¿Qué son los vínculos afectivos?

vínculos afectivos

El ser humano alberga una necesidad biológica orientada a la formación de los vínculos afectivos ya que, junto a otras funciones, cumplen la de aportar seguridad a nivel psicológico. Se ha comprobado que esa necesidad de los demás no está orientada solamente a las necesidades básicas, como nutrición o calor. De esta manera, desde que nacemos dependemos de otras personas para poder sobrevivir, pues existe una profunda necesidad afectiva desde el comienzo de nuestras vidas. Por ejemplo, los bebés que no son acariciados o cuidados por sus cuidadores suelen enfermar y morir.

Entonces, los vínculos afectivos que tenemos se crean desde el primer momento de nuestro nacimiento con ambos progenitores y continúa el resto de nuestras vidas con nuestros amigos, pareja o nuestros propios hijos. Por tranto, es indiscutible la necesidad de relacionarnos que tenemos como especie,  pues nos necesitamos entre nosotros.

Los vínculos afectivos

Los vínculos afectivos que vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida son esenciales en la construcción de nuestra identidad y nuestro equilibrio emocional. 

El vínculo no es un fenómeno rígido e inalterable en las relaciones humanas, pues pueden ir cambiando según el contexto social, la familia, el momento de vida y la persona con la que surja la relación. De esta forma es posible que un niño establezca un vínculo poco seguro con su madre o padre durante su primera infancia, pero luego cambie ese vínculo en uno más seguro y estable si existe voluntad y compromiso real por parte del adulto en mejorar la relación.  Por lo tanto, estos vínculos afectivos son influenciados por la interacción, por lo que es importante que se tomen en cuenta apropiadamente desde la temprana edad.

De niños aprendemos las habilidades sociales que necesitamos para formar y mantener relaciones con los demás. No obstante, a cualquier edad podemos aprender nuevas formas de mejorar nuestros vínculos afectivos.

El papel de la familia en el desarrollo de los vínculos afectivos

Una familia que funciona bien es fundamental para el desarrollo de un buen vinculo afectivo en el niño. Los padres pueden ayudar a los niños a aprender a escuchar, establecer límites apropiados y resolver conflictos. Asimismo, los padres enseñan a los niños con el ejemplo cómo considerar los sentimientos de otras personas y actuar de manera que beneficie a los demás.

Ahora bien, los sentimientos de amor, solidaridad, comprensión y ayuda mutua que se hacen posibles por medio del vínculo afectivo no se dan por el simple hecho de convivir con alguien o de tener lazos sanguíneos con otra persona: se crea y construye en una forma progresiva, mediante acciones cotidianas y la plena disposición de las personas para construirlo.

Los lazos emocionales seguros ayudan a los niños y adolescentes a desarrollar la confianza y la autoestima. Luego pueden aventurarse fuera de la familia para formar otras conexiones sociales, como amistades saludables. A su vez, las amistades saludables reducen el riesgo de que un niño se angustie emocionalmente o tenga comportamientos antisociales. En esta línea, las amistades saludables y las actividades fuera del hogar o del salón de clases también pueden desempeñar funciones protectoras durante la niñez.

De hecho, todos en una comunidad pueden ayudar a apoyar el desarrollo de vínculos afectivos saludables. Los adultos pueden servir como buenos modelos a seguir para los niños, ya sea que los niños sean propios o aquellos a quienes eligen como mentores.

 

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Cómo construir un vínculo afectivo saludable

El vínculo afectivo es un lazo de amor, empatía y cuidado mutuo que une a las personas entre sí. Es un sentimiento amoroso que proporciona bienestar y seguridad y es la base y el motor del desarrollo de los seres humanos. Es por ello que la construcción de un vínculo afectivo saludable implica expresar abiertamente el afecto que sentimos, hacer sentir a la persona querida y aceptada tanto por las cualidades que nos gustan de ella, como por las que no. Conlleva crear espacios de intimidad, dedicar tiempo e implicarnos activamente en conseguir el bienestar del otro, escucharnos, abrazarnos.

Ahora, crear vínculos afectivos parece bastante sencillo, pero no siempre es fácil. Sin embargo, todos podemos crear vínculos afectivos saludables y avanzar hacia una mayor seguridad, confianza y bienestar.

El cambio llevará tiempo y en muchas ocasiones surgirán de nuevo esas antiguas tendencias, pero con conciencia, perseverancia y trabajo personal podremos aumentar nuestro bienestar y la calidad de nuestras relaciones.

10 maneras para desarrollar vínculos afectivos en los niños y niñas

  1. Manifiesta tu cariño abiertamente: mediante abrazos, gestos y palabras.
  2. Comparte con ellos juegos y situaciones cotidianas: aprovecha cualquier momento para reír con ellos.
  3. Fomenta la comunicación: haz que los niños y niñas, se expresen, se comuniquen, digan lo que piensan y sienten. 
  4. Escucha lo que sienten y piensan: muestra tu interés mientras te hablan, asiente, responde, mírales a los ojos. No juzgues lo que dicen.
  5. Se consciente de tus propios sentimientos: no dudes en mostrar y hablar de tus sentimientos, no solo los relacionados con el pequeño.
  6. Comparte con ellos situaciones y experiencias: tengan momentos especiales para compartir juntos.
  7. Expresa en todo momento tu afecto: haz que el niño se sienta querido y aceptado. 
  8. Pasa tiempo con ellos: es fundamental que dediques tiempo a los niños.
  9. Muestra abiertamente tu afecto hacia los demás miembros de la familia: los pequeños imitan de forma inconsciente los modelos afectivos que ven en la familia.
  10. Refuerza los gestos espontáneos de cariño y apego de los niños y niñas.

Las relaciones sociales en nuestra salud mental

Las relaciones fuertes y saludables son importantes a lo largo de la vida, pues los vínculos afectivos con familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y otros afectan el bienestar mental, emocional e incluso físico.

En este sentido, no podemos subestimar el poder que tienen las relaciones sociales en nuestra salud y bienestar mental. Respecto a ello, estudios han encontrado que tener una variedad de relaciones sociales puede ayudarnos a reducir el estrés y los riesgos relacionados con el corazón. Además, los fuertes lazos sociales incluso están vinculados a una vida más larga. Por otro lado, la soledad y el aislamiento social están relacionados con una peor salud, depresión y un mayor riesgo de muerte prematura. 

De ahí, la relevancia en que desde niños aprendamos a construir vínculos afectivos seguros, porque a cualquier edad, nuestras relaciones importan.

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