las artes de inven­ ciσn, que por esto las llamamos artes de ingenio. Ingenio significa aquella virtud del áni­ mo y natural disposiciσn, nacida con no­ sotros mismos, y no adquirida por arte σ industria, la cual nos hace hábiles para empresas extraordinarias, y para el des­ cubrimiento de cosas altas y secretas. Por esto llamaron los griegos y latinos ingenio á la naturaleza de cualquier cosa: y así también toda invenciσn en las artes aro­u­ ye ingenio, y el que carece de este don na­ tivo, nunca será sino un imitador mas σ menos perfecto de las operaciones de otro. Y no por otra razσn decimos que en tal σ tal hombre hay cantera, σ que tiene can­ tera, tomándola metafσricamente por in­ genio σ talento natural que descubre en sus hechos σ escritos, al modo como de aquella se saca la piedra viva para labrar después los edificios. Por extension se llama ingenio toda máquina σ artificio en mecánica, como las catapultas y trabucos en la antigua artillería, y los molinos de azϊcar σ trapiches, por suponerse ingenio en su invenciσn. Y por otra aplicaciσn análoga damos el nombre de ingenio á la industria σ maρa de que usa el hombre pa­ ra conseguir sus fines, porque en estos me­ dios se supone siempre artificio. Por ϊl­ timo se llama por sinécdoque ingenio al mismo sugeto ingenioso. Pero como en la lengua francesa no se distingue particularmente el ingenio del genio, pues no tiene para lo uno y lo otro mas que el nombre genie; de aquí habrá provenido que en estos ϊltimos tiempos, á fuerza de tantas traducciones, se haya in­ troducido en los escritos de algunos de nuestros literatos el abuso de llamar cons­ tantemante genio á lo que constantemente ( 179 ) han dicho ingenio nuestros padres y abue­ que entendemos nosotros por ingenio, que los. En aquella lengua, gente se toma por es talento superior σ inventivo en las ope­ ingenio mas que por genio, porque la di­ raciones del discurso, y no del ánimo. Si alguna vez se ha usado, σ se puede cha voz se aplica al arte y profesiσn de usar, la palabra genio, es personificándo­ ingeniero, y al mismo cuerpo de ingenie­ ros llamado corps du genie; y cuando se la, tomada entonces por algϊn sabio singu­ nombra en particular á un ingeniero es lar que ha hecho época en los adelanta­ con el nombre de ingιnieur, y no genieur, mientos de alguna ciencia; pero siempre como parecía mas regular segϊn la radi­ acompaρada de algϊn epíteto, como de cal genie. Luego, bien podremos decir que divino, creador, inventor, soberano, original. el genio traducido á la francesa es nuestro Diremos muy bien en este sentido el gaño de Homero, de Platon, de Aristσteles, de ingeyνio verdaderamente castellano. Descartes, de Newton; y no, "Homero Entre nosotros la voz genio vale lo mis­ fué un genio," "Platon era un genio & c ; " ino que el natural, la inclinaciσn con que se porque esta acepciσn absoluta nada signi­ siente cada uno para el ejercicio en alguna fica en castellano. Y aun es mas impro­ ciencia σ arte, así como en las de invenciσn pia, y menos inteligible, si, hablando de las se llama numen. Este numen que levanta artes amenas, dijésemos, como traducido ta mente humana á una region superior, y á la francesa: el genio en un poeta ϊ orador en cierto modo la endiosa, es aquel es­ puede ser superior ά su gusto.—En la elo­ píritu agente que mueve el talento inven­ cuenciapuede mas el genio que el arte.—El tor, y abre rumbos no conocidos al discur­ genio daña ά los sentimientos del orador.— so. Por esto la supersticiosa admiraciσn Hay escritores de mucho gusto para juzgar, en la antigua gentilidad dio los nombres ya y de poco genio para componer.—Al que de genio, ya de demonio á esta potencia in­ profesa muchas artes le llaman genio univer­ telectual con la que se distinguieron algu­ sal Sfc. Tales son los ejemplos que se nos varones sabios por su eminente y ma­ pueden citar, dejando otros muchísimos ravillosa inteligencia. Este numen era el vaciados en esta misma turquesa, pues son genio de Platon, y el demonio de Sσcrates; ya sobrados para el desengaρo: y tales los la ninfa Egéria que guiaba á Numa; y la que se leen en la pésima traducciσn cas­ cor cilla blanca con quien consultaba Serto­ tellana de las lecciones de Hugo Blair. rio. Nose pudo entonces retratar con otros El nombre ingenio en su comϊn signifi­ emblemas mas significativos la luz miste­ caciσn se extiende mas allá de los térmi­ riosa y oculta de la filosofía, de la ciencia nos de las artes amenas, y de imaginaciσn, política, y del arte de la guerra. Tanta pues se aplica igualmente al talento so­ fué la veneraciσn y respeto que se adqui­ bresaliente en las matemáticas, en la poe­ riσ el saber soberano de ciertos hombres, sía, en la táctica, en la elocuencia, en la que la admiraciσn tuvo que atribuir la fuer­ política,en la pintura, en la astronomía, en za de su ingenio á influjo sobrenatural. la mϊsica, en la física, en la mecánica, &c. También se toma la voz genio por la Con el arte y el estudio se puede aumen­ misma naturaleza σ índole que nos inclina tar este talento, mas no adquirir. á las obras buenas, σ bien á las malas: por­ No llamamos hombre de ingenio al hom­ que, como se ha dicho, genius est quod una bre de esquisito gusto, σ de feliz imagina­ gignitur nobiscum; tales son las personas ciσn, si no engendra, produce, σ crea por que llamamos de buena, σ mala índole. sí; que es decir, si no trabaja de su propia Pero ninguna de estas propiedades, que invenciσn, que decimos también de propio influyen en la moralidad, pertenecen á lo marte, en seρal de suponerse en el inge­ ( 180 ) nio algo de divino. Lo nuevo y lo singu­ j Plancio, por Sestio, por Fonteyo, y red­ lar en los pensamientos no basta para dar be como cosa sonora y agraciada los luga­ el nombre de ingenio al orador; es menés· res patéticos del francés Masillon, y deles­ ter que sus ideas sean grandes σ suma­ paρol P. Granada, que debían enternecer­ mente importantes á los hombres. Y en le y arrobarle; Ώqué idea puede tener de este punto se diferencian las obras de in­ este don sublime que la especulaciσn de genio de las originales; porque éstas solo las definiciones no puede explicar á quien tienen el carácter de la singularidad, y no no puede sentirlo? Las maravillas de los el de la invenciσn; la cual no debe enten­ afectos de aquellos grandes maestros nada derse solo en la traza y composiciσn, sino dicen al que no puede imitarlos: y como también en la expresiσn y estilo. Los el que no puede imitarlos, no tiene en su principios del arte de bien decir, son to­ ánimo centella alguna de esta llama divi­ davía tan obscuros, tan varios é imperfec­ na, en vano espere producir cosa alguna tos, que el que no es realmente inventor excelente, ni como poeta, ni como ora­ en este género, jamas alcanzará el título dor. Las reglas del arte son inϊtiles, y los de grande ingenio. No basta un fino gusto, dechados también, al escritor que carece una delicada crítica, ni conocer lo imper­ de ingenio, pues no puede crear, ni tam­ fecto, lo sublime, si no produce nuevas poco imitar, porque quien no siente lo que perfecciones, σ las presenta con novedad, el maestro siente en tal pasaje σ situaciσn, que no es pequeρa gracia y virtud. Con Ώcσmo sabrá jamas ponerse en aquel caso? el gusto se juzga; y solo con el ingenio se Copie, σ robe entonces los pensamientos ejecuta. Este ha precedido siempre á toda ágenos: y véndanos después, como el mer­ delicadeza y primor, como sucediσ en la cader, el trabajo de otras manos. infancia de la poesía, de la elocuencia y Algunos han creido que lo que llama­ de otras artes, en que las ideas mas subli­ mos ingenio consistía en la extension de mes, y las expresiones mas vehementes, la memoria: errado concepto de entendi­ andaban vestidas en traje tosco y plebe­ mientos vulgares, que hallándose con el yo. A los primeros héroes pinta la anti­ cerebro amueblado, digámoslo así, de pen­ güedad desnudos, para presentar el vigor samientos y frases prestadas, han creido y esfuerzo de su naturaleza; y si vistiσ ai­ igualar á los originales, á los escritores cuna vez parte de sus miembros, era con que escriben de propio numen, como si di­ silvestres despojos de sus propias hazaρas, jéramos, que trabajan con materiales de como insignias de trofeo, y no como ador­ su propia mina. El hombre docto, que no y compostura. cuenta solo con su memoria, viene á ser el El ingenio del orador sujeta al imperio obrero inferior que va á las canteras á es­ de su palabra todo lo criado: pinta á la na­ coger el mármol; y el hombre de ingenio turaleza toda con imágenes: enciende σ es el escultor que hace respirar la piedra apaga las pasiones; y hace hablar al silen­ bajo la forma de la Venus de Guido, σ del cio mismo. Lo hermoso toma bajo de su Gladiador romano. El ingenio, sí, que pue­ pluma, nueva hermosura; lo tierno, nueva de suplir á la memoria; pero jamas ésta al suavidad; lo enérgico, nuevo vigor; lo ter­ ingenio. Cervantes produjo su Don Qui­ rible, nueva sublimidad; en fin, el ingenio jote, sin haber historia verdadera de tal héroe, ni de sus hechos; y Cornelio á La­ del orador arde sin consumirse. En vano preguntaría qué es ingenio, el pide con toda su maravillosa erudiciσn no que no tuviere de él alguna semilla en hubiera hecho una página de la cuaresma su ánimo: el que queda tibio y tranquilo de Masillon, ni de las oraciones fϊnebres leyendo las peroraciones de Cicerσn por de Bossuet, ( ι El ingenio, hemos de confesarlo, tiene también sus extravíos;y suele perderse re­ montándose en alas de una impetuosa ima­ ginaciσn. Aquí entra á ejercer su oficio un severo gusto, y una sabia moderaciσn, que se forma con el estudio crítico de los maestros del arte; pero siempre con aquel temperamento de no obedecer ciega y ser­ vilmente al ejemplo de aquellos ánimos flemáticos é insensibles, que parece qui­ sieran arrancar á la elocuencia sus rayos. Todo lo que está lleno de verdad y razσn puede respirar alguna vehemencia; pero huyendo la ridiculez y fantasía del decla­ mador que, esgrimiendo con palabras hue­ cas, se enardece puerilmente representan­ do con ánimo frío lo patético. La elocuencia escrita, por estar des­ acompaρada de acciσn, no necesita menos de la mociσn, que la pronunciada. Las Veninas, y la segunda Filνpica de Cice­ 11 ) . ron fueron compuestas solo para la lectu­ ra, y sin embargo, son acaso lo mas vigo­ roso y penetrante que tiene la elocuencia. El orador algunas veces ha de hacer ha­ blar la pasiσn, y en este caso no debe se­ guir los pasos lentos y acompasados del disertor. La verdad misma, realzada con la novedad de la expresiσn, y el calor del estilo, da mas valor á la justicia déla cau­ sa, y gana los votos todos del auditorio. Digamos en suma: que el orador, σ es­ critor, dotado de ingenio, cuando trata de objetos que tocan vivamente su corazσn, ha de comunicar de necesidad á su estilo los movimientos de su ánimo. Por esto vemos que ordinariamente los escritores de ingenio pintan su carácter en sus escri­ tos, y solo de ellos se dice que tienen su estilo propio, aunque otros les excedan tal vez en mas hermosa y expléndida elo­ cuciσn. ^m&oWMfr •rOapmany.—Filosoίa de la elocuencia.) A A—primer sonido vocal—ideas ά que se refiere.— V. la nota al art. Alma. Abajo, Debajo Abandonar, Dejar Abandonar, Desamparar Abdicar, Hacer dimisiσn Abecedario, Alfabeto Abominable, Detestable, Execrable. Aborrecer, Detestar Aborrecimiento, Odio Absoluciσn, Perdon, Remision Acá, Aquí. Acabar, Concluir Accidente, Desdicha, Desastre Acciσn, Acto Acciσn, Movimiento Acciones, Hechos Acelerado, Rápido, Veloz Acelerar, Apresurar. * Aceptar, Recibir Aclarar, Alumbrar Aclarar, Ilustrar Acogerse, Refugiarse Acordar, Consentir, Adherir Acorde, Unánime, Conforme Actitud, Postura 7, y Activo, Eficaz Acto, Acciσn Acuerdo, Convenio, Consentimiento. Acumular, Amontonar Adagio, Proverbio, Refrán Adherir, Consentir Adherir, Consentir, Acordar Adherirse, Pegarse—continuaciσn de Consentir, Adherir, Acordar 13 3 3 57 4 11 4 5 116 124 24 5 57 5 110 86 132 5 134 6 6 6 45 161 127 η 5 47 17 130 45 45 45 Adivino, Profeta Adonde, Donde Adonde, Donde, De donde, Por don­ de Adulador, Lisonjero 7, y Advertencia, Prevenciσn Advertido, Avisado Afecto, Amor, Cariρo Aficiσn, Gusto A fin de, Para Afirmar, Asegurar Aflicciσn, Tristeza Aforismo, Axioma, Máxima, Senten­ cia, Apotegma Afrenta, Agravio Afrenta, Insulto, Ultraje Agarrar, Asir Agradar, Complacer Agradar, Gustar Agradecer, Reconocer Agravio, Afrenta Agravio, Ofensa Agregar, Asociar Agricultor, Cultivador, Colono Aguardar, Esperar Agüero, Presagio Ahorro, Parsimonia, Economía . . . . Al—ideas ά que se refiere esta silaba. Alabanza, Elogio A la ligera, Ligeramente Alargar, Prolongar, Prorogar Alboroto, Tumulto Alcanzar, Lograr, Conseguir Alcanzar, Llegar Alegría, Contento Alegría, Gozo Alfabeto, Abecedario 7 66 67 102 128 8 17 85 120 8 160 29 9 S 26 42 85 8 9 S 9 9 10 10 121 13 69 102 11 11 103 104 46 83 11 Al fin, En fin, Finalmente Alguien, Alguno Alguno, Alguien Alianza, Liga, Confederaciσn, Coali­ ciσn . , Aliento, Respiraciσn Alma, Ánima, Ánimo Alma, Espíritu Almanaque, Calendario Alquimista, Químico Altanero, Altivo Altercado, Disputa, Contestaciσn, De. bate Altivo, Altanero Altura, Elevaciσn, Eminencia Alucinaciσn, Alucinamiento Alucinamiento, Alucinaciσn........ Alucinar, Ofuscar, Confundir Alumbrar, Aclarar Alumbrar, Iluminar Amable, Sociable Amar, Querer Amar, Querer, Estimar Ambos, Entrambos, Ambos á d o s . . . Amontonar, Acumular Amor, Cariρo, Afecto Amor, Galantería Amor á la patria, Patriotismo Amotinado, Insurgente, Rebelde, Fac­ cioso Amparo, Auxilio, Socorro Analogía, Conformidad Analogía, Relaciσn Ancianidad, Vejez Anciano, Viejo Anhelo, Deseo Ánima, Ánimo, Alma Animal, Bestia, Bruto Ánimo, Ánima, Alma Animoso, Valeroso, Valiente, Intré­ pido Aniquilar, Anonadar Aniquilar, Destruir Anonadar, Aniquilar Anteceder, Preceder Antecesor, Predecesor í 184 ) 71 Antiguamente, En otro tiempo, Otras veces 21 11 11 Antipatía, Odio, Aversion 116 Aρadir, Aumentar 22 12 Apariciσn, Vision 168 76 12 Apariencia, Exterior Apartar, separar 144 12 22 12 A pesar de, No obstante 57 34 Apetecer, Desear Apetencia, Apetito 22 132 22 14 Apetito, Apetencia Aplacar, Calmar 22 22 64 Apσcrifo, Supuesto Apoderarse, Usurpar, Invadir 162 14 Apotegma, Axioma, Máxima Senten­ 14 cia, Aforismo 29 15 74 15 Apreciable, Estimable 23 15 Aprecio, Estimaciσn 23 6 Aprender, Instruirse Apresurar, Acelerar 5 15 149 Apropiarse, Arrogarse, Atribuirse... 23 36 16 Aptitud, Capacidad 23 16 Apto, Capaz 24 16 Aquí, Acá Arenga, Discurso, Oraciσn 24 17 25 17 Armonía, Melodía 25 17 Aroma, Perfume 167 19 Arrebatado, Violento Arrogarse, Apropiarse, Atribuirse... 23 Arrojo, Atrevimiento, Osadía 27 94 Arruinar, Destruir 61 28 25 20 Arte, Oficio, Profesiσn 129 136 Articular, Proferir, Pronunciar Articular, Pronunciar 129 20 167 Artificio, Destreza, Doblez, Sutileza, Astucia 61 20 12 Ascendiente, Imperio, Influencia.... 26 8 20 Asegurar, Afirmar 12 Asiduo, Firme, Constante, Perseve­ rante 79 21 Asilo, Refugio 135 26 21 Asir, Agarrar 149 21 Asistir, Socorrer, Ayudar. 9 21 Asociar, Agregar 26 21 Astrσlogo, Astrσnomo Astrσnomo, Astrσlogo 26 127 ( 185 ) Bruto, Bestia, Animal 20 Buenas acciones, Buenas obras 33 61 33 141 Buenas obras, Buenas acciones 33 106 Bulla, Ruido 73 26 61 C— Observaciones sobre esta letra en 27 la nota al art. Claustro 41 27 Caducidad, Decrepitud 33 23 Calendario, Almanaque 34 61 Calidad, Clase, Especie 34 22 Calidad, Cualidad 34 28 Calidad, Cualidad, Prenda, Dote... 34 112 Calidad, Nobleza 35 71 Calma, Tranquilidad, Paz. 158 28 22 28 Calmar, Aplacar 35 116 Canoro, Sonoro 36 28 Cansancio, Fatiga 36 8 Cansar, Fatigar Capacidad, Aptitud 36 23 29 Capaz, Apto 138 149 Cara, Rostro, Faz, Semblante Carestía, Escasez 72 Cariρo, Amor, Afecto 17 Β Carnicero, Carnívoro 36 Carnívoro, Carnicero 36 Β —Ideas ά que se refiere esta letra.— 36 art. Beso, Σsculo 32 Carrillo, Mejilla 37 Baile, Danza 52 Cartas, N a i p e s . . . . Casta, Raza, Especie 133 Bajo, Debajo 53 37 Bancarota, Quiebra 29 Castidad, Continencia 37 Bastante, Suficientemente 30 Causa, Motivo 37 Batalla, Combate 30 Cautiverio, Cautividad 37 Belleza, Hermosura 31 Cautiverio, Esclavitud 37 Bendecido, Bendito 31 Cautividad, Cautiverio 38 Bendito, Bendecido. 31 Cautivo, Prisionero, Preso Caverna, Cueva, Gruta 52 Beso, Σsculo 31 Bestia, Bruto, Animal 39 20 Celebrado, Célebre Bestia, Estϊpido, Idiota 38 32 Celebrar, Encarecer Biblioteca, Librería 39 102 Célebre, Celebrado Bien que, No obstante, Aunque.... 112 Célebre, Famoso 76 Blando, Tierno 154 Célebre, Ilustre, Esclarecido, Insig­ Borrasca, Temporal, Contratiempo, ne 88 Tempestad, Huracán, Tronada &c. 152 Celeridad, Prontitud 39 49 Celeste, C e l e s t i a l . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Breve, Corto, Conciso Brujería Encantamiento , Encanto, Celestial, Celeste 39 Hechizo » 69 Censura, Crítica 50, y 51 24 Astucia, Destreza, Doblez, Sutileza, Artiρcio Astuto, Sagaz Asunto, Materia 26, y Atender, Escuchar Atento, Cortés Atrevido, Desvergonzado, Audaz.. . Atrevimiento, Osadía, Arrojo Atribuir, Imputar Atribuirse, Apropiarse, Arrogarse.. . Audaz, Desvergonzado, Atrevido... Aumentar, Aρadir Aϊn, Todavía Aunque, No obstante, Bien q u e . . . . A un tiempo, En un tiempo Auxilio, Socorro, Amparo Avariento, Codicioso Aversion, Odio, Antipatía Aversion, Repugnancia, Oposiciσn.. Avisado, Advertido Axioma, Máxima, Sentencia, Apo­ tegma, Aforismo . Ayudar, Socorrer, Asistir ( 186 ) 125 Conforme, Unánime, Acorde 161 Chasco, Petardo 40 Conformidad, Analogía 20 Chico, Pequeρo 83 Confundido, Confuso 31 Chistoso, Gracioso Confundir, Alucinar, Ofuscar 15 Cl—Observaciones sobre esta combina­ 31 ciσn en la nota al art. Claustro.... 41 Confuso, Confundido 34 Conjetura, Presunciσn 127 Clase, Calidad, Especie Conjeturar, Presumir 44 Claustro. Análisis ideológico de esta 41 Conjuraciσn, Trama, Conspiraciσn.. 157 voz Claustro, Convento, M o n a s t e r i o . . . . 40 Consecuencia , Resultado , Éxito , 109 Efecto 44 Clemencia, Misericordia Conseguir, Lograr, Alcanzar 103 Coaliciσn, Alianza, Liga, Confedera­ 12 Consentimiento, Convenio, Acuerdo. 47 ciσn 108 Consentir, Adherir 45 Cobardía, Miedo 28 Consentir, Adherir, Acordar 45 Codicioso, Avariento Consentir, Tolerar, Permitir 156 Cohechar, Corromper, Sobornar, Se­ 49 Consonante, Rima 46 ducir 41 Conspiraciσn, Trama, Conjuraciσn.. 157 Cola, Rabo 96 Constante, Duradero 68 Cσlera, Ira 9 Constante, Firme 78 Colono, Agricultor, Cultivador Coloquio, Diálogo . 62 Constante, Firme, Perseverante, Asi­ 30 duo. 79 Combate, Batalla 82 Construir, Edificar 68 Comentario, Glosa 46 Comenzar, Empezar, P r i n c i p i a r . . . . 41 Contento, Alegría Comercio, Negocio, Tráfico 42 Contento, Satisfecho 142 Compasiσn, Lástima 98 Contestaciσn, Disputa, Altercado, De­ Compendio, Epítome, Resumen, Su­ bate 64 42 Contestar, Responder mario 137 42 Contestar, Responder, R e p l i c a r . . . . 46 Complacer, Agradar Complaciente, Condescendiente.... 42 Continencia, Castidad 37 42 Continuaciσn, Continuidad Composiciσn, Compostura 46 42 Continuamente, Siempre Compostura, Composiciσn 146 71 Continuar, Proseguir Comprender, Entender. 47 Concesiσn, Permiso, Privilegio, Li­ Continuidad, Continuaciσn 46 43 Continuo, Perpetuo cencia 124 49 Continuo, Perpetuo, Incesante, P e ­ Conciso, Corto, Breve 43 Conciso, Lacσnico renne, Perdurable, Inmortal, Eter­ Cσnclave. Observaciones sobre esta no, Sempiterno 124 voz en la nota al art. Claustro.... 41 Contratiempo, Temporal, Tempes­ 5 Concluir, Acabar tad, Borrasca, Huracán, Tronada, Condescendiente, C o m p l a c i e n t e . . . . 42 &c 152 Conducir, Guiar 84 Contravenciσn, Desobediencia 47 Confederaciσn, Alianza, Liga, Coali­ Convencer, Persuadir 47 ciσn 31 12 Convencido, Convicto Confesado, Confeso 31 Convenio, Consentimiento, Acuerdo. 47 Confeso, Confesado 31 Convento, Monasterio, C l a u s t r o . . . . 40 Confianza, Esperanza 31 43 Convicto, C o n v e n c i d o . . . . Conforme, Segϊn 44 Copiador, Copiante, Copista 48 ( 187 ) Copiante, Copista, Copiador 48 Deducir, Inferir Copista, Copiante, Copiador 48 Defecto, Falta Correcciσn, Exactitud 48 Defender, Sostener, Proteger Corregir, Enmendar 48 Degradar, Despreciar, Deprimir.... Dejado, Indolente, Perezoso, Negli­ Corregir, Reprender, Echar repri­ gente menda 48 Corresponder, Pertenecer 125 Dejar, Abandonar Delatar, Denunciar Corromper, Sobornar, Seducir, Co­ hechar 49 Deleite, Delicia, Placer, Voluptuosi­ dad .„ Corrupciσn, Depravaciσn 56 Cortedad, Vergüenza 166 Deleite, Placer.... Cortejo, Galán 82 Delicado, Fino Cortés, Atento 26 Delicia, Deleite, Placer, Voluptuosi­ dad Corto, Breve, Conciso 49 Costumbre, Hábito 50 Delincuente, Malhechor . Costumbre, Uso 162 Delito, Culpa Creencia, Fe 50 Denunciar, Delatar ; . Crianza, Educaciσn 50 Depravaciσn, Corrupciσn Crítica, Censura 50, y 51 Deprimir, Despreciar, Degradar.... Crítica, Sátira 51 Derecho, Directo, Dirigido Cualidad, Calidad 34 Derecho, Justicia Cualidad, Calidad, Prenda, D o t e . . . . 34 Desagradar, Disgustar Cuestionar, Interrogar, Preguntar... 52 Desagradecido, Ingrato Cueva, Caverna, Gruta 52 Desamparar, Abandonar Culpa,Delito 52 Desaseado, Sucio, Puerco, Inmundo. Cultivador, Agricultor, Colono 9 Desastre, Desdicha, Accidente Desatino, Disparate D Descanso, Reposo Danza, Baile 52 Descanso, R eposo, Quietud, S osiego. Daρo, Perjuicio 52 Descubrimiento, Invenciσn Dar, Entregar 53 Descuido, Inadvertencia. Dar nombre, Poner nombre 53 Descuido, Olvido Debajo, Abajo 3 Desdicha, Accidente, Desastre Debajo, Bajo 53 Desdicha, Desgracia Debate, Disputa, Altercado, Contes­ Desear, Apetecer taciσn 64 Desear, Querer Deber, Obligaciσn 54 y 114 Deseo, Anhelo Debe ser, Debe de ser 53 Desembarazo , Despejo , Desenfado, Débil, Inconstante, Ligero, Voluble, Desparpajo, Soltura, Desenvoltura. Indiferente 54 Desenfado, Desembarazo , Despejo, De buena gana, De buena voluntad. 54 Desparpajo, Soltura, Desenvoltura. Decadencia, Ruina 54 Desenvoltura, Desembarazo, Despe­ Decidir, Determinar, Resolver 62 jo, Desenfado, Desparpajo, Soltura­ Decidir, Juzgar 54 Desgracia, Desdicha Decrepitud, caducidad 33 Deshabitado, Desierto, Solitario.... De donde, Donde, Adonde, Por don­ Deshonesto, Obsceno de 67 Desierto, Deshabitado, Solitario.... 54 76 55 59 90 3 56 55 125 78 55 105 52 56 56 59 31 56 64 56 57 150 57 64 136 137 57 90 118 57 58 57 131 20 57 57 57 58 59 114 59 Designio, Intenciσn, Mira, Proyecto. Desigualdad, Diferencia, Disparidad. Desobediencia, Contravenciσn Despacio, Poco á poco Desparpajo, Desembarazo, Despejo, Desenfado, Soltura, Desenvoltura. Despejo, Desembarazo, Desenfado, Desparpajo, Soltura, Desenvoltura. Despreciar, Deprimir, Degradar.... Desprecio, Menosprecio Después, Luego Destinado á, Destinado para Destreza, Doblez, Sutileza, Astucia, Artificio ;.. ( 188 ) 95 Disoluto, Obsceno, Lascivo, Lujurio­ 63 so, Lϊbrico, Impϊdico 114 47 Disparate, Desatino 64 59 Disparidad, Diferencia, Desigualdad. 63 Disputa, Altercado, Contestaciσn, De­ 57 bate 64 Distante, Lejos 65 65 57 Distinguir, Separar. 59 Distinto, Diferente, D i v e r s o . . . . . . . . 65 60 Distinto, Diferente, Diverso, Vario.. 63 103 Diversidad, Diferencia, Variedad... 63 60 Diversion, Entretenimiento........ 65 Diverso, Diferente, Vario, Distinto.. 63 65 61 Diverso, Distinto, Diferente.­ Divulgar, Publicar 131 85 Doble, Infiel, Pérfido,Traidor, Falso. 92 21 Doblez, Destreza, Sutileza, Astucia, 61 Artificio 61 61 Docto, Sabio, Erudito 140 120 Dolor, Pena, P e s a r . . . . 123 62 123 4 Dolor, Pena, Sentimiento Donaire, Gracejo, Labia 66 5 Donde, Adonde. 66 62 62 Donde, Adonde, De donde, Por donde. 67 62 Dote, Calidad, Cualidad, P r e n d a . . . . 34 90 62 Dudoso, Incierto 63 Dudoso, Incierto, Problemático.... 128 78 Durable, Duradero, Permanente, Es­ table 67 80 68 118 Duradero, Constante. 63 Duradero, Durable, Permanente, Es­ table 67 63 Destreza, Habilidad Destruir, Aniquilar Destruir, Arruinar Desvergonzado, Audaz, Atrevido... Detenerse, Pararse Determinar, Resolver, Decidir Detestable, Abominable, Execrable. Detestar, Aborrecer De todas partes, De todos l a d o s . . . . De todos lados, De todas p a r t e s . . . . Detrás, Tras Diálogo, Coloquio Diccionario, Vocabulario Dicha, Felicidad Dicha, Fortuna Dictamen, Opinion, Parecer Diferencia, Desigualdad, Disparidad. Diferencia, Diversidad, Variedad.... Diferente, Distinto, Diverso 65 Ε Diferente, Diverso, Vario, Distinto.. 63 Echar reprimenda, Corregir, Repren­ Diferir, Dilatar 64 der Dificultad, Obstáculo 115 Economía, Parsimonia, Ahorro Difuso, Largo 98 Edificar, Construir Dilatado, Vasto, Extenso, Extendi­ Educaciσn, Crianza do 164 Efecto , Consecuencia , Resultado, Dilatar, Diferir 64 Éxito Diligente, Espedito, Pronto 64 Efectuar, Realizar, Ejecutar Diligente, Solicito 149 Eficaz, Activo Directo, Dirigido, Derecho 31 Efigie, Imagen, Figura, R e t r a t o . . . . Dirigido, Directo, Derecho 31 Ejecutar, Hacer Discurso, Arenga, Oraciσn 24 Ejecutar, Realizar, Efectuar Disgustar, Desagradar 64 Electo, Elegido 48 121 68 50 44 134 7 68 85 134 31 ( 189 ) 97 Elegante, Elocuente 68 Equidad, Justicia 159 Elegido, Electo , 31 Equipaje, Tren 97 Elegir, Escoger 72 Equitativo, Justo 72 Elevaciσn, Altura, Eminencia 14 Error, Yerro 93 Elocuente, Elegante 68 Erudiciσn, Instrucciσn 140 Elogio, Alabanza 69 Erudito, Sabio, Docto 87 Embarco, Embarque 69 Escapar, Huir Escasez, Carestía 72 Embarque, Embarco 69 72 Embuste, Mentira 107 Es cierto, Es verdad Eminencia, Altura, Elevaciσn 14 Esclarecido, Ilustre, Insigne, Célebre. 88 37 Empeρar, Obligar 114 Esclavitud, Cautiverio 145 Empeρo, Tema, Porfía 69 Esclavitud, Servidumbre 72 Empezar, Comenzar, Principiar.... 41 Escoger, Elegir Escombros, Restos, Ruinas 138 Encantamiento, Encanto, Hechizo, Esconder, Ocultar, Encubrir 116 Brujería 69 Escuchar, Atender 73 Encanto, Encantamiento, Hechizo, Escuchar, Oir 117 Brujería 69 Es decir, Esto es 73 Encarecer, Celebrar 38 Espanto, Susto 152 Encarecer, Exagerar 74 Especie, Calidad, Clase 34 Encima, Sobre 70 Especie, Raza, Casta. 133 Encontrar, Hallar 85 y 86 Espectro, Simulacro, Fantasma.... 147 En cuanto á mí, Por mí 70 Especulativa, Teσrica 153 Encubrir, Ocultar, Esconder 116 Esperanza, Confianza 43 Energía, Fuerza 80 Esperar, Aguardar 10 Enfado, Enojo 71 Esperarlo, Esperárselo 73 En fin, Al fin, Finalmente 71 Espeso, Obscuro, Turbio 115 Engaρar, Sorprender 150 Espíritu, Alma 12 Enjugar, Secar 142 Esposo, Marido 106 Enmendar, Corregir 48 Es preciso, Es menester. 74 Enojo, Enfado 71 Estable, Durable, Duradero, Perma­ En otro tiempo, Antiguamente, Otras nente 67 veces 21 Estado, Situaciσn 149 Ensayo, Prueba, Experimento 131 Estar, Ser 144 98 Enseρanza, Instrucciσn 93 Estilo, Lenguaje 74 Ensueρo, Sueρo 151 Estimable, Apreciable Entender, Comprender 71 Estimaciσn, Aprecio 23 Enterrar, Inhumar 92 Estimar, Amar, Querer 16 Entrambos, Ambos, Ambos á d o s . . . 16 Estimar, Querer 131 Entregar, Dar 53 Estipendio, Salario, Honorario 141 Entre tanto, Mientras 108 Estipendio, Salario, Sueldo, Soldada, Entretenimiento, Diversion 65 Honorario. 141 En un tiempo, A un tiempo 71 Esto es, Es decir 73 En vano, Inϊtilmente 71 Estorbar, Impedir 89 En vano, Vanamente, Inϊtilmente.. 163 Estϊpido, Bestia, Idiota. 32 Epítome, Resumen, Sumario, Com­ Eternamente , Siempre , Perpetua­ pendio 42 mente.. 146 ( 190 ) 74 Faz, Rostro, Cara, Semblante 138 Eterno, Infinito 74 Faz, Superficie 77 Eterno, Perpetuo Fe, Creencia 50 Eterno, Perpetuo, Incesante, Conti­ Fecundidad, Fertilidad 78 nuo, Perenne, Perdurable, Inmor­ 78 tal, Sempiterno 124 Fecundo, Fértil 78 Exactitud, Correcciσn 48 Felicidad, Dicha. 78 Exacto, Puntual 74 Fértil, Fecundo. Fertilidad, Fecundidad 78 Exagerar, Encarecer 74 98 Excitar, Mover 75 Fidelidad, Lealtad Excusa, Pretexto 75 Figura, Efigie, Imagen, R e t r a t o . . . . 68 113 Execrable, Detestable, Abominable. 4 Fin, Objeto Fin, Término 154 Exigir, Requerir 75 fin 71 Existencia, Vida 166 Finalmente, En fin, Al 78 Existir, Ser, Subsistir . . . . . . . . . . . . 145 Fino, Delicado Firme, Constante 78 Éxito, Efecto, Resultado, Consecuen­ Firme, Constante, Perseverante, Asi­ 44 cia. duo 79· 64 Expedito, Diligente, Pronto 80 Experiencia, E x p e r i m e n t o . . . . . . . . . 75 Fluido, Líquido 76 115 Forastero, Extranjero Experiencia, Observaciσn 80 75 Fortaleza, Fuerza Experimento, Experiencia Fortaleza, Fuerza, Vigor, Robustez. 81 131 Experimento, Prueba, Ensayo 80 31 Fortuna, Dicha Extendido, Extenso Franqueza Sinceridad 148 Extendido, Vasto, Extenso, Dilata­ 80 164 Fraternal, Fraterno do Fraterno, Fraternal 80 31 Extenso, Extendido Frecuentemente, Muchas v e c e s . . . . 110 Extenso, Vasto, Extendido, Dilata­ 122 164 Frugalidad, Parsimonia do.... 167 76 Fuerte, Vigoroso, Robusto Exterior, Aparie ncia. 80 76 Fuerza, Energía Extranjero, Forastero Fuerza, Fortaleza 80 Extraρo, Raro, Singular 133 Extraordinario, Singular 148 Fuerza, Vigor, Fortaleza, Robustez. 81 Funesto, Fatal 77 Furia, Furor 82 Furor, Furia 82 Faccioso, Insurgente, Rebelde, Amo­ Futuro, Venidero 165 tinado 94 Falso, Infiel, Pérfido, Traidor,Doble. 92 G Falta, Defecto 76 82 Famoso, Célebre 76 Galan, Cortejo 17 Fantasma, Simulacro, Espectro.... 147 Galantería, Amor General, Universal...» 82 Fatal, Funesto 77 101 Fatiga, Cansancio 36 Generosidad, Liberalidad 82 Fatiga, Trabajo 77 Glosa, Comentario 82 Fatigar, Cansar 36 Goce, Posesion 83 Favor, Gracia 83 Gordo, Grueso 83 Favorable, Propicio 130 Gozo, Alegría.. Favorito, Valido, Privado 77 Gozo, Gusto 83 ( 191 ) 88 Gracejo, Donaire, Labia,. 66 Ignorancia, Tontería, Necedad Gracia, Favor 83 Ignorante, Tonto, Necio, Mentecato, Imbécil 157 Gracioso, Chistoso 83 Grandeza, Magnitud, Tamaρo 84 Iluminar, Alumbrar 15 Gratitud, Reconocimiento 135 Ilustrado, Ilustre 88 Grave, Serio 84 Ilustrar, Aclarar 6 Gritos, Voces 168 Ilustre, Esclarecido, Insigne, Céle­ Grosero, Impolítico, Rϊstico 89 bre 86 Grueso, G o r d o . . . . * 83 Ilustre, Ilustrado 88 Gruta, Cueva, Caverna 52 Imagen, Efigie, Figura, R e t r a t o . . . . 68 Guardar, Retener 84 Imaginar, Imaginarse 89 Guiar, Conducir 84 Imbécil, Tonto, Necio, Ignorante, Gustar, Agradar 85 Mentecato 157 Gusto Aficiσn 85 115 Gusto, Gozo 83 Impedimento, Obstáculo Impedir, Estorbar 89 H Imperio, Ascendiente, Influencia... 26 Habilidad, Destreza 85 Impertinente, Importuno 89 89 Hábito, Costumbre 50 Impolítico, Grosero, Rϊstico Habla, Lenguaje, Idioma, Lengua... 99 Importuno, Impertinente 89 91 Hacer, Ejecutar 85 Imprevisto, Inesperado Hacer dimisiσn, Abdicar 4 Impϊdico, Obsceno, Disoluto, Las­ civo, Lujurioso, Lϊbrico . · . . 114 Hallar, Encontrar 85 y 86 Hechizo, Encantamiento, Encanto, Imputar, Atribuir 27 Brujería. 69 Inadvertencia, Descuido 90 Hechos, Acciones 86 Incapacidad, Insuficiencia, Ineptitud. 94 Hermosura, Belleza 31 Incesante, Perpetuo, Continuo, Pe­ Heroisidad, Heroísmo 86 renne, Perdurable, Inmortal, Eter­ Heroísmo, Heroisidad 86 no, Sempiterno 124 Hipσtesis, Suposiciσn 151 Incierto, Dudoso 90 Honor, Honra 86 Incierto, Problemático, Dudoso.... 128 Honorario, Salario, Estipendio 141 Inclinaciσn, Propension 90 Honorario, Salario, Estipendio, Suel­ Inconstante, Débil, Ligera, Voluble, do, Soldada 141 Indiferente 54 Honra, Honor 86 96 Horrendo, Horrible, Horroroso 87 Indeciso, Irresoluto Horrible, Horrendo, Horroroso 88 Indiferente, Débil, Inconstante, Li­ gera, Voluble 54 Horroroso, Horrendo, Horrible..... 87 Indolente, Dejado, Perezoso, Negli­ Hueco, Vacío 87 gente 90 Huellas, Vestigio 166 Huir, Escapar 87 Ineptitud, Insuficiencia, Incapacidad. 94 Inesperado, Imprevisto 91 Huracán, Temporal, Contratiempo, Infamia, Ignominia 91 Tempestad, Borrasca, Tronada, &c. 152 Infancia, Niρez 91 I Inferir, Deducir 54 91 Idioma, Lenguaje, Habla, Lengua... 99 Infiel, Pérfido Idiota, Estϊpido, Bestia 32 Infiel, Pérfido, Traidor, Falso, Do­ Ignominia, Infamia 91 ble 92 Infinito, Eterno Influencia, Ascendiente, Imperio.... Ingenio (del) Ingenio, Talento. Ingenuo, Sincero Ingrato, Desagradecido Inhumar, Enterrar Injuria, Ultraje Inmolar, Sacrificar Inmortal, Perpetuo, Incesante, Con­ tinuo, Perenne, Perdurable, Eter­ no, Sempiterno Inmundo, Sucio, Puerco, Desaseado. Insigne, Ilustre, Esclarecido, Céle­ bre Insinuaciσn, Sugestiσn, Inspiraciσn, Instigaciσn, Persuasion Insípido, Insulso Inspiraciσn, Sugestiσn, Insinuaciσn, Instigaciσn, Persuasion Instante, M o m e n t o . . . . . . . . . 93, y Instigaciσn, Sugestiσn, Inspiraciσn, Insinuaciσn, Persuasion Instrucciσn, Enseρanza Instrucciσn, Erudiciσn Instruirse, Aprender Insuficiencia, Incapacidad, Ineptitud. Insulso, Insípido Insulto, Afrenta, Ultraje Insurgente, Rebelde Insurgente, Rebelde, Faccioso, Amo­ tinado Integro, Recto Intenciσn, Designio, Mira, Proyecto. Interior, Interno Interior, Interno, Intimo Interior, Interno, Intrínseco Interno, Interior Interno, Interior, Intimo Interno, Interior, Intrínseco Interrogar, Cuestionar, Preguntar.. Intimo, Interno, Interior Intrépido, Animoso, Valeroso, Va­ liente Intrínseco, Interior, Interno Inϊtilmente, En vano ( 192 ) 74 Inϊtilmente, En vano, Vanamente.. 163 162 26 Invadir, Usurpar, Apoderarse 96 178 Invectiva, Sátira Invenciσn, Descubrimiento 57 152 96 148 Ir, Irse 96 56 Ira, Cσlera 92 Irresoluto, Indeciso 96 93 140 J Joven, Mozo 124 Justicia, Derecho Justicia, Equidad 150 Justo, Equitativo 88 Juzgar, Decidir 96 56 97 97 54 Κ 151 94 Κ 151 109 151 93 93 23 94 94 8 134 94 135 95 95 95 95 95 95 95 52 95 21 95 71 Observaciones sobre esta letra en la nota art. Claustro 41 L Ideas ά que se refiere esta letra.— V, las notas ά los artνculos Alma y Claustro 13 y 41 Labia, Donaire, Gracejo 66 Lacσnico, Conciso 43 Largo, Difuso 98 Lascivia, Lujuria, Lubricidad 104 Lascivo, Obsceno, Disoluto, Lujurio­ so, Lϊbrico, Impϊdico 114 Lástima, Compasiσn 98 Lealtad, Fidelidad 98 Lejos, Distante 65 Lengua, Lenguaje, Idioma, Habla.. 99 Lenguaje, Estilo 98 Lenguaje, Idioma, Habla, Lengua.. 99 Leρa, Palo, Madera 119 Leyes naturales, Leyes de la natura­ leza 101 Liberalidad, Generosidad. 101 Libertino, Vicioso 101 Librería, Biblioteca 102 Licencia, Permiso, Concesiσn, Privi­ legio 43 Lícito, Permitido 102 Liga, Alianza, Confederaciσn, Coali­ ciσn «· 12 L Ligera, Débil, Inconstante, Voluble, Indiferente Ligeramente, A la ligera Ligereza, Velocidad Limar, Pulir Líquido, Fluido.. Lisonjero, Adulador 7 y Lograr, Conseguir, Alcanzar Lubricidad, Lujuria, Lascivia Lϊbrico, Obsceno, Disoluto, Lascivo, Lujurioso, Impϊdico Luego, Después Lugar, Sitio, Paraje Lujuria, Lubricidad, Lascivia Lujurioso, Obsceno, Disoluto, Las­ civo, Lϊbrico, Impϊdico LL Llamar, Nombrar Llegar, Alcanzar M Madera, Palo, Leρa , Magnitud, Grandeza, T a m a ρ o . . . . . . Malhechor, Delincuente Malicioso, Maligno, Malo, Malvado. Maligno, Malo, Malvado, Malicioso. Malo, Maligno, Malvado, Malicioso. Maltratar, Tratar mal Malvado, Maligno, Malo, Malicioso. Margen, Orilla, Ribera Marido, Esposo Materia, Asunto 26 y Materia, Objeto Maternal, Materno Máxima, Axioma, Sentencia, Apo­ tegma, Aforismo Máxima, Sentencia Medicamento, Remedio. Medio, Via Mejilla,· Carrillo Melancolía, Tristeza Melancσlico, Triste, Sombrío Melodía, Armonía Mendigo, Pobre Menear, Mover ( 193 ) Menosprecio, Desprecio 54 Mentecato, Tonto, Necio, Ignorante, 102 Imbécil 102 Mentira, Embuste 102 Merecimiento, Mérito 80 Mérito, Merecimiento 102 Miedo, Cobardía. 103 Miedo, Temor 104 Mientras, Entre tanto Mira, Intenciσn, Designio, Proyecto. 114 Mirar, Ver 103 Misericordia, Clemencia 103 Moda, Uso 104 Modelo, Tipo Momento, Instante 93 y 114 Monasterio, Convento, Claustro.... Monσlogo, Soliloquio Motivo, Causa Mover, Excitar 112 Mover, Menear 104 Movimiento, Acciσn Mozo, Joven Muchas veces, Frecuentemente... 119 Muchedumbre, Multitud 84 Mudanza, Variaciσn 105 Multitud, Muchedumbre 105 Mundo, Tierra, Orbe, Universo.... 105 Mutuo, Recíproco 105 Ν 106 105 Naciσn, Pueblo 118 Nadie, Ninguno 106 Naipes, Cartas 106 Natural, Sencillo 107 Necedad, Ignorancia, Tontería..... 107 Necio, Tonto, Ignorante, Mentecato, Imbécil..., 29 Negligente, Indolente, Dejado, Pe­ rezoso 107 136 Negocio, Tráfico, Comercio 166 Ninguno, Nadie 36 Niρada, Niρería. 160 Niρería, Niρada 159 Niρez, Infancia 25 Nobleza, Calidad 126 Nombrar, Llamar. 110 No obstante, A pesar de 25 60 157 107 107 107 108 IOS 108 95 165 109 109 154 109 40 150 37 75 110 110 96 110 110 164 110 154 111 111 111 37 143 88 157 90 42 111 112 112 91 35 112 22 ( 194 ) 112 112 H9 113 Paga, Pago 119 113 Pago, Paga 119 y 168 113 Palabra, Voz Palo. Cσmo representaban los celtas O la idea ά que pertenece esta voz.— Nota al art. Claustro 41 119 Objeto, Fin 113 Palo, Madera, Leρa Palpar, Tocar, Tentar 155 Objeto, Materia 107 120 Oblaciσn, Ofrenda 117 Para, A fin de 120 Obligaciσn, Deber 54 y 114 Para, Por 103 Obligar, Empeρar 114 Paraje, Lugar, Sitio Paraje, Puesto, Sitio 131 Obra, Producciσn 129 120 Obsceno, Deshonesto 114 Paralogismo, Sofisma Pararse, Detenerse 120 Obsceno, Disoluto, Lascivo, Lujurio­ 118 so, Lϊbrico, Impϊdico 114 Parecer, Opinion, Dictamen 121 y 143 Obscuro, Tenebroso 153 Parecido, Semejante Parsimonia, Ahorro, Economía..... 121 Obscuro, Turbio, Espeso 115 122 Observaciσn, Experiencia 115 Parsimonia, Frugalidad 148 Observar, Notar. 112 Particular, Singular Pasar, Pasarse 122 Obstáculo, Dificultad ·.. 115 Pasarse, Pasar 122 Obstáculo, Impedimento. 115 Paternal, Paterno 122 Obstinaciσn, Terquedad 116 Paterno, Paternal 122 Ocultar, Encubrir, Esconder 116 Patriotismo, Amor á la p a t r i a . . . . . . 19 Odio, Aborrecimiento 116 158 Odio, Aversion, Antipatía 116 Paz, Tranquilidad, Calma. Ofensa, Agravio 8 Pegarse, Adherirse.— Continuaciσn de Consentir, Adherir, Acordar 45 Oferta, Promesa 129 123 Oficio, Arte, Profesiσn 25 Peligro,, Riesgo 123 Ofrenda, Oblaciσn 117 Pena, Dolor, Pesar 123 Ofuscar, Alucinar, Confundir 15 Pena, Sentimiento, Dolor 40 Ofuscar, Oscurecer 117 Pequeρo, Chico Perdon, Remision, Absoluciσn 124 Oír, Escuchar 117 Olvido, Descuido .118 Perdurable, Perpetuo, Incesante, Con­ tínuo, Perenne, Inmortal, Eterno, Omnipotente, Todopoderoso 118 Sempiterno 124 Opinion, Parecer, Dictamen 118 Perenne, Perpetuo, Incesante, Conti­ Oposiciσn, Aversion, Repugnancia.. 28 nuo, Perdurable, Inmortal, Eterno, Opulencia, Riqueza 138 Sempiterno 124 Oraciσn, Arenga, Discurso 24 Orbe, Tierra, Mundo, Universo.... 154 Perezoso, Indolente, Dejado, Negli­ gente 90 Orilla, Margen, Ribera. 118 91 Osadía, Atrevimiento, Arrojo 27 Pérfido, Infiel Pérfido, Infiel, Traidor, Falso, Doble. 92 Σsculo, Beso. 31 25 Oscurecer, Ofuscar, 117 Perfume, A r o m a . . . . . Perjuicio, Daρo 52 Otras veces, En otro tiempo, Anti­ guamente 21 Permanente, Durable, Duradero, Es­ No obstante, Aunque, Bien q u e . . . . Notar, Observar Notar, Tachar, Tildar Notificar, Significar Nuevo, Reciente ( 195 ) 67 Predecesor, Antecesor Preguntar, Cuestionar, Interrogar.. 43 Prenda, Calidad, Cualidad, D o t e . . . 102 Prerogativa, Privilegio 156 Presagio, Agüero 156 Preso, Prisionero, Cautivo Presteza, Prontitud. 146 Presumir, Conjeturar. te 124 Presunciσn, Conjetura Perpetuo, Continuo 74 Presunciσn, Vanidad Perpetuo, Eterno Pretender, Solicitar Perpetuo, Incesante, Continuo, Pe­ Pretexto, Excusa renne, Perdurable, Inmortal, Eter­ 124 Prevenciσn, Advertencia no , Sempiterno Principiar, Comenzar, E m p e z a r . . . . Perseverante, Firme, Constante, Asi­ 79 Prisionero, Preso, Cautivo duo 125 Privado, Favorito, Valido Perseverar, Persistir 125 Privilegio, Permiso, Concesiσn, Li­ Persistir, Perseverar cencia 141 Perspicacia, Sagacidad Privilegio, Prerogativa 47 Persuadir, Convencer Problemático, Dudoso, I n c i e r t o . . . . Persuasion, Sugestiσn, Inspiraciσn, Proceder, Provenir 151 Insinuaciσn, Instigaciσn Producciσn, Obra 125 Pertenecer, Corresponder Proferir, Articular, Pronunciar 31 Perverso, Pervertido Profesiσn, Arte, Oficio. ,· 31 Pervertido, Perverso Profeta, Adivino 123 Pesar, Pena, Dolor Prolongar, Alargar, Prorogar 125 Petardo, Chasco Promesa, Oferta 125 Placer, Deleite Prontitud, Celeridad Placer, Delicia, Deleite, Voluptuosi­ Prontitud, Presteza 55 Prontitud, Viveza dad 126 Pronto, Diligente, Expedito Plebe, Vulgo 126 Pronunciar, Articular Pleiteante, Pleitista 126 Pronunciar, Proferir, Articular Pleitista, Pleiteante 126 Propension, Inclinaciσn Pobre, Mendigo 59 Propicio, Favorable Poco á poco, Despacio 53 Prorogar, Prolongar, Alargar. ,­ . . . Poner nombre, Dar nombre 165 Proseguir, Continuar Ponzoρa, Veneno Por, Para 120 Proteger, Defender, Sostener Por donde, Donde, Adonde, De don­ Provecho, Utilidad, Ventaja de 67 Provenir, Proceder 69 Proverbio, Adagio, Refrán Porfía, Empeρo, Tema Por mí, E n cuanto á mí 70 Proyecto, Intenciσn, Designio, Mira. Porque, Pues 126 Prudencia, Sabiduría Posesion, Goce 82 Prueba, Ensayo, Experimento Postura, Actitud 7 y 127 Publicar, Divulgar 21 Pudor, Vergüenza. Proceder, Anteceder Precio, Valor 163 Pueblo, Naciσn table Permiso, Licencia, Privilegio, Con­ cesiσn Permitido, Lícito Permitir, Tolerar, Consentir Permitir, Tolerar, Sufrir Perpetuamente, Siempre, Eternamen. 127 52 34 127 10 38 127 44 127 163 128 75 128 41 38 77 43 127 128 128 129 129 25 7 11 129 39 127 168 64 129 129 90 130 11 47 55 162 12S 130 95 140 131 131 166 111 ( 196 ) 137 Puerco, Sucio, Inmundo, Desaseado. 150 Réplica, Respuesta 126 Replicar,Responder, Contestar.... 46 Pues, Porque 131 Reposo, Descanso 136 Puesto, Sitio, Paraje 102 Reposo, Quietud, Sosiego, Descanso. 137 Pulir, Limar . 74 Reposo, Sosiego 137 Puntual, Exacto Reprender, Corregir, Echar repri­ Q menda 48 Repugnancia, Aversion, Oposiciσn. 28 Quebrado, Roto, R o m p i d o . . . . . . . . 139 75 138 Requerir, Exigir Quebrar, Romper Reserva, Secreto 143 16 Querer, Amar 62 16 Resolver, Determinar, Decidir Querer, Amar, Estimar .. „ 1 [ Respectivo, Relativo 136 Querer, Desear „ f Respeto, Veneraciσn 165 Querer, Estimar _ q * Respiraciσn, Aliento 12 Quiebra, Bancarota Responder, Contestar 137 Quietud, Reposo, Sosiego, Descanso, 137 132 Responder, Contestar, Replicar.... 46 Quietud, Tranquilidad 137 132 Respuesta. Réplica Químico, Alquimista Restos, Escombros, Ruinas 138 Resultado, Efecto, Éxito, Consecuen­ R cia 44 Rabo, Cola 41 Resumen, Sumario, Compendio, Epí­ Rapidez, Velocidad 165 tome 42 Rápido, Veloz, Acelerado 132 Retener, Guardar 84 Raro, Extraρo, Singular 133 Retrato, Efigie, Imagen, F i g u r a . . . . 68 Raza, Especie, Casta 133 Ribera, Orilla, Margen.. 118 Realizar, Efectuar, Ejecutar 134 Ridículo, Risible 138 Rebelde, Insurgente 134 Riesgo,Peligro. 123 Rebelde, Insurgente, Faccioso, Amo Rigor, Severidad , 146 tinado , 94 Rima, Consonante 46 Recelo, Sospecha , 150 Riqueza, Opulencia 138 Recibir, Aceptar , 134 Risible, Ridículo 138 Recibir, Tomar 156 Robustez, Fuerza, Vigor, Fortaleza. 81 Reciente, Nuevo 113 Robusto, Vigoroso, Fuerte 167 Recíproco, Mutuo 111 Rogar, Suplicar 151 Reclamo, Seρuelo 134 Romper, Quebrar 138 Reconocer, Agradecer. 8 Rompido, Roto 31 Reconocimiento, Gratitud 135 Rompido, Roto, Quebrado 139 Recto, Integro 135 Rostro, Cara, Faz, Semblante 138 Refrán, Proverbio, Adagio 130 Roto, Rompido 31 Refugiarse, Acogerse 6 Roto, Rompido, Quebrado 139 Refugio, Asilo 135 Ruido, Bulla 33 Regla, Reglamento 135 Ruina, Decadencia 54 Reglamento, Regla 135 Ruinas, Restos, Escombros 138 Relaciσn, Analogía 136 Rϊstico, Impolítico, Grosero 89 Relativo, Respectivo 136 S Remedio, Medicamento 136 140 Remision, Perdon, Absoluciσn 124 Sabiduría, Prudencia..., Sabio, Docto, Erudito. Sacrificar, Inmolar Sagacidad, Perspicacia Sagaz, Astuto Salario, Estipendio, Honorario Salario, Estipendio, Sueldo, Solda­ da, Honorario « Saluble, Sano, Saludable Saludable, Sano, Saluble Sano, Saluble, Saludable Sátira, Crítica Sátira, Invectiva Satisfecho, Contento Secar, Enjugar Secreto, Reserva Seducir, Corromper, Sobornar, Co­ hechar Segϊn, Conforme Semblante, Rostro, Cara, Faz Semejante, Parecido 121 y Sempiterno , Perpetuo , Incesante , Continuo, Perenne, Perdurable, In­ mortal, Eterno Sencillo, Natural Senda, Vereda Sensaciσn, Sentimiento Sensible, Tierno Sentencia, Axioma, Máxima, Apo­ tegma, Aforismo Sentencia, Máxima Sentimiento, Pena, Dolor Sentimiento, Sensaciσn Seρal, Signo Seρuelo, Reclamo Separar, Apartar Separar, Distinguir Sepulcro, Tumba, Tϊmulo, Sepul­ tura Sepultura, Tumba, Tϊmulo, Sepul­ cro Ser, Estar Ser, Existir, Subsistir • Serio, Grave Servicio, Servidumbre... Servidumbre, Esclavitud Servidumbre, Servicio ( 197 ) 140 Servir para, Servir de 14g 140 Severidad, Rigor. 14g 146 141 Siempre, Continuamente 141 Siempre , Perpetuamente , Eterna­ mente 146 141 Significar, Notificar 113 147 141 Signo, Seρal 147 142 Silencioso, T a c i t u r n o . . . . . . Ώ 142 Simulacro, Fantasma, Espectro.... 147 142 Sinceridad, Franqueza 148 51 Sincero, Ingenuo 148 96 Singular, Extraordinario 148 142 Singular, Particular. ·. 148 142 Singular, Raro, Extraρo 133 143 Sitio, Lugar, Paraje 103 Sitio, Puesto, Paraje 131 49 Situaciσn, Estado 149 Sobornar, Corromper, Seducir, Co­ 44 hechar 49 138 70 143 Sobre, Encima Sociable, Amable 149 Socorrer, Ayudar, Asistir 149 2S 124 Socorro, Auxilio, Amparo 120 143 Sofisma, Paralogismo 143 Soldada, Salario, Estipendio, Sueldo, Honorario . . * 141 143 128 144 Solicitar, Pretender. Solícito, Diligente 149 150 29 Soliloquio, Monσlogo Solitario, Desierto, Deshabitado.... 59 107 Solo, Ϊnico 162 123 Soltura, Desembarazo, Despejo, Des­ 143 enfado, Desparpajo, Desenvoltura. 57 147 Sombrío, Triste, Melancσlico 159 134 Sonoro, Canoro 35 144 Soportar, Sufrir... 151 65 Sorprender, Engaρar 150 Sosiego, Reposo 137 160 Sosiego, Reposo, Quietud, Descanso. 137 Sospecha, Recelo 150 160 Sostener, Defender, Proteger 55 144 Subsistir, Ser, Existir 145 145 Sucio, Puerco, Inmundo, Desaseado. 150 84 Sueldo, Salario, Estipendio, Soldada, 145 Honorario 141 145 Sueρo, Ensueρo 151 145 Suficientemente, Bastante 30 < 198 ) Sufrir, Soportar 151 Tomar, Recibir 151 Tomo, Volumen Sufrir, Tolerar • 156 Tontería, Ignorancia, Necedad Sufrir, Tolerar, Permitir Sugestiσn, Inspiraciσn, Insinuaciσn, Tonto, Necio, Ignorante, Mentecato, 151 Instigaciσn, Persuasion Imbécil Sumario, Resumen, Epítome, Com­ Trabajo, Fatiga 42 Traducciσn, Version pendio « 77 Traducir, Trasladar, Vertir Superficie, Faz. 151 Suplir, Rogar Tráfico, Comercio, Negocio 151 Traidor, Infiel, Pérfido, Falso, Doble. Suposiciσn, Hipσtesis 22 Trama, Conspiraciσn, Conjuraciσn.. Supuesto, Apσcrifo 31 Tramar, Urdir Suspendido, Suspenso 31 Tranquilidad, Paz, Calma Suspenso, Suspendido . 152 Tranquilidad, Quietud Susto, Espanto Transferir, Transportar Sutileza, Destreza, Doblez, Astucia, 61 Transportar, Transferir Artificio Tras, Detrás Τ Trasladar, Vertir, Traducir Tratar mal, Maltratar 113 Tachar, Notar, Tildar Tren, Equipaje 147 Triste, Melancσlico, Sombrío Taciturno, Silencioso. 152 Tristeza, Aflicciσn Talento, Ingenio 84 Tristeza, Melancolía Tamaρo, Grandeza, Magnitud 69 Triunfar, Vencer Tema, Empeρo, Porfía 108 Tronada , Temporal, Contratiempo, Temor, Miedo Tempestad, Temporal, Contratiempo, Tempestad, Borrasca, Huracán, Borrasca, Huracán, Tronada, & c . 152 &c Temporal, Contratiempo, Tempes­ Tumba, Tϊmulo, Sepulcro, Sepul­ tad, Borrasca, Huracán, Tronada, tura 152 &c Tϊmulo, Tumba, Sepulcro Sepultu­ 153 Tenebroso, Obscuro ra 155 Tumulto, Alboroto Tentar, Tocar, Palpar. 153 Turbio, Obscuro, Espeso Teσrica, Especulativa 154 Término, Fin 173 Términos Sinσnimos U 116 Terquedad, Obstinaciσn. 154 Ultraje, Afrenta, Insulto Tierno, Blando 144 Ultraje, Injuria. Tierno, Sensible 154 Unánime, Acorde, Conforne Tierra, Mundo, Orbe, Universo.... 113 Ϊnico, Solo Tildar, Notar, Tachar 154 Universal, General Tipo, Modelo 155 Universo, Tierra, Mundo, O r b e . . . . Tocar, Tentar, Palpar 28 Urdir, Tramar Todavía, Aϊn Todopoderoso, Omnipotente....... 118 Uso, Costumbre 156 Uso, Moda Tolerar, Consentir, Permitir 151 Usurpar, Invadir, Apoderarse Tolerar, Sufrir 156 Utilidad, Provecho, Ventaja Tolerar, Sufrir, Permitir 156 168 88 157 77 157 159 42 92 157 162 158 132 158 158 62 159 106 159 159 160 160 160 152 160 160 11 115 8 93 161 162 82 154 162 162 109 162 162 Vacío, Hueco Valentía, Valor Valeroso, Valiente, Intrépido, Ani­ moso Valido, Favorito, Privado Valiente, Intrépido, Valeroso, Ani­ moso Valor, Precio Valor, V a l e n t í a . . , Vanamente, Inϊtilmente, En v a n o . . Vanidad, Presunciσn Variaciσn, Mudanza. Variaciσn, Variedad Variedad, Diferencia, Diversidad... Variedad, Variaciσn Vario, Diferente, Diverso, Distinto. Vasto, Extenso, Extendido, Dilata­ do..... Vejez, Ancianidad Velocidad, Ligereza Velocidad, Rapidez Veloz, Rápido, Acelerado Vencer, Triunfar Vencimiento, Victoria. Veneno, Ponzoρa Veneraciσn, Respeto Venidero, Futuro Ventaja, Utilidad, Provecho Ver, Mirar. ( 199 ) Vereda, Senda Vergüenza, Cortedad 87 Vergüenza, Pudor 163 Version, Traducciσn Vertir, Trasladar, Traducir 21 Vestigio, Huellas 77 Via, Medio Vicioso, Libertino 21 Victoria, Vencimiento 163 Vida, Existencia 163 Viejo, Anciano 163 Vigor, Fuerza, Fortaleza, Robustez. 163 Vigoroso, Fuerte, Robusto 164 Violento, Arrebatado 164 Vision, Apariciσn 63 Viveza, Prontitud 164 Vocabulario, Diccionario 63 Voces.—Su formaciσn.—Nota al art. Alma ».. 164 Voces, Gritos Voluble, Débil, Inconstante, Ligera, 20 Indiferente 102 165 Volumen, Tomo 132 Voluptuosidad, Delicia, Deleite, Pla­ 160 cer..... 119 y 166 Voz, Palabra 165 Vulgo, Plebe 165 165 Y 162 165 Yerro, Error 143 166 166 157 159 166 166 101 166 166 167 81 167 167 168 168 63 13 168 54 168 55 168 126 72 LISTA DE SEÑORES SÜSCRITORES. E N LA CAPITAL. Exrao. Sr. Presidente de la Repϊblica, Castillo, D. Felipe. general de division D. José Joaquín de Cervantes, D. Miguel. Cervantes, D. Vicente Herrera. Cevallos, D. José María. SEÑORES. Compta, D. Paulino. Acuρa, D. Pablo. Contreras, D. José María. Aguado, D. Luis G. Covo,D. Juan. Alaman, D. Lϊeas. Cruz, Fr. Antonio. Alf aro, D. Agustín. Cuevas, D. Luis G., ministro de Relacio­ Algara, D. Ignacio. nes. Alva, D. José María. Charum, D. Ramon. Alva, Dr. D. Mariano. Chaves», D. Juan. Alva, D. J. R. Diaz, D. Agustín. Andrade, D. Manuel. Diaz de Bonilla, D. Manuel. Anievas, D. José. Diaz, D. Manuel. Aranda, D. Mariano. Domínguez, D. Juan. Arriσla, D, Guadalupe. Duran, D. José Ignacio. Arroyo, D. Miguel. Echeveste, D­ José. Badillo, Doρa Josefa. Escobosa, D. Jesus. Balderas,D. Antonio. Escoto, D. Antonio. Barrera, D. Eulogio. Espinosa, D. Antonio. Barrera, D. Francisco. Espinosa, D. Rafael, coronel de caballe­ Barrera, D. José María. ría, director de la Escuela Normal del Baylier es, D. Mariano. ejército. Buenabad, Lie. D. Mariano. Esteva y Ulíbarri, D. M. Bulnes, D. José María. Estrada, D. Francisco. Camacho, D. Silvestre. Falcon, D. Marcos. Campillo, D. Joaquin. Flores Alatorre, D. Ignacio. Cancino, D. Rafael. Floriano, D. Joaquin. Carbajal, D. Francisco. Fonseca, D. Juan. Casamadrid, D. Viviano. Castaρeda y Nájera, D. Manuel. Fuentes, D. Angel. 26 ( 202 ) García Conde, D. Pedro, ministro de Guer­ ra y Marina. García, D. Manuel. García Muro, D. Francisco. Gomez García, D. Mariano. Gonzalez de la Vega, D. José María. Gonzalez, D. Manuel. Gonzalez, D. Miguel. Guerra, D. Miguel. Guillon, D. Luis. Gutierrez, D. Genaro. Heredia, D. Francisco. Hernandez, Fr. Juan. Herrera, D. Francisco. Hidalgo, D. José Manuel. Huerta, D. José María. Iglesias, D. José. Jimenez, D. Miguel. Jimenez, D. José María. Labastida, D. Sebastian. Ladrσn de Guevara, D. Joaquin. Laso, D. Miguel Laspita, Br. D. José María, Rector de la Santísima. Leon, D. Joaquin R. de. Lombardo, D. Francisco. Madrid, D. Antonio. Marroquí, D. Joaquin. Martinez, D. Luis. Martinez, D. José María. Medina, D, Gregorio. Medina, Fr. Juan. Mendiondo, D. Pedro. Mendoza, D. José María, coronel; Merlin, Fr. Buenaventura. Miρσn, D. Juan, general de brigada. Moreno y Jove, Dr. D. Manuel, canσnigo de esta Santa Iglesia Catedral. Moreno, Fr. Agustín María, Guardian de San Francisco. Nájera, D. José María. Navarro, D. Joaquin. Olarte, D. Ramon. Orbegozo, D. Juan, general de division. Ormaechea, D. Ignacio, general de brigada. Ortega, D. Francisco. Osollo, D. Francisco. Otero, D. Mariano. Padilla, D. Ignacio. Palacio, D. Francisco. Palomino, D. Manuel. Palomo, D. Ignacio. Parra, D. Francisco. Paz, D. Buenaventura. Peρa, D Miguel. Pevidal, D. Patricio. Peyersfeld, D. Manuel. Pineda, D. P. Piquero, D. Ignacio. Pulet, D. Pedro. Quitana Roo, D. Andrés, senador. Ramirez, D. Antonio. Ramirez, D. Fernando. Ramirez, D. Simon. Reyes, D. José María. Rio, D. Andrés del. Riva Palacio, D. Mariano, ministro de Justicia. Rodriguez, D. Feliciano. Rodriguez, D. José María. Rodriguez, Fr. Manuel. Rosa, D. Luis de la, ministro de Hacien­ da. Rosas, D. Manuel. Salazar, D. Benigno. Salinas, D. José María. Sámano, Fr. Tomás. Segura, D. Vicente. Sierra, D. Felipe. Sierra, D. Mariano. Sousa, D. Mariano, capitán. Terán, D. Felipe. Terreros, D. Pedro Romero de, general de brigada. Torrescano, D. Pablo. Troncoso, D. Luis. True va, D. Manuel. Ulíbarri, D. José Dolores. Valdes, D. Ramon F . Valdes, D. José María. Varas, D. Manuel. Várela, D. Luis. Vazquez, Fr. Rafael. Velasco, D. Juan, Vera, D. José Joaquin. Vértiz, D. Juan Ν . Villalva, D. Estevan. Villamil, D. José Lázaro. »»»Ε ACAPULCO. Loranca, D. José María. Medina, D. Manuel. Perez Gavilán, D. Agustín. ( 203 ) Villaseρor, Br. D. Juan. Viya, D. José María. Yaρez, D. José Isidro. Zarate, D. Mariano. Μ ΙΜ Ε ® García, D. Pedro. Rubio, D. Jacinto. DU RANGO. Castaρeda, D. Marcelino. Gameochipi, D. Gregorio. ACTOPAM. Cárdenas, D. Marcos, Doctor, Cura pár­ Gomez del Palacio, D. Francisco. Olvera, D. Pedro. roco y Vicario Foráneo. Ramirez, D. Fernando. AGUASCALÏENTES. Torre, D. Bernardo de la. Arenas, D. Antonio. EJUTLA. ATLIXCO. Genis, D. Francisco. Otero, D. Juan J. Perez de Leon, D. Francisco. Ramírez Espaρa, D. Joaquín. Zenon, D. Francisco. Martínez, D. Juan C. Martinez, D. Pascual. Moreda, D. Victor J. FRESNILLO. Santillan, D. Agustín.—4 ejemplares: no mandσ la lista. CELAYA. GUADALAJARA. Márquez, D. Víctor. C I U D A D DE BRAVOS. Martinez, D. Ramon Ε . CIUDAD VICTORIA. Cárdenas, D. Manuel. Guerrero, P . Andrés. CHALCHICOMULA. Brambila, D. Juan María.—5 ejemplares: no mandσ la lista. G U A D A L U P E Y CALVO. Peimbert, D. José María. GUANAJUATO. Campuzano, D. Ruperto.—7 ejemplares: no mandσ la lista. Castillo, D. Joaquín. HUEJUTLA. DOLORES HIDALGO. Corona, D. Francisco Diaz, D, José Trinidad Andrade, D. Cristσbal. Mercado, D. Juan. Quintero, D. Juan María, ( 2C34 ) Rodriguez, D. Francisco. Vera, D. Manuel Viniegra, D. Agustin. NIEVES. Arellano, D. Jesus. OAJACA. IXMIQUILPAM. Alamillo, D. Pedro Perez, Juez de letras. Bolaρos, D. Cristσbal.—23 ejemplares: no mandσ la lista. JALAPA. Perez y Rincσn, D. Francisco.—7 ejem­ plares: no mandσ la lista. MAZATLAN. Estradra, D. Patricio.—4 ejemplares.· no mandσ la lista. MÉRIDA DE YUCATÁN. Aznar Perez, D. Alonso. Calero, D. Francisco. Calero, D. Vicente. Elizalde, D. Pedro. Elizalde Quijano, D. Pilar. Elizalde de Domínguez, D. Manuel. Este van Carrillo, D. Manuel. Lopez, D. José Tiburcio. Lopez Constante, D. Manuel. Pedroso, D. Mariano. Peraza D. Martin. Sauri Méndez, D. Gregorio. Sierra, D. Justo. Solís Novelo, D. Vicente. Sosa, D. José Domingo. Villamil, D. Eusebio. MINERAL DEL MONTE. ORIZAVA. Lopez, D. Clemente. Mosquera, D. Manuel. Soane, D. Ramon María. PUEBLA. Castillero, D. Atenσgenes.—6 ejemplares: no mandσ la lista. Gonzalez, D. Marcelino.—25 ejemplares: no mandσ la lista. PURUÁNDIRO. Burgos, D. Benito. QUERΘTARO. Pimentel, D. Mariano.—6 ejemplares: no mandσ la lista. SAN ANDRES TUXTLA. García, D. Crispin. SAN CRISTÓBAL CHIAPAS, Cuendo Vallejo, D. José. Pineda, D. Emeterio. Castelazo, D. Ignacio.—3 ejemplares: no mandσ la lista. SAN JUAN DEL RIO. MO RE LI A. Olvera, D. José María.—5 ejemplares: no mandσ la lista. Calderσn, D. Ireneo. Cortés, D. José María. Degollado, D. Santos. Elguero, D. Manuel. Gonzalez, D. Agustín. Herrera, D. Rafael. Huerta Anton, D. Juan. Lopez, D. Carlos. Pastor, D. Francisco. Sierra, D. Manuel. SAN LUIS POTOSÍ. Avila, D. Florencio. Blanco, D. Estanislao. Conde, D. Manuel. Contreras, D. Estanislao Castro, D. Tirso. Castro, D. Marcelino. Echeverría, Fr. Felipe. Gomez, D. Ignacio. ( a Gonzalez, Fr. Manuel. Guzman, D. José Francisco. Hoyuela, D. Mariano. Huerta, Fr. Francisco. Medellin, Fr. Luis. Morillo, D. José. Rico, D. Antonio. Rodriguez, Fr. Estanislao. Vega, D. Mariano. SAN MIGUEL ALLENDE. Bustamante, D. Gavino. Espinosa, D. Lorenzo. Gonzalez, D. Mariano. Moneada, Fr. Antonio. Pastor, D. Juan José. Santto, D. José Luis. > ) TULA DEL MEZQUITAL. Fernandez, D. Vicente. Macotela, D. Domingo. TULA DE TAMAULIPAS. Villasana, D. Francisco. TULANCINGO. Carlon, D. Luis. VERACRUZ. Vidal, D. José.—10 ejemplares: no man­ dσ la lista. VIGAS. Domingo Casas, D. Manuel María. VILLA DE SAN FRANCISCO. SANTA CRUZ. Gonzalez, D. Secundino. SANTA MARÍA DEL RIO. Nava, D. Guadalupe. Tapia, D. José María.—5 ejemplares: no mandσ la lista. VILLA DE TEHUANTEPEC. Cházary, Fr. Félix. Robles, D. José María. SOTO LA MARINA. Garza, D. Juan B. de la. ZACAPU. Sierra, D. Jesus. TAMPICO. Escobar, D­ Juan.— 11 ejemplares: no mandσ la lista. ZACAPUAXTLA. Ochoterena, D. Antonio.—5 ejemplares: no mandσ la lista. TEHUACAN. Almazan, D. Pascual. Parra, D. Luis G. de la. TEMASCALTEPEC. Alas, D. Manuel. ZACATECAS. Zamora, D. Victoriano.—3 ejemplares: no mandσ la lista. ZIMAPAN. TESIUTLAN. Castillo, D. Francisco. Gallegos, D. Antonio. Ruiz, D. José G. Ruiz, D. Pablo. Garrido, D. Alejandro. Gomez, D. Manuel. Ledesma, D. Guadalupe. Noeggerath, D. José. Obregon, D. Romualdo. Rivera, D. José María. TOLUCA. Monroy, D. José Darío.—10 ejemplares: no mandσla lista ZINAPÉCUARO. Espino, D. Luis. Dice: suele serlo el de una fealdad: enteramente á otra no solo es casualidades, atiende ningϊn género ni confianza, atribuye. centella. causado práctimente σ la sátira. censurar; morosidad .con la relaciσn de un honrado que le son diferencia observancia, y así sería bien dicho: á la moral, primera, querar espetáctulo causada se llama insuficiencia insuficiencia con los demás anda diligente Saber un idioma, Léase: suele serlo de una fealdad: eternamente á otro no lo es cualidades, atendiera ningϊn género de confianza, atribuyen. centellas. causada prácticamente σ á la sátira. censura; mordacidad con relaciσn de un hombre honrado que les son indiferencia observaciσn, y así no sería bien dicho: á lo moral, promesa, querer espectáculo causado se llaman suficiencia suficiencia con respecto á los demás ande diligente Saber su idioma,