Posteado por: reding | 2 enero 2010

Málaga 1810: Protagonistas

El principal protagonista de los trágicos hechos que envolvieron Málaga aquel no tan lejano 5 de Febrero de 1810 fue, ante todo, el pueblo malagueño que, a pesar de estar tan mal acaudillado por el inepto Coronel Abello, salió a la calle sabiendo que arriesgaba la vida para defender su tierra, su independencia y su libertad, igual que los héroes madrileños del 2 de Mayo de 1808.

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En esta acción de heroísmo también intervinieron las tropas españolas de guarnición en Málaga (Caballería, Infantería y Artillería), entre ellas los Suizos de Reding o la Compañía Fixa de Real Artillería de Málaga. Precisamente se disponía de abundante munición y artillería que hubieran prolongado la defensa, pero fueron desaprovechadas por Abello.

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Las tropas napoleónicas que entraron en la ciudad conformaban el 4º Cuerpo de Ejército Imperial francés (Caballería, Infantería y Artillería). Soldados experimentados y bien pertrechados que entraban de nuevo en Andalucía tras la derrota de Bailén en la que tan gloriosamente contribuyó Málaga con sus tropas y miles de voluntarios dos años antes.

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Fueron apoyados por sus aliados polacos del Gran Ducado de Varsovia, que seguían a Napoleón en pos de la soberanía de su patria.Tras la rendición de la ciudad, ésta quedó provisionalmente al mando del Príncipe polaco Sulkowsky y en la provincia permanecieron numerosas tropas.

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Mandos principales

Vicente Abello

En palabras del contemporáneo y médico malagueño José Mendoza, “un hombre sumamente ignorante, pero orgulloso, caprichudo y muy creído en que es un militar de conocimientos”. En la campaña de Andalucía de 1808 organizó los regimientos de Alcalá y Vélez-Málaga, del que fue Coronel. Tras ella, fue retirado por Reding, por lo que se consideró muy agraviado; repuesto posteriormente, la Junta de Granada volvió a retirarle del servicio “por su genio díscolo y altanero”. El 24 de Enero de 1810, con la llegada de las noticias de que los franceses continuaban avanzando y se encontraban por Córdoba y Andújar, la Junta de Málaga le encomendó la tarea de tranquilizar al pueblo malagueño. Sin embargo, hizo todo lo contrario, levantándolo, y, con el apoyo del capuchino Berrocal, los hermanos Sanmillán y el canónigo Salvador Jiménez, se autoproclamó Capitán General y se sublevó contra el Cabildo Municipal, con el pretexto de que iba a rendir la ciudad ante las tropas imperiales. Arrestó a la Junta de gobierno y al General García de la Cuesta, detuvo al jefe de las tropas Urbanas y depuso al Coronel del Regimiento Fijo de Málaga Francisco Corts. Si bien es preciso homenajear el heroísmo de un pueblo, no lo es con respecto a este supuesto líder que, sabiendo lo que se jugaba la ciudad, organizó una pésima defensa, se aprovechó de su posición y, antes de que el jefe de las fuerzas francesas pisara la ciudad, abandonó a los malagueños huyendo a Cádiz donde fue hecho prisionero por las mismas tropas españolas.

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Gregorio García de la Cuesta

Nacido el 9 de mayo de 1741, entró en el servicio militar con 17 años, trazándose una brillante trayectoria a través de múltiples acciones en Portugal, América y, ya como Coronel, en la Guerra del Rosellón contra los revolucionarios franceses, durante la que obtuvo el ascenso a Mariscal de Campo. Tras ella fue nombrado Teniente General, y posteriormente Capitán General del Reino de Mallorca; y poco después Capitán General de Castilla La Nueva y Gobernador del Supremo Consejo. Tuvo varios enfrentamientos de carácter político sobre el gobierno de España con Godoy, que provocaron que fuera destituido en el año 1801. Tras el golpe fernandino efectuado en el llamado Motín de Aranjuez que llevó a Fernando VII al trono, fue reclamado por el nuevo rey y nombrado en 1808 Capitán General de los Reinos de Castilla y Léon, y Presidente de la Real Chancillería de Valladolid. Con respecto a la Guerra de la Independencia, es conocido sobre todo por la victoria, junto a Wellington, frente a las tropas francesas en la batalla de Talavera de la Reina. La fuerte presión y un ataque de apoplejía, hizo que en 1809 se retirara momentáneamente con licencia a los baños de Alhama y Málaga. En el otoño de 1809 se encontraba lo bastante restablecido para volver a ofrecer sus servicios a la Junta, pero ésta tenía por entonces otras prioridades. Seguía en Málaga aquel 24 de Enero de 1810, buscando, junto a las autoridades de la ciudad, la mejor forma de conducirse a Sebastiani para evitar mayores males, sabiendo, con gran experiencia, que la ciudad tenía pocas posibilidades para una defensa efectiva. Abello mandó encerrarlo junto a su familia sufriendo varias vejaciones que le hicieron quejarse por escrito a la Regencia, establecida en Cádiz por aquel entonces. Sin embargo, pudo escapar a Mallorca, donde sería nombrado Capitán General. Allí falleció el 26 de noviembre de 1811, a los 70 años de edad.

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Juan José del Castillo y del Río

Este veterano y valeroso oficial, que ya en las baterías flotantes de Gibraltar había sido herido en defensa de su patria, era Teniente del Regimiento de Infantería de Línea Reyna y regidor perpetuo de Tarifa. En fecha indeterminada fue destinado a Málaga, ocupando el puesto de Ayudante Mayor de la Plaza. Al frente de algunos soldados y paisanos armados, se distinguió en la defensa de la ciudad en uno de los encarnizados enfrentamientos que tuvieron lugar en la zona de El Perchel. Murió, se dice que atravesado por muchas lanzas, en las proximidades del convento del Carmen, cuando ya había empezado a anochecer; según Guillén Robles, en la calle Cuarteles. Era el abuelo materno del también malagueño Antonio Cánovas del Castillo.

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Horace Sebastiani de la Porta

Hijo de un sastre desterrado en Córcega, nació el 15 de noviembre de 1772 y cursó estudios en un seminario hasta que sobrevino la Revolución. Desde entonces, empezó a destacarse ascendiendo en el escalafón del ejército de la República francesa. Con una unidad de dragones participó junto a Napoleón en el asalto a Saint-Cloud el 19 de Brumario, contando en adelante con la confianza del futuro emperador. Intervino en Marengo y fue herido en la batalla de Austerlitz, tras la que ya ostentaba el grado de General de División. Posteriormente fue nombrado embajador de Constantinopla y premiado con el título de conde por su gestión. En la Guerra de la Independencia, participa en varias acciones, pero fundamentalmente en la toma de Andalucía en 1810. En Febrero ocupó Málaga y, a parte del saqueo, violencia y destrucción provocadas por sus tropas, castigó a la ciudad con una multa de 12 millones de reales por su resistencia. Tomó parte de la plata de Málaga como botín personal y entre otros casos de represión, mandó ejecutar al Capitán Vicente Moreno Baptista, oficial del Regimiento Málaga, convertido, tras el desastre en la Batalla de Ocaña, en uno de los más eficaces jefes de guerrilla de la provincia. Más tarde Sebastiani acompañó a Napoleón durante la invasión de Rusia de 1812 y fue herido en la batalla de Leipzig en 1813. Tras la batalla de Waterloo, emigra a Inglaterra, regresando a Francia en 1816 donde fue diputado por Córcega. Falleció el 20 de julio de 1851.

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