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La disputa por las conciencias. Los inicios de la prensa en Guadalajara 1809-1835 CELIA DEL p ALACIO MüNTIEL La disputa por las conciencias. Los inicios de la prensa en Guadalajara 1809-1835 UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA 2001 Primera edición, 2001 D.R.© 2001, UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA Coordinación Editorial Francisco Rojas González 131 Col. Ladrón de Guevara 44600 Guadalajara, Jalisco, México http://www.editorial.udg.mx Correo electrónico: edudg@udgserv.cencar.udg.mx ISBN 968-895-974-X Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico ÍNDICE INTRODUCCIÓN [13] PRIMERA PARTE LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO [45] Factores que influyeron en la necesidad del establecimiento de la imprenta en Guadalajara. 1796-1808 [45] De la tertulia de Quintana a la botica de Arezpacochaga. 1808-1811 [64] «Más útil que las bocas de fuego». 1811-1821 [90] La Aurora, La Estrella, El Iris y otros meteoros del finnmnento tapatío. 1821-1824 [111] «Impugnar los errores de los últimos siglos». 1824-1828 [149] Del ¿Quién Vive? al Reformador Federal. 1829-1835 [176] SEGUNDA PARTE CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO AÚN A PROVINCIAS. CARACTERÍSTICAS DE LAS PUBLICACIONES [207] Los talleres. Repartición de las funciones [209] Papel [221] Precios y costos [223] Circulación [228] Tiraje [234] Periodicidad [235] Fuentes de información [236] Editores y escritores [238] Destinatarios de las publicaciones. Lectores [240] TERCERA PARTE LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS (255] Contenidos de los periódicos [255] La disputa por la forma de gobierno [288] Gobierno representativo [292] Forma que deben tomar las leyes [298] El federalismo en Jalisco [322] La disputa Iglesia-Estado [365] Los inicios [365] El Artículo lo. de la Constitució11 de Jalisco. La Tapatía, El Tepehuaje y otros e11tran a la liza [373] La disputa del Polar [393] Otras disputas. El Nivel, La Cruz, la Bula de León XII y La Conspiración de Arenas [418] La disputa de la Palanca al Defensor. Del Tribunal de Haced11ría al B11scapiés [433] La disputa final. Tri11nfo del tirador [444] Los españoles en la prensa. La disputa entre gallinas y coyotes [458] CONCLUSIONES [485] ANEXOS [499] Biografías: Joaquín Angulo, Anastasia Céiedo, Crispiniano del Castillo, fosé María y José Manuel Covarntbias, Juan Nepomuceno Cumplido, Francisco Granados, Pedro Lissautte, Francisco Severo Maldonado, Luis Quintanar, Prisciliano Sánchez, Urbano Sanromán, Pedro Támez, Antonio José Valdés. BIBLIOGRAFÍA [533] AGRADECIMIENTOS En primer término agradezco a Jaime, mi hermano, mi mecenas, casi mi padre; sin su apoyo económico, moral e intelectual, este trabajo no hubiera sido posible. Y a Alejandro, mi hijo, por su enorme tolerancia; no es fácil tener una madre que fluctúa entre la catatonia y la histeria; no es fácil vivir con los fantasmas de Anastasio Cañedo, Luis Quintanar y Pedro Támez flotando en la casa: suelen ser enojones y desordenados en las mañanas. A la Universidad de Guadalajara, madre desmemoriada, que apoyó la mayor parte de esta investigación. A la Universidad Veracruzana, madr.a adoptiva, que creyó en mí y me apoyó hasta terminar el trabajo. A mis amigos. A Leopoldo Alafita, por su fe en mí -a veces, lo confieso, injustificada-; a David Skerritt, por su ayuda a deshoras y en los peores momentos, para descifrar los intrincados secretos del Word para Windows. A José González Sierra, por su lectura del texto y sus consejos, atinados todos. A Alberto Olvera, por su participación emocional (aterradora montaña rusa) y académica (sus consejos sociológicos me acercaron peligrosamente al crimen), aunque debo agradecerle el regreso de Jürgen Habermas y la llegada de Fernando Escalante Gonzalbo a la repisa de las lecturas impostergables, y con ello, el enfoque definitivo que este trabajo habría de tomar. A José Velasco Toro, que presenció las vicisitudes finales del trabajo y fue de gran apoyo para solucionarlas. A todos aquellos que me acercaron un poco o un mucho, más a la consecución de mi objetivo: los encargados de los diversos repositorios consultados: la sección de fondos especiales de la Biblioteca Pública del Estado en Guadalajara, la Hemeroteca Nacional en su sección del Fondo Reservado, la Biblioteca de México y el Archivo Histórico de Condumex en la ciudad de México. Todos ellos, mis Virgilios. A Isabel, mi sobrina, por su apoyo moral y sobre todo económico en los momentos en que más lo necesitaba. A los que tuvieron que sufrir mi inacabable conversación y mis dudas existenciales al no saber cómo abordar este trabajo, los que me dieron sus consejos y recorrieron conmigo un sinfín de posibilidades: Aranzazú Camarena, Adriana Naveda, Jorge Domínguez, Flor Rivera, Jaime Olveda y Carmen Castañeda, quien llegó por desgracia un poco tarde a la discusión, sin embargo sus comentarios fueron atinados y sus criticas, profundas. A Evelia Trejo, sin cuyo trabajo de revisión el texto llevaría innumerables faltas de todo tipo, y por sus comentarios incisivos y reflexiones; gracias. A Ricardo Pérez Montfort, por la lectura y comentarios, especialmente sus reflexiones durante el examen profesional, que son invaluables. Pero sobre todo quiero extender un agradecimiento inconmensurable a los doctores Álvaro Matute, Miguel Soto y Brian Connaughton; agradecimiento que abarca más allá de lo exclusivamente académico. Su interés en las vicisitudes de este trabajo fue profundamente humana. Gracias. Y finalmente, aunque no menos importante, quiero agradecer a Armando Zacarías, coordinador editorial de Universidad de Guadalajara, por rescatar del limbo editorial este trabajo y hacer posible su publicación. Diario Oficial Por decreto presidencial: el pueblo no existe. El pueblo es útil para hablar en banquetes: «Brindo por el pueblo de México» «Brindo por el pueblo de Estados Unidos». También sirve el pueblo para otros menesteres literarios: escribir el cuento de la democracia, publicar la revista de la revolución, hacer la crónica de los grandes ideales. El pueblo es una entidad pluscuamperfecta generosamente abstracta e infinita. Sirve también para que jóvenes idiotas aumenten el área de los panteones o embaracen las cárceles o aprendan a ser ricos. Lo mejor de todo lo ha dicho un señor Ministro: «con el pueblo me limpio el culo». He aquí lo máximo que puede llegar a ser el pueblo: un rollo de papel higiénico para escribir la historia contemporánea con las uñas. Jaime Sabines INTRODUCCIÓN Existen muy pocas historias del periodismo a nivel nacional mucho menos a nivel local, que incluyan además de la descripción de los distintos órganos de prensa, una vinculación de los mismos con la sociedad que les dio origen ni que expliquen el porqué de su aparición, de sus contenidos, de sus distintos objetivos. Se han producido recopilaciones cronológicas de títulos de publicaciones, algunas con un corto estudio preliminar que muy poco tiene que ver con los periódicos en sí, también estudios especializados sobre una sola de estas publicaciones, destacando su importancia desde el punto de vista político, literario o científico; o bien hemerografías y biografías de editores o impresores importantes. Si, por otra parte se recurre a la historia, ésta hará pocas concesiones a la prensa: se le utilizará como fuente, 1 pero no como objeto de estudio. Cuando se ha hecho esto último, se ha visto a los periódicos aislados de la sociedad que Los trabajos que podemos citar a este respecto, son varios. Algunos autores predisponen contra el uso de la prensa en este sentido y otros, con las prevenciones del caso, prefieren aprovechar sus cualidades. Más de alguno ha profundizado en las cualidades y defectos de la prensa como fuente. Cfr. entre otros: Stan!ey Robert Ross, «El historiador y el periodismo mexicano» en Historia Mexicana, vol. XIV, núm. 3 (55) enero-marzo de 1965. pp. 347-382. Verónica Zárate Toscano, «Los albores del periodismo veracruzano, El Jornal Económico Mercantil como fuente histórica» en Revista Secuencia, México, Instituto Mora, N. 33, nov. 1995. María del Carmen Ruiz Castañeda La prensa periódica en torno a la Co11stitución de 1857, México, UKAM, 1959. E incluso otros historiadores han privilegiado con gran éxito el uso de la prensa en sus trabajos como Michael Costeloe, La primera república federal de México, 1824-1835. Un estudio de los partidos políticos en el México independiente. México, Fondo de Cultura Económica, 1975 y Stanley C. Green, Tlze Mexican Republic, tlze First Decade, 1823-1832. Pittsburgh, University of Pittsburgh press, 1987. Un trabajo que no podemos 14 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS les da origen y ésta es la razón de que se hayan producido sobre todo las biografías, hemerografías y descripciones ya mencionadas. 2 En el ámbito regional, las investigaciones sobre historia de la imprenta en Guadalajara se iniciaron en el siglo XIX, con el apéndice a La Filosofía en la Nueva España del padre Agustín Rivera. Éste lo tituló «Observaciones sobre la Imprenta de la Nueva España, en especial sobre la fundación de la imprenta en Guadalajara»(1885). Años más tarde el escritor tapatío Alberto Santoscoy publicó dos ensayos: «La Primera Imprenta de los Insurgentes» (1893) y «La introducción de la Imprenta en Guadalajara» (1902). Posteriormente, José Toribio Medina y Juan B. Iguíniz ordenaron sus investigaciones al respecto en forma de catálogos. De la pluma de Medina se conserva La Imprenta en Guadalajara de México 1793-1821 (1904) y de Iguíniz La Imprenta en la Nueva Galicia 1793-1821 (1911) y las adiciones a ésta (1919-1920). El estudio más completo en torno a la prensa tapatía es sin duda el de Juan B. lguíniz El Periodismo en Guadalajara 1809-1915, publicado por la Universidad de Guadalajara en 1955. Es además de un exhaustivo catálogo de las publicaciones periódicas, una fuente obligada de referencia para la consulta d e biografías de autores, editores y periodistas que participaron en ellas. Iguíniz es el punto de partida para cualquier investigación hemerográfica de Jalisco, sin embargo, por el mismo carácter descriptivo de la obra, no se profundiza en las publicaciones. Mucho más tarde, el erudito dejar de citar aquí, aunque no el más afortunado, es el de Cerald McGowan. Prensa y poder 1854-1857. México, El Colegio de México, 1978, que se limita a usar el método comparativo, haciendo una división tajante entre «prensa liberal y conservadora» sin dar la mínima contextualización de dichos periódicos. La necesidad de nuevos acercamientos a la prensa nacional se ha dejado ver sin embargo, en pocos trabajos como en el de Jacqueline Covo «La prensa en la historiografía mexicana» en Historia Mexicana, México, vol. XLU, núm. 3 (167), enero-marzo, 1993, pp. 689-710. Aquí, la autora esboza un método de acercanúento muy parecido al que se ha usado en la investigación de la comunicación y que hemos utilizado en trabajos anteriores. Es una pena que haya tan • poco contacto entre las diferentes disciplinas y tanto prejuicio para aceptar los logros y acercamientos de cada una. Los trabajos interdisciplinarios en este sentido tendrían muchas más posibilidades de éxito. Para una lista más completa de los trabajos hechos en tomo a la prensa regional de México durante el siglo XIX, cfr. Celia del Palacio, «Historiografía de la prensa regional en México, el siglo XIX», Comunicación y Sociedad, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, núm. 33, 1998, pp. 9-46. INTRODUCCIÓN 15 jalisciense José Cornejo Franco publicó un corto estudio sobre el tema: Los primeros impresos tapatíos (1963) mientras que Rubén Villaseñor Bordes publicó Documento referente a la primera imprenta Neogallega (1983).3 La temática de estos estudios se reduce al establecimiento de la imprenta en Guadalajara y en los casos de Iguíniz y José Toribio Medina, se incluye un corto estudio sobre los primeros impresos que de ella salieron, indicando asímismo los contenidos y algunos datos generales de los primeros periódicos. Años más tarde, como parte de la obra Historia de Jalisco a cargo de José María Muriá (1980), se incluyó una breve sección dedicada al periodismo, aunque se acentúa su relación con la literatura y se repite lo ya dicho por Iguíniz. En 1985, el INAH publicó una antología de editoriales en torno a la Revolución Mexicana a cargo de Alma Dorantes, Agustín Vaca y Jaime Olveda. De este mismo carácter, en 1990 se publicó, Fuen tes Hemerográficas jaliscienses para el estudio de la Revolución Mexicana, de los mismos autores, también por el INAH. Otro catálogo hemerográfico, que comprende los años 1809-1864, es la Hemerografía Mínima de Gundalajara, de mi autoría, publicada por el Colegio de Jalisco en 1993. En 1987, Magdalena González Casillas se acerca a la prensa para destacar el material literario aparecido en ella sobre todo en los primeros años de este siglo en Voces de Guadalajara. Como parte de la obra Jalisco desde la Revolución en 1987, se incluyeron dos tornos sobre Prensa y Literatura, el VIII que abarca de 1896 a 1940, de mi autoría y el XII que se ocupa de las revistas literarias posteriores a 1940, de Adalberto Navarro Sánchez. Del mismo carácter que los pioneros estudios de Iguíniz, los estudios más recientes, publicados por el Colegio de Jalisco en 1992 son dos. Uno de ellos es de Miguel Mathes: «Los principios de la imprenta mexicana en Guadalajara, el primer Imperio, 1821-1823». Aquí, el autor después de hacer un corto recorrido por los impresores del periodo, nos proporciona un catálogo de todos los folletos y opúsculos publicados entre 1821 y 1823, llegando a la cantidad de 105. El otro, se debe a la pluma de Edmundo Aviña Levy y se titula «La imprenta de Rodríguez», donde se ocupa de la larga y fecunda Carmen Castafi.eda, «El arte tipográfico en Guadalajara, 1793-1821» Revisln U111bml. Guadalajara, SEC, núm. 5- 6, primavera-verano, 1993, p. 95. 16 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS historia de la segunda imprenta establecida en Guadalajara, la de Mariano Rodríguez, que luego quedaría en manos de su hijo Dionisio. Es hasta el momento uno de los estudios más completos sobre el tema.4 Un acercamiento a la prensa desde el punto de vista puramente histórico lo encontramos en el trabajo de David Piñera Ramírez, «El federalismo en El Iris de Jalisco y panfletos de 1823 a 1825», publicado en 1995,5 es el primer estudio que toma a la prensa para el seguimiento de un tema en particular. Desde 1987, se han hecho otro tipo de acercamientos a la prensa por parte de los estudiosos de la comunicación: Prensa y Poder en Guadalajara (1993) de Enrique Sánchez Ruiz y Gilberto Fregoso, a pesar de no tener por objetivo el hacer una historia de la prensa, sino apuntar, por una parte, los antecedentes más inmediatos de las publicaciones que todavía circulan y por otra el hacer un análisis de contenido de los periódicos tapatíos actuales en torno a diferentes temas, es uno de los estudios más completos aparecidos hasta ahora, ya que existe la preocupación por saltar las barreras de lo meramente descriptivo, vinculando sin duda a las publicaciones con la sociedad que las acoge y les da vida e inscribiendo a éstas en el momento histórico en que aparecieron. En esta misma línea se inscribe La Gaceta de Guadalajara (1902-1914) De Taller Artesanal a Industria Editorial, 6 donde se analiza el paso de la prensa política del siglo XIX a la prensa industrializada del siglo XX a través de una longeva publicación, primera en llevar a Guadalajara el linotipo e iniciar estrategias periodísticas netamente comerciales. Un nuevo acercamiento a la prensa desde el punto de vista de sus lectores y el impacto que puede tener sobre la sociedad que la crea, se está llevando a cabo por parte del seminario que dirige Carmen Castañeda en torno a los usos del libro en México. De este enfoque basado en las ideas de Roger Chartier y Frarn;ois Xavier Guerra, han resultado trabajos muy interesantes como el de Ana Bertha Vida! sobre El Despertador Americano y El Telégrafo de Guada- Edmundo Aviña Levy, Estudios Jaliscienses, Guadalajara, El Colegio de Jalisco, núm. 10, noviembre, 1992. ldem, núm. 22, noviembre de 1995. Celia del Palacio, Guadalajara, Ude G, 1995a. INTRODUCCIÓN 17 lajara. Se quiso inscribir el presente estudio en esa línea de investigación que salte las barreras descriptivas y contribuya a un más profundo entendimiento de la prensa en Guadalajara. El proyecto original consistía en plantear un modelo de clasificación de la prensa en Guadalajara en el siglo XIX. Dicho modelo estaría basado en las características de los órganos de prensa, tanto expresivas como técnicas e incluso desde el punto de vista de la configuración de la empresa periodística. Iba a tener que incluir un minucioso análisis de la prensa, a fin de averiguar de qué manera ésta constituía las representaciones de la realidad en un momento sumamente conflictivo de la historia de nuestro país. Esto presuponía la localización del mayor número de periódicos y revistas del periodo, el análisis del formato y del discurso de cada uno de ellos y el indagar cuidadosamente en las historias de las empresas periodísticas, de los editores, de los dueños de los periódicos, de los redactores. Este plan se modificó sensiblemente a medida que se fue avanzando en la búsqueda y análisis de las publicaciones de la etapa propuesta. Logré una hemerografía más o menos completa del periodo, con las revistas existentes en la Hemeroteca Nacional, el Archivo General de la Nación y la Biblioteca Pública de Jalisco, además de aquéllas citadas por diferentes autores.8 Entoncés me di cuenta que por distintas circunstancias,9 un análisis de las características y transformaciones materiales de los periódicos era irrelevante y un análisis de las empresas periodísticas, si es que se pueden considerar tales, casi imposible. Mucho más tomando periodos largos. Para avanzar a un nivel de profundidad superior, había que analizar más de cerca las publicaciones y no sólo hacer listados de ellas, cosa que el erudito bibliógrafo Juan B. Iguíniz en su tiempo tan bien realizó. Por otro lado, no quería caer en la trampa de anali7 Ana Bertha Vida!. «Prensa Insurgente y realista en Guadaiajara. El Despertador Americano y El Telégrafo de Guadalajara. Alfabetización, Imprenta e Independencia.» Tesis de Licenciatura. Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, U de G, septiembre, 1995, p. 185. Se publicó por parte de El Colegio de Jalisco, en 1993. Las publicaciones a pesar de que parecían ser muy abundantes, no estaban disponibles en absoluto o existía solamente un número o dos de cada una, con lo que un análisis detallado desde el interior de estos órganos era muy difícil. Por otro lado, las características materiales de las publicaciones no variaron en el transcurso del periodo de estudio, por lo cual se volvía irrelevante estudiar con detenimiento sus cambios materiales. 18 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS zar un solo tema a través de la prensa, volviendo a tomar a ésta como fuente y no como objeto de estudio. La periodización fue otro problema importante. En el rudimentario proyecto de clasificación de la prensa, había planeado abarcar la actividad periodística de la mitad del siglo XIX; limitándolo un poco, intenté tomar sólo las publicaciones liberales y ver la manera en que este pensamiento se fue desarrollando desde los inicios del periodismo en Jalisco hasta 1864, sin embargo después de un minucioso análisis, vi que incluso con esta limitación temporal, era excesivo. Finalmente consideré que el estudio de la prensa desde sus inicios hasta el fin de la primera república federal en Jalisco, es decir, desde 1809 hasta 1835 era una periodización mucho más concreta y más aún si se elegía como objetivo estudiar la idea que la prensa tenía de sí misma, cuáles eran sus motivaciones tanto expresas como implícitas. El objetivo de este trabajo es el análisis del papel que juegan tanto la prensa como otros impresos en la formación de la opinión pública en Guadalajara en los primeros años de vida independiente, momento crucial ya que durante este tiempo se configuran claramente las fuerzas históricas, los grupos de intereses y las correspondientes tendencias ideológicas que habrán de predominar luego durante todo el siglo XIX. Estas fuerzas protagonizarán una ardorosa pugna en la que están en juego las incipientes concepciones de la sociedad, d e la economía, d el estado y de sus instituciones que estas fuerzas sustentan.10 ¿Por qué ocuparse de este tema? En las publicaciones analizadas, se evidencia una preocupación fundamental por el papel que les corresponde en el nuevo país en formación. Y la mayoría de ellas se considera precisamente, vocera de la opinión pública, representante de ella o más aún, formadora de la misma.U Me vi en la necesidad entonces, de definir este concepto tan utilizado en nuestro día y tan poco comprendido a profundidad. Este es un concepto que no se puede cambiar por otro, no se puede llamarlo «corriente de opinión» ni simplemente «opinión». 10 Andrés Orrego Matte, La Educación en jalisco. Antecedentes históricos hasta 1834. Guadalajara, Ude G, 1982, p. 6. Cuáles periódicos lo hacen y de qué manera, lo veremos en la tercera parte de este trabajo. INTRODUCCIÓN 19 Si las fuentes se refieren claramente a la «opinión pública», es ese el concepto que ha de definirse y precisar dentro del contexto presente. El concepto se refiere a cosas muy precisas que se definirán en este momento. A la idea de opinión pública está unida la de «espacio o esfera pública», a la que todo el mundo tiene acceso y que se construye con cad a conversación entre individuos, cuando abandonan su vida privada y se interesan por cosas comunes o públicas. El espacio público político se construye cuando estas cosas públicas se refieren a la vida y el desempeño del estado. El poder del estado no es parte del espacio público, sino más bien su eterno contrincante. La opinión pública se refiere entonces a las tareas de crítica y el control que los ciudadanos ejercen de modo informal -y formal durante las elecciones-, sobre el poder estatal. El espacio público, así, se encuentra entre el Estado y la sociedad y en donde el público es el sostén de la opinión. Los ciudadanos se comportan como un público cuando y sólo cuando, sin que nadie los obligue, es decir, bajo la garantía de reunirse libremente, puedan expresar y publicar su opinión sobre asuntos del interés común. Dentro de un público amplio, esta comunicación necesita de medios determinados que permitan tanto su conocimiento como su salida pública. Los medios de comunicación son ahora los medios del espacio público.12 La opinión pública se crea de acuerdo a su propia idea, bajo el presupuesto de un público que razona y reflexiona. «La esfera pública burguesa puede ser concebida, sobre todo, como la esfera de individuos privados que se convierten en un público ... a fin de confrontar a las auto ridades. Su medio de confrontación no te nía precedentes: el uso público de la razón».13 Las discusiones públicas que convierten el ejercicio del poder político en uno de los temas de crítica no existieron siempre, sino que surgieron en una etapa de la historia de la sociedad burguesa y 12 Jürgen Habermas. «El espacio público», «Offentlichkeib> (ein Lexikonartikcl), Fischer Lexikon, Staat und Politik, 1964 . 220-226. Traducción de José María Pérez Gay. Revista Nexos México, núm. 224, agosto, 1996, pp. 70-75. Jürgen Habermas, Tlie Stmctural Transformatio11 oftl1e Public Sphere. An lnquin; in to a Category of 8011rgeois Sociehj- Cambridge, MIT Press, 1991, p. 27. 20 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS sólo gracias a un conjunto de intereses llegaron a formar una parte del estado de derecho. Para que un espacio público exista, es necesaria una economía de mercado que rompa con las estrechas economías caseras, requiere de individuos privados14 que luego se reunan públicamente. Es decir, una diferenciación entre el espacio público y el privado que no puede existir si no hay un suficiente desarrollo de las fuerzas productivas.15 Así, tanto la diferenciación de las esferas como la existencia de una opinión pública y un espacio público, son el resultado de procesos políticos, sociales y económicos determinados. Antes de que los individuos privados lucharan por el espacio público con temas políticos, se fue creando una esfera pública apolítica, que hacía reflexiones críticas sobre si misma. Esta nueva sociedad civil, tenía como centro vital la ciudad y no ya la corte, en la ciudad, designaba una esfera pública muy temprana con instituciones como salones y las «sociedades de mesa» (tischgesellschaften), posteriormente cafés, donde se discutían los asuntos de interés común. La formación de un «público» propiamente dicho estaba en su fase más incipiente. En Francia, en el siglo XVII, este concepto incluía a lectores, espectadores y auditorio, como receptores y consumidores además de los críticos de arte y literatura. La referencia primaria era la corte y después también porciones de la nobleza urbana con un delgado estrato superior de la burguesía cuyos miembros ocupaban los asientos de los teatros parisinos. Este público incipiente comprendía tanto a la corte como a la ciudad.16 Mientras que en Francia y Gran Bretaña se utilizaron salones y cafés como formas de sociabilidad, en Alemania se utilizaron las sociedades de mesa y las sociedades literarias (tischgesellschaften y sprachgesellschaften) alejadas de lo político. Su público todavía eran personas privadas que efectuaban trabajos productivos, desde ll 15 16 «El estatus de individuo privado combinaba el rol de propietario (property owner) con el de cabeza de la casa, es decir, el de propietario con el de ser humano en sí» /bid., pp. 28-29. Estas características del individuo privado resultarán muy importantes, por tanto habrá que mantenerlas en mente. «Para que haya esfera privada, terúa que haber una separación del hogar y la esfera de la reproducción social, ésta se da en la medida en que el intercambio de mercancías sale de los confines de la economía doméstica». Habermas, /bid., p . 28. /bid., p. 31. Todas las traducciones de ese libro son mías. INTRODUCCIÓN 21 dignatarios hasta académicos. Se evadía la exclusividad social, intentándose una «equidad y asociación entre gentes de estatus social diferente». 17 Esta equidad social era posible sólo fuera del estado. El advenimiento de un público compuesto de individuos privados, fue anticipado en secreto como una esfera pública que existía tras puertas cerradas. La creación de un espacio público tiene varias características fundamentales: es la reunión de individuos privados en condiciones de igualdad, para discutir cuestiones de interés común, en un clima de apertura donde tales temas sean accesibles a todos. Individuos privados. Este concepto es poco conocido pero básico para nuestro trabajo. «El individuo se construye en contra de las fórmulas jerárquicas y corporativas y transforma la trama entera de las relaciones políticas». 18 Aunque se haya dicho anteriormente, en las notas catorce y quince, hay que recalcar que este ser privado es aquel que ha logrado individuarse, que no pertenece a la masa amorfa de las sociedades precapitalistas y que proviene de una esfera privada que sólo existe como también se dijo, cuando se ha logrado separar el hogar de la esfera de la reproducción social, es decir, cuando se separa el intercambio de las mercancías de la economía doméstica. El individuo privado es propietario (property owner) y cabeza de familia. Es importante entender esto, ya que no se trata aquí de cualquier persona, sino de un grupo selecto, de una élite finalmente. Igualdad. Las sociedades de mesa organizaban la discusión entre individuos privados que tendían a prolongarse y que tenían una serie de criterios en común: el intercambio social que en vez de presuponer el estatus, lo descalificaba totalmente; en ese «público» las leyes sociales y económicas se mantenían en suspenso. Aunque en realidad esto no se llevaba a cabo al pie de la letra,1 9 sí se mantenía como una demanda objetiva y el mero hecho de plantearlo de esa manera, es ya de por sí novedoso. Interés común. La discusión dentro de ese público presuponía la problematización de áreas que hasta ese momento no habían sido cuestionadas. El dominio del interés común que era el objeto de la 17 !bid., p. 34. 18 Femando Escalante Gonzalbo. Ciudadanos imaginarios. México, El Colegio de México, 1992, p. 38. Si no en Europa, mucho menos en los países latinoamericanos, atención. 19 22 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS atención pública crítica, se había mantenido como un privilegio del estado y de la iglesia, cuyas autoridades tenían el monopolio de la interpretación incluso cuando ya el desarrollo del capitalismo demandaba un comportamiento más racionalmente orientado. Apertura y temas accesibles. No importa cuán exclusivo pueda ser el público en un momento dado, jamás podrá consolidarse como «clique», como grupo cerrado. Los asuntos que se discuten se volvieron «generales», no sólo por su importancia, sino por su accesibilidad: todos debían poder participar. 20 Esto nos lleva a un punto fundamental: el tamaño del público. Por supuesto que en relación con la masa de la población rural y la «gente común» de las ciudades, el público que estaba siendo formado difusamente por fuera de las instituciones era muy pequeño. La educación elemental, donde existía, era de mala calidad. La proporción de analfabetas en Inglaterra excedía a la de la época isabelina anterior. A principios del siglo xvm, más de la mitad de la población vivía en los márgenes de la subsistencia. Las masas no sólo eran analfabetas sino que estaban tan depauperadas que ni siquiera podían pagar por la literatura. No tenían a su disposición el poder de compra necesario para acceder aún a la participación más modesta en el mercado de bienes culturales. 21 Por otro lado, la aristocracia de la corte en el siglo XVII no era un público, no leían la literatura que ellos mismos auspiciaban. Comenzó a crearse un público lector cuando en las primeras décadas del siglo XVIII el editor reemplazó al mecenas y comenzó a distribuir los libros. Asimismo el teatro se convirtió en «público» cuando ya no estuvo ligado exclusivamente a la corte. La esfera pública literaria fue la primera que se creó y fue el antecedente inmediato de la esfera pública política. La esfera pública de la letras ya estaba equipada con instituciones del público y foros de discusión (de donde nació la crítica literaria), como mencionamos más arriba, los cuales fueron aprovechados para articular esta esfera pública política, creada a fin de que los individuos privados fueran apropiándose del espacio público hasta ese mo20 21 Escalante Gonzalbo, op. cit., pp. 35-36. Tbid., p. 38. Aunque autores corno Roger Chartier han hecho recientemente investigaciones sobre los alcances de la lectura en las clases bajas y campesinos sobre todo de Francia antes y durante la Revolución. Cfr. de ese autor: Lecturas y lectores e11 In Frn11cin del antiguo régimen México, Instituto Mora, 1994 y Sociedad y escritura en In edad moderna. México, Instituto Mora, 1995n. INTRODUCCIÓN 23 mento monopolizado por el estado. Estos individuos, usando su razón, se irguieron como críticos de la autoridad pública. Hay que resaltar aquí un punto que es de vital importancia para este trabajo: la confusión entre la esfera pública literaria y la esfera pública política. El individuo privado que luego se reunirá con otros para formar el público, tiene un doble carácter: el de propietario por un lado, y el de ser humano entre los otros de su esfera íntima, es decir, de su familia. El individuo es a la vez burgués y ser humano. La esfera pública literaria existe cuando este individuo en su calidad de ser humano, expresa críticamente cuestiones de su subjetividad, mientras que la esfera pública política existe cuando ese mismo individuo en su calidad de propietario se comunica a través de un debate crítico racional que concierne a la regulación de su esfera privada. Es decir que en su capacidad como propietario, desea influenciar al poder público para su interés común. Aunque a veces se pretenda, estos dos públicos no son los mismos. Las mujeres y las personas que dependen de la autoridad paterna o jefe de la casa, estaban de hecho fuera de la esfera política, mientras que en la esfera literaria tomaban la parte más activa. Esta misma cuestión habremos de retomarla más tarde, ya que nosotros en este trabajo hacemos una distinción entre los «ciudadanos» y los «lectores». No todos los lectores se convierten automáticamente en ciudadanos. En las primeras constituciones modernas, el catálogo de las secciones de los derechos fundamentales es un reflejo del modelo liberal del espacio público. Se garantiza a la sociedad como un territorio de autonomía privada, un poder público limitado a unas cuantas funciones y el espacio público de la gente privada, consiste en ciudadanos que trasmiten las necesidades de la sociedad burguesa para convertir a la autoridad política en una instancia racional. El interés general parecía garantizado si y sólo si, en las condiciones de una sociedad del libre intercambio de mercancías, el tnínsito de la gente privada en el mercado podía emanciparse de los poderes sociales y en el espacio público podía liberarse de presiones políticas.22 22 Habermas, op. cit., 1996, p. 74. 24 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS La opinión pública surge como un proceso largamente gestado, de contenido político, así como un producto de factores sociales y políticos, económicos, ideológicos, canalizados, percibidos y difundidos en todas las formas comunicativas conocidas en aquellos tiempos. Durante los siglos XVI y XVII se fue articulando la controversia en la cual el espacio público político habría de tomar importancia en el siglo XVIII. Se trata de la polémica entre el principio de la soberanía absoluta y la ley. 23 El fenómeno de la opinión pública, tal como hoy lo reconocemos, fue observado por primera vez por JeanJacques Rousseau y él mismo lo bautizó con ese nombre en 1750.24 El gobernante debe 23 2• Habermas, ap. cit., 1991, p. 54. Algunos antecedentes los encontramos desde siglos anteriores. El primer acontecimiento de importancia relacionado con la opinión pública, el manejo de las corrientes de opinión y Ja propaganda, puede decirse que fue la famosa Congregatio de Propaganda Fide, institución fundada por el Papa Urbano VIII en el año de 1633 con el fin de difundir la doctrina de Cristo y propagar la fe, asi 」ッセ@ combatir las incursiones del protestantismo. Posteriormente, Glenwill, en el año de 1661, formuló el concepto «clima de opinión», el cual sólo puede ser comprendido - y controlado- tomando en cuenta todos Jos factores y elementos del proceso cultural de un grupo social, con dedicación especial a las fuentes de documentación, sistemas normativos, costumbres, tradiciones, etc. Con ello, el «clima de opinión» sería el producto de un proceso concatenado de acontecimientos anteriores. La palabra propaganda se exppleó con un contenido político e incluso militar, durante las guerras napoleónicas. Napoleón impuso un drástico programa de censura y empleó la propaganda para llenar lagunas que ésta dejaba en Ja información. Hobbes, al intentar definir la diferencia entre la práctica religiosa pública y privada, llegó a lU1a definición tentativa de «opinión pública», singularmente en su aspecto politice, en cuanto ésta surge de la relación, también política, hombre-Estado y del interés colectivo por las cuestiones de orden común, hecho que habría de tener su máxima expresión en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Por otro lado William Temple, en su obra «Ün the Origin and Nature of Govemment» (1672) asienta: «la Autoridad surge de la cordura de la opinión, la bondad y el valor de las person¡¡s que lo poseen». Él se refiere a la «opinión general» o «Vulgar» de quienes criticaban la autoridad. Esta opinión está en posición de falibilidad permanente. Asimismo atribuye el significado de «bien común» o «interés de una nación» al vocablo «público». Tal vez la más interesante de estas definiciones de Temple sea la siguiente: «la opinión como fuerza de conservación de que ayuda a los pocos a gobernar a los muchos». Locke sostuvo en 1694 que la opinión es lU1 criterio, dentro de una trilogía, con que el hombre juzga sus actos y los de Jos otros. Dicha tema está formada por la ley divina, Ja ley civil y la ley de la opinión, la ley de Ja reputación, que él también llamó «la ley de la pasión o censura privada». Este pensador atribuía un gran poder INTRODUCCIÓN 25 saber dirigir las opiniones, es decir, debe conocer las formas en que se manifiestan y luego encauzarlas hacia los fines políticos que persigue el gobierno. Rousseau imaginaba la opinión pública como la norma de la sociedad libre. 25 Aunque todos los pensadores estaban de acuerdo en que los gobernantes debían conocer el fenómeno de la opinión pública, no se advierte la necesidad de que los gobernados conozcan toda la información sobre las tareas del gobierno. Este aspecto se dio en los hechos, como una conquista política en Inglaterra, tras la Gran Revolución y se consolidó como derecho político al calor de la Revolución Francesa. 26 La opinión pública fue cambiando y consolidándose a través de los siglo XVII y XVIII, siendo profundamente determinada por las maneras en que se comunicaba la gente, por las formas en que se iban constituyendo las corrientes de opinión en torno a los cafés londinenses y parisinos, al desarrollo de la imprenta en toda Europa, al aumento considerable de lectores. Esto aunado al establecimiento del correo en el siglo XVII y al perfeccionamiento paulatino de las técnicas de impresión, devino en más lectores, más ejemplares editados, más temas tratados, más información de dentro y fuera de cada uno de los países de Europa, finalmente, una masa de lectores cada vez más interesada. Antes de la revolución, la formación de opinión pública se desarrolló a través de diversos canales: verbales y escritos, principalmente, opinión que tomaba cuerpo en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo sectores de la nobleza. La difusión de las ideas a través de libros, cartas, panfletos, libelos, semanarios, discusiones grupales, controversias y discursos en los cafés y salones, fermentaban opi- 25 26 a la ley de la opinión, ya que el hombre depende inexorablemente de sus semejantes y teme las reacciones purútivas de esa opinión. Cfr. Raúl Rivadeneira Prada. La opinión pública. Trillas, México, 1990, pp. 79-81. !bid., p. 80. Se asienta que a fines del siglo XVIII se ganó en Inglaterra la lucha sostenida por largo tiempo en cuanto a que la prensa informara de las sesiones en el Parlamento. Los periódicos de la época arguyeron que si el Parlamento representaba los intereses del pueblo, sus debates deberían estar abiertos al público. La prensa, como medio de llegar al público, por lo tanto, tenía el derecho y la obligación de informar al público sobre lo que pasaba en el Parlamento. Cfr. Fred Siebert, Theodore Peterson y Wilbur Schramm «The Libertarian Theory of the Press» en Four Tlzeories of tlze Press. Chicago, University of lllinois Press. 1956, p. 49. 26 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS nión a la medida y con las características del momento y no cabe otro análisis de esa opinión que no sea dentro del contexto histórico como producto de un conjunto de factores psicosociales y políticos.27 Al producirse la caída de la Monarquía, la revolución abrió la puerta a ese nuevo fenómeno político que se denomina «Opinión pública» y sienta las bases jurídicas y sociales para su desarrollo. El conocimiento por parte de la ciudadanía del manejo del presupuesto y el sometimiento de los proyectos económicos a la aprobación popular, son algunos de los hitos de apertura de la offentlichkeit conquistada por los revolucionarios ingleses más de un siglo atrás. 28 Entre más progresa la democracia y entre más intensamente es considerada la opinión pública como protectora de la moralidad política, más fuertes se tornan las demandas de abolir también los secretos relacionados con la política exterior. Los franceses pasaron pronto a ser sujetos activos del movimiento transformador, proliferando así los periódicos y folletos pletóricos de opiniones. La frase de Mirabeau en 1788 se iba haciendo cada vez más real: «Que la primera de vuestras leyes consagre para siempre la libertad de prensa, la libertad más inviolable, la más ilimitada, la libertad sin la cual, jamás serán conseguidas las otras.» La prensa se convierte en elemento fundamental de la opinión pública y se pasa de las simples «agencias de publicación de noticias, (función de la prensa desde su nacimiento hasta el siglo XVIII) en el sustento y dirección de la opinión pública y también medios de lucha de los partidos políticos». Los periodistas se conviertieron en los críticos sociales de su época, mientras que los editores se transformaron «de vendedores de noticias, en comerciantes de la opinión pública». La importancia de los periódicos es muy grande. Se convirtieron en una institución del público mismo, eficacísimos en la trasmisión y magnificación de la discusión públiV 28 Rivadeneira, op. cit., p. 85. En Inglaterra se estableció la costumbre de someter el presupuesto a los representantes populares, durante la revolución de 1668 y en Francia después, en la revolución en 1789. Asimismo, los revolucionarios norteamericanos en 1776, tenían como bandera de lucha el lema «No tax without representation», que equivalía a la opinión pública persecutora de participación en el manejo de la economía y base de un principio de autodeterminación y soberanía. lbid., p. 87. INTRODUCCIÓN 27 ca «el lugar ideal de los individuos privados que, por medio de la magia de la lectura se transformaron en seres públicos». 29 Durante todo el proceso de legitimación del espacio público político, la publicación de un periódico político significaba el compromiso en la lucha por la libertad de expresión y por los espacios de la libertad de la opinión pública. No sería sino hasta muchos años después que el periódico «Se descargaría del peso de sus convicciones» para convertirse en una empresa comercial.30 Consciente de la influencia que lo escrito, multiplicado por la imprenta, tema en esa sociedad alfabetizada, en España, el Consejo de Regencia no vaciló en considerarlo como preparación indispensable para las victorias militares. Los insurrectos mexicanos no utilizaron en la misma época un lenguaje diferente cuando escribieron un poco más tarde: «El auxilio de la imprenta nos es quizás de mayor necesidad que las bocas de fuego». 31 La palabra opinión, una de las palabras claves de la política moderna, invadió rápidamente el discurso patriótico. La voz de la nación que rechazaba al usurpador y proclamaba su fidelidad al rey cautivo, su acción unánime para luchar contra el invasor, se convirtieron en la voluntad del pueblo, en la nación que actuaba. Los autores de esta transformación eran los hombres de la palabra y del escrito: las élites intelectuales modernas. Minoritarios al principio, esos hombres que habían interiorizado la política moderna y las ideas de la Revolución Francesa, se reagruparon en las formas de sociabilidad modernas. Son ellos los que dominaban el lenguaje del «Ciudadano», del «despotismo» y de la «libertad». Ellos, los que ocupaban con frecuencia los puestos más importantes de la progresivamente creada propaganda patriótica, como Quintapa, oficial mayor de la Junta Central. A través de ellos, el nuevo lenguaje y el debate sobre la opinión, revolucionario por su objeto, pasaron a primer plano de la escena. La opinión pública comenzó a jugar un papel legitimador de la voz -de la voluntad- del pueblo. Se franqueó así el umbral más allá del cual se entraba ya en la política moderna. 29 ldem. 30 Este proceso del nacimiento y consolidación de la opinión pública está analizado magistralmente en el libro de Habermas, ya citado, 1991. Correo Americano del Sur. 25 de febrero de 1813. Citado en José María Miquel l. Vergés, La independencia mexicana y la prensa insurgente, México, INEHRM, 1985, p. 17. 31 28 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS En México, la imprenta se convirtió en tribuna de combate ideológico de opinión independiente debido principalmente a la «libertad política de la imprenta» proclamada por la Constitución de Cádiz. A lo largo del siglo XIX, el desarrollo de los gobiernos populares exigió a la gente informarse mejor sobre lo que estaba sucediendo y le ayudó a hacerlo proporcionando escuelas y facilitando la distribución de los periódicos y éstos, disponiendo de ciudades llenas de gente de la cual un cierto porcentaje sabía ya leer y sentía la necesidad de información política para participar en el gobierno, el periódico se desarrolló gracias a la poderosa levadura tanto de la revolución industrial como de la revolución política democrática.32 Otros elementos determinantes de la mutación del pensamiento entre estos años son: la proliferación de los impresos y la expansión de las nuevas formas de sociabilidad, que aunque ya existían con anterioridad, se multiplicaron. Con ellos nace la «opinión pública moderna» y lo que Habermas más arriba designa corno «el espacio público político». En España, el hundimiento del absolutismo permitió a los grupos literarios que operaban en forma de sociedades donde se discutían hechos y medidas tomadas por el gobierno, el salir a la luz, constituir un «espacio político público» mediante dos vías diferentes y paralelas: la de las sociabilidades y la de los impresos. La proliferación de impresos y periódicos con fines patrióticos, fue causada por la desaparición de la censura. Esta nueva prensa dio a muchos de sus miembros la oportunidad de exponer públicamente sus ideas, aunque con gran prudencia al principio para no herir la sensibilidad de unos lectores que seguían refiriéndose a imaginarios y valores tradicionales. Los grupos modernos, obsesionados por la urgencia de lo que había que llevar a cabo, se dotaron de órganos de expresión para exponer sus ideas. Aunque para encontrar una opinión pública moderna ya constituida con una pluralidad de periódicos de tendencias diversas, habría que esperar hasta el verano de 1810 y sobre todo, hasta después de la reunión de las cortes de Cádiz, en otoño de ese mismo año. Antes de esa época de madurez, tres periódicos desempeñaron -por su precocidad, por la calidad de sus redactores y por su difuWilbur Schramm, «El desarrollo de la comunicación con el público», citado en Rivadeneira, op. cit., p. 95. INTRODUCCIÓN 29 sión- un gran papel en la evolución de los espíritus. El Semanario Patn'ótico, El Espectador Sevillano y El Voto de la Nación Española. Estos dirigieron la mutación ideológica de las élites. En ellos se encuentra no sólo un testimonio sobre la cronología de esta mutación, sino también la estrategia empleada para fomentarla y una exposición muy acabada y completa del proyecto de la revolución hispánica. Había un contraste con las ideas dominantes de las élites. Este contraste explica la prioridad pedagógica de estos periódicos: trasmitir las nuevas ideas y provocar la mutación ideológica de lamodernidad. Como había sucedido en España, en México (y en Guadalajara, objeto de este estudio) en los años posteriores, la prensa cantaba alabanzas a la opinión pública, «más fuerte que la autoridad malquista y los exércitos armados», sin embargo esta opinión pública no era el reflejo del sentir de la sociedad sino un ente moral que la prensa expresaba pero que en realidad la precedía. 33 Los redactores se consideraban los guías de la opinión pública, más aún, como los demiurgos que iban a crearla a partir de la masa de las preocupaciones comunes. Conscientes de la distancia que separaba sus ideas de las de la mayoría de la población, utilizaron una estrategia gradual, una didáctica, para ir imponiendo poco a poco sus ideas. Frente a la irrupción de la política moderna en la península, la Nu eva España apareció durante mucho tiempo como una región muy tradicional. Los conflictos y las tensiones existían en un grado tal, que desembocarían en la gran insurreción de 1810. Pero durante bastante tiempo, el conflicto se desarrolló en el antiguo marco, el de la «guerra de palabras», el de un mundo anterior a la política moderna. Sólo progresivamente sería franqueado el umbral, gracias a la llegada en mayor escala de los impresos que transmitían el eco del debate peninsular. Esta problemática será abordada en varias partes del estudio: en relación a los contenidos de los periódicos como El Despertador A mericano, que utilizaban todavía esta manera tradicional para instar a la gente a participar de la revuelta, «No h ay mejores medios que Jos que proporciona la imprenta de Jos papeles periódicos, destinados por su naturaleza a excitar, sosten er y guiar a Ja opinión pública», es una d e las muchas maneras en q ue esto se expresa en los periódicos. La frase p ertenece al Semanario Patriótico. Prospecto, núm. l, pero hay numerosos ejemplos en los órganos qu e n osotros estudiamos. Véase la parte tercera. 30 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS mientras que después, aunque se siguieron tratando los mismos temas «tradicionales» como la religión, ya no se abordaron en la prensa de la misma manera: los periódicos lo hicieron críticamente, cuestionando el papel de la religión en el nuevo país en formación. En la primera parte de este trabajo, aludiré con mayor detalle al grado de alfabetización de la élite, que no de la generalidad de los habitantes de Guadalajara,34 también hablaré de los grupos que se reunían a discutir las noticias. 35 Se verá que «un grupo de personas interesadas» costearon la reimpresión del Semanario Patriótico. Probaré pues, que Guadalajara contaba con una élite ilustrada y que se había creado ya la necesidad de informarse y discutir las noticias. Asimismo, se verá cómo creció la inquietud de hacer esto último públicamente: los primeros periódicos que se publicaron, incluían secciones donde los lectores podían participar enviando cartas y opiniones diversas.36 En los papeles que se analizaron, alrededor de 1810, se exigía el derecho de tratar los asuntos políticos de manera abierta. 37 )1 ¡; )6 )7 A pesar de las opiniones en tomo a la gran alfabetización que terúa lugar en México y en especial en Guadalajara, las cifras mismas nos dicen que sólo una cuarta parte de la población infantil recibía educación en esa ciudad (mencionamos, con toda la precaución que nos despiertan las cifras, en otro lugar a 1 450 niños alfabetizados de los 4 863 que existían en edad de recibir educación -entre 7 y 16 años- en 1800, que estaban asistiendo a las 14 escuelas, varias de las cuales eran gratuitas) Cfr. Carmen Castañeda, La educación en Guadalajara durante la Colonia, 1552-1821, México, El Colegio de Jalisco-El Colegio de México, 1984, p. 209. Además, el hecho de recibir educación elemental, no puede garantizar la calidad de la misma ni el posible interés posterior de estos niños por la lectura o siquiera por participar en las discusiones, no ya políticas sino cu] turales. Se hablará por ejemplo de la tertulia en la farmacia de Arezpacochaga, donde se reurúan algunos miembros de la clase acomodada a conspirar a favor de la independencia, así como d e los suscriptores del Diario de México, entre los que se cuentan: José María Gómez y Villaseñor, dignidad de Maestrescuela; el Lic. Joaqum de Unzueta, prebendado; y el Padre Fray José María Saizar Victoria, guardián de San Francisco. Todos ellos permitían que o tros se reunieran en su casa u otro lugar a leer y comentar las noticias publicadas por éste. «¿No es significativo que el Diario de México haya previsto ya buzones destinados a recoger artículos, informaciones, y anuncios d e los lectores?», se pregunta agradablemente sorprendido Franc;ois Xavier Guerra. Modernidad e J11depende11cias, México, Fondo de Cultura Económica, 1992, p. 294. Cfr. Tercera parte, sección de la discusión por la forma de gobierno en este mismo trabajo. INTRODUCCIÓN 31 Guerra sostiene que existía una amplia alfabetización en la Nueva España, la cual dio sentido a la imprenta, esa nueva arma de los partidarios de la Independencia. La audiencia de México decía que «los folletos sediciosos e incendiarios eran distribuidos hasta en las casas más pobres y humildes».38 Acoto, sin embargo, que la distribución, la publicación, no equivale a la lectura necesariamente. Los autores de estos escritos eran intelectuales: letrados, curas, estudiantes. Probablemente los lectores eran también de esta misma clase. No se puede asegurar una lectura «masiva» de estos materiales, aunque hayan estado dirigidos originalmente a otras clases. En ese momento, la difusión descendente de la nueva cultura política no estaba más que en sus comienzos, sobre todo cuando la restauración del absolutismo en 1814 tanto en España como en América privó a los liberales de los medios de acción públicos. Habría que esperar a la revolución liberal española de 1820 para que comenzara de nuevo el proceso: papel motor de la España peninsular, multiplicación de las publicaciones políticas en ambos lados del Atlántico, movilización y aculturación de la sociedad por las élites intelectuales. La opinión pública, que no era más que un esbozo en 1814, nació verdaderamente entonces gracias al crecimiento de formas modernas de sociabilidad. Se entró entonces de verdad en la modernidad política, por lo menos en lo que concierne a las élites: periódicos de opinión, debates constitucionales de alta calidad, esbozos de partidos. En este contexto debemos entender la creación en Guadalajara de las primeras sociedades patrióticas y literarias, que aunque no tienen el fin expreso de discutir asuntos de política, cumplen con el requisito antes apuntado por Habermas respecto a la sociabilidad indispensable y antecedente de un verdadero público. Diversos autores han querido probar que hacia 1820 hubo acceso progresivo de una parte del pueblo urbano al nuevo universo político, tomando como evidencia el lenguaje popular que las élites se esforzaron en emplear en sus panfletos, sin embargo, en mi opiGuerra trata de probar el alto grado de alfabetización con «la guerra de propagandas que libraron a partir de 1810 insurgentes y realistas», el deán del capítulo de México en 1811 se inquieta por «la multitud de pasquines, cedulillas, cartas y otros arbitrios para inficionar la lealtad y el patriotismo de los americanos, especialmente de los indios y rancheros» (Guena, op. cit., p. 280). Posteriormente, en la misma obra, cita escritos en español y en náhuatl publicados tanto por los insurgentes como por el virrey Venegas. 32 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS nión, esto no puede ser una prueba concluyente, como se verá más abajo. Todo el proceso de la Independencia exige para poder ser enteramente comprendido, la existencia de una modernidad cultural y técnica previas. Es verdad que la sociedad seguía siendo una sociedad del antiguo régimen, pero es la modernización cultural rápida la que hizo posible tanto la propagación de una revuelta de tipo antiguo como el acceso de las élites intelectuales a Ja cultura política moderna, gracias a la influencia ejercida sobre ellas por los revolucionarios peninsulares.39 Es importante sin embargo entender que esta modernidad no está necesariamente acompañada de avances en la trasformación de los modos de producción que pudieran inicidir en la transformación cultural de las masas. Hablamos entonces de una modernización tomada desde afuera y no originada por el avance propio de estas sociedades. Otros conceptos importantes son aquellos relacionados con los lectores de los periódicos, a fin de poder responder a preguntas como: ¿Quiénes podían constituir el público de los periódicos, sin descartar que la lectura tiene ocultos caminos? ¿Son los lectores exclusivamente estos «individuos privados» que señalamos más arriba, es decir los «ciudadanos»? ¿O el público lector va más allá, al verdadero «pueblo»? Estas son algunas preguntas fundamentales para entender el papel de la prensa en el momento estudiado, contrastándola con la función que la misma prensa se atribuye. Las responderé en la tercera parte de este trabajo. Ahí se comprobará que sí había lectores en Guadalajara, así como abundantes lugares propicios para la divulgación de las lecturas. Lo que parece un salto cuantitativo muy peligroso es convertir a estos posibles lectores y «lectores indirectos» en miembros de la «opinión pública» articulada. Receptores pasivos, tal vez. Receptores en proceso de transformación, si se quiere, pero de ello a «Ciudadanos», capaces de articular una opinión en la prensa, hay una distancia cualitativa importante. Parece pertinente hacer un par de reflexiones en torno a conc'e ptos fundamentales para la comprensión de este problema, además de lo ya dicho más arriba. Sobre los ciudadanos: la Constitución del Estado de Xalisco de 1824 hace una clara diferenciación entre los Xaliscienses y los Ciudadanos Xaliscienses. Mientras que los dos 39 lbid., p. 318. L'\.1RODUCCIÓN 33 comparten el carácter de «Ser nacidos o avecindados en el estado», a diferencia de los primeros, los últimos deben reunir varias características: ser mayores de veintiún años, estar libres de deudas públicas, tener un empleo, oficio o modo de vivir conocido, no haber sido procesado criminalmente y saber leer y escribir.40 Estos ciudad anos, son los que pueden incidir en la opinión pública, son los que u tilizan el periódico para formar y dirigir la opinión y a quienes el periódico está destinado para consolidar una facción o modificarla. Los «xaliscienses», aunque sean lectores de los periódicos, no podrán vincular el debate de las ideas con la acción real. Son el pretexto, son lectores a los que el periódico se propone convencer de los argumentos de la facción o grupo del que es vocero, a los que quiere ilustrar y educar, hacer conscientes de derechos y deberes, es decir, a los que pretende convertir mágicamente en ciudadanos, falacia absoluta porque ni legal, ni materialmente pueden serlo. No se puede negar el interés que existe en incorporar a las clases más populares a la lectura no sólo de periódicos sino de folletos sobre todo, en el periodo de estudio. Estos últimos, están redactados en forma de diálogos o bien de pequeñas historias cuyos personajes p rincipales son tipos del pueblo, sobre todo rurales como el cura de la aldea, el ranchero, a los que se contraponen los catrines de la ciudad. Siempre la sabiduría popular vence a los argumentos rebuscados de los «sabelotodos». Sin embargo no se puede decir que aunque destinados a este tipo de público, efectivamente llegaran a sus manos o fueran leídos por ellos. Se tienen pruebas ciertas en cambio, de su lectura en los círculos cultos de los «ciudadanos». Existieron diferentes niveles de lectura de los periódicos: El nivel p rivado, por parte de los ilustrados. El nivel de lectura en pequeños círculos ilustrados donde se daba un debate real en torno a lo que se publicaba. El nivel público, en plazas y calles. A cada uno de estos spacios de lectura pertenecen actores diferenciados, con un tipo de consumo diferente. Para los que debaten, la prensa sirve como un instrumento de formación de opinión y de consolidación de facciones, mientras que para los sectores populares, la prensa es un medio de información, de trasmisión de noticias y un receptáculo d e las opiniones de las diferentes facciones. Al primer grupo per- ,. La Co11stitució11 de Xalisco de 1824. Notas de Manuel González Oropeza. U de G, Guadalajara, 1993, p. 37. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS tenecen los que la Constitución declara «Ciudadanos Xaliscienses», mientras que en el segundo grupo se encuentran los simples «Xaliscienses». En estos últimos años, se ha dado una inquietud entre sociólogos e historiadores en torno a esta cuestión. Fernando Escalante Gonzalbo afirma que en el México del siglo XIX no existían los ciudadanos, basándose en la concepción habermasiana presentada arriba, Escalante afirma que no se había dado en México en aquel momento el proceso de individuación frente al poder, de tal modo que el conjunto de esos individuos pudieran acceder al espacio público hasta aquel momento ocupado por estamentos o corporaciones.41 La autoridad política no representaba a un conjunto de ciudadanos, sino que servía como mediadora de una trama conflictiva de cuerpos y comunidades, de señores y caciques. En ese sentido, no existía el público en México.42 La idea no es del todo novedosa. Como acota Brading, desde 1880 Ignacio Ramírez dijo: «Tenemos· república e instituciones, pero no tenemos ciudadanos», refiriéndose a la incapacidad de la gente de entender los textos de sus constituciones y mucho menos de ejercer sus derechos y convertirse en actores de esa vida política,43 es decir, convertirse en público, entrar a la esfera pública política. Otro concepto básico al que me referiré, es el de pueblo. Se entenderá como aquella parte de la población que no son los ciudadanos, es decir, en términos de la Constitución del estado, los simples xaliscienses. Es un concepto más problemático de lo que se cree. Coincido con Brading en afirmar que las doctrinas del liberalismo no dieron lugar al pueblo en Latinoamérica,44 Guerra es de la misma opinión: Esc.alante Gonzalbo, op. cit., p. 38. fríd., p. 128. Da\,d Brading. Apogeo y derrumbe del imperio espmiol, México, ed. Clío, 1996. !dem. AW1que este no es W1 problema particular de latinoamérica. Jefferson se quejaria mucho antes respecto a la representatividad del sistema inglés. «¿Puede aduarse alguna razón para explicar por qué 160 000 electores en la isla de Gran Bretaña deben legislar por cuatro millones de individuos en los estados de América, cuando cada W10 de ellos es su igual en virtud, entendimiento y fuerza física? ... » Thomas Jefferson, Una visión general sobre los derechos de la ..=.. ll"-'7lC2 Bn:inica Qulio de 1774). t'ITRODUCCIÓN 35 Para las élites hispanoamericanas, hasta bien entrado el siglo XLX, el pueblo no existe todavía. El pueblo ideal no puede confundirse con la plebe de las ciudades, ni con los campesinos ignorantes, en especial si son indígenas. Ese es el mundo de la «plebe», de la «chusma», de lo «vulgar». Entonces para crear un pueblo habrá que trabajar valiéndose de la educación, de la destrucción de los viejos actores colectivos, de la igualdad cívica, etc. Mientras tanto el gobierno es propiedad de los patricios: los miembros más antiguos e ilustres de la ciudad, con sólido prestigio de sus antepasados, fortuna, cultura a influencia social. Ellos son el pueblo político que habita las constitu. nones ...45 Añado: ese es también el pueblo a quien se dirigen los periódicos. Casi con esas mismas palabras, más de alguna publicación, como se ,-erá en la tercera parte del trabajo, justificará el papel preponderante de la élite en la toma de decisiones y clamará por un papel pasivo para las mayorías. El pueblo, sin embargo, existe como elemento de negociación46 y como pretexto de representación. Los periódicos no dudarán en afirmar en repetidas ocasiones que están expresando «la voluntad del pueblo». 47 .- Frarn;ois Xavier Guerra. «Las metamorfosis de la representación en el siglo XIX» en Georges Coufignal (Comp.) Democracias posibles, el desafío lati11oamericano. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. 1993, pp. 51-52. Cfr. Torcuato S. di Tella, Política nacional y popular en México, 1820-1847. Fondo de Cultura Económica, México, 1994. El autor trata ahí la presencia de la potencial amenaza de las clases populares sobre la élite. La presencia de las masas ejerce un papel estratégico en el proceso político, la cual muchas veces se recalcó en la prensa, de manera amenazante . Reyes Heroles también menciona este punto. El sí concede que el pueblo tiene una participación importante, incluido en ella por «la anémica y minoritaria clase media», única que aceptó los planteamientos de las Cortes de Cádiz. «Y es que uno de los méritos de los liberales mexicanos fue hacer coincidir la persecución de sus fines con necesidades concretas de amplios grupos de población». La clase media con habilidad, hace que las masas engruesen el liberalismo para alcanzar objetivos concretos. Sin embargo reconoce también: «es ob,;o que las masas no llegan al liberalismo por seguir su programa. Al iniciarse la independencia sólo 30 000 mexicanos sabían leer. Una amplia difusión del liberalismo era imposible y la misma estratificación social del país lo estorbaba. Pero había objetivos concretos del liberalismo que sí llegaban a las masas». Afirma que esto se hizo a través de los folletos que «por su estilo y por ios problemas concretos a que se refería, tocaba fibras populares». Reyes Heroles, El liberalismo mexicano. México, Fondo de Cultura Económica, 199-1, t. L, pp. '\! )" Xll. 36 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS Si se está de acuerdo con estos planteamientos, no se puede considerar la presencia de un «público» generalizado de ciudadanos lectores de los periódicos. Pero tampoco se puede afirmar que no existe la opinión pública. Existe, con todas las limitaciones a que remiten los conceptos más arriba definidos. ¿A quién corresponde la opinión pública? ¿Qué tan pública es la opinión? Estas preguntas son pertinentes en el contexto del nacimiento de la prensa en Guadalajara, donde los periódicos afirman reproducirse ampliamente y donde se trenzan en discusiones abiertas sobre los temas candentes del momento. La opinión pública no tiene que ser la opinión de todos, ni siquiera de la mayoría. Este trabajo prueba que sí se dan los titubeos de esta opinión. Existe un ensayo de opinión pú blica, sólo que los integrantes de ella son unos pocos: la élite que pretende convencer y transformar a la masa en público. Se dio el debate abierto en las páginas de los periódicos representantes de una y otra facciones. En los momentos en que la opinión pública se ejerce enteramente, los periódicos deben reflejar los distintos puntos del debate. En el caso de esta naciente opinión, los órganos reflejaban mayormente uno de los puntos, con el cual se identificaban. Era una prensa partidista. Los alcances de estos periódicos como vehículos de la opinión eran limitados, debido a que su público, como se vio, era restringido de entrada. La prensa, se dijo, era de los ciudadanos. Ellos eran quienes se expresaban ahí y finalmente los destinatarios. Este objetivo de la prensa permaneáa implícito, mientras q ue e l que se expresaba era el de «educar, iluslTar» al pueblo. La prensa en este sentido es también el objeto de que se vale esta élite progresista que adoptó las ideas del liberalismo europeo, especialmente el español, para formar un nuevo país en donde e l pueblo, «la masa ineducada» debía educarse para ponerse a la altura de los nuevos tiempos. Se demuestra en este trabajo que a pesar de que «el pueblo» es constantemente mencionado en todas las fuentes, éste se encuentra ausente de la verdadera discusión. A pesar de que una de las principales funciones que se plantea la prensa en estos momentos es «formar la opinión pública» e «instruir al pueblo»: para el ejecicio de sus derechos y asumir la soberanía, Se podía declarar la soberanía popular más fácilmente que volver efectivamente popular el ejercicio de la soberanía. En la práctica, le- INTRODUCCIÓN 37 gislatura y cabildo eclesiástico podían manejar los asuntos del país sin un recurso constante a la opinión e inclinaciones de la mayoría. La legislatura absorbía el poder soberano del pueblo civil no menos que el cabildo eclesiástico lo hacía para el pueblo fiel._.. La representación no era directa o efectivamente realizada por el pueblo. Como dijimos más arriba, en un país en formación, donde la representatividad misma era muy cuestionable, en ausencia total de una cultura política que la hiciera posible para los mismos ciudadanos, los simples «xaliscienses», en efecto estaban ausentes de la discusión. La representación era llevada a cabo por las corporaciones y los grupos de poder. Estos son quienes se expresan en la prensa. El nacimiento de la opinión pública en Guadalajara es un tema que no ha sido tocado y atañe a la historia de la cultura y la historia social de la prensa. Los años veinte se convertían así en un periodo apasionante en que algunos fomentaban la sensación de una mudanza dramática y definitiva en la vida de México. La declaración d e la soberanía popular, moderada primero por la instauración del imperio, pero plena enseguida por la proclamación de la república federal en 1824, reflejaba y a la vez promovía una nueva relación entre la sociedad y «la cosa pública»(...) Tuvo como consecuencia tal visión de las cosas que el escrutinio de las cuestiones políticas se volviera abierto y amplio, llegando a abarcar la organización social, la definición de la nacioNセ Y@ nalidad, los retos por afrontar y las metas por 」 オューャゥイ En el periodo que va de 1808 a 1824, tuvo lugar el proceso de configuración inicial del ideario del liberalismo en México,50 éste se expresó de una manera desordenada, virulenta, confusa, en la prensa. No sería sino hasta el momento de las realizaciones que esta ., 50 Brian Connaughton, Ideología y Sociedad c11 Guadalajarn 1788-1853. Conaculta/ SEP, México, 1992, p . 323. /bid., p. 182. Reyes Heroles hace una periodización clara respecto del liberalismo mexicano: habla de un primer periodo que denomina el de los orígenes, de 1808 a 1824. Aquí se lleva a cabo el proceso de recepción y configuración inicial del ideario del liberalismo. El segundo periodo, lo llama el de las realizaciones, hasta llega r a la plenitud del liberalismo mexicano, obtenida durante la Gue- 38 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS disputa fructificaría. Toca a este trabajo documentar la disputa, su confusión, su virulencia, pero también la libertad para expresarse por primera vez. Se pretende reflejar precisamente el desorden imperante en las primeras décadas de vida independiente, la discusión y la confusión de aquéllos a los que por primera vez se les concedía la palabra y cómo pretendían determinar la mejor manera de gobernarse, los límites de la autoridad central respecto a la estatal, los limites de la religión y del gobierno ... Se estaba arribando asimismo a un modo de expresión propia, tratando de demostrar que no se era afrancesado, ni español y aún más, tratando de cimentar su pertenencia no sólo a la nación mexicana que en esos momentos estaba aún en construcción y se veía muy ambigua y lejana, sino a la región, al estado de Xalisco.si Puede decirse que a través de los órganos de prensa se configuró también la identidad regional. En la primera parte de este trabajo, se sitúa a la prensa en un contexto histórico a fin de poder definir su agenda. Por ello, esta parte es mayormente descriptiva. Sin embargo, se demuestra también a través de ese panorama histórico y cultural, que en la ciudad de Guadalajara existían ya los elementos para la formación de este tipo de sociabilidad moderna que llevó a la necesidad social de publicar periódicos: existía un sector de la población suficientemente alfabetizado, con los medios económicos necesarios y con ciertos usos y costumbres que permitían pensar en el nacimiento de una opinión pública. Hay que enfatizar, sin embargo, que éste era un sector de la población. Estos usos y costumbres no eran de todos, no se habla aquí de una clase media extendida como podría ser el público del siglo XX, sino de los grupos de la élite que podían publicar, que tienen interés no sólo de sacar a discusión estos asuntos públi- 51 rra de Tres Años. Como año clave, establece el de 1861, cuando Juárez expresa la necesidad de no limitarse a defender sus legitimas instituciones, sino de conquistar nuevos principios. Este periodo lo alarga hasta 1873, cuando se incorporan los principios liberales a la Constitución. Cfr. Reyes Heroles. Op. cit., p. XVI. Brian Connaughton llega a la misma conclusión para los impresos de otras partes del país. Predomina el espíritu regionalista antes que el nacional. Cfr. «ldeologia y Sociedad» Ponencia en el Seminario La Cultura del Libro en México. Guadalajara, 12 y 13 de septiembre de 1996. INTRODUCCIÓN 39 cos sino de enarbolar la opinión y dirigirla. Esto, en una ciudad que se distinguió por su capacidad económica y desarrollo inusitado, intentos de autonomía desde antes de la Independencia y posibilidad real para llevarla a cabo por las facilidades de que disfrutaba: tenía a finales del siglo XVIII una universidad, una imprenta, una aduana, una casa de moneda y en la primera década del siglo XIX su propio puerto de acopio: San Bias. Todo ello reforzó el espiritu de autonomía que se vino a reflejar en el periodismo tapatío. Aquí se situará a la prensa en su momento histórico, se tomarán en cuenta los sucesos políticos, la situación económica, el panorama cultural de Guadalajara en el periodo de estudio, se incorporará a los órganos de prensa a este tejido sutil. Es la manera de comprender el porqué de su aparición, de sus contenidos. Asimismo, sólo conociendo a algunos de los redactores52 y reconociéndolos como parte de los grupos que se movían en ese momento en la ciudad, se pueden entender las tendencias de la prensa. Las leyes de imprenta si bien determinaron en muchos casos la aparición o desaparición de órganos de prensa, únicamente podrán comprenderse en su contexto político y asf, se podrá ver de qué manera la ley se aplicaba con más o menos rigor, se reforzaba o se anulaba. La intención fue de hacer una relación de interdependencia entre los diferentes elementos en juego: política, economía, cultura e instrucción, legislación, prensa de México y el resto del país y prensa de Guadalajara, para poder definir mejor la agenda de esta última y comprender sus objetivos y motivaciones. La segunda parte tiene como objetivo presentar un análisis formal de los órganos de prensa, es decir, el sostén material de esos órganos, que de un modo u otro influiría en sus contenidos. Se demostrará que existía una circulación considerable de los periódicos, asf como una disponibilidad económica y tecnológica para Ja adquisición de los mismos. Se manejan algunos lugares comunes respecto a Ja prensa como aquél que dice: «El periodismo decimonónico no se caracterizó por su gran alcance geográfico o demográfico y sí 52 Conocer los nombres de todos los participantes de los periódicos es imposible, ya que la mayor parte de los materiales aparecen sin firma y セッウ@ periódicos completos aparecen sin editor ni responsable. Se localizaron algunos. Sus biografías figuran en un anexo. Algunos datos relevantes se incorporaron al texto. 40 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS por su carácter principalmente politico».53 La prensa tapatía de este periodo tiene un alcance geográfico insospechado. Asimismo, frente al carácter exclusivamente político que se le atribuye, se ha hecho poco caso de los contenidos noticiosos y a los tiempos de circulación de la información que podrían ser sorprendentes, así como redes de información de alcance ョ。」ゥッャNセ@ Aquí, se atenderán los factores materiales que configuran e influyen a la prensa: los talleres, el papel, los costos, los precios, el tiraje, la circulación, las fuentes, los autores. También se analizarán los d iferentes niveles y espacios de lectura de la prensa. Profundizaré en la función de ésta, de cómo ella misma definió sus objetivos y a qué públicos estaba destinada. Y sobre todo de qué manera se definió «vocero de la opinión pública», parte fundamenta l de este trabajo tal como lo he planteado aquí. La tercera parte tiene como objetivo docu mentar el debate, probar que en efecto, existe en la prensa una discusión abierta de los temas que antes habían permanecido en privado. Se hará un análisis de los contenidos, divididos en tres apartados fundamentales: forma de gobierno, relaciones Iglesia-Estado y la cuestión de los españoles. Se verá de qué modo sirvió la prensa de foro, de espacio público para reflejar los puntos de vista de las diferentes facciones. En estos órganos d e prensa se perfilan los problemas más acuciantes del periodo: la .necesidad de conformar un nuevo país: la forma de gobierno que debía prevalecer, las leyes que habrían de regirlo, así como el papel que debía tomar la religión en ese nuevo estado. De ahí que el problema del Patronato se haya vuelto de vital importancia y uno de los más relevantes en la agenda periodística. Dentro de ese nuevo país, también habría de tomar gran importancia el papel de uno de los estados: Jalisco, habría que definir hasta dónde llegaría su soberanía y sus atribuciones. Problema, por cierto, d e muy difícil solución y que habría de mantener ocupados a los intelectuaMagdalena González Casillas, Historia de la litcrnh1ra jalisciense tn el siglo x1x, Guadalajara, UNEO, 1987 pp. 64-65. Enri4uc Sánchez Ruiz y Gilberto Fregoso. Prensa y Poder en Guadnfnjnra. Guadalajara, UdeG, 1993, p. 15. Para mayor información al respecto, Irma Lombardo en su libro De In opinión a la noticia, Méxíco, ed. Kiosko, 1992, se ocupa de modificar algunos de los postulados hasta ahora tomados como incuestionables en torno al nacimiento de la «noticia» como tal, paralelo al periodismo industrial de principios de sigloxx. INTRODUCCIÓN 41 les durante buena parte del pasado siglo. En el caso especial de Jalisco, donde la propuesta del federalismo le hizo estar a la cabeza de los sucesos políticos en toda la República, tanto la prensa como la folletería se convirtieron en armas de combate fundamental, tanto de defensa como de ataque a esta forma de gobierno. La virulencia de la prensa expresa la fractura de una sociedad desunida por cuestiones políticas y económicas. Los grupos no eran compactos, no eran perdurables, se expresaron de distintos modos, incluso contradictorios, según conviniera a sus intereses y según se verá, sorpresivamente, con el mismo discurso. La contribución de este trabajo consiste en documentar cómo se expresaron estos grupos en la prensa en ciertos momentos claves. El problema central para definir a los grupos en cuestión, es el nuevo orden institucional. En él, se puso en duda quién disfrutaría de Jos bienes. En un país federalista, serían Jos estados quienes lo hicieran y particularmente, las oligarquías regionales, éstas lucharían por expresar y defender sus intereses, así como convencer y ganar adeptos para su causa a través de los impresos. ¿Cuánto de esto se logró? ¿Cuál fue la influencia real de estos medios en la sociedad de ese momento? Es difícil determinarlo más allá de la especulación. En este trabajo sólo pueden plantearse las inquietudes, faltan los datos concretos que pudieran conducir a evidencias sólidas. En las conclusiones será donde se plasmará la mayor parte del análisis, aunque algunos puntos se incluirán en el texto. En base a lo anterior, se puede decir que la prensa en Jalisco no siguió una sola corriente, sino diversas tendencias, según las personas que estaban detrás de ella, defendiendo intereses muy concretos que no pueden definirse tajantemente. La prensa ocupa un papel central en el debate entre diversos grupos de la oligarquía55 Se define oligarquía como: «aquellos sectores de la población capaces de leer y escribir y relacionados estrechamente con el poder político. Podrían intervenir en los procesos que determinaban más rútidamente la instancia política de la sociedad publicando ideas y refutando a las de sus contrarios. Si bien se trata aquí de una capa minúscula del conjunto social, no por ello deja d e percibirse que es precisamente la capa que -núentras menos democracia efectiva haya- estructura las directrices mayores de la sociedad en cuestión de cultura, política y normas socioeconómicas. Es la capa que intelectualmente ejerce el control de las estructuras hegemónicas en relación con el resto de la población, con variable pretensión de reflejar y representar los intereses del conjunto. Portavoces de la institucionalidad remanente o portavoces 42 LA DlSPlITA POR LAS CONCIENCIAS de Guadalajara y posteriormente entre estos y las emergentes clases medias. Se encontraban entre los órganos impresos a los voceros del alto clero de Guadalajara que asimilando las reformas borbónicas «se colocó en el cambio y se volvió portador de él», en ellos se expresaron las transformaciones paulatinas que tuvo el discurso de la Iglesia, modernizándose también a fin de adaptarse y sobrevivir.56 Fuentes Para la realización de este trabajo, se tomaron en cuenta 44 órganos de prensa entre 1809 y 183557 , así como 287 folletos, algunos anterióres a 1809 así como otros no publicados en Guadalajara pero que armaron una polémica con los q ue ahí aparecieron, en torno a los acontecimientos de esa ciudad o bien que tuvieron una gran circulaci0n en ella. Afortunadamente se encontraron en los archivos del Distrito Federal publicaciones que se consideraban perdidas como El Mentor de la Nueva Galicia, de Severo Maldonado, La Fantasma de Pedro Lissautte, El Iris de falisco, de Antonio de Jesús Valdés y El Nivel, publicación supuestamente masona que Iguíniz, el roconocido bibliógrafo tapatío, no conoció. En otros periódicos de la época se encontraron también referencias de algunos órganos de los que nada 56 57 autonombrados de la transformación o conservación de ésta, son caballeros en una lid en la cual se pretende definir Jos destinos de todos». Brian Connaughton. op. cit., p . 55. Según Carmen Castaneda, esta oligarquia siempre se quedó al márgen de Jos cambios sociales , afirmando que durante Ja Independencia, los miembros tapatíos de ella, no participaron más que en una minoría y siempre trataron de obstaculizar el proceso. Carmen Castafleda. «Una élite y su participación en la Independencia», Lecturas ltistóricns de Guadafajara Educación y Cultura. México, INAH, 1992b, t. IV, pp. 195-213. El estudio sistemático y detallado de esta transformación del discurso en el clero de GuadaJajara es el libro de Brian Connaughton ya citado. Nos basaremos en él. Lamentablemente, no fue sino hasta que este trabajo se hallaba casi en prensa, que Carmen Castafleda me confió su hallazgo en Sevilla de El Correo Político y Literario de Snfm11a11ca, de 1808, que se reimprimió también en Guadalajara. Para mayor información sobre este periódico, cfr. Cannen Castafleda, Los periódicos e impresos de G11adafajara, 1808-1811. Guadalajara, Ed. Agata, Museo del Periodismo y las Artes Gráficas, Ayuntamiento de Guadalajara, 1999. JNTRODUCCLÓN 43 se había dicho, como La Palanca. o El siglo XIX. Éstos, aunados a los más conocidos y a un corpus considerable de folletos, pueden ofrecer al investigador un panorama bastante completo de lo que eran las preocupaciones de los intelectuales tapatíos de las primeras dos décadas de vida independiente, así como un esbozo de la trayectoria de desarrollo de la prensa. Este trabajo no es un rastreo de historia de las ideas, probablemente se acotará la procedencia de algunas de ellas, pero no se agotará su origen y evolución. Ni es una historia política, ya que ésta ha sido mucho mejor tratada en otros estudios como los de Olveda y Muriá.58 No es una historia de los grupos oligárquicos como la hizo Olveda59 o de la Iglesia en Jalisco ni un análisis del discurso propiamente dicho, en el sentido en que lo hizo Connaughton.60 Es un intento de caracterización del papel de la prensa y otros impresos en la formación de la opinión pública en Guadalajara, el papel de estos medios de comunicación en la disputa por la conformación de la nación, desde un punto especialmente conflictivo como lo fue Jalisco a principios del siglo XIX. Nos referimos a trabajos generales como la Historia de Jalisco de cuatro tomos y trabajos particulares como La política de Jalisco de la Primera república federal, de Jaime Olveda, Guadalajara, Poderes de Jalisco, 1976. En /a Oligarquía de Guadalajara, México, Conaculta, 1991 a la que tanto debemos. En su mult:icitado trabajo Ideología y Sociedad en Guadalajara del que igualmente somos deudores incondicionales. l. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO Factores que influyeron en la necesidad del establecimiento de la imprenta en Guadalajara. 1796-1808 Corría el año de gracia de 1796. Habfan pasado cerca de trescientos años de colonización española y de algún modo estaban asentados ya los encuentros y desencuentros culturales en las tierras de la Nueva España. En aquellos tiempos, Guadalajara era una ciudad con dos leguas de extensión y 35 000 almas. Grande, poblada, con calles rectas y espaciosas, con sus catorce plazas, nueve portales en el centro «que no tenían igual en ninguna ciudad de la república», doce fuentes públicas, con agua «buena y saludable», dos paseos rodeados de árboles, un coliseo, un teatro, una plaza de gallos, que ocasionalmente albergaba algún circo, cuatro iglesias, cinco parroquias, siete conventos de religiosos y otros tantos de religiosas, tres co\egios para hombres y dos para mu)eres, además, pton\o se hmdaria la Universidad. Las calles estaban invariablemente limpias y en la noche bien iluminadas1 • Sin embargo, en lo que era la Nueva Galicia, un elemento fundamental brillaba por su ausencia: ese que se ha dado por llamar instrumento de penetración ideológica y cultural y que resultaba mucho más eficiente de los que hasta la fecha se habían utilizado. Victoriano Roa, Estadística del Estado Ubre y Soberano de falisco, UNED Guadala· jara, 1981, en Jorge Durand «La vida económica tapalia en el siglo XIX» en Capítulos de historia de G11adalajara. Ayuntamiento de Guadalajara, Guadalaja· ra, 1989-1992, t. n, p. 42. 46 LA DISPlJTA POR LAS CONOENCIAS La Nueva Galiciano podía expresarse entonces significativamente. Los estudiosos 2 tenían que devorar los libros y los periódicos que les llegaban con retraso desde la Nueva España. Cuando alguien tenía necesidad de imprimir algún documento se veía forzado a enviar en manuscrito -con grandes riesgos de que se perdiera en el camino- a la ciudad de México o a Puebla, que eran las únicas localidades que contaban con imprenta. Muchos escritos importantes no llegaron a imprimirse nunca, sólo algunos de particulares, fuesen oficiales o religiosos, tenían el privilegio de hacer ese viaje largo en leguas y peligros para ser editados. Condición fundamental de la existencia de un libro es el ser leído. El que se imprima un material presupone tanto un público lector como una inquietud por la lectura. Para que la imprenta llegara a la Nueva Galicia y concluyera ese incompleto encuentro de culturas en el Occidente de México, fueron necesarios distintos factores económicos y sociales, el principal de ellos fue el deseo de autonomía de la élite neogallega y el desarrollo económico de la región, lo cual finalmente habría de conducir a una necesidad de expresión a través de los impresos. En las páginas siguientes habremos de ennumerar algunos de esos factores y tratar de explicar la existencia de ese público lector. Tendencias autonómicas de la élite 11eogallega Para entender mejor estos factores y el desarrollo especial que siguió Guadalajara en el siglo XVIII, habrá que retroceder un poco y caracterizar a la élite local que muy poco después de haberse formado presentaría tendencias autonómicas: En Guadalajara, la consolidación de la minoría oligárquica fue más rápida que en otras partes debido a la autonomía casi absoluta que mantuvo desde un principio la Nueva Galicia respecto de las Se ha dicho que la producción intelectual de la época en Guadalajara giraba en tomo de algunas de las grandes figuras eclesiásticas, que alternaban su práctica religiosa con actividades como la historia y las letras. Más abajo citaremos algunos nombres. Cristina Cárdenas Castillo, Manuel López Cotilla. Insurgencia y educación en falisco, (1800-1834). U de G, Guadalajara, 1988, p. 18. LA PRENSA EN SU MOMENTO HlSfÓRICO 47 autoridades de la Nueva España.3 La acumulación de tierras, por este mismo grupo, fue posible a través de las mercedes reales y después por remates, composición, compra y despojo4 • Los conquistadores y sus descendientes formaron la parte dominante de la sociedad neogallega hasta principios del siglo XVII. Fueron ellos quienes desempeñaron los cargos de alcaldes, corregidores, justicias mayores, alguaciles y otras autoridades. Guadalajara comenzó a modificar su modesta apariencia cuando se convirtió en la capital de Nueva Galicia en 1560, siendo la sede de la audiencia y del obispado. Nuevos funcionarios comenzaron a emparentarse con la oligarquía terrateniente. Pero, entre muchas otras causas, sobre todo fue la fusión que se dio entre el gobierno y los negocios, a través de los matrimonios, lo que fomentó el deseo de la oligarquía de mantener hasta donde fuera posible, la autonomía de la Nueva GaHcia. A finales del siglo XVI, los intereses creados por esa oligarquía se oponían, francamente, a que el virrey sometiera a revisión los asuntos regionales. En los primeros años del siglo XVJI, algunas familias de la sociedad tapatía daban la apariencia de formar verdaderas dinastías.5 Aun con la presencia de estos hombres ricos, Guadalajara vivió buena parte del siglo XVII aislada de las rutas comerciales. Fue a partir del último tercio cuando los jesuitas emprendieron la exploración y la colonización de la costa norte del Pacífico que fortaleció su papel como centro redistribuidor de las mercancías que entraban por Veracruz. 6 Esto vino a fortalecer al grupo de comerciantes que hasta entonces había sido menospreciado por la aristocracia terrateniente. Poco a poco, pero cada vez con más frecu encia, los mercaderes fueron haciendo sentir su fuerza. El dinero que obtenían como ganancias del tráfico de las mercancías les permitía comprar numerosas casas y haciendas próximas a Guadalajara. Jaime Olveda, op. dt., 1991, p. 21 . También, para una visión más penetrante que confirma esta tendencia autonómica, consultar a }can Pierre Berthc, «introducción a la historia de Guadalajara y su región», Regiones y ci11dndcs en Amirica Latina, Sepsetentas, núm. m, Institute des Hautes Eludes de I' Amerique Latine-México, 1973, pp. 130-174. Olveda, op. dt., 1991, p. 19. fbid ., p. 28. /bid., p. 36. 48 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Para mediados del s iglo xvm, los mercaderes, emparentados con los grandes oligarcas, forzados éstos a ello por sus deudas, confo rmaban un grupo numeroso y pujante. La diputación del comercio de Guadalajara, dependiente del real consulado de la ciudad de México, era después de la de Veracruz, la que aglutinaba mayor número de comerciantes en e l Virreinato. Estos propietarios de tiendas que llegaron a acumular fortunas considerables, pasaron a formar parte del círculo oligárquico.7 El repunte económico de Guadalajara y d e lo que era conocido como la provincia de Xalisco a lo largo d el siglo xvm dio lugar a que, ya desde su medianía -1742- Matías Án gel de la Mota y Padilla escribiese una Historia del Reino de Nueva Galicia en la América Septentrional, con ánimo de fundamentar q ue su región anhelaba convertirse en un virreinato independendiente de la Nueva España.ª Un testimonio más que confirma la consistencia alcanzada por los comerciantes de Guadalajara lo constituye la solicitud que éstos hicieron al rey, en 1762, en la que pedían Ja licencia para construir la casa de moneda y para establecer un comercio recíproco con Guatemala, a través de las costas de los mares del sur. Aunque estas peticiones no fueron de inmediato concedidas, el hecho de haberlas planteado sugiere que el grupo de mercaderes había alcanzado un alto nivel de desarrollo. En los últimos 15 años del siglo XVIII, aunque en Guadalajara los españoles americanos predominaban cuantitativamente como se ha creído,9 la actitud que asumieron estos criollos frente a la relación que guardaba la localidad con España, misma que compartieron los inmigrantes, es decir, los recién llegados de Ja metrópoli que se establecieron por entonces en Guadalajara, fue lo más importante. «Las demandas planteadas por esta oligarquía en estos tres lbid., p. 38. José María Muriá, «Preliminar», 200 a1ios de Impren ta en Guadnlajara. Gobierno del Estado de Jalisco. Guadalajara, 1994, p. 15. A pesar de lo afirmado por Olveda, op. cit.. 19'?1, las recientes investigaciones de Carmen Castañeda y Richard Anderson en tomo a Jos padrones de Guadalajara, entre 1821-1822 y 1791, confirman que los españoles americanos no eran el grupo más abund ante d e población en esos momentos. Esta información me fue trasmitida por Carmen Castaneda, ya que la investigación se encuentra en sus inicios. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISfÓRICO 49 lustros, son indicios inequívocos del deseo que existia de autogobernarse». 1º Los recién llegados se aliaron a la burguesía terrateniente a través del matrimonio, de esta manera, el capital minero, comercial y manufacturero quedó asociado a la propiedad de las grandes haciendas. La unión entre terratenientes y los que muchos autores llaman «burguesía incipiente», impidió el surgimiento de contradicciones entre ambos grupos, caso contrario de lo que ocurrió en Europa, cuando la burguesía tuvo que enfrentarse a la nobleza para destruir el feudalismo. La élite colonial, a pesar de su rigidez, tuvo que aceptar al ccrecién llegado», pues era la única forma de reclutar nuevos miembros. Estos por su parte, se asimilaron a la estructura de clases existente, sin alterarla en lo más mínimo.U La élite de Guadalajara a fines del siglo XVIII estaba compuesta por hacendados, comerciantes, mineros, funcionarios, clérigos y oficiales del ejército. Esta élite tenia cierta conciencia de clase, como dijera LindJey, «una idea bastante desarrollada de su importancia y de sus posibilidades de existir independientemente».12 Con base en esto, debe mencionarse que el tradicional odio entre criollos y peninsu lares, en Guadalajara, estuvo muy matizado por la posición que ocuparan dentro de la élite.13 La técnica matrimonia] borró casi IO 11 12 u Olveda, op. cit., 1991, p. 42. /bid., p. 44. Es importante resaltar la llegada de Manuel Calixto canedo y Jiménez de Alcaraz, proveniente del Real de Nuestra Senora del Rosario en Sinaloa. Se estableció en Guadalajara en 1763, y compró una casa a espaldas de la catedral que luego seria conocida como el Palacio de los Cañedo, las haciendas de El Cabezón y La Vega; posteriormente se hizo dueño del latifundio de Buenavista y también adquirió La Calera. El poder e influencia de Jos Cañedos casi abarcó un siglo desde su establecim.iento en 1763 hasta mediados del siglo XIX. Aunque su preponderancia fue disminuyendo a partir de la consumación de la Independencia. Cfr. también, Alberto Santoscoy «Los Cañedo. Apuntes heráldicos y biográficos de una prominente familia Jalisciense», t. n. Obras completus, UNEO Guadalajara, 1986a, pp. 403-443. Richard Lindley. «Criollos, peninsulares y oligarquía en la teoría de la Independencia», Anuario del Centro de Estudios Históricos. U.V. Jalapa, 1977, pp. 107108. Esto sucedió también en otras partes de la república, según demostró Brading también. Cfr. Mineros y comerciantes en el México borbónico 1763-1810, FCE, mセクゥ」ッL@ 1995. 50 LA DISPlJTA POR LAS CONOENCIAS por completo las diferencias existentes entre ellos. La característica principal para ser miembro de la oligarquía era tener riqueza. La élite no estaba integrada por familias antiguas que ostentaran títulos nobiliarios, sino más bien era un grupo enriquecido durante la bonanza minera y mercantil que se registró en el último cuarto del sigloxvm. La relación de esta oligarquía con la Iglesia era muy estrecha, por ser una fuente de crédito muy importante y por ser uno de los refugios para las hijas de las familias ricas que no contraían matrimonio, los conventos llegaron a estar, a fines del siglo XVIII muy relacionados con la oligarquía.H Asimismo, algunos linajes tuvieron también la ventaja de tener dentro del cabildo eclesiástico uno o varios parientes, lo que aprovechaban para beneficio propio. Aunque estos dignatarios por ser criollos tenían pocas posibilidades de ocupar la silla episcopal, de cualquier manera, su presencia dentro de esta corporación era determinante para que sus familias pudieran obtener créditos. Constantemente los miembros de la élite hacían donativos para realizar obras pías o erigir iglesias. Por razones obvias, a estos bienhechores el clero les daba un lugar especial en las procesiones o en los actos religiosos. Otro de los factores de importancia para consolidar la autonomía de la élite neogallega fue el impacto de las reformas borbónicas,15 veamos a grandes rasgos cómo se a plicaron éstas en la ciudad y cuáles fueron algunas de sus consecuencias. En plena época borbónica, llegó a Guadalajara Antonio Alcalde, quien comprendió cabalmente e l sentido de las reformas. Desde que llegó, hizo suyos los intereses de la región, trabajó sin descanso a favor de la Iglesia, de las clases menesterosas y de la oligarquía: en 1776 promovió la fundación de la primera fábrica textil; en 1781 Existían ocho conventos masculinos y cuatro femeninos. Los masculinos eran: el de Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, La Merced y El Carmen, San Juan de Dios, San Miguel de Belén y el de la Congregación de San felipe Neri. Los femeninos eran: Santa Maria de Gracia, Santa Teresa, Jesús María y Santa Mónica. Cfr. Cardenas Castillo, op. cit., p. 13. Para una comprensión más profunda d el impacto de las reformas borbónicas en México, pueden consultarse un sinfín de ITabajos. Entre ellos, Josefina Zoraida Vázquez (coord.), Interpretacio11es del siglo xv111111exica110. El impacto de las refom1as borbónicas, Nueva Imagen, México 1991, y para ver un estudio regional, Ignacio del Río, La aplicació11 regional de /ns refon11as borbónicas en Nueva España. Sonora y Sinaloa, 1768-1787. UNAM, México, 1995. LA PRcNSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 51 inauguró el Santuario de Guadalupe cuya construcción inició cuatro años antes; junto al templo construyó viviendas para las fantilias pobres, en 1787 inició la fábrica del hospital de Belén, en 1789, logró que Carlos IV expidiera una cédula en la que disponía que los curatos de la Barca, Ayo el Chico, Atotoniko, Ocotlán, Zapotlán el Grande, Tamazula, Colima, Almoloyan, lxtlahuacán y Caxititlán, pertenecientes al obispado de Michoacán, pasaran a la jurisdicción de la mitra de Guadalajara. La incorporación de estos curatos a la diócesis de Guadalajara fue muy importante para la élite tapatía porque se incrementaron notablemente los diezmos recaudados y se estrecharon las relaciones mercantiles entre estos lugares y la capital neogallega. 16 Finalmente, hay que recordar que a Alcalde se debe la fundación de la Universidad de Guadalajara, ya que donó 60 000 pesos para su construcción. A su muerte en 1792, Jacobo Ugarte y Loyola lo sustituyó. Éste «corresponde al grupo de administradores peninsulares que entendió cabalmente el sentido del reformismo borbónico»17 • Intervino en la fundación de la Universidad y en el establecimiento de la imprenta; promovió el desarrollo de la agricultura, la manufactura y las artes; estableció una comunicación periódica de diligencias entre Guadalajara y la ciudad de México; colaboró en todo lo relacionado con la creación del Real Consulado y las gestiones para la celebración de la Feria de San Juan de los Lagos. Por otro lado, Ja guerra de España con Inglaterra influyó en el hecho de que algunos centros de población hubieran desarrollado su manufactura. Muchas ciudades, ante la imposibilidad de ser abastecidas de géneros suficientes para satisfacer la demanda interna por quedar aisladas, promovieron y desarrollaron su actividad manufacturera. Es así como en Guadalajara se instala, en 1776, la fábrica textil auspiciada por varios miembros de la oligarquía neogallega. Otros talleres textiles fueron instalándose en Guadalajara, así como los destinados a la producción de cigarros. El incremento productivo que se registró en este periodo permitió a Guadalajara salir del ámbito circunscrito por la metrópoli e ingresar de lleno al mundo mercantilista. En el nuevo escenario se desenvolvía la economía de una manera más libre y prosperaba 16 Olvedaop. cit., 1991, p. 71. 17 {bid., p. 72. 52 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS una sociedad más aburguesada, la cual abrazaba con vigor las nuevas ideas económicas, sociales y políticas. A la actividad mercantil se debe que Guadalajara haya mudado su modesta fisonomía y reactivado su función en los últimos diez años del siglo xvm. Su oligarquía, diligente y laboriosa, ordenaba o alteraba, promovía e impulsaba la producción destinada a un mercado cada vez más amplio. 18 Se hicieron además, durante estos años, algunas mejoras a la ciudad, como el empedrado de las calles, en 1797, por parte de algunos particulares y del tribunal del Consulado, fondos eclesiásticos y la Universidad; se aseguró el abastecimiento de agua a fines del siglo xvm y se inició a principios del XIX la construcción de dos panteones: el del Belén y el de Los Ángeles. En 1800, Abascal y Souza pavimentó más calles, remodeló el mercado y construyó el Puente de Calderón. Se hicieron mejoras a la seguridad públic:i y se inició la aplicación de las primeras vacunas contra la viruela en 1804.19 Con base en lo antedicho, puede decirse que el reformismo borbónico en vez de debilitar a los gobiernos locales, los fortaleció, fomentó además la cohesión de las oligarquías y puso de manifiesto cuán diferentes y distantes estaban los intereses regionales de los de la corona española.20 Esto llevó a fomentar el desarrollo de la conciencia regional: la revaloración que experimentaron las regiones reforzó el sentimiento regionalista de las élites, las cuales actuaron cada vez con mayor decisión, reclamando más libertad primero económica y luego política, expresaron su inconformidad cada vez mayor ante los préstamos voluntarios o forzosos para remitirlos a España. La pujante actividad comercial cohesionó el espacio, desarrolló en la oligarquía un sentimiento sumamente regionalista y planteó la necesidad de dotar a Guadalajara con todos los elementos de que carecía. La articulación de los mercados locales era un factor básico para acelerar la acumulación de capital. El grupo comercial tapatío no encontró mayores obstáculos en conseguir la anuencia para esta18 19 20 [bid., p . 75. María de los Angeles Gálvez, «La ciudad de Guadalajara, reglamentos, reformas y desarrollo urbano 1790-1800», Carmen Castañeda (coord.), Vivire11 Guadalajara, la ciudad y sus fi111cio11es. Ayuntamiento de Guadalajara, Guadalajara, 199211, PP· 59 y SS. Olveda, op. cit., 1991, p. 147. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 53 blecer un tribunal mercantil en Guadalajara. Después, obtuvieron directamente de Carlos IV la autorización para fundar un Consulado, el 6 de junio de 1795. A partir de ese día, los comerciantes consiguieron una mayor autonomía respecto a la ciudad de México. Cuando se fundó el Consulado, Guadalajara y su clase mercantil ya contaban con otros elementos que habían ampliado el prestigio de la ciudad y el poder de la élíte: la Universidad en 1792, con lo cual los estudiantes ya no tuvieron que viajar a la ciudad de México a educarse. El claustro universitario se creó con la ayuda de algunos miembros de las familias prominentes como Sánchez Leñero, Vizcarra, Gómez y Villaseñor, lo que resulta muy significativo porque fue otra de las instituciones que empezaron a otorgar créditos bajo hipoteca, tal como lo venía haciendo la Iglesia. 21 Como lo prueba Carmen Castañeda, entre los egresados y la oligarquía había una relación muy estrecha, escogían los primeros padrinos de entre la élíte. Padrinos y ahijados se ayudaron a reforzar el control que ejercían dentro de la sociedad. Sin embargo, un dato curioso es que los hijos de los olígarcas no se preocuparon por obtener un título universitario, prefirieron permanecer dentro de las empresas familiares. Los egresados de la universidad provenían de los estratos medios de la población, algunos de los cuales lograron acumular fortunas considerables y pudieron acceder a la oligarquía. «De las clases medias que se educaron en ese centro universitario salieron los cuadros dirigentes del siglo XIX, a los que correspondió luchar por constituir el Estado». 22 La importancia de la instalación de la Universidad para el ámbito cultural neogallego es enorme. A partir de entonces, la vida cultural se realízaría en torno a ella. La fundación del Real Consulado y de la Universidad, al igual que el establecimiento de la imprenta, todo ocurrido en la década de mayor prosperidad económica -1790- ayudó a fortalecer la con21 22 Un estudio muy completo al respecto de las relaciones de Ja Universidad con la élite es el de «La Real Universidad de Guadalajara y el cabildo eclesiástico de Guadalajara, 1792-1821» Carmen Castañeda, (comp.), Historia Social de la U11iversidad de G11adalajara. Ciesas-U de G, Guadalajara, 1995 pp. 17-36. Asimismo, un estudio sobre las actividades crediticias de la Universidad, véase, en ese mismo libro, el capítulo de Luz Ayala, «El crédito en la administración e inversión de los fondos de la Real Universidad de Guadalajara, 1792-1825», pp. 37-64. Olveda, op. cit., 1991, p. 84. 54 LA DISPlTfA POR LAS CONOENOAS ciencia regional y a desarrollar el espiritu de autosuficiencia. La casa de moneda, creada en 1811, es otro factor que muestra el poder alcanzado por el grupo mercantil en Guadalajara. Pero no hay que olvidar que el desarrollo agrícola, comercial, manufacturero y cultural que se dio en Guadalajara y que desembocó en una afirmación del sentimiento regionalista no hubiera podido darse en esa magnitud sin la autonomía administrativa que mantuvo la ciudad desde su fundación.23 Otro factor importante para el desarrollo mercantil de Guadalajara fue la apertura del puerto de San Bias que estimuló notablemente a partir de la última década del siglo xvm, el comercio del eje Tepic-Guadalajara. Más tarde, la llegada de comerciantes panameños y sudamericanos a Guadalajara, con una nueva manera de hacer negocios y con mucho circulante, reanimó las relaciones mercantiles de manera impresionante como se verá en breve. En Guadalajara, la aplicación de la Real Cédula de Consolidación de Vales no fue tan rigurosa como en otros obispados; a pesar de que la diócesis neogallega era una de las más ricas de la Nueva R セ@ Esta medida no España, envió mucho menos dinero que ッエイ。ウN parece haber causado mayores disgustos entre los propietarios y la Iglesia, además, parece haber sido aplicada con gran retraso. Tal vez a esto se debió que la oligarquía local se mostrara siempre fiel a Ja corona. Cuando se supo de la invasión napoleónica - mientras en México la opinión se dividía entre quienes proponían reconocer la junta de Sevilla y quienes sugerían la instalación de una junta novohispana que gobernara en ausencia del monarca- en Guadalajara se dio una lealtad absoluta al rey. Se le enviaron remesas de dinero y se exhibieron manifestaciones espontáneas de apoyo. Asimismo, se nota una ausencia de conspiraciones de criollos, en otras ciudades empezaban a discutir la idea de independencia, debido al resentimiento por la aplicadón más severa de la Cédula de Consolidación de Vales en aquellos lugares. u 11 [bid., p. 84. Para ver la importancia de la Real Cédula de Consolidación de Vales en el periodo que nos ocupa en otras partes de México, véase, Romeo Flores Caballero, La contrarrevolución de Independen cia. Los espmioles en la vida política, social y económica de México 1804-1838, El Colegio de México, México 1%9. Especialmente el capitulo u. LA PRENSA EN SU MOMEITTO Hl5TÓRICO 55 En cambio en Guadalajara, no hubo ninguna conspiración porque su élite, en vísperas del estallido de la guerra insurgente, atravesaba por su mejor momento y había cobrado plena conciencia de sus enormes responsabilidades de desarrollo, lo que a su vez, despertó confianza y entusiasmo en el porvenir. 25 Esta era Guadalajara y su gente, en los años en que se estableció la imprenta. La necesidad de ella en este contexto, así como la función que pudo haber cumplido, en relación con las necesidades del espíritu regional de la oligarquía en formación, se explican en base a estos factores económicos, políticos y sociales. El grupo oligárquico de Guadalajara tenía una enorme necesidad de expresarse con independencia de la ciudad de México. De la misma manera en que promovió la instalación de una Universidad, el Consulado y la Casa de Moneda, impulsó también la instalación de una imprenta. El crecimiento de la ciudad, la diversificación de sus funciones como centro de distribución, su expansión comercial así como su modernización, hacían también necesaria una imprenta para difundir la producción intelectual y las ideas políticas de la región. Existencia de un público lector De acuerdo con lo dicho anteriormente, se puede suponer que existía en Guadalajara, un potencial público lector que venia formándose desde siglos atrás. Dwante la época colonial, circulaban muchos libros debido a la presencia de las diversas órdenes religiosas, sobre todo de franciscanos y jesuitas, cuyas bibliotecas conservaron gran fama hasta muy entrado el siglo XIX. 26 La venta de libros tampoco era una excepción, aunque a precios muy altos, entre Jos eruditos y otros particulares que tenían interés en ellos. Éstos eran «novelas, textos clásicos, interpretaciones de los mismos, novedades de la época en los diferentes campos del conocimiento y quehacer humano»27 que se leían en grupos, siendo comentadas por los participantes, además de algunos textos prohibidos de autores ilustrados. 13 Olveda, op. cit., 1991, p. 153. Sobre el tema, consultar a Helen Ladrón de Guevara, Historia de las Bibliotecas e11 falisco, SEP, México, 1988, pp. 19-57. /bid., p. 57. 56 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS Muchos libros prohibidos, de canónigos, frailes y abogados fueron encontrados en las bibliotecas del Convento de San Francisco. Asimismo, encontramos en las bibliotecas de Guadalajara, libros de «prácticamente todas las imprentas europeas». 28 Se leían además, las hojas de noticias que se imprimían en México y que llegaban con arrieros y viajeros. Estas hojas, además de noticias contenían literatura, romances, villancicos, trozos recitables, chascarrillos, acontecimientos novelados de «cántese al son», reglas de conducta, guisados y remedios. Pocos son, lamentablemente, los intelectuales tapatíos anteriores al siglo XVIII. Las causas de esta escasez deben haber sido las restricciones reales para el paso de libros a las Indias y la concentración de los mismos en las bibliotecas religiosas. Por otro lado, los intelectuales más brillantes se quedaban en México. En el siglo XVIII podemos destacar entre los pensadores tapatíos, al jesuita veracruzano por nacimiento y tapatío por adopción, Francisco Javier Clavijero (1731-1787), por su Historia Antigua de México; al historiador jalisciense Matías Ángel de la Mota Padilla (1688-1766) a quien ya mencionamos, con su Historia del Reino de la Nueva Galicia en la América Septentrional (1742). Andrés Cavo, tapatío, que escribió los Anales de la Ciudad de México, desde la conquista espaiiola hasta el año de 1766 y José de Ortega, quien se especializó en la educación de los indios caras y escribió Doctrina cristiana, Oraciones, Confesionarios, Arte y vocabulario de la Lengua Cora, Vocabulan·o en Lengua Castellana y Cora y la Maravillosa reducción y conquista de foseph del Gran Nm1ar. Los franciscanos tuvieron representantes de su obra también: Nicolás Antonio de Ornelas y Francisco Mariano de Torres que escribieron sobre Las províncias de Santiago de Xalisco (1755), así como José Arlegui, autor de la Crónica de la Provincia de N.S.P.S Francisco de Zacatecas (1737). 29 La ciudad contaba en el siglo XVIII con obispo, curia episcopal, canónigos y colegios como el de Santo Tomás, San Juan y el Seminario Conciliar, sobrevivientes de un gran número de instituciones de enseñanza de este tipo que habían existido desde el siglo XVI. 30 Estos colegios, junto a los conventos de otras órdenes reli{bid., p. 51. 29 .lO lbid., p. 56. Como fueron el Colegio Seminario del Señor San Pedro, fundado en el siglo XVI y a cargo de los jesuitas desde 1586. El Colegio de Guadalajara, también de LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 57 giosas como franciscanos y dominicos,31 así como en el orden civil, la Real Audiencia y un número considerable de profesionistas como médicos, abogados, escribanos y hombres de letras, formaron un gran número de lE:ctores que más tarde llegaron a considerar necesaria la introducción de la imprenta. Por otro lado, la enseñanza básica en la ciudad también es digna de mención aquí. En 1793 había en Guadalajara 4 863 niños en edad de recibir educación (entre 7 y 13 años). De ellos, 1 400 la recibían efectivamente, en escuelas particulares y públicas, tanto niñas como niños. Existían 14 escuelas: la de la Compañía, del Santuario, del Real Tribunal del Consulado, 5 de los Conventos y 6 particulares. La escuela de la Compañía era gratuita y en 1798 contaba con 200 alumnos; la del Santuario lo era también y a fines del siglo XVIII contaba con 600 alumnos, mientras que la del Real Tribunal del Consulado era para «niños honorables» y cobraba 25 pesos al año. Para las niñas, existían tres planteles: el Beaterio que tenía varias categorías (internas, de paga y gratuitas, recibiendo todas la misma enseñanza), el Colegio de San Diego y el Colegio de San Juan de la Penitencia, siendo éste último para españolas, quienes permanecían ahí hasta tomar estado.32 La creación de la Universidad, al aumentar el número de estudiantes de enseñanza superior, contribuyó igualmente a reforzar esa necesidad y a conformar en su entorno, una vida cultural más sólida. La imprenta en México Para entender mejor el lugar que le corresponde a la imprenta de Guadalajara en un contexto general, recuperemos su trayectoria en México. Los orígenes de la imprenta en Nueva España se remontan al siglo XVI: en 1559, Antonio Espinoza, un aprendiz del impresor Juan ll l2 jesuitas, que desaparece en 1767, año de su expulsión, y el Colegio de Infantes. Para niñas, había existido el Beaterio de Nuestra Señora del Refugio fundado en 1703, que después se convirtió en el Colegio de San Diego. Cfr. Cristina Cárdenas Castillo, op. cit., pp. 13-14. Para un panorama completo de la educación en Guadalajara durante este periodo, Cfr. Carmen Castañeda, op. cít., 1984. Cfr. Nota 14. Carmen Castaneda, op. cit., 1984, p. 209. 58 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Pablos, trajo de Sevilla los primeros tipos enviados por el impresor alemán Hans Cromberger. Sin embargo, su desarrollo fue, durante largo tiempo, lento. El movimiento se aceleró en la segunda mitad el siglo XVIII, a pesar de los obstáculos presentados por el régimen de licencias oficiales. En México, entre 1796 y 1806 sólo dos grandes impresores trabajaron con licencia real. Todo cambió después de esa fecha: son tres en 1807, cuatro en 1808 y cinco en 1809. De 1815 a 1819, durante el periodo de retorno al absolutismo, no fueron más que tres, pero pasaron a siete en 1820, después del restablecimiento de la Constitución de 1812 en todo el Imperio. 33 Aquí se encuentran las grandes imprentas, con varias prensas y numeroso personal.34 Pero junto a ellas existen otros talleres -las imprentillas o imprentitas- que trabajaban en pequeña escala con un material reducido en la producción de impresos administrativos, billetes de la lotería, facturas, así como canciones de ciego y otras producciones de la literatura de cordel. El mercado de las imprentas sobrepasaba las imprentas con licencia y permitía accesoriamente la existencia de una literatura que escapaba en parte al control oficial, es la que el virrey trataría de impedir, vanamente sin duda; al prohibir en 1809, las imprentillas. Al cambiar el siglo, el uso de la imprenta se extendió por las provincias. Puebla, que poseía sólo una desde mediados del siglo XVII, terúa ya tres en el momento de la crisis de Independencia. Guadalajara, como veremos más adelante, estableció su imprenta en 1792, mientras que Veracruz contaba con una desde 1794, Oaxaca desde 1812 (aunque otras fuentes dicen que allí se estableció en 1720)35, en Frant;ois Xavier Guerra, op.cit., 1993, p. 282. Guerra cita a Femández de Lizardi refiriéndose a la imprenta de Mariano Zúñiga y Ontiveros: «Como si en dicha imprenta no hubiera sino una caja de letra, un cajista y una prensa» de «Aviso al público sobre el despotismo de imprentas», 7 de sept. 1820, reproducido por José Toribio Medina, l.Jl Imprenta en Oaxaca, Cuadalajara, Veracniz, Mérida y varios lugares (1720-1820), facsímile 1991, UNAM, México, 1904. Guerra, op. cit., 1993, p. 282. La discrepancia puede deberse a que en Oaxaca la primera imprenta, efectivamente establecida en 1720, fue efúnera. La segunda fecha, 1812, debe coincidir con su reestablecimiento debido a José Maria Morelos y Pavón. Cfr. Medina, op. cit. 59 LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 36 el Armadillo, provincia de San Luis Potosí en 1805 y Mérida desde 1813.37 La existencia de un material de imprenta abundante y extendido permitiría, años después, a los insurgentes y a sus adictos, la publicación de aquellos «pasquines y cedulillas» que inquietaban al deán del capítulo de México. Los insurgentes pudieron así establecer sus diferentes imprentas de guerra, de las que saldrían diversos periódicos de los que hablaremos más adelante. El examen de la producción de estas imprentas permite completar el estudio del desarrollo cultural que tuvo la Nueva España a finales del Antiguo Régimen: al analizar los libros que se publicaban en México, se puede conocer lo esencial de las tendencias. Hay un aplastante porcentaje de la producción de la Ciudad de México en relación con las provincias -80% de la producción total- y las obras españolas más leídas fueron rápidamente reimpresas en la ciudad. Se triplicó la producción en un siglo entre 1685-1694 y 17851794. Aunque se dio una baja en los años 1798-1801 debido a las dificultades de aprovisionamiento de papel provocadas por la guerra con Inglaterra, se volvió a comienzos del siglo XIX a las cifras altas de fin de siglo.38 La publicación de libros no constituyó ella sola la totalidad de la producción de la imprenta. Hay que añadir los periódicos, ya que es ahí donde se hacen senti.r con mayor fuerza las mutaciones. Aunque varios periódicos habían salido a la luz irregularmente en el siglo XVlll -la primera Gazeta de México era, desde 1722, el más importante- se trataba de publicaciones sujetas a eclipses. No se produjo un cambio claro hasta los primeros años del siglo XlX. En 1805 apareció el primer diario, el Diario de México. Dos años antes ya había comenzado a aparecer una hoja suelta, el Noticioso General, dedicada a anuncios e informaciones breves. Desde 1796 existió en Veracruz un Almanaque Mercantil o guía de comerciantes y ya para 1806, se publicaba en el puerto el Torna[ Económico Mercantil de Veracruz, diariamente. Otro periódico de la época fue el Cfr. Rafael Montejano y Aguiñaga (coord.) Nueva liemerografía potosi11a. (18281978) UNAM, México, 1982. }7 ll En todos estos lugares, a partir de los aJ'los señalados, se conocen algunos impresos que no citaremos aquí. Se trata en su mayoría de sermones u oraciones varias. Cfr. José Toribio Medina, op. cit., y Montejano y Agu.iñaga, op. cit. Todo esto está basado en las obras tanto de Medina y de Cosío, 1911y1952. 60 LA OISPUTA POR LAS CONOENCIAS Diario Mercantil de Veracmz, de 1807; estos tres publicaban información útil al comercio.39 La imprenta en Guadalajara Aunque la llegada de la imprenta a Guadalajara no ha sido plenamente determinada, se sabe que el primer impresor de la ciudad fue Mariano Valdés Téllez Girón, hijo de Manuel Valdés, editor de La Gazeta de México, quien presentó a la Real Audiencia de México una solicitud para que se le permitiera abrir un taller en Guadalajara, Ja cual le fue concedida el 7 de febrero de 1792, pidiendo además la exclusividad total en el negocio. La imprenta, Señor, es uno de los inventos que conoce la humanidad y facilita la instrucción ... Guadalajara no ha llegado a conocer este beneficio... es bien notoria la utilidad que resultará a aquella población y sus vecinos, pero es necesario invertir crecidas cantidades y no debiendo consumir su patrimonio sin alguna seguridad, tampoco podrá verificarse sin el privilegio exclusivo que ha propuesto. De este modo conseguirán sus moradores un beneficio de que no han gozado jamás; el que lo proporciona n o se arriesgará a perder sus caudales con Ja planificación de otras imprentas y no llegará a seguirse perjuicio al público, hallándose por este medio buen surtido a precios módicos según los aranceles que gobiernan en México. 40 Mariano Valdés llegó a Guadalajara en diciembre de 1792, h abiendo obtenido el privilegio solicitado por diez años, durante los cuales ninguna otra persona podría imprimir sin su autorización. Estableció su taller frente a Ja Plaza de Santo Domingo, en la finca que hoy se con oce como Casa de los Perros, ese mismo mes o a más tardar en enero de 1793. Estas fechas son probables y tienen como base las exequias de Fray Antonio Alcalde, celebradas en noviembre de 1792, que se imprimieron ya en Guadalajara en 1793, en vez l9 Para un acercamiento a los periódicos de Veracruz, cfr. Celia del Palacio Montiel, Hemtrografta Vcracru::nria del siglo XIX, inédito, Universidad Veracnv,ana, 1995b. Medina, op cit., p. VIII. 61 LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 41 de ser mandadas según la costumbre a la ciudad de México • La maquinaria se trasladó desde Madrid y a mediados de 1794, fueron de la ciudad de México José Simón de la Rea, ilustre grabador, un encuadernador y un abridor de láminas y sellos, a fin de dar al taller mayor lustre. 42 El primer documento salido de la imprenta de Valdés parece haber sido el de los Elogios Fúnebres en honor del Ilustrísimo Obispo Fray Antonio Alcalde, aunque se disputa la primacía una invitación a un acto de graduación en el Seminario Conciliar. Se ha tenido noticia de otros escritos publicad os por esa primera imprenta durante el año de 1793, ellos son: Novena a la Virgen de Aránzazu, Novena a la Virgen de Santa Ana, Actas del Capítulo provincial franciscano, Edicto del comisario General de la Santa Cruzada por Manuel Esteban Gutiérrez, canónigo de Catedral. Sumario de Indulgencias concedidas por la Santa Sede Apostólica a la Cofradía de San Felipe Neri y Novena a la Virgen de Zapopan. La producción total de este primer taller fue de alrededor de 100 títulos de diversos géneros, prevaleciendo aquéllos sobre cuestiones religiosas. 43 Se sabe además, que como era la costumbre de la época, en Guadalajara el taller de Valdés inaugura el uso de expen- n J2 Iguíniz, en «La imprenta en Guadalajara en la época colonial» asegura que Téllez Girón era vecino de Guadalajara desde noviembre de 1792, basándose en su acta de matrimonio, ya en Guadalajara en junio de 1793, donde se dice vecino desde hada seis meses. Nosotros consultamos este artículo en 200 años de la imprenta en Guadalajara. Gobierno de Jalisco, Guadalajara, 1994, pp. 17-20. Esto último se anunció en la Gazetn de México, el 10 de julio de 1794. Cfr. Iguíniz, op. cit., 1994, p. 18. Los números son inciertos. Algunas fuentes como Carmen Castañeda hablan de 82 títulos, mientras que otras como Helen Ladrón de Guevara, hablan de 128. Las dos están de acuerdo en que la mayoría son de carácter religioso. Algunos de estos documentos se encuentran en la Colección Lafragua de la Biblioteca Nacional, se trata de la Defe11s11 del Homo A ltritus compuesta por el padre fray Antonio de San Fermin, Carmelita Descalzo. Guadalajara. Mariano Valdés Tellez Girón. 1802 (LAF, 937) y Un documento suscrito por el Ayuntamiento de Guadalaxara: Manifiesto que por aclamación y 11ná11i111e consentimiento de las principales 1111/oridndes y cuerpos de /11 Ciudad de G11ad11/axarn, capital del reyno de Nueua Galicia, lince su ilustre ayuntamiento de los sentimientos de amor y lealtad que 1111 te11ido y conserua liacia su legítimo soberano el seiior Fernando VII, rey de Espnrla y de las Indias., firmado en Guadalajara el 9 de septiembre de 1808. (LAF, 393). 62 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS der en las oficinas mismas de la imprenta «las gacetas así políticas como de literatura, recibiendo las suscripciones que quieran hacerse a ambas. Igualmente en dicha oficina se expenden Cartillas, Catecismos, Catones y variedad de libros y muchos devocionarios». 44 En 1807, el emprendedor caballero Valdés, víctima de la epilepsia, tuvo que regresar a México. Al año siguiente, pasó la imprenta a manos de José Fructo Romero hasta su muerte acaecida en 1820. Bajo la dirección de este impresor nacido en Torrecampo de Castilla, salieron a la luz opúsculos y libros, así como los primeros periódicos que circularon en esta ciudad. En este taller, se sacaron a la luz d istintos opúsculos e incluso, hacia 1808, proclamas firmadas por el presidente de la Real Audiencia o por algunas otras autoridades, siendo además sus productos más frecuentes las novenas, las relaciones de méritos de diversos ciudadanos y encargos de otras ciudades: Número de Individuos atacados por la viruela en la ciudad de Durango (1798) o bien el Compendio Histórico de la fundación de Cartago en Nueva Granada (1803). 45 Hasta hace poco se creía que la producción total de la primera imprenta tapatía era de materiales re ligiosos, sin embargo, el hallazgo y contabilización de otro tipo de materiales en Guadalajara hace discrepar de la opinión de Guerra para la ciudad de México donde prevalecen, en efecto, este tipo de impresos. En Guadalajara, a diferencia de México y Puebla, se ha encontrado q ue existen impresos no religiosos que contabilizaremos en el siguiente periodo, ya que no se ha hecho una división precisa de los que se imprimieron antes de 1808. Estos hallazgos vienen a matizar los descubrimientos de Carmen Castañeda en su recorrido por la imprenta de la viuda de Romero, donde la mayoría de los impresos tratan ese tema. A partir del material publicado, puede verse que existe cierto rezago en Guadalajara en relación, por ejemplo, con Veracruz, donde desde 1796 se publican periódicos y a partir de 1806, un diario. Las necesidades del puerto determinan que los contenidos de estos órganos sean de utilidad para el comercio y es sin duda esta actividad la que hace forzosa esta evolución de los papeles públicos que están al servicio de éste. Asimismo, encontramos que la mayor parte de Iguíniz, op. cit., 1994. p. 20. Medina, op. cit., pp. 38 y 50. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 63 los primeros opúsculos impresos en Veracruz, tiene que ver con el comercio, especialmente con el Consulado, mientras que los impresos religiosos son la excepción. Por otro lado, no se sabe de la existencia de las imprentillas que hubieran hecho posible en Guadalajara la literatura de cordel y si ésta circuló, debió haber sido traída de México. El nacimiento del periodismo se haría espe.rar todavía. Se ha sostenido, más o menos claramente, que la imprenta en Guadalajara fue el resultado directo de la fundación de la Universidad, en el año de 1792: [... ]el comercio de libros, así antes como después de la creación de la imprenta, se hada a la sombra de las universidades, desde el nacimiento de tales instituciones, lo que era racional, pues naturalmente hay más compradores de libros en donde el saber tiene un centro mayor de difusión que en cualquiera otra parte....¿será indiscreto creer que (Valdés) fue atraído a Guadalajara por la apertura de la Universidad? De ninguna manera, puesto que tenemos de nuestra parte este hecho que vale contra cualquier argumento especulativo; la Universidad se abrió en noviembre de 1792 e inmediatamente después vino a establecer aquí su imprenta y librería D. Mariano Valdés Tellez Girón. Y como no hubo por aquel entonces ninguna otra causa que se pudiera suponer que motivara la introducción de esta primera imprenta, apoyados en la enseñanza de Ja historia y en el hecho preciso de la sucesión de una y otra apertura, concluimos asentando que a la fundación de la Universidad fue debido el que gozara nuestra capital del ingente beneficio de la tipografia.46 Esta afirmación es cierta, sin embargo, una reflexión más profunda que englobe tanto la llegada de la imprenta como el establecimiento de la misma Universidad, así como el establecimiento del Real Consulado, puede llevar a concluir que todos estos acontecimientos obedecen al proyecto oligárquico de fortalecimiento de la conciencia regional y el espíritu de autosuficiencia. Alberto Santoscoy, «La introducción de la imprenta en Guadalajara», Obras completas, t. u, UNEO, Guadalajara, 1986b, p. 744. 64 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS De la tertulia de Quintana a la botica de Arezpacochaga. 1808-1811 En este apartado describiremos el ambiente que privaba en Guadalajara antes y durante la Independencia, momento en que nace el periodismo en la ciudad, a fin de dar a conocer al lector el tipo de sociabilidad existente: la importancia de las tertulias y otras reuniones informales para la creación y desarrollo de un público lector. Analizaremos las primeras publicaciones: el Semanario Patriótico, como copia todavía de un modelo español, pero que contiene ya el germen de la discusión posterior y El Despertador Americano, órgano de transición entre lo que Guerra llama «periodo del patriotismo vulnerado» y «los inicios de la discusión política moderna». Cuando en 1808, las autoridades de Ja Intendencia d e Guadalajara se aprestaban a preparar los festejos por el ascenso al trono de Fernando VII, recibieron la inesperada noticia de que el nuevo monarca había abdicado a favor de su padre Carlos IV y éste, en el de Napoleón Bonaparte. En un clima de gran incertidumbre, el Ayuntamiento de Guadalajara, después de sostener pláticas con el intendente y con el presidente de la Audiencia, decidió jurar fidelidad a Femando VII y esperar instrucciones del Virrey Iturrigaray. Sin embargo, cuando llegó la invitación del Virrey apoyada por el Ayuntamiento de la ciudad de México, para reunir una especie de congreso de representantes de todos los cabildos de la Nueva España y las demás autoridades civiles y eclesiásticas, a efecto de que se procediera a instalar un gobierno provisional que supliera a Fernando en su ausencia, las autoridades tapatías prefirieron reconocer sólo a la Junta de Sevilla como la principal autoridad del imperio español, aunque posteriormente le retiraron el reconocimiento, en virtud de la postura liberal adoptada por dicho organismo.47 Mientras tanto, el rumor de que Napoleón se apoderaría de las colonias españolas en América dio lugar a que tapatíos de diversos estratos hiciesen alardes de fidelidad y disposición de hacer entrega de cuanPosteriormente, debido a c¡ue el Virrey y el Ayuntamiento de México se empeñaron en reunir el Congreso, la oligarquía novohispana depuso al virrey lturrigaray, encarcelaron a los miembros del Cabildo y pusieron al frente del virreinato a un viejo militar, Pedro Garibay, sustituido luego por Francisco Xavier Lizana y Beaumont. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 65 to fuese necesario para emprender en forma debida la defensa de la «religión, el rey y la patria». En el mes de abril de 1809, las autoridades de la intendencia juraron obedecer a la Suprema Junta Gubernativa de España e Indias, al mismo tiempo que nombraron al obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas corno su representante a ella. Aunque debido a la ocupación del suelo español por los invasores franceses, el obispo Cabañas prefirió abstenerse de tomar el camino a España. Esta simpatía y apoyo por la madre patria son calificados como parte del «patriotismo vulnerado» que precedió la entrada de la Nueva España en el periodo de la política moderna. Esto se debió, entre otros factores, según señala Guerra48 a la existencia de un nuevo público y de medios técnicos con los que hacer frente a la demanda de lecturas, unidos a una mayor libertad de prensa en lo que atañía a los impresos patrióticos: todo ello provocó un crecimiento muy rápido en la Nueva España de los títulos publicados. Crecimiento que sólo se iba a atemperar un poco con la restricción a la libertad de imprenta de 1813 y que se aceleraría con la revolución española de 1820, «El México moderno comienza así a nacer en 1808».49 Esto se afirma, ya que el carácter de esas publicaciones era político.50 En el caso de Guadalajara, objeto de nuestro estudio, una investigación reciente cataloga los impresos registrados por Iguíniz y Medina, añadiendo otros no tomados en cuenta por los bibliógrafos y los clasifica como sigue, circulares, bandos, proclamaciones: 122; devocionarios, novenas y oraciones: 79; invitaciones y tesis: 35; moral, catecismos y reglas: 23; sermones: 21; relaciones de méritos académicos: 14; política:12; periódicos y alcances: 11; artes y ciencias: 7 (incluimos el teatro); cédulas y leyes: 7; memoriales: 3; historia: 2; pleitos: 4. El patrón general de la naturaleza de los impresos coloniales tapatíos varía radicalmente de los mexicanos y poblanos, siendo esXavier Guerra, op. cit., 1993, p. 297. ldem., p. 285. En los cinco meses que van de julio de 1808 -fecha en que se conoció la abdicación del rey- a fin de año, la publicación de impresos patrióticos fue tal, que trastornó los porcentajes temáticos de los títulos publicados. D e 78% de títulos religiosos y 1% de políticos en 1807 se pasó a 45% de religios9s y 43% d e patrióticos y políticos en 1808. En números absolutos, aun cuando el número de los títulos religiosos sigue siendo constante: 72 en 1807 y 69 en 1808, los patrióticos y políticos pasan de 1 a 67. fイ。ョセッゥウ@ 66 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS tos predominantemente compuestos de sermones y tratados políticos en el mismo periodo.51 Aunque no debe ignorarse la posibilidad de que los sermones, las cartas pastorales y otros escritos «religiosos» tengan un contenido poJítico también. Si hacemos una síntesis, vemosque quedan 123 escritos religiosos, frente a 148 escritos políticos, judiciales y oficiales, 49 de tipo académico y 9 de tipo científico y literario. Que aunque no es, como se pensaba, una predominancia desmedida sobre los otros (apenas 36.9% ), no es un número 、・ウーイセ@ dable y habrá que tomarlo en cuenta. Lamentablemente el estudio no hace una división clara entre los impresos anteriores a 1808. Con un desfase inevitable y sin que se haya producido aquí la desaparición de las instituciones tradicionales que provocaron en la metrópoli la libertad de prensa, la Nueva España siguió la misma evolución que la España peninsular. Aunque, por supuesto, esta última tuvo el papel motor: un gran porcentaje de los textos publicados fueron reimpresiones de publicaciones españolas.52 Las proporciones son aún más impresionantes si se incluyen los periódicos. No sólo una buena parte de los artículos y las noticias publicadas en México venían de España -se trata normalmente de la reproducción de artículos de periódicos, sobre todo, de Cádiz- sino que se reeditaron íntegramente los números de los periódicos españoles a medida que iban llegando. A pesar de que los tiempos no eran propicios a la libertad de expresión, no había modo de oponerse a la expresión del patriotismo de los criollos respecto al rey y a la parte ocupada de la nación española, a estos impresos españoles, vibrantes de patriotismo, pero llenos también de ideas nuevas. En el caso de la prensa, al llegar la crisis de 1808-1810, se pasó en la ciudad de México de un periódico prácticamente único, con 26 números por año a finales de siglo, a 6 tirulos en 1809, con un total anual de números que sobrepasó los 600.53 Los años 1810-1811, SI 52 Anónimo. «La Imprenta en Guadalajara, 1793-1823», 200aíios de la imprenta en Guadalajara, ya citada, p. 45. Esta obra es una compilación de artículos ya publicados, por lo que lo más probable es que el artículo a que nos referimos también lo haya sido. Resulta extraño y por demás imperdonable, que falte la explicación del origen de dicho articulo en ese libro. Hablamos de 34% de los títulos patrióticos en 1808 y 48% en 1809. El año de 1810 no es muy significativo porque Ja revuelta de Hidalgo centró el interés en los sucesos de México (50% del total de los títulos). En 1809 aparecen dos nuevos periódicos en la ciudad de México: un semanario, El Correo Semanario Político y Mercantil (que se convierte en diario a fines LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 67 como en el caso de los libros y folletos, vieron el rapid ísimo crecimiento de títulos y de los números totales: 10 títulos diferentes y 723 números en 1810, 16 títulos y 754 números en 1811. Estas cifras se explican tanto por la reimpresión de los periódicos patrióticos españoles como por la ola de periódicos contra la insurgencia. Estas mismas razones explican las cifras de 1812, a las que se sumó la multiplicidad de títulos, a favor de la Independencia, con frecuencia efímeros y de menor tirada, que surgieron como consecuencia de un corto periodo de libertad de prensa.54 Agreguemos para el periodo de la guerra civil, la publicación de dos periódicos en Guadalajara y otros dos en Mérida. Un fenómeno análogo al constatado para los libros y folletos se produjo con la restauración del absolutismo que provocó una baja de las cifras y que recuerda a las de los primeros años del siglo. La libertad de prensa restaurada, en 1820, provocó, inmediatamente, una nueva alza. Se ha presentado a la Nueva España de finales de la época colonial como una sociedad al mismo tiempo tradicional y moderna. Tradicional por su estructura corporativa, por el predominio de los temas religiosos, por la homogeneidad de los valores últimos de la población, a pesar de las diferencias culturales. Los contenidos de los periódicos coloniales (...]nos d escriben festejos, procesiones, grandes y fastuosas ceremonias religiosas, autos de fe, pero n ada que directa o indirectamente nos muestre el d olor, la inquietud, el anhelo del pueblo mexicano que p or medio de almas selectas y en contra de todas las prohibiciones experimentaba ya los primeros balbuceos de conciencia nacionaP5 ;s de 1811 baío el título de El telégrafo Mexicano) y otro oficial que se publica tres veces por semana, Ln Careta del Gobierno de México. José Toribio Medina, op.cit. y J. M. Miquel l. v・イァセウL@ op. cit. La mayor parte del total de los números es debida a algunos periódicos. Así, para 1810, 365 números para el Diario de México, alrededor de 160 para la Gaceta del Gobierno de México, 52 para el Correo Semanario Político y Mercantil y 52 para el Noticioso Ge11eral, el resto -13% d el total de los números- se distribuye entre 6 titulos diferentes. El fenómeno se acentúa aún más en 1812, en que el Diario de México, el Telégrafo americano, La Gaceta del Gobierno de México y el Noticioso General constituyen ellos solos 89% del total de los números; 11 % restante se distribuye entre otros 12 títulos. Miquel l . Vergés, op. cit., p. 12. 68 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS Pintaban un lugar en que nada sucedía, donde ningún acontecimiento trastornaba la vida plácida y donde no existían hechos inusitados que rompieran la monotonía. Sin embargo, como ya se dijo en el capitulo anterior, no debe generalizarse. Hay lugares como Veracruz, donde los escritos religiosos son excepcionales y, en cambio, abundan otros de carácter comercial. Esto habría de cambiar en los próximos años. Se señalaron más arriba como elementos de la modernidad la intensidad de los intercambios, la rapidez y extensión de la alfabetización, el fuerte crecimiento de la imprenta y de los impresos. «Son precisamente estas novedades de finales del Antiguo Régimen las que hacen posible la revolución de Ja Independencia, tal como se produjo en México»,56 dice Guerra refiriéndose a la alfabetización y la imprenta. A pesar de todo, no debe generalizarse. No se puede hablar de una alfabetización extensiva, aunque ésta haya crecido, ni se puede asumir que todos los impresos se leían. Si echamos un ojo al estado de la cultura y alfabetización, en esos momentos en México, veremos que es verdad que gracias a las ideas ilustradas de Carlos m, desde mediados del siglo xvm se produjo en Nueva España una considerable renovación intelectual. La filosofía moderna comenzó a abrirse paso, se fundaron la Academia de San Carlos, el Colegio de Minería, el Jardín Botánico, los libros pudieron Uegar con más abundancia y libertad y recibieron impulso las ciencias naturales. La renovación estaba presente con Díaz de Gamara y Antonio Alzate que a la manera de Feijoo, trataban de corregir errores y supersticiones y divulgar conocimientos útiles. El espíritu de discusión y libre examen y las nuevas ideas políticas fueron los fermentos de la Revolución de Independencia y cuando ésta se ganó, el impulso de esta apertura intelectual se mantuvo y acrecentó. Gracias a las nuevas ideas, se advertía cuánto faltaba por hacer en los campos de la educación y la cultura y cuánto era necesario cambiar.57 Sin embargo hay que aclarar que este «gran progreso» tuvo lugar en las ciudades, sobre todo en la capital, mientras que fuera de ella, la situación era muy distinta. Para comprobarlo, lo que se dice sobre la educación básica es muy importante. 56 '57 fイ。ョセッゥウ@ Xavier Guerra, op. cit., 1993, p. 276. Cfr. Historia general de México, El Colegio de México. México, 1988, 1032-1036. t. n. pp. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 69 En lo que toca a ésta última, es decir, la alfabetización propiamente dicha, las versiones son contradictorias: Miguel Ramos Arizpe, por ejemplo, en 1812, señalaba que las provincias del norte de México carecían de un «establecimiento ordenado de educación popular» y que sólo en $altillo y en Monterrey se contaba con alguna «escasa dotación fija para la subsistencia de un maestro de primeras letras». 58 Al parecer, una situación semejante a la de las provincias septentrionales existía en la mayor parte de la Nueva España, y la capital se distinguía por las instituciones de educación superior y de cultura que ahí funcionaban. Guerra, por el contrario, habla de «una gran cantidad» de escuelas primarias, debido entre otras cosas al deseo de castellanizar a los indígenas.59 Aun concediendo que fuesen muchas, no olvidemos que antes y después de la Independencia, éstas eran escuelas parroquiales improvisadas y la instrucción que ahi se daba se reducía a enseñar a leer, escribir, contar y explicar la doctrina c:ristiana. Por esto, aún no estamos convencidos de que la alfabetización se haya extendido masivamente en este periodo. Como hemos visto en el capítulo anterior para el caso de Guadalajara -por más exactas que puedan ser las cifras-, de la cantidad de niños en edad escolar, sólo un poco más de la cuarta parte recibía educación formal. 60 La pregunta subsiste: siendo la mexicana una sociedad predominantemente rural, ¿fueron estos conocimientos suficientes para crear una sociedad alfabetizada como para que los impresos se con- 59 En el interior de las provincias y presidios, sólo en las poblaciones mayores se sostenla por contribuciones voluntarias a algún maestro, mientras que en las haciendas era común que los hijos de los sirvientes aprendiesen a leer. Ramos Arizpe, en Historia general de México. «Aunque este propósito tenía rafees lejanas, fue sobre todo a partir de mediados del siglo xvrn cuando Ja Iglesia lanzó la primera ola de la creación de escuelas primarias. En el Arzobispado de México en 1756, había ya 262 escuelas en 61 de sus 202 curatos...a fines del siglo el número de escuelas sobrepasa sin duda el millar, aunque la contabilidad global sea difícil de hacer», Guerra, op. di., 1993, p. 278. Aunque el autor habla aquí sobre todo del Valle de México, menciona otras zonas como las jurisdicciones de Huatulco, Miahuatlán, Yahuelica, atribuyéndoles 742 alumnos en 1787 a la primera; 2 370 y 2 950 nü\os en 1791 a las otras dos, mientras que a Yucatán en 1791 le atribuye 35 906 alumnos. Sólo 1 400 de los 4 863 niños, según dijimos en el capitulo introductorio, basándonos en Carmen Castañeda, op. cit., 1984. 70 LA DISPlITA POR LAS CONCIENCIAS virtieran en un arma de la guerra civil? ¿Saber leer es lo mismo que querer leer un periódico? En este contexto, puede sonar exagerada la afirmación siguiente: En la guerra de las propagandas que libraron a partir de 1810 insurgentes y realistas, se comprueba la existencia de una población muy alfabetizada. En 1811, por ejemplo, el deán del capitulo de México se inquieta por la difusión de la multitud de ' ... pasquines, cedulillas, cartas y otros arbitrios para inficionar la lealtad y el patriotismo de los americanos, especialmente de los indios y los rancheros' .61 Debemos considerar estas afirmaciones con mucha precaución. La distribución y la publicación de los diferentes papeles «destinados a» cierto público, no implica que ese público efectivamente los leyera o recibiera. Faltan aún muchos estudios para poder precisar la recepción de las lecturas por parte de los distintos públicos. En las ciudades, sí se ven señales de una alfabetización más a mplia, sobre todo en México, donde las tres ediciones del Diario de México en 1811 llegan a un total de 7 000 ejemplares, cifra enorme para una ciudad de 140 000 personas (es decir, un ejemplar para cada veinte habitantes, niños incluidos). Asimismo, vemos que en Guadalajara, el último número del Despertador Americano en 1811, consistió de 2 000 ejemplares, tiraje extraordinario para una ciudad de 40 000 habitantes (la misma proporción que en el caso anterior). Estas cifras exigen una base muy vasta de alfabetizados y élites bastante extensas capaces de comprar un periódico. Hay que recordar también, que existían modos no convencionales de lectura del periódico y de otros libros en grupo: «Se ve también cómo se hace, mediante la lectura pública, la articulación entre el mundo del escrito y el mundo de la cultura oral que puede suponerse es de una buena parte del pueblo».62 A pesar de todo, el debate se extendió en Nueva España. Como decíamos más arriba, resultó imposible para una autoridad celosa, aunque quisiera impedir la entrada en México de las ideas nuevas, hacer una distinción entre el patriotismo y la politica moderna. Los dos estaban mezclados en la España peninsular y también en México. Los autores podían diferir en cuanto a la am plitud de las reformas y en cuanto a las instituciones que deberán impedir la 61 Guerra, op. cit., 1993, p. 280. 62 /bid., p. 281. LA PRENSA EN SU f.IOMENTO HISTÓRICO 71 arbitrariedad - restauración y reforma de las antiguas instituciones para la mayoría, elaboración de la una Constitución para una minoría liberal- pero el debate era inevitable. イ ッョ@ en México diversos folleA partir de 1808 se イ セゥューイ・ mú ltiples manifiestos de las Juntas Españolas:64 de la Junta tos,63 Central y del Consejo de Regencia del Reino, totalmente penetrados del lenguaje radical del poeta Quintana, cuyas odas España Libre se publicaron también en México. 65 El debate sobre la convocatoria de las Cortes se siguió también con interés en este país. Bajo esta avalancha de papeles evolucionaron las referencias de los criollos partidarios de Ja Independencia o de la autonomía de la Nueva España.66 Aunque desde mucho antes de la insurrección de Independencia, los intelectuales de la Nueva España estaban pugnando por la libertad de discusión: uno de ellos fue Alejandro Mariano Robles, pasante del licenciado Francisco Primo de Verdad y Ramos. En 1805 había publicado en el Diario de México un articulo pidiendo libertad para tratar temas políticos: En España se conocen las mejores doctrinas políticas y en la misma corte del soberano y a presencia de sus principales ministros se anuncian al públko con una libertad de la que la ignorancia, la envidia y la preocupación de nuestros mayores habían despojado a los escritores. ¿Por qué, pues, en la América, trozo tan precioso de la monarqula española, se ha de carecer de ellas, principalmente cuando en 63 .... 66 Por ejemplo el Gobierno pronto y reformas necesarias. Publicado en Cádiz. Las proclamas de la JW1ta de Cádiz de 1810 revisten una importancia muy particular, tanto por la rapidez de las transmisiones como por su liberalismo, el más avanzado de toda la Península. Se publican en México Colección de Providencias dadas e11 la ciudad de Cádiz para el establecimiento de su Junta Superior de Gobiemo para la defensa, provisión y conservación de la tm11quilidad y buen orden en aquella plaza, y La junta Superior de Cádiz a la América Espa1iola. Reimpresas en México, 1810. Guerra, op. cit., 1993, p. 281. Otras obras de Quintana publicadas también en México son sumamente reveladoras: A la expedición española para propagar la vaama en América y la Oda a la l11tervenci611 de In Imprenta. Cfr. Colección Lafragua de la BN (LAF 184). En el pasquin que el licenciado José Castillejos fijó en 1809, el origen de la mutación en curso está claramente expuesto: «Ya no es tiempo de disputar sobre los derechos de los pueblos: ya se rompió el velo que los cubria: ya nadie ignora que en las actuales circWlStancias reside la soberanía en los pueblos. Así lo enseñan infirútos impresos que nos vienen de la Península». Guerra, op. cit., 1993, p. 307. 72 LA DISPllfA POR LAS CONCIENQAS estas remotas regiones se carece de cátedras en que pudieran enseñarse como en la sabia Europa. 67 Empezó a evidenciarse la necesidad de debatir, como en España, los temas de interés político. Esto fue de enorme importancia, para el futuro del debate a través de la prensa, y lo que sucedió diez años después fue el ejercicio de la libertad que comenzó a exigirse entonces. En ese contexto de efervescencia política y ansia de discusión, apareció en Guadalajara, en 1809 el Semanario Patriótico, seguramente impreso en la imprenta de José Fructo Romero, ya que en los años que abarca este apartado no hubo más imprenta en Guadalajara que ésa. Como se dijo en el apartado anterior, la imprenta perteneciente a Mariano Valdés Téllez Girón, en su ausencia, pasó a manos de Frueto, permaneciendo en posesión de ella hasta la muerte, en 1820, cuando la heredó su viuda, Petra Manjarrés y Padilla. Se ha mencionado que el impresor procedía de Torrecarnpo de Castilla, aunque vivía en Guadalajara desde 1807. José Fructos,68 fue pues, el único impresor de la ciudad durante toda la primera década del siglo XIX, en sus talleres se imprimeron tanto materiales religiosos69 como de otra índole. Se ha establecido el año de 1809 como el del inicio del periodismo tapatío con el Semanario Patriótico, copia del periódico peninsular, pero ya publicado en Guadalajara. Éste fue editado a expensas de varios particulares avecindados ahí. 70 En Guadalajara sobreviven nueve números, aunque esta edición es todavía la española y no la tapatía. 71 Iguíniz hace alusión a él como sigue: 67 68 69 70 Vergés, op. cit., p. 14. De equivoco nombre, ya que aparece en los impresos tanto como Fructos, Fruto o Fructo indistintamente. Además de los ya citados en el capítulo anterior, Alberto Santoscoy en su artículo «La primera imprenta de los insurgentes» op cit., p. 75, nos informa de los siguientes: «Septenario de los Dolores de Maria Santísima» de 1808, un «Devocionario de nuestra ama Sra. Sta. Ana», 1810, un «Tesoro escondido que hallará quien hiciere donación de todas sus obras buenas a las benditas Ánimas del Purgatorio» 1810, «Novena para venerar a la santísima, indefable y agustísima trinidad» en 1810. Juan B. Iguiniz, El periodismo en Guadalajara 1811-1917. T. 1, Biblioteca Universitaria, Guadalajara, 1955, p . 8. Semanario Patriótico. s. lugar. Imp. de Vicente Lema 1810-1811, pp. 49-268, núm. XXXV a XLIII, en la Miscelánea 710 de la BPE en Guadalajara. Iguiniz hace refe- LA PRENSA EN SU MOMENTO HlSTÓRICO 73 (...)salió a la luz pública en Guadalajara un folleto periodístico llamado Semanario Patri6tico del que fueron editados dos tomos. Cierto es que el Semanario Patriótico no fue redactado en esta ciudad sino en Madrid y reimpreso en Guadalajara a expensas de algunos particulares, según se expresa claramente en la foja que sirve de portada al primer fascículo y aún cuando no lleva impreso pie de imprenta, es indudable que salió del taller tipográfico del español José Fructo Romero, pues no había entonces otra imprenta en esta capital y los tipos con que fue formado el Semanario, son los mismos que sirvieron para la impresión de cuantos papeles y folletos salieron aquí a la luz en ese año y los inmediatos siguientes hasta 1821 ...72 El Semanario Patriótico d e estos años, cuyo redactor es el poeta Quintana, constó de dos series. La primera fue la editada en Madrid,73 de septiembre a diciembre de 1808 cuando los miembros del grupo huyeron a Sevilla, ante el avance sobre Madrid de las tropas francesas. La segunda, editada en esta última ciudad,74 iba de mayo a agosto de 1809, en el que el periódico prefirió suspender su publicación antes que ceder a las presiones de algunos miembros de la Junrenda al «magnífico estado de conseivación de los dos tomos en este repositorio», -éstos ya desaparecidos del mismo- sin embargo nunca hace una sola alusión a los contenidos de este periódico. Conocemos el estudio de José Toríbio Medina, op. cit., y el que hace Fram;ois Xavier Guerra en su multicitado libro. lgu!niz, op. cit., 1955, pp. 9-10. Para probar que en efecto este Semanario fue impreso en la Guadalajara de México y no en la de España, el bibliógrafo cita la erudita investigación de Luis M. Rivera quien acude a las siguientes pruebas: 1. No consta en ninguna parte que en la Guadalajara de España haya existido en esos años ninguna imprenta. Por el contrario, dicha población española estaba ocupada en esos momentos por los franceses, por tanto, ellos no habrían permitido la impresión de un semanario que exalta el patriotismo español en contra de los invasores franceses. 2. En el colofón de cada fascículo del Semanario se halla impreso este aviso: «este periódico que salía a la lu z todos los jueves en Madrid, saldrá en Guadalajara el mismo día o los martes de cada semana. Se compondrá cada cuaderno de dos pliegos o d os pliegos y medio. Se expenderá en la casa de Santiago Alcocer, calle de la Aduana» 3. Ese Santiago Alcoc:er era el secretario de la Universidad de esta Guadalajara, quien vivia precisamente en la calle de la Aduana, hoy avenida Colón. 4. El tomo primero terminaba con el número 10 y el segundo principiaba con el 15, los editores acusan la falta de entrega de los números 11 a 14 por no haberlos recibido, pero prometen la impresión al conseguir que se los envíen de la ciudad de México. Del núm. 1 del 1 de septiembre de 1808 al núm. XIV del 1 de diciembre de 1808. Del núm. XV del 4 de mayo de 1809 al núm. xxxu del 30 de agosto de 1809. 74 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ta Central. Sus principales redactores fueron José María Blanco White, para la parte politica e Isidoro Antillón para la parte militar.75 Aunque su redactor principal fuera Manuel José Quintana, el periódico puede ser considerado como el órgano de un grupo: la tertulia más famosa de las existentes entonces en España, la de Quintana. Nacida a fines del siglo XVIII, esta tertulia había sido el principal lugar de reunión en donde los intelectuales más radicales de la época discutían sobre toda clase de cuestiones literarias, filosóficas y políticas. En 1808, se congregan en ella una buena parte de los que serán hombres clave de la revolución hispánica, llamados entonces por sus ideas radicales Jos <tjacobinos». La procedencia variada de sus componentes hizo de este grupo el centro de una red de sociedades y tertulias que se extendieron por toda la geografía peninsular. Si existió entonces un germen de «partido liberal», fue esta red de sociabilidades modernas la que en realidad lo constituyó: un conjunto de sociedades - tertulias, en la mayoría de los casos- unidas entre sí por el conocimiento personal de sus miembros y por intercambios frecuentes de correspondencia que ayudaron a Ja difusión de la prensa y al intercambio de escritos y reflexiones. La modernidad ideológica, como dijimos ya, estuvo indisolublemente unida a este tipo de sociabilidades. Y la tertulia de Quintana jugó, por la personalidad de su jefe y de sus principales miembros, el papel central en la revolución hispánica. Formaron un club sin formalidades a que se daba el nombre de Junta Chica, aludiendo al influjo de opinión que a favor de las buenas ideas esperaba tener en la Grande (o Junta Central).76 A este periódico se le ha dado muy poca importancia en las investigaciones sobre prensa en Guadalaja.ra, por juzgarse como desaparecido,n y por el hecho de ser una copia de un periódico español.78 Lo que es importante tomar en cuenta es ¿por qué se reimprime en Guadalajara, si tenemos evidencia de que también existe una 75 76 71 Guerra, op. cit., 1993, p. 229. /bid., p. 231. Pocos investigadores interesados saben de su existencia en las Misceláneas de la BPE en Guadalajara. Tengo la impresión que por aparecer ahí sin lugar de edición y por w1a imprenta totalmente desconocida, no es tomado en cuenta en toda su importancia. Es ahora con el estudio de Guerra, que ha renacido el interés por esta publicación entre los investigadores de Guadalajara. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 75 reimpresión en la ciudad de México? ¿Podemos asumir que había un número suficiente de lectores en esa ciudad que ameritara una reimpresión? ¿Quíénes son estos particulares que corrieron con los gastos necesarios para la misma? ¿Podríamos hablar del mismo tipo de sociabilidad moderna que describe Guerra en torno al Semanario, en la Guadalajara de principios de siglo XIX? Es necesario abundar en el ambiente cultural que prevalecía en la ciudad en estos momentos, para poder aclarar un poco estas preguntas. No existieron en Guadalajara sociedades patrióticas sino hasta 1821. Aunque se sabe que José Ignacio Cañedo, el primer mayorazgo, fue acusado por los realistas de simpatizar con los insurgentes entre otras cosas por acudir a la tertulia de la botica de Arezpacochaga «donde se reunían diversas personas que simpatizaban con aquella causa»,79 por lo tanto, podemos concluir que existían dichas tertulias (por lo menos una) donde se compartían inquietudes tanto políticas coino culturales, según veremos. Al no existir otras sociedades locales, algunos tapatíos (en realidad sólo siete) eran miembros de la Sociedad Vascongada de los Amigos del País. Éste es el tipo de sociabilidad que existió en la ciudad, además de aquélla propiciada por las instituciones más formales, como la Iglesia y los Colegios e Institutos. Algunos investigadores como Simon Schama, en la línea habermasiana que se expuso en la introducción, han dado una particular importancia para la formación de un público, a la ruptura entre los estamentos: en el caso de la Francia en vísperas de la Revolución, entre el pueblo y la nobleza, con la presentación de espectáculos callejeros (la ascensión de un globo o bien el teatro callejero, música popular o la bienal del Salón) donde en la multitud se mezclan las clases y se convierten en un sólo público que comienza a expresarse fuera de los límites establecidos de las procesiones cívicas o religiosas.80 Según se dijo en la introducción, estas reuniones fuera de lo «Oficial» son lo que propiciará la formación del espacio público. En Guadalajara existió este tipo de manifestaciones. Las reuniones de multitudes, fuera de las procesiones religiosas, eran Alberto Sa.ntoscoy, «Los Cañedo», op. cit., p. 410. Simon Schama, Citiuns. Especialmente el capitulo 4: «La Construcción cultural del ciudadano», pp. 133-153. Hay una edición en español, Ciudadanos. Crónica de la Revolución Francesa. Buenos Aires, Javier Vergara ed., 1990, p. 905. 76 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ya frecuentes a principios del siglo XIX. Había espectáculos de declamadores, farsantes y contorsionistas que recorrían los pueblos y que representaban entremeses, loas, comedias, pantomimas y autos sacramentales. Éstos se montaban en los atrios de las iglesias, mientras que los profanos se ofrecían en plazas, corralones, mesones y tablados improvisados. Guadalajara contaba con un sitio fijo para estas representaciones desde 1788.81 Después nacieron el Coliseo de la Comedia, en 1790, semidestruido en 1814 y el Teatro A polo o de la Pastorela, llamado así por preferir este tipo de representaciones. El primero, más que los dos últimos, en donde seguramente las clases estaban mejor divididas, se acerca a esta característica de «reunión de una multitud donde se confunden las clases». Existían además las corridas de toros, espectáculo que reunía a todas las clases desde antes de la Independencia. Sabemos también que los habitantes de Guadalajara, al saber de la lucha sostenida por la metrópoli, hicieron juntas especiales «a las que por primera vez tuvo acceso el pueblo» y decidieron no obedecer a los emisarios de Napoleón. Las victorias de España eran celebradas durante varios días y, a la victoria de Bailén, todas las clases sociales salieron a cargar y pasear la imagen de Fernando VII por las calles.82 Con la llegada de Hidalgo a Guadalajara, el ritmo de vida en la ciudad se desestabilizó y pudieron haberse mezclado las clases aún más. El acercamiento de Schama abre, a mi juicio, una veta de investigación en este sentido en cuanto a la vida cotidiana de Guadalajara se refiere. Retomaremos esta línea en los próximos capítulos. Muchas veces se ha dado en llamar a Guadalajara la «Atenas de México» y se asegura que desde la consumación de la Independencia, esta ciudad ha sido campo propicio para el cultivo de las ciencias, las letras y las bellas artes. Se han llevado las causas de este adelanto cultural hasta los tiempos virreinales y se concluye que el movimiento intelectual que se perfiló durante muchos años en Jalisco nació bajo la sombra de las casas de estudio, en cuyas aulas se formó la juventud de Ja época, como lo fueroil particularmente el Colegio 81 82 Aunque este sólo era «un jacalón con muros de adobe, techo de teja, mal pavimentado, con palcos y tablado peor forjados en madera». Leopoldo Orendain, cit. por Magdalena González Casillas, op. cit., 1987, p . 53. Ana Bertha Vida!, op. cit., 1995, pp. 18-19. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 77 de Santo Tomás, fundado en 1587 y el Seminario de San Juan Bautista, en 1696, ambos regenteados por padres de la Compañia de Jesús y muy principalmente el Seminario Conciliar del Señor San José, que abrió sus puertas en 1700. Más tarde impulsó el afán de saber la creación de la Universidad en 1792, con el establecimiento de nuevas cátedras de estudios superiores, que... produjo numerosos y capacitados teólogos, filósofos, médicos y juristas. Esta institución trajo además la imprenta a Guadalajara.83 lセ@ fundación de los colegios jesuiticos fue セョ@ acontecimiento trascendental para la ilustración de los criollos. En estos colegios se impulsaba una formación humanística y la lectura de los clásicos paganos. Se sabe que este tipo de estudios decayeron, junto con el latín, desde la expulsión de los jesuitas.84 A ellos debemos hacer en parte responsables de la introducción de la filosofía moderna en el país, encontrando resquicios en la enseñanza de la cosmogonía y las ciencias naturales, para iniciar la renovación de los estudios filosóficos. Contribuyó a este fin también el aprendizaje de lenguas modernas y la venida de jesuitas europeos no españoles que traían vientos de cambio e infiltración de libros con ideas novedosas.85 La base de la enseñanza secundaria superior que hará posibles los institutos científicos y literarios del siglo XIX existe ya a finales del siglo xvm. No sería sorprendente que un estudio cuantitativo del número de estudiantes proporcionara, en el periodo anterior a la independencia, una cifra de muchos miles de personas, comparable a la del México de comienzos del siglo xx y esto en una población bastante menor (6 millones de habitantes en 1808, frente a 15 de 1910).86 ,,. lguíniz, «Llls asociaciones culturales en Guadalajara», Lecturas Hist6ricas de Jalisco después de la /11depende11cia, t. 1. UNED Guadalajara, 1981, p. 267. José Cornejo Franco, «El Grupo Liberal reformista jalisciense», La Reforma en Jalisco y el Bajío, Librería Font, Guadalajara, 1959, pp. 44-45. Ellos fueron los primeros en rechazar los argumentos por autoridad, en imponer el racionalismo y en difundir las ideas de los filósofos y economistas europeos en traducción al español. ldem., pp. 48-49. Para más infom\ación sobre seminarios y colegios de Guadalajara antes de la Independencia, Cfr. Carmen Castañeda, «Seminarios y colegios en la Guadalajara Colonial» en Lecturas l1ist6ricas de Jalisco antes de la Independencia t. 11, Guadalajara, UNED, 1982, pp. 247-263. Guerra, op. cit., 1993, p. 'l.77. 78 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS En cuanto a enseñanza primaria se refiere, ya se habló de las cantidades de niños alfabetizados en Guadalajara antes del?. Independencia, en 14 escuelas cuyos programas comprendían como decíamos arriba, lectura, escritura y catecismo. 87 No pasemos por alto las casas de «la amiga» y los preceptores particulares en donde adquirían conocimientos la mayor parte de los niños pertenecientes a las clases acomodadas de la ciudad. Contrariamente a los juicios optimistas de la alfabetización generalizada en todo el país, hay algunas versiones que afirman que en Guadalajara «el analfabetismo era generalizado incluso entre hijos de españoles»,88 lo cual nos deja en la misma incertidumbre anterior, en cuanto al nivel de alfabetización y cultura del habitante medio de Guadalajara, que no así de la élite, finalmente promotora y beneficiaria de la cultura. No olvidemos ni por uri momento a la Real Universidad de Guadalajara, de donde brotaría la élite contemporánea al movimiento insurgente que no fue de ningún apoyo al mismo y que, en cambio, sería el grupo que controlaría las propiedades, la administración pública, el ejército, el clero y el comercio en los años subsiguientes. Excepciones son Francisco Severo Maldonado y José Ángel de la Sierra que siendo doctores de la Universidad colaborarían con Hidalgo en la redacción del Despertador Americano.89 De la Real Uní- " Magdalena González Casillas asegura que en el obispado de Guadalajara existían sólo 10 escuelas de primeras letras y en la ciudad únicamente funcionaba una primaria pública sostenida por la asociación de comerciantes que fue el Consulado. Los pocos pedagogos que habitaban la urbe alternaban la enseñanza con el trabajo de encuadernación, al que daban preferencia por razones económicas. Op. cit., 1987, p. 52. Sin embargo, hemos citado a Carmen Castafleda, quien hace un estudio concienzudo de las escuelas tapatías en la época colonial, hasta principios del siglo XIX y sus datos varían mucho de los proporcionados por González Casilla.s. Cfr. Castañeda, up cit., 1984. Ahí vemos lo que ya dijimos en el capítulo anterior sobre el número de escuelas (14) y que en las escuelas de primeras letras se lela el Catecismo de Ripalda, las cartillas, el silabario metódico de San Miguel el Catón, libros de aritmética, además de otros como las Fábulas de Samaniego y el Nuevo Robinson de Joachim Heinrich Campe. González Casillas, op. cit., p. 52. Añade que esta situación prevalece sobre todo entre las mujeres. Carmen Castañeda hace un listado de los doctores incorporados o graduados en la Real Universidad de Guadalajara entre los años 1792 y 1810, asímismo procura hacer una caracterización de los mismos, buscando el origen de sus familias. Basauri, Vizcarra, Villaseñor, De la Rosa, Hemández Chacón, Sánchez LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 79 versidad de Guadalajara brotarían, sin embargo, los lectores que requerían de materiales como el Semanario Patriótico, entre otros. No olvidemos tampoco que el Semanario fue importante para la difusión de las nuevas formas literarias y el espíritu patriótico característico en poetas como los redactores del Semanario, españoles como Manuel José Quintana, cuyas odas -ya dijimos- fueron publicadas en México por esos años. ¿Qué se leía en Guadalajara? Pérez Verdia señala como favoritos de los lectores neogallegos a Los Amores del Caballero Faublás, probablemente de aventuras galantes, y nada menos que Las Ruinas de Palmira, del Conde de Volney, que en los años veinte será multicitado por los autores liberales y multicondenado por los religiosos.91) Según Pablo Jesús Villaseñor, además se leían en Guadalajara los malos plagios de algún redactor d e la Gazeta, algunas odas de Menéndez y Valdés llenas de ideas ajenas de su ilustre autor y las 90 Reza, Sánchez Leñero son apellidos de grandes terratenientes. Otros fueron oidores de la real audiencia como los doctores Francisco Antonio Velasco y Mariano Mendiola, ambos ligados a la Familia Cañedo. Castañeda llega a la conclusión de que casi todos los doctores estaban relacionados con Ja clase administradora y comerciante y a la clase propietaria y castrense. Relaciones determinadas por lazos de anústad, parentesco, paisanaje, por negocios, por haber sido maestros y alumnos o bien, por el padrinazgo. Si echamos una mirada a la lista de Jos padrinos, encontraremos nombres muy interesantes Cañedo, D. José de la Cruz, Francisco Javier Gamboa y el como: José ャセ」ゥッ@ mismo José Angel de la Sierra. Cfr. Carmen Castañeda. «Una élite de Guadalajara y su participación en Ja independencia» ponencia presentada en el Primer Congreso de Historia sobre la Independencia, Córdoba, Ver. 1986. Este estudio se completa y prolonga en otros artículos de Castañeda, a los cuales hacemos referencia en otras partes del presente trabajo. Constantin Francois de Chassebocuf, conde de Volney, fue filósofo agnóstico a la manera de Voltaire. Primer catedrático de historia en la escuela normal de París y viajero incansable. En l.J¡s Ruinas de Palmirn, impresa en 1791, el autor desarrolló su tesis de la igualdad profana de todas las religiones, criticando al islam tanto como al cristianismo, bajo la óptica desacralizadora de la filosofía y la historia comparada de las creencias religiosas. Estas ideas se verán expresadas muchas veces en los periodistas de los anos 20 en Guadalajara, como veremos. Breviario cultural auspiciado por Magdalena González Casillas, op. cit., p. 52. Volney fue también autor de un ensayo sobre la ense.ñ anza de la historia que al parecer, fue traducido al español por Lorenzo de Zavala. Cfr. Juan Ortega y Medina, Polémica y ensayos en tomo 11 la l1istoria, UNllM, México. 1995. 80 LA DISPlJfA POR LAS CONCIENCIAS poesías de Juan B. de Arriaga. Verdad es que en México resonaban ya las liras de Tagle, de Heredia y de Ortega, pero no llegaban aún sus cantos a esta lejana ciudad de tierradentro. 91 Se leían por supuesto otros libros, sobre todo los de los enciclopedistas franceses. Prueba de ello es que cuando Francisco Severo Maldonado es juzgado por Ja publicación del Despertador Americano en 1811, se le encontraron libros de Voltaire, Rousseau y Diderot «entre otros impíos».92 Por otro lado, no olvidemos las bibliotecas; además de la de la Universidad,93 existían otras como la del Convento de San Francisco, que debe haber contado con alrededor de 1500 volúmenes por los años que nos ocupan,94 mientras que Ja de los jesuitas, agustinos y sobre todo carmelitas, son famosas por sus acervos en Guadalajara; la del Seminario con casi 4 000 volúmenes,95 la del Colegio Clerical, con 273 títulos en 1804 y algunas particulares con acervos considerables (400 o 500 volúmenes) como la de Manuel Porres Baranda de Estrada, entre una multitud de otros miembros de la élite: funcionarios públicos, religiosos, administradores y terratenientes.96 Adquirir libros no era muy sencillo y antes del establecimiento de la imprenta y librería de Valdés en la ciudad, los libros eran comprados en México o encargados a los comerciantes y amigos. Los precios fluctuaban entre los 10 pesos y los dos tomines, situación que cambiará en los años siguientes como veremos en próximos capítulos. Además del precio, pesaba sobre los 91 92 9) 96 Pablo Jesús Villasei'\or. «Biografía de Femando Calderón», El Ensayo Literario, facsimile. Guadalajara, 1852. SEC, Guadalajara, 1994, p. 66. Cfr. las notas siguientes. Que se formó con los fondos de las bibliotecas de los exjesuítas de los Colegios de Santo Tomás y de San Juan Bautista. En 1825 cuenta con un acervo de 2 697 volúmenes. Contaba con 700 volúmenes en 1610 y 2 964 en 1845. Ante nuestra incapacidad de hacer regresiones logarítmicas, el falible método del «ojo del buen cubero», disculpará el lector, es lo que nos resta. En el acervo de 1610 habla libros de metafísica, comentarios sobre la Biblia, sermones, derecho canónico, pero también literatura seglar, patrlstica y náhuatl. Cfr. Helen Ladrón de Guevara, op.cit., p. 23. En 1832, tenía 4 080 sobre diversas materias: civilistas, bellas letras, filosofía, historia profana, historia eclesiástica, medicina, derecho público, pero lo que más Uama la atención, son 52 títulos con 137 ejemplares, de «libros prohibidos», ldem, p . 30. /bid., pp. 39-42 LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 81 lectores la prohibición y vigilancia de Ja Inquisición sobre ciertas lecturas. Frente a estas restricciones, se crearon fondos bibliográficos. En Nueva Galicia la lectura -sobre todo de novelas, aunque también de los periódicos de México de los cuales varios personajes tapatíos eran suscriptores- se hacía muchas veces en grupos y se comentaba al mismo tiempo por los participantes, aunque los lectores podían ser localizados más fácilmente por la censura oficial.97 Otro factor a tomarse en cuenta en este estudio, para dar mejor forma a la sociabilidad existente, son las logias masónicas, que llegaron a Guadalajara mucho antes de la década de los veinte. Hidalgo pertenecía ya a una logia, por lo que ideas relacionadas a la masonería pudieron haber llegado con él a Guadalajara. Igualmente se cita que «en 1812 se fundó en Jalapa la orden de los Caballeros Racionales, presidida por Ramón Cardeña y Gallardo, el canónigo más antiguo de la catedral de Guadalajara»,98 lo cual nos hace sospechar que en esa ciudad se tenían ya noticias de la masonería desde mucho antes de su instalación formal Otro de los miembros de los Caballeros Racionales fue el ensayista Simón Tadeo Ortiz de Ayala, también tapatío, lo cual nos hace reforzar la hipótesis, aunque por esos años no hubiera vuelto a Guadalajara.99 La ciudad tuvo noticia de la insurrección encabezada por Miguel Hidalgo, en Dolores, el 25 de septiembre de 1810. El canónigo José Simeón de Uría, recién electo diputado a las Cortes españolas por Ja Intendencia de Guadalajara, desde las proximidades de Querétaro envió la voz de alerta a las autoridades. Al respecto, se publicaron varios opúsculos en la imprenta de Romero, entre ellos: una proclama en la cual el cabildo dio a conocer a los habitantes de '11 91 !bid., pp. 56-57. El canórúgo fue sometido a proceso en el Santo Oficio. Confesó haber sido ingresado a la sociedad, inducido, entre otros, por Vicente Acuña. Al parecer se trataba de una logia originada en la Scx:iedad de Americanos, fundada en España por el argentino Carlos Alveras, quien pensaba que si Bonaparte ganaba, las colorúas se.rían libres para disponer de su destino. Durante un juicio que se le siguió a fray Servando Teresa de Mier en 1817, vino a saberse que aquella sociedad envió a América algunos agentes, entre otros a Acuña, apodado el Tacones, quien a la postre fue fusilado. Cfr. Juan María Matees, Historill de la Masonería en México, desde 1806-1884, México, 1884, p. 348. De hecho publica en 1822 un Res1m1en de la estadística del Imperio Mexicano y en 1823, Bases sobrt las que se Ira formado un plan de colonización en el Ysmo e Hoazacoa/co y Tel1ua11ttpec. 82 LA DISPUTA POR LAS CONClENCl.AS Guadalajara y de todo el Reino de la Nueva Galicia los horrores cometidos por los revolucionarios de San Miguel el Grande y el pueblo de Dolores. Un mes más tarde, el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas exhortó a los habitantes de la Nueva Galicia a la reconciliación mutua, a través de otro impreso. La actitud de la oligarquía frente a la independencia fue de absoluto rechazo. No podían ver con agrado un movimiento que destruía la propiedad privada, desquiciaba el orden establecido y atentaba contra la vida. La élite de Guadalajara actuó organizadamente y confiada en que podía impedir la penetración de la insurgencia en la región. El miedo a perder las propiedades, privilegios y otros beneficios, fusionó al mismo tiempo a peninsulares y crioll os terratenientes y de mediana fortuna en una cruzada contrarrevolucionaria. A lo largo de los once años que duró la insurgencia, los intereses de los grupos afloraron sin reticencias. A partir de 1810, la oligarquía se vio forzada a asumir actitudes adaptativas para responder a los cambios que estaba generando la insurgencia. En realidad, el poder económico y político que venia detentando la oligarquía no se vio alterado con la guerra.100 Para fines de septiembre se tenian noticias de algunos grupos sublevados en Nueva Galicia. 101 Por ello se instaló en su capital una Junta Superior Auxiliar de Gobierno, Seguridad y Defensa de Guadalajara,102 la cual comenzó por exhortar a Ja unión y a la obediencia. Se nombró un comité encargado de convocar a Jos terratenientes 1no 101 102 Jaime Olveda, op.cit., 1991, p. 155. Uno acaudillado por Toribio Huidobro entre Jalostotitlán, Arandas, Atotonilco y La Barca y otro guiado por José Antonio Tones, el Amo, que recorrerla Sahuayo, Tizapán el alto, Atoyac y Zacoalco. Al presentarse Torres en este último lugar, dio grande impulso a la causa de la emancipación, surgiendo de dicho pueblo varios patriotas que aún después de muerto Hidalgo siguieron peleando a favor de la Independencia. Cfr. José Ramírez Flores, El Gobierno Insurgente e11 Guadalajara 1810-1811, UNED, Guadalajara, 1980, p . 34. Esta Junta, formada el 27 de septiembre, estaba compuesta por quince personas, representantes de la Real Audiencia, del Cabildo Eclesiástico, del Cabildo de la Ciudad, de la Real Universidad, y del Real Consulado de comerciantes de Guadalajara. «La Junta, que reunía a las corporaciones tradicionales con las que se habían creado recientemente, fue la primera instancia de Gobierno que se creó en Guadalajara a partir de 1810 para apuntalar la autoridad de la Real Audiencia y del Ayuntamiento» Carmen Castañeda. «Élite e Independencia en Guadalajara» en El poder y el dinero. Grupos y regiones mexicanos eu el s. x1x. (Coord. Beatriz Rojas), Instituto Mora, México, 1994, p. 74. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 83 de los alrededores para que armaran a sus mozos y campesinos. El obispo exhortó al clero en contra de las ideas revolucionarias e integró un regimiento de sacerdotes, sacristanes y personas devotas, dispuestos a combatir la insurgencia. Amenazó con la excomunión a quienes auxiliaran a los insurgentes o recibieran su propaganda y ratificó la misma pena a Miguel Hidalgo y seguidores. El intendente Roque Abarca 103 envió a buena parte de sus tropas a «encontrar a la gavilla» de insurgentes comandada por Antonio Torres que avanzaba hacia Zacoalco con la mira puesta en Guadalajara. Después de la victoria rebelde de aquella plaza, la ciudad quedó a merced de los insurrectos, por lo que un grupo de residentes principales, encabezados por el obispo Cabañas, huyó rumbo a San Blas.104 La mayor parte de los miembros de la oligarquía se quedó, confiando en su capacidad negociadora. En efecto, una comisión encabezada por Rafael Villaseñor y José Ignacio Cañedo convenció al Amo Torres de no entrar a la ciudad con todos los indios que le acompañaban, y de no permitir la liberación de reos. Torres cumplió su palabra haciendo su entrada el 11 de noviembre con su ejército constituido por elementos del más bajo nivel social, sorprendiendo a todos por la disciplina y austeridad de su proceder. Lo mismo sucedió con los otros jefes insurgentes. Los hechos desencadenaron levantamientos en diversas localidades de la intendencia. De ellos, el más importante fue dirigido por José María Mercado, cura de Ahualulco.105 Cuando Torres se apoderó de Guadalajara, de inmediato informó a Hidalgo y a Allende, invitándolos a tomar posesión. Hidalgo recibió la oferta en Valladolid y se trasladó a Guadalajara al frente de casi siete mil jinetes. La capital tapatía le brindó una bienvenida excepcionalmente calu10l 101 10S «Sujeto de pocos alcances y ningwla resolución, como lo describía Prisciliano Sánchez», idtm. «En caravana como de doscientas personas salle.ron huyendo de Guadalajara el 9 de noviembre de 1810 con destino a San Bias(...) La mayoría eran europeos dedicados a varias actividades menos a la guerra., blasonando algwlOS pomposos grados en la milicia extendidos por el Intendente Abarca en Guadalajara», Ranúrez Flores, op. cit., p. 45. Este, el 28 de noviembre se apoderó d e San Blas. Para mayor información sobre José Maria Mercado, consultar Adalberto Navarro Hidalgo, Un tapatío en la Revolución dt Independencia en México. Guadalajara, 1970 y Juan López, fosé María Mercado, un insurgente tapatío, Guadalajara, ediciones del Ayuntamiento, 1973. 84 LA DISPUTA POR LAS CONClENCIAS rosa y animada. El 25 de noviembre acudieron a Tlaquepaque las diversas corporaciones civiles y eclesiásticas de la ciudad para recibirlo y escoltarlo durante su entrada. Al día siguiente, el 26, se produjo la apoteosis en honor del párroco de Dolores.106 En sus primeros días de estancia en Guadalajara, instalado en el Palacio de la Audiencia, Hidalgo se entregó por entero a la tarea de reorganizar su movimiento. El 6 de diciembre emitió el decreto definitivo de abolición de la esclavitud. Para el presente trabajo, la disposición más relevante de Hidalgo fue la publicación del Despertador Americano, cuyo director fue Francisco Severo Maldonado, cura de Mascota,107 controvertido personaje del que no se ha aclarado cómo se puso en contacto con Hidalgo: si fue voluntariamente o por la fuerza, como después él diría. La intención era que el periódico sirviese de órgano oficial para hacer conocidas las órdenes, los decretos y demás disposiciones emanadas de las autoridades independientes y que a la vez hiciera las veces de portavoz de la causa, difundiendo las ideas de 106 107 Las corporaciones que recibieron a Hidalgo fueron el Cabildo Eclesiástico, el Ayuntamiento, la Real Universidad, el Colegio Seminario Tridentino del Señor San José y el Colegio de San Juan Bautista. Excepto el Ayuntamiento (en manos de los hacendados y comerciantes), las demás corporaciones estaban dominadas por los doctores graduados en la Real Universidad de Guadalajara. Carmen Castañeda, op. cit., 1994, p. 76. Nació en Tepic en 1775. Hizo estuclios en el Seminario de Guadalajara hasta ordenarse de presbítero y en la Universidad obtuvo la borla de doctor en teología. Ocupó varias cátedras ahí y pronto fue designado maestro de filosofía en el Seminario. Sirvió interinamente en el curato de Ixtlán donde fundó la escuela de niños. En 1806 obtuvo en propiedad el curato de Mascota. Publicó El Despertador Americano y posteriormente El Telégrafo de Guadalajara, El Mentor Provisional y El Mentor de la Nueva Galicia. En 1821 resultó electo diputado a las Cortes Españolas donde ya no alcanzó a llegar debido a la proclamación de la Independencia. En México fue miembro de la Junta Provisional Gubernativa y luego del Primer Congreso General. A la caída de lturbide volvió a Guadalajara donde se desempeñó como maestro en el Instituto de Ciencias. Murió en 1832. El estudio más completo de este ambiguo y controvertido personaje es el de Alfonso Noriega. Francisco Severo Maldol!ado, el preC11rsor. México, UNAM, 1980. Otros estuclios pertinentes son: Paulino Machorro Narváez, Francisco Severo Maldonado, s.p.i., José G. Montes de Oca, Ull colaborador de Hi· dalgo, México, Imprenta del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnolog!a. 1922. Alfredo Corona !barra, «Tiempo, ambiente y obra de Francisco Severo Maldonado», sobretiro del Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, México, 1960, t. 59, núm. 1-2. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 85 emancipación por eUa proclamadas. El doctor Maldonado logró que el 20 de diciembre apareciera el primer número de la publicación. Salió del taller de Romero, única posibilidad como dijimos más arriba, el cual se utilizó, según se dice, por mediación del religioso dominicano fray Francisco de la Parra, amigo y compadre de su propietario y a la vez partidario de la independencia.108 EI periódico continuó apareciendo regularmente todos los jueves hasta su número 7, del 17 de enero de 1811.109 Colaboró también en el periódico, el doctor José Ángel Sierra. 110 Suponen algunos que Ignacio López Rayón contribuyó también con su pluma a dar vida al órgano de la insurrección, cosa muy posible, mas no consta en ningún documento su confirmación. El Despertador Americano fue título simbólico de una inquietud que los insurgentes anhelaban propagar «a todos los habitantes de lllll 1W 110 Iguíniz, op. cit., 1955, t. t, pp. 17-20. Núm. 1, pp.1-10, 20 de diciembre 1810; núm. 2, pp. 11-18, 27 de diciembre; núm. 3 extraordinario, pp. 19-22, 29 de djciembre; núm. 4, pp. 23-24, 3 de enero 1811; núm. 6 extraordinario, pp. 39-40, 11 de enero; núm. 7, pp. 41-48, 17 de enero. Este último número es objeto de controversia por Jos diferentes estudiosos del periódico, ya que la fecha de aparición coincide con la derrota de Hidalgo en Puente de Calderón. Se dice que este número no llegó a ciICular por la ocupación de la ciudad por Calleja, quien recogió los 500 ejemplares de la publicación; sin embargo es seguro que el núm. 7 no llegó a poder de las autoridades, ya que el fiscal, en el momento en que los condenó al fuego, confesó que no tenía ni un sólo ejemplar de este séptimo número. La recuperación del mbmo se debe a José Toribio Medina, y se encuentra en la biblioteca de Chile, de donde se tomó para su reproducción. Sacerdote de reconocida capacidad. Simpatizador de la causa insurgente, prestó su colaboración en el órgano oficial, en cuyo tercer número publicó uria ingeniosa carta en la que relata la conversación que supuso haber tenido con un hombre que vio en sueños acerca de las ideas de emancipación. Este hecho le acarreó ser procesado por las autoridades y una vez que se hubo retractado de su actuación, continuó el desempeño de sus cargos hasta su muerte. Doctor por la Real Universidad de Guadalajara, fue encargado de su biblioteca en 1815, rector de la misma y formó parte del cabildo eclesiástico de Guadalajara entre 1817 y 1819. No se conoce biografia extensa de este personaje. La información sobre sus colaboraciones en el Despertador, proviene de Iguiniz, op. cit., 1955, t. 1. pp. 17-20. Es mencionado por Ramiro Villaseñor en Los primeros federalistas de Jalisco 1821-1834, UNED, Guadalajara, 1981, p. 72, y Carmen Castañeda lo incluye en sus listas de egresados de la Universidad en «La Real Universidad de Guadalajara y el cabildo eclesiástico de Guadalajara» op. cit., 1995, p. 31. Sobre su papel como bibliotecario, Cfr. Heleo Ladrón de Gueva.ra, op. cit., p. 37. 86 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS América», velando un tanto la realidad de sus ideas con un cierto sentido de fidelidad a Femando VII «que se explica (entre otras causas) por una falta de concreción, harto con0cida en todos los balbuceos de conciencia nacional»m pero sobre todo, en nuestra opinión, por ser representante del «patriotismo vulnerado» del que se hablaba en páginas anteriores. En su trayecto, vemos cómo desde los primeros números se fue afirmando un empuje hacia los verdaderos ideales de la insurrección. El pretexto era bien planeado, la invasión napo leónica podía abarcar América y entonces dada la situación de España, habia que afirmar el derecho de independencia, aquella «que Dios, padre común de todos los humanos, ha concedido a todas las naciones de la tierra para su común felicidad».112 Ya no se acude a hábiles pretextos que sirven únicamente para llenar todos los matices de la propaganda. Así, pueden decir a los timoratos, a los que vacilan y más particularmente a los naturales de la Nueva España que han hecho armas contra la insurrección: ¿Peleais por vuestra patria? Pero ¡Ay! que vuestra patria, la América, la madre legitima que os concibió en su seno y os alimenta con su sustancia no tiene hasta ahora más que motivos de queja contra vosotros, a quienes mira como hijos desnaturalizados y rebeldes que han tornado las armas contra ella.113 Hay que tener en cuenta, que antes de El Despertador, ninguna publicación de la clase que fuera había escapado al rigor de la censura eclesiástica y civil. Incluso los «libros de imaginación» (novelas), se consideraban pecaminosos por una absurda norma establecida, según la cual no se había de buscar en los textos impresos el deleite m 112 11) Vergés, op. cit., p. 37. ldem. Vergés, op. cit., p. 39. Vergés no duda de la intención patriótica de Hidalgo y atribuye a un pretexto los sentimientos femandinos anteriormente expuestos. En la primera etapa de la insurgencia, afirma Vergés, la desorientación o quizá un preconcebido intento de esconder la verdadera finalidad por temor a la propia audacia, hace que la prensa insurgente no exponga con claridad un pensamiento político concreto. Sin embargo, al referirse concretamente al Despertador Americano, afirma que en él late por primera vez en expresión escrita, el sentir aún vago e impreciso pero firme y decidido de las primeras inquietudes independentistas encamadas en la figura de Hidalgo a quien llamarán ingenuamente y al margen de toda ponderación «el Washington de México», p.42 LA PRENSA EN SU MOMENTO HISfÓRICO 87 del espíritu. Hay que mirar pues a la prensa insurgente, desde Despertador Americano hasta el Diario Político Militar Mejicano, no tan sólo como una manifestación de la rebeldía de la Nueva España, sino como la primera voz periodística sin coacción oficial.n 4 Los objetivos del Despertador se llevan a cabo, a través de largos artículos sin interrupción alguna. Podemos clasificar sus contenidos en cuatro categorías: las transcripciones de documentos realistas seguidos de comentarios adversos por parte de los insurgentes, los relatos, las noticias y los artículos de «propaganda». Analizamos con detalle estos contenidos en la segunda parte de este trabajo. Iguíniz atribuye un papel insignificante a El Despertador Americano en pro de la causa independiente, por no decir casi nulo, pues aparte de que su vida fue muy efímera, su esfera de acción se redujo al lugar de su publicación, en vista de que la estricta vigilancia de las tropas realistas hacía imposible su circulación fuera del recinto ocupado por los insurgentes. Sin embargo, posteriormente diría Vergés en torno a la prensa insurgente en general, que ésta llegó hasta la capital del virreinato. ns Asimismo, al hablar de la probable eficacia de estas publicaciones, afirma conocer casos elocuentes de conversión debidos a la propaganda impresa, citando como el más notable, el de Manuel Gómez Pedraza, teniente coronel realista.116 Sin embargo concede que la importancia de dichas publicaciones era supervalorada tanto por los jefes independentistas como por las autoridades virreinales. Los inspiradores de El Despertador confiaban en él al extremo de que pensaban que su lectura podría evitar la guerra: que los habitantes «Conozcan la justa causa que se defiende y se desapoderen del fanatismo que están por los europeos».117 Un acercamiento a la circulación de los impresos de la época en general 115 116 117 Vergés, op. cit., p. 14. Vergés, op. cit., p. 20. Los motivos de la «Conversión» de Gómez Pedraza tras su convalescencia de un balazo en octubre de 1817, son inciertos. Se cree que en efecto, llegaron a sus manos algunos folletos recogidos a Morelos, con lo cual comprendió la trascendencia del movimiento independentista. Tome) difiere de esta versión y atribuye el cambio de mentalidad de Gómez Pedraza, al contacto con la familia Pérez Palacios en Cuemavaca, que lo puso al tanto de los ideales insurgentes. Tal vez haya sido W1a combinación de ambos. Cfr. Laura sOlares, Manuel Gómez Pedraza, una biografía política 1789-1851. Tesis de maestría en Historia de México, UNAM, 1994, p. 23. Hemández Dávalos en Vergés, op. cit., p. 39. 88 LA DISPUTA POR LAS CONCJENOAS (la cual hacemos también en la segunda parte de este estudio) permite, en efecto, suponer que tenían cierta influencia lejos de su lugar de origen, que eran conocidos y valorados en lugares remotos, transportados de maneras poco convencionales. Mucho queda por estudiar en este sentido, sin embargo. El doctor Maldonado huyó de Guadalajara al ser ocupada por las fuerzas realistas, en 1811.118 Los ejemplares de El Despertador, de cuyo último número apenas circularon unos cuantos, fueron recogidos por las autoridades o destruidos por quienes los conservaban, con el fin de evitar sospechas, implicarse en sedición o incurrir en las censuras eclesiásticas. A los redactores del periódico se les formó correspondiente proceso judicial.119 Durante su estancia, Hidalgo formó en Guadalajara lo quepodría denominarse el primer gobierno nacional, así mismo pretendió establecer contacto con los vecinos del país del norte, pero su emisario fue aprehendido camino a la costa del Golfo. Cada día comparecían en Guadalajara cuadrillas provenientes del campo deseosas de sumarse al movimiento, de tal modo que la capital tapatía se hallaba en gran ebullición: su número de habitantes se había casi duplicado en el transcurso del mes y medio y el ajetreo en plazas, mercados y calles parecía incesante. Se respiraba entonces un clima de fiesta, de excitación, de alegría desbordante y contagiosa como no se repetiría en muchos años. La estabilidad del comercio fue tan precaria como no se había visto. Durante la segunda 111 119 Mientras el doctor Maldonado permanecía en su escondite, algún servil o fanático lo denunció ante el brigadier don José de la Cruz, gobernador de la Nueva Galicia, por medio de un anónimo, en el cual se le acusaba de tener en su propiedad obras de «Bolter, Roson y Dorod, Reynal y de otros impíos». Las diligencias se iniciaron el 28 de enero y tenninaron el 22 de abril de 1811. En ellas intervinieron el fiscal Andrade, el presidente regente don Antonio de Villaurrutia, el oidor don Juan José Souza y el St.'Cretario don Andrés Arroyo de Anda, habiendo declarado como testigos el administrador de la imprenta José Trinidad Buitrón y los oficiales tipógrafos don José Antonio Heruiquez del Castillo y José María de lbarra. B tribunal de la Inquisición fue el encargado de dar estas disposiciones. Encomendó la censura del Despertador a fray Dionisio Casado y a fray Bernardo González. El dictamen fue dado el 20 de mayo de 1811 como sigue: «Declárense estos impresos por comprendidos en los edictos publicados por sediciosos, revolucionarios y enemigos del sosiego público sin necesidad de publicarse nuevo edicto y cuyo efecto se expidan las órdenes para que se recojan» Juan B. lguíniz. Disquisiciones Bibliográficas. UNAM, México, 1987, p. 101. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 89 quincena de noviembre, fueron saqueadas las principales tiendas aunque la oligarquía fue razonablemente respetada.120 La insurgencia desquició el orden establecido y meguó la fortuna de algunos peninsulares, pero al mismo tiempo brindó la oportunidad para que ciertos jefes realistas e independentistas, al igual que los comerciantes, incrementaran su fortuna. Surgió una nueva clase de especuladores que ejercieron una serie de negocios turbios que teman relación con el poder militar que permitía manejar el botín, controlar el comercio, confiscar bienes o hacer préstamos forzosos. Estos comerciantes militares se relacionaron con el círculo oligárquico una vez que comenzaron a manejar grandes cantidades de dinero. Por los innumerables casos que se encuentran, puede afirmarse que la insurgencia favoreció la aparición de una élite militar integrada por oficiales españoles y criollos con ambiciones de lograr ascensos sociales en el menor tiempo posible. 121 Asimismo, vemos que aunque durante la guerra criollos y peninsulares se mantuvieron unidos, poco a poco los conflictos bélicos fueron socavando la unidad, poniendo de manifiesto que la suerte que cada grupo corría era distinta. A fin de sofocar la rebelión, se encaminaron a Guadalajara los brigadieres Félix María Calleja y José de la Cruz, al frente de 7 000 soldados. Hidalgo salió a enfrentarlos con su ejército que, aunque compuesto de ochenta mil hombres, estaban mal armados y 7 000 de ellos eran indios de Colotlán que sólo manejaban flecha y honda.122 La batalla de Puente de_Calderón, el 17 de enero, concluyó con la completa victoria de las fuerzas realistas. Los principales caudilllos rebeldes, acompañados por una pequeña escolta, escaparon hacia el norte, donde tendría lugar el epílogo de la audaz empresa. Calleja, por su parte, entró sin más problemas en GuadaIajara el 21 de enero. Esa misma tarde José de la Cruz apareció también en la ciudad. Desde ese momento, se propusieron borrar cualquier vestigio de Hidalgo y acabar con los insurgentes que sub120 121 122 Olveda, op. cit., 1991, p. 161. Los casos más sonados son el de Pedro Celestino Negrete y, de parte de los rebeldes, los de Juan Álvarez y Gordiano Guzmán. ldem. José María Muriá, «Independencia y primera época federal», Endclopedia Temática de falisco, Gobierno del Estado de Jalisco, Guadalajara 1992, t. n, p. 72. 90 LA DlSPlITA POR LAS CONCIENCIAS sistieron en la Intendencia.123 Parte importante del proyecto, sería la utilización de un periódico como medio de propaganda. Éste iba a ser El Telégrafo de Guadnlajara. «Más útil que las bocas de Juego». 1811-1821 En este apartado se hablará de las Cortes d e Cádiz y de cómo éstas influyeron en el pensamiento y participación d e los intelectuales de la Nueva España, así como en la promulgación de las leyes sobre libertad de imprenta, que si bien en otras partes de la Colonia tuvieron efectos benéficos para la discusión y defensa d e la causa independentista, en la Nueva Galicia, especialmente en Guadalajara, bajo el gobierno de José de la Cruz, en la práctica no tuvieron aplicación, ya que los órganos de prensa que aparecieron, fueron los que atacaban a la insurgencia y trataban d e convencer a los lectores d e las bondades d e permanecer unidos a la Madre Patria . Se hablará también del d esarrollo económico y social que experimentó Guad alajara bajo el gobierno de De la Cruz, gracias a la llegada de diversos barcos al Puerto de San Bias y la enorme inmigración a la capital de la N ueva Galicia debido a la Guerra de Independencia. Se verá de qué manera esto hizo aún más consistente el deseo de autonomía d e la oligarquía regional, antecedente inmediato del furibundo federalismo de los años posteriores. Se empezará con los debates de las Cortes. Las Cortes de Cádiz crearon un nuevo nexo, directo e institucional, que hizo participar a Nueva España durante más d e cuatro Se cita el siguiente fragmento de cómo quedó la ciudad al salir los insurgentes de Guadalajara: «Esos nueve hcnnosísimos portales y su multitud de cajones de comercio vados de lo que necesitamos para cubrimos por haberlos saqueado los Coroneles de cotón y Capitanes de frazasa para vestirse y convertir el fierro y el acero, dedicado a nuestras minas y labranzas, en horribles lanzas, partesanas y rejones; vemos a los colegios cerrados, la Universidad y el Consulado con los demás tribunales superiores e inferiores casi sin ejercicio, las mejores casas lastimadas y afeadas por aquellas malditas plazas que las ocuparon, aún el empedrado de las calles en muchas partes deshecho y Jo que es más digno de llorarse, los templos llenos de infelices viudas y huerfanitos americanos regando sus pavimentos a todas horas con lágrimas de sus ojos, pidiendo a Dios el pan para vivir» Ramírez Flores. Op. dt., p. 63. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 91 años en los debates. El periodo que va de 1810 a 1814 puede considerarse como el más privilegiado para la difusión de las nuevas ideas y de la mutación de las élites mexicanas. Aunque la insurrección de Hidalgo polarizó la atención de los habitantes de la Nueva España, el otro centro -inseparable- de su interés fue esa gran asamblea constituyente y revolucionaria que echó abajo en tres años el antiguo edificio del régimen hispánico. A partir de la declaración inagural de la primera sesión en la que se decretaba que «la soberanía reside esencialmente en la nación» se sucedió una serie de disposiciones fundamentales: libertad de prensa, fin de la Inquisición, supresión de los señoríos, medidas para la constitución de una propiedad moderna, individual y plena. Estas disposiciones serían publicadas puntualmente en México y tendrían sin duda, un principio de aplicación en Nueva España. Los debates de las Cortes fueron recogidos con asiduidad en los periódicos de México. Se recogieron artículos de diversos órganos españoles. En ellos se abordaban los temas más explosivos, unas veces con prudencia, otras con artículos de un radicalismo extremo. Visto el interés con que se siguen estas noticias, se explica por qué se imprimió de inmediato el proyecto de Constitución. Luego seguirían imprimiéndose los decretos y discursos más importantes de las Cortes. La promulgación y el juramento de la misma Carta, en la ciudad de México en 1812, dieron un nuevo impulso al movimiento. Esto contribuyó a hacer accesible a todo el mundo este importante documento que antes sólo llegaba a través de noticias a las grandes ciudades. En Guadalajara, esto se manifestaría a través del periódico El Mentor de la Nueva Galicia del que hablaremos más adelante. Pronto, la· ley suprema comenzó a aplicarse, incluso en los artículos más peligrosos para los realistas. El vacío de poder provocado en España por la desaparición del rey y por la quiebra de la mayoría de las instituciones tradicionales tuvo como consecuencia la derogación de la mayor parte de las barreras legales puestas, hasta entonces, a la imprenta. Sin que hubiera disposiciones oficiales de libertad de prensa, ésta comenzó a existir de hecho desde el momento en que se constituyeron las Juntas Españolas. La libertad de prensa que las Cortes habían decretado, el 15 de noviembre de 1810, no se había aplicado hasta entonces en la Nueva España por la resistencia del Virrey y de la Audiencia a causa de la guerra civil. No pudieron seguir resistiéndose a las órdenes 92 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS de las Cortes y fue promulgada el 5 de octubre de 1812. Con eUa se abrió una nueva etapa de difusión masiva de ideas liberales. El efecto principal de la libertad de prensa fue, sobre todo, Ja utilización de Ja nueva arma, Ja imprenta, en el interior mismo de las zonas realistas por los hasta entonces partidarios ocultos de la insurgencia. En México aparecieron entonces, sin que las autoridades pudieran oponerse eficazmente a ellos, nuevos periódicos cuya sim· palía por los insurgentes no era un secreto para nadie.124 «Los motivos de la lucha y el proselitismo, absorben las páginas de aquellas publicaciones nacidas en la guerra y mantenidas para la guerra».125 Se puede hablar, así, de una revolución de prensa que precedió y acompañó a la revolución de independencia causada, en parte, m Así, aparecieron El /11g11etillo de Carlos María de Bustamante, en 1812, y El Pensador Mexicano, de José Joaquín Femández de Llzardi, asi como numerosas obras que de una manera u otra, defendían a los inconformes; además de los periódicos propiamente insurgentes como El Despertador Americano, ya mencionado, el Ilustrador Nacional de José Maria Cos y Francisco de Velasco, en Sultepec, en 1812, que nació como una continuación del Despertador Americano. También se encuentran presentes en él José María Cos, Francisco de Velasco, junto a Andrés Quintana Roo. Se dice que Leona Vicario mandaba artículos para este periódico desde la dudad de México. Asimismo se afirma que fue sostenido por «los Guadalupes». El Ilustrador America110 se imprimió en Sultepec y luego en Tlapujahua en la «Imprenta Nacional», cuyas vicisitudes son materia de múltiples anécdotas. Miquel I. Vergés, op. cit., p. 79 y ss. El primer número no lleva fecha, pero en el segundo, aparece el 30 de mayo de 1812. Para mayor información sobre los Guadalupes y su relación con este periódico, Virginia Guedea, En busca de 1111 gobierno al temo: Los Guadal upes de México. UNAM, México, 1992, pp. 82-85 y el Semanario Patriótico Americano de Andrés Quintana Roo, también publicado en Sultepec con la misma «Imprenta de la Nación», desde el 19 de julio de 1812, con un objetivo claramente proselitista, a diferencia de los dos anteriores que sólo dan a conocer los hechos de armas. Vergés, op. cit., p. 15. Otros periódicos de la época son la Gazeta del Gobierno Americano en el Departame11to del Norte, fundado probablemente por José María Liceaga en Yuriria Michoacán, aunque confeccionado por José Maria Cos. Se imprimió en la misma «Imprenta Nacional» de los anteriores en 1812. El Despertador de Micl1oacán, que permanece perdido, El CoTTl!o Americano del Sur fundado por José Manuel de Herrera y Carlos Maria de Bustamante. Se imprimió, junto con Sud, en la imprenta que poseía P. ldiaquez en Oaxaca. lA Caceta del Gobierno Provisional mexicano de las provincias del poniente. En éste también intervino Quintana Roo. Se imprimió en la misma Imprenta Nacional, en 1816, en el fuerte jaujilla en la laguna de Tzacapu en Michoacán, y el Boletín auxiliar de la República Mexicana . Este se publicó en una imprenta de campaña traída de Inglaterra en Barra de Santander o Soto la Marina. LA PRENSA EN SU MOMENTO HlSTÓRICO 93 por la abundancia de lectores, de periódicos y de panfletos que se suscitó a la vuelta del siglo, producto de la libertad de imprenta. Existe el decreto publicado en Cádiz el 11 de junio y, posteriormente, el 13 de junio de 1813, cuyo artículo principal dice: Todos los cuerpos y personas particulares de cualquier condición y estado que sean tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anteriores a la publicación bajo las restricciones y responsabilidades que se expresarán en presente decreto. 126 Este abolió todos los juzgados de imprenta y la censura de obras políticas. Sólo los escritos infamatorios, calumniosos, y subversivos, los licenciosos y contrarios a la decencia pública deberian ser castigados con la pena de la ley. Para asegurar la libertad y contener el abuso, se nombró una Junta Suprema de Censura, en la cual se concedió un papel preponderante a la Iglesia, ella podía juzgar sobre las materias que le concernían, imponer multas si se ignoraba su autoridad, pero además, de los nueve integrantes de la Junta de Censura, tres deberían ser eclesiásticos.127 Esto traería problemas en la siguiente década, como se verá en los próximos capítulos. En 1814, la Constitución de Apaztingán también contemplaría la libertad de expresión en e l capítulo v, artículo 41: 120 t. Tomado de Hemández y Dávalos. Colección de documentos para la Historia de la Guerra de Independencia 1808-1821, Biblioteca de México, Colección Basave, t. v, pp. 65-73. El decreto completo es como sigue: n. Quedan abolidos todos los actuales juzgados de imprenta y la censura de obras políticas. m. Los autores e impresores serán responsables del abuso. rv. Los libelos infamatorios, los escritos calumniosos, los subversivos de las leyes fundamentales de la monarqula, los licenciosos y contrarios a la decencia pública y buenas costumbres deberán ser castigados con la pena de ley. v. Los abusos serán calificados por los jueces. VI. Sobre las materias de religión, será la Iglesia quien autorice. vn. Los autores no están obligados a poner sus nombres, pero el impresor debe saber y decir de quién se trata a riesgo de sufrir la pena. Vlll. Los impresores están obligados a poner sus nombres y apellidos y el lugar y año de su impresión, existe una multa para quien no lo hiciere. IX. No sólo reciben penas los infractores, sino que se publicarán sus nombres. x. Existe una multa por omisión de nombre. XI. Estas multas y castigos serán aplicables tanto al impresor como al autor. xn. Existe también una multa por publicar sin el permiso de la Iglesia. xm. Para asegurar la libertad y contener su abuso, se nombra una Junta Suprema de Censura compuesta por 9 personas y de cada capital de provincia, 5 personas. 94 LA DISPUTA POR LAS conieaセ@ Las obligaciones de los ciudadanos para con la Patria son: manifestar sus opiniones por medio de la imprenta, no debe prohibirse a ningún ciudadano, a menos que en sus producciones ataque el dogma, turbe la tranquilidad pública u ofenda el honor de los ciudadanos.123 Estas disposiciones, como se dice más arriba, no tuvieron mucha aplicación en Guadalajara. En esta ciudad, a la salida de Hidalgo, Calleja reinstaló la Real Audiencia, instituyó una Junta de Seguridad para juzgar los delitos de infidencia y para recuperar las fortunas que habían perdido los peninsulares. Ignoró al intendente Abarca y perdonó a Francisco Severo Maldonado con la condición de que editara un periódico en defensa del régimen virreinal: E/ Telégrafo de Guadalajara. Esta publicación era de tendencias totalmente opuestas a Ja anterior que el mismo cura había redactado, ya que contenía inflamados discursos prorrealistas y decía ser el «órgano de la verdad e intérprete de la justicia agraviada». Dos años duró este periódico, del cual el mismo Severo Maldonado diría después que se expendían más de 500 pliegos «al exorbitante precio de dos reales».129 El perióEn esta Junta deberá haber 3 eclesiásticos y dos en las de provincia. xv. Después de la censura, habrá recolección de los materiales vendidos. XVI. El autor e impresor pueden pedir copia de Ja censura y contestar a ella. xvu. Esta censura puede ser varias veces revisada. xvm. Si sólo contiene injurias personales, será detenido el autor y sólo seguirá el juicio por injurias. XIX. La Iglesia no puede negar permisos sin censura previa. xx. Si la Iglesia niega licencia una y otra vez, la obra pasa para su revisión a un tribunal ordinario. Idem. Ernesto de la Torre Villar. La Constitución de Apatzingá11 y los creadores del Nuevo Estado Mexicano, UNAM, México, 1978, p. 383. Esta publicación todavía se encuentra en los acervos de la Biblioteca Pública del Estado en Guadalajara. Apareció del lunes 27 de mayo de 1811 al lunes 15 de febrero de 1813. Consiste de 85 números distribuidos en dos tomos en cuarto común. El primero comprende del 1 al 41 (27 de mayo de 1811 al 24 de febrero de 1812); el segundo está formado de los números 42 al 85 (14 de mayo de 1812 al 15 de febrero de 1813). Se dividió en seis trimestres: (1.- del núm. 1 al 14, 2.- del 15 al 27, 3.- del 28 al 41, 4.- del 42 al 56, 5.- del 57 al 69 y 6.- del 70 al 85). Podían conseguirse los abonos a 18 reales por trimestre, pagando por separado Jos números extraordinarios «que se expenderán a dos reales por pliego, en atención a la suma escasez y carestía del papel». El Telégrafo de Guadalajam. t. 1 núm. 1. Después, el segundo trimestre, los abonos subieron a 20 reales y para suscribirse al tercer trimestre, había que pagar 22, al igual que para el cuarto. El quinto y sexto trimestres se vendieron a 3 pesos. Su tiraje fue de 500 ejemXIV. l23 129 LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 95 dico, impreso en la oficina de José Fructo Romero, estaba dedicado al virrey Venegas: « ...capitán valiente y experimentado que tratando de aplacar (la Insurrección) con los más bien combinados medios de la fuerza y la política, ha conseguido hasta ahora las más distinguidas y memorables victorias». 130 Asimismo, aparecían párrafos adulatorios al mismo Calleja y a José de la Cruz, quien aparentemente trató de cubrir los gastos del periódico incluyéndolos en el gasto público, siendo rechazado el gesto -por lo menos de palabrapor Maldonado. La misión expresa de este órgano era combatir las conmociones causadas por los insurgentes, los antipatriotas, «ilustrar a los ciudadanos sobre sus verdaderos intereses, descubrir el abismo a que va a precipitarse el estado e indicar los medios de prevenir semejante catástrofe». 131 El periódico llevó a cabo su labor propagandística por medio de varias clases de contenidos y abordando distintos temas, lo cual se tratará en la segunda parte de este trabajo. Aquí sólo diremos que se ocupa sobre todo de injuriar a Hidalgo y convencer de las bondades de pertenecer a España. La participación de los Americanos en las Cortes, afirmada más de una vez, es la prueba más clara de la igualdad entre los habitantes de las dos Españas. El periódico se fue modificando y, en febrero de 1813, se convertiría en El Mentor de la Nueva Galicia. Más adelante abundaremos en sus características. Mientras tanto, a raíz de la derrota insurgente, José de la Cruz fue designado para ocupar los cargos de intendente, comandante militar y presidente de la audiencia en febrero de 1811. Antes de partir Calleja rumbo a Zacatecas, despachó a José de la Cruz a San Bias con instrucciones de exterminar la insurrección en el puerto y alrededores. El mayor logro de éste fue haber rescatado el puerto. Esto significaba el restablecimiento de la actividad mercantil. Lo cual se vio además favorecido por el sitio de Morelos a Acapulco en 1812. A partir de entonces y hasta 1815, todo el comercio con el oriente fue sostenido por San Bias. Los historiadores están de acuerdo en uo UI piares. Cfr. Ana Bertha Vida!, op. cit. En este trabajo, la autora hace una ennumeración de los temas tratados tanto en el Despertador como en el Telégrafo. Para este último sobre todo, sólo anota «los estragos de la insurgencia». Creemos que hay mucho más que esto. El Telégrafo, ldem. /bid., p. 336. % LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS puntualizar el enorme beneficio que significó para Guadalajara el arribo de la Nao de China, así como de buques sudamericanos a ese puerto en plena guerra de Independencia. Uno de ellos es Carlos Maria de Bustamante, quien dice que gracias a la apertura de ése, Guadalajara: Tomó la perfección de que es digna su hermosa planta, se aumentó la civilización y se puso en estado de conocer su mérito, sus recursos, su fuerza y de pensar seriamente en constituirse un nuevo virreinato independiente de México.132 Por esos mismos años y como consecuencia de la apertura de San Bias, llegaron los comerciantes panameños y sudamericanos que ayudaron a reactivar la economía con nuevas tácticas comerciales, éstos consiguieron acomodarse en Tepic o en Guadalajara.133 Los inmigrantes llegaron a ser tan numerosos entre 1812 y 1821 que a lll U3 Olveda, op. cit., 1991, p. 166. Richard Llnclley juzga esta inmigración de centroamericanos como básica para comprender los cambios que se llevarían a cabo en todo el sistema económico en Guadalajara a partir de entonces. Los centroamericanos eran portadores de capital comercial inglés. Cita a Donghi, 11ie ajtem1ath of revolution in 1Ati11 America: «Una de las armas más destructivas en el arsenal de los comerciantes ingleses era la introducción de dinero en efectivo en una red d e relaciones tradicionalmente dominadas por el crédito»; al decir de Llndley, esto fue exactamente lo que sucedió en Guadalajara: «la Vanguardia de esta invasión in· glesa comprendía comerciantes de casta española, arraigados en los centros sudamericanos de Panamá, Guayaquil y Lima». Vimos ya cómo llegaron a la ciudad. Cuadalajara se convirtió en el foco del nuevo movimiento mercantil, pero lo peculiar en ese movimiento de 1813 es que llegaron a Nueva Calicia no sólo los bienes mercantiles, sino los mercaderes extranjeros. Con precisión se expresa Lindley al respecto: «Y llegaron portando giros y letras de cambio cuyos valores se expresaban en libras esterlinas. La 'nacionalidad' de los nuevos comerciantes era española, pero eJ capital que traían era inglés». Este capital se diferenciaba del «capita.l» colonial en varias formas: era dinero en efectivo y no crédito, venía además, en cantidades comparativamente gjgantescas, no se ha.liaba vinculado a tierras o familias de enorme inercia social. En la práctica, lo que más lo disntiguió fue su inclinación para enfrentar イゥ・セ@ gos mayores. La llegada de este capital, modificó sensiblemente la manera de operar de las oligarquías regionales e introdujo el concepto de empresario individual, siendo el ejemplo más acabado de ello don Pedro Olasagarrc. Las familias se sintieron presionadas a agilizar y expander sus propios recursos financieros. Asimismo, esto se tradujo en la liberación de la tierra como mer- LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 97 esta época se le conoció como «la de los panameños». 134 La prosperidad que el Puerto trajo entonces a la comarca alcanzó niveles nunca antes imaginados. Los que recibieron los principales beneficios fueron los comerciantes de Tepic y de Guadalajara, quienes asi consiguieron zafarse del monopolio impuesto por el Consulado de la ciudad de México y convertirse en abastecedores suficientes para las regiones occidental y norponiente. También el erario se benefició de este tráfico mercantil. De tal modo resulta explicable el repentino cese de las disputas que sobre dinero sostenían gobernador y oligarcas tapatíos, así como la insólita capacidad económica del gobierno para mantener durante tantos años la campaña antiinsurgente. Además, la riqueza alcanzó para emprender obras de utilidad pública y de ornato. José de la Cruz, como parte de su gobierno, expidió un bando contra los insurgentes que lo mismo imponía la pena de muerte por fa ltas graves que por detalles sin importancia.135 La represión de la prensa fue otra medida que dispuso el general para establecer la paz en la intendencia porque entre los traidores auxiliantes de las sediciones suelen ser los más perjudiciales y de más trascendencia los que las fomentan con pape- canda (refiriéndose a los tempranos esfuerzos por acabar con las tierras comunales y las donaciones pias a la Iglesia que datan en Jalisco desde 1826). Richard Lindley, op. cit., 1977, pp. 93-126. Estas mismas ideas serán extendidas en su trabajo posterior, Las Haciendas ye/ desarrollo económico. Guadalajara, México en la época de la Independencia. México, FCE, 1987. Este me parece el estudio más acertado de las oligarquías de Guadalajara, junto al libro de Jaime Olveda, ya profusamente citado a lo largo de este trabajo. Por otro lado, el trabajo clásico de historia económica de la región es el de Eric Van Young, Hacienda y mercado e11 el Mé:ricodel siglo xv111: laeco11omía mral de G11adalajara y su regió11, 1675-1820. México, FCE, 1984. José Maria Muriá, Breve Historia de jalisco, Guadalajara, UdeG, 1988, p. 210. Exigió que las personas entregaran las armas que tuvieran y prohibió las reuniones, al igual que se viajara por la provincia sin permiso de las autoridades y que se apoyara con alimentos o con dinero a los insurgentes. También incitó a denunciarlos. Mandó que los vecínos de Guadalajara y de la provincia «llevaran una divisa encamada» en el sombrero, como señal de fidelidad a Fernando VII, prohibió el uso del cotón americano o cotón insurgente y mandó construir una muralla alrededor de la ciudad. Luis Pérez Verdía, Historia Particular del estado de falisco, UdeG, Guadalajara, facsímile, 1989, t. u, pp. 99 y 100. 98 LA DISPlJTA POR LAS CONCIENOAS les aún cuando sean por pasquines, que llevan consigo el carácter de abominables por la inseguridad en que ponen la tranquilidad.130 Asimismo, dispuso una expedición para acabar con los sureños que continuaban en rebeldía.137 0tra expedición marchó al norte a enfrentar el creciente peligro representado por el cura José Pablo Calvillo. 138 Cruz logró reducir a pequeñas partidas de guerrilleros una lucha que en sus inicios dió la impresión de incontenible. 139 El clero no demoró en apoyar la campaña contra la insurgencia y desde el púlpito de la catedral hasta el más insignificante curato se oyó a los frailes y sacerdotes anatematizar e l movimiento independentista y amenazar de excomunión a sus adeptos. Lo mismo hicieron los dirigentes de las principales instituciones educativas como la universidad y los seminarios tridentino y clerical cuyas 1.16 l}7 UY Ca rmen Castai\eda «Élite e independencia en Guadalajara» op. cit., 1994, p. 80. «Fue el Gral. de la Cnaz quien cl 23 de febrero de 1811 expide en Guadalajara un bando con 16 artículos imponiendo la pena de muerte por cosas insignificantes y el mismo que el 12 de mayo de 1812 aprueba la salvaje sentencia de la Junta de Seguridad de Guadalajara en la que se dispuso que el insurgente José Antonio Torres fuera arrastrado, ahorcado y descuartizado» Salvador Gutiérrez Contreras. «José Maria Mercado, héroe de nuestra independencia», La Guerra de Independencia en Jalisco, UNED, Guadalajara, 1986, p. 105. La expedición del sur duró casi un mes, sin embargo, duran te todo 1811 los encuentros se multiplicaron en toda la intendencia, sobre todo en el sur. Cfr. Luis SandovaJ Godoy, «El padre Calvillo, insurgente d e la zona del norte», La Guerra de /11depende11cia en Jalisco, UNED, Guadalajara, 1986, pp. 107-127. Entre 1811y1817 se produjo una verdadera guerra de guerrillas con tres principales y distintos focos de rebelión: al sur de la intendencia, el Lago de Cha pala y la zona aJteña vecina al Bajío. De estos rebeldes, el que más problemas dio fue Gordiano Guzmán, quien no sólo controló el sur de la Intendencia de Guadalajara, sino que su in.fluencia repercutió también en una vasta zona hasta lo que hoy es el estado de Guerrero, la cual controló hasta su muerte en 1854. El estudio más extenso y completo que exis te sobre este cacique es el de Jaime Olveda, Gordiano Cuzmá11. Un cacique del siglo XIX, México, SEP-IN,\11, 1980. El Gobierno a fin de controlar estas rebeliones, recurrió a medidas drásticas como el amurallamiento de Zapotlán y ZaPotiltic, se incomunicó la zona para estrechar más el cerco y se ejerció un férreo control sobre el tránsito y distribución de productos, sin resultados. En 1812, en la isla de Mezcala en Chapala también se levantaron los pueblos indígenas, resistencia que duró hasta 1816, cuando de la Cruz les hizo a tractivas ofertas (exención de tributos, recons trucción de sus hoga.res, garantla de su vida y libertad y repartición de tierras, semillas y yuntas). LA PRENSA EN SU MOMEl\TfO HJSTÓRICO 99 matrículas, para 1813, se encontraban ya en un nivel superior al tenido antes. En la Nueva España, la Carta de Cádiz no fue jurada sino hasta el 30 de septiembre de 1812, pero sólo estuvo parcialmente en vigor durante dos meses, dado que fue suprimida a consecuencia de Ja presión que ejerció Ja oligarquía de la ciudad de México. AJ dejar el mando Venegas -marzo de 1813- el nuevo virrey, Felix Maria Calleja, reincorporó algunos artículos relativos a la reforma politicoadministrativa. Estos «permitieron se formaran las provincias y se instalaran las d iputaciones provinciales con base en el voto popular indirecto».140 La puesta en práctica de la Constitución, aunque efímeramente, ocasionó en Guadalajara en febrero de 1813, el cambio de plan, de título y hasta de forma tipográfica, del que había sido El Telégrafo de Guadnlnjnra, aunque para el momento de su transformación, Ja Carta gaditana ya no estuviera en vigor. No poco tuvo que ver en este cambio, creemos, el retiro de Venegas del poder en marzo (recordemos que a él precisamente estaba dedicada la publicación). El cambio se debe, dicen, a: el orden de cosas absolutamente nuevo que va a suceder a las anliguas rutinas, al dilatado campo que va a abrirse a los talentos de los españoles americanos en todos los ramos de Ja in dustria, nuestros ardientes deseos de contribuir en todo lo posible a la extinción d e Ja antisocial e impía rebelión que trata de convertir a la patria en un vasto cementerio... 141 De tal modo, se convierte en El Mentor de la Nueva Gnlicin. Antes de salir a la luz El Mentor y debido a d ilaciones en Ja publicación de la Constitución (aunque confiesa su editor que para el Mentor definitivo sólo tiene a esas alturas dos suscripciones),142 hubieron de publicarse tres números de El Mentor Provisional, conteniendo éste sobre todo, noticias sobre la guerra en Europa, narradas detalladamente, tomadas de periódicos europeos y cubanos. El 10 de mayo salió a Ja luz, finalmente, El Mentor definitivo. Sólo aparecieron 27 números en folio, debido a que ni la décima Ho w iu Carmen Castañeda, op. cit., 1994, p . 82. El Ttlégrafo de Guadal ajara, 15 de febrero de 1813, p. 675. El Mentor Pruvisio11al, núm. 1, 18 de marzo de 1813. 100 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS parte de los suscriptores había renovado sus suscripciones.143 Todo el periódico puede resumirse en un epígrafe: «Ve indiano en busca de la Patria madre y serás de tu suelo apoyo y padre». Destaca las ventajas de la Constitución de Cádiz y como su antecesor, El Telégrafo, la igualdad que ésta concede a las dos Españas. Todo su discurso es de legitimación: afirmando por ejemplo que los padres de la patria son los autores de la Constitución. Se abunda en los contenidos de los dos órganos en la segunda parte del trabajo. En la capital de la ahora Provincia de Guadalajara, el nuevo Ayuntamiento se instaló el 13 de junio de 1813, y con mayor dilación se empezaron a instalar en otros poblados sin que alcanzaran a hacerlo todos los que debían. Meses más tarde se eligieron las Diputaciones Provinciales: la de Guadalajara, que comprendía las intendencias de Zacatecas y Guadalajara, se estableció el 20 de septiembre de 1813,144 con tres díputados de aquélla y cuatro de ésta. Para presidir el nuevo órgano de gobierno fue designado el hasta ese día intendente: José de la Cruz. La creación de estos importantes organismos promovió todavía más el espíritu localista y el desarrollo económico de las regiones. 145 A partir de 1811, innumerables familias habían emigrado del resto de la Intendencia y de otros lugares más remotos a la tranquilizada capital neogallega, en busca de refugio y amparo que a sus personas y fortunas se les negaba en los lugares donde residían. De esta suerte, Guadalajara alcanzó en 1814 los 60 mil moradores. Una cifra en realidad sorprendente si se compara con la de 30 mil, calculada a principios del propio siglo XIX.146 Maldonado, en El Mentor, habla de Guadalajara en esos años como «una ciudad populosa», debido a la inmigración de «20 000 almas echadas de sus hogares U3 ª6 Estos periódicos se encuentran microfilmados en la hemeroteca del INAH en México. Esta fue la tercera en establecerse. La de Yucatán lo hizo el 23 de abril y Ja de Guatemala el 2 de septiembre. Cfr. el libro clásico sobre el tema: Nettie Lee Benson, La diputación provincial y el federalismo mexicano, El Colegio de MéxicoUNAM, México, 1994. Olveda, op. cit., 1991, p. 172. セ@ Se vuelve realmente un problema el cálculo de la población de Guadalajara para los años de nuestro estudio. Para 1803, se calcula en 35 000 habitantes, . mientras que como hemos dicho, en 1814, supuestamente se duplica, mientras · que en 1821-1822 se calcula en47 000 habitantes. Estas cifras aparecen en mオセ@ op. cit., 1988 y Jaime Olveda, op. cit., 1991. Lilia Oliver en Un verano mortal, ; 1 101 LA PRE.t'\ISA EN SU MOMENTO 1f!STÓRICO por la insurrección y abrigadas dentro de sus muros». El hecho de por sí, aparejó el gran impulso agropecuario y comercial. Aquellos sitios en que la estancia guerrillera no fue asidua, población y productividad lograron recuperarse con alguna prontitud, aunque casi todos los lugares sufrieron de manera ocasional, el embate de las gavillas rebeldes. De manera indirecta, los rebeldes causarían también que los comerciantes tapatíos y mineros de la región vieran fundarse una casa de moneda en Guadalajara, ya que los asaltos a las conductas se volvieron tan frecuentes, haciendo menos costeable el desplazamiento de metales para su acuñación, el viejo sueño de hacerlo en Guadalajara, se convirtió en realidad. El 20 de mayo de 1811 fue aprobada la fundación de la casa de moneda, sin embargo al descubrirse ciertas irregularidades, Félix Calleja ordenó el cierre de la Ceca tapatía. La reapertura se logró en abril de 1816, pero el gobierno virreinal volvió a ordenar su clausura en marzo de 1818. El desarrollo mercantil es la causa de que los representantes neogallegos a las Cortes de Cádiz llevaran una lista de peticiones formuladas cuidadosamente por el Ayuntamiento y la élite: reducción de impuestos; establecimiento de una nueva agencia dominada por los criollos; conversión de la diócesis en arquidiócesis; autorización para introducir manufactura prohibida; reformas en la minería; libre comercio con Asia; restricción a la especulación con las tierras; mejoras a la educación pública; distinciones a la ciudad, creación de una nueva oficina gubernamental bajo las órdenes del monarca; mejorar la navegación en los puertos; construcción de obras públicas y reformas a la burocracia civil y eclesiástica. 147 UNED, Guadalajara, 1986, p . 73, es quien hace una regresión logarítmica a par- tir de cifras reales y concluye que en 1821 la población era de 40 'Z72 y para 117 1830 de 45 622. Ciertamente la población de la ciudad sufre un notable incremento debido a la inmigración y a los cambios de patrones comerciales de la zona con la apertura de San Bias, como anotamos arriba. Se dice que Guadalajara creció 25% entre 1800 y 1825. Humboldt anotaba 19 500 habitantes para 1803, el tribunal del Consulado afirmaba en 1805 que eran 35 000, Ward para 1823 calcula 46 804 y para 1827, 60 000 y la cifra oficial del distrito o partido que da Longinos Banda para 1822 es de 52 679. Keith A. Davies en «Tendencias demográficas durante el siglo XIX», Lecturas históricas de Jalisco después de la Independencia, UNED, Guadalajara, 1980, t. 11, p. 161, hace algunas consideraciones sobre la dificultad de establecer acertadamente un número de habitantes para Guadalajara en este periodo. El Me11tor Provisional, núm. n, 17 d e mayo de 1813. 102 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Son especialmente significativas las peticiones hechas por la oligarquía local a la Corona, en 1815, se pidió la creación en Guadalajara de una Junta Superior de Real Hacienda, como la de Guatemala, ya que desde 1812, ingresaba una cantidad enorme a las Cajas Reales por concepto de alcabalas y no se veía con agrado que se remitiera a la capital de virreinato sin que la región obtuviera ningún beneficio. Se quería utilizar parte del producto de la recaudación en obras materiales que apuntalaran el desarrollo económico regional. En 1816, el Ayuntamiento, con el apoyo del Cabildo Eclesiástico, volvió a solicitar a la Corona que la Provincia de Guadalajara se volviera Capitanía General debido a la necesidad de defensa y seguridad, arguyendo la enorme distancia que los separaba de la ciudad de México y que el obispado fuera elevado a arzobispado, para «que a la policía civil siga en todo la eclesiástica».148 Este Memorial Petitorio es muy significativo por la tendencia que exhibe hacia la autonomía, el progreso económico y el advenimiento de la modernidad, que eran consecuencia de las reformas borbónicas/49 así como de las condiciones que la guerra de Independencia propició. Los autores del mismo, aclaraban que no querían separarse de la Nueva España, pero sí deseaban autonomía respecto a México. El movimiento mercantil que se operaba, entusiasmó al gremio y la oligarquía decidió incorporar a José de la Cruz en su seno. Casó con Juana Ortiz de Rosas, viuda del comerciante Silvestre Rubín de Celis. Después de su matrimonio, De la Cruz se mostró más arraigado en la región y defendió con furor los intereses oligárquicos tanto del acecho de los insurgentes, como de los intentos centralistas del virrey. Destacó por haber hecho a un lado las disposiciones centrales que reglamentaban en comercio marítimo. De esta manera, puede decirse que estimuló el espíritu separatista que desde siglos atrás venían albergando los habitantes de Guadalajara y su región. La actitud asumida por la oligarquía local antes y durante la insurgenicia fue ambigua. Como sector usufructuario de los privilegios otorgados por la Corona, se sentía ligada a España, pero por otro lado, los intereses fincados en la región hacían que la élite se comprometiera también con su lugar de residencia. Esta situación 118 QT セ@ Carmen Castañeda, op. cit., 1994, p. 86. Olveda, op. cit., 1991, p. 176. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRlCO 103 incierta, creada por la presencia de intereses contrarios, es Jo que ayuda a explicar por qué en ocasiones respaldó la política de la Corona, mientras que en otras la impugnó. El ejercicio del libre comercio y su independencia respecto del Consulado de México, la impulsó a dirigir sus miradas cada vez más adelante, en dirección a una mayor libertad y autonomía en el desarrollo económico. Esto explica sus demandas y su inconformidad hacia todo lo que entorpecía su fortalecimiento. De la retirada de los franceses y el regreso de Femando VII a España, el 4 de mayo de 1814, se supo en Guadalajara d os meses después, aunque las celebraciones populares hubieron de esperar hasta la ratificación de la noticia en septiembre. Aún no habían concluido los homenajes, cuando la sociedad tapatía se enteró de que Fernando VII había desconocido la Constitución de 1812. Si la primera noticia causó gran alborozo, no así la segunda, que afectaba a más de uno. No era éste el caso de José de la Cruz, a quien se le quitaba de encima la injerencia de la Diputación Provincial y volvía al poder absoluto. Lo mismo puede decirse de toda Ja alta burocracia cuyos nombramientos dependían directamente de la Corona. El obispo Cabañas y la jerarquía eclesiástica deben haber festejado grandemente la derogación, ya que ésta, lejos de perjudicar a la estructura esencial de la Iglesia en América, como afirman algunos historiadores, 150 la beneficiaba, ya que se encontraban entre los preceptos de las Cortes la supresión del fuero eclesiástico, el recorte de los diezmos y el retiro de las órdenes monásticas, de los jesuitas y de la Inquisición. Con la derogación del Código de gobierno, se lesionaba a las oligarquías regionales y a los grupos medios. Las leyes de Cádiz les habían dado las diputaciones provinciales, organismos encargados de «fomentar la agricultura, la industria y el comercio», además de permitirles a los criollos el ingreso a la esfera gubernamental con sólo el voto de sus conciudadanos y sin necesidad de poseer buenas 150 Muriá, «Independencia y primera época federal», op. cit., 1992, p. 75. La cita textual es como sigue: «Con relación a Guadalajara, puede decirse que la medida benefició a José de la Cruz, pues llevaba muy malas relaciones con la Diputación Provincial, pero no ocurrió lo mismo con el Obispo y el resto del Clero, ya que volvió a quedar sometida toda la Iglesia en América a la voluntad del rey y del virrey, de la misma manera que resultaron lesionados también las oligarquías y los grupos regionales al perder su autoridad». 104 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS relaciones con la Corte madrileña. De igual manera, la Constitución les otorgaba el derecho de elegir a sus propios representantes en las Cortes españolas y con ello la seguridad de que alguien abogara por sus intereses. Por ello fue que el germen del «liberalismo» europeo muy pronto dio muestras de haber hallado en América los elementos y climas ideales para reproducirse. A la derrota de Morelos y la reapertura de Acapulco, en 1815, y ante la consecuente reanimación de los acaparadores de México y Veracruz, el comercio neogallego empezó a declinar: el control del contrabando ejercido por los mismos tratantes neogaUegos se relajó hasta de hecho perderse; la compra de mercancías secuestradas por los rebeldes, al disminuir éstos en cantidad e intensidad, también decayó. Las tropas y los oficiales se hallaban ya hastiados de una guerra cruenta que parecía no tener fin. El movimiento insurgente reasumió nuevos bríos gracias a los guerrilleros del fuerte del Sombrero en 1816. En Guadalajara, el obispo organizó y patrocinó un cuerpo de cien soldados de infanterfa y veinticinco de caballería. Cruz, por su parte, envió una división a fin d e cercar el fuerte151 • El 15 de abril de 1817, Francisco Javier Mina, en compañía de fray Servando Teresa de Mier y 300 hombres, desembarcó en Soto la Marina y tomó todas las plazas a su paso, reforzando a los sitiados, finalmente fue vencido en el Rancho del Venadito. Con la victoria en esta p laza y la muerte de Mina y Moreno termina la segunda etapa de la independencia en Nueva Galicia y con ella, la de la insurrección popular. El 1 de enero de 1820 el comandante Rafael del Riego, que mand aba el batallón de Asturias, proclamó en Cabezas de San Juan la Constitución de 1812. La sublevación tomó fuerza y Fernando Vil tuvo que ceder, acabó jurándola el 7 de marzo y aceptando que en tanto se reuniesen las Cortes, se constituyera una Junta General Consultiva.152 Pronto se supo en la Nueva España que la monarquía m Cerca de un millar de personas habitaban en el fuerte, las cuales al carecer de todo, rompieron el sitio. Fueron perseguidos y exterminados. Moreno y Mina consiguieron escapar, pretendieron sin suerte opodera.r se de Cuanajuato el 25 de octubre, dos días más tarde fueron aprehendidos y fusilados en el Rancho del Venadito. Quedaron sólo algunas gavillas dispersas que subsitfan del pillaje y el terrorismo rural. Miguel Artola, La burguesía rroo/ucionaria 1808-1869. Historia de España Alfaguara. Madrid, Alianza Editorial, 1973, l v. p. 46. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRJCO 105 española dejaba de ser absoluta para trocarse en constitucional. El 31 de mayo fue reestablecida la constitución en México por el virrey Juan Ruiz de Apodaca. Para los oligarcas de la ciudad de México aquello era inconcebible. Restituir los principios «liberales» contenidos en la Carta gaditana, tanto en lo político como en lo económico, convenía al empresariad o provinciano, pero significaba un duro golpe para ellos. Como mencionábamos más arriba, el anticlericalismo de las reinstaladas Cortes atentaba contra el poder social y monetario del clero. En la Nueva Galicia se tomó la situación con cautela. El intendente y los regidores del Ayuntamiento no juraron el controvertido precepto español hasta tener en sus manos la orden. Esto sucedió el 7 y 8 de junio de 1820, tornando de nuevo la Intendencia de Guadalajara a la calidad de Provincia.153 Podría decirse que el repunte económico que experimentó la región de Guadalajara socavó la lealtad hacia la corona y aumentó el antagonismo de los intereses regionales con relación a los de la metrópoli.1s.i Esto es explicable si se toma en cuenta que para principios del siglo XIX el sentimiento de autonomía había adquirido una base económica muy sólida. La élite recibía con agrado todos los cambios que favorecían la autonomía de la región, como la reinstalación de la Diputación Provincial. Sin embargo, el restablecimiento de la Constitución de Cádiz no favorecía a tod os los sectores de la oligarquía; para propietarios y comerciantes, resultaba favorable porque dicho código rompía las trabas que restringían la producción y circulación de las mercancías, para el sector de la élite de origen peninsular significó un riesgo porque el estatuto abría la posibilidad al criollo de ingresar a las altas esferas del poder, lo que traería como consecuencia el desplazamiento del español como clase gobernante; para el clero era igualmente desventajoso puesto que atentaba contra su fuerza política y económica. Así, los diversos sectores de la élite respondieron de distinta manera. La burocracia tapatía juró la Constitución, la oligarquía se mantuvo atenta para intervenir en todo lo que pudiera, para impedir que el anticlericalismo y espíritu liberal de las Cortes socavaran su integridad y sus privilegios. 1Sl !SI Muriá, op. cit., 1988, p. 206. Olveda, op. cit., 1991, p. 183. 106 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Los comicios para diputados provinciales se verificaron el 27 de agosto de 1820, a pesar de que fue desde el 24 de marzo que Fernando VII había firmado las instrucciones. La instalación se consumó el 12 de septiembre.155 La elección de la mayoría de los legisladores mexicanos recayó entre miembros del clero. Entre los representantes de Guadalajara, no hubo ninguno que no lo fuese. Empezaron también a instalarse los Ayuntamientos en toda la provincia, de modo que las poblaciones con más de mil habitantes pronto tuvieron su cabildo civil. 156 También se restableció la libertad de imprenta y se formó la junta de censura en Nueva Galicia.1s7 Esta había quedado sujeta al reglamento del artículo respectivo de la Constitución expedido por las cortes y decretada por Fernando VII, en San Lorenzo, el 12 de noviembre de 1820. El virrey había mantenido oculto ese decreto, no obstante, ante la presión del enviado mexicano ante las cortes, Miguel Ramos Arizpe, tuvo que darlo a conocer a principios de octubre. En los dos meses siguientes, como producto del ejercicio de esta libertad, aparecieron muchos opúsculos, especialmente los del Pensador Mexicano. En muchos de ellos se quejaba de que la Constitución no había traído la libertad de imprenta, ya que en realidad no se podía atacar a ciertas personas «vedadas», este concepto se repite en varios de los opúsculos.158 Otros comentan este decreto, como la Consulta Constitucional sobre la Libertad de Imprenta l.s9 donde se reiteraba que antes de la censura, ninguna autoridad podía obligar a que se le manifestara el nombre del autor o editor, de lo l'i6 15'7 158 Nettie Lee Benson, op. cit., pp. 44-45. El aumento de las diputaciones y de su representabilidad fue muy notable. Durante 1821 -antes y después de la consumación de la Independencia- estos cuerpos colegiados alcanzaron la cantidad de 14 y llegaron a 18 en octubre de 1822 y a 23, a fines del año siguiente. Vid. ldem., pp. 63, 69 y 83. Esta estaba formada por cuatro propietarios; Juan José Moreno, arcediano; Toribio González, prebendado; y Pedro Támez, catedrático de la Universidad; el licenciado José María Ve larde y tres suplentes: el licenciado Alejo de la Cueva, prebendado; licenciado Antonio Fuentes, oidor y don Luis Sánchez Leñero, comerciante. Carmen Castañeda, op. cit., 1994, p. 86. Cfr. Ln mujer co11stitucio11a/ o quejas de ésta al pensador mexicano, Anónimo, Imprenta de Ontiveros. México, 1820. Biblioteca de México. Colección Basave, 2089. Anónimo, Consulta Constitucio11nl sobre la libertad de imprenta, Imprenta de Ontiveros. México, 1820. Biblioteca de México. Colección Basave, 3 020 y 2 089. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 107 contrario, era un atentado de que sería responsable el que lo cometiere. Denunciaba también que, aunque había en la Constitución varias reglamentaciones en torno a la censura, los jueces no obedecían y obligaban a los impresores a dar los nombres de los editores de papeles. El autor comenzaba preguntándose: ¿Hasta cuándo vendrá ese afortunado tiempo en que las cosas más comunes que en otras partes se hacen sin tacha, no sean reservadas, delicadas y extemporáneas en este suelo? ¿Cuál será el prefijado para que se pueda obrar sin reclamos, apremios y temor? Ya llegó, me contesté, porque esta carta en que está impresa la igualdad y la libertad dice: que todos somos españoles y siéndolo, habría contradicción si no pudiésemos gozar los privilegios de aquéllos. Otro de los opúsculos tomaba la voz de la imprenta misma: La Imprenta enferma y convaleciente160 donde alababa las disposiciones de la Constitución: Antes tenían que pasar (los escritos) por rigurosa censura en el gobierno que espiró. Se planteó el nuevo de nuestra sabia Constitución, quitó esas trabas, dejando libres a todos para que disfruten de mis nobles cualidades, sin que por eso se abuse de mí en cosas que se opongan a nuestra religión, a la Constitución, al Rey, a la Patria ni a particular alguno. El autor hablaba de los escritos que contribuyeron a enfermarla y en aquellos que sí eran buenos, entre estos últimos, clasifica los que atacan al Pensador, 161 con lo cual podemos establecer mejor la filiación de sus autores. Los festejos en torno a la libertad de imprenta se vieron truncados en diciembre, cuando el virrey puso fuera de vigor, por decreto, la Constitución y con ello eliminó esta prerrogativa. 160 Anónimo. Ln Imprenta enferma y co11v11/eciente, Puebla, 1820. Reimpreso en México. Imprenta de Ontiveros. Biblioteca de México. Colección Basave, 673. Entre los primeros, están El Entremetido, El Imparcial, Don Toribio, El Hablador, El Ignorante, El Militar, El Ciudadano al Entremetido, La Madrina su Viejecita. Siendo los buenos: El Tejedor, Carta al ッ「ゥセー@ de Barcelona, El Ignorante a los Sabios, Lágrimas de los Monjes, El Redactor Poblano, El Tapado a los Sernieruditos y Pescozón al Pensador. 108 LA DISPlffA POR LAS CONOENCIAS En Guadalajara durante esos años, el único periódico que se publicó fue El Expectador del Régimen Constitucional de la Nueva Galicia, que apareció después de siete años de aparente silencio en 1820.162 Por su título podemos inferir que se trataba, como sus antecesores, de un órgano eminentemente político y también dirigido a discutir y comentar la Constitución. Se imprimió ya en los talleres de la viuda de Romero, habiendo fallecido el impresor José Fructo. Este mismo año se estableció el segundo taller de imprenta de Guadalajara, el de Mariano Rodríguez. No hay mucha claridad en cuanto si se trata realmente de otro, o pasó el de la viuda a manos de Rodríguez, sin embargo, es mi opinión que los dos funcionaron simultáneamente durante un tiempo. 163 Del año de 1820, se conocen dos impresos de este nuevo taller: uno de Juan de Mendiola y Parra y otro de José María Hidalgo. 164 Sin embargo, la producción más relevante de la imprenta de Rodríguez, antes de la consumación de la Independencia, fue el primer petiódico oficial de GuadaJajara La Gaceta del Gobierno, de la cual hablaremos más abajo. En el siguiente capítulo trataremos con más detalle las producciones de la imprenta de Rodríguez, por haber sido esta producción mucho más importante después de 1821. Al fraguarse la conspiración de la Profesa, mandó Iturbide a Guadalajara a Antonio Terán como su emisario para hablar con el presidente de la Diputación Provincial y con el obispo de N ueva Galicia: Cabañas, asi como Pedro Celestino Negrete y otros militares. El prelado admitió al instante la propuesta, lo cual constituye la 16l ••l 11>1 De este periódico sólo se conocen el número dos, correspondiente al sábado 2 de septiembre de ese año, de cuatro páginas (pp. 4-8), impreso a doble columna, y un número extraordinario del 23 de octubre del mismo año, impreso en un folio d e un sólo lado. Ambos dados a la luz en los talleres de doña Petra Manjarrez y PadiUa, viuda de Romero. Jguiniz, op. cit., 1955, p. 24. y Medina, op. cit., p . 75. Sólo se conoce el periódico a través de estas citas. Está completamente inaccesible. Estoy pues de acuerdo con Ja opinión de Edmundo Aviña Levy en su ensayo sobre la imprenta d e Rodríguez, «La Imprenta de Rodríguez», Estudios fnliscienscs, El Colegio de Jalisco. Guadalajara, núm. 10, 1992, p. 23. « XXX primi davidis psalmi ad heroicum carmen translati ehispana brevissima» y «Sermón predicado en solemne acción de gracias, que por el cumplimiento de un siglo de su fundación celebró el convento de religiosas agustinas recolectas de Santa Mónica d e la ciudad d e Guadalajara, el día 19 d e febrero de 1820», /dem. LA PRENSA EN SU MOMENTO H ISTÓRICO ;' セ@ セ@ , l :-セ@ • l f.·. •' r 109 conclusión lógica del miedo del clero ante la Constitución de Cádiz. De hecho, los primeros meses de 1821, el obispo de Guadalajara respaldó a Iturbide tanto moral como económicamente.165 José de la Cruz, por su parte, no adoptó al principio una actitud decidida y practicó un recorrido por la provincia con el propósito de pulsar el sentir de sus habitantes, entre los que detectó una gran inquietud. No existía un acuerdo total entre las diversas autoridades y los habitantes de la provincia de Guadalajara, pero los militares encabezados por Pedro Celestino Negrete y Antonio Gutiérrez y Ulloa precipitaron los acontecimientos: reunidos ambos el 13 de junio en Tlaquepaque, proclamaron la Independencia dando inmediata cuenta de ello a la Diputación Provincial y al Ayuntamiento de Guadalajara. Al día siguiente, d iversas corporaciones de la capital rindieron el juramento, mientras que Negrete se trasladaba de Tlaquepaque a Guadalajara, al frente de las tropas que ya lo habia proclamado su jefe, siendo recibido por una comisión especial del Ayuntamiento y de la Diputación Provincial al tiempo que José de Ja Cruz huía. En el año de 1821 aparecieron algunos periódicos rebeldes en varias partes del país 166 , mientras que en Guadalajara comenzó a imprimirse La Gaceta del Gobierno de Guadalnjara. Se publica después de que Pedro Celestino Negrete «aporta para Ja causa de la independencia el peso de la ciudad de Guadalajara», sin embargo: 165 El obispo Cabañas envió 25 000 pesos; el panameño Manuel Luna donó 15 000. Cfr. Olveda, op. cit., p. 186. También en la Historia Ge11eral de México, El Colegio de México, México, 1976, t. 1, pp. 638 a 640 se reitera el apoyo q ue pres tó el alto clero a Jturbide. 116 Diario Político Militar Mejica110 redactado por Femández de Lizard i, en septiembre de 1821. El Mejica110 lndepe11die11te se imprimió en Iguala en 1821, con un retal (ténnino utilizado para la maquinaria de imprenta que no estaba completa, «las sobras» de algún o tro taller) proporcionado desde Puebla por el padre Joaquln Furlong y Mariano Monroy. Ejército Mejicano de las Tres Gara11tías y el Buscapiés. Se imprimieron en la misma imprenta que el anterior. No se sabe quién estaba detrás de estos. Se conocen las iniciales de O.J.E. F, tanto en el Buscapiés como en el Diario Político Militar Mejica110. La Abeja Pobla11a considerada un periódico insurgente a partir de su núm. 36, del 2 de agosto de 1821. Impresa en la imprenta de los hermanos Troncoso en Puebla y El Diario Político y Militar Mejicano. En septiembre d e 1821, los h ermanos Miramón, dueños de una imprenta en México, facilitaron a lturbide un retal con el cual se publicó este Diario, aparecido primero en Tepoztlán, luego en San Bartolo Naucalpan y por último en Tacubaya. l 110 LA DISPUTA POR LASCONOENOAS La guerra no estaba decidida cuando el brigadier Celestino Negrete proclamaba en la mañana del 13 de junio de 1821 en Tlaquepaque el Plan de Iguala que después, por la tarde, reafirmaba con su entrada triunfal en la capital de Nueva Galicia a la cabeza de sus tropas... Por el contrario, anunciaban las autoridades las más severas medidas para los que conspirasen contra el nuevo orden establecido.167 Se seguía solicitando ayuda al pueblo e insultando a los realistas. Además, el tratado de Córdoba se firmó hasta dos meses después de la publicación del número uno de la Gaceta, que fue el 27 de junio de 1821.168 Se cree que su primer director fue Antonio Valdés,169 aunque de su ejercicio como tal no se conoce nada. El órgano era bisemanal y salía los miércoles y sábados. Constaba de cuatro pági- "' 163 IMJ Vergés, op. cit., pp. 273-274. Es tanta la confusión aJ respecto, que lguiniz afirma que se publicó a partir del 23 de septiembre de 1821. lguíniz, op. cit., 1955, p. 27. José Cornejo Franco, en la Introducción a La Estrella Polar. Polemica federalista, Et Caetera, Guadalajara, 1977, p. IX, corrige el error. A este bibliógrafo acude Vergés para su trabajo citado, ya que Cornejo Franco era el dueño de la única colección de La Gaceta, donada por Genaro García. Desde 1942 estaba incompleta, cuando yo quise consultarla en la BPE de Guadalajara, sólo había dos números de 1823. En la Hemeroteca Nacional de México, en la Colección Miscelánea Mexicana, se encuentran algunos números de agosto de 1823. Los contenidos de los primeros números en 1821 se hallan descritos por v・イァセウ@ y por Cornejo Franco, ya citados. Vayamos trabando alguna relación con este intelectual que ha de llamarse el primer periodista independiente de Guadalajara y que nos resultará muy fa. miliar en el transcurso de este trabajo. Nació en Matanzas, Cuba, de padres desconocidos, en 1770 y se crió en la casa de cuna de La Habana, ciudad en la que se educó con gran escasez de recursos. Se dedicó a platero, después al comercio y más tarde abrió una escuela de niños a cuyo frente estuvo cinco años. Hacia 1809 pasó a México donde también se consagró a la enseñanza y al cabo de tres años, regresó a La Habana. Después de haber fundado en esa ciudad una imprenta y haber publicado un diario muy popular en México por cierto, intitulado La Cena, se dirigió en 1815 a Buenos Aires y allí fundó El Censor, semanario destinado a «vigilar los actos de los mandatarios y de ilustrar las grandes cuestiones de la actualidad». Confiesa haber sido empleado de la embajada de España, mas no en dónde. Secretario de Gobierno en Guadalajara, en 1820, había sido rechazado por jッウセ@ de la Cruz, pero a la entrada de Negrete pudo ejercer su cargo. Cfr. Iguiniz, op. cit., 1955, p. 28. y Carlos M. Trellez. El Historiador Antonio fosé Valdés. Matanzas, Cuba 1930. Otras referencias a su vida y obra se encuentran en El Iris de falisco, 1823-1824 y algunos documentos firmados por él se hallan en la Colección Lafragua de la Hemeroteca Nacional. 1 l 1 t セ@ ¡, セ@ LA PRENSA EN SU MOMFNTO HISfÓRICO nas aunque excepcionalmente podía ser de seis y se imprimió como dijimos, en el taller de Mariano Rodríguez. Nos ocupamos de los contenidos de este periódico en la segunda parte de este trabajo, pero volveremos a ocuparnos de la Gaceta en los años posteriores, ya que siguió publicándose hasta 1823. Con esto damos por concluidas nuestras pesquisas de los impresos de la Independencia, los cuales en Guadalajara son realmente pocos. Tiene la ciudad el privilegio de haber sido el lugar de publicación del primer periódico insurgente, aunque también el de sus contrapartes más furibundos. Ambas clases de impresos fueron recibidos y leídos por los habitantes de Guadalajara. No podemos concluir, como hizo la autora de un trabajo reciente,170 que la ciudad haya sido proindependentista por el hecho solo de haberse publicado ahf el Despertador, resultado más de las necesidades de los caudillos de la rebelión ahí acantonados, que de la urgencia de expresión proindependentista de los habitantes de Guadalajara. Tampoco se debe concluir que existió rechazo, ni mucho menos, para el pro realista Telégrafo, cuya publicación duró más de dos años. Este tipo de conclusiones son un tanto esquemáticas. Los periódicos son producto de un cúmulo de circunstancias, algunas de ellas las hemos expuesto aquí, otras, serán analizadas en la segunda parte de este trabajo. Ln Aurora, Ln Estrella, El Iris y otros meteoros del firmamento tapatío. 1821-1824 En este apartado se explicará la situación del primer gobierno independiente de Jalisco hasta antes de la publicación de la Constitución en 1824, Ja cual marcó un hito, rompiendo todas las barreras que aún quedaban, para dar rienda suelta a la discusión pública de asuntos que a todos concernían. A lo largo de estas páginas, se verá cómo fueron estableciéndose las primeras sociedades patrióticas y culturales y el desarrollo que fue teniendo la cu ltura en Guadalajara, así mismo se verá de qué modo la promulgación del federalismo y la toma de posición del gobernador Quintanar, ante las autorida- セ@ セ@ ' l t セ@ セM 111 110 Ana Bertha Vida!, op. d i. 112 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS des centrales, influiría enormemente en las publicaciones, en su número y en el modo inflamado de tratar los temas políticos. Pedro Celestino Negrete proclamó la independencia en Tlaquepaque, el 21 de junio de 1821, conforme a lo prescrito en el Plan de Iguala. La élite de Guadalajara exhibió sin reticencia su filiación iturbidista. El grupo pudiente tenía plena confianza en que todo permanecería inalterable y que, una vez iniciada la época independiente, la región entraría en una época de mayor prosperidad. Cuando Iturbide hizo su triunfal entrada a la ciudad de México al frente del ejército Trigarante, el 27 de septiembre de 1821, fueron estos grupos los que promovieron y patrocinaron las festividades tapatías: verbenas populares, ceremonias religiosas y cívicas, eufóricos sermones, y folletos apasionados. De inmediato, surgieron dudas sobre el papel que desempeñaría el ahora gobierno provincial. El Jefe político buscó el respaldo de los grandes propietarios, quienes controlaban lo mismo a la diputación que a los Ayuntamientos, con lo cual, la tendencia autonomista de los pudientes tapatíos se acentuó más. Ayudó a ello el que siguiera vigente la Constitución de Cádiz. Cuando se confirmó que España rechazaba los Tratados de Córdoba y que ni Femando VII ni nadie de su familia vendría a gobernar, el mencionado grupo vio con buenos ojos que Iturbide se hiciera proclamar emperador e l 19 de mayo de ese año. La popularidad de lturbide en Guadalajara era considerable, de nuevo se dieron ceremonias, misas, serenatas y colocación de sus retratos171 en los lugares públicos.in 171 Esta era una costumbre de la época. Antes, los días de jura de la Constitución de Cádi.z en 1813, se había hecho lo mismo con pinturas de Femando Vll que algunos particulares sacaban a los balcones de sus casas adornados con telas y profusamente iluminados. Al respecto, explica Di Tella: «Los liberales progresistas con bases regionales, en su mayor parte federales, sentían una preferencia por la república, pero temían cualquier sistema de gobierno en que predominara la centralista burguesía de la ciudad de México. Apoyar a lturbide podría ser un mal menor, que contrariaba algunas de sus convicciones, pero atractivo por varias razo.. nes: entre ellas, por el sencillo hecho de que gozaba del apoyo de las fuerzas annadas. La Iglesia y la tradicional aristocracia terrateniente o los hidalgos rurales eran fuerzas poderosas pero declinantes, si se les veía en la perspectiva adecuada. Por consiguiente, no era tan absurdo que los liberales progyesistas federales se subieran al barco lturbidista, con la esperanza de luchar por espacio una vez a bordo. No todos los miembros del grupo progyesista o radical LA PRENSA EN SU MOMENTO HISíÓ RICO La corporación eclesiástica, entre tanto, siguió encabezada por el obispo Cabañas, antiguo enemigo acérrimo de los insurgentes y de las ideas libertarias. Su ayuda económica a lturbide y la distinción que éste le hizo al pedirle que lo coronara, hallaron un explicable corolario a través de las pastorales dirigidas a su feligresía, a fin { <- de despertarles el espíritu de colaboración para con los nuevos mandatarios y las prohibiciones a sus curas de comentar cualquier tema セ@ relacionado con los sucesos políticos que se estaban desarrollando, セ@ de modo que no pudieran sembrar la discordia y ofender algoi· bierno .173 セ@ ' No faltaron reacciones contrarias entre los antiguos guerrille@sセ ros insurgentes que nunca estuvieron de acuerdo con la forma de { lograr la independencia nacional. Paradigma de ellos fue la actitud l de Gordiano Guzmán, que procedió una vez más a fortificarse en el f, sur de la provincia de Guadalajara, donde volvió a conformar su centro de operaciones bélicas. t Desde un día después de la entrada de Iturbide a la ciudad de [ México, los oligarcas tapatíos se habían reunido para formar una Junta Patriótica, ésta se encargaría de fomentar el desarrollo de la entidad y conservar セャ@ poder económico de peninsulares y criollos. La divisa de la asociación era el sol naciente, disipando las tinieblas, representantes éstas de las tres centurias de dominio, en tanto el periódico de la Junta se Llamaría La Aurora Social de la Nueva Galicia, cuyo primer número salió a la luz el 1 de enero de 1822.174 El Pensador Tapatío es otro periódico poco conocido, también resultado de esta misma asociación, el cual apareció el mismo año de 1822. Sus í, contenidos parecen cifrarse en la agricultura, aunque sin dejar de lado la poütica.175 La tarea de la Junta Patriótica era estimu lar la セ@ agricultura, la industria, la enseñanza pública, las artes y la benefiIセ@ cencia pública, como venía haciendo la Diputación Provincial. «Al ' observar el contenido de estos proyectos encaminados a impulsar i ! f f f l セ@ 113 ¡, j l m m 115 compartían estas actitudes. Algunos como Juan de Dios Cañedo y Prisiciliano Sánchez de Guadalajara (...)se quedaron en la oposición» Torcuato S. di Tella Política nacional y popular en México 1820-1847, FCE México, 1994, p. 129, En este sentido, no sorprende la adhesión de Severo Maldonado al régimen iturbidista. Muriá, op. cit., 1988, p. 211. Se ignora el parade.r o de la publicación. Nadie ha visto un solo número. José Cornejo Franco, op. cit., 1977, p. XVlll. 114 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS el desarrollo económico regional, queda la sensación de que estuvieran inspirados en el reformismo borbónico que se aplicó en la Península a partir de 1765». 176 La Junta Consultiva y Auxiliar, formada en junio, se convirtió así en un organismo más trascendente y concentró, más su finalidad al constituir la Sociedad Patriótica. Más de cien personas, entre las que se contaban los miembros más connotados de la política, del clero, del foro y de la agricultura, algunos de los cuales presentaron estudios sobre problemas de más trascendencia que afectaban a la Provincia formaron esta nueva institución. A fin de cumplir mejor sus fines, se dividió en nueve secciones: enseñanza pública; agricultura; industria y arte; literatura y bellas artes; beneficiencia pública; política y derecho público; estadística y geografía; historia natural y de gobierno y economía social. Hay que tener en cuenta que esta Sociedad fue la primera en su género en todo el país.mNo se sabe a ciencia cierta el éxito que pudo haber alcanzado, sin embargo, no hay que poner en duda de que este organizarse civicamente trajo repercusiones importantes en la formación de la opinión pública. Se instó a todos los ciudadanos, «a todos los artesanos honrados» a pertenecer a esta sociedad, ya que «pasaron aquellos tiempos en que una barrera inaccesible 176 177 Olveda, op.dt., 1991, p. 188. La noche de la instalación estuvo presente el jefe poütico y el discurso inaugural estuvo a cargo de Juan Cruz Ruiz de Cabañas. La Sociedad no recibía más apoyos económicos que las aportaciones de sus socios, siempre menores a dos pesos mensuales y los cargos de sus miembros eran meramente honorificos. Las sesiones tenían lugar en un salón destinado a tal fin en el Palacio de Gobiemo. No se sabe si realmente esta Sociedad tuvo el セクゥエッ@ que se esperaba de ella. lguJniz, en su ensayo «Las asociaciones culturales d e Guadalajara», op. dt., 1981, p. 270, no se muestra muy optimista en cuanto a la influencia que éste pudo tener debido a los trastornos poüticos que luego sobrevinieron; sin embargo, gracias a su existencia y a las múltiples o piniones y proyectos de esta sociedad vertidos en los periódicos y folletos de la época, despertó una efervescencia desconocida. Cornejo Franco lo dice asi: «El polvorín había estallado; la acción cívica derivó en la poütica y pronto cin:ul.aron folletos y hojas sueltas de carácter polémico... », op. cit., p . xvm. Esta observación tendría que matizarse, aclarando que esto sucedió en Guadalajara, ya que en la ciudad de ・@ antes. En Veracruz, hacia México, los folletos politices habían circulado 、・セ 1820, también circul¡¡ron folletos y periódicos polémicos en tomo a la Constitución de Cádiz. 115 LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRJCO 178 separaba injuriosamente las clases y los individuos». Como se recordará, este fue exactamente el mismo criterio que se usó en las Tischgesellscliaften o sociedades de mesa de las que nos habla Habermas, cuya supuesta «igualdad» tanto contribuyó a formar el advenimiento de la esfera pública.179 Entre los proyectos que se presentaron durante las sesiones de trabajo, estaba el establecimiento de fábricas de hilados de lana y algodón, nomenclaturas de la ciudad, proyectos para un gran canal del Río Grande por las haciendas de Cedros, Buenavista, Atequiza, San Jacinto, Zapotlanejo, Toluquilla y Santa Cruz, tanto para la navegación como para el riego; establecer la cría de gusanos de seda; fomento a la educación y la ilustración en sus primeras bases; un proyecto hidráulico sobre el ahorro de gastos en la extracción de agua de Mexicaltzingo; sobre Ja arbitraria amonedación eludiendo la casa de moneda; una memoria de policía médica; establecimiento de la cátedra de derecho natural y de gentes, pagada con los fondos de la sociedad. El proyecto no planteaba cambio alguno en las relaciones de producción, sino nada más revitalizar las existentes, que habían sido lesionadas por la guerra de Independencia.180 Los acuerdos tomados en los primeros días de vida independiente por la Junta Patriótica encontraron un buen apoyo en la ley aduana! expedida por el gobierno de México el 15 de diciembre de 1821.181 Si bien los grandes comerciantes de la región se vieron be171 /bid., P· XVI. 119 Jüxgen Habermas. The structurnl transformatio11 of t/1e pub/ic Sphere. An InquinJ into a CategonJ of Bo11rgeois Society, MIT press, Cambridge, 1991, p . 34. De hecho, algunas de las hipótesis del trabajo de Jaime Olveda sobre las oligarquías de Guadalajara que tienen relación con este punto son las siguientes: la Independencia impulsó el desarrollo local; las estructuras económicas y sociales de la Colonia no tuvieron cambios sustanciales durante la primera mitad del siglo XIX¡ el advenimiento de la condición independiente obligóa la élite de origen colonial a replegarse momentáneamente, mientras afinaba nuevas estrategias de dominio, lo que dio oportunidad a que las incipientes clases medias participaran en las cuestiones políticas; y finalmente, la mayor parte de los integrantes de esa élite se adaptó a la nueva situación que generó la independencia. Jaime Olveda, op. cit., 1991, pp. 11 y 12. Aparte de reglamentar el comercio exterior por medio de un gravamen de 25%, este decreto dejaba en libertad a las provincias de introducir toda clase de maquinaria útil a la industria, agricultura o minería. Además concedía exención al mercurio, al lino y a las plantas, las semillas y los animales desconocidos en México. 180 111 116 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS neficiados por esta ley, los pequeños mercaderes y manufactureros habrían de sufrir las consecuencias por el inmensurable aflujo de efectos extranjeros. El influjo de Inglaterra en los primeros años fue tan penetrante, a resultas de la tendencia local de sustituir al capital español por el inglés y de la introducción de mercancías británicas, que acabó por cambiar muchos usos y costumbres entre la población adinerada, lo cual pronto provocaría sensibles alteraciones del orden comercial. Fueron reacomodos debidos a la ruptura de los circuitos comerciales formados desde la Colonia y a que los nuevos dominadores del mercado, al cubrir e l vacío dejado por los españoles, propiciaban el enriquecimiento de mercaderes que durante el régimen colonial no lo pudieron hacer. Con la introducción de dinero contante y sonante, se posibilitó el participar más efectivamente en las transacciones comerciales, aunque ello no eliminó por completo el antiguo sistema de transacción potenciado por los créditos. Con el dinero británico se introdujo la modalidad del especulador individual en la economía de Guadalajara, sobreponiéndose a las empresas familiares que venían funcionando desde la Colonia. No debe olvidar el lector a los centroamericanos que llegaron a Guadalajara por San Blas, a partir de 1812. Desde su llegada a la Nueva Galicia, «los panameños» ya traían una amplia pericia en transacciones comerciales y una serie de recursos desconocidos para los locales. Con ello lograron infiltrarse en la esfera de los negocios tapatios, que se fortaleció a su vez con las artimañas hasta el extremo de posibilitar también la consolidación de cuantiosas fortunas por parte de algunos neogallegos. A pesar de estos movimientos, el poder de la Provincia continuó repartido entre representantes de unas 300 familias tapatías que acaparaban casi toda la riqueza neogallega. 182 Las nuevas circunstancias ocasionaron importantes alteraciones en la vida cotidiana de aquella gente acostumbrada al acato y a la desobediencia sólo furtiva. Ahora estaban en condiciones de actuar y opinar con mayor libertad y sobre todo, de ejercer la facultad Antes que terminara la década, los británicos aliados a los panameños ya habían penetrado profundamente en la econonúa de Guadalajara. Se dice que en 1828, los extranjeros hablan vendido legalmente por la cantidad de 1 122 000 pesos en Jalisco, cantidad sólo superada por Ja conseguida en San Luis Potosí, en 1830, por estos mismos grupos. Stan!ey Green, Tlie Mexica11 Rep11blic: Tire First Decade 1823-1832 University of Pittsburgh Pn.'SS, Piltsburgh, 1987, p. 137. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 117 de autodeterminarse, en tanto que también es digno de apuntarse el notable incremento demográfico habido en Guadalajara durante la lucha insurgente. 183 Los jaliscienses debieron adaptar su cambiante escenario desde las más sencillas e íntimas costumbres hogareñas, hasta los complejos e impostergables mecanismos de subsistencia. En ello quedaba implícita la llegada de nuevas fórmulas de diversión, de transporte, de proceder religioso, de educación y de trato con visitantes -nacionales o extranjeros- que empezaron a recorrer la entidad en busca de contactos mercantiles o de otra índole. Jalisco caminaba ahora por caminos hasta entonces extraños. Los tiempos de apacible vida neogallega habían terminado.184 Esta transición, en las condiciones materiales e intelectuales que se llevaba a cabo en Guadalajara, es fundamental para explicar el interés de los tapatíos por «la cosa pública», esencia de nuestro trabajo. No podemos resaltar suficientemente estos hechos: se están dando las condiciones para la conformación de una esfera pública en Guadalajara. El otro factor importante para la apertura de la «esfera pública» fue la imprenta, como se ha repetido varias veces en este trabajo. Para el México independiente este instrumento se convirtió en un símbolo de soberanía intelectual. En 1823, Bustamante contó nueve imprentas en la ciudad de México. Guadalajara y Veracruz no se quedaban muy atrás, e incluso las distantes y empobrecidas Chiapas y Tabasco podían hacer la inversión. Documentos de gobiernos eran generalmente los primeros materiales que se imprimían, siguiéndole de cerca un periódico. La proliferación de imprentas incidió pues, en un aumento en el número de periódicos en toda Ja república.185 Todos ellos vibraban con excitación política. ID Un desarrollo humano cuyo total entre 1821 y 1822 era casi de 47 mil habitantes, frente a los 35 mil registrados en 1803. Ya h emos hablado de la dificultad para hacer un recuento confiable de la población de Guadalajara en el periodo de estudio. Longinos Banda anota una población de 52 679 para 1822 y Ward 46 804 para 1823. Cfr. apartado «Más útil que las bocas de fuego». Supra. Muriá, op. cít., 1988, p. 213. Entre ellos podemos contar al Fanal del fmperio Mexicano de Severo Maldonado, quien lo planteó como un texto, reimprimiendo en él los trabajos importantes de los políticos y economistas europeos. Esta publicación no es tomada en cuenta entre los periódicos de Guadalajara, aunque su último número haya sido ahí publicado. Sus contenidos incluyen: notas de Maldonado de la Memoria Político Instructiva de fray Servando Teresa de Mier. Los Principios de Organi- 118 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Sus páginas estaban llenas tanto de enseñanzas y discursos como de noticias. 186 Como centro de comunicaciones, la ciudad de México tuvo por lo menos 29 periódicos en los años veinte, 187 sin embargo, materiales más populares que los periódicos eran los panfletos. Con la hoja volante reemplazada por la publicación de varias páginas en los 1116 187 zación Social de De Pradt, El Origen de In Corrupción de las Sociedades de Velino. Derecho piíblico o aplicación de los principios del derecho natural a la orga11izació11 de las sociedades. U11 bosquejo de plan hace11dario. Cfr. Alfonso Noriega op.cil., pp. 24-25. El redactor Mu11icipal de la Ciudad de México contenía estadisticas, proyec tos de mejoramiento y artículos edificantes en general. Cfr., Green, op. cit., p. 95. El Orie11te de Jalapa comenzó también a publicarse en 1824, siendo diario. En Mérida apareció El Yucateco y en Zacatccas el Correo económico político y literario. San Luis Potosí inaguró su tradición periodística en 1822, con Aparato para miscelánea del pensador de la provincia del Potosí. Cfr. Rafael Montejano, op. cít., p. 15. Estas afirmaciones pueden aplicarse exclusivamente al periodo en cuestión, pero no más adelante, después de 1836, cuando la pobreza del erario iba a impedir la publicación de periódicos y cuando los asuntos politicos ya no se ven tilaban de manera tan abierta, sino a puerta cerrada y como parte de negociaciones particulares. Correspondientes al Imperio se conocen: La Gaceta Imperial de México, del que existen 3 volúmenes que van del 2 de octubre de 1821 al 28 de juruo de 1823. Véase Bravo Ugartc, Períodistns y periódicos 111exica11os. México, Jus, 1966, p. 45. También circuló el Diario de Sesiones de la /1111/a Provisional Gubernativa del Imperio Mejíca110, entre 1821y1822, ya que la Junta Provisional Gubernativa ejerció el poder legislativo mientras no hubo congreso e hizo la guerra a lturbide. Véase ídem. El Hombre Libre de 1822, cuyo editor fue Juan B. Morales que luego sería conocido por El Gallo Pitagórico, pugnaba por la república. ldem y las Actas del Congreso Constituyente de 1822. Posteriores son El Sol que tomó su nombre de la logia escocesa homónima, según lo afirma en su primer ejemplar de diciembre 5, de 1821, esperando ser una luz para el público y en c.fecto, «fielmente difundió las luces de los borbonistas y escoceses hasta su desaparición en 1833», Véase Green, op. cit., p. 95, y de la facción opuesta Águila Mexicana, que primero habló para los federalistas y luego para los masones del rito de York. Apareció el 15 de abril de 1823. Tanto El Sol como el Ág11ila estaban muy relacionados con Alamán y Zavala, Alamán aparentemente nunca editó El Sol, pero cuando reapareció en juruo de 1823, después de haber sido suprimido por lturbide, era el periódico más presentable de México, gracias a la imprenta que Alamán trajo de Francia. El periódico publicó sus artícu los hasta 1825. Zavala primero publicó las minutas de los debates del congreso y en 1824 editaba el Águila. Era además la figura principal detrás de El Correo. También hubo otros como El Cenzontli de Bustamante y El Redactor M1111icipal. ¡ .1 J LA PRENSA EN SU MOMENTO HISfÓRICO 119 últimos años del siglo xv111, el panfleto se convirtió en la verdadera \ literatura popular de los primeros años del siglo xIX, gozando de su t. apogeo entre los años de 1821-1824. Usualmente seriados, tocando f los temas más recurrentes tanto políticos como sociales, a menudo escritos en forma de diálogos y manejando personalidades más que セ@ abstracciones, el panfleto popular fue un adelanto no esperado y no ¡¡ deseado por la minoría letrada. 188 Al periodo comprendido entre 1823 y 1860 se le ha llamado la «edad de la folletería» en México.189 t· "セ M t Auxiliar eficacísimo de la prensa periódica lo fue en toda esta época el panfleto, o sea un impreso de pocas páginas por lo regular de ocho, en cuarto común, por medio del cual en estilo violento o satírico y con mayor o menor causticidad, según los casos exigían, se atacaban o defendían las ideas políticas o religiosas, se censuraban los actos y las disposiciones de los gobiernos y se desprestigiaba sin compasión a los políticos y escritores. Generalmente aparecían anónimos, otras veces suscritos con un seudónimo o anagrama o por las iniciales de su autor y muy pocos con el nombre de éste... redactados casi siempre en lenguaje popular, que degeneraba con frecuencia en vulgar, son de notarse, tanto su originalidad como su forma tan oportuna y bien adecuada a las circunstancias, principalmente cuando aparecía en diálogo, así como por la gracia y la causticidad de sus títulos, algunos de los cuales han sobrevivido hasta nuestros días convertidos en proverbios populares. 190 rr セ@ •• i f l· En una nota para la cámara de diputados, Alamán se quejaba de las Ucticas de estos folletos: escritos en un estilo que tiene un enorme efecto sobre la gente sencilla, los panfletos salían el mismo dfa de los correos, de tal manera que antes de que las autoridades pudie. ran actuar, la circulación de los mismos ya se había efectuado. Los más renombrados de estos escritores, se convirtieron en celebridaGreen, op. cit., p. %. Muriá, uFolleteña Jalisciense del siglo XIX», 200 ar1os de la Imprenta en Guada/ajara. ya citado, p. 95. 1• Definición completa y acertada, creemos, la de lgulniz, op. cit., 1955, p.51, excepto, tal vez en la extensión de Jos folletos. Hemos encontrado algunos de más de cien páginas, como las Observaciones a Pedro Celestino Negrete ... que cltamos más abajo en este mismo capítulo, que tiene 113 sin dejar de ser un panfleto. Esta misma observación ya la había hecho Nicole Giron cuando enfrentó la dificultad de caracterización de los folletos en su proyecto «Folleterfa Mexicana del siglo XIX». 111 111 120 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS des: Joaquín Fernández de Lizardi y Pablo Villavicencio (El Payo del Rosario), por los federalistas y Carlos María de Bustamante, Francisco de lbar y Rafael Dávila, por los centralistas. En esos mismos días escribía en Guadalajara El Polar y sus detractores, de los que hablaremos más adelante. Los escoceses miraban estas nuevas modalidades de trasmisión de ideas con profundo desprecio. Habían guardado muchas esperanzas de que la prensa lograra difundir «las luces del siglo». Para los mexicanos educados, la prensa debía servir para informar, siendo respetuosa del buen nombre del gobierno, por lo que veían a los demagogos pervirtiendo ese noble propósito. Alamán fue uno de los primeros que quiso castigar a las voces inflamadas que él veía incitando al populacho entre 1823 y 1825. 191 Entretanto, en Guadalajara, en cuestiones de imprenta, se dieron algunos cambios: en 1821, la viuda de Fructo Romero traspasó el taller a Mariano Rodríguez.192 Durante esta transición, se publicó en la imprenta el Nuevo Pacto Social, de Francisco Severo Maldonado propuesto a la nación española (México aún formaba parte de la Nación Española y Maldonado así Jo recalcaba), para su discusión en las próximas cortes de 1822 y 1823.193 En ese mismo año, el taller publicó la «nota» final de la obra de Severo Maldonado: Contrato de Asociación para la República de los Estados Unidos del A náJzuac.194 La 19 1 192 19J ICJI De hecho lo hizo. Por orden suya en Guadalajara se puso preso a Anastasio Cañedo, el Polar, en 1824. Véase capitulo siguiente. Esto fue el 10 de mayo de 1821. Existe un expediente d el notario Juan de Dios Hijar. En él se dice el costo de la imprenta: 21 404 pesos y sus existencias: 422 libros y 103 439 ejemplares. Es el expediente 18, caja 184. Ramo Civil. Archivo de la Real Audiencia de Guadalajara. Fondos Especiales. Biblioteca Pública del Estado de Jalisco en Carmen Castañeda. «La Imprenta y la cultura popular en Guadalajara en la época colonial tardía», l{evista Eslabones U de G, Guadalajara, núm. 4 noviembre, 1992c, p. 63. La transacción completa se halla ' descrita detalladamente en otro trabajo de Castañeda, «Los usos del libro en Guadalajara», Cincuenta mios de historia de México, El Colegio de México, Méxi- · co, 1991, t. 11, p. 39-68. Medina, op. cit., 1991 e lguíniz, op. cit., 1955. Citado en Miguel Mathes, «Los , principios de la imprenta mexicana en Guadalajara: el primer imperio. 1821- ' 1823», Revista Estudios Jaliscienses. El Colegio de Jalisco, Guadalajara, núm.10 · noviembre de 1992, p.6. Sobre los contenidos del Pacto Social abundaremos ・ョ セ@ la segunda parte de este trabajo. Edmundo Aviña Levy, «La Imprenta de Rodríguez», Revista Estudios faliscien-: ses. El Colegio de Jalisco, Guadalajara, núm. 10, noviembre, 1992. p. 23. : LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO セ@ t セM セ@ if 121 venta no se realizó y la imprenta de la viuda de Romero siguió funcionando hasta 1827 a la par que la de Mariano Rodríguez, cuando alguien más la adquirió en su totalidad;195 se cree que fue el clero y que a manos de José Osorio Santos funcionó varios años.196 Mariano Rodríguez sacó a la luz, entre los años de 1821 y 1824, más de 89 impresos. 197 El tercer taller de impresión lo fundó Urbano Sanromán, en 1821, a fin de ponerlo a disposición del Congreso del Estado (las otras d os empresas eran controladas por la Iglesia o, por lo menos, servían exclusivamente a sus causas).198 A fines de 1821, Sanromán compró a Celedonio de la Torre de México, los materiales de imprenta que habían pertenecido a Juan Bautista y Arizpe y José María Benavente. Su 195 セ@ "' "' Estas transacciones no se encuentran muy bien documentadas. Sólo se sabe que el segundo taller de imprenta, el de Mariano Rodríguez, comenzó a funcionar con alguna maquinaria procedente del taller de Fructo Romero y que éste dejó de funcionar durante un año, para seguir haciéndolo simultáneamente con el de Rodríguez hasta 1827. Cfr. nota núm. 192 y Edmundo Aviña Levy, «La Imprenta de Rodrlguez», op. cit., p.23. En 1825, se asoció con Alejandro Valdés, el impresor de México. A la muerte de don Mariano, la imprenta pasó a poder de su hijo Dionisio en 1829 y Trinidad Buitrón en 1833, puede considerársele como una de las imprentas más relevantes del siglo en Guadalajara, además de la más longeva, siguió funcionando hasta 1936 en poder de los señores Ancira. Además de los 138 opúsculos, periódicos y hojas sueltas, de este lugar surgió el Oile11dario que lleva el nombre de su propietario en 1868 y que h aría la competencia en Guadalajara a] «del más antiguo Galván». José Osorio Santos estuvo encargado de esta imprenta entre 1828 y 1830, luego pasó a ser propiedad del Hospicio hasta 1847. Nos ocuparemos de su actividad en los capítulos correspondientes. Cfr. Ramiro Villaseñor, Urbano Sanromán. Primer editor de Guadalajara y del federalismo. Poderes de Jalisco, Guadalajara, 1977, p. 151. Durante 1821 se imprioúeron 40 folletos; en 1822, cuando se convirtió en la Imprenta Imperial, no se tiene noticia de cuántos. En 1823, fueron 13 los documentos localizados. En 1824, con la euforia folletinesca desatada por la Constitución Particular de Jalisco, fueron36. Durante 1825 fue.r on 21. En 1826 fueron 9. Para 1827, la actividad disminuyó a 5 y en 1828 solamente uno. Aviña Levy, op. cit., p. 25-26. Nativo de Lagos de Moreno, fue hijo del insurgente Ignacio Sanromán. Urbano alcanzó el grado de capitán durante las guerras y también fue teniente conciliario del Consulado d e Guadalajara en 1820 y síndico del ayuntamiento a la consumación de la Independencia en 1821. Fue elegido primer ayudante del batallón de infantería de la Milicia Nacional y posteriormente estableció una tienda en la calle del Palacio, número 6, ahí mismo instalaría su imprenta. Villaseñor, op. cit., 1977, p. 152. 122 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS primer taller fue montado en la calle de Palacio y poco después fue trasladado a la calle de Placeres. De la imprenta de Sanromán salió, en 1824, la primera Constitución del Estado de Jalisco. Este taller después de publicar una gran cantidad de materiales, la gran mayoría a favor del federalismo, dejó de funcionar en 1832. Durante el imperio de lturbide, Rodríguez y Sanromán continuaron con sus actividades. El primero, mejor conocido, gozó de mayor popularidad y por ello imprimió las publicaciones oficiales pudiendo ostentar el título de «Imprenta Imperial». 199 En algún momento, Sanromán parece haberse asociado con su competidor Rodríguez,200 pero el resto del tiempo parece haber habido una polémica entre los dos talleres de imprenta de la cual no se conocen más datos; al caer el emperador, ambos coincidirían en apoyar al federalismo. 201 En 1822, Ignacio Brambila puso un taller que funcionó hasta 1857. Su primera publicación fue La Estrella Polar, de la cual hablaremos más adelante. Se sospecha que pudo haber sido establecida, exclusivamente, con el fin de publicar dicha revista. 202 Como ya fue dicho, la libertad de prensa había quedado incluida en el reglamento del artículo respectivo de la Constitución española expedido por las cortes y decretada por Fernando VII en San Lorenzo, en noviembre de 1820. A éste, se hicieron modificaciones por parte de la Regencia del Imperio mexicano el 17 de noviembre de 1821 y el 4 de febrero del siguiente año.203 De hecho, una de estas 199 .lOO 101 l02 Aviña Levy, op. cit., pp. 25-26. Es el caso del desaparecido folleto de Maldonado, Gloria a Dios en las Alt11ras de 1821, donde Sanromán aparece como editor y Rodríguez como impresor. lguíniz, Catálogo bibliográfico de los doctores, licenciados y maestros de la Antigua Universidad de G11adalajara. U de G, Guadalajara, 1992, p. 203. ldem. Villasei'lor, op. cit., 1977, p.152. Los Brambila pueden considerarse familia de impresores. José Manuel Brambila estableció su imprenta en 1825, en la calle del Seminario 12 y 15 (hoy Liceo). Murió en 1875 y ésta siguió funcionando bajo la dirección de Prisciliano Pérez. José María Brarnbila fue impresor del gobierno al fundar Juan N. Cumplido la Imprenta oficial en 1827 permaneciendo en funciones hasta 1834. Este último es especialmente célebre por los acontecimientos que tuvieron lugar en Guadalajara en 1831, cuando el jefe político lnclán estuvo a punto de fusilarlo por no querer revelar el nombre del autor del papel Oiga el tirano sus proezas, vea el inmoral sus liazaiias, del cual hablaremos en siguientes apartados. lguíniz, op. cit., 1955 p. 29. LA PRENSA EN SU MOMENTO 1-llSTÓRlCO 123 adiciones de Iturbide consistió en restringir la libertad de prensa. Todos los periódicos tenían que enviar ejemplares a los jefes de policía, a los comandantes militares y a la comisión calificadora de impresos útiles,204 lo cual en general no se llevaba a cabo: los ejemplares se distribuían antes de ser mandados a las autoridades. El decreto permaneció de todos modos a pesar de que el castigo era ya poco útil pues el «daño» -es decir, la distribución de publicacionesya estaba hecho. 205 A través de algunos folletos y periódicos en Guadalajara, se evidenció el descontento por esta falta de libertad, aunque como vemos no era tal en la práctica, atribuida al miedo del emperador • de conocer la voluntad del pueblo. Ya se estaba luchando por el derecho a expresar lo que se pensaba y los autores comenzaban a セ@ llamar la atención sobre el derecho al ejercicio de Ja libertad, aunセ G@ que no se estuviera de acuerdo con las ideas publicadas, porque, · según le recordaban a Iturbide: «Los gobiernos sólo son durables i cuando están conformes con la opinión general de un pueblo - ilustrado». 206 Aquí se estaba comenzando a expresar claramente la ; inquietud por dar un mayor peso a la opinión pública. En 1823 se estableció una ley (mayo 31) que prohibía que los : tftulos de los periódicos y panfletos fueran alarmantes o que fueran セ 、ゥヲ・イョエ ・ウ@ del contenido, aunque ya el emperador había publicado セ。￱ッ@ anterior una ley semejante que no se había cumplido, para "tvitar que se extendiera la rebelión de Santa Anna. 207 Entre 1823 y .}825, hubo varias prohibiciones de voceo de papeles en la ciudad · lDI '·• • Cfr. Luis Reed Torres y Maria del Carmen, El セイゥッ、ウュ@ en México. 500 años de historia, Edamex, México, 1998. Ruiz Castañeda, «La prensa durante el primer imperio y la república federal», Karin Bohman, Medios de Comunicación y sistemas informativos en México, ConacuJta, México, 1986, p. 61. Green, op. cit., p. 203, cita este caso para 1830, todavia. El autor afirma no ser ni monárquico ni republicano, pero defiende el derecho de escribir a favor de la república, como al parecer se hacia. Hace un llamado a los ciudadanos de no permitir que se encadene la libertad de prensa, que es ..ta única defensa de nuestros derechos, ella la égida formidable de nuestra libe.rtad».Y se dirige a ltu.rbide: «Agustín, desengañaos, los gobiernos sólo son durables cuando están conformes con la opinión general de un pueblo ilustrado». Sentimientos de un Polar, 1823, en ÚI Estrella Polar. Polémica federalista, ya citada, pp. 49-56. «Con motivo del escandaloso abuso que ...autores de papeles dados a luz con títuloo engañosos o alarmantes estaban haciendo a la libertad de imprenta en perjuicio de la buena fe y tranquilidad pública, tuvo por conveniente el Em- 124 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS 208 de México, sin embargo, era muy difícil que los infractores fueran juzgados ya que los jueces tendían a simpatizar más con los escritores que con los acusadores. En una época indulgente, los gobiernos no querían impedir una de esas libertades que se consideraban el fruto de la Independencia.209 En cuanto a la educación, otro de los factores básicos para la formación de la opinión pública, se dice que las escuelas en este periodo, las encontramos por todas partes, en la menor localidad rural, formando parte con toda naturalidad del paisaje.... Esta densidad de escuelas, notable en el campo, lo es aún más en las ciudades. En México, en 1820, entre el 48% y el 62% de los niños están escolarizados y en las dos terceras partes esta educación es gratuita.21 º Este panorama idílico no concuerda con la situación existente en el norte del país y en algunas zonas rurales. El aspecto educativo durante la primera mitad del siglo XIX es un punto de controversia entre los estudiosos, Ja mayoría de los cuales no está de acuerdo con las afirmaciones de Guerra. En el caso de Guadalajara, una vez con- .. sumada la Independencia, el 20 de diciembre de 1821, el Ayuntamiento acordó abrir la primera escuela pública, sostenida en su totalidad por fondos del municipio. El 23 de noviembre de 1823, a i iniciativa de Prisciliano Sánchez, se estableció iniciar escuelas de ¡' primeras letras en los conventos. El material de lectura que circulaba en esos años en Guadalajara no cambió fundamentalmente con relación al periodo anterior. Carmen Castañeda, al asomarse a los legajos y expedientes que contienen los libros encontrados en la imprenta de la Viuda de Romero perador excitar el celo... para ir tomando en consideración estos males se sirviere acorda.r la providencia a condenar esta medida, me manda S.M. hacerlo de cuerpo presente a la jW1ta para los fines enW1ciados, representando al mismo tiempo la precisión que siente el gobierno de prohibir la impresión y circulación de los papeles d e los facciosos que acaudillados por el traidor Santa Anna no dejan de poner en acción ese resorte tan propio para pervertir y excitar a la opinión. De orden superior lo digo, enero de 1822. Diputado secretario de la ]Wlta Nacional Instituyente». AGN, legajo 20, caja 38, exp. 4. AGN, legajo 20, caja 38, expediente 12. Green, op. cit., p. 98. Guerra, op. cit. , 1993 p. 279. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 125 en 1822, nos dice: «De los 411 títulos de libros que aparecen en el inventario, la mitad eran libros devotos y la mayoría publicados por la imprenta de Guadalajara.» 211 Circulaban otros libros, lamentablemente no tenemos muchas noticias de ellos, excepto tal vez referencias a la Política Natural de García Malo y obras de Bentham o Thomas Paine, los Artículos de la Confederación y de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, lecturas que habrían de ser aprovechadas en los años siguientes.212 Probablemente también siguieran circulando los libros prohibidos igual que en el resto de la república. 213 Se leía también, como en el resto del país, a los poetas «patrióticos» como Sánchez de Tagle y Quintana Roo. Así como las primeras producciones románticas del cubano José María Heredia. En los periódicos que se estudiarán, aparecen frecuentemente manifestaciones literarias, las cuales, a falta de otros vehículos de publicación, utilizaron a la prensa. No se puede dejar de recalcar aquí la importancia que tenía por sí misma en el panorama literario de la entidad. Un efecto más de la apertura de los habitantes de la ciudad a la discusión pública, fue que las manifestaciones literarias dejaron de ser «una especie de mester de clerecía, patrimonio casi exclusivo de eclesiásticos, elaboración de gabinete, casi sin contacto inmediato con el alma popular».m Los tapatíos comenzaron a ex211 111 Entre estos libros «devotos», encontraremos 192 novenas o rezos, devocionarios, trisagios o himnos en honor a la Santísima Trinidad, via crucis, rosarios o libros de rezos, libros de ejercicios cotidianos, catecismos, misales, oficios diversos, además de libros de visitas de monumentos, de altares, libros de examen de conciencia, y de diversas oraciones. Carmen Castañeda, «La imprenta y la cultura popular de Guadalajara en la época colonial tardía» op. cit., 1992c, pp. 63-69. Cfr. Manuel González Oropeza, El Federalismo, llNAM, México, 1995. Nos referimos a libros como los siguientes, considerados prohibidos y recogidos a Francisco Agüeros y el francés don Rozas en la aduana de Veracruz en 1822: El Citador, El Compadre Mateo, Las Ruinas de Palmira, La Madera, El B11en Sentido (De la Sana Razón o el 811e11 Sentido, o sea las ideas 11nt11rales opuestas a las sobrenaturales), Diccionario Crítico Burlesco, Sistema de la Naturaleza, La Antorcha de la Masonería (o Francmasonería), El Cristianismo, El Fraile, Origen de los Cultos, La Religiosa y las Cartas Persas (Montesquieu). Estos personajes traían 127 ejemplares en 155 tomos. Lamentablemente no consignan los autores, lo que ayudaría a conocer mejor las lecturas de los mexicanos de esos años, las cuales entraban al país de este modo, así como por encargo a los comerciantes, como el veracruzano José Xavier de Olazabal, a quien se piden impresos extranjeros para que lleguen más pronto. ACN, legajo 20, caja 38, expedientes 9 y 39. Magdalena González Casillas, op. cit., 1987 p. 63. 126 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS presarse de manera «apasionada y tumultuosa» sin ser menos «partidista». Como ejemplo de la actividad literaria de la época, se nos muestra a la prensa y a los panfletos que, a través de sus páginas, libran su lucha enconada y sangrienta en defensa o ataque de alguna posición radicalísima. Sin embargo, poco o nada se dice de la literatura propiamente dicha que surge en ese periodo. Se dice que los intereses de los intelectuales corrian en ese momento en otros sentidos y que esta situación condujo a reducir la producción poética, cuyas galas podrían parecer una superficialidad en momentos tan decisivos para la formación del país.215 No estarnos de acuerdo: debido a que los órganos de prensa no se conocían hasta hoy, se han ignorado las manifestaciones literarias, sobre todo poéticas, del periodo en Guadalajara. Esperamos que este estudio sirva para fijar el interés de los críticos literarios en el periodo inmediatamente posterior a la Independencia. Otro punto importante es el lugar de difusión de todos estos escritos, por ejemplo, las tertulias, así como la multiplicación de sociedades ilustradas, academias y las sociedades literarias como la mencionada más arriba. Aunque se habla de la lectura pública de periódicos y otros escritos en los cafés en la ciudad de México, cosa que no podemos comprobar para Guadalajara, sabemos que hubo difusión de escritos y pasquines al fijarlos en los lugares públicos y al ser discutidos en las calles y plazas. Existen referencias a los pasquines fijados en las calles.216 Sin duda, en Guadalajara ese tipo de popularización de Jos escritos se dio abundantemente. Como en el periodo anterior, entre las diversiones, se mencionan paseos a la Alameda, los Colamos y las calles de San Pedro y los Portales. Otros lugares de sociabilidad y posible intercambio de noticias, como se dijo ya, eran las corridas de toros que seguían siendo muy importantes para celebrar acontecimientos remarca bles y festividades y recaudar fondos destinados a necesidades urgentes de la población. El Ayuntamiento ponía carteles para anunciarlas, luego se paseaban los toros por las calles y la función culminaba con quema de castillos y fuegos artificiales. Los juegos de azar se realizaban en casas de postin pero también en establecimientos: lotería, 21ft Tbid., p. 72. Véase el Mentor de la Nueva Galicin, 1813. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 127 juegos de baraja, peleas de gallos y el billar.:17 Para la lotería, el Ayuntamiento creó un reglamento especial, produciendo buenos ingresos al municipio. La baraja fue excluida, e incluso vetada, en ocasiones. Los gallos eran otra de las diversiones preferidas, lugar también donde se reunía esta «sopa de humanidad» con menos exigencias formales en el vestido y las costumbres. Sobrevivían asimismo los coloquios: comedias o sainetes presentados en sitios diversos como palenques, plazas o calles.218 La masonería, otra forma de sociabilidad más relacionada con lo político, hizo su aparición formal en México y probablemente en Guadalajara en estos años. En 1823 se fundó la logia del rito escocés, la que sólo tuvo dos años de vida. Sus miembros eran españoles enriquecidos por los beneficios del sistema colonial o algunos criollos terratenientes «españolizados». Ingresaban a ella a fin de proteger sus bienes de las reformas propuestas por los grupos liberales.2·19 Factores básicos d e la intensificación del movimiento intelectual fueron las agrupaciones culturales. En ellas se reunían los intelectuales más valiosos, lográndose con su existencia el contacto con las inteligencias, la mancomunidad en el trabajo y el intercambio cultural, de este modo se logró en muchas ocasiones el avance de las ciencias, la p rosperidad de las letras y el desarrollo de las bellas artes. Y vemos que es, en este periodo, cuando éstas empiezan a florecer en el suelo tapatío. Fue en este contexo, el mismo año de 1822, el 28 de julio, cuando se instaló Ja «Sociedad Guadalajarés de Amigos Deseosos de la Ilustración». 220 Estuvo formada por u n grupo de jóvenes liberales de tendencias radicales, entre los que se contaron: Anastasia Cañe- 217 213 219 m Por ejemplo la «Casa de Sociedad» que se anunciaba en El Me11tor tan tempra . . no como 1813. «Espectáculos públicos en el siglo xtx en Guadalajara», Exposición de documentos en el Archivo Municipal de Guadalajara, 27 de mayo de 1991. Introducción por Lilia Bautista y Carmen Pedraza. Jaime Olveda, op cit., 1976, p. 70. Aunque la Diputación provincial no les concedió el titulo de Sociedad que solicitaban, sí consideraron digna de encomio la resolución de reunirse de estos jóvenes y autorizaron dichas reuniones en los términos que ellos juzgaran convenientes. 128 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 221 222 do, Pedro Zubieta, Joaquín Angulo, lgnacio Sepúlveda, Francisco Severo Maldonado,m quien fungía como redactor junto a Manuel Rioseco,224 Francisco Narváez, Ignacio Vergara,225 Luis de la Rosa, 226 m 22S Hijo del mayorazgo José Ignacio Cañedo y Zamorano y de doña Juana Arróniz. Nació en el Palacio Cañedo de Guadalajara, en 1805, e hizo sus estudios en el Seminario Conciliar. Sobrino del célebre diputado Juan de Dios Cañedo, y hermano de quien heredara el mayorazgo, José Ignacio, quien serla gobernador de Jalisco en 1828. En 1824 ingresó a la carrera de jurisprudencia, graduándose en 1826. El 29 de agosto de 1823 casó con Joaquina Morán de la Bandera y Maldonado, sobrina de Francisco Severo Maldonado. Fue diputado varias veces y catedrático de derecho constitucional en el Instituto muchos años. Véase Alberto Santoscoy, «Canon cronológico razonado de los gobernantes de Jalisco» 1986d y «Los Cañedo, Apuntes heráldicos y biográficos de una prominente familia jalisciense» ambos en op cit., 1986a t. 1 y u. Además de Iguíniz, op. cit., 1955; Ramiro Villaseñor, Bibliografía general de jalisco, UNEO, Guadalajara, 1958, t. 1, p . 191 y del mismo Los primeros federalistas de jalisco, 1821-1834. UNED, 1981, pp. 31-34, y Robert Joseph Ward, juan de Dios Cañedo, político y diplomático. Universidad Iberoamericana, México. Tesis de licenciatura en historia, 1968, p . 5. Nació en 1811 en Santa Maria, municipio de Cocula. Cursó estudios en el Seminario donde permaneció hasta 1824. Se recibió de abogado en el Instituto en 1830 y alcanzó a ser miembro prominente del Foro jalisciense y gobernador del Estado por los moderados en 1848-1852.Cfr. Villaseñor, op. cit., 1981, p.12-13, Agraz, García de Alba, Biobibliografia de los escritores de jalisco, UNAM, México, 1980, pp. 417-421. Quien ya para entonces había regresado de la ciudad de México donde había comenzado a publicar su Fanal del Imperio Mexicano, por esos años publicó en Guadalajara sus obras más importantes: Contrato de asociación para la Reptíb/ica del Análzuacy El nuevo pacto social. Diputado Federal por Guadalajara al Congreso General en el año 1829 a 1830. Su actividad política es más conocida a partir de 1842, cuando ocupa varios cargos en la legislatura. Cfr. Villaseñor, op. cit., 1981, p. 97. También abogado, sólo se menciona su Alegato jurídico de la testamentaria de Do1ia Teresa Mora (esposa de Rafael Dávila) en 1836. Véase Villaseñor, op. cit., 1981, p. so. Político Moderado, llegó a ser Ministro d e Relaciones. Se conocen de su pri· mera época el Elogio F1inebre a la memoria de Prisciliano Sáncliez en 1827 y una relación de la Junta Eclesiástica donde se iba a excomulgar a Cañedo en 1825. Cfr. Villaseñor, op. cit., 1981, p. 106. e Iguúliz, op. cit., 1955, p . 96. La tesis de doctorado por la UNAM de Laura Suárez de la Torre sin duda aclarará muchos aspectos desconocidos de la vida de este hombre. 129 LA PRENSA EN SU MOMENTO rlJSrÓRICO 227 228 Crispiniano del Castillo y Juan Antonio de la Fuente. El cargo de presidente lo ejercía Gil Martínez y el de secretario José María Vallarta. 229 El presidente de estatutos era el señor Cotilla (¿Manuel Lópe2?), aunque también encontramos a Ignacio Trelles y Villa de Moros, Manuel Matute, Pedro Matute, José (¿Ignacio?) Cañedo230 y Femando Calderón.231 Éstos, entre otros jóvenes, fueron «los sembradores de las ideas radicales en Jalisco, que tanto influjo han ejercido en su desarrollo social y político». 232 Jóvenes inquietos, liberales, agresivos, los califica el otro estudioso jalisciense: [...] que procedían tanto de la Universidad como del Seminario Concilio-Tridentino, hasta donde sus maestros habían logrado infiltrar m l!9 2lO 211 ¡ . セᄋ@ ,.セM i: t lll Nació en Guadalajara en 1802, en 1826 obtuvo el título de abogado por la Universidad. Se afilió ya en su vida adulta al partido conservador. En 1832 fue miembro de la comisión encargada d e formar los códigos del estado y en 1833 y 1834 ocupó una curul en la Legislatura local. En 1835 fue Secretario de Gobierno y el de Magistrado del Supremo Tribunal de Justicia. Llegó a ser Ministro de Justicia y Negocios Eclesiásticos con Santa Anna en 1841 . Votó por el establecimiento de la monarqula y llamó al archiduque Maxirniliano al trono. También ocupó cargos durante el Imperio. lguiniz, op. cit., 1992, p. 115-116. Es homónimo del Ministro de Relaciones en 1853. El ministro nació en Sal tillo en 1814, es muy poco probable que haya alguna relación entre ambos. No fue el padre de Ignacio Luis. No sabemos qué relación tenga con él. No sabemos si se trata del hermano de Anastasio, Ignacio, quien luego llegaría a ser gobernador de Jalisco en 1828. Femando Calderón nació en Guadalajara en 1809. Se graduó en derecho y se afirma que era «asiduo participante en las reuniones de los polares, cu ya ideología liberal compartió toda la vida» Cfr. Magdalena González Casillas, op. cit., 1987, p . 79. Sobre los núembros de los polares: Cfr. lguiniz, op. cit., 1955, Cornejo Franco, op. cit., 1977, «Carta enviada al Gobernador» en La Estrella Polar. Polémica federalista ya citada, p. 4 y «Acta Constitutiva de la Sociedad» en la misma obra, p. 4. Así también, véase Gabriel Agraz Garcia de Alba, op. cit., pp. 417-421, correspondientes a la ficha sobre Joaquín Angulo. Aquí el autor recalca con más vehemencia de la necesaria que los polares NO eran estudiantes de derecho, sino d el Seminario en el momento de redactar la revista y duda de la participación de algunos de ellos por este mismo hecho, ¡los estudiantes del seminario no podrían redactar una revista en contra de sus creencias! (¿?). Agradecemos Ja aclaración de que los jóvenes redactores de La Estrella Polar no eran pues estudiantes de derecho ... todavia. Información me· nos inflamada encontraremos en Ramiro Villaseñor, op. cit., 1981, en la ficha referente al mismo Joaquín Angulo. «Y (añade el autor) que tantos danos han causado en las inteligencias hasta el presente» Igufniz, op. cit., 1981. p. 270. 130 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS las nuevas ideas originadas de las Ilustración, de los enciclopedistas y revolucionarios franceses.m El principal objetivo de la asociación era adquirir una instrucción suficiente para desempeñar cualquier cargo que se les encomendara,234 o bien encontrar remedio a los más ingentes problemas d e la provincia. No en vano el primer número de La Estrella Polar, órgano de la asociación, comienza con un epígrafe acuñado por estos jóvenes en latín y en español, el cual dice así: «Tú en elevada mar el navegante,/ a que incierto no vague le conduces;/ y como fija inmóvil y constante,/ al puerto le encaminas con tus luces.» Posteriormente, hay otro epígrafe de Horado en latín y en traducción libre: «El que un fin laudable se ha propuesto/ se afane y viva a la fatiga expuesto». Al parecer, la fundación de este grupo fue un escándalo en una Guadalajara tradicionalmente católica. Sus miembros fueron bautizados como «polares» y su órgano oficial catalogado entre las publicaciót:tes heréticas. 235 Se ha hablado una y otra vez de lo furibundo de su contenido federalista y de lo exaltado de sus redactores, sin embargo los contenidos de los 9 números que se conocen no evidencian nada de ello. La revista tiene como único fin instruir al lector, dándole largos artículos sobre geografía, historia y derecho natural. En ellos, ciertamente, había una intención política, pero sin hacerse ahí explícita. Paralelamente a la redacción de la revista, los mismos autores se ocuparon de publicar varios folletos, estos sí inflamados y de una beligerancia extrema contra la Iglesia y contra la misma religión, caso excepcional en el marco del liberalismo mexicano. Hay que aclarar que el formato de este periódico es muy rudimentario: tiene la idea de libro o folleto, por la paginación corrida. Su extensión es variable, desde las dos hojas, hasta las seis o más, con apenas algún subtítulo que rompe la monotonía de los largos artículos que la componen, todos ellos, por supuesto, sin firma, sin Cornejo Franco, op. cit., 1977 p. xvm. Núm. 1 de La Estrella Polar, ya citada, p. 8. Sobre la pretendida «impiedad» de los polares: a favor, véase, Iguiniz, op. cit., 1955. En Contra: Luis Pérez Verdía, op. cit., 1989, t. u. Ninguno de los dos llega más allá de Jos calificativos de rigor. Se procurará documentar la verdad de estos adjetivos en la tercera parte del trabajo. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 131 la más mínima pista que pueda llevar a descubrir quién es su autor. La Estrella Polar de los amigos deseosos de la ll11strnción fue quíncenal.236 Como ya se dijo, es posible que la imprenta de Brambila haya sido montada para tal fin, lo cual demuestra la capacidad económica de estos jóvenes. La Estrella Polar, pese al optimismo que irradiaba, constituía un indicio de cómo aquella gente comenzaba a sospechar que el futuro no sería tan promisorio como lo imaginaron recién declarada la Independencia en el año anterior. De hecho, comenzaban a darse cuenta de sus carencias y de que habría que empeñarse seriamente en subsanarlas. El milagro que enderezaría la nave del país con sólo consumar la Independencia no había sobrevivido como se anhelaba y hasta hubo quien empezara a considerar erróneo el haberse separado de España. La oligarquía colonial tapatía que, como se dijo en los apartados anteriores, había permanecido unida no pudo mantener su integridad después de 1821. A partir de entonces, el español, ya de por sí en minoría, quedó sin el respaldo de la Corona y sin la influencia y las prerrogativas de que había gozado. El criollo tenía por delante un futuro promisorio. La distinta situación de cada grupo aumentó la escisión entre la élite. La postura que asumieron estuvo de acuerdo con sus intereses; hubo quien se aferrara al pasado colonial en tanto que otros se indinaron a favor de los cambios que promovía el liberalismo y otros aún, que se situaron enmedio de las dos corrientes. Otro problema importante fue el de precisar el tipo de relación que debía existir entre las provincias y la ciudad de México, a la que los iturbidistas reconocían como centro político del imperio. Al parecer, las élites locales entendieron que la Independencia proclamada significaba la autonomía absoluta de cada una de las regiones. Esta idea era contraria a la que tenía Iturbide, quien adjudicó a México la misma función que tenía Madrid en el periodo colonial. Por conducto de los jefes políticos, Iturbide aspiraba a ejercer un control sobre la burocracia regional similar al desplegado por el gobierno virreinal. Este intento de sujeción causó en Guadalajara, 2l6 Núm. 1, 11 de agosto. Núm. 2, 15 de octubre. Núm. 3, después del 1 de noviembre, en una fecha no precisada. Núm. 4, 15 de noviembre. Núm. 5, 1 de diciembre de 1822 y Núm. 9, 1 de febrero de 1823 Y un suplemento al Núm. 9, del 4 de febrero de 1823. 132 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS en donde estaba arraigado el sentimiento autonomista, mucho malestar. La provincia de Guadalajara se consideraba una entidad libre de cualquier otra. La Diputación Provincial, baluarte de los intereses locales, fue la que vigiló de cerca el curso de los acontecimientos. lturbide envió a esta provincia como jefe político y militar a Luis Quintanar, uno de los hombres en quien más confiaba.237 Al tomar posesión de su cargo el 16 de noviembre de 1822, comenzó a tratar de organizar los asuntos regionales conforme a las instrucciones de Iturbide, pero al poco tiempo de haber entablado relaciones con la élite, de apreciar de cerca las potencialidades de la región y las posibilidades que tenía de lograr una mejor posición política, comenzó a actuar en favor de la localidad. «A final de cuentas, a Quintanar le ocurrió como a José de la Cruz, la oligarquía lo asimiló y luego lo enfrentó al grupo central». 238 A partir de febrero se pusieron de manifiesto dos hechos: la fuerza y decisión de las élites locales de no quedar supeditadas al centro, y la dificultad que existía para conformar el Estado Nacional debido a la dispersión del poder. Frente a esto último, Ja Diputación de Guadalajara dio a conocer un manifiesto con su posición política frente al imperio de lturbide que comenzaba a tambalearse. Expresaba su deseo de autonomía y que no quería ser una provincia parecida a los «signos del zodiaco, sino más bien una Pennsylvania, New Jersey, New York... ». 239 El Plan de Casa Mata que recogía las aspiraciones regionales y se oponía al intento de sujetar a las provincias, promulgado el primero de febrero de 1823, fue aceptado en un tiempo corto (el 26 de 2)7 9 i.1 Luis Quintanar había apoyado el Plan de Iguala, había secundado a lturbide en apresar a los diputados opositores a la empresa ímperia1 y suprimir al Congreso. Además había sido recibido el título de Mariscal de Campo de los ejércitos ímperiales e investido con la Gran Cmz de la Orden Imperíal de Guadalupe. Nacido en San Juan del Río, en 1780, abrazó luego la causa realista con el grado de coronel. Fue comandante en Valladolid. Teniendo inclinación por la Independencia, se unió a lturbide y Bustamante en San Diego. Antes de ser jefe político de Nueva Galicia, le fue de la Provincia de México en 1822. ViUaseñor, op. cit., 1981, p. 95. Olvcda, op. cit., 1991, p. 192. Sobre este manifiesto, volveremos en la tercera parte de este trabajo. De he-cho, esta caracterización del federalismo es una de las más representativas de Jalisco. LA PRENSA EN SU MOMENTO H ISTÓRICO 133 febrero), así la guarnición militar, el Ayuntamiento, la Diputación Provincial y el mismo jefe politico expresaron su adhesión. Poco después, al enterarse las autoridades de Zacatecas se pronunciaron en el mismo sentido. El regionalismo gestado y madurado en los siglos coloniales se impuso a la pretensión central. Sobre todo en Guadalajara, donde existían las instituciones que articulaban y promovían las aspiraciones y necesidades locales. Fue aqui d onde con mayor vigor se defendieron los intereses regionales. El federalismo fue para las oligarquías locales Ja vía más adecuada de mantener su autonomía. «Es evidente que las ideas poUticas del grupo de Guada lajara en favor del federalismo tenían una profunda raíz histórica, sustentadas en el desarrollo económico alcanzado por esta poderosa élite». 240 Quintanar emitió importantes disposiciones encam inadas a reordenar la economía regional:241 éste, viendo la ruina de su protector, se aprestó a reclamar que se formara otro Congreso que fortaleciera la autonomía provincial de común acuerdo con la oligarquía de Guadalajara. 242 En la primavera de 1823, con la abdicación de Iturbide el 19 de marzo, se inicia la historia de la primera década de la república,243 una década de transición y de contradicciones que se dis tinguió por la gran confusión entre los distintos grupos políticos. Los borbonistas - ricos comerciantes españoles de la ciudad de México, así como el alto clero, militares de prestigio y un reducido número de empleados de gobierno- pretendían colocar un miembro de la casa reinante de España en el trono. Los federalistas radicaban ge- 211 ?U Olveda, op. dt., p. 19-l. Entre estas disposiciones están las siguientes: la que liberaba d el pago de alcabalas durante 10 anos a los plantíos d e café, cacao, vid y olivos; la que disponía una mejor vigilancia aduana! en el puerto de San Bias; la que ordenaba que todas las compañías mercantiles que se fundaran se sometieran al reglamen to del Consulado y las Ordenanzas de Bilbao; y la que daba a conocer el estatuto que deberla observarse en las garitas de San Pedro, Mexicaltzíngo, El Carmen, Zapopan, Mezquitán y Hucn titán. /bid., p. 194. En este punto, se equivoca Di Ti.?lla al citar que Quíntanar es en marzo de 1823 «capitán general y jefe político en México» y que él, junto con Anastasio Bustamantc fueron las d os figuras núli tares más impo rtantes que apoyaron a lturbide «casi hasta el fin», es decir, to<lavia hasta el 15 de marzo. Di Tella, op. dt., p. 143, nota 55. Stanley Green, op. cit., p . 4. La traducción es mía. 134 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS neralmente en la provincia, ahí, en cada una de las regiones, se fue formando una tendencia autonomista con características definidas. «Libertad, independencia y soberanía» era el lema. Como estados libres y soberanos, pretendían unirse en el Pacto Federal. Guadalajara se distinguió desde el principio por su afán federalista. Esto se debe entre otras causas, a lo ya señalado en capítulos e incluso párrafos anteriores: el deseo de autonomía de la oligarquía regional y la capacidad económica para llevarla a cabo, esto aunado a los gobiernos autonómicos y casi independientes de José de la Cruz244 y Quintanar. Se habla de Guadalajara emergiendo de la era revolucionaria con «ambiciones imperialistas», preparada a desafiar a la ciudad de México por el liderazgo, apoyada en la población de su Intendencia, sólo superada por la de México y con atribuciones de una capital nacional.245 El federalismo vino a ser estrictamente el instrumento para que las secciones de la sociedad geográficamente descentralizadas y políticamente democráticas y liberales, no sólo por ideas, sino por defensa de sus intereses, que eran los de la evolución política de México, encontraron la puerta abierta para su entrada al poder político y pudieran plantear el conflicto entre éste, circunstancialmente en sus manos y el poder económico y social en manos del partido del retroceso. Rセ@ Es decir, que los grupos ilustrados, cultivados y, a veces prósperos, localizados en las provincias y a los que hasta entonces se les había lU 215 216 En la Historia general de México, se dice que cuando Venegas dejó el poder, se refería al Gobierno de Guadalajara de José de Cruz como un virreinato aparte, op. cit., t. 1, p. 638 y ss. Green, op. cit., p. 19. La población de la intendencia -656 830 habitantes- es sólo superada por la provincia de México, mientras que Guadalajara tenia una población de 40 000 y era el centro de un territorio que desde los últimos años del virreinato tenía atribuciones de una capital nacional: una Audiencia que llegaba hasta Texas, una Universidad, teatro, colegios, librerías, hospitales y fundaciones piadosas, además de su propia imprenta desde 1796. La producción artesanal de Guadalajara era de artículos de piel y de cerámica, con una base agrícola de maíz, frijol y productos animales, sus mercaderías llegaban a todo el noroeste y a la ciudad de México. La minería se había vuelto un renglón d e cierta importancia desde mediados d el siglo xvm y el comercio era una ' de las principales y florecientes actividades de la región. Reyes Heroles, El Liberalismo Mexicano México, 1994, vol. n, p. 20. LA PRENSA EN SU MOMENTO HlSTÓRlCO 135 negado la participación en el gobierno del país, podían ahora impeler sus propios intereses individuales y regionales. La primera propuesta que hizo Jalisco al Supremo Poder Ejecutivo fue el 12 de mayo de 1823, al reclamar el cumplimiento del artículo 2o. del Plan de Casa Mata (que estipulaba la convocatoria para un nuevo Congreso) en base a que varios diputados del Congreso que se había reinstalado no eran de la confianza de la Nación.247 AJ no cumplirse la reclamación, Luis Quintanar envió varias exposiciones más que fueron subiendo de tono hasta amenazar con el desplazamiento de tropas hacia los límites del Estado sobre la base del patriotismo y del respeto a la voluntad del pueblo. Esta actitud se consideró iturbidista. El supremo Poder Ejecutivo ordenó el 24 de mayo de 1823 la separación del mando político y militar, para mantener el control de Guadalajara. Luis Quintanar conservaba el poder militar, pero José Joaquín de Herrera, el político. Considerando esto como violación a sus derechos, las autoridades no cumplieron la orden, apoyadas por Guanajuato y Querétaro. Cuando Herrera intentó penetrar en el Estado, encontró que Manuel Fernández Aguado estaba dispuesto a impedirle el paso al frente de cuantiosa tropa. Además se le indicó que su nombramiento no era reconocido en Jalisco. Herrera sabía que los otros estados estaban prestos a apoyar a Guadalajara y optó regresar a la ciudad de México. 248 En el transcurso del mes de junio, se dieron varias disposiciofueron coronadas el dfa 16 con la promulgación del nes más セ Y アオ・@ m 1" ¡¡9 Ya desde el 18 de abril, Prisciliano Sánchez y Cayetano Porhlgal firmaban junto con los también comisionados provinciales de Michoacán, Oaxaca y Zacatecas, Guanajuato y Querétaro y San Luis Potosí un «enérgico memorial» en el que se «exigía la convocatoria de un nuevo Congreso que promulgase la Constitución». Benson, citado en nota 128, en Muriá, op. cit., 1 m, p. 18. Santoscoy, «Canon Cronológico»,op. cit., t. 1, p. 90. El 2 de junio de 1823 el Ayuntamiento de Guadalajara constituyó una milicia nacional que se preparó activamente. Tres días d espués, la diputación ratificó su independencia (no había ley que exigiese a las provincias mantenerse dependientes del centro) y con ello fortificaba su posición federalista, pero a la vez moderaba un poco su posición al aceptar que la ciudad de México «fuese el centro de unión de todos los estados» y que «Serían obedecidas puntualmente» tanto la ley de convocatoria como las demás «leyes generales» expedidas por el Cong.reso y «todas las órdenes del Supremo Poder Ejecutivo» salvo las «que sólo interesen al estado de Xalisco que se suspenderán o no, según convenga al mismo estado». Documento núm. 11 Acuerdos de la Diputación 136 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Plan de Gobierno Provisional del Nuevo Estado de Xalisc&50 -publicado cinco dias d espués- el cu al de hecho marcó la decisión cumbre de constituirse como tal. El día 22 fue solemnemente instalado el Gobierno Provisional con Luís Quintanar a la cabeza. Éste demostró no estar dispuesto a ceder al centro el control y beneficios de la prov incia. A partir de entonces las nuevas provincias al hacer mención a la Nueva Entidad, se referían a ella como 'este país' o ' la nueva república' y en algunos casos como' nación', ad jetivos que sin du da contribuyeron todavía más para inculcar el sentimiento de autonomía.251 Se sostuvo una gran rivalidad entre el gobierno central y el de Jalisco hasta la publicación del Acta Constitutiva. En julio, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete invadieron Jalisco so pretexto de no haber aceptado como jefe político a José Joaqu in de Herrera. Las partes en conflicto se reunieron en Lagos ese mismo mes y el siguiente. El 14 de agosto d e 1823, de esos convenios resultó la separación de Colima, decidida por Celestino Negrete, para amedrentar y d ebilitar a Jalisco. 252 Provi11cinl, Muriá, op. cit., 1973, p. 46. Y el 8, el jefe político núsmo publicaría una exhortación al pueblo para que se uniera la milicia y cuidara «de la ITan de las au toridades. Documento núm. 12 El quilidad pública y fuese el ウッエセョ@ Cefo Político de In Provincia a los entusiasmados ciudadanos de estn capital que se presenten a alistarse en las milicias nacionales. Muriá, op. cit., 1973, p. 47. Documento núm. 13 Plan de Gobierno provisional del Nucuo Estado de Xalisco. (21 de junio d e 1823), Muriá, op. cit., 1973, p. 47. /bid., p. 21. Colima se volvió territorio en en ero de 1824. La Representación del Congreso de falisco al Congreso Nacional (9 de marzo de 1824) exigió cambios en el Triunvirato, concenlTando sus a taq ues en Michelena, de quien se afumaba carecía de todo pres tigio y en Negrete, quien por medio de sus satélites, los coroneles Brizuela y Correa, promovió la separación de Colima. Di Tella, op. cit., 1994, p. l:H, nota 4. Sobre esta separación, uno de los papeles que hizo ruido más allá de las fronteras de Jalisco, fue el «Voto particular del señor Ordoño, Diputado del Congreso Provincial de Oaxaca sobre el pase a la Convocatoria de México, con notas de un ciudadano del Estado Libre de Xalisco», en diciembre de 1823. Las notas son lo importante en este caso. El Ciudadano de Xalisco compara la situación d e Tehuantepec con Oaxaca, a la d e Jalisco y Colima y acusa al gobierno de México de extraviar la opinión y dividir a la gente en bandos y no ha hecho el Ciudadano Negrete partidos. Ataca a Negrete «¡Qué ・セヲオ」イコッウ@ por envolver a Guadalajara!», a Brizucla, al Gobierno de México y al «partido LA PRENSA EN su MOMEN ro HISróRICO 137 Cuando finalmente fue enviada el Acta Constitutiva para su discusión a Jalisco, el 19 de noviembre, el Congreso Local estuvo de acuerdo con ella, excepto en algunos pequeños detalles sin importancia. Después de haber sido discutida, se promulgó, finalmente, el 7 de febrero de 1824. En ella, en su artículo 5 se establecía con toda claridad «La nación mexicana adopta para su gobierno la forma de república representativa popular federal». El Acta Constitutiva dio especial énfasis a la libertad de imprenta, en el artículo 37. Lo copiamos integro, por considerarlo de especial importancia para este trabajo: Todo habitante de la Federación tiene libertad de escribir, imprimir o publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior a Ja publicación, bajo las restricciones y responsabilidades que establecen las leyes o que en adelante establecieren.253 Quintanar duró 19 meses al frente del poder con una linea política confusa e indecisa; quería quedar al frente del gobierno y mantener la autonomía del Estado. En 1824, el gobernador de Jalisco permanecía insubordinado quebrantando muchas disposiciones del ejecutivo, quien recibía noticias de que el Estado se hallaba en completa anarquía. Se decidió traer un supremo dictador, que sería el archienemigo de Jalisco, Celestino Negrete, para que viniera a reestablecer el orden. Jalisco no estuvo de acuerdo, por lo que era considerado «el foco del descontento que se manifestaba en la República». Cuando Quintanar nombró a Bustamante -otro fiel partidario de Iturbide- jefe de las milicias estatales y regulares, sin reconocer el nombramiento de Herrera, se hizo mucho más claro que Jalisco debía ser neutralizado. El gobierno central declaró a Bustamante inoperante para ese puesto, arrestó a los favorecedores de Iturbide en la ciudad de México™ y dio orden de que invadieran Jalisco, por segunda vez, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete, los cuales salieron hacia Guadalajara el 12 de mayo. 25l zs,¡ borbónico francés». Provoca: «Ciudadanos, Advertid que sólo una vez se constituyen bien las naciones, si dejamos perder esta ocasión, acaso no se presentará otra». AGN, legajo 20, caja 38, expediente 8. El Iris de falisco núm. 24, 23 de enero de 1824. Esto es, a los conspiradores de la Calle de Celaya de los que hablaremos más abajo. 138 LA DISPUTA POR LAS CONCJENOAS La pugna entre el centralismo del Gobierno en México y el federalismo de Jalisco, fue la razón de esta invasión del Gobierno de México que por cualquier medio intentaban sujetar a los Estados en especial a Jalisco por ser el más rebelde y los del Gobierno Jalisciense que creyendo a cada momento amenazada su autonomía se mantenía rebeldel55 El ejecutivo censuraba a Jalisco autorizar la circulación de papeles sediciosos -se refería a los escritos del ex ministro Manuel Herrera que, alojado en la casa del iturbidista Toribio González, publicaba especialmente en contra de Pedro Celestino Negrete- mientras que los periódicos como El Iris de Jalisco no disimulaban su recelo hacia este personaje. Entretanto Nicolás Bravo ocupó Guadalajara sin que se le presentara resistencia, el 11 de junio de 1824, celebrándose un convenio entre el jefe expedicionario y el Gobierno de Jalisco. Con este convenio, Jalisco se comprometía a obedecer el Acta Constitutiva y demás leyes generales, a reconocer solamente el sistema representativo popular federativo y jamás una dictadura, tal como se había pretendido: a cambio, Negrete se comprometía a respetar a los militares de Jalisco, lo cual no cumplió.256 Para conjurar toda posible rebelión iturbidista, Bravo ordenó la ejecución de Eduardo García, sobrino de Iturbide, y del Barón de Rosemberg, dos jefes militares que no se habían rendido a tiempo y en cambio, habían huido a Tepic a organizar la resistencia. El caso se trató ampliamente en la prensa local. Se depuso al Gobernador, poniéndose en su lugar José María Castañeda, con carácter de interino, el 17 de junio de 1824, aunque fue depuesto días después y en su lugar quedó Rafael Dávila, liberal moderado. Bustamante y Quintanar fueron enviados a Acapuko. El ministro de la guerra José Joaquín Herrera, acusó al estado de Jalisco de ser el responsable de todos los males que sufría la RepúOlveda, op. cit., 1976, p. 40. La legislatura de Jalisco arguyó en un manifiesto (7 de julio 182.t) que todo el mundo había estado feliz con el federalismo y que el poder central habla exagerado al enviar al benemérito general Bravo a aplastar unos cuantos tumultos aislados. Reco nocían haber ignorado el hecho de que los generales Quintanar y Bustamante formaban parte de los «facciosos», ahora Jo que importaba, era impedir que el pánico produjera una concentración de a tribuciones en un despótico «director» nacional, o ejecutivo unipersonal, con facultades para controlar las milicias de los estados. Di Tella, op. cit., 1994 p. 161. i セ@ J LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 139 257 blica. El Ministro de Relaciones, Lucas Alamán, acusó a Quintanar ante el Congreso General, de pagar con los fondos p úblicos la impresión de propaganda iturbidista que circulaba en las calles de Guadalajara. 258 No podemc;s afirmar la certeza de ese aserto, lo que sí se sabe es que cuando el Congreso Local le pidió al gobernador que impidiera la publicación de pasquines que eran fijados en las calles, Quintanar respondía con evasivas. 259 Se acusó a Quintanar 257 «... los males que está sufriendo la república provienen de la mala fe, insubordinación y miras siniestras del gobernador del Estado de Jalisco y del Comandante General Bustamante...el mismo gobierno se halla con informes muy serios de que ambas autoridades proceden con el fin de arruinar a la república y esclavizar a la nación, sometiéndola al yugo de lturbide» Cfr. Discursos proni111ciados por los Exmos. Sctiores Mi11istros de Guerra y de Relaciones e11 la sesió11 del 8 de junio del Co11greso Ge11eral de la Federació11 Mexicana sobre las ocurre11cias de Guadalajara, 1824, Imp. del Supremo Gobierno de Palacio. México. Miscelánea 5, &PE, Guadalajara. «Uno de los síntomas que se manifestaron próximamente después de este juramento (del Acta Constitutiva), o por mejor decir, que no cesaron nunca, fue el empeño con que ciertos escritores de Guadalajara se habían propuesto desconceptuar a todos los patriotas que contribuyeron a la ejecución del Plan de Casamata y al destronamiento de lturbide, elevando la reputación de éste a tan alto concepto, que destruida la de todos los demás, sólo ella pudiera quedar subsitente en la nación y por consiguiente esta se viese incitada a llamarlo de nuevo». Alamán acusa a Quintanar de «mantener en su casa y en su secretaría a los autores de esos papeles, como son su secretario y uno de Jos empleados de aquella oficina», así como pagar de los fondos públicos la impresión de c4chos papeles, así como hacerlos circular con el sello del gobierno». ldem . Se refería a El Iris de Jalisco y l.J¡ Gaceta del Gobierno, pero también a l secretario Miguel Badillo. Otros papeles sediciosos circularon en Guadalajara: las Observaciones a Pedro Celesti110 Negrete, que mencionamos en otro lugar y el Credo político, que rt>za «Creo en el padre nuestro regenerador ejemplo de Providencia y despreocupación. Creo en Agustin Primero, su único hijo emperador nuestro, que fut> concebido desde ad eterno por la mente divina y nació de la providencia con tal destino, padeció bajo el poder de Pedro Negrete. Fue calumniado, perseguido y desterrado: descendió a Veracruz: al tercero mes nos resultó en Inglaterra, subió a Londres y está sentado a la diestra de aquel rey poderoso. Creo que desde allí ha de venir a juzgar fieles y pillos. Creo en el espíritu nacional y general, Ja comunión de los buenos, el perdón de los arrepentidos, Ja resurrección del imperio y la vida perdurable» Cfr. Alberto Santoscoy, «Canon... », op. dt., p. 80. Di Tella dice al respecto: «Mientras tanto, en Jalisco, Bustamante y Quintanar continuaban desafia.n do al ejecutivo central pues intentaban movilizar a los sectores populares en su favor, aunque sin poder evitar una confrontación con la mayoría federalista liberal en el Congreso local, enea be za da por Prisciliano 140 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS de sostener el Plan de su nombre y de estar en conspiración con el grupo de la calle de Celaya en México. 260 De hecho, se sospecha que esta revuelta, en efecto, haya sido planeada para coincidir con el regreso de Iturbide, cosa que ocurrió el 26 de julio. En Guadalajara se realizaban juntas muy sospechosas donde se acordaba, por ejemplo, la defensa de San Blas o Chapala, lo cual en efecto se hacía luego, a cargo de los personajes arriba mencionados. Detengámonos un momento en las declaraciones de los ministros antes citados: éstas presentaban muchas pruebas (cartas de testigos y presuntos implicados) de que, en efecto, existía una conspiración. Se acusó a Quintanar y Bustamante de desobedecer órdenes del centro como el haber restituido en su mando a Eduardo Sánchez(...) a comienzos de abril, la legislatura advirtió al ahora gobernador Quintanar que controlara «el fermento en el bajo pueblo, sin duda seducido por algunos aspirantes» y que aplicara las leyes •1ue condenaban las expresiones de apoyo al emperador depuesto. El gobernador contestó que aquello era trivial, basado en «alguna corta reunión de gente plebeya y holgazana» y frases tranquilizadoras semejantes fueron pronunciadas por Anastasio Bustamante. Al continuar Jos tumultos, para finales del mes, el Congreso local volvió a solicitar una acción preventiva», op. cit., 1994, p. 160. Aunque Femández de Lizardi no apoyaba este tipo de movimientos, el Payo se trasladó a Guadalajara a participar en aquella lucha contra la «tiranía» que Alamán estaba estableciendo en la capital. ldem. De ahí que la prensa de Guadalajara de pronto se haya convertido en «el bastión de la libertad». Este Plan de Quintanar consistía en 1. Poner la fuerza armada que se halla seducida en una sola mano que debe disolver el Congreso general y reasumir el gobierno, dando por nulo todo lo hecho desde el grito de libertad 2. Desterrar para siempre o prescribir a todos los europeos y americanos sus adictos, 3. Finalmente, destruir el sistema establecido y derramar la sangre de los buenos patriotas. Este Plan, supuestamente se encontró en Valladolid firmado por Quintanar. El Plan de Jalisco, en la calle de Celaya dice: 1. Reconcentrar el poder interinamente en el jefe que se ponga a la cabeza del ejército que pronunció este Plan. (Éste debía ser Iturbide) 2. Garantizar la soberanía incuestionable de los estados; que éstos nombren una asamblea que reforme el Acta Constitutiva y forme la Constitución, que los estados en virtud de una ley que debe publicar la nueva asamblea, denominada Convención, eligirán al sujeto que se ha de encargar del Supremo Mando de la Nación. 3. Que éste, con consulta de aquél (?) remueva, separe y destierre a los coyotes y galli-coyotes contra quienes haya sospL>chas de borbonísmo y desafectos a la Independencia y a los que viven pacíficamente enh·e nosotros se les garanticen sus vidas y propiedades nada más. Cfr. Discursos de los Ministros de Guerra y Re/acíones ... Este plan aunque no tiene fecha, debe Jatar de abril, ya q ue el 18 de mayo, en la sesión secreta del Congreso, fue presentado. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISJ'ÓRICO 141 261 García, sobrino de Iturbide; haber impedido la marcha de una parte del cuerpo de caballería que se hallaba en Guadalajara por deserción; pero tal vez el cargo que tiene más implicaciones, es el hecho de que los dos militares hayan admitido «fugitivos y criminales de otros estados, que particularmente se dispensan si son culpables de conspirar contra el actual sistema de gobierno». 262 Uno de ellos era el barón d e Rosenberg y otro era el militar Miguel Borja, que había gozado de especial estimación de Quintanar. A este último se le acusaba de estar en conspiración con Vicente Gómez «faccioso inhumano que está asoland o con sus incursiones el estado de Puebla en sus inmed iaciones con Tlaxcala»... se afirma que Górnez en los llanos de Apam llegó a decir en una hacienda invadida: «No crea usted que andamos sin motivo ni objeto para ello, tenemos órdenes del Sr. Quintanar». 263 ¿No le resulta al lector conocida esta trama ?264 En esa sesión del Congreso, a pesar de la protesta de Juan de Dios Cañed o de que se dieran los nombres d e los autores de las cartas comprometedoras, Alamán los mantuvo en secreto. Algunos historiadores califican a Quintanar como federalista, haciendo doble juego y siendo a la vez borbonista.265 0tros, llegan a ofenderse ante la posibilidad de d udar del paladín d el federalismo jalísciense. 260 5in embargo, pesan mucho los hechos, más allá de los embrollos de un posible relumbrón: la propuesta del síndico regílol 162 l6) 1"' l65 266 Quien «caprichosamente se sacó de la caballería para servir a la marina por orden de lturbide». Se le sostuvo en el puesto y se le siguió pagando arbitrariamente sin la ordt!n del ministro de Hacienda. Discursos ... lbid. ldem. La conspiración fue descubierta el 12 de abril. Refresquémosle la memoria: Manuel Payno en Los ba11didos de Río Frío con más detalles y mucho más ingenio, nos narra esta misma historia. No es descabellado que como pariente de Anastasio Bustamante haya escuchado los hechos de su infancia y haya cambiado las circunstancias para no comprometer a su familiar. En la historia de Payno, el gobernador de Jalisco no tenía conocimiento d e la conspiración y se lanzó a combatirla, resultando que sólo estaba en la imaginación calenturienta de los dos abogados Relumbrón y Lamparilla, quienes con diferente caligrafía, escribieron las cartas acusatorias que hicieron llegar al «General Presidente». Olveda, op. cit., 1976 y 1991, al igual que Muriá, op. cit., 1988. Pérez Verdla, en su Historia particular del estado de Jalisco, escribe airado: «La actitud Jel estado era en verdad hostil al poder ejecutivo, pero no a la W\idad nacional ni a la forma republicana, lejos de eso, era precisamente el amor a la Federación y un celo quizás exagerado por la libertad lo que movía al gobier- 142 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS dor José María Portugal de unir sus fuerzas a las de los demás estados para defenderse del centro,267 la simpatía por García (a pesar de lo que afirma Pérez Verdía, los artículos a su favor en El Iris son contundentes) y por Botja, aunadas al odio profundo que se expresa en varias ocasiones por el gobierno de México, en especial, por Celestino Negrete aumentado tras la decisión de separar a Colima de Jalisco el año anterior, el efectivo odio a los españoles (los «coyotes»)268 y finalmente la creencia de que Iturbide, a pesar de haber cometido algunas equivocaciones, realmente podría ser el gobernante ideal, porque hubiera respetado la voluntad general, por lo que se llega a concebir que federalismo e iturbidismo no necesariamente se contraponen. Esto se expresa en un folleto publicado en 1824 con las siglas M.S., 269 estas opiniones se tratarán con más detalle en Ja tercera parte de este trabajo. Todo ello lleva a sospechar que las acusaciones contra Quintanar hayan sido ciertas. 267 no local. Que ni el gobernador, rú el Congreso ni el Ayuntamiento estaban por la vuelta de Agustín l es un hecho constante que sólo pueden desconocer los que ignoran toda la serie de los actos oficiales»... se refiere a la ruptura de Quintanar con lturbide en términos más bien insultantes, en la Proclama del 21 de junio de 1823 y a la orden que le dio a García de, en efecto, abandonar su puesto de mando en San Bias, op. cit., 1989 t. n, pp. 225-226. Este hecho que los demás historiadores piadosamente han ocultado, se encuentra en Alberto Santoscoy, «Canon cronológico razonado de los gobernantes de Jalisco» op. cit., p. 86. Éste es sin duda el más sobrio recuento de los hechos. Sin juzgar a Quintanar, sí da cuenta exacta de cómo sucedieron las cosas y demuestra que en efecto el gobernador junto al resto de los políticos y militares de Jalisco estaban planeando una conspiración a favor de lturbide. No actuó aquél de manera solapada o a solas, sino con el consentimiento de la clase política de Jalisco. Se involucra en ella, además de los que hemos citado, a José Antorúo Andrade y Nicolás España. Nadie a fe núa, mejor que Santoscoy da cuenta del ambiente político del momento en Guadalajara al incluir estas consideraciones más generales y no juzgar aisladamente a Quintanar. Que se expresa más de una vez en El Iris y en la polémica entre. su editor Antonio J. Valdés y el militar español Manuel Femández Aguado además de otros folletos de la época a los cuales habremos de referimos en el apartado de la segunda parte de este trabajo donde se analicen los contenidos anti españoles de los periódicos. M.S. La Verdad vindicada contra las acusaciones de los editores de El Sol. lmp. de Sanromán. Guadalajara, 1824. Este señor es también autor d e las Observaciones a la Carta que en 25 de último julio dirigió el Exmo. Sr. D. Pedro Celestino Negrete al Gobernador de falis co y por incidencia, sobre algunos de los últimos acontecimientos del Aná/iuac. En 1823 que ocupa 113 páginas. A esta ataca El Sol, por lo que M.S. se siente motivado a contestar. Misceláneas 91 y 301 BPE, Guadalajara. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 143 Tal vez se ha abusado del espacio al describir la situación que tuvo que enfrentar Quintanar al final de su gobierno, sin embargo, me parece que esto era necesario para poder entender las intrincadas tramas que presentan l0s órganos de prensa de la época, combinándose a veces de manera poco inteligible, con los manifiestos y discursos de los ministros involucrados. Asimismo, es mi opinión que este acontecimiento, en particular, no ha sido suficientemente tratado en las historias del periodo, las cuales -incluso las más recientes- sin hacer un análisis de los hechos, toman partido de un modo casi visceral. Es necesario un recorrido detallado por estos sucesos para dar el marco apropiado a los periódicos. El pronunciamiento de Jalisco fu e tratado en los medios de distintas maneras. En E/ Sol de Ja ciudad de México, órgano centralista, se tachaba al entusiasmo federalista de «iturbidistas tratando de engañar a los liberales para restituir a Iturbide»27º que, como se vio, no era una hipótesis descabellada. Es en este momento cuando puede detectarse la gran polémica periodística entre órganos no sólo de Guadalajara, sino de diferentes partes de la república. Jalisco se constituyó en el «baluarte de la libertad de prensa», ya que cualquier simpatizante del federalismo en la ciudad de México tenía que mandar sus escritos a Guadalajara para poder ser allí conocidos. Uno de los órganos de expresión de estas ideas fue Ln Gaceta del Gobierno de Guadalaxarn, capital de in Provincia Libre de Nueva Galicin, publicada en 1823, como prolongación de la aparecida en 1821.271 Ese año estaba dirigida por el escritor y político Victoriano Roa272 editada en la Imprenta de Urbano Sanromán; en ella se defendía la causa del federalismo en Jalisco. 273 Aunque era el periódico oficial Vil El Iris de falisco, 11 de febrero de QXRセN@ m De ella sólo se conocen dos números, uno de cada semestre del ano, el segun- 272 do de ellos, redactado en Lagos. Se cita un núm. 44 de esta Gaceta, donde Quintanar había insertado proclamas a fin de hacer Ja guerra contra México. Cfr. Alberto Santoscoy, «Canon cronológico... », op. cit., p. 95. Este personaje no es muy conocido. No es originario de Jalisco. En 1822 es director de la Caceta, secretario de Quintanar a quien tenía gran estimación y Juego de PrisciJjano Sánchez. En 1827 fue oficial mayor de gobierno y secretario de despacho. En México fue director del Banco de Av!o y redactor del Siglo XIX en 1841. Cfr. Villaseñor, op. cit., 1981, p. 97. Sa.nromán, el 1 de octubre de 1822, eleva una propuesta al Secretario de Gobierno José Justo Corro para seguir imprimiendo la Gaceta, ya que el impresor 144 LA DISPUTA POR LASCONCJENOAS de la administración de Quintanar, no defendió tanto las ideas del gobernador como El Iris de Jalisco, su contemporáneo. El Tris de falisco hizo su aparición en 1823 y continuó publicándose hasta 1825,274 su publicación fue trisemanal. 275 Se ganó el reconocimiento de sus contemporáneos por las noticias de gran interés que suministraba sobre la política local y general del país. Su editor, «uno de los hombres que más honor hacen a la patria», al decir de Zavala,276 era Antonio J. Valdés. Lorenzo de Zavala llama a El Iris inmisericordemente «órgano del partido iturbidista, cuyo centro podría decirse que estaba en Guadalajara». Si no se alababa al emperador fuera de toda ponderación, sí se reconocían sus méritos y el editor no dejaba de darle muestras de agradecimiento. Ante los acontecimientos políticos de Guadalajara, el periódico pintó la revolución de Santa Anna en Veracruz y ratificada por el Plan de Casa Mata, como obra de los borbonistas, manejada hábilmente por los españoles, para restablecer el sistema colonial o al menos levantar un trono a la familia reinante en España. No deja de mostrar un odio acérrimo a los españoles y critica acremente, en varias ocasiones, a Pedro Celestino Mariano Rodríguez no quiso seguir haciéndolo por falta de suscriptores: «no puede costearse», dice Corro. Sanromán pide que se amplíe con 40 pesos mensuales los 50 ejemplares que se le daban a Rodríguez como emolumento por cada número, prometiendo que si consigue suficien tes suscriptores, donará esa cantidad y otra más al erario. La intendencia de Guadalajara (Antonio Gutiérrez de UUoa), aprueba la propuesta por «útil y benéfica» no sólo porque con la publicación de la Gaceta se ahorrarán gastos de impresión de listas de donativos voluntarios y préstamos patrióticos en los que tal vez se gastará más de Jo que se pide, sino porque la continuación de dicho periódico «es muy necesaria para uniformar la opinión pública y hacer que se consolide nuestra feliz independencia». La propuesta es aceptada el 29 de noviembre de 1822. AGN, legajo 20, caja 38, expediente 20. Volveremos sobre esto en la segunda parte. El original se encuentra completo en la Hemeroteca Nacional de México. Al parecer hay una copia fotostática en la Universidad de Baja California y otra está en el Archivo Histórico Condumex. La colección contiene los tres años (aunque en términos reales sólo es un poco más de un año) de su publicación, desde el Prospecto, fechado en 1823, núm. 1 del l o. de diciembre de 1823, hasta el 190, del 14 de febrero de 1825. La intención original era publicar un diario, sin embargo por los costos de la publicación, el editor decidió esperar el aumento de las suscripciones. Esto durante el año de vida del periódico, nunca sucedió. Lorenzo de Zavala, citado por Iguíniz, op. cit., 1955, t. 1, p. 34. LA PRENSA EN SU MOM ENl'O lilSfÓRICO 145 Negrete. Si no es el «órgano del partido iturbidista», sí se le puede llamar el órgano oficial del gobierno de Quintanar, defendiendo su posición y abogando abiertamente por el federalismo y la soberanía de Ja región. En la segunda parte de este trabajo se analizarán en este respecto los contenidos del periódico. Ahora, se apuntará a un tema que se hace evidente frente a las circunstancias. El Iris continuamente está abogando por la libertad de imprenta.277 Esto, creemos, es una reacción más a la imposición que quiere hacerse a Jalisco desde el centro. La imprenta es en la actualidad el único apoyo que queda a la libertad y es no sólo el mejor defensor contra los atentad os del despotismo, s ino u na fuerza que está perpetuamente contrarrestando los progresos de la tiranía. La imprenta hace m ás en favor de la verdad en un día que la s imple ense.ñ anza vocal e n un siglo.273 Cámbiese «despotismo» por «Gobierno Central» y tiranía por «Celestino Negrete» y tendre mos la verdadera opinión de Valdés. En su pugna con el periódico El Sol, en torno a la destitución de los españoles de sus empleos, sostiene el editor de El Iris que solamen' te en Guadalajara se respeta la libertad de imprenta, mientras que . en la ciudad de México, cualquiera que hable contra los españoles, , llega «el miserable hasta Veracruz o adelante del Atlántico o queda · soterrado en algún cuartel o cárcel».279 Es por ello que reconocen: · «Aunque el fin principal y más conveniente de la libertad de imprenta sea inconcusamente la elucidación de los intereses que conm zia 279 Dice de ella. Si los déspotas hubiesen previsto en un principio la revolución que la imprenta habría de obrar en las ideas, seguramente habrían empleado todo su poder para sofocarla en su origen. Es por ello que la tiranía luego estableció la censura «para encadenar legalmente el entendimiento y la razón, constituyéndose en intérpretes y depositarios natos de la sabidu.rla» El Iris, núm. 11, 24 de diciembre de 1823 Más adelante, el editor del periódico establece una pugna con un teniente español avecindado en Guadalajara: Manuel Femández Aguado en tomo a este núsmo tema. Valdés afirma: «Jamás será conveniente que la dirección del gobierno se extienda a encaminar la opinión del ciudadano a título del bien público. El objeto principal de la libertad de prensa es ilustrar al público, dirigiendo al gobierno y reprimiéndolo en sus aberraciones e incursiones en el derecho de los pueblos». El Tris de falisco, núm. 14, 31 de diciembre de 1823. /bid., núm. 54 , 2 de abril de 1824. /bid., núm. 69, 7 de mayo de 1824. 146 LA OlSPUTA POR LAS CONCIENCIAS ciernen a la sociedad, no obstante que resulte ofendido el amor propio de los funcionarios de conducta equívoca ... » tendrán que ser muy discretos y procurarán hablar en abstracto de los muchos enemigos de Jalisco.2!!0 Entre otros periódicos de esos años, encontramos a La Minerva, de 1823 que sólo es conocida hasta el momento a través de su prospecto. En él, nos enteramos de que, bajo la dirección de Urbano SanIOmán, iba a ser bisemanal y se iba a ocupar de «Aquellos asuntos más propios a nuestro estado político y más conducentes a hacer conocer a los conciudadanos la dignidad de hombres Iibres». 281 No se sabe si llegó a aparecer. La Fantasma, de enero de 1824, hasta ahora sólo conocida por referencias, por fin fue encontrada.282 Publicó textos literarios y científicos a la par que políticos.283 Se ha calificado como el primer periódico tapatío que trata temas literarios.284 Se le cita junto a El Nivel, diciendo que en ellos «Se acusaba al catolicismo de ser la causa de todos los males que aquejaban al género humano y para demostrarlo, se incluían párrafos íntegros de las obras de Voltaire, Rousseau y otros pensadores del siglo XV111».285 Se dice también que combatió en sus páginas a las autoridade.c: oolíticas y al clero, «no habiéndose librado de sus ataques ni el gabinete presidencial, particularmente el ministro de justicia y negocios eclesiásticos Miguel Ramos Arizpe». 286 No se tiene ningún dato que lleve a afirmar que el director de la publicación fue en efecto el francés Pedro Lissaute.287 La 280 2lll 212 235 2116 237 lbíd.. núm. 40, 1 de marzo, 1824. Prospecto. En Ln Gaceta del Gobíemo de Guadalajara, capital de la provincia libre de Nueva Gruida, 1823. Once números de 1824 esperan al investigador en el Archivo Histórico Condumex de la ciudad de México. Iguíniz, op. cít., 1955, p. 40. Wolfgang Vogt, «La vida literaria en Guadalajara en el siglo XIX», Anuario de la Revísta de la U11íversidad de Guadalajara, Guadalajara, U de G, 1982. Jaime Olveda, op. cit., 1976. p . 163. lguíniz, op. cít., 1955, p. 40. Este personaje, llegado a Guadalajara en la década de los 20 del pasado siglo, fue varios años maestro de Instituto y gran matemático. Se cuentan algunas anécdotas sobre él en sus andanzas, siendo perseguido por las autoridades por sus periódicos subversivos. Se Je atribuye la autoría de El Tribuno. Cfr. lguíniz, op. cit., 1955. Santoscoy en su biografía Je Manuel López Cotilla lo menciona como el primer preceptor de la enseñanza lancasteriana en Guadalajara. Citado en lguini.z, op. cít., 1955, p. 41. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 147 Fantasma, en efecto, salió a la luz el jueves 8 de enero de 1824, habiéndose publicado su prospecto en 1823. Encontramos, después de años de estar perdida, once números de esta publicación. Estos once números del periódi<:o trisemanal corresponden a enero y febrero de 1824, dados a la estampa en la imprenta de Fructo Romero. 288 El propósito del periódico es «redactar un catecismo anaütico republicano que no exceda la inteligencia del más rudo». En ello se descubre la intención de alcanzar un público más amplio: el pueblo católico, las mujeres, los militares y los interesados en las ciencias y en las artes. La Fantasma también toma partido respecto a los acontecimientos de Guadalajara y precisamente, en un artículo sobre la «Libertad de Imprenta» en enero de 1824,289 proponen cosas muy concretas, como prohibir que se escriba a favor de lturbide y que se permita que todo el mw1do discuta cualquier punto de la Constitución. En cambio, en otro titulado «Federación», y con el pretexto de instruir sobre la naturaleza del poder del Congreso General y las Legislaturas de los Estados -cuestión por cierto muy espinosa que se ha de tratar en el resto de las publicaciones y que daría mucho qué hablar durante largo tiempo-, llegan a la cuestión de verdadero interés: «¿A quién pertenece dictar las leyes sobre la libertad de imprenta en una república federada?» Después de una larga disertación donde explican con lujo de detalles qué son los estados y las atribuciones del Congreso General (lo relativo al derecho público entre las naciones) y del Particular (el derecho civil entre ciudadanos), vuelven a la pregunta: «¿Las leyes sobre libertad de imprenta, son del derecho público o del derecho civil?» La respuesta nos lleva a la siguiente afirmación: Las leyes sobre libertad de imprenta recaen sobre cada ciudadano en particular y los ciudadanos sólo deben obediencia a las leyes de los congresos de sus respectivos estados. 290 Estas contradicciones -promoviendo la libertad de prensa por un lado y prohibiendo se escriba sobre lturbide por otro-, en el discur2311 119 290 Este pie de imprenta confirma que la imprenta del difunto Fructo Romero sigue funcionando. La Fantasma. Núm. 3, 17 de enero, 1824. lbid. Núm. 5, 24 de enero, 1824. 148 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS so de periódicos como La Fantasma, pueden hacer ver al lector cuáles eran las motivaciones de los defensores de la libertad de imprenta, que lejos de ser algo abstracto, tienen bases ancladas en las atribuciones de los estados frente al centro o la filiación antüturbidista de los órganos en cuestión. Otro periódico de la época fue el Diario de Sesiones del Congreso de Jalisco que comenzó a circular en Guadalajara en 1824. En un decreto de esta Asamblea de Representantes con fecha de 15 de enero de 1824, se ordenó la publicación de este periódico que apareció regularmente hasta 1828, formando una colección de cinco tomos. 291 La Cruz, de ese mismo año, es otra de las publicaciones casi desconocidas. Se proponía «instruir al pueblo en lo que es la religión en sí y prevenirlo para que a frente serena se oponga a los ataques que so pretexto de reformar abusos pueden darle algunos espiritus libertinos». 292 Este periódico iba a imprimirse en la Imprenta de la Viuda de Romero. Como su prospecto lo indicaba, defendía a la religión católica y se pronunciaba contra la tolerancia religiosa. En sus siete números se lanzó a refutar a Montesquieu, recalcando la victoria del catolicismo sobre las doctrinas de éste.293 El Observador Americano, también de 1824, según su Prospecto, se propone promover la verdadera felicidad d e América y fomentar la ilustración del país... Las dísposiciones del gobierno tendrán lugar en sus columnas, al mismo tiempo que las n oticias nacionales que se juzguen conducentes, artículos de otros periódicos que sean capaces de amenizar o dar valor a este, rasgos de artes y ciencias copiados u originales, los comunicados con que cualquier ciudadano honre al edítor y por último, cuantas ideas sean interesantes a la patria.294 Estos periódicos iniciaron la discusión de los principales y más álgidos asuntos que iba n a ocupar no sólo a los tapatíos sino a todos los mexicanos en los años siguientes. Sin embargo, esta d isputa es291 29? 29J セ ᄋ@ Se encuentra en la 8PE en Guadalajara. Prospecto de La Cntz, en El Iris de Jalisco, núm. 65, 1824. Los siete números a que aludimos se encuentran en la colección Lafragua de la Bibliott'Ca Nacional. Brian Connaughton utiliza estas fuentes y hace una exégesis de ellas en su multicitada obra Ideología y Sociedad en Cuadalajnra, p. 264. El Observador Americano, Prospecto, en El Iris de falisco, núm. 54, 1824. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 149 taba recién nacida. Con la Constitución de 1824, han de surgir, impetuosas, las mejores manifestaciones de la polémica jalisciense a través de la prensa y la folletería. «Impugnar los errores de los últimos siglos». 1824-1828 Este apartado trata del periodo turbulento de la jura de las Constituciones, tanto la local como la nacional. La primera de ellas produciría estragos, en Jalisco, por su artículo 7o., donde se afirmaba que el Estado se encargaría de los gastos del clero. Este hecho entre otros de esos cuatro años, producirían la mayor cantidad de impresos del periodo de estudio. En Jalisco, a diferencia de otras partes del país, lo que más preocupó en esos años, fue la cuestión religiosa. La controversia entre escoceses y yorkinos no figuró en la prensa con la misma virulencia, ni las elecciones de 1828, aunque sí las leyes de expulsión de los españoles y sobre todo, el tema más álgido, fue la libertad de imprenta, relacionado con los anteriores. Puede decirse que en este subperiodo se dio con mayor fuerza Ja apertura de la discusión. La participación pública para influir en la opinión fue enorme y la discusión fue turbulenta. Rafael Dávila ocupó la gubernatura del Estado a partir del 4 de julio, después de haber sido depuesto Castañeda tras apenas unos días al frente del gobierno. Dávila pertenecía a los sectores medios de la población que iban ocupando, poco a poco, los cargos directivos de la administración pública en los lugares que tradicionalmente había ocupado la oligarquía peninsular. Durante su breve administración, se mandó el Proyecto de Constitución a todo el Estado a fin de que se discutiera. Éste recibió varias críticas anónimas. Dávila, durante su periodo, se dedicó exclusivamente a conciliar las relaciones del Estado con el Supremo Poder Ejecutivo tratando de evitar todo levantamiento que comprometiera la suerte de Jalisco. Un error táctico que no se le perdona a Dávila es haber cumplido órdenes de Alamán, Ministro de Relaciones, quien estaba «tratando de librar a la nación del precipicio a cuyo borde había sido conducida por hombres maliciosos o ligeros». 295 No faltaba en Jalisco la cirm por mil medios la discordia y la desunión y atacando la fuerza moral del gobierno, habían alta.n ado el camino al reestablecimíento de « ...Que sembrando 150 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS culación esporádica de algunos escritos en contra del gobierno general, siendo uno de los autores Anastasia Cañedo, quien fue aprehendido y enviado a San Bias, el 3 de agosto de ese año. La medida tomada por Dávila fue impopular. Varios diputados defendieron a Cañedo y exigieron explicaciones al gobernador. 296 La orden, sin embargo, se llevó a cabo y Cañedo estuvo en San Bias casi tres meses.297 Esto no lo frenó mucho, ya que después de algún tiempo, ya la tirarúa y abierto la puerta a la disolución, a la anarquía y a todos los males que le son consiguientes», en El Iris de falisco, núm. 115, 23 de agosto, 1824. Los diputados Sánchez, Cumplido y Gil, al tener noticia de tan arbitrario suceso, iniciaron ante el constituyente que se preguntara al gobernador en virtud de qué facultades había procedido contra Cañedo y que se publicara su contestación en la Gaceta del Gobierno, para que el Congreso y el estado supieran si Dávila, procediendo en virtud de facultades propias (que no tenía) o bien por delegación, había obrado conforme a la ley. El Congreso en comunicación bien enérgica, le ordenó que le pasara copia de la orden que al efecto había recibido (de Alarnán) y que la publicara además en el periódico oficial. Dávila contestó que Ja orden que para proceder así le había dado el Ministerio era muy reservada y, por lo mismo, necesitaba el permiso del poder ejecutivo tanto para pasar la copia que se le pedía como para publicarla. No contento con esta respuesta, el Congreso le replicó diciéndole: que extrañaba que siendo público el procedimiento, la orden fuera reservada: que el gobierno del estado tenía bastantes facultades para reprinúr por la vía ordinaria a los revoltosos y aún en casos extraordinarios se dictarían las que fueran precisas, sin necesidad de extralimitación alguna; y para que se viera que la ejecución no se había hecho por la propia autoridad del Gobernador, se expresara en la Gaceta de dónde provenía la orden y que ésta tenía el carácter de muy reservada. Urgido de esta manera, Dávila contestó que había resuelto anWlciar al público dicha providencia, «con el objeto de que el saludable ejemplar que se ha hecho contenga a los que intenten alterar el buen orden» y para que conociera «el público celo que anima al Supremo Gobierno para conservar la tranquilidad del Estado» y a la autoridad local «para contribuir a tan laudable fin>>. La conducta de Dávila fue aprobada por el Poder Ejecutivo; advirtiéndose que aWlque S.A.S. esté lejos de pretender hacer W1 misterio de sus operaciones, no se cree tampoco en la obligación de hacer publicar sus providencias» y por lo tanto dispuso que no se publicara la orden, sino sola la comunicación que con ese objeto dirigió al gobernador en respuesta» Alberto Santoscoy. «Cánon cronológico de los gobernantes de Jalisco», op. cit., p. 188. A pesar de las protestas de José Ignacio, su hermano, achacándole todos los males a la existencia de «facultades extraordinarias». Anastasio Cañedo fue conducido a prisión sin saber de qué se le acusaba y sin un juicio de por medio. «no se le permitió llevar una cabalgadura cómoda ni dinero para gastos» en septiembre, todavía estaba recluido en w1 cuartel de Tepic, sin saber la causa. El Tris de jalisco, núm. 122, 8 de septiembre de 1824. Sin embargo en LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 151 no en la revista La Estrella Polar, sino en forma de diversos folletos, bajo el seudónimo precisamente de El Polar siguió atacando al clero, a los diezmos y a la disciplina eclesiástica. El suceso, ocurrido sólo dos meses después de los penosos acontecimientos de la promulgación de la autonomía del Estado, deben verse como una continuación de las demostraciones de fuerza del centro sobre Jalisco.298 Dávila presentó su renuncia el 13 de octubre de 1824, ocupó el cargo Juan N. Cumplido. José Ignacio Cañedo presentó unos días después una denuncia de la conducta pública del ex gobernador en el Congreso, acusándolo de nepotismo y espionaje. 299 Entratanto, en la ciudad de México, Guadalupe Victoria asumía la presidencia de Ja República habiendo resultado triunfador por encima de Nicolás Bravo, quien asumió la vicepresidencia, para incomodidad de los jaliscienses, quienes, aunque habían votado por Victoria para presidente, habían elegido a Gómez Pedraza para vice presidente. Durante los meses de octubre y noviembre de 1824, el pueblo de Jalisco conoció y juró dos constituciones: la general y la particular del Estado. La primera, proclamada el 4 de octubre fue jurada por el vicegobernador Juan N. Cumplido y por el tribunal de Justicia, el 17 del mismo mes. El Congreso Local dispuso que los días 21, 22, y 23 fueran de gala para conmemorar la jura. En cuanto a la Constitución Particular, fue publicada y distribuida el 18 de octubre, el juez de letras de Tepic, encontró las causas «vagas e indeterminadas» por lo que Cañedo fue liberado. fdem., Alcance al núm. 143, 28 de octubre de 1824. Y no debe pasarse por alto la importancia que se le ha concedido a este suceso a través de los años y cómo los historiadores jaliscienses lo han conservado como una de las «grandes afrentas»: véase cómo se expresa Olveda respecto a este hecho «Dávila era impopular por servil y por haber restringido las libertades individuales», op.cit., J977, p. 48, refiriéndose al suceso de Cañedo. Muriá no se queda atrás: «Se vio tan servil y se ganó tal repudio» op. cit., 1988, p. 218. Y por supuesto lguiniz, quien abunda en el martirologio de Cañedo, op. cit., 1955. Lo acusa Cañedo de frenar el nombramiento de juez de letras a fin de que se nombrara al primo de Dávila. Lo acusa de haber sido el espía del gobierno central contra Anastasio. Asimismo, usó sus facultades extraordinarias para correr a varios empleados de la Secretaría de Gobierno y poner a su hermano. El Iris de jalisco, Alcance al núm. 143, 28 de octubre de 1824. Nicolás España resultó ser uno de los despojados de su empleo, que después presentaría pruebas contra Dávila. fdem., núm. 165, 17 de diciembre, 1824. 152 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS noviembre,300 sin embargo, debido a los problemas que habría de desatar, no pudo ser jurada sino hasta el 28 del mismo mes. Esta Constitución era una de las más extensas, con 272 artículos y como veremos, llegó a provocar una gran controversia entre el gobierno civil y el eclesiástico, a raíz del desacuerdo que hubo por el artículo 7o. en su segunda parte, la cual establecía el derecho que tenía el Estado para costear y fijar los gastos del culto. Todo el tiempo que duró la discusión de la Constitución, y después de haber sido promulgada, se desataría u na terrible disputa larga y tortuosa que es la sustancia principal de los capítulos de la tercera parte de este trabajo. 301 La mayoría católica del Estado expresó su incomodidad a través de pasquines y opúsculos donde se acusaba al gobierno de impío. Prueba de ello son los numerosísimos ejemplares de este tipo de propaganda.302 El Polar y sus seguidores criticaron durante años todo lo censurable, contra el fanatismo y la riqueza del clero. Ante la actitud subversiva de estos jóvenes, el clero y los escritores moderados no permanecieron pasivos, sino que a través de opúsculos y periódicos impugnaron sus escritos. 303 El asunto llegó a tanto que a la puJalisco fue el primer estado en sancionar su Constitución. Le siguieron Oaxaca, el l01 302 10 deenero de 1825; Zacatecas, 17 de enero de 1825; Tabasco, 5 de febrero de 1825; Nuevo León, S de marzo de 1825; Yucatán, 6 de abril de 1825; Tamaulipas, 6 de mayo de 1825; y Oliapas, Chihuahua, Durango, Michoacán, Puebla, Queretaro, Occidente y Veracruz les habían seguido a finales de 1825, Guanajuato y San Luis Potosí vinieron a continuación en 1826, con Coahuila, Texas y México en 1827. Cfr. Costeloe, LA primera rep!Íb/ica federal de México, 1824-1835. Un eshtdio de los partidos políticos en el México f11depe11die11te. México, FCE, 1975, p. 40 nota 11. Cfr. la correspondencia entre el Cabildo Eclesiástico y las autoridades gubernamentales, en donde quedan plasmados los estiras y aflojas entre ambas instituciones. El meollo del asunto estriba en que la asamblea constituyente de Jalisco creía inherente a la soberanía de los Estados el derecho a ejercer el Patronato, tal como Jo p racticaban algunos monarcas del orbe católico, pero se negaban a reconocer que para disfrutarlo era necesario tranútarlo ante la silla apostólica. (Es decir, celebrar un Concordato). Por el contrario, el clero consideraba que el país había perdido esta facultad al haber declarado su independencia de la monarquía española y que a partir de entonces, la Iglesia mexicana había recobrado su independencia. Este tema lo trataremos extensamente en la tercera parte de este trabajo en el capítulo correspondiente. En los anexos de este trabajo, el paciente lector verá una lista de folletos alusivos al tema, los cuales se encuentran en diversos repositorios dentro y fuera de la república. Esta frase repetida y repetida durante décadas por los epígonos de lguíniz -y claro, hasta por nú ahora- quita la atención de donde debe estar. ¿Por qué, -se LA PRENSA EN SU MOMENTO HISfÓRICO 153 blicación del folleto, Conjuración del Polar a los abusos de la Iglesia, en 1826, que «contenía proposiciones nada ortodoxas sobre disciplina eclesiástica, pago y distribución de diezmos, celibato del clero y otros puntos interesantes», para decir lo menos,.»1 se pretendió lanzar una excomurúón sobre el autor y se convocó a una Junta Eclesiástica,305 pero gracias a la intervención de algunos curas liberales, el proceso no pasó a mayores. Sin embargo, el suceso dio mucho que hablar a la prensa de la época. El Nivel y otros periódicos entraron a la discusión sobre la libertad de imprenta. 306 No tocaba al cabildo censurar los escritos, existiendo procesos civiles. Éste sería uno de los primeros enfrentamientos en Jalisco en cuanto a delimitación de atribuciones. Más adelante se insistirá en el tema. No se resolvió del todo el problema con la jura de la Constitución, sino hasta que el Congreso General expidió, el 18 de diciembre de 1824, un decreto en el que disponía: pregunta Brian Connaughton una tarde de verano todas esas d l'Cadas después- el clero impugna a través de folletos y escritos, si, pero espera DOS años para excomulgar a Cañedo? Porque -se responde Connaughton esa misma tarde- tal vez el clero esté cambiando...se está transformando tambi<\n. Permite que Cañedo diga cosas que en el fondo deben se.r dichas, pero ellos no se atreven a expresarlas. Esta jugosa charla será pospuesta unos cuantos capítulos hasta la tercera parte de este trabajo. Iguíniz, op. cit., 1955, p. 42. Compuesta por Domingo Cumplido, Pedro Espinoza, el señor Ríos, deán de Ja catedral, con la presencia de todos Jos párrocos y prelados d e Jos conventos. Estuvieron en contra de la excomunión Luis Verdia, que propuso se citara al acusado y se nombrara un defensor y el doctor Severo Maldonado, quien se expresó en términos despreciativos del cabildo. El debate se dio por terminado y no volvió a iniciarse el procedimiento en Jos términos prescritos por las leyes de la Iglesia. El cronista de la Junta fue Luis de la Rosa, muy alabado por lguíniz. Este dato aparece en Pércz Verdia, Recuento biográfico del Lic. /osé Luis Verdía. Guadalajara, 1889, p. 96, citado por Iguíniz, op. cit., 1955. Asimismo, además de la crónica que hizo Luis de la Rosa, varios autores dieron su versión de los hechos, según su filiación. Éstas se publicaron en El Nivel y otros opúsculos sueltos. La opinión de Ja Iglesia se expresó en un decreto d e excomunión si no se presentaba «esta oveja descarriada que se niega a las tiernas y paternales voces con que su legitimo Pastor la llama, la excita al arrepentimiento y al perdón...» En el folleto titulado Una ráfaga de luz a 1111 abismo de ti11ieblns. O sean algunas observaciones sobre In junta eclesiástica celebrada el 19 del corriente. (Noviembre 1825) el que lo suscribe, trata de demostrar el desorden de la Junta Eclesiástica y la ilegalidad de los procedimientos. Injuria especialmente a Maldonado (Severo), Verdía Qosé Luis) y Huerta (Esteban), por su extrema moderación. 154 LA DISPlJfA POR LAS CONOENOAS Mientras el Congreso General en virtud de la facultad 12a. del artículo 50 de Ja constitución dicte leyes por las que arregle el ejercicio del Patronato, no se hará variación en los Estados en puntos concernientes a renta.s eclesiásticas, a no ser que ambas autoridades acuerden dicha variación.307 La Constitución de Jalisco, al contrario de la General, que pretendía hacer concesiones tanto a liberales como a conservadores, fue muy radical, no buscó armonizar las tendencias. Los constituyentes querían convertir a Jalisco en un estado de acuerdo al modelo diseñado por el liberalismo. Pensaban en un poder fuerte capaz de sujetar cualquier otra fuerza que se saliera de su órbita. Advirtieron que en ese momento la Iglesia era la única capaz de oponerse al fortalecimiento del gobierno civil si no se sujetaba a tiempo. Sin embargo, la oposición al artículo 7o. fue tan poderosa que impidió su vigencia. Los liberales tuvieron que ceder. No era tiempo de acabar con el predominio de la Iglesia. «El hecho de que ni siquiera el Congreso General hubiera apoyado a Jalisco en el sostenimiento del artículo 7o. se debió al temor de que aquello derivara en guerra civil».308 La Constitución de 1824 dio salida a las fuerzas nuevas de las que se hablaba más arriba: las clases medias. Estos grupos emergentes transigieron con las oligarquías coloniales admitiendo privilegios, formas de propiedad y de acumulación de riqueza. Sin duda, la primera Constitución precipitó las luchas y el reacomodo social. Reyes Heroles apunta que ese texto «fue un documento de transacción, pero no una transacción para sostener el statu quo, sino dirigida cautelosamente a que el orden colonial fuera modificado». 309 Con los liberales en el poder en 1824, las leyes en Jalisco estuvieron de acuerdo con su ideología. Este texto constitucional pretendió configurar una sociedad basada en la interpretación individualista de los principios teóricos de libertad, igualdad y propiedad. Con una formulación de estos derechos se dio paso a una sociedad clasista, abierta y flui da en la que -al 107 l09 Santoscoy, cit. en Olveda, op. cit., 1976, p. 59. /bid., p. 60. Reyes Heroles, op. cit., t. 11, p. 11. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 155 menos en teoría no deberían existir normas ni privilegios que aseguraran a los individuos un estatus y una función determinada.310 Aunque la proclamación de estas medidas afectó muy poco a la estructura social en las tres primeras décadas del México independiente, sí se inició una época de gran movilidad social, en la que se fue conformando lentamente la clase social que inició el tránsito de una formación económica a la otra. Es básico reconocer que los liberales de la época entendieron que el propósito del Estado ya no ·debería ser regular la vida, sino promover Ja consecución de la riqueza y la creación de las condiciones apropiadas para favorecerla. En la política local de los años veinte, hubo un eruoque hacia la secularización y la destrucción de las corporaciones y mondpolios de origen colonial, percibiéndose un intento por liberar los bienes raíces para desarrollar la especulación. Aunque los más grandes golpes fueron después de 1830 con la primera reforma. Una vez aprobada la Constitución, el Congreso convocó a elecciones para gobernador, vicegobernador, senadores y diputados. Los candidatos fueron Prisciliano Sánchez y Rafael Dávila. Éstas, que serían las primeras elecciones reales de Jalisco, estuvieron muy reñidas, registrándose un empate entre los dos candidatos.311 El 5 de enero de 1825 quedó como gobernador Prisciliano Sánchez y como vicegobernador Juan N. Cumplido. La novedad del sistema federal preocupó mucho a Sánchez, ya que la mayoría de los funcionarios públicos de la capital y municipios, lo desconocían por completo. Es por eso que se dedicó a enviar a diferentes partes del Estado, toda clase de impresos que pudieran ayudarles a estos funcionarios en su labor. El gobierno de Sánchez no fue de efervescencia política, pero sí difícil al tratar de poner en práctica un sistema de gobierno nuevo, en medio de una población predominantemente analfabeta,312 dividida iio )11 m Olveda, op. cit., 1991, p. 226. Esta afirmación prueba que Rafael Dávila no era tan impopular «por déspota y por servil» como pretenden los historiadores jaliscienses. Víd, s11pra. Olveda pone de relieve este aspecto conflictivo para nuestro estudio. La población de Jalisco, fundamentalmente la rural, era en efecto «predominantemente analfabeta», lo cual pone en duda la hipótesis de Guerra de que tanto en los campos como en las ciudades, la gran mayoría de la población leía. Esta situación preocuparía tanto al gobierno que establecería las medidas educati- 156 LA DISPlITA POR LAS CONCIENOAS en distintos gru pos políticos y sin recursos hacendarios para tratar de remediar otros problemas ancestrales de diversa índole.313 Por lo demás, el año de 1825 se deslizó en calma. Se trató de promover cuanto contribuyera a la prosperidad del Estado: leyes hacendarías, políticas o sociales, encaminadas a mejorar la organización interna de Jalisco y asegurar la tranquilidad y libertad en el estado. En el periodo de gobierno de Prisciliano Sánchez fue cuando se promulgó el mayor número de leyes destinadas a destruir las trabas que impedían la concentración de la riqueza.31 4 La inseguridad pública sí era un problema, la población siguió siendo víctima de frecuentes asesinatos y robos dentro y fuera de los poblados.31 s Sánchez atribuía esto a la mala educación de los jóvenes, que no habían podido ir a la escuela durante la guerra de Independencia. Es por ello que el gobernador puso especial énfasis durante su adminjstración en la resolución del grave problema educativo. La Constitución Política del estado estableció la fundación de escuelas de primeras letras en todos los pueblos, debiendo el Congreso formar un Plan General de instrucción pública, el cual fue JU \U 115 vas que se describirán más abajo. Es necesario tomar en cuenta que si se inició en 1824 la revolución educativa en Jalisco, no se puede hablar en ese momento de lectura generalizada de periódicos. Olveda, op. cit., 1976. p. 66. Enero de 1825, ley de colonización -otorgamiento de terrenos y exención de impuestos por cinco años a los colonos; febrero de 1825- los indios fueron declarados propietarios individuales de sus tierras comunales. Prohibición de la esclavitud. Mayo de 1825 -no se permitió a los conventos y a las demás corporaciones religiosas adquirir por título los capitales a censo impuestos sobre los bienes ralees. Extinción de las comunidades de «los antes llamados indios» y no se accedió a las solicitudes de adquirir en comunidad ningún terreno. Se autoriza la denuncia de baldíos para impulsar la colonización. Agosto de 1825- primera orden que abolía las alcabalas. Enero de 1826- extinción de los dos centros de educación superior que habían educado a los miembros de la oligarquia: la Universidad y el Colegio de San Juan. Marzo de 1826prohibición de fundaciones de capellanías, aunque ésta nunca ful! respetada. Cfr. Olveda, op. di., 1992, p. 227. Hay otras leyes menores, que contribuyen a esto, como la ley de 14 de marzo de 1825, donde el gobernador ordena quitar todos los blasones de nobleza de los edificios y casas. AG1', legajo 20, caja 38, exp. 4. Esto no era privativo de Jalisco, sin embargo, para comprobarlo, echar un vistazo a la sección de (ln)Tranquilidad Pública del AGN. J LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 157 expedido el 29 de marzo de 1826. Este Plan resulta de vital importancia, ya que, además de establecer la enseñanza privada, sin más limitaciones que el acatamiento de las leyes, que en todos los lugares se pagarían con sus propios fondos, se especificaban las reglamentaciones de las escuelas públicas: debería enseñarse a leer y escribir, las reglas elementales de la aritmética y un catecismo; también se establecían los honorarios de los maestros. Aunque tal vez lo más importante de este Plan fue la creación del Instituto de Ciencias de Guadalajara, con sus ramas de preparatoria y profesional. Asimismo dividió la enseñanza en primaria, secundaria, tercera y profesional. Ante la creación del Instituto de Ciencias, la Universidad fue clausurada por considerarse que no llenaba ya las funciones que le correspondían de acuerdo a la época. Al respecto, opina lguíniz: Es verdad que su organización exigía reformas de trascendencia y que día con día se imponía la creación de nuevas cátedras destinadas a difundir diversos conocimientos científicos, cosas que no pasaban desapercibidas a la consideración de sus dirigentes, pero la escasez de rentas de que disponían les ataba las manos para realizarlas. Mas como las miras del gobierno no eran e11 concreto sino apoderarse de los fondos de la Institución con el fin de arrebatar a la iglesia su influjo sobre la educación de la juventud y por otra parte, movido por su ciego afán de destruir todo cuanto nos había legado España y arrancar al pueblo sus tradiciones católicas, no se propuso inyectarle nueva vida y adaptarla a las necesidades de la época, tarea factible si hubiera m ediado una poca de buena voluntad. 316 Los cuestionamientos a los viejos colegios y antiguas universidades no se dieron solamente en Guadalajara. Éstos eran resultado de los vientos de la época que habían comenzado a soplar desde las Cortes de Cádiz, donde en 1821 se expidió un reglamento general de educación pública que, aunque no se tomó en cuenta en Nueva España porque a su llegada la consumación de la Independencia ya era hecho, esto no impidió que en reglamentos posteriores sí se considerara.317 También Mora habla largamente sobre la inutilidad )16 l 17 lguíniz, «La antigua Universidad de Guadalajara» Lecturas liistóricas de jalisco después de la Independencia, UNED, t. 11 Guadalajara, 1981, p. 217. El cual presentaba un panorama muy amplio aJ educando, ya que contemplaba aspectos tan importantes como la enseñanza de las primera letras, estudios 158 LA DISPllTA POR LAS CONCIENOAS 318 de viejos colegios y universidad. Para contrarrestar la influencia de estas instituciones y «ofrecer otra posibilidad educativa a los alumnos que no deseaban ingresar a los seminarios conciliares o a las universidades cargadas de tradición colonial que impedia la renovación de cursos o de métodos»319 se crearon los Institutos de Ciencias. Ya en el Plan de la Constitución Mexicana en 1823, se habla de las promesas de la creación de Institutos Nacionales de enseñanza pública para instruir a Ja población de las ciencias físicas, exactas, morales y políticas.320 El Instituto de Ciencias de Guadalajara fue instalado en el local que ocupaba la Universidad, el 4 de febrero de 1827. Fundado sobre marcadas bases liberales, su plan de estudios tenía materias que por primera vez se enseñaban en Guadalajara y que se adaptaban ciertamente mejor a las necesidades de la época.321 Su director fue Pedro Lissaute, de quien ya se ha hablado en este trabajo. El Instituto fue considerado como «foco de radicalismo», sin embargo, se le concede que a pesar de su corta vida (7 años) produjo algunos «hombres notables que figuraron en la política, el foro y las letras». 322 l1S l 19 •llO l ll 322 universitarios mayores y para mujeres. Consideraban a la universidad como una «institución atrasada, incluso retrógrada» y siguieron la tendencia europea de establecer academias, tales como Ja de la Lengua e institutos científicos de las sociedades económicas. Laura Edith Dominguez, El J11stit11to de Ciencias de falisco. UNED, Guadalajara, 1987, p. 17. Montados bajo el pie de una disciplina monástica y reducida su enseñanza a cosas de poca o ninguna importancia en el día, no sólo no han podido contrariar el curso gene.ral de los conocimientos d e mayor utilidad, cuyo gusto se ha difundido generalmente, sino que a resultas de la tenaz oposición que han hecho a conformar su enseñanza con el cspiritu del siglo, han venido a un grado de absoluta decadencia. Mora, citado en Historia general de México, El Colegio de México, México, t. 1, 1987, p. 1035. Ann Staples, «Alfabeto y Catecismo», La ed11cación e11 la historia de México, El Colegio de México, México, 1992, p. 76. Martha Robles, Ed11cadó11 y sociedad e11 la historia de México, 1988. Citado en Manuel Caldera Robles, «La educación en Guadalajara a través de su historia. 1552-1990», Capitulos de historia de Guadalajara, t.!, p. 271. Los Institutos de Ciencias fueron establecidos en varias ciudades del país, como Zacatecas, Guanajuato, Toluca, Oaxaca y Gu<idalajara, entre otras. Los Institutos de Oaxaca y Chihuahua se establecieron en 1827; el del estado de México, en Toluca, en 1828; el de Zacatecas en 1832; y el de Coahuila en 1837. El de Guadalajara no fue el precursor, pero si uno de los primeros. Cfr. Laura Edith _ Dominguez, op. cit., p. 23. Iguiniz, op. cit., 1981, p. 217. LA PRENSA EN SU MO:vtENTO HJSTÓRICO 159 Por otro lado, la primera escuela con el sistema de Lancaster se estableció en Guadalajara en 1824 en el Colegio de San Juan y fue llamada «Amistad Universal». En cuatro años, adquirió suficiente importancia para que se pensara en la creación de una Normal (la cual se estableció en 1828). El mismo Lissautte fue uno de los primeros maestros de la escuela «Amistad Universal».323 También la cámara de Diputados tomó el acuerdo de que los preceptores de las escuelas públicas abrieran los domingos, un par de horas por la mañana, para enseñar a leer a los adultos, curso que subsistió en Guadalajara hasta 1847. Por otro lado, y para continuar con el panorama social que se ha pretendido dibujar aquí, en lo que toca a las diversiones en la ciudad, éstas seguían siendo las mismas.324 Hasta 1828 se establecieron legalmente las condiciones para el juego de lotería como un negocio.325 Circulaban en la ciudad anunciados en su prensa, distintos materiales de lectura: Triunfo de In Libertad sobre el despotismo de Lavalle, Cartas de Cabarrús, Ley Agraria de Jovellanos, Tácticas de los Congresos de Bentham, Ensayo Político de Rocafuerte, Catecismo Político para 11so de los habitantes de falisco de autor desconocido y Sucesos Memornbles de Robespierre.326 Además de una gran cantidad de libros piadosos, libros de viajes como el de Humboldt, Viajes a las regiones equinocciales con mapas y planos, obras de historia como la de Las Casas o la Historia Antigua de México de Clavijero, libros de medicina, física, derecho, diccionarios y gramáticas y obras litera- 315 "' La escuela lancasteriana se estableció en México en 1822, siendo uno de sus fundadores Eduardo Torreau. Éste mismo fue quien la establecería en Guadalajara dos ai'\os después. Cfr. Dorothy Tank de Estrada «Las escuelas lancasterianas», La educación en la /1istoria de México, Lecturas de historia mexicana, núm. 7, pp. 49-68 y Manuel Caldera Robles, op. cit., p. 279 y Cristina Cárdenas Castillo, op. cit. En 1826 se recibió la solicitud de renovar el bando de la prorubición de volar papalotes por ocasionar daños a la ciudad, lo que quiera que esto fuera. «Espectáculos públicos en el siglo XIX en Guadalajara», Exposición de documentos en el Archivo Municipal de Guadalajara, 27 de mayo de 1991, introducción de Lilia Bautista y Carmen Pedraza. Se puede participar con 90 números. No se permite la concurrencia de rujos de familia, madamas, venta ni consumo de licores, ni juegos de baraja. No se recibirá prenda alguna y más de 1 real en cada peso por los cartones vendidos. La pensión será por 10 pesos mensuales. ldem. Estos títulos proceden de El Tris de falisco, núm. 101, 21 de julio de 1824. Están a Ja venta en la misma oficina del periódico. 160 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS rias como el lvanhoe y el Quijote. Junto a ellos, Cartas de 1111 a111erica110 sobre el sistema federal, Manual de la Práctica Parlamentaria para el uso del senado de los E. U. por Jefferson y Reflexiones sobre la revolución de Francia por Edmund Burke.327 El Congreso del estado, en agosto de 1824, reglamentó la publicación del periódico oficial por medio de un decreto del dia 23 de ese mes. 328 El periódico que así iba a transformarse es La Gaceta del Gobierno ya citada, sin embargo, no se conserva un solo número de este periodo. El Iris, por su parte, continuó apareciendo hasta febrero de 1825. Sus contenidos pretendían ser imparciales. Dio todo el recuento de los sucesos relativos a lturbide, su salida de Londres, su llegada a México y su fusilamiento. Proporcionó las noticias más importantes del día en Guadalajara, sobre todo siguió de cerca las discusiones del Congreso local respecto de la Constitución. Así, se convirtió en un vehículo eficiente de información para todo el pú- ) 21 Estos libros estaban en la librería de El Defensor de la Religió11 y sus precios oscilaban entre los 20 pesos y los 10 reales en El Defensor de In Religió11, 1827, pp. 92y 294. Este está dirigido al Gobernador en los términos siguientes: ccEste honorable congreso ha tomado en consideración la necesidad que se advierte de que se ilustre y rectifique la opinión de la clase numerosa del estado y consultando a tan interesante objeto se ha servido disponer: que exitándose (sic) el celo de VE a fin de que se nombre a uno o más sujetos que se encargue de la redacción de la Caceta de este gobierno cuyo servicio se tendrá por recomendable al estado y que salga a la luz dos días cada semana en un pliego de letra de entredós que contenga tres partes. En la primera se insertarán todos los decretos y órdenes del soberano congreso general y del de el estado, todas las providencias del supremo poder ejecuHvo y de este gobierno y los últimos fallos de la excelentísima Audiencia en las causas crimi..nales. En la segunda se insertarán artículos propios y adecuados para ilustrar la clase numerosa del estado y crear en ella opinión, tratándose al efecto con sencillez las materias políticas que sean más interesantes. En la tercera se insertarán las noticias nacionales y extranjeras que sean de más importancia y a fin de cada mes se dará una noticia circunstanciada de ingreso y egreso de caudales en las cajas del estado y del número de causas criminales y negocios civiles que se hayan concluido en los tribunales del Estado. Se remitirá un ejemplar de las mencionadas Gacetas a cada uno de los ayuntamientos del estado, pagando la suscripción y porte , aquellos que a juicio del Gobierno tengan fondos suficientes, a reserva de que ] se les releve en todo o en parte de la expresada suscripción a proporción de l que el periódico se costee por si mimo y si pagados los gastos que en su impre- l sión se eroguen, sobrare alguna cantidad, podrá el vicegobernador gratificar セ@ con ella al redactor», lguiniz, op. cit., 1955, p. 38. J 4 J LA PRENSA EN SU MOMENTO HlSfÓRICO 161 blico, en cuanto a la discusión sobre materia religiosa, tema principal de debate entre los diputados. Se puede decir que El Iris sacó a las calles, volvió un asunto público, aquello que se había conservado en privado: la discusión sobre las leyes. Asimismo, El Iris ejerció una eficaz labor de mitificación en el momento de ser jurada la Constitución de Jalisco: así como hiciera El Mentor en 1813, se explayó largamente en el ceremonial que iba a llevarse a cabo, celebró con poemas alusivos, describió los adornos con que la ciudad festejaba e informó largamente de la parte de las discusiones con que el Gobierno contestó al Cabildo Eclesiástico en su negativa de firmar la Constitución y viceversa. Los problemas con el clero continuaron, durante todo el gobierno de Sánchez, debido a su radicalismo: a lo largo de 1826, se dieron ャゥァ・セ。ウ@ turbulencias en las relaciones entre el gobernador y la Iglesia. Volveremos con detalle a este tema en la parte tercera de este estudio, por ello nos limitaremos a indicar aquí que dichas turbulencias se debieron al decreto del 6 de marzo en que se facultaba al gobierno del estado a ejercer en exclusiva la provisión de piezas eclesiásticas. Las protestas de los curas sirvieron para desprestigiar al clero y hacer pensar al gobierno que debería intervenir en la autorización de nombramientos de los curatos vacantes. Esto no es sino una prolongación del descontento del gobierno por la cuestión del Patronato. De este modo, Sánchez volvió a sacar la cuestión del artículo 7o. Lo que repercutió una vez más en largas discusiones a través de la prensa. Murió el gobernador intempestivamente, el 30 de diciembre de 1826, cubriendo sólo la mitad de su periodo.329 José María Echáuri ocupó el cargo interinamente, esperando la llegada de Juan N. Cumplido, quien se vio forzado a dejar su cargo de diputado en la ciudad de México, aun en contra de la minoría escocesa del congreso local, para ocupar la gubernatura el 18 de enero de 1827. A partir de ese año, los yorkinos acapararon las posiciones políticas más importantes y tomaron partido por la defensa de la independencia frente a la amenaza española de reconquistar el pafs. 129 Contrariamente a lo que podría suponerse, el gobernador no fue envenenado (aunque existió en su momento la sospecha) sino que murió de una extraña infección de un dedo de la mano que se extendió por su cuerpo al arrancarse un padrastro. Cfr. Pérez Verdla, Biografías. Fray Antonio Alcalde. Prisciliano Sánc/iez. UdeG, Guadalajara, 1981. 162 LA D!SPlITA POR LAS CONCIENCIAS Ese año la legislatura jalisciense estaba compuesta de yorkinos, comenzando por el propio gobernador. Algunos otros yorkinos del congreso fueron Pedro Tames, José Ignacio Cañedo, Pacheco, Leal, y Castillo Portugal, quienes exageraron la situación que conservaban los peninsulares, ya que en Jalisco éstos habían abandonado los puestos públicos: las curules del poder legislativo, el poder ejecutivo y el judicial estaban en manos de la clase media emergente y uno que otro criollo terrateniente. Sin embargo, alegaban los yorkinos, los españoles se encontraban en las mejores posiciones desde el punto de vista social y económico, y la importancia y prestigio de la élite colonial seguía vigente. A Ja ley antiespañola sólo se opusieron Sanromán y Hermosillo. Por tanto, se aprobó la medida el 3 de septiembre de 1827. Hablaremos de esta ley y sus consecuencias en la prensa en la tercera parte de este estudio. Diremos aquí, sin embargo, que uno de los temas que tuvo mayor importancia durante esos años fue la ocupación de San Juan de Ulúa por los españoles: «la mayoría de los periódicos contenían una columna diaria dedicada enteramente a la situación en Veracruz».130 Era una advertencia de que la independencia de la nación no había sido aceptada por España y de que, mientras esta situación continuase, siempre existiría la posibilidad de una tentativa de reconquista en la que Ulúa podría ser el punto de partida. Esto sin duda influiría en la predisposicón en contra de los peninsulares. Nuevos comerciantes extranjeros se avecindaron en la región, sobre todo en Tepic. Con ello, los viejos mercaderes establecidos en Guadalajara que debían su prosperidad a la relación que habían mantenido con España, compitieron sin ventaja con los comerciantes anglosajones. Quedaron relegados a la distribución de los productos tradicionales -vinos y alimentos- mientras que los franceses controlaban la venta de artículos finos . Y los ingleses distribuyeron las mercancías de consumo masivo a bajos precios. La casa comercial de mayor peso fue, sin duda, la de Barrón y Forbes que controló el comercio desde 1824 hasta la mitad del siglo. En 1827 el Go bierno de Jalisco pudo por fin eliminar la Haceduría de Diezmos de la Iglesia y crear una Junta Directiva estatal para recaudarlos y administrarlos. Esta vez el gobierno pudo resistir las impugnaciones clericales contando con el apoyo del preJJO Costeloe, op. cit., p . 43. セG@ \ LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 163 ¡ ¡ sidente Guerrero, pero resultó un verdadero problema separar las rentas correspondientes a otros estados cuyos territorios pertener.セ@ cían total o parcialmente al obispado de Guadalajara. 331 Más de un セᄋ@ año habría de pasar, antes de que quedaran las cuentas claras en ese f. sentido. Desde que Jalisco decidió adoptar el federalismo a la caída de Iturbide, hasta 1835 en que se adoptó la forma de gobierno central, los distintos gobiernos defendieron y sostuvieron enérgicamente r aquella forma de gobierno, con las armas o con la imprenta. Durante los 12 años conocidos como la Primera República Federal, no cesaron las hostilidades y pretensiones de los centralistas por hacer variar el sistema de gobierno. Nicolás Bravo se levantó en Tulancingo en enero de 1828, aparentemente pugnando por la extinción de las sociedades secretas. Aunque se sospechó que quería desestabilizar el país. El Congreso en Jalisco, temiendo que la insurrección se propagara, d ecretó el aumento de los recursos militares y la detención de militares sospechosos. Esta medida desprestigió a Cumplido, quien fue separado de sus funciones, se nombró en su lugar a José Justo Corro, el 24 de septiembre de 1828.332 Debido a estos acontecimientos, Cumplido perdió las elecciones frente a José Ignacio Cañedo. Fueron, sin embargo, las elecciones de México, en las que contendían Gómez Pedraza y Vicente Guerrero, las que ocuparon toda la atención de los ciudadanos. Ante la pérdida legal de la presiden- t i lll 132 Un ejemplo de ello es Zacatecas, algunos feligreses de ese estado expusieron varias veces su inconformidad al tener que mandar los diezmos a Jalisco. Estas quejas fueron seguidas de largas explicaciones de los eclesiásticos en El Defeusor de /11 Religió11, Guadalajara 1827. El asunto es un poco más complicado, como de seguro el lector se sospechaba. Cumplido mandó detener a Juan de la Peña y Río entre otros militares, por sospechar -sin muchas pruebas, para ser francos- su complicidad con el Plan de Montaiío. Pronto surgieron defensores de Peña -Ignacio Vergara, ex-polar, sobre todo-, máxime porque el militar sin juicio de por medio había sido mandado a Mezcala (Isla del Lago de Chapala usada como cárcel). Esta acusación se complicó con Ja cuestión política: se preparaban las elecciones locales y Cumplido era el candidato del partido liberal «exaltado», mientras que en el Congreso dominaba el partido moderado que postulaba a José Ignacio Cañedo, por lo cual, se aprovechó la oportunidad para nuliftcar al opositor. El Congreso votó por mayorfa que si habla lugar a formación de causa contra Cumplido, por lo que fue destituido. Cfr. Pérez Verdía, op. cit., t. 11, pp. 250-251. 164 LA DISPlITA POR LAS CONOENOAS cia por este último (Jalisco votó por Gómez Pedraza)333 hubo sublevaciones: la de Santa Anna en Veracruz y otras en la Acordada. Se desconoció la elección y Jalisco protestó airadamente por la violación, adoptó una actitud extrema de defensa arguyendo amenazas al sistema federal. Por la desconfianza y la división que se introdujo en Jalisco, Gordiano Guzmán se levantó en armas en Tamazula para apoyar a Guerrero. Las logias masónicas fueron un tema candente durante el gobierno de Prisciliano Sánchez y hasta 1828. Por ser un tema que se prolongó durante todo el periodo de estudio y que incidió considerablemente en la prensa de la época, lo hemos dejado hasta el final de este capítulo. En Guadalajara en 1826,334 se estableció, a fin de contrarrestar la acción de los escoceses, el rito yorkino. Para el establecimiento de este último, se sabe que Lorenzo de Zavala estuvo en esa ciudad. [...]encontró buena acogida y muchos de los jóvenes más inteligentes y aún sacerdotes y religiosos se afiliaron a la nueva logia, que contribuyó no poco a aumentar la división y encono de los partidarios políticos. 335 Aunque no se tiene exacta noticia sobre las actividades que desarrollaban, sí se sabe que algunos políticos e intelectuales pertenecían a ellas y que eran vistas con beneplácito por el Gobierno del estado. Se dice que Prisciliano Sánchez era por lo menos simpatizador de la masonería si no es que miembro de ella. Ese mismo año, en el informe sobre el estado la situación y existencia de logias )Jl Costeloe hace una anotación interesante: remarca que varios estados que votaron por Gómez Pedraza representaban zonas de influencia de algunos de sus adeptos más distinguidos. En el caso de Jalisco, éste era el estado natal del senador Cañedo. Costeloe, op. cit., p. 181. Los datos coinciden con lo expresado por el gobernador Prisciliano Sánchez a Espinoza de los Monteros: «que en la capital de Jalisco hubo desde el año de 1823 una logia de masones escoceses que acabó en el año anterior (1825) y que en el presente parece que hay dos logias de los llamados yorkinos seguramente dependientes de las de esta capital». Publicación de Documentos sobre la existencia de logias masónicas en los estados, Imprenta del Supremo Gobierno en Palacio. México, 28 de noviembre de 1826, pp. 20 y 25, colección Basave. Biblioteca de México. Pérez Verdía, citado en lguiniz, op. cit., 1955, p. 35. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 165 masónicas en todo el país, a diferencia de otros estados en donde se recelaba de estas agrupaciones y se recomendaba su desaparición, en Jalisco, el gobernador Prisciliano Sánchez, es citado de este modo: El gobierno de Jalisco opina que las dos logias de yorkinos que asegura haber en aquella capital, no presentan hasta el día la menor sospecha contra nuestras instituciones ni comprometen de manera alguna la tranquilidad pública ya porque los sujetos que se dicen pertenecer a ellas son patriotas muy juiciosos, muy probados en las virtudes republicanas y de notoria hombría de bien y ya porque los efectos de las operaciones que se les atribuyen son ente.r amente favorables al sistema federal que a la par que toman incremento las logias, se ve sostenido hacia todas partes.336 Para comprobarlo, el gobernador de Jalisco cita las elecciones llevadas a cabo y que recayeron en republicanos probos. En su sentir, el objeto de la masonería es propagar las luces incesantemente en la masa del pueblo, para sacarlo de su abatimiento. Tarea útil y necesaria en el sistema federal republicano.337 Sánchez dice ignorar los fines políticos de las logias yorkinas ahí establecidas y es él quien dice que no es fácil descender a los pormenores de la masonería porque tiene sus secretos y sólo sabe lo que presenta la voz pública y lo que se asegura comúnmente. Se cuida mucho dón Prisciliano al afirmar que «Se anuncia en público» que la componen gentes de gran probidad y valfa, sin embargo sus opiniones inflamadas en tomo a ella, hacen sospechar de su membresia.338 Por otro lado, es curioso cómo Espinoza de los Monteros trata de explicar por qué hay tan marcada oposición entre la opinión de Jalisco y la de otros estados, y la atribuye a que al principio y mientras no se excedieron, las logias se consideraron inofensivas y Jalisco conservaba hasta el momento esa idea.339 Sobre las elecciones en las que pretende sustentar su confianza en los masones, dice: Si los indíviduos que han influido en ellas pertenecen a la masonería yorkina como se les supone, ciertamente tales asociaciones pueden considerarse como el más robusto apoyo a la federación y en este "" Espinoza de los Monteros, op. cit., pp. a, 20 y b, 25. "7 111 Jbid., p. 11. 119 Olveda lo considera miembro primero y luego alto dignatario, op. cit., 1976. Espinoza de los Monteros, op. cit., p. 12 166 LA DISPlffA POR LAS CONOENQAS sentido seria de desear que todos los mejicanos fueran masones para que cada uno se considerara como atlante de las libertades públicas.:\40 Las dos logias a que hace referencia Prisciliano Sánchez eran las denominadas «Antorcha», de la que era venerable Esteban Aréchiga y celadores José María Foncerrada y Julián Ávila; y la «Federal», que tenía por venerable al doctor y maestro José Domingo Cumplido (aunque probablemente se trate de un error y sea Juan Nepomuceno Cumplido, como lo cita Mateos) y por celadores a Pedro Tames y Victoriano Roa, ambos grupos dependientes del rito nacional mexicano. 341 Para 1828, se cita una tercera logia: «Jalisco Libre» que tenía como venerable a José Miguel Barreiro y como celadores a José Ma. López y José María Cuadros.:i.u A Ja logia yorkina ingresaron los antiguos iturbidistas, republicanos, los federalistas, Jos progresistas y los liberales puros. Se dice que Juan N. Cumplido, el vicegobernador, era «venerable» (a menos que se trate de una confusión, con José Domingo Cumplido, arriba citado) y que los diputados Cañedo, Pacheco Leal y Castillo Portugal, todos eran miembros de la logia.343 Se ha señalado a este factor como decisivo en la efervescencia posterior que habría de redundar en Ja prensa: [...]su presencia trajo consigo el abuso de la imprenta, ya que a partir de 1825, en Guadalajara, circularon toda una gama de folletos y pasquines en los que se combatía tanto a particulares como a funcionarios públicos... En El Nivel, órgano de los yorkinos, se acusaba al catolicismo de ser la causa de todos Jos males que aquejaban al género humano y para demostrarlo, incluían párrafos integros de las obras de Voltaire, Rousseau y otros jacobinos del siglo XVlll.344 Esta afirmación es demasiado contundente. Si los masones, en efecto, se expresaron a través de la prensa de Guadalajara, fue de una manera muy distinta a como lo hicieron en otras partes del país, y su presencia tuvo otras consecuencias. Sí hubo ataques a Ja Iglesia セ P@ セR@ :W I Prisciliano Sánchez, en Espinoza de los Monteros, op. cit., p. 22b. Iguíniz, op. cit., 1955, p. 35. Juan M. Mateos, op. cit. Olveda, op. cit., 1976, p. 77. /bid., p. 71. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 167 en muchos aspectos, defensas aisladas a funcionarios como Esteva, incluso artículos de defensa al derecho que reunirse en sectas como las masónicas, pero no hubo una discusión acérrima entre grupos como la describen autores como Costeloe para la ciudad de México o Blázquez para Veracruz. 345 En cuanto a libertad de imprenta, se dieron algunas medidas. Dignas de resaltarse son, por supuesto, las tomadas en la Constitución; consigna en su artículo 9o. que el Estado la garantizaba346 éste es muy escueto y sólo dice: «El estado garantiza estos derechos (libertad, igualdad, propiedad y seguridad), garantiza asimismo la libertad de imprenta y prohibe absolutamente la esclavitud en todo S X@ su territorio».347 No sufrió modificaciones en los años ーッウエ・イゥN セ Mientras que en el artículo 161 que trata sobre las obligaciones de los estados, fracción 4a, abunda en el tema. Una de esas obligaciones es: «Proteger a sus habitantes en el uso de la libertad que tienen de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación anterior a la publicación cuidando siempre de que se observen las leyes generales de la materia».349 Se abusó, en efecto, de la franquicia y los periodistas declararon guerra abierta al gobierno local, al general, a la Iglesia y sus instituciones. En la misma Constitución General de 1824, quedó instituida la manera de castigar los abusos de la libertad de imprenta. Esto se hacía a través de un «juri», palabra que viene del inglés \セ オイケᄏL@ juicio por jurado, costumbre anglosajona que se usaba en el Distrito Federal y algunos estados (entre ellos Jalisco). 350 Varios casos de este tipo se presentan en la prensa de la época. El más sonado de ellos, fue el conflicto en torno a la excomunión de Cañedo en 1826. La Junta Eclesiástica se reunió para juzgar un escrito que atacaba a la Iglesia, aunque al parecer la ley decía que dicho escrito debía ser denunciado al juri de imprenta como cualquier otro. El jurado ecle- セ@ ¡¡ 7 m 1'9 350 Cfr. Costeloe, op. cit. y Carmen Blázquez «Escoceses y yorkinos. La crisis de 1827 y el pronunciamiento de José Rincón en el Puerto de Veracruz», Anuario VII, Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales. Universidad Veracruzana, Xalapa, 1990, pp. 17-34. Iguiniz, op. cit., 1955, p. 29. La Constitución de Xalisco de 1824, Prólogo de Manuel González Oropeza, UdeG, Guadalajara, Congreso del Estado de Jalisco, 1993, p. 35. Jorge Alarcón, Evolución Constitucional de Jalisco, tEs-UdeG, Guadalajara, 1977. Costeloe, op. cit., p. 452 Green, op. cit., p. 71. 168 LA DISPlITA POR LAS CONOENOAS siástico, sin pasar por ninguna formalidad civil, trató de condenar a un autor que supuestamente atacó a la religión nacional. Procedimiento a todas luces equivocado, ya que la ley decía que debía ser juzgado por un juez civil. La ley decía además que para que nada opuesto a la religión se publicara, ningún escrito debía pasar sin previa licencia del ordinario ¿entonces? El asunto se complicó y los defensores de Cañedo trataron de probar que el escrito no hablaba de religión, aunque hablara de diezmos, celibato e intolerancia. Ésas eran enmendaduras hechas al evangelio y donde decia que «todas las religiones han causado trastornos a las sociedades» no era asunto de religión, arguían, sino de historia. 351 En otro de los folletos que lleva por nombre Una Palabra al Polar convertido y está firmado por El Amante de la religión, se denuncia también que los canónigos estaban extralimitándose al querer censurar la Conjuración ... volviendo a mencionar que si había procedimientos legales constituidos para juzgar estos escritos, la iglesia nada tenia que hacer.352 A este respecto, sobre libertad de prensa, El Nivel incluye un remitido: «Peor que de la inquisición» aclarando que la excomunión que va a sufrir El Polar se extiende a todos los miembros de la imprenta de donde salen estos papeles (la imprenta es la misma, la de Sanromán).353 Posteriormente, hablan de manera larga al respecto. Dicen que siempre se ha tenido un terror a la imprenta libre. Copian un supuesto anatema de un gobernante árabe, sin 351 352 Una ráfaga de luz a un abismo de tinieblas, La Estrella Polar. Polémica federalista, ya citada, p. 132. Aquí el autor hace una larga disertación sobre los historiadores y la religión: «Led esa multitud de hombres que sin nociones de teología han hecho la historia del género humano ¿Qué nos dicen todos los historiadores cuando nos hablan de la introducción de una nueva religión? Porque he leído la historia, he quedado convencido de que desde el viejo Zoroastro predicó en la Indisa una religión de paz, de caridad y de amor, desde que aconsejó a los hombres que adorasen al dios del fuego creía el principio de la vida y en el sol que es fuente de la luz; desde que predicó a los pueblos casi toda la moral que Jesucristo predicó en la Judea, hasta que el arriero Mahomet vino a introducir su religión de fuego, de furor y de sangre, no ha habido una religión que no haya causado estragos en los pueblos. ¿Qué nos dicen nuestros historiadores sagrados?...Que el imperio todo de la antigua Roma se llenaba de trastornos y confusión cuando Jesucristo predicaba la paz entre los hombres ... Esta información la encontramos en el libro de Brian Connaughton, op. cit., pp. 207-208. El Nivel, núm. 224, 2 de febrero de 1826. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 169 embargo, dicen que las razones son las mismas en cualquier ャオ ァ。イNセ@ «Llegó a tal grado la proliferación de panfletos que un grupo de personas conscientes del perjuicio que estaba ocasionando el abuso de Ja imprenta en Jalisco, pidieron al gobierno que su publicación fuera restringida o bien, controlada».355 Esta situación dio pie a una pugna entre el Ayuntamiento y el Gobernador. El primero en un oficio pedía al gobernador que se refrenaran los abusos de la libertad de imprenta. Estaba asustado por la abundancia de papeles: Ve el Ayuntamiento que la opinión debiendo ser uniforme, se halla dividida por folletos impíos que desgraciadamente han salido d e esta capital, así es que de donde quiera se distinguen los ciudadanos con los sobrenombres de fanáticos y despreocupados lo que en gran parte no significa otra cosa que fanatismo y apostasía. ¿Podrá subsistir el cuerpo social viéndose repentinamente agitado p or Jos elementos heterogéneos que antes desconocía? cree esta corporación que de ninguna manera.356 El Ayuntamiento no confiaba en los jueces de imprenta y rogaban su cambio. Recordaban que el articulo 2o. del reglamento de imprenta decía que había libertad general para imprimir y publicar JSS l» Estas razones son: «10. La facilidad de comunicar los pensamientos tiende a disipa r la ignorancia: garantía y salvaguardia de los estados bien gobernados. 2o. Porque resultarán libros de agricultura y facultades mecánicas cuyas noticias pueden llevar a la larga a despertar el genio de nuestros cultivadores, excitar su industria y aumentar su riqueza, inspirándoles algún día elevación de alma y amor al bien público. 3o. Porque habría libros que quitasen lo maravilloso de las historias y enseñasen que todo marcha en el orden natural, lo que es contra nuestra santa religión 4o. Habrá libros que recomendarán la tolerancia, la moderación y el amor a la patria (No tenemos más patria que la celestial) So. Podría ser que se levantasen filósofos que inven tasen máximas peligrosas so pretexto de ilustrar a los hombres. 6o. Puede ser que aumentando el respeto que tienen por Dios e imprimiendo que todo lo llena con su existencia se disminuirían otras prácticas y otras oraciones en detrimento nuestro (de nuestra subsistencia). Por tanto se prohibe leer todo lo que salga de la imprenta, que nos enseñe a leer y que no se les hable a los hijos coherentemente. Prohibimos expresamente el pensar. El Nivel, núm. 253, 15 de abril, 1826. Olveda, op. cit., 1976, pp. 71-72. Este oficio está firmado por José Ma.ría Portugal y Maria.no Arroche, El Nivel, núm. 234, 28 de febrero de 1826. 170 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS toda clase de escritos, exceptuando sólo los que versaran sobre la sagrada escritura y los dogmas de la religión. El gobernador contestó: «Si los síndicos no han denunciado estos papeles, tal vez éstos son injuriosos a los eclesiásticos, pero no al dogma». En los pueblos que empiezan a d escubrir la nueva carrera de su libertad, se trazan frecuentemente por las prensas temas que jamás se habían sujetado a discusión en las tinieblas del despotismo, tales son algunos puntos morales y de disciplina para los que no se necesita licencia del ordinario. Por esta novedad y por la acrimonia y acaloramiento con que suelen expresarse algunos escritores no pued en menos que sorprender a los que por hábito se han acostumbrado a creerlo todo, confundiendo al dogma con lo que no lo es.m Decía que es verdad que se requería uniformidad, pero sólo tras la discusión «Choque de pareceres y revolución de ideas» que siempre ocasionaban el descubrimiento de la verdad, los intereses y las pasiones encontradas. Hubo una contestación del Ayuntamiento a la respuesta del gobernador: aquél señalaba textualmente los párrafos ofensivos a la religión en varios folletos. 358 El organismo apostaba que ésos se habían publicado violando la ley. Además, continuaba, los fiscales no acusaban los impresos por no confiar en el jurado electo (o reelecto). El gobernador en una respuesta más, aceptaba que en efecto los escritos eran violatorios del artículo 2o. del reglamento de imprenta y nada más. No aceptó cambiar al jurado.359 Como vemos, en rea lidad detrás de esta petición se hallaban los proclericales as ustados ante la Libertad que se habían encontrado los panfletistas que habían impugnado al clero como el «Polar». )57 ldem. Estos folletos son: El Polar Convertido (En la congregación de todos los fieles está la soberanía de la Iglesia, lo que no se h aga por elección no i:s legítimo.) Ultraje a las autoridades (El gobierno de la Iglesia es popular y rep resentativo.) El Nivel núm. 207 (La potestad secular d ebe ser el único director de la religión) úmj11raci611 del Pelar (fuera del supremo tribunal del pueblo, nadie tiene mando sobre los hombres) y lo referente a los órganos del cuerpo humano y el celibato. Y el peor de todos: Pastoral del Polar (donde se burla de la excomunión). Todos ellos los analizaremos en la tercera parte de este trabajo, en el capítulo correspondiente. El Nivel, núm. 239, 9 de marzo de 1826. LA PRENSA EN SU MOMENTO I-llSTÓRJCO 171 Ya se vió que se acusa a las logias masónicas de los abusos de la imprenta en Guadalajara. Se han citado también los órganos a través de los cuales éstos se cometían. El primero de ellos a quien se califica como «órgano de los yorkinos» es El Nivel, publicación trisemanal aparecida entre 1825y1826,360 en la imprenta de Sanromán que contiene gran variedad de noticias tomadas de otros periódicos nacionales y en efecto, largas argumentaciones en contra de Ja Iglesia, además de las frecuentes defensas a la libertad de imprenta que vimos más arriba. Tal vez por ello tiene como epígrafe una frase de Darwin: «He who allows the oppression shares the crime». Los otros periódicos de los cuales se hace tabla rasa junto a El Nivel361 son: La Fé de 1825, del que sólo se sabe el nombre. De La Fantasma ya hablamos en el capítulo anterior, por la simple razón de que sólo se encontraron 11 números, hasta febrero de 1824. El Polar, creemos, no existe, más allá de los folletos que Cañed o firmó con ese seudónimo. Los Debates es un periódico de 1824, contra él se dirigen los ataques de folletos como El error despojado de su propia forma. El error núm. 3 impugna al núm. 7 de Los Debates contra la tolerancia religiosa,362 por lo que se puede asumir que sus contenidos son anticlericales. De El Cisne Americano de 1826, sólo hay citas. De este último, se sabe que fue junto a La Palanca, órgano de expresión de los enemigos políticos de Prisciliano Sánchez, acusaron al gobierno de déspota. La vida privada del gobernador y de otras personas, así como leyes y acuerdos a que se llegaban, fueron también puntos de referencia. 363 361 362 ll>l Se encuentran en el Archivo Histórico de Condun1ex sólo los números 12, 26 de septiembre de 1824 y 13, del 28 del mismo mes y año¡ además de un suplemento al núm. 47 incorporado al Oriente de Jalapa, titulado, Suplemento al Nivel de Guadalajara. En la Hemeroteca Nacional se encuentra un tomo que comprende desde los números 132, del domingo 3 de julio de 1825 hasta el núm. 265, correspondiente a mayo de 1826. lguíniz, op. cit., 1955 p. 46, es el primero que simplemente menciona «en ese mismo periodo se editaban además con distintos fines y criterios La Fe, 1825, El Nivel, 1826...», Jaime Olveda, op. cit., 1976, quien une a El Nivel con La i:antasma y El Polar udonde se acusaba al catolicismo...» como dijimos arriba. Víctor Hugo Lomelí, «Los primeros periódicos de Guadalajara», Lecturas llistóricas de jalisco después de la J11dependencia, t. 1. UNED, Guadalajara, 1981, p. 133, le añade La Palanca y El Cisne Americano. Wolfgang Vogt repite esta información. Por su temática, lo hemos incluido en la tercera parte de este trabajo. Jaime Olveda, op. cit., 1976, p. 163. 172 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS De La Palanca, hasta ahora nada se sabía excepto este empate con el periódico arriba mencionado y, vagamente, algo de sus contenidos radicales, su vida va del 15 de junio de 1826 al 29 de febrero de 1828. Su epígrafe anuncia: «Si reunidos tiranos e impostores manteniendo a los pueblos en la infancia sus árbitros se han hecho y sus señores, a expensas del candor y la ignorancia, hoy la opinión de la prensa les arranca apoyando en las luces su palanca». Ésta es una de las publicaciones que desapareció a pesar de ser tan longeva. Sin embargo, pudimos encontrar algunas de sus huellas, que no dejaron de ser significativas, en otros periódicos. En su prospecto, están decididos a «usar el conocimiento de los derechos y deberes de los pueblos como palanca para llevar a los pueblos a la altura de los conocimientos políticos».364 Publicaron largos artículos de defensa a la masonería «en un país donde exista la libertad, los masones no tendrían por qué esconderse» así como artículos defendiendo a Esteva y enunciando así su filiación yorkina ya que éste, como dijimos, estaba siendo muy atacado por los escoceses en esos momentos. La Palanca se nos revela como un periódico especialmente provocador y antirreligioso. El Defensor de la Religión, su contemporáneo y principal impugnador, lo compara con los peores herejes de la historia, como Juan de Wiclef, Juan de Hus o «el impío Rousseau», ya que al parecer este periódico se atrevía a llamar al Papa «tirano» y Es pues menester que todo republicano consagre sus tareas a la útil dirección de la opiriión del momento, profundizando, difundiendo el conocimiento de los derechos y deberes de los pueblos y sus magistrados y manifestando la falsedad de los pretextos informes tras de los cuales se atrincheran frecuentemente los intrigantes, viles y los hombres culpables.Tal es en el compendio el objeto que se han propuesto los editores de este periódico al publicarlo, ellos los emplearán como una palanca para llevar a los pueblos a la altura de los actuales conocimientos políticos, dirigir la opinión al fin de la utilidad común y crearla de algún modo si les es posible, publica.n do algunas cuestiones que no se han tratado todavía y que tienen una inmediata relación con la felicidad de la nación mexicana.Consecuentes al plan propuesto, sujetarán a la critica todos los hechos públicos de los funcionarios que sean dignos de alabanza o de reprensión: lo mismo protestan hacer con los papeles que merezcan la atención del público, en ella no habrá animosidaces ni personalidades: la verdad sola conducirá su pluma. Darán en estracto las noticias interesantes, ya nacionales como extranjeras, amenizarán el periódico con algunas poesías inéditas y toda especie de variedades de buen gusto y admitirán aquelJos comunicados que tiendan a fomentar el espíritu público. Águila Mexicana núm. 46, jueves 15 de junio de 1826. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 173 aún más, a dudar de su infalibilidad o bien, a propugnar en contra de los fueros eclesiásticos. El Defensor de la Religión, órgano muy longevo para los cánones de la época, es sumamente セイオ、ゥエッ@ y de dificil lectura,365 circuló entre 1827 y 1828, para ser reeditado en 1833. Sus autores son Pedro Espinoza, que llegaría a ser obispo, Francisco Espinoza, rector del seminario, Pedro Barajas, entre otros.366 La prensa religiosa tiene sus antecedentes en las gacetas publicadas durante la Colonia. En ella se daba cuenta de los festejos eclesiásticos, solemnidades, canonizaciones, llevadas y traídas de imágenes milagrosas, autos de fe, martirios, además de otros acontecimientos dignos de mención, como terremotos, inundaciones, viajes, etc.367 Dichas publicaciones novohispanas fueron hechas por religiosos, ello dio a la prensa colonial una tónica informativa eminentemente religiosa. Después de la Guerra de Independencia, cuando e l periodismo sufrió un importante cambio básicamente informativo, como se había mantenido, se volvió político y polémico, anunciando así la apertura de la esfera pública, la Iglesia recurrió a él como uno de los elementos para conservar, consolidar y aún extender su poder. El primer periódico estrictamente clerical de que se tiene noticia en México es precisamente El Defensor de la Religión. Salió de la imprenta de la viuda de Romero a cargo de José Osorio Santos. Nació para «impugnar los errores de los últimos siglos, por algunos ciudadanos amantes de su patria y religión». 368 Afirmaba que la Iglesia sufria constantes ataques de la prensa regular, por eso necesitaba órganos que la representaran y apoyaran como autoridad independiente. Tuvo un gran alcance geográfico y considerable éxito, debido a sus contenidos lo trataremos profusamente, en la tercera parte de este trabajo. 16; l60 '67 l6I Puede encontrarse completo, tanto en la Hemeroteca Nacional como en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco. Cfr. Connaughton, op. cit., p . 320. Ahí mismo encontrará el investigador algunos de los rasgos biográficos de estos personajes. Esta información fue tomada de Maria Teresa Camarillo Carbajal, «Prensa y poder eclesiásticos en el siglo XIX», Revista mexicana de ciencias políticas y sociales UNAJll, núm. 109. México, pp. 19-29. Esta autora a su vez toma la información de Francisco González de Cossio. «introducción» a gacetas de México, México, 1949. El Defensor de la Religión, Prospecto, 26 de enero de 1827. 174 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS El Tribuno, de 1827, se conoce por ser una publicación más de Pedro Lissautte a su vuelta a Guadalajara después de haber sido perseguido por las autoridades en 1824, estaba editado por la Sociedad Patriótica, todavía en funciones. En él «continuó la campaña disolvente iniciada en la anterior publicación»,369 cualquiera que ésta haya sido. Se dice que su posición es absolutamente radical y ataca a la Constitución General por usurpar la soberanía de los estados y por haber adoptado la religión católica.370 El doce de octubre de ese año, en la víspera de la aparición de su número 32, se notificó a Lissautte que en 8 días debía abandonar la ciudad y el Estado. Lo cual se llevó finalmente a cabo. EL Imparcial, de 1827, sólo se conoce como periódico de política, ciencias y literatura,3n mientras que EL Xalisciense, de 1828, sólo es conocido por una cita que se publica en Águila Mexicana, en julio de ese año en donde alaba a Gómez Pedraza.3n Como vemos, La Palanca, junto con El Nivel serían los únicos que iban a entrar en disputa en los mismos términos que los órganos de prensa de la ciudad de México, defendiendo directamente a la masonería o a sus directivos. El Xalisciense, al parecer, resulta ser un órgano nacido para la campaña de Gómez Pedraza. Por lo de- m ) 12 lguíniz, op. cit., 1955, p. 40. En el Águila Mexicana, aparece en agosto d e ese año la siguiente invectiva en su contra: «Nada es más inicuo, nefasto y detestable que el establecimiento y la continuación del expresado periódico. El ataca la Constitución General como una usurpación de la soberania de los estados y pretende que se reduzca a cenizas principalmente por haber adoptado Ja religión católica. Ultraja atrev idamente a las autoridades y corporaciones más respetables de la federación: siembra el gérmen de la anarquía y disolución ante la apariencia hipócrita de pretender que los estados se contituyan ejerciendo la plenitud de la soberania. Por último, las instituciones más venerables de nuestro actual sistema son el objeto de su odio y de su encono y quisiera echar por tierra los fundamentos más sólidos de nuestra regeneración social». J.C. Águila Mexicana, 13 ue agosto de 1827. Víctor Hugo Lomeli, op. cit., p. 133. Este artículo titulado «Elecciones» era «poco más que un elogio al ministro de la Guerra (Gómez Pedraza). Se le clasificaba de imparcial, firme, expeditivo y esclavo de la ley. Su intervención en el asunto de Montaño había revelado cla.r amente sus cualidades. Era u.na persona de erudición p ero al mismo tiempo un h ombre de mundo que había viajado por Europa y podria ser definido apropiadamente como «Washington Mexicano». El articulista concluía expresando su ferviente esperanza de que la legislatura de Jalisco votase por él para la presidencia o al menos para la vicepresidencia», Costeloe, op. cit., p. 175. LA PRENSA EN SU MOMENTO H1Sl'ÓRICO 175 más, la disputa a través de la prensa en Guadalajara, como hemos visto, se da en otros términos: en pro o en contra de la expulsión de los españoles, asunto que comienza a discutirse desde 1823 en El Iris y se prolonga hasta la publicación de El Nivel en 1825, pero principal mente en torno a los temas religiosos, azuzados por la promulgación del artículo 7 de la Constitución en 1824, por la publicación de la controvertida Bula del papa León XIII en 1825 y por la discusión sobre el tribunal de Haced u ria de Diezmos en 1826 que iba a prolongarse hasta el año siguiente, 1827, cuando también entraría a la discusión, furibundo El Tribuno. En esa discusión si participaron desde el «Polar» con infinidad de panfletos que originaron otras tantas contestaciones, hasta El Iris, El Nivel y La Palanca, pasando por el mismo Gobernador Prisciliano Sánchez que con su panfleto Herege In Tapatía por que no fia iba a levantar la discusión -y la producción de impresos- a niveles insospechados. Todos ellos tendrían su contraparte en otros panfletos, desde luego y en periódicos como l.A Fe y principalmente, en El Defensor de la Religión. Estamos de acuerdo con Brian Connaughton quien califica a estos años como: (...]un periodo apasionado, en que a lgunos fomentaban la sensación de una mudanza dramática y definitiva en la vida de México. La declaración de Ja soberanía popular373 ( •••]reflejaba y a la vez promovía una nueva relación entre la sociedad y «la cosa pública»[...] El escrutinio de las cuestiones políticas se volvió abierto y amplio, lle- Aunque, claro, se Podía declarar la soberanía popular más fácilmente que volver ek'Ctivamente popular el ejercicio de la soberanía. Como dirá el núsmo Connaughton (op. cit., p. 322), en la práctica, legislatura y cabildo eclesiástico podían manejar los asuntos del pais sin un recurso constante a la opinión e inclinaciones de la mayoría. La legislatura absorbía el Poder soberano dcl pueblo civil no menos que el Cabildo Eclesiástico lo hacia para el pueblo fiel. En ambos casos, el «pueblo» o grey destacaba por una ausencia real, no obstante las alusiones discursivas. La representación de los intereses era «virtual», es decir, realizada con un ojo al bienestar del pueblo - mas no era representación directa o realizada efectivamente por el pueblo. Abundaremos en el tema en el capítulo correspondiente a los objetivos de la prensa y para quién se escribe. Véase Femando Escalante Gonzalbo, op.cit., 1992. Laski en un panorama más general también lo denunció así. Es evidente, con las citas anteriores, que en una sociedad como la mexicana de ese momento, el carácter «sesgado» del periodo sea mayor. Véase tembién, para ese panorama más general, a Harold Laski, El liberalismo europeo, FCE, México, 1994. 176 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS gando a abarcar Ja organización social, la definición de la nacionalidad, los retos por afrontar y las metas por cumplir. 374 Este escrutinio abierto de las cuestiones políticas se hizo mayormente a través de la prensa. Ella seria el instrumento fundamental de esta sociedad ávida de participación, tal vez más que en ningún otro momento del siglo XIX. Del ¿Quién Vive? al Reformador Federal. 1829-1835 En este apartado se ha.r á un recorrido por los acontecimientos que tuvieron lugar en México y sobre todo en Guadalajara en los últimos años de la primera república federal. Muchos de esos acontecimientos, los cuales han sido consignados por los historiadores del periodo, no se reflejan de ninguna manera en los órganos de prensa estudiados, por ejemplo la defensa de Gómez Pedraza o la pugna entre los escoceses y yorkinos. Otros de ellos como la expedición de Barradas, y la Liga de los Estados organizada por Jalisco serán puntos centrales de la agenda. El levantamiento centralista en Campeche ocasionó una nueva racha de defensa furibunda al federalismo en Jalisco. Se evidencia en el periodo una gran falta -ahora sí- de libertad de imprenta, periodo en el que además, se iría haciendo patente el cambio en la «opinión» hacia la simpatía por el Plan de Jalapa y posteriormente hacia el Santannismo. Esta corriente de opinión, curiosamente, usaría los mismos conceptos que sus enemigos ideológicos: «falta de libertad de imprenta», «patriotismo» y «defensa de los más altos ideales de la república». A finales del año de 1828, como se dijo en el apartado anterior, Cumplido perdió las elecciones frente a José Ignacio Cañedo, miembro del partido moderado.375 El 12 de enero de 1829, dfa en que Vicente Guerrero asumiría la Presidencia de la República, 376 se disolvió la Legislatura de Jalisco por no poder deliberar y se retiraron las j W セ@ 375 J76 Brian Connaughton, op. cit., pp. 181-182. Este último, «Era el Gobernante de buena capacidad, de fina educación, íntegro y patriota, pero apasionado y sin suficiente energía». Luis Pérez Verdla, op. cit., t. o, p. 252. Guerrero fue declarado presidente por el Congreso el 12 de enero, pero tomó posesión de su cargo el 1 de abril. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 177 facultades al gobernador José Justo Corro, quien permaneció en el poder hasta que Cañedo tomó posesión. Todo esto fue hecho para evitar un levantamiento en favor de Guerrero. Por la tensión existente en todo el país, Gómez Pedraza renunció, dirigiéndose hacia Jalisco, donde podía contar con sus aliados y la animosidad tradicional del Estado contra los poderes del centro. Gómez Farías, nativo del Estado y muy cercano a Gómez Pedraza, regresó con él. De hecho Jalisco se había convertido en el centro de una serie de medidas de los estados de la región para organizar la resistencia armada a la imposición llegada de la capital. Autoridades locales hicieron declaraciones en el sentido de que sin duda el presidente Guadalupe Victoria y el Congreso no podían tomar decisiones libremente, ya que habían sido coaccionados por los amotinados, por lo que sería necesario organizar la resistencia civil y militar. Para esto, se formó una liga defensiva que fue de breve duración. 377 A la toma de posesión de José Ignacio Cañedo el 1 de marzo de 1829, la situación era critica. Quedaban enormes problemas sin resolver y la pugna entre escoceses y yorkinos estaba álgida. El erario estaba seco. Se registraban anormalidades en la administración de justicia por la carencia de códigos. Por ello, nombró Cañedo a los más notables ciudadanos para la elaboración de los mismos. Siguió en pie el odio a los españoles. La segunda ley d e expulsión se dio el 20 de marzo de 1829. Ésta tampoco tuvo mayores efectos en Jalisco. De los 367 españoles que vivían ahí, sólo a 64 se les expulsó. El estado de Jalisco era la cuarta entidad que albergaba mayor número de hispanos - 13.9% del total de los españoles radicados en todo México-, así que puede concluirse que las dos leyes de expulsión de ninguna manera diezmaron a la comunidad ibérica.378 Sin embargo, fue la expedición española de reconquista dirigida por Isidro Barradas el detonante para reavivar el odio existente contra los peninsulares. En septiembre, Jalisco de nueva cuenta, se convirtió en el centro de una coalición estatal defensiva. Esta incluiría a Guanajuato, Michoacán, Zacatecas y San Luis Potosi a fin de formar una liga. El gobernador Cañedo aceptó que en efecto, se discutía la posibilidad 377 m Torcuato S. di Tella, op. cit., p. 226. Olveda, op. cit., 1991, p. 240. 178 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS de una confederación, que sólo tendría lugar si el gobierno en el poder fuese derrotado. Guerrero envió rápidamente a Gómez Farías, senador por Zacatecas, para tranquilizar a las autoridades de los estados y el plan fue abandonado.379 La ・クー、セ」ゥ￳ ョ@ terminó capitulando el 11 de septiembre de 1829. Este conflicto está bien documentado en el periódico ¿Quién Vive?, bisemanario que comenzó a circular el 27 de agosto de 1829 y se sostuvo hasta enero de 1830.380 Se dio a la luz en la imprenta de Juan Maria Brambila y en él se hablaba de las rencillas que tenía el Correo de la Federación contra el estado de Jalisco. 381 Los editores del ¿Quién Vive?, defendieron a Jalisco, diciendo que nunca se trató de conspirar contra los supremos poderes en la liga que pensó formar «con el santo y laudable objeto de defender a la independencia de la república mexicana y sistema federal», en cambio proporcionó al gobierno general todos los recursos que estuvieron a su alcance para ayudar a la defensa.» ¿Qué se ha olvidado que fuimos independientes y federalistas antes que los editores del Correo?» Se afirmaba que las autoridades del Estado estaban trabajando en las milicias cívicas para que estuvieran prestas al llamado del presidente. ¿Han podido olvidar que en Jalisco se expidió Ja primera ley de expulsión de los españoles y que constantemente se les ha estado hostilizando? ¿No han podido o querido saber que por esta legislatura se han mandado separar de las costas por más de sesenta leguas a los hijos de la Iberia y que se han dictado otras innumerables providencias que confirman la aversión que se tiene a nuestros comunes asesinos y la decisión en que nos hallamos de no permitir en ninguna época ser esclavizados por el invasor? JMl 3111 Estos rumores fueron publicados, en El Correo de la ciudad de México, el 1 de septiembre. Este periódico atacó duramente el proyecto, declarando que éste ayudarla a los españoles y conduciría a la separación de la federación, que era a lo que realmente aspiraba. Cfr. El Correo de 1 al 25 de septiembre de 1829. Zavala, Ensayo histórico, p. 503, en Costeloe, op. cit., p. 239. Se encuentra en la Hemeroteca Nacional. Diciendo en su número 455 del 1 de septiembre que cese trata de resucitar el antiguo plan de formar una liga contra el gobierno general: que Jalisco no paga su deuda de contingentes: que no ha ayudado en na..ta para la presente guerra: que se ha ocupado en enredos domésticos». En el ¿Quién Vive? núm. 5 del 10 de septiembre de 1829. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 179 En efecto, en números anteriores del periódico, los editores se habían ocupado diligentemente de hostilizar a los españoles tratando de demostrar cuál sería el destino de México si los iberos volvieran a conquistarlo.382 Más adelante, se hicieron refutaciones de las noticias difundidas por algunos periódicos como El Correo de la Federación, El Sol, El Espíritu Público de la ciudad de México y El Diario de la Guerra en Zacatecas, alrededor de la confederación planeada por Jalisco.383 El gobernador llegaría a lanzar un manifiesto al pueblo mexicano, a fin de aclarar las calumnias ya citadas. Esta contestación ocupó varios números del citado periódico.'.J8.I Se acusó a Jalisco sobre todo de no haber querido contribuir en nada para la guerra, ni con la cuota del contingente.335 La respuesta de Jalisco en el ¿Quién Vive?, en cuanto a reclamar en cambio los préstamos hechos a la federación demuestra la tensa situación imperante y lo reacio que estaba el Estado a someterse a la voluntad del centro. Los centralistas volvieron a levantarse en Campeche. El 18 de noviembre de 1829, el ministro de relaciones pidió ayuda a Jalisco -considerado por las entidades como pionero del federalismo- para sofocar la revuelta. Hubo un pequeño levantamiento de las·milicias .132 Durante 1829, apareció un periódico en México cuyo único fin era sacar a la luz los nombres de los españoles se<liciosos: El Cardillo. Junto con sus supuestos crúnencs y direcciones publicaba una invitación abierta a las represalias Green, op. cit., p. 165. Este periódico tachaba a E/ Sol de «hipócritas, picaros, falsos, traidores, embusteros, desmoralizados, escritores venales e indignos» por haber defendido por tanto tiempo a los españoles y se advertía a los gachupines que abandonaran el pais inmediatamente si no querían afrontar «lialas, horcas y puñales». Costeloe, op. cit., p. 173. ¿Q11ié11 Vive? núm. 8, 21 de septiembre de 1829. Jdem., núm. 11, 1 de octubre de 1829. Jdem., núm. 13, 8 de octubre de 1829. En este mismo número, un remitid o del «Mexicano» avisa a las autoridades de Jalisco que es un tal José Ma.ría López el que aconseja a las autoridades de México sobre los sucesos de Jalisco. El contingente es el impuesto o contribución directa en la que insistía Zavala como mínistro de Hacienda y que fuera tan impopular en los estados. Jalisco por esos ellas, reclamaba que se habia pagado casi todo. Además, arguye el¿ Quién Vive? (núm. 19, 29 de octubre de 1829), Jalisco había prestado a la federación grandes cantidades desde 1797, 1798, 1799 y 1800, pertenecientes al colegio de San Juan y a extintos Universidad y hospital de San Miguel. Así, a estas cantidades habría que restar el contingente y seria poco entonces lo que todav!a se adeudaría a la federación. Guerrero y Bocanegra (Mirústro de Relaciones) tendrían que aceptar este arreglo. 180 LA DISPLTfA POR LAS CONOENOAS cívicas en Guadalajara el 27 de noviembre de 1829. A raíz de éste, se inició una feroz campaña pro-federalista en el Estado para convencer a los indecisos. El gobernador en el ¿Quién Vive?, abundaría en razones para conservar el federalismo en México31'6 y atacaría a los centralistas en varios números del periódico. Como se ve, este órgano de prensa era incondicional de Cañedo. No se conoce su contraparte, si es que la hubo. Se ha mencionado al periódico El Vigía, que pudo haber sido crítico del gobierno en tumo durante ese año.387 Se ha mencionado también el periódico El Tolerante, que contiene la información sobre el levantamiento de Guadalajara y la actitud del gobernador al respecto.388 Asustado por los acontecimientos de Campeche, y seguramente incómodo también por la efervescencia periodística en la capital,389 Guerrero promulgó un decreto el 4 de septiembre de 1829, que hablaba de castigar a todo aquel que escribiera en contra del federalismo y la independencia, éste fue muy criticado, tanto, que el gobernador García de Zacatecas se negó a promulgarlo. Sin embargo, cuando llegó a aplicarse, se castigó a los infractores con penas relativamente ligeras. 390 Se califica a la década de los veinte, como una «época dorada de expresión para la prensa, siendo los panfletos político-sociales uno de los adelantos realmente distintivos del periodo». De hecho, desde principios de siglo, la prensa había adquirido seguidores que ¡90 /bid., núm. 30, 7 de diciembre de 1829. Este periódico es mencionado en varias ocasiones por Luis Pérez Verdia, op. cit., t. o, pp. 251 y 252, para documentar las acciones del gobernador. Nomenciona el lugar de edición, pero por la cercanía a los asuntos de Guadalajara, creemos que es un periódico local. /bid., pp. 253 y 254. Por ejemplo, El Sol, que había dejado de circular d esde la revolución de la Acordada, volvió a salir el 1 de julio, y dirigió la mayor parte de sus invectivas hacia Zavala y Poinsett. Francisco de lbar, por su parte, en su panfleto seriado «Muerte Política de la República Mexicana», no dudó en envilecer al presidente Guerrero, al surgir que el vicepresidente Bustamante tomara su lugar por «incapacidad moral del presidente», por haber solicitado un préstamo de su salario por dos aiios. Mientras que de Zavala der.la que, en estado de ebriedad, habla amenazado a un sacerdote cuando no habla tocado las campanas a su llegada a un pueblo. Se dice que Villavicencio fue castigado con dos meses de exilio de la capital, Luis Pardiñas a un mes de trabajos en un hospital e lbar fue absuelto. Green, op. cit., p. 171. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 181 habían llegado a sentir que era un derecho fundamental el criticar sin restricciones.391 Durante el verano y otoño de 1829 la campaña contra Poinsett alcanzó su cima. Al contrario de lo que sucedía en los periódicos de la ciudad de México, en Guadalajara esta campaña no tuvo ninguna importancia, ocupados los periódicos con las noticias de la invasión española.39'2 Como dijimos más arriba, este tema, junto con la defensa del federalismo fueron los más relevantes de ese año, sin más connotaciones antirreligiosas como estaba sucediendo también en algunos órganos de la capital como El Correo de la Federación. 393 EI 16 de diciembre de 1829 se dio a conocer en Jalisco el Plan de Jalapa, planeado por Antonio Facio e Ignacio Inclán, a la cabeza del cual estaba Anastasia Bustamante quien pugnaba por el reestablecimiento del orden constitucional. Se hablaba de sostener el sistema federal pero se revelaban las violaciones hechas a la Constitución y la anarquía prevaleciente. Guerrero salió a combatirlo, dejando a Bocanegra como presidente en funciones. Pocos días más tarde (el 22 de diciembre), la guarnición de la capital se levantó en armas a las órdenes de Luis Quintanar, quien tras vencer la escasa resistencia en el Palacio Nacional, exigió Ja renuncia de Bocanegra, Viezca y Moctezuma: los únicos tres ministros que quedaban. El mismo día hizo públíca una proclama donde declaraba que la elección de Bocanegra era nula. Quedaron a cargo de gobierno provisional Quintanar y Lucas Alamán.394 l91 m Tbid., p. 228 y 232. El Sol dedicaba diariamente cartas y artículos acusándolo de todos los males de México. De hecho ya se había pedido su destitución por casi todos los estados de la república, sólo Zavala y su órgano de prensa El Correo de la Federación, tenían cosas buenas que decir de él. Finalmente, el embajador se fue en enero de 1830. Ese periódico, a pesar de su estigma de extremismo y de su apoyo a las facciones y planes políticos diversos, había defendido firmemente el sistema federal, la democracia representativa, la libertad de prensa y otros dogmas liberales semejantes. En ese momento se convirtió en portavoz de los nacientes liberales y empezó a especificar los programas políticos de un modo nuevo y concreto. Desde noviembre de 1829 comenzó a publicar una serie de artículos, en tomo a la tolerancia religiosa. Véase. Costeloe, op. cit., p. 240. Otro periódico liberal que apareció en ese afio fue El Atleta. /bid., p. 245. No debemos dl'jar pasar el hecho de que ahí se encuentran de nuevo juntos Luis Quintanar y Bustamante, representantes del iturbidismo en el ejército desde 1823 en Jalisco, wúdos ahora a AJamán, quien se dice, estaba 182 LA DISPlITA POR LAS CONCIENOAS El plan tuvo acogida por el cansancio de la sociedad. Guerrero cayó en desprestigio por su supuesta incapacidad moral para gobernar. Al llegar el año nuevo, Anastasio Bustarnante asumió el mando aunque seguía siendo vicepresidente.39S Mientras tanto, José Ignacio Cañedo se resistió a los rebeldes en Jalisco sin éxito.396 Finalmente, el 31 de diciembre de 1829 prestó juramento de hacer cumplir el Plan. 1829, a pesar de ser un año bastante agitado, conservaba en Guadalajara algunos indicios de calma: la gente paseaba por el Pa- l9S l'ló detrás del plan de Jalapa. «La evidencia indica que Alamán tuvo un papel predominante en el movinúento de Jalapa. El 21 d e dic:iembre, antes de que Quintanar iniciara el movinúento, Esteva le envió un mensaje como el líder del movimiento y, como Alamán mismo lo adnúte, Ja mayoría de los lideres del Plan de Jalapa, dirigian sus comunicaciones a él personalmen te. Cuando Alamán fue al Palacio Nacional a tomar el juramento, Quintanar, quien se había opuesto a él, en Guadalajara en 1823 y 1824, lo saludó con estas palabras: «contra estos malvados, todos estaremos unidos». Gr<!en, op. cit. p. 173.(La traducción es mía). Costeloe también cita a Green: «Lucas Alamán. Domestic Activities 1823-1835" (tesis doctoral), y asegura: «Aunque él lo negó, podría concluirse que Alamán fue uno de los dirigentes entre bastidores de las revueltas de Jalapa y de Quintanar. Esteva lo consideraba como jefe de la última y muchos de los que apoyaron el Plan de Jalapa esperaban órdenes de él». Op. cit., p. 245, n ota 108. Bustamante (1780-1853) nació en Jiquilpan, Michoacán, en una fa milia española venida a menos. Gracias a la ayuda d e un religioso, entró a los quince · años a estudiar en el seminario de Guadalajara y luego estudió quinúca y medicina en el Colegio de Minería en la ciudad de México. Siendo médico de cabecera de Felix Maria Calleja, organid> un destacamento militar en 1808. Vio acción con Calleja en las luchas contra Hidalgo y Morelos al inicio de la Independencia y se ganó la fama de valiente y audaz. Luego se convirtió a la causa de Iturbide. Éste lo nombró capitán general de las provincias interiores del t.>ste y el oeste, y Bustam antc correspondió a ello con lealtad a toda ." prueba. Por ello fue detenido en Guadalajara por Bravo. Cuando fue liberado en d iciembre de 1824, fue enviado al norte a dirigir las provincias interiores, donde se quedó hasta 1828. En algún momento se afilió a los yorkinos, probablemente como gesto en contra d e los enemigos escoceses de 1turbide, pero su reputación politica era poco clara. Green, op. cit., pp. 190-191. El 21 de diciembre el coronel Mariano Paredes y Arrillaga notificó al gobernador que las fuerzas comandadas por Celso lruela habían proclamado el Plan de Jalapa y lo invitaban a unirse a él. Al negarse el gobernador, Paredes y Arrillaga confesó estar de acuerdo con el levantanúento. Cañedo todavía pi· dió refuerzos de otros estados, pero a los ocho días llegó la noticia de que la guarnición de la capital había secundado el Plan. Entonces las autorillades lo reconocieron finalmente. Pérez Verdia, op. cit., t. u, p. 255. LA PRENSA EN SU MOM ENTO HISTÓRICO 183 seo de la Alameda, donde ese año quedó inagurado un volantín que funcionaría hasta 1846.397 Los títeres seguían resultando una de las diversiones favoritas. Las funciones, bastante accesibles para todo público -medio real para mayores y una cuartilla para niños- incluían juegos líricos.398 Encontramos, asimismo, abundante material de lectura: Apología de tm proyecto de Constitución Religiosa por Llorente, las Amistades Peligrosas de Lacios, Ln Araucana de Ercilla, Ataltf de Chateaubriand, el C11rso de Política de Benjamin Constant, El Espíritu de lns Leyes de Montesquieu, las Cartas Persas del mismo autor, el Congreso de Pa11a111tí por De Pradt, El Emilio de Rousseau, La Henriada de Voltaire, una Historia de la Revolución Francesa, Abelardo y Eloisa de Rousseau, la N11eva Eloisa, del mismo autor, La Nueva Espaiia de Humboldt, Las Noches L1íg11bres de Cadalso, Sofismas Políticos de Bentham, Tra tado de legislación por el mismo autor, Wertl1er de Goethe, entre otros. Los precios oscilan entre los 8 y los 32 pesos.399 Este ambiente de relativa calma era perturbado por los titulares del ¿ Quién Vive? que propagaba algunos rumores aterrorizantes ᄏNセ@ Durancomo: «El general Bustamante quiere al hijo de iエオイ「ゥ、・ te el resto de diciembre, el periódico publicaría comunicados de los gobernadores en contra del Plan de Jalapa, arguyendo que no es la voluntad general esa de una fracción muy pequeña del ejército.401 Para enero de 1830, el periódico ya habría cambiado de opinión,402 al igual que otros órganos de la república.403 Estos cambios serán documentados en la tercera parte del trabajo. El Espíritu P1íblico, otro periódico que se cita como publicado en Guadalajara en 1829/04 probablemente se confundió con el que «Exposición diversiones populares en Guadalajara en el siglo XIX», ya citada. l 99 '°'1 .01 ldc111 . ¿Quién Vive?, Suplemento al núm. 21, 5 de noviembre de 1829. /bid., núm. 33, 17 de diciembre de 1829. /bid., núm. 35, 24 de diciembre de 1829. /bid., núm. 38, 4 de enero de 1830. Se incluyen todos los comurúcados de Bustamante, de Quintanar y otros. El reconocimiento de la nueva administración fue rápido y la prensa se apresuró a publicar los mensajes de felicitación d e todas partes de la república. La prensa oficial estaba constituida por un diario titulado Registro Oficial, que empezó a publicarse el 22 de en ero de 1830e iba a incluir en sus columnas todas las disposiciones del gobierno, proporcionándoles el respaldo de la redacción. lguíniz, op.cit., 1955, p. 46. 184 LA D!SPtffA POR LAS CONOENOAS aparecía en la ciudad de México en ese momento. De los periódicos que se publicaron entonces, el único conocido es La Aurora, de 1830, también desaparecida, que se conoce por ser un semanario político y literario a cargo de Francisco Granados, personaje de esa época, de mediocre reputación intelectual y editor de otros periódicos.405 En 1830, Bustamante se avocó a mantener el orden combatiendo a Guerrero en el sur. Mientras que en el sur de Jalisco, Gordiano Guzmán operaba a favor de éste último. El país fue controlado poco a poco por bustamantistas sustituyendo legislaturas. El gobernador de Jalisco, presionado por el grupo en el poder, derogó algunas disposiciones expedidas durante la administración guerrerista. En Jalisco se desarrollaban una serie de conflictos internos que reflejan cierta descomposición sociopolítica que alteró la tranquilidad del Estado. El Congreso Local aprobó la creación de una junta que enjuiciara a todo ciudadano que fuera ladrón, asesino, ebrio consuetudinario y tahúr de profesión, ya que en Guadalajara la seguridad social se había convertido en un problema serio. Esta situación había comenzado cuando el Congreso General declaró las órdenes de su correspondiente, en Jalisco del 7 de septiembre de 1828 anticonstitucionales (declarado nulas las elecciones de diputados de Guadalajara, Zapopan y Sayula) por eso se originaron los conflictos, ya que la legislatura y el vicegobernador José Ignacio Herrera se negaron a hacerlo,406 por el contrario, disolvieron el Ayuntamiento el 24 de febrero de 1830, a cargo de Ramón Navarro, quien estaba de acuerdo con el gobierno central. Éste, mediante un golpe de Estado asumió el poder el 8 de marzo de 1830. Herrera renunció. Disuelta la legislatura, se improvisó una Junta Auxiliar que hizo las Es poco probable que se trate del brillante intelectual homónimo que descollaría en el sur del país en la década de los cincuenta del pasado siglo. Nos referimos al fundador del Liceo Hidalgo, al director del Instituto del Estado en Guerrero en 1850, al coautor junto a González Bocanegra de un libro de poemas, colaborador de los «Presentes Amistosos» de Cumplido, poeta y dramaturgo. Lo que seguramente sí es de su autoría es La inspiración o elogio ftínebre en recuerdo de la muerte de la se1iora do1ia Jgnacia Barrera, impreso en Guadalajara, en la tipografía de Brambila, en 1854. Se le supone editor de varios periódicos en Guadalajara: El Obseroador Americano (1824), La Aurora (1830), El Rayo (1831) y La Bandera Negra (1833). Cfr. Yillaseñor y Yillaseñor, ap. cit., 1983, t. u, p.124. Cañedo había solicitado licencia para ir a México y no estaba ejerciendo el poder. ,. 1 ] セ@ ' LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 185 veces de congreso. Esta junta, el 13 de marzo de 1830, declaró sin valor la elección de José Ignacio Herrera y los senadores. La junta nombró nuevas autoridades: Juan N . Cumplido ganó frente a José Justo Corro y como vicegobernador, quedó José Esteban Aréchiga. Las flamantes autoridades tomaron posesión el 15 de marzo de 1830. Con la autoridad restablecida, la Junta se concentró en plantear reformas a la Constitución local de 1824. Francisco Severo Maldonado envió a la asamblea legislativa seis ejemplares de una nueva Constitución «moral y política)). El plan fue remitido para su estudio y examen a la Comisión de Hacienda y Beneficencia del propio Congreso. Sin embargo, este asunto no se volvió a discutir. Se propuso el establecimiento de una Junta Consultiva de Gobierno en vez del Senado.407 Esta Junta serviría para auxiliar al gobierno, velar por el cumplimiento de la Constitución, dar parte al Congreso local de las infracciones y promover la prosperidad del Estado. La administración de Juan N . Cumplido duró sólo cuatro meses, porque el 12 de julio de 1830 el Congreso General determinó que la Junta se había extralimitado en sus funciones y daba órdenes de que se restituyera a Cañedo y a H errera en sus cargos y se reinstalara al Congreso Local. El 29 de julio de 1830, Cañedo comunicó a los jaliscienses haber tomado posesión nuevamente del gobierno. Como la situación hacendaría era angustiosa, el Congreso Local autorizó al gobernador Cañedo concertar un préstamo de 30 mil pesos. En el ramo criminal, la legislatura estableció la pena de muerte a los raptores y violadores. Se anuló la Junta Consultiva y se formó un consejo de Gobierno compuesto por el vicegobernador, el primer jefe de la contaduría general y el abogado fiscal y un magistrado y un profesor del Instituto. Por otro lado, en la isla de Mezcala fueron descubiertas tres conspiraciones y dos fugas de presos. Esto refleja el estado de caos y falta de autoridad del gobernador en esos momentos. Esto explica por qué Cañedo pidió licencia una vez más el 24 de octubre de 1830, quedando de nuevo Herrera al frente del gobierno hasta el 14 de febrero de 1831 en que se llamó al gobernador. Éste no quería regresar e incluso renunció, pero no le fue admitida su dimisión. .,, Fueron nombrados el 18 de mayo: José Maria Echáu.ri, Victoriano Guerrero, Mariano Echáu.ri, Ignacio Camarena y Francisco Semeria. 186 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS La falta de libertad de imprenta comenzó a evidenciarse en todo el país. Se adoptaron medidas que ni siquiera en la época de los más intensos conflictos masónicos se hubieran considerado necesarias: los panfletistas opositores fueron sentenciados a varios años d e cárcel, algunos impresores fueron multados por no imprimir la fecha completa en un panfleto. De esta manera, los impresores fueron poco a poco poniéndose al servicio del régimen. De hecho, AJamán seguramente estaba resuelto a aplastar al partido anárquico representado por la prensa de oposición. Su aspiración era mantener la apariencia superficial de estabilidad, orden público, respeto a la autoridad y discusión razonada de las cuestiones de interés general. 408 Una gran parte de los esfuerzos de la propaganda iban hacia canales positivos. La prensa favorable al gobierno floreció en 1830, se decía que éste tenía fondos secretos para financiar panfletos y periódicos a su favor. 409 En mayo de 1832, el comandante de Tepic, Luis Correa sugirió que el gobierno organizara un periódico amigable en Guadalajara para servir de «freno» a las publicaciones revolucionarias. No sabemos cu ál fue el resultado. Un panfleto de 1832 acusaba a Lucas Alamán de haber Jlenado el país con publicaciones ministeriales y de pagarle a los periódicos extranjeros para publicitar el lado bueno del gobierno, todo esto haciendo imposible a la prensa opositora el decir nada. De hecho esto es exactamente lo que estaba sucediendo.410 Para el gobierno, la nueva política solamente estaba reforzando las leyes d e propiedad y regresaba el debate político al elevado camino de la discusión civilizada. Lo que esta política quería decir realmente era que se había vuelto muy peligroso imprimir más que una débil critica al ejecutivo. La administración luchó por una nueva legislación. La ley del 14 d e mayo de 1831 permitía a cualquier quejoso apelar una decisión adversa y le daba la alternativa de perseguir al acusado ya fuera a través de las leyes de prensa o bien de las leyes d e daño personal. Se quería así que los jueces de estos daños fueran más duros que aquéllos de las infracciones d e prensa. La mayoría de las veces, los bustamantistas hiceron un buen trabajo silenciando los セQ P@ Costeloe, op. cit., p. 269. El Atleta había denunciado en 1830 que e l gobierno d estinaba entre 1 500 y 2 000 pesos para subsidiar perióilicos. Green, op. cit., p. 203. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRJCO 187 comentarios abrasivos con los procedimientos judiciales ya existentes. La campaña que se desarrolló en 1831 permanece oscura y se dispone de pocos detalles sobre ella, pues ninguno de los grupos de la oposición contaba con un periódico nacional por medio del cual pudiera expresar sus puntos de vista. Hubo intentos de establecer periódicos de oposición,411 hasta que finalmente, en diciembre de 1831, salió a la luz El Fénix de la Libertad, 412 que afirmaba que era evidente que se extendía por todo el país un clamor universal de indignación contra el gobierno y si había de evitarse la guerra civil, debían dimitir todos los ministros. A las declaraciones de El Fénix, se aunaban los acontecimientos que se llevaron a cabo en GuadaJajara en aquellos días, los cuales relataremos más abajo. El ambiente de la época, exaltado por las columnas de El Fénix y por los folletistas, confirmaba la sospecha de que después de varios meses de relativa calma estaba a punto de suceder algo. Sin embargo, los miembros del ejecutivo continuaban afirmando que todo estaba en calma. Miguel Barragán, comandante militar de Jalisco, propuso un medio de detener la anarquía por medio de una Junta Conciliatoria. Esta medida no se aceptó y se le condujo a México, se rumoraba que era partidario de Guerrero, aunque por su actuación anterior, esto era altamente improbable. Durante el periodo 1831-1832, el senador Juan de Dios Cañedo, como decíamos más arriba, formó un bloque en la Cámara de •11 m Como el de Manuel Crescencio Rejón: El Tribuno del Pueblo Mexicano, pero éste fue pronto suprimido por el gobierno. Que comenzó publicándose dos veces por semana y cuyos redactores eran Vicente Rocafuerte, Manuel Rodríguez Puebla, Mariano Riva Palacio, Manuel Crescencio Rejón y Andrés Quintana Roo. En su presentación se declaraba que la libertad de prensa había sido reprimida, lo que había producido como resultado «intrigas de palacio, egoismo, avaricia, agiotaje, inseguridad individual, robos diarios y palos dados impunemente por los más interesados en conservar el orden público». El periódico denunciaba que el gobierno y los tribunales eclesiásticos y militares se habían unido para exterminar a sus enemigos comunes, pero nada se había hecho para combatir los numerosos robos y asesinatos que se cometían en las calles en pleno día. Acusaba al gobierno de tjercer el poder de un modo arbitrario y tiránico, informaba que los periódicos de oposición habían sido brutalmente suprimidos. No existía la libertad personal ni había garantlas públicas e individuales. Costeloe, op. cit., p. 322. 188 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS Diputados, oponiéndose a las pretensiones de los conservadores y centralistas. Se sabía en los círculos políticos que Cañedo mantenía contacto con algunos jaliscienses y que contaba con el apoyo de un periódico de Guadalajara llamado El Rayo. 413 Su hostilidad y atrevimiento contra Bustamante eran manifiestos. También el gobernador de Jalisco José Ignacio Cañedo se mostró reservadamente contrario a las ideas de la administración de Bustamante.414 La situación en el Estado seguía tensa: la guerrilla de Gordiano Guzmán continuaba en el sur, y llegó luego a posesionarse de Sayula. Ignacio Inclán se había hecho cargo de la Comandancia Milita.r del Estado, convirtiendo a Guadalajara en un verdadero cuartel. 415 Actuando con absoluta arbitrariedad, cometió una serie de faltas, que serian dadas a conocer por los papeles y opúsculos que circularon 415 «Ha salido el segundo número de este funesto meteoro y suscrito por el nunca bien ponderado N. Granados (¿Francisco Granados?). Esta sola circW\Stancia nos pone fuera de combate y protestamos no volvemos a ocupar de él, pues su refutación y arrepentimiento de su primer padre· ( si es que lo tuvo), viene aparejado con el nombre tan conocido en el Estado: recordaremos de paso solamente que Granados que hoy habla contra españoles, fue sumariado en los tiempos más críticos por haber querido revolucionar en favor del gobierno de Femando Vil, así que es muy prudente dejar el campo al Defensor de la Religión. Hoy se ha publicado un aviso del Sr. D. Antonio de J. Valdés por el que desmiente las seguridades que la semana pasada se hadan correr que este hombre de genio desarme con su manifestación a los que con su nombre quieran darle importancia a las producciones de un Granados». La Gaceta del Gt>bierno del Estado Libre de falisco, núm. 2, 7 de enero de 1831, p . 6. Juan de Dios y José lg?lllciO eran parientes, el primero era tio del segundo. Olveda, up. cit., 1991, los caracteriza como esencialmente diferentes en sus intereses: «Encontramos los elementos de una misma familia d efendiendo las posturas opuestas, por ejemplo el clan Cañedo: mientras José Ignacio al OCU· par la gubematura sostuvo y aplicó varias medidas liberales, su hermano Juan de Dios en el senado y al frente del Ministerio de Relaciones, dio repetidas muestras de no estar de acuerdo con el programa hberal, como la expulsión de los españoles», p. 241. En ese caso, sin embargo, la afirmación anterior no parece aplicarse, ya que en efecto, los dos Cañedos, con distintos matices, defendían la causa liberal y se oponían a Bustamante. Una vez má.s má.s se com· prueba que estas facciones no eran bloques compactos, sino que en algunos casos y para algunas medidas en particular, como la expulsión de los españoles, los miembros de las facciones p odían no estar de acuerdo con dichas me· didas. lnclá.n era un soldado bastante inestable que había tenido simpatías yorkinas (y volvería a tenerlas en el futuro) pero que ahora se identificabél con el régi· men. Cfr. Di Tella, op. cit., p. 243. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 189 t subrepticiamente. La falta de libertad de imprenta también se hace l evidente en Guadalajara, la Gaceta del Gobierno de Guadalajara se queja セ@ repetidamente de las censuras y prohibiciones. 1 セ@ セ@ Lejos de provocar turbulencias, previene y conjura las tempestades que tarde o temprano nacerán de la disonancia funesta entre las leyes constitucionales y los hábitos administrativos. Ciertamente si no quereis la libertad de la industria, la seguridad de las propiedades y la seguridad de las personas, no es necesario que la prensa sea libre, pero si no concedeis sinceramente estas garantías, pensad pues que es imposible subsistan en un país en que la facultad de publicar las opiniones queda sometida a tantas trabas.416 } .. \ 't: セ@ セ@ (: セ@ セ@ Uno de los incidentes que respaldaba mejor estas palabras fue el t. ocurrido en Guadalajara el 22 de noviembre de ese año de 1831, cuando la imprenta del gobierno publicó un folleto denunciando al jefe político Inclán, Oiga el tirano sus proezas, vea el inmoral sus hazaセ@ ñas, quien obligó al impresor José María Brambila a revelar el nom. bre del autor. Ante la negativa de este último, lo condenó a muerte. . La sentencia no llegó a efectuarse por los ruegos de altos jefes de la i Iglesia que intercedieron y por la intención del gobernador de ' ganarse a la tropa contra su propio comandante. El hecho fue cono:.-cido en la capital y proporcionó a la oposición el material propa; ·gandístico ideal. 417 Entretanto, en Guadalajara las libertades ·.-individuales quedaron restringidas en represalia. Ante estos hechos, . otros estados se solidarizaron con Jalisco: Zacatecas, Guanajuato, ;'San Luis Potosí, México, Durango, Michoacán y Veracruz. Ala postre, el militar fue destituido el 29 de diciembre de 1831 .· y la capital del Estado volvió a la tranquilidad. Como se habían QセB 」ッ。イエ、@ las libertades de los poderes del Estado, éstos fueron tras·tadados a Lagos, y tras las dificultades,. カッャセョ@ a Guadalajara. ¡'·Se puede afirmar que la falta 9e libertad de imprenta estuvo muy «matizada durante el gobjemó de José Ignacio Cañedo, critico del , régimen de Bustamante: que permitió que se expresaran las quejas . sobre la censura en la misma Gaceta oficial, asimismo, permitió la ; impresión )le folletos subversivos y no sólo eso, sino que defendió セ ゥャ@ impresor de las represalias. 1 \ '16 セ@ U7 La Gaceta del Gobierno de Guadalajara, núm. 9, 1 de febrero de 1831, p. 47. lbid.I PP· 322-323. 190 LA OlSPlITA POR LAS CONOENOAS En el año 1831, circularon en Guadalajara El Argos del que sólo sabemos que compartió los redactores con La Gaceta del Estado Libre de falisco. 418 Este bisemanario es uno de los primeros que incluye literatura en sus páginas: fábulas morales, relatos y poemas, tanto copiados de otros periódicos como de la ciudad de Guadalajara. Entre ellos cita El Espíritu Público, del que nada se sabe. Otros folletos circularon en el año 1831 en Guadalajara, resucitada una vieja cuestión que parecía olvidada: el Tribunal de Haceduría de Diezmos, que tras grandes conflictos había logrado instalarse en 1827. Así, a través de éste, el gobierno controlaba la recepción de diezmos. Sin duda sintiéndose apoyados por el régimen y ventilados los temas de los privilegios por los periódicos de México, los escritores de Jalisco dieron a luz diversos folletos en tomo al tema: se trata de la serie del Buscapiés, impresa en la oficina de Dionisio Rodríguez a lo largo de 1831. Un cmioncito de a tres contra el mismo buscapiés. Cañón de a 36 contra el rastrero buscapiés. Después de 1,2,3, no ha prendido el buscapiés, éste en contra del titulado Otro buscapiés prendido al revés. Es hablar contra razón atacar la religión, éste en contra de La Razón contra el cmió11, y finalmente, Ni al derecho ni al revés ni por esta última vez prender pudo el buscapiés.419 De todos ellos se hablará en detalle en la tercera parte. El 2 de enero de 1832 hubo otra rebelión en Veracruz encabezada por Santa Anna contra Bustamante, secundada en Toluca por Inclán el 27 de abril. El movimiento santanista fue ganando adeptos y el gabinete en pleno tuvo que renunciar el 17 de mayo de 1832. Esta destitución no hizo feliz a nadie. Algunos gobiernos estatales pidieron la destitución de Bustamante y el regreso de Gómez Pedraza. Con el decreto del 13 de julio de 1832, Jalisco reconoció la legitimidad de Gómez Pedraza como primer mandatario. Herrera expidió esta ley y eso hizo regresar a Cañedo de su licencia el 17 de julio. La tropa y el Ayuntamiento recibieron con beneplácito la noticia. Los gobiernos municipales no tardaron en manifestar su entusiasmo y adhesión incondicional. m De esta Gaceta se encuentran 108 números de 1831, en la BPE en Guadalajara: número 1 del 4 de enero de 1831, al 31 de diciembre. El número 96, del 2 de diciembre se encuentra publicado en Lagos. Salió de la Imprenta del Supremo Gobierno. Todos ellos en las misceláneas de la BPE en Guadalajara. LA PRENSA EN SU MOMENTO H!SfÓRICO 191 Toda esta actividad legislativa y la literatura propagandistica consecuente reflejan que por todo el país privaba la idea de que, una vez restaurado el orden constitucional interrumpido en 1828 al desconocer la elección de Gómez Pedraza, el país entraría a la senda de la constitucionalidad, del orden y del progreso ... Con la reinstalación de la legalidad se pronosticaban mejores tiempos, sin la presencia de convulsiones que volvieran a agitar a la población. Basta leer el tipo de lenguaje utilizado en los escritos de este tiempo para comprender el rechazo del' poder tiránico de Bustamante' y el deseo de los mexicanos para que se reestableciera el orden constitucional.420 El 17 de julio de 1832 Jalisco decretó que Jos caudales pertenecientes a Ja federación, de cualquier ramo, no se enviaran a México hasta que el Gobierno Federal designara a las personas que debían gobernar hasta el regreso de Gómez Pedraza. Con esta medida, de nuevo se deja ver la postura radical de Jalisco. Asimismo, el Estado llO Olveda, op. cit., 1976, p. 145. En enero de1832 coincidiendo con el Plan de Veracruz, apareció el periódico diario La Marimba, publicado por Carlos Maria de Bustamante, que siguió publicándose hasta julio. Este Plan fue repudiado por El Sol qut! lo calificaba J e «farsa de Veracruz» y «Obra de unos cuantos léperos». En cambio, junto con el Registro Oficial publicó gustoso las cartas de adhesión al gobierno que llegaron de todas partes del país. Coste loe, op. cit., p. 330. Al percatarse del apoyo que la Iglesia estaba proporcionando abiertamente el régimen, El Fénix de la Libertad comenzó a atacarla diciendo que semejante conducta no podia tolerarse, ya que «la separación del clero de los negocios públicos es el principio dominante de nuestro siglo». El periódico siguió atacando a todos los miembros del gabinete y de modo creciente a la Iglesia. En Veracruz, Santa Anna terúa acceso a El Censcr, cuyos redactores eran Pedro Landero y Joaquín Castillo y que proporcionaba la mayor parte de la propaganda utilizada por El Fénix. A la dimisión del gabinete, los periódicos de oposición comenzaron a dirigir sus injurias contra Bustamante, pidiendo su renuncia, por ejemplo El Fénix de la Libertad. El Sol, por su parte, hasta el último momento hizo todo lo que pudo para contradecir lo que ya era inevitable, diciendo que Gómez Pedraza jamás regresaría. La prensa a favor del gobierno y de la oposición continuaban sosteniendo entre sí una guerra implacable. El 4 de junio apareció un nuevo periódico de la oposición Llamado La Columna de In Co11stit11ción Federal de la República Mexica11n. Su primer número condenaba el régimen de Bustamante como sanguinario, cruel e ilegal y exhortaba al pueblo para que depusiera al vicepresidente. Este periódico salla tres veces por semana y duró hasta el 30 de noviembre, 1833. 192 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ofreció su suelo para que Gómez Pedraza reestableciera el orden constitucional. Cañedo, como moderado, no estaba de acuerdo con las posiciones violentas dadas. El 11 de agosto de 1832 varios ciudadanos representantes del pueblo acusaron a Cañedo de tirano, ambicioso y usurpador, al haber despojado a Juan N. Cumplido, en julio de 1830 y de que este acto podría causar la ruptura del Pacto. El Ayuntamiento no respaldó a los inconformes. Pero Cañedo de todos : modos renunció el 19 de agosto de 1832. Herrera tuvo que comple- • tar el periodo. En esta misma reunión, curiosamente, se dio la prohibición para los toros, espectáculo que no volvería a permitirse en . Guadalajara hasta 1834.421 En Guadalajara, en 1832 no apareció ningún periódico nuevo.•22 : Siguió circulando la Gaceta del Gobierno, que sin mayores comentarios, publicó simplemente los decretos en su parte oficial. Algunos folletos (se encontraron sólo seis) aparecieron este año, con títulos como los siguientes: Folleto que analiza las teorías políticas propuestas por los pensadores franceses; Folleto que trata sobre el abuso de la libertad de imprenta en los primeros años de vida independiente; una Representación del Cabildo de Guadalajara al Presidente de México; No hay loco que coma lumbres, o sea diálogo entre los señores Híjar y Cañedo que sólo se conoce en citas y dos folletos sobre los extranjeros: Otro tecolote viejo prorrumpe en canto llano que le den un burro mejo al extranjero tirano que mereciendo aparejo pide burro castellano. Arre burro, cansado de caminar, ya llegarás a Burdeos donde vas a descansar. Arre burro. A éste de larguísimo título, sigue el último, firmado por El tecolotero Liberal: Arganas prevenga, hermano, para recoger el pan, pues tortas hay que no le dan no han de caberle en la mano. O sea, contestación al hondero defensor de los extranjeros. Los temas tratados por ellos, se analizarán en las «Exposición sobre diversiones populares en Guadalajara siglo XIX •••» Además de los periódicos de la capital de tendencia gubernamental que ya hemos citado, se publicaban por esos años Los Amigos del Pueblo, El Genio de la Libertad (publicado por Francisco de Ibar) y El Toro (publicado por Rafael · Dávila). En provincia, la prensa estaba dividida: a favor del gobierno, estaban Él Constitucional (Xalapa), El Guanajuat.e11se (Guanajuato), Égida de la Ley (Puebla), Mic/1oaca110 Libre (Morelia) Gaceta de Potosí (San Luis). A favor de Santa Anna estaban El c.ensor (Veracruz), El Cometa (Zacatecas) y El Despertador (Toluca). Los folletistas, especialmente El Payo del Rosario, que había publicado el periódico El Duende, suspendido en mayo de 1832 y Luis Espino (Spes in Llvo) publicaban también acerbos ataques al gobierno. " LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 193 partes correspondientes de este trabajo. Hay que recalcar aquí que . en estos impresos no se refleja ni cercanamente la ebullición políti. ca que estaba teniendo lugar. Es significativo que en ese año el Con' greso Local haya expedido un decreto el 8 de agosto, prohibiendo .. el voceo de los periódicos. ¿Cuáles?, se preguntará el lector. La úni; ca respuesta es que se hayan perdido los verdaderamente abrasivos. Bustamante sufrió derrotas y firmó los convenios de Zavaleta, ,; el 23 de diciembre de 1832, reconociendo a Gómez Pedraza. Éste 1 tomó posesión el 26 de diciembre de 1832, y terminó su administra. ción el 1 de abril del año siguiente. El nuevo gobierno quiso vestir• se de un matiz democrático y activista. Por ello, nombró un consejo "' privado con comisionados de cada entidad. Se cambiaron los jefes ': políticos y en Guadalajara quedó José de la Cuesta, promotor del : golpe. 423 En Jalisco hubo elecciones para gobernador, ocupando el puesto el doctor Pedro Támez, mientras que como vicegobernador quedó Juan N. Cumplido, a partir del 1 de febrero de 1833. 1 · Al iniciarse el periodo gubernamental de Antonio López de San·.. ta Anna y Valentín Gómez Farías, el 1 de abril de 1833, se pretendía セ@ subsanar o modificar la estructura del país, considerada como caóti. ca por los liberales. La corrupción militar y social era insostenible. El : clero tenía inmovilizada la mayor parte de la riqueza. En 1833 los liberales llegaron a controlar todos los resortes del poder político, la presidencia, el Congreso, la mayoría de los gobiernos, legislaturas... ··lo que aprovecharon para intentar una rápida y profunda transfor. mación que acabara con los fueros y privilegios que usufructuaban ··los conservadores. Una de las principales cuestiones que volvería a tratarse fue la del Patronato. Los liberales mexicanos de esta genera: ción, nutridos de las ideas clásicas del liberalismo divulgadas por )osé María Luis Mora, quisieron subordinar al clero y al ejército para ·lograr un rápido ascenso de la burguesía. 424 u¡ ,. ' 121 José Cuesta, un oficial, con un pronunciamiento armado se declaró «protector» del estado y en favor de Santa Anna. Di Tella opina que en realidad, Cuesta estaba arbitrando entre el gobierno liberal progresista de José Ignacio Cañedo y la oposición populista encabezada por Juan José Támez. «Una carta anónima del 14 de agosto de 1832, que se encuentra en el archivo de Gómez Farias describe los tumultos que acompañaron a las elecciones en Guadalajara en 1832 y dice que Támez ocupaba una posición similar a la de Guerrero en 1828» Di Tella, op. cit., 1994, p. 245 y nota 15. Olveda, op. dt., 1976, p. 160. 194 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS La implantación forzosa de la primera reforma provocó en 18331834 una guerra civil que paralizó las actividades económicas del país. En Guadalajara, los eclesiásticos trataron de desvirtuar a la Reforma, con lo que el Ayuntamiento tuvo que prohibir los sermones para no desorientar al pueblo. Ignacio Escalada, el 26 de mayo de 1833, se pronunció en Morelia y Gabriel Durán en Tlalpan con el grito de «Religión y fueros». San- , ta Anna previendo el enfrentamiento y temiendo comprometerse, pidió licencia. Gómez Farías, por su parte, frenaba el poderío de los conservadores con la expedición de leyes: reformas religiosas, militares y educativas, pero tan radicales que resultaban inoperantes. Las Cámaras de la Unión enviaron un documento al presidente para sancionar el 21 de mayo de 1833 la ley del Patronato. El clero puso el grito en el cielo: la autoridad eclesiástica no dependería de la civil y eso era un dogma sagrado. El Patronato, recordemos, atacaba puntos de disciplina esencialmente ligados al dogma. Buena parte de las reformas implementadas por Gómez Farías, en el contexto del programa liberal para consolidar el Estado mexicano, estuvieron inspiradas en la política borbónica del siglo XVIII sobre todo en lo referente a la desamortización de los bienes eclesiásticos y la aplicación de nuevos sistemas fiscales y de impuestos. La política reformista de Gómez Farías fue bien acogida por el gobierno de Jalisco, ya que al frente de éste se encontraba Pedro Támez, miembro de la clase media y uno de los liberales más recalcitrantes.425 Támez, a quien podría considerársele el continuador de las ideas de Prisciliano Sánchez, promulgó algunos decretos para remover los obstáculos.426 De todas las leyes promulgadas, <lS Médico prominente, de distinguida familia, de mucha honradez y grandísimo talento ... nos dice Pérez Verdla, op. cít., p. 269. Es difícil encontrar datos de su vida. En los anexos encontrará el lector algunas claves. Abril 1833 -ley que prohibía a los españoles residentes fuera del territorio mexicano poseer bienes raíces en Jalisco¡ mayo 1833 -no permitía a los eclesiásticos, ser albaceas, tutores, curadores, comisarios y herederos fideicomisarios; octubre de 1833 -impedia a los españoles administrar fincas rústicas y establecimientos de cualquier especie que tuvieran más de 10 empleados. Noviembre 1833 -expulsión de 40 peninsulares: Manuel Luna, Manuel Moreno de Texada, Salvador Batres y Nicolás España, entre otros, sin embargo éstos lograron evadir el decreto gracias a su poder económico y las relaciones y compromisos que hablan establecido. Diciembre de 1833 -el decreto 565, el más fulminante que prohibía a las manos muertas poseer bienes raíces en la entidad. Cfr. Olveda, op. cít., 1991, p. 243. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 195 las que más ruido hicieron fueron: la ley del Caso, publicada por el gobernador el 23 de junio de 1833, que prevenía la expulsión del país a todos los desafectos al sistema federal «y los que estuvieran en el mismo caso», y el decreto 525, desamortizando las tierras de manos muertas. En Jalisco se atacaban los levantamientos subversivos de Escalada y Durán. No cesaban los manifiestos tendientes a descarar los propósitos de los conservadores. El pueblo se hallaba confuso y desorientado por los periódicos, principalmente los de México.427 Se había perdido la fe en el gobierno. Dadas las continuas sublevaciones y pronunciamientos militares que venían registrándose desde セ@ mayo de 1833, los estados de Occidente (Guanajuato, Querétaro, i Jalisco, Zacatecas, San Luis Potosí, Michoacán y Durango) se asoi ciaron y formaron un Plan de Coalición para sostener el sistema federal, hacer cumplir la constitución, reducir a sus enemigos y asegurar la felicidad y la paz pública. El Ejecutivo de la Nación aprobó el Plan el 12 de septiembre de 1833, propuesto por Jalisco y modificado por Zacatecas. Los sublevados contra el gobierno fueron vencidos poco a poco. El poder ejecutivo se deshizo de todos los cuerpos . permanentes y activos del ejército que habían causado la subleva·; ción. El triunfo parcial de los liberales hizo que se disolviera cual·. quier agrupación hecha con anterioridad, por lo que la Coalición de . los Estados de Occidente quedó anulada el 29 de noviembre de 1833, -aunque sus miembros volvieron a solicitar su creación. Santa Anna continuamente pedía licencias, por lo que fue .Gómez Farías quien publicó la ley del 17 de diciembre de 1833, de.ctarando el Patronato inherente a la nación. El clero la consideró ·tfll Ese año de 1833, en la ciudad de México, comenzaron a publicarse periódicos conservadores para dar a conocer las ideas de Alamán, Facio, Tagle, Vargas, Michelena y otros aristócratas. Los periódicos fueron El Mono, que empezó a publicarse el 1 de mano de 1833 y aparecía con intervalos irregulares de tres o cuatro días. La Verdad Desnuda lanzó su primer número el 20 de febrero del mismo año y salía d os veces por semana, atacando duramente a Santa Anna y a Gómez Farias. Acusaban a los nuevos liberales de se.r los mismos yorkinos de antaño. Con ello, los conservadores volvían a sus viejas tácticas de ataque. Hadan siempre hincapié en la reaparición de los masones y pronto puso en duda las elecciones que se estaban celebrando. Otro flanco de ataque de los . conservadores fue el tema religioso, afirmando que no sólo la Iglesia estaba en peligro, sino la misma religión. Se presentaba a los liberales no sólo como yorkinos hipócritas, sino como fanáticos jacobinos y sa11s-ailottes. 196 LA DlSPtITA POR LAS CONCIENCIAS · como un pronunciamiento sacrílego contra la autoridad del papa y fue a pedir la intervención de Santa Anna, quien abanderó la causa. Una vez más, muchos escritos circularon al respecto. Se había exigido la libertad de imprenta en el transcurso del año, después de haber sido tan vilipendiada por el gobierno anterior. En el Congre- , so, reunido el 2 de abril de 1833, los diputados Escudero, Riveroll y Riva Palacio presentaron una moción que reflejaba un principio básico del liberalismo, es decir, . que debería reafirmarse la libertad de prensa y que todo ciudadano . debía disfrutar el derecho de imprimir sus ideas sobre cualquier tema político y -lo que era más significativo- religioso.418 A los pocos días de la apertura del Congreso, además de los rumores extendidos por los periódicos liberales de toda la república, pro- ' liferaron folletos y hojas sueltas que contenían rumores y , propaganda sensacional a favor de la religión. 429 Aunque se dice . también que el 22 de mayo de 1833 el Congreso, siguiendo el prece- ·. dente del gobierno de Bustamante, autorizó al ejecutivo destinar hasta 30 000 pesos anuales para favorecer a los periódicos que «rec- ' tifiquen los extravíos de la opinión pública».430 Esto tiene sentido si . vemos que las acusaciones contra los liberales iban en aumento. Al triunfo de Santa Anna, Butler afirmaba que diariamente se distribuían por las calles numerosos folletos y hojas -· sueltas acusando a quienes militan en el partido que sube al poder : de tiranos, violadores de la Constitución, enemigos de la religión y ' osados usurpadores; las publicaciones adquieren un tono amenazante y son pródigas en vituperios. 431 '28 •29 セ@ ' Costeloe cita algunos: Clamor de los mexicanos a su presiden te electo el excele11 tísimo ' se1ior ge11eral Antonio López de Santa A1111a; Militares, o disolvemos las cámaras o 11uestra ruina es segura; Defensa de los militares y eclesiásticos; Defendamos la na- · ción, la ley y la religió11; Arma, amia mexicanos, que la religión perece; Guerra eterna · a este congreso por ser ta11 impío y perverso; Alerta militares q11e se intenta nuestra ruina; A las amias 111exica11os q11e la libertad se pierde ... op. cit., pp. 383-384. El Telégrafo, 26 de mayo de 1833, en ídem, p. 383. Butler a Livingston, 16 de marzo de 1833, citado en /dem., p. 369. LA PRENSA EN su MOMENTO Htsróruco 197 La prensa liberal de la mayor parte de la república informaba que los aristócratas estaban tratando de crear problemas. La Gaceta de Durango, La Aurora de Puebla, El Zapoteco de Oaxaca y otros muchos periódicos de provincia daban noticias sobre conspiraciones y difusión de propaganda subversiva y expresaban su convicción de S R que se estaba preparando una rebelión ョャゥエ。イNセ s ゥョ@ embargo, los rumores y la propaganda más sensacionalistas provenían de la folletería. En Guadalajara, este año fue especialmente pródigo en este tipo de material impreso que abordaba esencialmente los mismos puntos tratados por El Fénix, El Indicador de la Federación y La Columna de la ciudad de México en cuanto a religión. Esto es exclusión del clero de los asuntos temporales, reforma en materia de bienes eclesiásticos, incluidos los estipendios parroquiales, las capellanías, las obras pías, las posesiones de hermandades, la tolerancia religiosa, la bolición de los fueros el ejercicio de l Patronato por las autoridades civiles y reducción de conventos y monasterios. Este material será analizado detenidamente en la tercera parte de este trabajo, como ejemplo, consignamos El siglo XIX, especialmente radical en sus ataques a la Iglesia; contra él, varios autores alzarían la voz: Vaya un papel de a wartilla a la insolente gavilla, Al son de un despescuezado hay otros en el Estado por El Azotado Cantor, Nuevas Preguntas a los EE del Siglo XIX, Contestación a los EE del siglo XIX, Otro Tajo de un cantor al siglo reformador, A los necios impostores del siglo decimonono responde 1m cantor a tono y Otra puya a Los del siglo XIX, entre otros muchos. Contra la Gaceta del Gobierno, Azote a los embusteros por El que no es canónigo ni piensa serlo, El Segundo azote a los embusteros, Consejo prudente a los SS.EE de la Gaceta del Gobierno del Estado. Rentas eclesiásticas que es una contestación a los números 88 y 89 de EL Fénix, Contestación a los enemigos de los predicadores por un Quidam, Dogma y disciplina, Hablen los predicadores y confundan la 4n El Monitor del Pueblo, periódico que comenzó a publicarse en junio de 1833 (y hasta agosto) y que aparccia con intervalos de cuatro o cinco días en la ciudad de México, anunciaba que Alamán y Facio estaban dirigiendo la rebelión desde un convento con la ayuda de fondos eclesiásticos y préstamos de los españoles. Entre los periódicos que se publicaban en 1833 se encuentran: El Baluarte (Oaxaca) El Yunque (San Luis Potosí), Gnceta de Zacntecns (Zacatecas) El Reformador (Toluca) Gaceta de Tampico (Tamaulipas), La Limn de Vulcnno y La A11torcl1a (estos tres de la Ciudad de México). 198 LA DISPlITA POR LAS CONCIENOAS impiedad, El Duende tapatío al duende guanajuateño, Día de amargos desengaños o sea el triunfo de nuestra religi6n, La Nadón perece si cultos varios establece, El abuso destruiremos, pero nunca dejaremos ultrajar la religión, son sólo unos cuantos de los títulos de este año, los cuales se analizarán en la tercera parte. Otros periódicos son: La Bandera Negra de 1833 que sólo conocemos a través de lguíniz, quien afirma que su redactor es el mismo Francisco Granados. Patronato en la Nadón, 1833, aunque no propiamente un periódico, sino tal vez un opúsculo numerado, del que sólo conoi.:emos dos números. Su propósito príncipal es defender a la Iglesia. Algo parecido sucede con El Censor del siglo XIX, del mismo año, que surge para atacar al ya mencionado Siglo XIX. Para afianzar la defensa de la Iglesia, volvió a imprimirse la vieja edición de El Defensor de la Religión de 1827. De un carácter distinto, nace este año El Boletín de Ciencias Médicas que es el primer órgano de divulgación científica que tuvo el Estado. Su publicación resulta muy oportuna, ya que el año de 1833 fue aciago para Jalisco, como para el resto de la república, por la aparición de la epidemia del cólera morbus, que cobró la mayoría de sus víctimas entre julio y agosto. Sólo en Guadalajara murieron más de 3 000 personas.433 Los Anales de Jalisco, primer diario de la entidad, también nació este año.434 Éste contiene circulares gubernamentales, las sesiones del Congreso, artículos políticos y de otra índole (sobre la embriaguez, o sobre el partido que debiera sacarle el gobierno a las mujeres). Se sabe de la existencia de otro cotidiano, que podria competir con el anterior, publicado ese mismo año, se trata del Diario de la Revoludón, que sólo es conocido por sus noticias, denunciando conspiraciones y pronosticando una revolución militar, que se reprodu￳ 、ゥ」ッウ@ de la capitaJ.43S cían en ー・セゥ Tan sólo un par de números existen todavía de El Tennómetro de la Revolución de 1834, redactado por el gobernador Pedro Támez y de un carácter abierhmente radical. Le acompañaban en la redacción, otros personajes de la política y altas personalidades yorkinas » 4 El estudio más completo al respecto es el d e Lilia Oliver. Un verano mortal. Análisis lkmográjico y social de una epilkmia lk cólera. G11adalajara 1833. UNED, Guadalajara, 1986, p. 223. Aunque sólo se encontraron en Ja Hemeroteca Nacional un par de números, los correspondientes a Jos número 49, 50 y 51 de enero de 1834. Costeloe, op. cit., p. 383. , l 1 LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRlCO 199 del Estado como Pedro M. Millán y Francisco Semeria, quienes algunas veces «usaban el ャ ・ョセ。ェ@ austero de la virtud y de la moral para reprender supuestos crímenes, otras se inculpaba a Jos eclesiásticos por la rigidez de sus leyes y doctrinas y casi siempre las amenazas y apóstrofes más duros eran el preludio de las providencias arbitrarias con que querían reform ar la iglesia y su s ministros».4J6 En los números que tuvimos a mano, el gobernador se limita a defender su Plan de Instrucción Pública. Se ha querido hacer creer que la libertad de imprenta estaba restringida en Jalisco en estos años, pero como podemos constatar por esta avalancha de escritos, no fue así. Los escritores, a favor y en contra de las medidas radicales, se explayaron ampliamente, sin que se conozca de ninguna represión. A principios de 1834 Jalisco atravesaba una severa crisis por los pagos al ejército. Empeoró con cuatro levantamientos en abril de 1834, dirigidos por conservadores y encaminados a destruir el sistema federal: 437 Debido a la inestabilidad, se convino formar otra vez la Coalición de los Estados, sin esperar la autorización del Congreso General. La reunión iba a celebrarse el 20 de mayo de 1834 en Querétaro, la cual trató de impedirse militarmente. Santa Anna adoptó el cargo de defensor de los conservadores, impidió a Gómez Parías expedir otras leyes y suspendió la Ley del - Caso. El conservadurismo acometió con más ímpetu, pero Jos federalistas jaliscienses se aglutinaron en un solo bloque, se ubicaron en la linea de ataque para impedir que el centralismo y el orden tradicional, se sobrepusieran al sistema federal y al liberalismo. 438 , El giro de Santa Anna recrudeció el ambiente en Guadalajara. El 8 : de mayo de 1834 se registró un motín en San Juan de Dios. Desde _ entonces se registraron una serie de sucesos violentos en las calles. セ@ Esto aunado a una gran efervescencia periodística y panfletaria ; volvía la situación insostenible. U6 4)7 "' Juan Suárez y Navarro, 1850 citado en lguíni2, op. cit., p. 49. 3 de abril en Chapala: Manuel Teodosio; 5 de abril en GuadaJajara: el batallón activo Tepic; 9 de abril en Zapotlanejo: una gavilla; 1 de abril en Poncitlán: un cura rico y fanático, extendido a Mezcala, Ocotlán, Zapotlán del Rey, Ajijic, Tamazula y Zapotiltic. Cfr. Pérez Yerdfa, op.cit., t. 11. Olveda, op. di., 1976, p. 174. 200 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS Los editoriales del periódico El Siglo XfX constantemente atacaron al clero e invocaban la tolerancia de cultos para 'disminuir los abusos del catolicismo'. Casi nadie se escapó de ser atacado por una crítica destructiva que revelaba el subdesarrollo cultural y político de las facciones. Lo mismo se desprestigiaba al obispo que al cabildo, al congreso o al gobernador. Pedro Tamés por ejemplo, fue descrito como un gobernante déspota y a rbitrario en una hoja suelta que se titulaba Gobernador y Peineta439 que se volverá a citar aquí en el momento oportuno. EI 17 de mayo, el Congreso confirió al gobernador las facultades necesarias para impedir cualquier pronunciamiento y cuatro días después el permiso para garantizar por cualquier medio la independencia, federación y tranquilidad. Esto no impidió Ja ofensiva conservadora. Juan Gallardo en los Altos, declaró el Plan de Lagos el 12 de mayo de 1834 por las supuestas violaciones al artículo 3o. de la Constitución Federal (el famoso Patronato), hechas por anticatólicos. Pedían la derogación de las partes que trataban sobre disciplina y estatutos de la Iglesia, así como los otros decretos que tenían que ver con el cumplimiento inmediato del Patronato y la prohibición a manos muertas de tener bienes raíces. El Gobierno trató de sofocar la revuelta. El Plan de Cuernavaca vino a reforzar más la acción de los descontentos jaliscienses. Este Plan pretendía llevar a Santa Anna a «SU· prema autoridad» pudiendo derogar las leyes contra el clero. Santa Anna aceptó el Plan. Pero no derogó las leyes, sólo las suspendió hasta que el Congreso en 1835 pudo derogarlas.440 Entretanto en Guadalajara, los liberales de Jalisco presionaron al gobernador y al Congreso Local para que garantizaran la vigencia del sistema federal. Rafael Ábrego y Guadalupe Montenegro mandaron sendas cartas, las cuales muestran la indignación de los liberales jaliscienses. El 7 y el 9 de junio, publicábanse dictámenes sobre la inconstancia y falta de personalidad de Santa Anna, declarándolo traidor. Jalisco mostró pues una actitud antisantanista. La fracción conservadora de Jalisco protestaba a través de algunos impresos contra el Congreso Local y el Gobernador por expedir leyes H9 セBᄚ@ Jbid., p . 175. Cfr. Reynaldo Sordo, El corrgresoeu fa primera repríblica centralista. El Colegio de México, México, 1993. :LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 201 contra la propiedad y la libertad, llamándoles «gobierno y legislatura de bárbaros». Al parecer, las transformaciones de los liberales inspirados en Mora fueron impulsadas a la fuerza sin encontrar una aceptación general. El propio Támez, comprendiendo la antipatía del pueblo por las leyes de desamortización, pretendió derogar el decreto, lo cual provocó la exaltación de los miembros de la legislatura que no lo permitieron. El antisantanismo era unánime. El mismo Ayuntamiento dio dinero a Gordiano Guzmán para que iniciara su pronunciamiento contra Santa Anna, pactado el 16 de junio de 1834. Este mismo día se aceptó la dimisión del gobernador Pedro Támez, quedando en su lugar provisionalmente el Jefe Político Francisco Cortés. Horas después tomó el cargo Santiago Guzmán (sin relación con Gordiano) y el día 22, quedó al frente de los destinos del Estado Juan N. Cumplido. El 19 de junio, el cuartel del hospicio desconoció a Santa Anna, defraudados los militares por la actitud del general. Durante julio, Jalisco decretó no asumir la deuda adquirida por Santa Anna, éste mandó fuerzas militares a Querétaro, sede de la Coalición, ante esta actitud, Jalisco se autonombró sede y Santa Anna mandó a Luis Cortázar a Jalisco para someter a los rebeldes. No se sabe si llegaron a un convenio, pero Cortázar entró pacíficamente a Guadalajara en agosto de 1834. En ese año, aparecieron en Guadalajara otros opúsculos del mismo tenor que los del año anterior: Ahí va ese tiro sin puntería, si a alguno descalabra no es culpa mía, acusando a Támez de ladrón.441 Aunque aparecieron otros temas, como en este O muertos ofederados quieren ser los arrancados. O sea impugnación al folleto titulado pocos quieren centralismo y los más federalismo. 442 El federalismo jalisciense fue aniquilado cuando las fuerzas invasoras levantaron un acta de pronunciamiento a favor del Plan de Cuemavaca el 12 de agosto. Santa Anna era reconocido como presidente legítimo y defensor de la religión. Se cambió el gobierno fe" 1 " 2 «Aunque el gobernador no sea Polar, tomar lo ajeno es hurtar: y si el dueño es Iglesia o Colegio, sobre ser robo es sacrilegio. Decir que esta raspa no es impía, es robo, el sacrilegio, es herejía» Ahí va ese tiro sin puntería, si a alguno descalabra 110 es culpa mía. Guadalajara, Imprenta a cargo de Teodosio Cruz-Aedo, 1834. También estos materiales los analizaremos en la tercera parte del trabajo. Los folletos se encuentran en la Hemeroteca Nacional. 202 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIM, deral por adictos a Santa Anna: José Antonio Romero quedó como , gobernador interino y Antonio Escobedo como vicegobernador. De · inmediato se derogaron los decretos atacantes a los intereses del l clero; se clausuró el Instituto de Ciencias y se restablecieron la Urú- ·; versidad y el Colegio de San Juan Bautista: se devolvió el local que í se había utilizado y los capitales a rédito de la Iglesia, usado para la 1 manutención de las otras instituciones; se decretó que Jalisco 、・ウM セ@ conociera a Gómez Farías. En el mismo año de 1834, el sucesor de Támez, José Antorúo i Romero, quien elevó al poder la reacción emanada del Plan de ¡ f Cuernavaca, en su Manifestación a los Pueblos de falisco, dice: l La libertad de imprenta ese coloso terrible que los pueblos han levantado contra la tiranía, llegó a destruirse en Jalisco: tembló el gobierno sultánico a la vista de sus maldades, se horrorizó con sus crímenes y erigió una junta de censura para revisar los escritos: la constitución federal, la del estado, fueron atropelladas con semejan· tes providencias y el tirano se complacía creyéndose seguro con el silencio de los escritores: temió que se publicasen sus infamias y que el pueblo irritado lo arrojase de una silla que había profanado: te- . mía que se le pusiese en claro la opresión en que tenía al estado: temía que se combatiesen sus máximas inicuas y temia perderlo todo tan Juego como los ciudadanos hicieran un esfuerzo para recobrar sus derechos usurpados: este ataque a la libertad será remarca ble en los fastos de la historia y será siempre un testimonio inequívoco del mal proceder de un déspota que lo ejecutó.44 ) El órgano de apoyo del gobierno de Romero fue El Refonnador Fede- .' ral de 1834,444 periódico oficial del gobierno de Jalisco, que fue pu- · blicado en la imprenta del gobierno, a cargo de Nicolás España del 20 de noviembre de 1834 al 2 de julio de 1835. A pesar de lo que connota su nombre, su política está en contra del federalismo y apoya , las reformas hechas a la Constitución. Nace para poner en claro las inicuas manifestaciones de los enemigos del orden, los hijos espurios de la patria...a fin de desterrar de una vez el error de los que han querido medrar a la sombra de la indiferencia o José Antonio Romero, Manifestación a los pueblos de falisco, Guada.lajara, 1834, citado en lguíniz, op. cit., 1955, t. 1, p. 51. Sus 45 números se encuentran en la Hemeroteca Nacional. LA PRENSA EN SU MOMENTO HISTÓRICO 203 sufrimiento de los buenos bajo los auspicios de la seducción y el engaño, cooperando cuanto esté en nuestra parte a fijar un orden de cosas tan justo y racional como firme y estable.44S Pretende una reforma a la Constitución «para cortar de raíz los abusos que de ella han hecho los anarquistas jacobinos arrancándoles hasta la esperanza de volver a usurpar la administración pública para volver a gobernar a los mexicanos.con vara de hierro».446 Como se ve, apoya el Plan de Cuernavaca. En este sentido, sus intenciones y contenidos son muy similares a los del Mosquito Mexicano aparecido ese mismo año en México. 447 Contiene el Reformador artículos contra los «demagogos» que ofrecen el «veneno de la impiedad, libertinaje y vicios», contra los sans-culottes.443 Para respaldar sus puntos de vista, incluyen poemas, narraciones y fábulas morales, además de artículos infamantes.449 El periódico concluye súbitamente en julio sin explicar la razón. ..1 El Reformador Federal, Prospecto, 13 de noviembre de 1834, Miscelánea Mexicana, Hemeroteca Nacional. ldem . En marzo de 1834, apareció El Mosquito Mexicano como una prueba de la organi1.ación de la oposición. El Mosq11ito declaraba en cada número: «Cuando con obstinación se desprecian los fundados clamores de los pueblos y se les despoja de sus más sagrados derechos por medio de la fuerza, no teniendo otro fruto de sus justas reclamaciones que redoblar los arbitrios del opresor para continuar oprimiéndolos y sin la más remota esperanza de remedio, no les queda más recurso que repeler la fuerza con la fuerza. Este es el doloroso caso en que nos hallamos. Este no era otro que el articulo 13 de Plan de Veracruz de 1822. Cada edición hacía denuncias de la legislación liberal y se presentaba al país dominado por una feroz tiranía, odiada por el pueblo y por las clases más útiles de la sociedad: el clero y el ejército. Poco a poco fue diciendo abiertamente que era necesaria una nueva forma de gobierno si se quería salvar la existencia misma de la república. El Mosq11ito no decía claramente cuál debía ser esta forma de Gobierno. No se atrevían a propugnar por el centralismo hasta conocer la opinión de Santa Anna." Costeloe, op. cit., p. 422. El Reformador Federal núm. 1, 20 de noviembre de 1834. Probablemente el peor sea una supuesta carta de Gómez Farías que comienza en estos términos «Compatriotas y Amigos: Lanzado vergonzosamente del alto puesto en que me colocó la intriga...» para continuar en este tenor: «Si triunfamos (que es bien difícil) os protesto bajo mi palabra de honor (a quien jamás conocí) que se os entregarán a saqueo todos los lugares que querais para ejercer en ellos el pillaje y que para afianzar nuestra execrable domina- 204 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Al año siguiente, en 1835, se publica una Iniciativa que el Congreso de jalisco dirige a las augustas cámaras de la unión contraída a variar el actual sistema en república central y otro donde se acusa a Pedro Zubieta y a las logias masónicas de «querer derrocar el gobierno profano que tantos perjuicios le ha causado a la masonería». Este lleva el título de Al asno muerto, cebada al rabo, o sea, prodigioso hallazgo de un acuerdo de la logia de masones yorkinos de esta capital. Poco después se publica la contestación de Zubieta sobre el anterior: La Inocencia desmintiendo a la Impostura. Estamos de acuerdo con la interpretación de Olveda en cuanto a que la reforma propuesta por esta primera generación de liberales, además de ser anticorporativa y secular, estaba orientada contra el componente peninsular de la oligarquía. Por ser el clero parte fundamental de la élite y aliado de ésta, y porque la reforma pro· movía el surgimiento de una clase de pequeños propietarios rurales a partir de la transferencia de la propiedad desamortizada, los grupos oligárquicos se opusieron tenazmente a ella. Las élites se resistieron a aceptar la redistribución de los bienes raíces del clero porque generaba nuevos competidores -la burguesía rural- y no era muy remoto que a largo plazo, éstos pudieran disputar el predominio. Para evitar ese riesgo, el clero, la oligarquía y una fracción del ejército de Jalisco apoyaron presurososo las sublevaciones anti.liberales de Escalada y Durán en 1833. No es casual que la disputa a través de la prensa y la folletería haya sido especialmente violenta. Los favorecedores de la Iglesia no dieron cuartel publicando con sus propios medios todo lo que pudiera silenciar a sus atacantes. Los oligarcas que participaron, activamente, eran muchos de los que iban a ser expulsados, como Nicolás España, y otros de los más prominentes de la élite como José Palomar o bien Juan José Amat. 450 Pero mayor empeño pusieron José Antonio Romero y Antonio Escobedo, quienes al final lograron ocupar el cargo de gobernador y vicegobernador, respectivamente. La Junta departamental que suplió a la legislatura estuvo integrada por elementos de la clase con- rBセ@ ' i l l t :. j i セ@ i j l セ@ 1. セ@ セ@ セ@ セ@ l ' 50 451 ción, no volveré a ser indulgente como antes y la conhnación sera,, セ オ ウ オエゥᆳ dos con el cadalso, el veneno, el puñal... » fbid., núm. 40, 14 de mayo de 1835. Con quien por esas fechas Anastasio Cañedo tenía negocios en sociedad. Olveda, op. cit., 1991, p . 277. /bid., p. 244. l 1¡ J ,. s • LA PRENSA EN SU MOMENTO HISfÓRlCO 205 Entre 1834 y 1836 Antonio Romero fue el principal sostén · santanista en el Estado, gozó de mucho prestigio dentro d e Ja clase acomodada por su experiencia en asuntos públicos. Había cumplido lo prometido en El Reformador Federal: un gobierno fuerte y esta. ble. En muy poco, el ambiente conservador invadió Ja ciudad. Con ayuda de las armas, incluso Jos barrios de Guadalajara, dirigidos ·, por santanistas, pidieron al presidente el 4 de septiembre de 1834 su voluntad para que el centralismo sustituyera al federalismo. Sin . embargo, algunas protestas aisladas se dieron: por ejemplo en Tepatitlán, el 7 d e julio 1836, José María Cruz se levantó en armas. El Gobernador interino acabó con la ola de violencia imperante. Asumió la responsabilidad del Estado en el momento de agotamien1:to y represión visibles. Decía que el federalismo resultaba inopet•rante y el centralismo sí lograría resolver los problemas del país. Y . ante tal situación de ruina no h abía manera de desmentirlo. El fracaso de Ja reforma provocó varios reacomodos: profundi\t.ZÓ la división entre los liberales y reagrupó a los sectores oligárquicos .r en tomo a Antonio López de Santa Anna; fue suprimido el federa'¡lismo como forma de gobierno y se adoptó el centralismo. Después 1 de 1835, el programa antiliberal se centró en afianzar los privileセ [ァゥッウ L@ restablecer el poder de la Iglesia e incitar a Santa Anna a ejer.·¡ cer un poder omnímodo para meter en cintura a los grupos que ·,.ansiaban llegar al poder. Fueron las élites más tradicionalistas las Lque, por razones de sobrevivencia, promovieron la instauración de Í un gobierno de este tipo en México. Santa Aru1a se convirtió paulaセ@ tinamente en la expresión de los intereses de las estirpes oligárquicas. En Guadalajara, como en otras ciudades, muchas familias empezat ron a identificarse como santanistas: los Palomar, Escobedo, Batres ᄋセ ケ@ otros.•s2 Tendrían que pasar diez años, antes de que lograra constituirse otra república federal. '" 1. Como miembros de la élite identifica Olveda a: Jesús Ascencio, Manuel Baeza, Felix Barajas, el alemán Enrique Julio Blume, Juan Manuel Caballero, Jesús Camarena, José Antonio Cambero, Juan Manuel Castañeda, Antonio del Castillo, José Antonio del Saz, Francisco Venancio del Valle, Pedro Nazario de Zea, José Estrada, García Sancho, Catarino Gómez, José Agapito Gutiérrez, José Vicente Gutil!rrez, Manuel Luna, Francisco Martínez Negrete, Ramón Murúa, Pedro Juan y Manuel Olasagarrc, José Miguel Pacheco Calderón, Josl! Palomar, Manuel Porres Baranda, Sotero Prieto, Nicolás Remus, Dionisio Rodríguez, Francisco Romero, Francisco de Paula Rubio, Crisanto Sánchez, Sánchez Leñero, los hermanos Somellera, el inglés Archibaldo Tucker Ritch.ie, 206 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Hasta aquí llega este recuento de publicaciones, en Guadalajara ya que en los años siguientes fuera de la Gaceta del Gobierno de Jalisco que se reinstaló en julio de 1836, no se encuentran otras publicaciones significativas hasta 1841, con el gobierno de Paredes y Arrillaga. La prensa, después de los años cuarenta, conservaría algunos de los temas y preocupaciones, pero no el tono ni el radicalismo de las primeras dos décadas de vida independiente. Sería justo después en los años cincuenta cuando la disputa desordenada, apasionada y radicalísima se retomaría con otros elementos y comenzaría a dar frutos concretos, en la legislación. Después de esta primera incursión hacia el debate público, a través de la prensa que aquí delineamos, surgiría otra manera más madura de discutir. No se puede más que documentar el debate, el desorden, el ansia por acceder a esa «opinión pública» que, a fuerza de violentas incursiones, errores y desacatos, se está formando. Norberto Vallarta, Eligio Vclasco, Pedro Vizcarra Con:uera y Pedro Zubieta. Cfr. /bid., p. 264. II. CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO AÚN A PROVINCIAS. CARACTERÍSTICAS DE LAS PUBLICACIONES Antes de cualquier reflexión en tomo a los contenidos de la prensa, es necesario hacer un análisis externo de ella, ya que el periódico es «ante todo un soporte material, cuya existencia y configuración obedecen tanto a imperativos concretos como a preocupaciones intelectuales».1 Es decir, aunque los editores del periódico tuviesen las mejores intenciones, no podían haberse visto ajenos a la carestía del papel, el alto costo de éste, las dificultades de transporte o la pérdida de la correspondencia. Las «señas de identidad» de un periódico imprescindi bles en cualquier estudio sobre prensa son, entre otras, セ@ las que hacen del periódico una empresa econóntica: organización ! administrativa y financiera, fuentes de ingreso, capacidad tecnolóLgica, estructura de la plantilla, tiraje, difusión y precios. Otros datos [ importantes son la personalidad del periodista, su formación, sus f, condiciones de trabajo y la independencia con que escribe. Asimist mo, es importante establecer la procedencia de la información, maj teria prima del periódico, ya que éste depende de sus fuentes, del origen de las noticias y de las posibilidades econónticas para enviar reporteros o corresponsales propios. Especialmente relevante para , este trabajo es la recepción del periódico, que puede calcularse a ' través de los puntos de distribución y las listas de suscriptores. , Como se dijo en la introducción de este trabajo, los datos para ' estudiar los aspectos arriba citados son sumamente vagos y escatos, por ejemplo, los nombres de los colaboradores e, incluso, de los . directores de los periódicos no aparecen casi nunca; los tirajes son Jacqueline Covo, "La prensa en la historiografía mexicana.», Historia mexicana, vol. XIU, núm. 3, (enero-marzo, 167) El Colegio de México, México, 1993, p. 689. 208 LJ\ DISPUTA POR LAS CONCIENOAS prácticamente desconocidos, así como las listas de suscriptores (excepto la del Mentor de ln Nueva Galicia). Por otro lado, las condiciones materia les de los talleres, la estructura de la planta de trabajadores y, en general, todos los detalles de la organización de la empresa periodistica, pueden reducirse a lo más simple. Los medios técnicos de estas primeras publicaciones eran muy limitados y la «planta» de trabajadores muchas veces consistía de una o dos personas, por lo que un estudio profundo de estos factores no es relevante, y la comparación entre los diversos periódicos en estos aspectos es prácticamente inútil: todos son muy parecidos, no hay una evolución material tangible en este periodo. Por lo anterior, se han reunido en esta parte todos los factores, sin d iferenciarlos en capítulos o tratar de hacer un análisis exhaustivo de ellos, sin embargo sí es fundamental mencionarlos en un estudio como el presente. Se hablará de las características fisicas de las publicaciones, la tecnología utilizada, el papel, el tamaño, la temática general, algunas consideraciones sobre la distribución del espacio y algunos datos sobre los editores y escritores de los que se tiene noticia. Se incluye en este capítulo un cuadro general que abarca una estadística de la prensa tapatía en el periodo de estudio, una descripción de los talleres en los que se elaboraba el periódico, papel, precio, costos, circulación, tiraje, periodicidad, fuentes de información, editores o escritores, contenidos y lectores o destinatarios. Cuadro general que abarca una estadística de la prensa tapatía: cuántos periódicos se editaron, en qué años, en dónde, cuánto costaron, con qué periodicidad aparecieron, a qué precio se vendieron, cuál fue el tiraje promedio, además del archivo donde pueden localizarse. Entre 1809 y 1835 se encontraron 44 órganos de prensa. Para dar mayor agilidad al trabajo dejamos, en un anexo al final, una lista con los folletos localizados tanto en diversos repositorios como en las citas de los autores consultados. Entre 1809 y 1835 se encontraron 287 folletos. Incluimos de cada folleto los datos de la imprenta, autor cuand o aparece, lugar, año de publicación2 y archivo donde se encuentra. En este caso, incluimos algunos folletos que no fueron publicados en Guadalajara, pero que se refieren a la problemática tapatía. Son respuesta a otros sí impresos en esa ciudad, o bien, que circularon en Guadalajara. CUAN DO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABIA LLEGADO 209 Los talleres. Repartición de las funciones En Ja primera parte de este trabajo se mencionaron las imprentas que nacieron durante estos años y en el cuadro anexo podemos ver, sucintamente, cuáles periódicos se publicaron y en qué talleres tipográficos. En este apartado se tratará el funcionamiento de los talleres. Los periódicos publicados en Guadalajara, por estos años, pueden considerarse en su totalidad, como un producto artesanal. El periódico se elaboraba en pequeños talleres con un número muy reducido de personas, las cuales dominaban la totalidad del proceso y había poca especialización en las funciones de cada una de ellas. Su elaboración la realizaban a veces, una sola persona, quien asumía las funciones de director, editor y propietario. Se sabe que el Despertador Americano fue redactado casi en su totalidad por Francisco Severo Maldonado, a excepción del número cinco, que fue hecho por el presbítero Ángel de la Sierra y algún artículo de Ignacio López Rayón. Los demás periódicos no fueron la excepción: una sola persona estaba al frente, escribiendo los artículos y seleccionando la información de los otros órganos de prensa, por ejemplo, Antonio José Valdés o Pedro Lissaute. Esto podía hacerse en la casa misma del editor, ya que no existían locales designados exclusivamente para el periódico. O bien, cuando el editor era el dueño de la imprenta, el periódico se hacía en e l local de ésta. La novela de Emilio Rabasa, Moneda falsa, es muy ilustrativa en cuanto al ambiente de las redacciones de los periódicos. Aunque no se sabe exactamente de qué año habla - probablemente más cerca de los años cincuenta- algunos aspectos de «la redacción» pueden aplicarse a estos primeros periódicos: En el piso bajo de la casa en que el director vivía, ocupaba Ja redacción un cuarto con ventana a Ja calle, desde el cual oíamos el ruido monótono de la prensa que sonaba a intervalos regulares en una pieza interior. La redacción era húmeda y fria, el tapiz viejo y desgarrado a partes había perdido el color... En las horas de más trabajo todo lo que se oía en Ja redacción era el suave deslizarse de las plumas sobre el papel ya que las máquinas mecánicas de escribir todavía no invadían los periódicos. A mano y con plumas de ganso y tinta fresca se iban llenando las cuartillas que luego iban a pasar a N ...... Cuadro general de la prensa tapatía AfJO NOMBRE PE.RIO· DICIDAD Stmanario Semanario CIRCULACIÓN EDITOR O DIRECTOR Potriótico 1810 El Drs¡wtador Amtriaino Semólllario Escasa. Sólo L1 ciudad Francisco Severo deGuadaLljara Maldonado El Telégrafo dt Semanario Cuoda/ajara 1813 El MDttot Prornncial 1813 El Mentor dela Nu<WGafitia jセfイオ、ッ@ Se expende en casa Manuel Quintan• de Santiago Alcocer, Secrel.lrio de i. UruV\'rsid•dde Guad•fajara 180'J 1811 IMPRENTA Romero José Fructo Romero jセfイオ」エッ@ Tienda de Pablo FrólllCisro Sewro Maldonado Macedoen üpopan. Guadalajara Senwlario Sólo en Guad1Llj.ua f randsco Severo Maldooado Romero Semaruirio Todos los pueblos de Frólllcisco Severo Maldonado alguna consideración donde estuviere comente el despacho de .St.!leta. rienda de Pablo Maredo; casa del autor. lmpreni. )osé Fructo Romero ェセfイオ」エッ@ Romero o PRECIO f'UEIVTE NÚM.DE. PÁGINAS - - 2o21/2en 4o.común 2 vols. CONTENIDO TIRAJE PoUtico. E.albción del palriotismo español contra ti invasor lrancés PoUtico. 25 cvs. el ejemplar. La Gaceta de Uno o dos 2 rls. e/u. 9 pesos México. úrtas Pliegos en la 4•. lndt.idónaL\ ttbeti6n de l«tom lrreguJ.u 24 y 8 a.liño p. 7números PoUliro. 18 rls. por 3 meses. Ubros: Irregular 4o. !X-stinado a Oavijero, 2 rls. por pliego. 2 común.! o 2 edictos, partes pliegos 2 a 7 p. contener los rls. por núm. 84 números, 2 espan!OSOS suelto, 22 rls. el oficiales estrigos de Ll segundo semestre tomos insum'tti6n 1 rl por pliego, 4 ÚM,parúS 3números pesos. 4 rls. por seis olxules meses. 6 rls. fuera 1 rL por pliego, 4 El red.ctor 1 o más pliegos pl'SOS, 4 r!s. por seis general de en folio, 4 p. un extraordinario. セN@ fuera 6 pesos adiz Ilnlimeros 4rls. PoUtiro. Sobre la constitución de - ARCHIVO 8PE-GUAO. MISC.710 700 l'ublicado en 200l f.csúnil, 1976. Cuadmjara 500 INAH, mkrolilm セ@ - セ@ セ@ INAH, mim>lilm セ@ Odiz PoUtico. lnstruil sobre la Constitución. lnfonn.tción cxon6otica. comentarios sobre las noticias - INAH, microfilm r セ@ 8z () セ@ セ@ nw eiセ、エャ@ rigimtn - c-w..¡.r. - jセfイオ」エッ@ Romero (Petra - - Manja!Te'l) QinslifllciOIUll tn 4 pjgín.as, Polltico, 90btt la 2columnas, 2números Constitución - lgulniz.1955 8 セ@ rl Reyno dt Nut1>a b821 C.licia UC.etlDdel Gobierno 1822 U éslrrlla Polar dt los amigos descoso. dda Ilustración 1822 El PtllSlldor Tal"'IÍo 1822 U Aiirora de la Sociedlld de Numi Ga/icia Semanario Guadalajara, Ligos Antonio José lvaladés y Victol'Wlo Roa Urbano Sanrom.in - Quincenal Tienda de Manuel Salaz.u Pedro Zubieta, Joaquín Angulo, Anastasio Cañedo, Ignacio Sepúlveda, F. Severo Maldonado, Gil Martinez, Feo. Narv.!ez. Ignacio Vetgara, Luis 、セ@ Li Rosa, Juan A. de la Fuente, Crispiniano del Castillo Mariano L6pez. junta pabiótica Brambila 1 peso por cuatrimestre - - Guadalajara Guadalajara junta patriótica Pol!tico. Bandos, cartas Irregular, 2 a Periódico oíici.>I pmonales. 4pp. del gobierno de Quint.inar - Irregular, 2 y 5pp. Historia, geografla, derecho público - - セ@ BPE-CUAO Publicidad en facsímil, 197i Guadalajara セ@ > ofT'I Cll セ@ :e o "' 8 fT'I :I Urbano Sanrom.in Urbano Sanrom.in - - - - - órgano Oficial de la Junta Patriótica. Agricultura órgano Oficial de Ja Junta Patriótica - uEstrtlla Pol4r, polémica fuderalist.1, 1977. Guadal*'ª - lguiniz. 1955 セ@ セ@ 8 セ@ ...... セ@ Cuadro general de la prensa tapatía AÑO 1823 NOMBRE PERIO· DICIDA/J CIRCULACIÓN El Iris dt Jalisco Trisemanario Guad¡laj.lu. México, Zacatl'c.is, Ourango, Tepic. S.yull, Ags.. S.LP.. Qro., Mty., León EDITOR O DIRECTOR Antonio José V.Jdá IMPRENTA PRWO Urbano 10 rls. mensuales, Sanromán 2 pesos fuer• FUEIVT'E f.IFonaldd lm/l{rio Mtxicano 1823 1824 l..<rMi"'rva ÚI Fantasma - - COIVT'ENIDO 2 pliegos en 4o. Político. 4pp.IW Ft.'deralisU, lilentun; EJ Ardtiuis/4, núms. discusiones del E/Oritnlt, Congreso. Afavor ÚI tluroro dt deQuint.inar Fi/111/tlfia, El polrióla dt C.ayoquil. E/Sd, - Polib<o. Contrato dt asociación de los estados del Anáhuac PoUtko. Hacer pliego, 4 pp. 1 Biscmanario Urbanosaruomán Urbano Un peso el mes; Guada.Lijm conocer a los Sanromán 12 rls. fueu ciudadanos t. J1gnodadde hombres hl>res Pol!tico. 2 pliegos, 4 pp.• Canu, Trisenwmio Colima, TepK, Z•r..• Pedro Uss.iuttc José Frurto 20 rls. por bimestre. Catctismo; 4 secciones; Romero (Petra 4 pesos fuero periódicos, Ags., México, aruHtico. Manjarrez) opios de libros JI números Durango, Puebla, Republicano para Saltillo, Guaremala, instru«i6n del S.LP. yQro. Gua.daLijmy mセクゥ」 ッ@ Francisco Severo )osé fructo Maldon.1do Romero (Petra Manjarre:z) lnRA/t - eicエョコュャセ@ セbイゥヲ[「tMQォ@ 18?.3 NÚM. DE PÁCINtlS 2tomos. - HN. CONOOMEX. UAllC - Alonso Norieg¡, 1980 - F.n: l..ig.icct.I del gobierno de Gu.daLijara - CONDUMEX 0Íllriodt S<'CCÍOll<"S dtf Oi.lrio Guodala¡m - Urbano San román - - 1 pliego; 4 ー 5 tornos Político. Oi!<'lll50Sdel セ@ cッ Co11grc·so dtl ョセ@ .. )> o ¡¡; " セ@ セ@ r-' セ@ - 8P&GUAO 8z o !i o Estado - - r-' ;:o .-blo QXRセ@ N ARCHIVO - セ@ . 1824 1824 /..a Cruz El Obscr.iodar Amtriarw Billem•na.rio Bts.!nwtano Guadal.ajara Guadalajua Fr.inctseo Gr.uiados Jo.<é Fruclo 4 rl5. al mes; 6 rls. fuera Romero (Petra Maniarrez) lJrb.mo Sanromán 1 peso al mes. 12 rls. fuera Ubros. Montesquieu Comunicados ofici•les 1/2 pliego, Religioso, instruir 7números •I público sobro la supreuwcla de I• reh..nn 1 pliego tendido セャゥ\、N■ョ・[@ disposiciones ck gobierno; arle y 120 セ@ LAF - En: El/ris dt JalisoJ > - > r "O セ@ CÍ<'nCW 1824 El Nh>rl Trisemanario México, Guadalajara yen todas 1.ls - Urbano Sanrom.ln Administraciones de Conrosde la Repúblin 1824 LosDel:otrs 1825 LaFt 1826 E/Cisnt Mttriaino - Guadalajara - GuadalajMa SemaNrio Guadalajm JO rls. por mes, 19 /ACll!rl•ik rls. por 2¡nese,;, 36 Mforo, Águila Mtxiama, rls. por 4 meses. El lmparcU1I Fuera: 14 rls. por mes, 27 rls. por 2 168""1io, meses. 52 rls. por4 f.a(.otrt1 dt meses Col""'bil.. Elfilinlr"T"' deTampico, Circulares .V tkcrtlos, Libros dt Pradl 2 pliegos, 4 PP· Politico. Antim!ligioso, romunicados, noticUs, ィゥウエッセ@ HN; CONDUMEX om セ@ leyes. infonNCIÓll セ@ :e co!Mdoy transportes セ@ m セ@ - - - - 2pp. Antirleric..t 1 pltego. 4 pp. Religioso - - 2rls. mensu.Jes, 3 rls. fuera - 1 pliego. 2 pp. Polilico. Conlla Pnscili.tno - l.Af - lgulnil. 1955 - - - - 5.inchez. Ataque a Ja vida privada delos セ@ > r r セ@ > 8 gobcmwtes 1826 La Pal•llOI Bísem.inuio GuadaJ.ijMa. Tienda de Franroco Cortes, yenl.ls Administraciones de Correos del &lo. - Urbano Sanromán 6 rls. por mes. l peso fuera - 1 pti.!go, 2 tomos Politico. Contenidos li1t>mios, prorepublicano, イ・、 。セ@ noticias セ@ (.;) セ@ Cuadro general de la prensa tapatía AÑO NOMBRE PERIO· DICIDAD 1827 El IXfoll$01 dt l•Rtlígiétr EDITOR O DIRECTOR IMPRENTA PRECIO FUENTE NÚM. DE PÁGINAS CONTENIDO Bisenwu.rio, México, Gu1da!.ijm, Pedro Espinou, Fru<to Rome.ro ャセ。ュ・ウ[U@ Endcbcas, 2 pliegos en 8o. Relígjoso. Art. copiados y S.LP. y en Lis FrancN:o Bpcnou. (•mgodejosé rts. por 2 meses; 3 Icarias, lileratura !Ovols.,4 scnuruno diócesis de todo rls. por 4 meses. tomos origimles par• Pedro Bari¡as. Orozco s。ョエッウセ@ rebgjosl.. Francisco Anoyo, y luego en la de Fuera: 12 rls. por discursos impugnar los el poís mes; 20rls. 2 errores de los Basilio Anillag¡, Dionisío Laureano Ruiz últimos siglos Rodríguez meses; 5 pesos por 4 meses Esparza - El Tribuno 1827 CIRCULACIÓN ,¡:.. Gu•d•Ltjua Pedro Liss.iult.e, editado por Lt sociedad J"'trÍÓlic• - - - 32números PoUlico. Antirreligioso, inRAJE - - ARCHIVO Bft.GUAO 111'1 lgulniz. 1955 maígÑo, lederahsti - 1828 El Jaliscirnst - Guadalaju¡, México - - - - - Politlco. Ciencias, arte y literatura; apoyan a Gómez 1828 EllmJ"'ttOll - Guadalapra - - - - PoU!ico. Ciencüs, arte yliteratura - lgulniz. 1955 1829 EIEspírilM PúMiro ¿Quién Vive? - Guadalajua - - PoU!ico, literario - ¿Quién Viot? Bisemanorio Guadalajor¡, en Lt imprenta. En Lt tienda No. 1 del portal de rッウ。セ@ administraciones de Correos del Estado. Ags. Sombrerete, México, Gto., S.l.P., !Valladolid, Durango )' - - Costcloe, 19'15 s: Pedraza 1829 0Uhuah"'1 セ M NFセL[ L@ _ _.._ , ..... . . - •• a.. .. . ._ _ _ ., •. • -. • • • - Del supremo 6 rls. por 1mes, Correspons.iles 1 pliego, 2 pp., Político. gobi<mio a cargc 8 rls. íum. lオ・ァセZ@ periódkos; 2columnas aョエゥM・ウー。￱ッセ@ cottt0 de la deBrambiU 8 rls. por mes, fuder•lista. apoya U rls. fuer., 4 rts. セッ」ゥ￳ョ[@ al gobierno de númno suclto El Es¡>Situ lgn.i<ío úiledo - Hl'I o ¡g セ@ g f'Qblico, セ@ セ@ El noticioso, Bo/rrín Ofirial, El mr1u11jtrn Federo/;urt.s セ@ 1829 Et Tolerante - Cuadalajara - - - 1829 El Vigía - Guadalajara - - - - 1830 1830 1831 l.4Aurora - Guadalajara Franci9:oGranados - - - - El Argos - - Cactta dtl Gobiernodel Estado librr de Jalisco Bisemanario Guadalajara y administraciones de rentas foráneas - 1831 El Rayo Bisemanario Guadalajara frarcjg:o Granados - - 1833 IA BMdera Negro - Guadalajara fイ。ゥA」ッセ@ - 1833 Patronato en la Irregular Nación 1833 El siglo XIX Bisemanario - - Del Gobierno 1 peso por mes. Ful•ra: 10 reales - Político - Pérei VerdJa. T. U, 1981 - PoUtico - Pmz \lerdi.i. - PoUtico, literario Político, lita'ario El Redactor 2 pliegos, Periódico oficial Oauqueño, El 4pp. del gobierno de !()!números Ctñedo. Notida.s, CtnS«de Vrnmuz, El Sol, vmedadesy El Registro literatura Oficial, El Espíritu Público PoUtiro. Antiespañol - - - - - - PoUtico - - Dionisio Rodriguez - - Guadalajara - - - - 1 pliego, 15 nÚ!™)TOS. Anticlerical セpᄋ@ Religioso T. iセ@ 1961 - lgulnlz. !955 - lguíniz. 1955 - Bl'&GUAD n セ@ e: セ@ § セ@ g - IACactta del Cobinnodel Estado de Jalisco セ@ セ@ セ@ - lgulniz. 1955 ::t - > 3números HN. MIS. BPE· CUAO - EICtnsordel siglo XIX 1833 El crnsor del siglo XIX - Guadalajara - - - - 24pp. 5 números Religioso 1833 Boletín de CienciasMidicas - Guadalajara - Del Gobierno - - - Órgano de divulgación científica - lgu!niz. 1955 1833 lnstmcción del pueblo Jalisciense - Guadalajara - - - - - Educativo - lguíniz. 1955 - llN. BA &; f: セ@ g N ..... 01 !f セ@ Cuadro general de la prensa tapatía °' AÑO NOMBRE. PERIO· DICIDAD CIRCUl.ACIÓN EDITOR O DIRECTOR IMPRENTA PRECIO FUENTE. NÚM. DE PÁGINAS 1833 Diilriodda RtW/urión Diario Guada!ajara - - - - - 1834 /!114/ts dt }a/siro Diario Guadalajara )' administraciones de venl.ls foráneas - Del Gobierno 1834 El lrnnómetro Bisemanario dt Lr Rtvolución - Del Gobierno PedroTámez (gobernador), Pedro El Reformador Bisemanario Ftdcral - Guadalajara Del Gobierno a cargo de Nicolás España Político Circulares 1 pliego, 2 pp. Periódko oficial 20 rls. por mes. federa listo Fuera: 3 pesos gubemamenta· 2columnas enero, 6 rls. por les, Diariodt mes; 1 peso fuera stsiones del rongrt'!O Julio 4rls. por mes, 6 rls. fuera Mi!Un 1834 CONTf:NIDO 71RA[E 6 rls. por mes, 1 peso fuera - 1 pliego, 2 pp. 4o. menor, 1número Políticoanticlerical EIRayodda 2 pliegos, 4 pp.. Político. Afavor Wrdad.EI 45números del Plan de Cuemavaca del Telégrafo de la gobierno de Unión Romero - ARCHIVO cッウイ・ャセ N@ 1973 - HN - HN - HN r :> o セ@ セ@ ó :;¡, r G:; セ@ ¡::¡; ti T 2' z ''f ·e ・ ᄋセ@ B \Z セ@ xr sv n . ..... . セ@ ...:...ü.-.. . . 4>< .......... .... . . . . . セ@ セ@ Número y año de publicación de folletos y periódicos de Guadalajara 8> 60 '"' \ \ 55 I I I I I so 45 40 l5 f/ ;io 25 I I I I 20 . IS !O s セg@ ....---.--- ⦅NLセ@ /"-....._........ / z 8r\ \ セ@ om \ \ セ@ ' /\ セ@ o tll " \ \ \ \ \ 1 ª I\ I \ I I I \ ¡\ I \ / \ I :r: > al > r- \ , ) .,,> A / セー ᄋ セッu en @セ 8 > os ・エッウ@ セ@ ".J LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS 218 los cajistas. Dividia el cuarto una mesa grande y tosca colocada en el centro, sobre el cual muchos tinteros se habian volcado, según estaba la carpeta de emborronada y sucia; sin faltar, hacia los bordes, largas y angostas quemaduras, como de cigarrillos que se dejan a un lado mientras se escribe y arden olvidados hasta consumirse. La mesa era una confusión de periódicos, cuáles enteros, cuáles recortados por listas tijeras en momentos de apuro; los unos abiertos, los otros con la fajilla intacta, cuartillas emborronadas, volando éstas al soplar el viento d e la ventana ... en medio de todo, un diccionario descuademado...Media docena de sillas y un viejo estante de torcidos anaqueles dormían pegados a la pared y llenos de polvo ...3 Una vez que el material estaba escrito, se llevaba a la imprenta, a fin de que allí se maquilara el periódico. Ahí cajistas o formadores formaban el texto con los tipos que ya eran de plomo. Cada linea se colocaba en la tabla conocida como galera, hasta formar una página o una columna del periódico. Un buen cajista podía componer manualmente 2 000 letras en una hora. 4 Una vez terminado de componer, se ataban por un costado todas las letras de la galera y se pasaban al corrector para que detectara posibles errores que se le hubieran escapado a los formadores. Éste se auxiliaba de unas pinzas con las que sacaba las letras que se habían de cambiar. Concluida la revisión, se pasaba un rodillo entintado por encima de las letras y se les colocaba en una platina móvil que formaba parte de la «prensa». i Encima de las letras se colocaba una hoja de papel y se accionaba !. una palanca que la apretaba mediante una tabla gruesa contra la J composición entintada, efectuándose así la impresión. l Esta operación se realizó en forma manual con cada pliego de papel durante buena parte del siglo XIX. De este modo, se llegaban a imprimir 300 hojas por hora. Este sistema fue evolucionando gracias a la aparición de nuevas prensas hechas de metal y movidas con un sistema de vapor, cilindros rotativos, máquinas tipográficas y bobinas de papel continuo. Las hojas impresas se ponfan a secar para luego, doblarlas y compaginarlas.5 Emilio Rabasa, El cuarto poder y moneda falsa, Porrúa, México, 1990, pp. 59-60. Hugo Vargas, La Imprenta y la batalla de las Ideas, Instituto Mora, México, 1991, , p. 43. Verónica Zárate, El Postillón, Instituto Mora, México, 1992. CUANDO LA PI{ENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO 219 En estos talleres podemos imaginar la actividad como nos la muestra Balzac en Las ilusiones perdidas: En la época en que esta historia comienza, la prensa de Stanhope y sus rodillos distribuidores de tinta no funcionaban aún en las pequeñas imprentas de provincias. A pesar de la especialidad que le pone en contacto con la tipografía parisiense, Angulema utilizaba siempre prensa de madera, de las que se ha conservado la expresión de «hacer gemir las prensas» que hoy en día ya no tiene razón de ser. La antigua imprenta utilizaba aún los tampones de cuero, recubiertos de tinta, con los que uno de los prensistas frotaba los moldes. La plataforma movil en donde se coloca la «forma», sobre la que se aplica la hoja de papel, era aún de piedra y justificaba su nombre de «mármol». Las devoradoras prensas mecánicas han hecho hoy olvidar tan bien este mecanismo, al que debemos, a pesar de su imperfección, los bellos libros de Elzevir, Plantin, Aldo y Didot, que es necesario mencionar el viejo utillaje por el que el viejo Jerome-Nicholas Séchard sentía un afecto supersticioso ya que desempeña un papel en esta gran pequeña historia. Este Séchard era un antiguo prensista, a quienes en su jerga los tipógrafos ャ。ュ「セョ@ «OSOS». El movimiento de vaivén que se parece bastante al de un oso en la jaula, mediante el cual los prensistas van del tintero a la prensa y de la prensa al tint.e ro, les ha valido sin duda ese apodo. Pero es a causa del continuo ejercicio que estos señores hacen para coger las letras en los ciento cincuenta y dos cajetines que las contienen...EI solitario oso, parecía incapaz de convertirse en mono, ya que en su calidad de impresor, nunca había sabido leer ni escribir.... Aquí, tal vez sea necesario decir algo sobre el establecimiento...La planta baja formaba una inmensa sala que recibía la luz de la calle a través de una vieja cristalera y por una claraboya, de un patio interior. Al despacho del dueño se podía llegar por una senda. Pero en provincias, los procedimientos de la tipografía son siempre objeto de una curiosidad tan viva, que los parroquianos prefieren entrar por una puerta vidriera, practicada en la fachada que daba a la calle, aunque era preciso bajar por unos escalones, ya que el suelo del taller se encontraba por debajo del nivel de la calle. Los curiosos, embobados, nunca se preocupaban de las dificultades de pasar a través de los estorbos del taller. Si contemplaban los racimos de hojas colgadas de cuerdas que pendían del techo, se pegaban contra las cajas o se despeinaban con las palancas de las prensas. Si seguían los ágiles movimientos de un cajista, escogiendo sus letras de los ciento cincuenta y dos cajetines de su caja, mientras leía su manuscrito, 220 LA DISPlTfA POR LAS CONCIENOAS releía la línea en su componedor y colocaba en él una interlinea, se tropezaban con una イセウュ。@ de papel mojado o se golpeaba la cadera contra el ángulo de un banco, todo ante el gran regocijo de los osos y monos. Nunca nadie había podido llegar sin accidente hasta las dos grandes cajas situadas al fondo de esta caverna, que formaban una especie de pabellones en el patio, en uno de los cuales sentaba cátedra el regente y en el otro el maestro impresor. 6 Sabemos que la primera imprenta existente en Guadalajara perteneció a Fructo Romero y luego a doña Petra Manjarrez de Padilla, y que, en 1821 constaba de: catorce cajas con caracteres distintos de dos pliegos cada una, tres cajas de medio uso y dos de «tronos» o chibaletes, «armazones de madera o metal con la parte superior inclinada para sostener la caja y la inferior dividida por corredores de hierro o madera para guardar las cajas». Las cajas son unos artefactos dotados «de varias separaciones, compartimientos o cajetines, en cada uno de los cuales se ponen los caracteres o los tipos que representan una misma letra, un mismo signo de puntuación, un mismo número, los espacios finos, medianos y gruesos, cuadrados o cuadratines, los mediocuadratines, medias lineas, etc.» También había en la imprenta cuatro prensas de imprimir «dos nuevas y dos recompuestas», dos tórculos o prensas que se usaban para estampar grabados en cobre; <<dos prensas de aprensar pape- · les impresos; viejas, dos prensas de encuadernación para recortar, : nuevas con sus ingenios (o guillotinas para cortar papel) y herrajes, : tres prensas más, una de recorte vieja y las restantes de aprensar ; papeles en el mismo uso». La imprenta contaba además con 33 tablones en que imponer y de las prensas, 15 componedores, 376 pie- J zas de plomo como escudos de santos, armas, ramilleteros, figuras 1 de romancesa, guardas, carátulas, letras, cabezales y finales. Había l también láminas de cobre de cinco tamaños, 42 de medio pliego, 66 de a cuatro, 162 de a octavo, treinta y dos de a dieciséis y 32 tarjetas. La imprenta poseía para los trabajos de encuadernación un mos- · trador con su armazón y 84 piezas que servían para dorar, bruñir y · prensar, doce docenas de cartones, ocho tafiletes ingleses y ve.in-" tiún docenas de badanas de pastas negras y en carnes. Había ade- . más impresos ya terminados en el momento de valuar la imprenta: i Honoré de Ba.lzac, Las ilusiones perdidas, Bruguera, Barcelona, 1986, pp. 11-16.' CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO 221 para su venta. El precio en que se vendió todo este equipo fue de 21 404 pesos, tres y medio reales.7 Con estos datos, el lector puede darse una idea bastante precisa de cómo se componía un taller de imprenta del periodo. Papel Este artículo imprescindible para la elaboración del periódico fue algo que siempre causó problemas a los impresores. Durante la Colonia, este material venia de España, caro y de mala calidad. Más tarde se importó de Italia y de Estados Unidos. La primera fábrica que se estableció en México fue la de José María Manzo en Puebla, en 1822, mientras que José Manuel Zozaya estableció una en 1824, en el Distrito Federal. En Guadalajara, la fábrica de El Batán fue muy posterior, 1844.8 Lo más probable es que los periódicos que estamos estudiando hayan seguido usando papel importado, ya que las fábricas mexicanas de papel ni siquiera en el Porfiriato lograban surtir a los periódicos, debido a que el papel nacional era de muy mala calidad y de mayor precio que el importado. En El Telégrafo, Francisco Severo Maldonado se queja amargamente del alto costo del papel y atribuye a este hecho, el tener que subir el precio del periódico. Incluso éste tiene que dejar de publicarse durante algunas semanas por la carestía del imprescindible artículo. La única otra alusión que se hace a éste en los órganos de prensa de Guadalajara, es el intento que Ignacio Brambila hace de fabricar un papel hecho de estopa, en 1824. El gobierno no 1e permite fabricarlo, a pesar de ser de excelente calidad y bajo costo.9 Se negó la patente porque Severo Maldonado estaba también por esos días experimentando sobre lo mismo y su experimento los ejemplares existentes eran 103 439 correspondientes a los 414 títulos de libros, además de 2 338 impresos sin encuadernar, 18 850 pliegos impresos sueltos y 90 800 estampas, 6 900 de medio pliego, 20 600 Je Wl cuarto y 63 300 de un octavo de pliego. Véase Carmen Castañeda, op. cit., 1993, pp. 92-93. Florence Toussaint, Escenario de la prensa e11 el porfiriato, Universidad de ColimaFw1dación Bue.n día, México, 1989, p. 63. y Jorge Durand. «La vida económica tapatía en el siglo XIX», Olpih1/os de Histori11 de la Ciudad de Guadalajam, Ayuntamiento de Guadalajara 1989-1992, Guadalajara, vol. 15, t. o, p. 47. El Iris de Jalisco, núm. 24, 23 de enero de 1824. 222 LA OISPUTA POR LAS CONCIENCIAS . estaba muy aventajado. Nótese la parcialidad para defender al doctor : Maldonado, a pesar de que Brambila tenía ya el papel hecho.'º _ El problema del papel importado era grave, ya que en España misma no se daban abasto las fábricas papeleras para cumplir con ¡ las demandas propias y de sus colonias, por lo que se tuvo que acep- t tar la importación de mercadería de otros países como Italia, los 1 Países Bajos y Francia. El papel que llegaba a Nueva España era de 1 diferente clase y calidad según los usos a que estaba destinado. Se mencionan: el común, el superior de Cataluña, el florete, el de Valencia, el azul (especial contra la polilla), el papel de marca o marquilla y el papel delgado y flexible especial para cigarrillos.11 El transporte del papel hasta México estaba plagado de problemas que se incrementaron a partir de 1811: el movimiento insurgente, la aparición de toda clase de bandoleros y los abusos del . propio gobierno colonial, j l quien exigía a los arrieros conducir el papel desde Veracruz a México sin costo alguno para la Real Hacienda y que, en vista de las cir- , cunstancias, instituyó la custodia militar de los convoyes, mismo que _' debían pagar obligatoriamente los mismos arrieros, lo que los puso al borde de la quiebra.'2 Aunque no hay muchos datos sobre el costo del papel, sabemos que ' el papel para escribir era caro: la resma de papel florete, que era el mejor, costaba en 1774, 62 reales; la del más ordinario vaüa 40 reales, aunque para 1793, se reporta que una resma de papel sin cortar enviado desde España costaba 25 reales y adquirido en el comercio local, de 32 a 37 reales.13 La imprenta de doña Petra Manjarrez tenía en existencia, en el momento de su venta, diferentes tipos de papel para sus trabajos '. de impresión: quince manos de papel jaspeado, diez manos de pa- ' pel marquilla, 220 resmas de papel florete y 440 resmas de papel 10 11 12 1) Urbano Saruomán fue quien defendió a Maldonado. Cfr. Ramiro Villaseñor, Urbano Sa11romá11. Primer editor de Guad11lajara y del federalismo, Poderes de ]alis- : co, Guadalajara, 1977, p . 30. . Maria Cristina Sánchez Bueno, El papel del papel en la Nueva España.1740-1812, · · INAH, México, 1993, pp. 21-22 /bid., p. 'ZJ. /bid., pp. 28 y 33. CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO 223 medio florete. Este último era el que se utilizaba en los periódicos. Sabiendo que una resma son 480 pliegos de papel, veremos que el costo por ejemplar en cuanto al papel, sería por lo menos de .88 reales, en el caso de utilizar el más corriente. Esto nos lleva a la cuestión de los costos y precios de los órganos de prensa. Precios y costos Los precios de las publicaciones eran muy dispares. Incluimos aquí un cuadro con los precios que se conocen de los órganos de prensa, así como una conversión a centavos, para unificarlos. No tenemos noticia de cuánto costaba el primer periódico que se publicó en Guadalajara, el Semanario Patriótico que, como se ha dicho en otra parte, era la copia del publicado en España. Sabemos que los gastos de la impresión eran costeados por un grupo de personas interesadas en la cultura y que pertenecían a la élite neogallega. El Despertador Americano en 1810 costaba 2 reales (25 centavos)14 el ejemplar, aunque fue el primero en plantearse la suscripción anual (9 pesos) concediendo que podía también efectuarse por cuatrimestre. El Telégrafo de 1811, también se expendía a dos reales el ejemplar, sin embargo no comenzaron a venderse los números sueltos de este periódico hasta mayo de 1812. Antes, era vendido por suscripciones, las cuales valían 18 reales (2 pesos dos reales) por tres meses y los números extraordinarios a 2 reales por pliego, «en atención al alto precio del papel», precio que se mantuvo «a pesar de la extraordinaria carestía» del mismo. Sin embargo, por esta última razón, el segundo trimestre de su vida subió los precios a 22 reales (2 pesos 50 centavos) por trimestre.15 Este periódico según el decir de Severo Maldonado, pudo haber sido financiado por el gobierno del virrey Venegas a quien Maldonado dedicó El Telégrafo; sin embargo, al parecer, el editor rechazó la oferta.16 ¡ セ ᄋ@ 11 u 16 1 peso equivale a 8 reales. El Telégrafo de Guadalaxara, núm. 27, lunes 26 d e noviembre de 1811 . Exmo Señor: La apreciable acogida que nos dio VE al primer tomo de este periódico, dando orden para que los gastos de impresión se tomasen de la Real Hacienda, gracia de que no he querido aprovecharme por un efecto de patriotismo al mismo tiempo que ha excitado del modo más sensible mi gratitud a la suma generosidad de VE me ha añadido un ョオ セカッ@ estimulo para redo- LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS 224 Relación de precios de los periódicos NOMBRE DEL PERIÓDICO El Despertador Americano El Telégmfo de Guadalajara El Mentor Provisio11al El Mentor de la Nueva Galida lJ¡ Estrella Polar El Iris de Jalisco l.a Fantasma ÚI Mi11erva l.a Cruz El Observador E/Nivel El Cisne America110 Palanca El DefenS-Or de la Religión ÚI ¿Quién Vive? ÚI Gaceta del Gobiemo Anales de Jalisco El Termómetro de la Revoludón El Reformador Federal PRECIO UNITARIO rls. rls. rls. rls. rls. 0.83 rls. 0.83 rls. 1 rls. 0.5 rls. l rls. 0.83 rls. 0.75 rls. 0.5 rls. 0.75 rls. 1 rls. 0.93 rls. 0.75 rls. 1 rls. 0.75 rls. 0.23 rls. 0.5 rls. 0.75 rls. 2 1.5 1 1 ESTIPULADO ENÉL PRECIO PRWO MENSUAL 2 rls. por 12 meses 18 rls. por 3 meses 4 rls. por 6 meses 4 rls. por 6 meses 8 rls. por 4 meses 10 rls. mensuales Orls. por bimestre 8 rls. mensuales 4 rls. mensuales 8 rls. mensuales 10 rls. mensuales 30 rls. por 4 meses 2 rls. mensuales 6 rls. mensuales 8 rls. 30 rls. mensuales 6 rls. mensuales 8 rls. mensuales 6 rls. mensuales mensuales 4 rls. mensuales 6 rls. mensuales 8rls. 6rls. 6rls. 6rls. 2rls. lOrls. 10 rls. 8 rls. 4rls. 8rls. lOrls. 9rls. 2rls. 6rls. Srls 7.5rls. 6rlS8rls. 20rls. 6rls. 4rls. 4rls. ¡ セ@ ! i 1 i ll Los sucesores de El Telégrafo, es decir, El Mentor Provisional y El , Mentor de la Nueva Galicia, de 1812 y 1813 costaban un real por plie- ( go. Este precio, en apariencia más bajo, podía resultar no serlo puesto que se podían publicar varios pliegos de una vez, lo cual encarece- · ría el costo. Los suscriptores por otro lado, pagarían precios fijos, , los de Guadalajara pagarían 4 pesos 4 reales cada seis meses y los · de fuera, 6 pesos 4 reales. La Estrella Polar en 1822 se vendía a un : peso (ocho reales) por nuatrimestre (sic).17 El Iris de jalisco de 1823se , 17 blar mis esfuerzos en la continuación de la misma obra, cuyo segundo tomo ; afre.z co a VE por mano del MI Señor Mariscal de Campo, José de la Cruz, Gene- · ral del Ejército de Reserva, en débil testimonio de mi profundo reconocimien- ' to». Esta carta se encuentra en un suplemento al núm. 11, 15 de febrero, 1812, pp. 330-336; es de nuevo reproducido en el núm. 42 con que inicia el segundo ; tomo, en mayo de 1812. ' Esta palabra no existe. No sabemos si se refieren a nueve meses o bien que por ' un error tipográfico, se haya dicho «nuatrimestre» por «cuatrimestre». CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO 225 vendía a 10 reales mensuales en Guadalajara y a 2 pesos (16 reales) fuera . La Mineroa de 1823 y El Obseroador Americano de 1824 costaban un peso cada mes y doce reales fuera. La Fantasma de 1824 pedía 20 reales por bimestre en Guadalajara y 4 pesos fuera. La Cruz del mismo año 4 reales al mes y seis para fuera . Las tarifas de precios de El Nivel, también de 1824, indican: 10 reales por un mes, 19 reales por dos meses y 36 reales por cuatro dentro de la ciudad; fuera, los precios aumentaban: 14 reales por un mes, 27 reales por dos y 52 por cuatro. La Palanca de 1826 pedía seis reales por mes para dentro y un peso para fuera, al igual que El Cisne Americano de ese mismo año. El Defensor de la Religión en 1827 pedía un peso por un mes, 15 reales por dos y 30 reales por cuatro, dentro de Guadalajara y 12 reales por mes, 20 por dos y 5 pesos por cuatro fuera de ahí. Probablemente este periódico haya sido por lo menos parcialmente financiado por el Cabildo eclesiástico. El ¿Quién Vive? de 1829 pedía 6 reales por mes y ocho reales fuera. La Gaceta del Gobierno del Estado Libre de Xalisco, en 1831, se vendía a un peso por mes y 10 reales fuera, recibiendo apoyo del gobierno estatal para su publicación. Anales de Jalisco en 1834 pedía en enero de ese año 20 reales por mes y 3 pesos para fuera, aunque luego, en julio, disminuyó escandalosamente sus tarifas a 6 reales por mes y un peso fuera. Ésta era una publicación auspiciada por el gobierno, mientras que El Termómetro de la Revolución de ese mismo año, costaba 4 reales por mes y 6 reales fuera, siendo completamente apoyada por el gobierno, ya que el propio gobernador era el redactor principal y se imprimía en los talleres del mismo. El Reformador Federal del mismo año, ya defendiendo los principios centralistas, costaba también 6 reales por mes, apoyado igualmente por el gobierno. · Como vemos, las políticas de precios son muy disímiles y dependen más bien de cada periódico y editor. No podemos hallar muchos puntos en común, aunque debemos mencionar que los periódicos que tuvieron mayor circulación y que además fueron los de mayor polémica, son los que tienen una política más detallada: piensan en suscripciones a más largo plazo y descuentos en la adquisición del periódico por más tiempo: dos y cuatro meses son los plazos máximos. Estos periódicos son El Nivel y El Defensor de la Religión. Una excepción importante es El Despertador Americano que se planteó la suscripción por un año, caso que no volvió a repetirse en el período de estudio. Esto, creemos, se debe al completo deseo- 226 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS nocimiento de los involucrados en la publicación de los precios y costos de la hechura de un periódico . Los importes de las suscripciones se pedían adelantados, aunque al final del tomo que coincid ía con el final del plazo de las suscripciones, muchas veces se insertaban anuncios como éste: Suplicamos a los señores suscriptores tengan la bondad de poner sus suscripciones adelantadas en poder de los señores que nos hacen favor d e recogerlas para que con su aviso sepamos con lo que contamos para la reimpresión de los muchos números que fa ltan y para los demás gastos del periódico que no están todos cubiertos porque se nos deben cantidades muy considerables. 18 Si se homogeneizan las cantidades ya dichas más arriba, vemos que los precios en el transcurso de 26 años no cambiaron mucho, es más, tienen la tendencia a bajar: El Despertador Americano costaba 2 reales por ejemplar semanal en 1810 (8 reales al mes) mientras que encontramos los periódicos más baratos Ln Cr11z, bisemanario de 1824 a medio real el ejemplar (4 reales mensuales), El Cisne Americano de 1826, semanario y El temzómetro de In Revolución en 1833, bisemanario, al mismo precio y La Pnln11cn, el¿ Q11ié11 Vive? y El Refonnador Federal a .75 reales el ejempla r (6 reales al mes). (Consultar cuadro anexo). Los precios de los periódicos eran muy parecidos en otros lugares del pais. 19 Por último, descartamos aquí otros modos de finan ciamiento a través de la publicidad o «avisos», ya que en ninguno de estos periódicos aparecen anuncios, aunque se puede n mencionar aisladísimas excepciones que de ninguna manera podrían llegar a ser significativas. 20 Podemos considerar que estos precios no eran excesivos. Pero no podemos decir que estuvieran al alcance de todas las clases. Vol18 19 El Defensor de la Relig1ó11, t. m, pp. 280, 1831. En Veracruz: el Jornal Eco11ó111ico Mercantil de 1806 costaba medio real el ejemplar (1.8 pesos al mes); igual que El Viario de Veracruz de 1822. El Oriente de Jalapa de 1824 costaba 20 reales al mes (.66 reales diarios) La Euterpc de 1826 (quincenal) costaba 12 reales mensuales (6 reales cada número) y El Vemcmzano Libre de 1827 costaba 3 pesos al mes (8 reales diarios). Cfr. Celia del Palacio, Hemerograjía Vemm1z111111 del siglo XIX, Universidad Vcracruzana, en prensa, 1995b. Los periódicos que mayor cantidad d e avisos tenían eran El Niue/ y El Iris. CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO 227 veremos a tratar esta cuestión más adelante en esta misma parte, en el apartado dedicado a los lectores. Como decíamos más arriba, algunos periódicos costaban incluso medio real y otros .75 reales por ejemplar, lo cual nos hace deducir que deben haber existido subvenciones u otro tipo de ingresos, aunque sabemos que no era ningún negocio el establecimiento de un periódico. Casi todos ellos se manejaban con pérdidas y más de alguno tuvo que suspender su publicación por falta de suscriptores: fue el caso de La Cruz, que sólo llegó hasta el número 5. Precisamente este periódico notifica en su prospecto que necesita por lo menos 120 suscriptores para poder llevarse a cabo, ya que el editor, aunque tenía muchas cosas que compartir y enseñar, no poseía los bienes de fortuna para emprender esta aventura. Este editor pedía cuatro reales al mes por la suscripción, con lo cual, de haberse completado el número deseado de suscriptores, hubiera adquirido 480 reales (60 pesos). Probablemente esta es la cantidad que calculaba para cubrir todos los gastos, incluido el de envío para dentro de la ciudad, ya que pedía dos reales más para fuera, es decir que habremos de calcular que el envío de 120 ejemplares costaría 30 pesos (240 reales). En otra parte de este capítulo se verá que el costo de envío de una carta sencilla era de 2 reales, es decir, precisamente 240 reales, con lo cual se evidencia que el editor no buscaba mayor ganancia. Lo mismo sucede con La Fantasma, que a la altura del número 8 amenaza con desaparecer, solicitando sólo lo justo para los gastos de la imprenta. Pocos datos pueden encontrarse sobre los costos de impresión. En este sentido, es interesante consignar que en 1822, el impresor Mariano Rodríguez se negó a seguir sacando en sus talleres la Gaceta del Gobierno por falta de suscriptores. Urbano Sanromán, entonces, se autopropuso para publicarla en su taller. Pedía el impresor que se le ampliara con 40 pesos mensuales los 50 ejemplares que se le daban de cada número, prometiendo que si conseguía un mimero suficiente de suscriptores, donaría esa cantidad al erario y «otra más». 21 Un dato curioso a este respecto es que el intendente Gutiérrez y Ulloa apoyó la propuesta de Sanromán, porque por medio de la Gaceta iban a ahorrar a la Tesorería los gastos de impresión de listas 11 Documento fechado el 29 de noviembre de 1822. AGN, legajo 20, caja 38 expediente 20. LA DISPUTA POR LAS CONOENC!Af 228 de donativos voluntarios y préstamos patríóticos en los que se gastaría más de lo que el impresor pedía. Dos años después, la reformulada Gaceta del Gobierno se imponia como meta que el periódico debía costearse por sí mismo y se añade con gran optimísmo: «y si pagados los gastos que en su impresión se eroguen, sobrare alguna cantidad, podrá el vicegobernador gratificar con ella al redactor» .22 No obstante, no era poco frecuente que se costease la publicación de diversos periódicos con los fondos gubernamentales. De ello podemos sospechar de todos los gobernadores del periodo de estudio, como se ha observado en la parte anterior de este trabajo, donde varios autores aluden a las cantidades precisas con que Bustamante e íncluso el gobierno liberal de Gómez Parías pretendían comprar a la prensa. Círculación Una creencia hasta hoy muy difundida es que los periódicos de principios de siglo XIX, especialmente en provincia, no circulaban muy lejos ni muy profusamente fuera de su lugar de origen. Este aserto es fácilmente descartable, como se verá más adelante. Dentro de la ciudad, la mayor parte de los periódicos estudiados se expendían en la imprenta que los publicaba23 y algunos, en otras tiendas o incluso en las casas de algunos particulares: el Semanario Patriótico se expendía en la casa del secretario de la Universidad, Santiago Alcocer, en la calle de la Aduana; El Telégrafo de Guadalaxara se podía conseguir además de en la casa del editor, Francisco Severo Maldonado, en la tienda de Pablo Macedo en Za popan; 22 lguíniz, El periodismo en Guadalajara, t. 1, Biblioteca Universitaria, Guadalajara, 1955, p. 38. Como vimos ya en otra sección de este trabajo, <:? n el periodo de estudio existían en Guadalajara tres imprentas principales: la de Fructo Romero que después pasó a ser propiedad de su viuda, Petra Manjarrés, la de Urbano Sanromán, que fue la primera imprenta oficial la de Mariano Rodríguez que sería posteriormente, la de Dionisio Rodríguez, que publicaría sobre todo escritos piadosos y a favor de la Iglesia, la de Ignacio Brambila y al final del periodo, la de Teodosio Cruz-Aedo. La Imprenta del Gobierno estaría sucesivamente a cargo de J. Santos Orosco y de Nicolás España. Podríamos decir que la totalidad de impresos que circularon en Guadalajara en esos años, provenía de estos talleres. CUANDO LA PRENSA DF. STANHOPE NO HABÍA LLEGADO 229 aquí mismo se vendió luego El Mentor Provisional y El Mentor de la N11evn Gnlicia. Ln Estrella Polnr se expendía en Ja tienda de Manuel Salazar y La Pnlanca se podia encontrar en la tienda de Francisco Cortés. Estos lugares, además de ser los puntos de venta más directos, eran, sobre todo, Jos puntos de suscripción dentro de la ciudad de Guadalajara . Se apunta que además, los periódicos podían comprarse en las alacenas o «Cajones» de los portales y en algunas otras tiendas además se acostumbraba vocearlos en las calles y en los parajes más concurridos de la localidad, mas debido al escándalo que provocaban los títulos más ofensivos de ciertos papeles, el congreso juzgó conveniente prohibir este sistema de venta, como lo hizo por decreto de 8 de agosto de 1832.24 La circulación de las publicaciones, reiteramos, es mucho más amplia, según ellas mismas aseguran. Guadalajara estaba bien comunicada por ser uno de los centros comerciales más importantes del país. A partir del último tercio del siglo xvm, la región tapatía se extendió de manera notable: a ella se incorporó la inmensa franja del extremo occidental que empezaba a ser colonizada por los misioneros de la Compañía de Jesús. Desde entonces, la costa del Pacifico se convirtió en una de las posibilidades siempre presentes, aunque menos evidentes del desarrollo comercial y manufacturero tapatio.2S Uno de los pocos caminos existentes en el país era el que llegaba a esa ciudad, de hecho el segundo en importancia, después del que llevaba a Veracruz, via Jalapa o vía Orizaba. El camino hacia el Bajío era el que conducía hacia la Nueva Galicia, por la ruta de San Juan de los Lagos. La apertura, en 1796, del Puerto de San Bias fue un incentivo económico fundamental para Guadalajara, así como, en 1821, la apertura de nuevos puertos de altura y algunas aduanas fronterizas dinamizaron el tráfico terrestre de mercancías en regiones que habfan permanecido limitadamente conectadas al comercio a traIguiniz, op. cit., 1955, p. 58. El autor apunta que debido a la molestia que ocasionó esta disposición entre los periodistas y papeleros "Y segmamente debido a sus gestiones» pronto dejó de surtir efecto este decreto. Habría que esperar 50 años para que otro igual se ex pidiera en el Estado. Jorge Durand, op. cit., p. 41 . 230 LA DISPUTA POR LAS CONClcNCIAf vés de las rutas tradicionales. De esta manera, la región noreste y el litoral del Pacífico se unieron al Bajio y a la región centro norte, al permitirse el tráfico comercial desde los puertos de Matamoros y Tampico en el Golfo y de San Blas en el Pacífico, igualmente al noroeste del país pudo revitalizar su comercio a través de los puertos de Mazatlán, Manzanillo, San Bias y Guaymas. 26 Sabemos que en el periodo de estudio no se abrieron nuevos caminos, aunque algunos se construyeron por cuenta de particulares. En la región que nos interesa se encuentran: la construcción del camino de Lagos (de San Luis al Pujal), de Tepic a San Bias, y la remodelación del camino de Querétaro a Guadalajara y de ahí a la Villa de Lagos.27 Un camino fundamental para Guadalajara era el de Colima, que desde la época colonial estaba en servicio y siguió en funciones hasta principios del siglo XX. La principal forma de transporte de mercancías fu e la arriería. A este respecto, encontramos el «Reglamento de arrieros y mercaderes», el cual estableció los plazos para llegar a Guadalajara desde los principales puntos del país: de Veracruz a Guadalajara, 60 días; de México a Guadalajara, 30 días; de Querétaro a Guadalajara, 20 días y de San Miguel el Grande a Guadalajara, 20 días. Aunque estos plazos son para el año de 1796, creemos que no habrían de cambiar sustancialmente un par de décadas más tarde. Estos desplazamientos llegaron a ser tan numerosos que se contaban, a finales del siglo xvm en Nueva España, 200 000 asnos, 80 000 caballos y 1 000 mulas, todos ellos destinados al transporte de mercancías. A partir de 1830, las lineas de carros de d iligencias iniciaron sus recorridos por el país. Para 1835, estas líneas de transporte y c:irga recorrían algunos caminos del Bajío. Sin embargo, desde 1794 se había establecido el servicio de carruajes entre Guadalajara y México. Este servicio se llevaba a cabo en un coche de cuatro asientos con tiro de doce mulas, que hacía el recorrido entre ambas ciudades en el corto lapso de doce días; salía de México el día lo y de Guadalajara, cada día 16. El precio por pasaje era de doscientos pesos por persona y habían de cumplirse jornadas en Zapotlanejo, Cerro Gordo, Hacienda de Frías, Hacienda de Horcones, Irapuato, Celaya, Inés Herrera Canales, «La circulación: transporte y comercio», Ciro Cardoso (Coord.) México e11 el siglo XIX. Historia económica y de In estr11ct11rn social, Nueva Imagen, México, 1988, pp. 193-225. Herrera Canales, op. cit., p. 200. CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABIA LLEGADO 231 Querétaro, San Juan del Río, Tula, Huehuetoca y por fin México.28 También existían las líneas de carros que conectaban algunas ciudades entre sí. En la región de nuestro interés se encontraban las rutas Valle de Lagos-Aguascalientes, Zacatecas-Fresnillo, Guadalajara-Sayula, Zapotlán el Grande-Colima, San Luis Potosí-Aguascalientes.29 No podemos dejar de mencionar aquí, como un elemento esencial en la circulación de las mercancías, la feria comercial. Una de las más importantes era la Feria de Lagos, cuyo radio de acción iba del Bajío hasta la costa del Pacífico y al norte del país hasta ciudades como San Luis Potosí, Aguascalientes y Zacatecas. No dudamos, aunque sin tener pruebas de ello, de la importancia de esta feria para la circulación de ideas y papeles impresos. El correo era, sin embargo, el medio más utilizado para la circulación de los papeles impresos, como se atestigua en ellos mismos. Es por esto que creemos necesario presentar aquí algunos de los rasgos principales de este medio de transporte en nuestro periodo de estudio. Antes de 1580, el mensajero andariego, los empleados gubernamentales, las monjas y seglares, los procuradores, eran quienes llevaban la correspondencia. En ese año, el rey nombró un «correo mayor» encargado de hacer funcionar en la Nueva España este servicio. En 1620 se estableció el correo en Guadalajara. Aunque es hasta 1755 cuando funcionó de manera permanente y regular, salía el sábado de México y llegaba a Guadalajara el viernes, de donde salía otro para Bolaños, arreglado de tal modo que retomara a tiempo para enlazar con el que regresaba a la capital.30 En 1773 se estableció el correo Guadalajara-Ures (los puntos intermedios de la ruta eran: Ahualulco, Etzatlán, Ixtlán, Composte la, Tepic, Acaponeta, Real del Rosario, Culiacán, Alamos y Ures). Asimismo, se establecieron enlaces Guadalaja ra-Durango-Chihuahua y 29 lO Francisco Javier Uribc Topete, «los transportes d e los tapatíos», Cnpíh1/os de Historia de In Ciudad de Gundalnjnrn, t. 11, Ayuntamiento de Guadalajara, Guadalajara, 1989-1992, p.138 Herrera Canales, op. cit., p. 201. Enrique Cárdenas de la Peña, Historia de /ns Co1111111icncio11es y los transportes en México. El Correo, Secretaria d e Comunicaciones y Transportes, mセクゥ」ッL@ 1987, p. 62. 232 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS se modificó la ruta original a Bolaños por Tequila, Magdalena y Hosotipaquillo.3 1 Después de la Independencia, el correo siguió estando organizado de la misma manera que antes. Se podía escribir -y mandar impresos, cuestión que nos interesa- a todas las naciones del mundo excepto a España. No era, sin embargo, un medio muy seguro, todavía en 1834 se hacían reclamaciones de extravíos en la correspondencia, especialmente de los impresos y periódicos, por lo que puede concluirse que muchos no llegaban a su destino.32 Como se mencionaba en otro apartado, las tarifas México-Guadalajara que rigieron desde 1818 hasta 1832 fueron de 2 reales carta sencilla y 3 reales carta doble. Los impresos se tomaban para su envío, como cartas sencillas. Según Jos datos anteriores, puede concluirse que para la fecha de aparición del primer periódico publicado en Guadalajara, en 1809, los itinerarios de estafeta eran variados y relativamente confiables para enviar los impresos a través del correo a diferentes ciudades del país e incluso fuera de él. Podemos creer, entonces, en la información de los periódicos cuando asegura su distribución por las principales ciudades del país. Las personas de fuera de Guadalajara, así como de otros puntos del país que quisieran obtener las publicaciones podían recurrir, sobre todo, a las administraciones de rentas del interior del estado. El Despertador Americano, a pesar de sus buenas intenciones, se sabe que no circuló mucho fuera de Guadalajara, «en vista de que la estricta vigilancia de las tropas realistas hacía imposible su circulación fuera del recinto ocupado por los insurgentes».33 La situación cambió después: uno podía suscribirse a El Mentor de la Nueva Galicia «en todos los pueblos de alguna consideración para donde estuviere corriente el despacho de estafeta»; es decir, los que arriba hemos mencionado. El Iris de falisco especificaba los puntos de suscripción con ciertas personas de diferentes puntos de la república, siendo algunos de ellos sacerdotes: en México el encargado era Mariano Galván, el impresor, que un tiempo después se rehusó a recibir las suscripciones, por lo que el interesado debía dirigirse a la imprenta 31 )? )) /bid., p. 85. /bid., p . 114. Iguíniz, op. cit., 1955, t. 1, p. 13. CUANDO LA PRENSA DE SfANHOPE NO HABÍA LLEGADO 233 de Águila Mexicana donde Antonio J. Valdés mantenía buenas relaciones pues había sido su editor. Otros lugares eran Zacatecas, Durango, Tepic, Sayula, Aguascalientes, San Luis Potosí, Querétaro, Monterrey y León. También La Fantasma anunciaba a los interesados de otros lugares del país, con qué personas dirigirse en Colima, Tepic, Zacatecas, Aguascalientes, México, Durango, Puebla, Saltillo, Guatemala, San Luis Potosí y Querétaro. Todos ellos eran particulares, suponemos que conocidos de los editores.34 El Nivel también anuncia como punto de suscripción en la ciudad de México la imprenta de Galván y «en todos los demás puntos de la república en las administraciones de correos». La Palanca, de manera menos pretensiosa, sólo participa que el punto de suscripción es en las administraciones de correos en los pueblos y demás puntos del estado. Uno de los periódicos más profusamente distribuidos y mayormente conocidos fue El Defensor de la Religión. Probablemente esto se deba en parte a que se utilizaron todos los canales disponibles de la Iglesia para su distribución: podía adquirirse en las diócesis, con los curas encargados. Al principio, su radio de distribución se limitó a Guadalajara, México y San Luis Potosí, pero poco a poco fueron incluyendo a las poblaciones de todo México. El ¿ Quién Vive?, Gaceta del Gobierno del Estado Libre de Jalisco y Anales de faliseo anuncian como posibles puntos de suscripción las administraciones de correos foráneas. Todos los demás, sólo se plantean como lectores a los habitantes de Guadalajara. Dentro de la ciudad, se repartía el periódico en el domicilio de los suscriptores por el mismo precio; fuera, el precio difería en ocasiones hasta en dos pesos pues incluía el porte de correos que costaba 2 reales por carta sencilJa. Al parecer esto mismo se cobraba por un pliego de periódico. No estaría completo este apartado si no haciéramos una reflexión en torno a Jos tiempos de circulación de las publicaciones. Algunas noticias a mediados de la década de los 20, tomaban diez días desde la ciudad de México e incluso desde Veracruz. El Iris de Jalisco, por ejemplo, publica los remitidos originados en la propia ciudad de Guadalajara en dos días, las noticias de la ciudad de México varían en los plazos de recepción: el resumen de las sesioIguiniz, en /dem sostiene que estos personajes eran «Comerciantes acreditados de las localidades». 234 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS nes del Congreso aparece normalmente con un retraso de diez días, otras noticias tomadas de los periódicos pueden tener un retraso de dos meses, 35 aunque en otras ocasiones la diferencia es de veinte días. 36 Era perfectamente posible efectuar debates en los periódicos entre dos articulistas, uno en la ciudad de México y otro en GuadaIajara, los cuales publicaban sus respuestas sí no en cada edición del periódico, sí en plazos razonables que no excedían los quince días, sobre todo los trisemanales como El Nivel, y El Iris de falisco. Habremos de concluir que estos plazos irregulares para la circulación de la información dependen de la poca confiabilidad de los transportes de la época que se han delineado más arriba. Tiraje Este punto está directamente relacionado con el anterior, aunque se tienen mucho menos datos con qué documentarlo. Sólo se conoce el tiraje de dos periódicos, El Despertador Americano de 1810 y de El Telégrafo de Guadalajara de 1811. El primero se dice que tiraba entre 700 y 2 000 ejemplares, aunque otros autores dicen que por lo menos el séptimo número que aún no llegaba a repartirse y cuya edición íntegra se encontraba en las oficinas de la imprenta, constaba de 500 ejemplares.37 Por otro lado, el Telégrafo, según las propias palabras de Severo Maldonado, su editor, también constaba de 500 ejemplares semanales.38 Ningún otro periódico aclara el número de ¡; )6 }7 Es el caso de la noticia del embarco de Míchelena rumbo a su misión diplomá- tica a Inglaterra, fechado supuestamente el 13 de enero de 1824 y publicada en El Iris el 22 de marzo, con el título de «Noticia Interesantísima». Por ejemplo la noticia del embarco de [turbíde, publicada por El Arclrivisla de Veracruz, el 6 de marzo y dada a la estampa en Guadalajara el 24 de ese mismo mes con el humilde título de «Correspondencia». Nos dice Miquel l. Vergés: «La edición del Despertador Americano constaba de 2 000 ejemplares, los cuales se vendían a 25 centavos cada uno (información tomada de Iguíniz, Apuntes biográficos de D. Francisco Maldonado). Esta noticia, al parecer sacada de la obra de Luis Pérez Verdía, Historia particular del Estado de Jalisco, quizá explique la confusión de los quinientos ejemplares de que se dice constaba Ja edición del último número conocido, ya que es el mismo Pérez Verdía quien part'Ce arrancar tal afirmación, inexplicable, de otra parte, si se tiene en cuenta el éxito que él mismo atribuye al periódico». Miguel l. Vergés. «El Despertador Americano» en op. cit., p. 43. Iguíniz, op. cit., 1955, p. 23. CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABfA LLEGADO 235 los ejemplares impresos, costumbre que no habría de modificarse hasta los últimos años del siglo XIX. Por ello, es muy difícil averiguar este dato. Un cálculo aproximado con grandes márgenes de error sería, precisamente, el de los 500 ejemplares, para los periódicos con cierto éxito; mientras que los menos pretensiosos podrían haberse impreso sólo un par de cientos de veces. Los periódicos oficiales como El Diario de Sesiones del Congreso o bien los auspiciados por la Iglesia como El Defensor de la Religión (que incluso en la década del 30 tuvo que ser reimpreso a petición de los suscriptores) podían darse el lujo de llegar al millar, mientras que los pequeños periódicos como La Cruz, se conforman con 120 suscriptores.39 Green atestigua también que el tiraje promedio de los periódicos de México es de 300 a 500 ejemplares.40 Estos 500 ejemplares promedio en Guadalajara equivaldrían a 80 personas por ejemplar de periódico, proporción nada deseable, incluso para los cánones del siglo XIX. Periodicidad De los 44 periódicos localizados de la ciudad de Guadalajara, 7 son semanarios. Estos son los primeros que se publican desde el Semanario Patriótico, en 1809, hasta la Gaceta del Gobierno de Guadalajara en 1821, aunque sigue publicándose uno que otro después de esa fecha, como El Cisne Americano de 1826. Hay 11 bisemanarios si contamos aquí a El Defensor de la Religión que la mayor parte de su vida salió con esta periodicidad, aunque en su último año haya optado por ser publicado como semanario. Esta periodicidad se inaugura en 1823 con La Minerva y continúa a lo largo del periodo hasta El Reformador Federal de 1834. El trisemanario no es muy popular, sólo tres de los órganos de prensa escogen esta periodicidad y curiosamente son los más polémicos: El Iris de falisco, La Fantasma y El Nivel. Mientras que de aparición irregular encontramos el Patronato en la Nació11, -probablemente más que un periódico es un folleto seriado-, que puede considerársele así aunque haya llegado hasta el núm. 29 y El Censor del Siglo XIX, que alcanza a publicar el número l9 .1() Anuncio de La Crnz en el núm. 68, 5 de mayo de 1824 de El Iris de falisco. Stanley Green, The Mexican Republic: Tlie First Decade 1.823-1832. University of Pittsburgh Press, Pittsburgh, 1987, p. % . 236 LA DISPlffA POR LAS CONOENCIAS 5, y del cual su editor afirma que saldrá cuando haya material y costeabilidad; también pudiese estar en la frontera entre ser folleto y periódico. Sólo uno de los periódicos adoptó la aparición quincenal: Ln Estrella Polar, en 1822. Ignoramos Ja periodicidad de 17 órganos de prensa, a los que sólo conocemos por referencias. El primer diario de Guadalajara se publicó en 1824 auspiciado enteramente por el gobierno, se trata del Diario de Sesiones del Congreso del Estado de falisco. Solamente compartirán esta periodicidad en el periodo de estudio, otros dos periódicos: El Diario de In Revolución de 1833 y A11nles de Jalisco de 1834. Este detalle es digno de tomarse en cuenta, puesto que diarios existían ya desde mucho tiempo antes en México: en 1805, El Diario de México y en Veracruz, desde 1806, el foumal Económico Mercantil. El hecho de que sólo hubiera tres diarios, uno inubicable y otro auspiciado por el gobierno, habla de que, contrariamente a todo lo que se ha dicho sobre el público lector, es probable que no hubiera en Guadalajara la suficiente cantidad de lectores interesados en un periódico cotidiano. El único que en realidad tenía pretensiones de tal fue Anales de Jalisco, con información y artículos de variedades. La dificultad material e intelectual de sostener un diario es bastante grande y requ iere de una dedicación exclusiva. Creemos que no existía suficiente profesionaJjzación en las personas dedicadas al periodismo en Guadalajara para hacer esto posible. Una vez más llamamos la atención a los periódicos trisemanales como El Iris y El Nivel que, además de ser los más polémicos, tenían editores como · Antonio J. Valdés dedicados exclusivamente al periódico. Fuentes de informacíón Las principales fuentes de información de los periódicos eran los otros periódicos. A través del canje, las noticias y los comentarios de diversas partes del país circulaban en los distintos órganos de prensa. A falta de las agencias informativas que comenzaron a aparecer en la prensa mexicana hasta fines del siglo XIX o bien de los «reporters» que hicieron aparición también hasta los años ochenta, . con los reportazgos de Ángel Pola, en la capital, y Manuel Caballe- • ro en Guadalajara,41 las fuentes de información eran los periódicos, . 11 Cfr. Irma Lomba.rdo, De In opi11ión a la noticia, Kiosko, México, 1992. CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO l IABIA LLEGADO 237 extractos de libros especialmente interesantes o bien, las cartas de algunos amigos que pudieran dar cuenta de los hechos. Estos informantes aún no recibían el nombre de corresponsales, simplemente eran amigos del editor que escribían sobre los hechos que presenciaban. El único periódico que les llamó claramente «corresponsales» fue el ¿Q111én Vive? Desde la publicación de El Mentor de la Nueva Galicia, de 1813, puede atestiguarse el uso de la información de otros periódicos: la Gaceta de la Rege11cia de Madrid, que es su principal fuente de noticias de toda Europa, El Sol, de la ciudad de México y La Cena de La Habana, por cierto editada en esos años por el mismo Antonio José Valdés. Aunque éstos son los más frecuentemente citados, también se hacen alusiones al Times (el London Times, aunque no citan el nombre completo, se refieren a él como «un periódico inglés»). Citan también libros, por ejemplo, los Sol1loq11ios de Marco Aurelio y la obra de Humboldt. El periódico que mayor cantidad de órganos de prensa reproducía era El Iris de falisco, por la importancia de algunos, es bueno recalcarlos: El Sol, El Cenzo11tli, El Arc/11vista, todos ellos de México, El Oriente de Xalapa, La Aurora de Filadelfia, El Patriota de Guayaquil y el Britislt Traveler. El ¿Quién Vtve? también utilizaba mucho material hemerográfico; tomaban noticias de El Correo de la Federació11 y El Espíritu P1íblico, El Noticioso y El Boletín Oficial, de la ciudad de México, así como de El Mensajero Federal de Xalapa. Mientras que la Gaceta del Gob1er110 del Estado Libre de Xalisco publica información de El Censor de Veracruz, El Registro Oficial y El Sol de la Ciudad de México (véase cuadro de publicaciones), El Nivel en cambio, así como El Defensor de la Religión, emplean más libros, cuyos capítulos completos reproducen. El primero de estos periódicos reproduce por ejemplo Los Derechos del Hombre y del ci11dndn110 de Condorcet'2 y un artículo muy polémico de DePradt sobre «Liberales y Liberalismo». 41 Aunque es bueno recordar aquí que El Iris también reprodujo artículos sobre religión escritos por Voltaire I! 11 El Niliel, núm 235, 28 de fobrero de 1825. El Nivel, núm 198 a 207, diocmbre de QXRセN@ 238 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS y Rousseau, defendiendo la existencia de Dios,44 éste incluia también algunas obras como fragmentos de la Constitución Inglesa, escritos por De Lolme sobre la composición detallada de los juicios por jurado \セオイゥウᄏ N@ El periódico -si es que podemos considerarlo tal- que publicó, estrictamente libros, fue El Fanal del Imperio Mexicano de Severo Maldonado, cuyo último número apareció en Guadalajara en 1823. La obra más relevante publicada en sus páginas fue el Contrato de Asociación de la República Mexicana, del mismo Maldonado, aunque también se publicó al padre Mier. Es preciso hacer aquí una reflexión sobre el vínculo existente entre fuentes utilizadas y periodicidad, asi como ésas mismas y circulación de la información. Los periódicos con periodicidad más frecuente, como es el caso de los trisemanarios El Iris y El Nivel, utilizan todo tipo de fuentes a su alcance, ya que tienen necesidad de mayor cantidad de material; para ello, lo más útil y más práctico son los otros periódicos con quienes establecieron canje. Éstos también son un elemento para juzgar la circulación: así como se ve que los periódicos de Veracruz, México, La Habana y otros lugares del extranjero llegaban a Guadalajara, es posible comprobar que los periódicos de Guadalajara llegaban a Veracruz y México, por lo menos, donde son igualmente citados debido al canje. Editores y escritores Pocas· noticias se tienen de los escritores detrás de los periódicos. Los nombres no figuran nunca en los papeles públicos. Sólo a través de otros periódicos o de referencias veladas se sabe quiénes han contribuido con sus escritos en los órganos de prensa de las primeras décadas del siglo XIX. Esto se debe probablemente al carácter esencial del anonimato, ya que los periódicos y folletos declaradamente liberales eran radicales y decisivos, alejándose de los malabarismos intelectuales y sociales. Era el anonimato del autor el que lo ponía a salvo de cualquier posible contraataque a su persona. Esto le permitía, asimísVoltaire ataca el ateismo en el núm. 55. Rousseau diserta sobre el evangelio, afirmando que sólo Dios pudo haberlo escrito en el núm. 60 y Massilon considera irrefutable la existencia de Dios en el núm. 61. Todos d e abril, 1824. CUANDO LA PRENSA DE STANHOPC! NO HABIA LLEGADO 239 mo, confundirse con la generalidad de la gente en la práctica de una vida social aunque fuera en un plan que le confería cierta hipocresía. La siguiente reflexión del anonimato en la folletería, puede igualmente aplicarse a los órganos de prensa: El anonimato en Ja folletería liberal permitía que se arrojaran análisis, diagnósticos y remedios diversos al foro público sin que nadie se viera comprometido directamente. El folleto liberal se convertía así en la medida de los cambios hipotéticamente posibles. La folletería planteaba la transformación mediante principios antes de que la sociedad asumiera como un asunto práctico. Era el reto al satu quo, al conformismo y a la falta de imaginación. Era la afirmación de una razón libre y soberana aunque la realidad fuera adversa y d emasiadas veces indómita. También fue la vía de expresión del engreimiento de la juventud independiente con su propio poder de razonar, de comprender y fina lmente proponer y resolver. Permitió que el pensador soberano dejara correr su imaginación y su pluma sin peligro de argumentos ad hominem en su contra, sin riesgo para Ja propia vida privada o pública fuera del foro de una razón irrestricta. Era asimismo el reflejo de la admiración de la juventud por los logros del norte de Europa y Estados Unid<;>s, frente a su desencanto con la herencia hispánica y el pensamiento escolástico. 45 En el cuadro que se incluyó al principio de esta parte se han nom- brado a los escritores que se conocen. No se trata de abundar en los datos biográficos de estos intelectuales tapatios decimonónicos. Algunas biografías han sido íncluidas en el anexo al fina l del trabajo, otros datos los hemos ínsertado en las notas de pie de página de la primera parte. En esta sección nos hemos propuesto hacer un pequeño análisis de quiénes son estos escritores. Hemos caído en la cuenta, por ejemplo, de que dos de ellos, por lo menos, son extranjeros. Se trata de Antonio J. Valdés, cubano y Pedro Lissautte, francés. Otros dos, por lo menos, son de fu era de Guadalajara: Victoriano Roa y Francisco Granados. Varios sonsacerdotes o incluso canónigos, por ejemplo, Francisco Severo Maldonado, José Ángel de la Sierra, Pedro y Francisco Espinoza, José Maria y José Manuel Covarrubias (que aunque no figuran en el cuadro de periódicos, se sabe que por lo menos Juan Manuel susBrian Connaughton, Ideología y Sociedad err Guadalajara 1788-1853. Conaculta/ SEP, México, 1992, p. 180. 240 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS cribió una gran cantidad de folletos firmando como El Tepehuaje), Pedro Barajas y los otros redactores de El Defensor de la Religión. Por lo menos uno de estos autores pertenecía a la oligarquía de Guadalajara: Anastasio Cañedo, mientras que todos los demás eran miembros de lo que podría llamarse «clase media ilustrada en expansión», desde Crispiniano del Castillo y Luis de la Rosa, hasta Pedro Támez y Prisciliano Sánchez. Los impresores por su parte, todos, excepto José Fructo Romero, fueron jaliscienses: Urbano Sanromán, Mariano Rodríguez y la familia Brambila. Asimismo también puede decirse que pertenecían a la clase media ilustrada. Destinatarios de las publicaciones. Lectores Ya en la introducción se planteó la pregunta: ¿Quiénes podían hipotéticamente constituir el público de los periódicos, sin descartar que la lectura tiene ocultos caminos? ¿Son los lectores exclusivamente estos «individuos privados» que señalamos entonces, es decir, los «ciudadanos»? ¿O el público lector va más allá, al verdadero «pueblo»? Algunas características de los lectores podrían ser las siguientes: poseen el don de la lectura, deseo de aumentar su cultura y la posibilidad de aprovechar la información práctica que se les proporciona.46 Existe también una diferencia entre los lectores fijos y los esporádicos. Asimismo, hay que considerar a otros posibles receptores de la información contenida en los periódicos: los analfabetas reunidos en tomo a una persona que les leia el contenido o los que escuchaban los comentarios en tomo a la información. Los periódicos de Guadalajara, como vimos, se distribuyen en otros puntos del estado y del país. No tenemos las cantidades de· suscriptores de todos ellos, pero basándonos en la única lista que se conserva, la mayor parte de ellos se encuentra fuera de la ciudad. 47 Esto no significa que el grueso de los lectores no haya estado en Guadalajara misma, que entre 1810 y 1835, tenía un promedio Verónica Zárate Toscano, «Los albores del periodismo veracruzano», El jornal Económico Mercantil como fuente histórica. l<evista Sec11encia, núm. 33 (sept.dic.) Instituto Mora, México, 1995, p . 16. Sólo hay 49 suscriptores de Guadalajara, mientras que 84 son del resto del país y aun del extranjero. El Mentor de la N11eva Galicia, núm. 1 a xn, 1813. CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO 241 de 40 000 habitantes 20 000 de los cuales según Maldonado eran gente de fuera que la revolución «había echado de sus casas»; ciudad calificada por él mismo como «populosa».48 Ya que de estos lectores no existe registro deben haber adquirido los periódicos por otro medio más directo que no era la suscripción. Se vio en la primera parte del trabajo que existía en la ciudad una amplia élite con poder de compra. Por otro lado, los comerciantes extranjeros que modernizaron en muchos aspectos la economía de Guadalajara deben ser considerados como potenciales lectores de periódicos, así como los mismos periodistas, intelectuales, maestros, alumnos del Seminario y la Universidad. Los empleados de Gobierno, los funcionarios mismos y los profesionales eran un mercado seguro.49 El papel real que ocupaban las publicaciones periódicas en el universo de lecturas de los tapatíos es difícil de determinar. Vemos que en 1824 hubo una prohibición de la lectura de La Fantasma en el Colegio de San Juan, lo cual implica que en efecto, las publicaciones se leían y causaban revuelo en ciertos sectores. Pero por otro lado, nos encontramos con un triste recordatorio de Quintanar en esa misma época: «los papeles públicos se leen poco», por tanto, el entusiasmo que pudiéramos tener respecto a la abundancia de lectores de periódicos y otros papeles se ve matizada. No olvidemos los precios de los periódicos en comparación con los salarios: un periódico podía costar más que un kilo de maíz. Si hacemos una correlación entre precios y salarios de la época, veremos que la mayor parte de los empleos existentes a fines del siglo XVII! eran aquéllos en los que se ganaba entre 50 y 300 pesos anuales.50 (2.88 pesos semanales). Y que en Guadalajara en 1853, los obreros de las fábricas de textiles ganaban un salario de 4.24 pesos semanales,51 y un maestro 5.00, concluimos que aunque los precios de los periódicos no son excesivos (se dice que una cena costaba de 1 a 3 reales,52 pero no olvidemos que pocas personas podían costearse <<Una cena)> en los términos que se describen) constituyen un artículo de lujo para algunas personas, mientras que estaban completamente 51 El Mentor de la Nueva Gal ida, núm. a, 17 de mayo de 1813. Se ha hablado extensamente de ello en la primera parte de este trabajo. Miguel Othón de Mendízábal «Origen de las clases medias en México», Álvaro Matute (coord.), México en el siglo XIX, UNAM, México, 1984, p. 93. Jorge Durand, op. cit., p. 47. Green, op. dt., p. 95. 242 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS fuera de las posibilidades de un jomalero que ganaba 38 centavos y de un artesano o un empleado con un salario de 1.50 pesos semanales. Una sola lista de suscriptores se ha conservado, es la que corresponde a El Mentor de la Nueva Galicia, en 1813. Su lectura es interesante, ya que da una idea de quiénes formaban el cuerpo de lectores «estables» de los periódicos.S3 Los133 suscriptores eran: 24 religiosos, 19 militares, 5 maestros (que también son religiosos, pero Tte Crl. Rafael Ortega, mayor general de la infantería y caballerla de este ejér· cito, Tte. Crl. Juan López Guarda el Muro, ayudante del M.l.S.; Gral. Dr. Juan José Moreno, chantre de la catedral; R.P. príor de San Juan de Dios, fray Antonio Sánchez; Dr. Alejo de la Cueva, prebendado de la Iglesía Catedral; Tte. Narciso Sor de Sans, ayudante del M.1.S.; Gral. Cap. José Villamil, idem.; R.P. Dr. Fray Joaquín Valdecafias, del o rden de San Agustín; Sr. Cura de Bolaños; Br. Antonio Sánchez; Tte Crl. José Dávalos, teniente del batallón de milicias de esta capital. Manuel Estrada, capitán del mismo; Br. Manuel Ccrvií'lo, catedrA· tico de teología en el seminario conciliar; Cosme Antonio Estrada, del escuadrón de h úsares de esta capital; Dr.Tomás Blasco, catedrático de Santo Tomás en la real Universidad; Dr. Miguel Talavera, lector de teología en el convento de Santo Domingo; R.P. definidor, fray José María de Saizar y Victoria; M.RP. provincial deS.F.F.D.D. (?);Dr. José Francisco Arroyo, rector del Colegio Clerical de San Salvador; Sr. Domingo lbarrondo; Sr. Juan de Arrezpacochaga; Sr. Domingo Altamirano, oficial mayor de la real aduana; Manuel Ca petillo, prebendado José Joaquín de Unzueta; Agustín Bocalán; Dr. y Mtro. Cesareo de la de Ayerde; Sr. José de Rosa, rector del Colegio de San Juan; Sr. Pedro mゥァオセャ@ Eguia (dos ejemplares); Tte. Crl. Pablo Sola; Sr. Antonio Camus, Sr. José Maria Ramos Palomera, contador de diezmos de la catedral; José Simeón de Urla, canónigo penitenciario de la catedral; Sr. Narciso Pérez; Sr. Juan Francisco Calera, coronel del Regimiento de Dragones de Nueva Galicia; Dr. Domingo Cumplido; Lic. Segundo Antonio González; Sr. Cirilo Gómez; Cap. Manuel Peñuñuri; Sr. Pablo Pérez; Sr. Gabriel José de Pacheco; Sr. Francisco Varela y Caxigas; Sr. Juan Manuel Caballero, regidor del Ayuntamiento; Mariano Flores Alatorre, síndico procurador del Ayuntamiento; Vicente Jarro, administra· dor de correos; Ramón Cevallos, coronel del ejército y del regimiento provincial de dragones de San Carlos; Dr. José Domingo Sánchez; Alfonso Sánchez Leñero, . primer cónsul del Real Tribunal del Consulado y capitán de la primera com· Í pañía de Húsares; Lic. Pedro Ortiz de Rosas. Todos ellos de Guadalajara, mien- , tras que entre los foráneos encontramos: Sra. Marquesa viuda de Ulapa, México; ; Juan Manuel Sánchez del Villar, administrador de alcabalas de León; Juan José Ximénez de Sandoval, tesorero de la Re<il hacienda de Sombrerete; Pedro Ani.túa, idem; Dr. Manuel Gorru'\o y Arduengo, encargado de las ウオ」イゥーッョ・ セ@ de S.L.P.; D. Ramón Blasio, encargado de las de México; Mariano Garcíadiego, n encargado de las de Irapuato; Apolinario Martínez, encargado de las deSayula; Francisco Moreno, encargado de las de Tepic. Suscriptores del Real del Rosa· rio: Sr. cura don José María de la Riva y Rada; Tte. CrL Mariano Urrea, coman- セ@ i .1 l! j CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO 243 que declaran su cargo como mentores o directores de algún colegio o Universidad), 19 funcionarios públicos, 3 nobles, 8 profesionistas varios, 2 instituciones y 53 personas que no declaran título o profesión alguna. Algunos de estos últimos son comerciantes conocidos dante de división; Subdelegado Ramón Imperial; Sr. Alférez; José María Redondo; Sr. factor de la real renta de tabacos, José Aguado; administrador de alcabalas, José Ignacio Muguiro; Sr. administrador de Correos, Rafael López Portillo; Manuel Alvarado; José Castañeda; Mateo Picaza; Manuel Esnaola; Antonio Maldonado, encargado de las suscripciones de aquel Real. De Cosalá: Manuel Ximénez de Bailo, ministro contador de la Real Hacienda; Dr. Manuel Abad y Queipo, obispo electo de Valladolid; Lic. Laureano Antonio Cortés, prebendado de la iglesia de Valladolid; Sr. Intendente del ejército Francisco Rendón. México; Marqués de Guadalupe Gallardo. México; Lic. José Ignacio de Olloqui, México; Editores del Amigo d e la patria, id. R.P., Comendador d e la Merced, fray Nicolás Domínguez de Colina; R.P. definidor Fr. Manuel Diez, lector d e teología de S.L.P.; Sr. Urbano Malabear, id.; Br. José Antonio Vázquez, id.; Dr. Diego Aranda, cura de Atotonilco; Sr. Anastasio de la Rosa, de Pinos; Vicente de la Rosa, id.; Cap . Andrés López Portillo, id.; Br. Antonio Hurtado de Mendoza, id.; Francisco Peiro de Culiacán; Lic. Alonso Tresierra, asesor de la intendencia de Sonora de Arizpe; Dr. Julián de Obregón, sindico procurador de la Villa de León; Dr. Francisco Hemández Valentin, canónigo doctoral y vicario capitular d e la iglesia catedral de Durango; Dr. Juan Francisco de Balda, rector del seminario conciliar y cura del sagrario de la santa iglesia catedral de id.; Sr. Tomás de Balmaseda, id.; Cap. Juan Manuel Saracho, id.; Antonio de Yzurieta, id. Florencio de Gámiz, id.; Cap. Vicente Ferrer Hemández, id.; Carlos de Arriaga de Cuencamé (dos ejemplares); Dr. Martín Gil Garcés, deán de la catedral de Valladolid; Cap. José Antonio Trillo, de Villa de la Encarnación; Dr. Manuel Moreno, cura de Tonalá; Luis Serrano de Colima; Manuel Toriz de Ahualuko; Juan Felipe Espinoza de lxtlán; Narciso de Anitúa de Sombrerete; Juan de León y Collantes de id.; Juan Domingo de Vergara, id.; Jerónimo Martiarena, id.; Gaspar Ignacio Cendoza, id.; Bernardino Diaz de Inguanzo, id. Juan Luis Herrasti, id.; José Maria Femández, id.; José Maria mena, id.; Juan Nepomuceno Romero, de Mascota; Francisco Antonio Gutiérrez, de Villa d e Parras; Br. Ignacio Luis Lozano, cura de Cuencamé; Dr. Juan Pablo de Robles, cura de lxtlán en el obispado de Valladolid; administrador de Correos Francisco González de Posada, de Culiacán; Antonio lriarte de Cosalá y Francisco lriarte de id.; .Sr. marqués de Santa Cruz de Iguanzo. México; Manuel Benito del Riego, administrador de Correos de Chihuahua; Br. Juan Maria Guillén y Franco, S.L.P.; Br. Francisco Sánchez, rector del Real Colegio de San Luis Gonzaga en Zacatecas; Julián Maria Berguido, Panamá; Agustín Tallaferro, id.; Julián Lanas, íd. Br. Anastasio López, cura de Acaponeta; Cap. Joaquin Aguiar, Guanajuato; Vicente Barreaza, Culiacán. Br. Francisco Díaz de Iguanzo, de Jerez. Br. Basilio Moruoy, cu.r a de Tonila. Pedro Valois, Chihuahua; Cfr. Men tor de la Nueva Galicia, 1813, 1 a xm. 244 LA DISPtlfA POR LAS CONOENCJAS de la dudad como el señor Arezpacochaga del que ya se habló en este trabajo. Herr, al informar sobre los lectores españoles de esa época, los sitúa en todos los sectores cultos y acomodados de la sociedad, el clero y la nobleza, aunque también considera una proporción importante de ーャ・「 ケッウL セ@ mismo caso que el anterior. Existe la creencia generalmente de que los periódicos no llegaban más que a un reducido grupo de la población. Fram;ois Xavier Guerra procura desmentir esta hipótesis basándose en los 7 000 ejemplares de El Diario de México y los 2 000 del último número de El Despertador Amen·cano: Estas cifras exigen una base muy vasta de alfabetización y unas élites bastante extensas capaces de comprar un periódico...sin duda en Nueva España durante esos años hay una extraordinaria movilización de la «opinión» que desborda ampliamente las élites.$5 La pregunta de nuevo se presenta: ¿Es posible que esta multiplicación de impresos no concierna más que a una élite muy restringida? En otro lugar de América, Sarmiento calculaba en 30 000 las personas que podían leer en su provincia de San Juan y en 50 las capaces de interesarse por un periódico. Ambas cifras parecen exageradas, pero atraen la atención en cuanto a las fuentes de alfabetización, consecuencia de la educación tradicional, como sobre el carácter minoritario de las élites. Francisco Severo Maldonado reconoce por ejemplo, que de El Despertador Americano, sólo llegaron a publicarse 750 ejemplares. Vemos que si El Mentor llegó a tener 133 suscriptores (dos de los cuales pedían dos ejemplares, es decir 135 ejemplares vendidos) no podemos pensar en un tiraje mayor a 200. Otros periódicos como La Cruz, se conformaban con 150 suscriptores. Por tanto, rebosante . de optimismo, el investigador no puede suponer más de 500 lectores para los periódicos más polémicos o p opu lares como El Nivel, o El Defensor de la Religión. Aunque, una vez más, es imposible precisar estos números con exactitud, ya que el número de compradores del periódico no es equivalente al número de lectores: el ejemplar de una sola familia, ¿cuántas personas lo leen?, ¿cuántas se enteran de Ja · < Richard Herr, España y la revo/11ci6r1 del siglo xv111, Aguilar, Madrid, 1973, p. 164. Guerra, Modernidad e /ndepende11cias. FCE, México, 1992, p. 288. Miquel l. Vergés es la fuente de donde Guerra tomó esta cita. CUANDO LA PRENSA DE S TANHOPE NO HABÍA LLEGADO 245 información que contiene, aunque no puedan o sepan leerlo? Volvamos sobre el caso que conocemos, del señor Arezpacochaga, quien en su farmacia leía y comentaba las noticias de El Diario de México, un solo ejemplar, del que él era suscriptor, enterando de las noticias a un grupo indeterminado de personas. Para caracterizar a los lectores, el mismo Guerra llega a la conclusión de que la mexicana sigue siendo una sociedad muy tradicional, ya que predominan los temas religiosos en las lecturas y aunque existen diferencias según los niveles, éstas son exclusivamente en las formas en que se expresa la fe. Los temas políticos son también importantes, concede, aunque muchas veces permea en ellos la religión. Estas afirmaciones son cuestionables, ya que no se puede generalizar al público lector de todas partes del país. Abordamos este tema en los capítulos 1 y 2 de la primera parte de este estudio. Ahí se dijo que Guadalajara resultaba una excepción en cuanto a estos materiales religiosos, que si bien eran muy abundantes, a veces los papeles que se referían a otros temas llegaban a sobrepasarlos en número. En el caso de otros lugares como Veracruz, las afirmaciones de Guerra son aún más débiles. Ahí, la mayor parte de los materiales impresos se refieren a cuestiones relacionadas con el comercio y sólo un número muy pequeño corresponde a publicaciones religiosas (hablamos de dos novenas solamente).56 Según veremos más adelante, las publicaciones políticas son las que predominan en Guadalajara, aunque muchos de los temas «políticos» son también ligados a la religión, sobre todo al Patronato y el famoso artículo 7o. de la Constitución de Jalisco de 1824. No es casualidad que haya una mayor cantidad de periódicos precisamente en los años de 1833 (ocho periódicos) y 1824 (cinco de ellos). Mientras que en el caso de los folletos y hojas sueltas que se publicaron estos años, la situación es inversa: de 287 folletos considerados, 189 tratan el tema de la religión (mezclada con la política; los netamente religiosos son sólo 32 de éstos), mientras que 95 son netamente políticos y sólo 3 se refieren a otros temas. Tampoco debemos sorprendernos, porque es precisamente El Defensor de la Religión el que no sólo duró 4 años, sino el que se reimprimió. Sin embargo, no estamos de acuerdo con definir tan tajantemente a esCfr. José Toribio Medina, La i111pre11ta en Oaxaca, Guadnlajnrn y Veram1z, Mérida y varios lugares (1720-1820), UNAM, Mhico facsimilar, 1991. 246 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCI AS tos escritos religiosos como pertenecientes a una «sociabilidad tradicional» ya que no son escritos religiosos tradicionales (novenas, responsos, etc.) sino que se trata de discusiones que no pueden deslindarse (con muy contadas excepciones) de la política. Se habla de religión, pero para cuestionar el lugar que le corresponde en esa nueva sociedad en formación y en algunos casos extremos, para cuestionar su misma existencia. Además de los contenidos que abordaremos en detalle más adelante, se puede caracterizar a los lectores a partir de los lugares de difusión de todos estos escritos, de los que ya hemos hablado. Dijimos que estos lugares eran sobre todo los de reunión de la élite cultivada es decir, desde hacía ya tiempo, las tertulias, organizadas cada vez más según las formas de sociabilidad modernas. Del mismo modo que en Europa, se multiplican las sociedades ilustradas, las academias y las sociedades literarias, como la de Querétaro, que sirve de reunión a los conspiradores de la insurrección de 1810. Por grados, pasamos a ambientes cultivados un poco menos restringidos. Los cafés sirven de articulación entre los ambientes más distinguidos y otros más populares, tanto por la común frecuentación como por la lectura pública de periódicos e impresos. Jerarquía de lugares y de establecimientos que va desde los cafés más encopetados a las fondas, y más bajo aún, a las pulperías que parecen jugar un papel tan importante como poco estudiado, en la formación de la opinión de las clases bajas. Hablamos ya de los lugares de reunión en Guadalajara, las corridas de toros y el teatro, las representaciones populares en calles y plazas y finalmente, las tiendas, desde la honorabilísima farmacia donde se llevaban a cabo las tertulias sediciosas durante la Independencia, hasta los tendajones donde se expendía licor desde las diez de la mañana, pasando por las librerías. No teníamos evidencias de que en Guadalajara existieran «cafés» en una época tan temprana. Pero según la rudimentaria publicidad aparecida en El Mentor , de la Nueva Galida, descubrimos que existía por lo menos un lugar donde se servía café, chocolate, licores y almuerzos, que llevaba el . significativo nombre de «Casa de sociedad'>, donde además «la buena . gente» puede disfrutar de billar y naipes.57 Aparte de este sofisti- j 57 «Encargo: En la casa contigua al Mesón de San José, calle de Monte Alegre, se abrirá al público con licencia superior el 3 de septiembre, una casa de socie- CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO 247 cado lugar, existían en Guadalajara «las cocinas», es decir, puestos de comestibles en la Plaza Venegas, lugar de socialización de las clases más bajas. En este mundo urbano en que se pasa por múltiples transiciones de los grupos sociales más altos a los más bajos, juegan un gran papel los estudiantes, muchos de los cuales son clérigos o los empleados que han recibido una cierta educación, clase que abunda en Guadalajara por esos años y en la que juega un papel preponderante la fundación de la Universidad, que atrajo estudiantes de otros lugares de la región y evitó que los que existían en Guadalajara se trasladaran a la ciudad de México. En parte son estos grupos intermedios cultivados los que compran a veces periódicos o folletos en puestos, cajones o estanquillos de los que hablan las fuentes. En los avisos de publicación de la época se distinguen bien los lugares «nobles» de venta de otros más populares, por ejemplo «Se hallará este cuaderno desde hoy en la librería de Mariano Ontiveros y en los puestos de la Gaceta». Se sabe, además, que la venta de periódicos podía hacerse también por las calles y que fue prohibida en marzo de 1821, para evitar los desórdenes que a veces provocaba. Como se dijo, el voceo fue prohibido de nuevo en 1832, año de general restricción de la libertad de expresión. El nivel más bajo es el de las calles y plazas, esos lugares de los «tumultos» en los que el escrito se convierte en palabra por la lectura pública del pasquín, del panfleto o del periódico. En Veracruz se inquietan porque los folletos más alarmantes e incendiarios, los libelos más inflamatorios se esparcen cuidadosamente y se leen en los parajes públicos para embaucar a los incautos.58 En Guadalajara esto se daba sin duda en los Portales, punto de reunión y mezcla de clases por excelencia. En sus columnas se fijaban los bandos y algunos papeles sueltos. A su alrededor deben haberse comentado. Bajo ellos se voceaban los periódicos, muchas veces extendiéndose la dad, en Ja que hallará la buena gente diversiones de billar y naipes, en los términos prevenidos por las leyes, café, chocolate, licores y almuerzos cuando se pidieren con anticipación». El Mentor de la Nueva Ga/icia, núm. xvm, 30 de agosto de 1813. El Sol de 7 junio de 1827, citando El Veracruzano Libre, 31de mayo de 1827, Costeole, Cl1urc/1 Wealtl1 in Mexico. A study of tire juzgado de Capel/a11ias in tire Arc/1bishopric of Mexico 1800-1856. University Press, Cambridge, 1970, p. 122. 248 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS información oral de sus contenidos muy ampliamente.59 Ahí mismo se suscitaban las reacciones. 60 Añadamos a estos lugares profanos las iglesias y sus dependencias, las cofradías, las instituciones piadosas y caritativas, que por medio del púlpito o la conversación a la salida de los oficios son cajas de resonancia de las noticias y de los sentimientos, lo que explica también la considerable capacidad de movilización del clero. Se sabe que el mismo cura Hidalgo practicaba las lecturas en 1808 con sus feligreses de Dolores. Les leía acerca de curtiduría y otras industrias y explicaba los contenidos de las obras. A estas pláticas concurrían personas ajenas a la feligresía habitual. 61 Se acusó a otros curas de inspirar al pueblo en los confesionarios, púlpitos y conversaciones públicas y privadas, sobre la Independencia. El papel que jugó la Iglesia en la jura de la Constitución de Cádiz en Guadalajara en 1813 fue muy grande: el día anterior a la jura, los curas párrocos del Sagrario y demás parroquias urbanas fijaron carteles impresos por toda la ciudad, convocando al pueblo y al clero para que concurrieran a jurar la Constitución en las respectivas iglesias, al día siguiente, se leyó el texto de la Constitución en la misa, en vez del sermón tradicional y los curas arengaron a los feligreses62 sobre las bondades de la misma. Las lecturas públicas se evidencian en varias ocasiones. Para la conspiración contra el virrey en 1811, se leían a los asistentes proclamas y cartas de Ignacio López Rayón.63 Como éstos, hay otros ejemplos de lecturas de papeles de Hidalgo.64 ;g 60 61 61 El voceo se utilizó desde los tiempos coloniales, en versos octasílabos se involucraba a los personajes famosos. Muchos de esos versos se convirtieron en refranes. Considere el lector el incidente del furibundo español que golpea a un voceador por gritar noticias en contra de sus paisanos, precisamente en los Portales, citada por El Nivel en 1825. Así como la acusación en contra de Pedro Lucas Urista por haber quitado un bando fijado en los portales en noviembre de 1810. Véase Ana Bertha Vida!, Prensa Insurgente y realista l'll Guadalajara. El Despertador Americano y El Telégrafo de Guadalajara. Alfabetización, Imprenta e Independencia. Tesis de licenciatura, Guadalajara, UdeG, 1995, p. 166. Pedro García, Con el cura Hidalgo en la guerra de Indepc11de11cit1, FCE, México, 1982, p. 21. El Mentor de la Nueva Ga/icia, núm. m, 24 de mayo de 1813. El Telégrafo de Guadalaxara, p. 160. Vida!, op. cit. CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO H ABÍA LLEGADO 249 Queda evaluar la propagación de hojas volantes d e los insurrectos y posteriormente de las diversas facciones, que eran difundidas entre los indios y los rancheros. Puede imaginarse que su circulación seguía las vias tradicionales de la literatura de cordel, a lo largo de los itinerarios de los buhoneros y los de la población en general, en sus desplazamientos destinados a actividades de comercio; desplazamientos de los que hablábamos más arriba, con la arriería, el correo y otros medios. ¿A dónde iban a parar esos impresos? La respuesta es incierta, hacen falta estudios sobre las formas de sociabilidad pueblerinas. Se ve pues que lectores potenciales sí había, diversas clases de ellos, según los abundantes lugares de divulgación de las lecturas. Lo que sigue pareciendo en este momento un salto cuantitativo muy peligroso es traspasar estos posibles lectores y «lectores indirectos» a miembros de la «opinión pública» articulada. Receptores pasivos, tal vez. Receptores en proceso de transformación, si se quiere, pero de ello a «ciudadanos», ca paces de articular una opinión en la prensa, hay mucho trecho. Sería pertinente recordar aquí lo dicho sobre los ciudadanos: en la introducción de este trabajo, se mencionó que la misma Constitución del Estado de Xalisco hace una clara diferenciación entre los xaliscienses y los ciudadanos xaliscienses. Los últimos deben reunir varias características: ser mayores de veintiún años, estar libres de deudas públicas, tener un empleo, oficio o modo de vivir conocido, no haber sido procesado criminalmente y saber leer y escribir.65 Estos ciudadanos son los que pueden incidir en la opinión pública, son los que utilizan en periódico para formar y dirigir la opinión y a quienes el periódico está dirigido para consolidar una facción o modificarla. Los xaliscienses, son el pretexto, son a quienes se va a ilustrar y educar. Existe interés en incorporar a las clases más populares a la lectura no sólo de periódicos sino de folletos sobre todo, en el periodo de estudio. Estos últimos, están redactados en forma de diálogos o bien de pequeñas historias cuyos personajes principales son tipos del pueblo, sobre todo rurales como el cura de la aldea, el ranchero, a los que se contraponen los catrines de la ciudad . Siempre la sabi65 La Constitución de Xnlisco de 1824, Notas de Manuel Conzález Oropeza, Udc.-C, Guadalajara, 1993, p. 37. 250 LA DISPlITA POR LAS conie i セ@ duría popular vence a los argumentos rebuscados de los «sabelotodos». Sin embargo, no se puede decir que aunque destinados a este tipo de público, efectivamente llegaran a sus manos o fueran leídos por ellos. Se tienen pruebas ciertas, en cambio, de su lectura en los círculos cultos de los «ciudadanos». Lo mismo sucede con los periódicos: no se puede afirmar que «los indios» a los que arenga Maldonado en El Telégrafo, sean lectores de este órgano periodístico o que verdaderamente la alabanza que hace una soldadera -con faltas de ortografía y trascrita tal como pronunciaban los indígenas- en la Gaceta del Gobierno en 1821, realmente haya sido escrita por una mujer del pueblo y menos aún leída por otros miembros de ese estrato. Es necesario repetir la afirmación de Escalante Gonzalbo: en el México del siglo XIX no existen los ciudadanos.66 La autoridad política no representa a un conjunto de ciudadanos, sino que sirve como mediadora de una trama conflictiva de cuerpos y comunidades, de señores y caciques. En ese sentido, no existe el público en México.67 Asimismo debe recordarse la acotación de Brading, sobre Ignacio Ramírez: «Tenemos república e instituciones, pero no tenemos ciudadanos», refiriéndose a la incapacidad de la gente de entender los textos de sus constituciones y mucho menos de ejercer sus derechos políticos y convertirse en actores de esa vida política,68 es decir, convertirse en público, entrar a la esfera pública política. Por otro lado está el pueblo, aquella parte de Ja población que no son los ciudadanos, es decir, en términos de la Constitución del Estado, los simples xaliscienses. En la introducción se abundó sobre ello. Sin embargo, tal vez no esté de más repetir lo afirmado por Guerra: «Para las élites hispanoamericanas, hasta bien entrado el siglo XIX, el pueblo no existe», hay que transformar a la chusma en pueblo a través de la educación, entretanto, e l gobierno es de los patricios, los miembros más antiguos y prestigiosos de la sociedad, éste es el pueblo político de las constituciones. 69 Ese es también el 67 6" fil Escalante Gonzalbo, Ciudadanos imaginarios, El Colegjo de México, México, 1992, p. 38. luid., p. 128. David Brading, Apogeo y derrumbe del imperio espaiiol, Clio, México, 1996. Fram;ois Xavier G uerra, «Las Me tamorfosis de la Represen tación en el siglo XIX», Georges CouffignaJ (Comp .), Democracias Posibles, rl desafio lat111on111crica110, FCE, Buenos Aires, 1993, pp. 51-52. CUANDO LA PRENSA DE STANHOPE NO HABÍA LLEGADO 251 pueblo a quien se dirigen los periódicos. Casi con esas mismas palabras, más de alguna publicación, como veremos más abajo, justificará el papel preponderante de la élite en la toma de decisiones y clamará por un papel pasivo para las mayorías. Para saber si en efecto los lectores que hemos trazado más arriba son los auténticos :lestinatarios de los periódicos, veamos a quiénes se dirigen los órセ。ョッウ@ de prensa. En su primer número, El Despertador Americano se dirige suce;ivamente a los españoles avecindados en América, a los «nobles americanos», a los «generosos ingleses» y a los americanos del norte. Se escucha a los autores denostar a los españoles radicados en América, por ser traidores a Femando VIl,7°alabar a los criollos por la dulzura de su carácter moral y su religiosidad acendrada; calificar a los ingleses de «nación incomparablemente justa y profundamente política», instándolos a brindarles su alianza. En cuanto a los americanos del norte, se dirigen a ellos como «pueblo honrado, frugal, laborioso, conocido en todo el resto del globo por su amor a la humanidad y la justicia, enemigo irreconciliable de todos los tiranos, apóstol perpetuo de Ja fraternidad y de la unión» ... lo consideran el amigo más seguro y el aliado más fiel, su modelo y su recurso. Los números siguientes, comienzan con alocuciones a los «americanos» o bien a los «hermanos y compatriotas».71 Mientras que el último, inicia con una exhortación plañidera: «americanos, compatriotas muy amados, oid la voz de la razón, escuchad los gemidos de la angustiada militante patria, mostráos sensibles al clamor de sus justísimas quejas».n El Telégrafo de Guadalaxara también se dirige a los americanos, aunque invitándolos a no caer en los e mbustes de los insurgentes y por el contrario, unir sus esfuerzos para acabar con el movimiento, mientras que a los insurgentes, los insta a aceptar la amnistía ofrecida por España, reclama a los indios su ignorancia al haberse dejado 71 n «Españoles establecidos en América: desde el principio de la Invasión de la Monarquía por Jos franceses, no habeis cesado de damos las más fuertes, las más violentas sospechas de que sois reos de alta traición» El Despertador Americano, núm. 1, p . l. «Patria» se usa indistintamente para México y Espaila, mientras que «país», en consonancia con el uso que se le da a es ta palabra durante todo el siglo XL""<, es sinónimo de región o patria chlca. /bid., núm. 7, p. 41. 252 1.A DISPUTA POR LAS CONCIENOAS engañar y ensalza a los europeos y españoles. Exhorta a todos los americanos, españoles, criollos, indios y mestizos a unirse olvidándose de partidos, para hacer frente a Napoleón. Ya el Brigadier José de la Cruz había instado en un bando de 25 de junio de 1811 a que la gente se armase y les ofrecía recompensas por la aprehensión de los cabecillas rebeldes. 73 Entonces también se llama a todos los que no : se han unido a la causa realista a que formen asociaciones patrióti- · cas de armas. , Se ha recalcado la importancia de estos papeles para la guerra j de Independencia. Se insiste en que algunas vocaciones fueron fo- 1 mentadas por esta prensa, como la de Manuel Gómez Pedraza, y ! que se temía tanto a la prensa insurgente que se condenaba a aque- j Uos que la poseyeran; posteriormente se le quiso contrarrestar con l; otros periódicos como el mismo Telégrafo de Guadalaxara, o bien « a 1 los epigramas con epigramas, a las décimas con las décimas, a las \ octavas con las octavas, a Jas cuartetas con las cuartetas, a los sonetos .¡ con l os sonet os ...».74 ¡• Sin embargo, no podemos concluir que sus fines se hayan cum- l plido. En un trabajo reciente sobre El Despertador Americano se preten- ! de constatar que éste si cumplió su fin al despertar en diversas partes del país la lucha por la insurgencia; se cita como prueba el miedo de los realistas, quienes pretendieron detener los impresos, mientras que asegura que El Telégrafo no cumplió porque no hubo una renovación de las suscripciones. Estos factores no son concluyentes. No se puede aceptar que la población de Guadalajara haya sido convencida de la insurgencia hacia la modernidad debido a su formación y alfabetización y, en cambio, no haya aceptado la propaganda realista y se haya negado a suscribirse al periódico. El Telégrafo de Guadalaxara se publicó dos años, durante ello su precio aumentó dos veces. Al desaparecer cambió de nombre y de fines, al ser convertido en El Mentor de la Nueva Galicia. Mientras que del Despertador sólo aparecieron siete números. El Mentor de la Nueva Galicia está dirigido a «los americanos, ennoblecidos y ensalzados con el precioso don de la ciudadanía», j 7l Un estudio muy detallado de los dos periódicos, El Despertador y El Telégrafo, es el de Ana Bcrtha Vida!, ya citado. Carlos Herrero, «Revolución y Contrarrevolución en 1810 a través del periodismo», Signos, UAM, México, 1988, p. 211, citado por Ana Bertha Vida!, op. cit., p. 176. i lí. l CUANDO LA PRENSA DE STANMOPE NO 1-IAB(A LLEGADO 253 lo cual es bastante significativo, a «los españoles de estas regiones, cuya alcurnia trae su origen de los héroes de la Iberia», seguidamente a «los revolucionarios, almas viles, sepultados en e] fango del vicio y la barbarie» y hasta el final,« a los guadalaxareños» a los que insta a usar la Constitución con moderación, desnudos de preocupaciones y libres del espíritu de partido. La Estrella Polar no menciona a quién se dirige. Sin embargo, de la lectura de su primer número se desprende que si su fin era la ilustración, los destinatarios de ésta eran ellos mismos. Pretendían ilustrarse para poder ocupar los cargos que les confiara lapatria. Hablaban de la necesidad de un «publicista» por conocer las diversas disciplinas de que se ocuparía la revista. Así pues, está dirigida a los escritores o «publicistas», como se les llam:lba entonces, a su mismo grupo, a la élite ilustrada. La Fantasma estaba dirigido a «todo el pueblo católico», ya que se proponían hacer un periódico que «no exceda Ja inteligencia del más rudo», para dar a conocer a las personas menos instruidas qué es federación, pero tenía pensados sus contenidos de tal manera que interesaran a ciertos grupos específicos: las mujeres, los militares y «a los interesados en las ciencias y las artes». 75 Sin embargo, aclara muy bien, que es a los ciudadanos a quienes ha de servir como biblioteca para conocer sus derechos y obligaciones. Y si esto fuera poco, también asienta que «sólo la parte ilustrada de la sociedad puede en verdad formar opinión pública». El pueblo sólo debe dejarse constituir por la parte ilustrada que siempre hará su felicidad. Ejemplo más claro de lo dicho más arriba, no encontraremos en las publicaciones que nos ocupan. Otros periódicos no son tan explícitos sobre los destinatarios: la Gaceta del Gobierno de Guadalajara está dirigida «a la clase más numerosa ... ». La Mineroa de 1824 se dirige a «sus conciudadanos», al mismo tiempo que solícita «a sus compatriotas» su colaboración, ya que: «el artesano y el mercader, el sacerdote y el soldado, todos forman a un tiempo los miembros del estado». Esta última calificación es prácticamente idéntica a la que hace la Junta Patriótica tres años antes para dirigirse a sus miembros: todos podían serlo, los artesanos y los campesinos, ya que el tiempo de la igualdad había llegado. La Fa11t11smn, «Prospt:.'CIO», diciembre de 1823. 254 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Mientras que en los folletos del Polar se reitera la importancia í de que los escritores imbuyan en el ánimo de los ciudadanos las verdades sobre el sistema federal, en El Observador Americano se so- ; licita la colaboración de «cualquier ciudadano». La Cruz se dirige al «pueblo católico, apostólico y romano» para instruirlo sobre religión. La Palanca quiere llevar «a los pueblos a la altura de los actuales conocimientos políticos», El Defensor de la Religión se dirige al «pueblo fiel». El ¿Quién Vive? insta a los mexicanos, especialmente a los jaliscienses, a olvidar toda rencilla y unirse, primero, frente a los españoles luego, frente al gobierno central; El Reformador Federal también se dirige «al pueblo» para instruirlo y sacarlo del error, mientras que Anales de Jalisco se dirige a «los hispanoamericanos» tanto como a Jos jaliscienses, lo cual evidencia una cierta apertura característica del diario con alguna pretensión comercial, aunque muy rudimentaria. Así, vemos en los periódicos mismo5, una diferenciación de los públicos: los conciudadanos, los iguales, a los que se dirigen varios de los periódicos para hacerles conocer los «derechos y deberes» o bien para solicitar su colaboración, m ientras que «a la clase más numerosa», «al pueblo», se le instruye, se le enseña, para llegar a uniformar la opinión. Como dijera La Fantasma, la nación se constituye a partir de hombres «más o menos ignorantes, más o menos estúpidos» a través de mucho trabajo, gran desvelo y mucha pena. Ese es el trabajo del periódico. Estas reflexiones unidas a los objetivos explícitos e implícitos de los periódicos, serán de gran utilidad, para llegar a dilucidar cuál era la función de los impresos en el periodo que nos ocupa. Para la explicación de este último aspecto, el análisis de los contenidos es fundamental. Éste será abordado en las páginas siguientes. III. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Contenidos de los periódicos Estn1ctura: mímero de páginas. Distribución de la infonnaci6n La estructura de todos los periódicos d e la época era muy similar: se publicaba según «pliegos)) que se doblaban por mitad. La mayoría sacaba un pliego, es decir, dos hojas numeradas (4 páginas) de 20 por 22 centímetros, lo que se denomina el 4o. común. Algunos se publicaban «en 8vo.» Los textos estaban impresos generalmente en una sola columna y excepcionalmente en dos. (Consultar cuadro de la parte anterior). La primera página, además d e la cabeza con el título del p eriódico (algunas de ellas muy hermosas, como la litografía del ¿Quién Vive? que luce un soldadito en posición de firmes), sus condiciones de publicación, su lema y algún otro subtítulo algunas veces en latín, inglés o francés, casi siempre contenía los bandos gubernamentales o bien artículos políticos en defensa de algún personaje o idea particular. Estos artículos podían prolongarse a la segunda y tercera página; si no era este el caso, otros artículos casi nunca firmados ocupaban estos espacios. Se concedía espacio a los «remitidos)>, es decir, correspondencia de los suscriptores que opinaban en torno a los sucesos del dia. En la cuarta página se situaban las noticias, tanto internacionales, nacionales o locales, bajo el nombre de «gacetilla». Estas noticias siempre eran comentadas con largos preámbulos por el editor o bien se consignaban los hechos sin ningún criterio de importancia o clasificación. Dependiendo de la orientación del periódico, éste podía contener informaciones estadísticas o de otro tipo 256 LA DISPlffA POR LAS CONOENCIAS que se consideraran de utilidad, o bien de carácter literario: casi siempre fábulas con su moraleja y poemas. Aún no es el momento de la aparición de las novelas de folletín, pero sí hay algunos relatos o cuentos fantásticos. La polémica se utilizaba a veces en estos periódicos, así como en algunos de la ciudad de México (como es el caso de El Diario de México) con el fin de darle movilidad a la información, utilizando para ello un seudónimo para empezar y tenninando con otro.1 Es el caso de El Despertador Americano, donde Ángel de la Sierra se hace pasar por un lector y escribe un remitido al periódico narrando un sueño. El editor anota entusiasmado lo bueno que es que los escritores empiecen a interesarse en el tema,2 en una obvia estratagema publicitaria. Al respecto de otros contenidos más detallados, se hablará más adelante. Como se mencionó más arriba, casi no se publicaban anuncios publicitarios, aunque cuando los había aparecían en la página tres y cuatro. El Iris de falisco en 1823, incluía algunos anuncios que a veces titulaba «recomendaciones a los lectores», al principio las «re-' comendacioneS>> eran de libros o escritos recientemente aparecidos,. pero más tarde se publicitaron bienes y servicios, aunque por el, formato utilizado y la vastedad de la información se confundían con un artículo. Podríamos decir que se parece mucho a la actual inserción pagada. Con esta publicidad rudimentaria se anunciaban diversos profesionistas que llegaron a Guadalajara («un dientista italiano», por ejemplo), artículos que los particulares deseaban vender, incluso bienes raíces, así como las mercancías recién recibidas en algunos comercios. En otros periódicos como El Nivel, El Defensor de la Religión y el¿ Quién Vive? se publicaban enormes listas de los' libros que se encontraban en existencia en cierto almacén de Guadalajara. En ellas aparecían los títulos de las obras, sus autores y los precios de venta. Ningún periódico tiene ilustraciones. Es necesario resaltar esta estructura tradicional que en el transcurso de 26 años no varió, ya que en lugares como Veracruz existía, en 1833, un diario con graba- Verónica Zárate, "Los albores del periodismo veracruzano. El Jornal Econ(>. mico Mercantil como fuente histórica". Oセ・オゥウャョ@ Sccue11cin, núm. 33 (scpt.-dic.), Instituto Mora, México, 1995, p. 105. El Despertador Americano, núm. 3, p. 20. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 257 dos, anuncios y publicidad dispersa a lo largo de sus demás secciones perfectamente identificadas y diferenciadas. 3 Se quiso ahondar un poco en la definición y estructura de los folletos, caso especial entre periodismo y literatura. Se utiliza en este trabajo indistintamente la palabra folleto y panfleto4 aunque se preferirá la primera. Juan B. Iguíniz define al panfleto como: Un impreso de pocas páginas, por lo regular de ocho, en cuarto menor, por medio del cual en estilo violento o satírico y con menor o mayor causticidad, según las cosas lo exigían, se atacaban o defendían las ideas políticas o religiosas, se censuraban los actos y las disposiciones de los gobiernos y se desprestigiaba sin compasión a los políticos y escritores. Generalmente aparecían anónimos, otras veces suscritos por un seudónimo o anagrama o por las iniciales de su autor y muy pocas con el nombre de éste... redactados casi siempre en lenguaje popular, que degeneraba con frecuencia en vulgar... Durante las dos décadas que siguieron a la consumación de la independencia estuvo en boga el uso del panfleto y quizás por ser más efectiva su divulgación, se prefería en muchos casos al periódico.5 Esta definición ha variado en los últimos tiempos. La extensión no se considera ya un elemento definitorio: hay folletos de una a ciento cincuenta páginas, pero siguen siendo básicas las demás características, como la falta de continuidad en la aparición y el tratamiento de un asunto de actualidad en un lenguaje popular, no siempre muy correcto, debido a la prisa con que era redactado para justificar acciones políticas. La costumbre de titular curiosamente los panfletos surge como reminiscencia de la literatura del virreinato donde no escasean los llamativos títulos de sermones y alocuciones. En 1812 al amparo de la primera libertad de imprenta, se registraron las primeras publicaciones tituladas con frases del lenguaje coloquial que resultaban Nos referimos a E/ Censor, del puerto. Cfr. Celia del Palacio, Hemerogrnfía Veracmzana s. XIX, Introducción. Ante el equívoco en el uso de los términos, decidimos acudir en busca de auxilio. «Un folleto es un escrito que ti.ene menos importancia que el libro y que no amerita encuadernarse. Opúsculo». «Un panfleto es un neologismo usado en el sentido de libelo». Diccionario l.Arousse. En sentido estricto, la palabra correcta es folleto. Juan B. lguíniz, op. cit., t. r, 1955, pp. 51-52. 258 LA DISPlJTA POR LAS CONOENOA!: claramente inteligibles para el público al que estaban destinadas, no así para los lectores posteriores. Algunos investigadores han catalogado de amarillismo los contenidos de este tipo de impresos sobre todo a partir de la segunda década del siglo XIX, 6 donde gracias a la libertad de imprenta de que se gozaba, podían salir a la luz toda suerte de temas a veces fútiles, otras escandalosos. Se trató de frenar esta situación, pero sólo se logró un éxito parcial. Contenidos eu detalle Es necesario hacer un pequeño periplo por cada una de las publicaciones que fi,¡.eron estudiadas y exponer aquí en detalle la naturaleza de sus contenidos, ya que no van a ser analizados éstos en su totalidad en este trabajo. En la tercera parte se hará una selección de los temas fundamentales de que se ocupa la prensa, formadora de Ja opinión pública. Sin embargo, hay otros temas que aunque aparecen, no son dignos de ser tratados en detalle o analizados, pero sí ameritan ser conocidos y mencionados aquí. Una de las hipótesis de este trabajo es que Ja prensa trata de formar la opinión y algunos de los temas tratados son prueba fundamental de este aserto, por ejemplo la discusión de la forma de gobierno que habría de tomarse en el nuevo país y las relaciones Iglesia-Estado. Otros temas menos relevantes a primera vista, sí lo son para probar que existe la in-' quietud de representar a la «Opinión pública» en formación, uno de ellos es el papel que debe tener la prensa en ese momento histórico, otro es el tratamiento de temas científicos y literarios; finalmente, la· mención de la mujer en ese nuevo orden de ideas que está comen- · zando a surgir. No estaría completo un estudio de la prensa tapatía si no ウ・ セ@ intentara una descripción profunda de la agenda periodística. Es a ; partir de un análisis de los contenidos en su conjunto que se podrt= llegar a una caracterización de los objetivos y destinatarios de ャ。 セ@ El Congreso legisló sobre el asunto y eJ 31 de mayo de 1823 prohibió los im· ; presos de títulos alarmantes, injuriosos, subversivos y decretó que el impreso 1 que fuera contrario a su título o que no tratase el tema anunciado, fuera 、 ・M ᄋ セ@ nunciado como fraudulento. Lucina Moreno Valle, Notas sobre los títulos de los,-; panfletos mexica11ost111821, 1822y1823, Instituto de Investigaciones Bibliográ- 1 ficas, UNA M, México, 1973, núm. 2, p. 1. • LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 259 prensa d e Guadalajara. En orden cronológico, se irán apuntando los contenidos de cada uno de estos órganos. Comenzaremos por el Despertador Americano de 1811, ya que los contenidos del Semanario Patriótico fueron analizados a profundidad por Frac;ois Xavier Guerra,7 además d e que, en sentido estricto, este primer periódico impreso en Guadalajara no pued e considerarse «tapatío». Los contenidos d e El Despertador obedecen a un objetivo fundamental: crear adeptos a la Independencia. Este objetivo se realiza en cuatro tipos de contenido: las trascripciones de d ocumentos realistas seguidos de comentarios adversos por parte de los insurgentes, los relatos, las noticias y los artículos de «propaganda». A las reproducciones y comentarios pertenece un manifiesto del virrey, seguido de comentarios de los redactores, donde éstos aseguraban que contrariamente a lo que se decía ahí, los ingleses no prestarían ningún auxilio a la causa realista.8 Por ello, los seguidores del virrey estaban perdidos sin más recurso que implorar la clemencia de los insurgentes.9 Criticaban el hecho de que el manifiesto virreinal se refiriera a los «d erechos de la naturaleza» entendiendo por éstos los derechos de los hijos de españoles, que debían seguir la suerte de sus padres. El manifiesto también hablaba de una verdadera libertad y no de la libertad quimérica que prometían los insurgentes, a lo cual los redactores de El Despertador respondieron con profunda ironía: La libertad de romper todas las trabas de la industria, dar ocupación a nuestros Nacionales para que no se corrompan como hasta aquí en una forzosa ociosidad, de surtirnos a n osotros mismos de cuanto hemos menester y no comprarlo todo de séptima u octava mano, de beneficiar nuestras minas de azogue, etc, etc ..., es un libertinaje, una libertad quimérica, un ente de razón que la estupidez indjana quiere realizar.'º Cfr. la multicitada obra de Franc;ois Xavier Guerra Modernidad e Independencias. FCE, México, 1992. 10 Ya que « ...obrarían contra si mismos, faltarían abiertamente a aquel esplritu de convicción y de cálculo con que los dotó el Eterno Geómetra», El Despertador Americano, núm. 1, p. 10. Y desarmar su cólera «encendida hasta quebrantar toda cerviz enemiga y asegurar la existencia religiosa y civil de la Patria». ldem. ldem. 260 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Una carta publicada en la Gazeta Oficial, que fue interceptada por los insurgentes fue reproducida también. Ésta era del gobierno inglés, en ella se apoyaba la independencia de México, según el decir de los insugentes.11 Reprodujeron íntegramente la Gazeta Extraodinaria del Gobierno de México donde los realistas se adjudicaban la victoria de Tepecuilco, cuando los jefes insurgentes en su partes también se las adjudicaban para sí.12 El comandante insurgente de aquella zona, pintó con vivos colores un horrible cuadro de impiedad y depravación por parte de los realistas. Un solo relato apareció en El Despertador, dirigido al señor Despertador, muy al estilo de los panfletos de la época. Se trata del texto del doctor Ángel de la Sierra, haciéndose pasar por un lector que narra un sueño, en el que un «Consul extraordinario y oculto y comisionista principal de muchas casas de Cádiz» lo amenazaba y lo insultaba, ante la posibilidad de que el autor escribiera para los rebeldes. Éste representante español quería que todo en México fuera ultramarino.13El autor se mofaba de esta aparición, diciendo que seguramente «fuera de sus libros de caja y cartas de correspondencia, sólo ha leído Gazetas» y le proponía que si las cosas debían ser ultramarinas, habría que hacer que México dependiera de la isla de Cuba. Los responsables del periódico alababan la iniciativa de los literatos de empezar a escribir a favor de la libertad. Como dijimos más arriba, éste es un caso de obvia publicidad del periódico. Ya que los editores consideraban fundamental informar sobre el estado de la revuelta, en especial dar publicidad a las victorias de los insurgentes, las noticias eran parte esencial del periódico. Así, anunciaban la llegada del expreso de Zacatecas donde se notificaba a Hidalgo que el ejercito insurgente del norte había derrotado a sus enemigos.14 El expreso del Rosario infom1aba, por otra parte, de una 11 12 A propósito de ello, alaban a los «invictos caraqueños, esos criollos valientes y esforzados, que Dios nos ha puesto por modelo», núm. 2, p. 15, como ejemplo de que Inglaterra no ha intervenido en su independencia. El escritor reprende duramente a los realistas por ser «capaces de estampar en los papeles públicos mentiras tan de primera clase», lbid., núm. 5, p. 33. «Cortes ultramarinas, comercio ultramarino y hasta la fe misma católica debe ser ultramarina», /bid., núm. 3, p. 20. /bid., núm. 2. 261 LA DISPlffA POR LAS CONCIENCIAS 15 victoria contra «los europeos de la Sonora» . En algunos números16 se explayaban más sobre los hechos y el significado que tenían estas victorias para los habitantes del norte de México y para la causa de la libertad. Se hizo un recuento también de las operaciones cercanas a Acapuko, donde los insurgentes no habían dejado pasar al enemigo.17 Y también se publicó algún número extraordinario18 sólo para dar a conocer las noticias del «expreso» del Comandante Ge·neral del Ejército del Norte, dirigido a Hidalgo. En él se daban las últimas noticias de lo acaecido en aquella región, que eran victorias sobre los realistas y despojo de los bienes de los europeos que intentaron embarcarse. Se dieron las cifras de los elementos de ese ejército y anunciaban que en él había muchos desertores españoles. Se reportó también una avanzada del ejército anglo-americano, aliado insurgente. Al dar las noticias, no dejaban de denunciar las atrocidades de que había sido capaz Calleja en la lucha por Guanajuato, pintando un cuadro de absoluta crueldad y exceso.19 Decían que en esa batalla habían muerto diesciséis mil criollos, cuyos cadáveres no habían podido ser enterrados por mandato del general. Aquí notamos cómo se hace uso de la desinformación y la exageración para publicitar su propia causa, del mismo modo en que se hizo desde los inicios de la prensa, cuando algún órgano servía a una causa especifica; la desinformación es una táctica valiosísima como parte de la propaganda de guerra, y como tal debe ser considerada aquí. En cuanto a los artículos que podríamos llamar de «propaganda», existen varios: en alguno se expresaba el pesimismo sobre la causa de España, prediciendo que la Madre Patria «quedará reducida ¡Oh, dolorosa humillación! al estado precario de una mera colonia de la Francia». 20 En ese mismo número, se lanzó un ataque contra los habitantes de la ciudad de México, atontados por el IS 16 17 11 19 /bid., núm. 3. !bid., núm. 4. /bid., núm. 5. /bid., núm. 6. «Nueve cadalsos no dan abasto desde la mañana hasta las ocho dadas de la noche». Crueldad y exceso con que «Se estremecerá de horror la culta Europa» cuando se entere, crueldad y exceso de los que se «avergonzarían Jos Cafres y Caribes», /bid., núm. 7, p. 43. !bid., núm. 2, p. 16. 262 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS' pulque y la indigestión, que con los olores de su laguna, no se percataban del olor del fuego. En otro lugar, el editor se dirigió a los. soldados mexicanos que peleaban para los realistas. Les interrogaba sobre las posibles causas de este comportamiento: aclaraba que la religión era un punto que los insurgentes también defendían; la excomunión contra los líderes del movimiento, puntualizaban, «es' una superchería, un ardid, una astucia de los gachupines» movidos , por el pavor que les había causado la rebelión; Fernando VII -cuya defensa podría haber sido otra de las causas- estaba olvidado por los gachupines, quienes ya habían aceptado a «Pepe Botellas, ese· Rey de Copas» en el trono de España. Si acaso el motivo era la Patria, acusaban que al tratar de defenderla, los soldados mexicanos . estaban aliados con los tiranos que la habían saqueado, davastado y aniquilado. Les hacían ver que los verdaderos dueños de los tesoros más preciados de la patria eran los gachupines y ellos mismos los que habían impedido el progreso del comercio y los que acapa- · raban los puestos públicos. Aquí se ven claramente los principales motivos de queja contra los gachupines, además de lo ya dicho. Los impuestos: el aumento · en una quinta parte del valor de las Bulas de la Santa Cruzada, la puesta en pública almoneda de los bienes de las cofradías, los fondos de legados de Capellanías y obras pías, el despojo de las alhajas· de las Iglesias, las continuas demandas de donativos y finalmente, ., el impuesto de veinte millones. 21 A esto aunaban la carestía de ィ。ウエ セ@ los bienes de primera necesidad, por impedir el comercio con Inglaterra. Finalmente, como otra posible causa de la fidelidad de los · mexicanos al ejército español, arguían el terror. A éste lo descarta- , han diciendo que no había motivo de ello, puesto que el poder de ; España había sido aniquilado ya por Francia. Así como comparaban a Hidalgo con Washington, comparaban también a Allende, sin · mesura alguna, con Napoleón, sin sus aspectos negativos, por su- . puesto.22 En otra parte los autores se quejaban amargamente de la natu- · raleza de los criollos, quienes acostumbrados a ser tratados como 21 22 «cantidad imposible de rejuntarse ru en veinte años», /bid., núm. 4, p. 29. «Allende, el hijo favorito de Marte, nuestro capitán invicto en cuyo elevado y ; generoso espíritu brillan todas las prendas militares que la Europa admira en el Corso, sin la ambición asoladora que oscurece las virtudes de aquel Monstruo», lbid., núm. 4, p. 30. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 263 perros, ya no sentían emoción ninguna cuando se les daba muerte a miles de sus compatriotas, en cambio si se atacaba a alguno de sus amos, entonces sí había reacciones vigorosas de «la más cordial compasión». Entonces se preguntaban: «¿Hay una justicia para el europeo y otra para el americano ?»23 Varios autores han recalcado la admiración que tenían los insurgentes por la América del Norte, esto se expresó en el órgano publicitario que nos ocupa a través de un resumen estadístico de los Estados Unidos, en él Jos editores hadan énfasis en el progreso que había tenido ese país desde su independencia,24 siguiéndose que la Nueva España podría alcanzar ese mismo nivel de adelanto en cuanto lograra liberarse de sus opresores. Estos argumentos iban a ser refutados por el mismo editor, Severo Maldonado, cuando se hubiese convertido a la causa realista a través del Telégrafo de Guadalaxara. Ese mismo es el segundo periódico que nos ocupa, publicado en 1811. La misión expresa de este órgano era combatir las conmociones causadas por los insurgentes, los antipatriotas, es decir, «ilustrar a los ciudadanos sobre sus verdaderos intereses, descubrir el abismo a que va a precipitarse el estado e indicar los medios de prevenir semejante catástrofe». 25 EI periódico llevó a cabo su labor propagandística por medio de varias clases de contenidos y abordando distintos temas: el que ocupó mayor extensión fue el de injuriar a Hidalgo y a la causa insurgente intentando de probar que éste «sólo trató de embrollar a los americanos y allanar el camino a la dominación de Napoleón», así explicaba el hecho de que odiando a los españoles y habiendo prometido exterminarlos, al final no lo セ ᄋ ィゥコッ[@ por el contrario, dejó pruebas de quiénes lo habían ayudado :. en Guadalajara, para que éstos fueran castigados por las autoridaセ@ des realistas, ya que el movimiento no tenía programa claro, su líder, como Napoleón, «creando desorden y confusión», lejos de pretenセ@ der la Independencia, luchaba por la causa del Corso. 26 l セ@ ti "'f ZI t 1; l !bid., núm. 7, p . 45. Nótese el uso indistinto de la palabra «criollo» y «americano». Concluyen con una pregunta: «CompatTiotas ¿No sentis una santa envidia al ver tanta felicidad entre nuestTos laboriosos vecinos?», /bid., núm. 7 p. 48. El Telégrafo de Guada/axara, p. 336. !bid., p. 22 y núm. 25, pp. 193-198. 264 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS Otro de los puntos centrales de la publicación era minimizar la capacidad de los indios. Hizo un recuento de sus virtudes, basado en Clavijero, virtudes que resultaban insuficientes y que nunca podrían haber llevado al país al nivel de progreso como lo hicieron los españoles. En una alocución dirigida a los naturales, los tachaba de ingratos, mal agradecidos con la nación que los sacó de la barbarie y aún los protegía.V Para documentar el progreso producido por los españoles, en especial por los reyes, hablaba largamente de los bienes que disfrutaban los americanos gracias a los peninsulares, «Conducidos (a América) por una peculiar disposición de la Providencia».28 De formación ilustrada, Severo Maldonado no se escapó de ella, al incluir en su periódico, grandes y minuciosos recuentos de población, de diezmos, de número de talleres de distintos giros, alcabalas y rentas a fin de comprobar cómo México y en especial la Nueva GaUcia, iban por el camino del progreso bajo la mano firme de Jos españoles. Maldonado comenzaría ya desde aquí con la hipótesis que iba a desarrollar posteriormente en su Pacto Social: la mejor reforma presupone y requiere la paz social. En este último sostendría, al igual que en El Telégrafo: «la inestabilidad produce efectos tan funestos que no se puede aún pasar de un mal sistema a otro bueno sin graves inconvenientes».29 En El Telégrafo afirmaba: «En medio de tanta confusión y desorden ¿quién de nosotros no prefirió en su corazón el peor de los gobiernos, el mismo despotismo oriental a la arbitrariedad y extravagancias de tan deshecha anarquía?»30 l7 2ll 29 fbid., núm. 6, p. 41 y SS. y p. 421. Jbid., t. 11 núm. 6 pp. 41-45. Cfr. Brian Connaughton, Ideología y Sociedad en Guadalajara, 1788-1853. Conaculta/SEP, México, 1992. p.178. Hemos citado como estudio más particular de Maldonado el de Alfonso Noriega, Francisco Severo Maldo11ado, el prerursor. UNAM, México, 1980, donde defiende al voluble clérigo. Noriega trata de explicar el comportamiento contradictorio del cura de Mascota, diciendo que se vió forzado a obedecer, al redactar este periódico contrario a Ja insurgencia e incluso llega a dudar de la autoría de los p1'sajes más furibundos, atribuyéndoselos a José de la Cruz. Sin embargo, las ideas que expresa en El Telégrafo son las mismas que las del Pacto Social que estaría redactando entonces, pues la primera versión fue escrita para las Cortes aun antes de la Independencia, aunque modificado después y sostenido por su autor hasta 1823. El Telégrafo, t. o, núm. 42, pp. 331-332. LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS 265 Otro filón que explotó sabiamente el editor fue el de las noticias: al igual que su antecesor, exageraba los triunfos propios y las derrotas del contrario. Documentó con profesión las derrotas de Morelos, la batalla de Cuautla, de Valladolid y otros puntos, pero además, irúormaba de los triunfos en Europa contra Napoleón, aderezándolos con comentarios alusivos a los «cálculos fallidos de Hidalgo respecto a los triunfos del Corso».31 Exageraba también la maldad del enemigo, haciendo por ejemplo, una descripción infamante de la estancia de Hidalgo en Guadalajara.31 La asistencia de diputados americanos a l.as Cortes de Cádiz fue utilizada por Maldonado para comprobar la igualdad de los americanos frente a los españoles.33 Siendo ésta cierta, además de la concedida a la economía americana, que era lo único que faltaba, la guerra de independencia resultaba innecesaria y absurda. 34 Más aún, una parte considerable del periódico se ocupaba de sostener que la independencia de España era imposible. Varios eran los argumentos: España jamás renunciaría a América, por tanto esta última se condenaría a un conflicto eterno con la metrópoli.35 Existían vínculos indisolubles entre ambas Españas, el más sólido de todos, el matrimonio entre españoles y criollos; no se podía expulsar a los primeros, porque eran parte indisoluble de los segundos.36 Si fuera posible, dadas las circunstancias de indefensión de España en esos JI n JJ .w Tbid., pp. 23, 360, 368, 374, 383 y 677. «Dos meses permaneció en esta desventurada capital y en tan largo periodo no fue ella más que un teatro de robos, saqueos, asesinatos, maldades y atentados de toda especie, no de reformas ni mejoras. Es verdad que declamaba furiosamente contra el sistema de gobierno entablado por nuestros españoles en esta y la otra América, pero también lo es que se conformaba enteramente con él, sin más diferencia que la de sustituir en los empleos sujetos más viles, ineptos y despreciables de la baja canalla a los beneméritos y capaces puestos por las legitimas autoridades. !bid., t. !, núm. 6, p. 207. Tbid., pp. 335, 371-374 y 433. El gobierno ha concedido a América «una libertad ilimitada de industria, rompiendo de un golpe las antiguas trabas, igualándolos con los habitantes de la península y haciéndolos participantes de la soberanía con ei poder que les ha dado de elegir y enviar diputados a los congresos supremos de las cortes, así como ha cortado de raiz todas las quejas, ha enervado también todo el vigor y apariencia de las promesas fantásticas e imaginarias con que los antipatriotas han procurado alucinar a la parte sana de la nación». /bid., p. 386. /bid., pp. 361-362. /bid., p. 365. 266 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAf momentos, ya se habría hecho.37 Además, el pueblo en realidad estaba en contra de esa idea.38 Europa tenía el derecho indisputable para reinar sobre los otros continentes por su ilustración.39 El ejemplo de Estados Unidos no era válido, ya que las circunstancias eran muy diferentes: ese país estaba preparado para su independencia, había gran desarrollo de las técnicas y la economía, existían políticos y militares preparados para pelear,40 lo que nos lleva al más importante de los motivos: Nueva España se encontraba en un estado infantil de civilización. «América, cuya población abriga en su seno tantos elementos de desunión, cuya civilización, industria, comercio y agricultura están en una edad puramente infantil» ... »¿le sería posible sostenerse independiente?»41 Y acudiendo a las enseñanzas ilustradas del orden natural de las sociedades, exigía: Antipatriotas, desengañaos, la América española está todavía en su periodo de minoridad, la naturaleza no obra por saltos y en vano quereis precipitar el orden establecido por ella en la marcha de las sociedades. El que se emancipa antes de tiempo, lejos de conseguir la verdadera felicidad, expone el cuello a otra coyuntura más dura y áspera que la patema.42 Aseguraba finalmente Maldonado que en Nueva España existía un partido especialmente interesado en que la independencia no se lograra: «el que forma la porción escogida de nuestra población, la clase poseedora de la magistratura, de las riquezas, de los conocimientos» ....ese partido, poderoso e invencible, sostenedor y conservador de la unión indivisible con el centro de la monarquía, partido que desde el centro de la insurrección no ha dejado de aumentarse con crecidísimo número de individuos de la facción contraria que, detestando la atrocidad, desconcierto e injusticia de la rebelión, se han estrechado más que nunca con su legítimo gobiemo.43 }7 33 39 .. .j() •? •3 Tbid., p.409. lbid., p. 410. lbid., PP· 369 y SS. !bid., pp. 377 a 383. lbid., p. 363. lbid., pp. 383-385. lbid., p. 386. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 267 Maldonando iba a ir puliendo estas ideas y presentándolas en el Pacto Social, el Contrato de Asociación de la República del Anáhuac que aparecería en el Fanal del Imperio Mexicano de 1823, del cual no hablaremos aquí, y otras obras posteriores, como dijimos más arriba; asimismo, se puede apreciar que son los principales componentes de una fracción de la opinión que tomaría fuerza a lo largo del siglo XIX pero que ya se venían perfilando desde las primeras décadas. El periódico se fue modificando y en febrero de 1813 se convertiría en El Mentor de la Nueva Galicia. Esto se debió sobre todo a la puesta en práctica de la Constitución, aunque efímeramente. El Telégrafo cambió de plan, de título y hasta de forma tipográfica, aunque para el momento de su transformación, la Carta gaditana ya no estuviera en vigor. No poco tuvo que ver en este cambio, creemos, el retiro de Venegas del poder, en marzo (recordemos que a él precisamente estaba dedicada la publicación). El cambio se debe, dicen, a: el orden de cosas absolutamente nuevo que va a suceder a las antiguas rutinas, al dilatado campo que va a abrirse a los talentos de los españoles americanos en todos los ramos de la industria, nuestros ardientes deseos de contribuir en todo lo posible a la extinción de la antisocial e impía rebelión que trata de convertir a la patria en un vasto cementerio...44 De tal modo, se convierte en El Mentor de la Nueva Galicia, evidenciando una vez más la formación ilustrada del autor, que propone para su periódico cuatro artículos: el «político español», que daría a conocer el espíritu de la nueva Constitución; «la abeja», que recogería trozos de periódicos de la metrópoli y de las Américas, piezas originales e inéditas que pudieran servir de memorias para la historia de la insurrección, así como capítulos de historia nacional y extranjera, punto en el que se copiaría lo dicho por el Semanario Patriótico cuyas intenciones eran escribir las primeras notas para una historia de Ja invasión francesa a España; los «puntos de estadística» y finalmente, «noticias de guerra y comercio». Como ya se había mencionado en otra parte, antes de salir a la luz El Mentor -hubo cierta tardanza en la publicación de la Constitución, aunque el verdadero motivo sería, según confiesa su editor, que ldem., p. 675. LA DlSPlJfA POR LAS CONCIENCIAS 268 para El Mentor definitivo sólo tenía a esas alturas dos suscripciones-,45 Maldonado publicó tres números de El Mentor Provisional, conteniendo éste sobre todo, noticias sobre la guerra en Europa, narradas detalladamente, tomadas de periódicos europeos y cubanos como La Cena, de la Habana, publicada por Antonio J. Valdés, quien luego viviría en Guadalajara. Estas noticias, a veces una sola, ocupaban todo el periódico, por ejemplo la prisión de Napoleón. También hablaba de la conducta inmoral de los jefes insurgentes,46 usando fuentes externas como cartas de los caudillos realistas, sin embargo a pie de página el editor expresa sus opiniones. Para Maldonado: «esta disolución, este libertinaje de los cabecillas de la insurrección es ya demasiado notorio en Europa ... (en el Times) acusan a los «los corifeos americanos» por imitadores de los españoles, de que lo que menos quieren es la libertad verdadera y racional. En una segunda nota copiada de ese periódico dicen: «parece que todos los cabecillas siguen perfectamente los pasos del Zorro... La insurrección se concibió y fue abortada entre los excesos de Baco y Venus» y, al final hace mención al «total olvido de la religión en que viven los clérigos insurgentes y su crasa ignorancia...».47 En otra nota, habla de los «espurios americanos» y compara a los insurgentes con los antiguos aztecas que hadan sacrificios con sus prisioneros. El 10 de mayo salió a la luz El Mentor definitivo. Sólo aparecieron 27 números en folio, debido a que ni la décima parte de los suscriptores había renovado sus suscripciones.48 Los contenidos que Maldonado prometió no son los que aparecieron en el periódico. Si incluyeron «puntos de estadística»,49 pero su principal objetivo era El Mentor Provisional, núm. 1, 18 de marzo d e 1813. /bid., núm. 3, 5 de abril de 1813. Ahí hay una reproducción de una carta de Iturbide a José de la Cruz, sobre el Prbro. Luciano de Navarrete, quien se encuentra en el fuerte de Jaujilla, y cuya conducta es vergonzosa. La infonnaci6n pretende ser imparcial, sin embargo, el editor, en notas de pie d e página, da rienda suelta a su animadversión, como en el viejos tiempos del Telégrafo. Dice, entre o tras cosas, que el Presbitero «además de cruel, incontinente, es 'vinoso' y habita públicamente con su amasia quien ya dio a lu z d infamante fruto de sus torpezas». Describe las torturas a q ue sometía a sus prisioneros y lo califica de «monstruo d e perversidad y tirano el más abominable». Jdem. 19 Estos periódicos se encuentran microfilmados en la Hemero teca del INAH en México. A este respecto, se exp resa Maldonado en el mejor estilo d e Jovellanos, al hacer una apología de esta ciencia a la que describe como «el conocimiento en LA DISPlffA POR LAS CONCIENCIAS 269 el mismo de El Telégrafo: disuadir a los lectores de participar en la rebelión insurgente. Todo el periódico puede resumirse en un epígrafe: «Ve indiano en busca de la Patria madre y serás de tu suelo apoyo y padre». Destacaba el órgano las ventajas de la Constitución de Cádiz y la igualdad que ésta concedía a las dos Españas. Todo su discurso era pues, de legitimación: llamaba por ejemplo «padres de la patria» a los autores de la Constitución. Y la usaba para constatar que a la rebelión americana, la Madre Patria respondía con «bondad paternal», a través de una Constitución benéfica. Tenía una sección de noticias donde se anunciaba la jura de la Carta gaditana. Varios números se ocuparon de describir las festividades que tuvieron lugar y el proceso detallado de la jura en Guadalajara, del 10 al 12 de mayo de 1813. También tenía una sección de rumores, con las noticias sobre los franceses en Europa, las derrotas de los rebeldes y la llegada de tropas a Veracruz. 50 El estudio de este periódico documenta muchas actitudes del momento: el discurso de Ja Iglesia curiosamente en defensa de la Constitución, la visión de Guadalajara como una ciudad «populosa.» y sobre todo, las grandes expectativas de crecimiento en base al nuevo código. En este último punto, coincidía con el periódico hasta ahora inubicable El Expectador del régimen Constitucional del Rei¡no de la Nueva Galicia, aparecido en 1820. El siguiente periódico que se pudo consultar fue Gaceta del Gobiemo de Guadalaxara, cuyo primer número data de junio de 1821, bajo su titulo, corno en todos los demás, se incluía un lema, en este caso: «Amor libertatis nobis est innatus»,51 después del parte oficial, insertaba un anuncio por el que notificaba el cese del cobro de derechos «que con el nombre de pensión de guerra estaba impuesto al maíz y a la leña», firmado por el mismo Antonio José Valdés, su 50 51 detalle de un estado bajo sus relaciones geopoUticas, administrativas y comerciales». Sin tomarla en cuenta, todas las disposiciones gubernamentales son viciosas e inciertas. «¡Qué placer más delicioso para un ciudadano inJlamado de amor a la patria, que el de reconocer las fuentes de la riqueza que ella abriga en su seno, contemplar su fertilidad, pasar revista a todos sus recursos y formar, por decirlo así, el inventario de todos sus productos!» El Mentor de la Nueva Galicia, t. 1, núm. 1, 10 de mayo de 1813. /bid., núm. 1 y núm. 3, 24 de mayo de 1813. En este lema cree entrever Vergés «La ideología política de Celestino Negrete», la cual debe haber influido en los contenidos del periódico. Cfr. Vergés, La Independencia mexicana y la prensn ins11rge11te. INEHRM, México, facsimilar, 1985, p. 278. 270 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS editor. Aquí mismo se dio cuenta de la derrota del coronel realista Francisco Hebía y también de la rendición de San Juan del Río. En números siguientes, según la costumbre, se transcribía la lista cada día más extensa de los pueblos de la antigua Nueva Galicia donde había sido proclamada la independencia. En los números siguientes quedan anotados acuerdos de gobierno, órdenes, avisos, acontecimientos y precauciones de las autoridades ante las maquinaciones de los adversarios de la emancipación. «Su lectura es la más elocuente prueba del esfuerzo que en aquel momento representaba por aquellos hombres organizar sobre nuevos programas la vida económica, social y política del país».52 Como en El Despertador Americano, se transcribían las cartas y comunicados de jefes realistas dirigidos al virrey e interceptadas, apuntando en la transcripción múltiples comentarios «Unas veces irónicos, otras mordaces, siempre ingeniosos, debidos probablemente a Valdés». 53 Entre los textos más notables se citan: lista de oficiales nombrados para la milicia nacional, cuerpo creado para una posible defensa de la ciudad,54 un comunicado de Iturbide a «los apreciables oficiales y soldados del Batallón primero de Zaragoza y de las compañías de preferencia de Zamora» firmado en Casas Viejas el 22 de junio,55 la capitulación de Querétaro el 28 de junio,56 el plan que Iturbide propone al virrey Conde del Venadito, en Iguala el 24 de febrero, 57 un estado de la Hacienda Pública en Guadalajara,58 una proclama indígena y canción patriótica,59 el TraSl /bid., p. 276. Sl ldent. SI La Gaceta, núm. 4, 4 de julio. /bid., núm. 5, 7 de julio. lbid., núm. 9, 21 de julio. lbid., núm. 10, 25 de julio. ldem. Esta es especialmente interesante, por la imitación del lenguaje popular, probablemente por primera vez en los escritos de Guadalajara: «Señores Miradores: Yo la capetana del exerseto de lnditas coseneras, todos lo beni.mos ajorar por Dios Totadú, por este Santísimo Cruz derramar nuestro sangre por la santa religión, por nuestro patria vindito, rico de mucho oro, de mucho plata, de mucho que comer, de mucho tierra en que vivir, también queremos jorar la onión santa para lo que comeremos todos en un plato, los indios, los gachopines, los espanoles, así lo joraron con todo gusto nuestro Totadú el sinior cura que tambic lla se hizo soldado como so companiero el Pagre Don 55 56 57 SS S9 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 271 tado de Córdoba60 y finalmente, un convenio para la evacuación de los realistas de Durango, 6 de septiembre de 1821.61 En cuanto a los Alcances, en ellos se notificaba la rendición de distintos lugares, como Querétaro, Zacatecas, Saltillo... erróneamente se publicó el 1 de septiembre la capitulación de la ciudad de México, lo cual se rectificó cumplidamente: «El gobierno independiente tiene por norma la verdad y que jamás ha tratado ni tratará de desfigurar los acontecimientos ni de sorprender la buena fe de los pueblos...»,62 y en el alcance al núm. 32 (10 de octubre) se dio la noticia de la verdadera capitulación de la ciudad de México y la entrada del Ejército de las Tres Garantías. La segunda época de la Gaceta del Gobierno de Guadalaxarn de 1823 publicaba sobre todo bandos: en uno de ellos, Guadalajara adopta el convenio de Echávarri con el Ayuntamiento de Veracruz, desconociendo las órdenes del emperador.63 Mientras que en otro, se habla del estado de Jalisco federado y del Gobierno de México que intenta volverlo al centralismo por la fuerza. 64 Además se publican como noticias nacionales, los triunfos seguros de la causa federalista en Lagos. 65 El siguiente periódico, contemporáneo a esta segunda época de la Gaceta, es Ln Estrella Polar de los Amigos deseosos de in Ilustración de 1822. El primer número estuvo destinado a publicar los papeles oficiales de la sociedad: el acta constitutiva, discursos del presidente y del primer redactor, en torno a su toma de posesión y la presentación al jefe superior político, solicitando la licencia para establecer la sociedad. Las secciones características del periódico 11) 6.1 62 6J 61 6ó Miguel Nabarrito. Tambie lo joró las Autoridades Senior Ayontamiento, e todo el vezendario, pero que más me haze llorar di gusto, Jos Mochachitos tiernos ofrecieron morir como las cinco mil Mochachitas. Esto es Serúor Torbilla a los qui nosotros quieremos emetar quieremos dar Ja vida por noestro Dios, por noestra Dependencia y por nocstra Onión: asi lo joro yo la capetana a nombre de todos mis compañeras. Qui viva, qui viva, qui viva». ldem., núm. 16, 15 de agosto de 1821. Ibid., núm. 24, 12 de septiembre. !bid., núm. 25, 15 de septiembre. lbid., núm. 23, 8 de septiembre. !bid., núm. 20, p. 145. !bid., núm. 18 p. 62. «Lagos 9 a las dos de la tarde.- Congratulémonos mi querido anúgo, la justicia y Ja razón acaban de triunfar. Viva el soberano estado de Xalisco» ldem, p. 64. 272 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS fueron: ciencias, derecho público, historia, geografía y una sección de variedades. En la primera de ellas, se pretendía demostrar que todas las ciencias están interrelacionadas (núm. 2). En la sección de derecho público hablarían en tomo al origen y corrupción de las sociedades (núms. 2 y 3), de los derechos del ciudadano (núm. 5) y tal vez el más polémico, la conveniencia de la pena de muerte (nums. 8 y 9). En la parte de historia se especializaron en la de América Septentrional. Así, comenzaron por el origen de los americanos desde Noé (núm. 2), historia antigua (núm. 3), los primeros pobladores de América (núm. 5) hasta los toltecas y chichimecas (núm. 9). Después incursionaron en la géografía, comenzando desde definirla a ella misma, así como a los principales términos que se utilizarían (núm. 2) siguiendo con las medidas de extensión y longitudinales de las diferentes naciones (núm. 3), la división política e histórica de la ·tierra (núm. 4) y la geografía de las lenguas, la dívisión de la tierra por razones de las sombras que forman sus habitantes (núm. 5), así también se habló de México, su forma de gobierno y su religión como meros datos, sin ningún comentario (núm. 9). En cuanto a variedades, incluyeron una fábula política «El Asno de Juan Rana» (núm. 4) Así como un comunicado de «El más pigmeo de los ilustrados» que dirigiéndose a Guadalajara, se quejaba de la superstición reinante (núm. 9).66 En un Suplemento67 se quejaban también de las corridas de toros y los vergonzosos espectáculos que las acompañaban, la violencia implícita y cómo el pueblo iba a mirar la matanza. Opinaron también sobre los empleos públicos, que éstos no debían ser hereditarios. Incluso publicaron poemas: «A los inmortales héroes Hidalgo y Morelos». Ya se ha dicho que este periódico no tenía contenidos directamente políticos o religiosos, aunque en alguna ocasión se incluyera una velada crítica a la superstición. No es pues el órgano furibundo que se le cree. Este tipo de contenidos los publicarían los «polares» en sus numerosos folletos. La Estrella Polar tiene como objetivo ilustrar y eso es lo que hace lo mejor que puede. Ciertamente fue chocante que los jóvenes estudiantes de derecho hablaran con tanta suficiencia sobre temas que estaban reservados para los «eruditos». 66 67 Debido al tema del comunicado, se hará referencia a él en la segunda parte de este trabajo, en el apartado sobre la Iglesia. Suplemento al núm. 9, fechado el 4 de febrero de 1823. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 273 Sin embargo, puede concluirse que la mera aparición de la sociedad y la revista, la incursión de los jóvenes en la vida pública, demuestran la necesidad que tenían éstos de un cambio de perspectiva y el deseo de participar en la discusión, en la ilustración de esa nueva sociedad en gestación. La Junta Patriótica, en cierto modo patrocinadora de la Estrella Polar, publicó otros órganos durante 1822: El Pensador Tapatío, cuyos contenidos versaban en tomo a la agricultura y que estableció una polémica con el Pensador Mexicano aunque no sabemos en tomo a qué68 y La Aurora de la Socíedad de la Nueva Galicia. Ambos reiteran la inquietud ilustrada de la época, donde se quería hacer públicos los conocimientos útiles, enseñar, ilustrar. El mero nombre de «Aurora de la sociedad» delata la esperanza de este momento de estar iniciando una nueva era. El Iris de falisco de 1823 por su parte, ya no quería hacer un análisis de los acontecimientos pasados, sino «manifestar y prevenir los que en lo venidero nos amenazan». Sus objetivos a cumplir en un país que después de tres años de Independencia sin constitución ni leyes convenientes, está sumido en la inquietud más amarga, se debate ansioso por ver removidos los obstáculos que paralizan el cumplimiento de sus altos destinos incluyen: concurrir a la ilustración del pueblo, dar verdadera luz a materias de derecho político, observar con genuina imparcialidad la marcha y resoluciones de los encargados del establecimiento de la Constitución y del gobierno, evitar toda personalidad odiosa. Todos ellos concurren en un objetivo general: lograr la salud común, el respeto debido a las leyes y a la moral pública. Para lograr sus objetivos, los contenidos del periódico incluían: discusiones en abstracto del Congreso Constituyente69 y Jalisciense; reflexiones al respecto por parte de los lectores; noticias nacionales y Cfr. Cornejo Franco, «Prólogo», La Estrella Polar. Polémica federalista, Et Caetera, Guadalajara, 1977 p. xvm. Aunque el uso del término no sea el adecuado, podemos sospechar que tienen un «corresponsal» en la ciudad de México que envía esta información periódicamente. 274 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS extranjeras/º extractos de otros periódicos71 y variedades.72 Con ello, esperaban contribuir por medio de la prensa -«el (invento) más feliz de la invención del hombre»- a dirigir la opinión, sirviendo a la patria, «que es el mayor galardón de las almas generosas cuyas virtudes admiramos». 73 Nótese que el hecho mismo de publicar las discusiones del Congreso está sentando el precedente del derecho que tienen los lectores: «el público», a ser informados de los actos de los gobernantes. Es también interesante que se proponga el periódico «Observar con imparcialidad la marcha de los encargados del gobierno». Como recordaremos, ésta es una de las características de la opinión pública. Uno de los temas que más resalta, es la libertad de prensa. A través de cartas de simpatizantes que escriben desde la ciudad de México, se trasmite la impresión de completa imposibilidad de publicar con libertad. Decir cosas contra los españoles o contra El Sol, «es un delito y por eso callamos y sólo valiéndonos de este país libre como lo es el de ese dichoso estado (Jalisco) podemos hacer presente lo que en México se tolera». 74 Días después el Payo del Rosario al resultar triunfador de un juicio de imprenta en su contra dice: ¡Heroico estado de Jalisco! Sólo en tu seno se respira el aura pura de la libertad. Allí el ciudadano despliega sus ideas sin el temor de una mano opresora ni de la pluma de un periodista mordaz. Tu carácter llena mi corazón de gloria y alienta a los mexicanos. 7s Esta libertad de prensa que debía tener como fin «dirigir al gobierno y reprimirlo en sus aberraciones e incursiones en el derecho de 71 n 73 7t 75 No hay secciones fijas ni preestablecidas para ellas, ni criterios para calificarlas como tales. A veces se incluyen como noticias largos artículos adoctrinadores en la florida prosa de Valdés y otras, se informa concisamente de un suceso importante bajo el titulo general de «política» o «correspondencia». Todos ellos ya citados en el apartado sobre fuentes. Aqui incluimos publicidad rudimentaria de bienes y servicios, sumamente extensa más parecida a la inserción pagada. También encontramos poemas y alocuciones patrióticas de Laudes, de las cuales ya hemos hecho referencia y «remitidos» o cartas de los lectores. El Iris de Jalisco, Prospecto, noviembre de 1823. /bid., núm. 47, 17 de marzo de 1824. /bid., núm. 56, 7 de abril de 1824. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 275 los pueblos»/ 6 por lo demás justamente una de las funciones de la opinión pública, iba a servir en 1824, cuando se· acusara a Jalisco de sostener pasquines sediciosos «...esto se debía princifalmente a la libertad de imprenta existente, pero que en ningún momento eran protegidos». 77 El periódico publicó además numerosos artículos en defensa del federalismo jalisciense y otros en defensa velada de Iturbide, de quien Valdés se considera deudor. Estos contenidos serán estudiados en detalle en la próxima parte de este trabajo. También se estableció una discusión acerba entre el editor y un coronel Femández Aguado en torno a los españoles y los empleos. De hecho fue el primer periódico en tocar el tema en Guadalajara. Revisaremos el caso en la parte destinada a los españoles más adelante en este trabajo. Por el contrario, las alabanzas a los norteamericanos abundan en las páginas de este órgano. Se ha dicho en este trabajo que El Iris de Jalisco puede considerarse el órgano no oficial del gobierno de Quintanar y como tal, sus contenidos son una defensa, a veces clara, otras velada, del gobernador. La Minerva fue publicada en 1823 por Urbano Sanromán y se conocen a través de su prospecto algunos de sus objetivos, el principal: «hacer conocer a los ciudadanos la dignidad de hombres libres», que sólo se lograría a través de la ilustración. Para reiterar lo anterior, incluyen un verso de Virgilio: «De Jupiter se agita la cabeza y Minerva salió con gran presteza: entre todos los hombres se introduce y con sus luces nueva luz induce», así como otro de Ovidio: «En florestas hermosas la abeja se pasea, y dulce miel recoge de las flores selectas: así yo me propongo recoger cuanto vea», ambos traducidos por un J.M.C.P. (¿José María Castillo Portugal, en esos momentos diputado al congreso local?). No es casual la referencia a estos poetas clásicos y la alusión a la diosa de la sabiduría, por una parte, y a la abeja, por otra (citada por otros periódicos como El Mentor que titula así una de sus secciones) ya que es un insecto útil que convierte lo hermoso en provechoso, ideal de la ilustración. Así, sus contenidos versarían sobre política, derecho natural, el de gentes, el público y civil, la marcha del gobierno por constituirse, la literatura, las ciencias y las artes. Lo cual nos confirma el interés de 76 77 lbid., núm. 14, 31 de diciembre de 1823. Olveda, op. cit., 1976, p. 41. 276 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS los órganos periodísticos por hacer pública la discusión en torno a estos temas, tal como hizo El Iris. Otro periódico importante de1824 es La Fantasma, que pretende ser un catecismo analítico republicano «que no exceda la inteligencia del más rudo» para la instrucción del pueblo, en especial explicar qué es federalismo. En la práctica, los once números encontrados contienen varios artículos sobre la función de la prensa, discusiones sobre la libertad de imprenta, largas disertaciones sobre las atribuciones de un Congreso General y un Congreso Local. En su sección de política hacen un análisis sobre el estado en que se encuentra el país, para hacer una defensa del federalismo y del régimen republicano. ·De hecho, todos los contenidos apuntan hacia ese fin: biografías de héroes norteamericanos y europeos, disertaciones políticas, ataques a lturbide, hasta literatura: publica largos poemas federalistas. Otro de los temas principales es el ataque al clero, utilizando para ello una «Historia de la Iglesia» y remitidos de los lectores donde defienden a publicaciones como los folletos del Polar. Estos temas serán tratados en las partes correspondientes de este trabajo. Se ocupa el periódico también de las leyes de instrucción y de la educación de las mujeres, corroborando así el interés de los órganos de prensa por este tema en particular, como elemento del progreso. La aparición del Diario de sesiones del Congreso del Estado, de 1824, es una prueba importante del interés que se tenía de hacer pública la discusión sobre las leyes, hasta entonces mantenida e.n el secreto o accesible sólo a aquellos poquísimos interesados en asistir a ellas. El hecho de que se publicara un periódico con estos contenidos y se mantuviera con vida, hasta 1828, es muy significativo y evidencia la existencia de lectores interesados en estos temas. Es probable que sólo hayan sido los directamente relacionados con el gobierno, asi como los funcionarios de otras partes del país, pero de cualquier modo es un esfuerzo significativo por hacer público lo que era hasta entonces dominio de unos pocos. El Nivel, de 1824, como muchos otros periódicos de la época, comparte el interés por la i1ustración. Entre los temas favorecidos encontramos la historia, así como una preocupación por discutir las leyes y la enseñanaza: el «Plan para la enseñanza del derecho» ocuparía varios números. Sin embargo, lo que ocupó más espacio fue la religión: los editores -completamente desconocidos, aunque se LA DISPLTTA POR LAS CONCfENCIAS 277 sospecha de su pertenencia a los círculos yorkinos- se pronunciaron contra la intolerancia y a favor del patronato, apoyando el artículo 7o. de la Constitución de Jalisco. Publicaron todo tipo de artículos y versillos leperuzcos contra el Papa León XIII y largos ensayos a favor de la masonería y los orígenes del liberalismo.78 Asimismo hicieron una prolongada defensa del sistema federal.79 Al igual que El Iris, se declararon contra los españoles y no dudaron en aconsejar la expulsión desde 1825.80 De todos estos temas se hablará in extenso en las partes correspondientes. Por otro lado, El Nivel contiene otros temas como la educación de las mujeres, una extensa publicidad al uso de las vacunas, cuya presencia empezó a generalizarse en Guadalajara ese año. Debido a la preocupación por los mismos temas que en esos momentos ocupaban a Prisciliano Sánchez no es del todo descartable su participación en este periódico. · Los otros periódicos aparecidos, entre 1824y1826, merecen sólo unas cuantas líneas, ya que sus contenidos no son suficientemente conocidos. A excepción de LA Cruz -que apareció ante la enorme confusión respecto a las atribuciones que debía tener el clero, y que se ocupó de defender la religión-, de los otros se sabe poco: El ObserEl Nivel, núm. 199, 6 de diciembre de 1825 a núm. 207, 25 de diciembre «Liberales y Liberalismo» a partir de De Pradt. fbid., núm. 253, 11 de abril de 1826 al núm. 256, 18 de abril del mismo año. «Demostración teórico-práctica de las ventajas del sistema federal en la república mexicana». De ello hablaremos con más detalle en la tercera parte de este trabajo. (bid., núm. 175, 11 de octubre de 1825 y núm. 176, 13 de octubre «Observaciones sobre la conducta de los españoles» de El Investigador Campechano, núm. 177, 16 de octubre. Comentario sobre la derogación que hizo el Congreso del artículo del Plan de Iguala referente al llama.m iento de un príncipe borbón para el trono de México. Por tanto, los españoles profirieron insultos sin fin contra el congreso, núm. 178, 18 de octubre. Contra el periódico El Sol, «dirigi- . do por un español y dos criollos desnaturalizados» núm. 181, 25 de octubre de 1825, «Discurso pronunciado en la cámara de diputados por José María Covarrubias, diputado por Jalisco contra el dictamen de la comisión de la misma que propone: pueden adquirir los extranjeros propiedad territorial», núm. 202, 13 de diciembre de 1825. Contra el hecho de que los españoles conserven sus empleos; y el más tendencioso: núm. 144, 31 de julio de 1825. Un español en los Portales de Guadalajara insulta y golpea a un nii\o que voceaba un papel contra los «coyotes». Volveremos sobre el tema en la sección correspondiente de la cuarta parte de este trabajo, concerniente, a los españoles en la prensa. 278 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS vador Americano, de 1824 en su prospecto sólo セッイュ。@ que se propone «promover la felicidad de América y fomentar la ilustración del país», publicaría las disposiciones del gobierno, noticias nacionales, artículos de otros periódicos, rasgos de arte y ciencia, comunicados de los ciudadanos y «cuantas ideas sean interesantes a la patria». Los Debates, del mismo año, era de contenido anticlerical; La Fe era religioso; El Cisne Americano, órgano político que atacaba la vida privada de los gobernantes y La Palanca, era anticlerical. Este último llama la atención por su nombre -«Palanca» es una expresión utilizada desde hacía tiempo para denominar e l «elemento de cambio» y especialmente para nombrar a la prensa como tal-, por su furibundo epígrafe: «Si reunidos tiranos e impostores, manteniendo a los pueblos en la infancia, sus árbitros se han hecho y sus señores a exprensas del candor y la ignorancia, hoy Ja opinión de la prensa les arranca, apoyando en las luces su palanca»81 y por sus provocaciones a la Iglesia que su enemigo El Defensor de la Religión habría de publicar para refutarlas. El Defensor de la Religión de 1827, se propone el respeto a las autoridades civiles, pero también está dispuesto a ejercer el derecho de crítica a las disposiciones legales que menoscaben la institución eclesiástica. Para amenizar la lectura, incluye una sección de noticias curiosas sobre religión e historia. El prospecto dice así: Hace tiempo que los mejicanos disfrutan el beneficio de imprimir sus pensamientos y en todo ese periodo no han faltado genios nobeleros [sic) y díscolos que hayan abusado escandalosamente de esta libertad que les conceden las leyes. Los dogmas católicos, la disciplina eclesiástica, la conducta del clero secular y regular, han sido como para todo libertino, los blancos a los que han dirigido sus sarcasmos e invectivas. No ignoramos y aún tenemos a la vista algunas sólidas disertaciones que se han publicado dentro y fuera de la capital para combatir el error y vindicar a los ministros del santuario de las calumnias con que se ha pretendido obscurecer su buen nombre y el justo concepto que su carácter sagrado en unión de sus virtudes les ha grangeado entre los pueblos. Estas disertaciones ni han tenido aquella circulación que sería de desear ni forman un cuerpo de doctrina capaz de instruir a Jos pueblos en un asunto del mayor interés. Es un dolor que empeñándose tanto los enemigos de la iglesia en 11 «Prospecto» de La Palanca en Águila Mexicana, núm. 46, jueves 15 de junio de 1826. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 279 propagar sus errores no.haya un periódico dedicado exclusivamente a impugnarlos y a presentar la verdad desde su punto de vista. 82 Con ese doble objeto saldrá El Defensor de la Religión, para combatir todos los errores que se pretendan propagar por la imprenta. Harán observaciones sobre los proyectos de ley, con relación a su objeto, largas disertaciones en defensa de la religión, copias de capítulos célebres de los padres de la iglesia, remitidos de los lectores y literatura. Debido a su objeto, hablaremos de este periódico en la siguiente parte. Sobre El Tribuno, El Jalisciense, El Imparcial y El Espíritu Público publicados entre 1827 y 1829, se sabe muy poco, excepto que eran publicaciones de contenido político y anticlerical. (Consultar el cuadro de publicaciones de la parte anterior). El ¿Quién Vive? de 1829 se plantea un propósito muy concreto: como el soldado en alerta de su hermosa litografía, no dejará pasar «cosa que tenga relación con nuestra idolatrada independencia y precioso sistema de gobierno sin examinarla y publicarla.» Más abajo, abundan en los ataques, irguiéndose como una «atalaya sobre el enemigo, ese aborto del infierno, sobre el español, en una palabra, lo descubriremos, perseguiremos, hostilizaremos sin tregua, sin cuartel...»83 Esta agresión a los peninsulares responde en ese momento a la invasión de Barradas, ante la cual, el periódico insta a unirse a todos los jaliscienses. Sin embargo, no dejan de mencionar en algún momento que ése es «un periódico que está bajo los auspicios del gobierno establecido por orden del honorable Congreso con el laudable objeto de uniformar la opinión».84 ¿Sobre qué? Sobre el federalismo, antes que nada. Ignacio Cañedo, gobernador del estado, recuerda al pueblo a través de las páginas del periódico que fue el pueblo (ya lo convierte en personaje épico a través de una florida prosa) quien escogió el federalismo y lo hizo posible. Al denunciar el desinterés de la gente en las elecciones del Ayuntamiento, trata de informar en qué consisten las funciones de aquél y por qué es necesario hacer una buena elección. De nuevo da un papel protagónico al pueblo: «El derecho de elegir es la soberanía del individuo. Si el ciudadano no hace una &2 .. u «Prospecto», El Defen sor de la Religión, 1827. «Prospecto», ¿Quién Vive?, 24 de agosto de 1829 . ¿Quiin Vive?, núm. 33, 17 de diciembre de 1829. 280 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS buena elección, podría suceder que se destruyera el Instituto del Estado y que las ideas de reformas eclesiásticas huirían despavoridas del Santuario de las Leyes» ... Por ello era fundamental que se eligiesen representantes «liberales, adictos al sistema, amantes del pueblo y su prosperidad».85 Como se ve, la función propagandística de este órgano del gobierno, específicamente para excitar la participación del pueblo en los asuntos públicos, se cumple a través de esos discursos. Puede observarse el esfuerzo por crear una opinión pública. Aunque este órgano es el más directamente involucrado en esta función durante el gobierno liberal moderado de Cañedo, otros órganos se ocupan de hacer públicos sus actos y defender el federalismo en peligro en esos momentos: El Tolerante y El Vigía, ambos de 1829, lamentablemente desapaiecidos. La Gaceta del Gobierno del Estado libre de jalisco, de 1831, fungió también como órgano oficial del gobierno de Cañedo y atacó varias veces la falta de libertad de prensa existente, tanto a nivel nacional con el gobierno de Bustamante, como a nivel local donde el Jefe Político hacía de las suyas reprimiendo a los habitantes. Ya nos hemos referido a estos acontecimientos, sin embargo, no dejaremos de llamar la atención en el hecho de que los contenidos diversos de los órganos de prensa, especialmente de este momento, evidencian la enorme división que existía en el seno del gobierno, no sólo entre los ámbitos estatal y general, sino en el mismo gobierno local. Entre 1830y1833 se publicaron otros periódicos de contenido político y literario a los que no se tuvo acceso, se trata de La Aurora, El Argos, El Rayo y La Bandera Negra, por lo que no se analizarán sus contenidos. El Patronato en la Nación, de 1833, no tiene un prospecto y como quedó dicho en otra parte, probablemente sea sólo una serie de folletos numerados; lo que sí queda claro es un intención completamente explícita de defender el Patronato y los derechos de la Iglesia. Es el mismo caso de El Censor del Siglo XIX, cuyo objetivo único es impugnar al periódico de ese nombre, juzgando cada uno de sus artículos a fin de proteger a dicha institución. El Termómetro de la Revolución, de 1834, tiene un lema muy sugerente: «Nada es más justo que la guerra cuando ésta es defensiva», con ello se yerguen en contraparte de El Defensor de la Religión. Cfr. el apartado sobre forma de gobierno de este trabajo. LA DISPUTA POR LAS CONClf.NCIAS 281 El gobierno de Romero en 1834, a través de diversos papeles, procura convencer de que el pueblo no apoyó a la anterior administración, que el partido es «justamente detestado». Éstos procuran legitimar al gobierno en el poder aunque no proviniera de las elecciones, sino de «una junta de sujetos honrados y amantes del bien público». La voluntad popular decían, estaba expresada en el nuevo gobierno. El pueblo «puede dispensarse a sí mismo cuando guste de las ritualidades y fórmulas prevenidas en la Constitución, cuando se ha roto el pacto social».86 El Reformador Federal, órgano oficial del Gobierno de Jalisco en 1834, anunciaba que se publicaba para poner pues en claro las inicuas manifestaciones de los enemigos del orden y los hijos espurios de la patria y dilucidar las materias que en el día se cuestionan ... a fin de desterrar de una vez el error de los que han creído medrar a la sombra de la indiferencia o sufrimiento de los buenos bajo los auspicios de la seducción y el engaño, cooperando cuanto esté de nuestra parte a fijar un orden de cosas tan justo y racional como firme y estable, apoyando el Plan de Cuernavaca .... En suma, una reforma en nuestra Constitución Federal bastante a cortar de raíz los abusos que de ella han hecho los anarquistas jacobinos arrancándoles así hasta la esperanza de volver a usurpar la administración pública para gobernar a los mejicanos con vara de hierro...87 También se pretendía órgano educador para informar sobre las reformas que pudieran hacerse a la Constitución, ya que el gobierno querfa llevarlas a cabo consultando la voluntad general. Acusaban a sus oponentes de «haber querido extraviar la opinión» en las elecciones de los pueblos, sobornando a la gente o mintiéndoles. Algunos principios utilizados por este periódico vocero del gobierno santanista son los mismos que los de los gobiernos anteriores: el gobierno debe estar al servicio de los gobernados. No existe ninguna potestad tan grande que no pueda sei: mudada. La Constitución es Ja expresión de los derechos del hombre, siendo el primero de elJos la igualdad, pero sólo ante la ley. Otra igualdad, así como la libertad total es imposible. Cfr. el apartado sobre forma de gobierno de este mismo trabajo. El Reformador Federal, «Prospecto» 13 de noviembre de 1834. 282 LA DISPlITA POR LAS CONC!ENCIAS Opinan, como Maldonado a principios de siglo, que el federalismo fracasó ya que una mudanza repentina es peligrosa, el pueblo no estaba preparado, no tenía un conocimiento exacto de las teorías: no sabía lo que era soberanía, independencia o nacionalidad. Esto aunado a la inexperiencia de los administradores y una Constitución donde se habían plasmado principios que nada tenían que ver con los hábitos, eso llevó al caos. Así, en 1835, en la Iniciativa al Congreso, el pueblo se había manifestado de acuerdo a la voluntad general «que forma la verdadera opinión, la que da ser y consolida los gobiernos... ». El pueblo, evidentemente, se pronunciaba por el gobierno central. Aseguraban que el pueblo en masa era el que estaba solicitando un cambio. Todos estos fueron los elementos utilizados en la prensa de ese momento para convencer a la opinión de que se necesitaba, en efecto, un cambio en la forma de gobierno y en la Constitución, preparando así el paso hacia la república central, utilizando en muchas ocasiones los mismos argumentos de sus antecesores y muchos de los términos republicanos federales, para no evidenciar un cambio excesivamente grande. Estos son los temas tratados en detalle de los periódicos aparecidos en Guadalajara entre 1809 y 1835. A continuación se hará un resumen de los mismos, especialmente de los que no serán abordados en detalle en este trabajo. Resumen de Temas De los 44 periódicos considerados en este tr!lbajo, 27 están mayormente dedicados a la política; 5 se consagran a temas religiosos; 1 es literario, 2 son de variedades, 5 son educativos o científicos y 4 son órganos oficiales del gobierno estatal. Los 287 folletos considerados se reparten diferentemente: 189 están dedicados a los temas religiosos, 95 pueden considerarse netamente políticos y sólo 3 se ocupan de otros temas. Como esto puede resultar desconcertante, es necesario aclarar que los temas «religiosos» que tratan los folletos están en su mayoría relacionados con cuestiones políticas como el espinoso asunto del Patronato, la Haceduría de Diezmos y las leyes proclamadas en 1833 contra los bienes de la Iglesia. Haciendo esta consideración, la división de los folletos por temas quedaría como sigue: 157 se ocupan de l tema político-religioso, 95 son LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS 283 netamente políticos, 32 están exclusivamente ocupados por el tema de la religión y 3 se ocupan de otros temas. Se puede asegurar pues, que la mayor parte del material hemerográfico y folletería encontrados contiene temas políticos. Sin embargo, asegurarlo así es caer en el lugar común. Cualquier investigador que se haya acercado a la prensa del siglo XIX dirá que ésta es «fundamentalmente política». Es verdad. Cada periódico defendiendo una posición particular, toma un bando. Incluso la literatura publicada o las noticias tienen un matiz en este sentido. La excepción son las publicaciones con un claro fin «científico» o «educativo» como son los dos órganos de la Junta Patriótica, la controvertida Estrella Polar, de la Sociedad de Amigos de la Ilustración, que como se dijo arriba, no contiene ningún material de controversia política o religiosa y las dos publicaciones con fines educativos o científicos que vieron la luz en 1833 con el auge de la instrucción pública: la Instrucción del Pueblo jalisciense, del cual no puede asegurarse que haya aparecido siquiera y El Boletín de Ciencias Médicas, que es el primero en su género. Las publicaciones son políticas, sin embargo, una diferenciación de los temas es predsa. Ésta no será necesariamente la que otros investigadores han hecho para la prensa mexicana.88 La división de los temas en este trabajo es la siguiente: La disputa por la forma de gobierno. La mayor parte de los órganos de prensa analizados tratan este problema y entran de lleno a la discusión de cuál es la mejor manera en que el país debe asumir su gobierno. Así, durante todo el periodo de estudio, habrá en la prensa esta disputa alrededor de si conviene más una monarquía o una república y, posteriormente, si ésta debe ser federada o centralista. Los periódicos llegan a hacer críticas sumamente detalladas de los procesos de constitución de las leyes (llegando al extremo de corregir faltas de redacción de los artículos del Acta Constitutiva, por ejemplo), de los procesos de elección de los representantes, de sus atribuciones, de la división de poderes, etc. Se está Según Maria del Carmen Ruiz Castañeda, los principales temas que manejarla la prensa d el periodo son: Soberarúa popular-División de poderes-Sistema representativo-Declaración solenme de los derechos individuales-Reparto equitativo de la rique1..a-Supresi6n de privilegios-Leyes privativas. Ruiz Castañeda, La prensa periódica en torno a la Constitución de 1857, UNAM, México, 1959, p. 12. 284 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS constituyendo una nueva nación y esto se evidencia en la falta de códigos adecuados a las nuevas circunstancias. Los periódicos seguirán atentamente las sesiones de los Congresos Locales y Nacionales, procurando incidir en las decisiones allí tomadas y como se dijo arriba, haciendo críticias acerbas a los procedirnientos.89 La disputa Iglesia-Estado. Este tema se deriva del anterior en cuanto a que tuvieron que irse reglamentando las relaciones entre los dos poderes más influyentes sobre el pueblo. La discusión sobre el Patronato, en 1824, y de las sucesivas leyes dadas en Jalisco con más virulencia que en otros lugares son una discusión de límites de autoridad. Y ésta se daría a través de la prensa de una manera abierta y brutal. La disputa contra los españoles. Como parte del deseo de las nuevas clases progresistas que trataban de librarse de las viejas estructuras y de las viejas oligarquías coloniales, surgió el debate de si debían expulsarse a los españoles del país. Aunque en términos efectivos Jalisco no fue uno de los estados más dañados por las leyes de expulsión -de hecho tal vez haya sido uno de los menos afectados- fue allí donde se promulgó la ley primero. Su prensa es pródiga en artículos infamantes contra los españoles desde El Despertador Americano, casi sin interrupción, hasta 1834 con el gobernador Támez. Cada uno de estos temas se tratará en los capítulos siguientes ya que fueron los de mayor importancia para constituir una opinión pública y en los que se basó la discusión, Ja verdadera disputa por las conciencias que realizaron los órganos de prensa de Guadalajara. Otros temas: mujeres, salud pública y ciencia. Estos temas aunque no se tocan mucho, sí existen en los periódicos y folletos revisados. Éstos siguen la línea de la ilustración donde se considera importante la difusión de los temas científicos y los adelantos en materia de salud como parte de la modernidad. El papel de la mujer que se aborda en la prensa está lejos de ser el tradicional y en algunos periódicos, como se vio arriba, se aboga por el derecho a la educación de las mujeres y, en un sentido meramente utilitario, cómo puede aprovecharse su trabajo. Anales de Ja89 Green lo expresa diciendo que los mexicanos están imbuidos del espiritu republicano y que ello explica la publicación de largas minutas del Congreso, op. cit., p. 175. LA DJSPUTA POR LAS CONCIENCIAS 285 lísco, de 1833, por ejemplo, publica el artículo «Del provecho que la nación debiera sacar de las mujeres aplicándolas a todos los oficios que puedan desempeñar».9() Estas ideas probablemente provienen de Condorcet, quien defiende a las mujeres y su derecho igual a la educación. Las mujeres, afirma, tienen las mismas características «Seres sensibles capaces de adquirir ideas morales y de razonar acerca de esas ideas», por tanto tienen los mismos derechos.91 Esta corriente surgió en contra de la ideología de la maternidad republicana inventada por Rousseau. La felicidad, el orden transparente de la razón y la naturaleza sólo podría ser restaurado y la virtud recobrada si las mujeres regresaban a la dulce domesticidad requerida como corolario de su género.92 En este orden de ideas, la función de las mujeres era educar a los hombres, preparar las mentes de los niños y sus corazones para educarlos en el culto político de la libertad. Así se justificaba el impedimento hacia su participación pública. Estas ideas no fructificarían en Guadalajara sino hasta el auge del romanticismo, aunque en 1824 La Fantasma hace hincapié en la importancia de dar una educación a las mujeres ya que: ...ellas en nuestros primeros años como madres y en los siguientes como amantes, influyen demasiado en nuestras decisiones ... y los republicanos p remiarán estas mismas virtudes despreciadas y ultrajadas por maridos tiranos.93 91 Se refiere a las mujeres como «Libres por naturaleza aunque esclavizadas por las pasiones de los hombres ...» Dos razones poderosas hay para tomar en cuenta el trabajo de las mujeres: «1.-Las mujeres en general son más virtuosas que los hombres, es decir, cumplen con más exactitud con sus tareas. 2.-El dominio que los hombres ejercen sobre ellas es injusto y a veces tiránico y por esto n o concurren en cuanto pudieran a Ja prosperidad del estado». Anales de Jalisco, núm. 14, martes 5 de agosto, 1834. Condorcet, «On the admission of women to the rights of citizenship», Se/ected Writi11gs en Keith Michael Baker. «Defining the Public Sphere in EighteenCentury France» en Cra ig Calhoun,ed. Habennas n11d t/ie Public Spliere, MIT. Massachussetts, 1992, p. 202. Al respecto, es interesante la consulta del libro Condorcet, De Gouges, De Lambert y otros, LA ll 1lstrnd611 Olvidada. LA polémica ne los sexos en el siglo XVIII, Alicia H . Puleo, ed. Anthropos, Madrid, 1993. Michael Baker Keith, «Defining the public Sphere in Eightheen Century France». Craig Calhoun (ed.) Habermas nnd tire public Splzere. MIT Prcss, Massachussetts, 1992, p. 199. l.n Fantasma, «Prospecto», 1824. 286 LA DlSPlTTA POR LAS CONOENOAS Estas frases apoyan el sentido anterior, de que una de las virtudes republicanas de las mujeres es ser madres y amantes. Deben ser sensatas y educadas para educar y aconsejar con sensatez. Otra preocupación de los escritores públicos respecto a las mujeres era su relación con la religión. Las mujeres no debían recibir enseñanza en conventos y en las casas de recolección, donde se minaba su salud y se les alimentaba con Ja superstición, de tal modo que cuando salían de ahí, muchas pensaban en meterse a monjas porque era lo único que conocían del mundo.94 En este mismo sentido, en varios de sus folletos, El Polar denostaba a los conventos y decía que las mujeres deberían estar fuera para casarse, tener hijos y ser útiles a la patria. La esterilidad del convento se veía como un desperdicio y un pecado contra la nación. Es claro pues que, en general, se consideraba a la mujer como un elemento muy útil en esta nueva esfera pública. En cuanto a salud pública, muy pocas referencias hay en los periódicos y en los folletos encontrados.95 Como se dijo más arriba, El Nivel fue el único periódico que recordaba constantemente la necesidad de vacunarse contra la viruela y el sarampión. La vacuna del sarampión llegó a Nueva Galicia en 1803, después de haberse hecho pública en 1796. Prisciliano Sánchez la repartió, gratuitamente, a 605 niños en 1825. Este periódico, probablemente órgano de su gobierno, se ocupó de hacer la propaganda para que la gente acudiera a aplicarse este benéfico adelanto de la ciencia. El Nivel mencionaba periódicamente, también, el número de personas fallecidas y enfermas en el hospital, los nombres de los benefactores del mismo y las mejoras que se le estaban haciendo. Sin duda estos elementos pueden interpretarse como parte de la política modernizadora de Idem., núm. 10, jueves 19 de febrero de 1824. Método para fadlitarla cu radón de calentura maligna reinante en el ーセ「ャッ@ de Ocotlán y otros donde ha tocado su contagio, lmp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1823, p. 15. Mise. 781 BPE. Otro es el folleto impreso en México pero que circuló en Guadalajara. Del mismo año: José Miguel Muñoz, Memoria Histórica ... en la que se refieren el origen, progresos y estado de brillant.ez actual de la cic11cin del /1ombre físico entre los extranjeros y el empirismo con que se ejerce entre 11osotros por falta de colegios especiales donde se estudie teórica y práctica111e11/e, Imp. de Martín Rivera, México, 1823, p. 30. Mise. 781 BPE. El diputado Muñoz pide al congreso que se apruebe el dictamen que presentó a este respecto. LA DISPlITA POR LAS CONCIENCIAS 287 Sánchez, que incluyó también el uso de los Campos Santos en vez de los templos para enterrar a los muertos. 96 De la epidemia de cólera que diezmara a Guadalajara, en 1833, no existen datos en la prensa. Ninguna referencia ha sobrevivido. Sin embargo, es útil recordar que ese mismo año nació el primer Boletín de Ciencias Médicas del estado, del que no se conserva ningún ejemplar. Literatura. Poco se ha escrito sobre la literatura de Guadalajara a principios del siglo XIX. Ésta se imprimía en los periódicos necesariamente, ya que el costo de otro tipo de impresión era muy alto y no abundaban tampoco los materiales. En los periódicos analizados se encontraron muestras literarias importantes para documentar el fin del neoclasicismo y un romanticismo muy incipiente que tiene su manifestación principal en la poesía patriótica pero también en algunos versos líricos e intimistas. Se habla de El Iris de Jalisco como defensor de Iturbide, según el lugar común, pero los estudiosos de la literatura no conocen al poeta Laudes que escribió en esas páginas, omisión muy importante si se trata de estudiar el periodo. En los periódicos encontramos varias muestras de la literatura cuyo fin principal es inmortalizar la saga por la que atraviesa el país y en este caso, el estado. Un ejemplo de ello es el periódico mencionado, que junto a poemas de corte neoclásico, por ejemplo la «Anacréontica a Lisi», publicó odas a Luis Quintanar97 o «Al Ciudadano Juan de Dios Cañedo por sus sentimientos patrióticos».98 Del mismo estilo, se publicaron otros poemas en La Fantasma, por ejemplo la «Canción Patriótica»,99 que se pueden clasificar como un ejemplo del despertar del sentimiento nacionalista que sería «a partir de la revolución de Independencia, una fuerza espiritual encaminada a dar a la producción literaria de México aún más propia, inconfundible fisonomía». 100 Femando Calderón, considerado el primer romántico mexicano comenzó a escribir en Guadalajara en estos años al lado de «los polares». Este hecho es importante, ya que resulta básico que la forma literaria de expresión deje de ser un «mester de clerecía» y comience a ser adoptada por más gente. «El nacimiento del romanticismo tiene más que una importancia litera- 100 Véase la biografía de Prisciliano Sánchez en el anexo. El Iris de Jalisco, núm. 33, 13 de febrero de 1824. /bid., núm. 41, 3 de marzo de 1824. La Fantasma, núm. 2, 13 de enero de 1824. González Peña, Historia de Ja Literahira Mexicana Porrúa, México, 1990. p. 118. 288 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ria: -dice Schama en tomo a la Revolución Francesa- significó la creación de un modo hablado y escrito que se volvería la voz común de la revolución, compartida por sus víctimas y sus perseguidores».1º1 Este movimiento literario es incipiente en esta época, todavía resabio del neoclasicismo que adoptó la voz nacionalista contribuyó a dar una voz única a este público único, integrado por todas las clases sociales que se sentían más identificadas con esta expresión menos culta y compleja que comenzaba a tomar forma. De ninguna manera se ha querido en este trabajo hacer un re-cuento exhaustivo de los temas tratados en la prensa tapatía, y mucho menos relacionar estos temas con las inquietudes culturales y sociales de la época, labor que queda mucho más allá de la capacidad actual de esta investigadora. Para poder llegar a ello, se necesitaría un conocimiento más profundo de las corrientes políticas y culturales de la época. Aún no se tienen las bases para pensar en una continuidad entre el siglo xvm y el siglo XIX y no una ruptura absoluta en las corrientes del pensamiento. Es por ello que este trabajo se limita a hacer un sondeo de cuáles fueron las corrientes de opinión en tomo a los temas anunciados arriba. Perfila algunas corrientes relacionadas con las temáticas, sin pretender agotarlas, a fin de que en el futuro otros estudiosos profundicen en el análisis. Lo referente a la forma de gobierno, las relaciones entre Iglesia-Estado y los ataques a los españoles, se analizará en los siguientes apartados. La disputa por la forma de gobierno A pesar de que este estudio abarca un periodo relativamente largo de la historia de México -etapa fundamental para la formación del nuevo país-, y comprende una cantidad importante de periódicos y otros impresos de Guadalajara, los temas relativos a la forma de gobierno que debía adoptarse no son tan dispersos como podría pensarse. Se ha dicho en la parte anterior que casi todos los contenidos de los periódicos podían calificarse como «políticos» y la discusión por la forma de gobierno es sólo un aspecto de este tema general. El carácter constitutivo de los años veinte en la vida mexicana es claro 101 Simon Schama, Citizens, A Chronicle of the french revolution. Vintage Books, New York, 1989, p. 153. La traducción es mía. LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS 289 en la prensa y la folletería. Asomándonos a la agenda de estos medios de comunicación, podemos enterarnos de cuáles eran los temas de mayor interés de pensadores y legisladores, además del religioso, que quizá fue el más socorrido. Sabemos que hubo tratados de asociación politica, proyectos y dictámenes en torno a la organización hacendaría del estado y la nación, planteamientos relativos a la organización de la industria y el comercio, múltiples escritos analíticos y declamatorios en torno a las transiciones políticas que se gestaban y, finalmente, un surtido de impresos sobre otros asuntos de la organización estatal. La administración pública acaparaba las atenciones y agitaba las lealtades, a juzgar por el esfuerzo mayor de los propagandistas. La prensa reflejaba una Guadalajara inmersa en la labor de definir su personalidad y subsistencia política en torno al estado y los fundamentos ideológicos de éste. Se manejaron, además, contenidos relativos a: Iturbide; 102 la admiración hacia Norteamérica por sus leyes, su constitución, su federalismo; 103 el papel del ejército y las milicias civicas,104 la masonería105 y el liberalismo. 106 102 ll)l 1GI JOS 106 Este tema se tratará más adelante, debido a su íntima relación con los inicios del federalismo en Jalisco. El Despertador Americano, como dijimos en el apartado anterior, es el primero en hacer una apología del vecino país del norte, posteriormente, fue El Iris de falisco de 1824 el que hizo referencias a este país, alabando su forma de gobierno como una defensa más al federalismo. El Iris de falisco de 1824 opinó sobre el papel del ejército: éste debe estar bien preparado, porque es Ja única defensa de la federación y no puede dejarse ésta en las manos de milicias mal preparadas. Alude a la capacidad estadounidense para preparar a su soldados. Ante el miedo terrible de una invasión a Jalisco, a través del recién independizado territorio de Colima, que no tiene la fuerza necesaria para impedirlo. Afirman que la milicia nacional no está bien preparada ni organizada y que sólo un soldado de línea podría defender al país. Resaltan Ja conveniencia de que Jalisco esté bien preparado en ese renglón y sugiere que se aumente Ja milica federal y que se cree un consejo de administración con asesores militares clasificando a este cuerpo y dividiéndolo en zonas. El Iris de falisco, núm. 46, 15 de marzo de 1824. Se vuelve a este terna en 1835, El Refom111dor Federal llama Ja atención sobre Ja urgencia de desaparcer las milicias cívicas e instalar un ejército permanente. «Un gobierno filosófico y republicano no puede opina.r por la creación de órdenes militares que fomwn en el estado un cuerpo nuevo privilegiado. Una aristocracia militar es Ja más peligrosa de todas», El Reformador Federal, núm. 33, 26 de marzo y núm. 45, 14 de mayo de 1835. Este tema se tratará al final de este apartado, donde se hablará del federalismo. El Nivel es el único periódico que trata el terna del liberalismo durante este 290 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS En cuanto a lo que hemos llamado la disputa por la forma de gobierno, los temas pueden agruparse como sigue. Temas generales relativos al gobierno representativo, en los que se agruparon los siguientes: los derechos del hombre y del ciudadano, reflexiones sobre la soberania, papel de la Constitución, función del estado. Otro gran tema es la forma que deben tomar las leyes, éste se divide en: d iscusión del Acta Constitutiva, características de un buen gobierno, quiénes deben participar en la elaboración de las leyes y en la conformación de un gobierno, deberes patrióticos del ciudadano, cómo debe ser la ley, facultades de los gobernantes, relaciones entre la federación y los estados, Ja soberanía de los estados (impuestos, contingente), administración de justicia, proyecto de dictadura. El periodo: en un largo discurso que llaman «Liberales y libera.lismo" basado en De Pradt arzobispo de Malinas <<hombre tan decidido por la libertad como celoso por el buen nombre de la religión». Antes de comen:r.ar citando a Montesquieu, apunta el autor: La revolución ha tenido cadalsos por altares y verdugos por sacerdotes. La cita de Montesquieu, es la siguiente: «Si yo quisera traer a la memoria todo el mal que han causado la religión, el trono y la nobleza, diría cosas espantosas». Hablan del significado de la palabra liberal que viene de «libertad» y por tanto no hay nada de qué abochornarse. Concluye que el libera.lismo ha marchado siempre elevado con sus progresos y no es más que el órgano y el representante de la civilización. H<1ce un recorrido por los pensadores liberales franceses, ingleses y norteamericanos. Para concluir, el autor asegura que los liberales no son un partido: «Un partido es la reunión de hombres partiendo de principios comunes, obrando en concierto y dirigiéndose a un fin determinado por medios convenidos. Aquí se ve una acción y actores, un origen cierto, una organización determinada y un fin fijo ... en ninguna parte e.ra tan conocida la ausencia de partido como entre los liberales... el liberalismo es un partido como el aire y la luz que están en todas partes e influyen todo, sin plan, sin jefe, s.i n dirección común, pero por su propia naturaleza... debe obrar como las verdades demostradas, como lo hacen las cosas intelectuales y morales.» Todo el liberalismo se reduce a decir que los hombres son naturalmente inclinados a desear la felicidad en donde la descubren El liberalismo no significa más que el deseo de bienestar innato en el corazón del hombre, d.:seo realizable en razón de sus luces... El liberalismo es la naturaleza misma, por eso los liberales son sus representantes y agentes, la civilización es su palanca y la mejoria social su objeto. El Nivel, núm. 199, 206 y 207, diciembre de 1825. Copian otro articulo sobre los liberales de LA Crónica Científica, donde se dice que lo que.los liberales ansían es que «Se obedezca la autoridad constitucional del rey y de la ley: esa es su religión, es te es su evangelio». Más tarde, copiarán un artículo de LA Cauta de México, sobre los libera· les exaltados y moderados, al parecer afiliándose a estos últimos. El Nivel, núm. 258. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 291 tema fundamental, sin embargo, es la defensa del federalismo en Jalisco; encontramos varios subtemas alrededor de éste: tipo de federalismo que se pide para Jalisco, determinación de defender el federalismo jalisciense en contra del centro, interés en que las leyes se dicten por los mismos habitantes del estado, ataques a la república central, imposibilidad del Congreso de constituir a la nación bajo otra forma de gobierno, qué es federalismo, qué es centralismo, papel de las diputaciones provinciales, discusiones del Congreso para definir la forma de gobierno. A la pregunta de cómo iba a llevarse a cabo la creación de una nueva nación, dos tendencias claras pueden apreciarse: la de los modernizadores que quieren destruir todo lo caduco, el antiguo régimen, y crear nuevas instituciones; y la de los moderados que sostienen que la nación todavía no está lista para un cambio drástico y que, además, no todos los viejos estamentos tienen que ser destruidos. Aquí se sitúa al Semanario Patriótico, que expresa claramente aquello que hay que destruir: el Antiguo Régimen, identificado con el despotismo y a la ignorancia, su objetivo final: una sociedad de hombres libres, de Ja que habrían desaparecido los males que la afligían, sin embargo, no escogían el medio violento, sino la modificación de la sociedad a través de las leyes. También Severo Maldonado en sus múltiples escritos se adheriría a este pensamiento: Nueva España no estaba lista para el cambio, condenaba los medios violentos de los que se valió Hidalgo y alababa los poderes de la Constitución.Varias veces durante la vida de El Telégrafo de Guadnlaxara, en 1813, aseguró que Nueva España no estaba preparada para la independencia. Uno de los motivos era que América estaba todavía en un estado infantil de civilización. «La naturaleza no obra por saltos y en vano quereis precipitar el orden establecido por ella en la marcha de las sociedades».107 Esta misma argumentación iba a presentarla en trabajos posteriores. La comparación con los Estados Unidos es también un punto de discusión. Los independentistas (y posteriormente los federalistas) tomaron el ejemplo de Norteamérica. Maldonado argumentaban que tal cosa era ridícula: las circunstancias eran muy diferentes. Los Estados Unidos estaban preparados para la independencia. Su economía se hallaba floreciente, «las fábricas, las manufacturas, la construcción naval, la marina mercantil, pero sobre todo la ilustración pública se 107 El Telégrafo de Guadalaxara, pp. 383-385. 292 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS hallaban en el estado más floreciente» ... mientras que en Nueva España, ¿Dónde están los grandes políticos capaces de gobernar el timón del estado? ¿dónde los hombres instruidos en la ciencia de la administración?...¿Dónde están los generales de ejército, dónde los marinos, dónde las escuadras donde la marinería para tripularlas, en una palabra, dónde está la fuerza que ahora pueda sostener a América contra todo el poder de España y sus aJiados? 1os Treinta y tres años después, los voceros del centralismo llegarían a conclusiones parecidas en el periódico con el que terminamos este recuento de prensa: El Reformador Federal de 1834, donde se decía, entre otras cosas, que el federalismo había fracasado por haber querido «ensayar de un golpe las teorías exageradas de libertad que habíamos estudiado... » cuando aún el pueblo no sabía Jo que era independencia, soberanía o nacionalidad. Se abundará sobre este tema más adelante. Entre estos ejes se moverán las distintas opiniones que se apuntan en los órganos de prensa y folletería consultada. Gobienio representativo Antecedentes importantes para este tipo de reflexiones son el Semanario Patriótico, El Expectador Sevillano y El Redactor General de Cádiz que se distribuyeron y reimprimieron en Nueva España, por Jo que Jos temas ahí tratados fueron ampliamente conocidos en México y tomados probablemente como base de futuras deliberaciones. El Semnnnrio Patn'ótico, como ya se dijo, se reimprimió en Guadalajara en 1809, por lo que Xavier toda su argumentación fue bien conocida en la dudad. fイ。ョセッゥウ@ Guerra hace un excelente análisis de los contenidos de estos órganos de prensa,109 aquí sólo se resumirán algunos puntos relevantes para la futura discusión en otras publicaciones tapatías. El camino que había que seguir -según plantearon estos periódicos- para la destrucción del antiguo régimen y Ja creación de una nueva nación de hombres libres inclu\a reunir Ja representación nacional para devolver sus prerrogativas a la nación, elaborar una constitución que recogiera tanto la división de poderes como los 108 109 lbid., p. 382 Cfr. Fram;ois Xavier Guerra, op. cit., 1993. Li\ DlSPUTA POR LAS CONCIENCIAS 293 derechos del hombre y del ciudadano, y destruir el antiguo régimen mediante una legislación adecuada que no permitiera los abusos de la Revolución Francesa. Probablemente conocieron los escritos de Constant, quien reflexionó sobre la manera de construir un régimen fundado sobre los principios de Ja revolución, pero estable y respetuoso con la ley y la libertad. De este doble objetivo nacieron muchas de las ambigüedades del grupo revolucionario. Por e l radicalismo de los principios, sus miembros eran revolucionarios -«jacobinos»- pero por su preocupación constante de construir un régimen representativo eran ciertamente moderados y de hecho, los primeros constitucionalistas modernos que plasmarian en una Constitución y, por un tiempo, en la realidad, sus objetivos. Para provocar una reforma radical -afirmaban- había que producir una toma de conciencia del estado lamentable en que se encontraba el pais y dar una explicación del origen de sus males a fin de convencer a sus lectores de la necesidad de hacer cambios drásticos. Este punto luego sería tomado al pie de la letra por el periódico El Despertador Americano, en 1811, aunque después este tipo de estrategia no volvería a usarse, excepto oculta en los discursos sobre la necesidad de establecer el federalismo como sistema de gobierno a los que nos referiremos más adelante. Para construir un sistema político que aliara la libertad a un gobierno estable, el camino era mucho más difícil. Las reflexiones al respecto ocupan un lugar importante en el Semanario. En la búsqueda de este sistema, la historia no daba soluciones, sino experiencia. Se debía partir de otras bases: «siguiendo los principios generales y primordiales del derecho natural, establezcamos la sociedad, si no sobre las bases que han tenido en otras épocas, sobre las bases que ha debido tener en todas».11 º La construcción del sistema político era una cuestión de método, de razonamiento a partir de premisas indiscutibles. La admiración por la ciencia hizo que los problemas políticos fueran considerados como pertenecientes al campo de una nueva categoría de ciencias «las ciencias morales y políticas» cuyo desconocimiento, querido por los déspotas, explicaba la apatía en que estaba sumida la población. 110 «Sobre el espíritu público de las naciones», El Expectador Sevilla110, p. 40, ldem., p. 253. 294 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS En los principios básicos que debían fundar el sistema político, la identidad con Francia era total. La nación es una e indivisible y en ella reside la soberanía, sus componentes elementales son los individuos, unidos por una asociación voluntaria, la ley es la expresión de la voluntad general, sólo los individuos son representables y no los estamentos, los cuerpos o las provincias, estos individuos son iguales en derechos y gozan, con la libertad civil y la propiedad, de derechos inalienables...m Todos estos principios permean directa o indirectamente el discurso posterior en la prensa de Guadalajara, es importante tenerlos presentes para identificarlos después. Explicaban los redactores de estos periódicos españoles que la libertad no significaba desorden ni la igualdad, anarquía. La libertad no era desenfreno: la libertad general no vivía sino a costa de la de cada uno.112 La libertad primera era la de la nación, la de la colectividad que se construía por cesión de una parte de la libertad de cada 111 112 «l. El bien común es el fin de la sociedad y el del gobierno instituido en ella la conservación de los derechos de sus miembros. Estos derechos son igualdad, libertad, seguridad y propiedad. 2. Recibiendo todos los hombres de la naturaleza los núsmos órganos, las mismas sensaciones y las mismas necesidades, Dios, su eterno autor, ha declarado de este modo que todos eran iguales en el orden de la naturaleza. 3. Siendo iguales entre sí los hombres son también independientes en el orden de la naturaleza, son libres... la sociedad es pues obra de la voluntad de los hombres. 4. La ley en la sociedad es la expresión libre de la voluntad general. 6. La ley debe proteger la libertad pública y la individual contra cualquier especie de agresión. 9. El derecho de propiedad es el que tiene todo ciudadano para gozar y disponer de sus bienes y rentas, del fruto de su trabajo y de su industria. 13. Todo hombre puede contratar sus servicios, su tiempo, pero no puede venderse ni ser vendido. Su persona no es una propiedad enagenable.14. El pueblo tiene derecho de concurrir al señalamiento de las contribuciones, de velar sobre sus inversiones y de examinar las ;::uentas de ella. 17. La soberanía reside esencialmente en pueblo, su ejercicio en quien los elige. 18. Ningún individuo, ni una porción del pueblo puede ejercer la soberanía sin la elección del pueblo todo ... pero todo ciudadano tiene el derecho de manifestar libremente su voluntad en la elección de los que la han de ejercer. 19. Un pueblo tiene siempre derecho de revisar, reformar y mudar su Constitución, una generación no puede sujetar las venideras a sus instituciones. 24. La felicidad pública es el compuesto y como la suma de las felicidades individuales.» Este articulo está tomado de El Redactor General, titulado «Derechos del Hombre». Sigue muy de cerca la Constitución Francesa de 1793, en términos que ni siquiera la constitución de 1812 se atrevió a formular. «De los nombres libertad e Igualdad», Semanario Patriótico, núm. XVIII, Sevilla, 25 de mayo de 1809, p. 60. ldem., p. 255. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 295 ciudadano. En lo que se refería a la igualdad, ésta, rectamente entendida, no era la igualdad total de condiciones materiales, tal como algunos la entendieron en la Revolución Francesa. Ya que todos debían gozar de los mismos 、セイ・」ィッウL@ se instaba a los privilegiados y a los miserables sobre la igualdad civil a mantenerse en el puesto que la providencia les había señalado. Se insistió también en el derecho a la conservación de la propiedad adquirida y la aptitud para aumentar la fortuna y la industria de cada uno según las disposiciones naturales, se señaló la igualdad ante los tribunales, el derecho a los mismos premios y castigos, al mismo respeto y a las mismas posibilidades en la carrera de los honores. Resulta.muy significativo que este discurso, de todo punto moderado, haya sido enfocado hacia la defensa del centralismo en El Reformador Federal de 1834, torciendo y adaptando estos derechos para hacerlos coincidir con los fines que los editores se habían propuesto: también los editores de El Reformador afirmaban que la igualdad sólo era posible ante la ley, asimismo, la libertad, entendida como el que cada quien podía hacer lo que deseara, era imposible, su existencia podía ser sólo como ente abstracto. Volveremos a mencionar estos puntos más adelante. En el Semanario Patriótico y en El Expectador Sevillano, se hizo una apología del régimen representativo. Este tipo de gobierno era para los redactores de esas revistas el gran descubrimiento de los tiempos modernos, correspondía a una etapa avanzada de la historia humana, a pesar de que la discusión sobre el régimen político -monarquía o república- no se abordó nunca de manera explícita sin duda porque los redactores se adhirieron muy profundamente al sentir común sobre la imposibilidad de un régimen republicano en un vasto estado. El régimen representativo fue un gran descubrimiento, ya que al mismo tiempo que ponía fin al arbitrio, gracias a la manifestación de la voluntad nacional, permitía también evitar la democracia, entendida ésta como democracia directa: La esencia del gobierno representativo consiste en que la nación no exprese su voluntad sino por el órgano de sus diputados: Ja esencia del gobierno democrático está en que la nación permanezca formada y dicte leyes por sí misma.113 111 El Expectador Sevilla110, Sevilla, núm. 84, 24 de diciembre de 1809, p. 331. ldem, p. 257. 296 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Esto permitiría dar solución a la pregunta de quién debía tomar en sus manos las riendas del estado, a quién correspondfa dictar las leyes, problema que permearía en todo el periodo de estudio. Dos tendencias se perfilarían en torno a este tema: la que afirmaba que todos debían participar y la de que decía que sólo unos cuantos eran capaces de llevar a cabo esa tarea. El régimen representativo permitía conciliar la soberanía radical del pueblo con el ejercicio del poder por unos pocos: «El nombre de representación hace ver que no todos pueden tener parte directa en los negocios públicos».m La democracia llevaba primero, a la anarquía, y luego, a un nuevo despotismo, como en el caso de Francia, advertían. El sistema representativo, decían, permitía conciliar la libertad y las virtudes cívicas de las repúblicas antiguas -Grecia y Roma- con las exigencias del gobierno de los vastos estados modernos. En función de este objetivo se analizaron los poderes y la composición de la representación nacional. A la manera de Monstesquieu, se consideró que «toda autoridad debe padecer la sobrevigilancia de otras y ser modificada por su acción». La división de poderes para asegurar la libertad se convirtió en un tópico político «La división de estos poderes constituye la libertad: su reunión, la tiranía». Los editores hicieron un examen detallado de los poderes respectivos del rey y de la representación nacional fundándose, tanto sobre los principios como sobre las funciones que cada uno de ellos está llamado a ejercer.115 Esta preocupación sobre funciones de los diversos poderes será constante en los discursos posteriores y una de las causas fundamentales de la disputa. Otro problema importante que se discutió en estos periódicos fue la composición de la representación nacional, la cual se consideraba vital para garantizar el buen funcionamiento del sistema politico. Esta discusión se centró en varios temas. El primero versaba sobre quiénes debían representar a las Cortes, a los estamentos y a los individuos sin distinción de clases. Si la nación era la unión de las voluntades de individuos iguales, toda voluntad de un grupo particular no podía ser más que un obstáculo no sólo a la representación sino incluso a la unidad misma de la nación. Los privilegios, los fueros, aparecían como una herencia feudal y monstruosa 111 \U Semanario Patri6tico, núm. xx.v, Sevilla 14, vu, 1809, p. 177. ldem, p. 258. Este mismo examen se realiza en México después. Cfr. El Iris de falisco. LA DISPlffA POR LAS CONCIENCIAS 297 que los hacía incapaces de elevarse al interés general. Las provincias por muy respetables que fueran sus especificidades, no eran más que cuerpos particulares que igualmente debían ceder ante el interés general. Por tanto, «En una asamblea nacional no debe oírse otra voz que la de la nación», siendo la homogeneidad radical la recomendación. Este tema se trató de diversas maneras en relación con el federalismo, especialmente el derecho de las provincias de expresar su opinión y constituirse en estados autónomos. Volveremos sobre ello en el apartado sobre federalismo. Sobre Ja composición de las futuras Cortes escribieron: «¿En qué proporción deben estar el número de representantes con la población en general?» La aritmética política se desplegó aquí en todo su esplendor. Las Cortes no debían tener tan pocos diputados que pudieran ser fácilmente sobornados ni tantos que su excesivo número llevara al republicanismo. El número de diputados debía fijarse «a priori» y distribuir después este número de modo proporcional a la población de cada provincia. Se proponía un sufragio muy amplio, casi universal: el voto de todos los hombres cabeza de familia, es decir, los vecinos, excluyendo a aquellos individuos cuya condición les impidiera gozar aquella voluntad autónoma indispensable para que el ciudadano pudiera construir la voluntad general. El sufragio indirecto les parecía el más apto para conservar el orden que debía reinar en las elecciones. Y sobre todo, el elemento fundamental para unos hombres que sabían hasta qué punto eran minoritarios los que se adherían al nuevo imaginario del ciudadano, ya que este sistema permitía formar «un congreso más escogido, más ilustrado y de principios más liberales». El orgullo cultural del grupo revolucionario y su carácter elitista aparecieron aquí sin ningún disimulo. Esa misma tendencia iba a presentarse en los escritores tapatíos, según veremos en el siguiente apartado. Como se ha dicho en estas páginas, la circulación de estos primeros periódicos en Guadalajara, aunque no hubieran sido ahí producidos, provocó sin duda las primeras inquietudes de tratar de manera pública los asuntos concernientes a la forma de gobierno. La manera en que lo hicieron estos órganos sería inspiración y guía para los futuros papeles públicos tapatíos. Los temas tratados serían el origen de otras discusiones más relacionadas con los nuevos problemas que traería la independencia y la formación de una nueva nación. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 298 Forma que deben tomar las leyes a) Las leyes, las constituciones Como se dijo más arriba, los periódicos españoles que circularon en Guadalajara daban una enorme importancia a las leyes en la destrucción del antiguo régimen y en la construcción de una nueva sociedad. La Constitución debía recoger premisas como la división de poderes y los derechos del hombre y del ciudadano, sobre todo. Así, en México, especialmente en Guadalajara, objetivo de este estudio, se acusa un gran optimismo constitucional a partir de la publicación de ley de libertad de imprenta y posteriormente, del rompimiento con España. En México, bajo el amparo de una prensa libre, aparecieron docenas de panfletos que expresaban determinismo constitucional, cuyo tema era que con una constitución benigna, los problemas de México desaparecerían.116 A este respecto, ejemplos muy claros en Guadalajara son los famosos periódicos de Francisco Severo Maldonado: El Mentor de la Nueva Galicia y El Expectador del Régimen Constitucional, de 1813 y 1820. El Mentor, como se ha dicho ya, nació exclusivamente para ilustrar a la gente sobre el contenido de la Constitución. Entusiasmado Maldonado publicó en el último número de El Telégrafo de Guadalaxara, el 15 de febrero de 1813: La importancia de la época en que nos hallamos con Ja nueva Constitución, que ya se ha publicado en México y se publicará igualmente en esta capital inmediatamente que se reciba de oficio, el orden de cosas absolutamente nuevo que va a suceder a las antiguas rutinas, el dilatado campo que va a abrirse a los talentos de los españoles americanos en todos los ramos de la industria, nuestros ardientes deseos de contribuir en todo lo posible a la extinción de la antisocial e impía rebelión que trata de convertir a la patria en vasto cementerio, todo exige imperiosamente que mudando de plan, de titulo y hasta d e forma tipográfica, demos a luz un periódico correspondiente a las circunstancias de nuestra nueva organización política. 117 116 117 Reyes Heroles, El liberalismo mexicano, t. I, pp. 37-118, FCE, México, 1994. El Telégrafo de Guadalaxara, p. 675. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 299 En este último periódico, Maldonado expresó claramente su pensamiento moderado en cuanto a que la revolución de Hidalgo había desestabilizado el equilibrio de la Nueva España, ya que esta colonia se dirigía a la prosperidad y que gozaba de igualdad con España, una prueba de ello era que los americanos habían sido llamados a la!> cortes y podían influir en las decisiones que ahí se tomaran. Este entusiasmo por las leyes y las instituciones existentes iba a verse severamente cuestionado por Hidalgo, aunque más tarde, su discusión volvería a ser fundamental. Los primeros años de vida independiente fueron de gran importancia para la creación del nuevo orden. Si los liberales españoles ponían como base para la transformación del antiguo régimen el establecimiento de leyes y un gobierno representativo, los primeros pensadores americanos consideraron que era a partir del Estado que se redefiniría la estructura de la sociedad, que se elaboraría·un futuro distinto al pasado. El Estado, más que reflejar a la sociedad real, habría de animar los elementos de transformación y superación de ésta, que era percibida en toda su debilidad e insuficiencia. Los investigadores avocados a estudiar el primer federalismo están de acuerdo con nosotros, sin embargo, en que «el Estado nacía como un Estado para el pueblo, pero no por el pueblo, ruando menos no por el pueblo contemporáneo en sentido estricto, que no se concebía como sano y autosuficiente». 118 Esta afirmación habrá de sustentar la hipótesis planteada en la introducción. Como se ha dicho, la tradición ya no era fuente de riquezas, sino un estorbo a la racionalización y optimización de los recursos humanos y materiales de la sociedad. Entre la espontaneidad de la réplica del pasado y la reconocida necesidad de superarlo, se introducía el Estado. Éste ahora dependería de un relativamente pequeño número de reformadores que procurarían colocarse siempre próximos a un Estado que representaba, históricamente, el punto de unión con los diversos sectores, estamentos y corporaciones de la sociedad hispánica, caracterizada por su alto grado de heterogeneidad. El nuevo estado debía alterar la situación imperante donde los cuerpos eran básicos, debía llevar a cabo la destrucción de lo caduco y la implantación y vigilancia de nuevos patrones libertarios y promisorios de progreso. na Connaughton, op. cit., 1992, p. 183. 300 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Los retos y las metas por fijar serían el punto de choque entre la realidad objetiva y la proyección de valores subjetivos, situación que polarizó la opinión pública de Guadalajara, tal como se manifestó en su folletería impresa. 119 Todo esto con el fin de liberar a México del régimen de privilegios corporativos y hacerlo entrar a una modernización jurídicamente uniforme bajo un estado secular poderoso, así se explican las ideas contra la Iglesia, el ejército, la universidad o la comunidad indígena. Este objetivo incluía la reforma educativa, el ataque a los fueros, secularización, colonización y reforma agraria.120 La transformación del Estado comenzó legalmente con laderogación de los propios instrumentos que daban independencia a México como el Plan de Iguala y los tratados de Córdoba en lo que se refería a la forma de gobierno. Comenzaron a aparecer diversos escritos concernientes a planes de asociación, los más sobresalientes fueron el Pacto Social y el Contrato de Asociación para la república de los Estados Unidos del Anáhuac, escritos por el cura de Mascota, Francisco Severo Maldonado, en los cuales, si hemos de citar a sus biógrafos, se plasmó «el espíritu del siglo». 121 En su proyecto de Constitución, siguiendo el individualismo y a los fisiócratas, establecía que: La piedra de toque en que habrán de probarse todas y cada una de las leyes publicadas por el congreso nacional, será la de su conveniencia o repugnancia con las verdaderas leyes naturales. 122 119 120 122 Tdem., p. 185. Charles Hale. El liberalismo mexicano en In época de Mora, S. XXI, México, 1991, p. 42. En esta entidad difusa que se llama «espíritu del siglo» se encuentran i.nfluen· cías d e Montesquieu, Rousseau, a los enciclopedistas, a Helvecio y a Holbach, aunque también Hume y Condillac, a un reformador utilitarista como Bentham y también a los publicistas franceses com o el abate Reynal, Mably y Síeyés.Aunque tampoco habrá de faltar Locke. Alfonso Noriega, op. cit., 1980, p.44. La influencia más notoria en la que se habría de fincar todo el pensamiento de Maldonado, es el individualismo «dentro de la línea de Juan Jacobo, de Locke, de Monstequieu y de toda la tradición filosófica y jurldica que expresan y representan estos autores, por una parte, y por otra, las ideas pollticas y económicas de los fisiócratas». ldem., p. 46. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 301 Así, naturalmente, el hombre tenía derecho a distribuir sus bienes -como mejor le pareciera; a no ser molestado en su persona o sus propiedades; a hacer lo que fuera su voluntad mientras no vulnerara la libertad de los otros; además establecía que esas leyes eran las mismas para todos los ciudadanos. Este Pacto Social, propuesto a la nación española para su discusión en las próximas cortes de 1822-1823123 y que tras la Independencia fue modificado, retomaba mucho de lo que su autor había planteado en El Telégrafo de Gundnla..Ynra en 1813: la mejor reforma presuponía y requería la paz social. En este escrito, afirmaba que «la inestabilidad produce efectos tan funestos que no se puede ni aun pasar de un mal sistema a otro bueno sin graves inconvenientes». Afirmaba que: una buena Constitución debe ser semejante al sol, a quien la sabiduría y bondad del ser supremo hace salir todos los días para alumbrar y calentar indistintamente a los buenos y a los malos y de cuyas benéficas influencias no hay nadie que no participe o pueda participar.124 Todos los intereses tenían derecho a participar en la nueva sociedad. Sólo con esta pluralidad podía garantizarse un futuro セ・ァオイッL@ alejándose de las «Sofisterías de un falso y peligroso liberalismo». Había que lograr la combinación general del «interés del estado con el interés individual, principio eterno y sacrosanto». No cabían abstractas voluntades generales sino pragmáticos acuerdos de renovación entre los diversos sectores de la sociedad. Instaba a los padres de la patria a no querer «correr en poco tiempo muchos siglos»mechando por tierra el edificio del anterior gobierno, cuando que muchas partes de él podrían ser útiles para el futuro con un pequeño retoque. Así, este pensador se sitúa enmedio de la disputa 12J m 1li Publicado en Guadalajara, en la Imprenta d e Doña Petra Manjarrés en 1821. Nuevo Pacto Social, p. 67. Citado en Connau ghton, op. cit., 1992, p. 178. Este pensamiento, casi con las mismas palabras, se habría de expresar en el folleto El Político pititón desfacedor de agravios, de 1824, cuando el autor pretende dar un panorama imparcial del establecimiento del artículo 7o. de la Constitución. Cfr. Capítulo sobre la Disputa Iglesia-Estado en tomo al artículo 7o. de este mismo trabajo. Esta idea también fue tratada por Mier Cfr. Profecía política del sabio Dr. D. Serva11do Teresa de Mier, diputado por Nuevo Leó11, con respecto a la federa ción mexicana, o sea disC11rso que el día 13 de diciembre de 1823 pronunció sobre el artículo So. del Acta Constitutiva. México. 302 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS por la necesidad del cambio y la conservación de las tradiciones, como habíamos apuntado más arriba. El Polar, es decir, Anastasio Cañedo, en uno de sus primeros escritos de 1823, Sentimientos de un polar, se lanzó a la palestra para orientar la opinión en torno a la forma de gobierno más viable. Aseguraba que cualquiera que ésta fuera, había que convencer primero al entendimiento de sus bondades. Él se ceñía, por su parte, al pensamiento ilustrado, repitiendo casi textualmente los derechos del hombre y del ciudadano: El gobierno mejor es aquel a cuyo influjo crecen y prosperan las naciones, aquel donde el hombre goza de la mayor libertad civil, en donde es protegida la igualdad, defendida la propiedad y asegurados en el mayor punto los derechos de los ciudadanos. 126 Asimismo, propugnaba por la variabilidad de las leyes y los sistemas. Todo aquel que defendiera la monarquía sólo porque había jurado hacerlo estaba equivocado: los juramentos que se prestaban respecto a formas de gobierno estaban supeditados a las condiciones en que esto había sucedido. Su opinión sobre los gobernantes era que éstos eran simples ejecutores de las leyes, administradores del poder ejecutivo que a la Nación le pertenecía. El Polar expresó otras ideas de extrema relevancia, además de la necesidad de la ilustración del pueblo, concepto siempre repetido por los periódicos de la época: sólo el gobierno conforme con la voluntad general podía perdurar. ¿Sería entonces que el gobierno monárquico no había sido establecido según la voluntad general y por eso Iturbide prohibía escribir a favor del gobierno republicano?127Se basaba en el concepto de que la opinión general nunca se equivocaba y que si los escritores abusaban de la imprenta, el pueblo sabría castigarlos, concluyendo que los escritos jamás podrán ser perjudiciales estando la opinión consolidada.128 Y aún, si 126 127 123 Sentimientos de un Polar. En La Estrella Polar. Polémica federalista. Guadalajara, Ed. Et Caetcra, 'l 977. p. 50 Otro folleto del Polar titulado El Loco por la pena ..., vuelve a tocar el tema de lturbide, condenando a los habitantes de Jalisco que aún alaban al emperador, burlándose de los que lo llaman «ungido del señor». En esto sigue las ideas de la teoría liberal de la prensa, sobre todo de Thomas Paine, quien las defendía casi con las mismas palabras. Cfr. Fred Siebert, Theodore Peterson y Wilbur Schramm «The libertarian Theory of the Press», Four Tlreories of tire Press, University of Illinois Press, Chicago, 1956, p. 49. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 303 alguno consiguiere variarla, la nación era soberana incluso para ello. El pueblo, por tanto, tenía que darse cuenta de que en él residía la soberanía. La nación podía pues, variar la forma de gobierno cuando as( le pareciera conveniente, siempre «atenta a la felicidad, único fin de toda humana sociedad». Antes de comenzar con las discusiones en torno al federalismo, se discutió a favor de la república. La Fantasma hizo suya la responsabilidad, junto con los legisladores, de constituir una nación «a partir de hombres más o menos ignorantes, más o menos estúpidos», a través de mucho trabajo, gran desvelo y mucha pena. 129 La instrucción del pueblo, recordaban, era especialmente importante en el momento en que nacía una república, pero a diferencia de otros periódicos - todos insistían en la necesidad de ésta- no les parecía que la instrucción debfa preceder a la república o que sin la primera no podría darse la segunda: En nuestro país hay por desgracia muchísimos hombres imbuídos en errores muy funestos. Sin cesar repiten ellos que ningún pueblo podría llegar a ser libre sin haber adquirido antes todas las luces y conocimiento de un sabio que les enseñasen a usar con moderación de sus derecho$ y a desempeñar sus obligaciones. Es una preocupación: si todos los legisladores hubieran pensado de este modo, jamás habría existido una sola república. 130 Sin embargo, y en aparente contradicción con lo anterior, en varios números La Fantasma expresó claramente su posición en cuanto a que sólo la parte ilustrada de la sociedad podía tomar decisiones sobre la forma de gobierno: «La parte ilustrada de la nación es la única que por su previsión puede en verdad formar opinión pública... al pueblo sólo le toca dejarse constituir por la parte ilustrada que siempre hará su felicidad»131 y más tarde: La parte ignorante de la nación no la tiene en asuntos que suponen previsión y luces, como es la de elegir la clase de gobierno que más convenga... somos muy liberales, pero no podemos comprender en la democracia moderna un gobierno de todos sobre todos, cuando es 129 lA Fantasma, «Prospecto», diciembre de 1823. 130 ldem. IJI /bid., núm. 3, 17 de enero de 1824. 304 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS constante que son bien pocos respectivamente los que sean capaces de atinar con el mejor modo de·hacer la felicidad de una nación.132 Estas ideas serían fundamentales para explicar el concepto de opinión pública. De hecho este periódico como otros de la época restringía el ejercicio de la soberanía a unos pocos. Sólo los ciudadanos podrían, de hecho, opinar sobre las cuestiones públicas. Con ello, los otros discursos sobre la «voluntad general» y la voz del «pueblo» se quedan en mera retórica. Por otro lado, en el último número, afirmaban lo siguiente: Al comenzar a plantear una nueva forma de gobierno, no se debe perdonar medio alguno para inculcar en los ánimos de los ciudadanos aquellos principios o ideas fundamentales que caracterizan el nuevo sistema, hasta hacerlo echar profundas raíces en su memoria y su corazón.133 Ésta era la tarea de altos funcionarios y de escritores públicos. En este tenor y en el periódico, el autor recalcaba dos conceptos que para él eran fundamentales: igualdad (la conducta personal era el verdadero mérito del ciudadano, los gobernantes debían premiar a las personas con méritos y pasear en igualdad con ellas) y moderación (había que huir del lujo y la ostentación, reproducir el gusto por el trabajo, creando premios y recompensas). Esta última idea se repetirá varias veces y otros, entre ellos Prisciliano Sánchez, no dudaría en hablar de las virtudes cívicas que traería consigo el sistema federal. Todavía en 1826, La Palanca, en un artículo sobre masonería, expresaba sus opiniones sobre cómo tendría que ser una república: «bien constituida en que todo le fuera lícito al ciudadano y sólo se le prohibieran aquellas acciones con que dañara a la comunidad», en una república así, los masones no tendrían que ocultarse. Los poderes temporales de ésta tendrían que ceñirse «precisamente a los fines temporales para que han sido instituidos, que es aumentar los bienes y disminuir los males de los asociados corrigiendo vicios y premiando virtudes que sólo tuvieran relación intima con la sociedad». En esta república se disfrutaría la libertad en toda su exU2 133 /bid., núm. 7, 4 de febrero de 1824. /bid., núm. 11, 26 de febrero de 1824. LA DISPUTA POR LAS CONCJENOAS 305 tensión, en que los intereses del gobierno se hallasen identificados con los del pueblo, donde los mandarines no fueran amos de los súbditos sino puramente administradores de la causa pública mediante las leyes a que debían arreglar sus operaciones en que no hubiera clases predilectas ni favorecidas sino que en todas reinase la perfecta igualdad de la ley y tribunal sin otra distinción sino la que el hombre se adquiriese con su mérito personal...1'.ll Proseguían afumando que los ciudadanos jamás conspirarian contra sus leyes cuando éstas fueran equitativas. Cuando las instituciones eran obra del convencimiento y de la voluntad general, se afianzaban en los corazones de los súbditos y cada ciudadano era un defensor constante de las leyes. Los gobiernos liberales nada temen porque no aspiran más que a la perfección popular y como en esta se interesan todos, no sólo no rehusan sino por el contrario, invitan y provocan a todos los ciudadanos para que piensen y disputen sobre sus leyes y la conducta d e sus gobernantes. Por ello, sostenían la libertad de imprenta y el derecho de asociación. Sin embargo, denunciaban que sí había algo a lo que debía temerse: a la contradicción de las leyes «pues al mismo tiempo que hemos quebrantado gloriosamente el yugo que nos impusiera un monarca absoluto, pretendemos crear delitos nuevos cada día con nuevas leyes que la sociedad no tiene la menor necesidad». Luis Quintanar, gobernador de Jalisco, en 1823, haciendo énfasis en la participación de la ciudadanía en el manejo de los asuntos públicos, argumentó el planteamiento de la naturaleza necesariamente federal de la república que sucedería al régimen imperial de Iturbide. Se argüía que el pacto social se había roto por la insurrección de sus partes adherentes, que eran los estados, en concordancia con la voluntad general de sus representados. Anulados los poderes de los diputados, por efecto de la voluntad general, la representación de estos en la asamblea de México es verdaderamente efímera y de ningún valor, ni deberían ser considerados de otro modo, sino como una junta aislada en sí misma, sin relaciones con el pueblo. Si éste tuvo alguna parte en su elección, no UI «Masonería», La Palanca, núm. 7; de El Sol, núm. 11 29, 17 de julio de 1826. 306 LA DISPlITA POR LAS CONOENCIAS ha contraído por esto un contrato obligatorio para continuarlos, pues debe entenderse que dio a su gobierno una forma provisional que toleró hasta que le convino disponerla de otro modo. Falsificada de este modo la existencia de un gobierno central en México, resulta por consecuencia necesaria que la nación quedó en su estado natural para disponer de sí misma y en este caso, las diputaciones provinciales respectivas, cuyos miembros fueron electos de modo popular, están competentemente autorizadas por los pueblos para designarles la marcha que deben seguir.135 Puede verse aquí cómo vuelve a recalcarse la potestad del pueblo para variar la forma de gobierno y para dar y quitar el poder de sus representantes. Prisciliano Sánchez haria énfasis después en esta idea de poder limitado de los gobernantes frente a la voluntad general: Nada es más contrario a la dignidad y gusto del hombre, a su voto general y a la subsistencia del pacto social que el que se le exija más parte de libertad que aquella necesaria para asegurar la otra porción que se reserva. Un estado bien constituido no debe dar a los gobernantes más autoridad sobre los súbditos que la que sea bastante para mantener el instituto social. Todo cuanto sea excederse de esos limites es abuso, es tirania, es usurpación porque nunca el hombre se despoja por voluntad más que de lo muy preciso para darlo en cam· bio de otro de mayor bien y de aquí que el ánimo de donar nunca se presume.136 Como puede apreciarse, se encuentran ideas de varios pensadores en todos estos manifiestos, influencias de Locke, de Constant y otros. 137 Esta discusión era de vital importancia antes de que pudiera discutirse el sistema federalista en particular. 1J6 Luis Quintanar, Manifesto del Capitán general a los habitantes del estado libre de Jalisco. Guadalajara. Imprenta d e Mariano Rodríguez. Ca . 1823. Cfr. Connaughton,, op. cit., p. 192 Todo el Manifiesto se encuentra en Alberto Santoscoy, «Canon cronológico y razonado d e los gobernantes de Jalisco», Obras Completas UNEO, Guadalajara, 1986d, t. 1, pp. 75-80. Prisciliano Sánchez, El Pacto Federal del Aná/wac, Reimpreso en Guadalajara en la oficina de Mariano Rodríguez 1823, 16 p . Miscelánea 16, BPE, p . S. De Locke, en cuanto aJ contrato establecido entre el pueblo y sus gobernantes. El estado natural es la igualdad y está gobernado por la ley natural de la razón. Asimismo se tiene el derecho natural a la propiedad. Otro de los princi- LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS 307 El Iris de Jalisco (aparecido entre 1823y1825) como a los demás periódicos de la época, le preocupaba en extremo la forma de las leyes y la manera en que éstas iban a ponerse en práctica, en un país que todavía no tenía ninguna y al que le urgía t:enerlas, es por ello que fueron publicando en cuanto la recibían, el Acta Constitutiva de la Federación, a medida que se discutía en el seno del Congreso en México. En El Iris, desde sus primeros números en diciembre de 1823, el abundaba en comentarios diversos sobre este documento: consideraciones propiamente legales de lo que debía ser un Acta Constitutiva, Las precisiones que debía tener, cómo debían ser los estados (no geométricamente iguales), las atribuciones del presidente, «Artículo 16, el poder ejecutivo ¿en manos de uno solo?», hasta observaciones gramaticales. Comentarían también lo exiguo de los sueldos destinados a los congresistas provinciales: 150 pesos mensuales« Y era de tenerse presente que en Guadalajara apenas se puede subsistir con esa cantidad».138 Posteriormente se preguntarían quién costearía los viajes de los diputados. En este sentido, se puede afirmar que El Iris de falisco empezaba a ejercer una verdadera vigilancia sobre los gobernantes, función fundamental de la fu- IJa pios es que el gobierno tiránico puede ser disuelto por el pueblo. Hale, op. cit., p. 51. «El Espíritu de las Leyes» de Montesquieu es uno de los libros más leidos en América, de ahí toman la idea de que la Constitución debe ser la base de la libertad civil y política. De Rousseau toman el «Contrato Social» como igualitarismo radical y sentido de la comunidad que no deja lugar a la jerarquía ni a la sujeción del hombre por el hombre. Así, el hombre es libre de unirse a otros. Legitimidad, moralidad y justicia se derivan del Pacto Social. no hay derechos legítimos que precedan al Pacto Social. /bid., p. 53. De Benjamín Constant toman también algunas ideas: Libertad individual en contra de las invasiones del poder arbitrario. Esto es importante en un pais donde las instituciones secundaria.s o intermedias eran débiles. No niega la soberanía popular, pero «hay una parte de la existencia humana que por necesidad permanece individual». /bid., pp. 58-59. Otro aspecto importante a resaltar de Constan! es la defensa del sistema de jurados que podría ayudar a garantizar la libertad vital de la prensa y de la opinión. Asimismo opina que la libertad de religión debe garantizarse, debe haber una separación de la autoridad religiosa y civil, aunque no postula un anticlericalismo abierto. Acusa la necesidad de un poder central, pero limitado por las autoridades locales, así como el derecho a la propiedad. jovellanos, muy leído y apreciado en México, especialmente en Guadalajara, seguía a Constant en cuanto al rechazo de la soberanía popular de Rousseau. En instituciones intermedias, el baluarte de libertad en contra de la autoridad excesiva. fbid., p. 68. El Iris de jalisco, núm. 22, 19 de enero de 1824. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 308 tura opinión pública que nunca se ejerció, lamentablemente, de manera eficaz. El periódico afirmaba que la generalidad de las ideas plasmadas en el Acta Constitutiva habían sido tomadas de la Constitución de los Estados Unidos, y destacaba el siguiente párrafo: La soberarua reside esencialmente en la reunión de los estados que componen la nación mexicana, y la facultad de hacer, ejecutar o aplicar las leyes será ejercida por los cuerpos o personas que se designen en esta Acta. 139 Desde los primeros números comenzaron a publicar toda serie de comentarios, en torno a las leyes, por ejemplo un «Discurso procedente de Estados Unidos», que hablaba largamente de las funciones y responsabilidades que debía tener un jefe del departamento de hacienda.140 Así como aforismos sobre las leyes: «El motivo y efecto de las leyes debe ser la propiedad del ciudadano. ¿Qué debe tener la ley para ser buena? Debe ser justa, clara, de fácil ejecución y capaz de mejorar al ciudadano hasta hacerlo virtuoso».141 El Congreso de Jalisco abrió sus sesiones los primeros días de septiembre de 1823, y comenzó a funcionar como legislatura estatal.142 Entre los temas que el Congreso discutió y que fueron publicados en El Iris, se encontraban los siguientes: la admisión y aceptación del Acta Constitutiva de la Federación, la supresión de los derechos de estola, que eran la remuneración por el servicio y administración de los sacramentos, estudiándose la propuesta junto con la de las obvenciones parroquiales, la libertad de esclavos, las relaciones entre el Estado y la federación, las cuales deberían llevarse a cabo a través del gobernador acreditado debidamente, la integración de la milicia cívica, la designación de un abogado para los dirigentes pagado por el Estado y el plan de división territorial B9 J.IO 112 Ibid., núm. 2, 3 de diciembre de 1823. lbid., núm. 3, 5 de diciembre de 1823. Idem. El 8 de septiembre fueron declarados electos les siguientes constituyentes: PriscilianoSánchez, Pedro Vélez, Esteban Huerta, Juan N. Cumplido, Diego Aranda y Carpinteiro, José Maria Gil, José Justo Corro, José María Esteban Gil Bravo, José Antonio Méndez, Anastasio Bustarnante, Urbano Sanromán, José María Castillo Portugal, Santiago Guzmán Parra, Ignacio Navarrete, José Ignacio Cañedo y Arroniz, José Esteban de Aréchiga, Vicente Ríos y Rafael Mendoza. LA DISPUfA POR LAS CONOENOAS 309 del estado de Jalisco. Se discutieron otros temas, por ejemplo, se dio un debate sobre la facultad del gobernador para indultar reos. 143 También se discutió la no reelección: los argumentos de Prisciliano Sánchez prohibieron la reelección inmediata. En cuanto a la administración de justicia, se implantó igualmente gracias a los a rgumentos de Sánchez, el juicio por jurados en las causas penales. Aunque hubo muestras de desconfianza a nivel de la ilustración de la población para hacerlos participes de la impartición de justicia, se implantó la institución. Como se dijo arriba, todos estos temas fueron discutidos por el periódico. Asimismo se ha mencionado que todas estas disposiciones estaban encaminadas a ir deshaciéndose de las viejas estructuras y estamentos. El Acta <;:onstitutiva fue aprobada por el segundo Congreso General Constituyente el 31 de enero de 1824 y una comisión especial del Congreso Local recomendó admitirla y hacerla circular por todos los pueblos, para su jura y cumplimiento, sin embargo, esta comisión tuvo algunas reservas que fueron publicadas en El Iris, 144 donde se hacía notar que algunas atribuciones correspondientes a los estados habían sido concedidas al Congreso General y Supremo Gobierno de la Nación; sin embargo, agregaban, eso no obstaría para que el Acta se hiciera cumplir. Se discutió largamente d urante el año de 1824 sobre los distintos problemas para la conformación de la Constitución. Algunos de los temas de dicusión se plasman en El Iris de Jalisco, como ya dijimos.145 La Constitución de 1824 pretendió configurar una sociedad basada en la interpretación individualista de los principios teóricos de libertad, igualdad y propiedad . Con ello, supuestamente, no deberían existir normas ni privilegios que aseguraran a los individuos un estatus y una función determinada, aunque en la realidad estas medidas afectaron muy poco a la estructura social en las tres prim 145 En él se enfrentaron dos posiciones: la del diputado Aréchiga, que se opuso a la facultad del indulto por ser incompatible con el sistema republicano y la de Prisciliano Sánchez que la favoreció alegando que era preciso remediar las posibles injusticias d e la ley, el legislador caracterizó la procedencia del indulto hacia las personas socialmente desprotegidas, siendo finalmente aprobada esta última posición. El Iris de falisco, núm. 34, 16 de febrero de 1824. La Constitudó11 de Xalisco de 1824, Prólogo de Manuel González Oropeza. U de G/Congreso del Estado de Jalisco, Guadalajara, 1993. 310 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS meras décadas del México independiente. Sin embargo, a partir de entonces principió una época de gran movilidad social, en la que fue conformándose lentamente la clase social que inició el tránsito de una formación económica a la otra. Resulta muy importante observar -nos dice Olveda- cómo los liberales de esta época entendieron que el propósito del Estado ya no debería ser regular la vida, sino promover la consecución de la riqueza y la creación de las condiciones apropiadas para favorecerla. Esto se puede apreciar de manera clara durante el gobierno de Prisciliano Sánchez (24 de enero de 1825 a 29 de diciembre de 1826) porque fue cuando se promulgó el mayor número de leyes tendientes a destruir algunas de las trabas que impedían la concentración de la riqueza. 146 La Constitución estableció un sistema completo de control de la constitucionalidad de las leyes, no confiado a los tribunales, sino a otros órganos y niveles de gobierno. En cada cantón habia una junta cantonal encargada de velar sobre la o'bservancia de la Carta. Los periódicos publicaron varias composiciones alusivas a la nueva Constitución. La Fantasma sacó a la luz un hermoso juramento, exaltando sus virtudes: gracias a ella, nadie tendria autoridad por sí mismo más allá de la ley. Los mismos déspotas se habían humillado ante ella. Ahora todos eran iguales: «La ley hecha y promulgada según las condiciones del Pacto Social es lo que de hoy en adelante llamaremos voluntad general y la única autoridad reconocida por los republicanos». 147 El Iris de Jalisco, que seguiría publicándose hasta la toma de posesión de Prisciliano Sánchez, se ocupó también, entre octubre y noviembre de 1824, de la celebración por la jura de la Constitución General y la publicación de la Constitución Particular de Jalisco. Por ejemplo, el vicegobernador Juan N . Cumplido decía, en un manifiesto al pueblo publicado en el periódico: Entonemos himnos de dulzura y alabanza al supremo legislador, autor de todas las sociedades, porque ha presidido la nuestra y no menos tributemos respetuosas gracias a los padres del estado por11'> ᄋセW@ Olveda, op. d t., p. '227. LA Fantasma, núm. 9, 17 de febrero de 1824. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 311 que han sabido poner a cubierto nuestra seguridad, propiedad, libertad e igualdad. Jaliscienses, ya estais constituidos: pero advertid que es obra de vosotros conservar vuestras nuevas liberales instituciones. Observadlas escrupulosamente cada uno de vos y no sólo sereis libres, soberanos e independientes, sino que correspondereis como buenos ciudadanos a los benéficos deseos de vuestro H. Congreso.148 Nada hubo más cercano al cívico júbilo y a la participación popular, en él, como la celebración de la jura de la Constitución de Jalisco en Guadalajara, donde al mismo tiempo que se siguió un complicado protocolo y se instruyó a cada uno de los cuerpos sobre lo que debía hacer (hubo un comunicado al ejército bajo el título de «Orden general» con instrucciones de comportarse dignamente el día de la jura de la Constitución y no permitir que se alterara el orden. Se aclaraba que no debían tomar como desaire del Congreso que los militares no pudieran ejercer cargos públicos. El jefe político J.J. Herrera se comprometía a protestar al respecto, pero entretanto, los exhortaba a defender la Constitución).149 El pueblo se manifestó también de otras maneras, la más escandalosa de ellas fue la negativa contundente de la Iglesia a jurarla y por tanto, los cuerpos eclesiásticos no asistieron siquiera al desfile triunfal. El Nivel como su antecesor, se ocupó en distintas ocasiones de comentar los procedimientos constitucionales, como el establecimiento del primer Congreso Constitucional en Michoacán,150 el reglamento constitucional en el que se expresaban las atribuciones de los vicecónsules mexicanos en Norteamérica,151 o bien una proclama de Guadalupe Victoria en celebración del aniversario de la Constitución.152 Sobre la variabilidad de las leyes, El Nivel comentó en torno al papel titulado Atención que los apóstatas quieren variar nuestra religión, que salió en México y fue reimpreso en Guadalajara, contra Blanco White y la tolerancia religiosa. El autor arguía que la intolerencia ya era una ley. El Nivel discutía que se podía escribir U9 130 151 m El Iris de Jalisco, núm. 153, 19 de noviembre de 1824. ldem. El Nivel, núm. 168, 25 de septiembre de 1825. lbid., núm. 170, 29 de septiembre de 1825. !bid., núm. 177, 16 de octubre de 1825. 312 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS contra una ley y que la moral pública provenía del Pacto Social y no del catolicismo, por lo tanto, la religión no debía ser ya materia constitucional.153 En torno también a la tolerancia religiosa, afirman que «El pueblo, por medio de sus representantes puede variar los artículos de su Constitución siempre que estén en contradicción con Ja felicidad nacional», en esto radicaba la soberanía. La nación no podía estar sujeta a otras leyes que las de la naturaleza y la conveniencia pública. El artículo 171 prevenía que jamás podría cambiarse la Constitución en lo que se refiriera a religión y forma de gobierno, por lo que el autor argüía que incluso ese artículo podía ser cambiado. Ya que una Constitución tenia como objeto dar leyes para lograr la felicidad temporal, se cuestionaba si la religión era materia constitucional. Vigilar la religión de los ciudadanos sería una inquisición civil después de la religiosa,154 afirmaba. Algunos otros autores iban a ocuparse por esos años de la relación entre las leyes y los gobernantes, las atribuciones de éstos y la vigilancia que el pueblo debía hacer sobre ellos a fin de que las leyes se observaran convenientemente. El Polar volvió al ataque haciendo mención a cómo en la Gaceta del Go/Jierno, el gobernador daba sus razones para defender la condena a un preso, en materia de legisiación, mismas que el Polar en un opúsculo habría de refutarle. Este documento se llama Contestación del Polar al Gobernador del Estado. En él, el Polar comenzaba por advertir: El gobernador en su contestación publicada en el suplemento a la Gaceta número 51 creyó haber desvanecido victoriosamente los car- gos que Je hice en mi representación, pero yo lo haré ver con razones y no con galimatías que el gobierno siempre ha quedado al descubierto.155 En realidad trataba de probar con largas citas de artículos y decretos que el gobernador no podía conmutar penas, yendo hasta el significado de los términos utilizados en las leyes del congreso. Todo ello alrededor de la causa crintinal formada a Juan Zaldívar por IS\ IW l>S [bid., núm. 185, 3 de noviembre de 1825. Sobre este folleto hablamos más am· pliamente en el apa.r tado sobre Religión, capitulo «Otras Disputas». El Nivel, núm. 205, 20 de diciembre de 1825. Contestación del Polar al Gobernador del Estado. LA Estrella Polar, ya citada, p. 143. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 313 robo consuetudinario, que fue conmutada por el gobierno, no habiéndolo hecho éste en otros casos, por ejemplo, en el de un tal Timoteo Maciel. Acusaba pues, el Polar al gobiemó de actuar arbitrariamente y de haber cometido infracciones contra el artículo 29 de la Ley Penal. El Polar se ocupó en otras ocasiones de refutar al gobierno en materia de legislación, como prueba el folleto Respuesta a las obseroaciones del Polar sobre la Ley Marcial, del 4 de abril de 1826, en donde el autor trataba de probar que no había nada de malo en ley marcial, que sólo afectaría a los malhechores y no a !Os ciudadanos pacíficos.156 La preocupación por la forma en que se habían de llevar a cabo las votaciones y, sobre todo, las atribuciones que deberían tener los diputados, se plasmaron en papeles como Los Polares no callan cuando lo exigen las ciri:unstancias, que si bien no estaba firmado por Cañedo, sí estaba escrito por un simpatizante de la causa polar. Comenzaba hablando del «desgraciado de Iturbide», «Héroe del Anáhuac» quien, como todos los hombres, había sido susceptible a pasiones por las que se dejó arrastrar. En el entendido de que todos los seres humanos eran a ellas vulnerables, el autor se dispuso a dictar algunas normas en torno al carácter con que debían ir investidos los diputados para que si traspasaban sus atribuciones fueran castigados en sus personas y no en la del Estado. Para ello, una vez más se reiteraba que el poder de los representantes no debía ser absoluto sino limitado. El diputado no es un árbitro soberano que pueda a su antojo sancionar, innovar, quitar o añadir leyes, reformar sistemas de gobierno sin primero saber la opinión general y soberana a quien ellos directamente están sujetos...El diputado es un comisionado, un apoderado facultado por el Estado que lo envía para constituirlo, regirlo y promover los intereses que lo engrandezcan y eleven al rango de opulencia y majestad que merece.157 Reconocía la inviolabilidad de los diputados, siempre y cuando éstos cumplieran con su responsabilidad de defender la voluntad ge•56 1s7 Lamentablemente no pudimos encontrar el escrito del Polar a que se refiere esta respuesta. La encontramos con la referencia 2065 en Lucina Moreno Valle, Catálogo de la Colecdón l.afragua, UNAM, México, 1975. En l.a Estrella Polar, ya citada, p. 72. 314 LA DISPUfA POR LAS CONCIENCIAS neral a fin de fortalecer un gobierno representativo popular federado. Ya que había un peligro real de que el diputado en cuestión faltara a sus deberes, es decir, propendiendo por que la confederación se transforme en centralismo o monarquía, que las luces no se difundan, que se obstruya el comercio, que se paralicen las minas, que la industria se atrase, y se pierda la sagrada libertad por las manos mismas que el Estado ha elevado para asegurar su felicidad.1$8 Era fundamental que se eligieran bien, por tanto elevaba una súplica a los electores secundarios para que eligieran a los mejores diputados que no se dedicaran tan sólo a vegetar o por el contrario, a oprimir a la patria. Al hacer un análisis de los que no convenía que se nombraran diputados, primero descartaba a los viejos «que en el semblante llevan el sello de la abyección y la apatía»; luego a los eclesiásticos, ya que no converúa separarlos del púlpito, aunque procedía, como no queriendo, a elaborar una lista de los horrores a que se había sometido la nación por su culpa; de los militares, decía que no tenían arraigo en Jalisco; los comerciantes no eran convenientes porque si recibían buenas rentas, eran capaces de adular a cualquiera;. entre los abogados, sin embargo, podía haber algunos que pudieran regir a un pueblo republicano. Este folleto tuvo una respuesta airada en el número 12 de El Nivel, donde después de describir los contenidos del folleto, el atacante concluía que lo más seguro era que los autores quisieran ser electos. Los Polares respondieron a través de El Iris de ]alisco,159 donde aclararon que no les importaba ser llamados «arrancados aspirantes». No aspiraban a ser diputados, éstos eran sus amigos y no habían abusado de su confianza y bondad Ninguno habrá que haya oído elogiemos a nuestros compañeros y aunque en listas diversas corren los nombres de varios, el silencio es nuestro lenguaje, cuando se trata de Polares, aún teniendo entre nosotros un Anastasio Cañedo, azote de los tiranos, un Gil Martínez,160 un Maldonado, un Juan Crescencio Hermosillo o otros que no han temido decir verdades en tiempos aciagos por mantener la libertad de la patria... 158 /bid., p . 73. 1>9 El Iris, núm. 132, 1 de octubre de 1824. 1 Que en efecto, ya es diputado y se le puede leer opinar en las sesiones. ro LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 315 Concluían diciendo que incluso si quisieran ser diputados, seguro lo harían mejor que «los hijos del sol». Querían que el pueblo viera que sus tareas no tenían más objeto que la independencia, la libertad y el orden fraternal. De este mismo tenor, encontramos algunos comentarios en otros folletos, sobre la actuación de algunos diputados. Curiosamente, se mostró en El Polar más que en ningún otro, ese desenfado para tratar la cosa pública, metiéndose con el ministro de Relaciones igual que con el gobernador, corrigiéndole a este último en materia de legislación. Es como si verdaderamente, «el pueblo» pudiera hablar y hacer de interlocutor del poder. El ¿Q11ié11 Vive?, de 1829, trató de interesar a la gente en las elecciones de los Ayuntamientos, acusando el desinterés. Explicaban en qué consistían las funciones de un Ayuntamiento y por qué era importante hacer una buena elección, recordaban: «el derecho de elegir es la soberanía del individuo». Recalcaban que si el ciudadano no ponía énfasis en hacer una buena elección podría suceder que se destruyera el Instituto del Estado, que «las ideas de reformas eclesiásticas huirían despavoridas del santuario de las leyes». Al ver partir a los representantes de las cámaras, la gente se preguntaría: «¿Qué van a celebrar concilio o a misionar en países incultos?». Por eso, era fundamental que se eligieran representantes «liberales, adictos al sistema, amantes del pueblo y su prosperidad». Ante la desaparición del ¿ Quién Vit!e ?, no quedó ante el régimen de Bustamante sino la La Gaceta del Gobierno o bien La Gaceta de Jalisco. En 1831, este órgano también trasmitió su preocupación por la consonancia entre leyes constitucionales y los hábitos administrativos. Declaraba que la sociedad ya estaba regida por leyes más racionales, ya pasó el tiempo en que los establecimientos políticos se fundaban sobre vanas y necias preocupaciones: existen en muchos grandes estados leyes fundamentales que dan a los gobiernos bases mucho más seguras a saber la moral, los intereses comunes a todos los miembros de la sociedad, a todas las familias y a toda.s las dases.161 161 La Gaceta de falisco, núm. 9, 1 de febrero de 1831. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 316 A lo único que había de temerse era a aquellas viejas preocupacíones porque restringían la libertad. A excepción de este último comentario, además del escandaloso suceso de 1831 en tomo del folleto . Oiga el tirano sus proezas, vea el vengador sus hazañas, contra el jefe · político Inclán, el cual ya hemos relatado en otra parte, no hay en los años 1830 a 1833 ninguna discusión sobre el tema en la prensa. Mientras que en el año de 1833, la religión vuelve a ocupar el lugar estelar de las preocupaciones periodísticas. Sin embargo, tal vez el folleto más popular del año 1833 fuera Gobernador y Peineta, contra el gobernador Pedro Támez,162 que reiteraba la vigilancia que el pueblo debía ejercer frente a las autoridades. Así se iniciaba: Sin mucho de fantasía aún el más rudo lector verá cierta analogía entre un buen gobernador y una peineta d e dia ... El parecido estribaba en que una peineta por su elevación, estaba a la vista y examen aun de los más indiferentes observadores. Asimismo estaban las acciones del gobernador expuestas «al pueblo que lo observa». Así como la peineta tenía unos dientes que atormentaban la cabeza, el gobierno también atormentaba a quien lo llevara. Si la peineta estaba bien puesta, no podían moverla los vientos, así también el gobernador debía estar firme contra los vientos de la adulación o de la mordacidad, dándoles paso a todos. De nuevo se vuelve al tema de las elecciones en un folleto de 1834, O muertos ofederados quieren ser los arrancados, en él se acusó a la anterior administración federalista de Támez de comprar con favores los votos de las logias. De este modo los autores pretendían justificar el nuevo gobierno, que aunque no proveniente de las elecciones, era legítimo. Cansados los pueblos de sufrir, apenas entró en Ja capital el ejército del centro, se pronunció ésta y nombró una junta de sujetos honrados y amantes del bien público para que eligieran al nuevo gobernador, jefe político, Ayuntamiento, compuesto todo por hombres escogidos que se hallan animados de los más vivos deseos del bien procomunal y que para su mejor consecución se han propuesto per162 Gobernador y Pl'inl'ta. Guadalajara, 1833, impreso en la oficina de Dionisio Rodríguez. 2 pp. en Brian Connaughton, op. cit., p. 379. LA DISPUTA POR LAS CONCJENOAS 317 seguir las juntas masónicas y por eso es que no dejan a nadie andar sin justo motivo por las calles fuera de las horas regulares; por eso prohíben los cohetes; por eso también toman otras providencias de que se quejan los cófrades. 1bl El folleto pretendía probar que el pueblo de Jalisco apoyaba al nuevo gobierno y ejercía la voluntad popular, independientemente de las elecciones. El pronunciamiento d e la capital fue secundado por los demás pueblos del estado y he aq\lí manifestada la voluntad de un pueblo libre y soberano que puede dispensarse a sí mismo cuando guste, de las ritualidades y fórmulas prevenidas en la Constitución, cuando ha visto rotos de mil maneras los pactos fundamentales a que debía su existencia política y finalmente cuando una triste pero constante experiencia le ha enseñado que sólo han servido aquéllas para que triunfe el audaz sansculotismo. Se afirmaba que ahora las juntas de barrio elegían a los alcaldes, donde antes lo hacían las logias. Frente a los «facciosos» que querían llamarse el pueblo de Guadalajara, se daba la acción de «un virtuoso ejército, honor y gloria de los mexicanos que había roto de un solo golpe las ominosas cadenas de que estaba cargado el pueblo, dándole por consecuencia el don precioso de la justa y moderada libertad que ahora disfrutan». Respuesta al anterior es el folleto de 1834 titulado A los electores. Y firmado por Unos amantes de la religión, el orden y la paz,164 que era una defensa del gobernador José Justo Corro, federalista, en vez del cual se impuso a Romero, aludiendo a que de ningún modo se había tratado de comprar los votos, como se dijo más arriba. En este mismo tenor, y en el grupo de los escritos que defendieron los cambios a las leyes, se encuentra el último de los periódicos que hemos analizado. Es El Reformador Federal, que se presentó como periódico oficial del Gobierno de Jalisco entre 1834y1835. Éste apoyaba el Plan de Cuemavaca y se proponía una reforma a la Constitución Federal para «cortar de raíz los abusos que de ella han hecho 16l 16' O muertos ofederados q11iere11 ser los arra11cados, GuadaJajara, 1834. Unos amantes de la religión, el orden y la paz. A los electores. Oficina del C. Manuel Brambila. Hemeroteca Nacional. Fondo Antiguo. Miscelánea Mexicana. Guadalajara, 1834. 318 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS los anarquistas jacobinos arrancándoles así hasta la esperanza de volver a usurpar la administración pública para gobernar a los mejicanos con vara de hierro».165 Para ello, incluían algunos artículos sobre qué era una reforma y cómo podían implementarse algunas a la Constitución. No se decía que quisiera establecerse una república central directamente, sólo que había que extirpar a los sans-culottes del gobierno, llamándoseles también demagogos, enemigos del orden, hijos espurios de la patria. Todo eso, sin embargo, no querían hacerlo sin la voluntad general y por tanto, se sometería la decisión al Congreso General. Llovieron las acusaciones a los «demagogos» que en el momento de las elecciones para gobernador quisieron extraviar la opinión, mandando anónimos a los pueblos y diciendo que José Justo Corro era el mejor candidato, ya que Romero era el candidato de los «demagogos». Esta es una prueba de mala fe de los liberales «peor ánimo e incorregible voluntad».166 A la pregunta sobre ¿Cuáles eran los medios de fundar la moral pública de un pueblo? opinaban: «los gobiernos fundados en los principios del orden se diferencian mucho de los que proceden. del espíritu de partido», con ello planteaban que el gobierno de Jalisco era un modelo de moderación y justicia, que había implementado leyes para castigar a los sediciosos y que no dudaría en emplear la fuerza contra «la procacidad de los genios turbulentos.. .la paz y la felicidad de los pueblos merecen más que un puñado de holgazanes cuyo aspirantismo es incompatible con aquéllas y por fin que su astucia e intrigas no han de producir sino ruina y perdición».167 El periódico incluía un diálogo entre un republicano y un monarquista. En él se probaba que en la monarquía había tanta libertad como en la república y que en la república de todos modos no existía la igualdad, sólo aquélla ante las leyes, ya que la igualdad social era una quimera. Criticaban a los federalistas que creían a pie juntillas en ese sistema, sin embargo se preguntaban los editores, «Si así es, ¿por qué piden la intervención del gobierno federal cuando se presentan problemas?».168 En enero de 1835, comenzó El Reformador a publicar una serie de artículos en torno a qué era una Constitución política, cómo de165 166 17 6 168 El Reformador Federal, «Prospecto», 13 de noviembre de 1834. /bid., núm. 2, 24 de noviembre de 1834. !bid., núm. 4, 1 de diciembre de 1834. !bid., núm. 6, 8 de diciembre de 1834. LA DISPUTA POR LAS CONClENOAS 319 bía estar compuesta, qué debía contener. Recalcaba que el gobierno estaba hecho para los gobernados y no al revés y que no debía haber una potestad tan grande que no pudiera ser mudada sin violencia. Repetían que la Constitución debía contener los derechos del hombre y que el primero de ellos era la igualdad, pero sólo ante la ley. Otra era imposible. Libertad era hacer cada quien lo que deseara y por tanto era imposible la libertad completa, es decir, que era un ente abstracto. El hombre salvaje era aún menos libre que el civilizado por ser esclavo de las necesidades físicas, de los fenómenos de la naturaleza, no así el hombre que vivía en sociedad.169 Aquí encontramos una clara oposición a Rousseau, como se ve. Otro diálogo donde se enfrentaba la democracia a la monarquía se incluyó en febrero: el monárquico opinaba que «una mudanza repentina siempre es peligrosa y nada en el mundo podría consolarme si pereciera por ser feliz». Acotaba que él quería comer y beber cuanto deseara, reñir a sus criados, tener sus rentas desahogadas y todo eso era contrario a la libertad republicana, por lo que concluía «aquel es el verdaderamente libre que está corno desea y que esto de ser libre a fuerzas es una libertad de locos y la esclavitud más insoportable». A través de la religión es como él llegaba a ser auténticamente libre. Hacía mofa de los bienes republicanos que el amigo le ofrecía afirmando: Tenemos un hospital de locos que es una maravilla. En él no se distingue el noble del ciudadano, ni este del campesino. Todos son cortados a tijera perfectamente iguales. Todos propalan francamente su opinión. Ninguna traba tiene el pensamiento, ninguna preferencia o distinción excita discordias. De religión no se habla o (así como ustedes) se habla muy mal y es ilimitada la tolerancia. De blasfemias, calumnias, mentiras, insolencias y disparates es tan abundante la cosecha como en la más pintada república democrática, con la gracia de que todas estas cosas se dicen.con igual franqueza que ustedes. Todos son soberanos y mandan (como ustedes) cuánto y cómo les viene al magin. Bien es verdad que todos esos bienes y felicidades son por acá privilegios de locos de los que nadie quiere participar. Pero bien veis que el hospital es una perfectisima república democrática pero en pequeño: y vos sabeis que Ja felicidad de un estado no consiste esencialmente en su extensión. Me direis que son locos 169 /bid., núm. 18, 19 de enero de 1835. 320 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS pero ¿se puede ser democrático sin este esencial requisito?17º Afirmaba que el origen de las distensiones y disturbios que se sufrían residía en, las bases sobre las que descansó nuestra regeneración política. Quisimos ensayar de un golpe las teorías exageradas de libertad que habíamos estudiado y admirado en los ideologistas y esto antes de que los pueblos tuvieran un conocimiento exacto de ellas, cuando no sabían aún lo que era independencia, sob.e rania o nacionalidad y en circunstancias en que la equivocación o error en las ideas había de producir necesariamente divisiones o parcialidades esto aunado a la inexperiencia política de los administradores públicos iba a producir abusos y trastornos. Pero lo peor de todo, decían, había sido la forma como se había dado la Constitución de 1824, donde se habían vaciado principios que nada tenían que ver con los hábitos y modo de vivir de los mexicanos. «Se dio un gran influjo a la democracia, al paso que se cortaron facultades del gobierno, cuya autoridad poco a poco vino a ser insignificante, de donde dimanó la continuada infracción de los esenciales principios en que se apoya todo el gobierno constitucional». El gobierno, traspasando los límites del poder, había vuelto la administración pública un caos.171 Finalmente, se presentará un documento oficial de 1835 que sostenía las mismas ideas, éste fue el Informe sobre el estado actual de la administración pública del estado de Jalisco, de José Antonio Romero,172 en él se hablaba de la necesidad de reorganizar las bases de la política en Jalisco. Confesaba la falta de avances sólidos debido a la «oprobiosa dominación de una facción desorganizadora, inmoral e impía, cuyo funesto como maligno influjo se había derramado por toda la república». Ya se había restablecido el orden y la 170 m 1n Ibid., núm. 25, 12 de febrero de 1835. Ibid., núm. 31, 12 de marzo de 1835. José Antonio Romero. Informe sobre el estado actual de la administración pública del Estado de Jalisco, leído por el gobernador del mismo, D ... ante la Honorable asamblea legislativa en la apertura de las sesiones ordinarias el día 1 de febrero de 1835. Imprenta del Gobierno a cargo de Nicolás España. Guadalajara. Hemeroteca Nacional. Fondo Reservado. Miscelánea Mexicana. Connaughton, op. cit., p. 387. LA DISPlJl'A POR LAS CONCIENCIAS 321 tranquilidad pública, gracias a la revolución realizada a partir del «plan salvador de Cuernavaca». Esta revolución había sido «la más general, la más interesante, la más libre y simultánea que se verificara en nuestro suelo después de la de Independencia». Así, de la opresión y la tiranía, se habia pasado a al suave yugo de la justicia y la de la ley. Se apartaba el estado del «fanatismo político» y «las bellas y artificiosas teorías» que no eran el fundamento firme para la dicha del hombre. Se estaba preparando el terrero para solicitar el gobierno central. En la Iniciativa que el Co11greso de falisco dirige a las augustas Cámaras de la Unión, contraída a variar el actual sistema en república central173 de 1835, se pedía la instalación de un gobierno popular central Se sostenía la intolerancia religiosa a la vez que la independencia, la integridad territorial, la división de poderes y la libertad de prensa. Se exigia la convocatoria a un Congreso extraordinario constituyente, sin excluir entre los e lectos a los miembros del Congreso Federal entonces existente. Se insistía en que las elecciones fueran normadas de manera que recayeran en las tres clases: militares, eclesiásticos y propietarios «entend iéndose por éstos no sólo aquéllos que tengan propiedad territorial, sino también los que disfruten alguna renta, industria o profesión que les proporcione con qué vivir honestamente». La Constitución tendría que estar lista en seis meses y sus bases esenciales deberían ser el sostenimiento y profesión de la religión católica en exclusión de cualquier otra, la presidencia debía ser por dfoz años o más, sujeta a reelección y el primer presidente debía ser, por supuesto, Santa Anna. Los gobernadores también debían tener periodos de gobierno convenientemente largos. De esta manera la situación política iría eliminando la posibilidad de una nueva agitación liberal que amenazara a los derechos de la iglesia, los propietarios y el ejército. De esta manera se vio cómo los mismos conceptos se utilizaron para la defensa y el ataque de una república federalista y que después de una discusión acerba sobre los derechos y obligaciones de Iós ciudadanos, las características que debian tener las leyes, las Congreso de Jalisco. fni catiua que el Congreso de Jalisco dirige a las 1111g11stas Cámaras de la Unión, contraída a variar el actual sistema en República Central. Guadalajara, fumado por Evaristo Caona, diputado secretario, junio 23 de 1835. Imprenta del Supremo Gobierno a cargo de Nicolás España. s.p. ldem, p. 389. LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS 322 atribuciones de los gobernantes, se termina en el mismo punto donde se había iniciado: la igualdad y la libertad totales son imposibles, los cambios radicales son muy perjudiciales y establecer un gobierno republicano sin que el pueblo conozca a fondo el significado de los conceptos fund amentales del mismo, es imposible. El pueblo, por tanto, no podía opinar -y lo más irónico de todo es que tanto ャゥセイ。・ウ@ como conservadores estuvieron de acuerdo en ello-, sino que se debía dejar la rienda del gobierno a la élite, fuera ésta la élite liberal, como proponían los federalistas, o bien el ejército, el clero y los terratenientes, como asentaron al final los centralistas. El f ederalismo en Jalisco El tema de la soberanía sería forzoso antecedente para la discusión del federalismo. En 1823, el repudio al gobierno iturbidista se fundamentó precisamente en torno al ejercicio de la soberanía. lturbide había empezado una soberanía representativa que había ido transformando en su propio capricho. J.J.C. en 1823 escribía en La docilidad y gratitud de los mexicanos ¿cómo ha sido correspondida?: la existencia política del señor Iturbide es incompatible con nuestra felicidad, porque nunca ha respetado los derechos imprescriptibles del hombre, no ha observado la constitución que interinamente adoptó el estado, ha despreciado la voluntad general sin reconocer más ley que su capricho e interés, ha violado los sagrados pactos en que descansa la pública seguridad, siempre ha perjurado y nunca ha cumplido lo que prometió a la nación. 174 Otro autor que firmaba R.P. en su folleto Peor me la esperaba yo, resaltaba el valor del individuo: Los deberes que el hombre tiene con respecto a las sociedad son hi· jos de su conveniencia y bienestar y cada uno de ellos está en razón d irecta de la utilidad que le resulta a l que lo presta; de manera que, el egoísmo en este sentido, es la mejor filantropía, el mejor y más m J.J.C. l.a docilidad y gratitud de los 111exica11os ¿Cómo ha sido correspondida?, reimpreso en Guadalajara, 1823 oficina de Urbano Sanromán. fdem., p. 190. LA DlSPlITA POR LAS CONCIENOAS 323 sano patriotismo; ámese enhorabuena el individu o sobre todo el género humano, pero cuando guarde a los otros ciudadanos los derechos que de ellos exige, entonces la nación será la más virtuosa y arreglada.175 Las conclusiones del folleto eran federalistas. No se podía tolerar más «la insoportable e infundada progenitura de México» que «se empeña en llamarse la metrópoli». Sólo le quedaba a Guadalajara proclamar, como ya lo había hecho, que «yo soy igual a las demás provincias: todas ellas juntas no tienen un derecho sobre mí». La soberanía se volvió, como se ve, un punto de discusión importante. Otro folleto Establecimiento de la república en Guadalajara. O sea, manifiesto de los liberales de dicha ciudad a sus conciudadanos, afuma: Se nos dice que ya somos libres y no gozamos ni aún de la facultad de pensar; se nos lisonjea con la elección del gobierno y se nos prohibe exterminarlo; se nos promete una constitución y se atropellan nuestros representantes; se nos exigen enormes contribuciones y se nos dice que aún no bastan. Contra los mandaderos o tiranos, la parte sana de Guadalajara quiere tomar una parte activa en las operaciones públicas... quiere hacer efectiva esa decantada soberanía de que se habla.176 El problema era grande, ya se sabía, porque tal ejercicio de la soberanía enfrentaba a los ciudadanos «con la muchedumbre educada en el siglo X y con otra gran parte que vive en el desorden». Sin embargo, reconocían que había que trabajar para llegar al ejercicio de ella. La soberanía de los estados preocupó profundamente a los periódicos. Copiaron el debate del Congreso sobre el tema: hasta dónde llegaba la soberanía y de dónde procedía ¿de la Constitución General o de los mismos estados? Finalmente, asentaron que los estados habían quedado como «Soberanos».177 175 176 R.P. Peor me la esperaba yo. Guadalajara 1823. Imprenta de Sanromán. Jdem., p. 192. El Cuerpo de Liberales. Establecimiento de la repiíblica en Guadalajara. O sea, manifiesto de los liberales de dicha ciudad a sus conciudadanos. México, reimpreso en la oficina de Mariano Femández de Lara. El documento fue originalmente fechado el 6 de abril de 1823. /bid., p. 190. El Iris de falisco, núm. 13, 29 de diciembre de 1823. 324 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Más adelante178 se mencionó la discusión del Congreso sobre los estados que componían al país. Ahí se comentó que Lagos quería separarse de Jalisco así como Colima. Carlos María de Bustamante preguntó irónicamente si Jalisco se conformarla con ser estado soberano o daría pasos más avanzados, pues veía que levantaba ejércitos. En este sentido, lo que llama la atención es el comentario del editor en la columna de «Federalismo»: «Los orgullosos centralistas miran a Jalisco como una rival poderosa», advertía sobre los intent<?s de separar a Jalisco en varios pequeños estados para vencerlo. Ésta serta la misma explicación que daría el periódico cuando se anunciara la definitiva separación de Colima y su independencia como «territorio».179 Se abundó sobre la cuestión de Lagos en la columna «Federación», ahíse comentó un papel titulado Yndependenciade 1.Agosoesfuerzos del Centralismo. En él se atacaba a la independencia de esta pequeña ciudad, arguyendo que Jalisco debía mantenerse unido. 180 Un inエ・ョセッ@ posterior de separación seria el de Zapotlán, en agosto de 1824,181 esta población quería unirse a Colima, cosa que no logró. Los años veinte constituyeron un periodo apasionante, en que se estaba gestando una mudanza dramática y definitiva en la historia de México. La declaración de la soberanía popular, moderada primero por la instauración del Imperio, pero plena enseguida por la proclamación d e la república federal en 1824, reflejaba y a la vez promovía una nueva relación entre la sociedad y «la cosa pública». Las palabras de Prisciliano Sánchez al respecto fueron: De siglo en siglo, suele aparecer para consuelo de Ja humanidad un momento feliz que pasa muy breve y no vuelve a asomar jamás. ¡desventurados los pueblos que dejan escaparlo inútilmente! Tal es el que en la presente ocasión ofrece el cielo en sus misericordias a lai nación de Anáhuac. Conciudadanos, nuestra época es singular: venturosamente nos hallamos en la mejor ocasión para ser felice.s si acertamos a constituimos de un modo digno y correspondiente a las luces del siglo en que vivimos.112 113 119 180 m m /bid., núm. 15, 2 de enero de 1824. /bid., núm. 32, 11 de febrero de 1824. /bid., núm. 19, 12 de enero de 1824. Entre los incitadores de esta separación se encontraban el licenciado Palafox, Pedro García y Antorúo Ugarte. Jbid., núm. 109, 9 de agosto de 1824. Prisciliano Sánchez. El Pacto Federal del Anáhuac, reimpreso en Guadalajara. Oficina de Mariano Rodríguez, 1823, citado en Connaughton, op. d i., p. 182 LA DISPlJTA POR LAS CONCIENOAS 325 La consecuencia fue el escrutinio abierto y amplio de las cuestiones poUticas, que llegó a abarcar la organización social, la definición de la nacionalidad, los retos por afrontar y las metas por cumplir. Se culpaba a la anterior falta de representatividad del gobierno de los problemas del país. Con un gobierno representativo y efectivo no habría logro razonable que quedara fuera del alcance de la nación. No se vefa a los problemas como obstáculos infranquebles, sino sólo problemas operativos en cuanto a los mecanismos idóneos para realizar la superación progresiva y notable del país. Los periódicos, sobre todo El Iris de falisco, muchas veces expresaron su preocupación por las relaciones entre el gobierno central y el del estado. En el mes de marzo de 1823, se publicó íntegro un comunicado del Congreso de Jalisco a la Asamblea general de la federación, expresando su intranquilidad por el triunvirato del poder ejecutivo provisional Por más que se pretenda paliar el desafecto de los funcionarios dichos al sistema que hemos adoptado, nadie ignora los esfuerzos que han practicado para frustrar el establecimiento de repúblicas federadas, debido a la energía de las provincias, que a virtud de su constancia han logrado triunfar de la mal disimulada resistencia que siempre opuso el gobierno provisional. Al estado de Jalisco, que ha tenido que arrostrar los combates ruinosos que se le han dirigido, no pueden inspirar la menor confianza unos individuos que han procurado hostilizarle con el hierro, la intriga y la seducción. 183 Esta oposición habría de costarle muy cara a Quintanar y a todo el gobierno de Jalisco. Un proyecto de dictadura fue varias veces citado en 1823 por El Iris de falisco. El Iris temía que en México se tratara de imponer a un dictador «que comprima la fuerza física y moral de los estados, sofoque la libertad de imprenta y persiga a los patriotas». El 19 de abril de 1824, publicaron haber recibido el prospecto de dictadura que constaba de 14 artículos que incluían darle poder a un dictador, reformar o derogar la Constitución y dar una nueva ley de imprenta. Este proyecto se siguió discutiendo en el Congreso y en números subsiguientes, el editor continuó expresando sus temores de que fuera aprobado, ya que si esto sucedía, sería un golpe mortal a la El Iris de jalisco, núm. 46, 15 de marzo de 1824. 326 LA DISPlITA POR LAS CONCIENCIAS federación. 184 En números posteriores, el temor se convirtió en pánico: «Queda aprobada en el Congreso general la facultad que se da al dictador para sacar a campaña la milicia cívica de los Estados y lo mismo ha sucedido con la notable facultad de poder introducir seis mil extranjeros. Mucho tememos por nuestra federación». 185 El tono del editorial era de terror: se ceñía una tremenda catástrofe alrededor del país. Así se expresaba igualmente en este titular amarillista: «La libertad de prensa acabó de hecho. El ejecutivo se ve investido con facultades extraordinarias: un dictamen con poderes para el dictador para centralizar la república y destruir la federación».186 El tema se trató de varias maneras: desde la publicación de una proclama de Bolívar, «único que merece ser dictador»187 o un diálogo al estilo de los de la época, entre Fabricio y Rabino sobre las cosas del día. Estos personajes -e ran dos intransigentes que buscaban que las cosas salieran bien aún con la federación encima, tratando de imponer la dictadura y llamando a Valdés iturbidista hasta que lo desterraran. 188 El tema concluyó con una pequeña nota fechada el 7 de mayo: «La dictadura se ha suspendido por el momento, por miedo a la opinión pública».189 Después, ocasionalmente aparecieron secuelas como la declaración de nada menos que Nicolás España quien confesaba haber escrito el papel titulado Consintiendo dictadura se acaba el federalismo bajo el seudónimo de Josué el de Jalisco. 190 Relacionada con la dictadura, estaba la tremenda aversión del editor por el gobierno central. En su momento, el periódico anunció aprobando la propuesta de que se hiciera renunciar a los 1&1 llS 186 117 183 139 190 lbid., núm. 61, 63, 66. 19, 23 y 30 de abril de 1824. lbid., núm. 68, 5 de mayo de 1824. lbid., núm. 69, 7 de mayo de 1824. lbid., núm. 71, 12 de mayo de 1824. lbid., núm. 72, 14 de mayo de 1824. Ibid., núm. 73, 17 d e mayo de 1824. lbid., núm. 74, 19 de mayo de 1824. Este autor escribió otro papel ese año, El Josué de Jalisco. Josué deteniendo el Sol, o sea eclipse político del periódico de ese nombre visible el martes J3 del corriente. Publicase e11 desagr1111io y defensa de las supremas a11toridades del Estado Ubre de Xalisco. Contra los editores de El Sol que criticaron la política del gobierno de Jalisco de 1111erer sacar a los cspe1ioles de sus empleos. Imprenta de Mariano Rodriguez, col. Lafragua 451, Guadalajara. 1824, p. 41. Lo sorprendente de esto es que Nicolás España sea el autor, ya que será uno de los afectados por la Ley del Caso durante el gobierno de Támez, por sus vínculos con los espailoles y posteriormente ocupará puestos en la administración centralista. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 327 entonces gobernantes: Guerrero y Bravo, ya que no eran ellos los que realmente ejercían el poder, sino Pedro Celestino Negrete, a quien atribuían la separación de Colima para debilitar a Jalisco y Mariano Michelena, de quien en números anteriores habían publicado algunas «Verdades amargas». Una vez más, a este respecto, ponían el ejemplo de los Estados Unidos, donde se podía remover un presidente que no se considerara capaz.191 En el número siguiente, se anunció con beneplácito la renuncia de Michelena y la orden de hacer regresar a Bravo y a Victoria a cumplir con sus puestos. Esta animadversión a las autoridades centrales es un indicativo claro de la pugna de las autoridades locales -Quintanar sobre todoexpresada a través de su órgano principal. En 1827, Pedro Lissautte, editor de varios órganos de p rensa, regresó a la palestra periodística con El Tribuno. Aunque no lo tenemos de primera mano, se dice que éste Ataca la Constitución General como una usurpación de la soberanía de los estados y pretende que ·s e reduzca a cenizas, principalmente por haber adoptado la religión católica. Ultraja atrevidamente a las autoridades y corp oraciones más respetables d e la federación: siembra el gérmen de la anarquía y disolución bajo la apariencia hipócrita de pretender que los estados se constituyan ejerciendo la p lenitud de la soberanía.192 Otro de los temas relativos a la soberanía del Estado y sus relaciones con el centro eran los impuestos. La competencia por estas contribuciones se planteó a raíz de la discusión sobre la Constitución General y de que no se había hecho ningún arreglo para el reparto de los impuestos entre los tres niveles del gobierno. El Congreso Constitucional de Jalisco se vio precisado a rechazar el sistema de clasificación y particulares de los estados, propuesto por el Congreso nacional, mediante oficio de fecha 30 de marzo de 1824, publicado al día siguiente en El lris.193 Este congreso está vivamente persuadido d e la necesidad y obligación en que se halla cada estado de contribuir para el sostén de la 191 El Iris de falisco, núm. 44, marzo de 1824. 192 J.C. «El Tribuno», Águila Mexicana, 13 de agosto de 1827. El Iris de falisco núm. 53, 31 de marzo de 1824. 328 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS federación, manteniendo con decoro, fuerza y dignidad un gobierno general que en el círculo de sus atribuciones provea el orden y administración interna, entretanto que en lo exterior haga respetar la unión de los estados confederados como nación soberana, libre e independiente; pero quiere que esto sea con el buen juicio, distribución, economía e intervención que pide imperiosamente el derecho, capacidad política, seguridad y buen orden de cada estado en particular y de toda la asociación. Si esto no fuese según va indicado, nuestra condición estaría lejos de la libertad a que aspiramos y pasaríamos por la cruel mortificación de proclamamos libres, siendo en realidad míseros tributarios de un poder elevado en medio de sociedades ilusoriamente libres. El espinoso asunto de los impuestos sería tratado de nuevo en 1829 por el periódico ¿Quíén Vive? relacionado también con un renacimiento de los más acendrados sentimientos federalistas del estado. Ese año, ante la invasión española de Barradas, el gobierno central (a través de periódicos como El Correo de la Federación), acusó a Jalisco de no estar cumpliendo con la famosa cuota del Contingente, a lo cual el periódico (órgano no oficial del gobierno moderado de Cañedo) contestó que tal aseveración lejos de ser verdad, era una espantosa mentira y que incluyendo los préstamos que Jalisco había hecho al gobierno central, el Contingente estaba casi cumplido.194 Pero retrocedamos ya a los inicios del federalismo a analizar cómo se comenzó la discusión a este respecto. En el decisivo año de 1823, la antigua intendencia de Guadalajara estaba en el vértice de la separación de México y en la preparación de los fundamentos del federalismo. La cultura política estaba catalizada por la revolución que no había parado desde la insurgencia. Los prohombres jaliscienses eran numerosos y prolíficos: Luis Quintanar, Francisco Severo Maldonado, Prisciliano Sánchez, Juan de Dios Cañedo y Juan Cayetano Portugal, entre otros, figuraban en el escenario nacional a pesar de su arraigado regionalismo. Su ilustración no sólo abarcaba la antigüedad clásica, sino que incluía a los autores contemporáneos, y sus propuestas de gobierno eran a la vez que creativas, desbordantemente sugestivas. Además, Guadalajara era conocida como una provincia de gran cultura polí- 19,I ¿Quién Vive?, núm. 19, 29 de octubre de 1829. LA DISPlJTA POR LAS CONCIENCIAS 329 tica desde la época de la Independencia.195 Cuando el 21 de junio de 1823 la provincia de Guadalajara se convirtió oficialmente en el Estado Libre de Xalisco, un largo camino de discusiones y batallas había sido recorrido desde 1821 cuando se logró la independencia del país y todavía seguirían muchas más para constituir a México y a Xalisco. Desde marzo de 1821 hasta 1823, Jalisco había mantenido la tesis de que el sistema federal era el sistema adecuado para México, como vimos más arriba, algunos de los folletos que propugnaban por el ejercicio de la soberatúa, apuntaban ya hacia el federalismo. Esos folletos fueron los antecedentes de los dos documentos políticos de Luis Quintanar, en 1823, que llevaban el nombre de Voto General de los Pueblos de la Provincia Libre de Xalisco, denominada hasta ahora de Guadalajara, sobre constituir su fomza de gobierno en república federada a los cuales la ciudad d e México res _>ondió con autoritarismo, d escribiendo los planes federalistas como cizaña en traje republicano.196 196 Desde 1813, ya circulaban gracias a la publicación en la capital de la provincia, obras como Política Natural de García Malo y la traducción de los artículos de la Confederación y de "la Constitución de los Estados Urúdos de Norteamérica en 1823", al paralelo que la edición de México. No sólo las obras de los autores de la ilustración francesa, sino también de pensadores ingleses como Jeremías Bentham o Tomas Paine eran profundamente difundidas, citadas y discutidas en el ambiente poUtico jalisciense. Bentham era especialmente interesante por sus ideas acerca de la codificación. Asimismo, los fundamentos teóricos de los estudiosos franceses eran complementados por las recomendaciones utilitarias de Bentharn. Además, muchos seguidores de él figurarian en la política nacional como José Cecilio del Valle y Lorenzo de Zavala. Bentham produjo sus obras no sólo a través de su propia pluma, sino también mediante la difusión que de sus ideas hicieron sus discípulos. Tal es el caso de la obra sobre Táctica de los congresos legislativos, seguida de un tratado de los sofismas políticos escrito por Etienne Dumont que se publicó en Guadalajara en 1823. Esta edición es la pri· mera en español, precediendo aún a la de España, en ella explica las tesis de Bentham sobre la importancia de regular y entender la dinámica de discusiones y procedimientos de los parlamentos. La lectura de Dumont era obligatoria en Guadalajara. Manuel González Oropeza, op. cit., p. 27. Circulaba también la Constitución civil del clero francés. No se encontraron ejemplares de esta última, pero sí algunos folletos denigrándola en las rrúsceláneas de la BPE de 1828. La lectura de estas obras fue complementada por los cursos de jurisprudencia que se podían cursar en la Universidad de Guadalajara. Contestación al Despertador de Guadalajara,10 de jurúo de 1823, 439 LAF, colee· ción Lafragua de la Biblioteca Nacional de México. 330 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS La formación del sistema y de su concordante gobierno en el nuevo estado fue tarea de todas las autoridades jaliscienses del año 1823. Por ello, en julio de ese año, los magistrados de lo que sería el supremo tribunal de justicia firmaron una nota de las medidas que proponía la Audiencia Territorial de ese Estado a su poder legislativo con arreglo al Plan de Gobierno provisional que mandaba observar bajo los principios generales que establecía. En República federada le conviene al Análzuac (1823), firmado por F.M.M. e impreso en Guadalajara, se hablaba de una democracia federada y expresó tal vez por primera vez, una idea que sería luego repetida muchas veces: la necesidad de los estados para darse sus propias leyes y constituciones: Así como el clima, las costumbres, el carácter e interés de (cada provincia), son diversos, así también lo serán sus cód,igos constitucionales. Y serían más idóneos hechos por aquellos que ignoran la localidad de las provincias, genio de los provincianos y pasiones que deben fomentarse o refrendarse en países muy distintos de los que viven o más adecuados dejando libertad para hacerlos a los hijos de cada suelo que sabían con perfección que sea necesario para promover la agricultura, que para las artes, que para la educación. En qué estado de hallen las luces, cómo se desterrarán algunas preocupaciones, de qué medios deban servirse para desarraigar tan perniciosísimo fanatismo religioso, que hace de día en día tan rápidos progresos y en suma, tendrán presente cuanto es de necesidad para una buena y completa legislación, lo que no pueden los que quizá nunca abandonaron la Corte.197 El 12 de marzo de 1823, Luis Quintanar y siete diputados provinciales,198 con el apoyo de los Ayuntamientos, publicaron la Disolución del Congreso Mexicano por el voto de los pueblos y manifiesto de la Junta provincial de la Nueva Galicia 109 donde se insistía en la convocatoria de un nuevo Congreso y se exhortaba al pueblo para que estableciera el sistema federal En él se apuntaba el tipo de federalismo que se pedía para Jalisco: 19i 199 Archivo Lafragua, 439-132 L".F, núm. 1236. Antonio Gutiérrez Ulloa, Juan Cayetano Portugal, José Casal y Blanco, José de Jesús Huerta, UrbanoSanromán, Domingo González Maxemín y Pedro Vélez. Luis Quintanar, Antonio Gutiérrez y Ulloa, Juan Cayetano Portugal, José Casal y Blanco, José de JesúS Huerta, Urbano Sanromán, Domúlgo González LA DISPlITA POR LAS CONCIENOAS 331 Nueva Galicia no tiene celos infundados hacia la que se llamó capital del Imperio y que de hoy en adelante sólo puede llamarse simplemente capital de la provincia de México: no pretende, no aspira a despojar a la orgullosa y turbulenta Tenoxtitlan de la representación que le corresponde en el orden social; su justa pretensión se dirige a conservar la igualdad que le corresponde en el mismo orden y que no se le puede disputar. No es irreflexivo deseo que ha concebido de figurar tanto como ella, ser independiente y gobernarse pos sí sola, porque sabe que puede conseguirlo manteniéndose dentro de los límites que prescribe la justicia... Nueva Galicia no quiere ser una provincia parecida a los signos del zodiaco, quiere parecerse a una Pennsylvannia, a una New Jersey a una New York. Esta es Ja semejanza que más le acomoda, sabe que pude tenerla y la lisonjera de que en efecto la tendrá, la hace gustar del más dulce placer...200 Reiteraban más adelante: ¿Sufrireis ¡oh pueblos! que México os de la ley? Pero si dentro de la provincia teneis quien pueda dictarla con ventajas conocidas ¿a qué fin esperarla desde tan lejos? México se resiente ya de vuestros derechos provinciales a los que ha querido dar el nombre de celos infundados de las provincias. Por consecuencia México no puede veros con el mismo interés que los que por muchos títulos deben considerarse identificados con vosotros. Y sin transición, pasaban a defender el federalismo, pintando los horrores de la república central: ¿Sufrireis que en México ni en ninguna otra parte se establezca una república central que abrace el territorio inmenso del espacioso Anáhuac, una república indivisible semejante a la que en Francia envolvió a la humanidad en las más lamentables desgracias? Detestais esa república, aún su nombre os asusta ... la sola idea de que podais 200 Maxemín y Pedro Vélez. Disolución del Congreso mexicano por el voto de los pueblos y manifiesto de la Junta provincial de Nueva Galicia. Guadalajara, 1823. Reimpreso en México en la oficina de Cabrera. 8 p. Cfr. Piñera Ranúrez, «El federalismo en El Iris de Jalisco y en panfletos de 1823 a 1825» en Estudios Jaliscienses, núm. 22, noviembre d e 1995. El Colegio de Jalisco. Guadalajara. pp. 39-54. p. 43. Diputación provincial de Guadalajara. Manifiesto a los pueblos de Nueva Galicia, 12 de marzo de 1823, José Maria Muriá, El Federalismo en falisco, 1823. INAH, México, 1973, p. 34. 332 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ser esclavos de los aristócratas mexicanos os irrita, maldecís el criminal designio de los que quieran reducimos a situación tan humillante y vergonzosa. Conminaban a los ayuntamientos a expresar su voluntad a fin de confundir a los aristócratas que pretendían ignorarla suponiéndolos incapaces de conocer sus intereses. 201 El Congreso reinstalado se oponía a convocar para la reunión de las nuevas cortes, como lo disponía el Plan de Casa Mata, y aunque el primero de abril había asumido el poder la Junta Militar encabezada por Bravo, Negrete y Victoria, probablemente esto no se sabía en Guadalajara cuando comenzó a circular el impreso que es, de hecho, el primer panfleto autonomista que aparece expedido en Guadalajara el 6 de abril de 1823 por un «cuerpo de liberales» encabezados por José Ramón Pacheco. El ya citado Establecimiento de la república de Guadalajara o sea manifiesto de liberales de dicha ciudad a sus conciudadanos202 también define el tipo de federalismo que se espera para Guadalajara: «la estrecha alianza para lo exterior con las demás provincias y la absoluta independencia de todas ellas para lo interior». Unos cuantos días después, el 23 de abril de ese año, surge en Guadalajara «el primer bosquejo federalista de reestructuración orgánica de los poderes nacionales en 22 artículos más una exhoitación»2º3 que llevaba por título nada menos que Separación de . la Nueva Galicia de todas las provincias de América.204 Aquí, sin ningún ambage, se declaraba a la Provincia de Guadalajara «libre, inde- : pendiente de todas las demás, soberana en sí misma», manteniendo ; relación con las demás provincias sólo en lo tocante a las «relacio- ; nes exteriores». Por lo tanto, no reconocía para otra cosa a los di pu- : tados que la representaban en el Congreso establecido. Y proponía, セ@ asimismo, que si las provincias aceptaban ese plan, «el eslabón que セ@ m 202 2m 2')j ¡ Manifiesto ...., pp. 36-37. l El Cuerpo de Liberales. Establecimiento de la reptíblica en Guadalajara, o sea mani- ,' fiesta de los liberales de dicha ciudad a sus conciudadanos. Guadalajara, 6 de abril : de 1823. Cfr. Piñera Ranúrez, "El federalismo en El Iris de Jalisco y panfletos de ·" 1823 a 1825", Estudios jaliscienses. Núm. 22 (nov.), El Colegio de Jalisco, : guadalajara, 1995, pp. 39-54. /bid., p.41. ' Anónimo, Separación de la Nuéva galicia de todas las provi11cias de América, Gua- " dalajara, 1823, p. 7, Cfr. /bid., p. 42. LA DISPUTA POR LAS CONCJENOAS 333 las una y el testimonio de su alianza será un Congreso perpetuo y central que se fijará en Querétaro o en cualquiera otro punto de más o igual distancia». Proseguía la pugna con el Congreso resintalado que se consideraba soberano y no quería constitutir la nueva Legislatura. De tal suerte, Prisciliano Sánchez publicó un folleto llamado La Imparcialidad y la /usticia, 205 en donde ponía en duda la capacidad del Congreso de «constituir... a la Nación bajo de otra (forma de gobierno) que no sea la monárquica, para la que únicamente se le dio facultad expresa en sus poderes». Se preguntaba Sánchez si estando como estaba variada la opinión general sobre la forma de gobierno, «SÍ será de necesidad dar una nueva convocatoria para otro Congreso a quien expresamente se le concedan facultades amplísimas para constituir en el modo que parezca más conveniente». Ante la actitud renuente del Congreso, las diputaciones rebeldes radicalizaron su postura y declarando extinto el poder del mismo, proclamaron su autonomía. Aunque Nueva Galicia no fue la primera en independizarse, sí fue la primera en pronunciarse abiertamente en contra de los funcionarios y órganos remanentes del imperio. En otro documento, fechado el 13 de mayo, la Proclama de Quintanar a los habitantes de Nueva Galicia sobre la separación del Congreso Mexicano, se reiteraban los inconvenientes del sistema central así como la voluntad de la Diputación Provincial y del Ayuntamiento de constituir una república federada. Recelaba el mandatario de la facción del recién reinstalado Congreso de querer establecer una república central y aseguraba que ninguna provincia debía convenir en ello. Yo que tengo el honor de hallarme al frente de esta, que la considero digna de mejor suerte que la que puede proporcionarle el actual gobierno o la forma central, que conozco la conveniencia y utilidad que indudablemente le atraerá el federalismo, me he declarado por sus deseos, y principiando por suspender de acuerdo con la Exma. Diputación las remisiones de caudales a México, he impuesto por carta de ayer al Supremo Poder Ejecutivo de esta deliberación, advirtiéndole que estoy decidido a sostenerla en todo trance y que para llJS Prisciliano Sánchez, La Imparcialidad y la /11sticia, México, 1823. Imprenta de Mariano Ontiveros, 16 pp. Cfr. ldem. 334 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS el intento, he cubierto la frontera de mi mando sin perjuicio de tomar las medidas de precaución que son necesarias para impedir cualquier invasión que se dirija contra nosotros.206 Confiaba en que el Congreso respetara el derecho del pueblo de constituirse según su voluntad, si no, nada será en este caso más santo que oponerles nuestro entusiasmo con la fuerza que es susceptible el número de habitantes de este distrito. Las provincias limítrofes y demás hermanas es de esperar ejecuten otro tanto y aquí se seguirá el hacerse incontrastable nuestra opinión.207 Este desconocimiento de la Legislatura y autoridades centrales, como recordaremos, provocó la remoción del mando de Luis Quintanar y la invasión a Guadalajara por un ejército con José Joaquín de Herrera a la cabeza, después del cual, la Diputación finalmente, reconoció a México «como centro de unión». El Iris de Jalisco, como ya hemos mencionado, fue uno de los órganos que se tomó más en serio su papel de vigilancia al poder. En lo que concierne a las discusiones del Congreso General en torno al federalismo, el periódico trató los siguientes aspectos: la pregunta central era si realmente la voluntad general estaba a favor de la República Federada. A este respecto, el periódico incluyó un fragmento de las discusiones del Congreso del 3 de diciembre de 1823. El Sr. Bustamante (Carlos María) manifestó que el pueblo hebreo pidió rey y se hizo infeliz y las provincias piden federación para serlo: dijo que no sabían lo que era esta forma de gobierno; expuso que siendo 'la federación una especie de separación era muy peligrosa y temía muy temibles consecuencias verificada esa separación. El 2lJ6 Luis Quintanar, Proclama a los habitantes de Nueva Galicia sobre la separación del Congreso Mexicano. /bid. p. 41. Proclama ... p. 41. Ya en un documento citado que suscribe la diputación provincial, se lanzan amenazas parecidas: El carácter beligerante de la diputación no se esconde al afirmar: «Tome enhorabuena México el partido que más le acomode, pero si insiste en querer sostener un derecho de dominación urúversal sobre las provincias, sepa desde ahora que el estado libre de Xalisco concentrando su valor y sus luces en el Valle de Atemajac renovará con ventajas los tiempos heroicos de la república de Tlaxcala».Cfr. el Manifiesto a los pueblos de Nueva Galicia, /dem. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 335 Sr. Espinosa ... impugnó a Guadalajara en cuanto a haber manifestado ser la voluntad general la república federal, leyendo al efecto varios documentos... sosteniendo lo referido con más vigor; añadiendo que apostaba doble a sencillo a que si Guadalajara o México daba otro manifiesto y los Ayuntamientos lo apoyaban para inclinar a los pueblos a otro sistema, sin duda alguna producía el efecto y lo comprobó con la coronación del Sr. Iturbide, la felicitación que tuvo el Congreso pasado y la ninguna gestión que hicieron las provincias entonces.208 En este punto, el periód ico recogió puntualmente las discusiones entre los diversos diputados, algunos de ellos afirmando precisamente que el pueblo no debía decidir, que no se debía tomar en cuenta la voluntad general (Becerra) trayendo a colación a renombrados autores, entre elJos a Rousseau, Paley, Desui-de-Tracy, Blanco y Bentham. Es curioso el comentario del periódico al respecto, de estos autores, informaban, ninguno es norteamericano «en cuyos sentimientos se ha identificado por costumbre, por interés y por convencimiento la adhesión a esta especie de gobiemo» (el federalismo).209 Además que la experiencia práctica decía que el mejor gobierno era el de Norteamérica «donde compiten armoniosamente la libertad y el orden, el concurso y la prosperidad de fuerzas en la asociación y la independencia en los asociados».210 El desacuerdo del editor con el diputado Becerra se extendió a más de un número del periódico. Valdés opinaba que una vez establecida la Constitución, los pueblos debían comprometer su voluntad en la de sus representantes para la sanción de las leyes, habiendo ya una pauta fundamental, pero no antes. 211 Vemos que seguía preocupando en grado sumo el espinoso problema de la representación. Para apoyar su postura respecto a la elección de Jalisco por la república federal, Valdés copió una declaración del Ministro de Relaciones, Lucas Alamán (?!) sobre la situación de Jalisco. Cu.ando comprendí cuál era la posición de Guadalajara (sobre erigirse en estado independiente), creí mi deber, atendido el estado de la nación, pedir sesión secreta en el Congreso, la que me fue concedi208 1ffl El Iris de /11/isco, núm. 9, 18 de diciembre de 1823. /bid., núm.10, 22 de diciembre de 1823. 210 ldem. 211 /bid., núm.11, 24 de diciembre de 1823. 336 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS da y ahí expuse cuanto juzgué conveniente al bien de esta provincia y de toda la nación. El gobierno dio el mismo paso dos e tres días después y desde ese momento trabajé constantemente por la federación, ya con mis opiniones en el Congreso o con mis escritos en el público... (después) puse mi voto en contra cuando se indicó algobierno bajo la garantía de un decreto soberano que usase de la fuerza contra las autoridades de Guadalajara no siendo bastante los medios suaves. El congreso y el gobierno, obstinados en contrariar esta voluntad decidida de las provincias, causaron a mi ver, las turbaciones que pudieron haberlos conducido a los horrores de la guerra civil...el Congreso expidió el decreto del 21 de mayo y el gobierno lo hubiera cumplido si no le faltan a la vez fuerzas y opinión en que apoyar sus medidas hostiles contra la inmortal Jalisco y su digna hermana Zacatecas.212 Al cierre de sesiones del Congreso General Constituyente el 30 de diciembre de 1824, el presidente de la asamblea, José de Jesús Huerta, pronunció un discurso contestando al de Guadalupe Victoria, presidente de la república. Felicitaba a los legisladores por haber colocado a la nación en el rango que le corresponde y cimentándola sobre «firmes e indestructibles bases»: Confundisteis con vuestra sabiduría los errados cálculos de los políticos que casi no podían contener la risa al oír hablar de federación y de estados soberanos. Los habeis desengañado de que no fue un delito de anarquistas exaltados pretender que se erigiesen en esta parte del globo repúblicas que no tardasen en rivalizar con las Jerseys y Pennsylvanias del Norte. Habeis resuelto los problemas sobre si podía ser que hubiese muchas sobera.rúas en provincias que habían formado una sola nación; si era posible hacerlas independientes sin que por eso dejasen de reconocer un centro común en donde se ventilasen los intereses generales y si separándolas unas de otras podrían, sin embargo, seguir componiendo un todo bien compacto, sil : セオ・@ se aflojasen los vínculos con que debían mantenerse estrechamente unidas.213 Por la relación íntima que guardó para Jalisco en esos momentos el tema de lturbide, hemos decidido en este trabajo incluir algunos comentarios al respecto. 212 213 lbid., núm. 11, 24 de diciembre de 1823. /bid., núm. 172, 3 de enero de 1825. LA DISPUTA POR LAS CONClcNCIAS 337 A los federalistas jaliscienses se les acusó de iturbidismo, especialmente a Quintanar y por ende a su portavoz, Antonio J. Valdés y a su periódico, «atribuyéndoles como única explicación de su rebeldía contra la represión centralista, una maquinación para restituir localmente la monarquía criolla».214 Esta acusación se ha repetido desde El Sol, su rival contemporáneo, hasta el bibliógrafo Iguíniz. Ya se ha tratado el asunto en otra parte de este trabajo.215 Aquí se mencionará la presencia del conflicto en el periódico. Constantemente se referían los redactores de El Iris a Iturbide como «el libertador de Anáhuac», además nunca cejaron en mostrarle su simpatía, acusando a sus denostadores de ingratitud. Por otra parte, no aceptarían jamás el calificativo de «monarquistas» que también se les dio. Alegaban que si bien en un tiempo habían defendido la monarquía ya que ésta era sinónimo de libertad e independencia de España, cuando dejó de serlo, se confesaron abiertamente federalistas y republicanos. Asimismo, en una polémica contra el señor Fernández Aguado, Valdés confesaba que al principio la provincia lo había nombrado para formar una monarquía, aunque después se había vuelto federalista. 216 Devolvi6 en cambio la acusación a sus denostadores, llamándoles «borbonistas» - adjetivo por lo demás muy socorrido para ser aplicado a todo disidente-, que utilizaban la treta dellamarles iturbidistas para separar al pueblo y llevar a cabo sus maléficos planes de instalar en México una monarquía española. A esta discusión se dedicaron muchas páginas a lo largo de la vida del periódico. Ilustrativa en verdad resulta la polémica que estableció el periódico con El Sol todo su año de vida. El periódico capitalino llama a El Iris, «Criatura de Iturbide» y a Jalisco monarquista. En varias ocasiones analizaban el discurso del periódico y constataban que jamás El Sol publicó los decretos ni de Jalisco ni de Zacatecas sobre federación y en cambio sí los discursos y proclamas del ídolo de los borbonistas (Pedro Celestino Negrete) .217 Copiaron de El Archivista de Veracruz ue ese mismo mes, una impugnación a El Sol cuyo corresponsal en Londres afirmaba que lturbide era un hombre superficial e inepto para llevar a cabo una empresa. El Archivista preguntaba indignado: <<¿quién ejecutó la grande obra de nuestra 21' m ?16 m Piñera Ramfrez, op. cit., p. 49. Cfr. Parte 1, cap. 4. El Iris de falisco, núm. 18, 9 de enero de 1824. /bid., núm. 50, 24 de marzo, 1824. 338 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS independencia?». El Sol denostaba a El Jrís por llamar a Jturbide el «Libertador de Anáhuac» y lo acusaban de haber sido quien dio la orden de expulsar a los españoles, cuando, según El Iris, habfa sido justo y generoso con ellos, lo cual incluso le había valido el abandono de los suyos. Como dijimos, este periódico acusó a El Sol en varias ocasiones de tratar de dividir la opinión sobre Iturbide para restaurar el absolutismo borbónico.218 Uno de los artículos más ilustrativos al respecto es «Reí argumentum dicam», donde decía: «Se nos calumnia de iturbidismo, pero sin la menor prueba ni fundamento racional, porque en cualquier sentido que Jalisco lo sea, toda la nación lo es. Lejos de eso, este estado heróico ha sido el baluarte de una libertad luminosa: su hermoso cielo parece que influye suavemente en la unión y analogía de sentimientos: Ja voz de federación que como relámpago disipó los nublados que ofuscaban a la república, aquí tuvo su origen».21 9 Esta afirmación resulta muy interesante, y en gran medida válida. Si fueron iturbidistas, eso fue en la misma medida que el resto de la «opinión pública» de Guadalajara, en esos momentos. Ésa es la hipótesis de este trabajo, a pesar de que los historiadores pretendan que no fue así. Contra Anastasio Bustamante, se rumoraba en el momento que sus tropas estaban listas a levantarse a favor de lturbide, lo cual él negaba, declarándose enemigo de los borbonistas. Apareció por esos días un papel llamado Si Jalisco no se independe de México, el Anáhuac no se independe de España, recibido con gran escándalo en la ciudad de México como una prueba más de los afanes belicosos de Jalisco. El periódico opinaba que ese hecho no era más que una parte del plan de debilitamiento que México estaba ejerciendo sobre el Estado para tener razones de atacarlo. La respuesta de Quintanar fue publicar un bando contra los autores de los pasquines sediciosos. 220 La reacción del centro no se hizo esperar, dándose a conocer en el periódico como una simple noticia: «Se dice que salió una columna de granaderos para unirse a Negrete y Herrera con dirección a Guadalajara. Fue descubierta. una conspiración iturbidista en esta ciudad».221 A partir del 26 de mayo de 1824, como ya dijimos los 218 m 220 221 lbid., núms. 51, 52 y 53; 26, 29 y 31 de marzo de 1824. Tbid., núm. 70, 10 de mayo de 1824. lbid., múm. 72, 14 de mayo de 1824. /bid., núm. 76, 24 de mayo de 1824. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 339 acontecimientos que tienen lugar en Guadalajara adquieren mucha importancia. Dos días después de haber sido anunciada la cons?iración,222 el gobernador Luis Quintanar se dirigió al pueblo, para informarle de una posible invasión a Jalisco, sin previo aviso, por lo que se veía en la necesidad de defender el territorio del Estado. Echaba a la culpa a «la facción borbónica» de haber movido quién sabe qué resortes para que los mexicanos atacaran a los mexicanos. Hacía un llamado para defender la federación y a las milicias de presentarse a combatir. En ese mismo número, se presentó la proclama de José Joaquin de Herrera desde Valladolid, acusando a Jalisco de «ideas subversivas y anarquistas que quieren dividir a la nación». Les llamaba «déspotas de Europa o de la tiranía doméstica» que de federalistas sólo tenían la máscara. De ah í en adelante, el periódico estaría lleno de proclamas de los diferentes jefes militares, excitando a la defensa o al ataque: Anastasio Bustamante llamaba a Jalisco «la cuna del federalismo» que se veía atacada sin motivo que justificara tan violenta agresión. «Se ha intrigado escandalosamente para introducirnos la discordia, el conflicto y la sedición». Esto, Bustamante lo atribuía a que el gobierno no había atendido al Congreso local cuando éste aconsejó la remoción de ciertos funcionarios españoles. 223 En su punto de vista, el plan era doblegar a Jalisco, para luego hacerlo con el resto del país. Tomó entonces como divisa: «Odio a los tiranos domésticos o extranjeros y fraternidad entre los estados». Pedro Otero, por parte de las fuerzas del centro contra Jalisco, afirmaba que ahí había un partido contra la libertad. Excitaba a sus tropas a unirse al <<héroe ·verdadero» Nicolás Bravo y contra «el tirano Iturbide». 224 Mientras que los aliados de Nicolás Bravo estaban instando a los alcaldes de diversas poblaciones (Qui tupan, en este caso) a unirse a ellos y desconocer al Gobernador. Ese alcalde se rehusó terminantemente.225 Sin embargo, del bando de los jaliscienses, también hubo quienes quisieran incitar a la sedición a las tropas de Bravo,226 quien, por su m 226 /bid., núm. 78, 28 de mayo de 1824. /bid., núm. 79, 31 de mayo de 1824. /bid., núm. 81, 4 de junio de 1824. /bid., núm. 82, 7 de junio de 1824. Según lo afirma el oficio de Nicolás Bravo al comandante del regimiento 13. El Iris, núm. 83 del 9 de junio de 1824: Quintanar y Bustamante querían seducir a 340 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS parte, en una proclama, hablaba de los que se empeñaban en «destruir la presente forma de gobierno y que están reunidos en la capital del estado». Del bando contrario, el militar Miguel Borja arengaba a sus tropas hablando de que «una facción borbónica se ha levantado en medio de México. El mundo entero sabe que Guadalajara es la escuela donde estos mismos que la insultan aprendieron a ser federalistas», concluyendo con la que debería ser la divisa de los hijos de Jalisco: «Barbones no, república federada». El comandante del regimiento, Juan José Andrade por su parte, agregaba que prefería obedecer a los sediciosos, para defender a la Patria y al sistema federal. 227 No pasó mucho tiempo antes de que se resolviera el conflicto. El 14 de junio, se dio la noticia de la reconciliación entre el gobierno general y el de Jalisco el día 11, sin derramamiento de sangre. Nicolás Bravo compareció frente al Congreso del Estado. Todos estaban de acuerdo, una vez más en defender al federalismo y este jefe aclaraba que las intenciones del Gobierno Central nunca habían sido imponer la dictadura. La respuesta del Congreso fue que se había calumniado a Jalisco de querer el regreso de Iturbide, sin embargo el gobierno estatal lo único que estaba defendiendo era el federalismo y la autonomía del estado. 228 Las acusaciones, a Quintanar y Bustamante en el seno del Congreso General, no se hicieron esperar y fueron publicadas puntualmente en el periódico.229 Sobre la posible verdad de ellas discutimos en otro lugar. Aquí constatamos que estas noticias en El In's de Jalisco, órgano que apoyaba a Quintanar, se presentaron así, como sim· ples noticias, ocupando un pequeño espacio en el periódico, en páginas interiores, con una cierta pretensión «imparcial», sin comentario alguno por parte del redactor. La manera como se manejaron las acusaciones podría hacernos reflexionar sobre algunas coincidencias irrefutables: el odio confeso a los españoles por parte este regimiento a contravenir las órdenes de Bravo. Éste, ya instalado en La Barca, llama a estos dos jefes militares «jefes levantados contra la autoridad legitima que canúnan a su ruina». lbid., núm. 83, 9 de junio de 1824. lbid., núm. 87, 17 de junio de 1824. lbid., núm. 90, 26 de junio de 1824. Eduardo García de pronto, después de haber aparecido en las páginas del periódico como un gobernante muy querido por sus subalternos, aparece en el núm. 91 dos dias después como un «facdoso» que finalmente fue detenido en Tepic. Las acusaciones de los ministros de Relaciones y Guerra se copian completas hasta el núm. 94 del 5 de julio. ., 1 _. セ@ ᄋセ@ l セ@ .;i セ@ セ@ セ@ セ@ LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 341 del editor de El Iris, la simpatía también difícil de ocultar por el ex emperador, la repugnancia al «gobierno actual», la cual si bien un tanto tímidamente, sí se mostró en las páginas del periódico como hemos cotejado más arriba, descontento que fue in crecendo en los últimos números, lo cual explicaría el amarillismo de «la tragedia inminente que se cierne sobre el país», y los ominosos presagios de una dictadura que ciertamente justificaría algunas acciones de Jalisco, estado acérrimo defensor de las libertades. Este lenguaje un tanto cifrado por parte del periódico, aunado a los rumores desmentidos de la preparación de un ejército por parte de Bustamante; este coqueteo con Iturbide y la adversión expresa por el poder central, especialmente por Nicolás Bravo, podrían hacemos sospechar que en efecto, se preparaba una conspiración, si no para hacer regresar al emperador (que en esos días estaba por desembarcar en Tampico, en efecto), sí con las finalidades que el ministro de la Guerra apuntaba en su acusación.230 La noticia del fusilamiento de Iturbide se dio también de manera sumamente escueta, a través de remitidos de otros estados 231 y todavía un mes después se siguieron publica¡1do noticias de Londres sobre su regreso. El 20 de agosto se publicaron extractos de varias cartas desde Padilla y Soto la Marina en El Sol, sobre la ejecución del exemperador, para destruir «la ilusión de que por ignorar los pormenores de su trágica escena han tenido por falsa la noticia de su fin funesto, a pesar de la autenticidad de los documentos publicados en los periódicos». El Iris no hizo comentarios.232 En relación con estos asuntos, son relevantes los folletos que ven la luz el año de 1823: Observaciones a la carta que el 25 de julio dirigió el Exmo Sr. Pedro Celestino Negrete al ciudadano gobernador de jalisco, 233 que en más de cien páginas, puso de relieve la conducta indebida de Negrete al atacar Jalisco. El autor defendía a Iturbide y la república federada. Este es un detalle importante, porque siempre se atacó a los iturbidistas de querer la monarquía. Éstos, atacaban a los borbonistas de querer lo mismo, y no sólo eso, sino de 2.lO 2.ll 2.\2 lll Véase la primera parte del trabajo. /bid., núm. 105, 30 de julio de 1824 y ss. /bid., núm. 114, 20 de agos to de 1824. Obseroaciones a la carta qtte en 25 del último julio dirigió el Exmo. Sr. Pedro Celestino Negrete al C. Gobernador del Estado Libre de Xa/isco Luis Quintanar. Imp. de Urbano Saruomán, Guadalajara, 1823, 113 p. Mise. 4, BPE. 342 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS querer una monarquía ejercida por un príncipe español. En un segundo papel, éste de 1824, La verdad vindicada contra los agravios inferidos por los editores de El Sol, e l autor reiteraba que sí, en efecto, querían a Iturbide y a la república: «Iturbide pudo haberse equivocado en el conocimiento de la voluntad general, pero una vez conocida, la siguió constantemente». El autor quería probar con ello que república federada e Iturbide no eran incompatibles. Ni Iturbide ni los iturbidistas querían una monarquía más que como expresión de la voluntad general; fueron precisamente los borbonistas quienes extraviaron la voluntad, haciéndole desear la monarquía. Así, se prefirió un paisano que había hecho favores a la patria en vez de alguien de la casa de Borbón. 234 Otro de los papeles que circuló durante el gobierno de Quintanar para exasperación del gobierno central fue un Credo, paráfrasis de dicha oración, alabando a Iturbide.235 Con éste terminan, en la prensa y en otros papeles públicos, las alusiones directas al conflicto de Quintanar con el gobierno central; el iturbidismo quedó, por lo menos parcialmente, sepultado. El papel del pueblo en la elección del sistema federal se trató en diversos periódicos y folletos. En algunas proclamas, por ejem· plo, Quintanar reiteró «el dulce placer» que tendría el pueblo al escoger con toda libertad a sus representantes. Por otro lado, aseguraba que la dificultad estribaba en «conocer el fondo de sus ver· <laderos intereses», ya que una vez hecho esto, nada era más fácil que pulsar los resortes que los guiarían a la «íntima felicidad». «Uni· formada la opinión, se hace ésta insuperable y por consecuencia, aquéllos (los pueblos) ven reducidos a efecto sus deseos». 236 El gobernador instaba a las autoridades de la Provincia a ha· blar al pueblo acerca de las ventajas del sistema federal, dado que «los papeles públicos se leen poco», aunque tal vez más importante haya sido la recomendación que hizo Quintanar a las autoridades de oír la opinión del pueblo «pues las luces del siglo demandan ya 2)5 2J6 La verdad vindicada contra los agravios inferidos por los editorrs el Sol. Imp de Sanromán. Guadalajara, 1824, Mise. 172, BPE. Este credo Jo reprodujimos en Ja primera parte de este trabajo. Está tomado de Alberto Santoscoy «Canon cronológico razonado de los gobernantes de Jalisco», Obras Completas, t. I, p. 80. Él, a su vez, lo tomó del C11adro Histórico de Carlos Maria de Bustamante. Luis Quintanar, CirC11lar, Guadalajara, 1823. En Muriá, op. cit., pp. 42-43. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 343 en todos los casos la mayoría de votos manifestados sin coartación y con toda la facultad en los hombres libres, en cuyo estado, la violencia es mirada como un acto de despotismo». 237 Una preocupación natural del momento, aunque se prolongaría por todo el periodo de estudio, fue la de instruir al pueblo sobre lo que eran los sistemas federal y central. El primero de ellos fue definido por Quintanar de esta manera: Por éste las provincias dictan sus leyes peculiares y económicas, promueven por sí mismas todas las fuentes de la abundancia, crian sus fondos de las contribuciones, que con conocimiento y equidad consideran necesarias: se excusan de ocurrir a largas distancias en reclamación, tal vez de lo que pugna con los intereses de otros pueblos; y por cuyo hecho se hace inaccesible su consecución, al mismo tiempo que molesta la dilación de cualquiera despacho favorable o adverso, se evita de concurrir con frecuentes y cuantiosas sumas para los gastos de la república general....En la república federada se presenta abierto siempre el santuario de las leyes, se respeta la religión, la propiedad, la igualdad y se administra prontamente la justicia por medio de una Asamblea Soberana provincial nombrada con libertad de ciudadanos de toda la provincia, los más acreditados de ilustración y virtudes cívicas: cada una de ellas traza los límites de su defensa interior para librarla siempre de agresiones extranjeras. Premia a los ciudadanos según su mérito, según el conocimiento inmediato que de ellos se tiene... Mientras que la república central: absorbe todas las facultades de los pueblos, dictamina lo que leparece sobre el ejercicio de los poderes y no puede atender oportunamente a sus necesidades, porque siendo sus deliberaciones comunes tal vez, y aún si acaso, aumentan aquellas en algunos lugares según sus circunstancias y cuando esto viene a remediarse es ya después de sufrir una grave extorsión...(el gobierno central} puede distribuir premios entre los sujetos que no lo merecen y que se saben aprovechar para adquirirlos de la falta de conocimiento persc;mal, de sus circunstancias y finalmente, de la distancia en que se miran.;ua 237 m Circular... p. 42. Circular... pp. 42-43. 344 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS Por su parte el Ayuntamiento de Guadalajara en esas mismas fechas explicaba: República federada quiere decir una comunidad bien arreglada, aliada y relacionada con las demás repúblicas de la nación que son las otras provincias, cuyos gobernantes y funcionarios públicos son nombrados por los que la componen, de entre ellos mismos por limitado tiempo, que concluido se sujetan a Ja más estrecha residencia de sus operaciones, siendo desconocida en este sistema de gobierno Ja injusta inviolabilidad con que se ha provocado a Jos reyes y emperad o res a que sean tiranos. Allí n o se conceden las insultantes distinciones, los títulos retumbantes y las preeminencias injustas debidas solamente a Ja casualidad del nacimiento. Tod os nacen iguales. El mérito, la aplicación, el talento y las virtudes son las únicas gradas por donde se sube al mando, a la magistratura, al generalato y sobre todos los demás empleos eclesiásticos, civiles y militares. Las riquezas y comodidades son fruto de la industria y del trabajo. Los sagrados derechos de propiedad, seguridad, individual y libertad son en todos indistintamente respetados y la Ley es siempre una misma para todos sin acepción (sic) de personas...239 Sin embargo, previendo la preocupación de los católicos respecto a este sistema de gobierno, aclaraban: No temais católico, religioso y pacífico pueblo de Guadalajara, que nuestra sacrosanta y augusta religión padezca d etrimento alguno por el establecimiento de un gobierno republicano, de cuya esencia no es ni en manera alguna le pertenece como parte integral de la tolerancia de otros cultos, el deprecio de los dignos ministros del altísimo y la d esolación de Jos claustros: antes por el contrario, al cultivar vosotros las virtudes que deben formar un buen republicano, perfeccionareis las que os inspira el evangelio... La resolución de erguirse en Estado soberano expresada en la De- claración de independencia de Guadalajara, bajo el nombre de Estado Soberano, libre de Jalisco, Plan de Gobierno y bases de su Constitución política,240 donde además se expresaba la voluntad de todos los U9 Ayuntamiento de Guadalajara, Beneméritos /1abiumtes de Guadalajara, 15 de mayo de 1823, en Muriá, op. cit., pp. 43-44. Dedaradón de Independencia de Guadalajara. s.p.i. 1 p. Cfr. Pi.i'lera Ra.mirez, op. cit., p. 44. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 345 pueblos de la provincia por el sistema de gobierno representativo federado, fue combatida por medio de pasquines y folletos, ya que en realidad el federalismo era una de las propuestas que debía ser sometida al segundo Congreso cuando fuese elegido, por tanto sus opositores trataban de desacredita rlo ante la opinión pública. Uno de estos folletos se titulaba Contra el Sr. Quintanar y la atrevida junta de Guadalajara, al cual se combatió a través de Al Atrevido e impolítico escritor que impugna Ja heróica resolución de Guadalajara en constituirse en república federal. 241 Éste acusaba al autor del primer folleto de estar guiado por detestables principios para desconceptuar la resolución heróica de los habitantes de Jalisco para establecer la república federada, que era la forma de gobierno «más análoga a nuestras circunstancias y el único medio de ser libres, después que las luces del siglo han descubierto las usurpaciones y tiraruas de los reyes». Llamaban a la Excelentísima Diputación «el observatorio de la opinión», la cual no podía mantenerse indiferente «Contra la impetuosidad de ideas tan uniformes». Asi, Luis Quintanar, quien «ha dado tantas pruebas de su patriotismo desde que se unió al ejército de las tres garantías», acaudilló el movimiento y todo el pueblo de Jalisco «tremolando el estandarte de la libertad», había .proclamado «¡República Federada o Muerte!» El 21 de junio de 1823 se publicó el Plan de Gobierno Provisional, cuyo artículo 3 designaba al estado de Xalisco como «libre, independiente y soberano de sí mismo y no reconocerá otras relaciones con los demás estad os o Provincias que las de fraternidad y confederación», tal como se había propuesto que fuera el federalismo jalisciense, mientras que el 5, designaba al gobierno de Jalisco como popular y representativo.242 El 28 de julio de 1823, antes de que se celebraran en todo el país las elecciones para diputados al Nuevo Congreso y sin que existiera siquiera un anteproyecto de la Constitución, Prisciliano Sánchez, delegado por Jalisco, publicó en la ciudad de México 23 Indicaciones Previas al Pacto Federal y 14 Bases para las Constituciones Particulares de los Estados en lo que habría de llamarse El Pacto Federal V.R. Al atrevido e impolítico escritor que impugna la Jrer6ica resolución de G11adalaja· ra e11 constituirse en rep1íblica federal. G uadalajara, 1823, reimpreso en México en la oficina de Cabrera, 8 pp. Cfr. Piñera Ramírez, op. cit., p. 45. Pla11 de Gobierno Provisional del Nuevo estado de Jalisco, 21 de junio de 1823. En Muriá, op. cit., pp. 47-49. 346 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS del Anáhuac,243 refrendaba con ello al federalismo como el camino viable para el país y eliminaba el término de México para el nombre de la nación y lo sustituía por el de Anáhuac. El federalismo, aseguraba, era lo más natural si se quería la libertad en todos los sentidos, lo llamaba «invento feliz de la política», indicado por los sentimientos de la naturaleza siempre iguales, siempre constantes y nunca resistibles... era el único capaz de proveer a todas las necesidades del hombre y traería la riqueza de la naturaleza. Siguiendo otra de las tendencias de la época, la cual trataba de equiparar federalismo con moralidad, e igualando ese sistema con virtud cívica por excelencia, cifraba todas sus esperanzas en el sistema federal y afirma.baque éste será el taller de la moralidad, el plantel de la filantropía, el foco de la ilustración y el seminario de las virtudes sociales. El multiplicará en breve nuestra población, asegurará nuestra paz, será el escudo impenetrable de nuestras libertades, hará pulular por todas partes la heroicidad y colocará a los americanos en el distinguido rango que son llamados a ocupar entre las naciones ilustres.244 Los enemigos del federalismo, por tanto, eran calificados como aquellos que i.ntentaban sobreponer sus intereses aislados y mezquinos a la felicidad de sus semejantes. Ya que las virtudes que el federalismo conllevaba eran la austeridad y el buen orden, sus enemigos las temían. Éstos eran los corruptos y los que tenían aspiraciones monárquicas. Así, el pueblo no debía temer al nuevo sistema, ya que el único peligro real era que el país no se pusiera de acuerdo en qué tipo de gobierno quería. Sánchez tocó en el Pacto Federal un punto esencial: las Diputaciones Provinciales. Les atribuía un carácter muy distinto del que tenían, ᆱーセイ@ necesidad y conveniencia pública para hacer la salud de la patria (ley superior a las escritas)». Así, las Diputaciones eran las que estaban dirigiendo la opinión de las provincias y habían sido el órgano de la voz de la nación. 245 Ellas «desbarataron el trono con 2H Prisciliano Sánchez. El Pacto Federal del A11áliunc, p. 2. ldem. /bid. p . 8. En el caso del federalismo, Nettie Lee Benson ha demostrado que los gobiernos estatales del sistema federal nacieron de la «diputación provincia(,, establecida en la constitución de 1812, siendo Ramos Arizpe el agente principal en su creación, ya que en esta Constitución no se estipuló la existencia de LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 347 un débil soplo», habían pedido la convocatoria para un nuevo Congreso y habían pugnado por la república federada. «Ya estaríamos en ella sin la menor contradicción, arguye Sánchez, si ・セ@ Congreso actual hubiera coayuvado a sus deseos». Instaba a todos a votar por sus diputados para que ellos eligieran el federalismo en el Congreso: «Nuevos Padres de la Patria, venid persuadidos de que la opinión general es la que sostiene a las autoridad en un gobierno libre».246 Dentro de sus propuestas, y entrando en el tema de quién debía encargarse de las diversas tareas pendientes, Sánchez establecía que fuera el Supremo Poder Judicial el que «termine las discordias y oposiciones de un estado con otro en lo contencioso» y «que haga efectiva la responsabilidad... de todos los infractores del Pacto Federal>). El establecimiento del sistema federal no impidió que se siguiera tratando el tema de las virtudes cívicas aunándolas con el federalismo en diversos periódicos de Guadalajara. En El Nivel de 1825, se publicó un artículo de contenidos federalistas, sobre los deberes patrióticos del ciudadano. Lo titularon «Diálogo entre el patriota y W@ el ー。ョ」ゥウエᄏLRセ comenzando con este versito: «Como tú no me faltes, pan de mi alforja, caiga el mundo o levante, nada me importa». En él, el pancista decía al patriota que no debía fatigarse con tareas de servir a la patria, que además la religión aconsejaba alejarse del espíritu del siglo y dedicarse a la meditación, siendo esto muy bueno para la comodidad personal y el cuidado de sus propios intere- 2'6 un virrey, el jefe político era el responsable ante el rey y las cortes de España y constitucionalmente independiente de las demás provincias y el gobierno central. Éste fue el precedente legal del regionalismo y luego el federalismo entre 1822-1824 . Hale, op. cit., pp. 81-82 El tratado de Córdoba dejó intacta Ja Constitución de 1812. Se creó un gobierno central sometido a lturbide. A fines de 1822 el Plan de Casa Mata estableció un control completo en cuestiones de administraciones provinciales correspondiente a las diputaciones. El jefe político se convirtió en figura de elección provincial. Ante la inexistencia de un gobierno c1mtral, las provincias se dispusieron a crearlo. Al suprimirse Ja autoridad central, primero en Madrid en 1821 y Juego en México en 1823, Ja acción de Ja provincia mexicana fue semejante a la de las provincias peninsulares de 18081812 Las provincias recrearon un gobierno central. As\, es entendible uncentralismo como el de Mora como la expresión de los intereses de la provincia central más poderosa de México con las pretensiones de una más alejada como Ja de Guadalajara. Jdem. Sánchez, op. cit., p. 13. El Nivel, núm. 146-148, del 4 al 9 de agosto de 1825. 348 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ses sin preocuparse por nada más. El patriota, por su parte, culpaba al fanatismo el alabar la ociocidad y la holgazanería y privar a la gente de sus tareas y obligaciones con la sociedad, haciéndoles creer que halagaban a Dios con tareas insignificantes. Afirmaba que el hombre tenía dos seres: el natural y el político, por tanto se debía a sus padres y a la sociedad. Si la sociedad le había dado todo al hombre gracias al ejercicio de las leyes, los bienes que el hombre tenia no debían ser para uno solo. Era preciso buscar el bien común porque el hombre a la patria se debía. El árbol que no diera fruto, no debía ocupar terreno de balde, debía ser arrojado al fuego. Todos debían trabajar para disfrutar del fruto común. Para ello, ningún sistema era mejor que el Republicano Federal, en él, los mismos ciudadanos · administraban el Estado, pero para sostenerlo se necesitaba empeño, actividad, entusiasmo por el bien común y toda clase de sacrificios, en una palabra, se necesitaba del espíritu público, es decir, deseo e interés de que prosperara la patria. Se abominaba a los jaliscienses que no habían querido pagar las contribuciones y habían preferido dejarse embargar, a esos «díscolos que han sobresalido en ingratitud, en perversidad y en altanería ー。イセ@ negarle los auxilios debidos a la madre que les dio el ser levantándolos del polvo» a ellos, se les llamaba «pancistas». El Iris de Jalisco siguió esta misma corriente. La filiación federalista del periódico se mostró desde el primer momento,248 entró en disputa con el periódico capitalino El Sol que, a opinión de El Iris, hablaba en contra de la federación sin dar ningún argumento. Este último periódico atacaba a los federalistas, llamándolos enemigos del orden e iturbidistas. El Iris contestaba que justamente había orden y libertad en las provincias que se habían pronunciado por la federación y habían tenido energía para repeler las acechanzas del centralismo. Mientras que en la capital no podía haber orden donde por confesión de su mismo gobierno reina la confusión, se traman conspiraciones verdaderas o imaginadas y se arrancan leyes atroces para poder gobernar, sumergiendo al ciudadano en el espanto y el horror de la arbitrariedad más alannante.249 2U RセY@ El Iris de falisco, núm. 1, 1 de diciembre de 1823. Continúan haciendo una denuncia de las peores atrocidades en la ciudad de México, Ahí: se arrancan a los ciudadanos de sus familias, se les tacha de infames por equivocación y luego se conforman con pedir disculpas. Una turba de LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 349 El Iris publicó regularmente una columna llamada «Federación>> donde se discutieron las diversas facciones existentes en México; ahí se declararon, en fin, en contra de los centralistas y borbonistas, aceptando que tal vez entre los federalistas se contaran algunos iturbidistas, pero por lo menos eran «Americanos, necesariamente patriotas y amigos de la independencia, honor, gloria y prosperidad de este suelo privilegiado». En cambio, entre los centralistas se encontrarían tal vez a algunos republicanos patriotas que creían estar haciendo bien a la patria, cuando en realidad la estaban «Contrayendo en un centro, y eso enerva y destruye la fuerza moral y física de las demás acciones del cuerpo social»,250 aunque sobre todo se encontraría uno con iturbidistas «que por resentimientos, baja ambición, carácter innoble o venalidad» habían abrazado el partido y ahora difamaban a su bienhechor, borbonistas de todas sectas, colores, origen y pretensiones y la generalidad de españoles disidentes que odiaban todo lo que asegurara la Independencia y, finalmente, los egoístas que no creían en nada. En esa misma columna,251 se refirieron a las cuatro conocidas opiniones del pueblo mexicano: a los monárquicos borbonistas, a los iturbidistas que podían o no ser monarquistas, a los republicanos centralistas y a los republicanos federalistas. Los borbonistas ciertamente persistirán en su opinión, aunque por s us fines de adhieran accidentalmente a los centralistas. Semejante opinión debe mirarse como extranjera, por ser en su generalidad compuesta de europeos... Los Iturbidistas abrazaron esta opinión por el prestigio de su ilustre autor; por ser la forma de gobierno con que se hizo la libertad, por la gratitud al hombre a quien fue debido tan precioso bien... la opinión central se compone del centro del Anáhuac, esto es, de la provincia de México, o hablando con más exactitud, de la aristocracia mexicana y sus relacionados en las provincias inmediatas ... La opinión federalista se compone de la masa general de los farsantes, ha asumido el sacrosanto nombre de la patria y calumnia a los verdaderos patriotas, tachándolos de iturbidistas. A fuer de centralismo se contraría la voluntad nacional, se calumnia a los pueblos que reclaman su libertad, se desprecia a los americanos y se da influjo a los españoles. El ciudadano no puede salir por miedo a los ladrones que pueblan las calles de México. El Iris, núm. 1, 1 de diciembre de 1823. :00 2Sl /dem. !bid., núm. 10, 22 de diciembre de 1823. 350 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS pueblos. De la gran mayoría de los antiguos insurgentes radicados por las provincias, del ejército en general, cuando obra por instinto natural y espontáneo y finalmente, de la opinión iturbidista, ya desvanecida y amalgamada por una simpatia de generoso patriotismo en esta opinión sana, justa, luminosa, verdaderamente nacional... Luego es inconcuso, luego es indisputable, a pesar de sofismas y autoridades traídas de tropel, que hay una opinión nacional, que los que la combatan encontrarán una resistencia formidable y que conviene muy urgentemente establecer la Constitución bajo estas bases. Siguieron sobre esa misma línea varios números después,252 en la misma columna. · Habiendo logrado el Estado de Jalisco con su decisión e influjo poderoso la declaración del sistema de gobierno federado que tan inmensos bienes debe proporcionar a la grande asociación como a cada estado en particular, es muy de temer que los centralistas y borbonistas que han sucumbido a la fuerza irresistible e imponente de la opinión, muevan todos los resortes que les sugiriera su imaginación irritada para desfogar el humor negro que les ha ocasionado este triunfo glorioso de la justicia y vengarse al mismo tiempo introduciéndonos la discordia para desacreditar la federación y proseguir a sus desconcertadas maquinaciones. En ese mismo periódico,253 Antonio de J. Valdés publicó un largo artículo que tituló «Observaciones Políticas», defendiendo el sistema federal, «con el estilo peculiar de la era romántica y suyo personal».254 Un pequeño fragmento es el que sigue: Nosotros vamos a construir una hermosa sociedad que ayudada de la fertilidad de su suelo, la riqueza de sus minas, de la variedad de sus producciones, de la inmensidad de su litoral, de la índole de sus habitantes, de la filantropía de sus vecinos y del genio republicano que precede en todo este feliz continente figurará dentro de pocos años de un modo honroso en el cuadro del Universo. La prosperidad general, el lustre de la nación, su fuerza física, su crédito, su agricultura, artes y comercio refluirán en beneficio común de todos los Estados Unidos Mexicanos. Cada uno soberano de sí mismo en 252 Ibid., núm. 15, 2 de enero de 1824. 253 Ibid., núms. 117, 120, 123, 128, 132 y 140, agosto a octubre de 1824. is¡ Piñera Ranúrez, op. cit., p. 51. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 351 todo lo perteneciente a su régimen interior, se·dará aquellas leyes que sean más adecuadas a su localidad, a sus necesidades y a sus habitudes.255 Su gobierno ceñido a este solo y sencillo objeto, que siempre tendrá a la vista, será más vigilante, activo y eficaz en la administración pública y los pueblos que componen los estados serán gobernados por sus propios vecinos, bajo la inspección y dependencia del jefe supremo del respectivo estado, proveyendo por sí mismos a sus necesidades más ordinarias, inmediatas y frecuentes. 256 En los años 20, el debate sobre federalismo siguió y otros periódicos se ocuparon de definirlo igualmente: La Fantasma procuraría explicar lo que es Federación, en términos de que todo el pueblo conozca cuál es ese gobierno del que debe esperar toda su felicidad. Probaremos que no sólo es el más libre y más digno de los hombres, sino también es el único que conviene a nuestras circunstancias: de modo que los ciudadanos conozcan si los diferentes congresos que hay establecidos y van a establecerse en todo el Anáhuac, trabajan últimamente en darles la Constitución que justamente esperan. 257 En su sección de «Política» ya planteaban algunas de las que serían sus líneas generales en torno al sistema de gobierno. Se quejaban de que «Los enemigos de la federación, cuando no se quieren obedecer ciertas órdenes supremas y arbitrarias de México, nos amagan con la Santa Liga», como si fuera un animal invencible. Todos los federalistas estamos convencidos que unimos es el mejor modo de lograr nuestro fin, pero esta palabra Unión entre ustedes y nosotros tiene diferentes sentidos: centralistas, iturbidistas, borbonistas entienden por unión una perfecta sumisión a México, para poder de ese centro dominamos gustosamente, entretanto que nos coje la no11 saeta liga; y nosotros entendemos por unión la que debe resultar de la Constifución del Anáhuac, que unirá a todos los estados para conservar en común la felicidad y la libertad de que cuidará cada gobierno en su respectivo estado.258 257 En este punto, más cercano a Alamán que a Mora, en cuanto a que las leyes tenían que ser reflejo de los hábitos y no adaptar éstos a aquéllas. El Iris de Jalisco, núm. 120, 3 de septiembre de 1824. Tdem. La Fantasma, núm. 1, 8 de enero de 1824. 352 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Abogaban pues por el federalismo y procuraban sostener su posición diciendo que éste no sólo servía para tiempos de paz, en guerra, el movimiento estaría en todas partes. «Es verdad - concede- que divididos como estamos ahora somos más infelices y débiles que con un gobierno central, pero déjennos constituir en federación y seremos invencibles.» Con un gobierno republicano federado, se encontraría el apoyo incondicional de los norteamericanos. 259 Así, nada habría que temer a la Liga, ya que se contaría con auxiliares como: el espíritu revolucionario que animaba a los pueblos, la oposición de los intereses de la Liga con Inglaterra, el interés de los Estados Unidos (la república federal del norte) en impedir en las Américas la destrucción de semejante gobierno y, finalmente, las dificultades de los europeos en conquistar estos países si eran defendidos de buena fe. El apoyo al sistema federal se expresó de otras maneras, por ejemplo, a través de poemas como la Canción patriótica cuyo coro decía así: Adhesión al sistema glorioso que Xalisco esforzado juró Gloria eterna al congreso de sabios que sus bases primeras fundó260 La desconfianza profunda hacia el Centro, se expresaba al informar sobre la situación de Puebla, reprimida por Guerrero. Se comparaba a Puebla con Jalisco afirmando que estaban en la misma posición. Decían también que México había aceptado la federación por necesidad, por lo tanto tal gobierno no era confiable.261 En un artículo titulado «Federación» procuraban instruir sobre la naturaleza del Poder del Congreso General y los Congresos de los Estados y llegaban al punto de su interés: «¿A quién pertenece dictar las leyes sobre la libertad de imprenta en una república federada?»; el asunto centrado aquí, en la libertad de imprenta, puede extenderse al resto de las leyes, ése era el punto más espinoRU セ@ MO l61 Culpa a Iturbide de que en los Estados Unidos no se tomara a México en serio. «lturbidistas, ponderad al héroe, el libertador que habiendoos conquistado para él, os separaba de todas las naciones liberales», La Fantasma, núm. 2, 13 de enero d e 1824. ldem. /bid., núm. 3, 17 de e.n ero de 1824. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 353 so del momento. En una larga disertación, explicaban con lujo de detalles qué eran los estados y las atribuciones del Congreso General (lo relativo al derecho público entre las naciones) y las del Congreso Particular (el derecho civil entre ciudadanos), asi, volvían a la pregunta inicial: «¿Las leyes sobre libertad de imprenta son del derecho público o del derecho civil?» Concluían que siendo prerrogativa de cada ciudadano, éste sólo debía obediencia al Congreso de su Estado.262 En este mismo número apareció un manifiesto que Uamaba A los habitantes de Xalisco y a todos los conciudadanos de los Estados Libres del Anáhuac, amantes de la República federada. Aquí, al igual que en El Iris de Jalisco, se atacaba a los borbonistas, a diferencia de él, también se arremetía contra los iturbidistas propugnando la publicación de una proclama que exaltara la libertad y la independencia; así como al sistema republicano-federado, única forma de gobierno «capaz de proporcionar la verdadera felicidad de los hombres en sociedad». De tal modo, España había sido «una madrastra impía, que si nos hizo cristianos, también nos hizo esclavos» e Iturbide «fue un hipócrita que nos engañó como quieren hacer hoy sus partidarios». El artículo concluía echándole la culpa a los borbonistas e iturbidistas de retrasar la Constitución y, por tanto, no permitir al país gozar de los beneficios del sistema federal. Otro artículo fundamental se publica en El Nivel, se trató de la «Demostración teórico-práctica de las ventajas del sistema federal en la república mexicana».263 En esta demostración se repitieron muchas de las afirmaciones ya sostenidas por los papeles anteriores. Por ejemplo, se reiteraba sobre las distancias que no tendrían que recorrerse para dictar leyes y tener una administración propia. Las leyes serían dictadas por hombres que siendo de allí, conocían de cerca las necesidades del Estado y desearían remediarlas. Aseguraban que la federación aumentaba con rapidez industrial, población e ilustración porque el instrumento más eficaz para fomentarla era ampliar la libertad y protejer la seguridad individual, así como las acciones de una autoridad cercana y conocedora de las necesidades particulares de la región. En los países federalistas no se veían emigraciones de personas, sino al contrario, gran afluencia de gente y capitales extranjeros. Se fomentaba la industria taro2()? 26.l Ibid., núm. 5, 24 de enero de 1824. El Nivel, núms. 253-256 del 11 al 18 de abril de 1826. LA DISPlJTA POR LAS CONOENCJAS 354 bién porque en los estados, así como sucede en los países que comenzaban a emanciparse, se creaban mayores necesidades. Asimismo, se aumentaba la ilustración porque teniendo el Estado que gobernarse por sí mismo, tenía la necesidad de crear o buscar hombres capaces de ello. Así lo estamos viendo en nuestra república, desde la época de su federación cuyos estados, aún los más remotos de México, están solicitando y proveyéndose en esta capital de hombres instruidos en los diversos ramos de policía y del derecho, hombres que antes no se habían solicitado porque no se necesitaban... La precisión de estudiar para comparecer dignamente en las asambleas legislativas, la discusión y publicidad de las sesiones, el continuo relevo de los legisladores y gobernantes y sobre todo, la proximidad en que se hallan la mayor parte de los individuos de la sociedad para ser llamados a tales encargos, todo esto introduce sin sentirlo y difunde por todas: partes aquella ilustración que en un gobierno central se encuentra encerrado en el centro de la única capital. Además, la federación conducía a la subsistencia del gobierno, haciendo que las revoluciones fueran difíciles de emprenderse y más aún de lograrse. Mientras que en un gobierno central, el único fin de la revolución era derrocar a un solo gobierno, empresa que no es tan dificil porque depende sólo de un golpe acertado, en el federalismo, habría que derrocar a cada uno de los gobiernos de los estados. La última de las razones argüidas es un tanto curiosa: sobre todo en el caso de México, habría que conservar el sistema federal porque éste ya había sido establecido y los trámites se llevaban muy adelantados. Querer variarlo significaría echar por la borda エッ、セ@ esos esfuerzos. De ahí seguiría el descontento universal de los habitantes, el descrédito del país hacia el extranjero, la ruptura de relaciones con otras naciones...Además, los estados ya eran soberanos y no se acostumbrarían a pvrtarse como «hijos de familia» de nuevo.264 El periódico citaba a las otras naciones federalistas como Suiza. Estados Unidos y México, las cuales habían tenido grandes progresos. Sobre todo tomaba el ejemplo de Suiza como una de las naciones más civilizadas, pobladas, ilustradas y felices, con ュオ」ィッセ@ Tbid., núm. 253, 11 de abril de 1826. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 355 propietarios, pocos empleados y casi ningún mendigo. Siguiendo la opinión de Sismondi, se atribuía a la libertad civil la gran prosperidad de aquel país. Luego pasaba a Estados Unidos y enumeraba los progresos: crecimiento demográfico, industrial y comercial. Finalmente, llegaba al caso de México: de los cuatro años y medio que llevaba desde la Independencia, dos se habían pasado entre conmociones y disturbios hasta que en el tercer año se había adoptado la federación; entonces «Desaparecieron como de un golpe de mano las turbulencias generales y partidos de grande importancia, asentándose la paz interior de una manera tan palpable y tan permanente que ya el día de hoy aparece esta nación como si estuviese constituida de 20 años atrás...», aunque añadía que si acaso había algunos movimientos en los estados «indispensables en toda mudanza de organización política» eran mucho menos frecuentes que antes y de menor trascendencia. Incluso los tomaba como «indicio nada equívoco de que existe en los pueblos algún espíritu público y decisión por el sistema». Ya no había tantos robos como antes, las autoridades eran respetadas y no se excedían en sus atribuciones, ya que si existía algún exceso, «enseguida lo reclama la opinión pública», las clases se consideraban unas a otras y no se molestaban, el clero en general no daba motivo de queja, los extranjeros se respetaban por sus capacidades, no por su origen, los que se dedicaban a la producción gozaban de la más absoluta libertad para producir lo que quisieran, la población «aumenta con exceso ... de modo que ya no bastan el número de casas que existen para los que las solicitan». La libertad de imprenta se usaba con moderación «pero bastante para el logro de los fines de su establecimiento» y si aparecía algún abuso, «lo es de las circunstancias o de excesivo amor a la libertad». Además, según se demostraba en las memorias del Ministerio correspondiente, se habían aumentado el comercio interno y externo, la minería y la industria, así como la milicia. La hacienda nacional estaba ya en balance y «en cierto modo consolidada» conocidos y clasificados los productos y los gastos, los arbitrios para mejorar las rentas, los empleados públicos satisfechos, la deuda pública reconocida y amortizado en buena parte el empréstito extranjero.265 Los estados ya estaban consolidándose, ya habían sancionado sus constituciones políticas, manejaban sus propios re265 lbid., núm. 254, 13 de abril de 1826. LA DISPl.ITA POR LAS CONOENCIAS 356 cursos e incluso estaban al corriente del famoso contingente, excepto Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Chiapas. Reconocía que si bien se aumentaban los gastos en una federación, aumentaban también los recursos para pagarlos. Además la gente contribuía con mayor gusto si sabia que ese dinero se quedaría en el Estado. Algunos de los empleos creados por el sistema federal, en realidad, ya existían y eran pagados con más profusión. Los puestos eran equivalentes, por lo tanto, no se podia decir que se estaba haciendo un dispendio de recursos. «Se debe reflexionar que la verdadera fuerza y poder de una nación no consiste en los ejercicios que la oprimen y la agotan, sino en su espíritu público, amor a la libertad, población, ilustración, industria y riqueza», y estos valores se fomentaban en la federación. Con esto se pretendía probar que era notoriamente falso que México no contara con elementos para constituirse en federación, ya que incluso países como Suiza cuando habían planteado ese sistema, tenían muchos menos elementos, como una muy baja población. Lo mismo podía decirse de Estados Unidos. 266 Vemos una vez más que se utilizaron los mismos elementos de prueba que el Semanario Patriótico para cambiar el régimen o que El Telégrafo y El Mentor, para sostener el vigente. Se había objetado que habiendo estado México bajo un régimen despótico absoluto y pasando al más libre de todos, podía ser un cambio demasiado extremo. El periódico argüía que había una excepción, ya que México sufría de padecimientos violentos que sólo podían curarse con un remedio igualmente violento. Además, añadía el autor, no se había pasado tan abruptamente de un régimen a otro, después del despotismo absoluto, se había vivido el régimen representativo popular desde 1812 a 1820. Después dimos un paso muy muy avanzado hasta la independencia, gobernándonos ya bajo la forma de monaquía moderada ya bajo la república en tiei.-.rn de la regencia y del poder ejecutivo y aunque todo esto se verificó en breve espacio de tiempo, fue sin embargo el suficiente para que los mexicanos, ayudados por otra parte de sus más regulares disposiciones para ilustrarse en breve y de su carácter naturalmente sumiso, pacífico y sosgado, pudieran sin peligro, aspirar al sistema más libre y más natural a las sociedades civiles. /bid., núm. 2.55, 16 de abril de 1826. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 357 Además, ya se había pasado el peligro, en todo caso, en ese momento lo peligroso sería dar vuelta atrás.267 Diez años más tarde, El Refonnador Federal y otros periódicos iban a contradecir las opiniones del articulista. Para los conservadores y moderados, las mudanzas eran siempre demasiado violentas. Otros autores opinaron sobre el sistema federal. Ya hemos encontrado al joven Polar, Anastasio Cañedo cuestionando la monarquía, habremos de encontrarlo metido en serios problemas por hablar de religión. Pero también, sigue publicando sus opiniones políticas. En La Voz de la Libertad pronunciada en jalisco, exigía un sistema absolutamente federal, pues República federada, con una libertad media es invención adecuada para otra nueva comedia darlo todo y no dar nada 268 Este folleto, que citaremos en el capítulo que habla de la Iglesia, estaba firmado por El Enemigo de las Cosas a Medias, aunque detrás de este seudónimo se escondía El Polar, como se echa de ver por las impugnaciones que recibió y que cotejamos en el capítulo señalado. Fechado el 16 de octubre de 1825, explicaba: Todo sistema de gobierno tiene forzosamente su partido de oposición. El republicano popular federado en que se halla constituida la nación mexicana tiene tres clases de adversarios. Como republicano, tiene por enemigos a los monarquistas; como popular, a las clases aristócratas y como federado, a los centralistas. No basta pues querer república si no se quiere popular, ni basta quererla popular si no se quiere federada ... Jalisco se pronunció por esta bella forma, cuya tronante voz se repitió en eco en los demás estados y logró consolidarse, arruinando los proyectos quiméricos de muchos aspirantes. Desde ese momento fue Jalisco objeto de sus iras, blanco de sus tiros y enemigo jurado de sus venganzas. Pero este heróico estado, siempre amante de la verdadera felicidad, siempre consiguiente con sus !bid., núm 256, 18 de abril de 1826. El Enemigo de las Cosas a Medias. Publicada en Guadalajara el 16 de octubre de 1825. Archivo Lafragua 252 lAf. 358 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS principios y constante siempre en sus empresas de liberalismo, no ha dejado de dar pasos agigantados hacia el objeto propuesto. 269 La Pa.lanca, periódico que comenzó a publicarse en 1826, siguió haciéndose reflexiones sobre el gobierno republicano federal: Examinando las ventajas del sistema republicano federal sobre toda otra forma de gobierno, se reconoce fácilmente que la principal y más sobresaliente es la de consultar la voluntad general. Legisladores y magistrados, todos justifican sus determinaciones con motivos sacados de la felic.idad pública y con razonamientos fundados en la voluntad de los pueblos. Empero la agitación inseparable de un gobierno republicano pone frecuentemente en peligro la libertad cuando no hay garantía de la ilustración. Hacia hincapié en que «todo republicano» debía consagrar sus tareas a la dirección de la opinión pública, profundizando y difundiendo el conocimiento de los derechos y deberes de los pueblos. 270 También defendió al sistema federal a través de poemas como el «Soneto Aniversario de la Libertad», cuyas primeras líneas decían: Vacilante la patria en su opinión caminaba violenta a la anarquía la forma de gobierno cuál sería era de todos la común cuestión. Jalisco pronunció Federación. 271 El ¿Quién Vive?, de 1829, fue un órgano especialmente interesante. Aunque nació a raíz de la invasión española, se conservó como defensor del federalismo, en los momentos en que algunos brotes centralistas amenazaban la estabilidad de la república, bajo el gobierno de Ignacio Cañedo. Fue el mismo Cañedo quien dirigió al pueblo largos discursos respecto de la conveniencia de este sistema de gobierno. Revivió el periódico el viejo lema de Jalisco «Federación o Muerte»,272 confirmando, «la muerte, si no ha de animamos la federación». En su discurso, el gobernador recordaba a los jaliscienses 269 271 Jdem. «Prospecto», en Aguiln Mexicana, núm. 46, 15 de junio de 1826. Águila Mexicana, núm. 56, 25 de junio de 1826. ¿Quién Vive?, núm. 27, 26 de noviembre de 1829. LA DISPlITA POR LAS CONOENOAS 359 que el sistema de gobierno fue escogido por el pueblo, no impuesto a éste: Vosotros lo escogisteis, sm que os hubiera compulsado ninguna fuerza armada, sin que violencia alguna hubiera turbado el imponente y majestuoso espectáculo de un pueblo que se da a sí mismo leyes y constitución. Vosotros atasteis para siempre la tirania de todas clases con aquella voz pura y nacional, que simultáneamente resonó por todo el territorio mexicano en el año de 1823. Compatriotas, los días d e mayo y julio de aquel año son para el jalisciense de eterna remembranza. Desde entonces data vuestra libertad». in El periódico añadía que la opinión estaba por el federalismo, ya que la gran masa de personas conocía que un gobierno militar no era el que convenía a los intereses de un pueblo libre. Días después, 274 tras un halago a Santa Anna por las contestaciones que dio a los pronunciados en Campeche por el centralismo, el gobernador continuó con su discurso a favor del federalismo. Usaba los mismos argumentos que se desplegaron en El Nivel dos años antes: ¿Cómo ir a mendingar (sic.) administración y justicia fuera de los límites del estado después de arrastrarse en el largo espacio de 150 leguas, a una corete corrompida, d onde prevalen el oro y las relaciones, de la honradez y la ley?¿Cómo soportar una legislación expedida por hombres que no conocen el dima, las costumbres, etc. de un estado particular? ¿Cómo ver con indiferencia concentrados en la capital de la república los caudales, los talentos, las industrias y todos los ramos de la prosperidad al paso que, pobres, ignorantes y ociosas las dependencias y extremidades de la ciudad central? A mediados de diciembre,275 se anunció el pronunciamiento de Bustamante con un titular escandalizante: «El General Bustamante quiere al hijo de lturbide», aunque el general abogaba por el federalismo, informaron, el periódico temía que no fuera así. En los días siguientes, incluyeron las manifestaciones de los estados en contra del Plan de Jalapa, sin embargo el 31 de diciembre,276 se incluyó un m iu 275 276 /bid., núm. 29, 3 de diciembre de 1829. /bid., núm. 30, 7 de diciembre de 1829. /bid., núm. 33, 17 de diciembre de 1829. /bid., núm. 37, 31 de diciembre de 1&29. 360 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS discurso de Luis Quintanar desde la ciudad de México recordándoles a los habitantes de Guadalajara: «No olvideis que el mismo que allá en Jalisco pronunció él primero Federación o muerte, os dice hoy Constitución y Leyes». Para el 4 de enero de 1830, tuvo el periódico que notificar que Bustamante había tomado el poder y todavía con un dejo de esperanza informaban que el Congreso al fin se había reunido: «Nos congratulamos por este suceso para que las Cámaras de la Unión, penetradas de los graves males que nos aquejan, dicten los remedios convenientes». Seis días después,277 el periódico sacó a la luz su último número. En 1834, apareció el diario Anales de Jalisco, que aunque sin mayores apasionamientos, defendió también el sistema federal, primero a través de artículos tendientes a instruir al pueblo como «Rasgo político, la libertad civil es la primera base de la reforma de las costumbres»278 y después mostrando abiertamente su descontento al golpe de estado de Santa Anna y sus militares (se refiere al General Cortázar) que habían querido intimidar al estado de Jalisco. Incluso acusaron a Santa Anna de hallarse incurso en dichos pronunciamientos pues que no sólo no impidió, sino que los protegió al principio de la revolución simuladamente y hoy con descaro los protege en los diversos puntos donde se ha llevado a cabo la misma revolución.279 A la renuncia del gobernador Támez, ese mismo año, y al establecimiento del gobierno antiliberal de José Antonio Romero, comenzaron a circular los folletos que apoyaban al centralismo. Un folleto, de 1834, O muertos o federados quieren ser los arrancados. O sea impug- nación al folleto titulado «pocos quieren centralismo y los demás federalísmo>>.280 se lanzaba contra el federalismo, diciendo: ¿Conque aquí suspiramos por el gobierno del sanscouloismo y detestamos la actual administración? Es necesaria toda la desfachatez m 271 279 280 /bid., núm. 40, 11 de enero de 1830. Anales de falisco, núm. 13, 1 de agosto, 1834. Tbid., núm. 14, 5 de agosto de 1834. O muertos o federados quieren ser los arrancados. O sea, impugnación al folleto titulado «Pocos quieren centralismo y los demás federalismo». Imprenta de Dionisio Rodríguez. Guadalajara, 1834, Hemeroteca Nacional. Fondo Antiguo. Misce-lánea Mexicana. LA DISPlITA POR LAS CONCIENCIAS 361 de los descamisados y de su jefe para fingir tales patrañas y suponer como del pueblo una exposición forjada por el yorkismo. Asentaba que el folleto no contaba siquiera con la décima parte del apoyo que había recibido el Plan de Cuemavaca. «Pero ya se ve: los sans-coulottes se figuran que ellos solos forman el pueblo soberano». Aprovechaba asimis:mo para atacar al gobierno de Tamés, denunciando los abusos en materia de imprenta, préstamos y trato con el ele.ro. El gobierno «justamente se decía que podía dar lecciones de despotismo a los tiranos de Constantinopla». Este gobierno de la demagogia que había manejado la desamortización, el manejo de empleos gubernamentales y la manipulación de elecciones, no era anhelado por nadie, excepto por los mismos miembros de «ese partido inicuo y tan justamente detestado». Concluía el folleto diciendo que las logias y los sans-coulottes eran la misma cosa: federalistas y contrarios al plan de Cuernavaca. A este respecto, se reprodujeron algunos materiales como el artículo de Lorenzo de Zavala en la Lima de Vulcano, con algunas 。ョッエ」ゥセ・ウ@ infamantes bajo el título: Alégrense los Sanscoulottes que ya tienen defensor. O sea, anotación hecha al oficio de D. Lorenzo de Zavala, plenipotenciario de los Estados Unidos Mexicanos en la Nación Francesa.281 En dicha caita, Zavala no avalaba el Plan de Cuernavaca ni la disolución de las cámaras. A cada afirmación del plenipotenciario, se respondía con un pie de página infamante. Aparecieron también dos escritos sobre la masonería: Al Asno muerto, cebada al rabo, o sea prodigioso hallazgo de la logia de masones yorkinos de esta capital, suscrito con el nombre «en clave» ALGDGADU-SEU-TG de M. Antorcha Federal, y la firma apócrifa de Pedro Zubieta.282 En 232 Alégrense los sans-coulottes que yn tienen defensor. O sea, anotación hecha al oficio de D. Lorenzo de Zavala, plenipotenciario de los Estados Unidos Mejicanos cerca de la Nación Francesa. Lima de Vulcano. 1834. Reimpreso, Imprenta de Urbano Sanromán a cargo de Faustino Cevallos. Guadalajara, 1834, Hemeroteca Nacional. Miscelánea Mexicana. Fondo Antiguo. Es preciso aclarar que este folleto se reimprime en Ja Imprenta de Sanrom.án cuando ésta ya no está dirig!daºpor su fundador, quien como ya vimos, es un defensor a ultranza del federalismo. Pedro Zubieta, ALGDGADU-SEU-TG de M. Antorcha Federal. Al asno muerto, cebada al rabo, o sea, prodigioso hallazgo de un acuerdo de la logia d e masones yorkinos de esta capital. Imprenta del Supremo Gobierno. Guadalajara, 1834. Hemeroteca Nacional. Fondo reservado. Miscelánea Mexicana. 362 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS éste, los masones, por propia mano, supuestamente, se atribuían las intenciones de querer derrocar «al gobierno profano que tantos perjuicios le ha causado a la masonería». Es estos actos, se incriminaba a Pedro Támez, Cenobio y Joaquín González González, Ocampo(?), Pérez Vallejo, Francisco Cortés y Sixto Arce. Se autoacusaban también de haber acabado con los fondos de la tesorería por habérselos gastado en «los viajes de Cumplido a México y de los extraordinarios a Sayula, Cuquío, Hostotipaquillo, Cocula, Tequila, etc. para regularizar, completar y ramificar nuestra proyectada revolución política». En estos malos movimientos, involucraban además a Jesús Camarena, Crispiniano del Castillo, Gregorio Qávila, Ordorica y Robles(?) y Pascasio Dávalos. Como respuesta del verdadero Pedro Zubieta, apareció el folleto La inocencia Desmintiendo a la Impostura.283 En él, Zubieta desmentía al impreso anterior, y pedía a los agresores presentar el documento original, si es que existía realmente. Por primera vez en Guadalajara, en todo el material analizado, se incluyó de manera tan clara a los masones. Por primera vez se hizo un ataque frontal a los «yorkinos» culpándolos de todos los males. Estrategia que se había usado en la ciudad de México, donde los escoceses tenían más espacios de expresión que no pudieron ser ganados en Jalisco hasta 1834. El Congreso de Jalisco, el 23 de junio del mismo año, sacó a la luz la Iniciativa que el Congreso de Jalisco dirige a las augustas Cámaras de la Unión, contraída a variar el actual sistema en república central.™ Esta iniciativa se justificaba así: Siendo una cosa incuestionable que los pueblos cuando con las instituciones que los rigen no han podido en largo tiempo alcanzar los goces de los hombres libres y verse protegidos, seguros, prósperos y felices, sino antes bien, perseguidos, vejados, miserables y desgracia· dos, están en el caso indispensable de variar su forma de gobierno... 2 u Pedro Zubieta, La inocenaa desmintiendo a la impostura. Guadalajara agosto 11 de 1835. Imprenta de Sanromán. Hemeroteca Nacional. Fondo reservado. Miscelánea Mexicana. Congreso de Jalisco. lnicativa que el Congreso de falisco dirige a las augustas Cámaras de la Unión, contraída a variar el actual sistema en Repiíblica Central. Guadalajara, firmado por Evaristo Gaona, diputado secretario, junio 23 de 1835. Imprenta del Supremo Gobierno a cargo de Nicolás España. s.p. Cfr. Connaughton, op. cit., p. 389. LA DISPlJTA POR LAS CONOENOAS 363 Se manifestaban de ese modo en conformidad con «la voluntad general que es la que forma la verdadera opinión, la que da ser y consolida a los gobiernos», además de las diferentes representaciones que se habían recibido de todas partes del Estado y a instancias del gobierno federal, procedían a fundamentar la necesidad de un gobierno central. La forma· de gobierno anterior se había vuelto insoportable por los males gravísimos de que se había visto plagada la nación casi desde que se había adoptado. Aseguraban que era el pueblo en masa el que solicitaba su cambio. Los republicanos habían querido imitar a los Estados Unidos sin pensar que ahí el presidente ejercía todas las facultades de la monarquía. En Jalisco existían además profundas diferencias en cuanto a propiedad, talento, virtud y en materia de religión. La discordia se había aumentado con el sistema republicano asentado en la Constitución de 1824 «teniendo como base la ominosa igualdad que quiere establecer a cualquier costa de todas las clases del estado, separadas por la providencia eterna para constituir la armonía de las sociedades», de tal manera, el sistema republicano sólo formaba «un conjunto de ilusiones engañosas para que una gavilla de ambiciosos y alucinados, dominen la nación, descatolizándola primero». Había resultado anárquico, «más a propósito para la intriga, la seducción, el aspirantismo, la maldad y el desorden». Con su adopción, la nación se había visto convertida en «un molino de viento expuesta al soplo de la anarquía más desenfrenada» aquí, la religión, propiedades, libertad, seguridad, iglesia, orden, decencia, «todo se vio atacado, profanado y casi destruido a impulsos de esa chusma de anarquistas que pomposamente se daban el nombre de federalistas, constitucionales, despreocupados, liberales, etc., etc...». El sistema federal constituía pues un obstáculo a la religión, a la rique,za individual, a los talentos y virtudes. Por esto, el Congreso pedía la instalación de un gobierno «popular representativo central». Un folleto que abundó sobre esto y que aplaudió la armonía que reinaba, principalmente entre las clases privilegiadas y denunciaba a «los pillos descamisados, Polilla de la Nación» fue el Triunfo del sansculotismo, debido a los rastreros y viles medios con que se intenta fascinar al caudillo de los mexicanos. 285 En él se reprodujo una carta Triunfo del sa11sculotismo debido a los rastreros y viles medios con que se intenta fascinar al caudillo de los mexicanos. Imprenta del Supremo Gobierno, Guadalajara, 1835. Mise. 42 BPE, ldem, p. 392. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 364 supuestamente escrita por los federalistas y e.nviada a Santa Anna, donde le decían que el gobierno de Jalisco no estaba de acuerdo con manifestarse por el centralismo: «Convencido el actual gobernador de que no hay opinión en el estado de Jalisco por el sistma central, a pesar de que se obligó a los pueblos a representar contra el federativo, cuando se forjaron y remitieron por este gobierno diversas representaciones a su ingreso en el mundo, a virtud el Plan de Cuernavaca se ha resuelto de acuerdo con los diputados de la ac.. tual legislatura sostener la federación y contrariar Jos planes de V.E». Querían hacer creer al presidente que eso era cierto, pero Santa Anna pidiendo confirmación de los hechos, no había caído en la trampa. Los centralistas se dirigieron a ellos: «Amigos sansculottes: yo os suplico de hinojos no os incomodeis porque ya se os dio el golpe maestro que decidió de vuestra nunca bien alabada existencia.. .» e incluyeron un epitafio: Murieron sin confesión y aquí yacen enterrados los pillos descamisados polilla de la nación mortal, ·observa admirado · hoy. en esta sepultura en donde está, oh desventura el yorkismo malvado». Con este mordaz epitafio, damos fin al análisis de los documentos concernientes a la primera república federal. Como se ha visto, se utilizó a la «voluntad general», tanto por una facción como por la otra, para demostrar que la forma de gobierno preferida por cada uno de los grupos era la más conveniente para todo el pueblo. Los defensores del federalismo procuraron convencer de que ese era el mejor gobierno y no sólo eso, sino que «la opinión pública» lo セーッケ。「N@ Es verdad que se trató a través de los papeles públicos de concientizar al pueblo sobre qué era una república federal y cuáles eran sus diferencias con la central, pero no se dudó en afirmar que «todo el pueblo», la «voluntad general» estaba por la «mejor forma de gobierno» que era el federalismo. Por otro lado, los partidarios del centralismo al final del periodo querían hacer reformas importantes a la Constitución, nada menos, pero con la participación de «la voluntad general» pusieron a los gober- LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 365 nantes de su preferencia en Guadalajara, sin mediar ningún tipo de elección, pero nunca dudaron en afirmar que esa era precisamente «la voluntad del pueblo». Para llevar a cabo estos fines, los periódicos, y en general los papeles públicos, fueron los aliados incondicionales de uno y otro bandos. A través de ellos, se expresaron las opiniones de los dos grupos y se les usó, en verdad, como «palanca» para convencer, para convertir a la masa. No podemos afirmar que en realidad esto haya sucedido, pero sí que se dio a través de ellos una especie de «ilusión generalizada», si estaba impreso, si circulaba, entonces se convertía en «la voluntad del pueblo», sin dejar de ser nunca, lamentablemente, la voluntad de unos pocos. La disputa Iglesia-Estado Los inicios El conflicto entre la Iglesia y el Estado Mexicano, en sus inicios, fue un asunto sumamente complejo que requeriría mucho más espacio del que puede ocupar este trabajo, además de que muchas obras se han destinado a su analisis. 286 Aquí sólo se delinearán a grandes rasgos sus principales características y se mencionarán los temas más relevantes al respecto, los cuales tuvieron una enorme influencia en las publicaciones y dieron lugar a un debate periodístico de enormes proporciones. En este capitulo se describirá cómo fue tratado el tema de la religión tanto en los diferentes órganos de prensa de Guadalajara como en los opúsculos y folletos que aparecieron al mismo tiempo. Nos extenderemos en los folletos y periódicos anticlericales, aunque hablaremos de los otros en la medida en que hagan alusión a los primeros, ya que un estudio y minuciosa descripción de la folleter ía religiosa de Guadal ajara está hecho ya por Brian Connaughton, en quien este estudio está basado para completar la Cfr. por ejemplo Ann Staples, La Iglesia e11 la primera república federal 1824-1835. Sepsetentas, México, 1976; Wilfrid Hardy Calcott. Cliurch a11d State in Mexico 1822-1857, Octagon Books, New York, 1965; Michael Costeloe. C/1urcl1 Wealth in México, University Press, Cambridge, 1970; Álvaro Matute, Evelia Trejo y Brian Connaughton {Coord.) Estado, Iglesia y Sociedad en México S.x1x, Miguel Ángel Porrúa, México, 1995; Carlos Martínez Assad, A Dios lo que es de Dios, Aguilar, México, 1994, entre otros muchísimos. · 366 LA DISPl.ITA POR LAS CONO ENCIAS 287 información y precisar el análisis. Muchas veces fue necesario acudir a la producción impresa proclerical para conocer los contenidos de los folletos y periódicos que abordaban las ideas contrarias, ya que éstos desaparecieron y no tuvimos acceso directo a ellos. El primer antecedente a tomar en cuenta es el Semanario Patriótico, reimpreso en Guadalajara. Éste, al igual que El Expectador de Cadiz, no hicieron referencias a la religión: no se veia cuál podría ser el lugar futuro de la religión en una sociedad diseñada según los principios de un derecho natural válido para todos los pueblos, sea cual fuera su religión: un derecho natural construido como si Dios no existiera. El tema religioso brilló por su ausencia en todos los números, con una única pero significativa excepción: cuando Madrid, en noviembre de 1808, estaba a punto de sucumbir ante las tropas de Napoleón, se llamó al pueblo «para defender la religión y la patria», lo que mostró bien el carácter movilizador de esta invocación.288 La ausencia de la religión en la revista sólo prueba la especificidad y el carácter minoritario de estos hombres. Sus creencias personales estaban muy alejadas de las de la masa de la población. Quintana era sin duda agnóstico. Blanco White no era sólo anticlerical, sino profundamente hostil al catolicismo. Y seguramente casi todos consideraban que la religión era uno de los obstáculos mayores a la edificación de la nueva sociedad. Su silencio sobre ella fue una parte de su pedagogía cívica, pues consideraban que los espíritus aún no estaban preparados para abordar este tema. Lo mismo ocurrió en América. Cuando Mariano Moreno, uno de los revolucionarios porteños más radicales, publicó en 1810 su traducción del Contrato Social de Rousseau, lo hizo suprimiendo todos los pasajes sobre el cristianismo y sobre la religión civil. Las virtudes constantemente invocadas eran virtudes secularizadas que habían dejado de estar correlacionadas con la religión para estarlo con la ley. Este aspecto ya lo tratamos en el capitulo anterior: las virtudes comenzaron a ser civiles y relacionadas con el federalismo. Si revisamos El Despertador Americano veremos que también los contenidos religiosos eran escasísimos y que la única alusión que se hizo a la religión fue exactamente en el mismo sentido que el Semaw lM Brian Connaughton, op. dt., 1992. Semanario Patriótico, núm. XIV, l. xo, Madrid, 1808. p. 3, fイ。ョセ■ウ@ rra, op.dt., 1993, p. 249. Xavier Gue- LA DISPUTA POR LAS CONCfENCIAS 367 nario Patriótico arriba citado: en El Despertador, se pintó con terribles colores el destino de España, la cual se vería reducida a ser una colonia de Francia, en vista de este horrible destino, la única manera de evitar ver extinguido entre nosotros el Instituto Monacal... para no escuchar con una compasión estéril los gemidos de las esposas de Cristo arrojadas de sus claustros y vueltas al siglo que abjuraron, para conservar en la Iglesia americana las órdenes religiosas... y poner una barrera al monstruo de la tiranla que parece va a devorar toda la tierra...289 era aspirar abiertamente a la independencia, autorizados por el Ser Supremo de quien había recibido «los mismos derechos naturales que los demás hombres». En cuanto a los ministros de la Iglesia, se aludió a ellos lejanamente: hicieron algunas menciones a los enviados a Cádiz, «acá se creía que iban a un Concilio, en vista de ser los más Eclesiásticos, llenos de Cánones y Teología pero vados (gracias a vuestro maquiavelismo) de ciertos conocimientos económicos y estadísticos... »290 Fue importante para los insurrectos probar que eran católicos y piadosos, por ello, se hizo una apología de las tropas insurgentes que hicieron en La Barca una demostración de piedad: al avistar la Custodia que se acercaba, se postraron a sus pies, dejando escapar a sus enemigos por adorar a Dios.291 Finalmente, acusaron a los gachupines de querer abusar de la religión para pervertir y alucinar a la gente. herejía e independencia en nuestra presente situación son dos ideas inconexas y distintas una de otra como el cielo a la tierra y es menester padecer un trastorno de cabeza bien extraño para decir que es un error pertinaz contra la fé el tomar las armas para cumplir el juramento de vencer o morir antes de sujetarse al usurpador Josef Napoleón.292 tan 289 El Despertador Americano, núm. 2, p. 17, facsimilar, Gobierno de Jalisco, Guadalajara, 1989. /bid., núm.1 p.10. /bid., núm. 5 p. 37. Tbid., pp. 37-38. 368 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS Llovieron sobre Hidalgo las anatemas, las censuras y las excomuniones. A este respecto se publicaron algunos folletos en 1811: El párroco americano contra el Apóstata 1o. de los Americanos, Miguel Hidalgo y Costilla, 293 Reclamación a los insurgentes contumaces294 y Candón elegíaca sobre los desastres que ha causado en el Reyno de Nueva Galida, señaladamente en su capital Guadalajara la rebelión del apóstata Miguel Hidalgo y Costilla. 295 En los periódicos que salieron a la luz después, se hizo poca alusión a la Iglesia, esto es en El Telégrafo de Guadalaxara, El Mentor Prauisional y El Mentor de la Nueva Galicia, todos escritos por Francisco Severo Maldonado entre 1811y1821. En el primero, conforme a su programa de presentar una Nueva España privilegiada en su relación con la madre Patria, también se utilizó a la Iglesia: aseguraba que ésta había hecho concesiones especiales a América, respecto al resto de los fieles españoles: Vosotros sin la Bula de la Santa Cruzada disfrutais todas las gracias y favores, que sólo en virtud de ella pueden obtener los demás vasallos de nuestros Católicos Monarcas. Vosotros podeis casaros con vuestras consanguíneas en tercero y cuarto grado. A vosotros no . os toca la obligación de la abstinencia en todas las vigilias y cuaresma, ni estais obligados a asistir al sacrificio santo y a cesar en vuestro trabajo todos los días, en que los Españoles y castas deben cumplir con ese doble mandamiento ¡Qué preferencia tan notable! ¡Qué predilección tan señaJada! 296 Además, el editor llamaba la atención sobre el papel que jugaba la unión con España para la conservación de la religión: si alguna po29l :m El Párroco americano contra el Apóstata... s.p.i., p. 51. Mise. 139 BPE. Victoriano Mateos, Reclamación contra los insurgentes conh1maces, que dedica, ofrece y consagra el Dr Relator del crimen de Ja Real Audiencia de Guadalaxara y de su real acuerdo a las gloriosas y triunfantes armas, de S.M.C. el sr. Femando Vll dignamente mandadas por el Exmo. Virrey Capitán Francisco Xavier Venegas y los sres. grales. Félix Maria Calleja y José de la Cruz. s. editor. Guadalajara, 1811. Mise., 139, BPE, p. 17. Capataz de la gavilla de Insurgentes, cura que fue del pueblo de Dolores en la diócesis de Michoacán. Compuesta por el R.P.F del orden de predicadores, presentado en sagrada Teología doctor de la Real Universidad de Guadalajara, Catedrático de ella en el angélico colegio de Santo Tomás y examinador oficial de este obispado, s. editor. Guadalajara, 1811 ix + p. 34. Mise. 139, BPE. El Telégrafo de Guadnlaxara, p. 40, junio de 1811. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 369 tencia se atreviera a ayudar a Nueva España contra la madre patria, ¿sería esto conveniente a la religión? Tales relaciones con una potencia extranjera no serían momentáneas sino duraderas, por lo cual las costumbres y religión se mezclarían. La única nación de Europa con-la que era segura esta unión, era con España. El interés de nuestrá santa religión exige imperiosamente nuestra unión con la nación única de Europa que hace profesión eºxctusiva de ella. La iglesia americana es hija de la española y a los cuidados de ésta debe aquélla el haberse conservado intacta por tres siglos, sin que jamás hayan afeado su rostro las ュ。ョ、セウ@ del error. 297 En El Mentor de Ja Nueva Galicia siempre se hizo alusión a los herejes seguidores de Hidalgo, que en sus campañas, lejos de practicar las virtudes cristianas, vivían en el pecado, cometiendo las peores atrocidades: «con Venus y Baco se han hecho las campañas de Hidalgo», llegó a afirmar el cura de Mascota. Estas alusiones a la religión, eran todavia para atacar más bien a los insurrectos, pero no se trataba directamente. El cambio puede ser establecido con los papeles de Fernández de Lizardi quien desde 1822 se leía en Guadalajara, a través de un reimpreso 298 donde se cuestionaba el papel tradicional de la Iglesia y su jerarquía en la vida política y en el pensamiento de la sociedad. En el folleto titulado Concluye el sueño del pensador Mexicano, Perora In verdad ante S:M:I. y el soberano congreso, 299 proclamó que «los hombres han conocido que las naciones no son patrimonio de los reyes ni de los sacerdotes». El orgullo había hecho déspotas a los reyes y la ambición fanáticos y tiranos a los sacerdotes ... Los monarcas habían llegado a necesitar de la autoridad eclesiástica para que los permitiera y sostuviera en el trono y los pontífices habían dominado tanto a los reyes, que los quitaban y ponían a su antojo. El estado eclesiástico proclamaba sobre toda autoridad, después de la suya, la de los reyes, enseñando a los pueblos que venían directamente 299 lbid., pp. 419-420. Aparte de este reimpreso, existen muchos otros, todos en la Imprenta de Sanromán, en 1822. Las Cartas del Pensador al Papista, y la Contestación del Papista al Pensador Mexicano por ejemplo. Ellos se encuentran en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, Fondos Especiales, Misceláneas números 75 y 10. Reimpreso en Guadalajara, Urbano Sanromán, 1822. 370 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS de Dios, que en ellos residía la soberania. Concluía el Pensador con una alocución a lturbide, diciéndole que si bien él era gobernante por la gracia de Dios, «Conforme al orden natural V.M . es emperador porque la nación lo proclamó y confirmaron su voluntad soberana sus legítimos representantes».300 Este escrito, primero en hacer una diferencia entre las dos potestades, seguramente tuvo considerable influencia en sus contemporáneos tapatíos, como El Polar, quien siempre procuró desacralizar el poder de Iturbide y las atribuciones de la Iglesia en general. Otro autor, en 1823, firmando A.R.F. sacó a la luz un folleto llamado El Despertador donde también unió las dos temáticas: soberanía popular y religión. Argüía que en nada pugnaba con la religión el hecho de constituirse en república. El gobierno sólo quería establecer unas leyes congruentes con las costumbres y situación de México y nada tenía que ver con los dogmas y la disciplina eclesiástica. «República es Colombia y es católica. Monarquía es Inglaterra y es protestante».301 Este mismo punto habia sido tocado por el Ayuntamiento de Guadalajara al proclamar el federalismo, como vimos en el capítulo anterior, donde se dirigió al pueblo católico para aclararle que nada tenía qué temer de un gobierno republicano.302 Hasta entonces, en efecto, el gobierno de Jalisco había sido protector de la Iglesia, prueba de ello fue que en 1822, Quintanar, mandó al obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas una circular, donde le daba a conocer el despacho que le había dirigido el Ministro de Hacienda sobre la criminal actuación de Santana (no Santa Anna) que había proscrito la garantía de la religión. En él, el ministro incitaba a todos los patriotas fieles al emperador a dar una generosa ayuda para defender esa causa.303 Poco después la situación iba a cambiar, sin embargo, este セッ」オュ・ョエ@ es ilustrativo de la estrecha relación que conservaban las dos potestades todavía . .lOO 301 302 Connaughton, op.cit., p. 29. El Despertador, Imprenta de Mariano Rodriguez, Guadalajara, 1823. Col. La.fragua, (1404). Ayuntamiento de Guadalajara, Beneméritos habitantes de Guadalajara, 15 de mayo de 1823, en Muriá, op.cit., 1973, pp. 43-44. Este asunto nos parece harto extraño. No tenemos noticia al respecto. Esta Circular, sin pie de imprenta, del año 1822, puede encontrarse en la Mise. 774, BPE. LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS 371 Francisco Severo Maldonado causaría revuelo con sus folletos: Nuevo Pacto Socia/304 y Contrato de Asociación para la República de Los E. U. del Anáhuac.305 En esta obra, en el libro m, referente a la organización y desarrollo del poder ejecutivo, hablaba de la Iglesia. Alú planteaba la urúón de ésta con el Estado, y la primera como una ramificación del segundo. Pretendía eliminar todas las instituciones monásticas sin utilidad real, dejando sólo hospitales y cárceles e impidiéndole la acumulación de bienes rafees y muebles, atendiendo a su cómoda subsistencia.306 Incluso pretendía reorganizar la jerarquía eclesiástica y la extirpación del despotismo del alto clero con el bajo. En su libro v, referente a la fuente de los salarios de los empleados y todos los gastos públicos, proporúa eliminar los diezmos y en varios artículos vender las diferentes propiedades de la Iglesia las destinadas a la educación y a los hospitales, ya que estos servicios los proporcionaría el estado, e incorporar los productos a la creación de un Banco Nacional.307 Pero Maldonado no se detuvo ahí, afirmaba: Art.-347. La nación tomará todos los capitales de capellanías, pertenecientes a clérigos particulares, llamados por los fundadores a disfrutarlas, siempre que quisieren espontáneamente ver mejor garantizados estos capitales y el pago de sus réditos, depositándolos en poder de la Nación. Art.-348. La nación tomará todas las fincas rústicas y urbanas de monjas y frailes, siempre que las comunidades a que pertenezcan quisieren espontáneamente tener afianzadas estas fincas y el pago de sus réditos, obligándose la nación a ponérselos, netos y libres de todo gasto de administración, dentro de las mismas celdas de sus conventos.JOS 305 )00 .lOI Francisco Severo Maldonado, Nuevo Pacto Social. Imprentas de Petra Manjarrez y Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1821. 287 p. Biblioteca de México, Col. Basave 3847. En cuatro números, núm. 1, 28 pp., núm. 2. pp. 29-92 abril 2 de 1821, núm. 3, pp. 93-112, junio 8, 1821 y núm. 4, pp. 113-217. Un ciudadano del Estado de Jalisco. (Francisco Severo Maldonado). Contrato de Ascciaci6n para la Repríblica de los E.U. del Análiuac. Imprentas de Miramón (Méx), Ontiveros (Méx), la del Autor (Méx), la Viuda de José Fructo Romero (Gdl), la de Sanromán (Gdl) y la de Brambila (Gdl). México-Guadalajara, 1823. Biblioteca de México, Col. Basave 3847, 180 pp. !bid., p. 47. fbid., p. 133. Ibid., p. 134. Un completo estudio del pensamiento de Severo Maldonado, especialmente de estas dos obras, es el de Alfonso Noriega, op. cit., 1980. 372 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS Estas ideas pueden ser consideradas antecedentes del pensamiento del Polar y obviamente influidas por la Constitución Civil del clero ヲイ。ョセ←ウN@ Los otros proyectos de la época, como el Pacto Federal del Aruihuac de Prisciliano Sánchez, le dieron un lugar importante a la religión y, todavía sin ningún problema, establecían que la religión de e5a nueva · nación debía ser la católica «única verdadera, con exclusión de nin. gún otro c:;:ulto».309 A pesar de haberse iniciado la discusión sobre el Patronato desde 1822,310 en Guadalajara_no se han encontrado evidencias de ello en la folletería. Excepción hecha, tal vez, del Artículo Interesante que se insertó en El Noticioso de México el viernes 29 de marzo de 1822, y que se reimprimió en Guadalajara a expensas «de un amante de nuestra santa religión».311 Tampoco se conseiva ningún material en tomo a la ley que suprimió las órdenes hospitalarias en 1821. Se sabe que el ayuntamiento y la diputación provincial solicitaron su derogación,312 pero no hay ningún otro documento en tomo a ello. Las discusiones más álgidas referentes al Patronato se iniciarían en los años siguientes. 310 lll 312 Prisciliano Sánchez, El Pacto Federal del Análmac. México julio 28 de 1823. Reimpreso en Guadalajara en la Imp. de Mariano Rodríguez, 1823, p. 19. Miscelánea 16, BPE. El Patronato o derecho de investidura, consiste en Ja prerrogativa de un benefactor para indicar quiénes deben ocupar las posiciones eclesiásticas en las iglesias que han proveido con tierras, edilicios o rentas. Institución medieval conocida en toda Europa. Ann Staples, op. cit., p. 35. Mientras que el Regio Patronato Indiano es la facultad concedida por el Papa a España y Portugal para controlar a la Iglesia dentro de sus dominios, mediante el nombramiento de autoridades, el manejo de las finanzas y la selección de cuáles disposiciones papales debían acatarse. /bid., p. 11. En el año de 1822, la discusión por el ejercicio del Patronato en México estaba· totalmente polarizada: la Iglesia, a través de una Junta Interdiocesana, decidió que el Patrónato había dejado de existir en México, como privilegio personal que era, otorgado a los reyes de Castilla. La posición del gobierno fue la opuesta: si el Patronato había existido como parte de la soberanía de España er. la persona del rey, ahora existiría como parte de la soberanía de México en la persona del pueblo mexicano. /bid., pp. 38-39. Alrededor de esta polémica situaremos la mayoría de los escritos de los próximos años. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1822, 7 pp. Mise. 106, BPE. Staples, op. cit., p. 28. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 373 El articulo 7o. de la Constitución de Jalisco. La Tapatía, El Tepehuaje y otros entran a la liza En la prensa a partir de 1824, la discusión del tema religioso se volvió mucho más violenta debido, por una parte, al problema del Patronato en el ámbito nacional, el cual se prolongó hasta 1827; y por otra, a la incorporación del artículo 7o. en la Constitución de Jalisco, el cual en su segunda parte, reza: «El estado costeará todos los gastos del culto». El tema religioso comenzó a aparecer en la prensa de m'anera asid ua; aunque no siempre dirigido a los problemas mencionados. Es el caso de El Iris de falisco que a partir de abril de 1824 se ocupó de la religión en términos abstractos. Incluía artículos de Voltaire, donde el pensador atacaba al ateísmo: «Una sociedad fincada en él no puede durar: terminaría masacrándose a sí misma»;313 de Rousseau, donde éste afirmaba que sólo Dios pudo haber esc rito el evangelio 314 y de Massilo n, quien afi rmaba la irrefutable existencia de Dios.315 Atento a las discusiones del Congreso Local, el periódico informaba que éste había vuelto a discutir sobre el artículo 60. (que luego sería el 7o.) y Ja religión: disciplina y gastos. El Congreso opinaba que debía sostenerse a Ja religión católica porque se le había elegido. La discusión en torno a este artículo fue acalorada, refería El Iris, ya que en un principio el texto decía «con acue rdo a la autoridad eclesiástica», lo cual al fin fue rechazado; sin embargo esto levantó protestas entre los diputados que llegaron a acusar a la Iglesia de haber acaparado todos Jos bienes evi tad o el progreso. Asimismo, denunciaban abusos de los curas, aunque el periódico no especificaba cuáles. 316 En noviembre de 1824, cuando era inminente la jura de la Constitución de Jalisco, el periódico informó sobre la negativa del Cabildo eclesiástico a jurarla. Los editores no hicieron comentarios, pero sí publicaron el comunicado de un particular refutando las razones del clero que eran fundamentalmente dos: los diezmos y la excomunión, decía. Durante todo el mes se publicaron opiniones en tomo a los incendiarios folletos como Herege la Tapatía y los respectivos co.tn m 116 El Tris de falisco, núm. 58, 12 de abril de 1824. /bid., núm. 60, 16 de abril de 1824. /bid., núm. 61, 19 de abril de 1824. lbid., núms. 123, 127 y 130: 10, 20 y 27 de septiembre de 1824. 374 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS mentarías de El Nivel, aunque no incluyeron en ningún momento la opinión del editor. Finalmente, dieron a conocer la resolución del gobierno de México en torno a la Constitución de Jalisco y el artícu- · lo 7o, con lo cual el Cabildo quedaba obligado a jurarla el 12 de diciembre, después de las festividades de la virgen.317 Uno de estos resúmenes de los debates de la Legislatura de Jalisco es especialmente interesante para el caso. Se publicó el 17 de noviembre y es una «Contestación del Congreso del Estado al Vice-gobernador sobre la verdadera inteligencia de la segunda parte del artículo 7o. de la Constitución». Éste explicaba que una vez declarada la soberanía de los estados, debían ejercer, respecto a la disciplina exterior de la Iglesia, la misma autoridad que tenían todos los estados del orbe católico. Decían que no debía existir diferencia entre la autoridad antes ejercida por el rey y la ahora pertenenciente al estado. Por eso la Legislatura había determinado fijar y costear los gastos del culto de la misma manera que antes hacía el rey. Se aclaraba que «el Congreso nunca dejará de observar los Concordatos que celebre el Congreso General de la Nación con la silla apostólica». Los legisladores generales se reservaban la facultad de dar instrucciones para los concordatos y el Congreso del Estado obedecería por ello. Esta contestación se hizo para informar al Cabildo eclesiástico; sin embargo, si no había respuesta amenazaban, ya decía el decreto lo que había que hacer (se' refería a la expulsión de los curas que no juraran la Constitución).318 A pesar del carácter supuestamente objetivo que el periódico parecería mostrar, el hecho de haber publicado estas noticias y las diferentes opiniones en tomo a los sucesos del día (casi todas éstas en contra de la Iglesia), muestran una apertura en la discusión pública del tema religioso de un modo que antes no había ocurrido en Guadalajara. Mucho se cita a La Fantasma, el famoso periódico de Lissautte, como publicación combativa en contra de la Iglesia; en los números consultados se encontraron, en efecto, alusiones en torno a la relación de la prensa con la religión. El editor se proponía publicar artículos sobre derecho e historia de la Iglesia «Cosa que parecen haber olvidado todos los periódicoe del Anáhuac», ya que si bien las gentes instruidas sabían estas cosas, el pueblo católico no 317 318 Ibid., núms. 148,152, 153, 161, 162, 163; 8,17, 19, de noviembre y 8, 10y13 de diciembre de 1824. /bid., núm. 152, 17 de noviembre de 1824. LA OJSPlffA POR LAS CONOENCIAS 375 debía ignorar nada de lo que pudiera servir de fundamento a su creencia y que la prensa sirviera «tanto en este país para hacer triunfar las verdades de nuestra religión, cuanto en otros ha servido para combatirlas».319 Esta historia aparentemente objetiva e instructiva, comenzaba denostando al clero: «estos ministros de una religión pacífica han sido muchas veces sanguinarios enemigos de los hombres».32P En esta historia, lo advertían desde el principio, hablarían de las cruzadas y de los demás crímenes cometidos por la Iglesia. Así, mostraban sus simpatías por la tolerancia religiosa y contra en los asuntos mundanos. toda autoridad de la iァャ・ウゥセ@ Más adelante, publicaron una explicación que pretendía ser Z@ 400 imparcial de la Inquisición, (con los números de las セ■」エゥュ。ウ 000) citando a los propios padres de la Iglesia como San Hilario y San Bernardo. Sin embargo, la cuestionaban sobre todo por no haber parado en la esfera de lo espiritual y haber sujetado a su jurisdicción las cosas civiles y políticas. Advertían que la Iglesia debía sujetarse al dogma y si quería interpretar las escrituras, no debía exten_derlas a asuntos de política. Dios nos dio una ley grabada en el alma, cuyas consecuencias son: la libertad, la igualdad y los demás derechos del hombre, que todo lo que sea opuesto a nuestra naturaleza no puede ser obra de la divinidad y por tanto, en el Evangelio y en todas las Escrituras no se encuentra un solo texto contrario a la justicia, a la igualdad y a la libertad del hombre y a la independencia de las naciones y si lo hay, este Evangelío y estas Escrituras no tienen a Dios por autor.321 Aunque se preciaban de ser católicos, si el cristianismo estuviera en contra de la naturaleza del hombre, afirmaban, de inmediato lo abandonarían. En ese mismo número, hablaban muy mal del Papa Pío VIl por haber permitido la Santa Liga, aclaraban que en ninguna parte del Evangelio decía que los papas pudieran gobernar un país. En tomo al fanatismo, atacaban un papel llamado Si sigue la libertad se pierde la religión, extrañándose de que lit 120 321 La Fantasma. Prospecto, diciembre d e 1823. Tbid., núm. 3, 17 de enero de 1824. /bid., núm. 4 de e.n ero, 22 de 1824. 376 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS un escrito todo compuesto de proposiciones anti-republicanas no haya hallado antagonistas en Guadalajara. Sabemos que muchos lo han tomado como una ironía contra los enemigos de las luces, pero la mayor parte toman todos los sofismas que contiene por otras tantas verdades y en ese concepto van alucinando a los tontos para persuadirlos de que en efecto, la libertad es contraria a la religión. No tontos, no, la libertad no se opone a la religión, pero sí alfanatismo ... Sí, fanáticos, la libertad es conforme a la verdadera religión, no a la vuestra que os hace creer que con tal que todos se persignen del mismo modo y paguen los diezmos, poco importa lo demás, que el hombre sea feliz o desgraciado, buen ciudadano o usurpador impío, tirano o esclavo, ladrón u hombre de bien. La libertad y el gobierno republicano quieren una religión que establezca la igualdad, proscriba el fanatismo y toda clase de violencia, deje a los hombres libres con tal que profesen una buena moral y sean de buenas costumbres. La república quiere que sus ciudadanos demuestren su adhesión y creencia en las santas escrituras, defendiendo a su patria, conservando su libertad y practicando todas las virtudes que se refieren al bien del prójimo. Por último, la república reconoce por buenos cristianos todos aquellos que hacen un deber de estas virtudes y por malos a todos aquellos que no lo practican, aunque vayan a oir dos misas cada día. Con esta, abrimos las puertas para que los republicanos amantes de su patria combatan el fanatismo enemigo de la libertad y amante de los reyes de derecho divino sin temor alguno de los hípócritas. 322 Estos ataques al fanatismo no fueron los únicos, se repetirían en otros periódicos y papeles públicos como parte de la autoimpuesta obligación de todos ellos de ilustrar al pueblo. En otro número de este periódico se advertía a la Iglesia de otro tipo de ataques: el de los filósofos impíos que no creían en Jesús ni en las escrituras. Sugerían que se les combatiera con las armas de la razón. Pedían a los pastores que se lanzaran al combate de los impíos como Voltaire, Rousseau, Dupuis, Volney y Pigault Lebrun, con toda su energía.323 También discutieron la autoridad de los gobiernos sobre los sacerdotes, defendiendo de algún modo el derecho y obligación del gobierno de intervenir en asuntos.del dogma aunque lo hacían aparecer, astutamente, como una defensa a la religíón. Si el gobierno había elegído un credo, afirmaban, debía difundirlo y hacerlo res123 ldem. !bid., 4 febrero de 1824. LA DISPUTA POR LAS CONClENClAS 377 petar, sin permitir que circularan papeles impíos. De tal modo, el gobierno debía tener «una inmediata inspección sobre el dogma» para que no se adulterara, ni por los enemigos de la reli3ión ni por los sacerdotes mismos. La Constitución y el Evangelio no podían estar peleados y los sacerdotes debían basarse en los dos. El gobierno debía castigar a los sacerdotes que fanáticamente insistieran en ir contra las leyes naturales y sus semejantes. También el culto debía estar bajo la supervisión del gobierno y los gastos de aquél venir de él. Asimismo, los sacerdotes debían estar sujetos a la ley como ciudadanos.324 Los sacerdotes debían ser una especie de «empleados nacionales», burócratas, a su vez alimentados por el gobierno, siempre y cuando cumplieran con sus funciones,325 para ello, el gobierno debía pagarles lo suficiente. Resaltaba la desigualdad entre los sacerdotes y la inconveniencia de cobrar por los sacramentos, situaciones que se verían remediadas si el gobierno les pagara, así, quedarían abolidos los cobros y las limosnas. El gobierno debía velar por la educación de los ministros para lograr que sólo los más preparados pudieran llegar a serlo. Para ello, debian escribirse verdaderas obras piadosas y retirarse las hipócritas. También el gobierno debía cuidar que los sacerdotes no predicaran de politica. Finalmente concluían sobre el absurdo de que los sacerdotes pretendieran ser independientes del gobierno.326 Vemos también que a pesar de tratar de ser imparcial, el periódico en realidad atacó acremente a la Iglesia usando astutos medios como bosquejar una «historia» de dicha institución y supuestamente «defender» el culto contra los impíos. Sin embargo, ya se perfilaban en este órgano los argumentos más fuertes contra el clero que se desarrollarían más adelante. Para atacar a este periódico, apareció un folleto llamado Preservativo contra la irreligión, en la manifestación de los errores contenidos en ャRセ@ 315 316 ldem, 10 de febrero de 1824. Esta disertación, repetida varias veces, proviene de la Constitución Civil del Clero de Francia de 1791 que influyó grandem ente en los jansenistas espafü>las órdenes religiosas y el clero secular se convirtió les. Por ella セ、ゥウッャカ・イョ@ en un grupo de funcionarios elegidos por el pueblo. José Luis Abellán. Historia Crítica del Pe11sa111ie11to Español. Del Barroco a la Ilustración, t. m. cap. xv, «El jansenismo, una versión espai\ola del cristianismo ilustrado», pp. 688-708, Ed. Espasa CaJpe, Madrid, 1981, p. 692. Se propuso hacer elecciones de obispos en México. Cfr. Staples, op. cit., pp. 49-50. La Fantasma, 17 de febrero de 1824. 378 LA DISPlITA POR LAS CONCIENOAS diferentes números del periódico titulado La Fantasma, firmado por F.M.M.327 Éste procuraba persuadir al público de no seguir los errores de la época en su búsqueda de ilustración y cambio, la religión católica no negaba la razón y sus triwúos, pero no se subyugaba a ella. El error de La Fantasma era por ignorancia y por desconocer los fundamentos de la religión. Se atrevfan a confundir a la religión con sus vicios. La razón también estaba expuesta al error, por eso debía guiarse por la re ligión, que no recelaba el examen de la razón ni exigía una fe irracional. Esta reconciliación entre fe y razón quedaba, sin embargo, reservada a los filósofos, mientras a la gente común le bastaba con educarse conforme a los dogmas. Era pues inconsecuente pensar que las ideas y las creencias religiosas estaban sujetas al debate público o que distintos credos compitieran entre sí en el seno de la sociedad. La tolerancia religiosa implicaba el error de creer en la salvación en distintas sectas; la tolerancia filosófica era asunto de ateos o deístas y la tolerancia civil -no condenable en sí- sólo podía pe.rmitirse en ciertos casos. Se podia hablar de una tolerancia moral o evangélica que abordaba la «ca.r idad fraterna con la que debía tratarse todos los hombres de cualquier país o religión», pero esa siempre la había practicado la Iglesia. El folleto acusaba a los editores de La Fantasma de «artificiosa mala fe», al proclamarse católicos pero no hablar como tales. La tolerancia que proponían era meramente civil, pero con peligro de derramarse hacia la religiosa y filosófica. La irreligión se extendería por todo Jalisco; éste sería el resultado de entregar la educación, finalmente, a hombres como Pedro Lissaute. El Estado tenia la obligación de defender a la religión como base de la sociedad y a la Iglesia sólo le corresponderían las penas espirituales. Ya que La Fantasma profesaba su respeto a la opinión del pueblo en materia de leyes, se preguntaban ¿cómo podrían los representantes del pueblo contrariar una opinión tan general en el Estado? El pueblo optaba por la intolerancia ya que lo contrario era un atentado contra el derecho más sagrado de propiedad. El hombre que trataba de destruir la religión de un estado debía considerarse un salteador públiJl7 f.M.M. Preservativo contra la irreligión, e11 la manifestación de los errores contenidos en diferentes números del periódico La Fantasma. Dedicado al pueblo de Jalisco. Con licencia del ordinario. Guadalajara, 1824. Imp. de Mariano Rodrlguez 67 pp. Col. l..afragua (1414). Sólo se encontraron ocho números. Cfr. Connaughton, op. cit., pp. 246-248. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 379 co y el que tratara de desterrarla del corazón de un particular, un ratero sacrilego.328 Curiosamente, según se ve, los defensores de la iglesia plantearían en esta disputa, precisamente, que Jos asuntos de religión no estaban en disputa. El hecho de que periódicos como La Fantasma se atrevieran a meter a la religión en esa discusión era para estos autores proclericales ya imperdonable. Este tema resulta de especial importancia para nosotros, ya que la opinión de estos autores es la misma que la de los pensadores liberales respecto al gobierno: éste debía dejarse a los ilustrados y el pueblo conformarse con avalar sus decisiones. En el caso de la religión, la discusión debía dejarse a los filósofos y el pueblo sólo debía acatar los dogmas. El Enemigo de las cosas a medias, con quien ya nos habíamos topado en capítulos anteriores y que era en realidad otro seudónimo de El Polar, en La Voz de la Libertad pronunciada en Jalisco en 1825 denunciaba el intento de los sacerdotes de querer formar una jerarquía distinta y regirse por reglas diferentes del resto del pueblo, asimismo habían querido dominar a las autoridades temporales y pretendido colocarse por encima de ellas. Continuaba refieriéndose ya al espinoso asunto de los diezmos: El clero afianzó su enorme poder sobre dos columnas que en todas las épocas se han pretendido hacer inexpugnables: rentas y fuero. He aquf lo temible en el clero y lo contrapuesto al genio de la igualdad republicana que tanto se blasona en la federación de los Estados Unidos Mexicanos. 329 Para que el sistema de república federada fuera efectivo habría que seguir el ejemplo de Jalisco, suprimiendo el fuero y las rentas eclesiásticas y en el artículo 7o. de la Constitución pretendía tasar y arreglar los gastos del culto para evitar excesos. Mientras hubiera un individuo que no estuviera sujeto a las autoridades comunes, la justicia no se podría impartir. Como Maldonado, proponía utilizar los bienes de manos muertas para impulsar la prosperidad nacional, aunque en vez de propuestas concretas, prefirió apuntar los inconvenientes de las rentas: m m /bid., p. 249. El Enemigo de las Cosas a Medias, Voz de la Libertad pronunciada en Jalisco, reimpreso en México., Of. de Mariano Ontiveros, 1825, 12 pp., p.2-3. Col. Lafragua (252). 380 LA DISPlITA POR LAS CONCIENOAS Las rentas eclesiásticas no pueden subsistir en el pie en que están sin causar la ruina de la nación. Más claro: Ja prosperidad de la nación mexicana y su verdadera libertad no pueden efectuarse si no se muda el sistema que existe de rentas eclesiásticas.330 El Nivel331 apoyó completamente el escrito del disfrazado Polar diciendo que no podía haber libertad en efecto, mientras continuaran los fueros y las rentas de los eclesiáticos. Hizo un cómputo de las riquezas de ambos cleros, estableciendo en 10 millones de pesos anuales las rentas d el secular y 30 millones los capitales pertenecientes a regulares de ambos sexos en la federación. Si persistían las rentas, opinaba, se perjudicaría el Estado porque fomentaban la aristocracia a que siempre propendía el clero. Indicaba los inconvenientes de esos caudales en manos muertas y excitaba a las cámaras a seguir el ejemplo del Patronato en Colombia como inseparable a su soberanía y que se dictaran las reformas correspondientest El Nivel continuaba de su cosecha que no se podia ni se debía obligar a menores de 21 años a prometer y renunciar a lo que no conocían y hacía patente la necesidad de una ley que prohibiera heredar a las iglesias ya que también era fomentar la aristocracia. La Voz de la Libertad pronimciada... tuvo un alcance verdaderamente grande, trascendiendo las fronteras de Jalisco, así lo atestiguó un remitido de Valladolid en Águila Mexicana,332 donde se informaba el revuelo que este papel había causado en aquellos lugares. Firmado por el Polar, «conocido en Jalisco como tal», aunque en Valladolid se le conociera simplemente como Anastasio Cañedo, se había querido imprimir allá por alguno de sus admiradores como papel «verdaderamente patriótico», como no había fondos, se habían solicitado al público, hecho lo cual, el papel se había distribuido por todos los Ayuntamientos y oficinas del Estado. Posteriormente, se informaba, se había querido hacer lo mismo con la respuesta del Padre Covarrubias en El Sol, donde condenaba a Cañedo, sin los l.lO m "2 ldem., pp. 6-7. El Nivel, núm. 185, 3 de noviembre de 1825. Si el jwen que en jalisco se titula El Polar, por acá se conoce comu11mente como Anastasio Cañedo. Luego se imprimió por separado. Imp. del C. José Miguel Oriarte, Valladolid, 1825, 6 p . LA DISPlTTA POR LAS CONQENOAS 381 mismos resultados. 333 Con esto, se quería probar el apoyo a las ideas anticlericales de Cañedo en Valladolid. El Eclesiástico Despreocupado fue otro autor que redactó una serie de panfletos, en el primero de ellos No hay peor cuña que la del propio palo, d efendía a la Constitución y aclaraba que los intereses creados del clero, ajenos a la v erdadera religión, habían distorsionado a ésta por lo que se requería d el esfuerzo del pueblo soberano (en el artículo 7o.) para volverla pura, limpia, hermosa, sin manchas que la afearan y sin arrugas que la hicieran despreciable. El pueblo, decía, quería tener ministros que le sirvieran, no amos a quienes temiera porque se habrían vuelto unos potentados. El pueblo quería la religión en toda su pureza, el destierro de la abundancia, la prosperidad y el decoro.334 Sobre este escrito, los editores de El NiveP" comentaban que los clérigos con su conducta causaban más estragos que los escritores. Ya los tiempos no eran aquéllos de lll\ pueblo manso. Los clérigos en nada se parecían a los apóstoles, mientras que el gobierno republicano por frugal y sencillo se acercaba más al evangelio. Con esta última afirmación, los escritores de El Nivel se acercaban a los periódicos españoles ilustrados que se citaron al principio de este capítulo, los cuales querían resaltar las virtudes cívicas por encima de las religiosas y limitar a la Iglesia a un papel menor en la nueva sociedad en formación, reiterando también el pensamiento jansenista que pretendía volver a los primeros tiempos del cristianismo, a una Iglesia «pura». Al parecer hubo un Suplemento a este papel del cual no se sabe más de lo que comentaron los editores de este mismo periódico336 ante el cual aseguraban que las leyes cambiarían la religión y acabarían con todo el fanatismo. Al Eclesiástico Despreocupado lo retó Tepehuaje -seudónimo adoptado por José Manuel Covarrubias-337 en varias ocasiones: la m m lJ6 337 Águila Mexicana, núm. 275, 14 de en ero de 1826. El Eclesiástico despreocupado. No hay peor cuña que la del propw palo... Imprenta de Sanromán, Guadalajara, 1827, 8 pp. p. 6. Col. Lafragua (1441) Estas expresiones también evidencian los rastros del jansenismo que precísamente quiere volver a la religión a su pureza primitiva. El Nivel, núm. 187, 8 de noviembre de 1825. El Nivel, núm.188, 10 de noviembre de 1825. Manuel Covarrubias era uno de los Canónigos de Guadalajara. «Sacerdote oratoriano, de andar juvenil a pesar de tener cerca de 80 años, de buena habla castellana y·sencillo estilo, manchado con apreciaciones injustas, con una aiti- 382 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS lo mete, 338 donde primera a través de Quien mal pleito tiene a 「ッョセ」。@ clasificaba al escrito del Eclesiástico como hereje. Hubo otro escrito intermedio que no se conoce sino a través de El Nivel:339 A cuña de palo dulce, Maceta de Tepehuaje, en el que su autor defendía las riquezas de la Iglesia. Atacaba al Eclesiástico, diciéndole que queriendo una Iglesia sin lujo, la quería también sin derechos, sin lustre, sin decoro, sin dignidad, sin bienes, ni aún aquellos que sus propios hijos le habían dado por su voluntad. Lo acusaba también de querer que el pueblo llamara herejes a los diezmeros, a los canónigos, a los curas, a Jos frailes. Argüía que la Iglesia madura tenía un papel muy distinto de aquélla de los primeros tiempos de los apóstoles. Acusó al Eclesiástico de wicleffiano (seguidor el pensamiento de Juan de Wiclef).34ºSegún el Tepehuaje, se hacía una exageración de lo que debía ser la pobreza de los ministros de la Iglesia: «para ajustar nuestra vida a la de los apóstoles será menester andar con las nalgas al aire». El Nivel contestó: decía el Tepehuaje que la riqueza era a beneficio del pueblo, claro que tenia que beneficiarlo -decía el periódico- si primero ya lo había exprimido. }IO ca virulenta y con lenguaje soez, según Agustín Rivera. Del Oratorio de San Felipe Neri de donde fue prepósito fue expulsado por su ca.rácter belicoso». Cfr. Cornejo Franco en la Introducción a La Es/re/la Polar. Polémica federalista, Editorial Et Caetera, Guadalajara, 1977, p. XXIV. Tepehuaje. Quien mal pelito tiene a bonica lo mete. Oficina del ciudadano Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1825, 4 pp. Col. Lafragua (1416). El Niue/, núm. 190, 15 de noviembre de 1825. Juan de Wicleff. Nacido en York en 1329. Heresiarca. Declamó furiosamente contra las riquezas del clero. Ensenaba que el Papa y los obispos no tenían más que una potestad imaginaria, que aquella de la que usan es usurpada a los sacerdotes: que la Iglesia romana no es cabeza de las demás Iglesias, que un mero sacerdote de arregladas costumbres tiene más potestad espiritual que todos los prelados, todos los cardenales y todos los romanos pontífices. Que el orden sólo comprendía dos grados, eJ sacerdocio y el diaconado. Despreciaba el uso de los sacramentos. Pretendla que según la ley de Dios, los eclesiásticos y monjes no pueden poseer bienes temporales, que los reyes están obligados en conciencia a quitárselos y que no pueden imponer contribuciones al pueblo en las urgencias del estado hasta haber consumido los bienes eclesiásticos. Atacaba el derecho de propiedad, diciendo que ninguno puede poseer alguna cosa con exclusión de los demás. Breviario cultural a cargo de El Defensor de la Relígión, núm. 3, enero 23, 1827. Se acusó varias veces a los escritores anticlericales de Guadalajara de seguir estas doctrinas, especialmente al.A Palanca. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 383 El Eclesiástico Despreocupado respondió con otro papel: Media palabra al señor Tepehuaje y 1111a entera a los jaliscienses,3-lt aclarándoles a sus denostadores que atacaba los abusos, pero no la doctrina de la Iglesia. El Nivel342 salió de nuevo a la defensa del autor diciéndole que no se afanara ya que la iglesia lo condenaría de todos modos porque a ella no le gustaban las verdades. Una nueva respuesta del Tepehuaje no se hizo esperar: Respuesta del Tepehuaje al señor de la media palabra'>43 en la que éste defendía la santidad incorruptible de la Iglesia y calificaba a las aseveraciones de El Eclesiástico, como temerarias e injuriosas a la Iglesia. Sobre los abusos de que se acusaba a la Iglesia decía que aunque los había, no se podía decir que ésta se encontrara «tan sucia como los paños de la menstruada», ya que la santidad y hermosura de la Iglesia jamás se alterarían. A ésta, respondió el Eclesiástico con Última Contestación de la Cuña al Tepehuaje344 donde le retaba a llamar hereje junto con él a San Bernardo, ya que él había hablado sobre la misma temática en su tiempo. Argumentaba citando largos párrafos del santo en cuestión, para concluir que los abusos del clero perjudicaban y desvirtuaban a Ja Iglesia. La exigencia de un clero moralmente intachable era compatible con su subordinación al Estado emanado de la soberanía popular. Se apelaba a una Iglesia que era más que el clero y que consistía en el conjunto de sus fieles.34l Pa11egírico de Jocoso personaje, maceta de Tepeh11aje fue la introducción de un tercero a la anterior polémica. Apareció como remitido en El Nivel, 346 en él, el autor pretendía contestarle al Tepehuaje, ya que en su opinión nadie lo había hecho adecuadamente. En realidad era una burla descamada a las expresiones burdas del papel, para ter.MI .M2 llS El Eclesiástico despreocupado. Media palabra al señor Tepe/1uaje y una e11tera a los jaliscienses. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 1825, 4 pp. Col. Lafragua (1441). El Nivel núm. 191, de noviembre de 1825. Tepehuaje. Respuesta del Tepe/1uaje al se11or de la media palabra, Imprenta de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1825, 16 pp. Col. Lafragua (1441). El Eclesiástico despreocupado. Última Co11testación de la C11ña al Tepe/maje. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 1825, 8 pp. Col. Lafragua (1441). Connaughton, op. dt., p.199. El Nivel, núm. 192, 20 de noviembre de 1825. 384 LA DISPUTA POR LAS CONCIENQA! minar atacándolo en un tono serio y muy severo. Es de notarse, en efecto, el lenguaje excesivamente coloqufal que usó el Tepehuaje, probablemente para hacerse pasar como parte del pueblo e interesar a las clases populares en la discusión. Otra polémica del año 1824 fue en tomo al papel Herege la Tapatía porque no fía. Éste, escrito por Prisciliano Sánchez, quien se escudó en el anonimato, defendía el artículo 7o. de la Constitución y entre sus argumentos esgrimía que el Estado era ahora el pueblo independiente y que, al fin pueblo, siempre había costeado a la Iglesia. Ponía eJ dedo en la llaga en cuanto que el asunto tenía que ver con el interés económico de los prelados en acaparar los diezmos. Respuesta a ella fue Calumnia sin Máscara,347 que comenzaba por criticar el título, «que es un dichajo de taberna» y seguía con el autor, dudando de que fuera católico. Decía que tocaba al pueblo juzgar si el asunto era de religión o de bolsa y pretend[a defender a éste: «diga el pueblo si no le insulta el autor del papel cuando dice que quiere prevenirle por sencillo contra esta nueva superchería, contra este ataque de hipocresía y fanatismo y cuando llama medrosos a los que reprobaron el artículo». Para el autor, el artículo 7o. estaba muy oscuro y su significado podría tener muchas implicaciones. Otras respuestas fueron: Pronta y oporhma respuesta al papel titulado Herege (sic) la Tapatía porque no fía, por El Ciudadano Jurupero del Vigote,348 Otra zurra a la Tapatía por retobada y por impía,349 supuestamente escrito por un cura pobre, que no era canónigo y que se manterua de Ja caridad del pueblo. Sin embargo, decía que si tuviera que jurar el artículo 7o. preferiría salir del país o del Estado, a donde se respetara más la religión, que era finalmente «la verdadera patria que sobre la tierra reconozco, venero y amo». Defendía la inmunidad de los bienes de la Iglesia que habf.a que respetar a riesgo de incurrir en «el horrendo crimen no sólo de usurpación sino también de sacrilegio». Los Retobos de la tapatía a su inoportuno respondón, 350 diálogos entre el monaguillo y el ranchero, ) 50 Calumnia sin máscara, Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 24 pp. Mise. 16, BPE. El Ciudadano Junípero del Vigote. Pronta y oportuna respuesta al papel titulado Herege la Tapatía porque no fin . Imp. del C. Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1824, 14 pp. Col. Lafragua (1416) y BPE, Fondos Especiales, Mise. 16. Otra zurra a In tapatía por retobada y por impfn. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1824, 10 pp., Col. Lafragua (1577). Retobos de la tapatía a s11 inoportuno respondón. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, s.año, BPE, Mise. núm. 16. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 385 expresan las distintas posiciones del pueblo frente al asunto. El monaguillo no cesaba de hablar de herejía e impiedad, mientras el ranchero hablaba animado por lo que el párroco de su pueblo le había dicho, que era nada menos que: «todo ello bien analizado no es más que una cuestión de economía política». «La pobreza es la brillante marca que caracteriza a la religión» e imponer contribuciones al pueblo era un derecho que sólo correspondía al soberano. Además, los canónigos no debían ganar más trabajando menos, siendo los inválidos de la Iglesia, no era justo que cobraran más que el resto de ella,351 tampoco era justo que el pueblo pagara doble: diezmos, casamientos y bautizos. El Congreso había hecho bien, concluía el ranchero, y ésa era la herejía que atribuían a la Tapatía cuando no fía. «Juré no cooperar jamás a la opulencia de los canónigos. Como buen católico contribuiré gustoso y prontamente a subsistencia de los ministros de la religión. Pero como buen ciudadano, sólo en el soberano reconoceré el derecho de asignarme una contribución para ese fín». Finalmente, la Conversación familiar entre u11 sacristán y su compadre contra el papel titulado Herege la Tapatía porque no fía, 352 siendo este último provocador y satírico. El sacristán apoyaba al folleto de Herege la Tapatía. Aunque identificado por su oficio con la Iglesia, creía ingenuamente todos los argumentos de los que pretendían poner a sueldo a los curas. Su compadre, compadecido pretendía desengañarlo. La Iglesia de Jalisco eran los fieles jaliscienses, regidos por su cabeza. ¿No eran los fieles jaliscienses los que habían costeado los gastos del culto? Entonces, la Iglesia había costeado los gastos del culto, por lo que el artículo debería decir: «La Iglesia Costeará los Gastos del Culto». La cuestión, explicaba el compadre, no era de dinero, sino de autoridad y jurisdicción. El sacristán, ya convencido frente a la acusación de interés económico, por parte de las autoridades eclesiásticas, encontraba que los nuevos pensadores «tenían algún interesillo». El compadre le probó luego que Lutero, Voltaire, D' Alambert y Diderot se habían propuesto destruir a la religión, con la bandera equívoca de quitarle abusos. El sacristán debería entender todo lo dicho en papeles como Herege la Tapatía, al revés. El autor de ese folleto pensaba De nuevo se echa de ver algún rasgo jansenista en este intento por democratizar a Ja Iglesia. No debian tocarle las riquezas a unos pocos. Conversación familiar entre un sacristán y su compadre contra el papel titulado Herege la Tapatía porque 110 fía. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1824, Col. Lafragua (1404). 386 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS como protestante y relativizaba la religión católica entre las demás, desconociendo también a las autoridades de la Iglesia.353 El Compadre de la Tapatía, 354 por el contrario, defendía a la Tapatía, su comadre, que «durante 300 años ha estado poniendo huevos para que otros se los coman» y ahora la atacaban porque por fin «comienza a cuidar lo suyo y a no querer gastar su pólvora en infiernitos». La regulación de los gastos del culto estaba confusa, afirmaba el Compadre: el Cabildo decía que debían hacerlo los fieles y el Congreso decía que lo hada el Estado: «la cuestión es de una metafísica canonical, propia para os. curecer y enredar escolásticamente lo que está más claro que el agua». La Tapatía no quería los diezmos para el Congreso, explicaba el fiel Compadre, quería que se repartieran equitativamente entre todos los ministros de la Iglesia y que los canónigos no se quedaran con la mayor parte. «El Congreso como imparcial, como soberano y como único encargado de mantener el orden y tranquilidad de todos» era quien debía hacerlo, ya que los canónigos no podían ser justos en la distribución porque estaban involucrados en ella. Aparecieron otros folletos defendiendo y atacando al artículo 7o. Uno que llevaba el nombre de Artículo lo. de la Constitución de Jalisco,3ssrecordaba que quien pagaba al clero determinaba el número de párrocos y era quien podía inmiscuirse y suprimir los sermones, la predicación de la palabra de Dios y todas las prácticas y ejercicios de devoción que la Iglesia tenía admitidos. El escritor defendía los efectos del artículo aunque no sus intenciones: la potes. tad civil estaba yendo, en su opinión, más allá de sus limites y metiéndose en lo que no le era propio. En un folleto subsiguiente, Contestación al defensor del artículo 7o,356 el autor hacía una comparación entre lo civil y lo eclesiástico, insistiendo en un paralelismo y rehuyendo de la asimilación de una potestad por la otra . .m m Connaughton, ap. cit., pp. 250-251. El Compadre de la Tapatía. Imp. de Urbano Sanromán, Guadalajara, 1824, 4 p. Mise. 16, BPE. Artículo 7o. de la Constitución de Jalisco «el estado fijará y costeará todos los g1uto1 necesarios para la conservación del culto». Imp. de Mariano Rodríguez, Guadala· jara, 1824, BPE, Fondos Especiales, Mise. núm. 16, Cfr. Connaughton, ap. cit., p. 253. 356 Contestación al defensor del artículo 7o. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalaja· ra, 1824, Mise. 89, BPE. ldem, p. 253. 387 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS El Político pititón des/acedar de agravios, fue escrito por alguien que pretendía ser imparcial y opinar sensatamente sobre esta misma cuestión. Opinaba que antes de ser incluido en la Constitución, el artículo debía ser presentado al pueblo para su aprobación, «hacer lo contrario sería violentar su soberanía» y sobre todo, era echar por la borda el principio que todos los publicistas habían apoyado: «la ley es la expresión libre y solemne de la voluntad general». Recordaba que una ley, sobre todo el Pacto Social de un gran pueblo, debía acomodarse estrictamente a su carácter: religión, luces, usos, hábitos y preocupaciones. Insistía también en la ilustración, ya que 357 la verdadera religiosidad de los pueblos sigue en razón directa de su civilización, de ahí es que cuantos más baños tengan de ésta, tanto más fácil es corregir sus extravíos mediante el convencimiento, por la inversa, cuanto más de superstición, de fanatismo y de barbarie, sus males tocan a un término desesperado, pues confunden lo esencial con lo accesorio. El legislador debería dictar leyes progresivas y graduales para corregir los abusos, procurando que el pueblo sintiera las ventajas que surgirían de ello. Por tanto, instaba a los Padres de Jalisco a refor.mar los términos del artículo porque afectaba al clero, y éste tenía más influencia de lo que se pensaba, no sólo en el pueblo bajo, sino en su clase más ilustrada. No debía precipitarse la marcha de los acontecimientos y tratar de recorrer varios siglos en un día. Esta idea, como recordará el lector, ya ha sido tratada en el capítulo anterior de este trabajo y ahí la relacionamos con los moderados y con el padre Mier. Consideramos este folleto uno de los más interesantes, por su aparente despego de la cuestión y por la sensatez de sus propuestas, emanadas de la corriente moderada de pensamiento. Otro remitido que pretende ser mesurado es el Artículo comunicado que corre en el Nivel N. 30,358 el cual comenzaba con un reconocimiento al periódico donde «hallan no sólo los ignorantes sino los ilustrados muy interesantes observaciones y por lo tanto no será 357 El político pititón desfacedor de agrauios. Imp. de la Viuda de Romero. Guadalajara, 14 de noviembre de 1824. Mise. 16 BPE. Como no está disponible justo esa parte de El Nivel, no pudimos verlo ahí, sino gracias a la reimpresión que hizo Mariano Rodríguez ese mismo año de 1824. Artículo comunicado que co"e en el Nivel N. 30. Mise. 6, BPE. 388 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS extraño que por él entiendan todos los motivos que el clero ilustrado de Jalisco pueda tener para rehusar el juramento de la Constitución del Estado». Con un estilo claro y llano, sin ningún retruécano verbal y procurando ir al grano, simplemente avisaba del porqué muchos curas no podían jurar el articulo 7o. No era por interés, sino porque en el Concilio de Trento específicamente se prohibía consentir en la usurpación de los bienes de la Iglesia. Daba a conocer cada uno de los artículos a la letra, los cuales decían que cualquiera que usurpara los bienes de la Iglesia o consintiera en ello, sería excomulgado y privado de su función sacerdotal, por tanto, no podían jurar la Constitución, por prohibición expresa del Papa y los santos padres de la Iglesia. Sin insultar, sólo informaba de cada artículo y canon de los Concilios de Trento, Letrán y Constanza. La mala fe descubierta y lzerida con sus propias armas, firmada por El Sacristán, 359 originalmente dirigída al periódico El Iris de falisco, donde además de publicarse la Contestación del Congreso del Estado al vicegobernador respecto de la verdadera inteligencia de la segunda parte del artículo 7o. se publicó un remitido, donde el autor defendía la sanción del artículo, porque no era justo que Jos pueblos sufrieran al pagar los diezmos que llegaban sólo a un pequeño grupo escogido de la Iglesia y ni siquiera a todos.360 El folleto defendía la potestad de la Iglesia y afirmaba que ésta les había sido entregada al Papa y demás pastores por el mismo Jesucristo. Esta potestad era la de regir y gobernar la sociedad que les está encomendada; ésta es una potestad soberana y legislativa, competente para dirigir y conservar la asociación y en uso de esa potestad pudo y debió designar los medios y fijar las rentas de que debía subsitir. A la potestad soberana legislativa de una sociedad toca como atribución propia el procurar todos los medios para conservar la asociación y uno de estos medios indispensables es distribuir y arreglar los gastos y a los asociados corresponcl:.: como una de sus indispensables obligaciones dar los bienes necesarios, despojarse de una parte de sus propiedades, pero no según su voluntad, sino según la ley establecida por Ja potestad soberana. 359 El Sacristán. úz malafe descubierta y herida con sus propias armas. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1824. Mise. 37, BPE. Cfr. Connaughton, op. cit., p. '257. El Iris de Jalisco, núm. 152, 17 de noviembre de 1824. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 389 Si había abusos, tocaba a los concilios, n o a los congresos el remediarlos...en todo caso, la Iglesia y la p otestad civil debían unirse para afrontar cualquier reforma que se quisiera para la nación, sin embargo, había de partirse de la inmunidad eclesiástica que ya era · constitucional. Conclu ía con una arenga a Jalisco, aclarándole que aunque ya se había independizado y que nadie le disputaba sus derechos civiles, era todavía súbdito de la Iglesia católica, como antes y estaba obligado a reconocer su autoridad y obedecer sus leyes. 361 Abundando al respecto, se publicó Sobre la Cuestión del día, de autor desconocido.362 Éste p lanteaba que «Si la libertad, la igualdad y la propiedad son derechos que se miran como sagrados, la inviolabilidad de la conciencia de un pueblo, es el primero de los derechos». El cabildo eclesiástico velaba por establecimientos de educación, de religión y de beneficencia, por tanto, al ser vilipendiado se estaba yendo contra los intereses del mismo pueblo. En los bienes del clero se fincaba no sólo el culto, el sacerdocio y la beneficencia, sino hasta el crédito de la hacienda pública. La prudencia aconsejaba, pues, «un orden armonioso» sin intromisiones indebidas entre Estado e Iglesia. Tal vez el más feroz de estos ataques contra los liberales en este momento haya sido el folleto El error despojado de los adornos y aliños de la virtud y presentado bajo su propia forma,363 el cual abundaba sobre la afirmación de que la razón estaba sujeta a l error y sólo con la «lucidísima antorcha de la revelación» podía purificarse y conducir al hombre a la felicidad. Afirmaba que los pueblos habían aceptado el nuevo sistema de gobierno por la promesa que se les habíé;\ hecho de que la religión católica se conservaría ilesa y sin mezcla de secta alguna. No se explicaba cómo era posible que cuando todos hallaban protección en las leyes, la Iglesia p or el contrario, se encontrara perseguida y sin amparo. Concluía que la tolerancia religiosa era realmente la «indiferencia de cultos» religiosos. Se publicaron varios números de El Error. El número 3, se dirigía a atacar al periódico Los Debates contra la tolerancia religiosa.364 l61 161 )6J 361 Connaughton, op. cit., p. 258. Sobre la Cuestión del día. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 1824. Col. Lafragua (1415). ldem, p. 259. El error despojado de los aliílos y adomos de la virtud y representado bajo s11 propia forma . Imp. de Mariano Rodríguez. Guadalajara, 1824. En tres números, Mise. 37, BPE. Jdem, p. 261. Clemente Sanromán. El Error N.-3. Imp. de Mariano Rodríguez. Guadalajara, S. año. Mise. 37 BPE. LA DISPllfA POR LAS cone 390 セ GN@ .. Con el mismo tema apareció un folleto llamado Ultraje a las au· ' toridades por los Canónigos de Guadalajara,365 refutación a un impreso , de estos personajes referente al artículo 7o., pretendia probar que · los ministros de la Iglesia debían vivir de las limosnas voluntarias:. de los fieles y que carecían de facultades para imponer contribucio- ' nes obligatorias o castigos corporales. Acusaba además a los canó- . nigos de incitar a la desobediencia a las autoridades. Contenía, además, unos principios de legislación eclesiástica ; que encontramos sumamente reveladores: la Iglesia fundada por . Jesucristo era una sociedad, cuyo fin era el de procurarse cada uno · de sus individuos su eterna felicidad, usando de los medios que : estableció el mismo Jesucristo para conseguirla. Tenia, como toda M セ@ sociedad, su Constitución que era el Evangelio; en ella estaban asig- I nados los derechos y obligaciones de los socios, la forma de gobier- ¡ no de esta sociedad y el carácter, facultades y derechos de sus セ@ gobernantes. Siendo la Iglesia una sociedad fundada por la volun- l tad de sus socios, a nadie podía precisarse que se asociara a ella, i teniendo una Constitución invariable por origen divino, usando los asociados el derecho de nombrar a sus gobernantes (que son los obispos y presbíteros) y no pudiendo estos quebrantar dicha Constitución, se infería que su gobierno era popular, representativo. Las セ@ obligaciones de los socios eran creer los misterios que Dios había revelado, adorar a ese mismo Dios, según las reglas del culto que él mismo había establecido en el Evangelio y seguir la moral que en el mismo se había señalado; sus derechos eran nombrar a aquellos que deberían ser sus gobernantes, reclamar y corregir los abusos religiosos, participar de los santos sacramentos que habia establecido el mismo Jesucristo y del fruto espiritual de sus mutuas oraciones. Las obligaciones de sus gobernantes eran: enseñar los dogmas, moral y doctrinas de Jesucristo; administrar exclusivamente algunos sacramentos y presidir a los fieles cuando se reunieran a tributar a Dios actos de adoración. No eran árbitros para castigar con penas corporales a los infractores de la ley de Jesucristo, pues las penas que él mismo había establecido eran meramente espirituales. Los ministros tenían derecho al respeto de los demás fieles y de ser mantenidos a su costa. Según se infería de esta argumentación, los sacerdotes .l65 La segunda edición está impresa en México. Of. de Mariano Ontiveros, 1825, 7 pp. Col. La.fragua (252). LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 391 no eran la Iglesia, sino solamente sus ministros.366 A los canónigos de la Catedral de Guadalajara se les negaba legitimidad dentro de ese horizonte, porque su autoridad en vez de proceder del pueblo (los fieles) se quería imponer a él. La Iglesia tenía que respetar la voluntad popular expresada en el artículo 7o. Así, los pueblos por medio de sus legisladores, tenían derecho de corregir los abusos religiosos. Estos abusos eran corruptelas que el pueblo no tenía que aguantar: el financiamiento del clero por los diezmos era una corrupción de la costumbre de «oblaciones y limosnas voluntarias de los fieles en la antigua iglesia».367 Encontramos de gran interés toda esta argumentación, donde se mezclaron de nuevo ideas jansenistas con la intención de convertir a la Iglesia en una especie de república o de democracia donde se aplicarían las mismas leyes que en un gobierno civil. Los argumentos no pueden considerarse válidos, sino incluso tirados por los cabellos, pero no deja de ser interesante la comparación y el esfuerzo de comprensión y de conversión d e los mecanismos eclesiásticos oscuros, en legislación civil un tanto más clara. En un número de El Nivel363 de agosto de 1825, se publicó un diálogo entre el Payo y el Polar titulado Nuevos esfuerzos del polar contra la seducción capitular. Al parecer al autor, en su función de alcalde, le había sido encomendado por el eclesiástico averiguar el nombre del autor de Ultraje a las autoridades por los canónigos de Guadalajara, cosa que no difundió y por tanto no infringió la ley. Quería demostrar que «el polarcito es un impostor» y que la demanda que le tenia puesta no tenía sentido. Lo acusó d e «falta de circuspección e integridad» diciéndole que por el mismo hecho de hallarse practicando el derecho y ser un jurisconsulto, debería saber mejor cómo actuar. Debemos colegir pues que el autor del Ultraje ... era también El Polar, cosa que no es descabellada, puesto que en él sostenía los mismos principios que luego reiteraría en sus posteriores escritos. Sin decir, daba el autor algunas pistas para d escifrar la ·identidad del controvertido escritor, aludiendo a su profesión. En este folleto, se traslucen los primeros problemas en cuanto a la calificación de los impresos que posteriormente sería un tema muy tratado, aquí 360 367 l6I /bid., pp. 2-3. Tbid., p. 4-7, en Connaughton, op. cit., p. 201. El Ni1Jtl, núm. 147, 7 de agosto de 1825. 392 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ya empezaba el Polar a defenderse y las leyes a confundirse en la calificación de los papeles públicos. En el transcurso de 1825, serían muchos más los folletos que se publicarían en tomo a estas cuestiones. Algunos de ellos sólo los conocemos a través de la crítica que El Nivel en varios números hizo. Este periódico dedicó su espacio tanto a informar sobre la aparición de cada uno de ellos y explicar como criticar su:s contenidos. Éstos son algunos ejemplos. El Censor fue una especie de folleto numerado, en su primera aparición, el papel manifestaba su intención de «defender la religión del crucificado para confundir y anonadar el charlatanismo», pero, «es el caso -dice el comentarista- que antes de voltear la primera hoja que es en cuarto y en imprenta abultada, ya enseña el autor la punta de la oreja, porque su defensa no la contrae la religión del crucificado, sino la inmunidad o fuero de los eclesiásticos».369 En su segunda aparición, el autor de El Censor, se quejaba de que El Polar tomaba el todo por una parte, es decir, que acusaba a toda la Iglesia de corrupción. El Nivel370 apoyaba al Polar y decía que la Iglesia también tomaba el todo por una parte, ya que no toda la Iglesia recibía los diezmos, sino sólo los canónigos. Copiaron un fragmento de De Pradt donde acusaba a los predicadores de atacar al gobierno, propiciar rencores y no conducir a la virtud. Finalmente, sobre el número 3 de El Censor, opinaban que se hablaba de dogma y disciplina como intocables. El dogma era intocable, concordaban los de El Nivel,371 pero no la disciplina, en especial los diezmos en un país tan pobre. Decían también que El Censor tenía que probar que diezmos, canónigos, riquezas de los frailes, impedimentos matrimoniales e intolerancia de cultos eran dogmas y que esos dogmas no eran dañinos a la sociedad. En ese mismo tenor, el periódico continuaría defendiendo o atacando los diferentes escritos, según su posición respecto a la Iglesia. Por ejemplo, del escrito Una advertencia piadiosa a los que pagan responsos, decían que se debía tener cuidado, porque según lo que se pagaba era la calidad del responso: los de los ricos eran mejor 169 170 /bid., núm. 184, 1 de noviembre de 1825. !bid., núm. 186, 6 de noviembre de 1825. /bid., núm. 190, 15 de noviembre de 1825. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 393 cantados, advertía el autor. Sí le daban valor a las oraciones de los curas, pero siempre que fueran en un templo y gratis.m Ante la publicación, en la Gaceta Diaria de México de ciertas opiniones de Blanco White donde prevenía a América de destruirse evitando los abusos en materia re ligiosa que habían abatido a España, se publicó en México (para luego ser reimpreso en Guadalajara) el papel titulado Atención que los apóstatas quieren variar nuestra religión. El auto r de éste argüía que no era la intolerancia el origen de los males de España, antes bien, ese país había comenzado a ser desgraciado desde que dejó de ser católico. Opinaba también que la publicación del escrito de Blanco White era un atrevimiento, habiendo escritores santísimos a nivel local, la única explicación era que éstos no se atreverían a escribir esas cosas sin temer el justo castigo. Intentar algo contra e l artículo 3o. de la Constitución Federal era ofender e injuriar a los padres de la patria que habían forjado el código, el cual no se podía estar variando «como mudan los tahúres barajas». Al argumento de que la intolerencia ya era una ley El Nivel discutía que se podía escribir contra una ley y que la mo ral pública provenía del Pacto Social y no del catolicismo, por lo tanto Ja religión no d ebía ser materia constitu cional.373 Sin embargo, la religión como materia constitucional seguiría discutiéndose todavía muchos años. Con otros matices, por otros autores, como veremos en el apartado siguiente. La disputa del Polar Un asunto que provocaría gran polémica y la consiguiente proliferación de impresos fue Ja excomunión de El Polar. Para comprender bien la razón de la excomunión de este escritor que se escudaba en el seudónimo y que era Anastasio Cañedo, haremos una somera revisión de sus escritos. En La Estrella Polar, en un suplemento.al número 5 de fines de 1822 o principios de 1823, que no tenemos a mano, los jóvenes polares hicieron tres propuestas que escandalizaron al clero tapatío: La primera fue que cualquiera tuviera la libertad de hablar de cuestiones religiosas. La segunda, que todo ciudadano debía ser libre en el m 37) /bid., núm. 187, 8 de noviembre de 1825. /bid., núm. 185, 1 d e noviembre de 1825. 394 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS ejercicio de su culto y la tercera, unida a las anteriores, que las leyes no debían determinar cuál debía ser la religión del Estado. Propuestas, como hemos visto, que resultaban muy provocadoras ya que se estaba situando a la religión en la discusión pública y como una más de las recién ganadas libertades. Las respuestas no se hicieron esperar. La mejor conocida fue Tambiéii los callados suelen hablar,374 firmada por C.A., quien volvería a empuñar la pluma para denostar al Polar en otras ocasiones. El autor atacaba del controvertido su· plemento sobre todo el segundo planteamiento que trataba sobre los abusos de la Iglesia en Jalisco, de ellos, dice, ya habian hablado plumas más sabias que esos jóvenes que han corrompido su corazón, no menos que alucinado su entendimiento con la depravada y perniciosa lectura del inconsecuente Volney y otros autores que destilan veneno. 375 El autor daba rienda suelta a su enojo entonces, descarándose en acusar a La Estrella Polar de no haber ilustrado en absoluto, a través de «esos rudimentqs de derecho público». En vez de examinar los medios de consolidar leyes o promover el establecimiento de escuelas para la educación de la juventud «cuando los niños perteneciendo menos a sus padres que a la república son hijos del pueblo, su esperanza y defensa», habían escrito sobre religión «sin que la moderación haya conducido sus plumas ni la prudencia soltado sus dedos». Todo el pueblo, afirmaba, detestaba la conducta de esos jóvenes. Decía que la libertad de pensar debía circunscribirse a lo civil, sin pasar a las cuestiones de religión. Sin embargo, lo que más escandalizaba al señor C.A. era la propuesta de los polares de que «Todo ciudadano debe ser Ubre en el ejercicio de su culto», llamándola una ley antipolítica y opuesta a una ley fundamental del estado (el artículo que declaraba que la religión del estado mexicano será la católica). Prevenía también contra la tolerancia, afirmando que en los países donde había sidc posible, habían ocurrrido las peores calamidades. Sobre la tercera propuesta de los jóvenes polares que era que las leyes no debían determinar cuál era la religión del estaTambién los callados suelen liablar. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1824, en La Estrella Polar... pp. UWセRN@ /bid., p. 58. Recordemos que Volney en Las Ruinas de Palmira, su libro más conocido, afirmaba la igualdad profana de todas las religiones. C.A. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 395 do, el autor contraatacaba con las mismas premisas: si las leyes eran resultado de la voluntad popular ¿cómo era que éstas no podían determinar la religión? Argumento que se manejó por varios defensores de la Iglesia. Un criollito amante de su religión, escribió el Tapón Sempiterno a los Polares. 376 En él reconocía que tanto los polares como él mismo escribían para el público, como miembros de él. Y les informaba a sus enemigos que su periódico habia caído en el más terrible descrédito, que «el mayor insulto que se le podía hacer a un hombre era llamarlo Polar». Aseguraba que de las cien partes que se componía Guadalajara, noventa y nueve abominaban las «maldicientes e impías producciones». Pasaba luego a insultar a los posibles defensores, llamándoles «un puñado de ignorantes, plagiarios» que se erigían en públicos censores (o detractores) en cuyas plumas no se respetaban dignidades, autoridades, leyes ni aún la sacrosanta religión. Había aparecido también otro papel del Polar llamado Loco por la pena ..., en donde éste hizo una detractación de lturbide, llamándole tirano. El criollito entonces, arremetió con rabia contra el escritor, llamándole «somajadero... ¿cómo tú escritor rana, te atreves a tachar al Ungido del Señor (lo será usque in aeternum)». Se indignó también ante las propuestas del Polar en el Suplemento ya citado, instándolo a adorar a quien quisiera en privado y volverse asi «reo de lesa Nación», refiriéndose a la ley civil que sólo permitía la religión católica. Para dar gusto a los polares y educarse 'a la polaresa' se tendrían que abrir seminarios públicos donde se abjurara de la religión de Jesucristo. «¡Cuánto me temo que éstas sean influencias (según las malas lenguas) de un despescuezado que dizque ilustra a los Polares!». Terminaba con una amenaza: a pesar de asegurar que no volvería a meterse en diálogo con sus enemigos, consideraba a los polares como «gozquecillos» y a si mismo un mastín que solamente los mearía y se reiría. Sin embargo, en otras circunstancias y si el gobierno no frenaba el descaro polar, «no me faltarán un par de pistolas contra las agresiones particulares». La Fantasma, en enero de 1824,377 hizo una defensa del controvertido Suplemento y por tanto un ataque al autor de Tapón a los Polares. La llamaron «Ocurrencia». 376 m Un criollito clarito y amante de su religión. Tap6n Sempiterno a los Polares. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1824, en La Estrella Polar... pp. 63-66. La Fantasma, núm. 2, 13 de enero de 1824. 396 LA DISPIJfA POR LAS CONOENCIAS Decimos ocurrencia y lo es en efecto, la fermentación en que están los fanáticos, porque los escritorcillos, como los llaman sus enemigos, se han atrevido a decir algo sobre tolerancia. Por hoy sólo diremos que el autor del Tapón a los Polares es un ignorante, fanático, iturbidista. Ignorante porque dice que para ilustrarse' a la polaresa' será menester abjurar a Jesucristo, sin saber que al contrario, supuesto que los Polares son tolerantes, todos los tolerantes horrorizan las abjuraciones y son de parecer que cada uno sigue su religión sin incomodar a nadie. Luego el autor del Tapón ... es un ignorante, máximo que para instruirse sólo tenía que leer las leyes de la república federada del Norte y hubiera visto qué penas tan severas hay para los que so pretexto de conversiones, quieran estorbar el reposo de los ciudadanos. Por lo mismo es fanático tratando de impíos, irreligiosos, etc. sin que nadie haya tocado los dogmas. Por que es Iturbidista, la cosa es muy probada pero acaso ignoraba este energúmeno fanático que por escribir que Iturbide es ungido del señor y lo será usque in aeternum se grangeaba a lo menos dos años de prisión en esta vida, entretanto lo despachen a la otra, a anunciar a los emperadores lo mucho que están ridiculizados hoy en día, ellos y sus charlatanes aduladores. Hubo una nueva contestación del que cambió de seudónimo por el de V. El Mastín Taponero: Tapón segundo a un gozquecillo polar. 378 En él se defendía de las burlas que le dirigieron por alabar a Iturbide. Sepa V. que a lturbide libertador y político redentor nuestro lo amo y amaré siempre, porque en esa parte ni el mismo Dios ha querido cortar mis afectos; pero a lturbide déspota, a lturbide tirano y opresor de su patria (si Dios sabe que lo ha sido) lo abomino y lo detesto, porque jamás he canonizado la maldad. Informaba finalmente que su anterior Tapón había quedado salvo en el juri, habiéndose decretado no haber lugar a la formación de causa, a pesar de defE>nder a Iturbide, delito de imprenta en ese momento. En defensa del Polar apareció: Segundo ataque del polar a la contribución decimal, cuya existencia conocemos a través de El Nivel. 379 378 V. el Mastín Taponero. Tapón segundo a un gozqueci/lo polar. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1824, en La Estrella Polar... pp. 67-70. El Nivel, núm. 188, 10 de noviembre de 1825. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 397 Sus editores sólo añadían «ladren los gozquillos lo que les dé la gana, que todo entra en la libertad de imprenta. El Nivel continúa imperturbable, también meando a los polares.» Posteriormente, en el número 9 de La Estrella Polar de febrero de ese año, el Polar hizo un recorrido por las costumbres supersticiosas que tenían lugar durante las procesiones, a través de un folleto remitido: El más pigmeo de los ilustados se dirige a Guadalajara y lo hizo en estos términos:»¡Oh Guadalajara! ¡Oh Patria mia, cuanto me consterna tu apatía!» Después de varías inflamadas alocuciones de ese calibre, afirmaba que en Guadalajara, una de las principales capitales, aún tenía dominio sobre sus habitantes la necia superstición. Se refería a la actitud de los curas en las procesiones, donde se detenían éstas para que el cura lanzara una alocución contra aquellos que traían el sombrero puesto, o bien se detenía a la virgen para encender una rueda de cohetes, con funestas consecuencias. Se preguntaba el autor: ¿A quién tocaba remediar esos abusos?, ¿al gobierno político o al eclesiástico? La pregunta quedó abierta, ya que el autor sólo concluía: «el que fuere cófrade, tome su vela, al que pertenezca esta cura, aplique los remedios». 380 Esta pregunta, aplicada a estas y otras cuestiones fue materia de discusión en todo el periodo de estud io. Sentimientos de un Polar, de ese mismo año,381 giraba en tomo a la forma de gobierno más conveniente para la nación. Partes de este escrito fueron citadas en otro lugar de este trabajo. Se ignora si la detención de Cañedo, en agosto de 1824, por parte el gobernador provisional Rafael Dávila y su posterior envío a Tepic382se debe a ese papel o algún otro de esa época. Firmó con su nombre verdadero un folleto sobre sus penurias en prisión llamado El Polar desterrado, 383 lo que hizo a los miembros del cabildo sospechar su identidad. :ieo 311 lU lllJ La Estrella Polar, núm. 9, l de febrero de 1823. Mise. 778, BPE. Aquí se empieza a ver la linea que El Polar seguiría atacando luego, todo fasto y manifestación exterior de culto. Este autor es uno de los más cercanos al pensamiento jansenista que precisamente ataca estas manifestaciones. Sentimientos de un Polar. Imp. de Ignacio Brambila, Guadalajara, 1823, en LA Estrella Polar... pp. 49-56. El Iris de falisco, núms. 112, 115, 122 y Alcance al 143; 16, 23 de agosto, 8 de septiembre y 27 de octubre de 1824. Cfr. biografía de Anastasio Cañedo en el anexo y la Parte I de este trabajo. Sólo aparece mencionado en la Dec/arndón del Cabildo en 1826. Ln Estrella Polar, p. 190. Sin embargo, el folleto no fue localizado. 398 LA DJSPl.TfA POR LAS CONCIENCIAS Otro folleto de los más controvertidos del Polar fue la Guerra a la Contribudón Decimal de 1825, del cual no se tienen más datos. Los editores de El Nive/384 lo apoyaron completamente, diciendo que en Jalisco no debían subsistir los diezmos. El Polar fue excomulgado por el conjunto de sus escritos, sin embargo, los que fueron más atacados por la Iglesia y la razón más directa de su excomunión fueron la Pastoral del Polar a los Habitantes de Jalisco y Conjuración del Polar contra los abusos de ta Iglesia. El primero de ellos es presentado con el título general de Pascuas a los Canónigos,385 este documento sólo reproducía, después de desear felices pascuas a los canónigos, el folleto del Polar titulado nada menos que Pastoral a los habitantes de falisco, condenando al autor, llamándolo francmasón y hereje, en una clara ironía. Este documento comenzaba así: Es menester trabajar con empeño hasta no conseguir la ruina de los cabildos eclesiásticos y yo protesto ante el Nazareno de los Judíos que mi pluma no disfrutará de los placeres del descanso hasta no ver arrancados del coro y colocados en clase de cesantes, esos diez y siete clérigos que hoy para sí absorben las rentas decimales con notable perjuicio de la sociedad y el clero. Yo haré cuanto quepa en lo posible para introducir en el pueblo el espíritu de reforma y hacer que el dios vivificante acabe de perfeccionar la dicha de nuestra república, purgando a los pueblos de todo resabio de la superstición y la credulidad.386 Se proponía que la Iglesia de Jalisco aceptara las reformas al artículo 7o. de la Constitución. Hablaba, apoyándose en el padre Ripalda, de que si se decía que los diezmos se dieran a la Iglesia, los canónigos no eran la Iglesia, sino el pueblo y sobre todo, los curas pobres. Esta misma idea, como se recordará, había sido tratada por otros autores. Sacaba a relucir el Concordato, que según él no tenía aplicación después de la independencia. Terminaba riéndose de las excomuniones, porque finalmente, nadie conocía su identidad. En uno de sus escritos más fuertes, titulado Concordatos con el estado de Jalisco, 387 adelantaba algunas observaciones para estable- 337 El Nivel, núm. 184, 1 noviembre de 1825. Impreso en Guadalajara y reimpreso en México por Ontiveros en 1826, 6 pp. Reimpreso en La Estrella Polar... pp. 163-166. La Estrella Polar... p. 163. Concordatos con el estado de falisco. Imprenta de Sanromán, 1826, 7 pp., en La Estrella Polar... pp. 167-173. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 399 cer la ley del Patronato en Jalisco: El Patronato tendría como base el artículo 7o. Como este artículo fijaba los gastos del clero en el estado, éste debería fijar el número de ellos también. Ningún eclesiástico se ordenaría sin permiso del gobierno. El Estado era el dueño de los bienes del clero. Eclesiásticos de otros estados no podrían vivir ejerciendo su función en Jalisco. El estado de Jalisco se desharía convenientemente de los clérigos sobrantes. Se acabarían los diezmos, honorarios y obvenciones parroquiales. Los clérigos serian como empleados del gobierno con nombramiento. Habría una junta que revisara los sermones para que los curas no se metieran en poütica. Todos los que desobedecieran serían depuestos y desterrados. Quedarían los clérigos privados de fueros. Quedarían excluidos de otras ocupaciones. Las misas deberían decirse en castellano. Habría que destruir el celibato. Igualmente, habría que destruir los conventos. El Congreso daría las leyes conducentes para el matrimonio civil. Todos los capitales de capellanías serian entregados a los actuales capellanes y sería prohibida la práctica de esta costumbre. Como se ve, estos novedosos principios que se adelantaron con mucho a su época son una expresión del «espíritu del siglo», mezcla de la Constitución Civil de 1791 y las ideas jansenistas. Las más evidentes son: la traducción de los textos sagrados, exclusión de los sacerdotes de toda política e inclusión del Estado en la vigilancia de la Iglesia. Ya se había mencionado que algunas de estas ideas fueron expresadas por el mismo Maldonado, pero no tenemos noticia de que ningún otro pensador de la época haya sido tan radical. A estas observaciones haría luego mención el Polar en Conjuración del Polar a los abusos de la Iglesia.3a8En este folleto, El Polar reflexionaba que era en vano proponer todas las reformas como las arriba mencionadas, si se dejaba en pie el origen de los abusos de la Iglesia. Las reformas serían siempre insuficientes mientras los legisladores se metieran en cosas de religión porque a los pueblos no había que hablarles de estos temas, ellos eran libres para elegir el culto que más les acomodara, así como lo eran para elegir el bien y el mal.389 Por tanto, si Dios dio la libertad, concluía, ¿por qué esclavizarse a una sola y perpetua creencia? Sólo con la tolerancia uni313 119 Conjuraci6n del Polar contra los abusos de la Iglesia. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 1825, en La Estrella Polar... pp. 83-93. lbid., pp. 91-92. 400 LA DISPlJfA POR LAS CONCIENCIAS versal, la absoluta libertad de ゥューイ・セエ。@ y la exclusión de toda religión dominante podría asegurarse para siempre la libertad e independencia de los pueblos. Profería graves ataques a la religión, acusándola de «haber dado origen al trastorno de las sociedades» y a sus «Crueles sacerdotes» de haber «agotado a su favor todos los recursos de la superstición». Esta manera de tratar el tema, cuestionando no sólo a los curas sino a la religión misma, no se encontró en ningún otro pensador que se haya expresado en la prensa de la época, sobresale pues Cañedo por su radicalismo exacerbado. Con continuas invocaciones a la inquisición y al «pobre» pueblo que algún día se levantaría de su ignorada para rebelarse contra la opresión secular de la Iglesia, este folleto luego se adentraba en el tema principal: los diezmos. Se preguntaba por la función de la sociedad y de los gobiernos, para luego reflexionar que la Iglesia si bien tenía una autoridad diferente de la civil, no constituía una sociedad distinta, por tanto ambas estaban sometidas a una autoridad civil. Por otro lado, a fin de romper «el nexo comúnmente percibido entre la divinidad y el sacerdocio y colocar a los miembros de éste en un plano netamente humano»,390 arremetía contra el celibato, alegando que si al hombre se le habían dado esos órganos, había sido para usarlos. La perfección no constituía el no usar partes del cuerpo, aquellos que no usaban esas partes no eran por ello superiores a los otros y no tenían por qué dictar normas o preceptos. Los clérigos son hombres como nosotros, disfrutan a la par nuestro las ventajas de la sociedad, con nosotros viven y su existencia la deben a nuestros sudores, los que rompemos Ja tierra con nuestros brazos los alimentamos, los que endurecemos nuestras manos en los talleres los vestimos¿ Y será justo que con una deuda tan grande, con unas relaciones tan estrechas, quieran gobernarse fuera de nosotros?391 Concluía el punto reflexionando que si la autoridad eclesiástica estaba sujeta a la civil, y careciendo de facultades para disponer de la propiedad de los hombres, ¿cómo pretendían establecer la contribución de los diezmos? Condenaba a la Iglesia con el mismo argumento repetido tantas veces de que además de cobrar el diezmo, l 90 Connaughton, op. cit., p . 197. La Estrella Polar... /bid., pp. 85-86. LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS 401 cobraba cada servicio que proporcionaba, obligando a las clases más bajas a vivir en la inmoralidad y la abyección al no poder pagar tales servicios. Incluso llegaba a culpar a la Iglesia de retrasar el desarrollo económico del país, ya que la gente no querría trabajar y esforzarse sabiendo que el diez por ciento de sus ganancias le sería quitado. Reforzaba su argumento con una frase contundente: «Mientras exista la contribución decimal, nunca podrán ser felices los pueblos». Pretendía solucionar el problema de los gastos del clero a través del famoso artículo 7o. de la Constitución de Jalisco, aunque el autor fue más allá y propuso que el culto y sus ministros estuvieran sujetos a oblaciones voluntarias. Los canónigos de la Catedral de Guadalajara, como en el caso de otros papeles públicos, eran el blanco mayor: ellos eran los hombres cuya erudición y plumas estaban al servkio d e los intereses de la Iglesia, ellos no vivían de la cura de almas a nivel parroquial, contemplada como un oficio necesario, sino de los diezmos que desviaban fondos del fomento económico y de las arcas del estado. Ellos gozaban así de una independencia económica tal que podían liberar hasta de la autoridad del Estado. 392 Las respuestas airadas del clero y sus defensores no se hicieron esperar. Algunas de ellas son las siguientes: el Comunicado que dio el C. Dr. ]osé Man'a Covarrubias393 , publicado en un principio en el número 875 de El Sol en México, fue luego reproducido en Guadalajara ese mismo año. En él, el prelado se quejaba dolorosamente de la actitud de los Polares en su patria Jalisco. Llamaba «lógica disparatada» el confundir los abusos de unos pocos con la misma religión. 392 l9l Conj11ración del Polar..., op. cit., p. 86-93. José Maria Covarrubias es hermano de otro célebre folletinista y clérigo José Manuel Covarrubias, quien se daria a conocer a través de varios folletos firmando como El Tepehuaje. El doctor José Maria habría de representar a Jalisco en el Congreso General Constituyente de 1823 y 1824, en el que figuró entre los ímpugnadores del sistema federal y calzó con su firma la primera constitución polltica de la República. Bustamante dice de él «hombre tan sabio como justo y despreocupado, que no votaba por los caprichos de sus compañeros sino por los ímpulsos de su conciencia y h onor». lguíniz, Catálogo bibliográfico de los doctores, lianciados y maestros de la Antigua Universidad de Guadalajara. U de G, Guadalajara, 1992, p. 134. 402 LA DISPlTTA POR LAS CONOENOAS Insistía en la necesidad de un equilibrio entre las necesidades de la Iglesia y la necesidad de constituir el nacionalismo mexicano. Filósofos insensatos, vosotros quereis un peso, una medida, una lengua y no quereis una religión. Hay abusos en la Iglesia, necesita reforma, todos la deseamos como la deseaba Aquino y Buenaventura y no como la deseó Lutero. Otra respuesta es el folleto Un geringazo al polar, 39-t firmado por El fanático supersticioso y devoto. Era una contestación a la Conjurad ón ... y a la Guerra a la Contribudón dedmal. Apoyaba a la Iglesia, diciendo que si bien se habían cometido abusos, los sacerdotes eran los primeros en querer remediar la situación. La Iglesia era una casa dentro del Estado -aunque luego se corregía- más bien, el Estado estaba dentro de ella. Por tanto si había fallas en la administración de la Iglesia, el gobierno no tenia derecho a disponer sobre ella desde afuera, en todo caso, se debía hablarlo con la cabeza de la Iglesia para que entre ambos determinaran lo que mejor conviniera. El autor se dio a la tarea de refutar las aseveraciones del Polar que le parecían más terribles, entre otras, el brillante plan de reformas de la Iglesia, del cual sólo hacía mofa sin llegar a refutarlo seriamente. Afirmaba que la tolerancia de cultos podía ser muy buena para otros países pero que no se había hecho para México, ya que aquí no se conocía la religión por sus principios, a diferencia de Francia o Inglaterra donde «un muchacho de nueve años sabe más de religión que un teólogo». Afirmación que luego sería tomada como mofa por los defensores del Polar en el folleto que más abajo citamos: Gracias al Señor Jeringador de El Polar. El Nivel,395 en sus acostumbrados comentarios a los folletos, hizo un resumen de los contenidos de éste. Decían que en él se afirmaba que México no estaba preparado para la tolerancia religiosa porque aquí todos eran creyentes. El Nivel no estaba de acuerdo, si todos eran católicos, ¿qué daño hacía ver ejercer a otros distinta religión? Lamentablemente sólo conocemos la versión de este folleto que dio El Nivel. 396 Ahí se concluía que si un niño en Francia e Inglaterra era El fanático supersticioso y devoto. Un geringazo al Polar. Imp. de Mariano Rodriguez, Guadalajara, 1825, en La Estrella Polar... pp. 115-120. El Nivel núm. 186, 6 de n oviembre de 1825. lbid., núm. 189, 12 de n oviembre de 1825. LA DISPtrrA POR LAS CONCIENCIAS 403 un teólogo consumado, o allá los niños sabían mucho o acá los teólogos muy poco. Decía que los curas fomentaban prácticas de suma ignorancia como enterrar gente en los templos. A pesa.r de haber circulado distintas cédulas para la creación de Campos Santos en 1787, 1804y1819, no se había hecho caso, por causar esto perjuicios económicos a los curas. Este comentario resultó muy conveniente ante la ley recién promulgada por Prisciliano Sánchez al respecto. Condenaba las prácticas de las fiestas tutelares por resultar una carga para los pobres. Estas prácticas, más sacrüegas que otras, también debían ser extrerminadas.397 Un folleto anónimo contra el Polar, Ladn.dos del perro al lobo pastor,398 acusaba al escritor d e creerse el pastor de Jalisco, atacar los diezmos, la potestad de la Iglesia, la jerarquía eclesiástica, el celibato religioso y la religión entera. Lo acusaba de querer reformar la Iglesia al estilo de Lutero y, al portarse así, se mostraba como un farsante que realmente despreciaba la autoridad del pueblo que era católico. El Polar era en realidad un lobezno hipócrita que apelaba al Padre Ripalda para atacar a la Iglesia, pero no en otros asuntos de esa índole. El Obispo cimarrón de Jalisco o sea, diálogo entre el hacendero de Jalisco, D. Juan y el mexicano D. Manuel, 399 refutaba al Polar por sus escritos contra los canónigos y contra el abuso de los diezmos, haciendo una defensa de la jerarquía eclesiástica. Llegaba a llamarlo «indecente pigmeo .... que con su groserísim o lenguaje y frasismo ...estilo farragoso y lleno de terminachos dirigidos a los sacerdotes del Altísimo» discurría libremente contra los abusos clericales, diezmos y canónigos. Diezmos o no, no era justo que llenara de epítetos a aquellos, por tanto, rogaba que el gobierno lo castigara. El principal temor d el autor era que, circulando ya los escritos de El Polar por varios estados, se llegara a identificar a la independencia con la irreligión, por ello, el Estado debía detenerlo. El peligro no estaba en el sistema de gobierno, sino «en el enjambre de m 399 Esta misma opinión la expresaría Prisciliano Sánchez muchas veces. Cfr. Biografía en el Anexo de este trabajo. Algún papel se publicó también al respecto ese año: Campos Santos. Mise. de la BPE. Ladridos del perro al lobo pastor. Of. de Mariano Rodriguez, Guada.lajara, 1826, 8 pp. Col. Lafragua (1404). El Obispo Cimarrón de falisco, o sea diálogo e11tre el lrace11dero de jalisco D. juan y el mexicano D. Manuel. Imp. de Alejandro Yaldés, México, 1826. Reimpreso en Guadalajara en la Of. de Rodríguez, 1825, 8 pp. Col. lafragua (1416 y 1404). 404 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS nivelistas, polaristas y otros bichos peores como deístas, materialistas ... »40º Aquí, como en otros papeles que ya se mencionaron, se aprecia claramente el pánico que tenían los autores proclericales ante la discusión abierta de los temas religiosos, la libertad, a juicio de todos ellos, no podía usarse para eso. El último de los folletos que atacaban a El Polar era, La Polar Embarazada o visita de Leonor a Madama Polar, 401 que en forma de diálogo como muchos de estos pasquines, pretendía instruir al pueblo sobre cómo los Polares estaban dispuestos a atacar a la religión, así como demostrar que las doctrinas polares llevaban a la perdición, especialmente de las mujeres. Aunque tal vez la intención más importante detrás de éste haya sido la de «Cuestionar públicamente a los liberales: su honestidad, su rectitud.»4º2 Se ve como se confunden todavía -y por mucho tiempo más- las ideas con las personas y se ataca directamente a éstas. Sin embargo, no fue suficiente la guerra de folletines. Finalmente, después de tres años de enconadas batallas de papel, la Iglesia decidió toIDar medidas más severas: se reunió una Junta Eclesiástica en que fue el defensor del Polar el presbítero Francisco Murillo, quien trató de justificar los escritos inflamados de su defendido sin lograr más que confesar al final que en efecto, era un impío. El Nivel publicó el Acta de la Junta convocada por el vicario de la diócesis sobre la Conjuración de un Polar, el 19 de noviembre de 1825.403 A través de ella nos damos cuenta cómo fue el proceso. 404 La junta había sido convocada para ver las medidas que debían tomarse contra dichos impresos. El desorden prevaleció en ella, se había votado antes de discutir nada. Unos participantes opinaban que iba a procederse contra el autor al igual que en la Santa Inquisición, .ioo セPQ@ "º2 Connaughton, op. cit., p. 298. úz Polar embarazada o visita de Leonor a Madama Polar. Of. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1825, en La Estrella Polar... pp. 137-142. Connaughton, op. cit., p. 283. El Nivel, núm. 193, 22 d e noviembre de 1825. Hubo cinco representantes del Cabildo, tres del clero regular de San Agustín, tres de Santo Domingo, cinco de San Franci.c;co, uno de La Merced, un capellán del coro, cinco catedráticos del Seminario, dos capellanes de conventos de monjas, nueve curas de dentro y fuera de la capital, un ministro de la parroquia, y el doctor Ángel Sierra, los promotores fiscales y José Martínez de los Ríos. La denuncia la había hecho Pedro Espinosa, los dictámenes fueron presentados por Manuel Covarrubias (el Tepehuaje) y Domingo Cumplido. LA DISP!ITA POR LAS CONCl'ENCIAS 405 otros opinaron que debía recurrirse al gobierno. Cuando habló Maldonado, se le pidió que no dijera al pueblo esas cosas. El sólo decía que lo mismo que había dicho El Polar, circulaba en los libros, como el de Dupuis e incluso un canónigo de Lérida las había empleado. Al papel sólo debía impugnársele con otro papel. Al final Maldonado acusó a la Junta de intrigante y los dictámenes mal hechos por jóvenes ignorantes. Aconsejó la lectura de algunas obras y sugirió se juzgara la obra por canonistas más aptos. Sin embargo, la obra fue juzgada, se condenó el impreso, se prohibió su lectura y se llamó al autor a declarar. En un comunicado posterior, otro espectador de la Junta hizo un resumen del discurso de Severo Maldonado. El cura de Mascota había dicho que en el impreso del Polar no había nada nuevo, ya que lo que se escribía aquí «es un eco de los errores de España, y lo de allá, es un eco de los errores de Francia». El autor del impreso no había atacado a la religión, sino que hería a sus ministros en el corazón y en el bolsillo. La religión era atacada por impresos impíos que España mandaba en venganza de los clérigos que habían hecho la Independencia. Habló de la carta de Tayerán (sic) al Papa VII que se agotó en cinco horas, de Ja historia crítica de J.C., del sistema de la naturaleza de Holbach y del origen de los cultos de Dupuis. Los «canonistas más aptos» que recomendaba Maldonado eran Esteban Huerta y Luis Verdía,405 cosa que como se dijo, nunca se realizó. Todavía se publicó otro remitido que se refería al proceso, el cual aseguraba que aquel no había sido discusión sino confusión y sin las bases legales necesarias. 406 Juan Domingo Cumplido consideró necesario justificar su actuación en la junta a través de un remitido, en el cual aclaraba que él propuso que primero se citara al autor y luego se le excomulgara, dependiendo de lo que éste respondiera.407 Se insertó un remitido más sobre la verdad desfigurada, diciendo que no coincidía lo reportado de la Junta y lo que dice el Acta que pasó.408 El Dictamen de la Junta Eclesiástica contra El Polar fechado el 24 de enero de 1826, aseguraba que todo el pueblo estaba escandalizado y todos clamaban para que se le aplicara el justo castigo. Guada•os '°" 1117 1 · "' El Nivel, núm. 194, 2, 4 de noviembre de 1825. /bid., núm. 195, 27 de noviembre de 1825. /dem. /bid., núm. 197, lo. de diciembre de 1825. 406 LA DlSPlITA POR LAS CONCTENCIAS lajara era religiosa, se reiteraba, y sus habitantes profesaban el más alto respeto a la Santa Religión y sus ministros, sólo una facción de perversos era la que existía, unos de ellos sacaban la cara y otros los sostenían en la oscuridad. «Y como miembro podrido de este mfstico cuerpo de la Iglesia, sea separado, conocido, repudiado por el más vil e infame, para no contaminarse con los hediondos rapones (sic) que respira su corrupción».409 Este Dictamen es muy interesante, porque extendía la excomunión a todos aquellos que habían ayudado al Polar y a los que imprimieron el folleto del que exige terminantemente el articulo 2o. titulo lo. sobre la libertad de imprenta, se ha desentendido con la mayor mala fe el impresor de los folletos del Polar, pues previniéndose el que los escritos que versen sobre Sagrada Escritura y Dogmas de nuestra Santa Religión no puedan imprimirse sin licencia del ッ イ 、ゥョ。イ ッセGᄎ@ Argüía que el autor (o los autores) habían infringido, además, la Jey general donde se asentaba que Ja religión de México era la católica.Y terminaba conminando a El Polar a presentarse arrepentido en los brazos de la Iglesia que estaría presta a recibirle. Si no lo hiciere, la excomunión era el siguiente paso, en el lapso de una semana. Entretanto, la prohibición de la lectura de dichos folletos, así como del periódico El Nivel, número 89, se extendía más allá de las fronteras de la diócesis, ya que «el veneno se había esparcido a otras partes del país». Finalmente, la excomunión no se hizo efectiva, al parecer debido a la intervención a favor del Polar de Francisco Severo Maldonado y el Canónigo Verdia. Hemos abundado aquí -tal vez demasiado- en las diferentes versiones de lo ocurrido en dicha Junta, ya que nos parece de suma relevancia la confusión que tuvo lugar en ella, ya que es muy representativa de la división del mismo clero, dentro de él hubo quienes defendieran al Polar y la tardanza - tres años- para llegar a poner remedio y finalmente dejar el caso en el más profundo silencio, nos dicen que en efecto, la Iglesia tampoco podía considerarse como unidimensional, sino dividida también en su mismo seno. Tal vez, como dice Connaughton, hayan decidido permitir al Polar decir las cosas que ellos mismos en el fondo reconocían y no se atrevían a "º LA Estrella Polar... p. 196. /bid., p. 194. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 407 criticar, como la corrupción de la Iglesia o las prácticas que rayaban en lo absurdo. ¿Cuántos de estos representantes del clero no estarían ellos mismos inclinados al jansenismo? Abundó la folletería defendiendo o atacando al Polar en relación con esta Junta. En el folleto titulado Una ráfaga de luz a un abismo de tinieblas. O sean algunas observaciones sobre la junta eclesiástica celebrada el 19 del corriente. (Noviembre 1825) el que lo suscribe, bajo el seudónimo de Otro Polar, injuriaba especiahnente a Maldonado (Severo), Verdía Oosé Luis) y Huerta (Esteban), sorpresivamente no por defender al Polar, sino por su extrema moderación. La Junta Eclesiástica se había reunido para juzgar un escrito que atacaba a la Iglesia, aunque al parecer la ley decía que dicho escrito debía ser denunciado al juri de imprenta como cualquier otro. El jurado eclesiástico sin pasar por ninguna formalidad civil, trataba de condenar a un autor que supuestamente había atacado a la religión nacional. Y procedía el autor a impugnar dichos jueces eclesiásticos de la siguiente manera: Ya me parece que un grupo de teólogos trinchados de ciencia bana (sic) sacan contra mí una lista de textos del evangelio que no entienden para probar que el derecho de la autoridad eclesiástica para conocer en materias de fe y costumbres es incontestable. Confieso desde luego que es muy útil y apreciable el poder señalar a los hombres aquello que deben creer y la conducta que deben observar en el mundo, porque tanto quiere decir el derecho de decidir en materia de costumbres y yo no trato de disputar un derecho tan sagrado, pues yo sé que para mí que no sólo no debo, sino que no puedo creer lo que no está fundado en la razón ... Pero esto no me embaraza para decir que desde que los obispos de la España y de las Américas se conformaron sin hacer reparo alguno con la ley reglamentaria de Imprenta dada por las cortes españolas cedieron el derecho que tenían para conocer las causas formadas contra los escritores que atacasen 。ャセョ@ punto de religión... 411 ya que la ley decía que debía ser juzgado por un juez civil. La ley decía además que para que nada opuesto a la religión se publicara, ningún escrito debía pasar sin previa lic;:encia del ordinario, ¿enton」・セ_@ El autor trataba de probar que el escrito no hablaba de religión, aunque hablara de diezmos, celibato e intolerancia. Éstas eran /bid., p. 130. 408 LA DISPt.rrA POR LAS CONCIBNCIAS enmendaduras hechas al evangelio y donde decía que «todas las religiones han causado trastornos a las sociedades» no era asunto de religión sino de historia. 412 Continuaba diciendo que era injusto lo que se hacía en contra del Polar, ya que antes de él otros habían dichos las mismas verdades. Como vimos, esto mismo había dicho Maldonado, sin embargo, aquí el autor se refería al periódico La Fantasma. ¿No probaron los editores con un estilo casi geométrico la injusticia de los diezmos y el derecho de todo pueblo católico para abolir los abusos de su religión? En sus artículos de derecho eclesiástico tomados de El Español Constitucional ¿No dijeron cosas que el pueblo de Jalisco no había oído todavía?413 セQR@ Citaba otros papeles, por ejemplo: Ultraje a las autoridades, La voz de la libertad y La advertencia piadosa sobre responsos, donde también se habían tratado esos temas. El Polar sería excomulgado si no se presentaba a defender su causa y decía el autor, El Polar no se iba a presentar, porque nadie le iba a creer aunque tuviera razón. Además, reiteraba del mismo modo que El Polar lo había hecho, la excomunión era inútil porque no se sabía quién era y porque éste no creía en las verdades de la fe: "Yª que él mismo se ha excomulgado, ya ha salido por su pie de la comunión de los santos y para nada necesita vuestra declaración» . Terminaba exhortando a los jaliscienses con los mismos argumentos que su defendido: Tbid., p. 132. Aquí el autor hace una larga disertación sobre los historiadores y la religión: «Led esa multitud de hombres que sin nociones de teología han hecho Ja historia del género humano ¿Qué nos dicen todos los historiadores cuando nos hablan de la introducción de una nueva religión? Porque he leído la historia, he quedado convencido de que desde el viejo Zoroastro predicó en Ja India una religión de paz, de caridad y de amor, desde que aconsejó a Jos hombres que adorasen al dios del fuego creia en el principio de Ja vida y en el sol que es fuente de Ja luz; desde que predicó a Jos pueblos casi toda la moral que Jesucristo predicó en Ja Judea, hasta que el arriero Mahomet vino a introducir su religión de fuego, de furor y de sangre, no ha habido una religión que no haya causado estragos en los pueblos. ¿Qué nos dicen nuestros historiadores sagrados?...Que el imperio todo de la antigua Roma se llenaba de trastornos y confusión cuando Jesucristo predicaba la paz entre los hombres ... /bid., p. 134. LA DISPUTA POR LAS CONCIBNCJAS 409 No os dejeis seducir por vanas apariencias. Estos hombres de coronas y cerquillos son tan hombres como vosotros y sujetos como cualquiera otros a Ja intriga, el error y la perversidad ... no creais jamás sino lo que Ja razón os dijere que es verdadero.414 El Polar Convertido sacó a la luz un folleto donde acusaba de insolencia moral a los canónigos y asentaba que llevaban a cabo una guerra contra el Estado. Denunciaba también que estos personajes se extralimitaban a 1querer censurar la Conjuración... volviendo, como su antecesor a mencionar que ya que había procedimientos legales constituidos para juzgar estos escritos, la Igle5ia nada tenía que hacer. Terminaba llamando a los eclesiásticos un «pobre cabildo ignorante» diciendo que las medidas tomandas en su contra sólo propalaban más sus ideas 'm ientras que llenaban al Cabildo de escarnio.415Exigía que los papas fueran elegidos popularmente, acorde con la práctica de los primeros tiempos de la Iglesia y como ejercicio de un derecho inherente del pueblo. Procedió luego a atacar la infalibilidad de los concilios con base a que nunca habían reunido ni representado a la congregación de los fieles, ya que en la congregación de los fieles reside esencialmente la soberanía de la iglesia, luego todo lo que no se haga por elección de esos mismos fieles, no puede ser legítimo, porque deben seguirse en la Iglesia y los concilios los mismos principios que en la nación y los congresos y todo lo que se aparte de estas máximas no p odrá menos que llevar en sí el carácter de la arbitrariedad y la injusticia. Canónigos: ved a lo que da lugar vuestra imprudencia, llevad adelante el capricho de ofender al Polar y oireis peores cosas.416 Insistía pues en la Iglesia como una democracia, queriendo calificarla con los mismos valores civiles. Hubo varias respuestas al folleto de este Polar Convertido: Una Palabra al Polar convertido estaba /bid., p. 136. Coruiaughton, op. cit., pp. 207-208. El Polar Convertido. Imp. Sanromán, Guadalajara, 1825, p . 8 en Jdem, p. 206. En efecto, no hace sino repetir lo que ya se habla dicho en México, en el informe con las instrucciones para el enviado al Vaticano. Cfr. Anne Staples, op. cit., pp. 48-49 y Jean Meyer, La Historia de los Cristianos en América latina, 5.XJX y XX, Vuelta, 1989, México, p. 70. 410 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS firmado por El Amante de la religión.417 El autor afirmaba que El Polar no era católico porque negaba las verdades más indisputables de la religión y odiaba implacablemente al clero. Dice que los clérigos son malhechores del prójimo, llama incontinentes a la mayor parte de ellos, atribuyéndoles como han hecho siempre los enemigos de la religión lo que sólo es vicio de algunos, dice en fin que son vengativos queriéndolo excomulgar: diga lo que quiera y atribuya al clero de Jalisco cuantos vicios se le antojen, que no faltará quien diga de él: piensa el león que todos son de su condición. 418 El autor defendía sus ideas, diciendo que Dios era el autor de la sociedad y nos obligaba a abrazar la religión católica, no se podía despreciarla o condenarla sin cometer un crimen horrendo. Al que no creyera, le esperaba el infierno, según decía Jesucristo, pero aunque no lo hubiere dicho, la razón mandaba abrazar la religión. Corregía al Polar en cuanto a fechas de sucesos que cita o número de los judíos sacados de egipto por Moisés o el concilio donde fue establecido el celibato (no el de Trento, sino el de Letrán, anterior a aquél). Argüía también que nadie era forzado por la Iglesia a ser célibe. Además, la coartación de la libertad la traían consigo todas las leyes. El Polar decía que si se excluyera toda religión dominante se evitarían odios y rivalidades, mientras que el Amante de la Religión opinaba que igual se evitarían, de haber una sola religión. Hablaba de la Constitución, diciendo que si ésta establecía la intolerancia religiosa, nada tenía que discutir el Polar. Finalmente establecía que la Iglesia universal era infalible y por ello estaban fuera de duda los concilios, la legitimidad del papa y la autoridad de los pastores en materia de dogma o disciplina. Decía no meterse con los diezmos por ser materia harto odiosa donde los eclesiásticos nunca quedaban bien, materia justamente más álgida que ninguna otra en ese momento. Otra respuesta al controvertido folleto del Polar se dio en México, de un autor que se calificaba Verdadero Amante de su Patria y 417 418 Una palabra al Polar Convertido. Imp. de Ja Viuda de Romero, Guadalajara, 1825, 7 pp. Estrella Polar... pp. 121-127. !bid., p. 121. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 411 'e su religión: Diálogo de los liberales, un zacatecano y el Polar. 419 Aquí .ambién se hizo una defensa del celibato eclesiástico y de la inde:lendencia de la Iglesia. En las Contestaciones a los EE de El Nivel y una palabra al Polar, 420 :ambién se hizo una defensa de la religión, atacando la impiedad ie esos autores y su incredulidad. Asentaba que los «niveladores» 10 sabían ni discurrir bien y que estaban muy distantes para poder;e apellidar maestros del pueblo americano. Los acusaban de citar las escrituras sin entenderlas. Los Niveladores introducían el «espíritu privado>> al estilo de Lutero, mientras que la Iglesia a partir de frento se reservaba el derecho de fijar el «sentido e interpretación» ie las escrituras. Habría que castigar a los que infringían a la Constitución a fin de proteger a la Iglesia. Recordaba que las penas apli:adas en defensa de la Iglesia tendrían que ser tanto temporales :orno espirituales por la misma naturaleza del hombre. Todas estas ideas, en realidad, ya habían sido tratadas por otros autores locales セ@ sólo las apuntamos aquí por ser un folleto de fuera y la circula:ión que evidencia de las ideas del Polar fuera de Guadalajara. El Gobierno declaró loco al obispo de /alisco421 fue un folleto que se iirigió particularmente a la Pastoral del Polar..., ésta es la razón de ;u título, porque según el autor, el Polar se creía pastor de Jalisco. l..e reprochaba los ataques a la autoridad y jerarquía de la Iglesia y セオ・@ pretendiera dictar leyes para reformarla, por ello consideraba ll Polar un loco que se creía obispo por lo que había que divertirse :on él, pero no hacerle caso. Muy similar es La ecscomunión de El Polar, a él mismo va a ecscomulgar, 422 firmado por Gordiano Ajumara セ@ impreso en Zacatecas, quien condenaba al Polar por incitar con ms escritos a desobedecer las leyes y autoridades establecidas y por atacar a la autoridad eclesiástica. Infería que encontraría un repudio general si seguía con producciones de ese tenor. 119 1111 122 Verdadero amante de su patria y de su religión. Diálogo de los liberales, un zacatecano y el Polar. Imp. de Valdés, México, 1825, 8 pp. Col. Lafragua (1416). Contestaciones a los EE de El Nivel y una palabra al Polar. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara 1826, 8 pp. en Col. Lafragua (1416). El Gobierno declaró loco al obispo de Jalisco. Of. de Alejandro Valdés, México, 1826, 8 pp. Col. Lafragua (1416). Gordiano Ajumara. La ecscomunión del Polar, a él mismo va a ecscomulgar. Imp. del Supremo Gobierno a cargo de Irigoyen. Zacatecas, ca., 1826, 12 p. Col. Lafragua (1404). 412 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS Otro folleto, firmado por el Caballero del Verde Gabán en contra del Polar, se titulaba El Polar reformador o el Quijote de estos tiempos, el cual acusa a El Polar de parecerse a don Quijote, ya que perdió los sesos por: . Haber formado en su recalentada choya un baturrillo indigesto de Vinnio, Paz, Covarrubias, Filangieri, Bentham, Watel, Volney, Dupuis, Español Constitucional, Diarios de Cortes, Guerra de los Dioses, Lebrun y otros libritos de faldriquera, ha desatendido su profesión lucrativa y saliéndose por las puertas del corral, se ha presentado con gentil continente no en el campo de Montiel, sino en la Imprenta de Sanromán, enristrando su pluma de guajolote, retando y desafiando a los mejores caballeros de su siglo: Quintanar, Bravo, Alamán, Poder Ejecutivo, Congreso General Constituyente, Cabildo Eclesiástico, Gobernador del Estado... Otro folleto, en contra de la Pastoral del Polar, fue el titulado Ladridos del perro al lobo pastor que comenzaba así: «No contento con excomulgar nada menos que a la cabeza de la Iglesia, particular, donde mora y la soberana de la Universal que no conoce, se apropia ahora la de hablar a Xalisco en calidad de su pastor» .443 Asi, no había que confundirse, El Polar hacía la guerra no a los diezmos, sino a la autoridad de la Iglesia, no a los canónigos de Guadalajara, sino a los papas, prelados, clero secular y regular de todo el mundo católico, no a los fanáticos sino a los santos y hasta al Espíritu Santo a quien contraponía un espíritu de reforma, peor que el de Lutero, al que llamaba «espíritu vivificante» y lo peor de todo, establecía la autoridad del pueblo como única y suprema. El autor sospechaba que El Polar quería mucho más que los diezmos: quería la ruina de la Iglesia católica. Hacía mofa del uso que hizo El Polar del catecismo de Ripalda, en vez de sus textos heréticos acostumbrados: El Español Constitucional, Bolney (sic), Rousseau, etc. terminando por amenazarlo, de que algún día, alguien descubriría su identidad. Este escrito es interesante por las fuentes que cita como «libros y autores heréticos» y por el tratamiento escandaloso de los argumentos de Cañedo, magnificándolos hasta hacerlos parecer como efectivamente peligrosos para la sobrevivencia misma de la Iglesia. Ladridos del perro al lobo pastor. Of. de Mariano Rodríguez, Guadalajara. 1826, en La Estrella ... pp. 155-162. LA DISPUTA POR LAS CONCrENOAS 413 Para defender la Pastoral, el Canónigo Casimiro Bienpica hacía quedar en ridkulo al Cabildo en su folleto llamado El Canónigo Bien Pica a su prelado el Polar, 424 llamando a los canónigos con nombres jocosos y burlándose de su ignorancia al no haber entendido una palabra de la Pastoral: Les ha hecho terrible impresión eso de cebar la engorda etc. expresiones cultísimas, tomadas puntualmente del Pontificia! Polarense o más bien del Miserere en el verso Docebo iniquos: yo cebo a los inicuos...En suma, después d e dos horas de charlar a diestro y siniestro, sacamos en limpio que nada entendieron de lo que V.S.I. dice en su Pastoral, pero yo, que gracias a Dios tengo buenas entendederas.... no he hecho más que compadecer su estúpida ignorancia y poner en noticia a V.S.l. de todo lo acontecido...425 Hubo réplicas dirigidas también a El otro Polar, una de ellas fue la del mismo Amante de la Religión antes citado, titulada El Otro Polar en palpables エゥョ・「ャ。ウNセオL@ La hemos dejado para el final porque se refería a un aspecto particular de la famosa Junta Eclesiástica que consideramos digno de tratarse aparte: el derecho de la Iglesia a juzgar los escritos que atacaran el dogma y la religión, el cual el autor de este folleto defendia amparándose en la tradición secular: antes de que comenzara incluso la religión católica, con la religión mosaica, «única verdadera antes de la católica», luego en los concilios, siempre que surgía una cuestión de fe, se reunía a los pastores de la Iglesia para juzgar en torno a esa materia, aseguraba el autor. Luego se amparaba en las Cortes de Cádiz que en 1813 con la extinción de la inquisición, dejaron asentado que «estas leyes dejan espeditas las facultades de los obispos y sus vicarios para conocer en las causas de fe con arreglo a los sagrados cánones y al derecho común». Así, los obispos por derecho divino, eran los jueces en las causas eclesiásticas.427 Aludía a las discusiones habidas en torno a la libertad de prensa en el seno de las sesiones del Congreso, donde el Señor Portugal demostró que セRU@ セ RV@ 417 El Canónigo Bien Pica a s11 prelado el Polar. OI. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1825, en /bid., pp. 109-113. /bid., pp. 112-113. El Amante de la Religión. El Otro Polar en palpables tinieblas. Imp. de Ja Viuda de Romero, Guadalajara, 1825, en /bid., pp. 95-108 Según se había reestablecido en el artículo 3, ley segwida, título 25, partida 7a. 414 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS atribuir a los legos o juris el derecho a juzgar los abusos de la imprenta en materias religiosas era usurpar a la Iglesia la potestad dada exclusivamente a ellas por Jesucristo para juzgar semejantes delitos, que atribuirles estos derechos era cosa ridícula, absurda e impía.428 De este modo, el autor confirmaba que la Junta había sido legal, ya que la potestad había sido dada por el mismísimo Jesucristo a los pastores de la Iglesia. Pero no se detuvo aquí, argüía también que el Congreso General mismo «compuesto por los señores Herrera, Muzquiz, Odoardo, Quintero y Serna» desde 1822 habían concluido que «suponer que el reglamento del arzobispo fuese abolido por el político de imprenta es una ficción opuesta no menos que a los sanos principios del derecho a los comunes de una sana crítica ... (y por tanto) el establecimiento de la Junta de Censura Eclesiástica es conforme y en nada se opone a la libertad de imprenta.» 429 No contento con esos contundentes argumentos, citaba otro más: la disertación de Norberto Pérez Cuyado que ganara el premio del Congreso Constituyente del Estado de México, que más abajo volveremos a citar, quien afirmaba: El depósito de los dogmas de la religión cristiana está exclusivamente encargado a la autoridad eclesiástica sin que los gobiernos puedan ni deban tener intervención alguna en ellos. A la Iglesia toca declararlas conforme a la escritura y la tradición, condenando los errores contrarios.430 La Estrella Polar... p. 99 /bid., p . 102. El premio era para el que mejor disertara en tomo a la pregunta «¿Dentro de qué límites debe contenerse la autoridad pontificia en orden al ejercicio de la potestad espiritual, como esta ejercida en toda su plenitud en nada perjudica a la soberanía e independencia de las naciones?» Pérez Cuyado -nos dice Connaughton- fue ponderado pero contundente en sus razonamientos. Siguió la pauta del pensa.m iento realista español en sus luchas por afianzar su poder temporal frente a la Iglesia. Partía del esquema histórico en que los problemas entre el Estado y la Iglesia provenían de los tiempos de Constantino, quien quiso proteger a la Iglesia de la persecución. Tan loable fin, sin embargo, había dado lugar a una situación nada envidiable 'Se perturbaron todos los derechos, erigiéndose los emperadores en jueces y maestros de la religión y los ministros del santuario en árbitros y reguladores de la politica en los imperios. Esta dinámica se deterioró más a raíz de las invasiones bárbaras y la decadencia del imperio romano. La mezcla y confusión de lo espiritual con lo temporal fue la raíz emponzoñada que tan amargos frutos produjo a la huma- LA DISPlITA POR LAS CONOENOAS 415 En cuanto que la autoridad eclesiástica en principio no procedió contra los otros papeles impíos, sólo fue porque había querido obrar con prudencia y suavidad, sin embargo una vez visto que todo era inútil, tomó sus providencias. Además, decía, los argumentos de los papeles sediciosos habían sido mil veces repetidos desde siglos atrás y refutados por la Iglesia. La Junta ahora hacía lo justo: impedir que los errores se siguieran diseminando. Como ya se ha dicho, la Junta Eclesiástica fue un punto fundamental en los acontecimientos, a partir de ella se discutieron de nuevo los límites entre la Iglesia y el Estado, esta vez en torno a la libertad de prensa y los folletos aquí aludidos son sumamente ilustrativos en ese sentido. En torno a este tema, El Nivel, en varios de sus números publicó una discusión entre el gobernador y los representantes del Ayuntamiento. Ellos opinaban que sólo los jurados podían calificar escritos. Los pastores eclesiásticos podían prohibir la lectura de dichos papeles a los fieles, pero no juzgar los escritos. Si los escritos que atacaban las creencias religiosas subvertían el orden u ofendían la tranquilidad pública, entonces debía acusárseles ante el jurado por los daños políticos causados. Sin estos requisitos, nadie podía reconvenir a los impresores o autores. 431 Sin embargo, en un comunicado, alguien pedia que los juzgados se apuraran a juzgar el papel «Reforma a la contribución directa» . No se explicaba el preocupado lector la tardanza, siendo un papel subversivo y alarmante.432 El Ayuntamiento en un oficio pidió al gobernador se refrenar¡m los abusos de la libertad de imprenta, ya que estaba asustado por la abundancia de papeles: Ve el Ayuntamiento que la opinión debiendo ser uniforme, se halla dividida por folletos impios que desgraciadamente han salido de esta CApital: así es q ue donde quiera se distinguen los ciudadanos con los &obrenombres de fanáticos y despreocupados lo que en gran parte no significa otra cosa que fanatismo y apostasía. ¿Podrá subnidad, Sólo daba una solución; romper líl unión monstruosa y levantar un 1;1n 1011 puntos en donde empiezan y terminan sus イ・セー」エゥカ■ャウ@ facult11des, Connftughton, op. cit., pp. 202-204. El Nivel, núm. 201, 11 de diciembre de 1825. /bid., núm. 207, 25 de diciembre de 1825. m\U'O de 「イッセ・@ m m 416 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAf sistir el cuerpo social viéndose repentinamente agitado por los elementos heterogéneos que antes desconocía? Cree esta corporación que de ninguna manera. En este escrito quedaban mucho más claros los temores de ese grupo que se ha venido señalando desde páginas atrás: un grupo de intelectuales que no sólo pertenecían a la Iglesia, el cual veía con terror la discusión de la religión de manera pública. Hemos de resaltar la pregunta de los firmantes: «¿podrá subsistir el cuerpo social viéndose repentinamente agitado por los elementos heterogéneos que antes desconocía?» Esta pregunta nos parece el punto esencial de las preocupaciones de este grupo y la motivación central por la cual se habría de hacer tanto revuelo en tomo a la censura de los papeles más atrevidos. de este escrito -José María Portugal y Mariano Los ヲゥイュ。ョセ・ウ@ Arroche- no confiaban en los jueces de imprenta y pedían su cambio. El artículo 2o. del reglamento de imprenta decía que había libertad general para imprimir y publicar toda clase de escritos, exceptuando sólo los que versaran sobre la sagrada escritura y los dogmas de la religión y en opinión de ellos, no se estaba cumpliendo. La respuesta del Gobernador fue solicitar los nombres de los papeles que habían abusado de dicha libertad, calificaba a los síndicos y fiscales de imprenta de «hombres sensatos», que si no habían denunciado los impresos subversivos y contrarios al dogma era porque no los habían encontrado. Tal vez los escritos eran injuriosos a los eclesiásticos, pero no al dogma. El gobernador defendía la libertad de imprenta con calor: En los pueblos que empiezan a descubrir la nueva carrera de su libertad, se trazan frecuentemente por las prensas temas que jamás sE habían sujetado a discusión en las tinieblas del despotismo, エ。ャ・セ@ son algunos puntos morales y de disciplina para los que no se nece· sita lice.n cia del ordinario. Por esta novedad y por la acrimonia y acaloramiento con que suelen expresarse algunos escritores, no·pueden menos que sorprender a los que por hábito se han acostumbra· do a creerlo todo, confundiendo el dogma con lo que no es. Su defensa del derecho de discutir públicamente estos temas: «choque de pareceres y revolución de ideas» resulta de suma importancia para la época. Esta discusión, aseguraba, siempre ocasionaba e: LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 417 descubrimiento de la verdad y los intereses y pasiones encontradas,433 pero sólo después, conduciría a la uniformidad. El Ayuntamiento todavía se aprestó a señalarle textualmente al mandatario párrafos ofensivos a la religión contenidos en algunos folletos434 apostando que éstos se habían publicado violando la ley, además, ni ellos ni los fiscales encargados confiaban en el jurado calificador. El gobernador, evidentemente de acuerdo con lo que se decía en los folletos sediciosos, si bien aceptó que en efecto eran violatorios del artículo 2o. del reglamento de imprenta, no aceptó cambiar al jurado.435 Con esto, el tema no volvió a tratarse y se disfrutó de una cierta libertad protegida por el gobernador para publicar en contra de la Iglesia, hecho que debe tomarse en cuenta con atención. Lo que sí subsistió fue la pregunta ¿a quién tocaba juzgar los escritos, al gobierno civil o al clerical? Con esta cantidad de impresos podemos percibir el revuelo que causó no sólo en Guadalajara la Junta Eclesiástica y en general las producciones de El Polar. No quedará duda al respecto de que estos papeles realmente fueron leídos, por lo menos, por el pequeño grupo que atacaban. El escándalo que se hizo alrededor de ellos les dio, como suele suceder, mucha más difusión de la que hubieran alcanzado por sí mismos. Resulta un fenómeno interesante, de cualquier manera, el escándalo causado, los argumentos utilizados (muchos de ellos repetitivos) y las fuertes emociones en pro y en contra. El Polar es uno de los más vivos ejemplos de la disputa por las conciencias que pretendemos documentar en este estudio. Aunque él es el mayor provocador de estos años, hay otros que entraron a la palestra, según veremos. -O i /bid., núm. 234, 26 de febrero de 1826. El Polar Convertido (En la congregación de todos los fieles está la soberanía de la Iglesia, lo que no se haga por elección no es legítimo); Ultraje a las autoridades (El gobierno de la Iglesia es popular y representativo); El Nivel núm. 207 (La potestad secular debe ser el único director de la religión) Co11j11ració11 del Polar (fuera del supremo tribunal del pueblo, nadie tiene mando sobre los hombres) y lo referente a los órganos del cuerpo humano y el celibato. Y el peor de todos: Pastora/ del Polar (donde se burlaba de la excomunión). El Nivel, núm. 239, 9 de marzo de 1826. 418 LA DISPlITA POR LAS CONCIENOAS Otras Disputas: El Nivel, La Cruz, La Bula de León XJI y La Conspiración de Arenas El periódico El Nivel no quedó fuera de esta discusión religiosa, como pudimos apreciar en las páginas anteriores con sus opiniones en torno a los pasquines publicados. En diversas ocasiones se ocuparían del fanatismo:436 refiriéndose a él como «una locura» que si se volvía contra el Estado habría que reprimir, éste no debía llegar a la intolerancia. Si alguien determinaba atacar públicamente la religión de su país era necesariamente un mal ciudadano que amenazaba el orden público y merecía ser castigado, concedían, pero cuando el fanatismo se excedía hasta la intolerencia y Ja opresión, queriendo aún someter por medio de la fuerza la opinión del otro al grado de violentar las conciencias, era entonces una tirania odiosa y detestable a la que todo hombre tenía derecho de oponerse, tiranía que incluso el evangelio condenaba. 437 Para confirmarlo, afirmaban que toda secta que necesitaba la violencia para imponerse, sus principios no descansaban en la verdad. También trataron el espinoso asunto de los die:irnos. Bajo el título de «Variedades» 438 se ocuparían de los diezmos en la Habana. Ahí sólo se cobraban los necesarios para el mantenimiento del culto mientras que el de los sacerdotes había sido suprimido p.or la constitución de 1822. Los editores concluían: «Esta declaratoria quitará ya a las almas timoratas toda duda sobre la gran cuestión del artículo 7o. de la Constitución del Estado». En otra ocasión, mencionaron corno noticia tomada de la Gaceta de Colombia sobre La le}' del Patronato en Caracas, donde el cabildo obedeció, sin rechistar: aunque no hacen ningún comentario al respecto.439 Es claro que e diferencia de los folletos y al igual que otros periódicos de la épo· ca, El Nivel expresó su opinión sólo de manera indirecta, a travé! de noticias extranjeras o comunicados, procurando conservar le: «imparcialidad». Posteriormente condenaron el celibato, después de hacer reflexiones ィゥウエ￳イ」。セ@ l'll rt!specto en Jos primeros tiempos de crístianísmo440 apareció una composición picaresca opuesta al sal u6 m m m Tbid., núm. 134, 7 de julio de 1825. /bid., núm. 135, 10 de julio de 1825. /bid., núm. 134, 7 de julio de 1825. Tbid., núm. 159, 4 de septiembre de 1825. Tbid., núms. 136 y 137; 13 y 16 de julio de 1825. LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS .419 mo de David que alababa a los casados mientras que maldecía a los célibes; incluso hablaron de los sacerdotes casados. Apoyaban el divorcio, siempre que hubiera razones suficientemente poderosas.441 La mayor parte de los artículos, en especial los más incendiarios, estaban firmados por P.J .A o por el seudónimo de «El Entremetido» .412 Se denunció en éstos y otros artículos todo tipo de abusos de la Iglesia: cobros excesivos de honorarios, presiones para la adoración de los santos, castigos dados por los soldados de la Iglesia, cuando esta adoración no se efectúa de manera adecuada, etc. 443 Abusos que no cederían, aseguraban, hasta que los clérigos estuvieran asalariados.444 Una idea especialmente reveladora expresada aquí fue que los frailes, como no eran ciudadanos, no tenían amor a la patria, afirmación que se veía confirmada con lo dicho en otros papeles como el de aquel cura pobre que no dudaría ni un segundo en irse a vivir a otro estado u otro país, ya que su verdadera patria era la Iglesia. Estas afirmaciones deben haber molestado mucho a los intelectuales que estaban en trance de constituir la idea de nación. Alguna vez el periódico fue acusado de protestantismo, lo cual seguramente no era verdad, sin embargo, llegaron a hacer una exaltación de esta corriente del cristianismo en Inglaterra, dando una explicación sobre cada secta y denominación. 445 Provocación que los defensores de la Iglesia católica no pasaron por alto. Reprodujeron el famoso discurso de La Gaceta de Gobierno de México cuyo autor era nada menos que Blanco White, de quien varios autores habían hablado mal en diferentes papeles citados más arriba. Perjuicios que el clero y la grandeza infirieron a la nación española y el influjo que tuvieron en su legislación446 era su título, a través del cual claramente se adivinan los contenidos. También reprodujeron en un artículo de Águila Mexicana,447 la fantasía sobre la aplicación de los diezmos para los gastos del culto, en ella se manifestaba la distribución que habían tenido las rentas decimales correspondienuz "" /bid., núm. 142, 24 de julio de 1825. El lector puede confundirse al leer al pie de los artículos las iniciales S.C. Éstas no indican la firma del autor, sino la abreviatura «Será Continuado» que se usa en todos los periódicos de la época . /bid., núm. 253, 23 de abril 23de1826. /bid., núm. 218, 19 de enero de 1826. /bid., núm. 166, 20 de septiembre de 1825. /bid., núm. 188, 10 de noviembre de 1825. lbid., núm. 195, 27 de noviembre de 1825. 420 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS tes al año de 1829 en el arzobispado de Guadalajara, firmándose en 1830, ahí se evidenciaba de qué manera se repartían los diezmos en los gastos de todas las parroquias y se presentaban las cuentas claras de lo recibido y lo gastado. Con este sueño, se quería probar de qué modo deberían funcionar realmente las cosas y la esperanza de que así fueran en el futuro si las leyes referidas llegaran a cumplirse. Al respecto, se publicó448 el comunicado de un cura, en contra del autor -también eclesiástico pero defensor de la Iglesia- 449 del Palo a los editores de El Nivel, el artículo sostenía la teoría de que el soberano debía suplir las necesidades de la Iglesia por estar ésta en los estados y no al revés, mientras que la Iglesia no podía exigir contribuciones. Se dirigía a los sacerdotes, conminándolos a apacentar el rebaño y a predicar con el ejemplo, a obedecer a las autoridades y a no oprimir al pueblo con injustas pensiones. En los números siguientes, se incluyeron diferentes artículos con el mismo tema: «Bosquejo de los fraudes que las pasiones de los hombres han introducido en nuestra santa religión»450 por M.D.B., seguramente tomado de algún libro o periódico español, el cual alababa a Locke y su gobierno civil, a Montesquieu y su Espíritu de las Leyes y finalmente el Pacto Social. Se entristecía de que España, a pesar de admirar a estos hombres que condenaron el fanatismo y los errores de la religión, haya tenido que subyugar su libertad frente a un monarca. El pais se había liberado en 1812 de los yugos del sistema feudal, pero no del clero. Habló de la avaricia, de la excomunión, de la feudalidad del purgatorio y las indulgencias. «Mientras haya frailes en España, habrá enemigos de la Constitución».451 De nuevo, de manera indirecta, a través de estas reproducciones, El Nivel apoyaba su propuesta de asalariar al clero. En otro número se preguntaban: «¿La intolerancia religiosa podrá subsistir muchos años en los Estados Unidos Mexicanos?» 452 respondiéndose que no, no podría seguir ya que se había invitado a " 9 m /bid., núm. 217, 17 de enero de 1825. Si es el mismo que posteriormente suscribiría Otro Palo a los Editores de El Nivel, se trata, según lguíniz de Pedro Espinoza. Véase lnfra. El Niue/, núm. 208, 27 de diciembre de 1825. Sigue hasta entrado marzo de 1826. /bid., nú.ms. 208 a 212; 27 y 30 de diciembre de 1825 y 1, 2 y 5 de enero de 1826. Jbid., núms. 201, 205y210;11y20de diciembre de 1825y1 de enero de 1826. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 421 extranjeros a colonizar. Seguían con la ilusión que caracterizó a los primeros años de la vida independiente de un país con enormes riquezas naturales, de «el inmenso litoral» y la confianza en el crecimiento de la población: No cabe duda que los Estados Unidos Mexicanos por la benignidad de su clima, por la abundancia de sus minerales, por la feracidad de sus tierras, por la liberalidad de sus leyes, por la índole bella de sus moradores, será en breve la mansión de millones de extranjeros de todas las naciones, de todas las lenguas, de todas las creencias. El argumento de la llegada inminente de extranjeros de otras creencias fue uno de los más fuertes para apoyar la tolerancia religiosa en todo el periodo de estudio. En el artículo sostenían que el hombre no podía vivir sin religión, por tanto no podría obligarse a los inmigrantes a dejarla o impedirles el culto. Insistían en que la ley no debia regir los actos privados de los hombres, por lo tanto, la intolerancia religiosa era contraria a la libertad del ciudadano. Asimismo, los legisladores no podían quedarse con una mentalidad presentista ya que la nación se constituía para muchos siglos. Concluían: La naturaleza de las cosas, el progreso de las luces, los avances de la libertad humana, el ejemplo de las naciones cultas, la experiencia de nuestros vecinos del Norte y sobre todo el carácter esencial de nuestras instituciones francas y liberales no permiten la más ligera sombra de intolerancia. 453 Cuestionaron directamente la tercera parte del artículo 3o. constitucional sobre intolerancia religiosa. ¿Podrían las cámaras del congreso en 1830 abolir dicha intolerancia? Concluyen que «el pueblo por medio de sus representantes puede variar los artículos de su constitución, siempre que estén en contradicción eón la felicidad nacional», ya que eso constituía la soberanía. La nación no podía estar sujeta a otras leyes que las de la naturaleza y la conveniencia pública. Era verdad que el a rtículo 171 prevenía que jamás podría cambiarse la Constitución respecto a su forma de gobierno y religión, sin embargo el autor alegaba que ese articulo también podía /bid., núm. 210, 1 de en ero de 1826. 422 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ser cambiado. Cuestionaron incluso la pertinencia de que la intolerancia religiosa fuera punto constitucional, ya que el objeto de una Constitución era dar leyes para la felicidad temporal. El ejercicio de una ·religión era un asunto entre Dios y el hombre que nada tenía que ver con la sociedad. El vigilar la religión sería una inquisición civil después de la eclesiástica.454 El Patronato siguió discutiéndose. En un discurso de Anastasia Brizuela, diputado por Jalisco, se resaltaron los puntos principales de esa discusión: para el ejercicio del Patronato no era necesario el consentimiento del papa. Para que la nación empezara constituyéndose debidamente había que ejercer los derechos de inmediato, asi, debía desecharse el dictamen de pedir permiso al papa pQr degradante de la soberanía nacional. 455 En otro número apareció la «Excitación dirigida a los representantes del estado en el Congreso de la Unión por la comisión permanente del mismo estado sobre el ejercicio del Patronato de acuerdo a las instituciones que nos rigen» firmada por Urbano Sanromán, secretario, en Guadalajara el 27 de octubre de 1825. Ésta decía: Los estados de la federación sienten y lamentan no tener una ley que arregle el Patronato en los mismos estados y lo sienten y lo lamentan aún más cuanto que a ellos es prohibido arreglarlo, no obstante que algunos como Jalisco lo creen anexo a su soberanía...456 Nótese que los diputados exigían el ejercicio del Patronato no sólo como derecho del mandatario mexicano, sino del gobernador de cada estado. Se afirmaba que el establecimiento de los diezmos obedecía a causas históricas, argumento tomado nada menos que de El Espíritu de las Leyes.457 Las ideas ilustradas de estos autores, como se ve, fueron utilizadas una y otra vez para sostener la idea de soberanía, no sólo de la nación, sino del Estado, en esta permanente lucha del establecimiento de límites entre ambos. Un artículo que causaría gran revuelo versaba sobre los cultos. Era una especie de historia de Persia, durante el reinado de Acbar, quien había permitido la libertad de creencias. El gobernante había .l.SS /bid., núm. 205, 20 de diciembre de 1825. /bid., núm. 179, 20 de octubre de 1825. Tbid., núm. 187, noviembre 8 de 1825. Tbid., núm. 183, 30 de octubre de 1825. LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS 423 estudiado otras religiones, terminando por abjurar el mahometanismo. Su método había sido muy lógico: reunió en la corte a todos los sabios para hablar de todas las incoherencias de su religión (como dijera Volney). Queria sustituir las religiones basadas en una creencia por otra basada en la razón, es decir, el deísmo. La razón ganó el lugar de la revelación: conformidad con las nociones naturales de justicia y buen sentido; trató de propagarla mediante la persuasión. Entonces abjuró el mahometanismo. La máxima era «no hay otro Dios que Dios y Acbar es su vicario», es decir, el que haría cumplir las reglas que no eran otras que destruir las viejas instituciones e instituir la tolerancia de otras religiones. El periódico juzgaba a esta religión como de hombres sensatos, que no exigía ninguna manifestación exterior de culto, bastaba con las buenas obras y no compensaba la ceremonia a vicios y delitos. Opinaban que por eso no se había generalizado, ya que los hombres sensatos eran muy pocos. 458 Esta evidente provocación al unir razón con fe, cuestión especialmente molesta para los católicos, y basarse en un autor herético vomo Volney, tuvo sus repercusiones en una polémica agitada. Hubo una respuesta llamada Advertencia a los editores del Nivel, a la cual el periódico contestó. Los de El Nivel459 se defendieron diciendo que se había tomado muy a pecho la anécdota y se daba un lugar enorme a una secta que no lo merece. Como sucedía frecuentemente en la época, cuando se iniciaba una polémica indeseable o peligrosa, los periódicos desestimaban lo dicho, echándolo a broma. Otros ataques a este periódico se publicaron en los folletos, A los editores de El Nivel, Verdades Amargas a los Editores de El Nivel, Ya Jalisco perdió su Nivel, y Por aquí rapa El Nivel, por allí lo rapan a él. El primero de ellos, firmado por El Amante de la Religión,4ó0 autor del célebre folleto de ataque al Polar ya citado. En A los editores ..., el autor volvia sobre el asunto de la tolerancia reproduciendo los argumentos sobre armonía social y el peligro de contagio de las falsas doctrinas. Pero el centro de su disertación era el atrevimiento de los nivelistas de afirmar que el artículo 171 de la Constitución se podía cambiar, asunto muy discutido en el momento y que tenía セ[L@ m /bid., núm. 199 y 200; 6 y 8 de diciembre de 1825. fbid., núm. 207, 22 de diciembre de 1825. セ@ El Amante de la Religión. A los editores de El Nivel. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 1825, s.p. Cfr. Connaughton, op. cit., p . 273. 424 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS relación tanto con la religión como con la forma de gobierno. Estos temas eran todavía un punto muy sensible en una legislación recentísima que con cierta razón, se quería preservar de la discusión abierta. El segundo folleto, sin nombre y sin seudónimos,461 pedía a los editores de El Nivel rectificar sus opiniones en materia de tolerancia mediante la lectura de Muzzareli,462 ya que era obvia la falta de conocimiento de las escrituras por más que las citaran. Los acusaba de que en su ignorancia y mala fe querían erigirse en maestros del pueblo de Jalisco e indicar a los eclesiásticos la conducta que debían seguir. Sus errores eran, como los de todos los impíos, los mismos cien veces refutados, por lo que bastaba citar los textos cristianos que ya lo habian hecho. El Amigo del Mexicano escribió el tercer folleto: Ya Jalisco perdió...,463 aquí se aseguraba que «quien la pega a Dios, se dice vulgarmente, mejor se la pegará al gobierno», frase críptica para el lector actual que sin embargo parecería defender a la Iglesia. Y finalmente, El Amigo de otro Amigo saca a la luz el cuarto folleto: Por aquí rapa el Niuel...,4 64 que insistía en la necesidad de la religión en la sociedad y exigía la preservación del artículo 3o. intacto, conforme con el 171. '61 Verdades Amargas para los editores de El Nivel. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara 1825, s.p. !bid., p. '277. El Conde de Muzzareli fue reimpreso en Guadalajara en cuatro capítulos de su obra El buen uso de la lógica en materia de Religión. En él se daba una versión ortodoxa de los cuatrO asuntos principales que preocupaban a la Iglesia: tolerancia, riqueza del clero, fuero eclesiástico y la intervención de la Iglesia en asuntos temporales. Muzza.reli rechazaba toda tolerancia religiosa hacia los no católicos. De él proviene la expresión usada en algunos opúsculos: «indiferencia en materia de fe». Las riquezas del clero eran vistas como una concesión divina a la debilidad humana, como un recurso potencialmente útil a la generalidad de la sociedad. Su mal empleo era pecado e invitaba a sacrílegas represalias que Dios autorizaba para purificar su Iglesia cuando lo ameritara. En cuanto al fuero, lleva su argumentación hasta concluir que se tiene no sólo la obligación sino también la conveniencia de los príncipes de tener por inmunes los tributos y juicios de los eclesiásticos. Sobre intervención de la Iglesia en asuntos temporales, le concede no sólo derecho, sino obligación, justificando el uso prudente, justo y ejemplar de la excomunión. Cfr. /dem, pp. 229-235. El Amigo del mexicano. Ya jalisco perdió s11 Nivel. Imp. de Alejandro Valdés, México, 1825. Mise. 37, BPE. Cfr. /bid., p. 280. El Amigo de otro amigo. Por aquí rapa El Nroel, por allí lo rapan a él. Imp. Alejandro Valdés, México. 1826, Mise. 37, BPE. /bid., p. 280. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 425 Otro Palo a los Editores de El Nivel, folleto atribuido a Pedro Espinosa y Dávalos,465 es una refutación al artículo que citamos arriba: «Bosquejo de los fraudes que las pasiones de los hombres han introducido en nuestra santa re!igión.» En defensa de la propiedad de la Iglesia apelaba al «contrato» entre las dos potestades al respecto. Insultaba a El Nivel, «Si usted leyera, hablaría con más tino», aunque sabía que no podía esperarse más de esos «ilustrados a la moderna». Concluía con la idea ya muchas veces repetida de que los ataques impíos debían prohibirse porque eran mal vistos por los fieles.466 Es decir, el equivalente de «la voluntad del pueblo» manejada en las cuestiones de gobierno: «los fieles, el pueblo» no quería que se atacara a la Iglesia. Uno de los temas que causaron mayor impacto en los impresos de la Guadalajara, en esos momentos, fue la Bula de León XII en 1825. Esa carta papal unió temporalmente a las facciones para protestar casi unánimemente a través de la prensa. Copiándolo de la Gaceta de Madrid, publicó en 1825 El Filántropo, periódico del Pueblo Viejo de Tampico, un documento pontificio fechado el 24 de septiembre de 1824, en el que el papa León XII encarecía a los arzobispos y obispos de América que se dedicasen a «esclarecer ante su grey las augustas y distinguidas cualidades que caracterizaban a nuestro muy amado hijo Fernando, rey católico de las Españas...». En la bula, el papa se lamentaba también al observar «Cómo corre el desenfreno y la licencia de los malvados... cómo se propaga y cunde el contagio de libros y folletos incendiarios» y cómo se extendían las sectas heréticas en América. Esto, d ecía, se debía a los disturbios políticos que se vivían, por causa de los cuales no podía florecer la religión. El gobierno de la república, considerando que estas palabras tenían por objeto excitar a los obispos a «sostener en su vasto continente la dominación del rey de España», reprodujo en la Gaceta Diaria de México el referido documento, puso éste en conocimiento del Consejo de Gobierno y de todas las autoridades civiles y eclesiásticas del país y dio instrucciones a su agente diplomático cerca de la Santa Sede para que se hiciese la representación respectiva. La publicación de La Bula del papa León XII causó revuelo y amplia actividad ""' Otro palo a los editores de El Nivel. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 1826, s. p. Cfr. Iguíniz op. cit. 1992, p. 147 y Mise. 89, BPE. Connaughton op. cit., p . 297. 426 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS periodística, como señalábamos más arriba. Los representantes del gobierno achacaron la responsabilidad del escrito del papa a «los pérfidos informes del gobierno Español» quien había engañado al sumo pontífice representando «con falsos coloridos el estado poUtico y religioso de las naciones americanas que han proclamado la inde.pendencia». El papa, equivocadamente tomaba parte «en la cuestión política pendiente entre estas naciones y España y recomienda las virtudes del tirano Fernando Vll». 467 Al mandar a los estados la copia de la encíclica, Ramos Arizpepedía a los gobernadores que sólo la publicaran con los documen· tos adjuntos, es decir, una carta de reclamación de Mariano Michelena. Asimismo les suplicaba: estén muy a la mira de los efectos que ésta produzca, pues aunque de la ilustración general de la Nación debe esperarse que distinga ei respeto que debe a su Santidad como cabeza de la Iglesia, de la obediencia que haya de prestarse a providencias muy ajenas de sus facultades espirituales, es siempre de temer que algunas persona11 guiadas por una equivocada p iedad o por maliciosa intención, esparzan con ese motivo especies contrarias al sistema de Independencia y libertad...468 La carta de Michelena al Santo Pontífice no hacía sino reiterar la voluntad del pueblo de México por conservar su independencia y juzgaba a la bula como «una opinión personal» del papa y no como un comunicado oficial de la Silla Apostólica, lo cual podría daf\ar las relaciones entre México y el Vaticano. El Cabildo Eclesiástico de México también respondió al ser informado, calificando a la encíclica «cuando no como apócrifa, como ganada por informes poco exactos». El Cabildo estaba consciente, decía, de que la religión estaba bien radicada en América «a pesat de los libros y folletos incendiarios que, abusando de la libertad política de la imprenta, se han tomado la religiosa para combatirla, sobre cuyo exceso espei"il lo auxile el gobierno para su remedio», y finalmente reiteraba su convicción del patriotismo de uno y otro Miguel Ramos Arizpe. Circular con nota de reservada a los Gobernadores de los estados, distrito federal y territorios de la fedración, León XJ/ y los países hispanoamericanos, Archivo Histórico diplomático Mexicano núm. 9, Porrua, México, 1971. Prólogo de Antonio de la Peña y Reyes, p. 13. ldem. LA DISPUTA POR LAS CONClENCIAS 427 clero «que jamás abandonará la independencia que ha jurado tantas veces». 469 Muchos personajes dieron su respuesta airada a la encíclica: Mariano Michelena, Miguel Ramos Arizpe y Servando Teresa de Mier. Además de los gobernadores de los estados y los Cabildos Eclesiásticos. Una rápida y erudita respuesta se dio a través del impreso que se llevara el premio del Congreso Constituyente del Estado de México y que ya mencionamos más arriba. Se trata de la Disertación sobre la Naturaleza y límites de la autoridad eclesiástica de Norberto Pérez Cuyado,4 ;o que atacaba el poder irrestricto del papa dentro de la Iglesia, porque «debe advertirse que el pontífice mismo está sujeto como los demás fieles al cuerpo entero de la Iglesia...» Concluía el autor que La Bula de León XII era simplemente improcedente por no corresponder ningún juicio sobre el poder temporal ni a la Iglesia ni a su Pontífice.471 Otro escrito impreso originalmente en México se reimprimió en Guadalajara, firmado por el célebre folletista Spes in Livo: Llegó de Roma la bula más escandalosa y nula.m En ella, acusaba a León XII de blasfemo, por afirmar que la causa de Dios es la de los príncipes.473 Ante un folleto que insultaba a Dios, a los hombres y a la república mexicana, el autor aconsejaba la separación de la comunión de un papa que era el primero en introducir los venenosos pastos a la heredad del señor, mientras que diplomáticamente se aclaraba el asunto. En Jalisco, como en el resto de la república,474 la encíclica de León XII fue recibida con muestras de desprecio. Prisciliano Sánchez, acusó recibo de los ejemplares correspondientes del siguiente modo: "" 4n 47J /bid., p. 37. Esta disertación fue reimpresa en Guadalajara en la Of. de Sanromán en 1825. Costeloe adjudica esta obra a Bernardo Couto, un clérigo que participaría en las decisiones relativas a la Iglesia en 1833y1845. Cfr. Michael Coste loe. Cl111rch and State in /ndependent Mexico. A Studyoft/ie Patronage Debate. 1821-1857, Royal Historical Society, Londres, 1978. Cfr. Connaughton, op. cit., p. 202. Pérez Cuyado, op. cit., pp. 69-78, en ldem, p. 204. Cfr. Parte 1 de este trabajo pa.ra más datos sobre Spes in Livo. Este folleto se reimprimió en Guadalaja.ra en la Of. de Sanromán en 1826. Cfr. Tbid., p. 204. !bid., p. 205. Conocemos las respuestas de Jos gobemadores del Estado de México, de Veracruz y de Jalisco. Los tres informan que la enóclica ha sido recibida con desprecio por los habitantes. Cfr. León XII y ... 428 LA DISPllfA POR LAS CONCIENOAS He recibido con el oficio de V.E. fecha 6 del corriente Jos ejemplares que se sirve dirigirme de la encíclica de Su Santidad y Notas del Exmo Sr. Michelena. Quedo enterado de cuanto V.E. me expone sobre los términos en que debe imprimirse y estaré muy a la mira para impedir en el modo que pueda y sin contravenir a las leyes de libertad de imprenta que no se publique aquella sin la nota del mismo Sr. Michelena que la acompaña, así como de observar los efectos que produzca en este Estado, que hasta la fecha no son otros que los del desprecio y sentimiento con que se vale el gobierno español para desconceptuar nuestra feliz república en la que se halla bien establecida y cimentada la religión católica ...475 El Nivel copió completa la encíclica en cuestión, comentándola en el sentido de que el papa abusaba de su autoridad espiritual, ya que pregonaba la obediencia a Fernando VII. Los americanos que juraron vivir libres e independientes o morir, bien saben distinguir las dos facultades que revisten al Papa que en nada pertecen al S.S., decidir sobre Jos derechos que el Ser Supremo ha concedido a los hombres para arreglar sus negocios políticos y adoptar el gobierno que más parezca conveniente a una nación...476 La dureza contra el papa fue en aumento, se le llegó a llamar «hipócrita». La humildad de su Santidad es la ambición del mando en Jo temporal; el incendio de caridad en que se abrasa por los pastores y su grey es el incendio de una contrarrevolución en que quisiera verlos arder, los sentimientos de su corazón son los de un monarca que rola con los de la Santa Liga ¡Como anda la Iglesia de Jesucristo!m Al respecto, se insertó también un comunicado a León XII, cuyo autor era un diputado de Jalisco: Ahora quince años la sNZセA。@ Inquisición nos soltó un edicto tronante que se iba uno al infierno en un instante si sólo imaginaba en rebelión: Está fechada en julio 22de1825, León Xll y... p. 26. El Nivel, núm. 139, 19 julio de 1825. /bid., núm. 142, 2.t de julio de 1825. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 429 Difunta esta santa en conclusión la romana curia delirante viendo nuestra paciencia y nuestro aguante nos espeta una bula Don León ya somos perros viejos, padre santo al coco no tememos ni al ensalmo tanto sufrimos, nos molieron tanto su santidad ocúpese en el salmo mientras nosotros en el entretanto no damos de la América ni un palmo.478 También El Nivel comentó en una especie de reseña de espectáculos lo que parecería ser una sátira de la famosa encíclica. Lo cual demostrarla hasta qué punto el comunicado papal se infiltró en las diferentes capas sociales y culturales de Ja época y de qué modos fue asimilada: Ha salido a la luz estos días una comedia nueva en tres actos titulada Encíclica de León Xll...el público merece algún miramiento y no es respetado, dirigiéndosele una farsa digna de una multitud ignorante...comedia sin argumento, sin intriga, sin unidad y sin desenlace...479 Sobre esta misma encíclica, un artículo se refería a ella con una crítica: el papa acusaba a América de las peores herejías, el autor aceptaba que aunque había masones, comuneros y carboneros en América, eso no era causa ni efecto de la libertad de las naciones: ya que también las había en Roma.480 Otro artículo comentaba: «Teníamos tantos motivos para temer el influjo monacal ¿Con cuánto mayor fundamento le temeremos ahora que le vemos armado con el fanatismo y la deferencia ciega y estúpida a la corte romana?»481 México respetaba a los eclesiásticos, afirmaba e l autor, pero si los veía metiéndose en política, no los escucharía. La historia de los papas era suficientemente conocida para no conocer sus tantas y tan absurdas pretensiones y pruebas de arbitrariedad y destruc/bid., núm. 143, 28 de julio de 1825. No se aclara quién es el diputado autor del poema. /bid., núm. 144, 31 de julio de 1825. /bid., núm. 147, 7 de agosto de 1825. /bid., núm. 148, 9 de agosto de 1825. 430 LA DISPUTA POR LAS CONCIBNOAS ción. La mayoría de la nación sabía todo esto, sólo uno o dos incautos aún no. En un momento como ése, la opinión de los representantes de la Iglesia era un punto sobre el cual los periódicos, especialmente sus opositores, estarían muy pendientes. El Nivel dio la noticia de que el vicario capitular de la diócesis había opinado sobre la encíclica diciendo que sin faltar a Roma, no faltaría tampoco a su patriotismo, a su sujeción y obediencia a las potestades temporales y civiles.482 El asunto se extendió a «los papas» en general, asf, se lanzaban preguntas como al descuido: «¿El Papa puede por negocios temporales renunciar a su intervención en los espirituales?»,483 o bien, «Los prelados y teólogos del Vaticano están ocupados en sus propios negocios y no pueden ocuparse de la Iglesia Universal. ¿No se necesita un concilio?»484 Preguntas sin respuesta que tenían como fin la provocación. En otro número apareció un artículo llamado «Nadie cree ya en la infalibilidad de los papas ... diálogo entre el patriota y el pancista»,485 al cual aludimos en la parte anterior sobre los deberes de los ciudadanos. Éste iba a ser muy criticado por los defensores de la Iglesia, aunque de hecho, calificara con el nombre de «pancistas» a los que se negaban a pagar contribuciones. La única alusión que hacía a la Iglesia, era que ésta fomentaba la pereza. Otro tema que al parecer se discutió a través de impresos, aunque no con la abundancia y calor que los anteriores, fue la conspiración del Padre Arenas. Fuego del cielo ha de caer si se ahorcan a los traidores. Diálogo entre una vieja y su hijo fue un folleto que, aunque originalmente impreso en México, se reimprimió en Guadalajara. 486 Redactado como su nombre lo indica, en forma de diálogo entre una mujer tradicionalista y su hijo liberal, éste terminaba diciéndole a su madre: !bid., núm. 154, 23 de agosto de 1825. /bid., núm. 165, 18 de septiembre de 1825. !bid., núm. 167, 22 de septiembre de 1825. /bid., núm. 148, agosto 9 de 1825. Hablamos largamente de este artículo en el capítulo referente a la forma de gobierno. Fuego del cielo ha de caer si se aliorca11 a los traidores. Diálogo entre una vieja y su hijo. Impreso en México y reimpreso en Guadalajara, Of. de Sanromán, ca., 1827, s.p. Cfr. Connaughton, op. cit. p. 209. LA DISPlITA POR LAS CONOENCIAS 431 Pues ¿qué no entiende usted que hay una inmensa distancia entre la disciplina de la Iglesia y el dogma, como también entre los buenos y los malos ministros? ¿Qué impiedad es el castigar los crímenes horribles de traición cuando la vindicta pública lo reclama para escarmiento general, aunque los delincuentes sean frailes, clérigos, obispos o de mayor jerarquía? Entonces que venga uno de éstos con el retrato de Femando VII y lo coloque en la plaza mayor, que lo haga jurar por rey absoluto y que derribe las águilas de la república, quitando constituciones liberales; y que aunque cometa en semejantes despropósitos mil absurdos y se originen daños incalculabes, no se le haga nada porque es ministro del altfsimo.487 Se criticaba pues toda preeminencia de los ministros eclesiásticos, y se abogaba por la igualdad de todos ante la ley, un principio liberal que había de producir mucha literatura. No cabe duda que fue el conjunto de temas en tomo a la tolerancia, los diezmos, es decir, los límites entre la autoridad del recién creado estado mexicano y la Iglesia, lo que ocuparía más espacio en la agenda de la prensa de la época. La Cruz, de 1824, fue creada especialmente para «instruir al pueblo en lo que era la religión y prevenirlo para que a frente serena se opusiera a los ataques que so pretexto de reformar abusos podían darle algunos espíritus libertinos». 488 Este periódico se entregó a una refutación de Montesquieu a partir de una exégesis de sus propios pensamientos, arguyendo que los análisis de Montesquieu en materia de religión sólo servían para las falsas religiones. Las supersticiones no podían ser universales y se adecuaban a las condiciones locales, incluso al clima, al genio del pueblo y al tipo de gobierno, pero la religión católica que no había sido creada por los hombres, escapaba de esos vicios y defectos. Siendo venida del cielo, no había nación que escapara de su influencia. La religión perfeccionaba todos los gobiernos humanos en lo que eran conformes a la naturaleza, purgaba todas las leyes de los errores y vicios que contraían por sus autores... De ese modo se vería cuánto desvarían los que la creían mejor para una sola forma de gobierno y mucho más los que la fingían perjudicial a todas las formas de política.-189 /bid., p. 210. La Cruz. «Prospecto», El Iris de Jalisco, núm. 65, 28 de abril de 1824. La Cruz, núm. 1 p. 3, col. Lafragua (1414). Cfr. Connaughton, op. cit., p. 26-1. 432 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS A lo largo de sus siete números existentes, pretendió probar que la religión era conveniente para cualquier forma de gobierno, negando que la católica fuera más conveniente a una monarquía y la protestante a una república, «virtud es quien edifica las repúblicas y su falta es quien las corrompe, aquella religión que más verdaderamente profese la doctrina y la práctica de la virtud, será la mejor para mantener el vigor de una república». 490 La religión católica sin nacer de algún estado, conservaba la forma de gobierno de cada uno, mientras la religión protestante hacía justamente lo contrario.491 Esta religión era la más eficaz para ayudar a la buena política ya que no sufría ni padecía la sospecha de haber sido hecha por los príncipes. Concluía que en la medida en que esta religión era la más independiente de todas las potestades terrenas por ser venida del cielo, era más útil a ellas. Ningún hombre sabio y suspicaz encontraría en ella partes ambiciosas halladas por los príncipes para aterrar y someter a los súbditos. Lo que mandaba la religión en favor y honor de las potestades no lo habían discurrido ellas mismas.492 Esto, en el fondo, era una defensa de cualquier cosa que la Iglesia sostuviera en torno a la forma de gobierno, lo cual se volvía sospechoso y peligroso para esos pensadores que trataban precísamente de separar ambas potestades y, sobre todo, no hacer depender al Estado de la Iglesia, argumentación que apoyaba La Cruz. En 1825 apareció un folleto de defensa al Congreso de Jalisco, suscrito por El Poblano y dirigido al Xalisciense: Autoridad del Honorable Congreso de Jalisco. 493 Su objetivo era demostrar con base en las Escrituras, la tradición, los concilios y los Santos Padres, la autoridad del Congreso de Jalisco para intervenir en la disciplina eclesiástica y el gobierno económico de la Iglesia. Hacía una larga disertación teológica e histórica para probar que la autoridad edesiástica siempre había estado subordinada a la autoridad secular. Argumentaba que las iglesias le debían todo bien material al gobierno y que no tenían por tanto ningún derecho de «conceder» ese privilegio sino más bien recibirlo como una limosna. Hacía una cu- 492 m La Cniz, núm. 2, p. 8 fbid., p. 265. La Cruz, núm. 3, p. 20 lbid. La Cruz, núm. 7, p. 28. lbid., p. 266. El Poblano. O.C) Autoridad del Honorable Congreso de Jalisco. Imp. de Adrián Requelva, México, 11 de febrero de 1825. Biblioteca de México. Col. Basave G.V-.19. LA DISPUTA POR LAS CONOEi'\IClAS 433 riosa reflexión sobre lo que era el gobierno, basado en los principios de la Ilustración: El honorable congre.s o de Jalisco hoy ostenta su soberanía por el libre sufragio del pueblo por expresa voluntad de Dios y por una ley en que el mismo derecho natural concedió a los habitantes de aquel Estado el uso libre de sus arbitrios para depositarlos en quien quisieren según el dictamen de su voluntad. El autor sentía la necesidad de afirmar que era católico y no protestante y, sobre todo, que no era francmasón. Esta fue una inquietud muy frecuente en la época, ante las continuas acusaciones de uno o lo otro. Especialmente en la publicación de ideas tan provocadoras como éstas, donde los mismos argumentos religiosos se voltearon para sustentar la autoridad del Estado. La discusión en pleno apogeo en estos años, vino a completarse con la aparición de nuevos órganos de prensa, tanto de uno como de otro bando. La disputa de La Palanca al Defensor. Del Tributtal de Haceduria al Buscapiés El año de 1826 conllevó algunas ligeras turbulencias debidas al decreto del 6 de marzo, en el que se facultaba al gobierno del estado para ejercer la exclusiva en la provisión de piezas eclesiásticas. Contra este decreto, el obispo José Miguel Gordoa hizo una Exposición del Sr. Gobernador de la Mitra sobre la Exclusiva Concedida al Gobierno, 494 donde se acusaba al decreto de atacar la libertad, la independencia y autoridad de la Iglesia y solicitaba su revocación. Como la petición no fue concedida por el Congreso, los ataques siguieron llegando en papeles como El Gobernador de Jalisco herido con sus propias armas.•95 •'lol José Miguel Gordoa. Exposición del Sr. Gobernador de la Mitra sobre la Exclusiva concedida al Gobierno. Imp. de Urbano Sanromán, Guada1ajara, 1826, 36 pp. Col. Lafragua (1416). El Gobernador de falisco lwrido con sus propias annas. Imp. de Alejandro Valdés, México, 1826, 8 pp. Col. Lafragua (1416). 434 LA DISPlITA POR LAS CONCIENOAS Ese mismo año, el jefe militar de Jalisco, el general Rayón, había aumentado la escolta de la custodia en las procesiones, hecho que trajo algunos ataques a través de comunicados en La Gnceta del Gobienzo. Las respuestas a estos ataques fueron escritas por El Amigo del Orden: Tiene Razón el Gral. Rayón, 496 donde se defendía la decisión del militar, mientras que El Apestado, escribia El Coco de los Impíos o La Escolta de Dragones, respuesta a un comunicado de la Gaceta,m en él, se defendían las procesiones religiosas y la obligación de rendir culto público, mientras trascurrían custodiadas por una escolta militar. Detrás de la discusión de estos detalles aparentemente sin importancia, se encontraba la determinanción de defender o trasgredir los limites entre Iglesia y Estado y, de algún modo, aclarar cuál era el papel de lo religioso en una sociedad «moderna». Otra disputa encarnizada de la época se dio entre el periódico La Palanca, órgano que circuló en Guadalajara entre 1826 y 1828 y El Defensor de la Religión. Éste comparaba a aquél con los peores herejes de la historia como Juan de Wiclef, Juan de Huso «el impio Rousseau» ya que el periódico se atrevía a llamar al papa «tirano» y aún más, a dudar de su infalibilidad, además de propugnar en contra de los fueros eclesiásticos. Esto último lo hizo La Palancn en el artículo «Fuero de los eclesiásticos» en donde afirmaba: Los eclesiásticos a l llenar las funciones sagradas que Ja nación les ha encomendado, reconozcan que por ella están autorizados y que si alguna vez cree que sus servicios son inútiles, podría disminuirlos o retirarlos como hace con los militares y demás empleados dependientes suyos491 Idea para esos momentos bastante conocida a través de los periódicos tapatíos. El Defensor de la Religión contraatacó varias veces. Al artículo, respondieron: «Conque la nación ha encomendado las funciones sagradas a los eclesiásticos, ella los ha autorizado ¿No reciben su autoridad de Jesucristo? Dejaría nuestra religión de ser divina El Amigo del Orden. Tiene Razón el Gral. Rayón, o sea respuesta al comunicado inserto en La Gacela N. 29. Imp. de la Viuda 、 セ@ Romero, Guadalajara, 1826, 4 pp. Col. Lafragua (1416). El Apestado. El Coco de los Impíos o La escolta de Dragones. Respuesta a un comunicado de la Gaceta. Guadalajara. Imp. d e Rodríguez, 1826. 4 pp. Col. Lafragua (1416). LA Palanca, núm. 7 en El Defensor de la Religió11, núm. -t, 26 de enero de 1827. 435 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 499 y sería la religión civil de impío Rousseau.» En tomo a los ataques al papa (después de haberlo IJamado tirano común, preguntaba ¿a quién asiste el Espíritu Santo, a la Iglesia Latina o a la Griega?500 en una clara ironía y desacralización de la figura papal) opinaban que esas palabras reveladoras de un evidente error dogmático, así como otras diseminadas en el discurso, eran más que suficientes para negar la autoridad del papa y de la Iglesia reconocida por todos los católicos. Por tanto, calificaban a los editores de La Palanca como «Hipócritas y artífices» por atacar la religión con capa de católicos.501 La polémica siguió. La Palanca se volvió aún más provocadora afirmando, por ejemplo, que «todos los que adquieren la dignidad de sacerdotes son malos» 502 y en el artículo «El voto de un hombre racional y religioso» el autor afirmaba que Roma tenía por impiedad la filosofía verdadera y que el Vaticano juzgaba que no podía ésta estar unida con la verdadera religión, a lo que El Defensor respondía que filosofía y religión iban juntas, pero que dudaban si a los franceses del siglo pasado que sólo apetecían religión y libertinaje, pudiera llamárseles filósofos. 503 La Palanca llegaría mucho más lejos en su afán de irritar a la Iglesia. Entre las afirmaciones que El Defensor le coleccionó para refutarlas, estaban las siguientes, algunas de las cuales reproducimos por la importancia de los conceptos: «No debe haber dos potestades en un estado. La razón nos enseña que el soberano debe ser el dueño absoluto de toda política eclesiástica sin niguna restricción. Los beneficios son una parte del patrimonio del Estado. Cuando quiera el Soberano volver a las leyes de la naturaleza a los y a las que se han consagrado a la extinción de la especie y hecho un voto fatal a la sociedad en una edad en que no está permitido disponer de sus bienes, la sociedad bendecirá al soberano. Lo que puede suceder de más dichosos a los hombres es estar mandados por un gobierno filosófico. Un gobierno filosófico sabe que mientras más grandes progresos haga la razón entre sus súbditos, menos mal harán las disputas, las querellas teológicas, el entusiasmo y la superstición. Un gobierno filosófico sostendrá la religión que enseñe siempre una moral pura y muy útil 4 9'J 500 501 502 SOl El Defensor... lbid., p. 16. La Palanca, núm. 6, fdem. fbid., núm. 5, 30 de enero de 1827. La Palanca, en fbid., núm. 13, 27 de febrero de 1827. La Palanca, núm. 20, en !bid., núm. 18, 15 de marzo de 1827. 436 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS a los hombres, pero impedirá que se dispute sobre el dogma, porque estas disputas jamás habrán producido sino males».5().1 Muchos de estos principios ya habían sido tratados por otros papeles, en ellos se echa de ver la influencia ilustrada (Rousseau, Voltaire) y también del jansenismo, reiterando la «pureza» de la Iglesia. Contra La Palanca surgen otros ataques, como el de Francisco Semería Contra Palanca, palanca, haber (sic) rnál levanta más o sea, adición a la Palanca N.-15. 505 Todavía respecto al juramento de la Constitución. Sin embargo, El Defensor de la Religión es el más acérrimo contraatacante de las propuestas de La Palanca durante 1827y1828. El año de 1827 tiene un especial significado ya que le da un giro peculiar a la situación entre la Iglesia y el Estado. Los diezmos adquirieron mucha mayor importancia. En 1825, el gobierno de Jalisco exigió a la Iglesia el pago de contribución directa sobre sus capitales, lo cual disputó la Iglesia, apelando, como lo había hecho en 1824 en el caso del artículo 7o. de la Constitución estatal, algobierno de la Federación. Pero el Congreso Nacional había otorgado Otras de ellas son: «Ultrajaría a Dios y a los hombres aquel gobierno en el cual algunos ciudadanos pudiesen decir: el estado nos da todo y nosotros no le debemos sino oraciones. Si Lutero y Cal vino volvieran al mundo, harían tanto ruid<> como los escotistas y Jos tomistas ¿y por qué? porque vendrían en un tiempo en que los hombres comien7..an a ilustrarse. Sólo en tiempos de la barbarie se vieron hechiceros poseidos, reyes excomulgados y súbditos dispensados del juramento de fidelidad. La razón nos enseña que d soberano puede dejar subsistir algunos antiguos abusos así como también dejar que se decidan en Roma ciertos negocios que podrían muy bien decidirse en nuestra casa. Hay un convento inútil en todos los respectos al mundo y que sin embargo goza de tantos miles de pesos de renta. La razón demuestra que si se le diesen esos tantos miles de pesos a una buena porción de oficiales para que se casasen, habria resta buena porción de ciudadanos recompensados. Otra tanta porción de niñas establecidas y arrancadas a la moralidad, cuadriplicando el número de personas en lugar de un convento y de personas absolutamente inútiles. Los verdaderos filósofos no terúendo ningún interés particular no pueden hablar más que en favor de la razón y el interés público.La superstición es la que asesinó a Enrique 111 a Enrique IV, al Príncipe de Orange y a tantos otros, la superstición es el más horrible enemigo del género humano.No hay un solo ejemplo de turbaciones y de disensiones cuando el soberano ha sido dueño absoluto de toda la política eclesiástica. No hay más ejemplo de desórdenes y calamidades cuando los eclesiásticos no han estado sometidos al soberano». La Palanca, en ldem, núm. 32, mayo 4, 1827. Francisco Semería, Contra Palanca, palanca, ilaber (sic) cuál levanta más. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 1826. Col. Lafragua (1441). LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 437 los diezmos a los estados desde 1824. En 1827, varios estados disputaron el control efectivo de los diezmos a la Iglesia y en Jalisco se desató una nueva agitación. Se intensificó el enfrentamiento entre las autoridades civiles y el clero. A pesar de que lo económico había sido ya planteado en 1824 con el artículo 7o., éste nunca fue puesto en vigor. Además, había amenazado la jurisdicción eclesiástica a la vez que establecía el poder económico del Estado sobre la Iglesia. Esto había sido manejado por el clero para aclarar que era improcedente que el Estado fijara los gastos del culto. Tenía la obligación mas no la posibilidad de sufragar tales gastos. El Estado perdió este conflicto y posteriormente se desató el debate público que documentamos más arriba, a fin de clarificar el papel de la Iglesia ante la independencia nacional y en relación con el nuevo Estado basado en la soberanía popular. El pago de una contribución directa sobre los capitales de la Iglesia levantaba polémica, pero no significaba poner el clero a sueldo a disposición del Estado. Claramente se entreveían los intereses del Estado y de la Iglesia detrás de la lucha por los principios en los folletos y los periódicos, pero todavía no se ponía en peligro a ninguno de los dos. En 1826, a pesar de la campaña del clero, el gobernador Sánchez había podido imponer los derechos del gobierno en los nombramientos eclesiásticos, con aprobación de la legislatura. En el choque entre el gobierno y el clero, ambos seguían batallando por la adhesión de la ciudadanía. En 1827, se volvió a la cuestión económica con un arrojo muy amenazante para el clero, ya que el Estado pretendía controlar los diezmos con base en la legislación federal, técnicamente sin afectar ni la jurisdicción eclesiástica ni la parte de los diezmos que le correspondía. Para ese momento, en todo el país, era cada vez más urgente resolver el asunto del Patronato. Mientras que la extensión de la autoridad del gobierno civil se desconocía. En Jalisco, la situación reflejaba esta misma dinámica. Las bases religiosas y éticas del Estado quedaban indefinidas ante el pueblo, situación incongruente con un ejercicio efectivo de la soberanía, especialmente una «Soberanía popular».506 La Iglesia estaba muy vulnerable: sin dirección clara y sufriendo una continua disminución en el número de sacerdotes. Ante el so.. Este análisis es de Brian Connaughton, quien lo sustenta ampliamente en su libro multicitado, pp. 310-311. 438 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ataque del Estado en el asunto de los diezmos, ésta tenía que valerse de nuevos recursos. De nuevo apeló al nivel nacional y reclamó un concordato que precisa.r alos términos de su relación con el Estado y agilizara el nombramiento de un nuevo obispo. Ya se vio que en el transcurso de 1826, la preocupación eclesiástica giró en tomo del Patronato, el cual, de ser un tema de Estado se convirtió en un tema de polémica ideológica. El año de 1827 sobresale porque el 16 de febrero el estado de Jalisco suprimió el Tribunal de Haceduría, sustituyéndolo por una Junta de Diezmos. A través de este Tribunal, el Cabildo Eclesiástico administraba todo lo referente a los diezmos; esto, por supuesto, amenzó la jurisdicción y la solvencia económica del alto clero. La discusión al respecto se halla contenida en la colección de Decretos expedidos por la Legislatura de jalisco, suprimiendo el Tn'bunal de Haceduría de la Santa Iglesia de Guadalajara, representaciones que sobre esto ha hecho el V. Cabildo y contestaciones que han mediado entre esta corporación y el gobierno de aquel estado con algunas observaciones que merecen examinarse. 507 Aquí, el dictamen del gobierno argüía que los diezmos tenían su origen en la autoridad real, que era secular y no en la autoridad eclesiástica. El apelar a bulas pontificias y argumentos semejantes decía: «¿no merece la calificación de sediciosa? ¿Quién no ve en esta expresión la subversión de toda la obra social de los mexicanos?» El Congreso federal había declarado los diezmos bienes profanos, en consecuencia, debían ser administrados por el Estado. La abolición del tribunal, por consiguiente, era procedente con lo decidido por el Congreso Federal. El Cabildo, por supuesto, se quejó amargamente y se rehusó a ninguna innovación mientras no se resolviera la situación del Concordato. Además, ofrecía «abstenerse de sus derechos y sus obligaciones» con lo cual, Jalisco quedaría acéfalo en lo religioso.508 Se citará un folleto curioso llamado Contestación al Discurso del Seiior Huerta pronunciado en la sesión secreta del 15 de mayo del presente Sl1I 508 Méx.ico. Imprenta de Galván a cargo de Mariano Arévalo, 1827, y también la Representación elevada al Honorable Congreso del Estado de falisco por el Cabildo Eclesiástico co11 el fin de llacer revocar el Decreto N.-77 y Dictamen que abrió su comisión Espedal sobre este asunto. Imprenta de Sanromán, CongJ"eso del Estado, 1827. Cfr. ldem, p. 327. Connaughton ofrece Wl seguimiento detallado de esta disputa entre el Cabildo y el Gobierno del Estado a través de las Representacio11es ... y Defensas ... de ambos, así como otros folletos que defienden la posición de la Iglesia en su libro citado, pp. 327-338. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 439 mio de 1827,509 suscrito por un diputado y miembro de la comisión del Patronato que no daba su nombre. 510 La discusión giraba sobre el Patronato, el doctor Huerta estaba de acuerdo en que México ejerciera su poder por sf mismo y el que suscribe, defendía lo contrario. Explicaba que esta espinosa cuestión tenía su origen en Voltaire, «autor impío» quien decía que los dos obispos que se rehusaban a aceptar el Patronato sin la venia de la Silla Apostólica eran, lamentablemente, los dos hombres más vituosos del reino, sin embargo, Voltaire concluía que tal concesión seria «sumisión a una potencia extranjera». 511 De aquí procedía la discusión sobre la autoridad del papa, que en México se le llamaría «potencia extranjera», sobre la autoridad o gobierno de un país. Citaba un papel aparecido en Guadalajara: Calumnia sin Máscara, 512 del cual se habló en el capítulo anterior, donde se defiendía la autoridad del Papa sobre aquellos que habían jurado someterse a ella. Hablaba también de «el sabio periódico El Defensor de la Religión» que había prometido ocuparse de estos asuntos y esperaba su ayuda. Terminaba acusando a Huerta de masón y yorkino. Como recordaremos, el asunto del Patronato fue muchas veces tratado antes y después de la aparición de estos papeles y de hecho es una cuestión que no llega a resolverse durante el periodo de estudio. La aparición de El Defensor de la Religión, en 1827, «fue sintomática de la creciente conciencia del alto clero sobre la necesidad de precisar tanto la modalidad discursiva como la ubicación ゥョウエオ」ッセ@ de la Iglesia frente al Estado y a la sociedad».513 En otra parte nos hemos referido a su formato y a sus posibles autores. sio 31l 512 :;u Co11ttstació11 al Discurso del Se1ior Huerta pronunciado e11 la sesión secreta del 15 de mayo del preiente año de 1827. Imp. de Mariano Rodriguez, Guadalajara, 1827, Biblioteca de México, Col. Basave (2608). El citado «Señor Huertau es el doctor José de Jesús Huerta, diputado provincial de Guadalajara y redactor del «célebre pronunciamiento del 16 de junio de 1823». fue diputado en el congre&a constituyente e individuo de la comisión de cpnstitqción. En ese momento era diputado d e la Cámara de representantes y presidente de la Comisión del P11tronato. «Soumission a une puissance étrangére», en el texto. Ca/11111nia sin Máscara. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 1824, 24 pp. Aquf se pretende demostrar que son infundadas las calumnias dirigidas al clero jalisciense pues su actuación en la disputa sobre el artículo 7o. ha sido de reconciliación. Fondos Especiales. Mise. 16, BPE. Cfr. Connaughton, op. cit., p. 320. 440 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS Connaughton resalta algunas vertientes interesantes en sus contenidos: una de ellas es lo que el autor llama «espectáculo de horrores en que metódicamente desfilaban los desvaríos de los grandes genios del pensamiento europeo», que ya hemos entrevisto más arriba, otra vertiente seria la defensa de las cuestiones medulares de la ortodoxia católica: el patronato, la autoridad legislativa de la Iglesia y la existencia de Dios, la inmortalidad del alma y Ja revelación. Pero tal vez la más importante sea la que se aboca a subrayar el papel de la Iglesia como institución sacramental y legítima de la religiosidad católica: la confesión auricular, los impedimentos al matrimonio, la prohibición de libros e incluso, ya en 1828, hubo lugar para tratar algunos escándalos papales y orientar en el manejo de estos eventos: El Defensor no sólo indicaba la opinión ortodoxa en materia de teoría, temas y autores, sino que proveía las bases de un historicismo elemental -no nuevo por cierto- en que el católico mexicano podía contemplar los errores hechos por los católicos de antaño sin sentirse atado obligadamente a ellos. Los tiempos y las debilidades de los hombres podían explicar un desliz, mas la Iglesia como institución jamás podía contemplarse dentro de semejantes parámetros pedestres y temporales. Así se removía la Iglesia del mismo ojo crítico que tan afanosamente aplicaba a los pensadores contrarios tanto contemporáneos como anteriores.5 14 Sobre los diezmos, entre 1828 y 1829, publicó un extenso artículo sobre la Revolución Francesa y la constitución civil que se había querido imponer al clero francés. Hablaba de las confiscaciones que se le habían hecho a éste y declaraban que se quería destruir a la Iglesia, mientras que el gobierno con los bienes del clero había hecho una caja considerable con qué fomentar más y más la rebelión y para pagar los gastos de la revolución con «los despojos del altar, del sacerdocio y de los miembros sufridos de Jesucristo». Esto exponía al clero a ser juguete del pueblo, sometido a los caprichos de los legisladores o peor aún: a convertirse en «una tropa de asalariados y de mercenarios, los cuales no podían esperar otra cosa de una nación corrompida que caer pronto en la mayor indigencia y miseria».515 su 515 /bid., p. 322. El Defensor de la Religión, t. 11, núm. 97, p. 388, diciembre, 1828. Cfr. /dem., p. 341. LA DISPUTA POR LAS CONClENCIAS 441 Sobre el Patronato, llegó a expresar que el Congreso no tenía derecho alguno para legislar sobre él sin un acuerdo previo con la Santa Sede, declaración que le causó ser acusado por Cipriano del Castillo en la ciudad de México. El pleito se ventiló en las páginas del Águila Mexicana. 516 Ya en 1829, El Defensor describía en tono derrotista la situación de la Iglesia en México: incomunicación con el papa, el avance del pensamiento anticlerical y el estancamiento del asunto del Patronato por falta de instrucciones de parte del gobierno federal, dejaba a la Iglesia sin dirección y con una falta de ministros bastante significativa. El Defensor también marcaba otros limites: el alejamiento de la Iglesia de un discurso más popular y por tanto, de un amplio espectro de la población. El mismo Iguiniz dice que sus ejemplares «están escritos en forma bastante elevada y en estilo demasiado severo, como se juzgaba que lo exigía la gravedad en la materia, por lo que parecen destinados a personas versadas en asuntos teológicos y canónicos».517 Evidentemente dirigido a la élite intelectual de su tiempo, El Defensor fue uno de los órganos más impotantes de los años veinte. En 1831 Guadalajara recibió a su primer obispo nombrado después de la Independencia: José Miguel Gordoa. La Gaceta del Go. biemo así lo expresa: Alegre, feliz la Iglesia santa de la Federación, pues ha logrado que el sucesor de Pedro le haya dado prelado de piedad y virtud santa. Su ilustración, su patriotismo ardiente, iris de paz serán de consuelo en grey mexicana que ferviente unión de sentimiento pide al cielo.518 El obispo no duró mucho, sin embargo, murió el 12 de junio de 1832. En el transcurso de su ejercicio no llegó a ver mayores confrontaciones entre la Iglesia y el Estado. Los años de 1831 y 1832 dieron a la luz algunos documentos: Pedro Espinosa escribiría sobre los diezmos recalcando que la Iglesia era el legítimo propietario, que incluso los diezmos no alcanzaS1b 517 SIS Águila Mexica11a, mayo 9, 1827, suplemento 129. Cfr. Ann Sta ples, op. cit., p. 54. Juan B. lguíniz, El periodisn10 en Guadalajnra 1811-1917. T. 1. U de G, Biblioteca Jalisciense, Guadalajara, 1955, p . 48. Gaceta del Gobierno, 17 de junio de 1831. Cit. en Muriá, Historia de Jalisco, t. n, p. 513. 442 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ban para completar los gastos de las parroquias y que, en todo caso, se podía llegar a una revisión de los aranceles en un ambiente de cooperación entre la Iglesia y el Estado. No se podía esperar que el Estado afrontara los gastos del clero, decfa, puesto que Jalisco ni siquiera tenía dinero para afrontar sus propias necesidades.519 Este carácter prevaleció en los impresos siguientes, es de notarse la propuesta de «Cooperación» entre Iglesia y gobierno que luego volvería a repetirse. Parecería que a partir de este momento, la Iglesia se sentiría más protegida bajo el gobierno moderado de Bustamante. Un conjunto de folletos de ese año causaron polémica abordando el problema de los diezmos y el patronato, uno de ellos era: Cañón de a treinta y seis contra el rastrero buscapiés,sio donde se instaba a destruir la Junta de Diezmos y devolver al Cabildo el control de los mismos. Incluía tablas con números pormenorizados de todos los rubros de los recogedores de impuestos de diversas partes del Estado, llegando a la conclusión de que la administración hecha por la Iglesia había sido la adecuada. Asimismo, echaba por tierra la acusación de que los canónigos designaban a sus parientes para recoger los diezmos, probaba documentalmente que esos parientes o estaban muertos o no habían nacido. La misma temática se abordó en Un Cañonsito (sic) de a tres contra el mismo Buscapiés521 ambos eran respuesta a los folletos Aviso Interesante al público y Buscapiés a trece diputados, el iniciador de esta polémica. En este Cañoncito ... se defendía la propuesta del diputado Lino Fregoso de restituir los diezmos a la Iglesia. Probaba su origen eclesiástico y su legitimidad. Posteriormente el mismo autor sacó a la luz Después de uno dos tres, no ha prendido el Buscapiés,522 donde sostenía un poder legislativo ecle519 Slll 521 522 Son dos folletos: Contestación del Comisionado por el venerable cabildo de G11adalajara a las observaciones de los del Honorable Congreso de Zacatecas sobre administración de diezmos. Guadalajara, 1831, of. de Dionisio Rodríguez y su /nfonne quee/ Dr... como individuo de la Comisión del Venerable Cabildo Eclesiástico de Guadalajara presentó en la primera conferen cia con la del Honorable Congreso del Estado de jalisco, nombrada para tratar con aquella sobre reforma de aranceles. Imprenta de Galván, México, 1831. Cfr. Connaughton, op. cit., pp. 348-349. Cañón de a treinta y seis contra el rastrero buscapiés. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 1831. Cfr. ldem, p . 350. Un Ca1ionsito de a tres contra el mismo buscapiés. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 1831, 8 pp. Col. La.fragua (1404). Mise. 145, llPE. Después de uno dos tres no Iza prendido el Buscapiés. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 1831. ldem. y Mise. 145, BPE. LA DISPlJfA POR LAS CONCIENCIAS 443 ;iástico independiente de la potestad civil. Por tanto, no podía ::¡uitársele la repartición de diezmos. De lo que se trataba ahora era :le derogar la ley que permitía la existencia de la Junta Directiva de Diezmos, a cargo del Estado y restituir la facultad de recogerlos al :::abildo. Otro de ellos fue Es hablar contra razón atacar la religión523 ::¡ue comenzaba con unos versitos: «Jamás sabrá discutir en punto :ie religión quien no sabe discernir lo que es sobre la razón» reiterando lo dicho por otros muchos: el sacerdocio fue establecido por セi@ mismo Dios, no servía al cuerpo de la nación sino al culto divino, de nuevo se reiteró la afirmación de que la Iglesia era una sociedad independiente de la civil y como sociedad, tenía todos los poderes precisos e indispensables para su conservación, de aquí el derecho de imponer a los fieles contribuciones que forman las rentas eclesiásticas y que nada tenían que ver con la sociedad civil y por tanto esta última no tenia por qué administrarlas. Los eclesiásticos no eran empleados de la Nación sino de la Iglesia y a ella tocaba pagarles, sólo que en su carácter de civiles desempeñaran empleos. Y el último de esta serie: Ni al derecho ni al revés ni por esta última vez prender pudo el buscapiés, 524 que comenzaba «Triste siglo XIX cómo estás de religión, el filósofo se atreve a cifrarla en su pasión que es la única que le mueve». Como había afirmado Pedro Espinosa, reiteraba que las rentas del Estado no alcanzaban ni para sus propios gastos, mucho menos para los del clero. El Buscapiés había dicho que en Guadalajara había abundancia de lujosos templos y costosos ornamentos y ministros muy poco ocupados, el Cañón respondía que ésas habían sido donaciones de los fieles que no provenían de los diezmos y eran necesarias al decoro de la Iglesia. El Buscapiés hablaba de las dobles contribuciones y los cargos por confesión, a lo que el Cañón contestaba que ésas eran ayudas que daba la gente a los curas que viajaban a confesar lejos, pero si la gente iba a la cabecera, no les cobraban nada. Un tercero entró en la discusión, se trataba del autor de Respuestas de un jalisciense al preguntón zacatecano, 515 quien apelaba a un equilibrio entre la autoridad de la Iglesia y la Sll 515 Es hablar contra razón, atacar In religión. Imp. Dionisio Rodríguez, Cuadalajara. 1831. ldem. Ni ni derecho ni ni revés ni por esta última vez prender pudo el buscapiés. Imp. de Dionisio Rodriguez, Cuadalajara, 1831, Mi.se. 145, BPE. Respuestas de un jalisciense al preguntón zacatecano. Imp. de Manuel Brambila, Guadalajara, 1831, /dem. 444 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS del Estado, citando a Bossuet. Concluía que de una apropiada co-. operación entre las dos potestades, que zanjara el conflicto, provendría la fortaleza del México independiente. La cooperación no habría de llegar. En los años siguientes, la disputa se volvería más encarnizada que nunca. La disputa fina l. Triunfo del Tirador Lamentablemente, no se tiene noticia de ningún folleto o artículo donde se exprese la opinión de los anticlericales en 1832, probablemente por la censura más fuerte que nunca que se ejerció ese año. Hasta el año siguiente aparecieron más papeles, cuando la discusión se volvería álgida de nuevo, debido a la Ley de Hacienda promulgada por el gobernador Pedro Támez, en 1833, la cual modificaba la recaudación de algunas rentas eclesiásticas, imponiendo algunos impuestos sobre procesiones, repiques de campanas y otros actos eclesiásticos. La Iglesia expresó su descontento en varios documentos oficiales como por ejemplo Del Cabildo Eclesiástico al Congreso del Estado de Jalisco526 y Para el Gobernador de San Luis Potosí del Cabildo Eclesiástico de Guadalajara, 527 éste abundaba sobre la disciplina y el dogma, defendiendo la intemporalidad de la Iglesia contra la temporalidad del Gobierno civil. Aseguraba que la Iglesia no pretendía intervenir en los asuntos de éste y por eso pedía que a su vez, el gobierno no intervinieraen asuntos de la Iglesia. Representación del V. Cabildo de Guadalajara al Ecsmo. Sr. Presidente de los Estados Unidos Mexicanos,52B donde se atacaba al Patronato, el cual exigiría que el clero estuviera separado de la Iglesia de Roma y que «no cumpla con sus sagrados deberes» ¿Pretendía acaso México romper relaciones con el Vaticano?, se preguntaba el autor con gran terror, sin poderse dar respuesta. La Representación de los señores curas y venerable clero secular y regular residentes en Guadalajara セRW@ s:za Del Cabildo Eclesiástico al Congreso del Estado de falisco. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 25 de abril de 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Para el Gobernador de San Luis Potosí del Cabildo Eclesiástico de C11adalajara. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara 24 de mayo de 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Represe11tació11 del V. Cabildo de Cuadalajnra al Ecsmo. Sr. Preside11te de los Estados U11idos Mexicanos. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara 30 de mayo de 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 445 al E. Sr. Presidente de la República Mejicana D. Antonio López de Santa Amia,529 también protestaba contra la ley citada. Posteriormente, se promulgó el famoso decreto 525, sobre fincas pertenecientes a manos muertas, contra el cual también el clero protestó airadamente a finales del año en escritos como éste: Exposición del gobierno eclesiástico de Guadalajara al supremo del Estado sobre la Ley de fincas pertene11cientes a manos n111ertas530 o bien Representación del Sr. Vicario Capitular de esta diócesis pidiendo la derogación del Decreto 11.-525. Dictamen que sobre esto extendió la comisión respectiva del Honorable Congreso del Estado. 531 Aparecieron entonces, por parte de los ciudadanos, folletos seriados como Patronato en la Nación 532 y El Censor del Siglo XIX, a SlO 5)1 Sl2 Representación de los seiiorcs c11ras y venerable clero secular y regular residentes en Guadalajarn al E. Sr. presidente de la República Mejicana D. Antonio López de Santa Anna. Imprenta de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, mayo 30, 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado. Miscelánea Mexicana. Diego Aranda. Exposición del gobierno eclesiástico de Guadalajara al supremo del Estado sobre la Ley de fincas perte11ccientes a manos muertas. Imprenta a cargo de Joaquín Navarro, Guadalajara 19 de diciembre de 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Diego Aranda. Representació11 del Sr. Vicario Capitular de esta diócesis, pidiendo la derogació11 del Decreto N.-525. Dictamen que sobre esto exte11dió la comisión respectiva del Honorable Congreso del Estado. Imprenta a cargo de Joaquln Navarro, Guadalajara, 19 de diciembre de 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Patronato en la Nación fue publicado, en dos ocasiones, seriado. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 1833, núm. 1, 8 pp. y núm. 2, 6 p. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Este fue reimpreso luego en México, en 1835 en la Imp. de Galván, Biblioteca de México. Col. Basave 2608, con una introducción: «1833, cuando las Cámaras de la Unión trataban de transformarlo todo, sin perdona.r a lo más sagrado ni a Ja misma divina religión. Felizmente se ha restablecido el orden y tenemos unos legisladores sabios que jamás confundirán los derechos de la Iglesia con los civiles, ni darán al César lo debido a Dios. Mas como los aprendices de protestantes no cesan de hacer los mejores esfuerzos para extraviar la opinión y seducir a los incautos, me ha parecido conveniente reimprimir este cuaderno en el que se exponen algunos セ・@ los argumentos que se han alegado por los defensores de la Iglesia rebatiendo a los novadores de nuestros días que pretenden extender más allá de lo justo la.s facultades de las autoridades civiles y confundir los derechos esenciales a la sobera.rúa los privilegios que la Silla apostólica habla concedido al Rey de Espadas». Este folleto es atribuido a Pedro Espinosa. No abundaremos en él puesto que es una defensa de los derechos de la Iglesia, sin incluir otros argumentos de los anticatólicos. Para ver los contenidos de estos, Cfr. Connaughton, op. cit., pp. 374-375. 446 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIA! través del cual conocemos los contenidos de El Siglo XIX, a fines de 1833 y principios de 1834, así como periódicos como El Tennómetrc de la Revolución de Pedro Támez, que provocaría de nuevo la ira de El Defensor de la Religión. El periódico El Siglo XIX fue denostado por las publicaciones defensoras de la Iglesia en numerosas ocasiones. Gracias a ellas se tiene idea de sus contenidos el día de hoy. El Defensor de la Religión, por ejemplo, dice: En los últimos números del Siglo XIX, periódico que se publica en esta capital los lunes y los jueves, después de calumniar atrozmente al cabildo eclesiástico y a todo el clero, se estamparon herejes manifiestos contra el culto público y la veneración de las imágenes y también se incita al cisma.5" De hecho, la existencia del antirreligioso periódico dio pie a la publicación del folleto seriado El Censor del Siglo XIX, 534 cuya finalidad exclusiva era criticarlo. El autor de este ú ltimo defendía los diezmos, mientras que el periódico se dedicó a atacarlos. El número 1 había hecho burla de los editores del periódico por su intento de despreciar el saber de los teólogos, asociándolos con un tipo de foro y de letra impresa. Tachaba a los editores de ignorantes y de maldispuestos a la Iglesia. En el número 2, se les recordaban los servicios que había prestado el clero en el pasado, incluso en la ciudad de Guadalajara Cuántas veces, yo lo sé bien, me he informado escrupulosamente, y tengo datos que podría presentar al público, cuántas veces han apartado Jos eclesiásticos el puñal que dirigía infaliblemente al corazón de estos filósofos que el pueblo aborrece por sus descaradas maldades y blasfemias contra la religión ¿y estos son los eclesiásticos enemigos del pueblo, los canónigos rabiosos y con los que no puede haber seguridad? ¡Ingratos editores del Siglo XIX! ¿Es este el clero que pretendeis aniquilar? Les reprochaba a los autores el que nunca hubieran peleado por la patria ni nunca hubieran dado dinero por la causa, porque eran El Defensor de la Religión, t. rv, núm. 28, p. 156, 22 de febrero de 1833. El Censor del Siglo XIX. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana (2 números), 30 de abril de 1833 y 15 de mayo del mismo año. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 447 «raspas» y payasos que «mientras que el señó amito anda en peligro, se ocupa de hacer machincuecas en el suelo». Proseguían negando que el clero fuera rico y decían que en realidad padecía de una generalizada pobreza, incluso el obispo, los canónigos y los curas párrocos. En todo caso, más valía que el clero tuviera el dinero, porque tarde o temprano caía en manos de los pobres. En un post-scriphm1, critica el número 14 de la publicación de escribir herejías contra Jesucristo al cuestionar la santidad de la Iglesia católica. Rentas Eclesiásticas535 fue la contestación a los números 88 y 89 del periódico publicado en México, El Fénix, pero también impugnaba al tapatío El Siglo XIX en su número cinco. Era también una defensa de los bienes de la Iglesia, con multitud de citas de autores cristianos, criticando a Voltaire. Al parecer, en El Fénix número 89 se incluía un discurso sobre el derecho de propiedad infiriendo que la nación podía apropiarse de los bienes del clero. El autor defendía a capa y espada el derecho a la propiedad de la Iglesia. Defendía también su influencia en los asuntos temporales y la facultad de normar sus leyes fundamentales. En el número 5 de El Siglo XIX se hablaba de los campesinos, a los que se obligaba a dar diezmos. La Iglesia les debía entonces algo. Su detractor aseguraba por su parte que no debía creerse a los reformadores que supuestamente sólo buscaban la purificación de la re ligión, el socorro para los necesitados, la protección de los agricultores y la solución de los apuros nacionales. Si esto quisieran, propondrían la disminución de empleos públicos escandalosamente multiplicados, habrían propuesto medidas eficaces para que, adoptadas por la autoridad, el comercio extranjero no fuese con perjuicio de nuestros artesanos y comerciantes arruinados. «Si tuvieran tantos deseos de que volviésemos a los tiempos apostólicos, habrían ya enajenado su hacienda y puesto su precio a los pies de los obispos como lo hacían los fieles de los primitivos tiempos». El autor incluía a manera de epilogo la doctrina católica sobre el matrimonio, para hacer quedar mal a algunos autores que habían escrito al respecto. En el periódico no se hizo esperar una respuesta a este folleto, la cual lamentablemente desconocemos. Sólo se hizo alusión a ella en un folleto subsiguiente que a su vez apareció como respuesta: m Rentas Eclesiásticas. Imprenta de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 15 de abril de 1833, 8 pp. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexkana. 448 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS Contestación a los EE del Siglo XfX,536 la cual pretendía responder «al necio según su necedad», haciéndosela conocer para que no se imaginara falsamente que era sabio. Les llamaban incluso «Los salomones del siglo XIX». Las respuestas y contrarrespuestas de El Siglo XIX y de los defensores de Rwtas Eclesiásticas abundaron en esos meses. La discusión era en tomo a detalles: si uno dijo que el folleto tenia sólo dos pliegos, el otro responde que «el ropaje no importa». Abundaban citas de los santos padres, volvían al artículo donde los del Siglo XIX llamaban a los diezmos «despojo a los campesinos», cuestionando esa denominación, ya que era un pago que los campesinos hacen por piedad. Se extendió una protesta airada a las rentas que quería imponerle el gobierno a los clérigos, a las funciones religiosas y a los repiques de campanas. ¿Por qué se querría gravar las testamentarías de los clérigos con quince por ciento mientras que las de los seculares sólo se gravaban con cinco? Esperaban que la ilustración les viniera de los editores del famoso Siglo. No eran los únicos, otras cuestiones se presentaron en Nuevas Preguntas a los EE del Siglo XlX,537 seguían criticando a los editores, que continuaban publicando injurias contra los eclesiásticos. Ese número contenía un artículo que llevaba el agresivo título de «O nos matan o los matamos». Informando también que por sus ataques «Los canónigos de esta capital han sido atacados de la terrible enfermedad del mal de la rabia... que es peculiar de los perros, lobos y coyotes.» Mientras que en el número 12 se dirigían a los canónigos como sigue: «Amigos canónigos, gozad en buena hora de lo que la piedad de los reyes y particulares finados os quiso dejar de grado. Si fuéramos el Congreso, ya la cuestión estaría concluida, no existiríais ya». Aquí mismo aseguraban que los únicos que podían poner impedimentos al matrimonio eran las autoridades civiles. En el folleto, se acusaba al impío periódico de querer descatolizar a la nación y de seguir los preceptos de Voltaire. También se le impugnaba por reproducir ciertas consideraciones protestantes contra las imágenes. 537 Qmtestad611 a los EE del Siglo XIX. Imprenta de Dionisio Rodríguez, Guadalajaイセ@ 16 de abril de 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Nuevas Preguntas a los EE del Siglo XIX. Imprenta d e Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 10 d e mayo de 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 449 El Segundo Azote a los Embusteros538 fue propinado al Siglo XlX por El que no es canónigo ni piensa serlo, siguiendo a un primer Azote 539 contra la Gaceta del Gobierno, donde se injuriaba al presbítero Andrés López, quien había atado a la ilustración y al liberalismo. El primer Azote impugnaba a la Gaceta donde se reconocían «los vivos deseos que tenéis que desaparezca el dogma de la autoridad soberana de la Iglesia», mientras que el segundo Azote, contra El Siglo XlX, que denunciaba a un catedrático que subió al púlpito de la catedral el día de la Ascención y declaró que era herético, dicho periódico así como sus editores. El que no es canónigo los desmiente, ya que el predicador nunca mencionó el nombre de las publicaciones, sólo dijo que en los últimos días se habían publicado herejías que no se publicaron en los libros de Lutero y Calvino. El Siglo XIX acusaba al presbítero (probablemente el mismo Andrés López, mencionado más arriba) de ir borracho a dar la misa y de predicar cuando había muchachas jóvenes. El autor de los inflamados folletos concluía con desprecio: «Ustedes no tienen obligación de restituir en su malhadado periódico la fama y el honor que quiten, porque ya todos saben que no hay renglón en él que no venga sazonado con la impostura». Seguía un epílogo dedicado «Al liberal sin vocación», donde con un lenguaje mucho más agresivo, arremetía en su contra según lo dicho por ése en un artículo titulado «En las calles preguntando y en los templos predicando». Vaya un papel de a cuartilla a la insolente gavilla540 fue otro folleto que atacaba a El Siglo XIX. Su autor, El Azotado Cantor, decía ser cantor de la catedral. Flagelado, y a fuerza de azotes, juró no volver a escribir en contra del «santísimo Siglo XIX» De nuevo acometía, llamando a los artículos «proposiciones heréticas, doctrinas perversísimas». Hacia escarnio de los editores del periódico diciendo: El domingo inmediato después del corpus, vuelve a predicar en la Catedral el padrecito del Día de la Asención, el coco del presente siglo: se participa a las lindas muchachas, a las octagenarias y a cier- 539 El que no es canónigo ni piensa serlo. El Segundo Azote a los Embusteros. Imprenta de Dionisio Rodriguez, Guadalajara, 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Idem. Azote a los Embusteros. Imp. de Dionisio Rodriguez, Guadalajara, 11 de abril de 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. El Azotado Cantor. Vaya un papel de a cuartilla a la insolente gaví//a. lmprenta de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. 450 LA DISPl.JI'A POR LAS CONCIENCIAS tos señores editores para que concurran por si o por apoderado explorador a oir... la palabra de Dios. A los necios impostores del siglo decimonono responde un cantor a tono.541 Esta fue la respuesta del Cantor al número 11 del periódico en donde los redactores se burlaban de los canónigos «que han vuelto un cantor de su coro en teólogo». También atacaban al folleto El Censor del Siglo XIX y lo calificaban como «digno de colocarse entre las novenas y otros escritos de aparecidos». El contraataque del Cantor incluia desde faltas de ortografía y redacción hasta defensa de las ideas que El Siglo XIX atacaba, como la adoración de imágenes y el postrarse en la Iglesia. {Una vez más, prueba de la existencia de ideas jansenistas.) Al son de un despescuezado hay otros eu el Estado. Notición descomunal. Una palabra del Cantor>'2 era otro de los folletos que criticaban el número 14, donde se pretendía, entre otras cosas, «tentar a las monjas, convertir a Jesucristo en el Diablo y otras lindezas». El autor instaba a cada uno, como cristiano, a combatir por todos los . medios ese periódico impío. En Otro tajo de un cantor al siglo reformador, 543 de nuevo El Cantor atacaba a los editores del impío periódico, después de que éstos habían contestado a pasados escritos «con insultos sin ton ni son». Los acusaba: «Si ustedes redactan ese periódico {hasta ahora tan cáustico) por ser útiles a su patria, ¿por qué no dirigen sus invectivas a tantos vicios de que infortunadamente se ve plagado nuestro suelo?» Calificaba de «horrendos» a periódicos de México como El Demócrata, El Fénix y La.Aurora de Puebla y los impugnadores de ellos: La Antorcha y «los de Guadalajara». Al parecer El Siglo XIX llegó a hacer las paces con El Cantor a la altura del número 12, prometiendo volver a sus asuntos de política. Dijeron: Sil >ll セャ@ Un Cantor. A los necios impostores del siglo decimonono responde 1111 cantor a tono. lmprenta de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Al S-011 de 11n despescuezado l111y otros en el estado. Notició11 descom1111al. Una palabra del Cantor. Guadalajara, 1833. Imprenta de Dionisio Rodríguez. Hemeroteca Nacional. Fondo Reservado. Miscelánea Mexicana. El Cantor. Otro tajo de un ca11tor al siglo reformador. Imprenta de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 451 Alabemos a Dios nuestro Señor que se ha dignado poner término a las discusiones sobre bienes raíces... nosotros no provocaremos más la cólera reli&,osa del Cantor. Entramos en receso y vamos a proseguir nuestras cuestiones políticas sin incomodar a nadie.. por nuestra parte, el armisticio se firma ahora: haced vuestros cumplimientos al filósofo, esto es, al Cantor, al escritorazo... Otra puya a los del S. X/X544 es el folleto donde se descubrió la identidad del Cantor, nada menos que el Padre Covarrubias, el famoso Tepehuaje que había armado la controversia con la Cuña en la década anterior. El Siglo XIX, en días pasados, había defendido el nuevo impuesto cobrado a los sacerdotes por repique de campanas ante el folleto dado a la luz por los canónigos atacándolo. El periódico discutía además en sus páginas puntos como el ayuno en los primeros tiempos de la Iglesia y el proceso de votación para elegir a los obispos. Lo cual el autor del presente folleto refutaba citando las virtudes teologales mezcladas con ironías y ourlas: «¡Oh ingenios sublimes, talentos hondísimos! ¡Loor eterno al estado de Jalisco, que tiene la gloria de contar entre sus hijos hombres tan sabiondos!. .. Merecen VV por su habilidad ser diputados del H. Congreso del Estado ... Salomón era un mentecato en comparación con estos sabios» para concluir en un reto mayor: Demuestren ustedes que la Iglesia de Dios no es una verdadera sociedad soberana e independiente en su línea, sino una simple hermandad o cofradia de devoción supererogatoria enteramente sujeta a la inspección y leyes de los gobiernos políticos, en cuyos territorios se haya extendido. Ya con eso tiene VV demostrado que la «existencia de» esa corporación o reunión de hombres organizados con su constitución particular depende absolutamente del ·consentimiento del soberano. Otro folleto que se ocupó del mismo tema es el llamado Dogma y Disciplina,545 donde se defiendía a la Iglesia de los ataques del mismo periódico en donde se inmiscuyeron en el dogma y disciplina de la Iglesia impugnando también la adoración de los santos y la Otra puya a los del Siglo XIX. Imprenta de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 22 de mayo de 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Dogma y Disciplina. Imprenta de Dionisio Rodriguez, Guadalajara, 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. 452 LA DISPlITA POR LAS CONOENOAS lectura de la Biblia en latin. Sugería que los editores de El Siglo XJX pertenecían a la Legislatura estatal o al Tribunal de Justicia. El abuso destruiremos pero nunca dejaremos de ultrajar la religión546 era un folleto firmado por Juan Suárez. Este autor fue atacado por los editores de El Siglo XIX cuando daba un discurso, por lo cual セ@ contraataca al periódico, comparándolo con las otras publicaciones . antirreµgiosas de México que más arriba mencionábamos, como El : Demócrata, El Fénix, La Columna y La Aurora de Puebla. <<Se empeñan セ@ sus autores en desacreditar la conducta del Cabildo y clero mexica- ¡ no, envidiosos del buen concepto que en todo tiempo han disfrutado...». Terminaba con una alocución a los habitantes de Jalisco: Y vosotros, habitantes del estado de Jalisco ¡conoced a los que se ; meten a instruiros e introducir entre vosotros ideas sanas! ¡Conoced j a estos charlatanes que creyéndose sabios, toman el oficio de maes- : tros y tienen la osadía de hablar con tanta presunción como si entre ; · los jaliscienses no hubiera libros, talento ni literatura! Se han reproducido aqui muchas partes de esta polémica, aunque ·: algunas de ellas se antojan repetitivas, sin embargo nos ha pared· Í do de valor el estilo satírico y burlesco utilizado en ellas, así como ·J la manía de refutar detalles que resultan sin importancia, volvien. j do las discusiones algo fútil y sin sentido. Los argumentos de ー・ウッ セ@ en realidad son pocos en uno y otro sentido: la defensa de los diez. 5 mos, la comprobación de que la Iglesia es una potestad por sí mi.f. ,f ma, los ataques a detalles de dogma y disciplina provenientes dti los seguidores de las doctrinas jansenistas que rayaban en ・ャ セ@ protestantismo ...Quisimos hacer notar al lector la manía de repetir l una y o tra vez, la tendencia a rodear a estos argumentos con:t discusiones bizantinas y la capacidad de ironizar e insultar de-í todos estos autores, probando la virulencia y la pasión que des-l pertaron esos temas en la sociedad tapatía. . )¡:i El Siglo XIX no fue el único en atacar a la Iglesia en 1833. Ta ·, bién lo hizo la Gaceta del Gobierno. Se conocen los contenidos de Qセ@ ataques a través de los folletos defensores, como por ejemplo Hi · ᄋ セ@ Sl6 Juan Suárez. El abuso destmiremos pero nunca dejaremos de atacar la nligi6n. · prenta d.e Dionisio Rodr!guez, Guadalajara, 1833. Hemeroteca Nacional, pセ@ do Reservado, Miscelánea Mexicana. ---...セ@ M セ@ セ@ :I 453 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS bien los predicadores y confundan la impiedad, セ dirigido contra el artículo de la Gaceta llamado «Sedición». El folletista expresaba inW@ dignado que a pesar de no admirarse de los contenidos de periódicos y folletos antirreligiosos, era distinto ver estos mismos contenidos en el periódico del gobierno, donde se calumniaba atrozmente a la autoridad eclesiástica, se combatía a los predicadores y se publicaban doctrinas contrarias al d ogma católico. Este argumento sin duda es notable, probando que el Gobierno era ya descarado en su ataque a la Iglesia, a diferencia de aftos anteriores cu ando en los periód icos oficiales y semi oficiales se hacían solamente referencias indirectas. Proseguía el autor afirmando que si los sacerdotes eran ciudad anos que se sometían a la autoridad del Gobierno era improcedente que se les atacara en el periódico oficial. El Gobierno no debía ofenderse por las enseñanzas d el clero, que lejos de ser sediciosas, eran el medio más a propósito para establecer la paz que quieren destruir los espíritus inquietos y turbulentos, para consolidar la obediencia a las autoridades y conservar el bien de un estado que sólo puede ser feliz bajo la sombra benéfica de la única religión verdadera que existe sobre la tierra. Un Quidam hizo respecto al mismo articulo de Ja Gaceta, su: Contestación a los enemigos de los ーイ・、ゥ」。ッセ@ En él respondió a los números del 23 de enero y del 2 de abril de 1833. Los de la Gaceta hablaban de «respetables autoridades como Voltaire y Rousseau » encendiendo asi el ánimo d el atacante que se lanzó contra Voltaire. Defendía también el dogma de la supremacía e independencia de ambas potestades. Llamaba a los redactores de la Gaceta, si no herejes, sí ignorantes al decir: «La distinción de una potencia temporal y otra espiritual es un absurdo palpable. No puede ni debe haber más que una y única jurisdicción». El rijoso contestaba que el Congreso no puede dar absoluciones ni enseñar la doctrina cristiana. Hab/e11 los predicadores y conf1111dan la impiedad. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 1833. Un Quidam. Contt!st11ció11 a los enemigos de los predicadores. Imprenta de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 8 de abril de 1833. HemeToteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. 454 LA DISPlJfA POR LAS CONOENCJAS Este Quidam vuelve al ataque con un Consejo prudente a los SS. EE. de la Gacetas.¡9 en su edición del 25 de enero de 1833. En ella, la Cace.ta se quejaba de los sacerdotes que hablaban contra el liberalismo en el púlpito. El contestador les sugería acusar a dichos curas con las autoridades superiores de la Iglesia. Sin embargo, era obligación de los curas atacar el ·fµosofismo «el hombre religioso, el virtuoso, el verdaderamente cristiano es a quien llaman fanático los que no han leído más que a Voltaire, a Rousseau y otros escritores de ese jaez». El periódico se quejaba de que los protestantes no pcr dfan manifestarse porque se los impedía la Constitución y, refiréndose a los predicadores, los acusaba de «querer esclavizarnos nuevamente, consignando a los héroes de nuestra independencia con los horribles títulos de innovadores, ambiciosos, impíos y sanguinarios», a lo que el autor del Consejo respondía que los predicadores sólo pretendian defender los principios de la Iglesia. Acusaba a los editores de la Gaceta de querer meterse «Con lo que es de Dios». Día de amargos desengaños, o sea triunfo de nuestra religión550 era un escrito triunfal, como su nombre lo indica'. A pesar de los muchos ataques que había sufrido la religión en Guadalajara Hᆱョ・ァセイ@ que en Guadalajara ha tenido enemigos la religión equivaldría a tanto como no haber leído un solo .papel púl:>licc»>), veia llegar el' momento de una tregua, ya que no creía que la ley del Patronato · · fuera sancionada dada la religiosidad de Santa Anna. Y finalmente, Ahí va ese tiro sin puntería, si a alguno descalabra no es culpa mía, 551 que atacaba al gobernador Támez, a propósito de las leyes contra la Iglesia, con los siguientes versos: . Atinque el gobernador no sea Polar, tomar lo que es ajeno es hurtar: y si el dueño es Iglesia o Colegio, 550 Un Quidam. Consejo prudente a los SS. EE. de la Gaceta. Imprenta de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 26 de febrero de 1833. Hemeroteca Nacional. Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Día de amargos desengarios, o sea triunfo de n11estra religión. Imprenta de Dionisio Rodríguez, Guadalajara 7 de junio de 1833. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. Ahí va ese tiro sin p1111tería, si a alguno descalabra no es c11lpa mía. Imprenta a cargo de Teodosio Cruz-Aedo, Guadalajara, 1834. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. LA DISPlJTA POR LAS CONCIENCIAS 455 sobre ser robo es sacrilegio. Decir que esta raspa no es impía es robo, es sacrilegio, es herejía. A éste le siguió otro del mismo autor: El Tirador, llamado Respuesta del Tirador a su Chusco anotador.552 El Chusco Anotador en cuestión había articulado una defensa al gobernador, con lo que se ganó en el segundo papel del tirador el apóstrofe de Polar, de «mono que aunque se vista de estudiante se ha de quedar lo mismo que era antes». El Tirador se pronunciaba contra la venta de los bienes de la Iglesia ya que quitar a la Iglesia sus bienes era robo y sacrilegio. Con ese robo eran ofendidos los santos del cielo, al contravenir, entre otras cosas, la voluntad de los muertos. Pedro Támez había tomado el gobierno el 1 de marzo de 1833, pero la situación se iba poniendo tan difícil que era dudoso que siguiera en el poder. En este contexto, salió a la luz el Segundo juicio al sermón del padre resignacíón,553 escrito en verso, donde se recordaba a los hombres tendenciosamente, que la religión era lo más sagrado y que cuando el cólera llegaba a sus casas, hasta los más impíos se postraban. Afirmaba, en un gesto artero y desesperado, que la terrible epidemia que asolara a Guadalajara el año anterior no había sido más que el resultado de las blasfemias de los enemigos de la Iglesia. El otro papel encontrado de 1834 giraba como los demás, en tomo al decreto 525: Basta un ranchero de Lagos contra los descamisados, o sea, diálogo entre Justo y nana Concha y el ciudadano Guante pイゥ・エッN U セ@ La relación entre la Iglesia y el Estado se había puesto aún más tirante debido a la promulgación, en abril de 1834, de una ley que repetía la de diciembre de 1833, la cual ordenaba «proveer en propiedad todos los curatos vacantes y que vacaren en la república en individuos del clero secular», como si el gobierno ejerciera libremente el Patronato.555 Se concedía a la jerarquía 'eclesiástica 48 horas para que dieran a conocer sus intenciones de si iban o no a acatar m m ss. 555 El Tirador. Respuesta del Tirador a su Cliusco Anotador. Imp. de Teodosio Cruz. A'edo, Guadalajara, 1834. Mise. 42, BPE. Segundo juicio al sermón del padre resignación. Imp. de Teodosio Cruz-Aedo, Guadalajara, 1834. Mise. 42, BPE. Basta un ranchero de Lagos ... cit. en Iguíniz, op. cit., 1955 p. 53. Ann Staples, op. cit., p. 69. 456 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS la ley y treinta días para ponerla en práctica. El vicario de Guadalajara esperó el plazo de 48 horas y luego hizo saber a las autoridades que no estaba dispuesto a cumplir Ia ley y que prefería el exilio. La autoridad eclesiástica recayó en el Cabildo, el cual, vencido el plazo también se negó a cumplir la ley y fue condenado al destierro. «La catedral fue abandonada, los ornamentos se depositaron en la sacristía y las llaves de catedral se entregaron al cura párroco, cesaron las funciones en la Iglesia mayor y las campanas callaron».556 En la prensa no apareció ninguna información al respecto. Al parecer, no se quiso dar ninguna publicidad al asunto. Hasta febrero de 1835, bajo otra administración, se tocaría el tema como verá más adelante. El gobernador, el 13 de junio de 1834, inició la derogación del decreto número 525 de desamortización, pero su iniciativa no prosperó en la Legislatura. Ante este dilema, Támez prefirió dimitir a su cargo. Juan N. Cumplido fungió como vicegobernador del 23 de junio al 11 de agosto; posteriormente asumió el cargo José Antonio Romero, el 12 de agosto de 1834, quien estableció una política antiliberal derogando la ley de desamortización, suprimiendo la milicia cívica y restableciendo la Universidad y el Colegio de San Juan para desaparecer el Instituto de Ciencias. Por su parte Santa Anna, el 21 de junio, había declarado una enérgica oposición a la reforma de Gómez Parías y que había resuelto resistir cualquier acto que atribuyera el derecho del Patronato a la Nación o que variara la disciplina de la Iglesia sin un acuerdo previo con el delegado de la Santa Sede.557 En este nuevo contexto, la Iglesia se movió con gran gusto y resolución, dispuesta a la concertación. En el folleto O muertos o federados quieren ser los arrancados. O sea impugnadón al folleto «Pocos quieren centralismo y los más federalismo»,5 58 el autor defendía que le fueran devueltos sus bienes y derechos a la Iglesia y que pudiera ésta heredar, como hacían «hasta los cocheros y rameras». Tachaba de anticlerical la pasada administración de justicia y de antirreligiosa SS7 558 !bid., pp. 71-72. Esta irúormación fue tomada de El Mosquito Mexicano del 23 de mayo de 1834. [bid., p. 73. O muertos o federados quieren ser los arrancados. O sea impugnación al folleto «Pocos quieren centralismo y los más federalismo» Imprenta de Dionisio Rodriguez, Guadalajara, 1834. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana. LA DISPlTTA POR LAS CONC IENOAS 457 su promoción educativa. En Verdad Justicia y Religión hnrán feliz a la Nación, 559 se veía con optimismo el futuro regido por esos principios. En el periódico oficial del gobierno de Romero, El Reformador Federal, se incluyeron en febrero de 1835, las peticiones de «el mínimo de sus obispos» al Congreso de la Unión en defensa de los bienes de la Iglesia. Esta exposición estaba firmada por fray José María de Jesús, obispo de Monterrey, que comenzaba en tono dramático, «Debo hablar cuando veo decretada su ruina (¿de la Iglesia?) en los ominosos e impíos decretos de abolición de diezmos, de votos monásticos, expulsión de canónigos y otros mil, contrarios todos a las inmunidades y libertades de nuestras iglesias, de cuya sanción se va a seguir necesariamente la escisión y separación de la cabeza visible de la Iglesia... que tanto halaga al señor Zavala y a los que desgraciadamente siguen sus ideas». La carta enviada por Zavala セ ・イ。@ calificada de «positivamente contraria al espírial ーイ・ ウ ゥ、・ョエ tu de la Iglesia que condena toda novedad, no sólo en la doctrina que enseña dirigida siempre al espíritu santo, sino también toda innovación en su disciplina, aquella, digo, que no emane de la misma iglesia, digan lo que quieran los discípulos y sectarios de los Bayles, de los Espinozas, del autor del sistema de la naturaleza, de Voltayre y de otros muchos». Pedía pues «que sean abolidas las impías leyes dadas contra la santidad de las que rigen en la universal Iglesia».561 En algún otro artículo donde se hablaba en contra de la república que ya citamos en el apartado anterior, uno de los obstáculos para desear ésta, era que el monárquico quería disfrutar de la religión y que la libertad de cultos en un país republicano terminaba en que nadie tuviera religión. Creed me, esa religión divina me es el obstáculo más insuperable para llegar a ser libre a su modo. Esta me prohibe enriquecerme con los bienes de mis hermanos, me manda que no haga juramentos inicuos, que no calumnie a los reyes, que no deshonre a nadie, que no 560 ;(ol Verdad, Justicia y religión lrará11 feliz a la Nación. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 1834. Mise. 106, BPE. Se trata de una carta envida por Zavala como ministro plenipotenciario en Francia, no avalando el Plan de Cuernavaca y la d.isolución de las cámaras en 1834. Al respecto, se reimprimió en Guadalajara un folleto: Alégrense los sa11s-coulottes que ya tie11e11 defe11scr, en la imprenta de Saruomán ese mismo año. El Refomiador Federal, núm. 24, 9 de febrero de 1835. 458 LA DISPIJrA POR LAS CONOENOAS me rebele contra mi legítimo príncipe, que no sea insolente, opresor, impío ni embustero, que no sea hombre de dos caras ni de corazón doble, que mi lengua sea sí sí, no no. Que no sea hipócrita, ansioso ni escandaloso, que sea humilde, ウセュゥッ@ y obediente. Luego, ella es el obstáculo más grande para hacerme republicano. 562 En el periódico varias veces repitieron que habría que afianzar «más y más la armonía entre la Iglesia y el estado»563 Afirmaban la necesidad del culto externo como expresión del culto interno564 e incluyeron un artículo sobre «Las relaciones de la religión con la sociedad».565 La Iglesia poco después dio su aprobación al nuevo gobierno a través de un edicto,566 donde se veía a Santa Anna como providencialmente inspirado de los mejores sentimientos de piedad y religión, remarcando que de la «opresión» Ja Iglesia retornaba a Ja «libertad» protegida por las leyes fundamentales. Jalisco había sido vanguardia del error, ahora Dios había mandado un gobierno establecido por los votos del pueblo... penetrado de los males que ha sufrido la Iglesia. Durante los años subsiguientes, el clero exageraría el cambío que se había realizado y subestimaría la paulatina mudanza que se venia dando en la opinión pública. Habfa ganado, por esta vez, líl discusión. Los españoles en la prensa. La disputa entre gallinas y coyotes En este apartado, se hablará de cómo se trató el tema de los españo· les en la prensa de Guadalajara. No se pretende tratar en general el espinosísimo asunto del papel que jugaron los peninsulares en los S02 /bid., núm. 25, 12 de febrero de 1835. /bid., núm. 26, 16 de febrero de 1835. /bid., núm. 29, 5 de marzo de 1835. /bid., núm. 33, 26 de marzo de 1835. Nos el Presidente del Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de G11adalajara. Al venera· ble clero regular y secular y a todos los fieles de la dióasis, salud y paz en nuestro Se1ior Jesucristo. S.E. Cfr. Connaughton, op. cit., p. 384. LA DISPlITA POR LAS CONCIENCIAS 459 primeros años de la vida independiente,567 sino de revisar algunas de las discusiones que tuvieron lugar en tomo al tema en los periódicos y folletos que circularon en Guadalajara. Desde los primeros tiempos de la Independencia se evidenciaba en México el deseo de expulsión de los españoles. Hidalgo hizo suyo el «objetivo inmediato de la expulsión de todos los gachupines de México. Pues si la insurgencia se inspiraba en un nacionalismo casi instintivo, su detonador era un amargo resentimiento contra los españoles peninsulares».568 Varias veces se evidencia esto en las páginas de El Despertador Americano. Los autores, desde la primera línea se dirigían precisamente a ellos: Europeos establecidos en América: desde el principio de la invasión de la monarquía por los franceses, no habéis cesado de darnos las más fuertes, las más violentas sospechas de que sois reos de alta traición...569 Se refería a que éstos no habían querido defender a España del ataque de los franceses y por tanto se volvían sospechosos a los ojos del pueblo. Algunas páginas después los acusaba de tener relaciones con «los dominados por el Usurpador» y de no haber defendido a su patria por varios motivos posibles: si vuestra larga mansión en este país de delicias que disfrutáis vosotros solos, si vuestra molicie y afeminamiento, efecto de vuestro inmoderado laxo (sic) y excesiva riqueza, si vuestra feroz e insaciable codicia, si vuestro invencible apego a vuestros tesoros no os permitían abandonar la sombra de vuestras moradas para arrostrar el sol ardiente y asoladoras costas marítimas a fin de guarecerlas contra toda irrupción enemiga ¿por qué habéis querido privamos a nosotros esta defensa, a nosotros más aptos para ello como al fin ・ョ、オイセᆳ cidos en la adversidad y los trabajos?570 567 569 570 El tema ha sido tratado por muchos autores, sin embargo las obras claves para el caso son las de Harold Sims, La Expulsión de los españoles de México y La descolonización en México. El Conflicto entre mexicanos y espatioles, ambas de FCE, México, 1974y 1982, respectivamente. David Brading, «Republicanismo clásico y patriotismo criollo», Mito y profecía en la historia de México, Vuelta, México, 1988, p. 85. El Despertador Americano, núm. 1, 20 de diciembre de 1810. ldem. , LA DJSPUTA POR LAS CONOENQAS 460 Como se ve, ya desde ese momento, se presentaba a los españoles avecindados en México como cobardes e incapaces de defender a su propio país. Posteriormente, el editor de El Despertador también iba a prevenir contra la llegada a la Nueva España de españoles «afrancesados», la cual traería «todos los horrores del vandalismo y la irreligión».571 Esto era parte de la campaña condenatoria contra la invasión francesa a España, tratando a la vez de torcer los argumentos para hacer parecer a los españoles residentes en México como parte del maquiavélico plan de Napoleón para conquistar no sólo a la madre patria, sino también la Nueva España, con los consabidos horrores, sobre todo el ateísmo y desorden. Este enfoque no se volvió a utilizar en periódicos posteriores. Entre 1811 y 1824, no abundaron los ataques contra los peninsulares. Los periódicos de Maldonado procuraron resaltar las afini-· dades entre españoles y americanos, integrantes de un solo país, como un argumento más que hacía innecesaria la independencia. Los ultramarinos quedaron desprotegidos desde que se desconoció el Plan de Iguala, pero fue a partir de 1824, con el triunfo del republicanismo, cuando la comunidad ibérica empezó a correr un riesgo mayor. A pesar de que algunos españoles dieron muestras de adhesión a estos gobiernos, la inquietud de algunos grupos, espedahnente los yorkinos, no se desvaneció. Por haberse negado España a reconocer la Independencia de México, la desconfianza y el odio a los peninsulares aumentó considerablemente. En 1823, el gobierno de Jalisco no permitió que el buque norteamericano Tea Plant anclara en San Blas por contener mercancías españolas. En 1824 la seguridad de los españoles se redujo aún más al no reconocer la Constitución de 1824, el Plan de Iguala ni los tratados de Córdoba. De ese año data una de las primeras discusiones en la prensa de Guadalajara en tomo al tema. El Iris de Jalisco, periódico ya citado en este trabajo, es uno de los más furibundos atacantes de los españoles en el periodo de estudio. Antonio J. Valdés, ::n.1 editor, en repetidas ocasiones se declaró enemigo de España, este sentimiento se expresa de diversas maneras, como veremos. So pretexto de una pugna prolongada con el periódico capitalino El Sol, El Iris se declaró en contra de los centralistas y borbonistas. Aceptaba el editor que tal vez entre los 571 ldem. LA DISPlTTA POR LAS CONOENOAS 461 federalistas se contaran algunos iturbidistas, pero por lo menos eran «Americanos, necesariamente patriotas y amigos de la independencia, honor, gloria y prosperidad de este suelo privilegiado». En cambio entre los centralistas se encontrarían, entre algunos republicanos patriotas, iturbidistas resentidos, borbonistas y la generalidad de españoles disidentes, que odiaban todo lo que asegurara la independencia. Estos argumentos formaron parte de una prolongada campaña contra los borbonistas, mientras que Valdés defendía su propia filiación iturbidista. En la ciudad de México, aseguraba, «Se desprecia a los americanos y se da influjo a los españoles». El Sol, reiteraba Valdés, era borbonista y «dirige un plan de dominio extranjero»,572 los solares, a modo de respuesta, acusaron a Jalisco a través de sus páginas, comentadas puntualmente por El Iris, de monarquista, muy molestos por la aceptación en aquel estado de las renuncias de españoles a sus empleos.573 El 2 de febrero de 1825, se publicó en El Iris, el Plan de Lobato, donde se exigía la separación de los españoles de sus empleos y de los no adictos al sistema republicano,574 plan perfectamente concordante con la política del periódico. Esto traería una secuela de discusiones con El Sol y alrededor de los derechos de los europeos según el Plan de Iguala y los tratados de Córdoba, cuestión explosiva en el dia. 575 Al respecto, publicaron el Prayecto de los derechos que deben disfrutar los europeos españoles existentes en los estados por la Comisión correspondiente y leído en el Congreso el 14 de febrero de 1824. 576 Valdés se presentaba a si mismo como un mártir de la prensa, vilipendiado por los editores de El Sol, llegó a autocompadecerse de este modo: El editor de El Iris es el objeto del rencor y la rabia de los solares porque como una roca se opone a los embates de la furia española y como un argos trasluce y pone en claro los planes y aún intentos con que nos quieren arruinar.sn 57) m 576 577 El Iris de falisco, núm. 24, 23 de enero de 1824. /bid., núm. 25, 26 de enero de 1824. /bid., núm. 28, 2 de febrero de 1824. lbid., núm. 31, 9 de febrero de 1824. /bid., núm. 29, 27 de febrero de 1824. lbid., núm. 38, 25 de febrero de 1824. j LA DISPUTA POR LAS coneセ@ 462 1 En algún momento, el editor de El Iris habla de una inminente inva1o l sión española, con lo cual los solares se descararían, asimismo 。ーッM セ@ yaba sus afirmaciones con comunicados, tanto de Guadalajara como.¡ de México, donde se acusaba a El Sol de publicar todo lo que fuera i proespañol y antimexicano y al gobierno de la ciudad de México 、・ セ@ permitirlo, de este modo, en la capital no se podía hablar mal de los · españoles a riesgo de ser apresado, es por ello que los detractores : de El Sol, los verdaderos patriotas, debían enviar sus colaborado- · nes a Jalisco, donde sí se podía hablar libremente.578 Esta idea fue retomada poco después por el Payo del Rosario. Al salir triunfante de un juri, el parúletista afirmaba que sólo en Jalisco se respiraba el aura de la libertad.579 No debe pasar desapercibido el hecho de resaltar la libertad de prensa en un estado que la utilizaba para atacar a los españoles. Sin duda Jalisco se perfiló desde estos momentos como uno de los principales anti españoles, mucho antes de proclamar la primera ley de expulsión, apoyados estos sentimientos, evidentemente, por el gobierno de Quintanar. El periódico insistía constantemente en recalcar los peligros que conllevaría la defensa de los peninsulares. Aseguraba Valdés que El Sol quería confundir la opinión sobre Itu.r bide para volver a instalar el absolutismo borbónico: «proclamar el imperio extranjero que ya nos amenaza». En este contexto, la amenaza de un dictador que tendría la facultad de introducir a 6000 extranjeros al país resultaba apabullante, 580 o así se quiso presentar ante la opinión pública a través de las páginas de este periódico, como ya lo mencionamos en el apartado sobre forma de gobierno. En este sentido, se publicó un panfleto en 1824: La verdad vindicada contra los agravios inferidos por los editores de El Sol, sai en el que se buscaba demostrar que tanto los editores de El Sol como Pedro Celestino Negrete eran partidarios de los Borbones. Esta campaña contra Negrete no se circunscribió sólo al tema de los españoles, como pudimos ver en el apartado ya mencionado sobre forma de gobierno, la animadversión de los escritores jaliscienses hacia el político que supuestamente sería «die5711 m sw 331 /bid., núms. 47 y 48, 17 y 19 de marzo de 18/.4. /bid., núm. 56, 7 de abril de 1824. /bid., núm. 68, 5 de mayo de 1824. La verdad vindicada contra los agravios inferidos por los editores de El Sol. Imp. de Urbano Sanromán, Guadalajara, 1824, 39 pp. Mise. 370 del Fondo Reservado, BPE. LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS 463 tador» fue muy clara y virulenta y quizá se explique si se acepta que la figura de Negrete se oponía a la de Iturbide, héroe en ese momento de la mayoría de los jaliscienses. La rabia hacia el militar crecería ante sus exitosos intentos por separar Colima de Jalisco. También se mencionaron en El Iris algunos papeles sueltos contra los espaf\oles, como No es miedo a las gallinas sino justa precaución contra coyotes traidores, tal vez el primero de que se tuvo noticia en Jalisco con esta terminología que iba a ser aceptada y comprendida en toda la república como representativa de la pugna entre españoles y mexicanos. Este papel, aunque se acusó como sedicioso, salió triunfante del juri correspondiente.582 El periódico tomó varios diálogos de diversos papeles en contra de los españoles, algunos de ellos fueron: El Americano perseguido543 y el Diálogo entre Español y Americano de El Patriota de Guayaquil.584 Otro papel que levantó alguna polémica, y que fue reproducido por El Iris, fue Ya no quieren las galli11as que las manden los coyotes, el cual se refería a los españoles que estaban en el mando, los cuales, a juicio del autor, deberían ser destituidos. sss Siempre existió entre las líneas del periódico la extrema precaución con la llegada de españoles exiliados y la franca repulsión a los avecindados en la región, sobre todo si ocupaban cargos públicos. Recordaba el editor constantemente los peligros de albergar desconocidos, aún si estos eran expulsados de Espa.ñ a por sus ideas progresistas.586 Con ello retomaba la argumentación de El Despertador Americano catorce años antes, no se temía ya el ateísmo y el desorden, sino la conquista y el apoderamiento de los empleos. Se evidencia asimismo un miedo de ataques españoles por otras partes del país, como por ejemplo Colima, de tropas que vinieran del sur como Colombia, Perú y Chile, por lo que se advertía la necesidad de una buena guamición.587 Este caso espinoso de Colima, recién segregada de Jalisco por Negrete, ayudado por Brizuela y Correa, militares locales, indignó profundamente al periódico (vocero, creemos, de Quintanar) y trató por tanto de poner en eviden531 583 5111 3115 586 5117 El Iris de falisco, núm. 40, 1 de marzo de 1824. /bid., núm. 72, 14 de mayo de 1824. /bid., núm. 77, 26 de mayo de 1824. !bid., núm. 85, 14 de junio de 1824. /bid., núm. 1, 1 de diciembre de 1823. /bid., núm. 40, 1 de marzo de 182.J. 464 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS cia la situación peligrosa del nuevo territorio en caso de una invasión española.588 Se temían igualmente otras invasiones, como la que se estaba preparando desde La Habana,589 según El Iris. Más adelante, el editor del periódico estableció una pugna directa con un teniente español avecindado en Guadalajara: Manuel Femández Aguado, en torno, supuestamente, a la libertad de imprenta, sin embargo, el verdadero motivo es el rechazo por el origen del militar.590 Esta animadversión es poco entendible, ya que fue precisamente este oficial quien en 1823 impidió el paso a las tropas de Bravo en contra de Quintanar y el gobierno de Jalisco. En el marco de esa pugna, el editor manifiestó su repugnancia hacia los españoles, aunque no a todos, ya que decía haberlos defendido en Francia, Inglaterra y Alemania, teniendo además, buenos amigos de esa nacionalidad. En algún momento incluso había sido secretario de la embajada de España, y aún así, su odio es inmenso por los «tiranos». Esta discusión está bien documentada por un lado, en las páginas de El Iris, y por otro, en los panfletos que circularon en 1823 y 1824: Reflexiones sobre el papel del reflexivo ciudadano Manuel Femández AguadcfR' de Prudendo Verdad, en donde se acusaba a Femández Aguado de estar coludido con Pedro Celestino Negrete, aunque probablemente después se hubiera peleado con él «por no ponerse de acuerdo qué clase de gobierno quieren, si centralista o fedralista». Sin embargo, los unía una misma opinión: la consigna de alabar a lturbide por proteger a los españoles, haciendo que la opinión pública se olvidara de él como su libertador. Sin embargo, el tema principal del folleto era la protesta por permitir a los españoles conservar sus empleos. «Eso es lo que han reclamado hasta ahora todos los escritores de Guadalajara en sus papeles, luego no se puede extraviar la opinión, ni sumergir a la nación en un abismo de males con /bid., núm. 44, 10 de marzo.de 1824. fbid., núm. 69, 7 de mayo de 1824. lbid., núm. 14, 31 de diciembre de 1823. El militar Femández Aguado fue en- 591 contrado culpable finalmente en un juri de imprenta por su papel sedicioso llamado «Tercer grito de la razón» donde deíe;idia a los españoles, es por ello que fue condenado a tres meses de prisión y 1 500 reales de multa (100 pesos). Cfr. El Iris, núm. 21, 16 de enero de 1824. Prudencio Verdad, Reflexiones sobre el papel del reflexivo ciudadano Manuel Fernández Aguado. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 1823, 7 pp. Mise. 370 del Fondo Reservado, BPE. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 465 sus escritos, ya que escriben conforme a los deseos de ella». La discusión prosiguió en Siguen las reflexiones al reflexivo papel de Manuel Fernández AguadOS92 donde se subrayaba la necesidad de la separación de los españoles de los puestos políticos y comerciales en las costas. Asimismo, los barcos no deberían acercarse sino a 50 o 60 millas en altamar mientras durara la guerra. No se debía confiar en los españoles que se habían fingido amorosos y convencidos de la independencia con el propósito de conservar sus bienes, pero que en cualquier momento estaban dispuestos a saltar contra México, poniendo como ejemplo a personajes como Yermo, Negrete y el mismo Femández Aguado. Con el mismo tema, don Prudencio Verdad publica todavía una Tercera exposición de la justicia, o sea respuesta al papel titulado: Escrito de la Razór1, 593 cuyo contenido se desconoce. La Tercera Exposición sostenía que era la opinión pública la que exigía la separación de los españoles de Jos empleos. Mientras más se les defendiera, eso probaría cuán necesaria era la medida. Otros escritores públicos saltaron a la defensa de Valdés, no sólo en Guadalajara, sino en México, como El Bachiller Sansón Carrasco, que escribió una Carta dirigida al Nuevo Quijote en Jalisco, 594 donde se atacaba también a Fernández Aguado y se remarcaba el peligro en que se encontraba México si conservaba a los españoles en sus puestos. Esto comprueba una vez más el alcance de los escritos y la profusa circulación de los mismos, así como la profunda preocupación que conllevaba Ja presencia de los peninsulares y el descontento por el hecho de que ocuparan los empleos que correspondían por derecho a los mexicanos, lo cual habría de producir mayores disturbios en los años por venir. El Iris trató el tema de los españoles de diversas maneras, evidenciando cierta simpatía por algunos de los peninsulares, se preguntaba el editor «¿Cuál será el destino de los colonos malhadados si el absolutismo prevalece en España?».595 Publicaba como noticias extranjeras, cartas de amigos, la mayor parte de ellos desterrados m !9) 591 Sts Siguen las Reflexiones ni reflexivo papel de Manuel Fernández Aguado. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 1824, 7 pp. Mise. 370, Fondo Reservado, BPE. Prudencio Verdad. Tercera exposición de la justicia .... Imp. de Saruomán, Guadal.ajara, 1824, 8 pp. Col. Lafragua (1404). El Bachiller Sansón Carrasco. Carta dirigida al Nuevo Quijote de Jalisco. Imp. Liberal a cargo de Cabrera, México, 1824, 16 pp. Col Lafragua. El Iris de Jalisco, núm. 5, diciembre de 1823. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 466 de la península por sus ideas liberales.596 Tampoco dejaría de informar detalladamente sobre las visicitudes de la guerra y las opiniones de países extranjeros sobre ella. Como noticias nacionales, abundaron aquéllas provenientes de Veracruz, donde se estaba li· brando la batalla contra los invasores españoles. San Juan de Ulúa y la Isla de Sacrificios ocupan un lugar importante.597 Asimismo, varias veces, el editor publicó exclamaciones patrióticas contra los tiranos europeos en el estilo lírico que le fue característico, as(, advertía a los americanos: Abrid los ojos, vuestra ruina es inevitable si no os prepararais a la defensa. El horizonte que apa.rece es demasiado nublado. La tempestad que nos amenaza es demasiado horrible. Abrid los ojos, americanos sepultados en las ruinas de vuestra cara patria antes de sucumbir a una esclavitud horrorosa. Los agentes se multiplican, la lisonja, la seducción, la intriga más suspicaz moverá todos sus resortes y vosotros, si no estrechais vuestros brazos, si no conoceis vues· tros caros intereses, sereis la víctima inmolada en las aras del despotismo europeo. Abrid los ojos, americanos o vuestra ruina es inevitable. Sea nuestra divisa la salud de la Patria y sólo escuchemos su acento persuasivo. Vuestra ruina, si no, es inevitable.'911 Llama la atención en esta alocución, el tono tan similar al utilizado por los editores de El Despertador Americano, que como se vio, advertía de los mismos horrorres en el mismo tono suplicante y catastrófico. En otro lugar, volvía a insistir: «Veracruz se destruye, sea enhorabuena, pero en medio de sus escombros levantemos una pirámide que diga 'Odio eterno a los tiranos'». 599 Después de haber impugnado la presencia de los peninsulares durante algún tiempo, era previsible que El Iris apoyara la resolución del Congreso de separar a los empleados españoles de sus empleos mientras perdurara la guerra,600 mostrándose incluso más radical, al oponerse a que se les diera una pensión. Posteriormente, en una miscelánea, se reiteró que Jalisco no había faltado a la terceTal era el caso de José Moreno Guerra, diputa<lo en las cortes de España, citado en el núm. 1. 597 5911 599 600 Idem. Ibid., núm. 3, 5 de diciembre de 1823. lbid., núm. 4, 8 de diciembre de 1823. Ibid., núm. 16, 5 de enero de 1824. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 467 ra garantía al pedir la renuncia de los empleados españoles. Estas decisiones, se afirmaba, estaban en la esfera de las facultades del estado.601 Publicaron un comunicado de México contra El Sol, en él, su autor lamentaba que los españoles siguieran en sus puestos y hablaba de varios personajes especialmente riesgosos como el contador de la aduana, el oficial mayor del ministerio de Justicia (Beruete), el oficial mayor del ministerio de Guerra (Castro) y otros varios que «Siendo contrarios a la Independencia tienen empleos públicos». Llega su enjundia hasta apuntar que aún circulaban monedas con la imagen de Fernando VIl, 602 hecho imperdonable a esas alturas. Los españoles aparecieron relacionados con otros conflictos de la época en el periódico. En mayo de 1824,603 Anastasia Bustamante llamó a Jalisco «la cuna del federalismo» que se veía atacada sin motivo que justificara tan violenta agresión. «Se ha intrigado escandalosamente para introducirnos la discordia, el conflicto y la sedición». Esto, Bustamante lo atribuía a que el gobierno no había atendido al Congreso local cuando éste había aconsejado la remoción de ciertos funcionarios españoles. Para junio, se trató la descubierta conspiración de la calle de Celaya en la ciudad de México en la que se creía que los jaliscienses, con su levantamiento, habían tenido gran participación. Entre los móviles de esta conspiración estaban el levantarse contra la dictadura y el gobierno impotente, pero sobre todo, contra los españoles para que no ocuparan cargos públicos, no pudieran portar armas y se confiscaran sus bienes.604 No se sabe qué tanto el levantamiento de Jalisco haya estado relacionado con esta conspiración, pero sí se deben tener en cuenta las repetidas declaraciones de funcionarios como Bustamante o diputados jaliscienses, como hemos anotado más arriba, contra los españoles que ocuparan cargos públicos y su derecho a la propiedad territorial. 605 En ese mismo mes comenzó a reportarse ·en el periódico la situación de Oaxaca, específicamente de Tehuantepec, donde se haIOI lbid., núm. 21, 16 de enero de 1824. lbid., núm. 68, 5 de mayo de 1824. lbid., núm. 79, 31 de mayo de 1824. !bid., núm. 84, 11 de junio de 1824. 605 Sobre la relación del levantamiento de Jalisco con la conspiración, véase disCUISOS de los ministros de Guerra y Relaciones, en ldem, núm. 95-97, 5 a 12 de julio de 1824. Véase la Primera Parte de este trabajo. 468 LA DISPUTA POR LAS CONClENOAS '.. bía proclamado el gobierno español, levantamiento que fue sofocado.606 Los meses siguientes se reportó, sin mayores comentarios, la situación de ese mismo estado, donde también se había protestado por los españoles que ocupaban empleos públicos,607 dando con ello carta de legitimidad a tal propuesta, idéntica a la de ellos. Con gran tristeza aunque sin mayor comentario, notificaba el periódico el Plan de Colonización para Jalisco, proclamado por Prisciliano Sánchez, éste declaraba que todo extranjero gozaba de los mismos derechos que los jaliscienses, los colonos estarían exentos durante cinco años de pagar pensiones, derechos y diezmos, los cinco siguientes pagarían la mitad y los diez que siguieran, las mismas contribuciones que los jaliscienses. Para la adquisición de terrenos serian preferidos los mexicanos y los militares y luego los extranjeros con capital y máquinas útiles. 608 El periódico no podía oponerse a la política modernizadora de Sánchez y no tuvo más remedio que acatar y publicar la medida sin ningún comentario posterior. Finalmente, en su último número, se dio la noticia triunfal de que Bolivar había derrotado a los españoles, por tanto, el editor instaba a los jaliscienses a alegrarse de ello: Jaliscienses: En breve el pabellón español desaparecerá del Callao, en breve también lo lanzaremos de U lúa. Bolivar completará las glorias del sur, Victoria colmará las d el septen trión. Dios en los cielos y libertad en la tierra. 609 Con esta nota optimista se termina el recorrido por las páginas del que seria el primer periódico antiespañol de Guadalajara. El Nivel, aparecido el 1825, como se ha visto, también entraría alegremente en la disputa, sin embargo, nunca de manera tan directa como hizo El Iris. Lejos de suscribir los editores mismos las opiniones, en contra de los ·españoles, adoptaron otras técnicas: como parte de las noticias, se murmuraba la reconquista de América por los españoles;610 basándose en un nuevo libro de De Pradt, autor por 606 W1 008 609 &10 Tbid., Tbid., Tbid., Tbid., núm. 85, 14 de junio de 1824. núm. 103, 26 de julio de 1824. núm. 180, 21 de ene.r o de 1824. núm. 190, 14 de febrero de 1824. El Nivel, núm. 12 y 13, 26 y 28 de septiembre de 1824. , , 'l 1 1 i l :. LA DISPUTA POR LAS CONO ENCIAS 469 quien mostraban gran respeto, se ocuparon del problema del reconocimiento de la independencia de las colonias americanas611 y la liberación de América de las garras españolas,612 juzgándola como imprescindible. Copiaron artículos de otros periódicos, que se pronunciaban en contra de los españoles que aún seguían en México, por ejemplo las «Observaciones sobre la conducta de los españoles», tomado de El Investigador Campechano. Todavía respiran entre nosotros muchos españoles enemigos de nuestra independencia y todavía nos insultan con su orgullo los mismos que vendrían a ser nuestros más crueles verdugos, si llegaran a levantarse en este país Jos leones y las torres de Castilla. Sus padres oprimieron a los nuestros por espacio de tres siglos y aún se empeñan en que su posteridad haya de ser la opresora de nuestros hijos. El artículo continuaba instando a los mexicanos a no permitir sus intentos y ejercer una vigilancia constante para «lanzar de nuestro suelo a esas serpientes)) y vigilar la polf tica de la Liga. No comprendía el autor por qué en México parecerían crueles las mismas medidas que en Estados Unidos habían sido puestas en operación para despedir a extranjeros sospechosos y otras medidas de seguridad exterior e interior. ¿Qué motivo pudo haber habido -se pregunta- para no trasplantar a otros lugares de la Federación a varios españoles que con Ja mayor ingratitud quisieron acabar con nuestra independencia? Esa suavidad, esa dulzura ha producido muchas desdichas irremediables y esas mismas consideraciones han enorgullecido a los perversos que viven entre nosotros, creyendo que los miramientos provienen de nuestra debilidad. ¡Cielo santo! ¿Suavidad y dulzura con los que quieren esclavizarnos y que en las tinieblas de Ja noche traman contra nuestro bienestar?613 El artículo se prolongó durante varios números del periódico: «El arma favorita que manejan los enemigos de la patria es la de la discordia que procuran fomentar entre los criollos por todos los medios que hallan a su alcance», afirmaba el autor de las «Observaciones», 611 612 61) lbid., núm. 141, 24 de julio de 1825. lbid., núm. 179, 20 de oc tubre d e 1825. Tbid., núm. 175, 11 de octubre de 1825. LA DISPlITA POR LAS CONCIENCIAS 470 para comprobarlo, hada un largo periplo por la historia reciente de México. Explicaba la guerra de Independencia donde los mexicanos habían luchado contra sus hermanos, precisamente por la discordia fomentada entre ellos. Si no se hubiera dado crédito a las malignas sugestiones de los enemigos, los españoles no hubieran podido sostener su dominación. Conseguida la independencia, proseguía, los españoles habían continuado sembrando la división y desconfianza. Presentaba el autor a Agustín de Iturbide como el objeto de los rencores de los peninsulares, por haber burlado sus intentos. Así, los españoles habían aprovechado el disgusto contra el Emperador, contribuyendo a dividir la opinión y a derrocar el trono, sin embargo, lejos de querer que se constituyera un gobierno republicano, lo que querían era ver si en aquellas crisis lastimosas nos destrozábamos y cuando esto no pudieran conseguir, querían al menos llevar adelante el Plan de Iguala y los tratados de Córdoba en la parte en que se llamaba la dinastía de los borbones al trono de Ja nación. Sobre Iturbide, abundaba: Los mismos amigos de este hombre desdichado hacen sacrificio del amor que profesaban a su persona para que la nación no se ensangrentara, ni sus enemigos triunfasen sobre sus cenizas. Entonces se conoció el aprecio que hacían de nuestra independencia y de nuestra felicidad los que anteriormente se llamaban iturbidistas y a que no han dejado de ridiculizar criollos incautos y continuan desacreditando los españoles porque así conviene a sus ideas.614 El artículo continuaba explicando que el Congreso había derogado el artículo del Plan de Iguala referente al llamamiento de un príncipe borbón para el trono de México, lo cual le había ganado insultos sin fin por parte de los españoles. Dirigiéndose a éstos, exclamaba: Si quereis borbones bajo una monarquía absoluta, allí teneis esa España en que nacisteis, id allá y quedarán satisfechos vuestros deseos...Estamos muy distantes de cometer una injusticia hablando de todos los españoles sin excepción: hay una exclusiva, pero para 6U fbid., núm. 176, 13 de octubre de 1825. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 471 muy pocos y éstos están muy marcados en las poblaciones en que viven Cuando se había llegado a la conclusión de que la mayor parte del pueblo quería una república federal, habían sido los españoles con el afán de dividir, los que se empeñaron en que no se adoptase la república federal sino Ja central. Conocidas eran sus ideas en esta parte, pues estableciendo el gobierno que querían, con facilidad podía pasarse al monárquico y con probabilidad llamarse a uno de la familia de Borbón: lo contrario sucedía si se adoptaba la república federal, pues cuando de la central hay un paso solo a la monaquía, la otra dista de ella más de ciento Los españoles querían dividir por medio de partidos diferentes a los mexicanos a fin de que se asustaran ante tanta confusión y quisieran volver a «la legítima potestad». Incluso habían llegado a h acer que se retrasara la salida del Acta Constitutiva para confundir a los pueblos, además retrasando las discusiones en las asambleas con el mismo fin. Cuando lturbide había abandonado su retiro, los espaセ@ ñoles se habían asustado y habían denunciado las supuestas juntas } de iturbidistas, solicitando proscripciones • contra los que estaban sindicados por su afecto a la persona de lturbide y no se detenían en la reflexión que después hicieron contra tales medidas, cuando llegó el caso de que les amenazacen esas espadas cortantes. Acusa a esos iturbidistas de traidores, que fue.r on sus amigos cuando Iturbide los ayudó, pero cuando pensaron que «los intereses de España exigían una rebelión contra su bienhechor, la hicieron cubriéndose con la máscara del republicanismo».615 Finalmente, conclufa el artículo explicando: que la prensa de México, es decir El Sol, dirigida por un español y dos criollos desnaturalizados, crujió fuerte contra los iturbidistas y las columnas de aquel periódico no reclamaban más que la sangre de nuestros hermanos, que por gatitud 615 lbid., núm. 177, 16 de octubre de 1825. LA DISPUTA POR LAS CONCIEN 472 amaban al hombre cuyas cenizas reposan hoy en Tamaulipas bajo ' un humilde monumento. Alertaba a los mexicanos para que no escucharan las palabras de · los extranjeros instando a éstos a atacarse mutuamente. Esos extranjeros habían luego procurado acatar la forma 、・ セ@ gobierno y federalizar demasiado a la nación, convirtiéndola en una confederación casi suelta y desunida. Eso había pasado sobre todo ' en Tabasco y Yucatán. «¿Queríais, perversos, dejamos sin fuerzas :' para que con facilidad penetrasen nuestro territorio los mercenarios que sirven a vuestro rey y señor natural?», preguntaba lleno de ' ira el patriótico autor. Atribuía las alteraciones de Tabasco a los catalanes acaudillados por el piloto Serra y Audet. . ·1· La conducta de los hijos de la vieja España desde el año 10 hasta la fecha debe prevenimos contra ellos y que jamás debemos dar crédito a sus dulces palabras con que pretenden adormecemos, que las autoridades deben fijar su atención en todas sus operaciones si es que aspiran a obtener la independencia y la república federada y que finalmente es preciso que se aleje cuanto sea posible y se separe de los puestos de influencia a esos hombres que deben inspiramos justa desconfianza, así piensan y pensarán siempre, «Los Verdaderos Mexicanos».616 Es digno de consideración el recorrido que efectúan estos «Verdaderos mexicanos» por la historia del país, achacando a los españoles todos los males que había sufrido éste hasta ese momento, síntoma de que pronto iban a tomarse otras medidas. Asimismo es significativo que se encubra una posición iturbidista detrás de una «patriótica». Esa misma había tomado El Iris de falisco y se repetía en El Nivel, aunque no suscrita por sus editores. Publicaron éstos, más adelante, el discurso de José María Covarrubias, diputado por Jalisco, contra el dictamen de la comisión de la Cámara que proponía pudieran adquirir los extranjeros propiedad territorial. El diputado exigía una pronta reforma en la legislación de bienes de manos muertas. Los extranjeros -afirmaba contundente- no debían tener tierras. Decía que como ellos tenían el dinero en efectivo y todas las tierras, o bien estaban llenas de 616 [bid., núm.178, 18 de octubre de 1825. Mセ@ セ@ セ@ セ@ ; - i f i LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS 473 hipotecas o sus dueños no sabían ni cuánto valían, pronto todas estarían en poder de extranjeros. Pintaba un panorama horroroso: sed su administrador, haciendo el papel ridículo Nuestro ーイ・ウゥ、ョエセ@ que hace el Nadab de Bengala: los gobernadores de los estados sus caporales: nosotros nos quemaremos los sesos para que fructifiquen los campos de nuestros nuevos amos y nuestros hijos de sus gañanes nos llenarán justamente de maldiciones viendo que los hemos puesto en una condición peor que la de los negros de las Antillas.617 Al respecto no hubo mayores comentarios, ni en el periódico ni en otros papeles sueltos. Finalmente El Nivel se ocupó también de la «empleomanía» y los españoles afectos al descanso. 618 Se abordó el tema con ironía: «como los españoles son los hijos de Adán por excelencia, gustan naturalmente del descanso, y el más laborioso de ellos, si pudiera elegir su destino, se haría mayorazgo, canónigo y cuando no, por lo menos empleado». Los mexicanos habían heredado este defecto y muchos, durante la dependencia, habían llegado a ser poseídos de la empleomanía. Después de la Independencia, todo había empeorado, ya que esa administración multiplicaba los funcionarios de todas clases. La pobreza del erario que impedía los pagos le había quitado mucho de su atractivo a los empleos. Maldecía a los empleados y decía que ojalá todos llegaran un día a ser productivos y sólo como servicio a la patria tomaran un empleo. De manera más personal, en julio de 1825,619 se insertaba un comunicado del público donde se informaba de un incidente desafortunado que había tenido lugar «el viernes 24 en la mañana, a la hora más concurrida en los portales y que casi apuró el sufrimiento americano». El incidente se relató como sigue: A las diez y media de la mañana andaba un niño vendiendo el segundo cáustico a los gachupines que desgraciadamente asertó a gritar junto a un coyote recién venido de Zacatecas que creyéndose en la corte de su amo Femando no le pareció deber tolerar semejante título y despreciando necia o criminalmente las leyes de imprenta 617 6 3 ' 619 lbid., núm. 181, 25 de octubre de 1825. lbid., núm. 202, 13 de diciembre de 1825. Jbid., núm. 144, 31 de julio de 1825. 474 LA DISPUTA POR LAS CONOENO y lo que es más, la reunión de un pueblo que le ha permitido vivir tj. vivir entre nosotros, le dio un golpe y le dijo que se fuera a los infieM:;, nos con su papel. . セ@ セ@ El remitente sólo hizo una reflexión al respecto, ¿Qué suerte hubie- i ra corrido en el gobierno español un americano que hubiera ウゥ、ッ [セ@ capaz de tánta audacia? ) Curiosamente unos dfas después,620 los editores hadan una ad- ; vertencia diciendo que el objeto de todo periódico era instruir y ' agradar y que aquello que no cumpliera con esos preceptos no debía aparecer publicado. Asi, el comunicado anterior, decían, se había insertado por equivocación, ya que «es una injusticia que toda la comunidad participe del delito de un solo individuo». Además los apodos y otras expresiones usadas: «coyote, etc., etc...» no eran conformes al decoro y generosidad de un republicano. Tan grave era su furia que arremetian: «Parece que algunos escritores se esfuerzan a desacreditar ャセ@ opinión de la nación a que pertenecen y que no se piensa sino en reunir materiales para instigar a la venganza con detrimento de la tranquilidad pública». Todo este asunto parece un tanto·confu so. E$ obvio que El Nivel desde el principio no quiso 」ッュー イ ッュ・エセ@ directamente con la disputa y esto se mostró al.pub!icarse de manera tan ゥョ、セイ ・」エ。@ el rechazo contra los españoles. Así, es probable que un comunicado de carácter claramente acusatorio no haya sido precisamente lo que los editores querían publicar y, por tanto, se sientieron en la necesidad de justificarse y disculparse, aunque en el fondo f>'1a hubiera sido también su opinión. · · Los Polares sólo particiaparon de lejos en la discusión. En el folleto Los Polares no callan cuando lo exigen ias circunstancias se lanzó una puya al periódii::o El Sol, diciendo que los espáñoles, «esos hijos · del Sol» se creian aúil con derechos de dominarlos. Durante 1824, circularon en Guadalajata varios folletos que abundaron.en el tema antiespañol, acusando a los peninsulares de atentar contra el país y el sistema federal, como el titulado La patria será envuelta en mil horrores si del amante de ella no se ayen los clamores, 621 620 621 fbid., núm. 147, 7 de agosto de 1825. Manuel Reyes. La patria será envuelta en mil horrores si del amante de ella no se los clamores. s. ed. Guadalajara, 1824, 9 pp. En la Mise. 165 tlel Fondo Oljt!n r・ウイカ。セッL@ BPE. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 475 como se puede ver, en la misma línea que el artículo de El Nivel. O bien, el firmado por Juan Crescencio Hermosillo contra la empleomanía, el cual tituló Catástrofe fanesta que amagaal Anáhuac, o sea clamor de un jalisdense,622 donde se reiteraba el peligro que representan para la nación los españoles que intervenian en los asuntos de México. Y con pretexto de defender a «tanto benemérito español . que vive entre nosotros» de ser víctima del clamor popular, decía que lo único que quedaba por hacer era separar a los españoles de sus empleos, conservándoles parte de su sueldo. · El Josue de Jalisco, por su parte, sacó a la luz /osué deteniendo el sol o sea eclipse político del periódico de ese nombre, visible el martes 13 del corriente, en desagravio y defensa de las supremas autoridades del Estado libre de Xalisco,623 que pedían la renuncia de sus puestos a los españoles. Otros panfletos que circularon en Guadalajara entre 1824 y 1826, aunque impresos en México fueron los siguientes: El V R coyote más terrible que las gallinas han カゥウエッ セ@ de Pascasio el Moledor, en 1824. En otro tenor, se volvió a la comparación ァ。ャゥョセュ・ク」M . nos, españoles-coyotes, a través de un diálogo entre dos bachilleres y un payo, donde se ejemplificaba la situación de· país. Como era costumbre en esos folletos, el pay.o terminaba instruyendo a los bachilleres con su sabiduría popular. Una vez más se advertía el peligro que correrían los mexicanos en· caso de .una reconquista: ahorcamiento masivo de セッウ@ liberales e imposición. de pesad.as cadenas a los demás. Oiga el pueblo mexicano lo que dieen en Xalisco de los europeos empleados, donde se afirmaba que la voiuntad general se pronunciaba por la remoción de los ・オイッーウ N V セy@ de 1826, Ojalá 626 venga la liga, para irnos descoyotando nada menos que de Spes in Livo, uno de los más conocidos panfletístas de la época, que desacralizaba la temida invasión de México por la Santa Alianza, afir622 w . 611 Juan Crescencio Hermosillo. Catástrofe f\U'lesta que amaga al Anáhuac, o sea clamor de un jalisciense. Imp. de Sanromán, Guadalajara, s. año. (ca. 1824), 6 pp. En la Mise. 370, BPE. B Josue de Jalisco. El /osué deteniendo el Sol .... Imp. de Mariano Rodrlguez, Guadalajara, 1824, 41 pp. Col. Lafragua (451) . Pascasio el Moledor El coyote más terrible que lqs gallinas han visto. Imp. de Alejandro Valdés, México, 1824, 8 pp. En ia Mise. 74, BPI!. Oiga el pueblo mexfcano lo q11e dicen en· Xalisco ... Reimpreso en México, dt. de Benavente y Socios, 1824, 4 pp. CoL Lafragua (416). . Ojalá Vtnga·la liga para irnos descoyotando. Of. de Juan Cabrera, México, 1826. 8 pp. En la Mise. 73 del Fondo Reservado de la BPE. 476 LA DISPUTA POR LAS CONOENCT mando que sólo existía en las cabezas de algunos. Nada había que temer, ya que con esa invasión, «Se razgaría el velo del disimulo» ケ セ@ ya los partidarios de España se desenmarcararían. Como puede apreciarse, los temas y los tratamientos de los mismos tanto de los folletos impresos en Guadalajara como de los de fuera, pero que ahí circularon, fueron muy parecidos y no presenta· ron mayores variaciones: los empleos, los ataques a El Sol, la invasión española con sus consabidos horrores y la utilización de los peninsulares como chivos expiatorios, culpables de todos los males del país. En 1827, a raíz de la conspiración de Arenas en la ciudad de México, se exacerbó en diversas partes del país el sentimiento antiespañol. Cumplido ocupaba en ese momento el poder en Jalisco registrándose ahi manifestaciones contra los peninsulares. Varios fueron los reglamentos y decretos apoyados sobre todo por los yorkinos para la expulsión de los españoles en Jalisco, principalmente a instancias de Támez, quien presentó, en la sesión del Congreso local del 18 de agosto de 1827, un decreto por el cual todos los españoles residentes en el estado deberían abandonarlo hasta que España reconociera la independencia de la república. El decreto fue igualmente sostenido por Cañedo, Pacheco Leal y Castillo Portugal, arguyendo entre otras cosas que «el pueblo, a cuya voluntad soberana nadie pude resistir, así lo quiere». 627 Se opusieron a la medida los diputados Sanromán y Hermosillo, arguyendo que no se podía violar la Constitución con pretexto de defenderla. A pesar de todo, la ley se aprobó el 3 de septiembre de 1827. Habitaban en Jalisco 313 españoles, de los cuales, 128 eran comerciantes, es decir, 40.8% del total de comerciantes de la localidad. Al decretar su salida, se privada al Estado de fuertes capitales.628 Sin embargo, esto no sucedió de esa manera, como veremos. La prensa no se mantuvo ajena al conflicto, El Sol puso en evidencia el decreto y pronosticaba que sólo se expulsaría a unos trein- 621 Luis Pérez Verdia, Historia particular del tstado de fali sco. T. o. U de G, Guadalajara, 1989, p. 249. 24 pertenedan al clero regular, 29 eran oficiales militares su pendidos y 17 soldados retirados, 39 eran agricultores, seis eran mineros, uno era propietario de inmuebles, ocho figuraban como exempleados del gobierno, cinco eran profesionistas, tres trabajaban como artesanos, uno era marino, cuatro se empleaban como sirvientes y siete no tenían trabajo específico. Harold Sims, op. cit., 1974, p. 34-35. LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS 477 ta españoles. La opinión pública quedó dividida. Sin embargo, no se tiene noticia alguna de qué fue publicado al respecto en Jalisco. Los periódicos de ese año desaparecieron todos. Se aprobó la ley federal de expulsión el 20 de diciembre 1827 y se publicó el 4 de enero de 1828. Y efectivamente, sólo se expulsaron veintinueve; 280 lograron la exención y cuatro casos quedaron pendientes. Juan N.Cumplido, sin embargo, no recibió con agrado las excepciones autorizadas por el gobierno federal. A fines de marzo de 1828, el mandatario estatal, visiblemente molesto envió a Juan de Dios Cañedo, secretario de relaciones, una lista de 74 españoles a quienes consideraba políticamente peligrosos, 49 eran militares activos y retirados, de los cuales sólo 7 fueron finalmente desterrados, después de que un consejo de ministros analizó con minuciosidad cada caso. 629 El año de 1827 se caracterizó por el furor antiespañol. Según la ley del 10 de mayo de ese año, los españoles no podían ocupar cargos públicos. La operación antiespañola de 1827 terminó en Jalisco con un levantamiento en contra de los hispanos en Ameca a principios de 1828 que fue sofocado. La situación privilegiada que siguieron manteniendo los peninsulares después de 1827 y el temor siempre latente de que España mandara una expedición militar de reconquista, mantuvo vivo el espíritu antiespañol. La hispanofobia se extendió debido a los folletos que se distribuyeron en varias ciudades como el de Pablo Villavicencio O se van los gachupines o nos cortan el pescuezo. Contestación del Payo del Rosario a la Voz de la Patria y a los folletos de Rafael Dávila.630 En la necesidad de proteger la independencia y la soberanía, los yorkinos se apoyaron para dem.andar la promulgación de una nueva ley que expulsara a los españoles que habían logrado evadir el decreto de 1827. La segunda ley de expulsión se publicó el 20 de marzo de 1829. Como ocurrió en 1827, en 1829 los peninsulares emplearon los mismos mecanismos para eludir los efectos de la ley. Las recomendaciones, los certificados falsos, los sobornos, las amistades y las 6 2' 6J() Jaime Olveda, La Oligarquía de Guadalajara. Conaculta, México, 1991, pp. 238. !bid., pp. 239. 478 LA DISPtffA POR LAS CONCIENCIAS·: relaciones que sostenían con los miembros del círculo oficial, fueron los arbitrios que utilizaron para no salir afectados. Incluso algu· · nos se ofrecieron a contribuir al préstamo que solicitara Guerrero · para repeler la expedición de Barradas. Juan Manuel Caballero y : Ramón Murúa son dos ejemplos ilustrativos en este sentido-. . · セ@ Jalisco fue uno de los estados más indulgentes en la aplicación de la ley de expulsión de 1829. De los 367 españoles que residían en セ@ el territorio del estado, sólo a 64 se les expidió pasaporte para que · \ abandonaran el país y a 303 se les concedió la excepción. Según los · cálculos hechos por Sims, para diciembre de 1829, Jalisco era la cuarta entidad que albergaba mayor número de españoles: 13.9%,631 por esto, se puede concluir que las leyes antiespañolas no lograron afectar mayormente a la población hispana residente en el estado. Los ataques a los españoles no volvieron a repetirse con la misma saña hasta 1829, con motivo de la expedición de Barradas con la mira de reconquistar México. Entonces se publicó en Guadalajara el bisemanario ¿Quién Vive? a partir del 29 de agosto. Este pretendía ergu4'se coqto «Atalaya sobre el enemigo, ese aborto del infierno, sobre el español, en una palabra, lo descubriremos, perseguiremos, hostilizaremos sin tregua, sin cuartel».632 El PE'.Tiódico, en efecto, en sus 40 números se ocupó de dar in- · fortttes sobre el estado de la invasión y su opinión al respecto, la cual se expresó sin ningún tapujo, a diferencia de El Nivel en los años anteriores. Comenzó con un manifiesto del primer batallón de las-milicias cívicas al gobierno del estado para ir a combatir a los españoles invasores. Animados por la noticia de la invasión, decidían ir a luchar, ya que: l Queremos dejar a la patria hijos y hermanos que bendigan nuestra memoria al verse por nuestros esfuerzos libres ciudadanos ilustrados en las ciencias y artes, gobernados por sí mismos y cultos en sus オウッセ@ y costumbres y no unos ignorantes fanáticos por sistema, aduladores por necesidad, cuyo fatigado espíritu declame y maldiga a los padres cobardes que les dieron una existencia miserable y toda a disposición del tirano que los oprima. Nosotros mismos queremos gozar de esa libertad tan amada y dejarla en patrim'onio a nuestros hijos, sistel:llada y perpetua. 6ll Harold Sims, op.dt., 1982, pp. 220-221. M? ¿Quién Vive?, «Prospecto», 24 de agosto de 1829. LA DlSPUTA POR LAS CONCIENCIAS 479 . Aunque se consideraban hijos del estado, consideraban también que ·su acción debía estar fuera de él para defender cualquier parte de la Confederación que se viera amenazada. Los editores hacían un largo comentario a esta petición, pintando con los más vivos colores las intenciones de los españoles en territorio ·mexicano: ¡Quieren reconquistamos! Y para conseguirlo, quieren también penetrar en nuestros pechos con su cuchilla, bañar el territorio mexicano con nuestra sangre, amontonar nuestros cadáveres por los campos para las fieras, debastar nuestras campiñas, reducir a cenizas nuestras ciudades y para decirlo de una vez: quieren mandamos, oprimirnos, tiranizarnos. Su aparición, su presencia sola lo está comprobando. Esta opinión reiteraba lo dicho por los folletos de los años anteriores a los que nos hemos referido, presentando una invasión tal como la catástrofe más terrible. Hacía una diferenciación importante entre los miembr:os de ambos ejércitos: mientras que los soldados de Manuel Godoy eran viles «esclavos disciplinados» cuyo fin era matar, los soldados de las milicias cívicas que se habían manifestado, hallaban que: «SU independencia, su libertad, sus instituciones forman un todo que garantiza su existencia y todos los derechos del hombre reunido en sociedad, y que sin estos objetos, 1a vida es un oprobio y la muerte preferible». Establecían así una diferencia fundamental entre el soldado que luchaba por establecer una tiranía oprobiosa y el soldado de la libertad que defendía «el engrandecimiento de una nación libre que セ・@ da leyes». 633 . <;::orno se ha dicho, durante la vida del periódico se informó de los movimientos de ambos ejércitos, se incluyó por ejemplo, una manifestación que hada el cuarto regimiento permanente al supremo gobierno en Veracruz, comunicando sus desdichas y pidiendo que se les uniera la caballería.634 Añadían estimaciones de triunfo sobre el enemigo, además de largos artículos como : «Suerte de los mexicanos ·s i los españoles alcanzaran la reconquista», donde se reproducían los argumentos ya citados más arriba. La muerte, concluía el autor, era el destino. lbid., núm. 1, 27 de agosto de 1829. lbid., núm. 2, 31 de agosto de 1829. LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS 480 Muerte a los venerables ancianos que pudieran instruir a los niños y jóvenes en la historia de la independencia y libertad vista y presenciada por ellos mismos; muerte a los hombres vigorosos y membrudos que pudieran emplear sus fuerzas y valor contra Jos tiranos de su patria; muerte a los jóvenes y niños que han sido educados en los días de la libertad; muerte a los talentos, a las luces, a la instrucción; muerte sobre todo lo que respire vida y razón nacidas en tierras mexicanas. La muerte no sería lo primero, sino la inquisición y nadie escaparía a la persecución religiosa. Por ello había que hacer la guerra al «bruto español».635 Nótese cómo ha variado el concepto del español desde la Independencia: ya no espera al país vencido el ateísmo, sino por el contrario, la Inquisición. Otra de las razones por las cuales se pelería hasta la muerte frente al enemigo era para defender el sistema federal: «hoy en día que estamos constituidos bajo el sistema más divino, el federal, el que protege nuestras personas, nuestros intereses y todos nuestros derechos, ¿habíamos de sucumbir a un tirano? ¡imposible!».<>36 Los editores no soltaron prenda e insistieron en los afanes de dominación de los españoles, quienes la ley bajo la base del capricho y de la injusticia de nos ゥイョーッ、セ£@ aquí, han de nacer el respecto y las garantías del hombre: he aquí la sujeción al genio y costumbres del pueblo americano; de aquí su código. Nada de proporciones en el repartimiento de los impuestos, ninguna seguridad en los intereses y en la existencia del hombre ha de ser el ludibrio de esos miserables aventureros que asestan desde Cabo Rojo los derechos individuales de esta gran familia.637 El editor instaba a todos los jaliscienses a olvidar pequeñas renciUas personales para unirse en uno solo y derrotar al enemigo: somos invencibles porque nos unimos, somos dignos de ser libres porque somos virtuosos, ningún sacrificio nos es costoso para conservar nuestra independencia, nuestra libertad y nuestro sistema de federación. 6)5 6.)6 6-17 /bid., núm. 1, 27 de agosto de 1829. /bid., núm. 3, 3 de septiembre de 1829. /bid., núm. 2, 31 de agosto de 1829. LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS 481 Se incluyeron también poemas infamantes al general Barradas y su división638 así como otros de glorificación a Santa Anna. El 3 de septiembre de 1829 dieron la noticia de que éste hizo prisionero a Barradas. Aunque eso fue causa de regocijo, seguían advirtiendo: Femando VII y sus esclavos sin riquezas, sin prosperidad; llenos de vicios, y sin tener con qué fomentarlos; graves y ociosos por su nobleza; ignorantes y supersticiosos, tercos y tenaces como ellos solos; no pueden ver con indiferencia la emancipación de la América. Todo déspota, aclaraban, odiaba la libertad porque hacía tambalear su poder. No era de dudar que el rey mandara otra expedición y «conspire contra las libertades patrias ... y pretenda disputar el derecho con que nos hemos constituido sobre bases filosóficas un sistema representativo popular federal».639 Se incluyeron otras alusiones a los españoles: como se había mencionado, este periódico fue el que trajo a la memoria al Correo de la Federación que Jalisco había sido el primero en establecer la ley de expulsión y el que más había hostilizado a los españoles, esto cuando el periódico de México había tratado de acusar a Jalisco de no colaborar lo suficiente con la guerra. Asimismo, en el aniversario de la independencia, aprovecharon para publicar un poema que si bien era de celebración a ese evento, era también un llamado a hacer la guerra a los españoles.640 El 26 de septiembre se informó de la rendición incondicional del ejército de Barradas. Con ese motivo, el periódico publicó algunas alocuciones inflamadas como ésta: Españ'o les: vosotros que os burlasteis de la efusión de nuestro júbilo, en la noticia pasada de la prisión de vuestro cabecilla, morded la tierra y llorad pa.r a siempre vuestra ruina. Cual otros judíos sereis maldecidos en vuestra propia patria, que habeis desgraciado con vuestro carácter sangriento y con vuestros crímenes. La ocasión era propicia para dar a la luz diversos poemas alusivos y décimas para Santa Anna.641 Asimismo no perdieron la ocasión entonces para hablar de Aviraneta, quien se había incorporado como wo 641 /bid., núm. 3, 3 de septiembre de 1829. /bid., núm. 3, 3 de septiembre de 1829. /bid., núm. 7, 17 de septiembre de 1829. /bid., Alcance al núm. 9, 26 de septiembre de 1829. 482 LA DISPlITA POR LAS CONOENCIAS secretario de los enemigos, reputándosele como agente del gobierno de Madrid.642 Éste es el último periódico tapatío que toca el tema de los españoles durante el periodo de estudio. Como se ha visto fue, en mucho, un órgano de guerra que utilizó las tácticas fu ribundas de este tipo de publicaciones para denostar a los enemigos y animar a la pelea, uniendo, curiosamente al ataque, una defensa acérrima del federalismo. Después de 1829, los españoles desaparecieron del escenario público, dejando el lugar a asuntos graves como los ya tratados en los capítulos anteriores. El 17 de abril de 1833, bajo el gobierno de Pedro Támez, volvió a publicarse otra ley que decretaba que los españoles no podrían tener bienes raíces en el estado. Otra ley prohibía a los españoles residentes administrar fincas rústicas o establecimientos con más de diez dependientes. Sin embargo, la más importante de todas, fue sin duda la ley de expulsión de españoles que hubieran regresado a Jalisco después de 1828. Lo más sorprendente de ello es que en los folletos publicados ese año ninguno llame la atención sobre estas leyes. Al parecer, fue tal la impresión causada por el decreto 525 y otros donde la Iglesia resultaba dañada, que las otras leyes antiespañolas pasaron, puede decirse, desapercibidas. Vemos que Jalisco se tomó muy en serio su papel antiespañol entre 1824 y 1829. Los ataques fueron feroces y constantes, aunque la defensa fue relativamente débil. En Guadalajara los periódicos se enfrentaban con sus opositores de Ja ciudad de México, el más virulento de ellos, El Sol, pero dentro de la ciudad, además de los folletos de Fernández Aguado, no pudo articularse defensa más consistente. Durante el gobierno de Bustamante, los ataques cesaron, sin embargo, lo que resulta verdaderamente extraño, es que durante el gobierno radical de Támez, no se haya vuelto a entablar una disputa de mayor magnitud. Aunque esto puede obedecer a las causas que más arriba mencionamos, relacionadas con la Iglesia. Hubo también algl.4..'1as manifestaciones en contra de otros extranjeros, las cuales no queremos dejar de lado en este trabajo, y que obedecieron a diversas causas. En contra de los ingleses aparecieron dos folletos en 1825, uno de ellos firmado por el Payo del 612 /bid., núm. 10, 28 de septiembre de 1829. 483 LA DISPllfA POR LAS CO NCIENCIAS 643 Rosario Si no se van los ingleses hemos de ser sus esclavos, en donde se incluyeron estos versitos: Murió el dominio opresor al publicarse el Plan de Iguala mas siendo el inglés traidor fue a salir de Guatemala para entrar en Guatepeor. Del Pensador se publicó un Consejo de Guerra a los Ingleses, 644 donde los acusa de haber preferido su comercio a la ruina de los artesanos nacionales y haber cubierto de miseria a estos últimos con la introducción de sus manufacturas. Posición muy lógica por parte de los ingleses, pero que el Pensador juzga inaceptable. Sin haber reconocido la independencia ni a los mir.istros mexicanos en su país, sí habían negociado empréstitos muy valiosos, condenaba. Ambos circularon en Guadalajara. Como vemos, responden a circunstancias muy precisas, de la apertura del mercado y la entrada a México de manufacturas procedentes de ese país. En 1832, sale a la luz Otro tecolote viejo prorrumpe en canto llano que le den un burro mejo al extranjero tirano que merecíendo aparejo pide burro castellano. Arre Burro.645 Este papel de nombre tan burlesco se pronunciaba contra Jos extranjeros, en general, llegados a México durante el régimen de Bustamante. El autor propugnaba por que éstos fueran expulsados del país, ya que su presencia era altamente riesgosa. Este folleto impreso en Guadalajara provocó cierta polémica. Alguien se atrevió a contestarle defendiendo a los extranjeros, con lo cual el autor arremetió de nuevo bajo el nombre El Tecolotero Liberal. Arganas prevenga, hen11ano, para recoger el pan, pues las tortas que hoy le dan no han de caberle en la mano. O sea, contestación al hondero defensor de los extranjeros.646 La principal queja del tecolotero contra los extranjeros era también de tipo económico, argüía que éstos eran representantes de las casas comerciales de sus países y 64S 6'6 El Payo del Rosario. Si 110 se van los ingleses, Iremos de ser sus esclavos. Of. de Ontiveros, México, 1825. Mise. 74, BPE. El Pensador Mexicano. Consejo de Guerra a los Ingleses. Imp. de Ontiveros, México, 1825. Mise. 74, BPE. Otro tecolote viejo... Imp. de Sanromán, Guadalajara, 1832 Mise. 42 BPE. El tecolotero Liberal. Arganas prevenga lrermano... Imp. de Sanromán, Guadalajara, 1832. Mise. 42, BPE. 484 LA DISPlfTA POR LAS CONOENCIAS no cumplían las alcabalas de México. Condenaba también a el defensor de los extranjeros, como una vergüenza para su pafs. Ya que Jalisco «sacudió el yugo bustamantino», para poder gozar la paz sólo necesitaba que le quitaran a los jaliscienses perversos. Quién sabe cómo le fuera a usted si se toma esa medida, pero viva advertido que Jalisco será feliz, lo mismo que la república toda, el día que no quede ni un solo extranjero, sanguijuelas de nuestra nación, hombres sin honor, sin carácter, sin religión. Afirmaba que la revolución que se estaba llevando a cabo, en ese momento, era obra de los extranjeros «ellos se volverán,tecolotes y nosotros gatos» -de ahí el nombre de tecolotero que habla adoptado el folletista- y sólo expulsándolos se libraría a México de esa revolución. Como puede apreciarse, se volvió a través de estos papeles a la técnica de culpar a «los otros» en cuestión, de todos los males del país, especialmente los políticos. Un análisis más específico del lenguaje de estos panfletos podría resultar muy interesante en el futuro, asf como una comparación de todos ellos en distintos momentos de este rico periodo. f ¡ CONCLUSIONES Se trató de inscribir este estudio en una línea de análisis que saltara las barreras descriptivas y pudiera contribuir a un mejor entendimiento de la· función de la prensa en Guadalajara. Se escogió el momento del nacimiento del periodismo en esa ciudad y su desarrollo durante la primera república federal, es decir entre 1809 y 1835, a fin de estudiar el papel que jugó el periódico en la formación de la opinión pública en Guadalajara en los primeros años de la vida independiente, momento en que se comenzaron a formar los grupos de intereses y tendencias ideológicas que predominaイ■セ@ durante todo el siglo XIX. Este acercamiento surgió de la necesidad expresada por los órganos de prensa estudiados de proclamarse voceros, representantes de la opinión pública y defensores de los · · intereses del «pueblo». Guadalaja.r a ·resulta un lugar especialmente interesante ー。イセ@ estudiar el surgimiento de la opinión pública ·a pesar de no ser el lugar donde se inició la discusión pública .de los asuntos -ésta se inició en la ciudad de México-, sin embargo, sí fue el purto central de la discusión en torno al federalismo y, por esas mismas fechas, en tomo a la relación entre Iglesia-Estado. El federalismo presentó características particulares en Jalisco, de la misma manera que su clero, aunque sobre esto no hay elementos comparativos suficientes. No se intentó, por lo mismo, un estudio comparativo, el cual, por cierto, resultaría de gran interés. Según se dijo en la introducción, tuvo que hacerse una diferenciación fundamental entre ciudadanos y simples jaliscienses, ya que sólo los ciudadanos eran considerados miembros de esa opinión pública: capaces de discutir los conceptos básicos cuestionados en 486 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS esos momentos. De aquí se desprende que los periódicos lejos de estar dirigidos al «pueblo» como se había planteado, están dirigidos al selecto círculo de los ciudadanos. Los simples jaliscienses - los analfabetas, los no propietarios, los delincuentes, los que no tienen medios de sobreviviencia estables- no pueden opinar, están ausentes de la discusión, están ahí para «ser ilustrados». Los temas básicos de los ciudadanos que se pusieron a discusión fueron la forma de gobierno -sobre todo el federalismo que fue aclamado y denostado a través de las dos décadas que abarca este estudio-, la religión -en especial lo concerniente a la práctica y disciplina religiosas y a los límites que debían prevalecer entre ésta y el gobierno- y el tema referente a los españoles, sobre todo el cuestionamiento respecto a sus derechos en ese nuevo país en formación. En el discurso de los diferentes órganos de prensa existieron innumerables contradicciones, defensa virulenta de ideas, ataque a personas concretas, una disputa desordenada, en efecto, pero que tiene el inmenso valor de haber sacado a la esfera de lo público la discusión de temas relacionados con la moral pública, con las virtudes cívicas, con el derecho a practicar Ja religión de una manera más libre, cuestionando la disciplina, el mismo dogma y la conciencia incipiente de nacionalidad frente al otro: «el español, el coyote», poniendo en duda los derechos y prerrogativas que ya se daban por sentado en los viejos tiempos. Para poder analizar la agenda de los periódicos, había que situarlos históricamente y describir los sucesos que trataron -o no trataron-, es decir, para poder hacer una comparación entre los temas tratados y los hechos históricos, hubo que introducir a la prensa en su momento histórico, de una manera descriptiva. Asimismo, se trató de documentar la existencia de diversos factores económicos y sociales necesarios para el establecimiento de la imprenta y el nacimiento de la opinión pública. En la primera parte del trabajo, se probó que en la ciudad de Guadalajara existían en efecto los elementos necesarios para que el nacimiento de la opinión pública tuviera lugar, es decir, el inicio de la sociabilidad moderna en grupos y tertulias, donde se reunían voluntariamente los individuos a discutir los asuntos de interés público. Se vio también que existía en la ciudad una capacidad económica considerable, así como una alfabetización suficientemente CONCLUSIONES 487 amplia para permitir el acceso a la información y el interés creciente en torno a ella. El desarrollo del comercio debido a la apertura del puerto de San Bias y, en general, a la reactivación de la economía de la región por el movimiento de Independencia, profundizaron los afanes de autonomía regional que culminarían en el federalismo jalisciense. Este desarrollo había venido propiciando una serie de adelantos para la provincia como el establecimiento de la Real Audiencia y de una casa de Moneda así como la fundación de la Universidad, trayendo esta última consigo la necesidad de una imprenta, a finales del siglo xv111. Por otro lado, se vio cómo las cortes de Cádiz formaron un nuevo nexo directo e institucional entre España y las Colonias. Esto les dio a los americanos la seguridad para tratar los asuntos políticos de igual a igual, así, la discusión en España propició una modernización ideológica más acelerada en México que incidió en el deseo de discutir públicamente los asuntos políticos. La llegada de la imprenta a Guadalajara respondió a las necesidades sociopolíticas de las élites ilustradas de informarse y documentar las discusiones en espacios propicios para ellas. De este mismo modo, se creó la necesidad de reimprimir un periódico español que defendía las ideas más progresistas del momento: el Semanario Patriótico. Gracias a la libertad de imprenta instituida por la Constitución de Cádiz existió una gran proliferación de impresos de todo tipo, tanto en México como en Guadalajara, aunque se dio una particularidad en esta ciudad: los impresos de este periodo no son predominantemente religiosos como en otras partes del país, sino que abundan los de temas políticos. Esto evidencia un marcado interés por la cosa pública y una transición a la modernidad . Aunque el discurso de los siguientes periódicos que se publicarían en Guadalajara todavía se sitúa en esta transición: defensa de las corporaciones como la Iglesia, ataques y defensas contra los agravios recibidos y apelación al espíritu patriótico. En esta transición entre lo que se ha llamado el «periodo del patriotismo vulnerado» y «los inicios de la discusión política moderna», se encuentra El Despertador Americano. Hay que puntualizar que a pesar de que se afirma que la libertad de imprenta fue general a partir de la promulgación de la Constitución, esto se vio matizado en Guadalajara por la presencia de José de la Cruz en el gobierno local. Así, los 488 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS impresos que surgieron, eran de repud io hacia la causa independiente y de apoyo a la Constitución, como El Telégrafo de Guadalaxara y El Mentor de la Nueva Galicia. Aunque los grupos de discusión existían informalmente, desde antes de la Independencia, fue hasta consumada ésta y con la reinstalación de la Constitución de Cádiz y la libertad de imprenta que la discusión pública de los asuntos de interés se reactivó. Surgieron así grupos más organizados de sociabilidad en Guadalajara como la Sociedad Patriótica y posteriormente la Sociedad Guadalajarés de los Amigos Deseosos de la Ilustración. En estos mismos años se inició el debate a través de la prensa de los temas que preocupaban más al país naciente: la forma de gobierno, las relaciones Iglesia-Estado y la expulsión de los españoles. La autonomía de la región dirigida por Quintanar resultó en la promulgación del federalismo, lo cual trajo discusiones y pugnas con el poder central, situación que se prolongó hasta mucho después de la destitución del gobernador. Esta toma de posición del gobernador frente a las autoridades centrales influyó en las publicaciones, en su número y en su manera inflamada de tratar los temas poUticos. Se ha tratado de ocultar la filiación iturbidista de la élite tapatía, así como de negar la participación que pudo tener Quintanar en la conspiración para hacer regresar al emperador, en este trabajo vimos que existen muchas pruebas que pueden conducir a afirmar que, en efecto, Quintanar estaba implicado, pero en la . misma medida que el resto de la élite de Guac;lalajara. Es necesario recalcar las nuevas circunstancias posteriores a 1821 que produjeron alteraciones en la vida cotidiana-de los tapatíos: cambios en las costumbres hogareñas y en Jos mecanismos de subsistencia, nuevas formas de diversión, de transporte, de proceder religioso, de educación y trato con visitantes que comenzaron a llegar de otros lugares del país y del extranjero. Estos cambios son fundamentales para explicar el inter.és de los tapatíos en \セ ャ 。@ cosa pública», se estaba caminando hacia la esfera pública, como se explicó en la introducción. La prensa de ese periodo tenía como fin, por un lado, dar a conocer las nuevas instituciones y defender el sistema político que se quería adoptar, el federalismo (El Iris de falisco, principalmente) así como el de ilustrar, ordenar los conocimientos y saber con qué se contaba para la formación de la nueva nación (La Estrella Polar). 1 !. CONCLUSIONES 489 Después de 1824, los primeros golpes a los viejos grupos de poder comenzaron a darse: en la disputa por el Patronato, a raíz de la promulgación de la Constitución de Jalisco y su artículo 7 que establecía que el Estado debía ocuparse de los gastos del culto. Hecho que, entre otros, produjo la mayor cantidad de impresos del periodo en ese año. La prensa tomó los dos bandos, mientras que en el Plan de Instrucción Pública y la creación de nuevas instituciones de enseñanza como el Instituto del Estado, la prensa tuvo un papel importante de defensa y apoyo a la instrucción y la modernización de las instituciones. Entre 1824 y 1828 se dio con mayor fuerza la apertura de la discusión. La participación pública para influir a la opinión fue enorme y la discusión turbulenta. La libertad de imprenta fue usada por los opositores para probar lo malo que era el gobierno, lo tiránico, lo poco que se concedía en realidad a la libertad. Así, fue atacado desde Jalisco el triunvirato de Negrete, Bravo y Victoria en 1823 y una vez más, el gobierno de Bustamante en 1830 en una campaña de prensa que Ignacio Cañedo apoyaba. Finalmente se hizo lo mismo para denostar el gobierno de Pedro Támez, por parte de los defensores del centralismo y de la Iglesia. En realidad se escribió mucho más de lo que se quiso aceptar, El investigador se encuentra frente a un corpus enorme de impresos de todas las tendencias. Las contradicciones al respecto, entre los periódicos, llevan a ver cuáles eran las motivaciones de los defensores de la libertad de imprenta que, lejos de ser algo abstracto, tenían bases ancladas en las atribuciones del Estado frente al ·centro o la filiación antiiturbidista o antiescocesa de los órganos en cuestión. La actitud adoptada frente a uno de los periodistas más agresivos de la época: Anastasia Cañedo demuestra, por una parte, la agresividad del centro hacia Jalisco, con su detención arbitraria por orden de Lucas Alamán y, posteriormente, queda demostrado un cambio de actitud de la Iglesia, quien permitió los ataques de Cañedo durante más de dos años antes de llevar a cabo ninguna acción represora en su contra. Esto también demuestra lo poco articulados que estaban en realidad los mecanismos de represión contra los ataques de la prensa. En la segunda parte, antes de iniciar un análisis de los contenidos de la prensa, tuvo que hacerse un análisis externo. Se examinaron diversas características de los órganos de prensa, la tecnología 1 t 490 l LA DISPUTA POR LAS CONCIENQAS usada, el papel, el tamaño, los editores, los precios y las formas de financiamiento, con la conciencia de que todas estas «marcas» afectan de una u otra manera en los contenidos de los periódicos (la forma en que la parte física de las publicaciones repercute en sus contenidos son muy variadas y complejas: un estudio detallado al respecto es mi libro La Gaceta de Guadalajara: de Taller Artesanal a Industria Editorial, ya citado). Como casi todos los periódicos tenían características físicas muy similares no se hizo ninguna diferenciación entre ellos y se las trató en conjunto. Todos los órganos de prensa estudiados fueron elaborados en talleres artesanales, con papel importado, caro y malo, que causó muchos problemas a sus editores por su alto costo y las dificultades en su distribución y transporte. Sus precios fluctuaron entre los dos reales (25 centavos) y medio real (seis centavos) el ejemplar, precios muy similares a los que tenían los periódicos del resto del país. No pueden considerarse muy altos, pero no estaban tampoco al alcance de la mayoría (un maestro que ganaba cinco pesos a la semana tenía que gastarse diez por ciento de su sueldo en un periódico bisemanal). Estaban costeados por sus dueños y por las suscripciones, o bien, subrepticiamente por el Gobierno o la Iglesia, ya que no contaban con otros medios de financiamiento como la publicidad. Circularon profusamente por todos los lugares de la región a donde llegaba el servicio de estafeta y se sabe que cruzaron frecuentemente las fronteras del estado y del país. Sus ti rajes pueden calcularse entre 300 y 500 ejemplares en promedio para los más populares, mientras que los más modestos se conformaron de 120 a 150 ejemplares. Existieron pocos diarios debido a la falta de profesionalización de los encargados de los periódicos y muy probablemente a la falta de un público lector suficiente que apoyara a este tipo de publicación. La periodicidad promedio de estos órganos fue el semanario, aunque los periódicos más polémicos fueron trisemanarios. Los contenidos de los periódicos se basaban en otros periódicos adquiridos en canje y algunas veces en libros. Casi siempre una sola persona -el editor o director- se ocupaba del resto de los contenidos: artículos de fondo y editoriales. Ante la dificultad de averiguar los nombres de la mayor parte de los dueños y editores de papeles públicos sólo puede decirse, a partir de lo que se sabe, que algunos de ellos -los más furibundosfueron extranjeros, uno sólo perteneció a la oligarquía local y los d i l セ@ セ@ ., CONCLUSIONES 491 demás, a la clase media ilustrada en expansión, mientras que Jos impresores -a excepción del primero- fueron todos tapatíos. Una de las partes más relevantes para este estudio es la correspondiente a los lectores de los periódicos, donde se sustentó la hipótesis planteada en la introducción. Los lectores directos son muy pocos. Si partimos de la lista de los 133 suscriptores de El Mentor de la Nueva Galicia, la mayor parte eran religiosos, militares, funcionarios públicos, profesionistas y comerciantes; otros eran maestros, nobles o de profesiones no determinadas. Hay también lectores indirectos que conocen los contenidos de los impresos aunque no los lean, a través de la lectura en voz alta o de comentarios. Esto sucedía en distintos lugares, desde los ambientes cultivados hasta la misma calle a través del voceo. Se quiso en este trabajo llegar a un equilibrio entre las dos tendencias existentes en los estudios sobre prensa y lectura en México: una de ellas pretende negar cualquier influencia al periodismo de principios de siglo XIX, por su limitada circulación, sus contenidos partidistas y un analfabetismo generalizado. La otra habla, por el contrario, de una amplísima alfabetización, y sitúa en el campo de lectores de los periódicos, sean directos o indirectos, a casi todos los habitantes de las ciudades y el campo. Ambas son por supuesto exageradas. Nosotros tratamos de probar que el público lector de los periódicos es restringido de entrada. Es verdad que existe una considerable alfabetización en Guadalajara y una necesidad de informarse y participar, sin embargo, la lectura de los órganos periodísticos debe dividirse en varios niveles, y según los actores de estos niveles es el uso que se da a lo leído. Reiteramos la diferencia entre los ciudadanos destinatarios de las publicaciones y los receptores de las noticias, diferencia además perfectamente explícita en los periódicos mismos: quienes verdaderamente pueden participar de la opinión y pueden actuar como un público son los ciudadanos mayores de veintiún años, con empleo o modo de vivir conocido, libres de deudas, que no hayan sido procesados y que sepan leer y escribir (10o15% de la población, según afirma Pedro Pérez H errero). Para ellos, el periódico actúa realmente como un reflejo de la opinión pública: su opinión. Este tipo de lectores son a su vez escritores de los papeles públicos o bien inciden de alguna otra manera en el rumbo d e la opinión. A ellos se dirigen los periódicos para hacerles conocer derechos y deberes o para solicitar su colabora- 492 LA OISPtrrA POR LAS CONCJENCil\S ción. Uno de los ejemplos más claros de ello es El Polar. Para los otros, los simples jaliscienses, «la clase más numerosa)), ccel pua.blo», los periódicos tienen la misión de formar la opinión, convencer de las bondades de una u otra facción, informar de lo que sucede, convertir a «la masa amorfa que vive en el siglo X» en un verdadero público. Por lo menos ésa es la intención explícita: uno de los ッ「ェセ@ tivos en los periódicos es «conformar a la nación a partir de hom· bres más o menos ignorantes, más o menos estúpidos, con mucho trabajo, gran desvelo y mucha pena». Aunque vimos, en el último capítulo, que en realidad los periódicos están claramente dirigidoi a los ciudadanos, a los que pueden actuar, transformar las cosas, Éste es el pueblo de la prensa. A los simples jaliscienses se les conmina a dejar los asuntos públicos en manos de los ilustrados, qt.tienes saben cómo dirigirlos. Los editores se reconocen democráticos y liberales, pero no lo suficiente para querer «Un gobierno de todos por todos». En la tercera parte -la medular- se analizaron los contenidos de los periódicos para poder dilucidar sus objetivos a través de alr gunos de los temas tratados. Se concluyó que algunos de los objetivos no siempre explícitos, en estos órganos de prensa, eran crear adeptos a una idea determinada: la independencia, la sujeción a España, el sistema federal. La contraparte, combatir las ideas, los «errores de los últimos siglos». Ilustrar, formar opinión. Legitimar, por ejemplo la jura de la Constitución de Cádiz o el gobierno procentralista de Romero. Observar imparcialmente la marcha de los gobernantes, que tal vez sea el objetivo más claro de los órganos de la opinión pública, síntoma inequívoco de la modernidad de esta prensa. En tomo a este punto, es necesario destacar la aparente imparcialidad de estos periódicos (El Iris de Jalisco y El Nivel, sobre todo) en los momentos de crisis. El Iris no dudó en publicar los manifiestos de los jefes militares contrarios sin dar su versión propia o tomar partido, lo mismo haría con las noticias de la muerte de Iturbide, o bien, El Nii1ei, ・セ@ su manejo de los asuntos relativos a la Iglesia, los cuales resuelve a través de opiniones de terceros. Esto marca una diferencia importante frente a los periódicos anteriores como El Despertador o El Mentor, así como una verdadera entrada al reino de la opinión pública donde uno de los requisitos es precisamente la «imparcialidad» aunque sea ficticia. Otro de los objetivos es hacer públicas las leyes, las discusiones del congreso, los avisos y CONCLUSIONES 493 comunicados, aunque no siempre con los nobles propósitos de Thomas Paine, sino con el más pedestre objeto de ahorrar en la publicación por separado de listas diversas y comunicados que por ley debían hacérsé públicos. Y finalmente, excitar a la participación (de los ciudadanos) en los asuntos públicos como las elecciones. La incipiente modernídad de estos órganos también se expresó a través de los temas tratados: la mayor parte de los periódicos son políticos, y los otros temas que se trataron como el papel de la mujer en la nueva sociedad y la salud pública, evidencian un paso más hacía la modernidad. De los temas políticos abordados en la prensa, sólo se analizaron los más relevantes como la forma de gobierno, en tomo a esta discusión, se repartieron los escritos en tres subtemas fundamentales: temas relativos al gobierno representativo, forma que deben adoptar las leyes y la defensa del federalismo en Jalisco. Una vez más es necesario reiterar que el interés de este trabajo no fue sacar nuevas conclusiones respecto al federalismo jalisciense. Sabemos que fue causado por el deseo autonomista de una poderosa oligarquía que tenía los medios económicos y sociales para plantearlo, sabemos que sus principales propugnadores estaban inmersos en una cultura política lo suficientemente progresista para plantear los cambios, y sabemos que el momento de sus inicios estuvo contaminado por el iturbidismo; que su principal apoyo, Quintanar, asi como una buena parte rl.e la clase política de Guadalajara, estaban en pugna abierta contra el centro, contra el gobierno de Bravo y Negrete y a favor del regreso de Iturbide. Sin embargo, el punto central de interés en este trabajo es cómo se planteó todo eso en la prensa. En ella, se reflejó el iturbidismo ciertamente, así como el apoyo irrestricto al federalismo. No se encontraron pruebas de la resistencia a dicho sistema hasta 1834, cuando cayeron los gobiernos de Támez y Cumplido y subió el prosantanista Romero. Hasta entonces se dejan ofr las voces que apoyan el centralismo. Esto se hizo incluso con el mismo discurso federalista: en este sentido se da una curiosa circularidad, asi como Maldonado comienza en 1811 diciendo que el pueblo no estaba preparado para ser libre por encontrarse en la infancia, los centralistas que se expresan en El Reformador Federal terminan asegurando la infancia del pueblo respecto al sistema federal. Así como los federalistas habían asegurado que la 494 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS soberanía radicaba en la nación y que la ley era la expresión de la voluntad popular, a fin de lograr el sistema republicano federal, los centralistas, en 1834, expresaban que si la soberanía estaba en el pueblo, éste expresaría su voluntad al abolir las elecciones locales y adoptar a los gobernantes centralistas y no dimanados del sufragio. No se vislumbra, sin embargo, como en el caso de la Iglesia o los españoles, una verdadera disputa a nivel local. Los autores se • están defendiendo claramente de las tendencias de afuera. Lo mismo sucede con la masonería: nadie dentro de Guadalajara ataca a los yorkinos que, además, están presentes en todos los escaños del poder local. La prensa tapatía, fundamentalmente yorkina, encontró su némesis en la escocesa del centro. Hasta 1834 se evidencia también la presencia de sus enemigos, sólo entonces, los escoceses encontraron voces de defensa en Guadalajara. No se puede sostener que haya sido unánime el apoyo. Más bien la censura fue muy efectiva y la libertad de prensa, tan sonada, no funcionó para todos. Sólo se anunció airadamente la falta de libertad de prensa cuando se ejerció la represión contra el federalismo y las autoridades locales en 1831, con Bustamante en el poder central y un militar, el jefe político Indán, a nivel local. Dicha falta de libertad no debió ser tan absoluta, ya que la misma Gaceta del Gobierno -auspiciada por el gobernador Ignacio Cañedo, último reducto del poder de la oligarquía local- fue la que la denunció. Es muy interesante ver también que en todos esos años, ni siquiera la Iglesia, que no dudó en defenderse en otros ámbitos, se atrevió a atacar el federalismo jalisciense. Así, puede hablarse de un bloque defensivo del federalismo, una alianza para protegerlo frente alcentro, de la mayor parte de los grupos de poder locales (recordemos que la Iglesia estaba muy ligada a los grupos oligárquicos locales y se puede considerar parte de ellos), por lo que pudo ejercerse más fácilmente la censura con los pocos disidentes. El tema Iglesia-Estado merece otro acercamiento. Tampoco quisimos ahondar demasiado en las causas concretas de los disturbios en su relación con el nuevo estado mexicano, entre las que se mencionan la confusión de jurisdicciones resuitante de este nuevo orden institucional que tuvo que enfrentar, la falta de un obispo en Guadalajara entre 1824 y 1831 que dirigiera la defensa, causa y razón de los excesos en la disputa o bien las continuidades procedentes de las Reformas Borbónicas, origen de los primeros limites al セ@ . 1 CONCLUSIONES 495 poder eclesiástico tanto en España como en sus colonias. No se quiso abundar en la presencia extendida del jansenismo, tanto entre los atacantes como en los defensores de la Iglesia, sino para detectar su presencia en los papeles públicos. En ellos se dio una verdadera disputa, y pudieron tratarse asuntos tradicionalmente privados e «intocables» de manera pública. Dicha circunstancia se dio en parte, creemos, debido a la presencia del jansenismo en el seno mismo de la Iglesia, así como en el afán de transformación de la misma, situándose en el cambio, aunque sin saber bien a bien cómo hacerlo. La misma Iglesia debe haber considerado útil ventilar algunos de los oscuros abusos que tenían lugar r · en su interior, algunas de las prácticas que resultaban ya anquilosadas yabsurdas, aunque siempre dentro de ciertos límites. Lo grave fue cuando esos límites se transgredieron. El caso más claro de esta tolerancia fue la Junta Eclesiástica de Cañedo (El Polar) que sólo se realizó tras dos años de continuos ataques de éste a la Iglesia y que, incluso ya en el momento de celebrarse, el acusado fue defendido por los miembros más progresistas del clero que se burlaron de los procedimientos. En torno a la Iglesia, al igual que en el caso de la discusión por las leyes, sucedió algo digno de tomarse en cuenta: el miedo era que la discusión se desbocara, que los asuntos por fin hechos públicos fueran incontrolables porque «el cuerpo social no podría subsistir viéndose repentinamente agitado por elementos heterogéneos que antes no conocía». Así, el error era hacer esos asuntos públicos, tanto en uno como en otro temas, el pueblo no debía intervenir demasiado. Es muy interesante cómo todos están de acuerdo (desde el presbítero más reaccionario hasta el mismo Polar) en que el pueblo tiene que ser ilustrado, educado, pero sólo los especialistas («la clase ilustrada», dicen los civiles, «los filósofos», dicen los clérigos) están capacitados para gobernar, para hacer las leyes, para discutir el dogma. El «pueblo», los «fieles», deben simplemente dejarse conducir. Es importante reiterar este punto, así como las precisiones que hicimos más arriba en torno a la circularidad de los discursos utilizados para defender o atacar cierta forma de gobierno. Podría parecer que tanto centralistas como federalistas, defensores y atacantes de la Iglesia manejaran el mismo discurso, provinieran de las mismas fuentes (y así es, en buena parte, pues la mayoría de 4% LA DISPUTA POR !,AS CONOENCIAS estos ilustres pensadores procedían de los mismos colegios, tuvieron los mismos maestros y leyeron los mismos libros). Esto debe prevenir a la tentación de hacer categorizaciones fulminantes de Iglesia vs. jacobinos o centralisas vs. federalistas. En el tema de los españoles, lo que sobresale es lo furibundo de los ataques a través de la prensa contrapuesto a la poca efectividad de las leyes que decretaron la expulsión. La realidad era que de haberlas llevado a cabo puntualmente, la economía del Estado se hubiera visto seriamente dañada. Asimismo se evidenció cierta intervención del centro para impedir expulsiones, sin embargo creemos que lejos de ser una imposición de fuera, la misma oligarquía 1 jalisciense estaba demasiado comprometida con los peninsulares •. para hacer efectivos los ataques verbales. Tal vez se evidenció a través de estos últimos la clase media en expansión y uno más de los afanes de progreso, sobre todo, la presencia yorkina (compuesta precisamente por una gran parte de esa clase media ilustrada) en los puestos de poder, queriendo ganar los espacios que los españoles ' tradicionalmente habían ocupado sin tener tanto que perder con la expulsión como las viejas oligarquías relacionadas y emparentadas con los peninsulares. En la prensa se vislumbra también esta disputa casi sin antagonistas locales -excepto el coronel Fernández Aguado en 1824, español ya muy asimilado a la cultura y vida locales, que incluso había combatido a favor del federalismo jalisciense-, sino como defensa a los ataques de la prensa de la capital, El Sol, sobre todo. En esta disputa como en las otras, el pueblo es arrastrado. Se dice que se expulsa a los españoles «por voluntad del pueblo», del mismo modo como se proclamó el federalismo o se defendieron o atacaron los privilegios de la Iglesia, momento en que el pueblo toma el nombre de «los fieles» . Se quiso probar que la opinión pública no puede reflejarse, ya que recién se está formando, pero sí se ex.presa a través de un debate público en las páginas de los periódicos representantes de una y otra facciones. Los periódicos son el único medidor de esta opinión pública en ese momento, el otro son las elecciones, elemento que no tomamos en cuenta en este trabajo y que fueron ejercidas, evidentemente por los ciudadanos. Vimos que para poder apreciar la influencia de los periódicos, como órganos de la opinión pública, había que estudiar a los lectores -pocos- y los lectores indirectos. Sí exis- CONCLUSIONES 497 tió una respuesta de algunos de los lectores directos que expresan su pensamiento a través de otros escritos y acciones concretas. Sin embargo, medir la influencia de los periódicos y otros papeles en los lectores indirectos es muy difícil. No se sabe qué acciones concretas, además del discurso que no ejercen, pueden haber tomado como para calificarlos como verdaderamente influidos por lo que se dice en los papeles públicos. Las votaciones no cuentan, porque ellos no votan, no existen otro tipo de organizaciones no gubernamentales, las revueltas populares tal vez podrian ser un indicativo, ya que el único recurso de expresión es la violencia, aunque en muchos casos están dirigidas por caudillos como Gordiano Guzmán con una linea definida. Como estudió Escalante Gonzalbo y los otros autores que citamos en la Introducción, muchos de los movimientos de este tipo durante todo el siglo XIX, obedecieron a intereses particulares que tenian más que ver con el clientelismo y los grupos de poder que con la voluntad del pueblo. El pueblo está afuera de la decisión, es usado para justificarla, pero no tiene influencia alguna para cambiarla. Queda aún mucho por averiguar sobre los usos de los papeles públicos en México y en especial de Guadalajara, queda mucho que decir sobre los lectores posibles y la influencia de los periódicos en las acciones concretas de la población. Los estudiosos de las lecturas y los lectores, en los últimos tiempos, coinciden con los estudiosos de la comunicación que desde hace años estudian las representaciones. La lectura de cualquier material incide en la representación hecha por cada lector de la realidad. Sin embargo, es sumamente difícil averiguar la influencia de los periódicos sobre las representaciones de la gente en el siglo XIX, y puede caerse en muchas especulaciones sin objeto. Hasta no encontrar maneras más concretas de averiguar y estudiar estos aspectos será mejor dejarlos cautelosamente de lado. Finalmente, quiero abundar más sobre lo que faltó hacer. Éste no es el trabajo que me hubiera gustado presentar. Faltó una mayor profundización en los temas tratados, una contextualización mayor, no para los periódicos, sino para las ideas que en ellos se expresaron, haberlas situado en las corrientes de pensamiento de su momento, haber caracterizado a estos órganos como elementos del cambio, pero también de la continuidad. Los conocimientos para hacerlo en este momento no fueron suficientes, el tiempo tampoco. 498 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS Como se temían los intelectuales tapatíos, la discusión se desbordó. El tratamiento de tantos temas y tantos papeles públicos condujo al caos. El Iris de Jalisco da suficientemente para un estudio a profundidad sobre el federalismo jalisciense. Asimismo, los folletos de los polares y la polémica que se levantó en respuesta serían suficientes para estudiar el álgido periodo de disputa entre la Iglesia y el Estado de 1824 a 1826. Al documentar «todo» se perdió profundidad. Sin embargo, se quiso presentar lo que había para que el estudioso profundizara luego en el tema o momento de su interés. Sirva este trabajo como primera aproximación para inquietar a los interesados que puedan problematizar más estos asuntos en el futuro. Creo, sin embargo, haber adelantado un poco en torno al estudio de la prensa en México y su relación con la sociedad que le dio origen. BIOGRAFÍAS Joaquín Angulo Nació en Guadalajara el 6 de diciembre de 1796. Estudió filosoffa en el Seminario, teniendo como maestro de esa cátedra al presbítero Casiano Espinosa y entre sus condiscípulos a Francisco Luis Martfnez y Pedro Zubieta, quienes más tarde llegaron a ser doctor en teología, el primero, y el segundo abogado, periodista liberal y uno de los fundadores de la Estrella Polar. En 1824 terminó filosofía y abandonó el Seminario para estudiar jurisprudencia en la Universidad. Desaparecida ésta, en 1826, continuó sus estudios en el Instituto del Estado fundado ese mismo año. Obtuvo el título de abogado el 3 de junio de 1830. Algunos investigadores no están de acuerdo en que haya pertenecido a la sociedad de Los Amigos Deseosos de la Ilustración y, por tanto, que haya sido Polar, ya que estaba estudiando por esos años en el Seminario, pero otros afirman que sí formó parte de la asociación, junto con Pedro Zubieta, Ignacio Vergara y Anastasio Cañedo, y que ayudó a redactar La Estrella Polar en 1822.1 Tomó parte en el derrocamiento del presidente Paredes y Arri.Uaga para restablecer la república y en mayo de 1846, él y su grupo se apoderaron del gobierno del estado derrocando al gobernador Antonio Escobedo y proclamando el Plan de Jalisco. Cuando Juan N . Cumplido fue designado gobernador, Angulo fungió como secretario de go·biemo y posteriormente fue designaRamiro Vill.asei'lor, Los Primeros Federalistas de jalisco, 1821-1834. Guadalajara, UN'ED, 1981, p. 12 500 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS ' do gobernador interino del estado. Se dedicó a organizar la administración pública y a reunir elementos de guerra contra la invasión norteamericana. Sostenido por el partido moderado, triunfó en las elecciones para gobernador constitucional del estado y tomó posesión el 1 de marzo de 1848. Durante su administración, que concluyó el 1 de mar- セ@ zo de 1852, realizó importantes mejoras: la construcción y compostura de los caminos públicos a Tepatitlán, Tepic y San Blas; gestionó , que se estableciera el telégrafo en el estado y estableció el Liceo del Estado; adquirió una moderna imprenta del gobierno que fue la mejor de Guadalajara. Fue gobernador progresista, amante de la paz y el orden mediante el respeto a la propiedad. Su administra· ción se caracterizó por el afán de conciliación entre los partidos que existían en Guadalajara. al ·J Posteriormente llegó a ser magistrado del Supremo Tribun de Justicia. Ayudó a redacta.r el Estatuto Orgánico de Jalisco en 1855, al triwúo del Plan de Ayutla. Murió en su ciudad natal en 1861.1 Í ¡ Anastasio Cañeda3 Hijo del mayorazgo José Ignacio Cañedo y Zamorano y de Juana Arróniz, nació en la vieja casa solariega de Guadalajara (el famoso palacio Cañedo, detrás de la Catedral) el 15 de abril de 1805 e hizo sus estudios en el Seminario Conciliar, donde tuvo por maestrQ al Ilmo y Revmo. Mons. Casiano Espinoza y Dávalos. Siendo hijo del Mayorazgo, era, por tanto, sobrino de Juan de Dios, el célebre diputado liberal, quien nació de Manuel Calixto Cañedo y Maria Antonieta Zamorano en 1786. Uno de sus hermanos fue José Ignacio, quien heredaría el mayorazgo y luego seria gobernador.• Gabriel Agraz García de Alba, Biobiblíografia de los escritores de Jalisco, UNAM, México, 1980, pp. 419-425. Datos tomados de lguíniz, El Periodismo en Guacdllajara, t. I. Biblioteca Universitaria, Guadalajara, 1955. p. 44 y Ramiro Villasei\or, Bibliografia General de falisco. t. l., UNED, Guadalajara, 1958, p. 191. Los otros hermanos fueron Ana Josefa, Antonio Manuel Felipe, Juana Maria Josefa, Marla de los Ángeles, Luis Bernardo, Maña Nicolasa, Juan de Dios Sebastián y María Guadalupe. Cfr. Robert Joseph Ward, «Juan de Dios Cañe- BIOGRAF{AS 501 Terminó sus estudios de filosofía en 1824 y pasó luego a estudiar jurisprudencia en el Instituto de Ciencias del Estado. En 1824, siendo estudiante de derecho fundó con otros jóvenes La Estrella Polar. Sus opiniones exaltadas le ocasionaron ser desterrado al puerto de San Bias. En agosto se dio orden por parte del ministro D. tucas Alamán, para que fuese preso y desterrado. Por orden del Ministerio de Relaciones fue reducido a prisión la tarde del 2 de agosto y conducido in continenti a aquel puerto. Los diputados Sánchez, Cumplido y Gil Martínez, al tener noticia de tan arbitrario suceso iniciaron ante el Congreso Constituyente que se preguntara al Gobernador -Rafael Dávila, quien gobernó interinamente el Estado desde el 4 de julio hasta el 23 de octubre de 1824- en virtud de qué facultades había procedido contra Cañedo y que se publicara su contestación en la Gaceta del Gobierno para que el Congreso y el Estado supieran si Dávila, procediendo en virtud de facultades propias - que no tenía- o bien por delegación, habla obrado conforme a セ@ ley. 5 El Congreso en comunicación enérgica, le ordenó que lepasara copia de la orden que al efecto había recibido y que la publicara además en el periódico oficial. 6 Algunos dias más tarde, el gobernador publicó una carta de Alamán sobre los motivos para poner preso a Cañedo: «Repetidos fueron los avisos que S.A.S. recibió acerca de la conducta sediciosa de Anastasio Cañedo y de los do: político y diplomático». Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad Iberamericana, México, 1968, p. S. Alberto Santoscoy, «Canon cronológico razonado de los gobernantes de Jalisco», Obras Completas, t. 1, UNID, Guadalajara, 1984, p. 189. El Congreso solicita al gobernador haga del conocimiento p<tblico la ley u orden por la cual metió en prisión a Cañedo, ya que él no tiene ninguna atribución para hace.do. El Gobernador contesta que la orden se le dirigió por el Ministerio de Relaciones interiores y Exteriores en calidad de muy reservada, por tanto necesita permiso del ejecutivo para hacerla p<tblica. Reconoce que en efecto, por si mismo no tiene atribuciones «para reprimir a los revoltosos que intenten turbar la tranquilidad pública e insulten atrevidamente a las autoridades más altali de la federación... esta medida ha sido aplaudida por los hombres de juicio que ¡unan la tranquilidad de la patria», El Congreso responde que no comprende porqué la orden debe ser reservada y en efecto aplauden-la medida, indicando que el gobernador del estado tiene autoridad suficiente «para reprimir a los malvados por el camino ordinario de las leyes y cuando éstas no sean suficientes, la asamblea está en la mejor disposición de dictar cuantas sean necesarias en los casos extraordinarios que se presenten» Cfr. El Iris dt falisco, n<tm. 112, 16 de agosto de 1824. 502 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIM: peligros que de ella debieran seguirse a la tranquilidad pública aún ' apenas restablecida... mandó proceder por la vía gubernativa a una i información más exacta de los hechos, resultaron estos comproba· · dos por un número suficiente de testigos». Así, dio la orden, Tratando de librar a la nación del precipicio a cuyo borde había sido conducida por hombres maliciosos o ligeros, que sembrando por mil medios la discordia y la desunión y atacando la fuerza moral del gobierno, habían allanado el camino al restablecimiento de la tiranía y abierto la puerta a la disolución, a Ja anarquía y a todos los males que le son consiguientes.7 : · • ; e El castigo duró poco. El 29 de agosto se presentó en Guadalajara 1 para contraer matrimionio con Joaquina Morán de la Bandera y Maldonado, sobrina del famoso cura de Mascota, doctor Francisco Severo Maldonado. Sin embargo, esto no acabó con la disputa iniciada con su encarcelamiento. El 8 de septiembre, José Ignacio Cañedo publicó un remitido en El Iris, viendo con sorpresa el nombre d e su hermano en los papeles anteriores. Decía que no se podría impartir justicia mientras prevalecieran las «facultades extraordinarias» y proponía que se le hiciera un juicio, para decirle de qué se le acusaba. Reclamaba que se habia tomado preso a Cañedo sin decírsele de qué se le acusaba, no se le había permitido llevar una cabalgadura cómoda ni dinero para los gastos de viaje. Todavía estaba recluido en un cuartel de Tepic, un mes después (seguro el remitido se mandó 8 días antes de la liberación de Cañedo) «sin saber la causa».8 El mismo José Ignacio publicaría un mes más tarde en un alcance, un remitido sobre los «Rasgos de conducta pública de Rafael Dávila durante su ejercicio de Vice-Gobernador». En el Congreso, al producirse una disputa entre los dos, Dávila protestó diciendo que quien le injuriaba era hermano de Anastasio al cual el gobierno había desterrado, a ello daba lugar su conducta sediciosa y aseguraba tratábase de una venganza. Lo acusaba Cañedo de frenar el nombramiento de un juez d e letras, por querer nombrar a su primo. Acusaba a Dávila de haber sido el espía dél Gobierno Central contra su hermano utilizando como testigos a Parres, oficial; Goyena, /bid., núm. 115, 23 de agosto de 1824. /bid., núm. 122, 8 de septiembre de 1824. BIOGRAF(AS 503 teniente coronel de provinciales; Badelio, ex secretario interino de ese gobierno; Yrastoza, ex adminsitrador de tabaco y Saviñón ex contador de cajas. El gobierno de México en virtud de facultades que parecía conservar y en consecuencia sin duda de siniestros informes, hubo de mandar a Dávila para que investigarse la conducta y opiniones políticas emitidas por Anastasio Cañedo a fin de proceder a su confinación y proceso. Y así sucedió, se trató a Cañedo como enemigo público. Sin embargo el juez de letras de Tepic encontró las causas vagas e indeterminadas. Además, acusaba a Dávila de usar facultades extraordinarias para correr a varios empleados de la Secretaría de Gobierno y poner a su hermano.9 No sabemos cómo terminó esta disputa. Por su parte, Anastasio Cañedo de pasada mencionaría en algún folleto la pertinencia de interpelar a Atamán: No hace ocho meses que en el papel de mi defensa dije que era un perverso y criminal el ex-ministro de relaciones Alamán y no hace muchos días que estas imputaciones han sido confirmadas. Entonces los editores de El Nivel se incomodaron porque había ultrajado a su ídolo: mas ¿qué dirán ahora de las acusaciones del Sr. Cañedo Ouan de Dios) hecha al senado de la federación contra D.- Lucas AJamán? Nada dirán, porque estos viles nivelistas a quienes me refiero están ya separados de la edición del periódico y su protector militar a muchas leguas de Jalisco...Yo, a la verdad me lisonjeo de ver ya por tierra a uno de los enemigos de nuestro sistema: mas yo quisiera que la tragedia del Sr. Alamán no parara sólo en la deposición de su empleo, sino que... veremos a lo que llega el entusiasmo del senado, parece que ha tomado con empeño la causa del ex-ministro, quizá los resultados dejarán contenta a la opinión pública y nuestras leyes vengadas de los agravios recibidos de aquel presuntuoso crirninal. 10 'º /bid., Alcance al núm. 143, 27 de octubre de 1824. Conjuración del Polar a los abusos de la Iglesia, La Estrella Polar. Polimica Federalista. Et Caetera, Guadalajara, 1976, p. 93. 504 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS Después de todas estas tribulaciones, Cañedo obtuvo el 29 de mayo de 1826 el título de abogado por unanimidad. El 21 de julio de 1830 falleció su primera mujer y el 29 de septiembre casó en segundas nupcias con Josefa Ignacia Cenobia y Arreola. Se le encomendó la cátedra de derecho constitucional en el referido Instituto durante muchos años y desempeñó sucesivamente entre otros puestos públicos de importancia, los de Diputado a la Legislatura Local y dos veces al Congreso General Constituyente, del que llegó a ser secretario en 1830. En 1847, durante la invasión norteamericana, fue uno de los pocos que se negaron a firmar la ratificación de los tratados de Guadalupe. Fue en 1856 y 1857 insaculado al Gobierno de Jalisco y después, desde 1861hasta1863, durante la administración de Ogazón. Fue también Magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado. Falleció en su ciudad natal el 21 de marzo de 1875 habiendo dado a luz diversos escritos políticos, oratorios y juridicos. 11 Fue pues sobrino del célebre Juan de Dios Cañedo y Zamorano, sobrino político de Severo Maldonado y padre de la que seria famosa poeta jalisciense, en la década de 1850, Ignacita Cañedo, quien formó parte de la sociedad cultural La Esperanza como socia honoraria, al lado del grupo juvenil liberal reformista jalisciense que tanto revuelo habría de armar en esos años. Además de la folleterfa que suscribió bajo el seudónimo de El Polar, Anastasia Cañedo escribió lo siguiente: - Discurso Civico que pronunció en esta capital el licenciado Anastasia Cañedo el día 16 de septiembre de 1843 en el aniversario del glorioso día de la Independencia. Oficina de Manuel Brambila, Guadalajara. - Informe que hizo en estrados en defensa de D. Ignacio F. Rubio administrador de la aduana terrestre de Tepic. Imprenta de Brambila, Guadalajara, 1843. - Oración patriótica pronunciada en el aniversario del glorioso grito de independencia del 16 de septiembre de 1844. Imprenta del Gobierno, Puerto de Mazatlán. 11 Alberto Santoscoy. «Los Cañedo. Apuntes heráldicos y biográficos de una prominente familia jalisciense» en Obras completas, t. o, UNEO, Guadalajara, 1986, p.96 BI<XJRAF(AS 505 - Discurso patriótico pronunciado el 16 de septiembre de 1844. Guadalajara, Jal. s.p.i. - Informe que como abogado de D. José María Mestas leyó en estrados de la exma. 3a. sala del supremo tribunal de justicia, al resolver el recurso de nulidad interpuesto por doña Josefa Estrada, en el juicio promovido por ella sobre nulidad de una transacción. Tip. de Brambila, Guadalajara, 1852. -Alegato de buena prueba que presentó D. Mariano Sánchez Aldana bajo su dirección en el juicio ejecutivo que promovió D. José Gutiérrez Anguiano sobre pesos. Tip. de Brambila, Guadalajara, 1852. Crispiniano del Castillo Oriundo de Guadalajara, nació en 1802 e hizo sus estudios en el Colegio de San Juan Bautista y en la Universidad de dicha ciudad hasta obtener el 31 de enero de 1826 el titulo de abogado. En su juventud formó parte del grupo radical llamado de «los polares», mas con el tiempo se afilió en el partido conservador. Fue miembro de la comisión encargada en.1832 de formar los códigos del estado, en 1833 y 1834 ocupó una· curul en la Legislatura local, eh .1835 sirvió al puesto de Secretario de Gobierno y el de Magistrado del.Supremo Tribunal de Justicia y en 1841 セゥァオイ￳@ ・ョエイセ@ los miembros de la Junta de Notables que nombró gobernador de Jalisco al general · Paredes y Arri)laga. Fue el priiner procurador de justicia de Ja República a raiz de. la creadón de este alto puesto en 1832, habiendo libertado a la nación de un gravamen de cuatro millones de pesos por reclamaciones de súbditos extranjeros cuando habían sido ya admitidas y que quedaron al fin desechadas por el examen minucioso de tan hábil letrado, que demostró ql.le eran contrarias a las reglas del derecho. El 19 de octubre de 1839, la Universidad de Guadalajara le confirió el grado de doctor en Derecho Civil y más tarde fue agraciado con la misma borla por la de México. Figuró en el gabinete de Santa Anna como Ministro de justicia y Negocios eclesiásticos desde el 10 de octubre de 1841 hasta el 22 de febrero de 1842, en este mismo año representó a su estado natal en el congreso de la unión, fue miembro de la junta departamental en Jalisco en 1846 y el siguiente año concurrió como representante de dicha en ti- 506 LA DISPUTA POR LAS CONCIENClA!: dad a las conferencias de Querétaro convocadas por el gobierno : para el arreglo de los destinos de la nación ante la invasión norteamericana. Perteneció también a la asamblea de notables de 1863.'. que votó por la institución de la Monarquía en México y llamó al trono al archiduque Maxirniliano. Durante el Imperio, fue presi· セ@ dente del Tribunal de Justicia, por lo que al triunfo de la República J en 1867 fue aprehendido y condenado al confinamiento por dos -.! años. Poseía gran talento y una cultura profundísima en derecho '! civil e internacional, lo mismo que en filosofía, historia y bellas letras. Figuró entre los primeros jurisconsultos, produjo dictámenes e · informes jurídicos luminosísimos y fue un maestro eminente que supo transmitir a sus numerosos discípulos sus vastos y sólidos conocimientos. Ensefió derecho patrio en el Instituto de Ciencias, de- ; recho teórico y práctico en la Universidad y derecho civil, penal, romano y canónico en la escuela de Jurisprudencia de Guadalajara. Fue miembro del ilustre y nacional Colegio de Abogados, en el que se matriculó el 31 de agosto de 1835, caballero de la orden de Guadalaupe y socio de las principales instituciones científicas de la república. Murió en su ciudad natal el 16 de agosto de 1888, pobre y respetado, siendo decano del foro jalisciense.12 Escribió un proyecto de la primera parte del Código Civil del Estado de Jalisco, o sea • lTabajos en que se ha ocupado la comisión redactora desde su nombramiento y que presenta el H. Congreso del Estado en su cumplimiento del acuerdo de 5 de marzo de 1832. Guadalajara. Imprenta de Brambila, 1833, 62 pp. Formaron la comisión aparte de él los abogados José Domingo Sánchez Reza, Jesús Camarena, José Luis Verdfa y José Antonio Romero. En la Semblanza de Diputados de Guadalajara al Congreso Constitucional de México, 1842, se incluyen algunos cuartetos satíricos sobre su persona, así como de Ignacio Cañedo, Ignacio . Vergara, Manuel Rioseco, Luis Verdía y otros.13 ' Escribió también una Disertación que, en cumplimiento del artículo 113 del reglamento de la escuela de Jurisprudencia como opositor de la plaza de adjunto a la cátedra de derecho natural, redactó el que suscribe. Imp. de Esclante y Cía., México, 14 pp. 1 12 u Juan B. Iguíniz, Catálogo bibliográfico de los doctores, Jice11ciados y maestros de la Antigua U11iversidad de G11adalajara, U de G, Guadalajara, 1992. Lucina Moreno Valle, Catálogo de la Colección l.Afragua, UNAM, México, 1975, referencia núm. 4323. BIOGRAF[AS 507 José Maria Covarrubias Hermano de José Manuel Covarrubias. El doctor José María Covarrubias representaría a Jalisco en el Congreso General Constituyente de 1823 y 1824 en el que figuró entre los impugnadores del sistema federal y calzó con su firma la primera Constitución Política de la República. Bustamante dice de él «hombre tan sabio como justo y despreocupado que no votaba por los caprichos de sus compañeros sino por los impulsos de su conciencia y honor». 14 José Manuel Covarrubins Hermano del anterior. Célebre folletinista y clérigo que se distinguiría por varios folletos firmando como El Tepehuaje. Originario de Sayula, Jal., nació el 11 de abril de 1779. Fue colegial del Seminario de Guadalajara desde 1790 hasta 1792, entonces pasó al Colegio de San Juan Bautista. Se graduó en la Universidad de licenciado y maesb'o en Filosofía en 1800 y luego de licenciado en Teología en 1807, recibiendo la borla de doctor en julio de ese mismo año. Se ordenó sacerdote en 1805, fue catedrático y vicerrector del Colegio mencionado, director del Clerical desde 1808 hasta 1811 y en 1813 obtuvo la cátedra de prima de teología en la Universidad. Desempeñó varías capellanías, fue cura de Za la titán y luego de la parroquia de Jesús en Guadalajara. En 1826 ingresó en el oratorio de San Felipe Nerí, en el que llegó a desempeñar el cargo de Propósito, del que fue expulsado en 1846. Obtuvo una canongía en la Catedral y logró por oposición la Penitenciaría, que sirvió hasta su fallecimiento. En 1834 inscribió el acta levantada en Guadalajara adhiriéndose al plan conservador de Tacubaya y quizás tomó participio en otros sucesos políticos de la época. Fundó una casa de ejercicios bajo la advocación de Nuestra Señora del Refugio. Consagró su pluma a la defensa de los derechos de la Iglesia, a rebatir a los enemigos de ésta con los que tuvo calurosas polémicas y a vindicar su honra contra las imputaciones de sus contrincantes. lguíniz, op. cit., 1992, p. 134. 508 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS '. «Como polemista fue terrible, con su estilo mordaz y virulento vapuleó sin compasión a sus adversarios sin respetar fama ni categoría, no habiendo logrado escapar a sus diatribas ni sus hermanos de religión».15 Murió en 1847. Agustín Rivera dice de él: «Alma de un ardor juvenil en un cuerpo de cerca de ochenta años, tan endeble que parecía el de un pajarito, y escritor público en las tres décadas que siguieron a la consumación de la Independencia, bastante notable por su buena habla castellana, su estilo sencillo y su fuerza de lógica y de polémica. ¡Lástima que haya manchado algunas veces sus escritos con apreciaciones injustas, con una critica virulenta y con su lenguaje soez!»16 Juan Nepomuceno Cumplido Nació en Guadalajara el 16 de octubre de 1793, siendo sus padres Mateo Mariano Cumplido y María Rafaela Rodríguez. H izo estudios en la Universidad, recibiendo los grados mayores en Filosofía y Cánones. El 4 de diciembre 、セ@ 1824, los de licenciad<;> y el 18 del mismo mes, lo.s de doetor. Además fue recibido por el ilustre cuerpo de abogados de la ciudad por examen y aprobación de la Real Audienc.iael 23 deagosto de 1819. Dos años después . fue·nombrado miembro de la Sociedad Patriótica de Guadalajara. la Independencia, se entregó a la política y se Al 」ッョウオュ。セ・@ afilió en el partido federalista y la masonerfa y llegó a ser venerable de la logia yorkina «Federación N.-9». Entre otros puestos, desempeñó en 1822 el de diputado al Congreso Constituyente Mexicano con la comisión de agricultura, en 1823-1824, diputado al Congreso Constituyente con las comisiones de Constitución y Justicia. Fue vicegobernador interino encargado del despacho por mandato del Congreso el 10 de octubre de 1824 al 23 de enero de 1825. En 1826 fue diputado secretario al Congreso del Estado, sustituyendo a José Ramón Pacheco; pasó al Congreso de la Unión; poco tiempo después siendo vicegobernador fue encargado del Despacho debido a la muerte de Prisciliano Sánchez del 19 de enero de IS Qセ@ lbid., p. 133. ldem. BIOGRAFÍAS 509 1827 al 23 de septiembre de 1828. Dio principio su gobierno inaugurando el Instituto del Estado. En 1829 formó parte de la oposición al gobierno de Ignacio Cañedo y reunió un Congreso que lo declaró gobernador Constitucional y estuvo del 15 de marzo al 29 de julio de 1830, pero el gobierno federal no lo reconoció y rehabilitó a Cañedo. En 1831-1932 fue diputado presidente en el Congreso del Estado y en 1833 Diputado al Congreso de la Unión, presentándose en marzo y saliendo en mayo de 1834. En ese mismo año, siendo vicegobernador, fue encargado del despacho del 23 de junio al 11 de agosto. Al ser disuelto el gobierno federalista no volvió a figurar en la política por más de 5 años. En 1842 fue Diputado al Congreso de la Unión del 10 de junio al 19 de diciembre; en 1843, miembro de la Asamblea Departamental de Jalisco y Diputado al Congreso Nacional y tomó posesión el 28 de diciembre. En 1844-1845 fue Diputado al Congreso de la Unión del 1 de enero de 1844 al 19 de diciembre del mismo año. Dice Iguíniz que falleció en 1851, sin embargo Villaseñor encontró una nómina del Congreso donde aparece como Senador en 1852 con Crispiniano del Castillo. Escribió informes y memoriales varios de sus administraciones.17 · Francisco Granados . La única información que se tiene respecto a este personaje en Jalisco es su obra: «La inspiración o elogio fúnebre en recuerdo de la muerte de la señora doña Ignacia Barrera». Tip. de Ignacio Brambila, • Guadalajara, 1854, 8 pp.18 Figura como editor de varios periódicos: El Observador Americano (1824), La Aurora (1830), El Rayo (1831), La Bandera Negra (1833). Iguíniz se refiere a él como «un periodista de la época». 19 No se sabe. si se trata del mismo personaje que años más tarde jugaría un papel importante en las letras de México, al fundar el Liceo Hidalgo en la ciudad de México. Sin embargo, lo más seguro es que sea un homónimo. 17 1" 19 Información tomada de Ramiro Villaseñor, op.cit., 1981, pp. 47-48. Villaseñor y Villaseñor. op cit., t. u, 1983 p. 124. lguíniz, op cit., t. 1. 1955, p. 42. 510 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS · \ Pedro Lissautte En el año de 1823 se avecindó en Guadalajara Pedro Lissautte, «uno de esos empíricos políticos que de tiempo en tiempo nos vienen de Europa para extraviar las ideas y corromper las costumbres,» se- '. 1 gún expresión de Tomel y Mendívil. 2ºFrancés de nacimiento, estaba naturalizado mexicano o cuando menos declarado después ciudadano de Jalisco, cuyo Gobierno, aprovechando sus profundos conocimientos en matemáticas, lo nombró en 1826 catedrático de esta facultad en el Instituto, habiéndose encargado más tarde de su dirección. Propagó sus ideas revolucionarias por medio de las publicaciones intituladas La Fantasma y El Tribuno, en las que combatió con alguna exaltación a las autoridades políticas y al clero, no habiéndose librado de sus ataques ni al gabinete presidencial, particularmente el Ministro de Justicia y de Negocios Eclesiásticos, Miguel Ramos Arizpe. Dada la propaganda subversiva de La Fantasma, el gobierno general con fecha del 24 de abril de 1824 dio orden de que Lissautte fuese aprehendido y conducido a México; mas éste, que seguramente habia ofdo la que se le esperaba, se ausentó a tiempo de la ciudad con rumbo a San Luis Potosí, logrando evadir en esta forma, la acción de las autoridades. Más tarde pudo volver a Guadalajara y en julio de 1827 sacó a la luz El Tribuno, periódico editado por la Sociedad Patriótica en el que continuó su campaña disolvente iniciada en la anterior publicación. Breve fue la vida de esta segunda publicación, pues alarmadas las autoridades por las ideas que propalaba, el 12 de octubre, ' vispera de la aparición de su número 32 que fue el último, se le notificó por la jefatura política la orden de que en el término perentorio de ocho días precisos debería abandonar la ciudad y lo más breve, el territorio del estado. Iguiniz opinó sobre El Tribuno: i Aunque no aparece como redactor, Mr. Lissautte, el gobierno gene- , raJ sospechaba que de su pluma salían los artículos más fuertes y más razonados. Esto bastó para que se liberase una orden por la que ,1 Lissautte debía salir de la República. Refugioseen la ciudad de México bajo la protección del coronel Almonte, quien lo recomendó al Go- セ@ bemador del Estado de México, D. Lorenzo de Zavala, pasando en t lO /bid. p. 39 BlOGRAF1AS 511 consecuencia a Tlalpan, en donde éste se hallaba. Mientras se mantuvo en casa de este magistrado, estuvo con toda seguridad y muchas veces concurría con Tome! u otros de sus perseguidores a la misma sociedad y a la misma mesa. Pero un dia que tuvo necesidad de pasar al Distrito a evacuar algunas diligencias, el jefe político Tome! echó mano de él y lo hizo salir custodiado hasta el Puerto de Veracruz, en donde se le embarcó para Nuevo Orlea.n s. Después regresó este ilustrado extranjero en tiempo de Guerrrero y casado en el pais, lo sirve con sus doctrinas y sus buenas costumbres, ocupando su destino en Guadalajara. 21 Por su parte, Alberto Santoscoy dice de Pedro Lissautte: En el año de 1824, el 8 de enero que ofreció al Ayuntamiento establecer una escuela bajo el sistema de enseñanza mutua que tan en boga estaba en esa época, comprometiéndose por vía de prueba a enseñar a leer y escribir a cuarenta niños, en el término de dos meses. Se admitió desde luego la propuesta, estableciéndose la escuela en el edificio que pertenecía al Consulado, pero los individuos de este cuerpo, al estar Lissautte haciendo el ensayo le quitaron las piezas que ocupaba y esto sirvió para hacer fracasa.r la empresa. Mr. Lissautte fue después el primer profesor que tuvo la clase de matemáticas en el Instituto.i:: Esta versión es confirmada por La Fantasma, periódico del que supuestamente Lissautte fue editor en Guadalajara. Ahí se afirm aba que Lissau tte, desilusionado, había decidido no volver a incursionar en ningún campo de la enseñanza en México, ya que «por recompensa sólo lograba ser aborrecido, injuriado pública y particularmente y por último calumniado de casi todas las sociedades». La Fantasma se quejaba amargamente de que se trate de tal modo a un hombre de quien «Las únicas ocupaciones son las cienc::ias y las artes. Lo acusan de ser francés por tan ilustrado y que si es ilustrado, lo ha de ser hereje». 23 Sólo se conserva un «Discurso pronunciado en la solemnidad del tercer aniversario de la apertura del Instituto de Jalisco, por el 21 22 2.1 Ésta supuestamente es una cita de «Ensayo Histórico de las Revoluciones de México», t. n, p. 42, lguíniz, idem. Alberto Santoscoy, Biografía de Manuel López Cotilla, 1895, p. 10, cit. en Iguíniz, La Fantasma, núm. 8, 1824. 512 LA DISPlITA POR LAS CONCIENOAS C. ... profesor de la primera sección en el mismo establecimiento» publicado en Guadalajara en 1830. Aquí, disertó sobre la necesidad de popularizar la educación y las ventajas del método de Lancaster y de Pestalozzi y de la obligación que tiene la sociedad de propagar estos estableimientos. Contiene además agradecimientos a Prisciliano Sánchez por su labor en este campo. 24 No se sabe la fecha ni el lugar de su muerte. Francisco Severo Maldonando Nació en Tepic, el 7 de noviembre de 1775. Hizo estudios en el Seminario de Guadalajara hasta ordenarse de presbítero y en la Universidad obtuvo la borla de doctor en Teología. Ocupó varias cátedras en este plantel y tomó parte en varias funciones literarias. Pronto fue designado maestro de filosofía en el Seminario, se cuentan entre sus discípulos a Valentín Gómez Farías y Juan de Dios Cañedo. Sirvió interinamente en el curato de Ixtlán donde fundó una escuela de niños, cosa inusitada en ese momento. Y en 1806 obtuvo en propiedad el curato de Mascota. Intencional o casualmente se hallaba en Guadalajara a la llegada de los Insurgentes, pero ignoramos qué circunstancias lo pusieron en contacto con Hidalgo, quien utilizó sus servicios, encargándole Ja redacción del periódico oficial de la Revolución, con cuyos principios estaba de acuerdo. 25 Este hecho le causó ser procesado e indultado al fin por el gobierno y dizque obligado a sacar a la luz dos publicaciones realistas: El Telégrafo de Guadalaxara y El Mentor de la Nueva Galicia. A este respecto, hay varias opiniones. No se ha llegado a concluir bien a bien si la retractación del cura de Mascota fue real o ficiticia. Y aunque se sabe que los párrafos redactados para El Telégrafo son «de una violencia y una virulencia inusitada»26 contra 2• Villaseñor y Villaseñor, op cit., t. N, 1990, p. 61. Este dato está tomado de Lucina Moreno Valle, op. cit. lguíni2, op. cit., 1955, p. 13. Luis G. Urbina, cit. en Alfonso Noriega, Francisco Severo Maldonado, el precursor, U:-J'.AM, México, 1980, p. 21. Este es el estudio más completo sobre el cura de Mascota. BIOGRAFÍAS 513 Hidalgo y los insurgentes que en el Desperiador había glorificado. Sin embargo, el mismo Urbina se pregunta: ¿Hay en la actitud, de furibundo realista, de Maldonado, un fondo de venalidad o de miedo? Posiblemente don José de la Cruz, dominador del tipo oriental en Guadalajara protegió y sostuvo, forzó tal vez, esa actitud del cura de Mascota. 27 Su biógrafo lo exculpa, diciendo que fue José de la Cruz quien tachó, mutiló e interpoló los textos de El Telégrafo. La Audiencia lo nombró su abogado y terminado que hubo sus tareas periodísticas, pasó a Jalostotitlán, cuyo beneficio parroquial le fue concedido. En 1821 resultó electo diputado a las Cortes Españolas, mas los sucesos políticos que luego se desarrollaron y que vinieron a determinar la independencia de la Colonia, le impidieron desarrollar dicho cometido y lo llevaron a la capital, donde fue investido con los cargos de miembro de la Soberana Junta Provisional Gubernativa y del primer Congreso General y condecorado con la Cruz de Caballero supernumerario de la Orden de Guadalupe. La Junta Gubernativa antedicha, estaba compuesta por los sujetos de mayores luces de cada intendencia, en cumplimiento de lo dispuesto en el Plan de Iguala. En esta Junta, Maldonado hizo un papel distinguidísimo «emitiendo opiniones cuerdas y progresistas, sobre todo en la materia de economía y de derecho público».18 Formó parte además, de la comisión encargada de redactar el proyecto de la Constitución del Imperio, mas a la caída de Iturbide, a quien admiraba y cuyas simpatías se granjeó, no esperó más y regresó con diversos contratiempos a Guadalajara. Ahí continuó con su labor docente y con la difusión de las nuevas ideas de la Ilustración, que constituyeron la médula de su pensamiento, pudiendo realizar su labor con mayor facilidad y libertad en el Instituto de Ciencias, que había sido creado por Prisciliano Sánchez. Iguiniz termina su esbozo biográfico de Maldonando con una nota deprimente: en Guadadalajara u /dem. lS Paulino Machorro Narváez, Frand sco Seuerl!o Maldonado, s.p.i. 514 LA DISPUTA POR LAS CONCJENOAS pasó sus postreros años, abandonado de todos a causa de las excentricidades de su carácter, soportando no pocos padecimientos físicos y morales y decepcionado de no haber logrado encontrar el ideal que siempre persiguió, cual era el secreto de la felicidad del género humano, hasta que la muerte borró su nombre del número de los vivos el 8 de marzo de 1832.29 Según el doctor Mora era nuestro periodista: «Un hombre de vasta lectura, de no vulgar capacidad, excesivamente extravagante y de una arrogancia y presunción inauditas».30 Según la opinión de uno de sus más prestigiosos biógrafos, Maldonado llegó a ser una auténtica celebridad en Guadalajara y era reputado como uno de Jos hombres más instruidos y talentosos de su tiempo. 31 Dio a luz algunas obras de carácter político y económico, materia esta última desconocida por completo en el país y aunque se encuentra en ellas mucho meramente especulativo, abundan en cambio ideas verdaderamente originales dignas de tomarse en cuenta y que fueron muy elogiadas por sus contemporáneos.32 Francisco Sosa se expresa así: Existía un hombre a quíen todos respetaban, un clérigo anciano y privado de luz, a quien nadie disputaba la grandeza del genio...Los que han estudiado la famosa teoría social de Carlos Fourrier, aseguran que la de Maldonado, que no la oyó mentar siquiera, coincidfa con la de aquél en muchos puntos... No podemos menos que recon.o . cer en él a un pensador profundo, cuyo asombroso poder de concentración le permitía, a pesar de estar ciego, dedicarse incesantemente a ese trabajo oyendo leer y dictando33 29 JO JI Jl Iguíniz, op. dt., 1955, p. 13. AUonso Noriega, op. dt., p. 19. Iguíniz también cita a Mora, pero en vez de decir «un hombre der.o vulgar capacidad», dice «un hombre de regular capa· cidad», ver op. cit., 1955, p. i.:S. /bid., p. 18. Así termina lguiniz su recuento de datos biográficos de Maldonado. /bid., p. 13. Sin embargo, vemos que se trata de alguna manera de minimizar la pre- · ,1 ·'< sencia del célebre cura y ni siquiera se mencionan sus obras. Francisco Sosa,. cit. en José G. Montes de Oca, Un Colaborador de Hidalgo, {m.. ·! prenta del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, México, 1922, p. 13. BIOGRAFÍAS 515 Estas obras son nada menos que El Nuevo Pacto Social propuesto a la Nación Española para su discusión en las Cortes de 1822 y 1823 y su Fanal del Imperio Mexicano. Esta última pu blicación salió a la luz también mientras fue diputado al Primer Congreso Constituyente. Se publicó en la ciudad de México cuyo material «sería extractado y redactado de las mejores fuentes por el autor del Pacto Social, para inteligencia de esta obra, es decir, de la única forma de gobierno digna de los seres inteligentes».34 En el mismo Fanal, ya cuando se publicaba en Guadalajara, salió a la luz el Contrato de Asociación para la república del Anáhitac, con su proyecto de Constitución Política de la República Mexicana y El Nuevo Pacto Social propuesto n la Nación española. La última de sus producciones lleva el título de El Triunfo de In Especie Humana, en ella hace ver las ventajas del establecimiento de una escala de comunicaciones y de establecimientos agrícolas, industriales y mercantiles en que pensaba y que quiso realizar por sí mismo. Esta obra fue impresa en Guadalajara en 1832, pero no se tiene ninguna noticia de ella.»Era una obra de alta sociología, llena de teorías, de observaciones y de verdades.»35 Luis Quintanar Gran Cruz de la orden imperial de Guadalupe, Mariscal de Campo de los Ejércitos Imperiales, Capitán general y Jefe Superior Político de la Provincia de la Nueva Galicia. Nació en San Juan del Río en 1780, hijo del rico comerciante español José Raymun do Quintanar. No se tienen datos de sus estudios en su juventud, probablemente se los hayan dado en su propia casa por un preceptor. Casó con Luisa Garay, que murió en México en 1834. Al iniciarse la guerra de la Independencia abrazó la causa realista con el grado de coronel estuvo en la acción de Urepétaro. Fue Esto está tomado del primer número de El Fanal. Cfr. Alfonso Noriega, op. cit., p. 24. Montes de Oca, op. cit., p. 25. Existe otro estudio sobre el Padre Maldonado: Alfredo Corona Jbarra, «Tiempo, ambiente y obra de Francisco Severo Maldonado», sobretiro del Boletín de Academia Nacio11al de Ciencias, t. 59, núm. 12, mセクゥ」ッL@ 1960. 516 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS nombrado comandante en Valladolid. Iturbide, Bustamante y otros estaban acampados con 1 000 hombres en Acámbaro, la mayor par· te de caballería. Iturbide trataba de persuadir a Quintanar a que abrazara su causa o cuando menos permaneciera neutral como Cruz mientras se decidía la suerte de la capital. Quintanar no tenfa otro \ medio que admitir una capitulación honrosa o romper dentro de un término breve las hostilidades. Su inclinación por la Independencia era notoria e hizo conciliar su deber particular y los de su grado, renunciando al mando de la plaza, entregándola a su segun- r do. Con seis dragones que quisieran voluntariamente seguirle, \ fue a presentarse al cuartel general de lturbide a San Diego, don· de fue recibido con aclamaciones y vivas de los soldados, agasaja- ' do por Iturbide. ' En agosto de 1821, las fuerzas trigarantes que marchaban por Querétaro comenzaron a llegar a las inmediaciones de México poco después de la salida de lturbide, para iniciar los tratados de Córdo- ¡ ha comandándola el coronel Quintanar que puso su cuartel general セ@ en Tepozotlán. Debe haber sido por entonces que El pensador Mexi- 't cano dirigió un apologético folleto «A las valientes divisiones de ᄋセ@ Bustamante y Quintanar» fechado el 7 de octubre de ese año, elo- セ@ giando la conducta heróica que guardaron los soldados de las divi- ᄋセ@ siones durante julio, agosto y septiembre de ese año y exhortándoles «a seguir prestando servicios incondicionales a la Patria»,36 En octubre de 1821, el generalísimo Iturbide, para premiar los méritos de la campaña en la guerra de Independencia propuso _ los nombramientos de los generales siguientes: teniente coronel ; Pedro Celestino Negrete, único a quien por entonces se concedió : ese grado, mariscal de campo a Quintanar. A Bustamante y Vicente Guerrero se les concedieron los honores de capitán general en las provincias del Sur. Ese mismo año, junto con otros jefes militares renunció a los fueros que les quitaría el nuevo reglamento de líber· ·¡ tad de imprenta.37 En 1822 fue nombrado jefe superior político de la Provincia de México.38 Ese mismo año pasó a Guadalajara como capitán general 1 1 3ó )7 J& Lucina Moreno Valle, op. cit. Se citan los números de referencia en dicho cat4· logo y entre paréntesis el número de la miscelánea de la Colección, 108 (209). fbid., núm. 302 (209). Los decretos de ese año contenidos en la Colección Lafragua así lo atestiguan. Cfr. LAF (425): 468-469-470-471-478-479; 494-495; 494-495; 803-806-807; 882-970- BIOGRAFÍAS 517 y gobernador de la Provincia de Nueva Galicia, ocupando este puesto del 20 de octubre de 182239 al 21 de junio de 1823, se dice que ya había estado anteriormente en esas tierras bajo las órdenes del general José de la Cruz. Durante el gobierno de Quintanar, cayó el primer Imperio mexicano. La participación de este gobernante y los múltiples manifiestos por él suscritos están detalladamente consignados en diversas partes de este trabajo. Fue gobernador provisional del 21 de junio de 1823 al 31 de junio de 1824. En 1825 fue aprehendido por estar complicado en un levantamiento, el cual también documentamos, y llevado a Acapulco con el objeto de embarcarlo a Sudamérica, lo que al final no se llevó a cabo. Por esa época estuvo preso en el Palacio de la Inquisición. 40 Por sus servicios prestados al Estado se impuso su nombre al antiguo portal quemado y se le asignó una pensión por 3 000 pesos anuales. Terminada su misión en Jalisco, regresó a la capital. En ese mismo año lo encontramos firmando un Manifiesto del Gobernador del Estado de Querétaro ante el Congreso. 41 En 1827 fue gobernador de la ciudad de México. El 23 de septiembre de 1829 se adhirió al pronunciamiento que hubo en México secundado en el Plan de Jalapa, cesando en la presidencia el señor José María Bocanegra y se nombró un gobierno provisional, recayendo en el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Pedro Vélez, asociado con Luis Quintanar y Lucas Alamán que fueron nombrados el mismo dia por el Consejo de Gobierno con arreglo al artículo 97 de la Constitución. Gobernó esa junta hasta el 31 de diciembre de ese año, entregando el poder a Anastasia Bustamante. En 1830 asedió la capital Santa Anna que tenía su cartel en Tacubaya, con una división de 30 000 hombres a las órdenes de Quintanar, intimó Santa Anna la rendición de México, al triunfo l9 977-978. El 479 proclama la monarquía constitucional hereditaria y concede títulos a Ja familia imperial. El 518 gira en tomo a Jos bandos proclamados para la coronación de Iturbide. En la Historia particular del estado de falisco de Pérez Verdía se cita, sin embargo, que la fecha de inicio de la gestión de Quintanar fue el 16 de noviembre de 1822. Toma el dato de una proclama de Quintanar mismo. Cfr. Pérez Verdía, Historia partimlar del estado de falisco, t. 2, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 1989, p. 200. Villaseñor, op. cit., 1981, p. 121. Moreno Valle, op. cit., núm. 1870 (273). 518 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS de ésta en noviembre, ofreció a Quintanar el Ayuntamiento y el Gobierno de la ciudad. En ese mismo año se estableció en Congreso prestando el juramento como presidente el general José Morán y como diputado Luis Quintanar. En 1833 el Congreso del Estado le retiró la pensión que le habfa asignado como caudillo del Federalismo en virtud de su conducta a favor de la causa de Bustamante, reconociendo el plan de Zavaleta. En 1834 se encuentra al frente de las fuerzas del Ejército Sitiador de Puebla. De su pluma encontramos dos proclamas de esa época: una _ a sus compañeros de armas, del 4 de julio, manifestado que no buscaban ni él ni sus soldados gloria en los combates, sino la felicidad de la patria. Que pelearían por restituir el orden y la luz de la verdad en Puebla, consolidando la unidad y el orden de la patria.42 Y otra que es una exhortación a abandonar a los rebeldes de Furlong antes de que la ciudad fuera reintegrada por la fuerza a la unidad federal.43 セ@ Murió en México en 1837 y fue sepultado en el panteón de Los Ángeles.44 ti 1 セ@ セ@ r, J Prisciliano Sánchez Entre los gobernadores de Jalisco figura Sánchez por su talento y porque inspiró las primeras leyes de Jalisco. Se considera el creador del Federalismo y formó la Constitución del Estado. Por decreto es benemérito del Estado y su nombre fue grabado en letras de oro en el Congreso. Nació en Ahuacatlán, en enero de 1783, siendo sus padres Juan María Sánchez de Arocha y María Lorenza Padilla. Muertos sus padres cuando todavía era pequeño, quedó desamparado. Dedicose en su pueblo natal a la carrera literaria, con grandes dificultades. En 1804 pasó a Guadalajara. Tras sortear grandes impedimentos, ᄋ セ@ セ@ セ@ ¡ セ@ \lセ@ Nセ@ MN LセN@ セ@ Qセ@ N セ@ lbid., núm. 3244 (393). セ@ lbid., núm. 3245 (393). @セ Los datos fueron tomados de Moreno Valle, op. dt., Ramiro Villaseñor, op. dt., ᄋ セ@ 1981. También se refiere a él con detalle Alberto Santoscoy en su «Canon ·:.::§ cronológico razonado de los Gobernantes de Jalisco», op. dt., t. 1. Es ahí donde セ@ hace un recuento fidedigno y menos nublado por la pasión de los sucesos de セ@ Guadalajara en 1824. i セ@ セ@ :I BIOGRAFÍAS 519 logró entrar en el Seminario. Fue regente en la clase de filosofía, siendo su maestro el doctor Jiménez de Castro. En 1810 obtuvo el grado de bachiller en leyes. No pudo continuar porque el Seminario interrumpió sus cursos en octubre de 1810 por la Revolución, y permaneció cerrado hasta 1813, por lo que regresó a Compostela como dependiente. En 1822 fue electo diputado al primer Congreso Nacional, en el que se opuso a la coronación de Iturbide. «Nada vamos a arriesgar en hacer esta experiencia» fue el título de una ley de hacienda, publicada en 1822, donde determinaba el origen de los impuestos y explicaba el porqué eran odiosos. Sugería la supresión de las alcabalas sustituyéndolas con contribuciones directas sobre fincas rústicas y urbanas, sobre capitales mercantiles, capitales en giro de campo, sobre sueldos y pensiones anuales, resultantes de encomiendas de iglesias o comunidades y el ejercicio productivo de las profesiones facultativas. 45 Escribió el Pacto Federal del Anáhuac en 1823. Electo en 1824 diputado a la primera Legislatura de Jalisco, abandonó la capital de la República para servir mejor a su estado, de cuya Constitución fue uno de los principales autores. Llegó a ser presidente del Congreso. Pérez Verdfa atribuye a Sánchez la autoría del célebre folleto Herege la Tapatía porque no fía. El Sr. Sánchez que era profundo en sus artículos superficiales, en un pequeño escrito que publicó con el título de «Herege la Tapatía porque no fia» dio solución a las dificultades suscitadas (por el pago de diezmos), en un lenguaje sencillo y claro que estaba al alcance de todas las personas, escrito que vino a poner de manifiesto el ingenio de su autor'° Primer gobernador constitucional, del 24 de enero de 1825 a 29 de diciembre de 1826. A él se debió la organización de todos los ramos, especialmente el de la Instrucción Pública. En 1825 promulgó la Ley de Hacienda estableciendo la contribución directa y anulando las alcabalas. Cuidó la permanencia del estanco del tabaco y propugnaba por el establecimieto del sistema proteccionista a fin de crear la verdadera industria nacional («aberración», la llama Pérez Verdía). Luis Pérez Verdía, Biografías. Fray Antonio Alcalde. Prisciliano Sánc11ez, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 1981, p. 113. fbid., p. 119. 520 LA DISPUTA POR LAS CONOENCIAS Creó la milicia ctvica para proteger la sobernía del Estado. Estaba en contra del ejército federal. Consideraba básico dar reglas para las elecciones municipales, por tanto escribió su Cartilla Instructiva sobre el modo de hacer las elecciones papulares con arreglo a la Constitución del Estado. 47 En la ley de instrucción, dividió la enseñanza en cuatro clases: Ja primaria en las escuelas municipales, la secundaria, que comprendía los ramos de dibujo y gometria práctica, debía darse en las cabeceras de departamento, la tercera clase abarcaba las matemáticas puras que se enseñarían en las ciudades y cabeceras de cantón, y la profesional, exclusiva del instituto del Estado. Bajo sus auspicios, se creó una biblioteca pública. Promovió la terminación del Hospicio y remodeló y proveyó al Hospital de Belén. La vacuna del sarampión llegó a Nueva Galicia en 1803, después de haberse hecho pública en 1796. Sánchez hizo que la vacuna fuera distribuida gratuitamente. En Guadalajara se vacunaron 605 niños en 1825. Durante su gestión se llevó a cabo la apertura comercial del puerto de Navidad. Dedicó además mucho de su esfuerzo al establecimiento de Campos Santos extramuros, pues consideraba la costumbre de enterrar a los muertos en las iglesias como un abuso escandaloso e impío, que no se habfa aún desterrado debido a la ambición y codicia de algunos curas y prelados. Y dijo Luis de la Rosa, citando a Sánchez: ¿quién podría calcular y mucho menos resarcir el cúmulo de males que insensiblemente puede causar por el confesionario un párroco enemigo del sistema de gobierno? Se evidencia algo del antiguo calor de la Rosa al defender a Sánchez contra los que le atacaron: Necios, acusando de impiedad a un hombre cuyo talento y cuyas luces han sido el asombro d e cuantos les conocieron, creeis hacer un servicio a la religión, os engañais... hipócritas, vosotros cuya conducta corrompida, depravada y escandalosa contradice la doctrina de Jesucristo, acusais de irreligión a un hombre que en sus costumbres y en sus modales fue un discípulo fiel del evangelio.41 Ramiro Vtllaseñor, op. dt., 1981, p. 102. Luis de la Rosa, Elogio Fúnebre dedicado a la Memoria de Prisdliano Sáncliez, Zacatecas, 1826. En Miscelánea, núm. 5, BPE, Guadalajara. BIOGRAFÍAS 521 Sánchez escribió una memoria sobre los atrasos de la industria nacional. Hallándose gravemente enfermo,49 obtuvo licencia para separarse del gobierno, y falleció el 30 de diciembre de 1826. Termina su alocución de la Rosa: «Murió el virtuoso Arístides... pero ¿quéyanoquedanCatones en Jalisco? ¿Ya no restan amigos a este pueblo?¿Qué, han muerto ya también los Farías, los Cañedos, los Cumplido, los Romero, los Huerta y los Támez?» Urbano Sanromán Como otros diputados del Primer Congreso del Estado de Jalisco, está parcialmente olvidado. Salyo la biografía escrita por Ramiro Villaseñor no se hallaron otros datos del que fuera eminente p'olítico federalista y, como el mismo Villaseñor lo llamó, «primer edito_r de Guadalajara y 、 セ ャ@ federalismo». Se sabe que nació en Lagos a finales del siglo XVIII, pero no se conoce nada de sus padres ni de qué rama de los Sanromán . Pertenecía al partido Liberal federalista junto con Prisciliano Sánchez, Juan N. Cumplido, Esteban y José de Jesús Huerta y otros muchos. Prestó sus servicios en la guerra de Independencia y alcanzó el grado de capitán; al triunfo de ésta, radicó en Guadalajara donde abrió una tienda. Fue el primer insurgente que obtuvo un puesto en el Consulado de Guadalajara en 1820, como teniente Conciliario y fue Síndico del Ayuntamiento de Guadalajara cuando se promulgó la Independencia en 1821. En una Junta de Oficiales de la Milicia Nacional de la que era capitán, creada en la capital de Nueva Galicia para atender el orden interior y la defensa de la Independencia, fue elegido primer ayudante del batallón de infantería. Se le llama el primer editor de Guadalajara porque su nombre aparece en un folleto desconocido de Francisco Severo Maldonado Gloria a Dios en las Alturas, Sanromán figura como el editor del mismo, mientras que el impresor es Mariano Rodríguez. En 1821 puso una imprenta que llamaba «Imprenta Liberal», para propagar sus ideas, debido a que las dos imprentas que exisla enfermedad y muerte de Sánchez es harto misteriosa. Se murió por arrancarse un padrastro de un dedo. AJ parecer se infectó la herida y la infección se extendió por todas partes. Pérez Verdla, op. cit., descarta la posibilidad de que haya sido envenenado. ..1 522 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS tían en Guadalajara, la de doña Petra Manjarrés y Padilla Vda. de Romero y la de Mariano Rodríguez, estaban controladas por el clero. En 1821, compró a Celedonio de la Torre, la antigua imprenta que había sido de don José María Benavente y que antes fue d e Juan Bautista Arizpe, trasladada toda o parte de ella a Guadalajara, en donde se estableció en la primera calle del Palacio No. 6 (hoy Corona, entre Juárez y Pedro Moreno) continuando su trabajo por 15 años. Posteriormente se cambió a la calle de Placeres (Pedro Moreno) y trabajó exactamente once años, de 1821a1832. Publicó de su peculio, obras representativas de su época sobre federa lismo, también las publicaciones del Estado, principalmente las del Congreso. Probablemente la imprenta de Sanromán haya sido confiscada en 1832, por los cambios poüticos y la retirada de Sanromán de la política. Al parecer pasó a manos de José Osorio Santos. Urbano Sanromán en 1822 fue diputado al Congreso Provincial; el 3 de noviembre de 1823 tomó posesión como diputado al Congreso Constituyente, tuvo las comisiones de instrucción pública y libertad de imprenta. Del 1 de enero al 12 de febrero de 1824 fue diputado secretario. El 27 de julio de 1824, el juez de letras Antonio Fuentes, intimó el arresto de Sanromán por la publicación del folleto Copia de una carta anónima llegada por el correo de México. El Congreso protestó por estar vigente en el Estado el artículo 128 de la constitución española, que declaraba inmunes a los diputados. En 1825 tuvo la comisión de Hacienda, el 3 de enero de 1826 se discutió en el Congreso la extinción de la Universidad, estando en mayoría, salvo el voto deSanromán en contra, sin embargo el decreto fue aprobado, la Universidad quedó suspendida y fue sustituida por el Instituto fundado por Prisciliano Sánchez, considerado por Mora como «el ensayo más feliz y perfecto que por entonces se hizo en la década de los 20».50 Del 1 al 30 de septiembre de 1826, Sanromán ocupó la presidencia del Congreso. El 20 de marzo de 1827 fue nombrado por el Congreso del Estado para discutir con el Cabildo Eclesiástico el decreto sobre impuestos edesiásticos. El 29 de abril de 1827 el Congreso lo nombró presidente de la Comisión para el arreglo de la antigua iglesia de la Universidad para e! Congreso del Estado. Del 1 de enero al 3 de marzo de 1830 presidió el Congreso y el 11 de marzo de 1830 fue nombrado diputado secretario. 50 Charles A. Hale, El liberalismo mexicano e11 la época de Mora. Era, México, 1991. BIOGRAFIAS 523 En 1831, durante el conflicto de los poderes del Estado con el general Inclán, debido a la publicación del panfleto Oiga el tirano sus proezas, vea el inmoral sus hazañas51 por lo que aquéllos tuvieron que trasladarse a Lagos con toda la comitiva gubernamental hasta el 18 de enero de 1832, por iniciativa de Sanromán. La legislatura nombró a José María Hijar y a Urbano Sanromán para que en unión de los delegados de Zacatecas, Durango y otros estados celebraran unas conferencias en Lagos, a fin de acordar el modo y término de hacer a Gómez Pedraza el llamamiento para ocupar la presidencia. En 1832, cuando éste regresó al poder, propuso la creación de un organismo consultivo privado para asesorarlo, del que formaban parte dos representantes nombrados por cada estado, Jalisco nombró a los mismos ya mencionados. A la renuncia de Gómez Pedraza, Urbano Sanromán se retiró de la política, rehusándose a colaborar con Anastasio Bustamente y Santa Anna. Al triunfo del partido liberal, fue electo gobernador de Jalisco el doctor Pedro Támez, el 31 de mayo de 1833 y fue diputado suplente al congreso de la unión Urbano Sanromán. Posteriormente aceptó varias comisiones: en octubre de 1838, el gobernador Escobedo lo nombró miembro de la Junta Revisora, junto con Ignacio Cañedo y Marcelino Olivares. Estuvo desligado de la política diez años y después de 1848, aceptó comisiones menores. El 13 de septiembre se le encargó hacer efectivo el cobro de las contribuciones directas, la formación de padrones y modo de indemnizar a los recaudadores. No se sabe la fecha de su muerte, ni si se casó, aunque se dice que tuvo hijos, pero no se conocen sus nombres.52 La imprenta del ciudadano Sanromán publicó la obra de Etienne Dumont, una de las más importantes en cuanto a derecho político se refiere y que se publicó por primera vez en español en Guadalajara en 1823, aun antes que en España. Esta imprenta está considerada como la primera de importancia política en Guadalajara y en el país. Así lo fue, ya que publicó los Diarios de las Sesiones del HonoSI Según Iguiniz es «Oiga el tirano sus proezas, vea el vengador sus hazañas». Sin embargo nadie ha visto un solo ejemplar de este panfleto. Villaseñor confiesa no conocerlo tampoco. Todos estos datos tomados de Ramiro Villaseñor y Villaseñor, Urba110 5anrvmán. Primer editor de Guadalajara y del federalismo. Poderes de Jalisco, GuadaJajara, 1977. Del mismo autor, cfr. op. cit., 1981, aunque incluye una ficha sobre él, no aporta nada nuevo a su anterior publicación. 524 LA DISPlJTA POR LAS CONCIENOAS rable Congreso del Estado de Jalisco, en 1824 y 1825, y prácticamente todos los documentos oficiales del gobierno durante esos años, tales como la propia Gaceta del Gobierno. Sanromán fue el impresor oficial de Guadalajara hasta el 27 de marzo de 1827, momento en que se creó la imprenta del gobierno a cargo de Juan María Bra.rnb&. Sanromán no era sólo un impresor, sino perteneda al tipo de edito. res del siglo XlX que, como Ignacio Cumplido, participaron activamente en la política y la cultura del país. Pedro Támez Gobernador liberal de Jalisco en 1834. No es sencillo encontrar datos sobre su vida. Se le describe como «médico prominente, de distinguida familia, de mucha honradez y grandísimo talento, de ideas liberales, si bien algo ideólogo».53 Lo encontramos en 1822, firmando por ausencia de Francisco Severo Maldonado en la Junta Gubernativa Provisional en México.SolPosteriormente, en 1825, era Diputado Secretario del Congreso. Firmó con Urbano Sanromán y Juan José Carlas el Arancel para el Cobro de Derechos Judiciales y de la Curia Eclesiástica en el Estado de Jalisco. 55 Así como el Decreto de Ley Orgánica de Hacienda promulgada por Prisciliano Sánchez el 23 de abril de 1825, la cual ya hemos citado. A la muerte de Prisciliano Sánchez, Pedro Támez junto con Urbano Sanromán e Híjar, son los que componen la comisión nombrada por el Congreso del Estado para legislar sobre las exequias y luto por el gobernador fallecido. 56 En 1828 suscribe con Sanromán, Cañedo, Reyes y Diéguez un proyecto de ley adicional a la orgánica de Hacienda.)7 Ese mismo año, junto con Aburto hizo una acusación al vicepresidente Nicolás Bravo por haber tomado parte en el Plan de Montaño que atacaba directamente a las lnstiü;.dones Federales, no sólo acusó, sino que Sl Sol 55 S6 S7 Luis Pérez Verdía, op. cit., 1989, t. u, p. 269. Lucina Moreno Valle, op. cit., núm. 747. /bid., núm. 1819 (452). /bid., núm. 2003 (192). También en Miscelánea núm. 16 de la Colección de Fondos Especiales de la BPE. Moreno Valle, op. cit., núm. 2362 (452). BIOGRAF!AS 525 pidió se le formara causa. Sin embargo, el dictamen de la mayoría de la Comisión consideró que no había lugar a formación de causa y con el voto particular del señor Escudero en sentido contrario. Fue aprobado por 43 votos contra 16.58 En 1829, nuevamente con Sanromán, Martínez, Vallarta y Escobedo firmaron un dictamen sobre la Ley expedida por las Cámaras de la Unión, imponiendo a los individuos de los estados 5% sobre sus rentas. Los diputados jaliscienses pedían que se revocara dicha ley.59 Tomó posesión de la gubematura el 1 de marzo de 1833 «y siguió una marcha reformista, tratando de precipitar la evolución social».60 Durante su administración, en abril, se promulgó una ley declarando que los españoles que residieran fuera del país no podrían tener bienes raíces en el estado. Se promulgaron otras leyes en contra de los españoles, una de ellas era la expulsión de todos lo que hubieran vuelto después de 1828 y según la Ley de Caso, a 41 personas pertenecientes al partido conservador.61 El 29 de mayo de 1834, promulgó un Plan General de Estudios. En él declaró que la enseñanza costeada por el Estado sería pública, gratuita y uniforme y que la privada quedaría libre de la Inspección del Gobierno. Se ocupó de la división de la enseñanza en escuelas municipales de acuerdo al sistema lancasteriano asi como en el Liceo y el Instituto del Estado.62 Al parecer recibió algunas críticas, porque en su periódico El Termómetro de la Revolución, se dedicó a defender este Plan. Durante su administración se desató la epideoúa de cólera de 1833. Solamente en Guadalajara murieron más de 3 000 personas. En este «año del cólera» como se le llamó, el doctor Támez «dio muestras de valor y filantropía, asistiendo a toda hora como facultativo a multitud de pobres».63 /bid., núm. 2323 (446). /bid., núm. 2475 (452). 61 6l Pérez Verdia, op. cit., 1989 p. 269. Pé.rez Verdia cita algunos nombres de Jos expulsados: Manuel Luna, José M. Castaños, José Miguel Pacheco, Francisco Venancio del Valle, Luis Gordoa, Manuel Moreno de Tejada, todos ellos ricos propietarios; José M. Nieto, Pedro Barajas, Miguel Ranúrez, estos canónigos; Joaquín Medina y Miguel Guerra, presbíteros; Antonio Navarrete, Nicolás España, militares; José Antonio Romero, Crisanto Sánchez y Bartolo Quintero, abogados. Cfr. ldem, p. 270. Moreno Valle, op. cit., núm. 3201 (452). Pérez Verdia, op. cit., 1989, p. 272. 526 LA DISPUTA POR LAS CONOENOAS Ese año de 1833 terminó con la promulgación de la Ley de Desamortización de Bienes de Manos Muertas, expedida por el Congreso. Los hechos que se desprendieron de dicha promulgación, además de la posición posterior del gobernador, son analizados en este trabajo. Ante el levantamiento en Lagos contra las leyes reformistas, «El Sr. Támez, comprendiendo la impopularidad de la desamortización, inició el 13 de junio de 1834 la derogación del decreto n.525, mas la legislatura se negó a tomar en consideración la iniciativa, por lo que el Gobernador, viendo la imposibilidad de marchar con Legislatura tan jacobina en medio de circunstancias tan difíciles, hizo dimisión de su alto cargo».64 Finalmente, lo encontramos por última vez en 1842, pronunciando un discurso el 27 de septiembre en la Universidad de Guadalajara, donde alude al deber de los gobiernos el procurar la felicidad de los pueblos a los que deben regir con leyes y constituciones adecuadas. Asimismo indica la importancia de fomentar y proteger la industria nacional, 65 un punto más de confluencia entre Támez y Prisciliano Sánchez, quien siempre insistió en ello.66 Antonio José Valdés67 Este personaje ha sido denominado el primer periodista independiente de Guadalajara. Nació de padres desconocidos en Matanzas, Cuba, en 1770 y se crió en la casa de cuna de La Habana, ciudad en la que también se educó con gran escasez de recursos. En su adolescencia se dedicó al oficio de platero, después al comercio y más tarde abrió una escuela para nifios, a cuyo frente estuvo durante cinco años. Hacia 1809 pasó a México, donde también se consagró a la enseñanza y al cabo de tres años regresó a La Habana. Después de haber fundado en esta ciudad una imprenta y publicado un diario intitulado La Cena, se dirigió en 1815 a Buenos Aires y OI 65 66 li1 ldem. Moreno Valle, op. cit., núm. 1329 (138). Cfr. Biografía de Prisciliano Sánchez en este mismo trabajo. En algunas ocasiones se le menciona como Antonio de Jesús Valdés, pero el nombre correcto es José. BIOGRAFiAS 527 allí fundó El Censor, semanario destinado a «vigilar los actos de los mandatarios y de ilustrar las grandes cuestiones de actualidad». 68 Fue empleado en Ja embajada de España (no estamos seguros de dónde, probablemente en México, ya) y secretario de Gobierno de Guadalajara en 1820. Rechazado por José de la Cruz, pudo ejercer su cargo a la llegada de Negrete. En 1821 se encontraba en México, cuya dependencia de España estaba a punto de romperse y «probablemente en vista de sus ideas monárquicas, Jturbide utilizó sus servicios». 69 En Guadalajara fue miembro de la Junta Patriótica, ocupó el cargo de Secretario de Gobierno y redactor del periódico oficial, es decir, la Gaceta del Gobierno de Guadalaxara, estando Quintanar a cargo del gobierno, pasó en 1822 a la capital como diputado por aquella provincia al Congreso General. En ese entonces, aún no debió haber estado tan cercano a Iturbide, ya que en la lista de los 17 d iputados propietarios y los dos suplentes que se mandó al próximo emperador, con observaciones manuscritas sobre cada uno de ellos para informar a Iturbide, se dice de él lo siguiente: «Antonio de]. Valdés. Secretario del superior gobierno. Talento e Instrucción, pero sospecho que sea superficial su ilustración, sin buenas costumbres y tal vez sin patria».10 Seguramente volviose cercano del emperador, ya que años más tarde, él mismo se confiesa amigo de Iturbide: «Yo lo único que debi al Sr. Iturbide fue una buena amistad, que correspondi con la estimación a que era acreedor un hombre que nos dió la libertad por que suspirábamos hada diez años». 71 Dí Tella menciona varias veces a Valdés, aunque repite mayormente la información, sí podemos llegar a algunos datos concretos: 69 1U 71 Todos estos datos incluidos en lguíniz, op. cit., 1955, fueron tomados de Carlos M. TreUes. El Historiador A11to11io fosé Vnldés., Matanzas, Cuba, 1930. Igu.íniz, op. cit. Carmen Castañeda tomó esta lista de la Biblioteca Nettie Lee Benson, Colección Latinoamericana BLAC, Universidad de Texas en Austin, Colección de Manuscritos Juan E. Hemández y Dávalos. exp. 15.1.1553 «Lista de los señores diputados al congreso nacional», que se presenta como anónima. Carmen Castafleda, «Élite e Independencia en Guadalajara», El poder ye/ dinero. ( Coord. Beatriz Rojas) Instituto Mora, México, 1994, pp. 90-91, nota 38. El Iris de Jalisco, núm. 13, 29 d e diciembre de 1823. 528 LA OlSPlJTA POR LAS CONCIENCIAS en 1822 estuvo en prisión con otros diputados que apoyaban a Iturbide. En cuanto a Antonio Valdés, federal cubano que apoyó a lturbide, un cierto soplón que fue careado con Fray Servando (también en prisión) dijo que el fraile había sostenido que Valdés era el único «servil» (es decir iturbidista) que pertenecía a la Montaña.n Poco más adelante, vuelve a aparecer en el texto, como fundador de el Diario Redactor de México, en enero de 1823. Ahí, sigue apoyando a Iturbide, pero está en desacuerdo con el Proyecto para el plan de Hacienda para el año de 1823. 73 En el mismo año de 1823, la Junta Instituyente encargó la elaboración de un Reglamento Provisional para el Imperio a una comisión integrada por Toribio González, clérigo conservador de Guadalajara, Antonio José Valdés y el iturbidista Ramón Esteban Martínez de los Ríos, abogado. Este reglamento daba a las diputaciones provinciales la responsabilidad de hacer planes para la división de las tierras fiscales y comunes (salvo el número necesario para los ejidos) entre indios y otras personas industriosas. Este reglamento fue impugnado severamente por el grupo radical, encabezado por Zavala, sin embargo en las votaciones, el reglamento fue instituido por 21 votos contra seis. Valdés acusó a Zavala de incongruencia con su anterior aceptación del establecimiento de una Junta lnstituyente.74 Al derrocamiento de Iturbide, a finales de marzo de 1823, Antonio Valdés se encontró por supuesto entre los diputados de Jalisco n 7) 71 Con ese nombre se conocía a los radicales. Véase Torcuato S. di TeUa, Política nadonal y popular en México 1820-1847, FCE, México, 1994, p. 129. «Este plan presentado también en diciembre de 1822, proponía para los pobres una captación anual de cuatro reales por persona adulta de menos de 60 años, y para los «ricos» (y Ja clase media) una contribución directa de 10% de su ingreso, que se estimaba como cuatro veces la cantidad pagada en alquiler. Además. proponía un aumento de la alcabala, que también se aplicara a Jos efectos del viento y la emisión de cuatro millones de pesos en papel moneda, amortizable en un año, permitiendo que los pagos al estado se hicisen en una tercera parte en papel moneda. Zavala fue uno de los cinco firmante de este proyecto». Valdés en las ediciones del 13 y 31 de enero de 1823 arguyó que sería imposible pagar estas contribuciones. Cfr. lbid., p. 138 y 139, nota 45. lbid., p. 140. BIOGRAFÍAS 529 que apoyaron a lturbide y que intentaron convertir a Guadalajara en una ciudadela iturbidista, junto con Luis Quintanar y José Antonio Andrade,75 tal como constatamos en distintas partes de este trabajo. En México fue editor del Águila Mexicana, órgano del partido yorkino, en 1825 formó parte de la Junta Promotora de la Libertad Cubana, y como representante de Puerto Rico fumó el acta de la Junta Cubana de México. Michael Costeloe sitúa a Valdés como masón desde 1825, y entre los que más fomentaron las logias después de los primeros afiliados. Aparece en las listas de la Gran Logia de Nueva York de septiembre y octubre de 1825.76 Como yorkino importante, Costeloe más adelante lo sitúa como comisario general de México en diciembre de 1828.77 Escribió varias obras literarias, didácticas, históricas, estadísticas y políticas, entre ellas podemos precisar que se trata de la Historia de Cuba (única existente, de la cual, si hemos de creer a su nada modesto autor, Carlos María de Bustamante habla maravillas), una gramática de la lengua nacional, con varias ediciones en la imprenta de Palmer; una ortografía; un curso de aritmética por principios facultativos (reimpresa en Guadalajara por Rodríguez); varias traducciones, entre ellas nada menos que El Contrato Social, por la que fue denunciado en Cuba varias veces. Editó diez periódicos: tres en La Habana, dos en Buenos Aires, dos en la ciudad de México y tres en Guadalajara.78 Además publicó varios discursos y memorias. Tal vez haya sido como parte de la 16 11 !bid., p. 153. «Las personas que ejercieron una mayor actividad directa en fomentarlas (las logias) fueron José Maria de Alpuche e Infante...Esteva... Miguel Ramos Arizpe...José Ignacio Mejia...y Lorenzo de Z.avala... Poco después se incorporaron definitivamente los siguentes: Felix Maria Aburto, Juan Nepomuceno Pérez, José N. Téllez, José Maria Tomel, Alexander Yhary, Antonio J. Valdés, Albino Pérez, Viciente Guerrero, José Serrano, Peciio María Anaya, Juan Unzueta, Guillermo Gardette, José Manuel Palomino». Aclara que estos nombres están tomados de fotocopias de manuscritos en poder de Nettie Lee Benson que contienen las solicitudes de los títulos elevadas a la Gran Logia de Nueva York, fechadas 26 de diciembre y 3 de octubre de 1825. Aclara también que Valdés era cubano y Yhari griego y que ambos vinieron como voluntarios durante la guerra de Independencia. Costeloe, La Primera República Federal de México, FCE, México, 1975. p. 50. Esta información la toma del Correo de la Federación Mexicana, 10 de diciembre de 1828. ldem, p. 208. El Iris de falisco, núm. 13, 29 de diciembre de 1823. i ヲ セ@ LA DISPUTA POR LAS conie 530 1' as Gセ@ Comisión que mencionamos más arriba que publicó la Constitución '.! del Imperio o Proyecto de organización del Poder legislativo, presentado a Í la Comisión actual de Constitución por el Sr. Valdés como individuo dt ; dicha comisión. Publícase con el fin de escitar el patriotismo de los hom- . bres ilustrados en asunto tan interesante. Este documento fue publicado por el Imprenta de Imperial de Alejandro Valdés en 1822. (No existía entre ambos ningún parentesco.) En él, proponía que el legislativo lo formaran una cámara de representantes, un senado y la sanción de Iturbide. La figura del emperador era parte esencial del poder legislativo, concediéndole iniciativa de ley como las otras dos cámaras. Proponía que el senado lo formaran los príncipes del Imperio que tuvieran 25 años cumplidos, todos los arzobispos del Imperio, 24 individuos nombrados por el Emperador y un senador por cada provincia nombrado por la diputación provincial: esta dignidad será vitalicia salvo para los senadores de provincia. La cámara de representantes la formarán los diputados de provincias y se renovará en su totalidad cada dos años.79 En ese mismo año, el diputado Valdés dio a la imprenta de Alejandro Valdés para su publicación la colección de copias de las gacetas de Madrid, La Aurora de la Mariana, que contenían las sesiones de las cortes del 12 y 13 de febrero sobre los asuntos de ultramar o reconocimiento de la independencia. Ahí se declaraban ilegítimos los tratados de Córdoba.80 En 1826 nos lo encontramos como viajero en Tepic y en los Estados de Occidente. De estos viajes quedó el registro en dos irúormes: Informe que da al gobierno el ciudadano Antonio fosé Valdés de su visita practicada en la aduana marítima de Tepic, por los meses de Noviembre, diciembre de 1826, fechado en Rosario, el 30 de diciembre de 1827.81 En él se encontraba una descripción de Tepic, estado de su aduana, adeudos y resguardos. Asimismo, junto con Juan M. Riesgo, escribió una Memoria Estadística del Estado de Occidente, 82 la cual comprendía localización, población, temperatura, estado político, justicia, hacienda, estado eclesiástico, guerra, educación, agricultura, minería, comercio, co79 fO 11 82 Lucina Moreno Valle, op. cit., núm. 472. Ibid., núm. 413. lbid., núm. 2275. Impreso por la Viuda de Romero, Guadalajara, 1827, 28 pp. lbid., n úm. 2392. Imprenta a Cargo de Cipriano E. Ala torre, Guadalajara, 1828, SOpp. BIOGRAF(AS 531 Ionización, industria, costumbres, ciudades, minerales, presidios y pueblos de más o menos consideración. Finalmente nos encontramos en un informe de Lucas Alamán en 1832 en su papel de secretario de Relaciones, un censo hecho por Antonio José Valdés, quien fue comisionado por el gobierno para tal efecto.83 Se ignora la fecha y lugar de su fallecimiento. Ibid., núm. 2940. BIBLIOGRAFÍA ABELLÁN, José Luis. «El Jansenismo: una versión española del cristianismo ilustrado», Historia Crítica del Pensamiento Español, t. m: Del Barroco a la Ilustración, Espasa Calpe, Madrid, 1981, pp. 688-708. AGRAZ García de Alba, Gabriel. Biobibliografía de los escritores de Jalisco, t. l. UNAM, México, 1980. ALARCÓN, Jorge. Evolución Constitucional de Jalisco, Instituto de Estudios Sociales-U de G, Guadalajara, 1977. ALBERRO, Solange (comp.) Cultura, ideas y mentalidades, El Colegio de México, México, 1992. ALCÁNTARA, Sergio. «La identidad cultural en el Barrio del Santuario: orígenes», Capítulos de Historia de Guadalajara, t. II, Ayuntamiento de Guadalajara, Guadalajara, 1992, pp. 169-187. ALVEAR Acevedo! 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Francisco Xavier Venegas y Se1iores Generales de los Exércitos de operación y reserva Brigadieres Felix María Calleja y fosé de la Cntz. Guadalajara, s.p.i., 17 p. Mise. 139, BPE. • Canción elegiaca sobre los desastres q11e ha causado en el Rey110 de Nueva Galicin, se1ialadame11te de su capital Guadalaxnra la rebelión del Apóstata Bachiller Miguel Hidalgo y Costilla, capataz de la gavilla de lns11rge11tes, wrn que fue del pueblo de Dolores en la 552 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS diócesis de Michoacán. Compuestas por el R.P.F .... del orden de Predicadores, presentado en sagrada Teología doctor de la real tmiversidad de Guadalaxara, catedrático en ella del Angélico doctor santo Tomás y examinador oficial de este obispado. Guadalajara. s.p.i., 34 pp., Mise. 139, BPE. • El Párroco americano contra el Apóstata.lo. de los americanos Miguel Hidalgo y Costilla. s. p . i., 51 pp., Mise. 139, BPE. 1820. Consulta Constitucional sobre la libertad de imprenta. 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Imp. de Ja Viuda de Romero, G uadalajara, 29 pp., Mise. 110, BPE. • Exposición del cabildo eclesiástico de la diócesis de Guadalajara al respetable y religioso público mejicano. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 19 pp., Mise. 153, BPE. • Manuel Reyes. La Patria será envuelta en mil /torrares si del a111a11te de ella no se oyen los clamores. s.p.i., Guadalajara, 9 pp., Mise. 165, BPE. • El Patriota Religioso. La Soberanía. Imp. del Águila a cargo de José Ximeno, México, 8 pp., Mise. 228, BPE. • La verdad vindicada contra los agravios inferidos por los editores de El Sol. Imp. d e Sanromán, Guadalajara, 1824, 39 pp., Mise. 301, BPE. • Reflexiones sobre el papel del reflexivo ciudadano Manuel Fernández Aguado. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 7 pp., Mise. 370, BPE. • Siguen las reflexiones al reflexivo papel de M111111el Femá11dez Ag11ado. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 7 pp., Mise. 370, BPE. B!BLIOGRAl'ÍA 557 • Juan Crescencio Hermosillo. Catástrofe funesta que amaga al Análwac o sea clamor de un jalisciense. Imp. de Sanromán, Guada.Jajara, s. año, 6 pp., Mise. 370, BPE. • Prudencio Verdad. Tercera exposición de la justicia, o sea respuesta al papel titulado: escrito de la razón. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 8 pp., col. Lafragua (1404). • C.A. También los callados suelen lzablar. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 6 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977, col. Lafragua (1415). • Un criollito e/arito y amante de su religió11. Tapón sempiterno a los Polares. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 6 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • V. Mastín Taponero. Tapón segundo a un gozquecil/o Polar. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 4 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • Uno de ellos. Los Polares no callan cuando lo exigen las circunstancias. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 7 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista. 1977. • Gobernación del Libre Estado de Xalisco. Muriá, 1973. • Credo. Santoscoy, «Canon ... », 1984. • Si sigue la libertad se pierde la religión, en La Fantasma. 1824. • Prisciliano Sánc'1ez. Herege la Tapatía porq11e no fía. Guadalajara. Cit. varias. • El Polar. Loco por la pena. -Cit. en Tapón sempiterno a los polares. • El Bachiller Sansón Carrasco. Carta dirigida al Nuevo Quijote de Jalisco. Reimpreso en México, Of. liberal de Juan Cabrera, 16 pp., Col Lafragua (460). • A nas tasio Bustamante. Noticias de Guadalnjara y manifiesto del geneml 811sta111a11te a la Nación México, Of. Mariano Ontiveros, 4 pp. Col. Lafragua (257). セ@ El Católico. Legítimo punto de vista en la causa de los francmasones. Reimpreso en Guadalajara, Of. de Mariano Rodríguez, 4 pp., col. Lafoigua (1415). • Toribio Gonzá/e;:. Pastoral del vicario capi tu lar Toribio Go11zález al clero regular y secular y a todos los fieles de la diócesis, e11 la q11e se les exhort(l a respetar la autoridad civil y a jurar la constitución particular del estado de Jalisco. Explica que el art. lo. no va contra 558 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS la dignidad y autoridad de la Iglesia. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 8 pp., col. Lafragua (1415). • El /os11é de Jalisco. (Nicolás España). fos11é deteniendo el Sol, o sen eclipse político del periódico de ese nombre visible el martes 13 del corriente. Publícase en desagravio y defensa de las supremas autoridades del Estado Libre de Xalisco. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 41 pp., col. Lafragua (451). • Máximas de prudencia que escribió 1m sabio y las dan nuevamente a la l11z pública unos ciudadanos de falisco. Reimpresas en Guadalajara, Of. de Mariano Rodríguez, 12 pp. Col. 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Colección de documentos refermtes a la conducta del Cabildo Eclesiástico de In diócesis de G11adalajara y del clero seculer y regular de in misma, en cuanto a rehusar el juramento de la segunda parte del art. lo de la Constihtció11 de Estado. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 136 pp., BM-col. Basave, INAH, Mise. 16, BPE. • El Amigo del Mexicano. Ya Jalisco perdió su Nivel. Imp. de Alejandro Valdés, México, 8 pp., Mise. 37, BPE, col. Lafragua (1416). • El Inválido. Por más que hable el Pensador, no liemos de ser tolerantes sino cristianos como antes. Reimpreso en Guadalajara, Imp. de Mariano Rodríguez, Mise. 37, BPE. BIBUOCRAFÍA 559 • La Verdad desfigurada. Imp. de Mariano Rodríguez, GuadaIajara, 4 pp., Mise. 37, BPE. • El Amante de la religión a los EE de El Nivel. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 8 pp., Mise. 37, BPE. • Advertencia a los EE de El Nivel y a todo el pueblo de Xalisco. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 5 pp., Mise. 37, BPE, col. Lafragua (1416). • Conjuración del Polar contra los abusos de la Iglesia. Imp. de Urbano Sanromán, Guadalajara, 11 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • Una palabra al polar convertido. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalaja.r a, 6 pp., Mise. 37, BPE. La Estrella Polar. Polémica federalista 1977. • El Amante de la religión. El Otro Polar en palpables tinieblas. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 12 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • Verdades amargas para los editores de El Nivel. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 8 pp., Mise. 37, BPE, col. Lafragua (1416). • Arancel para el cobro de derechos judiciales y de la curia eclesiástica en el Estado de Jalisco. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 24 pp., Mise. 38, BPE. • Palo a los editores de El Nivel. Imp. de Ja Viuda de Romero, Guadalajara, 8 pp., Mise. 89, BPE. El Nivel, 1825. • Otro Palo a los EE de El Nivel. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 8 pp., Mise. 89, BPE. • Contestación al defensor del art. lo. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 12 pp. Mise. 89, BPE. • Tertulia en una aldea de falisco entre el cura que lleva la Voz, el alcalde D. Bias y D. Diego. Imp. del Águila por José Ximeno, México, 8 pp., Mise. 89, BPE. • Comunicado que dio José María Covarrubias y corre en El Sol N.-875 . Reimpreso en Guadalajara, Imp . de Mariano Rodríguez, 4 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • El Obispo Cimarrón de Jalisco. O sea diálogo entre el Hacendado de Jalisco. D. Juan y el Mexicano D. Juan Manuel. Imp. de Alejandro Valdés, México, 8 pp., Mise. 90, BPE. • Ideas importantes acerca del Patronato. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 1825, 64 pp., Mise. 104, BPE. 560 LA DISPlITA POR LAS CONOENOAS • Verdadero amante de s11 patria y de su religió11. Diálogo de los liberales. U11 zacatecano y el Polar. Imp. de Valdés, México, 8 pp., Mise. 121, BPE, col. Lafragua (1416). • El Liberal Moderado. La Voz de la libertad refutada. Mise. 121, BPE, col. Lafragua (1416). • Decreto de la Ley orgánica de lzaciendn del estado libre de Xnlisco, sn11cio11ado por el Congreso Constitucional del mismo estado en abril 23de1825. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 22 pp., Mise. 127, BPE. • El Eclesiástico despreocupado. Última Co11testació11 de la Cuiia al tepel111aje. Imp. de Sanromán, G uadalajara, 7 pp., Mise. 145, BPE, col. Lafragua (1441). • La Maceta de Tepeh11aje. A c11iin de palo d11lce, Maceta de Tepelmaje. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 8 pp., Mise. 90, BPE, col. Lafragua (1416). • Tepel111aje. Respuesta del Tepeh11nje al mior de In media palabra. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, Mise. 121, BPE, col. Lafragua (1441). • Tepehuaje. Quien mal pleito tiene a boruca lo mete. Of. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 4 pp., Mise. 89, BPE, col. Lafragua (1416). • El Defensor de la /1111tn Eclesiástica. Todavía se i11te11ta desfigurar la verdad. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 4 pp., Mise. 89, BPE, col. Lafragua (1416). • Sainete para la comedia del papa. México, Imp. de Alejandro Valdés, 4 pp., Mise. 222, BPE, col. Lafragua (257). • Casi miro Bienpica. El Canónigo Bien Pica a su prelado el Polar, Guadalajara, Of. de Mariano Rodríguez, 5 pp. La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • El fanático st1persticioso y devoto. U11 geringazo al Polar. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 6 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • Otro Polar. l..lnr1 nifagn de luz a 1111 abismo de ti11ieblns. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 8 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • La Polar embarazada o una visita a Madama Polar. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 6 pp., La Estrella Polnr. Polémica federnlístn, 1977. BIBLIOGRAFiA 561 • El E11e111igo de las Cosas a Medias . La Voz de la libertad prommciada en falisco. Reimpreso en México, Of. de Ontiveros, col. 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Dictamen de las exequias, luto y honores fúnebres que deben decretarse al difi111 to gobernador de falisco Prisciliano Sánchez, for- 562 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS mado por 1111a comisión especial del H. Congreso del Estado, aprobado por el mismo. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 17 pp., Mise. 16, BPE. • El amigo de otro amigo. Por aq1d rapa El Nivel, por allá lo rapan a él. Imp. de Alejandro Valdés, México, 7 pp., Mise. 37, BPE, col. Lafragua (1416). • La lntoleraucia político-religiosa vindicada o refutación del discurso en favor de la tolerancia religiosa publicó G11iller1110 B11rke en la Gaceta de Carneas el martes 19 de febrero de 1811, por la Universidad de Caracas. Reimpreso en México, Imp . del Águila por José Ximeno, 60 pp . Mise. 37, BPE. • Contestación a los EE de El Nivel y una Palabra al Polar. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 8 pp., Mise. 89 BPE, Col. Lafragua (1416). • Representación que el Ayuntamiento dirige al Sr. Preside/lle de la República. México, Of. de Ontiveros, 8 p p ., Mise. 37, BPE. • Paz, paz con el sacerdocio que reforma las costumbres. Imp. de Alejandro Valdés, México, 8 pp., Mise. 37, BPE. • Maceta de Tepe/111aje. Para esos huesos, la Maceta. No liny q11ien meta el diente al ll11eso, pero síquien lo haga polvo. Of. d e Mariano Rodríguez, Guadalajara, 18 pp., Mise. 37, BPE. • El Fanático preocupado N.-2 Contestación a las preguntas que se me hacen en los números quinto y sexto del Hueso. Imp. de Alejandro Valdés, México, 4 pp., Mise. 42, BPE. • El fanático preowpado N.-3 ¿El autor del Hueso at.aca en sus escritos la religión católica o sólo sus excesos? Imp. d e Alejandro Valdés, México, 4 pp., Mise. 42, BPE. • El Fanático preoc11pado N.-4 Reflexiones a la respuesta que en N.-5 del Hueso se dio a la pregunta que hice respecto a la creación del mundo. Imp. de Alejandro Valdés, México, 6 pp., Mise. 42, BPE. • Verdades de suma importallcia a la nación mexicana, consagradas a la misma por su editor, en observaciones que hace sobre el dictamen y artículos de las comisiones eclesiásh'cas y de relaciones acerca de las instrucciones que deben darse al enviado a Roma. Imp. del Águila por José Ximeno, México, 47 pp., Mise. 59, BPE. • F.C. Antes de que saliera el hueso, ya le habían metido el diente. México, Of. de la Testamentaría de Ontiveros, 2 pp., Mise. 88, BPE. BIBLIOGRAFÍA 563 • Reflexiones sobre el dictamen de las comisiones eclesiásticas y de relaciones acerca de las instrucciones del enviado a Roma. Reimp. en Guadalajara, Of. de Mariano Rodríguez, 36 pp., Mise. 121, BPE. • Ate11ció11 q11e los apóstatas quieren variar nuestra religión. Reimpreso en Guadalajara, Of. de Mariano Rodríguez, 8 pp., Mise. 121, BPE. • El gobierno declaró loco al obispo de jalisco. México, Imp. de Valdés, 8 pp., Mise. 121, BPE, col. Lafragua (1416). • Contra el Polar, todo el mundo debe estar. Carta de Ull artesano. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, s. año. 4 pp., Mise. 121, BPE. Contestació11 dd Polar al Gobernador del Estado. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 6 pp., La Estrella Polar. Polémica Federalista, 1977. • El Caballero del Verde Gabán. El Polar reformador o el Quijote de estos tiempos. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 6 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • Ladridos del Perro al Lobo pastor. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 8 pp. La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • Pascuas a los canónigos. Reimpreso en México, Of. del finado Ontiveros, 4 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • Concordatos del Polar con el estado de Jalisco. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 7 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • Dictamen de la Junta de Censura eclesiástica, Guadalajara, 26 pp., La Estrella Polar. Polémica federalista, 1977. • !11a11 José Espinoza de los Monteros. Publicación de Dornmentos sobre la existencia de las logias masónicas en los estados. México, noviembre 28, 1826. Imp. del supremo Gobierno en Palacio, México, 20+25 pp., BM, col. Basave. • Gordiano Ajumara. La escomunión del Polar a él mismo va a escomulgar. Imp. de Supremo Gobierno a cargo de Irigoyen. Zacatecas, 12 pp., col. Lafragua (1404). Respuesta al Polar sobre la Ley Marcial. Imp. de la Viuda de Romero, Guadalajara, 4 pp., col. Lafragua (1441). • Luis Fspino. Llegó de Roma la Bula más escandalosa y Nula. Reimpresa en Guadalajara, Of. de Urbano Sanromán 8 pp., col. Lafragua (1404). 564 LA DISl'UTA POR LAS CONCJ ENClAS • El Apestado. El Coco de los I111píos o la escolta de Dragones. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 4 pp., col. Lafragua (1416) . • El Amigo del Orden. Tie11e razón el general Rayón, o sea resp1iesta al comunicado inserto en la Gaceta N.-29. Guadalajara, Imp. de Ja Viuda de Romero, 4 pp., col. Lafragua (1416). • El Gobernador de falisco herido con sus propias annas. México. Imp. d e Alejandro Valdés, 8 pp., col. Lafragua (1416). • Obispado. Exposició11 del Sr. Gobernador de la Mitra sobre la exclusiva concedida al gobiemo. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 36 pp., col. Lafragua (1416). • Francisco Semería. Contra Pala11ca, pnlmzca, haber (sic) cwíl levn11tn 11uís. Adición a la Palanca N.-15.Guadalajara, Imp. de la Viuda de Romero, 10 pp., col. Lafragua (1441). • U11 Fanático (La Maceta).¿ Que hemos de creer e111111 liueso? con ese hueso a otro perro. Imp. de Valdés, México, 12 pp., col. Lafragua (1416). 1827. Luis de In Rosa. Elogio Fúnebre dedicado n la Memoria de Prisciliano Sáncltez. Imp. del Águila, México, 16 pp., Mise. 5, BPE. • fosé Miguel Ramírez. Voto particular que sobre el punto del Patro11ato Eclesiástico presentó ni soberano congreso co11stituye11te de la federnció11 mexicana el Se1ior diputado individuo de la comisión encnrgndn de aquel asunto. Reimpreso en Guadalajara, Of. de Mariano Rodríguez. 54 pp., Mise. 38, BPE. • Contestación ni Discurso del Sr. H11erta, pro111111cindo e11 In sesión secreta del 15 de mayo del presente mfo de 1827. Imp. de Mariano Rodríguez, Guadalajara, 56 pp., Mise. 38 BPE, BMcol. Basave. • Decretos expedidos por In legislatura s11primic11do el Trib1111nl de Hncedurín de la Santa Iglesia de G11adalnjara. Representnciolles que sobre esto /in hecho el Cabildo y contestaciones que Izan 111ediado entre esta corporación y el gobierno de aq11el estado co11 nlg111ias observaciones sobre las cuestiones que merecw cxami1Larse. 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Contestaciones del Payo del Rosario a la Voz de In Patria y a los folletos de Rafael Dávila. Olveda, 1991. 1828. Pio VI. Dos breves de N.S.P. reprobando la herética constitució11 civil del clero de Francia. Imp. a cargo de José Santos, Guadalajara, 75 pp., Mise. 40, BPE. • Causas que se han seguido y terminado contra los comprendidos e11 la conspiración llamada del Padre Arenas, t. l. Imp. del Correo a cargo de José María Alva, México, 117 pp., Mise. 146, BPE. 1830. 811/a de nuestro santísimo padre el S. León XII por la cual declara subsistentes las de los sumos pontífices Clemente XII, Benedicto XIV !J Pío VII y prohibe de nuevo y para siempre jamás todas las sectas secretas, llamadas fracmasones o cualquiera otro nombre. Imp. de Galván a cargo de Mariano Arévalo, México, 32 pp., Mise. 37, BPE. • Pedro Lissautte. Discurso pronunciado en la solemnidad del tercer aniversario de la apertura del Instituto de Jalisco por el C. profesor de la primera secció11 en el mismo establecimiento. Imp. del supremo gobierno, Guadalajara, 46 pp., Mise. 164, BPE. 1831. Con testación del Comunicado por el venerable Otbildo de Guadalajnra a las observaciones del H. Congreso de Zacatecas sobre administración de diezmos. Imp de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 61 pp., Mise. 28, BPE. • Disertación sobre la tolerancia religiosa. Imp. de Galván a cargo de Mariano Arévalo, Mexico, 59 pp., Mise. 37, BPE. • Respuestas de un jalisciense al preguntón zacatecano. Imp. de Brambila, Guadalajara, 15 pp., Mise. 104, BPE. 566 LA DISPUTA POR LAS CONCIENOAS • Exposición de los sentimientos de los católicos de G11adnlnjara. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 4 pp., Mise. 113, BPE. • Cañón de a treinta y seis contra el rastrero buscapiés. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 9 pp., Mise. 145, BPE. • Después de uno, dos, tres 110 ha prendido el Buscapiés. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 4 pp., Mise. 145, BPE, col. Lafragua (1404). • Es hablar contra razón atacar la religión. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 6 pp., Mise. 145, BPE, col. Lafragua (1404). • Ni ni derec/10 ni al revés ni por esta última vez prender pudo el buscapiés. Imp. Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 8 pp., Mise. 145, BPE, col. Lafragua (1404). • Oiga el tirano sus proezas, vea el inmoral sus hnzaiias. Imp. de Brambila, Guadalajara, Iguíniz, 1955. • Un Cañoncito de a tres contra el mismo buscapiés. Imp. Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 8 pp., col. Lafragua (1404). • Otro buscapiés prendido al revés. Guadalajara. Cit. en Cañoncito ... • La Razón contra el catión. Guadalajara. Cit. en Es hablar contra razón ... • Aviso interesante al piíblico y buscapiés a 13 diputados. Cit. en Cañoneito de a tres... 1832. Folleto que analiza las teorins políticas propuestas por los pensadores fra11ceses. Imp. de Sanromán , Guadalajara, 2 pp., Mise. 42, BPE. • Folleto que trata sobre el abuso de la libertad de imprenta en los primeros míos de vida independiente. Imp. de Sanromán, Guadalajara, 2 pp., Mise. 42, BPE. • Representación del Cabildo de Guadalajara al Exmo. Sr. Presiden te de los Estados Unidos Mexicanos. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 2 pp., Mise. 42, BPE. • No hay loco que coma lumbre o sea Diálogo entre los Sres. Híjar y Cmiedo. Iguíniz, 1955. • Otro tecolote viejo promm1pe en canto llano que le den uu burro mejo al extranjero tirano que mereciendo aparejo pide burro castellano. Arre burro, cansado de caminar, ya llegarás a Burdeos donde vas a descansar. Arre Burro. Imp. de Sanromán, Guadalajara, Mise. 42, BPE. 567 BrBLIOGRAFfA • El Tecolotero Liberal. Arganas prevenga, hennano, para recoger 110 Izan de caberle en la mano. O sea, contestación al hondero defensor de los extranjeros. Imp. de el pan, pues tortas que hoy le dan Sanromán, Guada!ajara, Mise. 42, BPE. 1833. Un Q11ida111. Consejo pntdente a los SS. EE. de La Gaceta. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • El Censor del Siglo XIX. Hemeroteca Nacional, Fondo Reservado, Miscelánea Mexicana (2 números), 30 de abril y 15 de mayo de 1833. • Un Quidam. Contestación a los enemigos de los predicadores. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Un Cantor. A los necios impostores del siglo decimonono responde 1111 cantor a tono. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • E11 Cantor. Otro tajo de 1111 cantor al siglo refomiador. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • El que no es canónigo ni piensa serlo. Azote a los Embusteros. Imp. Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • El que no es canónigo ni piensa serlo. El s・セュ、ッ@ Azote a los Embusteros. Imp . de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Rentas eclesiásticas. Contestación a los Núms. 88 y 89 de El Fénix. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 8 pp., HN, Mise. 15. • Del Cabildo Eclesiástico al Congreso del Estado de Jalisco. Sobre la lei; de Hacienda. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Contestació11 a los EE del Siglo XIX. Imp. de Dionisia Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Nuevas preguntas a los EE del siglo XIX. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, H N, Mise. 15. • El Azotado Cantor. Vaya 1111 papel de a cuartilla a la insolente gavilla. Imp. Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. El Cantor. Al son de 1111 despescuezado lzny otros en el estado. Una palabra del Cantor. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Otra puya a los del Siglo XIX. Imp. de Dionisia Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. 568 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS • Dogma y Disciplina. Imp. de Oionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Representación del v. Cabildo de Guadalajarn al Ecsmo. Sr. Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Representación de los señores curas y venerable clero secular y regular residentes en Guadalajara al E. Presidente de la República Antonio López de Santa Auna. Imp. de Oionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Juan Suárez. El abuso destruiremos pero nunca dejaremos de atacar la religión. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Hablen los predicadores y confundan la impiedad. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • El duende tapatío al duende Guanaj11ateño. Imp de Oionisio Rodríguez, Guadalajara, 2 pp., HN, Mise. 15. Mise. 42, BPE. • La nación perece si cultos varios establece. Durango, HN, Mise. 15. • Representación del Sr. Vicario Capitular de esta diócesis pidiendo la derogación del Decreto 525. Imp. de Oionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Exposición del gobierno eclesiástico de Guadalajarn al supremo del Estado sobre la Ley de fincas pertenecientes a manos muertas. Imp. a cargo de Joaquín Navarro, Guadalajara. HN, Mise. 15. • Exmo. Señor. Nueva exposición del Cabildo al Congreso. Imp. de Oionisio Rodríguez, Guadalajara, 2 pp., Mise. 42, BPE. • Comentario sobre el patronato. lmp. a cargo de Antonio Quintana, Guadalajara, Mise. 42, BPE. • Día de amargos desengaiios, o sea triunfo de nuestra religión. Imp. de Oionisio Rodríguez, Guadalajara, 2 pp., Mise. 42, BPE. • Siglo octavo, o sea herejía de los iconoclastas. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, 2 pp., Mise. 42, BPE. • La religión y el culto perecieran si cuanto se pide se concediera. Dionisia Rodríguez, Guadalajara, 2 pp., Mise. 42, BPE. • Gobernador y Peineta. Imp. de Dionisio Rodríguez, GuadaIajara, 2 pp., Mise. 42, BPE. • Jacinto Gerdil. Caracteres de la verdadera religión. Imp. a cargo de Jesús Portillo, Guadalajara, 79 pp., Mise. 59, BPE. • El patronato analizado contra el patronato embrollado por los novadores para sacar a la autoridad civil d11ciia absol11ta de lo BJBLIOGRAFIA 569 espiritual. Imp. de Mariano Arévalo, México, 38 pp., Mise. 151, BPE. • Para el Gobernador de San Luis Potosí del Cabildo Eclesiástico de Guadalajara. Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. 1834. O muertos o federados quieren ser los arrancados. O sea impugnación al folleto «pocos quieren centralismo y los demás federalismo». Imp. de Dionisio Rodríguez, Guadalajara, HN, Mise. 15. • Ahí va ese tiro sin puntería, si a alguno descalabra, no es culpa mía. Imp. a cargo de Teodosio Cruz-Aedo, Guadalajara, Mise. 15,HN. • Al jefe político del cuarto Cantón. Lorenzo del Valle. Imp. Brambila, Guadalajara, Mise. 15, HN. • Alégrense los sans-coulottes que yn tienen defensor. Imp. de Sanromán a cargo de Faustino Cevallos, Guadalajara, Mise. 15, HN. • Unos amantes de la religión, el orden y la paz. A los electores. Imp. de Brambila, Guadalajara, Mise. 15, HN. • La falsedad combatida. Imp. del Gobierno a cargo de Nicolás España, Guadalajara, Mise. 15, HN. • Iniciativa que el Congreso de Jalisco dirigen las augustas Cámaras de la Unión, contraída a variar el actual sistema en República Central. Imp. del Gobierno, Guadalajara, Mise. 15, HN. • Segundo juicio al sermón del padre resignación. Imp. a cargo de Teodosio Cruz-Aedo, Guadalajara, 4 pp., Mise. 42, BPE. • Segunda exposición del Gobierno eclesiástico al supremo del Estado sobre fincas de manos muertas. Imp. a cargo de Teodosio Cruz-Aedo, Guadalajara, Mise. 42, BPE. • Respuesta de.l Tirador a su Chusco Anotador. Imp. a cargo de Tepodosio Cruz-Aedo, Guadalajara, Mise. 42, BPE. • Respuesta del tirador. Carta segunda. Imp. a cargo de Teodosio Cruz-Aedo, Guadalajara, Mise. 42, BPE. • Sonetos a la virgen de Zapopan. Imp. de Rodríguez, Guadalajara, Mise. 42, BPE. • Verdad, justicia y religión harán feliz a la Nación . Imp. de Dionisia Rodríguez, Guadalajara, Mise. 106, BPE. • I111pugnacióu n la iniciativa del H. Congreso de Zacatecas de 9 de junio de 1834 sobre reformas eclesiásticas. Imp. de Galván a cargo de Mariano Arévalo, México, 39 pp., Mise. 129, BPE. 570 LA DISPUTA POR LAS CONCIENCIAS • Discurso del Gobernador de falisco a favor de Santa A11na y el Plan de Cuemavaca. Incompleto. Guadalajara, 4 pp., Mise. 129, BPE. • Cuestión del día o nuestros males y sus remedios. G uadalajara. Of. de Brambila, 61 pp., Mise. 172, BPE. • Manifestación de los pueblos de falisco. lguíniz, 1955. • Basta 1111 ranchero de Lagos contra los descamisados, o sea diálogo entre f11sto y nana Concha y el ciudadano G11a11 te Prieto. Iguíniz, 1955. • Pedro Zubieta. La inocencia desmintiendo a la impostura. Guadalajara. Imp. de Sanromán, Mise. 15, HN. • Al asno muerto, cebada al rabo, o sea prodigioso hallazgo de un acuerdo de la login de maso11es yorkinos de esta capital. Imp. del Supremo Gobierno, Guadalajara, Mise. 15, HN. • Triunfo del sansc11lotismo debido a los rastreros y viles medios con que se intenta fascinar al caudillo de los mexicanos. Imp. del Supremo Gobierno, Guadalajara, 2 pp., Mise. 42, BPE. • Nos el presidente del Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de Guadalajara. Al venerable clero regular y secular y a todos los fieles de la diócesis, salud y paz en nuestro Seiior Jesucristo. s. p . i., Guadalajara, Connaughton, 1992. • Informe sobre el estado actual de la administración pública del Estado de jalisco. Leído por el gobernador José Antonio Ro111ero. Imp. del Gobierno a cargo de Nicolás España. Connaughton, 1992. , ] i ·.l. . .. Ln disputa por las conciencias. Los inicios de la prensa en Guadalajara 1809- 1°835 · se terminó de imprimir en febrero de 2001 en los talleres de Gráfica Nueva de Occidente, S.A. d e C.V., Pípila 638, S.H., Guadalajara, Jal. Cuidado de la edición: Silvia Medina. Composición tipográfica: Margarita González R. Diseño de portada: Óscar René González. Tiraje: 500 ejemplares.