Historia y curiosidades de la Catedral de Cádiz, un tesoro emergido del Atlántico en la ciudad más antigua de Occidente

La historia de una ciudad la construyen las personas que habitan en ella, que, generación tras generación, le van dando forma a través de sus biografías, recuerdos y vivencias. Sin embargo, son esos mismos protagonistas de carne y hueso los que con sus manos y esfuerzo también han hecho posible la existencia de los grandes monumentos que son testigos y partícipes del devenir de los tiempos de una población. En Cádiz, su imponente catedral es el ejemplo perfecto de que estos tesoros artísticos, históricos y culturales reflejan la trayectoria de una determinada sociedad. Consagrada a la Santa Cruz sobre las Aguas y también conocida como Catedral Nueva, es un magnífico templo católico que, iniciado en estilo Barroco, fue finalizado siguiendo las trazas del Neoclasicismo.

116 años después de la colocación de la primera piedra, los gaditanos pudieron al fin ver terminada la gran obra que fue, es y será su catedral, que quiso reflejar el esplendor económico, social y político de su ciudad en el siglo XVIII, pero que acabó siendo el testigo vivo de la caída de esa misma gloria. De hecho, las propias piedras que sostienen su arquitectura nos lo narran. Tres siglos después del inicio de su construcción, la Catedral de la Santa Cruz sobre las Aguas sigue siendo todavía uno de los grandes tesoros no solo de Cádiz, sino de todo el Atlántico, de un océano que es el alfa y omega de la que muchos afirman que es la ciudad más antigua de Occidente. Descubre a continuación la historia, las curiosidades y lo que te espera en tu visita a la Catedral Nueva de Cádiz.

Historia de la Catedral de Cádiz

Dado que la catedral es la sede de un obispo, la historia de una iglesia que tiene esta categoría se inicia con la constitución de la diócesis. En el caso de la creación del Obispado de Cádiz, tuvo lugar el 23 de agosto de 1263 por medio de Bula del Papa Urbano IV. Sin embargo, esta designación de la Santa Sede se limitó a cumplir los designios del Rey Alfonso X de Castilla, más conocido como «El Sabio», quien deseaba que la recién conquistada ciudad gaditana fuese la capital de una diócesis propia e independiente de la de Sevilla. Gracias al monarca castellano, había comenzado precisamente la construcción de la Iglesia de Santa Cruz sobre el solar de una anterior mezquita, alrededor de 1262, pasando a ser este templo la sede del Obispo y, por tanto, la catedral de la ciudad. No obstante, las vicisitudes del tiempo quisieron que, actualmente, sea de nuevo una iglesia más de la ciudad.

Catedrales Vieja y Nueva de Cádiz, en primer y segundo plano, respectivamente

La construcción de la Catedral Vieja de Cádiz

La Catedral de Santa Cruz construida por disposición de Alfonso X seguía los preceptos del estilo gótico y los matices del mudéjar. Actualmente hablamos de este edificio en pasado porque su historia no tuvo un largo recorrido, dado que fue objetivo de la Toma de Cádiz de 1596. Este acontecimiento bélico tuvo lugar dentro de la Guerra Anglo-Española desarrollada entre 1585-1604 y no solo enfrentó a dos poderosos reinos y sus monarcas, Isabel I de Inglaterra y Felipe II de España, sino también a dos ramas del Cristianismo: el Protestantismo inglés y el férreo Catolicismo abanderado por Las Españas. En medio de la contienda, Cádiz fue atacada por los ingleses con el apoyo de las fuerzas holandesas, siendo incendiada gran parte de la ciudad.

Detalle de la «Vista de Cádiz» de 1567, de Anton van den Wyngaerde, centrado en la Catedral Vieja. Fuente: Centro Universitario Cardenal Cisneros

Entre las pérdidas patrimoniales de la Toma de Cádiz de 1596 se contabilizó la catedral construida por orden de Alfonso X y donde el Rey castellano deseaba ser enterrado, aunque hoy en día descanse en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. De las trazas originales góticas del monumento solo se conserva actualmente la Capilla Bautismal, levantada a finales del siglo XV. Del mismo modo, su torre campanario, hoy parte de la Casa de la Contaduría, también pudo salvarse de la posterior reconstrucción que tuvo que llevarse a cabo a partir de 1606, aprovechando el mismo espacio y algunos muros.

Torre campanario de la Catedral Vieja y cúpula de la Catedral Nueva de Cádiz

El resultado de la reconstrucción fue una catedral sencilla exteriormente y espectacular y sorprendente en su interior. Hoy en día, este edificio de corte barroco está declarado Bien de Interés Cultural. Sin embargo, actualmente no es la sede del obispo, sino una parroquia más de la ciudad. ¿El motivo? Se decidió levantar un nuevo templo catedralicio en 1722. A pesar de la pérdida de esta distinción, la población gaditana honra a la Iglesia de Santa Cruz con el sobrenombre popular de Catedral Vieja, en recuerdo de la función que un día tuvo.

Una nueva y definitiva catedral para Cádiz

Los ataques que sufrió Cádiz como consecuencia de las incursiones inglesas mermaron su economía. Sin embargo, el 12 de mayo de 1717 la suerte de la ciudad cambió radicalmente. Ese mismo año, se decidió llevar a cabo el traslado de la Casa de Contratación desde Sevilla; es decir, la institución que regulaba el comercio con el Nuevo Mundo pasó a establecerse en Cádiz, un punto estratégico en el Atlántico. Dada la nueva coyuntura, Lorenzo Armengual de la Mota, Obispo gaditano en aquel momento, promovió la construcción de un nuevo templo catedralicio que estuviera a la altura del poderoso estatus que había adquirido Cádiz.

Fachada principal de la Catedral de la Santa Cruz, en Cádiz

El 3 de mayo de 1722, coincidiendo con la festividad de la Invención de la Santa Cruz, se colocó la primera piedra del nuevo templo, que tomó precisamente esa misma advocación, Santa Cruz, heredada también de la anterior catedral, que a la finalización de las obras pasaría a convertirse en una parroquia, como así ocurrió. El proyecto había sido encomendado al arquitecto cántabro Vicente Acero, que había trabajado en la Catedral de Guadix. El maestro quiso conjugar tradición y modernidad, presentando un novedoso diseño barroco de portentosas dimensiones que fue aceptado. Sin embargo, pronto comenzaron las discrepancias con el Obispado cuando otros arquitectos empezaron a criticar la magnitud del mismo o la imposibilidad de realizarlo. Todo ello conduciría a la dimisión de Acero años después, cuyo recuerdo pervive en la Calle Arquitecto Acero, cercana al propio templo.

Alzado de la fachada de la catedral de Cádiz diseñado por Vicente Acero, a partir de los planos conservados en la Biblioteca Nacional

La dimisión del gran maestro de la catedral gaditana dio paso a un período en el que se sucedieron diversos arquitectos que también quisieron dejar su huella en este impresionante monumento, destacando nombres como Gaspar Cayón y su sobrino Torcuato, Miguel Olivares, Manuel Machuca y Juan Daura, el último que intervino en el templo. Conforme los años avanzaban, también lo hacían los estilos artísticos, por lo que la Catedral de Santa Cruz acabó siendo reflejo del gusto neoclásico en su exterior, manteniendo el halo barroco y rococó del que se originó en buena parte de su interior.

Un templete neoclásico constituye el Altar Mayor de la Catedral Nueva de Cádiz

El 28 de noviembre de 1838, después de más de un siglo de obras, «y con la asistencia de Dios, los auxilios del Cabildo secular, las oblaciones y limosnas de todas las clases del vecindario y las ofrendas de muchos forasteros», se dio por concluida la Santa Iglesia Catedral de Cádiz con el acto de consagración del nuevo templo. Sin duda, esto supuso todo un acontecimiento para la ciudad, que vio por fin cumplido su sueño de contar con una catedral que verdaderamente reflejase su poder sobre el Atlántico, convirtiéndose así en un tesoro emergido de este océano que siempre ha marcado el ritmo y la evolución de la ciudad.

Campanario de la Catedral Nueva y vista de Cádiz desde la Torre del Reloj del propio templo

Hoy en día, la Catedral Nueva sigue siendo el gran monumento de Cádiz y su símbolo artístico por excelencia, además de protagonista de su vida cultural, especialmente en Semana Santa, cuando los pasos de las cofradías se adentran en el templo para realizar sus estaciones de penitencia. El templo ha sabido integrarse en la oferta turística gaditana ofreciendo no solo visitas al mismo, sino la posibilidad de subir hasta la Torre de Poniente y contemplar desde ella la arquitectura de la obra, así como la mejor panorámica de toda la ciudad.

Curiosidades de la Catedral de Cádiz

Una vez que hemos repasado la historia de la Catedral Nueva de Cádiz, es hora de descubrir algunas de las curiosidades que los visitantes no pueden perder de vista a la hora de adentrarse en este portentoso templo de la Diócesis de Cádiz-Ceuta. Todos estos detalles que vamos a enumerar a continuación hacen posible que el templo catedralicio de la Santa Cruz sobre las Aguas sea todavía más especial y mágico de lo que de por sí ya es.

Cripta de la catedral

Uno de los espacios más sorprendentes de la Catedral de Cádiz es la cripta. Su construcción tuvo lugar entre 1730 y 1732 y es fruto del amplio conocimiento matemático y arquitectónico de Vicente Acero. Construida en piedra ostionera, su forma circular se consigue a través de una impresionante bóveda prácticamente plana, siendo uno de los detalles que más llama la atención de los visitantes. Conformada por diversas capillas, en ella reposan gaditanos ilustres de la talla del compositor Manuel de Falla. Sin embargo, el gran enigma de la cripta va mucho más allá.

Cripta de la Catedral Nueva de Cádiz

El secreto de la cripta de la catedral gaditana radica en su ubicación. No nos referimos a que evidentemente se encuentre en las profundidades del templo, concretamente bajo el altar mayor, sino que lo que de verdad le hace especial es estar situada por debajo del nivel del mar. Este detalle explica el ambiente frío y húmedo que se aprecia al recorrerla. De hecho, hay quienes aseguran que si se tocan sus muros se puede llegar a sentir el movimiento de las olas del mar. Verdaderamente, nadie puede negar que la Catedral Nueva de Cádiz no sea un verdadero tesoro emergido del Atlántico.

Diversidad de piedra

Otra de las curiosidades que tenemos que señalar de la Catedral de Santa Cruz sobre las Aguas son los diferentes tipos de piedra que se utilizaron para llevar a cabo su construcción a lo largo de los 116 años que se extendió. Sin embargo, esto no responde a una justificación artística, sino que dicha diversidad pétrea es el reflejo de la propia historia y evolución del monumento. Desde piedras más valiosas, hasta otras más sencillas y humildes, esta disparidad de estilo se aprecia mayoritariamente en la arquitectura exterior de la catedral.

Detalle de la fachada de la Catedral de Cádiz y los tres tipos de piedra que la sostienen

Como hemos comentado con anterioridad, la construcción de la nueva catedral de Cádiz respondió a la necesidad de demostrar material y físicamente el poderío de una ciudad que miraba al Atlántico. Es por ello que, aunque comenzó a ser construida con mármol, como así se aprecia en ese primer cuerpo, pronto hubo que dar paso a la piedra ostionera, un tipo de roca endémica y propia de Cádiz y su entorno, muy porosa y formada en parte por restos de conchas marinas. Este tipo de piedra, humilde y bastante más económica que el mármol, se alternó también con la caliza como consecuencia de la falta de fondos para proseguir el magnífico proyecto. El resultado es ese juego de colores que contemplamos todavía hoy en su arquitectura, una arquitectura que, en definitiva, también nos habla de la historia del templo.

La maldición de la sal

Una de las primeras preguntas que hacen los visitantes de la Catedral Nueva de Cádiz es por qué una inmensa red cubre sus techumbres. La respuesta la encontramos en la que popularmente se conoce como maldición de la sal; es decir, el templo catedralicio sufre riesgo de desprendimientos a lo largo de sus 3.000 metros cuadrados de cubiertas. El problema se remonta al mismo momento en que finalizó su construcción y se consagró, cuando escritos de la época, como los del canónigo Domingo González Villanueva, ya constató tres meses después de aquel acontecimiento que caían trozos de piedra de las bóvedas.

La Catedral de Cádiz está cubierta por una inmensa malla para evitar la caída de las piedras de sus cubiertas

La maldición de la sal se debe a los problemas económicos que se vivieron para finalizar las obras de la catedral, que provocaron el empleo de materiales como arena de playa para realizar los morteros o la propia piedra ostionera. En ambos casos, el contenido en sal es alto, lo que provoca que la humedad de la ciudad la disuelva y, al solidificarse de nuevo, aumente su volumen y tengan lugar esas caídas de piedras debido a las roturas. De hecho, y a causa de este problema, la catedral estuvo 16 años cerrada en el siglo XX, hasta que en la década de los 80 se reabrió al colocar la inmensa malla que cubre todas sus techumbres, a la espera de contar con los recursos económicos necesarios que permitan rehabilitar la catedral y poner fin a la maldición de la sal, para evitar que un día el monumento acabe derrumbándose.

Custodia procesional

Aunque el día del Corpus Christi es especialmente relevante en ciudades como Toledo, cuyas celebraciones están declaradas de Interés Turístico Internacional, también es una festividad importante en otros puntos de España, como así ocurre en la propia Cádiz. Todavía hoy, las calles de la ciudad se engalanan ricamente y las iglesias preparan altares a sus puertas para la magna procesión que parte de la propia catedral, viéndose acompañado el Santísimo Sacramento de los Patrones gaditanos, San Servando y San Germán, además de la Patrona, Nuestra Señora del Rosario, siendo una de las dos ocasiones anuales que sale en procesión.

La importancia del Corpus Christi en Cádiz se refleja precisamente en la custodia procesional que se expone en la Catedral Nueva, una de las obras de orfebrería más importantes de las conservadas en la ciudad. Se trata de una joya del arte realizada en 1664 por el gaditano Antonio Suárez que pesa 390 kilos y alcanza los 5,47 metros de altura, en contraposición de los 3 metros de la de Toledo. Este último dato, junto con su historia, la convierte en más especial todavía, al poder presumir Cádiz de tener la custodia procesional más alta de España. Además, el denominado «cogollo» de la pieza, es decir, la propia custodia interior, se atribuye a Enrique de Arfe y su origen data de la primera mitad del siglo XVI.

Ecce Homo de ‘La Roldana’

Como toda catedral, la de Cádiz no es ninguna excepción y también atesora importantes piezas de arte sacro. La joya del templo es el Ecce Homo de la Capilla de San Sebastián, realizado por Luisa Roldán. Además de por su riqueza artística, su valor reside también en que se trata de la primera obra perfectamente documentada de esta artista, una de las grandes manos del Barroco andaluz, gracias al documento encontrado durante su restauración en la década de los años 80 del pasado siglo XX y en donde la propia escultora detalla su autoría.

La Catedral de Santa Cruz sobre las Aguas no es solo el principal monumento de Cádiz, sino también un verdadero tesoro emergido del Atlántico, reflejo del poder de una urbe milenaria que vivió su mayor esplendor gracias al descubrimiento del Nuevo Mundo. Recorrer sus diversas capillas, adentrarse en su espectacular cripta y subir hasta la Torre de Poniente para contemplar la mejor panorámica de la ciudad más antigua de Occidente. Sin duda, este espectacular templo Barroco y Neoclásico nos hace sentir unos auténticos #turistaenmipaís.

J.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

FIERRO CUBIELLA, J. A. (1992). La Catedral Vieja de Cádiz. Un enigma histórico-arqueológico. Anales de la Universidad de Cádiz (9-10), 89-100. Recuperado de: https://rodin.uca.es/bitstream/handle/10498/11449/14092165.pdf?sequence=1&isAllowed=y

MARÍAS FRANCO, F. (2007). La Catedral de Cádiz de Vicente Acero: la provocación de la arquitectura «crespa». Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte de la UAM (XIX), 79-103. Recuperado de: https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/874/20050_5.pdf?sequence=1

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