ALCAHUETERÍA Y RESPETO DE LOS DERECHOS HUMANOS

La vida privada de las personas, aquel terreno más personal e íntimo, es un campo en el que es extremadamente peligroso introducirse, de no contar con licencia para hacerlo, o de no tener legitimidad ética para inmiscuirse, porque podríamos hacer un daño de incalculables consecuencias, tanto a las personas victimizadas por tal agresión, como a nosotros mismos, transformados en tiranos y opresores, lejos de todo raciocinio, y de cualquier justificación.

El respeto por la vida íntima de las personas, es un derecho humano muy sensible y delicado, porque afecta a los sentimientos más profundos del ser humano, y porque la libertad real de un ciudadano, comienza a desarrollarse desde lo más íntimo de su ser. Tocar un lugar tan sumamente sagrado, nunca se hace con una intención abnegada o noble, sino egoísta, y, las más de las veces, con la intención de hacer daño, un daño premeditado y consciente, también con frecuencia.

El primer respeto que le debemos a cualquier persona, es el respeto por su vida íntima. Lo mismo que solicitamos permiso para entrar en una casa ajena, debemos solicitar permiso para abordar cualquier tema relacionado con lo personal, pues, al fin y al cabo, la intimidad es la casa de los sentimientos, y el albergue de todo aquello que no debe trascender a nadie, por nuestro propio bien, y por la salud mental del resto del público.

El fuero interno del ser humano, es un ámbito sagrado, como hemos dicho, porque sirve para preservar la libertad y la dignidad de cualquier persona. Es en el fuero interno, lugar central neurálgico, donde se componen las ideas y los sentimientos, y cuyo secreto para la generalidad del mundo, no es un capricho de la naturaleza, sino una defensa para la integridad del individuo.

Los avances tecnológicos científicos, podrían hacer factible el conocimiento en tiempo real, de lo que se cuece en lo más íntimo de una persona, y de ser esto posible y aplicado a cualquiera, supondría una agresión de violencia extrema, equivalente, por poner un ejemplo hasta cierto punto comparativo, con una violación sexual, pero, en realidad, la agresión de la que hablamos, puede hacer daños mucho más importantes, porque incide directamente sobre la psique del individuo en cuestión.

Por tanto, abstenerse de intervenir en las decisiones personales, sobre todo si tales decisiones atañen a relaciones afectivas. Mucho menos inmiscuirse en las propias relaciones, que también forman parte de lo más íntimo y personal. Ni que decir tiene que le debemos un respeto reverencial al fuero interno de cualquiera, por mucho que una ciencia sin cabeza ni humanismo, permita violar semejante lugar. Y no sigamos engañándonos: en la mayoría de las ocasiones, la gente que toma parte de lo privado sin permiso ni legitimidad, lo hace con perversas intenciones, y de manera premeditada, con unas consecuencias destructivas en las víctimas y en su entorno, que, en ocasiones, llegan hasta el asesinato.

FRAN AUDIJE


Madrid,España,13 de febrero del 2023
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