Las almacabras saraqustíes
en el contexto
de las almacabras
de Al-Andalus
Juan A. Souto
Introducción
aragoza, ciudad con cuatrocientos años de dominio
islámico en su haber, contaba en su momento con una o
más almacabras o necrópolis musulmanas. De esta o
estas almacabras no se conocía resto material alguno,
sino tan sólo m enciones de las fuentes escrita:;;, hasta la
reciete excavación de parte de una de ellas en la calle de
Predicador es, extr amuros de Saraqusta, la Zaragoza
islámica, por el Servicio Municipal de Arqueología de la
ciudad. Una guía de las necrópolis zaragozanas no podía pasar por alto
estos hechos, de ahí que se haya pensado para ella, muy acertadamente, en
Ul'l apartado específico dedicado al período islámico. Quien este apartado
escribe no pertenece al m encion ado Servicio ni tiene mayor conocimiento
de la mentada necrópolis que el adquirido en repetidas visitas al
yacimiento, visitas siempre guiadas por los excavadores del mismo, que
Non colegas y amigos del autor y que no escatimaron tiempo, paciencia ni
Nubldur!a a la hora de transmitirle cuantos datos sobre dicha almacabra
1bLI proporcionando el sub sue l o. Mas precisamente por ser tales
1 xcuvadorcs los auténticos y únicos desveladores d e es os datos, lo
oporlllno ha de ser que a ellos corresponda su divulgación directa. El
p1.'1blk' no cuenta de momento sino con el resumen de la comunicación
ャjセ@
ul respecto presentaron en el III Congreso de Arqueología Medieval
1 ¡•r1 flola, celebrado en Oviedo en la primavera de 1989 y cuyas actas están
t'll pi'CI1!1U. Valga presentar aquí, simplemente, una panorámica general de
IoN セGエjョ」Zャッウ@
Islámicos en la Península Ibérica a tenor de los datos por
4tiloJ•u IJIHH.:luoH y unu slnoplillli de cuanto las fL1entes árabes dicen sobre el
1 ', ,¡, lttl'n¡¡o:t.u. I" •Pt'l't'lllON 1:011 t<llo que.' el セ ᄋ オイャPQュ@
se torne lnLerelutdo y
50
CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
.mime a prof·undizar sus conocimientos a través de la bibliografía que
' incluye al final del trabajo.
Ht'
Las almacabras en al-Andalus
Mucho es lo que queda por investigar en todo el mundo acerca de esa
inapreciable fuente de datos históricos diversos -sociales, demográficos,
etnológicos, etc.- que son las almacabras. El caso de al-Andalus no es una
excepción de esta regla, mas es relativamente razonable el considerar que
las características generales de las necrópolis andalusíes seguían de cerca
las del resto de los demás países musulmanes. Así, se sabe que los cementerios de las ciudades hispanomusulmanas se solían situar extramuros y
cerca de las puertas, siguiendo una lógica urbana comprensible. En tales
casos solían recibir el nombre de la puerta en cuestión, que era en general
el de su orientación cardinal o el de la ciudad más importante a donde
conducía. También se encontraban en faldas y pies de montañas, sobre todo en el mundo rural. Las almacabras eran para los andalusíes, como lo siguen siendo para todos los musulmanes, lugares santos. Las tumbas de
personajes ilustres o venerados eran objeto de bendiciones y peregrinaciones ·e n busca de la baraca o energía divina de los difuntos en cuestión, baraca que sus tumbas seguían irradiando, o bien de la intercesión de los
mismos ante Dios. Toda gran ciudad del Islam, aún en nuestro días, reivindica el honor de poseer una o más sepulturas de personajes venerados. De
hecho, muchas almacabras surgen en tomo a la tumba de uno de esos personajes, a cuyo calor desean ser enterrados los fieles. La fundación de un
cementerio es acción pía equiparable a la de cavar un pozo público, reparar un puente o fundar una mezquita. Había y hay cementerios cuyo nombre corresponde al de un santo en él enterrado o al del personaje que lo
fundó.
No es raro que los cementerios islámicos constituyan auténticos
jardines donde la población acude a visitar las tumbas y que sirven de
lugares de encuentro, paseo y charla tranquila en los momentos y días de
asueto. Claro que, a veces, tales inocentes actividades podían llegar más
allá: a principios del siglo XII, el jurista Ibn Abdún dice lo siguiente,
refiriéndose a Sevilla:
Lo peor que ocurre en su cementerio (por el cual nuestros conciudadanos son objeto de censuras) es que se permite que encima de las
tumbas se instalen individuos a beber vino o incluso, en ocasiones, a
cometer deshonestidades, y que han establecido letrinas y cloacas a
cielo abierto, cuyos conductos corren por encima de los muertos ....
Apunta en otro lugar el docto sevillano:
No deberá permitirse que en los cementerios se instale 11ingún
vendedor, que lo que hacen es contemplar los rostros descubiertos de
las mujeres enlutadas, ni se consentirá que en los dtas r/, ヲゥエセ。@
セᄋ@
estacionen los mozos en los caminos entre los ウ・ーオャ」イjNセ@
a tic ,., 'Htll .-1
paso de las mujeres. Esfuérzese e11 impedirlo ,.¡ a/mo/ac, ti Cll1t1Ytlrlr•
por el cad(. También deberd prohibir •l ¡;ttl ''' 111r1 ,,,,, エOセQ@
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA
51
individuos permanezcan en los espacios que separan las tumbas con
intento de seducir a las mujeres, para impedir lo cual se hará una
inspección dos veces al día, obligación que incumbe al almotacén. Se
ordenará asimismo a los agentes de policía que registren los mercados
circulares [que rodean algunas tumbas], y que a veces se convierten
en lupanares, so bre todo en verano, cuando los caminos están
desiertos a la hora de la siesta .
Más que como los de una norma, estos testimonios deben tenerse
como los de un momento de falta d e gobierno y control en la urbe
andaluza, pues las almacabras son por naturaleza lugares apacibles y
agradables que invitan al recogimiento, la armonía y la paz interior.
La rawda, término que en árabe significa jardín -de ahí, por extensión,
jardín funerario- y que en castellano generó el arabismo rauda, cementerio
árabe según María Moliner, constituye un marco de referencia escatológica
en el que el paisaje es recreado por el hombre, quien para tal hacer se basa
en razones climáticas y en imágenes cosmológicas. Es frecuente, en este
sentido, encontrar rawdas formad as por un cuadrado dividido en cuatro
sectores por dos ejes axiales, representantes de los cuatro ríos del Paraíso.
Cada uno de esos cuatro sectores se divide a su vez en otros cuatro, éstos
en dieciséis y así sucesivamente, formándose una retícula de parterres
entre las tumbas. El símbolo del árbol es también fundamental en esta
imago mundi preñada de referencias escatológicas. El árbol más frecuente
es el ciprés, cuya altura simboliza la gloria de los difuntos y su ascensión
al cielo -aunque en al-Andalus y su zona de influencia más inmediata no
hay constancia de este árbol: en Granada había olivos en 1494 y en Ceuta,
azufaifos en el siglo XV-. Como todo este simbolismo es muy costoso de
expresar m aterialmente, tales rawdas eran privativas de los contextos
palaciegos. Poco de todo ello se encontraba en los populosos cementerios
ciudadanos. En al-Andalus había rawdas al menos en los alcázares de
Córdoba, Sevilla, Valencia y la Alhambra de Granada.
En cuanto a cementerios especiales, se sabe de uno de leprosos en
Badajoz y de uno para extranjeros en Granada.
Tras referimos a los cementerios en tanto en cuanto conjuntos, pasemos ahora a los elementos fundamentales integradores de los mismos, las
tumbas. La tumba, en árabe qabr -de donde maqbara-, es el lugar de residencia del difunto y propiedad particular, individual e inalienable de éste.
No se puede, pues, reutilizar ni remover siquiera su contenido. Al igual
que la mezquita, la tumba es expresión del eje que conduce horizontalmente a la Meca. Por eso muchas de ellas se orientan perpendicularmente
u la alquibla, dirección que en la Península Ibérica corresponde con el SuJ•este. Su morfotipología es muy diversa, por lo que nos remitimos a los
datos al respecto conocidos para cada cementerio andalusí y que se desaI'!'Ollan esquemáticamente más abajo. Las tumbas no se deben pisar, ni se
ha de caminar sobre ellas. Los visitantes, que generalmente acuden los jueVel!i y los viernes por la maf\.ana, les ponen palmas y rosas o, en defecto de
Clstas últimas, las perfuman con agua de rosas. Es tradicional que ante las
1umbn11 !IC recite el Corán, piadosa costumbre que en Sevilla debió degeneI'UI' do mulL\ munel'u, pucH 1bn Abd(m dice que h'llector del Alcord11 por los
ュオエセイャッNM
1w .¡, ¡,, ¡,¡ , r nl11ww 111 solt1ro (tumqtut セGcャ@
cl1¡o), p11es d, ・セOャ。@
·
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CUADERNOSDEZARAGOZA63
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA
53
siguen muchos males, fácilmente intuibles si recordamos lo antedicho por
ese autor.
La señalización de las tumbas no es preceptiva, ni mucho menos. Es
más, a tenor del estado actual de las investigaciones, constituye una excepción. Su tipología es variadísima, habiendo desde una simple columna o
cipo hincado en la tierra a la cabeza y/o los pies de la fosa hasta complicadas estelas epigráficas cuyos contenidos son preciosas fuentes documentales que aportan muy diversos datos acerca de los difuntos en cuestión. Al
hablar de estas señales merece la pena hacer referencia a la maqabriya,
que es un plinto rectangular rematado por un prisma de sección triangular
cuyas paredes mayores y menores se cubren de decoraciones diversas, fundamentalmente epigráficas en las mayores y geométricas o florales en las
menores. En al-Andalus este elemento sería típico, aunque no privativo,
de la zona almeriense. También abundan las maqabriyas en morabitos norteafricanos, en Sicilia y en Malta. Según Torres Balbás, su origen ha de
buscarse en las sepulturas romanas de tegulas e imbrices.
Los mausoleos, muy frecuentes en el mundo islámico, protegen las
tumbas que hay en su interior y aseguran su perpetuación. Si la tumba
marca un eje horizontal, el mausoleo marca uno vertical -de comunicaci(m con el cielo- con aquélla como centro. Es frecuente que los
mausoleos sean de planta cuadrada con cúpula -tipo de monumento que
se conoce como qubba -, simbolizando el cuadrado, asentado en la tierra,
el mundo material y la bóveda circular, apuntando a las alturas, el círculo
de la eternidad celeste. El paso de una figura a otra mediante trompas de
ángulo genera el octógono, la transición entre nuestro mundo y el del más
allá. En qubbas suelen enterrarse santones y ascetas. A veces estos
mausoleos daban origen a una zawiya.
Por lo que se refiere al cadáver, rara vez se introducía en un ataúd: en
general, los musulmanes se entierran con una simple mortaja. Los santos
eran inhumados con las ropas que llevaban puestas en el momento de su
muerte. No era frecuente enterrar con ajuar de ningún tipo. Esta simplicidad austera de los ritos funerarios no se veía alterada por las diferencias
sociales, por lo que tales ritos no sirven como fuente para el estudio de la
historia social.
Tras la conquista de las ciudades hispanomusulmanas por los
cristianos, éstos prohibieron expresamente que las almacabras se siguiesen utilizando. Casi todas ellas quedaron pues sin función, salvo casos
excepcionales como Toledo. Los documentos suelen recogerlas con voces
derivadas del árabe maqbara o de su plural maqabir: almacáber, almocábar, almocáber, almecora, almecorilla -interesante arabismo con sufijo
diminutivo romance-, etc. Las estelas, losas y bordillos que identificaban o
señalaban las tumbas de los musulmanes se reutilizaron frecuentemente
en construcciones varias, sobre todo en iglesias. En Aragón,
concretamente en Huesca, Jaime 1 cedió las piedras del Fosal de los
sarracenos al convento de Predicadores, para construir su iglesia, en 1273;
en 1274 donó el cementerio de la aljama mora de Huesca para rolurnt•lo ni
servicio de la mezquita; el 2 de marzo de 1275 concedió lns pledrm th In
Almcconl (cementerio musulmán) para la fábricn de In ( 11 l1dt ti d1 lil
セ@ ludnd.
Mapa de dispersión de las almacabras citadas en el texto: l. Almeria; 2. Baza; 3. Bellreguard; 4. Cabezo del Aljezar; 5. Calatrava la vieja; 6. Cieza; 7. Coninbriga; 8. Granada; 9.
Murcia; 10. Segóbriga; 11. Toledo; 12. La Torrecilla; 13. Tortosa; 14. Valencia (plaza de l'Almoina); 15. Vascos; 16. Zaragoza.
Se aporta a continuación una relación de aquellas almacabras
andalusíes de las que se conservan los restos materiales - no se incluyen
las que sólo se conocen a través de epígrafes o de fuentes documentales-,
así como una sinopsis de los datos disponibles acerca de las mismas:
Almería: Se han efectuado excavaciones en dos necrópolis urbanas: en
la de la musalla, de la que se tenían noticias a través de las fuentes
escritas, y en la de la Puerta de Pechina. En conjunto se han recuperado
maqabriyas de mortero con plinto y gradas, fosas excavadas en la roca y
rosas excavadas en lierra, éstas a veces con paredes laterales de ladrillo y
セᄋオ「ャ・イ。ウ@
ele tierra. También se enconlró un fragmento de estela epigráfica
ele mármol decorada con un arco de herradura.
L'Ahnolm1 (Valencia): Puede que se lnllase de la rauda del alcázar
vnhmdano, yu
hip( 1!1
d
アオセ@
1 cncucnlru
ijlll flltoi'U llll 1 1¡ 111
lnlrumum11. Tumblén 1• ha Nctlalndo In
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54
CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
visado con ocasión del asedio llevado a cabo por el Cid en 1092. El
momento más antiguo de esta necrópolis , utilizada hasta 1238, corresponde al siglo XI .
Baza (Granada): En esta localidad se han excavado tres almacabras.
La primera es la de Las Cuevas de la Arena, donde se han recuperado
cuatro sepulturas, todas ellas orientadas de Oeste a Este. Dos de ellas son
de planta rectangular, una con el cadáver en decúbito supino extendido y
la otra con el cadáver posiblemente en decúbito lateral derecho, extremo
imprecisable por lo poco que del cuerpo quedaba; las otras dos son de
planta trapezoidal. Una de ellas tiene el cadáver con decúbito lateral
derecho y la otra en decúbito supino extendido, con las manos sobre la
pelvis y la cabeza girada a la derecha. La cronología de esta almacabra es
hispanomusulmana, sin posible precisión (ss. VIII-XV).
La segunda necrópolis excavada en el término de Baza es la de La
alameda, de la que se han constatado al menos cinco sepulturas, pero de la
que no hay más datos disponibles sino que es de época nazarí (12311492).
La tercera es la situada en la Viiia de los Chafandines . Hay en ella
varias fosas de muy distinta tipología: una es casi oval, excavada en la roca
virgen, y no ha conservado cubierta ni restos de ningún tipo; otra,
orientada de Oeste a Este, posee una capa de tierra y otra de piedras
pequeñas y fragmentos de tejas y ladrillos, unido todo ello con argamasa.
Sobre estas capas va una de argamasa suelta y, por fin, una cubierta de
losas. Se encontraron dos cadáveres en decúbito supino extendido; la
tercera fosa es rectangular, sin cubierta; la cuarta es más o menos rectangular, con contornos irregulares y cubierta con una pequeña capa de
piedras; la quinta, orientada de Oeste a Este, es ovalada, con un escalón en
todo su perímetro. Tiene el fondo cubierto de tierra y argamasa, y el
conjunto se cubre a su vez mediante seis piedras. Contenía un cadáver en
decúbito supino extendido; la sexta es aproximadamente igual que la
anterior. También orientada de Oeste a Este, se cubre de losas con juntas
de argamasa, piedras y ladrillos. El cadáver que contenía estaba en decúbito supino extendido; la séptima, orientada de Oeste a Este, es trapezoidal, cubierta de losas con juntas a la manera de las de la quinta .
También se descubrió en esta almacabra un recinto consistente en dos
cámaras rectangulares con suelo y paredes recubiertos de argamasa. Se
halló un frag mento de maqabriya. El conjunto se cubría con losas. En la
primera cámara había dos individuos en decúbito supino extendido, y en
la segunda otros dos cuya posición resulta inaveriguable por la escasez de
los restos. En esta segunda cámara aparecieron vestigios de ajuares: un
puñalito de hierro y posibles restos de otro, un fragmento de clavo o
punzón y un fragmento de cerámica lisa perteneciente a una ollita. El
conjunto de las sepulturas de esta almacabra ha de situars e
cronológicamente en época hispanomusulmana, sin mayores precisiones
(siglos VIII-XV).
Bellreguard (Valencia): Las fosas de esta almacabra de época morisca eran simples y con cubierta horizontal de tejas, tipo que cuontu 1'0I1
paralelos en otros puntos de la comarca.
Cabezo del Aljezar (Ricote, Murcia): Las lun1 h 1 ·h 1 1 1 BiQセh@
1h1'
セQャ£ョ@
cxcnvade.1 、ィᄋ」NZエセュョ@
en lu llorrQ, PoNccn llllll lt1 1 1. 1 111 11 111
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA
55
con cabecera en ocasiones redondeada, cubierta de losas de caliza, y una
prefosa también rectangular. No hay atestiguado ningún túmulo. La
orientación de estas tumbas es Suroeste-Noroeste, con el cadáver sobre el
costado derecho -con lo que el rostro mira hacia la Meca- y las manos
ante la pelvis. Su cronología es incierta (siglos XII-XIII?).
Calatrava la Vieja (Ciudad Real): La almacabra fortuitamente descubierta en esta ciudad yerma se encuentra extramuros de la misma, en un
terreno próximo a su puerta en recodo y que cae en suave pendiente. De
momento han sido halladas diez tumbas, dos de ellas completas. El conjunto se dispone en paralelo, con orientación Suroeste-Noreste -salvo dos
de ellas, orientadas más hacia el Suroeste-. Las paredes de las tumbas están formadas por adobes de color grisáceo o blanquecino .. Dos de las sepulturas conservan sendas cubiertas del mismo material. Las tumbas mejor preservadas están excavadas en la tierra, con las fosas revestidas de
adobes ensamblados entre sí y que, hincados verticalmente, hacen contacto directo con el suelo. Dispuestas contiguamente en sentido longitudinal,
la separación entre ambas está hecha mediante uno de esos adobes. Las
paredes son verticales y el fo ndo plano, con una ligera inclinación de la cabecera a los pies. La cubierta de una de ellas, prácticamente completa, era
plana, de adobes que cubrían el espacio de la fosa sin apoyarse en las paredes. En ninguna de las tumbas se ha podido detectar señalización superficial alguna. Hay posibles restos de tres hitos o cipos, p ero su identificación
no es segura. Los cuerpos estaban en decúbito lateral derecho, con la cabeza al Oeste y mirando al Sur. Las extremidades superiores se colocaron a
lo largo del cuerpo o bien ante la pelvis, y las inferiores estaban ligeramente flexionadas. No hay restos de ataúdes, sudarios u otros elementos complementarios. La cronología de los dos enterramientos excavados en su totalidad hay que encuadrarla en los diecisiete años de dominio almohade
de la ciudad (1195-1212), en virtud de los restos cerámicos descubiertos.
En cuanto a características antropológicas, los cadáveres de las tumbas excavadas en su totalidad son de un hombre entre 24 y 30 años, de 1,58 a
1,61 metros de estatura, y de una mujer de entre 14 y 17 años y con una
estatura de 1,45 a 1,47 metros .
Cieza (Murcia): la almacabra de este importante despoblado se
encuentra intramuros, en el extremo oriental de la ciudad, en una colina
aislada del resto del poblado. Sólo se han excavado unas pocas tumbas,
precisamente aquellas que en su momento fueron objeto de expolio por
parte de excavadores clandestinos. Las fosas de dichas tumbas están
orientadas en sentido Nores te- Suroeste y sus pared es son de yeso y
pequefl.as piedras. Son de planta rectangular, y en general poseen cabecera
ultrasemicircular. Los difuntos se enterrarían en decúbito lateral derecho,
con el rostro mirando al Sureste. Estas fosas se cerraban con lajas de
piedra trabadas con guijarros. Sobre estas lajas había túmulos de planta
rectangular de unos dos metros por 90 centímetros. Las paredes presentan
un llgero talud, y las cubiertas exteriores son planas. Los conjuntos van
enlucidos con yeso. El espacio entre las lajas que cubren las fosas y la
セᄋョ「ャ・イエ。@
es Llll relleno de tierra y guijmTos. El perímetro de cada uno de
loPI túmulos con que se remataban los sepulcros está marcado por piedras
tt·ubudu8 cCJn ycso. El hecho de que In Lllmacabra en cue!ltión se encuentre
lnti'LIIIllli'ON hL\ ィ」セᄋッ@
que lm1 tumbu11 cl!tén hnclnndns, hnblcndo cul!oli de
l!IIUM !'llNl\N 'Jlltl I'Oill]'t'll <Jli'L\M,
56
Conimbrlga (Con deixa, Portugal): En la ・クーャ。ョ、Fセ@
Ull l t las Le1·mn5
de este yacimiento romano se enconLraron por lo menos dos enlerramientos islámicos, caracterizados por tener la cabeza orientada al OesLe y
el cuerpo de costado, mirando al Sur. Ambos se encuentran intramuros, lo
que hace pensar que cuando fueron hechos la ciudad de Conimbriga se
había reducido de forma notable, no ocupando la totalidad del recinto
amurallado romano.
Murcia: En esta ciudad se han excavado tres almacabras: la conocida
como de Santa Eulalia, la de San Nicolás y la de la calle Polo de Medina .
La almacabra de Santa Eulalia se encuentra intramuros de la cerca
murciana del siglo XII y extramuros de una que dataría de los siglos X-XI.
Dicho cementerio quedó sin servicio en el siglo XII. En él se detectaron
dos niveles de tumbas: uno inferior, en funcionamiento antes de
construirse la muralla del siglo XII, y uno superior, que volvió a usarse
entre 1243 y 1265, fechas de las tomas de Murcia por Alfonso X de Castilla
y Jaime I de Aragón, respectivamente . Los enterramientos del nivel
inferior se caracterizan por sus fosas de tierra, los cadáveres en decúbito
costal derecho y orientados de Suroeste a Noroeste, con los rostros vueltos
al Sureste, y la proximidad entre unos y otros e incluso su superposición
tangencial. No hay señales exteriores de ningún tipo ni ajuares -salvo en
dos tumbas, donde se hallaron sendos candiles-. En cuanto al nivel
superior, la orientación de los cadáveres es tal que la cabeza apunta al
Suroeste y el rostro está vuelto al Sur. Las fosas son de ladrillos macizos
dispuestos en muretes de medio pie revestidos al interior de yeso amarillo.
Su planta es siempre rectangular, con los extremos redondeados con el
propio ·revestimiento de yeso. Sobre la fosa se disponía una prefosa o
antecámara de planta rectangular. El conjunto se cierra con lajas de piedra
arenisca gris. El perímetro tumba! se señalaba mediante ladrillos, que eran
los de los muros de la antecámara que emergían hasta el nivel de la
superficie del suelo. Estas sepulturas eran individuales, emparejadas o
formando grupos de tres. Se dan casos de reutilizaciones. Se conservan
restos de una posible qubba o panteón y en una de las tumbas se halló un
banquete funerario. Fuera de las fosas se encontraron también elementos
que se supone pudieron servir de ajuar: pulseras de vidrio, alfileres de
cobre, dos cuentas de collar y un objeto de vidrio azul. El cementerio de
Santa Eulalia debió contar con un oratorio al aire libre o musalla,
conclusión a la que se ha llegado por razones toponímicas.
La necrópolis llamada de San Nicolás es una almacabra intramuros de
la ciudad. Está delimitada a Norte y Oeste por el muro de tapial y una
calle. Los enterramientos, de los que en 1985 se habían excavado 500,
poseen como características generales el tener los cadáveres en decúbito
lateral derecho, con la cabeza hacia el Suroeste, los pies hacia el Noreste y
el rostro vuelto al Sureste. Las manos se encontraban cruzadas sobre la
pelvis, y las rodillas, flexionadas. Las fosas eran estrechas, excavadas
directamente en la tierra, sin obra alguna. La cabeza se colocaba a veces
sobre una piedra o ladrillo, a fin de sujetarla bien. En la base de algunas
fosas, y para dar regularidad al suelo, se ponían ladrillos sueltos, que se
encuentran también entre ciertos difuntos y las paredes de sus fosas ,
sirviendo así de apoyo y fijación para aquéllos. No se han encontrado
ajuares de ninguna clase. En esta necrópolis destacan dos sepulturas
n
i セ@
IUli'OI I lll í'.AitAC.!lZA
57
, <11\NirulclrAS •:on sillares de piedra arenisca. Si bien al exterior de las
lllhillHlli :.t· da cierLa monumentalidad, los cadáveres están enterrados en
unu simple fosa excavada en la tierra. Otras dos sepulturas son de adobes,
t •omo las de CalaLrava la Vieja. Hay dos tipos de túmulos: uno de ellos es
de planLa rectangular y paredes verticales de ladrillos enlucidos de yes? al
exlerlor, a la manera de los que se encuentran en la 。ャセ」「イ@
de C!eza
en
(Murcia); el otro tipo es de planta rectangular con sección ・ウ」。ャッョ、セ@
)os cuatro costad o s . Se conservan aquí tres セイ。、ウ@
de arei.usca
blanco-amarillenta. El excavador de esta necrópohs se pregunta si ・ウセ@
conjunto rem ataba con una maqabriya. Por lo アオセ@
respecta a la cronologia
del cementerio de San Nicolás, éste se construyo sobre un alfar fechable
entre los siglos X y XI y se utilizó hasta la conquista de la ciudad o hasta
muy poco después (1243-66), fecha dada por .los restos ・ョ」ッエセ。、ウ@
en la
atarjea de la calle vecina. Los ュセイ_@
de cierre son ーッウエ・ョイセ@
a los
primeros enterramientos: 」。ャ・セ@
y ・、ゥセキウ@
se adaptan al cementeno. Todo
parece indicar que la necrópohs surgw extramuros, ウセ「イ・@
el alfar, en una
zona que posteriormente fue englobada ーッセ@
Qセ@ expansión オイセ。ョN@
De esta
almacabra se ha hecho el estudio antropolog1co de 198 」。、カ・イセウL@
de
que se sabe que 68 eran varones y 37, mujeres. La ・ウーセ。ョコ@
medm de viセ。@
ha sido establecida en 25 años, con una tasa de ュッイエ。ャゥ、セ@
del.39 P?r.mil.
Las condiciones de vida debían ser adversas, con una deficier:Cia 」イッセオ。@
Y
generalizada de la dieta, fuertes ataques infecciosos e hipoplasia del
esmalte dental en el 90% de los individuos, lo que implica caries, セ「ウ」・ッ@
crónicos y piorrea, enfermedades también ヲセカッイ・」ゥ、。ウN@
por セョ。@
セi・エ。@
ョセ。@
en azúcares y una mala higiene dental. La hipermortahdad JUveml es mas
eleva da en las mujeres debido a los embarazos y partos a edad muy
temprana, de lo que se derivaban comp!i,caciones. Se ィセョ@
encontrado dos
fetos y el cadáver de una mujer que muno a consecuencia del parto.
!os
En cuanto a la excavada en la calle Polo de Medina, se trata de オョセ@
almacabra intramuros próxima a la alcazaba. Se ignora a este イ・セー」エッ@
SI
era un cementerio para uso exclusivo de los habitantes de ésta o SI era una
necrópolis intramuros adscrita a la mezquita aljama o a la de San
Bartolomé. Se han recuperado 193 cadáveres en decúbito lateral 、セイ・」ィッL@
orientados de E.-0., con el rostro y los pies hacia el SE. Hay ヲッウセ@
ウQューャセ@
en todos los niveles; fosas muy próximas unas de otras en l.os mveles mas
modemos; y tumbas escalonadas de piedra y tumbas de ャ。、ョセ@
en las fases
antigua y moderna, イ・ウー」エゥカ。ZコョセN@
No .se ィセョ@
descubierto restos
epigráficos. El índice de muertos mfantdes y JUVemles es muy elevado.
Segóbriga (Saelices, Cuenca): Se エイ。セ@
セ・@
_u na necróp?lis visigoda,
fechada en el s. VII J.C., con al menos vemt1tres enterramientos posteriores al 711 es decir musulmanes . Estos se caracterizan por su
orientación Norte-Sur por tener sus esqueletos en decúbito lateral
derecho con la cabeza vuelta hacia el Este. Indudablemente, no debe
tratarse de la única necrópolis visigoda hispana con niveles de primera
época islámica.
y
Toledo: La almacabra excavada en Toledo está situada en el circ_o
romano, en la Vega, extramuros de la ciudad. Las tumbas de セウエ@
ョセ」イッᆳ
polis son de diversos tipos, lo que ha ー・イュゥエセ、ッ@
・ウエセ「ャ」イ@
la hipotesis de
posibles diferencias sociales o de un camb10 de ntual en un momento
determinado.
60
CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
El sexto y último nivel posee fosas simples orientadas Noreste-Suroeste, con los cuerpos - dos de niño y tres de adulto- en decúbito lateral derecho salvo uno de ellos, que se encuentra en decúbito dorsal y con el rostro
virado. Entre las vértebras cervicales y las costillas de uno de los adultos
había una punta de flecha m etálica.
Los excavadores de este cementerio han concluido que éste era una
almacabra restringida a la alcazaba de la Zuda. La tumba del primer nivel
correspondería a la fundación de la necrópolis, y el personaje enterrado en
ella era un caíd muy venerado en cuyo derredor se dispusieron los demás
enterramientos. La cronología del conjunto abarca del siglo X al XII, con
posibles perduraciones en el XIII.
Vascos (Navalmoralejo, Toledo): En esta importantísima ciudad
yerma hispano-musulmana se conservan dos necrópolis, amb as
extramuros y cruzadas por los caminos de acceso a las puertas principales.
Los enterramientos se señalan mediante cipos hincados en las esquinas de
cada tumba, por lo que las contiguas los comparten. Las fosas, talladas en
la roca viva, son muy estrechas, orientadas de Oeste a Este y con el
cadáver en decúbito costal derecho. Cada fosa se delimita mediante un
rectángulo de piedras. Se ignora a ciencia cierta el sistema de cubrición,
aunque al parecer era de tejas. Algunas tumbas consisten en una simple
fosa·, lo que ha llevado a preguntarse si existiría alguna diferencia social
entre sus dueños y los de las más complejas.
Almacabras saraqustíes
Tal y como se ha dicho, en este apartado nos limitaremos a escribir
una sinopsis de los datos que las fuentes escritas en lengua árabe aportan
al respecto.
Comencemos por recordar cómo todas las grandes ciudades del Islam
presumen (con más o menos fundamento) de custodiar los restos de algún
personaje especialmente venerado. Zaragoza seguía esta tónica, pues
varias fuentes recogen la tradición de la muerte y sepultura en ella de dos
Sucesores de los Compañeros del Profeta que habrían llegado a al-Andalus
en los tiempos de la conquista, en el segundo decenio del siglo VIII. Uno
de estos sucesores se llamaba Hanash as-Sananí; el otro recibe distintas
denominaciones según la fuente que hable de él, siendo la más frecuente
Alí b. Rabah. A Hanash, y en ocasiones a su compañero de nombre
variable, se le atribuía nada menos que la fundación de la mezquita aljama
de Zaragoza y la erección de su mihrab . Veamos cuáles son, por orden
cronológico de redacción, las noticias en cuestión y los autores o, en su
caso, las obras anónimas que las transmiten (cuyos nombres aparecen en
todo caso entre paréntesis):
Hanash murió en Zaragoza y está sepultado junto a la Puerta de los
Judío s, al Oeste de l a ciudad (Ibn a l-Faradí, Fath al-Anda lu s ,
ar-Risala ash-sharifiyya y al- Maqqarí).
Hanash murió e n Zaragoza y s u sep ul e r
1- Fayyacl y a l- 1-limyarf).
s co nol· id o ( lh11 i\bf
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA
61
Hanash as-Sananí y Alí b . Rabah murieron en Zaragoza y están
sepultados en la Almacabra de la Puerta del Sur (Ibn al-Faradí ,
al-Udrí y al-Himyarí).
El emplazamiento del mihrab y el de la tumba de hanash en Zaragoza
son conocidos. También se conoce la tumba de Alí b. Rabah en la
misma ciudad (al-Bakrí).
Hanash as-Sananí y Farqad as-Sanjarí, acerca de quienes hay disparidad de criterios sobre si eran o no Compañeros del Profeta, están enterrados en Zaragoza (az-Zuhrí).
Hanash as-Sananí y Firqid as- Sanjí, dos Compañeros del Profeta,
están enterrados en la alquibla de la mezquita aljama de Zaragoza, en
el exterior del mihrab y delante de él (Descripción Anónima y, con
algunas variantes, Ibn Zunbul).
Desde luego, no cabe duda de que estos santos varones eran muy
venerados en Zaragoza, donde sepulcros que eran tenidos por suyos serían
objeto de un culto especial. De los datos expuestos se puede concluir que
alguna almacabra saraqustí - no sabemos si situada al Oeste de la ciudad,
cerca de la Puerta de los Judíos; al Sur de la urbe, extramuros de la misma
y cerca de la correspondiente puerta; o junto a la mezquita aljama- debió
surgir en torno a sus tumbas, donde los fieles se congregaban en vida y
tras la muerte en busca de la intercesión y el calor de la baraca de tan píos
personajes. Hasta aquí nada se sale de lo teóricamente verosímil y con
paralelos materiales claros en otros puntos de al-Andalus y de todo el
m undo islámico.
Vale la pena mencionar una anécdota relativa a estos varones y sus
tumbas recogida por al-Udrí y al-Himyarí: ambos dicen que Hanash y Alí
estaban enterrados en Zaragoza, en la Puerta del Sur, y que sus sepulcros
no consistían sino en unos montones de piedras. Cierto emir saraqustí
guiso construir sobre ellos un mausoleo que permitiera identificarlos a
quienes acudían a la ciudad en busca de sus beneficios, costumbre bien
desarrolla da en toda la Dar al-Islam, como hemos visto, mas fue disuadido
de su proyecto por una virtuosa mujer, quien le dijo que ambos personajes
la visi ta ron en sueños y le habían dicho que les repugnaba la idea de que se
:onsLruyera nada sobre sus tumbas, que debían quedar tal y como estaban .
E l emir, tras oír las palabras de aquella mujer intachable, renunció a su
cometido y no osó tocar siquiera las tumbas.
Lo cierto es que hoy día se considera muy improbable que Hanash y
su opc ional compañero hubieran estado en Zaragoza, n i siquiera en
a l- Anda lus. La tradición relativa a su muerte y sepultura en la m etrópoli
de la Marca Superior ha de verse como la islamización de la de los Santos
M::\rl ir·cs, que Prudencio, San Braulio, San Eugenio y San Isidro recogen
con gran deta ll e, describiendo sepulcros y edificios varios de culto. La
funda c ión de la mezquita aljama sería la islamización de la fundación del
l< ' lll¡il lllll que e n honor de los Mártires se erigió sobre sus tumbas, al Sur
dt• In cil ld tld, deta ll e topográfico que co incide con las fuentes árabes que
ilnhlo11 dL' unu Pul'rta de l Sur a la hora de situar el lugar de reposo de los
Hi lillos lllii Stillllnll cs . Lo t]l ll' no obs la, como ya indi cábamos, para que la
W lll' l'll\'i(lll 11 l'S iOS 1)\'I "S Ol l ll.jl'S l"tll'SI' l"t' :l l y l!l Vil'Sl' llll f"tl l'r il' ¡1l'SO l' Spl'cffi c o
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62
CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
La única almacabra zaragozana con datos materiales conocidos es la
de la calle Predicadores. El resumen de la comunicación que sus
excavadores aportan al III Congreso de Arqueología Medieval Española
facilita los siguientes datos, únicos disponibles hasta que se publique la
correspondiente memoria: esta almacabra, que las fuentes escritas no
permiten identificar con seguridad -¿sería la que mencionan Ibn
al-Faradí, el Fath al- Andalus, la Risala ash-sharifiyya y al-Maqqarí y que
estaría contigua a la Puerta de los Judíos, al Oeste de la ciudad?-, posee
una gran densidad de enterramientos, ya que se han recuperado casi
doscientos cadáveres en otros tantos metros cuadrados de superficie
excavada, aunque dichos cadáveres se encontraban en distintos niveles
superpues tos. La situación topográfica de la necrópolis es bastante lógica
y acorde con la tradición de los cementerios islámicos, ya que se encuentra
extramuros y cerca de una puerta de la ciudad, concretamente la conocida
desde época cristiana como Puerta de Toledo, que también iniciaba el
camino que conducía a la Aljafería. Esperamos que los resultados de la
excavación, realizada de forma metodológicamente excelente, vean pronto
la luz y todos podamos beneficiarnos del conocimiento de la tipología de
las tumbas, del estudio antropológico de las mismas y de los detalles
cronológicos de esta almacabra saraqustí.
Post scriptum
Entregado ya a imprenta el presente trabajo hemos tenido conocimiento, a través de la prensa nacional, de la excavación de una importante
almacabra en la ciudad de Granada. Esperamos la pronta publicación
científica de sus resultados.
Glosario
almacabra (del árabe al-maqabir, plural de al-maqbara'', a su vez de qabr ''):
necrópolis islámica.
alquibla (del árabe al-qibla, literalmente el Sur): dirección de la Meca, que los
musulmanes miran durante la oración. Muro que la ind ica en una
mezquita.
Dar al-Islam: (expresión árabe): el mundo islámico.
maqbara, pl. maqabir (palabra árabe): almacabra'', necrópolis islámica.
mihrab (palabra árabe): nicho que se encuentra en la alquibla'' de una
mezquita y que sirve para identificarla y señalar la dirección de la Meca.
maqabriya (palabra árabe dialectal marroquí): estructura que consiste en un
plinto rectangular rematado por un prisma de sección triangular cuyas
paredes mayores y menores se cubren de decoraciones diversas,
generalmente epigráficas en las mayores y geométrica o floral en las
menores.
musalla (palabra á rabe): ora tori o a l aire li bre.
Q<lbt·
(pn lubrn :'\ rnbc) : lttmbn .
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA
63
qubba (palabra árabe): edificio de planta central cubierto con cúpula y que
generalmente se utiliza como mausoleo.
rauda (del árabe rawda''): necrópolis islámica.
rawda (palabra árabe): jardín; por extensión, jardín funerario. Rauda''.
zawiya (palabra árabe): edificio (o grupo de edificios) levantado en torno a
una tumba venerada y que se destinaba a convento, escuela coránica y
hospedería gratuita.
64
CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA
65
Bibliografía
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La presente bibliografía carece de afán alguno de exhaustividad. En ella se
consignan sólamente los títulos en que se encontrarán los datos que figuran en
el presente trabajo. A ella h a brá de acudir quien desee profundizar en los
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