La aventura de los alpinistas españoles en la misteriosa montaña del Himalaya, Gyala Peri, y en el río innavegable, Yarlung Tsangpo

Gyala Peri
Gyala Peri montaña del extremo Este del Himalaya
Sebastián Álvaro
Gyala Peri

En el Tibet, en el extremo Este del Himalaya, hay un mundo misterioso con montañas enormes que superan los 7.000 metros. Varias de ellas todavía no cuentan con ninguna ascensión por el hecho de que en las últimas décadas es casi imposible acceder a ellas porque las autoridades chinas no dan permiso de escalada para esta zona.

En el pasado hubo algunas —pocas— expediciones que pudieron ver de cerca las laderas de algunos de estos picos bellos. Aquí se encuentran dos montañas colosales de casi 8.000 metros que llaman la atención por la enorme prominencia sobre el terreno que las rodea y por su belleza exuberante: Namcha Barwa de 7.782 metros, y Gyala Peri de 7.294 metros de altura. Calificadas como ultra difíciles para los alpinistas por sus vertiginosas paredes y aristas, ambos picos cuentan con una sola ascensión, respectivamente. Están cerca de la curvatura del río Yarlung Tsangpo que pertenece a una región que es considerada como la última gran selva por explorar en Asia.

La leyenda de las misteriosas montañas

La historia de Namcha Barwa y Gyala Peri es realmente fascinante desde el punto de vista de las creencias locales y la cultura popular. Dice la leyenda que Namcha Barwa y Gyala Peri fueron dos hermanos enviados a la Tierra desde el Cielo para que protegieran la parte sureste de Tibet. 

Gyala Peri, el hermano pequeño, fue un chico muy inteligente, talentoso y era más alto que su hermano Namcha Barwa. Namcha Barwa se puso celoso y mató a su hermano Gyala Peri, cortando y tirando su cabeza a una valle cercana. Los dioses se enfadaron con él por haber cometido este crimen y castigaron a Namcha Barwa ordenándole vigilar el entorno de Yarlung Tsangpo y acompañar para siempre a su hermano decapitado Gyala Peri. 

Namcha Barwa montaña del Este del Himalaya
Namcha Barwa montaña del Este del Himalaya
Sebastián Álvaro

Por la vergüenza que siente, Namcha Barwa casi siempre está escondida entre las nubes, y la cima de Gyala Peri es redonda porque le falta la cabeza por culpa de su hermano. Los turistas sólo pueden contemplar desde bastante lejos Namcha Barwa, y los habitantes locales dicen que quien es capaz de ver su cima sin nubes, va a tener prosperidad durante todo el año; y dicen que aunque esta montaña esté en el mundo humano, nunca muestra su verdadero rostro para los humanos. Namcha Barwa, que significa "rocas que caen desde el cielo" o "trueno ardiente", es considerado el hogar de los dioses. Las fuentes literarias antiguas la describen como "una lanza que atraviesa el cielo". Tiene una prominencia de 4.106 metros.

Por otra parte, Gyala Peri, no mucho menos vertiginosa, cuenta con una prominencia de 2.942 metros sobre el terreno que la rodea, y una sus paredes verticales termina justo abajo, en la orilla de Yarlung Tsangpo. Esa cara es considerada como uno de los mayores abismos del planeta.

Primeros y únicos aventureros en hacer cima

Desde 1912 los primeros exploradores británicos ya se fijaron en estas montañas. Mientras que los ingleses intentaron subir al Everest en 1924, paralelamente otros compatriotas suyos trataron de explorar esta zona del Centro-Este de Asia. Namcha Barwa fue ascendida solamente una vez, en 1992, por un equipo compuesto de alpinistas chinos y japoneses.

 La impresionante Gyala Peri fue escalada también solamente en una ocasión, cuando en 1986 un grupo de escaladores japoneses pudo pisar su cima. Como es la tónica general en el alpinismo hasta hoy en día, los japoneses siempre han tenido el afán de querer ascender a montañas todavía inexploradas y vírgenes. Pero si hablamos de exploración, aventura y valentía, los nuestros tampoco quedan atrás.

La aventura española en Gyala Peri

En 1998 un grupo muy fuerte compuesto de los hermanos Félix y Alberto Iñurrategui, Iñaki Ochoa de Olza, Juanjo San Sebastián, José Carlos Tamayo y Jon Lazcano, se presentó al pie de Gyala Peri para intentar llevar a cabo su segunda ascensión. Tras montar el campamento base, el equipo inició la escalada con determinación. Estando a unos 6.000 metros, poniendo cuerdas y superando el abismo con cada paso en medio del mal tiempo y una niebla densa con visibilidad reducida, de repente se toparon con un oso enorme. El susto fue tal que cada uno salió "corriendo" para un lado, tratando no caerse de la montaña. Pudieron descender salvos y sanos. Fue un intento valiente a pesar de no poder llegar a la sección superior de Gyala Peri.

Los españoles quisieron seguir explorando la región y más tarde, y en 2002, un equipo que incluía a José Carlos Tamayo, Ángel Leñador, Antxon Arza, Antonio Perezgrueso, Sebastián Álvaro y Ángel Martínez, volvió a la zona de Yarlung Tsangpo. Pasaron junto a los rápidos infranqueables del río, vivaquearon de forma improvisada en el medio de un bosque de bambúes gigantes, tardando un día entero para abrirse paso para poder avanzar. Llegaron a un lugar donde el Yarlung Tsangpo tiene unos rebufos mortales

El misterio del río Yarlung Tsangpo 

Justo unos días antes, un americano había desaparecido mientras remaba allí con su kayak. Los españoles intentaron ayudar, mandando información a los familiares del deportista desaparecido en el río, pero no pudieron encontrarlo. Después el grupo siguió hacia las famosas cataratas ocultas. 

El tramo salvaje del río Yarlung Tsangpo.
El tramo salvaje del río Yarlung Tsangpo.
Sebastián Álvaro

Esta marcha junto a las orillas de Yarlung Tsangpo escondía peligros para los miembros de la expedición. El río tiene un tramo silencioso y tranquilo antes de precipitarse, originando uno de los mayores enigmas geográficos del mundo. De hecho, Antxon Arza, uno de los mejores piragüistas de su época, quiso ver si se podría remar en esas aguas, pero llegó a la conclusión de que luego sería imposible poder salir vivo del agua.

En 2007, Sebastián Álvaro y su equipo enviaron una solicitud de permiso a las autoridades chinas para poder volver a esta región de Tibet, pero tres años más tarde recibieron respuesta negativa que les denegó el acceso.

Cuando esté permitido, ¿Quién se atreverá de nuevo con una montaña de más de 7.000 metros y tres veces más alto que el Cerro Torre, flanqueada por otros picos no menos misteriosos y desconocidos? Sin duda, son los retos del futuro para los verdaderos alpinistas. Este lugar es uno de los lugares más fascinantes de la Tierra.

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