Manías al volante: ¿cuáles pueden averiar tu coche poco a poco?

Sufrir una avería mientras conduces el coche puede provocar situaciones de riesgo.
Sufrir una avería mientras conduces el coche puede provocar situaciones de riesgo.
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Sufrir una avería mientras conduces el coche puede provocar situaciones de riesgo.

Todos tenemos manías y costumbres diarias que, por mucho que sean la normalidad, pueden traer consecuencias perjudiciales. Un ejemplo muy claro de esta situación son los vicios al volante: aquellos gestos cotidianos en conducción que contribuyen a acelerar el deterioro y desgaste de nuestro vehículo. 

Estas manías son, muchas veces, gestos casi inconscientes adquiridos durante años de conducción y aprendidos probablemente al ver a nuestros progenitores u otros adultos conducir. Pero aunque no nos demos cuenta de estas costumbres, hay que ser conscientes de que el modo en el que se conduce determina la vida útil del coche.

La mayoría de estos vicios están relacionados con el cambio de marchas, pero también con la manera de repostar y la forma de cuidar del vehículo:

  • Apurar la reserva de combustible. Conducir con menos de cinco litros en el depósito puede acabar dañando la bomba del combustible. 
  • Neumáticos con presión baja. Sin la presión adecuada, las ruedas se desgastan antes y pueden incluso sufrir un reventón en marcha. También aumenta el consumo de combustible.
  • No llevar al día el mantenimiento del coche. Obviar el cuidado del vehículo y las fechas de sustitución de piezas puede provocar una avería costosa.
  • ​Dejar una marcha metida en parado. Aumenta el desgaste del embrague.
  • Circular con el pedal del embrague pisado. También acorta la vida útil de este elemento.
  • Conducir con la mano apoyada en la palanca de cambios. Este gesto fuerza el mecanismo de la palanca debido a la presión constante de dejar el peso de la mano sobre ella.
  • Cargar el coche en exceso. Además de aumentar el consumo de combustible, también sufren la sobrecarga la suspensión, el motor y el sistema de frenado. 
  • Girar el volante hasta el tope. A la hora de aparcar es habitual girar el volante hasta el máximo y este gesto puede dañar la bomba de la dirección y la cremallera de dirección.
  • Conducir demasiado lento o demasiado deprisa. Demasiado rápido acelera el desgaste de los componentes y demasiado despacio puede provocar que el coche acumule suciedad en el propulsor.​
  • Acelerar con el motor frío. Esperar un minuto para arrancar permite que el aceite coja temperatura necesaria para proteger correctamente el motor. De lo contrario, este se desgastará más rápido.
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