El sorprendente lago que "cuelga" de un acantilado a 30 metros de altura

Lago Sørvágsvatn.
Lago Sørvágsvatn.
Dimitrios Karamitros / iStock
Lago Sørvágsvatn.

Las Islas Feroe son todo un espectáculo de la naturaleza en sus 1.400 km². Este archipiélago danés rodeado de las frías aguas del Atlántico norte nos regala paisajes de verdes llanuras, montañas rocosas y acantilados escarpados. Pero entre todos ellos, hay uno que destaca por su espectacularidad y por su ubicación al borde de un acantilado: el lago Sørvágsvatn.

Una maravilla de la naturaleza

El archipiélago de las Feroe emerge del mar a mitad de camino entre Escocia e Islandia, a 257 kilómetros del territorio vecino más cercano, la isla escocesa de North Rona. En total, está formado por 18 islas de origen volcánico (17 de ellas habitadas) y es en la de Vágar donde encontramos el impresionante lago de Sørvágsvatn.

Lago Sørvágsvatn.
Lago Sørvágsvatn.
gaiamoments / iStock

Esa masa de agua es el mayor lago de todas las islas, su forma alargada se extiende por 6 kilómetros y alcanza una profundidad de 59 metros. Más allá de sus dimensiones, lo más llamativo es su ubicación, ya que desde ciertos ángulos parece que está "colgando" de un acantilado. El lago está casi en el océano, solo lo separan pocos metros de distancia y una caída de alrededor de 30 metros.

Una cascada de 30 metros y leyendas mitológicas

El lago de Sørvágsvatn es uno de los puntos más populares y fotografiados de las Feroe, y no es de extrañar. Podemos descubrirlo a través de una agradable ruta de unas dos horas (ida y vuelta) desde el extremo norte, el pueblo del pueblo de Vatnsoyrar, hasta el sur, donde deja caer sus aguas al océano bajo el nombre de cascada de Bøsdalafossur, de 30 metros de altura.

Lago Sørvágsvatn.
Lago Sørvágsvatn.
Mlenny Photography / iStock

Además de por tierra, también podemos dar un paseo en barco por las propias aguas del lago y contemplar el paisaje desde otra perspectiva. Por último, podemos finalizar la visita a la zona asomándonos al espectacular acantilado bautizado como Trælanípan, al este del salto de agua. Desde ese punto, se dice que en la época vikinga se lanzaba a los esclavos que desobedecían a sus amos, aunque las leyendas locales que han pasado de generación en generación también cuentan historias de brujas y dioses.

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