Alarba

Alarba

(Texto parcialmente reproducido de la obra Cultura popular de la Comunidad de Calatayud, escrita por José Ángel Urzay Barrios, y publicada en Calatayud por el Centro de Estudios Bilbilitanos y la Comarca Comunidad de Calatayud, en 2006.)

El pequeño caserío de Alarba guarda algunas sorpresas. En la interesante iglesia de San Andrés, de nave única y capillas laterales, una gran pintada ocupa todo el lateral de la iglesia que da a la plaza y llama inevitablemente la atención del visitante: Vivan los quintos del 86. Algunas bodegas excavadas en la roca viva debajo de las casas son muy profundas. Se conserva en la parte baja del pueblo una fuente y pilón del XVI, junto a un lavadero más moderno, que sustituyó a otro anterior de losas. Además, a la entrada del pueblo, enfrente de las instalaciones de las desaparecidas bodegas Estremera, con su espectacular ailanto de flores rojas, está la Fuente de La Jeta.

La ermita de la Virgen del Castillo en lo alto del casco urbano sirve como almacén municipal. Es de grandes dimensiones, construida con mampostería y arcos diafragma. Pegada a ella se levantó un gigantesco frontón cubierto, que contrasta fuertemente con la vieja ermita, provocando un choque estético.

La ermita de San Roque, en el paraje de su nombre, se alza en la cabecera de un barranco con abundancia de agua, como lo atestiguan las viejas balsas y alguna fuente. Está cerca del límite con Castejón de Alarba. Construida con arcos diafragma, era más alargada, pero se hundió su parte delantera. El interior conserva emotivas fotografías antiguas de devotos que se ofrecieron o fueron ofrecidos para su curación. Almacena fragmentos del Monumento de Semana Santa. Ha sido robada en alguna ocasión, como casi todas de la comarca.

Sólo restan los cimientos de la ermita de San Marcos, en lo alto del carrascal. La ermita de San Fabián desapareció.

Quedan cuatro peirones en los alrededores del pueblo: el peirón de la Virgen del Pilar, al final de la cuesta del mismo nombre, en el camino de Valdesemón; el peirón de San Pascual Bailón, en el viejo camino que iba hacia Morata y Maluenda; el peirón de las Ánimas, en el camino a Fuentes de Jiloca; el peirón de San Antonio de Padua, en el arranque del camino a Castejón de Alarba, junto a la arruinada fábrica de licores. Los tres últimos han perdido sus hornacinas y sólo quedan los pilares desmochados. Además en el término hay dos cruces conmemorativas de fallecidos en accidentes.

Ha desaparecido parte de la arquitectura popular del término. Hubo hornillos de yeso, un paraje llamado La Calera y otro, La Nevera, cerca del peirón de la Virgen del Pilar.

Alarba no ha experimentado un retroceso demográfico tan fuerte como en otros pueblos, aunque en los años sesenta también hubo emigración, sobre todo a Tarrasa. Si el principal cultivo era la viña, ahora el paisaje ha cambiado radicalmente. Los campos, que están bien administrados, se dedican en la actualidad a plantaciones de viñas, almendros y cerezos.