La recaudación de impuestos es la principal fuente de recursos que tienen los Estados. Evadirlos implica una violación al principio de obligatoriedad designado por la Constitución Nacional y debe ser penado por la ley.

Pero… ¿Qué pasa cuando se tiene una presión impositiva asfixiante?

Otro de los principios importantes en materia tributaria es el de no confiscatoriedad. Este debe garantizar la propiedad privada, lo que quiere decir que no se puede absorber más de determinado porcentaje de la renta o el capital grabado de un individuo o empresa.

En la Argentina, no solo que no se cumple con esta condición confiscatoria, sino que además se le debe pagar al estado, impuestos con la inversión inicial, es decir, de cada 100 dólares ganados, se tienen que afrontar obligaciones por 106.

Todo esto sin contar demás tributos provinciales, municipales y las cargas sociales que deben pagarse por tener empleados trabajando en relación de dependencia, correctamente registrados ante la AFIP y sindicatos. Para explicar fácilmente y no aburrir al lector con cálculos salariales, un empresario debe pagar un sueldo más, cada dos empleados. Esto es en concepto de jubilaciones, obra social, sindicatos, entre otros.

Al final del día, la suma de todas las obligaciones tributarias que tiene que afrontar un emprendedor / empresario, es el principal aspecto a tener en cuenta entre bajar la persiana o seguir apostando a un futuro incierto, por lo menos aquí en la Argentina.

¿Hasta cuando vamos a financiar, con nuestros impuestos, la inoperancia de políticos que no quieren o no saben como encaminar los destinos de esta gran Nación?

Fuente:

Nota en Infobae – Presión Tributaria