Parecía una gran saga de ciencia ficción, pero acabó siendo un fracaso y cancelada. Su primera entrega prometía muchísimo y ahora podemos verla en Netflix: Divergente

Os comentaba hace poco que una de las claves de Los Juegos del Hambre era que había reestructurado las historias para adolescentes poniendo como eje central los mundos distópicos. Dado su éxito, muchas otras obras le siguieron y una de ellas fue Divergente. Se estrenó en 2014 como una adaptación de la novela de Veronica Roth, proponiendo también un entorno futurista y decadente. En un inicio, esta primera entrega parecía dar el pistoletazo de salida a lo que sería una larga saga, pero no fue así. A continuación, vamos a hablar de todo ello, pero sobre todo de esta primera parte que ahora podemos ver a través de Netflix.

¿Qué pasó con la saga Divergente?

Divergente fue la primera parte de lo que se supone que iban a ser cuatro películas, que al final fueron tres por motivos que ahora explicaré. En esta conocíamos a Beatrice Prior, Tris, la cual vive con su familia dentro del núcleo de las facciones. En una Chicago distópica, la sociedad se divide en distintos grupos en función de la naturaleza de la persona, la cual se establece tras unas pruebas cerebrales. Así, se puede ser de Osadía, en el caso de ser muy intrépido, de Abnegación si se es altruista, de Erudición para los más inteligentes, de Verdad si se es sincero o de Cordialidad para aquellos que son más sociales y políticamente correctos.

Tris ha crecido en una familia de Abnegación, pero decide unirse a Osadía tras su prueba. ¿El problema? El test no ha revelado a que facción pertenece, sino que la ha denominado como "divergente", lo cual significa que es un poco de todo. Es una sociedad tan rígida, los divergentes se consideran una amenaza, por lo que debe ocultarse para evitar que el propio gobierno decida acabar con ella. Sin embargo, todo cambia cuando conoce a Cuatro y descubre que hay un complot en la ciudad mucho más peligroso de lo que pudiera pensar.

Dentro de la ciencia ficción, hablamos de un tipo mucho más fantasioso y orientado para adolescentes. No estamos ante la complejidad de Interstellar o similar, no. Sin embargo, teniendo esto en cuenta, Divergente se sumaba a Los Juegos del Hambre o El corredor del laberinto para ofrecer una obra fácil de entender, pero con suficiente madurez como para que un público más adulto también pudiera disfrutar de ella. Esto se puede percibir en los propios personajes, interpretados por Shailene Woodley y Theo James, y no solo porque estos actúen bien, sino porque dan lugar a una relación mucho más adulta que en otro tipo de historias al estilo Crepúsculo.

Por otra parte, y pese a que la violencia fue rebajada en gran medida con respecto a la novela, hablamos de una cinta con situaciones bastante agresivas y complicadas muy alejadas de lo que podría suponer una cinta juvenil de Disney por ejemplo. Lo cierto es que Divergente tenía todos los elementos necesarios para recoger el testigo que había dejado su predecesora: un buen reparto con actores como Kate Winslet, un apartado visual llamativo, una premisa distinta, romance, tensión, acción...Entonces, ¿qué pasó con Divergente?

Demasiados tumbos y cambios

Podemos decir que los problemas empezaron a llegar con el estreno de Insurgente. Esta obtuvo mejores resultados que la primera entrega, pero la historia comenzó a dar demasiadas vueltas sobre sí misma. Es cierto que profundizaba más en el universo de la saga, pero se había transformado en una película de acción que se alejaba del misterio y de la magia que tenía la primera. Con todo ello también vinieron los cambios en la historia. Para muchos, entre los cuales me incluyo, ver como Leal se desvinculaba de una forma muy escandalosa de la historia original no gustó. ¿El motivo? Muy sencillo. ¿Recordáis esa época en la que todos los finales se dividían en dos películas? Lo vimos en Harry Potter, en Crepúsculo, en Los Juegos del Hambre y ahora le tocaba a Divergente. El problema es que esta historia no daba para más y se saltaba uno de los momentos más impactantes de las novelas.

Pero esto no acaba aquí, porque el fracaso de la tercera entrega hizo que este final fuera transformado a serie de televisión, a lo cual la propia Shailene se negó en rotundo a participar. Nunca llegó esta serie tampoco. Es decir, que los seguidores, (los que quedaran), de la saga no llegaron a ver un desenlace cerrado. En todo caso, tocaría recurrir a las novelas y el resultado sería totalmente distinto.

Con todo ello, incido en que la primera entrega es una cinta bastante entretenida que se puede ver incluso como película individual. Por ello, ahora que se encuentra disponible para ver en Netflix y otras plataformas de streaming, no es una mala alternativa para esas tardes de domingo que no sabemos a qué echarle un vistazo. Es una pena lo que pasó con esta saga, aunque sirvió como trampolín a muchos de sus actores como Miles Teller o Ansel Elgort. Incluso pudimos ver a Zoë Kravitz en uno de sus primeros papeles antes de encarnar a Catwoman en The Batman.