LA INDOLENCIA, UN EFICAZ ALIADO DE LOS ENEMIGOS DE LA REVOLUCIÓN

La indolencia de algunos servidores públicos en intentar solucionar en el menor tiempo posible los problemas que afectan a la población, coordinar con los organismos involucrados para gestionar los recursos disponibles y exigirles ante demoras o escusas injustificadas, son un eficaz aliado de los enemigos de la Revolución.

Como bien ha planteado públicamente el Presidente Miguel Díaz-Canel, en los casos que algún problema no pueda ser solucionado de forma inmediata o en su totalidad por carecer el país de recursos, los servidores públicos están obligados a “arrancarle cada día un pedazo” a esas situaciones que afectan a la población.

La excusa de que “ya lo elevé” o “coordiné con los organismos que atienden esas situaciones, pero no hay recursos” no es válida. Es cierto que no hay recursos para resolver una gran cantidad de problemas, acumulados o nuevos, pero con iniciativas, creatividad, estimulando la participación de la población y con ganas de resolver, surgen al menos paliativos que ayudan a disminuir su afectación.

Por qué una vía principal en un barrio tiene que cerrarse durante varios meses y desviar el tráfico de ómnibus y autos por un salidero de agua que provocó un gran hueco, inundado luego tras abrir una profunda zanja de más de un metro de ancho para, al final resolver sólo el salidero y ponerle una tapa de concreto a la mitad de la vía más alta que la calle, que se partió a los pocos días, y rellenar con piedras y tierra la otra mitad como un monumento a la chapucería y lo mal hecho.

Por qué en muchos lugares los basureros en la calle se han convertido en parte desagradable del paisaje urbano capitalino, echándole siempre la culpa a la escasez de medios o de combustible por parte de comunales, cuando en el poco tiempo que una Mipyme particular se ocupó de la recogida de basura en un barrio habanero lo hacían todos los días con eficiencia hasta que el gobierno local les canceló el contrato alegando falta de presupuesto.

Serían muchos los ejemplos de desidia, que contrastan con las buenas prácticas de algunos delegados del Poder Popular que sí se ocupan de encauzar y resolver los problemas, aunque sea parcialmente, en respuesta a la población que los eligió precisamente para eso. 

Cabe preguntarnos entonces, por qué unos sí pueden y otros no, será porque el concepto de “servidores públicos” no está bien interiorizado en algunos, que se sienten complacidos sólo con trasladar a instancias superiores los problemas existentes, sin considerar que es suya la obligación de solucionarlos totalmente o en partes, si los recursos existentes les obligan a paliativos por el momento.

Otro tema de análisis es esa última frase: “paliativos por el momento”. Hay quienes con un “paliativo momentáneo” sienten que han cumplido su labor, pero hay otros que sólo consideran lo hecho como un primer paso hacia la solución definitiva de un problema que afecta a la población. Esos son los verdaderos delegados, dirigentes o, simplemente, los servidores públicos que necesitamos.

Ejemplos de lo mal hecho lamentablemente abundan en todas partes, de la misma manera que son menos los casos de quienes han hecho suyo el llamado de nuestro Partido y Gobierno de arrancarle cada día un pedacito a los problemas hasta resolverlos completamente con la participación del pueblo.

La indolencia, la falta de acciones efectivas, el burocratismo excesivo, y la falta de respuestas da argumentos a las críticas de la población, alimentan las campañas de los enemigos de la Revolución unida a una escalada de los especuladores con los precios de los productos básicos y los corruptos abiertos o solapados. Pero, prohibido olvidar, que las eternas justificaciones son el recurso preferido por los incapaces para intentar explicar su falta de resultados.

Esta crítica no pretende en ningún momento opacar la grandeza de la batalla que nuestro pueblo libra frente a un bloqueo de más de seis décadas, como no lo ha sufrido ningún otro país en toda la historia de la Humanidad, pero sí va dirigida a quienes pretenden justificar todas sus ineficiencias con el bloqueo en lugar de movilizar al pueblo para ir resolviendo los problemas que les afectan.

Porque, como bien han dicho nuestros máximos dirigentes, hay que ir resolviendo los problemas que nos afectan a todos, poco a poco, como se pueda, pero no esperar al fin del bloqueo pues sabemos que el objetivo de esa genocida acción es socavar la confianza en la Revolución y promover el descontento popular.

De que es difícil no hay que convencer a nadie, de que son muchos los problemas acumulados a los que se unen los nuevos, tampoco, pero es la hora de luchar con lo que tenemos, como hicieron los mambises con sus machetes, para impedir la pérdida de las conquistas logradas y avanzar hacia los mismos objetivos de independencia, soberanía, bienestar y progreso por los que han luchado generaciones de cubanos. A los periodistas nos toca estar en primera fila en esta batalla.

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