El corzo a rececho

Tipos de caza

Estamos ante una nueva temporada de rececho y el corzo será un año más el gran protagonista.

Y es que la caza del corzo a rececho es una modalidad ancestral que año tras año gana adeptos, y no es para menos ya que es considerada por muchos la modalidad cinegética más deportiva que existe y todo aquel que la practica, sin duda quiere repetir.

Durante las próximas semanas, saldremos en busca de ese trofeo soñado, el escurridizo “duende del bosque”, un sobrenombre para el corzo que sin duda tiene bien merecido, ya que es como una imagen fugaz, ¡¡visto y no visto!!

EL CORZO

A pesar su reducido tamaño (es el cérvido más pequeño que habita Europa), el corzo es uno de los trofeos más exitosos y deseados por cualquier cazador. De hecho estamos ante una de las especies de mayor tradición cinegética de cuantas habitan en nuestro país.

Presenta dimorfismo sexual, es decir, los machos se diferencian de las hembras, tanto por el tamaño (cerca de 25 Kg en los machos, no mayor de 20 en las hembras), como por la presencia de cuernas solo en los machos, sin olvidar la forma del escudo anal: en los machos este escudo es arriñonado y en las hembras muestra forma de corazón, pudiendo ser utilizado para diferenciar al corzo de otras especies de cérvidos en la distancia.

Se trata de un herbívoro considerado prácticamente forestal, saldrá a campo abierto en contadas ocasiones, para añadir a su dieta de hojas de arbustos y árboles bajos, algunas hierbas. De la alimentación mencionada, depende mucho su tamaño, siendo los corzos cántabros los más grandes, y los andaluces los más pequeños.

El corzo renueva su cuerna año tras año. La cuerna comienza a caer en el otoño, terminando de crecer por completo a finales de primavera. El corzo es polígamo, copulando el macho con varias hembras y defendiendo su territorio frente a otros machos competidores. El terreno dominado por un macho, suele ser de unas 7 hectáreas, siendo una especie territorial.

En cuanto a la época de celo, se desarrolla en los meses de julio y agosto y las crías (de 1 a 3), nacerán en mayo o junio, permaneciendo junto a la madre hasta el nacimiento de las siguientes. Destaca también por sus hábitos nocturnos, puesto que es únicamente con la oscuridad cuando el corzo sale a los pastos para alimentarse; pasando el día encamado o rumiando todo el alimento obtenido durante la noche. Es de costumbres rutinarias, por lo que podremos verle recorrer los mismos caminos y acudir a los mismos abrevaderos y comederos todos los días a las mismas horas.

PLANIFICACIÓN

Como para cualquier otra actividad, la planificación es siempre necesaria para obtener resultados.

En este caso, nosotros te aconsejamos que te valgas de la ayuda de internet para ver con gran precisión una vista aérea del coto en la que podemos descubrir sendas, claros en el monte, o barrancos que pueden ser potencialmente querenciosos para recechar o esperar al corzo.

Así, podremos dibujar en un mapa su posible territorio, fijándonos en las marcas que efectúan en sus áreas de campeo. Normalmente no serán más de cien hectáreas, así que podemos señalar en nuestro mapa un círculo que tenga como centro la localización habitual o el lugar dónde lo hemos visto y cuyo radio sea de 400 ó 500 metros. Sobre esta base, buscaremos los accidentes del terreno que puedan ser una barrera, tales como ríos o arroyos, crestas de lomas o caminos. Los corzos tienden a usar estos límites naturales para fijar sus fronteras.

Una vez estimados los posibles límites, la idea es intentar pensar como lo haría un corzo, lo que nos servirá para intuir dónde encama y dónde se refugia cuando no lo vemos en las partes despejadas. También conviene anotar los vientos dominantes en la zona y si existe algún accidente orográfico que pueda ser relevante.

Por último, nunca está de más intentar recabar toda la información posible suministrada por fuentes locales (sin duda las más conocedoras): por dónde sale del monte, por dónde regresa, a qué horas, etc…

CUÁLES SON LAS MEJORES HORAS

Para disfrutar de la experiencia del rececho en toda su profundidad hay que cazar lentamente, rastreando con sigilo de depredador cada recodo del monte. Haciéndolo de esta forma, en cualquier momento, inexplicablemente ajeno a la presencia del cazador, le sorprenderá la aparición del corzo. Como ya hemos comentado anteriormente, el corzo es un animal que presenta mayor movilidad al amanecer y en el crepúsculo, por lo que será durante esas horas cuando resulte más fácil su localización.

Así, en las madrugadas antes de que despunte el alba sería necesario estar en el campo, pero cuidado, no es conveniente que comencemos el rececho si todavía no se ve adecuadamente, pues es más que probable que pasemos de largo a ese corzo que con tanta insistencia venimos buscando.

En los atardeceres debemos tener paciencia y aguantar en el sitio donde pensemos que el animal tiene su querencia hasta que ya no haya luz, pues los machos, y más aún los grandes, salen de la espesura cuando hay muy poca luz. Es su manera de defenderse de su principal depredador, el hombre.

Dicho esto, no conviene caer en el error de pensar que sólo podremos ver al corzo a primerísima hora de la mañana o a última de la tarde; al contrario, son muchas las veces que se localizan comiendo tranquilamente en un sembrado a las diez de la mañana. Dependerá en gran medida de la presión a la que estén sometidos en la zona en la que cazamos.

Como norma general, diremos que se suele dar por terminado el rececho a eso de las diez y media de la mañana, comenzando nuevamente por la tarde a eso de las siete. Ir acompañado de un profesional nunca viene mal, pero en esta modalidad de caza, es crucial para un desarrollo exitoso el conocimiento del terreno, y de la querencia de los animales definirá el resultado final, y a falta de conocimientos al respecto, nada mejor que un buen auxiliar, como son los guardas de caza.

EL EQUIPO PARA LA CAZA DEL CORZO A RECECHO

Los instrumentos y el equipo del que hagamos uso condicionarán, junto con otros factores, el que la jornada de caza se culmine con éxito o con un rotundo fracaso. Para recechar un corzo hace falta, por supuesto, un buen rifle, en un calibre y cartucho adecuado, pero sobre todo hay un elemento que predomina sobre los dos anteriores, que es el de la óptica, tanto en lo referido a visores como a prismáticos.

Para conseguir una correcta aproximación, es necesario contar con la ayuda del equipo adecuado.

A continuación resumimos las características más importantes a tener en cuenta de este equipo:

EL RIFLE

Las armas ideales son los rifles de cerrojo o los “monotiro”, como en cualquier otro rececho, debe ser lo más ligero posible, de manera que al cabo de un par de horas no suponga una excesiva carga para el cazador. Deben estar dotados en todo caso de un visor de alta calidad, con buena luminosidad e índice crepuscular (pues en bastantes ocasiones habrá que disparar en malas condiciones de luz) y, preferiblemente aumentos variables.


ÓPTICA

Como hemos señalado, durante un rececho lo más habitual es que tengamos que tirar desde distancias muy largas y en condiciones de luz exigentes, por lo que contar con unos buenos elementos ópticos resulta, por tanto, fundamental. Lo primero a valorar en nuestra mira (tras la calidad de la óptica, la cual la presuponemos siempre), es su peso, así como el de las anillas y las bases dela mira. A nivel general diremos que las miras de aumentos fijos de 4 x 40 son, por su peso y su bajo poder dióptrico, las más adecuadas. En caso de que tengamos que realizar disparos a grandes distancias, deberemos optar por una mira de 3 a 9 x 45 (aunque debemos tener muy presente que una mira de aumento variable pesa considerablemente más que una fija).

Ni que decir tiene que las lentes, además, tendrán que ser de alta definición y contraste para una correcta visión de la imagen. El clásico visor todo terreno, 1,5-6×42, si es de buena calidad, también nos puede servir si lo empleamos de cuatro aumentos en adelante. En cuanto a la retícula, ha de ser muy nítida, a ser posible con cruz fina en el centro, tipo duplex o similar, para poder realizar un tiro preciso.

El rececho del corzo nos exigirá escudriñar el bosque hasta su más oscuro y profundo rincón, por ello los prismáticos son un instrumento de vital importancia en el que no se debe escatimar, dentro de nuestro presupuesto, a la hora de su adquisición.

Binoculares de primeras marcas, ligeros y revestidos de goma, con elevado índice crepuscular, y entre 8 y 10 aumentos serán la elección adecuada. Los prismáticos de ocho aumentos son una buena opción muy recomendables por luminosidad, peso y confort a la hora de mirar con ellos. Con los de muchos aumentos, y por ende de mayor peso y volumen, nos suele vibrar la imagen al cabo de poco tiempo y lo que se gana en aumentos se pierde por otro lado por el efecto de las vibraciones de nuestro pulso.

Por último, un elemento muy útil a tener en cuenta es un medidor de distancias, resulta muy práctico para no confundirnos y, sobre todo, para aprender a corregir nuestras apreciaciones visuales y ayudarnos a corregir el punto de impacto.

 

 

 

 

MUNICIÓN

En el mercado encontraremos multitud de opciones diferentes ¿cómo saber cuál es la más adecuada en este caso? Hay que tener claro que el calibre debe ser proporcionado al tamaño y vitalidad del corzo, debiendo desecharse calibres excesivos. En primer lugar debemos saber que los cartuchos pequeños permiten la construcción de armas ligeras y manejables (lo cual siempre es de agradecer).

Además, como es bien sabido, el retroceso se incrementa al aumentar el peso del proyectil; por lo que los pequeños calibres siempre nos reportarán la ventaja de no producir apenas retroceso. Por ende, la precisión de los calibres pequeños es muy elevada.

Otra innegable ventaja la encontramos en la favorable balística externa. Lo que, unido a las velocidades de salida del proyectil y a la velocidad de giro del mismo, consigue una trayectoria muy tensa, lo que nos ofrece la posibilidad de alcanzar grandes distancias sin necesidad de efectuar cálculos de trayectoria, cuando se dispara más allá de 100 metros. Ventajas todas ellas sumamente estimables en la caza del corzo.

Buscamos calibres de buena rasante y adecuada energía (entre 2000 y 3000 julios a 100 m) como el 22/250R, el 243 Win., el 6,5×57, el 270 Win. Y ya rozando el límite de lo adecuado el 7×64 o el 30-06 con sus pesos de bala más ligeros en el último caso.

Si bien es cierto que el corzo (contra la creencia general) no es en absoluto blando, se los abate mejor con calibres medianos o pequeños. Es verdad que los calibres pequeños resultan más sensibles a la influencia del viento, sin embargo la distancia de tiro en el caso del rececho al corzo no suele ser excesiva (entre 50 y 150 metros habitualmente) por lo que la influencia del viento no resulta tan relevante como en las cacerías de alta montaña. A cambio de este inconveniente, el disparo con calibres ajustados tiene como consecuencias una mayor precisión de tiro y mejores agrupaciones en la inmensa mayoría de los cazadores, mejorando así su categoría como tiradores.

ROPA Y CALZADO

Debe utilizarse ropa cómoda y adecuada a la época del año en la que nos encontramos. La teoría de ir siempre abrigado nunca falla, ya que para dejar capas atrás siempre hay tiempo. Las prendas deberán ser ligeras y poco llamativas, cuánto más ligeras, cómodas y transpirables sean, mejor. Pero sobre todo deben ser “sordas”, es decir, que con el roce al andar o moverse por el monte hagan poco o ningún ruido. Es recomendable usar tejidos silenciosos, discriminando los sintéticos por los utilizados toda la vida, como la pana o el algodón… Por ello, y como las prendas impermeables son excesivamente ruidosas, un simple chubasquero de bolsillo en la mochila servirá para prevenirnos del típico chaparrón primaveral.

El calzado, al igual que la ropa, cuánto menos pese mejor. Como para cualquier otra modalidad cinegética en la que se requiera andar, se escogerán botas cómodas y bien adaptadas al pie. Es fundamental que transpire, pero a la vez que sea impermeable, esto se consigue con el uso de membranas tipo Goretex. Debe tenerse en cuenta que, hasta bien mediado mayo a pesar de que no haya llovido, en muchas zonas del norte de España los prados y pastizales aparecen por la mañana cubiertos de rocío.

Aunque cada cazador tiene sus gustos y necesidades particulares, cuando vaya a adquirir unas botas deberá tener en cuenta los siguientes consejos:

  • Impermeabilidad: imprescindible para la salud de nuestros pies.
  • Transpiración: es tan importante que el agua no entre dentro como que el sudor salga fuera. Al final lo que debemos intentar es que nuestros pies no estén nunca mojados.
  • Resistencia.
  • Seguridad: una suela que se “agarre” bien a todo tipo de terreno.
  • Adaptabilidad: eso de que “se adaptan como un guante” es más importante de lo que en principio puede parecer. Las botas deben quedar correctamente ajustadas a nuestro pie para evitar las más que posibles torceduras de tobillo.

Por último, no pueden faltar en nuestra mochila, una navaja de buen corte, loción o spray antimosquitos, una pequeña linterna de bolsillo, un rollo de cuerda, un paquete de pañuelos de papel, medias de lana de repuesto, la cámara de fotos y, por razones de seguridad, el teléfono móvil.

A parte, por supuesto, de toda la documentación de caza necesaria (guía del arma, licencia de caza, permiso de armas, seguro obligatorio, precinto y autorización del titular del coto…)

Etiquetas : Corzo, Rececho
Publicado en: Caza, Tipos de caza

New Account Register

¿Ya tienes una cuenta?
Log in instead Or Reiniciar contraseña