Aproximación a la "Gentrificación" en Madrid

Calle Embajadores con Rodas_2008-small

Edificio abandonado amenazando ruina. Se derribó en 2011 por orden administrativa, Estaba  situado en la calle de Rodas con la de Embajadores, en el barrio de Lavapiés. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2008)

Aproximación al concepto de «gentrificación», «elitización«, «aburguesamiento» o «recualificación socioespacial»

Cambio social

Los procesos de cambio social en las distintas áreas urbanas han sido estudiados por algunos autores como procesos unidireccionales mediante los cuales los grupos poblacionales de menor capacidad económica ocupaban los barrios del centro urbano en proceso de decadencia, al tiempo que las clases acomodadas buscaban espacios residenciales de baja densidad en el extrarradio que eludiesen las dificultades de acceso al centro de la ciudad.
Estos modelos de cambio residencial han entendido el proceso de «suburbanización» como la última etapa de la evolución de la ciudad preindustrial a la industrial.

corrala-apuntalada-huerta-del-bayo1Corrala apuntalada en Lavapiés, barrio de Embajadores. (FOTO: BLOG Rehabilitación Sostenible)


Dado que nos encontramos en la siguiente etapa de ciudad postindustrial, la  «gentrificación» supone un desplazamiento de la población residente original en el centro urbano, por parte de las clases medias que retornan  a la ciudad y la «retoman», constituyendo una de las principales tendencias de reestructuración metropolitana contemporánea desde los años sesenta, que incluye, a la vez, cambios en la composición social del área y de sus residentes, y un cambio en la naturaleza, regímenes de tenencia, valoración y tipología de las viviendas que se ven afectadas.

Agentes «gentrificadores»

La «gentrificación» representa un proceso por el que miembros de la nuevas clases medias emergentes establecen una identidad residencial afín a su identidad social, en un contexto urbano que poco a poco se va convirtiendo en una zona exclusiva del grupo. Este proceso se define además por la presencia de los propios actores que intervienen en su desarrollo. No sólo se debe hablar, por tanto, de los nuevos residentes de las áreas reconvertidas, sino que hay que contemplar al colectivo de promotores, constructores, entidades financieras, ayuntamientos, otras administraciones, y en general, a todos aquellos agentes urbanizadores en sentido amplio, que forman parte del proceso transformador.

Calle Atocha_49_2007_01_SMALLPalacete abandonado de la Duquesa de Sueca, edificio de propiedad municipal que goza de la máxima protección histórico-artística, situado en la Calle Atocha nº 49. En marzo de 2008 fue «okupado», destapándose las conexiones mercantiles de la propiedad del edificio con la corrupción urbanística. En el verano de 2013 el Ayuntamiento de Madrid, presidido por Ana Botella, ordenó su derribó parcial,  motivado por su deterioro, que se ejecutó hasta que la Fiscalía lo paralizase al sospechar que el derribo, respondía su abandono reiterado por parte del Ayuntamiento.

Uno de los elementos clave del proceso recualificador del espacio urbano es el valor del suelo y de los edificios. Es evidente que cuando el suelo adquiere un valor potencial superior al que pueda poseer en un momento dado, ya sea a causa del mal estado de los inmuebles, por la condición socioeconómica de los inquilinos o, de una manera más global, por las perspectivas de depreciación en las condiciones conocidas, es muy posible que se presenten procesos de «gentrificación» o de renovación socioespacial a partir de la intervención de todos los agentes mencionados, en especial por parte de los propietarios de los inmuebles, muchas veces sociedades que compraron edificios con inquilinos de baja renta con afán especulativo, y cuyo objetivo final es el vaciado de los inmuebles para rehabilitar en viviendas de lujo, cuando no derribar y promover nuevas construcciones.

«Gentrificación» y clases sociales

La nueva clase social «gentrificadora» está constituida por profesionales liberales, cuadros medios, directivos y funcionarios de alta cualificación, cuyas credenciales se apoyan fundamentalmente en el capital intelectual, económico y social, y que reivindican el espacio urbano antes denostado, reclamando su uso por el acceso rápido a las posibilidades culturales y de ocio que ofrece el núcleo de la ciudad y que son consonantes a sus necesidades de consumo.

Los antiguos y los actuales residentes de las zonas afectadas por procesos de «gentrificación», en el caso de Madrid, han vivido el deterioro del casco histórico. La degradación no sólo ha sido ambiental, también social, pués la marginalidad acaba siempre por aflorar en estos núcleos en los que la principal característica es la pobreza, el envejecimiento y la falta de instrumentos intelectuales de superación para alcanzar un estatus superior o acceder a mejores condiciones laborales.

INDICE ENVEJECIMIENTOÍndice de envejecimiento en los barrios del Centro histórico de Madrid, 1991, 1996  y  1998. (Fuente: Cambio demográfico y transformaciones económicas y sociales en el Centro Urbano de Madrid)

En general, detrás de los procesos de cambio en las áreas centrales se encuentra un conjunto de situaciones cambiantes que afectan los comportamientos demográficos, económicos y sociales de la población. El envejecimiento y la inmigración afectan de manera especial a estas áreas y esta circunstancia se traduce en procesos de expulsión y de segregación social.

ChuecaEn los casos en los que la población original ha ido desplazándose se ha producido su sustitución mayoritariamente  por población extranjera con pocos recursos y en muchos casos ésta ha sido el origen de la expulsión de los primeros. En este sentido, la distribución de la población en los barrios en proceso de recualificación socioespacial se presenta a veces de manera dual, conviviendo grupos sociales de muy distinta condición, situados en polos opuestos de nivel educativo, laboral y económico. Una de las características en este proceso es la desaparición de los grupos de edad avanzada y su sustitución por el grupo de adultos entre 35 y 50 años de edad, junto con la aparición de ciertos «islotes comerciales» de negocios especializados para clientes específicos. Incluso se puede hablar de este fenómeno en el entorno de grupos sociales minoritarios de alto nivel adquisitivo y gran capacidad de consumo como son los colectivos de homosexuales que se concentran en una determinada zona urbana y que reafirman la condición del grupo a partir de la cohesión y de la homogeneización espacial (un ejemplo de este tipo los vemos en el barrio de Chueca).

 

 

Calle Bravo Murllo con Marques de Viana_small

Calle de Bravo Murillo con vuelta a Marqués de Viana (Distrito de Tetuán). El dificio, apuntalado, lindaba con otro que era el que realmente hacía esquina con Marqués de Viana, pero que debido a su estado de ruina, sucumbió una noche con los inquilinos dentro. (FOTOS: Enrique F. Rojo)   NOTA: Este edificio, que estaba pendiente de completar su desalojo,  se demolió a mediados de 2012.

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Vista de la calle Alpedrete en el llamado barrio de «las Californias» (Las Adelfas, en el Distrito de Retiro). Este barrio se está demoliendo por completo para construir nuevas residencias, trás la liberación de antiguo suelo industruial y del derribo de las viejas viviendas. (FOTO: Enrique F. Rojo)

Sin embargo, los rasgos propios del aburguesamiento urbano de los barrios populares del centro se ha ido extendiendo conforme la ciudad se agrandaba, ampliándose también el área central. El fenómeno se vive actualmente en barrios como Arganzuela con una población originariamente obrera, que está viendo como se produce nuevo suelo residencial a costa del vaciado industrial y del derribo de las viejas viviendas. También se aprecia de manera notable pero más lenta, quizás por la complejidad de su tejido social y vial, en el barrio de Tetuán, tan cercano a las zonas de negocio y ocio de alto nivel como son el eje de la Castellana y la Plaza de Castilla.

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Calle Argumosa-montaje_smallEn la imagen superior de 2008,  un antiguo edificio de la calle Argumosa frente a la Plaza de Lavapiés (barrio de Embajadores), resistía al abandono, aunque seguía ocupado. La foto de abajo muestra, en 2009, los trabajos de demolición del mismo. (FOTO: Enrique F. Rojo)

Plaza de Lavapies_El Cuartelillo1976Esta foto corresponde a un viejo edificio conocido como el «cuartelillo», casa cuartel de la Guardia Civil,  que ocupó la esquina de la calle Tribulete con la Plaza de Lavapiés. Son de 1976, fecha en la que se procedió a su demolición. En la actualidad el solar está ocupado por un edificio de viviendas cuyo proyecto respeta estéticamente el estilo de las construcciones más antiguas. (Foto: Archivo fotográfico CAM)

Plaza de Lavapies_Calle Tribulete_Derribo El Cuartelillo1976El «cuartelillo»,  que ocupó la esquina de la calle Tribulete con la Plaza de Lavapiés, en 1976 durante su derribo.

CASA GUARDIA CIVIL LAVAPIES 1914Interior del «cuartelillo, en 1914.

«Lavapiés asiste a un proceso de gentrificación. El término es un neologismo que deriva de gentrification, que puede traducirse como ennoblecimiento. Como en otras ciudades, la inmigración y los jóvenes de clase media con profesiones liberales reconquistan los centros históricos olvidados por las administraciones. Los artistas encuentran un sitio barato para montar estudios y viviendas, y los inmigrantes, un lugar ideal para que la casa no sea una losa insoportable a final de mes. El resultado son barrios como el Raval en Barcelona, Lavapiés en Madrid o Kreuzberg en Berlín. Puro mestizaje. Al final, sin embargo, tras convertirse en un lugar de moda y ocio la zona aumenta su valor urbanístico y los más desfavorecidos terminan siendo expulsados de la zona. El paradigma de este desenlace son los barrios de Nueva York de Soho o Williamsburg.

Por ahora, los restaurantes hindúes y las heladerías modernas conviven con las teterías árabes y los bares de copas de afamados cantantes. Héctor, un indigente cubano, duerme en medio de la plaza mientras en la calle Argumosa decenas de jóvenes saborean cócteles en las terrazas. «Cada vez viene más gente modernilla al barrio, pero sigue siendo un sitio donde te tienes que relacionar por fuerza con el vecino. Vivimos pegados», cuenta David.

Con la llegada de los inmigrantes la zona se ha rejuvenecido enormemente en los últimos años. A las seis de la tarde los niños juegan en las plazas y cualquier esquina sirve de improvisada portería. El Centro Dramático Nacional, el Museo Reina Sofía o la filmoteca convierten la zona en un foco cultural. Una caña, un euro.»

(Texto del BLOG Nómada de Juan Freire, 2006)

figuraIII9Porcentaje de población extranjera en los barrios del centro histórico de Madrid, los años 1991, 1996 y 1998. (Fuente: Cambio demográfico y transformaciones económicas y sociales en el Centro Urbano de Madrid)

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Clases medias y «rent gap»

La clave de los ambivalentes de degradación/rercualificación tanto en términos físicos como sociales parece residir, tal y como señala N. Smith, en la relación existente entre el valor del suelo y el valor de las construcciones que se hallan sobre él. Cuando la depreciación de los inmuebles llega a su punto máximo, la renta capitalizada del solar es menor a la renta potencial del suelo. Es lo que este autor denomina «desajuste de renta» (rent gap). Cuando este desajuste es lo suficientemente grande, es decir cuando la diferencia entre el valor real del suelo y su valor potencial alcanza sus valores máximos, las posibilidades de que se proceda a su rehabilitación o sustitución también son máximas. No obstante hay que reconocer también la existencia de «pioneros» llegados a los barrios cuando la conquista del centro aún no era tan palpable, recuperando viviendas y dando socialmente un aire renovado al casco histórico. Pero lo cierto es que la afluencia a los núcleos centrales de la ciudad lo están protagonizando jóvenes de profesiones liberales, artistas, y una burguesía asalariada compuesta fundamentalmente por ejecutivos y cuadros medios de la administración con sueldos elevados, casi en su mayoría solteros o parejas sin hijos, respondiendo a las ofertas de nuevas tipologías residenciales, en ocasiones asimiladas a cierto afán de exclusividad ofertado por las promotoras inmobiliarias y que se asocia perfectamente al carácter y al perfil socioeconómico de los nuevos moradores. (En Cambio demográfico y transformaciones económicas y sociales en el Centro Urbano de Madrid, VV.AA.)

CUADRO DIRECTIVOSCuadro de profesionales y directivos en los barrios del Centro histórico de Madrid 1991-1996. (Fuente: Cambio demográfico y transformaciones económicas y sociales en el Centro Urbano de Madrid)

La «gentrificación» se asocia pués, al retorno de las clases medias a la ciudad o bien a un interés de moda por recuperar el centro urbano. Esto no supone un desplazamiento masivo, pero si un fenómeno lo suficientemente importante como para constituir una fuente de negocio para los agentes transformadores de los espacios físicos (empresarios del ladrillo). El cambio de preferencias residenciales como al creciente rechazo de las viviendas suburbiales en pueblos del entorno de Madrid , o algo más próximos a la Sierra, puede responder a diferentes motivaciones o a un conjunto de ellas, como pueden ser su saturación, los problemas de transporte que acarrean y el consiguiente gasto económico, las dificultades y carencias culturales y de ocio que limitan un estilo de vida determinado, etc.

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Bar El Bocho en la calle de San Roque nº, Malasaña-Maravillas. (Foto publicada en GentrificatourTriball, 2013)

Hay otros componentes psicológicos que pueden influir en el deseo de habitar el centro urbano. El nivel de formación de los consumidores de áreas gentrificadas, gentrificadores en suma, los sitúa en una posición que les permite valorar el valor estético, histórico y representativo de los inmuebles rehabilitados del centro, dotándoles además de un estatus de elegancia y buen gusto frente a quienes habitan en bloques o en viviendas unifamiliares uniformizadas y de estética generalmente anodina.
Además, se trata de indiscutibles inversiones, especialmente en una sociedad como la española que por encima de todo valora la propiedad inmobiliaria sobre cualquier otro tipo de bien.

Calle Mayor con Milaneses_2008_smallEdificio en la Calle Mayor con Milaneses nº 2, abandonado y apuntalado desde  1986. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2008)

Calle Mayor con Milaneses nº 2_2014El mismo dificio en la Calle Mayor con Milaneses nº 2, ahora «ocupado» y con peor aspecto que en 2008 cuando se hizo la foto superior. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2014)

Recualificación socio-espacial: comercios y vecindario

Como afirma Díaz Parra, la presencia del gentrificador se asocia al cambio de los espacios comerciales, ya que el nuevo usuario de estos barrios también incorpora hábitos de consumo de bienes materiales y de ocio específicos. A su vez, la existencia de estos espacios de consumo para las nuevas clases medias cautiva su atención y sirve de reclamo para que se establezcan nuevos comercios, se transformen los tradicionales y acudan nuevos moradores, ampliando las posibilidades recualificadoras de este espacio urbano. «Cuando los comercios primitivos que prestaban servicio a la población de menor renta se ven tentados por ofertas de compra o de alquiler a altos precios, son sustituidos por otros que generan altas plusvalias». (Díaz Parra, I. Gentrificación y clase social. La producción den gentrificador)

Terciarización y ocio nocturno

En general, el proceso de cambio económico que presentan estos barrios tiende hacia la multifunción, en un sentido que faculta a los agentes económicos y sociales amplias posibilidades de cambio, en especial por lo que se refiere a los usuarios de la actividad. No obstante, la norma es la «terciarización«, de los espacios del centro urbano, que marca todavía una barrera que limita su uso en perjuicio de otros como podrían ser el industrial, el comercio tradicional o el residencial que, como decimos, gana terreno lentamente.
En algunos casos, el centro ha podido llegar a convertirse en un lugar sin vida, que sólo tiene actividad durante el día, en los horarios comerciales o de oficina. Mientras tanto, el comercio tradicional ha perdido terreno, enfrentándose a nuevos conceptos comerciales dominados por las franquicias. Y para los moradores del lugar la falta de equipamientos y de zonas verdes suele ser habitual. En cualquier caso,  es un hecho habitual que los antiguos locales en los bajos de los edificios, ocupados por comercios tradicionales y por talleres industriales de poca envergadura, se hayan transformado en locales de ocio nocturno, lo que atrae al centro oleadas de personas en busca de diversión. Ejemplos conocidos son las zonas del entorno de la Plaza de Santa Ana-Huertas (barrio de Cortes, también conocido como barrio de las Letras); entorno de la Plaza de Lavapiés-Tirso de Molina (Embajadores); entorno de la Plaza Mayor (Sol); entorno calles Plaza de Chueca, Hortaleza, Barquillo y  Fuencarral (Justicia);  entorno Plaza de Isabel II y calle Mayor (Palacio); entorno de la Plaza de la Cebada-La Latina (Palacio); y entorno calle Manuela Malasaña o «barrio Maravillas» (Universidad).

Explica Díaz Parra: «El modelo de espacio gentrificable es un barrio deteriorado, devaluado por su escaso nivel de conservación y a menudo por su degradación social, pero a su vez céntrico o progresivamente céntrico.»
En cuanto al vecindario está compuesto por una población envejecida, con bajas rentas, en general en régimen de alquiler, no pudiendo hacer frente a las mejoras en la vivienda, las cuales tampoco son llevadas a cabo por el propietario, especialmente cuando está en ciernes alguna operación especulativa. Esto desencadena la inevitable decadencia y degradación de los inmuebles. A la par, la desvalorización que se produce en el barrio atrae a una población con bajos ingresos, especialmente inmigrantes de paises pobres, jóvenes con recursos limitados, parados e incluso estudiantes poco exigentes, los cuales se suman al colectivo existente de personas mayores con rentas escasas. Precísamente este colectivo de inquilinos de edad avanzada y pocos recursos resulta muy ventajoso para losagentes gentrificadores interesados en la transformación socioespacial del barrio, especialmente por la facilidades que las defunciones pueden aportar y por la vulnerabilidad de estas personas, que pueden ser más fácilmente expulsadas, debido a su escasa capacidad de reacción frente al proceso, en el que se utilizan múltiples argucias, incluyendo el acoso, las amenazas y el hostigamiento.

Mercado San Miguel-2009Mercado de San Miguel en 2009, después de la reforma.  La reforma del mercado -declarado Bien de Interés Cultural- ha costado casi 20 millones de euros (incluida la compra del inmueble), con una subvención de 600.000 euros de la Comunidad de Madrid. Ha pasado de ser un mercado tradicional de barrio a mostrar las excelencias del buen gusto culinario, exclusivo para paladares selectos y bolsillos desahogados… «Cuando los comercios primitivos que prestaban servicio a la población de menor renta se ven tentados por ofertas de compra o de alquiler a altos precios, son sustituidos por otros que generan altas plusvalias». (Díaz Parra, I. Gentrificación y clase social. La producción del gentrificador)

Efectos de la «gentrificación»: algunos casos de hostigamiento y acoso

«El efecto más notorio de la gentrificación es el desplazamiento de los grupos de ingresos bajos (Sargatal, 2000). El desplazamiento puede tener lugar bajo distintas formas pero se produce principalmente en base al coste de la vivienda. La clase media-baja pueden reducir su número en la zona por el envejecimiento de la población, en base a desalojos por las condiciones ruinosas de un edificio o por expiración de un contrato de alquiler y ausencia de una oferta de alquileres en la zona para este grupo social. En los casos en los que los desplazamientos se producen de forma voluntaria, estos lo son generalmente debido a un efecto de rechazo por la situación de degradación del caserío, por el pago de incentivos a cambio de su abandono a inquilinos con contratos blindados, o por la compra-venta de la propiedad. Una vez realizado este desplazamiento se pone en valor el suelo, comúnmente residencial, a través de la rehabilitación del edificio, recualificado habitualmente como residencias de alto nivel, o la construcción de viviendas de nueva planta. A la expulsión progresiva de la población por los métodos mencionados se le une la incapacidad por parte de los desalojados o de jóvenes emancipados, originarios del sector gentrificado, de pagar un alojamiento, como consecuencia de la revalorización y el aumento del precio de la mercancía vivienda».
«El desplazamiento de los inquilinos tradicionales, en muchos casos, se reduce a una transacción económica consistente en el pago por parte del propietario o del promotor de una cantidad variable de dinero a cambio de que el inquilino abandone la propiedad. En otros muchos casos, y en especial en el de aquellos inquilinos de renta antigua, para conseguir el desplazamiento se han generalizado una serie de técnicas de acoso. Acoso inmobiliario definido como conjunto extendido de practicas y acciones, tomadas por parte de la propiedad o de promotores, con el objetivo de forzar el desplazamiento de los inquilinos de un inmueble dado, voluntario haciendo inhabitable el edificio o forzoso consiguiendo el desalojo«. En ocasiones, cuando los inmuebles son de propiedad pública, como por ejemplo de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMVS), en el caso de Madrid, el acoso y las técnicas de hostigamiento para desplazar a los iquilinos con alquiler social o bajos ingresos lo ejerce el propio Ayuntamiento a instancias del organismo gestor de las viviendas.

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Sobre este tipo de técnicas generalizadas en todas las ciudades medias y grandes que sufren estos procesos versa el volumen colectivo “El cielo esta enladrillado. Entre el mobbing y la violencia inmobiliaria y urbanística.” (VVAA, 2006). «En este libro se diferencia entre acoso físico y arquitectónico, y acoso legal e institucional. En el primero se incluiría el abandono del deber de conservación por parte del propietario, e incluso la realización de actos de sabotaje y obras dirigidas a causar daños en la estructura del edificio, o a hacerlo inhabitable, lo más común; o la utilización de otros recursos como las amenazas o la instalación de vecinos molestos. En el segundo grupo se incluiría la búsqueda de la declaración de ruina del edificio, consecuencia por otro lado del abandono del deber de conservación, subidas desorbitadas del alquiler cuando fuese esto posible, negativa a recoger el alquiler, etc.» (VVAA, 2006). Las referencias al término y al concepto son numerosas.  En 1998 el Ayuntamiento de Cádiz dicto un bando municipal para advertir a la ciudadanía sobre estas prácticas. En el 2003 se presenta la primera querella por mobbing inmobiliario, desestimada y reabierta por la Audiencia de Barcelona (El Periódico de Cataluña, 17 de septiembre del 2003).

En el 2004, en otro caso en Getxo el término “acoso inmobiliario” es contemplado en el auto de apertura de un procedimiento. Actualmente el Código Penal solo contempla el “acoso sexual”, aunque desde hace varios años se habla públicamente del acoso laboral, el escolar y más recientemente del inmobiliario. Por otro lado el Art. 173.1 del Código Penal se ajusta suficientemente a las características del acoso inmobiliario y podría ser utilizado legalmente: “El que inflingiera a otra persona un trato degradante, menoscabando gravemente su integridad moral, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años. (Diaz Parra, Iban. Movimientos contra la gentrificación y transformaciones en la política local de Sevilla.)

Un caso de acoso muy madrileño

«Manoli, Mayte y Lola comparten algo más que rellano de escalera. Desde hace cuatro años, estas tres vecinas del madrileño barrio de Lavapiés tienen la misma sensación de miedo incrustado en el cuerpo cuando se encuentran bajo el teóricamente seguro techo de sus hogares.

mobbing inmobiliarioLa empresa propietaria de los pisos de renta antigua en los que han residido durante más de tres décadas ha intentado desahuciarlas (y ha perdido un juicio por ello), ha hecho caso omiso a las obras de mantenimiento que pide a gritos el edificio, ha buscado una excusa para echar a sus inquilinas más veteranas devolviéndoles los giros con los que le pagan el alquiler… Abrir el buzón a diario es un trago que cada vez cuesta más pasar, porque no saben qué ‘sorpresa’ en forma de carta se van a encontrar esta vez.

El sufrimiento a domicilio que padecen Manoli, Mayte y Lola ha sido diagnosticado a pie de calle como ‘mobbing inmobiliario‘. O lo que es lo mismo: el acoso que sufren los habitantes de viviendas, generalmente en régimen de alquiler, ante la presión de dueños o compañías inmobiliarias que quieren forzarlos a que las abandonen utilizando métodos ‘extralegales’. «A nosotras nos tienen desquiciadas, con los nervios destrozados…», responden las tres al unísono.

Aunque en el plano administrativo carezca prácticamente de identidad propia, su caso no entra en la categoría de anecdótico. Ni es una peculiaridad residencial que monopolice la capital.

El Ayuntamiento de Barcelona, de hecho, se ha mostrado especialmente sensible a este problema identificándolo como tal pese a lo subjetivo de su definición. Durante 2005 atendió 119 reclamaciones de este tipo y hasta mayo de este año ha recibido 82 nuevas quejas.

Radiografía del problema

El director de la Oficina Municipal de Información al Consumidor de la Ciudad Condal, Luis Álvarez, enumera los signos más evidentes para detectar el acoso doméstico: «Negativa a cobrar los alquileres; falta de mantenimiento de los inmuebles para declararlos en ruina; problemas de higiene; dificultades con los suministros; y el asedio puro y duro: amenazas, vecinos ‘okupas’, pisos sobrecargados…».

«La mayoría de los casos de ‘mobbin’g se producen entre arrendatarios de rentas bajas, pero también afecta a los de alquileres altos», continúa Álvarez. «En proporción al resto de reclamaciones puede que su número sea pequeño, pero esto no le resta importancia. Sus efectos son muy graves», añade.

En el Consistorio capitalino han detectado también la «presión de algunos propietarios para acabar con las rentas antiguas». En lo que va de año, la Oficina de Información de la Vivienda de Madrid ha recibido 1.341 consultas sobre contratos de alquiler anteriores a la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994 y otras 1.753 en relación con los suscritos con posterioridad a esa fecha. Según reconocen fuentes municipales, algunas de ellas se ajustan al complejo término ‘mobbing’ ‘inmobiliario’.

Sobre la invisibilidad legislativa de este problema se ha encendido recientemente una luz de esperanza. La Audiencia Provincial de Barcelona dictó en julio de 2005 un auto que hace mención explícita a este tipo de acoso y que sienta jurisprudencia al respecto.

En dicho texto, el ‘mobbing inmobiliario‘ se identifica como «(…) la total dejación por parte del propietario de la finca de sus obligaciones como arrendador, con el único propósito de impedirle el ejercicio de los derechos propios de su condición arrendataria de la vivienda, y, de esa forma indirecta, forzarle a abandonar la misma, la cual se halla en una zona de creciente revalorización urbanística, y por la que la querellante satisface un alquiler muy bajo (…)».

Las administraciones recomiendan a las víctimas del hostigamiento residencial que se informen sobre los derechos que pueden esgrimir. Éstas, sin embargo, se quejan de que asesoramiento les sobra, que lo que necesitan son soluciones reales.

La pelota, parece, no tiene tejado en el que posarse. Pero el que da cobijo a residentes como Manoli, Mayte y Lola se les seguirá cayendo encima, cuanto menos metafóricamente, si nadie los ayuda.» (El Mundo, 2006)

Referencias.-

VV.AA.
Rodríguez Rodríguez, Vicente (Dtor.)
Cambio demográfico y transformaciones económicas y sociales en el Centro Urbano de Madrid
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Díaz Parra, I.
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Universidad de Sevilla, 2004

Díaz Parra, I.
MOVIMIENTOS VECINALES CONTRA LA GENTRIFICACIÓN Y TRANSFORMACIONES EN LA POLÍTICA LOCAL DE SEVILLA. LOS CASOS DE EL PUMAREJO Y SAN BERNARDO
Actas del X Coloquio Internacional de Geocrítica, Universidad de Barcelona, 26-30 de mayo de 2008.

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ELITIZACIÓN: PROPUESTA EN ESPAÑOL PARA EL TÉRMINO GENTRIFICACIÓN
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El discurso urbanístico en los años ochenta: análisis político e ideológico de los paradigmas hegemónicos en el urbanismo español y sus condiciones de aparición. (PDF)
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Pobre barrio rico (Artículo de El País, 30/3/2013)

INQUILINOS DE VIVIENDAS SOCIALES SE QUERELLAN CONTRA EL AYUNTAMIENTO DE MADRID (Diario PÚBLICO.es 29/04/2013)