El sol, en su justa medida, es salud. Siempre hemos de protegernos antes de exponernos a él, pero es bien sabido que puede hacer que cambie nuestro ánimo, e incluso el estado de nuestro organismo. Y basándose precisamente en cómo la exposición al sol puede resultar de beneficiosa, nació lo que hoy se conoce como helioterapia. 

manos extendidas frente al Sol

Qué es la helioterapia

La helioterapia se puede considerar casi como un tratamiento que aprovecha al máximo todos los efectos positivos que el sol tiene en nosotros. No es algo nuevo, pese a que escuches por primera vez el término, puesto que desde hace siglos se conocen los beneficios del sol. Es más, en el siglo V antes de Cristo, los egipcios ya construían espacios dedicados únicamente a disfrutar de los tan amados rayos de sol. 

Y es así como nació la helioterapia, también conocida como terapia de luz, que consiste en exponerse a la luz ya sea solar o artificial para aprovechar al máximo sus beneficios. Estos baños solares actúan directamente en nuestro organismo, ayudándole a generar vitamina D, con todas las ventajas que esta trae en nuestro organismo.  

Como hemos señalado, hay diferentes formas de llevar a cabo esta terapia. La más conocida es la de exponerse directamente al sol, siempre con protección. Pero también hay centros especializados que llevan a cabo baños solares de forma artificial, evitando así los riesgos relacionados con la exposición al sol. 

Beneficios de la exposición solar o baños solares

¿Cuáles son los beneficios? ¡Son muchos, y muy variados! En primer lugar, ayuda a aumentar la temperatura de tu cuerpo. Esto provoca una sensación muy agradable, casi de relajación extrema, y es especialmente recomendable cuando nos encontramos en una situación de estrés. Además, relaja los músculos, con lo cual ayuda a mejorar problemas relacionados con contracturas, por ejemplo.  

Aunque no solo esto, sino que también ayuda a la piel, haciéndola rejuvenecer. E incluso puede mejorar la cicatrización de las heridas. ¡Siempre en su justa medida! Y con protección, para evitar cualquier riesgo. Puede ayudar con ciertas enfermedades de la piel, aunque en esto hablaremos un poco más adelante, para así poder profundizar. 

Más allá de los que ya hemos señalado, cabe añadir que ayuda a que nuestro sistema cardiovascular se encuentre mejor. Esto sucede porque permite una mejor irrigación de la sangre a todas las partes de nuestro cuerpo, evitando coágulos. Junto a esto, nos ayuda a regular la hipertensión, quizá hilado también al primer beneficio que hemos mencionado.  

Al fin y al cabo, el sol no solo afecta a nuestro organismo, sino también a nuestra salud mental. Tanto es así que se cree que la sensación de bienestar que produce situarse bajo sus rayos que el efecto es casi inmediato. Notarás cómo tu ánimo mejora, e incluso cómo descansas mejor por la noche, gracias a que aumenta la melatonina de tu cuerpo. 

Siempre que decidas darte un baño de sol, recuerda que las radiaciones de este pueden ser perjudiciales si abusas del tiempo de exposición. Y que puede acabar por dañar tu piel, y provocar cáncer de piel. La solución no es escondernos del sol, sino tomar precauciones para evitar quemaduras. ¡Y beber mucha agua para prevenir posibles insolaciones!  

Radiación ultravioleta (UV) y su relación con la producción de vitamina D

La luz solar está conformada por diferentes tipos de radiaciones: ultravioletas, luz visible e infrarrojas. Y es esta primera la que nos ayuda a que la provitamina D se transforme en vitamina D, que es totalmente crucial para nuestro organismo. Porque nos ayuda a mantener los huesos más fuertes, vital para aquellas personas que padecen osteoporosis o raquitismo. No solo eso, sino que también es muy importante para el sistema inmunológico, e incluso es beneficiosa para nuestro cerebro y nuestro sistema cardiovascular. 

Condiciones y enfermedades que pueden beneficiarse de la helioterapia 

¿No te parece suficiente todo lo que te hemos contado ya de la helioterapia? ¡Pues aún hay más! Porque hay ciertas enfermedades de la piel para las que puede suponer un antes y un después. Ese es el caso de la psoriasis, una enfermedad que provoca manchas en la piel, picores e incluso descamación. Para personas que padezcan psoriasis, un buen baño de sol puede marcar la diferencia y hacer que su piel recupere vitalidad. Lo mismo sucede con aquellas personas que padecen acné, o que tienen ciertas cicatrices en la piel. 

Más allá de la piel, los baños solares pueden ayudar bastante a quienes tienen osteoporosis o problemas óseos. Como hemos señalado, hace que se produzca más vitamina D y, por tanto, la absorción del calcio mejore notablemente. Eso hará que los huesos estén mucho más sanos, que tengan más densidad y, por lo tanto, que se fortalezcan.  

Y no podemos olvidarnos ni por un momento de todos los beneficios mentales que puede traer consigo la helioterapia. Para aquellas personas que se encuentran en un momento bajo de ánimo, o que incluso padecen de depresión estacional, la exposición solar puede ser una gran ayuda. Si bien es cierto que no es el remedio absoluto, puede favorecer la recuperación y hacer que la vitalidad aumente notablemente.  

Precauciones y uso seguro de la helioterapia

Como ya hemos remarcado en más de una ocasión, la helioterapia es beneficiosa siempre y cuando se sigan ciertas precauciones. Y hay ciertas normas básicas que debes tener siempre en cuenta: 

  • Cuando las temperaturas sean muy elevadas, estos baños de sol deben realizarse en las horas en las que haga menos calor. Se deben evitar siempre entre las 12:00 horas y las 16:00 horas, tanto en los meses de verano como en otros más fríos. ¡Seguro que hay otro momento en el que puedes tomar el sol sin problemas! 
  • No debes pasarte horas y horas un mismo día bajo el sol, especialmente si no estás acostumbrado. Puedes comenzar con baños de sol de unos 15 minutos, e ir subiendo el tiempo hasta, como máximo, 45 o 50 minutos. 
  • Usa siempre protección solar, sin excepciones. No podemos olvidar que el sol se asocia al cáncer de piel, que es uno de los más extendidos ahora mismo. ¡Hay que protegerse! 
  • Protege tu cabeza y tus ojos, con una gorra o pañuelo y unas gafas de sol. 
  • Si tu piel es muy sensible y notas cualquier tipo de picazón o enrojecimiento, ¡abandona el baño de sol! Ya volverás otro día, no debes tener prisa. 

Por último, en Supernatura te mostramos las mejores opciones para proteger tu piel de los baños de sol. 

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