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La ironía en la alteridad

De acuerdo con el texto de Levinas muestra la alteridad desde cinco dimensiones distintas: metafísica, religiosa, subjetiva, lingüística y ética. En cada una de estas dimensiones de la alteridad, también se encuentra presente la ironía.


Empezando por el plano de la metafísica, Levinas sostiene que existe una otredad radical no asimilable a la lógica de lo Uno y de lo Otro y que más allá de la identidad, hay una lógica de la alteridad que posibilita una comprensión del ser. En el sentido irónico, se encuentra como producto reconocer que el hombre, a pesar de aspirar al infinito, está condenado al polvo (Zavala 1992). Aun tomando en cuenta la infinidad que hay en el otro, toda esta infinidad queda relegada cuando el ser humano concluye su ciclo de vida. Identidad, personalidad, multiplicidad, y todo lo que va más allá de lo físico, llega a su fin con la inminente muerte.

En cuanto al plano religioso, el autor lituano asocia la religión con la búsqueda de lo absoluto que caracteriza a la persona de fe conectando además la idea de infinitud con la idea de Dios. Se entiende por significado etimológico de religión la religación del hombre con Dios, no obstante, a través de distintas religiones, (dicho esto sin hacer generalizaciones), encontramos que el hombre, entre más consagrado y devoto pretende ser, más alejado está de esa Infinitud; la esencia de Dios es la justicia y la misericordia, lo cual afecta directamente al Otro; no obstante, cada uno busca su propio beneficio olvidando este principio de la religión.


De acuerdo con lo individual, según Levinas la alteridad forma parte de la propia identidad, en tanto que aquello que nos particulariza y describe como individuos, lo que denominamos personalidad o carácter. Desde la ironía, podríamos plantear que es difícil definir un sentido de lo individual y de la personalidad, ya que siempre estamos siendo formados e influenciados por un Otro, empezando por nuestros padres y familiares, continuando con nuestros amigos y demás personas que conocemos a lo largo de nuestras vidas.


En el plano intersubjetivo, el autor de la otredad argumenta que a través del lenguaje nos abrimos a la alteridad, y que la palabra siempre es una interpelación que el Otra lanza. La ironía siempre va a estar presente en el lenguaje y en todas sus formas, desde lo sintagmático, hasta lo pragmático, ya que, el Otro no siempre recibe el mensaje exacto que el Uno desea transmitir, ya sea por cuestiones de contexto o de uso del mismo lenguaje.


Finalmente, se concluyen los cinco planos de la alteridad de Levinas con la dimensión ética. Aquí se sostiene que todas las demás dimensiones confluyen en el plano de lo ético. Desde la ironía, podemos decir que este concepto de lo ético puede variar de un individuo a otro. Es difícil encontrar que las personas posean simultáneamente cualidades de bondad y rectitud, ya que cada persona puede ser buena, sin ser recta, y viceversa. Se presume que los valores y principios trabajados desde la ética son en pro del bien propio y del bien común. Sin embargo, en ocasiones, esta consigna es distorsionada por los intereses particulares de cada individuo.



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