Cuando mentir es señal de un problema de salud

En estos casos es importante no confrontarlos, dice el Dr. Chad Hales, profesor asociado de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory. En cambio, insiste en la importancia de educar a los miembros de la familia sobre lo que ocurre.

Adoptar una actitud compasiva y curiosa cuando un miembro de la familia empieza de repente a recordar mal no solo ayuda a suavizar las relaciones interpersonales, sino que también puede conducir a una mayor claridad y apoyo para la persona y los miembros de la familia.

Posible signo de un trastorno cerebral

A menudo, a una persona que fabula ya se le ha diagnosticado una enfermedad neurológica. Sin embargo, a veces no está claro cuál es la causa.

Por eso, un buen punto de partida es acudir al médico de cabecera.

"Mi recomendación sería tratar de llevar al ser querido a su proveedor de atención primaria y hablarle al médico de estas inquietudes", dice el Dr. Jeffrey Rakofsky, profesor asociado del Departamento de Psiquiatría y Ciencias de la Salud del Comportamiento, también de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory.

Si es necesario, el médico de atención primaria puede remitir al paciente a un neurólogo para que lo evalúe.

Dado que la fabulación puede estar causada por problemas que van desde el alcoholismo hasta la demencia, pasando por trastornos mentales, como el trastorno bipolar, para abordarla es posible que se necesiten varias opiniones médicas y consultar a expertos en distintas disciplinas. Pero los expertos como Rakofsky recomiendan empezar por un médico de atención primaria, que debe estar familiarizado con la historia clínica del paciente y luego derivarlo a un especialista si es necesario.

El tratamiento de la enfermedad subyacente

No está claro exactamente qué es lo que ocurre en el cerebro que provoca la fabulación. No obstante, las dificultades que tiene una persona para recordar fielmente el pasado parecen tener su origen en problemas de memoria y de función ejecutiva. Esta última implica procesos mentales que nos permiten planificar y organizar, ignorar las distracciones y centrarnos en los detalles clave, como se hace al reconstruir una historia sobre una experiencia pasada.

Tanto la función ejecutiva como la memoria son realmente importantes para poder recordar las cosas con precisión y libres de las intrusiones y otras motivaciones que a veces influyen en nuestros recuerdos cuando los contamos, afirma Rakofsky. Esto también ayuda a explicar por qué tantos tipos diferentes de enfermedades neuropsiquiátricas pueden causar fabulación.

"Lo que muchas de estas dolencias tienen en común es la forma en que afectan tanto a la función ejecutiva como a la memoria", afirma. En consecuencia, la forma más habitual de tratar la fabulación consiste en abordar el trastorno que la provoca, ya sea tratar una deficiencia vitamínica con el síndrome de Wernicke-Korsakoff o administrar medicamentos antipsicóticos a un paciente con esquizofrenia.

En algunas afecciones, como el Alzheimer, quizá no sea posible revertir el curso de la enfermedad ni diferenciar entre recuerdos reales y falsos. Ahora bien, en algunos otros casos la terapia puede ser útil y la persona también podría intentar llevar un diario como referencia.

Esto podría consistir en una terapia de orientación a la realidad, que ayuda a las personas a centrarse en su entorno inmediato, como la foto de un familiar o sus objetos personales, para reducir la confusión y recordar correctamente detalles de su vida.

La investigación publicada en PLOS One (en inglés) sugiere que los enfoques que abordan tanto el trastorno subyacente como la fabulación también podrían ayudar, por ejemplo, después de que una persona haya sufrido una lesión cerebral.

Adaptarse a los recuerdos desordenados y encontrar apoyo

Dado lo complejos e intratables que pueden ser los cambios en el cerebro, parte de abordar la fabulación tiene que ver con adaptarse a ella. Eso significa aprender a no contradecir a un ser querido, aunque no te dejes llevar por esos recuerdos fantasiosos, al menos debes aprender a vivir con alguien que no puede distinguir la diferencia, dicen los expertos.

Pero no quiere decir que los angustiados cuidadores se abandonen a sí mismos ni que sufran en silencio mientras su ser querido pierde el control de la realidad. Los grupos de apoyo, según la patología, pueden ser muy beneficiosos, como los que son para los cuidadores de personas con la enfermedad de Alzheimer. Es importante que los familiares reciban apoyo, dice Rakofsky, dado lo difícil que puede ser ver a un ser querido enfrentar problemas de memoria.

Además, asegúrate de comentar con el proveedor de atención primaria el impacto de la situación en los miembros de la familia para encontrar maneras de afrontarla juntos.

"No lo pases por alto", recomienda Rakofsky. "Busca ayuda para tu ser querido, pero también busca ayuda para ti mismo... porque puede ser preocupante y perturbador ver cómo tu ser querido olvida los recuerdos que tenía en común contigo".