Expertos llaman a cooperar para cumplir derechos de migrantes

Las mujeres embarazadas inmigrantes indocumentadas, en su mayoría nicaragüenses, reciben atención en clínicas y hospitales nacionales cuando van a dar a luz, pero antes y después de ese momento vital ni ellas ni sus hijos gozan del derecho a la salud por no contar con los documentos que regularizan su condición migratoria en el país.

Esta ausencia en la cobertura de un derecho humano básico por parte del Estado costarricense fue señalada por el catedrático de la Universidad de Costa Rica (UCR) y abogado Ricardo Salas, en una entrevista con UNIVERSIDAD a propósito de la segunda Tertulia del Farolito 2016, que se llevó a cabo el martes 4 de octubre en la sede del Centro Cultural de España (CCE) en Barrio Escalante.

Este año, las cinco Tertulias auspiciadas por la entidad española se dedican a “La promesa de derechos humanos de los grupos históricamente vulnerabilizados”, bajo la coordinación de Agustín Gutiérrez Carro con la colaboración de Gaby Arguedas.

Salvador Vayá, director  del CCE en nuestro país, explicó que la orientación de estas sesiones se enfocan sobre la exigibilidad de los derechos humanos de las poblaciones LGTBIQ, las personas migrantes y privadas de libertad y de las mujeres, “siempre en cooperación con artistas, activistas, académicos, expertos, organizaciones de la sociedad civil  y representantes de instituciones públicas y privadas que luchan por la defensa de los derechos humanos”.

Inmigrantes que amenazan

En respuestas a este llamado a examinar la satisfacción de las promesas sobre los derechos humanos, a la tertulia “DDHH y migraciones en Centroamérica” asistieron los especialistas Ricardo Salas, Katia Rodríguez, ex Directora de Migración y Roland De Wilde de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

El moderador de la mesa fue Álvaro Murillo, periodista de UNIVERSIDAD y El País de España, así como docente de la UCR.

Para Ricardo Salas, las personas inmigrantes son percibidas en nuestro país como una amenaza para los identitarios (identificaciones) nacionales, que se construyen a partir de una posición normativa de la nacionalidad de lo que deben ser “los otros”.

De acuerdo con Salas, los costarricenses señalan al inmigrante como un ser exógeno o parásito invasor con el que hay disputar espacios y recursos, como la salud, la vivienda y la educación, entre otros.

No obstante estos calificativos no son aplicados a todos los inmigrantes, pues dejan por fuera, por ejemplo, a los diez mil pensionados estadounidenses. “Dentro de ese juicio selectivo, se les  reconocen derechos (a los pensionados), incluso aquellos que son universales y no así a quienes vienen en subcondiciones”.

Salas dijo que las tertulias permiten una reflexión interesante que abre un espacio positivo de diálogo en torno al fenómeno de la migración que no se puede conocer con una postura retórica.

“Tiene que haber un acercamiento a esos sujetos para conocer los motivos por los que migran y quiénes son, que nos permita conocerlos, qué piensan, cómo huelen y poder aspirar a una cooperación incluso si están en tránsito hacia otros destinos”, recalcó el especialista.

Salas también señaló las condiciones de trata de personas y explotación laboral que sufren los trabajadores agropecuarios de cosechas cíclicas. “Los mandan a traer como si fueran ganado, viven en un cuchitril, no los protegen con el seguro social y el día del pago lo resuelven llamando a inspección de trabajo para no tener que pagarles el salario”.

No obstante, Salas enfatiza en que la crítica de los forjadores de opinión no se dirige contra los patronos que incumplen con estos derechos sino contra los trabajadores inmigrantes que son vulnerabilizados.

Gobernanza migratoria

En relación con estas condiciones laborales, Roland De Wilde de la OIM detalló que el organismo internacional trabaja con la población nicaragüense y Ngöbe Buglé para tratar de identificar formas de mejorar sus condiciones y promover una regularización que beneficie a todos.

De Wilde especificó que la OIM ha buscado el apoyo de empresarios del sector cafetalero que deseen tomar pasos hacia adelante. Puso como ejemplo, el proyecto de denominado “Casas de la alegría”, ubicadas en las plantaciones de café “para que los niños y niñas ngöbe tengan un lugar seguro donde estar mientras sus padres trabajan”.

Según De Wilde, los empresarios han constatado que este espacio “aumenta el bienestar de la mano de obra pues los padres están más contentos y tranquilos, y no cambian tanto de empleador, lo que resulta en un aumento en la calidad de la recolección”.

Sobre los emigrantes extrarregionales, De Wilde aludió a un proyecto de la OIM que involucra a los siete países de Mesoamérica (incluyendo a México) que fortalece las capacidades para proteger los derechos de los migrantes vulnerabilizados, como las víctimas de trata, las personas traficadas, las comunidades de diversidad sexual, la niñez y los adolescentes.

“Tiene un enfoque fuerte en prevención de trata, en ayudar a la persecución de los delincuentes organizados, utilizar la fuerza represiva del Estado en contra de estas redes criminales para proteger a los migrantes, ya que la prioridad es salvar sus vidas que han sufrido violencia y abusos”.

Para De Wilde, el gobierno de Costa Rica realiza acciones que la OIM apoya, pues “se debe mantener un diálogo sobre los flujos masivos irregulares, que en toda apariencia van a seguir”.

El funcionario de OIM destacó los campamentos que está estableciendo nuestro país, con la colaboración de la Cruz Roja y la organización Cáritas, indispensables para la protección de estos migrantes, aunque sea una medida temporal.

“Una crisis tiene que ser gestionada a través de medidas de una migración regular, ejemplos que muestran que eso es cierto es la resolución de la crisis migratoria de los cubanos en Costa Rica”, puntualizó De Wilde.