Estamos en pleno verano, y poco a poco comenzamos a sentirnos atrapados en días de altas temperaturas. En este contexto, muchas veces hemos querido saber si nuestro estado de ánimo tiene que ver con la estación del año en la que estamos. 

 “Al mal tiempo, buena cara” es un dicho popular según el cual cuando las cosas van mal o se complican,  lo más conveniente es enfrentarlas con la mejor actitud, pero si llevamos este refrán a otro punto de vista: ¿pueden afectar los factores meteorológicos y los cambios del clima en nuestro estado de ánimo y bienestar?  

Desde antaño, el clima ha tenido un gran protagonismo en nuestra vida cotidiana, ejemplo de ello, es que antiguamente los griegos ya resaltaron la importancia de los efectos de la meteorología sobre la salud humana en los textos hipocráticos de la medicina clásica. Por otro lado, actualmente el cambio climático es una realidad innegable que solo contribuirá al aumento de las temperaturas globales y a un mayor riesgo de eventos climáticos extremos, lo que podría afectar nuestra salud mental y física.

Tristeza invernal y Trastorno Afectivo Estacional 

Es usual que muchos de nosotros bromeamos tener Trastorno Afectivo Estacional  (TAE) durante los meses de invierno. Pese a ello, es una aflicción real, aunque según un estudio es relativamente poco común.

El Trastorno Afectivo Estacional (TAE) es un tipo de depresión que se da a lo largo de una estación, generalmente en invierno, y desaparece el resto del año. Aunque no se conocen las causas exactas del TAE, los expertos lo relacionan con un desequilibrio en los niveles de serotonina y melatonina.

En una investigación encontraron que ni la época del año ni las condiciones climáticas influían en los síntomas depresivos (Kerr et al. 2017). No obstante, el investigador, David Kerr, de la Universidad Estatal de Oregón, enfatizó que esta nueva información científica no niega la existencia de un trastorno afectivo estacional diagnosticado clínicamente, sino que muestra que las personas pueden estar sobrestimando el impacto que las estaciones tienen sobre la depresión en la población general. 

“La gente es muy buena para recordar ciertos eventos e información”, dijo Kerr. “Pero, desafortunadamente, probablemente no podamos recordar con precisión la sincronización de las emociones y los síntomas del día a día a lo largo de décadas de nuestras vidas. Estos métodos de investigación son un problema”.

Por esta razón, este estudio utilizó una metodología diferente: analizaron datos de una muestra de 556 participantes de la comunidad en Iowa y 206 en el oeste de Oregón. En este caso, las personas mediante un informe registraban síntomas depresivos varias veces al día durante años. Después, esta información recogida se contrastó con las condiciones climáticas de cada territorio, inclusive la intensidad de la luz solar. 

“Está claro a partir de investigaciones anteriores que el TAE existe”, dijo Kerr, “Pero nuestra investigación sugiere que lo que a menudo pensamos como la tristeza del invierno no afecta a las personas tanto como pensamos”.

¿El clima cotidiano sí afecta nuestro estado de ánimo?

En esta misma línea, otro estudio de 2008 publicado en la revista Emotion, arroja como resultados que, si una persona se siente frecuentemente desanimada, un día frío y triste podría hacer que su estado de ánimo vaya de mal en peor (Denissen, Butalid, Penke & van Ake; 2008).

En esta oportunidad, las y los investigadores midieron y analizaron las personalidades y estados de ánimo de 1200 personas, mediante el uso de cuestionarios cotidianos que luego se compararon con información de los climas de los territorios. Los resultados arrojaron que los factores relacionados con el clima como la temperatura, la luz solar, el viento y las precipitaciones no tenían un impacto notable en el estado de ánimo positivo, pero si estos factores meteorológicos tenían una consecuencia en el estado de ánimo negativo. 

¿El calor nos pone de mal humor y agresivos?

Craig Anderson, doctor en psicología e investigador de la Universidad Estatal de Iowa, ha hecho diferentes estudios para comprobar qué efecto tiene el calor ante las conductas agresivas.

En varios de sus iniciativas, ha tomado como referencia otros estudios sociológicos y psicológicos en los que se analizó a una serie de personas y se hizo una medición de sus pensamientos, sentimientos y comportamiento agresivos en entornos con diferentes temperaturas ambientales. Su nueva hipótesis, coteja los niveles de violencia en territorios con distintos climas o en el tiempo dentro de la misma región. El alcance de estos estudios varía ampliamente: así, surgen análisis en los que se ha estudiado una sola ciudad durante un par de semanas, hasta un continente completo durante décadas. No obstante, a lo largo de los todos ellos, parece surgir una tendencia general: las épocas más calurosas son más violentas, inclusive posterior de controlar otras variables relacionadas con el tiempo.

La relación entre el cambio climático y la salud mental

En muy poco tiempo el cambio climático ha pasado de ser un concepto abstracto a una realidad en la vida de muchas personas. Este fenómeno se manifiesta en un aumento de las temperaturas medias y una alteración del clima a escala mundial, haciendo más común eventos climáticos extremos, como olas de calor, inundaciones, incendios forestales o sequías desmesuradas.

Según un estudio científico liderado por investigadores de la Universidad de Bath en Reino Unido, que encuestó a 10 mil niños, niñas y jóvenes (entre 16 a 25 años) en diez países, concluye que casi la mitad de los jóvenes de todo el mundo entrevistados (45%) señala que la ansiedad y la angustia climática están afectando su vida diaria y su funcionamiento (Hickman et al., 2021).

Según todo lo señalado anteriormente queda en evidencia que la ciencia tiene su ritmo, por tanto, aún falta mucho por descifrar sobre cómo pueden afectarlos factores meteorológicos y los cambios del clima en nuestro estado de ánimo y bienestar mental. Entretanto, el dicho popular recomienda poner buena cara al mal tiempo.