Cada 22 de septiembre en Argentina se conmemora el Día del Abanderado en homenaje al Subteniente de Bandera Cleto Mariano Grandoli, Abanderado del Batallón 1ro. de Santa Fe.
En el asalto a la fortaleza de Curupayty de 1866, dónde murieron 8000 argentinos -en el marco de la Guerra de la Triple Alianza- Grandoli llevando en alto la Bandera Nacional, avanzó sin titubear al frente de su Batallón a pesar de la lluvia de metralla. Algunos dicen que alcanzó a llegar hasta los pies de la muralla, siendo atravesado por innumerables balas.
El ataque fracasó. La Bandera que portaba fue recuperada del fangal, manchada con la sangre del Héroe de 17 años. Catorce balazos la cruzaron.
Antes le escribió a su madre:
«El argentino de honor debe dejar de existir antes de ver humillada la bandera de la Patria. Yo no dudo que la vida militar es penosa, pero, ¿qué importa si uno padece defendiendo los derechos y la honra de su país? Mañana seremos diezmados, pero yo he de saber morir defendiendo la bandera que me dieron».
Su cuerpo nunca fue recuperado del campo de batalla.
La Bandera está actualmente en el Museo Histórico Provincial Dr. Julio Marc, de la ciudad de Rosario.
En la antigüedad, las banderas eran consideradas objetos religiosos del más alto valor, por ello los abanderados y escoltas se elegían entre los guerreros de mayor bravura y sagacidad. Debian defender sus banderas aún a costa de su vida, pues su pérdida señalaba que los dioses los habían abandonado y muchas veces esto decidía la suerte de las batallas. Actualmente, ser abanderado o escolta sigue siendo un gran honor cívico.
La bandera debe ser transportada desarmada, contenida en su funda; en estas condiciones cabe designar a algún docente o una persona mayor que integre la delegación para que se adelante al grupo a fin de poder armar la bandera antes de ingresar al recinto. Durante las operaciones de armado y desarmado hay que evitar que el paño toque el el suelo.
Es muy importante que la corbata esté firmemente aderida al asta, para que no se deslice hacia atrás durante la marcha. Si la punta de la lanza o algún brazo de la medialuna se hubiera fracturado hay que reemplazarla; no hacerlo es un signo de negligencia para la consideración con que hay que tratar a nuestro máximo símbolo nacional.
El tahalí pende desde el hombro izquierdo hacia el lado derecho de la cintura. Verificar que no resulte excesivamente alto o corto para la estatura del abanderado pues ello le generará una importante incomodidad que afectará su seguridad.
Las bandas de los escoltas se colocan sobre el hombro derecho y caen hacia el lado izquierdo de la cintura, pues recuerdan el tahalí del que pendían las espaldas que usaban para defender la bandera.
Es aconsejable que los portadores de la andera luzcan la escarapea nacional. Si las disposiciones del establecimiento lo prevé nada obsta a que utilicen guantes.
Este año producto de la pandemía y la cuarentena que transita el país, muchas instituciones educativas tuvieron la iniciativa de designar abanderados y escoltas en forma virtual, mediante un acto a través de alguna plataforma digital como Zoom, transmitiéndose en vivo a traves de diversas redes sociales como Facebook e Instagram.
La modalidad adoptada responde, pura y exclusivamente, a respetar las medidas de seguridad recomendadas por organismos de Salud y el aislamiento social, preventivo y obligatorio implementado por el Gobierno Nacional, evitando así la aglomeración de personas.
De los cinco momentos sugeridos en esos actos a distancia, se destacan el izamiento virtual de la Bandera y la entonación de Aurora en cada uno de los hogares.
Fuentes:
Abanderados y Escoltas – Documento del Monumento Nacional de la Bandera Municipalidad de Rosario
Asociación Belgraniana de Morón
Ceremonial Reglas Generales – Ministerio de Cultura y Educación
LEY 14.438
Vanina Berón 