El principio de indignación.

«Cuando las autoridades temporales y espirituales han puesto una categoría de seres humanos fuera de aquellos cuya vida tiene un precio, no hay nada más natural para el hombre que matar».

Simone Weil. Carta a a Georges Bernanos

 

¿Qué hacemos ante el dolor de los demás? ¿Cómo reaccionamos frente la información que nos advierte del dolor de otra personas? ¿Desde qué punto de vista apreciamos las imágenes de muerte y sufrimeinto?

Cuando leí «Ante el dolor de los demás» de Susan Sontag, entendí la relación entre las imágenes y el dolor que transmite el sufrimiento ajeno, El texto como la imagen, es capaz de transmitir la agonía de un pueblo oprimido o la sin razón de la guerra y los conflictos.

Por los escritos de Simone Weil sentí el coraje y el dolor que la injusticia narrada genera. Simone estaba conectada a la humanidad de una manera profunda, sentía en su propio cuerpo la tortura y la escalvitud colonial. Nadie como ella dio cuenta con su propia vida del principio de indignación y del dolor generado ante el sufrimiento humano.

Mientras Siria se desgarra en una cruenta guerra civil, pienso en las tres personas que murieron hoy en el maratón de Bostón. Pasan por mi mente las imágenes de las madres cargando a sus niños palestinos muertos o de las personas en África que quedan mutiladas en las minas antipersona.

También recuerdo mi tierra y el olor a carne humana quemada que mis amigas han percibido en ciudad Juárez. Escucho el grito que en ocasiones me despierta como reclamo de identidad de las miles de personas migrantes que en estos momentos yacen en fosas clandestinas por todo México. Siento que nos interpelan desde su humanidad afirmando «yo existí».

El principio de indignación, parte primero de deslindarse para siempre de la indiferencia. De considerar la vida humana como fin y no como medio. Es la conviccción de que el número no es relevante desde el punto de vista humano. Que para ser milesde asesinados, tuvieron que ser primero cientos y antes decenas. Que tuvo que existir alguien que no viera en una mujer asesinada en el Estado de México, problema mayor.

Los extremos en la política del terror discuten y los saldos de su retórica son vidas humanas destrozadas. La política se reduce a la miopía del amigo – enemigo de Carl Schmitt que sirvió de fundamento teórico del nazismo alemán.

Estos extremos funcionales cuentan con quienes prefieren olvidar que, aviones no tripulados, financiados con sus impuestos, asesinan impunemente a civiles al otro lado del mundo. Los extremos de la política del terror tienen de su lado a quiénes justifican asesinatos por razones ideológicas, a quiénes se duelen selectivamente según el territorio donde la sangre se derrama. También cuentan con quiénes definen su indignación a partir del número mayor o menor de sufrimieto o de muertes.

Los extremos en este sangriento juego, seguirán en su creciente irracional hasta que entendamos que en esa contienda, solo perdemos nosotros y disminuímos nuestra capacidad de reconocernos como humanos en nuestra diversidad.

Y así lanzarán sus nuevas guerras y esparcirán sus odios hasta que decidamos poner un alto. Es tiempo de detener la política del miedo y a todos los quienes la propagan alrededor del mundo en nombre de las guerras por «tu propio bien». Ya no nos engañan.

Así lo decidió aquella familia que con tiempo y detalle elaboró un cartel para salir a manifestarse en Hermosiilo Sonora el 5 de junio de 2012, cartel que sostenían sus cinco integrantes. Cuartenta y nueve nombres de niñas y niños fallecidos en la Guardería ABC. Cuarenta y nueve familias con el dolor más grande en esta tierra. A lado de esos nombres, la frase «Su dolor no nos es indiferente».

Ese es el principio de indignación. Eso es humanidad.

 

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Acerca de roblesmaloof

Soy defensor de derechos humanos, entusiasta de los efectos transformadores de las tecnologías de la comunicación. Desde hace años he decidido unir mi voluntad a quienes luchan contra la corrupción, la violencia y la impunidad. Integro desde 2010 los colectivos de activistas digitales Contingente Mx y Enjambre Digital. Colaboro como Senior Lawyer en New Media Advocacy Project. En 2014 fui nombrado junto con otros activistas como "Héroe de los Derechos Humanos y las Comunicaciones" por la organización internacional Access Now. Escribo columnas periodísticas sobre derechos humanos en los portales digitales SinEmbargo Mx y Vice México. Abogado por la Universidad Iberoamericana, Maestro en Humanidades y estudios de Doctorado en Derechos Fundamentales por la Universidad Carlos III de Madrid. En 2008 obtuve la medalla al mérito por la Universidad Autónoma Metropolitana. De forma voluntaria represento y defiendo jurídicamente a periodistas y defensores de derechos humanos amenazados, y dedico tiempo a aportar defensa legal al albergue de migrantes La 72 en Tenosique, Tabasco. Me gusta transportarme en bici, usar la foto y el video para las causas sociales, ir al cine, comer en fondas y nadar en el Mar de Cortés.

2 Respuestas a “El principio de indignación.

  1. María Elena Canedo

    Gracias Jesús por compartir este escrito. Me vienen algunas reflexiones. El principio jurídico de actuación para las personas (sociedad civil) se traduce en aquello de «todo lo que no esta prohibido está permitido». Fuera del marco tradicional de lo «jurídico», yo interpreto esto, o quiero reflexionar sobre esto, como el hecho de que nuestro ser mismo tiende a desempeñar determinadas acciones para vivir como la especie que somos, en nuestro tiempo y nuestro espacio: el habla, la comunicación, el resguardo en una vivienda, la salud, la vida misma. De modo que, dichas acciones no deberían ni tener que declararse como permitidas, es decir, no tendrían porqué tomar la investidura de un derecho, deberían simplemente ser.

    Es claro que los derechos humanos, en teoría, no son una permisión, sino una garantía de salvaguarda de determinadas condiciones de la vida de la persona que no deben ser transgredidas por la autoridad. Pero a lo que voy es, en este juego de dualidades estado/población; gobierno/sociedad civil, e incluso el extremo que tu mismo mencionas amigo/enemigo, que lamentablemente siguen siendo parte de nuestra cultura política, y a lo cual se responde con el discurso de los derechos humanos, ¿no parece en ciertos momentos, que estos últimos pierden su carácter de garantía, se devalúan y se perciben como permisiones?, es decir, ¿no parece en ocasiones que los derechos humanos son el vivo ejemplo de que hemos caído en el juego de la política de las dualidades, y que parecen reiterar esa cultura política?

    Creo que la respuesta estaría en lo que señalas sobre una política de cooperación, y esto me lleva directamente a la idea de comunidad, es decir, antes que ser comunidad política somos simplemente comunidad humana, por eso la importancia de fortalecer los impulsos de organización y mejora de la vida que vienen desde la sociedad civil, por eso la importancia de la comunicación y de la constante circulación de sentido que es lo que realmente, fácticamente y humanamente nos vincula (en oposición al vinculo jurídico), aquí las redes sociales son el claro ejemplo. Me atrevería a decir que lo político no sólo no le pertenece a la autoridad-estado-gobierno, sino que tampoco le pertenece al derecho, más bien a la inversa, creo que el derecho queda absorbido por lo político y lo político absorbido o incluso superado por la comunidad.

    Me gustaría conocer tu opinión!

    Un abrazo afectuoso.

    María Elena Canedo.

  2. Gabriela Sosa Nieto

    Excelente artículo, al leerlo se da una gran REFLEXIÓN.

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