Leopoldo Ramón Pedro Calvo-Sotelo y Bustelo

Leopoldo-Calvo-Sotelo

Si en una tarjeta personal o partida de nacimiento, encuentras que el interfecto es definido por tres nombres seguidos y varios apellidos compuestos, no tengas duda, tienes ante tí las señas de identidad de un puro representante de lo que hoy, ayer y siempre fue considerado una estirpe de abolengo. Morir se mueren como cualquier hijo de vecino, solo faltaría, pero en los entreactos es como si disfrutaran mucho haciendo gala de ello. Leopoldo Ramón Pedro Calvo-Sotelo y Bustelo es un preclaro ejemplo de esta casi extinta especie de rancia raigambre. En su tarjeta de visita podría haber puesto cualquier cosa, dado su extenso y meritorio currículo académico y profesional, con el añadido de ser políglota – dominaba el ingles, francés, alemán, italiano y portugués- en un pais en el que hablar correctamente el propio era, y sigue siendo, un hecho meritorio. Todos esos atributos, sin embargo, parecía que estuvieran sepultados en un semblante marmóreo del que era difícil extraer, en las distancias largas, rasgos visibles de emotividad. Tal vez por ello, su efímero y ajetreado paso por la Presidencia del Gobierno de España, tras la forzada dimisión de Adolfo Suarez, màs el rocambolesco y frustrado intento de golpe de estado del 23-F, mientras se procedía en el pleno del Congreso de los Diputados, a la votación de su investidura, han supuesto una especie de cortina de humo sobre sus variadas acciones de gobierno, que van desde la aprobación  de la ley del divorcio, al ingreso de España en la OTAN, sin olvidar tampoco, que durante su mandato, la bandera española pierde oficialmente el emblema del águila y con ello su peculiar simbología. En fin que cualidades para salir airoso de la experiencia le sobraban y tal vez hubiera sido un excelente presidente  de gobierno en Suiza, donde la tranquilidad y el buen chocolate  son parte del paisaje, pero en la tumultuosa España de aquel entonces, que por si algo faltaba, se le sumò la pandemia sanitaria de el llamado síndrome tòxico, causado por adulteración del aceite de colza, y de la que Jesùs Sancho Rof, responsable del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, manifestara en una entrevista en TVE, que aquello, el síndrome tóxico, era una especie de bichito del que se conocia el nombre y el primer apellido y que se mataría si se caia de la mesa. Vamos, que Woody Allen no lo hubiera hecho mejor: facilitar la campaña electoral, que ya tenia facil, al PSOE, lo que directamente significò  que la atomizada UCD, que nò el bichito, cayera por el desbarrancadero del descrédito popular y que el escaño de Leopoldo Calvo Sotelo no fuera logrado por eleccion, sino por la dimision de Landelino Lavilla. Y si alguien piensa que esa debacle electoral significó el ocaso de Leopoldo Calvo Sotelo se equivocaría supínamente, siguió ejerciendo, sin abandonar el semblante marmóreo de aparente seriedad, altos y merecidos cargos de responsabilidad privada e institucional y, posiblemente, en los ratos libres deleitando a los amigos con alguna pieza al piano, instrumento que tocaba con facilidad. Falleció el 3 de mayo de 2008 a los 82 años de su edad.

Con una hora de menos hay que añadir a la biografía personal un Domingo de Pascua mas. Feliz jornada.

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